el respeto y el desprecio

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Meriendas filosóficas E L R E S P E T O Y E L D E S PR E C I O

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Piruletas de filosofia

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Page 1: El respeto y el desprecio

Meriendas filosóficas

E L R E S P E T O YE L D E S P R E C I O

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Meriendas filosóficas

E L R E S P E T O YE L D E S P R E C I O

Traducción del libro “LE RESPECT ET LE MÉPRIS”de Brigitte Labbé y Michel Puech (Ed. Milan Jeunesse)

Page 4: El respeto y el desprecio

Coordinador:Luis Javier Flores

Ilustradores:Celia BallesterosPablo Campos

Profesoras:Dña. Denise LavezziDña. Ana María Zurita

Traducción:Irene AguilarLuca AldaIgnacio AycartMarina BugallalCarmen Cruz-ContariniAndrés DelgadoLucía Díaz BorregoSara Díaz BorregoFrancisco Javier FerreiraGuillermo HernándezPatricia HernándezElena OrdóñezJosé Luis PérezMarta PuertoLuis RodríguezÁlvaro RodríguezBlanca RomeraSara SancristóbalMaría ToroLola Valdera

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El presente libro es uno de los frutos del trabajocolaborativo llevado a cabo dentro del Áreasociolingüística del IES Fernando de Herrera. En élqueda reflejada la cultura de trabajo de nuestro centroeducativo, y más en concreto la del equipo de profe-sores bilingües. Destacaría tres aspectos: motivar alalumnado con objetivos y tareas que suponen (paraellos y para el profesorado) un reto de inquietudintelectual, creatividad, esfuerzo y constancia…; darlesel protagonismo a la hora de plantear las actividades;y establecer una dinámica de trabajo interdisciplinarentre el equipo educativo.

En esta línea, el curso escolar 2011/12 proyectamosrealizar una actividad conjunta (los Departamentosde Francés y Filosofía) que permitiera trabajar la com-petencia social y ciudadana desde ambas materias. Eltrabajo se realizó con el grupo bilingüe de 3º ESO, quese propuso traducir al castellano e ilustrar uno de loslibros de la colección “Piruletas Filosóficas” (Ed. Milán),que utilizamos como material didáctico en la asigna-tura de Educación para la Ciudadanía. Se trataba dellibro: “Le respect et le mépris”, que —por entonces—solo estaba disponible en francés.

El trabajo de traducción estuvo dirigido por laprofesora de Francés (Dña. Denise Lavezzi), mientrasque la profesora de Educación para la Ciudadanía(Dña. Ana Mª Zurita), integrada en el grupo bilingüe

Introducción

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del centro, utilizó el conocimiento del texto en francéspara trabajarlo —en versión original— con los alumnosy alumnas. Para ello, elaboró una serie de actividades(que en su caso se trabajarían en francés) con las queabordaría algunos de los apartados incluidos en elBloque II de Educación para la Ciudadanía, dedicadoa las relaciones interpersonales y participación. Dichasactividades se han incluido al final del texto, comouna propuesta didáctica que intenta adecuar la lógicasimplicidad del contenido (adaptado en principio achicos y chicas de 9 años) con los objetivos educativosde 3º de ESO.

El resultado ha sido este libro que, si bien intentaser fiel al original francés, refleja la impronta de susautores. Una labor de equipo, pacientemente coordi-nada, que —a nuestro entender— merecía tener unformato digital, favoreciendo así su acceso y uso atodo el alumnado. De este modo se ha cubierto otrode nuestros objetivos (íntimamente ligado a las fina-lidades educativas que identifican nuestro centro):fomentar en nuestro alumnado una actitud coopera-tiva y solidaria en el conocimiento y el trabajo.

Antes de concluir, resulta obligado hacer unamención especial a la AMPA de nuestro centro que,abierta siempre a las iniciativas educativas que vansurgiendo, ha permitido —con su apoyo ycolaboración— que este libro esté hoy disponible enla red. Y, desde luego, a la inestimable ayuda delprofesor de Lengua y Literatura, D.Francisco MartínezCuadrado.

Sevilla, Noviembre de 2012

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El cabecilla y el sabio 3¡Recoge tu habitación! 4El césped, las ballenas, la ley 5Respetar… el respeto 6Directamente con el director 7Respetar… lo desconocido 8¡Vaya por Dios! ¡Una mujer embarazada! 9Número 52, ¡le toca! 9El derecho al respeto 11¡Buscad al intruso! 11Demasiado cerca 12Demasiado lejos 14Atención 16Buena suerte, Rosine 16¡Hola! ¿Qué tal? ¡Buenos días! 16Cada uno en su sitio 18¿Qué bronca eliges? 20El ascensor está aún averiado 22¡Quítate los zapatos! 24Respetarse a sí mismo 26El conejo a la mostaza 27¿Os hacéis las interesantes o qué? 28Desprecio frente al desprecio 30Vivir juntos 30¡Eh, adultos! ¿Dónde estáis? 31¡Dadnos ejemplo! 32Sentirse capaz 34La epidemia 35Y para terminar (Mi cuaderno demeriendas filosóficas) 37

Índice

El menú de tu merienda filosófica

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MERIENDAS FILOSÓFICAS02

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EL RESPETO Y EL DESPRECIO

El cabecilla y el sabio

En el barrio, todo el mundo respeta a Jimmy. Nose le ocurriría a nadie oponerse a una orden deJimmy ni tan siquiera ponerla en tela de juicio.

