el papel de la pregunta didier santiago
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EL PAPEL DE LA PREGUNTA EN LA CONSTRUCCIÓN DE PERSONAS CRÍTICAS1
Una maravillosa señal de que el hombre filosofa en cuanto tal
originalmente son las preguntas de los niños. No es nada raro oír de la
boca infantil algo que por su sentido penetra inmediatamente en las
profundidades del filosofar. Quien se dedicase a recogerla, podría dar
cuenta de una rica filosofía de los niños. La objeción de que los niños lo
habrían oído antes a sus padres o a otras personas, no vale
patentemente frente a pensamientos serios. La objeción de que estos
niños no han seguido filosofando y que, por tanto, sus declaraciones
sólo pueden haber sido casuales, pasa por alto un hecho: que los niños
poseen con frecuencia una genialidad que pierden cuando crecen2.
Resumen
Este artículo pretende mostrar como la pregunta es parte vital de la vida de las personas y cómo ésta se va
perdiendo con la llegada a la edad adulta, en tanto que los sistemas educativos y culturales mutilan la capacidad
para preguntar tan natural en los niños. Pero que sí esta capacidad de preguntar se potencia desde edades
tempranas en el marco de una comunidad de indagación al estilo de Filosofía para Niños, puede contribuir a la
construcción de seres humanos más críticos frente al entorno cultural y social que les rodea.
Introducción
La tesis que postula inicialmente Karl Jaspers es que las preguntas que realizan los niños son la mejor muestra
del filosofar en el hombre, y que al parecer esa genialidad que ellos poseen se pierde con el paso del tiempo.
¿Por qué se pierde? ¿Acaso la pregunta desaparece en la medida en que crecemos? ¿A dónde se fueron las
preguntas que hacíamos cuando éramos niños? En las siguientes líneas trataré de sugerir algunas respuestas a
estos interrogantes. La tesis de la cual se va a partir es que en la mayoría de los casos los sistemas educativos,
culturales y sociales nos van mutilando la genialidad con la que elaboramos preguntas cuando somos niños y que
sí alimentamos ésta capacidad para preguntar desde edades tempranas podremos llegar a construir personas más
críticas, es decir capaces de elaborar mejores juicios frente a sí mismos, frente a los otras personas, frente a las
instituciones, a los procesos culturales y sociales de los que hacemos parte, todo ello en el marco de una
comunidad de indagación. Para efectos de orden, dividiré el escrito en dos partes a saber: la relación entre la
filosofía y los niños; el concepto de comunidad de indagación y algunos ejemplos de las preguntas que
construyen los niños en el aula de clase.
La filosofía y los niños
La pregunta es una forma de comunicación e interacción con todo lo que nos rodea, las preguntas son inherentes
al ser humano, desde el momento en que empezamos a articular nuestras primeras palabras. Estas primeras
formas de expresión son las que nos permiten ir redescubriendo el contexto en el que nos hallamos inmersos,
porque queremos saber lo que nos resulta desconocido. Cabe aclarar que cuando llegamos al mundo, las
personas y las cosas ya están ahí y lo que hacemos es aprender esa red de referencias significativas que otros
han creado.
La pregunta surge porque ignoramos algo y en la mayoría de los casos queremos descubrir su respuesta o
significado. Siempre a lo largo de nuestra vida ignoramos muchas cosas y cuanto más aprendemos, nos damos
cuenta de lo ignorantes que somos. Así la pregunta en cierto sentido nos ayuda a encontrar y dar significado a
las personas, situaciones, cosas etc... que tenemos a nuestro alrededor. Sin embargo, con el paso del tiempo y la
llegada a la edad adulta esta capacidad de preguntar tan propia de los primeros años vida, se ve reducida en la
mayoría de los casos a preguntas informativas sobre aquellas cosas que nos afectan a diario. Aunque la perdida
1 Didier Arnulfo Santiago Franco. Docente del Departamento de Filosofía de UNIMINUTO.
2Jaspers, Karl(1978)“¿Qué es la filosofía?”,En la Filosofía ,México: F.C.E., pp.,7-14
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de la pregunta no sólo está matizada por la pérdida del asombro en la edad adulta, sino que también nos apena
reconocer que somos ignorantes, nadie dentro de la escena pública se quiere reconocer como tal. Los niños en la
mayoría de los casos sí expresan su ignorancia y lo hacen porque tienen el firme deseo de aprender algo más
sobre el mundo en el que se encuentran.
Este problema también se ve reflejado en muchas aulas de clase; elaborar preguntas es muy complejo y lo va a
hacer más si la educación no se preocupa por desarrollar habilidades para preguntar. Sabemos que la filosofía se
interesa más por las preguntas que por las respuestas, en tanto que las primeras promueven rupturas, generan
nuevas perspectivas y permiten que el conocimiento avance, por ello lo que sugerimos de fondo es que el acto
educativo se preocupe más por generar preguntas, que por transmitir las respuestas que otros han pensado o
descubierto.
