el fabricante de risas

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1 EL FABRICANTE DE RISAS ILUSTRACIONES DE ANDRÉS JU LLIAN EDITORIAL ANDRÉS BELLO Barcelona • Buenos Aires • México D.F. • Santiago de Chile

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    EL FABRICANTE DE RISAS

    ILUSTRACIONES DE ANDRS JU

    LLIAN

    EDITORIAL ANDRS BELLO Barcelona Buenos Aires Mxico D.F. Santiago de Chile

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    LOS TIRITONES DE BLU

    Bla, Bli y Blu pertenecan a la gran tribu de la Gente Pequea que vive bajo hierbas y matorrales en los bosques hmedos. Son invisibles a los ojos

    humanos; cuando campesinos o nios invaden los lugares secretos en que habitan, toman la forma de hongos o liqenes de esos que bordan los troncos de los rboles.

    Una maana, al caer la primera hoja en el gran Bosque, un escalofro recorri la espalda de Blu.

    No me digas que ya se acerca el otoo tirit. Su compaera, la dulce y habladora Bla, protest:

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    No me digas que vas a quejarte por cada hoja que cae. Ay! Cada hoja me da un pellizco en la espalda. Qu manera de exagerar! Piensa en los brillos del

    verano, sus rayos pinchan gotas de roco y saltan colores. Bla habl largo rato contando los placeres del verano: Uno, el columpio del viento; dos, los baos en las pozas

    de agua; tres, las frutillas silvestres, cuatro... Blu sonri tres veces y fue como despedirse del sol. Ay, no sigas, es demasiado perder el cuatro durante el

    largo invierno. Al ver la cara nublada de su esposo, Bla sali a dar un

    paseo. Visitar a Bli anunci abriendo la puerta de la casa

    calabaza en que vivan. Se alej bajo las hierbas con pequeos "pasos de ganso", es decir, balancendose de lado a lado y poniendo las manos sobre su cabeza. Cada vez que Blu empeza-

    ba a quejarse, Bla sala a pasear dando "pasos de gansito" para echar a un lado penas y preocupaciones. Hasta los res-

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    fros mejoraban con esta manera de caminar. De repente algo cruz por delante de ella en el sendero: una sombra rpida que gir en seguida y agit alas detrs suyo, ocultndose. Bla se dio vuelta con rapidez y sorprendi a Piti, el tordo de las cien melodas.

    Ea,ea! Por qu te escondes? Ea, ea! Porque no quiero decirte adis replic el

    pjaro haciendo vibrar sus plumas negras. Ea, ea! Acaso te vas de viaje? Cuando se acaban los frutos del verano, me voy al norte

    a picar algarrobas1 y tamarugos*. Por favor, antes de irte, anda a cantarle a Blu, que se

    pone triste cuando se anuncia el invierno. Pero no le digas adis, dile: ea, ea, hasta otro da!

    Y por qu no emigra, como yo, que voy detrs del sol? Es buena idea, pero tampoco le gusta viajar. Ea, te

    regalar la mitad de mi cosecha de maz si durante una semana vas a cantar junto a mi casa calabaza.

    Es mucho tiempo; si Blu se acostumbra a mis cantos, despus me echar de menos y se pondr ms triste. No me gustan las despedidas.

    Tienes razn, a m tampoco. Voy donde el anciano Bli, a ver si me da un remedio para Blu.

    Ea, ea! gritaron al mismo tiempo, y ese fue su adis. El tordo dej un rastro de melodas tras l. Bla ya no sigui dando pasos de ganso, porque la msica alivi sus preocupaciones.

    1 Las palabras que, a lo largo de esta historia, se sealan con asterisco, aparecen definidas en el glosario

    que se incluye en las ltimas pginas.

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    El mago Bli viva al otro extremo del bosque, en una pequea cabaa de hojas secas. Era muy anciano; usaba un gorro puntiagudo y, al caminar, se pisaba la blanqusima barba con sus babuchas puntudas. Bla oy sus risas desde lejos. Al acercarse, vio que Bli echaba risas de distinto colorido en pequeos frascos de cristal: rosadas, de primavera; rojas, de verano; amarillas, de otoo, y azules, de invierno.

    Por cierto, sonaban de manera muy diferente: Tin-tin-tin, las rosadas; jo-jo-jo, las rojas, cra-cri-cra, las amarillas; y tiri-tiri-tiri, las tiriritonas azules.

    Ea, ea! salud Bla, riendo al contagiarse con las risas que embotellaba Bli.

    Ea, ea! contest el anciano Bli entre carcajadas, y explic: Estoy en plena tarea, fabricando mis conservas.

    Ya lo veo y lo oigo. Las risas son tus mermeladas grit Bla sin parar de rer.

    A qu se debe tu visita? Busco un remedio para Blu. Le ha vuelto su pena de

    otoo. Malo, malo. Qu remedio te di el ao pasado? Le llev un frasco azul con risas invernales. Le hizo bien

    durante un tiempo, pero este ao la enfermedad le volvi con ms fuerza. Le duele cada hoja que cae.

    Mmm... Tendremos que probar con un frasco rosado, entonces. Veremos si las risas primaverales lo sanan de una vez.

    No sera bueno mezclar todas las risas en un solo frasco?

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    Podra ser peligroso, hasta podra morirse de risa con un remedio tan fuerte.

    T eres el que sabe. Haz la mezcla que creas conveniente, porque cada ao Blu est peor.

    Bli se puso a pensar, riendo bajito, mientras mezclaba sonrisas de primavera con carcajadas otoales. De pronto se qued en silencio, lo que significaba que haba descubierto algo diferente: una risa que an no haba embotellado. Mir a su alrededor como buscando el material de una nueva alegra y murmur algo as como "espero que an estemos a tiempo". En seguida, dejando frascos y vasijas, ech a correr hacia lo ms espeso del bosque. Todo sucedi tan rpido, que Bla se qued con la boca abierta. Pas mucho rato; Bla cerr poco a poco la boca... Slo se escuchaban las burbujas de los frascos que Bli an no haba tapado. Cansada, Bla se sent en un piso de tres patas junto a la pequea cabaa de hojas secas, y se durmi. En el sueo vio a Bli rodeado de miles de mariposas que dejaban caer sobre la cabeza y el traje del anciano, una nube del brillo dorado de sus alas.

    Empezaba a oscurecer cuando Bla despert al sentir unas risas como cosquillas en los odos. Delante de ella, Bli alzaba un frasco lleno de chispas doradas.

    Descubr la gran solucin: el sueo de las mariposas! Yo tambin tuve ese sueo mientras te esperaba

    exclam Bla, brincando. Quiere decir que estamos conectados ri Bli. Le

    dars a Blu una cucha- radita en la maana y otra en la noche, as se convertir en crislida y no despertar hasta la primavera.

    Qu quieres decir? Mi sueo no llegaba a tanto...

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    Quiero decir que con este filtro de alas de mariposa, Blu se convertir en mariposa.

    Pero... No quiero que se convierta en mariposa! Blu me gusta tal como es, con sus ojos redondos, su nariz puntuda y su boca grande.

    No veo otra manera de que tu marido vuelva a ser alegre. Hay personas que no resisten los das oscuros, y una de esas es Blu. Creo que la solucin para l es dormir todo el invierno, como hacen las mariposas, y despertar en primavera convertido en una alegre y hermosa criatura.

    Pero no para m aleg Bla muy molesta, alejndose por donde haba venido. Esta vez iba golpeando el suelo con sus pequeos zuecos de madera de nuez.

    Bli se encogi de hombros y guard el brillante frasco en su alacena.

    A quin le servirn estas risas? A sapos y araas! reflexion.

    Se divirti imaginando las anchas bocas de los sapos y los ocho ojos de las araas; entonces, para no desvelarse, se comi un trozo de nuez, bebi un poco de nctar azucarado y se acost en seguida en su crujidora cama de hojas de maz.

    Bla lleg de noche a su casa calabaza y encontr a Blu debajo de la cama, tiritando.

    Qu te pasa ahora? pregunt con tono preocupado. Me traes algn remedio, Bla? No. Bli invent un remedio absurdo: convertirte en

    mariposa para que duermas todo el invierno en forma de crislida.

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    No me importa convertirme en mariposa, con tal de no tener esta pena tiritona.

    No te das cuenta de que te quiero como eres? Mira, estoy segura de que Bli te va a preparar una medicina adecuada, como buen amigo nuestro que es.

    As lo espero. Mientras estabas ausente, se asom por la puerta una enorme sombra que casi me devor con sus ojos vacos.

    Uy, debe haber sido Piti, el tordo, que vena a cantarte su ms bella meloda, la que entona en primavera.

    Lo siento, slo escuch un espantoso crujido como de mil hojas secas pisadas por un gigante.

    No pones atencin a lo bello y agradable. Todo se vuelve terrible para ti. Ea, ea, vamos a dormir; estoy cansada y la noche es un gran consuelo para los que estn afligidos.

    Apenas pusieron las cabezas en sus almohadas de musgo, se durmieron hasta el otro da.

    En su pequea cabaa de hojas secas Bli dorma tambin, arrullado por las burbujas de las risas embotelladas y por el crujir de hojas de su cama. Nin-guna preocupacin arrugaba su sueo. Despert sobresaltado, con el primer rayo de sol que cay precisamente sobre su cabeza.

    Qu pasa? exclam al abrir los ojos y encontrarse ciego con la fuerte luz que lo alumbraba.

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    Pero como la luz es silenciosa, contest corrindose sobre la almohada como un abanico dorado. Al verla, Bli se golpe la frente con ambas manos dando un grito de felicidad:

    Ya tengo el remedio para Blu! De un salto atrap el abanico luminoso y lo meti en un frasco, el ms pequeo, que an tena vaco. Imposible imaginar cmo brill el interior de la cabaa y se calent el aire igual que con una estufa. Dando alegres saltos, Bli corri por el sendero del bosque hacia la casa calabaza de Blu y Bla. Llevaba el frasco en sus manos y a su paso se iluminaban los rincones donde an reinaba la oscuridad: sapos y cucarachas abran ojos sobresaltados. No tard en perseguirlo una nube de mosqui-tos, mariposas y otros insectos aficionados a la luz. Una fiesta de aleteos y zumbidos lleg junto con l a la casa calabaza donde todava dorman Blu y Bla. Golpe con impaciencia. Bla se sent en la cama y Blu se meti hasta el fondo del capullo en que dorma.

    Qu pasa? Quin llama tan temprano? grit ella, tratando de ponerse su capa roja con puntos blancos.

    Ea, ea, soy yo! Puedo entrar? grit Bli a su vez, empujando la puerta sin esperar contestacin.

    Bla chill de sorpresa al ver que su casa calabaza se iluminaba entera. Blu se asom un poco y al ver tanto brillo, lanz una risa nerviosa. Pronto los tres rean sin parar, bai-lando en torno al pequeo frasco de luz.

    Ya no sentirs penas negras, porque en tu casa calabaza habr siempre verano ri Bli.

    Gracias, gracias, amigo gritaron Blu y Bla, sin dejar de bailar.

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    Bli regres a su cabaa de hojas secas con el corazn repleto de felicidad, porque no hay alegra ms grande que la de ayudar a un amigo.

    Sin embargo, pronto surgi un inconveniente: ahora Blu no se atreva a salir de su casa. Afuera estaban siempre las sombras invernales, los crujidos de las hojas, el llanto de la lluvia. A los pocos das, Bla not que algo le pasaba a Blu, a pesar del aire tibio, dentro de la casa calabaza y del frasco que daba chorros de sol.

    Qu te sucede? pregunt con inquietud. Qu har para salir contigo a pasear por el gran

    Bosque? Afuera estn siempre las sombras y el llanto de la lluvia gimi.

