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    EL HIJODE LA PERDICIN

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    EL HIJODE LA PERDICIN

    Barcelona Bogot Buenos Aires Caracas Madrid Mxico D.F. Montevideo Quito Santiago de Chile

    Wendy alec

    Traduccin de Montserrat Gurgu

    y Hernn Sabat

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    La suerte de millones de seres por nacerdepender ahora, con arreglo a Dios, del va-lor de este ejrcito. Nuestro enemigo cruel eimplacable slo nos deja elegir entre una va-liente resistencia o la ms abyecta sumisin.

    Por eso, hemos decidido conquistar o

    morir.

    GW1, Orden General al EjrcitoContinental, 2 de julio de 1776

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    Los personajes

    La Tierra: 2021La dinasta De Vere - Familia

    Jason De Vere: Cuarenta y cinco aos, aproximadamente,hermano mayor de la dinasta De Vere. Lugar de nacimiento:Nueva York, EE.UU. Magnate de los medios estadounidenses.Director, propietario y presidente del consejo de administra-

    cin del multimillonario conglomerado de medios VOX. Poseeun tercio de las televisiones y los grandes peridicos de Occi-dente. Casado con Julia St Cartier durante veinte aos. Divor-ciado. Una hija, Lily De Vere. Residencia actual: un tico frenteal Central Park, Nueva York.

    Adrian De Vere:Casi cuarenta aos, hermano mediano dela dinasta De Vere. Lugar (registrado) de nacimiento: Londres,Inglaterra. Ex primer ministro del Reino Unido (laborista, doslegislaturas), recientemente nombrado presidente de la UninEuropea (por un periodo de diez aos). Candidato al premioNobel de la Paz. En la actualidad, negocia el Acuerdo Ishtar,el tratado de Paz de la Tercera Guerra Mundial. Casado conMelissa Vane Templar durante cinco aos. Melissa muri al dara luz un hijo, Gabriel, ya fallecido. Residencia actual: palacio deInvierno del Presidente Europeo en el Mont St. Michel, Nor-

    manda, Francia.Nick De Vere:Unos treinta aos, hermano pequeo de la

    dinasta De Vere. Lugar de nacimiento: Washington, D.C.,EE.UU. Arquelogo. Playboy y celebridad pblica. Enfermo

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    de sida. No tiene hijos. En la actualidad, es pareja de Jotapa,princesa de la casa real de Jordania. Pareja anterior: Klaus vonHausen, conservador jefe del departamento de Oriente Prxi-mo del Museo Britnico. Residencias actuales: ticos en Losngeles, Nueva York y Londres.

    James De Vere:Padre de Jason, Adrian y Nick De Vere. Fa-llecido.

    Lilian De Vere:Setenta y cinco aos, aproximadamente.Presidenta de la Fundacin De Vere. Madre de Jason, Adrian yNick De Vere. Residencias actuales: tico en Nueva York, man-siones en Oxfordshire y Londres.

    Julius De Vere: Gran Maestro de la Hermandad. Hechicero.Presidente de Continuation Holdings AG De Vere (1954-2014).Padre de James De Vere. Abuelo de Jason, Adrian y Nick DeVere. Fallecido.

    Julia St Cartier:Poco ms de cuarenta aos. Ex editora deCosmopolitan. En la actualidad, fundadora y presidenta delconsejo de administracin de LOLA PR. Principales clientes:

    la seleccin de ftbol de Inglaterra y la oficina del Presidentede la Unin Europea. Casada con Jason De Vere durante vein-te aos. Madre de Lily De Vere. Divorciada. Sale con CallumVickers. Residencias actuales: vivienda urbana frente al mar enBrighton, Inglaterra; Colonia de artistas de New Chelsea,Londres.

    Lily De Vere:Diecisis aos de edad. Hija de Julia y JasonDe Vere. Confinada en una silla de ruedas despus de un acci-dente automovilstico en el que conduca Nick De Vere.Alumna de la escuela femenina Rodean, de Brighton, Inglate-rra.

    Melissa Vane Templar De Vere:Esposa de Adrian. Muertaal dar a luz.

    Rosemary De Vere:Hermanastra de James De Vere, com-paera de Lilian.

    Maxim:Mayordomo de James y Lilian De Vere.Pierre y Beatrice Didier:Chofer y ama de llaves de James y

    Lilian De Vere. En la actualidad, trabajan para Adrian De Vereen Mont St. Michel, Normanda.

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    La dinasta De Vere - Crculo de amigos conocidos

    Lawrence St Cartier: Algo ms de ochenta aos. Sacerdotejesuita, agente de la CIA retirado, anticuario, to de Julia St Car-tier. Residencia: El Cairo y Alejandra, en Egipto.

    Alex Lane-Fox: Veinte aos. Hijo de Rachel Lane-Fox, fa-llecida el 11-S. Periodista investigador en prcticas. En la actua-lidad trabaja en el Guardiande Londres. Empezar a trabajar enelNew York Timesen enero de 2022. Amigo ntimo de Julia, Ja-son y Lily De Vere.

    Rachel Lane-Fox: Supermodelo. La mejor amiga de Julia.

    Muerta en un avin el 11-S.Rebekah y Davis Weiss: Padres de Rachel Lane-Fox.Polly Mitchell: Diecisiete aos. La mejor amiga de Lily De

    Vere y novia de Alex Lane-Fox.Klaus von Hausen:Conservador adjunto del departamento

    de Oriente Prximo del Museo Britnico. Ex amante de NickDe Vere.

    Charles Xavier Chessler:Unos 85 aos. Hechicero, exdirector del Chase Manhattan Bank. Presidente del Banco Mun-dial. Retirado. Padrino de Jason De Vere.

    Callum Vickers:Poco ms de 30 aos. Principal neurociru-jano de Londres. Sale con Julia De Vere.

    Dylan Weaver: Genio especialista en tecnologa de la infor-macin contratado por varios bancos globales, instituciones yempresas de software. Amigo de Nick De Vere desde la infan-cia.

    Jontil Purvis:Unos sesenta aos. Secretaria ejecutiva de Ja-son De Vere durante diecinueve aos.

    Levine y Mitchell: Secretarios de Jason De Vere.Kurt Guber:Lleva aos con Adrian. Primer jefe de seguri-

    dad de Downing Street y actual director de los Servicios Espe-ciales de Operaciones de Seguridad de la Unin Europea. Tam-

    bin es especialista en armas exticas.Neil Travis:Ex jefe de seguridad de las SAS para Adrian De

    Vere.Anton:Jefe de protocolo de Adrian De Vere.

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    Padre Alessandro: Sacerdote del Vaticano y cientfico delVaticano.

    Wasim: Secretario de Lawrence St Cartier en su residenciade Alejandra, Egipto.

    Frau Vghtred Meeling: Criada austriaca de la familia DeVere. Niera de Jason, Adrian y Nick. Tambin, abadesa He-lewis Vghtred.

    Hermano Francis:Monje de Alejandra, Egipto.

    La Hermandad

    (Illuminati)

    Su Excelencia Lorcan de Molay:Ex superior general de laCompaa de Jess. Sumo Sacerdote Supremo de la Herman-dad, sacerdote jesuita. Lugar de nacimiento: indeterminado.Edad actual: indeterminada. Lugares actuales de residencia:Londres, Washington D.C., Roma.

    Kester von Slagel (barn):Emisario de Lorcan de Molay.Piers Aspinall:Jefe del MI6, el servicio de espionaje brit-nico.

    Charles Xavier Chessler: Ex director del Chase Man-hattan Bank. Presidente del Banco Mundial. Retirado.

    Ethan St Clair:Gran Maestro de los Hermanos Escoceses.Dieter von Hallstein:Ex canciller alemn.Naotake Yoshido:Presidente de la dinasta bancaria japone-

    sa Yoshido.Raffaello Lombardi: Patriarca de la familia de la nobleza

    negra de Venecia. Director del Banco Vaticano.Julius De Vere:Gran Maestro de la Hermandad. Hechicero.

    Presidente de Continuation Holdings AG De Vere. Padre de Ja-mes De Vere. Abuelo de Jason, Adrian y Nick De Vere. Falle-cido.

    Jaylin Alexander:Ex director ejecutivo de la CIA.Comandante General Omar B. Maddox:Comandante del

    Mando Norteamericano de Defensa Aeroespacial o, por sus si-glas en ingls, NORAD.

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    Gonzlez:jefe del Cuerpo de Proteccin Presidencial delServicio Secreto de EE.UU.

    Lewis:Vicesecretario de Defensa.Drew Janowski:Asesor especial del presidente en poltica

    de Defensa y Estrategia.Werner Drechsler:Presidente del Banco Mundial.Vincent Carnagie

    La casa real de Jordania

    Rey de Jordania:Padre de Jotapa, Faisal y Jibril. Fallecidode ataque cardaco.

    Jotapa: Veintidsaos. Princesa de Jordania. Tiene una rela-cin afectiva con Nick De Vere. Llamada as en honor de laprincesa Jotapa, que vivi hace dos mil aos.

    Jibril:Diecisis aos. Hijo menor del rey de Jordania. Nom-brado prncipe heredero.

    Faisal:Hijo mayor del rey de Jordania.Safuat:Jefe de seguridad y guardaespaldas personal de Jotapa.Mansur: Prncipe heredero de Arabia.

    Otros personajes

    Profesor Hamish MacKenzie:Genetista escocs y expertomundial en clonacin animal e hibridacin.

    Jul Mansur: Nieto de Abdul-Qawi, arquelogo beduino.Wasim: Ayudante de Lawrence St Cartier.Abdul-Qawi Aka Jedd:Arquelogo beduino.Matt Barto:Jefe de la corresponsala de la VOX en Tehern.

    Jordan Maxwell III:Banquero de inversiones, CorreduraNeal Black.

    Powell:Vicepresidente de Tecnologa de la Informacin deCorredura Neal Black.

    Von Duysen: Colega de Jordan Maxwell.Laurent Chasteney:Secretario de Adrian.

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    Primer Cielo

    Jess: Cristo, el Nazareno.Miguel:Prncipe jefe de la Casa Real de Jehov, comandan-

    te en jefe de los Ejrcitos del Primer Cielo. Presidente de losConsejos Litigantes.

    Gabriel:Prncipe jefe de la Casa Real de Jehov, Seor JuezSupremo de los Reveladores Angelicales.

    Jether: Guerrero imperial y Gobernante de los veinticuatroAntiguos Monarcas del Primer Cielo y del Consejo Superior.Cuidador principal de los Sagrados Misterios de Jehov.

    Zachariel:Conservador de los Das Antiguos, se ocupa delas ciencias y los universos. Uno de los veinticuatro reyes go-bernados por Jether.

    Lamaliel: Miembro del Consejo Regente de Ancianos An-glicos.

    Isacar:Miembro del Consejo Regente de Ancianos Angli-cos.

    Matusaln: Miembro del Consejo Regente de AncianosAnglicos.Mahil:Miembro del Consejo Regente de Ancianos Anglicos.

    Joctn:Gobernador de las guilas Reveladoras de Gabriel.Obadas, Dimnas:Juveniles, una antigua raza anglica cu-

    yos rasgos caractersticos son la eterna juventud y una perspica-cia extraordinaria, expresamente diseados como aprendicesque ayuden a los Ancianos en la custodia de las innumerablesnuevas galaxias de Jehov.

    Sandaldor: General de Gabriel.Zadquiel: General de Gabriel.Zalialiel: Custodio del Portal de Shinar.

