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Documento de Trabajo El ordenamiento territorial en la gestión de cuencas hidrográficas: criterios de base y nuevos elementos de discusión Walter Chamochumbi (*) RESUMEN El OT es una práctica empírica muy antigua que probablemente surge como un proceso espontáneo, durante la conformación de las primeras sociedades humanas. Se dice que desde siempre, en diferentes regiones del mundo, se ha realizado algún tipo de ordenamiento del territorio sin saberlo o tener conciencia exacta de ello. En cambio el OT como una práctica científica, integrado a decisiones políticas de planeación, se data que surge a partir de 1930 en países del norte, como Estados Unidos. Donde también se acuña por primera vez el término ordenamiento integral de cuencas. De otro lado, en Latinoamérica, si bien se sabe que el OT es una práctica empírica muy antigua de culturas originarias prehispánicas que evolucionaron según el contexto de su dialéctica territorial, surge como una práctica científica de forma tardía a fines de la década de 1940. Desde entonces el OT ha ido evolucionando y puede ser considerado hoy un instrumento aplicable a diferentes escalas y espacios, como la cuenca hidrográfica, según su dialéctica territorial y el marco de la política y modelo de desarrollo priorizado. Así pues, en el contexto particular de la región andina, se puede decir que el instrumento de OT es de reciente data, donde los ensayos de ordenamiento en la gestión de cuencas hidrográficas son en su mayoría procesos en curso o experiencias inacabadas. En tal sentido, según las tendencias del escenario global, aproximamos nuevos elementos de discusión en su enfoque y aplicación, así como algunos criterios de base instrumental propuestos en el marco de la gestión de cuencas hidrográficas. Analizamos aspectos técnicos y sociales de los procesos de ordenamiento u OT de cuencas, sugiriendo explorar nuevos métodos de integración de la realidad económica, social, ambiental y cultural, en tanto constituyen una fase importante del proceso de gestión integral de cuencas para lograr su fin mayor, el desarrollo humano sostenible. PALABRAS CLAVES Ordenamiento territorial, dialéctica territorial, gestión, cuenca hidrográfica, enfoque, desarrollo sostenible. (*) Mag. Ing. Agrónomo, Instituto Salud y Trabajo. Lima, enero 2010. ________________________________

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Documento de Trabajo

El ordenamiento territorial en la gestión de cuencas hidrográficas: criterios de base y nuevos elementos de discusión

Walter Chamochumbi (*)

RESUMEN El OT es una práctica empírica muy antigua que probablemente surge como un proceso espontáneo, durante la conformación de las primeras sociedades humanas. Se dice que desde siempre, en diferentes regiones del mundo, se ha realizado algún tipo de ordenamiento del territorio sin saberlo o tener conciencia exacta de ello. En cambio el OT como una práctica científica, integrado a decisiones políticas de planeación, se data que surge a partir de 1930 en países del norte, como Estados Unidos. Donde también se acuña por primera vez el término ordenamiento integral de cuencas. De otro lado, en Latinoamérica, si bien se sabe que el OT es una práctica empírica muy antigua de culturas originarias prehispánicas que evolucionaron según el contexto de su dialéctica territorial, surge como una práctica científica de forma tardía a fines de la década de 1940. Desde entonces el OT ha ido evolucionando y puede ser considerado hoy un instrumento aplicable a diferentes escalas y espacios, como la cuenca hidrográfica, según su dialéctica territorial y el marco de la política y modelo de desarrollo priorizado. Así pues, en el contexto particular de la región andina, se puede decir que el instrumento de OT es de reciente data, donde los ensayos de ordenamiento en la gestión de cuencas hidrográficas son en su mayoría procesos en curso o experiencias inacabadas. En tal sentido, según las tendencias del escenario global, aproximamos nuevos elementos de discusión en su enfoque y aplicación, así como algunos criterios de base instrumental propuestos en el marco de la gestión de cuencas hidrográficas. Analizamos aspectos técnicos y sociales de los procesos de ordenamiento u OT de cuencas, sugiriendo explorar nuevos métodos de integración de la realidad económica, social, ambiental y cultural, en tanto constituyen una fase importante del proceso de gestión integral de cuencas para lograr su fin mayor, el desarrollo humano sostenible. PALABRAS CLAVES Ordenamiento territorial, dialéctica territorial, gestión, cuenca hidrográfica, enfoque, desarrollo sostenible.

(*) Mag. Ing. Agrónomo, Instituto Salud y Trabajo. Lima, enero 2010. ________________________________

El ordenamiento territorial en la gestión de cuencas hidrográficas 2

INDICE Pág.

1. Introducción

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2. Dialéctica Territorial Andina y Ordenamiento Territorial 4

2.1. Alcances y límites del Ordenamiento Territorial: breves notas

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3. La Cuenca Hidrográfica: ¿un escenario problema?

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3.1. La gestión de cuencas hidrográficas.

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4. Criterios de base para aplicar el instrumento de Ordenamiento Territorial en la Gestión de Cuencas Hidrográficas

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4.1. Primer criterio: el proceso de diagnóstico.

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4.2. Segundo criterio: los instrumentos y métodos.

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4.3. Tercer criterio: participación flexible e inclusiva de todos los actores.

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4.4. Cuarto criterio: la planificación horizontal y vertical.

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4.5. Quinto criterio: escala y temporalidad.

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4.6. Sexto criterio: densidad poblacional y actividades productivas.

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4.7. Séptimo criterio: incorporación del enfoque de género.

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5. Reflexiones Finales

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1. Introducción Se sabe que el ordenamiento territorial es una práctica empírica muy antigua que probablemente surge como un proceso espontáneo, durante la conformación de las primeras sociedades humanas. Por eso se dice que desde siempre, en diversas regiones del mundo, líderes de las diferentes culturas originarias, gobernantes de los estados y responsables políticos de las diversas jurisdicciones territoriales, han realizado en determinado momento algún tipo de ordenamiento del territorio sin saberlo o tener conciencia exacta de ello. Es recién a partir de la década de 1930, se dice como reacción a la gran crisis capitalista de 1929, que en países como Estados Unidos se data el surgimiento del OT como una práctica científica integrada a decisiones políticas de planeación. Y además, que en ese país se acuña por primera vez el término “ordenamiento integral de cuencas”, incorporando aspectos de irrigación, transportes, energías, asentamientos humanos. Sin embargo, se dice también que el concepto “política de ordenamiento territorial” -como tal- se desarrolla recién en Francia hasta 1963.1 En Latinoamérica, en cambio, la historia del OT aparece al inicio como una práctica empírica propia de las culturas originarias precolombinas, y muy posteriormente como una práctica científica, a partir de 1945, después de la segunda guerra mundial y relacionado con la teoría de los polos de crecimiento, hasta finales de la década de 1960, en que se le relaciona con el modelo de industrialización por substitución de importaciones. Luego, en la década de 1970, se le relaciona con la teoría de la dependencia, surgiendo nuevos cuestionamientos a este modelo; y posteriormente, a partir de la década de 1980, con el proceso de globalización económica y libre mercado, se desarrollan nuevas críticas y aportes al enfoque de OT: con conceptos relativos a gestión ambiental, ecosistemas, redistribución, participación social, etc. Asimismo, se sabe que en Latinoamérica las prácticas empíricas de OT han sido importantes, alcanzando un desarrollo singular en la región andina. La fuerte vinculación e identidad territorial de importantes focos civilizatorios que habitaron esta región, desde antes y posterior a la conquista española, constituyen una expresión dinámica de las relaciones de tensión y conflicto permanente que caracterizaron a estas sociedades durante los procesos de ocupación, adaptación y asentamiento territorial andino.2 Desde entonces los procesos de OT son aplicables a diferentes escalas y espacios naturales. Y en esa medida, se puede decir que el instrumento como tal es de reciente data en la región, en particular en los procesos de gestión ensayados a nivel del espacio de cuenca hidrográfica.

1 Ver Jorge Córdova y Jean Cloude Roux (1996); Jean Bastie (1996); y Sergio Boisier (1996)...citados en artículo de Walter Chamochumbi, “Dialéctica Territorial y Criterios de Ordenamiento de Cuencas Hidrográficas en la Región Andina”, en Ambiente y Sociedad (http://www.EcoPortal.net), dic. 2006.

2 Ver “Las comunidades indígenas y su evolución en el proceso de adaptación territorial, resiliencia y desarrollo endógeno: teorías y notas del contexto latinoamericano”, ensayo de Walter Chamochumbi, 2006.

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2. Dialéctica Territorial Andina y Ordenamiento Territorial La Cordillera de los Andes es sin duda una de las regiones geográficas más extensas y representativas de Suramérica, y un espacio común en la problemática de ordenamiento territorial y ambiental de los países andinos. Su configuración biogeográfica es sumamente compleja y heterogénea, así como su geomorfología y los espacios-territorios que conforman las cuencas hidrográficas de su vertiente occidental y oriental.3 Las cuencas hidrográficas de la región andina conforman espacios-territorios muy accidentados y complejos -a nivel de sistemas biofísicos y sociales- que, desde la época prehispánica, fueron ocupados en forma sucesiva y amplia por múltiples culturas y sociedades originarias andinas y amazónicas. De hecho hubo distintos procesos de ocupación-adaptación territorial a diferentes escalas, altitudes y pisos ecológicos, reflejando un notable manejo vertical y horizontal del espacio andino. Numerosas investigaciones corroboran que con el episodio histórico de la conquista española, se interrumpe abruptamente un proceso endógeno de ordenamiento territorial y ambiental del escenario regional andino por las diferentes culturas y etnias locales. En ese entonces, el impacto de la racionalidad occidental española, que impone su visión eurocentrista en la ocupación y manejo del espacio-territorio andino, fue de tal magnitud que generó una crisis territorial sin precedentes, alterando significativamente los rasgos centrales de la racionalidad andina (eminentemente agrocéntrica) y sus estructuras y dinámicas culturales, socioeconómicas y ambientales. Con el devenir, las dinámicas territoriales de culturas y grupos sociales dominantes en sus prácticas de OT, se corresponden con procesos cambiantes e inestables, porque no siempre siguieron una línea temporal invariable y ascendente (progresiva), sino que muchas veces representaron episodios inciertos, con periodos de estancamiento, avance y retroceso, y que fueron determinados por factores de orden político, socioeconómico y ambiental, tanto a nivel interno como externo a sus dinámicas territoriales. Tales cambios y reordenamientos constantes del territorio, se explican en función de las contradicciones inherentes a cada proceso local subsumidos en el marco de su dialéctica territorial. Es por eso que los diferentes procesos de articulación, desarticulación y reordenamiento de los componentes del territorio, al final se resuelven como consecuencia de las contradicciones y tensiones propias de cada proceso particular. O sea, según la ocurrencia -y quizá confluencia- de eventos naturales (favorables o desfavorables) y de aquellos eventos derivados del contexto político, militar, socioeconómico, cultural, incluso religioso: como las guerras, invasiones o pugnas de los diferentes grupos humanos de poder por lograr el control o apropiación de los territorios y sus recursos naturales.

3 Ibíd.

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En tal sentido, hoy en día se considera que ensayar un proceso de OT implica reconocer la compleja dialéctica territorial inmersa en el escenario de intervención. De ahí que debiera constituirse como parte de una política de estado, como ya sucede en varios países. Y además, porque no constituye un elemento independiente del logro de los objetivos de la política económica país: por ejemplo, en lo relativo a crecimiento, redistribución, competitividad, empleo, equidad, sostenibilidad, etc., ni menos de su armonización con las políticas en el campo social y ambiental. (Ver recuadro 1).

Recuadro 1.- Ordenamiento Territorial (OT)

¿Qué es el OT? El OT es un proceso permanente de carácter político, técnico y administrativo, que involucra la toma de decisiones concertadas para la ocupación ordenada del territorio y el uso sostenible de los recursos naturales, ya que está orientado a la mejora de la calidad de vida de la población. Este proceso orienta la regulación, promoción, localización y el desarrollo de los asentamientos poblacionales, de sus actividades económicas, sociales y su desarrollo físico espacial, sobre la base de la herramienta ZEE, que tiene en consideración criterios ambientales, económicos, socioculturales, institucionales y geopolíticos, a fin de hacer posible el desarrollo integral de las personas. ¿Qué es un Plan de OT (POT)? Es un instrumento de planificación y gestión del desarrollo sostenible, a nivel nacional, regional y local. Se formula para un horizonte de 10 años como mínimo, es dinámico, participativo y consensuado. Se construye sobre la base de la ZEE. Da las alternativas de uso recomendables en función a las potencialidades y limitaciones del territorio de nuestra región. Los POT tienen dos componentes principales: Plan de uso del territorio y de sus recursos naturales, elaborado sobre la

base de la ZEE y en concordancia con la visión de desarrollo concertado de la sociedad.

Plan de ocupación del territorio, elaborado sobre la base de ZEE considerando las oportunidades, amenazas y visión de desarrollo de la sociedad.