    Bla se qued un buen rato muda, hasta que le empez a funcionar de nuevo la cabeza. Lanz un largo oooh! y luego un aaah!

    Para salir, llevaremos el frasco entre los dos, as alumbraremos los caminos y todo ser igual que en verano ri Bla, feliz con su ocurrencia.

    No se dio cuenta de que ella misma se haba iluminado para dar luz al corazn temeroso de su amado Blu.

    El comienzo fue difcil; a Blu le cost mucho decidirse a salir, temiendo que el frasco se apagara; pero Bla habl tanto y su cara brill de tal manera, que una tarde salieron los dos, aprovechando que no llova. Por cierto, acarreaban el frasco en un pequeo carretn y ambos se turnaban arrastrndolo. Brill el sendero y lo que haba alrededor; los rincones ms oscuros mostraron su inocente secreto: plantas, hongos, sapos, caracoles, araas que tejan tranquilas, en fin, la vida oculta del gran Bosque.

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    Blu se dio cuenta de que las sombras no eran sino la espalda de la luz: en ella habitaban otros seres diferentes que necesitaban las sombras y la lluvia para vivir, y eran amistosos igual que ellos. Se transformaron en los amigos de la oscuridad y lleg un da en que Blu pudo salir sin acarrear el frasco luminoso, incluso sin la compaa de Bla.

    Entonces celebraron una fiesta en la casa calabaza a la que asistieron personajes de la sombra y de la luz; por cierto, haba lugares adecuados para todos, lo mismo que variados manjares. Entre los invitados, se paseaba Bli, pisndose la barba y regalando a cada uno la risa que mejor le vena.

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    EL SOCIO DE BLI

    Bli, del pueblo de la Gente Pequea, haca tres semanas que no sala de su cabaa de hojas secas. Sus frascos repletos de risas gorgoreaban en la alacena, pero l no los oa. Una gran preocupacin llenaba de ruido su cabeza.

    Nadie viene a buscar risas. Pas el invierno, ha llegado la primavera y las mariposas, molestas porque us el polvo de oro de sus alas para hacer rer a sapos y araas, no han venido ni siquiera a buscar sonrisas. Tampoco Blu necesita alegra desde que san de su tristeza invernal. Con el buen tiempo nadie parece necesitar risas. No puedo fabricar otras porque ya no tengo dnde poner frascos.

    Bli lanz un suspiro de aburrimiento, como los de un artista que pierde la inspiracin y continu recostado en su colchn de hojas de choclo. Una sombra saltarina atraves frente a su ventana, pero Bli no se movi, pensando que era un pjaro. A la quinta vez que la vio pasar, Bli levant la cabeza y grit:

    Quin anda por ah? Silencio. Bli se recost de nuevo. Pero entonces un ruido

    de pies que zapateaban al lado afuera lo hizo levantarse y mirar. Alcanz a divisar una delgada sombra que se ocult detrs de una hoja.

    Ya te vi, sal de atrs de la hoja.

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    La delgada sombra se convirti en un muchacho flaco, tambin del pueblo de la Gente Pequea. Una sonrisa alegre y tmida, y una reverencia conquistaron a Bli de inmediato.

    Bien educado y alegre; esa es una buena presentacin. Qu aire te trajo por aqu?

    El Duende del Roble, ese que llaman Cara de Palo, me dijo que usted poda darme trabajo...

    Qu trabajo puedo darte ahora, si yo mismo no tengo nada que hacer? Nadie se interesa por mis risas.

    Yo venda piones y avellanas calientes y... Jaja, jiji ri Bli, qu tienen que ver piones y

    avellanas con mis risas? El Duende del Roble, que todo lo sabe, me dijo que yo

    poda salir a vender risas, porque los piones y avellanas calientes slo se venden con tiempo fro. Tengo un buque pequeo con ruedas y puedo ofrecer frascos en el Club de los Gatos Viejos.

    Bli no paraba de rer oyendo lo que propona el muchacho. Por fin dijo:

    Antes de negociar, por lo menos dime cmo te llamas. Me llamo Arien porque soy pariente del aire. Muy bien, venderemos risas en el Club de los Gatos

    Viejos, que estn en el puro pellejo; tambin a la bruja Tina, que se encarga de criar a los pequeos elfos que abandonan las hadas en el bosque.

    Pero no s dnde vive esa seora. Muy fcil. Su direccin es la siguiente: raz de la

    patagua*, junto al arroyo del bosque. No es peligrosa esa seora?

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    Cualquier negocio encierra peligros. Hacemos un trato entonces?

    S, claro, seor Bli, pero no respondo si doa Tina rompe un frasco o no quiere pagar.

    Mmm, a propsito de pago, a esa seora slo le cobrar uno de los pequeos elfos ri Bli.

    Cmo? Acaso ella paga con los elfos que cuida? Oh, no, me lo prestar por unas noches, cuando me

    sienta solo. Eso s, yo mismo ir a elegirlo, porque hay elfos que no son buena compaa.

    As qued convenido. Arien parti a la carrera con varias botellas bajo el brazo, abriendo senderos entre el pasto crecido.

    Veo que el muchacho es gil y buen vendedor, porque me convenci rpido gorgote Bli volviendo a su colchn crujiente.

    Su nimo haba cambiado, as que apenas se recost, se levant de un salto; una idea nueva le haca cosquillas en la cabeza.

    Fabricar risas dulces y encantadoras para los elfos abandonados; si alguno tiene mal carcter, una sonrisa de primavera har que mejore.

    Las tribus de la Pequea Gente se llevaban bien con el Reino de las Hadas. En tiempos antiguos se haban producido terribles guerras entre ellos y quedaban ciertos resquemores; algunas hadas, las de los espinos, solan andar por el bosque con un bolso bien provisto de espinas, pero slo era la vieja costumbre de ir armadas como si fueran rosas.

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    Mientras Bli se entretena inventando, Arien atraves medio bosque para buscar su buque con ruedas y poner ah los frascos. Pensaba dirigirse primero al Club de los Gatos Viejos, y conocer de paso el lugar donde viva la bruja. Pero no contaha con las sorpresas del camino. Parti contento, como todo el que consigue un buen trabajo; empujando su carrito, se meti por un sendero y sin saber cmo se encontr al poco rato caminando junto al arroyo del bosque. Al pasar cerca de un roble, vio que su tronco estaba cubierto por unos pequeos hongos color naranja.

    Qu delicia! Los dihuees* son mi alimento preferido! grit.

    Se acerc al rbol de un salto, pero no alcanz a tocar los hongos: una bandada de choroyes* cay del cielo, colgndose de las ramas con su acostumbrado bullicio.

    A un lado, a un lado! chillaban, picoteando los hongos.

    Arien pudo sacar slo uno y cuando iba a echrselo a la boca, un grupo de furiosos choroyes se lanz sobre l; los esquiv de un salto, pero los pjaros cayeron sobre su carrito y lo dieron vuelta. Lo malo fue que uno de los frascos se rompi, echando al aire unas locas y largas risas destinadas a los Gatos Viejos. Arien se tap rpidamente nariz y boca; pero los loros aspiraron todo el contenido del frasco y las bocanadas de felicidad los obligaron a elevarse sobre el bosque, lanzando interminables y extraas carcajadas. Al ver partir a ese grupo, el resto de la bandada lo sigui, porque los choroyes se distinguen por la hermandad: si uno cae herido por el cazador, todos acuden a socorrerlo y sucede lo mismo si uno de ellos se eleva, alejndose. Arien enderez su

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    carro y se apresur a recoger los vidrios del frasco roto para no provocar un incendio en el bosque. Como los dihuees seguan tentndole, se llen los bolsillos con una buena provisin.

    Continu su camino en busca del Club de los Gatos Viejos, alejndose del arroyo por una angosta huella donde el carrito se enredaba entre matorrales y races. Lleg por fin a una cabaa abandonada: era. el famoso Club! No tena puertas ni ventanas, slo agujeros y clavos, y el techo estaba c ayndose hacia un lado; pero a los gatos

    ancianos les serva de refugio nocturno y de proteccin por si llova.

    Vendo risas, buenas risas! Risas y sonrisas que alegran los corazones cansados! grit Arien varias veces con entu-siasmo.

    Ya perda la esperanza de hacer negocio, cuando por un hueco se asom un gato negro algo pelado, con una oreja rota, que lo mir con desconfianza. Antes de empezar a

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    conversar, se sent sobre su cola y se lami los costados con indiferencia.

    Sin impacientarse, Arien tom la botella ms pequea y la agit para que el cliente oyera los gli-gli que sonaban dentro. Saba que los gatos son los animales ms curiosos y que no tardara en despertar el inters del que tena al frente. As fue. Con lentitud, sacudiendo cada pata como si temiera ensuciarse, el felino se acerc a la botella, rozndola apenas con los bigotes.

    Son risas frescas de ratn de campo explic Arien. Al beberas, se siente el buen gusto de tu plato favorito.

    De dnde las traes? maull por fin el desconfiado animal.

    De la fbrica del seor Bli, el anciano que tiene las mejores risas embotelladas del bosque.

    Ah, s, conozco las magias del seor Bli. Pero no me gustan las comidas envasada s; prefiero un verdadero ratn; hace tiempo que no cazo ninguno gru el gato.

    No se te ocurre que abriendo este frasco con risas de ratn, al orlas, alguno se engae y caiga en tu hocico sin mayor trabajo?

    Crees que eso es posible? Lo creo y lo aseguro salt Arien, este es el mismo

    sistema que usan los humanos para cazar patos y aves de cualquier clase.

    Al ruido de la conversacin aparecieron otros gatos, atrados por la novedad de que alguien pasara junto a la cabaa. Uno de ellos, que pareca un jefe venido a menos, pero jefe al fin, se adelant lanzando un maullido militar:

    Cul es el precio y la garanta?

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    El precio es que ustedes se hagan clientes del seor Bli, para que l pueda seguir inventando risas cada vez ms efectivas. Y la garanta, es la antigedad y seriedad del anciano Bli.

    Los gatos se reunieron en un aparte y decidieron probar antes de comprometerse.

    Muy bien, les dejar esta botella de muestra y pasar la prxima semana para ver si les result la cacera.

    Haca rato que Arien tena una pregunta atravesada: Podran decirme dnde est la raz de la patagua en

    que vive la bruja Tina? dijo con un suspiro de alivio. No sabemos, no sabemos! maullaron todos a la vez,

    huyendo como si les hubiera nombrado al perro. Pero qu les pasa? No haba nadie para contestarle. Arien se devolvi con su

    carrito por el spero sendero. Qu pasar con esa bruja, que los gatos se asustaron de

    ese modo? se pregunt al tomar su camino. Desde un rbol le contest Piti, el tordo, que entonaba sus

    canciones del atardecer: sta no es buena hora para acercarse a la raz de la

    patagua; vuelve otro da. Cul es la mejor hora? No lo s, no lo s, pero sta no es enton el tordo, volando a otra rama. No me queda ms que regresar donde el seor Bli. Por

    lo menos, creo que los gatos sern buenos clientes. Por el camino de vuelta, dej otra muestra en la tela rota

    de una Araa que viva en la pobreza.

  • 19

    Qu es esto? chill la patuda al encontrar una botellita de cristal colgando de un hilo, en vez de una buena presa. Pronto lo supo: al sorber el contenido de la muestra, la estremecieron sabrosos zumbidos de moscardones que la emborracharon de felicidad.

    El anciano Bli qued conforme con el trabajo de Arien. Es un buen comienzo. Confirmo el contrato de trabajo y

    espero que dure muchos aos sonri el fabricante de risas. Esa noche ambos comieron una exquisita cena de

    dihuees. Se durmieron temprano, para comenzar al otro da, a buena hora, la bsqueda de la raz de la patagua.

