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de producirse e inquirir persistentemente cuáles son las leyes que los gobiernan.
En segundo lugar, ·modestia. Nunca penséis que ya lo sabéis todo. Por muy alto que es os elogie, tened siempre el valor de deciros: soy un ignorante.
No permitáis que la soberbia se posesione de vosotros. Por ella os haréis obstinados para no estar de acuerdo con aquello en que es necesario,
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rechazaréis el provechoso consejo y la amistosa ayuda y dejaréis de tomar la objetividad como tiPQ.
En tercer lugar, pasión:. Recordad que lo que la ciencia espera de un hombre es toda su vida, y
que si dos vidas tuviéscis, ni eso os sería suficiente. Sed apasionados en vuestro trabajo y en vuestras investigaciones.
EL FRACASO DE . LA ''U. S. P. n
Por
OCTAVIO K BUSTAMANTE
(Se alza el telón de fmzdo, y el escenario se convierte en el salón de sesiones de la "Unión Sindical de Personajes''.)
MAGNUS.-Buenas noches.
PIERROT.-Bien venida sea Su Majestad. (A Romeo, presentándolos). Tengo el honor de presentarte a Magnus, poderoso monarca de Inglaterra.
ROMEO.-(Sin levantarse, pero am.ablemente). Tánto gusto. Romeo Montesco, para servirle.
~IAGNUS.-No se moleste, joven, siga usted sentado.
PIERROT.-El Rey quiere decir que te pongas de pie. N o seas irrespetuoso.
ROMEO.-¿ Para qué? Resulta más útil que tome asiento Su Majestad.
MAGNUS.-(A Romeo) . Gracias. (Se sienta en la silla del escritorio). Ya veo que usted sabe tratar a los monarcas democráticos.
ROMEO.-(A Pierrot). Ya lo has oído. Siéntate.
PIERROT.-(Se sienta junto a Romeo). De todas maneras, es el Rey.
MAGNUS.-Tiene razón este joven Romeo. T .os reyes demócratas siempre somos los últimos en sentarnos. Estamos acostumbrados a ser gobernados por nuestros súbditos. . . representados por el Primer Ministro. ¿He sido el primero en llegar?
R.OMEO.-Sí, Majestad.
Nueva Tragedia de Rome.o '}; Julieta
Fragmento de una escena
MAGNUS.-Lo de siempre ... No tendré más remedio que esperar.
PIERROT.-Puntualidad inglesa, Majestad.
MAGNU$ . ...,.--Mala costumbre inglesa. La única que desentona con el chic inglés.
PIERROT.-(Al ver el reloj, se levanta apresuradamente). Y o no soy inglés. Pero tengo que llegar a tiempo de matar a Colombina.
MAGNVS ;-(Sorprendidísimo). ¿A tiempo de qué?
PIERROT.-De matar a Colombina. Buenas noches. (Sale disparado).
ROMEO.-(Viendo que Magmts d1tda de haber oído). Va a matar a su amante. Es una costumbre latina, Majestad.
MAGNUS.-¡ Es inaudito! Pero si es una costumbre, está muy bien. Ahora dígame, joven Romeo: aunque conozco fundamentalmente el objeto de la cita y tengo instrucciones de mis electores ...
(Romeo se levanta y camina hacia el escritorio, para estar más cerca de Magnus.
La entrada del Emperador ! ones y Otello, interrumpe a Magnus. El Emperador ! ones, que lleva una gorra como las que usan los negros de pullman, no se descu bre) .
OTELLO.-(Cortés). Buenas noches.
EMPERADOR JONES.-(Siempre habla con brusquedad). ¿Quién es aquí Romeo?
ROMEO.-Para servir a usted,
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E lP • RAD R JO. rE._ .-Sepa usted que yo oy 1 Emperador Jone·. (Sriíalamlo a Otello).
E te mor uito e mi ami •o Ot 'llo. (Seiialando a tag1 rts). Y aquél, ¿quién e ?
O.IFO.-E • lagnu , Rey el • Inglat rra. (. 1 1 agntt , que -z·isiblcmellte moles/o por la rudc::a
tlrl limpcrador, ji11ge indífLrt11cia.-Scíiala rcspeclivame~~tc al Bmperador y a Otrllo . Aquí t iene u t , • 1ajc ta , otro rey. E te Luen hombr •, tipo p na! d hombre honrado n l' tado peligro o, t mbi ~~~ u matar a u muj r.
por
1 ien dich .
to! IIe ido
( Rl Enrptrador J onrs /tace ademán de dar tm
uper·flll a .\! agmts, pero se contiene ron desprecio. ro parpad a 11 majestad inglesa).
