"el reto democrático de europa"

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Europa-Política-Democracia-Siglo XXI

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El reto democrtico de Europa

Urge un nuevo proceso poltico amplio, abierto y no excluyente

KALYPSO NICOLADIS / RICHARD YOUNGS 18 FEB 2015 - 12:34 CET

Despus del xito electoral de Syriza en Grecia, la Unin Europea necesita volver a los orgenes y disear una estrategia adecuada con la que abordar la presencia de los emergentes partidos antisistema.

Durante las primeras semanas de gobierno de Syriza se ha puesto el foco en la renegociacin de los pagos de la deuda de Grecia y en las reformas estructurales. Sin embargo, los retos que ahora afronta la Unin Europea van mucho ms all del xito o el fracaso de las conversaciones sobre el rescate griego.

La victoria de Syriza en Grecia confirma que el ascenso de los partidos antisistema est preparado para dominar la poltica europea. Las races de la crisis del euro no se han resuelto y los partidos antisistema ya sean de extrema izquierda, populistas o euroescpticos estn al alza en pases tan distintos como Suecia, Espaa y Reino Unido.

Hay enfrente un peligro indiscutible. Y es que ahora que parece alcanzarse un acuerdo sobre los nuevos trminos del rescate de Grecia, la lite poltica de la UE respirar con alivio y no sentir la necesidad de reexaminar las bases, ms amplias, de la integracin europea.

El hecho de que el acuerdo sobre la deuda griega sea por lo general bienvenido, no deja de ser un paliativo. Lo que se necesita es un debate ms fundamental y sustantivo sobre lo que los ciudadanos realmente requieren de un proyecto europeo.

Si los partidos predominantes comienzan a aliarse para defender el statu quo, ello reforzar el autntico elitismo que caus la presente crisis. Se trata de un impulso instintivo que margina la legtima frustracin que sienten los ciudadanos hacia la interesada irresponsabilidad, la corrupcin y la incapacidad para enfrentarse a la recesin en curso y al letargo institucional de Europa.

Una de las ms importantes lecciones que pueden extraerse de la victoria de Syriza es la de que la Unin Europea necesita de un proceso mucho ms participativo en su toma de decisiones. La legitimidad democrtica de la Unin Europea es hoy extremadamente frgil. Los Gobiernos no pueden pedir siempre a los votantes que acepten sacrificios en nombre de un idealismo europeo que solo ellos han definido. Y no pueden desviar las quejas sobre el dficit democrtico de la Unin Europea arguyendo que la Unin cumple con el crecimiento sostenible y la justicia distributiva. No lo hace.

A menudo parece como si la Europa de hoy se enfrentase al dilema siguiente: o tenemos una cooperacin europea ms estrecha o tenemos una mejor democracia a nivel local. Mientras las lites predominantes ven la cooperacin europea como algo necesario para lograr la recuperacin econmica, los partidos antisistema parecen tener ahora una mejor narrativa para recuperar el control democrtico sobre la toma de decisiones en la Unin Europea.

Es necesario que los polticos europeos demuestren que una ms profunda cooperacin en el seno de la UE y una ms profunda democracia pueden ir juntos. Y para eso necesitarn algo ms que alianzas tcticas entre fuerzas predominantes diseadas para preservar los modos existentes de hacer poltica en la UE.

El apoyo a las polticas y a la cooperacin europeas tiene que ser pacientemente construido desde abajo hacia arriba. La leccin que otros pases europeos deberan extraer de las elecciones griegas es que tal cosa no puede hacerse excluyendo a los partidos populistas.

Con ello no sugerimos que los partidos etiquetados como antisistema o populistas ofrezcan soluciones bien elaboradas. Sus programas contienen flagrantes incongruencias. Pero algunos de ellos tienen propuestas vlidas para el empoderamiento de los Parlamentos nacionales, para un uso mayor de la democracia directa y para limitar lo que las decisiones de Bruselas puedan dictar a los Estados miembros.

El ascenso de los partidos antisistema en Europa es ms que un incidente efmero, algo que pueda revertirse mediante nuevos rescates o algunos retoques polticos. Se asienta sobre profundos cambios sociolgicos y de clase que han hecho que muchos sectores de la poblacin no se sientan representados en el actual espectro poltico.

Europa necesita ahora dar algunos sensatos pasos atrs y hacer lo que debera haberse hecho antes de que se pusiera en marcha la maquinaria del intrincado proyecto de integracin de la UE. Los lderes polticos tienen que dar espacio a un debate no excluyente, abierto y fundamental sobre los principios bsicos de la cooperacin europea.

Es sabido que populismo es un concepto manifiestamente impreciso. No es del todo patolgico: las polticas que reflejan las preferencias populares son, al fin y al cabo, la esencia de la democracia sensible. El populismo es peligroso cuando se desliza hacia el autoritarismo y la intolerancia. La prioridad debe consistir en revitalizar la democracia europea y no en oponerse a priori a partidos de nuevo cuo o hablar de derrotar al populismo.

La victoria de Syriza y el descontento an mayor con los partidos convencionales nos ensea que si Europa quiere permanecer fiel a los valores del pluralismo y de la tolerancia liberal necesita de un proceso poltico que sea amplio, abierto y no excluyente. La Unin Europea necesita establecer cimientos ms firmes para su futura integracin. Esos cimientos deben descansar sobre un espritu de voluntaria, y no forzosa, solidaridad, como expresin de un lcido y duradero inters comn europeo.

Richard Youngs es asociado senior en Carnegie Europe y Kalypso Nicoladis es profesora de Relaciones Internacionales y directora del Center for International Studies de la Universidad de Oxford.

Traduccin de Juan Ramn Azaola.

http://elpais.com/elpais/2015/02/18/opinion/1424252955_118765.html