El POT permite la ubicación adecuada de la infraestructura social, productiva y de las áreas de conservación. Asimismo, se construye sobre la base de la Zonificación Ecológica y Económica. Es así que la ZEE-OT nos permite conocer el territorio con todos sus recursos naturales (potencialidades y limitaciones) para darles un uso sostenible y así vivir mejor. Fuente: GR Cajamarca (ZEE para el OT) http://zeeot.regioncajamarca.gob.pe/

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2.1. Alcances y límites del Ordenamiento Territorial: breves notas.4 Es importante precisar que los procesos de OT no sólo se refieren a proyectos, teorías o modelos simulados y rígidos, sino sobre todo a acciones y realizaciones adecuadas a cada realidad concreta. En tal sentido, el instrumento de OT ha ido evolucionando en su desarrollo teórico-conceptual y fáctico, a partir del aporte multidisciplinar y desde un enfoque sistémico en su indagación del escenario territorial que pretende transformar. Roccatagliata (1995) nos habla de “la necesidad de construir un renovado marco conceptual que nos posibilite captar la compleja y cambiante realidad, y poder así encarar soluciones con instrumentos más adecuados a los tiempos reales”.5 Este asunto supone tener una mayor claridad y entendimiento en la definición del objeto de estudio, incluso considerando nuestro propio manejo subjetivo en el planteamiento de la cuestión, para aproximarnos mejor a la realidad que proponemos abordar, por ejemplo, en el escenario de cuenca hidrográfica. También es importante aclarar lo que entendemos como espacio y territorio, en la medida que quien estructura y aplica como tal estos conceptos es la propia población, en base a criterios de orden geopolítico, económico, social, cultural, etc. Y es a partir de la constatación de quienes delimitan un determinado espacio-territorio y de cómo administran sus recursos y gestionan su problemática específica, que podremos plantearnos algunas interrogantes sobre los fines y objetivos de ordenamiento posibles de ensayar en el territorio analizado. Según este marco, suponemos que diseñar y aplicar el OT como política de Estado, ciertamente puede resultar muy diferente que concebirlo y aplicarlo desde la perspectiva de una comunidad local o una población indígena para su territorio, o también si es diseñado y aplicado como un plan de gestión de una cuenca desde el ámbito municipal. En estos casos los fines, lineamientos y directrices de ordenamiento parten de supuestos y escalas diferentes (con recursos y plazos diferentes) y posiblemente pretendiendo atender las demandas y necesidades de grupos sociales específicos. Además, no necesariamente pueden ser coincidentes en sus enfoques y metodologías empleadas, incluso puede darse el caso de ser antagónicos cuando los fines y objetivos que persiguen para un proceso de ordenamiento confrontan intereses substancialmente diferentes de los grupos involucrados (Al respecto existen innumerables ejemplos en la región). Por tanto, suponemos que hoy en día los fines del ordenamiento no debieran implicar la construcción y aplicación (vertical) de un modelo rígido (estándar), aun cuando esa parece haber sido su concepción inicial y fáctica. No obstante con el aporte posterior de otras disciplinas del campo de la geografía humana, antropológico, social y ecológico y de los mismos procesos de actuación y dinámica de las sociedades y sus agentes locales, nos lleva al entendimiento 4 Ibíd. 5 Roccatagliata, J. (1995)...”Territorios en transformación: crisis, cambios y nuevas políticas territoriales”, Cap. 1.1., pp.11-30. Citado en Chamochumbi, W. (2005), “Apuntes sobre Desarrollo, Problemática Ambiental y Ordenamiento Territorial: una aproximación prospectiva relativa a casos de comunidades locales y poblaciones indígenas de Latinoamérica”, Documento de Trabajo para Oxfam América, Lima, p. 22-26.

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que los fines y objetivos del OT debieran responder, antes que a escenarios globales (muy genéricos y homogenizantes), a las necesidades particulares e intereses geoterritoriales de los distintos agentes sociales y culturales, a fin de garantizar el cumplimiento de objetivos básicos (por ejemplo, una mejor distribución espacial de la población, mejor distribución de las unidades de producción de bienes y servicios y redistribución equitativa en las rentas generadas, uso sostenible de recursos naturales, gestión eficiente de los ciclos bioenergéticos, etc.), y acciones conducentes hacia un marco integral de desarrollo sostenible. Sin embargo, también entendemos que mayormente esta situación no depende del instrumento de OT en sí (por ser un medio), sino del nivel político que oriente su uso en función de los fines y objetivos que propone, es decir, de la perspectiva de desarrollo a la que se aspire. Es así que en términos generales, a pesar de las consideraciones sobre la importancia del marco teórico y conceptual del OT, pareciera que todavía existen limitantes referidas -sobre todo- a su nivel aplicativo, porque se mantienen esquemas burocráticos y poco funcionales a los escenarios altamente complejos y dinámicos donde se aplican. Esta apreciación, que puede ser discutible, es coincidente con numerosos estudios de casos revisados en la región.6 Por ejemplo, la problemática territorial de comunidades locales y poblaciones indígenas en Latinoamérica son una expresión de factores de orden político, económico, social, institucional, etc. que inciden en ello. Y que, por tanto, para cada caso concreto relativiza el aplicar una metodología estándar del instrumento de OT como tal. Al contrario, se requiere de cierta flexibilidad para abordar escenarios muy complejos y variables donde será menester desarrollar (y recrear) principios, criterios y metodologías disímiles de ordenamiento según escala, temporalidad, recursos disponibles (instrumental, técnico, etc.), marco institucional-legal, participación de actores, ámbito cultural, etc. Recién a partir de la década de 1990, los especialistas enfatizan su preocupación de cómo resolver los problemas de OT mediante la integración analítica de los procesos naturales y sociales, incluyendo el aporte multidisciplinar para adecuar las teorías y métodos a contextos nacionales, regionales y locales cambiantes. Es así que sobre la aplicación del instrumento de OT nos surgen algunas interrogantes, a partir de las inquietudes señaladas por Roccatagliata, que recreamos a manera de hipótesis de trabajo:

1. ¿Sobre qué aspectos (ejes) debiera trabajarse el OT: el caso de las cuencas hidrográficas?

2. ¿En dónde se hace prioritaria la aplicación de las políticas de OT: en todo el país, en las regiones, en las comunas y municipios, en las cuencas hidrográficas?

3. ¿Es posible armonizar e integrar a la política nacional-regional (si acaso existe), las políticas de OT desde los territorios de comunidades locales y poblaciones indígenas en contextos de cuencas hidrográficas?

6 ibíd.

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4. ¿El OT es un problema de escala, temporalidad, o además de voluntad política de los involucrados?

5. ¿En qué espacios es más necesario aplicar el OT: en las zonas de mayor conflicto, en las zonas más pobres, en las zonas con mayor riesgo de deterioro ambiental o en las zonas que se encuentran en proceso de reconversión productiva?

6. ¿Con qué instrumentos debemos contar para un eficaz y eficiente ordenamiento del territorio?

7. ¿En un proceso de OT es suficiente contar con planes, programas, proyectos, normativa y recursos o requerimos de algo más?

8. ¿Quiénes deben conducir un proceso de OT? 9. ¿Es viable desarrollar un proceso de OT en lo particular (el caso de las

cuencas hidrográficas) sin que se desarticule del contexto global? 10.¿Es viable el diseño de un proceso de OT participativo, donde se

incorporen nuevos criterios de valoración y de aporte de todos los actores involucrados?

Si bien estas interrogantes nos dan algunas pistas sobre cómo concebir y aplicar el instrumento de OT y en qué medida responder de manera dinámica y efectiva a las necesidades y expectativas de los grupos sociales involucrados. Suponemos que el proceso de caracterización de la problemática, en términos prácticos no siempre implicará que todos los actores involucrados tengan la misma condición y posición de participación (mayormente ocurre lo contrario). Por lo que será necesario desarrollar en forma creativa mecanismos y metodologías que aminoren (o compensen) estas diferencias y faciliten espacios equilibrados y plenos de diálogo y participación de todos los involucrados, y con mayor razón en aquellos casos de territorios altamente heterogéneos y conflictivos. De lo anterior, podemos estimar entonces que actualmente los procesos de OT en el escenario regional andino, y en particular en el escenario de cuencas hidrográficas, debieran suponer una dialéctica territorial que incluya elementos de una praxis empírica y científica en los procesos de análisis e intervención de sus espacios, según la escala, el marco institucional y contexto particular de desarrollo. Tal praxis debiera partir de un enfoque holístico y sistémico de cuencas, uso de métodos de estudios participativos e indicadores cuantitativos y cualitativos, integrando en cada etapa los diferentes elementos de interacción y aplicando criterios de sostenibilidad (principalmente en los campos económico, social y ambiental); asimismo, valorando los elementos técnicos y propios de la experiencia, cultura y dinámica local, así como los aportes de todos los actores involucrados en el proceso (a pesar de las diferencias que existan entre ellos). Y consecuentemente, derivando en el diseño de políticas, planes, estrategias y acciones por el cambio y la mejor gestión de cuencas, en una perspectiva integral de desarrollo sostenible.7 7 Ibíd.

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3. La Cuenca Hidrográfica: ¿un escenario problema? No obstante que diversos autores definen a la cuenca hidrográfica en forma indistinta como espacio y territorio, siendo términos diferentes pero complementarios, en general podemos decir que constituye un espacio físico delimitado por la propia naturaleza y principalmente por los límites que imponen las zonas de escurrimiento de las aguas superficiales -las caídas por precipitación- convergiendo hacia un mismo cauce y conformando el curso de un río. (Ver esquema)

Esquema de la Cuenca Hidrográfica

En estricto las cuencas hidrográficas suponen determinadas formas de asociación o interrelación de los diferentes recursos o componentes contenidos en su espacio-territorio (agua, suelo, flora, fauna, aire, etc.), ofreciéndonos determinados bienes y servicios ambientales para satisfacer necesidades humanas. Asimismo, en general suponemos que los componentes bióticos y abióticos que operan en la cuenca responden a una dinámica natural y social de interacción continua con diferentes procesos, resultados e impactos. Por lo tanto, se refiere que cuando ocurre la manipulación no integrada (disfuncional) de alguno de sus componentes, puede determinar problemas agudos y conflictos en la misma. Pero, de otro lado, puede también generar beneficios circunstanciales (generalmente no permanentes) en otra parte de la misma.8

8 Ver Fernández, R. (1994), citado en Walter Chamochumbi (2005).

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Recuadro 2.- Espacio y Territorio en la Cuenca Hidrográfica

Espacio En general las definiciones sobre espacio se refieren a un ámbito físico dado, un medio con determinadas características de homegeneidad y continuidad en el que se suceden distintos fenómenos, que podríamos decir son de tipo objetivo y subjetivo. La noción de espacio expresa la idea de ser una resultante de interacciones y dinámicas producidas por agentes sociales en un ámbito físico dado: por ejemplo, el espacio de cuenca hidrográfica, el espacio de borde litoral marino, el espacio de bosque amazónico primario, etc., sin que los agentes sociales establezcan otros límites más allá de los límites que configura cada espacio natural. La noción de espacio se relaciona con una materialidad dada de hecho –en el paisaje- y que puede ser percibida o vivida como tal como parte de una realidad concreta a la que se le añade el componente social. Territorio El concepto se refiere a una porción de espacio delimitado, es decir, a límites preestablecidos por distintos grupos humanos y según intereses y fines específicos. Se dice que el territorio es en esencia una porción de espacio al que se le añade distintas dimensiones: geográfica, política, Jurisdiccional-administrativa y cultural a diferentes escalas. Las definiciones sobre territorio aluden al sentido de pertenencia ejercido por distintos grupos humanos establecidos en un espacio dado, y, por tanto, que consienten en establecer límites específicos a este espacio y en función de determinados fines (intereses) geopolíticos, administrativos, económicos, sociales, culturales, etc. Ejemplos: 1) en el Perú, el espacio de la cuenca hidrográfica del río Rímac (o de otras cuencas ubicadas a lo largo de la vertiente occidental de la cordillera andina), comprende territorialmente los límites de las comunidades campesinas asentadas en su parte media y alta, así como geopolíticamente los límites de dos provincias: Huarochirí y Lima, divididas cada una con numerosos distritos formando una malla territorial en la cuenca; 2) En Chile, al sur de Santiago, el espacio de borde litoral marino (porción de mar y tierra) de los territorios ocupados originalmente por población indígena mapuche-lafkenche, y que ellos conciben como una unidad territorial. Y cuyos territorios están dispersos en la delimitación territorial que comprende las regiones VIII, IX y X del sistema geopolítico nacional chileno; y 3) En Bolivia, el espacio de bosque amazónico que comprende la región denominada “tierras bajas”, donde se encuentran los territorios ocupados por indígenas Ayoreos, Chiquitanos, Guarayos y Yuracaré-Mojeño, y que siguen procesos de titulación a través de la forma jurídica TCO (Territorios Comunitarios de Origen) que es un sistema de delimitación territorial normado por el estado Boliviano. En los ejemplos se aprecia que la “noción de espacio” aparece definida por límites no establecidos por los humanos; sino por la propia estructura y composición física-natural del espacio ocupado. Es el caso de la cuenca hidrográfica, que presenta límites físicos definidos por la divisoria de aguas que conforman la cadena de cerros en su punto más alto -divortium aquarium- y que delimita en forma natural el curso de las aguas caídas por precipitación entre un río y sus afluentes (que conforman la cuenca) y otro río vecino que conforma otra cuenca. Fuente: Walter Chamochumbi (2005)