• IPER DOR JO. ~E .-:'.lira. Rey blanco: no t desbarato para que no e de-integre el quórum. Pcr sabría. lo que valgo i intenta ras correr, . iquíera en tu R 11-Rovcc v a través de las calle d Londrc .. lo que )·o !;u be de correr a pit y a travé· de la . !va tropicales. ¡Yo fuí poliz 'n do· años ante· de cr emperador ! ( .ll ag-111/S ríe a carcajadas). ¿ 1 ·o lo cree ?
lAG ·u .-(Todat•ía ric11do). · ted e un rey negro y me llama "r y blanco", como . i e luviéramo jugand ajedrez. P ·ro yo le ganaría la partida i u t d corriera a pi y yo en automóvil. E~ e todo.
EMPERADOR JONES.-(A todos, con desprecio). Bah . . . Estos reyezuelos de las grandes potencia , ignoran el parecido que hay entre un
·imperio y un mal negocio.
i\IAG rus.-De todos modos, rey negro, te convendría ser polizón en mi Roll-Royce.
(Ahora es Otello quien detiene al Emperador J 011es para que 110 le pegue al Rey Magt1us, en tanto que Romeo trata de lzacer las paces).
RO;\IEO.-Conversemos amigablemente, señor<'s. (A J 011cs) . U ted mismo dijo que todos somo · compañero , Emperador.
E~lPERADOR JONES.-(Aun sujeto por Otrllo, pero ya si11 esfuerzo). Mira, rey blanco, yo puedo derribarte con una bofetada. Otello pudo dct n rme a mí. Otros negros podrían dominar a tello. ¿Te imaginas lo que podríamos hacer Jo n gro· contigo, con tu automóvil, con tu Inglaterra, con toda tu civilización?
'l'ELL .-(Soltando al Emperador). Es verdad . Toda las razas que ustedes llaman inferior • , t n mos má resistencia y más fuerza que u t ·de , 1Iagnu . 'fenlo presente .
.MAG. US.-(Con ironía inglesa). Es posible c¡ue tengas razón. Pero han aparentado debilidad lurante tantos siglos, que ya muy pocos creemos
en la fuerza de los débiles. Yo sí creo en ella. ·ro también creo que antes de que una raza, una
da. e, o un pueblo oprimidos se decidan a oprimir a u opresore , los nietos de nuestros nietos habrán muerto de tanto vivir.
R ~fEO.-( Enérgico). ¡N o hable así, Majestad ! ¿ ree usted que los personajes oprimidos, no podremos vencer a nuestros autores?
1 G TUS.-¡ Oh, no! ¿Quién ha dicho tal cosa, joven amigo? Nuestra causa, por mucho que tarde en triunfar, triunfará más pronto que la causa de los hombres. ¡Inglaterra ha visto tantas cosa !
OTELLO.-(A Romeo). A propósito, muchacho, ¿qué es lo que vamos a hacer aquí? Porque a mí no e me ha explicado suficientemente.
EMPERADOR JONES.-(A Otello). Se trata de apalear, entre todos nosotros, a ese atajo de autores apestosos.
l\IAG ru .-¿ De apaleados?
R:\IPERADOR ]ONES.-(Iró11ico). No, His ~Iá.je, ty, de quitarles el saludo, nada más.
·lAG. rus.-¡ M~ opongo de:;<te ahora a todo acto de sabotaje! · -
OTELLO.-¿ Por fin, qué?
ROMEO.-No lo sabemos. Entre uno y otro extremos pt>dremos escojer, según juzgue conveniente la mayoría.
EMPERADOR JONES.-Ustedes harán lo que· gusten. Pero a mí nadie podrá impedirme abofetear a O'Neill y a otro flaco indecente que yo me sé.
OTELLO.-¿La cosa va también contra los músicos? Me gustaría asfixiar a Verdi, por quien tengo, palabra de honor, mucha más rabia que contra Shakespeare. ¡ Eso de hacerme chillar así !
(Se oyen afuera voces de mujer)..
ROMEO.-Todo eso será decidido en asamblea.
(Entran Ana Christie, la Fierecilla Domada y Lysistrata, hablando entre sí, cada ttna vestida según su manera y época peculiares) .
