el peregrinar hacia dios en la obra de r. tagore (leda pilello)

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Leda Pilello El peregrinar hacia Dios en la obra de Rabindranath Tagore El peregrinar hacia Dios en la obra de Rabindranath Tagore Por: Leda Pilello INTRODUCCIÓN La obra El Rey del salón oscuro fue la fuente de inspiración para la realización de este trabajo. En ella, la Reina Sudarshana, quien nunca había visto a su Rey, ansió, pidió, se esforzó y finalmente logró verlo. Más para obtener la verdadera visión, la de la esencia, debió pasar por distintos caminos: fue, huyó y volvió humildemente a la casa de su Rey, y entonces su vida no fue la misma, encontró el Amor, la Verdad y la Felicidad. De aquí tomé entonces el hilo conductor del presente trabajo: El hombre que se pregunta por la Realidad Última; Ésta que se le va manifestando de a poco; las distintas actitudes que toma el hombre en este camino hacia el Absoluto. Camino sinuoso en que se pierde, se cansa, se frustra y se enoja, y al fin regresa, debido a que hay una fuerza que lo atrae; una fuerza sobrenatural, un no sabe qué que está fuera suyo y también dentro suyo, en el fondo mismo de su alma; que lo va llamando e incitando a que continúe en su búsqueda de la Verdad, hasta encontrar la respuesta. El pensamiento religioso de Tagore se manifiesta en toda su obra, en sus canciones, en su dramática, en sus ensayos, y de manera especial en su poesía. Toda ella puede ilustrar los distintos momentos de este peregrinar del hombre hacia la Verdad, y las concepciones que el autor tiene del hombre, del mundo, de Dios. Este trabajo es simplemente un ordenamiento temático de la obra de Tagore, que deja al poeta expresarse libremente. El lector puede así identificarse, situarse en algún lugar de este camino y compartir con él alguna de sus experiencias. Lo que se quiere demostrar es cómo Tagore, en toda su obra ilustra los diferentes aspectos de la relación del hombre con Dios y cómo en ella puede intuirse la idea de que de una u otra manera ambos terminarán encontrándose. 1

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Page 1: El Peregrinar Hacia Dios en La Obra de R. Tagore (Leda Pilello)

Leda Pilello El peregrinar hacia Dios en la obra de Rabindranath Tagore

El peregrinar hacia Dios en la obra de Rabindranath Tagore

Por: Leda Pilello

INTRODUCCIÓN

La obra El Rey del salón oscuro fue la fuente de inspiración para la realización de este trabajo. En ella, la Reina Sudarshana, quien nunca había visto a su Rey, ansió, pidió, se esforzó y finalmente logró verlo. Más para obtener la verdadera visión, la de la esencia, debió pasar por distintos caminos: fue, huyó y volvió humildemente a la casa de su Rey, y entonces su vida no fue la misma, encontró el Amor, la Verdad y la Felicidad.

De aquí tomé entonces el hilo conductor del presente trabajo: El hombre que se pregunta por la Realidad Última; Ésta que se le va manifestando de a poco; las distintas actitudes que toma el hombre en este camino hacia el Absoluto. Camino sinuoso en que se pierde, se cansa, se frustra y se enoja, y al fin regresa, debido a que hay una fuerza que lo atrae; una fuerza sobrenatural, un no sabe qué que está fuera suyo y también dentro suyo, en el fondo mismo de su alma; que lo va llamando e incitando a que continúe en su búsqueda de la Verdad, hasta encontrar la respuesta.

El pensamiento religioso de Tagore se manifiesta en toda su obra, en sus canciones, en su dramática, en sus ensayos, y de manera especial en su poesía. Toda ella puede ilustrar los distintos momentos de este peregrinar del hombre hacia la Verdad, y las concepciones que el autor tiene del hombre, del mundo, de Dios.

Este trabajo es simplemente un ordenamiento temático de la obra de Tagore, que deja al poeta expresarse libremente. El lector puede así identificarse, situarse en algún lugar de este camino y compartir con él alguna de sus experiencias.

Lo que se quiere demostrar es cómo Tagore, en toda su obra ilustra los diferentes aspectos de la relación del hombre con Dios y cómo en ella puede intuirse la idea de que de una u otra manera ambos terminarán encontrándose.

El lector puede hallar respuestas a sus preguntas, puede encontrar sentido a muchos “sin sentido”, a las distintas situaciones por las que él mismo atraviesa en su vida y replantearse sus actitudes ante ellas. Puede intuir esa Realidad que permanece sosteniendo y conduciendo, y obtener, de alguna manera, aunque más no sea, destellos de esa visión.

Cabe aclarar que “Rabindranath es un poeta místico”1 y que su poesía debe abordarse desde la intuición, no busca en ella el autor ahondar en temas filosóficos con un lenguaje acorde, sino llegar al corazón del hombre. Otro poeta le escribe:

“A solas voybuscándote en el tiempo,siguiendo tu palabra,sabiéndoteprofundo manantialde lo eterno.”2

1 Ortega y Gasset, Un poeta indo p. 23, en “La India en la literatura española” p. 149.2 López Martínez, José, ‘Siguiendo tu palabra’, en El mar riguroso de la muerte, en Gallud Jardiel, Enrique, “La India en la literatura española” p. 157.

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Leda Pilello El peregrinar hacia Dios en la obra de Rabindranath Tagore

Se han utilizado mayormente obras traducidas del inglés al castellano por Zenobia Camprubí de Jiménez y Juan Ramón Jiménez, las cuales son consideradas las más cercanas al espíritu del texto original. Cabe destacar que dichas traducciones fueron aprobadas por Tagore, y citar a Enrique Gallud, que dice que “la versión española de su poesía es una de las más perfectas de todas, si no indudablemente la mejor, debido esto a la calidad artística de los traductores… sus versiones son exactas y bellas; dejan traslucir el cuidado y el amor con que han sido llevadas a cabo.”3

Sus obras se citan tal cual como se conocen en castellano, pero en las notas al final se aclara entre paréntesis (cuando se posee el dato) los nombres bengalíes, o la fuente de las que han sido tomadas.4

Con respecto a la abundancia de notas debo señalar que tienen como objetivo principal demostrar que las ideas puestas de manifiesto en el presente trabajo no son aisladas sino que aparecen insistentemente en las obras de Tagore.

En cuanto a los términos bengalíes y sánscritos, por no contar con la posibilidad de introducir otros signos diacríticos, sólo se han representado las vocales largas (que figuran con acento circunflejo).

Se agregan como apéndices al presente trabajo una biografía sucinta de Rabindranath Tagore y un comentario sobre su contexto sociocultural.

