el nacimiento del mundo moderno - c. a. bayly
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El Nacimiento Del Mundo Moderno - C. A. BaylyTRANSCRIPT
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BAYLY, Christopher A.- El nacimiento del mundo moderno, 1780-1914. Conexiones y
comparaciones globales, Madrid, Siglo XXI, 2010, pp.219-235.
CAPTULO 6. LA NACIN, EL IMPERIO Y LA ETNICIDAD, c. 1860-1900 Este captulo considera el desarrollo del nacionalismo y el imperialismo a finales del siglo
XIX, que fueron dos de las principales caractersticas definitorias de la poca. Integra el debate
de estas dos grandes pesadillas de la historiografa, pero tambin examina los pueblos, etnias y
grupos religiosos excluidos por las naciones y marginados por los imperios. El captulo sostiene
que el despertar a finales del siglo XIX de un nacionalismo ms vigoroso fue un fenmeno
global. Surgi simultneamente en gran parte de Asia, frica y las Amricas, y no primero en
Europa, para luego ser exportado a ultramar. En muchos casos, la marea del nacionalismo
tambin surgi de las leyendas indgenas, los relatos y los sentimientos sobre la tierra y los
pueblos, antes que ser una imposicin maligna de Occidente. En el futuro, los historiadores del
nacionalismo tendrn que poner al mundo extraeurope en el centro de sus anlisis en vez de
considerado un aadido extra. Por ltimo, el captulo analiza los numerosos vnculos existentes
entre las emergentes instituciones nacionales que empezaron a crear una sociedad civil
internacional a finales del siglo XIX. Otra vez vemos la paradoja de la globalizacin. El
endurecimiento de las fronteras entre naciones-estado e imperios a partir de 1860 impuls a la
gente a buscar formas de contactar, comunicarse e influirse, a travs de esas fronteras.
El nacionalismo (junto al imperialismo) es uno de los pocos temas histricos totalmente
teorizado. Nos ser til, pues, examinar las teoras del nacionalismo antes de estudiar las
preguntas Cundo surgi el nacionalismo? y Quin o qu lo cre?.
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Teoras del nacionalismo
Las teoras del nacionalismo fueron uno de los principales temas a debate para los
historiadores de finales del siglo XX. Esto se debi, por una parte, a que el nacionalismo se
negaba a desaparecer, como tendra que haber pasado segn las teoras socialistas que tanto
influyeron a los historiadores, y, por otra, a que algunos historiadores se dejaron llevar por los
escritos programticos de los tericos sociales sobre este tema. Esta seccin tratar de demostrar
que estas teoras deben utilizarse ms como herramientas con que interpretar los hechos, que
como teoras propiamente dichas. Sirven para esclarecer algn que otro caso de los nacionalismos
de finales del siglo XIX, bien por separado, bien en su conjunto. Pero estas teoras no tienen el
valor de prediccin, y ninguna de ellas puede, por separado, explicar la naturaleza, ni mucho
menos la cronologa, de la aparicin del nacionalismo.1
Un conjunto de ideas sobre el nacionalismo, derivado directamennte de la ideologa de los
pensadores y patriotas del siglo XIX, mantiene que las naciones modernas surgieron de modo
natural de las viejas comunidades unidas por lengua y cultura. La mayora de los nacionalistas
culturales de hoy en da mantienen esta postura. Aseveran que los acontecimientos de finales del
siglo XIX fueron slo el final de un proceso ms amplio por el cual los pueblos incipientes
proclamaban su nacin y reclamaban un Estado que la garantizase. sta fue la legitimidad
histrica que buscaron Garibaldi y Mazzini, los patriotas italianos, y tambin su mulo indio,
Surendranath Bannerjea, que escribi acerca de naciones en creacin. Esta interpretacin
naturalista de las naciones fue el mensaje proclamado en miles de novelas, peras e himnos
nacionales que loaban el Volk alemn, le peuple franais o el Egipto para los egipcios. Es
1 Un resumen muy perspicaz de la literatura britnica importante sobre el tema se encuentra en John Breuilly,
Historians and the nation, en Meter Burke (ed.), History and Historians in the Twentieth Century (Oxford, 2002), pp. 55-87.
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arquetpico de estas creaciones el poema Himno blico del poeta revolucionario griego Rigas
Feraios: Cunto tiempo, hroes mos, viviremos en cautiverio, solos como leones en el monte,
en los picos? Vivimos en cuevas y nuestros hijos abandonan la tierra como amargados esclavos.