LA FIERECILLA.-¡ Uf, qué moscón!
LYSISTRATA.-(A la Fierecilla, señalando a A 1uz Christie). ¿Has oído lo que dijo a ésta, Fierecilla?
LA FIERECILLA.-No. ¿Qué os dijo, Ana Christie?
ANA CHRiSTIE.-(Secamente ). ¡Oh, yo qué sé ! N o trae ni cinco, el pobre diablo.
ROMEO.-(A ellas, cortes1nente) . E stán ustedes en su casa, señoras. Sírvanse tomar asiento mientras se completa el quórum.
(Entra Don Juan Tenorio, que venía tras de las mujeres, con tHZ aire donjuqnesco).
DON JUAN.-(Fanfarrón) . Aquí está Don Juan Tenorio para el que quiera algo de él.
( lY!agnus, como movido por un resorte, se levanta y llega hasta Don Juan, a quien tienta y examina detenidamente, como si fuera una ruina egipcia, ww "mexican curious" o algún otro objeto para turistas. Ríen a carcajadas la Fierecilla, L ysistrata, el Emperador J ones y Otello. Ana Christie, separada de los demás, curiosea con indiferellcia por el salón. Romeo sonríe, tm poco temeroso de que ciqtJ-ello acabe mal).
1\IAGNUS.-¡ Oh, qué pintoresco! ¿Es ge
nuino?
EMPERADOR JONES.-(A Don Juan). ¿ Tap1bién tú eres delgado, güerito balandrón?
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DON JUAN.-(Encarándose cotJ el Emperador Iones y echando matzo a la espada). ¡Nadie balandrón osó, decirme antes de este día! ¡ Defendeos!
EMPERADOR JONES.-No te enojes e n~ migo, güerito, porque podría yo apagarte una linterna.
(Don Juan, preso en una tela cada ve:: más espesa "de carcajadas, opta por una actitud pasi·va y ya menos donjuanesca: envaina la espada, se cruza de brazos y sonríe melancólicamente, meciéndose sobre sus piernas).
LA FIERECILLA.-El burlador viene en busca de doncellas que burlar. ¡Y ha dado con Ana Christie y Lysistrata!
LYSISTRATA.-(Señalando a sí misma). ¡ Oh, apolíneo efebo: esta humilde matrona helénica te ofrece su virginidad a cambio de que le digas dónde la tiene !
(Entra Santa Juana, con su armadura; se abre paso hasta el centro del gmpo y se para frente a Don Juan, al darse cuenta de que se burlmJ de él).
SANTA JUANA.-(Compasiva). ¿Qué te están haciendo?
OTELLO.-Nos estamos riendo de él, muchacha.
MAGNUS.-Lo estamos admirando. ¡Es auténtico!
L YSISTRAT A.-Guárdate, _niña. El nos está seduciendo.
LA FIERECILLA.-(A Don JumJ, por Santa Juana). Aquí tenéis una verdadera doncella, señor Don Juan : es Juana de Arco, la doncella de Orleáns.
SANTA JUANA.-No sean malos, déjenlo ya. (Acaricia la cabeza de Don Juan, y le da tm beso en la mejilla, sin el menor asomo de malicia, como besaría a un niño). ¡ Pobrecito! N o hacen ustedes bien de portarse así con un hombre inofensivo.
ANA CHRISTIE.-(Desde una de las sillas dispuestas para la asamblea, en que se ha sentado). Claro que hay que dejarlo. No trae ni cinco. ¡Ni para un trago tiene !
( Todos ríen por última vez, obedeciendo el ineludible y misterioso imperio de Santa Juana, y van a ocupar los asientos del salón de sesiones).
(Han seguido entrando los personajes cuya entrada no se señala especialmente, y se sientan tam-
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bihJ. !J. Jwm también se ie111a, con aire de resigtlaCÍÓI ).
D T JCA ·.-(Amargamente, al sentarse) . Impo iLie me hab(·i dejado para voz y para mí.
~O. lEO. ( Coluccíndnse ante el escritorio). ; Compañero : que un monwnto <i<· hu-:n humor no rompa d anttman la armonía <1 • mt tro gru-po! tod o ltlcarez o atención y cordura.
(Et.trar~ Fausto,. órml s _, Promctro).
A
bcnd, 1 'anll'11Hlt•n. lch
, a ldft',i. Dio cll'tdd •to
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t: i hahl:mdo en st -
h oído el t:ir qu t• -
•r , 110 Ítllf><ll ta. '1 odos nos
Entra El Padr , el rro11jiwlo, rrrl titulo y a liS
tado).
