el maravilloso plan de dios para el...

45
AUTORA: Ihsiz Madelaine Puente Salgado DIRECTORA: Magister. Sor María Elena Díaz FECHA: Quito/Enero del 2015 i EL MARAVILLOSO PLAN DE DIOS PARA EL MATRIMONIO

Upload: nguyendien

Post on 01-Oct-2018

217 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

AUTORA:

Ihsiz Madelaine Puente Salgado

DIRECTORA:

Magister. Sor María Elena Díaz

FECHA:

Quito/Enero del 2015

i

EL MARAVILLOSO PLAN DE DIOS PARA EL MATRIMONIO

RESUMEN

La presente monografía contiene información valiosa y de merecido conocimiento

acerca del matrimonio incluido en los planes de Dios; En este documento será

posible encontrar estudios y teorías relacionadas a la validez del tema propuesto

encontrando así diversos criterios de la influencia del Señor para este sacramento.

Los aportes para la realización de esta monografía han sido variados libros y

páginas web que abarquen al mundo y a Dios en un solo consenso; es por ello

que en cada palabra plasmada se intenta rescatar esta institución, formar a

buenos conyugues y presentar soluciones al actual problema de la sociedad que

es la falta de creencia en la unión matrimonial como bendición.

ii

SUMMARY

This monograph contains valuable and deserved knowledge about marriage

included in God's plan information; herein will be possible to find studies and

theories related to the validity of the proposed topic and finding several critical

influence the Lord for this sacrament.

The contributions for the realization of this monograph have been varied books and

websites that cover the world and God in one consensus; that is why every word

captured trying to rescue this institution train good spouses and present solutions

to the current problem of society is the lack of belief in marriage as the blessing.

iii

DEDICATORIA

La presente monografía es dedicada al principal participe de la realización de la

misma, Dios. Pues Él ha sabido llenarme de inmensa sabiduría y regalarme a lo

más maravilloso que tengo que es mi familia pues a todos los miembros de la

misma, también dedico mi esfuerzo y dedicación en este trabajo; mi madre mi

ejemplo de vida; mi padre mi fuerza y mis hermanos mi motivación.

De igual manera me honra dedicársela a mí querido colegio La Providencia en el

cual he vivido los mejores años de mi vida; en él se encuentran aquellos maestros

y maestras que merecen mi dedicatoria por ser la luz de mis conocimientos.

iv

AGRADECIMIENTO

Mis más gratos agradecimientos a el Todopoderoso que desde allá arriba decidió

darme la vida y ser el quien la llevase a su cargo; él me ha dado la bendición de

tener unos padres maravillosos a los cuales les quedo inmensamente agradecida

por dejarme lo más grato que pudieron, la educación, de allí de donde parte todos

mis conocimientos por saber educarme en el hogar.

Seguidamente agradezco a mi directora de Monografía la cual es la batuta de

todos mis profesores que a lo largo de los años han sabido indagar mi mente con

sus conocimientos impartidos en el segundo hogar más maravilloso que pude

tener.

v

INDICE GENERAL

CONTENIDO

1. Introducción………………………………………………………………..Pág. 1

2. Justificación…………………………………………………………………Pág. 2

3. Objetivos………………………………………………………….…………Pág. 3

4. Planteamiento del problema………………………………………………Pág. 4

CAPITULO I

1. ETAPAS DE LA VIDA

1.1 Conceptualización del matrimonio………………………………………Pág. 7

1.2 Definición y Descripción de las etapas de la vida…………………….. Pág. 10

CAPITULO II

2. UN FUTURO DE FE

2.1 Las enseñanzas del Señor…………………………………………….. Pág. 13

2.2 La familia como designo de Dios……………………………………….Pág. 15

CAPITULO III

3. BUSQUEDA DE LA FELCIDAD

3.1 El proyecto de Dios…………………………………………………….Pág. 19

3.2 Servicio a la vida……………………………………………………….Pág. 22

CAPITULO IV

4 VERDADERO AMOR

4.1 Matrimonio y virginidad……………………………………………………Pág. 26

4.2 Mutua Santificación………………………………………………………Pág. 28

CAPITULO V

5 Conclusiones y Recomendaciones…………………………………………Pág. 30

CAPITULO VI

6 Fuentes de Investigación y anexos ………………………………………..Pág. 33

INTRODUCCION

La palabra matrimonio proviene del latín matrimonium la cual proviene de matrem

(Madre) y monium (Cuidado). Es decir cuidado de la madre por el marido/padre.

Desde épocas remotas, el matrimonio ha formado parte de la conciencia humana,

ya que como ser social que es, el hombre debió haber formado parte de una

familia y aún como lo es señalado, el origen del matrimonio se vincula con el inicio

de la humanidad de la familia, persistiendo hasta nuestros días la problemática

que surge del ignorar como fue ese proceso histórico – social.

Dios es amor y vive en sí mismo un misterio de comunión personal de amor.

Creándola a su imagen y conservándola continuamente en el ser, Dios inscribe en

la humanidad del hombre y de la mujer la vocación y consiguientemente la

capacidad y la responsabilidad del amor y de la comunión.

El amor es por tanto la vocación fundamental e innata de todo ser humano.

1

Justificación.-

La razón de haber escogido este tema es debido a la problemática que se

presenta al tomar decisiones apresuradas y no centrarse en los valores morales y

en las consecuencias que implican dichas decisiones.

La importancia del estudio de este tema es recordar lo que Dios nos otorga como

personas la capacidad de ser libres pero responsables a la vez, y sobre todo los

planes de vida que él nos propone llevar, siguiendo el proyecto que nos ha puesto

en el camino y no saltar las etapas del mismo.

Al involucrarnos en asuntos de Señor estamos haciendo su voluntad y

correspondiendo a lo que Él sabe que será una bendición para nosotros. Como un

Padre conoce todo lo que tenemos en nuestra mente y en nuestro corazón, por

ello está dispuesto a colmarnos de bendiciones en nuestra vida. Sin embargo de

nuestro lado siempre tiene que existir suma obediencia pues por más complicada

que se vuelva la situación que se nos propone, siempre tendrá su debida

recompensa.

