el dorado - libordio zerda

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Liborio Zerda EL DORADO BIBLIOTECA POPULAR DE CULTURA COLOMBIANA Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia

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Liborio Zerda

ELDORADO

BIBLIOTECA POPULAR DE CULTURA COLOMBIANA

Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia

Biblioteca Popular de Cultura Colombiana

Publicaciones del Ministeriode Educaci6n de Colombia.

litografía y Editorial "Cahur".-:-Bogotó, 1947.

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Liborio Zerda

ELDORADO

BIBLIOTECA POPULAR DE CULTURA COLOMBIANA

-TOMO 11~-

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I

Oeseoso de corresponder a 10 excltoclon con que me ha honrado elsenor Redactor del Popel Periodica IIustrado, para contribuir con mi pe-queno contingente en esta bello e interesante publiccclcn quincenal, doyp.rincipio extractando 10 porte principal sobre antigUedodes hallados en10 laguna de Siecha, de un informe que di a 10 sociedad etnoloqlco dei13erlin.Este extracta ira precedido de algunos consideraciones etnol6gi-cas que se relacionan con el osunto de este escrito.

EI senor Bostian, Vicepresidente de ese Instituto, estuvo en Bogota, Yme aseguro que mi informe hoblo sido publicado en sus anales, pero sin10 copia fotogrOfica de uno pieza de oro, que 10 ccornpcfiobo,

Ahora dedico esta figura con algunos otras que representan los C05-

tumbres, los ldolos, utensilios y ceremonias religiosas de los Chibchas,de los Panches, de los antiguos Chocoes y pobladores de Antioquia, parailustror estas Iineas en el Popel Periodico, si el senor Redactor tiene abj~n su publicaciOn.

Los condiciones en que fue colocado sobre 10 tierra el hombre pnrm-tivo ("), debil por su naturaleza, de organizaci6n primorosa, pero muydelicado; sometido a las necesidades mas imperiosas, pero sin los mediosadecuados para satisfacerlas como los demos animales, hicieron que pu-siera en occion 10 unlco fuente de recursos de que podia disponer, y queIe ha dodo el predominio' sobre todo 10 creede, su actividad cerebral no-dente bajo el impulso de su esplritu, ayudada por 10 magnifica dispo-siclon meconlco de sus organos de relocion. En Sl mismo tenia, pues, a

("') Llama hombre primitivo, 01 hombre de las selvas, tanto en el con-Ifinente europeo y asi6tico, como en el de 10 America en 1o epoca primi-tiva de su vida.

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pesar de su debilidad, el estímulo Que lo debía conducir al progreso yperfeccionamiento.

Desnudo y estimulado por el hambre en su reciente aporición sobrela tierra, se cubri6 con los hilos fibrosos de las plantas y con los pielesde sus víctimas; de estos mismos tomó el alimento sencillo que le ofre-cía la naturaleza, o el sangriento que le había conquistado el esfuerzode su brazo.

Pero un estímulo superiol al de la conservación domin6 hasta ciertopunto sus instintos salvajes, el amor de su compañero y las caricias desus hijos, pues éstos, fieles imitadares de sus costumbres, lo siguieron ensu 'vida errante, oyudóndolo en sus faenas.

Esta vida de relaciones de familia, necesaria paro la satisfacción desu amor natural y de sus instintos materiales, fue complementado conel perfeccionamiento del lenguaje, medio indispensable poro estrecharmás estos relacion,es y para satisfacer mejor sus necesidades. La orga-nización de lo fonlilia fue, pués" el primer período de su vida sabre latierra, período al que poéticamente se ha llamado edad de 010.

A pesar de la naturaleza salvaje del hombre primitivo, y de sus muyrudimentarias ideas y escaso lenguaje, domeñado por la vida familiar,que fue su primera escuela en donde aprendi6 los rudimentos sociales,pudo elevar su espíritu a la contemplación de los fenómenos naturalesQue se ofrecían a su visto: contempló el sol, y sinti6 su benéfica influen-cia; viO descender el rayo de la nubi! tempestuosa, y le pareció un des-tello del sol; sintió el color de lo lavo del volcán, se aproxim6 a él, ex-periment6 su acción calcinante y destructora y comprendió finolmentelo que era el fuego; pero una vez extinguido éste, se vio impotenteante esta nuevo creación del Hacedor del universo. No obstante, la fa-cultad de inves!igoción que le sirvió como de lazarillo en sus primerospasos, tal vez'-ayudada de la casualidad, o por efecto de la compara-ción del color producido por el frote, o por el choque de das cuerpos,con los impresiones que había recibido, le hicieron poseedor del secretode hacer fuego y del f¡at lus de sus conocimientos salvajes. iCuántQ~¡.ideas nuevos surgirían de su mente hasta entonces en embrión, con est~descubrimiento adquirido por el esfuerzo de su primitiva ciencia! j Y q~

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EL DORADO

adelantos realizaría en las casos prócticos de su vida doméstica! E!hogar doméstico vino a ser entonces el verdadero centro de lo familia.

Pasado este largo período, debió principiar el que los poetas llamanedad de plato, es decir, la vida de relaciones entre los diferentes fa-milias esparcidas en la superficie de la tíerra, entonces habitable. Lo'edad de plota fue lo época en que principió el verdadero estada socialI que sigui6 a la simple asociación de familia; a esta última han retro-gradado los pueblos primitivas de nuestro continente, refugiodos en lo

I parte rec6ndita de las selvas, perseguidos por la vorógine de la. conquis-I ta; deprimidos, degradados de sus derechos y olvidados par nuestros an-I tepasadas y por nosotras mismos. Con un esfuerzo de parte de nuestrosgobiernos, estas familias se pueden salvar aún del exterminio y atraera la civilización y al progreso.

Muy largo debió ser el período durante el cual los hombres reuni-dos en el hogar doméstico por el culto y servicio del fuego vivierO!"en loinfancia del estado social. Reducidos sus conocimientos útiles en los artesmanuales, o lo fabricación de vasijas de tierra cocida necesarias en susmenajes; a la construcción de instrumentos de modero o de piedra,para estas mismas artes manuales, para hacer sus chozas o cabañas ypara sus faenas agrícolas; y a la confección de armas poro la guerra.

}Los disenciones entre las diferentes familias, las condujeron natural-(mente o lo guerra tumultuoso de familia contra familia y de tribu con-i tra tribu, sin que ella tuviera influencia notable, ni en su exterminio,

ni para constitutuírse por el derecha de la fuerza, en agrupaciones quefueron la base de un mejor estado social. Tal fue el estado en que en-contraron los conquistadores y principalmente las misioneros cristianos,las familias y tribus de los caribes, salivas, achaguas, jiraras, betoyas,arllacas, etc.

A lo edad de plata. en la que tuvieron origen los flechas armadasl..ccon aristas de pescado, las aljabas, dardos y masas de madera y los~achas e instrumentos de piedra, siguió lo época del perfeccionamien-i to de 'los instrumentos de piedra, hechos de cuarzo indiano, de exquisitosI,silíceas, de obcidiana ,y en general de fragmentos de rocas duras, silf-ceas o metam6rficas. Esta época se ha designado edad de piedra. M.

¡Mortillet ha enseñado que la industria representado por los istrumen-I\tos de silex, se perfeccion6 gradualmetne. "En los asientos inferiores del

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LIBORIO ZERDA

dlluviwn ( •• dct Abbeeville, las hachas son lanceoladas ó tallqdas engrcMdcts fragmentos", dice M.Broca. En la capo arcilla-arenosa que re-cubre el diluvium, que es por consiguiente, más moderna, las hachas sonelípticos, muy alargadas y tallados en pequeños fragmentos. En fin, en elCisiento,superficial, llamado terreno movediso de los pendientes, las hachasson pulidas, en .forma de cuña y semej~ntes a las Que se encuentran enlos dolmen •• ¿Estos modificaciones sucesivos de uno misma industria,fueron debidos o perfeccionamiento de poblaciones nuevos? Los admi-rables trabajos V descubrimientos de M. Lastet, sobre todos los Que hahecho en los cabernas de Perigord, en colaboración de M. Christy, per-miten considerar como muy probable esto último suposición."

. Sir John Lubbock. recientemente ha subdividido la edad de piedl'lll,en dos épocas diferentes: 1~ lo paleolítica, o de piedra tallado, Que semanifiesta por la presencia de instrumentos groseros de piedra simple-men~e tallados en fragmentos de guijarros fluviales muy antiguos, com-pañeros de 105 restos de animales, muchos extinguidos, hallados en lOsQnti~uas cavernas; 2~ lo n.olítica, representado por instrumentos de

piedra pulimentado, acompañados de objetos de arcilla cocido de. unafabricaci6l'l perfeccionado.

Con el perfecionamiento de los instrumentos de sílex, mejoró en sUmayor grado el arte de los alfareros y principió lo extracción y fun41'-ción de los metales Que fácilmente se encontraban en lo superficie de10 tierra, tales como el cobre, el oro, 10 plato, etc., y aún socabotonlo tierra poro extraer los, como lo demuestran los indicios de explotaciónde estos metales hollados en el continente europeo, y entre nosotros enAntioquia.

Esta época fue llamado edad de bronce, porque el cobre que ••••.••en esto ligo, de la Que se han encontrado diversos instrumentos, fue elmetal más importante, tanto porque reemplazó lo modera y lo piedrqen lo fabricación de instrumentos guerreros y agrícolas, como por(J~¡con el oro V lo plato le dieron muy variados aplicaciones industrial"s JI!J

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:¡~'',:1,1". Se na •••• así .1 ••••• tor ••••" por las i••.,ltdllCie•••• diluvio", ••• "

.ca ,,'''ica ctletefM"a.

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EL DORADO

Con estOs metales los hombres de esta edad perpetuaron lo memoriode sus costumbres, de sus mitos y ceremonias religiosas, cuyo origenfue muy anterior a la edad de bronce.

Durante esto época los tribus se asociaron en cuerpos de nacionesy fundaron sus gobiernos de uno manero regular. A ella se refiere elgrande acontecimiento del descubrimiento y colonización del NuevoMundo. "En la edad de bronce, dice Bory de Saint Vicent, habían llegadolos hombres al punto en que los aventureros europeos del siglo XV, en-contraron los pueblos sometidos a la dominación de Montezuma y delos Incas. en los cuales el oro y la plata representaban en su usa habi-tual los primeros metales de los tiempos heróicos en el antiguo mundo."

La civilización de los pueblos mejicanos, de los incas y de los chib-chas estaba muy adelantada; sin embargo, la de estos últimos era unpoco inferior, debido a que sus relaciones con los pueblos más adelan-tados eran muy difíciles.

El progreso de los pueblos en las artes, la industria, en los conoci-mientos .científicos, económicos, sociales, políticos y religiosos, estáíntimamente ligado con la facilidad de sus relaciones mutuas, con el co-mercio de sus productos, de sus ideas y aspiraciones. Hay en estas re-laciones una especie de selección social natural, semejante a la selecciónde las razas humanos con relación al tipo primitivo, y semejante a laselección natural de las especies primitivas en la escala zoológica y enel reino vegetal.

las asociaciones de las familias de los Chibchas, de los Ponches, delos Andaquíes, Timanaes, Taporogos, Chocoes, etc., relacionados entresí por sus costumbres, por sus mitos y tradiciones, y por su lenguaje, seconstituyeron en verdaderos estados civiles, políticos y religiosos, goberna-dos por' jefes que mantuvieron su autonomía e independencia. Estos pue-blos caracterizaban la edad de bronce en estas regiones andinas, épocaen la que, como veremos después, estaba muy adelantado entre ellos elconocimiento de las labores, aplicaciones y usos de los metales preciosos.

Estos pueblos de lo edad de bronce eran mós aventajados que los dela edad de piedra. Sus loserías eran mós finas y sus adornos más cuida-dosos.

Por grandes que hubieran sido los esfuerzos hechos por los hombresde fa edad de bronce para conseguir su constitución social regularizada

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~. definitiva, les fciltoba poro llegar o ete fin, un elemento de progresoindustrial, 'sin el cual los sociedades modernos tal vez no serían lo que!ion .hOy: este elemento es el fierro. La edad de fierro, estó marcado porle adquisición de este preciosísimo metal. En rozón de sus cualidadesexcepcionales, el fierro se sustituyó al cobre y al bronce desde que fueconocido. Muy sorprendente fue poro los conquistadores el estado de ci-vilización en que encontraron los pueblos de loslncos, los Mejicanos yI()sChibc;has; y éstos nodo hubieron tenido que odmiror de sus domina-dores, si el tiempo les hubiera dejado alcanzar lo c;onquista de este im-portante metal

Pero la ley del progreso social. no dio tregua o los tribus y nocionesamericanos Que marchaban lentamente hacia él; era indispensable quelo civilizodón europeo viniera en ayuda del continente descubierto porColón. Desgraciadamente muchos de los conquistadores de estos poísesfueron aventureros insaciables en su sed de oro, y no comprendieronla importancia de una selección progresivo y pa<:ífi<:ade estas populosasnaciones.

Los generadones presentes disfrutan de la benéfico influencia del fie-rro y de lo imprenta, que son elementos poderosos de civilización. Conesta nos toco, no solamente, levantar lo memoria de los edades y del edl~ficio social de nuestros antepasados, sino también librar del extermin~los innumerables tribus que existen degradados y envilecidos, fuera delalcance protector de nuestros centros de población.

Este es el dorado que debiéramos conquistar.

(Papel Periódico Ilustrado. póg. 176 o 178) .

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Si es verdad que el descubrimiento del Nueva Reino de Granada, he-cho por Cristóbal Colón, y que hoy constituye la Unión Colombiano enhonor de este intrépido navegante dio origen a innumerables hechos deaudacia y de valor inmortalizados con la gloria de los conquistadores deeste extenso territorio, y de ellos el de Vasco Núñez de Balboa, que des-cubrió el mar del Sur u Océano Pacífico, descubrimiento que el arte haidealizado con su magnífico pincel, también 'es ,cierto que gran parte delardor con que acometieron sus gloriosas empresas, fue estimulados por eldeseo de la adquisición de las fabulosas riquezas, cuya historia se ha per-petuado con el nombre del Dorado. No es de ertrañarse, pues, que lahistoria gloriosa de la conquista esté acompañada de las relaciones exa-geradas de las inmensas riquezas de los primitivos pobladores de estasregiones.

La primera provincia de tierra firme de la América Ecuatorial quepoblaron los españoles, fue la de Santa-Marta, nombre que le fue dadopor el Adelantado D. Rodriga de Bastidas, por haber arribado a ella eldía 29 de julio de 1525, día consagrado en honor de Santo Marta. Elcuantiosa botín en oro que tomaron los conquistadores o los indios Gayras,Tagangas y Bondas, fue el primer estímulo adquirido en la vía de la co-dicio, y el primer paso que dieron en esas grandes y numerosos peripeciasguerreras que a tantos hombres costó la vida. La tropa española, seduci-da más que por el brilla de sus armas por el brillo del oro conquistado,sacrificó a su Jefe, quien quiso conservar estas tesoros para los gastosgenerales de su expedición.

Al Adelantado Bastidas sucedió D. Pedro de Heredia, conquistador dela provincia de Calamar y fundador de lo ciudad de Cortagena. Posterior-mente D. Gonzalo Jiménez de Quesada, de inmortal memoria, salió deSanta-Marta en fa famoso expedición que descubrió y conquistó el Nue-vo Reino de Granada.

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L1BORIO ZERDA

·Después d~ los primeros encuentros que tuvieron los españoles con losvaleros~ Bandos en 1526, el capitón D. Pedro Vadillo recogió en 1527,entre Santo-Marta y Ria-Hacha, una gran cantidad de oro que repartióentre sus soldados en las llanuras del Orinoco. En el valle de Buritica,Gorda de Lerma en 1529 recibió de los indios un rico tributo de paz; ydel valle de Tayrona regresó a Santa-Marta D. Pedro de Lerma con se-~nta mil castellanos de oro. En la vuelto que dieron dichos conquistado-res por el valle de Upar y Cesare, llegaron hasta los mórgenes del ríoLebrija y recogieron cuarenta mil castellanos de oro.

Al paso que los españoles adelantaban en sus conquistas y que adqui·rían o monos llenos el oro de los indios, dado por su voluntad como tribute>de paz o conquistado por la fuerzo de los armas, se ibo aumentando elentusiasmo en los Jefes por el deseo de glorio y en los soldados por losed insociable de riquezas.

Lo malicia y el temor de los indios explotaron esto pasión de oro desus adversarias, lIevóndolos de uno a otro confín de estos regiones en bus-co del famoso Dorado de la fóbula indígena, que, como todo consejo,encierra olguno verdad.

Desde que tuvo lugar la rendición de los Bandos y el reconocimiemode lo tierra hosta el Lebrija, fueron llamados tas provincias de Sont¡:¡-Marta y de Urabó Castillo de Oro, y por los relatos de los indios, los es-pañoles creyeron encontrar en el valle de Tayrana un cerro de oro o ·elDorado. Piedrahito dice: "EI valiente capitón D. Pedro de Ursúa, por losaños de 1552, poro servir honrado o su Monarca católico, quiso empren-der lo conquista de los Tayranas, uno de los nociones más belicosas delas Indios. Oyó la voz que celebraba las riquezas del Tayrona del cerroy valle en que estaban los minerales de oro y platería en que se fundíanlas primorosos joyas de filigrana en varias figuras de óguilos, de saposy culebras, orejeros, chagualas, medios lunas y canutillos, de que tanvistoso y ricamente se arreaban todos los nociones que corren desde elcabo de la Velo hasta los extremidades de Urabá", etc.

Los conquistadores que salieron de Santo-Marta con Quesada, subie-ron el Opón, llegaron o Vélez, y allí tuvieron nuevo noticio del Doroclo.De Vélez siguieron por tierra poro el valle de los Mliiscas o Reino deBacotá, en donde lo riqueza de sus moradores avivó el deseo de hatlpr

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EL DORADO

el Dorado. De Bacató, Vklez y Tunja fueron los conquistmiores a some-ter al Suamos, en donde existía el templo del Sol. En una palabra, portodas partes se difundió la creencia y persecución del famoso Dorado.

Todos los cronistas refieren que desde el arribo de los primeros conquis-todores a las regiones ecuatoriales de América, obtuvieron el conocimien-to de que sus moradores poseían muchas riquezas; pero D. Juan de Cas-tellanos en sus Elegías de varones ilustres de Indias, en una versificaciónllamada de octava rima, hace mós elegante y atractiva su narración.

Perdóneme el lector que antes de continuor en el asunto principal deeste escrito, copie la bella introducción del onciano poeta, en su cantoprimero, como una muestra, poro los que no la conocen, del sabor quedeja su lectura:

A cantos elegiacos levantoCon débiles acentos voz anciana,Bien como blanco cisne que con cantoSu muerte solemniza yo cercana.

No penen mis amigos con espanto,Por no los comenzar más de mañano,Pues suelen diferir buenos intentosMil varios y diversos corrimientos.

Más adelante en la elegía a la muerte le D. Sebastián de Belalcáz:ar,Adelantado de la Gobernación de Popayón, en el canto segundo, dicede las riquezas de los Muiscas:

Desde que con aquella gente vinoAnasco, Belalcázar inquiríaUn indio forastero, peregrinoQuien en la ciudad de Quito residía,y de Bacató dijo ser vecino,Allí venido no sé por qué vía;El cual habló con él y certificaSer tierra de esmeraldas y oro rica.

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LIBORIO ZERDA

y entre los cosos que les encaminoDijo de cierto rey que, sin vestido,En bolsos iba por uno piscinaA hacer oblación según él vida,Ungido todo bien de trementinay encima cuantidad de oro molidoDesde los bajos pies hasta lo frente,Como royo de sol resplandeciente.

Dijo más las venidos sercontinosAllí para hacer ofrecimientosDe joyas de oro y esmeraldas finosCon otros piezas de sus ornamentos;y afirmando ser cosas fidedinas,los soldados alegres y contentosEntonces le pusieron e! DorodoPor infinitas vía~ derramado.

(Pope' Peri6dico lIustrodo). Págs. 207 a 21 O) .

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IIILos antiguos ,habitantes de las altas regiones de los Andes colombIa-

nos, principalmente los de la nación Chibcha, tenían adoratorios en suspoblaciones, tales como el gran templo de Iraca en Tundama, cerca deSagamoso, en donde los conquistadores creyeron encontrar el Dorado, y dedonde Sugamuxi era Cacique y Pontífice supremo; y los templos de Bacatáy Chía, cerca de los cuales vivían los jeques o sacerdotes encargados desu custodio y ceremonias religiosas. Eran suntuosos por sus ricos ador-nos de oro y por las ofrendas que hacían a sus dioses de tejuelos de oro.¡ figuritas del mismo metal, que representaban hombres, mujeres y ani-males, y aun partes interesantes de sus mitos, de sus costumbres, de suindustria y de sus escasas presunciones metereológicas, y que deposita-ban en vasos de tierra cocida de diferentes formas. En la puerta deltemplo de Iroca en Sogamoso, según Piedrahíta, estaba la que repre-senta lo figura 1ª, que era de oro y servía poro colectar las ofrendas;en Antioquia se ha encontrado la misma de tierra cocida.

La magnificencia y riqueza de los, adornos del templo de Iraca, excitóla codicia de los conquistadores y fue destruído por las llamas del in-cendio causado por los soldados que entraron en él.

En los costumbres religiosas de estos pueblos había también lo deofrendar el oro, piedras preciosos y objetos que reputaban estimadospor sus dioses, en odoratorios retirados y casi inaccesibles a la profana-ción humana. Estos adoratorios eran principalmente las lagunas, situa-das en las empinadas cúspides de las montañas, pues las miraban conveneración porque creían que en ellas habían nacido sus primeros pa-'dres; y su imaginación fantóstica, daba existencia allí también a susdioses tutelares.

Las lagunas mós frecuentadas como adoratorios eran las de Guata-vita, Suesca, Siecha, Ubaque, Chingasa, Teusacá, Churuguaco, Fúquene y

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otras menos conocidas, pero la más célebre en la historio de estas regia-'nes, y en la que los resultados obtenidos por los primeros que intentarondesaguarla, confirmaron lo opinión de los historiadores, es la de Gua-tavita. Esta laguna era, según la tradición, el adoratorio principal delos chibchas; está en el páramo de la cordillera que domina el puebladel misma nombre, pueblo que fue una de las principales ciudadesantes de la conquista y residencia de la corte del prfncipe muisca,

la Ciudad de Guatavita era, cuando la' conquistó Q~sada, lo plazode armas mejor fortificado, y los soldados españoles hicieron en elfoun rico botín; .Sus moradoreS,bastantes industriosos, .sabian fundir eloro y amoldada, trabajaban joyas, tUlIjo. y piezas de oro maciso quek» servian de adornos, de moneda. de cambio, ,de objetos conmemoro-tiVO$de sus ,o¡¡tumbres, de sus creencias y funciones religiosas, '1 tom-~i61'l poro orrojarlas a las I(Igunas como' ofrendo a sus dioses.

La laguna de Guatavita (figura 2) está situada a la distancio decerca de un miriámetro del pueblo, y en sus orillas se dice hablo untemplo; está colocado en una situación pintoresco, en una altura, de3,199 metros sobre el nivel del f'!'Ior y mide 5 kilómetros de circunfe-rencia. Hernán Pérez fue el primero que intent6 desaguorla desp~de la conquista, .Ysacó, según refiere la historia, mil pesos en objetosde oro. Posteriormente Antonio Sepúlved\l hizo ún contrato con el' réyde España, Felipe 11, con el mismo objeto, y en' el desogUe porciol sacóuna esmeralda de gran valor y muchos objetos de oro por valor dedoce mil pesos.

Según el historialor Zamora, cronista del siglo XVII, los socerdo-tes de los chibchos cuidaban del templo de Guatavita, procurando man-tener en el pueblo lo creencia de que en la hermoso laguna vivía loCociea, lo que huyendo de las acusaciones de infidelidad que le haerael Cacique, se arrojó a la laguna con su hijo,.y residía en un magníficopalacio construido en su fondo, creencia por la cual los indios se corn-pladan en hacerla sus mós valiosos ofrendas.

Est~ historiador dice: "Divulgóse esta fábula por tC'~a lo naci6n delos moscas y también por los extranjeros que, admirados del prodigio,venían o ofrecer sus dones por calles diferentes de las que hasta hoypermanecen las señales. Entraban en unos bolsos de junco, y en mediode lo laguna arrojaban sus ofrendos con ridl<:ulas V vanos supersticio-

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Figura 1" de la relación de "El Dorado".

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Figura 4~ de la relación de "El Dorado"

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LAGUNA· DE SIECHA.-Figuro 3~ de lo reloción

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LAGUNA DE GUATAVITA.-f'igura 2~ de lo relación

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EL DORADO

nes. Lo gente ordinaria llegaba a las orillas, y vueltas las espaidas ha-cían sus ofrecimientos, pues tenían por desacato el que mirasen aque-llas aguas persora que no fuese principal o calificada. También estradición muy antiguo la de que arrojaron en ella todo el oro y esme-raldas luego que tuvieron noticia de que no era otra cosa lo que bus-caban los españoles. De, esto laguna salió aquello fama del Doradoque a tantos ha hecho decir que el Cacique de Guatavita se bañaba entrementina y sobre ello, ponío gran cantidad de oro en polvo, libreacan que entraba dorado y resplandeciente al socrificio."

Lo relación del podre Zamora lo confirman otros historiadores deltiempo de la conquista, entre ellos figuran además del poeta D. Juande Castellanos, que es el más antiguo, el podre Simón, Quesada y Fresle,autor de "El Carnero", narrador sencillo y testigo ocular de muchosacontecimientos de esa época.

El Obispo Piedrahita, que escribió su historia de la conquisto en1676, dice: "que los indios tenian templos y adoratorios, y de éstoslos más célebres eran los de Bacat6, Sogamoso y Guatavita, y ellos ado-raban mucha diversidad de ¡dolos, coma son: figuras del sol y de la lunaformadas de plato y oro; y del mismo metal figuras de hombres y mu-jeres; otros de madera, de hilo y cera, grandes unos y otros pequeños,y todos estos indios con cabellera y mal tallados."

"Por mono de sus sacerdotes se ejecutaban las vfctimas de sangrehumana; y a sus ídolos se les hacían ofrendas de esmeraldas, de oro enpolvo o en puntas, lagartijas y gomas, casquetes, raposas y vasos, todode oro."

Agrego que "el Zipa de Bogot6 recogió sus tesoros que eran cuan-tiosos, y los hizo transportar a un sitio ignorado hasta la fecha".

La laguna de Siecha fue como la de Guatavita y otros, adoratoriodonde practicaban los chibcnas las mismas ceremonias y en donde ha-

I dan sus oblaciones. La circunstancia de ser una localidad retirada delas miradas profanos, era favorable en la próctica de sus mitos. Sinembargo, los señores Tovor y doctor Aguilar, opinan que fue exclusiva-mente en esto laguna donde se verificaba la ceremonia del Dorado yen donde el Zipo arrojó sus riquezas; fundan su opinión en las obser-

!vaciones siguientes: 1~ en lo tradición conservada por un indio descen-

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LlBORtO ZEROA

diente de los aborígenes de esos comarcas, quien lo transmitió 01 señorO. Luis Tovar, visabuelo de los autores de esta observación, y o quiendijo existía en esta laguna un venado de oro, y muchos riquezas arro-jadas por sus antepasados; 21(1 que la descripción que hace el historia-dor Zamora de lo laguna de Guqtavita, cuadra mejor con la de Siecha,porque Guatavita significa en idioma chibcha remate de cordillera, ylo de Siecha está 01 S. O. de Guatavita, en el límite de la cordil~era.31(1 que los indios naturalmente desconfiados debi~ron ocultar a los es-pañoles el verdadero lugar donde depositaron sus riquezas. 41) que ·Iasriquezas del Cacique de Chía fueron conducidos al oriente de este pue-blo, y precisamente hacia eso porte queda la laguna de Siecha. 5' quede esta laguna se ha sacado oro, algunos esmeraldas y objetas de orofabricados por los indios. y 61(1 que en contorno de la laguna de Siechase han encontrado figuras de borro cocido, que representan a los indiosen diversos actitudes y vueltos lo espalda."

Debe observarse que si la significación de lo palabra Guotavita (Re.mate de cordillera t no corresponde a la laguna de Guatavita sino el lad~ Siecha, menos corresponde ese nombre 01 pueblo que describen lashistoriadores como la ciudad fortificada, rica e industrioso de que seha hablado ya; y Guasca debiera llamarse Guatavita, lo que no puedeser.

Además no puede creerse que la concordancia de los historiadorespudiera ocultar un error tan notable.

Todas las demás observaciones le los señores Tovar, confirman elhecho de que, en general, las lagunas fueron adoratorios de los indiosen donde depositaban objetos de oro y piedras preciosas.

Es verdad que en lo laguna de Siecha se encontró uno magníficopieza de oro Que representa la ceremonia del "Dorado", y cuyo descrip-ción es el asunto principal de estas líneas; pero este hecho no está enoposición de los que demuestran <fue en lo laguna de Guotavita se veri-ficaba esto ceremonia: pues la belleza de esto laguna, su situación ysus mayores dimensiones, condiciones superiores o las de lo laguna deSiecha era bastante poro llamar lo atención de sus moradores y paroseducir su fantástica imaginación, además de que estaba inmediato 01templo sagrado de que habla la historio.

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EL DORADO

la laguna de Siecha (figuro 3), estó situada 01 N. E. de Bogotó y01 S. E. de Guotovita, en un páramo de difícil acceso; sus aguas puras)' transparentes tienen una temperatura medio le 8 grados centigrodos,y toman una bella coloración verde por reflexión de la luz; están con-tenidos en uno concavidad casi circular, formado por la dislocación delos capas de arenisco, cuya posición es visible en once copos que aflu-yen sobre los constados norte y sur y en una inclinación de 45 gradossobre el horizonte de E. a O. Presenta un contrafuerte de una enormemasa de roca desprendida 01 O. por donde se asciende a la laguna, yun manto de arenisca hacia el E. que la resguardo; y es éste el puntodesde el cual está tomada lo visto de la figura 3. Está en uno alturade 3.673 metros 01 nivel del mar, y de 1.062 metros sobre Bogotá;mide en su diámetro mayor 220 metros, y en su menor 34 metros.

La primera compañía que se organizó poro el desague de la lagunade Siecha la formaron los señores Pedro y Miguel Tovar, doctor MiguelFey, general Santander, D. Bruno Espinoso y el maestro Leán. Constru-yeron en tajo descubierto un canal de tres metros de profundidad ycincuenta de largo, pero no obtuvieron resultado favorable.

Posteriormente, en el año de 1856, los señores Joaquín y BernardinoTovor, asociados a los señores Guillermo París y Rafael Chacón, termi-naron el desague parcial y al bajar unos tres metros el agua de lo lagu-na, encontraron algunos piezas de oro y vorias esmeraldas.

Ultimomente, en 9 de octubre de 1870, los señores Crowther y Hen-rique Urdo neto fueron víctimas de su entusiasmo en esto empresa:practicaron un socavón que perforó lo roca de arenisca en )una exten-sión de 187 metros sobre el muro occidental. En la parte correspon-'diente al fondo del socavón, faltaban solamente tres metros poro ter-minar la perforación; pero lo dificultad de hacer respirable el aireviciado por los emanaciones del lodo y por lo combustión de lo pólvoraempleada poro volcar lo roca, produjO la asfixia de estos señores y deun peón. Con este occidente desgraciado terminó la empresa.

De las piezas de oro sacadas en 1856, lo más importante es lo quehoy posee el señor Salomón Koppel. En mi opinión esto pieza representolo ceremonia del Dorado. Está compuesta (figura 4) de un disco de orofundido en forma de balsa, de 17 centfmetros de diámetro y figurada

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LIBORIO ZERDA

por una espiral concéntrico sujeto por hilos más gruesos, soldados, dosperpendicularmente sobre los otros dos: los hilos colocados de atrás ha-cia adelante, se prolongan por esta porte y forman un haz con otrosque estón soldados colateralmente y parece que esta reunión forma lacabeza de la balsa, pues es hada este lado que concurren todos los ex-tremos, y al que dan el frente todas las figuras colocadas en ella; sobreestO balsa hay diez figuritas de oro de forma humana: una central mósgrande que las .demás, de 7 centímetros de alto; tiene en lo cabezoun casquete o gorro, distintivo de los caciques, y en la mano un cetroo tridente. En contorno están las nueve restantes, cuatro en un lado ycuatro en el otro en semicírculo, de 3 V2 centímetros d~ alto; otra móspequeño, de :.1 centímetros, colocada delante de lo central lleva unacanasta en lo espalda y un tridente en la mano.

¡

Indudablemente esta pieza representa la ceremonia religiosa descritaPor Zamora; es decir, al Cacique de Guatavita rodeado de las sacerdo-tes indios sobre la balsa de juncos que los conducía al centro de la la-guna, en el dIo de lo oblación. La figura más peq\Jeña que esá delantedel cacique, probablemente representa algún dignatario o miembro delo familia reol, encorgado de llevar en la canasta los objetos que de-bieran ser arrojados en lo laguna como ofrenda.

Esto balsa de oro pesa 268 gramos, es decir, un poco más de 58 cas-tellanos. Contiene uno ley de fino próximamente de 800 milésimos, unpoco más de 19 kilates, por consiguiente el volar del oro sin contar elde estimación como objeto científico es de 147 pesos 700 milésimos.

Le: laguna de Fúquene fue en tiempos muy remotos un gran lagoque ocupaba toda lo porte plano comprendido entre Tausa y Puente dePiedra, más allá de Saboyá. Vierten o ello los aguas de los ríos Susa yUbaté, formados por los ríos Playa, Salino y Hatoviejo, Tausa y Len-guasaque, y da origen al río Saravita. A quinientos metros de la Lagunaestó el pueblo de Fúquene, que fue muy grande y populoso en tiempode los indios, hoyes pequeño y despoblado. Según el Obispo Piedrahita,en el siglo XVII este pueblo estaba en lo orilla de lo laguna, lo queprueba la grande disminución de sus aguas producida por el desmontede las tierras circunvecinas; entonces era llamado esta laguna Siguo-cinsó, y medía de largo de S. o N. cinco miriómetros y dos de ancho,hoy tiene solamente 1,5 miriómetros de largo y 0,5 de ancho.

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EL DORADO

En el centro tiene dos islotes y dos islas altas; en el más grande deaquéllos había un templo indio y varios adoratorios servidos por ciensacerdotes para atender a los peregrinos que llegaban constantementede todas partes a ofrendar sus joyas de oro, de las que después se hanencontrado algunas en la laguna.

Generalmente los joyas de oro fabricadas por los chibchas ofrecen ungrande interés en el estudio de lo civilización de estos pueblos primiti-vos, pero no son tan hábilmente fabricadas, como los que hacian losindios de Antioquia y del Tayrona. Se comprende fácilmente esto dife-rencia, pues que a los Chibchas les faltaba el oro que era muy abun-dante en los aluviones de Antioquia, del Tolima, del Cauca y del Cha-có; éstos lo vendían en cambio de la sal y de las esmeraldas de aquéllos;así, pues, era bien difícil la adquisición de este elemento poro la indus-tria de los cundinamarcas, y por consiguiente lento el adelanto de estearte. Esta es una de las razones porque no es creíble la inmensa riquezaque el cacique de Chía ocultara a las pesquizas de. los soldados deQuesada. Además compárense las cantidades de oro que según los da-tos estadísticos se han podida extraer, con todos los elementos de lacivilización industrial venidos a Colombia después de lo conquisto, esdecir, con las máquinas" métodos metalúrgicos y de explotación deminas, que en tanto tiempo han servido para desentrañar el oro denuestro suelo; compárese, digo, estas sumas, con las que pudieron ob-tener los pueblos primitivos con medios sencillos y escasos recursos in-dustriales, y por largo que sea el período de civilización industrial deesos pueblos, se verá una gran parte de esos fabulosos montes de oroque trastornaron la imaginación de .los conquistadores y los hizo tanexigentes y tan crueles con eso raza infeliz.

(Papel Periódico Ilustrado. Págs. 21 O a 21 2) .

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IV

Después de fundados la ciudad de Panam6 en 1519 por D. PedroArios Dóvila y lo de Santo Marta en 1525 ("') por D. Rodriga de Bastidos,fue fundodo Cartagena, lo tercero ciudad importante del Nuevo Reino,por D. Pedro de Heredia. El acto solemne de su fundaci6n tuvo lugarel 21 de enero de 1533 con el nombre de Calamar, que fue el del pue-blo cuyo sitio se le asign6, pero con el tiempo se le sustituy6 el de Cor-tagena, nomhre que antes se le había dado a. la bahla.

Un año después, en 1534, resolvi6se una expedici6n 01 interior enbusca de "El Dorado" y del mor del Sur, ignorando la gran distanciaa que estaban de él, y en 8 de enero salieron 200 hombres de infante-ría y 50 de caballería ricamente equipados a 6rdenes de D. Pedro deHeredia, Gobernador de Cartagena. Penetraron por le izquierdo de labohío y llegaron 01 pueblo de Guoteno; siguiendo después el lecho secoy ardiente de una quebrada encontraron un caserío en el que lograronsorprender a un anciano Cacique quien les present6 una plancha de oro,que dijo fué llevada del Finzenú. Deseosos de llegar a este punto lleva-ron por guía a un niño hijo del Cacique, única persona que acompa-ñaba el anciano y que m6s tarde fue víctima de su amor filial, pues

("') En el capítulo 11 dijimos: "La primera provincia de tierra firmede lo América ecuatorial que poblaron los españoles, fue lo de SantoMarta", y al expresarnos así no q.\lisimos decir que Santo Marta fuelo primera ciudad que se fundó, pU?,!,ya t.~y~1~t9 se 'había fundado laciudad de Panamá, y antes lo fuero~r~iíai~~a'~lIrabá y Santa Maríalo antiguo del Darién. Panamá no pudo extender su población por todalo prov!.rlfla;lIorque fue hostilizodo durante muchos años por los caci-ques Urracó, Mucó y Bulobó; y lo provincia de Santa Morto continuórecibiendo muchos pobladores atraídos por sus riquezas.

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L1BORIO ZERDA

poro solvar o su podre se comprometió en su lugor o guiorlos y murióde frío y de fotliao.

Fueron conducidos 01 trovés de uno sierra bajo, pero de terreno fra-goso paro la caballería, y llegaron a uno vosta llanura de más dequinc;e leguas de contorno. En esa llanura había una pequeña pQblaciónde veinte cosas espaciosas y bien ventilados, en donde residía lo Ca-cica de Finzenú con su marido. Olvidando Heredia su antiguo conductohumanitario y pacífico que la prudencia le había aconsejado en su pri-mero expedición, ordenó el saqueo del pueblo, en el cual hallaron lossoldados 24 ídolos de madero chapeados de láminas de oro, reunidos dedos en dos sosteniendo hamacas, en que se depositaban las ofrendas de,oya,S de oro, traídas al santuario por los indios peregrinos. Yo Herediaen uno exploración anterior, en otra dirección, había encontrado en elpueblo del Cacique Cipagua, en el templo, un ídolo de oro macizo enformo de puerco espín, el que tomaron 01 instante diciendo que no podranconsentir en tan bestiales idolatrías. Este ídolo pesó cinco arrobas y media(68 kilogramos 750 gramos) y fue.la pieza más grande que los españo-les hallaron en el Nuevo Reino en todo el tiempo de lo conquisto. Estofue algo más que "El Dorado".

El pueblo. del Zenú era también la necrópolis general de todo la co-marca y se componía de un gran número de túmulos o sepulcros de tie-rra, unos en formo cónica y otros cuadrados. Practicaban un hoyo en elsuelo, capaz de contener el cadáver del indio que moría, y lo deposita-ban en él con sus armas, joyas e ídolos de oro, que colocaban a la iz-quierda mirando 01 Oriente, y alrededor algunas vasijas con chícha,también maíz y piedra para molerlo, sus mujeres y esclavos si los teníacuando era persona principal, las cuales se embriagaban antes de ir aaquel terrible suplicio; luego cubrían todo con uno tierra roja dándolelo forma conveniente 01 túmulo. Así era que las dimensiones de estostúmulos representaban la duración del duelo y la categoría del indio en-terrado, pues según su riqueza era lo cantidad de tierra amontonada ylo chicha consumido.

los expedicionarios que acompañaban a Pedro de Heredia, sacaronde algunos de estos sepulcros joyas y tunjos de oro por valor de diez,veinte y hasta treinta mil pesos. A pesar de que Heredia persuadió a sugente de que debían diferir el saqueo de los sepulcros hasta el regresa

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EL DORADO

lo tierra de donde venía el aro, los $01-secreto 300.000 pesos que habían 50-

del descubrimiento de Zenuforo,dados escondieron en un parajecodo .rápidamente.

Lo codicia los había. hecho ton prácticos en la inquisición de estossepulcros que prendían fuego o lo paja de que con el tiempo se habíancubierto y así se ponía de manifiesto hasta el más humilde túmulo. Des-cubrían y perforaban el lodo izquierdo, lugar en el que precisamentehabían sido colocados las joyas de oro, y de este medo la operación eramenos larga y menos laborioso:

Todo este oro, de que se había hecho mención y mucho más que ad-quirieron por lo violencia los españoles, no lo extraían los indios de!suelo de estas comarcas, pues no era aurífero; lo obtenían de los ha-bitantes del Zenufara can las cuales tenían relaciones comerciales, cam-biando sus productos industriales, agrícolas y naturales por el oro delas regiones que hoy constituyen el Estado de Antioquio y porte delCauca.

El coronel Acosta dice con bastante propiedad: "Ciertamente era pre-ciso que estos habitantes fueran laboriosos para poder, después de pro-veer a las necesidades de la subsistencia, reunir estas cantidades deoro que representaban el tiempo consagrado en hilar, tejer, y fabricarlas hamacas y otras telas o en recoger lo sal o secar el pescado, que eranlos artículos que cambiaban por el oro que de tan lejos les venía."

Los naturales de aquellos comarcas llamaban FinzElnú a toda la hoyadel río Zenú; designaban con el nombre de Panzellú 01 país que se en-cuentro posando lo sierro hacia el río San Jorge, y, finólmente, ZEll'lllfaraera la tierra rica en oro en que están situadas hoy las ciudades de Za-ragoza y Remedios sobre el río Nechí y sus afluentes. La expedición deHeredia no pudo llegar en esta vez hasta allí; los calamidades que lelOsobrevinieron por lo mala estación los hicieron regresar desde lo cordi-llera que separa estas dos regiones.

Lo fama que adquirieron las ricas regiones situados al oriente delZenú, estimuló los ánimos de los conquistadores poro arriesgar unanueva expedición, compuesta de cuatrocientos hombres que salieron conD. Alonso de Heredia, hermano del Gobernador de Carta geno, Pero estatentativa fué mucho más desastrosa que la anterior. Sin guías, porque

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UBORIO URDA

todos los indios habían muerto de extenuación y de frío en lo serranla;caminando a la ventura llegaron a un pueblo pequeño, principio delos dominios del poderoso Cacique Yapel 6 Ayopel. Este libró contra losinvasores un combate terrible, del cual les fué muy trabajoso solirtriunfantes a estos últimos: Después de una marcho penosísimo duranteogunas dios mós, llegaron 01 caudaloso río Cauca, el que les opuso ungrande, obstáculo a la continuación de su marcha y su desaliento fuemayor cuando vieron que estos poblaciones hulan incendiando' sus co-sas. Extenuado de fatiga, de hombre y abatido su esplritu guerrero, logente espoñola regresó a Cartagena muriendo en la retirado lo mayorparte de lo tropa.

Lo intrepidez y constancia de los castellanos no cedieron en un puntode lo firme resoluci6n de ir en busca de las riquezas de Zenufara y delDoraclo cfe Dabayhe, que tan cruelmente habían burlado sus esperanzosen expediciones arruinados. D. Pedro de Heredio con 210 hombres bienequipodos, organizó otro expedición que marchó en 1536 de San Se-bastión de Buenovista y penetró en barcos por el Atrato. Trasladados otierro siguieron uno penosísimo vía por terrenos anegadizos y pobladosde selvas seculares casi intransitables; combatidos por las lluvias cons-tantes, por los insectos y por la falta de lumbre y de víveres, dabantormento a los infelices indios que les servíal1 de guías, creyendo quelos hablan extraviado, no siendo otro la causo de esta penosa situaciónsino la obstinación en adoptar una vía intransitable. Esta expediciónterminó como los anteriores: regresó a Calamar el resto de ello.

No era posible que estos contratiempos hicieron abandonar lo idea dele conquista del famoso ídolo de oro macizo del Dabaybe, y los soldo-dos más robustos, intrépidos y prácticos, en número de cien hombres,capitaneados por D. Francisco César, o quien hobian aclamado cornojefe, emprendieron viaje en 1537, soliendo de Son Sebastión resueltosotrasmontor lo sierro de Abibe que en cerco de veinte años había sidouna barrero inexpugnable o todos los conquistadores.

Los españoles llamaban sierra de Abibe a una cordillera de monta-ñas que forman uno roma de los Andes en dirección de Norte o Sur,cubierta de selvas impenetrables, solamente accesible difícilmente porentre el lecho de los ríos y de los torrentes. En esto cordillera había unpueblo, residencia del Cacique Abibe, de quien tomó su nombre•

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EL DORADO

Francisco César lucho con toda clase de dificultades y peligros quepusieron o prueba su constancia; trasmontó la cordillera descendiendoal valle de Cuaca o Guaca solamente con sesenta y tres hombres y unospocos cabollos, treinta y siete soldadas habían perecido en esta difícily gigantesca empresa.

Los esfuerzos que hicieron los habitantes de este valle poro arrojarde allí a sus invasores, fueron inútiles al principio por la actitud pacíficade César que dominó el ardor bélico de los naturales, y posteriormenteel intrépido lidiar de estos indios sucumbió con la muerte de su jefe Qui·nunchú, hermano del Cacique Nutibara, señor del valle de Guaca.

Este valle era entonces una de las regiones más pobladas y más culti-vadas que las que hoy forman el Estado de Antioquia. Sus poblacionesestaban formadas de casas grandes, bien construí dos y cómodas. rodeo-das de árboles frutales. Los indios cubrían porte de su cuerpo con telasque ellos mismos tejían, eran industriosos Y ricos en alhajas e idolos de

oro.

En la jornada de Guaco encontró César sepulcros construidos con arte,de los que sacaron cuarenta mil ducados en oro labrado en diferentesfiguras; pero no pudiendo resistir a un nuevo encuentro con estos valero-sas y numerosos indios regresó a Cartagena.

Algún tiempo después el Iict;!nciado Vadillo, Juez; de residencio, des-pués de haber apresado a los Heredia injustamente y de mandarlos aEspaña poro librarse de estos rivales afortunados, salió de Son Sebastiánde Urabó o principios del año de 1538, llevando por segundo o FranciscoCésar, y con una de las más fuertes V numerosos expediciones que seformaron en esos tiempos de conquisto. Después de muchos dificultades,penalidades y combates con los pueblos gobernados por Nutibara, des-cubrieron el valle de Noré o Nor!. A este descubrimiento siguió lo con-quista de las regiones casi inaccesibles de Buriticó, en donde hallaronalgunos alhajas de oro y los hornillos, moldes y demás utensilios deque se servían los indios poro fundir y modelar el oro en muy variadasfiguras.

En el pueblo de Corí, en la ribera izquierdo del río Cauca, hacia elSur, murió de muerte natural el intrépida y humanitario Francisco Cé-sar, digno de mejor suerte y de mayores glorias.

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'Después de muchos días de penosa marcha, la tropa de Vadillo lIeg6al territorio de Umbra, que llamaron de Anserma, de anser que en idio-ma indio significa sol, pues allí encontraron fuentes abundantes en sal.Eneste lugar terminó la expedición de Vadillo, pues sus soldados s~sublevaron desconociendo su autoridad, instigados por lo codicio, quesiempre fue un mal consejero, aun cuando Vadillo fue también un malcapitÓn.

Jorge Robledo completó las exploraciones de los regiones montañosasdel Estado de Antioquia; sujetó los pueblos de los Carrapo, los Picaray los Poso. Combatió con una tribu guerrera que llamó de los Armados, yal pueblo que se fundó allí le dió el nombre de Arma. Estos indios salieronal encuentro de Robledo en escuadrones bien ordenados, cubiertos conpetos, diademas y brazaletes de oro; estaban bien armados con flechas,dardos, hondas y macanas, con los que pusieron en apuros ti lo genteae Robledo.

En el territorio de Quimboyo uno de los Caciques le obsequió o Ro-bledo un vaso ó copo de oro que podía contener dos azumbres de líqui-do, y que pesó trescientos castellanos (1,380 gramos).

Ultimomente, en 1545, Robledo recorrió lo ribera derecho del' ríoCauca hasta frente de Buriticó, descubriendo los pueblos de la Pascua,el Blanco, de la Sal, Zenufora y Mungica. En este último había fábri-cas de compactar sal. Pedro Ciez:a de León, dice: "En este pueblo deMungica, desde donde atravesamos y descubrimos el valle de Aburrá(hoy Medellín) y sus llanos, y en otro que ha por nombre Zenufara,hallamos otras fuentes que nacen junto ci unos sierras cerco de los ríos,y del agua de aquellos fuentes hacían tonta cantidad de sal, que vimoslas cosos casi llenos, hechas muchas formas de sal ni más ni menos quepanes de azúcar. Y esta sal la llevaban por el valle de Aburrá o losprovincias que están al Oriente. Y con esto sal son ricos en extremoestos indios."

El mismo historiador asegura que desde Quimbaya hasta frente oCaramanta, en la margen derecho del río Cauca, y en los sierras veci-nas, había habitantes en número de más de den mil almas; que cultí-vaban en terrenos limpios, aunque quebrados, grandes sementeras demaíz, yuca, otros raíces y muchos árboles frutales. Conocían el arte dehilar y de tejer telas de algodón, las que servían principalmente a 10$

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EL DORADO

mujeres poro cubrirse, aunque escasamente, su cuerpo; tenían fábricasde compactar sol, comerciaban con ello y con sus montos en cambiodel oro que sabían fundir y labrar en joyas diversas.

El estudio de la historia de la conquisto y descubrimiento desde elZenú hasta el territorio que hoy forma el Estado de Antioquia y partedel Cauca, nos do el conocimiento de que sus pobladores vivían bajoun régimen civil en parcialidades o nociones bastante adelantados enla vida social y en los artes manuales; que poseían el sentimiento ínti-mo del amor patrío por el que se sacrificaron defendiendo con granvigor sus familias y sus hogares de la crueldad y codicio de los invaso-res extranjeros.

La costumbre de enterrar O los miembros de sus familias en túmuloso sepulcros, con todos 'sus riquezas, era muy generalizada, no solamen-te entre los habitantes de los valles del Zenú, del Finzenú, de Guacay de Antioquia, sino también en todo el Nuevo Reino conquistado. Laformo de los sepulcros variaba algún tonto de un pueblo o otro, lo mis-mo que los ceremonias del duelo y del entierro; pero los ideas que te-nían sobre su espiritualismo y que los conducían á sepultar las alhajas,instrumentos de trabajo y los mujeres del difunto juntamente con él,eran semejantes como veremos en un capítulo posterior.

Lo significación del nombre de Guaca o Huaca con que se conoelaaquel valle, en el idioma de sus habitantes, era semejante 01 que teníaen idioma quichua, significaba ídolo, adoratorio. Sin embargo, dice Acostaque el dominio de los lncas no llegó sino hasta Pasto, y estos pueblosen tiempo del descubrimiento del Nuevo Continente no tenían relaciónalguno con los del Sur.

Cualquiera que seo el origen de' esto palabra, hoy mismo se designapor los naturales de Antioquia con el nombre de Guacos los sepulturas() santuarios de los antiguos indios, en donde se encuentran momias concbjetos del arte cerámica de" esos tiempos, y figuras de oro muy variadosy muy bien ejecutados; la profesión del Guaquero o buscador de gua-cas es un arte lucrativo en esos pueblos.

La figura 5 representa una vísta del corte vertical de uno de estasguacas a sepulcros encontrados en Antioquia, cuya copio nos fue dadadesde '1856 por el señor Manuel Paz, antiguo miembro de lo Comisión

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lIBORIO ZERDA

CoroQráfica. Estos sepulcros son cuadrados, construidos con paredes dearcillo (greda) y guijarros; tienen uno profundidad de dos o tres me-tros. En esta clase de guacas se encuentro más oro que en los redondosque son los más comunes. Contienen el cadóver del indio sentado en cu-clillos, los brazos sobre los rodillas y los monos debajo de la cabezo.Uno loza de piedra· cubre el hueco que en el fondo del sepulcro con-tiene el oro que poseía el indio. En esta figura están tomadas del natu-ral dos momias que pertenecen al museo nacional; su composici6n fuearreglada y dibujada por el señor Alberto Urdaneta, teniendo ó lo vistopara el sepulcro el dibujo del señor Paz y los descripciones que de estoclase de sepulcros hacen los historiadores. Una de las momias estó sen-tado en posición natural sobre una silla de tierra cocida y parace quefue persona de distinci6n; la otra momia está en cuclillos, acttitud enque comúnmente se hallan en los sepulcros de Antíoquía y del Zenú.En la parte superior de las paredes del sepulcro hoy unas ventanas rec-tangulares que parecen ventiladores; en el contorno de los momias seencuentran los objetos con que eran enterrados, tales como las flechasy dardos, los vasijas con los alimentos y lo chicha y en el fondo el huecoen que depositaban las alhajas de oro. Ordinariamente se encuentranestos sepulcros' situados sobre la cumbre de los cerros o de los colinasredondeadas o en las faldas de ésto.

Los Chibchas hacían guacas semejantes y con los mismos objetos, yse han encontrado agrupados formando colinas artificiales, cuyo descu-brimiento no se escapo alojo del próctico guaquero. También en algunoslugares aprovechaban los cuevas naturales para depositar los cadáveres;pero parece que esto sucedió en el tiempo en que alteraron sus costum-bres por la persecución y violencias con que quisieron dominarlos los es-pañoles.

Los cadóveres de los Usaques y de los indios principales los deposi-taban en bóvedas can sus mujeres más queridos y sus sirvientes, o losque se hacía tomar previamente el zumo de uno planta narcótica paroprivarlos de conocimiento; ponían, además, en el sepulcro los alimentos,los armas y joyas de oro que pertenecían al difunto y algunas vasijascon chicho. Al común de las gentes también los enterraban con los 'ob-jetos de su usa, pero con menos ceremonias y aparatos. Todavla se en-cuentran túmulos cubiertos con montones de tierra y reunidos en cemen-terios. Los más conocidos han sido los del cerrillo del Santuario, cerco

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'. EL COMERCIO.2. LA GUERRA.

3. LA MUSICA. 4. LA EMBRIAGUEZ. 5. LA AGRICULTURA.

e. LAa ARTES. 1. LA PESCA.

Figura 5" de la relación de "El Dorado"

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E L O ORAD O

del Puente Grande, distante cuatro leguas de Bogot6, y las necrópolisde Pasea y Cóqueza: en esta última en un tiempo se sacaron veinticua-tro mil ducados de oro. En Tunja se han hallado momias bien conserva-das, algunas con mantas finas coma las Que usaban las Indios principa-les. Estas momias estón sentadas; con los dedos pulgares atados juntoscon torzales de algodón.

En los guacas de los antiguos habitantes de Antioquio se han encon-trado objetos arqueológicos muy importantes acompañando los momiasen los túmulos y adoratorios. Lo casualidad hizo descubrir una extensagruta Que e1"a adoratorio de los indios, en la cual hallaron entre otrosobjetos unos estatuitas que el coronel Codazzi menciona como dioses dela guerra, de la borrachera, lo pesco, el baile, lo músico, lo agricul-tura y las artes; pero no las describió ni publicó sus diseños.

Las siete figuras que presentamos ahora son estas estatultas de 17centrmetros de altura, fabricadas con oro fundido, huecas y muy biensoldados.

'La 1~ es lo figuro de un hombre, tiene en sus manos uno sarta derectángulos de oro y otro en los pies. Probablemente ésta es la que Ca-dazzi creyó que era el dios del baile, pero no tiene la actitud de bailar;por otro porte, los hojas rectangulares que llevo en los pies y en las mo-nos se parecen ó los montas pequeñas que tejían de algodón los indiospara c~brirse los mujeres los hombros y el vientre, y que los naturales deAntioquia llamaban maure y los chibchas liquira; es mós natural creer,pues, que es el símbolo del comercio de las mantas o telas; .y 01 dios ó

diosa de los telares ó de arte de tejer le daban otra forma como veremosen otro capítulo.

La 2~ simboliza la guerra, pues esta figura es un indio armado deuna mozo; lIeya terciado a la espalda un carcax y cubierta lo cabezocon una corona de plumas, troje natural de los guerreros indios. Las ar-mas mós empleadas en en los combates de los indios eran mozos de ma-dero muy duro y pesada, macanas que usaban como espadas de filo cor-tante, lanzas, dardos ligeros de punta de macana O de hueso que arro-jaban diestramente con los arcos o con un pequeño instrumento, quePiedrahíta llama tiradera y lo honda para arrojar piedras ..

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. LI130RlO ZERDA

Lo 3{1 figuro está sentado en cuclillos y llevo en codo mono un cae·cabel,instrumento musical muy común en estos tribus, fabricado con'oro y muy sonoro. Es, pues, el símbolo de la músico. Los cascabeles eraninstrumentos con los que acompañaban sus danzas, pero a rrlÓSde éstosusaban la chirimia, que es uno especie de dulzaino de sonido monótono.También, tenían tamboriles y fotutos.

La 4{1 tiene formas de mujer, sentado en cuclillos, llevo en cado monola'lO vasija semejante o los de barro que llamaban charotes, en los que

or.dinoriomente hacían los indios sus Iibacianes de chicho y aún se en-cuentran en los sepulcros. Por su forma se puede creer que simbolizo loembriaguez. La 'chicha era uno bebida' embric;lgante, pero no tan dañosocomo ·Ia que se usa hoy, porque entonces la preparaban haciendo ger-minar el maíz, el que tostaban después, y la moceraci6n de éste enQGUO ctlliente la hocion fermentar; es decir, que su preparación era se-mejante (J lo cerveza de cebado.

lo 5{1 tiene dos bastoncillos o estacas en las monos. Es posible que re-presente 01 agricultor en el momento de herir lo tierra paro sembrar elgrano; simboliza, pues, lo agricultura. la agricultura era un arte ve-nerado y el gremio de 'los agricultores el mós importante y considerado ..No .t.Emíanorados, pero sús azadas de' piedra y en algunos pueblos, decobre y aun de oro, eran suficientes paro labrar y desherbar la semen-tera> y lo semiUa lo depositaban con los estacas que llevo lo figuro des-crito.

Lo 6" probablemente es lo representación de los· artes de joyería y, de alfarería. Lleva en uno mono un palillo figurando un buril o pincel y

en lo otro un objeto que puede ser el modelo. De' estos dos artes 10 mósimportante era lo de joyería, y de ésto hablaremos en un capítulo es-pecial.

Lo 7{1 represento lo pesca, está formado de varios figuras de pesca-dos. En lo pesco usaban de redes y atarrayas, de anzuelos de hueso ode -concho de tortuga y los dardos manejados con destreza también ser-vian paro este objeto. Sin embargo esta interpretación no nos satisface.

No fueron únicamente los vías del Zenú y del Opón las que siguieronlos conquistadores en busca del "Dorado", lo per~ecuci6n constante delos riquezas del Nuevo Reino llevó o los españoles por donde quiera que

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11. Diosa de los telares.

16. Detalles del adorno de la jarra (tamañ.o na~ural).

17. Instrumentoff corta.ntes de piednl.

15. Jartl\ de 01'0, cuarta parte del tamaiío.13. Hachas de piedra y maCAIls, de madera.

Figura 7'1 de la relación de "El Doradb"

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SEPULCRO DE LOS ABpRIGENES D;: ANTIOQUIAEste libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia

EL DORADO

la foma de ellas 6 las relaciones de los indios cautivos los guiaban; nila parte desierta y salvaje del territorio del Caquetá debía escaparse dele¡ inquisición difícil y peligroso que emprendieron en busca del "Dora-do". no encontrando sino lo obstinado resistencia que opusieron a su",archa los habitantes de sus selvas seculares.

Jorge Espira, gobernador de Venezuela, partió de Coro con 300 hom-l:..res,en 1535, y atravesó los llanos de Borinas y de Apure, después lassananas de Cosanore y de Son Martín, siguiendo los faldas de las cor.di-lIerías y no atreviéndose ó trasmontarlas en busca del país de los Muis-co~. del que ya tenía noticio; se dirigió 01 Sur en busco de riquezas; com-batió (:on los tribus de los Laches, Chiscas, Guoiquenés y Choques. Des-pués de un crudo invierno pasado en unes barrancos del río Opio, si-guieron los soldados de Espira el pié de lo cordillera al Sur y llegarona un c(lserío de indios que Juan Avellanedo llamó después Son Juan delos Llanos. En este lugar tenían los indios un templo muy espacioso de-dicado al sol, custodiado por un sacerdote-·ó r.lO"t!:! Y muchas mujeresjóvenes, especie de sacerdotisas, que ("uidabon de los sacrificios y ofren-das. En esto jornada murió en un combate con 105 choques, Esteban Mar-tín, uno de los mejores compañeros de Espira; Este suceso más los en-f'!rmed/ldes y padecimientos que SU'frieron, hicieron regresar a Espira enmoya de 1538 a Coro con 90 nombres solamente.

En su regresa, Espira advirtió rastro de ~oryañolesy presumió que de-bían ser de las trapas de Frederman, su tenien're general, el que se des-vió de esta ruta par no encontrarse con Espira y seguir solo su descu-brimiento. Frederman atravesó los rías Aoure y Sarare, entró en Morba-'Chare o Cosonare, y paso"do por :Casco ;os ¡:óramos, llegó a Pasea y

después a Bogotá.

Pedro de Limpias, soldado de la Expedición de Frederman, llevó aCoro la primera noticia del famoso "Dorado", la que agregada a lasrelaciones de los soldados de Espira sobre las riquezas del país que ha-bían recorrido, dió pábulo á otra expedición dirigida por Felipe de Utre,que salió de Coro en 1540 con 130 hombres. Este siguió el mismo ca-mina de Espira, y cuando llegó á San Juan, cerca del Ariorí, tuvo ladesagradable noticia de que poco tiempo antes Hernán Pérez de Que-soda con 250 hombres había pasado por allí en dirección 01 Sur.

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Quesada auxiliado por los consejos de Montalvo de Lugo que habíallegado de Venezuela, salió de Bogotá en busca del Dorado de Mocatoo;siguió los páramos de Oriente en más de 50 leguas pasando por la re-gión de Fosca, bajó a los Llanos, volvió al Sur y siguió la misma rutaque Espira, atravesó una parte del territorio del Coquetá y llegó a Pasto.S. las penalidades y miserias de Espira fueron muy qrandes relativamen-te, en el camino que recorrió hasta San Juan de los Llanos, mucho ma-yores fueron las de Pérez de Quesado que atravesando part.e del Ca-quetá se vió precisado á sacrificar sus caballas poro alimentar escasa-mente á su tropa hambrienta, desnuda y extenuado. Después de un añode trabajas en busca del "Dorado" que no halló, regresó á Bogotá conlo mitad de la gente.

Utre siguió los posos de Hernán Pérez de Quesada y gastó tam-bién un año en busco del "Dorado". Engañáronse él y sus soldadoscreyendo ver en los rocas distantes uno magnífico ciudad con sus edifi-cios y vistosos construcciones; no pud~enda llegar o ello por ser fragosoel terreno y muy lluviosa la estación, regresó a Coro conservando la es-peranzo de volver á encontrar el "Dorado" en aquella ciudad, pero fuéasesinado por Carvajal antes de llegar á Coro.

Todo tentativo de conquisto sobre el Caquetó se suspendiÓ hasta queen 1546 Gonzalo Díaz Pineda salió de Quito poro explorar el país de losCanelos que así llamaban el territorio del Ccquetá y reconoció algunoporte de él penetrando por Aguarico.

Finalmente, Francisco Pérez de Quesada, entró en el Caquetá por el

Putumayo, fundó a Mocoa, cerco del río del mismo nombre, y le fu~conferido el gobierno de este territorio por el Virrey del Perú, D. André!;Hurtado de Mendozo, en el año de 1557.

(Papel Periódico Ilustrado. Págs. 253 a 258).

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vE cerro de oro del valle de los Tayronas o "El Dorado" de Santa

Morta, "El Dorado" de Dobaybe y en general "El Dorado" tal COM)

creyeron encontrado los conquistadores, fueron creaciones fantósticos,que tuvieron origen en el deseo de adquirir riquezas y en los deslum-brantes relaciones de los indios, que Se veían en lo necesidad de apla-car algún tanto lo actitud bélico y las exigencias de sus dominadores.Pero fuá uno verdad séncillamente representado en lo ceremonia queplacticaban los chibchas en los lagunas de los regiones superoncJin:)s,principalmente en lo de Guotavito, ceremonia ejecutado con el ele·mento mós v.alioso que poseían, que servia de investidura doroda y 01mismo tiempo acompañada con lo ofrendo de figuras que revelan queen estas naciones aborígenes había conocimiento de un arte muy im·partante y bastante 'adelantado, el cual da la medida de Sll civilización,considerando los escasos recursos instrumentales que poseían poro suejecución.

Lo incipiente civilización industrial que caracterizaba los tribus ynaciones del Nuevo Reino de Granado, en la época de lo conquisto, co-rresponde indudablemente o/ principio de lo edad de bronce de los pri-mitivos pueblos del continente europeo Y ó lo época del perfecciona-miento de los instrumentos de silex aplicables entonces a las artes ma-nuales y en lo agricultura; es decir, a lo terminación de lo épOCareolhítica ó de lo piedra pulimentado. Efectivamente, 01 lodo de los ins-trumentos de metal tenían las hachas de piedras pulimentados, queordinariamente las hacían de serpentina verde, de obsidiana y de cuarzoIidiano sumamente duro y cortante, como los representados en lo figura13. Juntamente con estos hachas se encuentran los macanas, instru-mentos de madero muy duro que servían de espadas y lanzas poro lotjuerro y también poro comprimir la trama de hilo en los telares.

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Los nociones de estas regiones se formaron por el derecho de domi-nio que adquirieron unas tribus sobre los otros, como consecuencia dellUS contiendas intestinos. Además, sus mutuos relaciones, el cambio desus productos agrícolas e industriales, ofionzá ese dominio que debíapreparar su engrandecimiento social. Pero lo repentino llegado de lossoldados españoles les hizo suspender sus faneas domésticas y sociales,poro otender 01 enemigo formidable que con lo potencio del arcabuzy el auxilio de sus cobollos, venció lo velocidod de los dardos y el há-bil manejo de la honda, del hocha y de lo mocano; y paralizó por sor-presa el bélico ardor de esos pueblos generosos que defendieron su po-tria y sus hogares.

En el estudio de los señales de lo condición intelectual del hombreen los edades primitivas, dice Mr. Edward Burnet Tylor: "Sí se preguntoa un anticuario su opinión sobre lo condición intelectual en que se de-bió encontrar la humanidad primitivo, indudablemente recurrirá, pororesolver esta cuestión, al examen de los útiles y de las armas de q,uelos hombres se sirvieron en aquellos lejanos épocas, los cuales en efectonos don luz precioso sobre su civilización. Este examen enseñará cómolos instrumentos de metal han sucedido o los hechos de piedras afilados,de conchas y de huesos, cómo los hachas de piedra y los guijarros delas puntas de las flechas que se encuentran en diferentes localidades,1='ruebonque la edad de piedra ha reinado durante un período más omenos lejano. Esto historia del hombre que nos revelo el estudio de losinstrumentos de que éi ha hecho uso, liS la historia de un progresoascensional y sín doda inconstante e interrumpido en coda tribu, o encada raza, pero un progreso general, en el que vemos crece y se desarrollo lo industria humano."

Efectivamente de este modo se puede comprobar en porte el gradointelectual a que habían llegado los antiguos habitantes de las regionesEcuatoriales de América, porque el estudio de sus instrumentos y utenO'silios de menaje y sus armas poro lo guerra revelo en porte el estadode su vida social; pero no es éste el único medio de llegar 01 recono-cimiento de lo condición intelectual del hombre en las edades prehis-tóricos, hoy otros medi9s muy importante que complementan este es-tudio etno/ógico, estos son: el movimiento seguido en el progreso delas artes manuales, el sistema general de su numeración, de sus jeroglí-ficos o de sus figuras simbólicas e históricas; sus ideos sobre el espirituo-

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tismo y por consiguiente sus creencias religiosos, y finalmente su siste-ma de gobierno. En cuanto nos seo posible trotaremos de estos mediosen relación con lo civilización de aquellos pueblos.

El arte de fundir los metales y de modelar con ellos utensilios, vasi·jas, armas, objetos diversos e ídolos, fue uno industria característicade la edad de bronce de los pueblos primitivos. Naturalmente los me-tales que debieron entrar los primeros en el uso general, fueron aque-llos o los que se podía dar más fácilmente los formas de utensilios or-dinarios; aquellos que se podían sin grande esfuerzo modelar, plegar yextender en láminas; aquellos que por lo acción de un color conveniente~ podían reblandecer y fundir, y también los que más fácilmente seencontraron sobre la tierra. En el continente europeo el metal que re-unió estos condiciones en mayor grado fue el cobre. Hoy lugares deHungría, por ejemplo, en donde uno gran porte de los antiguedadesque se han descubierto son de cobre puro. En los sepulcros de Alemaniadel Norte se han encontrado utensilios también de cobre puro. (Virchow).

El cobre no se encontraba en todas partes del mundo, y donde lohabía generalmente era en pequeño cantidad, incrustado en los mine-rales; paro generalizar su uso fue necesario el comercio. Los antiguosfenicios, mucho antes de lo construcción del templo de Salomón, seproporcionaron el cobre de lo isla de Chipre (Kupros), de donde sederivó el nombre de cobre; cameciaban también con el estaño, el queiban o buscar 01 mar del Norte en regiones muy lejanos. Allí se encon-traban los islas Cassisterides o del estaño, que llevan en el día el nom-bre de islas Scilly, cerco de la costo septentrional de Inglaterra. Conestos dos metales fundían sus armas y utensilios de bronce que carac-terizo esto edad.

El célebre químico Klaproth hizo en 1807, el anólisis del bronceencontrado en los sepulcros de los edades prehistóricos de esos regiones,y halló qúe se componía de ocho o nueve portes de cobre por unos. dosde estaño:

Los peruanos tenían instrumentos de cobre y de bronce que emplea-ban en sus trabajos rurales, en los de esculturá y de minería. En Vil•.cobamba, cerco del Cuzco, en uno antiguo mino de plata trabajadopar los Incas se encontró un cincel de doce centímetros de largo, com-

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puesto, según el análisis del profesor Vouquelín, de noventa y cuatroparte:> de cobre por seis de estaño.

Según Humbaldt el cobre cortante de los peruanos es casi idéntico01 de las hachas, de los antiguos galos, que corton lo madero como 10sinstrumentos de acero.

El arte de fundir y modelar los metales poro todo c10se de objetoscinstt'umentos fue también practicado par los pueblos que habitaronlas regiones e~uatorioles, pero la clase de metales empleados en losinstrumentos de labor, y los circunstancias en, que éstos se encontrabanno eron las mismos en ambos continentes. Los, indios de 'estas regionesencO(ltraban el cobre, lo mismo que se encuentro hoy, abundante enel territorio del Estado del Tolima en riegos de pepitas o fragmentosn:ldados.en aluviones terciarios; también lo hallaban desde tiempo in-memorial en Riohocha, en Santa Marta y. en muchos otros portes delinterior; pero $egún parece no conocion el estaño, pues. hasta ahora fK>

hay indicio de que se hoyo encontrado este metal en nuestra suelo;por consiguiente, 1'10 es extraño que no se hallen en los sepulcros oIo_. de los indios, objetos, armas, ni instrumentos de' bronce. Enco.pensaci6n teníon 01 lado del cobre abundantemente el aro y '0plato, cuyos <:ualidodes conocían perfectamente, pues sabian fundirlosy modelorlO$ eón sorprendente habilidad. No destinaban estos metalesporo lo onstruccioo de vosijos y útiles de menaje, porque para estosUSOS tenían arcillas esméticas y refractarios con los que fabricaban to-cIa.clase de obejtos' de alfareria; los empleaban en objetos de aclamo,en lo construcción de instrumentos musicales, de labor poro los faenCJscgricolos y pora lo minería; en la fabricación de ídolos o tunjos, de fi-guras de personajes y objetos históricos, etc. De cobre se han holladainstrumentos de agricultura en los sepulcros de los indios de Quito, delCauca y del Ta!i~a. los indios de Verogua, según refiere Ccilón, cono-cion el uso del cobre, del cual hacian hachas y otros utensilios muy vo-riodos, labrados, fundidos y soldados.dados.