Mejor vivir libres una hora que cuarenta aos como esclavos.2
A pesar del escepticismo intenso de los historiadores modernos, algunas candidatas a
nacin de finales del siglo XIX, tanto dentro como fuera de Europa, podran reclamar un linaje
ms antiguo que otras. No eran entidades vivas, en desarrollo, pero tampoco eran nuevas
invenciones de demagogos populistas e intelectuales intolerantes. Este caso se dio cuando una
vieja identidad patritica, una homogeneidad lingstica y religiosa y una patria compacta y
tnica coincidan. Adrian Hastings aplica esto a Francia y Gran Bretaa.3 Los historiadores de
Vietnam, Sri Lanka y Japn mantienen que all pas algo parecido. En otro contexto, T. C. W.
Blanning ha analizado el profundo sentido de identidad, casi chovinista, del nacionalismo cultural
alemn mucho antes del siglo XIX, que trascendi las fronteras de los principados.4 Las lites de
algunas regiones indias tambin parecen haber forjado una identidad patritica basada en la
religin popular, el idioma y la resistencia ante los invasores de principios de la Edad Moderna.
Los lderes nacionalistas de finales del siglo XIX adoptaron estas tradiciones e historias vivas y
edificaron sobre ellas intentando consolidar estados nacionales modernos contra los enemigos
internos y externos. Parece persuasiva la idea del terico A. D. Smith sobre la continuidad entre
lo que l llama etnias esto es, antiguas zonas de lengua y cultura comn y las naciones
modernas.5
2 Citado por B. Jelavich, A History of the Balkans, vol. 2: Eighteenth and Nineteenth Centuries (Cambridge, 1983),
p. 197. 3 Hastings, Construction of Nationhood.
4 Blanning, Culture of Power.
5 Su ltima sntesis es Anthony D. Smith, Nationalism and Modernism (Londres, 1998).
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Sin embargo, los historiadores modernos, a diferencia de sus precursores del siglo XIX,
son muy escpticos respecto a estas ideas y la mayora argumenta que las naciones fueron
construidas recientemennte por las fuerzas polticas o por la imaginacin y que no crecieron
como organismos vivos. Y no hay duda de que a finales del siglo XIX lo que ms se notaba en
muchas regiones fue este tipo de sentimientos nacionalistas promovidos por el Estado. Por eso el
debate ha girado sobre las condiciones que permitieron a las lites inventarse o construir las
naciones. En la dcada de 1980, muchos historiadores profesionales siguieron al antroplogo y
filsofo Ernest Gellner,6 que mantuvo que el nacionalismo estaba estrechamente vinculado a la
industrializacin y a la urbanizacin. Plante que en la Europa del siglo XIX y comienzos del
XX, y en Asia y frica a partir de la dcada de 1930, fue la gente reunida en los nuevos centros
urbanos la ms propensa a considerarse pueblos unidos y reclamar un Estado. Por ejemplo, la
amalgama de hngaros, serbios e italianos de la Viena decimonnica, compitiendo para hacerse
con el trabajo y con los recursos, dej ms claras las diferencias entre estas razas e impuls sus
deseos de autonoma nacional.
La teora de Gellner fue, pues, una teora de modernizacin. Consider el nacionalismo
como el equivalente funcional poltico del capitalismo, la industrializacin, la familia nuclear y el
individualismo posesivo, fuerzas que estaban supuestamente en marcha para dominar el mundo
en fases regulares. Desde este punto de vista, el nacionalismo se extendi de Oeste a Este y Sur,
llegando, finalmente, a frica en el siglo XX, el ltimo continente en el que penetraron el
capitalismo y la urbanizacin. Predeciblemente, la teora de Gellner funciona mejor en las
sociedades del centro y este de Europa, que eran las que l tena en mente. As, la confrontacin
entre checos, alemanes y hngaros en el Imperio Austro-hngaro tuvo lugar en un periodo de
6 Ernest Gellner, Nations and Nationalism (Oxford, 1983).
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urbanizacin rpida. Por ejemplo, la poblacin de Praga aument de 157.000 personas en 1850 a
514.000 en 1900.7 Tambin describe bien el caso alemn y el de Italia, por lo menos en lo que
respecta al Piamonte como nuevo centro industrial. Sin embargo, hubo muchos casos en los que
surgieron enrgicos movimientos nacionales en sociedades de industrializacin relativamente
baja.