EL PEREGRINAR HACIA DIOS

En su obra Tagore presenta a un hombre que teme, que se asusta de verse andando a empujones, tironeado constantemente entre el bien y el mal, un hombre que quiere salir de esa inestabilidad, que quiere estar seguro, un hombre que busca algo que trascienda lo meramente físico y que se pregunta por Aquello que está más allá:

“¿Quién es ese que está velando, solo, en esta tierra dormida, en el aire soñoliento de entre las hojas inmóviles? ¿Quién en el nido callado de los pájaros, en los secretos corazones de los capullos en flor? ¿Quién en las palpitantes estrellas de la noche, en el abismo de la pena de mi vida?”5

En su alma el hombre es consciente de la verdad trascendental que se encuentra en todo, incluso en su interior. Instintivamente sabe que existe algo, aunque no pueda entender bien qué, Dios es el Gran Desconocido.6 Sobre este ‘Dios de Tagore’ escribía Victoria Ocampo: “¡Dios oculto que sabes que siempre te buscaré! ¡Dios que sabes que hacia ti sólo vamos por los caminos de la libertad! ¡Dios que me entiende y a quien yo no

3 Gallud Jardiel, Enrique, ““La India en la literatura española”” p. 145.4 Para las ediciones inglesas, Tagore mismo seleccionó y compiló los libros, que luego fueron traducidos a distintas lenguas. Estos datos se ponen porque es posible encontrar los escritos de Tagore en su clasificación original, tal es el caso de Legami spezzati - Liriche.Los poemas están numerados, por ello se citan mencionando el nombre de la obra y el número correspondiente.5 Tránsito 15 en Tagore, R. "La Cosecha - Regalo de amante - Tránsito - La fugitiva". Ver también: La cosecha 21 en Ibid; El rey del salón oscuro (el título bengalí de esta obra es Râjâ, que significa ‘El Rey’) pp. 13, 26, 34 y 35; Ciclo de la primavera pp. 87, 89 y 102; Malini en “El rey y la reina - Malini - El asceta” p. 77; La religión del Hombre p. 116 y La luna nueva 22 en “El cartero del Rey - La luna nueva”.6 En La cosecha 7 (Gîtimâlya 21) se refiere a Él de la siguiente manera: “¡el Desconocido eterno me llama desde el camino!” y en Ofrenda lírica 102: “Vienen y me preguntan: ‘¿Quién es?’ No sé qué responder, y digo: ‘La verdad es que no lo sé’.”

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Leda Pilello El peregrinar hacia Dios en la obra de Rabindranath Tagore

entiendo!7 Así aparece en la obra El rey del salón oscuro, cuya trama gira en torno al conocimiento de Dios.Tagore escribió en su niñez:

“El ojo no te ve, a Ti que eres la pupila de cada ojo.”8

El hombre no quiere estar alejado del mundo de la verdad, quiere alcanzar el sentido último de la vida. Ante el misterio surge el anhelo de armonía entre el hombre y lo Infinito, el mismo anhelo de Amal, el niño de El cartero del Rey, “anhelo incorpóreo,…extraña potencia del espíritu que nos hace fluir hacia lo que aún no es,”9 anhelo de conocimiento:

“¿Dónde estará el capitán que lleva a su hogar a esos que yerran?”10

“¿Cuándo vendrá mi amado desconocido? ¿Cuándo le conoceré para siempre?”11

“¿Cuándo vendrá tu barca hasta mi orilla; cuándo cojerás mi canción entre tus manos?”12

“¡Ponte ante mis ojos, y que tu mirada prenda fuego a mis canciones!... ¡Ponte en mi anochecer solitario, donde mi corazón vela solo, y lléname el cáliz de su soledad; y que yo sienta en mí la infinidad de tu amor!”13

Con ese Ser (a quien Tagore llama ‘La Persona Eterna’) el hombre busca su unión de amor. El autor subraya de modo especial estos aspectos personal y amoroso de Dios, entiende que Dios es amor y que la máxima expresión de Dios es el amor.14 El amor ilumina el mundo, el Infinito es amor infinito, y esto se vivencia cada vez que el hombre ama. Afirma: “esta experiencia nuestra nos confiere el derecho de decir que el Supremo Uno, que pone en relación todas las cosas y abarca todo el universo, es todo amor: el amor que es la más alta verdad por ser la relación más perfecta.”15

Tagore tuvo, en su niñez, oportunidad de conectarse con unos poemas de amor vaishnavas, “estaba seguro de que aquellos poemas hablaban del Amante supremo, cuyo tacto sentimos en todas nuestras relaciones de amor: amor a la belleza de la naturaleza, del animal, del niño, del amigo, del amante; amor que ilumina nuestra conciencia de la realidad.”16

Y es así que el amor desborda de toda su obra.

7 Ocampo, Victoria, “Tagore en las Barrancas de San Isidro” p. 35. Ver también “Ofrenda lírica” 38.8 Recuerdos p. 103.9 Escribe E. Gallud parafraseando a Ortega y Gasset en ““La India en la literatura española”” p. 153.10 Malini p. 69.11 La cosecha 56 (Smaram 22).12 La cosecha 67 (Gîtimâlya 70).13 Tránsito 54. En Ofrenda lírica 5 (Gîtimâlya 20) confiesa “Mi corazón, si no te ve, no tiene sosiego, y mi trabajo es como un afán infinito en un fatigoso mar sin playas.” Y clama en La cosecha 59 (Gîtâli 25): “¡Saca tu mano de la noche, y déjame tenerla, y llenarla, y guardarla; déjame sentirla en el vacío cada vez más grande de mi soledad!” Sobre el mismo tema ver también El cartero del Rey en “El cartero del Rey - La luna nueva” p. 35.14 Ver Tránsito 32 y 54 y La religión del Hombre p. 51 y 68. 15 La religión del Hombre p. 103.16 La religión del Hombre pp. 107-108. Ver también Pájaros perdidos 83 en “Chitra – Pájaros perdidos”.

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Leda Pilello El peregrinar hacia Dios en la obra de Rabindranath Tagore

“¡Qué bien has hecho, Amado mío, qué bien has hecho en enviarme tu fuego de dolor!

Porque mi incienso no regala su perfume hasta que se quema, y mi lámpara está ciega hasta que la encienden.

Mi pensamiento entumido necesita que el relámpago de tu amor hiera tu torpeza, y la misma oscuridad que borra mi mundo arde como una antorcha, cuando la incendia tu rayo.”17

El hombre espera el momento de ver a Ese que es todo amor:

“Mis ojos, de tanto velar, no saben ya qué es sueño; pero, aunque no te encuentre, me es dulce la vela.

Mi corazón se sienta en la oscuridad de la lluvia, a esperar a tu amor; y, aunque nunca llegue, esperar me es dulce.”18

“Para oír esa música de la vina estoy siempre a tu lado. Para oír esa llamada melodiosa, que yo sabía bien que acabaría por echar abajo todas las barreras del amor, he estado todo el tiempo escuchando anhelante.”19

Es así que si se mantiene fiel a su propósito y está lo suficientemente atento, podrá oír el llamado de Dios “ese llamado que exige de mí lo mejor que tengo porque eso me induce inevitablemente a ponerme en contacto con lo universal.”20

“¡Cuántas mañanas y cuántas noches he oído tus pasos! ¡Cuántas tu mensajero entró en mi corazón y me llamó en secreto!”21

“No desmayéis en vuestro viaje por los solitarios montes de espinas ¡pues su llamada suena a cada paso nuestro, y sabemos que es la voz del Amor!”22

Dice Dios:

“Nadie puede soportar verme como no esté preparado de antemano”23

El poeta sostiene que cuando el alma tiene la suficiente sensibilidad como para responder a ese llamado de la Realidad los valores ficticios recobran su verdadera dimensión y las energías del hombre se orientan hacia Dios.

“¡No puedo seguir esperándolo al lado del camino! ¡Voy a su encuentro, a conquistarlo!”24

17 Tránsito 6. Innumerables veces Tagore se dirige al Ser Supremo como el Amado, esta es la imagen de Dios que predomina en Regalo de amante y en Chitra. Ver también Ciclo de la primavera p. 102 y El rey del salón oscuro p. 18.18 Tránsito 11. La espera de la llegada de Dios, bajo la forma de la carta del rey, es el tema principal de El cartero del Rey, (Dâkghar en bengalí) cuyo personaje, Amal, un niño enfermo, no pierde el optimismo y aguarda ansioso la llegada de la misma. Otros pasajes en donde se manifiesta ese ansia, ese querer tener cerca a Dios aparecen en: Recuerdos p. 253; Ofrenda lírica 18 y 19; Mashi p. 15; Pájaros perdidos 31, 41, 98, 113 y 183; y El rey del salón oscuro p. 12, 13 y 33.19 El rey del salón oscuro p. 109.20 Así le escribe el poeta a Victoria Ocampo, el 13 de enero de 1925, en Ocampo, Victoria… p. 41.. Ver también Pájaros perdidos 124.21 Ofrenda lírica 46 (Gitâñjali original Nº 34). Ver también Pájaros perdidos 168 p. 90.22 Tránsito 61 p. 107. Sobre la llamada de Dios ver también Ibid 60 y 63; Pájaros perdidos 8 p. 62; El rey del salón oscuro p. 109; y La cosecha 1 y 7.23 El rey del salón oscuro p. 66. Aparece la misma idea en Ibid p. 35.

