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Presentacion

La palabra •Verdad• lleva en su significado las huellas de una historia atofmentada y apasionada, llena de luces y sombras, enigmas y misterios, heroes y victimas, dictaduras o totalitarismos y esclavitudes, escepticismos y certezas, puertas cerradas y horizontes abiertos. Lo mismo sucede con otras palabras: Dios, hombre, justicia, Jibertad, etc. Tras ellas late la historia dramatica de millones de hombres.

En nombre de la verdad muchos han matado y no pocos han afrontado va­lientemente la muerte. A la bt1squeda de la verdad se ban dedicado vidas ente­ras de investigadores. La verdad ha vivido en cuevas, cabaiias de hierba, tem­plos, magnfficos· palacios. Mitos, filosofias y ciencias son distintas expresiones de la voluntad humana de verdad. Por la verdad ha habido ciencia y filosofia.

El tema sigue abierto como un interrogante sin riberas. Los artfculos de Juan Antonio Nicolas y Marfa]. Frapolli, Miguel Garcia-Bar6, Emmanuel Le­vinas y Alfonso Perez de Laborda se aventuran en algunas zonas de ese oceano inmenso. Ortiz Oses, de modo original, con sus 360 aforismos, nos introduce por los vericuetos enmaraiiados de la verdad o realidad humana concreta, limitada, insatisfecha, creativa, provocadora.

Tampoco en las teorias de la verdad vale todo, porque no todo es lo mismo. Aguda y sencillamente escribe Antonio Machado: •La verda<l es Jo que es, I y sigue siendo verdad I aunque se piense al reves. y •cTu verdad? No, la Verdad, I y ven conmigo a buscarla. I La tuya, guardatela•.

El ap6stol Juan relata un dia!ogo curioso entre Jestis y Pilato. A una pregun­ta de E:ste respondi6 JesUs: «Yo para esto naci y para esto he venido al mundo: para <lar testimonio de la verdad•. Entonces Pilato hizo un comentario lleno de escepticismo e impotencia ante al go que le rebasaba: • Y, cque es la verdad?·.

Actualmente, la falta de confianza en el poder hun1ano de acercarse mo­<lestamente a la verdad rehiiye incluso ta! pregunta y prefiere ocultarse bajo la hojarasca de palabras incomprensibles o vacias o grandilocuentes. Las palabras dejan de ser mensajeras de la verdad o sustituyen a la verdad. Ni siquiera fal­tan quienes identifican voluntad de verdad con intolerancia. Por otra parte no ha dejado de acecharnos el triple riesgo de entender las cosas como meros da­tos e1npfricos, de orientar nuestro interrogatorio a la realidad exclusivamente desde nuestra necesidad humana de manejar con exito el curse de los hechos, de reducir nuestra situaci6n intelectual a una mera situaci6n hist6rica.

Es importante tener conciencia de los limites de nuestra raz6n, pero sin renunciar a nuestra posibilidad de conocer algunas briznas de realidad. Pues, al menos, una minima confianza en ta! posibilidad es condici6n im­prescindible de la indagaci6n cientffica y filos6fica. Queremos abrir nuestros ojos para aprovechar la luz que nos permite ver lo real hasta sus dimensio­nes mas profundas.

Ildefonso Murillo

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El estado de la cuestion

Teorias actuales de la verdad

Juan A. Nicolas I Maria]. Frapolli

Se aborda la delimitaci6n de lo que es una teofra de la verdad Y la clasificaci6n de las principales t~orias elaboradas durante el siglo ~ Una teoria de la verdad ha de incluir al menos cuatro apartados: defi~1-ci6n <lei concepto de verdad, determinaci6n de! criteria de verdad, d1s­tinci6n de las tipos de verdad y fijaci6n de\ Ju gar sistem:itico cl~- la verdad y de Ia teoria de la verdad en el marco de_l saber y de la ac~1on. En se­gundo Jugar, se ban clasificado las teor'ias de la ver~la~ en siete ,g~pos: teoria de la correspondencia (sem:lnticas y no semantzc:is), teon~s pro­oracionales, teorias fenomenol6gicas, teorias hermeneuucas, teonas co­herenciales, teorias pragmiiticas y teorias intersubjetlvistas de la verdad.

1. Jntroducci6n

La verdad es uno de Jos temas centrales de la Filosofla del conocim.ien­to de la Filosofia de la 16gica y de! Jenguaje, y con ello de todo saber s1ste­m~ticamente organizado. Esto se debe, en parte al r;ienos,. a dos razones: (a) que toda reflexi6n al respecto ha de partir, en algun sent1~0, del !actuni de! conocimiento, y en particular del Jactum de la verdad, s1 no qu1ere ser auto-contradictoda. (b) Que toda acci6n cognoscitivo-racional ha de contar coma uno de sus fines con la obtenci6n de resultados verdaderos, ~ea cual sea el modo de entender que es Io verdadero, y sea cual sea la func16n que a dichos resultados se Jes adjudique. . .

Este papel central de Ia problemitica de la verdad e_n el coniunto del sa­ber hace que esta noci6n aglutine infinidad de caras, n1veles, asp:ctos, pro­blemas, intereses, etc., que pueden ser unificados bajo la categon~, :n sen­tido arriplio, de Teoria de la verdad. Par ello, acerca:se a u~ top1co ta~ controvertido y de tan larga tradici6n en el terreno filosofico ex1ge una deh­mitaci6n dristica para que resulte operativo. _ , . , . ·

La cantldad de elementos que pueden intervenir en ta! teona s1stemauca

DtUlogo Filos6fico 38 (1997) 148-178

Teorfas actuales de la verdad

da idea de la amplitud, importancia y diversidad de esta problemitica: con­cepto de verdad, criterios de verdad, tipos de verdad, lugar de la teor'ia de Ia verda<l en el conjunto de la filosofia, clasificaci6n de las teorias de la ver­dad, fuentes del conocimiento verdadero, niveles de la verdad, etc. Se trata de diferentes pianos que se combinan de modos diversos para responder a intereses y problemas intelectuales distintos, y elaborar asi una determinada concepci6n acerca de la verdad o de aiguno de sus aspectos. En cada una de ellas los componentes que intervienen ocupan un papel propio, segUn la perspectiva adoptada. A<ii, p.e., se ha distinguido entre teorias definicionaies o teorlas criteriol6gicas de la verdad, se ha considerado a la verdad desde la perspectiva te6rica y desde la perspectiva te6rico-prictica, se han desarro­llado teorfas 16gico-seminticas y pragmiticas de la verdad al hilo de las di­mensiones de! lenguaje, se han eiaborado mUltiples clasificaciones de las teorias de Ia verdad, se han considerado coma criterios de verdad desde la evidencia hasta la praxis hist6rica, etc. Bajo el mismo r6tulo de "probiema de la verdad" se esconden proyectos muy diferentes: un proyecto l6gico-se-1n3.ntico: i:que significa el predicado "es verdadero"?i:Que funci6n 16gica rea­liza, que ti po de operador es?; un proyecto lingi.ilstico-pragm3tico: .:Que ha­cemos y que debemos hacer para ponernos de acuerdo acerca de lo que ha de ser considerado como verdadero?; un proyecto inetafisico: i:Que es Ia verdad?; un proyecto epistemol6gico: i:C6mo sabemos cuando una proposi­ci6n es verdadera? i:Que rasgos nos permiten distinguir lo verdadero de lo no verdadero?i:Cuiles son los mecanismos de verificaci6n de nuestros cono­cimientos?; un proyecto socio-polftico: i:C6mo hacer aflorar Jo mas autetica­mente humano y convertirlo en proyecto social predominante?.

Desde estas mismas pftginas de Diizlogo Filos6fico ha sido abordado el problema de la verdad por M. Alvarez, a cuyo trabajo, en cierto modo com­plementario del presente, se remite al lector (cfr. Bibliografia). Aqui nos li­mitaremos a proponer sucintamente una clasificaci6n de las teorias de la verdad que, en mayor o menor grado, estan hoy vigentes.

Esta panorimica ha de servir para orientarse de modo eficaz en el com­plejo 1nundo de la filosofia actual. De este modo son descartadas cuestiones hist6ricamente muy relevantes, pero que quedan fuera de nuestro objetivo.

2. lQue es una "teoria de la verdad"?

El primer inconveniente grave para hacer una clasificaci6n de las teorias de la verdad formuladas durante un cierto pericx.lo de tiempo es el de deter­minar que es exactamente una teoria de la verdad, o cuindo un cierto con­junto de tesis al respecto puede ser considerado coma ta!. En este sentido aparecen dos inconvenientes:

- (lil) El rermino 'teoria' se utiliza en sentidos diferentes, mas o menos estrictos. La oscilaci6n varia entre dos extremos: desde quienes entiende que lo propio de l:lna teoria es la formulaci6n rigurosa y sistemiilica ('cien-

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Juan A. Nicolas I Maria). Fcipolli

tffica') de un conjunto de tesis comunicables, criticamente discutibles, con­trolables, con pretensi6n de validez universal y de canicter nomol6gico (cfr. I-I. Spinner, 1973); hasta el polo opuesto de quienes consideran que 'teorfa' ha de tomarse en un sentido muy amplio, coma equivalente de concepci6n, comprensi6n, reflexi6n, visi6n, etc.

- (2Q) Se marcan objetivos diferentes come tarea propia de una teoria de la verdad. Tampoco hay un acuerdo ni siquiera aproximado entre las di­ferentes autores acerca de que es lo que se debe pretender al elaborar una teo_ria de la verdad. Hay quienes proponen coma objetivo de una teorfa de la verdad la definici6n de tal concepto. Pero otros autores consideran que lo verdaderamente relevante de semejante teorla es constituirse en una in­terpretaci6n de! nlundo capaz de orientar eficazmente la acci6n autolibera­dora de! hombre. Para unos autores una teoria de la verdad ha de determi­nar los criterios adecuados para decidir acerca de! valor de verdad de una proposici6n cientifica, mientras que otros centran sus objetivos en detenni­nar un modo de vida comprometido intelectual o prictica1nente con la ver­dad.

Dependiendo de c6mo se resuelvan las dos cuestiones anteriores, se produce un tipo u otro de teoria de la verdad. No todos las acercamientos a la amplia problemitica de la verdad concluyen con una teorfa 'completa' al respecto, sino que muches de ellos se concentran exclusivamente en algu­no de las aspectos. Teniendo esto en cuenta, y exclusivamente con fines ta­xon6micos, vamos a utilizar una noci6n amplia de teoria de la verdad. De lo contrario quedaria fuera gran parte de lo producido en el Ultimo siglo sa­bre diversos imbitos de! problema -de la verdad. Dos ejemplos: aportacio­nes tan influyentes coma las de Tarski o Heidegger ni se han planteado as­pectos importantes tales coma la dimensi6n pragmitica del lenguaje en relaci6n con la verdad, o los criterios para decidir acerca de la verdad de un proposici6n respectivamente.

Una teoria 'completa' de la verdad deberia de constar al menos de las si­guientes partes (cfr. I>untel, 1987):

- (1) Definici6n del concepto de verdad. En este aparta<lo habrta que contestar a preguntas con10 tque es verdad?, tque se entiende par 'verdade­ro'?, tque significa 'juicio o afirmaci6n verdadera?, tque se quiere decir con 'x' es verdadera'?, tcuiil es la esencia de la verdad?, tcuiles son las ditnensio­nes de la verdad?, etc.

- (2) Detern1inaci6n de! criteria de verdad. Han de abordarse cuestio­nes coma tde que modos se puede verificar que 'p' es verdadero'? tque pro­cedimientos son considerados validos para determinar la verdad de una proposici6n? tque mecanismos permiten descubrir la verdad?, tc6n10 decidir si existe alguna verdad?, etc.

- (3) Distinci6n de tipos de verdad. Constituyen esta parte de la teorfa cuestiones .tales come lque criterios son vilidos para distinguir los diversos tipos de verdades? iC6mo se relacionan, se complementan o se excluyen los diferentes criterios de diferenciaci6n? ta que iimbitos pertenece o afecta un

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T Teorias actuales de la verdad

d.~terminad~ tipo de verdad? lcuiil es el hilo conductor que guia una distin­cton entre ttpos de verdades?, ,existe algUn rasgo com6n a todos Jes tipos de verdades?, etc.

- (4) Lugar sistemdtico de la verdad y de la teoria de la verdad en el marco de/ sabery de la acci6n. Tienen cabida aquf problemiiticas tan diver­s~~ coma ,hay sab~r sin verdad?, lhay vida humana sin verdad?, lque rela­c1on hay entre las fines de! saber (cientifico, filos6fico, religioso ... ) y la ver­~ad? ique relevancia tiene la verdad de cara a la acci6n polftica, educativa, hberadora, etc.? ique condiciones externas (biol6gicas, sociales, hist6ricas, c~ltura!es, etc.) son presupuestos de la verdad?, iexige la bl1squeda y cono­c1mento de la verdad algl1n compromise euco a vital consigo misina?, etc.