Los escritores que no se dejaban convencer por el avance del capitalismo y el
individualismo arguyeron, despus del libro de Gellner, que el nacionalismo era un producto del
mismo Estado, la obra de un principio puro de poder. Como dice Eric Hobsbawm, el
nacionalismo sigue al Estado y no al revs.8 l y John Breuilly,9 ms que otros, han argumentado
que el nacionalismo fue creado por una poltica consciente de las nuevas lites polticas a finales
del siglo XIX. Los estados promovan la enseanza popular, definan la ciudadana y sus
obligaciones, contaban y encarcelaban a las personas. Su sentimiento de urgencia se vio
reforzado por las necesidades del capitalismo, el auge del socialismo, el activismo de la clase
obrera y el miedo a la criminalidad. Fue un periodo en el cual los gobiernos empezaron a censar a
la poblacin y a controlar la inmigracin y la emigracin ms de cerca mediante el sistema de
pasaportes. Todo esto estaba consciente o inconscientemente dirigido hacia el refuerzo del
sentimiento nacionalista y obligaba a la gente de las fronteras a elegir una nacin-estado u otra.
Incluso los Estados Unidos de finales del siglo XIX encajan en este modelo.
Un corolario de esta teora, ms que una teora en s misma, lo formul Benedict
Anderson en la dcada de 1980.10 Era una perspectiva ms antropolgica, que resaltaba la
importancia de la imaginacin y el sentimiento compartido a la hora de inventar el nacionalismo
7 Lieven, Empire, p. 83.
8 E. J. Hobsbawm, Nations and Nationalism since 1780 (Cambridge, 1990).
9 John Breuilly, Nationalism and the State (Manchester, 1993).
10 Benedict Anderson, Imagined Communities: Reflections on the Origin and Spread of Nationalism (Londres, 1991).
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ms que los cambios en el poder y en los recursos. Las naciones eran comunidades imaginadas
creadas por el capitalismo impreso. La difusin de libros y peridicos por todo el mundo cre
un sentimiento de pertenencia comn en las mentes de las lites y, ms adelante, de la gente
normal que los lea. La postura de Anderson tiene una gran ventaja. Explica por qu el pueblo de
las zonas que no haban estado sometidas al capitalismo, a la urbanizacin industrial, ni siquiera a
un Estado fuerte, empez a proclamar su nacin. Por eso su obra, basada en un estudio de la
Indonesia holandesa, ha sido muy popular entre los historiadores del frica y del Asia del siglo
XIX.
Una versin completa del surgimiento de los nacionalismos competitivos de finales del
siglo XIX debe incorporar todas estas teoras discretas como precondiciones. Algunas tienen
ms peso en ciertos casos que otras. As, por ejemplo, el despertar de los movimientos
nacionalistas en las an sociedades agrarias de Asia, Oriente Medio y el norte de frica antecedi
la urbanizacin industrial moderna e incluso la difusin del capitalismo impreso. En estas
sociedades, la urbanizacin raramente alcanz un 10% antes de finales del siglo XIX, y el
alfabetismo masculino un porcentaje algo menor.
De hecho, tampoco fue solamennte una condicin para el mundo extraeuropeo. Hay que
recordar que incluso en 1848, cuando algo que podramos llamar nacionalismo ya estaba en
marcha, en Alemania el 75% de la poblacin an viva en el campo y la poblacin urbana estaba
formada principalmente por funcionarios y artesanos a la vieja usanza.
De nuevo, el nacionalismo surgi no como un acontecimiento, sino ms bien como un
proceso. Si seguimos las teoras de John Breuilly y Eric Hobsbawm, el sentimiento informe de
nacionalidad derivado de memorias y tradiciones de patriotismos anteriores fue moldeado y
afilado por la maquinaria del poderoso nuevo Estado. Esto no significa que el Estado creara el
sentimiento nacionalista de la nada. En Estados Unidos, por ejemplo, la guerra civil forj de
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modo ms firme un sentimiento de nacionalidad norteamericana, por lo menos entre la poblacin
dominante del Norte. A partir de 1865, la palabra nacin empez a utilizarse ms en el
continente norteamericano.
Este ltimo ejemplo nos recuerda una condicin del surgimiento del nacionalismo que ha
sido marginada en la mayora de las teoras principales: la importancia del conflicto blico,
sobre todo entre estados, pero tambin entre la poblacin de un solo Estado. El nacionalismo se
intensific durante el siglo XIX como consecuencia de la guerra y la invasin. El nacionalismo se
defina comparndose con otros. La experiencia de un servicio militar compartido, con una
educacin bsica entre la tropa, y el liderazgo de la lite transformaron a muchos campesinos y
trabajadores en nacionalistas. A su vez, este nacionalismo militarizado sola desembocar en ms
guerras e invasiones. Las guerras mundiales de finales del siglo XVIII aceleraron el proceso que
transform los patriotismos regionales del viejo orden en nacionalismos agresivos y excluyentes.