El matrimonio es el sello del amor que existe entre dos personas que han sido

bendecidas y desean unir para siempre sus vidas, conformar una familia en el

futuro e ir juntos en búsqueda de la felicidad. Pero, ¿Qué pasa cuando el

matrimonio no se prepara como es debido...?

El tema propuesto explicara porque el matrimonio es divino aunque para algunos

no lo es, quiero analizar también todo lo que hay que atravesar en la vida cristiana

para lograr que se realice el plan de Dios, como algo maravilloso.

2

Objetivo General:

Investigar los planes que Dios tiene para nosotros hasta llegar a concluir con la

bendición más grande que es el matrimonio, mediante la investigación, lectura, y

conocimientos impartidos por libros, materiales de apoyo que contengan la

información suficiente y verídica para utilizarla de manera correcta con el fin de

contribuir para un mejor conocimiento acerca de nuestra misión aquí en el mundo

con enfoque al matrimonio y al amor.

Objetivos Específicos:

*Analizar las etapas de la vida en las cuales debemos cumplir lo proyectado por

Dios en nuestro camino, por medio del sano pensamiento y la reflexión de los

actos que realizamos.

*Visualizar nuestro futuro si seguimos al señor por medio de la fe, y de sus

enseñanzas para comenzar a seguir sus pasos de manera correcta

*Buscar la felicidad después del matrimonio, como respuesta al proyecto de Dios

para/con nosotros, por medio de nuestra persona y con la finalidad de lograr ser

felizmente bendecidos.

*Descubrir el verdadero significado del amor y el matrimonio como la unión

bendecida, mediante la información recaudada a fin de tener en mente la voluntad

del Señor dentro de una familia, después de haberla conformado.

3

Postura de la Iglesia:

El matrimonio es una sociedad permanente entre un hombre y una mujer.

(Mateo 19:5-6). “el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos

serán una sola carne. Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto,

lo que Dios juntó, no lo separe el hombre".

(Efesios 5:25-28) "Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la

iglesia, y se entregó a sí mismo por ella. Así también los maridos deben amar a

sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se

ama".

(Pedro 3:7) "Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando

honor a la mujer como a vaso más frágil, y como coherederas de la gracia de la

vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo".

(Efesios 5:22-24) "Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al

Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la

iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está

sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo".

(Efesios 5:21) "Someteos unos a otros en el temor de Dios".

(Colosenses 3:19) "Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con

Ellas".

(Efesios 4:26) "Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo.

4

(Efesios 4:2-3) "Con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia

los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el

vínculo de la paz".

(Hebreos 13:4) "Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero

a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios".

(Éxodo 20:14, 17) "No cometerás adulterio", y "No codiciarás la mujer de tu

prójimo".

(Mateo 5:32) "Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa

de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete

adulterio".

(Romanos 7:2) "Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras

éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido".

(II Corintios 6:14) "No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué

compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las

tinieblas?”

(Proverbios 5:18-19) "Sea bendito tu manantial, y alégrate con la mujer de tu

juventud, como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo

tiempo, y en su amor recréate siempre".

5

Postura de la Sociedad:

Los cambios culturales de las últimas décadas han influido fuertemente en el

concepto tradicional de la familia. Sin embargo, la familia es una institución natural

dotada de una extraordinaria vitalidad con gran capacidad de reacción y defensa.

No todos estos cambios han sido perjudiciales y por eso el panorama actual sobre

la familia puede decirse que está compuesto de aspectos positivos y negativos.

El sentido cristiano de la vida ha influido para que en nuestra sociedad, a veces

se promueva una conciencia más viva de la libertad y responsabilidad personales

en el seno de las familias; el deseo de que las relaciones entre los esposos y de

los padres con los hijos sean virtuosas; una gran preocupación por la dignidad de

la mujer; una actitud más atenta a la paternidad y maternidad responsables; un

mayor cuidado a la educación de los hijos; una mayor preocupación de las familias

para relacionarse y ayudarse entre sí.

La única solución verdaderamente eficaz para que no se presente dificultad alguna

en el matrimonio es que cada hombre y cada mujer se esfuercen por vivir en sus

familias las enseñanzas del Evangelio, con autenticidad El sentido cristiano de la

vida hará que siempre prevalezcan los signos positivos sobre los negativos,

aunque estos nunca falten.

Cada hombre es responsable dé una manera u otra de la sociedad en que vive, y

por tanto de la institución familiar, que es su fundamento. Los casados, deben

responder que la familia que han formado sea según el designio de Dios; los que

permanecen solteros, deben cuidar de aquella en que nacieron. Los jóvenes y

adolescentes tienen una particular responsabilidad de prepararse para construir

establemente su futura familia.

6

CAPITULO I

ETAPAS DE LA VIDA

1.1 Conceptualización del matrimonio

Se trata de la unión de un hombre y una mujer que se concreta a través de

determinados ritos o trámites legales. Esta unión conyugal debe ser patrimonio de

la heterosexualidad; “Adán y Eva los hizo Dios, hombre y mujer los hizo”.

(Génesis 2:15)

El lazo matrimonial es reconocido a nivel social, tanto a partir de normas

jurídicas como por las costumbres. Al contraer matrimonio, los cónyuges

adquieren diversos derechos y obligaciones. El matrimonio también legitima la

filiación de los hijos que son procreados por la pareja que se ha unido en santidad.

Actualmente se puede distinguir entre dos grandes tipos de matrimonio:

el matrimonio civil (que se concreta frente a una autoridad estatal competente) y

el matrimonio religioso (que legitima la unión ante los ojos de Dios).

Para la Iglesia Católica, el matrimonio es un sacramento y una institución cuya

esencia está en la creación divina del hombre y la mujer. El matrimonio católico es

perpetuo: no puede romperse según los preceptos religiosos (a diferencia del

matrimonio civil, donde existe el divorcio), es por ello que la iglesia no aprueba el

matrimonio civil.