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Vemos, por ejemplo, que el incremento de las lluvias en la parte alta de la cuenca incrementa la reserva de acuíferos al mismo tiempo que puede producir perjuicios en la parte baja, por la mayor erosión de los suelos o por la ocurrencia de inundaciones. En ambos casos, los beneficios o perjuicios que produzca la función o disfunción de alguno de los componentes biofísicos de la cuenca, pueden ser -normalmente lo son- acentuados por la acción antrópica. De hecho los asentamientos humanos y sus redes de articulación vial, o las actividades productivas extractivas (agrícolas, mineras, petroleras, etc.) que operan en la cuenca generan beneficios pero también pueden generar problemas de irracionalidad ambiental (externalidades ambientales negativas). Mejorar la gestión de los diferentes componentes de las cuencas hidrográficas, supone entonces, como una cuestión central, contar con algunos criterios básicos de OT. Por eso, al menos en términos teóricos, se asume que las cuencas constituyen escenarios biofísicos-sociales interesantes -y en apariencia ventajosos- para realizar ensayos de modelación territorial y ordenamiento gradual de sus componentes en una perspectiva ambiental de desarrollo. Sin embargo, sus dimensiones y características estructurales y de funcionamiento, mayormente las convierten en escenarios sumamente complejos y heterogéneos, con diferentes grados de dificultad espacial-temporal para su gestión. A pesar de ello, en sus espacios nos es posible identificar y delimitar unidades territoriales con características de homogeneidad biofísica y geomorfológica, con ciclos biogeoenergéticos específicos y donde, además, es posible zonificar las actividades de los diferentes agentes socioeconómicos y definir criterios de ordenamiento conducentes en el corto, mediano y largo plazo hacia su gestión y desarrollo integral. Ahora bien, no obstante las ventajas que las cuencas hidrográficas nos pueden ofrecer para considerarlas “unidades de análisis, planificación y manejo”,9 no constituyen los únicos escenarios posibles en los que se puedan ensayar diversas modalidades de OT y planificación del desarrollo. Máxime cuando las acciones por un desarrollo humano sostenible implican armonizar múltiples dimensiones y ámbitos jurisdiccionales que rebasan el espacio físico específico de las cuencas (por ejemplo, los límites político-administrativos de los municipios distritales-provinciales, de los gobiernos regionales, etc.). Sin embargo, la cuenca también puede analizarse por su estructura a partir de tres recursos naturales renovables predominantes: agua, suelo y vegetación, constituyendo el agua -sin duda- como el recurso prioritario y articulador de los otros recursos naturales.

En zonas de altas montañas y cordilleras, los ejes longitudinales de las cuencas se constituyen en vías naturales de comunicación y de integración comercial, sea a lo largo de sus ríos, o a lo largo de las cumbres que las separan unas de otras. En grandes cuencas con descargas de agua importantes y con amplios valles relativamente planos, el eje de los ríos se constituye también en una zona de articulación entre sus habitantes, sobre todo por el uso del cauce del río para navegación, transporte y comunicación. (Ver perfil cauce de un río).

9 Dourojeanni, A. (1990), citado en Walter Chamochumbi (2005).

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Si bien la cuenca hidrográfica constituye una de las unidades espaciales más definidas y clasificadas del territorio en forma natural, se necesita de su gestión adecuada para poder ordenarla y desarrollarla integralmente. De ahí que algunos investigadores sostienen que las cuencas se definan como unidades espaciales ideales (en tanto escenarios problema-potencialidad) para estudiar todos los impactos ambientales generados por actividades humanas. El análisis integral de su problemática territorial y ambiental puede entonces posibilitarnos un marco apropiado para la mejor planificación de medidas destinadas a corregir o mitigar los efectos e impactos negativos causados por actividades antrópicas, así como de potenciar los impactos positivos. De otro lado, al diseñar un proceso de planificación concertado con múltiples actores en la cuenca, será imperativo construir una visión común con objetivos y metas sobre los usos posibles de los territorios según su problemática y potencialidad. Consecuentemente, podremos orientar mejores estrategias y acciones conducentes hacia la gestión integral de sus diferentes componentes para satisfacer necesidades de bienes y servicios de una sociedad. Y además, para que dichas estrategias y acciones concertadas en la cuenca sean planificadas con criterios de uso sostenible en el corto, mediano y largo plazo. Es decir, atendiendo el imperativo estratégico de desarrollo armónico de todos los habitantes –como actores- de la cuenca, pero sin desbordar su capacidad de carga ni afectar -ni agotar- su stock natural disponible. 3.1. La gestión de cuencas hidrográficas. Hemos señalado que al ser la cuenca una unidad natural, nos sirve de base territorial para articular procesos de gestión que aporten a su desarrollo sostenible. Y no obstante reconocerse hoy en día la importancia del tema y los

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avances en materia, observamos –por ejemplo- que problemas relativos al cambio climático y a la explotación de recursos naturales no renovables (minerales, petróleo y gas) en el marco de la lógica del libre mercado, no han contribuido en lograr un mayor consenso en torno a ciertas definiciones básicas sobre sus objetivos de gestión. (En el cuadro 1, Dourojeanni sintetiza algunas etapas de gestión y objetivos de la gestión de cuencas hidrográficas).

Cuadro 1.- OBJETIVOS DE GESTIÓN EN CUENCAS HIDROGÁFICAS

Para aprovechar y manejar sólo el agua

Para el aprovechamiento y manejo integrado

Para aprovechar y manejar todos los recursos naturales

Multisectorialmente Sectorialmente

Etapas de Gestión

(a) (b) (c) (d) (1) Previa

E s t u d i o s , p l a n e s y p r o y e c t o s (ordenamiento de cuencas)

(2) Intermedia (inversión)

“River Basin Development”

(desarrollo integrado de cuencas o desarrollo

regional)

“Natural Resources Development” (desarrollo o

aprovechamiento de recursos naturales)

“Water Resources Development”

(desarrollo o aprovechamiento de recursos hídricos)

“Water Resources Development” (agua potable y

alcantarillado, riego y drenaje, hidroenergía)

(3) Permanente (operación y mantenimiento, manejo y conservación)

“Environmental Management”

(gestión ambiental)

“Natural Resources Management” (gestión o manejo de recursos naturales)

“Water Resources Management”

(gestión o administración

del agua)

“Water Resources Management”

(administración de agua potable, riego y drenaje)

“Watershed Management”

(Manejo u ordenación de cuencas)

Fuente: Dourojeanni (1994) y CEPAL (1994b), en Dourojeanni A. y Jouravlev A., CEPAL (1999)

Nota: Este cuadro representa una matriz que establece la relación entre las etapas de gestión y los objetivos de la gestión: a) aprovechamiento y manejo integrado, b) aprovechar y manejar todos los recursos naturales, y c) aprovechar y manejar sólo al agua; señalando la terminología utilizada para cada caso.

Es cierto que en las últimas décadas, con la globalización de la economía y el libre mercado, se denotan ciertas contradicciones en el enfoque de gestión de cuencas y sus objetivos de corto, mediano y largo plazo, sobre todo cuando se trata de definir políticas públicas en uso de recursos naturales renovables, como el agua: relativizándose su rol e importancia como un bien de uso público y optándose en cambio –al parecer como tendencia- se le considere en la práctica una mercancía, como suele proponer la tecnocracia neoliberal desde la racionalidad simple del libre mercado). De igual forma sucede con la explotación de recursos no renovables (minerales, petróleo y gas), cuyo enfoque viene generando numerosos conflictos con comunidades locales y poblaciones indígenas que habitan en el entorno de operación de proyectos extractivos. Lo que ciertamente viene limitando el intercambio de ideas y experiencias al respecto de la gestión de cuencas, creando verticalismos y cruces de funciones entre las instituciones competentes y la población local, dificultando los procesos de diálogo y el

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diseño de políticas integrales de consenso e inclusivas, y sin contar con normas y leyes claras en materia de gestión de cuencas a favor de todos los usuarios. La CEPAL10 también describe otras modalidades de gestión parcial de cuencas o manejo parcial de cuencas que operan en Latinoamérica y que no han logrado cumplir sus objetivos y actividades previstas: 1) la protección de cuencas de captación de agua para uso de abastecimiento de agua potable, a veces conocidas como "cuencas municipales"; 2) el manejo de cursos o cuerpos de agua, tales como ríos y lagos; 3) el manejo de zonas de recarga de aguas subterráneas; 4) el control de torrentes (nombre ideado para las zonas alpinas, principalmente en Austria y en el norte de Italia) y que tiene como principal objetivo estabilizar laderas; 5) el control de lagunas de alta montaña, sobre todo en zonas con presencia de nieve y glaciares, como en la "Cordillera Blanca" de Perú; 6) el manejo de cuencas "costeras", principalmente de corta longitud y alta pendiente que desembocan en el mar; 7) el manejo de áreas agrícolas, forestales y de pastos, sobre todo en zonas de alta pendiente (manejo agro—silvo—pastoril); 8) la protección específica de obras de infraestructura: caminos, puentes, hidroeléctricas, contra la erosión y deslizamientos; 9) el encauzamiento de ríos y protección de riberas; y 10) el manejo y protección de humedales, bofedales (humedales de alta montaña andina) y lagunas costeras.

10 “Gestión de cuencas y ríos vinculados con centros urbanos”, Dourojeanni A. y Jouravlev A., CEPAL, 1999.

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Recuadro 3.- La Situación de la Gestión del Agua de la Cuenca del Río Rímac, Perú

El río Rímac es uno de los ríos más contaminados del mundo tanto por basura y desechos domésticos e industriales como por relaves mineros, que suplen metales peligrosos para la salud y residuos industriales líquidos. A Lima llegan en promedio 12.5 m³/segundo de agua en estiaje, producto de la escorrentía de la cuenca y de transvases mayormente financiados y orientados a la generación de energía y uso minero. Este volumen no basta para satisfacer las demandas de Lima, que requiere más de 27 m³/segundo. Se bombea y sobreexplota, por lo tanto, la napa subterránea a razón de 9 m³/segundo para fines domésticos y 3 m³/segundo para fines industriales. Como resultado de esto, el nivel de la napa freática hoy en día baja de 2 a 3 metros por año situándose hoy a más de 180 metros donde hasta hace 10 años estaba a 60 metros en muchas zonas. En las partes altas del río Rímac, el total de cinco centrales hidroeléctricas utilizan, a veces una a continuación de la otra, las aguas sin mantener un mínimo caudal ecológico en el cauce natural. Además, una serie de relaves de minas se encuentran peligrosamente presentes en zonas de alto riesgo. En el tramo cerca de la desembocadura del río al mar no hay agua en estiaje. Fluye al mar un desagüe, varios kilómetros al sur de la desembocadura, de olor putrefacto (cerca de la playa La Chira), en lugar de que esta aguas servidas sean tratadas y sirvan para regar los desiertos del sur y recargar la napa subterránea de agua. En general, los tramos más bajos el cauce del Rímac son un basural, con criaderos clandestinos de porcinos. La basura vertida en el cauce es esparcida sobre la franja costera aledaña a la desembocadura del río en épocas de avenidas (enero a marzo) que es época de veraneo en las playas. ¿No sería interesante ayudar a las comunidades río arriba para que una parte

de su acción agrícola se focalice en la lucha contra la erosión? ¿Es tolerable que toda el agua disponible en algunos cauces naturales sea

turbinada por las empresas de electricidad sin que se dificulte por dejar un caudal ecológico mínimo que permita conservar el nombre de río a este valle artificialmente seco en parte de su recorrido?

¿Es aceptable que casi todas las colectividades que bordean el río lo utilicen al mismo tiempo como alcantarilla y como botadero de desechos domésticos?

¿Es normal que la explotación de yacimientos de minerales se haga de manera bárbara con un solo objetivo, que es el provecho inmediato y sin ninguna consideración por el deterioro, a veces irreparable, que estas prácticas pueden traer consigo para el recurso agua y el ambiente en general?

Las dificultades para resolver los problemas no son técnicas si no de relaciones, es decir tienen que ver con la gobernabilidad y articulación que debe existir entre los múltiples actores que intervienen en la gestión del agua de la cuenca. Los actores están identificados y todos parecen interesados en hacer algo y tienen la decisión en sus manos. Basta con que comiencen a hacer un trabajo concertado y adoptar un modelo de gestión aplicable a las condiciones de la cuenca. La mejor forma de lograr un desarrollo sostenible y sustentable así como el manejo del medio ambiente es comenzar por manejar el agua.