Las mltiples crisis de mediados del siglo XIX, no slo en Europa, sino tambin en las Amricas,
Oriente Medio y Asia, confirmaron esa transicin. La nueva maquinaria industrial y las
comunicaciones descritas en el captulo anterior crearon una comunidad nacional ms visible o
menos factible.
Cuando surgi el nacionalismo?
Para los historiadores, aunque generalmente no para los tericos, la cronologa del
surgimiento del nuevo nacionalismo a nivel global es importante. Hay que explicarlo. Como ya
hemos dicho, se supone muchas veces que el nacionalismo fue un sentimiento que pas de
pueblos blancos supuestamente avanzados a pueblos menos avanzados de Asia y frica. Hay que
modificar esta teora de la difusin. Es cierto que muchos africanos subsaharianos vivan en
comunidades locales o regionales sin jerarquas sociales profundas en las que la identidad
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nacional ms amplia era irrelevante. Pero incluso aqu, a mediados del siglo XIX, los
intelectuales locales que escriban en su propia lengua respondieron a la propagacin de la Biblia
por parte de misioneros reclamando los derechos de los pueblos africanos. Adems, hacia la
dcada de 1880, en India y en Egipto existan movimientos independentistas importantes, y sobre
1900 aparecieron en otras partes de Asia. En muchos aspectos, Japn ya era una nacin-estado en
1868, antes del final del rgimen Tokugawa. Probablemente tuviera un sentimiento nacionalista
tan fuerte como el de la Alemania contempornea, y mucho ms desarrollado que el de Italia. No
debemos exagerar el contraste con Europa. Al fin y al cabo, muy pocos de los revolucionarios
nacionalistas de Europa en 1848 tuvieron un apoyo generalizado. Como comenta Jonathan
Sperber11, aquel ao el peridico nacionalista rumano ms importante slo tena 250 suscriptores.
Sin olvidar esto, parece posible establecer unos periodos de cambio a nivel mundial y no
slo para Europa. Las dos crisis mundiales vinculadas de 1780-1815 y 1848-1865 impulsaron las
incipientes identidades nacionales. Por lo general se acepta que las conquistas de Napolen en
Europa impulsaron la identidad nacional en Alemania, Italia y Rusia. Tambin las invasiones
francesa y rusa alertaron a los otomanos, egipcios y norteafricanos de su vulnerabilidad y de la
necesidad de reorganizar sus sociedades. Dos generaciones despus, las guerras eurasiticas de
mediados del siglo XIX convencieron a la clase dirigente del ltimo periodo Tokugawa de Japn
de la necesidad de reforzarse. La rebelin de 1857 en India y la posterior invasin britnica
obligaron a los comerciantes y profesionales de las regiones de la costa a reconsiderar su
situacin dentro del imperio.
Sin embargo, este sentimiento de nacionalidad agudizado y ampliado no fue una mera
consecuencia de la oleada de guerras globales. Tambin reflejaba las nuevas oportunidades para
11 Sperber, European Revolutions, p. 97.
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la comunicacin interregional y el intercambio y la adaptacin de las ideologas. En la dcada de
1820, el reformador indio raj Ram Mohun Roy pudo leer sobre las revoluciones
postnapolenicas en Europa en los peridicos de lengua inglesa de Calcuta y empez a escribir
sobre la autodeterminacin nacional. Antes de 1914, Nguyen Ai Quoc, alias Ho Chi Minh, ley
las ideas de Thomas Jefferson, el padre fundador de los Estados Unidos, en sus libros de francs
del colegio. Estas ideas no se desplazaban slo de Occidente hacia los dems. Incluso en la
dcada de 1880, la modernidad hbrida y propia de Japn se haba convertido en un modelo
importante para otros nacionalistas africanos y asiticos.
Las historias clsicas de Europa describen el final del siglo XIX como un periodo de
alianzas y tensiones entre naciones-estado recin industrializadas. Estas naciones proyectaban
fuera su podero disfrazado de nuevo imperialismo, que se hizo evidente en la reparticin de
frica. Esto sigue siendo verdad, aunque fue un proceso global y no meramente europeo. A partir
de 1860, los lderes polticos tanto de dentro como de fuera de Europa extendieron rpidamente
su proyecto de creacin de naciones-estado. Hacia 1870, Italia estaba unida bajo el liderazgo de
un Piamonte que se industrializaba y modernizaba rpidamente, tras la intervencin de Francia y
Prusia contra Austria, su antiguo amo. Aunque los terratenientes conservaban mucha influencia,
sobre todo en el sur, una pequea clase media industrial, con sede en Miln y Turn, que
conscientemente adopt el dialecto toscano como lengua italiana, proporcion al pas un nivel de
unidad. Alemania se unific en 1871, tras las victorias militares de Prusia sobre dos de los
antiguos dueos de las regiones germanohablantes, Francia y Austria. Aunque los pueblos
alemanes sentan lealtad hacia sus patrias chicas, la cultura y el idioma comunes y su creciente
papel en el mundo exterior unific a los terratenientes del este, los burgueses del valle del Rin y
los campesinos catlicos del sur.