Una persona separada, por lo tanto, no puede volver a casarse por Iglesia.

7

El matrimonio es tradicionalmente la unión legal entre un hombre y una mujer,

que adoptan una vida junta, guiada por el amor mutuo, como marido y mujer, con

el fin de la procreación.

El matrimonio debe tratarse como acto jurídico y como institución; o si se

prefiere, como sacramento y como institución.

Dada la importancia que tanto en lo individual como en lo social tiene el

matrimonio, el mismo como acto jurídico y como institución amerita cuidadoso

estudio.

Más aún, atendiendo a la cantidad de personas que profesan el catolicismo, ha

de estudiarse el matrimonio como sacramento regulado por el derecho canónico.

“la institución del matrimonio es la unión de un hombre y una mujer con el

propósito de realizar comunidad de vida, con respeto entre ambos, igualdad y

ayuda mutua, con la posibilidad de procrear hijos.” (Artículo 146 del Código Civil)

Como contrato, según el derecho canónico, el matrimonio es el convenio que

para el logro de los fines antes mencionados (bien de los cónyuges y a generación

y educación de la prole) celebran el hombre y la mujer.

Recordamos que, según la teología, el sacramento es un signo sensible,

instituido perennemente por Jesucristo para significar la gracia y para conferirla.

En confirmación de la naturaleza de sacramento del matrimonio eclesiástico:

1. La alianza matrimonial por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un

consorcio de toda la vida ordenada por su misma índole natural al bien de

los cónyuges y a la generación y educación de la prole

8

2. Por tanto, entre bautizados no puede haber contrato matrimonial válido

que no sea por eso mismo sacramento.

“Aparece evidente, por la transcripción hecha, que según la iglesia

católica, el matrimonio es para siempre. Esta característica da validez a la

institución y constituye una garantía social, desgraciadamente mancillada

con frecuencia.” (aparecida 2007)

Diversos han sido los criterios expuestos para explicar en el derecho laico la

naturaleza jurídica del matrimonio, que no es el caso discutir detalladamente; sólo

decimos que se le estudia como institución, como acto jurídico condición, como

acto jurídico mixto, como contrato ordinario, como contrato de adhesión, como

negocio jurídico y como estado jurídico.

Sin perjuicio de que el derecho canónico regule el matrimonio como contrato y,

desde luego, como sacramento, nos interesa observarlo como un acto jurídico

especial.

La diversa postura de la humanidad no menosprecia las diversas exposiciones

que acerca de la naturaleza del matrimonio han formulado juristas de prestigio al

estudiarlo.

Al estudiar el matrimonio, no elude referirse a la calificación del mismo como

acto jurídico mixto, dada la intervención de que en el mismo tiene el Estado o la

iglesia católica, según el caso, para darle vida; mas aclaramos que no es la

"voluntad" del funcionario lo que constituye el acto jurídico aludido, sino la de los

contrayentes.

9

Si se refiere al matrimonio civil, atento el régimen legal a que está sometida esta

institución por los derechos y obligaciones de los mismos derivados, es evidente:

se trata de un acto jurídico con apariencia y consecuencias de convenio contrato.

1.2 Definición y descripción de las etapas de la vida

Dios puso a conocimiento nuestro las etapas más importantes de la vida

mediante los expertos en conocimiento de dicho tema.

Nacer.- al nacimiento se le llama parto. El tiempo de gestación, es decir el

período entre la concepción y el nacimiento, dura en torno a nueve meses.

En la moral y la religión, la cuestión de cuándo comienza la vida de un ser

humano ha sido a menudo sujeta a debate con el fin de responder a

cuestiones jurídicas sobre el derecho del feto a nacer (frente al derecho de la

madre a decidir sobre su embarazo) pero la iglesia católica menciona que “aquel

niño es un bien divino, lo ha mandado el Señor para el mundo; nadie podrá atentar

contra la vida de nadie pues solo Él nos la ha dado y solo Él nos la quitara; aquel

que lo promulgue será bendecido y a quien lo ignore será maldecido” ( Juan 5:11)

Crecer.- se refiere a superar etapas en la vida; hay periodos en los cuales van

ocurriendo cosas físicas y emocionalmente las cuales van forjando la vida de una

u otra forma, esto condicionado por infinitos factores intervinientes.

Reproducirse.- la castidad o el celibato es una virtud con la que todos nacemos

sin embargo la sociedad de hoy no está dispuesta a guardar esto por mucho

tiempo y es allí donde se halla el problema; Dios nos hizo conocerla como la

función biológica más importante que tenemos para perpetuar la especie humana.

10

Para que exista una reproducción humana Tiene que existir la unión del óvulo y

del espermatozoide aún mas de ambos corazones de los conyugues.

La reproducción humana es de tipo sexual, tiene que existir una coordinación

de las hormonas del sistema de reproducción y del sistema nervioso para poder

tener una fecundación.

Esta fecundación se lleva a cabo dentro del cuerpo de la mujer, que es donde

se va a producir el embarazo y donde va a crecer el feto.

Todo aquello relacionado con el proceso simplemente es voluntad del Señor

hay que respetar muy bien esta etapa tal como nos habla en la Santa Biblia.

Morir.- Dios nos lleva a su lado cuando nuestra misión en el mundo se ha

cumplido y sabe que merecemos el paso a una mejor vida, una vida de gloria junto

a Él, su madre María, los Santos y los Ángeles.

Mediante la razón natural, el hombre puede conocer a Dios con certeza a partir

de sus obras. Pero existe otro orden de conocimiento que el hombre no puede de

ningún modo alcanzar por sus propias fuerzas, el de la Revelación divina.

Por una decisión enteramente libre, Dios se revela y se da al hombre. Lo hace

revelando su misterio, su designio benevolente que estableció desde la eternidad

en Cristo en favor de todos los hombres. Revela plenamente su designio enviando

a su Hijo amado, nuestro Señor Jesucristo, y al Espíritu Santo.

Dios, creándolo todo y conservándolo por su Verbo, da a los hombres

testimonio perenne de sí en las cosas creadas, y, queriendo abrir el camino de la

salvación sobrenatural, se manifestó, además, personalmente a nuestros primeros

padres ya desde el principio.