; Conviene sei'ialar inmediatamente que pricticamente no hay ninguna te­ar~ de la verdad que aborde sistemiitica todos y cada uno de los aspectos senalados. Ello obedece, e.ntre otras causas, a que cada teorla ha sido ela­b.~rada en un <leterminado contexto fil6sofico, y, generalmente, en discu­s1.on c~n otras teorfas. De ahf que se ponga el acento en aquellos aspectos d1scut1dos, rechazados o superados de otras propuestas ya existentes. Esto supone un ~equefio progreso en una concepci6n bisica ~e la verdad, pero no una teona total~en;t~ nueva. Esto <la lugar a ifneas o co_rrientes que se v;an desarrollando h1stoncamente, a veces con muy pocas relaciones entre s1, porque sus puntos de partida, sus intereses y sus instrumentos resultan ya muy distantes.

La relaci6n entre las partes de la teorfa de la verdad seflaladas varia coin­pletamente de una teorfas a otras. Quienes abordan el problema de la ver­dad desde la problen1iitica de lo que se entiende par verdad elaboran una teoria 'definicional' de la verdad. Si el problema que se considera central es el de las procedimientos para distinguir entre verdadero y no verdadero, se trata de una t~orla 'criteriol6gica' de la verdad. Si el punto de vista adoptado es el la capac1dad transformadora y liberadora de la verdad, la teorfa resul­tante puede lla~arse i§tic.o-prictica. Desde cualquiera de esas perspectivas pueden reorgan1zarse e 1nterpretarse las demas aspectos, o simpleinente darlos por supuestos. Resultan asi los diferentes tipos de teorias de la ver­d~d. A su vez, cada perspectiva permite planteamientos 1nuy diversos, se­gun se definan Y se relacionen los elementos que intervienen en la teorfa correspondiente.

3. Clasificaci6n de las teorias de la verdad

3.1. Criterios de clasificaci6n

Los criterios que pueden adoptarse para clasificar las teorfas de la ver­dad son, de hecho, muy diferentes, y obvia1nente, el resultado cambia con ellos. He aquf algunos ejemplos recientes. L.B. Puntel (1978), utilizando un

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criteria estricto de 'teori'a', ha distinguido entre teorias de la corresponden­cia, y sus variantes, las teorias sem2.nticas, comenzando par la de A. Tars~i; teorias analitico-lingOisticas, donde incluye ciertas teorias de la redundanc1a y algunas teorias semanticas; teorias de la intersubjetividad, donde quedan integradas teorias consensuales y teorfas dia16gicas; y, teorias coherencia-les, tanto l6gico-empiricas como de raiz hegeliana. ,

Con esta clasificaci6n, Puntel deja fuera teorias pragmaticas tradicionales (p.e., W. James), teorias evidenciales (p.e., E. Husserl), teorias hermenf!uti­cas (p.e., M. Heidegger o H.G. Gadamer), etc. En todos las casos, la raz6n es la incapacidad para precisar una definici6n y un criteria de verdad, que permitan la constituci6n de una 'teoria' en sentido estricto.

Por su parte, K.O. Apel (1987), considera la teoria de la correspondencia como el trasfondo de todas las demas, a pesar de su incapacidad para for­mular un criterio operative de verdad, especialmente si se la asocia a una metafisica y epistemologia realistas. Siendo asi distingue ocho tipos de teo­rias de la verdad: teorias c13sicas de la correspondencia o adecuaci6n (Aris­t6teles); teoria evidencial (R. Descartes, E. Husserl); teoria coherencial (He­gel, O. Neurath, N. Rescher); teorias pragm8.ticas (W. James, ]. Dewey, R. Rorty); teoria sem3ntica (A. Tarski); teorias post-tarskianas de la correspon­dencia (J .L. Austin, K. Popper); teorias constructivistas del consenso (P. Lo­renzen, K. Lorenz); teorias pragmatico-trascendentales del consenso (K.O. Apel, J. Habermas). De todos estos tipos, s6lo la teoria pragm8.tico-trascen­dental <lei consenso ha asumido suficientemente, segUn Apel, el hecho, en su opini6n determinante, de la triple dimensionalidad <lei signo lingOisti­co,y en particular su dimensi6n pragmatica. Esta dimensi6n es utilizada par Apel en conexi6n con el pragmatismo de Peirce, transformado seg(Jn el mo­delo trascendental de racionalidad.

K. Lorenz (cfr. "Wahrheitstheorien"), esboza una ordenaci6n de las teo­rias de la verdad sintetizando dos criterios: el criteria de verdad empleado por cada una de las teorias, y las dimensiones de! leng.uaje. Teniendo en cuenta solamente el primeto de las criterios distingue tres tipos de teorias de la verdad: teorias de la_correspondencia, teorias de la coherencia y teori­as del consenso. Pero par otro !ado, intenta encajar las diversas variantes de esos tres tipos en el marco de las dimensiones del lenguaje; asi distint,rue te­orias sintacticas, teorlas semanticas y teorias pragmaticas de la verdad. La condici6n de la correspondencia no es excluyente con la condici6n de la coherencia ni con la condici6n del consenso, par lo que ambas condiciones pueden darse en las diferentes teorias. El resultado de todo ello es el si­guiente: incluye entre las teorias semdnticas (que caracteriza coma teorias de la correspondencia, en las que las portadores de verdad son fundafi.1en­talmente Jos significados de las oraciones enunciativas) las teorias de la re­presentaci6n, tales coma la teoria isom6rfica de! atomismo 16gico o la teoria marxista <lei reflejo, la teoria semantico-formal de Tarski, etc. Las teorias sintdcticas son inviables, dada la insuficiencia de! concepto sint<ictico de verdad para teorias cientfficas, sefialado par K. GbdeL Entre las teorfas

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Teorias actuales de la verdad

pragmdticas incluye la teoria pragm8.tico-utilitarista de W. James; la teoria consensual de Ch. S. Peirce, desarrollada par]. Habermas sustituyendo los procesos de investigaci6n semi6tico-pragmaticos par las procesos de ar­gumentaci6n acaecidos en la acci6n comunicativa; y por Ultimo, tambien la teoria dial6gico-constructivista de la verdad, propuesta par el propio K. Lo­renz, P. Lorenzen y W. Kamlah.

Par Ultimo R.L. Kirkham (1992) ha distinguido tres tipos de teorias de la verdad: las orientadas a desarrollar un proyecto metafisico (descubrimiento de lo que co~siste la verdad; encierra tres subproyectos: extensional, natu­ralista y esencialista), las orientadas hacia un proyecto de justificaci6n (que intenta determinar las criterios en virtud de las cuales algo es o no verdade­r6), y las orientadas par el proyecto de las actos de habla (encaminadas a determinar el tipo de acto locucionario e ilocucionario llevado a cabo por las proferencias en las que aparece una predicaci6n de verdad; contiene el subproyecto de! acto ilocucionario y el de la aserci6n).

Como resulta evidente a la vista de estos ejemplos recientes de ordena­ci6n de las teorias de la verdad, hay mUltiples posiblidades tanto en la se­lecci6n de criterios coma en los ambitos de aplicaci6n y en la delimitaci6n misn1a de lo que se considera corno 'teoria de la verdad'. Por nuestra parte, dado el caracter panocirnico del presente trabajo, varnos a utilizar las crite­rios de clasificaci6n, de ta! modo que perrnitan incorporar mas bien que ex­cluir, todas aquellas reflexiones sabre la verdad que, aUn siendo puntuales, unilarerales o imprecisas, hayan aportado intuiciones, sugerencias o pro­puestas que contribuyan o puedan contribuir a la elaboraci6n de una teoria desarrollada y completa de la verdad. Se Pretende con ello aportar la mayor riqueza posible de informaci6n, sistem<iticamente presentada.

Teniendo en cuenta este objetivo, se tendran en cuenta simultaneamente coma criterios de clasificaci6n, fundamentalmente tres: la definici6n de ver­dad propuesta, el criterio de verdad utilizado, y la relaci6n que se establece entre las diversas partes que componen la teorla. He aquf el resultado.

3.2. Propuesta de clasificaci6n

Respecto a la presente propuesta hay que tener en cuenta algunas consi­deraciones. En primer lugar, que aquf se recoge una selecci6n, amplia pero no exhaustiva. Han quedado fuera autores cuya aportaci6n nose ha consi­derado suficientemente especffica y comparativamente relevante dentro de su corriente. Se ha primado el que estuvieran presentes al menos todas las c6rrientes y movimientos filos6ficos influyentes durante el Ultimo siglo, aunque haya diferencias muy significativas en cuanto a la aportaci6n de ca­da uno de ellos. Par ejemplo, en la actualidad Ia influencia de E. Levinas es mas significativa que la de C. Hempel; sin embargo se ha preferido la inclu­si6n de este Ultimo par su relevancia dentro de! neopositivismo 16gico, a Ia de Levinas, porque en el ambito fenomenol6gico hay representantes mas

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Juan A. Nicolis I Maria J. Fffipolli

cualificado en este campo. , En segundo lugar, al tener en cuenta varies criterios, hay te~nas que po­

drian ocupar varies lugares dentro de la clasifi~aci6n. Esto. reflep a su vez el hecho de que algunas teorias son sintesis de dtversas cornentes filos6ficas Y por tanto 1nuestran diversos flancos te6ricos por los que acceder a el!as. P~r ejemplo, la teoria consensual de K.O. Apel es ~imultanea~e~te una teor~a pragm<'i.tica, una teorfa intersubjetivista, una teona herme~eutica, una teona trascendental, e incluso una teorfa lingl.ilstica. En cualqu1era de estos apar­tados podria ser legitimamente incluida.

y en tercer lugar, derivado de lo anterior, el quedar encu~dradas en el mismo grupo no confiere una homogeneidad total a cierto coniunto de teo­rias ni una divergencia absoluta con respecto a las de otros grupos. Ocurre qu~ a veces hay mas cercania filos6fica entre dos plantemient~s incluidos en grupos diferentes que entre teorfas de! mis1no grupo. Por eiemplo, hay 1nucho mas en comUn entre las teorfas de Peirce y Habermas, que pertene­cen a grupos distintos, que entre el mismo Peirc_e y Ellacuria, incluidos am-bos en el mismo apartado. . . ,

No obstante lo anterior, la propuesta que presentamos a conunuac~~n salva Jos minimos exigibles de unidad interna en cada grupo y de conex1on entre los diferentes grupos, y conserva el rigor suficiente en la aplicaci6n de los criteria.<> de clasificaci6n utilizados, como para poder aspirar a constituir una amplia clasificaci6n sistematica de las teorias actuales de la verdad.

1. Teorfas de la correspondencia: a) Teorias sem<inticas:

- Teorfa l6gico-sem<'i.ntica: A. Tarski. - Teoria semintico-formal: E. Tugendhat. -Teoria sem<'i.ntico-fundamental: P. Hinst. - Teoria semintica de! realismo interno: H. Putnan1. -Teoria semintico-naturaHsta: W.v.O. Quine. -Teoria semintico-esencialista: S. Kripke. - Verdad come primitive semintico: D. Davidson.

b) Teorias no se1ninticas: -Teoria de las condiciones de la correlaci6n: J. Austin. -Teorias 16gico-empiricas: B. Russell y 1 Wittgenstein, R. Carnap. -Teorfas dialectico-materialistas: K. Marx, A. Schaff, M. Horkheimer

2. Teorfas pro-oracionales. -A. Ramsey, P.F. Strawson, D. Grover, C.J.F. Williams.

3. Teoriasfenomenol6gicas: a) Teorfa evidencial: E. 1-Iusserl, F. Brentano. b) Teoria perspectivista:). Ortega y Gasset. c) Teoria metaf6rica: P. Ricoeur. d) Teoria de la verdad real: X. Zubiri.

4. Teorias hermeneuticas de la verdad: a) Teorfa hermenfutico-ontol6gica: M. Heidegger.

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Teorias actuales de la verdad

b) Teoria existencialista: K. Jaspers. b) Teoria lingiifstico-hist6rica: H.G. Gadamer. c) Teoria hermeneUtico-pcictica: M. Foucault c) Teoria hermeneutico-lingiiistica: J. Simon.

5. Teorias coherenciales: a) Teorfa 16gico-empirica: 0. Neurath y C. Hempel. b) Teorfa criteriol6gica: N. Rescher. c) Teorfa coherencial-sistem<'i.tica: L.B. Puntel.