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  • 21

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    EL VENDEDOR DE SONRISAS DE AZCAR

    Las ocurrencias del amanecer son las mejores exclam Bli, saltando de su crujiente cama.

    No muy contento con el grito, Arien despert con la cara arrugada de sueo, pero se acomod casi en seguida, con su buen humor de siempre.

    Qu ocurrencia? pregunt cuando pudo sacar la voz.

    Irs de nuevo donde el Duende del Roble, porque seguramente conoce el lugar donde est la raz de la patagua.

    A Arien no le gust la ocurrencia no slo por tener que visitar al ceudo Cara de Palo, sino porque despus de la visita .il Club de los Gatos Viejos senta an ms desconfianza de ir a casa de Tina.

    Creo que lo pasaremos mal donde la bruja, seor Bli. Ya le cont que al nombrarla, los Gatos Viejos se asustaron tanto que se escondieron.

    Hay que ver para creer, hijo. Esos gatos timoratos no son de fiar. Anda donde el Duende del Roble y llvale de regalo una botella de risas de azcar. Es tan serite, que por eso lo llaman Cara de Palo! No es bueno para su anciano corazn.

    Arien hizo caso a pesar de sus pocas ganas; para l era imposible desatender las splicas de Bli. Carg su buque de frascos y parti hacia lo profundo del bosque donde viva el Duende del Roble. Con su voz de flautn entonaba:

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    Cambio, cambio risas por lo que quieran dar, risas olorosas para todo mal!

    No faltaron clientes curiosos: un Sapo cambi risas fruncidas por un guijarro y una Mariposa eligi sonrisas olor a miel a cambio de un miligramo de finas escamas de sus alas.

    Al acercarse al tronco hueco donde viva el Duende del Roble, Arien encontr pequeos atados de lea y canastos tejidos llenos de avellanas y races dulces.

    El Duende no pierde tiempo; ya se est preparando para la escasez invernal murmur el vendedor de risas.

    Al poco rato se encontr frente al anciano, ocupado en tejer un nuevo traje y alpargatas con tallos de enredaderas.

    Buenos das, seor del Roble. Gracias a su consejo tengo trabajo salud amablemente Arien.

    Mmm, buenos das. Mi respetado socio, el seor Bli, le manda una muestra

    de risas de azcar. Mm, gracias. Sera usted tan amable, que me dijera dnde se

    encuentra la raz de la pata- gua?...

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    M. El seor Bli quiere cambiar sus risas por un pequeo

    elfo... Disparate! ^Pero seor del Roble, el seor Bli est dispuesto a... Ser apaleado! grit el Duende con sbita furia

    tirando el tejido al suelo. Disclpeme por molestarlo. Aqu est la sonrisa que le

    manda... . M. El seor del Roble tom la botella de manos de Arien y se

    la bebi de un sorbo. Fue extrao el rpido cambio de su expresin, como si se hubiera sacado la mscara de palo y apareciera el rostro de un vieje- cito sonriente y amable.

    El seor Bli quiere saber dnde vive Tina? Bien, ella vive a cuarenta pasos de aqu. Parece que l ignora las molestias que esa seora me causa con su cra de elfos. Le aconsejo no acercarse a ella. Buenas tardes.

  • 25

    El Duende dio por terminada la audiencia y tom de nuevo el tejido que haba tirado al suelo. Arien se alej rpidamente, antes de que al seor del Roble se le pasara el efecto de la sonrisa de azcar. Regres donde Bli todava ms preocupado que antes. Cuando cont a su socio la conversacin y el consejo del Duende, Bli se ech a rer a carcajadas.

    Bueno, ya sabemos donde vive Tina; has cumplido tu misin, querido muchacho. No tengas miedo, iremos bien preparados.

    Mostr a Arien una hilera de preciosas botellas de todos colores.

    Trabaj desde que te fuiste y creo que maana, con la primera luz del da, iremos a visitar a doa Tina. Se ha hecho un poco tarde y la oscuridad se presta para trampas y engaos.

    Esa noche Arien so todo lo que les ocurrira al da siguiente.

    LOS PEQUEOS ELFOS

    De nada le sirvieron los sueos a Arien, porque apenas abri los ojos, se le olvidaron. Le qued una vaga incomodidad, un presentimiento de algo peligroso. Echaron al barco botellitas de todos colores y, luego de tomar desayuno, partieron hacia el lugar que les haba indicado el Duende del Roble.

  • 26

    A cuarenta pasos y a orillas del arroyo que pasa por el centro del bosque... Vamos bien encaminados coment Bli alegremente.

    A medida que se acercaban al lugar donde viva Tina, Arien encontraba mayor dificultad para empujar el barco; races, piedras, malezas se enredaban en las ruedas y haba que detenerse para retirar los obstculos.

    Parece que alguien no quiere que sigamos adelante, seor Bli gimi el muchacho, tratando de tirar una larga rama llena de espinas que se enroscaba en las ruedas delanteras.

    Paciencia, hijo, mucha paciencia alcanz a decir Bli antes de caer de boca al tropezar con una piedra.

    Lleg un momento en que el barco no pudo avanzar ms. No te preocupes, Arien, seguiremos sin el barco. Lo

    .importante es llegar a la raz de la patagua. Cubrieron el carro con hojas para que a nadie le diera un

    ataque de risa sin remedio si se tentaba a probar el contenido de las botellas, y continuaron su camino. Empezaron a encontrar toda clase de cosas entre las hierbas.

    Seor Bli, mire, qu silla tan pequea! Pero le falta una pata exclam Arien, levantando del suelo una miniatura en la que ninguno de ellos poda sentarse, a pesar de pertenecer a la tribu de la Pequea Gente.

    Mm, esto me da qu pensar sobre el tamao que tendrn los elfos murmur Bli.

    Unas risas agudas sonaron entre la hojarasca y una especie de ligero viento hizo volar alrededor de ellos una nube de polvo y ramillas. Arien, bastante asustado, se aproxim a Bli.

  • 27

    Vaya, qu buen recibimiento ri Bli dando palmadas con un entusiasmo incomprensible para Arien.

    Ms all, encontraron otras prendas igualmente diminutas: zuecos, pantalones y gorros de todos colores que colgaban de las hierbas como si alguien se hubiera entretenido disparndolas en todas direcciones. De pronto apareci una pequea mujer vestida de morado, dando fuertes chillidos:

    Iiiii, uiii, jiiii... Qu te pasa, Tina? exclam Bli, corriendo hacia la

    pequesima bruja. En mal da has venido, viejo amigo contest Tina sin

    detenerse. Cundo es un buen da? alcanz a preguntar Bli

    antes de que ella desapareciera en el bosque de hierbas. No lo s, tal vez maanaaa... Uiiiii... Volveremos maana, entonces. Bli se dio vuelta para irse y tropez con Arien que se haba

    puesto muy cerca, a sus espaldas. Qu te pasa, que ests temblando? No me gusta este paraje, seor Bli; est lleno de

    maldades que pinchan murmur al odo de su jefe. Es verdad, ya lo conversaremos. Bli tom a su ayudante del brazo y se alejaron en busca

    del lugar donde haban dejado el buque con las risas. Dieron muchas vueltas sin encontrar el pequeo carro, pero Bli no perdi su buen humor.

    Lo escondimos tan bien, que por eso no podemos encontrarlo dijo entre risas algo nerviosas; no te

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    preocupes, Arien, lo hallaremos; recuerdo muy bien el lugar donde lo dejamos tapado con hojas.

  • 29

    El afligido socio daba grandes suspiros y se meta en los lugares ms emboscados pensando que all estara su carro. Pas la tarde en una bsqueda intil. Preocupado, Bli ri menos viendo que pronto sera de noche y ellos seguan metidos en un laberinto de ramas y hojas del que no encon-traban la salida. A medida que oscureca, empezaron a brillar a su alrededor pequeas luces que giraban como polillas locas.

    Algo me pincha la espalda y los brazos se quej Arien.

    Son los elfos nocturnos contest Bli sin darle importancia.

    Pero... adems me pellizcan la nariz y me tiran el pelo gimi el pobre ayudante sin saber dnde esconderse para librarse del tormento.

    Tenemos que encontrar rpido un bosquecito de maquis*; los elfos se enredarn entre sus hojas, chupando las flores que les encantan.

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    A m me gustan los frutos negros alcanz a decir Arien y cay al suelo como si le hubieran hecho una zancadilla.

    Al mismo tiempo cay Bli y esto fue demasiado para su dignidad. Del bolsillo de su chaqueta sac una pequea botella que llevaba para casos de gran peligro y la abri agitndola a su alrededor.

    Tpate la nariz! alcanz a gritarle a su socio. Un olor picante llen el aire casi de inmediato y se oyeron

    sin parar toses y estornudos. Tambin la nube del polvillo alcanz a Arien, que no tuvo tiempo de taparse la nariz. Bli tom del brazo al sufrido ayudante y, con instinto seguro, lo sac de la nube de pimienta y lo gui hasta una especie de claro.

    No temas, no es veneno. Maana buscaremos el barco, ahora nos vamos a casa a descansar anunci.

    Arien estornud todava un rato. Llegaron a la cabaa cerca de medianoche y luego de darse una buena ducha de roco del que guardaba Bli para beber y baarse cuando lo invitaban a fiestas, ambos cayeron en sus camas y se durmieron al instante. Ni sueos tuvieron, aliviados de pinchazos y porrazos por las pursimas gotas que Bli sola recoger al alba en la copa de las flores.

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    SONRISAS DE NIDOS

    Si Blu y Bla no hubieran ido a visitar a Bli, ni l ni Arien habran despertado hasta pasado el medioda. Les cost abrir los ojos, pero los repetidos golpes en la puerta de la cabaa y los saludos de "Ea, ea!" terminaron por sacarlos de su profundo sueo. Arien abri la puerta sin preguntar quin llamaba. Blu y Bla no conocan al muchacho y se asustaron al ver el desorden de su traje y su largo pelo.

    Acaso no vive aqu el seor Bli? pregunt Blu con preocupacin.

    S, s vive contest Arien tartamudeando. Por favor, dgale que Blu y Bla quieren saludarlo. Hace

    tiempo que no nos vemos y... dijo la pequea mujer. ...pasan cosas que nos preocupan termin Blu. El seor Bli est un poco dormido todava, pero... En eso se asom Bli y al ver a sus amigos, despert del

    todo y su cara se llen de alegra, como siempre. Ea, ea! Pasen, amigos queridos. Les presento a mi socio

    y ayudante, Arien. Estuvimos muy ocupados ahora ltimo y anoche corrimos algunas aventuras no muy simpticas.

    Bli cont lo que les haba pasado al querer visitar a la bruja Tina y cmo haban perdido el carro donde llevaban las botellas de risa.

    Eso puede ser muy grave exclamaron Bla y Blu. Puede ser, pero no ser. Un poco de risa repartida en el

    bosque har mucho bien los tranquiliz Bli.

  • 32

    Siempre que le toque a cada uno la risa adecuada interrumpi Arien con preocupacin.

    Tomemos un buen desayuno para cobrar nimo propuso Bli.

    Me parece bien, porque tenemos algo que contarte dijo Blu.

    Se sentaron a la mesa y Arien fue a buscar en la despensa un sabroso pan de avellanas y un tarro con miel. Mientras coman, Blu hizo un breve relato de lo que les haba sucedido:

    Hace dos das que ningn pjaro canta cerca de nuestra casa calabaza. Hemos llamado al amigo Piti, el tordo de las cien melodas, pero no aparece por ningn lado. Cuando se oscurece, slo se oye la nota del Bho de medianoche.

