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El Indigenismo enJulia CodesidoMarty Ames*
El Indigenismo en el Perú, como tal, se le conoce a
partir de 1930, teniendo a Enrique López Albújar
y a José María Arguedas como sus exponentes en
la Literatura. Pero poco se sabe que sus inicios se
remontan a inicios del siglo XX, con la Asociación
Pro-Indígena (1909), fundada por Pedro Zulen, Joa-
quín Capelo y Dora Mayer; así como el Patronato de
la Raza Indígena (1922), que se desarrolló durante el
Oncenio de Leguía; ambas instituciones tenían en
común conocer y velar por las condiciones del indí-
gena, aunque en la práctica fuera un poco difícil de
llevar a cabo.
En el Oncenio de Leguía (1919-1930), que comprende
el segundo período1
de Augusto Leguía en la Presi-
dencia del Perú, se busca
tener una concepción más
real del indígena, es decir,
retratándolo en su diario
devenir y por ende, hacién-
dolo partícipe de la socie-
dad. Todo ello bajo el apo-
yo del mismo Leguía, quien
a través de la “Patria Nue-
va”, buscaba llevar a cabo
una “transformación” de la sociedad peruana en sus
diversos aspectos (político, económico, cultural, so-
cial, etc.) y con ello, poder integrar al indígena como
parte de la sociedad peruana. Una prueba de ello,
es que se declaró el 24 de junio, como Día del Indio,
celebración que hasta ahora se mantiene en el país.
También se puede mencionar: los artículos 58 y 41
de la Constitución de 1920, en donde se les otorga
el reconocimiento a las Comunidades Indígenas y
sus bienes son declarados imprescriptibles, respecti-
vamente; asimismo, Leguía se hacía llamar “Wiraco-
cha” y daba discursos en quechua, lengua que des-
conocía pero que expresaba su intento en acercarse
al sector mayoritario de la sociedad peruana, que
constituía la masa indígena.
Al mismo tiempo, durante el Oncenio, surge el In-digenismo, corriente intelectual que buscaba, princi-
palmente, presentar al indio como protagonista de
su propia realidad y dar a conocer la condición de
maltrato y abuso en la que vivía. Bajo ese contexto
que se vivía a inicios del siglo XX, un modo en que
se le representó al indígena, fue a través del Arte y
Julia Codesido, discípula de Sabogal, fue una de las
representantes del INDIGENISMO en el arte perua-
no del siglo XX; dándole una perspectiva femenina a
esa visión del indígena.
Julia Codesido (1883-1979), ingresaría a la Escuela
Nacional de Bellas Artes de Lima (ENBA), en 1919,
llegando a formar un quinteto con Teresa Carrillo,
Elena Izcue [Pintura], Carmen Saco [Escultura] y
Beatriz Neumann [Fotografía Artística]2
; represen-
tando a una generación de mujeres que se iniciaron
en las artes plásticas, al ingresar a la Escuela Nacio-
nal de Bellas Artes, recién constituida como tal, en
19193
.
“Con un fuerte interés de presentar lo andino nos
ofrece una nueva mirada del Perú. Su arte refleja entonces
una temática peruana con un evidente orgullo nacional,
he ahí su admiración y reconocimiento.”
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Durante sus estudios en la Escuela Nacional de Be-
llas Artes de Lima, se decide por la propuesta aca-
démica de José Sabogal, profesor en dicha casa de
estudios, quien se encontraba reclutando a un grupo
de estudiantes que tuvieran el mismo interés de él,
es decir, en reflejar al indio en su realidad (en sus
actividades y problemática) y con sus emociones;
entonces, Codesido formaría parte de ello, lo que le
va a permitir no solo viajar al interior del país, sino
también retratar al hombre y a la mujer indígena en
su vida diaria.
Y como ella diría: “el indio peruano es para mí una re-velación humana de fuerza, resignación, paciencia y fe. Su inteligencia ancestral es desbordante. Un gran hom-bre de ciencia de nuestro mundo intelectual que lo ha estudiado a fondo, dice que se elevan sus virtudes a un nivel respetable. Hoy mismo nos traza enseñanzas sor-prendentes, tanto en el terreno práctico como en el cien-tífico, espiritual”4
. Así lo plasmó ella en sus pinturas,
como un individuo con cualidades y virtudes.
Al tratar de explicar su arte ella expresa que: “Obe-decen a veces a emociones íntimas, otras son visiones plásticas simplemente. Todas ellas sí, van envueltas en atmosfera de sinceridad y visión interior. Jamás he cedi-do a concesiones de ambiente ni perseguido notoriedad. Quiero la humildad como terreno constructivo y aún
considerando esta ambición muy alta y no llegue a mis alcances, pongo en ello mi empeño y voluntad”5
. Julia
Codesido es un claro ejemplo de la presencia de la
mujer en las artes plásticas peruanas.
