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Dossieres EsF n.º 25, Primavera 2017 EL ENFOQUE DE GÉNERO EN LA ECONOMÍA SOCIAL Y SOLIDARIA: APORTES DE LA ECONOMÍA FEMINISTA

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Dossieres EsFn.º 25, Primavera 2017

EL ENFOQUE DE GÉNEROEN LA ECONOMÍA SOCIAL Y SOLIDARIA:APORTES DE LA ECONOMÍA FEMINISTA

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ÍNDICE

PRESENTACIÓN: EL ENFOQUE DE GÉNERO EN LA ECONOMÍA SOCIAL Y SOLIDARIA:APORTES DE LA ECONOMÍA FEMINISTA 4María AtienzaREAS Madrid

LA RED DE ECONOMÍA FEMINISTA DE MADRID COMO EXPERIENCIA, CONCRETA Y SITUADA,DEL FORTALECIMIENTO DE LAS DEMANDAS FEMINISTAS DENTRO DE LA ECONOMÍA SOCIAL Y SOLIDARIA 6Alicia RiusRed de Economía Feminista de Madrid

LA RED MUJERES DEL MUNDO CONSTRUYE HERRAMIENTAS PARA FACILITAR LA AUTOMATIZACIÓNDE LAS MUJERES EN LA ECONOMÍA SOCIAL Y SOLIDARIA 11Quartiers du Monde

DIALOGANDO ENTRE LOS CIRCUITOS ECONÓMICOS SOLIDARIOS INTERCULTURALESY LOS DERECHOS ECONÓMICOS DE LAS MUJERES. EL CASO DE LOJA 16Leticia UrretabizkaiaHegoa

CUANDO DE LO COTIDIANO DEVIENE UNA OPORTUNIDAD 21Victoria VillanuevaMovimiento Manuela Ramos

MUJER RURAL: NUEVOS ROLES EN LOS PROCESOS ALTERNATIVOS DE COMERCIALIZACIÓN DIRECTA 26Rosa MurilloMovimiento Economía Social y Solidaria del Ecuador, MESSE

UNA EXPERIENCIA DE DIÁLOGO DE SABERES EN CLAVE DE ECONOMÍA SOLIDARIA Y GÉNERO 29Ela Pérez AlvaUniversidad Nacional Mayor de San Marcos y Observatorio ESS

LA ECONOMÍA SOCIAL Y SOLIDARIA Y MASCULINIDADES 34Jhonny JiménezUniversidad Central del Ecuador y Movimiento Economía Social y Solidaria del Ecuador, MESSE

GLOSARIO: CONCEPTOS CLAVE 40

PARA SABER MÁS 41

Los textos de este dossier reflejan exclusivamente la opinión de sus autores, que no tiene por qué coincidir con la posición institucional de EsF al respecto.

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Economistas sin Fronteras (EsF) es una OrganizaciónNo Gubernamental de Desarrollo (ONGD), fundada en 1997en el ámbito universitario, que actualmente integra a per-sonas interesadas en construir una economía justa, soli-daria y sostenible, con una orientación prioritaria en laerradicación de la pobreza y las desigualdades.

En Economistas sin Fronteras creemos necesario otromodelo de desarrollo, que ponga a la economía al serviciodel ser humano y no, como sucede en la actualidad, a mi-llones de personas al servicio de la economía.

Nuestro objetivo es contribuir a la construcción de unaciudadanía socialmente responsable, activa y comprome-tida con la necesaria transformación social.

Queremos ser una ONG de referencia en la búsqueda deuna economía justa y contribuir a facilitar el diálogo y fo-mentar el trabajo en red de los distintos agentes socialesy económicos. Porque sólo a través del logro de una ampliaparticipación social podremos alcanzar una economía justa.

Gracias a las aportaciones periódicas de nuestros sociospodemos planificar y realizar proyectos de larga duración,sin depender de subvenciones.

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CONSEJO EDITORIAL

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Coordinación de este número:María Atienza (REAS Madrid)

Dossieres EsF es una publicacióndigital trimestral de Economistas sinFronteras.

Maquetación: LA FACTORÍA DE EDICIONES

Fotomontaje de cubierta (de izda. a dcha):© Quartiers Du Monde (grupo de mujeres)© Primi Palacios, Red de Economía

Feminista de Madrid (foto B/N)© MESSE (foto mujer de Ecuador)

Economistas sin FronterasCalle Gaztambide, 50(entrada por el local de SETEM)28015 MadridTlf.: 91 549 72 [email protected]

Dossieres EsF, por Economistas sin Fronteras(http://www.ecosfron.org/publicaciones/), se distri-buye bajo una Licencia Creative CommonsAtribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional

(http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/).

Se permite la reproducción total o parcial y lacomunicación pública de la obra, siempre que nosea con finalidad comercial y siempre que sereconozca la autoría de la obra original. No sepermite la creación de obras derivadas.

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L a Economía Social y Solidaria, en sus múltiplesconcepciones, desde las experiencias europeístas

a las diversas corrientes autónomas de América Latina,se caracteriza por incorporar una serie de elementos(solidaridad, redistribución, sostenibilidad) que cues-tionan el sistema económico imperante, el cual, am-parado en la Ley del Mercado total ha dotado a suagente prototípico, el Homo Economicus, con valoresasociados a lo masculino: competitivo, egoísta y au-tosuficiente.

Por su parte, la Economía Feminista ha adoptado unavisión muy crítica de los supuestos y cuestionamientosde la escuela neoclásica, ya que tienen un fuerte sesgode género, aunque se presentan como imparciales yde aplicación universal. Esta corriente recalca la im-portancia de los hogares como productores de bienesy servicios esenciales (trabajos domésticos y de cui-dados) para la calidad de vida de las personas y quehan sido sistemáticamente olvidados e ignorados enlos análisis económicos.

Por todo ello, en la construcción de iniciativas dedesarrollo (local) bajo los parámetros de un sistemaalternativo social y solidario, la inclusión de la pers-pectiva de género es fundamental, analizando paraello el papel de la mujer en la sociedad y en el terri-torio, reconociendo las diferencias de roles y la si-tuación desigualitaria desde la que parten en cualquierámbito de análisis (económico, social, cultural y am-biental).

No es casual que, además de la experiencia de nuestroterritorio, el resto de visiones que aquí se exponenpertenezcan a distintos países de América Latina. Peseal crecimiento experimentado en muchas de las eco-nomías de estos países, también se ha venido produ-ciendo, al igual que en el sistema español, una «crisisde los cuidados». El sistema económico neoliberalha venido excluyendo de manera sistemática a ampliossectores de la población del acceso a recursos básicosnecesarios para satisfacer sus necesidades de repro-ducción, biológica y social.

Esta crisis de los cuidados se ha producido como con-secuencia de avanzar hacia un proceso de globaliza-ción en el que el mercado libre aparece en el epicentroy el objetivo último es la acumulación de capital, em-pleando a las personas y a la naturaleza como recursospara ser explotados. Revertir este sistema pasa porconstruir teorías críticas cuyos postulados avancenhacia la consecución de otros objetivos con diferentesprincipios y valores.

La Economía Feminista (EF) y la Economía Social ySolidaria (ESS) abordan aspectos involucrados en lacrisis de reproducción de amplios sectores de la po-blación, y en particular de las mujeres. El patriarcado,la naturalización de lo reproductivo como una res-ponsabilidad femenina, la separación entre produccióny reproducción son factores presentes en la construc-ción hegemónica de lo que se ha entendido como«economía», dando lugar a procesos de injusticia es-tructural.

Bajo estas premisas, surgen las siguientes cuestiones:los sistemas económicos sociales y solidarios, ¿estánincluyendo la perspectiva de género?; ¿qué papel tienela mujer en la conformación de estos modelos?; ¿cuáles la aportación de la Economía Feminista en estenuevo sistema?; ¿quiénes lo están llevando a cabo?;¿en estos nuevos modelos económicos, el triple rolde la mujer se perpetúa?; ¿por qué es importante ha-blar del enfoque de género?

A través de siete miradas y experiencias distintas, seplantea abordar, a lo largo de este dossier, estas yotras cuestiones a través de un enfoque multidiscipli-nar, con las aportaciones de entidades de la sociedadcivil, movimientos de mujeres y la academia.

En el primer artículo, «La Red de Economía Feministade Madrid como experiencia, concreta y situada, delfortalecimiento de las demandas feministas dentro dela Economía Social y Solidaria», Alicia Rius (Red deEconomía Feminista de Madrid) hace un breve reco-rrido sobre las potencialidades que la Economía Social

PRESENTACIÓNEL ENFOQUE DE GÉNERO EN LA ECONOMÍA SOCIAL Y SOLIDARIA:APORTES DE LA ECONOMÍA FEMINISTA

María Atienza de AndrésREAS Madrid

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y Solidaria tiene para las demandas feministas, conuna propuesta centrada en la cooperación como motory en la oportunidad que suponen los emprendizajesen clave colectiva.

En la siguiente aportación de la red Quartiers DuMonde, «La red Mujeres del Mundo construye he-rramientas para facilitar la automatización de las mu-jeres en la Economía Social y Solidaria», se abordadesde la práctica la integración de la perspectiva degénero en las herramientas de la Economía Social ySolidaria: la construcción de un Canvas participativoy la evaluación de los activos y pasivos individualesy colectivos de las mujeres a través del caso concretode Bolivia.

La siguiente aportación de Leticia Urretabizkaia (HE-GOA-Instituto de Estudios sobre Desarrollo y Coo-peración Internacional), con su artículo «Dialogandoentre los circuitos económicos solidarios intercultu-rales y los derechos económicos de las mujeres. Elcaso de Loja», aborda el papel de los Circuitos Eco-nómicos Solidarios Interculturales (CESI) como unaestrategia colectiva para el empoderamiento de lasmujeres a través de un recorrido práctico con el casode Loja (Ecuador).

En el artículo de Victoria Villanueva (MovimientoManuela Ramos), «Cuando de lo cotidiano devieneuna oportunidad», se hace un recorrido histórico sobreel proceso de autonomía económica de la mujer y loque ha supuesto su inserción laboral para el recono-cimiento de sus derechos, en el marco de un hito tanimportante como la creación de la Cuenta Satélitedel Trabajo Doméstico no Remunerado, tras la apro-bación de la Ley 29700 del 2011 en Perú.

El artículo de Rosa Murillo (MESSE-Movimientode Economía Social y Solidaria del Ecuador), titulado

«Mujer rural: nuevos roles en los procesos alternati-vos de comercialización directa», nos habla de laconstrucción de las relaciones humanas entre elcampo y la ciudad y del papel que juegan las mujeresen el proceso de generación de espacios de comer-cialización, como las Ferias Solidarias, que han per-mitido a las mujeres un empoderamiento de sus nue-vos roles.

En la siguiente aportación, con el texto de Ela Pérez(Universidad Nacional Mayor de San Marcos delPerú) «Una experiencia de diálogo de saberes en clavede Economía Solidaria y Género», se realiza una re-flexión sobre la necesidad de promover diálogos entreel saber humanístico y el popular, evidenciando labrecha que existe entre la Universidad y la sociedady la necesidad de interpelar a la visión «universal»,que invisibiliza la voz de muchas mujeres.

La última contribución del dossier es el artículo deJhonny Jiménez (Universidad Nacional del Ecuadory Movimiento de Economía Social y Solidaria delEcuador-MESSE) «La Economía Social y Solidariay masculinidades», que nos habla de la construcciónsocial de la masculinidad tradicional y de las nuevasmasculinidades como parte del proceso de decons-trucción del patriarcado y como una herramienta parapromover la igualdad de género dentro de las organi-zaciones de la Economía Solidaria.

El conjunto de textos que se presentan en este dossiercontienen una mirada construida a través de visionespropias y experiencias situadas. Desde la diversidadde enfoques y realidades mostradas, se ha pretendidoponer en evidencia la necesidad de incorporar unamirada feminista para la conformación de un nuevomodelo construido desde unas economías enraizadasen los saberes populares, la clase, la etnia y el territo-rio. ■

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No es nuevo que en época de crisis económica, ca-restía de productos básicos y amenazas directas a lavida, se erijan modelos cooperativos como fórmulade superar las dificultades. Pasó en la Inglaterra delsiglo XIX, se repitió en Asia, Latinoamérica y Áfricaen el siglo XX, como resultado de los planes de ajusteestructural impuestos por organismos bilaterales ymultilaterales, y está volviendo a ocurrir en la Europadel siglo XXI, como modo de responder a las crisiscreadas por el sistema de acumulación capitalista.

Sin embargo, más allá de la visión práctica que haysin duda en la solidaridad humana y en la coopera-ción entre personas (posibilidad de resistir frente aldeterioro de las condiciones de trabajo y de vida, asícomo de crear y administrar recursos de uso común,por ejemplo), hemos querido enfatizar la visión es-tratégica que, en concreto para las demandas femi-nistas, se encuentra en el seno de la Economía Socialy Solidaria (centrada en un cambio de paradigmaque sustituya al de la división sexual del trabajo, porejemplo). Tanto por el modo de organización interna—basada en la horizontalidad del grupo— como porla democracia en sus procesos y los valores que pro-mulga, muchos de los cuales se hacen eco del análisisfeminista, la Economía Social y Solidaria tiene el po-tencial no sólo de generar y mantener empleo porcuenta propia, sino de hacerlo de manera colectiva yen base a criterios feministas.

En este breve recorrido, situaremos de manera concisalas potencialidades que la Economía Social y Soli-daria tiene para las demandas feministas de algunasmujeres cooperativistas madrileñas y nos centraremosen una experiencia que contribuye a definir las metasy los desafíos aún presentes en ella: la Red de Eco-nomía Feminista de Madrid.

E n la década de los 80, diversas académicas, técni-cas de desarrollo y militantes feministas conflu-

yeron en la oposición a las políticas de corte neoliberalque trataban de imponerse en el mundo y, de maneraespecialmente grave, en los llamados «países en vías

de desarrollo». Los conocidos como «planes de ajusteestructural» empeoraron las condiciones de vida delas personas con rentas más bajas, particularmentelas de las mujeres, quienes se vieron obligadas a in-tensificar su triple rol (productivo, reproductivo y co-munitario) cargando con más trabajo dentro de loshogares y fuera de ellos, en actividades comunitarias,para contribuir al mantenimiento social. Este fenó-meno de la «privatización de la supervivencia» (Be-nería, 2008) consiste en cargar sobre las unidades fa-miliares (en concreto, sobre las mujeres) los serviciosde cuidados que antes eran proporcionados por losEstados.

La importancia de luchar en ambos frentes (contrael sistema patriarcal y capitalista)1 se hizo especial-mente evidente y se pone de relieve en cada nuevacrisis sistémica, cuando las mujeres que habían con-seguido mejorar su situación (incorporación al mer-cado de trabajo, ayudas a la crianza y dependencia)se vieron forzadas a cumplir su rol de cuidadorasdebido a que su posición social (dentro del sistemapatriarcal) ha tenido cambios tibios y poco consoli-dados.

Esta lucha en el doble frente patriarcal-capitalista esparte necesaria del cambio hacia un nuevo paradigmaque sitúe la vida, en sentido amplio, en el centro desu desarrollo. Por un lado, el sistema patriarcal imponeuna férrea división del trabajo por sexos, que respon-sabiliza a las mujeres del trabajo de cuidados y lashace empobrecerse no sólo en recursos económicos(reducción de jornada, altas tasas de desempleo fe-menino, dobles y triples jornadas de trabajo, etc.),sino en tiempo y en espacio propios.

El patriarcado, además, se caracteriza por otorgarlevalor a todo aquello que se relaciona con lo masculino,consiguiendo que los sectores de trabajo feminizados

LA RED DE ECONOMÍA FEMINISTA DE MADRID COMO EXPERIENCIA, CONCRETA Y SITUADA,DEL FORTALECIMIENTO DE LAS DEMANDAS FEMINISTAS DENTRO DE LA ECONOMÍA SOCIAL Y SOLIDARIA

Alicia RiusRed de Economía Feminista de Madrid

1. Sobre esta relación patriarcado/capitalismo se puede con-sultar Firestone, Shulamith (1976), Delphy, Christine (1970),Federici, Silvia (2010) y Pérez Orozco, Amaia (2014).

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estén altamente precarizados y apenas cuenten congarantías laborales (el caso de las trabajadoras de em-pleo doméstico es especialmente significativo, ya queno cuenta con convenios colectivos, subsidio por des-empleo, etc. Este sector ha contado con el apoyodesde el movimiento feminista que ha hecho una laborde visibilización y presión para que España ratifiqueel convenio 189 de la OIT).

Por otro lado, el sistema capitalista se vale de estetrabajo gratuito de cuidados, desempeñado principal-mente por las mujeres, para construir un sistema la-boral y mercantil que tiene como referencia a las per-sonas, principalmente hombres, que salen al mercadode trabajo desprovistos de responsabilidades de cui-dados, mientras otras personas se encargan de estastareas. El modelo de trabajador del sistema capitalistaes el del sujeto que se beneficia de la división sexualdel trabajo. El sistema capitalista y el patriarcal están,por tanto, en íntima alianza, ya que trastocando elmodo de atender al trabajo de cuidados se trastocatambién el modelo productivo.

La oportunidad del emprendizaje en épocas de crisis

La relación entre la Economía Feminista y la Econo-mía Social y Solidaria se hizo especialmente intensaa partir de los años 80. Aprovechando el empuje quecobra el emprendimiento en los contextos de crisiseconómica y de empleo, tanto en la década de losochenta como en la actualidad, el fomento de empre-sas de Economía Social y Solidaria se ha postuladocomo una forma de transformar el sistema de pro-ducción.

Su propuesta se centra en un modelo de empresa quesustituye la competitividad como motor y el beneficiocomo fin por otro basado en la cooperación, la equidady la solidaridad, colocando a las personas en el centrodel mismo. Este modelo sustituye el riesgo individualde emprender por el reparto de riesgo del empleo co-lectivo. En cuanto a la organización del trabajo, laestructura horizontal, democrática, asamblearia e igua-litaria de sus miembros supone un desafío al sistemaimperante de los modelos capitalista y patriarcal, ba-sados ambos en la exclusión, las relaciones de domi-nación /sumisión y la fantasía de individualidad (Her-nando, 2012).

En la actualidad, España cuenta con una Ley que re-gula su actividad (Ley 5/2011, de 29 de marzo, de

Economía Social).2 Aunque esta ley supone un avanceen la visibilización de otras formas empresariales,aún no existe un reconocimiento legislativo a la Eco-nomía Solidaria que recoja los principios que sirvende guía a la misma, expresados en la Carta de Econo-mía Solidaria3 aprobada en mayo de 2011 por REASRed de Redes.4

Dos de estos principios están especialmente permea-dos por las aportaciones feministas y son los de Tra-bajo y Equidad. Por trabajo, se define no sólo aquelque se intercambia en el mercado por dinero, sino to-dos aquellos que, de manera no remunerada, permitenel sostenimiento de las sociedades. En esta definiciónse apunta a que todos los trabajos tienen que ser va-lorados, no exclusiva ni principalmente de maneramonetizada, sino por medio del reconocimiento socialy, sobre todo, del reparto justo. Por ello, es necesariofavorecer en las empresas una conciencia de que eltrabajo que se realiza fuera de ellas, trabajo conocidocomo reproductivo, dirigido a mantener la vida viva,debe ser favorecido por horarios y medidas que per-mitan su realización fluida.

