el primer pablo
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Marcus J. Borg y John Dominic Crossan. El primer Pablo. La recuperación de
un visionario radical. Colección Ágora 24. Estella: Verbo Divino, 2009. (239
págs. 26,00 € con IVA).
El libro comienza sin preámbulos, directo: la figura de Pablo no tiene buena
prensa hoy en día. Se le acusa de misógino, favorecedor de la esclavitud,
antisemita, etc. Borg y Crossan estudian al apóstol desde una perspectiva
histórica, consciente de siglos de tradición, que se centra en Pablo en su
contexto original, desde donde han de leerse sus cartas y dialogar con su
mensaje. Se trata de un nuevo encuentro (18).
Para comenzar este diálogo se define a Pablo bajo tres epígrafes: Pablo radical
(que converge con las siete cartas genuinas), Pablo reaccionario (las pastorales) y
Pablo conservador (las cartas disputadas); así como un cuarto supuesto: Pablo a
través del libro de Hechos (como fuente de información secundaria). El
elemento constitutivo de mayor calado en Pablo es la descripción que hacen de
él como místico: Pablo tiene una experiencia transformadora («fótica», como
diría William James) de Jesús (30).
En el segundo capítulo Borg y Crossan nos ayudan a saber cómo leer una carta
de Pablo. A través del comentario de Filemón, Colosenses y Tito se nos
muestran las diversas facetas del Pablo radical, conservador y reaccionario,
teniendo como trasfondo el tema de la esclavitud y el patriarcado.
El capítulo tercero reconstruye la vida de Pablo usando como fuente primaria
sus cartas y el libro de Hechos como secundaria. Como muestran los autores, en
ocasiones las informaciones son contradictorias o difícilmente compatibles. Con
todo, lo que resalta es el útil repaso de su vida y ministerio, lo que nos prepara
para estudiar el mensaje central del apóstol, que «Jesucristo es Señor» (cap. 4).
El mensaje de Pablo se encontraba en directa oposición a la Roma imperial,
cuya teología afirmaba la figura del César (en especial Augusto) como Hijo de
Dios y Dios encarnado (112). Este repaso a la teología imperial es útil, ya que se
recorre la geografía de los grandes eventos en la vida de Augusto (según su Res
Gestae) y los títulos otorgados a César. Es entonces cuando se puede apreciar en
su justa medida el mensaje alternativo que el apóstol Pablo anuncia a lo largo y
ancho del Imperio romano (116). Si la paz la consigue Roma por medio de la
victoria militar, Cristo la consigue por medio de la justicia. Ahora se pueden
analizar las implicaciones prácticas del mensaje alternativo en las relaciones
cotidianas (así Filemón y Onésimo) y la justicia igualitaria en Cristo Jesús, las
cuales se basan en la participación en la familia («casa») de Dios.
El capítulo quinto se centra en el mensaje de «Cristo crucificado». Un mensaje
que, tristemente, se ha reducido en gran medida en la historia de la iglesia a la
lógica de retribución y sustitución tras el pensamiento de Anselmo (c 1097). La
crucifixión de Cristo revela un elemento antiimperial, pero no sólo eso, también
muestra el carácter de Dios y es camino de transformación personal.
El capítulo seis se centra en el controvertido tema de la «justificación por la
gracia mediante la fe», y aquí se estudia al «Pablo romano» no el de la reforma
(165). La posición de estos autores viene a refrendar lo que se lleva tiempo ya
tratando en el campo de la teología bíblica, huyendo de reduccionismos
argumentales importados de la Reforma protestante.
El capítulo séptimo se titula «Vivir juntos en Cristo», y estudia el propósito
paulino de fundar comunidades de fe, ya que la vida cristiana no es sólo para el
individuo. Pablo usa el lenguaje de una «nueva familia» (199). Las
repercusiones de esta teología son profundas, pues llaman a judíos cristianos y
a paganos cristianos a formar parte de una misma comunidad (Gálatas); a ricos
y pobres a convivir (Corinto), etc.
Concluye esta amena obra con el epílogo, que se centra en la muerte del apóstol.
Borg y Crossan responden a las propuestas más conocidas (por ejemplo su
martirio bajo Nerón), aunque dejan abierta la posibilidad de que Pablo perdiera
su vida en su intento por solventar las divisiones entre los cristianos
conservadores y liberales en su viaje a Jerusalén (cf. Romanos 15,30-31).
En general se trata de una obra útil, pedagógica, que facilita una aproximación
más exacta a la figura de Pablo y su mensaje cristiano. Pero también existen
varios defectos de forma en el libro: 1) a la fácil lectura del texto (no hay notas a
pie de página) no le acompaña una bibliografía que ayude a los lectores a
profundizar en los temas de su interés. 2) Borg parece más dispuesto a ser
crítico con su propia tradición protestante de lo que Crossan lo es con la suya y
católico- romana. Quizás se deba al hecho de que han optado por centrarse en el
asunto de la justificación por la fe en el mensaje de Pablo, tema manido en
círculos protestantes. Pero, y aprovechando que se trata de un texto que aúna
varias perspectivas denominacionales, hubiera sido útil ampliar ciertos aspectos
con las implicaciones eclesiológicas de Pablo (por ejemplo, con el caso de la
«igualdad en la casa de Dios» a causa de la justicia de Cristo: el papel de las
mujeres, la jerarquía, etc.). Los autores, no obstante, han decidido decantarse
por lo teológico/ideológico. Una opción válida, pero quizás limitada y que
desequilibra el tono de un libro por otra parte rico en ideas.
Sergio Rosell