Fuente: Alam Cadiou (1997) “Rímac: el río hablador.” Informe de misión Perú, Directeur RI, Ag. de l'Eau

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Es evidente que en la región hay una gran variedad de modalidades de acción orientadas a la gestión de cuencas y al agua como recurso prioritario. Y si bien todas tienden a la gestión integral de cuencas, no logran resultados acabados (es el caso del río Rímac, que luego analizamos con mayor detalle). La gestión de estas actividades es realizada por organismos públicos o por propios usuarios, sean públicos o privados y los gobiernos locales en forma independiente en una misma cuenca, sin realizar necesariamente actividades de coordinación entre ellos. Lo que al final implica mayor desarticulación y debilitamiento de las instituciones competentes. Lo preocupante es que ahora esta situación se torna mucho más crítica para enfrentar problemas como el calentamiento y cambio climático en la gestión de cuencas. Máxime si las mayores reservas de agua dulce en el mundo se concentran en las cuencas andinas y amazónicas de los países del sur. De otro lado, frente a los diversos problemas y limitantes en los ensayos y experiencias de gestión de cuencas, en Centroamérica se reseña una experiencia novedosa de “cogestión de cuencas”, como un ensayo alternativo de gestión que propone contribuir a mejorar la planificación y acción, basadas en los elementos centrales del manejo de cuencas.11 La “cogestión de cuencas” se conceptúa como la gestión conjunta, compartida y colaborativa, según la cual diferentes actores locales como productores, grupos organizados, gobiernos locales, empresa privada, organizaciones no gubernamentales, instituciones nacionales, organismos donantes y cooperantes integran esfuerzos, recursos, experiencias y conocimientos para desarrollan procesos dirigidos a lograr impactos favorables y sostenibilidad en el manejo de los recursos naturales y el ambiente en las cuencas hidrográficas, en el corto, mediano y largo plazo.12 Un aspecto básico de la cogestión de cuencas es la complementariedad, armonización e integración de los roles, funciones, responsabilidades y relaciones entre los actores internos y externos de la cuenca. Y que -por ende- la cogestión implica un conjunto de acciones integradas que reconocen la intervención de diferentes actores con intereses, no siempre coincidentes en el uso de los recursos, que pueden provocar conflictos y deben ser analizados mediante espacios de consensos que permitan la participación de todas las personas en igualdad de condiciones. Así pues, la cogestión de cuencas es una propuesta experimental para innovar las bases convencionales del manejo de cuencas. En tal sentido, parte de un análisis de la evolución de los conceptos de ordenamiento, manejo y gestión de cuencas precisando los limitantes principales y sus diferencias a nivel de: visión, enfoque, herramientas y metodologías, estrategias, participantes, financiamiento e indicadores con respecto a la propuesta de cogestión. (Ver cuadro 2).

11 Ver “La cogestión de Cuencas Hidrográficas en América Central“, Innovación, aprendizaje y comunicación

para la cogestión de cuencas adaptativas de cuencas. Grupo de reflexión en gestión de cuencas hidrográficas (Carlos Aguilar, Yamtleth Astorga, Maurin Ballestero et al), ASDI-CATIE. 2005.

12 Ibíd.

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Cuadro 2.- Elementos relevantes que diferencian el manejo, gestión y cogestión de cuencas

Elementos

Manejo

Gestión Cogestión (propuesta)

Visión

• Corto plazo

Corto y mediano plazo - Articulación de corto, mediano y largo plazo • Fases múltiples. • Desarrollo de procesos

Enfoques

- Biofísico • Antropocéntrico,

- Antropocéntrico y biofísico, socioeconómico y ambiental

- Socioambiental • Concertación y convergencia • Alianzas (sinergias) • Vinculación local y nacional

Herramientas y metodologías

- Caracterización - Diagnóstico - Planes de manejo

- Análisis de contexto - Línea base - Planes de gestión o planes Estratégicos

- Análisis de contexto - Línea base • Planes de cogestión

Estrategias - Capacitación - Asistencia técnica - Participación - Coordinación interinstitucional

- Fortalecer capacidades de Gestión - Organismos de cuencas - Acompañamiento técnico - Búsqueda de recursos Financieros

- Fortalecer capacidades de gestión - Desarrollo de institucionalidad - Organización responsable - Mesas de cogestión - Sostenibilidad social y financiera - Articulación de procesos de abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo

Participantes

- Agricultores - Ganaderos - Forestales - Grupos organizados - Instituciones nacionales

- Grupos organizados - Organizaciones de productores - Comités locales ambientales - Gobiernos locales • Organizaciones no Gubernamentales - Instituciones nacionales

- Grupos organizados - Organizaciones de productores - Comités locales ambientales - Gobiernos locales - Organizaciones gubernamentales y no gubernamentales - Empresa privada

Papel de los gobiernos locales

- Poco relevante - Cuencas municipales

- Muy relevante - Municipios lideran procesos

- Coordinador y facilitador local - Articula con instancias nacionales y locales • Asociatividad de municipios

Financiamiento

• Cooperación internacional - Gobierno nacional (préstamos)

- Cooperación internacional - Gobierno nacional (préstamos) - Gobiernos locales - Organizaciones no gubernamentales

- Movilización de recursos - Gestión ante cooperantes - Mecanismos locales - Asignación de recursos del gobierno central - Servicios ambientales (largo plazo)

Indicadores

- Disminución de erosión y sedimentación - Tasa de reforestación - Calidad y cantidad de agua - productivos y de conservación implementados

- Organizaciones participando - Proyectos productivos y de conservación implementados - Comité de cuenca • Ordenanzas y arreglos Institucionales

- Procesos de organización para la cogestión de la cuenca - Nivel de coinversiones y fondos ambientales (capitalización) - Empoderamiento local y reflexión Participativa - Efectos, cambios e impactos ambientales

Fuente: “La cogestión de Cuencas Hidrográficas en América Central“, Innovación, aprendizaje y comunicación para la cogestión de cuencas adaptativas de cuencas. Grupo de reflexión en gestión de cuencas hidrográficas (Carlos Aguilar, Yamtleth Astorga, Maurin Ballestero et al), ASDI-CATIE. 2005.

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4. Criterios de base para aplicar el instrumento de Ordenamiento Territorial en la Gestión de Cuencas Hidrográficas Según la compleja problemática territorial y ambiental de las cuencas hidrográficas, presentamos algunos criterios de base para su ordenamiento: 4.1. Primer criterio: el proceso de diagnóstico. Se refiere a levantar información sobre la problemática y potencialidad de las cuencas. Es decir, hay que ir más allá de diagnósticos tradicionales que suelen enfocarse en la problemática y con sesgo eminentemente técnico. Cuando al contrario, lo que se requiere es establecer una línea basal técnico-social que integre (desde un enfoque holístico y sistémico) los distintos componentes de análisis de la problemática y potencialidad de las cuencas; y que, además, caracterice sus rasgos y dinámica biofísico-social, con especial atención en lo económico, social y ambiental. La experiencia centroamericana refiere que a partir de un enfoque sistémico e integral de cuencas, implicará considerarla una unidad hidrológica y un escenario biofísico y socioeconómico natural y lógico para su estudio: a nivel de su reconocimiento, caracterización, diagnóstico, planificación, implementación, ejecución, seguimiento, monitoreo y evaluación del uso y manejo de los recursos naturales y el medio ambiente. De ahí que el enfoque de cuencas también debe ser compatible con el enfoque ecosistémico. Por ejemplo, si en la cuenca hidrográfica se encuentran importantes reservas hídricas, yacimientos mineros, petróleo u otro recurso natural de interés económico, se la puede considerar como un espacio estratégico de intervención, tanto desde la óptica del sector público como privado. Pero esto no necesariamente garantizará un comportamiento racional de sus operadores en la explotación de estos recursos, ni tampoco garantizará un uso sostenible del espacio biofísico-social de explotación de los mismos. Al contrario, el valor económico y el “estilo” de uso (extracción) que se le aplique a un recurso natural en particular con respecto a otro (por ejemplo, minerales versus agua) puede generar diversos problemas y conflictos territoriales y ambientales con las poblaciones locales (lo que al principio explicábamos ocurre como una criticidad generada por la manipulación no integrada de algunos componentes-recursos de la cuenca). Por lo que en este caso se requiere de un diagnóstico con una zonificación ecológica y económica que identifique y delimite claramente las potencialidades naturales y la problemática productiva de la cuenca, integrando criterios de valor de uso pero no sólo desde la perspectiva económica sino también desde la perspectiva social y ambiental. Las cuencas hidrográficas de la región andina, además de sus valiosos recursos hídricos y de biodiversidad, presentan grandes reservas mineras, petróleo y gas natural. Y ello viene generando enormes expectativas, intereses creados y múltiples conflictos entre los sectores involucrados con su explotación. Por lo que es imperativo armonizar sus fines y objetivos de gestión en base a un plan de ordenamiento territorial en la cuenca, ya que con frecuencia estos recursos

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naturales se encuentran en el entorno y/o en los territorios ocupados por poblaciones indígenas y comunidades locales. En estos casos suele prevalecer la lógica del valor de uso comercial en la extracción de recursos naturales no renovables (minerales, petróleo y gas), sin necesariamente aplicarse criterios de zonificación ecológica y económica, ni planes de OT, ni tampoco normas vinculantes en mecanismos de información y consulta previa a la población local que habita ancestralmente en territorios que están encima de estos yacimientos, ni menos de querer dialogar y concertar con los involucrados, ante la permisividad del estado. Lo que al final genera múltiples conflictos entre los agentes económicos y las poblaciones locales (que casi siempre presentan altos índices de pobreza y escaso desarrollo). Estas y otras variables generan diversos grados de dificultad y de hecho pueden ser condicionantes (determinantes) para avanzar en torno a un proceso participativo, inclusivo y armonizado de ordenamiento de cuencas.13 4.2. Segundo criterio: los instrumentos y métodos. Relacionado con el diagnóstico, es importante seleccionar los métodos y técnicas de las que podemos valernos para lograr una mayor precisión en la caracterización de los recursos naturales y otros componentes biofísicos y socioeconómicos que interactúan en las cuencas. Ello a través de las mediciones, registros, mapeos, etc., en donde pueden influir eventos recientes de carácter global como el calentamiento y cambio climático, cuyos impactos se afirma que pueden ser determinantes de las condiciones actuales y futuras en la gestión de cuencas (ver recuadro 4). El caso del agua es un claro ejemplo de lo señalado anteriormente, respecto de la importancia estratégica de este recurso y de su pronóstico de escasez a futuro cercano. Los procesos de diagnóstico y OT se valen del aporte de otras disciplinas, por ejemplo, de la geografía aplicada, cuyos métodos de cartografía asistida por computadora, uso de modelos matemáticos de simulación, las fotografías de satélites, los Sistemas de Información Geográfica (SIG), los Sistemas de Teledetección; así también de herramientas como la Zonificación Ecológica-Económica (ZEE), etc., todos instrumentos muy útiles para el proceso de diagnóstico de la cuenca y de diseño apropiado de los planes de ordenamiento territorial, e incluso permitiendo actualizar información casi en tiempo real. Pero no obstante las ventajas del uso de estos instrumentos y métodos, algunos de ellos todavía pueden ser de alcance limitado para todos los usuarios, dado sus altos costos económicos y por la especialización técnica que implica su aplicación, restringiendo las posibilidades de acceso y manejo de la información que generen –por igual- a todos los usuarios de la cuenca.

13 En el contexto latinoamericano es notoria la falta de previsión de varios estados respecto a establecer

lineamientos de políticas nacionales de ordenamiento territorial, lo que conlleva a una situación de contradicción permanente entre los modelos de desarrollo que se aplican desde las instancias gubernamentales y la modelación de los territorios en los cuales aplican sus políticas. Es el caso del desarrollo de las actividades extractivas de los recursos naturales en las cuencas hidrográficas de la región andina, el caso de Perú y otros países, donde la improvisación, la falta de voluntad política y de los débiles mecanismos institucionales con los que se cuenta no permiten lograr mayores avances en la materia.