Jimmy es un traficante de drogas, un verdaderocabecilla. Con sus armas y su pandilla, se hace respetarpor todo el mundo.

En el pueblo todo el mundo respeta al viejo Soleyman.Si alguien tiene un problema o si la gente se pelea,se va a pedirle consejo. Esta allí, todas las tardes,sentado en la sombra del gran baobab.

Soleyman es un sabio. Con su experiencia y susabiduría, aconseja a la gente del pueblo, es respetadoen toda la región.

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MERIENDAS FILOSÓFICAS

Jimmy y Soleyman son dos personas a las que lagente respeta. Pero no hacen falta muchasexplicaciones para comprender que hay una grandiferencia entre ellos.

¡Recoge tu habitación!

- ¡Recoge tu habitación!- No tengo tiempo, tengo entrenamiento de fútbolen 10 minutos.- Ordena tu habitación inmediatamente o no saldrásesta tarde.- Pero es mi habitación, no molesta a nadie.- ¿Vas a respetar a tu padre, sí o no? Si te digoque recojas tu cuarto, lo haces.

El padre se equivoca de palabra. Él dijo: “Vas arespetar a tu padre”.

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Pero tenía que haber dicho: “ Vas a obedecer atu padre”.

También decimos que se deben respetar losreglamentos de la escuela, que se debe respetar laley. ¿No deberíamos decir mejor obedecer la ley,obedecer los reglamentos de la escuela? La obedienciano es lo mismo que el respeto. Sabemosperfectamente que se puede obedecer a un profesor,a un policía, a un adulto, a los padres... sin respetarlos.

El césped, las ballenas, la ley…

Utilizamos una palabra incorrecta, pero termina-mos entendiéndola de todas formas. Entonces, ¿porqué nos preocupamos tanto?    

Porque si continuamos utilizando la palabrarespeto de cualquier forma, terminaremos por nosaber qué quiere decir: si decimos a todos: “Oh, yote amo a ti”, la palabra amar ya no querrá decir amar.Terminaremos incluso por no saber lo que es elverdadero amor. Si escuchásemos todo el día: “Séeducado, saluda al entrar en las tiendas. Sé educado,no tires los papeles al suelo. Sé educado, intenta nollegar tarde…”, “sé educado” no significaría nada.

Pasa exactamente igual con el respeto. Lo oímos

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todo el tiempo, por todos lados, para todo: “Respetael césped, los libros, los padres, los profesores, elpaso de cebra, los muertos, las ballenas y los elefantes,los horarios y el timbre, la comida, el sueño de lospadres, la ropa, el vestíbulo del edificio, la ley…”

Respetar... el respeto

Nos imaginamos que diciendo gracias al carnicero,hola al conductor del autobús, que forrandocuidadosamente los libros al principio de curso, quemanifestándose en defensa de las ballenas y quedejando a los peatones cruzar la calle, nos empapamosde respeto.

Nos imaginamos que haciéndonos obedecer, noshacemos respetar.

Nos imaginamos que imponiendo temor, noshacemos respetar.

Confundir el respeto con la educación, con el tenercuidado, con la obediencia, el miedo u otras cosas,es peligroso: a fuerza de no respetar la palabrarespeto, el verdadero respeto, no sabremos nuncalo que es.

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EL RESPETO Y EL DESPRECIO

Directamente con el director

Jérôme, que vigila el comedor escolar, solo tieneun deseo: dar un enorme par de bofetadas aRichard y propinarle una patada en el trasero.Richard se ha pasado de la raya, ha tirado elpuré de apio al suelo, y no en cualquier sitio: enlos zapatos de Jérôme. Obviamente Richard dijoque no lo había hecho adrede, pero el vigilanteno le cree ni una palabra, Richard provoca a todoel mundo, eso lo sabemos todos. Y suma y sigue:Richard lo mira fijamente a los ojos, esbozandouna pequeña sonrisa burlona con la comisura delos labios. Jérôme no le da ni una torta ni unapatada en las nalgas. Lo manda directamente aldirector.

Jérôme se aguanta las ganas de darle unabofetada. En su interior hay algo más fuerte que laira, o la agresividad que siente: el respeto. Jérômecontinua respetando a Richard, ha conseguido tratarcon respeto a un alumno que lo insulta, un alumnoque justamente intenta hacerle perder el respeto.

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Respetar... lo desconocido

Viviane sube al autobús.¡Uf! Por fin, queda un asiento libre.“Ojalá no se suba en la próxima parada ningunapersona mayor”, se dice a sí misma Viviane, mientrassaca de su bolso la revista que está deseandoleer desde esta mañana.

Viviane sabe, de antemano, que si una personamayor sube al autobús, ella le dejará su asiento. Vivianeno necesita conocer a la persona que ocupará suasiento, no tiene necesidad de quererle, ni de tenerlemiedo, ni de compadecerse de ella, ni de admirarla...No, nada de eso.