    Los cados

    Lucifer:Satn, rey de la Perdicin. El Tentador. El Adversa-rio. Gobernador Soberano de la Estirpe de los Hombres, de latierra y de las regiones inferiores.

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    Charsoc:Apstol Oscuro, Sumo Sacerdote de los Cados.Gobernador de los Grandes Magos de la Corte Negra y de lostemidos Reyes Hechiceros de Occidente.

    Marduk:Jefe de los Consejos Hermticos y Jefe del EstadoMayor de Lucifer.

    Los Magos Gemelos de Malfecium:El Gran Mago de Phae-gos y el Gran Mago de Maelageor. Los supercientficos.

    Mulabalah:Gobernador de los Murmuradores Negros.Astarot:Comandante en jefe de la Horda Negra. Ex general

    de Miguel.Moloc: Prncipe satnico, Carnicero de la Perdicin.

    Sargn el Terrible de Babilonia:Defensor de Gehenna,Gran Prncipe de Babilonia.

    Balberit:Primer secretario de Lucifer.Nisroc el Nigromante:Guardin de la Muerte y de la Tumba.Los Grandes Magos de la Camarilla Hermtica: 666 Mur-

    muradores Negros.Dracul: Gobernador de los Hechiceros del Oeste y Anciano

    Lder de los Seores del Tiempo.Nefilim: Un hbrido entre los anglicos y la Estirpe de losHombres.

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    De las crnicas de los hermanosLibro 2

    2021Alejandra, Egipto

    En vaqueros y con el torso desnudo, Nick contemplaba lagran panormica de la baha oriental y el puerto de embarcacio-nes de recreo desde el balcn del antiguo y majestuoso Cecil

    Hotel, situado en la plaza de Saad Zaghlou.Respir hondo, captando el aire salado del mar procedentedel Mediterrneo. Aquella noche se permiti un raro senti-mentalismo. Como ingls en Egipto, disfrutaba del hecho deque tanto Somerset Maugham como Noel Coward se habanasomado a aquel balcn antes que l y que incluso el serviciosecreto britnico haba antao ocupado una suite en el viejohotel para desarrollar sus operaciones. Una razn tan buenacomo cualquiera para alojarse all. Adems, el Cecil contabacon un inters especial, el de su arquitectura rabe, un recor-datorio constante de la antigua riqueza y prodigalidad de laciudad.

    Nick sonri distradamente ante el incesante gritero y losregateos procedentes de las pasteleras y cafs legendarios deAlejandra, aunque era casi la una de la madrugada. Haba vola-

    do de Roma a El Cairo a ltima hora de la noche y se haba des-plazado directamente en coche a Alejandra por la autopista queuna las dos ciudades. Haca una hora que haba llegado al hotel.Por la maana, visitara lo que consideraba el nico yacimiento

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    del lugar donde haba antigedades autnticas, Kom el-Dikka,donde se haba excavado un pequeo teatro romano. Luego,conducira hasta el monasterio del desierto, donde lo estara es-perando el profesor Lawrence St Cartier.

    Nick alz la vista por sexta vez aquella noche, quizs, hastala luna llena, aquella extraa aparicin blanca que resplandecaen el firmamento nocturno de Egipto, y luego se volvi y entren una habitacin de hotel decepcionantemente corriente. Sus-pir, observando el previsible empapelado de las paredes y laabultada colcha de la cama. Se tumb sobre el duro colchn ycerr los ojos. Ahora, su cuerpo decaa deprisa, lo notaba. Se

    mir las costillas, parcialmente visibles en el pecho. Haba per-dido otros cuatro kilos en las ltimas dos semanas. Los vaque-ros descoloridos le caan hasta las caderas y se los sostena conun costoso cinturn de suave cuero con la hebilla abrochada enel ltimo orificio.

    Conoca el da y la hora exactos en que haba sucedido. Ha-ba sido en msterdam, un domingo por la noche. Eran ricos,

    jvenes y estaban aburridos. Carne de can de las celebrida-des. Siete de ellos haban compartido la misma aguja, aquellanoche. Cuatro chicos y tres chicas, con toda la vida por delante.La herona los haba colocado, pero el virus haba sobrevividomucho despus de que el efecto de la droga desapareciera. Era lacepa ms perniciosa de sida que se conoca hasta entonces.

    La sexta vctima haba muerto el lunes anterior y toda laprensa britnica se haba hecho eco de la noticia. La chica, natu-ral de Manchester, haba sido modelo. Tena el mundo a sus pies.Sus padres estaban destrozados.

    Nick busc el mando a distancia palpando la cama con lamano y puso en marcha el televisor. El primer canal que apare-ci fue Nilesat, donde daban una desconocida produccin dra-mtica local, y fue pulsando el botn hasta que encontr Al Ja-zira.

    All, en un resumen de noticias, sonriendo desde Damasco,estaba su hermano mayor, Adrian De Vere. Gracias a Dios queAdrian exista. Nick saba que, de no haber sido por l, no ha-bra llegado tan lejos. Observ a su hermano. Adrian deba de

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    haber seguido el consejo de Julia y contratado a un estilista deprimera. Estaba bronceado, delgado, el cabello oscuro le res-plandeca y tena el mismo aire de sofisticacin que una estrellade Hollywood. En cambio, acababan de nombrarlo presidentede la Unin Europea y era la persona ms joven que nunca hu-biera iniciado en acuerdo de paz en Oriente Prximo.

    Nick bostez, exhausto, y, con el mando a distancia an ensu mano, cay enseguida en un agitado sueo en el que apare-can monjes y antigedades, sus hermanos, Jason y Adrian DeVere... y la princesa jordana.

    2021Washington D.C.

    Desde la azotea del edificio de la Cmara de Comercio, Ja-son De Vere observaba el Marine One, que despegaba del cs-ped de la Casa Blanca con rumbo a Camp David. El presidente

    y el ministro de Asuntos Exteriores chino haban abandonadola gala haca media hora, seguidos de los ltimos senadores delCapitolio y un grupo de funcionarios de la embajada china. Sloquedaban en el lugar los habituales rezagados de Washington yaspirantes a periodistas, de quienes lo mantenan a distancia sussiempre eficientes y bien pagados guardaespaldas.

    Dej el vaso de whisky en la improvisada mesa de banquetey cruz la azotea, dejando atrs las carpas de los medios perte-necientes a la cadena VOX, su imperio meditico personal. Lastelevisiones chinas y extranjeras ya se haban marchado y sloquedaban la BBC y SKY, recogiendo sus cables.

    Jason sonri. Pocas veces lo haca. Estaba alborozado. Hacados aos, haba ultimado la VOX. Siendo ya el accionista mayo-ritario en plataformas televisivas de EE.UU., Europa, Asia yOriente Prximo, haba comprado Direct TV y, tres meses ms

    tarde, haba adquirido la FOX y su equivalente britnica, SKY,para cerrar finalmente la adquisicin de la 21st Century Fox. Y,el da anterior, VOX haba firmado con Pekn una de las adqui-siciones ms importantes en el mbito de la televisin global, la

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    operacin ms arriesgada llevada a cabo nunca por De Vere, si setenan en cuenta todos los factores. Ahora pareca ser impara-ble, lo cual no estaba mal para alguien a la edad madura de cua-renta y cuatro aos.

    Mir hacia la Casa Blanca, donde distingui la familiar silue-ta de los francotiradores de la azotea. En aquel momento, sonsu mvil.

    S? respondi lacnicamente. No, no nos movere-mos. Eso es lo ms alto que llegaremos. No he cambiado depostura.

    Comprob los mensajes. No haba llamadas personales. En

    realidad, no haba recibido ni una sola llamada personal desde quehaba formalizado el divorcio con Julia, haca trece meses. A ex-cepcin de las de su madre y de las de Adrian.

    Julia.Jason se qued paralizado. Anonadado. Ms incluso, se que-

    d pasmado ante la cantidad de emociones que se haban desen-cadenado en l cuando haba visto a Julia en Damasco, la sema-

    na anterior. El encuentro lo haba inquietado en grado sumo, lohaba desconcertado. Todava la amaba, eso lo saba, pero no seatreva a correr el riesgo de tener que afrontar de nuevo unasemociones tan intensas. No volvera a ver nunca ms a Julia enpersona, se prometi, a menos que fuese una cuestin de vida omuerte.

    Volvi a guardar el mvil en la funda que llevaba a la cade-ra y contempl por ltima vez la Casa Blanca, que transmitaen directo a la calle M, cuya seal transmitan los satlites de laFox a todo el mundo. Entonces volvi a mirar la extraa ima-gen blanca suspendida sobre el horizonte de Washington y sepas los dedos por su corto cabello entrecano. Julia no lo so-portara y aquello le proporcion una acometida de placer in-fantil.

    Consult el reloj y frunci el ceo. El da siguiente era el

    aniversario de Adrian. Cumpla cuarenta aos.Tom nota de llamar a Francia por la maana.

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    2021Mont St. Michel

    Normanda, Francia

    Un hombre alto e impecablemente vestido con un traje deSavile Row observaba las enormes puertas de madera de cerezode la biblioteca del palacio de verano europeo. En la mano sos-tena un pergamino escrito en un extrao alfabeto arameo. Mirms all de los cientos de policas militares que patrullaban elpermetro de la alambrada doble, ms all de los aviones arma-dos con ametralladoras que sobrevolaban en crculo, y fij los

    ojos en la cerlea aparicin, visible ante la luna llena, que se re-cortaba en los cielos crepusculares del Atlntico.

    Un sacerdote jesuita, vestido con el vaporoso hbito de su or-den de las Sotanas Negras, vena caminando hacia l, golpean-do el suelo de caoba pulida con un bastn de mango de plata.

    El Jinete Blanco dijo, detenindose a pocos pasos.El hombre asinti. Llevaba el pelo, negro como el ala de un

    cuervo, largo hasta el cuello de la camisa, a la moda del momen-to, y bajo el claro de luna adquira un brillo azulado.Nuestra seal est en los cielos.Se volvi levemente y la luna ilumin el contorno de sus ras-

    gos cincelados. Su perfil era fascinante, extraamente hermoso.Hemos esperado dos mil aos para llevar a cabo nuestra

    venganza.El hombre contempl la monumental panormica de la ba-

    ha y, avanzando hasta quedar directamente iluminado por laluna, dirigi la mirada hacia la aparicin. Con manos tembloro-sas de rabia contenida, acerc una candela fina de color negro alpergamino y le prendi fuego.

    Y ahora vengamos nuestro deshonor murmur Luci-fer. Nuestra humillacin a manos del Nazareno.

    Lucifer se alis su hbito de jesuita, acarici la serpiente de

    plata repujada de la empuadura de su bastn y esboz una len-ta y maliciosa sonrisa.

    Vengamos el Glgota.

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    Creo que los bancos son ms peligrosospara nuestras libertades que los ejrcitos ar-mados.

    THOMASJEFFERSON, tercer presidentede Estados Unidos (1743-1826)

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    En estos momentos, un gobierno en lasombra ejecuta sus planes para instaurar unnuevo orden mundial.

    Es una camarilla secreta de gobernantesms poderosa que ningn gobierno de losque existen hoy da.

    Controla el complejo militar industrial,los bancos del mundo, las unidades de ope-raciones secretas de las facciones clandesti-nas de los servicios de inteligencia, la reserva

    federal.

    Sus planes son tan antiguos como eltiempo. Sus intenciones son traicioneras.

    Hoy, su existencia permanece prctica-mente secreta.

    ...Y, sin embargo, su plan es imparable.