No es negar la tradición del conocimiento que se ha construido a lo largo de la historia del hombre, sino es
enseñar el cómo esa tradición llegó a formarse. Pues en la mayoría de los casos se trasmiten las teorías y damos
por sentado que no es necesario ir más allá de las mismas y cuál es la conexión que ellas tienen con nuestro
diario vivir. Explicamos la filosofía de Emanuel Kant, la teoría de la evolución de Charles Darwin, la
reproducción humana, entre otros saberes que el hombre ha acumulado, pero no explicamos el proceso que tuvo
lugar para llegar a su construcción. Por ejemplo las matemáticas nos enseñan que: los números son infinitos y
exactos en sus diversas operaciones, pero en la mayoría de los casos no se nos dice el por qué lo son, cómo el
hombre llegó a concebirlos como algo exacto e irrefutable; sólo damos por sentado que así son las cosas y no es
necesario ir más allá.
Es necesario explorar el mundo de vida de los niños en las diversas interpretaciones que ellos mantienen sobre
él. Para esto, es de suma importancia preguntarse: ¿cómo entienden los niños el mundo? En primera instancia, la
mentalidad del niño es algo abierto, con una razón intrínseca por conocerlo, explorarlo, aprenderlo, en una
palabra: desnudarlo para sí, y, de esta forma, ver qué tan ciertas son todas aquellas cosas que los adultos le dicen.
¿Cómo son? ¿Para qué sirven? ¿Por qué todo está hecho de esa manera? ¿Por qué pensarlo desde lo que les han
dicho? Tales son preguntas que los niños tienden a plantearse una y otra vez.
Al adentrarnos en el universo de los niños se puede descubrir que aparece un mundo a veces no comprendido; es
como lanzarse en una aventura de la cual se puede esperar cualquier cosa. Por esto el niño, cuando es arrojado al
mundo, éste lo asalta, lo asombra y quiere saber para qué fue hecho. ¿Por qué los adultos han hecho palabras
complicadas para lo que a simple vista puede ser sencillo? ¿Por qué no descubrirlo, inventarlo de otra forma? De
modo que el explorar el mundo de los niños implica buscar el sentido latente en el sentido aparente de sus
interpretaciones, es decir lo que está oculto en su espontaneidad, en su lenguaje, en la naturaleza y, en definitiva,
en todo lo que se encuentra y es capaz de usar. Ahora bien, ¿En qué momento propiamente empieza el filosofar
en los niños? Lipman afirma al respecto:
¿Cuándo empieza el niño a razonar filosóficamente? Porque, si bien toda actividad filosófica
implica el razonamiento, no todo el que razona está involucrado en una actividad filosófica. Los
niños empiezan a pensar filosóficamente cuando empiezan a preguntar ¿Por qué?
La pregunta porque es sin duda una de las favoritas de los niños pequeños. Pero sus usos no son
nada sencillos. En general, se está de acuerdo en atribuir dos funciones principales a la pregunta
¿Por qué? La primera es descubrir la explicación de una causa, la segunda es definir una
finalidad3.
Explicar la causa de una cosa es hacer alusión a las posibilidades de que una cosa aparezca. Se puede explicar la
caída de los cuerpos a partir de la fuerza de gravitación universal, que los atrae hacia la tierra; se puede explicar
3Lipman, M., Shar, A. M., & Oscanyan, F. (1980).Philosophy in the Clasroom. Philadelfia: Temple University Press.
Utilizo la versión traducida al español Diego Antonio Pineda con su autorización. pp. 68-69.
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la causa de un incendio en los cerros de Bogotá porque alguien tiro la colilla de un cigarrillo encendido, o porque
la luz solar se refracta a través de una botella y origina el fuego en las hojas secas.
“Preguntar para averiguar la finalidad es preguntar para qué está hecha una cosa o para que sirva una actividad”4.
La finalidad de una carretera es comunicar un lugar con otro. La finalidad de un borrador es que sirva para
borrar, o de un lápiz que sirva para escribir. Sin embargo, hay otro tipo de preguntas que buscan indagar sobre
las razones del ¿por qué sucede algo? Por ejemplo, si un niño pregunta dentro de una indagación en el aula ¿Por
qué pensamos? En primera instancia puede ser una pregunta muy obvia, para los niños, pues todos piensan y no
necesitan realizar ningún esfuerzo para pensar, pues es algo inherente al hecho de ser hombre. Sin embargo, si
analizamos la pregunta puede tener, varias interpretaciones; en primera instancia puede referirse al hecho
biológico que hace posible en los seres humanos el acceso o la llegada al pensamiento, es decir las condiciones
psíquicas y físicas que nos permiten pensar, por otra parte puede referirse a la necesidad del pensamiento como
parte inherente a nuestra forma de vida como seres humanos. En síntesis preguntar es algo complejo que está
siempre presente en la vida de los seres humanos, especialmente en los niños que lo hacen de manera
espontanea, por tanto hay que buscar un escenario propicio en el que se desarrollé la pregunta y esto es lo que se
quiere proponer al hablar de una comunidad de indagación.