EL 1'1 DI 1-..-B nna ra, ignori.
'f D : .-Burna · noch -. hn ca ·tdlano, . eií r El Padr-:. 1 Tay que hablar en ca tellano.
1•,1, P \DRE.-Rien ... Buena noche .
(. e si 11/an todos los recih' llegados).
P ~lEO.- nte de dar comi nzo a lo dcbátc , ¡ui •ro invitar a u .laje tad, el ompañcro . lagnus, para que a mna la cretaria.
.. r A , •• C .-¡ Pero eñores! ¿Todo un Rey la va a hacer de ecr tario? En fin. . . (Deja su a iento, y se coloca a la dcrtcha del escritorio, desde donde sigue hablando). A í omo en Inglaterra. ¿A ca -o yo perdi la linea cuando un • lini tro patán me impu~o condicione- inaceptable , que acepté? ¿La perdí, aca -o. cuat do qui ·e a cender d • Rey a Primer .lini tro? ( e sienta a la dcrcclm de Rom o, y contimia Lo qu di tingue al inglé-, no e el r ridí·ulo o elegante, sino la
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comunión de ambas cualidades. Un príncipe de Jale , •·arbiter elegantiorum" allá por mil noYe
ciento treinta y tántos, gustaba de retratar:>e cayéndose del caballo. ¡Qué distinguidos golpes soportaba mi ilustre antepasado! Así, pues, querido · camaradas, gustoso acepto la Secretaria en gracia a lo que hay en ello de paradoja.
(Rntra Don García, saluda a todos co11 tm movimielllo de cabe::a, y toma su lttgar en la reu11ÍÓ11).
R ~rEO.-Su :\Iajestad el Rey va a pasar lista de a i tencia.
M \G • . El Rey suplica al Presidente, que llame Rey al Rey y Secretario al Secretario.
R ME . l\ petición del Rey, la Presidencia aclara a la samhlea que quien va a pasar lista no ·s l'1 Rey, sino rl Secretario.
i\TA<; 'l :.- (Pasa11do lista). Ana Christie.
i\ '. \ 'IJRTS'f'TE.- -Presente .
. f,\C. S.-.\rlequín. (Pausa). Señora Arco, Juana dt•.
,' \ ' TA )UANA.-(Rectijicaudo). Señorita, i nw haces el favor ... Presente.
1\fA(~~ , .-Perdón, seiiorita. (Coutimía). Tk rg •rae, yrano de. (Pausa). Emperador J ones.
1-:"\tPERADOR JONES.-Aquí.
MAC. 'l •. -Fierecilla Domada.
L.\ FIERECILLA.-(Furiosa) . ¡Si no sabéis mi nombre, os lo voy a enseñar a bofetadas, deslt·nguado 1
~f \GNU .-(Dando tm pmieta::o m la mesa). ¡\'aya manera de contestar a un Rey! (Solemnemc¡¡fe. poniéndose de pie). En el nombre de la Democracia, el Rey de Inglaterra te otorga el indulto. (Se vzwlve a sentar, y habla con modestia de secretario). Esta Secretaría pide a usted mil perdone , señora, y rectifica: señora Catalina. (Silencio.- Rcpitc en vo:; más alta). ¡Señora Catalina!
L FIERECILI.A.-¿ Y ahora qué demonio queréi ?
LY I TRA 'r A.-Que le con te tes: "presente" o "aquí'', hija.
LA FIERECILLA.-(A Magmts). ¿Aca o no me e tái mirando? Pues no sé para qué os irven lo ojos.
FAUSTO.-(A Magnus). Continuad, continuad, es inútil. No es é te un caso parlamentario, sino científico y de educación. La ciencia y la educación fracasan siempre en el mismo punto. Para la educación, Catalina e una malcriada incorregible; para el psicoanálisis, es una psicasténica incur\lble. No hay solución posible en el hondo problema de la Fierecilla. Continuad.
ANA CHRISTIE.-¡ Habló la Ciencia! Cuando alguien descubre un problema y declara que no tiene solución, podéis estar seguros ele que habla un sabio. No hacen más que enredar las cosas!
FAUSTO.-( A Ana Cliristie). ¿Qué queréis decir, muchacha? Si alguien ha confesado el fracaso de la Sabiduría, soy yo, el sabio Doctor Fausto.