Su primera exposición sería en la Academia Alcedo
de Lima (1930). Posteriormente haría exposiciones
en el extranjero, siendo la primera exposición, por
invitación del Museo de Educación de México, en
el Palacio de Bellas Artes de México; donde conoce
a David Alfaro Siqueiros y Clemente Orozco, repre-
sentantes de la pintura social y revolucionaria de ese
momento en México. Siqueiros expresaría, a raíz de
la exposición realizada en México, que: “Julia Codes-ido posee todo cuanto es indispensable para realizar la gran tarea del Arte Revolucionario Americano, tal como demuestra su presente exposición. En ella encontramos la energía y la penetración expresiva que es fundamen-tal. (…) Por esto su exhibición es de enorme importancia. Es el mejor ejemplo que nos ha llegado de la pintura sud-americana y es un vigoroso contacto con nuestro movi-miento en el momento de sus grandes rectificaciones”6
.
Luego vendrían exposiciones en New York (EE.UU.),
París (Francia), Barcelona (España), Sao Paulo (Bra-
Carátula de Siete Ensayos de Interpretación de laRealidad Peruana (de J.C. Mariátegui).1928
India Huanca (1932).Presentada en suExposición en Nva. York- EE.UU. (1936)
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sil), etc. Asimismo, no se puede dejar de mencionar la
amistad que entabló con José C. Mariátegui, a quien le
haría un retrato (en 1926); y con la revista AMAUTA,
cuyo fundador y director era Mariátegui. Una amis-
tad tan cercana que se reflejaría en la obra cumbre de
Mariátegui: Codesido es la responsable de la carátula
de “Siete Ensayos de interpretación de la realidad pe-
ruana” (1928).
Ese indigenismo que Codesido reflejó en el arte no
solo se concentró en la temática andina y a través de
la pintura, sobretodo; sino que reflejó sus cualidades
como artista: firmeza en las líneas, que remarcan las
facciones indígenas con los pómulos angulosos, ojos
grandes y fijos y las pupilas
dilatadas; diferenciándose
de su mentor, Sabogal, en
la expresión del rostro y el
uso del color; así como su
admiración por la naturale-
za, que se puede apreciar en
sus pinturas, enfatizando
el paisaje peruano. Con un
fuerte interés de presentar
lo andino nos ofrece una nueva mirada del Perú. Su
arte refleja entonces una temática peruana con un
evidente orgullo nacional, he ahí su admiración y re-
conocimiento.
No hay que olvidar que ella se desempeñó como
profesora en la Escuela Nacional de Bellas Artes de
Lima, su casa de estudios, a partir de 1931; durante
la dirección de Daniel Hernández y que continuó
dicha labor con la posterior designación de Sabo-
gal como Director de la ENBA. Para ese momento,
no solo era reconocida por su calidad artística, sino
que también era un emblema de la calidad acadé-
mica de la ENBA.
Posteriormente, Codesido formaría parte de otra ini-
ciativa de Sabogal: la fundación del Instituto de Arte
Peruano (1931), que tenía el interés de recolectar y es-
tudiar todo lo relativo al arte popular peruano. Así,
los integrantes de esta institución, el grupo indige-
nista de Sabogal, podían contar con un espacio para
exponer obras y objetos que iban recolectando sobre
el arte popular, así como fomentar la difusión y reva-
lorización de dicho arte popular. Posteriormente, en
1946, contaría con el apoyo del Ministerio de Educa-
ción, entidad que estaba a cargo de Luis E. Valcárcel,
siendo luego el actual Museo de la Cultura Peruana7
. Se
puede mencionar que, entre los objetos que coleccio-
nó Codesido, se encuentran unos Caballos hechos en
cerámica de Puno. Hasta la actualidad, dicha institu-
ción se centra en el Arte Popular Peruano.
Como reconocimiento a su carrera artística y a su
aporte en la Pintura peruana del siglo XX, se haría
acreedora del Premio Nacional de Cultura en 1976;
falleciendo posteriormente, en la Lima de 1979. Al
hablar de ella no sólo se toma en cuenta el apoyo que
tuvo de su maestro Sabogal y que bajo su tutela formó
parte del movimiento Indigenista de ese entonces; si
no también, y sobretodo, es una digna representante
del inicio de la mujer en el arte peruano; así como su
interés y preocupación en entender la realidad, a tra-
vés del indio y el arte popular, del interior del país.
Les comparto una anécdota: como parte de las cele-
braciones por el Centenario de la actual Escuela Na-
cional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú,
se llevó a cabo un recorrido por dicha institución, en
José Sabogal, Enrique Camino Brent, Julia Codesidoy Teresa Carvallo (izq. a der.)