11

Cada etapa de nuestra vida es diferente. Cada momento de la vida tiene retos

y pruebas diferentes así como aprendizaje y preparación para el siguiente reto o

momento que atravesaremos. En nuestra relación con Dios sucede algo similar, el

factor que determina mucha de la madurez en el crecimiento cristiano es sin duda

alguna la obediencia a la Palabra de Dios, entre más la obedeces, más conoces a

Dios y mayor madurez adquieres.

Dios desea que le conozcamos más para que cumpla el propósito que tiene

para nuestras vidas.

A nosotros nos toca tomar las decisiones cada día de depender o no de Él, de

buscarle o no, de pasar tiempo con Él o no. Nuestras decisiones nos acercarán

más al cumplimiento de su plan o retardarán el mismo cuando no le demos el

interés correcto a la Biblia, la oración y la vida en comunidad cristiana. Hoy es un

buen día para comenzar a darle a Dios su lugar de Señor de toda nuestra vida.

12

CAPITULO II

UN FUTURO DE FE

2.1. Las enseñanzas del señor

"Y dijo Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para

él. Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los

cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que

Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre. Y puso Adán nombre a

todos los animales y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán

no se halló ayuda idónea para él. Entonces Dios hizo caer sueño profundo sobre

Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su

lugar. Y de la costilla que Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al

hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi

carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el

hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne."

(Génesis 2: 18-23)

El hogar es una institución de Dios, y por ello es de vital importancia que

entendamos cómo lo planificó y con qué propósito lo estableció. Con esto en

mente, no habrá ninguna dificultad para comprender las enseñanzas que

presentan las Escrituras, acerca de este asunto. Dios es inmutable; El no altera

sus métodos o principios para acomodarlos a la voluntad del hombre.

13

Parece haber un cambio aparente pero es solo aparente, que algunos lo han

tomado como justificación para aprobar el divorcio.

La familia es ordenada por Dios. El matrimonio entre el hombre y la mujer es

esencial para Su plan eterno. Los hijos merecen nacer dentro de los lazos del

matrimonio y ser criados por un padre y una madre que honran sus votos

matrimoniales con completa fidelidad. La felicidad en la vida familiar tiene mayor

probabilidad de lograrse cuando se basa en las enseñanzas del Señor Jesucristo.

Los matrimonios y las familias que logran tener éxito se establecen y se

mantienen sobre los principios de la fe, de la oración, del arrepentimiento, del

perdón, del respeto, del amor, de la compasión, del trabajo y de las actividades

recreativas edificantes. Por designio divino, el padre debe presidir la familia con

amor y rectitud y es responsable de proveer las cosas necesarias de la vida para

su familia y de proporcionarle protección. La madre es principalmente responsable

del cuidado de sus hijos. En estas sagradas responsabilidades, el padre y la

madre, como compañeros iguales, están obligados a ayudarse el uno al otro. La

discapacidad, la muerte u otras circunstancias pueden requerir una adaptación

individual. Otros familiares deben brindar apoyo cuando sea necesario.

Todos los seres humanos, hombres y mujeres, son creados a la imagen de

Dios. Cada uno es un amado hijo o hija procreado como espíritu por padres

celestiales y, como tal, cada uno tiene una naturaleza y un destino divinos.

El ser hombre o el ser mujer es una característica esencial de la identidad y del

propósito premortal, mortal y eterno de la persona.

14

En el mundo premortal, hijos e hijas, procreados como espíritus, conocieron a

Dios y lo adoraron como su Padre Eterno, y aceptaron Su plan por medio del cual

sus hijos podrían obtener un cuerpo físico y ganar experiencia terrenal para

progresar hacia la perfección y finalmente lograr su destino divino como herederos

de la vida eterna. El divino plan de felicidad permite que las relaciones familiares

se perpetúen más allá del sepulcro.

Las ordenanzas y los convenios sagrados disponibles en los santos templos

hacen posible que las personas regresen a la presencia de Dios y que las familias

sean unidas eternamente.

“ El primer mandamiento que Dios les dio a Adán y a Eva se relacionaba con el

potencial que, como esposo y esposa, tenían de ser padres”. (Génesis 1:28)

“Declaramos que el mandamiento de Dios para Sus hijos de multiplicarse y

henchir la tierra permanece en vigor.” (Moisés 7:19-21)

“También declaramos que Dios ha mandado que los sagrados poderes de la

procreación han de emplearse sólo entre el hombre y la mujer legítimamente

casados como esposo y esposa.” (Moisés 7: 23-26)

2.2 La familia como designio de Dios

Según el designio de Dios, el matrimonio es el fundamento de la comunidad

más amplia de la familia, ya que la institución misma del matrimonio y el amor

conyugal están ordenados a la procreación y educación de la prole, en la que

encuentran su coronación.

La sexualidad, mediante la cual el hombre y la mujer se dan uno a otro con los

actos propios y exclusivos de los esposos, no es algo puramente biológico, sino

que afecta al núcleo íntimo de la persona humana en cuanto tal.

15

Ella se realiza de modo verdaderamente humano, solamente cuando es parte

integral del amor con el que el hombre y la mujer se comprometen totalmente

entre sí hasta la muerte.

La donación física total sería un engaño si no fuese signo y fruto de una

donación en la que está presente toda la persona, incluso en su dimensión

temporal; si la persona se reservase algo o la posibilidad de decidir de otra

manera en orden al futuro, ya no se donaría totalmente.

Esta totalidad, exigida por el amor conyugal, corresponde también con las

exigencias de una fecundidad responsable, la cual, orientada a engendrar una

persona humana, supera por su naturaleza el orden puramente biológico y toca

una serie de valores personales, para cuyo crecimiento armonioso es necesaria la

contribución perdurable y concorde de los padres.

Comenzando por el Libro del Génesis, la Biblia nos enseña que hombres y

mujeres son compañeros e iguales, creados a imagen y semejanza de Dios, y que

están destinados a unirse “en una sola carne” en el vínculo sagrado de intimidad

que llamamos el matrimonio.