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    Prlogo

    No proyectan sombras

    2001Club mundial del comercioPiso 107, World Trade Center,Lower Manhattan, Nueva York

    Era el diez de septiembre de 2001, un da casi como otrocualquiera, pens Lorcan de Molay. El da siguiente, a las 8.46de la maana, el mundo cambiara.

    Reflexion sobre aquel hecho mientras observaba el espec-tacular perfil de Manhattan desde la gran cristalera del club pri-vado, cuatrocientos metros por encima de la ciudad de NuevaYork.

    Contempl en silencio la amplia vista del muelle de Manhat-tan, con los ojos fijos en el paso incesante de los brillantes avio-nes 757 y 747 que llegaban y partan de los aeropuertos de LaGuardia, JFK y Newark.

    Finalmente, el sacerdote apart los ojos del horizonte y sevolvi.

    Aunque en su rostro haba extraas cicatrices, sus faccioneseran imperiales y bellas. La frente ancha y la recta nariz patricia

    enmarcaban unos ojos imperiosos de color zafiro que contenanuna hipnotizadora y cautivante hermosura. Su abundante cabe-llera negra como ala de cuervo empezaba a volverse plateada enlas puntas.

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    En un da normal, la llevara cuidadosamente peinada haciaatrs desde sus altos pmulos, recogida en su trenza habitual ysujeta con una simple banda negra.

    En un da corriente, vestira la vaporosa Sotana Negra de suorden jesuita.

    Sin embargo, aqul no era un da cualquiera y, bajo la luz delatardecer, las brillantes trenzas le caan sueltas sobre los hom-bros, rozando el traje de corte perfecto de Domenico Vacca, he-cho a medida, que realzaba aquel cuerpo meticulosamente cui-dado que haba debajo.

    El sacerdote acarici la serpiente de plata labrada del mango

    de su bastn, observando despacio a los hombres sentados fren-te a l.

    El Gran Consejo Druida de los Trece, las rdenes ms altasdel Comit de los Trescientos, la Nobleza Negra de Venecia, elConsejo de la Madre Suprema de los Masones del trigsimo ter-cer grado del Rito Escocs.

    Estudi las caras de la elite que controlaba la Reserva Fede-

    ral, el Banco de Pagos Internacionales, el Banco Mundial, elConsejo de Relaciones Exteriores, el grupo Bilderberg y el Clubde Roma, y sus ojos se posaron finalmente en el Hermano Supe-rior y Gran Tribunal de la Ordo Templi Orienti.

    Los Grandes Maestros de los Illuminati.El grupo secreto que controlaba el gobierno de Estados

    Unidos.Que controlaba todos los gobiernos del mundo oriental y

    occidental.En sus labios centelle una sonrisa.Y l, Lorcan de Molay, a su vez, los controlaba a todos.Abri la petaca de plata de los cigarros. Kester von Slagel, su

    emisario, se materializ a su lado desde un rincn a oscuras delclub con un cortapuros en la mano. De Molay introdujo la pun-ta del cigarro mientras Von Slagel cortaba hbilmente la punta

    antes de desvanecerse de nuevo entre las sombras.De Molay se acerc el cigarro a los labios y situ el extremo

    encima de la llama: La Corona, 1937...Lo encendi con satisfaccin y luego, quitndoselo de la

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    boca, pos despacio sus ojos en los rostros impasibles de los di-rectores de los bancos ms poderosos del mundo que se halla-ban sentados ante l.

    Eran unos mentecatos. Unos dspotas hambrientos de po-der.

    Sin embargo, segn la Doctrina de la Ley Eterna, los Conse-jos del Temor de los anglicos cados no tenan jurisdiccin di-recta sobre la Estirpe de los Hombres.

    Al acordarse del Nazareno, frunci los labios.No tena otra alternativa. Despus de su humillante derrota

    en el Glgota, la presencia de los Cados en este orbe salpicado

    de barro era ilegtima.Slo tena una alternativa: deba utilizar a las masas temero-

    sas. Seducirlas, involucrarlas en su plan maestro. Oscuros Escla-vos de los Cados.

    Por lo menos, hasta la Gran Batalla.Hasta la derrota del Nazareno.Despus, podra prescindir de todos. Slo de pensar en ello

    experiment una oleada de puro placer.Y Jerusaln sera finalmente suya.Pero, ahora, deba encargarse del asunto que tena delante.De Molay habl suavemente, con una voz grave y cultivada.

    Su acento era inconfundiblemente britnico, de Londres W1K,para ser exactos, pero contena una sutil inflexin extica queresultaba indefinible.

    Maana, a las 8.46 exactamente, nuestra operacin paradesestabilizar y subvertir los Estados Unidos de Amrica habrcomenzado. Acarici el cigarro despacio entre unos dedosdelgados y de cuidadas uas. Todos los ojos estaban fijos enl. A medioda, se habr producido el cierre de las NacionesUnidas, de la Comisin de Valores y Bolsas, de las propias Bol-sas... Habremos golpeado los cimientos de todo el mundo occi-dental.

    Se volvi hacia Charles Xavier Chessler, el canoso directordel Chase Manhattan.

    Nuestra cuenta de beneficios por informacin privilegia-da tiene ahora mismo quince mil millones de dlares explic

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    Chessler. Y es imposible seguir su rastro hasta relacionarlacon la Hermandad.

    De Molay dio unas caladas al puro hasta que el borde empe-z a brillar.

    Las torres se desmoronarn como el tpico castillo de nai-pes.

    En cada libre aadi Jaylin Alexander, ex director eje-cutivo de la Agencia Central de Inteligencia. Las pruebas deuna implosin controlada quedarn enterradas para siempre en-tre las ruinas.

    De Molay dirigi un gesto a la figura imponente del coman-

    dante general del NORAD, Omar B. Maddox, un hombre conuna mata de spero pelo blanco y vestido de militar que estabasentado a su derecha.

    El Guardin Vigilante est en vigor, general?El NORAD est en alerta, excelencia respondi el ge-

    neral tras saludar militarmente a De Molay. Al amanecer,ejecutaremos el ejercicio de defensa area imaginario ms gran-

    de de nuestra historia, simulando un ataque a Estados Unidos.El general sonri pero sus pequeos ojos de halcn brillaroncon intensidad. El simulacro causar las distracciones y laconfusin necesarias para que los ataques reales tengan xito.Los tcnicos de la Administracin Federal de Aviacin delNORAD estarn medio ciegos.

    De Molay se volvi hacia Gonzlez, jefe del Cuerpo de Pro-teccin Presidencial del Servicio Secreto de EE.UU.

    Los terroristas estn en posesin de los cdigos?Tienen los cdigos y seales del Air Force One y los cdi-

    gos principales de la Casa Blanca, excelencia.Y acceso a los servicios de vigilancia de la Agencia Na-

    cional de Seguridad?Todo en orden, excelencia asinti Gonzlez.No tenemos que proyectar ninguna sombra dijo De

    Molay, volvindose hacia Alexander.El coche registrado a nombre de Nawaf al-Hazmi ser

    abandonado en el aparcamiento del aeropuerto Dulles la maa-na del doce afirm Alexander. Dentro hay una copia de la

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    carta de Atta a los secuestradores, un cheque bancario a nombrede una escuela de aviacin de Phoenix, cuatro dibujos de la cabi-na de un 757, un cter y mapas de Washington y Nueva York.

    Los terroristas se han tragado por completo la historia. Sehacen con el control de los aviones y creen que su misin con-siste en volver a los aeropuertos donde habr aviones con com-bustible para ellos y los rehenes. Una vez activemos el canal decontrol primario, advertirn que los han engaado. Los secues-trados son ellos, en el cielo. Y ser demasiado tarde Alexanderesboz una leve sonrisa. Sern mrtires involuntarios de laHermandad. Chivos expiatorios de una operacin bajo bandera

    falsa de los servicios secretos. Es de manual.Y Bin Laden? pregunt Julius De Vere, el presidente

    de De Vere Continuation Holdings.Osama Bin Laden vol de Pakistn a Dubai el 4 de julio

    respondi Lewis, vicesecretario de Defensa. Lo acompaa-ban su mdico personal, cuatro guardaespaldas y un enfermeroargelino y fue ingresado en el departamento de urologa del

    Hospital Americano. Ya nos hemos ocupado de la evacuacinde sus familiares.Tenemos a punto el Boeing 777 tal como acordamos

    asinti Alexander. Los Bin Laden sern evacuados el 18de septiembre mientras los vuelos todava estn restringidos.

    Y luego invadiremos Irak lo interrumpi Drew Ja-nowski, asesor especial del presidente en poltica de Defensa yEstrategia y de ese modo quedar permanentemente erradica-da la resistencia de Saddam a nuestro programa de dlares porpetrleo. Creamos la crisis y despus la manejamos con destre-za. Creamos Seguridad Interior, despus la Ley Patriota...

    En otoo de 2008, provocaremos una crisis en los merca-dos dijo en voz baja Werner Drechsler, presidente del BancoMundial. Hundiremos el dlar. Habr una contraccin deli-berada de todo tipo de crdito. Instigaremos la mayor crisis

    econmica desde 1929. En menos de dieciocho meses quedardestruida entre el cuarenta y el cuarenta y cinco por ciento de lariqueza del mundo.

    Y hacia 2025 terminaremos el trabajo. Julius De Vere

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    observ a los reunidos con satisfaccin. Durante la retiradamasiva de depsitos debida al pnico bancario, hacemos caer in-tencionadamente la Reserva Federal y la sustituimos por nues-tro Banco Central Mundial. Nos suplicarn que hagamos lo quesea para detener su sufrimiento.

    Un hombre huesudo y de aspecto reconcentrado, de pocoms de cincuenta aos y que llevaba gafas de montura de pasta,alz la vista de sus papeles.

    Y entonces, caballeros, daremos nuestro golpe de estado...La soberana de Estados Unidos ser eliminada permanente-mente dijo Piers Aspinall, jefe de los servicios de espionaje

    britnicos, quitndose las gafas y echando el aliento a los cris-tales.

    Ser la primera fase de la Unin Norteamericana. Lanza-remos una moneda nueva, el amero, e introduciremos el con-trol de armas obligatorio. Se reclin pausadamente en elasiento. A continuacin, dividiremos el mundo en diez su-perbloques. Pondremos en marcha un incidente atribuible a

    servicios secretos extranjeros, nuclear o de terrorismo biolgi-co, y decretaremos la ley marcial y la vacunacin obligatoria.Sac del bolsillo de la chaqueta un pauelo de algodn per-fectamente planchado con sus iniciales bordadas y procedi alimpiar los cristales de las gafas. Erradicaremos a los que re-sistan. Los patriotas. Los constitucionalistas. Cruz una fu-gaz mirada con Lorcan de Molay y aadi: Los cristianos...

    Durante las prximas dcadas De Molay esboz unaleve sonrisa mirando al presidente de Petrleos del Mar delNorte y de la Corporacin Petrolera Neerlandesa, que estabasentado a su derecha, los estadounidenses dirn que nuestraconspiracin no es ms que una leyenda urbana. Un brindis porel oro negro, seores dijo, alzando un vaso de oporto ae-

    jo. Por los cuatrocientos mil millones de petrleo de las re-servas iraques!

    Los miembros de la Hermandad levantaron los vasos. DeMolay se acerc a la cristalera que ocupaba toda una pared ymir hacia el Atlntico.

    Por Irak... murmur.

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    Apart los ojos de la ventana y se volvi hacia los reunidoscon una expresin extraamente distante.