En cuanto al principio de equidad, esta carta se refieretanto a la necesidad de representación paritaria en losórganos de decisión y representación de las empresas,como a la igualdad de salarios y de reconocimientode los diversos trabajos dentro de las mismas.

Por todo ello, la Economía Social y Solidaria ha sidouna apuesta desde el feminismo de corte anticapitalistapara responder a la necesidad de creación de empleopor cuenta propia de las mujeres, y hacerlo con crite-rios que permitan no sólo mejorar su situación, sinotransformar su posición colectiva en los diversos sis-temas de representación.

Una experiencia situada: la Red de EconomíaFeminista de Madrid

En las últimas décadas, los diálogos entre los femi-nismos y la Economía Solidaria han sido recurrentesde cara a evaluar sobre la práctica el rumbo de susproyectos hacia la equidad real. Entre estos diálogos,es destacable el del Encuentro Internacional de la

2. <https://www.boe.es/boe/dias/2011/03/30/pdfs/BOE-A-2011-5708.pdf >.

3. <http://www.economiasolidaria.org/carta.php>.4. <http://www.economiasolidaria.org/>.

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Red Intercontinental de Promoción de la EconomíaSocial y Solidaria (RIPESS) en Manila, en noviembrede 2013. En él, un grupo de mujeres elaboró y pre-sentó en sesión plenaria una Declaración para unaPerspectiva de Género en la Economía Social y Soli-daria, reiterando la importancia para el desarrollo dela misma de integrar la perspectiva feminista y prestaruna mayor atención a la igualdad entre mujeres yhombres en sus procesos.

La necesidad de velar por la incorporación efectivade la perspectiva feminista en la Economía Solidariay nuestra propia práctica como mujeres insertas enella nos llevó a cuatro entidades mixtas y de mujeres,en septiembre del 2014, a fundar la Red de EconomíaFeminista de Madrid, a la que actualmente pertene-cemos más de veinte entidades y profesionales. Nosparecía crucial establecer mecanismos que dieran vozy visibilidad a las empresas, que consolidaran sus ini-ciativas y propuestas, al tiempo que evitaran la repro-ducción de roles sexistas en su seno.

Nos preocupaba también que, de forma cada vez másrecurrente, las mujeres en situaciones de precariedadeconómica se acercaban a las asesorías de emprendi-miento, dispuestas a poner en riesgo su escasa segu-ridad material. Esto se debía a que el trabajo porcuenta ajena cada vez era más difícil de conseguir yse presentaba de manera más precaria. Por ello, laidea del emprendimiento nacía más como necesidadde responder a la generación de ingresos que comodeseo. La Red nació también con el espíritu de alertary acoger a estas mujeres. Tanto si decidían emprendercomo si no, era necesario que contaran con la infor-mación de lo que supone emprender siendo mujer.La conciliación no es más fácil (esto suele ser unacreencia extendida), el empoderamiento es necesarioa la hora de negociar con bancos y clientes y es nece-saria la red de apoyo empresarial.

Por todo ello, decidimos elaborar un diagnóstico departida que situara a la Red en la dirección de atendera sus objetivos sentidos. Durante el I Congreso Inter-nacional de Economía Social y Solidaria,5 que tuvolugar en Zaragoza, en noviembre de 2014, la Red fuepresentada por primera vez. Allí realizamos un tallerpara definir el concepto de «vida que merece la penaser vivida» (valiéndonos del término de la economistafeminista Amaia Pérez Orozco).

La idea era que, después de definir esta vida hacia laque queremos transitar, la Red sirviera de puentehacia algunos de sus propósitos. Una vez definida laidea, para organizar sus características hicimos usode dos términos adoptados del lenguaje informático:precondiciones y postcondiciones.

Con el término precondiciones nos referimos a los re-quisitos mínimos que las mujeres necesitan para avan-zar hacia el desarrollo de otras capacidades a travésde un proyecto productivo. En este ámbito, la idea dedesarrollo tiene sus propias condiciones, ya que ésteconstituye un fin en sí mismo, no un medio. Por estarazón, no se puede dar de cualquier forma.

Las postcondiciones, es lo que cabe esperar cuando elitinerario se ha desarrollado correctamente. Si el inicioy desarrollo están bien definidos, las postcondicionesson los valores de retorno que esperan cumplirse.

Estos términos nos resultaron útiles para concebir laidea de una «vida que merece la pena ser vivida»como itinerario, alejándonos de una concepción está-tica y viendo en ella condiciones que deben ser cum-plidas desde el inicio (en relación directa a las nece-sidades básicas) y otras que son consecuencia deldesarrollo en las condiciones definidas (intereses es-tratégicos de género). El concepto de «vida que me-rece la pena ser vivida» lo abarca todo, de principio afin, y no se centra solo en la meta.

Las precondiciones nos han resultado útiles para ad-vertir a las mujeres en situaciones vulnerables sobrela importancia de contar con una «posición de res-guardo» que las permita mantenerse económica y vi-talmente hasta que el proyecto productivo dé sus fru-tos.

Posteriormente a la elaboración de esta definición, serealizaron entrevistas en profundidad a cinco mujeresfeministas y cooperativistas, con proyectos insertosen sectores productivos tanto en sectores masculini-zados como feminizados. La más veterana de ellasinició su andadura hace treinta años y hoy ocupa lapresidencia de una de las confederaciones de coope-rativas más representativa a nivel estatal, y la más re-ciente, lo hizo hace cinco años. De las entrevistas ex-trajimos las siguientes conclusiones de las necesidadesque tiene que atender la Red de Economía Feminista.

5. <http://economiameeting.net/es/>.

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Sobre el trabajo asalariado, los logros expuestosson…

Una de las conclusiones extraídas del acercamiento ala realidad de otras mujeres insertas en la EconomíaSocial y Solidaria ha sido constatar un sistema de tra-bajo que permite tanto responder a la satisfacciónpropia de las necesidades básicas, a través de un sa-lario y de la gestión de recursos comunes, como con-tribuir a la mejora de otras mujeres a través de un tra-bajo militante. Las experiencias narradas por lasmujeres nos han dado cuenta de su bienestar, a pesarde las restricciones externas.

También se resalta el logro de algunos de sus objetivosvitales a través de esta forma de empleo, tales comotrabajar en lo que quieren y organizarlo de la maneraque mejor consideran, diseñar sus jornadas en la me-dida de sus posibilidades, contribuir a la justicia sociala través de sus acciones y trabajar de forma colectivay democrática.

Gracias al trabajo cooperativo, han establecido redesde trabajo inter cooperativo, consiguiendo articular de-mandas de mejora para otras mujeres insertas en laEconomía Social y Solidaria. Sus relatos muestran laposibilidad de vivir el trabajo desde el placer y de hacerdel trabajo una realidad no escindida de su militancia.

Y los desafíos…

Los desafíos que señalan son múltiples. Por unaparte, la Economía Social y Solidaria necesita apoyosestatales e institucionales para fortalecer los proyec-tos insertos en ella. Además, este sistema de trabajono ha conseguido superar la división sexual del tra-bajo dentro del mismo ni los problemas que éstaplantea.

En los espacios mixtos, continúa habiendo divisiónde tareas por sexo, una minusvaloración de las apor-taciones femeninas y ciertas resistencias a sus de-mandas. Por otro lado, el trabajo de los cuidados sigueestando, en su mayoría, en manos de las mujeres, in-visibilizado y no remunerado. El hecho de que dentrode las empresas se facilite la conciliación no superael sesgo de que quienes más concilian sigan siendolas mujeres. Esto nos lleva a la necesidad de seguirpensando en torno a categorías de trabajo nuevas, ca-paces de superar viejos límites, y de formas creativasde darles respuesta.

También nos remite a la imposibilidad de articularrespuestas privadas en torno a problemas sociales,pretendiendo que resuelvan fallos estructurales. Enrelación a la cuestión del trabajo doméstico, es nece-saria la complicidad del Estado, personas individuales

Fuente: elaboración propia.

Precondiciones

Materiales

• Autonomía económica• Comiendo bien• Necesidades cubiertas• Trabajo que me aporta• Cercanía al lugar de trabajo

• En conexión con otras mujeres• Justa socialmente• Aprendizaje y conocimiento

continuo• Con objetivos• En red

• Consciente• Placentera• Divertida• Gestiono mi propio tiempo

• Con recursos materialessuficientes, no escasos

• Con tiempo, sin prisa• Confianza, seguridad

Construcción colectivade la vida

Con gente queme aporte

Atenta a lasnecesidades de otras

Donde en el centroestén los cuidados:cuido y me cuidan

• Conciliada en todoslos aspectos

• Con reconocimiento• Compartiendo conocimiento

• Tranquila• Enredada• Deslocalizada: puedo trabajar

desde donde quiera

Personales

Sociales yAmbientales

Desarrollo Postcondiciones

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y empresas para superar una barrera profundamentearraigada.

Y también nos lleva a la necesidad de seguir reflexio-nando conjuntamente en torno a cómo incorporar losroles que nos significan socialmente como mujeres yhombres, de cara a poder superar los límites interioriza-dos y los castigos autoimpuestos al salirnos de la norma.

Sobre los apoyos necesarios…

El deber del Estado, como recoge la Constitución es-pañola, es remover los obstáculos que impiden laigualdad real y la plena participación de las personas.Su papel, por lo tanto, es responder a las necesidadesarticuladas socialmente para responder a este fin.

Una de las conclusiones del pequeño estudio realizadosobre la vida de mujeres cooperativistas es la necesi-dad de incluir miradas y propuestas feministas desdedentro del Estado (la conocida como femocracia) ysu diálogo con las organizaciones de base de mujerespara que los intereses de género no se disipen ennombre del interés general.

Sobre la complejidad de poner la vida en el centro…

Cuando nos planteamos responder al sistema hege-mónico con un nuevo orden que ponga la vida de laspersonas en el centro, la primera duda que nos surgees ¿cómo hacerlo? La Economía Social y Solidariaes una de las formas de organizar el tejido productivode cara a responder a las necesidades sociales aten-diendo a criterios éticos.

Como conclusión de estas propuestas alternativas devida frente al sistema hegemónico, no sólo es impor-tante la idea de vida digna como meta, sino tambiéncomo proceso. De ello sí dan testimonio las mujeresentrevistadas, en cuyos discursos se entrelaza la sen-sación de placer tanto en la vida como en el trabajo.

Y eso podría dar como cierre la pregunta sobre laque se articulará este nuevo orden: ¿me produce bien-estar mientras lo persigo?

Bibliografía

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Pérez Orozco, A. (2014). Subversión feminista de laeconomía: Aportes para un debate sobre el con-flicto capital-vida. (1.ª ed.). Madrid. Traficantesde sueños. ■

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J unio de 2008, un grupo de mujeres senegalesas,madres, hermanas y familiares de las y los jóvenes

de la red internacional de jóvenes Barrios del Mundo,reunidas en su primer encuentro internacional en Da-kar, interpelaron a la red: «Nosotras las mujeres tam-bién necesitamos un espacio como el suyo»; un espa-cio donde puedan encontrarse mujeres de culturasdiversas, hablar libremente, aprender y fortalecerse.Así comenzó el desafío, construir a través de un Pro-grama en Red sur-sur-norte, espacios seguros de en-cuentro y empoderamiento para y con las mujeres.

Desde el inicio del programa Mujeres del Mundo(MDM) se exploraron las distintas corrientes y mo-delos económicos y, finalmente, se optó por la Eco-nomía Social y Solidaria, por poseer unos valores queeran compartidos por la red. De forma casi inmediata,se sintió la necesidad de integrar la perspectiva degénero en esta propuesta, pues la apuesta de la red esla transformación de los roles y las relaciones depoder asignadas por el patriarcado a las mujeres y alos hombres, es decir, una corriente económica quereconozca a las mujeres y valorice su trabajo.

En Bolivia, cuatro colectivos de diferentes distritosde El Alto, acompañados por el Centro de Promociónde la Mujer Gregoria Apaza (CPMGA), pasaron aformar parte de la Red. Son mujeres de 30 a 50 añoscon bajo nivel educativo, a veces un bachillerato in-termedio o inconcluso, y una mayoría con solo dos otres años de escuela básica. Además, son generalmentemujeres casadas y con una necesidad imperiosa degenerar ingresos para sus familias.

El Programa de Mujeres del Mundo se integró en elárea de empoderamiento económico,1 un sector en elque Gregoria Apaza ya venía trabajando, acompañandoemprendimientos colectivos en Economía Social y So-

lidaria y organizando la comercialización bajo criteriosde Comercio Justo. Bajo este contexto, las mujeres«encontraron como estrategia de generación de ingresoy empoderamiento económico la conformación deasociaciones productivas en el sector textil».2

El programa se inició a través de la elaboración de undiagnóstico participativo sobre la situación de las mu-jeres en términos de acceso a sus derechos y a los re-cursos productivos. Este diagnóstico fue profundizadopor un estudio preliminar del cual se extrajeron lossiguientes elementos:

• Una gran mayoría de las mujeres de la red desco-nocían sus derechos y sufrían situaciones de vio-lencia, que no reconocían como tal y por lo tantono denunciaban. «Las mujeres no denuncian casosde violencia, a las mujeres desde pequeñas se lesinfunden actitudes de sumisión ante sus parejas;la afirmación más común, dicen ellas, es que ‘lamujer tiene que aguantar todo, una buena esposatiene que soportar al marido’».3

• Todas las mujeres tenían un trabajo poco valorado,invisible, precario o no remunerado.

Los desafíos de las mujeres en sus emprendimientos

El trabajo de las mujeres se percibe de forma desva-lorizada tanto por la sociedad como por las propiasmujeres. En consecuencia, les cuesta estimar el costereal de su fuerza de trabajo para poder contabilizarloen sus emprendimientos. Cuando generan ingresos,siguen pensando en su aporte a la familia, como unaporte secundario.

Gracias a nuestro proyecto podemos recaudar dinero,lo que nos permite participar en los gastos de la casa.

(Meche, Mujer del grupo Amparampi,El Alto, Bolivia).

LA RED MUJERES DEL MUNDO CONSTRUYE HERRAMIENTAS PARA FACILITAR LA AUTOMATIZACIÓNDE LAS MUJERES EN LA ECONOMÍA SOCIAL Y SOLIDARIA

Quartiers du Monde

1. CPMGA tiene otros 4 sectores: Empoderamiento Económico(Innovación y Gestión de Recursos), Empoderamiento Per-sonal (Acción Ciudadana), Exigibilidad e Incidencia Comu-nicación: Radio Pachamama.

2. Informe técnico Mujeres del Mundo, El Alto, 2016, CPMGA.3. Diagnóstico de El Alto, Mujeres del Mundo, 2009.

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Un indicador del «empoderamiento» que estas acti-vidades aportan es que las mujeres demandan un re-conocimiento sobre el trabajo que realizan. No solamenteellas comienzan a reconocer sus aportes, sino quetambién exigen el mismo reconocimiento por partede los demás. Esta solicitud de reconocimiento surgecomo consecuencia de una auto-valorización del tra-bajo que aportan4 estas mujeres.

Gracias a la acción del Centro de Promoción de Mu-jeres Gregoria Apaza, los colectivos de mujeres enBolivia tienen acceso al mercado de trabajo y al cré-dito. Este acceso les ha posibilitado una brecha dediscusión en sus hogares sobre ciertas decisiones,pero no impide que sigan siendo los hombres quienesejerzan el control de los recursos. El patriarcado haotorgado a los hombres el rol de proveedor y el dere-cho y control sobre la producción, lo que implicaademás, un reconocimiento social.

Construidas en el patriarcado, las mujeres han de-sarrollado relaciones de poder y liderazgos indivi-duales basados en la competencia entre mujeres dentrode sus colectivos. Ellas utilizan la edad (por ser lamayor es la presidenta, mujer de un colectivo), elnivel de estudio, las relaciones familiares (la primeraesposa o la suegra), las relaciones en la comunidad(la hija del presidente de la Asociación, de la Comu-nidad) o el nivel de ingresos dentro del colectivo (lasreuniones se hacen en la casa de la presidenta), re-produciendo así los patrones del patriarcado.

Construyendo igualdad en la Economía Social ySolidaria

A pesar de que la Economía Social y Solidaria esportadora de valores como la sostenibilidad y la jus-ticia social, las mujeres en este sector tienen menosacceso que los hombres a puestos de alta responsabi-lidad y ocupan la mayoría de empleos a tiempo par-cial. A nivel de salarios, las desigualdades entre hom-bres y mujeres, a pesar de ser menos importantes queen el sistema económico neoliberal, se constatan entodos los países. En Francia,5 por ejemplo, la des-igualdad en la remuneración entre hombres y mujeresen puestos y condiciones de empleo equivalentes enla ESS se sitúa en un 13%. Esta desigualdad es más

acusada en las cooperativas (15%) y las mutuas (25%)y tiende a reducirse en las asociaciones (6%).

En este sentido, la ESS no solo no busca deconstruirlas desigualdades existentes entre mujeres y hombres,sino que pretende eliminar la división sexual de lagobernanza y del trabajo, siendo éste el principal me-canismo del patriarcado que establece y reproducerelaciones de poder para los hombres y de subordina-ción para las mujeres.

Este mismo mecanismo, en los barrios del norte dela Red (París y Bruselas) concentra una mayoría demujeres en ciertos «tipos de oficios» poco valoradospor la sociedad (pues reposan sobre cualidades per-cibidas como femeninas y por tanto naturales) y malremunerados, contribuyendo así a una segregaciónhorizontal.6

Entonces, ¿cuáles son las oportunidades y espaciosde reflexión, promoción y fortalecimiento de las mu-jeres en la Economía Social y Solidaria? ¿De quémanera las empresas sociales y solidarias tienen encuenta los obstáculos y frenos que las mujeres en-cuentran de manera generalizada en la creación desus empresas, en el acceso al crédito, a la formacióny acompañamiento adaptado? A este hecho se sumanlos obstáculos específicos con los que se encuentranlas mujeres de barrios populares y/o migrantes de zo-nas rurales o de otros países, menos capacitadas, aveces analfabetas o con dificultades de movilidad,con menor acceso al financiamiento y al crédito y vi-viendo en un nivel de necesidad inmediata y perma-nente. En la gran mayoría7 de las leyes de ESS que sehan promulgado, aún no hay mecanismos previstospara que las mujeres avancen en el seno de las em-presas, se fortalezcan y alcancen puestos de respon-sabilidad.