“Julia Codesido es una digna representante del
inicio de la mujer en el arte peruano; así como su interés y preocupación en entender
la realidad, a través del indio y el arte popular, del interior
del país.”
Retrato de José C. Mariátegui (1926). Colección particular.
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donde pude constatar que una de sus aulas llevaba
el nombre de JULIA CODESIDO, lo cual no solo me
embargó de emoción, sino que me pareció un justo
reconocimiento a la mujer que diera inicio al desarro-
llo femenino en el arte peruano. He ahí su rol en la
historia del Perú.
De manera aparte, cuando hablamos de Indigenismo,
dos palabras nos vienen a nuestra mente, y que po-
drían resumir su esencia: reconocimiento y reivindica-ción del Indio. Es decir, se le comienza a considerar ya
no como un elemento decorativo (con rasgos ajenos
a su realidad), sino más bien como un integrante de
la sociedad peruana, al tener un rol participativo y
sobretodo, al presentarlo en toda su realidad, con sus
anhelos y problemas; siendo mayormente reflejado
en expresiones artísticas como la pintura y la litera-
tura.
Entonces, el rol que llevó a cabo Julia Codesido en las
artes plásticas, a inicios del siglo XX, fue producto de
una conjunción de factores coyunturales: el Oncenio
de Leguía, que buscaba una revalorización del indí-
gena en la sociedad peruana y su inclusión, es decir,
como parte de la “Patria Nueva”; el interés de Sabogal
de reflejar al indígena como tal, en lo real y emotivo;
y el desarrollo del Indigenismo. Todo ello demuestra,
también, que durante el “Oncenio de Leguía”, la mu-
jer jugó un rol importante en la sociedad peruana al
tener el interés de presentar al indígena de acuerdo a
la realidad de su entorno y reflejar sus sentimientos
de abandono y abuso por parte de sus patrones y las
autoridades, siendo Julia Codesido una de esas repre-
sentantes, a través del arte.
El Oncenio de Leguía terminaría en 1930, con el golpe
de Estado liderado por Sánchez Cerro; pero el Indige-
nismo continuaría en el camino de la intelectualidad
peruana, con otros representantes, Arguedas entre
ellos; y quizás, con otro modo de expresión, pero bajo
un mismo enfoque: reflejar la condición y el modo de
vida del indígena del Perú.
Y sobre Julia Codesido solo queda decir que ella es
MUCHO MÁS QUE ARTE: es una mujer que surgió
durante el Oncenio de Leguía (1919-1930); que fue una
de las primeras mujeres en REPRESENTAR AL PERÚ
EN LAS ARTES PLÁSTICAS; y de la mano de Sabogal,
su mentor, le dio UNA NUEVA MIRADA A AQUEL
INDIVIDUO OLVIDADO/OLVIDADA en la sociedad
peruana, hasta ese entonces, al HOMBRE y a la MU-
JER INDÍGENA, representándolo/representándola en
su diario devenir, como lo que era, UN SER SOCIAL.
Bibliografía• Ames, Marty, “El Indigenismo en el Oncenio de
Leguía. Una perspectiva femenina (1919-1930)”.
UKU PACHA, No. 19 (2015): 85-96.
• Basadre, Jorge. Historia de la República del Perú.
Lima: Ed. Universitaria, 1983, t. XI.
• Bello, José. Maestros de la Pintura Peruana. Julia Codesido. Lima: El Comercio, 2010.
• Falcón, Jorge. Julia Codesido. Lima: Ed. Minerva,
1987.
• Metras, René. Julia Codesido, Barcelona: Galería
Rene Metras, 1966.
• Moll, Eduardo. Julia Codesido. Lima: Ed. Nava-
rrete, 1990.
• Planas, Pedro. La República Autocrática. Lima:
Fundación Friedrich Ebert, 1994.
Salón en la actual ENSABAP
* Historiadora-UNMSM.
1. Dicho período comprendió tres períodos presidenciales consecutivos: 1919, 1924 y 1929. Siendo interrumpido con el golpe de Estado que le diera Sánchez Cerro a Leguía, en 1930.
2. Falcón, Jorge. Julia Codesido. Lima: Ediciones Minerva, 1987, p.31.3. Se creó en el año 1918, pero fue inaugurada al año siguiente, en 1919; durante el gobierno de J. Pardo. 4. Falcón, Jorge. Julia Codesido. Lima: Ediciones Minerva, 1987; p. 18.5. Metras, René. Julia Codesido. Barcelona: Galería Rene Metras, 1966. 6. Metras, René.7. Ubicado en la Avenida Alfonso Ugarte, cuadra 6, en Lima-PERÚ.