el evangelio de marcos felix eduardo cisterna

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El relato El ambienté Las ''enseñanzas Editorial .Qaretiapa

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Page 1: El evangelio de marcos felix eduardo cisterna

El relato

El ambienté

Las ''enseñanzas

Editorial .Qaretiapa

Page 2: El evangelio de marcos felix eduardo cisterna

FÉLIX EDUARDO CISTERNA CMF

a reo 5

EDITORIAL CLARETIANA

Page 3: El evangelio de marcos felix eduardo cisterna

Diseño de Tapa: Grupo Uno - Mariela Taccone Coordinación Editorial: Néstor Dante Saporiti

Con las debidas licencias.

Todos los derechos reservados. Hecho el depósito que previene la ley. Impreso en la Argentina. Printed in Argentina.

I.S.B.N. 950-512-388-4 © Editorial Claretiana, 2000.

EDITORIAL CLARETIANA Lima 1360 - C1138ACD Buenos Aires República Argentina Tris. 4305-9510/9597 - Fax: 4305-6552 i'in.ul: [email protected]

Page 4: El evangelio de marcos felix eduardo cisterna

Introducción

No están lejanos los tiempos en que Marcos que­daba relegado a la condición de "pariente pobre" en la recepción eclesial de los evangelios. Un índi­ce de este "olvido" puede observarse en la escasa utilización que de él se hacía en la liturgia antes de la reforma del Concilio Vaticano II.

Desde comienzos del siglo XX esta situación ha comenzado a cambiar. La convicción de que Marcos es el evangelista más antiguo, creador del género literario "evangelio", que ha servido de base a la composición de los otros sinópticos (Mateo y Lucas), y su mayor cercanía temporal a la actuación del Jesús histórico, han despertado de nuevo el interés por la lectura de este evangelio.

También en América Latina estos últimos años la mirada se ha dirigido repetidamente hacia Marcos. La injusticia estructural que agobia a las mayorías del Continente hace que sintonicen más naturalmente con la visión del segundo Evangelio que con otras presentaciones más triunfalistas de la fe.

La recuperación del conflicto histórico de la vida de Jesús como esquema interpretativo para la comprensión de los propios conflictos ha movido a las comunidades cristianas y a los autores sensi­bles a sus preocupaciones a volver a Marcos como un lugar privilegiado para fundamentar una espi­ritualidad de seguimiento del Crucificado.

Esta búsqueda es también el motivo que ha dado origen a estas páginas, dirigidas a aquellos que han comprendido que "en los bailes de la vida, todo cantor debe ir donde el pueblo está", según señala la canción.

La estructura es la misma que hemos adoptado en esta colección para la precedente presentación del Evangelio de Juan: el "relato", que ofrece la perspectiva literaria, el "ambiente", que procura brindar algunos elementos de la historia del autor y de su comunidad, y "las enseñanzas", que apor­ta elementos a la comprensión de Dios y de Jesús que se desprenden de los anteriores.

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Page 5: El evangelio de marcos felix eduardo cisterna

Se trata, por tanto, de una guía sencilla para orientarnos en este Evangelio. Como se ha adver­tido para Juan, la obra puede ser i>l punto de par­tida y servir de constante refereiu u a la hora de abocarnos a la lectura de Marcos.

Anhela ser un trampolín que ayude al "salto del alma voladora" (Marechal) de individuos y comu­nidades cristianas para "refundar" el misterio del seguimiento del Crucificado en solidaridad con los crucificados de este mundo.

Félix Eduardo Cisterna, cmf.

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1. "TERMINOLOGÍA'

a) Los adversarios de Jesús

El refrán "Dime con quién andas y te diré quién eres" habla de los amigos, pero vale también para los adversarios. Bien podríamos decir: "Conocien­do a tus amigos y adversarios... te diré quién e-res..." Esta constatación de la sabiduría popular vale también para conocer al Jesús del evangelio de Marcos.

Dirigiremos primeramente nuestra atención a los adversarios de Jesús y pediremos a sus amigos que nos esperen...

Casi todos los adversarios de Jesús aparecen en las controversias narradas por Marcos en 11,27-12,27. Si las ordenamos según un orden de presen­cia creciente en el evangelio, tenemos:

Los saduceos, que "están equivocados por no comprender las Escrituras ni el poder de Dios" (12,24). (Marcos los menciona una sola vez).

Los herodianos, que han sido enviados "...para sorprender (a Jesús) en algunas de sus afirmacio­

nes" (12,13). La agresividad contra Jesús ya les fue atribuida anteriormente -"se confabularon... para buscar la forma de acabar con él" (3,6)- pero se los menciona además bajo la imagen de la "levadura de Herodes" (8,15), ligándolos íntimamente a los fariseos en todos los casos.

Los fariseos, que comparten la agresividad de los herodianos y, a excepción de 12,13, actúan fue­ra de Jerusalén, generalmente en compañía de los escribas.

Además de los rasgos que herodianos y fariseos poseen en común, estos últimos aparecen siempre

Lossaduceos

Los«', -i

: 12,24

Los herodianos: 3,6; 8,15; 12,13

Los fariseos:

Los ancianos

Los escribas:

12,13; 2,18; 2,24; 8,11; 10,2

y los sumos sacerdotes: 14,10; 15,3.10.11

1,22; 2,6; 3,22; 9,11.14; 12,35.38; 2,16; 7,1.5; 8,31; 11,27; 14,43.53; 15,1; 10,33; 11,18; 14,1; 15,33

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Page 8: El evangelio de marcos felix eduardo cisterna

preocupados por la observancia legal: el ayuno (2,18), el sábado (2,24), "una señal del cielo" (8,11), la práctica de la ley mosaica (10,2).

Los ancianos y los sumos sacerdotes, que -a di­ferencia del grupo anterior- tienen como lugar propio Jerusalén.

Fuera de Jerusalén, sólo se los menciona en los anuncios de la Pasión, aunque allí se refieran los acontecimientos que tendrán lugar en ella. Pero, sobre todo, se subraya la responsabilidad de los sumos sacerdotes en la muerte de Jesús, particu­larmente en los textos en que son nombrados sin ninguna compañía.

A ellos recurre Judas para entregar a Jesús (14,10) y Pilatos tiene conciencia de que ellos lo han "entregado por envidia" (15,10). Por su parte, ellos toman parte activa en el proceso romano donde "acusaban" (15,3) e "incitaron a la gente" (15,11).

b) Los escribas

Los escribas son los principales adversarios de Jesús cuando actúan como grupo. Singularmente pueden comportarse de manera distinta (cf 12,28-32).

Aparecen solos (1,22; 2,6; 3,22; 9,11.14; 12,35.38) o acompañados por otros grupos: con los fariseos (2,16; 7,1.5), con los ancianos (8,31; 11,27; 14,43.53;

15,1) y, sobre todo, con los sumos sacerdotes (ade­más de los textos inmediatamente precedentes referidos a los ancianos, ver: 10,33; 11,18; 14,1; 15,33), de modo que se muestran oponiéndose a Jesús a lo largo de todo el Evangelio.

Se diferencian de Jesús aun antes de su presen­tación (1,22). Apenas aparecen en escena (2,6) toman partido en su contra y esta actitud es una marca distintiva de su comportamiento. En el texto citado (2,6) la crítica "de pensamiento" a la acción de Jesús sale al exterior en palabras dirigi­das a los discípulos (2,16), con quienes discuten (9,14) y a quienes condenan por no observar las abluciones que ellos practican (7,1.5); no com­prenden la función de Elias (9,11-13) ni el sentido del carácter davídico del Mesías (12,35); acusan a Jesús de posesión diabólica (3,22); cuestionan su autoridad (11,27); se sienten agredidos por él y deciden su muerte (11,18) de la que son también responsables, tal como aparece en los anuncios de la Pasión (8,31; 10,33), en el planeamiento y con­creción de su captura (14,1.43), en el proceso ante el Sumo Sacerdote (14,53) y en su entrega a los romanos (15,1; 10,33). En su última aparición, se los describe burlándose de Jesús (15,31; cf 10,33).

Dicha presentación pone al lector, paso a paso, sobre aviso de su peligrosidad (de manera explíci­ta en 12,38: "Cuídense de los escribas").

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Page 9: El evangelio de marcos felix eduardo cisterna

Los "sinópticos"

Los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas son tan semejantes entre sí, que con frecuencia se los presenta en columnas paralelas, de tal manera que sea posible realizar sobre ellos una "mirada de conjunto" (sinopsis) más fácil. Por eso estos tres evangelios se llaman "sinópticos".

¿5 Coincidencias:

a) En la materia: Me (sin contar Me 16,9-20) tiene 661 versículos; de ellos, más de 600 se hallan en Mt y por lo menos 350 también en Le. Mt y Le tienen, por lo tanto, mucha materia en común con Me, pero mucha tam­bién sobre la de Me. De este exceso, a su vez, Mt y Le tienen unos 240 versículos comunes.

b) En la narración: En los 3 evangelios se halla el mismo esquema de la vida pública de Jesús: Un largo viaje de Galilea a Jerusalén. El orden de las narraciones no sigue el orden cronológico de la vida misma de Jesús, sino un orden objetivo. Pero por Juan sabemos que Jesús fue tres veces a Jerusalén.

c) En el texto: Es sorprendente la similitud del texto griego, el cual hubo de ser traducido del arameo.

^ Diferencias:

a) En la forma y disposición del texto, a pesar de tener su primer origen en una tradición realmente común, se notan muchas diferencias.

b) En el contenido: En Me faltan casi enteramente los discursos; en Mt, las sentencias de Jesús están reunidas en seis grandes discursos; en Le, las mismas sentencias están repartidas por todo el evangelio. La historia de la infancia y las genealogías faltan totalmente en Me; en Mt y Le son total­mente distintas. Hay grandes diferencias también en los relatos de la resu­rrección. Además, cada evangelio tiene su material propio.

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c) El poder

La primera y última de las intervenciones de los escribas permite determinar el plano en que se desarrolla su confrontación con Jesús. En ambas escenas niegan que Jesús goce de la posesión de determinadas facultades: el poder de perdonar los pecados y el poder de salvarse, respectivamente.

En 2,7, la negativa aparece en la pregunta: "¿Quién puede perdonar los pecados sino sólo Dios?" y en 15,31 constatan burlonamente: "¡Ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo!" Por el contrario, la primera aparición del término poder en el evangelio es la afirmación de un lepro­so sobre la capacidad de Jesús para curarlo: "Si quieres, puedes limpiarme" (1,40).

A lo largo de su obra, Marcos usa en mayor medida que Mateo y Lucas las formas del verbo "poder" {dynamai) y el adjetivo "(imposible-po­deroso" {dynatós) en los que aparece el conjunto dyn que ha dado origen a nuestros términos diná­mica, dínamo, dinamita, dinastía.

Su uso frecuente en un texto sensiblemente menos extenso que el de Mateo y el de Lucas es significati­vo. El hecho de que posean relatos comunes hace posible la comparación entre los tres evangelios, que ofrecen una visión de conjunto y por eso se denominan Sinópticos (syn-cox\; ópfzca=visión).

10

Teniendo en cuenta las apariciones de los térmi­nos "poder" e "im-posible/poderoso", podemos confeccionar el siguiente cuadro:

Término

poder (verbo)

(im)posible-poderoso

Total

Me

3

4

17

Mt

9

4

4

Le

6

4

36

El adjetivo (im)posible-poderoso aparece con el primero de esos significados, salvo las tres veces en que Lucas emplea el segundo sentido (Le 1,49; 14,31; 24,19). En un caso, la oposición imposible-posible es consignada por todos (Me 10,27; Mt 19,26; Le 18,27); dos veces aparece posible en textos comunes a Mateo y Marcos (Mt 24,24 y Me 13,22; Mt 26, 39 y Me 14,36) y las dos restantes sólo apa­recen en este último (9,23; 14,35).

La importancia que Marcos, con su uso más fre­cuente, concede al verbo, resalta aún más si com­paramos su presencia en los lugares paralelos (relatos comunes por lo menos a dos evangelis-

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tas). Sólo en seis textos de Marcos el término no aparece y sí se hace presente en lugares paralelos: cinco correspondientes a Mateo (16,3; 22,46 y 26, 42.53.61) y uno a Lucas (20,36).

En los otros sinópticos, es habitual el fenómeno contrario: disminuyen notoriamente el empleo de Marcos (ver cuadro I) u omiten el término presen­te en éste (ver cuadro II).

Pero dirijamos por un instante la atención a la persona de Jesús entre la multiplicidad de aque­llos a quienes se asigna poder. De 1,45 a 15,31 se afirma que Jesús no podía entrar públicamente en ninguna ciudad (1,45), no podía permanecer ocul-

Lugares paralelos (Cuadro I)

Me 1,14-45; Mt 8,1-3; Le 5,12-16

Me 2,1-22; Mt 9,1,17; Le 5,17-39

Me 3,22-29; Mt 12,22-32; Le 9,14-22

Me 9,14-28; Mt 17,14-21; Le 9,37-42

Me 10,35-40; Mt 20,20-23

Me 14,3-9; Mt 26,6-13

Me 15,29-32; Mt 27,39-44; Le 23,35-37

Me

2

4

5

3

2

2

1

Mt

1

1

1

2

21

1

1

Le

1

2

0

0

0

0

0

Lugares paralelos (Cuadro II)

Me 3,19-20.31-35; Mt 12,46-50; Le 8,19-21

Me 4,30-34; Mt 13,31-35

Me 5,1-20; Mt 8,28-34; Le 8,26-39

Me 6,l-6a; Mt 13,53-58; Le 4,16-30

Me 6,17-19; Mt 14,3-12

Me 7,14-30; Mt 15,10-28

Me 8,1-10; Mt 15,32-39

Me 9,2-8; Mt 17,1-8; Le 9,28-36

Me 9,38-40; Le 9,49-50

Me

1

2

1

1

1

3

1

1

1

Mt

0

0

0

0

0

0

0

0

0

Le

0

0

0

0

0

0

0

0

0

to (7,24), ni siquiera podía comer (3,20) o hacer milagros en su patria a causa de la incredulidad (6,5); por el contrario, poseía la facultad de arrojar al demonio (9,22.23).

Este último texto alude al poder que ejerce Jesús sobre un personaje no mencionado hasta aquí -"espíritu impuro", "demonio", "Satanás", "Bel-zebul"- presente en numerosas ocasiones hasta Marcos 9,38. Su derrota se conecta con el poder de Jesús y esa conexión se hace más evidente si con-

11

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sideramos que dicho adversario está presente en los textos de Marcos en que el verbo poder apare­ce con mayor frecuencia: la acusación de posesión demoníaca de Jesús (3,22-30) y el episodio del niño epiléptico (9,14-29).

En dichos pasajes queda expuesta la confronta­ción de Jesús con la religiosidad oficial de los escribas. En otro caso (1, 23-27) la misma confron­tación se describe en la sinagoga donde se encuen­tran ocasionalmente el espíritu impuro y Jesús.