Por todas estas razones, la organización Quartiers duMonde y la Red Mujeres del Mundo integran la pers-pectiva de género en la ESS con el fin de transformarla mirada, la acción y el impacto de este modelo en lavida de las mujeres, de cuestionar y transformar las

4. Estudio previo y participativo, Mujeres del Mundo, F3E,2011.

5. <http://www.cncres.org/accueil_cncres/observatoire_de_less>

6. Manon Désert, «Vers l’égalité femmes hommes dans l’ESS?Luttes et engagements en faveur de l égalité des sexes dansle tiers-secteur en France», collection Working Paper, Soli-darité, 2014.

7. Salvo en la de Francia ,en la cual las organizaciones femi-nistas hicieron lobbying para integrar una perspectiva de gé-nero en la ley. Barrios del Mundo participó activamente.

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relaciones de poder entre hombres y mujeres y demujeres entre ellas mismas, de convertir sus empren-dimientos en espacios de fortalecimiento y empode-ramiento.

Integrar la perspectiva de género en las herramientasde la ESS

Para cumplir con estos objetivos, la Red de MDM,acompañada por tres referentes en ESS, género y li-derazgo, fue integrando los cuestionamientos de gé-nero y la reflexión sobre la construcción de liderazgoscolectivos, transparentes y democráticos en las he-rramientas y etapas de la creación y consolidación deemprendimientos sociales y solidarios.

La mayoría de las herramientas provienen de la edu-cación popular, y se trabaja a partir de las experienciasde vida y de la cotidianidad de las mujeres. Las faci-litadoras las adaptan a los contextos locales, las tra-ducen culturalmente, y así se construye un programaque responde a las realidades y desafíos del colectivo.A partir del retorno de experiencias y de los inter-cambios de la red, se sistematizan las herramientasen guías diversas: Liderazgo colectivo con perspectivade género y Acompañamiento al emprendimiento so-cial y solidario con perspectiva de género.

En el presente artículo presentaremos dos herramien-tas utilizadas en la creación de la empresa que la Redha adaptado a la ESS y les ha integrado género:

• La evaluación de los activos y pasivos.• El Canvas.

Cómo conocer la línea de base y medir los avances:la evaluación de activos y pasivos individuales ycolectivos de las mujeres

Todas las empresas realizan la «evaluación de capita-les». Esta herramienta evalúa las capacidades finan-cieras y organizativas de las empresas y de los y lasempresarios/as, el acceso al crédito y a otros tipos definanciamiento externo o interno, los locales, los equi-pamientos, etc.

En la propuesta de la Red MDM, los «activos» de lasmujeres no son únicamente los recursos materialesque las mujeres poseen, no se trata únicamente debienes económicos, sino también de recursos inma-

teriales, como los conocimientos y capacidades quehayan adquirido en sus experiencias de vida. Por ejem-plo, si una mujer tiene el apoyo de su familia, de suspadres, si una mujer participa en la asamblea de veci-nos, estos elementos se convierten en fortalezas.

Estos «activos» no son necesariamente individuales,también pueden ser colectivos, socio-culturales, civi-les, políticos. Es, por ejemplo, el caso de una ley queprotege o amplía los derechos reproductivos de lasmujeres, o que lucha contra la violencia, o un pro-grama o política pública que promueve el acceso alcrédito de las mujeres. Los «activos» se conviertenen «recursos de las mujeres» en la medida en queellas conocen su existencia, la reivindican y la utilizanen su propio interés para un proyecto concreto. Dichode otra manera, los activos se tornan en oportunidadesque se pueden aprovechar.

Por el contrario, los «pasivos» son los obstáculos,frenos, deudas, compromisos no respetados o sus-pendidos por alguna razón, y que impiden a las mu-jeres realizar sus actividades de manera óptima, comoes el caso de la mujer que no sale a trabajar sin haberpreparado la comida, la casa lista y dejado a los niñosen el colegio y no logra reservar su puesto en el mer-cado adonde tiene que llegar temprano.

Las mujeres tienen problemas para obtener el permisode su marido para trabajar fuera del hogar. Pero unavez que lo logran, la situación cambia mucho…

(Diagnóstico de El Alto,Mujeres del Mundo, 2009).

Si una mujer sufre alguna forma de violencia, comoes el caso de muchas mujeres en los colectivos deBolivia —la mayoría de ellas afirma haber sufrido enalgún momento de su vida algún tipo de violencia,especialmente en los primeros años de la convivenciacon sus parejas8—, va a tener consecuencias en sutrabajo: menos tiempo para trabajar porque tiene quecurarse, menor capacidad de producción, miedo per-manente, además de las consecuencias sobre su inte-gridad física y su auto estima.

Pero los pasivos no son forzosamente negativos, a ve-ces se trata de completar aquello que no se pudo haceren su momento, como aprender a leer, es decir, situa-ciones que pueden modificarse de forma posterior.

8. Diagnóstico de El Alto, Mujeres del Mundo, 2009.

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¿Cómo funciona?

La herramienta contempla cinco áreas —activos sociales,humanos, organizacionales, financieros y materiales— y pro-pone a cada mujer evaluar, sobre una escala de 0 a 5, su si-tuación frente a unos determinados criterios (de 5 a 10 crite-rios).

Cada mujer calculará su promedio en cada activo. Un esquemasimple permite visualizar cuáles son sus fuerzas o activos ylímites o pasivos para construir una estrategia de fortaleci-miento apoyada en los activos. «Anima a la puesta en valorde los talentos y los conocimientos, aptitudes, habilidades ycompetencias de las mujeres, en lugar de evocar sus miedos,sus problemas, sus debilidades y sus retos».

Con los activos de cada mujer se calculan los promedios delcolectivo y se diseña una estrategia de empoderamiento. Laevaluación sirve de línea de base al inicio del colectivo y sedebe repetir periódicamente para medir los avances y reeva-luar las estrategias.

vidades económicas del grupo y comenzar con basessólidas para construir un colectivo dinámico…

(Oumy, facilitadora de Pikine,Foro virtual Mujeres del Mundo,

19 de abril de 2013).

Construir un plan de negocios participativo: elCanvas

Para la etapa del plan de negocios, se adaptó el Canvasmodel business plan, cuestionando la misión y la visióndel emprendimiento en relación a las transformacionesque se quieren producir de manera estructural. Estamisión y visión, que integra la igualdad de género,tiene que verse reflejada en cada espacio del Canvasdesde el funcionamiento interno del emprendimientohasta la organización y comunicación hacia la clien-tela. El Canvas es una herramienta participativa quepermite al colectivo de emprendedoras construir juntassu iniciativa.

Existen cinco grandes etapas y es importante reali-zarlas en el orden aconsejado:

1).Qué: el contenido de la iniciativa, su visión (la razónde ser del emprendimiento), su misión (el problemaal cual el emprendimiento intenta responder), elconcepto (la idea del emprendimiento que le dauna propuesta de valor), lo que ofrece a la clientelay el impacto previsto para las mujeres implicadasen el emprendimiento.

2).Para quién: la clientela es importante especificarlalo mejor posible, informar si ya tenemos clientesque nos compran, quiénes son, porqué nos com-pran…, la clientela que quisiéramos tener, y espe-cificar cómo es la relación con los y las clientes(directa, por teléfono, virtual por internet) e iden-tificar también cuales son los canales de comuni-cación.

3).Cómo: cómo nos organizamos (estructura de la pro-piedad, rol de las mujeres, poder y lugar de lasmujeres en los emprendimientos) y cómo nos en-frentamos solidariamente a los obstáculos que pue-den encontrar ciertas mujeres del colectivo, cuálesson los recursos claves (equipo de trabajo, salas,materiales fondos…), los socios (qué tipos de so-cios queremos tener, si estos socios comparten lamisma visión de la ESS, de la igualdad de género,y las actividades importantes.

4).Cuánto: los costes, los ingresos, la viabilidad finan-ciera.

Todos estos elementos se deben tener en cuenta en elacompañamiento que se realice a los emprendimientosde las mujeres. Para hacerlo, se adaptó la herramientade base integrando preguntas evaluativas sobre losdiferentes tipos de obstáculos que impiden a las mu-jeres crear sus emprendimientos con buenos resulta-dos.

Por ejemplo, el activo social evalúa, entre otros, elapoyo de la familia, las amistades y la comunidad yel éxito en conciliar la vida familiar y laboral. Elactivo humano evalúa el grado de vida libre de violenciay el estado de salud. Y el activo material evalúa elacceso a los recursos públicos de cuidados (guardería,hospitales, centros de tercera edad y escuelas).

Lo esencial en los dos casos es que las mujeres, lasentidades, los financiadores y el resto de actores tomenconciencia de que estos conceptos van más allá delsector financiero y es importante tenerlos en cuentapara transformar los frenos particulares que encuen-tran las mujeres y les impiden desarrollar sus activi-dades económicas.

… Es una herramienta (La evaluación de activos y pa-sivos) muy interesante y muy accesible para todas,tanto las facilitadoras como las mujeres. La evaluaciónpermitió a cada mujer de conocer sus fuerzas y sus lí-mites. Les permitió de visualizar ciertos parámetrossociales, económicos y organizativos que no tomabanen cuenta o que juzgaban sin importancia directa y queson necesarios para participar plenamente en las acti-

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5).La evaluación de todas las etapas del emprendimientoy del nivel de fortalecimiento de las emprendedo-ras. En esta fase se podría hacer de nuevo la eva-luación de activos y pasivos del colectivo.

¿Cuáles son nuestros desafíos?

En esta etapa del trabajo y en el momento actual dela consolidación de la Red Mujeres del Mundo, sehan planteado dos grandes desafíos:

El primer desafío es cómo organizarel mercado local a nivel de cadaentidad y territorio, construyendola cadena de valores de los em-prendimientos de las mujeresacompañadas por la Red, favore-ciendo emprendimientos dentrodel sector de la Economía social ySolidaria. Esta organización delmercado local implica articularsecon otras asociaciones y colectivosde mujeres del territorio, promoverla ESS y organizar plataformas yredes entre los colectivos y aso-ciaciones de mujeres. Además, esnecesario que las plataformas y re-des sean espacios de fortaleci-miento e intercambio para las or-ganizaciones y las mujeres, en donde se puedacompartir y cuestionar la situación y los obstáculosque encuentran en la realización de sus emprendi-mientos, con el fin de integrar la perspectiva de gé-nero.

El segundo desafío a nivel mundial de la red Mujeresdel Mundo se produjo durante el Tercer EncuentroInternacional de la Red Mujeres del Mundo en Boli-via. En ese espacio se escucharon experiencias de co-rrientes y perspectivas económicas diversas: la Eco-nomía Social y Solidaria, la Economía Comunitaria,la Economía Feminista… Dentro de las diferentes co-rrientes, sólo ésta última contenía propuestas de trans-formación profundas del sistema patriarcal, como ladivisión sexual del trabajo, doble mecanismo de pro-ducción y reproducción de dominación y subordina-ción entre hombres y mujeres.

Quartiers du Monde se inscribe enesta corriente y persigue el mismoobjetivo, implementando la pers-pectiva de género en la EconomíaSocial y Solidaria, integrando enlas herramientas de la economíacuestionamientos sobre la divisiónsexual del trabajo y resignificandoel trabajo de cuidados que realizanlas mujeres en el mundo.

Por tanto, nuestro desafío comoRed es que las diferentes entida-des miembros se posicionenfrente a los objetivos de las dife-rentes corrientes y perspectivaseconómicas con el fin de construir

una posición común y compartida desde la Red Mu-jeres del Mundo. ■

Además, es necesario que lasplataformas y redes seanespacios de fortalecimiento eintercambio para lasorganizaciones y las mujeres,en donde se pueda compartiry cuestionar la situación y losobstáculos que encuentran enla realización de susemprendimientos, con el finde integrar la perspectiva degénero.

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Introducción

Los Circuitos Económicos Solidarios Interculturales(CESI) son espacios de relación más allá de lo eco-nómico donde conectar las experiencias de EconomíaSocial y Solidaria (ESS) entre sí y con las personasconsumidoras. Son espacios de articulación e inter-cambio, no solo de los productos y servicios de laESS, sino también de sus saberes, prácticas y expe-riencias, donde adquieren relevancia aspectos comolas relaciones responsables y recíprocas, los cuidadosy la convivencia. Este circuito se genera a través demúltiples herramientas (web, encuentros, acuerdosde intercambio, mercados, etc.), siendo una de lasmás visibles las ferias solidarias. Ésta es la propuestadel Movimiento de Economía Social y Solidaria delEcuador (meSSE) como práctica alternativa al poderdel mercado neoliberal, con características particu-lares en cuanto a enfoques, herramientas y resulta-dos.

De acuerdo con nuestra experiencia, y también conel discurso de los movimientos de ESS, las mujeresdesempeñan un papel protagónico en los CESI, loque movería a pensar que la articulación de las muje-res al mismo podría ser una estrategia para su empo-deramiento. Esta idea nos movilizó: ¿es esto cierto?,¿son las prácticas de ESS y su articulación más efec-tivas para el empoderamiento de las mujeres que lasprácticas económicas convencionales? Y, si contarancon limitaciones, ¿qué factores habría que abordarpara promover el potencial transformador de los CESIen las situaciones particulares de las mujeres?

Para responder a estas preguntas iniciamos todo unviaje a través de diálogos entre derechos, principios,vivencias y sobre todo entre mujeres. En este artículosolo podemos rescatar algunas pinceladas, pero el re-corrido teórico y práctico de este viaje ha sido reco-gido con detalle en un libro, con el doble objetivo devisibilizar el papel de las mujeres en la ESS, sus de-rechos y demandas, y devolver en formato accesiblea las personas participantes sus aportaciones para que

puedan continuar deconstruyendo y construyendo(Urretabizkaia y Fernández-Villa, 2015).

El recorrido teórico empieza por tratar de entenderqué son los derechos económicos de las mujeres, paralo cual analizamos los artículos pertinentes del Pactode Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PI-DESC) desde una perspectiva feminista. Del rico aná-lisis que de ello se deriva, podemos destacar para esteartículo que el PIDESC establece medidas para am-pliar las posibilidades de las mujeres de acceder altrabajo remunerado fuera del hogar, pero deja intactala conformación de lo privado y los roles de género aque da lugar, ya que considera como referente uni-versal la familia heterosexual, en la cual la mujerqueda subordinada por su papel de madre.

El siguiente paso del recorrido teórico de este viajetrata de analizar en qué medida los CESI pueden serespacios apropiados para que los derechos económi-cos de las mujeres se realicen incluyendo la perspec-tiva feminista. Para ello, analizamos hasta qué puntolos principios que orientan los CESI pueden concordarcon los aportes feministas a los derechos económicosque recoge el PIDESC y obtenemos un resultado po-sitivo. Al igual que los principios de la ESS tienen unencaje fácil con los objetivos y propuestas de la Eco-nomía Feminista,1 los principios de los CESI parecenencajar con los derechos económicos entendidosdesde una perspectiva feminista. El resumen de esterecorrido teórico lo presenta el cuadro de la siguientepágina.

No podemos en este artículo entrar en profundidaden su explicación y en el debate que la acompañan.Vamos a recoger algunas ideas del recorrido prácticode este viaje poniendo atención a los retos con que

DIALOGANDO ENTRE LOS CIRCUITOS ECONÓMICOS SOLIDARIOS INTERCULTURALESY LOS DERECHOS ECONÓMICOS DE LAS MUJERES. EL CASO DE LOJA

Leticia Urretabizkaia GilHEGOA

1. Aunque no siempre están expresados de manera explícita,como ocurre con la mayoría de las teorías consideradas al-ternativas. Este olvido no puede ser casual y es posible queen su base subyazca la idea de que la lucha por la equidadde género es una cuestión menor (Jubeto y Larrañaga, 2014).

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nos encontramos para que el CESI y la ESS respon-dan, además de a criterios de equidad y justicia, alimperativo de la sostenibilidad de la vida.

El trabajo en Loja

Con ánimo de poder dar respuesta a las inquietudesque motivan este viaje, con la mirada puesta en el te-rritorio, empezamos a reflexionar en torno a las ini-ciativas que se venían realizando en la provincia deLoja, ubicada en el extremo sur de la cordillera ecua-toriana, con una superficie de 10.793 km2 y una po-blación de 448.966 habitantes. La mayoría de estasiniciativas están muy vinculadas a la agricultura, yen concreto a la agroecología, ya que de los 16 can-tones que tiene Loja, 13 son rurales. Teníamos cono-cimiento de primera mano de estas iniciativas graciasa dos proyectos de cooperación que se desarrollaronentre 2011 y 2015 con la meta de promocionar expe-riencias de ESS que contemplaran los derechos eco-nómicos de las mujeres y fortalecer a las y los actoresterritoriales para la construcción de propuestas de po-

líticas públicas.2 Y el propio gobierno provincial deLoja ya nos presentaba algunas pistas sobre la situa-ción de las mujeres al constatar «que las mujeres lo-janas tienen una carga global de trabajo mayor quelos hombres en 20 horas a la semana» y que «casi nose reconoce el aporte y cuidado que ellas desarrollanen el mantenimiento y conservación de los recursosnaturales, así como los conocimientos que tienen so-bre la gestión y uso de los mismos» (GPL, 2014).

Por un lado, organizamos un taller de reflexión con23 mujeres activas en 11 organizaciones lojanas.3 En

2. Propuestas económicas transformadoras en la región andina:vinculaciones entre desarrollo económico local y economíasocial y solidaria, financiado por la Agencia Vasca de Coo-peración para el Desarrollo, y el proyecto Fortalecimientode actores y movimiento de economía social y solidaria enla Región Sur del Ecuador, financiado por la DiputaciónForal de Gipuzkoa.

3. Este taller se tituló «Experiencias de articulación al CESI ysu incidencia en los Derechos Económicos de las mujeres»y se desarrolló en Loja, los días 1 y 2 de diciembre de 2014,con la participación de las siguientes organizaciones: Aso-

Fuente: elaboración propia a partir de contenidos del PIDESC; (Jubeto, Dema y Larrañaga, 2010); y (Jiménez, 2014).

Cuadro 1: A vista de pájaro: Interconexiones entre los principios del CESI y los Derechos Económicos de las mujeres

Artículos del PIDESCPropuesta feminista:

Derechos Económicos de las mujeresPrincipios CESI

Art. 6. Derecho a trabajarReparto equitativo de los trabajos domésticos

y cuidados

Vincularidad entrepersonas

y con la naturaleza

Art. 7. Derecho a condiciones de trabajoequitativas y satisfactorias

Empoderamiento económico.Acceso y control sobre recursos y beneficios

Redistribución

Art. 8. Derecho a unión, organizacióny participación en organizaciones sindicales

Empoderamiento político.Organización y acceso al espacio público

Asociatividad,organización

Art. 9. Derecho a la seguridad socialAutonomía económica de las mujeres como sujetas

de derechos individuales. Recepción de prestaciones sin subordinara las mujeres a la unidad familiar

Construcciónde autonomía

Art. 10. Protección a la familia y a las madresProtección a la familia y a las madres,

sin constreñir a las mujeres al rol de madreReciprocidad

Art. 11. Derecho a un nivel de vida adecuado

Participación de las mujeres en el diseño y controlde las políticas públicas

Complementariedad

Seguimiento de la transversalización del enfoque de géneroen las políticas públicas —incluida la política económica—

Equidad

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él se presentaron las bases teóricas de los CESI y losderechos económicos de las mujeres, intercalandogrupos de discusión para que las participantes pudie-ran contrastar y debatir en qué medida los conceptosaportados se relacionaban con sus vivencias y cuáleseran sus implicaciones prácticas. También aplicamosdos encuestas a 82 mujeres: una sobre indicadores deempoderamiento de las mujeres y otra específica sobreingresos. A continuación destacamos algunos de losresultados de este diálogo de saberes.