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Leda Pilello El peregrinar hacia Dios en la obra de Rabindranath Tagore

Es así que la respuesta del hombre es siempre por medio de la acción. Antes se preguntaba cuando vendría la barca de Dios hasta su orilla, ahora es él quien se lanza a navegar:

“Sentí que veía tu cara, y eché mi barca en la oscuridad.La mañana, ahora, raya sonriendo, y están abiertas las flores de primavera.Pero, aunque la luz falte y se mustien las flores, yo seguiré navegando y

navegando.Cuando me hiciste señas callandito, el mundo dormía, y la sombra estaba

desnuda.Ahora, repican las sonoras campanas, y mi barca está cargada de oro.Pero, aunque se callen las campanas y mi barca se quede vacía, yo seguiré

navegando y navegando.Unas barcas se fueron ya y otras no están aparejadas todavía; yo no me

entretendré.¡Mira las velas llenas, los pájaros que vienen de la otra playa!Pero, aunque las velas se aflojen, aunque se pierda el mensaje de la otra

orilla, yo seguiré navegando y navegando.”25

Si bien Dios está presente y es quien llama al hombre a su encuentro, es este último quien debe esforzarse por hallarlo. Dios le dice:

“-Abre tu puerta que te estoy esperando...-y el hombre le contesta-

-... se abrirán de par en par si las tocas sólo con los dedos. ¿No quieres siquiera tocarlas? ¿Es que prefieres que yo vaya y abra?”26

La acción es necesaria, acción y amor son los medios adecuados para recibir a Dios.

“Moverse es encontrarte a cada paso, Compañero caminante; es cantar al compás de tus pies... Quien abre sus puertas de par en par y sale, recibe tu saludo... andando, va siempre contigo, Compañero caminante.”27

“¿No oíste sus pasos silenciosos? Él viene, viene, viene siempre.En cada instante y en cada edad, todos los días y todas las noches, él viene,

viene, viene siempre.He cantado muchas canciones y de mil maneras; pero siempre decían sus

notas: él viene, viene, viene siempre.En los días fragantes del soleado abril, por la vereda del bosque, él viene,

viene, viene siempre.En la oscura angustia lluviosa de las noches de julio, sobre el carro

atronador de las nubes, él viene, viene, viene siempre.De pena en pena mía, son sus pasos los que oprimen mi corazón, y el

dorado roce de sus pies es lo que hace brillar mi alegría.”28

24 Ciclo de la Primavera p. 93. Sobre el esfuerzo, el accionar del hombre en la búsqueda de Dios ver también Ibid pp. 91y 102; El cartero del rey p. 65; El rey del salón oscuro pp. 23 y 66; Tránsito 53 y 61; La cosecha 1; y La religión del Hombre p. 90.25 Tránsito 76. Ver también Ibid 77 y El rey del salón oscuro p. 15.26 El rey del salón oscuro p. 33.27 La cosecha 13 (Gîtâli 95).28 Ofrenda lírica 45 (Gitâñjali original Nº 62). En Ibid 46 (Gitâñjali original Nº 34) encontramos: “No sé desde qué tiempos distantes estás viniendo a mí”. En La cosecha 15 (Gîtimâlâ 73): “Tus canciones, como pájaros de un nevado país solitario, vienen volando a hacer su nido en mi corazón”. En El cartero del rey p. 35: “viene, y nos abre la puerta”. En Ojos, en “Las piedras hambrientas y otros cuentos” p. 157: “Dios

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Leda Pilello El peregrinar hacia Dios en la obra de Rabindranath Tagore

Dios viene, se manifiesta al hombre, en el mundo. Tagore es contrario al ascetismo, a él mismo deja de satisfacerle el goce solitario del Infinito en la meditación y siente que lo que debe hacer es realizarse espiritualmente en la vida. No encuentra a Dios en las ceremonias ni en las plegarias sino en la vida:

“Deja ya esa salmodia, ese canturreo, ese pasar y repasar rosarios. ¿A quién adoras, di, en ese oscuro rincón solitario del templo cerrado? ¡Abre tus ojos, y ve que tu Dios no está ante ti!

Dios está donde el labrador cava la tierra dura, donde el picapedrero pica la piedra; está, con ellos, en el sol y en la lluvia, lleno de polvo el vestido. ¡Quítate ese manto sagrado y baja con tu Dios al terruño polvoriento!

¿Libertad? ¿Dónde quieres encontrar libertad? ¿No se ha atado él mismo, lleno de alegría, a la Creación? ¿Sí, él está atado a nosotros todos para siempre!

¡Sal ya de tu éstasis, déjate ya de flores y de incienso! ¿Qué importa que tus ropas se manchen o se andrajen? ¡Ve a su encuentro, ponte a su lado, y trabaja, y que sude tu frente! 29

“El renunciamiento que él enaltecía no era un renunciamiento a este mundo sino a las bajas pasiones, a la codicia y al odio.”30 En El asceta (cuyo nombre original, Prakriti pratishodh significa La venganza de la naturaleza) subraya esta idea de que la salvación no se da cuando el hombre huye del mundo sino cuando lo abraza, cuando puede ver a Dios en la naturaleza. La propia experiencia religiosa de Tagore, su encuentro con la Realidad Última, fue inicialmente a través de ella. Una emoción, un torbellino dentro suyo que sacudió su alma y la abrió a lo Trascendente.

“Cuando tenía yo dieciocho años oreó por primera vez mi vida una súbita brisa primaveral de sentimiento religioso, y se fue dejando en mi memoria un mensaje directo de la realidad espiritual. Cierto día, en tanto contemplaba en la alborada la salida del sol, que enviaba sus primeros rayos de luz por detrás de los árboles, sentí de repente cual si alguna antigua niebla se hubiese disipado sobre la faz del mundo, revelándome un íntimo fulgor de alegría. La pantalla invisible del lugar común se había apartado de todas las cosas y de los hombres todos, y su último significado se intensificó en mi mente como la definición de la belleza.”31

Con esta experiencia el poeta obtiene un nueva visión de la realidad, un sentido más profundo de la misma. Ve que Dios está en todo y en todos, en el cielo y en la tierra, en lo grande y en lo pequeño:

vino a mí y me llenó el corazón y la vida”. Ver otras citas referidas a este tema en: La cosecha 3, 4 y 14; Tránsito 59; Ciclo de la Primavera pp. 96-97; Ofrenda lírica 51 y El rey del salón oscuro pp. 32, 66, 77, 96 y 110.29 Ofrenda lírica 11 (Gitâñjali original Nº 119). La misma idea se encuentra en Ibid 73. Para Tagore la libertad no es independencia de las cosas si no que se cifra en la relación armónica entre el hombre y el mundo. Con respecto al ascetismo, hace las siguientes alusiones: En La religión del Hombre p. 180: “filosofía de renunciación de carácter negativo”, en Ibid p. 170: “ascetas ardientes enamorados de un lento suicidio” y en Ibid p.180: “me niego a atribuirle ningún valor especial a la pobreza cuando se reduce a mera negación.” Ver también Gonzalez Lanuza, Eduardo. La poesía de Rabindranath Tagore en “Sur nº 170 Mayo - Junio de 1961” pp. 49-50.