6. Teorias pragmdticas de la verdad; -Teorfa pragmitico-funcionalista: W. James. - Teorla pragm<ltico-correspondentista: Ch.S. Peirce. - Teorfa etico-pragmitica: S. Haack. - Teoria hermeneutico-relativista: R. Rorty. - Teorfa hist6rico-prictica: I. Ellacuria.

7. Teorias intersubjetivistas: a) Teoria consensual: K.O. Apel y). Habermas. b) Teoria dial6gica: K. Lorenz, P. Lorenzen-W. Kamlah.

4. Caracterizaci6n de los tipos de teoria de la verdad

4.1. Teorfas de la correspondencia

La caracterizaci6n de la verdad coma correspondencia (o adecuaci6n) de la mente Co pensamiento, o juicio) con las cosas (o hechos, o realidad) es quiz<l la caracterizaci6n mas inmediata, espont<lnea y 'natural' que viene a la mente de cualquiera que se ponga a pensar en ello. Hist6ricamente ta! vez Sea la mas persistente y de mayor influencia entre las que se ban ido elaborando; por ello constituye al menos el punto de referencia de cual­quier otra teorfa de la verdad. La formulaci6n cl<lsica de esta concepci6n de la verdad suele situarse en el famoso dictum de Arist6teles en Metajisica, 1011b25: "Decir de lo que es, que es, y de lo que no es, que no es, es lo verdadero ... ". Ahora bien, esta manera tan intuitiva y a primera vista tan in­discutible de expresar que sea la verdad ha sido objeto de intensos debates y criticas tanto en epocas anteriores como en nuestro siglo. Por ello, para alcanzar claridad en este controvertido punto, introduzcamos algunas dis­tinciones.

En primer lugar, habria que distinguir entre un sentido dfbil y un senti­do fuerte de la teorfa de la correspondencia (Apel, 1995). En un sentido de­bil la teorfa de Ia correspondencia representa una intuici6n de sentido co­mUn, que de un modo u otro ha de ser tenida en cuenta por cualquier teoria de la verdad, siempre y cuando pretenda elaborar una teorfa acerca del conocimiento de! mundo real. Este sentido debil es muy poco vinculan-

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Juan A Nicolii._s I Marfa]. Fcipolli

te, y su exigencia se ha plasmado de mUltiple~ For?1as. Por ello se ~a ha en­tendido a veces coma un minimum compatible 1ncluso con teonas de la verdad no Fundamentalmente correspondentistas.

Pero en un sentido Fuerte, o estricto, la teoria de la correspondencia, li­gada hist6ricamente a una ontologia y una e?i~temol~gi~ realistas, encu~!1-tra diflcultades insalvables: es incapaz de defin1r los term1nos de la relac1on y de ofrecer un criterio operative de verdad . Presupone un_a objetivaci~n de! sujeto que participa en la relaci6n cognoscitiva, en el sent1do de que 1n_­terpreta la relaci6n S-0 coma relaci6n ontol6gica entre 'cosas' com~arables objetiva y externamente, como si se tratara de dos objetos cualesqu1era del mundo: s6lo asi podria valorarse el grade de ajuste entre los dos elementos. La ejecuci6n de esta comparaci6n requeriria un punto de vi~ta ~xterior a to-do objeto y a todo sujeto, lo cual en el contexto humane es inviable. .

La confusi6n de estos dos sentidos de la teoria de la correspondenc1a la ha colocado en la extrafia situaci6n de ser a la yez irrenunciable e irrealiza­

ble. En segundo lugar, conviene tambien senalar que la teor1a de la co:res-

pondencia se ha desarrollado en lfneas distintas a lo largo de n~_estro s1glo. Por un !ado se ha interpretado en el contexto de la filosofia anaht1ca del len­guaje, bien coma teoria semantica (p.e., A. Tarski), .b.ie.n com~ ~eoria no se­mantica en las versiones del atomismo y neopos1t1v1smo log1co (p.e., B. Russell,' R. Carnap), o en el 3.mbito de la filosofia de! lenguaje ~:~inario, p.e., J.L. Austin. Par otro !ado, se la ha utilizado tambien en la trad1c~on mar­xista en el contexto de! materialismo dialectico, segUn diversas vers1ones de Ia ·r~oria de! reflejo', p.e., C. Marx, A. Schaff. Cada una de estas lineas de in­terpretaci6n tienen caracteristicas propias. Revisemoslas brevemente. .

a) En el atomismo l6gico, la teoria de la verdad coma correspondenc1a estaba arropada por una concepci6n general de! lenguaje com.~ corresp~n­dencia o, dicho con Ia terminologia habitual, par una concepc1on figurauva del lenguaje. En la_ concepci6n figurativa, el lenguaje significa porque re~_e­ja Ia realidad, toda oraci6n con sentido es un modelo, una :epresentac1on figurativa de un estado de cosas eFectivo o posible. Las orac1ones que son modelos o maquetas de estados de cosas eFectivos son verdaderas y las que representan o reflejan estados de cosas s6lo posibles son Falsas. De este

1nodo la definici6n de la verdad como correspondencia se ajusta coma un guante a la concepci6n general de! lenguaje y la realidad de! atomismo 16gi­

co. Otras posiciones correspondentistas son menos simples. Un ejemplo

basrante atipico lo proporciona la teoria de ].L. Austin, .uno ~~ los repre~:n­tantes de la filosofia de! lenguaje corriente y de la onentac1on prag1natica en el estudio de! lenguaje. SegUn Austii:i, para que un enunciado sea verda­dero tiene que haber alga - un hecho, un estado de cosas - que lo haga verdadero y el enunciado sen1 verdadero porque corresponde con e~e est~­do de cosas peculiar. La teoria de! lenguaje de Austin recoge la ex1stenc1a de dos tipos de convenciones que nos ayudan a poner en relaci6n lenguaje

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Teorias actuales de la verdad

y mundo. Tenemos, par un lado, las convenciones descriptivas que relacio­nan las oraciones de un lenguaje con un tipo de situaciones o de estados de cosas y, par otro, tenemos las convenciones demostrativas, que ponen en relaci6n lo que las oraciones dicen con situaciones concretas de! mundo. Sacando partido de estos dos tipos de convenciones, Austin considera que una oraci6n sera verdadera cuando la situaci6n concreta con la que las con­venciones demostrativas relacionan Jo que la oraci6n dice es de! tipo corre­lacionado con la oraci6n mediante las convenciones descriptivas. Estamos aqui ante una posici6n correspondentista porque el significado de: la verdad consiste en ciertas correlaciones entre enunciados y estados de cosas.

La caracterizaci6n de otras teorias coma teorlas de la correspondencia es menos obvia. En un sentido amplio, son correspondentistas F.P. Ramsey, A.N. Prior, A. Tarski, W. Quine, S. Kripke (redundancia y correspondencia derivadamente de Tarski) ... F.P. Ra1nsey (1927, 1991) supone que su pro­puesta sera considerada como una teoria de la correspondencia, aunque re­cuerda que a su posici6n no se le pueden hacer las criticas tipicas que se le hacen a la teor1a de la correspondencia estandar puesto que el no utiliza en su definici6n las nociones problem<lticas de "hecho" o de "corresponder"; si asu1ne, sin embargo, que su posici6n pueda entenderse como una versi6n de la correspondencia, entendida esta en sentido vago. Este no es el rasgo mas significativo de su posici6n, sin embargo. A A.N. Prior le ocurre alga parecido en "Correspondence Theory of Truth" (Encyclopaedia of Philo­sophy, vol. 1) donde expone una posici6n que, si bien puede ser entendida co1no correspondencia en sentido amplio, su adscripci6n al corresponden­tismo en sentido estricto es discutible.

El problema con A. Tarski es bien conocido. Hay una disputa abierta en­tre los que sostienen que, al reivindicar Tarski la posici6n aristotelica explr­c;itamente, muestra que su posici6n es correspondentista y los que dan 1nas credito a la propia afirmaci6n tarskiana de neutralidad filos6fica. En cual­quier caso, a la teoria de Tarski se la llama, siguiendo Ia denominaci6n que el mismo le di6, una teoria sem:intica de la verdad. Las caracteristicas que definen la teoria semantica son, por un !ado, la definici6n de la noci6n de verdad en tenninos de la noci6n sem3.ntica de sati~(acci6n y la eliminaci6n de la noci6n de satisFacci6n coma noci6n primitiva en rerminos fisicalistas y de la 16gica 1natem:itica. ]unto con las motivaciones positivas de la propues­ta tarskiana de eliminar las nociones semanticas del conjunto de las nocio­nes primitivas y de ofrecer una semantica formal para el lenguaje <lei calcu­Jo de· predicados, hay asimismo una motivaci6n negativa que consiste en evitar las paradojas sem3.nticas y, en especial, la paradoja <lei mentiroso. Una de las consecuencias de la teorfa se1n3.ntica es que en las lenguajes na­turales, al poseer ellos mismos los medias de reFerirse a sus propias expre­siones junta con predicados semanticos como "es verdadero" y "es Falso", no puede darse una definici6n de verdad consistente capaz de evitar las pa- · radojas conocidas. Estas tesis tarskianas ban tenido un enorme eco, funda-1nentalmente entre las fil6soFos de tradici6n anglosajona y, en una medida

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Juan A. Nicolis I Marla J. Fcipolli

e ci6n sem::'intica de S. Kripke (que u otra, han seguido presentes ~1: !a cdoncT p ki aunque el lee ho filos6fico en d·c: . , d la pos1c1on e ars es una mo 111cac1on e . ) W

0 Quine (quien propane · · do el ffilSmo y en · ·

el que se mueven s1gue s1en em<intico siguiendo las pautas su teoria desentrecomilladora o del ascenso s

marcadas por Tarski). . cialmente interesante: Davidson no ha El caso de D. Davidson es espel 1 de su vida y en concreto en el ·ct 1 · propuestas a o argo ·

1 sosten1 o as m1smas ticulo de 1990 "La estructura y e conte­tema de la verdad muestra en. su ar 'ti s qu~ estaban ausentes en es­nido de la verdad", unos mauces pr.agma coandes rasgos en introducir la

. 5 rama cons1ste a gr ' critos antenores. u prog . . . mi~tico (Davidson sostiene que la no-noci6n de verdad como pnm1tivo ~e semanticas mas accesibles y mejor. ci6n de verdad es una de las n~~~on~~bable que seamos capaces de elimi­conocidas y que es, por tant~, Pb' . p) y considerar que las oraciones-T de narla a traves de noctones mas a~1cas bl nca' es verdadera si, y s6lo si la

· d 1 · d "'la n1eve es a ' . Tarski, orac1ones e t1po . e d fi . ·on extensional de la noc16n de nieve es blanca "' proporc1onan una e in1dc1 dar la extensi6n de! predicado

. . 1 leg a quesea envez e , sign1f1cado para a n u . ' ·ciones de Tarski se usan aqu1 com~ ca­de verdad para esa lengu~. Las 1ntu1 mo camino hacia una teona de rriino hacia una teoria del signifi~ado y no c~ e puede decirse que David­la verdad. En este sentido peculiar es en e qu

son es deudor de Tarski. d . bargo Davidson explfcitamente-En relaci6n al tema de la verda ' ~in emd d d~ lo que esta contenido en

sostiene que hay ma~ en el con~~~~ d: :~o a modo, significa que Davidson la posici6n de Tarski (lo. qu.~, r una definiciOn de la noci6n de ver­cree que Tarski no cons1gu10 ~~rece e tanto las teorias de la correspon­dad), y manifiesta que el cons1 ~ra ;u uellas ue hacen de la verdad una dencia, coma las de la cohe~enaad Y % a;l un tarea f<icil clasificar la noci6n epistemica estan equivocal as. do desUna tesis importante de la Ulti­posici6n de Davidso.n respecto d~ a ve~ ~ ~sta intimamente ligada a las ac­ma posici6n de Davidson e~ que a ve~ a des del tipo de' las creencias, las titudes de las criaturas rac1on~les,l ac a~as en la comunicaci6n y en la ac­preferencias y otras actitudes invo ucr do u otro herederas de los tra­ci6n. Todas estas teorfas que son, de un :~ 6tulo ge~eral de "Teorias de la bajos de Tarski, se incluir<in? no dentrol e rop·a teoria de Tarski se clasifi-

d . " la med1da en que a pr ' 1 Correspon encta en 'dso echaza explicitamente este r6tu o. que de este modo, au~que Davi I .~t fia continental' que ha asumido la

b) Una de las comentes de a dos~ i ha sido el materialtsmo dialecti­teorla de la verdad coi;io ~orr~p~n b ~c1~esde las versiones mas ortodoxas co marxista. En este ambit~ a a I .o s criticas de los diversos 'revisio­marxistas-leninistas, hasta las concepd~tonet c mo las de E Bloch J.P. Sar-

.. stan istanes o · ' nismos'' que abarcan pos1etone kfurt En el tema de la verdad, la doctrina tre o la primera Escuela de Fran . ariantes es la de la teoria del oficial, compartida por muchas. d:t:~~te~pretaci6~ de A. Schaff Este c~so rejlejo. Nos centraremos en 1~ rec1e tando una postura ortodoxa, coniu­resulta interesante porque, aun represen

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T

I

I

Teorfas actuales de la verdad

ga el materialismo dialE:ctico con cierto an<llisis de! lenguaje y con una de­terminada dimensi6n pragmatista. Desde esa plataforma se ha situado en di3logo con otras corrientes no marxistas, tales coma el neopositivismo 16-gico, semanticismo formal, ciertas versiones del pragmatismo y algunas concepciones convencionalistas o relativistas de la ciencia.