Los indios Toyronas eran, según lo expreslon del historiador D. A,..~tonio Julión, poderosos, no solamente porque su espíritu guerrero ,loShacia dominadores de las demós tribus de lo provincia de Calamar,que es la de Cartagena, hasta la de Urabó, sino porque eran dueños d'e

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las minas de oro y plato que había en sus comarcas, y por tener en lasfaldas del cerro de Tayrona fraguas poro la fundición de .los metalesy para labrar las joyas de diversos figuras, con que surtían las demásnociones circunvecinas.

La población principal, la más comercial, I~ corte del indio Tayrona,se llamaba Pocigiieicq¡ era plaza afamada por sus armas de macana,arcas y flechas con que se defendieron tenazmente del arcabuz y de laespada conquistadores.

Lo arcilla plástica y la arena con que fabricaban los moldes, erantan finas y dúctiles, que la impresión de las dedos recibida por el mol-de o por el modelo que hacían, era transmitida en algunos objetos 01'metal. Este hecho muy raro, pues que no se presento en todas los joyasoue fabricaban, ha hecho creer que los indios poseían el secreto deablandar el oro por medio de una planta que le comunicaba la ductili-dad de la cera. '

D. Antonio Julián, historiador de la Provincia le Santa Marta (1787),refiere que hombres cuerdos de su época aseguraban que los indiosTayronas conocían una yerba de la Sierra-Nevada, que tenía la virtudde ablandar el oro. Este escritor no da asentimiento a esta conseja,pero no se le ocurrió preguntar para qué necesitaban los indios los hor-nillos y fraguas de fundición que él refiere tenían, si poseían el mediosencillo de amasar el oro como la cera. "En el centro del valle de' Tay-rano, dice, tenían los indios una fragua para la fundición de los orosque de los ríos, quebrados y cerros se recogían; y como afirma el ifus-trísimo Piedrahita, había también platería de joyas." Ademós de esto,la palabra Tayrona en idioma indio significa fragua.

Este asunto no merece discusión, y no deberíamos tratar de él, si nohubiera personas cuerdas del día, que no obstante los progresos de lasciencias ,creen en la posibilidad de ablandar el oro con uno yerba; poresta razón haremos algunas observaciones.

El estado pastoso o de blandura en un cuerpo, es un intermedio entreel sólido y el líquido y no todos lo presentan; es un fenómeno físic')producida en algunos por el color, como en la cera ..¡ en los metales,o por la interposición del agua en otros, como en la arcilla.

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Del contacto de dos cuerpos diferentes puede resultar uno combina-ción, por consiguiente un cuerpo diferente de aquellos; este fenómenoquímico es diferente del reblandecimiento a ablandamiento que produ-ce el color. De estos hechos se deduce que ningún cuerpo se funde niablanda por el contácta de otro sin intervención del calor o de un li-quido. Por otro parte" los sustancias más activas sobre los metoles sonde origen mineral y éstos obran cambiando su naturalezo y no oblan-dóndolos; los sustancias vegetales, por activos que sean, son muy débi-les sobre los metales.

La simple inspección de los tunjos de oro con una fuerte lente sirve paro.salir de este error, pues son muy roros los figuras que presentan lo im-presión de los dedos y cosi todos conservan los imperfecciones del mol-de, lo formo de los granos de arena amoldados, y restos de la tierra delmolde en sus sinuosidades.

No sqlamente conocían el arte de fundir y modelar los metales, sinotambién sabían Iigarlos en proporciones convenientes, tanto para dorla dureza y el temple necesarios a sus instrumentos de labor· y parohacer soldaduras de unión, como por economía del oro empleado segúnsu valor y escasez. El oro del Tolima y del Cauca tiene una ley de finoque varío entre 800 y 920 milésimos y lo ligo es de plato; el oro deAnti~uia tiene de fino de 500 a 936 milésimos con una ligo tambIénde plata; el de Bucoramongo es de 890 milésimos a 950 y el de Girónalcanza a 996 milésimos de fino, y en todos la ligo es de plata; sinembargo son muchos los ob.ietos de oro fabricados par los antiguos i'n-dios de estos regiones que tienen uno fuerte ligo de cobre y muchos ~onde cobre puro.

Lo joyería de oro fue mejor ejecutada por los pueblos aborígenes deAntioquia. Cuando el conquistador Badillo subiÓ la cordillera por ellado del Cauca, en busco de las riquezas y del ídolo de oro maciso deDobaibe, "El Dorado" de Antioquio, llegando a los lomos de Burihcáencontró hornillo. paro fundir el oro, moldes de yeso poro vaciarlo yclgunos instrumentos paro labrar/o, lo que reveló el adelantado cono-cimiento que tenían en esta clase de trabajos artísticas.

Codazzi dice: "Que las indios del territorio de Antioquia eran tan in-dustriosos, que no solamente recogían el oro que les ofrecían las olu-

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viones de los ríos y quebrados, sino que lo sacaban también de lasentrañas de la tierra, trabajando con mucho ingenio las minas de vetas.En Marmota los trabajos modernos pusieron en descubierto un socavónde mina explotada por los indios, y los instrumentos de que se servían,tales como barretones hechos de oro mezclado con cobre y con piritade hierro (marmaja), a cuya liga sabían darle un temple y durezasemejante al del acero. De algunos sepulcros se han extraído tambiénutensilios semejantes por su composición a los barretones; crisoles parafundir los metales, moldes de yeso y otros instrumentos de este arte."

Una de las piezas de oro que dan una alta idea del arte de joyeriamdia en Antiaquia, es la representada en la figura 14 en el tamañonatural. Es un ídolo que llevo en las manos una varilla con una sartade hojas de oro, cuadradas, semejantes a las montas cuadradas y pe-queños que las indias tejían para cubrirse los hombros y el vientre, yc:ue en Antiaquia llamaban maura; en Cundinamarca usaban estos mis-mos mantas de algodón, llamadas I¡quiras, las que prendían en el pe-cho, sin cubrirlo todo, con un alfiler grande de oro o plata, que tenialo cabezo como un cascobel y llamaban topo. También tejian de algo-dón unas mantos rectangulares paro cubrirse el cuerpo las mujeres,cesde la cintura, y se llamaban chircates, el que sujetaban con elchumbe, foja de algodón.

Es muy probable que esta figuro represente la diosa de los telares oel símbolo histórico del arte de tejer las mantas, pues es una verdadreconocida que los indios figuraban en oro y aun en barro cocido suscostumbres, artes y ceremonias. Además de llevar esta figura en lamano las mantas, tiene marcados en los ojos cerrados y en la frente,de arribo o abajo unos hilos y otro transversal en Iq boca, como poromanifestar que la importancia de este arte está en el arreglo de loshilos, es decir en el urdimbre de la tela, cosa que no debía perderse devista, pues la habilidad no es tanta en tejer cuanto en urdir. Este idolofue en contrado en una huaca 'cerca de Neiva, en la antiguo provinciade Córdoba, del Estado de Antioquia; es hueca, por consiguiente unidoen sus bordes o contornos con mucha perfección, lo que demuestra quelos indios conocían el arte de soldar el oro, con ligas fusibles a uno tem-peratura más bajo que la que necesito el oro de que está hecho lo piezaporo fundirse.

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Generalmente se cree que todas las figuras que fabricaban los indios,prlncipolmente las de oro, eran ídolos o dioses', pero es yn error; esverdad Que tenían numerosos deidades por su tendencia a per!i0nificory deifiéclr hasta los animales y objetos inanimados, pero el mayor núme-ro de estas figuras de oro son símbolos. Por ejemplo, lo figuro que aca-bamos de describir como diosa de los telares fue un verdadero ídolo quepresidio el arte de tejer los montos yero adorado por los indios de An-tioquia¡ y los figuras descritos en el capítulo anterior son símbolos entrelos cuales está en primer término el simba lo del comercio de los mantos.Estas dos figuras son recíprocamente comprobantes de los interpreta-ciones que les hemos dado.

Mucho más il'lgeniosa es, como trabajo artístico, la jarro de oro re-presentada. en lo figura 15, o lo cuarto porte de su tamaño natural;tiene adornos angulares o griegos en relieve que parecen jeroglíficos;lo figuro 16 represento el tamaño natural de los adornos desarrolladosen un plano.

Que conocían los indias el modo de soldar las diferentes portes deuna misma pieza, con ligas de oro más fusibles, es un hecho que no sepuede dudar, porque siendo la. base de este arte primitivo lo fusión delos metales, como lo es hoy también, lo práctico les enseñó o apreciar lamayor o menor fusibilidad de las diferentes ligas de oro y cobre, pro-piedad en que está fundado el arte de soldar los metales; además queno hubieran podido unir las diferentes partes de un mismo objeto, deotro modo que no fuera éste.

Aparentemente no se encuentra unión en las diferentes piezas de al-gunos objetos, pero depende ésto de que perfeccionaban su obra cone:1 pulimento del objeto de oro, por el frote con arena cuarzosa que acul-taba los uniones, o can raspadores cortantes hechas de piedra lidianay de obsidiana vitrioso, coma los representados en la figuro 17, redu-cidos a la 5" porte de su tamaño, encontrados en Antioquia y tambiénen <;:undinamarca. Terminaban el pulimento con pulidores de maderadura o de fragmentos de cuarzita, de ágata o cornerina, de sílex resi-"ita y de serpentina verde, redondeados por el frote de los aguas en ellecho de los ríos y quebradas; estos instrumentos también se han encon-trado en los sepulcros al lado de sus joyas; el uso de estas piedras o pu-I¡dores se ha conservado tradicionalmente para pulir los piezas cerámi-

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cos o loceríos en los pueblos de Ráquira, Natá, etc., que heredaron estQindustria de sus antepasados.

Por estos mismos medios hacían muchas clases de objetos útiles y deadornos como alfileres, anzuelos, cascabeles muy sonoros, mascarones deoro incrustados en lozas de tierra cocida y con argollas de una a otraoreja.

¡Papel Periódico Ilustrado. Págs. 277 a 279).

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VIEl arte de la joyería indígena fue practicado también con bastante ha.-

bílidad por los chibchas, principalmente en Guatavita. En este lugar sehollaron, después de la conquista, restas de hornos a fraguas de fundi-ción, y de crisoles de arcilla refractaria con residuos del oro que fun-dían.

Esta industria tuvo una influencia notable en el cambio de reglmenpolítico de la nación independiente gobernada por el cacique Guotavita.C.omo los joyeros guatavitas eran afamadas en la noción de los chibchos,solicitóbanlos los pueblos vecinos y muchos se esparcieron en ellas congran disgusto de su jefe y señor. Reconociendo el Guatavito el graveperjuicio que recibía su reino con esta disminuci6n de sus vasaJlos mósindustriosos, ordenó boja graves penas que todos se redujesen a sus Es-tedos; y notificó por bando que si algún señor o cacique extranjeronecesitase de alguno de sus joyeros, diese por cada uno de ellos, das va-sollos que le asistiesen en su corte durante lo ausencia del artífice desu nación. El Zipo tuvo noticio de este decreto y pidió con disimulomuchos joyeros en varias ocasiones, y mondaba el canje correspondien-te en hombres aguerridos y decididos o seguir sus órdenes secretos. Enseguido compró el auxilio del cacique de Guasca, quien dejo pasar se-cretamente por sus dominios las tropas del Zipa y dada lo señal confuegos nocturnos o los soldados que tenía en Guatavita, sitiaron y asal-taron por el interior y el exterior el cercado del cacique Guatavita, elque rindió su vida en uno desesperado defensa. Desde esa época estepueblo industrioso quedó incorporada entre los súbditos del señor deBocotá.

Recientemente (1882) se ha encontrado en' el pueblo de Quetome,en un sitio llamado Chirajara, de lo haciendo de Susumuco, pertene-ciente 01 doctor Emiliano Restrepo, uno huaea o depósito de muchosfigurítos de oro, producto de lo antigua joyería de los chíbcnos, que re-

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presentan personajes, animales deificados, mitos y ceremonias de estospueblos. Estando éstos en poder del señor Alberto Urdoneto, hemos po-~do exominarlas cuidadosamente.

Estas figuras estaban contenidas en un vaso de borro cocido Uig.18)., que presenta lo forma de un indio sentado, su nariz es encorvaday el tipo en generol es muy semejante o los figuras mejicanas de estamisma clase. llevo en la cabezo un gorro ceñido con un doble cordón,y es abierto por encima o la manera de una ánfora con su respectivatopa; en la mano izquierda empuño un cetro y en la derecho, apoyada'sobre la rodillo, tiene Uno taza; el cuello está adornado con un collarde puntos, atado por detrás con un cordón; en los orejas se ven los se-fioles de perforaciones poro llevar orejeras. Todo el cuerpo está pinta-do de ocre-rojo con excepción del gorro, la cara, el collar y la taza queson blancos; en los carrillos están dibujadas unas figuras triangularesy puntos sobre líneas transversales. Mide 25 centímetros de altura y18 de anchoc!e un hombro 01 otro. lo actitud de este indio es la de unCacique en el momento de recibir lo ofrenda de sus súbditos. Esta ofren-do estaba guardada en el interior. del in~, y es uno historia interesan-te; así es que sin exageración alguna podemos decir que lo huaco deChirejaro es un fibro histórico cuya cubierta es de borro y cuyos caroc-tel1!lsson de oro. Abrorr)Os, pues, este libro y estudiemos en él.

Todas estos figuras son uno demostración cloro de los opiniones quehemos emitido anteriormente y aún surgen de su examen nuevas ideas.En primer lugar, no teniendo los habitantes de Cundinamarca un siste-ma de geroglíficos que reemplazara la escritura como los antiguos egip-cios, ni pinturas simbólicas como los Aztecas, ni quipus como' los Pe-ruanos, el único medio de que se sirvieron poro perpetuar su historiodoméstico, política y religioso, fueron los metales finos, cuyas propie-dades conoclan y sabían modelar con bastante ingenio. Efectivamenteen codo uno de estos figuras se ve un símbolo histórico, o la figura deun personaje interesante en el arden político o religioso, o la represen-tación figurada de un mito, costumbre, orte o tradición; en una palabra,para estos pueblos el arte de fabricar figuras de oro, de plata y de co:bre,fue la base de lo historia objetiva de su noción. En segunclo lugar,en estas figuras es notable el conocimiento que tenían del modo de fun-dir y modelor estos metales; del modo de hacer ligas fusibles poro sol-dar los piezas unas con otras; del método de hacer planchas muy del-

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gadas y ee imprimir en ellas, por presión, la figura del objeto esculpidoen piedra dura.

En el mayar número, si no en todas las figuras de que .nos ,vamos aocupar, se notan con sorpresas hilos más o menos delgados, de una per-fecta igualdad de su diámetro, contorneadas a la manera de un alam-bre flexible, y en algunas partes cortados, sin que los joyeros indias tu-vieran los instrumentos de que hoy se hace uso para trabajar los hilosy objetos de la misma naturaleza. Una persona poco investigadora, yligera en el examen y discusión de los medios que pudieron emplear losindios, diría que conocieron el arte de estirar los metales en alambres;pero, ¿cómo, si no tenían instrumentos adecuados, tales como hilerasde acero o de cualquiera otra sustancia que pudiera reemplazarlo?Ni tenían limas, ni cinceles cortantes capaces de dividir los metales, niinstrumentos de bronce que en alguna manera reemplazaron el hierroen los tiempos heroicos. Pero la dificultad desaparece examinando conatención y cuidado estos objetos, aplicando el criterio comparativo y tra-yendo a la discusión los medios imperfectos y primitivos conservadostradicionalmente en algunos lugares. Hasta una época no mu remotase practicaba en algunos pueblos, tales como Ubaque y Guatavita, elarte de fundir y amoldar pailas, campanas y estribos de zapato, arteque desapareció por la introducción de objetos de la misma especietrabajados en el extranjero con perfección. En esta industria se mode-laba el objeto en tierra porosa y refractaria; este molde seco se cubríacon cera negra de abejas estirodo en láminas del grosor defobjeto quese quería amoldor y fundir, y con la misma cera se modelaban los ador-nos, tales como hilos, letras, especie de cariótides, etc., fijándolas en 'sulugar conveniente; una vez cubierto con esta capa de cera, se recubríade cantidad suficiente de tierra amasada en una posta dúctil, dejandouna abertura conveniente para introducir el metal fundido. Se dejabasecar lentamente este molde, dentro del cual estaba la figura de cera,y finalmente se activaba la desecación con el fuego aplicac:fo al COntor-no y a cierto distancio. En esto operación, el calor elevado a un altogrado, líquida la cera que funde a 669 y sale por aberturas practicadas enla parte inferior del molde y otra porción es absorbida por los porosde la tierrCJ\ Estando aún caliente el molde, y cerradas las aberturasde salida de la cera, se vierte el cobre perfectamente fundido por laabertura de aquél y el metal se distribuye en todas los sinuosidodes,

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cacabando de hace~ cfesapa~ecer lo cero que hubiese quedado, pues que,,1 'cabre funde 01 color rojo, es deci~, a 788 g~ados centígrados.'

No solamente es muy probable, sino' que es evidente que este mét<:l-do fue empleado por los indios 'para modelar el mayor número de joy~s'dI!' oro que· fabricaron, p~incipalmente las. huecos y los formados de hi-lO!;,por las razones siguientes: 1~ Elestcidorudimerltal de su civiliza-ci,6n en los artes manuales nQ les permitía emplear ning1.lllo de. los mé-todos usadós en el día; 2~ No podían servirse sino· de los elementos cu-yas propiedades les e~an conocidos, y conocían perfectamente las de locero, Que es común en los bosques de estas regiones; 3~ La cera im-pllra de las colmenos naturales es muy dúctil y. con el color dé los mo-nOS .se presto fácilmente a !a confección de modelós, de hilos de un'diámetro igual, de planchas de igual grosor y de toda ~Iase de adornos;4' En las figuras de que nos vamos a ocupar, se nota que el cuerpo'es de uno plancha fundido de medio a dos miiírnetrcis de grosor, y parofigurarlcis ",iemb~ós tiene entalladuras cortadas con igualdad comocon un cincel, 'operación que no. podían practicar sobre uno lámina fun-:'dic:lay de ese grosor sin instrumentos de acero apropiados, pero sí lo:'pu!Jie~onprQC¡tic~rsobre el modelo hecko de una .plancha de cera, y con'Un Cincel de piedra silícea y aún mós blanda, como (os que se han en-<:i:lntradoen las huacas, representados en la figura 17; 5~En los objetosfinc;>s,formodos de hilos contorneados en espirales concéntric<;ls y enalgunos adornos, se ncito que hay separaciones de los hilos en algunas

.partes, y estos separaciones están llenes de la tierra del molde, qué esde color negro y de aspecto bituminoso, carbonizada, es decir, de lacera quemada en los poros del molde por el fuerte calor del oro intro-ducido en ,él, que funde o i.2009, En algunas fi,guras de mayores dimen-siones, en los ql.le,no hoy hilos, ni adornas,' sino simplemente planchas~ formas abultódas, se nbta lo tierra del molde sin carbonizar, lo quec:JemueslTaque en estos objetos los moldes fueran hechos de varias pie-zas y que el modelo de cero había sido retirado antes de vacior el me-tor fundido;6~ Finalmente, Piedrahita dice que los indios hacían ído-Jos de oro,. <le hilo y de cera; pero se ocurre esta observación: sabiendotrobaU:Jr el oro, el cobre y la plata, Qué importancia le pudieron dar alacera, materia despr,eciable poro figu~ar sus dioses y sus jefes? ¿No.río más bien .que los españoles. vieron hechos ge cero íos modelos de

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FIGURAS HALLADAS RECIENTEMENTE EN UNA HUACA CERCADE QUET AME.

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OLL,A, DE BARRO QUE CONTCNIA EL TESbRO.-Figura 18 de la relación

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Que se servían en este arte poro confeccionor el moide? Los observacio-r.es anteriores lo demuestran suficientemente.

Los figuras más importantes de lo colección encontrado en lo huacode Quetame son los siguientes, que hacen parte de lo historio de .los-(¡ntiguos pueblos de Cundinamarco, es decir, son figuras simbólicas deíos principales personajes y de las ceremonias notables en la vida pre-histórica de esto noción.

Lo figuro 19 que mide dI' IlJrgo 14 V2 centímetros, peso 61 gramosy contiene de fino próximalTU'nte 750 milésimos; representa el Zipo,pues tiene, adem6s del cetro, el casquete o especie de copa de sombrerosin alas que según los cronistn.s es el distintivo de este Cacique; llevolargos orejeras, adorno que según sus leyes suntuarias solamente erapermitido a los caciques y al Gueso o Mojo; este casquete es formadopor un hilo en espiral. Es notable esta figuro, o pesor de su imperfec-ción, por ser lo cabeza y el cuello abultados y por tener facciones ca-racterísticos del tipo indio; el resto del cuerpo es hecho de una planchafundida V muy imperfecto.

La figura 20 es de mujer, con un collar de cuatro hilos; Ile.va en lamono derecho un cetro y tiene el birrete o bonete distintivo de los ca-ciques probablemente representa la C::cico. Pesa esta pieza 29 V2gramos y tiene de lorgo 10 V2 centímetros.

La figura 21 es indudablemente un Je:¡ue, pues los historiadores, yde ellos el Obispo Piedrahita, dicen que los sacerdotes llamados Jequesllevaban en sus fiestas religiosas una corona en forma da mitra; la deesta figura es rectangular, prolongado en los costados y '-on dos perfo-raciones triangulares en cada lado. Esta figuro es la misma que los queocompañan 01 Cocique en la bolsa de "El Dorado"; lleva una insigniaen forma de cetro en la mano izquierda y otra bifurcado en la derecha;tiene, además, una golilla de puntas. Es muy posible que represente unodignidad en la jerarquía de los Jeques. Mide de largo 14 V2 centímetrosy peso 62 gramos.

La figuro 22 es una ave con las alas extendidas, colocadas en el extre-mo de una mesa rectangular alargada, de 6 centímetros de largo; vistode perfil tiene el pico encorvado, ojos redondos y salientes; la formao lo que más se aproxima es a un loro o guocamayo. Este animal re-

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cuerdo la cer::?monio del sacrificio de centenares de loros y de guaca-mayos que juntamente con el Mojo inmolaban los sacerdotes muiscas,¡caro enviadas como mensajeros o lo luna, después de enseñorles suidioma, porque así interpretaban mejor sus ruegos. Parece, pues, quelo pieza rectangular es lo lápida propiciatorio en el sacrificio de estosanimales. El guacamayo de esta figuro, es hecho de un hilo de oro fuer-IEmente lig::;do COi1cobre (500 milésimos).

Los joyeros ind'os fabricaban láminas de oro muy delgadas y flexi-bles; es sorprendente la igualdad en el grosor de estas láminas, tontomás cuanto que e!los no pudieron emplear laminadores de ninguno es-pecie, que 5011 los instrumentos más o propósito poro estirar los metalesen hojas delgadas. Discurriendo en los medios de que. pudieron va-Ic.rse poro laminar el oro, lo plato y el cobre, recordamos que los chinosempleon el procedimiento siguiente: sobre uno piedra .de superficie ho-rizontal y perfectcmente igual y pulimentada, cuyos contornos rectan-!:;ulares tienen sus bordes levantados en formo de coja, previamentecalentado, se vierte en ella el metal fundido e inmediatamente se apli-ca por encima uno lámina de piedra, de superficie igual a la primeroy también calentado, de manera que el liquido comprimido entre las dossuperficies se extiende en una hoja, tan delgada como se quiero, segúnel greda de aproximación de los dos superficies, lo que se consigue com-primiendo lo piedra de encima; el exceso de metal sale por uno canalpracticada en uno de los ángulos. El esquisto arcilloso opizarrado sepresta fácilmente o lo confección de este sencillo aparato, y es muy co-mún en nuestros terrenOs secundarios y de transición; asi es que juzga-n:os como muy probable que este método fue el que usaron los indios deeste continente. La terminación del pulimento, hemos dicho ya, que fuefécil o los naturales con lo arena cuarzosa y con pulidores de moderoy de piedras rodadas en los ríos. Es de advertirse que los láminas encon-tradas en las huocas de los indios no presentan huellas ni vestigio al-guno de que hubiese sido estirado el metal por el golpe de un martillode piedra.

Lo figura 23 represento un Jeque con su mitra rectangular, es hechode una lómina delgado de oro dúctil, y se noto en sus formas, prinCipal-mente en lo coro, que es un foc:símile obtenido por compresión de la:ómina de oro sobre el modelo tallada en uno superficie duro, como en

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una piedra; frecuentemente empleaban lo serpentina verde y el esquistosilíceo.

En esta pieza es notable, en el reverso, la unión de los miembros in-feriores con el tronco por medio de una soldadura de oro rojizo, es decir,ligado con cobre, diferente del oro de que está, hecha la fig~ro, quees ligado con plata y de una ley superior.

Tenemos en nuestro poder un modelo de piedra, tallado en una placade exquisito silíceo, que presenta la figura de un Jeque semejante alanterior, y es suficientemente dura para transmitir su imagen o unalómina de oro por presión; así que, es un comprobante de lo que deja-mos dicho del modo como fabricaban los indios esta clase de figuras.

La figura 24 pesa 57 gramos de oro (800 milésimos de fino) y tienede longitud 12 Yz centímetr05. Lleva en el hombro derecho uno' ca-nasta con unas figuritas como avecillas imperfectamente fundidas; conlos dos manos empuña una arma compuesta de una varilla central quetiene en cada extremo y en sentido opuesto unos ganchos fijados conhilos; con la mano izquierda sujeta el extremo de esta varilla y el de<;tra en forma de dardo de extremidad libre; con lo derecha tiene unhilo o varilla fijo al gancho superior de la varilla central. Este instru-mento presenta mucho semejanza con el que Piedrahíta describe comoinstrumento de guerra, de lo 'manera siguiente: "Pero la más común ar-ma que tenían para sus guerras, eran tiraderas, que son ciertos dardillosde varillas livianas, a manera de carrizos, con puntas de macana, loscuales tiran, no con amientos' de hilo, sino con palillos de dos palmos,de grosor del jaculillo, prolongado con la tercia porte de la caña; éstetiene dos ganchos ofijados y distintos cada cual de ellos en un extremode amiento que he dicho; con el uno ocupan el pie raso del dardillo ycon el otro lo aprietan con el dedo del índice corvado, hasta que el dar-dillo se desembaraza, según la fuerza del que lo despide; y como notienen armas defensivas ni reporo de ropa que basten a resistirlas, nodeja de ser arma peligrosa aunque limpia de veneno." Aun cuando estadescripción del Obispo Piedrahíta es algún tanto confusa, se ve el amien-to de madera, que él menciona, en lo varilla central de lo figura, y eldardillo libre en la mano izquierda junto al gancho de apoyo, y en laderecha una cuerda o medio de lanzarlo. Este ínstrumento porece másun armo de cazar aves que un arma de guerra, o pudo servir poro ambos

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cosos. ¿Esto figuro represento 01 Cacique en el día de regocijo y de co-cería de aves? Así lo conjeturamos, por llevar además de lo tiraderael birrete cocicol y prendido 0\ hombro lo conosto con figuras de aves.

Lo figura 25 es uno rono de oro, deidad muy importante poro estosindios y símbolo de los meses lunares marcados por lo estación lluvioso,de grande influencia en sus foenas agrícolas .. Trotaremos de ello en unlugar oportuno.

Como lo figuro 26 hay muchas repetidos que hacen porte de lo ricocofección del gazofilacia muisca hollado en Quetame. '" .

En materia de especulaciones científicas es permitido interpretar he-chos más o menos probables, siempre que tengan bases racionales e his-tóricos en qué apoyarse los conjeturas; precisamente estas condicionesson las que hemos tratado de cumplir estudiando las figuras de oro des-critos, en relación con los dotas históricos recogidos de los escritoresantiguos, y con los observaciones que lo práctico ilustrado puede sumi-nistrar.

En otro capítulo describiremos figuras que fueron encontrados con losque acabamos de describir, en el mismo lugar, y que presentan mayoril~terés en su estudio porque representan hechos históricos de oquellospueblos, de muy mayor importancia que los Que dejamos relatados.

(Papel Periódico Ilustrado. Págs. 339 a 341)

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VIIEn este capítulo vamos o ocuparnos de otro de los medios importan-

tes en lo interpretación de los condiciones intelectuales de los diferentesrozas humanos primitivos, este es el estudio de sus creencias sobre elespiritualismo y, por consiguiente, el de sus prócticas religiosos. Esteestudio es mucho más importante de uno manero comparativo, métodoQue emplearemos en esto exposición, poro lo c~al tomamos los ejemplosrecogidos por Mr. Brunet Tylor en algunos paises, con los que conoce-mos del continente descubierto por Colón.

Entre los pueblos salvajes del mundo entero, tonto en épocas remotoscomo en lo actual, ha sido. muy dominante el fetiquismo, es decir, loidolatria o culto de idolos u objetos que según lo teorio de estos pueblosestón animados de espiritus de diferentes especies y categorias.

Esto idolotria ton generalizado, tiene su origen en uno especie de fllo-sofia espiritualista o animista, Que aunque grosero, es consecuente con!;u generalización en todos los seres animados e inanimados. Poro esosrozas primitivos, todos los fenómenos del mundo exterior, perceptiblespor sus sentidos o idealizados por su rústico pero vivo imaginación, eranprovenientes de uno fuerzo o entidad misterioso o quien tributaban ado-roción y culto bajo diversos formas. Atribuián uno existencia personal,inteligente, dotado de voluntad y de poder, o los animales, o los plantas,Q los rocas, 01 sol yola uno, o los estrellas, o los vientos y tempestades,01 fuego y 01 agua, y en general o todos los objetos de lo naturaleza.

Elevado o un alto rango lo idolatrio entre los tribus y nociones sal-yojes más civilizados de lo América, lo formo más común del senti-miento reliigiaso consistra en tributar adoración y culto en primer tér-mino, o los objetos que por su aspecto, por su belleza o magnificenciallamaban más su atención y cautivaban más fijamente su imagiopc:ióll;tal era el culto del Sol y de lo Luno entre los Azte,cos, los. ;lncas y los

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<..hibchas. Este culto está marcado por el antropomorfismo de la filoso-fía indtgena, pues no solamente les atribuían vida espiritual y existenciaoersonal, sino también uno formo semi-humana¡ así es que el sol y laluna fueron, poro los Esquimales Anninga y Molino, poro los Mejicanos'onatiuh y Mestli, para los Peruanos Inti y Quilla, y para los Chibchaseran Zuhe y Chía, los que no solamente tenían formo humano, sino tam-bién eran esposos celestiales que alternativamente presentaban 01 mundoh'lbitado su faz radiante para prodigarle al hombre sus beneficios. Estasdeidades tenían lo mismo importancia que Helios y Selene poro los an-tiguos griegos.

En la nación Chibcha, lo causa primera de las cosas existentes, o elCreador del universo, no estaba comprendida en el grupo de entidadesmateriales deificadas y salía fuero de los límites del antropomorfismocon que caracterizaban sus espíritus benéficos y maléflcos. Este Creadordel Universo era Chiminigagua, una cosa grande, imposible de podersedescribir, de cuyo sena salieron unas aves negras encargadas de difundirpor todas partes un· aire resplandeciente con que se i1umin6 la tierra.

Descendiendo en el estudio de las deidades de los pueblos primitivoSvemos que personificaban y espiritual izaban seres que creían que eXistfanen el viento que sopla los nubes y despejo el sol, o que los reúne sobrelos montes y causo los lluvias fecundantes que hacen nacer y crecer lasplantas y madurar los frutos¡ espíritus que también presiden los com-bates y causan los enfermedades y la muerte. Así los Mintiro ("), una cielas tribus mas salvojes de lo Malaca, atribuyen las enfermedades a unost'spíritus o Hant"s. En sentido contrario, paro los Chibchas, el dios tute-lar de los enfermos, principolmente de los febricltantes, era Cuchovlro,cuyo espíritu residía en el arco iris y o quien ofrendaban pequeñas es-meraldas y granos de oro poro alCanzar 10 salud perdido. Para los pe-ruanos el dios de la salud era el Hueco Umifío, adorado principolmenteen la pravineia· de Manta en un templo suntuoso, <:Dn figura semi-hu-

. mano y representada en una, preciosa esmeralda, muy custodiado y re-verendado.

La idea de lo existencia de los espíritus, en los objetos materiales,fue taTJ ~rralgada en los razas inferiores, que hoy mismo en algunas

10) "'tturos • M. Ir.llet y Triar.

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tribus existentes se conserva tal cual fue en sus antepasados o algyntonto modificado. En la América del Norte, por ejemplo, los indios creenno solamente que los almas son como sombras y que todo en el universoes animado, sino también que las almas de las hachas, de las vasijasde barro y los de los demós objetos semejantes, lo mismo que las de lashombres y de los animales tienen que atravesar la extensión de aguaque separa su domicilio en esta vida de lo gran ciudad en donde el solse acuesta en el horizonte lejano.

La teoría de los fantasmas entre las tribus y naciones primitivas, fuela misma que es hoy para un campesino labrador de nuestros campos: unfantasma es una sombra ligero que ando errante por todas partes cau-sando terror y espanto, esta sombra es parecida a la persono a quienperteneció en vida, y es insensible, no se puede palpar, pero ella sí pue-de hacerse sentir y golpear cansando daño. Estos cualidades, mós las de':ibedecer a determinados personas, explican a sus adeptos cómo sucedeque matando a un hombre se puede enviar su sombra a donde se quiera.Según Herodoto: "Los Gites mondaban cada cinco años un hombre osu dios Zamólxis y le encargaban de sus mensajes, después lo arrojabanen el aire y lo recibían sobre sus lanzas."

En la India inglesa se refiere que 01 principio de este siglo dos Brch-manes, creyendo que un hombre les había robado cuarenta rupias, lecortaron la cabezo o su propia madre, o fin de que su sombra persiguie-ra y atormentara hasta lo muerte al ladrón y a su familia: la vieja seprestó gustosa o esto singular venganza. Este hecho no es aislado en lohistoria de esos pueblos, pues tiene relación con pré')ticas indianas bienconocidas.

Los Muiscas'o Chibchas tenían el cuidado de señalar las revolucioneslunares del año, principalmente los que tenían relación con sus siem-bras y cosechas. Uno víctima humano estaba destinada a solemnizarlas cuatro lunas intercalares que dividían el siglo Chibcha; esta víctimaera un mazo de quince años de edad, criado en el templo del Sol; le lla-maban Gueso, que quiere decir sin casa, pues no la tenía, tombién. ledaban el nombre de Quihico, que significa puerta y también baco, por-que su espíritu estaba destinado a llevar la voz de su nación para hablarde cerca a la luna sorda que no oía desde acá abajo sus lamentos. Igual-mente hacían muchos sacrificios de loros, guacamayas y pericos; pero

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estos animales no eron sacrificados sino después de haber aprendido suidioma, p.ues de este modo sus espíritus transmitían mejor sus mensajesQ \0 luna.

Algunos pueblos del Nuevo Reino de Granado, tales como los Pijaos,hobitantes de los serranías, y los Coyaimas V Natagaimas de los valles<le Neiva, cr~ían que el hombre que moria inocente se convertía en undios, que proteg[a o aquel que le había hecho el beneficio de matar le,y' también protElQíao su familia, pero no o los demós hombres, porqueera patrón muy especial. Poro convertir el hombre en un dios era nece-sario darle muerte con este único fin. No se podio en este caso sacrificarn un enemigo ni persono de su mismo puebla; los transeúntes hombres.mujeres y niños eran las víctimas propicios en oros de lo amistad y pro-tección espiritual. Los Japoneses también deificaban a los hombres vir.tuosos después de su muerte.: próctica que encontramos en la antiguamito!ogia griega.

Los Laches de lo provincia de Tunja adoraban su sombra que era untlios compañero del hombre, acordado por un gran beneficio del Sol~Zuhé) el podre celestial; adoraban también los piedras, pues creía.,(,ue los hombres después de muertos se convertían en piedras y que undio volverían a ser hombres.

Los ofrendas que se hacían en la laguna de Guatavita y 10 cerernoniode "El Dorado", es decir, el sacrificio solemne que el Cacique haciacoda año entrando en la laguna, con su vestidura de oro, en uno bolsocon toda su corte y con los sacerdotes, es la manifestación más explf-dta de sos creencias espiritualistas o onimistas. AIIf invocaban la Cacieamilagrosa y o su hija, las que vivían en el fondo de ello en un lugar de-lidoso y con todos los comodidades opetecibes, desde que en un mo-mento de despecho se arrojó en ella huyendo de tos acusaciones de infi-delidad con que ~a aquejaba su marido, un antiguo Cacique de aquelloscomarcas.

La teoria de los espiritus de los pueblos inferiores es más consecuent.que lo de los pueblos medianamente civilizados de esto época, que hanalcanzado o entrever lo luz de lo verdadera filosofía, sin alcanzar unacompleta ilustración en el conocimiento de los verdaderos causas de loshechos V do los fenómenos ocurridos en el mundo real. Corna conse-cuencia de los errores en que incurrieron aquellos rozas en los nocio-

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nas sobre los espíritus, completan su creencia haciendo llegar al otramundo los espíritus enteros o mutilados, según el estado en que se en-contraban sus cuerpos en el momento de la muerte.

Por ejemplo, uno tribu de Australia piensa que si un hombre no essepultado después de su muerte, su alma se vuelve una sombra errante.Cuando uno de sus guerreros mata a su enemigo, se encuentra algunas\eces embarazado pensando que va o desencadenar contra su propior.acién una sombra enemiga, y sale de esta dificultad cortándole el dedopulgar al muerto. De este modo la sombra no puede lanzar su dardo, yasí ando errante como sombra malévolo pero inofensiva" (Tylorl.

En casi todos los países del globo, en épocas diferentes, se han encon-trado costumbres que concuerdan con lo teoría de los espíritus de lo fi-losofía de las razas primitivas del nuevo continente; además de las quedejamos expuestas, había la de matar no solamente las mujeres y es-clavos del muerto, sino también sus caballos y sus perros paro enterrar-los con él o quemarlos sobre su tÚmba. "Más allá de este mundo cono-cido, en las regiones de las sombras y de los espíritus, lo sombra (felhombre montará en la sombra del caballo, y la sombra del perro per-seguirá la sombra de la liebre; o bien, según la creencia de los Meji-canos, la sombra del perro debe llevar lo de su amo más allá del río quesepara el mundo de los vivos del mundo de los muertos."

Los tribus y naciones del Nuevo Reino de Granada, principalmentelos del Zenú, Flnzenú, los Armas, los Tangos del Valle del Cauco, y lonadán Chibcha, enterraban los muertos con sus mujeres, cuando eranpersonas distinguidos, con sus esclavos, alimentos, bebidos fermentados,instrumentos de arte y agricultura, con sus armas, ídolos y joyas de oro,de., tanto porque estaban persuadidos de que eran animados estos ob-jetos y personas, cuanta porque creían en la inmortalidad de sus espí-litus. Los Chibchas creían que los olmos salían de los cuerpos de losque morían y bajaban al interior de lo tierra por unos caminos y ba-rrancos de tierra amarillo y negro, teniendo que pasar por un gran ríoen unas débiles bolsas fabricadas con telas de araño, motivo por el cualrespetaban mucho estos insectos y no los mataban. Llegando al ténminode este viaje encontraban sus labranzas, sus mujeres y servidumbre, susriquezas e instrumentos, en una palabra, todo lo que constituía sus ho-!;a.res y sus afecciones más íntimos acá en la tierro.

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Lo historia de las ofrendas funerarias, dice Mr. Tylor, nos enseño'también la transformación que ha sufrido esta creencia, que tuvo suorigen en uno filosofía salvaje y grosera, viniendo a ser en el día unaformalidod simbólica. "Para lo intengencia de los Vedas era una cosarazonab'e quemar lo~ imtrumentos del socr¡ficio y del culto con el sa-cerdote, o fin de q(:," se pudiero servir de el!os en el otro mundo; mien-tras que el Hind~u de nuestros tie ••..•pos se conforma con arrojar un hilode lana sobre lo torta funeraria que ofrece a su padre diciendo: Puedaeste vestido tejido de fono ser una ofrenda agradable a tus ojos."

Según Ovidio, las ofrendas de alimentos hechas a los muertos, queen épocas primitivas era una próctiCliI salvaje, fueron transformadasen su tiempo en una simple ceremonia, con la cual se manifestaba sen-timiento de afectos. "Guirnaldas, dice, algunos granos de sol, trigo, es-parcidas en la tierra; un poca de pan mojado en vino y violetas sem-bradas sobre lo tumba, eran lo bastante poro apaciguar las sombras."

En nuestros tiempos, las coronas de inmortales, de rosas y de violetas,<;on poro el hombre verdaderamente civilizada, un triste recuerdo con-sagrado a la memoria de la persona amada y un testimonio tributadoQ .lo fe jurada de nuestra imortalidad. Pera quién sabe si para el comúnde las gentes que obran por espíritu de frívola imitación, será lo con-tinuación de la ofrenda salvaje!

Todos los hechos referidos demuestran que en todo el mundo ha ha-bida alguna semejanza en la filosofía del animismo o espiritualismo,y en las prácticas de las ceremonias religiosas de los pueblos primitivose inferiores, que sus errores han sido consecuencia de un modo particu-lar y ano lago en la asociación de sus ideas, formulando un juicio falsode las impresiones recibidos del mundo exterior, pero que se ha verifí-cado y continúa aún una selección intelectual que conduce a todas lasrazas 01 perfeccionamiento moral yola verdadera filosofía.

Al terminar estas líneas, viene a mi memoria el bello pensamientode Walter Scott:

"Lo creencia general, diremos aún universal, de los habitantes de latierra, en la existencia de seres sobrenaturales, está fundada en el sen-timiento de la Divinidad que habla a nuestros corazones y prueba atodos los hombres, excepto o un pequeño número de aquellos que SOJ1

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sordos o lo voz celestial, que existe en nosotros una porción de sustancio¿¡vino, no sujeta o los reyes de lo -muerte y de la disolución, y que,".uando el cuerpo es incapaz paro retenerla, va o buscar su lugar comoun centinela que acaba de ser relevado."

(Popel Periódico Ilustrado. Págs. 341 o 343).

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VIII

En el estudio del sistema de numeraclon usado en los pueblos civili-zados, naturalmente se principia por el conocimiento de las voces nu-merales, uno, dos, tres, etc., palabras que consideradas abstracta menteno tienen significación etimológica, pero que referidas o grupos decosos a personas nos enseña el uso o osociarlas o la serie de represen-taciones simbólicas J, 2, 3, 4, 5, etc., ocostumbrándonos o ver con loimaginación en coda una de estos cifras una colección de unidades ylo unidad mismo; de esta suerte podemos adquirir el conocimiento su-perior de los números mayores que se pueden imaginar y también elde las más pequeños fracciones de la unidad.

A medida que se desciende en la escala de la civilización de las di-ferentes l"azas del globo y que nos aproximamos o los inferiores de loépoca actual o de las edades primitivas, se comprende que lo ideo delnúmero y de lo cantidad es más imperfecta y limitado, y que los sis-temas usados paro contar son más figurados que filosóficos, por consi-!1uiente poco adecuados para adquirir un conocimiento completo de locolectividad numérico y de lo fracción de lo unidad. Sin embargo hu-bieron pueblos prehistóricos cuyos sistemas de numeración fueron mós.aventajados que los demás.

Los instrumentos primitivos mós naturales en los variados y numero-sos sistemas de numeración han sido los dedos de las monos y de laspies; pero las tribus enteramente salvajes no alcanzaron a tener unoideo cabal de su uso; por ejemplo, uno tribu, de Australia descrito porMr. Odfield, cuenta uno y dos con los dedos y después dice 1Io01-t&o ••que significa mucho. Este ejemplo demuestra el término más bajo delos condiciones intelectuales de la especie humano, pues todos los de-mós ejemplos que encontramos en los anales de las condiciones primi-tivos de las rozas del continente de Colón y los historiadores par MrB.ul1tll Tylor, del Afnca y del costinente europeo, demuestron un grado

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de superioridad intelectual muy notable, aun cuando el sistemo ·de nu·meroción de todos esos pueblos tuvo los mismas bases; es decir, que elhombre principia en el caos de sus ideas a contar por los dedos.

Un ejemplo muy notable por lo semejanza de los condiciones inte-lectuales que presenta con los del hombre primitivo de los selvas, est:1 célebre sordomudo Massieu, discípulo del sabio abate Sicord, el queevocando sus recuerdos de lo infancia, decía después que se elevó oun mundo intelectual superior, por los lecciones de su maestro: "YI:;¡conocía los números antes que me los enseñaron; mis dedos me los ho~bíon enseñado. No conocía los cifras, contaba sobre mis dedos."

En el mayor número de razas inferiores las palabras que les servíanporo designar los números tienen uno significación' especial y muchasveces independiente de la colectividad numérica a que se refieren; '1solamente por uno asociación de ideas particulares a cada puebla lespudo servir para darse cuenta de la cantidad.

Muchos pueblos de Africa y entre ellos los Yolofs y los Foulohs, y(¡tras de América como los Omaguas, contaban de lo manero siguienteo de un modo semejante: principiaban con 'Ios dedos de las r;npnos yllegando o cinco decían: una mono entera; 6, uno' de la aire mano; 7,do. de la otra mano, y así hasta llegar a 10, el cual expre?aba diciemlo:dos manos; poro 11, uno del pie; 12, dos del pie;. 15, tres manos; 16.•uno del otro pie; poro expresor 20 decían: un indio; 21, uno de la ma-llOde otro illdio, etc. En algunos pueblos dicen: 11, pie uno; pi~ dos, etc.

Algunos tribus como los Zamucas, usaban de un método semejante01 anterior con otro clase de circunloquios; decían: la mano acabadaporo expresar 5; las dos manos acabad.s poro 10; y poro 20 los dospies acabados.

Los Zoulou. prinCIpian o contar por el dedo pequeño de la mano iz-quierda (lecturas de Mr. Tylorl, cuando llegan Q 5 dicen una mono.<entera; poro 6 dicen totisitupa, que significo toniad el pulgar, y hacenun gesto o acción correspondiente; poro 1señalan el indice con el cualexpresan el verbo comba, indicar ..

Los Jauras del Orinoco y los Guaraníes del Paraguay contaban porveintenos como los Mejicanos; y según refieren los misioneros, algunos

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de estos pueblos en sus cuentas hacían montones de maíz de 20 gra-nos cada uno, diciendo un veinte, dos veintes, tres veintes y cinco vein-tes para 100. Los Jaruros para expresar 40 decían noenipune que sig-nifica dos hombres, derivado de noení, y conipuna, hombre.

Los misioneros que introdujeron la civilización cristiana en las tribusdel Nuevo Reino de Granada, dejaron anotaciones importantes que aúnno han sido publicadas, tales son los de los Padres Alonso de Neira yJuan de Ribera llamadas "Arte y Bocabulario de la lengua Achague",¡762; en él se encuentra el sistema de numeración de esta tribu quees como sigue: (*)

1, Abacaija; 2, Sucha (a veces Suchamota); 3, Matarritay; 4, Re-¡uni; 5, Abacaje (significa los dedos de la mano); 6, Aboibacoje (unoy cinco); 7, Suchamatoybacaje (dos y cincol; 8, Matomtaybacaje (tresy cinco); 9, Re;unicayacaba-baca;e; 10, Sllchamaccje (los dedos deambos mllilos); ¡5, Sucham-ac:aje ohoy-ri/¡ana; (tres cincos ° tres veceslos dedos de la mano); 20, Abocoytacay (los dedos de pies y manos olos dedos de 1 hombre, 4 cincos); 40, Suchám-óta tacay (los dedos de¿ hombres). Dice Gumilla que "así aglomeraban hasta 2.000, 6.000,10.000 dedos, con una algarabía notable, pero perceptible a fuerzade trabajo."

El sistema vigesimaJ de los Mejicanos y de los Guaraníes etc., tam-Lién se usaba en algunos pueblos del antiguo continente, coma los Bas-cas, Que cantaban: uno, bat O unam; dos, bi o dao,,; tres, irú o tri; 20,oguei o hugent; 40, berroguei o daouhugent; 60, iruroguí o trihugent,etc. (Humboldt).

En los antiguos pueblos del Dorién se usaba de un sistema de nu-meración vigesimal, que llama lo atención por el orden metódico queobservaban en lo sucesión de codo decena, y es según el doctor LionelWafer (') el siguiente:

( *) Esta indicación la debemos al señor Lásaro Girón.("') Viajes del doctor Lionel Wafer al Istmo del Darién y a los costas

del Nuevo Reino de Granada, de 1680 o 1685, traducidos y anotados porel señor V. Restrepo. (Repertorio Colombiano, vol. 8, N9 46).

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. ul, Qu!,nc:hacua;. 2¡Poc:ua; 3, Pagua; 4, Paqueguo;5,' Aptoli;6,,1.CÍric:a; 7, ClI9ol.a; 8, Pallc:opa; 9, Poquecopa;' 10, Ani~cgo; 11, Anj·yego quenchacuo; .12, Anivego poc:uo; 13,' Ánivego pagua; 20, Tulabog\lCl; 40, TOlla guaria, etc.

u[)e 10 para oba;o no~bron fácilmente el número particular de quese trota sin hacer n;!1guna seña; pero cuando dicen anivego o 10 jlln-ton los dos monos abiertos. Poro 11, 12, 13 hasta 20 pronuncian ani-

'.vego, Luntan las manos y vuelven a separorlas, tocan los dedos de lomano izquierdo, una por uno con el primero de lo derecho y dice": ani·\lego quenchoeua; anivego poella; onivGgo pagua; etc., hasta el nú-mero que quiere"n expresar, si es' inferior o 20.

"Cuando pronuncian tufo bogua,' es decir, 20, juntan las manos dosveces, una por cada 10. Poro el 21 dicen tula bogua queRChacua; para22 tula boglla paeua, etc. Poro expresar 30 juntan tres "-,,ces las ma-nos y dicentul~ bogua anivego, es decir, 20 y 10,. y así hasta 40 .

••lleguemos a ese número: juntan klS monos CUQtro veces y dicen tu'aguano; 41, tulo guana eonYllgo; etc.; 50, tllla guona anivego, es decir,40 y 10, etc. )

EJ doctor Lione! Wafer dice: "que eso manero de contar de uno vein-tena a otro es la misma de sus antepasados, .y se aproxima mucho olo de los montañeses de Escocia e Irlanda; pues si los indios parasigni-ficar 31, 32, etc., dicen 20 y 11, 20 y 12, etc., éstos poro expresarlos. mismos números dicen al revés 11 y 20, 12 y 20, etc., no habiendosino uno trasposición de palabras.u

. Hubiera sido mucho mós interesante el estudio del doctor Wafer,acompañado de lo etimología de las palabras que usaban los Dariene-ses· poro expresar coda número, pues es muy posible que tuvieron unosignificación especial independiente de lo colectividad numérico, quesignifico juntando las monos y señalando los dedos.

En la Indio se empleo el método de contar por los dedos, pero no E!S

eí único, pues según Mr. Tylor, "desde tiempo inmemorial los letradosde este país, además de sus series ordinarios de los números, imagina-ton emplear otros. palabras como medio memotécnico poro retener lastechas'y otros números. En este caso poro decir uno, dicen "tierra" o"luna"; paro dos dicen "ojo" o "brazo" o "ala"; para tres "romo" O

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TUNJOS DE· i.!.A HUACA DE CHIRAJARA

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Fig. 32.-SILLA ENCONTRADA EN TERRITORIO DE LOS PANCHES

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EL DORADO

-"fuego" o "cuolidad", porque ellos admiten tres romas, tres suertes defuego, tres cualidades o "gunas"; poro expresar cuatro dicen "edad"o "Veda" porque hoy cuatro edades o cuatro vedas".

Un sistema semejante al anterior era el de la noción Chibcha, peromejor ordenado, de aplicaciones prácticos y aun filo~ófico, porque eluso mnematécnico de /as voces numerales tenía una relación íntimo conlo división del tiempo lunar, con los épocas de S1I3 faenas agrícolas yde sus ceremonias religiosas. Esto nación contaba principiando por losdedos de las manos y no solamente tenía los diez números dígitos comobase fundamental de su numeración, sino que para estos diez númerosusaban nombres de uno etimoligía muy variada e importante y ade-más los representaban con símbolos especiales. Los números son lossiguientes:

Ata, 1; basa, 2; mica, 3;muyhica, 4; hisca, 5; ta, 6; cuhupeva,7; shuhull:a, 8; aca, 9; ubchihica, 10. Después de terminar con los de.}GOS de las manos pasaban o los pies, repitiendo estos mismos nombrescnteponiéndoles lo palabro quihicha que significa pie; así paro 11 de-cían quihicha ata; 12, quihicha basa, etc., hasta llegar a 20 que desig-naban con lo palabra gueta, derivada de gue, casa, y ata, uno; tambienexpresaban 20 con quihicha ubchihica, pie diez. Seguían contando 21,guetas asaquí ata, osaquí significa más; 22, guetas asaquí basa o vein-te más dos, etc., hasta llegar o 30, guetas asaquí ubchihica, o veintemós diez; 40 o dos veintes gue baso, dos casas; 60 o tres veintes guemica, tres casas; 80, o cuatro veintes, gue muyhica, cuatro cosas; 100o cinco veintes gue -hisca, cinco cosos.

Este sistema era, pues, mixto del decimal y bigesimal. El señor Du-(fuesne hizo prolijos investigaciones etimológicos can los mismos indios,

y. aseguro que " todos estos palabras son significativos, que todosflenen raíces comunes con otros voces que indican los faces de lo lunacreciente o menguante, o con objetos relotivos o lo vida campestre ycel culto religioso".

Veamos ahora los diversos significaciones que daban a los palabrascon que expresaban sus números dígitos v lo representación figuradoú el símbolo que usaban, según resulto de los estudios del señor Du-Quesne- arreglados conforme a un manuscrito antiguo que poseemos.

Uno.~Ata.--Otro cosa. Representaban este número con uno rana

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LIBORIO ZEROA

en acción de brincor, poro indicar la aproximación de las aguas y elGpresto de otra sementero.

Dos.-Bosa.-AI rededor. Expresa un cercado que hacían al rededorde lo sementera pora defenderla de los animales que pudieran causardoña; lo representaban por unas narices como parte de un disco lunar.

Tres.-Mica.--Cosa vario. Expreso lo variación de los faces de laluno. Significa también escoger, buscar, hallor cosas menudos, paroindicar la elección que debían hacer de las semillas poro la siembra.lo representaban por das' ojos abiertos, probablemente coma signo deobservación.

Cuatro.-MuYhica.--Cosa negra. Expresa el cielo nublado, oscuro ytempestuoso. La raíz muy significa crecer las plantas; con el beneficiode las lluvias crecen las sementeras. El símbolo son dos ojos cerrados,sígno de oscuridad.

Cinco.-Hisca.-Echane uno sobre otro. Esta significación hace alu~sión ci la conjunción en cuyo tiempo celebraban los nupcias del sol y dela luna, dogma copital de sus creencias. Significo también coso verdey holgarse; con los lluvias los sementeras toman el color verde hermo-so, y se alegraban con lo esperanzo de la cosecho abundante. Lo re·presentaban con dos figuras unidas como símbolo de lo fecundidad.

Seis.-Ta.-Cosecha. Al sexto mes de lo siembra de lo semilla, co·rrespondía lo cosecho del fruto. Se encuentra representado por unocuerda unida o un palo, los que servían para trazar el circulo de suscasos y de sus labranzas. La formo circular la tomaban de la luna,deidad de su predilección.

Siete.--Cuhupcua.-Sordo. Sus graneros tenían la forma de oreja ode caracol. Expresa también el cuarto o cLladratura de la luna. Teniapor símbolo d()S orejas y también una canasto para significar lo c~secha.

Ocho.-Sunuza.-No tira a otra cosa. Significo también cola o robo.Expresa el mes que viene al fin de las sementeras. Su símbolo era unacolumna en forma de gavia y una cuerda con los que en sus calzadashacían los salemnidades y sacrificios. En el término de esto calzacklponían un gran palo, o él atabon al Gue•• o Moja que sacrificaban ti.róndole con flechas, y ofrecían su sangre o la luno y al sol. El signifi-

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codo colo O robo probablemente hace alusión o la cola que arrastrabanen las danzas de esta fiesta para figurar los años venideros.

Nueve.-Aca.-Bienes. El mayor de los bienes era la abundante co-secha. Lo representaban por dos ranas unidas, o por lino rana de cuyocola se principio a' formar otro. Esta figuro es el símbolo del novenomes lunar en el que observaban la generación de estos animales.

Diez.-Ubchihica.-Luna brillante. Expresa el p!enilunio y hace alu-sión a sus convites y regocijos. El símbolo es uno oreja.

Veinte.-Gueta.-CasQ y sementera. Era representado por uno ranotendida, símbolo del reposo, de la abundancia y de la felicidad.

Es un hecho notable que estos pueblos incultos hubieron adoptadoel sistema de numeración decimal y bigesimal, viniendo a ser más tardeel decimal el adoptado por los pueblos civilizados de la época actual,por ser el más sencillo y más racional y filosófico, aun cuando intrín-secamente no san comparables el sistema moderno con el decimal ybigesimal de los pueblos inferiores de este continente y del europeo.

También es notable que diferentes naciones modernas hayan conser-vado el sistema de agrupaciones de cinco en cinco y de veinte unidadesbajo una forma especial, es decir, el quinal y vigesimal, cuyo origen seremonta a los tiempos primitivos en que se usaba la cuenta por los de-dos. Con las cifras romanas se cuenta 1, 11, 11 hasta V y se sigue conotra serie de cinco hasta llegar a X y así sucesivamente, teniendo siem-pre en cuenta grupos de cinco unidades como si se contara en los dedosde cada mano.

No obstante que los franceses fundaron el sistema decimal adoptadohoy casi en todas las naciones modernas, conservan en su numeració'1recuerdos tradicionales del sistema vigesimal de los épocas primitivas;dicen aún, quatre vingt trci:z:e, cuatro veintes trece, en lugar de "na-nantes-trois" empleando los términos de origen latino. Los ingleses di-cen también en determinados ocasiones fourscore ond thirteen, cuatroveintes trece usando lo palabra scoree, metafóricamente poro contar 20.La razón de estas anomalías es, según Mr. Tylor, que la numeraciónpor veintenas o vigesimal fue propia de los pueblos célticos, se encon-traba en los golas, ros irlandeses, los bajo-bretones, etc., y de ellos pasóo los franceses y a los ingleses.

(Papel Periódico Ilustrado. Págs. 356 o 358).

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IXlas extensos llanuras que forman uno gran porte de los regiones

superandinas de los Estados colombianos, fueron el asiento de profun-dos y grandes lagos, cuyos aguas depositaron en su fondo copos suce-sivos y horizontales del terreno acarreado por los olas y por los lluvias.Posteriormente o lo formación de este suelo acustre que debió ser lentoy de muchos años de duración, tuvieron lugar grandes cataclismos enlos cordilleras de arenisco y de rocas calcáreos que protegían y alimen-taban estos depósitos, ocasionados por convulsiones de lo tierra. losrocas fracturados y dislocados dejaron poso libre o uno inmenso masade agua, cuyo irrupción dejó vestigios palpables aún o los ojos menosobservadores y 01 espíritu más salvaje e ignorante.

los dilatados sabanas de Bogotá, los planicies del sistema de loslagos de Boyacá, compuestos de los llanuras de Soracá, Chivató, Tunja,Siochoque y Toco por uno porte, que vertieron sus aguos unos sobrelos otros, y de los extensos lagos del valle de leivo y de los de Tun-domo, que comprende los fértiles llanuras de Santo Rosa y Sogomosopor otra, son ejemplos, entre muchos que se podrían citar, de estasformaciones lacustres.

Lo historia físico de los cataclismos que acosionaran el desagUe deestos lagos, dejando enjutas estas sabanas, la encontramos escrito enlos accidentes geológicos que ofrece el suelo de estas regiones y en lostrastornos producidos por lo inmenso irrupción de los aguas hacia losvalles profundos.

los lagos andinos de lo reglon de Tunjo desaguaron por lo aberturade las cordilleras que dieron paso a los aguas del lago de Sogamasa;el río de este nombre conserva los señales de este gran suceso geológico,hasta en su entrado en el río Saravita.

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L1BORIO ZERDA

El desborde de los oguas que formaban al lago Funzé en las sabanasde Bacató, nos dejó el mós hermoso recuerdo de este acontecimiento,el que se cuenta entre los maravillas de lo naturaleza, este es el saltoo cascada de Tequendama, c_uyas aguas, espumosas se precipitan con'fragor a una hondura. de 146 metros. Para la fecunda imaginación delos Chibchos lo causa de este desagUe debía ser sobrenatural; en susenoies cosmogónko5 se encuentra como autor de este grandioso aconte-cimiento o Bochica, hombre mister'oso. sabio y bienechor, de rozo dífe-rente de lo de los hombre;; de o;;t.;'; rcgia;-:es,pues era bianco y teníabarba larga; llegó repentinamente de países lejanas acompañado deuno mujer llamada Hl.IythClca,de sorprendente belleza, pero de excesi-vo maldad. Esta mujer por arte mágico hízocrecer el Funzé y susafluentes, y sus aguas inundaron todo el valle de Bacatá, haciendo pe-recer una gran parte de sus. habitantes. Indignado Bochica arrojó delo tierra a esta mujer y con su varo poderosa abrió las rocas de Tequen-dema por donde. las aguas se precipitaron dejando enjuta uno porte dela. fértil I!anura que poblaron y cultivaron después las gentes dispersasr~tlnidas por Bochica, o quienes enseñó los artes, el culto del sol y leshizo edificar templos y ciudades. Algunos pueblos creían que ChibdlCl-ClIn, protector y báculo de los Chibchas para castigar sus excesos, lan-zó repentinamente sobre la llanura los nos Tibitó y Sopó, causandoo!:SIO grande inundación.

A Bochica le deban dos hermanos o compañeros y las simobolizabona todos tres con un cuerpo de oro de tres cabezas, pues decían que te-nían los tres u;, corazón y un solo espíritu. Este símbolo, de que hablaDuquesne, probablemente tiene relación con los tres nombres que, segúnlos cronistas, daban o este hombre misterioso: Bochica, NenquetebCl yZuhé.

Esto ingenioso fábula fue consecuencia natural de la tendencia quetenían estas tribus a venerar las cosas y accidentes sorprendentes y ma-ravillosos; pues no pud:endo darse cuento de las causas de los fenóme-nos naturales y de los accidentes que dejaron las aguas en su solido tu-multuoso es dispensable que los atribuyeran a un poder divina. Sin em-bargo ,fueran observadores atentos de todo lo que se ofrecía o su vista, yno, debían pasórseles desapercibidas las oscilaciones de los aguas en suascenso y descenso en la parte de la llanura que quedó inundada. Estascscilaciones de la parte inundada eran ocasionadas por los lluvias, los

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que en esas épocas debían ser mós abundantes y mós frecuentes que hoypor la exuberancia de los bosques; y más regulares en sus períodos, pue'ssus siembras estaban subordinados o la estación lluvioso en relación conlas faces de lo luna. Los primeros gritos de los ranas les recordaban laaproximación de las lluvias benéficos y necesarios paro sus sementeras,pero 01 mismo tiempo aterradoras en su demasía por los terribles y des-tructoras inundaciones de que eran víctimas. De un justo medio en locantidad y duración de las lluvias dependía lo abundancia de la case~cha y por cosiguiente lo felicidad de lo 'noción. He aquí por qué uno delas deidades celestes era para ellos lo rana, dios precursor y creador delos aguas; y por qué lo figura de este dios en sus diversas aptitudessimboliza los diferentes faces de lo luna en relación con lo estación llu-vioso o seco.

lo figuro de este animal grabada o pintado de uno manera indeleble~obre los rocas en los lugares por donde se verificó el desogUe de loslagos ondinos, tales como los Piedras de Pandi o Icononzo, Fúquene Aipe,Gómeza, Saboyó, etc., no conmemoran, como se ha creído generalmente,esos grandes cataclismos geológicos de que hemos hablado, porque du-rante el tiempo en que acontecieron no podían ser habitados esos regio-nes, pues el levantamiento de los Andes dejó estas grandes cuencas 'quelos aguas colmaron de sedimento y cuya desagUe los hizo posteriormentehabitables .. Ademós, es evidente que lo rozo que formaba esto naciónno podía tener el grado de cultura intelectual suficiente paro poder in-terpretar ni aproximadamente la causo de estos trastornos gealógicas, y¿e aquí el origen de los fábulas que constituyen su historia casmogónico,inventados en vista de los inundaciones periódicos que ocasionoban loslluvias; y del salto de Tequendama, único desagUe natural de estos 110-!turas. Estas figuras son simplemente la representación simbólica de losaccidentes meteóricos que causaban los oscilaciones de los aguas en 'lasllanuras inundados y la solido de ellos por los cauces naturales, medioque los libraba de los inudaciones, y beneficio atribuído a ese Neptuno(¡.nf¡bio de cuatro patas.

las diferentes actitudes en que pintaban o los ranas paro simbolizarestos accidentes meteóricos son los siguientes:

En actitud de brincar representaba la aproximación de los aguas ytambién caracterizaba lo entrado del año muisca C:I:occam) que constaba

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de veinte meses lunares (sunos), para los años civiles o de la vida co-me,", y de treinta y siete, el año religioso, en el cual tenían lugar dife-rentes fiestas y sacrificios. El primer mes del año se principiaba a contar¿esde el día sigI,Jicnte al plenilunio que sigue al solsticio de invierno; uncómputo enólogo observaban los indios del Perú y de Méjico, los Hindousy los Chinos. Caracterizaba este signo, también, el principio del siglo,que contaba de vcbte. años religiosos. Tonto los días como los meses Vlos años se contaban por la ~e~ienU!'l1craI formo&' de las diez vo:~s de5d~CIta, 1, hasta ub~hihi;;lI, 10; a;¡í d~d.:m>:ma el", p¡'jl':"e~a kldO; Sml.1 bo.a,segundo luna, etc., SOCClm ata, año primero, soco m boso, año segundo,ctc. El dio lo llamaban SUGI y la noche zo; se dividían en cuatro partes:ln,o mena, la mañana desde la salido del sol hasta medio día; suomeca,lo tarde desde medio día hasto ocultarse el sol; sosca, la primera mitadde la noche, y sogil¡ la otro mitad hasta la salida del sol. El períodode tiemr>o mós corto era de tres días, y diez de estos períodos, o seantreinta dklS, formaban un mes lunar o suna que significo gfon cominoempedrcc:b o celzodo para recordar el sacrificio humano que celebrabanen el término o plazo de la calzada que principiaba en la caso (tittlIUCI)del cacique.

Tambi¿n tenían un año rural que contaba de uno e~tación de lluvias<1 la siguiente, y constaba de doce lunaciones. Los J~es agregaban 01fin del tercer año rural un mes o luna intercalar o~orda presidido enla primera indicción por cuchupcuo. Tres años- rurales componían unode 37 h.:nas o religioso.

Los ¡ntercalaciones que hacían de algunos meses lunares tenían porobjeto referir o la mismo estación el principio del año rural y los fiestpsque celebraban el sexto mes, cuyo nombre era consecutivamente suno(;ta, suna suhusa, suna ubchihica.

El año vulgar que constaba de veinte meses lunares servía poro losnegocios de la vida civil, como las compras '.1 ventas de sus producto¡naturales, agrícolas y de sus manufacturas, ete., y también poro lostreguas en lo guerra. El grande año de 31 lunas intercalares o año as-tronómico, se dividía en tres períodos agrícolas o sementeras y servloparticularmente pora las faenas del campo y poro los ceremonias reli~glosas; por esto razón el arreglo de las lunas intercalcres estaba enca-

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rPendada a los Jeques, quienes los anunciaban al !>ueblo oportunamentepara suplir las deficiencias de este cómputo.

El siglo chibcha, que constaba de veinte años de treinta y siete lunasc.oda uno se dividía en cuatro períodos o pequeños siclos de los queel primero se cerraba en hisca, el segundo en Ubchihico, el terceroen Guihicno hisco y el cuarto en gueta. Estos períodos representaban lascuatro estaciones del grande año. Codo uno d;;!estos períodos contenían, 85 lunas, que corresponden, según Humbaldt, a 15 años chinos y tibe-tonos, y por consiguiente a las verdaderas ¡ndicciones usadas desde tiem-po de Constantino. Los pueblos de raza tártaro tenían un siglo de 60años dividido en cinco períodos presididos por doce animales.

La figura de dos ranas o sapos unidos era símobo de suno aco o no-veno mes lunar, época en que observaban lo generación de estos ani-males.

Lo rana en actitud recogido simbolizaba el tiempo seco, porque enesta época se oculta en los lugares sombríos.

Una rana extendido o sin patas como signo de quietud o repaso re-presentaba a suno gueto, luna sin influencia en las operaciones del cam-po; era también símbolo de la felicidad en el goce de las cosechas y delos bienes de la casa (gueta).

Algunas veces se ha encontrado lo figura de la rana con cabezo deho;n!:>re, y en nuestro concepto de este modo significaba la persona-lidad de que estaba caracterizado este animal como dios inteligentey poderoso en su elemento, el agua; otros veces el cuerpo de este ani-mo! sin patas fue transformado (según Duquesne) en ídolo con unotúnica o vestidura de hombre.

El escritor citado notó en otros figuras lo rano con colo, lo que lehizo pensar que continuando el brinco señalaba los meses futuros, ycon la cola, señalaba los pasados. Agrego que lo <:010 fue usado porlos indios como símbolo en otros animales y que lo representaban enlos colas que llevaban arrostrando en sus procesiones y danzas astro-lógicas.

La creencia de que las ranas son precursoras de los lluvias y vienen¿el cielo con ellos, se ha transmitido desde esos remotos tiempos a los

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LIBORIO ZERDA

pueblos inferiores de la época 'presente: en algunas poblaciones de lasriberas del Magdalena se cree aún que en el principio del inviernolIueven ranas, pues después de un prolongado silencio de estos onima-les, durante el verano, los primeros chaporrones despiertan sus gritos yse les ve saltar por centenares.

No solamente en los pueblos chibchas adoraban lo rana o sapo comodios de los aguas; también en lo nación de 10$ Armas, de, los Anser-mas, de los Huacas, y en general en todas las tribus aborígenes ddterritorio Antioqueño y del Cauca, exisitía la misma idolatría, pues en"sus túmulos y adoratorios se han encontrado figuras de oro de este ani-mal en sus diferentes actitudes al lado de la fígura del águila del mismometal.

Los lugares de donde se ha extraído mayor cantidad de objetos deera en el Estado de Antioquio, en épocas recientes, han sido los huocasdel cerro de Peperita, cerca del río Cauca, y d~ Arma, en Son Juan,Caramanto, Remedios, Yolombó, Angostura, Eliconia, Guiná, y de lasSErranias que comprenden el nacimiento de los rios Zenú, león, Uramá,San Jorfle e Ituango, las vertientes del Cauca entre Antioquia, Cázaresy la cordillera del Frontino.

En la loma llamado del Pojarito, cerca de Yarumal, se encontró untemplo indígena, subterráneo, con entrada al oriente, formada en el cen-tro de una gran sala llena de nichos de diversos dimensiones. En él ho-bía grandes vasos de oro, lámparas, incensarios, figuras de animales,principalmente águilas y ranas o sapos; también instrumentos y moldesde yeso paro fobricar diversas piezas de oro fundido.

El adoratorio más notable hallado en este templo era el representadoen la figura 27, medía 120 centímetros de altura y 114 de ancho; hastaahora no ha sido descrito por ningún anticuario.

Este adoratorio estaba formado de una lápida de tierra cocido quecontenía incrustadas en ello uno águila eJeoro de 38 centímetros de altu-ra y de' 66 de lo punto de una ala a la otra; de formo bastante elegantey en actitud de alzar el vuelo; en sus gorras lleva dos ranas; en el con-torno de ello hay doce ranas de oro y catorce figuras del mismo metal yde formo humana colocadas alternativo y simétricamente con los ranas.En el pie de la lápida hoy una ánfora o vasija de oro semejante a las

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conopos peruanas; es hueca y tiene la figuro de dos leopardos unidos porel dorso y con una abertura en la cabeza poro depositar las ofrendas,pues se encontraron algunos tejue!os y joyas de oro en su interior.

Aparece en este adoratorio, así como en otras huacas, el águila comocnimal simbólico y deificado. Para fijar con las moyores probabilidadesde exactitud la interpretación de este adoratorio debemos atender loshechos siguientes:

El águila y la rana son animales esencialmente diferentes y opuestosen sus costumbres; lo rana goza de la plenitud de sus funciones vitalesen la época de las lluvias, cuando el elemento que le es propio le pre-sento las condiciones indispensables poro su crecimiento, alimentación yreproducción; durante el verano se recoge silencioso en los lugares som-bríos y húmedos en donde fecundo sus huevos poro que su progeniturasalgo en tiempo oportuno y encuentre el elemento que lo recibe en suseno. El águila, por el contrario, en el invierno se oculto en su nido si-tuado en alguno grieta de las encumbradas rocas; allí empolla sus hue-vos, haciendo apenas las excursiones necesarias poro proporcionarse sualimento, y alzo majestuosa su vuelo, se remonto en el aire aspirandoa las regiones etéreas, cuando han cesado los lluvias y el cielo se pre-senta despejado y diáfana la atmósfera para poder ver a grande distanciacon su dilatada pupilo la víctima que ha de llevar a sus polluelos. Esterégimen de vida y estas costumbres no pasaron desapercibidas a lo inte-ligencia y sagacidad de los indios de estos regiones.