30 Gonzalez Lanuza, Eduardo. La poesía de Rabindranath Tagore en “Sur nº 170 Mayo - Junio de 1961” p.37.31 La religión del Hombre p. 96.

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Leda Pilello El peregrinar hacia Dios en la obra de Rabindranath Tagore

“Sólo el cielo puede ser espejo tuyo, Señor Sol - suspiró la gota de rocío-. Yo siempre estoy soñando contigo, pero ¿qué puedo esperar? ¡Soy tan pequeña para tenerte en mí! Y se echó a llorar, desconsolada.

Le contestó el Sol: ‘Es verdad que yo lleno el cielo infinito; pero también puedo estar en ti, gotita de rocío. Yo me haré una chispa para llenarte, y tu vida pequeñita será entonces un mundo reidor’. ”32

Y se hace cada vez más consciente de la interrelación entre todas las cosas, el hombre y Dios,

“El mismo caudal de vida que corre, día y noche, por mis venas, corre por el mundo y danza en compás rítmico.

Es la misma vida que salta de gozo por el polvo de la tierra, en innumerables briznas de yerba, que irrumpe en tumultuosas olas de hojas y de flores.

Es la misma vida que la cuna del mar mece, creciendo y bajando, del nacimiento a la muerte.

Y siento que mi cuerpo se glorifica al contacto de este universo de vida; y me lleno de orgullo, porque el latido de la vida de todos los siglos, danza en este instante en mi sangre.”33

Y experimenta que todas las cosas, la naturaleza misma, son mensajeras de Dios:

“¡Un puñado de polvo podía ocultar tu seña cuando yo ignoraba su sentido. Ahora que sé más, la leo en todo lo que antes la escondía.

Está pintada con hojas de flores, la destellan las olas en espuma, los montes la levantan sobre sus cumbres.”34

“La flor viene a nosotros, mensajera de la otra orilla; y murmura a nuestros oídos: ‘Yo he venido. Él me ha enviado. Yo soy una mensajera de la Belleza, de Aquel cuya alma es la beatitud del amor.”35

Dios también se encuentra en la muchedumbre,36 acompañando al hombre en su camino, es su Amigo, su Huésped.37 Se le revela dentro suyo:

“en el relámpago de un instante, he visto en mi vida la inmensidad de tu creación.”38

32 La cosecha 62 (Utsarga 12). Ver también Pájaros perdidos 64.33 Ofrenda lírica 69 (Naivedya 26).34 La cosecha 5 (Naivedya 40).35 Sadhana p. 73. El mismo pasaje se encuentra en Recuerdos pp. 296-297. Nos habla también del mensaje de la naturaleza en Ibid p. 294. En La devota en “Las piedras hambrientas y otros cuentos” p. 122 aparece: “Yo te quería entre los árboles. Allí estabas mucho mejor, y aquel era el verdadero lugar para encontrarte”. Una imagen similar en El rey del salón oscuro p. 35: “¡Yo quiero verte y tenerte entre los árboles y las bestias, entre los pájaros, las piedras y la tierra!”. Ver también Pájaros perdidos 76.36 En Tránsito 58 dice: “Yo vine a ti entre el jentío loco, y una y otra vez”. Y en Ibid 61: “Precipitaos en lo más bullicioso de la feria -la de la vida y la muerte-, que él está allí con la muchedumbre, en el mismo corazón del tumulto.” Ver también Ibid 59 y 60; y El rey del salón oscuro pp. 25 y 35.37 Le dice en Tránsito 78: “Compañero del camino, ¡recibe el saludo del caminante!” En Ibid 46: “Esta mañana de otoño, mi huésped ha llegado a mi puerta.” En Ibid 53: “¡Descansa un momento tus ojos en mis ojos; déjame que me lleve a mi trabajo la certeza de tu amistad, amigo mío!” Ver también La cosecha 13; El rey del salón oscuro p. 70; y Ofrenda lírica 2.38 La cosecha 50 (Gîtâli 104). Ver también Recuerdos p. 121.

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Leda Pilello El peregrinar hacia Dios en la obra de Rabindranath Tagore

Se le revela en su corazón:

“te llamábamos y tú has venido y te has sentado en el corazón de nuestros corazones”39

De todos es el hombre quien mejor manifiesta a Dios:

“La revelación de lo Infinito en lo finito, motivo de la creación entera, no aparece en su perfección en los cielos estrellados ni en la belleza de las flores, sino en el alma del hombre.”40

“Dios hace que la bebida de la vida divina entre más profundamente en el corazón, bebida por los hombres en la voz humana. No tiene mejor vaso que éste, y él mismo bebe esta bebida divina en el mismo vaso.”41

“El amante busca su otro yo en el objeto de su amor,”42 Dios se reencuentra a sí mismo, busca su propia felicidad, en el hombre:43

“¿Qué divina bebida quieres tú, Dios mío, de esta rebosante copa de mi vida?

Poeta mío, ¿te encanta ver la creación con mis ojos; oír, silencioso, en los umbrales de mis oídos, tu propia armonía eterna?

Tu mundo teje palabras en mi pensamiento, y tu alegría las hace más melodiosas. Te me das, enamorado, y luego sientes toda tu propia dulzura en mí.”44

Esta presencia divina en el hombre y en el mundo, a quien llama Jîvan Devatâ, 45 es lo que da sentido a la vida:

“Con sus canciones matutinas él llama a nuestra puerta, y nos trae el saludo del sol primero.

Con él llevamos nuestro rebaño a los campos; con él tocamos, a la sombra, nuestra flauta.

Se nos pierde, y lo encontramos, una y otra vez, entre el jentío del mercado.En las horas de la tarea cotidiana, lo vemos, de pronto, sentado en la yerba,

al lado del camino.Andamos al redoble de su tambor, y bailamos cuando canta.Para jugar con él hasta el fin, apostamos nuestras alegrías y nuestras penas.Está al timón de nuestra barca; con él nos mecemos en las peligrosas olas.

39 Malini p. 75. Ver también Ofrenda lírica 4, 5 y 81; El rey del salón oscuro p. 18; La cosecha 69 y 77 y Sadhana (Mac Millan, India 1979) pp. 140-141, en Acharuparambil, Daniel, “Espiritualidad hinduista” p. 242.40 Sadhana p. 34, en Acharuparambil, Daniel… p. 240.41 La devota p. 135.42 Sadhana p. 75. Ver también El rey del salón oscuro p. 35.43 Dice en Sadhana. p.141: “Tú sin mi y yo sin ti no somos nada”. Y en La religión del Hombre p. 99: “Sentí que había encontrado finalmente mi religión, la religión del hombre, en la que lo infinito se definía en humanidad y se acercaba a mí hasta el extremo de necesitar mi amor y mi cooperación”. Ver además: El rey del salón oscuro pp. 15 y 115; Ofrenda lírica 2; y Pájaros perdidos 46.44 Ofrenda lírica 65 (Gitâñjali original Nº 101). Ver también El rey del salón oscuro pp. 114-115.45 Dice Daniel Acharuparambil en “Espiritualidad hinduista” p. 239: “Jîvan Devatâ, o el Señor de su vida. Se trata de un concepto que hallamos no en sus ensayos filosóficos, sino en sus obras poéticas, y pone de relieve la íntima relación existente entre lo divino, el hombre y la naturaleza”.