ANA CHRISTIE.-Eso hacen usted y todos los sabios, para pintar de sublime sus tra¡¡ces ridículos. ¡ Ridículos !
LA FIERECILLA.- ¡ Lo que han de hacer es no meterse en lo que no les imp , rta!
FAVSTO.-(Sorprel!dido). ¡Un sabio no meterse en lo que no le importa !
EL PADRE.-(A Ana Clzristie y a la Fierecilla). Debían de tener más respeto para sus canas, muchachas insolentes. ¡Oh, esta juventud de ahora!
ANA CHRISTIE.- (A El Padre). ¿Usted también? ¡Bastante corrida estoy para _guardar respeto a los viejos verdes! (A Fausto). Deme usted cinco pesos, y le doy mi respeto y algo más.
ROMEO.-( Agita la campanilla presidencial). ¡ Señorita Ana Christie!. . . ¡Doctor Fausto! . .. Compañeros, es necesario evitar incidentes. (A Magnus). Sírvase continuar, señor Secretario.
MAGNUS.-( Continuando la lista). Doctor Fausto.
FAUSTO.-Presente. (Rencoroso, a A na Christie). Conque cinco pesos por guardarme el respeto ... (Atta Christie hace wt gesto de desdén). ¡Eso es la prostitución!
MAGNUS.-Otello.
OTELLO .-Presente.
MAGNUS.-Bruno. (Pausa). Macbeth. (Pau-sa). El Padre.
EL PADRE.-Presente.
MAGNUS.-Don García.
DON GARCIA.-No vino.
MAGNUS.-(A Don García). ¿Pues no es usted Don García?
DON GARCIA.-Sí que lo soy, más no está en mi condición decir verdad.
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FAUSTO.-Dice bien. Nadie dice verdad cuando dice que dice la verdad, porque la verdad nos es desconocida. (A Sócrates).¿ ro es verdad, Sócrates?
SOCRA TES.-Es verdad, ¡oh, Fausto! ¿Qué es la verdad? Y o mismo sólo sé que no sé lo que digo. (Rumores de protesta.-Sócrates se dirije a todos). Tened paciencia. Si contestáis lacónicamente, como a mí me gusta, mis preguntas, y atendéis a mis razonamientos, os llevaré a la convicción de que la verdad existe y aun incomoda, pero nos es desconocida. Decid me: ¿reconocéis que mi túnica es blanca? (.Aumentan los rumores de protesta) . Lo reconozco yo también. Recordad, pues, este primer principio sobre el cual ya no vamos a discutir más: mi túnica es blanca. Ahora decidme ...
FAUSTO.-(lnterrumpié11dolo). Permitidme una pequeña digresión, Sócrates. Ya sal)éis que los sabios no podemos vivir sin digresiones.
L YSISTRAT A.-¡ ~roción de 01·den!
DON JUAN.-¡ Cuán gritan esos malditos!
LA FIERECIL,LA.-(A Fausto y a Sócra-tes). ¡A ver si os calláis, par de vejestorios!
EMPERADOR JONES.-(A Romeo). Si tú no tienes energías para imponer el orden, déjame tu lugar. ¡A latigazos los arreglo a todos!
OTELLO.-¿ A qué hemos venido aquí? Es lo que me pregunto.
ROMEO.-(Agitando furiosallle7lte la camp<Lnilla). ¡ Compañeros! Os suplico cordura, compañeros! ¡Me veré precisado a disolver la Asamblea! (Se hace nuevatnente el silencio). La Presidencia se ve en el penoso deber ele advertir a sus señorías, que, en el caso de que surja otro incidente, renunciará su honroso cargo. Quedan prohibidos los diálogos. (A Magnus). Sírvase continuar, señor Secretario.
MAGNUS.-Señora Lysistrata.
L YSISTRAT A.-Presente.
MAG NUS.-Prometeo.
PROME'fEO.-Presente, ¡oh Secretario!
MAGNUS.-Siegfried. (Pausa). Tenorio, Don Juan.
DON JUAN.-Aquí está Don Juan Tenorio para el que quiera algo de él.
ANA CHRISTIE.-(A· Don Juan). ·¿Quién va a querer nada de tí, si no traes ni un centavo?
DON JUAN.-( Donjuanesco, a A na Christie). Luz de donde el sol la toma, hermosísima paloma . . . (Risas y murmullos).