Si entramos con lo mente en lo fecundo imaginación de lo raza su-perandina de aquella época remoto, no es difícil ver con ellas, en eláguila, al dios aéreo precursor del buen tiempo, es decir, del verano, épo-(.0 de un cielo sin nubes y de adorar lo foz radiante del sol.

Así como la rana fue uno de las deidades de esta raza, que anun-ciaba los aguas y venía con ellas, el águila alzando su vuelo llevaba ensus garras las ranas, es decir, se llevaba las lluvias dando lugar al ve-rano.

Hemos dicho que de un justo medio entre el invierno y el verano, estoes, lluvias aportunas y suficientes y un tiempo seco inmediato a lo co-secha, dependía la abundancia de ésta y por consiguiente lo felicidad

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de estos pueblos. Para conseguir este fin era necesario hacer en el ado-ratorio las ofrendas propiciatorias a estas dos deidades rivales.

Esta raza supersticiosa deificaba taml:iién al hombre virtuoso, y unade las virtudes más aceptable para sus dioses era fa práctica de las fae-nas agrícolas, coma indispensable para satisfacer la más imperiosa delas necesidades.

He aquí por qué se encuentran en esta gran lápida o adoratorio re-unidos los tres deidades más influyentes en las labores del campo y porconsiguiente en la felicidad civil de estos pueblos: el águila, la rana yel agricultor.

(Papel Periódico Ilustrado, Págs. 358 a 360).

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xLa naclOn de las Chibchas poblaba las extensas llanuras de Bacató y

Hunsa(hoy Bogotá y Tunja); y comprendía también los valles de Fu-sagasugó o de los Sutagaos; los de Pocho, Ebaté, Chiquinquirá, Moni-quiró y de Leiva; por otro porte los de Chipaque, Quetame, Fómeque,Ebaque, Guatavita y Tenza; se extendía por Santo Rosa y Sogamoso enel valle de Tundama, hasta la porte alto de lo coridillera, cuyo falda orien-tal confino con los llanos de Casona re. Su longitud desde el punto extremo01 norte al partir de Serinza, hasta el Sumapaz en el sur era 45 leguasy su mayor anchura de oriente a occidente de 15 leguas. Ocupaba unasuperficie próximamente de 600 leguas cuadrados, con una población de2.000 habitantes por cado legua cuadrado; así es Que se le calculanI .200.000 habitantes 01 tiempo que llegaron los Españoles (Acosta).

Este grande territorio comprendía, pues, porte del que hoy llama-mos Cundinamarca. El origen de esto palabro no es exactamente conoci:-do, sin embargo de Que el cronista Herrero en sus Décadas de la histo-rio de los Indios Occidentales, refiere que en Tacunga (República delEcuador), Luis Daza, soldado de Belalcózar, encontró un indio extran-jero, quien dijo era de uno gran noción llamado Cundinamarca, distantedoce jornadas de ese lugar.

El doctor J?sé Vicente Uribe, que permaneció durante algún tiempoentre los tribus contemporóneas de los Chocoes, Andóguedas, etc., es-tudiando sus costumbres y su lengua, nos ha dado uno etimología de estapalabro que es bastante interesante y arrojo alguno luz sobre su origen.En el idioma de estos tribus, llamado emberabede (emberá, indio; bede,lEngua), se puede descomponer lo palabro Cundinamarca en los siguien-tes: Cundur, Candor; ina, altura; mara, estor sobre; ea, aquéllo. Asícreemos que habiendo tenido muchos analogias los lenguas de los indiosde los regiones ecuatoriales de América, como lo comprueba lo facilidadcon que les sirvieron de intérpretes o los españoles los indias de los cas-

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tos en 'las regiones altos del interior, y siendo natural la conservación deeze lenguaje en las tribus actuales, es muy posible que el indio a que serefiere Herrera en sus Décadas y también Castellanos en sus cantos e!e-gíacos, quisiese significar la existencia de una nación rico y populosocllá en las altas regiones donde está el candor; y que este nombre dadoen lugares apartados de los Chibchas fuese conservado por los canquis-tcdores.

Tres Jefes principales gobernaban esta numerosa población, carac-terizada por unas mismas costumbres, unas mismas creencias reljgiosas,una, misma forma de gobierno y un mismo lenguaje. Estos Jefes eran: elZipa, denominación que significa príncipe a gran señor; cuya residenciat'ra en Bacatá (hoy Funza), centro de la hermosa llanura que entoncesestaba cubierta en gran 'parte de lagunas cruzadas por el río Funzhé,cuyas inundaciones invernales aumentaban la extensión de aquéllos; el'Zaque, Jefe cuyo título significa soberano y también gran señor, habi-taba principalmente en Ramiriquí y últimamente trasladó su residencioo Hunza o Tunja, y el Jefe de Iraca o el Suamós, investido Con el nobleccrqcter de Jefe civil y de Jefe religioso a sumo-sacerdote.

Según el señor Poravey (1835) la palabra Zipa es muy semejante ok. palabra Sope, que en lengua japonesa significa Jefe o encargadode negocios; está compuesta de so o so que en japonés es hombre, yde pó o pac, príncipe. La terminación po en idioma chino es el título devirrey y pe, príncipe. El mismo autor dice que Zaque es semejante aSeike, que en el Japón es el nombre de los gobernadores. Iroca es .se-mejante a Irac, nombre de lo Caldea; también en la Biblia samaritanose encuentra la palabra !roe o tiloc, con la que se designa la antiguaEabilonia.

lo historio del reglmen político de estos pueblos de la antigua Cun-<.Hnamarca, se encuentro' íntimamente relacionado con sus tradicionescosmogónicas, y es muy interesante, no solament~ oor esta circunstancia'sino también por la semejanza que ofrece con los gobiernos del Tíbet ydel Japón, naciones con las que los Chíbchas tenían olgunas' analogíasen su lenguaje, y en sus calendarios. lA. Humboldt).

Aun cuando las tradiciones de los pueblos prehistóricas de las dosAméricas, casi separadas por el Istma de Panamá, no señalan relaciones

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E L D O-R A D O

, íntimos entre ellos, sin embargo, el origen de los revoluciones políticosy religiosos de donde partió lo civilización de los pueblos de Anahuac,de Cundinamarca y del Cuzco es muy semejante. Quetzalcoalt, hombremisterioso, de carócter sacerdotal, fue el civilizador de aquellas gentes,y llegó de Panuca desde los riberas del golfo de Méjico. Manco Capoc,hijo del sol, apareció en lo laguna de Titicaco; estableció en el Cuzco(ombligo) el centro de lo difusión de sus doctrinas y leyes civilizadoras.60chico, llamado también Idacansasó Nemterequeteba, fue protectory legislador sabio de los Muiscas o Chibchas y llegó o estos regiones deloriente por el lodo de Poseo.

Uno de los primeros prodigios que hi.2;oBochica, fue dar poso o losaguas del río Funzhé, rompiendo lo roca del salto de Tequedoma; des-pués hizo lo mismo que Manco-Capac en el Cuzco y Quetzalcoolt en elAnahuac: ~eunió los tribus dispersas y bórboras, constituyó uno nociónbien organizado con sus respectivos Jefes; les enseñó el culto del sol, y lesdictó leyes sabias. Este hombre maravilloso, hijo del sol y gran patriarcade Iraca, viendo Que los Jefes de vorias tribus se disputaban el mondoo autoridad supremo, les aconsejó escogiesen por Zaque o soberano, unode ent~e ellos llamado Huncahua, reverenciado por su justicia y gransabiduria. El conseio de Bochico fue universalmente seguido, y Huicahuallegó a someter todo el país que se extendía desde los llanos de San Juanhasta los montañas de Op6n.

Eochica se entregó después a peregrinaciones y penitendas austerosr desapareció misteriosamente en Iraca, en donde dejó delegada su au-toridad en el sumo sacerdote de aquel santuario que fue venerado yconsultado de generación en generación.

Lo ciudad de Hunza era entonces lo mós poblado de todos y fue fun-dado por Huncahua el primer Jefe de lo dinastía de los Zaques deCundinamarca_ Del nombre de su fundodor tomó el de Hunza, que losE~pañoles cambiaron en Tunca o Tunja.

los peregrinaciones de Bochica fueron conmemoradas por los Chibchosen sus calzodas o cominos empedrados que tenían en coda pueblo; prin-cipiaban en la caso del Cacique y terminaban, después de recorrer unaextensión considerable, en uno plaza, en donde en uno columna en for-mo de gavia o pOste de modero sacrificaban coda' quince -áños al Guesa

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o Mojo adolescente destinado a llevar sus mensajes a la luna, diosa Que!,::rotegía sus labranzas, y también para sofemnizar los cuatro meses lu-nares intercalares que dividian el siglo en su c6mputo del tiempo.' I

era indispensable que el Guesa fuera un niño sacado de la casa pOol

terna de un pueblo situado Gn los Hanos de San Juan, al oriente de la';nación Cnibcna. Este niño era criado con ml!cna cuidado, encerrado en:el templo del sol en Iraco, hasta que cumpliera diez años de edad; eneste tiempo solía acompañado para recorrer los caminos que Bochico, ellegislador de este pueblo, había seguido en lo época de sus prcdicocio-I;es poro civilizar los tribus que constituyeron después esta noción. Cum-plida esto ceremonia, volvía el Guesa al templo, en donde permanecía!nasta que contaba tantos meses lunares o,sunos como los que encierra!lo ¡ndicción del siglo muisco, es decir: hasta que cumpliese quince añosic.omunes. El día de la celebración del sacrificio; que marcaba la aperturao principio de uno nueva indicción, o período da qUince años, era con-ducido lo víctima en procesión por lo calzada o suna, nombre Que fuedado por este sacrificio al mes lunar; la seguían una procesión de don-zontes precedidos por los sacerdotes o Jeques, adornados con joyas deera, y disfrazados como los sacerdotes egipcios en sus fiestas: unos re-presentaban 01 Bochica, es d<:>cir,al Osiris de este puebro; otros nevaba"emblemas de oro de lo diesa Chía, .sis o la Luna; otros se cubrían conmáscaras semejantes a las ranas o sapos para hacer alusión al primer51gno del año ato; y -fina'mente representaban el símbolo del mal, 0

'dios Tomogoto, figurado con un ojo, cuatro orejas y larga cola, el quepresidía la embriaguez. Este monstruo, cuyo nombre en lengua Chibch:t~ignifica fuego o masa fundida que hierve, era considerado como unespíritu maléfico; y el señor Duquesne creía que los indios referían a élel recuerdo confuso de la aparición de un cometa. Esta procesión es,según Humboldt, semejante o las procesiones astrológicas de los Chino;yola fiesta de Isis.

Llegado el Guesa a la columna, se le ataba a elfo y uno lluvia de fle-chas terminaba su existencia; recogían su sangre en vasos sagrados y learrancaban el corazón, paro ofrendarlos al sol yola luna. ~ste sacriif-cio ofrece también algunas relaciones notables con el que los Mejicanostó:jecutaban al fin de su grande siglo de 52 años. !

lo figura 28 represeta el poste o la gavia de madera con el cable, lazjde fique (Agave) con que se sujetaba 01 Guesa para sacrificarlo a ffc-

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chozas y ofrecer su sangre o la diosa tutelar, en medio de danzas y em-briaguez.

Esta figura es de oro (750 milésimos), tiene de largo 15 centlmetrosy hace parte de la historio objetivo encontrada en Quetame; es una piezamuy importante por ser la representación figurada de la ceremonia san-grienta más notable de las creencias religiosas de lo nación Chibcho. EsTambién el símbolo de Suhu:a u octavo mes lunar después de la cosechoen el año agrícola.

Esta figura es mucho más interesante, si se atiende a que hasto hayncdie ha hecho mención de objeto alguno que la represente; y si se tieneen cuento Que Humboldt dice lo siguiente: "Los peruanas conocían lasobservaciones gnomónicas; tenían sobre toda veneración par los colum-nas erigidas en la ciudad de Quito, porque el s<1I,'según ellos decían, secolocaba inmediatamente sobre su cima, y que los sombras del gnomon,t;ran allí mós cortos que en el resto del imperio de los Incos. los esta-ros y columnas de los Muiscas no servirían también para observar lolongitud de las sombras equinoxioles o solticioles? Esta suposici6n estanto más verosímil, cuanto que entre los diez signos del mes enCO,1-iramos dos veces en los cifras ta y suhusa, una cuerda y uno estaca,v Que los Mejicanos conocían el uso del gnomon filar."

El Zipa de Bacatá sujetó con las armas o fos Caciques de Guatavito,de Guasco, Zipaquirá, Ebaté, Sutagasugó y Ebaque, los que dejaron deser independientes, pero conservaron su jurisdicción y lo suces:ón delcacicazgo en sus familias; pero el Zipo se reservó el derecho de nom-brar Caciques Ubsaques en cosa de no haber heredero natural, y en-tonces el nombramiento recala en un Guecha o Jefe militar de las quemantenía en las fronteras de los Panches, poro contenerlos en sus 'fre-cuentes invasiones a los tierras de los Chibchos. Esto circunstancia hizcmuy aguerrido este pueblo gober",ado por el Zipo, el que fue progre-sivamente ensanchando sus dominios o expensas del territorio muiscogobernado por el Zoque de Hun:r:a.

El gobierno de los tres jefes o QUé estaba sometido esto noción, eradespático; tenían derecho sobre las riquezas y sobre las vidas de sus5úbditos yero un grande honor de familia el que el soberpno eligiera Q

una muchacha poro mancebo con el nombre de thiguye;

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El Jefe supremo tenía en el lugar de su residencio uno gran casollamado thyttvG, encerrado en un cercodo de madera, ambos de formeredondo, pues el tipo de esto figuro predilecto en sus sementeras y ha-bitociones lo tomaban de lo luna (Chía).

El Zipa solía salir a sus cosos de ,campo o de recreo, de los cuales loprincipal estaba en T abio, en donde ..,ay dos fuentes naturales, uno de<::gua,f~j.o y lo otrocalien,te, Que uniérdose o corto distancia formabanel 'baño más frecuentado por la familia reel, sombreado por dos her-mosas polmas.

Al occidente de. la sabana de Bac;atá, en un lugar llamado Tinasucó,en temper~mento templado, tenía el Zipa otro casa de campo paropasar en ello algunos meses' (lel ,año. Fue también lugar de recreo del.:n<)narca indio, Teusaquillo, situado en donde hoy está lo ciudad de

,Bogotá. A!íí, se retiraba' el ~.ipa, luego que pasaban los ceremonias yfiestas' de los cosechas, y cuando lo llanura, quedaba .seca y asolado porel verano (Acosta 1 •

los sucesores en el gobierno de los Estados, en esta noción eran lossobrinos del CaciQue resPectivo, hijos de hermanos de éste, en ordende su edad, y, en 'caso, de faltar éstos, seguían los hermonos del Caci-que. los hijos no tenían más derecho que o los bienes muebles de supodre.

Al sobrino sucesor en el mondo del Zipa se le confinaba desde pe-c;ueño en un templo consagrado' 01 sol, y sumamente vigiladO poro queobservara una'severa abstinencia de carne y de sol, de reléiCTonessexua-les y de lo luz del sol, pues solamente se le permitía ver la de la luna;,de am solfa adolescente, después de haber' rendido juramento de lo fi-delidad con que hob)o observado la ley que se le había impuesto, por":que su infracción lo hacío indigno' de gobernar a este pueblo, yero¿edorado vil. Recibido el juramento posaba C!' cacicazgo de Chía endonde residía cómo príncipe reconocido hasta' Que llegase la época deocuPar la silla de manda del cacicázgo genera', como Jefe supremo.Llegado esto época rendía el mismo juramento de fidelidad yero eo-locado, e,n.uno rico ,illo de rt1adero guomec:ida de p'anchas de oro (fi-guro 29); ponían le en la cobe~o uno corona o bonete de oro, distintivoespecial de su dignidad adem6s del cetro, y vestido con finas montos

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de algodón hacía juramento de que sería Jefe de un buen gobierno,~leque mantendría la paz y haría justicia a todos SLG vasalJos, así comolo habían hecho sus predecesores. Le daban esposo de familia distin-guida conforme a su rango, pero no obstante podía elegir las thigu-yes que quisiese.

La figura 29 encontrada en Quetame, en la hueco de Chirajaro, re-presenta 01 Zipa, pues tiene su birrete o bonete característico y elcetro, y está sentado en la sil/a cacical en el momento de entrar e••posesión del manda. La silla tiene cuatro patos tendidos hacia atrás;está formada de un hilo de oro en espiral concéntrico, y es ligeramentecoblada como una silla poltrona. Esta pieza de oro pesa 17 gramos.

La solemnidad de posesión del Zipa terminaba por la promesa quele hacían sus vasallos de serfe obedientes y leales¡ y en reconocimien-to de su fidelidad coda cual le ofrendaba una joya de oro o algunos('n¡males coma conejos, cuyes, perdices y otras aves. La figuro 30 quepertenece o la colección de Chirajara, representa al Zipa, pues se re-conoce por su birrete y por el cetro, insignia de mando, que llevo enla mano derecha; en la izquierda tiene una solvilla o azofate y está enactitud de recoger las ofrendas de oro que le presentan sus vasal1os.Esto figuro tiene 16 centímetros de largo y pesa 61 V2 gramos de oroo 708 milésimos próximamente.

Este orden de sucesión en las sobrinos fue observado en todas losCacicazgos que componían la noción Chibcha; pero el Jefe no podíaentrar en posesión del manda sino después de haber sido confirmadosu autoridad por el soberano, el Zipa o Cacique general de Bacató¡ opo el Zoque en sus respectivos dominios. Poro obtener esta confirma-ción era necesario ir a rendirle vasallaje, con ofrendos mós o menos va-liosas según sus riquezas.

El Guatovito, según Fresle, historiador en 1636, antes de perder ~uindependencia tuvo- bajO sumando al Jefe del gobierno de Bacató, (010)

como su teniente con el nombre de Cacique Ubsoque, titulo de mayordistinción después del Cacique supremo, pues había Caciques guiquoes

(.) El Obispo Piedrohíto dice que no es cierto esto opini6n.

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de jerarquía inferior. Este Cacique de Guatovito pasaba por el mismoayuno (Zaga) y encierro; además, la primera jornada qúe debía hacer01 ,entrar en el poder, era ir a la gran laguna de este nombre, en dondehacía su recepción religiosa, llegando 01 centro de ello en una bolsade juncos, rodeado de los Jeques o sacerdot~s, embalsamado el aire conel humo del moquc y de resinas odoríferas quemadas en braceros, cu-bierta la piel del Cacique con polvo de oro, hac:ío sus ofrendas y laCiblucl6n finol en sus aguas cristalinas, ceremonia que conocemos conel nombre de "El Dorado". Esta ceremonia tenía anualmente su diofestivo, cuya solemnidad terminaba con danzas en contorno de lo 10-gima, música de tamboriles, fotuto$" cascabeles y chirimías; con c{¡n-ticos monótonos, pero acampasados, en los que se' repetía siempre laantiguo historio de estos pueblos, de sus dioses, de sus héroes y bata-llas; y acompañados de frecuentes Iibaciones de chicha, bebida popu-lar; libaciones que hacían olvidar la imagen de la muerte, representa-do en estas fiestas por das ancianos colocados en la entrada del Cer-t:adQ del Cacique, tocando chirimía y cubiertos con una red de pes-car, símbolo del término fatal del hombre.

Antes del acontecimiento trágico de la mujer del Cacique, que yahemos referido en el segundo capítulo, y a cuya memoria se destinabantambién las ofrendos orrojadas en la laguna, en este fugar adorabanuna deidad desconocida, pera que según los Jeques O· sacerdotes de suculto, se manifestabo en la orillo del santuario en forma de dragoncilt"Lo figura 31 represento este dragoncillo o culebra con grandes colm,-1I0s y orejas; es de oro ligado con cobre, tiene 8 V2 centímetros de lon-gitud y fue encontrado en lo huaca de Quetame; es muy común en lossantuarios de los antiguos indios.

Los <;;ociquesgozaban de. privilegio de ser conducidos en ondas demadera, muy cuidadosamente trabajados y adornodl:ls con planchas deoro y otros figuras como lo silto cacicol; a su paso por los tierras de~us súbditos, recibían de éstos donativos o tributos de todo género, lla-mados ta1ll101.

No se sobe si los jefes de los pueblos comorcanos tenían el mismo or-den de sucesión que el de los pueblos chibchos, pero es muy pOSiblec;ue fuero semejante. La figuro 32 represento una silla de modero en-ccntrada en territorio de los Ponches; tiene tallados en su respaldo

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figuras de estilo indio, probablemente perteneció al jefe de esto tribuo a algún personaje de distinción. Esta figuro es tomada del álbumde la Comisión corográfica y dibujada por el señor Manuel Moría Pa%.

Cada Cacique Ubsaque ejercía su autoridad despóticamente en lastierras y habitantes de sus dominios, pero era tributario del Zipa. ElZaque de Hunza tenía también Cac:iques Ubsaqu,es tributarios, y enfrecuentes encuentros midió sus armas con el Zipa, del que defendiócon valor su territorio.

Las tierras veneradas de Iraca fueron gobernados por un Jefe su-premo en el orden civil y sumo sacerdote en el orden religioso, queresidia en un grande y rico santuario. Este jefe, según lo tradiciónchibcha, era sucesor de Bochica, o de Idacansos que significo "gran-de luz de la tierra', pues fue el civilizador de estos pueblos y des-cpareció después de sus peregrinaciones. La elección de este sacer-dote se hacía alternativamente de entre los naturales de los pue-blos de Tobozá y Firavitoba, los electores eran los cuatro Ubsaquesvecinos: el Gámezo, el Busbanz'Í, el Pesco y el Toca, porque asílo dejó establecido Idacansas o Bóchico a su muerte, lo que pro-bablemente ocultó poro dar mayor autoridad y mayor respetabilidad o sulegislación civil y religioso.

Idacansas fue venerado en olto grado pOr su sabiduría: conocíael' movimiento de los astros; pronosticaba el buen o mal tiempo; lodestrucción de las sementeras por la caida de los hielos; los acon-tecimientos extraordinorios y las causos de los enfermedades. Su au-toridad y saber se consultaba en todos los casos difíciles, y hastaporo declarar lo guerra 01 enemigo fue oído s~ opinión. Estos facul-tades fueron transmitidos como' herencia o los sacerdotes que les suce-dieron, así es que o éstos se les consideraba y respetaba como agorero'infalibles y divinas, boja cuyos auspicios se hacían peregrinaciones desdetierras l'r.uy lejanos, poro oír de su boca el pronóstico de la bueno omala suerte, después de haber depositada lo ofrenda de oro en el templo.

Cuando entraron los Españoles en el valle de Iraco, ocupaba lo!>ilIa sagrado el Sugamuxi,' que significo el encubierto o desapare-cido, probablemente poro conmemorar con sU' nombre /o desapariciónde Idocansos. Del nombre de este último sacerdote se derivó el de 50-~omoso, que lleva hoy ese valle.

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Según lo opinión de algunos sabios arqueólogos es posible. que esteBochica o sacerdote de Iraca, lo mismo qUl! Manco-Capac y Quetzal-coolt, fuesen hombres de raza europea, náufragos que llegasen o loscostas de América, o Escandinavos que después del undécimo siglo vi-nieron a la GroelondiO, a Terra-nova y tal vez a Nueva Escocia. PeroHumboldt dice que teniendo en cuenta la época de las primeras migra-ciones de los Toltecas, sus instituciones monásticas, los símbolos delCulto, e.l colendario y lo formo de los monumentos de Cholula, de Soga-moso y del Cuzco se concibe que no fue del norte de Europa de dondeestc:>shombres misteriosos pudieron sacar su código de leyes, y que todoparece demostrar Que fue del Asia Oriental, de los pueblos que estuvie~ron en contacto con los Tibetanos, los Tártaros 5hamanistas y de los Ai-nos barbudos de las islas de Tesso y de Sachalín, de donde pudieron te-ner origen estos reformodores de los pueblos de Cundinamarca, del Cuzcoy de Anohuac.

El señor Paravey cree que Bochica es una palabra formado de Fo y(heikio, nombre del fundador del Budhismo, religión antiguo de China,que después pasó 01Japón, En lengua japonesa la palabra Fo se pronun-cia Bo, y Cheikia es Chaca de donde se formo la palabro Bocheka seme-jente a Bochika. Esta analogía afirmo la opinión de Humboldt.

En lo jerarquía sacerdotal después del ,sumo sacerdote que VIVla en$uamoz había sacerdotes de segundo orden en todos los pueblos de Cun-dinomarcQ; .estos eran los Jeques encargados de los ceremonias religio-sos, y llamados Chuques, por algunos historiadores, Estos vivían célibes,pues para hacer' los ofrendas se exigía como condición indispensable lapureza; los . faltas contra esta regla de su institución les hacía indignosde ejercer su ministerio; eran parcos y abstinentes en sus comidas, hobla-ban y comían poco y usaban lo COCaque tiene propiedades fortificantes,'.! a esta plonta la llamaban Hoyo. En las solemnidades religiosas se cu-!·rían la cabezo con Lino mitra de oro, lo que en los tunjos de lo bolsaúe oro que hemos descrito, lo mismo que en otras figuras, es de formalectangular y características de la dignidad que representa.

Lo palabra Jeque, según Paravey, se deriva de Soke, nomf>re de unasecta religiosa del Japón o de Gikai que significa observaci6n de lo regla,pues los sacerdotes indios eran observantes de ciertas reglas de su reli-gión.

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En 1537, cuando Gonzalo Jiménez de Quesada llegó a las altiplaniciesgobernadas por los tres Jefes de que hemos hablado, existla, pues, endios una nación importante, cuyo civilización ha sido reconocido porun régimen polltico regular, por sus gobiernos hereditarios, por su ejér-cito formado de soldados aguerridos y subordinados a uno disciplinapermanente en las fronteras enemigos! Por su cosmogonia, con uno filo-sofla espiritualista semejante a la de otros pueblos de Asia Oriental; porsus templos y altares y, lo que es más, por su sistema de numeración ycómputo aproximado del tiempo y por la regularidad de sus trabajosagrícolas en relación ·con los meteoros atmosféricos y con las faces luno-les. Detenido esta civilización en una era atrasada, correspondiente olo edad de bronce, pero sin poseer este elemento preparador de mejorestiempos, los pueblos que for'1'aron esta noción tuvieron que sucumbirbajo lo acción de lo civilización del hierro conquistador.

(Popel Peri6dico Ilustrado. Págs. 369 o 373).

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ARTICULO 1Consecuentes con nuestro propósito de estudiar los objetos arqueoló-

gicos que lleguen o nuestros manos, principalmente los pertenecienteso la historia de lo antigua roza Chibcha, nos ocuparemos en este artículode lo pieza de oro que represento la plancho adjunta; fue encontradaen las inmediaciones de Bogotá, y pertenece hoy 01 señor D. AntonioPulecio, quien bondadosamente lo ha puesto o nuestra disposición. Estafiguro es de grande importancia en la cosmogonía de los pueblos de loantiguo Cundinamarca. Antes de describirla, recordaremos alguno de loshechos históricos que dejamos relatados en los artículos de "El Dorado",publicados en este periódico.

Paro la roza Chibcha, cuyas creencias religiosas eran de un orden su-perior o las de otros tribus de las regiones equinoxioles, lo causa pri~mera de todo lo existente, es decir, el creador del mundo, era un ser oentidad que tenían mucha dificultad paro explicar su naturaleza; a éstellamaban Chiminigagua, en el que estaba contenida o encerrada la luz;de su seno salieron unas aves negras por cuyos picos brotaban destel!o.sque dejaron iluminados los espacios. Este Chiminigagua no estaba com-prendido en el aritropomorfismo que caracterizo las deidades de estepueblo.

Después de este acontecimiento, es decir, del fiot luz de lo creaclOndel mundo Chibcha, en el primer día vinieron los padres del género hu-mano, De lo laguna de Iguoque, situado 01 Norte de Hunzo (Tunja), ydistante dos miriómetros de esto ciudad, salió una mujer de extraordi-naria hermosura, llamado Bachue; y también Turochoque (de Turo, mu-jer -choque, coso buena), lo que conducía un niño de. tres años de edad.Esta pareja se estableció en uno bello comarca; y cuando el niño llegóe lo edad adulto se casó con Bachue. De esto unión se derivó el génerohumano. Después que la tierra fue numerosomente poblada, Bochue y su

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compañero volvieron o lo laguna de Iguaque, y convirtiéndose en ser-pientes desaparecieron en sus aguas.

¿Qué razones hoy poro creer que esto estatuita de oro represente o loBochue de lo fóbulo Chibcha? En primer lugar no se puede suponer que(-1 artista indio empleara un trabajo ímprobo para figurar en oro unamujer cualquiera, sino mós bien a uno mujer muy distinguido por algúnhecho tradicional digno de su atención y de su veneración; en segundolugar, el cronista Simón dice, (1), que los indios Chibchos veneraban aesto mujer buena y ~ su compañero, en lo formo de estotuitos de oro, y01 niño lo represery6bon en diferentes edades. Además de esto hoy unor¡otoble concordor<"cioentre los relaciones de los cronistas del Nuevo~eino de Gronodo;\que hemos expuesto, y las figuras trabajados por losartistas indlgenos de estos regiones y que han sido el asunto de estos ar-ticulas.

La figura que acompaño o estas líneas es, ",iJes, sin duda alguno, elsímbolo de lo Bachue y de su esposa niño (2); lo llevaba en el brazo, ya juzgar por dos barrillas laterales que tiene lo figuro del niño, pareceQUe lo conduce sentado en uno pequeño silla de mimbres. Bochue tieneen lo otro mono uno insignia semejante o uno ove, probablemente ésto¡,ería un loro, ~JMimol,de lo predilección de estos indios, pues que apren-día o hablar en su lenguaje, yero el Intérprete enviado o Xué en sus$ocrlficios. Esta pieza de oro peso 42 gramos 59 centigromos y mide de'íorga 11 V;¡ centímetros.

Como complemento de esto corto narración, y paro desvanecer algu-nos dudas que pudieron tener nuestros lectores por los oprecioCíones quehemos hecho en los artículos sobre "El Dorado", no estará por demásque hagamos algunos observaciones respecto del lugar que deben ocuparlos creencias religiosos o los mitos de los pueblos Chibchasen loS clos!-ficaciones admitidos por los etnógrofos modernos.

En lo escalo social de los pueblos inferiOres hoy uno variedad de ,mitosque revelan, no solamente el grado intelectual o que llegaron 'los rozas

(t) Notici •• historiole. 4e Tiema-fi •.•••(2) 'Hiero CNerse «Iue •••• f•• N represento o ro Cocico d~ Guo-

•• vita y su hija, los «IR le arrojorOll o la r"UII., p.ro r. fiturit. pe_tlueRO el •• 011 niño.

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que constituyen esos pueblos, sino también que las tendencias de lassocie!ades humanas han sido siempre las mismas, y que han pasado porlas mismas preocupaciones o por lo menos muy semejantes, s~gún el gra-cia de cultura Que alcanzaron .. En el estudio d~ las supersticiones queimpropiamente se han llamado religiones, y Que más bien san cultos tri-butados a diferentes deidades, es muy difícil llegar a un método claroQue sirva de base general para formular una clasificación que reúna to-das las condiciones de exactitud y de precisión que sería de desearsetuvieran; es desde este punto de vista Que la clasi~icación adaptada parSir John Lubbock es la más aceptable como lo mós completa, por llenartodos los vacíos que otros han dejado, pLles estó fundado en numerosí-simas observaciones de los pueblas inferiores de todo el mundo, y en di-ferentes épocas.

A pesar de que el estudio de los cultos religiosos de los pueblos sal-vajes nos revelo generalmente groseras supersticiones, existieron pueblosque aunque inferiores en el orden social, por sus mitos se levantaronsobre los demás dElsu clase, o un grado intelectual bien notable. Es unaverdad comprobado que los países Que llegaron a un grado de culturasocial igual o semejante, poseyeron iguales o análogas creencias reli-giosas, y es boja esta relación que los pueblos de la antigua Cundina-marca, que llegaron a ún grado de cultura social análoga o lo de' lospueblos del Perú, poseyeron creencias religiosas y cultos análogos a lossegundos; así lo prueba su historio y los crónicas que sobre estos pue-blas corren publicados.

En general, se han clasificado los cultos religiosos según la naturalezadel objeto adorado; así, por ejemplo, se llama fetichismo, de una ma-nera general e impropia, el culto de los objetos terrestres; se llama tam-bién de una manera general el culto de los ídolos idolatría; y sabeísmoel culto de los cuerpos celestes, tan impropiamente cuanto que esta de-signación no expresa el grado intelectual o que llegaron los pueblos queprofesaron este culto, pues en algunos nociones como las de los Chib-chos, del Perú y México, el culto de los ostras estaba asociado a ideasreligiosos muy elevadas; mientras que otros tribus inferiores adorabanel Sol y la Luna únicamente por ser estos cuerpos celestes brillantes osus ojos como brilla el fuego Que también ha sido deificado.

Los bases más racionales para lo clasificación de las creencias reli-giosos de los pueblos inferiores, son, según Sir John Lubbock, el grado

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de r~peto Que se tiene por la divinidad y las ideas más o menos eleva-dos Que se tengan de lo naturaleza de un días y de su poder divino. Lodasificación de este sabio es la siguiente:

19 El ateísmo: en los pueblos inferiores enteramente bárbaros, eloteísmo es lo ausencia absoluto de ideas definidos sobre lo I'<istencia deun dios, pero no lo negoción de (o divinidad. El primer término se en-cuentra aún en pueblas verdaderamente civilizados, en gentes ignoran-tes, y revelo en todo coso el grado más bajo de la condición humano .•El segundo, o el de lo negación de un dios, es presuntuoso, audaz y cri-minal; por fortuna es muy raro entre gentes ilustrados.

29 El fetichismo: es lo creencia de que se puede imponer, obligar oforzar o la divinidad que se elige, a cumplir o ejecutar los deseos delcreyente. Esta creencia es más bien, según la expresión de Lubbock, unaanti-religión, pues el negro africano pretende que con un fetiche puedeordenar o su dios y obligarle a obedecer. En esto forma de culto, si esposible l'lamarle asi, está comprendido lo magia o hechicería. El térmi-110 fetichismo pertenece ordin6riamente a la raza negro pero tambiénexiste en multitud de pueblos de todo el mundo. Según Lubbock se pue-le decir que es universal, pues la hechicería se encuentro aún en I.spueblos civilizados.

El fetichismo no tiene templos, ni sacerdotes, ni ídolos, ni sacrifiCIOS,ni plegarias, (lO exige (a fe de lo vida futura, ní se ocupo de pñnclpiode moral alguno; cualquiera cosa puede servir de fetiche: una planto,una flor, uno roca, un anima', etc.

39 El totemÍSlllo o .doracÍÓlt de lo naturaleza: comprende el culto delos ab;etas (lOturoles, tales corno los árboles, los lagos, los piedras, los<-nimoles, los montañas, los ostras, ete. "Pero en esta faz religiosa (lO~e pretende someter los dioses o lo voluntad del hombre; no obstante. nose les constdera como creadores; no premian lo virtud, ni castigan elvicio". Esto formo de culto se deriva del totem de los Pieles-Rojos, peroen otros poises existen y existieran creencias on6logas.

En el totemismo los dioses no son sobrenaturales; sino simplementesuperiores al hombre, sin dejar de existir en la natÚralézo.

49 El shomoniSlllo: esto palabro tiene su origen en lo Siberio, per.:>las creencias que comprende existen en diferentes portes de mundo. e"

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él las divinidades superiores (pues que tienen inferiores) son muchomás poderosas que el hombre, y de una naturaleza diferente; residenmuy lejos de la tierra y solamente los Shamans pueden llegar hastaellos.

"El Shamanismo constituye un progreso considerable sobre el fe-tichismo, pero no contiene dogma alguno."

Los Shamas de la Siberia pretenden que por una excitación que ter-mina en éxtasis, el espíritu a nombre del cual hablan, les inspira y lespermite predecir el porvenir y recitar oráculos.

5\> La idolotría o antropomorfismo. En esta clase de religión las dio-ses son de todo punto superiores al hombre, y hacen parte de lo na-turaleza, sin ser cre9dores de ella, y atienden a las súplicas del cre-yente; se les representa por medio de ídolos o imágenes. Comprendetambién el culto de los astros.

Según Lubbock es un error la creencia de que la religián ordinariade los pueblos enteramente salvajes es la idolatría, porque esta farmode culto ha pertenecido a pueblos que por sus adelantos sacia les hansalida del estado que se puede designar con el nombre de salvajismo.El culto de ídolos caracteriza un grado superior en los progresos so-ciales, pues no se encuentra en ItJs razas más inferiores en la escalasociel. Las tribus verdaderamente salvajes no tienen ídolos, sus cultospertenecen a una de las secciones que dejamos mencionadas.

Lubback cita en comprobación de esta verdad muchos ejemplos depueblas salvajes, de los cuales tomamos las siguientes:

"Entre las indios del Canadó no pudo comprobar Carver la existen-do de ídolos. Con excepción de la Virginia, que, según lafiteau, tieneun ídolo llamado Oki, en la América del Norte no existen ídolos.

"En Africa Oriental solamente encontró Burton los Wanyiko que Qdo~ron unas estatuitas llamadas kisukas. Tampoco se han encontrado ído-los en Africa accidental, y los objetos que se han designado como talesson simplemente fetithes; y muy excepcionalmente se cito el ídolo querepresenta a 11Agoyell en Whydah, bajo la forma de un negro deforme,de cuyo cabeza salen serpientes y lagartos.

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"Los Viteanos, según Vv'i!l¡am, no conocen /0 idolatría

"Los naturales de lo Nuevo Zelanda, según Yate, aun cuando sonmuy supersticiosos, no adoran ningún dios y no tienen símbolo alguno(fue indique pueda ser ídolo.

"El culto de los antepasados entre los pueblos medianamente CIVI-

Ijzados, estó íntimamente relacionado con la idolatría, principalmentecuando la imagen tiene formo humano. Parece que es tan natural ado-rar a un Jefe cama adorer a' un ídoro, y de este coso se pueden citarejemplos."

No es extraño que los indios de los razas inferiores hubieron vene-rado y adorado como a sus dioses a las hombres blancos. Esto sucediQ

e;1 Capitón Cook en el Pacífico, a Lander en el Africa occidental, y engeneral o los conquistadores en México, en el Perú y en la antigua Cun-dinomorco.

Después de las fases religiosos Que dejamos anotados, prescindiendoóe los desarrollos históricos en que entro Lubbock paro demostrar laexactitud de su clasificación, viene, según este sabio, la época en quese consideró lo divinidad como enteramente sobrenatural y como autorde la naturaleza.

Finalmente, se considera como la última foz religioso, oquella en quelo moral se asocio o la religión con el conocimiento perfecto de los atri-butos de un solo Dios creador del Universo.

Estos son los tipos de los cultos religiosos mós comúnmente esparcidosen las diferentes razas humanos y o los cuales se pueden referir los delas nociones primitivas.

Siempre es necesario tener en cuento que no hoy un limite preciso quesepare el culto religioso de cada pueblo, pues que en uno mismo puedenexistir los caracteres del culto religioso de algunos de los grupos de estoclasificación, y esto según el grado del progreso social.

¿En cuól de las diferentes fases religiosas deben colocarse los mitos ycultos religiosos de las indios Chibchas? Para resolver esta cuestión nos1undaremos en los datos históricos consignados por los historiadores mo-dernos, como Acosto, Plaza, y en algunos de los antiguos, como el Obis-

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po Piedrahíta, fray Pedro Simón Zamora, cuya autenticidad y respeta-bilidad ninguna persona ha puesto en duda.

En los mitos de la nación Chibcha estaba comprendido el culto delSol y el de la Luna, culto que se ha designado con la expresión vaga de::abeísmo, la que adoptaremos transitoriamente. Los Chibchas fueron sa-beístas, pero no como los tribus miserables y bárbaras que no teníanidea alguna de un dios, y que solamente estimaban el brillo y el calordel Sol, y lo adoraron como adoraron el fuego, por sus efectos, sin quehubiera acompañado a este culto una evolución ideal (3). El sabeísmode los Chibchos, fue como el de los Aztecas y el de los Incas, de ca-rócter mós elevado, basado en una doctrina espiritualista según su inte-ligencia, y con la veneración que se debe a entidades superiores 01 hom-bre, aunque consideradas de su misma naturaleza corpóreo' lo que cons-tituye el antropomorfismo; por esta razón el Bochica de lo tradiciónChibcho fue venerado y deificado como enviada del Sol, y se tenía locreencia de que después de su desaparición se había ido a unirse con él.La palabra sabeísmo, pues, no expresa para ningún caso de este cultael carácter que tuviera en los pueblos que lo practicaron, y menos de-termina el grado de cultura religiosa a que llegaron sus adeptos.

Los pueblos Chibchas fueron politeístas; así lo comprueba lo historio,y es natural que lo fueran, porque solamente los pueblos de una altocultura itelectual, guiados por la luz de la razón, y con el auxilio de laverdadera filosofía, han podido comprender los atributos de un solo Diosverdadero; los demás pueblos inferiores, aun cuando hayan gozodo deun grado de cultura intelectual relativamente adelantado, sólomente hanpodido estimar las cualidades de cado ser u objeto de lo naturaleza, yaún de determinados hombres en particular, cualidades atribuidas por suignorancia a un poder sobrenatural en cada uno de enos, y por estarazón los razas inferiores o medianamente civilizados han creado mu-chos dioses, en relación con los impresiones de sus sentidos y de su ima-ginación.

Sería una excepción singular, sin igual en los anales antropológicos, elC1uela nación Chibcha, compuesta de pueblos de condiciones intelectua-les y naturales ton adecuados para los inventos fabulosos como lo re~

(3) Los esquimales están en este caso.

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velan sus explicaciones cosmogónicas, no hubieron sido idólatl"Qs, sinoúnicamente del Sol y de lo Luna, y tonto mós cuanto que no siend& au-tónomos, y siendo muy probable su origen común en el de la rozo ~i-chuo-Aimoró, cruzado con los emigraciones del Norte, debieron conservarlos recuerdos tradicionales de sus aborígenes.

Lo historio demuestro que lo religión de lo raza Quichua y lo de losIncas fue politeísto, aun cuando también fueron sabeístas. Ademós deésto, todos estos pueblos tenían notables anologías que hacenmós na~tural su origen común y lo semejanza de sus mitos.

Bochica, hombre de rozo blonca, cuyo origen los etnógrofos expliccipde uno manero mós o menos probable, fue paro los Chibchas un Profetoenviado del Sol, o quien naturalmente debier.()n, no solamente reveren-da'r, sino odorar, puességún un variante de lo bello fóbula cosmogónico,opareció sobre el orc;> iris en el momento de herir lo roca del Tequen-oama.

Como otro Atlante de la fóbula de lo antigua Grecia, Chibchacum se .vioobligado o llevar la tierra sobre sus hombros, por haber sido ton des-piadado con el pueblo Chibcha o quien estaba encargado de proteger,inundando lo hermoso llanura y causando tantos desastres. Tales he-chos no podían ser atribuidos sino o un dios que tuviera un gran podersobre lo naturaleza.

El historiador Acosta dice: "Adoraban o Bochico como Dios bienhe-chor, y o Chibchacum como dios encargado particularmente de lo naciónChibcha y con especialidad, de ayudar o los labradores (41, mercaderes,y plateros, porque Bochica era también dios particular de los Usaques yCapitanes, y de sus familias. Un culto semejante había entre los hin-dus: Broma era ante todo dios de los sacerdotes, y Bischnou era reve-renciado principalmente por el pueblo.

Los tradiciones Chibchas recogidos por los cronistas e historiadores deesto rozo, consignan el nombre de Cuchaviro, protector de ;Ios enfermos~rincipalmente de las parturientas y de los febricitantes, y adorado en el

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(41 Los indios del Perú tenion un dios protector de los agricultores ydel trabajo en lo construcción de los casas, se llamaba Huaco Huari(Tschudi y Riverol.

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AOORATORIO DE LOS ABORIGENES DE ANTIOQUIAFiguro 27 de lo reloción

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arco-iris, a quien orfendaban esmeraldas. Esta era una deidad de ordeninferior, semejante a Umiña, dios de la salud, adorado en la provincia deManta, en el Perú, en un templo suntuoso. Era un idolo con figura me-¿io humana, fabricado de una preciosa esmeralda.

Nemcotacaa, llamado también Fa, el dios de los pintores de los man-tas y de los tejedores, y presidio las borracheras (5) y las rostros de105 maderos que bajaban de los bosques. Lo representaban en formo de unanimal peludo a manera de oso, arrastrando la cola, y cubierto con unamanta. La mejor ofrenda que se le podía hacer a este Baco Chibcha, eraembriagarse con chicha, pues creían los indios que en e~te estado sudios cantaba y danzaba con ellos.

Los linderos de 105 sementeras también tenían su deidad protectora,como para d.;¡r mayor seguridad o sus propiedades: se llamaba Choque,y también presidía los puestas de las procesiones y danzas astrológicosde sus sacrificios; y le ofrecían los plumas y diademas con que se ador-naban en los combates y en las fiestas.

Habrá sido sorprendente poro muchos de nuestros lectores, que el sa-po, animal anfibio y tan pequeño, fuese un dios de los agricultores Chib-chas, y se preguntarón qué fundamentos tiene esto creencia. El señorDuquesne, Cura que fue (1795) de los indios de Gachancipá, hombreinvestigador y de gran criterio científico, como lo reconoció Humboldt, Ycomo lo demuestra su interpretación del calendario Chibcha, pudo rt:-coger preciosos datos tradicionales y numerosas observaciones, pues quesu ministerio sacerdotal lo colocó en lo condición más ventajosa parohacer esta clase de investigaciones con sus indios feligreses, además deque hizo estudios muy detenidos de los pinturas de los Chibchos y de suhistorio, dice: "Los monumentos históricos de estos portes son senCillos

(5) Lo Huaco Soñacmamo, adorado en algunos provincias del Perú,era dios de los bebedores, fue hallado en' Chanca; tenía lo formo de untinajón muy grande en medio de ocho tinojones de igual fígurci, cerc.odode muchos tinajas y cóntaros y de dos IIimpias de borro poro brindar olo Huaca. Hallábase llena de chicha, que por su ontigiiedad se habíaconvertido en agua. Después de la conquisto, el día de Corpus, lo feste-jaban sacón dolo de su aposento cubierta con vestidos semejantes o losque usoban los Pollas (Tschudi y Rivera).

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.:.omOsus primeros pobladores. Pero aunque no se encuentre entre eshsgentes el fausto de los antiguos Egipcios, se vlln sus misterios. No ha-llamos monumentos Faraónicos, pero sí algunos pequeños trozos de losfundamentos sobre que se edificaron. Hablo de los jeroglíficos que se hanencontrado entre los indios Esta palabra griega quiere decir: imágene. ofiguras sagradas,"

Más adelante dice: "Tuvo también su lugar entre los ostras el sapo,paro acompañar 01 escorpión, y a los demás animales de los Egipcios.Jamás ha dacl9 esto sabandija mayor brinco del charco 01 cielo, y nuncabajó el hombre más (alude o Bochical del cielo al cieno, y de la alturade los ostras o quienes domina por su saoiduría ... Tal fue el cielo delos Muiscas, lleno de animales como el de los Egipcios. En él vemos in-troducidos al Bochica y a Chía, sus fundadores, como en aquél o Osiris eIsis: los transformaciones de aquéllos en el carnero, en el toro y otrosanimales celestes, se ven igualmente imitadas, entre estas gentes, en lastransformaciones de Tomagata, a que aludían los de sus cuadrillas."

Respecto a los transformaciones del sapo, dice: "Algunas veces lo ca-beza del sapo se ve unida a lo cabeza del hombre; otras, el cuerpo sinpatas, transformado en ídolo: esto es, con una vestidura o túnica propiadel hombre." Esto es lo que ha llamado la ciencia moderna el antro-pomorfismo de las creencias religiosas de los pueblos inferiores que tie-nen grandes analogías entre si.

¿Qué. de extraño puede haber en que el sopa estuviera colocado enel cielo de los. Chibchos, como dice Duquesne, cuando tuvieron un diosde los tejedores y plateros, represetado' en figura de oso, aunque hoyse pueda encontrar lo causa de este símbolo?, en tanto que el sapocon sus gritos les recordaba la aproximación de las aguas, y lo nece-sidad de los aprestos para los nuevos sementeras.

Hemos dicho en otro artículo, que hoy mismo, en algunos pueblosmiserables de las riberas del Magdalena, los naturol~s creen que conlas primeros chaparrones en el principio del invierno lIueven sopas deldelo y ¿no será esta idea restos tradicionales de sus antíguos creen-cias religiosos?

Menos extraño parece que el sopa fuese un dios de los Chibchos,siendo este animal el objeto de sus atenciones, pues que su figuro la

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adoptaron como símbolo cronológico en cómputo' del tiempo, y astro-lógico en sus danzas y procesiones; si se recuerdo que los Egipcios, pue-blo mucho mós adelantado en aquellos tiempos que los Chibchas y aúnGue los Incas y Aztecas, que tenían uno filosofía religioso incompara-blemente de carócter mós elevado que lo de· estos últimos, adoraban oIbis, animal semejante o uno gorzota; y a un animal mós inmundo queel sapo, como lo es el cocodrifo, que les llevaba los inundaciones delNilo con el limo fecundante de sus riberas. Por otro porte, numerOsosc!emplos históricos enseñan que no ha sido incompatible el culto delos astros con la idolatría.

Después del culto de todas estas deidades que tenían los Cnibchas,según lo refieren las historiadores y cronistas, viene noturalmente elculto de los antepasados que, según lo clasificación de Lubbock, está:omprendido en esto mismo sección. Prescindiendo de los datos que de-jamos anotados, en los que se pone en evidencio que estos pueblos ado-raron o Bochica, como o un dios ton poderoso que obligó a Chibchacumo cargar con lo tierra y que rompió las rocas del Tequendama; comoprofeta o enviado del Sol tiene su lugar en primer término en el cultode sus antepasados. En segundo lugar viene Bachue, madre del génerohumano, o quien, según Acosto, estaba encomendada lo protección delas sementeras de legumbres, y quemaban en su honor maque y otrosresinas.

Pertenece también 01 culto de sus antepasados lo Cacico milagrosaQue desapareció en lo laguna' de Guatavita, en cuyo fondo vivía con suhija, en uno hermoso casa. En las cercanías de este lugar había untemplo y sacerdotes o Jeques; y decían éstos que en ello había unc,deidad que se manifestaba en lo formo de serpiente; esta fábula tieneolguna analogía con lo de Bachue. Entre los objetos da oro encontradosen la laguna, en sus sepulcros y santuarios, se hallan los serpientes.

Cuando el conquistador Quesada llegó por el Norte 01 valle de Ne-rnocón, el Zipa de Bacató salió. o su encuentro, y sus tropas llevabancomo enseño lo momio de uno de sus valientes guerreros. Esto costum-bre establecida entre los Chibchas, revela que atribuian una influenciapoderoso o los manes de sus antepasados venerados para olcanzar lovictoria.

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Después, el mismo conquistador y sus soldados hallaron en uno delos aposentos de la casa de Quemuinchatecha, Zaque de Hunza, unaurna de oro eJl forma de linterna, adornada de esmeraldas, y en la cualestaban encerrados los restos d2 algunos de sus antepasados veneradoscon respeto religioso. Estas prácticas demuestran algo más que la vene-ración con que los pueblos verdaderamente civilízados conservan las re-liquias de sus antepasados: así lo ha consignado la historia de costum-bres análogas en pueblos inferiores en la escala social. Si los cronistasespañoles nos hubieran dejado datos precisos de la cosmogonía y cos-tumbres religiosas de los numerosos pueblos del valle de Guaca y de lastribus de Antioquia, podríamos interpretar hoy las variodisimas figurasde oro y de arcilla que se encuentran y que fueron trabajadas con tontahabilidad. Respecto de lo gran lápida incrustada de sapos y de una ógui-1", que dejamos estudiada en uno de nuestros artículos anteriores, es in-dudable que fue un aqoratoric, o altar de ídolos porque fue hallada en elfondo de un templo subterráneo en Yarumal y hacía porte de muchosobjetos del culto religioso, colocados en nichos tal/ados en este templo;y entre estos objetos se cuentan pebeteros o incensarios poro quemar re-sinas odoríferas, que era formo muy común de rendir homenaje o susdioses. Es notable también que la palabra Huaco o Guaco, usado paradesignar estos templos, y por extensión los sepuJeros, y que es nombre'de un valle de estas regiones tenga en idioma Quichua la significaciónde ídOlo y adoratorio (6) .

Indudablemente que todos estas figuras de oro y de arcilla son ideo:gráficos; pero ¿qué clase de ideas representaban?; esto es lo que no ex-presa esta palabra, de una significación tan lata. Los idolos o figurassimbólicas de sus dioses y sacerdotes son ideográficos porque represen-tan ideas religiosas; los figuras de sus jefes, cpciques, zipas, etc., sonic!eográHcas, porque representan ideas en el orden político y social; y lasque representan los personajes de sus fóbulas tradicionales, son ideogró-ficas también, porque representan sus ideas cosmogónícas, etc., etc.

(6) Los Huacas eran dioses histáricos de los pueblos o provincias de'Perú, de los cuales había figuras de piedra y de modero a quienes ofre-cían sacrificios. En la cerámic. peruana hay Huacas y Conopas usadoscomo deidades (Tschudi y Rivera).

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Si hiciéramos un resumen histórico de las ideas de los pueblos que nollegaron a la altura de la verdadera civilización actual, encontraríamosque el mayor número de ellas en la evolución mental y social que se lla-ma civilización de aquellos pueblos es de arden religioso y cosmogónico,pues que no pudiendo darse cuenta exacta de los fenómenos naturales,y de algunos de los seres y objetos que forman la naturaleza, los atribu-ven en gran parte a creaciones sobrenaturales. Debido a eso, cado pue-blo ha tenido sus mitos y sus leyendas apropiados o amoldados o lo na-turaleza que lo rodea: los antiguos Escandinavos veían en cierto nochedel año las almas de sus antepasados surgir del seno de los mares, con-fundidas con las densas nieblas de sus regiones septentrionales. En losmontes de Hartz todavía se extremecen los aldeanos 01 pensar en el for-midable espectro de Broken, fenómeno luminoso que se presento al le-vantarse el Sol. Muchos pueblos del Polo tienen cierta veneración porlas auroras boreal es; y otros, como los indios Turbacos, veían en los vol-canes la morada de divinidades superiores. Este razonamiento explicapor qué el cielo de los Egipcios, de los Hindús, de los Chinos y Japo-neses, de los Aztecas, de los Chibchas y de los Incas, está lleno de diosescuyos atributos y poder estón subordinadas, no solamente a la imagina-ción de estas diferentes razas, sino también a las circunstancias propiasdel suelo en que viven, de los fenómenos naturales Que mós impresionansus sentidos, de sus necesidades y prócticas sociales y, en general, delos acontecimientos que le son propios durante su existencia.

El régimen político y social de los Chibchas, como el de los pueblos desus mismas condiciones, era muy sencillo, pues que tenía muy pocasideas en este séntido, no sucedió lo mismo en el orden religioso y cos-",agónico, el campo de sus ideas era vastísimo como lo es la naturalezamisma en donde tuvieron origen estas ideas, siempre con la tendencia alevantarse en alas de su imaginación a las regiones fantásticas del pa-éer divino.

Por lo expuesto, es evidente que la religión de los Chibchas pertenecea la idolatría de carócter antropomórfico, según lo clasificación de Lub-back.

(Papel Periódico Ilustrado, Año 11. pógs. 225 a 229).

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ARTICULO 11De Ic:¡~ noticias consignados en las crónicas de lo conquista de estos

países, relativas o las costumbres domésticas, o las prácticos sociales ya la industria de los pueblos Chibchas y de sus comarcanos, encontra-mos muchas que pueden complementar el estudio que de las antigueda-des colombianas hemos publicado can el nombre de El Dorado. Aun cuan-00 estos hechos históricos son conocidos, nuestro intento ha sido reunir-los bajo una forma conveniente tratando de sacar deducciones que pue-dan ser útiles en los estudios etnotógicos; pues de lo manera como losrelatan los cronistas no ofrecen grande interés, no obstante que sonun comprobante de que la antigua Cundinamarca fue formado de pue-blos relativamente adelantados en la civilización de las primeras edadesde los habitantes indígenas de América.

Lo que dejamos relatado y discutido respecta de la joyería chibcha,empleada como medio objetivo de estudiar sus costumbres y mitos; ytambién su régimen político, su cómputo del tiempo y su cosmogonía,demuestra suficientemente cuán avanzadas estaban estas gentes en elcamino de la civilización americano; pero faltan aún algunos cons~idera-dones sobre las leyes sociales que los regían boja el amparo de un Go-bierno regularmente establecido; y también el estado de algunas indus-trias manuales, que son compañeras obligadas de la vida doméstico enfa satisfacción de las primeros necesidades del hombre.

Lo organización regular de las primeras sociedades tuvo su origenbajo el influjo de leyes físicos y orgánicos, antes que el carácter ind¡vi-¿ual y colectivo en codo tribu les imprimiera o estas asociaciones defamilia el sello moral que les es distintivo, en los diferentes regionesdel globo.

Posteriormente vinle,fon las condiciones necesarios poro lo estabilidadde las familias asociadas, y éstos fueron la moralidad de sus miembros

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y la subordinación consiguiente a leyes acordadas como indispensablespara gobernar las agrupaciones de familias, que constituyeron los pue-blos y naciones primitivas. Por consiguiente, fue necesario también elreconocimiento de una autoridad superior, la que, en algunos pueblos,no obstante su estado incipiente, les comunicó uno influencia moral pro-vechosa poro Que se consagrasen 01 trabajo, 01 desarrolla de pequeñosindustrias yola práctica de buenos costumbres.

Todos estas condiciones se encontraron al tiempo de lo conquisto, re-lativamente desarrollados en los numerosos pueblos andinos que forma-ban lo nación Chibcha, aun cuando se hallaban en lo infancia de suconstitución político, y conservaban prácticas fradicionales de lo anti-gua barbarie de los tribus que les dieron origen.

Los instituciones sociales y políticos de los pueblos chibchas eran di·ferentes de los del Perú en ei período de los Incas. Hemos visto yo surégimen polftico y religioso, y, según éste, el poder espiritual estaba se-parado del poder temporal o político. Su gobierno, lejos de ser centroli"todor, como el de la Monarquía teocrótica del Cuzco, tenía muchos ana-logías con el sistema Federal. Lo intervención religioso fue de grandeinfluencia en los acontecimientos políticos de los Gobiernos seccionalesde esto Federación: en medio de los hostilidades de los guerras mós san-grientas, no eran molestados los peregrinos, cuyo único pasaporte o sal-vo conducto, era lo manifestación de Que el objeta de su peregrinaciQ,psería lo visita 01 templo de Iraca. Un poco antes de la llegada de losEspañoles, Tisquez:uz:a, el último Zipo de Bocotó, estaba poro-venir Q

los manos con el Zaque de Hunz:a, pero lo intervención del sumo sacer-dote Nompanim (vaso del león), hiZ:9 que se arreglase entre los adver-sarios uno treg!Jo de veinte lunas.

Uno de los mo!'\umentos mós interesantes en la historio de estos pue-blos, es su Legislación civil y penal. Esta fue formada por leyes muyconcisas y poco numerosas, pero de grande influencia moral para esasépocas.

El Zipa Nemequene fue después del Bochica, di~.tinguido legislador ypodarosa Soberano de una gran p.:Jrte de la antigua Cundinamarca. P-ie-drahíta dice: "Viendo la grandezll a que había llegado su reino, y quetodo la seguridad de los Gobiernos se sustenta en los dos polos de ros

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premios y del castigo; y que aquéllos se mantienen de lo fortaleza delas leyes, ordenó algunas, y los grabó en lo memoria de sus vasallos paroque se gobernasen por ellas; y cumpliéronlas tan sin descuido y contanta puntualidad, que se fueron arraigando de suerte que hasta nues-tros tiempos (1676) permanecieron en ellos."

Los leyes principales que dictó Nemequene o su pueblo fueron lossiguientes:

1(I Lo peno de muerte se imponía 01 homicida;

29 El rapto y violencia perpetrados por un hombre libre se castigabacon la muerte; pero el coso do que cometía este delito, sufría la pena deltalión: presenciaba su deshonro pública, pena que "era considerado porlas indios como superior a lo muerte;

3{1 El adúltero era enterrado vivo en companla de- reptiles venenosos,y una gran piedra cubría el lugar de este suplicio, para extinguir su me-moria;

4{1 Lo cobardía en el servIcIo miÍitar, ya en la campana, ya en loscombates, se castigaba con la pena humillante de hacer llevar al co-barde, por determinado tiempo, el vestido de mujer, y ejercer sus faenas;

5{1 Al desertor que huía del ejército durante la batalla, antes que elJefe ordenara la retirada, se le sentenciaba a muerte afrentosa;

6{1 Al ladrón ratero se le calOtigaba con Iq pena de azotes, y al ladrónde mayor cuantía, o al ratero reincidente se le cegaba con fuego apli-cado delante de los ojos, o se le perforaban éstos con punzantes espinos;

7{1 Se imponían penas inferiores poro corregir y castigar faltas o de-litos leves: tales eran la pena de azotes para los hombres, y paro lasmujeres la de cortarles el cabello o rasgarles lo manta lchircate) conque se cubrían;

8{1 El deudor moroso tenía la obligación de mantener un tigrillo o<;;ato montés, y al guarda de éste, colocados en la puerta de su casahasta que pagase sus deudas;

9" El Fisco era el legítimo heredero de los bienes del indio que moríasin herederos naturales;

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10{l Uno ley especial limitaba el uso de los adornós y de las joyas alas personas' de distinción y pudientes; los Caciques feudatarios o Uso-c;ues eran los únicos, después del Zipa, que podían llevar orejeras y losmós ricos joyos;

11{I Lo muerte de lo mujer en su alumbramiento daba derecho a lospadres de ésta, o a sus hermanos o parientes, o la mitad de los bienesdel marido; pero si el hijo vivía, el padre no tenía mós abligac[ón quela de mantenerlo en casa de sus suegros.

la imposición de estas leyes es obro del progreso social, pues demues-tro el reconocimiento expllcito de los derechos individuales como tam-bién de la gravedad de la falta o del delito qUe se castigaba, y, por con-s:guiente, del efecto moral que se deseoba obtener; sin embargo de quela 2{1 de estas leyes tenía por sanción única la satisfacción de la ven-90nza del agraviado, defecto común en lo legislación de casi todos lospueblos primitivos; pero, por otra porte, el matrimonio fue reconocidocomo una institución sagrado, pues que lo violación de los derechos con-yugales se castigaba de uno manero tan severo, y lo unión de ros dossexos 10 verificabo la autoridad religiosa, pues como dice John Lubbock,la autoridad es origen de la virtud.

El Zipa Nemequene ordenó que para lo aplicación de las leyes fuesePresidente pereptuo del Consejo supremo de Justicia, el Cacique deSubo; y el que ocupaba este puesto al tiempo de la conquista manifestómucha cordura y equidad en la administración de lo justicia.

Un hecho digno de atención es que los Chibchas, que eran esencial-mente pacíficos y laboriosos, no esquivaban el servicio militar, y fueronvalientes en los combates o que los comprometlan constantemente sus'belicosos vecinos los Ponches y Colímas, etc. de las regiones calientes.

Los leyes que castigaban severamente 01 cobarde y 01 desertor, sonun signo de disciplina militar y de lo grande estimo en que tenían el ho-nor nacional. Todas estas condiciones fueron debidas únicamente 01 ade-lanto moral de estos pueblos bajo la influencia de la vida social y labo-Iiosa que engendra y alimento los virtuoes sociales.

En los razas muy inferiores no se encuentran aquel/as cualidades;aquéllos estón privadas de todo sentimiento moral, los jefes apenas se

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E"L o o R A O O

ocupan de los crímenes, a menos que ellos afecten directamente los in-tereses de la tribu en !;lenero!.

Los Jefes y Magistrados de los Caribes, dice Du Tertre, lo mismo quelos Tapinambous, no administran justicia, pero el que se cree ofendido ob-tiene de su adversario la satisfacción que le conviene, según lo guíansus pasiones o le permiten sus fuerzas.

Las tribus de la grande hoya del Oiinoco, que según el historiadorGumilla, muchas fueron agricultoras y tuvieron usos y costumbres de losChibchas, fueron inferiores a éstos" y carecieron _de sentimiento maral;los venenos activos administrados furtivamente en sus bebidas, servíano estos indios paro obtener satisfacción de sus enemigos.

¿Por qué se constituyeron pueblos relativamente mós civilizados en lasregiones altas de los Andes, tales como la nación Chibcha?

Para resolver esto cuestión tenemos que entrar primero en algunosconsideraciones de carácter general.

Aun cuando la geografía etnográfica del Nuevo Continente no ha dadosino pasos muy ligeros en un estudio muy importante, sin embargo, lasrazas americanas esparcidas en uno grande extensión de su territoriopueden dividirse en variedades c<fmprendidas en secciones diferentes deeste Continente, las que sin constituir límites absolutos de uno clasifica-ción etnolográfica, sí presentan geogróficamente uno distribución naturalque facilita su estudio. La parte Oriental de este Continente fue pobladapor uno raza que, según Bory de Saint-Vicent, probablemente salió delas vertientes de los montes AlIegany y de los Apalaches, pueblos situa-dos hacia el norte de la vasta hoyo del río Son-Lorenzo, hasta los cuarentay seis y cuarenta y siete grados. Los emigraciones de estos pueblos pasaronlas Floridas, y de unas en otros islas en el Mediodía, ocuparon los ribe-ras orientales de lo región mexicano, las Antillas, y lo que se llamó entiempo de lo conquisto Tierra-firme, con los Guayonas, desde el territo-rio de Cumanó hasta la línea siempre paralela o las costas. A esto razapertenecieron los Canadienses, los numerosos pueblos que con el nombrede pieles rojos se van extinguiendo por el poder absorbente de lo UniónAmericana, también los naturales de Yucatón y de la tierra de Honduras;los Caribes y los Galibis.

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los habitantes indígenas de estas regiones presentan analogías muymarcadas que los agrupan en esta gran sección oriental. Fueron y sonlos restos de esta raza, de cuerpo bien formado, ágiles, de temperamentobilioso, y mós fuertes que los que ordinariamente se llaman salvajes; suC";abezabien conformada, de figura oval (dolicocéfalo); la frente depri-mida; cabellos negros, gruesos, duros y lucientes, y el color de la pielcobrizo. No conocían otro medio de embellecerse que pintando su cuer-po con el rocu o la chica.

la sección hiperboriana es diferente de la anterior, pues aun cuandono son outóctonos sus habitantes, sus caracteres étnicos los separan deaquéllos.

los variedades de la roza americana llamada meridional son las quealgunos antropologistas refieren a los habitantes de la parte Sur del Con-tinente américano, esparcidos principalmente en el centro de este paísy sobre las regiones orientales, ocupaban la hoya superior del Orinoco,lo totalidad de la hoya del Amazonas, el Brasil, eí Paraguay, y com-prende a los Araucanos, raza diferente de la vecina que ocupo loscos-tos occidentales, y que fueron los primeros habitantes que encontraronlos conquistadores mós alió del trópico, y cuyo volar y heroica resistenciadefendiendo su territorio, ha sido inmortalizada por los cantos de D.Alonso de Ercilla. Los pueblos de la parte alta de las montañas de dondenacen hacia el Norte el ría Paró y sus afluentes, y el ría Amazonas; yhacia el Sur el Paranó o río de lo Plata, constituye el centro de esta in-mensa· región, cuyos habitantes, según el viajero Augusto de Saint-Hi-laire, tienen caracteres que recuerdan la raza de la China. Los tribuscomprendidos en lo grande hoya del Amazonas, en donde los Omaguashabitan, sus primeros afluentes; los situados entre los Andes y el OcéanoAtlóntico hasta el trópico meridional, tienen caracteres comunes, conrrluy pocas excepciones: la cabeza redondo (dolicocéfalo) I de un granvolumen, hundida en las espaldas por ser el cuelfo corto, es pesado, apla-nada en el vértice; la frente ancho, muy deprimido; pómulos salientes;ojos pequeños, nariz achatado, labios gruesos, boca grande; los cabellosnegros, lisos y rígidos; lo piel del coJor del cuero curtido.

los americanos de los costas occidentales eran enteramente diferen-tes de los hombres del resto del Continente separados par la cadena delos Andes, no solamente por caracteres orgánicos, sino por sus costum.

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tres, por el elevado' carácter de los primeros y por su avanzada civili-zación. Los nociones de Yucatán y de Honduras, ribereñas del golfo deMéxico, no concuerdan con los pueblos que los conquistadores y cronis-tas llamaron la nación Mexicana. Las historias de México y del Perúrevelan pueblos muy adelantados en una reciente civilización al tiempode la conquista, civilización y costumbres que aunque no databan sinode cerca de catorce siglos atrás, los alejaban a estos pueblos de los de-más que habitaban las otras secciones territoriales de este Continente quedejamos descritas.

Según las opiniones del Viajero Charnay, las estatuas e inscripcionesrecogidos por él en Yucatán, son de grande valor científico, principal-mente porque demuestran que lo primitiva civilización americana partióde los Toltecas, y que sus obras no tienen en manero alguno la antigue-dad que se ha querido atribuírseles. La mayor parte de los ruinas de estepaís están en perfecta conservación, lo cual no sería así si fueran muyc.ntiguas, sobre todo teniendo en cuento el clima, lo naturaleza del sue-lo y el modo como están construídos dichos objetos, condiciones que noson o propósito para su conservación.

El señor Charnay, opino que muchos de los objetos no parecen tenermós de siete siglos de existencia. Las ruinas de Grecia, donde el climase presto en gran manera paro su conservación, estón en peor estado quelas de Yucatán (1).

En uno situación geográfico intermedia del país de los Incas y de losAztecas, sobre lo región oriental de los Andes colombianos se encontra-

(1) "Mas, cualquiera que sea la ontigiiedad real de ciertos pue-blos y de ciertas civilizaciones, las tradiciones son mucho mós favora-bles al hecho de la población sucesiva que a la idea de una poblaciónsimultónea. La vida nómade parece haber precedido en todas partes alos establecimientos fijos¡ el instinto de los desalojamientos ha anima-

C:!O constantemente a ciertos pueblos: del fondo del Asia un mundo bór-bCiroha inundado con sus flotas sucesivas el imperio romano y arrojadoa los Vándalos hasta el Africa¡ las inmigraciones de la Europa moder-na a su turno han llevado a todas partes del mundo las razas que CJe-ben renovar la población." (Domeneche, viaje pintoresco por los desier-tos de la América del Norte).

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bala civilizada naclan de los Chibchas, que poblaba el extenso territo-rio de la antiguo Cundinamarca. Esta noción estaba muy próximo, porel Occidente, de los pueblos de las Armas y de otros del territorio antio-queño, y de los del valle de Guaca, cuyas tribus se aproximaban por elSur a los límites de los dominios d" los Incas en los regiones ecuatoria-les. El territorio de lo antiguo Cundinamarca se extendia por el Norestehasta el límite de los regiones del Orinoco, ocupados por numerosos tribuscue tenían algunos de los costumbres y usos de los Chibchas, y que fue-ron vecinas inmediatas de las tribus de lo costo de Tierro-firme, es decir,de los descendientes de los montes Allegany y del país de los Apalaches,que poblaron los regiones orientales de lo América Septentrional. Ade-más de lo que dejamos dicho de los relaciones de estas tribus, la historiode los Aztecas y la de las Chibchas refieren analogías muy notables en-tre estos pueblos, y de ellos con los Asiáticos (2).

Esta breve exposición de la geografía etnográfico de los pueblos delContinente americano, y los reflexiones sobre lo sftuación topográficodel país de los Chibchos y de sus relaciones probables con otros tribusy naciones, demuestran lo probabilidad de que lo noción Chibcha tuvosu origen en la inmigración de tribus del NQ!te, del Sur y del Noreste

(2) En apoyo de lo que hasta aquí dejamos anotado, por vía decomporoción, entre los pueblos Chibchos y los del Asia, citaremos lassiguientes líneas del Misionero Domeneche.

"Nuestra convicción, dice, en este interesante asunto, es que loAmérica ha sido poblada por emigraciones voluntarias o occidentales deScytas, Hebreos, Tártaros, Hindus, Escandinavos y de Galos; que éstos osus familias, después de multiplicarse, se encontraron, se me:c1oron, yque por el cru:amienta de las ra:as, la diferencia de los climas, los cam-bios de vida y muchas atros ra:ones de la mismo naturate:o, perdieronsu carácter primitivo, poro formar esta combinación heterogéneo de co-lor, de costumbres, de gustos, de lenguas y de religión que desvía IDciencia y los investigaciones del anticuario. Probaremos esto variedác1 d~orígenes por la simple exposición de docllmentos históricos, fisiológicosy religiosos, por las tradiciones, las antigiiedades y las costumbres C1eestepueblo (el de la América def Norte), que deseamos hacer conocer ínti-mamente (1 nuestros lectores."