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Leda Pilello El peregrinar hacia Dios en la obra de Rabindranath Tagore

Por él encendemos nuestra lámpara, y nos ponemos a esperar cuando se acaba nuestro día.”46

Como se ha dicho, Tagore entiende a Dios como lo divino en el hombre y como el Espíritu de unidad de todas las cosas, lo llama Amigo, Hermano, Amado, también Padre y Rey. Esta última imagen de Dios aparece en casi toda su obra, subrayándose en dramas como El rey del salón oscuro y El cartero del Rey y en su lírica, en La Cosecha, Tránsito y Ofrenda lírica.47 Es un rey bondadoso y a la vez terrible. En El rey del salón oscuro aparece en ocasiones como duro, poco misericordioso, despiadado, cruel.48

Escribe también:

“¡Qué suave la mano derecha de Dios, y que terrible la izquierda!”49

“¡Qué bella es tu pulsera encendida de estrellas! Pero tu espada, Señor del trueno, está forjada con belleza definitiva, ¡y es terrible a los ojos y el pensamiento!”50

Si bien Dios es rey, no es un rey que, como se ha visto, esté alejado del hombre, por el contrario, es un Dios “cercano, visible, humano, que oye las palabras bellas”51:

“¿Quién más que tú podrá oír este racimo de las horas que hoy vibra en mis venas; estos pies alegres que bailan en mi corazón, este clamoreo de vida que bate sus alas inquietas en mi cuerpo?52

Pero a veces sucede que el hombre huye de su rey, no quiere entregarse a esta realidad. Según Tagore, el espíritu de combate es propio del hombre, y es así que éste puede resistirse y luchar,53 pero estos también son caminos que conducen a Dios:

“-...Él está dispuesto a darle la variedad necesaria a la bienvenida, para responder a vuestros distintos gustos...

-Yo obedezco su llamada. Voy ahora mismo.-...Yo también me voy.-Eres más viejo que yo, y te sigo…-Bueno, jeneral, también yo voy. Pero no a rendirle homenaje a tu Rey, sino

a batirme con él en el campo.-Allí lo encontrarás. Ese no es lugar mezquino para recibirte.”54

“Cuando yo no conocía a mi Rey, pensé, atrevido, que podría esconderme de él, y no pagarle la deuda que me reclamaba.

Y después de mi trabajo de cada día y de mi sueño de cada noche, le huía y le huía. Pero en cuanto me paraba a respirar, veía su mano, que me

46 Tránsito 60. Ver también: Ibid 35, 61 y 70 y La cosecha 69.47 Ver La cosecha 3, 30, 32, 77 y 83; Tránsito 56, 57, 59, 63, 64 y 66; y Ofrenda lírica 43 y 51. 48 Ver El rey del salón oscuro pp. 30, 76, 100, 109 y 115.49 Pájaros perdidos 211.50 Ofrenda lírica 53 (Gîtimâlya 30).51 Jiménez, Juan Ramón en Ofrenda lírica p. 8: éste es el final del poema con el cual el poeta español prologa dicha obra.52 La cosecha 73.53 Tagore, en su juventud escribió: “Mi corazón es mío, no lo he vendido a nadie que esté harapiento y roto y desgastado. ¡Mi corazón es mío!” este poema se encuentra en Recuerdos p. 200. Ver también Ofrenda lírica 38 y El rey del salón oscuro p. 17.54 El rey del salón oscuro pp. 96-98.

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Leda Pilello El peregrinar hacia Dios en la obra de Rabindranath Tagore

alcanzaba. Y así supe que él me conocía, que no hay lugar alguno en el mundo que me pertenezca.”55

En última instancia, la resistencia es inútil:

“Es que no sé huir de ti, por lo mismo que tú no me prohibes que me vaya.”56

“¿Por qué tu voluntad me manda lejos, si volveré a tus pies, de todas mis andanzas?”57

Dios atrae como un imán:

“Tú, apartándote en silencio, nos haces sitio; y por eso el amor enciende su propia lámpara para buscarte y viene a adorarte sin ser requerido.”58

Y el hombre vuelve, humildemente, a su Dios:

“Yo no sería feliz si no pudiese pisar, volviendo a mi casa, el polvo del camino que me alejó de mi Rey.”59

El hombre humilde es el preferido de Dios:

“¿Acaso la fiesta del verano no es para las hojas secas y las flores mustias, lo mismo que para las flores frescas?

¿El canto del mar está acordado acaso solamente con las olas que se yerguen? ¿No canta también con la ola que se cae?

La alfombra que pisa mi Rey está tejida con joyas; pero hay terrones humildes que esperan pacientes su pisada.

Pocos son los sabios y los grandes que están sentados junto a mi Señor; pero Él ha venido por su pobre de espíritu, lo ha cojido entre sus brazos, y lo ha hecho esclavo suyo para siempre.”60

El amor del hombre hacia su Dios se manifiesta en respeto, adoración y servicio. En esa relación amorosa, el hombre es fiel61 y obediente a su Dios:

“El primer día, cuando él dejó este salón a mi cargo y me dijo: ‘Surangama, ten siempre dispuesto este salón; este es todo tu deber’, a mí no se me ocurrió siquiera pensar: ‘Déjame servir en los salones iluminados’.”62

La misión del hombre es colaborar con Dios entregándose con alegría al servicio de los demás, el hombre tiene la necesidad de ponerse incondicionalmente al servicio de Dios, de cumplir esa misión que Él le ha encomendado, se vuelve entonces su siervo,

55 La cosecha 32 (Balâka 27). Ver también Tránsito 16.56 El rey del salón oscuro p. 67.57 Ibid pp. 68-69.58 Tránsito 56. Ver también El rey del salón oscuro p. 69.59 El rey del salón oscuro p. 110.60 La cosecha 3. Ver también Ibid 10, 11, 28 y 30; El rey del salón oscuro pp. 24, 97, 99, 111 y 112; Ofrenda lírica 77; Later Poems of Tagore (tr. Ing. A. Bose) (Delhi 1978) p. 37 en Acharuparambil, Daniel… p. 244; y La religión del Hombre p. 19.61 En El rey del salón oscuro p. 91 la reina Sudarshana le confiesa a su rey que nunca le ha sido infiel: “¡Aquel salón oscuro donde tú entrabas a verme está hoy frío y vacío dentro de mi pecho, y nadie ha abierto sus puertas, señor; nadie más que tú, Rey, ha entrado en él!” Ver también Ibid p. 21; y Ojos p. 157.62 El rey del salón oscuro p. 32.

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Leda Pilello El peregrinar hacia Dios en la obra de Rabindranath Tagore

“¡Haz que mi cabeza se yerga con el valor y el orgullo de servirte!63

y se hace su instrumento:

“Que tu amor juegue con mi voz; que descanse en mi silencio.Que pase a todos mis movimientos, por mi corazón.Que brille, lo mismo que las estrellas, en la oscuridad de mi sueño, y

amanezca en mi despertar.Que arda en la hoguera de mis deseos, y fluya en todas las corrientes de mi

propio amor.¡Qué yo lo lleve en mi vida, como un arpa su música, y te lo devuelva, al

fin, con mi vida!64

Es esta misma servidumbre la que lo conduce a la libertad.Como el hombre es templo de Dios, debe actuar de manera tal que honre a quien en él habita. Todo él debe reflejar a Dios. Así lo manifiesta el poeta:

“Quiero tener mi cuerpo siempre puro, vida de mi vida, que has dejado tu huella viva sobre mí.

Siempre voy a tener mi pensamiento libre de falsía, pues tú eres la verdad que ha encendido la luz de la razón en mi frente.

Voy a guardar mi corazón de todo mal, y a tener siempre mi amor en flor, pues que tú estás sentado en el sagrario más íntimo de mi alma.

Y será mi afán revelarte en mis acciones, pues que sé que tú eres la raíz que fortalece mi trabajo.”65

Como se ve, hay varias formas de acceder a Dios. Los caminos no son fáciles, el hombre debe superar los múltiples obstáculos que se le presentan. Así como puede ocurrir que niegue a Dios, también sucede que, queriendo, el hombre no puede ver y se encuentra como perdido en tinieblas. Esta oscuridad se vive como un alejamiento de Dios.