Cuando respetamos a alguien, no nos late elcorazón más rápido, no se nos pone la piel de gallinani nos tiemblan las piernas como un flan.

El respeto no surge de un sentimiento, no losentimos de repente, como sentimos el miedo o laalegría. El respeto está en uno mismo. La prueba másclara es que podemos respetar a un desconocido quetodavía no se ha subido al autobús. Y podemosrespetar, como Jérôme, alguien a quien tenemosganas de abofetear.

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Número 52, ¡le toca!

- Número 52, le toca.Marine se levanta y se acerca a la ventanilla.- Usted es el 53, y yo he llamado al 52.Marine vuelve a su sitio. Se ha equivocado.Cuando finalmente llega su turno, entra en la sala.El médico está rodeado de enfermeras y estudiantes.

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¡Vaya por Dios! ¡Una mujer embarazada!

¡Oh no, vaya por Dios, una mujer embarazada! Tieneuna barriga enorme, imposible pretender no verla.Lástima…

Viviane se levanta. ¡No por gusto! Tampoco porobligación, ni por obediencia. Podemos obligar aalguien a ser educado, a obedecer, pero no podemosobligarle a tener respeto.

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“26 años, sexo femenino, menisco izquierdo”, diceun hombre joven con bata blanca. Una enfermerahace que Marine se tumbe sobre una mesa. Eldoctor pide ver las radiografías y las observaatentamente. Después se acerca a Marine, palpasu rodilla izquierda, dobla su pierna, la levantay la vuelve a dejar.Dicta una palabra a su secretaria y sale a beberun café antes de examinar al 54.

Marine es ante todo un número. Después unarodilla izquierda. Aquí no tiene nombre, ni apellido, nipersonalidad, le hemos quitado todo aquello que hacíade ella una persona. Ahí está el desprecio: en noreconocer al otro como un ser humano.

Respetar a los demás es una manera de enseñarlesque tienen importancia, que tienen un valor. No unvalor que viene de su dinero, de su poder, de susconocimientos, de su inteligencia, de su belleza, desu fuerza… No. Un valor que viene simplemente desu condición humana, un valor que todos los sereshumanos tienen por ser humanos.

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a fondo y espera para tranquilizarse. Sabe quedebe controlarse y aguantarse. Da la comida enla celda y continúa su tarea.

El carcelero, como los policías, como los jueces,como los abogados, continúan respetando lo másesencial de este hombre: es una persona.

El carcelero solo tieneganas de hacer unacosa: tirar la fiambrerasobre el suelo paraque el nuevo prisionerocoma en el suelo, comoun perro.E s t e h omb re hacometido crímenesespantosos. El carcelerose siente invadido porun odio terrible. Respira

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El derecho al respeto

¡Buscad al intruso!

Examen. Los alumnos de primaria tienen que escribir,delante de cada palabra, para qué sirve lo quela palabra designa.

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Primera palabra de la lista: mochila. Luc se ponea trabajar y escribe: “para llevar cosas”. Coche:“para irse de paseo”. Lápiz: “para escribir”. Lucestá contento, se lo sabe todo. Lee rápidamentelo que sigue para ver si todo es tan fácil. Esponja,muy fácil. Bufanda, tapadera, silla, agua, serhumano. Luc vuelve a leer la última palabra. ¿Serhumano? No lo sabe. No tiene ni idea. Luc mira asu alrededor. Incluso Nathalie, la mejor de la clase,parece no saberlo.

La diferencia con las otras palabras de la lista saltaa la vista: el coche es un medio de transporte, lamochila es un medio para transportar cosas, el lápizes un medio para escribir, un ser humano, no es unmedio. Nos chocaría que alguien nos preguntara: “Ytú, ¿para qué sirves?”

Evidentemente, un arquitecto sirve para hacerplanos de una casa, un conductor de autobús sirvepara llevarnos a cualquier lado, un actor sirve paradivertirnos. Pero una persona no puede ser solamenteun medio, hay algo más.

Demasiado cerca

La señora Rusif deja la compra sobre la mesa dela cocina y echa un vistazo al correo. Publicidad

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de un supermercado, facturas de teléfono yelectricidad, y una carta para su hija Rosine. “Noconozco esta letra”, se dijo la señora Rusif almirar el sobre con más atención.Se pone sus gafas para ver el matasellos de correos.La carta viene de Burdeos. ¡Qué raro! No conocea nadie en Burdeos.Dejando la carta sobre el escritorio de la habitaciónde Rosine, la señora Rusif recuerda de repenteque Rosine ha ido a un campamento de veranocerca de Burdeos. Mira la letra con más atención.“No es la letra de una chica”.La señora Rusif se queda sorprendida. Cuandoleyó el diario secreto de Rosine, el domingo pasado,mientras Rosine estaba en el cine, no encontrónada acerca de un chico de Burdeos.Mira la hora.Son las cincode la tarde.E l j u e v e s ,Rosine no llegahasta las seisde la tarde.Coge la carta,vuelve a lacocina y sacala p lancha .

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Con el vapor de la plancha, el sobre se abrirá sinproblemas. La última vez, funcionó perfectamenteDespués basta con un poco de pegamento paravolverlo a cerrar. Y si te he visto no me acuerdo.