El Génesis también nos dice que, juntos, hombres y mujeres están llamados a

proseguir con la obra de la creación de Dios, tanto como “procreadores” (al

engendrar hijos) como “administradores” (guardianes o cuidadores) que ejercen

dominio sobre todas las cosas, seres vivientes y objetos inanimados. Estas dos

funciones fundamentales, la procreación y la administración, se llevan a cabo

dentro de la unidad social básica que denominamos la familia.

En el Antiguo Testamento no se define la familia con precisión sino que el

concepto está implícito en las escrituras de los autores sagrados.

16

La unión de un hombre y una mujer es esencial para cumplir con el plan de

Dios para la humanidad y toda la creación. Los hijos son una bendición y la unidad

familiar (inclusive la familia ampliada) existen para proporcionar una estructura

(una “escuela de amor”) en la que puedan criarse satisfactoriamente los hijos y

que sirve de marco para participar en las estructuras sociales en las que viven

(tribus, clanes, poblados o ciudades).

De hecho, a lo largo de la mayoría del Antiguo Testamento vemos cómo se

aclara el plan original de Dios para la familia. Incluso los personajes principales del

Antiguo Testamento (como David y Salomón) tuvieron dificultades para preservar

los valores que sabían que Dios les había ordenado.

Los Evangelios y los demás libros del Nuevo Testamento dan testimonio de una

“restauración” del diseño de Dios para el matrimonio y la vida familiar. Jesús

reafirma el carácter indisoluble del contrato del matrimonio y al mismo tiempo

ofrece perdón y esperanza a aquellos que han pecado contra este.

“San Pablo insiste en que el matrimonio cristiano es una imagen del amor de

Cristo por su Iglesia y en su Carta a los efesios reconoce los desafíos que

enfrentan los esposos, las esposas y los hijos a medida que luchan para vivir

según el plan de Dios para ellos, a pesar de los esfuerzos constantes del inicio

para frustrar su determinación”. (http://es.catholic.net/op/articulos/7799/30a-sesin-

las-cartas-de-san-pablo.html)

Desde el principio de los tiempos, las familias han tenido dificultades para

mantenerse fieles al plan de Dios.

17

La Iglesia enseña sistemáticamente que el matrimonio es un sacramento (un signo

de la gracia de Dios que materializa lo que significa). Incluso en contra del poder

del mal obrando en su contra, la familia sobrevive. “El futuro de la humanidad

fragua en la familia”

La Biblia nos revela el plan de Dios para la familia, pero jamás sugiere que la

implementación de este plan será sencilla. Únicamente la gracia de Dios hace

posible el matrimonio y la vida familiar.

18

CAPITULO III

BUSQUEDA DE LA FELICIDAD

3.1 El proyecto de Dios

La felicidad no es una meta motivacional. Ella cambia como el viento. La

felicidad es el resultado de la obediencia en hacer la voluntad de Dios de acuerdo

a su palabra.

Para la pareja cristiana, el matrimonio debería ser una nueva vida existente en

dos personas.

Si la felicidad es la primera búsqueda y se la hace la meta final del matrimonio,

ella elude la febril búsqueda y escapa. Si, de todos modos, el hombre y la mujer se

ciñen a sí mismos a la aventura del matrimonio por convertirse en sacrificiales,

pacientes, perdonadores y determinados a hacer un éxito de la aventura a

cualquier costo, entonces ellos encuentran felicidad.

El matrimonio es un medio de gracia, no una superficial felicidad humana.

Recuerda, el matrimonio es un triángulo. En los puntos de la base, estás tu y tu

cónyuge. En el punto superior del triángulo está Dios. Si te acercas a Dios,

automáticamente se acercarán uno al otro, y si se acercan más uno a otro,

automáticamente te acercarás a Él y hallarás que el gozo de Jehová es tu fuerza.

19

Vivimos en tiempos difíciles y los hombres necesitan saber cuál es la voluntad

de Dios en cuanto a este tema. Lamentablemente, hoy en día muchos no están

respetando las leyes de Dios en cuanto al matrimonio.

El matrimonio es de origen divino como lo observaremos más adelante, y como

tal, debe ser respetado. Muchos se han apartado de las leyes de Dios en cuanto al

matrimonio. Note los puntos en los que las personas se han apartado:

1) Muchos se están casando hombres con hombres, y mujeres con mujeres.

2) Muchos están cambiando de parejas como cualquier cosa.

3) Los divorcios son prácticas comunes hoy en día.

4) Ya no hay respeto por parte del hombre para con la mujer.

5) Ya no hay respeto por parte de la mujer para con el hombre.

6) El mundo está viviendo como si no hubiese leyes (Jueces 21:25).

Hoy en día no hay respeto para con nuestro Dios. Estamos como en los

tiempos antiguos donde “cada uno hacia lo que bien le parecía” (Jueces 17:5;

21:25). “El mundo se encuentra bajo el maligno” (1 Juan 5:19), y “la tierra ha sido

llena de pecado contra el Santo de Israel” (Jeremías 51:5).

Hoy en día, las leyes de Dios en cuanto al matrimonio están siendo ignoradas

por casi todos. Esto es muy triste, porque cuando nos apartamos de las leyes de

Dios, nada bueno puede resultar de esto. Por lo tanto, al considerar nuestra

presente condición, podemos llegar a la conclusión de que estamos en una grande

necesidad de regresar a la Biblia en cuanto al tema del matrimonio.

20

La familia es un don tan precioso porque forma parte del plan de Dios para que

todas las personas puedan nacer y desarrollarse en una comunidad de amor, ser

buenos hijos de Dios en este mundo y participar en la vida futura del Reino de los

Cielos.

Dios ha querido que los hombres, formando la familia, colaboren con Él en esa

tarea.

Cuando las familias se forman según la voluntad de Dios, son fuertes, sanas y

felices; hacen posible la promoción humana y espiritual de sus miembros

contribuyendo a la renovación de toda la sociedad y de la misma Iglesia.