A. Schaff (1971) entiende que el materialismo dialectico asume y desa­rrolla Ia definici6n aristoti§lica clisica de Ia verdad, y Ia interpreta en termi­nos materialistas, cuyo principio es "captar la realidad tal cual es". La ver­dad es una propiedad de Ios juicios, y no de las cosas o de lo..<; conceptos, o de las repre<;entaciones o de las vivencias. Concretamente la verdad es una propiedad exclusiva de los enunciados que describen Ia realidad. Un juicio es verdadero si se corresponde con o si es adecuado a la realidad objetiva. Esta correspondencia es interpretada como reflejo: el conocimiento es el re­flejo subjetivo de la realidad objetiva en la conciencia. Si ese reflejo es co­rrecto (no distorsionado), entonces estamos en la verdad. Este reflejo afecta a varios imbitos de la conciencia, coma sentimientos, valoraciones morales o esteticas, etc. Pero en ninguno de estos campo..<; cabe hablar de verdad y falsedad. Estas categorfas quedan reservadas exclusivamente para el reflejo de la realidad en el entendimiento, y su formulaci6n en juicios y proposi­ciones.

La proposici6n tiene la funci6n mediadora de enunciar un pensamiento o juicio. Dada la unidad diali§ctica entre pensar y hablar, entre juicios y pro­posiciones, no puede situarse la verdad mas que en juicios-proposiciones. Con ello quiere impugnar tanto la consideraci6n idealista que interpreta los juicios como entidades ideales, existentes en sf, como el an<llisis nominalis­ta, que pretende separar juicios de proposiciones, y centrar el anilisis ex­clusivamente en estas Ultimas. La unidad proposici6n-juicio es un modo de conocimiento que, dentro de cierto..<; limites, refleja fielmente la realidad ob­jetiva; el proceso de pensamiento y de Ienguaje estan inseparablemente co­nectados. N-i tiene sentido el pen'>amiento sin lenguaje, ni el lenguaje sin pensamiento.

El materialismo dialectico integra tambii§n una dimensi6n pragmatica, cuando sitUa como criteria de verdad la praxis. B<isicamente no se diferen­cia la actividad cotidiana de la acci6n cientffica, cuando se ponen a determi­nar la verdad de cualquier afirmaci6n: en ambos casos se trata, directa o in­directamente, de verificar la adecuaci6n de las afirmaciones con la realidad inediante el testimonio de laS percepciones de los sentidos.

4.2. Teorfas de la redundancia, deflacionistas y pro-oracionales

Algunas de las teorfas que habitualmente se relacionan con este tipo de r6tulos han aparecido ya clasificadas coma correspondentistas o sem3nti­cas. Te6ricamente, la concepci6n de la verdad como redundancia consisti­ria en decir que el predicado gramatical "es verdadero" no realiza nin,guna

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funci6n en el lenguaje natural, que todo lo que se puede decir utilizando este predicado o cualquiera de sus alternativas puede decirse sin €:1. A'ii ex­puesto, hay muy pocas propuestas que puedan considerarse con justicia teo­rias de la verdad coma redundancia.(quiza s6lo las de A.]. Ayer y W. Se­llars) y, desde luego, algunas de las mas famosas asi llamadas no merecen el titulo. Un caso espectacular es el de F.P. Ramsey, considerado coma el fundador de la teoria de la verdad coma redundancia quien, sin embargo, sostiene (Ramsey, 1927) que el papel 16gico que las ascripciones de verdad realizan es el de pro-oraciones en las lenguajes naturales. El termino pro­oraci6n aparece par primera vez en este artlculo de Ramsey y, de manera

· completamente independiente, vuelve a aparecer en A.N. Prior, en su des­cripci6n de la teoria de la verdad coma correspondencia ya mencionada. De Prior lo toma Christopher ].W. Williams, quien desarrolla una teoria pro­oracional de la verdad coma una parte de una teoria mas general de las predicados de segundo orden entre las que se encuentra la verdad. D. Gro­ver, J.L. Camp y N.D. Belnap proponen tambien una teoria pro-oracional desarrollada asimismo independientemente de la propuesta de Williams. Todas estas teorias son asi teorias pro-oracionales, cuyas caracterfsticas ba­sicas comentaremos en breve.

Hay otras teorias que, sin utilizar el tt'.!rmino "pro-oraci6n", tienen evi­dentes similitudes en objetivos y metodo con las teorias pro-oracionales propiamente dichas. La concepci6n desentrecomilladora o de! ascenso se­mantico de Quine, con sus deudas hacia la teoria semantica de Tarski, el minimalismo de P. Horwich, y, aunque esto requiere mas explicaci6n, la posici6n de P .F. Strawson contra J .L. Austin pueden ser todas consideradas coma teorias pro-oracionales en sentido amplio o coma intentos incomple­tos de ofrecer una posici6n pro-oracional.

Una teoria pro-oracional de la verdad debe considerarse coma un in­tento de desarrollar un proyecto 16gi_co-semantico de explicaci6n de la ver­dad. Este tipo de teorias no se proponen dar una explicaci6n metafisica o una visi6n omnicomprehensiva de que es la verdad, sino mas bien detenni­nar el significado de "es verdaderoh, su status 16gico y el papel que el predi­cado desempefia en los lenguajes naturales que lo incorporan. Tampoco es­ta dentro del interes de este tipo de teorias el proporcionar una lista de verdades o un criteria que nos pennita distinguir Jo verdadero de lo falso. Esta aclaraci6n es importante porque muchas de las criticas que habitual­mente se dirigen contra esta concepci6n le reprochan el no ser capaz de dar respuesta a problemas que ell a no pretende resolver.

El termino "pro-oraci6n" se introduce en la teorfa par analogia al usual "pronombre". La idea basica es la siguiente: las lenguajes naturales tienen un repercorio de expresiones que pueden sustituirse en 1nuchos contextos per nombres, las cuales sirven para referir anaf6ricamence a otros terminos singulares y que pueden usarse para funciones de generalizaci6n. Si se dice

(1) Miguel ha comprado un cache y lo cuida muy bien, "lo" es un pronombre que anaf6ricamente refiere a "coche"; si se dice

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Teorias actuales de la verdad

(2) Miguel cuida muy bien tod el pronombre "lo" est' ,

1 . o_I~ que compra,

a aqu1 a serv1c10 de . naturales tienen algunas expre . . una generalizaci6n. Los lengua1·es

. s1ones simples 1. pro-orac1ones. Los cases ll'p1"cos s " ,., que rea izan la funci6n de

(3) .. on s1 y "n " E I . iYendr<is a cenar el viernes? o . n os siguientes ejemplos·

( 4) iHan entregado todos sus t~b . ? . (5) iExiste Dias? a1os.

la respuesta afirmativa puede conside . decir "ire a cenar el Viernes" "tod . ~arse coma una forma abreviada de existe". La respuesta negativ; ~ . ~s an entregado sus trabajos" y "Dias respectiva1nente. La raz6n por ~u1va e da l~ negaci6n de estas tres oraciones ciones de pro-orac· - . que ec1mos que "sf" y "no" re 1. r:. ·' ion es porque esas - 1 a 1zan 1un-c?nten.ido especffico, aunque pueden ~arti~u as, en si mismas, no tienen un n1d~; t1enen Ia capacidad de heredar el ervlf pa_ra expresar cualquier conte­orac~6n a la que puedan remitirse Esta conte~;do_ e~presado par cualquier o~c1ones. Un ejemplo de referen~ia ana~i. es da un1ca funci6n de las pro­gu1ente: nca e una pro-oraci6n es el si-

(6) Victoria dijo que estab . · a en complete d d ntnguna agresividad. esacuer o, pero lo dijo sin

Aunque "lo" en (6) es desde un desde un punto de vi~ta l·o, . punto de vista sint<ictico, un pronombre

I · g1co es una pro 0 .6 , mente a a oraci6n que Victoria profi . , y - ra~1 n que refiere anaf6rica­

(7) Toda lo que Miguel dice ta ino.. en el e1emplo "lo", de nuevo, es 16gicamente es muy meditado,

· - una pro-oraci6 zac1on expresada per "todo" n que completa a la general·-. Esta claro entonces que ios Jen 1u . i

c1ones simples; sin embargo las u: h~es naturales .ti~nen algunas pro-ora­d~s !as funciones pro-oracionale; u y no son .sufic1e?tes para realizar to­es solo que ha ya pocas pro-oracio~e e u? lengua1e requiere. El problema no eJlas tienen el status gramatical de :- si~ples, ~ino que ade1nas muchas de p_ueden sustituir a oraciones en lu ar:;m1nos ~~ngulares. Por esa raz6n no S1 traducimos algunos de las ejem glos a que_ ex11an expresiones oracionales. posea cuantificadores y variables p . nltenores a un lenguaje artificial que m' I nom1naesyp ..

as c aro. Un versi6n semiformal de (2) ropos1c1onales veremos esto (2') (x) (Si Miguel compra x M" .

Las versiones de (6) y (7) ' iguel cu1da muy bien x). (6•) Victoria dijo que ~ d.. . (7•) (j,) (Si Miguel dice' ciue IJO ~n nin~una agresividad que p,

La tesis central de la cone . , p, a meditado mucho que p) dadero" sirve para const:~~iopnropro-o~acional es que el predicado "es ver-com J • d -orac1ones com l · p eJas el lenguaje natural canst 'd . . p e1as. Las pro-oraciones dadero" realizan la misma funci6n u:u:a as 0:ed1ante el predicado "es ver~ en las lenguajes artificiales. Toda la ~eorfas vanables proposidonales ligadas de una oraci6n coma (8) se resume en que la forma l6gica

(8) Toda lo que Miguel dice es verdadero

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es cs•) (p) (Si Miguel di:e p, entoncesJ~d no sostiene que el predicad? "es La concepci6n pro-orac1onal de la ~~cado sirve para formar pro-orac1ones

dadero" es redundante. El pre I 1·zan los pronombres (que no ver 'l las que rea 1 · , . que realizan funciones ana ogas a .. · es de otra categor'ia log1ca. son redundantes), s6lo que con expres1on .

4.3. Teorlas fenomeno16gicas de la verdad

rd d tl·ene coma referencia in­!' ·ca de la ve a La concepci6n fenomeno ogi . . , n en que se encuentra es que,

cuestionable la obra de E. Huss~rl. La s1~:~00 la filosofia en una 16gica .de!

Por un Iado el idealismo hab1a codnve !'dad hahia quedado en un n1vel ' I mento e rea I . . . ·a­

concepto, con lo que e mo ro ecto realista de pnonzar prec1s . subordinado. Pero, por ou:o !ado, el p :riencia frente al momenta reflex1-

t el memento de reahdad de la exp . . ble y a la altura de finales men e . . h b' a mostrado claramente inv1a ' vo-sub1et1vo se a 1 d do · de ~iglo XIX, en gran medida.a~~n ona ro. ecto de renovaci6n filos6fica de!