Hablan las productoras de saberes

De acuerdo con los datos de las encuestas y los resul-tados de los grupos focales, a grandes rasgos podemosafirmar que la participación de las mujeres en losCESI ha contribuido al avance en el ejercicio de susderechos económicos y en su empoderamiento a di-ferentes niveles, como el económico, el político y elpersonal. Así, las mujeres que han participado enestos procesos ejercen un trabajo productivo que lesgenera mayores ingresos, han adquirido los conoci-mientos y habilidades necesarios para mejorar suscapacidades económicas, sociales y políticas, ha au-mentado su acceso y control de los recursos y benefi-cios, logrando así una mayor autonomía económica,y han ejercido su derecho a organizarse y a participaren el establecimiento, control y seguimiento de laspolíticas públicas. Además, la relativa rapidez en loscambios apunta a que las prácticas de los CESI sonmás efectivas para el empoderamiento de las mujeresque las prácticas económicas convencionales.

No obstante, si ahondamos en el análisis feministade estos datos, observamos que los cambios más pal-pables en las vidas de las mujeres son los directamentevinculados con su participación en los CESI en tornoal trabajo productivo. Otros cambios apreciables, aun-que menos notorios, se producen en ámbitos que cues-

tionan la cultura patriarcal, como es el reparto y re-distribución de nuevas y viejas tareas y la libertad demovimiento que de ello se deriva. El ejemplo másclaro lo presenta el reto siempre pendiente de los es-cenarios y trabajos reproductivos y de cuidados, gra-cias a los cuales se garantiza de manera gratuita e in-visibilizada la sostenibilidad de la vida. Por ello, eneste artículo nos vamos a centrar en resumir algunosde los resultados de este viaje, que analizan en quémedida la participación de las mujeres en los CESIha contribuido a la valoración y reparto de estos tra-bajos al interior de los hogares y al acceso y controlde las mujeres de un recurso esencial para la sosteni-bilidad de la vida y al que se ha prestado insuficienteatención: el recurso tiempo.

Por un lado, en lo que respecta al trabajo reproductivo,las mujeres son conscientes del trabajo que realizanen los hogares y consideran que a lo largo del procesode articulación en CESI se ha avanzado en valorarloy compartirlo en las familias, a partir del diálogo y lanegociación de nuevas reglas. Esto ha repercutido enel bienestar de las relaciones familiares y de las pro-pias mujeres. La propuesta holística e integral quetrae consigo la agroecología puede haber propiciadoestos cambios también en los hogares, en tanto quetrae consigo un cambio de conciencias, relaciones yprioridades. Una de las mujeres nos brinda una fraseque muestra un ejemplo de implicación de hombresy mujeres en el hogar a través del cambio alimenticioy nos permite atisbar las relaciones que pueden existirentre el desarrollo del modelo productivo agroecoló-gico y el modelo reproductivo corresponsable: «Enla alimentación, hombres y mujeres lavan su vajilla yaprender a comer sano».

En el otro lado de la balanza, no parece que una mayorimplicación de las mujeres en el entorno productivosuscite una respuesta equivalente de implicación delos hombres en lo reproductivo en la misma propor-ción. Como afirma una de ellas, «trabajamos igualescon las mismas capacidades, aunque las mujeres se-guimos trabajando más horas en el hogar sin remu-neración». Así, al articularse en CESI, las mujerescontinúan realizando trabajos como «cocinar, limpiary ser madre» —con «condiciones de trabajo mejora-das» gracias a las innovaciones tecnológicas, entreotros factores—, al tiempo que han asumido tareasnuevas que antes no hacían. Ahora, además de pro-ducir agroecológicamente y cumplir con los trabajosde la casa, transforman y procesan los productos, par-ticipan en ferias, manejan cuentas y gastos, lideran

ciación de Apicultores de San Pedro de Vilcabamba (AASPV),Cooperativa de Ahorro y Crédito Las Lagunas (COAC La-gunas), Coordinadora Política de Mujeres del Ecuador(CPME Loja), Movimiento de Economía Social y Solidariade Ecuador (messe Loja), Núcleo Cafetalero de la ComunaHonor y Trabajo de Pózul (NCCHTP), Red Agroecológicade Loja (RAL), Unión Cantonal de Organizaciones Campe-sinas y Populares de Paltas (UCOCP), Unión Cantonal deOrganizaciones Campesinas y Populares de Espíndola(UCOCPE), Unión Popular de Mujeres de Loja (UPML),Unión Mixta Campesina de Puyango y Zapotillo (UMCAPZ)y Unión Popular de Mujeres de Espíndola (UPME).

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emprendimientos económicos y ocupan cargos direc-tivos en las organizaciones. De hecho, en algunos ca-sos no se han podido vencer las resistencias de susfamilias y/o esposos a que las mujeres, al participaren el CESI, pierdan tiempo de cumplir con su trabajoobligatorio en el hogar, por lo que podemos considerarque los CESI han contribuido a mitigar y solucionartensiones preexistentes, pero también pueden generarnuevas en torno a este abandono de los hogares porparte de las mujeres.

Por ello, al plantearse las mujeres si su articulaciónen los CESI ha supuesto cambios en sus tiempos, en-contramos posturas divergentes. Para algunas mujeresha supuesto una carga más, difícil de conciliar conlas ya existentes («Tenemos menostiempo, aumenta el trabajo de casa,el de la chacra, los talleres…»),mientras otras mujeres consideranhaber aprendido en el proceso aadministrar e invertir mejor sustiempos («Tenemos más tiempopara otras cosas, para descansar ypara estar con los hijos»). Las opi-niones diferenciadas en este as-pecto nos muestran que se trata deun tema pendiente, variable segúnlas circunstancias que rodean a laspropias mujeres, en donde las re-des de apoyo mutuo se han con-vertido en un recurso imprescin-dible para atender todos estosfrentes. Una interpretación máspolítica de este hecho es que, porel momento, la responsabilidad deresolver la pobreza de tiempo aún recae sobre las pro-pias mujeres y no es asumida familiar, comunitaria,organizacional o socialmente.

En suma, podemos considerar que los CESI amplíanla oportunidad de las mujeres de acceder a nuevas ta-reas. Sin embargo, esto no significa que se haya su-perado la división de roles tradicional, como afirmauna de ellas: «Se mantiene la división sexual del tra-bajo, hemos mejorado, pero la responsabilidad siguesiendo nuestra». El trabajo productivo en las condi-ciones actuales es un medio necesario para garantizarla autonomía económica de las mujeres, pero no ga-rantiza por sí solo el conjunto de cambios que lasmujeres necesitan. El cambio en las relaciones es latónica dominante de la articulación en torno a losCESI, tanto a nivel intraorganizacional —e interor-

ganizacional— como intrafamiliar e interpersonal;aun así, no se trata de un cambio sencillo ni se da deun día para otro. Si el cambio en el modelo productivoes un proceso que lleva su tiempo y compromiso,otro tanto ocurre con el cambio en el modelo repro-ductivo. A continuación, presentamos algunas de laspropuestas que surgen de este viaje en este sentido.

Y dialogamos las propuestas

Para promover el potencial transformador de los CESIsería necesario incidir en los cambios necesarios enel modelo reproductivo con otras acciones (más alládel margen de maniobra de los CESI), para que avan-cen acompasados con los cambios relacionados con

el modelo productivo. Como he-mos visto, no basta con incidir enel trabajo de las mujeres, sino quese reclama una mayor correspon-sabilidad de los hombres, de lasinstituciones y de la sociedad.

Para avanzar en esta dirección, sedescarta el culpabilizar a los hom-bres, en busca de una reflexión co-lectiva que vaya más allá y cues-tione los modelos de reproducciónsocial. Como afirma una de ellas:«la realidad que estamos viendono es culpa de los hombres. Paraque los hombres piensen y actúenasí, han recibido presión de hacesiglos. Los hombres han sido ob-jeto de manipulación para extenderel capitalismo. Masculinizaron la

naturaleza y el hombre por encima de la mujer […]Muchos hombres también están reprimidos por estasociedad». La asunción de esta responsabilidad re-quiere cambios culturales y actitudinales. Las estra-tegias que parecen haber funcionado para facilitar es-tos cambios al interior de los hogares son el diálogo,la comunicación, la negociación de nuevas reglas parael reparto del trabajo en el hogar, aprender a delegartareas cotidianas y, sobre todo, mucha paciencia.

Ahora bien, frente a estas estrategias que cada mujerpelea casi en soledad con sus parejas y familias, surgela necesidad de elaborar y poner en práctica estrategiascolectivas que acompañen estos procesos. Para apoyarestos procesos de cambio, las organizaciones de ESS,como protagonistas de una propuesta alternativa devida, pueden liderar campañas de sensibilización so-

La asunción de estaresponsabilidad requierecambios culturales yactitudinales. Las estrategiasque parecen haber funcionadopara facilitar estos cambios alinterior de los hogares son eldiálogo, la comunicación, lanegociación de nuevas reglaspara el reparto del trabajo enel hogar, aprender a delegartareas cotidianas y, sobretodo, mucha paciencia.

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bre la responsabilidad de hombres y mujeres en eltrabajo doméstico y de cuidados, particularmenteentre sus miembros, ganando una mayor coherenciaentre el discurso y la práctica. Algunas de las estrate-gias puestas en práctica en organizaciones lojanashan sido la formación en equidad de género, la in-corporación de hombres a la organización, mante-niendo el liderazgo de las mujeres, y la generaciónde espacios de socialización y celebración colectivadonde se ejemplifican nuevas maneras de pensar, sen-tir y distribuir los trabajos. De este modo, es posibleen las organizaciones y comunidades buscar tambiénmodos de redistribución de las cargas globales de tra-bajo, así como el impulso de soluciones asociativas ycomunitarias, como el fomento de las redes de apoyomutuo.

En la misma línea, las redes y movimientos de ESSno deben perder de vista las dimensiones no estricta-mente económicas de los CESI, e integrar de formasistemática en sus iniciativas y encuentros los aspectosdel cuidado y la convivencia en los CESI, como es-pacios eminentemente relacionales. Asimismo, co-rresponde a las instituciones públicas que la erradi-cación de la pobreza de tiempo se convierta en unobjetivo de sus políticas, con el mismo rango con elque se procura luchar contra otras manifestacionesde la pobreza. Esto exige modos concretos y medidaspolíticas y sociales para la reducción de la carga detrabajo de las mujeres, no solo sensibilizar sobre laresponsabilidad social de los trabajos productivos yreproductivos, sino también impulsar políticas públi-cas que comprometan recursos para facilitar los cui-dados de la población a lo largo de las fases de lavida. De forma que cada agente —hombres, mujeres,comunidad, sociedad, Estado— ejerza parte de loscuidados que le corresponden, agotando su margende maniobra y redistribuyendo un trabajo que hastaahora ha permanecido casi exclusivamente en manosde las mujeres.

Solo entonces los CESI cumplirán su misión de servira una economía para el Sumak Kawsay, horizonteque comprende un equilibrio global entre mujeres,hombres y naturaleza, y que requiere para su cons-trucción el empoderamiento de las personas, el forta-lecimiento de sus organizaciones, la articulación dealianzas, la puesta en práctica de opciones alternativasque cuiden la vida y políticas públicas al servicio delas poblaciones que las reclaman.

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Antecedentes

Hace casi cuarenta años, en el Perú se iniciaba unanueva etapa del movimiento feminista desde múltiplesmiradas, iniciativas y enfoques que se fueron multi-plicando y encontrando con el resto de mujeres entoda América Latina.

El Movimiento Manuela Ramos estuvo presente enesa construcción del movimiento feminista desdemayo de 1978, con cuestionamientos y propuestasdirigidas a las políticas públicas que privaban alas mujeres de sus derechos, a decidir sobre suscuerpos, a participar en la vida política, al recono-cimiento del trabajo doméstico y el derecho al plenoempleo y contra todas las formas de violencia haciala mujer. Desde entonces, la economía y el impactoen la vida de las mujeres ha constituido también unimperativo a tener presente, frente a los conceptos,enfoques y acciones que se acordaban desde las po-líticas estatales, iniciativas privadas y en la vidadiaria.

Desarrollo, bienestar, salarios, capital humano y tantosotros conceptos del campo económico fueron repen-sados en colectivo entre mujeres de diferente situaciónsocial y económica y con escaso acercamiento teóricoa la economía y confrontados con la vida cotidiana.Al iniciar la década de los 80, empezamos a conversarcon el concepto de plusvalía y el censo de 1972 fueel instrumento para el análisis de la Población Eco-nómicamente Activa (PEA) y las diferencias en laparticipación de mujeres y hombres. De esa forma,se fue trabajando de la mano de mujeres con escasosrecursos económicos para llegar a resultados, a travésde elementos básicos de investigación, que se con-frontaban con la realidad presente.

Constatar esta situación constituyó un primer pasopara afirmar que la economía no es un asunto solo deentendidos, pues implica la intervención de todos losagentes, como los hogares, instituciones, empresas ygobiernos, que deberían considerar las diferencias de

género, lugar de residencia y edad, y facilitar así a lasmujeres el acceso a recursos económicos.

Esta línea de análisis llevó de inmediato al debateentre el trabajo productivo y reproductivo como ele-mento central, que se expresó en el acuerdo sobre elsignificado del trabajo doméstico, en el Acuerdo apro-bado en el II Encuentro Feminista de América Latinay del Caribe que tuvo lugar en Lima en 1983.

Los primeros diez años de la Organización ManuelaRamos marcaron el inicio de nuestra vinculación conlos derechos económicos de las mujeres. En el propiodiálogo entablado con ellas se fueron identificandolas actividades en que estaban inmersas o que podíandesarrollar para crear talleres específicos y que aten-dieran sus demandas. La voz de las mujeres en Limase orientó principalmente a tejido, costura y artesanía,acompañado del servicio de comidas.

Así, surgieron iniciativas que persisten en la historia:el Taller de Artesanía Mujeres Creativas se creó en1986 y en 1990, la Casa de la Mujer Artesana de Ma-nuela Ramos, hoy referente y punto de venta para laexportación, especialmente de productos elaboradosen Puno.

En este proceso, se constataron las dificultades de lasmujeres para obtener capital y se inició en 1990 unproyecto que permitió a las mujeres tener apoyo eco-nómico, a través de un Fondo Rotatorio, un Banco deInsumos y un Banco de Herramientas, que devinoluego, en 1992, en una experiencia con una organiza-ción internacional para la entrega de créditos indivi-duales.

Hoy se observa con satisfacción que las mujeres que-chuas y aymaras1 de Puno han desarrollado sus habi-lidades en el tejido, al mismo tiempo que fueron cons-

CUANDO DE LO COTIDIANO DEVIENE UNA OPORTUNIDAD

Victoria VillanuevaMovimiento Manuela Ramos

1. Quechuas y aymaras son pueblos originarios de varios terri-torios de América del Sur.

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truyendo una organización, una autoestima y una ciu-dadanía.

La inserción de estas mujeres en la economía ha cons-tituido, por tanto, una puerta abierta para el recono-cimiento de sus derechos, una afirmación de su sermujer y ciudadana con aspiraciones y decisiones detransformar su propia vida y la vida de la comuni-dad.

Por ello, el debate que iniciamos hace casi cuarentaaños no se agota, y este documento expresa ese interéspor abordar nuevamente el análisis de los conceptos,políticas y acciones que se definen en espacios públi-cos —la mayoría de veces sin escuchar la voz de lasmujeres organizadas— para dar vida a formas de re-laciones más armoniosas.

Sin autonomía económica, no hay verdaderaautonomía

El Perú es un país biodiverso, y las mujeres, en susprocesos migratorios, han llevado consigo experien-cias de fogones a leña, batanes y morteros, huertoscaseros y juguetones pollos, gallinas y cuyes2 que seadueñaban de las cocinas y de cuanto espacio conaroma y calor pudieran encontrar.

La mixtura y complejidad de nuestras culturas llega-ban también a través de los tejidos con inspiracionesancestrales, que traducían la variedad y riqueza de laflora, de la fauna y de las constelaciones en el mundoandino, para transformarse en piezas para ser usadaso para el trueque.

A través de los tiempos, estos saberes de las mujeresse convirtieron en sus quehaceres cotidianos, realiza-dos en la esfera privada, en una suerte de historiasanónimas con identidades surgidas de las condicionessociales, de las realidades de cada región y de laspresiones del entorno social. Estos aprendizajes novinieron solos ni por voluntad de las mujeres. Eranaprendidos para dar continuidad a la tradición familiary a las expectativas que se habían formulado familia-res y amigos en la construcción de un destino paralas niñas y ajeno al mundo de sus hermanos varones.

En un principio, no estaba en cuestión la categoría defuerza de trabajo femenina ni el cómo ni cuándo éstasy otras actividades indispensables para la superviven-cia del ser humano se habían iniciado. Menos aúnconstituía un asunto político explicar porqué, en unaabsurda distribución del trabajo, había recaído en lasmujeres un peso muy importante, pero desigual.

Resulta así difícil saber si un delicioso potaje naciócon alegría y creatividad o fue producto de la presiónde los tiempos, de la escasez de productos alimenticioso del reclamo de los comensales. Poco se sabe de lacomplejidad y riqueza que se exhibe en cada platocomo nos comentan, por ejemplo, quienes preparanlos famosos juanes, un envuelto muy parecido al tamalque se come mucho en la selva peruana, todos connombres diferentes. En esa diversidad, las mujeresmarcaron las diferencias al referirse a un tamal de-terminado, explicando con cariño que «este tipo dejuane se envuelve como si fuera un regalo, de formacuadrada».

Así mismo, nos asombran con el lenguaje utilizado,y que es compartido sin mayor discusión, para refe-rirse a las precisiones (o imprecisiones) en los ingre-dientes básicos, en dónde se encuentra la diferenciaque le da el valor total. Al señalar un producto dicen:

Le echas sal al gustoUna pizca de pimientaAgrega el agua necesariaAñade un poquito de ají

Quienes dialogamos con estas mujeres podíamos tenerdudas, que se disiparon frente al entusiasmo que po-nían en cada palabra, dando por entendido que «esta-mos en lo mismo, que nos entendemos».