Cada hombre es responsable de una manera u otra de la sociedad en que vive,

y por tanto de la institución familiar, que es su fundamento. Los casados, deben

responder que la familia que han formado sea según el designio de Dios; los que

permanecen solteros, deben cuidar de aquella en que nacieron. Los jóvenes y

adolescentes tienen una particular responsabilidad de prepararse para construir

establemente su futura familia.

El anuncio del evangelio de la familia no se puede desvincular del anuncio del

evangelio del matrimonio, que es su origen y su fuente. Para penetrar en la verdad

y bien últimos del matrimonio es necesario partir siempre de la consideración del

mismo en la historia de la salvación. El conocimiento de esta profunda verdad del

matrimonio se ofrece al hombre por medio de su propia historia, vivida como una

vocación al amor.

El matrimonio es un vínculo que solo puede ser disuelto por la muerte. La

ceremonia se enfoca en un pacto entre dos personas que intercambian votos y se

prometen uno a otro “amor, honor y cuidado hasta que la muerte los separe”. La

ceremonia anticipa exclusivo compromiso de futuros eventos a pesar de lo que

pase.

21

“Para mejor o para peor, en enfermedad o en salud, en pobreza o en riqueza.”

(http://www.laverdadcatolica.org/F17.htm)

Estas dos personas se presentan ante Dios y hacen un pacto que solamente la

muerte puede anular.

No nos resulta difícil pensar que los ángeles del cielo silencian sus canciones

y se admiran silenciosamente mientras votos santos son tomados, y dos

corazones y vidas son unidos por designios Divinos. Una ceremonia tan santa, tan

sagrada, tan llena de destino que como cristianos, debería ser hecha en la

presencia de cristianos que entiendan lo sagrado de la ocasión. Que no seamos

culpables de tratar livianamente el plan divino.

3.2 Servicio a la vida

El amor conyugal fecundo se expresa en un servicio a la vida que tiene muchas

formas, de las cuales la generación y la educación son las más inmediatas,

propias e insustituibles.

En realidad, cada acto de verdadero amor al hombre testimonia y perfecciona

la fecundidad espiritual de la familia, porque es obediencia al dinamismo interior y

profundo del amor, como donación de sí mismo a los demás.

En particular los esposos que viven la experiencia de la esterilidad física,

deberán orientarse hacia esta perspectiva, rica para todos en valor y exigencias.

22

Las familias cristianas, que en la fe reconocen a todos los hombres como hijos

del Padre común de los cielos, irán generosamente al encuentro de los hijos de

otras familias, sosteniéndoles y amándoles no como extraños, sino como

miembros de la única familia de los hijos de Dios.

Los padres cristianos podrán así ensanchar su amor más allá de los vínculos

de la carne y de la sangre, a menudo necesitado incluso de lo más necesario.

Las familias cristianas se abren con mayor disponibilidad a la adopción y

acogida de aquellos hijos que están privados de sus padres o abandonados por

éstos. Mientras esos niños, encontrando el calor afectivo de una familia, pueden

experimentar la cariñosa y solícita paternidad de Dios, atestiguada por los padres

cristianos, y así crecer con serenidad y confianza en la vida, la familia entera se

enriquecerá con los valores espirituales de una fraternidad más amplia.

La fecundidad de las familias debe llevar a su incesante “creatividad”, fruto

maravilloso del Espíritu de Dios, que abre el corazón para descubrir las nuevas

necesidades y sufrimientos de nuestra sociedad, y que infunde ánimo para

asumirlas y darles respuesta.

En este marco se presenta a las familias un vasto campo de acción; en efecto,

todavía más preocupante que el abandono de los niños es hoy el fenómeno de la

marginación social y cultural, que afecta duramente a los ancianos, a los

enfermos, a los minusválidos, a los drogadictos, a los excarcelados, etc.

De este modo se ensancha enormemente el horizonte de la paternidad y

maternidad de las familias cristianas.

23

Un reto para su amor espiritualmente fecundo viene de estas y tantas otras

urgencias de nuestro tiempo. Con las familias y por medio de ellas, el Señor Jesús

sigue teniendo “compasión” de las multitudes.

El matrimonio es el ámbito específico de la germinación y de la transmisión de

la vida, y la familia es la institución en la que la vida encuentra su cultivo más

apropiado: acogida, atención y cuidados, desarrollo, educación y formación. Por

todo ello, la cultura de la vida, que se expresa originariamente en el gran aprecio a

dicho don, abarca particularmente estas instituciones que por su misma naturaleza

están íntimamente unidas al don de la vida: el matrimonio y la familia.

Edificar una relación matrimonial no es fácil. Deberá haber menos

pensamientos de felicidad y más pensamientos del simple y desadornado trabajo

de matrimonio. Cuando un científico se mantiene en silencio por años en el

laboratorio de investigaciones, cuando un niño nace lisiado y algún corazón de

madre es encadenado al pequeño sofá de sufrimiento, no les presionamos con

tontas inquisitorias como si son felices o no. Tal pregunta sería un insulto. El

matrimonio es una obligación a través de la cual debemos mirar. Debemos mirar

antes de saltar, y habiendo saltado, estamos para permanecer comprometidos al

poste del deber. Nunca hubo un matrimonio que podría haber posiblemente sido

un éxito o un matrimonio que podría haber posiblemente sido un fracaso.

Nadie tiene derecho a la felicidad hasta que la gane por devoción, coraje y auto

sacrificio. Estas tres cualidades traen la felicidad y el gozo que Dios pensó para

dos que llegan a ser uno en Él a través del matrimonio.

El valor de la vida del hombre abarca ya su misma existencia terrena, pero

tiene además una dimensión fundamental y trascendente que completa y corona

de dignidad eximia el valor del ser humano.

24

En efecto, se afirma una plenitud de vida que va más allá de las dimensiones

de su existencia terrena, ya que consiste en la participación de la misma vida de

Dios.

Como consecuencia de dicha grandeza y dignidad todos los hombres están de

acuerdo en considerar a la persona humana como el centro y la cima de todos los

bienes de la tierra. Todas las cosas creadas están ordenadas en beneficio del

hombre.