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sobre los planicies de los Andes colombianos; aglomeración de tribus cu-yos elementos étnicos se confundieron paulatinamente por el cruzamien-to, y boja lo influencia de un clima benigno muy diferente de aquellosde donde partieron, y adecuado para la vida sedentario, condiciónTndis-pensable en el desarrollo y progresa de los pueblos primitivos que alcan-zaron una adelantada civilización. Esta suposición es apoyada por lo~hechos siguientes.

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Figuras 35 a 46 de la relación de "ElEste libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia

ARTICULO IIILas observaciones croneoscópicas demuestran que el tipo común en la

América del Norte fue el dolicocefálico, y en las regiones meridionalesel braquiocefálico (3); pero según los estudios del Profesor Broca, prac-ticados en dos pequeñas series de cr6neos recogidos en diferentes luga-res de Cundinamarco, la primera presenta un medio mesatlcefólico contendencias a la dolicocefalia¡ la otra es francamente braquiocefólica¡por los dem6s caracteres esos cr6neos son semejantes. Según el señor

(3) Aun cuando los caracteres craneoscópicos no tienen un volar ob-soluto en las clasificaciones de las rasas, son de una grande importan-cia en el estudia de éstas, unidos a los demás elementos étnic;os que loscaracterizan.

Reh:ius llama dolicocéfalos los cráneos cuyo diámetro anteroposteriores notablemente mayar que el transversal¡ y braquicéfolos aquéllos cuyodiámetro antero-posterior no difiere natoblemente del transversal. ElProfesor Broca ha modificado esta clasificacián del modo siguiente:

Llama índice cefólico la relación reducida en centésimos, del diáme-tro transversal máximo al diómetra antera-posterior máximo, y dividelos cráneos humanos así:

Dolicocéfalos

Puros

Subdolicocéfalos, ...........•

Indice menor que 75 por 100

entre 75 y 77.5 por 100

MESATICEFALOS

Braquicéfafos

entre 77 y 77. 9 por 1 00

Suh-braquicéfalos

PurOl ..•...••.•••.

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entre 80 y '4. 9 por 1 00

85 y m6s por 100

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Girard de Riolle, estos dos series pueden pertenecer a los restos de dostipos diferentes en su origen, pero que se confundieron y amalgamaron

después.

Estos caracteres craneoscópicos de las dos series Chibchas; los varia-ciones que se observan en sus cosmogonías pera que tienden a unificarsepor sus analogías, y las dialectos de su idioma, hacen sospechar quemuchos elementos étnicos de los tribus emigrantes que llegaron o los ex-tensas sabónas de la antigua Cundinamarca, se confundieron en la raza

Chibcha.

Debe alejarse toda sospecho de que sea posible incurrir en error, enel estudio de los caracteres osteológicos de la cabeza de estos razas, porla costumbre que tuvieron algunas tribus americanas, de deformar elcróneo comprimiéndolo. entre tablillas colocadas sobre la fre~te y el occi-pucio; pues que ademós de que fueron muy pocas los-que emplearon estemediO para hacer piramidal la cabeza del niño, el aumento anormal deldiámetro transversal sobre el _antera posterior, es muy fácil de recono-cerse. En las tribus de las regiones ecuatoriales solamente los Ponches,pueblo vecino de los Chibchas, situado al Occidente hasta las riberas delMagdalena, y confinantes por el Norte con los Colimas, y par el Sur coníos Sutagaos, tuvieron esta costumbre, y los soldados españoles despuésde sus combates con estas indios observaron en sus cadáveres la extrañoconfiguración del cróneo aplanado.

Este hecho 01 pal"ecer aislado y de ninguno significación, tiene rela-ción con la misma costumbre de algunas de las tribus de la América delNorte, de las cuales es muy probable se derive la de los Panches. Los in-dios Chinouks, que viven al sur de lo embocadura del Colombia, son eltipo distintivo de las tribus del Norte del Oregón; en sus formas y fac-dones se encuentran todos los caracteres de la raza Mangola, y entreestos salvajes existe también lo costumbre de comprimir el cráneo sobre10 frente y el occipucio entre tablillas durante la primera infancia, paradarle la forma piramidal, pero esta costumbre no se generalizó en todaslas tribus de esas regiones. Esta práctico encontrado en pueblos tontode lo América del Norte como de la América Meridional, separadas poruno grande distancio, afirma lo opinión de que las emigraciones de 105

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pueblos nómodes que se derivaron del Norte, vinieron o poblar las re-giones ecuatoriales trayendo sus costumbres, sus tradiciones, sus mitosy preocupaciones religiosas, más las ideas que les sirvieron poro cons-tituirse.

Lo causo de lo aglomeración de tribus emigrantes sobre estos sabanasandinas, tiene su origen en una propiedad característica de lo especiehumana, y es el cosmopolitismo, propiedad que no posee ninguno otraespecie, ni género, ni familia del reino animal. A este respecto repeti-.remos con M. Hollard: "En todos partes. en donde lo vida es posible enla superficie de la tierra, donde quiera que se encuentre una planta, unanimal, allí se encuentra el hombre. Pero él. ha extendido sus dominiosmodificándose bajo las influencias naturales; si cada región del globo,cado clima, tiene sus huéspedes humanos, su población lleva un 'sello decarácter particular. Las formas, las facciones, el colar; después sus cos-tumbres, sus hábitos, el estado social, el carácter moral, cambian de ungrupo a otro grupo; de aquí, una diversidad de tipos o, según lo expre-sión generalmente usado, de rozas humanas, parque estos tipos se per-petúan en u.na filiación indefinido."

Lo filosofía ha reconocido, y biológicamente se demuestra, lo influen-cia que el clima ejerce sobre las condiciones físicos del hombre; y, rela-tivamente, en sus cualidades morales, es decir, las modificaciones queimprimen en el carácter, en las pasiones, en los costumbres y aptitudesdel hombre, las diferentes condiciones físicas que presentan los locali-dades habitadas por la especie humana; tales condiciones, son: lo lati-tud; la altura sobre el nivel del mor, por las variaciones de lo presión.atmosférica; la temperatura o influencia del color y del frlo; lo hume-dad o sequedad del aire respirable y su tensión eléctrica; y to¡nbién I~srelaciones naturales mós o menos íntimos con las plantas y los animalessalvajes.

"La belleza de la naturaleza, la suavidad del clima, la fecundidad delsuelo, lo abundancia de los recursos naturales de un país influencian con-~ideroblemente lo moral de los habitantes, disminuyen sus necesidades

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t:sicas y dejan o sus facutades intelectuales tiempo bastante y más fuer-za para desarrollarse." (Domenechel l41.

Estas influencias son muy notables, y se pueden apreciar mejor enlas diferentes tribus que habitaron o que habitan aún regiones diferentes'par sus condiciones c1imatéricas: en unas por sus tendencias sociales: porsu inclinación pacífica y progresiva en los adelantos materiales y en elperfeccionamiento moral, es decir, por su contracción a la vida domés-tica, a lo práctica de las artes manuales, a las labores del campo; por sUgenio observador e inventiva, y en general por la aceptación fácil de le-yes sociales aun cuando emanadas de una filosofía bárbara y salvaje. Enotras, por su carácter independiente indomable y guerrero; por su incli-nación a la vida ois!ado y nómade, y por su insubordinación a las in-fluencias y prácticos civilizadoras; y en todos, por los diferentes maticesde su organización física, correspondientes a la naturaleza del suelo y delclima en que viven. En lo vida natural de los razas primitivas e inferio-res es donde se deben estudiar estas influencias del clima para apreciorE:n su verdadero valor las modificaciones que producen en la organizo-ción física, en el carácter individual y en el régimen social.

Este estudio no es suficientemente concluyente respecto de los pueblosaltamente civilizadas; en ellos las influencias del clima sobre el hombrequedan en mucho neutralizadas en la porte moral. y aun en la físico, porla intervención de varios elementos modificadores de aquélla. Los pro-gresos sociales, guiados por la actividad intelectual que perfecciona lascostumbres, las artes, las industrias y las comodidades para la vida, sonlo gran potencia can que la humanidad adquiere el predominio que tienes<;bre todas las causas que la combaten y la modifican, sin que por esto

(4) "Después de haber considerada la especie humana en sus maticesfísicos, en la distribución geogrófica de 105 tipos contemporóneos, en lainfluencia que le han hecho sufrir las fuerJ:as terrestres, las circunstan-cias del suelo, las condiciones meteorológicas de la atmBsfera, la acti-,idad del espiritu, el progreso de la inteligencia y esa maravillosa flexi-bilidad de organiución que se plega a todos los climas, Humboldt ase-turo que nuestro especie escapa fácilmente a las potencias de la natu-raleza, pero que participa de una monera esencial de lo vida que animanuestro globo". (Domenechel.

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deje de estar sometida a su acción. Las influencias religiosas y la verda-dera filosofía que combaten las pasiones, afirman este predominio sobretodos los elementos noturales.

Los conquistadores españoles encontraron en América ecuatorial tri-bus salvajes tanto mós guerreras y altivas cuanto' más ardientes y selváti-cos eran los valles profundos de su nómade residencia, como si el excesivoc.alor de la zona tórrida, y la lucha constante con las fieras indomablesen medio de la exuberante vegetación de las selvas seculares y de todoslos elementos bravíos, comunicase mayor excitación y actividad a su or-ganización, mayor ardimiento a sus pasiones, más decidida inclinación aSLl independencia y libertad sC!lvaje. Pero es natural que fuera así, por-Que allí la vida es un combate constante entre los diferentes individuosde las especies animales; allí la lucha por la vida es estimulada por e~instinto de la conservación y por el derecho de la fuerza natural; es latendencia al equilibrio entre la exuberancia de la producción orgánica yla ley de sustitución y de renovaciones rópidas, entre la actividad de lafuerza vital y lo pronta destrycción y_transformación. ¡Tenaz combate!que sin las gLorias del triunfo, ni las humiJlaciones de la derrota, es unaley ineluQible por la especie humana aun cuando ésta busca, instintivay racionalmente el 'medio de sustraerse de ella y de hallar algún tér-mino aceptable. Para muchas tribus este término fue el aislamiento o lavida errante sin hogar ni, domicilio; y, para otros, la huído a las altasregiones en busca de tregua y de descanso, 'es decir, fue la inmigracióna las altiplanicies andinas, en donde un clima frío o menos ardiente, deaire más suave o mós puro, fuese más propicio para su cuerpo extenua-do por una atmósfera abrasadora, quebrantado por los reptiles e insectosvenenosos, y debilitado por las emanaciones pestilentes de los esteras ypantanos de las mórgenes de los caudalosos ríos en los valles ardientes.

Probab!emete estas fueron las causas que determinaron la aglome-ración de tribus en estas altiplanicies, y la formación de pueblos relati-vamente civilizados, bajo el infiujo de un benéfico clima sin tantos com-bates por la vida. Humboldt dice: "Desde que los españoles llegaron alNuevo Mundo encontraron que los pueblas más avanzados en cultura,eran los montañeses. Los hombres nacidos en las planicies, en climastemplados siguieron el dorso de las cordilleras."

No sin razones físicas creyeron algunos hombres inspirados por lasciencias de la antiguedad, antes del descubrimeinto de la América, que

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los regiones ardientes de lo zona tórrido no podían ser habitadas por laespecie humano, pero lo ley de difusión de ésto y de su dominio universalera inquebrantable por el hombre, y éste fue extendiendo su descenden-cia en todos los ámbitos del globo, porque la especie humana es esen-cialmente cosmopolita.

Pasaron los cataclismos terrestres que prepararon los comarcas su-perondinas¡ huyeron los aguas que los inundaban y cuyos depósitos for-maron estas niveladas lIonuros¡ y el hombre de las tribus errantes enlos valles ardientes, pudo hollar con su planto este suelo menos rico enproducciones naturales, pero sí muy fecundo y pródigo bajo lo acción delo mono del hombre, y sobre todo esto, menos mortífero e insalubre¡menos abundante en gérmenes destructores, y mós adecuado o su pa-cífico dominio yola vida sedentario.

Todavía humeantes los cráteres volcánicos testigos del levantamientode los cordilleras de los Andes¡ y, aún más que hoy fragoroso y aterra-dor el Tequendama, por estor en su primitivo esplendor, pudieron enton-ces los tribus de los regiones profundos escolar los cordilleras en buscade tregua poro mejores tiempos. En presencio de uno naturaleza menostemible, y casi risueño, las tribus congregadas .en los fértiles llanurasregados por el Funzo, encontraron un trabajo reparador y productivo enlos labores del campo, y lo grandioso maravillo del Tequendoma cautivósu poética imaginación, cuyos creaciones fantásticos formaron uno cos-mogonía que yo hemos relatado.

Pero no debemos pasar adelante después de haber trotado muy ligera-mente lo influencia del clima sobre los tribus primitivos poro explicar elaumento de población en las altos regiones por la inmigración de 109

tribus nómades de los valles ardientes, sin dar cabido en este escrito auna parte de los poéticas descripciones y filosóficos apreciaciones deCaldos (5). Este sabio describe del modo siguiente los dos tipos opuestosde lo rozo indígena de Colombia, en los cuales es muy notable la in-fluencia del clima sobre la especie humana:

"Fijemos primero nuestros miradas sobre el morador de nuestras cos-tCiS:demos la preferencia a los del Sur, ¿cuáles son los pasiones, cuáles

(5) Semanario del Huevo Rei.o de Granada. Influjo del clima sobrelos seres organizodos.

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las virtudes, cuál el carácter del hombre que hobita estos regiones? Heaquí lo que he recogido en mis viajes. El indio de las costas del OcéanoPacífico es de estatura mediana, rehecho Y membrudo; ,sus faccionesaunque no bellos, nodo tienen de desagradable: el pelo negro, grueso,algún tonto ondeado; poco o ninguno barbo; lo piel bronceada, y mu-cho más moreno que lo de los demás habitantes de lo cordillera. Sus mu-jeres en poco se distinguen de los hombres. Lo belleza, los rasgos de-,licados que distinguen su sexo en los demás pueblos de lo tierra, aqu'íparece que faltan. Los pechos, lo voz, y un trozo de lienzo envuelto;o lo cintura, son los únicos caracteres exteriores que las distinguen. Si'los rasgos varoniles de su fisonomía los acercan o los hombres, sus ejer-cicios los confunden con ellos. Cargo, recorre, nado, navego con lo mis-mo intrepidez Y valentia: va o lo pesco y sigue 01 marido o lo cazo. Esverdad que no se arma ni ataco o los fieros con volar; pero ve los com-bates con semblante sereno Y sin estremecerse. Es verdad que hilo, lava,teje, aderezo el alimento, aseo lo coso y su familia; pero con un aire:de 'nobleza Y dignidad, con no sé qué de feroz que parece indicar queobro por necesidad más bien que por inclinación. Tiene los pechos cor-tos llenos, más bien piramidales que esféricos, y nunca lacios, o pasarde traerlos siempre desnudos; el pelo suelto o llamado hacia la espaldacon un ligero trenzado; los orejas perforadas de donde penden peque-i\as arcadas. Los amores en ellos son tranquilos, y manifiestan lo du.reza de su constitución y de sus ejercicios. Apenas conocen los celos, estopasión terrible que enveneno todos los momentos. Ton taciturnos, tangraves, tan serias en el tiempo de sus trabajos, y ton pacientes en locosa, coma locuaces, bulliciOSOSe inquietos en sus festines. En éstos be-ben, comen y danzan sin moderación y sin freno.

"Durante tres, cuatro y más días, oyen con igual placer. el sonido mo-nótono de un tombor y de otros instrumentos ton rústicos como el país.Cuando el indio remo largo tiempo, cuando derriba los árboles enormes desus selvas, cuando está cubierto de sudor bajo este cielo ardiente, entoncesse arroja 01 agua y se baño con el mayor placer. Si los olores gratos sonton mortales o sus mujeres como o los nuestros cuando acaban de parir,la dieta, el recogimiento, el abrigÓ, les son absolutamente desconocidos.E'! baño, .el remo, los trabajos domésticas, en. uno palabra, todos losejerciciOS de su vida, en nado se alteran con el porto. Es ton generosoy pródigo de lo que produce su país, como ovoro de lo que entro d. lo

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c9í'dillera o viene de regiones distantes. El r'\'\aí:t, lo yuca, el plótánO ylo catne de 105 animales silvestres, son los únicos alimentos de que uso.NadO desea: contento con su destino y con su país, mira con indiferen-cia el resto de la tierra. Este es el indio de las costas del Sur." .....•••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• 0,.

"Si comparamos o éste con el indio de los demás costas que viven sobrelo cordillera, veremos que aquél es menos bronceado, sus pasiones se pa-recen a los de los que viven en las costas; el pelo cerdo y absolutamentelacio. Estos son mós blancos y de carácter más dulce. Las mujeres tie-ren belleza y se vuelven a ver en ellas los rasgos y los perfiles delicadosde este sexo. El pudor, el recato, el vestido, las ocupaciones domésticosrecobran todos sus derechos. Aquí no hay intrepidez, no se lucha con losondas y con los fieras. Los campos, los mieses, la dulce paz, los frutosde la tierra, los bienes de una vida sedentario y laboriosa están derra-mados sobre los Andes. Un culto regulado, unos principias de moral y dejusticia, una sociedad bien formada, cuyo yugo no se puede sacudir Im-púnemente: un cielo despejado y sereno, un aire suave, una temperaturabenigna, han producido costumbres moderadas y ocupaciones tranquilos.El amor, esto SORa tórrida del corazón humano, no tiene esos furores,esas crueldades, ese carácter sanguinaria y feroz del mulato de lo costa.Aquí se ha Puelsto en equilibrio con el clima, aquí las perfidias se lloran,se cantan y toman el idioma sublime y patético de la poesía. Los ha-lagos,. las ternuras, los obsequios, los humillaciones, los sacrificios, sonlos que hacen los ataques. Los celos tan terribles en otros partes, y quemás de una vez han empapado de sangre (de otros costas) la base delos Andes, aquí han producido odos, canciones, lógrimas y desengaños.Pocas veces se ha honrado lo b'?lleza con la carnicería y con la muerte.Las castas todas han cedido a lo benigna influencia del clima, y el mora-dor de nuestros cordilleras se distingue del Que está o sus pies por ca-racteres brillantes y decididos. Después de esto, ¿se dirá que no tieneninguna ¡nMuencia sobre nuestra ser el clima y lo temperatura?

•• •Es verdad que el indio natural de estas cordilleras es lento en todos

sus actos, pero en este defecto, común o los mestizos y descendientes delo rozo espoñola naturales de estos mismos lugares, encontramos uno

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influencia perniCiosa del clima: este defecto tiene su origen en la sllO-vidad de la temperatura, en la humedad y ligereza de nuestra atmósfera;condiciones que ocasionan la languidez de la organización y la depre-sión de la energía muscular. Esta nifluencia alcanza a dominar tambiéna los que vienen de otros países; con mucha frecuencia vemos a los me-jores tipos de los razas europeas, que después de su permanencia enestos elevadas regiones, y baja la acción de nuestros climas ·enervantes,se conforman con nuestras costumbres, y aun se connaturalizan connuestros defectos y vicios. Por esto, alguna persono de genio humoristi-ea ha dicho con fundamento, que esta atmósfera enrarecido contiene par-tículas de pereza que mina la organización del hombre. Es necesariocombatir estos defectos con una voluntad decidida, con la actividad cor-poral, es decir, con la energía de que es capaz un elevado carácter,secundado por un trabajo constante; en fin, con todos los recursos de lacivilización moderna que neutraliza las malas condiciones del clima. Estaes una lucha por la vida, diferente de la que tiene que sostener el ha-bitante de las regiones bajas, pero no menos fecundo en dañosos resul-tados cuando el clima triunfa.

Los caracteres de los dos tipos descritos tan brillantemente por Cal-das, tales como él los conoció en su tiempo (1808), cuadran perfecta-mente y de una manera muy notable a los tipos de los habitantes de es-tos mismas comarcas, en épocas mós remotas; estos caracteres corres-ponden en todos sus faces al india de las costos y al natural de las re-giones de Cundinamarca en tiempo de lo conquisto.

La historio de lo naturaleza físico de esos razas primitivas y de suscostumbres domésticos demuestran esta concordancia.

Lo mujer del indio Achagua, habitante de los mórgenes ardientesdel Orinoca, no fue una campo ñero sino una esclava del hombre; los ma-los tratamientos a que estaba sometida le hicieron adoptar el sacrificiode sus hijas, al tiempo de nacer, antes que entregar/as o lo misma ser-vidumbre. En sus matrimonios no había ceremonias notables, y se toma-bla mujer por necesidad, no tonto por amor. Después, además de lo crian-za de los hijos y de los ocupaciones de la casa, tenían la parte más ac-tiva en los labores del campo; mientras que el indio con su orco y ma-cana, se enseñoreaba en el bosque o, adormecido por el color en su chin-

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,horro, esperaba el sangriento alimento, ligeramente tostado en el fuegode su desmantelado hogar.

Lo vida de lo familia Chibcha presentaba caracteres especiales queexpresan sumo suavidad en sus costumbres y en sus relaciones, compa~radas con las muy bárbaras condiciones de sus sociedades incipientes.Esta suavidad de costumbres se revelo desde los formalidades de laspretensiones matrimoniales: éstas principiaban por remitir el pretendien-te una fina manta tejida de algodón, al padre del objeto de sus amores,como misiva en requerimiento de lo esposo; si pasados ocho días no se de-volvía la monta, era señal de que uno nuevo misiva obtendria una re-s¡)lución favorable, siendo "aceptado par esposo; la devolución de la man-ta era el medio indirecto y delicado de hacer cesar pretensiones Incon-venientes sin exponer 01 moncebo o uno negativo humillante en pre-!encia de su amado.

Sentado el feliz pretendiente en la puerta de la casa de su novia,aguardaba impaciente la primera entrevisto nocturna, y procuraba ha-cer notar su presencia por algún medio indirecto, cosa que no sería-difí-cil a corazones entendidos y acordados. Se abría la puerto de lo estanciay se presentaba la doncella india con un vaso o totuma de chicha, a laque aplicaba sus labios paro ofrecerla después a su futuro esposo. Esteacto tan sencillo como inocente, constituía los esponsales Que estrecha-ban la intimidad de sus afectos. Más o menos tarde, el Jeque o Sacerdo-te encargado de los prácticos y ceremonias religiosos, y por consiguiente,de la unión conyugal, según sus ritos, interrogaba o los esposos, que per-manecían 'unidos por el cuello con sus brazos. La mujer protestaba querespetaría y preferiría 01 Bochico, es decir, la imposición de sus leyesdivinas más que al hombre que iba a ser su marido, pero que a éste lo,~maría más que a sus hijos, y a éstos más que a sí misma. Luego, elvarón hacía en alto voz y por tres veces la protesta de aceptar aquellamujer por esposa. Esta ceremonia manifiesto claramente lo gran solem-nidad e importancia que le daban a la unión conyugal legítimamenteautorizada por el Jefe respectivo, y el reconocimiento de uno autoridadleligiosa competente poro realizar esta unión.

Jamós contraían matrimonio los parientes en primero ni en segundogrado; y en este respeto por el parentesco de consanguinidad excedían a

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los Incas del Perú, quienes se unían o sus hermanos y o sus parientasmás inmediatos.

Los afectos filial y paternal eran los vínculos más sagrados que IllCIn-tenían lo estabilidad de lo familia.

Todos estos hechos son pruebas que evidencian un grada de morali-dad muy avanzado en las prócticos sociales ..

Aun cuando lo poligamia era permitido, no fue generalmente practica-do, con excepción de los personas distinguidos y pudientes; pues unhombre no podía vivir con mós mujeres que aquellos que podía mante-ner con sus riquezas. Lo primero mujer concedida por el Jeque era lolegítima esposo que entraba en el hogar conforme o sus ritos: los demáseran tiguyes que se adoptaban sin estos requisitos. El Zipo y los Caci-ques Usaques hacían en la elección de tiguyes un grande honor a lasfamilias de alta posición, y tenían muchas, porque eran ricos en oro yen labranzas; entre las familias inferiores no había tiguyes, en ellashabía más moralidad.

No obstante que los leyes repnmlon la corrupcLon de costumbres, elBochica trotó de desarraigar la poligamia, pero no pudiendo conseguir lot~ict6 uno ley, cuya próctica encontraron los conquistadores, habiendopasado yo catorce siglos después de la muerte de aquel legislador, ségúnel cómputo del tiempo y los tradiciones chibehos. Conforme o esta ley,íos mujeres legítimas del Zipa, del Zaque, de los Usaques y de los gron-des señores, podían imponer o éstos lo prohibición de unirse o cualquierootra mujer hasta posadas cinco años después de la muerte de oquéllos.

Esta ley causó muy saludables efectos; pues los hombres procurabantrato"r muy bien o sus mujeres, para no desagrodarlas y poro evitar estaprohibición, o por lo menos poro conseguir que fuese por el tiempo máscorto posible; en general, los Chibchas eran buenos esposos, y humani-tarios con sus semejantes; cuidaban o los enfermos y respetaban o losancianos.

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De esta manero sencilla y recíprocamente· respetuoso se unían los dossexos paro constituir su familia y criar o sus hijos. boio un techo pajizo-

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de formo redonda o circulor, lobrado en su interior con cañas hábilmen.te entretejidas, y sostenido por paredes formados con maderos vertical~mente enterrados en el suelo, unidos y cubiertos de barro mezclados conpaja seco paro mantener su adherencia. Sus alojamientos eran espacio-sos, bien ventilados y distribuídos convenientemente hasta para guar-dar el grono y los frutos de sus sementeras; tenían puertas canstruídascon cañas entretejidos, con cerraduras de madera, de forma dentada.la forma circular de los casos, llamados tygttuas, la tomaron de loLuna llena, época de lo mayor veneración de este ostro; el interior desus habitaciones principales era revestido de cañizos atados con corde-les de fique teñidas de varios calores, formando diseños caprichosos Qse-rían quipos o figuras de uno escritura particular? Imposible es averi-guarlo). Sus muebles consistían en bancos de modera, barbacoas decañas y esteras de junco y de esparto. En contorno de la estancia habíaun cercado de fuertes maderos y tierra, para proteger su dominio. El as-pecto general de la construcción de estas casas chibchas les valió o estascomarcas el nombre de "Valle de los Alcózares" que les dio el conquis-tador Jiménez de Quesona, por""lo impresión agradable que le causó suvista exterior, principalmente las casas de los Caciques, que se levanta-ban primorosas en medio de verdes sementeras ornadas de flores y es-parcidas en diferentes sitios de la hermoso sabana en donde los conquis-tadores admiraron le belleza de las poblaciones pajizos, lo fecundidadde los campos y la abundancia de sus aguas.

Los Capitanes Lebrija y San Martin dicen en su relación "que aunqueda paja la población de Bacatá podría pasar por uno de las más bellasde las que se habían encontrado en las Indias".

En la única parte en donde se encontraron restos de un antiguo edifi'cio de piedra, es en el valle de Leiva, entre Gachantivá y Moniquirá.Estos restos de arquitectura Chibcha fueron descubiertos en el año de1847, por el señor D. Manuel Vélez. Lo parte visible de este edificio"mide 33 metros 60 centímetros de largo, en dirección de Este a Oeste,y 17 metros 60 centímetros de ancho. Tiene 29 columnas visibles, cilín-dricas y bien talladas. El frente de este edificio miro 01 Levante del sol.

Es muy probable que estas ruinas fueran el principio del templo quequiso levantar el Cacique Garanchacha, pretendido hijo del Sol, y de una

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doncella indio notural de Gachetó, lo que dio a luz una Huaco !ídolo)c;ue se convirtió después en uno criatura humana. Esto fue criada y edu-cado con grande veneración, y cuando llegó a mayor edad usurpó elzacazgo matando 01 Zoque, que entonces residía en Ramiriquí. Garan-checha quiso honrar al Sol su podre, consogróndole ese templo, para elque hizo llevar piedras y columnas de parajes muy distantes para suconstrucción; pero murió dejando apenas principiado el suntuoso edificio.

La plancho que odorna este artículo, es composición debido al lápizdel señor Alberto Urdaneta; es una restauración del tipo de lo india Chib-cha, tal cual debió ser al tiempo de la conquisto. Para ejecutoria se hatenido en cuento la descripción que de esta rozo hacen los historiadoresde aquello época; y los rasgos característicos de los tipos que se conser-van aún, sin alteración notable. Lo indio está en lo ocupación mós co-mún y constante de la mujer Chibcho; con el huso o rueca hila el al-godón que servía poro tejer sus montos: el chircate que cubría su cuerpodesde lo cintura, y la Iiquira, o lo manero de un pañuelo cruzado en elpecho sin cubrirlo todo. Llevo el pelo largo y dividido por lo mitad, delque procuraba conservar su lustre negro de ébano, con preparacionesvegetales y legías que, según su próctica, embellecían y hacían abun-doso lo cabellera; y no descuidaba, poro aparecer bien, el adornar sucoro y brazos con lo pintura del rocú y lo chico.

Lo plancho lleva como adornos varios objetos que constantenién~.usaba en su menaje, en su industria y en su tocado. En el artículo próxi-mo hablaremos de estos cosas.

(Papel Periódico Ilustrado. Año 11. Págs. 289 a 293).

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ARTICULO IVNaturalmente de esta vida de relaciones y de afectos íntimos, deblan

surgir elementos de moralidad, de trabajo y de industria indispensablespara el progreso social en la pacífica y cómoda satisfacción de las nece-sidades más imperiosas de la vida.

La agricultura fue la ocupación más natural y la industria mós impor-tante para los pueblos de la antigua Cundinamarca, pues solamente lostribus en extremo salvajes y nómades de los lugares bajos y calientes secontentaban con los animales, raíces y frutos Que la naturaleza pródigoles ofrecía espontáneamente; pero aquellos que vivían en un suelo menospródigo o privado absolutamente de elementos naturales paro su manu-tenciÓn tuvieron que recurrir al cultivo de los campos, y esta necesidadles hizo muy prácticos en el ejercicio de la agricultura,y desarrolló enalto grado su genio observador e inventiva, armonizando oportunamentelos plantaciones de sementero con los diferentes épocas lluviosas y conlas faces de la luna: de aquí nació el cómputo del tiempo y el calenda-rio mós regularmente calculado entre gentes que principian en la vidacivilizado, y cuyas bases principales pudieron ser los recuerdos de no-ciones adquiridas anteriormente por las tribus inmigrantes de otros paí-ses algo civilizados.

Los instrumentos empleados en aquello época poro lo preparoclon delterrer.o y la siembra de los semillas eran de piedra o de modero: hachasy cuchillos de piedra cilícea o de madero de macana, sumamente fuer-tes para cortar los árboles o arbustos, y para limpiar el terreno de lamaleza que lo cubría ayudados del fuego; azadas y palas de piedra, dehueso y de modero poro levantar y labrar lo tierra, y fuertes estacas porosembrar la semilla, he aquí todos los instrumentos agrícolas de que po-dian disponer. Esta clase de útiles hacían excesivamente laboriosos y len-tas sus operaciones agrícolas, pero en cQmbio, los agricultores eran nu-merosos y la cosecho abundante; contaban siempre para estos faenas

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(,on las lluvias oportunas que ablondasen lo tierra y facilitasen algúntanto su labor.

En contorno de los sementeras hacían un cercado de leños, poro limi-tar la propiedad y para impedir que se causase daño en ella; su cuidadoestaba encomendado al dios Choquen, protector de los linderos y cerca-dos.

En los climas fríos (109 a 169 C.) y en los templados (179 a 229 C.)cultivaban muchas plantas alimenticias, principalmente el maíz común.y el Hornada canilla o robo de sorra, las patatas, lo quinuo, los cubios,los hibias, las chuguas r<;liadas y la variedad peruana; las arracachas,lo yuca, y como condimento picante el ají, y como aromótico el paicaen los puches de mah: o mazamorra (1). Usaban también el jugo de lacoña de maíz y la miel de abejas de los climas cóHdos.•

Estos eran los frutos príncipales de sus faenas agrkolas, los que enlos mercados se cambiaban entre las tribus de los diferentes climas parasubvenir a su subsistencia, El maíz se cosechaba una vez en el año y dosveces las papas ...

El Coronel Acesta dice que la patata debe reputarse como Originariadel país de los Muiscos o Chíbchas; fúndase en que el conquistador Que-soda fa halló cultivada en estos regiones, principalmente .en (o provincia

( 1) Los especies de plontGl alimenticios que usaban 101 Chibcha •••designan con los nombres siguientes: %ea, mais, lo llamaban oba, elmaís amCl:rilfo~abtybo; el blonco, fuquie pquyhyza; el maíz arras, hi-chuan muy; sorgum vulgare; el moís llamado de conillo o robo de zorro,Salanum tl.lberosum; ia popa o petato Mamado iomza o iomuy; cheno-pocIkJm, quinoe, lo plQ~O indígeno llamado quinua; tropeolumtubero-sum; los cwbios, mellocoa tuberosa; los chuguos rosados; mel1ocoa peru-viana, y tcnnbién ullucus tuberosus, las chuguas blancas o ullucus delos indios Caconucos conium esculentum, los arracahas blanco. '1amor", ttlbérculo feculento; conium xanthrori.za, lo arracocha morada;yotropha manihot,.to yuco de lo tier •.• templado y cofiente; capsic;um,",miClSespecies de ají _do como condimento; chenopodh,lm ombrosioi-des, el. poicousocfo como condinulftto aromótico en el Sl,Iql,./e (M.lIamo-1'",) •

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LA INDIA CHIBCHA

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de Vélez, desde el año de 1537, esto es, en una época en que sólo esverosímil suponer que este tubérculo haya podido exportarse de Quito,Perú o Chile (2). Los indios Chibchos llamaban lo patata iom~ o iomuy,y lo popo amarilla tiba iomYi todavía en Usme, pueblo situado 01 Sur deBogotó, es llamada lo popo, iomy. Hoy día en todos los pueblos de laSabana se llamo iomogó la parte de la cosecha de las popas que se re-galo a los que ayudan a cogerla, y esta palabra con la mismo significa-ción fue usada por los antiguos Indios.

En su alimentación agregaban a estos frutos el pescado Chimbe, y eldel río Funzay de otros ríos en Hunza, y unos pecesillos llamados guo-puchos; también muchos animales silvestres, tanto aves como cuadrúpe-dos, con excepción de los venados cuya carne saJamete la comían los ca-ciques y algunas personas de distinción, con licencia del Zipo; a los de-mós gentes res estaba prohibido por una ley de policía, pues se temía elexterminio de este animal en los bosques inmediatos. (3).

(2) Se atribuye el mérito de lo primera introducción de los papas en elContinente Europeo al marino Hawkins, quien, se dice, sacó este tubércu-lo de Santa-Fe en 1563 o 1565, pero Humboldt dice que es más proba-ble que los primeras patatas fuesen plaRtadas por Sir Wolter Roleigh ensus tierras de Youghal en 'rlanda.

(3) Los animales que usaban los Chibchas como olimento eran: elpescado del río Fun:co y de otros ríos que lIamabon Guo-muyhycapescado negro (Eremophilus Mutisi, de Humboldt), los españoles lo 110-maroo pescado capitón; el pescado que llamaron los indios chichine gi.iique es el capitón pequeño; el pecesilfo· blanco Hemodo guapucho,nombre' derivado del indígena, gua, pe:c, P9uyhyza, blanco CgrundulusBogotensis de Volencl; lo pesquería tenío lugar en los posos llamadoschicuo o chupcua, hoy se llama chucuo lo male:ca o pantono hondo. Loccme principal era la de venado, llamado por los indios chichico o guo-hogUí, tenian el venodo de páramo (cervus virginionusl; el blonco lcer-vus mexicanusl; el soche (cervus simplicicornis); el conejo llamado porros Cftibchos chen gUí o cupquy (Iepus brasilensis); el cui él curi sorvoje,sucuy de los indios (cobaya aperea); el borugo o guordatinoco Ccoelo-genus subnigerl; los toraasos (talpocotia rufipennisl; los tórtolo. o sum-gní; de los indios (peristera); y muchos variedades de pato. (onos).

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Con el maíz: confeccionaban la chicha (%opCUQ o fabcua) bebida po-pular (biohoty) muy diferente de la que hoy se hace con el mismo nom-bre. Es sorprendente que lo necesidad universal de una bebida fermen-tada pusiera en posesión o estos indios de un procedimiento cuyos re-sultados explica satisfactoriamente la ciencia. Después de remojado elmaíz: lo dejaban germinar, como se hace en Europa con la cebada parala cerveza, inmediatamente lo hacían secar, y tostado 01 fuego en untiesto de arcilla cocido, se reducía o polvo, el que desleído en agua ca-liente se dejaba fermentar. En estas operaciones de germinación delgrano y de lo acción del agua caliente el almidón del maíz se convierteen una materia azucarada Que por lo fermentación produce alcohol, aque debe su propiedad enervante. Esta chicha es menos nociva que laque hoy se confecciona con maíz cocido y miel del jugo de la caña deazúcar.

Tonto en la preparaclon de los alimentos con el maíz, de cuya harinahacían la mazamorra (5uque), o puches y también pon, como en lo fa-bricación de lo chicha, empleaban como instrumento para pulverizar lapiedra de mo:Cr (hYl:G brohosuca) que ha venido hasta nuestros tiempos;ésto es un trozo de roca arenisco de superficie plana y de forma cosírectangular, da 50 o 60 centímetros de longitud, 46 o 30 de ancho y 20de grueso, colocada en posisión ligeramente inclinada sobre un montónde piedras unidas con borro o sobre horcones de modero que le sirven deapoyo. Sobre esto piedra se pone el grano que se quiere moler, y con otrapiedra de 30 centímetros de largo, cuyo sección transversal es cuadradao triangular, de 8 a 10 centícetros de lodo, de ángulos y extremidadesredondeados, y Que hace el oficio de maleta, se quebranta y muele elgrano por compresión y fricción, que le imprimen los monos con un mo-vimiento de vaivén.

En la época actual es muy generol el uso pe este instrumento. Se veen acción constante en lo testera de lo chozo o rancho del indio o delmestizo de nuestros campos, la piedra de moter, de uso inmemorial, y'compañera de la mujer en sus faenas; mientras que en un rinc6n de lacocina o de la estancia principal luce lo fogata de leños inflamados concuyo color se sazonO la apetitosa mazamorra.

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Es lo cocinero uno muchachaAgil, arrutanada, alta y morenaQue su saya de fulD can el chumheEn su cintura arrega~ado lleva

Un poco cortos, negras y brillantesde su crespo cabello las dos tren~os,Rematando sus puntas en cachumbosGraciosamente par lo espalda cuelgon;

Pero bella cascando masamorra,O moliendo, en su trono que es la piedro,A su vaivén cachumbos y mejillasArandela. y seno, todo tiemblo (4)

Este sencillo instrumento de molienda y pulverización es el mismo quelos mexicanos usan de.sde el tiempo de sus aborígenes y que se designacon el nombre de metote. El señor Dreyer, farmaceuta militar de lo ex-pedición de México, le hace un grande y merecido elogio. El metate sir-ve en aquel país para moler el maíz y preparar las tortillas o gal!etas(arepas entre nosotros) que son la base de lo alimentación del pueblo(en el Cauca se uso mucha la sapo de tortilla). Teniendo el señor Dre-yer necesidad de pulverizar grandes cantidades de medicinas, emple6 enPueblo el metate o piedra de moler para este objeto, y dice que repre-~entando por ciento el rendimiento en polvo obtenido con siete sustan-cias diferentes vegetales y minerales, con el mortero apenas alcanza de50 a 60 por 100 con las mismas sustancias. He quí, pues, elevado a unacategoría importante el rústico y humilde instrumento de los aborígenesde la América.

Uno de los artículos mós importantes en lo producción industrial de loshabitantes indígenas de la antigua Cundinamarco, fue la sol compacta-da en ollas de barro, evaporando el agua salada de los fuentes de Zipa-ouiró y Nemocón, hasta obtener en estas vasijas la sal solidificado en la

(4) Memoria sobre el cultivo del moí~ ell AntioquiCl1 pOr GregorioGutiérre: Gonzólez.

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mism.:l forma. Procedimiento que es lo base de explotación de las minasde sal en los tiempos actuales.

Para la confección de los alimentos y paro la fabricación de la sol enZipaquirá y Necocón, empleaban vasijas de barro cocido, las que sabíanhacer con mucha destreza, y paro ello tenían perfecto conocimiento delos propiedades de las arcillas esmética, plástico y refractaria, que sonmuy abundantes en los diferentes localidades de estas regiones.

Cuando lo expedición del conquistador Martín Galeano salió en \539de Santo-Fe hacia el Norte con el objeto de fundar lo ciudad de Vélez,paso ron por Tinjacá o pueblo de los olleros, en donde fabricaban los in-dios gran cantidad de ollas y otros vasijas de arcilla cocido, de diversostamaños y formas, con los Que traficaban estas centes .. tan consagradasa su industria, Que lo presencio de l~s conquistadores no los ¿;strojo jo-mós de sus antiguos ocupaciones.

Lo alfarería fue lo primera de los artas que ocupó lo atención de lospueblos Chibchas, pues así lo exigían sus necesidades domésticos e in-dustriales. De arcilla cocida fabricaban ollas, chorotes, múcuras, tinajas,tozas y cucharas para preparar los alimentos y poro el servicio de ellos,y estos objetos se han encontrado en sus sepulcros' con residuos de ma-terias orgánicos en perfecto descomposición húmica.

Hoy se ejerce esta idustria en los mismos pueblos en donde lo encon-traron los conquistadores; pero entonces se ejecutaba con más atencióny cuidado tonto en los formas de los diferentes piezas como en lo orna-mentación de ellas, la que consistía en dibujos con líneas espirales o es-pecie de volutas, o en ángulos entrantes y salientes formando figuras ca-prichosos! pintadas con arcilla blanco o con acres ferruginosos y despuésbruñido toda lo superficie con fragmentos de cuarcita o de piedra (¡dia-na, o de esquistos silíceos de grano fino, redondeados por el frote de lasaguas en el cauce de los torrentes y de los ríos. En Chipoque, pueblo si-tuado 01 Sudeste de Bogotá, y detrás de la rama oriental de lo cordillera,en el que existen restos de eso antigua roza indígena Que conserva lascostumbres de sus aborígenes, fabrican hoy, como fabricaban antes, ollas,gachas, etc., de color pajizo o apízorroda, de una arcilla refractario muyestimada por su gran resistencia al fuego. En Gochancipá y Tocancipá,pueblos situados al Noreste de uno llanura pobre de vegetación, perorico en arcillas muy bellas para lo confección de ollas, tinajas, moyas,

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gochos, etc., que se consumen en los pueblos inmediatos en un radiode más de 1O leguas.

En los dominios del Zaque de Hunza, y en toda la porte del Norte dela noción Chibcha, lo alfarería era también una industria muy general,y hoy ejecutan vasijas, de lo misma formo que los usadas en los tiempasprehist6ricos, principalmente en los pueblos llamados Tobosá, Viracachó,Tinjacá y R6quira; en este último es de fama proverbial lo cerámico, quese fabrico de arcillas plásticos de exc(f.entes calidades. Lo descompasi-ci6n del feldespato albito dej6 una arcilla blanco exenta completamentede óxido de hierro, de lo cual se hacen crisoles refractarios que resisteno la inmersión en el agua estando candentes sin sufrir alteraci6n alguno.

Llaman lo atención las formas esféricos, cilíndricos, cónicos, que sintorno y simplemente con la mano daban a las diferentes vasijas; los di-bujos ejecutados en diferentes líneas con notable simetría, y aún más, losedornos caprichosos en relieve sobre alguno de estos vasijas en forma demascarones o cariátides o imitaciones de animales salvajes.

De arcilla cocido hacian también instrumentos musicales, especie dedulsainas, de sonido suave y melodioso.

No solamente lo arcilla como materia plástica servía 01 artista indiopara confeccionar utensilios de uso doméstica, sino también paro obje-tos de adorno en sus cosas o de ornamentación de sus templos y paraadoratorios o especie de Umas sagradas de tierra, que contenlan los imá-genes de sus deidades tutelares y los figuras históricos de sus antepasa-dos y de sus guerreros, trabajados en oro pOr el hábil y paciente joyero.Esto industria de la joyerío de oro cansumío abundantemente crisoles dearcilla refractaria, instrumentos indispensables paro este arte; estos cri-soles también eran adornados con figuras en rieleve, tal es el represen-tado en lo figuro 35, perteneciente o fa colección del señor Bendi)(Koppel.

Lo industria de lo alfaréria Chibcna provela abundantemente de ollase crisoles de tierra cocido paro la compoctoción de lo sal en los fábricasde este artículo en Zipaquir6, Nemocán, etc., etc., y en nuestros tiem-pos este sistema es lo base de elaboración de aquellos salinos, sin que'los progresos de lo idustria hoyon podido destruir aquellos procedimientosprimitivos.

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Los láminas adjuntos representan varios piezas de lo cerámica indí-gena de Cundinomarco y Antioquio pertenecientes a la colección del se~ñor Bendix Koppel, quien bondadosamente los ha puesto o nuestro dis-posición para estudiarlas. En primer término (número 34) se encuentrola notable figura del Zipo con sus insignias realés y una grande narigue-ra cbl'nó las que usaba de oro este monarca; está sentado sobre las an-clas o palanquín, en el que conducido por sus súbditos aslstia a los fun~ciO"e~ religiosas o visitaba sus estados y también salía o los combates.

El número 35 representa un crisol de 10$ que usaban los joyeros Chib-ehas; está adornado con un mascarón y argollas Idterales.

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ARTICULO VLos figuras 36 y 37 >lo son jarras en forma de cariátides. El número

38 es una múcuro pequeña o alcarraza con su manija y una coro huma-na en el cuello, adornada con dibujos blancos muy simétricos. La formade esta pieza es muy elegante y perfectamente contorneada. Fue encon-trada en Subachoque (Cundinamarca).

Las piezas números 36 a 43 son también de tierra cocida, y fueron deuna grande importancia en lo industria y costumbres de esto rozo indí-gena; el número 43 es un rolla con figuras grabadas en relieve de án-gulos entrantes y salientes; se conjeturo que estos rallos o cilindros lesservían para pintor por impresión sus mantas de algodón; es muy proba-ble que así fuera, o juzgar por el uso análogo que hacian de sellos parodecorar sus piezas cerámicas y en la pintura de la piel; pero también ha-cían uso del pincel poro los mismos objetos, pues en algunos -tiestas Sll

ven las huellas de este instrumento y la inseguridad de lo mono del ar-tista. Las figuras 39, 40, 41 y 42 san sellos planos con su correspondien-te mango; están grabados con figuras en relieve, singulares, muy varia-das y simétricas. Con estos sellos cargados con tintas de arcilla blancay de acres ferruginosos decoraban sus piezas cerámicas las aborígenes de105 pueblos de Antioquio, pues se observa en algunos la semejanza desus dibujos con los que tienen los sellos: este era un medio de abreviarlo pintura.

Los figuras de los números 44 y 45 son jarrones de lo cerámico indí-seno de Antioquio; su forma es elegante y recuerda el estilo etrllSCo; senota en ellas mayor corrección en sus contornos, y 10$ pinturas angula-res que tienen son muy semejantes o los figuras del sello número 42, loQue hace creer que se empleaban los sellos poro la pintura de decoro-

.(.) Para inteligencia de este artículo "éanse las figuras o que s. re~fiere lo página 312.

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dón de la ceréimico antioqueña. En algunos piezas los dibujos son real-zados ° grabados y con mucha uniformidad; parecen fueran ejecutadoscan sellos apropiados para imprimir sus figuras sobre la arcilla blondo.

La pieza del número 46 es también de Antioquia, muy cuidadosamen-te ejecutada; tiene cuatro pies de apoyo, una manija y dos tubos late-rales muy estrechos, únicos conductos de cOmunicación con el interior;no parece, pues, que sirviera para contener líquido alguno, y pudo seruna figura simbólico .

•• •

la necesidad de proteger el cuerpo contra los rayos del sol y contralos innumerables insectos de los climas abrosadores, tales como las ribe-ras delOrinoco, del Magdalena, del Oarién, del Cauca, etc., hizo que losnaturales de estas regiones empleasen los gr~sas y resinas vegetales parauntarse la 'piel; costumbre que convirtieron los indios en uno especie deafeite o de adorno, mezclando estas sustancias con el color negro deljugo de lci planto llamado mue (¡aglla) y el naranjado y rojo de la •• eoIv¡xa) y de l~ c;hica, con los que se pintaban y adornaban con líneas Vfiguras muy vóriadas y extravagantes. los tribus deIOr/noco, según elhistoriador Gumilla, consideraban como desnudez lo falto de este a'feitey adorno; y aun los niños no se presentaban ante el público, y menos olos misioneros en la escuela, cuando no estaban untados y pintados, por-que sentían verguenza de encontrarse desrtudos.

Todavía 'las tribus salvojes que se encuentran en nuestro extenso te-rritorioconservan el uso de lo pintura tegumento!. El doctor Crevaux, enla historio de su viaje de novegación, en los ríos Ariari y Orinoco, tia-blondo de los indios que habitan en una oldea cerco del solto de Mai-pure, dice: "Encontramos la gente de la aldea muy ocupado, pues er'Jdio de pintura, que hacen' oplicando o lo piel sellos ° rollos empapadosen roeú y que representan arobescos. Esto' pintura es el verdadero graba-do. en modera con impresión en pergaminos humanos.

Los rollos representados en la figura 43 de lo lámina de Que hemoshablodo yo, fueron encontrodos en territorio de Cundinamarca, lo queprueba que los Chibchas también se servíon de ellos paro su pintura so-bre la piel.

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En las poblaciones de las elevadas regiones ee la antigua Cundina-marca, el frío y el pudor fueron más exigentes, y aun cud·¡'do conserva-ban el uso de pintarse la cara y otras partes del cuerpo, como un adorno,usaban vestiduras de mantas tejidas de algodón. Afortunadamente poroestas gentes, sus costumbres comerciales les facilitaban lo adquisicióndel algodón, elemento indispensable y de gran consumo en lo industriade los telares, el que obtenían de las tribus de los climas calientes encambio de esmeraldas, sal y otros productos de tierra fría y aun de losmismos mantas.

El historiador Piedrahíta dice, hablando de los Chibchas: "En estonación los naturales son más políticos, andan todos vestidos, o que losobliga el temple de lo región fría que habitan, cuando corre el viento¡Sudeste, atravesando sus póramos que llaman Ebaque. Sus más ordina-rios vestidos son de algodón, de que tejen camisetas, a lo manero de tú-nicas cerradas que les Hegan poco más abajo de la rodilla, y de las mis-mas mantas cuadradas que les servían de palio: las más comunes sonlblancas, y la gente ilustre las acostumbra pintadas de pincel con tintasnegras y coloradas, y en los frentes medias lunas de oro y plata, can lospuntas a las partes de arriba ..

"Los mujeres usaban una manta cuadrada, que llamaban chircate, ce-ñida o la cintura por una faja, que en su idioma llaman chumbe, y sobrelos hombros otra monta pequeña nombrada Iiquira, prendida en lospechos con un alfiler grande de oro o plata, que tiene la cabeza comoun cascabel y es llamado topo."

No solamente estampaban con sellos de colores sus mantas de algo-dón y las pintaban con pincel, como dice Piedrahíta, sino que conocíanel verdadero arte de lo tintorería, como lo demuestra la tela del tejidodiagonal y de listas de color que posee el señor Manuel Vélez.

Hoy se les da el nombre de camisetas a unas mantas cuadrados quefejen los naturales de nuestro país, tanto indígenas como mestizos; aestas mantos les dejan una abertura en la mitad para colocarlas en elcuello y cubrir el tronco sin cerrarlas por las costados. Probablementelas camisetas llamadas también ruonos, que hoy se usan por el vulgo,fueron derivadas de los antiguos montos chibchas que, cerrados en loscostados, formaban la vestidura que cubría el cuerpo desde el cuello,en la época a que se refiere la cito de Piedrohíta, pues uno túnica'

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chibcho,sin cerrar por los costados, es uno monto cuadrado, o uno ca-miseta o ruano. El origen, pues, de la ruano fue la manto de lo túni-ca chibcho de lo misma forma cuadrada que el ch¡rcate y demás telasque fabricaban.

Los telas o montos de algodón fueron una mercancía muy impo~tan-te y estimada en el tráfico comercial de estos pueblos industriosos; poresto razón la industria del hilado del algodón y de la fabricacion delas telas, fue muy atendida y cuidadosamente ejecutado, tanto máscuanto que atribuíon 01 Bochica su invención, quien en sus predicado-nes procuró enseñarles este arte, y les dejó, según sus tradiciones, di-bujados con tinta indeleble, en diferentes rocas, la formo de los telares.Lo indio chibcha, después de atender a sus ocupaciones domésticos, enel tiempo que podía disponer, hilaba el algodón de lo misma maneraQue los pueblos primitivos del Continente Europeo y Que los postores delmedio día. El h1Íso o rueca (figura 331 era el instrumento de que se vo-lían, y la formaban de uno varilla de modero de macana o de coño deguadua (bombuscrl de 30 o 40 centímetros de longitud, el que en unode sus extremos tiene uno entalladura en formo de gancho paro sujetarel hilo y en lo otro un tortera o peso de piedra labrado en diferen-.tes formas paro facilitar y conservar el movimiento de torsión que conlos dedos de la mano derecha se imprime a todo el instrumento, mien-tras que con la izquierdo se sujeta el hilo, y después con ambas mo-nos se extiende lo placa de algodón preparada de antemano parohacer el hilo. Se comprende que solamente el hábil manejo de este sen~ciUo y rústico instrumento puede dar hilos de igual grosor y de la finuraque se deseo.

Lo formo de los telares (quoyty), fue lo misma que lo de los queusan los tribus contemporáneos que se hallan sin reducir o la vida civí.7Iizada:dos gruesos palos redondeados e imperfectamente pulimentados,colocados horizontal y paralelamente uno arribo y otro abajo sobre dosestacas enterrados verticalmente en el suelo constituyen el marco deltelar. Sobre los radillos o moderas horizontales se envuelve el hilo, suje-tando codo vuelto sobre uno varilla, cuyo largo es del ancho del telar.Los hilos verticales juntos y paralelos se entrecruzan formando los planosQue pasan o ser alternativamente uno anterior y otro pasterior, o favorde otro varilla y de un hilo que va sujetando codo hebra del plano pas-terior. Esto disposición constituye el urdiembre. Cuando el plano formadopor lo serie posterior de hilos poso adelante, por un esfuerzo de tracción

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que se ejecuta sobre la varilla que los sujeta y que se llama lizo, el an-terior queda en su puesto, y por el espacio que dejan las dos planas pasala trama, haciendo descender luego sobre ella para sujetarla el cruza-miento de los hilos por medio de la macana que es una regla ancho debordes tallados en bisel y redondeados, hecha de modera de palma demacana. Esta operación se continúa alternativa y sucesivamente.

En los pueblos en que se conserva aún la raza indígena sin degene-ración, y en donde sus costumbres tradicionales han sido inalterables, noobstante la influencia que ha ejercido sobre ellos lo civilización contem-poránea, conservan esta pequeña industria y la forma de estos telaresenteramente primitivos. En ellos hacen tejidos de lano, ordinorios, porosus camisetas a ruanas, y todavía en olgunos pueblos miserables algunasmujeres usan el chircate de lona.

(Papel Periódico Ilustrado. Año 11. Págs 323 o 324)

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ARTICULO VITodos los productos, tanto naturales como los de la industria indíge-

na primitivo, principalmente la sal común compactada con el agua sa-lada de las fuentes de Zipaquiró y Nemocón; las esmeraldas de Somon-doco y de Muzo; los diferentes objetos del arte del alfarero; las joyas deoro, de plata y de cobre que usaba como adornos esta roza; las mantasde diferentes formas y pintadas de colores; el maíz, etc., eran los ar-tículos comerciales que llevaban a las ferias o mercados que tenían esta-blecidos tonto en los pueblos de las cordilleras como los de los vallesardientes.

Las principales ferias o mercados tenían lugar cada tres días, en Tur-mequé, en donde se compraban las esmeraldas de Somondoco, en cam-bio de los tejuelos de oro, o de este metal en polvo; de mantas de algo-dón, de sal y de productos agrícolas.

Ll.S Chibchas del Norte de la antigua Cundinamarca, los Agataes, losChipataes, y los activos e industriosos Guanes (hoy Girones) concurríana la afamada feria que tenía lugar en Zorocotó, del dominio del Caciquedel mismo nombre, en donde fundaron los españoles el Puente Real, so-bre el río llamado entonces Soravita (hoy Suórez), allí dejaban lasGuones el oro de sus regiones para proveerse de sal, mantas de olgodóny de los productos de estos pueblos, etc. Los concurrentes a esa feria secongregaban alrededor de un enorme canto errótico aislado constituídQpor una roca argentífera de la cual se extrajeron posteriormente mós deochenta marcos de plata.

la feria mós concurrida por' los Chibchas se verificaba en Coyaimadel Estado del Tolima), en territorio de los indios Poincos, a los que losc.onquistadores llamaron Yaporogos, por el nombre de uno de sus Caci-ques. los Poincos poblaban ambas riberas del Magdalena, desde la em-bocadura del río que hoy se llama Coello hasta el de Neiva. A este mer-

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codo llevaban los Chibchas sol, esmeraldas, montos y telas de algodón,joyas de oro, etc., y obtenían en cambio el polvo de oro de los ricos olu~viones de estos regiones, loros y guocomayos poro sus sacrificios, algodónpara su mantos, yucas y otras productos de tierras cálidas.

El comercio, pues, que en las pueblos de los Incos no existía, entre losChibchos iba tomando un desarrollo de grande importancia, puesto queen cada pueblo había un mercado, y en muchos de los de lo frontero ydel territorio vecino tenían ferias periódicos en los que traficaban con lastribus extranjeros.

El libre cambio de los productos noturales, de los manufacturados yde los agrícolas demuestro suficientemente que en esos pueblos existíael derecho de propiedad mueble legalmente determinado y creemos quetambién el de lo propiedad territorial.

Respecto de la propiedad entre los pueblos primitivos, dice Goguet:"Lo primero ley establecido sería paro asignar y asegurar acoda ñabi-tente cierto cantidad de terreno. En tiempo en que el cultivo no ero' aúnconocido, los ~;erras estaban en común, No había ni límites ni linderosaue arreglasen .el reporto: cado uno tomaba su subsistencia en dondejuzgaba o propósito. Se abandonaban y se volvían a tomqr sucesivomen~te los mismos cantones, según que eran mós o menos agotados; esta ma-nero de ·";r.rirno era procticooo cuando se estableció la agricultura. En-tonces fue necesa·rio para hacer que coda ciudadano gozase del frutode su trabajo. Estaba en el orden que aquel que habío sembradoestu-viese seguro de cosechar el fruto. De aquí fueron emanodos los leyes so-bre lo propiedad de la tierra, sobre la manera de dividirla y de gozarla."

Aun cuando son muy justos estas deducciones, no obstante en los tri-bus ,inferiore¡ hoy olguna variedad en la formo de lo propiedad territo-rial.

En muchas tribus que viven del producto de lo cazo, lo propiedad te-rÚtorial pertenecia o pertenece a la tribu y no 01 individuo. "Los indiosde lo América del Norte, en general, no po¡een terrenos con título indi-v'dutll,pero sí 'os posee lo tribu; mientrosque los Australianos, que sonmucho mQs avanzados en la vida socio', coda individuo posee un terrenodel que puede indicor sus límites exactos."

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La razón de esto diferencia es, según John Lubbock, que los PielesRojas se mantienen con la caza de grandes animales, mientras que losAustralianos se nutren con semivulpas, reptiles, insectos, raíces, etc.; así,pues, si los primeros hubieran dividido la tierra en lotes de propiedad in-dividual, hubieron estado expuestos a morir de hambre en medio de laabundancia, en tanto que los segundos encuentran ordinariamente ali-mentos suficientes en la propiedad privada.

En Taití, en donde lo agricultura ha hecho progresos, "coda parte delterreno tiene su propietario particular".

Aun cuando Sir John Lubbock cree que no siempre el ejercICIO de laagricultura constituye en los pueblos inferiores, uno condición esencialde la propiedad de fundo individual o propiedad territorial, entre losChibchas existía lo práctico de fa agricultura unida a otras costumbressociales en un grado tal que revela que estas gentes gozaban de estederecho. No solamente es avanzada esta opinión por el hecho de que lospueblos de Cundinamarca fo.rmaban una nación relativamente adelanta-da en las prácticas sociales, sino porque así se puede deducir de las si-guientes consideraciones:

1" Al tiempo de lo conquista la tierra de la antiguo Cundinamorca es-taba muy dividida entre las familias de esta numerosa nación. SegúnAcosta, a cada legua cuadrada correspondían por lo menos 2.000 habi-tantes, por consiguiente para su subsistencia era necesario que el terrenoestuviese bien distribuído entre ellos. Se~ún su cosmogonía tenían un diosprotector de los linderos de los sementeras, el que se llamaba Choquen,y presidía también los puestos de las posesiones, y le ofrendaban las dia-demas de oro y los plumas con que se adornaban para ir a los combotes.

2" La noción Chibcho era esencialmente agricultora; los productosagrícolas eran materias comerciales, como todos los demás objetos de suindustria y los productos naturales de la tierra: tales eran las esmeraldas,el oro, la sal, y algunos animales silvestres, con excepción aeTos venci-dos, los que por una ley de policía era prohibida su caza por temor desu exterminación.

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3' Compruebo el derecho de propiedad lo ley que castigaba 01 deudormoroso y que le imponía por córcel su cosa de habitación, con obligaciónde mantener 01 guorda y a un tigrillo montés, hasta pogor lo deudo.

4' Según sus creencias, el hombre, después de su muerte,- goza6a enotro mundo de sus mismos bienes, de sus tierras y sementeras.

5' De la forma federal de su régimen político se puede deducir m6snaturalmente el derecho de la propiedad territorial de cada individuo;no sucedía así naturalmente bajo el régimen de la monarquía teocróticade los Incas del Perú, en donde todos trabajaban poro el Soberano y nohabía comercio. Un régimen semejante a este último era el de los Celti-berianos, que, según Diodoro de Sicilia, se dividían anualmente las He-rras, y los productos eran almacenados y distribuídos de tiempo en tiem-po o los necesitados ..

Se puede argUir en contra de nuestras opiniones, que la propiedad te-rritorial do el derecho de venderlo y no hay constancia ni presunción deQue los Chibchos vendiesen sus ,tierras; pero según Lubbock no se siguecomo uno deducción natural, que lo propiedad de funelo implique el de-recho de vender; y o este respecto dice Campbell (Sy.te",s of lonel te-nure, pág. 151) : "Olvidamos muy fácilmente que lo propiedad de fundo,tal como nosotros lo comprendemos, es decir, que fa tierra viene a seruna mercancía, de lo que tenemos la propiedal absoluta que podemosvender y comprar, como toda especie de mercancía, no es uno instituciónantigua, sino un progreso. moderno al cual no han llegado sino algunospuíses."

El progreso de lo civilización, que ha dado el derecho de vender lotierra, creó un medio de representación de los volores comerciales, yeste medio es lo moneda, que los Chibchas no tenían; por esta rozón loque hacían en sus ferias y mercados era cambiar recíprocamente sus pra-auctos y articulos' comerciales. I

Los historiadores Joaquín Atosta y el Padre Sim6n, dicen que los Chib-chas o Muiscas usaban monedas de diferentes dimensiones fundidos enmoldes uniformes¡ y agregan que estas monedas eran tejuelos de oro,cuya circunferencia medían encorvando el dedo índice sobre el nacimien-to del pulgar, pues no conocían lo medida del peso. Sus medidas usual.,

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eran la longitud del palmo (1), de la brazado y del paso; para el maíztenían una medido llamado hobo, nombre que daban también o estegrano.

Si fuero evidente Que los Chibchas o Muiscas hubieron tenido mone-das de oro, hobrío sido el único pueblo americana de aquella época Quelas había usado, pero es muy dudoso este hecho. No es común el hallaz-go de estos tejuefos de oro en los sepulcros indígenas, como debiera ser-Io si hubieran servido de monedas, pues es sabido que ellos enterraban losvodáveres con todos sus riquezas. Los pesos de los tejuelosde oro, Quehemos visto, no guardan una relación cónstante entre sí, ni pueden te-Ilerlo, pues para e.¡tas gentes habría sido imposible fijarla no conocien-do los medias de apreciar el pesa. Creemos que es mós posible que estastejuelos fueran la forma más adecuada que daban al oro algunas tribusde las regiones auríferas, para estimar aproximadamente lo cantidad quevendían de este metal en cambio de otros objetos en los ferias o merca-¿os. Se cree también que estos tejuelos o discos de oro fundido son mo-nedas que los conquistadores usaron en los primitivos tiempos de su do-minio en estos países, pero no es aceptable esta opinión, entre otros ra-ZOnes: porque no hay ninguna crónica o dato histórico de aquellos tiem-pos Que la dé o entender así, siendo un hecho muy importante quei nohabría pasado inadvertido; y tanto menos que en el principio de la con-quisto los Jefes y los Jueces de residencia fueron encargados del arregloeconómico de las expediciones y de hacer efectivos los impuestos, o quin-los reales que se pagaban inmediatamente en especies, y posteriormentelas leyes espoñolas que se dictaron o consecuencia de lo conquista, y lasreales cédulas que se promulgaron inmediatamente debieran influir enun asunto público de tanta trascendencia, y nado nos refiere la histo-ria. El oro fue en lo general enviada o España, y uno parte de su volarvolvía a lo América en mercancías y objetos necesarios a los conquista-dores. Es de suponerse también que durante los tiempos heroicos de laconquista, los Españoles no tuvieron necesidad de monedas; los frutosdel poís cogidos a los indios por el derecho de la" fuerza o -como tibuto,les bastó a su subsistencia. Además, si estos tejuelos de oro hubieran

( 1) Palmo, iana;u un palmo ion ta; dos palmos, ionoboso, etc. Broza~da, pcuaca; uno brazado, pcuaco, oto, etc. Jeme, Quyhyn; un jemeQuyhyn oto, ete. Paso, gota; un posa gota oto, etc.

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sido monedas hechas por los conquistadores, éstos, conservando los próc-ticas de un !,ueb!o civilizado, habrían marcado en ella su volar relativo,aunque hubiera sido con la punta de su dogo.

Finalmente, es digno de notarse que tos artículos comerciales que fue-ron el producto de la industria de aquellos remotos tíempos, sOn Tos-mis-mos que hoy se fabrican y que se consumen en nuestros mercados. Losindustrias de aquellos épocas muy poco han adelantado en nuestros días,son las mismos con ligeros modificaciones, y solamente aumentados encorto número con las que dejaron los españoles como recuerdo de su do-minación en lo época de fa Colonia; y lo que es mós de- admirar es quelos restos de la antigua rozo indigena y mestiza de ésto y de la espa-ñola son tos ejecutores de estas pequeñas industrias que constituyen engran porte los riquezas de los Estados del interior de lo República.

Estos industrias, de a1guna importancia, han venido en escala un pocomayor y algún tanto perfeccionadas por lo mano del cC!~:lizador, perolos procedimientos han sido invariables y rutineros; lo rozo blanca muypoco se preocupo con los artes, y solamente especula con El rendimientode los artefactos indígenas. En los Estados de Royacó, Santander, y porte de Cundinomarca se fabrican tejidos de algodón, tales como mantc·.de diversos colores, lienzos ordinarios, ruanas o ponchos, cobertores dlcoma v hamacas que se consumen tanto en las tierras fríos como en loscalientes de todo la República. En Eoyacá y Cundinamarca fabrican porlos mismos procedimientos primitivos telas de lana desde que los con-quistadores introdujeron el ganado lanar, con cuyos vellones se hacencamisetas, ruanas, montas y frozadas, telas que con el nombre de botónse trafica en grande extensión de lo República, principalmente en Antio-qui:l. Los ruanas o ponchos de lona del Sur del Cauca son afamados porsus beilos y firmes tintes.

Pero la industria mós general y más importante por sus rendimientosentre los pueblos descendientes de ia rozo indígena de los Estados delinterior es el hilado y fabricación de telas de fique (agave): con esta~fibras se hacen cuerdas de diferentes grosores; cables, alpargatas, quees el calzado que usa el pueblo pobre, se tejen telas gruesos poro SaCO!llamados costales, que sirven poro el empaque de mercadería del co-mercio interior y del de exportación, tales son la ropa de botón fabrica-do en el país, el café, el cacao, la quina, el arroz, etc.; con estos cos-

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tales se hacen también las enjalmas para el transporte de los cargas.Esto industria del hilado y tejidos del fique produce hoy uno crecidorenta o los poblaciones del interior.

El .curtido de los pieles es uno de los pequeños industrias importadosde España en tiempo de la Colonia; y se ejerce principalmente por losnaturales de Boyacó. -

Hemos dicho que lo cerómico es un objeto de comercio y de ocupaciónde innumerables pueblos de los Estados colombianos, pero hoy se ejecutomuy rudimentariamente: apenas para satisfacer, en su forma, a las ne-cesidades de lo vida doméstica; mientras que los aborígenes la practi-caban con más esmero, pues era objeto de lujo la plástico de ornamen-tación y de la representación figurada de sus personajes más Interesan-tes.

Desde tiempo de la Conquista lo alfombra más comúnmente usada ennuestros habitaciones ha sido fa estero, o tejido de esparto en formo deuna trenza de diez cetimetros de ancho y que se une en su longitud por~n hilo de fique. Los Chibchas usaron también en sus habitaciones este-.)"as de esparto y de junco; pero los españoles enseñaron o los indios 6,jer el esparto que encontraron aquí, en lo forma de lo estero que hoy

/e uso. Los Moros introdujeron en España, durante su dominación en ese.país, el cultivo del esparto africano, que es uno gro'mlnea (Moero chloc-tenosísimo) muy diferente botánica mente del esparto de Cundinomarcay Boyacó, muy semejante o este en su formo, pero el de estos regionese~ un junco mucho más tenaz que la gramínea de Atrica. Esta industriaha desmejorado mucho en estos últimos tiempos, y cosí toco o su térmi-no de extinción, pues el esparto se está agotando y se ha recurrido 01:.ISO de uno gramínea de tollo muy delgado, poco resistente, de color ver-doso cuando está seca, que los indios llaman uche. Lo estera de estó,gramínea, que es diferente de lo africano que se cultivo en España, esmuy poco durable; sería, pues, muy oportuno y conveniente paro el!)als proteger el cultivo del esparto o junco de bueno calidad, poro cul-'ivor esta industria que proporciona una ocupación lucrativo o una granha~o de lo población indígena. Del esparto se hacen otros objetos,)rincipolmente las escobas, de uso' inmemorial.

Todos estos romos idustrioles de que hemos hablado podrían llegar,con alguno protección, a un grado de adelantamiento tal, que produje_

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ran una renta mós considerable que la que hoy rinden, la que se ealeu .•la en los tres Estados del interior que hemos mencionado, en cerca c:ktcinco millones de pesos anuales.

EL TEQUENDAMA y EL MITO CHIBCHA

En casi todos los pueblos del globo distantes de la verdadero dvili-:z:ación, se encuentron mozcladas los tradiciones históricos de los ra-zos y del suelo Que habitaron, con sus opiniones religiosos; hechos de;esta naturaleza hallaron los deseúbridores de las regiones de Colombia,entre los Chibchas, y también entre los tribus vecinas como los de losPonches, los Natagaimos, ete. Una porción del territorio de Cudinamar-ea fue el teatro donde la fecunda imaginación de sus haibitantes sacó,de la poderoso mono de sus dioses lo explicación de los fenómenos \\agitOc:iones de lo naturaleza terrestre.

El viajero que sigue la ruta Que conduce a las comarcas del S. O. de loSabana de Bogotá, y recorre los ensenadas que formo lo llanura en losfaldas de lo cordillera, después de hober revisado los vestigios del suelotrastornado, es sorprendido en el descenso de lo serranía por lo ma-jestuoso coída de los aguas del Funza en el salto Que este sitio mara-villoso, no solamente poro satisfacer la curiosidad instintiva que nosdomina, sino porque es un sitio digno de serios estudios: se contemplocada· uno de estos lugares con respetuoso y melancólico recogimiento,pues todos ellos fueron testigos impasibles de un gran cataclismo de lanatu'roleza cuyo recuerdo está íntimamente ligado a las creencias reli-giosas profesados por un pueblo sencillo pero lleno de fe en los atribu-tos de sus dioses tuetelares.

La hermosa llanura de Bogotá, como todas las situados sobre los An-des colombiano_s, fueron extensos lagos, sus aguas colmaron de sedi-mento las profundos cuencas que dejaron los pendientes de los ramalesde las cordilleras. que se levantaron. del seno del continente; en su lodoQuedaron confundidos las restos de los rocas trituradas{ de los plantasdesarraigados y de los animales colosales que perecieron en épocas an-teriores por el enfriamiento e inundación de los regiones en que vivieron,y que fueron arrostrados por sus hondos, los que, levantadas por el ím-

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pctu de los huracanes, se estrellaban al pie de las empinados cumbreshasta un nivel muy elevado, como lo demuestran las señales que de-jaron en ellas.