“Aquella noche en que el huracán me echó abajo la puerta, una racha apagó mi lámpara, y todo se quedó oscuro; y yo no supe que tú habías entrado en mi cuarto, sobre las ruinas.

Yo tendía los brazos al cielo, buscando ayuda. Estaba echado en el polvo, esperando en la negrura tumultuosa, sin saber que la tempestad era tu propia bandera.”66

En ese estado de inseguridad no se da cuenta de que la noche es un paso más en este camino hacia el encuentro con Dios.

63 La cosecha 83.64 Tránsito 55.65 Ofrenda lírica 5 (Gîtimâlya 20). En La religión del Hombre p. 121 Tagore dice del hombre que “debe revelar en su personalidad a la Suprema persona mediante sus actividades desinteresadas”. Ver también Ibid p. 138; Ofrenda lírica 34 y La cosecha 33.66 Tránsito 21. Aparece también esta imagen de la noche en: Ibid 36; La cosecha 1; El asceta p. 105; Recuerdos p. 232; Malini p. 69; Ciclo de la Primavera pp. 92-93 y Ofrenda lírica 51. En Ocampo, V… p. 42 figura una carta que el poeta escribiera a la autora el 13 de enero de 1925, en ella le confiesa: “Cuando mi libertad de luz está oscurecida cierto tiempo, siento como si soportara el peso de un disfraz, como la mañana en su disfraz de niebla. No me veo a mí mismo, y esta oscuridad, como una pesadilla, parece sofocarme con su pesado vacío.”

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“¿Y qué otro dolor es comparable con el estado en el que la oscuridad impide el encontrar un camino que salga de la oscuridad?”67

“Vivimos apartados de nuestro Dios. Pues la pena de la separación y el regocijo de volver a verse están unidos íntimamente, como el humo es el comienzo de la llama, el dolor es la preparación para la dicha.”68

Y aunque no pueda sentir a Dios en la noche, Él es quien lo guía hacia la luz:

“En el rendido anochecer, ando buscando el camino de mi casa; y el guía viene con su lámpara, y me hace señas que vaya.”69

“¡Cójeme de la mano, que la noche está oscura, y tu peregrino ciego; sácame de la desesperación; prende con tu llama la lámpara sin luz de mi pena; despierta de su sueño mi fuerza cansada!”70

Y luego de la noche viene la luz:

“Cuando se levante de mi alma el manto de la oscuridad, será música tu sonrisa”71

“¡Al fin se ha levantado el velo, se ha rasgado el manto, en esta profunda oscuridad!”72

“El sol está sonando desde Oriente, su tambor de victoria. ‘Estoy bendita’ dice la noche; ‘muero feliz’. Llena su bolso de limosna de oro, y parte.”73

Una vez que el hombre haya tenido la visión, aunque se aleje, su vida habrá cambiado para siempre. Tagore narra su propia experiencia:

“Yo vagué de aquí a allá entre los abetos, me senté junto a las cascadas y me bañé en sus aguas, contemplé la grandeza del Kinchinyunga a través de un cielo sin nubes, pero en los que me habían parecido los lugares más a propósito no encontré la visión. Había llegado a conocerlo pero ya no podía contemplarlo. Mientras admiraba la joya se había cerrado de repente la tapa dejándome con los ojos fijos en el estuche que la encerraba. Pero, a pesar de todo el atractivo de su artificio, no había ya peligro de que pudiese confundirlo con una caja vacía.”74

Así la experiencia de Dios modifica la actitud del hombre ante el mundo y en el mundo. El hombre descubre en sí mismo y en los demás a Dios, descubre que es templo de Dios y que el servicio a Dios se realiza a través del servicio al prójimo, en él el hombre se realiza en esta vida.

“Mi oración, Dios mío, es ésta:Hiere, hiere la raíz de la miseria en mi corazón.Dame fuerza para llevar lijero mis alegrías y mis pesares.

67 Recuerdos p. 276.68 Ibid p. 298.69 Tránsito 36. La imagen de Dios como guía aparece también en Ibid 60 y 78.70 Ibid 7.71 Ibid 9. Ver también Ibid 6 y 7.72 Mashi p. 24.73 Ciclo de la Primavera p. 103.74 Recuerdos p. 236.

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Leda Pilello El peregrinar hacia Dios en la obra de Rabindranath Tagore

Dame fuerza para que mi amor dé frutos útiles.Dame fuerza para no renegar nunca del pobre, ni doblar mi rodilla al poder del

insolente.Dame fuerza para levantar mi pensamiento sobre la pequeñez cotidiana.Dame, en fin, fuerza para rendir mi fuerza, enamorado, a tu voluntad.”75

Al final de su camino, el hombre se da íntegramente:

“Acéptame, Señor; cójeme este rato; y que se lleve el olvido los días huérfanos que pasé sin ti.

Tiende este momentillo mío, descansadamente, en tu falda, y tenlo bajo tu luz.He vagado persiguiendo voces que me atraían, pero que no me llevaron a

ninguna parte.¡Déjame ahora que me siente, tranquilo, a escuchar tus palabras en el corazón de

mi silencio!¡No apartes tu cara de los oscuros secretos de mi alma, sino enciéndelos hasta

consumírmelos en tu fuego!”76

Y Dios se revela completamente:

“Canta la cascada: Aunque una poca de mi agua basta al sediento, ¡con qué alegría se la regalo toda!”77

Y entonces se produce el encuentro definitivo:

“La hora de las bodas es el crepúsculo, cuando los pájaros cantaron ya lo último, y los vientos se han echado sobre las aguas; cuando el sol poniente alfombra la cámara nupcial, y se prepara la lámpara que ha de arder toda la noche.

El Venidor Invisible anda entre la tiniebla muda; mi corazón está temblando.Todas las canciones se callan, que el rito va a cumplirse ya bajo la estrella

vespertina.”78

“¡Ya he llegado a la playa del mar sin fin; ya voy a echarme en él y a perderme para siempre!”79

El último paso es la muerte. Tagore no la entiende como desintegración sino como nacimiento a una nueva experiencia, la de la felicidad. En sus obras, es aceptada y esperada.

“Hoy has enviado a la puerta de mi casaal mensajero de la muerte:y yo lo adoraré, las manos juntas,con desesperadas lágrimas en los ojos;lo adoraré colocando a sus piesel tesoro de mi alma.”80

75 Ofrenda lírica 3676 Tránsito 4. Ver también Ofrenda lírica 34 y La cosecha 2 y 32.77 Pájaros perdidos 69.78 Tránsito 13.79 Ibid 37. Puede pensarse que se está refiriendo a la desaparición del ego. Sobre el encuentro con Dios, ver también Ibid 17; y Ofrenda lírica 43.80 Naivedya s/d en “Legami spezzati - Liriche” p. 281. Sobre cómo concibe Tagore a la muerte, escribe Fryda Schultz de Mantovani en El maestro - poeta en “Sur nº 170 Mayo-Junio de 1961” p.86: “Considera a la muerte como una sombra que acompaña a la vida, como una apariencia y no como la última realidad.

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La acepta porque comprende que encontrar la muerte es encontrar a Dios:

“¡Pues venga la muerte, que es negra como tú, que tiene su cara bella como la tuya! ¡Ella es tú; tú mismo eres ella, Rey!”81

El otoño, el invierno, el anochecer, son imágenes que ilustran que éste es el momento del encuentro con Dios.