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Recuadro 4.- Cambio Climático y Gestión de Cuencas Hidrográficas

La FAO señala que América Latina y el Caribe es la región más rica en agua del mundo, ya que posee cerca del 55 % del agua dulce total. Sin embargo, esta enorme riqueza se ve amenazada por el cambio climático y requiere de acciones inmediatas de prevención y mitigación. Algunos de los impactos potenciales que se prevén a raíz del cambio climático son la disminución de las precipitaciones, la intrusión de agua salina en los deltas de los ríos debido al incremento del nivel del mar, y el deshielo potencial de los glaciales. Las cuencas hidrográficas, que proporcionan servicios fundamentales como la contención de la erosión, la fijación de carbono, la conservación de la biodiversidad y el suministro de agua para la agricultura, el saneamiento y la industria, pueden ver sus dinámicas ecológicas afectadas por temperaturas elevadas y una disminución de las precipitaciones, desestabilizando el sistema y haciéndolo más susceptible a eventos climatológicos extremos. La importancia del agua para la agricultura, y por ende para la seguridad alimentaria, es enorme: este sector consume, en promedio, el 70 % de la extracción de agua dulce mundial, aunque en algunos países en desarrollo este volumen puede aumentar hasta el 95%. Mucho mayor que la industria, que utiliza el 20% y el uso doméstico, que consume el 10 %. “De ahí la importancia enorme que tiene la gestión de las cuencas hidrográficas; cuidar el agua es cuidar la seguridad alimentaria de las personas y la producción de alimentos. La agricultura, además, puede jugar un rol clave en la mitigación del cambio climático en relación a este recurso, ya que es el sector que más utiliza agua” (Carlos Carneiro, Oficial de FAO). Por tanto, se debe implementar un enfoque de gestión integrada de las cuencas hidrográficas, en base a los atributos de la tierra y los recursos hídricos y del ecosistema en general, así como los factores socioeconómicos que inciden en el desarrollo de las comunidades locales, las prácticas de uso de la tierra y de la gestión del agua en el diseño de planes de manejo. Y así ejerciendo un control social adecuado y pertinente para el uso sostenible de los recursos naturales. Gestión de cuencas y cambio climático En relación al cambio climático, el beneficio es que este enfoque integrado contribuirá a la conservación y manejo sostenible del ecosistema por parte de todos los actores que influyen directamente sobre la cuenca. La conservación y manejo sostenible del ecosistema es una de las estrategias más adecuadas para lograr la adaptación y mitigación de los efectos del cambio climático, ya que así se mejora la resiliencia del ecosistema ante posibles alteraciones y efectos climáticos extremos. Asimismo, se contribuye a la mitigación de efectos como la disminución en las precipitaciones y aumento de la temperatura por el cambio climático, que podría incidir sobre la cantidad y calidad de agua disponible. Fuente: “Cambio climático: gestión de cuencas hidrográficas contribuirá a proteger la riqueza hídrica de la Región”, FAO defiende un enfoque de gestión integrada de cuencas hidrográficas, en Ecoportal 21-12-09.

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Si consideramos, por ejemplo, que las comunidades locales o poblaciones indígenas quieren levantar información de sus ámbitos territoriales: un primer aspecto a considerar será la escala para estudiar la superficie que cubre su territorio y según ello avanzar en el proceso de diagnóstico y de ser posible contar con algunos de los métodos y técnicas señalados. En este caso es probable que la misma población (capacitada previamente) pueda participar -sobre todo a nivel instrumental-, pero a nivel de interpretación podría acarrear mayores dificultades por el tiempo de capacitación adicional que requeriría para ello, así como de los recursos con que cuente la comunidad, entre otros aspectos. Si bien se conocen experiencias pilotos de comunidades locales y poblaciones indígenas que, en convenio con ONG o la Cooperación Técnica Internacional, han recibido capacitación técnica para el manejo del SIG o el uso del GPS, o en la metodología de ZZE, etc., y con ello han logrado mayor precisión en la delimitación y mapeo de sus territorios y en la situación de uso de sus recursos naturales y zonificar actividades productivas, etc., para luego pasar al diseño y aplicación de políticas y planes de ordenamiento de sus territorios. Sin embargo, este proceso requiere de financiamiento especial, que es de uso restringido y no siempre asequible para las poblaciones de escasos recursos. (Al respecto existen muchos casos en Latinoamérica).

Recuadro 5.- Zonificación Ecológica-Económica (ZEE) ¿Qué es ZEE? Es el proceso por el cual se determinan diferentes alternativas de uso sostenible del territorio, basado en la evaluación de sus potencialidades y limitaciones con criterios físicos, biológicos, socioeconómicos y culturales. Una vez aprobada la ZEE se convierte en un instrumento técnico y orientador del uso sostenible del territorio y de sus recursos naturales. La ZEE es una herramienta para el Ordenamiento Territorial, y es más que un proceso técnico, político y administrativo. En la Región Cajamarca la consideran sobre todo un proceso social, participativo, de negociación y concertación de los actores para el uso y ocupación adecuada del territorio, que debidamente conducida les permitirá un uso sostenible de los recursos naturales de la Región. La FAO define a la ZEE (EEZ) como una forma de planificar el uso de tierras teniendo en cuenta todos los elementos biofísicos y todas las condicionantes socio-económicas. Se comparan ambos grupos de factores a través de múltiples análisis, brindando una herramienta apropiada para los distintos usuarios a fin de alcanzar, de forma consensuada, un uso óptimo de las tierras que será luego ejecutado mediante acciones legislativas, administrativas e institucionales. ¿Para que sirve la ZEE? Orienta la toma de decisiones para el uso adecuado de los recursos naturales y mejor ocupación del territorio. Proporciona a las autoridades nacionales, regionales y locales información técnica indispensable para una buena administración de los proyectos. Genera la información necesaria para direccionar la inversión pública y privada. Previene la ocupación en zonas de riesgo y la pérdida de la inversión por la ubicación de infraestructura en zonas de exposición a peligros naturales.

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La metodología ZEE es aplicable a todas las escalas geográficas y en tierras de cualquier intensidad de uso. Pero en la práctica es más utilizada en grandes extensiones de tierras, como cuencas de grandes ríos y regiones fisiográficas que soportan una importante población. Un elemento esencial de la ZEE es su carácter dinámico, pudiendo repetirse o ajustarse según los cambios socioeconómicos de la región estudiada y su área de influencia, como las tendencias del mercado mundial. La FAO considera a la ZEE una versión alternativa a la zonificación de factores físicos y de producción de cultivos, incluyendo aspectos socio-económicos y un amplio rango de usos de tierra en la zonificación. Los estudios de ZEE tratan no solo de tierras, sino también de personas y sus organizaciones sociales. Estas personas o usuarios reales y potenciales, pueden ser individuos, comunidades o gobiernos con un derecho tradicional, actual o futuro para decidir sobre el futuro de las tierras. Entre los objetivos principales de la ZEE, según (Sombroek,1994), tenemos: • Identificar áreas donde ciertos usos específicos pueden ser introducidos

mediante el desarrollo de programas, servicios, incentivos financieros, etc; • Identificar áreas con necesidades especiales o problemas, así como áreas que

necesitan de protección o conservación; • Proporcionar las bases para el desarrollo de infraestructura. La ZEE es un instrumento para la gestión de recursos naturales que considera: • Un período de tiempo de 5 a 25 años; • Un área geográfica correspondiente a paisajes o cuencas; • Múltiples beneficiarios; • Una tecnología que considere al medio natural, en especial su impacto ambiental; • Un objetivo de equidad social intergeneracional; • Una aproximación participativa; y • Una confluencia de múltiples políticas. El procedimiento de zonificación propuesto. Fuente: GR Cajamarca (//seot.regioncajamarca.gob.pe) y “Zonificación agro-ecológica: Guía general...” BOLETIN DE SUELOS DE LA FAO 73 Servicio de Recursos, Manejo y Conservación de suelos Dirección de Fomento de Tierras y Aguas, FAO, Roma, 1997.

4.3. Tercer criterio: participación flexible e inclusiva de todos los actores. Los procesos de ordenamiento de cuencas hidrográficas deben orientarse en torno a un escenario de concertación flexible e inclusiva entre todos los actores: de los que en forma permanente o transitoria resulten usuarios de sus diferentes recursos, y de sus implicancias. Por ejemplo, con respecto al problema de contaminación que pueden generar las actividades mineras (que usualmente operan en las cabeceras de las cuencas) y que afectan a distintos usuarios del agua en la parte alta, media y baja. Al respecto se sabe que los residuos mineros producen un impacto negativo directo en el recurso hídrico

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(en el curso principal que forma el río y sus afluentes como puede ser en la napafreática que fluyen aguas abajo); pero, también puede producir un impacto indirecto en otros recursos asociados (suelo, pastos, flora y fauna). Ahora bien, si el agua es un recurso vital de múltiples usos y continuo en toda la cuenca, que articula el desarrollo de las distintas actividades humanas, todos sus usuarios debieran ser consientes de los beneficios que reciben y de las normas que regulan su uso. Siendo así, con respecto al problema específico de contaminación, las partes involucradas debieran asumir su responsabilidad evitando que se torne un conflicto: de un lado, la empresa minera (agente causal de la contaminación), del otro, el Estado (ente regulador y de control a través de sus instancias y competencias respectivas); y del otro, la comunidad local (los usuarios eventuales o permanentemente afectados). (Ver figura 1)

Fig. 1.- Proceso de participación de los actores en la resolución de conflictos territoriales y ambientales en cuencas hidrográficas.

Cuenca Hidrográfica (Espacio-Territorio) ESTADO (+) Aplica política neoliberal/Modelo exportador primario de RN

(- ) Rol regulador (rol tuitivo)/ Mecanismos de control

Asimetrías Problemas-Conflictos Asimetrías Uso de Recursos Naturales

EMPRESA COMUNIDAD LOCAL (+) Racionalidad económica neoliberal (+) Defensa de territorio, recursos y condiciones de vida

(- ) Responsabilidad social y ambiental (- ) Participación y consulta en políticas de desarrollo y Ordenamiento del territorio.

Asimetrías Es en base a los mecanismos legales, institucionales establecidos, y asumiendo las partes sus deberes y derechos respectivos, que debiera generarse los espacios de participación y diálogo necesarios para encontrar las mejores soluciones al problema de contaminación. Sin embargo, por casuística en los países andinos, en términos prácticos sabemos que esto muy pocas veces o casi nunca sucede. Y es que aun cuando de manera preventiva pueden ser factibles de manejarse la mayoría de problemas y conflictos asociados a usos múltiples de un recurso natural, como en el caso del agua. De las numerosas experiencias registradas en la región, se reitera que es la falta de planificación de la gestión integral de los recursos naturales de la cuenca y de la percepción e intereses tan diferenciados de los involucrados, así como de las políticas de desarrollo con sesgo economicista de los Estados –sin cumplir su rol tuitivo-, lo

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que casi siempre complejiza y dificulta (si acaso no llega a imposibilitar) mayores avances y resultados a corto o mediano plazo. Diseñar un proceso de ordenamiento de cuencas implica nuevos desafíos, por ejemplo, ensayar el desarrollo de un “pensamiento resilente” en todo el proceso de diagnóstico del estado de la cuestión territorial-socioeconómica-ambiental de la cuenca, identificando los problemas específicos y las potencialidades, a través del estudio de ZEE, y además integrándolos en un contexto de desarrollo endógeno (ver figura 2). Fig.2.- Secuencia de pensamiento resiliente y desarrollo endógeno en

la problemática territorial de cuencas hidrográficas.

Cuenca Hidrográfica Stock Recursos Naturales Materiales, tecnologías, otros

Cultura, costumbres, ideología

Problemas Potencialidades

Diagnóstico Situación Territorial Métodos de Resolución Mecanismos Institucionales de Conflictos Respuesta-Solución Normas Legales Vigentes

(Plan de Ordenamiento Territorial)

Aprendizaje-Selección-Adaptación

Finalidad-Medios

Desarrollo Endógeno (Indicadores de Sostenibilidad) Entorno Endógeno (Inputs)

Entorno Exógeno (Outputs)

Si bien se debe diagnosticar de forma objetiva la naturaleza multidimensional del problema de contaminación y contrastarlo con las potencialidades locales y sus implicancias socioeconómicas y ambientales en su área de incidencia local en la cuenca. Hay que analizar el problema en la perspectiva de que los recursos naturales pueden y deben ser considerados -cuando así lo amerite el caso- como recursos estratégicos y de interés público, frente a la simple lógica del libre mercado. Y por ende, que pueden establecerse mecanismos regulatorios, normas y reglamentos para los operadores externos que extraen estos recursos, entre otros instrumentos de control de calidad ambiental y social, que determinen claramente sus condiciones de operación y las sanciones respectivas en caso de incumplirlas.

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De otro lado, hay que acceder a toda la información relevante sobre el problema de contaminación, o generarla si en caso no existiera (por ejemplo, respecto a análisis de calidad de aguas, de suelos, de vegetales y animales, exámenes médicos de la población en riesgo, niveles de emisión de relaves y proceso de operación de la minera, mapas de zonificación ecológica-económica y de riesgo ambiental, etc.) y valerse de los mecanismos institucionales establecidos y de las normas legales vigentes, a nivel nacional e internacional, para enfrentarlo y gestionarlo en la mejor forma posible. Sin embargo, es cierto que ante múltiples casos ocurridos en la región andina no siempre las partes involucradas cuentan o acceden –por igual- a información objetiva y relevante sobre el problema de contaminación (lo que es muy extendido en el caso de las comunidades locales y poblaciones indígenas de los países andinos, que no cuentan con recursos económicos ni con la asesoría especializada para ello, siendo los más afectados). En ese sentido, se requiere de diversas instancias e instituciones (públicas y privadas) competentes, serias, probas e independientes -a nivel nacional o incluso supranacional- a las que eventualmente las partes afectadas puedan acudir cuando así lo requieran, ante la falta de respuesta o desinterés de las entidades competentes nacionales.