La época geológica de la formación de estos lagos corresponde 01 le-vantamiento de lo gran cadena de los Andes; así es que despúés quetuvo lugar este suceso debió seguir uno tregua de calma en las agita-ciones de la corteza terrestre, durante lo cual se formaron estos depó-sitos locustres; o por /0 menos durante este largo período' esas agitacio-nes fueron impotentes paro arrojar los aguas de su lecho. Posterior-mente acaecieron hundimientos de la cordillera, ocasionados por nuevasy estupendas convulsiones de lo tierra, que dejaron descubiertos nive-ladas sabanas. En la inmensa irrupción de los aguas del lago de Baco-t6, se formó la catarata de Tequendama.

Se comprede fácilmente la influencia que debieron te'ner estos acci-dentes, que dejaron huellas indelebles en las tradiciones le las tribusque vinieron a habitar estas comarcas. Ya sabemos que paro los Chib-chas la causa de la inundación de lo Sabana fue- la ira de su diosChibchacum, que indignado por los crímenes que cometieron, hizo ~a-lir de madre los ríos y formó el lago Funzé; pero compadecido Bochica,enviado del Sol, de sus desgracias, apareció sobre el orco-iris, e hirien-do la roca con su vara de oro, abrió lo brecha por donde se precipitaronlas aguas formando el Salto de Tequendama, como recuerdo de su granpoder divino.

¿Fue el aspecto de estos sitios, la causo de haberse imaginado taleshipótesis acerca de las evoluciones del globo, estos pueblos que no es-taban muy distantes de la verdadera civilización, corno lo indico Hum-boldt? ¿o sería que las inundaciones de Bacat6 eran recientes, para quesu memoria se hoya podido conservar? Es más nautral y conforme conla primera suposición la naturaleza de la formación de este suelo poríos acontecimientos que tuvieron lugar en esas remotas épocas, sin quepor esto dejasen de influir también en la imaginación de aquellas gen-tes las i'nundaciones periódicas de la Sabana, posteriores o su desogUe,producidos en una grande extensión de su suelo por lluvias torrencialesde esos tiempos, o juzgar por lo que sucede hoy, aunque en menor esca-ia, pues han disminuído las lluvias a causa de los desmontes y por elcambio de nuestro atmósfera menos preñada de vapores.

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El aspecto, pues, de estos sitios, las inundaciones periódicos y lomaravillosa catarata, influyeron poderosamente en la imagincéión de losChibchas, preocupados siempre con el poder sobrenatural, poro formu-lar sus explicaciones cosmogónicas.

Lento y silencioso se desliza el Funza hada el S. O. por en medio dela empradizada Sabana, en cuyo manto de verdura le ofrece un lecho,qpenas desnivelado por la acción de las corrientes del lago que huyóde su superficie. Contorneándose a manera de una cinto amarillentacuando sus hondas crecidas lamen el lodo de las riberas, o con reflejOSde plata si sus aguas tranquilas son puras y cristalinas. En sus inffexio-r.es recibe numerosos riac;hueJos y quebradas que presurosos desciendende los ramales de las montañas y van o acrecer el caudal de sus aguas.Después de recorrer casi toda la llanura .en aquella dirección, replegan-dose sobre sí mismo, cambia de rumbo al O. para seguir las faldas C1eiaserranía en donde modifica su prolongada lentitud, y principia a descen-der con velocidad, estrellándose aquí y allí, contra lcis rocas desprEiñdidasde los flancos escarpados que fueron testigos de lo agitación y destruc-ción de estas comarcas, por la inmensa irrupción de sus primitivos aguas;éstas, al pasar por allí causando tantos destrozos, dejaran sobre el peñónde la hacienda de Tequendama las señales de su elevado nivel, que al_canzó a más de 126 metros sobre el actual. Dejado este lecho tormentoso,apacigua su furor en un suelo menos accidentado, coma para tomaraliento y penetrar con fragor en el estrecho cauce que con el transcur-so de los tiempos ha tallado en la dura roca cuyo resistencia no hubie-ra podido vencer sin el auxilio de las sacudimientos de la tierra. En elestrecho canal multiplica su velocidad, y la impetuosidad de la corrien-te produce rugidos que son aumentados por ros ecos de la montaña ypor la exaltación del espíritu que casi adivino el horror de lo tormentoen el seno del peñón. llega por fin, y en uno corta extensión recobro sucolma; su lecho se prolonga sobre el abismo como una ancha lenguaque forma un escalón; contra ese ob3tóculo que se opOne a su descen-so, es formidable el choque de la maso inmenso de agua que se desplo-mo sobre la mole de orenisca.¡ Qué inmensidad de tuerzo déstruida enlo percusión de este gigantesco martillo hidráulico! j Qué inmenso can-tidad de efluvios eléctricos producidos por lo fricción, detención y pul-verización de la corriente! efluvios que se difunden misteriosamente enlos espocios del grandioso anfiteatro rocolloso, y que si se pudieron

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recoger en uno botella de Leiden, colosal, sería uno chispo capaz, tal-vez, de quemar el carbón diamante del Rajá de Matan, y CIe produciruno luz que sería digna rival de la luz del sol. El torrente impetuoso, apesar de sus contorsiones, se arroja arqueándose en chorros espumososde la albura de lo nieve, porque del seno de sus gotas se devue'Ivenpresurosos en reflexión total los rayos de luz que penetran en ellas,y producen lo visión de uno cascado de perlas que 01 desatarse se pul-verizan' en su caído, y se evaporan en el espacio, ascendiendo con lacorriente del aire desalojado en copos opalescentes que o veces hacenaparecer los cambiantes del espectro solar.

Estos son los momentos en que los recuerdos unidos o los impresionesjustifican los creaciones fantásticos de lo imaginación del Tñ(¡io chib-cha, pues que el observador que contemplo extasiado la magnificenciadel espectáculo, aunque poseído de terror porque tal parece que unafuerzo irresistible lo arrastra hacia el abismo, ve allí, sobre el iris que selevanta del seno de la bruma, lo imagen del que tiene sobre la natura-leza un gran poder divino.

El hermoso anfiteatro que se desarrollo en semicírculo, y que sirvede marco en este sitio 01 imponente cuadro de lo naturaleza, está for-mado de rocas talladas perpendicularmente y sobrepuestos en coposhorizontales; de sus rugosidades y grietas se adhieren plantas acuáticosy verdes helechos y sus cornizas elevados están bordados de árboles'corpulentos.

Multitud de circunstancias concurren o hermosear el bello panoramadel Tequendama, que tan profundamente impresiono el olmo cuandose ve por primero vez: el caudal de aguas en relación con lo prorundl-dad del precipicio; los paredones rocallosos; el vigor de lo vegetaci6n;el fragor que repercuten los cerros; lo corriente de vapores que se le-vanta; el horizonte lejano de las tierras calientes; los restos de lo impe-tuosa avalancha de rocas destrozados por 10 corriente que invadió lohoyo profunda desde el pie de lo cascada en todo el lecho que recorreel río, que desde allí se llamaba Patio

Del fondo de la catarata surgieron fantasmas tradicionales que pro-bc¡blemente fueron las antelias que en los contornos de este sitio, 01levantarse el sol, se dibujan en lo bruma del Tequendama.

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Preguntad o los gentes sencillos, descendientes de la rozo chibCho,que viven en los alrededores de esta estupendo maravillo, Que aparen-temente les es tan indiferente como todo lo que los rodea, y os ref.ti~j16n curiosos tradiciones Que recibieron de sus antepasados y que guar~dan .religiosamente en su memoria, unidas a dolorasos recuerdos de'esplendor de su Noción, recuerdos Que llevan a la tumba con la humi-llación que les impuso lo conquisto.

los indígenas de aquellos comarcas dicen que tras de las aguas queforman la cascada, existe en la concavidad de la peño un genio llamadoEl Mojón, nombre que sin duda alguno es corrupci6n del Mohan chib-cha, sacerdote, adivino o agorero; éste devoraría o Quien tuviera lopretensión de ir o visitado; en ocasiones suele dejarse ver éon un cuer-po luminoso; pero 01 descubrir que \o miran se conv~erte en piedra. Porel cauce del río boja a conseguir sus alimentos en los pueblos inmediatos,disfrazado de campesino.

Esto narración, que consigue el vlOJero haciéndose insinuante y cré-culo entre estos gentes, recuerdo lo creencia Que tiene el vulgo de losmontañas en tos seres sobrenaturales Que existen en los lugares agres-tes y solitarios. En las montañas de Colombia se oye frecuentementehablar del ScalvClIje, que se supone ser un feroz animal con formo hu-mano, y cubierto de bella todo su cuerpo. En la cordillera de Guanácos,cuando hace mucho viento y llueve en abundancia, dicen los indios·Que es lo madre de la laguna, que en formo de una gran bolo de aguaonda paseándose, soberbio, por toda lo serranía; y entonces nadie seatreve par ningún motivo o pasar lo montaña.

'"'" '"

Muchas personas han medido lo altura del Solto de Tequendama; secita como el primero el sabio botónico Mutis, quien verificó esta opera-ción con un barómetro, pero en malos condiciones, y sin tener en cuen-to las correcciones que en operación tan delicada es necesario hacer;lo altura que dedujo parece algún tanto exagerada, y es de 25S varas.

En \ 790. el señor D. Domingo Esquiaqui, Brigadier Comandante deArtillería, practicó esta medido con sandalesa, y fueron publicados susresultados en el número 88 del Popel Periódico de SOlitO Fe de Bogotá:obtuvo. la altura de 2641j2 varas.

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En 1801 el Barón de Humboldt midió lo cascado usando del proce-dimiento d~1 descenso de los graves, y obtuvo 220 varas.

En 1807, Caldas, empleando el mismo procedimiento que, como sesabe, está sometido a causas de error difíciles de evitar, obtuvo 219varas. El Barón Gros y el Coronel Joaquín Acosta, en 1840, usaron deuno sonda formado de uno cuerda de cáñamo y uno plomada suspen-dida al nivel de la cascada, en la orilla izquierda del río; por medio diun anillo colocado en el extremo de una pieza de modera, fue proyec-tado lo cuerdo a 5 varas de distancio de lo roca, permaneciendo así'durante dos dios y dos noches, paro dar lugar a la completa acción dela humedad, con la" precaución de que un hombre' abajo se aseguraraque el plomo tocaba la tierra, y de este modo hallaron de altura 17'Yvaras o sean 140 metros, que se descomponen así: 8 m. 44 lo alturadel primer escalón del Salto, y 137 m. 56 el Salto desde el escalón o lagran taza que recibe los aguas en '10 porte inferior.

'El resumen, en metros, de los medidas anteriores es la siguiente:

Mutis ........................•..Esquiaqui .Humboldt .Caldas ' .Gros y Acosta .

204 metros.211,60176,00175,20140,00

Las diferencias de estas medidos dependen de los causas de erroren las procedimientos usados, y que dejamos anotadas. La medido quemerece más confianza es lo practicado por el Coronel Acosta y el Ba-rón Gros, y si hemos citado los demás es más bien como recuerdo his-tórico de las personas importantes que se ocuparon en esta operación .

•* *

De regreso de la excurslon 01 Tequendama, 01 llegar 01 pueblo deindias llamado Soacha, es muy natural consagrar un recuerdo a 10 fá-bula chibcha de lo rozo de Gigantes que en otro tiempo habitaron esto,Sabana; sus restos fósiles fueron hallados muy superficialmente, sea 01labrar los indios sus sementeras, o 01 excava~ er-~uelo paro formar sus:sepulturas, y por esto fue llamado el "Campo de la$ Gigantes". Los an-tiguos habitantes de estos comarcas no pudieron conocer nI conservar

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recuerdos tradicionales respecta de la naturaleza de raza de Gigantesa que pertenecieron estos restos antediluvianos; pero Humboldt hizo estemagnlfico descubrimiento poleontológieo en 1802, con el cual la cien-cia de Cuvier restauró el mastodonte anyustldlnets,' 'o. de dientes angos-tos, que pobló el Continente americano en épocas muy remotas.

,En toda la América han sido descubiertos los restos de la fauna gi.gantesca antediluviano que dieron origen a fábulas semejantes sobrela raza de Gigantes que habitaron la tierra. Entre las tribus del Cana-dá existió también la fábula de los Gigantes, que de generación engeneración se trasmitió hasta la llegada de los primeros conquistadores;esto tradición se conserva aún entre los indlgenas de Santa-Elena, si·tuada a dos grados de latitud Sur, y un poco al Norte de Guayaqui'f.iCieza de León, que estuvo alll en 1550, asegura que en el seno de latierra fueron hallados huesos de grandes dimensfoner, y un molar delque un fragmento dio a conocer que el peso total seria de más de medialibra.

Este mismo historiador dice que encontró en México osamentos enor-mes. El Podre Acosta en sus crónicas diee que vio muchas osamenta s deésas. El hostoriador Herrera asegura que los numerosos huesos colosa-les que se encuentran en su pols, hicieron creer a los indios Tlascaltecasque hablan existido gigantes; agrega que se observaron muchos enMani, en Yucatán, de los que envió algunos Cortés 01 Rey de España;desde los primeros tiempos de la conquista.

En muchos lugares de la mérica del Sur existe también restos fósilesde animales gigantescos. Diego de Avaro y Figueroa fue el primero quedesde 1602 anunció la existencia de osamentas fósiles en los contornosde la Torija, en Bolivia.

En 1832 el señor Matson llevó de Torija a Santa Cruz de la Sierramuchas osamentas, o tiempo que Mr. D'Orblgny estaba en ese lugar,y pudo reconocer el maxilar iferior y un gran número de dientes mola-res del Mastodonte, los que este naturalista describió en su Paleontolo-gla. D'Orbigny fue el primero que halló osamentas tósile~ en 1832, enio Provincia de Moxos, en Bolivia.

El Jesulto Folhner, desde 1770, descubriendo las Pampas, dice quesobre las riperas del río Carcarañán, uno de los afluentes del Paroná,

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encontró muchos huesos de grandes dimensiones; y después estos lugores se hicieron notables por el descubrimiento del famoso esqueleto diMegaterium de Luján, enviado 01 Rey de España por el Virrey de Buenos-Aires. D'Orbigny recogió en 1827 osamentas fósiles de muchos especies, en San-Nicolás, 01 Norte de Buenos-Aires, sobre el Paraná,cerca de la Bajada, Provincia· de Entre-Ríos.

También Darwin, en su viaje por los Pampas y por Patagonia, haciendo estudios geológicos, recogió restos de mamíferos colosales qufueron descritos por Mr. Richard Owen.

El sabio naturalista Augusto de Saint-Hilaire envió al Museo de Parirestos del Mastodonte recogidos en la Villa de Fanado, y en muchootros lugares del Brasil se han encontrado innumerables osamentas danimales gigantescos.

El continente americano, princIpalmente la parte meridional, contiene en una grande extensión de la planicie superandina, hasta unlaltura de 4.000 metros sobre el mar, restos de la grande fauna de ani·moles gigantescos que vivieron antes que los seres de la fauna cante mporóneo y antes de lo formación de lo cadena de los Andes. En cuantlo lo causo de lo destrucción simultáneo de estos animales que pobla·ron la vasta superficie de América, Mr. D'Orbigny dice: "esto destrucción debe atribuirse o grandes perturbaciones acaecidas sobre el suel,por uno de los levantamientos de las cordilleras, el que caus6 un mo·vimiento violiento de los aguas del mar, o tal punto que éstos invadierorlos continentes, arrostrando y aniquilando los animales trerrestres deNuevo Mundo, y puede ser aun que 01 mismo tiempo ellas destruyeraren Europa los mastodontes y los elefantes que solamente se encuentralallí en estado f6sil."

Es, pues, evidentemente reconocido por la ciencia moderno, que anteque los pobladores de los diferentes rozas humanos se extendieran ellos altiplanicies de los cordilleras del continente americano, tuvo lugaun estupendo cataclismo en lo superficie terrestre, que destruyó lo fauncde los grandes mamiferos que dieron origen a la fábula sobre ros gi·gantes, que se hallaron entre los tribus americanas al tiempo de la con·quista.

(Popel Periódico lIustrodo. Año 11.Págs. }38 o 340.1

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JOSE DOMINGO DUQUESNE

(El Dorado).

Es muy posible que parezca a nuestros lectores extráño encontrar elnombre de "El Dorado" asociada al de!' sabio DUQUESNE, encabezandoestas líneas, que se ocupan de las glorias y merecimientos de este hom-bre tan ilustre en las ciencias y en las letras; pero si así fuere, sirvande excusa las razones que en seguida vamos a dar.

Prometimos que continuaríamos publicando todo lo que llegase anuestro conocimiento, relativo a la antigua civilización y a las costum-bres 'de los Muiscas, contando siempre con la importante coperación delPAPEL PERIODICO, cuyas ilustraciones son indispensables en escritos deesta especie; y no hemos querido abandonar el título de "El Dorado"con que designamos nuestros primeros artículos, porque si men es cier-to que ellos tuvieron por principal objeto dar la verdadera significaciónhistórica de esta palabra, demostrando que fue una ceremonia religiosay política verificada con solemnidad por los jefes de esta Nación, y no unafábula como creyeron algunos anticuarios notables, y menos inmensos de-pósitos de oro, en pos de I.os cuales corrían los conquistadores; tambiénahora puede servirnos de título para historiar la riqueza de la civilizaciónMuisca que fue "El Dorado", que el sabia DUQUESNE persiguió con tan-to tesón y con tan brillantes resultados, pues parte de sus estudioS! ar-queológicos fueron publicados en una de las obras mós importantes delBarón de Humboldt.

Ademós es nuestro intento hacer de estos documentos un complementodel opúsculo llamado "El Dorado", pues contienen los comprobantes dela que dejamos referido en mucha parte de él; agregaremos la descrip-ción de olgunas piedras de los Indios, que tienen figuras simbólicas, que

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poseemos, y que son diferentes de los que dsscribió DUQUESNE (1).

Hasta hoy solamente ha visto lo luz público uno de los Memoriasdel arqueólogo DUQUESNE, lo que fl,le publicado por el Coronel Joa-quín Acosta en su "Compendio Histórico del Descubrimiento y Coloniza-ción de lo Nueva Granado". (1 848). Esta Memoria tue el resumen détrabajos anteriores; el conocimiento que hemos tenido de éstos ío debe-mos 01 señor D. Albllrto Q\.Iijano, 'lI su publicoción es nuestro principalobjeto en estos artículos.

Pero antes de esto, debemos decir o nuestros lectores quién fue DU-QUESNE, y de qué se ocupó durante su vida, pues de ese modo se apre-ciará mejor el fruto de sus' profundos meditaciones y de su amor o lodencio.

oUQUESNE fue 1,11') ilustrado sacerdote, depositario de las últimos fra-diciones de ros indios sus feligreses; y quien recogió con el postrer alien-to de vida de esto raza próximo o exteinguirs~ las escasos palabras delsu lenguaje y reservadisimos misterios, que debían servirle poro levan-tar el monumento mós importante en lo civilización de los habitantes'de lo antiguo Cundinamorco.

,El doctor D. JOSE DOMINGO DUQUESNE nació el 23 de Fefrero de1748 en Santa Fe de Bogotá, capital entonces del Virreinoto de NuevoGranado. (2. Sus padres fueron D. Juan Francisco Duq\.lesne, nat\.lral deMontpellier y doña Claro Ignacio de lo Madrid de familia distinguida na-tura! de Bogotá. Principió su carrero litE;raria en el Colegio Seminario ocargo de los Jesuitas y posó después al Colegio de Son Bartolomé a cur-sar teología y cónones, ciencias en las que obtuvo el titulo de doctor, yposteriormente, en 1774, recibió las órdenes sacerdotoles. Desde sus pri-meros estudios manifestó grandes optitudes paro lo correra de los letrasy ejercitó su ingenio en observaciones científicos, pues se retiere (3) que

(1) Estos doculIlentos han llegada a nuestras manos después de pu-blicado el opúsculo "El Dorado".

(2 ) Estos datos son tomados de la partida de bautismo, firmoda porel doctor D. Cristóbal Caicedo.

(3) José María Vergara y Vergara.

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interrogado en un examen de ciencias filosóficos sobre puntos controverti-bles de difícil y complicada resolución, el joven DUQUESNE se limitó alo simple exposición de los opiniones que había estudiado en los autoresclásicos que le habían servido de guío, sino que aventuró unoexposición original nacido de su fecundo imaginación, que sin desviarsede los preceptos de lo ciencia era concluyente, dejando así asombrados osus examinadores.

Como misionero evangélico fue destinado primero 01 pueblo de Lengua-zaque y después o Gachancipá en 1785, en donde por mós de veinteaños contribuyó eficazmente o lo civilización cristiano de los restos delo población Muisca de aquellos regiones, recogiendo en cambio /as tra-diciones que le sirvieron poro sus estudios. Era natural que los íntimosrelaciones establecidos entre el Párroco y sus feligreses, o lo manerode los de un podre cariñoso con sus hijos, estrechasen más y más lo con-fianza entre ellos e hicieron desoparecer algún tonto el carácter reservadoy receloso de los indios, carácter engendrado por el servilismo, y se hi-ciesen comunicativos poro revelarle los restos tradicionales de su antiguovida socio', conservados 01 través de los influencias modificadoras delNuevo Reino de Granada. DUQUESNE recogió con mucho trabajo y arti-ficio los dotas necesarios paro escribir la historio religioso de aquellospueblos, consultando los relaciones de los antiguos cronIstas; tambiénparo reorganizar lo memoria de su lenguaje, casi extinguido entonces, yescribir una gramática del idioma Muisca; y finalmente, para interpretarsegún el sistema astronómico de esta noción, las figuras simbólicas delcalendario de piedra en el que dejaron los indios consigo nadas las revo-lucil\lnes de sus tiempos.

D\.JQUESNE, después de haber sembrado la semilla del Evangelio enestas dos Parroquias, regresó en 1800 o Santafé de Bogotá, por habersido nombrado por Carlos IV, Rey de España, Canónigo de merced de laIglesia metropolitano de esta dudado "Regresó, dice el señor José MaríaVergara y Vergara, a su ciudad natal, después de ton largo ausencia,trayendo el certificado de sus feligreses que acreditaba sus costumbrespurísimas y su consagración; y además uno piedra con geragllficos, suexplicación, uno gramática del idioma Muisca, uno vasto colección desermones y uno interpretación del antiguo y famoso enigma AElia LeliaCrispis, que durante algunos siglos había sido lo desesperación de lossabios anticuarios de Europa."

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Este ilustre sacerdote fue humilde en demasía, pues sus. aspiraciones. no pasaron m6s allá de los límites de lo investigación científica en lo ar- .queolog¡a chibcha, conservando los 'resultados que obtuvo en simplesmanuscritos; esta verdad es confirmada por la circunstancia de no habersehallado impreso ninguno de sus trabajos en una época que ocupaba pues-to distinguido en la sociedad, y cuando la imprenta publicaba cosas futilesy de ningún valor; se limitó únicamente o presentar el resumen de su!lmanuscritos 01 señor Mutis, Director de la Expedición Botánica del Virrei-nato; este resumen fue el publicado por el Coronel Acosta, y tiene portitulo: "Disertación sobre el Colendo-,:io de los Muisco," indio. naturalesde este Nuevo Reino de Granado dedicado <!I señor doctor D. José Celes-tino de Mutis, Director Genero" de lo Expedició,n Botánico. Por e~ doctor D.José Domingo Duquesne de lo Madrid, Curo de lo iglesia de Gachancipá,de los mismos indios. Año de 1795".

Antes que esta Memoria o disertación, escribió otras que tenemos ola vista, que fueron sus primeros escritos en esto materia y que le sir-vieron de base para confeccionar la Memoria que dirigió al señor Mutis,en la que perfeccionó lo interpretación del Calendario Mufsco. Sin embar-go, las primeros escritos que llevan por títulos: "Disertación sobre el ori-gen del Calendario y geroglíficos de los Moscas". "Anillo Astronómicode los Moscas". "Explicación de los simbolos del siglo o CalendariO de losMoscas". "Tabla de los años Muisccs"; y otro que contiene un estudioetimológico de algunas palabras del idioma de los h\uiscas, necesariosparo el estudio de lo historio de este pueblo y poro la interpretación desu Calendario, aún cuando contienen las mismas ideas que. la Memoriapublicada por el Coronel Acosta, tienen mayor amplitud en su desarrolloy datos muy importantes, de los cuales prescindió en el resumen publi-cado.

Cuando se medita en esta labor científica y se estudian estos manus-critos, se siente el espíritu conmovido de admiración y de respeto por'DUQUESNE, cuyo genio elevado sobre la generalidad de los hombres, sehizo superior a la escasez de recursos y de libras de consulto, al aisla-miento en medio de gentes ignorantes, en lo mós recóndito de este conti-nente, sin que la luz del porvenir le dibujase una esperanza de gloria

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como recompensa de su inquebrantable constancia en profundas e ingra-tas meditaciones.

Can paca diferencia de tiempo llegaron también o Bogotó los natura-listas Humboldt y Bompland;· era de presumirse que estos viajeros hubie-ran tenido relaciones intimas con DUQUESNE; pero el primero diceúnicamente, hablando del manuscrito de DUQUESNE: "Me mostró estemanuscrito, en J 801, el célebre botánico D. José Celestina Mutis, obte-niendo de DUQUESNE permiso para sacar el dibujo de la piedra pentó-gana que había intentado (4) describir en su obro".

"Los noticias que poso a exponer sobre el Calendario de los Muiscas,estón basadas en los materiales que ofrece lo Memoria española queacabo de citar, añadiendo por mi parte algunas consideraciones relativosQ la analogía que entre este almanaque y los cielos de los pueblos asiá-ticos se observo."

Efectivamente todo lo que Humboldt publicó en su obro de los "Sitiosde las Cordilleras de América", con el título de "Monumentos de los In-dios Muiscas", fue tomado de los manuscritos de DUQU¡:;SNE, y estehecho enaltece más el timbre de su glorio imperecedero.

Lo Gramático del idioma Muisca que escribió DUQUESNE, debe serun trabajo muy importante o juzgar por el estudio de los etimologías dealgunas palabras consignados en uno de sus manuscritos; per9 esta Gra-mótica, ha desaparecido j quién sabe si sería devorada por los insectos dealguno antiguo biblioteca! o estará en algún estante guardada por elegoísmo ignorante que pretende hacer valer los éosas en misterioso oscu-ridad. Con el título de Paparrucho, escribió uno crítico burlesco de lo fi-losofía peripatética.

El doctor DUQUESNE fue uno de los hombres mós ilustrados de suépoca; docto en las ciencias eclesiósticas,. necesarios a su ministerio, lofue también en !as ciencias profanas: poseía extensos conocimientos, espe-cialmente en lo bello literatura, yero muy versado en los lenguas latino,griega, italiano y muísca. Colocado en uno elevado posici6n social fuefervoroso realista; pero la persecuci6n y el destierro que lé 'impuso Mo-

(4) Nosotros creemos que la describió satisfactoriamente.

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rillo lo convirtieron en patriota (5 ). Ocupó puestos distinguidos, entreellos el de vice-doctorol, poro el que fue elegido por el Capítulo Me-tropolitano el 7 de Septiembre de 1802. Desde 1804 hasta 1817, fueProvisor y Vicario Capitular, en cuyo dignidad gobernó lo Iglesia du-rante la vacante que hubo en lo Arquidiócesis, y en un largo perío-do correspondiente o lo cruento lucho de nuestro emancipación polí-tico. Se retiró de la vida pública desde 1819, y murió en Bogot6 el 30de Agosto de 1822.

"DISERTACION SOBRE EL ORIGEN DEL CALENDARIO Y GERO-GLIFICOS DE LOS MOSCAS.-(Por el doctor Duquesne.-1795l.

"El calendario de los moscas es una pieza original; los indios atri-buían esto Invención 01 Bochica su fundador, y sirve de prueba el ha-ber fundado sobre esta mismo idea todo su religión y todos sus cos-tumbres, mir6ndole no sólo como una tabla astronómico paro el cóm-puto de los tiempos sino como un cuerpo de legislación de ritos y ce-remonias paro el Gobierno de la Noción. En efecto, el Bochlca pusoen planto su Calendario en los tierras de que se posesionó, pero traíalo ideo de otro porte, y debemos pensar que la había recibido en aque-llo misma escuela en que cursaron juntos todos los hombres.

"Nodo hoy ton natural como creer que los hijos de Naé extendidosen los bostas llanuras de Senaor, convinieron entre sí en algunos regla-mentos cómodos poro medir el tiempo arreglando por ellos los opera-ciones de lo labranza y los negocios de lo sociedad. La medida mássencillo de que pudieron servirse fue la luna, así por sus revolucionesperiódicas como por fa notable diversidad de sus fases, o los cualespodían ligar sus diferentes ideas, poro sus juntos, sacrificios, estacio-nes, teniendo todos en el cielo un libro público por donde gobernarsecon la moyor seguridad.

"Y~ no pienso en detenerme en probar una verdad que yo otrosI10n <lstoblecido con sólidos fundamentos; pero que habiendo holla-do los padres de todos los naciones reunidos por bastante tiempo bajoun Jefe, en unos mismos intereses y ceremonias, es constante que de

(5) Groot Historia Id.,ióstice.

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esto mismo fuente bebieron todos aquellos primeros elementos en quedespués se han visto convenir todos los pueblos del orbe.

"Si conviniéramos en esto ideo daríamos uno salido fácil a mu-chas' cuestiones embarazoso:; que han atormentado los ingenios quese han querido fatigar voluntariamente. No habría necesidad de ha-c;er paralelos entre los Egipcios o los Fenicios y los Indios paro buscaren aquellos como en su fuente los símbolos de que usaron éstos porohacerlos sus descendientes. No habría que buscar los I¡badones, puri-ficaciones y sacrificios yo entre estos gentes o los otros, poro preten-der que los indios habían copiado de otros estos o semejantes cos-tumbres.

"Conveniendo en ciertos usos que fueron comunes o los primerosmaestros del orbe, nos desembarazaríamos de estos dificultades. En-tre tonto no pienso, como he dicho en detenerme en probar uno ver-dad ton bien establecido, pero me serviré de ello poro ilustrar el ar-gumento que trotamos, por lo cual se conocerá el fondo o político deestos primeros habitantes.

"A lo verdod todos recibieron de Noé los primeros lecciones de As-tronomía. Todos se conformaron en el Gobierno del año, y 01 princi-pio fue poro todos el curso de lo luna lo regla general de los tiempos.Esto luna intercalar, ton necesaria paro arreglar el movimiento de esteestro con el sol, fue conocido de todas los nociones, y aunque se pue-do pretender que debieron este conocimiento a sus propios posterioresobservaciones, los Calendarios de América prueban que no les· fuedesconocido o sus primeros pobladores, los cuales fueron 01 mismotiempo mós cuidadosos en conservar estos primeros elementos que losotros tal vez despreciaron.

"Si cotejamos el Calendario de los Moscas con los que usaron losnociones del mundo antiguo, hallaremos que éste es una pieza originalque en nada se les parece sin embargo de haber tenido todos un mismoprincipio. Lo ideo no puede ser más singular, o excepción de lo lunaintercalar que es un principio común sobre que ruedan todos. ¡Qué ar-ticio! j Qué invención ton nuevo y raro conservar sin añadir ni quitarninguno luna, lo ad!ción de aquello luna ton extraordinaria que seles hizo dificultoso de entender con el tiempo o los otros, y que hu-

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bieron de abandonarla o confundirla con vergonzoso ignorancia aunaquellos pueblos que han sido reputados por m6s políticos y sagaces.Cuántos. veces perdieron el hilo! j Cuántas pretendieron hallar1o, denuevo! Entre tanto los Moscas usaron de los reglas de sus mayorespor tantos siglos, sín tener que variar jamás el primer método que re-cibieron. Siempre lograron sus cosechas, siempre tuvieron bien cono-cidas sus respectivos estaciones, siempre conservaron el orden de sucronología en aquello parte que necesitaron, y aun en toda la larga ca-rrera de sus años se hubiera hallado arreglada tal ve% de algún modo,si se hubiesen descubierto sus quípus que ocultaron, y en que lleva-ban una cuenta tan sencilla como segura en todos los negocias queconsideraban de alguno importancia.

"Si echamos una ojeada sobre el mundo antiguo, apenas se encon-trará en toda la antiguedod cosa de significación más variada queel año. Casi no se puede creer que haya habido gentes que hayan te-nido por año una luna, si no fuese igualmente cierto que hubo quie-nes le tuvieron de un día solo. Los Egipcios, según Plinio, tenían elaño de una luna; los Arcades de cuatro. Los indios hablan ya logra-do, por su plan de medir el tiempo, muchas cosechas, cuando los Cal-deas, no se sabe cómo se gobernaban, ignorándose de qué maneracomputaban los padres de la astronomía. Pasando de aquellos tiemposmós oscuros a otros más conocidos, los Romanos desde su primerafundación nos presentan un calendario de diez meses muy artificioso;no hay cosa más especiosa que su primera fachada: las calendas, lasnonas, los idus, son unos nombres de mucha idea, pero qué importasi le dejaran en la porte sustancial tan imperfecto, que el pueblb mis-mo, según dice Macrobio, añadía al fin de los diez meses, tontosnúmeros de días cuantos eran menester para que el principio del añocoincidiese con lo primavera, sin dar a este tiempo nombre especialde mes, la que puso o Numa en la necesidad de ajustarlo. Con tada, opor defecto de cálculo o par político, quedó tan defectuoso, que fuepreciso jue Julio César basase el año sobre un plan enteramente nue-vO,que es el que nosotros hemos adoptado.

"En orden a los Hebreos no se sobe qué género de año usaron enlos tiempos antiquísimos; creen algunos que hayan sido solares. Se-gún los diferentes estados del miserable pueblo, unos veces siguie-

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ron a los Egipcios ,otros o los Caldeas y o los Persas, y finalmente alos Griegos. Estos se gobernaban poro el año por el sol, y por la lunapara los meses. En los libros de Moisés solo un mes, que es Abib, sedesigna con su propio nombre, los demós tienen el de primero, se-gundo, etc.

"Cuando este pueblo se halló en su libertad, usó de años de docelunas y al tercero de trece. Este plan nos recuerdo lo primera formade aquellos años antiguos del tiempo de Noé, CUY9 tradición es muynatural que guardasen. Como quiera que sea, los Moscas, entre to-cas las gentes" no tuvieron alteraciones ni variaciones en el gobier-no del año; su fundador lo arregló sobre el pie que recibieron de loshijos de Noé todos los hombres cuando la tierra era de un solo labio;y cuando tuvo una lengua distinto le acomodó según sus ideas y elgenio de su idioma, en los términos en que lo hemos explicado, dén-dole tonto regularidad, y tomando tantas precauciones, que asegu-ró su perpetuidad por largos siglos entre sus hijos; estos contribuye-ron por su parte a su conservación; pero convertida la observancia ensuperstición, y entendiendo f>iniestromente lo doctrino de su legis-lador, mancharon con feos borrones una de las piezas mós finas y me-morables que nos han quedado de aquella respetable antigUedad.

"Los geroglíficos tuvieron a mi ver el mismo principio que los ca-lendarios: Los Egipcios cultivaron con tanto empeño los símbolos, quehan pasado par inventores de ellos, entre muchos eruditos. Los monu-mentos foraónicos que ellos levantaron en los tiempos de su moyoropulencia, contribuyeron en uno gran porte o ponerlos en posesión deesto glorio. Pero si atendemos 01 uso que hicieron los indios de loscaracteres y pinturas simbólicas, nos veremos precisados a dartes unorigen mós antiguo, y le habremos de buscar entre los primeros hom-bres; éstos, así como escogieron lo luna para medir por ello los tiem-pos, señalaron también sus faces con ciertas figuras alusivas o los fac-ciones humanos, los cuales fueron" en mi modo de pensar, el funda-mento no sólo de todos los símbolos sino de todas las letras. Así comocon el curso de la escritura fueron declinando ,los rasgos de lo pt'umao del estilo hacia unas u otros formas, de la misma manera varió elpincel las líneas de los geroglíficos, según el genio y gusto de lasgentes.

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"~i se cotejan los gerogHficos y cifras de los Moscas ya con lossignos de los meses de los Egipcios, yo con varias letras asiáticas,sehallará toda la conformidad y analogía que es necesaria para estable-cer este pensamiento: Libra es una oreja, como la de elbchihíca; Leoy Pisis son el mica y muhica de los indios, y así de otros. La medheo-ris, yet' thet, sirlaco y muchas otras letras asiáticas tienen una gran-de afinidad con estos caracteres.

"Yo no decido sobre estas materias, someto mi JUICIO al de loseruditos, y me contento sólo con este pequeño descubrimiento, que simerece la aprobación de los doctos podrá contribuir de algún modo adar alguno moyor luz a varios lugares oscurOs de lo historio.

Papel Periódico Ilustrado. Año 111.Págs. 278 o 280.

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Anillo astronómico de lo. Mosca.,

por el doctor D. Joseph Domingo Duquesne de la Madrid, 1795.

"1. DE LOS GEROGLlFICOS

HierogHphicos, según los dos palabras griegos Que componen estodicción, quiere decir imagen o figuro sagrado. Dióse este nombre oaquéllas de que se servían los egipcios para representar los dogmas desu teología o las máximas de su ciencia moral y política que se veíanesculpidas sobre piedras, pirámides, etc. No hubo rasgo o carácter entreestos indios gentiles, que no mirase alguno de estos objetos, y principal-mente 01 primero; y así se cegó voluntariamente Waltan para despreciarlos símbolos mexicanos, conociéndose que no los entendió, en el mismoejemplo que puso poro rebatirlos.

Las pinturas de los indios algunos veces eran uno pura escritura; ex-plicaban sus pensamientos con imágenes, y faltando imágenes, con ca-racteres. En el Podre Gorda se puede ver un ejemplo de la confesión delos peruanos. Pero nuestros autores no explicaron los dichos caracteres,ni nos han dado una lámina de ellos, en lo cual ha perdido mucho lahistorio. Los egipcios nOs dejaron sus representaciones geroglíficas ensus pirámides, los indios en sus diferentes piedras, pero los caracteresde éstos no se entendieron y se perdió el antiguo alfabeto de aquéllos, yde esto suerte estos dos nociones que cultivaron tonto los símbofas, sehan hecho igualmente célebres y oscuros, y así sus monumentos sirvenmás paro atormentar los ingenios que para adelantar la erudición.

Pero todo esto que se admiró en los peruanos fue común o los Mos-cas. Aunque muchos de los figuras simbólicas están tan enterrados, co-mo las noticias de sus historias, no dejo de haber algunas descu6iertos

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por donde pueda cualquiera certificarse de esta verdad. Todavía se en-cuentran algunos piedras con animales grabados y distinguidas éonlíneas, ángulos, triángulos, etc. Se conservan algunas pinturas de colo-res en piedras expuestas al sol y al aire, que no ha podido corror eltiempo, y entre otras, una muy particular de que habla el Padre lamorapor estas palabras, tratando de una imagen que se halla en el pueblo deGuaca: "Tiene barbas, sandalias y un libro en. la mano; y a sus piescinco renglones de caracteres tan incógnitos que no se ha podido enten-der su significado. Están a su lodo dos compañeros con el mismo génerode vestido."

No es mi asunto la iconología de los Moscas, si hubiese de hablar desus diferentes imógenes, yo los que representan sus dioses, yo los quesimbolizan o sus héroes, y son lo mismo que los manes de los antiguos,yo los que eran únicamente un voto u ofrendo -qiJe contenía lo peticiónque hacían a sus númenes, me desviaría de mi principal argumento.Pero me he sido preciso recordar o afirmar estas noticias para que a suvista se hagan memorables los· geroglíficos que voy a dar, y en cuyoexplicación se conocerá mejor el genio, las costumbres, la idolatría y elgobierno civil y político de los Moscas."

"11 DE LOS NUMERaS

Los Moscas contaban por los dedos, esto significa el verbo segitisue.,cuya raíz es igiti, el dedo. Sólo tienen nombres propios para diez, enconcluyendo con ellos pasaban de las monos a los pies, anteponiendo acoda uno la palabro qllihieha, que significo el pie: quihieha ata, el unodel pie u once; quihicha bosa, doce, etc.

El número 20, expresado por la palabro gueta, caso y sementero, enque encerraban todos los bienes y felicidades de esto noción,· era un to-tal completo que cerraba todas las cuentas. Concluído un 20 posabano otro, que parece de la mismo especie, al que lIamaoan gueta bosa,dos veintes gueta ..,iea, tres veintes, y de esta manera unían los unoscon los otros hasta completar un veinte de veintes, y así en lo demás.Estos mismos números empleaban en sus medidos: iana, el palmo, queera lo menor, y pcuacua, lo brazado que era lo mayor, y oaro eT suelo~e goberoban por el paso gata al que regulaban por la r .;mo numera-

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1. Ata.-Los· bienes-otra cosa.

Ata: Un sapo en acción de brincar, que caro(;tr>-riza la entrada del año.

2. Bosa.-AI rededor

Basa: Unos narices y los dos ventanas.,

~. Micc.-Porar - Hallar - Abrir - BuscarCoger. Cosa varia.

Mica: Dos ojos abiertos y les narices.

4. Muihico.-Piedra de lo casa - cosa negra

Crecer.Muihica: Do~ ojos cerrados.

5. Hisca.-Cosa verde - Alegría - Echarse un·)

sobre otro - Medicino.Hisca: Lo Unión de dos figurcJs: Era símbolo d,~

la fecundidad.6. Ta.-Labran:z:a - cosecho.

Te: E pJ!o y lo cuerd:J con que form:Jban elcírculo 0:0 su, coses y d:o sus labranzas.

7. Cuh·upcua.-Sordo.Cuhupcua: Los dos orejas topados.

8. Suhusa.~No t;r~r de ot~o coso - lo raíz sig-

nifico tender - extender.Sultusa: El palo y lo cuerda.-Significoba lo mis-

mo que los de Suhusa.9. Ace.-Los bienes.

Aca: El sapo d2 cUY:J co'o p;incipia o b,m:Jrse

.otro.

10. Ubchiflico.~Lu,..,a resp'ondeciente - C?sa pin-

tado. Pintor .

.Ubchihica: Uno oreja; para significar los faces

de la luna.

20. Guet:..-Casa Y sementera - tocar.Gueta: Un sapo extendido o echado.

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Figuras 48 y 49 de lo relación de "El Dorado"

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c.ión, encerrándose en esto todo la aritmética que necesitaban para suc-on1crcio, Ggrícu!tura, ceso s, labranzas¡ <...te.

Las años pasados, meses, etc., los contaban poro atrás corno se va enlo tobla. El año presente corresponde a Ata, el segundo o Dllc'ill, el te,-cero a Mica, etc., y con el número 20 llenaban grandes eS¡J":'cios detiempo en el uso de su cronología. Los números cardinales: lo "rimero,lo segunda, etc., Qllihino, corresponden en lo tabla a los nUl11e,'Jks.

Cuando denunciaban la guerra asistían por 20 días seguidos en elcampo, cantando y alegrándose con la esperanza de la víctoda, y siperdían la' batallo permanecían en el mismo campo otros 20 días llo-rando y lamentando su negra y desdichada fortuna. Se dice que el Zip:JNemequene Y el Zaque Michua ajustaron una solemne tregua de 2.0lunas;' y que el misterioso suerlo de su memorable Bochica durÓ en sufantasía veinte veces cinco veintes de años, todo lo cual nos confirmoen la ideo de su modo de contar que llevamos insinuado, para que no S\3

juzgue que procedemos voluntariamente en estas imputaciones.

No sólo tenían las Moscas nombres para sus números, sino tamb¡,~"guarismos paro expresarlos. Descubrimiento también nueva y correlativoa 103 símbolos. Tengo el gusto de servir al lector con una tabla de esta.;cifras que verosímilmente san las mismas que usaban 103 peruanos y deQue sólo nos había quedado lino generalísimo y confusa noticia que nossuministra el Padre Gorda por estas palabras: "Suelen pintar los indio~del Perú la confesión de todos sus pecados, pintando cada uno de losdíez mandamientos par cierto modo, y luego allí haciendo ciertas seña-les cama cifras que significan los pecados que han heo;:ho contra aquelmandamiento."

Este cierta modo y estas ciertas señales san las que hemos descúbier-to. Son, pues, estas cifras unos compendias de los símbolos, de los cua-les cada uno vale uno de los números a que corresponde. El método quetenían de llevar estas cuentas es ~I sigu:ente: representaban, por ejem-plo, diez sujetos que debían una determinada cantidad, en diez líneas, yal pie de. la línea ponían la cantidad pagada, por donde se conocía loque quedaba restando, hasta enterar todo el débito que quedaba seña-lado con el carácter correspondiente a Glleio, que en esta su aritméticoes (según parece) no sólo 20, sino una cifra igual a cualesquiera toto-

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les. Estos caracteres, en mi modo de pensar, ilustran mucho la historiocomo veremos adelante."

"111 ORIGEN DE LOS NUMEROS

El circulo fue la figuro m6s usada de los Moscas; daban esta figuraa los cercados y palaciOS de los Zipas y Zaques, a sus casas particulares,(J sus labranzas, a sus templos, en una palabra, a todas sus cosas. Fi-jaban en la tierra un palo, de que hacían centro, y,con una cuerda des-cribían alrededor el círculo.

.Este parece haber sido el origen de los números: como entre ellos lacosa y la labranza hacían todos sus bienes, el círculo con que describíanuno y otro, fue lo medido m6s propia para expresarlos. Abstascua sig-nifica dar esto vuelto y sus dos raíces tienen una significación muyapropiado. Abos, alrededor, y bta, volver o otra cosa, y así de estos dospalabras formaron los dos primeros números (Ata-Sósa), porque con-

en las mismos manos tenían uno imagen o representación del círculo,pareCió esto lo más naturol y propio para explicarlo. Peroasi estos nú-meros como los demás tienen otras significaciones muy acomodadas atodos los objetos o que los aplicaban.

Los símbolos tienen los mismos nombres de los números, pero aplica-dos o los meses; su representación es la siguiente: (1)

FOTOGRABADO

En estos nombres puede notarse la alusión que tienen tos númeroscon los letras de algunos orientales (que entre ellos son numerales), queson significativos y tomadas en uno gran parte de los bienes; casa y sen-1idos del hombre.

( 1) Hemos agrupado en una sola columna tos símbolos que servíana los indios para representar los números y la significación que tenían,segiin Duquesne; evitando así la repetíción de dos columnas, que escomo están en el manuscrito de este autor.

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Estas figuras son dirigidas a expresar los meses y el año, cuya artifi~ciosa distribución está simbolizada en estos aspectos, como vamos a ex-poner con la mayor claridad."

"IV Ati40 DE LOS MOSCAS

Sin embargo de estor asistidos de las dos mayores luces, el sol y laluna, entramos en una provincia muy oscura. Habiendo puesto Dios es-tos dos grandes lumbreras en el cielo poro que todos los hombres pudie-sen computar por ellas los días, las noches, los meses y las años, entra-mos con ellas a registrar las profundas y lóbregas cavernas de la idola-trla de esta nación y sus más remotas antigUedades. No nos ha quedadootro medio, porque los autores que escribieron en el tiempo de su descu-brimiento, no nos dieron noticia alguna fija en orden al año. Retrocedere-mos, pues, a aquella edad, caminando con tiento sobre algunas huellasy vestigios que han quedado aún estampados sobre sus labranzas, y elmétodo que guardaban algunos sobre el tiempo de las siemóras, juntocon otras noticias ya generales, yo particulares, que nos pondrán en es-tado de conocer su antiguo año con la mayor seguridad.

En efecto, el año que vaya dar de los Moscas, es uno pieza com-pleto y estoy perfectamente asegurado en orden o todo la que voy a ex-poner. Me veo precisado a repetir esta advertencia, porque pudiéndosecolegir de aquí algunas importantes verdades que ilustren la historiaantigua, no quiero que se piense que me burlo con pensamientos inge-niosos en uno materia en que interesa tanto lo erudición. Bien que,creo que el lector erudito que se tome el trabajo de combinar bajo unaidea las noticias históricas que nos han quedado de esta· nación, si porotra parte ha tratado con alguno frecuencia (y no superficialmente) alos Indios; si ha penetrado su genio y su carócter misterioso y enfótico,conocerá lo solidez de los fundamentos sobre que establecemos esta in-terpretación. En fin, el lector juzgará como gustore: yo estoy certificadode esta verdad.

Tenían los Moscas su calendario clescrito en las manos, teniendo encada dedo colocados mentalmente sus signos, según el orden de susr.úmeros, a manera que los músicos tienen en lo mano las cuerdas del

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sistema de Aretino. Este era el libro, a si se quiere, la tabla pública desu calendario.

Los signos que tienen facciones humanos representan los diferentesaspectos de la luna, Que sucesivamente se varían en cada mes.

Mica y Muihica figuran los dos Zísígías; Mica, en los ojos abiertos,el plenilunio y la oposici6n; Muihica en los ojos cerrados, la conjunci6no girante.

Bosa y Cuhupcua, los primeras faces de la luna, y Ubchihica las cua-Croturas.

El mes y lo luna tienen un solo y mismo nombre en su lengua: Chia, yes lo palabro que representaba todo lo hermoso, lo brillante, lo honorí-fico, porque la luz de este ostro era entre ellos el símbolo de lo bellezay de la virtud.

Esto distribuci6n de faces en la mano está llena de artificio; pero co-mo no sobemos o v¡¡¡-.tc fijo el Il~O que hicieron de ello los Moscas, nosabstenemos por ahora de explicarla, contentándonos con insinuar io qti6$ignifica respecto o lo Que nos consto Que ellos practicaron.

Cuhupcuo esla neomenia. No es esto uno neomenia tan puntual yprecisa como la de los hebreos, observada desde los lugares más altos yanunciada con trompetas, es una primera fase vulgar y universóTmenteconocido; y como el novilunio en unos meses es más breve, en otros mástardío, se colocó en el día cuarto paro que hubiese diferencio, o no serque queramos Que Boso represente lo neomenia de los unos y Cuhupcualo de los otros.

Contando desde Muihica hallaban al número 7 la primera cuodratu-ra, en Ubc:hihica después de la neomenio; y contando desde Mica en-contraban 01 número 8 lo segundo después de laoposfci6n, en el mismosigno. Lo media oreja que lo caracteriza es un símbolo muy natural delo cuadratura.

Finalmente Bosa les dabo la última fase de la luna colocada al tercerdedo antes de Muihica.

Esta distribución vulgor y acomodada de las fases de la luno, les da-

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ba dividido un mes en diferentes términos, de que podían servirse parael arregla de los negocios públicos, yola verdad Ubchihica estaba des-tinado tal vez poro sus juntas o cosas de religión (significo tambiénsentarse mucho en compañía) puede aludir a sus cacerías, y así le po-demos considerar como señalado con una de aquellas letras que los ro-monos llamaron nundinales.

Si parece artificioso esta tabla o digamos mejor esta mono astronó-mico, de que no hemos explicado más que los primeros aspectos, lo esmucho más el año, pues tenían dos especies de año; el uno vulgor deveinte lunas y el otro de treinta y siete, 01 que por ahora llamaremos as-tronómico, pero de tal suerte mezclados etre sí, que no sólo no se tur-baban ni confundían, sino se ayudaban sirviendo el uno a dirigir, con-servar y facilitar el uso y la perpetuidad del otro.

Ya hemos dicho muchos veces que los Moscas miraban como sagradoel número 20. No podían menos que ajustar por él el año, porque deotra suerte se hubieran confundido en todas sus cuentos. Los plazospara los pagos en su comercio, las convenciones solemnes entre sus Je-fes, el orden de los sucesos y la cronología de su nación, todo se debíagobernar por este número: Gueta era el símbolo de la felicidad, y entreesta gente supersticiosa hubieran sido menguados e infelices los añosque no se hubiesen sellado con este carácter; era, pues, ¡"iíexcusable entreellos el año de veite lunas.

Pero en este supuesto, icuántos inconvenientes! Los equinoxios se hu-bieran mudado: esto les hubiera sido de poco cuidado a los indios, por-que como distamos unos cuatro grados y r:nedio de la línea tenemos losdías y las noches perfectamente iguales. Pero los dos inviernos Y los dosveranos que logramos en la Zona tórrida y que sólo consisten en que,llueve o no llueve, se hubier~':l trocado; corriendo sus signos indiferen-temente por un círculo perpetuo pasarían por todas los estaciones; Y sehubiera trastornado también el orden de las siembras y jamás hubieranpodido hallar un punto fijo para gobernar sus labranzas, negocio im-portante para toda gente, pero mucho más para ellos que hacían suprimer ídolo de la sementera, por cuya causa inventaron los otros años;pudiéndose decir de los Moscas que Ceres fue la madre de todos sus

dioses.

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L1BOR 10 ZERDA

No hubo, pues, otro medio que ocultor un afIo particular en el año'vulgClr de veinte lunas, pero con artificio ton fino y delicado que su usose facilitase, aun respecto del rucio pueblo, y que paro este fin se co-rrespondiesen entre sí con tonto regularidad que en ninguna maneropudiesen confundirse.

Para expicarla mejor debo suponer que un año lunor de doce luna-ciones compone solamente lo suma de 354 días y seis horas, y así, esonce días mós corto que el solar .que consta de 365; es necesario, pues,añadir una lunación entera al tercer año lunar, de suerte que tengatrece lunaciones, y de esta manera vienen a coincidir el lunar y el solarpasada la luna 37", pues 37 meses lunares componen lo misma suma'de días que 36 solares. Este cómputo es muy antiguo y le han conocidocasi todas las naciones, 'i así sobre este principio ruedan todos los ca-lendarios.

Entste supuesto se entenderá el año oculta de los Moscas, porque pa-sadas las 20 lunas de un año, al siguiente, llegando a la 17" en que lescompetía sembrar. seoún el mes por donde habían comenzada, la inter-calaban, es decir, la dejaban pasar como inoficiosa, y sembraban en lasiguiente que era la 18', y de este modo, aunquecarrían perpetuamentesin intermisión el círculo de 20 lunas, cada bienio intercalaban del modoexpresado la luna, a lo que correspondía el número die:: y siete.

Este método hubiera sido muy expuesto y confuso si no se hubieraestablecido bajo un pie fijo y con reglas fáciles y generales. Tenía, pues,destinados para este objeto, cuatro signos: el primero Ata, y los tresúltimos del año Suhuso, al cual llamaban por esto, la cola; Aca y Gue-te, Que eran los Que fenecían el año de veinte lunas y a los que por estarazón podemos llamar terminales. Comenzando, pues, por Ata, tocabael número 17 del siguiente a Cuhupcua, a quien por esta intercalaciónllamaban con toda propiedad el sordo, y se hacía lo siembro en el si-guiente Suhusa 18. Pasado el año de veinte lunas, al siguiente tocabael númer 17 a Muihica, el ciego, y pasaba la siembra y representacióndel primer mes a Aca. En el bienio de éste correspondía el 17 a Hisca,y entraba Gueta en el fugar y en los ofir:ios de Aca¡ en su ~ienio era17, Ta, y volvía el turo al primero, Ata.

Aunque Gueta, 20, es a quien toca el expresada oficio en la tablaque hemos formado de este año, en la restante explicación por la mayor

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facilidad usamos del carácter Ubchihica, que es la- mismo para esteefecto.

Al año de veinte lunas llamaban Zoca m, que según sus raíces quieredecir asir o aferrar de arriba, término muy significativo, que expreso launión del uno con el otro, esto es, del año de veinte lunas que pasó conel de las otras veinte que sigue para seguir su vuelta en un continuadacírculo; palabra enérgica que corresponde a la xiuhmolpili con que losmexicanos conocían aquella su célebre rueda de cincuenta y dos en cin-cuenta y dos años, que en aquella -lengua quiere decir atadura de los:años.

Para el otro año que estaba como embebido en éste, o no tenía vozcon qué significarlo, O le conocían por el de Cuhupcua, en cuya virtud~para un año tan desconocido me permitirá el lector usar de términO!nuevo, y le 1I0maremos Acrótomos; esta palabra griega significa unacosa cuyas extremidades o partes últimas están cortadas, y así me pa-rece que señala con toda propiedad el año de que vamos hablando.

Con lo que hemos expuesto se conoce la ideo del calendario, pero paraque se pueda formar un entero concepto de la correspondencia de todossus meses; hemos formado la tabla que lo contiene, y que poro mayorclaridad e individuación explicaremos en el número siguiente con todassus circunstancias."

"v DEL AlÍlO ACROTOMOS

(Año ostronómico o intercalar)

.EI año acrótomos se gobierno con tres signos terminales que están co-mo partidos, para este intento, y que sin embargo conservan -las repre-sentaciones de su número en el año que va continuando de 20 luna9en el modo siguiente:

Sea Ata por suposición correspondiente o Enero como opto paro lassiembras; este signo tiene dos oficios en este -coso: ser primer mes en elcño dé veite lunas que comienza, cuyo carácter no pierde jamás; y ser~rimero del año acr6tomos, ruyo rarócter pierde en llegando a su térmi-no que es lo luna 37. Señalo, pues, las sementeras que se deben hacer

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L1BORfO ZERDA

de doce en doce lunos, y que son otros tontos meses Enero del año ocrÓ.tomos, en e! modo siguiente: (a Ato, y a los demás terminales les có-rresponde la siembrQ primera de su respectivo año) conviene a saber, 2'siembra Mka, 3" l-lis¡;o, 4" CLI!Jupcua, ¡noficioso intercalar, y así sigueotro turno; entre tanto, Ata dejando este oficio a Suhusa c.ontinÚo go-bernando su año de 20 lunos, que no se ha concluido, Suhusa en estedTculo perpetuo y en esta situación es el mes 18; pero en el turno deloño acrótomos le toca ser primero por exclusión de CC!iUPC:lll; en éste,f;ues, señala las sementercs siguientes: 2" llbch¡¡,¡ca, 3<:l Baso, 4<:l núme-ro 37, Muihica se elide por ¡noficioso; conduye su turno Suhusa, y er¡su lugar y con lo representación d? Enero entra Aco que es nÚn'lNO.¡ 9 en el año de 20 IU"1os;pero primero en el año acrótomos señala lass~menteros siguientes: 2(1 Ata, 3<:l Mica, 4(1 Hisca intercalar nÚmero 37;concluído este turno entra Ubdtihic.f!, último mes del año de 20 lunas y;Jrimero en este turno del año acrótomoc; sus sementeras san 2<:l Basa,3" Muil1ko, 4<:l la nLlmero 37 se elide y vuelve el turno a Ata. Este es el';stema de! año de los indios Muiscos."

fn lo memoria que Duquesne presentó al célebre botánico Mutis y

_ue fue el re<:umen de sus estudios, dice:

"Esta intercalación que se verifica perpetuamente, dejandopasar como ¡noficiosa o como sordo lo luna 37, nos hace conce-bir que dentro de los dos años vulgares, de veinte lunas codouno, hoy otro año astronómico oculto que consto de 37 lunas,de modo que lo luna 38 sería un verdadero enero, los Indiossin penetrar la teoría de esta proposición, que ha sido embara-zoso en otras naciones más cultas, por esta luna que ha sidonecesario añadir al fin de cada tres años lunares, por ser losdos anteriores de doce lunas y el tercero de trece, tenían sumofacilidad en la práctica de su intercalación, siguiendo el mé-todo propuesto, conservando así el año astronómico, sin que elpueblo notase diferencia alguna en sus años vulgares de veintelunas coda uno.

"El año vulgar de veinte lunas servía para las treguas en loguerra, como consto de su historia, para los compras y ventasy otros negocios de lo sociedad. Pero el oño astronómico e in-

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EL DORADO

tercalar de 37 lunas, que se contaba por tres seme¡,teras, ser-vía principalmente a la agricultura yola religión, y así lleva-ban su cuento con mucha prolijidad los Jeques (sacerdotes) Ymayores a quienes corres¡>ondía, notando sus épocas con sa-crificios más particulares, y grabándolas también en piedrapor medio de símbolos o figuras, como se ve en un pentágonoque tengo en mi poder y vaya explicar 01 fin de este papel.

"El siglo, pues, de los Muiscos constaba de veinte años in-tercalares de 37 lunas cado uno, qU/3 corresponden o sesentaaños nuéstros y lo componían de cuatro revoluciones contadosde cinco' en cinco, cado uno de los cuales constaba de diezaños Muiscos, y quince nuéstros, hasta completar tos veinte, enque el signo Ata vuelve o tomar el turno de donde comenzó lovez primero. Lo primera revolunción se cerraba en Hisca, losegunda en Ubchihica, lo tercero en Qulhil:ha Mi,ca y lo cuar-

to en Guata."

"6 DE l.AS SEMANAS, DIAS, nc.

Al dio artificial le llamaban Sua, esto es, un sol midiéndole de levan-te o poniente, A la noche llamaban Za del ocaso hasta su levante. Alt:ía fa dividían en" dos portes del levante 01 punto de la meridiano, lo,nnñana Suamcl1o; y desde ésta 01 ocaso la tarde SUClmeca. Del ocaso: ;esta el término de uno hora u hora y medio, 10 prima noche, Zasca; y:'.esde lo uno de la noche al levante del sol, la madrugado CIl'!lIui. EstosHan sus horas, distinguidos los dos puntos de madrugado y primo noche,con dos comidos que eran y son las únicos que hacen.

Lo semana era de tres días,· y se conoce que usaban de ella porquecedo tres días hacían en Turmequé, lugar perteneciente 01 Guatavita,

un mercado.De suerte que así como los mexicanos hacian sus mercados de cinco

.:n cinco días poro dividir por este número los días de lo luna, como lo<. tirma el Podre Torquemada; por uno analogía semejante hacían el mósI ico los Moscas de tres en tres dios, por relación o lo memoria de que

r.~mos hablado."1Popel Periódíco Ilustrado. Año 111. 1883-84, póginos 298 o 303.1

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"EL DORADO"

Sacrificio de los Moscas y significados o alusiones de los nombres de susvíctimas.

por el doctor Domingo Duquesne - 1795.

"Tenían los Moscas el cuidado de señalar los revoluciones del año conlas cosas más notables. No había siembro ni cosecha sin sacrificio. Teníanen coda pueblo una calzada ancha y nivelada que salía del cercado ocasa del Cacique, y corría como por media legua, rematando en un palolabrado en figura de una gavia, de que pendían al miserable cautivoque ofrecían al Sol yola luna para obtener una cosecha abundante.

"Venían en mojiganga los indíos, repartidos en diferentes cuadrillas,adornads de muchos joyas, lunas y medias lunas de oro; C1isfrazados unoscon pieles de osos, tigres y leones; enmascarados otros con máscaras deoro, y lágrimas bien retratadas, a· los cuales seguían otros con mUCha'gritería y risados, bailando Y brincando con descompasados movimientos;otros traían unas grandes y largas colas, que iban pisando ros que los se-guían, y llegando al término de la calzada disparaban todos sus flechasy tiraderas al infeliz cautivo, matándole con larga muerte, y recibiendosu sangre en diferentes vasijas, terminaban la bárbara funci6n con susacostumbrados borracheras.

"'Nuestros historiadores se admiran mucho del fausto y de la extra-vagancia de estas procesiones, pero nos dieron una idea muy diminuta,refiriendo de una manera general sus cuadrillas. En lo poco que descri-bieron se conoce que esta mojiganga o procesión era un símbolo de suCalendario, y, si las hubieran dibujado todas, nos ayudarían a formarel concepto de sus signos, y de los caracteres que les atribuían.

"Pero la víctima destinada a solemnizar las cuatro lunas intercala-res que partían el siglo, estaba señalada con muchas circunstancias. Era

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L1BORIO ZERDA

ésta un miserable mancebo, que precisamente había de ser natural decierto pueblo, sito en los llanos que llamamos hoy de San-Juan. Horq-dábanle 'Ias orejas, le criaban desde mediano en el templo del Sol; enllegando a diez años nuéstros, 'Ie sacaban para pasearle, en memorta delos peregrinaciones del Bachica su fundador, a quien se figuraban colo-cado en el Sol, y continuando en un matrimonio feliz con lo Luna y unalucidísima descendencia. Vendíanle en precio muy alto, yero depositadoen el templo del Sol hasta cumplir quince años nuéstros, en cuya precisaedad hacían el bórbaro sacrificio, sacándole el corazón y las entrañasparo ofrecérselas al Sol.

"A este mozo le llamaban Guesa, y también Quihica: Guesa, que quie-re decir mancebo, de aquí sale el verbo guesansuca, ir creciendo en edad,pero esta palabra tiene mucho énfasis porque denota precisamente unaedad que no puede llegar a 20 años; y así para la juventud más crecidao mayor, tienen otro término que es Guas-guacha (1 J. Esto es asr, y sereconoce mós buscando las rarces de que está formada, que son gue Y sa,partícula negativa que quiere decir literalmente sin veinte; por la histo-ria se conoce ia imposición de este nombre.

"Mas, así como gue es la raíz de veinte (GuetaJ también lo es de estapalobracas"a, y quiere decir sin casa, lo que encierra la otra circuns-tancia que según la historia debía tener este miserable mozo, pues quelo criaban en un templo del Sol, y en comprándolo debían colocarta enotro templo, y por esta razón no tenía casa. Querían los indios que notuviese el menor comercio, y menos impuro, porque en este caso ledesechaban, y a esto miran directamente estas significaciones.

"Mas también puede significar casa oscura, porque gue es la casa, ysa la noche, y es modo que se conforma con sus frases, lo que hace re-lación a la conjunción de la luna.

"Quihica es la boca, y par alusión la puerta, pero en su lenguaje notiene otro término que éste para significar la puerta de la casa, a de

( 1 J Es muy probable que de esta palabra se derive la de Guache, queel vulgo emplea hoy para designar a los masas mayores de veinticincoaños, pero está cayendo en olvido por creerse ofensiva, pues se usa paradesignar un moso vulgar o demasiado plebeyo.

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EL DORADO

cualquier otra cosa. Por tanto, la primera y obvia significación de es-etsas dicciones, Gueza, quihica, es el mancebo, que es boca, o el man-cebo que es puerta; según, pues, las explicaciones de arriba, puede d~-cir, la puerta de la casa oscura, o de la noche oscura, o de la jilventud.

"$e debe suponer que en esta lengua, como en todas las orienta·¡es, cada palabro es una definición, y las compuestas encierran mu-chos sentidos, y son muy enfáticos en todas sus alusiones. Cuhucua-que tiene la misma raíz que Cuhupcua, o por decirlo mejor, es lamismo voz tomada adverbialmente, y significa señal. Muihica, se com-pone de mili y de hica: mui es el palacio, lo casa grande; hica, lo pc-lobra, y es lo mismo que decir en nuestra lengua la palabro de la ca-sa grande o del palacio. Mas, esto raíz, mui, es raíz del verbo muisea,que significa tender o extender, el participio del presente que tam··bién es muisca, significa el hombre y esta palabra que denota todala nación, por lo cual los españoles (aun sin entender todavía la len-gua de este pueblo) atendiendo a su prodigiosa multitud, carromp'c-ron el vocablo y les llamaron Moscas. Los indios tuvieron en cuenta.el mismo fin cuando aplicaron a toda su nación este verbo, estl) es:gente extendida. Es muy enérgíca esta voz, porque alude al barro deque Dios formó el primer hombre, y de aquí nació también la palabramuisquien, que significa lo naturaleza, y muihica, cosa negra, por elcolor del borro y el de la gente de la misma nación. Del mismo verbonace la palabra Miliso, mudada la partícula sea en so, como acastum-bran estos indios, significa cosa tendida o arrastrada, y aplicaron es-ta voz a significar lo culebra, y los indios de hoy (1790), llaman enespañol a este animal rastra, conservando el significado de su lengua.

"Por este se vendrá en conocimiento de los misterios que encierranla lunación designada con esta voz muihiea, que hace relación o lascasas de los indios, o sus personas, a su nación, a su lengua, a las cu-lebras yola oscuridad de la conjunción, parque en sí encierro con unenfasis particular todos estos significados, y unida o 10 voz Guesa, lapuerta de la caso o de /0 noche oscuro, o /0 boco de lo inocencia, de lojuventud, etc.

"Esta víctimo (el Guesa) según la historia estaba dedicado al Sol;véase aquí, pues, una representación del Jano de las otras naciones.No era otro este dios multifirme que el Sol que gobierna el tiempo, que

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L1BORIO ZEROA

con una cara miro o lo posado y con otra o la futuro. Se han encon'-trado también medallas que tenían cuatro coros, aludiendo o los cua-tro estaciones. Lo etimología de puerto (quihica) es bien condcida,pero se debe saber que lo imposición de este nombre no era sólo por-que mirase los tiempos, sino porque le consideraban como una puertapor donde entraban todos sus ruegos a l.os dioses. Así Ovidio, gran co-mentador de la teología pagano, dice:

....Cur quamvis aliorum numina plocem,Jane, tibiprimum thura merumqle fero?

Ut possis aditum per me qui limina servoad quos cumque voles, inquit, habere deos.

UNo es tiempo de examinar el origen de la fábula en los indios,asunto que tocaremos en disertación separada, y que es igualmenteoriginal porque hasta ahora no lo ha tratado ningún erudito. Perono es menester mU\:ha penetración paro conocer que las mismas cau-sas que han movido a los Romanos para estas invenciones, intervi-!'1!e!"o!"!~~t!'e !o~ !~d¡c::;.Tc:;tc $~fiv!~ ~sto ¡:iCiiu uqu~;:ús (j~r-lies. qUO~fuerit OIlUl~Ulftprimus (dice) a quor erulft olftnium putabant initiulftideo ei stIplicabant vetut porentis. Los indios, según la histOria, ha-bían colocado en el Sal a su padre y fundador Bochico, y asl les fuefócil trotarlo con los mismos respetos; pero el verdadero motivo de losIndios estaba en lo persuación en que estaban de lo sordera de laLuna; estaba su caso cerrada yero necesario abrir la puerta, y estamiserable víctima (el Gueso) era en su concepto la puerta por don-de entraban sin estorbo sus ruegos.

uA más de esta era la boca de la naclon que rabiaba de cerca o laluna sorda, y así no podía desentenderse de sus gemidos cuando lle-gasen hasta el cielo, porque gritando ellos desde acá abajo no los oía.Este era el modo de discurrir de esta gente iluso, y es bien claroporque no hacían sacrificios de otros animales que de loros, papa-gayos y pericos, y éstos no llegaban a las aras hasta que hubiesenaprendido su lengua, porque sus víctimas habían de tener voz para'gritar de cerco o la luna. Volaban, en su opinión, los pericos y losloros después de muertos, aun más arriba que cuando vivos. Perosi no bastó el águila a Júpiter, fue necesario que esta ave arrebata-se o . Ganimedes: este es el infeliz y desdichado GuesQ, esto es, lo

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EL DORADO

señal de sus años y lo víctima que se hacía a Cuhupcua codo quin-ce años nuestros, es decir, codo cinco acrótomos¡ hasta que seña-lado codo uno de los caracteres con una víctima particular conclu-yese en el círculo del tiempo, una vuelta entero hasta veinte que ha-cen 60 años nuestros, que era su edad privilegiada.

"Es verdad que el señor Piedrahita habla tan generalmente y po-ne ton vagas todos los circunstancias de este sacrificio, que no pudodeterminar. Parece una solemnidad incierta y voluntaria, pero noes así. No digo yo un sacrificio de tan prolijas circunstancias, queefectivamente se conoce ser el compendio y la cifra misteriosa de to-das sus supersticiones¡ pero aun las cosas de menos consideración, to-do, grande o pequeño, es nivelado por sus reglas entre los indios.Todos saben que éstos han sido la gente de las ceremonias, y que nohay ninguna que no tenga su peso y su medida determinadas.

"En esta consideración, habiendo omitido nuestros autores todasaquellos circunstancias que desestimaron por parecerles ridículas y' ex-

. travagantes o porque no eran necesarias para llenar los. intentos y obje-tos de sus historias, nos vemos en lo necesidad de ilustrar esta par-te, haciéndonos prolijos, contra nuestro genio, para satisfacer cumpli-damente al lector, y para que no juzgue que trabajamos sobre nuestrasvoluntarias imaginaciones.

"El Bochica (de cuyos caracteres trataremos separadamente) fueel fundador, legislador y padre de los Moscas. Sea que viniese por laGroenlandia a pasar por el Istmo de Panamá, por larguísimos rodeos ygiros interminables, o sea porque navegase desde el cabo de Son-Vi-cente, como parece natural, es verdad averiguada que llegó por los /lo-nas que hoy llamamos de San-Juan a tomar posesión de Sogamoso, ydesde 0111, de todos los hermososs países que habitó la extendida y nu-meroso noción de los Moscas. Vivió largo tiempo (aunque no el que qui-siesen los indios), como se puede creer de los p~imeros pobladores, ha-biendo sido los maestros de sus hijos a quienes comunicaron los primeroselementos de las artes, en los que después se ejercitaron, las leyes fun-damentales de sus gobierno y el uso de los tiempos paro el arreglo delas labranzas. A lo menos los fundamentos poro pensar que el Bochicatuvo tiempo poro sembrar en sus nietos estos conocimientos. Hall6ndo-se viejo, sea que quisiese despedirse de sus hijos y que quisiese repar-

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L180RIO ZERD/\

tides por sí mismo las tierras en que se establecieron; ú sea que lesque se encaminaron a Bacctá necesita"en d'O suc consejos y direcciÓ¡;paro facilitar el poso al rio Funza, que anegaba los mejores y mosextendidos campos; ya porque se detenian en algunos estorbos forma-dos por el inmediato diluvio; ya porque las mismos campos bajos facili-tasen la salida de los aguas, es de suponerse que él intervino en If) di-rección de estos obras, y que visitó muchos de aquellos lugare3. Res-tituido a Sogomoso, murió dejando por heredero de la suprema autori-dad, que le competía coma a cabeza y padre de toda la nación, a suprimogénito.