En otras ocasiones, el combate se desarrolla en regiones paganas: Tiro (7,24-30), Decápolis (5,1-20). Este último texto relaciona íntimamente al demonio con las tropas del poder imperial; tienen el mismo nombre: legión (vv 9.15).

Finalmente, el mismo Pedro recibe de Jesús la calificación de "Satanás" (8,33) y, a partir de las circunstancias que llevan a Jesús a llamarlo así, podemos encontrar un denominador común entre todos estos textos.

En efecto, Pedro intenta disuadir a Jesús de la entrega de su vida a causa de su visión mesiánica triunfalista y, por ello, su pensamiento es "pensa­miento de los hombres". Esa visión está presente tanto en la ideología de la dominación religiosa a

través de los escribas y de la sinagoga cuanto en la ideología de la dominación imperial reinante en los territorios paganos ocupados.

d) La autoridad de Jesús

El pensamiento de Dios, por el contrario, se ma­nifiesta en el poder de Jesús, que está en íntima conexión con la autoridad de la que goza. Incluso antes de que los escribas sean presentados, se hace notar que la principal diferencia entre ellos y Jesús consiste en que Jesús "enseñaba como quien tiene autoridad..." (1,22b).

Su autoridad también se relaciona con el poder sobre los demonios: "Enseña de una manera nue­va, llena de autoridad; da órdenes a los espíritus impuros" (1,27) y es "autoridad sobre los espíritus impuros" (6,7b).

Los escribas discuten la legitimidad de esa auto­ridad (11,28 [bis]. 29.33) propia de Jesús (1,22.27), hijo del Hombre (2,10), quien puede transmitirla a los Doce (3,15; 6,7) o, figuradamente, a sus servi­dores, como dueño de casa que se ausenta (13,34).

En todos los casos, se trata de afirmaciones refe­ridas a la pregunta sobre la legitimidad de la facultad que posee Jesús para hacer algo y, gene­ralmente, de hacerlo en beneficio de otros, ya que

12

Page 13: El evangelio de marcos felix eduardo cisterna

normalmente no se le atribuye esta facultad cuan­do se trata de hacer algo a favor propio

Por el contrario, se niega que los otros adversa­rios -en particular los escribas- posean dicha au­toridad y se afirma que buscan el bien propio aun a costa del mal ajeno: "a quienes les gusta pasear­se con largas vestiduras, ser saludados en las pla­zas y ocupar los primeros asientos en las sinago­gas y en los banquetes; que devoran los bienes de las viudas..." (12,38b-40a).

La confrontación entre Jesús y sus enemigos es también reflejo de la separación existente entre la ideología satánica de la dominación -que puede transmitirse de los dominadores (escribas, poder imperial) a los dominados (caso de Pedro y de los endemoniados)- y la autoridad-poder presente en "el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios... camino del Señor" (1,1-3).

Dicha autoridad-poder asume la forma de His­toria de la Pasión, ya que solamente puede reali­zarse en la entrega de la vida. La expulsión de los demonios sólo puede manifestarse plenamente en la muerte a manos de los escribas, ancianos y su­mos sacerdotes, y ambos aspectos son dos caras de una misma realidad. Quizás por ello, inmedia­tamente después del primer anuncio de la Pasión y la primera mención de los sumos sacerdotes,

principales responsables de la condena (8,31), en­contramos los últimos relatos en que se habla del demonio (9,14-29. 38-40). Con la entrega de la vi­da, aparente fracaso, se ofrece la posibilidad de una definitiva victoria sobre el demonio, autor de la dominación.

Podemos, por tanto, construir provisoriamente el siguiente cuadro con los personajes del Evan­gelio, según posean o no la autoridad-poder y, por consiguiente, estén o no dominados por la ideolo­gía de la dominación:

Cualidad

Autoridad

Dominación

Personajes

Jesús

Escribas Antes de Jerusalén:

Fariseos

y Demonios

En Jerusalén:

Ancianos y Sumos

Sacerdotes

e) El núcleo de la propuesta

Esto nos permite colocar como núcleo central de Marcos la oposición entre el estar o no dotado de autoridad.

13

Page 14: El evangelio de marcos felix eduardo cisterna

A la falta de autoridad pertenece la actitud de "los escribas" (12,38b-40); pero también el compor­tamiento de los jefes de las naciones que las domi­nan "como si fueran sus dueños" y de los grandes que "les hacen sentir su autoridad"(10,42).

El poder revestido de autoridad que Jesús pro­pone se identifica con el servir dando la vida en rescate (cf 10,45), la entrega de todo lo que se po­see (12,44), el salvar a otros y no a sí mismo (cf 15,31) que incluye beber del cáliz que beberá Jesús y recibir el Bautismo que él recibirá (10,38).

f) Los discípulos y los Doce

Pero el precedente esquema continúa incomple­to mientras no se haya integrado en él el papel de los discípulos, repetidamente mencionados.

Al principio, se presentan totalmente identifica­dos con Jesús: con él se sientan a la mesa de los pecadores (2,15). Lo acompañan (3,7; 6,1; 8,10.27) y, como él, reciben la crítica de escribas y fariseos por descuidar la observancia del ayuno, el sábado y las abluciones (2,18.23; 7,2-5). Sin embargo, a partir de la muerte del Bautista, el entusiasmo ini­cial se convierte en incomprensión: A pesar de su poder sobre los demonios (6,12), dudan de que se pueda dar de comer a la multitud (6,37). No com­prenden el andar sobre las aguas de Jesús porque

su mente estaba embotada (6,51) y son presenta­dos en estrecha conexión con los de afuera (cf 4,11-12) porque también ellos están "sin inteligencia" (7,18). Dicha incomprensión será subrayada más intensamente a continuación: "¿Cómo se podría conseguir pan en este lugar desierto para darles de comer?" (8,4) "¿Todavía no comprenden?" (8,21).

Al término del relato aparecerán con rasgos aún más negativos: "Entonces todos lo abandonaron y huyeron" (14,50) y, sin el final canónico de Marcos (16,9-20) -inspirado, pero de un autor posterior-, no pueden recibir el anuncio pascual ya que el miedo de las mujeres les impide ejecutar el man­dato que han recibido (16,7-8).

La misma ambigüedad está presente en los Doce. Algunos de su nombres se consignan antes aun de ser constituidos como cuerpo colegial (3,14-16): Simón y Andrés (1,16); Santiago, el hijo de Zebedeo, y su her­mano Juan (1,19). Ellos, como los restantes, reciben un llamado que incluye las siguientes finalidades: "pa­ra que estuvieran con él, y

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para enviarlos a predicar con el poder de expul­sar a los demonios" (3,14b-15). Y los dos últimos fines se repiten más adelante (6,7-13). Pero, ya en la lista de nombres, encontramos la sombría anti­cipación de "Judas Iscariote, el mismo que lo entregó" (3,19). Y los restantes, llamados a colo­carse con Jesús en el último lugar, son incapaces de asumir este papel: "callaban, porque habían estado discutiendo sobre quién era el más gran­de" (9,34), y estas cuestiones de primacía produ­cirán disensiones dentro del grupo: "los otros diez, que habían oído a Santiago y a Juan, se indignaron contra ellos" (10,41). Por lo mismo, tampoco conservan el poder sobre los demonios con el que han sido investidos (cf 9,14-29).

Igualmente, las acciones relatadas de cada uno de ellos no se conforma con el objetivo propues­to: Pedro confiesa el mesianismo de Jesús (8,29) pero, como ya vimos, lo entiende equivocada­mente (8,32-33); está dispuesto a seguir siempre a Jesús (14,29) y comienzo a realizarlo pero vaci­la (14,66-72); presencia la Transfiguración (9,2-3) pero no comprende su sentido (9,5-6); recibe de Jesús la orden de velar (14,32-34) y no la cumple (14,37).

En el último episodio, junto a Pedro y con la misma actitud, aparecen los hijos del Zebedeo

-Santiago y Juan- que en 10,35-40 también son descriptos negativamente y, en 9,38-40, la intole­rancia lleva al segundo de ellos a realizar acciones contrarias al querer de Jesús.

g) Las reacciones ante la propuesta

Por tanto, en 3,20-35 encontramos tres tipos de comportamiento respecto del poder, según los tres grupos mencionados, a saber:

• Los que pertenecen al ámbito de la domina­ción: escribas (3,22-30) pero también ancianos, sumos sacerdotes y el resto de la dirigencia judía (fariseos, saduceos y herodianos). Per­tenecen también a este grupo los jefes de las naciones y los grandes.

• Todos aquellos que, junto a Jesús, asumen el último lugar, (3,33-35), se comprometen y sir­ven dando la vida.

• Los parientes de Jesús (3,20-21.31-32) y, sobre todo, los discípulos. Llamados a formar parte del grupo anterior, no lo integran realmente y terminan formando parte del grupo primero. Llamados a seguir a Jesús y a estar con él, tie­nen otras preocupaciones y terminan abando­nándolo; reciben el poder de expulsar demo­nios pero no lo conservan porque no compren­den el proyecto de Jesús.

15

Page 16: El evangelio de marcos felix eduardo cisterna

/ La función de este último grupo puede ser des­

cripta del modo siguiente:

Jesús

Autoridad

Objetivo de los discípulos

Propuesto Actuado Escribas

Dominio

16

^ ^ ^ § L A N ; £

a) Bautismo y Muerte de Jesús

Muchos textos de la antigüedad han sido elabo­rados como una "empanada": el interior está constituido por un elemento distinto al de los lados externos. En Marcos, este procedimiento se encuentra en algunos relatos como 3,20-35 donde aparecen sucesivamente: los parientes (3,20-21)-los escribas (3,22-30)-los parientes (3,31-35). Igualmente 5,21-43 presenta la sucesión: hija de Jairo (5,21-24)-hemorroísa (5,25-34)-hija de Jairo (5,35-43).

Algo semejante parece acontecer con la obra en su totalidad. Si comparamos detenidamente el co­mienzo (1,9-13) y el fin (15,33-41) de lo que Mar­cos relata sobre Jesús, lo veremos con claridad.

Entre ambos textos se observan múltiples seme­janzas de lenguaje y significación:

[y7! En primer lugar, en ambos textos y sólo en ellos, en todo el evangelio, aparece el verbo rasgar, referido al cielo en el Bautismo y al velo del Templo en la Muerte.

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[7f Se encuentra también en ambos la mención de la voz. Procedente del cielo en el primer caso, de Jesús en el segundo.

\V] En los dos textos se hace referencia a Jesús como Hijo de Dios: en el primero, por parte de la voz celeste, recibe el calificativo de "mi hijo" y en la escena de la cruz el título apa­rece en la confesión del centurión romano.

W\ En uno y otro caso, nos encontramos con el verbo servir, raro en Marcos, ya que dejando de lado estos textos sólo aparece en 1,31 y en la oposición ser servido-servir de 10,45. Este último reviste una importancia fundamen­tal para la comprensión plena de todo el evangelio.

En ambos casos, se menciona Galilea. Primera­mente, se afirma que "vino Jesús desde Nazaret de Galilea" (1,9) e, inmediatamente después de la confesión del centurión romano, a la hora de la muerte, se dice de las mujeres que "lo seguían y lo servían cuando estaba en Galilea" (15,41).

Junto a estas coincidencias de vocabulario, las comparaciones se prolongan en el plano del sím­bolo creando una relación aún más estrecha:

[vj El cielo y el santuario cumplen una función semejante en cuanto ambos aparecen men-

/

los parientes 3,20-21

hija de Jairo 5,21-24

comienzo 1,9-13

Me 3,30-35

los escribas 3,22-30

Me 5,21-43

hemorroísa 5,25-34

Me 5,21-43

Evangelio de Marcos

los parientes 3,31-35

hija de Jairo 5,35-43

fin 15,33-41

17

Page 18: El evangelio de marcos felix eduardo cisterna

cionados en la tradición bíblica como "lugar de la presencia de Dios".

0 Elias, que -según "algunos de los presen­tes"- es invocado por Jesús en la escena de la cruz, es el encargado de realizar, confor­me a las expectativas religiosas del tiempo, la misma función de precursor que la obra asigna a Juan el Bautista. Expresamente es identificado con el profeta del desierto y del Jordán en la escena posterior a la Transfigu­ración (Me 9, 9-13).

0 La mención del agua conecta aquí el Bau­tismo con la Muerte, de acuerdo a una ima­gen bíblica muy extendida presente también en la mente del autor, como se deduce de una lectura atenta de la respuesta de Jesús a los hijos del Zebedeo: "Seréis bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bauti­zado" (10,39b).

En el cuadro de la página anterior podemos visualizar más fácilmente estas semejanzas.

A partir de estas semejanzas, podemos también poner en relación el Espíritu (en griego pneuma) de 1,10.12 con la forma pretérita expiró (en griego exépneusen) de 15,37.39; el doble movimiento ver­tical: de arriba a abajo (15,38) y habían subido con

18

(15,41) del final y el subiendo-bajando (1,10) del ini­cio; la presencia en ambos textos de los verbos ver (1,10 y 15, 36.39) y del inicial acontecer con indica­ción de tiempo (1,9; 15,33) y la referencia en el Bautismo al primer canto del Servidor de Yahveh: "en ti me complazco" (1,11b; cf Is 42,1) cuyo cuar­to canto (Is 52,13-53,12) ha influido decisivamente en la forma de transmitir los relatos de la Pasión y la Muerte de Jesús.

1,9-13

Cielos: 1,10

Cielos: 1,11

mi (Dios): 1,11

ángeles

Cielos: 1,11

Bautismo: 1,10

Juan: 1,8

Elemento común

Rasgarse

Voz

Hijo

Servir

Lugar sagrado

"Agua"

Precursor

15,33-41

Velo: 15,38

Jesús: 15,34.37

de Dios: 15,39

mujeres: 15,41

Santuario: 15,38

Muerte: 15,37.39

Elias: 15,35.36

De esta manera, al comienzo y al final de la obra el evangelista propone el proyecto de Jesús. Para

Page 19: El evangelio de marcos felix eduardo cisterna

Marcos consiste en un poder dotado de autoridad que puede resumirse en servir dando la vida (10,45).

Si consideramos ahora Me 1,14-15,31, descubri­mos que el texto escrito en el medio de este gigan­tesco paréntesis, no escapa a estas preocupaciones sobre la autoridad ya que comienza con la men­ción del Reino de Dios y la invitación a creer (1,15) y termina con el desafío al supuesto Rey de Israel para que baje de la cruz y, por lo tanto, haga creer en él (15,32).

En sus extremos aparecen y desaparecen los per­sonajes a los que más hace referencia el evangelis­ta: Primera aparición de los Discípulos-Doce (1,16-20) y último encuentro de los sumos sacer­dotes-escribas (15,31).

Me 1,14-15,31

Primera 15,32 aparición a los discípulos (1,16-20) Desafío al

a» >~ supuesto Rey (15,31) Último P^a que baje

encuentro de de la cruz y los sumos sacerdotes ruJga creer en el

1,14-15

El Reino de Dios y la invitación a creer

b) Judea y Jerusalén

Para dividir todo el material de este largo relato es necesario optar, en primer lugar, entre dos ver­sículos con indicaciones geográficas. La última parte puede comenzar en 10,1, donde se señala que Jesús "va a la región de Judea" o en 11,1, don­de se notifica que "se aproximaban a Jerusalén".