    Y luego, Jerusaln.Todos se pusieron en pie al unsono y levantaron la copa.Por Jerusaln.Por nuestro Nuevo Orden Mundial anunci Lorcan de

    Molay. Novos Ordo Seclorum.Novos Ordo Seclorum repitieron a coro todos los re-

    unidos.Lorcan de Molay levant la copa por segunda vez y se vol-

    vi a aquel ignorante Manhattan que resplandeca bajo la tenue

    luz otoal.Y por el reinado del nico hijo que he engendrado...

    11 de septiembre de 2001,Vuelo 11 de American Airlines

    Aeropuerto Internacional de Logan, Boston

    7.40 horas

    La atractiva morena con unas enormes gafas de sol de Pradasonri y se volvi hacia el nervioso joven de piel aceitunada queestaba sentado a su lado. Llevaba una camisa azul y miraba alfrente, con expresin insondable.

    La mujer se encogi de hombros, pas sus dedos finos deperfecta manicura por su melena rubia y volvi a concentrarseen el avin medio vaco, bostezando.

    Desde el nacimiento de Alex, que haba tenido lugar hacadoce semanas, Rachel Lane-Fox estaba obsesionada con la difi-cultad de conciliar el sueo.

    Estir sus piernas largas y esculturales, movi los dedos delos pies y se hundi en su asiento de la clase businessen la fila 8de un Boeing 767.

    Hurg en el bolso, sac el telfono mvil y pas nombres enla agenda hasta que encontr el nmero de Julia De Vere. Pulsel botn de marcar y la seal son dos veces.

    Hola, Jules sonri. S, ya estoy de vuelta. En la pista

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    del aeropuerto de Logan... Mir por la ventanilla. Lleva-mos un poco de retraso. S, escucha, pap ya ha salido de la uni-dad de cuidados intensivos. No tengo palabras para agradecerteque hayas cuidado a Alex.

    Una sobrecargo se detuvo a su lado. Rachel levant la mirada.Lo siento, seora. El telfono y... Seal el cinturn de

    seguridad.Rachel se lo abroch torpemente, sujetando el mvil con la

    barbilla.La sobrecargo frunci el entrecejo y observ a Rachel con

    atencin.

    No es usted la supermodelo Rachel, Rachel Lane-Fox?S, me ha pillado suspir Rachel. Culpable.Se quit las gafas de sol y pos la mano libre en el brazo de la

    sobrecargo.Escuche le dijo, se trata de mi beb. Slo tiene doce

    meses. Mi padre ha sufrido un ataque cardaco. Mi hijo est conuna amiga. Es la primera vez que me separo de l. Seal el te-

    lfono. Por favor... Esboz una sonrisa cautivadora, mos-trando sus dientes blancos y perfectos.La sobrecargo consult el reloj y suspir.Est bien dijo y, sealando las puertas del avin, aa-

    di: Puede hablar hasta que las cerremos.Gracias respondi Rachel, guindole un ojo.El hombre de la camisa azul de la butaca contigua la mir

    con gesto de desaprobacin.Jules... Ech un vistazo al hombre y baj la voz. Es-

    cucha, Alex ha dormido toda la noche o ha sacado de sus casi-llas a Jason? Contuvo una risilla. El vecino de asiento la mirabiertamente. De acuerdo, cuando aterricemos en Los nge-les tomar un taxi directamente hasta las oficinas del Cosmoy osrecoger a los dos para ir a almorzar.

    La sobrecargo haba regresado.

    Seora Lane-Fox...Tengo que colgar, Jules. Dale un beso a Alex de mi parte.Rachel cerr el telfono, lo guard en el bolso y coloc ste

    debajo del asiento apresuradamente.

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    Qu extrao, pens. El hombre de tez aceitunada se aga-rraba a los brazos del asiento como si su vida dependiera de elloy sudaba profusamente.

    Deba de tener pnico a volar.Eh le dijo, dndole unos leves toques en el brazo.

    Cuando una vuela a menudo, no es tan terrible. Te acostumbrasa ello. Le dedic una clida sonrisa. En mi caso, ha sido as.

    Mohamed Atta la mir impertrrito.Rachel se encogi de hombros, cogi una revista de moda y

    la hoje ociosamente mientras el avin se alejaba de la puerta deembarque 32 en direccin a la pista de despegue 4R.

    Ocho minutos ms tarde, mientras el Boeing ascenda enunos difanos cielos otoales, Rachel Lane-Fox contempl des-de la ventanilla la espectacular panormica del puerto de Bos-ton.

    Eran exactamente las 7.59 de la maana del martes 11 de sep-tiembre.

    Lorcan de Molay consult ociosamente la cara del cron-grafo de oro del reloj Grogan Patek Philippe de 1925 que lleva-ba en la mueca derecha.

    El nico reloj de este tipo hecho jams para un zurdo,pens.

    En la Costa Este americana eran exactamente las 8.14 de lamaana.

    El secuestro del vuelo nmero 11 de American Airlines ha-ba empezado.

    Al cabo de unos minutos, Mohamed Atta y sus chivos ex-piatorios de la CIA advertiran que haban sido engaados.

    No habra ningn avin esperndolos.Esboz una leve sonrisa, se sec la boca con una servilleta de

    lino que llevaba sus iniciales bordadas y la dej junto al almuer-

    zo, un plato de milhojas de langosta a la catalana que no habaterminado.

    El protocolo de control remoto se activara en cualquier mo-mento.

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    Su mirada se perdi ms all de los leones de bronce que sos-tenan el obelisco egipcio de granito rojo de cuarenta y cincometros de alto, ms all de la Via della Conciliazione y la otraorilla de las aguas verdes y lodosas del Tber, hasta las Siete Co-linas de Roma. Entonces, consult el reloj una vez ms.

    Al cabo de cuatro minutos, el funcionamiento del 767 que-dara bajo control directo del Puesto de Mando en tierra.

    Se alis la sotana de jesuita y cerr los ojos, volviendo el ros-tro hacia la suave brisa otoal de Roma.

    El sistema de control de vuelo del Boeing estaba a punto deser reconfigurado para que se estrellara contra el World Trade

    Center de Nueva York.

    Corredura de bolsa Neal Black,World Trade Center8.40 horas

    Jordan Maxwell III, banquero de inversiones, mir por ter-cera vez en pocos minutos la pantalla de su ordenador.Eh, jefe! dijo Damien Cox, un bisoo graduado de

    Harvard apoyado en la puerta de cristal de la oficina de Maxwell,con una taza de caf Starbucks en la mano. Sucede algo. Noshan dejado fuera del sistema. Es extrao. Sonri.

    Maxwell volvi la vista a Powell, el vicepresidente del depar-tamento de Tecnologa de la Informacin de Neal Black, quehaba aparecido en el umbral, detrs de Cox.

    S, estamos fuera murmur Powell.Todos? quiso saber Maxwell, enarcando las cejas.Todos los ordenadores, en las tres plantas. Trescientas

    dieciocho estaciones de trabajo, para ser exactos. Hemos sidoinvadidos. Y alguien... alguien est descargando todos nues-tros archivos. Powell hizo una pausa. Desde fuera del edi-

    ficio.Hackers?No respondi encogindose de hombros. Es un ata-

    que demasiado sofisticado. Un programa nos ha dejado fuera.

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    No haba visto nunca una cosa as Powell sacudi la cabe-za, y he visto de todo.

    Maxwell se puso en pie y se encamin rpidamente a la am-plia oficina difana de Neal Black, seguido por Powell y Cox.

    Mientras caminaba, miraba los monitores de los ordenadores.Luego, dirigi la vista a la puerta de cristal de la sala de reuniones,donde el director general y dos importantes socios de la corredu-ra estaban enfrascados en una intensa conversacin en voz baja.

    Ha informado a Morgan?Tiene una llamada de Europa, de los grandes jefes. No

    quiere distracciones.

    Bien, le informar a travs de la lnea interna. Maxwellse volvi de repente, regres a su oficina y se sent en su costo-so silln de cuero sin apartar los ojos de la pantalla. Se dispuso apulsar la lnea interna y entonces dud.

    Alguien estaba descargando todava los ficheros.Se supona que l no saba nada, pero haba estado siguiendo

    el trfico anmalo de transacciones desde el 6 de septiembre.

    Slo en las ltimas cuarenta y ocho horas, por los ordenado-res de las oficinas de Neal Black, situadas en el World TradeCenter, haban pasado unos doscientos millones de dlares entransacciones ilegales.

    Y luego, estaba esa transaccin nica de pagars del Tesoropor valor de cinco mil millones de dlares que haba menciona-do Von Duysen el da anterior, mientras tomaban una copa.

    Inquieto, mir al otro lado de las puertas de cristal en direc-cin a la sala de reuniones.

    Aquello estaba relacionado con Europa, con los poderes alos que no haba que desobedecer nunca. De eso estaba seguro.

    Maxwell puls una tecla del teclado y observ la pantallacon impaciencia.

    No haba duda de ello. Se estaba produciendo un gran sa-queo financiero.

    Alguien cubra sus huellas. Todos los archivos salan del edi-ficio descargados a la velocidad de una centella. Aquello ocurraante sus propias narices. Los estaban sacando del sistema.Adnde los llevaran?

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    Sacudi la cabeza, cogi la taza de caf, que se le haba en-friado, y se dirigi a la ventana.

    Contempl el transparente firmamento de Manhattan, pre-guntndose por qu.

    Entonces oy un extrao ruido y frunci el entrecejo. Si nofuera ridculo, dira que se trataba del rugido de los motores deun avin.

    Volvi la cabeza hacia la izquierda.La taza de caf se le resbal de la mano y el lquido se derra-

    m en la hermosa alfombra bereber.El 767 vena directo hacia l.

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    VEINTE AOS DESPUS

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    El carro de Al

    Diciembre de 2021Cisterna nmero 30Monte del Templo, Jerusaln

    Abuelo! Abuelo! Jul Mansur tiraba de la vieja tnica

    de beduino de su abuelo mientras ste caminaba con paso firmepor el laberinto de entradas a las cisternas de superficie en direc-cin a la puerta de Warren. Abuelo! repiti. No debe-ramos estar aqu. Es terreno prohibido! La radiacin...

    Abdul-Qawi se volvi y mir con el entrecejo fruncido yexpresin sombra a su nieto de trece aos. Luego, su rostro os-curo y apergaminado se quebr en una amplia y desdentadasonrisa.

    Jul. El hombre levant al aire sus manos morenas y de-formes en seal de exasperacin; despus, desenganch un me-didor de radiaciones que llevaba en el cinturn y lo abri. Ja!exclam. No hay radiacin! Eso son manipulaciones delas Naciones Unidas. La radiacin est en Tel Aviv, en Jaffa, noen Jerusaln.

    Los soldados nos detendrn, abuelo.

    Ves a los israeles? Ves siquiera a los empleados delWakf, que administra el da a da de la Explanada de las Mezqui-tas? Abdul-Qawi seal con gesto dramtico el Monte vacoy acordonado. Escupi en el suelo y se sec la boca con el revs

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    de la mano. Se han marchado todos, todos... Desde que laguerra termin.

    El viejo sigui caminando los cincuenta metros que lo sepa-raban de la Puerta.

    Los soldados se han marchado pero, de todos modos, es-ts allanando una propiedad, Jadd replic el chico.

    Al or el sonido de su nombre en rabe, Abdul-Qawi se de-tuvo en seco.