"Es muy regular que un anciano de tanta' mérito, fuese el oráculode los Mascas cuando vivo, y que lo fuese de sus lágrimas y de sus¿~seo.~ después de. muerto. Pero los indios no conocieron los límitesdel, répetoy de los obsequios debidos a'l padre ypasarcn a los cul:tospróp10s de ICI divinidad. Estas hombres quisieron pcrJjetuar lo memoria'de. la, venid,\:! de! Bochica haciendo una colz,oda a carrera desde la bocade, ,1~s~lanos o $ogamoso, Que tendrá coma cien leguas de longitud,r:;uy ancha y con sus valladares o pretiles por una y otro porte, aunqueY,o maltrotoday oscurecida con la paja y barr,izal que se ha criado enelfo; por' la cual dicen que s~bió Bochica desde lbs Llanos 01 NuevoRéinO'.

"Dé aquí tomaron idea para hacer otras ."alzados. semejante;;, comola de Bacatá, y en los lugares más señulados con las vestig'os del 80-chica, hasta que pasó a ser adorna general de todos sus pueblos, y en-trada de los templos y cosas de sus Caciques, en donrJe se ejecutabanlas danzas, procesiones :' sacrificios .•

"Par alusión a estas tradiciones a por la mayor opulencia de los Ca-ciques se hicieron con el tiempo más célebres algunos lugares, y ca-ma adoraban al Bochica, colocado en el Sol, pretendieron ennablecerloscan templas más suntuosos que eran como, los santuarios de su mayorveneración.

,"El templo de Sogamoso, dedicado al Sol, era el centro de su reli-gión y el más privilegiado. Seguían a éste los de Bacató, Guachetó yGuatavita; pero el principal era aquel que teníon en el pueblo en don-de comenzaba la antigua y espaciosa calzada Que servía de memoria

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Figuro 50 de lo relación de "El Dorado"

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EL DORADO

perpetuo de su establecimiento en este lugar y de los hazañas glori<l-50S de su héroe.

"Esto es en pocas palabras la historia primitiva de los Moscas, desen-redada de las fábulas de los indios que de ~stos pasajes hitóricos hicie-ron innumerables misterios. Entre ellos se debe reparar el misteriososueño del Bochica que estuvo durmiendo en 50gamoso veinte veces cin-co veintes de años, cuya portentosa época quisieron conservar a es-fuerzos de las mayores crueldades.

"He aquí puesta en claro la historia del Guesa con todas sus circuns-tancias. El 20 y el 5 veces 20 es misterioso en toda la secuela del sacri-ficio; por eso dividieron los años terminales de cinco en cinco, acaban-do de contar en el que habían comenzada y de esta manera cada cua-tro acrótamos salía la víctima, del templo a recordar a 105 indios quese acercaba esta estupenda solemnidad, pues que así acostumbrabanestarse avisando sucesivamente de varios modos de lo que tienen máspresente y nunca se les olvida. Era sacrificada la víctima al fin del quin-to aCr'Ótomos, y ese mismo día era entregada a los sátrapas del tem-pla de las Llanos el sucesor de esta desgraciada, y de esto manera se-ñalado cado quinquenio con una víctima en cuatro actas detestables ycrueles, se concluía la lastimosa tragedia, y se contaba uno de losseñalados 20 que no .tenía cuando acabarse, y empezaba otra escena.

"Las indios tuvieron la crueldad de imponer a sus víctimas los nom-bres y la representación de sus dioses: las historias de México estánllenas de estas narraciones; par lo que mira a las Mascas, ya que notuvieron al Guesa por el Bochica, le tenían por hijo suyo, por tanto elpaseo que le hacían dar par las poblaciones no carecía de misterio, eraeste una especie de peregrinación que llevaba sus representantes de losviajes del Bochica. Verosímil mente le tocaba. a cada templo de los me-morables y dedicados al Sol par esto circunstancia, la compra de la víc-tima en cada turno. Los templos eran cuatro, y servía esta distribuciónde nueva señal para el gobierno de las años, porque empe¡aba nuevaedad cada vez que se concluían las cuatro estaciones; el que conozcalos libros de cuentas que usan los indias hallará verisimilitud en estecómputo. Es de advertir que a las calzadas o camallones les daban elnombre que o los años: suna ata, suna basa, etc, un camellón, dos ca-

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LleORIO ZEROA

mellones, etc., porque como éstos eran los teatros de sus procesionesy sacrificias eran también el libro en que se iban registrando.

"Aun cuando caminaban can el muchacho (el Guesa) buscando e"todas partes quien loc;omprara, esto era uno fórmula, pues no lo padíanvender sino. en el lugar de su destina. Y así, aunque par veneraci8ncampareciesen haciendo astentación de hacerse dueñas de uno víctim~,entre ellos tan preciosa, se cuidaban mucha los mercaderes de panerleunas precias excesivamente crecidas, cama que no podían venderla, yesta cruel ficción había posada o costumbre y o misterio.. Así nacen lascasas entre el pueblo, y así crecen entre supersticianes. Lo cierta es queaunque fuese caro paro que no. se hiciese camún, ya tenía su precio se..•ñalada y fijo, del que no podía posarse, y ya asegura que en cadapueblo estaba ton bien repartido este preciQ entre los persanas a quie-nes tacaba camprarlo, porque esta es lo canfarme can su genio y con supolítico.

"Esta víctima, que era un sacrificio. pública de lo noción, bastabapara. fijar los años, no sólo entre las magistrados y sacerdotes de lostemplas que debían llevar una cuenta exacta del calendario sino en to-dos los pueblos; pero como este sacrificio. se hacía en uno sola porte, alo que no. padían concurrir todas, es de presumirse que tendrían en losdemós atra ceremania igualmente cruel para solemnizar esto memora-ble revalución de sus añas. El Podre Zamara asegura que ademós delsacrificio del Guesa, el demonio. les había persuadido que no. habíaotra mós grata a los dioses que el de algunas mancebos que no llegaseno veinte años; así, aunque en los demós partes no fuesen ton costosas,ni tan circunstanciadas estos víctimas, estaban señaladas can la edad,que era el misterio. principal en semejantes ofrendas.

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EXPLlCACION DE LOS SIMBOLOS DEL SIGLO

Por el doctor José Domingo Duquesne (Fig. 48 pág. 317).

"Tengo en mi poder un manuscrito, que según parece contiene unade estas revoludones del tiem¡:;o. Los amantes de la bella literatura gus-tarán de leer en estos caracteres tan extraños, y mucho más cuando sepuede mirar como un pedazo del alfabeto chibcha, con cuyas notasse podrá imponer y aun adelantar en otros semejantes; de suerte que es-tos fragmentos que suelen encontrarse, no serán en adelante un mue-ble vano, sino un adorno importante de un gabinete de Historia.

"Es una piedra chica, especie de jaspe negro, tersa, y su figura un1pentágono. El primer lado es más largo que los otros, tiene de relievela figura de un sapo o rana, con cola y sin patas, e, sobre un plano limi-tado por cuatro líneas; más adelante se encuentra una Hnea gruesa, f,en forma de una culebrilla que en el dorso tiene dos líneas paralelas dede iguales dimensiones. El segundo tiene grabado un sapo, a, en actitudde brincar sobre un plano limitado por cuatro líneas como el anteriorEl tercer lado contiene una línea gruesa en forma de un dedo, b, se-iíalado con tres líneas gruesas transversales y en medio del dorso se le-vanta una prominencia casi como una nariz, señalada por los Iodos condos puntos opuestos, uno en cada lado. El cuarto contiene otro líneagruesa, e, coma la anterior; esta figura se distingue en que no ocupael centro, está hacía un lado del plano. El quinto, d, es como los dosanteriores, conservando el centro como la primera. Uno de los planostiene un circulo, g, cortado por un segmento, en el cual hay uno espe-cie de dibujo con doble línea en ángulo obtuso, h. En el otro plano seve un círculo menor, k, que tiene en el centro un punto, y está cortado¡con un segmento, de cuyos extremos parten dos líneas .que se unenhacia fuera formando un ángulo; en el mismo plano se encuentra la fi-guro m que es una culebrilla; en su dorso se ven dos líneas paralelas;hacía la cabeza tiene .un ángulo agudo puesto de lada yola cala un

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LIBORIO ZEROA

triángulo partido por una línea más gruesa tirado descuidadamente .

. . "'nterpretaeión.-Está simbolizada en esto piedra la primera revolu-ción del siglo muisca, que comienza en Ata, y acaba en Hisco, el cualincluye nueve' años y cinco lunas muiscas. Los indios, que paro todausan el círculo, aquí prefieren el pentágono, paro significar que hablande cinco años intercalares .

. . " •• El sopa en acción de brincar es el signo del principia del añoy del siglo.

"b. Esto especie de dedo señala en las tres líneas gruesas, tres años."Omitiendo, pues, r' tldo e, que está a un lado, cuento en el dedo d,

otros tres años, que, jantos con los del dedo b, producen seis. Lo cualdenota la intercalación de Quihieha ata, que sucede puntualmente .0

los seis años muiscas, como se ve en lo toblo¡ y es de mucho conside-ración entre los indias por pertenecer 01 sopa que arreglo toda el ca-lendario.

" •• Es el cuerpo de un sopo de colo y sin patos, es símbolo deQuihieha ata; y por carecer de patos es fjguro muy propia para ex-presar su intercalación, porque el mes intercalar no se computa parala sementera, y así lo imaginaban sin acción y sin movimiento. Se vesobre un plano, como también el sapo Ata, poro significar que enuno y otro parte se hab!a del sapo.

"f. Esta culebrillo representa el signo Suhuza, que es el que se inter-cala después de Quihieha ata, a los dos años muiscos representadosen las dos líneas gruesos que tiene el dorso. Lo que corresponde alaño octavo, como se ve en la tabla.

"Como concluímos con los lados del pentágono pasemos al plano."La culebra m es una reproducción de Suhu:rG, y como está tendi-

da sobre una especie de triángulo, símbdlo de Hisea, significa que seintercala inmediatamente después de Suhu:a al segundo año, la que es-tá figurado igualmente en las dos líneas gruesas que tiene el dorso.

"Como el fin principal de esta piedra cronológica es señalar la in-tercalación del signo de Hisea, por ser el término de lo primera revo-lución de! signo muisca, para mayor claridad están contadas estos ·añosen los tres dedos, conviene o saber: b, e, d, que juntos producen nueve

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EL DORADO

años, Que son los que don puntualmente esta notable intercalación,Que sucede a los nueve años y cinco meses, como se ve en la tabla.

"9. Es un templo cerrado; h, es la cerradura Que hasta el día dehoy usan los indios en sus puertas, y llaman candado cormo. Los agu-jerosle las dos orejas sirven a las estacas que le ponen, y los dos gan-chos interiores para asegurar la puerta. Significa la primera revolu-ción del siglo, cerrada en Hisco, y para Que continuase el tiempo, eranecesario en su imaginación (es decir, en opinión de los indios) queel Gueso abriese la puerta con el sacrificio de que hemos hablado ycuyas circunstancias eran simbólicas, relativas a esta revolución del

siglo.

"El círculo menor, k, con los radios que estón en el otro plono, fi-guran a CuhupcUG, esto es, la luna intercalar y sorda, y la unión yconjunción particular del Sol con la Luna que veneran tan misterio-samente yola que se dirigía esta revolución.

"La culebra m, es símbolo del tiempo. El óngulo es número cincocomo el de los Romanos: le usaban los indios para explicar cinco, por-que contaban por los dedos levantando el dedo índice y el dedo medioen alta, como todavla practican; esta figura y las líneas del dorso dela culebra, que es una representación de SuhuSG, significan que sedeben tomar los terminales cinco veces, como ya hemos explicado.

"La culebra, por otra parte, ha sido el símbolo del tiempo en todaslas naciones. Esta primera revolución del siglo estaba consagrada prin-cipalmente a las nupcias del Sol y la Luna, simbolizadas en el trión-gula, no sólo según los indios, sino según otras naciones.

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EXPLlCACION DE LA TASLA DE LOS AÑOS MOSCAS

Por D. José Domingo Duquesne.- (Fig. 49-póg. 317)

"El círculo interior representa las 20 lunas del año muisca vulgar,cuyos signos todos se intercalan en el espacio del siglo.

"El círculo segundo expresa los años muiscas a que corresponde loIntercalación de cada signo.

"El círculo tercero expresa el orden de esta intercalación.

"Ejemplo: Deseo saber en qué año muisca se intercala el signoMica. Veo en la tabla en el número tres en el círculo interior, halloen el segundo que le corresponde el número 36, y este es el año quese busca; veo en el siguiente círculo que le corresponde el número19, y así la intercalación de Mica es en orden la décima nona del

siglo.

"La intercalación de Gueta (20) es lo última del año muisca trein-ta y siete, esto es, después de un siglo vulgar muisca de años de 20lunas y mós diez y siete años, de suerte que, terminado el siglo, orevolución astronómico de 20 años intercalares de 37 lunas, cadauno, les faltan tres vulgares, para completar dos siglos vulgares. Enllegando, pues, a este caso, no hacían mós cuenta de aquellos tresaños vulgares de que no necesitaban para lo labranza, ni para la re-ligión, ni para lo historio, y empezaban en Ata (a que habla llega-do el turno) un año vulgar, nuevo, principio de un siglo nuevo en to-

do semejante al primero que hemos descrito.

(Papel Periódica lIustrado.-Año III-págs. 313 a 318).

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"EL DORADO"

Deducciones que se derivan de los manvscritos de Duquesne

Los memorias científicos del doctor Duquesne son uno fuente pre-cioso de muchos consideraciones muy importantes en el estudio ar-Queológico de los objetos de los Muiscas. El espíritu observador de estesabio anticuario, fue favorablemente auxiliado por su posición comomisionero de las familias indígenas, restos de la antigua Nación chib-cha; familias aferrados tenazmente o sus costumbres y a sus prác-ticas civiles y religiosas tradicionales, conservadas sigilosamente enel misterio de su hogar. La posición sacerdota.' de Duquesne, decimos,mós el interés científíco que le ofrecía el estudio de las antigUeda-des de este pueblo, guiado por un carócter benévolo e insinuante, lefacilitaron lo confianza de los indios para obtener sus revelacionesEfectivamente, ellos le revelaron su sistema de numeración, las ba-ses poro la interpretación del Calendario de piedra y los conocimientosnecesarios para hacer un estudio filosófico y muy detenido del cómputodel tiempo de los Muiscas, y para poder relacionar todos estos hechoscon sus misteriosos ofrendas y sacrificios. Todos estos datos comparadoscon las relaciones de los cronistas, fueron un material suficiente pa-ro que el talento y el espíritu fecundo de Duquesne, aprovechando es-tas círcunstancias, dejase para la historía sus importantes manuscritosque hasta hoy ven lo luz público.

Sin las relaciones Intimas y frecuentes comunicaciones can los in-dios, no se puede comprender como Duquesne hubiera podido interpre-tar el Calendario le los Muiscas, y recoger tontos y tan interesantesdatos pora la historia de la antigua y sorprendente civilización Muisca.

Duquesne guardó el secreto del modo como obtuvo estas revelacio-nes, pero las sospechas de que sin ellas le habría sido imposible escri-bir los memorias que nos dejó, se convíerten en certidumbre haciendo

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un estudio detenido de ellas, pues muy poco de lo que contienen se en-cuentra en los relaciones históricas de los antiguos cronistas, y nada,absolutamente, relativo al calendario y 01 cómputo del tiempo, tal co-mo él lo explico. En apoyo de esto, referiremos uno relación verbal quese ha conservado entre algunos personas después de lo muerte de Du-quesne, acaecida el año el 1822.

Con el frecuente trato que el doctor Duquesne tenía como Párro-co de los indígenas de alguno de (os pueblos de Lenguosaque y Ga-chancipá, éstos le obsequiaban repetidas veces con algunos objetos:de oro que llamaban su atención y gustaba estudiar y conservar com~curiosidades. Visto esto por los indios que conocían la bondad de suPárroco y sus bellos cualidades, tomaron decidido interés en manifes-torle el amor que le profesaban proporcionándole objetos antiguos, queeran tan de su agrado, pues le causaban un placer inocente. Uno delos indígenas principales, que era considerado como el señor de todoslos de esto familia, ya tan reducida, se presentó' 01 doctor Duquesne,y' le dijo:

-"Como veo que al amo Cura le agradan las cosas de los antiguosindios, nuestros mayores, quiero que vea objetos que le sorprenderán,los que han sido confiados a mi cuidado y custodio, y cuyo existenciaes un secreto Que hemos conservado con mis compañeros bajo lo fe deun juramento sagrado. Si el señor Cura Quiere verlos se los señalare-mos, con la condición de que irá por la noche, dejándose poner unovenda en los ojos; llevaremos los faroles de la iglesia para alumbrarnossi así le parece bien.

"El doctor Duquesne, bondadoso y complaciente con los indios, ac-cedió o estas condiciones sin restricción alguna.

'Salieron del pueblo, siendo ya muy entrada la noche, y despuésde recorrer una larga distancio, le quitaron la vendo de los ojos al pe_netrar en una cueva o subterráneo, de cuya entrada había sido remo-vido uno gran piedra. Grande fue su admiración 0\ contemplar la mul-titud de objetos del culto y de lo adoración de estos indios, objetostambién de su industria y del uso doméstico: mantas de algodón primo-rosamente tejidas y pintados, piezas de lo cerámica indígena, mode-lados con figuras humonas y de animales, joyas y figuras de oro, pie-

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EL DORADO

dras curiosamene labradas y esculpidas con figuras y símbolos varia-dos, armas, y utensilios le menaje; todos estos objetos yacían encerra-dos boja la tierra, en las sombras del olvido y conservados 01 través delos tiempos, con lo misterioso veneración de un culto religioso tribu·todo por unos pocos indios restos de esta raza desgraciado, aterrori-zado por los furores de lo conquista.

FI señor Duquesne les dijo con serio insinuación:

_"No sería mejor que todos estos objetos que yacen aqui ocultos, sinutilidad alguna poro el pueblo, y cuyo uso le puede ser provechoso, serepartan entre sus familias, de uno manera justa y equitativa?

_"No, amo Curo, todas estas cosas' no nos pertenecen, fueron denuestros mayores, Y solamente hemos heredado la obligación de con-servarlas en secreto y muy cuidadosamente, lejos de las miradas dela codicio y del irrespeto que tantas veces ha ultrajado nuestros de-rechos; yo soy quizá el último descendiente de las familias indígenasprincipales a quienes pertenecieron, Y el único paseedor del secretodel lugar de su existencia; algunos de mis compañeros lo soben tam-bién, pero jamás han penetrado en este santuario, y este secreto mori-

rá con nosotros.

"Después de obsequiarle algunos objetos, y entre ellos piedras escul-pidos con figuras simbólicas, Y de haberle enseñado su signifiCQclón,.se le exigió al Cura que abandonase aquel lugar, por estor muy pró-

ximo el dio.

"El doctor Duquesne regresó o su feligresía del mismo modo que ha-bía solido de ella, y jamás pretendió violar esta confian:z:a, comuni-cada en virtud, de sus prendas personales".

Esta relación que hemos recogido de dos o tres personas dignas decrédito, tiene todos los coracteres de verosimilitud, atendidos las ra-zones siguientes: Apenas han tran,scurrido sesenta y dos años daspuésde la muerte del doctor Duquesne, y lo relación fue conservada entrealgunos miembros de lo familia Morgalla, sus parientes. Además, repe-timos, cómo puede explicarse sin mediar relaciones de íntima con-fianza entre los indios y el doctor Duquesne, lo pasibilidad de interpre-tar su Calendario, de estudiar y arreglar con claridad el cómputo del

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tiempo del sistéma muisca, de hallar las etimologías o alusiones de suspalabras mÓs importantes en sus misterios y sacrificios religiosos, ymuchos cosas mós que Duquesne ha dejado en sus manuscritos?

Menos dudosa será esto relación para los que hayan leído con cui-dado lo interesante corto que nos dirigió de París el señor D. ManuelVélez, con motivo de lo publicación de El Dorado. Ello confirma la po-sibilidad de lo existencia de la cueva o donde fue conducido Duquesnepor los indios. El señor Vélez dice:

"Poso ahora a hablar o usted del hallazgo que se hizo, ahora trein-ta y ocho años (1846), en uno falda muy pendiente de lo cordillera,entre Gachantivá, pueblo extinguido del Valle de Leiva, y los minasde cobre de Moniquirá. Iba un indio c.n un perrito persiguiendo unozorra, y de repente, desáparecieron lo zorro y el perrito, porque semetieron por un pequeño agujero. El indio, por recobrar su perro, co-menzó o covor y de golpe cayeron todas los piedras con que los on-tiguos habían topado o disimulado la puerta de la cueva, y lo pri-mero que el indio vió en la puerta de ésto, fue una momia, perfecta-mente bien conservada,. sentado en una silla bajo y con orco y flechoen lo mono, y después multitud de otros momias y objetos varios. Elindio, espantado, nado tocó por el momento. Avisó a sus amigos ycompañeros y volvió con ellos, dispersaron los momias y las trotaronde un modo el más irreverente. Encontraron y sacaron maravillas, ytantos montos finos de algodón que con ellas se vistieron los indiosde ese territorio. Hallaron también alhajas de oro muy curioS<1s".

~I señor Vélez estuvo después en esta cueva, encontró varios cosas,y entre ellas unas dos mantas, de las que uno regaló 01 Museo Britá-nico y la otra tuvo la amabilidad de enviórnosla para nuestra colección.

¡Es, pues, un hecho indudable que el señor Duquesne obtuvo muchosconocimientos revelados por los indios, y también es muy verosímil lorelación del modo como obtuvo estas revelaciones; y lo verdad de es-tos hechos se revelo par sus mismas palabras.

"Miraban los indios el Calendario, dice, no sólo como una tabla pa_ra el cómputo de los tiempos, sino como un cuerpo de legislación, deritos y ceremonias poro el Gobierno de lo Nación" (1).

( 1) Disertación sobre el origen del Calendario de los Moscas.

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lSon aun más terminantes y expHcitas las siguientes frases que- ex-presan una aseveración del convencimiento que tenia de la verdad delos asuntos de que se ocupó en sus escritos.

"Estoy perfectamente asegurado en orden a todo lo que voy a ex-poner. Me veo precisado a repetir esta advertencia, porque pudiéndo-se colegir de aqui algunas importantes verdades que ilustren la ¡'is-toria antigua, no quiero que se piense que me burlo con pensamientosimaginarios en una materia en que interesa tanto la edici6n" (2).

'Reconocida la exactitud de las descripciones y apreciaciones de Du-quesne, resulta como consecuencia inmediata de sus estudios, la posibi-lidad de poderse interpretar Y describir otras piedras y figuras simb6-licas de los indios que Duquesne no describió' ni estudi6.

,Este sabio dice, en uno de sus escritos, tratando del CalendariO chib-cha grabado en piedra:

"Tengo en mi poder un manuscrito que según parece contiene una deestas revoluciones del tiempo. Los amantes de la bella literatura gus-tarán de leer en estos caracteres tan extraños, Y mucho más cuandose puede mirar como un pedazo del alfabeto chibcha, con cuyas notasse podrá imponer, y aun adelantar en otros semejantes; de suerte queestos fragmentos que suelen encontrarse, no serán en adelante un mue-ble vano, sino un adorno importante de un gabinete de historia".

¡Efectivamente todavia se encuentran algunas piedras con animalesy figuras humanos grabadas y distinguidas con Iineas entrantes Y sa-lientes, etc., que se pueden considerar como otros tantos libros morfo-gráficos, cuya descripci6n e interpretación es concordante con las ba-ses descriptivas y de interpretación que nos dej6 el sabio arque610goDuquesne, y este es el asunto de que vamos a tratar en relacl6n conlas figuras que son de dos piedras de los indios Muiscas, que hacenparte de nuestra colección.

¡La primero figura es una piedra semejante a otro que pertenecíaC' la colección arqueológica de M. Jomard, sabio geógrafo y arqueólo-go francés, cuyo dibujo se encuentra en la obra del Coronel Acosta. Te-

(1) Años de los Moscas.

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nemos duda de que este dibujo hoyo sido hecho con fjdelidod en elnúmero de sus líneas, pues M. Jomard no da de el/a ninguna ínterpre~tación, pero ve en algunas de sus figuras flechas y carcaj, cuando losMuiscas no usaban este último.

Al describir esta piedra, como también la segundo, haremos notarlos analogías que nemos encontrado entre el número de los líneasprofundos y salientes, y de los puntos que caracterizan las figuras,y también éstos en su conjunto, con los datos del cómputo del tiempo,recogidos por Duquesne, y algunos otros de lo historio de estos pueblos.

Estas concordancias muy notables, son una cuestión iconogrófica degrande interés cientffico, cuyos deducciones no tenemos lo pretensiónde asegurar como evidentes; pero sí que siendo numerosos, constitl)'enun proceso de grande verosimilitud. ',-

Domas grande mérito e importancia, en la interpretación de las fi-guras de estos piedras, o los líneas y puntos que les sirven de adornos;fUl'ldados en la siguiente observación de Duquesne:

.... "El método que tenían (los indios) de I/evar estas cuentas, esel siguiente: representaban, por ejemplo, diez sujetos que debían unadeterminado cantidad, en diez lineos, y al fin de las líneas ponían lacantidad pagada, por donde se conocía lo que aun se restaba, hasta en-terar todo el débito que quedaba señalado con el carácter correspon-diente a Gueta, que en esta su aritmética es no sólo 20, sino uno ci-fro igual a cualesquieros totales". (1)

'Eran, pues, las líneas en su número, según este ejemplo, empleadaspor los indios poro representar cantidades.

"Lo figuro 50 presenta desarrollado la piedra en los seis caros quetiene.

¡<:> El plano A presenta uno figuro animal con cabezo humano, y elcuerpo con sus cuatro miembros de sapo. "Algunos veces, dice Du-quesne, se encuentro lo cabezo del hombre unido o lo del sopa y otros01 cuerpo". El resto del cuerpo de esto figuro es una túnica o chírcote.

( 1) Memorias sobre los números, por el doctor Duquesne.

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Es decir, que este animal tiene en esto figuro el carácter antropomór-fico o de personalidad que le daban los indíos consíderándalo como unodeidad influyente en los meses lluviosos en los años agrícolas, es decir,destinados paro los siembras.

'Los miembros de estos figuras están recogidos como poro brincar, ac-titud que, según Duquesne, caracterizo lo entrado del año, como sím-bolo correspondiente o Ata Iuno) que expreso lo primero luna delaño y del siglo.

Doce puntos forman un círculo, figura adoptada paro sus semen-teras y poro sus cosos: este orco O circulo principio en una mono ytermino en lo otro, rodeando la cabeza como poro indicar que se debencontar doce meses lunares o sunas, paro formar un año agrícola delos tres en que se divide el año astronómico o intercalar de 37 lunas.

('En el faldón de la túnica, se ven siete líneas negros salientes, quenos recuerdan el siguiente pasaje de Duquesne: "Comenzaban o con-tar el mes lunar (suna) desde lo oposición o plenilunio figurado enUbchihica, que significo luna brillante; contando siete días en los de-dos, comenzando en Ata, que sigue a Ubchihicu, hallaban lo cuadratu-ra en Cuhupcua; contando de allí siete encontraban lo próximo inmer-sión de lo luna en Muihica, que significa coso negro y 01 día siguientela conjunción simbolizado en Hisca, que en su concepto era uno uniónde lo Luna con el Sol, Que representaba los nupcias de estos dos ostras,dogma capital de su creencia, y el objeto de sus más execrables cui-tas; contando después ocho días, hallaban la otra cuadratura en Mica,que significa caso vario, como queriendo significar lo perpetuo va-riación de sus faces".

Lo repetición de las dos períodos lunares, de siete días codo uno,parece estor indicado en los dos líneas negros salientes que están entrelos pies del sapo y sobre lo túnica,

:,Las tres líneas que están cruzados en el plano, en lo cabezo y en lospies de la figura, y Que se ven repetidos en los demós figuras, puedenrepresentar, o los tres períodos de las faces lunares, o los períOdos de

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tres días, que constituían las diez semanas del mes lunar, cuya cuen-ta llevaban en los diez dedos de las manos.

29 La figura del plano B representa, por su cabezo con ojos, y por suformo en general un sopa sin patas y cubierta can una túnica. Du-quesne dice: "Observando varios piedras con la debida atención, henotado que figuran también el cuerpo del sapo sin patas, lo que repre-senta el signo de Gueta (20), o también un signo de quietud, sin queinfluya en los operaciones del, .campo .... otros el cuerpo sin patastransformado en ídolo; esto es, con uno vestidura o túnica propia delhombre" .

:En el pie de la figura, y sobre lo túnica del sapo, se notan cinco lí-neas negros salientes y cuatro blancas, que son entrantes, sin contarlas extremos, que son parte del contorno de la figura que, como tosdemós, estÓ en relieve. La repetición de 4 veces las 5 líneas negros,expresa,da así, puede repre.sentar un año civil o de 20 lunOs, el quetambién está expresado por el sapo sin patas de lo figura, que es sím-bolo de Gueta (20).

Como Duquesne dice: "Cada bienio intercalaban una lunar o la 17~). sembraban a la 18~" intercalación que tenía ademós, .el objeto dehacer el cómputo del año astronómico de 37 lunas, el que marchabaocultamente al lado de los años civiles de 20 Lunas; 'as dos líneas grue-sas, negras y trasversales, marcadas en lo túnica del sapo, indican esteperíodo bien al intercalar; y las líneas blancas, que en la piedra son pro-fundas o entrantes, representan los tres años agrícolas que componenun año astronómico o intercalar de 37 lunas (12 -1- 12 -1- 12 -1- 1),Esta interpretación la-veremos más detallado en las líneas de la figura

del plano C.

39 El plano C está dividido en dos porciones casi iguales: en una seve la figura de la rana o sapo, como en el anterior, sin patas y contúnica, así es que se le pueden aplicqr las mismas observaciones quehicimos para la prime;a. Se encuentran las dos líneas trasversales, tan-to arriba como abajo de la túnica, y están divididas cada par en do-ce puntos o rombos, correspondientes a un año agrícola de doce lunas;una línea intermedia separa estos grupos poro expresar la in-tercalación de una luna correspondiente al segundo año agrícola yformar un tercero de trece lunas, y todos el de 37 lunas, astronómi-

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Figura 51 de la relación de "El Dorada"

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Figuras 52 o 59 de lo relación de "El Dorado"

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co. "Cada bienio intercalaban los Jeques una luna a la 17~ y sembra-ban a la 18". En esta figura cada grupo de doce rombos está divididoen series de 6 cado uno, porque cada seis lunas, o sunas tenía fugaruna ceremonia religiosa, dedicada a la Luna para suplicarle fuera bue-na la sementero. Duquesne dice: "no había siembro ni cosecha sinsacrificio" .

En la parte inferior de la túnica, las 5 Hneas negras y las 4 blan-cas que las separan son factores dé 20 lunas del año vulgar o civil.Duquesne dice: "el 20 y el 5 veces 20, eran misteriosos en toda lasecuela de sus sacrificios; por eso dividian los años terminales de 5en 5, acabando de contar en el que habían comenzado, y de esta ma-nera coda 4 acrótomos, salía la víctima del templo a recordar a losindios que se acercaba esta estupenda solemnidad. Era sacrificada lavíctima al fin del quinto acrótomos". He aquí el segundo valor de es-tas rayas Y líneas de la figuro.

Los dos rectángulos de la otra mitad de esta caro C, expresan tam-bién los dos primeros años agrícolas de doce lunas, pero, además, suscuatro lados corresponden a los cuatro períodos o estaciones, dos delluvia y dos de verano. Duquesne asegura que "se han encontradotambién medallas que tenían cuatro coros, aludiendo o las cuatro es-

taciones del año".

'La línea intermedia que separo estos dos rectángulos de la figurade la rana es la designación del tercer año agrícola intercalar, quecompleta el astronómico de 37 lunas.

49 La figura del plano D es de uno expreslon iconográfico muy cla-ra y preciso: es la formo de una mujer cuyos manos están en acti-tud de contar con los dedos; y por su cabeza redondo Y sin pelo niadornos, revela ser la luna o Chía, deidad influyente en las operacio-nes agrícolas, y a quien por su sordera a indiferencia, era necesariodirigir súplicas y sacrificios. El arco que rodeo su cabezo en forma deaureola, tiene 20 puntos salientes correspondientes a esto cifra desig-nada por Gueta; cifra venerada por los Muiscas, por ser base de susistema de numeración, por servir en el cómputo del tiempo de susaños o ciclos vulgares de 20 lunaciones, y para su siglo de 20 años as-tronómicos o religiosos.

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'La intercalación más notable, señalada por Duquesne, es la delsigno de HisCG l/por ser el término de 1'0 primero revoluci6n del sigloMuisca", y en la falda del chircate de la figura de la Luna se notan9 líneas negras o salientes, que son las que dan precisamente estanotable intercalación a los 9 años muiscas y cinco meses como se veen la tabla arreglada por Duquesne.

,Las referencias más notables relativos a esta figuro de la Luna,y a su aureola de 20 puntos, y que apoyan la interpretación que he-mos dado de ella, son las siguientes:

l/El número 20 en el que se encerraban todos los bienes y felicida-des de esta Naci6n Muisca, era tln total completo que cerraba todossus cuentas.

"Los Moscas miraban como sagrado el número 20. No podían me-nos que ajustar por él el año, porque de otra suerte se hubieran con-fundido en todos sus cuentas. Los plazos para los pagos en su co-mercio, las convenciones solemnes entre sus jefes, el orden de los su-ceses y la cronología de su Naci6n, todo se debía gobernar por estenúmero: Gueta era el símbolo de la felicidad.

'''El mes y la luna tienen un solo y mismo nombre en su lenguaje,Chía, y es la palabra que representa todo lo hermoso, lo brillante, lohonorífico, porque la luz de este astro era entre ellos el símbolo de labelleza y de la virtud". (Duquesnel.

A esto debe agregarse la personalidad que daban a la Luna bajola formo de una mujer.

59 En el plano E encontramos la figuro de un Jeque con su mitrao gorra, característica de su dignídad sacerdotal. El Jeque estaba en-cargado de arreglar las intercalaciones para que el pueblo pudiera ser-virse de ellas en las aplicaciones del cómputo del tiempo, por esto lovemos en la figura aludido, con los manos juntos en actitud de ~a-cer la cuenta de los meses lunares que constituyen el año, para hacerla intercalación correspondiente. En su cuello tiene un cintill.o o :0-llar de 13 puntos, denotando el tercer año agrícola de trece lunas,que es el resultante de la agregación de uno luna sorda o inactiva co-rrespondiente a la que se ha intercalado en los anteriores.

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.En lo falda del chircote (capisayo) del Jeque se ven las siete Iineosnegros o salientes que indican el término de lo primero cuadratura delo Luna en Cuhupcuo y el de la segundo en Muihico; y paro la terce-ra contobon ocho, desde esta último hasta Hisco; cuento que hacíoJel Jeque en los dedos, pues dice Duquesne que "tenían los Moscassu calendario descrito en los manos, teniendo en cada dedo coloca¿osmentalmente sus signos, según el orden de sus números".

(La' figura que está inmediata o lo del Jeque, en este plano, es un']culebra de dos cabezas, para representar en lo una, con ojos, el tiem-po que pasó y que fue conocido o visto; y en la otra, sin ojos, eltiempo venidero, desconocido. La culebra fue, según Duquesne, el sím-bolo del tiempo entre los Muiscas.

Aquí debemos notar que los padres del género humano chibchao muisca, se convirtieron en culebras y desaparecieron en el agua de

un lago.

1Lo culebra de esta piedra tiene en un extremo cuatro líneas grue-sos en el dorso y cinco en el otro: las primeros recuerdan la salid::!del Gueso coda 4 años, para avisar el estupendo sacrificio a que es-taba destinado, recorriendo los cominos o sunas de Bochica, y los orrascinco, el término señalado para el sacrificio.

69 La sexta cara de esta piedra o calendario, está formoda por unapirámide cuadrangular, cuyas caras están marcadas con la letra Siestá truncada, pues que parece que se rompió, pero es muy probableque fuera completa. Es muy notable en este calendario la piramide, sise tiene en cuenta que fue muy usada entre los indios de la Américadel Norte, principalmente entre los Mexicanos, que la llamabanTeoeoli. Los Muiscas dividían su siglo, de 20 años intercalares o 05-

tronómicos, en cuatro períodos o revoluciones. La primera revoluciór.se cerraba en Hisco, la segunda en Ubchihica, la tercero en Quihichohisca, y la cuarta en Gueta; y debemos notar que las cuatro faces dela pirámide corresponden a los cuatro revoluciones del siglo. Esta co-rrespondencia es más notable si se atiende a que en la base de la pi-rámide hay una corona o anillo de 80 puntos o rombos, número que e,¡múltiplo de 20, cifra sagrada, como para expresar cuatro períodos

máximos de 20 lunas cada uno.

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ILa segundo piedro marcada con el número 51 tiene seis caras (.onfiguras en relieve: lo coro a tiene la forma de dos esferas unidas poruna porción ciHndrica, como la unión de dos gérmenes; la b es muysemejante o un renacuajo pequeño; lo c es también semejante a unJ'enacuajo sin cola, y lo d tiene la forma de una túnica con cabezorudimental, es decir, no bien determinada; esta figura recuerda la q'uedescribe Duquesne, del sapo o rana sin patos con lo vestidura o capi-sayo del hombre Muisca. Lo coro f es la figura de un hombre y la elo de uno mujer; comparadas sus cabezas, lo del hombre es más pe-queño que lo de lo mujer; parece, pues, la de un adolescente. Estas dosfiguras por su aspecto general y por su gorro o sombrero, recuerdan lodescripción que hacen los historiadores de los padres de la humanidadMuisco, Bachue y su joven esposo, nacidos de las aguas de lo lagunade Yguaque. El hombre lleva las manos unidos como en actitud decontar, y es muy natural que el padre de los Muiscas les enseñara lJ

contar con sus manos y o seguir la cuento en los pies como lo in-dico el arco de unión que llevo en éstos; estQ figuro no puede indi-car otro cosa.

,Es, pues, muy natural que esta piedra fuese uno especie de libroiconográfico del génesis de la especie humano Muisco, y del animalmás íntimamente relacionado con el cómputo del tiempo, y con sustrabajos agrícolas.

Otra consecuencia muy importante, de los estudios de Duquesne,es que los Muiscas fueron idólatras, que tuvieron varios dioses y quesu idolatría fue antropomórfica (1) Duquesne dice, en los manuscri-tos que dejamos publicados, que no es propio trotar en ellos, de lo

iconología de ros chibchas, materia que ofrece tratar por separado porser muy importante.

(1) De este asunto hemos tratado muy extensamente en un ca,i.tulo de n"estro estudio EL DORADO.

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EL DORADO

:Por nuestra parte hemos ajustado a la descripción e interpretaciónde estas piedras, a los datos históricos que pueden servir para estefin, y a las observaciones y datos que Duquesne expone en sus ma-nuscritos; nuestros lectores notar6n las concordancias que hemos ha-llado entre estos datos y explicaciones y las figuras de los piedrasMuiscas.

Papel Periódico lIustrado.-Año 111. P6gs. 355 o 359.

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NOTICIA SOBRE LAS ANTIGUEDADES DE LA NUEVA GRANADA

Por .1 señor D. Monuel Vélez

Nuestro compatriota y amigo el señor D. Manuel Vélez, residenteen París desde 1855 fue estudioso e inteligente observador de las an-tigiiedades de los indios de Antioquia y de la antigua Cundinamarca;en sus excursiones arqueológicas llegó a reunir una muy variada y ri-ca colección de objetos indígenas, de los que muchos regaló o susamigos y otros fueron destinados 01 Museo Británica de Londres; y lacasualidad ha hecho \legar o nuestras manos un precioso documentoen el que el señor Vélez refiere el descubrimiento que hizo de lasruinas de un antiguo edificio, levantado por los indioss en lo antiguaProvincia de Tunjo. En el Boletín de lo Sociedad Geográfica de París,correspondiente 01 mes de Agosto de 1847, encontramos este documen-to con una 'noto final que dice:

"Este artículo es tomado de una corta dirigido o M. Boussindoult(por el señor Vélez) y comunicado o M. Jomard por el Coronel

Acosta" .

'La importancia que tiene este documento, que es desconocido enColombia, y lo estimación que debemos al señor Vélez, nos han impul-sado a publicarlo tan pronto como lo hemos encontrado paro ogregar-lo o nuestro opúsculo "El Dorado" .

.EI artículo dice lo siguiente:

"Recorriendo en diversas ocasiones lo provincia de Tunja, única-mente con el objeto de reconocer el país, recogí lo relación vaga de lapresunto existencia, en el cantón de Leiva, de algunas ruinas perte-necientes a un templo o a un palacio del tiempo de los antiguos indí-genas. Esto relación variaba codo vez que reiteraba preguntas quetendían o i1ustrarme sobre lo existencia de algunos vestigios de edifi-

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cios anteriores a la conquista, y no afirmando persona alguna el ha-berlos visto, principié a dudar de la verdad de tal rumor. Sin emba~,go,interesándome vivamente este asunto, emprendí un viaje en junio 'de1846, a pesar del tiempo y del trabajo que había de costarme esto,a fin de fijar mis incertidumbres. Después de haber reconocido el can-tón de Leiva en diferentes sentidos, sin encontrar lo que buscaba, des-pués de haber llegado a las cercanías de Moniquirá, siguiendo la di-rección de Gachantivó a aquel lugar, al través de una bella planicieligeramente inclinada, entregado 01 cultivo, descubrí uno piedra que,a cierto distancio, me parecía desde luego haber sido trabajado porla mono del hombre. Aproximándome, reconocí que esta piedra era unaespecie de columna de 4 varas 2/6 de longitud, sobre 3 V2 de diáme-tro. Pensé QUe esta piedra, aunque groseramente trabajada, hubo deservir de columna. Recorriendo el terreno, encontré esparcidas aquíy allí otras piedras semejantes a la primera; al fin se presentaron ami visto trece piedras de las más gruesos, colocados como en un círculode 50 varas de circunferencia. Me pareció que debieron provenir dealgún templa o palacio que remonta a tiempos dejanos. Algunas de es-tas columnas tienen una forma aplastada u oval, cada una tiene enta-lIaduras en sus extremidades, las que indican dartlmente que por estemedio se servían para tomarlas y transportarlas fuera de la canterahasta el lugar que ellas ocupan.

"En tanto que desesperaba de encontrar las ruinas de un edificio, ob-jeto principal de mi viaje. Los indígenas de una cabaña me señalaronun lugar distante cerca de 400 varas de las trece últimas columnas;me dirigí allí inmediatamente, y cual, fue mi alegría al reconocer lasruinas! ellas me causaran una viva emoción. Encontré columnas ci-líndricas muy bien trabajadas, fijas en tierra, y ocupando una super-ficie de 45 varas de largo sobre 22 de ancho. Estas ruinas van deOriente a Occidente en el sentido de la longitud, algunas están colo-cadas en línea recta en la misma dirección, can esta particularidad,que en una de las filas las columnas están de tal manera aproxima-das que su distancia respectiva no pasa de media vara. La circunfe-rencia no sobrepasa de media vara (sic); en cuanto a su longitud,no pudo ser determinada; estos restos están de tal manera deterio-radps que la mós alta no tiene más de una vara y 1/3 sobre el suelo,otras son apenas visibles, los rangos a los cuales pertenecen se en.

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cuentran interrumpidas. Los diámetros de estas columnas de uno igual-dad perfecta, son entre sí de una exacta semejanza, Y ton bien tor-neadas en forma cilíndrica que me parecieron mejor trabajados quelos que se emplean actualmente en Bogotá¡forman por su ligereza y suelegancia, un contraste notable, con los trece enormes fragmentos men-cionados más arriba.

"Es imposible afjrmar que el edificio de que se troto tuviera so-lamente 45 varas de longitud sobre 22 de ancho, porque en este es-pacio las columnas se tocan. En toda lo extensión de este terreno,sobre una superficie considerable, se encuentran fragmentos de co-lumnas esparcidos así como otras piedras, que parecen fueron traba-jadas en algunas de sus caras. A 100 varas de aquí encontré igual-mente un terreno lleno de malezas y un número considerable de pie-dras que un exámen rápido me hizo sospechar habían sido trabajadas.Las columnas que existen enterrados en el suelo son en número de 29.

"En todo 10 que VI, no observé señal alguna de mortero de cal nide otro cimiento; puede ser que levantando algunas de estos colum-nas es encuentre.

"El examen de estos vestigios me hizo una grande impresión, Y ad-Quirí lo certidumbre de que el territorio que los contiene y que pre-sente cerca de dos millas de extensión, debió ser ocupado por una granciudad, y, según mi opinión, por uno noción mucho más antigua quela de los Muiscas.

"Como la superstición está siempre dispuesto a interpretar mal to-do lo Que pertenece a los naciones idólatras, los gentes del país lla-man las ruinas del templo o del palacio en cuestión, el infiernito. "Miopinión es que estos ruinas remontan o uno grande antigUedod, porqueestos columnas, tonto las que están enclavadas en el suelo, como lasque se encuentran esparcidos en lo planicie, contienen los marcas delas injurias del tiempo, y señales no equívocas de mutilaciones y dedeteriorociones antiguos. Juzgo también que lo que ha contribuido osu deterioro, es que estas ruinas han debido servir de contera paralas necesidades de la Villa de Leiva, del pueblo de Moniquirá y delConvento del vollecito de Sonto-Exelwmo, cuyos contornos no presentan

. .,; montañas ni eminencias. Así, leiva, sobre todo, deb·') tomor mct,~'¡a-

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les da estos resros de columnas de un transporte fócil, poro con.truír sustemplos y sus conventos. Me inclino a esta opinión, tanto mós quedespués de haber visitada estas ruinas, pasé por la parroquia de Mo·niquiró, que estaba enteramente desierta, y en. la Iglesia y en la Ca-so del Cura, únicos edificios existentes, reconocí otras piedras, en untodo iguales o las de las ruinas.

"La ignorancia, que siempre ha reinado en lo Provincia de Tunja,explico la negligencia y la falta de atención respecto o estos monu-mentos tan interesantes y dignos de ser estudiados. Los habitantes dellugar únicamente han tenido conocimiento de ellos hasta el día; ybien que, boja lo relación de lo importancia y de lo grandioso, nosean comparables a las que se han descubierto en Guatemala y enYucatón, por lo menos atestiguan la existencia de poblaciones anti-guas muy avanzadas ya en civilización.

Otro motivo que me da el convencimiento de la antiguedad de es-tos restas, es que la Provincia·~. Tunja, en mi opinión, es el lugarde lo Nuevo Granado habitado desde los tiempos más remotos. Estoestá probado por lo ausencia de tierra vegetal, lo que se noto muy ge-neralmente, de tal suerte que algunos territorios; tales como el cantónde Leiva, san desiertos, atravesados por hoyos ocupadas por rocas IIe-r.as de hendeduras y presentando la imagen de la miseria y de lodesolación, mientras que en otro épocQ fueron cultivados, fértiles y po-blados. Lo Que me afirmo en esta opinión, es Que en la Provincia deTunja, en general, no hay bosques; por ejemplo en Sogamoso las gen-tes del pueblo cocinan con lo boñiga seco, y cultivan con cuidado elsauce, a fin de emplearfo en las construcciones de sus cosas. A esto seagrega Que allí se ha destruido el bosque con lo imprevisión más de-plorable, como en la mayor porte de la Provincia de Tunja, y tal agota-miento es un hecho Que demuestro lo existencia de poblaciones an-tiguas.

"Al princIpIO de este año vi también en Tunja dos piedras llama-dos los Cojines del Diablo. Sobre uno colina o seis cuadras (600) va-ras de lo parte habitada de la ciudad, y en dirección, del Oeste, seencuentran una roca trabajado, ocupando un espacio de cerco de cua-renta varas, sobremontado solamente de dos prominencias que afee-""on lo formo de piedras de moler, pero un poco más grandes. Lo más

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alta tiene de V2 o 2/6 de vara; el contorno es perfectamente circula,ren la parte superior; más hacia lo alto de la colina estas dos piedrasestán un poco en declive, lo que ha dado lugar a lIamarlas cojines;son iguales y de tal manera próximos una de otra que solamente losseparo 1f4 de varo. Tienen el aspecto de haber sido trabajadas. Mearrodillé sobre una de ellas, y dirigiendo mis miradas alrededor, gocéde una vista magnífica de la ciudad y de la planicie de Tunja. Enesta posición se encuentra el frente al Oriente. Tal vez los habitantesde estos lugares adorarían allí al sol al levantarse, como lo hacíanlos Peruanos. Debió costar grandes esfuerzos para trabajar toda estaroca, a fin de igualar su superficie dejando solamente los dos cojinesprominentes .

. "Después me dirigí a Ramiriquí, por Boyacá, paro ver las grandescolumnas llamados comúnmente las Vigas de Piedra, o Vigas delDiablo. En un rodeo, a poco distancio del río de Ramiriquí, encontrétres grandes columnas echadas por tierra. Las dos primeras que des-,cubrí son más gruesas en el medio que en sus extremidades; tienenJna forma elíptico, pero sus contornos son perfectamente redondeados,y trabajados con tal arte, que se las podría hacer entrar en la cons-:trrcción de un edificio actual. sin terier que retocarlas. Una tiene 7varas y un cuarto de largo, y casi la misma circunferencia que la otra.Ambas presentan en sus extremidades entalladuras que han facilitadoen todas el poderlas tomar y transportarlas. La otra columna se hallao alguna distancia de las precedentes, tiene la misma circunferen-cia sobre 4 112 varas de longitud; no es cilíndrica, pues tiene carasque no pude contar porque está enterrcda hasta la mitad; una desus extremidades es más gruesa; en cuanto a sus caras se presentanen el mismo orden.

"Cuando me desmonté del caballo, creí de mi deber examinar atenta-mente estas piedras, y algunos habitantes de la localidad me rodea-ron, burlándose 'de mi, y según les comprendí, se imaginaban que yoera un tonto.o un maniático; cuando les dije que esas piedras ha-bían sido trabajados por los antiguos indígenas, quedaron desconcer-tados y sorprendidos. Esto me recordó lo que sucedió a Mr. Bullock,viajando por México, cuando fue a visitar la pirámide del sol o deTeotihuacán: como interrogase a este respecto al cura de Otumbra,éste no pudo decirle nada, no sospechando aun de su existencia, aun

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LIBORIO ZEROA

cuand~ estaba a la visto de los ventanas de su cosa.

"EI doctor Mancó, curo de Ramiriquí, me hizo conocer en seguidaque en otro lugar de su parroquia existían cinco o seis columnas entodo semejantes o las que acababa de ver.

"Mi amigo el Coronel Acosta, que escribe uno historia de la con-quisto de lo Nueva Granado, me ha comunicado, según manuscritosinéditos, que los grandes piedras de Ramiriquí existentes entre Moni-ouirá y Gachantivá, (o 4 leguas casi de Ráquira) fueron conducidas entiempos de la Conquista a la planicie de Tunja, en donde los indios las.emplearon en la construccián de un templo. Pero los autores de· esterelata no han podido escribir tales cosas sino apoyándose en relacio-nes hechas por los indios después de la conquista¡ luego estos versio-nes propagadas por el vulgo, no merecen más crédito que lo que secuenta en Ramiriquí de las columnas atribuídas al diablo.

"La nación que ha sabido trabajar estas piedras ha debido segura-mente alcon:z:ar cierto grado de civHizoción y de inteligencia: así, nodebe creerse que estos hombres fueron ton estúpidos paro Ir a tra-bajar piedras enormes a' cinco leguas de distancia y conducirlas en'seguida pOr valles profundos y rutas pendientes, cuando lasteníPnen Tunja mismo y las podían extraer de excelentes canteras. Esta pie-dra es la arenisca a asperón con el que se construye en Bogotá, Tun-ja, Chiquinquirá, etc. Las piedras de las ruinas que he visitado, tantoen el valle de Leiva, como en Ramiriquí, son todas de arenisca. Ade-más, lo circunstancia de haber encontrado estos ruinas adherentes alsuelo, con rangos o series de columnas enclavados en medio de enor-mes piedras, destruye enteramente lo que refieren estos autores inéditos.

"He llegado a convencerme que estos países han sido habitados porpueblos más antiguos y más civilizados que los que encontraron losespoñoles en tiempo de la Conquisto. Por ejemplo, en el Territoriode San-Agustín, en lo porte elevado de lo provincia de Neivo, se en-cuentran monumentos célebres, tales como lo gran mesa de piedra, sos-íenida por cariátides, y llamada de los sacrificios, estatuas de gran-des dimensiones, y multitud de otros objetos artísticamente trabajados.

" Luego, como en tiempo de lo conquisto los españoles no encon-traron en estos lugares más que los Pijaos, los Pantágoras y otras tri-bus, que aun cuando eran notables por su bravura, eran bárbaros, no

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EL 09RAOO

se puede, pues, de ninguna manera atribuírseles la construcción deestas obras en el día arruinadas, que, sin dudo alguna, remontan otiempos. más antiguos y mós civilizdos.

"En el valle de Medellín, de la provincia de Antioquia, los españo-les no encontraron sino uno pequeña tribu bien pobre y ¡muy igno-¡ante; mós Piedrohita refiere que hallaron, en compensación, sepul-cros de una grande riqueza. Lo que hoy de cierto es que en 1833, hevisto sacar de uno de estos sepulcros tres mil caste,lanos de oro enjoyos muy curiosos. Es, pues, presumible, que antes del tiempo de loconquisto de lo América por los españoles, habían existido ya en estoslocalidades pueblos poderosos y ricos, que causas difíciles de deter-minar habían debilitado o hecho desaparecer.

"Otro prueba de este orígen antiguo y de lo presencia de pueblosnumerosos en este país es lo siguiente: En Antioquia, en el cantón deSanta-Rosa, mis parien,tes excovaron u~ terreno de aluvión de grani-to, llamado Guadalupe, por medio de lo pólvora, y gastaron muchotiempo y dinero. Cuando llegaron o una profundidad de ocho varas,se encontraron un lecho de árboles frondosos, bien conservados, espe-cialmente de encinas, semejantes o los del bosque de encina. Bajoeste tejido de bosques sumergido por algún cataclismo, se descubrióuno armo de los antiguos indígenas, llamada macana, de madero depalmera, de dos varas de largo, terminado en formo de lanzo en unode sus extremidades, y teniendo en lo otro una lámina estrecho enformo de espada adornado de relieves muy curiosos.' Obsequié esto ar-ma al doctor Jervis, quien lo envi6 o Inglaterra.

"Creo deber agregar que, después del último viaje que hice 01 can-·ón de Leiva, visit6 también una gran gruta que sirvi6 a los indiosporo enterrar sus muertos, y descubierto lo casualidad por los habi-tantes del país hace dos años. En la dirección de Gachantivá, cantónde Leiva, en el seno de la cordillera en donde se encuentran los mi-nas de cobre de Moniquiró, y o corto distancio de esto, corre el ríoque más abajo formo el Suárez, siguiendo un curso impetuoso, Enesto barranco un hombre perseguía con un perrito un zorro, cuando,de repente, el zorro y el perro desaparecieron por un agujero. Trotan-do aquel hombre de agrandar el agujero, o fin de, encontrar su perro,se desprendieron algunos piedras y dejaron descubierta una gruta

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muy grande lleno de momias, de vestidos y de diferentes objetos. Enla entrodo de la gruta estaba una de estos momias, sentada sobre unasilla de modero, baja y sin brazos, teniendo un orco y uno flecho, enactitud de uno persona pronto o lanzar fuero su dardo: se aseguraba quellevaba también una corono de oro en lo cabezo. El hombre, espan-tado, no se atrevió a tocar nada. Corrió hacia los vecinos poro preve-nirlos, volvió acompañado de muchos de ellos, penetraron en lo gruta,arrancaron de las momias los vestidos que los cubrían, y las arroja-ron después. Sacaron gran cantidad de objetos curiosos que eran inca-paces de apreciar, sobre todo vestidos, montas de algodón muy finasy muy bien conservadas, con las cuales se vistieron en toda lo comarca.

"Llegué en Junio de 1846 para visitar esto gruta, subí con muchotrabajo la cuesta desde la embocadura del río, llevando un guía; se-guf durante 400 varas una dirección casi vertical, arrastrándome paraosirme o los arbustos' que encontraba. En los cercanías de lo gruta des-cubrí desde luego huesos en gran número, tales como los restos delos momias, que habían arrojado de una manero ton deplorable. En-trando el primero reconocí q'Je esto caverna estaba tallada en una rocacalcárea, lo que explica cómo todos los cadáveres se habían conservadoy momificado, y cómo las mantas y demós objetos de que estaban re-vestidos se encontraban en un estado perfecto, después de transcurri-do tanto tiempo.

"No pude penetrar en toda la extensión de la gruta, porque auncuando, con excepción de la entrada, la altura interior fuese al menoscomo la de nuestras habitaciones, no estaba provista de velos encen-didas; además, por consecuencia de lo sequedad del terreno calcó reo,el polvo que levantaba 01 caminar me fatigaba demasiado. El hechode haber excavado los sepulcros en una traed de ésto naturaleza, tanapropiado para la conservación de los cadóveres, prueba lo sagacidadde los indios.

"Hecho este descubrimiento por gentes ignorantes nos apresuramosa rescatar de sus manos lo que hubiesen sacado de allí y yo disperso,y sin duda no era esta la parte menos curiosa. Sin embargo, víenpoder del doctor Gorda, Cura de Guateque, algunas esmeraldas, en-tre éstas una grande, no trabajada, y otra que tenía las señales de unmal trabajo.

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"Insistiendo, pude adquirir la pequeña silla de madera, un bustode tierra cocida; dos fragmentos de manta de algodón; un collar dehuesos muy artísticamente trabajado, ligado por medio de un cordónque forma un tejido curioso; dos figuras pequeñas de animales, en oro;arracadas de tumbaga, de buen gusto y muy ricas; una cabezo de unciervo pequeño, con sus cuernos, recubiertos de uno capo de cera ne-{;ra de abejas, circunstancia que me hizo pensar que esto sustanciadebió ser empleada como bálsamo paro conservar/a.

"El Museo de esta ciudad (Bogotá) ha perdido la preciosa piedraque contenía el Calendario de los antiguos indígenas, y que el Barónde Humboldt describe en una de sus obras. Después se ha descubier-to, en el pequeño convento de San Diego, cerca de la ciudad, otra pie-dra que era propiedad del señor Quijano, y que poseo en la actualidad.La piedra descrita por Humboldt, es pentágono, más grande que ladel señor Quijano; ésta es un pequeño cuadrado largo, de basalto, quecontiene signos semejóntes a los de la piedra que el Museo perdió.Tal coincidencia corroboro lo opinión expresada por los señores Duques-ne y Humboldt, respecto al Calendario de los Indios, de que talespiedras eran de uso vulgar. Lo piedra que poseo tiene dos signos, lamitad borrados, así, he pensado que interesa hacerla acompañar deun dibujo fiel, que la reproduzca en todas sus partes".

DESCRIPCION DE ALGUNOS OBJETOS INDIGEHAS

El señor D. Manuel Vélez ha tenido la amabilidad de enviarnos al-gunos objetos de los Indios, restos de su antigua y rica colección.Nuestro propósito es, después de haber dado a conocer su interesantecomunicación arqueológica dirigida a M. Boussingault, describir algu-nos de ellos, presentando los principales en un grabado en madera.

,Hoy hace parte de nuestra colección el fragmento de una mantade algodón, compañera de la que posee el Museo Británico de Lon-dres, regalada por el señor Vélez. Esta manta es una 'tela de algo-dón de hilos gruesos, que tiene de longitud 54 centímetros y 52 de an-cho. Cada centímetro cuadrado contiene 20 hilos pareados en la ur-·dimbre y 10 sencillos en la trama, de un grosor uniforme y bien tor-cidos; está adornada con franjas o cintas de hilos teñidos del color-

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moreno del hábito de los carmelitas ,de diferentes anchos y algún ton-to deteriorado el color por la acción del tiempO.

En nuestra primera parte de "EI Dorada" dijimos que los indias Muiscase Chibchas usaron mantos de algodón decoradas con pinturas de im-presión, hechas con rollos de arcilla cocido, grabados con figuras va-riadas, los que cargados de colores, los aplicaban sobre la tela. PO"€ste medio se pintaban también la piel. Piedrahita dice que pintabansus mantos con pincel; pero este fragmento de manta, encontrado enlo gruta de Moniquirá, nos ofrece un ejemplar de tela tejida con hilopreviamente teñido; es decir, es uno demostración de que los indiosconocían el arte de teñir las fibras vegetales. Este estudio es muy in-teresante Y trataremos de él en un artículo separado.

En la misma gruta se halló el cintillo () collar representado en lafigura 52; este fue fabricado con el marfil de los dientes de algúnanimol de grandes dimensiones; tiene el aspecto de haber perteneci-do o los defensas del Mastodonte angustidens. Este. collar tiene de lon-oitud 52 centímetros; está compuesto de 134 piezas, de lo forma delo suela. de zapato, y coda una de los mayores mide 2 1\2 centíme-tros de largo,. por 1 de ancho; por media de uno perforación los uneentre sí uno trenza de hilos de algodl5n sobre uno de sus costados,muy ingeniosamente tejido. En estos regiones no pudieron encontrarlos indios dientes de grandes dimensiones, sino los del Mastodonte, fó-sil antidiluviano. De grande veneración debieron ser estos huesos par~lo roza chibchri, a juzgar por lo fábula de los gigantes, tan general-mente esparcida en los pueblos ame¡'¡canos.

Después que los cronistas que .siguieron a los conquistadores de laAmérica, relataron las variadísimas fábulas ql\e sobre los giganteshallaron en este continente entre los indígenas que lo poblaban, fueen 1703 que se descubrió el Mastodonte en el Estado de Nueva York,entonces Albany .. En 1739, un oficial francés, M.. de Longueil, atrave-só los bosques vírgenes que bordan los riberas del Ohío, y los indiosque le escoltaban le señalaron en las márgenes del Gran Lago Saladolas osamentas de aquel animal gigantesco. El oficial francés llevó aParís un fémur, uno defensa y tres dientes malares y los remitió o losnaturalistas Daubenton y Buffon; el primero declaró que los mofares per-tenecían o un hipopótamo y que la defensa y el gigantesco fémur eran

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Figuras 60 o 67 de lo relación de "El Dorodo"

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de un elefante, Buffon no participó de las opiniones de Oaubenton, de-claró que todos estos huesos pertenecieron a un elefante, cuya rasa110 había vivido sino en los tiempos primitivos de nuestro globo, y de-signó o este cuadrúpedo fósil con el nombre de Elefante del Ohio.Desde eso época diferentes viajeros naturalistas se preocuparon en lainvestigación del grande animal fósil del continente americano, y sehicieron nuevos descubrimientos.

El nombre de Mastodonte fue dado por Cuvier 01 esqueleto, restau-roda con los restos fósiles de este animal antediluviano, por lo formode sus dientes molares; este nombre se derivo del griego mostos emi-nencia, y de odontos, .diente. Su organización es muy semejante a ladel Elefante, aunque de dimensiones un poco mayores que las de éste,provisto de dos largos defensas en la mandíbula superior y dos pe-queños en la inferior en la especie perteneciente a la época miocena,y con s610 dos defensas la especie perteneciente o lo época. pliocenQ,tiene cinco dedos en sus pies, y lo nariz debi6 ser prolongada en la for-mo de la trompa del elefante. Difiere de éste último porque sus mue-las estón erizadas de gruesos puntos o mamelanes c6nicos, dispues-tos en colinas transversales; cuando son gastados por la edad, presen-tan discos más o menos anchos; mientras que el elefante ofrece en susmolares uno corona plana desde lo salida de los endas, y la cima mar"coda con numerosas cintos de esmalte paralelos entre sí o en rambosNo existe viva ninguno especie del género Mastodonte, y de las veinteconocidos hasta hoy, las mós importantes son las siguientes: el granMastodonte 1M. giganteuml; el Mastodonte de larga trompa 1M. lon-girrostris): el Mastodonte de los cordilleras 1M. andiuml: el Mastodon-te de dientes angostos (M. angustidends): el Mastodonte de Humboldt(M. Humboldtii): el Mastodonte pequeño (M. minutus). ete.

El Mastodonte angustidens, llamado así por la forma angosta desus dientes, se encuentra a poca profundidad del suelo aluvial de lasaltiplanicies colombianas por ejemplo en la Sabana de Bogotá, cercade Soacha, y en el Valle de Leiva, a inmediaciones de la cueva en don-de encontr6 el señor Vélez el collar de placas de marfil de los defen-sas de este animal, y que figura en la plancha objeto de este artículo.la organización gigantesca de esta especie, como todas las dem6s se-mejante a la del elefante, es propia de los climas ardientes, Y no delos frias y la existencia .de sus restos fósiles sobre las planicies de nues-

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tras montañas frías, no se puede explicar sino por el levantamientode lo gran cadena de los Andes que hizo perecer lo fauno colosal deestas regiones.

la especie que ha llamado mós lo atención por sus grandes dimen-siones, es lo deSignado por Cuvier con el 'nombre de Mostodonte gi-ganteum, que antes había sido llamado por Buffon Elefante del Ohío~y los indígenas del Canadá y de la Luisiana, en donde es abundantelo considera como el podre de los Búfalos y lo hacen figurar en SU$recitaciones tradicionales; uno de ellos, recógida por Fabri, es lo si-guiente :

"Cuando el Gran Manitau descendió sobre lo tierra paro ver si 10$

seres que había creado eran felices, interrogó a todos los animales. ElAurache (Búfalo) le respondió que estaría contento con su suer,te 'enlas jugosos praderas cuyo yerba le llegaba hasta el vientre, si no tl.i-viera sin cesar los ojos vueltos o lo montaña poro vislumbrar al padre4e los Búfalos, que descendería con furia poro devorarlo o él y a lossuyos".

Los indígenas Chovonais creen que estos grandes cnima:es VIVieronen tiempos muy remotos con una raza de hombres gigantes, pero queel Grande Señor los destruyó o todos con los golpes de sus rayos,;

,Según el célebre Cuvier el animal de Ohía es el mós grande de lofauno fósil: su altura mide desde encima de lo espaldilla cerca detres metros; su alimentación debió ser de tallos tiernos, de hojas, so-bre todo de raíces y de las partes carnosas de los vegetales; en apoyode esta presunción se cita el descubrimiento le Mr. Barton, Profesor dela Universidad de Pensilvanio, quien halló en Virginia, en una profun-didad de cerca de dos metros en un banco calcáreo, osamentas comple-tas del gran Mastodonte en medio de las que había uno masa de pe,queños ramos de grama, de hojas, etc., medio molidos; el toda parecíaenvuelto en una especie de saco que se ha considerado como el estó-mago de este animal, sin terminar la digestión de las materias vegetales.

En los Estados Unidos del Norte generolmente se halla el Mastodon-te en el piso subapenino. Distante algunas millas de la ribero. izquier-do del Ohío se encuentro el Gran Lago Solado, y sobre sus bordes, enun lodo fétido a 1 metro 35 centímetros de profundidad, se han hal!a-

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do estas osamentas en una posición vertical, como si simplemente losanimales se hubieran sumergido en el lodo.

,Se ha consideiodo que el Mastodo~te fue propio del continente ame-ricano, y en toda su extensión dio origen a los fábulas de los gigan-tes humanos; sin embargo en el continente europeo también existi6,y es mós sorprendente que ollí, en medio de lo civilizaci6n, se hubiesecreído en la existencia de los pretendidas gigantes de lo especie hu-mana, creencia favorecido por el charlatanismo, como se ve en lo si-guiente relación del Profesor Zimmerman.

IEn 1577 un fuerte huracán desarraig6 uno encina cerco del claustrode Reyden, en el cantán de Lucerna, y en el suelo se descubrieron gran-des osamentos, las que fueron examinados en 1584 por el doctor Fé-Iix Plater, médico de Bale, quien atribuyó estos restos o un gigantede 19 pies. de altura.

Un cirujano llamado Mozuryer, encontr6 en lo ribera izquierdo delR6dano, cerca de León, dientes y otros restos de un Mastodonte. Co-mo este animal era desconocido en eso época, Mazuryer publicó queestas osamentas habían sido hallados en un sepulcro descubierto porél, construído de ladrillos, que tenía de largo 30 pies sobre 15 deancho, y que sobre las ruinas había leído lo inscripción: TeutoboelH.lsRe., que aludía al nombre del rey teutón, bárbaro que invadió los Igo-lias o la cabeza de los Cimbrios, y libró batalla contra Marius cercode Aquoe Sextioe, llamado hoy Aix, de donde habiendo sido vencido,fue llevado prisionero o Roma para adornar el corteja del vencedor.fue, pues 0111, sin dudo alguna, decla Mazuryer, la tumba de esteRey, que, según el testimonio de autoridades romanas, sobrepasaba conlo cabezo todos los trofeos enarbolados sobre las lanzas. El esqueletohallado tenia 25 V2 pies de largo sobre 10 de ancho. El Rey LuisXIII tomó grande interés por el descubrimiento de Mazuryer, y estecharlatán recorrió la Francia y lo Alemania haciendo valer su rela-ción y exhibiendo el esqueleto del voluminoso Rey teutón.

En 1832 fue enviado el pretendido TEUTOBOCCHUS 01 Museo deHistorio natural de París, en donde el señor Bloinville comprobó queel esqueleto pertenecía o un grande animal Poquidermo, de lo fami-lia de los Proboscidianos, restaurado por Cuvier y llamado Mastodontepor este naturalista.

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•,Las figuras 53 a 55, representan animales alados, principalmentela 53, que por su forma, sus ojos salientes y su pico encorvado,· S,parece a un loro, ave sagrado, porque aprendía a hablar en su Je~uajey sacrificada en las aras de la diosa Chía, le llevaba las súplicas del pue-1)19 religioso. Estas figuras son hechas de un esquisto negro y de serpen-tina verde .

• Las piezas 56 y 57 son silbatos hechos de tierra cocido: uno con lofigura de uno flor, y otro con lo de un pez con sus aletas y ajas, Elsonido que producen es muy variado en su tono, y es ocasionada porla corriente de aire que se arrojo con la boca sobre el bisel se lo aber-tura libre, y en algunos bosta arrojar suavemente el aliento de larespiración para producir un sonido muy agradable, cuyo tono puedehacerse variar cerrando y abriendo unos agujeros inmediatas o loembocadura ..

Las· figuras 58 y 59 tienen forma humano, y estón perforados enio .cabeza para cargarlas en un cintillo; así fueron encontrados conotr.as figuras de animales y de frutos o simientes vegetales menos in-,teresantes. Observóndolas con atención, se nota que la figura 58 tie-,ne las manos unidos y en la cabeza algún adorno en forma de alas;pero el cuerpo, desde la cabeza a las pies, es cónico, y "1uy semejan-te a la extremidad caudal de la crisálida de un gusano. piloso lla-mado Mi/que por los indígenas y que devora las papos. A esto cri-sólida, por su mavimienta giratario en diferentes sentidos, le atri-buyen los indios la. virtud de ser adivino y de orientarse en una direc-ción determinada; esta idea singular bien púdo tener su origen en lassupersticiones de los primitivos indígenas, y por esto le dieron la fi-gura, mitad persona y mitad crisólida. La larva llamado Muque per-tenece a una mariposa o lepidóptero del sugénero de' los Sátiros, fami-lia de insectos diurnos, cuyas transformaciones debieron ser sorpren-dentes paro el indio observador.

La figuro 59 con coro humana y brazos apenas diseñados, tieneu~a vestidura como uno túnica. Esto nos recuerdo lo imagen de 80-chica que los indios cargaban religiosamente, y el que según lo his-torio tenía túnica talar. El Padre Simón dice que aun después de laconquisto adoraban los indios la figuro del .80chica; pues uno vez"entrando cierto religioso o lo caso de un indígena de Cogua, o quien

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estaban ayudando o bien morir con uno cruz de romo bendito, la to-mó en sus monos y halló que estaba oculta en su interior lo imagen delBochica".

Hoy día los gentes ignorantes del vulgo, principalmente en los cam-pos y en los poblaciones pequeños, conservan algunos hábitos supers-ticiosos de sus antepasados: cargan en los gargantillas, y aun en el rosa-rio, dientes de animales, frutos secos y otras figuras extravagantes, pa-lO preservarse de los moles que les puedan causar sus enemigos o per-sonas malquerientes. Ellos dicen que son contra el maleficio.