    Tambin desapareci la Mariposa Azul que me visitaba todas las maanas agreg Bla; temo que le haya pasado algo.

    Muy raro, muy raro opin Bli; habr que investigarlo.

    Apenas terminaron de comer, los cuatro salieron en busca del buque de Arien y las risas de Bli. A la luz de la maana, los senderos se despejaron y hasta las piedras y races desaparecieron del camino. Recin entonces notaron que tambin haba desaparecido la habitual bulla de pjaros y colmenas silvestres que forman parte de la msica del bosque.

    Este silencio es preocupante; tenemos que averiguar a qu se debe dijo Bli.

  • 33

    Encontraron el carro debajo de un montn de ramas y, por cierto, faltaban algunas botellas: las que contenan risas de ratn y de moscardones.

    Los gatos y las araas anduvieron por aqu adivin Bli.

    Quiere decir que ya son clientes nuestros ri Arien recogiendo y ordenando los frascos que haban cado al suelo.

    Qu bonitos frascos azules! exclam Bla ayudando tambin a ordenar.

    Contienen risas de aires suaves y flores... Bli no alcanz a decir ms, porque de los troncos cercanos

    brotaron unos ancianos altos, de barbas verdes. Algunos lloraban, otros tenan una expresin desganada o de dolor. El ms viejo, que no era el ms triste, murmur con voz profunda:

    Soy el espritu del Coihue*, el rbol ms antiguo de este bosque; con tantos aos que tengo, me duelen las races, pero no me canso de cantar y sonrer.

    No saba que los rboles sonrean coment Bla. Yo tampoco dijo Blu. Ambos se pusieron a imaginar

    cmo sera una sonrisa de ramas y hojas. Pero el buen espritu del Coihue explic:

    Nuestra sonrisa son los nidos de los pjaros, las telas de las araas que se refugian en las arrugas de los troncos, los hongos que crecen a nuestros pies, tambin los miles de seres que dependen de nuestros frutos y flores.

    Bli se oscureci por primera vez. Lo ms difcil es fabricar sonrisas de nidos. Creo que mi ciencia no alcanza para

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    tanto. Pero qu ha pasado, espritu del Coihue, que ya no tienes sonrisas?

    No s, estimado Bli; desde hace varios das, ni zorzales ni tordos comen ya mis frutos, ni los picaflores hacen sus nidos entre mis ramas bajas. Tampoco vienen a habitar en mi tronco araas ni mariposas.

    Otros ancianos de los rboles unieron su reclamo al del Coihue:

    Nos duele la soledad de nuestras ramas y tal vez tenemos alguna grave enfermedad murmuraron dejando caer hojas.

    Eso no lo creo, ustedes se ven saludables. Tendremos que aclarar este misterio dijo Bli, recuperando de a poco su luz natural.

    Regresaron a la cabaa con el buque intacto. Bla y Blu cambiaron una bolsa de piones que traan, por un frasco de risas de flores y prometieron estar atentos a cualquier cosa extraa que pudiera explicar lo que suceda a los rboles.

    Bli decidi consultar a Tri-li, un extrao personaje mitad brujo y mitad elfo, como lo indicaba su nombre: "tri", por los tiritones que trasmita su parte de brujo, y "li" por la frivolidad que caracterizaba su parte de hada. Era un caso nico cuya historia comenz cuando su madre, el hada Liln, despus de haber dormido gran parte del invierno bebiendo la savia del avellano donde tena su palacio, despert al llegar la primavera. Entonces se dio cuenta de que pronto iba a tener un beb elfo, que es la manera como florecen las hadas. Decidi dar un paseo y contemplar los brotes de los rboles para que el elfo naciera hermoso y sin malicia. Sin querer se acerc demasiado al pantano donde

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    Trumao, el nico brujo del bosque, no ms grande que un ratn, tena su palacio de barro. Liln iba cantando entre las ramas; al orla, Trumao sali furioso y lanz al hada una maldicin que cay directo en el corazn del beb elfo. Tri-li naci sin alas y con el corazn mezclado de buenas y malas intenciones. Precisamente por esto Bli decidi hablar con l.

    Saldr a buscar a Tri-li comunic a Arien. Hay que pronunciar su nombre en secreto y nunca se sabe dnde est: si debajo de una piedra o volando sobre un murcilago. Prefiero que no me acompaes, estimado socio, puede haber pinchazos como el otro da. Encrgate de las siguientes tareas: recoge roco antes de que salga el sol; apenas quedan unas gotas con las duchas que nos dimos. Cuida la casa, cambia las hojas de las camas y si alguien quiere alguna risa, ya sabes cul conviene recetar.

    Fueron tantas las tareas que enumer Bli, que Arien no alcanz a preguntar cunto tiempo estara lejos. Su jefe se perdi rpidamente entre las matas, llevando slo el misterioso mapa de los seres del bosque, algo de polvo picante como defensa por si cruzaba un campo de elfos y un frasco de sonrisa azucarada. Como le gustaba pensar en voz alta, decidi hacerlo en la lengua secreta de la Gente Pequea, por si haba espas en el camino. Entonces mur-mur en tono de oracin:

    Gundru Foel Tri-li, em soe an bune. (Fantstico Elfo Tri-li, quiero que hoy seas bueno.)

    Una risa tembl entre las hierbas y se alej rpido hacia el ro cercano. Bli se detuvo a escuchar y sonri.

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    Tri-li anso bun nime! (Tri-li est de buen nimo.)

    Bli camin con nuevas energas, antes de que Tri-li cambiara el humor, porque el carcter de un elfo con influencia de brujo vara ms que el clima en la alta montaa. Pero no haba que alegrarse demasiado, pues buen nimo de brujo significa estar con ganas de hacer bromas pesadas al ms cercano. In Tri-li soe bun nime, su lofo per runin brumo. (Si Tri-li est de buen nimo, se hallar cerca del arroyo del bosque.)

    As fue: Tri-li se estaba baando en las pozas que suelen formarse entre las piedras a orillas del arroyo.

    Buenos das, Tri-li salud Bli ms sonriente que nunca.

    S, s, buenos chill el otro zambullndose y apareciendo ms lejos; qu venas murmurando all en el bosque?

    Oh, era tuya la risa que o entre las hojas! Vena pensando en que eres un elfo maravilloso.

    Algo te preocupa, lo veo en tu nariz grit Tri-li, nadando hacia la orilla.

    S, vengo a consultarte, porque t conoces todo lo que sucede en el reino de las hadas y en el de los brujos contest Bli sobndose sin querer la nariz.

    Bien; saldr del agua para escucharte dijo el otro lanzando una ola que empap a Bli.

    Al llegar a la orilla, apareci Tri-li con su graciosa cara de elfo y su cuerpo de brujo cubierto de pelos.

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    Disculpa, no pude dejar de hacerte una broma. Mm... contest Bli secndose la cara con la barba. Ambos se sentaron sobre unas piedras, lo que significaba

    abrir la consulta. Cul es la preocupacin? pregunt Tri-li

    amablemente. Se trata de los rboles alcanz a decir Bli. Ya lo s, no tienen sonrisas de nidos ni bulla de pjaros.

    Lo siento, no puedo ayudarte grit Tri-li mirando a Bli con sbito enojo.

    Pero por qu no? Bli casi perdi todas sus sonrisas, aun las de buena educacin.

    Porque me aburri lo que llaman el canto de las aves. Desde el amanecer es-

    tn piando, graznando, gorjeando y me despiertan con su charlatanera. A medioda es tanta la bulla que no puedo dormir la siesta. Me vuelven loco!

    Tri-li se transform en un remolino de viento que levant una desagradable nube de tierra y hojas, y

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    desapareci. Bli iba a empezar a enojarse por primera vez en su vida, lo que le impedira fabricar sonrisas, cuando cay del cielo una gran sombra: Piti, el tordo de las cien melodas, se detuvo, como un gigante, delante de la pequea figura del anciano. Lo menos que esperaba Bli era que Piti tuviera algn problema, pero as ocurra.

    Ea, ea! Menos mal que te encontr, amigo Bli! T sabes que a los tordos nos gusta vivir en familias grandes, en grupos de quince aves, todas parientes y nos encantan ciertas frutas silvestres que crecen a orillas del arroyo del bosque; pero ya no podemos acercarnos a este lugar, a no ser de a uno.

    Y quin impide que se acerque la bandada? pregunt Bli.

    Los pequeos elfos; ellos no nos dejan acercarnos al arroyo ni al bosquecillo de maquis. Nos disparan toda clase de cosas, hasta sus ropas y zuecos. Tampoco quieren vernos anidar en los coihues y menos en los robles. Alegan que somos muy bulliciosos.

    Sospecho quin es el que arm todo el asunto entre ustedes, los rboles y los elfos: ese personaje se fue furioso como un remolino infernal, gritando que no le gustaba el canto de las aves.

    Una sospecha es apenas la sombra de una rama. Anda, Bli, averigua si por ese lado encuentras al que no nos deja entrar al bosque.

    Ir y cambiar una sonrisa por otra mejor. Ea, ea, buena suerte cant Piti tragndose una

    piedrecilla brillante.

  • 39

    Bli tom el camino hacia el roble donde habitaba el Duende Cara de Palo. Entonces not un olor a pantano que iba llenando el bosque.

    Uf, qu olor! Con Cara de Palo venceremos las dificultades que se presenten suspir el anciano, tocando el bolsillo donde traa el frasco de sonrisa azucarada.

    Saba que para vencer las dificultades iba a necesitar a todos sus amigos: Bla, Blu, Arien, tal vez un par de araas andrajosas, y a Piti y sus bandadas. Tambin a Tina, que haba criado a Tri-li cuando su madre, la hermosa hada Liln, lo lanz desde lo alto del avellano para que aprendiera a volar. Bli se dirigi hacia el viejo roble con el mapa del bosque a mano; con mucha precaucin evit el terreno de los elfos y cambi varias veces de rumbo por si lo seguan, hasta que lleg sano y salvo a su destino.

    Ea, ea! Hay alguien en casa? pregunt al ver que la entrada al rbol estaba tapiada con ramas.

    Nadie contest. El silencio del bosque sin pjaros se hizo tan hondo, que a Bli se le hel un poco la sonrisa. Dio una vuelta en torno al tronco del roble pero no hall los atados de lea y hojas, ni huella del duende, y s unos gusanos y moscas del pantano, lo que lo asust an ms.

    Se habr cambiado de casa mi amigo o andar visitando a sus parientes que trabajan en las minas de oro? se pregunt Bli francamente alarmado.

    Contaba con la ayuda de Cara de Palo. Volvi a llamar acercndose a la entrada

  • 40

    por si su amigo estuviera dormido. Ya perda la esperanza, cuando salt a sus pies una pequea rana de Darwin*.

    Por favor, no grite. Mi amo, el seor del Roble, est enfermo dijo con su voz aflautada.

    Perdn, qu le sucede a mi buen amigo? Creo que est envenenado. Ayer encontr en el bosque

    una botella que zumbaba como si tuviera moscas y se tom todo el contenido, diciendo que, sin duda, su amigo Bli se la haba dejado de regalo. Desde ese momento no ha dejado de zumbar.

    Oh!, qu desgracia, qu error!, se tom una de las botellas que justamente ayer perdimos en el bosque, no lejos de aqu. Por suerte, como soy el fabricante, puedo sanarlo rpido. Pregntale si puedo pasar.

    Es que perdi el habla, slo zumba y zumba como abejorro.

    Entonces entrar a ayudarlo. Conozco el antdoto explic con lenguaje de doctor.