El primer nombre geográfico no tiene especial significación en Marcos. Por el contrario, además de la importancia de Jerusalén, desde 11,1, se tra­tan constantemente dos temas que se retoman en los últimos versículos de la sección (15,29-32) -Templo y Realeza- y que otorgan a la escritura unidad temática.

Por consiguiente, es indudable que Jerusalén proporciona unidad geográfica a los aconteci­mientos pertenecientes a la misma categoría que se desarrollan en esa ciudad desde 11,1 hasta la muerte de Jesús.

Salvo en la primera mención a la Ciudad Santa -"lo siguió una gran muchedumbre..., de Jeru­salén" (3,8)- y en la última -"habían subido con él a Jerusalén" (15,41)- asume en los textos de Mar­cos características negativas: es el lugar de los escribas que de allí bajan (3,22) o vienen (7,1); apa­rece en el tercer anuncio de la Pasión (10,32.33) y

19

Page 20: El evangelio de marcos felix eduardo cisterna

es lugar del enfrentamiento definitivo de Jesús con sus adversarios (11,15.27).

Normalmente, Jerusalén está ligada a la acción de los sumos sacerdotes y del Sumo Sacerdote. Aparece como el centro del dominio y de la opre­sión donde, como se describe en el tercer anuncio de la Pasión, "el Hijo del Hombre será entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, lo conde­narán a muerte y lo entregarán a los gentiles" (10,33).

c) En el camino

El texto que precede a la unidad de Jerusalén, a partir de 1,14 relata la actividad de Jesús que tiene por escenario a Galilea. Los hechos relatados in­mediatamente antes del traslado a Judea (10,1), gracias a la última mención de Galilea, se locali­zan antes de la entrada a Jerusalén (9,30). Sin embargo, en este último texto el término está a-compañado de una preposición distinta a la que hasta ese momento se había venido utilizando: en lugar de a Galilea o (junto) al mar de Galilea, se dice: "iba caminando por la Galilea".

Entre este texto y la anterior mención de Galilea (7,31) encontramos las primeras menciones de la expresión en el camino: 8,3.27. Dicha expresión rea­

parece en otros textos de los capítulos siguientes (9,33.34; 10,32.52) y desaparece totalmente con la entrada de Jesús en Jerusalén. En todos estos pasa­jes, a excepción de la primera cita (8,3) en que, con la expresión, hace referencia a la multitud que vuelve a su casa, hay una clara relación de este camino con Jesús. Y a este camino de Jesús se re­miten otros dos textos de la misma sección que presentan el mismo término en una expresión ligeramente cambiada: "se puso en camino" (10, 17) y "sentado junto al camino" (10,46). Podemos, por tanto, considerar al menos 8,27-10,52 como una unidad en que, además de la misma temática suministrada por los anuncios de la Pasión, existe la misma localización ya que Jesús camina no en sino por Galiea (9,30) y va a la región de Judea y al otro lado del Jordán desde el extremo norte (Ce­sárea de Filipos) al extremo sur (Jericó).

d) En la Galilea

En los textos previos al relato de los sucesos acontecidos "en el camino" -una serie de hechos que describen la actuación de Jesús en Galilea- su actuación siempre está precedida por una men­ción de los Doce (o de algunos de ellos) y seguida por una reacción desfavorable de grupos cada vez más cercanos a Jesús. Aparece primero la confa-

9n

Page 21: El evangelio de marcos felix eduardo cisterna

bulación de Fariseos y Herodianos (3,6) y, luego, la incredulidad de sus compatriotas (6,5-6a). Des­pués de este último pasaje, algo semejante apare­ce en 8,21 y en versículos precedentes. Podemos considerar este último pasaje como expresión de otro fracaso de Jesús debido a la incomprensión de los discípulos y, por consiguiente, encontrar en él la conclusión de la sección que comenzara con el envío de los Doce (6,6b-13). Así sucede también en otros casos en que los rechazos a Jesús conclu­yen los relatos comenzados por los textos que consignan respectivamente la llamada de Pedro, Andrés, Santiago y Juan (1,14-20) y la institución de los Doce (3,7-19).

Dicha sucesión obliga, por tanto, a asignar el episodio del ciego de Betsaida a los aconteci­mientos que tienen lugar "en el camino" (por Galilea y Judea) y de esa forma esta última sec­ción se enmarca entre los relatos de la curación de dos ciegos.

Por consiguiente, "en Galilea" se desarrolla la acción de 1,14-8,21. Hay una estrecha conexión del Evangelio con dicha región, que despertaba fuer­tes sospechas para la religiosidad oficial debido a la composición racial (mixta) de sus habitantes, que coloca a toda la población en estado de sospe­cha sobre la ortodoxia de su religiosidad.

e) Articulación de Me 1,14-15,32

Todo el material de 1,14-15,32 se organiza, por tanto, en tres etapas conforme a los lugares en que se desarrolla la acción: el relato se inicia en Galilea (1,14-8,21) continúa en el Camino (8,22-10,52) y ter­mina en Jerusalén (11,1-15,32).

El lugar propio de Jesús es la Galilea: A ella, "después que Juan fue entregado, se fue Jesús" (1,14) y esa marcha es en realidad un retorno, por­que ya en su presentación se indicaba a Galilea como su lugar de origen con las palabras: "Vino Jesús desde Nazaret de Galilea" (1,9).

En ella, Jesús predica y expulsa demonios (1,39) y lo siguen las mujeres (15,41) y mucha gente (3,7) y por ella se extiende su fama (1,39). Pero no se trata sólo del comienzo. El futuro de Jesús se colo­ca también en Galilea: "Irá delante de ustedes a Galilea: allí lo verán" (16,7).

Por el contrario, Jerusalén es el lugar de la domi­nación civil (sede del procurador romano) y, sobre todo, religiosa (sede de los sumos sacerdotes y escribas). En ella, Jesús muestra su autoridad y anuncia y realiza la destrucción de los pilares de la dominación -Templo y Poder de opresión- pero no permanece allí.

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Page 22: El evangelio de marcos felix eduardo cisterna

GALILEA EN TIEMPOS DE JESÚS

Corozaín

Monte de las Bienaventuranzas Cafarnaúm

Genesaret •

Magdala

Tiberíades.

Jerusalén es el lugar en que, hiriendo al Pastor, "se dispersarán las ovejas" (14,27b) pero esta ac­ción no tiene la última palabra. Al contrario, un pero introduce la afirmación de una nueva reu­nión junto a Jesús en Galilea: "Después de mi resurrección, iré delante de ustedes a Galilea" (14,28).

En Galilea, por consiguiente, la comunidad puede ya encontrarse con Jesús. De esta forma, los relatos de Galilea y Jerusalén sirven para poner de manifiesto, en el primer caso, las acciones de la autoridad-poder de Jesús y, en el segundo, la res­ponsabilidad de la ideología demoníaca de la dominación profesada en Jerusalén y su destruc­ción por parte de Jesús gracias a un servicio que llega hasta la entrega de la propia vida.

Según esto, el plan que se propone a continua­ción pone de manifiesto la centralidad de la sec­ción "en camino", que debe entenderse como el recorrido de Jesús exigido a sus seguidores. Un camino marcado por los anuncios de la Pasión, difícil de recorrer, aun por los discípulos, contami­nados también por la ideología de la dominación que transmiten los escribas, pero que, sin embar­go, encuentra en la actitud de dos ciegos y de los niños una imagen de su realización.

Page 23: El evangelio de marcos felix eduardo cisterna

Este camino de Jesús debe ser puesto en relación con el camino que el oyente del comienzo y del final de la Buena Noticia debe recorrer. Este últi­mo no es otra cosa que una continuación del pri­mero y, por consiguiente, la obra en su totalidad debe leerse como un Manual del Seguimiento de Jesús, es decir, como la propuesta de realizar la historia de la Pasión a lo largo de la propia vida.

f) Relación entre las partes

La propuesta de Jesús como Servidor sufriente, presentada en su Bautismo y en su Muerte, se des­pliega en su camino, que todos están invitados a recorrer. En este camino, es posible triunfar sobre el demonio (últimas menciones en 9,17.20.25 [bis] .38) pero eso sólo puede lograrse con la entre­ga de la propia vida en el padecer-ser reprobado (8,31), acciones imputables al poder religioso ofi­cial de los sumos sacerdotes y ancianos contem­poráneos de Jesús que, por primera vez, son men­cionados en esta sección central.

Las acciones de este camino no son comprendi­das por los propios discípulos, contaminados por la ideología de la dominación que transmiten los escribas: por ello Pedro, que anhela un Cristo glo­rioso, es calificado de Satanás, los discípulos dis­cuten sobre quién es el mayor y Juan quiere reser­

var para el grupo la exclusividad del poder sobre el demonio. El mismo Juan hace causa común con su hermano Santiago para enfrentar a los otros diez en la disputa por los primeros puestos.

En Galilea y en Jerusalén las secciones para poner de manifiesto las acciones de la autoridad-poder de Jesús que, con el servicio, destruye la ideología demoníaca de la dominación de escri­bas, ancianos y sumos sacerdotes y para destacar la responsabilidad de esta ideología en la muerte de Jesús y de sus seguidores.

Bautismo de Jesús:

1,9-13

Camino de Jesús: 8,22-10,46

En Galilea 1,9-13

Muerte de Jesús: 15,33-41

En Jerusalén 11,1-15,32

g) El "antes" y el "después" de los hechos de Jesús

Los textos que describen el "antes" y el "des­pués" de los hechos de Jesús tienen también ele­mentos comunes entre sí. Se pueden mencionar la presencia de un mensajero (1,2b) y la de un joven que transmite un mensaje (16,6). Tanto el mensaje-

23

Page 24: El evangelio de marcos felix eduardo cisterna

ro del comienzo cuanto el mensaje del final son puestos en relación con una palabra ya formulada gracias a un como ("como está escrito": 1,1b y "co­mo él se lo había dicho": 16,7). En los dos textos se encuentra la mención del vestido (el de Juan es la "piel de camello": 1,6a y el del joven del sepulcro una "túnica blanca": 16,5). Se pueden también poner en conexión el "envío delante" (1,2) y el "ir delante" (16,7) y, posiblemente, la doble localiza-ción de ambos textos: "Jordán" (1,5) y "desierto"

(1,3.4), por una parte, y "sepul­cro" (15,46.47; 1 6 , 2 . 3 . 5 . 8 ) y "donde Pilatos" (15,43) por la otra.

Más allá de las relaciones entre ambos textos, e n c o n t r a m o s profundas ana­logías entre el momento inicial de la actividad de Jesús, con el relato que inme­

diatamente lo precede (1,1-8), y el momento final, con el tiempo posterior (15,42-16,8).

En el primer caso, el relato nos transmite la pre­sencia de Juan y su actividad bautismal con la gente y con Jesús (1,4 y 1,10). Interesa la doble mención de los mismos lugares para el Precursor y para Jesús: el Jordán, ligado al bautismo (1,5 y 1,9) y el desierto (1,3.4 y 1,12.13), donde Juan apa­rece y a donde es arrojado Jesús. Ambas citas son las únicas en todo el Evangelio en las que aparece como un sustantivo, el verbo acontecer en la misma formal verbal (1,4 y 1,9) y en las que se da cuenta de la presencia del Espíritu (1,8 y 1,12.13).

En el otro caso, (el del final del evangelio) apa­rece dos veces una misma forma verbal de acon­tecer (15,33 y 15,42) (aunque aquí la forma es dis­tinta del caso citado más arriba) y dicho verbo es acompañado por una indicación de tiempo; en los dos fragmentos, se menciona la presencia del centurión (15,39 y 15,45) y de las mismas mujeres -María Magdalena, María la de Santiago y Salomé (15,40 y 16,1)-, únicos personajes comu­nes a las dos escenas: También se repiten los ver­bos descolgar (15,36 y 15,46) y contemplar (15,40 y 15,47).

Podemos visualizar dichas coincidencias en el cuadro de la página siguiente.

24

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1,1-8

1,4

1,4

1,5

1,3.4

1,4

1,8

15,33

15,33

15,40

15,39

15,36

15,40

15,33-41

Coincidencias

Juan

bautizar

Jordán

desierto

y aconteció

Espíritu

llegado

hora sexta/atardecer

dos Marías y Salomé

Centurión

descolgar

contemplar

1,9-13

1,9

1,9

1,9

1,12.13

1,9

1,10.12

15,42

15,42

16,1

15,45

15,46

15,47

15,42-16,8

De esta forma, el "antes" y el "después" se ponen en íntima conexión con el comienzo y el fin de los hechos de Jesús y, por lo mismo, tienen

como función propia resaltar el mensaje expresa­do en el Bautismo y en la Muerte.

Dicho mensaje -la Buena Noticia- no consiste en otra cosa que en rehacer el camino de Jesús, única forma de desterrar la ideología opresora de Je-rusalén y asumir la nueva forma propuesta y rea­lizada por Jesús: entregarse, servir dando la vida.

Por ello, el antes hace presente la necesidad de preparar el "camino" del Señor (1,3), que se men­ciona allí por primera vez, camino de Dios que Jesús ha enseñado verdaderamente (12,14) y que se debe recorrer hasta llegar a Galilea adonde él ha llegado y de la que se dice "allí lo verán" (16,7b).

25

Page 26: El evangelio de marcos felix eduardo cisterna

a) Origen del término

En el Nuevo Testamento existe un grupo de palabras que acreditan un doble origen: el hebreo veterotestamentario y el griego profano. Es el caso de "Iglesia".

(Ekklesia en griego del N.T.), por ejemplo, que en Hch 7,38 se emplea para referirse a la Asamblea (Qahal, en hebreo) del desierto bajo el liderazgo de

Inscripción del año 9 a.C.

26

Moisés, conforme a Dt 18,16, mientras que Hch 19,32.39.41 y la literatura paulina auténtica lo co­nectan, al menos indirectamente, con la asamblea existente en la polis griega. Algo semejante sucede con el término Evangelio. Este puede indicar la Buena Noticia de la llegada del Reino de Dios o la Buena Noticia del nacimiento del emperador romano, hijo de Dios: "El día del nacimiento del dios (Augusto) ha sido para el mundo el comien­zo de buenas noticias" (Inscripción del año 9 a.C.)

Este último origen ha sido determinante para la asunción del término en el epistolario paulino. Marcos parece estar influido por este mismo ori­gen en el uso que hace del vocablo como en otros

Evangelio de Marcos (70 d.C.)