Solo con leer esta historia, nos indignamos, nosrevolvemos contra esta madre que viola la intimidadde su hija. Una madre que se infiltra por todos ladosy no deja ningún espacio a su hija. Un espacio, unadistancia, que supondría respeto. Una distancia quepermitiría a cada uno tener su sitio.

El respeto es una cuestión de distancia y de lugar:ni muy cerca, ni muy lejos, en el sitio justo.

Demasiado lejos

“No, no, no me molestas, estoy en la caja delsupermercado; podemos hablar.” Romain sujeta sumóvil con el hombro y comienza a meter la compraen las bolsas.“Esta noche, sí ¿por qué no?, podríamos encontrarnosdelante del cine.”Romain no ve cómo la cajera le da el ticket ylo pone en la repisita, delante de la caja. “No,sería mejor ir a la sesión de las 10, así tendremos

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tiempo para cenar antes.” Romain ve el ticket ysaca un billete de 20 euros levantando la miradaal cielo. “¿Qué pasa con tu régimen? Pero podemoscenar de todas maneras, ¿no? ”Romain, enfadadocon su amiga que solo quiere comer requesón porla noche, no se da cuenta de que la cajera leintenta dar la vuelta.

Para Romain, la cajera no existe. No la saluda, nila mira, ni le sonríe, nada. Está lejos de ella,terriblemente lejos. Ha interpuesto una distanciainfinita entre ambos, no le da ningún sitio a la cajera.Y podemos imaginar lo que siente ella: se vedespreciada por un cliente que hace como si fuerainvisible.

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Atención

Romain no lo hace queriendo, está en las nubes,no trata en absoluto de hacerle daño a la cajera. Sinembargo: el daño está hecho.

El respeto, radica precisamente en no tener lacabeza en las nubes. Estar atento, para no acabardespreciando sin darse cuenta.

Buena suerte, Rosine…

Imaginemos que Rosine descubre que su madrelee sus cartas y su diario, escucha sus conversacionestelefónicas, hurga en sus bolsillos, ha sacado una copiade la llave de su cuarto… ¿Podrá Rosine respetar a sumadre? No. Porque su madre no la ha respetado. Sumadre ha acumulado demasiadas faltas de respeto.

Rosine va a tener que luchar para que cada unaesté en su lugar y el respeto sea posible.

¡Hola! ¿Qué tal? ¡Buenos días!

Francine llama a la puerta de su compañera Myriam:

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han quedado para preparar su exposición. El hermanopequeño de Myriam, que tiene tres años, abre lapuerta.- Hola Benji, vengo a ver a Myriam.- No, no está, no está, Myriam no está aquí.- Benji, eres un niño travieso, sé que Myriam estáaquí.Francine empuja amablemente a Benji dándole unbeso y sube a la habitación de Myriam.

...Francine llama a la puerta de su compañera Myriam:han quedado para preparar su exposición oral. Elhermano mayor de Myriam abre la puerta.- ¿Qué tal?, vengo a ver a Myriam.- Hola, ¿qué tal? No sé si Myriam está aquí.- Creo que sí, hemos quedado.El hermano mayor grita: “¡Myriam, baja! ¡Es Francine!”Francine cierra la puerta y espera a su amiga alfinal de las escaleras.

...Francine llama a la puerta de su compañera Myriam:han quedado para preparar su exposición oral.La mamá de Myriam abre la puerta.- ¡Buenos días, señora! Perdone que le moleste,vengo a trabajar con Myriam.

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- ¡Buenos días, Francine! Entra, ¿quieres algo debeber?- No gracias, estoy bien.- Bueno, Myriam está en su habitación, puedessubir.Francine cuelga su abrigo, pregunta hasta qué horapuede estar y se queda con Myriam en su habitación.

Nunca es la misma persona la que abre la puertay, en cada ocasión, Francine se adapta a suinterlocutor.

No dice “hola” a la madre de Myriam, no empujaal hermano mayor, ¡ni le da un besito...! En cada caso,Francine se adapta para estar en su sitio.

El respeto, es complicado. Hay que estar atento,nuestro lugar cambia constantemente a lo largo deldía. No es lo mismo tratar con un niño más pequeño,que con las amigas, los amigos, el novio o la novia, elpadre, la madre, el padrastro, la madrastra, unprofesor, un vigilante, un vecino…

Cada uno en su sitio

Hoy, el profesor ha propuesto a sus alumnos hacerlepreguntas acerca de su oficio como profesor.

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EL RESPETO Y EL DESPRECIO

Desde el comienzo de la clase, las preguntas brotanpor todos lados.“¿Cuándo decidió usted convertirse en profesor?”“¿Le gusta su profesión?” “¿Prefiere ser profesor enun instituto o en un colegio?” “En el colegio, ¿erasiempre el primero de la clase?” “¿Hay cursos quedeteste?” “¿Es dura su profesión?” “¿Cómo conocióa su mujer?”El profesor se gira hacia quien ha hecho esa pregunta.“Pierrick, esa pregunta está fuera de lugar, no voya responderla.”