El valor sagrado de la vida humana, desde su primer momento hasta su

término natural, viene además iluminado por la presencia del Hijo de Dios que

asumiendo para Sí la condición humana ha elevado a todos con El haciéndoles

capaces de ser hijos de Dios haciendo incomparable el valor de cada persona

humana.

La Iglesia, bajo esta luz del misterio del Redentor descubre con renovado

asombro este valor de la vida y se siente llamada a anunciar a los hombres de

todos los tiempos este "evangelio", fuente de esperanza inquebrantable y de

verdadera alegría para cada época de la historia.

25

CAPITULO IV

VERDADERO AMOR

4.1 Matrimonio y Virginidad

La virginidad y el celibato por el Reino de Dios no sólo no contradicen la

dignidad del matrimonio, sino que la presuponen y la confirman. El matrimonio y la

virginidad son dos modos de expresar y de vivir el único Misterio de la Alianza de

Dios con su pueblo. Cuando no se estima el matrimonio, no puede existir tampoco

la virginidad consagrada; cuando la sexualidad humana no se considera un gran

valor donado por el Creador, pierde significado la renuncia por el Reino de los

cielos.

En efecto, dice acertadamente San Juan Crisóstomo: "Quien condena el

matrimonio, priva también la virginidad de su gloria; en cambio, quien lo alaba,

hace la virginidad más admirable y luminosa. Lo que aparece un bien solamente

en comparación con un mal, no es un gran bien; pero lo que es mejor aún que

bienes por todos considerados tales, es ciertamente un bien en grado superlativo".

En la virginidad el hombre está a la espera, incluso corporalmente, de las

bodas escatológicas de Cristo con la Iglesia, dándose totalmente a la Iglesia con la

esperanza de que Cristo se dé a ésta en la plena verdad de la vida eterna.

26

La persona virgen anticipa así en su carne el mundo nuevo de la resurrección

futura.

En virtud de este testimonio, la virginidad mantiene viva en la Iglesia la

conciencia del misterio del matrimonio y lo defiende de toda reducción y

empobrecimiento.

Haciendo libre de modo especial el corazón del hombre "hasta encenderlo

mayormente de caridad hacia Dios y hacia todos los hombres", la virginidad

testimonia que el Reino de Dios y su justicia con la perla preciosa que se debe

preferir a cualquier otro valor aunque sea grande, es más, que hay que buscarlo

como el único valor definitivo. Por esto, la Iglesia, durante toda su historia, ha

defendido siempre la superioridad de este carisma frente al del matrimonio, por

razón del vínculo singular que tiene con el Reino de Dios.

Aun habiendo renunciado a la fecundidad física, la persona virgen se hace

espiritualmente fecunda, padre y madre de muchos, cooperando a la realización

de la familia según el designio de Dios.

Los esposos cristianos tiene pues el derecho de esperar de las personas

vírgenes el buen ejemplo y el testimonio de la fidelidad a su vocación hasta la

muerte. Así como para los esposos la fidelidad se hace a veces difícil y exige

sacrificio, mortificación y renuncia de sí, así también puede ocurrir a las personas

vírgenes. La fidelidad de éstas incluso ante eventuales pruebas, debe edificar la

fidelidad de aquellos.

27

4.2 Mutua Santificación

El matrimonio es fuente y medio original de santificación propia para los cónyuges

y para la familia cristiana es el sacramento del matrimonio, que presupone y

especifica la gracia santificadora del bautismo.

En virtud del misterio de la muerte y resurrección de Cristo, en el que el

matrimonio cristiano se sitúa de nuevo, el amor conyugal es purificado y

santificado: "El Señor se ha dignado sanar este amor, perfeccionarlo y elevarlo

con el don especial de la gracia y la caridad". (https://www.lds.org/general-

conference/2008/10/the-ministry-of-angels?lang=spa)

El don de Jesucristo no se agota en la celebración del sacramento del

matrimonio, sino que acompaña a los cónyuges a lo largo de toda su existencia.

Lo recuerda explícitamente el Concilio Vaticano II cuando dice que Jesucristo

"permanece con ellos para que los esposos, con su mutua entrega, se amen con

perpetua fidelidad, como Él mismo amó a la Iglesia y se entregó por ella... Por ello

los esposos cristianos, para cumplir dignamente sus deberes de estado, están

fortificados y como consagrados por un sacramento especial, con cuya virtud, al

cumplir su misión conyugal y familiar, imbuidos del espíritu de Cristo, que satura

toda su vida de fe, esperanza y caridad, llegan cada vez más a su propia

perfección y a su mutua santificación, y, por tanto, conjuntamente, a la glorificación

de Dios”.

La vocación universal a la santidad está dirigida también a los cónyuges y

padres cristianos. Para ellos está especificada por el sacramento celebrado y

traducida concretamente en las realidades propias de la existencia conyugal y

familiar.

28

De ahí nacen la gracia y la exigencia de una auténtica y profunda espiritualidad

conyugal y familiar, que ha de inspirarse en los motivos de la creación, de la

alianza, de la cruz, de la resurrección y del signo, de los que se ha ocupado en

más de una ocasión el Sínodo.

El matrimonio cristiano, como todos los sacramentos que "están ordenados a la

santificación de los hombres, a la edificación del Cuerpo de Cristo y, en definitiva,

a dar culto a Dios", es en sí mismo un acto litúrgico de glorificación de Dios en

Jesucristo y en la Iglesia.

Celebrándolo, los cónyuges cristianos profesan su gratitud a Dios por el bien

sublime que se les da de poder revivir en su existencia conyugal y familiar el amor

mismo de Dios por los hombres y del Señor Jesús por la Iglesia, su esposa.

Y como del sacramento derivan para los cónyuges el don y el deber de vivir

cotidianamente la santificación recibida, del mismo sacramento brotan también la

gracia y el compromiso moral de transformar toda su vida en un continuo sacrificio

espiritual. También a los esposos y padres cristianos, de modo especial en esas

realidades terrenas y temporales que los caracterizan, se aplican las palabras del

Concilio: "También los laicos, como adoradores que en todo lugar actúan

santamente, consagran el mundo mismo a Dios".