Page 27: El evangelio de marcos felix eduardo cisterna

temas (ineficacia de la ley judía, salvación por la fe, universalismo, novedad traída por Cristo). Es­to parece deducirse de la combinación de los tér­minos Evangelio e Hijo de Dios (1,1) semejante a la que hemos encontrado en la inscripción citada más arriba.

b) El género literario

Sin embargo, Marcos va a desarrollar el "Evangelio" en una sucesión a la que pertenecen también los hechos previos a la Pasión-Resurrec­ción de Jesús. Tales acontecimientos no pretenden ser independientes de la Pasión-Resurrección: en cada uno de ellos la historia de la Pasión es un hecho central. Por eso, en 14,9 Marcos puede afir­mar respecto a la unción en Betania: "Allí donde se proclame la Buena Noticia, en todo el mundo, se contará también en su memoria lo que ella hizo."

Más arriba hemos visto que el Bautismo es figu­ra anticipada de la Pasión a la que aluden también 1,14; 2,20; 3,6; 6,17-29, etc.

Por lo tanto, se puede inferir que Marcos intenta desarrollar el anuncio pascual y el relato de la his­toria de la Pasión a partir de datos previos que lle­gan hasta los orígenes de la actividad de Jesús. De esta forma, se determinan los elementos necesa­

rios para pertenecer a este género literario creado por Marcos: orígenes en el movimiento bautista, anuncio en Galilea, subida a Jerusalén y enfrenta-miento final con los poderes judío y romano, con­dena y ejecución, sepultura y resurrección.

En este esquema se anticipa el relato de las ten­taciones y se lo coloca inmediatamente después del primer elemento por las implicaciones que éstas tienen en la existencia histórica del creyente.

Los otros Evangelios amplían este esquema, colocando una introducción sobre el significado de Jesús por medio de un relato de su Infancia (Mateo y Lucas) o de un Prólogo sobre el Verbo (Juan).

Además, en ellos el anuncio pascual se prolonga en el relato de las apariciones pascuales y, en el caso de Lucas, en los hechos posteriores del Es­píritu en la Iglesia.

c) El final largo (16,9-20)

A partir de esa práctica de los otros evangelistas, las comunidades cristianas añadieron a Marcos, en el siglo II, un complemento en el que se relatan las apariciones pascuales y la Ascensión. Esta composición constituye un resumen de relatos más largos presentes en Lucas, Juan y Mateo.

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Page 28: El evangelio de marcos felix eduardo cisterna

De Juan se retoma el relato de la aparición a María Magdalena (Me 16,9-11/Jn 20,11-18) y en varias escenas se puede constatar la influencia de narraciones propias de Lucas, o comunes a este otro evangelista.

De las primeras se evocan: la aparición a los dis­cípulos de Emaús (Me 16,12-13/Lc 24,13-35) y la Ascensión (Me 16,19/Lc 24,50-53). De las otras, la comida y la misión (Me 16,14,18/Lc 24,36-49; Jn 20,19-23; Mt 28,18-20).

Los relatos insisten en el tema de la incredulidad y de la presencia eficaz de Jesús entre los suyos, en la Iglesia.

La Iglesia lo ha considerado como inspirado, verdadera palabra de Dios y, por lo tanto, perte­neciente al canon de las Escrituras en que ha sido expresada su fe.

Esto, sin embargo, no significa un juicio sobre su autenticidad, es decir, que pertenezca al mismo autor que escribió el resto del Evangelio. En su contra se pronuncia la transmisión del texto, ya que falta en antiquísimos manuscritos, y su rela­ción con los manuscritos precedentes, con los que no armoniza plenamente (ver número y sujeto de las mujeres).

Ese complemento no altera, sin embargo, la naturaleza del género "Evangelio", con el que los autores no tratan de transmitir una biografía de Jesús, es decir un documento con valor histórico, sino que buscan proclamar su fe en El y el signifi­cado que ella tiene para las comunidades a las que se destinaban. Es útil, por tanto, examinar espacio y tiempo en que ha surgido el Evangelio de Marcos.

28

Page 29: El evangelio de marcos felix eduardo cisterna

SUGERENCIAS PARA TRABAJOS PRÁCTICOS

¿^ Los adversarios humanos de Jesús: 1. ¿Cuáles son los adversarios de Jesús que aparecen en Me 11,27-12,44 (en las discusiones entabladas por Él en Jerusalén)? 2. ¿Contra quiénes se dirigen las últimas palabras de Jesús en este bloque? 3. ¿Dónde aparece la primera mención de este grupo en todo el evangelio? 4. ¿Qué los diferencia principalmente de Jesús, se­gún Me 1,23-28?

¿s Los demonios: 1. ¿Cuáles son los nombres que reciben a lo largo del Evangelio? 2. ¿Quiénes están presentes o en qué lugar se locali­zan los relatos sobre los demonios de 1,21-28; 3,22-30; 9,14-29? 3. ¿Que características comunes tienen los lugares de los exorcismos de 5,1-20 y 7,21-27? 4. ¿Cómo es llamado el demonio en el primero de esos relatos? ¿De qué realidad es tomado ese nombre? 5. ¿A quién se llama Satanás en 8,31-33? ¿Por qué? 6. Según todas las precedentes expulsiones, ¿qué características son propias del demonio en este evangelio?

¡r Los discípulos y los "Doce": 1. ¿Cuál es el poder que reciben los "Doce" en 6,6b-

13? ¿Conservan posteriormente ese poder (cf 9,14-29)? 2. ¿Cómo reaccionan los discípulos y los Doce ante el proyecto de Jesús (leer 8,21: 8,31-33; 9,33-37; 10,35-

40; 14,43-50)?

^ Otros seguidores: 1. A partir de 8,22, encontrar a los personajes que reaccionan de manera distinta a los discípulos y a los Doce ante el proyecto de Jesús.

/s Elementos comunes entre el Bautismo y la Muerte de Jesús:

1. Señalar las palabras comunes que están presentes en 1,9-13 y 15,33-41. 2. Señalar también los símbolos comunes entre ambos pasajes.

¿s Estructura de 1,14-15,32: 1. Encontrar la temática común del inicio y final del pasaje. 2. A partir del capítulo 8, encontrar los lugares en que se menciona el "camino" de Jesús. 3. ¿Dónde tienen lugar los relatos previos a estas menciones? 4. ¿Dónde tienen lugar los relatos posteriores a estas menciones? 5. ¿Cuáles son los tres escenarios en que se desarro­lla el relato que va desde el inicio de la predicación de Jesús hasta su crucifixión?

29

Page 30: El evangelio de marcos felix eduardo cisterna

Fvl ambiente

Page 31: El evangelio de marcos felix eduardo cisterna

1. LA ÉPOCA

Tres indicaciones pueden ayudarnos a determi­nar el tiempo de composición de la obra:

• La relación con el judaismo oficial.

• La caída de Jerusalén.

• Los comienzos de la guerra judía contra Roma.

a) Relación con el judaismo

El uso que el evangelio hace del término sinago­ga nos puede dar algunas indicaciones sobre la época. El vocablo se emplea predominantemente en singular y, de los casos en que aparece en plu­ral, sólo uno tiene la indicación de pertenencia: "en sws sinagogas" (1,39).

En Mateo, en cambio, la indicación de pertenen­cia no aparece cuando la sinagoga está vinculada a los hipócritas, a los escribas y a los fariseos (ver 6,2.5 y 23,6). En todos los otros casos, se añade un "de ustedes" en el discurso contra los fariseos (23,34) o un "de ellos", a veces en singular (12,9; 13,54) y otras en plural (4,23; 9,35; 10,17).

Esta diversidad de comportamiento encuentra una explicación adecuada si entre ambos escritos situamos la ruptura definitiva del cristianismo con la sinagoga, producida en la década de los 80 d.C. Por consiguiente, puede inferirse que Marcos, a diferencia de Mateo, fue escrito antes de esa fecha.

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Entrada

PLANO DE UNA SINAGOGA

33

Page 32: El evangelio de marcos felix eduardo cisterna

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b) La destrucción de Jerusalén

Por otra parte, la poca importancia que el autor concede a los saduceos y herodianos entre los adversarios de Jesús nos lleva a pensar que el es­crito procede de una época en que ya se ha pro­ducido o está a punto de producirse la ruina del "Estado del Templo" sustentado, sobre todo, gra­cias a los primeros.

Estas circunstancias comienzan a tener lugar poco antes de la caída de Jerusalén en manos de los romanos (año 70). De este acontecimiento, por otra parte, no hay alusiones en la obra a diferencia de lo que acontece en los otros sinópticos. Mt 22,7

se refiere a él figuradamente: "dio muerte a aque­llos homicidas y prendió fuego a su ciudad" y en Lucas aparece descripta claramente: "Jerusalén cercada por ejércitos... se acerca su desolación... caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los gentiles" (Le 21,20.24).

c) La guerra judía (67-70)

En la versión de Marcos de ese discurso, por otra parte, se encuentran algunas indicaciones capaces de ayudarnos a precisar aun más el tiempo en que vio la luz el escrito. En 13,7-8a se describen con el

Templo Puerta real (Basílica)

El Templo de Jerusalén en la época de Herodes, según el modelo de L Ritmeyer (1981)

34

Page 33: El evangelio de marcos felix eduardo cisterna

lenguaje estereotipado de la literatura apocalípti­ca sucesos que son definidos en 13,8b como "co­mienzo de los dolores" y que pueden probable­mente referirse a la guerra judía iniciada en el año 67. El evangelio se habría escrito, entonces, entre los años 67 y 70.

ARDE ORIGEN

A diferencia de Mateo y Lucas, en los que saltan inmediatamente a la vista las realidades de un ambiente urbano, la lectura de Marcos nos hace sentir que estamos ante acontecimientos y realida­des procedentes del ámbito rural. Este origen se puede constatar a partir de:

• el menor peso asignado al término ciudad frente al de aldea,

• el uso que se hace de la palabra campos,

• la poca atención a la descripción de las rea­lidades ciudadanas en la obra.

a) Ciudad y aldea

Sólo tres veces en Marcos (11,19; 14,13.16) se emplea el término ciudad para indicar a Jerusalén y seis veces más en referencia a otro lugar. En Mateo, en cambio, se emplea nueve veces (una de ellas figurativamente: 22,7) y diecisiete respectiva­mente, y en Lucas, cuatro y treinta y seis.

35

Page 34: El evangelio de marcos felix eduardo cisterna

fr\

A excepción de Jerusalén, en Marcos sólo Cafar-naúm recibe el nombre de ciudad. El término, co­mo en Mt 8,34, sirve para señalar a sus habitantes (1,33: "y la ciudad entera se reunió delante de la puerta") pero no aparece un uso local semejante a Mt 9,1 ("regresó a su ciudad") y, sobre todo, a Lu­cas. Lucas, cuando habla de "ciudad de Galilea", designa a Cafarnaúm (4,31) y también a Nazaret (1,36) y a Naím (7,11) y el término asume en él un sentido casi exclusivamente local.

Por otra parte, además de ser el único que em­plea el vocablo aldea-ciudad (1,38), Marcos prefiere indudablemente el término "aldea", muy poco empleado por Mateo y que en Lucas aparece con mayor frecuencia sólo a causa de su presencia en textos de la sección de la subida a Jerusalén (9,52-19,27) y de las apariciones pascuales (24,13-33), sin paralelos en Marcos.

"ciudad"

Me

Mt

Le

Jerusalén

3

9

4

otro lugar

6

17

36

36

b) Campos

Por otra parte, en el uso del vocablo "campos" disminuye significativamente el sentido de pose­sión (10,29.30) que aparece de manera predominan­te en la concepción del hombre urbano y es muy fre­cuente en Lucas (14,18; 15,15.25; 17,7). Mateo lo uti­liza en 13,24.27.31.44bis; 22,5; 24,18; 27,7.8.10. Com­parar además Me 10,29-33 con Mt 19,29.

En el discurso escatológico, Marcos escribe: "El que esté en el campo, que no vuelva atrás a buscar su manto" (13,16). Dicha expresión se conserva en Le 17,31, pero el ambiente urbano en que vive Marcos, le exige transformarla en 21,21 del modo siguiente: "Los que estén dentro de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos, que no vuelvan a ella".

c) Contenido de los relatos

Las parábolas de Marcos, por su parte, son expresión de ese ámbito rural. No se relatan pará­bolas ciudadanas como la del banquete de bodas (Mt 22,1-14 y Le 14,15-24) y no aparecen las pará­bolas que apuntan al ámbito urbano de intensa circulación monetaria. Por consiguiente, Marcos tampoco transmite las parábolas del tesoro y la perla de Mt 13,44-46 ni la parábola de los talentos-minas que consignan Mt 25,14-30 y Le 19,11-27.

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De la expresión de Mateo -"toda ciudad o casa dividida" (12,28)- sólo aparece en Marcos lo refe­rente al segundo de los términos. Y Betsaida Julia, correctamente llamada ciudad en Le 9,10, recibe el nombre de aldea en Me 8,22-26.

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i GEOGRÁFICA

a) La opinión tradicional

Los datos precedentes parecen excluir la opinión tradicional de que el evangelio de Marcos haya sido escrito en Roma.

La necesidad de explicar costumbres y usos ju­díos, los latinismos (términos latinos escritos con ayuda de letras griegas) y el empleo habitual de la moneda romana han hecho pensar que el texto podría tener origen en una zona fuertemente lati­nizada del Imperio y éste ha sido el motivo decisi­vo para descartar las zonas del Mediterráneo sud-oriental cuando se trata de estable­cer la patria del evangelio.

Por el mismo motivo, se ha llegado a interpretar como ignorancia del e-vangelista el caprichoso recorrido de 7,31: Tiro-Sidón-Decápolis-Mar de Galilea.

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(7\

Mar Mediterráneo 'Tiro

' IINU 1A

1TUREA

• Cesárea de Filipo

GAULANÍTIDE

IDUMEA

La Palestina del Evangelio de Marcos

b. La Siria Palestina

Es evidente que la explicación de usos y cos­tumbres judíos está fuera de lugar en una obra surgida dentro de los límites estrechos que tenía Galilea en la época de Jesús. Sin embargo, debe­mos considerar que posteriormente, desde el año 53 d.C, durante el reinado de Agripa II, se inicia un proceso en el que, por la incorporación de terri­torios, se desdibujan los límites geográficos y étni­cos entre Galilea y las regiones paganas vecinas.

Al término de este proceso, Galilea comprende territorios paganos de Fenicia al Noroeste y la Decápolis al Sureste.

Esta ampliación de los límites territoriales de la región hace innecesario el intento de algunos de crear en 7,24 una nueva sección con el título de "Viajes fuera de Galilea", ya que ésta tendría el inconveniente de cortar el viaje a Betsaida. Evidentemente, este viaje constituye una unidad que se extiende desde 6,45 hasta 8,21. Por otra parte, la creación de una sección con estas caracte­rísticas obligaría a tratar de la misma forma el texto de Me 5,1-20 que relata una acción acaecida en terrenos situados más allá del mar de Galilea, en plena Decápolis.

La paulatina formación de esta Gran Galilea a comienzos de la segunda mitad del siglo I coloca

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a la población judía de la zona en medio de fuer­tes núcleos de población pagana. Estas nuevas condiciones justifican, también en la región, la ne­cesidad de la explicación de usos y costumbres judíos, como acontece en este Evangelio.