En este contexto Husserl.1n1c1a un ~ y lu ar recuperar el momenta de saber, con dos objetivos ?a~1c~s: en rnm~for!a~i6n de! conocimiento .ver­realidad y su cacicter pnontano en a ~omas" En segundo lugar, asumir lo dadero; de ahi su lema "a l~s cos~ ~snt· es~e inostr6 el c§.racter aut?con-

ue si ific6 el giro copern1cano e . ' o la necesidad de cons1derar ~adict~io del proyecto real~sta (p~e-k~ntl~~ i'e~ el que dilucidar el proble-la conciencia coma escenano des e e q , ma del conocimiento. H sserl sintetiza en su Fenomenolog1a,

Estos dos objetivos son los ~ue ·~ J'smo trascendental. En lo referen­aunque acaba inclin3.ndose ha~1~1~~1\ ~~~ica minuciosos analisis a la expe­te al tema de la verdad, Husser . , con la experiencia de la verdad. Ela­riencia de la evidencia y a s~ conex1on d d En eUa la verdad consiste en .un

bora asi una teorfa evideiicial de la ver a I. mente y lo real, sine mas b1en . ·ct · pero no entre a · 'den­

cierto tipo de co1no enc1~, ., d na espectativa-, esto es, la co1nc1 . en el cumplimiento o satisfacc1on e u t l coma se hacen presentes en m1 cia entre lo que espero y las da~:.v~u~{:ss:rl distingue tres grades de cu~­conciencia, satisfacen .tal esp~c I .. nes· el "aero signitivo"' que carece e

li1nient6 de espectauvas. ? 1n;enc10 i~nen lenitud, pero siemp~e co1no pplenitud· los "actos intu1uvos ' que t.' n qpue presenta la cosa m1sma, no

' , d . Ia "percepc1on , ' . . n-imagen, y vanan en gra o, ·' I ,rado m:iximo de cumphmtento, au_, s6lo su unagen. La percepc1on es e .¥ En ella se hacen presentes (no so­.que ~ambien tiene grades de ~rfec~1on:, n) Jos dates que cumplimentan las

en la imag1nac10 . , d I a la lo se re-presentan, com? . , resencia, de autodonac1on e ser espectativas, hay una d1mens1~n d~a Pesta intencionalmente abierto a lo q~e c~nciencia; todo acto de conc1enc1., La experiencia del cumplimiento e

sente en la percepc1on. ~~t~n~~~~:s:ble darse se llama evidencia. .

162

Teorias actuales de la verdad

La evidencia es la experiencia de la verdad, es decir, la vivencia de la concordancia plena entre lo mentado y lo dado coma tal. La verdad es el correlate objetivo del acto de evidencia. La verdad no es s6lo la forma de un acto que pone. En el aero de E!videncia se vive tambien el objeto dado. Este, en cuanto plenitud ideal de una intenci6n, puede ser considerado tambien come lo verdadero. En este sentido Husserl entiende la verdad en sentido estricto coma "adecuaci6n ideal de un aero reiacionante a la respec­tiva percepci6n adecuada de la situaci6n objetiva". La evidencia seria la coincidencia total. No se trata de un sentimiento, sine de un poner absolu­te, que en cuanto tal, es incuestionable. La posibilidad de la falsedad o el error son posteriores al aero ponente.

La teoria fenomenol6gica de, la verdad ha sufrido mllltiples vaivenes a lo largo del siglo XX, tanto para prolongarla matizadamente come para im­pugnarla en su totalidad. Quiz:is la mas significativa conexi6n de esta teoria haya side la hermeneutica fenomeno16gica formulada por M. Heidegger. Este autor se separ6 radicalmente de Husserl en lo referente al tema de Ia verdad, comenzando por una critica de la evidencia y de toda filosofia de la conciencia. Entre Jos autores mas pr6ximos a Ia Fenomenologia, que la ban prolongado pueden citarse a P. Ricoeur, J.P. Sartre, E. Levinas, M. Merleau­Ponty, ]. Ortega, etc. Dentro de este mismo contexto filos6fico se halla la propuesta, entre nosotros, de X. Zubiri, en la que se intenta superar algunas deficiencias tanto de la fenomenologia husserBana como de la hermeneuti­ca heideggeriana, por lo que nos puede resultar especialmente sugerente.

Zubiri enmarca su teoria de la verdad en el contexto de una teoria de la intelecci6n. En ella impugna la separaci6n tradicional entre sensibilidad y raz6n, y desarro1la un modelo de intelecci6n unificada con Ia concepci6n de la 'inteligencia sentlente'. En ella coincide con la Hermeneutica heideg­geriana en la impugnaci6n de Ia evidencia como Ultimo punto de referencia originario. Toda evidencia se da en el media de la "impresi6n de realidad, por tanto es siempre mediada, no hay evidencia inmediata. Toda evidencia se da en el medic de lo real, es intelecci6n de lo que la cosa es en realidad, y con ello se abrre la perspectiva para establecer el ser de lo real.

Hay pues, un nivel pre-evidendal que es el de la aprehensi6n primor­dial de realidad. Este nivel originario tiene su propio tipo de verdad, que es a su vez anterior a toda evidencia, en el orden de la fundamentaci6n. Este primer nive( es formalmente actualidad de lo real en cuanto tal, y su verdad constituye lo que Zubiri llama 'verdad real'.E:sta es el tipo de verdad propio del nivel primigenio de intelecci6n que es la aprehensi6n primordial de rea­lidad. ]unto a ella se sitUan la verdad dual 06gica) propia del logos, y la verdad racional, propia de la raz6n.

La verdad real es una cualidad de la realidad actualizada, por eso no coinciden verdad y realidad. Puede haber realidad no actualizada, con lo cual carecer:ia de verdad. La verdad real es ratificaci6n de lo real actualiza­do. Ratificaci6n es "la fuerza de imposci6n de la impresi6n de realidad. La ratificaci6n es la fuerza de la realidad en la intelecci6n" (Zubiri, 1980). Por

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l . I

\ I '

Juan A. Nicolas I Maria). Fnipolli

; . la dimensi6n noergica de la intelecci6n, y tanto la verdad real esta hgada a - Zub·1ri con toda filosofia de la

• . fu d Jo real Rompe ast , · . a pun ta hac1a la ~rza . e . La alteridad radical esta en el corazon m1s-conciencia en senudo ideabs~.L rdad real tiene tres dimensiones que ~o­mo de! saber acerca de lo rea . da vie l·dad y que a su vez quedan ratifi-