    Ah! exclam, levantando las manos, esta vez de deses-peracin. Escuelas privadas, profesores europeos, y lo nicoque te ensean es a faltarle el respeto a tu abuelo. Ahora, permi-

    te que tu Jadd sea tu maestro. Se volvi hacia Jul con sus hue-sudos brazos en jarras y prosigui: Este viejo arquelogo be-duino sabe que en este preciso instante los israeles y loshombres del Wakf yacen muertos y heridos en hospitales detoda Jerusaln mientras los europeos descansan en sus palaciosopulentos, dividiendo el Monte mientras hablamos. Levantuna mano en gesto teatral. Esto para los judos, esto para los

    rabes. Esto para las Naciones Unidas. Bah! Aprovechamos laoportunidad. Seal los cascotes que se alzaban delante deellos y continu: Los israeles y los Wakf sellaron la puerta yel terremoto ha vuelto a abrirla. En honor a Al y por respeto amis excavaciones arqueolgicas de estos ltimos sesenta y cincoaos, debo buscar.

    El viejo empez a encaramarse cuidadosamente a los escom-bros y entr en una gran sala subterrnea de unos veinticincometros de largo con muchos tneles de salida que discurran endirecciones distintas. Sus ojos de ave rapaz brillaron de emo-cin.

    Deprisa, deprisa le dijo a Jul con gesto impaciente. Elchico estaba unos tres metros detrs de l y empezaba a bajar lospeldaos de piedra.

    El viejo se detuvo, encendi la linterna y se agach para mi-

    rar un mapa arrugado.Jul suspir ruidosamente. De repente, su abuelo le agarr la

    mano libre con tanta fuerza que se encogi de dolor.El Sancta Sanctorum! Abdul-Qawi tena un brillo ex-

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    ttico en los ojos. Tembloroso, se puso en pie y sigui caminan-do entre los cascotes recientes en direccin a un tnel ya exca-vado.

    De repente, frunci el ceo y clav la mirada en un relucien-te objeto dorado que sobresala de una pequea cavidad, a diezpasos de l.

    Abdul-Qawi se acerc con cuidado, indicando con un gestoa su nieto que lo siguiera. Sobrecogido, mir el brillante metal.

    Es el carro de Al murmur.Continu caminando, murmurando en rabe para s, como

    si sufriera un trance hipntico, y alarg la mano hasta detenerse

    a pocos centmetros de la ornamentada asa de oro que sobresa-la del suelo. La mano le temblaba.

    Jul observ pasmado cmo Abdul-Qawi tocaba el asa. Almomento, el cofre emiti un intenso relmpago de color azul.

    Al Akbar! grit Abdul, al tiempo que cerraba la manoen torno al asa de oro.

    La corriente elctrica que se haba desatado le recorri el

    cuerpo y Jul vio horrorizado cmo su abuelo se agitaba violen-tamente de un lado a otro, en pleno paroxismo.Jadd! Jul corri hacia l.El viejo mir al chico con unos ojos aterrorizados y excita-

    dos y, luego, haciendo acopio de todas sus fuerzas, apart lamano del cofre y fue arrojado al suelo con violencia.

    Jul tir de l por entre los escombros para alejarlo de aquelcofre pulsante.

    Jadd! Jadd! Jul tom la cabeza del abuelo en sus ma-nos temblorosas. Las lgrimas le caan en regueros por las meji-llas manchadas de barro.

    Abdul se incorpor, mir fijamente a Jul y emiti un gritoahogado:

    El sello de Daniel! dijo.Y se desplom hacia atrs.

    El rayo del Arca de la Alianza lo haba fulminado.

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    Las secuelas

    JasonDiciembre de 2021Yate de comunicaciones de la VOXPuerto de Nueva York

    Aqulla era la cuarta campaa de lanzamiento que realizabael ilustre grupo de comunicacin VOX slo en lo que llevabande semana.

    Y la ms fastuosa.Pese a las temperaturas bajo cero, en Nueva York haba ga-

    nas de fiesta y tambin las tena Jason De Vere, presidente y pro-pietario del multimillonario conglomerado meditico VOX.

    La Tercera Guerra Mundial haba terminado haca catorcemeses, despus del ataque nuclear a Mosc por parte de Occi-dente, y las innumerables corporaciones multinacionales consede en Manhattan volvan a salir a la superficie. La amenazapermanente de un ataque nuclear en el centro de Nueva Yorkera un recuerdo que se desvaneca deprisa y la cubierta inferiordel mayor de los cinco yates corporativos de Jason De Vere es-taba a rebosar, literalmente.

    Financieros de Wall Street de mediana edad, propietarios ygestores de fondos de inversin directa, presentadores de televi-sin maduros y agentes del mundo del espectculo abarrotabanla pista de baile, mezclndose con la crme de la crmede los

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    veinteaeros y treintaeros que constituan la elite de la televi-sin, la moda y la industria editorial, movindose todos al com-ps de la msica.

    Jason De Vere haba llegado en helicptero haca diez minu-tos. No era habitual que se presentara en actos como aqul y loscolaboradores con los que trabajaba personalmente atribuan suasistencia a la presencia de cinco inversores multimillonarios dePekn que participaban en la ltima aventura comercial de Jason.

    Era su triunfo ms reciente, el lanzamiento en China de lasmltiples cadenas de televisin y productoras de cine de laVOX.

    A los cuarenta y cuatro aos, Jason De Vere todava era gua-po y fornido, pero empezaba a vrsele envejecido. Su rostrobronceado estaba surcado de arrugas y sus cabellos, que llevabamuy cortos, ya adquiran tonalidades plateadas.

    Y su estado de nimo, en aquel momento, tampoco era jo-vial.

    Se encontraba abrazado a una rubia excesivamente broncea-

    da, atrapado en medio de la pista de baile, movindose torpe-mente al son de la msica con un vaso de whisky en la mano.Mir a su alrededor. Qu jvenes eran todos, pens. Estaban

    ms cerca de la edad de su hija Lily que de la suya. Qu habasido del tiempo? Adnde haba ido? La clon rubia, presentado-ra de los premios musicales de la VOX de aquel ao, lo atrajohacia s, entrelazando las manos detrs de su nuca, con lo cualimpeda que Jason apurara el ltimo trago de su siempre presen-te vaso de whisky.

    De Vere puso los ojos en blanco en gesto de frustracin, des-pus de tratar de encontrar en vano a una de sus secretarias eje-cutivas.

    Maldita sea la necesidad de una relaciones pblicas mur-mur.

    La nueva y ms joven de ellas, una elegante belleza asitica

    recientemente trasladada a la oficina de la VOX en Nueva Yorkdesde la corresponsala de Singapur, estaba enfrascada en unaviva conversacin con los clientes de Pekn.

    Desesperado, ech un vistazo a la sala buscando a su secreta-

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    ria personal, una mujer de toda su confianza que llevaba dieci-nueve aos trabajando para l, la seora Jontil Purvis, nacida enCharleston, Carolina del Sur, haca cincuenta y siete aos.

    Jontil era la sal de la tierra y una empleada absolutamente in-dispensable para Jason. Haba empezado a trabajar en la VOXen los mismsimos inicios y haba vivido los primeros aos dif-ciles y caticos de la empresa.

    Durante las dos dcadas anteriores, se haba implicado en laagotadora tarea de hacer que todos los aspectos de la brutal eimplacable existencia de Jason De Vere fueran manejables.

    Jontil se haba ocupado de sus complejas fusiones de miles

    de millones de dlares, haba organizado la hospitalizacin deLily De Vere despus del accidente y la terapia que realiz acontinuacin y, recientemente, se haba implicado en la resolu-cin de los desagradables detalles del agrio divorcio de Jason y

    Julia, ampliamente publicitado.Durante la separacin, que haba durado un ao, Jontil Pur-

    vis haba tratado a Jason con desdn. Adoraba a Julia St Cartier

    y as haba sido desde que conociera a la joven y alegre esposaperiodista de Jason haca ya diecinueve aos. Entre las dos mu-jeres se haba forjado una profunda amistad y Jontil Purvis eramuy leal. Tambin era una devota baptista que crea en la santi-dad del matrimonio. Y crea en Jason y Julia.

    Y, adems, estaba Nick, su hermano pequeo. Jason frunciel entrecejo. Jontil Purvis no tena intencin de facilitarle las co-sas a Jason De Vere, eso lo saba. Pero era ella la que reciba lasllamadas de Nick y se reservaba sus opiniones para s misma. Ja-son confiaba por completo en Jontil Purvis. Y Jason De Vereconfiaba en muy pocas personas.

    Finalmente, distingui su pelo rubio perfectamente cardadoy peinado. Estaba en un rincn de la sala con su omnipresenteBlackberry y dos notebooksen su mano izquierda. El traje deseda lila que vesta realzaba su aire de matrona y, como siempre,

    se la vea serena y tranquila.Purvis! le grit Jason, volvindose hacia ella. Jontil le-

    vant los ojos a la llamada, mir a la rubia y a Jason de arribaabajo, asinti y desapareci.

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    Al cabo de una dcima de segundo, una morena alta y flacacorri a liberar a Jason del ardiente abrazo de la rubia. Luego, loguio por el saln y encendi una pantalla con un mando a dis-tancia. En la pantalla apareci la cara de un hombre.

    Jason... Le agarr el brazo con fuerza, desbordada porla emocin. Jason! Movi la pantalla hacia l. Matt esten lnea, desde Tehern. Se trata de tu hermano. Tenemos la ex-clusiva. ltimas noticias. Finalmente, se ha fijado una fecha parael acuerdo de paz. Ser un xito, Jason.

    Me tomas el pelo, verdad, Maxie? Jason frunci el en-trecejo. ste es el plan de rescate de Purvis.

    Ella lo mir con aire inexpresivo y Jason entorn los ojos.El Acuerdo Ishtar dijo y la asi por el brazo con tanta

    fuerza que la mujer recul de dolor.Israel, Irak, Irn, Rusia asinti Maxie vigorosamente.El tratado de paz de la Tercera Guerra Mundial... Ests

    segura?Jason se sac la Blackberry del cinturn y pas los mensajes

    hasta que encontr uno con la marca A.D.V.Abri el texto que le haban mandado haca una hora.Irn se ha rendido. Acuerdo de paz 7 de enero. Tu EXCLU-

    SIVA.Maldita sea! Jason apart a Maxie de un empujn.Qu ocurre, Matt?Clav los ojos en la imagen de Matt Barton, director de la

    corresponsala de Tehern, que apareca en la pantalla.Aqu no queda prcticamente nada, jefe. Tehern es la

    nica ciudad que sigue en pie. Mashad, Tabriz... han quedadoreducidas a cenizas. Han sido ataques nucleares directos, perolos iranes han sido ms tercos que el demonio. Hasta que llegel hermano de usted. Aceptaron la derrota hace aproximada-mente una hora. Es una noticia confirmada asinti Matt. Seha fijado la fecha del acuerdo para que coincida con la inaugura-

    cin de la sede de las Naciones Unidas en Babilonia. Dentro detres semanas.

    En Babilonia? No en Damasco? Jason arque las ce-jas. Qu interesante.

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    Matt frunci el ceo.Y qu hay de Israel?Inflexible, como siempre. Dejar que sea Melanie quien le

    haga el resumen.Melanie Kelly, la jefe de corresponsales de la VOX en Orien-

    te Prximo, ocup la pantalla.Israel est dispuesto a desnuclearizarse, seor. Lo sabe-

    mos seguro.Hasta qu punto lo sabemos seguro?Seguro del todo, oh gran magnate, pero dicen los rumores

    que su hermano, que es un genio, ha conseguido que Israel fir-

    me unos preacuerdos ligados a unas importantes concesionesque, lamento decirlo, slo l conoce. Ya sabe lo cauteloso quees... Al parecer, lo que han firmado es como un acuerdo prenup-cial. En cualquier caso, confe en m. Irn va a aceptarlo e Israello aceptar la semana prxima. Estaremos en antena dentro dediez minutos.