Probablemente en algún sitio de esa región haya tenido origen el escrito donde aparecen los casos de discriminación racial del elemento judío res­pecto de la población no judía, en lugar de los pro­pios de la capital imperial donde imperaba la dis­criminación racial de los romanos hacia la pobla­ción oriental.

La existencia de esta Gran Galilea hace que el viaje a la región de Tiro (7,24) y la partida desde allí por Sidón y hacia el mar de Galilea, atrave­sando el territorio de la Decápolis (7,31), puedan interpretarse como un deseo del evangelista de extender la actividad de Jesús a toda Galilea.

Se manifiesta también una sensibilidad especial por la zona Noroeste -el territorio sirio- en el hecho de que, más allá de la omisión de la noticia sobre la culpabilidad de Tiro y Sidón (que Mt 11,21-22 y Le 10,13-14 toman de su fuente común), Marcos insiste en la información sobre estas dos ciudades... Así, transmite en 3,8 la noticia de Le 6,17 (ausente en Mateo) de la presencia de "gran muchedumbre de Tiro y Sidón". La primera de

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dichas ciudades vuelve a mencionarse en 7,24.31 y la segunda en el último de esos versículos, que no tienen paralelos en Lucas y son unidos por Mateo (15,21) en un único versículo en el que, por la fusión, se pierde una mención de Tiro.

Por otra parte, para explicar la fuerte presencia romana en el lenguaje y la vida comercial, no es necesario pensar en una zona occidental del Im­perio como lugar de origen del evangelio, ya que este está omnipresente en los territorios bajo su dominio. Las tropas de ocupación y otras activi­dades hacen que esa presencia se haga sentir no sólo en la geografía sino también en todos los otros ámbitos de la existencia.

Se explica así la importancia inusual de Galilea en Marcos donde la mayoría de las doce mencio­nes del término son redaccionales, es decir, que se originan en la pluma del evangelista. Por otra par­te, se explicaría de este modo la actualidad, más allá de su significación teológica, que tenían para el evangelista textos como 7,1 "escribas llegados de Jerusalén" y, sobre todo, 3,22 "que habían veni­do de Jerusalén", más fácilmente explicables si se postula una cercanía geográfica del que habla res­pecto a aquella ciudad.

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4. AUTOR Y DLSTLN ATAMOS

La adopción de esta solución exige, sin embargo, la búsqueda de una explicación a la antiquísima tradición cristiana que señala a Roma como su lugar de origen y al Marcos, Juan o Juan Marcos de Hechos de los Apóstoles 12-15 como su autor.

a) La tradición de los Hechos

Si tenemos en cuenta el orden cronológico más probable en que fueron escritos los libros del Nuevo Testamento, la mención más antigua de alguien llamado Marcos se encuentra en Filemón 24: "Te saluda Epafras, mi compañero de prisión en Cristo Jesús, así como también Marcos, Aris­tarco, Demás y Lucas, mis colaboradores."

En la época en que Pablo escribe esta carta, en la Iglesia primitiva probablemente ya existía una tra­dición sobre un personaje de ese nombre que será recogida posteriormente en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Sin embargo, el Marcos de la carta a Filemón ¿es el mismo Marcos (o Juan Marcos) que aparece relacionado a Pablo y Ber-

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nabé en los Hechos? Para dar una respuesta a la cuestión sobre el autor del segundo evangelio de­bemos, ante todo, evaluar el valor histórico de Lucas sobre Pablo y "Juan Marcos".

• En Hch, la primera referencia lo ha asociado a Pedro quien, inmediatamente después de ser libe­rado, "se dirigió a la casa de María, la madre de Juan, llamado Marcos" (Hch 12,12) situada en Jerusalén. Marcos es oriundo de Jerusalén.

• En Hch 12,25, donde se menciona por segunda vez a Juan, de sobrenombre Marcos, nos encontra­mos con un problema para reconstruir el itinerario de Pablo.

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Los mejores manuscritos tienen "volvieron a Jerusalén" en lugar de "volvieron de Jerusalén". Este texto parece la continuación y el cumplimien­to de la misión que encargara a Pablo la Iglesia de Antioquía (ver Hch 11,27-30), donde Lucas infor­ma que, como respuesta a la profecía de que el hambre asolaría a toda la tierra, los cristianos enviaron una ayuda a los hermanos de Jerusalén: "Y así lo hicieron, remitiendo las limosnas a los presbíteros por intermedio de Bernabé y Saulo."

Aquí, en contra de lo que dice Pablo (testigo más confiable) en Gal 2,1-10, se separa este viaje a Jerusalén de otro viaje que se relata en Hch 15,3-30. Según Pablo, no ha tenido lugar el "primer viaje misionero" que aparece en Hch 13-14 y en el que por dos veces se dan noticias sobre Juan (Marcos), primero acerca de su función (13,5) y luego acerca de su defección (13,13). • Hay otro punto capital de divergencias entre Gal 2,1-10 y Hch 15. Para Pablo, en Jerusalén "los notables nada nuevo me impusieron...sólo que nosotros debíamos tener presente a los pobres" (2,6b.10a). Por el contrario, Hechos establece la obligación de "abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de la sangre, de los animales estrangulados y de la impureza" (15,29) para los paganos con­vertidos.

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Estas cláusulas se explican mejor como surgidas en un momento posterior y en respuesta a la con­troversia de Antioquía que, para Pablo, supone un lapso considerable de tiempo. Concretamente, las decisiones de Hechos nunca fueron aceptadas por Pablo.

Esta segunda versión explica mejor la separa­ción de Pablo respecto a Bernabé (y por consi­guiente respecto a Marcos). La divergencia no es cuestión personal debida a que Bernabé quería lle­var consigo también a Juan, llamado Marcos. Pero Pablo consideraba que no debía llevar a quien los había abandonado cuando estaba en Panfilia y no había trabajado con ellos (Hch 15,37-38).

La divergencia reside más bien sobre dos formas de concebir la Iglesia.

Para el grupo mayoritario (Pedro, Santiago, Bernabé, Marcos), los gentiles en la Iglesia eran un grupo de forasteros que se agregaban a Israel, sujetos a las normas consignadas en Lv 17-18: "Dejarán de ofrecer sacrificios a los demonios" (17,7), al que "come cualquier clase de sangre, yo volveré mi rostro contra esa persona..." (17,10), "ninguno de ustedes se acercará a una mujer de su propia sangre..." (18,6).

Para Pablo, en cambio, gentiles y judíos partici­pan de los mismos derechos. No acepta la decisión

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17 primer Concilio de Jerusalcn

Habría sido la asamblea de los misioneros Pablo y Bernabé, por una parte, y por otra parte, las "colum­nas" de la primitiva comunidad: Pedro, Santiago y ]uan, junto a los ancianos y ala comunidad, que tuvo lugar hacia el año 49-50 (Gal 2,1-10; Hch 15).

El resultado fue, según Gal:

• la delimitación de las zonas de apostolado; • el recíproco reconocimiento de los respectivos

jefes; • implícitamente, el reconocimiento de la libertad

de los paganos respecto a la circuncisión.

Hch 15, en cambio, menciona sólo este último resul­tado, aunque con cuatro condiciones impuestas a los cristianos que procedían del paganismo:

• abstenerse de lo que está contaminado por los ídolos;

• abstenerse de las uniones ilegales; • abstenerse de la carne de animales muertos sin

desangrar; • abstenerse de la sangre.

Tal decisión fue publicada mediante un escrito que dos hombres designados especialmente, Judas Barsa-bás y Silas, llevaron a Antioquía.

de la mayoría y termina por separarse de su anti­guo compañero Bernabé, ya que este "llevando consigo a Marcos, se embarcó rumbo a Chipre. Pablo, por su parte, eligió por compañero a Silas" (Hch 15,40).

Volvemos a preguntarnos: ¿el Marcos de Flm 24 es el mismo de Hch? La identificación entre ambos no es imposible y, quizás, deba ser conservada. Sin embargo, esta opinión tiene la dificultad de no presentar bases históricas suficientes para explicar los motivos del cambio de actitud de Marcos -y de Pablo- en los probables escasos tres años que transcurren entre el incidente de Antioquía con la circuncisión de los paganos y la carta a Filemón.

De todos modos, ficción o realidad, la identidad de ambos Marcos aparece claramente ya antes de que Lucas redactara Hch. En la Carta a los Co-losenses -escrita probablemente en los años 60-leemos, en los saludos finales: "Aristarco, mi com­pañero de prisión, los saluda; lo mismo que Mar­cos, el primo de Bernabé, acerca del cual recibieron instrucciones: si él va a verlos, recíbanlo bien" (Col 4,10).

Es muy probable que el autor de Col, para con­ferir autoridad a su escrito, haya usado un nom­bre y vocablos de la Carta a Filemón, único caso

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en que aparece el nombre de Marcos en el episto­lario paulino auténtico.

b) Juan Marcos, autor del Evangelio

La atribución del Evangelio al personaje de los Hechos es el resultado de un proceso posterior en el que la Carta de Pedro desempeña un papel decisivo. La frase de 1 Pe 5,13 -"La Iglesia de Babilonia, que ha sido elegida como ustedes, los saluda, lo mismo que mi hijo Marcos"- sirve en primer lugar para atribuir a Pedro, de quien toda la Iglesia sabía ya que había estado en Roma-Babilonia y que allí había muerto, una carta escri­ta con toda probabilidad en un lugar de Asia Menor más cercano a sus destinatarios (cf 1 Pe 1,1) y ciertamente mucho tiempo después de su muerte.

Por otra parte, con la mención de Marcos, com­pañero de Pablo en tres lugares de su epistolario (Flm 24, Col 4,10 y 2 Tm 4,11) y que según Hechos estuvo ligado a Pedro y Pablo, se intenta reforzar los vínculos entre los seguidores de ambos após­toles. Este elemento, además, serviría para enfati-zar la presentación de una teología fuertemente paulina, en una carta que lleva el nombre de Pedro.

A partir de esta carta, y con el mismo motivo, se intenta conferir la autoridad de Pedro al Evan­gelio con la identificación del "según Marcos" y "mi hijo Marcos".

En realidad, parece sumamente improbable que el Marcos discípulo de Pedro sea el autor del Evangelio. Se opone a esta posibilidad la temática paulina que, como dijimos más arriba, es propia del texto evangélico y el radicalismo paulino so­bre la Ley que allí se postula, mitigado, en cambio, en 1 Pe.

Por otra parte, es difícil explicar los rasgos nega­tivos de la figura de Pedro que aparecen en el Evangelio, si se adhiere a la hipótesis de que la obra se debe a la pluma de uno de sus discípulos.

d) El modo de comunicación

De mayor importancia resulta definir a qué comunidad se dirige el autor. Podemos afirmar que se trata de una comunidad en la que predo­minan personas de origen pagano (de ahí la nece­sidad de explicar las tradiciones judías), pero en la que se puede vislumbrar la presencia de una fuer­te minoría de origen judío, lo que parece deducir­se de las pretensiones de primacía reinvidicadas por los discípulos, en general, y por los Doce, como continuadores de Israel en particular.

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Q En otro sentido, la presencia de palabras deriva­

das de las lenguas habladas en Siria-Palestina, característica de este evangelio, recibe una expli­cación satisfactoria en una región en que judíos y gentiles viven lado a lado.

Con respecto al lenguaje empleado, parece pues­to al servicio de personas que pertenecen a estra­tos económicamente inferiores de la sociedad. Y, más que en la literatura escrita, la obra se inscribe por su estilo en los modos de literatura oral.

De aquí se deriva que los hechos del pasado se describan frecuentemente por medio del presente y se repitan constantemente la conjunción "y" y la expresión adverbial "en seguida", propias de su oralidad.

Se evidencian además marcas de lenguaje popu­lar en la utilización de ciertos términos: Entre varias posibilidades que existen para "camilla" e "insistir", el autor elige, a diferencia de Lucas y Mateo, un término más popular (krabbaton: 2.4-9.11-12; 6,55 en el primer caso y ekperisoos -"hablar abundantemente"- 14,31 en el segundo). Emplea también términos originados en ese ámbito y cae en redundancias como: "destecharon el techo" (2,4), "estaba la inscripción de su causa inscripta" (15,26). Además, usa frecuentes paréntesis y deja incompletas algunas frases.

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De todo ello surge un griego no-académico, de la calle, y con fuerte influencia de barbarismos procedentes del latín y de las lenguas del Medite­rráneo Oriental. Pero por este mismo motivo, el resultado es un relato que, con elementos simples, logra transmitir la vida y la fuerza presentes en el lenguaje popular.

d) La ocasión

A partir del año 38 se agravan, primero en Siria, y luego en otras regiones, los conflictos de los cristianos con el judaismo oficial. Este, frecuente­mente, recurre a la autoridad romana, preocupa­da por hacer cumplir sus leyes sobre las "religio­nes lícitas".

La respuesta de Roma fluctúa entre la actitud de Claudio -que expulsa a ambos grupos de Roma-y la más usual, que adopta medidas contra el cris­tianismo, sospechoso ante el poder civil por seguir a Alguien a quien dicho poder había condenado a la muerte que sufren los reos de "revuelta".

La ruptura definitiva entre los poderes romano y judío no disminuye la presión sobre los cristianos sino que la aumenta.

En tiempos del evangelio, ya ha tenido lugar la primera persecución contra los cristianos. Por otra

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parte, el comienzo de la rebelión judía contra Roma ha dejado el poder religioso en manos de los zelotas, partidarios exacerbados de la guerra e intolerantes frente a los otros grupos disidentes, entre los que se cuentan los cristianos.

Hay que añadir en este segundo frente el atrac­tivo que presentaba para los cristianos de origen judío el plegarse a la revuelta como medio para alcanzar su independencia nacional.

Las dificultades ante las autoridades romanas y judías, y la seducción que ejercía la causa de la independencia, creaban las condiciones para que creciera el peligro de apostasía en el seno de la comunidad cristiana. La mención de Judas, el trai­

dor -"uno de los Doce"-, debe entenderse en ese contexto donde cada uno de los integrantes de la comunidad puede ser un traidor y en la que todos deben hacerse la pregunta: "¿Acaso soy yo?" (Me 14,10).

Por otra parte, la forma de presentación de los otros integrantes del grupo de los Doce y de los discípulos hace pensar en la existencia de un grupo que reivindicaba una cierta primacía en el seno de la comunidad. Los motivos de esa preten­sión probablemente sean análogos a los de los adversarios de Pablo en Corinto: acompañamien­to del Jesús histórico, pertenencia racial a Israel y defensa de los privilegios históricos de Israel en la nueva entidad que se está constituyendo.

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SUGERENCIAS PARA' * i

¿^ El tiempo de composición:

1. ¿Qué indicios respecto a la caída de Jerusalén en manos de los Romanos se encuentran en Mt y Le y están ausentes en Marcos? 2. ¿Qué diferencias tiene la fórmula "la sinagoga" predominante en Marcos, respecto a la de "las sina­gogas de ellos" preferida por los evangelios de Mt y Le? ¿Qué situaciones distintas reflejan en la relación entre el judaismo fariseo y el cristianismo?