d. siones e area1 • · . d 1 rresponden a tres imen. . Ra 1994} las dimens1ones e a

~~~~:d e~e~;~~o:~i~~~z~i.s~~~~ ~;;.~~~a~~~~~i~~;,o~:sr,o~!~~~~.n ::~~ dad, coherencia y durauv~dad, ~~e fi za constataci6n respectivamente. dan ratificadas coma rnan1festac1on, ir~~d ~ri que toda intelecci6n es sen-

La verdad real es sentida, en la me I a I vedad dual y a la racional. , ·re igualmente a a .

tiente. Este caracter se transmi 1 t ·or So' lo en la aprehens16n . I funda en e an en .

Cada uno de esos n1ve es se . d"da n1· discursiva Por eso d ta aUn no esc1n 1 , · ' · ,

primordial hay verda co~p~c ' en sentido estricto; este s6lo lo habra e~ en este nivel no hay conoc1m1ento . . , y logificacl6n. En el nivel on-

, d de hay categonzac1on , el nivel de la raz~n, on ritica ni interpretaci6n, porque no aun no ginario no hay n1 puede haher c t' apuntando hacia un nivel pre­ha intervenido el !~gos. De a?i q~e se l~s ~e pone en cuesti6n el punto de comprensivo y pre-1n~erl,1retat~v~. on eie~to que toda comprensi6n se da ya partida de la Hermeneut1ca. S1 '~ es c e le presta sentido, todo sentido lo en un horizonte que la hace pos~eear ~uformalmente real, es decir, sentido es ya de algo, y concretamente d g d. al alteridad que se resiste a todo coma '<le suyo'. Es el mo~ent~ e rad~cimposlci6n,' a veces incluso bajo la canon interpretativo, que ttene uerz~ forma de absurdo o 'sin-sentido'. I I segUn Zubiri la condici6n que

La ratificaci6n actualizada de o reha es, f t"1va esta distinci6n ha de se-der para acer e ec · ,

hace posible todo compren .· , . d la aprehensi6n (con su caracter h · ·genio e 1ndom1to e ·d

parar el hec o pnm~ , o ificada de! mismo. Este punto de part1 a noergico) y la descnpcion, ya I g , . Se trata de dos alternativas de!

. ' d r Ia Hermeneuttca. no podna ser acepta o po 1 1. ea la ruptura con Ia f!losofia 1· e avanzan en a 1n 1 esencialismo husser ian.o, qu '!" . d la experiencia I1ctica del estar en e

de la conciencia, y hac1a un ana is1s : de la existencia temporal, en otro mundo. En un caso. des<le Ila pers~~tt~ade la aprehensi6n de lo real en que desde el punto de vista de a iorrna ' a , estamos ya instalados.

4.4. Teorias hermeneuticas de la verdad

, . . . s comunes a Jos diversos plantea-Resulta inuy diflcil iden~ftcar rasgo 1 ue se refiere a la concep-

mientos herrneneuticos, par~cullarmdenfite let:d opr~cede del hecho de que la . . d 1 rdad Esta part1cu ar 1 1cu . . , t c1on e a ve . . II d hist6ricamente en d1scus1on y mu ua

Herrneneutica se ha. ido desar~ an . ~los6ficas de nuestro siglo. A<>l, puede influencia con las d1versas cornentes 1 , (M Heidegger P. Ricoeur),

1 · d con Ia Fenomeno ogia · ' I encontrarse re ac1ona a . I HG Gadamer, J. Simon), con e con las filosofias del lenguaie (K.0. Ape ' . .

164

Teorias actuales de la verdad

existencialismo (K. Jaspers), con el estructuralismo (M. Foucault), o con el pragmatismo (R. Rorty).

El primer punto de referencia lo constituye, sin duda, M. Heidegger, con el decisivo antecedente de F. Nietz.sche. En el marco de una critica generali­zada a la metafisica occidental, y con la intenci6n de llevar a cabo una "transformaci6n de la metafisica'', Heidegger busca el sentido mas origina­rio de la verdad, y lo encuentra bajo la forma de verdad como a/etheia. Esta propuesta ha sido sumarnente polemica desde su formulaci6n, entre otras cosas, por las oscilaciones y autocriticas de! propio Heidegger al respecto. Para ganar en claridad nos atendremos fundamentalmente a Ser y Tiempo (1927) y sabre todo a De la esencia de la verdad (1930/1943), sin entrar en la discusi6n sabre la continuidad o ruptura interna en la obra de Heidegger.

Toma como punto de referencia inicial la idea habitual y tradicional (aristote!ica) de verdad como correspondencia o coincidencia. Esta se ha entendido como adecuaci6n mutua entre el intelecto y la cosa, mas concre­tamente entre Ia proposici6n y la cosa. Una proposici6n (enunciado) es ver­dadero cuando coincide con la cosa. Ahora bien, esta estructura de corres­pondencia no es mas que la superficie: que una proposici6n sea verdadera signiflca que descubre IO que el ente es. Por eso Heidegger se pregunta por las condiciones que hacen posible la concordancia y par tanto el descubrir lo que ella manifiesta. Para ello se mantiene fiel a los dos ambitos presentes en la idea misma de concordancia: el ente (lo manifiesto) y el pensar (lo di­cho). En primer lugar, 'verdad' se refiere simultaneamente y en la misma medida al ente y al lenguaje.

Para que la coincidencia sea posible ha de haber, por un ]ado, manifeS­taci6n de la cosa en lo que es, de otro modo seri'a imposible. I-Ia de haber un "previo don'', una presencia, una patencia que abre la posibilidad de la adecuaci6n. Por otro !ado, tambi€:n es necesaria la apertura a Jo que se ma­nifiesta para re-conocer lo manifiesto y regirse par ello. Pero la apertura no ha de entenderse coma una propiedad de la co_nciencia, sino mas bien co­ma un arnbito que abre la cosa rnisma y que permite, precisamente, que se "construya" lingliisticamente Ia adecuaci6n. Por tanto, lo dado previamente ha de ser considerado como mas originario que la proposici6n misrna que ha de adecuarse. Lo que permite a un enunciado regirse por lo que se ma­nifiesta es la apertura libre de la presencia de lo patente. El comportamiento abierto a la adecuaci6n con Io patente es posible en libertad. Si la apertura no es libre a Ia manifestaci6n, sino determinada en algUn sentido, se cierra su rrlisma posibilidad, en cuanto arnbito de verdad. La Jibertad se halla asi en el coraz6n mismo de la concordancia y, par tanto, de la verdad. Tiene canicter trascendental. "La esencia de Ia verdad es la libertad". S6lo desde la libertad se puede "asumir" la manifestaci6n de lo que la cosa es, y_ su pre­sentaci6n en un enunciado. Esto no implica algGn tipo de arbitrariedad, si­no mas bien todo lo contrario, porque no se trara de la elecci6n entre alter­nativas, sino de lo que Ia hace posible: la libertad deja a lo que se manifiesta ser lo que es. La libertad se perfila como el dejar ser al ente. Esto

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Juan A. NicolaS I Marfa J. Fripolli

. n 'l El ente rige al enunciado. Ahl se pro_du-si£:nifica ya un compr~m1s~ coie~t~ la aletbeia, la verdad. El ente se desve­ce exactamente el des ocu .ram d , el "La libertad entendida como la :n lo que es y el enunc1:~~i~= ~ ~~c~a de la verdad en el sentido d~l de1ar-~er ~I ent~ ~;f~~ ~ueda tambien rebasada la filosoffa de! sujeto (!~­~~~;~ ~~~~~~fisi~a de l~ conciencia (aUn discutible en Ser y Tiempo), en d1-

., 1 t ue se manifiesta en su verdad. recc1on a !en : q desvelarse el ente en libertad oculta a su vez su verdad,

Pero e m1smo · I t pue-porque lo determina en un sentido, coma un enlte. El ~~~~J~.e~~ e~:~nocer d tal se muestra entonces lo aparente, a no v . s~r;: 1:e~parlencia. La no-verdad es ocultaci6n,_el misterio, e\error~i~~re~~ . , alla y mas radical que el conocimiento esta la apertura a ser, mas se abandona se supera la subjetividad, la representa­~~~nen~~,~~: ~: ~~: transformaci6~ de Ia metafisica que encuentra la es~n­·a de la verdad <lei ser en la experiencia de la libertad qu,; funda todada 7-

ci . . , , La diferencia ontol6gica esta a la base e a cuac16n ente-~opos1.~1onftsta tiene lugar en el :lmbito de los entes, pero es v~r~~~i~od~o ~re~~a~~o~ue no es ni puede ser ente (el. ser) man.tiene la p s~ura la~ib~rtad, que se "cierra" y se oculta en su ffils~o ~an1festars: ape . ~ D ah'i que lo literalmente incognoscible, lo m1stenoso const1-cognosc1t1vo. e N · trata de tuya el nUcleo mas esencial de lo di:ifano, lo que se m~e~tra. do lse t que

na sub"etividad que actUa, pone o descubre, sino . e ser e. en e ~punta i permite un fondo siempre inagotable y salva1e. En 71 mv~ ~e l~s n es el su·eto impone sus !eyes y sus para.metros. Reduce a ver a. a a

e ci:cuaci6nl Pero todo ello es posible sabre Ia base de lo que el pro~~o su; ~eto es incapaz de poner par sf mismo, sabre aquello en lo que e est.a ~uesto. Par ello, la libertad radical lo es de! ser, que late coma temporah­dad pura.

4.5. Tearias de la coherencia

n ru o caracterfstico de tearfas de la verdad esta const.ituido por las teo~as ~e fa coherencia. La caracteristica definitoria de este t1~0 d.e teo~a~ consiste en la tesis de que la verdad se identifica con la concor anc1~ o a e cua~i6n de oraciones o cualquier otro portador de verdad (cr~e.nc1as, pro-

. . ) el mundo sino con un conjunto suf1c1entemente posic1ones etc. , no con . - q e a~ lio de 'arras portadores. La idea que subyace a esra concepc1on. ~s u I pd 'o' o la coherencia de las creencias (oraciones, propos1c1ones) a a ecuac1 n, ' d oc'miento no . on el Sistema general e nuestro con 1 ' con otras creenc1as, o c ct· . · tre las

nte un indice de la verdad un criteria para isungulf en es merame ' llo en Io que la ver-verdades y las no-verdades, sino que es justamente aque

dad consiste. d 11 r diversas A una teoria de la verdad coma coherencia se pue e egar ~o .

vias, pero todas ellas dependen, de una forma u otra, de cons1derac1ones

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-r

I I I

j i ~

i I I ! l l I

Teodas actuales de la verdad

epistemol6gicas, puesto que las teorias de la verdad como coherencia tipi­ca1nente constituyen uno de los pasibles acercamientos epistemol6gicos al problema de Ia verdad. El idealismo constituye un lecho filos6fico favorable para la verdad coma coherencia al sostener una teoria de las relaciones in­ternas que implica en Ultimo extreme que todo este relacionado con todo, que lleva a la tesis de que lo Verdadero es el Toda. Otras motivaciones para Ia verdad coma coherencia son,(a) la bUsqueda de soluciones al prablema del escepticismo, intimamente relacionada con las propuestas correspon­dentistas; y (b) las dificultades relacionadas con los enunciados protocola­res o de observaci6n.

(a) La verdad co1no correspondencia suele ir acompafiada de una con­cepci6n metafisica que asume la existencia de una realidad independiente, que se nos opone. Esta realidad no parece ficil de captar, aunque ese sea el objetivq. de! conocitniento. Es habitual considerar que nuestros sentidos, en algUn modo, nos engafian y esto pone de 1nanifiesto el problema epistemo-16gico de c6mo saber si estamos o no en Io cierto en nuestras apreciaciones acerca de! mundo. Entre el lenguaje (o el conocimiento, o las creencias etc.) y el mundo parece haber un hueco que deja resquicio a las dudas del esceptico. Muches ban intentado salvar este hueca. La verdad coma cohe­rencia se presenta a veces con10 una respuesta radical a este problema, co­n10 una enmienda a Ia totalidad a las dificultades epistemol6gicas plantea­das por el realismo metafisico y la verdad como correspondencia. Muchas de las posiciones que incluyen una concepci6n de la verdad coma coheren­cia rechazan la existencia de este hueco y, par tanto, cierran el paso a las objeciones escepticas. En las tearias coherenciales se rechaza la existencia de una realidad co1npletamente independiente y se subraya, con mayor o inenor fuerza, la ductilidad o maleabilidad de la realidad: la idea de que, de algUn 1nodo, la realidad se construye. De ahi su conexi6n b<isica con el idealismo. Si esto es as!, si la realidad no es alga completamente terminada y fijo, entonces no tiene sentido definir la verdad como correspondencia con los hechos. Si la realidad es un constructa, y no es mas que lo que las teorfas vigentes dicen que es, o lo que el sistema global de! conoci1niento dici que es al final de las tiempos, o cosa siinilar, entonces el Hamar a una creencia verdadera no Seri m<is que indicar que forma parte de este todo de! conocimiento o de la ciencia. La coherencia de una creencias con otras no sera ya s6lo un criteria sino que expresara el significado mis1no de Ia verdad.

Otra motivaci6n de la propuesta coherencial descansa en la tesis, soste­nida al menos desde Popper, de que las relaciones evidenciales no pueden ser (a no pueden ser Unicamente) relaciones causales sino que deben ser relaciones 16gicas. Sin embargo, las relaciones 16gicas s6lo pueden darse entre enunciados (u oraciones, o proposiciones), luego s61o un enunciado (oraci6n, praposici6n) puede contar coma evidencia a favor o en contra de otro, o de una teorfa completa.

Si se manriene esta distinci6n entre criterios o indices de la verdad y .su

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Juan A. Nicolis I Marfa]. Fr3.polli

significado real, entonces las posiciones coherentistas y correspondentistas no necesariamente son incompatibles: uno puede sostener una posici6n co­herentista subrayando que la coherencia es una guia segura de la v~rdad de ciertos portadores y reconocer, al mismo tiempo, que lo que la verdad en Ultimo extremo significa es la correspondencia con los hechos. Una situa­ci6n como esta es la que parece sostener Quine respecto de! conocimiento, aunque· la teoria de la verdad a la que €:1 expresamente presta apoyo no es de ninguno de estos dos tipos.

(b) La decepci6n respecto de la irrevisabilidad de los enunciados mas basicos (de las enunciados proto.;o\ares -de! positivismo 16gico) (???), La concepci6n figurativa de! lenguaje tlel atomismo l6gico (Russell y Wittgens­tein) fue el origen de la concepci6n verificacionista del significado de! posi­tivismo 16gico. En ambas, el significado de las enunciados complejos de­pende de! significado de los enunciados simples que son las que, en Ultima instancia, tocan el inundo. La merafora de! sistema de! conocimiento, en una concepci6n fundacionista co1no la de cierto positivismo, es una pirami­de en la que los enunciados que estan sobre el suelo son las que sostienen todo el edificio. Estos enunciados tenian la forma de registros de sensacio­nes de! tipo: "En este momenta estoy viendo una mancha de color gris de­lante mi", o "veo lo que me parece que es una mesa", etc. Las dificultades de esta posici6n filos6fica que ahora nos interesan son de dos tipos: las re­lacionadas con la verificaci6n completa de estos enunciados (que se mos­traron menos fiables de lo que parecian) y las relacionadas con el paso 16gi­co desde el significado y la verificaci6n de estos informes protocolares al significado y la verificaci6n de enunciados menos simples. La p€:rdida de confianza en los enunciados protocolares signific6 un cambio en la visi6n de estos, que pasaron a ser considerados coma hip6tesis te6ricas de bajo nivel, de! mismo tipo 16gico que los enunciados mas complejos.