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En el mismo periodo; un rpido cambio social y el restablecimiento de la Unin en los
Estados Unidos dieron lugar a un sentimiento nacional norteamericano ms potente. Los
dominios britnicos de Canad, Australia y Nueva Zelanda se convirtieron en estados federados
entre 1860-1901. Mientras tanto, en Japn, los jvenes reformadores remodelaron la autoridad
del emperador Meiji para convertirlo en el centro de la nacin. En el este de Europa, el
paneslavismo, impulsado por una Rusia ms enrgica, empez a dividir las zonas europeas del
Imperio Otomano en pequeos principados cristianos, beligerantes a partir de la guerra de los
Balcanes de 1878. Cuando Gran Bretaa ocup Egipto en 1882, tuvo que luchar contra una
coalicin de militares, clrigos y terratenientes, claro sntoma de la nueva identidad de lo que
haba sido una provincia del sur del Imperio Otomano. En Asia se fund el Congreso Nacional de
la India en 1885 y, a partir de la dcada de 1890, jvenes chinos de las zonas costeras y del
extranjero empezaron a criticar enrgicamente a los manches, otra prueba de que las nuevas
lites asiticas trataban de crear sus propias naciones-estado.
La nacin de quin?
Aunque la guerra y los cambios sociales impulsaron simultneamente el nacionalismo, es
importante recordar que cada caso presentaba una comunidad nacional ambigua y con mucho
debate alrededor. No es buena idea leer retrospectivamente e interpretar los nacionalismos de
finales del siglo XIX, y mucho menos los anteriores, del mismo modo que los modernos. La
autonoma irlandesa, por ejemplo, para los nacionalistas irlandeses de las dcadas de 1880 1890
no requiri una nacin-estado separada. Miles de irlandeses, incluidos muchos catlicos,
lucharon en los ejrcitos britnicos en las dos guerras mundiales. Los lderes de las colonias
britnicas blancas tambin fueron leales a su vinculacin con Gran Bretaa, aunque la
integracin socioeconmica empezaba a crear nacionalismos regionales en Australasia y Canad
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ya a comienzos de la guerra de Sudfrica de 1899. En un contexto muy diferente, los impulsores
de lo que se denomin nacionalismo egipcio empezaron a gritar Egipto para los egipcios!
durante los aos de intervencin europea a partir de 1876. Sin embargo, muchos de ellos seguan
siendo patriotas otomanos para los que Estambul era el centro del mundo. A partir de 1896,
algunos nacionalistas chinos denunciaban a los manches ignorando el hecho de que esta
categora era en parte una invencin de la propia dinasta manch Qing. Sin embargo, esa
divisin tnica slo cobr importancia a partir de la invasin japonesa de Manchuria en la dcada
de 1930. Aunque muchos intelectuales y estadistas empezaron a hablar de la nacin a partir de
1860, eso no signific que hubiera consenso sobre lo que era la nacin ni sobre a quin
perteneca.
Sin embargo no hace falta que nos escondamos en la ambigedad. Podra ser de utilidad
clasificar los nacionalismos en un espectro. Esto nos facilitar especificar momentos histricos
clave. En un extremo del espectro se encuentran los nacionalismos que surgieron de los viejos
patriotismos me refiero a comunidades con una religin e idioma relativamente homogneos.
A menudo, estaban reforzados por una larga tradicin de Estado centralizado y buen gobierno.
Inglaterra, Francia, Japn y, en menor grado, la Maharashtra india y Sri Lanka entran en esta
categora. Irlanda tena un sentimiento patritico antiguo durante los siglos XVII y XVIII, pero
esa identidad era bastante diferente al nacionalismo catlico masivo de finales del siglo XIX.