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1< , 1 g . (Agitando la campanilla). ¡Orden! ~e hace el silencw). Para evitar que .:e repitan
e to d' órdt·uc• , e .u pcnd · la Ji. ta de a · i ~ tcncia. ( 1 Maynu·). ¿llay quórum, .ciior ecretario?
"l.r\ • S.-(Dcspu,1s de contar a todos m ~·o:: baja). Ha) (¡uórum.
la iún! (Se pone de 1 ausa. Todos fijau Cll N
ar an te , comdcn en t ntra d • nue tra garantía ituiÍ\ idualc. ! ¡ \'a,·a-111 :. a la hu •lga, a la. arma .. a la muerte _ i- e pt t'd , para hacer valer nu • t ra . obcranb ! j ·ni . p· <•naje del t un• • ! (Nttlridos aplausos. • 91 ito.r de cnlttsiasu o . . 'o! o Ji/ Padre y m.fa }umw /'CI'IIIalll'Cl'/J i11 llftrt 1 /t'.~). f C llena de orgullo y d •moción cntir la fuerza que. apenanacida, tiene ) a nm·. tra " nión Sindical de Per. onajc ··. r para dcmo ·trar . u fuerza al mundo, t·n t' la mi. ma .ejón hcm · de ddinir d • una wz para toda·, yo lo pro n n. nuc. t ra actitud '-aliente y ubv r. im e ntra la tiraní de lo auton•·, e ntra e. a opn.• ión humillante, cr\'il v deprim nte que, ¡hay t¡u dt·cirlo tll l t\' alto !, ~i tmo . o! o de m te tro correlirrionarios ·.e merece, y m uno . lo, e. toy eguro. t: di pu "to a to-
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!erar má . (Aplausos). En nombre de los sagrado:; principios revolucionarios que animan el espíritu de la "Unión Sindical de Personajes'', yo os conjuro a pasar por alto toda consideración de orden económico o sentimental, para enderezar nuestra acción conjunta y prepotente a la causa común, agitando nuestros corazones cual las pelambres acalambradas de los próceres del liberalismo dásico ! (Lo interrumpe una entusiasta sal~·a de aplausos, de la que excluyen El Padre y San/a J uaua ) . Compañeros: en estos momentos olemne , o· confieso que más de una vez me ha
preocupado el hecho, que me atrevo a llamar incon. ccucnte con el momento histórico en que vi· Yimus, de nuc tra indiferencia hacia nosotros mismos, hac ia nue ·tra propia validez, hacia nuestra vida propia que es siempre, a despecho de clasificaciones literaria, un drama o una tragedia. ¡ fmil~mo · el ejemplo limpio y puro de las catetlrak• góticas, y abracemosnos tirios y troyanos, monte cos y capuletos, sobre montañas de soles n ckdi\'c de de cuya altura aun pueda dominar
¡;· d abrazo que un día e hubieran dado Atahualpa )' la l'ompadour! (U 11 estrumdo de aplausos). ¡Y no e diga, compañeros, no se diga que por ·1 yjJ precio d una butaca ... !
(J~nlra l?aJÍl Solana que se coloca agresivo r.nlre el discurso súbitamente mudo de Ro111eo :1' la cara a~orada de la Asamblea.) '
(lmncdiatamcute después entra Chanfalla, que ·e dt'licnc en el dintel).
I A UT, S L • r .\.-¡ Compañeros: no ·se dejen ustedes sorprender! ¡Aquí han tratado de defraudarnos! ¿Quién ha elegido a Romeo Montesco? i El Pre idente oy yo! (Murmullos dr alarma).
R l\IEO.-Y usted, ¿quién es?
II. \ r F. \LL A.-( En la puerta, como iuvilalldo a pasar a persouas imagi11arias que lo acompaiían). Entrao , eñores. Entrad. Que no es esto una cárcel ni lugar alguno para sentir vergüenza de entrar en él. ¿Ya entrásteis todos? Ya. (Se-1ia/ando las si/fas vacías, al fondo del escenario). ' •ntao ·. (A Romeo). Vuesa merced los ha de perdonar que entren todos así, de un golpe y con tanto de ·orden y a paviento .
R1\ UL SOLA1TA.-Yo soy Raúl Solana, antiguo empleado particular, más tarde diputado a! Congre o de la U nión, y hoy Presidente de h "'Cnión indica! de Personajes". Este señor es
hanfalla, mi secretario particular y eficaz director de todas mi ' campañas electorales. ¡y 0 reclamo mi pue to ! ¡ F.l pueblo me lo exige!