^ El lugar de la composición:

1. Señalar la procedencia (urbana o rural) de las imágenes usadas por el evangelio. 2. Señalar el uso de las palabras "ciudad" y "aldea" en el Evangelio de Marcos y las diferencias respecto a Mateo y Lucas.

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RABAJOS PRÁCTICOS

/s El autor del evangelio:

1. Comparar los motivos del apartamiento de Pablo respecto de Bernabé (y consiguiente respecto de Marcos), transmitidos en Hch 15,36-40, con los que transmite el mismo Pablo en Gal 2,11-14. Señalar las diferencias. 2. "Marcos, primo de Bernabé" se menciona en Col 4,10. Esta Epístola, ¿se considera hoy como auténti­ca de Pablo? 3. Según los datos precedentes, ¿cuál es el problema de la identificación del Marcos de Flm 24 con el Juan Marcos de Hechos?

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as enseñanzas

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1. ¿QUIÉN nsJESÚS?

a) La novedad

Desde el comienzo del evangelio de Marcos se subraya claramente la originalidad de Jesús, su radical novedad. La escena del Bautismo, en la que se adoptan ciertos recursos de la literatura apocalíptica para destacar la singularidad de su vocación mesiánica, manifiesta la intención del evangelista: presentar a Jesús como Aquel en quien Dios se manifiesta plenamente.

Entre los recursos que se emplean, cabe destacar la reaparición en la historia de la voz del cielo. Después de un largo silencio, vuelven a hacerse presentes la profecía y el Espíritu que animaba a los profetas. Pero, sobre todo, la desaparición de la separación entre cielo y tierra indica que esta vez la presencia de la voz se realiza de forma plena y definitiva, constituyendo, de modo manifiesto, una nueva creación.

Un texto de la literatura rabínica de la época, comentando el texto del Génesis que dice "El

Espíritu de Dios aleteaba por encima de las aguas" (1,2b) afirmaba:

Contemplaba yo el espacio de las aguas superiores y las inferiores, y entre ellas sólo hay un espacio de tres dedos, como suele decirse. Y el Espíritu de Dios se cer­nía sobre las aguas como una paloma incuba a su cría sin tocarla.

(Ben Zoma, B. Hag, 15a Citado por V. Taylor en: Evangelio según San Marcos).

El evangelista recurre a la misma imagen cuan­do señala que "en cuanto salió del agua vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en forma de paloma, bajaba a él" (1,10). En la Tentación, escena que sigue inmediatamente a la anterior, Marcos (a diferencia de los otros Sinópticos que se inspiran en Dt 8) se remite también al Génesis, conforme a la mentalidad de sus contemporáneos para quienes el primer hombre vivía entre fieras y era servido por los ángeles.

La novedad vuelve a poner­se de manifiesto en 1,27: "Todos quedaron asombra­dos y se preguntaban unos a los otros: «¿Qué es esto? ¡En­seña de una manera nue­va...!»". Y especialmente en la jornada de Cafarnaum, cuyo

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| | B 4 g H H w literario "apocalíptico" ú

Es un género literario especial, muy extendido entre los judíos desde el s II a.C. hasta el s II d.C.

Su contenido lo forman revelaciones, sobre todo acerca del porvenir (escatología), en su mayoría de interés nacional.

Su forma se caracteriza por poner el autor sus pala­bras en boca de alguna gran personalidad religiosa del pasado (Adán, Abraham, etc.) y procura producir la impresión de que su escrito ha circulado durante largo tiempo en un estrecho círculo de iniciados (esoterismo) hasta que, por voluntad de Dios, ha sido entregado al público.

Los escritos apocalípticos se complacen en especula­ciones numéricas, símbolos y comparaciones misterio­sos, compilados y aplica­dos con artificio muy po­co natural.

Históricamente, su a-parición se explica por las duras condiciones de vida del judaismo tardío, por el anhelo de tiempos mejores (mesiánicos) y por el afán de liberarse de la áspera realidad.

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centro ocupa una nueva práctica originada en la presencia del "Novio", que muestra lo inconcilia­ble de lo nuevo y lo viejo.

De esta manera se ubica la novedad de Jesús con respecto a:

• el perdón de los pecadores (2,1-12),

• su admisión en la mesa (2,13-17)

• la nueva práctica sobre el ayuno (2,18-22)

• la legitimidad, en general, de las obras hechas en sábado (2,23-28) y, en particular, de las obras buenas (3,1-6)

Dichas prácticas superan las exclusiones produ­cidas por la observancia legal.

Aunque las acciones de Jesús en este pasaje se van haciendo cada vez menos reivindicativas, los adversarios perciben su novedad y reaccionan cada vez con más violencia: en la primera escena responden murmurando en su interior, en la segunda increpan a sus discípulos, en la tercera cuestionan al mismo Jesús y en la cuarta conclu­yen con el intento de eliminarlo.

La revelación de esta novedad, ligada a una voluntad salvífica universal, implica una ruptura con las tradiciones de los antiguos: "¿Por qué tus discípulos no proceden de acuerdo con la tradi­ción de nuestros antepasados?" (7,5) y con la du-

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Í*V Me 2,1-3,6: La jornada en Cafarnaunt ( ^

La novedad de Jesús

• Perdona los pecados del paralítico: "Hijo, tus pecados te son perdonados" (2,5).

Come con los pecadores: "Muchos publícanos y pecadores se sentaron a comer con él y sus discípulos..." (2,15).

Nueva práctica sobre el ayuno: "¿Acaso los amigos del esposo pueden ayunar cuando el esposo está con ellos? Es natural que no ayunen." (2,19).

Legitimidad de las obras hechas en sábado: "El sábado ha sido hecho para el hombre y no el hom­bre para el sábado." (2,19). "¿Está permitido en sábado hacer el bien o el mal, sal­var una vida o perderla?" (3,4).

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La reacción de los escribas y fariseos

Murmuran contra él: "Pensaban en su interior: ¿Qué está diciendo este hom­bre? ¡Está blasfemando! ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?" (2,6-7).

Increpan a los discípulos: "Decían a sus discípulos: «¿Por qué come con publí­canos y pecadores?»..." (2,16).

Cuestionan al mismo Jesús: "Fueron a decirle a Jesús: «¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacen los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos?»..." (2,18).

Tratan de eliminarlo: "Los fariseos salieron y se confabularon con los hero-dianos para buscar la forma de acabar con él" (3,6).

reza de corazón: "Si Moisés les dio esta prescrip­ción, fue debido a la dureza del corazón de uste­des." (10,5) y está en íntima conexión con la Buena Noticia de Jesús (1,1).

Para comprender las acciones de Jesús y, por lo tanto, quién es Él, es necesario examinarlas en su relación con las imágenes de liderazgo social exis­tentes en la época.

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b) Cristo, Hijo de Dios

Los primeros datos de Jesús que se nos ofrecen son los referentes a su condición de "Cristo, Hijo de Dios" (8,29; 9,41; 12,35; 13,21; 14,61; 15,32; 3,11; 5,7; 15,39). Con ambos títulos, íntimamente vin­culados al concepto del poder-autoridad de su tiempo y su cultura, se presentan las característi­cas más peculiares del Jesús del Evangelio de Marcos.

Sin embargo, en un mundo en que el poder ha sido profundamente corrompido se hace necesa­rio someter el contenido de estas afirmaciones a un proceso de purificación que Marcos desarrolla a lo largo de toda su obra. Dicho proceso alcanza su punto culminante en los versículos finales, cuando el joven del sepulcro menciona a "Jesús de Nazaret, el Crucificado" (16,7) identificando a "Cristo, Hijo de Dios" con "el Crucificado".

En esa época era habitual considerar al empera­dor romano como el "hijo de Dios", lo cual servía para justificar el despotismo con el que ejercía su gobierno. Dicha práctica aparece reflejada en la expresión de Jesús: "Ustedes saben que aquellos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños y los podero­sos les hacen sentir su autoridad". Y es la misma

que los lectores experimentan cuando son "lleva­dos ante gobernadores y reyes" (13,9b).

Se exige, por tanto, recuperar el sentido auténti­co de la filiación divina que sólo podrá ser enten­dida correctamente a la hora de la muerte de Je­sús, en la que el centurión romano proclamará sin ambigüedades ni malentendidos que verdadera­mente "este hombre era Hijo de Dios" (15,39).

La misma actitud con que el poder imperial rei­vindica para sí la filiación divina está presente en expectativas del pueblo que entiende la función del "Mesías, Hijo de Dios" desde un mismo horizonte.

También este título cristológico deberá entonces ser sometido a revisión. De allí el cuidado que tie­ne Marcos en purificar el liderazgo de Jesús con ayuda de los siguientes medios:

• La precisión del sentido de esos títulos, men­cionados en el encabezamiento del Evangelio.

• La insistencia, especialmente subrayada, en el "secreto mesiánico".

• La utilización de otras presentaciones de Jesús que, al margen de las anteriores, puedan ex­presar con menor posibilidad de error su ver­dadero sentido.

• La presentación de la historia de la Pasión a lo largo de todo el Evangelio.

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c) Las precisiones

Los demonios reconocen la filiación divina (3,11; 5,7). Ahora bien, el verdadero sentido que Marcos atribuye a la realidad de Hijo de Dios se despren­de del añadido con que una voz celeste, por dos veces, precisa el sentido de la figura del "Ungido glorioso" tomada del Salmo 2.

Dicho Samo describe el amotinamiento de los pueblos contra Yahveh y contra su Ungido y, den­tro de esta descripción, se consigna un oráculo en que Yahveh constituye como Hijo al Mesías para dominar la rebelión desde Sión. El texto, nacido en el ámbito de una ceremonia de entronización real, señala por medio de un oráculo que pronun­cia un miembro de la corte, lo que significa una entronización como adopción divina: "Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy" (Sal 2,7).

Ahora bien, el cristianismo primitivo se remite a la totalidad de las palabras de este Salmo en el anuncio de la resurrección y de sus consecuencias en el orden sacerdotal y real (Hch 13,33; Hb 1,5; 5,5). Pero en el relato del Bautismo de Jesús (a excepción de Le 3,22), y en los textos que narran la Transfiguración (Mt 17,5; Me 9,7; Le 9,35; 2 Pe 1,17) sólo se mantiene la primera parte del orácu­lo. La segunda se suple por una referencia al comienzo de los cánticos del Servidor Sufriente de

Salmo 2 El Rey davtdico, figura del Mesías

¿Por qué se amotinan las naciones? y los pueblos hacen vanos proyectos? Los reyes de la tierra se sublevan, y los príncipes conspiran contra el Señor y contra su Ungido: "Rompamos sus ataduras, librémonos de su yugo".

El que reina en el cielo se sonríe; el Señor se burla de ellos. Luego los increpa airadamente y los aterra con su furor: "Yo mismo establecía mi rey en Sión, mi santa Montaña".

Voy a proclamar el decreto del Señor: Él me ha dicho: "Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy. Pídeme, y te daré las naciones como herencia, y como propiedad, los confines de la tierra. Los quebrarás con un cetro de hierro, los destrozarás como a un vaso de arcilla".

Por eso, reyes, sean prudentes; aprendan, gobernantes de la tierra. Sirvan al Señor con temor; temblando, ríndanle homenaje, no sea que se irrite y vayan a la ruina, porque su enojo se enciende en un instante. ¡Felices los que se refugian en él!

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Isaías: "el amado" (1,11) "este es mi Hijo muy que­rido, escúchenlo" (Me 9,7). Marcos nos transmite el más antiguo testimonio escrito de esta transfor­mación y pone en íntima conexión dos formas de esperanza, entre sí contrapuestas, que se dan en Israel a partir del Exilio: Propuesta de salvación por medio de la revitalización de las "institucio­nes" (Sacerdocio, Templo y sobre todo Monar­quía) y propuesta de salvación des­de el sufrimiento solidario de todo el "pueblo".

Con la modificación de la cita del Salmo, se modifica también el senti­do de la institución real, situándola en el marco de la segunda propues­ta. En Jesús, el Rey aparece como Servidor. Realeza y sufrimiento están íntimamente asociados, como aparece explícitamente a nivel sim­bólico en la reacción de los viñadores homicidas de la parábola: "matémoslo... Lo mataron y lo echaron fuera de la viña" (12,7.8) y en el pensa­miento del autor y del dueño de la viña: "Todavía le quedaba alguien, su hijo, a quien quería mucho... respetarán a mi hijo" (12,6).

Una transformación semejante acontece en la utilización del término "Cristo". En su primera aparición, luego del título, es colocado en boca de

Pedro: "Tú eres el Mesías" (=Cristo) (cf 8,29), y a esa confesión sigue inmediatamente la enseñanza de Jesús acerca de la necesidad del sufrimiento y del rechazo por parte de ancianos, escribas y sumos sacerdotes (cf 8,31).

Por el mismo motivo, casi al final del bloque de las controversias de Jerusalén (11-12), el autor rec­tifica la relación de Cristo con David y, de esa

forma, corrige el sentido de la ac­ción del Mesías que hasta el mo­mento reciben los oyentes:

Jesús se puso a enseñar en el Templo y preguntaba: "¿Cómo pue­den decir los escribas que el Mesías es hijo de David? El mismo David ha dicho, movido por el Espíritu Santo: «Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus

pies.» Si el mismo David lo llama Señor, ¿cómo puede ser hijo suyo?" (Me 12,35-37).

Durante el proceso en el Sanedrín, la pregunta del Sumo Sacerdote sobre "el Cristo, Hijo del Bendito" recibe de Jesús respuesta afirmativa, pero ella es inmediatamente completada por un anuncio de la venida del Hijo del Hombre (14,61-62), expresión cuyo significado explicaremos más adelante.

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En la boca de los sumos sacerdotes y escribas se manifiesta la suprema incomprensión sobre la naturaleza del Cristo, Rey de Israel. Por eso lo de­safían a usar su poder salvífico sobre los demás en beneficio propio, bajando de la cruz (15,31).

Sólo con la muerte de Jesús se hace patente el significado de la filiación divina. Esta se realiza en la experiencia del abandono de Dios que Jesús comparte con el orante del Salmo 22 y en la oscu­ridad de las tinieblas que cubren la tierra. Y sólo de esa manera, con la afirmación del centurión, se puede entender correctamente lo que esta filiación significa.

d) El secreto mesiánico

Marcos retoma este dato, originado en una cons­tante revisión de la actividad histórica de Jesús, quien ha debido corregir continuamente el des­bordado entusiasmo de la gente encubriendo su mesianidad.

Pero este dato es subrayado en Marcos mucho más que en los otros sinópticos. En diversas cir­cunstancias, y por diversos motivos, se consigna este mandato de silencio. Lo podemos encontrar en:

• Explícitas órdenes de silencio: 8,30; 9,9.

• Exorcismos (1,25.35; 3,12) y narraciones de mi­

lagros (1,44; 5,43; 7,36; 8,26) en que Jesús da severas órdenes para que el hecho milagroso no sea divulgado, lo que es sorprendente por­que el mandato no se obedece, según se mues­tra por los contextos próximos.