“Ahora es ya de noche, la hora de dejar el campo labrantío por los caminos abiertos; de encaminarnos al hogar donde la paz nos aguarda”82

En gran parte de sus cuentos y de sus dramas los personajes terminan encontrándose con la muerte.83 Tránsito habla del paso de este al otro mundo, el tema de El cartero del Rey es la espera de Dios ante la muerte inminente. En ambos escritos Dios aparece como el que lleva a la otra orilla, el que disipa las sombras.84 En ese encuentro el hombre se realiza. Y “cuál es esta realización? Pues nuestra libertad en la verdad, cuya oración se expresa así: Llévanos de lo irreal a la realidad…”85 y la encarnación de la realidad es ânanda, la alegría absoluta, la felicidad:

“Antes, yo me agachaba, tímido, en la sombra de lo seguro. Ahora que la resaca de la Alegría me alza sobre tu cresta, mi corazón se agarra a la roca agria de su dolor.

Antes, yo iba a sentarme solo en un rincón de mi casa, porque la creía pequeña para cualquiera que venía. Ahora que esta Alegría impetuosa abre su puerta de par en par, comprendo que hay sitio en mi casa para Ti y para todos.

Antes, yo andaba de puntillas, cuidadoso de mí, remilgado y con perfumes. Ahora que este torbellino de Alegría me ha tirado por tierra, me río a carcajadas y me revuelco en el polvo, a tus pies, como un chiquillo.”86

“Hoy, no sé por qué, mi vida está loca, y una trémula alegría me pasa el corazón.

Es como si hubiese llegado el tiempo de acabar mi trabajo. Y siento en el aire no sé qué vago aroma de tu dulce presencia.”87

En esa atmósfera de alegría y contento puede hacer Tagore un análisis retrospectivo de su vida. Así finaliza su escrito autobiográfico, que intituló Recuerdos:

‘Parece negra, como el cielo parece azul -dice-; pero ella no ennegrece la existencia, justamente como el cielo no deja la mácula de su color sobre las alas de los pájaros’.”81 El rey del salón oscuro p. 91.82 La religión del Hombre p. 203. En La cosecha 1 (Gîtimâlya 85) encontramos: “En el cansado anochecer, tu llamada viene de tu casa, por el sol poniente de la ribera”, y en Ibid 30 (Gîtimâlya 106): “Cayendo ya el día cansado, vino mi corazón al umbral de tu palacio”. Ver pasajes similares en Tránsito 36 y 46; y Ofrenda lírica 5.83 En La hermana mayor; Las escaleras del río; El abandonado y Salvada en “La hermana mayor y otros cuentos”; Las piedras hambrientas; La victoria; Una vez hubo un rey; La vuelta al hogar; Mi señor el niño y ¿Viva o muerta? en “Las piedras hambrientas y otros cuentos”; El rey y la reina, Malini, El asceta; El cartero del rey y Mashi.84 Ver Tránsito 32, 36, 46 y 70.85 La religión del Hombre p. 185. En Ibid p. 188 dice: “La verdad reside en la unidad, y, por consiguiente, la libertad consiste en comprenderlo así.”86 La cosecha 76 (Gîtimâlya 36).87 Ofrenda lírica 46 (Gitâñjali original Nº 20). Ver también Tránsito 34; y 46 y Ciclo de la Primavera p. 105.

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“En cuanto abarca mi vista, el profundo duelo de un anochecer eterno de mi espíritu anhelante de amor, triste y solitario, enluta mi vida con sus pesados dobleces. Más allá de los lejanos límites de la tierra y del cielo, las horas pasan, en el caer sin descanso del agua, y todo el cielo resuena con esta tonada: ‘¡Cómo pudiste pasar tus días lentos y tus cansadas noches lejos de tu Dios!’

Sin embargo, a través del dolor de la separación, una honda dulzura emana secretamente; la fragancia de no sé qué bosque en flor nos llega, trayéndonos, en la brisa, un aliento de amor sin nombre. La misma angustia del corazón repite a nuestro oído: ‘Él es. Verdaderamente Él es.’

Donde empezó este apartamiento de mi vida, allí estaba Él, y donde tenga, un día, mi vivir su término, allí Él espera, Y aquí, en medio del camino, sin ser visto, ¡cuán suavemente tañe Él su arpa!”88

CONCLUSIÓN

Este hombre que, al igual que la Reina Sudarshana, quiere ver, quiere conocer, saber, este hombre que se pregunta ‘¿quién soy?’, que busca encontrarse consigo mismo, este hombre se pone en marcha.

Y aunque tropiece en su camino, aunque tenga miedo, ya que conocer implica acceder a otro plano, aunque por ese mismo miedo de pronto huya, aunque se rebele ante ese conocimiento que ansía y a la vez teme obtener, aunque la noche caiga sobre él y se ciegue y no pueda ver, aunque sus fuerzas decaigan, él seguirá (como dice el poeta) ‘navegando y navegando’.

¿Por qué? Porque Dios está detrás de la noche, llamándolo, porque es Dios mismo quien correrá el velo de esa oscuridad y le permitirá volver al camino. Porque de Dios le viene esa fuerza que lo impele a seguir. Es Dios quien lo llama a su encuentro desde dentro de su corazón, lo llama desde los corazones de los demás hombres, desde todos los seres (animados e inanimados). Dios no deja de llamarlo. Dios atrae, y su atracción es irresistible.

Es así que la opción del hombre es limitada. Quiéralo o no, al final se dará el encuentro, al final conocerá. En su libre albedrío puede sólo elegir el camino. Un camino que es de regreso, porque realmente es un volver, un limpiar el espejo para ver lo que siempre existió: Dios no estaba lejos. No se lo podía ver, pero permanecía presente, en el Cosmos, en el mismo corazón del hombre.

A medida que la verdad se va revelando, la vida cobra un nuevo sentido y uno ya no se siente solo, sabe que Él está acompañándolo desde el principio hasta el fin, mientras duerme y mientras trabaja. Y cuando finalmente el hombre se encuentra consigo mismo, se encuentra con Dios, se encuentra con la Verdad, que -dice Tagore- se cifra en la interrelación de todas las cosas. Se encuentra formando parte de un Todo que en su diversidad mantiene su unidad en el Amor.

El hombre quería conocer…y conoció.

“¡Cuánto tiempo dura mi viaje, y qué largo es mi camino!Salí en la carroza del primer albor, y caminé a través de los desiertos de los mundos, dejando mi rastro por las estrellas infinitas. La ruta más larga es la que sale más pronto a ti, y la más complicada enseñanza no lleva sino a la perfecta sencillez de una melodía.

88 Recuerdos p. 299.

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El viajero tiene que llamar, una tras otra, a todas las puertas estrañas para llegar a la suya; ha de vagar por todos los mundos de fuera, si quiere llegar al fin a su santuario interior.Mis ojos erraron por todos los confines antes de que yo los cerrara diciendo: ‘Aquí estás.’ Y el grito y la pregunta: ‘¡Ay! ¿Dónde?’, se derriten en las lágrimas de mil raudales y ahogan el mundo con el desbordamiento de su ‘¡Yo soy!’.”89

89 Ofrenda lírica 12.

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APÉNDICE I: BIOGRAFÍA DE RABINDRANATH TAGORE90

Rabîndranâth Thâkur nace en Calcuta, el 7 de mayo de 1861. A los trece años suspende sus estudios formales, pero continúa recibiendo educación privada en su casa. Antes de cumplir los 14, recita por primera vez, en público, un poema compuesto por él. Viaja a Inglaterra a estudiar leyes, pero regresa sin haber completado sus estudios. En 1901 funda la escuela de Sântiniketan donde da clases a los niños con quienes comparte su vida. Escribe más de dos mil canciones, cuentos, novelas, obras dramáticas, relatos, ensayos y más de mil poemas. En 1904 se publica una edición de su obra poética en nueve tomos.