    No bien levant la cortina de ramas, Bli sinti como si estuviera dentro de una colmena: los zumbidos estremecan la honda cavidad del rbol. Muy afligido corri hasta el fondo donde el Duende tena su dormitorio. El seor del Roble, tendido en la cama, temblaba de pies a cabeza; agotado de tanto zumbar, apenas abra los ojos. Bli, que nunca lloraba porque era creador de risas, solloz al ver el grave estado de su querido amigo. Sin poder contener su pena, derram grandes lagrimones sobre la frente del seor del Roble y varios ms sobre su pecho. De inmediato ste dej de zumbar y se sent en la cama como

  • 41

    si recin hubiera despertado y sin cara de palo! Bli se sec los ojos y volvi a sonrer como siempre.

    Amigo, de buena te has salvado. No bebas de botellas perdidas en el bosque, es muy peligroso. Por suerte llegu a tiempo para salvarte dijo terminando de secarse la cara con la barba.

  • 42

  • 43

  • 44

    No saba que podas llorar, slo que fabricabas risas. Es que la risa nace del llanto y el llanto de la risa, as

    como el da nace de la noche y la noche... ...del da, ya se sabe. Cmo fue que viniste a visitarme? Bueno, seor del Roble, necesito unir tu poder al mo

    porque... Aqu Bli se acerc a la enorme oreja del Duende y susurr: Pasa algo realmente grave. T y yo tenemos que hacer

    un encantamiento muy difcil. Se trata de Tri-li, el elfo que tiene sombra de brujo en su corazn. Est transformando el bosque en pantano!

    Al Duende se le puso cara de palo en seguida. Alcanz a exclamar dos veces no!, antes de que Bli pusiera en su mano la botella de sonrisas azucaradas. La bebi de un sorbo como era de esperar y al sentirse lleno de otro nimo acept de inmediato colaborar con el doctor Bli. Entre susurro y cuchicheo, ambos tejieron un buen planpara salvar el bosque y transformar a Tri-li en un elfo sin sombra de brujeras.

    La mejor hora ser la del medioda dijo Bli. Muy bien, al medioda contest el Duende. El lugar elegido se sabr en un prximo captulo, es decir,

    antes de medioda.

  • 45

    LAS SENDAS PERDIDAS DEL BOSQUE

    Cuando Bli sali del viejo roble, estaba cayendo la tarde. Se apresur por los senderos, porque tena mucho que hacer. Se dirigi de inmediato a su cabaa, donde Arien an no terminaba las tareas que le haba encargado.

    Deja de arreglar las hojas de las camas, muchacho, y ven a ayudarme con estas botellas.

    Bli levant la alfombra de hierbas, abri la tapa de una trampa, baj por una escalerilla y entreg al sorprendido Arien varias botellas cubiertas de polvo.

    Las guardo en el subterrneo porque contienen filtros peligrosos; por favor, no debes hablar con nadie, ni siquiera con mis mejores amigos, sobre este escondite. Slo t lo sabes, porque eres mi socio advirti, cerrando la trampa y ocultndola en seguida con la alfombra.

    Arien limpi las botellas y, al pasar, ley los letreros: runin, brumo, ronqui, collalla, murin, cunun. "Qu nombres tan raros!", pens para s.

  • 46

    Bli se puso unos anteojos azules y tom el tazn donde preparaba sus mezclas de risas, y un gotario.

    Este filtro requiere buen pulso y una medida exacta. Por favor, Arien, termina tus tareas y no te acerques mientras trabajo orden.

    "Ese no es un trato de socio", pens Arien con razn, obedeciendo de mala gana. Mientras esponjaba las hojas de las camas, no dej de lanzar miradas curiosas hacia la mesa donde se afanaba el anciano. Oy que Bli nombraba los frascos a medida que los tomaba:

    Cuatro gotas de brumo, tres de collalla, una de ronqui, siete de murin, cinco de runin, una de cunun... Tres veces siete da veintiuno. Mezclar bien... Con una gota bastar; dos gotas no le harn dao, pero tres, sera una catstrofe. Arien no aguant la curiosidad: Qu significan los nombres de los frascos? pregunt.

    Acrcate, alguien puede estar escuchando. Arien puso la oreja puntiaguda junto a la boca de Bli: Brumo significa aire del bosque; collalla, veneno de

    hormiga; ronqui, sonrisa de araa; murin, danza de mariposas; runin, agua del ro y cunun, accin! Nunca toques estos frascos ni bebas de ellos, porque tu memoria quedara en blanco, igual que la de un ser recin concebido. Fabriqu un filtro nico, en que slo se borrar lo oscuro, mientras lo claro brillar potente; pero esta mezcla, escucha bien, slo sirve para una persona determinada. A las dems, puede desequilibrarlas. Ahora, a guardar los frascos.

    Volvieron a abrir la trampa y Arien guard los frascos con gran cuidado. Cuando la alfombra estuvo de nuevo en su sitio, Bli lanz un estornudo de alivio.

  • 47

    Ya est. Pondr el filtro en la botella ms pequea. Al llenarse, la botella tom un color gris como de niebla

    liviana, esa que permite distinguir cosas a siete metros de distancia. Bli la alz a contraluz:

    Un filtro cientficamente calculado coment con satisfaccin, guardndolo en la alacena bajo siete llaves.

    Antes de salir advirti a su socio: Ese filtro es el ms peligroso que he fabricado en toda mi vida. Vendr a bus-carlo en el momento preciso. Custdialo muy bien.

    Puedo ir contigo? pregunt Arien. No, por ahora no. Pero mientras tanto anda donde Blu y Bla y encrgales que avisen a Piti y sus bandadas que todos nos juntaremos maana, a medioda en punto, en el lugar donde nace el arroyo. Ni un segundo antes ni un minuto despus.

    Sin discutir, Arien parti corriendo a dar el recado antes de que oscureciera. Entonces Bli sac de un arcn una malla tejida con fibras de maqui y se la meti al bolsillo.

    Creo que la necesitar para conversar con Tina. Antes de salir consult el mapa de las sendas perdidas del

    bosque; as nadie seguira sus pasos. Guard el extremo de su barba en un bolsillo de su gabn para no enredarse en ella y parti con paso ligero.

    Las sendas perdidas son las ms secretas y bellas, y por suerte no haba llegado hasta all la invasin del pantano. Setas luminosas cuajadas de roco guan al caminante y alumbran a los extraos habitantes de ese mundo: algunos no tienen ojos, sino largas y sensibles antenas; otros, en cambio, abren grandes ojos para suplir la ausencia de odos. Bli avanz en profundo silencio, inclinando levemente la cabeza ante los insectos de brillo metlico que lo observaban,

  • 48

    especi de contrasea en que se comprometan a no revelar la presencia del forastero. Camin largo rato. Bli calcul que sera medianoche cuando el sendero empez a oscurecerse; se apagaron las setas, desaparecieron las gotas de roco y los raros insectos.

    El anciano comprendi que llegaba al fin de la ruta; se puso entonces la malla de fibras de maqui y sali a la superficie del bosque, justo frente a la casa donde viva la bruja Tina.

    Con su capa protectora era imposible que lo reconocieran; nadie lo molest, ni elfos ni araas, como si fuera invisible. Junto a la puerta dormitaba el cururo* que cuidaba la casa y serva de transporte a Tina. Bli golpe suavemente la puerta y la hoja gir en silencio, como si su duea supiera que Bli iba en misin secreta. Adentro brillaba un brasero donde herva una tetera cantarna. La bruja reposaba en una mecedora y no despert hasta que Bli le toc el brazo.

    Oh! Me dorm esperndote!

    Cmo sabas que vendra esta noche?

  • 49

    No lo saba, en verdad, pero tena urgencia de hablar contigo por el asunto de los rboles.

    Ser sobre lo mismo a que vengo yo? No lo s. Prometes guardar el secreto? Estoy atorado de secretos; pero s, guardar otro

    ms. Los rboles estn decados, no cantan los pjaros

    y si el bosque se seca, no quiero mudarme al pantano, aunque ah vive mi hermano Trumao. Tampoco podr criar a los pequeos elfos...

    Di mejor malcriar, porque el causante de este desastre es uno de ellos dijo Bli.

    Ests equivocado, el causante es un brujo, por eso el asunto es secreto.

    Supongo que puedes decirme su nombre. Tina se acerc a la puntiaguda oreja de

    Bli: Creo que se trata de mi hermano Trumao, que vive

    echando ventoleras de tierra. Bli movi la cabeza en seal de duda. No es Trumao, aunque no andas lejos, querida Tina. El

    que ha hecho todas estas maldades es tu ahijado, a quien tu hermano manch de rabia el corazn cuando Liln se paseaba cerca del pantano.

    Tri-li? No puede ser, es un buen muchacho! exclam la bruja.

    Shshsh... No hables tan fuerte. T lo criaste a toda maa, Tina; comprendo que lo defiendas, pero tengo el testimonio de Piti, el tordo, y del duende Cara de Palo: ambos saben que Tri-li odia el canto de los pjaros, el vuelo

  • 50

    de las mariposas y las telas de araa. El pantano invade el bosque con sus criaturas viscosas, y si esta situacin contina, no te quedar sino vivir con tu hermano Trumao.

    Tina se ech el delantal a la cara en seal de pena. Yo recib a Tri-li en mis brazos cuando Liln lo lanz al

    aire desde el avellano. Desde entonces, Trumao no volvi a salir del pantano, de pura rabia. Qu podemos hacer? Supongo que a Tri-li no le darn un castigo muy terrible, como aprisionarlo en un tronco hueco igual que al famoso Mago Merln, o transformarlo en gusano.

    No, nada de eso. Acrcate, para que conozcas nuestro plan.

    Tina oy con cara asustada lo que Bli le dijo al odo. Espero que sea lo mejor para mi querido ahijado

    susurr. As ser afirm el anciano; no olvides que la cita es

    al medioda. Sali en seguida y se intern de nuevo en las sendas

    perdidas, porque faltaba lo ms difcil del plan. Eligi un camino iluminado por lucirnagas; una de ellas lo reconoci y se instal sobre su gorro, alumbrando el oscuro tnel a la manera de los mineros. Ciervos volantes* abran y cerraban sus temibles mandbulas, confundiendo al anciano con un rival. l los apartaba con alguna palabra tranquilizadora. Al dar una vuelta, divis, all al fondo, una suave luz azul que parpadeaba haciendo seas. Bli no tard en distinguir una delicada figura que le haca reverencias y que deca con voz musical:

  • 51

    Respetable anciano, soy Brilo, el elfo mensajero de Liln. Ella te espera en el ms aoso de los avellanos. Sigeme, por favor.

    Bli sigui confiadamente al luminoso elfo, no sin antes agradecer a la lucirnaga el haberle prestado su luz.

    EL DUENDE DEL ROBLE VISITA A TRUMAO

    Mientras Bli se diriga al avellano donde lo esperaba Liln, el Duende se encamin a los pantanos, al palacio de barro donde viva Trumao. Cara de Palo haba anunciado su visita al brujo por medio de un gorrin mensajero. Sin duda, era otra de las partes difciles del plan urdido con Bli.

    Espero encontrar a Trumao de buen humor. En todo caso, le traigo de regalo un frasco de buena voluntad mezclado con jugo de mandrgora que me dio el amigo Bli suspir el Duende, pensando que para el brujo se necesitaba mucho ms que un frasco.