• En las controversias con sus adversarios, apa­rece también este elemento (2,10.19-20.28; 10,1-11; 11,27-33) y la enseñanza en parábolas sirve no sólo para descubrir sino también para ocul­tar los misterios del Reino.

¿Qué es el secreta mesiánico?

A los demonios, como a los favorecidos con algún milagro, y hasta a los apóstoles, Jesús impone, respec­to de su identidad mesiánica, una consigna de silencio que no se levantará hasta después de su muerte.

Como el pueblo se hacía por entonces, respecto del Mesías, una idea nacionalista y bélica muy distinta de la que Jesús quería encarnar, se veía obligado a usar de mucha prudencia, al menos dentro de Israel, para evi­tar molestos errores sobre su misión.

Esta consigna del "secreto mesiánico" no es una te­sis artificial inventada después por Marcos, sino que responde a una actitud histórica de Jesús; sólo que Marcos la ha convertido en tema de su preferencia.

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• Puede ponerse también en relación con este "secreto mesiánico" la búsqueda de "lugares desiertos" (1,35; 5,1; 7,24).

e) Otras presentaciones

Marcos prefiere presentar a Jesús llevando a cabo una acción a favor de la gente: En las contro­versias de Cafarnaúm (2,1-3, 6), Jesús aparece co­mo "Médico", lo que se ilustra por su constante actividad curativa. Pero, sobre todo, a cada paso, remarca su actividad de exorcista con la que seña­la su constante enfrentamiento y triunfo sobre los demonios, presentes en la existencia de los hom­bres. Ya nos hemos encontrado con diversos textos de este tipo en los que el demonio es mencionado explícitamente (1,12,12.23-28.34.39; 3,22-27; 5,1-20; 9,14-29). También el relato de la tempestad calma­da (4,35-41) debe entenderse como un exorcismo sobre el demonio: "Increpó al viento y dijo al mar: «¡Silencio! ¡Cállate!»" (v 39b).

En dos ocasiones, se atribuye a Jesús el título de "Pastor": Implícitamente en el primer texto: "vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor" (Me 6,34); y explícitamente en el restante: "Heriré al Pastor y se dispersarán las ovejas" (14,27-28).

En el primer caso, esta función está ligada al magisterio de Jesús a quien los discípulos se diri­

gen como a su "Maestro" (4,38; 9,38; 10,35; 13,1; 14,14) pero también a otras personas (5,35; 9,17; 10,17.20; 12,14.19.32): Frecuentemente no se indica el contenido de su enseñanza (1,21.22; 2,13; 6,2.6; 10,1; 14,49): Cuando aparece, es indicado por la expresión genérica "muchas cosas" (4,1; 6,34) y sólo se especifica en los temas que tienden a corre­gir una práctica o concepción de los adversarios sobre el Templo o la Realeza (11,17; 12,35) o que están relacionados con el camino de Dios (12,14) o con la Pasión (8,31; 9,31). En todos los casos de su enseñanza, lo mismo que su predicación, se rela­ciona con un nuevo tipo de autoridad.

Pero, sobre todo, Marcos prefiere presentar a Jesús en su función de "Hijo del hombre". El título aparece por primera vez en la jornada de las con­troversias iniciales (2,10.28) y encuentra su culmi­nación en el discurso escatológico (13,26) y en la confesión de Jesús ante el Sumo Sacerdote (14,62).

Las afirmaciones de estas últimas citas sobre el Hijo del hombre: "verán al Hijo del hombre que viene entre nubes con gran poder y gloria" y "veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir entre las nubes del cielo" hacen refe­rencia directa a la visión apocalíptica de Dn 7,13: "He aquí que en las nubes del cielo venía como un Hijo de hombre", de la que dependen.

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Originada en el marco de la persecución de Antíoco Epifanes (s II a.C), esta visión considera los imperios opresores de Israel, en general, y el Imperio seléucida, en particular, como poderes bestiales que comen, trituran y lo sobrante lo piso­tean con sus patas (cf 7,7). Frente a dichos pode­res, Dios, en la figura de un Anciano sentado en su trono, concede el imperio eterno "al pueblo de los Santos del Altísimo" (7,27b) figurativamente des-cripto como un Hijo de hombre.

De esta manera, en el texto veterotestamentario el sustantivo colectivo "el pueblo" es representa­do por una figura singular. Identificando esta fi­gura con Jesús, Marcos acentúa los rasgos particu­lares pero, a la vez, une íntimamente a éste con la suerte y destino del pueblo.

Por otra parte, con "Hijo del hombre", el evan­gelista logra conciliar el señorío (2,10.28) y su con­dición gloriosa (8,38; 9,9) con la humillación (8,31; 9,12; 9,31; 10,33), con el servicio (10,45) y con el "ser entregado en manos de los hombres" (9,31; 10,33; 14,21bis).

f) La historia de la Pasión

Este "ser entregado" devela el verdadero senti­do de Jesús, de modo tal que la historia de la Pasión se convierte en clave interpretativa presen­te a lo largo de todo el Evangelio.

y Ya hemos visto su anticipación simbólica en el

Bautismo de Jesús; a ella alude, conectando el comienzo del ministerio con el tiempo "Después que Juan fue arrestado" (1,14); la misma está pre­sente también en el trasfondo de la escena central de la primera serie de controversias donde se afir­ma que "llegarán días en que el esposo les será quitado" (2,20).

Pero sobre todo se subraya implícitamente por medio del aceleramiento del complot para matar a Jesús, que es colocado ya en la primera fase de su actividad (3,6): A ella se alude en la Institución de los Doce, donde al nombre de Judas sigue "el mismo que lo entregó" (3,19), en el relato de la muerte del Bautista (6,14-29) y, sobre todo, a par­tir del primer anuncio de la Pasión (8,31).

En esta historia de la Pasión se pone de mani­fiesto hasta qué punto llega su servicio a los her­manos, a todos los hombres. Con ella se coloca la piedra angular (12,10-11) para el ejercicio de la soberanía de Dios, que destruye las relaciones opresoras, producidas por el hombre en la historia a raíz de la febril búsqueda de dominación. El "pensamiento de los hombres" deja lugar al "pen­samiento de Dios" (cf 8,31), "la tradición de los hombres" es desplazada nuevamente por el "pre­cepto de Dios" (cf 7,8).

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LA ULTIMA SEMANA DE JESÚS EN JERUSALEN

1. Getsemaní 2. Templo de Herodes 3. Fortaleza romana Antonia 4. Sanedrín (tribunal judío) 5. Gólgota 6. Palacio de Herodes (ver pág. 59) 7. Casa del Sumo Sacerdote 8. Lugar probable del Cenáculo 9. Ciudad de David 10. Piscina de Siloé

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LA HISTORIA DE LA PASIÓN EN LOS SINÓPTICOS

En distintas oportunidades Jesús había anunciado a sus discípulos que muy pronto habría ido a Jerusalén donde moriría. De hecho, después de haber enseñado durante casi tres años, se dirigió a Jerusalén para la Pascua. Domingo: Jesús entra en Jerusalén cabalgando en un asno. La multitud lo aclama como Mesías (Me 11). Lunes: Jesús echa a los mercaderes del Templo (Me 11). Martes: Judas se pone de acuerdo para traicionarlo. Miércoles: Día de descanso en Betania. Jueves: Jesús y los discípulos comen la última Cena en la sala superior (Cenáculo) de una casa de Jerusalén. Luego, Jesús es arrestado en el Huerto de Getsemaní (Mt 26). Viernes: Jesús es procesado ante Caifas y el Sanedrín (Mt 26, Me 14). Luego, Jesús es conducido ante Pilatos en el Palacio de Herodes (Le 23), y después ante He-rodes Antipas. Pilatos propone dejarlo libre, pero la muchedumbre pide su muerte. Jesús es conducido fuera de la ciudad, al Gólgota ("lugar de la calavera"), para ser crucificado (Marcos 15). Antes de que comience el sábado, es sepultado en la tumba de José de Arimatea (Lucas 23). Domingo: Los discípulos ven a Jesús resucitado (Lucas 24).

á

EL ESCENARIO DEL PROCESO POLÍTICO

Torre NE. \ Habitaciones de Pilato \ Pilato interroga a Jesús

Escalera de los soldados

Torre NO.

Patio (Lithostratos) Flagelación,

burla de Jesús, proclamación de la sentencia de la

Atrio Donde per­manece el Sanedrín y la muche­

dumbre

Escalera de Pilato

El Procurador habla con los

judíos y muestra a Jesús flagelado

a la turba

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^ —

g) El Reino

De esta forma, Jesús sale al encuentro de las expectativas del pueblo. Su anuncio que, desde el comienzo, tiene como contenido central "el Reino de Dios" (cf 1,15), está íntimamente ligado a la his­toria de la Pasión.

Dicho Reino era también el objeto de la esperan­za de fariseos, esenios, zelotas y otros grupos. Con muchos de estos grupos Jesús está convencido de su proximidad: "...está cerca" (ibid.). El Reino de Dios, conforme a lo anunciado en el Antiguo Tes­tamento, también para él significa ante todo el ejercicio de la soberanía divina sobre toda la vida e historia de los hombres.

Pero, gracias a su conexión con la historia de la Pasión, el Reino asume características universales que no pueden encerrarse en intereses de grupos. Por ello incluye una Palabra que es "Buena No­ticia" para todos y, de modo especial, para los que sufren y son desplazados de la estructura social de los reinos humanos: leprosos, pecadores, endemo­niados y paralíticos forman parte de él.

De esa forma, el anuncio de Jesús se distingue netamente de la esperanza de los movimientos de la élite judía sobre el Reino. Por ello, al margen de las complejas prescripciones de la Ley propuestas por estos grupos, y de sus complicados rituales a

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LAS FILACTERIAS

Según la costumbre rabínica, fundada en Ex 13,9.16, todo varón de Israel debe llevarlas durante la oración de la mañana. Servían para llevar atada una cajita cuadrada, dentro de la cual se metían, escritos en pergamino, cuatro pasajes de la ley mosaica (Ex 13,1-10.11-16; Dt 6,4-9;11,13-21). Una filacteria debía atarse a la cabeza de manera que la cajita viniera a caer sobre la frente, y otra al brazo izquierdo, para que la cajita cayera sobre el corazón.

En el judaismo posterior, también se las conside­raba como defensa (amuletos) contra el pecado, el demonio y toda clase de males. De aquí que jesús echa en cara a los fariseos que ensanchen tanto sus filacterias, o sea, que observen tan cuidadosamente los actos externos de piedad (cf Me 12,37-40; Mt 23,6-7; Le 20,45-47; 11,43).

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cumplir en el Templo presente o en un hipotético Templo futuro, propone a todos una salvación directa y sencilla en que estas mediaciones han perdido su eficacia.

Frente a la Ley, se anuncia que "El Hijo del Hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados" (2,10) y es "Señor del sábado" (2,28). En un tiempo que ya no es tiempo de frutos (cf 11,1-14.20-25), se afirma que el Templo se ha con­vertido en cueva de bandidos (11,15-18) adulte­rando su destino original de casa de oración para todas las gentes.

2. ¿QUIÉN ES MADRE Y HERMANO?

a) Las vocaciones

En el Bautismo encontramos, al margen de imá­genes apocalípticas, otros elementos que proceden de las vocaciones sapienciales: El que ha sido lla­mado recibe el Espíritu en orden a comunicar la verdadera revelación y conocimiento.

La fusión de las dos tradiciones mencionadas da como resultado que todo llamado asuma la forma de una sucesión. Por ello Marcos, como la mayo­ría del Nuevo Testamento, dejando de lado el es­quema más común de las vocaciones del Antiguo Testamento, se inspira en el relato de la tarea enco­mendada a Elíseo como sucesor de Elias en el mi­nisterio profético (1 Re 19,19-21).

Como este texto, las vocaciones de Simón y An­drés, por una parte, y la del publicano Leví, por otra, se preocupan por señalar que el seguimiento está acompañado del abandono de una tarea ante­rior. Y las vocaciones de Santiago y Juan añaden la mención del alejamiento del padre, presente tam­bién en la vocación de Elíseo.

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Dichas vocaciones ocupan un lugar importante a la hora de crear un ámbito en el que Dios pueda ejercer su soberanía. Por ello, los primeros relatos vocacionales en Marcos (no así en Mateo y Lucas) siguen inmediatamente a la proclamación de la lle­gada del Reino de Dios y están en íntima conexión.

El objetivo de dichas vocaciones está dado en la llamada a superar el binomio "dominar-ser domi­nado" e instaurar un nuevo tipo de relaciones en las que el poder de Dios se haga efectivo en el ámbito de todos aquellos que adhieren a él. &LH ~ -.'.." '_•. -'.

Para ello, el anuncio del Reino exige un profundo cambio de vi­da: "Conviértanse" (1,15b). Más allá del sentido que tiene el térmi­no griego "cambiar de opinión" (metanoein: "cambiar de mente"), la palabra remite al lenguaje pro-fético indicando la exigencia de un giro radical de vida en la que un nuevo modo de obrar se une a un nuevo pensa­miento.

Este cambio de vida abre la posibilidad concreta de la fe: "Crean en el Evangelio" (1,15b). Esto im­plica asumir una actitud de confianza vital en el Mensajero y en la Buena Noticia, una actitud en la cual, por el cambio de pensamientos y acciones, el

HPfe

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hombre se vuelve totalmente a Dios y busca hacer realidad el proyecto divino en lo individual y social, en lo privado y en lo público.

De esta manera, creer significa saber que ya ahora es posible abrirse a una nueva perspectiva en la que el "tiempo se ha cumplido" (1,15a) ha­ciendo realidad el designio salvador de Dios.

b) La ruptura

Dichas vocaciones se conectan con la actividad inicial de Jesús, marcada en esta primera fase por sus repetidas sali­das (1,28.29.35.38; 2,13), íntima­mente asociadas a las salidas de los demonios (1,25.26) que tienen lugar gracias a su acción sobre los poseídos y a la primera salida de sus adversarios (3,6). Junto a esta última, se subraya repetidamente la ruptura de Jesús frente al judais­mo oficial, estructurado en torno a

los mencionados pilares de la Ley y del Culto (2,1-3,6).

Esta ruptura tiene como finalidad última la crea­ción de una nueva comunidad, pero su consecu­ción es obra de un proceso que incluye avances y retrocesos, cuyas etapas más salientes podemos describir del modo que sigue:

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La nueva elección

Una primera etapa se inicia para los discípulos con la creación de una comunidad alternativa. Esta comienza con la institución de los Doce (3,13-19) y la descripción de las reacciones que se toman frente a Jesús: por un lado, la oposición del judais­mo oficial (3,22-30) y, junto a ella, la incompren­sión de los parientes (3,20-21) que anticipa el re­chazo y la falta de fe de los compatriotas del final de esta etapa (6,1-6).