Toda la clase se rió cuando Pierrick hizo esapregunta. Una risa un poco contenida, porque

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sabemos muy bien que esa pregunta no tenía nadaque hacer ahí. La pregunta de Pierrick no era oportuna.Decimos que es una pregunta fuera de lugar. Alnegarse a responderla, el profesor se dirigió a la clase:“Yo soy vuestro profesor, y estoy en mi sitio deprofesor y vosotros debéis permanecer en el sitio queos corresponde como alumnos.”

“Y tú, Pierrick, ¿tienes un ligue?”Si el profesor hiciera esta pregunta a Pierrick, su

pregunta también estaría fuera de lugar. Él no estaríaen su sitio de profesor y no estaría respetando el delalumno.

“Papá, ¿cómo conociste a mamá?”Cuando Pierrick hizo esta pregunta a su padre, no

le faltó el respeto. Estaba en su sitio. Como hijo, elprimer encuentro de sus padres es también parte desu historia.

¿Qué bronca eliges?

La casa está en un estado de suciedad increíble.Botellas vacías, vasos sucios, paquetes de patatas,cajas de pizzas…

Padres nº 1:“Tú te habías comprometido a limpiar, a recoger,y esto está hecho una auténtica pocilga. Volvemos

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dentro de 2 horas y todo debe estar como loschorros del oro. Además pagarás la limpieza dela alfombra con tu paga. Y, por supuesto, es laúltima vez que organizas una fiesta aquí. Yapuedes ir buscando otro sitio.”

Padres Nº 2:“Pero, ¡cómo pudimos dejarte la casa! Yo sabíaque no podíamos confiar en ti. Nunca podemoscontar contigo para nada, ¿sabes?, para nada. Mepregunto dónde tenía yo la cabeza cuando tedejé organizar una fiesta aquí.No eres más que un pequeño consentido que seburla de todo y de todo el mundo. Tu madre yyo nos preguntamos qué va a ser de ti en la vida.Venga, limpia, y que no te veamos en todo eldía.”

Los padres están furiosos con su hijo: le dejaronla casa, y tenían que encontrarla limpia y recogida asu vuelta. Pero sin duda, ¡preferimos que nos riñanlos padres numero 1! Padres furiosos que dicen lo quepiensan y castigan a su hijo, pero respetándolo. Sinembargo los padres número 2 no tienen respeto porsu hijo, lo hunden, lo humillan.

Cuando los padres respetan a sus hijos, cuandolos profesores respetan a sus alumnos, cuando los

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jueces respetan a los acusados, cuando los jefesrespetan a los empleados, cuando los grandesrespetan a los pequeños, su poder no se transformaen violencia. Por el contrario, el poder sin respeto,se traduce en violencia.

El ascensor todavía está averiado

Sandra está verdaderamente harta, una vez másva a subir a pie las 16 plantas, con su mochiladel colegio, que pesa una tonelada. Hace tres

semanas que elascensor estáaveriado. Sup a d r e h apresentado unescrito, llamatodos los días,les dice que sum u j e r e s t áembarazada yque no puedemás, pero nadieviene a arreglarel ascensor. Alabrir la puerta

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que lleva a las escaleras, Sandra se tapa la nariz.Se prepara para pasar delante de los contenedoresde la basura. Están rotos, todo está por el suelo,huele mal, pero el Ayuntamiento no manda a nadiepara reponerlos.Jadeando, Sandra empuja finalmente la puerta desu casa. ¡Oh, no! ¡Dios mío! Sus hermanos y hermanasya han llegado, no va a encontrar ningún lugartranquilo donde estudiar, y va a tener que volvera bajar para irse a la mediateca. ¿Por qué nadieresponde a la solicitud de alojamiento que supadre hizo, hace unos tres años?Cuando hablamos de respeto Sandra, se ponenerviosa.“Y a mí, ¿quién me respeta? Les da igual que mimadre suba 16 pisos, que mi edificio apeste, quevivamos hacinados…”

Cuando se es ignorado, maltratado, despreciado,es muy difícil respetar a los demás. Los que se sientenrespetados raramente van a romper escaparates y aquemar coches. Para que exista respeto, es necesarioel respeto.

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¡Quítate los zapatos!

Anouk y Jennifer fueron unos días a Turquía. Estamañana, está programada la visita a la MezquitaAzul de Estambul y después, justo al lado, a laIglesia de Santa Sofía. A pesar del calor, no sehan puesto sus pantalones cortos ni sus camisetas,les han dicho que para visitar una mezquita yuna iglesia es necesario cubrirse las piernas y loshombros. Jennifer ha protestado, hace calor, perono quería perderse esas visitas, pues dicen quees precioso.

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En la entrada de la gran sala de oración, Anoukcoge a Jennifer por el brazo.- Espera, primero tienes que quitarte los zapatos.- ¿En serio? ¿Pero no son los musulmanes los quese quitan los zapatos? Venimos de visita, no arezar.- No. Todo el mundo debe quitárselos. En cambio,entre los católicos es al contrario, no se puedevisitar una iglesia con los pies descalzos. Habráque ponerse los zapatos.