    Jontil Purvis puso la mano en el brazo de Jason con gesto

    tranquilo.La central de VOX est en lnea, seor. Lo esperan abajo.Jason apag el pequeo televisor y luego se abri paso por la

    atestada sala de baile y el bar hasta las escaleras de caracol quellevaban a la cubierta inferior, que era la zona de los ejecutivos.Al llegar ante una puerta forrada de cuero, se detuvo.

    Lily le dijo al sistema.Verificacin de la palma de la mano.

    Jason levant la mano, la puso ante el lector y, al cabo de unsegundo, la puerta se abri. Se acerc a la gran hilera de televiso-res que llenaba una de las paredes de la cubierta.

    El controlador de la transmisin puls un botn y la emiso-ra de la VOX en Manhattan apareci en el aire.

    Jason vio a docenas de jvenes productores, recin salidosde la escuela de periodismo, entrando y saliendo de la transmi-

    sin con ceds de vdeo en la mano y gritando instrucciones porel telfono mvil. Un chico de veinticinco aos, con el broncea-do tpico de la Costa Oeste y el pelo largo y con mechas, apare-ci en la pantalla.

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    Hola, jefe. Vamos a conectar en directo con su hermanoen cualquier momento.

    Ms volumen. Jason lanz la chaqueta al lujoso sof decuero y se subi las mangas de la camisa despacio, sin apartar losojos de los rtulos que pasaban por la parte inferior de la pan-talla.

    Jontil Purvis se qued en el umbral mirando a su jefe atenta-mente. Llevaba veinte aos en el negocio y todava se emociona-ba cuando consegua una entrevista en exclusiva y en directo.

    Jason De Vere se encontraba en su elemento.Jason mir mientras Nueva York se conectaba.

    Diez, conexin, nueve...Jason, tenemos China...Dnde est Al Jazira? grit Jason ante el micrfono.Al Jazira acaba de conectar, Jason...Entr un ejecutivo delgado y con aire de haber estudiado en

    una universidad elitista. Pareca alborozado.Todo el mundo est desesperado por divulgar el vdeo:

    Reuters, Associated Press, la CNN, la ABC.Nosotros ganamos dinero murmur Jason. Bien, queestn desesperados est bien.

    Y la BBC?Ahora conectaremos con Londres y enlazaremos con

    Mel, en Tehern.Melanie Kelly, corresponsal en Oriente Prximo, visible en

    dos de las pantallas de vista previa, se llev la mano al auricular.Clay est terminando de poner el micro al presidente. Es-

    taremos listos dentro de ocho.Jason mir alborozado a Melanie en la pantalla del televisor.Junto a ella estaba Adrian De Vere, que acababa de jurar el

    cargo como presidente de la Unin Europea.Decidle hola a mi hermano pequeo murmur ante el

    micrfono.

    Lo haremos, jefe.Jason no poda apartar los ojos del televisor. En la pantalla

    de la vista previa, Adrian sonri y levant la mano en seal dereconocimiento.

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    Pregntale si Israel ya est en el saco.Adrian asinti y levant el pulgar en seal de triunfo.

    Jason sacudi la cabeza, sonri y extendi la mano haciaJontil Purvis. sta le haba preparado un whisky y se lo dio. Ja-son lo cogi, bebi un trago y se concentr en el presentador delas noticias de Nueva York, que retransmita desde los estudiosde la VOX en Manhattan.

    Tenemos noticias de que, hace una hora, en Tehern, seha fijado una fecha para la firma del tratado de paz ms frgil dela historia del Occidente, el acuerdo de paz que pondr fin a laTercera Guerra Mundial, el Acuerdo Ishtar para Oriente Pr-

    ximo.Jason se sent en el sof sin apartar los ojos de la pantalla.Lo firmarn los principales contendientes de la guerra nu-

    clear ms sangrienta de la historia, la guerra ruso-panrabe-is-rael: Irak, Irn, Siria, Turqua y Egipto, as como Rusia, Israel,Estados Unidos y la Unin Europea.

    Ahora cedemos la palabra a Melanie Kelly, jefa de corres-

    ponsales de la VOX en Oriente Prximo, que nos habla en di-recto desde Tehern.La cmara enfoc un primer plano de la rubia y delgada Me-

    lanie Kelly.Aqu, conmigo en Tehern, se encuentra el principal ne-

    gociador del acuerdo en representacin de las Naciones Unidasy nombrado recientemente presidente del superestado europeo.Con slo treinta y nueve aos de edad, muchos lo comparancon John F. Kennedy. Con ustedes, Adrian De Vere.

    La cmara enfoc a Adrian De Vere y Jason se puso en pie,alborozado.

    ste es un da histrico para Oriente Prximo...Adrian esboz una radiante sonrisa con su acostumbrada

    expresin serena y relajada.... y para el mundo.

    Jason estudi a su hermano. El rostro de Adrian tena unasproporciones perfectas para la cmara. Era un rostro fuerte, cin-celado, de pmulos altos. Casi hermoso. Su aspecto era urbano,refinado. Tena un pelo negro azulado que le rozaba el cuello de

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    un traje de corte perfecto y luca su habitual bronceado cari-beo.

    Jason frunci el entrecejo.Los dientes de su hermano se vean distintos, de un esmalte

    perfecto y ms blanco. Sin lugar a dudas, aquello se deba a la in-fluencia de Julia. La empresa de relaciones pblicas que acababade crear haba conseguido dos clientes famosos en menos de dossemanas, el equipo nacional de ftbol de Inglaterra y Adrian DeVere, recin nombrado presidente de la Unin Europea. Jasonarrug la frente. Despus de veinte aos de matrimonio, se en-orgulleca del hecho de que, hasta el divorcio, se haba resistido

    tercamente a los intentos de Julia para que cambiara de estilo.Aun as, tena que admitir que, gracias a los esfuerzos de JuliaDe Vere, Adrian era ahora el eptome de un astro cinemato-grfico.

    Tanto Oriente como Occidente han anhelado que llegueel da en que podamos estar tranquilos sabiendo que nuestrasfamilias y las generaciones futuras no tendrn que sufrir ms la

    amenaza de una guerra nuclear, de terroristas suicidas, de rehe-nes que terminan asesinados. Adrian dud unos instantes.Los hijos de Oriente y los hijos de Occidente ya no morirnms en combate.

    Jason sacudi la cabeza. Haba que reconocerlo: en toda lahistoria de la televisin, ningn poltico, presentador o estrellade cine haba logrado nunca una conexin personal tan intensacon los telespectadores.

    Era instantnea. Era hipntica. Era claramente cautivadora yle sala sin esfuerzo.

    Adrian De Vere era la nia de los ojos del pblico televiden-te internacional. Durante las dos legislaturas en que haba sidoprimer ministro britnico haba ocurrido lo mismo. Daba lomismo que los espectadores fuesen iraques, sirios, alemanes, in-gleses, americanos, chinos o franceses. Todos lo consideraban su

    padre, su hijo, su hermano, su vecino, su amigo... Jason sacudila cabeza con incredulidad. Era quien ellos queran que fuese.

    Bebi otro largo trago y apur el whisky. De repente, se fijen el titular de la seccin de negocios delNew York Times. Re-

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    zaba: En 2021, el Producto Interior Bruto en Europa doblarel de Estados Unidos.

    Hermanito... Hermanito mo murmur con los ojos fi-jos en la pantalla. Eres el hombre ms poderoso de Occidente.

    NickDiciembre de 2021Soho, Londres

    Nick De Vere se recost en el silln rojo de piel de cocodri-

    lo. Era atractivo, casi guapo, con unos inteligentes ojos grises,una nariz aguilea y unos pmulos altos. Sus hermosos cabe-llos, aclarados por el sol, le rozaban el cuello de la chaqueta decuero.

    Bebi un trago de su caf, disfrutando de la elegancia de lainterminable clientela de ejecutivos de A & R, productores dede discos, artistas y los habituales aspirantes a estrellas del rock

    que se arremolinaban alrededor de la barra del bar.El Soho. Londres de noche.La ciudad haba recuperado su ambiente tras el final de la

    Tercera Guerra Mundial.Londres haba vivido bajo la amenaza de la aniquilacin nu-

    clear por parte de Irn y Rusia durante ocho interminables me-ses. El almacn de armas nucleares de Aldermaston, a menos decincuenta kilmetros de la ciudad, y la base de submarinos nu-cleares de Faslane, en Escocia, haban sido arrasados por el equi-valente ruso de una mini bomba nuclear B61-11. En cuanto aManchester y Glasgow... Nick suspir.

    Todo el mundo estaba muy nervioso esperando la ratificacindel Acuerdo Ishtar pero, tenindolo todo en cuenta, la semanaanterior los teatros haban reabierto al pblico e innumerablesagencias de creacin de contenidos, sellos discogrficos, estudios

    de posproduccin y de grabacin funcionaban ya a pleno rendi-miento.

    En el barrio del Soho, era como si no hubiese sucedido nada.Nick se apart un mechn de flequillo rebelde que siempre

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    le caa sobre sus ojos grises y observ el restaurante de la plantabaja. Su innato sentido de arquelogo se haba puesto en mar-cha. El hotel boutique haba sido construido a partir de dos ca-sas seoriales del barrio del Soho, antao ocupadas por el MI5.Tena cine privado y azotea ajardinada. Los taburetes de la barraeran de poca y combinaban cuero y metal. Las paredes estabancubiertas de tejido adamascado.

    Observ las caras de la entrada en busca de Klaus von Hau-sen. De momento, no haba ni rastro del delgado y elegante ex-perto en antigedades. Von Hausen, fiel a su herencia germana,era muy quisquilloso con la puntualidad y el detalle. Era el con-

    servador ms joven del departamento de Oriente Prximo delMuseo Britnico y supervisaba la mayor coleccin del mundode antigedades asirias, babilonias y sumerias. Por telfono,Klaus se haba mostrado desacostumbradamente cauteloso.Cuando tomaran algo juntos, Nick averiguara qu le ocurra.

    Cerr los ojos. En su expresin haba una rara tranquilidad.No haba rastro de los entrometidos paparazzi britnicos que

    lo acosaban permanentemente. Hoy les haba dado el esquinazo.Cuatro aos atrs, cuando tena veinticuatro, Nick De Vere, bri-llante arquelogo, heredero de las dinastas financieras y petrole-ras y tambin icono de la cultura pop londinense, haba sidonombrado sexsymboldel ao, agasajado por todas las revistas dela prensa rosa de Occidente. Observ la hilera de televisores col-gados sobre la barra de cuero granate del bar. Todos mostraban elfamiliar logo de la VOX en el ngulo superior derecho.

    La VOX. La monoltica empresa de comunicaciones valo-rada en miles de millones de su hermano mayor.

    Nick suspir.Jason, pens.Jason no le haba perdonado nunca el accidente.Dej la taza de caf y la cambi por el vaso de cerveza John

    Smith que tena a su izquierda.

    En realidad, l tampoco se perdonara nunca a s mismo.Lily De Vere, la hija de siete aos de Jason, haba quedado in-

    vlida para siempre. Julia, como si fuera la hermana mayor queno haba tenido nunca, lo perdon al instante. Pero Jason, no.

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    Jason no haba vuelto a hablar con l desde ese da. El joven yrico playboy haba ahogado sus penas y una parte importante desu desmesurado fondo fiduciario en una serie de exclusivos clu-bes privados desde Londres a Roma, pasando por Montecarlo.