K. Popper tuvo esta visi6n de las enunciados basicos que provocan la falsaci6_n desde el comienzo, pero para las miembros de! Circulo de Viena esta fue una posici6n que fue imponiendose paulatinamente. Si los enun­ciados basicos no son ya absolutai;nente fiables, entonces la piramide como metafora del conocimiento deja de ser adecuada. El edificio mas bien pare­ce una esfera, sin puntos particularmente privilegiados. 0. Neurath lo ex­plic6 de una forma mas po€:tica en su meta.fora del barco: el edificio de! co­nocimiento se parece a un barco que debe ser reparado mientras se encuentra en alta mar, de modo que mientras unas partes se arreglan, uno debe confiar en otras, que a su vez pueden necesitar 1nodificaci6n futura. Este planteamiento desemboca con bastante naturalidad en una teoria cohe­rentista de la verdad y del conociroiento: nuestras proposiciones nunca se comparan directamente con el mundo, no descansan directamente sobre e!, sino que se prestan apoyo unas a otras. Si unas muestran sus debilida­des, otras desempeiian el papel de firmeza por un tiempo, y este papel va cambiando. ·

Las posiciones coherentistas tienen tambien sus dificultades, y algunas

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I I

Teorfas actuaJ~s de la verdad

de ellas son bastante obvias· ·c6mo d' . . del mundo de un cuento d'e· 'h d ihstinguir una descripci6n verdadera

a as co erente? · - h · exactamente la "coherencia"? t L · • ,coma a de entenderse mera cuesti6n echa mano d 7 ~ a re~fuesta de Ios positivistas a la pri­aprenclido a confiar en Ia cie e . esarro o real de! conocimiento: hemos fiamos de hecho de los cuentnc1~ p~r sus resul~ados, ~ientras que no nos te6rica Y desde Iuego no tiene osue eve:~as. L~ d~ferenc1a es mas f<ictica que mas coherentes de las que no qfi on ningun rasgo formal de los siste-h s iamos. La respuesta I , a merecido diversos tratamie t D ' a a segunda pregunta tuales en esta lfnea. n os. esraquemos aqul dos propuestas ac-

Un caso muy conocido de posici6n h . proporciona N. Rescber. que fu , I . co erentista respecto de Ia verdad lo definicionales y teorfas 'criteria] e e( intr~d~ct~r ~e la distinci6n entre teorfas 1973). La distinci6n ha hecho c es o cntenologicas) de la verdad (Rescher f. , iortuna pero aunque d . • 1car teonas no implica por , . ' pue e servlf para clasi-' s1 m1sma una d' · ·• 1 Rescher sostuvo que Ios criterios de Ver 1v1s1on. e:C~ uyente. El propio pueden estar desconectados s· dad y las def1n1c1ones de verdad no

. . ino que mas b" d b -nu1dad entre el Hpo de rasgos ien e ena de haber una conti-con el tipo de rasgos que nos que ~os permiten calificar alga de verdadero. y que constituyen su natural~:a_erm~ten ofrecer una. definici6n de la verdad que entrafia el valorar el mayo . R scher es consc1ente de las dificultades · d romenorgradodec h · d cia os que queremos cal1'fi d d o erenc1a e los enun-. tear e ver aderos c 1

noc1miento. Su propuesta es a , 1 , • o? e resto del sistema de! co-cia ideal, esto es, el ti po ds1 a g~ mas ~ofisucada: la verdad es coberen­produeiria si tuvieramos una s~-r co erenc1a o de compatibilidad que se cuado acceso a el En est . is ema c?mpleto de conocimiento y un ade-

- · as c1rcunstanaas el re · 't d cana igualmente adecuaci" 1 . ' quisi 0 e coherencia impli-. on con a reahdad c l 1 c1ones mas extendidas al p bJ ' on o que as dos aproxima-

confluirfan en Ultimo extrema ro ema de la verdad y del conocimiento

Par su parte, L. B. Puntei ha desarr II d , verdad que aUn compart1' d o a o una teona coherencial de la

en o aspectos bas· plementar la de N. Rescher Pu t I . d icos, pretende matizar y com-sino una teoria ex.nUcaUvo d. e~r..· n. e. no/ esarrolla una teorfa crireriol6gica

¥ - ,intciona de la v d d ' mer lugar, la reconstrucci6n siste , . . er a ' cuya tarea es, en pri-presi6n 'verdad' en el lengu . mat1lco-rac1onal del significado de la ex-1 . a1e natura . Esta reconstruc · - . es: exphcaci6n y definici6n d d' h · cion t1ene dos nive-teorfa n.o asume sin mas el sen~d~~eol~oncepto (Pun~el, 1987, 1992). Esta correspondencia, sino que lo mar . ·nverd.ad recog1do en la teorfa de la

La verdad I ~ . iza s1gn1 icauvamente. es a s1ntes1s de una estructura b.

dos aspectos (Puntel 1973) 1, 1 d ipolar en la que concurren · ' · orunaolaprete ·- d ]' t1ene todo sujeto que hace fi . ns1on e va idez que sos-

una a 1rmac16n Esta t ., . verdad de Jo afirmado es . . . . · . . pre ens1on significa que la justificaci6n discursiva tiene' en pdn?c1p1~,- JUSt1ficable discursivamente. Esta

- . una 1mens1on pragm·r· . manti~a, ambas ineludibles. Por otro lado a ica y una dtmensi6n se-esenc1al, que es la de la reveJac· ~ d l , conc~rre en la verdad otra cara

ton e a cosa m1sma. No ha de entenderse

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I I

Juan A. Nicolas I Maira J. Friipolli

. algo oculto bajo el aspecto que se este concepto en sentido kanttano,_ como s un aspecto externo, sino que

, ) La forma de darse no e. d Presenta (fenomeno · d contecer de diversos mo os.

· d · . que ello pue a a . , d d revela su verda ero ~er, aun . 'dt'r en la noc1on de ver a , · 1 · enen a co1nc1 .

Dados estos dos po os que vi . , de validez 1·ustificable d1s-d d 0 "una pretension .

Pun tel concibe la ver a com . , d 1 a misma mediante d1versos · I Ja revelac1on e a cos . 1 . cursivamente que art1cu a , "la revelac16n de a cosa

.. , . " si·multaneamente como . ·ri inomentos 1ingu1st1cos Y d etensi6n de validez JUStl 1ca-. 1 b' eJmodo eunapr ·

misma que se art1cu a aio d mentos separados, sino que van ble discursivamente". Nose t_rata de os intao de una teorla realista de la ver-

'd Jl r ello no se tra 1 · intrinsecamente uni os. o d artida a Ia fenomeno og1a. , , a en su punto e P ' dad sino que esta mas cercan ' d ct'a entre el intelecto y el mun-

, f · es Ia correspon en . , El punto de re erencia no senta en la intelecc16n. A51 en-. a ta! coma se pre: do, sino que es la cosa 1n1sm . . d rdad coinciden y no son sepa-tendido, concepto de verdad y cnte~~ el eu~~ al otro. rables entre si porque ~o son exte~n d no es algo aislado,-sino que adquiere

Ahora bien, Ia teona de la ver al t . to de una teoria m:ls amplia: la ·ct su perfil en e con ex 1 • t

sie1npre su sentt o Y . . 1 teoria del lenguaje, la onto og1a, e c., teoria general de! conoc1m1ento, ad E t apunta al car:'icter siste1n:'itico

que est:ln sistem:'iticamente conec:a dos. : ol teoria coherencial presenta la .. d I erdad Sien o as1, a d d de Ia comprens1on e av · d . Iu'r todo criteria de ver a que

I d es capaz e 1nc 1 Ventai'a para Punte , e que · . 1 de modo que muestre su ' · 1 ·srem:'it1camen e, se ha ya propuesto, y enca1ar o s1. . , . tegral de la verdad. Frente a este

-r:: una comprens1on 1n . · aportaci6n espec111ca a d d resultan unilaterales porque pnv1-

. 1 orias de la ver a · . · Planteam1ento, otras e · 1 dem:ls La coherenc1a se conv1er-

. arcial frente a as · -legian una perspecttva p d d Elabora con el!o una teona co-te as1 en criteria Ultimo y global de ver ~ i978) herencial-sistemiitica de la verdad (Punte , .

4.6. Teorias pragm:iticas de la verdad

d se clasifica una teorla coma teo­La caracterist.ica que s~ ~destaca ~an~ d la acci6n, la importancia de

ria pragm<itica es la relacion entr; v: a t~e las distintas teorias pueden 1 ~ t'ca Las diierenc1as en d la verdad para a prac I . d' . ta f nciones que la verdad pue a te-

deberse entre otras cosas, a las istln s u u·enda la practica. En algunas ' d' f . an eras en las que se en d S ner y a las I erentes m d Ch S Peirce, de W. James, e .

de esas teorias, coma las pr?p~estas et' de. en relaci6n con la actividad d R R rty esa practica se en 1en

Haack o e · 0 ' , da del conocimiento. cientifica o, en general, con la busqu.e d 1 'praxis' en el planteamiento de

En un sentido mas a1nplio se e~t1e~ ~·ha ci6n. desarrollada fundamen­lo que se ha llamado la Filosoffa e at t euratores 'no han dedicado su ma­

, . L t'na Aunque es os a talmente en Amenca al . ., d rdad sin embargo, si que ocupa un yor esfuerzo a dilucidar la nocion fie! ~e"' C~ncretamente en el caso de I.

I I n'1unto de su 1 oso!la. I "n lugar cave en e co . ·r· I ente ni en primer ugar acc10 Ellacuria (1981), praxis no s1gn1 ica so am

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Teorias actuales de la verdad

cientifica, ni comunicaci6n lingtiistica, sino fundamentalmente 'realidad his­t6rica'. Este fil6sofo conjuga la dialectica hegeliano-marxista, con la feno­menologia de X. Zubiri. De ahf resulta una concepci6n de la fUosoffa que tiene par objeto Ia realidad hist6rica, entendida coma totalidad din:lmica, estructural y dialectica. La totalidad de la realidad hist6rica es Ia historia de la realidad, con sus mUltiples manifestaciones en diversos niveles (desde la realidad material, hasta la realidad personal y social) y sie1npre abierta, tan­to hacia nuevos tipos de realidad, como hacia el future.

La realidad hist6rica es praxis. Y esta praxis es Ia que va descubriendo progresivainente la verdad de la realidad y de su interpretaci6n. "La verdad no es Jo ya hecho, sino lo que esta haciendose y lo que estit por hacer". El despliegue hist6rico de Ia realidad va desvelando, interpretativa y dialecti­camente su verdad. Por ello Ia historia, situada en el nUcleo inismo de la ciencia y de la metafisica, constituye el criteria Ultimo de verdad. Criteria que, par su misina indole, no puede ser pre-fijado metodol6gica1nente, por­que es apertura. Este proceso de decantaci6n de la verdad de lo real no puede ser individual sino colectivo, comunitario, intersubjetivo. No es s6lo te6rico, :-;ino tambien pr<ictico. La verdad ha de ser liberadora, de lo contra­rio es una mera abstracci6n. La liberaci6n ha de alcanzarse en la praxis con­creta, por ello la verdad ha de ser trabajada y alcanzada dificultosan1ente. La verdad libera, pero a su vez, no hay posibilidad de verdad si no es en li­bertad. Este es el reto de la filosofia: no basta con buscar la verdad, sino que hay que procurar realizarla, te6rica y pr<'icticamente. En ello se juega su propia autenticidad.

Dentro de la tradici6n que representa el praginatismo norteamericano, pueden encontrarse matices muy diferentes. A grandes rasgos, aprovechan­do la distinci6n de N. Rescher entre teorias definicionales y teorias criteria­les de la verdad, podrfa decirse que alguien puede denominarse "prag1na­tista" por dos tipos de razones: (a) porque crea que el rendimiento pr<'ictico es un rasgo que acompafla a la verdad y que nos sirve para identificarla, (b) porque crea que Hamar 'vercladera' a una idea no es mas que decir de ella que tiene utilidad practica. Estas dos versiones de! pragmatismo admiten ade111as diferentes 1natices dependiendo, entre otras cosas, de lo que se en­tienda por el rendi1niento de una idea o par su utilidad practica.

El primero de los dos casos es el de W. James. Para eJ la verdad es el rendilniento pr<ictico de una idea, y esto constituye la definici6n de verdad, hasta tal. punto que el considera que Ia verdad es algo que se construye, no es una propiedad estlitica de las ideas sino que es alga que sobreviene. En el caso de James, Schiller y Dewey, y en esto coinciden con Cb. Peirce, el rendimiento es siempre a largo plazo, contrastable e intersubjetivo, y hay un ilnperativo moral y racional que obliga al fil6sofo y al cientifico a la bUs­queda de esa verdad que no puede moldearse a n1edida.

Ch. Peirce desarrolla la segunda posibilidad: el rendimiento a largo pla­za de una idea para la investigaci6n o el desarrollo es un indicio de que la idea es verdadera, aunque la verdad nose identifique con esto. La conexi6n

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Juan A. Nicolis I Marfa]. Fcipolli

estrecha entre Ids valores epistemicos y morales es particularmente patente en Ch. Peirce, aunque tambien esta en cierto mado presente en F.C. Schi­ller, J. Dewey y W. James.

Ch. Peirce defiende una antalagia realista que implica que el mundo no se construye (o no campletamente) por la acci6n o el conocimiento de los humanos, sina que la realidad es algo que se nos opone. El descubrimiento de la estructura de la realidad es el fin de cualquier investigaci6n, y esta es­tructura es independiente de lo que las humanos pensemos o sepamos. Es­te fil6sofo defiende la correspondencia coma la esencia de la verdad, de la cual el b::ito pr3.ctico no es masque una evidencia.

El pensamiento pragm<itico de Ch. Peirce ha sido pralongado en las Ulti­mas afios en dos lineas distintas: la de S. Haack y la K.O. Apel. Ambos in­cluyen en sus planteamientas filos6ficos una cierta interpretaci6n de la filo­sofia de Peirce. En el caso de Apel, esta concepci6n es aprovechada para transformar la filosofia trascendental kantiana, lo que junta con algunos as­pectas de la teorla de los actos de habla,-da Jugar a una Pragm3.tica trascen­dental del lenguaje. En este contexto se privilegia la noci6n de praxis en su vertiente de acci6n comunicativa, del uso real de! lenguaje. En lo referente al ten1a de la verdad, elabora Apel, siguiendo a Peirce, una teoria consen­sual de la verdad, entendida seglln el modela trascendental de racionalidad. Se constituye asi una teoria que pone en primer plano, contra Kant, el ca­r3.cter dial6gico, lingilisticamente mediado de! conocimienta y de la verdad. Par ello, la teoria apeliana ha side incluida en el grupo de teorias intersub­jetivistas de la verdad.