Jennifer y Anouk solo quieren admirar la luz quebaña la gran sala de oración, levantar los ojos al cieloy maravillarse bajo la gran cúpula…

Ellas no creen en Alá ni en el Dios de los cristianos,ellas visitan la mezquita y la iglesia como visitamosun museo o un castillo.

Pero, aún así, van a quitarse los zapatos en lamezquita y a volver a ponérselos en la iglesia.

No entraran con su Coca Cola, ni hablarán muyalto. Porque respetan a los que respetan la mezquitay la iglesia. Respetan los lugares que los musulmanesy los cristianos respetan.

Eso se llama tolerancia: respetar lo que otrosrespetan.

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Respetarse a sí mismo:

- ¡Venga, cuenta! Te prometo que no contaré lo queme has dicho.Lily duda. Se muere de ganas de contarle elsecreto que Juliette le había confiado.-Pero le he dado mi palabra a Juliette, le heprometido no decir nada, a nadie.- Ella no sabrá jamás que tú me lo has dicho,¿qué más da? ¡Venga, dímelo!- No, francamente no. No puedo, quiero mantenermi promesa, decide Lily.

Lily quiere respetar la promesa que le hizo aJuliette. Confiándole un gran secreto, Juliette hadespertado su confianza en ella, y Lily quiere ser dignade esa confianza. No quiere ser una chismosa que lodice todo, que se jacta de saberlo todo y que habla aespaldas de los demás: a este tipo de personas, ellano las respetaría. Manteniendo su promesa, se respetaa sí misma: es una amiga en la que se puede confiar.Cuando uno se respeta a sí mismo, puede respetar alos demás.

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Conejo a la mostaza

“¡Conejo a la mostaza!” anuncia la tía Henrietteponiendo el plato en medio de la mesa.Cuando la tía Henriette pide a Léon que acerquesu plato, Léon le dice que no educadamente.Su madre le susurra:- Léon, nos reunimos una vez al año, tía Henrietteha cocinado todo el día, dale gusto, prueba.- Yo no puedo comer conejo, responde Léon.- Podrías tener un poco de respeto por tu tíaHenriette, que tanto se ha esforzado: ¡Haz unesfuerzo!

Léon mira laspatas del conejoy se le cambiael color de lacara. Piensa enel conejo deAntonin, su mejoramigo. Antonin yél pasan horasj ugando c onCarotte, que esel nombre queeligieron para el

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conejo, hace tres años.Léon sabe que no debe abandonar la mesa, peroaún así, se levanta. Es como si se comiera a suamigo.Oye a su padre gritar: “Léon, vuelve inmediatamentea la mesa”, y a su tía Henriette decir por lo bajo:“¡Qué insolente!”

Léon no tiene ninguna intención de ser insolente.No es su objetivo. Si se fuera de la mesa para ir a verla televisión porque las conversaciones le aburren,en este caso sí que podemos decir que quiereimpresionar a los demás, que quiere ser insolente.Pero, se va de la mesa para ser fiel a sí mismo. Aveces, para respetarse a uno mismo, para respetarnuestras ideas, nos arriesgamos a pasar porinsolentes. Pero esto no es desprecio.

¿Os hacéis las interesantes o qué?

- ¡Guau!, ¿Has visto a las chicas? ¡No están nadamal! ¡Al ataque!, exclamó Bruno.- Yo francamente, prefiero a la rubia, está superbien,declaró Kévin sin quitarle los ojos de encima.- De acuerdo, te la dejo, yo escojo a la morena,

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no me voy a rajar porque ella tenga un aparatoen la boca y tres granos en la nariz, no vamosa ser exigentes.Los dos chicos se parten de risa y hablan másalto para estar seguros de que Suzie y Ségolènelos escuchan. Siguen hablando de ellas, de susnalgas, de sus piernas… les preguntan si ya hanbesado a algún chico, las tachan de anticuadasy atrasadas si contestan que no.- ¡Eh, vosotras! ¿Por qué os vais, os hacéis lasinteresantes o qué?- ¡Oye!, ¿has visto? Pero, ¿de qué van esas dos?

Suzie y Ségolène se creen dos seres humanos,¡simplemente! Los chicos, en cambio las considerancomo objetos. Sus palabras son humillantes, palabrasque sientan como una bofetada y hacen daño. Eldesprecio no es un simple juego sin consecuencias,algo para tomárselo a broma. El desprecio es unaviolencia grave, que puede destrozar al otro,haciéndole sentir que no es nada, nada de nada.

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Desprecio frente al desprecio

Suzie habla muy bajitocon Ségolène:“Sobre todo no les mires,ni te gires, hagamos comos i n o h ub ié r am o sescuchado nada.”

F r e n t e a e s t av i o l e n c i a , S u z i e ySégolène respondencon… el desprecio, ellashacen como si los chicosn o e x i s t i e s e n . E ldesprecio es a menudo laúnica reacción posiblefrente al desprecio.

Vivir juntos

Las chicas no pueden dirigirse a los chicos, hablarcon ellos, tratarlos. El camino está obstruido, eldesprecio ha levantado un muro entre ellos.Resultado: cada uno permanece alejado en su mundo.