Del mismo modo, el arte de tejer pudiera parecer queestuviera desde siempre en el mundo de las mujeres aquienes vemos en imágenes, con el huso, el telar o lospalitos de tejer, en las sierras andinas a cuatro mil me-tros de altura. El abrigo es esencial en los climas fríos,y se recurre a los animales del entorno, como la alpacao la oveja. Desde temprana edad, puede verse a las ni-ñas hilando, mientras cuidan su rebaño de ovejas yentonan una canción en ese cotidiano vivir en las al-turas. Ignorado está el cuidado diario y preocupaciónen la crianza de sus animales, sobreviviendo al fríoestoicamente, para luego pasar al esquilado, lavado ysecado de la lana con la calidad requerida para ser te-jida. Este proceso de la transformación de la lana en

2. El cuye es una especie híbrida doméstica de roedor, resultadodel cruce de varias especies del género cavia realizado en laregión andina de América del Sur.

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abrigo se aprende alrededor del fogón, con el acom-pañamiento de las figuras femeninas en escena y apro-piándose día a día de las características que pide elmercado. Esto es un proceso difícil, como nos explicaFlora Gutiérrez, de Puno, Perú:

Bastante dificultoso ha sido llegar a la calidad que pi-den. No siempre en la primera vez nos ha salido todoperfecto, hemos desatado dos, tres veces, para poderllegar a las medidas, a la calidad que piden.

Las largas horas dedicadas a este aprendizaje no sonde conocimiento público, menos aún las condicionesen la casa, compartiendo el tejido con otras tareasque no esperan turno, y, a pesar de todo, ahí están losmanteles blancos, pulcramente doblados, protegiendoen su interior el tejido iniciado.

A través de estas actividades tradicionales, las mujeresmostraron al mundo que podían ser, y lo son, el motorde la producción y del desarrollo. Pusieron en evi-dencia que no hay ser humano que no requiera unplato de comida y un poco de abrigo para cubrirse, ylas mujeres que así lo entendieron le pusieron arte,persistencia y arrojo.

La cocina y el tejido, por señalar solamente dos acti-vidades económicas de las mujeres, se han convertidoen una fuente de ingreso y de prestigio nacional e in-ternacional, con reconocimientos y premios por do-quier. Son dos actividades de la vida cotidiana en lasque intervienen elementos centrales de la producciónagrícola y ganadera, del arte y de la cultura, de lasalud nutricional y de la economía nacional, que na-cieron y transcurrieron en las esferas domésticas yque fueron convirtiéndose en pilares del desarrollo.Además de generar ingresos, dieron valor a nuestrarica producción biodiversa y a la importancia de larecuperación de nuestras identidades.

Ciertamente, el camino ha sido arduo y realizado enla oscuridad del hogar, sorteando numerosas ocupa-ciones y, casi siempre, sin reconocimiento ni pagoalguno hasta que han logrado ingresar al espacio pú-blico, particularmente la cocina, cuya expropiaciónpor el mundo masculino fue notoria. Así pudieronllegar al mercado, en donde el producto cobró valor,se hizo visible y constituyó una oportunidad para queesa y otras tareas de la esfera doméstica pudieranocupar un lugar como cuenta satélite en el presupuestonacional.

En el mundo rural, es importante también resaltarque la mujer ocupa un rol primordial en la agriculturafamiliar. Se estima que hay 700 mil mujeres produc-toras, el doble de hace dos décadas, pero con las li-mitaciones que existen en la titularidad rural, que nopermite el acceso a la mayoría de mujeres para ga-rantizar su seguridad jurídica y para invertir en suspredios y tierras comunales. Las mujeres rurales tie-nen también un nivel educativo bajo, que limita suacceso a la capacitación y asistencia técnica, a loscréditos y títulos de propiedad.

En relación a esta situación las Naciones Unidas de-clararon en el 2011 el Año internacional de la agri-cultura familiar: seguridad alimentaria, que ha ido di-rigido a modificar esta situación.

Sobre la cuenta satélite y la Ley 29700

En el Perú, como en otros lugares del mundo, el trabajoen el hogar no ha sido remunerado ni reconocido, apesar de ser una demanda sistemática del movimientofeminista. Sus demandas pasan por el reconocimientodel trabajo que se realiza en el ámbito privado para lasatisfacción de las necesidades básicas de la poblacióny, por tanto, fundamental para el funcionamiento dela economía del país, insistiendo en la interdependenciaentre las actividades domésticas no remuneradas y lasactividades de mercado.

En el II Encuentro Feminista de América Latina y delCaribe, realizado en Lima en 1983, se acordó esta-blecer el día 22 de julio como el día del Trabajo Do-méstico, en concordancia con los acuerdos de la Con-vención Internacional contra todas las formas deDiscriminación contra la Mujer (CEDAW), vigentedesde 1979, y, en particular, su Recomendación Gene-ral N.º 17 de 1991, que destaca la necesidad de pro-mover la medición y cuantificación del trabajo do-méstico no remunerado de la mujer (TDNR).

Trascurrieron algunos años para que el Estado perua-no, a través del Instituto Nacional de Estadística e In-formática (INEI) y a partir de una metodología parti-cular, pudiera determinar el tiempo de trabajo querealizan tanto la mujer como el hombre en el hogar.Esta metodología se aplicó en la interpretación de laI Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (ENUT 2010),el más importante estudio en el Perú que mide la can-tidad de horas que hombres y mujeres mayores dedoce años dedican a las tareas del hogar.

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Posteriormente, en el mes de junio de 2011, se aprobóla Ley 29700, que ordenó al Poder Ejecutivo crearuna Cuenta Satélite del Trabajo Doméstico No Re-munerado dentro de las Cuentas Nacionales. Esto hapermitido definir el valor que tendría el trabajo do-méstico si fuera pagado.

Los resultados y las respectivas sorpresas no se hi-cieron esperar. Los datos indicaron que las mujerestrabajan dos tercios más que loshombres en el hogar y que las mu-jeres rurales trabajan 10,06 horasmás a la semana que las mujeresde las zonas urbanas. En relacióna los hombres, las mujeres ruralestrabajan 26,58 horas más que loshombres rurales y 32,40 horas másque los hombres urbanos.

De la misma manera, se llegó a laconclusión de que el valor del tra-bajo no renumerado en el Perú re-presenta casi la totalidad de lo quese produce para el país en cons-trucción, manufactura y minería, aproximadamenteun 25% del Producto Bruto Interno.

Este estudio ha permitido conocer que el 25% de loshogares peruanos tiene a una mujer como jefa de ho-gar, es decir, como la persona que se hace cargo to-talmente de la familia y que realiza su trabajo de ma-nera gratuita y sin vacaciones ni prestaciones sociales.

Por otro lado, esta atención en las actividades domés-ticas no remuneradas ha permitido identificar la lla-mada política del cuidado, que implica la atencióndiaria y permanente no solo de las hijas o hijos demenor edad, sino, y de manera muy importante, delas personas de mayor edad que integran la familiaextensa y las personas en situación delicada de saludo con un grado de discapacidad, sea cual fuere.

Este resultado es sumamente importante, pues ha evi-denciado el cuidado como un componente fundamen-tal en la economía y que marca un hito en el Perú.

La economía y sus diferentes interpretaciones

Se entiende la economía como una ciencia social queestudia la manera en que las sociedades organizanlos recursos para satisfacer las demandas de la pobla-

ción, sean éstas de carácter individual o colectivo.Recientemente, se ha aceptado la importancia de es-cuchar voces diversas y, especialmente, de dar un es-pacio en el debate a las personas involucradas, aunquecon limitaciones.

Este ha sido el caso de de la mitad de la poblaciónque no ha sido y, por lo general no es, motivo deatención especial en las definiciones económicas.

En los últimos tiempos, ha habidoun mayor ingreso de mujeres a ac-tividades económicas e inclusiveen zonas rurales han logrado desa-rrollar emprendimientos económi-cos. Sin embargo, la mayoría semantiene en el sector informal,producto del poco acceso a la in-formación por razones diversas,como pueden ser las trabas parallegar a la educación formal, porsu ubicación en zonas geográficasapartadas y con pocos recursos ycon una débil presencia del Estado.

Además, existe una distancia motivada por ser partede una población que tiene lenguas y costumbres di-ferentes a la hegemónica de la sociedad peruana.

No obstante, las mujeres, en particular las mujeresrurales andinas y amazónicas, tienen en su haber laacumulación de saberes ancestrales y la capacidad denegociación en su mundo privado, que lo hacen ex-tensivo al mundo público.

Aunque existe una gran diversidad entre las mujeres,se encuentran semejanzas, producto de su ubicaciónen la sociedad y enfrentadas a los problemas de latierra. Esto, unido a la persistente privación de dere-chos, que va de la mano del ejercicio masculino delpoder, ha propiciado en las mujeres de todas las cul-turas un rasgo común. Han desarrollado la intuiciónpara conocer y reconocer las múltiples situacionesque se producen y poder construir una capacidad depersistencia para poder resistir y poder sortear losobstáculos que encuentran en el camino.

El enigma del trabajo doméstico

A partir de la oportunidad de poder visibilizar el valordel trabajo doméstico en el Perú —llevado a cabo porel Instituto Nacional de Estadística e Informática—,

Este estudio ha permitidoconocer que el 25% de loshogares peruanos tiene a unamujer como jefa de hogar, esdecir, como la persona que sehace cargo totalmente de lafamilia y que realiza su trabajode manera gratuita y sinvacaciones ni prestacionessociales.

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surgió la dificultad para identificar el valor del TrabajoDoméstico no Remunerado. Se trataba de un reto queno podía basarse en los conceptos económicos ordi-narios. Era necesario crear nuevos métodos para llegara una realidad cotidiana y se consideraron tres cami-nos que, de forma articulada, podrían acercarse a esevalor.

En primer término, se consideró la remuneración querecibían los y las trabajadoras del hogar y se puso demanifiesto que este sector, que, si bien está protegidopor la ley, tiene menor remuneración y en generaltrabaja en la informalidad, lo que conlleva a una au-sencia de mecanismos de protección.

En segundo nivel, se consideró a los especialistas enlas actividades que realizan, y este nivel otorgaba unavaloración más alta, muy diferente a la que recibía latrabajadora del hogar.

La tercera vía fue denominada categoría híbrida, quecomo su nombre indica, refleja la complejidad deltrabajo doméstico.

No obstante, estos resultados, a partir de un estudiode una instancia oficial del Estado, requieren tambiénde respuestas acordes con ellos; es decir, políticaspúblicas coherentes con el enfoque de derechos—todas las personas tienen derecho a la autonomíaeconómica y a realizar un trabajo en condiciones de-centes— y el enfoque de cuidados —todas las perso-nas tienen el derecho a ser cuidadas, a cuidar y a cui-darnos—. La política de cuidados cuenta en laactualidad con la Ordenanza de Puno y la Resoluciónde la Alcaldía de Lima.

En la actualidad, nos toca vivir una supuesta moder-nidad con escasez, porque el abastecimiento de bienespara la subsistencia precisamente viene del campo,que no recibe la atención necesaria para sobrevivir,mientras que las mujeres conforman un componenteimportante de la agricultura familiar y de la sosteni-bilidad de la vida.

Hay evidencias públicas y notorias del aporte de lasmujeres a la economía en todos los niveles. Se hapuesto de manifiesto que la cocina, el tejido y otrasactividades domésticas son fundamentales para per-mitir que la persona pueda seguir viviendo, aportandoa la investigación, con trabajo digno y buscando lafelicidad, como lo viene demostrando hasta ahora.Todo ello, a pesar de las dificultades para acceder alconocimiento y a la tecnología, debido al escaso ac-ceso que han tenido a la educación formal y al lugargeográfico en que residen, con lenguas y costumbresdiferentes.

A pesar de los obstáculos, las mujeres han encontradocaminos en colectivo que les han permitido salir delaislamiento y poder compartir problemas cotidianos.En las organizaciones, las mujeres han encontradocompañeras de ruta para romper barreras, abrir caminospara saber más y atreverse a aprovechar las oportuni-dades. Han incursionado en diferentes líneas de pro-ducción, de los servicios o del comercio, apoderándosede lo que su entorno y su capacidad les permitían.Han mostrado el coraje y la esperanza, poniendo demanifiesto su visión holística de la vida. ■

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E l Ecuador se caracteriza por tener una poblaciónmultiétnica, en donde podemos encontrar grupos

de población indígenas de catorce nacionalidades dis-tintas,1 afro-descendientes, mestizos, montubios y enun menor número poblaciones de otras etnias, lo quehace que sea un país con una riqueza cultural incal-culable. Cuenta con una población2 de más de catorcemillones de habitantes, en donde el 49,7% son muje-res, las mismas que trabajan 70,39 horas semanales,de las cuales, el 31,49% no son remuneradas. Su di-versidad geográfica, desde las altas montañas de laSierra en donde está el volcán Chimborazo con 6.310msnm, la costa con sus playas y la Amazonía hasta laregión insular de Galápagos, una de las principalesmaravillas del mundo, hace que sea un país muy ricoy diverso en la producción agropecuaria.

Ecuador depende de los ingresos que provienen de laexplotación del petróleo, lo que lo convierte en unpaís con una economía frágil. Sin embargo, cuentacon una gran diversidad de productos alimenticios,que permite garantizar la soberanía alimentaria de supoblación. A pesar de ello, es un país muy inequita-tivo, sobre todo en las zonas rurales, fundamental-mente en lo relativo al acceso a los medios de pro-ducción, como la tierra, el agua y el crédito, quesiempre han sido y siguen siendo limitantes priorita-rios para el desarrollo de la agricultura familiar cam-pesina. Esto ha producido en la actualidad la plurali-dad de actividades desarrolladas dentro de la familiarural, es decir, que no viva únicamente de la agricul-tura, sino que tenga que realizar actividades comple-mentarias.

Estas inequidades han provocado una expulsión im-portante de la población masculina y de la gente jovendel campo a las ciudades, adonde van a vender la

mano de obra en el sector de la construcción y el sec-tor agrícola como jornaleros o trabajadores ambulan-tes, ámbitos en donde no poseen ninguna seguridad.La emigración a Europa y Estados Unidos por motivosde trabajo también se ha convertido en un fenómenomuy repetitivo, lo que ha traído como consecuenciadiversos problemas sociales adentro de las familias,en donde los niños y niñas se quedan al cuidado deotros miembros cercanos.

Otro aspecto que ha afectado de manera importanteal contexto es el debilitamiento de las organizacionessociales que luchaban por el acceso a los medios deproducción y la defensa de una agricultura familiarcampesina. Esto ha producido una desvalorización yfragmentación del sector, que se enfrenta a un mer-cado desfavorable dominado por los intermediarios,que sí se encuentran organizados. Por otro lado, enlos últimos años, las políticas públicas por parte delEstado hacia el sector agrícola se han centrado en laproducción agroexportadora, que únicamente ha fa-vorecido a los grandes productores de productos comoel banano y la palma africana.

Imbabura, territorio de la experiencia

La experiencia que se desarrolla dentro de este artículose ubica en la Sierra Norte del Ecuador, en la provinciade Imbabura, con una superficie de 4.559 km2, endonde la zona rural representa en promedio el 87%de la población de la provincia, que cuenta con untotal de 400.350 habitantes. En esta región, la fuenteprincipal de empleo es la agricultura, que representaun 28% del total , seguida de la manufactura y el co-mercio.

Es importante resaltar el peso del empleo informal,que representa las dos terceras partes de la poblacióneconómicamente activa dentro de Imbabura, lo queimplica una inseguridad en el acceso a recursos eco-nómicos, pero también a otros servicios básicos, comola salud y la seguridad social.

MUJER RURAL: NUEVOS ROLES EN LOS PROCESOS ALTERNATIVOS DE COMERCIALIZACIÓN DIRECTA

Rosa MurilloMovimiento Economía Social y Solidaria del Ecuador, MESSE

1. Cada nacionalidad tiene su propia característica en cuanto asu idioma, vestimenta, costumbres, alimentación…

2. Información del Censo de Población y Vivienda del 2010realizado por el INEC (Instituto Nacional de Estadísticas yCenso).

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Hay que trabajar hasta morir, porque si no, no tenemosqué comer ni con qué vestirnos»

(Testimonio de un agricultorde una comunidad de Imbabura)

En la provincia, los medios de producción están enmanos de pequeños y medianos productores, que re-presentan el 11,2% en el caso de la tierra y el 28% enel caso del agua. Esto implica que la gran mayoría seencuentra en manos de grandes terratenientes, las em-presas y el Estado. El territorio de la experiencia,está constituido por zonas muy vulnerables, debido ala extensión de la frontera agrícola sobre tierras altas,lo que pone en riesgo las zonas de páramo, que sonreservas de agua que presentan graves problemas deerosión y de una baja capacidad productiva de lossuelos.

En este contexto, la situación de las mujeres es muydifícil, sobre todo para las mujeres rurales indígenas,que están marcadas por un proceso histórico de ex-clusión que se constata en el caso de la educación, endonde las tres cuartas partes de la población analfabetason mujeres.

En general, la mujer rural tiene una fuerte carga detrabajo, pues tiene que dedicarse a los trabajos de lacasa, el cuidado y educación de los niños y el trabajoagropecuario y, en la mayoría de los casos, tiene queestar al frente de la toma de decisiones, aunque ellono implica su reconocimiento en la comunidad.

A partir del 2009, en la zona de la Sierra Norte deImbabura, la sociedad civil, con el apoyo de los mo-vimientos sociales, como el Movimiento de EconomíaSocial y Solidaria del Ecuador,3 MESSE, y algunasorganizaciones no gubernamentales y organizacionesindígenas y de población afro-descendiente,4 han ve-nido desarrollando iniciativas de comercializaciónque permitan, sobre todo a la mujer rural, jugar unnuevo rol dentro de su familia y la colectividad. Estasiniciativas han sido formadas por un 80% de las mu-jeres rurales de distintos pueblos originarios (PuebloNatabuela, Karanki, Kayampy, Pasto y Otavalo), queson parte de la nacionalidad Kichwa de la sierra nortedel país.

Su principal misión es ir construyendo procesos or-ganizativos que promuevan la soberanía alimentariay comunitaria y la preservación de los saberes me-diante el diálogo y el inter-aprendizaje. Entre los sa-beres que se intentan reforzar se encuentran el manejoy preservación de las semillas propias o nativas, eluso de las plantas para la salud y la alimentación delos animales, el uso de prácticas tradicionales para elcuidado de los animales y vegetales (como el uso delos ciclos lunares de acuerdo al tipo de actividad quese realice), así como el fortalecimiento del trueque ointercambio como un mecanismo alternativo basadoen la necesidad y no en la relación comercial moneti-zada.

La construcción de relaciones humanas y solidariasentre el campo y la ciudad es otro de los objetivosque intenta modificar los procesos desarrollados enla última década, que originaron relaciones muy dis-tantes entre productoras y consumidores. Esto se hatraducido en diversas propuestas que van más allá dela simple acción de compraventa, como son la reali-zación de giras de observación en las fincas con los ylas consumidoras, charlas de consumo responsable ydegustaciones de productos, resaltando la importanciade conocer el origen de los alimentos, quiénes losproducen y cómo son producidos.