Militante del Nacionalismo indio, compone cantos patrióticos y escribe sobre política, economía, etc. Se relaciona con Gandhi, con quien llega a distanciarse al no compartir la idea de no-cooperación, él sostenía que ningún pueblo podía salvarse separándose de los otros. Luego ambos se reconciliaron. En 1907, ante el carácter estrecho que toma la agitación política y la separación entre hindúes y musulmanes, se retira a Sântiniketan y abandona toda actividad política.

En 1913 recibe el premio Nobel por su obra Gitâñjali 91. A lo largo de su vida recorre casi toda la India y realiza 12 giras por el mundo, viajando por Europa, Asia, África y América. En 1921 organiza el Instituto de Reconstrucción Rural (Shriniketan) e inaugura la Universidad de Vishva-Bhârati.92 Desde 1930 se dedica a la pintura, expone en Francia, Inglaterra, Alemania e India. Preside el Parlamento de las Religiones en Calcuta en 1937 y en 1940 recibe el título de Doctor Honoris Causa de Literatura de la Universidad de Oxford.

Muere en 1941, a los 80 años.

90 Esta biografía está tomada en líneas generales de la Revista “Sur nº 170 Mayo - Junio de 1961” pp. 1-9.91 La obra maestra de Tagore, traducida al castellano como Ofrenda lírica.92 Daniel Acharuparambil en “Espiritualidad hinduista” p. 238 aclara que es un “nombre tomado de un antiguo verso sánscrito que significaba ‘donde el mundo entero se encuentra en un nido’.”

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APÉNDICE 2: CONTEXTO SOCIOCULTURAL DE LA OBRA DE TAGORE:

Su padre, Debendranath, fue el presidente del Brahmo Samaj, importante movimiento de renovación neohinduista. Su familia, sin renunciar a las riquezas de la historia india, se abrió a Occidente, lo que le permitió reconocer los elementos de valor en ambas tradiciones.

Al igual que los jóvenes de familias pudientes de la época recibió una educación de tipo occidental pero se le enseñó en su propia lengua: el bengalí. Esto y el hecho de que viviera en las zonas rurales de Bengala, en íntimo contacto con la naturaleza y con el hombre de campo, cuya cultura se remonta más lejos y más hondo en la vida de las gentes que la cultura urbana, fueron dos factores principales en el establecimiento de su identidad con su pueblo. Además lo introdujeron en el mundo de la poesía: influenciado por la literatura bengalí e inspirado por la belleza propia de la naturaleza.

Por su conocimiento de la realidad del mundo, su contacto con las penas y las alegrías del hombre, le fue imposible aceptar una concepción del arte divorciado de la vida. De él decía un compatriota: “Es el primero de nuestros santos que no ha rehusado vivir, pero ha hablado desde la Vida misma, y por eso lo amamos.”93

Como poeta, perseguía la belleza como manifestación de la vida, sostenía que la poesía guiaba a los hombres por el sendero práctico de la realización: “En el mundo del arte… -decía- podemos alcanzar una visión diáfana de la unidad, de la encarnación de lo real, que es una alegría perdurable.”94

93 Esto lo cuenta Yeats en el prefacio de Gitanjali, y Victoria Ocampo lo transcribe en “Tagore en las Barrancas de San Isidro” p. 40.94 La religión del Hombre p. 185.

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BIBLIOGRAFÍA

TEXTOS FUENTES

- TAGORE, Rabindranath. Chitra - Pájaros perdidos. Traducción de Zenobia CAMPRUBÍ DE JIMÉNEZ. Editorial Losada S. A. Buenos Aires. Primera edición. 1948.

- TAGORE, Rabindranath. Ciclo de la primavera. Traducción de Zenobia CAMPRUBÍ DE JIMÉNEZ y Juan Ramón JIMÉNEZ. Editorial Losada S. A. Buenos Aires. Sexta edición. 1982.

- TAGORE, Rabindranath. El cartero del Rey - La luna nueva. Traducción de Zenobia CAMPRUBÍ DE JIMÉNEZ y Juan Ramón JIMÉNEZ. Editorial Losada S. A. Buenos Aires. Cuarta edición. 1954.

- TAGORE, Rabindranath. El rey del salón oscuro. Traducción de Zenobia CAMPRUBÍ DE JIMÉNEZ y Juan Ramón JIMÉNEZ. Alianza Editorial. Madrid. 1986.

- TAGORE, Rabindranath. El rey y la reina - Malini - El asceta. Traducción de Zenobia CAMPRUBÍ DE JIMÉNEZ. Editorial Losada S. A. Buenos Aires. Quinta edición. 1973.

- TAGORE, Rabindranath. La cosecha - Regalo de amante - Tránsito - La fugitiva. Traducción de Zenobia CAMPRUBÍ DE JIMÉNEZ y Juan Ramón JIMÉNEZ. Alianza Editorial. Madrid. 1984.

- TAGORE, Rabindranath. La hermana mayor y otros cuentos. Traducción de Zenobia CAMPRUBÍ DE JIMÉNEZ. Editorial Losada S. A. Buenos Aires. Quinta edición. 1975.

- TAGORE, Rabindranath. La Religión del Hombre. Traducción de Rafael CANSINOS-ASSENS. Editorial Aguilar. Buenos Aires. Tercera edición. 1968.

- TAGORE, Rabindranath. Las piedras hambrientas y otros cuentos. Traducción de Zenobia CAMPRUBÍ DE JIMÉNEZ. Afrodisio Aguado, S. A Editores. Madrid. Primera edición. 1955.

- TAGORE, Rabindranath. Legami spezzati - Liriche. Traducción de Giuseppe Sardelli y Francesco Di Pilla. Fratelli Fabbri Editori. Milano. 1965.

- TAGORE, Rabindranath. Mashi. Traducción de Zenobia CAMPRUBÍ DE JIMÉNEZ. Editorial Losada S. A. Buenos Aires. Cuarta edición. 1979.

- TAGORE, Rabindranath. Obras selectas. (Cuatro Tomos). Traducción del equipo editorial. Edicomunicación S. A. Barcelona. 1998.

- TAGORE, Rabindranath. Ofrenda Lírica. Traducción de Zenobia CAMPRUBÍ DE JIMÉNEZ. Editorial Losada S. A. Buenos Aires. Cuarta edición. 1972.

- TAGORE, Rabindranath. Recuerdos. Traducción de Zenobia CAMPRUBÍ DE JIMÉNEZ. Plaza & Janes, S. A., Editores. Barcelona. 1961.

- TAGORE, Rabindranâth. Sadhana. Traducción y Prefacio de Jean HERBERT. Maisonneuve. París. Sixième édition. 1947.

- TAGORE, Rabindranath. The english writings of Rabindranath Tagore. Editado por Sisir Kumar Das. Sahitya Akademi. New Delhi. 1994. Volume one: Poems.

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Leda Pilello El peregrinar hacia Dios en la obra de Rabindranath Tagore

BIBLIOGRAFÍA ESPECÍFICA

- CHURCH, Richard y otros. A Centenary Volume Rabindranath Tagore 1861 - 1961. Publicado por Sahitya Akademi. New Delhi. 1961.

- OCAMPO, Victoria. Tagore en las Barrancas de San Isidro. Editorial Sur S.R.L. Buenos Aires. Primera edición. 1961.

BIBLIOGRAFÍA GENERAL

- ACHARUPARAMBIL, Daniel. Espiritualidad hinduista. B.A.C. Madrid. Primera edición. 1982.

- GALLUD JARDIEL, Enrique. La India en la literatura española. Alderabán Ediciones. Madrid. Primera edición. 1998.

REVISTAS

- SUR Revista Bimestral Nº 270 Mayo - Junio de 1961 . Rabindranath Tagore 1861-1961 Centenario. Editorial Losada S. A. Buenos Aires. 1961.

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