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EL RESPETO Y EL DESPRECIO

El respeto abre caminos. Une a los hombres entresí, las chicas y los chicos, los hombres y las mujeres,los ancianos y los jóvenes, los bajos y los altos, loshijos y los padres, los profesores y los alumnos, losjefes y los empleados, los ricos, los pobres, los judíos,los cristianos, los musulmanes, los budistas…

¡Eh, adultos! ¿Dónde estáis?

En el patio, algunos adultos han oído a Kévin ya Bruno hablar a las chicas.- Estos dos sí que no se cortan ni un pelo.- Sí, los conocemos, siempre se comportan así conlas chicas.Felizmente, toca el timbre, las clases se reanudan,van a tranquilizarse.

Si hubiese habido una pelea, si los chicos sehubieran lanzado sobre las chicas para atacarlas, losadultos habrían intervenido. Porque pelearse es algograve y prohibido por el reglamento.

Pero, entonces, ¿por qué nadie pone a los chicosen su sitio cuando hablan con desprecio a las chicas?

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MERIENDAS FILOSÓFICAS

¡Dadnos ejemplo!

Finalmente, Suzie, Ségolène y otras chicas decidieronquejarse al director, no podían más.No se atrevían ya a cruzar el patio, no se atrevíana llevar vestido o falda, y menos a maquillarse.Kévin y Bruno se preguntan qué pasa: “¿Pero, quéhemos hecho de malo? Nadie se ha quejado hastaahora. Las encontramos monas, eso es todo, ¿quées todo este lío?”Los chicos no entienden qué es lo que se lesreprocha.

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El respeto, ni nacemos con él, ni lo tenemos parasiempre. Todos necesitamos trabajarlo, poco a poco,una y otra vez, desde muy pequeños.

Si Kévin o Bruno ven a su hermano mayor insultara las chicas, si su padre maltrata verbalmente a sumadre, si su madre les pone verdes, si en el colegioles dejan decir palabrotas, si en la calle ven publicidadcon mujeres medio desnudas por vender lo que sea,si ocurre igual en la televisión, si en los campos defútbol ven a sus ídolos dar patadas y cabezazos a susadversarios y escupir al árbitro, ¿cómo pueden saberlo que es el respeto? ¿Cómo van a conseguir encontrarsu sitio, si nadie les ayuda a encontrarlo?

Para aprender el respeto, Kévin, Bruno y todo elmundo necesita estar rodeado por adultos que setoman su papel en serio: adultos que saben emplearlas palabras adecuadas, tienen los gestos adecuadosy tienen los comportamientos adecuados, paramostrar cómo estar en cada momento en el lugar quecorresponde. Adultos que no están ni muy cerca nimuy lejos, adultos que están en su sitio.

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MERIENDAS FILOSÓFICAS

Sentirse capaz

La señorita Clementina ha cambiado, ¡Es increíble!Saluda cuando te cruzas con ella, incluso hapropuesto subirle las compras a la anciana delinmueble.

Desde que ha encontrado trabajo, la señoritaClémentine está mejor, se siente capaz de ganarse lavida, ha aumentado su autoestima.

¿Te has dado cuenta de cómo Bruno y Kévinhablan ahora a las chicas? ¡Han cambiadocompletamente!

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Bruno y Kévin forman ahora parte de un grupo detrabajo para mejorar la convivencia en el colegio.Están orgullosos de haber sido elegidos por el director,aportan muchas ideas. No pensaban estar a la altura,ahora tienen la autoestima muy alta.

Cuando los demás nos consideran capaces, cuandonosotros nos consideramos capaces, tenemosautoestima, queremos a la persona que hay ennosotros, nos respetamos.

¿Y Richard? Pues bien, ¡no se le reconoce! Jérômese pregunta qué le habrá pasado, Richard ya noprovoca a nadie.

Algunos dicen que ha cambiado desde que Sofíaestá enamorada de él, otros piensan que es desdeque su padre le ha llevado de viaje.

La epidemia

Ha ocurrido otra cosa: los amigos de la señoraClémentine, los amigos de Bruno y Kévin, los amigosde Richard ya no son iguales. Normal: el respetoes contagioso. El verdadero respeto es forzosamentecontagioso, se pega contínuamente.

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veces, nos encontramos con amigos, dos,tres o incluso más, para ver una película, jugar a unjuego, preparar una exposición oral o simplementeescuchar música. O bien podemos estar juntos, sinhacer nada en concreto. Y surge entonces unaconversación sobre un tema que interesa a todo elmundo.

M I CUADERNO DE

MER IENDAS F I LOSOF ICAS

Sin darnos cuenta, nos metemos en largos debatessobre los padres, los profesores, los amigos, sobre elamor, la guerra, la vergüenza, la injusticia… ¡Volvemosa hacer el mundo! Y por la noche, cuando estamossolos, volvemos a pensar en todo aquello.

Estuvo bien poder hablar sobre estos temasaunque, a veces, estemos furiosos porque no estamosen absoluto de acuerdo con lo que los demás opinan,o porque hay gente que quiere hablar todo el tiempoy no escucha a nadie.

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UNA VERDADERA

MER IENDA F I LOSOF ICA

¡Pero entonces! Si nos ha gustado, ¿por qué noorganizar debates sobre un tema que elijamos entretodos? En casa, en casa de unos amigos o, ¿por quéno?, en el colegio.