Tambin se daba en parte del norte de Vietnam, en la zona que los franceses llamaron
Annam. En estas zonas, los lderes pudieron promover formas ms activas de nacionalismo a
finales del siglo XIX precisamente porque pudieron arraigarlas en un sentimiento ya existente de
tradicin comn, resaltando el idioma y la cultura comunes adems de los viejos vnculos
interregionales. En estas reas, el nacionalismo de finales del siglo XIX no era una mera creacin
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de las clases dirigentes y del Estado que se difundiera hacia abajo.12 Los integrantes de los grupos
ms pobres y subordinados tambin queran participar en lo que consideraban su nacin. A veces,
los emigrantes de fuera de las fronteras de los estados jugaron un importante papel al estimular el
deseo de tener un territorio nacional unido. Los emigrantes irlandeses en Estados Unidos y
Australia, o los emigrantes chinos en Hawai y el sudeste asitico, por ejemplo, jugaron un papel
importante en el surgimiento del nacionalismo irlands y chino, respectivamente. Este tipo de
nacionalismo queda claramente dentro de la categora definida por A. D. Smith, Adrian Hastings
y otros, que son escpticos respecto a la idea de que el nacionalismo es una construccin
reciente.
En el otro extremo del espectro estn los nacionalismos creados por el Estado, al contrario
que los estados creados por los viejos patriotismos. Gran Bretaa, a diferencia de Inglaterra, se
forj durante las largas guerras contra Francia, y sobre todo durante la crisis mundial de 1780-
1820, como ha demostrado Linda Colley. El nacionalismo belga lo foment el gobierno tras la
creacin del Reino de los Belgas en 1831 reuniendo una coleccin de provincias polglotas del
norte de Europa. El nacionalismo latinoamericano tambin lleg despus y no antes de la
creacin de estados independientes en las dcadas de 1820 y 1830. Es verdad que ya en 1760 la
gente alfabetizada y los terratenientes tenan un sentimiento de su criollidad, de ser americanos
y no espaoles. Pero no se daba el sentimiento de ser colombiano o venezolano de hecho,
los nombres fueron inventados posteriormente. Tambin en Estados Unidos exista un ideal de
compromiso patritico anterior a 1860, pero fue la guerra civil y la creciente, aunque todava
limitada, participacin estadounidense en los asuntos mundiales tras esa fecha lo que impuls un
nacionalismo norteamericano ms robusto.
12 Vase el importante texto de Robert Wiebe, Imagined communities: nationalist experiences, Journal of the
Historical Society, 1, 1 (primavera de 2000), pp. 33-63.
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En medio del espectro se encontraban grandes estados cuyos lderes no saban si fomentar
o suprimir a los diferentes lderes protonacionalistas que surgan en sus territorios a finales del
siglo XIX. Los gobernantes de Rusia, Austria-Hungra, el Imperio Otomano y China tuvieron que
afrontar el problema de que si apoyaban a un tipo de nacionalismo en un sector de la poblacin,
sobre todo si ste era el sector dominante, el imperio poda desmoronarse. Si, por el contrario, no
daban a los lderes nacionalistas lo que pedan, los gobernantes corran el riesgo de volverse
polticamente irrelevantes. Analizaremos estos casos ms detalladamente en el prximo captulo.
Perpetuar el nacionalismo: memoria, asociaciones nacionales y prensa
Los orgenes de la nacin se han analizado ms que su duracin. ltimamente, sin
embargo, los historiadores se han interesado por cmo representaba y entenda la gente comn
el concepto de nacionalidad. Los recuerdos de la brutal experiencia de los conflictos armados
fueron tan importantes para impulsar el nacionalismo como los conflictos en s. La memoria, las
tradiciones, la enseanza13 y la aparicin de la poltica nacional consiguieron que el sentimiento
agudizado de nacionalidad se transmitiera de generacin en generacin. Los lugares de la
memoria campos de batalla, cementerios, casas de los libertadores nacionales, estatuas de
patriotas y mrtires crearon un paisaje sagrado del nacionalismo. El intento de conectar e
implantar estos recuerdos histricos en la memoria colectiva fue especialmente intenso despus
de las guerras de mediados del siglo XIX. La nueva Tercera Repblica francesa ret a los
monrquicos, bonapartistas y a la Iglesia a instaurar una celebracin pblica de la Toma de la
Bastilla. A lo largo y ancho de Francia se dedicaron calles a los hroes de la ilustracin y de la
Revolucin de l789. En Estados Unidos decoraron Washington DC con monumentos a los hroes
13 Franois Furet y Jacques Ozouf, Reading and Writing Literacy in France from Calvin to Jules Ferry (Cambridge,
1982).
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de la Unin, incluido uno a los soldados negros que murieron en su defensa. En la Italia unificada
desarrollaron un enorme culto a las figuras de Garibaldi y del rey Vctor Manuel, cuyas estatuas
ecuestres todava se pueden ver trotando y galopando por las plazas de cientos de ciudades y
pueblos italianos.