S. Haack tambien se considera a si misma coma heredera de los puntos de vista pragmatistas de Peirce, aunque incorporando a sus concepciones las modificaciones exigidas para acomodiir dentra del pragmatismo los da­tes descubiertos por los fil6sofos de la ciencia, las sem3.nticos y los episte­m6logos de este siglo. Hay en las posiciones de Haack una mayor insisten­cia en las aspectos sociales de la ciencia y el conocimiento, tambien presentes en Peirce quien en este terreno se adelant6 mucho a su tiempo, aunque en Haack est3.n mas desarrollados. Haack discute, por otra parte, contra lo que ella llama las nuevos cinicos, encarnados principalmente en Rorty, en una polemica que tambien se asemeja a la que Peirce tuvo en su dia contra el nominalismo y el relativismo. Tanto Haack coma Rorty califi­can de "pragmatistas" a sus propios puntos de vista en filosofia y a sus con­cepciones de la verdad, aunque las posiciones de estos autores estan muy alejadas entre sf. En Haack hay un genuine respeto por la verdad, siendo la bUsqueda de la verdad el objetivo de cualquier empresa intelectual. Pa_ra Rorty, por otra parte, la verdad es relativa a cada sociedad y decir de alguna proposici6n no es mas que constatar que se 3.justa a los estandares de justi­ficaci6n vigentes en la sociedad de la que se trate. Para Haack la verdad es Unica, seamos o no capaces de encontrarla, para Rorty puede haber muchas verdades distintas e incompatibles. La verdad es siempre relativa a contex-· tos e intereses. La conexi6n entre la actividad humana y la verdad en ambos

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Teorfas actuales de la verdad

autores permite que puedan ambos c ··ct . . sentidos inuy distintos. En el caso de ~~=~c~rase pragma~1stas, aµnque en inanifiesto en el requisite de honestidad d I . su ~ragmat1smo se pone de lorar la evidencia disponible r .. · el investigador que tiene que va­al b:ito; Ia idea optitnista d~ ;;u1s1to q~e e conducir<i en alglln memento queda de Ia verdad su ad. . ~- vamos avanzando en la tarea de la blis­n1Un Critico. En el ciso de ~cntypc1~n a la posici6n peirceana del Sentidp Co­con la idea de q I d odr ' os rasgos pragmatistas tienen tn<is que ver

ue a ver a no es algo b. r " con los intereses humanos d b 0 Je ivo s1no que esta conectado cia politica Pa;a ambos iay que_ e e. de estar subordinada a la convenien­sus posicio~es difieren m. uchporax1.,s es. Importante aunque Jos resultados de

en re s1.

4.7. Teorias intersubjetivistas de la verdad

Los autores que constituye t ' de! hecho de que todo conoci~i:~r~ grupo de teorias .de la verdad parten una acci6n comunicativa en l 1 Cy por tanro, toda verdad), consiste en Bega a un acuerdo o no dcerca ad~u~ ~e ~o~arten algunos supuestos, y se ponga en un primer plano la tesis a gun ec o o algu~a ~sis. De ahf que se camente mediado. Se pretende de q~e todo co~oc1m1ento esta lingillsti­gUn la cual un sujeto uede oi5uperar a c~nc:pc16n de! conocimiento se­recurriendo exclusiva~ente a ;~ener co.no:11~1entos verdaderos (==v<ilidos) ciencia individual las ev1'denc·a cursos ~nd1v1duales propios, p.e., la con-

' · 1sparas1mismo J 'd d sentidos, etc. Esta concepci6n es aba d. d '. os atos e sus propios rno. En todo conocimiento ha un co~ ona a ba.10 l·~- a~usaci6n de solipsis­que determina el acceso al c:nac· . ~on~nre hngu1st1co, de origen social, constituye social y culturalmente ~~1en o. u~str~ aparato gnoseol6gico se nocimiento, ni consecuentement~, la ::~a~.ed1ac1on no se posible ni el co-

En consecuencia, estos autores centr fl . ; miento y sabre la verdad en la d' . _an su re ex1on sabre el conoci-condiciones que las haced posible i~e;~~~~. ~~ vflidez intersubjetlva, y las pectiva se ha desarro!Jado de man~ra rs1_s ~ a verdad desde esta pers­damentalmente en dos 3.mbitos t , . exp! i;tta esde los afios setenta, fun-H b · eoncos: a etica discurs· d K 0 a ermas,en cuyo seno se ha elaborado . , . iva e . . Apel y ]. dad; Y el constructivismo de K L P una teona consensual de la ver­han ~esarrollado una teoria di~l6 oi~:n~ J Lorenzen y W. Kamiah, quienes construido una teoria de la d ~ e .a verdad. En los dos casos se ha senso'. ver a que g1ra en torno a la noci6n de 'con-

La teoria consensual de la v d d raciona.lidad configurada par la ~~o~ia ~e ~nmarca en_ una concep:i6n de la co1nun~caci6n lingOistica (Habermas 1973) as pretens1ones de vahdez de Ia conten1das en todo juego lingo· c· ' f · S~ trata de cuatro pretensiones consenso de fondo que 00- 10

ishico que .;:incione; par ello constituyen un . ' " se ace man111esto c d I tens1ones presupuestas se pone e . , uan o a guna de esas pre-

n cuest1on. La cuatro pretensiones de vali-

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dez son: inteligibilidad (condici6n de la comunicaci6n misma), verdad y rectitud (pretensiones resolubles en el discurso) y veracidad (s61o resoluble en la acci6n). La teoria consensual de la verdad comprende no s6lo la ver­dad de los enunciados, sino tambien la rectitud de las nonnas y valoracio­nes.

La cuesti6n de la verdad se plantea no en el contexto de la acci6n, sino en el marco del discurso, es decir, en la forma argumentativa de comunica­ci6n en la que las pretensiones de validez se han problematizado. Por ello el tema de la verdad no afecta en primer lugar a alg6:n tipo de relaci6n entre nosotros y el mundo (teoria de la correspondencia), sino que es una cues­ti6n de justificaci6n en el discurso. Consideramos verdaderos aquellos enunciados que pueden ser fundamentados. Se entiende por verdad en este contexto precisamente aquella pretensi6n de validez vinculada con los actos de habla constatativos. La verdad es una propiedad de los enunciados. Pero esta ligada a la dimensi6n pragm<ltica de la acci6n comunicativo-lingOistica. Afirmar de "x" que es verdadera, efectivaroente no afiade nada (teoria de la redundancia), con lo cual toda teoria de la verdad seria superflua. Ahora bien~ en la afirmaci6n 1nisma de "x" hay ya contenida una pretensi6n de ver- -dad, que no se manifiesta en el nivel sem<lntico, sino en el pragm<ltico; esto queda de manifiesto, cllando dicha pretensi6n se pone en cuesti6n.

La genesis de la teorfa consensual de la verdad se sit6:a en su confina­miento en una teoria de la pretensiones de validez del discurso. El sentido de la verdad esta ligado al significado de lo que es desempefiar (sostener) pretensiones de validez en el discurso. Esto es justamente lo que pretende dicha teoria de la verdad.

Al ligar verdad y validez, se pone en primer plano el aspecto de la inter­subjetividad. Validez significa vigencia para otros o para todos. Par ello, en la dilucidaci6n de la verdad de un enunciado tiene un papel decisive el jui­cio de los otros. Hasta el punto de que se considera como condici6n ( =cri­teria) de verdad el "potencial asentimiento de todos los dem<ls". La noci6n de consenso ideal ( =racional) desempefia la funci6n de idea reguladora. Se entiende por consenso ideal el que se produciria en torno a un enunciado al que cualquier interlocutor racional que pudiera participar en su discusi6n asentiria, siempre que se dieran unas ciertas condiciones, que constituyen lo que seria la situaci6n ideal de habla. Habermas incluye co1no condicio­nes la observaci6n de un minimo de reglas l6gicas elementales (p.e., no contradecirse) y ciertos deberes y derechos de caracter etico (p.e., la obliga­ci6n de poder justificar lo que se afirma, el derecho a participar en la discu­si6n y a cuestionar o introducir cualquier tesis, etc.). Se trata por tanto de un discurso racional-ideal en el sentido de no distorsionado por coacciones, influencia.,; de poder, amenazas, asimetrias, etc.

Con la teoria consensual de la verdad se intenta rebasar tanto la teoria cl3sica de la correspondencia, como la teoria fenomenol6gico-evidencial y la teorla sem<lntico-formal (Apel, 1995).Para ello integra los criterios de ver­dad habituales (evidencia, deducibilidad y coherencia) en una semi6tica

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trasc~ndental qu~ quiere hacer valer efectivamehte la tridimensionalidad <lei s1gno establec1da por Ch. Morris, y que remite en Ultima instancia a Ch ~Je.irce .. eo~_ello se tiene en cuenta (a diferencia de las teorfas semi6ticas) ai suieto hngu1stlco. Y s_us. pretensiones de verdad en el discurso, sin reducirlo ~ un aspe~to ps1colog1co. Se trata de un momenta estructural del proceso 1nterpret~uvo (por tanto, lingOisticamente mediado) del conocimiento. En ~st.e sent1do, toda acci~n cognoscitiva es una acci6n Jingi.iistica, y consi­~u1e~t~mente,_ pertenec1ente a una comunidad interpretativa, te6ricamente 1ndef1n1da. Ah1 es donde tiene su lugar el consenso, en un sentido ya presu­i;u~sto, .Y en otro sentido siempre por lograr (Nicolas, 1994). El consenso ultim_o ~1ene la funci6n de una idea reguladora, y por tanto, nunca alcanza­ble fact1camente, pero con funci6n critica.

~n cuanto idea reguladora, la orientaci6n hacia el consenso Ultimo exige la busqueda de todos los criterios posibles de verdad: correspondencia evi­denc~a, co_he.re~~ia, etc .. m~s. todos los nuevos que pudieran descubrir;e, se muestran 1nsufic1~?tes tndiv1dualmente considerados. Conjuntaffiente cola­bo:an a la obtenc1on de consensos facticos, provisionales, pero criticamente ~biertos a un consenso racional-ideal, impHcito en el uso mismo del lengua­je, :n cuanto ac:i6n con sentido. Resulta asi una pragm<'itica del Jent,TUaje de car~cter normattvo, no meramente descriptive, que tiene como horizonte un ideal de ve:dad como consenso Ultimo contraf<lcticamente presence en las argu?1entac1ones de la comunidad real de comunicaci6n coino telos de s~ prop1a acci6n :?municativa. Se hace patente en este contexto la tesis se­~un la cual la acc1on _comunicativa no distorsionada se mueve por el impul­se de fondo de la busqueda cooperativa de la verdad. Ese horizonte es el que configura Ia noci6n de consenso.

O~~o ~nalisis ~e .la noci6n de la verdad que pone en primer plano la di­mension 1ntersub1et1va de la misma es el desarrollado por el constructivisnlo de la Escue la de Erlan_gen. K .. Lorenz (1972) ha esbozado una teorfa dial6gi­ca de la verdad, que 1ntenta 1ncorporar con sentido tanto la teoria de la ver­dad coi:io corresp~ndencia como la teorfa habermasiana de Ia verdad cotno consenso. Ahora b1en, adopta una perspectiva sistem<'itica diferente a la de 1-Ia~e~tnas Y Apel para abordar el an<llisis de la constituci6n dial6gico-inter­sub1etiva de la verdad, y el consenso estructuralmente presente en ella.

To~~a como punto de partida el hecho de las situaciones de uso de! ha­bla (d1alogo_s) .en que nos encontramos habitualmente. En ellas funcionan consensos factlcos, cuya reconstrucci6n racional Cy en relaci6n con ello la f~~m~c!6n. de ~as condi:~ones de verdad) Lorenz refiere a situaciones para­d1gmat1ca~ d~ 1ntroducc1on de expresiones, que son situaciones de ensefian­z~_-aprend1~aJe. En esta reconstrucci6n se ha de atender canto a la identifica­c1on de ob1eto.s_ como al entendimiento con quienes se dialoga. La validez de una expre_s1.on acerca_ de objetos depende de Ia comparaci6n de su uso con las cond1c1one.~ de 1ntroducci6n de dicha expresi6n en· el habla. Pero ~ara 1~- re~onstrucc1on de dichas condiciones Lorenz no se refiere a ninguna s1tuac1on ideal de habia, que encierra en sf misma condiciones trascenden-

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tales del uso con sentido del lenguaje (Apel), sino que refiere dicha recons­trucci6n a la situaci6n en la que de hecho se apren<le a introducir expresio­nes, esto es, a una situaci6n de ensefianza-aprendizaje. Esta es la situaci6n de di3.logo que hay a la base de! consenso que garantiza el uso adecuado del lenguaje. Las reglas que gobieman el uso de las palabras conforman tambien las reglas que constituyen dial6gicamente el consenso acerca de la verdad de los enunciados. Pero el 3.mbito de reconstrucci6n no es 16gico­pragm3.tico-racional (Apel, Habermas), sino que es de tipo pragm3.tico-em­pirico. El proceso de aprendizaje de introducci6n de una expresi6n es un proceso f3.ctico.

La reconstrucci6n de esta situaci6n de aprendizaje muestra, entre otra.s cosas, que esta regida por los principios de simetria, autonomia, sinceridad e inteligibilidad, que I-Iabermas introduce como propios de la situaci6n ide­al de habla. El consenso acerca de estos principios (no problem3.ticos aUn en la 'praxis primaria' del di3.logo) que racionalizan el uso de! habla es pre­vio, y ello es lo que no hace posible la reconstrucci6n misma, y no al reves. Por ello Apel le atribuye caracter 'cuasi trascendental'. La distinci6n entre introducci6n y uso, segUn el propio I,.orenz, es irrebasable, y gracias a ello se pueden actualizar situaciones mediante el habla, con independencia de la situaci6n de introducci6n de una expresi6n. Pero la validez de la misma queda garantizada por un proceso dial6gico-argumentativo, que no perte­nece ya a la praxis primaria· de! di<ilogo, sino a la praxis secundaria de la fundamentaci6n.

SegUn Habermas, a la base de este planteamiento hay una confusi6n de las pretensiones de validez, concretamente de inteligibilidad y verdad. Su­puesto que las condiciones de verdad de un enunciado depende de las re­glas de uso de las expresiones que contiene, la comparaci6n de un uso ac­tual con la situaci6n de introducci6n racionalmente reconstruida de esa expreSi6n puede garantizar la inteligibilidad de dicho uso, pero no su ver­dad para este caso particular (Habermas, 1973). Para ello se requeriria ade­mas un momenta de evidencia, siempre y cuando nci se trate de verdades meramente 16gico-formales, junto con otros criterios de verdad (Apel, 1987). Con ello se conseguiria incorporar en cierto modo, parte de! sentido sentido de la teorla de la correspondencia, ta! y como era la intenci6n ini­cial de Lorenz.

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