He aquí algunos trucos para realizar una verdadera“merienda filosófica”:

Es preferible no ser más de diezpersonas

Evidentemente, hace falta una buenamerienda, ¡con comida y bebida!

Es bueno estar sentado en el suelo…Nos podemos instalar como queramos,¡hablamos más libremente! y podemosponer la merienda en el centro del círculo…

Alguien se encarga de proponer variostemas, salvo que todo el mundo se hayapuesto de acuerdo para hablar de un temaconcreto.

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UNA VERDADERA

MER IENDA F I LOSOF ICA

Cada uno piensa y decide qué tema prefiere,sin decir nada a los demás para noinfluenciarles.

Cuando todo el mundo ha elegido, se votapara ver el tema del que se tiene más ganasde hablar. Atención: un solo voto porpersona.

El tema que tiene más votos gana: es de esode lo que se va a hablar hoy.

os otros trucos, para conseguir escucharse,para no agredirse, para aceptar las ideas diferentesde las vuestras, para dejar hablar a todo el mundo,esos otros trucos, ¡los encontraréis rápido vosotrosmismos!

¡Empezamos! Daos una hora.No obstante, ¡podéis echar allí el

día entero!

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UNA VERDADERA MERIENDA FILOSOFICA

SOBRE EL RESPETO Y EL DESPRECIO

l zumo y los pasteles están aquí, el tematambién: hoy, habéis elegido “El respeto y eldesprecio”. Si el debate presenta dificultad paraarrancar— ¡esto pasa algunas veces, todos nosmiramos y nadie sabe qué decir!— , he aquí algunaspistas para plantear el debate:

¿Nos hemos sentido alguna vez como Marine,en la página 10, o como la cajera delsupermercado, página 15?

¿Qué haríamos en el lugar de Rosine en laspáginas 13 y 14?

¿Nos parece que el profesor que aparecepáginas 18 y 19 tiene razón al contestar así aPierrick?

¿Conocemos a chicos como Bruno y Kévin,en las páginas 28 y 29? ¿Qué pensamos deellos?

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UNA VERDADERA MERIENDA FILOSOFICA

SOBRE EL RESPETO Y EL DESPRECIO

ara ayudarnos, podemos navegar así por ellibro. Alguien lee en alto un pasaje, o una de laspequeñas historias. Esto nos hace pensar en lashistorias que nos han pasado o que han pasado a losdemás, las contamos e intentamos, juntos,comprender lo que quieren decir.

Podemos también hacernos preguntas,hacérselas a los demás. Y buscar en grupo lasrespuestas… o bien darnos cuenta de que, aveces, no encontramos ninguna: detrás de unapregunta, se esconde otra, y después otra, ydespués otra…

Aquí hay algunas, sueltas… ¡con las que ocuparhoras y horas!A veces, decimos: “Este profesor, no sabe hacerserespetar.” ¿Qué quiere decir esto? ¿Qué hay quehacer?, ¿Qué hay que hacer para hacerse respetar?En nuestro entorno, ¿los adultos nos respetan?¿Todo el mundo tiene derecho al respeto?¿Podemos despreciar a alguien sin querer? Elrespeto, ¿se aprende?

¡Te toca! ¡Te toca merendar! ¡Te toca filosofar!

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EDUCATION POUR LA CITOYENNETÉ

1. a) Faites le résumé d’une des histoires du livre.

b) Dites s’il s’agit d’un exemple du respectou bien du mépris.

c) Justifiez votre réponse à partir de la définition du respect que l’on trouve à lapag.10.

2. À votre avis, pour qu’il y ait du respect, faut-il en faire l’expérience? Argumentez votre réponse.

3. Dans quel sens le comportement des autrespeut-il nous pousser, ou non, à être respectueux?Donnez quelques exemples.

E J E R C I C I 0 S

ACTIVITÉS À PROPOS DU LIVRE

“LE RESPECT ET LE MÉPRIS”

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4. Dans le livre, le respect de soi est mis enrelation avec la loyauté; pouvez-vous expliquerce rapport? Vous est-il possible de trouver d’autrestypes de respect de soi? Justifiez votre réponse.

5. Pourquoi le respect d’autrui exige de respecterce que les autres respectent, même si on n’estpas d’accord avec eux? (Cherchez dans le livrequelques exemples de cette idée).

6. Le respect, on doit l’apprendre, mais:

a) Qui doit l’enseigner?

b) Où est-ce qu’on l’apprend?

c) Comment?

d) Formulez trois règles de vie pour favoriserl’apprentisage de cette valeur, au lycée. Justifiez,en tout cas, votre réponse.

7. Expliquez le sens des citations suivantes:

a) “Le respect, c’est une histoire de bonnedistance et de bonne place: ni trop près, ni troploin, être à sa juste place”.

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b) “Le pouvoir sans respect peut êtreviolence”.

c) “On serait choqué que quelqu’undemande: “Et toi, à quoi tu sers?”

d) “Le mépris n’est pas un petit jeu, sansconséquence, pour rire comme ça. Le mépris estune grande violence, le mépris peut casser l’autre,en lui faisant croire qu’il n’est rien du tout”.

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