    Meterse al pantano, aunque fuera por una buena causa, no le gustaba para nada al ordenado Cara de Palo; pero l era el nico que tena algo de poder sobre Trumao. Se haba

  • 52

    puesto unas botas de hojas que le llegaban casi a la cintura, para tratar de no ensuciarse. Al centro del pantano, sobre una especie de islote, se elevaba el palacio de barro cubierto por musgos que disminuan su desagradable aspecto. Con un suspiro, el Duende dio el primer paso dentro del pantano y se hundi hasta el cuello. "Ufl!", buf, tratando de que no le entrara barro a la boca. Con profunda repulsin avanz hacia el islote, pero no pudo evitar que varias veces el barro le mojara hasta la nariz. Cuando lleg a la puerta del palacio se limpi como pudo, sacudindose y saltando. Sac una botellita de risa azucarada, pero ni as pudo disimular su disgusto; crey sonrer, pero slo haca una mueca de asco. Salieron a recibirlo dos monigotes de barro que lo saludaron lanzndole a la cara unas tortas de lodo refinado. Con voces enronquecidas dijeron:

    Nuestro amo, el gran Trumao, te da la bienvenida.

  • 53

    Cara de Palo casi se devolvi ah mismo, pero aguant y sigui a los monigotes hasta la sala donde lo esperaba Trumao sentado sobre un hongo venenoso.

    Te saludo, Duende del Roble rebuzn el brujo alzando el pie izquierdo.

    Te correspondo gru el Duende estirando la mano izquierda y haciendo el signo diablico.

    Qu malo, qu malo! ri Trumao, lo que significaba qu bueno!. Traigan las bebidas! orden en seguida, sin ofrecer asiento a la visita.

    Los monigotes se presentaron con dos grandes vasos llenos de un lquido hirviente.

    Bebe este delicioso licor de ortigas con jugo de cuncuna* ofreci dando otra patada en el suelo, salpicando lodo a su alrededor.

    Gracias tartamude el Duende tomando el vaso y bebiendo con los ojos cerrados. A su vez, alarg a Trumao la botellita de buena voluntad que le haba dado Bli.

    Qu brebaje es ste? rebuzn el brujo. Finsimo filtro de mandrgora carraspe el Duende,

    sintiendo que la garganta le arda despus de tragar el licor de ortigas.

    Oh! Es algo muy raro de encontrar rebuzn el brujo complacido, y se lo bebi de un trago.

    Durante unos instantes Trumao permaneci inmvil, con expresin de felicidad; pero en seguida cay al suelo, brincando igual que un saltamontes y revolviendo los ojos como ruedecillas infernales.

    El Duende se escondi detrs del hongo-trono del brujo hasta que Trumao cay dormido. Cinco minutos despus

  • 54

    abri ojos normales y una especie de sonrisa curv su boca; pero no saba usar palabras de buena voluntad, y balbuceaba como recin nacido: "gu, gu, gu". Entonces Cara de Palo resolvi actuar:

    Tri-li, el elfo que tiene una mancha de brujo en el corazn, est haciendo mucho dao en el bosque; los rboles pueden secarse, porque no permite que los pjaros aniden en las ramas, ni se cren en los troncos araas y mariposas. La causa es la mancha que t le pusiste en el corazn. Los habitantes del gran Bosque pensamos que se le debe quitar ese brote oscuro. Sin embargo, necesitamos que ests de acuerdo, porque slo t tienes el poder de cortarlo.

    Al terminar su discurso, el Duende del Roble tena ms cara de palo que nunca. Trumao apret los labios, pero un poco de buena voluntad se los abri y dijo brevemente:

    Si el hada Liln viene a mi palacio y me promete que nunca ms cantar cerca de mi pantano, acepto dijo, cayendo en profundo sueo.

    El Duende no demor ni un segundo en salir del palacio barroso, atravesar el pantano y correr a baarse al riachuelo del bosque. Bebi grandes sorbos y en seguida, mientras vesta su nuevo traje de tallos de enredaderas, llam a la rana de Darwin para que avisara de inmediato a Bli el buen resultado de su misin.

    El anciano Bli debe estar saliendo de las Sendas Perdidas del bosque o tal vez est llegando al palacio del hada Liln. Alcnzalo antes de que se encuentre con el hada!

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    La rana tena dibujados todos los caminos del bosque en su pequeo cerebro verde, incluso las Sendas Perdidas y hacia estas ltimas dirigi sus giles saltos.

    CONVERSACIN EN EL AVELLANO

    Guiado por Brilo, el elfo enviado por Li- ln, Bli sali de las Sendas Perdidas justo al pie del avellano. En eso, lleg la rana de Darwin, tan apresurada, que cay de boca sobre el anciano mago, terminando ambos entre la hojarasca.

    Espera, tengo un recado de mi amo, el Duende del Roble grit atorndose.

    Oh, es muy importante! Dice que si "ella" va al palacio barroso a decirle que

    acepta no cantar cerca del pantano, "l" cambiar el corazn de Tri-li silb al odo de Bli.

    Cara de Palo lo ha hecho muy bien; dile que no se olvide de la cita al medioda. Gracias...

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    Pero la rana ya haba partido. Brilo hizo unas seas luminosas para apresurar a Bli y ambos ascendieron por una escalerilla tallada en el tronco del avellano, hasta llegar al palacio de Liln, que se abra entre las hojas ms tupidas como una gran flor azul. Bli estir sus ropas y se sacudi la barba para presentarse ms ordenado ante la ms refinada de las hadas del bosque. Entr en puntillas detrs del elfo, haciendo venias por si acaso, porque a las hadas les gusta aparecer de repente. Mientras trataba de pensar en cmo convencer a Liln para que fuera al desagradable palacio donde habitaba Trumao, unas risas empezaron a seguirlo. Tante el bolsillo en que llevaba un pequeo frasco azul de sonrisas amistosas mezcladas con buena voluntad, muy necesario en momentos de firmar un tratado de paz. Las risas que celebraban su paso se hicieron ms agudas las hadas suelen ser casi siempre muy risueas, lo que aprovech Bli para recoger los graciosos ecos en un caracol que haba tenido la precaucin de llevar. Estaba pensando en la conveniencia de regalar risas de hada a las personas sin imaginacin, cuando se abri frente a l una especie de ptalo y apareci el saln del hada.

    El saln se vea pequeo y grande al mismo tiempo, tal era la proporcin de murallas y techos de diferentes dimen-siones. Cualquier visitante hubiera credo que estaba en un palacio de espejos, dispuestos de tal manera que el todo se reflejaba en cada parte: era imposible determinar dnde empezaba o acababa el entorno.

    Liln se encontraba de pie en el centro de un milln de ptalos de variados matices azules. Bli hizo una profunda reverencia y el hada inclin varias veces la cabeza. En torno a

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    ella las paredes sedosas crujan levemente, como si estuviera rodeada de seres invisibles. Liln indic al anciano mago un asiento que se meca suavemente como flor; ella se sent en otro que se alz del suelo. Una delicada mano surgi entre los cortinajes y ofreci a Bli una copa que se reflej en rededor, de manera que no se saba cul era la verdadera. Liln habl por primera vez:

    Si tomas la verdadera copa, tienes un punto a tu favor. "Empezaron los tpicos acertijos", pens Bli. Pero cuando

    apareci la mano, l se haba fijado muy bien en que la copa verdadera tena un punto brillante que reflejaba la cara del hada.

    Es sta dijo con seguridad, tomando la delicada copa llena de la deliciosa bebida que da la felicidad.

    Liln sonri, para no dejar ver su molestia por haber perdido. Bli, a su vez, le alarg el burbujeante frasco azul.

    Dos puntos a tu favor si las burbujas alegran tu corazn fue el acertijo del anciano mago.

    Amistad y conformidad traern la paz cant el hada anotndose los dos puntos que borraron en seguida su desagrado.

    Despus de beber los filtros, ambos empezaron la negociacin, con la sonrisa en la cara y el corazn bien dispuesto.

    Qu aire te ha trado hasta el avellano? pregunt ella.

    Un aire de preocupacin. Tu hijo Tri- li no se encuentra bien; la raz de brujo que tiene en el corazn lo hace odiar los cantos de los pjaros, el vuelo de las mariposas y la presencia

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    de las araas; no permite que estos seres habiten en el bosque y...

    Los rboles estn sufriendo, he sentido en el aire el hedor a pantano; seres viscosos amenazan secar hasta mi avellano mgico admiti Liln; pero no creo que Tri-li sea el causante.

    Si no me crees a m, vuela hasta el arroyo, donde Piti, el tordo de las cien melodas, es el mejor testigo de lo que sucede.

    Oh, no dudo de tu palabra. Sin embargo, siempre es posible equivocarse al juzgar a los dems.

    Es verdad, pero en este caso tengo tambin el apoyo de los espritus de los rboles, y del propio Tri-li, con quien me encontr a orillas del arroyo: se puso furioso cuando le habl del problema, grit que no soportaba la bulla de los pjaros y se transform en un remolino infernal.

    Cunto lo siento! exclam el hada con sinceridad. Pero qu puedo hacer en este caso? No tengo poder sobre su raz de brujo.

    Claro que lo tienes afirm Bli, con su mejor sonrisa, porque la parte peligrosa de la conversacin haba llegado.

    Cmo lo sabes?El Duende del Roble fue al pantano... Ah, visit a Trumao! Qu mentira dijo se malvado? Dijo que aceptaba sacar la raz oscura del corazn de

    Tri-li, si t misma ibas a su palacio a prometerle que no volveras a cantar cerca del pantano.

    Qu ocurrencia ms tonta! Yo, ir al espantoso lugar que l llama su palacio? Perdera todas mis virtudes de hada.

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    Ya perd algunas cuando me toc con su mirada de brujo el da en que sin querer me acerqu al pantano; del susto que tuve, naci Tri-li con una mancha en su corazn. S, lo lanc del avellano creyendo que tena alas, como los dems elfos, pero por su pesadez de brujo se azot en el suelo. No lo hice con mala intencin se disculp graciosamente.

    Bli tuvo entonces la mejor idea de su vida: Te propongo que te encuentres con Trumao en un lugar

    en que ni l ni t puedan ejercer sus virtudes. Qu lugar tan raro es se? El hueco del roble donde vive el duende Cara de Palo.

    Ah, el nico poder que existe es el del propio duende. Y estar de acuerdo Cara de Palo? Sin duda que s. En el bosque todos estamos

    preocupados por esta desagradable situacin. Supongo que ser una reunin secreta, no quiero que se

    sepa que he estado cerca del brujo. Absolutamente secreta asegur Bli. A qu hora se efectuar? Al amanecer, antes de que brille el primer rayo de sol. Habiendo llegado a un acuerdo, ambos hicieron

    profundas venias de despedida. Bli baj por la escalerilla del avellano alumbrado por el elfo Brilo. Rpido, porque la noche iba pasando, corri a comunicarle al sooliento Cara de Palo que la reunin de Trumao y Liln se realizara en el roble.

    Oh, tendr que ponerme a ordenar, no siempre tengo visitas tan importantes y

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    peligrosas dijo el duende con un poco de afliccin. Amigo, aqu tienes una botellita de buen nimo que te

    aliviar de toda preocupacin. Todava me falta comunicar a Trumao que la cita es justo antes del amanecer. Enviar el recado con el Buho de medianoche, a quien he sanado de sus pesadillas diurnas.

    Al anciano le cost encontrar al Buho, porque a esas horas, las ms oscuras de la noche, sola cazar cerca del pantano, precisamente. Lo encontr devorando su cena, una rata sin destino.

    Uh, uh, apenas termine de comer ir a dar tu recado al brujo prometi.

    Bli corri en seguida hacia su cabaa con el tiempo justo para darse una breve ducha de roco. Arien despert al sentir a su socio y le comunic que Blu, Bla, el tordo Piti y gran nmero de insectos estaban de acuerdo en reunirse a medioda en el lugar donde naca el arroyo.