Estos objetos, son, pues, especie de talismanes o figuras sagrados,cuyas pretendidas virtudes recuerdan los primeros grados de los su-persticiones numanas llamados hoy fetichismo y totemismo.

Papel Peri6dico Ilustrado. Año IV. Pógino 54 a 60.

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El culto a los animales en tos diferentes rasas de la especie humana.

Estudio poro "EL DORADO"

Parece en primero consideración, que la veneración y culto que lospueblos inferiores han rendido a los animales y a sus imágenes, fueseel grado más baja del estado intelectual de la especie humana, peroun estudio detenido de la historia de los diferentes pueblos del globodemuestra Que no es así. El célebre antropalogista Lubbock, dice: "Elculto de los animales ha reinado generalmente entre las rozas que hanllegado o un grado de civilización un poco m6s avanzado que el ca-racterizado por el fetiquismo".

Desde tiempos los más remotos se ha tratado de investigar la cau-sa de la generalización de este culto. Diodoro de Sicilia suponía, enel mito de la guerra de los gigantes con los dioses, que estos fueronvencidos y se ocultaron durante algún tiempo en el cuerpo de algunosanimales, y que los hombres continuaron adorándolos en estos formas.Lo explicaci6n de este hecho mitol6gico es de carácter enteramentelocal, y no es aplicable o lo universalidad del culto.

Plutarco pretendió encontrarla en lo costumbre de representar confrecuencia los animales pintados sobre estandartes y banderas; peromuchos pueblos han adorado los animales sin usar estandartes; y ade-más sería necesario buscar lo causo de lo representaci6n de los ani-males sobre los estandartes.

Se ha creído también que el culto de los animales fue consecuenciadel uso de coseos o máscaras representando animales diferentes. Pe-ro esta explicaci6n es también de carácter particular, pues que no to-dos los pueblos que han adorado los animales han usado máscaras ocascos. Es más natural creer que los pueblos que usaron máscaras de

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animales, como los Egipcios, los Persas y los Chibchas, lo hicieron asípara simbolizar los animales que adoraron o veneraron, porque seadoraban con ellas en sus funciones astrológicas y religiosas.

·EI profesor lubbock cree que el culto de los animales tiene su ori-gen en lo costumbre muy general de dar primero a las personas y des-pués a las familias, el nombre de algunos animales, como sucede entrelos tribus de los Pieles-Rojas.

Aun cuando es muy cierto que entre lbs salvajes ha sido frecuentela costumbre de dar IClsnombres de los animales a los personas, a losfamilias, y aun o los lugares y poblaciones, este hecho enteramenteparticular, no puede explicar lo general aceptación de un animal co-mo dios de toda una Nación formada de numerosos pueblos y familias.

Es verdad también que el totem de los Pieles-Rojas, según diceSchoolcraft, que es un símbolo del nombre de uno de sus mayores, esordinariamente un cuadrúpedo, un pájaro, o cualquiera otro animal,que constituye también el sobrenombre de ¡la familia. Pero este usosería en todo caso una causa particular para ser venerados entre estastribus los animales escogidos como totem, Quedando siempre en pie ladificultad de no poderse generalizar esta explicación 01 culto de losanimales en todos ,los pueblos de la tierra.

Nos parece mós natural y acertado buscar una causo general, o quecomprenda, por lo menos, el mayor número de cosos y de circunstan-cias; y Que aun cuando sus aplicaciones particulares sean muy varia-das, estas puedan tener el mismo origen o alguno muy semejante. Ta-les condiciones los encontramos reunidas en la explicación que vamosa dar.

En atra ocaslon hemos dicho Que los razas inferieres, salvajes o se-mi'civilizados, en la imposibilidad intelectual de conocer los verdade-ros atributos de la divinidad, han deifcodo los individuos y objetosde lo naturaleza Que más directamente impresionan sus sentidos y suimaginación, y cuyas cualidades particulares les son mós fáciles deapreciar, seo que estos cualidades obren maléfico o benéficomente. Espor estos razones que el sabeísmo fue el culto más natural entre lossalvajes; pues, ¿Quién de ellos podría desconocer los beneficios del ca-lor, del sol y de su luz como la de los demós astros? Pero entre los

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tribus fTlás adelantados en civilización este culto vino o ser antropomór-fico, es decir, que les dieron o los astros. existencia personal con todossus cualidades adorables.

El culto de los animales, y lo idolatría de sus imágenes, tuvo in-dudablemente su origen en el fácil conocimiento que puede adquirirel salvaje de las cualidades naturales de coda uno de estos seres delleino animal; y siendo este ton generalmente esparcido en lo superfi-cie de lo tierra, su culto ha tenido que ser enteramente universal, enel mismo grado de desarrollo intelectual de las diferentes razas hu-manos. Sus diferencias han consistido únicamente en el predominiode determinados especies animales en algunas localidades, en las cir-cunstancias particulares de estos mismos locolidades y en los in-fluencias atribuidos, según lo observación del hombre salvaje a losespecies animales sobre los fenómenos de la naturaleza. ¿Cómo puedenser desconocidos del salvaje, en codo localidad, los cualidades y atri-butos del león, del tigre, del elefante, de cocodrilo, del ibis, del sapo,etc., y más generalmente aun las del águila y de la serpiente?

Los Pieles-Rojos veneran el bisonte, el oso y el lobo. (Mullerl. Al-gunos tribus del Brasil y del Plata adoran el jaguar. (Mullerl. El diosde los tejedores Chibchas se llamaba Fó, y lo representaban en formade un oso cubierto con una manta. También adoraban el sopa, la ser-piente y el águila. (Prescott y Duquesne). Entre estas tribus los lo-ros y guacamayos eran sus mensajeros divinos; y a juzgar por los figu-ras de oro, de cobre y de piedra de estos animales, comO también dellagarto y del sapo, todos alias fueran evidentemente sus deidades, pueslos cargaban en sus cintillos o gargantillas y los depositaban en sussepulcros.

Los peruanos adoraban animales diversos: Los Callas de esta Na-ci6n rendían devoción a las llamas blancas (!lomo conopo) como lasSiameses 01 elefante blanco; los Antis a 'los pumas y a los uturunca,que son los tigres; además eran objetos del culto de todos estos pue-blos el cóndor, el águila, las alpacos, vicuñas, huanacos, papagayos,lagartijas, etc., íddlos que figuraban de borro cacido, de esquisto ne-gro, de granito, de plata y de oro, y que depositaban como lo hacíanlos Chibchas, en sus huacas y sepulturas; eran especies de dioses pe-nates llamados choncas o conopas. El ídala llamado Paucar entre los

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PeruQI'IOSera un grande loro de borro cocido. El Obispo de Weflingtondice: "Los Moorls veneran muy particularmente las arañas; sus sacer-dotes les enseñan que las olmos van 01 cielo sobte los hilos de loVirgell; y tienen gran cuidada de no romper los hilos de. araño y loshilos de fa Virgen que encuentran en el camino". (Lubbockl

Los Chibchos tenían mitos semejantes a los Maorís; creían quelas' olmos de los que morlan bajaban al centro de lo tierra, y paronegar al término de su viaje, en donde eran felices, tenían que pasarun gran _río en débiles balsas de telas de araño, y por esto venera-ban a este animal a tal punto Que era prohibido darle muerte. SegúnEl'I11an, los Samoyedos tenían en gran veneración alosa blanco, por-ser el animal más fuerte criado por la Divinidad, así como los Ostia-kos veneran 01 oso negro. (Lubbockl .

El Indú adoro muchos animales, pero principalmente al elefante,01 buey, al mono, 01 águila yola serpiente. lDuboisl.

Los antiguos Egipcias tenían también muchos deidades animales, yentre ellos al ibis y 01 cocodrilo; este último les llevaba en las inun-daciones le las aguas del Nilo el limo Que fecunda sus riberas. EnMódagascor creen que el cocodrilo está dotado de un poder divino;le dirigen súplicas poro obtener su perdón y buscan su protección pormedio' de encantamientos fantásticos.

Pero el animal universalmente deificado en todos los tiempos esla serpiente, y ha sido el símbolo del tiempo, de la eternidad y dela salud.

Este animal· tiene en algunos especies cierto atractivo poro el hom-bre, pues llaman la atención lo elegancia de su figura y sus movi-mientos rápidos y ondulados; y en otros su fuerzo y talla desmesura-da; al mismo tiempo es horrorosa mente aterrador por su mortífero ve-neno; su vida es misteriosa, retirado en la espesura del bosque, escon-dido en el zarzal, en la montaña y en los valles. Por otra parte es fá-cil su domesticidad, dominado por la música de un instrumento rústi-co, obedece o la voluntad de los juglares. La serpiente se encuentraen todos partes del mundo, vive largo tiempo y cor:nbia por épocas de-terminados su vestidura de escamas, apareciendo cÓn co!ores másvívidos y mirada más centellante.

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Todas estos condiciones de 10 serpiente han influido en lo ima-ginoción del salvaje paro que le atribuya un carácter ~ivjno.

El profesor Muller trata de explicar en su Mitología científicapar qué en algunos pueblos es considerada la serpiente como un diosbenéfico, y hace notar que es el emblema de la naturaleza estérile impura, pero que también es símbolo de la salud y de la juventud.Muchos pueblos de la ontigUedad adoraron la serpiente, entre ellosse cuentan, según M. Fergusson, el Egipto, la India, la Fenicia, Ba-bilonia, la Grecia; y también otros historiadores refieren que exis.-tió el culto de este animal en las tribus de México, del Perú V de laantigua Cundinomarco.

Los Lithuonios tenían en coda familia una serpienee corno su diospenate o doméstico. (Lord Karmes. Histo" of Man).

En el día se adoro aun en una gran porte del Asia, principalmen-te en Persia, en Cachemira, y en Cambodge, en el Thibet, en la In-dia, en c::hina, en Ceylán y entre los Kolmukos.

En Africa se conserva el culto de este reptil en algunas portes delalto Egipto y en Abisinio.

'Smith, en la relaci6n de su Viaje o las costos de Guinea, diceque "lo primera divinidad de los indígenas es una magnífica ser-piente de naturdleza inofensiva. Guardan estas serpientes en un tem-plo o casa fetiquista, construído expresamente en uno breña o zorzal,y se les ofrecen sacrificios de cerdos, cabras, gallinas, etc".

Entre los Viti, "la personificación de la idea abstracta de la vidaeterna es el dios Ndengei, el que no experimento emociones, ni sen-saciones, ni deseos, únicamente está sometido a el hambre; la repre-sentan en forma de serpiente, que es el símbolo de la eternidad eÁel mundo entero" (Lubbock).

En el Continente Americano viven las serpientes de varladisimas es-pecies y tamaños en los climas ardientes, en los templados Y aun enlos fríos de los elevadas regiones de los Andes; así no es extraño quelos numerosas tribus que lo pa\:jlaron, adorasen este reptil y, según al-gunos historiadores, principalmente los Aztecas, los Natches, los Ca-

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ribes, Is Muiscas, los Peruanos, los Monitarris, los Mondans y otrOsmuchos.

los Antis del Perú adoraban las grandes serpientes que llamabanÁmaru. los indios dál Cuzco y de Guamachuco refirieron o los misio-neros que cuando Chacochumo, general.de las tropas delinca, se en-contraba en esta provincia con su ejército,' se le apareció una serpien-te vellosa, extraordinariamente larga, gruesa, como el muslo, cO,nunacabeza semejante a la de un siervo y lo llamaban Uscaiguai; teniacampanillas de oro en lo 'Colo, por la que' la consideraban cama el diosde las riquezas' y la adorolXI" paró canseguirlas. En una segunda apa-rición anunció este dios que regresaría al cielo, y toda la nación lavió elevarse, hasta que desapaAtci6. (1 l

En el Ecuador las indiós daban <l la serpiente el nombre genéricode machac a amatu, y los Maynos el de machacuí. Trapa mochocuíql,lieredecir ep el lenguaje de estos Ultimas, fóntosmo o visión povoro-sa de lo '~tro vida: es ésta una culebrillá de dos palmas' de largo y delgrosor del dedo pulgar; fue m~y temida de los indios porque creíanque era el anuncia infalible' de la muerte de quien lo viera o de algu-no de sus parientes muy cercanas. (Historllí del Ecuador, por Velazco).

M.Charlevai refiere que cuando el cOnquistador Alvarez trató depasar del Paraguay al Perú, "vió el templo y lo residencia de unomonstruoso serpiente que los indígenas habían elegido para su dios, ola 'cual' alimentaban con carne humana";

En el culto de la serpiente este reptil ha posado, ,en los diferentes tri-bus y razas, desde el simple fetiche al totem americano, y finalmen-te, al cu'lto antropomórfico, es decir, que algunos' puel:Jlos semicivili-zados la han considerado como un dios dotado de personalidad; tam-bién se han imaginado que algunos de sus per.sonajes históricos deifica-GaS se transformaron en este reptil aterrador. Los ejemplos siguientesson muy notables:

De los Givims o, Hivitas (Avims o Avitasl, de que habla el Deute-ronomio (Gén. c. IIv. 23), y el libro de Josué le. XIII v. 3>, descen-

(Muños. Corto sobre la superstición del Perú, por un Religioso agus-tinci 1.555. El autor atribuye este mito a la aparición del demonio).

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dieron Cadmus y su mujer Hermione, los que, según las Metamorfosisde Ovidio, fueron cambiados en serpientes y recibieron honores divi-nos; y según el Abate Domenech, es por alusión a esta fábula de lasmetamorfosis que lo palabra givim en fenicio significa serpiente.

En Epidaura, ciudad del Peioponeso, fue adorado Esculapio, dios delo Medicina, bajo 110formo de uno serpiente. Colocado este reptil so-bre el altor o en la mano de lo diosa Higea, hijo de Esculapio, era elsímbolo de la salud y fue adorado en esto forma.

La historia de los Chinos considera como el verdadero fundador desu imperio a Fo-Hi, que es aun un personaje mitológico. Tenía elcuerpo de serpiente y la cabeza de buey; éste daba el nombre deLong, que significo dragón, o sus ministros. Este -hambre-serpiente,inventó lo escritura y se la enseñó al pueblo chino; también encontrólos ocho tigramas.

Uno de los diez grandes caribes, elevados al rango de dioses, eraRacamán, que simbolizaba los frutos, fue representado por una ser-piente con la cabeza de hombre, que vivía sobre un árbol ofreciendofrutas a los pasajeros y después se convirtió en estrella. (Bachiller).

En la Edad de oro de las tribus del Anahuoc, Quetzalcootl, hombreblanco civilizador de las gentes de estas regiones, cuyo nombre signi-fica serpiente revestida de plumas verdes (pájaro-serpientel, entra-ñaba la idea -de este animal sagrado, que en diferentes rozas y tri-bus del Continente Americano aparece constantemente con el carác-ter de una deidad. Quetzalcoatl, en el décimo año de su reinado, fun-dó un nuevo templo, destinado o reemplazar al- antiguo. Su forma erala de una pirámide de grandes dimensiones, en su parte superior de-bía llevar una rotunda ,consagrado al dios del aire. Una escalera gi-gantesca se elevaba _exteriormente hasta su cima, y servían de rampasen cada lado serpientes de ..figuras monstruosas, presentando en susgargantas abiertas 01 pie del monumento, una cabeza coronada con ladiadema de Quetzalcoatl. Pero este profeta no tuvo el tiempo suficien-te para terminar su obra. (Brasseur de Borbourgl.

Los antiguos mexicanos, que adoraron la serpiente, adoraron tam-bién a Cihacohuo, la mujer-serpiente, que fue la madre del génerohumano. Humboldt dice de cierta alegoría del almanaque ritual y as-

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trológico de los Aztecas: "Es esto uno divinidad cuyo enorme nariz seve adornado con lo figuro de la culebra de doble cabezo o onfisbenomisterioso, tiene en su mano un Jliquipili o bolso de incienso; de un va-'so roto que est6 colocado sobre el hombre, sale uno serpiente; otro,<Iesongr6ndase y hecho pedazos, se hallo delante, y la tercera, tam~bién en trozos, se encuentro encerrada en uno caja lleno de agua, dela que brota una planta; un hombre se descubre o lo derecho de unjarro, yola izquierdo uno mujer engalanado de flores, probablemen-te lo voluptuoso Tlamesquimili, que también se lo pinto con los ojos

. vendados .... Evidentemente indica dos ideas muy diferentes la fi-S;W'0 de lo serpiente en las figuras mexicanos; en los relieves que mor-con.la divisi6n dtt¡l año y los cielos, s610 expreso el tiempo oevum; yes el genio del mal, un verdadero cacodaimon, pintado lo serpiente enreloci6n con cihuac:ohualt.. lo madre de 101 homb•.•• (lo mujer-serpien-te) o aplastada por el Gran Espfritu, cuando tomo la forma de una delas divinidades subalternas".

Los Chibchos en sus tradiciones m¡ticas tenlon a Bochue, madre det05 hombres, a quien adoraron: esto mujer se tronsform6 en uno ser-piente que desaporeci6 con su esposo en las aguas de lo laguna de19uaque, que est6 cerca de SÓchica. La Bachue de los Muiscas, fue,pues, la mujer-serpiente, como la madre del género humano de losMexicanos y es muy probable que lo represente lo serpiente de lofiguro 62 que lleva uno pequeño serpiente en el dorso, pues el esposode Bachue fue un niño que se convirti6 también en serpiente. Es in-dudable que los Muiscas adoraron lo serpiente, pues los· cronistas re-fieren que tenfan los indios uno deidad que se les manifestaba miste-riosamente o los sacerdotes y Mohanes, en las orillas de las lagunas,que eran sus adoratorios, en lo forma de dragoncillo, o serpiente conGrejos y grandes colmillos (21. Adem6s, de esto, en sus huoc:as, y se-pulturas se han descubierto serpientes y dragoncillos de oro, de co-bre y de piedra, de variadas figuras y dimensiones, como los represen-tadas en los números 60, 61 y 62, que hemos copiado con toda fide-lidal de los originales de oro hallados en los sepulcros.

(2) Los cronistas y misionero. atribuyen esto idolatrío a influendas_1 delllOllio pero no .•• 10be li los indios 10 conocieron oñ.

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Es muy notable lo semejanza de los serpientes de oro de los Muis-cas, números 61 y 61, con lo Ceraste o serpiente -áspid, de los anti-guos Egipcios, número 63.

Los Egipcios adoraron la serpiente, y al mismo tiempo su figuroles sirvió de símbolo en su escritura fonético.

Lo Ceraste, serpiente propio de las márgenes del Nilo, es muy ve-nenosa; se distingue por dos prominencias que o manera de cuernose de orejas le sobresalen en la cabezo; estos cuernos se ven exagera-dos en en los dibujos egipcios, por lo costumbre que estos tenían deexagerar el rasgo más notable de cado figura, o fin de Que se pudie·ron reconocer con facilidad en e1 dibujo ejecutado rópidamenee.

Usaron los Egipcios lo figuro de la Ceraste en sus geroglíficos, asícomo los de lo rana, el lagarto, el cocodrilo, lo culebra, lo víbora y eláspid.

Los Muiscas también usaron en sus geroglíficos lo serpiente, lo cu-lebra, la rano y EII lagarto. Lo figuro de lo culebra número 60 es loQue más comúnmente se hallo pintado sobre las piedras y en susmodelos.

Parece Que lo Cerllste de los Egipcios no tenío significación figura-tivo, sino Que se usaba como símbolo fonético, yo poro expresar unpronombre simple, masculino singular de tercera persono, o yo el so-nido de .\o a, como se ve en el cartucho 64 del Faraón lIIephereus, pri.mer Rey de lo XXIX, dinastía en donde Champolión ha leído 1110;-phoroué o Naphrouo.

La Ceraste de ese cartucho está pintado en geroglífico lineal, p~romás comúnmente la pintaban como se ve en la figura 63.

los figuras 65 y 66 son de otros serpientes que empleaban comogeroglífícos los Egipcios: lo núme,'o 65 parece que era lo famoso cobrocopella tan abundante en lo India, y que domesticon los juglares pormedio da la música.

Según el viajero M. Aubin, que en muchos años de observociones asi-duos y difíciles, reconstruyó e interpretó casi completamente el siste-ma de escritura mexicana, esto presento dos grodos da de:arro1:o. [;.1

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los representaciones comunes, de que los autores se han ocupado casiexclusivamente, es muy semejante esto escritura o los rebu$ que lo in-fancia mezcla en sus juegos. Así como los rebus, es generalmente fo-nético, pero también es con frecuencia confusamente ideográfico ysimbólico.

"En los documentos mexicanos históricos o administrativos de unorden superior, lo escritura figurativa, constantemente f.onética, noes ya ideogrófica sino por abreviación o por impotencia".

Lo palabro Ittcootl, dice el mismo autor, significo serpiente de ob-sldiana, y es el nombre del cuarto Rey de México; tiene por rebusen todas los pinturas populares, uno serpiente (cootll, figura 67, guar-necido de puntas o lan%os de piedra obsidiana (¡tstti), pudiéndose in-terpretar fonéticamente por el sonido de lo palabro, a ideográficamen-te por su acepción gramatical (3).

Loogrupación de todos estos hechos semejantes, que hemos presen-tado respecto del culto. de los animales, ,es muy importante en lo his-torio de los pueblos inferiores, porque demuestro, en primer lugar quetodas los sociedades humanas han posado por el mismo grado dedesarrollo intelectual; y en segundo lugar, porque sus analogías mós ¡n-mediatas respecto de la serpiente hacen presumir Que ciertos puebloshan tenido el mismo origen o íntimos relaciones entre sí; presunciónapoyado por lo onologlo de sus costumbres, de sus creencias religio-sos, de sus artes y conocimientos en el cómputo del tiempo, y de sustradiciones mlticas que en otro parte hemos estudiado yo.

Papel Periódico Ilustrado, número 80. Año IV. Pág. 117 o 120.

(3) Esta figuro es tomada de la obro del abate Brasseur de Sour-bourg.

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EL DORADO Y LA CONQUISTA DE LOS MUZOS

'la conquista de la Nación de los Muzos y el descubrimiento de susricos veneros de esmeraldas, estuvieron íntimamente relacionados canla infatigable persecución de "EI Dorado" ensueño fantástico de gran-des y desconocidas riquezas, al cual se debe en gran parte el descu-.brimiento y conquista de extensos territorios de lo América quinoccial,y que dio origen a hechos heroicos y o esfuerzos titánicas no exen-tos de actos de crueldad por porte de los conquistadores.

,El relato de los acontecimient,os que se sucedieron en los diferentesexpediciones que intentaron el sometimiento' de las tribus belicosas quehabitaron el país de Muuzua, y de la obstinada resistencia que opu-sieron éstas o los invasores castellanos, ofrece grande interés, peroes mucho mayor presentándose los hechos agrupados en un solo cuadro,histórico, en el cual se puedan estudiar también lo naturaleza de estostribus, sus costumbres sociales, su régimen político y su carácter gue-'rrero e indomable.

No fue solamente el instinto de lo propia conservación el que guióa las parcialidades de esto nación indígena o congregarse para repelerlo agresión de lo conquisto; fue el reconocimiento de su propio dere"cho natural paro la defensa de sus intereses y de lo independencia desus familias y de sus hogares, pues comprendieron bien que los Espa-ñoles buscaban con vehemencia las riquezas auríferos de su suelo ylas que poseían labradas, como adornos, y alhajas, o como ofrendasa sus dioses, sin detenerse en los medios de adquirirlas; fue, en fin,el amar o la patria hollada por lo planta de hombres desconocidos, cu-ya superioridad no fue bastante poro humillar lo altivez de su raza.Algunos historiadores de la conquisto consideran o los Muzos como unoporción de lo gran Nación de los muiscas, pero atendida su situacióntopográfico, sus costumbres, cosmogonía, lenguaje y ritos religiosos,

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N adquiere el convencimiento de que estos tribus formaban uno Nardón independiente y muy diferente de los Muiscas. Según los escasOldatos que hemos recogido, relativos a lo raza de estos indios, fueronde estatura regular, fuertes, de miembros vigorosos y bien formados,piel cobriza, pelo negro y lacio, ninguna barba, facciones regulares yde un aspecto semejante o lo rozo Malaya.

'El territorio de los Muiscas está situado 01 Nordoeste de \0 ciu-dad de Bogot6, a 15 miriámetros le distancia de esto capital, y hoytiene su principal población a los 59 25' 32" de latitud Norte, y a OQ12'-20" de longitud occidental. Forma uno hoya o valle estrecho de96 miriámetros de superficie, comprendidos entre los ramales que sedesprenden de la cordillera que separa este valle de lo altiplanicie delos Muiscas, de los cuales los pueblos confinantes más inmediotos eranlos' de Saboyá, Chiquinquirá, Simijaca, Susa, Fúquene, Ebate, CaruPílV Tausa. El ramal que se desprende de esto cordillera en el \Imite de;Sur, y que principio en el alto de Chaquira y termino en el de Ca,>rancho, separaba o los Muzos de 10l! dominios de los antiguos Coli-mas (hoy distrito de Lo Palmo, Estado dI;! Cundinamarco): en los fol.dos de aquello serranía s~ hallan respectivamente los pueblos indíge~nos Topaipí y Yacopí. El ramal Que forma el Umite del NQrte se des·prende de lo peño de Saboyá y va o terminar en el alto o cerro de Car-bol, por cuyo pié paso el río Zarbí (hoy Minero), 01 valle llamado po,los conquistadores "Otro-Mudo". En el Occidente limito el territoricde los Muzos uno cordillera en donde se encuentro el cerro de Itoccque entraña las ricos minas de esmeraldas; esta cordillera corre, poralela o otro más distante, al río Magdalena, y en medio de las dos s'hallo el estrecho valle que fue habitado por los Pauras. Estos son lolimites naturales del territorio que ocupó lo naciO'n de los Muzos,pero parece que sus dominios se extendían hasta las márgenes ,delMagdalena, según se puede colegir de lo tradición del origen de es-tas tribus.

los habitantes indígenas de estos comarcas fueron muy numero-sos y adquirieron gran celebridad por su carácter altivo y guerrero;no obstante, antes de la conquisto fueron vencidos y sojuzgados PO"

los Pauras, tribu feroz e implacable en lo guerra. Los Muiscas tamobién llegaron a dominarlos, no tanto por su valor y pericia militarcuanto por el número de sus combatientes. Pero su val¡¡¡r sacudió

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el yugo de sus contrarios, arrojando a los Muiscos o los confines deSaboyó y Moniquirá, y o los Pauras, al estrecho valle que media en-tre el Carare y el Magdalena. Los Muzos no tenían Jefe civil parael gabierno de su Noción: los familias estaban congregadas bajo loautoridad poterna, que era el Jefe natural de coda uno de ellas;pero en coso de guerra formaban un consejo de los ancianas mós ex·'perimentados, que intervenían en todos los asuntos polítiCOS, yi 01combate eran conducidos por el indio mós valiente y mas audaz acla-mado como jefe militar.

"El matrimonio no era el resultado del amor, era arreglado por loautoridad paterno. Llegado lo mujer o los quince o diez y seis añas,los padres acordaban su matrimonio Y le daban esposo o lo hija sinque ello lo eligiese. El hombre iba por tres días consecutivos o visi-tar o su prometido, lo halagaba y llenaba de caricias, recibiendo enretribución de estas manifestaciones golpes y polos; pero posadas lostres días es colmaba yo y aceptaba al esposo; le preparaba lo príme-ra comido, envióndosela con lo modre o pariente mós inmediato. Elesposo asistía, acompañado de lo suegra, o lo labor de uno semente-ro destinado (1 lo desposado, y 01 coba de un mes de estas recípro-'\:as manifestocione!> quedaba realizado el matrimonio. Entregaba en-tonce!> el hombre o su !>uegra las donas para su mujer, que eran unosfaldillas adornadas de caracolillas llamados suches.

IEra natural, pues,. que siendo el yugo conyugal uno imposición sinintervenci6n del amor, no escaseasen las infidelidades de lo mujer,y esto ofensa hacía frecuente el suicidio en el hombre, atravesándoseel corazón con un dardo envenenado. Pero algunas veces el maridose daba por satisfecho rompiendo el mobiliario y los útiles del me-naje; se iba después 01 monte mós recóndito, donde se estaba du-rante uno luna, hasta que lo mujer, después de haber provisto la co-sa de nuevo mobiliario y útiles de cocina, iba a buscarlo, 110 hallabay lo trotaba ton cruelmente como cuando había sido su novio; en-tonces se hacían las paces y volvía la tranquilidad del hogar.

Cuando el suicidio era el desenlace del conflicto conyugal, eroobligada .10 mujer o permanecer tres días con el cadóver en el rega-zo, y en esta actitud debía llorar durante ese tiempo, sin tomar ali-mento ni bebida, pues cuando mós se le concedía un paco de chi-

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cha; posado el tiempo del duelo, era arrojado ignominiosamente dela coso, andaba errante por el campo y tenía que cultivar la tierraP9ra sustentarse. El cadóver era desecado 01 color de una hoguera, 'fcolocado sobre uno camilla o barbacoa que le servía de túmulo, acom-pañado de sus armas de guerra, lo enterraban al año de acaecidasu muerte.

Pasado el entierro, los parientes, tanto de la mujer como los deldifunto, se reunían, 'la buscaban, la llevaban a la casa, y devolvién-dole su posición' y honra le daban esposo por segunda vez.

Por muerte natural, del marido, el hermano mayor tomaba en he-rencia a la viudo, con la cual se casaba, siguiendo el mismo cere-monial. Daban a sus hijos, a la edad de cinco años, nombres toma-dos de los animales, de los plantas, de los rocas y de otros objetos'naturales. Conservaban los cadáveres de sus muertos con betumen,después de secados 01 fuego .

•EI castigo del homicidio aro entre los MUZQSun acto de venganzlJa, que tenía derecho lo familia de lo víctima y los que llevaban ,sumismo apellido; pero algunos presentes eran bastantes poro satis-facer y obtener el perdón de los agraviados.

Daban el título de padres al Sol yola Luna, aun cuando creíanque estos ostras habían sido criadas después que Are había poblado,su tierra. Are era un espíritu o sombra que apareció en el principiodel Mundo, en postura reclinada en el otro lado del río Magdalena; yse ocupó en labrar figuras de hombres y de mujeres sobre modero,,los, que arrojaba al río paro que adquiriesen vitalidad y fuesen o mul-tiplicarse y poblar el suelo de Muuzua. Poblado lo tierra de los Mu-zas lo sombra de Are desapareció.

Los adoratorios en donde los Muzos rendían culto o sus deidades, es-taban situados en dos altos peñascos, que llamaba Fura- Tena, que ensu lengua significan mujer y hombre los que, según sucosmogonía,fueron dos gigantes que se transformaron en montañas separadas porel río Zarbí, que se precipita tumultuoso hacia el Norte del valle yva a regar el llamado "Otro-Mundo". En aquellos rocas hacían fre-cuentes sacrificios y ofrecían o sus dioses, oro y esmeraldas. El nom-bres de estos peñascos les sirvió o los españoles paro designar o una

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india distinguida por los Muzos, ·Ios que o pesar de su natural altiveztributaban grandes homenajes o fa ofamada Furotena, señora muyrico y poderoso que residía en el pueblo indígena de Muzo, yero po-seedora de los ricos veneros de esmeraldas de los inmediaciones deItoco. Esto indio gozaba de gran nombradía entre los suyos, porquesobresalía por sus riquezas, por sus virtudes y hermosura.

Se refiere que prendado de su fama Tisquesusa, penúltimo 'Zipade los Muiscas, resolvió nocerle uno visita, aprovechando 'lo treguade veinte lunas que debía durar lo paz con el Zaque de Hunza, acor-dada entre estos dos campeones por mediación del sacerdote de Iro-ca; pero no pudo realizar sus deseos por lo llegado intempestivade los españoles. Todos las tribus que constituían lo Noción de losMuzos hablaban el mismo lenguaje y tenían algunas palabras seme-jantes o las de los Muiscas, y entre ellas se nota Furo. que en ambossignifico mujer.

·Las tribus de los Cdlimasi que confinaban por el Sur con los Mu-zos, de los cuales fueron sus aliados, tenían grandes analogías con es-tos últimos; hablaban un idioma parecido 01 Muzo, en el cual no sepronunciaba lo L, pero era de un sonido agradable. Habitaban lostierras que constituyen hoy el Cantón de Lo-Palmo y se llamabanTapace, piedra-ardiente, pero los Muiscas les dieron el nombre deColímas, que significo crueles o sanguinarios, nombre que revelo sucarácter implacable en la guerra y sus carnicerías constantes con susenemigos. Esto noción tenía por tradición que habían venido sus an-tecesores, junto con los Muzos, de los montañas de lo otra orilla delMagdalena; tradiCión semejante o la de los Muzos, y que es un in-dicio de lo dirección que seguían los razas emigrantes que les dieronorigen, probablemente siguiendo los márgenes del Magdalena. Se-gún esto mismo tradición, los antecesores de los Muzos y de los T0-

paces o Colimas, a su llegado combatieron y desalojaron a los Muis-cas que ocupaban los valles escabrosos y profundos de aquella par-te de lo Cordillera central y los arrojaron o lo porte alto, y se esta-blecieron en su lugar, tomando codo parcialidad el nombre de algu-nos objetos o de lo localidad en donde se situaban; "Así unos senombraron ClIripíes, es decir, habitantes del lugar del Curí o Gua-

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mo, órbol notable de este nombre; otros CapCU'l'Clpíes, a habitantes d'tlos barrancos", U. Acostal.

Una vez que hemos visto quienes eran los Muzos los f,ugares quehabitaban, cuales fueron sus costumbres y creencias, haremos la re-lación de sus combates con los cOnquistadores españoles en las dife-rentes expediciones acometidas para su reducción a la Corona deCU5tilla.

El capitán D. Luis Lanchero, natural de Simancas de linaje distin-guido que había servido en la Guardia de honor del Emperador Car-Jos V. en diferentes empresas y excursiones, por lo que se halló en el$itio V saqueo de Roma con el Condestable de Barbón, vino a dar prin-cipio a la Conquista V reducción de las indios del valle de Muuzua.

El eco dé la fama que corría en todo la Europa de las gr<3ndes ri-Quezas del Nuevo Mundo decidieron a lanchero, como a otros mu-chos, a buscar fortuna en los inmensas regiones de la América ecua-torial, y partió el año de 1534 en compañía, V como soldado, de D.Jerónimo de Hortal, a quien se había nombrado Gobernador de Tie-rra-Firme, desde las bocas del Marañón hasta lo ensenada del puer-to de la Burburata, Que era el término del gobierno de los conqu~a-dores alemanes. Llegados a la fortaleza de Paria nombró Hortal porsu Teniente General o Alonso de Herrero 010110, Cabo del Presidio;can este nombramiento creyéndose lanchero desairado en la posi-d6n que ocupaba y menoscabado en sus derechos, prorrumpió en que-jos las m6s ofensivos paro Hortal, quien lo hizo poner en prisión jun-to. con su compañero de resentimiento, Juan de Castro, Permanecie-I'on en la fortaleza de Paria hasta Que fueron embarcados en el bu-Que de guerra que debía seguir en los descubrimientoi sobre Cobu-ga. lanchero solicitó se le quitasen los esposas de hierro Con Queiba aprisionado porque le causaban daño, y apenas se vio libre se su-blevó y quiso vender caro su vida, pero Rodriga de Niebla, autorizadopor Harta 1, calmó el tumulto y ofreció presentar o los presos en lacórcel de Cabuga; asi lo cumplió, y a poco tiempo de entrados enello, Lanchero V Castro la escalaron, se defendieron con volar de su.perseguidores, y corriendo infinitos peripecias y peligros, ortibor'o(no Morocaibo, a tiempo que Fredermán emprendía la expedición deconquisto del Nuevo Reino, y con él llegaron o Santofé.

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'Lo fama de, lo osadía y cualidades guerreros de este intrépido Ca-pitán no fue de gran confianza poro Hernán Pérez de Quesada, Go-bernador entonces del Nuevo Reino en el dominio de los Muiscas, yrropuso lo conquisto de los Muzos y Colimas, tribus populosas y be-licosos que llamaban lo atención por s\Js frecuentes excursiones so-bre lo altiplanicie conquistado, y, poro alejarlo, dio el mondo en jefede esto expedición o Lanchero.

Poro este guerrero, cuyos glorias adquiridos en el antiguo Conti-nente ,había abandonado con lo miro de hollar "El-Dorado" de famauniversal, y cuya adquisición se le ofrecía como premio de esta em-presa, no era de grandes dificultades la que, por demás, le daba loocasión de buscarlo' allí donde sus valerosos moradores se defendíantenazmente de lo invasión de los huestes españolas.

Con una pequeña partido de veteranos, compuesta de cuarenta~oldados de infantería Y algunos de caballería, acometió Lancherosu difícil y orriesgado empreso. Atrovesando la provincia de Eboté,llegó o los puertos de Muzo, por el lodo de Turtur, o fines de 1539.Prevenidos los Muzos, pues habían recibido noticio de los Saboyaes,de lo invasión española, salieron o su encuentro, y pelearon con va-lor; pero o pesar de ser su ejército numeroso, tuvieron que ceder laentrado 01 ímpetu de los guerreros castellanos, quienes perdieron enla contiendo seis compañeros muertos y ocho heridos.

Unos y otros se aprestaron paro nuevo lid. Los Muzas no desma-yaron, no obstante lo admiración que les causó el grande esfuerzo yvalentía de aquel puñado de extranjeros cuyos armas arrojaban fuegoatronador y mortífero. Lanchero, por su parte, creía que sería des-doroso o su nombre y bueno fama de guerrero abandonar el compoa 10.000 indios, armados solamente de flechas y macanas, cuandoo su lodo contaba todavía con corozones decididos y valientes.

Los Muzos dejoron penetrar en su territorio a sus enemigos sinoponerles más resistencia, pues estaban seguros que la muerte les es-peraba con su cortejo de aflicciones, de hombre y de desolación. Cuan-do vieron que los españoles no tenían más alimenio que sus propioscaballos, les acometieron repentinamente con gran furor, les mata-ron doce soldados, e hirieron otros tontos. Lanchero, sostuvo consu gente" por tres días más 01 ataque tumultuoso de los indios, que

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estaban resueltas a marir todos antes que rendirse a los conquista-dores; pero viéndose herida en el pecho y casi perdida su tropO,resolvió la retirada con la mayar reserva hacia el territario de lOsPonches, saliendo. por el valle de Chinga, a la planicie de lasAlcózares.

Las triunfos de los Muzos les dieron tal asadía, que con frecuen-cia sufrían sus asaltos los pueblas confinantes de la altiplanicie delos Muiscas, a tal punto que el Gobierno del Adelantando. Lugo resol-vió seriamente reprimir y castigar tales invasiones. Para este efecto fueencargado del mando de una nueva expedición sobre los Mu%as el Ca-pitón Melchor de Valdés, con cien hombres de infantería y algunos decaballería.

Valdés, era guerrera de reputación, activo, emprendedor y valiente,cualidades que siempre se buscaban en los campeones a Quienes seles encamendó el sometimiento de los Muzos y Calimas.

No. fue más afortunado Valdés que su antecesor Lanchero: apenastocó lo tierra de los Muzos, le cargaron con ardimiento. cuatro mil fle.cheros, que le pusieron en confusión, perdiendo. los caballos y partedel bagaje. La presencia de ónimo de Valdés, restableció el ordendel combate, y lograron rechazar a la muchedumbre indígena, lo que,incontrastable en su propósito de aniquilar a los invasores, convocó alos pueblos camarcanos, sus aliados, descompusieron las estrechos co-minos, practicaron hoyos y precipicios, hicieron estacadas de púas enve-nenados y grandes palizadas; en fin, pusieron todos los obstáculos quesu imaginación les sugería, poro retardar el paso de los espoñles mientrasles llegaba el refuerzo de sus tropas; además talaron los campos, des-truyeron los sementeras y alejaron todo clase de alimentos y de recur-sos. Hambrientos y extenuados de fatiga, los soldados de Valdés noquisieron dar un poso atrás, penetraron en el territorio venciendocuestas casi intransitables, hasta llegar 01 río Zarbí "de rápidos y cre-cidos caudales". AHí tenían su campomento los Muzos, allí espera-ban o su enemiga dispuestos en emboscadas, y dividido el resto . .desu ejérCito de manera que 01 posar los primeros sesenta soldados deValdés, una porte se encargó de atacarlos, mientras que lo otro im-pedía el poso a los que íntentaban atravesar lo corriente, El combatefue sangrienta y reñido por entrambos portes, en tal grado, que los

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anales de la Conquista lo consignan cama una de las batallas másheroicas por parte de los españoles y mós impetuosa y ordenada porla de los naturales que defendían su suelo con valor incontrastable.

Los expedicionarios repasaron el Zarbí, dejando en el campo mósde treinta compañeros, muertos, y emprendieron su retirada sobreSantafé, no sin ser molestada su retaguardia por los infatigables indios.Los Muzos perdieron en la refriega mós de quinientos combatientes.Después de la muerte de Hernón Pérez de Quesada, acaecida en el Ca-bo de la Vela, por un rayo que cayó en la nave llamada Capitana, quelo trojo de regreso de España, el' Adelantada Lugo partió para la Pe-nínsula, dejando el Gobierno a. cargo de Lope de Montalvo, hombrede buen carócter, algún tanto descuidado en el gobierno civil, peroconsagrado o los asuntos del gobierno militar o de conquista; viendoeste Gobernador que la audacia de los Muzos aumentaba cada día, po-niendo en peligro los pueblos conquistados, determinó enviar al Capi-tón Diego Martínez con orden de someter a los Muzos. Deseaba DiegoMartínez se le encargase de esta expedición, por ser reputada la mósdifícil en el Nuevo Reino, y por tanto la que mós prometía a su honra ya lo glorio de las armas de Castillo. Marchó en 1545 con 160 hom-bres, tomando la vía de los Furatena. Desde el momento en que laexpedición de Martínez penetró en el !erritorio de los Muzos, se vioconstantemente acometido por estos intrépidos indios; pero vencien-do las dificultades mós con la constancia que con la pericia militar,logró avanzar seis leguas al interior, hecho inaudito y digno de losmayores elogios de los conquistadores. Tocóle en suerte que uno desus soldados descubriese lo muestra de la existencia en este territoriode las ricos minas de esmeraldas que mós tarde eclipsaron la fama de',El-Dorado" .

No muy repuestos los españoles de los fatigas de esta jornada, y an-antes de poder acordar la prosecución de ello, se les presentó a sufrente el grueso del ejército indiano, y trabóse la lucha con tal encar-nizamiento, que por muchos horas la victoria fue indecisa, y no seveía sino cadóveres destrozados y raudales de sangre. Los lanzas yarcabuces, destruyeron vidas sin cuento, y las flechas y macanas indí-genas, diestra y vigorosamente dirigidas, no eran detenidas por lasarmaduras castellanas, e inoculaban su mortífero veneno, cuyo UnlCOremedio era el hierro y el fuego. Si al frente del ejército español lidia-

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roncan bravura Povedo, Oñate, Rivera y Mortínez, o la vanguardia<le lo muchedumbre indígena sobresolío Itoco, Jefe del campo enemigo,que enardecía a sus tropas con la acción y con las frases expresivosc,ue les dirigía a nombre de su libertad en peligro, por lo que tantClsveces habían tomado las armas y por lo que tantas víctimas de su ra-za habían sido tronchados como troncha el huracón la tupida mies.

pi la historia cuenta numerosos hechos de prodigios y de valor enla conquista de'l Nuevo Reino, ninguno alcanzo a los ejecutados porMartín Oñate, que después de ilustres hazañas quedase el último pa-ra proteger lo retaguardia de sus compañeros, y sufrir él solo la car-go de más de tres mil indios. Muerto su caballo, perdidos sus armas,bañado en sudor y en su propia sangre, empuñó una de sus espuelas,y con esta arma miserable armado su brazo vigoroso, dio muerte asesenta enemigos antes de rendir su gloriosa vida 01 número de com'"batientes. "Suceso espantoso, dice Piedrahita, y que no me atreveríaa escribirlo a no haberlo hecho antes el cronista Herrero y estar ve-rificado con la universal tradición de los indios".

"!Con la muerte de Oñate se aseguró todo el campamento, porqueasombrados de que así batallase un solo. español desarmado, y temien-do irritor de nuevo a los demás, dieron vuelta o sus alojamientos, don-de mezclaron el gusto de la victoria con el sentimiento de ver tanmenoscabado la flor de su ejército".

Los españoles, viendo mós su triste situación que el estrago quehabían causado en las filos indígenas, no supieron aprovechar el es-panto y postración de su enemigo, y resolvieron perder todos sus es-fuerzos y ventajas, emprendiendo retirada por el lodo de Vélez. Enlo época en que el Mariscal Quesada y el Oidor Beltrán y Góngora re-gresaron o Santafé en 1550, uno de los novedades hollados fue lo de quelos Muzas, desengañados de que no era común en el ejército españolel arrojo de Oñate, hacían nuevos y desvastadoras irrupciones en losfronteras de los Muiscas. No obstante que por una Real Cédula es-tcba prohibido que se consintiese ni se diese la conquisto de los Mu-zos o persono alguna que no fuese elegido por el Real Consejo, losOidores eligieron 01 Capitán Pedro de Ursúa, y para empeñarle viva-mente en esto comisión peligroso, le ofrecieron que sometidos los Mu-zos y fundando algún pueblo que fuese un centro de civilización y de

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apaciguamiento de estos indios, le darían la conquista de "El Dora-do", cebo codiciado que hi%o tantas vlctimas y trocó en desengaños ton-tos esperan%as!

~Era tal lo fama de Ursúa, que en los primeros aprestos para su jor-nada se alistaron en sus filos hombres de lo mós florido de Véle%, deTunja y de Santafé, en número de 105 infantes y 20 de caballería,armados de lanzas y acompañados de perros feroces. La expediciónmarchó en el año de 1551, por lo vía de Vélez, se situó en Saboyá ya fuerza de correrías artificiosas, logró pacificar con suavidad a estos¡"dios alialos de los Mu%os. No quiso penetrar por los fronteras de Si-mijaca, pues sabía que las defendían hoyos, púas envenenados, pali-zadas y despeñaderos, con los que los indios procuraban resguardarlos estrechos cominos por donde pudieron ser invadidos, principalmen-te los entrados de Fura- Tena, y Turtur. Penetró Ursúa con cautela enel territorio de los Muzos, situó su campamento en lugar apropiado,desde el c:ual haría sus excursiones sobre los tropas enemigos. LosMu2.os, capitaneados por sus valientes jefes Quirinaca y Atabí, y coli-gados con los Pauras, no se recelaron de que los' Españoles penetra-sen por aquello vía, y aunque hicieron frente con más de cinco milcombatientes, no resistieron el impetuoso ataque de /as tropas de Ursúa,como si la fama de este caudillo hubiese llevado el pánico 01 corazón delos Muzos, c~dieron el campo aterrorizados de los armas españolas. En1I11ade los correrías que hizo Ursúa al valle de Pouno, se vio en peli-gro y le fue forzoso retirarse.

Cansados los Muzos de batallar contra unos enemigos poco nume-rosos pero formidables por su pericia y volar, resolvieron ofrecerlesque si los dejaban tranquilos en sus dominios, les harlan una sementeromuy grande, de manero que pudiesen vivir con sus frutos sin necesidad deque les asaltasen sus provisiones. Ursúa, por su porte, los invitó a quecelebrasen de paz uno feria muy concurrido en los inmediaciones de sucampamento. Los jefes, indios principales, co."1currieron sin descon-flan%a, y el traidor Ursúa los mandó inmolar indefensos. Ton grandetelonía y atrocidad, lejos de aplacar los ánimos por el temor, los exal-tó más, y juraron vengarse de lo crueldad del jefe de los castellanos,o morir en /0 contiendo.

El afortunodo y desleal Ursúa, no se detuvo aaseguror su domi-

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nación, teniendo en perspectiva la conquisto de "El Dorado", se apre-suró a fundar una villa, o la que dió el nombre de Tudela, en memoriade la en que había nacido. Ursúa regresó o Santafé a dar cuenta a16 Audiencia del resultado brillante de su expedición, pero los colonosde Tudela apenas resistieron cuarenta días las hostilidades de los Mu-:z:os,que vueltos de su estupor se organizaban nuevamente para arro-jar o sus enemigos adueñados de su tierra. Los vecinos de Tudela sevieron obligados o abandonarla en 1552, perseguidos constantementepor los indios, los que quemaron el pueblo casi a la vista de (os Es-pañores. Transcurrieron cinco años antes de que se pensara en unanueva expedición sobre el país de Muuzua, hasta que el capitán Lan-chero, que era encomendero de Susa, población sobre la que los ex-cusiones de los Muzos hacían los mayores estragos, queriendo vengarsus antiguas derrotas, pidió a la Audiencia se le confiara nuevamen-te el sometimiento de esta nación indomable, y lo fundación de unanuevo población. La Real Audiencia aceptó, y Lanchero marchó en1555 con ochenta hombres bien armados, trescientos indJos Volcanesy una jauría de perros de presa, que fueron los enemigos 'más e~car-nizados de los indios. Nombró Lanchero por su Teniente general aFrancisco Morcilla, soldado valeroso que había militado en los guerrasciviles del Perú. Entr6 por el Valle de Jesús, términos de lo provin-da de Vélez. Los Muzos, mandados por sus jefes Quirimaca y Nay-món, con su acostumbrado volar, y confiados en tos triunfos que ha-bían obtenido, recibieron con brío a tos castellanos, no dóndoles tre-gua ni descanso; asaltaron y tomaron el ~olvorín, obstruyeron los ca-minos, envenenaron los armas y aún los provisiones que dejaban, peroal fin las tropas españolas salieron triunfantes, pues la muerte de To-maca uno de los jefes Muzos mós arrojados hizo aflajar el brío desus vasallos, y Quirimaca, jefe general, tocó retirado o su ejército.

'.0 fragosidad de los cominos, las pali:z:ados y demás obstáculos queencontraban los Españoles, interrumpían lo marcho o caso paso; tra-bajosamente habían avanzado seis leguas en el interior de aquellascomarcas, y hallándose escasas de víveres, se dio orden al TenienteMorcilla para que con veinte hombres tomase la vanguardia para irprudentemente en su solicitud, y al Capitán Juan de Rivera que sequedase con dos compañeros para recoger o los rezagados y a los en-fermos. Cuando estuvo separado Rivera a un cuarto de legua del grue-

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EL DORADO

so de la tropa, fue acometido repentinamente; combatiendo cuerpo acuerpo, pudo salir o una colina rosa, donde hizo alto y esperó resuel-to 01 enemigo con el valor que siempre le acompañó en el peligro;allí peleó y se defendió, a)'udado de sus dos compañeros contra quin-ce mil indios que lo cercaron en diferentes veces, hasta que la tropamandada por Lancero llegó en su auxilio y los puso en confusión y encompleta derrota, la que terminaron con sangrienta carnicería los pe-rros feroces.

'Pasados algunos días después de la victoria, ocupados en curar losheridos y enterrar a los muertos, regresó Morcilla con los provisionesconsistentes en raíces y en frutos de Pisbae o Chontaduros, a las quese agregó la carne de los caballos. Refocilados algún tanto, emprendie-ron su marcha sobre el Zarbí; llegaron a las ruinas de la antigua Tu-dela, pero no pareciéndole o Lanchero o propósito este lugar poro fun-dar una ciudda, eligió otro mós distante, en el que fundó la Villa dela Santísima Trinidad de los Muzos, en sitio abierto, cercano del ce-rro de Itoco, en donde pocos años después se dio principio al laboreode sus minas de esmeraldas, cuyo fama rivalizó la de "El-Dorado".

~La Villa de Trinidad de los Muzos fue fundada en 1559. Fueronlos primeros Alcaldes el Capitón Alonso Ramírez Gasco y Alonso Gon-zález. Después de permanecer allí algún tiempo como jefe militarLuis lanchero, disponiendo lo más conveniente para su prosperidady crecimiento, resolvió dejar el gobierno de la provincia de 105 Mu-.zos a su Teniente general D. Francisco Morcilla, y regresó con veint~soldados a Vélez, y de allí pasó a Tunja, en donde murió agobiadO'de fatiga y por la renovación de la herida que llevaba en el pecho.

Trinidad de los Muzos es hoy un triste pueblo de casas pajizas, edi-ficadas sobre las ruinas de la antigua villa lundada por Lanchero; loque sería de construcciones considerables, a juzgar por los cimientosde antiguas casas de ladrillo y de piedra, y por los recuerdos tradiciona-les de sus cinco iglesias y dos pequeños conventos; los amplios solaresy huertas están invadidos por árboles corpulentos y por añejas matasde cacao, testigos de la ineficacia del transcurso de los tiempos paraque penetre la acción de la civilización en estas apartadas regiones,a pesar de la riqueza de sus minas de esmeraldas y de la feracidad desu suelo.

,Papel Periódico I/ustrodo.-Número 82. Año IV. Pág. 164 a 167.

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EL DORADO Y LA CONQUISTA DE LOS MUZOS

',lo consecuencia inmediata más importante como resultado de lasexpediciones sobre los Muzos, fue la pacificoción 'de estas tribus y susometimiento al yugo colonial¡ pero más tarde lo elaboración de susricas minas de esmeraldas, vino o ser uno fuente de riqueza que hizoingresar año tras año, cuantiosos sumos en los arcas de lo corono deCastillo, y enriqueció a muchos empresarios,

las esmeraldas eran conocidas en el antiguo continente, desde mu-cho tiempo antes del descubrimiento de la América, pero su calidady riqueza quedaron en un lugar inferior, y aun desaparecieron del co-mercio con la importación de las esmeraldas del Nuevo Reino. Siberiadaba desde esas remotas épocas al comercio sus apreciados berilos,y los primeros esmero Idas conocidas en el mundo desde tiempo inme-morial provenían de Africa y se sacaban de las montañas que sepa-ran lo Etiopía del Egipto. Se dice que la esmeralda que adorno lo tia-ra del Soberano Pontífice proviene de esta localidad, y el fundamentodE' esta opinión es que esta esmeralda existía en Roma desde el tiem-po de Julio 11, que vivió antes de la conquista del Nuevo Reino deGranado. Esta esmeralda tiene de largo en el sentido de su eje, 27milimetros sobre 34 de diámetro; apenas es ligeramente transparen-te. Las antiguos minas de esmeraldas de Africa se perdieron, y Me-hemet AIí, Virrey de Egipto, hÍ2:o ejecutar algunas investigaciones enel alto Egipto para encontrarlas nuevamente. En efecto, en el mon-te Zabaca, de la cadena arábigo, se encontró el terreno removido poruna antigua explotación, y Koenig Bey remitió al Museo de Histo-ria Natural de París, muestras de roca de esquisto micáceo con pe-queñas esmeraldas de un verde bello, pero opacas y muy semejantesa la que pertenece al Sumo Pontífice.

;los conquistadores de la América, en la persecución de "'EI Dorado"recogieron cuantiosas sumas de oro en ídolos y joyas labradas por los

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tlBORIO ZEROA

indios, y también gran número de esmeraldas, de mucho valor algu-nas de ellas, cuyo origen les era desconocido. Refieren los CapitanesSan Martín y Lebrija, que los castellanos encontraron entre los tesorosGel Zaque de Hunza, mil ochocientas quince esmeraldas, entre las cua-les había muchas de gran precio. En sus mercados los indios Muiscascomerciaban con esmeraldas, pues las estimaban como piedras precio-sas, los ofrendaban a sus deidades, y las enterraban con sus cadáve-res. Todos eseos hechas "fueron indicios -suficientes paro sospechar loexistencia en este territo.riode ricos minas de esto precioso piedra¡ losconquistadores anduvieron constantemente en su solicitud, hasta queel .capitán Pedro Fernández Valenzuela de~cubrió las minas de 50-mondoco en la nación de los indios Teguos. Estos indios trabajaban losminas con barretones de madera, en tiempo de lluvias, por lo escasez:del agua en la altura paro lavar los tierras.

Gonzalo Jiménez de Quesada visitó personalmente las - minas deSomondoco, .para llevar al Rey de España, exacto relación de aquellariqueza; de lo cual ,en lo "repartición que se hobía hecho de los esme-raldas' reéogldos, se distribuyeron siete mil, y entre ellos muchas deun gran tamaño y muy' bellas (Herrero, Década VI, lib. V., p. 308).

Ségún los cronistas de México, también se encontror0'1 "esmeraldaseh ese país, en donde los Emperadores indios los ap,eciabon como pie-dras preciosos de ~ran valor y aun usaban algunos oradarse la nariz:para ponerse en ello un cristol de excelente esmeralda (Herrero, Dé-cada IV, p. 182). Estas esmeraldas pudieron provenir de los minascescubiertas después en Haddom, en el Conneticut. Se cuenta que cuan-do Hernán Cortés regresó de México, llevó cinco muy bellas esmeral-das en el año de 1540, los que perdió en la guerra de Argel.

"En el Perú, Francisco Pizarra halló entonces esmeraldas en Manto,en donde un india le regaló uno del tamaño de un huevo de po' ama Acllí también- adoraban una esmeralda que tenía las dimensiones deun huevo de avestruz, y la hacían sacrificios como o madre de todaslos esmeraldas, y lo mejor ofrenda que se podía hacerla era lIevarleesmeraldas paro que fuese propicia a las súplicas de sus hijos. Esteera el dios Umiña que atendía preferentemente a los enfermos. En .Eu-ropa siempre se ha hablado de las esmeraldas del Perú, y desde el tiem-po de \o Conquisto"se ha confundido con el nombre de Esmeraldas del

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ESMERALDA DE MUZO. (Tamaño notural Fig. 68.)

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Perú las llevadas del Nuevo Reino de Granada, sin que se haya sabi-do con certidumbre cuales fueron esas minas; pero desde que las mi-nas de Muzo se fueron conociendo en el mundo comercial, parece quehubieran desaparecido las de aquellos lugares. Es, pues, de suponerseque no habiendo existido minas de esmeraldas en el Perú, y habiéndo-los encontrado allí los Españoles es muy posible que el comercio indí-gena de las esmeraldas de Somondoco y de Itoco alcanzara hasta aq'ue-Ilas regiones antes de lo Conquisto. '

En ninguna parte del mundo existen minas de esmeraldas, ni hanexistido de la calidad y en la abundancia de las del Nuevo Reino deGranada, en los yacimientos de Somondoco y del Territorio de los Mu-zos, los que han sido el adorno de muchos coronas de los Monarcas deEuropa y de Asia.

La primera muestra de la mina de las esmeraldas de Muzo, la ha-lló el aapitán Juan de Penagos en 1545, cuando hizo su entrada alterritorio de estos indios el capitán Diego de Martínez; descubrió unaguaca y en ella uno hermosa esmeralda en su ganga, lo que era in-dicio de haber sido extraída de alguna mina inmediata de este lugar.Con esta muestra se hicieron muchas averiguaciones y diligencias, has-ta que D. Alonso Ramírez Gasco, primer alcalde de Trinidad de losMuzos, descubrió la riqueza del cerro de Itoco, en 9 de agosto de1564.

Los trabajos de estas minas se comenzaron en el año de 1568, lle-vando acequias de agua a la cumbre del cerro para lavar el mineral.Poco tiempo después de principiado el laboreo, se extrajeron dos esme-raldas que, llevadas a España, fueron valoradas en 24.000 castella-nos ($ 48.000). Cuarenta años después de su descubrimiento, en 1612,según refiere el Padre Simón, ya habían ingresado en las cajas rea-les trescientos mil pesos del derecho de quintos de la Corona.

Monardes refiere que en '10 flota que partió para España en el añode 1574, se remitieron del Nuevo Reino entre muchas, tres esmeral-das tan hermosas que se apreciaban en sesenta mil ducados ($ 139.800). "Con que no podemos creer, dice Solórzano, que serían menoresque el Catino o plata de esmeraldas que hoy guardan y estiman tan-to los genoveses, habido en la presa de Almería, cuando las ganó delos Moros el Rey D. Alonso de Castillo, llamado el Emperador, la cual

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llamaban antiguamente los Castellanos Santo Grial: porque se quisodecir que en aquel plato cenó la ceno del Cordero Cristo Señor nuestrocon sus discípulos, aunque esto último no es cierto".

En la flota del año de 1587, el Padre Acasta regresó a España y vioque llevaban dos cajones que contenían cada uno, por (o menos, cua-tro arrobas de esmeraldas. "Los esmeralda'! de este cerro de Itoco --di-ce Zamora-- han hecho olvidar las de Somo,ndoco en la noción de losTeguas, cuyo verde llenó de esperanzas a un Carlos V en la primeramanifestación que le hicieron los conquistadores de este Nuevo Rei-no. Oesde el año de 1640 hasta 1650 creció el precio de los esmeral-das, y en grandes partidas 'los conducían de Muzo a Códiz, con el finde venderlas al gran Mogol".

O Francisco Tovar Alvarado, regaló en el año de 1660, 01 Rey deEspaña, un collar de estas esmeraldas, compuesto de veinticinco pie-dras, cuyo volar se estimó entonces en diez mil pesos.

En la explotación de tos minas de Muzo, en tiempo de la Colonia,se practicaban socavones profundos, y por ser el terreno deleznable,el mós rico de ellos se derrumbó, sepultando a los trabajadores, y pocoantes de derrumbarse dio una esmeralda pura y muy transparente decerca de diez y ocho onzas de peso (540 gramos), que fue remitida 01Virrey Ezpeleto, como una joya digna de enriquecer el Museo de Ma-drid. El Virrey del Perú, mondó en 1764, el primer reconocedor cien-tífico de estas minas, que fue D. José Antonio de ViIlegas y Avenda-ño. Este inteligente mineralogista volvió a hallar la veto principal quehabía desaparecido en trabajos anteriores, y restableció y arregló sulaboreo.

En épocas mucho más recientes, siendo 'las minas de Muzo de propie-dad de lo República, fueron trabajados a cargo del señor D. José Pa-rís, hombre distinguido y muy ilustrado, amante de su patria y muyemprendedor en obras de carácter nacional, a quien debemos, como ob-sequio hecho a la nación, la magnífica estatua de Bolívar, obro del in-mortal Tenerani. El señor París pasó por grandes conflictos en la ex-plotación de estas minas, porque en ellas el filón o veta de roca en-cajante no va siempre acompañada de la cristalización de las esme-radas; 'acontece que se trabajo meses y aun años, y aparecen man-chas de una tierra blanquecina que los mineros llaman ceniceros, an-

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tes que encontrarse un nido o depósito de las preciosas piedras anhe-ladas; y si no se encuentra un nido de esmeraldas bien formadas queindemnice los gastos de la explotación, puede arruinarse el empresa-rio. Decimos que el señor París posó por uno de estos conflictos, que pu-so a prueba su constancia y decisión; transcurrieron algunos años detrabajo constante, sin que la mina produjera un rendimiento suficien-te poro continuar su elaboración; estaba casi arruinado; le sucedió loque a Bernardo de Palissy: habra agotado todos sus recursos y aunempeñado su crédito; pero en los supremos momentos de prueba fuehallado un lecho de esmeraldas y iqué esmeraldas! llevadas a Europapor los años de 1839 y 40, causaron grande entusiasmo por su bellezay por la riqueza de sus quilates: fueron mal vendidas, porque el señorParís apenas obtuvo de los agentes europeos, seiscientos mil pesos, delas que fueron valoradas posteriosmente, por aproximación, en más deun millón de pesos. De las esmeraldas extraídas de las minos de Muzoen el presente siglo, una de las más hermosas y más notables por su ra-ra perfección, por su formo y por su color, fue exhibida por el Duquede Oevonshire en lo exposición de Londres, en el año de 1851: tieneseis centímetros de largo y de 4 o 5 de diámetro; y pesa 260 gramos,¿imensiOnes extraordinarias en cristales de las cualidades de éste. Esde creerse que esta esmeralda fue de las llevadas a Europa por el se-ñor París.

I La escuela de Minas de París posee uno magnífico muestra de estasesmeraldas: tiene 16 miIImetros de diámetro, y es notable tambiénpor la pureza de sus formas y por el tinte de su color. En el Museo dehistoria natural de aquella ciudad existen dos bellísimas muestras deesmeraldas en su ganga, provenientes de Muzo. Todas estas muestraspertenecían al Museo mineral6gico de Bogotá.

Desde el año de 1850 los trabajos de las minas de Muzo se ejecutana tajo abierto: se abandonó el antiguo sistema de socavones, pues, es-tos, en un terreno pizarraso y deleznable, son inseguros y muy peligro-sos paro los trabajadores. En esta época fue director de la explotaciónMr. Fallon, hombre muy competente por su inteligencia y actividad.En el año de 1851 el señor Ancízar, miembro de la comisión Coro-gráfica, visitó este territorio y describió el sistema de elaborar las mi-nas, que, según los informes que hemos obtenido, es el mismo que sepractica hoy dio.

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"Lo mina actual presenta una excavación circular de 120 varas deprofundidad, por un lado, y 20 a 30 por lo parte inferior del plano in-'c1inado. La abertura mide a flor de tierra cerco de 200 varas de diá-metro, y en el fondo de 40 a 50 varas; por consiguiente, los paredes$On rápidos, formadas de pizarra desmenuzada, que rueda a la pro-fundidad desde que algún peso extraño perturba el equilibrio momen-táneo de lo tierra. En lo más alto y alrededor del hoyo, hoy estanquesgrandes llamados tarnbres, donde recogen el agua de varios acequias,para lanzarla oportunamente hasta el fondo o patio, de donde sale poruna perforación, boja de uno colina, hasta caer en lo próxima profun-da quebrada que desagua turbulenta y negra en el río Minero. Porodescubrir lo veta de esmeraldas bajan los trabajadores por la pared ca-si vertical con admirable destreza, labrando con un golpe de barropequeños agujeros en que colocan' sucesivamente los pies, sin detener-se ni vacilar, hasta el lugar designado para el banqueo o corte per-pendicular de lo pared, o manero de escalón. El espectador que porprimero vez presencia aquello maniobro, se estremece esperando verdespeñarse de un momento o otr<\ los peones 01 fondo empedrado de lagrande excavación; ni faltan ejemplares de mineros que por afianzarmal el pie, o por caer de m6s arriba una piedra y darles contra las pier-nas, han descendido velozmente y despedaz6dose contra el pavime,,-to del patio: lo cierto es que sólo el hábito o lo emulación puede ins-pirar a los mineros la audacia ..y la indiferencia con que corren, cual si

,fueran hormigas, por las pendientes paredes, haciendo rodar las pie-eras sueltas y la tierra del lugar donde asientan el pie, que o detener-le un poco, carecería de apoyo, precipitándose indefectiblemente el

peón. Puestos en fila en el lugar designado para el banqueo, comienzano dar golpes de pala, y uno larga falo de tierra se deslizo de por sihasta la zanja que círculo el patio. Cuando esto zanja se llena, el ca-pataz hace ruido con un cuerno y el talTlbrero, a quien corresponde es-tar preparado, abre la compuerta del tambre, enviando, desde lo altodel cerro hasta el patio, un torrente impetuoso de agua, que bien diri-gida, arrastra cuanta piedra y tierra encuentran en la zanja, y laarrojan, por el socavón del desague, fuera del patio. Esta operación,repetida muchas veces, conduce por fin al descubrimiento de vetashorizontales o diagonales de calizo y cuarzo, en cuyo seno deben ha-llarse las ansiadas esmeraldas. Su presencia lo anuncia el cuarzo cris-tclino verdoso, los pequeños cristales llamados verdacho, los filones de

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hierro combinado con azufre en trozos brilantes, amarillos o irisados,hasta que por último se da en los gangas o cristalizacianes aglomera-das, en cuyo centro brillan las preciosas piedras. (Ancízarl. En estedistrito minero se conocen otros minas, además, tales son las de $or-que, Sorquesito y Coscuez, reconocidas como abundantes, situadasen la misma serranía; y las de Yacopí, en la del límite del Sur, denun-ciadas últimamente.

Las minas de MUZQ tienen desde tiempo de la Conquisto diferen-tes vetos y bocas-minas abiertos. Las principales eran conocidas conlos nombres de Camero, del Perejil, de Plasmera, de Coronados, deHoyo-antiguo, de Jer6nimo Díaz, de Quebrada-grande, del Peñ6n, deRuiz ~ de Beta-Real.

Los esmeraldas de estos yacimientos se encuentran agrupados so-bre espato calisa laminoso, asociado de cuarzo blanco lechoso y decristalizaciones brillantes de pirita amarillo de hierro, que hacenun bello contraste, a veces, en el fondo negro del calizo compactofuertemente carburado. Muchos crístales se encuentran aprisionadospor el cuarzo opalino. Suelen encontrarse asociados las esmeraldasde una piedra de color pajizo traslucido, llamada Parisita, en honorcel señor Pads, que la envió a Europa para que fuese anilizada; tam-bién es llamada Mucita y se cree que es un carbonato de tantano.

La formaci6n del suelo de las minas pertenece a las capas infe-riores del terreno cretáceo llamado neocomiano; se compone de are-nisca blanca arenisca rojiza, de marnes negros, esquistos arcillososapizarrados, y de calc6reo compacto gris y con frecuencia teñida fuer-temente en negro por ser bituminoso o muy carburado.

,Las esmeraldas son un compuesto de varios sustancias pertene-cie'ntes a los cuerpos que los mineralogistas llaman silicatos. Los pri-meros analísis de las de Muzo fueron hechos por Vauquelin y Klo-proth, y posteriormente por el, señor Lewi, catedrático que fue en elinstituto Químico de Bogotá, practic6 en este laboratorio, en el añode 1846, un análisis completo. El señor Lewy hallá que los esme-raldas contienen agua y una materia orgánico que parece ser un hi-drocarburo, y que puede representarse la composición de la manerasiguiente:

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Materia organlcaAgua •.. '" '" •.•.••••Materia mineral •..

La moteriaminerol se compone de:

$lUce ••••••• "Alumino ...Glucino ..Oxido de cromo ...MagnesiaSoda .•. oo ••••

J..wy67-9017-9012-40

0.900.70

99-80

0-121·66

98-22

100.00

Kloproth68-5015-7512-500.30

97·05

Lewy atribuía el color de las esmera Idos a la materia org6nica¡ pe-ro' esta opinión no ha prevalecido por las razones siguientes: Los se-ñores Wohler y Rase calcinaron una porción de las esmeraldas de Mu-zo, hasta el calor de fusión del cobre, y no se decoloraron, fenómenóque debiera producirse si el color verde fuera debido o la materia or-gánico hidro-carbonado¡ únicamente perdieron 1-62 por 100 de supeso, cantidad que corresponde a las cifras del anólisis de Lewy. Ana-lizados las esmeraldas por los químicos citados, hallaron 1-86 por 100de óxido de cromo, y Lewy juzgaba que ton pequeño cantidad de cro-mo no pOdía dade el color verde a las esmeraldas; pero Wohler y Rasefundieron 7 gramos de vidrio, sin color, con 13 miligramos de óxidode cromo, que corresponde a 1-30 por 100 del peso, y obtuvieron unvidrio homogéneo, transparente, y de un color verde idéntico 01 delas esmeraldas analizadas. De estos experimentos concluyeron que esel óxido de cromo, y no la materia orgánica, el que coloro los esme-raldas.

No todas las esmeraldas son verdes, pues este color es un acciden-te, que los hace muy apreciadas; porque las hay también de otros co-lores, teniendo todas una composición semejante.

Cuando posee un hermoso tinte verde, limpio y transparente, es uno

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de los piedras, en su género, más bellos y estimables en el comercio;con estos cualidades, los de Muzo no tienen rivales, y son los únicos desu especie conocidos en el mundo.

Los esmeraldas blancos y transparentes, los azules y los de un co-lor ligeramente verde agua, se llaman berilo; los últimos se designantambién con el nombre de agua marina. Los berilos de mayor precioen lo joyería son los de Cangayum, en el distrito de Combotor, de loIndio Oriental. El berilo tallado más precioso que se ha conocido deeste distrito, pertenecía o Mr. Kope; peso 184 gramos y costó 12.500francos. Muzo también ha dado esmeraldas blancos o berilos.

Los berilos de Salzbour y de Siberia son azules; de diferentes in-tensidades. En Siberia también hoy esmeraldas pmarillas, amarillasvtrdosas, amarillas naranjadas y amarillas rojizas, las de la isla deElba son rosados.

~Ls mejores agua-marinos son las de lo provincia de Minas-Geraes .en el Brasil.

Todas estas esmeraldas de colores fueron considerados durante al-gún tiempo como pertenecientes o especies particulares diferentes dEllas verdes; pero el Abate Hauy los reunió con las esmeraldas de Mu-zo en una solo especie minero lógica, por sus formas y modificacionescristalinas; Y posteriormente se reconoci6 la exactitud de esto reunióncuando Vauquelin, descubri6 en ellas lo g'ucina; y con más certi-dumbre aun, desde que se hizo el análisis completo de estos piedras,del cual resulta que tienen leí misma composición.