La comunidad de indagación y la construcción del juicio crítico
La “comunidad de indagación” que tiene su origen en la idea de “comunidad de investigación”, desarrollada por
el filósofo norteamericano Charles Sanders Peirce para dar cuenta del modo como se construye la ciencia por
medio del esfuerzo cooperativo entre una comunidad de investigadores. Para Peirce, por supuesto, se trataba de
una comunidad de investigadores científicos. Lipman, sin embargo, busca ampliar la idea, con el fin de entender,
por una parte, que, así como puede haber una comunidad de investigación científica, puede haber también una
comunidad de investigación filosófica; y, por la otra, que dicha comunidad no tiene por qué estar restringida a un
grupo de “sabios” o especialistas, sino que puede estar abierta para todo hombre razonable, e incluso –ésta es la
gran novedad- a los propios niños. Esta comunidad de investigadores es, según Peirce, un grupo de personas que,
mediante una actividad deliberativa, buscan la autocorrección y el pensamiento crítico. Esta actividad no sólo
tiene un componente epistemológico, sino también un carácter ético, ya que en ella se cultiva la disponibilidad
para dar y recibir ideas, la perseverancia, la honestidad y la cooperación5.
Por tanto, el principal objetivo aquí es romper con los esquemas de la educación pensada como trasmisión de
saberes, para preocuparse no por el producto, sino por el proceso que se realiza para llegar a él. Justamente a la
hora de la práctica, no hay que enseñar filosofía, sino que hay que enseñar a los niños a pensar filosóficamente,
en otras palabras hacer filosofía con ellos. La filosofía, de esta forma, busca promover en los niños la realización
de buenos juicios. Pero, ¿cómo entender dicha realización? Precisamente desde el lenguaje, que permite discutir,
analizar y proponer nuevas formas. A esto lo debe acompañar un esfuerzo por descubrir las falacias que se hallan
en lenguaje o pensamiento cotidiano; por ejemplo, las personas desde niños se les ha dicho que digan la verdad,
que sean justos, que admiren lo bello, que sean buenos, pero nunca les dicen qué es la verdad, la justicia, lo bello
o lo bueno. Una buena forma de empezar a aclarar estos interrogantes es la comunidad de indagación que
promueve una construcción comunitaria del conocimiento.
Esta y otras preguntas surgen de manera recurrente en las aulas de clase, a partir de la lectura de las novelas del
programa de FpN6 u otras alternativas que sugieren los manuales que acompañan el trabajo con el programa.
4 Ibídem.
5Garza, T. d. (2002). Comunidad, Democracia y Educación en el pensamiento de M. Lipman. En F. G. (Coord.),
Mattew Lipman: Filosofía Y Educación (págs. 205-246). Madrid: Ediciones de la Torre. 6Entre las novelas que se trabajan en el programa de Filosofía para Niños en Colombia se encuentran: “Los cuentos de la
Mariquita Juanita” “La pequeña tortuga ante el gran fondo del espejo marino” “Checho y Cami” “Amaranta Por qué”
“El miedo es para los valientes” “Rosalinde tiene ideas en la cabeza” “Pixie” y “El descubrimiento de Harry; algunas de
ellas vienen incluidas en los materiales que han sido elaborados especialmente en el trabajo de Filosofía para Niños. Para
mayor información remitirse a: Pineda, D. A. (2004). Filosofía para niños: El ABC . Bogotá : Betá. pp. 113-132
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Precisamente el fomento de la capacidad para hacer mejores preguntas, ha sido uno de los principales objetivos
dentro del trabajo que se realiza en las comunidades de indagación; por esta razón a continuación presentaré
algunos ejemplos que a mi modo de ver pueden ayudarnos a entender de una mejor manera los desarrollos que se
pueden alcanzar al tener en cuenta las preguntas que realizan los niños. Fácilmente encontramos a niños que se
preguntan sobre la imaginación, la realidad, la fantasía, las ideas, los pensamientos, la verdad, el tiempo y en fin
una infinidad de preguntas que tienen una estrecha relación con la filosofía.