Por último, también puede haber una mayor complicación cuando sobre el mismo problema de contaminación existen distintas propuestas de solución (máxime si hablamos de intereses tan disímiles entre los involucrados: el caso de la empresa minera y de la comunidad local). Al respecto, es claro que el rol que le toca cumplir al Estado (a través de sus sectores competentes y en el marco estricto de la ley) es fundamental para la resolución del problema-conflicto. Lamentablemente, los débiles mecanismos de regulación y control que dispone el Estado (y los que hace efectivamente cumplir), además del marco del modelo exportador primario que por décadas impera en la región, de su rol tuitivo y de su real compromiso y voluntad política a favor de un estado del bienestar, en muchos casos generan una enorme desconfianza en las partes. Es el caso de las comunidades locales y poblaciones indígenas en los países andinos y amazónicos, que suelen ser los actores más débiles y casi siempre los más perjudicados con problemas de contaminación generados por actividades extractivas de recursos naturales por operadores externos. Sin embargo, aún en esas circunstancias, es conveniente en lo posible agotar las instancias de diálogo y ensayar los diversos mecanismos de manejo y resolución de conflictos (como el arbitraje, la mediación, etc.). Y luego, en el proceso o al final, una vez manejado y superado el conflicto, de ser factible retomar el proceso de articulación y diseño del plan de OT y de gestión integral de la cuenca, incorporando indicadores de sostenibilidad económica, social y ambiental para medir los cambios específicos proyectados al respecto, así como construyendo un nuevo proceso de planificación participativa e inclusiva con todos los actores involucrados. (Ver recuadro 6, el caso de la cuenca alta Rímac y la situación ambiental y conflictos locales por actividades mineras).

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Recuadro 6.- Situación ambiental y conflictos locales por

actividades mineras en la cuenca alta del Río Rímac

Es evidente que la situación ambiental de la cuenca del río Rímac es muy compleja pues factores de orden político, económico y social han sido y continúan siendo determinantes de su problemática actual. La cuestión parte desde la propia percepción del problema ambiental, de quienes lo definen, reconocen y evalúan como tal, y de cómo analizamos los roles de los distintos actores involucrados (sus juicios e intereses) en la definición del problema, en las alternativas de solución al mismo y en los niveles de decisión a seguir. Tenemos el conflicto ambiental surgido en el distrito San Mateo de Huanchor (ubicado en el km 95 de la carretera central y a una altitud de 3200 msnm); su ámbito comprende a 5 comunidades campesinas y una población total mayor de 5,000 mil habitantes, quienes enfrentan desde hace varias décadas diversos problemas de contaminación minera: primero en la década de 1930, por el caso de la fundición Tamboraque y posteriormente, a partir de 1999, por el depósito de relaves mal establecido en Mayoc –cerca de los poblados Mayoc y Daza con cerca de 400 habitantes-; y luego con los relaves ubicados en la planta Tamboraque, cuyo depósito se ubica al pie del río Rímac, presentando serio riesgo de colapsar sin que hasta ahora la empresa responsable resuelva este grave problema, ante la permisividad del Estado. Asimismo, la contaminación en el distrito de Surco (ubicado en el km 67.5 de la carretera central y a una altitud de 2000 msnm), en la margen derecha del río Rímac, en terrenos agrícolas de dos comunidades (Ayas y Linday) afectadas por metales pesados en sus aguas de riego –que son excedentarias de la CH Matucanana II (ex Pablo Bonner)- y que provienen de relaves mineros de Tamboraque (a 2800 msnsm). En estos y otros casos similares casi siempre se argumenta que la población demandante del problema ambiental se basa en meras percepciones locales sin fundamento. Sin embargo, en el caso Mayoc existen estudios precedentes realizados por DIGESA, así como estudios posteriores realizados por ISAT, corroborando los niveles de daño en la salud de la población (principalmente mujeres y niños) de Mayoc y Daza. Y que finalmente, luego de una serie de acciones de movilización social y demandas penales y a nivel internacional por la población local logran que se retiren los relaves de Mayoc a Tamboraque. Se sabe que la mayor actividad minera de la cuenca alta Rímac se concentra en San Mateo de Huanchor y Chicla. No sólo por las operaciones mineras activas (Volcan, Corona, Yauliyacu, Millotingo, etc.) sino por los depósitos de relaves abandonados que hoy constituyen graves pasivos ambientales (Según INADE, 2000, en la cuenca alta Rímac existen cerca de 20 minas abandonadas, 3 unidades concentradoras y 9 centros mineros no metálicos). Al respecto, ISAT (2003) realizó un estudio exploratorio ambiental y de salud de la población de la cuenca media y alta del Rímac, encontrando lo siguiente: 1) Sobre la situación ambiental, los distritos San Mateo de Huanchor y Chicla (y

sus localidades aledañas) presentan mayor riesgo de contaminación por metales pesados (plomo y arsénico) y otras sustancias potencialmente peligrosas, afectando la calidad de sus aguas para regadío. A su vez, este

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El ordenamiento territorial en la gestión de cuencas hidrográficas 27

deterioro en la calidad de las aguas se puede relacionar con un grado de deterioro de la calidad de los suelos agrícolas, el caso de Shococha y Mayoc, en San Mateo de Huanchor, y Pomacancha y Chinchan, en Chicla, entre otras zonas similares;

2) Con respecto a los niveles de exposición a metales pesados y situación de

salud de la población infantil en la cuenca media y alta del Rímac, la localidad de Chicla presenta mayor riesgo de contaminación en cuanto a exposición a Plomo, seguida de la localidad de San Mateo. En Chicla, el 41.7% de los niños evaluados sobrepasan los Límites Seguros establecidos por la CDC y la OMS. Y con relación a los niveles de exposición a Arsénico, fueron los niños evaluados en San Mateo los que obtuvieron los promedios más altos (El 28.6% sobrepasaron los Límites Seguros, de 50 µgAs/L);

3) En las localidades de Chicla, San Mateo, Matucana y Surco, la población

evaluada presenta porcentajes relativamente altos de niños con problemas de desnutrición crónica, y, adicionalmente, estos niños también presentan niveles de inmadurez visomotora. y

4) Si comparamos los niveles de exposición de la población infantil estudiada en

las 4 localidades, se evidencia que son los niños evaluados en Chicla y San Mateo los que obtienen mayores niveles de exposición a plomo y arsénico, en comparación con los de Matucana y Surco, con niveles más bajos. Estos resultados se aproximan con los valores iniciales de plomo y arsénico encontrados en aguas y suelos muestreados en ambos distritos (algunos valores están por encima de los estándares referenciales o permisibles y en otros casos no).

Deterioro ambiental, pobreza y desarrollo: un dilema permanente Es claro que los problemas de pobreza e irregular desarrollo alcanzado en estas localidades de la cuenca media y alta del Rímac están muy relacionados con el grado de acceso, la oferta y calidad de uso de los recursos naturales de la zona, así como con la capacidad de carga de los ecosistemas que los soportan. Y que constituyen el stock de reserva natural de la cuenca alta y baja. Por lo que es fundamental la conservación de este stock natural, para garantizar: 1) En la parte alta, el crecimiento y desarrollo sostenible de las comunidades en base a sus actividades productivas tradicionales: agricultura, ganadería, forestación, piscicultura, etc., y, 2) En la parte baja, la provisión de la oferta de recursos necesarios para la alta demanda de su población, por ejemplo, en el caso del abastecimiento de agua y energía eléctrica para la ciudad de Lima. El deterioro progresivo en la calidad de los recursos naturales por residuos mineros y su acumulación en las cadenas tróficas, tendría efectos en la salud de la población local. Por lo que se requiere de programas de monitoreo y estudios específicos que evalúen este problema. Al respecto se gestó una experiencia local de vigilancia ambiental, el caso CODEMADES, como parte de un esfuerzo de la sociedad civil de alertar sobre problemas de contaminación en la cuenca. Fuente: “Contaminación ambiental por actividades mineras en la cuenca del río Rímac: los problemas persisten...”, Artículo de Walter Chamochumbi (2002), ISAT.

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El ordenamiento territorial en la gestión de cuencas hidrográficas 28

4.4. Cuarto criterio: la planificación horizontal y vertical. Se sabe que el ordenamiento espacial-territorial contempla no sólo la configuración geomorfológica (a nivel de cuenca, subcuenca, microcuenca), sino también su malla de delimitación territorial jurídico-administrativa y los sistemas de gestión que se le superpone desde las estructuras político- estatales. Este criterio debiera implicar a nivel de la cuenca, de cuerdo con lo que Jean Bastie define, como la sinergia o confluencia ordenada y lógica de la planificación horizontal (geográfica) y la vertical (económica) respectivamente. Sin embargo, en muchos casos la falta o deficiente armonización (alineación) de la planificación horizontal y vertical en el ámbito de las cuencas, resulta arbitraria y disfuncional a sus necesidades de OT y desarrollo. Existen otros elementos de ordenamiento a considerar, además de los ya mencionados, como son: los sistemas de gestión y participación social y cultural, porque su no consideración en los procesos de diagnóstico, en muchos casos han resultado determinantes (por omisión) de sendos fracasos en los ensayos de políticas sectoriales de planificación y ordenamiento territorial. Así pues, es importante que todo plan de gestión a nivel de cuencas se coordine, se armonice con todos los sistemas de gestión que funcionen al interior, el caso de planes regionales, municipales provinciales y distritales, y comunales. (Ver recuadro 7, los inacabados procesos ensayados en la cuenca Rímac).

Recuadro 7.- Los Ensayos de Planificación y Gestión de la Cuenca del Río Rímac: varios procesos inacabados

En general podemos afirmar que la aplicación de las políticas de atención a la problemática de planificación y gestión de la cuenca del río Rímac han sido disímiles, segmentados (sectoriales) y esporádicos (no sostenidos). Y una de las causas que explica esta situación es la poca atención al levantamiento de diagnósticos integrados y participativos en el análisis de los problemas centrales y en el planteamiento de las soluciones, así como de no contar con un adecuado marco institucional en el tiempo. No es casual que sobre la cuenca del Rímac haya habido en las últimas cuatro décadas numerosos estudios técnicos y ensayos de planificación y gestión sin resultados concretos o terminados.

Al respecto, hemos señalado un antecedente con la propuesta de creación de la nueva Autoridad de Cuenca del río Rímac que fuera presentada por el Instituto Nacional de Desarrollo (INADE), en 1999, “Plan de Manejo y estudios de factibilidad del Programa Ambiental de la cuenca del río Rímac”, ante la grave crisis de institucionalidad de la Autoridad Autónoma de Cuencas Chillón-Rímac-Lurín de ese entonces, y que resumió en lo siguiente:

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1) no poseer mecanismos sólidos de financiamiento, 2) tener serias limitaciones técnicas y logísticas para cumplir sus funciones, 3) contar con una parcial representatividad de los usuarios del agua, 4) poseer débil autoridad e insuficiente capacidad de convocatoria, y 5) tener débiles o casi inexistentes niveles de coordinación con las organizaciones privadas de desarrollo que trabajan en la cuenca Rímac. Si bien la iniciativa del INADE, en tanto órgano del sector público, representó un avance interesante de alternativa de gestión de la cuenca del Rímac, su propuesta fue elaborada con un mayor énfasis técnico y débil en lo social, y además variando desde su planteamiento original, de crear la autoridad de la cuenca del Rímac, por el de la autoridad de aguas del río Rímac, y que finalmente quedó archivada en el camino (según se nos comentó por la falta de nuevos recursos para continuar una siguiente etapa). Posteriormente, el año 2001, el Ministerio de Agricultura dictó un Decreto de Urgencia para la creación de la Autoridad Autónoma Especial de la Cuenca del río Rímac (DU Nº 052); iniciativa que a pesar del muy discutible enfoque de tratamiento de la cuenca y de la vertical gestión administrativa que proponía (porque ésta recaía en la administración principal de SEDAPAL sin casi asignarle ningún valor de representación a los municipios locales y organizaciones de usuarios de la cuenca alta). Sin embargo, a pesar de su controversial enfoque, esta iniciativa propuso abordar los graves problemas de la cuenca, pero con un enfoque sesgado y sin recoger los planteamientos antes trabajados por el INADE, concentrando su atención en las demandas por abastecimiento de agua de la población de Lima y minimizando el rol de los actores y usuarios de la cuenca alta. Posteriormente este decreto fue anulado volviéndose a fojas cero con respecto a los graves problemas de gestión de la cuenca. En 1996-1998, por decreto de alcaldía de la Municipalidad de Lima Metropolitana, se creó la Autoridad Municipal de la Cuenca del Rímac, integrando por primera vez a las tres alcaldías provinciales (Lima-Callao-Huarochirí), constituyendo una más de las iniciativas del sector público por abordar la problemática de gestión de la cuenca, pero sin darle continuidad esta iniciativa ni canalizar otras acciones para su implementación. En 1998-1999, también se crea la Asociación de Municipalidades de la Cuenca Alta del Rímac, proponiéndose articular la labor de los municipios en torno a la recuperación ambiental y desarrollo sostenible de la cuenca alta del Rímac. Entidad que de forma esporádica continúa desarrollando algunas acciones puntuales sobre la problemática de la cuenca Rímac, pero sin gravitar en ello. A partir del 2000-2002, también se crean las mesas de concertación de lucha contra la pobreza en los diferentes distritos de la cuenca alta del Rímac, tratando de abordar desde sus fines y objetivos la problemática de gestión de la cuenca con la participación de diversos actores locales, pero sin lograr articular una estructura unitaria de gestión para la cuenca, dada su finalidad específica. En la cuenca Rímac también han habido ensayos de planificación impulsados desde las organizaciones no gubernamentales, como la experiencia que impulsó PRORIMAC: consorcio que se gesta en 1994-98 y que desde 1999 al 2002 impulsó una experiencia interesante de planificación concertada y participativa con diversas autoridades municipales (provincial-distritales) y comunidades campesinas, líderes locales e instituciones públicas y privadas de los diferentes distritos de la cuenca media y alta del Rímac (subcuencas Rímac alto y Santa Eulalia), sistematizando un documento final de diagnóstico y propuesta de lineamientos estratégicos y plan de emergencia para la cuenca alta del Rímac. (Ver a continuación cuadro síntesis priorización de conflictos y lineamientos estratégicos para la gestión de la cuenca alta del río Rímac)

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Priorización de Conflictos y Lineamientos Estratégicos para la Gestión de la

Cuenca Alta del Río Rímac

PRIORIZACIÓN CONFLICTOS

EJES TEMÁTICOS

OBJETIVOS ESTRATÉGICOS

LINEAMIENTOS ESTRATÉGICOS

(1) Contaminación del río Rímac y

afluentes

CONTAMINACIÓN

AMBIENTAL

Diseñar políticas específicas para la recuperación ambiental, prevención de la contaminación, manejo y uso racional de los recursos naturales de la cuenca alta.