Para posibilitar el acceso a los espacios públicos ypoder comercializar sus productos, la mujer rural hatenido que pasar por situaciones de conflicto, tantoen el ámbito privado, al interior de su familia, comoen el exterior, en un intento de lograr el ejercicio desus derechos, a pesar de contar con un marco jurídicofavorable constatado en la Constitución y en la LeyOrgánica de Soberanía Alimenticia.

A nivel interno, se ha producido una lucha desde lomás profundo como individua, al no saber cómo en-frentarse a un espacio desconocido, como son las ciu-dades y sus actores. Se generó, además, una incerti-dumbre al no saber si sus salidas semanales representanun apoyo dentro de la comunidad y de la familia o siel dejar «su casa e hijos solos» se veía como un aban-dono. El otro eje de lucha de las mujeres ha sido la lu-cha por una producción alternativa, natural y agroe-cológica, priorizando el derecho a la vida de los sereshumanos y de la pachamama,5 frente a un modelo de

3. <http://www.messe.ec/>4. La Federación de Pueblos Kichwas de la Sierra Norte del

Ecuador (FICI), el Consejo de Comunas Campesinas deMontufar (CCM) y la Federación de Comunidades y Orga-nizaciones Negras de Imbabura (FECONIC).

5. Pachamama significa «madre tierra» en las lenguas de lospueblos originarios aimara y quechua.

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monocultivo y uso de agroquímicos, manejado en sumayoría por los hombres y demandado por los merca-dos convencionales del sistema de la revolución verde.

A nivel externo, la lucha por la búsqueda de espaciosseguros y dignos para la generación de los intercam-bios solidarios o ferias ha sido uno de sus mayoresretos, al igual que la generación de la confianza delos consumidores/as para responder a la compra delos productos. Aquí el mayor trabajo fue realizadopor un grupo de directivas —el 95% fueron muje-res— que participaron en las reuniones barriales, pa-sando por muchas humillaciones con las autoridadescuando mencionaban frases como «los campesinosdañan el ornato de las ciudades», enfrentamientoscon policías municipales, días de espera de horas yhoras para ser recibidas por autoridades, etc. Este tra-bajo no hubiese sido posible sin la presencia de lasorganizaciones y la perseverancia de las dirigentasque buscaban una alternativa para los productores yproductoras de las comunidades.

En la actualidad, se han generado varios espacios decomercialización, como las ferias y los puntos deventa, que han permitido a las mujeres un empodera-miento de sus nuevos roles. Estos espacios les hanpermitido visibilizar sus prácticas y saberes, crear re-laciones humanas entre los productores y consumido-res y entre las mismas productoras de distintas zonasy generar ingresos económicos ($280/promedio men-sual) mediante las ventas de sus productos, que anteseran desvalorizados por los mercados convencionales.Además, se ha generado una mayor integración de lasfamilias en las labores de producción y comercializa-ción, ya que sus esposos e hijos las han ido acompa-ñando en estos procesos. Lo más importante de esteaprendizaje ha sido, por tanto, la visibilización de susprácticas, su cultura y su identidad, ya que son lasportadoras de generación en generación de valores yprincipios en torno a la economía solidaria.

Dentro de estos espacios, prevalecen por tanto losprincipios de solidaridad, reciprocidad, compromiso,respeto a la pachamama y a las y los consumidores,así como la honestidad con respecto a los discursosque se practican dentro de los espacios en relacióncon la forma de producir, al precio y al peso justo.

Si bien es cierto que esto ha permitido que las mujeresse sientan con autonomía y ha mejorado su autoestimay empoderamiento en los procesos, la carga de trabajopara la mujer rural ha aumentado. Además de su tra-

bajo con la familia, la finca y la comunidad, tiene quefortalecer sus capacidades en el ámbito de la vincu-lación con el mercado y «salir a cumplir otros roles».El acceso a los mercados alternativos produjo un au-mento en el horario de trabajo en un promedio de 8horas más por semana, debido a que tienen que pre-parar los productos para la venta (lavar, hacer atadospequeños, colocarlos en materiales adecuados) de unaforma muy diferente al mercado convencional, dondeúnicamente se cosecha y se extrae.

Por todo ello, es necesario que las políticas públicasse apliquen en los territorios para el fomento y apoyoa la producción limpia y agroecológica, apoyo a laagricultura familiar campesina, redistribución de latierra, el acceso a mercados alternativos y el apoyo alas iniciativas de los sectores de la economía solidaria,entre otros. Tal y como se resalta en la Constituciónecuatoriana y en las leyes vigentes, debe haber unrespeto a los procesos de las organizaciones, defi-niendo los roles de las instancias de apoyo.

De la misma manera, debido a la feminización de laagricultura, deben crearse políticas públicas diferencia-das para apoyar a este grupo de productoras. Tienenque promoverse acciones reales como: la innovaciónde herramientas para la producción y comercialización,adaptadas y adecuadas para su manejo, favorecer eldiálogo de saberes entre mujeres rurales de los distintosterritorios, apoyar la economía del cuidado, para quelas mujeres puedan fácilmente acceder a formaciones,apoyar la creación de cajas de ahorro solidarias para elotorgamiento de créditos, favorecer el diálogo de saberesentre productores y consumidores mediante intercam-bios, así como visibilizar las prácticas que promuevanel sostenimiento de la vida y de los alimentos y la dota-ción de espacios de comercialización dignos y adecua-dos, tanto para productoras como para consumidoras.

No queremos que el sacrificio de muchos desde lossectores organizados se pierda, por lo que afirmamosque la mejor manera para homenajear a las familiasrurales y para que vivan dignamente de la tierra esasegurándoles el acceso a la tierra, al agua, a los mer-cados, al crédito. Sólo este tipo de políticas puedegarantizar a largo plazo la soberanía alimentaria delos pueblos y vivir dignamente, conociendo lo que seproduce y lo que se alimenta. En caso contrario, esta-ríamos condenando al país a vivir de una producciónexterna, en donde las semillas y los saberes desapa-recerían a fuerza de un sistema que obliga y expulsaa salir de los territorios. ■

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El amor y el compromiso por una y por las/los demásrecrea la buena vida, el allin kausay, el sumaq kau-say… vivir bien no es tener cosas, es construir amor yrelaciones de confianza y reciprocidad, desde la salud,la organización, la educación y cualquier esfera de lavida, desde lo más «técnico» hasta lo más «domés-tico».

Rita Carrillo Montenegro(educadora)

Existen saberes creados y recreados desde muchosgrupos pequeños, en muchos lugares pequeños, con

ancestralidades diversas y desde economías que vanmás allá de las racionalidades del mercado hegemónicocapitalista; muchas de ellas iniciadas, nutridas y soste-nidas por mujeres. Registros pocos, memorias más ora-les que escritas, muchas no reconocidas e invisibiliza-das. Presentes en todos los territorios, pero en generalpoco conocidas y reconocidas por la sociedad; y menosaún en el espacio universitario.

Hay una gran brecha entre universidad y sociedad.Una constatación en su formación es que aleja a las ylos estudiantes de sus comunidades y lugares de origeno peor aún, contrapone de manera expresa los saberesque portan y heredan de sus familias con los saberesde las comunidades científicas existentes dentro de launiversidad. De esa manera van estableciendo jerar-quías con base en modelos y estereotipos foráneos,provocando su desvinculación y desarraigo con loslugares donde nacieron, reproduciendo mecanismosde dependencia cultural, científica y tecnológica. Esteconjunto de elementos entra en contraposición con lademanda de reconocimiento creciente que reclamanlas varias tradiciones culturales y los saberes que po-seen, existentes en las sociedades latinoamericanas.

Es que la universidad, en particular la latinoamericana,posee predominantemente un carácter monocultural,porque busca en su mayoría reproducir el patrón dedominación moderno colonial eurocéntrico y afrontatensiones profundas con sus sociedades, caracterizadaspor la heterogeneidad estructural y cultural.2

Desde el principio de la «ecología de saberes» quepropone Boaventura de Sousa Santos, debería darse«la promoción de diálogos entre el saber científico yhumanístico que la universidad produce y los sabereslegos, populares, tradicionales, urbanos, campesinos,provincianos, de culturas no occidentales (indígenasde origen africano, oriental, etc.) que circulan en lasociedad» (Germaná, 2013, p. 17).

Queremos centrar nuestra reflexión en la experienciadel Seminario de Economía Social, Solidaria y Po-pular (SESSP) de la Facultad de Ciencias Sociales(FCCSS) de la Universidad Nacional Mayor de SanMarcos (UNMSM), un grupo de investigación creadoen el 2012, con motivaciones y apuestas individualesde docentes3 —que convergen en trayectorias de in-vestigación e intervención en el campo de la econo-mía social, solidaria, popular, comunitaria, de loscuidados, etc.— que han dado pie a un proceso deinstitucionalización en permanente desafío del diá-logo de saberes como instancia de reflexión y acciónacadémica, que congrega a docentes, estudiantes y

UNA EXPERIENCIA DE DIÁLOGO DE SABERES EN CLAVE DE ECONOMÍA SOLIDARIA Y GÉNERO

Ela Pérez Alva1

Universidad Nacional Mayor De San Marcos y Observatorio ESS

1. Educadora popular y activista feminista autónoma. Docenteinvestigadora del Departamento Académico de Trabajo Sociale integrante del grupo de investigación Seminario de Eco-nomía Social, Solidaria y Popular de la Facultad de CienciasSociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos,de Lima (Perú).

2. Tensiones como parte del conflicto entre tendencias de reo-riginalización cultural y represión/reabsorción que Quijano(1997) considera han impregnado nuestra más profunda ex-periencia histórica, porque no solamente subyace a nuestrosproblemas de identidad, sino que atraviesa todas nuestra his-toria, desde el comienzo mismo de la constitución de Amé-rica, como una tensión continua de la subjetividad, donde elcarácter del imaginario y de los modos de conocer y de pro-ducir conocimiento son una cuestión abierta y conflictiva.

3. Luis Montoya y César Germaná, con quienes fuimos cóm-plices desde el inicio, sumando desde nuestros quehaceres,redes, diferencias y sobre todo nuestra persistencia, apuestasy cariño por esta universidad que nos ve crecer.

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representantes de organizaciones y movimientos so-ciales.4

La UNMSM5 es la universidad pública más antiguade América, fundada el 12 de mayo de 1551 en laciudad de Lima, Perú, mucho antes que la constitucióndel Estado peruano, creado el 28 de julio de 1821. Ycon esa antigüedad constituye viejos y nuevos puntosde encuentro entre actores diversos, de procesos ytendencias determinadas, desde libretos escritos mu-chas veces desde fuera o más allá de la universidad,enmarcados en estructuras no sólo ancladas en lo lo-cal, sino además lo nacional y hasta lo global. A suvez, expresión de disputa y confrontación de intere-ses.

En las siguientes páginas compartiremos reflexiones,cuestionamientos, críticas y propuestas que en estetiempo nos interpelan.

Partimos remarcando que desde la concepción y gestadel Seminario se desenvolvieron diálogos con docen-tes y estudiantes de otras facultades, pero sobre todocon organizaciones y movimientos sociales, con lafinalidad de iniciar coordinaciones conducentes a es-tablecer vínculos y crear lazos de confianza para tra-bajar como aliados y aliadas. Esto no fue sencillo,suponía aprender y desaprender desde dos lados paraacortar distancias. Como universidad: poner en jaquela verdad académica, afinar la audición para escucharcon apertura, cuestionar mitos, prejuicios, creenciasy supuestos, entre otras limitaciones que iban apare-ciendo en el andar. Como organizaciones: considerarque es posible una universidad dialogante que salgade las aulas, estar dispuestas a compartir sus saberesproducidos desde prácticas diversas. En este proceso,privilegiamos dar voz a las mujeres que hacen parte

de la experiencia desde diferentes roles, acciones,cargos, comités, etc.

Por esto, fue importante la creación del Consejo So-cial,6 cuya partida de nacimiento fue suscrita en ce-remonia pública en marzo de 2014. Integrado por:La Confederación Nacional Agraria (CNA), la Con-federación Campesina del Perú (CCP), la Coordina-dora Nacional de Pequeños Productores de ComercioJusto del Perú (CNCJ-Perú), la Central Interregionalde Artesanos del Perú (CIAP), la Federación Nacionalde Mujeres Campesinas, Artesanas, Indígenas, Nativasy Asalariadas del Perú (FENMUCARINAP), el GrupoRed de Economía Solidaria del Perú (GRESP) y elGrupo Género y Economía. Un año después, el 2015,se integra la Central Café y Cacao del Perú; y haciafines del 2016, dos organizaciones solicitan tambiénsumarse: la cooperativa de ahorro y crédito San Hila-rión, una de las más grandes del Perú, y la AsociaciónNacional de Productores Ecológicos (ANPE).

A partir de esta fecha y hasta la actualidad, se abreuna relación intensa y diversa con ellas, expresada enla implementación de prácticas pre-profesionales, ela-boración de reportes de investigación, acción, tesis,diseño de planes estratégicos, formulación de proyec-tos de desarrollo, realización de audiovisuales, activi-dades de extensión universitaria y proyección social,organización de labores de voluntariado universitarioy ferias, entre otras. Consideramos que estamos ani-mando un conjunto de actividades que, en el marcode la experiencia, aspiran potencialmente a desenvolverrelaciones descolonizadas; y que además ponen espe-cial atención a «mirar con lentes de género» la recu-peración de memoria y relaciones que se desenvuelvenentre dirigentas y jóvenes universitarias (os).

Destacamos que esta discusión entre universidad ysociedad no es nueva en la reflexión latinoamericana.Coraggio,7 desde su crítica al economicismo-utilita-4. Lo paradójico es que fue desenvuelta en medio de la crisis

institucional de la universidad generada por las tensionesderivadas de disputas y correlaciones de fuerza en diferentesniveles, agudizada de manera extrema entre el 2010 y 2011,en el caso particular de la FCCSS, al no contar con Decano(a)elegido(a) y haber tenido cinco encargados (2010-2016). Re-cién en julio del 2016 ha sido elegida una autoridad recono-cida hasta el 2020.

5. Cuenta con 20 facultades y 62 carreras profesionales degrado, 28 doctorados y 96 maestrías, fuera de diplomaturasy segundas especializaciones. Tiene, según información dela Asamblea Nacional de Rectores (2011), una población de28.645 estudiantes de grado y 53.108 postulantes en prome-dio compiten cada año por 5.781 vacantes que pone a con-curso.

6. El Consejo Social del Seminario y Observatorio de ESSP esdefinido como «un órgano colegiado que cumple un rol deasesoría y facilitador del diálogo, la articulación y la coope-ración entre la universidad y las organizaciones y movimien-tos sociales».

7. Antes, existieron también esfuerzos centrados en la relaciónentre universidades, trabajadores y cooperativas, lo que Pas-tore (2010) llama la economía social tradicional o histórica,desde la perspectiva de la implementación de programas deformación, experiencias de extensión universitaria e investi-gaciones dedicadas a las cooperativas, la participación delos trabajadores y la autogestión obrera. Otros casos emble-

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rismo característico del planteamiento neoliberal ydesde donde sustenta una lectura alternativa de la uni-versidad y sus relaciones con la sociedad y la econo-mía, apertura la posibilidad de nuevos desafíos paraella hacia el futuro. Comparte además la tesis de quees necesario que la universidad deje de reproducir, ysostener, el paradigma del desarrollo y la moderniza-ción, dando cabida a la descolonialidad del poder yel saber, así como a propuestas descolonizadoras comoel Buen Vivir8 (Coraggio, 2002).Y donde «Es preciso que haya su-jetos colectivos comunitarios y so-ciales que planteen sus necesida-des de formación, conocimiento yservicios en una relación dialógicainstitucionalizada pero abierta a lainnovación y el aprendizaje (...)»(Coraggio, 2014, p. 5).

La preocupación por superar el es-tablecimiento de jerarquías es per-manente y está presente en cadapaso y en el conjunto de las acti-vidades que desenvuelve el Semi-nario. El Consejo Social, en símismo, es un mecanismo de eva-luación permanente y un desafíoconstante para lograr fortalecer relaciones paritarias,identificar asimetrías y evitar reproducirlas. Intenta-mos que no sea una declaración de buenas intenciones,sino una práctica real nutrida de la vida social y, porlo tanto, cuestionadora de relaciones de poder en elespacio público y en el cotidiano. Estos esfuerzos, engran medida, exhiben también apuestas éticas y lavoluntad necesaria para desenvolver una vinculacióndiferente, ingredientes necesarios en todo procesohistórico social humano que apueste por el BuenVivir.9

También desde el Seminario se busca generar las con-diciones y sensibilidad suficientes en la comunidaduniversitaria para tejer estas relaciones dialógicas ins-titucionalizadas, abiertas a la innovación, el aprendi-zaje y que vayan más allá del canon epistemológicode carácter eurocéntrico.

Partimos del hecho que las y los actores que hacencarne de la economía social, solidaria y popular son

experiencias vivas que construyensus propios derroteros desde susdinamismos intensos y particula-res, que abren varias posibilidadesde relaciones en diferentes planos:la relación con la ancestralidad, latensión e incidencia hacia un Es-tado que niega su existencia porsu declarada apuesta de mercadocapitalista neoliberal, la seguridady soberanía alimentaria, las con-tradicciones entre desarrollo ybuen vivir, las economías de loscuidados, que en particular estánen manos de las mujeres, entreotras; todas éstas con una caracte-rística en común, la apuesta por lasostenibilidad de la vida.

Un segundo punto que queremos compartir es la im-portancia de poner atención desde donde investigar,nuestro rol y posición como investigadoras e investi-gadores en el proceso o dinámica desde las organiza-ciones, así como el uso de lo producido y su conse-cuencia en la praxis. Este conjunto de interrogantessupone no sólo indagar en las teorías y estados de lacuestión de las investigaciones. Además de esto, ycon la misma relevancia, es igual de urgente indagarsi contribuirá a corto, mediano o largo plazo a darpistas a la práctica social, a la acción, a la praxis enlas organizaciones y en la universidad.

Tomar posición, para decidir qué investigar y cómoabordar la investigación, supone un diálogo interdis-ciplinario y con la adopción de enfoques transversales,como los que aporta la teoría de género con perspec-tiva feminista, la reivindicación de derechos y el ejer-

máticos son las universidades populares (México, PuertoRico, Argentina, Guatemala, etc.).

8. Germaná (2013) señala tres principios: (1) la superación dela hegemonía de las estructuras eurocéntricas del saber; (2)la superación de las estructuras institucionales disciplinarias;y (3) el diálogo entre el saber académico y los saberes de losgrupos sociales subalternizados por la colonialidad del poder(p. 13).