La insistencia del Estado en el servicio militar, producto de las guerras europeas de
unificacin, imprimi un sentimiento de destino nacional en la mente de las generaciones
venideras. Los libros escolares, las novelas romnticas, los atlas, los entretenimientos pblicos y
los desfiles militares y navales sirvieron para mantener vivo ese sentimiento. Tambin fuera de
Europa, los lderes avivaban el fuego con la memoria de los viejos patriotas de la resistencia. La
tradicin de la resistencia vietnamita contra los chinos, y la japonesa contra los mongoles, se
inclua en los discursos y libros nacionalistas de finales del siglo XIX.
La lucha racial y la movilizacin militar de las naciones haban sido los temas
principales de la crisis de mediados de siglo. Estos conflictos potenciaron el nacionalismo. Pero
cmo concordaba la teora poltica de la nacin-estado liberal con esto? Otra causa de la
revolucin de 1848 en Europa y de la Guerra de Secesin americana haba sido la de conseguir la
representacin poltica para todos. Desde hace tiempo, se vienen reconociendo a la poltica
popular y al deseo democrtico como el lado ms brillante de la opaca fuerza del nacionalismo.
La paradoja de que la bsqueda de la igualdad ciudadana condujera a menudo a una autocracia
estrecha y nacionalista se ve en la frase dictadura plebiscitaria que se usaba respecto de
Napolen III, el defensor de las barricadas de 1848, convertido ahora en emperador. Hasta qu
punto podemos ver el crecimiento de la democracia popular como impulsor de los nuevos
nacionalismos posteriores a 1860?
A primera vista, no podemos. El nacionalismo de los lderes de las nuevas Alemania e
Italia, Bismarck y Cavour, les llev a ser ms cautelosos con la idea de la extensin del gobierno
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representativo que los lderes de la primavera de los pueblos de 1848. Tanto los liberales
aristocrticos como los hombres de sangre y hierro recelaban del control que ejercan sobre las
masas los curas y los socialistas. En Norteamrica, la liberacin de los esclavos no supuso que se
les concediera el derecho a votar, y los blancos regionales celebraron votaciones fraudulentas. La
lite britnica se opuso a la idea de extender el derecho a voto en parte por lo que vean en la
tirana de Napolen III en Francia14. Representar intereses por medio de un parlamento estaba
bien visto, pero los lderes polticos asociaban la democracia con la opresin. En la nueva
Alemania, donde el derecho a voto estaba bastante extendido, el apoyo electoral contaba para
poco en los rganos gubernamentales. En otras partes, el derecho a voto era muy limitado y slo
se arrancaba con dificultad a los reluctantes gobiernos; en el caso de Rusia se arranc a la fuerza
en 1905. Los sbditos no europeos de los poderes coloniales tenan, como mucho, un pequeo
electorado local o alguna pequea concesin que les permita gobernar asuntos locales segn la
vieja usanza. Por ejemplo, en la dcada de 1880, el gobierno liberal britnico estableci juntas
municipales y de distrito en la India, en las que poda votar una minora de notables locales.
Incluso aunque la soberana popular jugara slo un pequeo papel en el desarrollo del
nacionalismo a partir de 1860, este periodo s vio el surgimiento de partidos polticos nacionales.
stos solan proyectar acontecimientos locales a escala nacional y presentaban la poltica
nacional al pueblo, si bien ste no poda votar. La movilizacin del pueblo por medio de partidos
polticos y grupos de presin para atraer y dar sentido al Estado surgi en el contexto de la
prdida de legitimidad por parte de la realeza y la aristocracia a partir de 1789. Este proceso,
como ya comentamos en el captulo 4, se vio interrumpido pero no detenido a partir de 1815. El
corolario de esta situacin fue la expansin masiva de los grupos de presin social y poltica,
14 J. P. Parry, The impact of Napoleon III on British politics, 1851-1880, Transactions of the Royal Historical
Society, 6 ser., II (2001), pp. 147-175.
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desde sindicatos hasta grupos religiosos, pasando por asociaciones de mujeres todos los cuales
reclamaban como su circunscripcin la nacin entera. Adems de por la lite en lo ms alto,
el nacionalismo se vio reforzado por las constantes reivindicaciones de legitimidad nacional de
estas asociaciones sectoriales. As, incluso en los descentralizados Estados Unidos, la arena
poltica nacional se torn ms importante tanto para Republicanos como para Demcratas cuando
los cambios econmicos y tecnolgicos empezaron a poner en contacto diferentes zonas de la
Unin.