Se trata de articular planes, programas y proyectos referidos al problema principal de contaminación ambiental generado por las industrias extractivas, asentamientos urbanos y otras actividades productivas y económicas en las subcuencas Rímac Alto y Santa Eulalia, tomando en cuenta sus implicancias en el deterioro de los recursos naturales (agua, suelo, flora, fauna y aire). Se trata de incidir no sólo en aspectos de recuperación de ecosistemas degradados sino también de acciones de carácter preventivo para un uso cuidadoso de los recursos naturales (renovables y no renovables). Incidir en la promoción e implementación de planes y programas conjuntos de monitoreo y vigilancia ambiental y de salud de las poblaciones en zonas de mayor riesgo de afectación ambiental.

(2) Falta de

conocimiento y conciencia de la población sobre los problemas de

desarrollo productivo y los conflictos de uso

de recursos naturales

RECURSOS NATURALES

. Promover el mejoramiento de las condiciones de hábitat y de gestión de los recursos naturales de los pobladores de la cuenca alta.

Este eje se encuentra muy relacionado con el anterior, ya que el problema de mitigación de la contaminación del río Rímac, está relacionado con desarrollar acciones específicas de manejo y conservación de los recursos naturales. Se trata de formular desde el enfoque de gestión de cuenca, la priorización de planes de manejo, de ordenamiento territorial para el uso sostenible de los recursos naturales. Promover e impulsar políticas y prácticas a favor de la gestión ambiental y manejo eficiente de los ecosistemas locales en el desarrollo de las actividades productivas.

(3) Carencia de proyectos

productivos agropecuarios,

escasa infraestructura y

conciencia turística

ECONOMÍA Y PRODUCCIÓN

Promover el incremento de la rentabilidad y la generación de valor agregado a la producción agropecuaria y el turismo, mediante proyectos de inversión y capacitación.

Priorizar el diseño de planes, programas y proyectos de inversión y capacitación que aprovechen la potencialidad de la cuenca alta en cuanto a su capital social-natural y al desarrollo de la actividad agropecuaria y agroindustrial sobre la base de sus recursos de biodiversidad en distintos pisos ecológicos y su cercanía relativa al mercado de Lima. Se trata también de promover la puesta en valor de sus recursos paisajísticos para la promoción del turismo y el rescate de prácticas y conocimientos tecnológicos andinos tendientes hacia la agricultura ecológica y el desarrollo de nuevos mercados y eslabonamientos comerciales.

(4) Ocurrencia de

desastres naturales y falta

de obras de defensa ribereña

y contra la erosión.

DESASTRES NATURALES

Impulsar la reducción del grado de vulnerabilidad y los niveles de riesgo en desastres naturales de los pobladores de la cuenca alta, mediante iniciativas de prevención y capacitación.

Se trata de impulsar un conjunto de acciones preventivas, educativas y promocionales sobre los riesgos de desastres en la cuenca alta del río Rímac. Impulsar programas educativos y proyectos relativos a mejorar infraestructura para el ordenamiento y conservación de los recursos naturales en aquellas microcuencas más críticas y peligrosas en la subcuenca Rímac Alto y Santa Eulalia. Formulación de planes de emergencia y evacuación de la población frente a huaycos e inundaciones; y asimismo de fortalecer las capacidades locales y las instancias de coordinación pertinenrtes para la reducción de riesgos y prevención de desastres,

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(5) Falta de servicios

básicos en centros poblados

y anexos.

(6) Limitada

coordinación y falta de

concertación entre los actores

locales de la cuenca.

SOCIAL E

INSTITUCIONAL

Impulsar la concertación de los diversos actores locales, públicos y privados para lograr políticas y acciones a corto, mediano y largo plazo por el desarrollo integral y sostenido de la cuenca alta, y el mejoramiento de la calidad de vida de la población.

- Se refiere la necesidad de impulsar y consolidar

instancias de coordinación interinstitucional (público y privado) permanentes al nivel de la subcuenca Rímac Alto y Santa Eulalia, y a nivel de la cuenca alta Rímac. De tal forma de articular los planes y programas de desarrollo priorizados por cada distrito. Considerar el mejoramiento de los servicios básicos (luz, agua, desague, vivienda, educación, salud, etc.) de los centros poblados.y caseríos aledaños.

- Se trata de evitar la duplicidad de acciones así como las intervenciones aisladas de las instituciones públicas y privadas que vienen trabajando en la cuenca alta. Se debe fomentar espacios de concertación amplios y de institucionalizar los planes para la gestión integral de la cuenca alta Rímac.

Fuente: “Lineamientos estratégicos y plan de emergencia para la recuperación ambiental y el desarrollo sostenible de la cuenca alta del río Rímac”. Documento de trabajo editado por OACA e ISAT (luego del Foro Rímac realizado en Cocachacra, 11-12 de julio 2002). Lima, octubre 2002.

Este documento de sistematización priorizó problemas, potencialidades y ejes temáticos de atención, proyectos de desarrollo y plan de emergencia para la recuperación ambiental y desarrollo sostenible de la cuenca alta Rímac. (Posteriormente, el 2008, sus consideraciones centrales fueron ratificadas en comunicado de la Asociación de Alcaldes de la Cuenca Alta Rímac). Recientemente, a partir de 2008, se gesta una nueva iniciativa de articulación de diferentes instituciones de desarrollo del sector público y privado que operan en la cuenca alta Rímac y en un contexto territorial mayor de planificación del desarrollo a nivel de la provincia de Huarochirí. Iniciativa que integra al consejo provincial de Huarochirí, municipios distritales, nuevas ONGs, además del ISAT, iglesia y empresas privadas (como EDEGEL) conformando el Grupo Impulsor del Plan de Desarrollo de Huarochirí; que luego de un proceso de trabajo conjunto han publicado el “Plan de Desarrollo Local Concertado de la Provincia de Huarochirí (2008-2018)”. En el cual se incluye un diagnóstico y propuesta de visión, ejes, objetivos y estrategias de desarrollo a nivel provincial. Espacio en que también se ha conformado un comité de gestión para la subcuenca Rimác Alto y otro para Santa Eulalia, trabajando algunas iniciativas conjuntas de proyectos enmarcados en su plan de desarrollo provincial. Proceso -por cierto- mucho más complejo y lento de maduración, dado su alcance provincial que involucra 32 distritos y cuatro cuencas hidrográficas, y que, por tanto, avanza según los recursos disponibles y según los ritmos y dinámicas que impriman las instituciones involucradas en esta nueva iniciativa de concertación.

Fuente: “Aportes para consolidar una propuesta de Plan de Manejo de la cuenca del río Rímac”;”Autoridad de Cuenca: ¿ sólo cuestión de normas, dispositivos y financiamiento o también cuestión de procesos de mayor apertura social?”; y “Contaminación ambiental por actividades mineras en la cuenca del río Rímac: los problemas persisten...”, de Walter Chamochumbi (2000, 2001 y 2002), ISAT.

4.5. Quinto criterio: escala y temporalidad. La escala y la temporalidad son muy importantes, porque se requiere delimitar la superficie del espacio de intervención y los plazos en los procesos de planificación y ordenamiento del territorio y la gestión de la cuenca. Por ejemplo, si hablamos de procesos de desarrollo local pueden existir distintas

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El ordenamiento territorial en la gestión de cuencas hidrográficas 32

instancias de gestión político-administrativa al interior de una cuenca (comunidad, distrito, provincia, región). Las que, por cuestiones burocráticas y de jerarquías político-administrativas, pueden superponerse indistintamente (absorbiendo una a la otra); y además, por una práctica muy extendida en el sector público, que generalmente los planes gubernamentales y sectoriales suelen implementarse de forma vertical sin considerar –mucho menos recoger- los planes locales o las iniciativas de las comunidades y organizaciones sociales de base, generándose una muy baja productividad (o desfases) en sus tiempos de planificación y gestión del desarrollo a nivel de la cuenca, y por tanto, acentuando las condiciones para un escenario de tensión y conflictos permanentes en la cuenca. En la costa peruana existen cerca de 53 cuencas hidrográficas distribuidas transversalmente a lo largo de toda la vertiente occidental de la cordillera de los andes, y si bien todas presentan problemáticas similares, los procesos de ordenamiento territorial requieren de medidas específicas. A la fecha la figura de la Autoridad Autónoma de Cuenca ha resultado una instancia técnico-administrativa vertical y burocrática que en general no ha logrado promover cambios importantes en materia de gestión integral e integrada de los recursos naturales, ni menos en la gestión del agua como un recurso estratégico, ni mucho menos de internalizar una perspectiva ambiental de desarrollo, más allá de propuestas y modelos teóricos. Al respecto existen múltiples factores que explican tal situación, pero es evidente que esta figura debe cambiarse y corresponderse con una ley de aguas que promueva una entidad técnico-social competente, que sea dinámica y funcional a las necesidades de la población local, integrando la participación y representación plena de todos los usuarios de la cuenca. En esa medida, el agua –por ejemplo- siendo un recurso vital y estratégico para todos los usuarios de la cuenca, se viene generando un intenso debate nacional en el marco de la nueva ley de aguas: en torno a su pertinencia con las necesidades de todos los usuarios. Pero sobre todo que se cuestiona lo relativo al carácter que adquiere este recurso, en tanto un bien de uso público -al parecer sólo en el plano formal declarativo- y más bien relativo en la práctica, al seguir la tendencia a su privatización. Esto tomando en cuenta la política del actual gobierno con respecto a otros recursos naturales. 4.6. Sexto criterio: densidad poblacional y actividades productivas. La densidad poblacional es otro parámetro que influye en los niveles de decisión y asignación de recursos para la gestión territorial de las cuencas. El concepto “Densidad Poblacional” se refiere a la caracterización de los asentamientos humanos en centros poblados urbanos, periurbanos o rurales que determinan (ejercen) una mayor o menor presión sobre la capacidad de carga de los ecosistemas artificializados o naturales de los espacios-territorios en los que se encuentran (viven, trabajan, transitan, etc.). Se dice que la densidad poblacional es un factor de incidencia en la mayor o menor demanda y presión que pueda ejercer la población local sobre el stock de recursos naturales disponibles de las cuencas. Así, según el número de habitantes por

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unidad de superficie, pueden impactar de distintas formas y magnitudes en su situación ambiental y desarrollo. Ahora bien, no obstante que la densidad poblacional –a nivel urbano, periurbano y rural- es un factor de causalidad importante en el análisis de riesgos de producir externalidades ambientales negativas, también es importante señalar que influye el tipo de actividad productivo-extractiva, la magnitud de su operación por unidad de superficie y su localización –si en la parte alta, media o baja de las cuencas-, pudiendo incidir directamente e incluso con mayor impacto en la disponibilidad, acceso y calidad de uso de los recursos naturales y en el equilibrio de los ecosistemas, su capacidad de carga y resiliencia. Por consiguiente, si bien en el contexto de cuenca hidrográfica el criterio de densidad poblacional es una variable importante a considerar en la planificación y toma de decisiones para el ordenamiento del territorio (en función de las redes de asentamientos urbanos, periurbanos y rurales), puede resultar un factor de segundo orden de importancia en la problemática territorial y ambiental de la cuenca, frente a determinadas actividades productivo-extractivas y según las tecnologías que aplican por unidad de superficie (el caso de actividades agrícolas, mineras, petroleras, etc., que son muy diferentes en cada caso). (Ver recuadro 8, el caso de la cuenca Rímac) Es pues importante discriminar todos los elementos de causalidad e incidencia en la cuenca, el caso de caracterizar la dinámica de los asentamientos humanos y las actividades productivas que operan en una determinada unidad de superficie, así como las condiciones de su desarrollo en el tiempo.