Pero también se afirma fuertemente la certeza del crecimiento esperanzador del Reino (4,1-34), gracias a una nueva familia capaz de comprender su enseñanza. Esta invita a enfrentar con coraje a las potencias demoníacas en la travesía del mar (4,35-41), al triunfo sobre el demonio en país paga­no (5,1-20) y dentro del mismo Israel -simbólica­mente representado en la repetición de los doce años en la escena siguiente (5,21-43)- donde se señala la necesidad de aceptar a Jesús por la fe, como único medio para vencer la enfermedad y la muerte.

171 La incomprensión de los discípulos

La etapa precedente ha capacitado a los discípu­los para la realización de su misión, pero esta con­cluye en el fracaso. Ni la aceptación de la tarea a

realizar, ni siquiera su primera realización, inclu­yen automáticamente la respuesta adecuada a las exigencias que el seguimiento de Jesús implica.

Ciertamente que en el reconocimiento de su mesianismo, los discípulos se separan claramente de los demás: confiesan que no se trata de Juan el Bautista, ni de Elias, ni de un profeta (6,14-16; 8, 28). Sin embargo, dicho mesianismo corre el ries­go de ser entendido en el ámbito de las estructu­ras de una sociedad piramidal en la que el Ungido se sitúa en el ápice.

El entusiasmo inicial de los discípulos debe con­tar no sólo con la oposición externa de los deten-tores del poder que han dado muerte al Bautista (6,14-29) sino sobre todo con la interna de su pro­pia incomprensión.

Esta se revela en el miedo, producto de una confusión sobre el ser de Jesús en las dificulta­des de la travesía marina: "Tranquilícense, soy yo. No teman" (6,50) y en el desconocimiento de la propia responsabilidad frente al hambre de las multitudes en las multiplicaciones de los panes. El doble relato con este último contenido se jus­tifica por la existencia de la misma necesidad de pan en los ámbitos judíos y paganos. De allí que al final de la primera multiplicación aparezca el término "canastos", más usual entre los prime-

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ros, acompañado del doce, numero de la elec­ción de Israel (6,42; 8,19) y en la segunda, se emplee para los mismos objetos el vocablo "espuerta", más usado por los extranjeros, junto al número siete,número que la Biblia atribuye a las naciones extranjeras (8,8.20).

El paso de una a otra multiplicación es posible gracias a la intervención de una mujer sirofenicia (7,24-30), ajena al grupo de los discípulos, que rompe los límites que se había fijado Jesús para su ministerio y saca las consecuencias implícitas en una interpretación de la Ley basada no ya en los prejuicios de segregación que la tradición judía había fijado sino en la auténtica palabra de Dios (7,1-23).

Los discípulos, por el contrario, permanecen en la primera línea interpretativa y no comprenden la advertencia de guardarse "de la levadura de los Fariseos y de la levadura de Herodes" (8,14-21). De esta forma, el mensaje no alcanza su objetivo en los discípulos como no lo había alcanzado en el judaismo oficial ni en los compatriotas de Jesús.

c) Los nuevos paradigmas

Juan el Bautista, presentado por Marcos en estre­cho paralelismo con Jesús (1,1-15 y 6,14-29), anti­cipa los nuevos paradigmas:

• Juan proclama la necesidad de conversión (1,4 y U 5 ) .

• Como Jesús, se sitúa en el desierto (1,4.12).

• Como Jesús, se sitúa en el Jordán, donde lleva a cabo el bautismo del Mesías, bautismo "con agua" (1,5.9).

• Muchos, incluso Herodes, creen que Jesús es Juan resucitado de entre los muertos (6,14-16) [La muerte de Juan y la de Jesús se describen con idéntico vocabulario: "cadáver" (6,29; 15,45), "pusieron" (6,29; 15,46), "sepulcro" (6,29; 15,46).]

Respecto de este último punto, aunque los discí­pulos disponían concretamente de ese anticipo de la muerte de Jesús, no pueden asumirla y, por con­siguiente, no puede realizarse en ellos la destruc­ción de la mentalidad satánica de la dominación.

Por eso la autoridad-poder de Jesús asume nue­vas concreciones en los niños, mencionados en pro­gresión creciente:

• Una vez (9,24): Se aplica a un niño el lenguaje de la muerte-resurrección.

• Dos veces (9,36-37): Jesús se identifica con ellos.

• Tres veces (10,13-15): El texto afirma que, en sus actitudes, se encuentran las condiciones re­queridas para entrar en el Reino de Dios.

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El término empleado en estos pasajes (paidíon) señala las características de servicio e insignifican­cia propios de la naturaleza de los niños que, por lo mismo, lo identifican con Jesús y sus verdade­ros seguidores.

Por otra parte, los ciegos de Betsaida y Jericó (8,22-26; 10,46-52) dicen a los hombres que es posi­ble abrir los ojos al poder-servicio. En el primer texto, los que están "junto al camino" pueden con­vertirse, gracias a la acción de Jesús y a su segui­miento, y quedar en posibilidad concreta de una visión plena.

Por ello, la línea divisoria que marca la presen­cia del verbo increpar, reñir (epitimán) separa cier­tamente a Jesús de los poderes demoníacos (1,25; 3,12; 4,39; 9,25), pero traza también una neta sepa­ración entre la concepción de los propios discípu­los sobre el Mesías y la propuesta de Jesús (8,30. 32.33), encarnada en los niños y en los ciegos, sobre todo en el de Jericó (10,13.48).

Todos ellos constituyen nuevos paradigmas y posibilitan la compresión de la propuesta que los discípulos no han logrado asumir. Sin embargo, repetidas veces, se los seguirá invitando a partici­par en ella.

El rasgo más saliente de esta etapa es la insisten­cia hecha a los discípulos para que comprendan la

acción del Mesías en el marco de una relación ho­rizontal en la que su suerte aparece íntimamente ligada al sufrimiento de su pueblo. Solo de esa forma podrán superar el peligro de entender la salvación como un hecho sujeto al cambio de los agentes de poder pero incapaz de destruir la dominación misma.

A partir del reconocimiento de Jesús como el Cristo, se hace necesario realizar un camino en el que la Pasión es propuesta no sólo para el Mesías sino también para todos: "Llamando a la multi­tud, junto con sus discípulos" (8,34-38); y que lue­go se repite para los discípulos y los Doce (9,31; 10,32). Es necesario, por tanto, aceptar ese camino en que Jesús va adelante (10,32; 14,28; 16,7).

El Evangelio de Marcos pone de relieve en esta sección central que es posible acompañar a Jesús pero no ser de los suyos. El Mesías triunfalista de Pedro y las discusiones sobre la propia primacía alejan de Jesús y colocan a los discípulos en el ámbito de los dominadores de este mundo.

Los acontecimientos que tienen lugar en Jerusa-lén, dominados por la presencia del nuevo mesia-nismo, dejan poco lugar a la presentación de otros paradigmas, aunque los primigenios no desapare­cen totalmente gracias a la presencia de dos muje­res: una viuda pobre que "de su indigencia, dio

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todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir" (12,41-44) y la mujer de Betania "que ungió mi cuerpo anticipadamente para la sepultura" y, de esa forma, ha ligado de manera indisoluble y para siempre su memoria a la proclamación del Evan­gelio (cf 14,3-9).

En esta última etapa repetidamente se hace a los discípulos una exhortación a la vigilancia vista la decisiva significación de los acontecimientos en uso (13,34.35.37; 14,34.37.38): El dueño se ausenta y a todos los servidores, sean o no discípulos, se les exige la vigilancia activa durante el tiempo que preceda a su retorno, para no caer "en la ten­tación; porque el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil".

d) "Allí lo verán"

La venida del Hijo del Hombre, anunciada en el discurso escatológico y en la confesión de Jesús ante el Sumo Sacerdote, tiene ya su realización en los que siguen a Jesús rumbo a la Galilea. En ella

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se encuentran todos los tiempos de la existencia cristiana: El pasado de la actuación de Jesús, el presente de la misión cristiana y el mundo futuro, en el que el Hijo del Hombre viene "entre las nu­bes del cielo".

Sin embargo, dicha venida simbólica -anticipa­da en la Transfiguración- no tiene las característi­cas de las carpas del reposo escatológico, sino que conserva el dinamismo de la nube que acompaña­ba al pueblo en el desierto y los rasgos de "Jesús solo con ellos" (9,8), el Servidor Sufriente de la voz celeste (9,7). La comunidad está llamada a seguir sus huellas, que siempre "van adelante".

De este modo, la comunidad no debe buscarlo en el triunfo ni en la sede del poder sino en la de­bilidad de las existencias humanas marcadas por el sufrimiento, en los rostros sin nombre de la multitud excluida, pisoteada y devorada por los escribas, responsables ideológicos de un mundo construido en torno a los privilegios, la exclusión y la marginación.

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SUGERENC 1 AS PARA TRABAJOS PRÁCTICOS

r El seguimiento de Jesús: ^ Las formas de ejercicio de poder:

1. Compartir experiencias sobre las formas de ejer­cicio del poder en la sociedad civil. 2. Comparar dichas experiencias con las formas vigentes en el ámbito de la comunidad eclesial. 3. ¿Qué advertencias de Me 12,38-39 conservan ac­tualidad tanto en la sociedad civil como en la comu­nidad eclesial?

f^ El Hijo de Dios:

1. ¿Quiénes se dirigen a Jesús llamándolo Hijo de Dios? 2. ¿Qué correcciones hace al Sal 2,7 la voz del cielo en los relatos del Bautismo y de la Transfiguración? ¿Por qué era necesaria esta precisión?

3. ¿Por qué Jesús ordena el "secreto" sobre su actua­

ción?

1. ¿Cómo se prefigura la acción de Jesús en la actua­ción del Bautista en 1,14-15?

2. ¿De qué modo los niños son figura de Jesús? 3. ¿Cuál es el camino de Jesús que se convierte en tarea para sus seguidores?

¡f^ La Historia de la Pasión:

1. ¿Dónde se muestra el programa de "servir dando la vida"? 2. Descubrir a lo largo de este evangelio la Historia de la Pasión. 3. ¿Por qué la Historia de la Pasión es Buena Noticia?

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A modo de epílogo

Un final sin final. Una asignatura todavía pen­diente para la comunidad cristiana que se encuen­tra en una situación semejante a la de las mujeres que "no dijeron nada a nadie, porque tenían miedo" (Me 16,8). El final de la Buena Noticia sigue inconcluso, esperando que otras personas, entre los lectores, vayan a anunciar que en Galilea se puede ver a Jesús de Nazaret, el Crucificado.

El camino de Jesús se presenta a toda comunidad cristiana como la contrapropuesta frente a la con­vicción dominante "en tiempos de cordura oficial, ordenada, preferente" donde "otros hierófanes, cada uno en su día, auguraron el fin de la utopía" (Mario Benedetti) o del "fin de la historia".

Este camino supone, en primer lugar, la lucidez de comprender la lógica imperial donde "quienes se considera gobernantes dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad" (Me 11,42).

Y esta lucidez debe hacerse conciencia crítica frente al ejercicio del poder en el seno de la misma

comunidad eclesial y frente a la parte de respon­sabilidad que a cada uno de nosotros corresponde.

La orden de marchar a encontrarse con Jesús en las Galileas de este mundo exige la adopción de un estilo de vida personal que ponga en cuestión el ámbito de la dominación y que esté dispuesto a la aceptación serena del precio a pagar que ello supone. Se nos exige pasar del amor a las cruces doradas de adornos y condecoraciones a la "pa­sión" por las cruces oscuras del servicio, únicas que revelan la intimidad del Hijo de Dios.

Jesús ha rasgado el velo del Templo, y se nos ha revelado el único poder con autoridad: el poder de un Crucificado, de un no-opresor, de alguien que ha venido a servir y no a ser servido. Es en la vida de relación donde debemos concretar esa transfor­mación a que nos invita el Evangelio.

Podemos señalar algunos ámbitos de esa vida en relación que hoy exigen urgentemente ser trans­formados desde la contemplación del Jesús de Marcos:

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Y El deber de servir a todo grupo humano y a toda persona que sufran el "demonio" de la domi­nación; y, por consiguiente, colocar toda la vida al servicio de los derechos amenazados del hombre y de los pueblos; más allá de los intereses de patria o Estado. v El deber de alinearnos en contra de la lógica del provecho y del mercado que privilegia a los detentores del poder económico y político que en las nuevas Jerusalén siguen pronunciando conde­nas sobre inocentes e impidiendo que se oiga en el mundo la Buena Noticia.

El deber de oponernos a la cultura de la vio­lencia, de la guerra y de la militarización de la

humanidad, que nos induce a ver a otros grupos y personas como rivales y competidores, y descu­brir que para todos ellos ha venido el Hijo del Hombre a dar su vida (Me 11,45).

Cabría preguntarse, entonces si se trata de un "Proyecto delirante de las comunidades de Galilea", como fueron llamadas por un comenta­rista contemporáneo. Quizás, pero el mensaje del Jesús de Marcos exige ese "derecho al delirio", capaz de pensar este mundo dominado por el pensamiento satánico desde una lógica diferente, desde otra perspectiva, desde la perspectiva de "los pensamientos de Dios y no de los hom-bres"(cf Me 8,33).

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jndíce

Int roducción 3

/ ? El relato

1. Terminología 7 a) Los adversarios de Jesús 7 b) Los escribas 8 c) El poder 10 d) La centralidad de Jesús 12 e) El núcleo de la propuesta 13 f) Los discípulos y los Doce 14 g) Las reacciones ante la propuesta 15

2. El plan del Evangelio 16 a) Bautismo y Muerte de Jesús 16 b) Judea y Jerusalén 19 c) En el camino 20 d) En la Galilea 20 e) Articulación de Me 1,14-15,32. 21 f) Relación entre las partes 23 g) El "antes" y el "después" de los

hechos de Jesús 23 3. El Evangelio

a) Origen del término 26

b) El género literario 27 c) El final largo (16,9-20) 27

Sugerencias para trabajos prácticos 45

El ambiente

1. La época 49 a) Relación con el judaismo 33 b) La destrucción de Jerusalén 34 c) La guerra judía (67-70) 34

2. Lugar de origen 35 a) Ciudad y aldea 35 b) Campos 36 c) Contenido de los relatos 36

3. Ubicación geográfica 37 a) La opinión tradicional 37 b) La Siria-Palestina 38

4. Autor y destinatarios 40 a) La tradición de los Hechos 40 b) Juan marcos, autor del Evangelio 43 c) El modo de comunicación 43 d) La ocasión 44

Sugerencias para trabajos prácticos 46

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Las enseñanzas 1.¿Quién es Jesús? 49

a) La novedad 49 b) Cristo, Hijo de Dios 52 c) Las prescripciones 53 d) El secreto mesiánico 55 e) Otras presentaciones 56 f) La historia de la Pasión 57

74

g) El Reino 60 2. ¿Quién es madre y hermano? 61

a) Las vocaciones 61 b) La ruptura 62 c) Los nuevos paradigmas 64 d) "Allí lo verán" 66

Sugerencias para trabajos prácticos 67 A modo de epílogo 69 Bibliografía 71