    Sus devaneos haban salido en las portadas delNews of theWorldy del Sun, para vergenza de su padre, desesperacin desu madre y autntico horror de su hermano mayor.

    Su padre, James De Vere, estrictamente aferrado a las tradi-ciones, haba descubierto su aventura con Klaus von Hausen yhaba congelado el fondo fiduciario de Nick antes de sufrir unataque cardaco mortal.

    Y ahora Nick tena el sida. Una noche como muchas: el sexo,la herona, la adrenalina de salir a ligar.

    Nick De Vere agonizaba.Eh! Alguien con un leve acento alemn se entrometi

    en sus ensueos.Klaus hundi su alto y magro cuerpo en el otro silln de piel

    de cocodrilo, enfrente de Nick. Su relacin haba sido intensa,

    pero de breve duracin. Sin embargo, seguan siendo ntimos.Hola murmur Nick. Me alegro de verte.No puedo quedarme mucho rato. Klaus consult su re-

    loj. Tengo que hacer las maletas. Me han ascendido.Nick arque las cejas.Una excavacin clasificada en Oriente Prximo. Klaus

    acerc el silln al de Nick. Han descubierto un antiguo obje-to histrico de importancia internacional. Mira, Nick, no s dequ se trata aadi bajando la voz, pero es algo extraordi-nario, eso seguro. El MI6 y la Interpol estn implicados. Frun-ci el entrecejo. Hoy han venido al museo. Y est involucra-do el Vaticano.

    Y no sabes dnde? quiso saber Nick.En Irak, Siria o Israel. Klaus sacudi la cabeza. Los

    orgenes de la civilizacin. S cmo trabajan. El lugar ser secre-

    to hasta mi llegada a l.Los ojos de Klaus brillaron de emocin.Nada de mviles, ni ordenadores porttiles. No podr co-

    municarme con nadie hasta que regrese a suelo britnico.

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    Y eso, cundo ser?Estar all el tiempo que sea necesario. Hizo una sea a

    una camarera y le pidi un caf. Y t, cundo te marchasa Egipto?

    Maana respondi Nick. Har noche en Alejandra yluego me reunir con St Cartier en el monasterio.

    Ah, Lawrence St Cartier. Klaus arque las cejas. Elenigma...

    Se volvi hacia la hilera de televisores que haba sobre la barra.Parece que tu hermano ha logrado sentar a los iranes a la

    mesa de negociacin. Ha salido en todos los noticiarios.

    Nick mir las seis pantallas. En todas aparecan las atractivasfacciones angulares de Adrian De Vere.

    Gracias a Dios. Me alegro mucho por Adrian murmurNick.

    Klaus pos la mano con suavidad en el frgil antebrazo deNick.

    Sigue pagndote la medicacin?

    La medicacin, las clnicas, mis apartamentos en Monte-carlo, Londres, Los ngeles, el Ferrari... Me ha salvado la vida.Literalmente. Esta semana me llegar el dinero jordano y vol-ver a ser econmicamente independiente. Dios mo Nicksacudi la cabeza, pap nos odiaba a ti y a m. Odiaba nues-tra relacin.

    Son cosas del pasado, Nicholas dijo Klaus con dulzu-ra. Lo que tenemos que conseguir es que te pongas fuerte. Yasabes que puedes contar conmigo para todo lo que necesites.

    Gracias, Klaus. Nick esboz una dbil sonrisa. Siem-pre has sido el mejor.

    Cmo est la princesa, la jordana?Las cosas van bien respondi en voz baja.En serio?Completamente en serio respondi Nick tras beber un

    trago de su cerveza.Y Jason?Ya conoces a Jason. Nick se encogi de hombros. Yo

    no existo.

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    Te han dado seis meses de vida. Ni siquiera una llamadatelefnica... Klaus se encogi de hombros, visiblemente dis-gustado. Es l quien tiene el problema.

    Volvi a fijarse en las pantallas de televisin.En Alemania llaman Der Wunderkinda Adrian aa-

    di. Incluso mi abuela en Hamburgo. Lo que ocurri en Ber-ln fue tan horrible... Se interrumpi y sacudi la cabeza contristeza.

    Eh, suban el volumen! grit un ejecutivo de A&R malafeitado y con un reluciente traje negro que le quedaba muyajustado.

    Nick lo mir intrigado y en el restaurante se hizo el silencio.Todos los ojos estaban clavados en Adrian De Vere, ex pri-

    mer ministro britnico.Por primera vez en la historia del mundo desde Hiroshi-

    ma, grandes ciudades han sufrido la destruccin total de un ata-que nuclear.

    La voz de Adrian era muy tranquila aunque sonaba firme.

    Mosc, San Petersburgo, Novosibirsk, Damasco, TelAviv, Mashad, Tabriz, Alepo, Ankara, Riad, Haifa, Los ngeles,Chicago, Colorado Springs, Glasgow, Manchester, Berln... Lalista es interminable.

    Dud unos instantes.Ciudades enteras han quedado borradas de la faz de la tie-

    rra. Comunidades, familias, padres, madres, hijos, hijas. Suscuerpos han quedado reducidos a cenizas.

    Adrian mir directamente a la cmara y en el restaurante sehizo el silencio.

    El mes prximo, se firmar en Babilonia un pacto entreRusia, los pases rabes, las Naciones Unidas, la Unin Euro-pea e Israel. Un pacto de desarme nuclear que tendr una vi-gencia de cuarenta aos. La primera fase, el Acuerdo Ishtar, quedurar siete aos, se firmar en Babilonia. Es mi aspiracin per-

    sonal ms ferviente. Con esto quiero decir que estoy decidido...Hizo una pausa. Permtanme que lo repita, estoy deci-dido...

    Sus ojos brillaron con gran pasin e intensidad.

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    ... a que bajo la gua y la proteccin de la recin fundadaFuerza de Defensa Militar de la Unin Europea, y bajo mi lide-razgo como presidente de la Unin Europea, la amenaza deguerra nuclear entre Oriente y Occidente desaparezca no slodurante una generacin sino para siempre.

    Adrian De Vere hizo una nueva pausa.No se me ocurre una manera mejor de terminar este co-

    municado que citando al trigsimo quinto presidente de Es-tados Unidos. Del discurso de John F. Kennedy el 10 de juniode 1963 en la Universidad Americana:

    Qu clase de paz queremos? Qu clase de paz busca-mos? No una Pax Americana impuesta al mundo por lasarmas blicas americanas. No la paz de los cementerios nila seguridad del esclavo. Hablo de paz autntica, esa clasede paz gracias a la cual merece la pena vivir la vida en la tie-rra, la clase de paz que permite a los hombres y a las nacio-nes crecer y tener esperanza y construir una vida mejor

    para sus hijos. No slo paz para los americanos, sino pazpara todos los hombres y mujeres, no slo paz en nuestrosdas...

    Adrian mir directamente a la lente de la cmara. Sus ojosazul zafiro transmitan determinacin.

    ... sino paz para siempre.Asombrado, Nick vio que todos los presentes miraban a

    Adrian con admiracin.El pblico britnico, crtico y a menudo escptico, segua

    todas y cada una de sus palabras.Nick sacudi la cabeza, sorprendido.Su hermano mayor era, en aquel momento, el personaje p-

    blico ms influyente del mundo civilizado.Nick haba prometido a Adrian que ira a visitarlo cuando

    regresara de Egipto.A la maana siguiente, hara la reserva del billete de avin.

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    Lorcan de Molay esbozaba una lenta sonrisa ante el televisor.Cuando el Acuerdo de los Hombres se haya formado

    murmur. Y cuando las Puertas de Sin se mantengan fir-mes... El Primer Sello se romper... La Tribulacin ocurrir...

    Dio una profunda calada a su cigarro.Faltan tres semanas para que se firme el acuerdo en Babi-

    lonia. Puls un botn del mando a distancia y la cara deAdrian De Vere desapareci de la pantalla. Tres semanas has-ta que se rompa el Primer Sello de la Revelacin murmur,volvindose hacia los presidentes de Irn y Siria.

    Kester von Slagel se situ a su lado.

    Todo va segn el plan trazado, excelencia. Pronto, este pe-dazo de tierra cuarteada dejar de ser la espina que lleva clavada.

    De Molay sali a la terraza de la suite presidencial del hotelRey David y el glido viento de poniente que soplaba en Jerusa-ln le alborot el cabello negro azabache.

    Se envolvi en su chaqueta y dirigi la mirada ms all delMuro Oeste y de Jerusaln Este, ms all de la Ciudad Vieja en

    direccin a una rocosa y anodina loma que se elevaba en el ladonorte. Era el Glgota.Vencera al Nazareno en su propio terreno. La ltima gran

    batalla.En sus labios se dibuj una dura y prieta sonrisa.En Jerusaln.

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    Hermanos

    2021Monumento a LincolnWashington DC

    Miguel envolvi su cuerpo delgado e imperial en su capa

    jade y, por octava vez en menos de una hora, ote el horizontecon sus facciones imperiales encajadas.Gabriel estaba unos pasos detrs de l. Una rara intensidad

    iluminaba sus ojos gris claro. El viento que se haba levantadoagitaba sus rizos de color platino.

    El intenso aroma del incienso impregnaba el aire.Miguel frunci el entrecejo. Por all, subiendo la escalinata

    de palacio a grandes zancadas y dejando atrs las monolticascolumnas estriadas que se alzaban sobre los prticos, vena unsacerdote. Con los cabellos recogidos en una nica trenza, ves-ta la sotana negra de la orden de los jesuitas.

    Lucifer levant la mano en un saludo a sus hermanos.Me he convertido declar y dirigi una sonrisa desqui-

    ciada a Miguel. Soy un soldado de Cristo.Miguel le lanz una mirada torva.

    Lucifer se detuvo bajo la inmensa estatua sedente de Abra-ham Lincoln. Su metro ochenta de estatura quedaba empeque-ecido ante la escultura tallada en mrmol blanco de Georgia.

    Todo su cuerpo empez a transformarse en lo que parecan

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    billones de tomos que irradiaban a la velocidad de la luz mien-tras seis monstruosas alas serficas surgan de sus hombros y seirgui, imperial, hasta los tres metros de estatura. Era Lucifer, elserafn, el arcngel cado.

    Miguel observ a su hermano mayor, todava esplndido.Las facciones de Lucifer, talladas en alabastro, resultaban

    casi irreconocibles a causa de las cicatrices sufridas en la cadaal trrido infierno tras su expulsin del Primer Cielo. Sin em-bargo, aquella noche, baado por la suave luz de la luna deWashington D.C., su belleza hechicera de haca eones era ex-traamente visible en la frente ancha y marmrea, los pmulos

    altos imperiales y la nariz patricia. Se haba soltado las trenzasdel pelo, de un brillante negro azabache. Desprovista de lascintas de oro que las sujetaban, la melena le llegaba ya hasta lacintura.

    Lucifer sostuvo la mirada de Miguel con arrogancia. De re-pente, apart de su rostro los largos cabellos de ala de cuervo, sevolvi y levant la vista hacia el decimosexto presidente de Es-

    tados Unidos, que contemplaba con aire pensativo la PiscinaReflectante que se extenda al este.Tras dedicar una teatral reverencia a Lincoln, Lucifer bati

    las alas y se alz hacia los cielos del amanecer de Washington.Los diamantes de hielo de su capa blanca de terciopelo destella-ban fuego y en las comisuras de sus labios llenos y apasionadosse dibujaba una sonrisa perversa.