En Gran Bretaa, el Partido Liberal surgi de la aglomeracin de asociaciones
inconformistas y reformadoras bajo el liderazgo de W E. Gladstone. Cuando se extendi el
derecho a voto a los trabajadores a partir de 1884, el Partido Conservador empez a buscar su
apoyo por primera vez. Consecuentemente, los smbolos nacionales y las apelaciones al inters
nacional empezaron a ser una parte cada vez ms importante del juego electoral britnico, y
tambin, de hecho, del enrgico mundo de las asociaciones de voluntarios del pas. En Alemania,
los partidos polticos tenan poca influencia en los ministros, y los conflictos entre los
conservadores, el Partido Central Catlico y, ms adelante, los socialdemcratas se situaban en
un mbito nacional. En el imperio ruso, donde apenas exista la poltica popular antes de 1905,
las facciones burocrticas y los intereses polticos patrimoniales que queran mostrar su apoyo se
vieron obligados a hacer campaa y crear opinin en las provincias, en Siberia y en Ucrania. Este
creciente sentimiento de rusidad entre las lites de las principales ciudades creaba problemas
con los nacionalismos emergentes de polacos, lituanos y finlandeses urbanos. En el mundo de las
colonias, el electorado era minsculo, si es que exista. Sin embargo, hacia la dcada de 1880 ya
existan grupos de presin y partidos nacionales en los imperios coloniales britnico, francs y
holands.
Otro cambio posterior que foment la adhesin a los partidos polticos nacionales fue la
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expansin de los medios de comunicacin, sobre todo de peridicos, que apelaban a un inters
nacional. Vuelve a ser muy relevante la teora de las comunidades imaginarias de la prensa que
expuso Benedict Anderson, no porque los medios crearan el nacionalismo, sino porque lo
difundieron y generalizaron. Hasta 1840, la prensa europea haba sido sobre todo provincial y
responda a los intereses y necesidad de informacin de pequeos grupos de lectores. A partir de
1860 hubo un impresionante crecimiento en las publicaciones masivas y los nuevos peridicos
sindicados alcanzaron una circulacin millonaria; la mayora de ellos iban dirigidos al mercado
nacional. Los barones de la prensa, como el radical britnico W. T. Stead y el norteamericano
William Randolph Hearst, vean en los peridicos un medio para educar a los trabajadores en sus
obligaciones como ciudadanos. La revolucin de las comunicaciones tambin tuvo un efecto
importantsimo en las aspiraciones de los pueblos extraeuropeos. Por ejemplo, la revolucin
constitucional de Persia en 1909 slo fue posible gracias al telgrafo, que comunicaba los
diferentes ncleos de poblacin separados por desiertos y montaas. Esto cre un fuerte
sentimiento de esfuerzo nacional compartido.
Los efectos polticos de estos avances fueron ambiguos. Adems de fortalecer la sociedad
civil nacional, reforzaron los gobiernos nacionales. Como tantas veces pasa con el desarrollo de
los medios de comunicacin, la demanda inicial de libertad de expresin se vio frustrada con la
implementacin de poderosas medidas de control. Los gobiernos se hicieron protectores de las
lneas telegrficas. Sindicatos de prensa como Reuters controlaban y difundan las noticias. Estos
controles tendan a asegurarse de que los gobiernos y las lites polticas nacionales no tuvieran
que leer nada que pudiera disgustarles. El corresponsal de guerra, cuyos artculos que describan
la brutalidad y agresividad del enemigo aparecan en la mesa del desayuno de la clase media de
todos los pases importantes, fue el heraldo del nacionalismo combativo. Por ejemplo, el poltico
liberal y populista Winston Churchill empez siendo corresponsal de guerra en las guerras
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africanas de Gran Bretaa. Porque incluso en Gran Bretaa y Estados Unidos, donde un
sentimiento de identidad nacional que haba existido desde haca tiempo consigui asfixiar al
nacionalismo ms agresivo, las acciones agitadoras de los partidos polticos y el acoso verbal de
la prensa empezaban a crear un enrgico chovinismo. Antes de la Guerra de Cuba de 1898, la
prensa estadounidense cre una oleada de antipata hacia Espaa. La enrgica campaa de prensa
contra los bers, los alemanes o los franceses que acompa la guerra en Sudfrica (1899-1902)
y la tensin anglo-francesa en el centro de frica prepararon la opinin pblica britnica para los
cada vez ms profundos conflictos europeos de comienzos del siglo XX. Por otra parte, los
pueblos colonizados se entregaron a los nuevos medios con avidez. Los nacionalistas de la India
lean el Review of Reviews de Stead, mientras que los nacionalistas norteafricanos
bombardeaban a las autoridades britnicas y francesas con telegramas.