    Todo estaba preparado. Bli visti su traje ms oscuro para no llamar la atencin,

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    bebi un dedal de roco con miel y se sinti con fuerzas para asistir a la reunin secreta en el hueco del roble. Antes de partir, recomend a Arien el mayor silencio sobre sus andanzas.

    Volver solamente para recoger la bo- tellita con el filtro. Entonces partir contigo al encuentro del medioda. "Vigila y calla" es la consigna.

    As ser dijo Arien, cerrando la puerta de la cabaa con doble seguro.

    LA REUNIN EN EL ROBLE

    Cara de Palo no haba terminado de ordenar su casa, cuando lleg el brujo Trumao, aferrado a las plumas del Buho de medianoche, al que haba obligado a llevarlo hasta la reunin del roble. Estaba de mal humor, como era de esperarse, y sus pies llenaron de barro el lugar donde se detuvo. El Duende no dijo nada, por prudencia, pero dos cucarachas que solan hacer la limpieza se apresuraron a barrer discretamente el suelo.

    Veo que Liln an no ha llegado rugi ms que habl Trumao.

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    Todava es temprano y... alcanz a decir Cara de Palo, cuando, lanzando luces, entr Brilo, el elfo mensajero de Liln.

    Mi seora est por llegar anunci. Un rumor de alas y sonido de flautas precedi al hada,

    que se acercaba en una nube rosada, con sus hadas de compaa. Un olor a flores recin abiertas llen la habitacin. Al sentir el perfume, el brujo puso cara de asco y lanz un fuerte estornudo que empuj a las recin llegadas contra la pared. Por suerte en ese mismo instante entr Bli, que reparti sin demora risas y sonrisas a los asistentes. El Duende ofreci un fresco desayuno de roco con gotas de buena voluntad en tazas de bellotas. Mientras beban, Bli hizo de inmediato las dos preguntas que decidan la opera-cin de Tri-li. Primero se dirigi a Trumao:

    En presencia del hada Liln y sus damas, siendo testigo de este acuerdo el Duende Cara de Palo, aceptas, poderoso brujo Trumao, que a Tri-li se le arranque del corazn la raz oscura de tu enojo?

    S, acepto, siempre que Liln cumpla su parte. Y t, poderosa Liln ests de acuerdo en no volver a

    cantar cerca del pantano, para lograr que Tri-li se convierta en un elfo de buen corazn, como t lo deseabas?

    S contest ella brevemente, ansiosa de alejarse del brujo.

    Cara de Palo present entonces dos pequeas hojas de coihue donde Trumao y Liln echaron su aliento, que era su manera de firmar. La reunin termin de inmediato y mientras Trumao vol al pantano montado en el Buho de medianoche, Liln se dirigi con su corte de hadas a dar un

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    agradable paseo para olvidar para siempre al brujo y a Tri-li.

    Nadie debe extraarse de los sentimientos de las hadas hacia sus hijos, porque ellas son igual que flores: dejan caer sus frutos y semillas, y el viento y la lluvia se encargan de lo dems. Tampoco los elfos vuelven a recordar a las que fueron sus madres por casualidad, por un rayo de sol que cay sobre ellas, o porque soaron todo el invierno con la llegada de las flores. Hadas y elfos son eso, chispas que brillan en lo sombro del bosque.

    En el roble quedaron Cara de Palo y Bli, felices con el resultado de la reunin. La rana de Darwin, que se haba escondido por temor a los poderosos visitantes, apareci en ese momento para celebrar tambin el buen resultado.

    Querido Duende, guarda estas hojas en tu arcn secreto por si el brujo se arrepiente de su buena accin recomend Bli antes de despedirse. No olvides nuestra cita del medioda!

    All estar puntualmente contest Cara de Palo dejndose caer en la cama para dormir un rato.

    Bli emprendi el camino a su cabaa lleno de contento, sin sospechar el nuevo tropiezo que encontrara en el bosque.

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    CONFUSIN Y CLARIDAD

    Al salir del roble, Bli advirti que el bosque se deterioraba con una rapidez increble. Las ramas caan lacias, el hedor se haca insoportable y hasta las heladas culebras y las ratas huan de all.

    A poco andar, Bli se detuvo, mirando a su alrededor. Si no fuera malo jurar, lo hara. Estoy seguro de que por

    aqu estaba el sendero hacia la cabaa. Bli busc por un lado y otro el camino conocido, pero fue

    en vano; en vez de ir hacia la cabaa, se encontr cerca del Club de los Gatos Viejos.

    Qu raro! Parece que alguien hubiera dado vuelta el bosque.

    Al decir esto una luz se hizo en su cabeza: Tri-li, claro, l haba confundido las seales! Haba sospechado algo, segu-ramente, y quiso despistar con el poder que tienen los elfos de perder y confundir a la gente.

    Pero a m no me confundir murmur Bli. Una de las maneras conocidas de deshacer un enredo

    creado por los elfos, consiste en ponerse los zapatos al revs. As lo hizo Bli y mientras se cambiaba las babuchas puntudas de un pie al otro, crey escuchar una risa entre las

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    hojas. No tuvo dudas de que Tri-li haba girado los senderos; pero no fue suficiente cambiarse las babuchas: los caminos giraron de nuevo hacia otro lado. Lo peor habra sido molestarse, as que Bli se puso a rer con sus ms alegres carcajadas mientras se pona el calzado al derecho. Entonces hizo algo muy sencillo: cerr los ojos y avanz hacia la direccin en que saba estaba su cabaa. La ilusin creada por Tri-li desapareci y Bli no tard en llegar a casa.

    Arien, tenemos que actuar rpido; Tri-li sospecha que estamos tramando algo fue lo primero que dijo.

    Creo que pas por aqu, porque alguien estuvo golpeando la puerta un buen rato, pero no le abr contest Arien, ofreciendo a Bli un vaso de agua endulzada con miel para que repusiera sus fuerzas.

    El anciano mago agradeci al socio su preocupacin y luego de beber abri la alacena con siete vueltas de llave, sac la botellita con el filtro y la guard en uno de sus bolsillos secretos.

    Vamos, Arien urgi abriendo la puerta. Ambos partieron a buen paso. Caminar no les impeda

    pensar; cuando iban por la mitad del sendero hacia el arroyo, Arien pregunt en voz baja:

    Qu gusto tiene ese filtro? Bli se detuvo en seco, con cara de espanto. Olvid ponerle buen gusto! Tengo que regresar a la

    cabaa donde guardo las esencias. Adelntate, muchacho, tratar de estar a la hora que fijamos.

    Bli se devolvi a la carrera, pisndose la barba y tropezando de puro nervioso, mientras Arien continuaba su camino hacia el arroyo. Apenas lleg a la cabaa abri la

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    alacena y mir la cantidad de frascos unos llenos de risas, otros, de esencias de hierbas y races, sin saber cul elegir.

    A ver, a ver, qu sabor preferir Tri-li? De rosas no, su raz de brujo rechaza lo perfumado; tampoco de frutillas* silvestres... Mm, tal vez un poco de natre*, cuya amargura complace a los seres oscuros y refresca la fiebre... S, una gota de natre es lo perfecto.

    Agreg al filtro la gota que faltaba y parti a la carrera a travs del bosque. Le esperaba otra sorpresa: en un recodo se encontr con el propio Tri-li, que pareca esperarlo en medio del sendero.

    Por qu corres tanto, Bli? Tienes algn plan secreto? Te veo trajinar mucho ahora ltimo.

    Qu contestar? El cerebro de Bli se paraliz por varios instantes. Mientras recobraba la tranquilidad para pensar, all, junto al arroyo del bosque, iban reunindose todos los asistentes a la cita mgica del medioda.

    El tordo Piti beba, entonando trinos banales, aunque su corazn de pjaro estaba lleno de expectacin por lo que iba a ocurrir. Se mora de ganas de meterse bajo la piedra donde se ocultaban Bla y Blu y preguntarles si saban en qu consista el plan de Bli.

    Los espritus de los rboles no cesaban de suspirar como de costumbre: se trataba de no llamar la atencin.

    Tina teja sentada en una rama, aparentemente tranquila, aunque su corazn temblaba de miedo por su querido Tri-li.

    El Duende del Roble acechaba entre las hojas por si fuera necesario reforzar el efecto del filtro. Junto a l, la rana de Darwin haba abierto un agujero en el suelo para esconderse si algo sala mal.

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    Araas y mariposas se ocultaban entre las hierbas, esperando el momento de regresar al bosque. Todo estaba preparado. Por qu Bli no llegaba an, si hasta Arien se haba instalado entre unas races, con algunas botellas de risas consoladoras bajo el brazo? Nadie saba lo que poda pasar.

    Entretanto, all en el bosque, Bli abra y cerraba la boca frente a Tri-li; por fin, al cabo de unos momentos, su cerebro volvi a funcionar: no quera mentir al elfo, pero tampoco le poda revelar el plan, as que se puso el dedo en la boca en seal de silencio y slo dijo:

    Pronto lo sabrs. Ven conmigo al arroyo. La curiosidad era una de las debilidades de Tri-li y sigui

    a Bli haciendo toda clase de preguntas, lo que puso ms ner-vioso al mago.

    No hagas preguntas, no puedo contarte lo que suceder dentro de un rato, se echara a perder un importante secreto. No te separes de m porque t sers el primero en conocer algo maravilloso.

    Tri-li no quiso averiguar ms y se fue pegado a Bli hasta que llegaron al arroyo. Al ver a Tina, el elfo corri hacia ella:

    Ser el primero en conocer algo maravilloso grit con sonrisa radiante.

    Qu bueno, hijito! contest ella, sintiendo que su corazn se estrujaba de pena.

    Cllate, tordo! chill Tri-li al or cantar a Piti. El tordo desapareci en un segundo. Fue la seal que

    todos esperaban: Bli sac el filtro de su bolsillo secreto y exclam:

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    He trado el filtro de las maravillas, para que se borre y desaparezca lo que nos disgusta y brille lo mejor de nuestro corazn.

    Prometiste que yo sera el primero grit Tri-li ponindose de un salto junto a Bli.

    Acurdate de dejar un poco a los dems advirti Bli.

    Todo para m chill Tri-li bebiendo el frasco de un sorbo.

    Una mueca malvada llen la cara del elfo, para luego ir cambiando hasta transformarse en una sonrisa tranquila y brillante; pero lo ms inesperado fue que los pelos que cubran su cuerpo cayeron al suelo como un manto oscuro. En seguida, sus dientes, que eran afilados, se redondearon y le creci un par de alas transparentes en los omplatos, que es donde las tienen las hadas y los elfos. Todos lanzaron un OOOH! que dio la vuelta al bosque. Tina corri hacia Tri-li y un elfo completamente cambiado cay dormido en sus brazos murmurando:

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    Qu filtro tan maravillosooo!... Tri-li durmi varios das mientras la zona oscura se borraba de su cerebro y su corazn. Tina lo llev a su casa como haba hecho cuando cay del avellano. Los pequeos elfos se portaron como nunca antes; ayudaron a la pequea bruja en todo, aunque no dejaron de hacer algunos desrdenes, como dar vuelta un frasco de miel sobre el fuego de la cocina y perseguir a los gatos viejos con una lluvia de piedras. Cuando Tri- li despert, su primera pregunta fue:

    Por qu no cantan los pjaros en el bosque? Porque tienen miedo de los pequeos elfos contest

    Tina. Eso no puede ser, yo mismo ir a llamarlos para que

    llenen con sus trinos el aire y con sus nidos las ramas de los rboles.

    Como ahora tena alas revolote sembrando alegra por todo el bosque. La bruja Tina se admir del cambio que haba experimentado su protegido en tan poco tiempo.

    Vengan!, vamos a llamar a los pjaros! grit Tri-li a los pequeos elfos.