    Tengo un sueo... exclam y su voz cultivada reson enel Templo Drico. Sueo con que un da todos los valles serncumbres y todas las montaas y colinas sern llanos... conti-nu mientras observaba a Miguel con el rabillo del ojo ...conque los sitios ms escarpados sern nivelados y los torcidos sernenderezados.

    Avanz hasta el borde mismo del monumento y contemplla Piscina Reflectante mientras las repentinas rachas de viento

    del Atlntico agitaban las vestiduras de seda ail que llevaba de-bajo de la capa.

    Que repique la libertad desde la Montaa de Piedra deGeorgia!

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    Que repique la libertad desde las Rocosas cubiertas de nie-ve en Colorado!

    Que repique la libertad desde cada pequea colina y mon-taa de Misisip! En cada ladera y cada cuesta, que repique la li-bertad.

    Esboz de nuevo aquellasonrisa suya desquiciada, se volvicon un gesto ceremonioso y se dirigi hacia Gabriel.

    Y cuando esto suceda, hermano... Lucifer agarr porlos hombros a Gabriel con las dos manos y habl con voz suave,pero cargada de intensa emocin, cuando repique la libertad yla dejemos repicar en cada aldea y en cada casero, en cada esta-

    do y en cada ciudad...De pronto, solt a Gabriel bruscamente, cerr los ojos, alz

    su rostro imperial al cielo y aadi, con la misma emocin:Podremos acelerar la llegada del da en que todos los hi-

    jos de Dios, negros y blancos, judos y gentiles, protestantes ycatlicos, puedan unir sus manos y cantar las palabras del viejoespiritual negro: Libres al fin! Libres al fin!

    Guard silencio un minuto, inmvil, y luego se volvi a Mi-guel con una mueca burlona e irreverente en el rostro.Gracias a Dios omnipotente, somos libres al fin!A continuacin, con una reverencia ceremoniosa, Lucifer

    concluy:A Martin Luther King, a cuya sombra simblica me co-

    bijo.Una espina que tienes clavada, me parece dijo Gabriel

    con una mirada torva.Una pa, Gabriel, es cierto. Pero me deshice de ese agita-

    dor demagogo. En cuanto a Lincoln continu, dedicando unareverencia a la estatua, su papel moneda se convirti en unverdadero impedimento para crear un banco central. Se hizofundamental quitarlo de en medio.

    Como hiciste con John F. Kennedy y tantsimos ms. Ga-

    briel entrecerr los ojos.Recompenso a la elite con poder y ellos me sirven sin va-

    cilar. La Estirpe de los Hombres vende su alma indiscriminada-mente. Lucifer se encogi de hombros. Poder, riquezas, re-

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    servas, valores... Titube un instante y, lanzando una sonrisadepravada a Miguel, aadi:... sexo.

    Eres despreciable.Lucifer avanz hacia l.Ah, Miguel, mi mojigato hermano...No todos sucumben replic Gabriel, dirigiendo una

    nueva mirada a Lincoln.Lucifer sonri con un fuego perverso en los ojos.Noventa y nueve sucumben. Al centsimo lo extermina-

    mos.Te engaas a ti mismo, hermano. Miguel lo mir con

    frialdad. Tu reino concluy en el Glgota. El Nazareno te dioall un golpe de muerte.

    Pero hoy nadie aprecia lo que sucedi all, Miguel repli-c Lucifer con aire condescendiente. Durante los ltimos dosmil aos, me he ocupado a conciencia de que el sacrificio delGlgota se convirtiera en un simple mito para dbiles y confu-sos. Para nios de parvulario. Salvo que, gracias a mis fervientes

    discpulos, ni siquiera los nios de parvulario rezan ya al Naza-reno.Solt una risotada de desprecio y dirigi la mirada, ms all

    del agua y del monumento a Washington, al edificio del Capito-lio que se alzaba al fondo.

    Su influencia se desvanece murmur. Borrar Sunombre y Su rostro del recuerdo de la Estirpe de los Hombrespara siempre. Como he hecho ya con Europa, pondr de rodi-llas a Amrica.

    Miguel alz una misiva con el sello real de la casa de Jehov.Jehov ofrece misericordia.Lucifer contempl con desprecio la misiva que sostena su

    hermano y clav la vista en su clara mirada esmeralda.Misericordia? repiti y torci el gesto, sin saber qu

    decir, por una vez.

    Si t y los cados abandonis vuestros planes de aniquilarla Estirpe de los Hombres. Miguel apart la mirada.

    Su compasin inagotable es infinitamente ms de lo quemereces, Lucifer intervino Gabriel con voz severa.

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    Bla, bla, bla. Lucifer recuper el aplomo al momento yen sus labios apareci una sonrisa despreciativa. Ya veo quehoy me acompaan los monaguillos.

    Le arranc la carta de las manos a Miguel y rasg el sello delacre. La ley por encima y luego se volvi, buscando con la vis-ta el rostro de Gabriel. ste le sostuvo la mirada, asinti e incli-n la cabeza.

    Lucifer anduvo de nuevo hasta el borde de la escalinata y di-rigi la vista al cielo de la ciudad, ms all de la Piscina Reflec-tante y del monumento a Washington, cuya luz roja en lo altodestellaba bajo la claridad del amanecer.

    Permaneci all largo rato, de espaldas a sus hermanos, conla mano cerrada con fuerza en torno a la misiva. Finalmente, ha-bl.

    Ofrece misericordia... dijo en un susurro, pero lsabe mejor que nadie que hace mucho tiempo que no hay reden-cin para m. Est tentndome. Sus ojos escrutaron el cielo.Decidle a mi padre que la nuestra es una guerra a muerte. Com-

    batir. En cualquier lugar. En cualquier oportunidad. Nunca merendir.Miguel se lo qued mirando largo rato. Sus fieros ojos ver-

    des taladraron la espalda de Lucifer.Entonces, es la guerra, hermano dijo.Lucifer guard silencio. Por ltimo, se volvi.Y hubo guerra en el cielo! exclam. Volvi sus faccio-

    nes imperiales cubiertas de cicatrices hacia el firmamento congesto exttico y continu: Miguel y sus ngeles combatieronal dragn; y el dragn combati contra l y sus ngeles. Es laversin del rey Jacobo. Abri un ojo y aadi: La frase tie-ne bastante estilo, no te parece?

    Mir a Miguel con una media sonrisa en los labios. Miguel lesostuvo la mirada, furioso.

    Y no prevaleci replic, apretando los dientes.

    Una guerra entre dos hermanos. Una cosa as... Luciferse acerc ms a Miguel y susurr: Una cosa as no deberaproducirse nunca. Sujet a su hermano por el hombro y acer-c los labios a su odo. A nosotros, hermanos, prncipes celes-

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    tiales... A nosotros, menos que a nadie, no debera exigrsenosnunca que elijamos. El rostro de Lucifer se contrajo en unamscara de desdn. Estruj la misiva entre sus dedos y sise:Esa exigencia es malvola. Muestra Su debilidad. Su taln deAquiles. Es, precisamente, la razn por la que debera desocu-par el trono... el trono que me propongo alcanzar, Miguel.

    Miguel apart la mano de Lucifer de su hombro.Eso suceder el da que el infierno se hiele mascull.Lucifer hizo una burlona reverencia en consideracin a su

    hermano.Dile a Jehov... murmur y el viento llev su voz hasta

    Miguel... que todava puede rendirse a m, si quiere. Se fro-t la barbilla y continu: Quizs incluso le ofrezca miseri-cordia.

    Entonces, se volvi bruscamente a Gabriel y aadi con unsiseo:

    Pero al Nazareno, no!Lade la cabeza un instante y mir a sus hermanos resuelta-

    mente.No, no habr rendicin respondi, con inopinada frial-dad. Mi plan para aniquilar la Estirpe de los Hombres estmucho ms avanzado de lo que Jehov se atreve a reconocer. Eneste mismo instante, mi hijo se alza entre las filas de los liberti-nos y caprichosos pasillos del poder poltico. Se envolvi ensus ropajes de terciopelo y aadi: Ya me informaris decundo ser nuestra guerra.

    Recibirs una misiva de la Corte Celestial respondiMiguel con la misma frialdad.

    En medio de la Tribulacin... La voz de Gabriel sonapagada. Cuando el Hijo de la Perdicin rompa su pacto conIsrael, la guerra entre Miguel y el dragn estar cerca. Taladra Lucifer con la mirada y aadi: Perders, Lucifer, comoperdiste en el Glgota.

    Con los ojos entrecerrados, Lucifer observ las faccionesperfectas de su hermano.

    Eso, mi pueril hermano menor, est por ver... Se envol-vi en la capa y se volvi. Decidle a Nuestro Padre que, si

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    pierdo, instaurar un reino en su territorio. Una sede de poderen medio de ellos. Babilonia. Aunque Washington aadi,encogindose de hombros posee cierto atractivo inmaduro...En cualquier caso, Miguel, crear el caos entre la Estirpe de losHombres.

    Miguel observ a Lucifer mientras ste avanzaba hasta elborde mismo del monumento.

    Antes de que se abra el Primer Sello anunci sin alzar lavoz, sers convocado mediante una Misiva Real a presenciarla lectura de la Doctrina de la Ley Eterna en relacin con los Sie-te Sellos de la Revelacin.

    Espero Su llamada respondi Lucifer. Un fuego oscuroy malvolo brillaba en sus ojos. Seis monstruosas alas serficasnegras se alzaron en su espalda y, ante la mirada de sus herma-nos, se esfum a la velocidad de la luz en la claridad del cielo so-bre la capital.

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    Saqueadores del Arca

    Monte del TemploJerusaln

    El entorno del Monte del Templo bulla de actividad. Filasde relucientes vehculos con las siglas de la ONU en azul to-

    do terrenos, camiones y helicpteros rodeaban el permetrodel monte. Se haba procedido a evacuar una zona de un kilme-tro y medio alrededor de ste y se haba dividido el terreno ensecciones mediante vallas altas de alambre de espino, y unasfuerzas armadas especiales con los conocidos cascos azules de laONU vigilaban el permetro con sus perros pastores alemanes.Dentro del rea ocupada, funcionarios de alto rango israeles,palestinos y de la ONU hablaban sucintamente. Ms cerca de laexcavacin exista una segunda zona acordonada.

    La reliquia sagrada estaba al descubierto bajo un toldo, so-bre un estrado levantado en el centro de esa segunda zona. Aho-ra era plenamente visible.

    Era un cofre adornado, de unos cinco palmos de largo y tresde alto, de madera chapada en oro. Un canto de oro decoradorecorra toda la tapa y en las cuatro esquinas haba unos aros

    por los que se podan pasar unas prtigas para transportarlo.En la tapa haba dos figurillas de ngeles querubines de orobatido colocadas de frente, con las alas extendidas hacia elotro.

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    Ocho arquelogos tomaban meticulosas medidas y las com-paraban con unos diagramas.

    El padre Alessandro, un sacerdote y cientfico de pelo cano-so llegado del Vaticano, observ el enorme sello de oro que ce-rraba el cofre.

    El sello de Daniel susurr y movi la cabeza de un ladoa otro con asombro y admiracin.

    Klaus von Hausen observ atentamente al sacerdote desdeel otro lado del cofre y dio un paso hacia l.

    Qu dice, padre? dijo, frunciendo el ceo.El sello de Daniel repiti el padre y busc la mirada cla-

    ra de Klaus. Fjese, mire con atencin.Klaus examin con fascinacin el grabado de los cuatro jine-

    tes y volvi a mirar al padre Alessandro.Los Cuatro Jinetes del Apocal