9. El Buen Vivir o Bien Vivir —según Quijano (2011)— esuna propuesta proveniente del nuevo movimiento de los «in-dígenas» latinoamericanos, que para ser una realización his-tórica efectiva no puede ser sino un complejo de prácticassociales orientadas a la producción y a la reproducción de-mocráticas de una sociedad democrática, un otro modo de

Tomar posición, para decidirqué investigar y cómo abordarla investigación, supone undiálogo interdisciplinario y conla adopción de enfoquestransversales, como los queaporta la teoría de género conperspectiva feminista, lareivindicación de derechos yel ejercicio de las ciudadanías,los procesos interculturales ygeneracionales, entre otros.

existencia social, con su propio y específico horizonte histó-rico de sentido, radicalmente alternativos a la ColonialidadGlobal del Poder y a la Colonialidad/Modernidad/Eurocen-trada. Hoy, solo puede tener sentido como una existencia so-cial alternativa, como una Des/Colonialidad del poder.

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cicio de las ciudadanías, los procesos interculturalesy generacionales, entre otros. Por ejemplo, no deberíaser posible investigar si no tomamos en cuenta la his-toria de las luchas de las mujeres, su insistencia portomar decisiones con resonancia en su vida personal,social y política, y que configuran un sujeto socialfemenino que insiste en construir sus identidades acontracorriente, como resultado de revelarse a un des-tino socialmente asignado y hasta impuesto por unsistema que nos oprime.

Creemos que es necesario un trabajo de la mano delas organizaciones que pongan en el centro a las per-sonas, premisa de la economía so-lidaria (con rostro, historia e iden-tidad, anclada en un territorio localy o comunitario), así como la éticaen toda acción investigativa. Quecombine el conocimiento acadé-mico con la sabiduría popular, loracional con las subjetividades,que cuestione la dicotomía sujeto-objeto y que promueva relacionesinter y trans-disciplinarias cuida-dosas y respetuosas. Y sobre todo,en el para qué investigamos; esta-mos convencidos y convencidasque es para promover una acciónfortalecida desde y con las propiasorganizaciones.

Un tercer punto, es recuperar lamemoria en diálogo con las orga-nizaciones, lo que permite generarevidencias, historias de vida de personas, familias ypequeñas productoras, de la asociatividad, el coope-rativismo y la colectividad. Hablamos por tanto deaprendizajes, valores y principios, formas y mecanis-mos en las relaciones desplegadas en los territorios.Hasta ahora, el Seminario ha elaborado materialesaudiovisuales que muestran el contexto y complejidadde las experiencias, las problemáticas, esfuerzos, desa-fíos, conflictos y apuestas futuras en los diversos te-rritorios; el día a día de la producción agrícola, arte-sanal, de bienes o servicios; la precariedad y ausenciadel Estado; los rituales, aniversarios, carnavales ycompadrazgos, etc., y que se difunde a la comunidaduniversitaria y al público en general en redes socialesy a través del portal web del observatorio.10 Como

afirma De Sousa (2001): si el tiempo vital y el tiempode trabajo productivo se confunden cada vez más, lasrelaciones sociales de la producción se caracterizancomo campo privilegiado de dominación y jerarqui-zación social. El relativo vacío simbólico así creadolo llenan las relaciones sociales de reproducción social(en la familia y en los espacios públicos) y las rela-ciones sociales en la producción (relaciones en el pro-ceso de trabajo productivo). La plusvalía puede sersexual, étnica, religiosa, generacional, política, cul-tural, puede tener lugar en el hábito (y no en el acto)de consumo de la sociedad.

Finalmente, nos preocupan los có-mos (metodológicos, técnicas, he-rramientas e instrumentos) en losprocesos de formación, promoción,extensión, investigación, sistema-tización, etc. Insistimos en aquellosque utilicen todos nuestros senti-dos, que pongan acento en lo par-ticipativo y el análisis del poder;en la recuperación de memoria es-crita, documentaria y las voces dequienes no hablan. Consideramosnecesarias las metodologías desdelas artes (teatro, cuentos, vídeos,pintura, música, folletos ilustrados,muralizaciones, retratos habladosy mapas culturales, entre muchasotras que existen o que podemoscrear y recrear); reconociendo lasparticularidades, interculturalidady diversidades. Definitivamente,

supone no aplicar por aplicar, exige mucha más con-sistencia y crítica en su uso, así como claridad para elmomento en que éste se ubique en función a lo quebuscamos, y, sobre todo, rigurosidad en el tratamientode lo que desde ellas se produce como saber. Tenemosmuchos riesgos en cada momento, pues podemos di-vagar, generar efectos contrarios, simplicidad y motivarsin sentido.

Pensamos que se hace necesario el reposicionamientode la educación popular que pone al centro el poder,las opresiones y las jerarquías que estandarizan, yque reivindica sujetos (as) «sentipensantes» porta-doras de otros saberes diversos y necesarios de servalorados.

Así, desde perspectivas como la nuestra, interesadasen el desenvolvimiento de diálogos de saberes desco-10. <http://economiassolidarias.unmsm.edu.pe/>.

Finalmente, nos preocupan loscómos (metodológicos,técnicas, herramientas einstrumentos) en los procesosde formación, promoción,extensión, investigación,sistematización, etc.Insistimos en aquellos queutilicen todos nuestrossentidos, que ponga acento enlo participativo y el análisis delpoder; en la recuperación dememoria escrita,documentaria y las voces dequienes no hablan.

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lonizadores desde la universidad pública, interpelandola visión homogeneizadora de un sujeto único, acordecon una racionalidad considerada «universal» quequita voz a aquellas que menos hablan y que por logeneral son mujeres, poniendo la atención a las y lossujetos sociales, económicos y políticos en el campode la cotidianidad, el nuevo orden económico mun-dializado, en la academia y en lo público.

Bibliografía

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Antecedentes

Se dice que la Economía Solidaria (ES) tiene rostrode mujer. Pero si bien es cierto que la incorporaciónde las mujeres a este modelo les ha permitido generarcapacidades y exigir sus derechos, la carga laboral yla violencia de género sigue siendo un desafío a tra-bajar en la Economía Solidaria. Una de las propues-tas-herramientas para cambiar las asimetrías de géneroproviene de las reflexiones desde el mismo movi-miento de Economía Solidaria y desde el cuestiona-miento de los hombres que también han decididoaportar en la igualdad de género.

La Economía Solidaria y la Economía Feminista

Economía proviene de dos palabras griegas. Oikossignifica casa y nomia, administración. En ese sentido,la economía se define como la administración de lacasa, en otras palabras, el cuidado del hogar. Está de-finición sustantivista reconoce a la tierra como un servivo que necesita del cuidado de las personas queasegure la reproducción de la vida.

De forma contrapuesta, la teoría neoclásica es antro-pocéntrica, reconoce a la tierra como un recurso a serexplotado, a ser invadido, coloca al capital como ca-tegoría que organiza al sistema económico y social,partiendo de un libre mercado autoregulado. Además,el modelo neoclásico utilitarista busca maximizar laganancia, definiendo al ser humano como un homoeconomicus que busca la máxima rentabilidad en susdecisiones de consumidor y productor, sin considerarlas afectaciones sociales y ambientales.

Esta visión fortalece la división sexual del trabajo,entre lo productivo y reproductivo. El primero está

relacionado con la producción de bienes y serviciosque se pueden intercambiar en el mercado, es decir,los que tienen valor de cambio, los cuales son reali-zados por los hombres. En el otro lado está el trabajoreproductivo, realizado por las mujeres, que solo tienevalor de uso. En una economía capitalista, aquelloque no es comercializado, no tiene valor, por lo tantoes considerado como inferior, según Nobre (2015),«la división sexual del trabajo constituye la base ma-terial de la opresión de las mujeres y se organiza porseparación: algunas tareas y funciones son conside-radas masculinas y otras femeninas, y por jerarquía:las tareas y funciones consideradas masculinas tienenmás valor en la sociedad capitalista y patriarcal» (p.7).

En cambio, la Economía Feminista parte del conceptosustantivista de la economía, se presenta con un nuevoparadigma en donde se promueven nuevas relacionessociales de producción y el fomento de fuerzas pro-ductivas que estén al servicio de la vida. Al respecto,Carrasco (2006), citando a Bosch y Picchio, manifiesta«(…) planteando la necesidad de trascender dicha es-tructura como única forma de construir nuevos para-digmas más apropiados para el análisis socioeconó-mico que integre las diversas actividades que participanen la reproducción social y el sostenimiento de la vidahumana. Es esta última idea, la que hace referencia ala sostenibilidad de la vida —entendida como una re-lación dinámica y armónica entre humanidad y natu-raleza y entre humanas y humanos (….)» (p. 23).

En ese sentido, los sistemas económicos, de produc-ción, transformación, intercambio, consumo y postconsumo, deben estar regidos por relaciones socialesque estén marcadas por los principios de la EconomíaSolidaria: racionalidad, reciprocidad, complementa-riedad, vinculación, democracia y justicia (MESSE,2016).

En ese marco, el Movimiento de Economía Social ySolidaria del Ecuador (MESSE) y otras organizacio-nes sociales de Economía Solidaria plantean la cons-

LA ECONOMÍA SOCIAL Y SOLIDARIA Y MASCULINIDADES

Jhonny Jiménez1

Universidad Central del Ecuador y Movimiento Economía Social y Solidaria del Ecuador, MESSE

1. Miembro del Movimiento de Economía Social y Solidariadel Ecuador, docente de la carrera de Trabajo Social de laUniversidad Central del Ecuador.

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trucción de circuitos económicos solidarios intercul-turales, CESI, entendidos como formas de articulacióny vinculación de las diversas prácticas solidarias parasatisfacer las necesidades fundamentales de los sereshumanos. En palabras de Silva (2012), se definen«como un conjunto integrado de unidades socio-eco-nómicas que se adscriben a criterios de la economíasolidaria, las cuales pueden ser conformadas a distin-tos niveles de agregación y tienen vínculos complejoscon el entramado social, cultural y político del terri-torio (…)» (p. 48).

Los CESI, por tanto, colocan en el centro de la accióna las relaciones sociales en los procesos de produc-ción, transformación, intercambio y consumo, siendouno de los ejes fundamentales las relaciones de gé-nero, las cuales deben estar marcadas por la igualdady el respeto.

La lucha del movimiento de mujeres ha generadograndes avances para reivindicar y posicionar sus de-rechos en el ámbito público. En la actualidad, existenmás mujeres que se han incorporado a empleos «for-males», aunque los salarios sean inferiores a los delos hombres. Existen más mujeres en cargos públicos,hay más mujeres en los sistemas educativos y en pues-tos de elección popular. Pese a estos avances, las mu-jeres todavía tienen grandes desafíos para lograr con-diciones de igualdad respecto a los hombres.

Por otro lado, estos avances se han producido en elámbito público, siendo el mayor desafío el ámbitoprivado, en el que actualmente muchas mujeres, des-pués de largas jornadas de trabajo, regresan a la casaa seguir trabajando en tareas «reproductivas», lo queproduce un incremento de su jornada de trabajo. Mien-tras, los hombres al regresar del trabajo, no necesa-riamente cumplen con estos roles reproductivos.

El problema no es que las mujeres asuman los rolesproductivos, sino que los hombres no logran asumirsus roles en el ámbito reproductivo. La carga de lamasculinidad hegemónica ha supuesto que las activi-dades reproductivas, que históricamente han realizadolas mujeres, sean vistas como inferiores, como «tareasde mujeres» y, por ende, un espacio en donde loshombres no deben vincularse.

Asumir la masculinidad hegemónica, sin lugar a du-das, trae beneficios a los hombres y desventajas a lasmujeres, pero también trae consecuencias para losmismos hombres. (Kaufman, 1994). Asumir la mas-

culinidad hegemónica también limita a que se pre-gunten qué significa ser hombres en los tiempos ac-tuales y qué implica transformar un sistema capitalistaque impide su realización.

La masculinidad hegemónica

El género es una construcción social, cultural, histó-rica, territorial, social, es decir, la construcción mas-culina y femenina no es algo natural ni biológico,sino que cambia con el tiempo. La construcción de lamasculinidad también es parte del proceso de cons-trucción del patriarcado, entendido como un sistemade organización social que coloca a los hombres enun nivel de superioridad sobre las mujeres, es decir,en una posición dominante de los hombres frente a lasubordinación de las mujeres (Connel, 1995).

La construcción de una hegemonía necesita de rela-ciones de poder asimétricas, las cuales benefician aaquellos que se encuentran en la posición de privilegio(Gramsci, 2005; Foucault, 1984). El sistema patriarcaly machista fomenta estas relaciones de poder que be-nefician al hombre en detrimento de los derechos delas mujeres.

La construcción social de la masculinidad tradicionalva a la par de la construcción del patriarcado capitalista,en donde han incidido los arquetipos (Moore y Guillete,1999), encargos de la masculinidad: el proveedor, elbuen amante, el protector, el autosuficiente…, los cua-les fortalecen la masculinidad hegemónica y el ma-chismo. Estos mandatos están siendo cuestionados —no se puede seguir actuando de la forma «tradicionalde ser hombre»—, por un lado, gracias a los avancesde las luchas feministas por sus derechos y la reivindi-cación de otras formas alternativas de vida, pero tam-bién por los mismos cambios que se han producido enel sistema capitalista.

La masculinidad hegemónica no es uniforme, sinoque obedece a contextos diferentes, no son igualeslos hombres negros que los indígenas campesinos yjóvenes: «asumirse como hombres» tiene sus parti-cularidades. Connel establece que esas construccionesno deben ser miradas solamente desde la categoríade género, sino también desde la clase y la etnia (Con-nel, 1995). Esta interseccionalidad es importante te-nerla en cuenta cuando nos referimos a los hombresque participan en las Unidades Campesinas Familiaresque fomenta la Economía Solidaria.

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Hay que señalar también que la construcción de lamasculinidad no se realiza únicamente en función delos hombres, sino en su relación con otras categorías,es decir, en la relación masculinidad-feminidad, he-terosexualidad-homosexualidad. Desde la visión deuna masculinidad hegemónica, una de estas relacionesbinarias queda en situación de subordinación (Connel,1995). Esta relación, además, es cambiante, en parti-cular, en las experiencias de Economía Solidaria, endonde las mujeres generan capacidades, tienen ingre-sos propios, fortalecen un tejido social y conocen susderechos.

La construcción de una nueva masculinidad pasa porcuestionar esa forma tradicional de ser hombre, pero,además, de repensar qué significa ser masculino. Esteproceso es un camino en construcción, y la búsquedade alternativas pasa por repensar los roles masculinos,que no están ligados solamente a los roles productivos,sino fundamentalmente a los roles reproductivos, queestán relacionados con el cuidado de la vida.

La masculinidad y la Economía Solidaria

Hay que partir de la base de que las experiencias deeconomía solidaria «tienen rostro de mujer», al con-siderar que las prácticas solidarias en un 80% estánconformadas por mujeres. Además, esta participaciónha mejorado sus condiciones de vida, incrementadosus ingresos y generado una mayor autonomía. Ade-más, ha propiciado el fortalecimiento de los vínculossociales, promoviendo su participación e integración.

Soy María, pertenezco a una organización de mujeresque produce hierbas medicinales. Comienzo mis laboresa las cinco de la mañana, realizo el desayuno para mishijos y mi esposo y preparo, después me dedico unrato a ver las plantas y dar de comer a los animales. Alas 9 de la mañana voy a la Asociación a trabajar se-cando las plantas y enfundando. A las 12 regreso acasa a dar de comer a mis hijos. En la tarde continuoen la Asociación hasta las cinco, regreso a casa a pre-parar la cena, a las siete comen y preparo la ropa,realizo algunas tareas de la cocina para dejar lista lacomida para el siguiente día, me acuesto más o menosa las 10 de la noche.

Testimonio de una dirigentede la Feria Agroecológica de La Esperanza

Al mismo tiempo, este testimonio refleja la realidadde la mayoría de las mujeres que se encuentran vin-culadas a la Economía Solidaria. Las altas jornadas

laborales y la violencia en sus hogares son parte desu cotidianidad. En las unidades económicas solidariasy en las mismas prácticas se pueden encontrar asime-trías de género que desbordan en situaciones de vio-lencia e inequidad. En ese sentido, uno de los grandesdesafíos para la Economía Solidaria es eliminar lasasimetrías de género que se producen en las organi-zaciones y en las unidades económicas familiares.

Las mujeres tienen que dedicarse a trabajos producti-vos, como la venta en las ferias solidarias o las acti-vidades agrarias, pero también a los ámbitos repro-ductivos, como el cuidado de los hijos y los enfermos.De esta forma, se genera una triple carga laboral paralas mujeres: la primera, relacionada con los trabajosreproductivos; la segunda, con los trabajos producti-vos; y la tercera, con la participación en los procesosorganizativos y comunitarios. Particularmente en laszonas rurales, en donde el acceso al agua, la falta decarreteras y sistemas de refrigeración hacen que lasmujeres tengan menos tiempo para el descanso y elocio que los hombres, lo que se le podría denominarpobreza de tiempo (Cabrera y Escobar, 2014).

De acuerdo al informe de Mujeres y Hombres delEcuador en cifras III,2 las cuales fueron elaboradasen función de los datos estadísticos del Instituto Na-cional de Estadística del Ecuador, INEC,3 y de otrasfuentes de información, se establece que la carga la-boral semanal de las mujeres es superior a la de loshombres. En la zona urbana, la relación es de 75 horaspara las mujeres frente a las 62 horas de los hombres.En la zona rural, esta problemática se profundiza, yaque la relación es de 82 a 60 horas, es decir, 22 horasmás de trabajo.

Esta problemática se agrava en las mujeres que per-tenecen a procesos participativos como la EconomíaSolidaria, ya que requieren de la participación en reu-niones, talleres de capacitación y otras actividadesvinculadas a los procesos económicos, lo que lleva amuchas mujeres a un agotamiento físico y psicológico.Esto ha provocado que algunas mujeres prefieren re-tirarse por la presión de su pareja, ya que «descuidanla casa».

Otra de las problemáticas es la violencia de géneroque se produce en las unidades familiares. Según el

2. <http://www.flacsoandes.edu.ec/libros/133602-opac>3. <http://www.ecuadorencifras.gob.ec/institucional/home/>

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INEC, en la encuesta efectuada en el 2011 sobre lasrelaciones familiares y violencia de género, se esta-blece que el 60,6 % de las mujeres en el Ecuador hansufrido algún tipo de violencia y el 48,7 % de las mu-jeres han sufrido violencia por parte de su pareja.Esto se agrava si miramos la situación por etnias, endonde el 67,8 % y 66,7% de mujeres indígenas yafrodescendientes, respectivamente, han sido violen-tadas.

Esta es una situación común que se repite también enlos procesos organizativos. Si bien la organización esun espacio para promover el empoderamiento y la lu-cha por los derechos de las mujeres, también es undesafío que hay que enfrentar dentro de las organiza-ciones de Economía Solidaria.

Frente a esta triple carga laboral de las mujeres,la solución no es que las mujeres se retiren de losprocesos organizativos para disminuir las horas detrabajo, sino que los hombres se involucren en laseconomías del cuidado, asumiendo roles productivosy reproductivos con el fin de generar procesos deigualdad de género, primero en las unidades eco-nómicas familiares y luego en las mismas prácticassolidarias.