29

CAPITULO V

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

5.1 Conclusiones

Las etapas son la forma en la que se divide la vida desde el nacimiento

hasta la muerte, lo más importante es saber cómo enfrentar cada una de

las mismas ya que todas presentan desafíos, y al final solo aceptar el final

del ciclo vital; el cual es el momento ideal en el que Dios decide que nuestra

misión a concluido. En estas etapas se presenta una serie de fenómenos

particulares que se repiten de generación en generación. Cada persona

aplica sus diferentes experiencias en cada una de las etapas del ciclo vital.

Personalmente a través de las diversas investigaciones realizadas

considero que las etapas se dividen en físicas y biológicas por las

experiencias que se viven.

Cuando Dios quiere hacer algo, busca a un hombre conforme a su

corazón; busco a Abraham para fundar a su pueblo. busco a Moisés para

sacar a su pueblo de Egipto, busco a Josué para entrarlo en la tierra

prometida, busco a los discípulos para iniciar su reino aquí en la tierra,

busco a Pablo para abrir las puertas del evangelio a los y busco a David,

para que fuera rey sobre su pueblo, y que su trono fuera eterno. Dios no

está buscando hombres perfectos, sino hombres conforme a su corazón:

espirituales, humildes, íntegros.

30

La felicidad, es muy personal de cada ser, ya que para lo que para unos

puede ser felicidad, para otros, es tan solo un medio que ayuda a su

obtención pero que no es felicidad en sí.

De los factores más influyentes sobre la felicidad es el amor, en el cual,

para nosotros, éste conlleva a fortalecer factores como la familia, la

sociedad.

Además, al igual que el amor otro de los factores es la salud, que es

imprescindible para disfrutar de estos momentos tan anhelados, aunque

hay personas que carecen de ella e igualmente se consideran felices.

En cambio, el dinero, que se considera otro factor influyente, se puede

creer que éste es uno de los factores que menos influencia tendría que

tener, a pesar de que sea un medio que nos puede permitir alcanzar

nuestra felicidad al ayudarnos a conseguir lo que con éste podemos

obtener. En sí, el dinero no es un factor determinante de la felicidad

humana, ya que hay personas con mucho dinero que se encuentran tristes,

angustiadas, debido a otros problemas que éste trae consigo; mientras que

hay personas más humildes, que carecen de él, y realmente se consideran

felices.

Lo esencial es aprender a amarse y aceptarse tal cual uno es, No Sirve

hacer las cosas por los demás, Si Algo no Funciona para nosotros, No

funcionará para los otros, buscar el amor, en los lugares equivocados,

cuando estamos en el lugar correcto, permitimos que los demás también lo

estén, cuanto más nos esmeramos por obtener Amor, haciendo cosas y

comportándonos de cierto modo por los demás, más nos alejamos de la

posibilidad de experimentar aquello mismo que tanto anhelamos, debemos

aprender a ser felices y disfrutar de cada instante de nuestra vida, Sin darle

importancia a lo que los otros piensan de nosotros.

31

Lo más Importante es lo que nosotros pensamos de nosotros mismos, El

Amor hacia nuestro propio ser, es la Herramienta de Transformación más

Poderosa, El Amor empieza por nosotros,

5.2 Recomendaciones

El matrimonio no es una institución cristiana, o judía, sino más bien universal.

Cuando digo universal estoy dando a entender que el matrimonio es para

todos, y que sus leyes se aplican a todos en general, esto es, todos aquellos que

están elegibles para entrar en la relación del matrimonio.

Lamentablemente muchos hoy en día están haciendo del matrimonio una

institución cristiana, y no universal. Muchos están argumentando que las leyes del

matrimonio sólo se aplican a los cristianos y no a los del mundo. Llegar a esta

conclusión es razonar incorrectamente en cuanto a la enseñanza del matrimonio.

Las leyes de Dios en cuanto al matrimonio deben de ser respetadas por todos

en general y no sólo por los cristianos. Es sumamente necesario que razonemos

correctamente en cuanto a este punto, ya que el no hacer esto, estaría en conflicto

con la Palabra de Dios.

Por lo tanto, dado a que el matrimonio es de origen divino, entonces esto

implica que el matrimonio no es una institución social, ni cristiana, ni de otra

nacionalidad, sino más bien, universal, esto es, aplicándose a todos en general,

cristianos y no cristianos.

La única solución verdaderamente eficaz es que cada hombre y cada mujer se

esfuercen por vivir en sus familias las enseñanzas del Evangelio, con autenticidad.

El sentido cristiano de la vida hará que siempre prevalezcan los signos positivos

sobre los negativos, aunque éstos nunca falten.

32

CAPITULO VI

FUENTES DE CONSULTA Y ANEXOS

6.1 Fuentes de Consulta

*canon 1055 del Código de Derecho Canónico

*lectura de la cuestión XLII de la Suma teológica de Tomás de Aquino tomo XIX.

*Familiaris Consortio, Exhortación apostólica sobre la familia, #86

*Corominas Fernando, como vivir la liturgia en familia

* LÓPEZ ALARCÓN, M., El nuevo sistema matrimonial español (Tecnos, Madrid

2010)

*(Juan Pablo II, Enc. Evangelium vitae, n 2.

*Cf. Concilio Vaticano II, Const. Gaudium et spes, n. 12

*Concilio Vaticano 11, Const. Gaudium et spes, n. 22

*VANIER, J., Hombre y mujer los creó (PPC, Madrid 2006)

33

*Matrimonio y convivencia en pareja en el ámbito de la Unión. Hacia un nuevo

modelo de matrimonio (2006) Autor: Mercedes Murillo Muñoz

*http://es.catholic.net/op/secciones/5/belleza-del-matrimonio-cristiano.html

* cf. Concilio Vaticano I: DS 3015

6.2 ANEXOS

34

35

36

37