A continuación relataré algunas de las experiencias más significativas con las preguntas dentro del aula de
clase7. En una ocasión al iniciar un diálogo sobre la pregunta el por qué los adultos siempre estaban tan
ocupados, uno de los niños mencionó como respuesta que no tenían tiempo porque siempre estaban trabajando
y justo con esta afirmación se pudo sugerir la siguiente pregunta. Es cierto entonces que los adultos no tienen
tiempo, pero entonces ¿qué es el tiempo? Cuando se lanzó la pregunta varios de los niños de tercer grado dieron
las siguientes ideas: lo que está pasando, o lo que aparece en el reloj. Luego uno de los niños realizó la
siguiente afirmación: el tiempo era el origen de todo, pues gracias a él todo había empezado a evolucionar
gracias a una explosión inicia originada por Dios. Después pasó al tablero y explicó que el tiempo era el punto
inicial del cual se derivaban líneas horizontales que iban cruzadas por líneas verticales que eran los
acontecimientos históricos. Las anteriores conclusiones del niño bien pudieron ser construidas a partir de
conocimientos previos, pero lo que quiero destacar aquí es cómo una pregunta dio lugar a un nuevo
conocimiento para sus compañeros de aula.
En otra ocasión con un grupo de estudiantes después de leer el capítulo tres de la novela “Pixie”8 surgió un
interesante diálogo con base en la pregunta ¿cuál es la relación entre hablar y pensar? El capítulo sugiere que al
hablar las personas expresan lo que sienten y piensan9; al respecto los estudiantes opinaban que el habla expresa
lo que pensamos. Y ¿qué pasaría si se eliminan las palabras? Pues no queda para pensar nada. ¿Qué te sugiere
la palabra nada? Lo que no es concreto, la misma nada. Sin embargo, otros apreciaban que la nada es algo pues
al pensar en nada, inevitablemente estamos pensando en eso y por tanto es algo. En este segundo ejemplo se ve
claramente como los estudiantes examinan las diversas posibilidades que tiene el pensamiento y cómo se puede
escudriñar en él, y examinando de manera clara algunos de los supuestos en que se basa nuestra realidad
cotidiana.
Ahora bien, quisiera cerrar con la exposición sobre algunas de las respuestas que construyen los niños sobre la
pregunta: ¿qué es la filosofía?10
Las respuestas de algunos de los niños son las siguientes:
Es el arte en el que un individuo, piensa más de lo que dice pensar, tiene que ver las cosas de otra
manera y no importa sí las opiniones son varias, porque dan nuevas conclusiones11
La filosofía es el arte de pensar, analizar, e indagar sobre diferentes temas que abarcan al humano desde
tiempos inmemorables hasta temas de la actualidad12
La filosofía busca responder a diferentes interrogantes sobre el ser humano y estos niños sin llegar a abordar un
conocimiento académico sobre la misma dan cuenta de algunas de sus tareas. Esta es tan sólo una muestra de la
construcción de personas críticas desde edades tempranas con la construcción de preguntas en el marco de una
7 Estos ejemplos de „comunidades de indagación‟ fueron realizados con los niños del grado tercero a quinto de primaria del
Colegio Champagnat de Bogotá en el año 2007. 8 Novela del programa de Filosofía para Niños escrita por Mattew Lipman, que hace especial énfasis en la lógica informal.
9 Lipman, M. (2004). Pixie; Traducción y adapatación cultural para Colombia; Pineda, Diego Antonio. Bogotá: Beta. p.20. 10
Estas respuestas se originaron como productos de los diálogos que se dieron en la comunidad de indagación después de
varias sesiones sobre el tema con los niños en el Liceo Hermano Miguel la Salle de Bogotá en el año 2007. 11
Juan Camilo Cortés. Niño del grado 501 del Liceo Hermano Miguel la Salle. 12
Sergio Mateo Bulla. Niño del grado 502 del Liceo Hermano Miguel la Salle.
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comunidad de indagación. No es la solución definitiva en la formación de personas más reflexivas, pero si sé
puede convertir en una buena alternativa para la construcción de un mundo en el que las personas sean más
democráticas y justas con los otros que cohabitan con ellos.
Bibliografía
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Buenos Aires: Manantial.
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como "On writing a Philosofical Novel". En A. M. Sharp, & R. (. Reed, Studies in Philospophy for Children.
Harry Stottlemeier´s Discovery (págs. 3-7). Philadelfia: Temple University Press. Utilizo la versión traducida al
español Diego Antonio Pineda con su autorización.
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Traducción, introducción y notas Virginia Ferrer Cerveró. Madrid: Ediciones De La Torre.
Lipman, M., Shar, A. M., & Oscanyan, F. (1980). Philosophy in the Clasroom. Philadelfia: Temple University
Press. Utilizo la versión traducida al español Diego Antonio Pineda con su autorización.
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Antonio. Bogotá: Beta.
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Artículo publicado en: Revista Internacional Magisterio. Bogotá. (Colombia) 9(48) Enero-Febrero de
2011. pp. 28-31 ISSN: 416924050048