Recuadro 8.- Densidad poblacional y actividades productivas: una percepción sesgada de la problemática de la Cuenca del río Rímac Existe un sesgo recurrente en la percepción de la problemática de atención de la cuenca del río Rímac, que se explica porque normalmente se cree que los mayores problemas de contaminación ambiental se producen sólo en la parte baja. Es decir en la ciudad de Lima, caracterizada como una ciudad muy compleja y con una alta demanda de servicios. Tiene una población mayor de 7.5 millones de habitantes y una densidad poblacional promedio de 3008 habitantes /km2. Si comparamos estos índices de habitabilidad con los poblados de la cuenca alta Rímac (con aproximadamente 55,981 habitantes y una densidad poblacional promedio de 24.84 habitantes /km2), podríamos interpretar que la mayor concentración de habitantes por unidad de superficie (en territorios carentes o deficientes de servicios básicos) puede ser un factor de mayor incidencia en los problemas de contaminación ambiental.

Sin embargo, aún cuando la densidad poblacional –urbana y rural- es un factor muy importante de analizar como causalidad de mayor riesgo en producir externalidades negativas ambientales, también es importante señalar la incidencia del tipo de actividad productivo-extractiva que opere en la cuenca, y que puede incidir con mayor magnitud en la disponibilidad y calidad de uso de

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los recursos naturales y en el equilibrio de los ecosistemas que los soportan. Es el caso de las actividades mineras concentradas principalmente en la parte alta de la cuenca del Rímac, y que vienen ocasionando diversos conflictos de uso de recursos renovables (agua, suelo y biodiversidad). Son las actividades de tipo extractivas, las tecnologías usadas y los pasivos ambientales que dejan, las que ejercen mayor presión de uso sobre la oferta de los recursos naturales y ecosistemas en la cuenca alta, aún cuando en su zona de operación la media de densidad poblacional es mucho menor en comparación con la de la cuenca baja. No sugerimos desatender la importancia que sin duda tienen las necesidades de la población de Lima (que también comprende las cuencas vecinas de los ríos Chillón y Lurín), y que además concentra –como capital- cerca del 30% de toda la población nacional; siendo una ciudad de crecimiento acelerado, desordenado y con un gran porcentaje de población urbana pobre, carente de servicios básicos (agua, desagüe, energía eléctrica, etc.) y con graves problemas sociales por resolver. Pero muchos de los problemas relativos a la insuficiente oferta de agua y la calidad de uso de este recurso para atender esta alta demanda social, se relaciona con las condiciones de conservación del stock de recursos naturales de la cabecera de la cuenca alta (que es donde se genera la mayor oferta del recurso hídrico a través de las precipitaciones, los deshielos de los nevados y los procesos de escorrentía superficial y subsuperficial). Así también, se relaciona con la cobertura vegetal presente para generar un mejor efecto esponja en la retención del agua, además de los factores físico-químicos, biológicos y otras variables relacionados con las actividades productivas en la parte alta y su incidencia sobre la oferta y calidad del recurso. Por ello, el desarrollo de actividades contaminantes incide directamente en la calidad de uso de este recurso y, por tanto, en los costos de descontaminación para asegurar su uso doméstico. Si se diseñara planes de manejo a corto, mediano y largo plazo, con criterios preventivos y de gestión integral del agua, se podría generar mejores condiciones de uso sostenible del recurso y menores costos en su tratamiento. La falta de una visión integral e integradora de las múltiples funciones e interrelaciones, servicios y beneficios que provee la cuenca a sus habitantes de la parte alta y baja, está limitando en forma recurrente las posibilidades de encarar acciones realistas para revertir los problemas de contaminación ambiental y la pobreza de sus habitantes (principalmente de las zonas altas). Fuente: Walter Chamochumbi (2002), “Contaminación ambiental por actividades mineras en la cuenca del río Rímac: los problemas persisten...”, ISAT.

4.7. Séptimo criterio: sobre la incorporación del enfoque de género. En todo proceso participativo de ordenamiento territorial de cuencas es muy importante incorporar el enfoque de género. En la medida que la consideración de las dinámicas sociales, culturales y étnicas presentes en los distintos asentamientos humanos, implica también entender los roles diferenciados que cumplen las mujeres y hombres respecto al uso, acceso y control de los

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recursos naturales y los procesos de ordenamiento territorial que conducen -a diferentes escalas y tiempos- en las cuencas hidrográficas. Numerosos estudios evidencian el importante papel que cumplen las mujeres rurales, no sólo en la articulación de su núcleo familiar y comunitario, el cual de por sí ya les demanda enormes responsabilidades cotidianas ante la migración temporal de sus esposos hacia otras localidades -bien en la misma cuenca o en otras- en busca de trabajo y mejores oportunidades, sino también en las labores que cumplen como función de producción y reproducción de los ecosistemas, así como en los mecanismos de toma de decisiones para la mejor gestión de sus recursos locales. Por lo tanto, es necesario desarrollar indicadores específicos (cuantitativos y cualitativos) que midan la participación diferenciada por género de las comunidades locales en los procesos de OT. (Ver recuadro 9).

Recuadro 9.- Enfoque de Género en la Gestión de Cuencas Hidrográficas

La complejidad de los procesos sociales, económicos, políticos y ambientales que se entretejen en las cuencas requiere de perspectivas de análisis novedosas que den cuenta de la diversidad de intereses y demandas de las poblaciones que interactúan con los recursos naturales en los espacios geográficos de las cuencas. El esfuerzo por desarrollar el enfoque de género en el abordaje de las dinámicas socioambientales en las cuencas responde a la necesidad de abrir espacios y oportunidades de equidad entre mujeres y hombres, orientados a promocionar sus intereses, demandas y expectativas. Toma además en consideración las características técnico culturales de las poblaciones y enfatiza las acciones afirmativas dirigidas a las mujeres, debido a la posición de desventaja, y a las condiciones de desigualdad e inequidad en que se encuentran (GWP-TAC, 2000). El enfoque de equidad de género en el abordaje de las cuencas hidrográficas contribuye a frenar los ritmos de deterioro socioambiental que dichas áreas sufren porque genera, entre otros, los siguientes procesos: a) incrementa la participación de mujeres y hombres en los procesos de toma de decisión en los espacios de la cuenca; b) promueve un acceso, control y beneficio de los recursos naturales más equitativo al interior de los grupos sociales; y c) permite que las propuestas de intervención en la cuenca no promuevan un impacto negativo en su población. ¿Por qué es importante trabajar con enfoque de género la gestión de cuencas hidrográficas? Todo uso y manejo de los recursos naturales se ven afectados por las relaciones de género. Es decir, las mujeres y hombres tienen acceso y control desigual sobre los recursos, los impactan de manera diferenciada y viven las consecuencias derivadas de la degradación ambiental distintamente. Otro factor esencial es el papel protagónico que han desarrollado las mujeres rurales en la articulación del núcleo familiar y comunitario con el entorno natural,

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al realizar tareas no remuneradas, pero básicas para la reproducción de la unidad doméstica. En la gran mayoría de los casos, son ellas las encargadas directas de la recolección de leña, el acarreo del agua, la crianza de animales y la agricultura, la recolección de especies no maderables en los bosques y la pesca ribereña informal. Además, su rol como jefas de familia de los hogares rurales es cada vez mayor, debido a la mayor migración estacional masculina, obligando a sumar a sus ya innumerables tareas, aquellas consideradas propias del ámbito masculino. En condiciones de pobreza, las mujeres son las más afectadas, en virtud de la subyugación, discriminación y desvalorización a que están sujetas. A las mujeres pobres del campo les toca intensificar y extender su jornada laboral para hacer frente a la crisis ambiental y alimentaria y a las políticas sociales restrictivas. La reducción de los ingresos económicos de las familias rurales impacta a las mujeres, al restringir sus posibilidades de selección y compra para el consumo doméstico y sus funciones en la elaboración de alimentos, entre otros, situación que incide a la vez en el debilitamiento de la salud, la educación y el bienestar de la familia. Para las jefas de familias pobres, la situación es más dramática, dado que aunado al trabajo familiar y a la jornada remunerada, ellas tienen que responsabilizarse solas por la sobrevivencia y el bienestar de la unidad doméstica. Además, con la profundización de la pobreza, se ha agudizado la violencia doméstica hacia las mujeres, expresión del desahogo de las frustraciones cotidianas masculinas (Maier, 1998). La importancia de reconocer los roles, necesidades y responsabilidades de mujeres y hombres en su relación con la naturaleza y en condiciones de pobreza, reside en que estas consideraciones son claves para asegurar la ruta hacia el desarrollo sustentable. Ahí radica la relevancia de trabajar, con enfoque de género, la gestión de cuencas y lograr mejorar la calidad de vida del conjunto de la población dirigido hacia la construcción de sociedades sustentables. Fuente: “Enfoque de género en la gestión de cuencas hidrográficas” (s/f) 5. Reflexiones Finales En estos tiempos puede parecer idealista o desfasado, sobre todo para las corrientes modernistas y tecnocráticas homogenizantes, hablar de modelos autocentrados o endógenos, cuando el escenario de la globalización pareciera imponernos una tendencia y dinámica contraria; sin embargo, otras corrientes críticas alternativas proponen la necesidad de más bien reenfocarnos en el autocentramiento y los procesos de afirmación local y de lo particular, como en el caso de la perspectiva territorial y lo que su identidad construida como colectivo implique, sin necesariamente por ello perder de vista el escenario global. En esa medida, consideramos muy importante apostar por procesos de desarrollo endógenos y excéntricos, requiriéndose de una voluntad y afirmación política que respete la base cultural e identidad territorial de los diversos actores y colectivos que habitan en una cuenca, provincia, región. Por

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lo que, aún inmersos en el escenario global, no debe pensarse en la diversidad cultural como un obstáculo para aspirar al progreso y construir un proyecto mayor de desarrollo e integración (local-regional-nacional) de los pueblos; al contrario, ello debe servir como base y soporte principal de un rico proceso histórico de complementariedad en la diversidad y a partir del cual se proyecten lineamientos, planes y estrategias en torno a objetivos comunes por el desarrollo humano sostenible. De otro lado, es importante aclarar que con los criterios de OT presentados en este documento de trabajo, como base para una mejor gestión de cuencas hidrográficas, no hemos pretendido agotar el tema. Por el contrario, sabemos que existen otros criterios también muy importantes de considerar en todo proceso de ordenamiento y gestión de cuencas: es el caso del enfoque de la prevención de desastres naturales, cuyos alcances de hecho pueden ser determinantes en la problemática de ordenamiento de los asentamientos humanos en los distintos pisos altitudinales, así como en las distintas actividades productivas que se desarrollen en la cuenca. Máxime hoy en día, con los problemas derivados del cambio climático global, es evidente la mayor ocurrencia de desastres naturales, y que en el caso de los países andinos ya se viene registrando cambios como el retroceso de los glaciares, alteración de los regímenes de lluvias y otros fenómenos relacionados. Asimismo, otro criterio muy importante de considerar en todo proceso de ordenamiento y gestión de cuencas es el enfoque de la seguridad y soberanía alimentaria, que sin duda está también muy relacionado con las condiciones y variaciones del clima, adquiriendo hoy una mayor importancia frente al contexto de la crisis alimentaria global que también vivimos a consecuencia de las otras crisis (económica, energética, ambiental, etc.) y que también serán determinantes de las condiciones y medios de vida de las poblaciones rurales agropecuarias más vulnerables y pobres que viven de esta actividad en los diferentes pisos altitudinales, conservando conocimientos tradicionales en el manejo de ecosistemas en extremo frágiles, y que ahora deberán desarrollar mecanismos adaptatativos para poder sobrevivir en el nuevo escenario. En tal sentido, como acotación final consideramos pertinente recordar la importancia de no sólo analizar los aspectos técnicos de los procesos de OT de cuencas, sino también de incorporar nuevos criterios y métodos de participación social y cultural. De ahí la necesidad de desarrollar métodos e instrumentos alternativos, como el ordenamiento territorial participativo u ordenamiento territorial comunitario, que se orientan y desarrollan según criterios de inclusión y de participación democrática y comunitaria de todos los actores locales, mediante el uso de métodos y técnicas flexibles, tanto en los procesos de diagnóstico como en los de levantamiento de los planes de OT. Y asimismo, en lo relativo a ensayos de nuevas propuestas y experiencias de cogestión de cuencas, entre otras iniciativas comunitarias que ya se vienen ensayando en la región. En cualquier caso la cuestión es tener claro que el ordenamiento de cuencas u OT de cuencas no es más que una fase previa del proceso de gestión integral de cuencas para lograr su finalidad mayor, el desarrollo humano sostenible.