Algunos hombres han manifestado que ahora «ayudana sus mujeres» a barrer o lavar los platos y dejar a loshijos a la escuela. Sin embargo, esta visión de «ayudara las mujeres en las tareas» es errónea, ya que se tratade asumir una corresponsabilidad en las tareas de lareproducción de la vida.

Muchos hombres manifiestan un temor en asumir lastareas del hogar, por miedo a ser señalados como

«mandarinas»4 o «mandados» y a que se les vinculecon roles femeninos, asumiendo que no es «produc-tivo», «que son cosas de mujeres». Además, tambiénexiste la creencia de que los trabajos reproductivoslos hacen las mujeres, ya que requieren de menosfuerza física y de menor dedicación. En cambio, lostrabajos productivos son de hombres, porque son losque «traen dinero a la casa», es decir, son ellos losque adoptan el rol del proveedor.

La mayoría de las mujeres que se encuentran vincu-ladas a las organizaciones de Economía Solidaria hanido generando procesos de autoestima y valorización,fomentando su autonomía, conociendo sus derechosy mejorando su fuente de ingresos. En cambio, loshombres no generan procesos sociales de empodera-miento, siguen pensando y actuando en la forma «tra-dicional del ser hombres», por lo que en las economíassolidarias los hombres sienten que son desplazadosde su rol principal como hombres. En ese sentido, sehan ido generando procesos de autoexclusión, perotambién de inclusión. Actualmente, algunos hombresdentro del movimiento han decidido integrarse en losprocesos sociales y asociativos, pero todavía son unaminoría.

Al no existir propuestas de «nuevas formas de serhombre», si bien se cuestiona la masculinidad tradi-cional, tampoco existe una reflexión en torno a lasmasculinidades, generando emergencias emocionales,las cuales, lastimosamente, se desbordan en el alcohol,la violencia y a veces el suicidio.

4. El término mandarina se utiliza en el lenguaje informal enEcuador para referirse a «un hombre que está dominado porsu mujer y hace todo lo que ella le dice».

Fuente: INEC-Encuesta Nacional de Relaciones Familiares y Violencia de Género contra las Mujeres 2011Física, psicológica, sexual, patrimonial

Mujeres que han vivido algún tipo de violencia de género* por cualquier persona y en cualquier ámbito, según autoidentificación étnica

Autoidentificación Mujeres Total mujeres % de mujeresétnica violentadas investigadas violentadas

Indígena 265.104 390.886 67,8%

Afroecuatoriana 248.248 372.360 66,7%

Montubia 230.003 365.659 62,9%

Mestiza 2.320.311 3.925.643 59,1%

Blanca 186.725 312.520 59,7%

Otro 9.949 13.189 75,4%

Total 3.260.340 5.380.256 60,6%

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Las nuevas masculinidades deben ser una herramientapara promover la igualdad de género, para cambiarlas formas de relacionarse entre hombres y mujeres,pero también con otros géneros. Ser un «hombrenuevo» aún no está definido, es un proceso que hayque construir.

Un elemento importante, particularmente el que surgede los planteamientos de la Economía Feminista, esla importancia de las economías del cuidado. Par-tiendo del enfoque sustantivistade la economía, la OIKONOMIAes una ciencia que está relacio-nada con el cuidado de la vida,donde los hombres —por los pro-pios procesos sociales y culturalesde formación del patriarcado— sehan alejado de los roles reproduc-tivos.

Asumiendo como una hipótesis detrabajo la construcción de las nue-vas masculinidades, pasa por el in-volucramiento de los hombres enlas economías del cuidado, es de-cir, el asumir los roles reproducti-vos: cuidado de la naturaleza, cui-dado de los hijos y de las personasnecesitadas.

La sensibilización y conciencia-ción de los hombres pasa por pro-cesos objetivos y subjetivos. Con-siderando el aspecto ontológicodel ser humano, lo productivo y lo reproductivo sonparte de un solo proceso, no se pueden separar, porlo que es necesario un proceso integral para la cons-trucción de sujetos más solidarios y humanos. Es enese proceso social en el que los hombres encontrare-

mos salidas para reconstruir y pensar qué significaser hombre.

La Economía Solidaria recoge los planteamientos dela Economía Feminista, en la que una de sus propues-tas centrales es la eliminación de la división sexualdel trabajo; que se valorice de igual forma el trabajoproductivo y reproductivo, que tengan la misma va-lorización los bienes de uso y de cambio, pero tambiénla necesidad de fomentar el cuidado de la vida.

Los procesos de concienciación re-quieren, desde la propuesta de lacultura de la paz, sentir, pensar yactuar (Serpaj, 2002), es decir, par-tir de las emociones, los miedos,las angustias, para luego generarprocesos de análisis. Es necesarioser críticos de la realidad, desde elsentir y el pensar, cambiar las rea-lidades que generan asimetrías so-ciales.

La sensibilización también re-quiere de un proceso de «cons-truirse como sujetos sociales», queel ser humano se construya comosujeto y que se trate a las otras per-sonas como tales. Un proceso deconstrucción del sujeto social re-quiere del otro para promover re-laciones más humanas y solidarias:«solo crezco si el otro/a está pre-sente», la «otredad»,5 como dice

Helio Gallardo, y la cuestión de alcanzar una autoes-tima que implica «quererse con los otros y para losotros», es decir, que nadie se quiere solo, sino que esun proceso de construcción social que está al serviciode los otros.

5. Para conocer más sobre este concepto, Feminismo de laOtredad, puede verse el siguiente enlace:<http://www.heliogallardo-americalatina.info/index.php?option=com_content&view=article&id=40:el-fundamento-social-de-la-esperanza&catid=9&Itemid=104&showall=&limitstart=2>.

La sensibilización yconcienciación de loshombres pasa por procesosobjetivos y subjetivos.Considerando el aspectoontológico del ser humano, loproductivo y lo reproductivoson parte de un solo proceso,no se pueden separar, por loque es necesario un procesointegral para la construcciónde sujetos más solidarios yhumanos. Es en ese procesosocial en el que los hombresencontraremos salidas parareconstruir y pensar quésignifica ser hombre.

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• CEDAW: la Convención sobre la Eliminación de To-das las Formas de Discriminación contra la Mujero CETFDCM (también conocida por sus siglas eninglés, CEDAW) es un Tratado Internacional delas Naciones Unidas firmado en 1979, consideradocomo «La Carta Magna de las Mujeres», ratificadaen la actualidad por 189 países de todo el mundo.<https://treaties.un.org/Pages/ViewDetails.aspx?src=TREATY&mtdsg_no=IV-8&chapter=4&clang=_en>.

• Convenio 189 OIT: hace referencia al «Convenio sobreel trabajo decente para las trabajadoras y los tra-bajadores domésticos de 2011», elaborado por laOrganización Internacional del Trabajo (OIT) yque entró en vigor el 5 de septiembre de 2013.<http://www.ilo.org/dyn/normlex/es/f?p=NORMLEXPUB:12100:0::NO::P12100_INSTRUMENT_ID:2551460>.

• Planes de ajuste estructural: conjunto de medidas depolítica económica basadas en la austeridad y enla liberalización de la economía para posibilitar elsaneamiento financiero y un futuro crecimientoeconómico. Normalmente, un Programa de AjusteEstructural (PAE) es la condición impuesta por elFondo Monetario Internacional (FMI) y/o el BancoMundial a un país para otorgarle respaldo finan-ciero destinado a afrontar un grave problema depagos internacionales. Se trata de una receta únicay de pretendida validez universal que se aplica conindependencia de la situación particular de cadapaís. A ella se han sometido más de 90 países delSur y del Este durante las dos últimas décadas delsiglo XX, lo que da una idea de su importancia.Los PAE surgieron a comienzos de los años 80,como respuesta de las instituciones de BrettonWoods a la crisis de la deuda externa del denomi-nado Tercer Mundo. Desde el principio surgieronvoces críticas que denunciaron los terribles efectoseconómicos y sociales que acompañaban a lapuesta en marcha de los PAE, si bien pasaron mu-chos años antes de que se les hiciera algún caso,dada la hegemonía del «pensamiento único» neo-liberal en esta época.<http://www.dicc.hegoa.ehu.es/listar/mostrar/178>.

• Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PI-DESC): el Pacto Internacional de Derechos Econó-micos, Sociales y Culturales (ICESCR, por sus si-glas en inglés) es un tratado multilateral generalque reconoce Derechos Económicos, Sociales yCulturales y que establece mecanismos para suprotección y garantía. Fue adoptado por la Asam-blea General de las Naciones Unidas mediante laResolución 2200A (XXI), de 19 de diciembre de1996, y entró en vigor el 3 de enero de 1976. Secompromete a las partes a trabajar para la conce-sión de los derechos económicos, sociales y cultu-rales de las personas, incluidos los derechos labo-rales y los derechos a la salud, la educación y unnivel de vida adecuado.<http://www.ohchr.org/SP/ProfessionalInterest/Pages/CESCR.aspx>.

• Sumak Kwasay: La noción de «Sumak Kawsay» (oSuma Qamaña en lengua aymara) forma parte deldiscurso político de los movimientos indígenas delcontinente, en especial del movimiento indígenade Ecuador y de Bolivia, y forma parte de su pro-yecto político e histórico. Esta noción, que ha sidotraducida como «Buen Vivir», pero cuya acepciónmás pertinente sería «Vida en plenitud», ha sidoretomada y recreada desde la confirmación de lasvivencias ancestrales de los pueblos indígenas yde su forma de construir tanto su socialidad comosu relación con la naturaleza. Ver sobre este temael número 23 de Dossieres EsF.

• Revolución Verde: la Revolución Verde es el nombrecon el que se bautizó en los círculos internacionalesel importante incremento de la producción agrícolaocurrido entre 1940 y 1970. La revolución fue ini-ciada por el estadounidense Norman Borlaug, quiendurante años se dedicó a realizar cruces selectivosde plantas de maíz, arroz y trigo en México, Pa-quistán y la India, hasta obtener las más productivas.Posteriormente se demostró que estos cultivos re-quieren de grandes cantidades de fertilizantes, pla-guicidas y agua. Además, como se popularizó eluso de estas variedades entre los agricultores yagricultoras, la variedad tradicional ha ido desapa-reciendo, causando pérdida de la biodiversidad.

GLOSARIO

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HEGOAHegoa, Instituto de Estudios sobre Desarrollo y CooperaciónInternacional, es un Instituto Mixto de la Universidad delPaís Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea, creado por estaUniversidad y por la Asociación Hegoa. Sus orígenes seremontan a 1987. Desde su identidad como instituto uni-versitario y asociación civil, su ámbito de trabajo es lapromoción del desarrollo humano y la cooperación inter-nacional, aportando investigación y análisis, recursos deinformación y documentación, docencia de posgrado yotros programas docentes de formación universitaria endesarrollo y cooperación, generación de capacidades parael fortalecimiento del tejido social de la cooperación, ase-soría técnica a diversas entidades e instituciones públicasy programas y proyectos de cooperación.

Más información:<http://www.hegoa.ehu.es/>

Quartiers du Monde (Barrios del Mundo)Quartiers du Monde (QDM) es una ONG francesa de soli-daridad internacional creada en 2003. Coordina dos redessur-sur-norte (La Red de Mujeres del Mundo y la Red deJóvenes) integradas por organizaciones sociales y colec-tivos de jóvenes y mujeres, en África del Norte y del Oeste,América latina y Europa. QDM refuerza las capacidadesde las organizaciones sociales en el sur y en el norte conel fin de acompañar los procesos de empoderamiento so-ciopolíticos y económicos de jóvenes y mujeres de barriospopulares, en materia de participación ciudadana, de re-laciones de género, de economía social y solidaria, detrabajo digno y de lucha contra todo tipo de violencias.Barrios del Mundo, como su nombre indica, actúa en ba-rrios populares de zonas urbanas y peri-urbanas.1 Estosespacios se caracterizan por la falta de acceso a los de-rechos de sus habitantes, la falta de infraestructuras yequipamientos urbanos (exceptuando los barrios de Eu-

Sobre las entidades participantes en el dossier. ropa), los índices de violencia urbana (más elevados enAmérica Latina), el conservadurismo en las relaciones degénero, la importante ocupación masculina del espaciopúblico y la auto-regulación social de los habitantes. Losbarrios populares son micro territorios en los cuales seconstruyen los y las jóvenes, en donde tejen sus sueños yse tornan los hombres y las mujeres que sus sociedadesesperan. En este contexto la Red Mujeres del mundo tra-baja integrando la perspectiva de género, cuestionandolas relaciones de poder y dominación en el marco de laeconomía social y solidaria (ESS), acompañando los em-prendimientos sociales y solidarios de los colectivos demujeres, organizando redes locales, fortaleciendo los li-derazgos colectivos, democráticos y transparentes de lasmujeres en sus colectivos con el fin de transformar lasrelaciones de poder, empoderando a las mujeres con unaperspectiva de lucha contra la violencia y construyendo laimplicación de los hombres del entorno en la igualdad. Lared Mujeres del Mundo acompaña 18 colectivos de muje-res en procesos de empoderamiento socio-económico ypolítico. La red reúne 8 organizaciones sociales en África(Mali, Marruecos y Senegal), América Latina (Bolivia y Co-lombia) y Europa (Francia, con acciones puntuales en Bél-gica).

Más información:<http://www.quartiersdumonde.org><https://www.linkedin.com/company/quartiers-du-monde><https://www.facebook.com/quartiersdumonde1/>

Movimiento Economía Social y Solidaria del Ecuador(MESSE)El Movimiento Economía Social y Solidaria del Ecuador esun colectivo social de presencia nacional que articula,comparte y fortalece las iniciativas de actores con prácticasy experiencias de la economía solidaria, respetuoso conla naturaleza y el ser humano, que promueve, valora yconstruye diálogos, conocimientos y saberes mediante unaprendizaje comunitario; generando, difundiendo y posi-cionando propuestas a nivel local, nacional, regional yglobal para transformar la sociedad en el marco de unaeconomía de solidaridad, celebrando la vida y pretendiendoalcanzar el Sumak Kawsay (buen vivir).

Más información: <http://www.messe.ec/>

PARA SABER MÁS

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1. Popular urbano o peri-urbano significa poco acceso a los servicios,un derecho a la ciudad reducido por falta de políticas públicas detransporte y en algunos casos precariedad en el acceso a la vi-vienda por falta de títulos de propiedad. También significa muchamovilización comunitaria para compensar la falta de involucra-miento del Estado.

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Red de Economía FeministaLa Red de Economía Feminista de Madrid surge en septiem-bre de 2014 con el objetivo de velar por la incorporaciónefectiva de la perspectiva feminista en la Economía Solidaria.Durante el I Congreso Internacional de Economía Social ySolidaria, que tuvo lugar en Zaragoza, en noviembre de 2014,se realizó la presentación oficial. En la actualidad, más deveinte entidades y colectivos forman parte de la Red.

Más información:<http://redeconomiafeminista.net/>

Seminario de Economía Social, Solidaria y Popular dela Universidad Nacional Mayor de San MarcosEl Seminario de Economía Social, Solidaria y Popular dela Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Na-cional Mayor de San Marcos es una instancia de reflexióny acción académica de tipo permanente, constituido desdeel Comité Asesor de la Escuela Académica Profesional deSociología, aprobado por Resolución de Decanato N.º0318-D-FCCSS-2014 del 10 de abril de 2014 y ratificadopor Resolución Rectoral N.º 03998-R-14 del 06 de agostode 2014. El objetivo del Seminario es reflexionar y producirconocimientos sobre la problemática de la economía so-

cial, solidaria y popular; asimismo, formar y entrenar enel manejo de instrumentos teóricos y metodológicos re-lacionados con procesos de intervención para la economíasocial, solidaria y popular, además de apoyar el fortaleci-miento de experiencias de gestión local donde las orga-nizaciones sociales, culturales y económicas e institu-ciones públicas y privadas afirmen procesos deconstrucción de formas de economía social, solidaria ypopular.

Más información:<http://economiassolidarias.unmsm.edu.pe/?q=inicio>

Movimiento Manuela RamosEl Movimiento Manuela Ramos es una organización femi-nista reconocida por su compromiso con la construcciónde una sociedad igualitaria, democrática y sostenible, ba-sada en el respeto y valoración de la diversidad y el ejercicioautónomo de los derechos de las mujeres. Su principalmisión es contribuir a la transformación de las relacionesde poder y a la eliminación de toda forma de discriminación,promoviendo la ciudadanía plena de las mujeres y la con-solidación de una práctica política feminista.

Más información: <http://www.manuela.org.pe/>

PARA SABER MÁS

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DOSSIERES EsF

Dossier n.º 1: «Nuevos tiempos para la cooperación internacional para el desarrollo», abril 2011.

Dossier n.º 2: «¿Cambiar el mundo desde el consumo?», julio 2011.

Dossier n.º 3: «Sombras en las microfinanzas», octubre 2011.

Dossier n.º 4: «La RSE ante la crisis», enero 2012.

Dossier n.º 5: «La cooperación al desarrollo en tiempos de crisis.Nuevos actores, nuevos objetivos», abril 2012.

Dossier n.º 6: «Crisis, indignación ciudadana y movimientos sociales», julio 2012.

Dossier n.º 7: «¿Otra política económica es posible?», octubre 2012.

Dossier n.º 8: «Banca ética ¿es posible?», enero 2013.

Dossier n.º 9: «Desigualdad y ruptura de la cohesión social», abril 2013.

Dossier n.º 10: «Seguridad alimentaria: Derecho y necesidad», julio 2013.

Dossier n.º 11: «La agenda de desarrollo post-2015:¿Más de lo mismo o el principio de la transición?», octubre 2013.

Dossier n.º 12: «Economía en colaboración», enero 2014.

Dossier n.º 13: «Otra economía está en marcha», primavera 2014.

Dossier n.º 14: «RSC: Para superar la retórica», verano 2014.

Dossier n.º 15: «La enseñanza de la economía», otoño 2014.

Dossier n.º 16: «El procomún y los bienes comunes», invierno 2015.

Dossier n.º 17: «Financiación del desarrollo y Agenda Post-2015», primavera 2015.

Dossier n.º 18: «II Jornadas Otra Economía está en marcha», verano 2015.

Dossier n.º 19: «Las exclusiones sociales», otoño 2015.

Dossier n.º 20: «Fiscalidad: eficiencia y equidad», invierno 2016.

Dossier n.º 21: «Recordando a José Luis Sampedro», Primavera 2016.

Dossier n.º 22: «Otra economia está en marcha III», Verano 2016.

Dossier n.º 23: «El buen vivir como paradigma societal alternativo», Otoño 2016.

Dossier n.º 24: «La energía. Retos y problemas», Invierno 2017.

http://ecosfron.org/publicaciones/

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Dossieres EsFn.º 25, Primavera 2017

Economistas sin Fronterasc/ Gaztambide, 50(entrada por el local de SETEM)28015 • MadridTlf.: 91 549 72 [email protected]