    Acudieron igual que una nube de mosquitos y siguieron a su jefe sin extraarse de que ahora las rdenes fueran todo lo contrario de las que haba dado antes.

    El hedor a pantano desapareci, los seres viscosos regresaron al lmite que siempre tuvieron, es decir, el pantano volvi a ocupar su lugar acostumbrado.

    Los espritus de los rboles suspiraron con alivio, alzando sus ramas y agitndolas de felicidad. En el bosque nuevamente se escuch el misterioso zumbido de la vida.

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    Bla y Blu invitaron a su casa calabaza a Bli y a su socio Arien; al Duende del Roble; a Tina y a Piti, el tordo de las cien melodas; y, por cierto, a Tri-li para celebrar su transformacin. Con el tiempo hasta el nombre del elfo cambi: todos lo llamaron Til, porque ya no haba divisiones en su alegre corazn.

    El brujo Trumao se encerr en su castillo del pantano; desde entonces us anteojos oscuros para no ver el brillo de las hadas y se puso tapones de barro en los odos para no escucharlas.

    Y en el aoso avellano, Liln ha agregado una nueva sala a su palacio azul, an ms misteriosa que la de los espejos. En las noches suele volar por el bosque seguida por un squito de elfos y lucirnagas, derramando luz y msica. A veces Til la acompaa; pero ambos han olvidado por completo que son madre e hijo, lo que no es de extraar, porque hadas y elfos no tienen corazn humano, sino vegetal, y sus hijos e hijas son como las semillas que vuelan por el aire, sin lazos sentimentales con quien les dio origen. Sin embargo, entre Liln y Til hay un especial impulso de simpata.

    Bli y Arien tienen ms xito que nunca con su venta de risas y sonrisas de todos los colores. Han aadido la creacin de risas de hadas, que guardan en conchas de caracol en vez de botellas.

    Blu no deja de recargar cada ao el frasco donde guarda el mgico rayo de sol, aunque ya no sufre de tristezas inver-nales ni de miedos; Bla tiene charlas un poco lateras con la Mariposa Azul y con sus vecinos, los seres del da y la noche, lo que significa que la vida ha vuelto a la normalidad. Lo

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    ltimo que se ha sabido del matrimonio y de su casa calabaza, es que adoptaron un pequeo elfo algo inquieto, pero nunca tanto, que ilumina sus das y noches mejor que el frasco de sol.

    El Duende del Roble ha puesto un taller de ropa hecha y zuecos de madera para vestir a los desordenados elfos.

    Y hasta el Club de los Gatos Viejos ha adquirido un mejor aspecto despus de que Arien arregl el techo con unos cuantos clavos.

    Dicen que las pocas felices no tienen historia, por eso sta termina aqu, esperando que alguna turbulencia vuelva a es-tremecer los ramajes del gran Bosque para contar nuevas aventuras de las tribus de la Pequea Gente.

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    GLOSARIO

    algarroba: fruto del algarrobo, rbol siempre verde. choroy: loro. ciervo volante: insecto coleptero. coihue: nombre araucano de un rbol de Chile y Argentina, que crece muy alto. Sus ramas son horizontales. cuncuna: nombre que se da en Chile a la oruga. cururo: ratn campestre de color negro. dihuee: nombre que se da en Chile a algunos

    hongos que crecen en los rboles del sur. frutilla: fruta chilena, pequea muy dulce. natre: arbusto chileno, cuyas hojas son muy amargas.

    patagua- rbol chileno, muy frondoso, que produce flores blancas en forma de campanitas. rana de Darwin: pequeo

    batracio del sur de Chile, que cambia de color verde, amarillo, caf o gris, segn el lugar donde vive. Es

    distinto a todos los otros batracios del mundo porque despus de que la hembra pone los huevos, el macho los ingiere y los mantiene durante casi tres semanas dentro de l y al fin expulsa las cras por la boca.

    tamarugo: rbol chileno, parecido al algarrobo, que crece en el desierto nortino.

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    NOTA SOBRE LA AUTORA

    Como "una mujer que tiene algo de hada", defini a Alicia Morel el poeta Braulio Arenas.

    Y ella misma, en cierto modo, se reconoce inmersa en ese mundo donde reinan las hadas, los duendes, los elfos... "El elemento maravilloso y fantstico declaraba en una entrevista es algo inherente a mi forma de pensar. No es que evada la realidad, penetro en ella por esta va. En mis cuentos para nios, realidad y fantasa se mezclan; porque la realidad suele ser fantstica y lo maravilloso resulta real."

    En otra oportunidad, reafirmando esta misma idea, seal: "Lo maravilloso nos hace entrar de manera ms profunda e indolora en la realidad, que siempre nos sobrepasa con su complejidad infinita".

    Alicia Morel naci en 1921 y fue la mayor de sus hermanos. Desde pequea le contaron cuentos y ms tarde se fascin con los textos e ilustraciones de El tesoro de la juventud. As comenz a desarrollar la imaginacin, y no es difcil adivinar la influencia de sus lecturas en su labor de escritora.

    Cuando cumpli los diecisis aos, su padre le hizo un regalo que nunca hubiera imaginado: mand a imprimir doscientos ejemplares con sus primeros intentos literarios, en un pequeo libro de poemas que se llam En el campo y la

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    ciudad. Y en 1940 public Juanilla, Juanillo y la abuela, una novela infantil cuya accin transcurre en el Cajn del Maipo.

    Los cuentos de la hormiguita Cantora y el duende Meloda nacieron en Radio Chilena, en 1954, como libretos para radioteatro y en 1956 fueron editados como libro.

    A partir de 1968 y durante cuatro aos, vivi en la ciudad de Valdivia, cuya maravillosa naturaleza inspir y sigue inspirando muchos de sus relatos. Por lo dems esto no era nuevo en la personalidad y la obra de Alicia Morel. "Creo que es el personaje ms importante destac en una entrevista, refirindose a la naturaleza, al tiempo que agregaba: Desde nia me identifiqu con la naturaleza, con los rboles, los bosques, los animales que me salan al paso..."

    De esta poca data El increble mundo de Llanca, obra que obtuvo un premio de la Asociacin de Amigos del Libro. Adems, por aquellos aos conoci algunas leyendas mapuches, que ms tarde se convirtieron en los Cuentos araucanos. La gente de la tierra, por los que recibi una distincin de la Municipalidad de Santiago.

    Ambos libros El increble mundo de Llanca y Cuentos araucanos. La gente de la tierra aparecieron incluidos en la Lista de Honor de IBBY (Organizacin Internacional para el Libro Juvenil).

    Tambin en los alrededores de Valdivia recogi de una fuente oral una serie de relatos autnticos que reuni en un libro bajo el ttulo Cuentos de la lluvia.

    A fines de los aos 70, Marcela Paz invit a Alicia Morel a escribir en conjunto Perico trepa por Chile, un notable proyecto ideado por la creadora de Papelucho.

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    Y entre muchas otras obras, tanto para adultos como para nios, el teatro infantil y los tteres, han sido otra faceta de esta autora, y para ellos cre La flauta encantadc, publicada per- Editorial Andrs Bello, y Hagamos tteres.

    Para la autora son tambin de gran importancia las leyendas y mitos de Amrica: "Son nuestros autnticos y originales cuentos de hadas". Por eso tambin ha recopilado las ms diversas leyendas, algunas de las cuales aparecieron en Cuentos y leyendas iberoamericanos y otras integraron el volumen Leyendas bajo la Cruz del Sur, editada bajo el sello Andrs Bello en 1996.

    Siguiendo la inspiracin de los relatos fantsticos que la acompaaron en su niez, de todas las leyendas que ha ido conociendo a travs de su vida y de todo lo maravilloso que sucede en la vida real, Alicia Morel ha seguido escribiendo: La era del sueo, El viaje de los duendes al otro lado del mundo, y ahora, la encantadora historia de El fabricante de risas.

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    SUGERENCIAS PARA UNA LECTURA CREATIVA

    I. RECORDEMOS LA HISTORIA Y SUS PERSONAJES

    1. Qu te pareci la historia del fabricante de risas? Qu fue lo que ms te gust de ella?

    2. De los personajes que aparecen en ella, a cul prefieres? Por qu?

    3. Aqu tienes cuatro de los personajes de la historia. Debajo de cada uno de ellos aparecen palabras que pueden caracterizarlos. Elige la que en tu opinin le viene ms a cada personaje. a) Bli b) Arien c) Tri-li d) Liln

    -flojo -trabajador -burln -misteriosa -ingenioso -triste -cambiante -graciosa -pensativo -chistoso -veloz -cariosa

    4. Y t, cmo eres? Piensa en algunas caractersticas de tu forma de ser, y prueba a describirte por escrito, como si estuvieras empezando tu diario de vida.

    5. Une los personajes de la primera columna con sus hogares, que estn en la segunda:-Liln -Bla y Blu -Trumao -Cara de Palo -Bli -Palacio

    en el pantano -Cabaa de hojas secas -El viejo roble -Avellano -Casa calabaza

    6. Si la autora te pide que dibujes a alguno de los personajes de este libro, a cul elegiras?

    Cmo lo representaras? Elige a uno o dos y dibjalos con todos los detalles que se te ocurran. Piensa, por ejemplo, en los colores y la forma de la ropa con que los vestiras. Trata de no inspirarte en los dibujos del libro,, sino en tu propia imaginacin.

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    7. En las ltimas lneas de este relato leemos: "Dicen que las pocas felices no tienen historia, por eso sta termina aqu, esperando que alguna turbulencia vuelva a estremecer los ramajes del bosque para contar nuevas aventuras de las tribus de la Pequea Gente". Sabes a qu se refiere la autora al hablar de "turbulencias"? Averigalo y luego inventa una de esas "turbulencias" que altere la vida tranquila de la Pequea Gente. Quizs puede ser una causada por Trumao... Imagina una nueva aventura en la que uno de los personajes consigue que vuelvan la paz y la alegra para todos.

    En esta sopa de letras encontrars 12 palabras relacionadas con esta historia. Hay personajes, lugares y dos de las palabras que aparecen en el ttulo. Las encontrars en forma horizontal, vertical y diagonal.

    II. QU TE PARECE QUE PENSEMOS Y JUGUEMOS RECORRIENDO ALGUNOS CAPTULOS DE LA HISTORIA?

    p J A V E L L A N O E A B E C D U E N D E D T R U M A 0 K F M 1 A R U P E G T H U S T R C J c R H T S 0 B L 1 F A B R 1 C A N T E E U C 0 P E L F 0 S N R E 0 B P A Y T A W E P 1 N L 0 R N O V U R T X S E M S T T D L T L T U A B R Q W A N P G 0 K N S L A U Z N T

    P A B 0 w N 0 1 E N O

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    Los tiritones de Blu

    Por qu senta Blu una tristeza tan grande que le venan tiritones? 2. Podras imitar los pequeos pasos de ganso de Bla? Juega con tus amigos y amigas a

    imitar pasos de otros animales o aves y traten de adivinar a cul imita cada uno.

    B. El socio de Bli

    1. Quin era y qu haca Arien? 2. Con qu pagaba sus compras la bruja? De dnde venan sus elfos? 3. Imagnate que pudieras salir a vender con Arien cosas entretenidas como piones y

    castaas calientes o risas en conserva. Qu venderas t? Dibjate con un barco como el de Arien y con los productos que vendes. Si decides vender risas en conserva, o algo por el estilo, cmo lo dibujaras?

    4. Quines fueron los primeros clientes de Arien? Recuerdas qu les vendi?

    C. Los pequeos elfos

    1. Cuando Bli y Arien fueron al bosque en busca de la bruja Tina, recuerdas cmo se les perdi el barco? Cul de estas alternativas te parece verdadera?