Cuando están lapidadas las esmeraldas, según su color tienen ana-logías con otras piedras. La verde se puede confundir con la dioptasa(silicato de cobre), y con el granate ouwarovita; cuando es amari-llo o verde amarillosa, se parece 01 topacio, 01 cimofano Y ql peridoto;los azules no se distinguen de los safiros y lo cordierito; y los blan-cos transparentes, con frecuencia se han admitido' como diamantes.El brillo distingue la esmeralda blonca del diamante; el dicroismo delo cardiecita; lo densidad de las demás.

¡'Los minas de Muzo han dado últimamente, en el año de 1884,una hermosísima esmeralda, perteneciente hoy 01 doctor Manuel An-tonio Angel, accionista de lo actual Compoñía de explotaci6n de es-

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tos minas. Esta esmeralda estó representada en el grabado adjunto,en ras dimensiones naturales. Es un prisma exagonal de 5 V2 centi;.metros de largo, 7 Y2 en su mayor diagonal en lo base y 21 Y2 deperimetro; tiene 437 gramos de peso ;es decir 2.126 y V2 quilates.Su color es de un verde subido, pero tiene en su interior algunas grie-tas .0 jardín que mancha su pure:z:a. El señor Angel lo estimo en cua-tro mil libras esterlinas.

(El valor de las esmeraldas dependen no solamente del número desus quilates (1) sino también de su pure:z:a, color y transparencia;se puede decir de una manera general, que oscilo entre 10 francos elquilate de las esmeraldas pálidas talladas, hasta 300 francos elquilate de los perfectamente puras y de un verde hermoso y trans-parente. Cuando están sin lapidar se calcula el valor según estosdos términos y sus intermedios, y se rebaja un tonto por ciento equi-valente a la pérdida que sufra por lo lapidación. 80ece de 800t apre-cio la esmeralda perfecta, de cualquier tamaño que sea, en lo cuar-ta porte del precio del diamante de igual peso.

(1) Según Jac.ques Bnru, la palabra KARET o QUILATE~ viene deuna planta de Africa l!amada KOUARA, cuyas semitlas, pequeñas ha-MI rajal marcadas con Ult punto negro, de la misma especie de nues-tras PEONIAS o CHOCHOS, tienen s.nsiblemente el mismo peso, ySQn empleadas e" India para pesar 1011 diamantes y tal piecfras precia-sas. El valOl' del quilate varia poco de va país Q otro. La tabla si!Juien-h contiene el valor en miligramos de los quilates de algunos paíres:

Francia o"

Inglaterra ...Alemania .. ,

,España .......•. o ••••••

:India Oriental

0.205-5000.205-4090.205-4000.205-3930.219

Los diamantes en bruto se venden con frecuencia proporcionalmen-te 01 cuadrado del peso ovaluado en quilates; se multiplica el cua-drado del peso por' 50 francos que vale el quilate. Paro los diaman-tes tallados, se admite que pierden lo miead de su peso por la lapi-oación, y se multiplican 50 francos por el cuadrado del doble del pesodel diamante.

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'El terreno neocomiano de la formaci6n cretócea de Colombia, esmuy extenso, y en muchas localidades, su naturaleza es idéntica alde las minas de Muzo; así es que no exageramos al asegurar que es-ta fuente de riqueza nacional es casi inagotable.

Papel Periódico lIustrodo.-Número 84.-Año IV. pógs. 181 o 184.

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EShldio de 'las momias y las ceremonias fúnebres de algunos pueblas.

,Las momias o restos humanos desecados por los efectos de la na-turaleza, o artificialmente por la mano del hombre, son muy intere-santes en los estudios arqueológicos, pues nos presentan uno set"iede generaciones de algunos razC?s, con sus mitos, sus costumbres fu-nerarios y religiosos y sus preocupaciones o necesidades sociales. Des-de que los antigiiedades egipcios llamaron la atención de los anti-cuarios, la historia de otros pueblos ha ido aglomerando hechos y ob-servaciones que consideradas aisladamente pueden ser tan sólo curio-sidades históricas; pero que de su agrupación comparativa pue-den deducirse consecuencias importantes para los estudios antropoló-gicas: cuando los hechos son de carácter general nace de ellos la con-sideración de que el hombre en su primitivo desarrollo social ha pa-sado por las mismas faces en todos los puntos del globo; pero cuandose recapitulan en un solo cuadro histórico costumbres que no son decarácter general pero que guardan ciertas analogías entre sí, nace lasospecha y aun suele adquirirse el convencimiento de que ciertos pue-blos emigrantes las han llevado a grandes distancias, transmitiéndolascomo hábitos sociales, o por el poder de la imitación. Ademós, dice Ga-nol, el estudio comparado de los usos y costumbres, de los diferentespueblos, es de grande -utilidad científica; la aproximación de Ips he-chos arroja luz para unos y otros.

Es, pues, nuestro propósito seguir brevemente la historia compara-tiva de la momificación natural y artificial de los Egipcios y Guanchosy de las costumbres análogas, más las ceremonias fúnebres de algunospueblos americanos, hasta los Chibchas y Peruanos.

Se cree que la palabra momio, o mumia de los latinos, se derivo,según el jesuita Kircher, de moum o mum, palabra persa que significa

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cero o sustancia aromático; y según el Padre Martini, de Moumya,voz árabe que significa cuerpo desecado. Algunos sabios hacen deri~var la palabra momia de ammomum, nombre de una planto aromá-tico probablemente usada en los embalsamientos. Serapion, en el Lé~xico de Brumon, aseguro que este nombre quiere decir pez-asfalto, mez-cla de pez y de asfalto usado para la conservación de los cadáveres.

Una momia, es, pues, un cadáver conservado por cualquier medioartificial; pero las hoy también naturales, que son los cadáveres quese secan sin putrefacción, espontón ea mente por los medios de la na-turaleza. Como las momias son objetos de la solicitud de los orqueó-lagos, se conservan con grande interés y cuidado en los principalesmuseos de Europa y de América.

,En el Museo del pequeño Louvre existe uno momio egipcio de unhombre que Champolicm ha llamado Siophis; está cubierto aun de susbandeletas y cartones de tela, como la preparó el embalsamador; tienefigurado en el pecho un gran collar, y en el medio de éste un pectoralcon los figuras de Osiris, de Isis y de Horus, deidades de los antiguosegipcios.

~EI Briti. Museum es algo mós rico que el de.1 Louvre. Fue una grannovedad histórico y científico el hallazgo de la tumbo de Cleopatra; ylo momio que contenía el sarcófago descubierto, estaba intacta; fuellevado a Londres, en donde los egipt610gos creen reconocer en ellalas restas de la famosa Reino de Egipto.

Mr. Lee. Cónsul general del gobierni británica cerco del Pachá deEgipto, llevó a Trementon Castle, uno momio perfectamente conser-vada, sacada de las sepulturas reales de Thebas; el cuerpo estaba en-vuelto en algunos centenares de anas de vendajes, y de franjas conbordados de cerca de Quince pies de largo por cinco a catorce pulgadasde ancho. El féretro estaba decorado con magnificencia y cubierto defiguros simbólicos y de geroglíficos. Por un estudio comparativo de 105

geroglíficos trazados en la corona del cofre con los vocabularios denombres propios, tradUcidos por Champolion, se ha comprobado que es-ta momio era de uno de los Faraones. Tenía la frente cubierto de unoposta compuesta de aromas, en la que encontraron granos enteros decebado. (Julia Fontenellel.

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EL DORADO

Es indudable -dice Ruelle-- que lo observación de los cadáveressecados por lo arena en los grandes desiertos, hizo nacer en los Egip-cios la idea de las primeras nociones de la desecación artificial. Debe,pues, colocarse en primer término lo momificación por los medios na-turales. Los cadáveres sepultados bajo los arenales abrasadores de losdesiertos de lo Libia perdieron su humedad natural y su graso; lo are-na es absorbente y el color es desecante; seca y acartonado, lo piel y losmúsculos avellanados, pierden de su peso y se presentan ligeros, con-servando sus formas y los actitudes que les dio la agonía en los últi-mos instantes. Cambyses, según Herodoto, perdió su armado casi en-tero en su expedición al templo de Júpiter Ammon, el simoum del de-sierto los sepultó boja lo arena Y fueron desecados.

¡En los subterráneos Y en las cuevas naturales en donde la atmósferaes fría, lo evaporación rápido, el suelo ca1cáreo o absorbente Y lo tran-quilidad del aire propicia para su purificación, dejando depositar porsu propio peso los gérmenes de fermentación Y de putrefacción, lomomificación es natural y rápida; y aun es más fácil en una atmós-fera, si, como lo de los Andes, es ligera y poco cargadade gérmenes corruptores. Tales son las condiciones en que se encuen-tran los Andes colombianos, en los que en cuevas naturales deposita-ron los indios los cadáveres de sus familias, hallándose hoy después dealgunos siglos, perfectamente momoHcados. Los condiciones favora-bles poro la momificación espontánea se encuentran también al airelibre en muchos lugares de la América: Humboldt erlcontró en Méxicoverdaderas momias naturales; y algunos viajeros que visitaron los cam-pos de las batallas de la conquista, en un suelo privado de lluvias, enlos desiertos del Perú, han hallado cadáveres de Peruanos y de Espa-ñoles, secos ':1 bien conservados.

La observación de los efectos de la naturaleza, indudablementeguió la mano del hombre en los primitivos procedimientos de momifi-cación artificial o de los medios de embalsamamiento. Entre los egipciosy los Guanchos fue llevada esta práctica a una perfección que no al-canzaron otros pueblos contemporáneos. En otros muchos fue practi-cada la momificación artificial, pero no con el carácter general queentre los Egipcios, que según lo opinión de algunos anticuarios, fue im-puesto por los legisladores, poniendo en juego los afecciones de fami-

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lia y las creencias religiosas, para cumplir con sabios preceptos higié-nicos.

Después de la expulsión de los Hycsos del imperio egipcio, y bajolos dinastías que se sucedieron, se levantaron los monumentos másespléndidos del arte egipcio. Entre estas construcciones se cuentan lostumbos talladas en los rocas. La cadena Iibica, situada ''01 oeste de Te-bas, fue excavada en una extensión de dos leguas, y contiene millaresde cómaras sepulcro les dispuestos en muchos pisos. En todos estos tum-bos se encuentran momias, papirus con inscripciones geroglíficas, pe-queños estatuas y multitud de objetos diversos depositados 01 lodo delos muertos.

Los momias egipcios --<lice Kircher- son cuerpos atiborrados desustancias odoríferas y balsámicos, propias poro detener el trabajode la descomposición pútrido; pero el clima de aquellos localidades erapropici?, mós que en cualquiera otra parte, poro ayudar a lo deseca-ción. Respecto de la causa que mantuviera esta costumbre de embalsa-mar los cadáveres entre los pueblo segipcios, hay diversos opiniones.Entre los historiadores antiguos, Herodoto dice que el embalsama-miento era un medio de sustraer los cadáveres de la voracidad de losc¡nim~J1es,que faltaban 01 respeto del hombre. Según Diadoro de Si-cilia, esta práctica nacía de los afectos de familia: la piedad filial yel amor a sus deudos.

Algunos anticuarios, paro dar uno explicación satisfactoria, han re-currido a los mitos populares, entre los cuales existía lo creencia deque el alma permanecía en el cuerpo en tanto que este subsistía; pe-ro otros la atribuyen a que los sacerdotes y sabios enseñaban 01 pue-blo, que posadas treinta o cuarenta mil años, en cuyo término debíaverificarse uno gran revolución en el universo, para principiar su re-nacimiento, las almas volverían o sus mismos cuerpos, yero necesario,poro que esto sucediese, conservar los cadáveres preservadas de la co-rrupción. Según este mita, se podía comunicar este beneficio o ~osanimales, y por esto razón también los embalsamaban. Pero no secomprende como siendo indispensable su integridad, los mutilasen ex-trayéndoles los intestinos; o no ser que 'creyesen en lo regeneración deesto parte, pues según Plutarco sacaban los intestinos del cadáver y des-

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pués de haberlas mostrada al sol los arrojaban por ser la causa de to-dos las faltos que el hombre había cometido.

;6ory de Sain- Vicent dice: "El uso de conservar los cuerpos muertos,que solamente fue nacional entre los Egipcios y los Guanchos, es de-cir, entre lo noción mós sabio y los hombres menos instruídos, es lopruebo de uno sensibilidad profunda en los naciones en las cuales se'generaliza". Pero poro Volney, fueron únicamente, ideas de carácterhigiénico las que motivaron la momificación entre los Egipcios, Estamisma opinión es lo de Julio de Fontenelle, y agrego a ella las ideasreligiosos: los necesidades higiénicos los explico por el gran conocimien-to que tenían los Egipcios de los leyes de esto ciencia, que, según Prós-¡:ero Alpino, fue de los ciencias que mayores progresos alcanzó entreellos; este pueblo fue muy ilustrado y su civilización se transmitió alos Griegos, de éstos o los Romanos, Y de los Romanos a los demáspueblos. Los inundaciones del Nilo, que cubren anualmente uno in-menso extensión del territorio, hacía imposible Y peligroso el enterra-miento de los cadóveres en un suelo húmedo y anegadizo, que facili-taría lo putrefacción Y lo infección del aire en los portes altos, el;!'donde se encontraba acumulado uno poblQción muy denso, que dabaanualmente muchos muertos. La desecación de los cadóveres fue elexpediente apropiado para obviar esto dificultad, y uno de los mediosmós adecuados lo hallaron en el empleo del natron (subcarbo:niGto desoda), muy abundante en los numerosos lagos de aquel territorio; es-ta sustancio natural tiene lo propiedad de impedir lo corrupción ca-davérico. Estos necesidades higiénicas se constituyeron en u'n' cultoreligioso afianzado por sus opiniones sobre los destinos de lo huma-

nidad,

Según Rouille, la operaclon del embalsamamiento de las cadóveresegipcios, se reducía o dos partes esenciales: la desecación paro privar-los de la grasa y de la humedad naturales, y después lo preservacióndel cuerpo desecado de la humedad exterior y del contacto del aireLa naturaleza del clima y sequedad de la atmósfera eran favorable!para llenar la primera condición; y para la segunda se recurría al pro·cedimiento ingenioso que encontraran mós apropiado, ayudada de leconstitución del suelo y de los subterráneos en donde eran depositado~los cadóveres, Estas vastas cavidades, de donde, según dice Pelletanse extrajo el material poro los monumentos suntuosos de Tebas, estár

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01 abrigo de los inundaciones del Nilo, y se encuentran en ellos mi-llares de cadáveres momificados, que representan centenares de ge-neraciones sustraídas de lo putrefacción; sus paredes están cubiertosde pinturas de un trabajo minucioso, pues que el espacio correspon-diente a coda persono está formado de pequeños cuadros con figurasque no tienen más de dos a tres pulgadas de alturas. Hoy también ba-jos relieves de tintes iguales muy vivos, y la parte de roca que no seprestó o algún trabajo de pintura o de escultura está barnizado conun' betún sólido muy durable. Estos cuadros representan escenas do-mésticas terminados por un convoy fúnebre.

Según Herodoto, cuando moría una.' persono de consideración, to-das las mujeres de su casa se cubrían lo cabeza y aun la cara con Io-do, se descubrían el seno, y dejando el muerto en lo caso, corríanpor lo ciudad acomp,añados de sus parientes, golpeándose el pecho,demostración de dolor que ejecutaban también los' hombres con el pe-cho descubierto. Posado esto ceremonia, era conducido el cadáver 01lugar del embalsamamiento.

Los embalsamadores eran determinadas personas encargados por loley de practicar esta operación, 'y ajustaban el precio con los intere-sados, según tres procedimientos diferentes más o menos costosos. Elmejor de ellos era el siguiente: tendido el cuerpo en el suelo, se prin-cipiaba por extraer por los narices uno porte del cerebro con un ins-trumento encorvado, y el resto era destruído por medios de sustanciasque introducían en el cráneo. Después el escribano señalaba sobre elflonco izquierdo del vientre lo porción que se debía cortar. El encar-gado de ejecutar esta incisión, cortaba con una pieClra de Etiopía lostejidos en lo extensión señalado por 10 autoridód e inmediatamente seponía en fugo, porque los asistentes lo perseguiqn. a pedradas y conimproperios, pues se consideraba como odioso y criminal al ejecutorde uno herido violenta sobre alguno de sus semejantes. (Diodoro).

Por la incisión sacaban los intestinos; limpiados y pasados por vin:>de palma, eran, colocados en un cofre. paro' presentarlos 01 sol, dirigién-dole un discurso uno de los embalsamadores, en honor del difunto y asu nombre. Se llenaba la cavidad del vientre con polvos de mirra, deconela y otros aramos, con. excepcí6ndel incienso. Después de cerrada

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Figuro 69 de lo relación de "El Dorado".

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la incisi6n con una sutura, se salaba el cadáver cubriéndalo con natrundurante setenta días.

Transcurridos estrictamente los setenta días, era lavado el cuerpoy cubierto de bandas de tela de algod6n barnizados con goma de Ara-bia, lc:omíl, de que los egipcios hacían uso como cola. Los miembrosde la familia hacia n construír un estuche de modero de sicomoro, de laforma del cuerpo, y en él encerraban 01 muerto y lo colocaban enel lugar destinado o su dep6sito.

El segundo procediimento consistío en inyectar en el vientre un 11-(luido untoso extraído del cedro; no se practicaba incisi6n alguno nise extraían los intestinos. Se salaba con natrum durante el tiempoprescrito, y en el último día se hacía salir el aceite inyectado.

El tercer procedimiento fue destinado a los pobres. Se reducla Unl-comente a inyectar el cuerpo con un licor llamado surmaía, y se cu-bría de natrum duronte setento días.

En opini6n de los egipci6lagos, las relaciones de Herodoto y de Dio-doro son deficientes, pues no hablan de la desecaci6n, operaci6n indis-pensable antes de aplicar las bandas engomadas; es de suponerse tam-bién que la introducci6n de las polvos. aromáticos en el vientre debi6practicarse después de solado el cadáver. El estudio detenido de lasdiferentes especies de momias egipcias, revelo que se practicaban al·gunas operaciones minuciosas y que se usaban otras sustancias resino-sas y bituminosas, tales como el pez-asfalto, de que nO hablan loshistoriadores antiguos. Todas estas sustancias tienen la propiedad, usa-das como barniz, no solamente de preservar de la cosrupci6n, sino dealejar los gusanos y los necr6foros que devoran los cadáveres.

El señor Rouger,' miembro de una comisión científico destinada oEgipto, dice que los embalsamadores lavaban el cadáver con el licor vi-noso y balsámicO que Herodoto y Diodoro lIamon vino ·de palma. ydespués de lIenarlo de resinas odoríferas y de betumen, lo colocabanen estufas en donde se secaba y se impregnaba de las sustancias re-sinosas.

Lo siguiente reseña histórica de Julia de Fontenelle es muy intere-sante, y nos dice que según autores antiguos se encuentran seis espe-

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des de momias egipcias: "La primera especie es la que lleva el nombrede momia cfe Seropion, fue preparada con el pez-asfalto. La segundue~pecie es la momia de Arabio: representa los nobles egipcios, y supreparación se hacía con áloes, azafrán, m,ina y otros aromas; estaespecie no se encontraba sino en> las tumbas de los Reyes y de lashéroes de Egipto. La tercera especie es la momia de los plebeyos egip-cios: fue preparada con betumen de bajo precio. La cuarta especie er.1preparada con el pez-asfalto. La quinta era de los cadáveres de losjóvenes muertos violentamente se exponían estos cuerpos al sol, ycuando estaba avanzada la desecación, se les espolvoreaba con mir,'Jy óloes, se les rociaba en seguida con un licor alcohólico y se les ha-cía secar a la sombra. La sexta especie se preparaba sumergiendo loscuerpos en la arena, dejándolos así expuestos a un sol ardiente paraapurar la desecación.

Este mismo autor refiere que el señor Passalacque, hóbil arqueólo-go, ha observado que las momias tienen posiciones determinadas en losbrazos y en las manos; en cuanto o la del cuerpo y de la cabe::a, siem·pre estón en línea reCta. Las actitudes siguientes son las que más co··múnmente se encuentran: "Los hombres y los niños recién nacidostienen los brazos extendidos a lo largo del cuerpo; las mujeres de cier-ta edad tienen los dos brazos cruzados sobre el pecho, o bien un solobraza colocado así y el otro extendido al costado del cuerpo; las jó-venes tienen entrambos brazos a lo largo del cuerpo, pero el antebra·zo replegado y las dos manos sobre el pubis: esta actitud era símboiode' la castidad. La mano izquierda de las momias está ordinariamentecerrada y la derecha abierta; y los anillos o amuletos, cuando se en-contraron, los llevaban en la mano izquierda y jamás en la derecha.

"El ataúd de las momias egipcias es esculpido y construído con dosfragmentos de leño de sicomaro; la parte inferior tiene mayor profun-didad que la tapa; en los ataudes griegos sucede lo contrario, y ade-mós son formados de planchas pequeñas reunidas.

Las verdaderas momias egipcias tienen, algunas veces, por encimade la envoltura de tela, una redecilla de avaloria. Los más ricas y las másdifíciles de hallar están rodeadas de un cartonaje de tela atado por

detrás" .

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"Los anillos, collares, amuJetos, cinturones, brazaletes, etc. se en-cuentran en su lugar respectivo, sobre las carnes y debajo de los ven-dajes. Los manuscritos en papirus se encuentran ordinariamente colo-cados sobre el pecho, o debajo de los brazos o entre las piernas. Sueleencontrarse grandes escarabajos con inscripciones sobre el pecho de /0momio; los pequeños están en un cordón unidos a otros objetos en elcuello o en el puño cerrado de la mano izquierda. Los mós grandesescarabajos sin inscripciones se hallan en el vientre, y se encuentranasí de tiempo en tiempo los cuatro genios de infierno egipcio, o cabe-zas humanos, de cionocéfolo, de chacal y de gavilán, modelados en ce-ro, con el ojo de osiris, etc".

jSegnú M. Rouger, miembro de la comisión cientffica o Egipto, seencuentran las momias envueltas todas de fa misma manera; las di-ferencias consisten en el número de vendas que las rodean, y en localidad de los telas. La cabeza está cubierta con un fragmento detela cuadrado, de tejido muy fino, cuyo centro forma sobre la carouno especie de máscaras; algunas veces se encuentran hasta cinco oseis aplicados unos sobre las otros; el último está pintado o dorada yrepresenta las facciones ~e la persona embalsamada. Los objetos quese encuentran después de los últimos vendajes, son Idolos de oro, debronce, de tierra cocida y barnizada, o de madera pir!,tada o dorada.M. Porisot, dice que el culto de los animales unido a la supersticiónde la metempsicosis, extendió la conservación de los cadáveres pormedio de la momificación hasta los cuerpos de los animales sagra-dos. "El ibis figura del dios Thoth, era el señor de Hermópolis; el car-nero, figuro del gran dios Ammon, era el señor de Tebas". Los ani-males sagrados fueron considerados por los Egipcios como símbolosde la sabiduría, del poder y de la bondad de la Divinidad, y los co-locaron en el cielo erltre los signos del Zodiaco. Al lado de los Reyessepultaron las momias de los ibis, de las serpientes, de los cocodrilos,de los monos y de otros muchos animales".

'Papel Periódico Ilustrodo.-Número 86. Año IV. Págs. 226 o 228.

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Estudio cte los momias y las ceremonias fúnebres de algunos pueblos

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Después de los Egipcios, los pueblos que practicaron la momifica-ción artificial con bastante perfección fueron los antiguos habitantesde las Islas Canarias, llamados también Felices o Afortunadas. Estepueblo se llamaba Guanchos, palabra que se deriva de guan, que sig-nifica hombre. Estas islas estón situadas en las castas occidentales dela parte Norte del Africa, y hoy no continen ni los restos de su an-tigua raza indígena, caracterizada por su elevada estatura. Los Guan-chos pertenecieron a los pueblos del antiguo continente, Y según Hum-boldt, quizó a la raza caucósica, pues entre sus alimentos contabancon los cereales y con la leche de las cabras.

Este mismo naturalista dice que la estructura del cróneo de losGuanchos Y de los antiguos Egipcios tiene algunas analogías, y quelos dientes incisivos de las momias de los primeros son romos como losdientes de las momias halladas en las orillas del Nilo. (Viaje a las

Regiones Equinoccioles).

; Los geógrafos antiguos antes de Aristóteles, no consiguieron nocio-nes exactas sobre las Islas Canarias, porque los Cartagineses, únicopueblo que extendió sus excursiones maritimas hacia el Oeste, y al Nor-te, tenía interés' en ocultar estas regiones destin'óndolas como un lugarde asilo para los tiempos de turbulencia Y de desgracias públicas. Laestructura geológica y sus volcanes, han hecho sospechar que estasislas son los restos de una cadena de montañas que unidas al Conti-nente, se separaron sumergiéndose por algún cataclismo. (Humboldt).

;La relación de los procedimientos de momificación usados por los.antiguos Guanchos, que presenta mayor interés, es la de Bory de,

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Saint-Vicent, y o el'la nos referimos en gran porte de lo Que sobreeste asunto vamos a exponer.

JLos Guanchos llamaban sus momias Xaxos, y conservaban estos res-

tos con gran cuidado y veneración, no descuidando los medios que lesfueron conocidos o transmitidos poro precaverlos de la corrupción. Sientre los Egipcios era apedreado ignominiosamente el que practicabalo abertura del vientre del cadáver, entre los Guanchos los embalsama-dores vivían solitarios, retirados y ocultos a los miradas del pueblo,porque eran considerados como seres abyectos. Los Guanchos entrega-ban los cadáveres de sus mujeres a obreras encargadas del oficio deembalsamar; los hombres únicamente se encargaban de los cadáve-res de su sexo. Entre las Egipcios se aguardaba o que principiase loputrefacción poro entregar 01 embalsamador el cadáver de uno mujer,principalmente si era bella.

Tendido el cadáver sobre uno mesa de piedra, el operadar practica-ba una abertura en el boja vientre con un cuchillo de piedra obsidia-ncí~ (tobona); por ella se le extraían los intestinos poro lavarlos inme-diatamente; también se lavaba el cuerpo, principalmente los ojos, las ore-jas y el interior de la boca, con agua en lo que se disolvía lo mayorcantidad posible de sol. En las cavidades del vientre y del pecho seintroduclan plantas aromáticos, entre las cuales se ha encontradosiempre el c:henopodium ambrosioides; y en seguido se exponía a losardores del sol el cadáver así preparado, o en su defecto, en una estu-fa. Durante la desecación se le hacían unciones con un unguento pre-parado con grasa de cabra, polvos de plantas aromáticos, corteza depino, resina, brea, piedra pomez, y otros materias absorbentes.

ILas diferentes operaciones del embalsamamiento duraban quincedías, tiempo suficiente para lo conservación y paro que quedase lamomio seca y ligera. Después de embalsamado el cadáver se envolvíanlos momias en unos socos hechos de pieles de cobra preparados expre-samente durante lo vida, y se les ataba con correos unidas por nudoscorredizos. Finalmente, se celebraba con magnificencia la ceremoniafúnebre. Los Momias de los Reyes y de los personas de distinción, erancolocados en ataúdes de uno solo pieza, excavados en el leño de unasabina modera reputado como incorruptible; operación semejantepracticaban los Egipcios con el leño del sicomoro. Lo último morada de

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estas generaciones de los Guanchos así momificada, fueron las caver-nas excavadas para este objeto, como fue costumbre entre los Egipcios.Para las gentes del pueblo se usaba un procedimiento menos costoso:se hacía secar el muerto al sol, después de introducirle en el vientreun licor corrosivo, que según Bory de Saint-Vicent, era el jugo lechosoy acre de un euforbio, planto que se ha encontrado en los xaxos. Estejugo corrosivo corroía todas las partes interiores que el sol no podíasecar, y después se las cubría con pieles.

,Los xaxOs, tales como se les encuentran, son muy ligeros, pues no pe-san por lo general, más de seis a siete libras; tienen un color de cur-timbre y un olor agradable; muchos están perfectamente conservadoscon sus cabe l/os y barba; frecuentemente les faltaban las uñas. En al-gunos no se encuentran señales de incisión en el vientre; en otros seve lo marca de una gran cortada sobre el costado. En los hombres losbrazos están colocados sobre tos lados, y_ en las mujeres cruzadas lasmanos sobre el bajo vientre.

,Humboldt, dice que estas momias se encuentran adornadas, confrécuencia, con pequeños discos de tierra cocida, atados por cordonesque parecen haber servido de signos numéricos, que se asemejan a losequipos de los Peruanos, Mexicanos y Chinos.

~En la Isla del' Fierro, se han hallado, sobre la mesa en donde se ha-bía depositado el cadáver, los muebles y objetos de su uso durante suvida. Sobre los momias de algunas personas de distinción se levan-taban tumbas a amontonamientos tumulares; estos monumentos erande forma piramidal y de piedras secas, es decir, sin argamasa o ci-mento en la unión. El muerto llevaba sus vestiduras, colocado sobretablas de pino con la cabeza hacia el Norte.

M. Jouannet examinó algunas momias de los Guanchos, que teníanlos ojos, las narices y la boca llenos de asfalto, como algunas mo-

mias egipcias.

IEn vista de las analogías que ofrece el sistema de momificación delos Egipcios y de los Guanchos, no es infundada la suposición de lo pro-cedencia egipcia de los habitantes indígenas de las Islas Canarios, opor lo menos de sus relaciones íntimas: suposición apoyada por las ob-servaciones de Humboldt, y porque no se puede admitir como un he-

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cho casual la notabilísima concordancia en los procedimientos de ion-servación de los cadáveres en estos dos pueblos que ocupaban r6s ex-tremos oriental y occidental de la parte norte de Africa.

Al terminar esta parte debemos consignar una observación muy im-portante de M. Despreux, americanista Y"'viajero ilustrada que escri-bió en México, en 1843: "Durante mi permanencia en las Canarias,dice, pude proporcionarme tres momias, un hombre y dos mujeresconservadas según el antiguo sistema egipcio. El hombre es de unaestatura gigantesca, lo que se conformo con los tradiciones de los anti-guos atlantes. Las mujeres tienen los cabellos largos, negros, espesos ytrenzados con tiros de cuero teñidas de encarnado o de verde; el vestidoestó plegado por delante, y una especie de :zárope corto las cubre ·el pe-cho .. El calzado se compone de una suela fijada 01 pie con correas teñidosde encarnado, y guarnecida de pedacitos de obsidiana muy bien trabaja-dos. El hombre tiene por vestido uno túnica y un monto fijado sobre el pe-cho por un nudo llamado tomares. iCuál sería mi placer cuando, lle-gando al interior de los Andes, encontré a las mujeres vestidas delmismo modo, y que su peinado era idéntico al de mis momias". Ade-más; de esto, sus monumentos son piromidales, como los de América, ylas armas encontradas en los túmulos idénticas a las de .Ios indios.

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Aunque en los pueblos de lo América no existía el uso general delos embalsamamientos como entre los Egipcios y Guanchos sí se prac-ticaba, casi en todos ellos, la conservación de los cadáveres, princi-palmente de sus personajes más distinguidos, con procedimientos móso menos imperfectos, pero en ellos se nota como un recuerdo de aque-lla .costumbre egipcia y guanche, y sus ceremonias funerarias son elreflejo de los honores y prócticas fúnebres usados por los Indus y porlos Scitas y generalizados en una gran parte del Norte de la Europa.

No entramos a discutir las probabilidades de una emigración egip-cia sobre el Nuevo Continente, porque sale fuera de íos límites del es-tudio de los momias; pero sí haremos notar que es posible esta de-mostración, apoyada en el estudio de las costumbres, de las ceremo-nias religiosos, y de los monumentos egipcios y americanos. También

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es posible que la América recibiera emigraciones accidentales de Guan-chos arrastrados por las corrientes marinos.

La historio refiere los estrechos relaciones que existieron entre losEgipcios y los Fenicios, y que estos últimos como intrépidos navegantesfueron encargados por los primeros de ejecutar muy peligrosos viajes."En las Islas Azores, casi en el centro del Océano Atlántico, y másal N. O. de los Canarias, se han hallado estatuas y me9allas Fenicias.En 1873, se ha hallado en el Brasil una piedra con inscripciones feni-cias que han sido traducidas. La inscripción es de una piedra conme-morativa, rudo monumento erigido por algunos fenicios de Sidonia, alparecer refugiados o desterrados de su pars nativo, entre los años9<? y 10 del reinado de Hiram. Estos temerarios o desgraciados cana-neos (patronímico que usaron poro denominarse) salieron del puer-to de Aziogaber (hoy Akaba, puerto del mor Rojo) y navegaron pordoce novilunios o lo largo de la tierra de Egipto; etc." Según los seño-res Yatte y Moultin, en la desembocadura del Tauton, en Massachus-setts, hay otro inscripción fenicio. (Escobar y Girón. Memoria sobrelas probabilidades de una emigración egipcia a la Améri.:a. Bogotá).

,Respecto de los Guanchos se sobe lo siguiente que apoyo los pro-babilidades de una emigración occidental sobre la América: El doctorViera, Cura que fue en las Canarios, refiere en 'su historio ge-neral de estas Islas: Que en 1770 un pequeño buque cargado de tri-go, y destinado o pasar de lo isla de Lanzarote a Santa-Cruz de Te-nerife, en momento en que ninguno de la tripulación se hallaba a bar-co, fue arrojado a lo ancho del mar. Las corrientes de las aguas deOriente a Occidente, lo condujeron a la América y se encalló en loscostos de la Guaira (Venezuela). El historiador Gumilla, en su OrinocoIlustrado, refiere como un hecho evidente que un barco cargado devinos, yendo de Tenerife a Palma, fue arrojado par una borrasca 01interior del Océano, y los corrientes lo condujeron, o pesar de los pi-lotos, a Trinidad de Barlovento, sobre las Costas de América.

Uno de los hechos más interesantes y más significativos relativo aeste asunto es el siguiente: El doctor Le ':ijlongeon, que visitó las ruinaide Yucatán en 1875, descubrió en Chi'é:hen-Itza uno estatua de unhombre acostado sobre una plancha de piedra sepulcro!. El grabadode esto estatua fue publicado en ~Ia América prehistórica del Marqués

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de Nadilloc, y presento un tipo de fisonomía y de adornos de la cabe-zo enteramente egipcios; y su actitud es diferente de los que presen-tan las demós estatuas encontrados en Chichen-Itzo y en otros ciuda-desde' Yucatón; las sandalias de formo particular son los mismos que lle-van los momias a xaxos de los Guanchas en los Islas Canarios.

No hemos podido prescindir de estos hechos antes de principiar lasanotaciones históricos de los costumbres funerarios y de los COnstruc-ciones sepulcro les de lo América del Norte, porque creemos que la es-tatua de Chichen-Itza, de que hemos hablado, debe tener alguna rela-ción con los momias de los Guanchos, pues según algunos historia~dores, en Yucatón embalsamoban los cadóveres: los sacerdotes saca-ban los entrañas y las depositaban en ónforas adornados de cabezashumanas o de animales. ()

>,Entre los antiguos construcciones de lo América del Norte, disemi-nados en un inmenso territorio, se encuentran los montecillos hechospor lo mono del hombre, perteneciente o uno rozo bastante adelanta-do en los construcciones de circuitos de defensa, de reductos y de for-tificociones en general.

'Los' anticuarios del Norte, para distinguir esto rozo desconocido, pe-ro cuyo existencia se ha reconocida por sus restos mortuorios y porlos monumentos que ha dejado, lo ha designado con el nombre deMound Builders, o constructores de montecillos, par ser los que móscomúnmente se encuentran. De estas montecillos destinados o diferen-tes usos, y ritos las más numerosos, san los mound, sepulcrales de for-mas variadas comparables o las construcciones tumulares de las primi-tivas rozas del antiguo Continente; en ellos las cuerpos fueron inhu-modos, ya en posición horizontal, yo con sus miembros replegados so-bre el tronco y sentados en su posición natural con lo barbo apoyadasobre los rodillos, actitud en la que se encuentran generalmente losmomias de lo América del Sur, Unos veces estón aisladas bajo de es-tos mantecillos artificiales, otras reunidos en forma de cementerio, ylos tipos mós comunes son los siguientes:

.En el Missouri cubrían los codóveres de una envoltura de arcilla queendurecían por lo acción del fuego. En Kanzas amontonaban sobre el

( 1) Herrera, Déc. IV. l. IX. Cap. VII.

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difunto piedras que formaban con el tiempo· un verdadero cerrillo (Re-port Peabody Museum); esto costumbre lo vemos reproducido en nues-tros montañas coloinbianas y en muchas partes de lo América del Sur.En otras partes de las regiones de los Maund-Builders, se han descu-bierto los cadáveres envueltos en una tela gruesa o en bandeletas decortezas vegetales. Squier describe un sepulcro, en el que encontróel suela nivelado cubierto de una capo de cortezas, sobre ella el cadá-ver rodeodo ge utensilios de piedra, algunos adornos, dientes perfora-dos y finalmente cubierto todo con otra capo de cortezas sobre la cualse levantaba un túmulo de tierra amontonado.

No es menos frecuente el hallarse los muertos reunidos, acostados so-bre el costado izquierdo y 01 lado vasos llenos de alimentos, y algunosobjetos diversos de su uso doméstico. En Modisonville, en el valle delpequeño Miamí (chio) descubrió Mr. Putnam más de seiscientos cadá¡veres, rodeados de numerosos vasos de tierra cocida decorados con dibu.')jos lineares, denteJados o angulosos, algunos de estos vasos con meda-llones figurando cabezas humanas, al lado de estos pipas de piedra,puntas de flechas, cuchillas de obsidiana, martillos y hachas de piedrapulido, utensilios de hueso '1 adornos de cobre. (Horvord University.Junio 1881.

IEn el Wiscansin se hallan cadáveres momificados envueltos en bon-deletas de corteza y sentado~ con la cara vuelto hacia el nacimientodel sol. En el Tennese se han encontrado multitud de momias deposi-tadas en los cavernas, y sus caracteres revelan que pertenecfan a laroza de los Mound-Builders. Cerca de Esparto, como a unas quincemUlas se halló en una de estas cavernas restos humanos momificadosy perfecatmente conservados en canastas de junco hábilmente trenza-das; y con este motivo dice Nadoillac que este hecho no es aislado,porque Heywood refiere haber visto cerca del Cairo, sobre el Smith'sFork esqueletos de hombre y mujer depositados en canastos. En api-ni6n del Marqués de Nadaillac, las sepuleuras más curiosas de la Amé-rica del Norte, son las que contienen los cad6veres, ya entre lajas depiedra bruta, ya en cámaras sepulcro les que recuerdan los ChamberedEarrows de Inglaterra. Los montecillos con cámaras Sépulcrales pre-sentan trabajos más importantes y complicados. El túmulo de esta es-pecie más notable es el de Grave Greek; en la Virginia, en la confluen-cia de este río con el Ohio. Este montecillo contenía das cómaras se-

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pufcrales, una superior y otra inferior: en la superior había un soloesqueleto y en fa inferior dos de hombre y de mujer, al lado de, estahabía otro con diez cadóveres sentados. Se presume que éstos eranlos de infelices víctimas inmoladas en honor del jefe, al cual estabaconsagrada la tumba, y se hallaba rodeado de numerosos adornos, de

.collares, brazaletes de metal y fragmentos de piedras esculpidas.

"Uno de los descubrimientos no menos importantes para la historia,de las poblaciones americanas, dice el Abate Domenech, (2) es el delas momias encontradas particularmente en el Kentuky, y sobre todoen la gruta del Mammouth, cerca de Louisvil!e. Esta gruta encierrauna cantidad prodigioso de nitro, y es o lo presencio de esta sustanciaque se atribuye la preservación del cuerpo humano. Una de estas mo-mias fue hallada a tres metros debajo del suelo, colocada entre anchospiedras y cubierta con una laja plana. El cuerpo en cuclillos, can lasrodillas "replegadas sobre el pecho, los brazos cruzados y las manos co-locadas una sobre la otra a la oltura del mentón. Todo el cuerpo es-taba perfectamente conservadoj la piel semejante a un cuero de coloramarillosoj no se descubrió ni sutura ni incisión que indicase qUé losvísceras hubiesen sido retiradas. El cuerpo no tenía ni vendajes, ni sus-tancias bituminosas o aromáticos, pero tenía cuatro envolturas. La pri-mera interior se ~omponía de una tela hecha de hilos dobles torcidos deuno manera particular, y de grandes plumas entrelazadas con muchoarte. La segunda envoltura era de la misma tela, pero sin plumas. Latercera consistía en una piel de gamo sin pela, y la cuarta y última alexterior de otra piel de gamo con pelo. Estas momias han preocupadomucho a los anticuarios americanos, porque parece pertenecían a unpueblo anterior a los Pieles Rojas, y sirven de argumento poderoso con-tra los partidarias de las razas autótonas. Las momias americanas, ensu mayor número están envueltas al estila egipcia, y no se han encon-trado sino en las cercanías de los grandes ríos, es decir, cerca de los lu-gares a donde los bajeles pudieron llegar".

Es indudable que estas razas conocían los efectos de lo naturalezapara conservar los cadáveres, pues aun cuando no se ho reconocido

(2) Voyoge pittores que dons !les grands Déserts du Nouveou Mande.

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.En Teotihuacán se enterraban los Príncipes Y los Señores, Y sobresus sepulcros mondaban levantar montecillos de tierra, que se ven auny que parecen como colinas hechas a mono". (Sahagún, Historia de

Nueva España).En la Florida, lo mismo que entre los Nahuas, se enterraban con el

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operación previa, el cuidado con que aplicaban estas envolturas, reve-la la seguridad de obtener este resultado. Además, es sorprendente Ymuy significativo, que las momias naturales de esta clase, que se en-cuentran en la América del Norte, tengan la misma actitud, en cucli-llos, con los miembros recogidos, y estén cubiertas con algunas envol-turas, como las momias naturales Y artificiales de los pueblos de la

América del Sur ..El rito funerario que practicaban los antiguos habitantes de los va-

lles del Ohío y del Mississipí,. enterrando los cadáveres de las personasde distinción con sus mujeres Y servidumbre, a los cuales se les in-molaba en honor del difunto, y acompañado de sus armas, utensiliosde menaje con alimentos, joyas y otros objetos, le encontramos igual-mente entre los Mexicanos, en la América Central Y en muchos pue-blos y naciones de la América del Sur, como entre los Chibchas y Pe-ruanos. No se pueden, pues, juzgar estos hechos como casuales y ais-lados; ellos tienen gran significación en la historia de las razas ame-ricanas. Si por una parte encontramos restos de las costumbres de losantiguos Egipcios, por otra vemos reproducido en toda la América, unade los ritos fúnebres de una gran parte del Norte de Europa. Herodotorefiere que los Scytas hacían los honores de la sepultura de sus Reyesen un cantón llamado Gerrhes. "Llegados a este lugar después de lar-gas preparaciones, se colocaba el cuerpo sobre un lecho, de verdura y dehojas amontonadas. En seguida se plantaban alrededor piquetes en losque se ponían al través trozos de leño que se cubrían de ramas desauce. En el espacio vacío de la fosa, se depositaba una de las con-cubinas del Rey, a quien se hapía estrangulado, el copero, el cocine-ro, el escudero, su sacerdote, uno de sus servidores, caballos, las prin-cipales cosas de su uso Y 'copas de oro. Hecho esto, los asistentes lle-naban la fosa con tierra, trabajando todos a cual más para levantarsobre el sepulcro un montencillo muy alto" .•

Veamos ahora igual costumbre en América .

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cadóver de los señores, sus mujeres y sus servidores, y las armas, des-tinada a acompañorlos y a servirlos en el otro mundo.

En lo provincia de Durango, en el valle del río Nazas, se descubrióuno caverna de grande extensión, que encerraba millares de momiasde una raza diferente de la que encontraron los conquistadores. Cadamomia estaba cubierta de un manto de hojas de agave primorosamen-te coloridos. Los cuerpos estaban en un estado de conservacióncompleto.

Las tribus de la raza Nahuatl verificaban sus ceremonias fúnebrescon gran solemnidad y aparato. Los preparativos, ofrendas y sacrifi-cios, que se ofrecían 01 difunto, revelan los ideas elevadas que teníansobre uno vida futura después de la muerte. Para los Aztecas, los gue-rreros muertos en el combate, iban inmediatamente o habitar lo cosodel Sol, los gentes inferiores eran transportados o los demás astros quepueblan el espacio, según su jerarquía social; en ellos permanecían de-terminado tiempo, mientras llegaban o su verdadero destino. Duranteeste tiempo, que era de cuatro años, los parientes del difunto ofre-cían al codóver alimentos, bebidos y flores, y honraban su memoriacon fiestas y danzas. IBoncroft, t. 11, p. 618). Ideas análogas y demetempsicosis tenían otros pueblos de esto raza Nahuatl.

Los ceremonias fúnebres de los pueblos de los provincias de Méxicoy de la América Central eran muy semejantes de un lugar a otro, pe-ro variaban en algunos detalles. Cuando un Aztecano moría, eran lla_mados algunos ancianos que dirigían el funeral. Después de ponerle enla boca una especie de piedra verde, adornaban el cuerpo' con sus ves-tidas. Un sacerdote derramaba sobre él agua lustral, repitiendo las pa-labras prescritas por el rito funerario. "Es esta el agua que has recibi-do viniendo al mundo", (3), .

le ponía .un cántaro con agua entre los piernas, agregando: "Estote servirá paro hacer tu viaje". Renovando en seguida una parte delos fragmentos de papel de agave que habían cortado previamenteponiéndose/os al cadáver, repetían: "Este te ayudará a pasar entrelas dos montañas que tratan sin cesar de aproximarse y chocar unacontra la otra", Después poniéndole otros; "Con este puedes sin te-

(3) Brasseur de Bourbourg. Histoire du Mexico. t. 111, p. 569.

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mor tomar el camino en donde se encuentran la gran serpiente queguarda el paso. Con este encontrarás el lugar en donde se ve el cai-mán que se llama Xochitonal. Este te protegerá en los ocho desiertospor donde circula el camino, y este te servirá poro evitar el corte delos cuchillos de piedra que el viento hace mover sin cesar en el Itzé-hecayan". (4) Las mantos con que se envolvía el muerto eran desti-nadas o protegerlo contra el frío. Se le enterraba junto con un perropequeño, que debía acompañarlo y guiarlo en el poso del río profundoChiucnahuapán, o los Nuevos Torrentes de agua. En el sepulcro se co-locaban al lodo del muerto las armas o útiles de su sexo y estado: un·ahacha y flechas paro el soldado, can el manta del dios de la guerra,al mercader con el manto del dios del comino, etc., después los pa-rientes hacían sus ofrendas, de alimentos, pulque, vestidos, útiles y flo-res. El fin manifiesto de este rito era aseguror 01 difunto una existenciasemejante a la que tenía sobre la tierra. Algunos Chicchimecas, se en-tregaban a danzas y fiestas que duraban muchos días. (Sahagún, His.gen. de las cosas de Nueva España).

Las ceremonias fúnebres de las Reyes y jefes Aztecas estaban some-tidas a los mismos ritos pero con mayor magnificencia y ornato. Elcuerpo era preparado con plantas y cortezas de ciertas árboles, despuéscubierto con mantas ricamente bordadas y adornadas de piedras pre-ciosas; y colocado sentado sobre un trono elevado, las personas prin-cipales de su corte y servidumbre le ofrecía sus homenajes cama si es-tuviera vivo. Con manifestación de dolor relatabn su vida y sus vir-tudes, suplicándole aceptase sus ofrendas. Los nobles le presentabanesclavos para ser sacrificados en su honor, y mantas de una magnifi-cencia correspondiente a su rango; las mujeres le presentaban losmanjares que le fueron agradables; durante esta ceremonia, sus mósantiguos servidores, entonaban el Miccacuicatl, o canto fúnebre; Queera la señal de los sacrificios humanos principiando por el sacerdoteencargado en vida de guardar los ídolos. (Bl'Gsseur de Bourbourg).

Al quinto día después de la muerte del Jefe, llevaban en procesiónel cadóver al Teocalli, en donde 10 enterraban o lo quemaban parasepultar sus cenizas; desfilaban en 'primer término los señores princi-pales llevando los estandartes de la casa real o las armas y divisas del

(4) Torquemada. Monarquía Indiana.

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difunto, después los sacerdotes con los incensarios y los servidores lle-vaban el muerto sobre una litera. Desde que se aproximaba al templosalían a recibido los Coácuiles a sacerdotes; estos se preparaban paraejercer sus funciones con ayunos, y, según algunos' historiadores, prac-ticaban en esto ocasión las mismas costumbres que las del rey. Segúnotros, se transfiguraban en demonios, llevando ropas cubiertas de ca-bezas horribles cuyos ojos eras figurados con lóminas de mico; o des-nudos, con el cuerpo pintado de negro y agitando bastones que debíanservir para atizar el fuego de la hoguera sagrado.

Lo cremación fue usada por las primeras tribus nómodes, que poreste medio podían transportar los restos de sus parientes. Esto costum-bre duró mucho tiempo, y los conquqistodores lo encontraron en al-gunos lugares, principalmente usado poro las jefes y señores principa_les. Brasseur de Bourbourg dice que lo cremación la usaron los Tolte-cos; Torquemada y Clovijero lo señalan entre los Chichimecas, y Vey--tia, en su Historio antiguo de México, dice que los cuerpos de los pri-meros reyes Aztecas fueron quemados y posteriormente sepultados enlos Teócalli o pirámides sepulcrales.

En estos funerales se inmolaban los concubinas del jefe; su deberera servirle durante su poso por los nueve firmomentas. A estas víc-timas se agregaban las de personas de su servidumbre y los esclavos.El número de sacrificios fue aumentado con el tiempo y con la solem-nidad de los entierros. Entre los Mistecas, ql.le habitaban la prOvinciade Oajaca, se sacrificaban dos esclavos y tres esclavas, y a todas estosvíctimas los adormecfan con plantas narcóticas. En honor del Rey Ne-zahualpilli se sacrificaron sucesivamente doscientos hombres y cienmujeres; algunas veces el jefe antes de morir designaba o aquellas desus concubinas que debían seguide.

Cuando se enterraba el cadáver en el Teócali, o las cenizos y res-tos Que dejaba el fuego, si era quemado, se colocaban a su lado losalimentos y bebidos y todos los objetas de uso junto con los restos desus mujeres, los Que en Michoacon eran siete, de los familias más dis-tinguidas; una de ellas estaba encargada de guardar lo esmeralda sa-grada que el jefe había llevado suspendida en sus labios; otra de lasJoyas, fa tercero, debía presentarle la copo de pulque, y así de lasdemós en oficios diferentes.

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Se escogían entre los esclavos los que podían ser más útiles o suseñor; en Michoacón se les daba muerte con golpes de mozo, y entrelos Aztecas los sacrificadores les abrían el pecho, estando tendidossobre lo piedra sagrado, y les arrancaban el corazón poro arrojarlo olo hoguera, retirando prontamente el cadáver. El historiador Goma-ra del siglo XVI dice que el cadáver de la víctima era enterrado, yotros aseguran que era quemado en uno hoguera cercano de 10 del je-fe. Las cenicas, los osamentas calcinados, los restos de los ornamentosse reunían poro colocarlos en uno urna, adornado con lo efigie delRey, y se depositaba en el Te6ca1i o los pies del dios que se queríaparticularmente honrar. El Barón de Humboldt hizo notar la grandeanalogía de construcción que se observo entre los Teócalis mexicanosy el templo de Belus en Babilonia, (5). Este monumento piramidal te-nía ocho asientos :su altura era de un estadío; lo anchura de subase igual o su altura; el muro que formaba el circuito exterior, teníados estadíos en cuadro (un estadio olímpico, común, tenía 183 me-tros; el estadía egipcio no tenía sino 98 metros. Humboldt). Lo pirá-mide era construída de ladrillos y de asfalto; tenía un templo o daosen su cima, y otro cerco de su base; el superior, según Herodoto, te-nía uno mesa de oro y un lecho; pero según Diodoro de Sicilia, estetemplo tenía un altor y tres estatuas. En los Teócalis mexicanos sedistinguían, como en el templo de Belus, el naos inferior del que semostraba sobre lo plataforma de lo pirámide, y así lo hace notar Cor-tés en su Historia de la Conquista. (Humboldt).

Diodoro refiere que el templo de Belus servía de observatorio o losCaldeos. Lo historio refiere que los sacerdotes mexicanos (teopixqu¡)observaban también la posición de los astros desde lo altura de losTeócalis y anunciaban al pueblo, 01 son de trompeta, los horas de lonoche. (Humboldt.

Finalmente los Teócalis o pirámides mexicanos eran al mismo tiem-po templos y sepulcros. Lo pirámide de Belus era también templo deeste dios Y' sepulcro.

Humboldt, dice, además que los obras de los primeros habitantesde México tienen un medio entre los de los pueblos Scytas y los mo-

(5) Esta analogía había sido dotada par M. %aega.

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numentos antiguos del Indostán, analogia que concuerda con la seme-janza de las ceremqnias funerarias de estos mismos pueblos.

Hemos dicho ya que el doctor Le Plongeon descubrió en Chichen-Itza una estatua de tipo egipcio con sandalias cuadradas, idénticas alas que llevan las momias de los Guanchos, pueblo que parece tuvorelaciones íntimas con los Egipcios. Esto clase de estatuas se han ha-llado también en Méx;co y en Tlascala. (Nadaillac).

Debemos hacer mención de las dos estatuas ?escubiertas por Wal-deik en Palenque. La expresión- del rostro es tranquila y sonriente, se-mejante o las estatuas egipcias: el tocado -de la cabeza recuerda el delas estatuas asirias. El zócalo lleva un cartucho cen una inscripciónen geroglíficos; tiene en el cuello un collar y estrecha con la mano de-recha contra el pecho un instrumento dentado. La mano izquierda re-posa sobre un geroglffico del cual desciende un adorno simbólico.(Stephens) .

Los señores Escobar y Girón creen reconocer en el instrumento cita-do que esto estatua estrecha con la mano derecha 01 geroglffico sim-bólico del dios egipcio, Ammom. (Memoria sobre las probabilidades 4euna inmigración egipcia ala América, Escobar y Giró ••).

Los monumentos de lo América Central presentan rasgos caracterís-ticos semejantes a los de las antiguas construcciones egipcias, según loafirman los viajeros, Stephens, Wiloinson y otros. En estas construccio-nes existen numerosos nichos y ventanas en los muros de mamposterfaque nan llamado lo atención por lo semejanza que presenta su figuracon lo letra tau de los egipcios. En las Floridas los edificios tenían. es-tos nichos, y en el templo subterráneo de Yorumai, en Antioquia, también los reconoció Cadazzi. En el valle de Yucal, en! el Perú, hay ven-tanas en las antiguos ruinas que tienen lo formo de lo tau. Esta letraen los geroglíficos egipcios significa; lo vida.

A estos hechos se debe agregar que los antiguos historiadores deltiempo de la Conquista, refieren que en Yucatán embalsamaban loscadáveres: íos sacerdotes les sacaban las entrañas y las encerrabandentro de unos vasos de tierra cocida adornados con la figura de bultodel difunto, o de animales; este rito es muy semejante al de los Egip-cios, quienes encerraban las entrañas del cadáver en un cofre para

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presentarlas al sol. Las construcciones de montecillos tumulares fueronextendiéndose a las regiones ecuatoriales, y de ahi a la América delSur. El Podre Acuño encontró innumerables túmulos o montecillos enlas planicies de Terraba, en Costa-Rico, centro de un imperio indio po-deroso. En otros puntos, como en Honduras, cerco de San Salvador,las tumbas son amontonamientos de piedras, que se ha juzgado sonmós recientes que los montecillos, porque en tiempo de la Conquista, yaun mucho· después, los indios conservaron fa costumbre de depositaruna piedra al pasar cerca del lugar que alguna tradición les seña-laba como sepultura de alquno de sus antepasados, probablemente po-ro cumplir con algún rito misterioso.

Papel Periódico Ilustrado. Año IV. pógs. 238 a 245.

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Estudio de las momias y ras ceremonias fúnebres de algunos pueblas.

IV

\ Pasando de Norte a Sur el Istmo de Panamó se penetra en el terri-torio llamado Coyba o Cueva, por los Españoles, que comprende lasprovincias llamadas también "Castilla de Oro". Coyba, significa en elidioma de las tribus del' Darién ,lejos o lugar lejano. Interrogados losindios por los conquistadores de donde sacaban el oro, contestaron Coy-ba, es decir, de un lugar lejano, y los Españoles tomaron este nombrepara designar el país.

En algunos distritos de Coyba, cuando algún Jefe o Señor moría,procuraban conservar su cadáver convirtiéndolo en momia; para esto,lo sentaban sobre una piedra, y al contorno formoban una grande ho-guera sin que el fuego lo tocase, a fin de que solo el calor los secase,pues toda la grasa y la humedad naturales le salían por las uñas delos pies y de las manos, y trasudaba por la piel y se enjutaba. Des-pués lo colocaban en determinado lugar de la casa o en una cueva, allado de la momia del Jefe su antecesor, de tal manera, que se padíaver el número de Caciques que habían gobernado el país, según su or-den de sucesión. Si el Cacique moría en un combate, o por cualquieraccidente, no pudiéndose encontrar el cadáver, su lugar quedaba VQ-

da en la serie de momias que representaban sus dinastías. Este modode secar los cadáveres se usaba principalmente en las provincias deComagre y de Chimán. En otras provincias de Coyba, después de se-cado el cadáver, al fuego, lo envolvían en muchas telas de algodón.(Oviedo, Hábitos y costumbres de los habitontes de lo Provincia deCoybo) •

Las ceremonias fúnebres del Jefe o Tiba se celebraban con cánti-cos o areytas, que se componían especialmente para enaltecer las vir-

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tudes y serVICIOSdel muerto; cónticos Que repetían los niñOs a fin dede Que no fuese olvidada su memoria, pues era el compendio de lahistoria de su vida.

En algunos lugares de las provincias de Coyba, al instante que mo-ría un Jefe. o Señor, todos los de las cercanías se reunían y excavabanuna fosa de quince pies de largo y otro tonto de ancho, y unas dostOesas de profundidad, con un poyo en el contorno; en él se sentabala momia del cacique sobre una manto o tapiz de algodón teñida decolores brillantes, después de adornado el cadóver con sus joyas deoro, en su contorno se colocaban sus armas, ídolos, calabazas llenasde agua, alimentos, maíz, frutas y flores. (Oviedo). Las mujeres delcacique, que debían enterrarse con él, descendían a la foso a sentarseo su lado, vestidas con sus telas mós ricas y adornadas consus joyas mós valiosos. Durante dos días, los concurrentes deambos sexos danzaban en contorno de lo faso, contando sus oreytoshistóricos de lo fuerza, el valor y demás cualidades del Jefe que ha-bían perdido, y la intrepidez y resolución de las mujeres que le acom-pañaban en el viaje a lo otra vida. Estas danzas eran animados confrecuentes I¡baciones de su licor popular.

-Esto costumbre de enterrar al Jefe con sus mujeres, criadas y de-más personas de su servidumbre, se observaba en muchos pueblos delTerritorio de Coyba, principalmente en Panamá, Pócora y Notó, en lacosta del mar del Sur y en sus inmediaciones; porque el Tuyra les ha-bía enseñado que acompañarían o su señor en lo otra vida, en dondedesempeñarían a su lado los mismos oficios que sobre la tierra; mien-tras que los demós indios que morían de muerte natural o por cual-quiera otra causa, no tendrían esto gracia; su cuerpo y su almo seconvertirían en aire o en la nada. El oficio de criado, servidor o noboriadel Jefe, era un puesto muy solicitado, para gozar de la inmortalidad.También se sacrificaban en honor de su Jéfe, los agricultores, ente-rrándose con una macana y provisión de maíz, para que no faltase enla otra vida quienes desempeñasen sus faenas agrícolas.

Las mujeres, los criados y servidores antes de darse la muerte sereunían para embriagarse y cantar los oreytas históricos de la vida desu Señor; disponían en una olla (toreba), el zumo de una planta ve-nenosa, el que tomaban, al ir a la tumba, con una conc;ha de ostra

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o con un fragmento de calabazo; algunos hacian beber del tósigo pri-mero a sus hijos, y después lo tomaban ellos. (Oviedol.

En el departamento de Chiriquí, del Estado del Istmo, se hicieroninteresantes descubrimientos arqueológicos: en las tumbas de sus an-tiguos habitantes, al lado de los cadáveres momificados naturalmente,se hallaron ídolos, armas y medallas que los arqueólogos han juzgadopertenecer a épocas muy remotas y que tienen a la vez caracteres delas obras chinas y de las egipcias. (Zeltner, Notes sur 'es sepulflures'indiennes du departement de Chiriq'llíl.

'Según el historiador Gumilla, fue general entre las tribus del Ori-naco el rito funerario de enterrar con el difunto sus armas, alhajas ydemás objetos que les habían pertenecido; también usaron la crema-ción. Los Caribes, cuando uno de sus capitanes moría, la ceremonia quereputaban más honorífica, era la de poner el cadáver en una hamaca,custodiado por sus mujeres, los que se remudaban en continua centi-nela durante treinta días, para impedir que las moscas reposasen sobreel cuerpo del difunto. Llegado el día del entierro, los miembros de lafamilia le ponían al lado sus flechas, arcos, macana y demás objetosde su profesión, y al otro lado una de sus mujeres para que le acompa-ñase y sirviese. Posado un año, sacaban los restos, y encerrados enuna coja, los colgaban en el techo de sus casas para perpetua me-moria. (GumiHo, El Orinoco Ilustrado).

No obstante que fue muy general lo costumbre de danzar en los en-tierros, algunas tribus de estas regiones se manifestaban sensibles ydolorosamente afectadas por la pérdida de algún miembro de su fa-milia, y aun daban a conocer su sentimiento guardando un año de lu-to. Gumilla nos refiere que los Betoyes se congregaban junto a lo se-pultura: los muchachos en un lado y las muchachas en el otra, y trasde éstos los hombres 'J las mujeres, respectivamente. Principiaba lofunción entonando ::!l viudo o la viuda una lamentación acompañada delágrimas que en coro repetía la concurrencia: jAí asidí moni jubí! Aí,asidí! iAy de nosotros, que ya se nos murió! iAy de nosotros 1 Estaclase de lamentaciones las encontraron también los conquistadores en-tre las tribus de Chile.

Las tribus de los Jiraras y Ayricas, de las llanuras que baña el Orino-ea, tenían manifestaciones externas de dolor muy semejantes a las

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usados por los pueblos civilizados de lo época presente: los viudos, 10$hermanos y los hijos se teñían de negro todo el cuerpo con la infusiónde joguo, la que da un tinte que dura mucho tiempo. Los parientesc!e segundo grado de consanguinidad se teñían solamente los pies, laspiernas, los brazos y las manos y parte de la cara; los demás paríen~tes se teñían los pies y las manos, y se salpicaban con ese tinte la ca-~Q. Además los viudos y viudas rehusaban contraer nuevo matrimoniodurante un año. (Gumillal.

Como hemos visto, las ceremonias de las funerales y entierros queusaban los tribus de Costilla de Oro son muy semejantes a los de lospueblos mexicanos y de lo América del Norte, y no es posible dejar dereconocer que estos costumbres fueron transmitidos por los razas queemigraron a las regiones ecuatoriales de lo América del Sur.

'En la expedición que Heredia emprendió en 1534, saliendo de Car-tagena para explorar las regiones del Zenú, atravesaron una alta sierrade terreno fragdso, y llegaron a una vasta llanura de más de quinceleguas de contorno, y en ella hallaron una pequeña población indí-gena de veinte casas espaciosas y bien construídas, rodeada de innu-merables túmulos o montecillos de tierra como los de los Mound-Buid-lers de la América del Norte. Era este el cementerio general de todala comarca, que a juzgar por los descubrimientos que hicieron en elloslos españoles, su fundación debió ser en una época muy remota, puesen algunos de estos túmulos había árboles colosales, que revelabanuna larga existencia, Estos montecillos tumulares tenían, unos unaforma cónica y otros eran cuadrados o piramidales; su altura era va-riable, y entre ellos había uno ton alto, que se distinguía a la distan-cia de una legua.

Los naturales del Zenú tenían las mismas costumbres funerariasque las habitantes de Castillo de Oro, del Missisipi y de México; luegoque moría un indio abrían una sepultura en suelo capaz de contenerel cadáver, sus armas, joyas e ídolos de oro, que colocaban a la iz-quierda miranda al Oriente; al contorno algunas tinajas con bebidasfermentados, maíz, la piedra para mo!edo, sus mujeres, se¡vido¡es yesclavos, si el muerto era un Jefe o persona distinguida, los cuales seembriagaban antes de entrar en la tumba; luego cubrían todo con tie-rra roja que traían de una larga distancia. Después comenzaba el

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duelo, que duraba mientras había que beber, y entre tanto los con-currentes seguían amontonando tierra sobre el sepulcro para levantarel túmulo; así es que éste era tanto más elevado cuanto más durabala ceremonia fúnebre, según la riqueza y posición del personaje muer-to. En alguno de estos túmulos, en los que el lujo de fomilia había de-positado todas sus riquezas, encontraron los Españoles objetos de oroen forma de estatuitas y figuras de animales, por valor de diez, veintey treinta mil pesos. (Coronel Joaquín Acosta, Historia del descubrimiento y colonización de la Nueva Granada).

En el valle del Cauca y en el de Aburrá (Antioquia) se han descu-bierto sepulturas en las cuales el cadáver momificado se hallaba sen-tado al lado de sus armas, alhajas de oro, vasijas de tierra cocida,con alimentos y bebidas, que revelan que se practicaban los mismosritos que en el Zenú y en Castillo de Oro.

Los pueblos Chibchas enterraban sus muertos con respeto y mani-festaciones de dolor. A los Zipas, Zaques y dignidades religiosas y civi-les, .Ies hacían entierros con gran pompa funeraria, Durante seis díaslloraban la pérdida del miembro de su familia y cantaban con lúgu-bre entonación la historia 'de sus servicios a la Nación, como guerreroso jefes, y la de sus merecimientos y cualidades como buenos ciudada-nos. Los Jeques, (sacerdotes) antes de dar sepultura al Zipa, le ex-traían las entrañas Y llenaban las cavidades que éstos dejaban conresinas derretidas para impedir la corrupción. Envuelto después el ca-dáver en sus mantas o telas de algodón, lo introducían en el troncohueco de una palmera, adornado con planchas de oro, por dentro Y porfuera; en este ataud era depositado en un subterráneo construído enlugar apartado, lejos de toda profanación, lugar que debía ser elegidoy preparado desde que principiaba el reinado del Zipa. U. Acosta,Historia del descubrimiento Y colonización de la Nueva Grapadll)

'El cadáver de este Jefe, lo mismo que los de los Usaques y de losprincipales señores del pueblo Chibcha, eran sepultados con sus ar-mas de guerra, alhajas de oro, dioses penates, mobiliario de la cosa,y revestidos con sus mejores mantas. Al lado se enterraban también susmujeres más queridas Y algunas personas de su servidumbre, indispen-sables para su asistencia en el otro mundo; a éstos se les hacía tomarel zumo de una planta narcótica (borrachero o datura arborea) I paro

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privar/os del conocimiento, práctico idéntico o la EJe los Mistecas deMéxico y los de Costilla de Oro. También acompañaban 01 muerta va-si;as con alimentos y con la chicho, bebida preparado con el maíz fer-mentado.

En el día se encuentran aun, túmu!os o montecillos artificiales hechoscon lo tierra que cubría los cadáveres, reunidos en lugares determinados;otros sepulcros se ven aislados o cubiertos por los raíces de algún añosoroble. En los montes de Fusagasugó y Pasca los túmulos están formadospor piedras amontonadas, dentro de los cuales se hallo el cadáver conhachas de piedra pulimentada, y con ollas, instrumentos de labor y deguerra. En algunas poblaciones del Estado de Boyacá, en los antiguosdominios del Zaque de Hunza, se elegían las rocas escarpadas, losempinados cumbres; en las grutas naturales y en las grietas de los ro-cas se hallan conservados las momias al través de los tiempos, con to-das sus alhajas de oro, cubiertas con sus montas de algodón finas, yen la misma posición que se les dio forzosamente después de la muer-te: están colocados en cuclillos. Cerco de Moniquirá y de la Villa deLeiva se descubrieran cuevas espaciosas que contenían muchas mo-mias naturales en perfecto estado de conservación, con sus mantas dealgodón, armas y joyas de oro, etc. etc.

Lo momia de la figura 69 fue hallado en una cueva del páramode Toquilla, que se eleva a 4.000 metros sobre el nivel del mar, situa-do en ia parte de la Cordillera Oriental que paso por el Estado de Bo-yacó. Esta momia es el cuerpo de una muchacha de unos doce años,pesa 3 kilogramos 151 gramos; su estatura, desarrollados sus miem-bros es de 1 metro 27 centímetros; el cróneo es enteramente braqui-céfalo, pues la relación de sus diámetros transversal y antera-posteriores de 91 a 100; las mandíbulas con un prognotismo notable. Su posi-ción es sentada en cuclillos; el codo derecho, metido entre las piernas,I!ega hasta la región pubiana; los puños, atados con una cuerda de al-Godón estón a la altura de las rodillas; la piel, seca y avellanada, tie-ne lo impresiÓn de una tela ordinaria en que estaba envuelta. Na pre-senta señales de haber sido sometido o ninguna preparación paro suconservación.

Los indios Muzos, vecinos y enemigos de los Chibchas, conservabansus cadáveres con betúmen o asfalto natural, los secaban al calor de

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una hoguera, y colocados sobre una camilla o barbacoa, los enterra-ban con sus armas de guerra, sus esmeraldas, alhajas y mobiliario(Piedrahita, Historia del Nil6VO Reino de Granada)

En una extensísima porción de la América del Sur, comprendida en-tre el Ecuador y los 359 de latitud, y principalmente sobre las vertien-tes occidentales da los Andes y las costas del Pacífico, se encontrabael poderoso imperio del Perú, formado de dos naciones de la mismaraza: Los QuichuGS y los Aymaras, que no se distinguían sino por ellenguaje, pues estaban sometidos al mismo régimen polítkó; teníanlos mismas costumbres y los mismos principios religiosos, entre los cua-les eran notables sus ceremonias fúnebres y el respeto y veneraciónpor los 1ncos, aun después de muertos. Los Emperadores de Quito oSerys, tenían un gran mausoleo, en donde eran sepultados sus 'cadá-veres reunidos. Este mausoleo era de forma cuadrada y piramidal, fa-bricado de piedra y cubierto de guijarros y de arena, teniendo así laapariencia de un montecillo. La puerta miraba al Oriente, cerrada conpared doble, y solo se abría para dar entrada 01 cadáver real. AntesdE; ser depositado éste, era embalsamado, y lo rodeaban en este lu-gar de retiro sus insignias reales y los tesoros que antes de morir ha-bra ordenado que se enterrasen con él. Sobre cada uno de los cadáve-res, correspondía un pequeño nicho, en el que se colocaba una figurade barro, de piedra o de metal, y en cuyo interior hueco ponían ple-drecitas de diversos colores y tamaños, que representaban su edad ylos años y meses de su reinado. (Marcos de Niza, Conquistll de la Pro-vincia de Quito y cerem~nias de los Indios).

Los Incas eran embalsamados con tanta destreza y habilidad, queparecía que estaban vivos, y' en este estado se han conservado duran-te siglos. Sus vísceras, depositadas en vasos de oro, eran conservadasen el magnífico templo de Tampu, a cuatro leguas de Cuzco, y el cuer-po, cubierto con sus más ricos vestidos y empuñando su cetro de oro,sentado sobre una especie de trono, en posición muy nautral, se deposi-taba en la porte principal del templo, delante de lo figura del Sol.El cuerpo de Huaina-Capac se encontró en tan buen estado, que pare-cía vivo; tenía los ojos hechos de uno telilla de oro, tan bien puestos,que parecían naturales, y todo el cuerpo aderezado con cierto bálsamo.En la cabezo conservaba uno cicatriz de uno pedrada que recibió en lo

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-guerra; veíase su cabellera muy canosa y entera, y su aspecto le dabauna apariencia de _ochenta años.

LaCoya, o mujer delinca, se emba!samaba del mismo modo y seponía en la porte del templo dedicado a la Luna. Allí se celebrabanlas ceremonias con grande solemnidad: durante tres días les ofrenda-ban joyas de oro y de plata, maíz, coca, y otros objetos. Tanto con losIncas como con los Señores de la familia real, era costumbre que seenterrasen las mujeres legítimas, los concubinas preferidas, los cria-dos, llamas, armas de guerra, alimentos y vestidos. La mujer o sir-viente que prefería lo vida al sacrificio de acompañar a su Señor en elsepulcro, era mirado con desprecio general y llevaba una vida misera-ble. Cado barrio de la ciudad, salía con banderas, armas, vestidos yotras insignias reales, cantando himnos que celebraban los hechos, gran-deza y sabiduría del difunto; ceremonia que se repetía cada aniversa-rio y aun cada plenilunio y novi!unio. Los súbditos lloraban diariamen-te durante cuatro lunas. (Tschudi y Rivera. Anti!liieda~es Peruanos).

Cieza de León, (Crónica, cap. LXII) dice: "De manera que en maA-dar hacer las sepulturas magníficas y altas, adornodas con sus losas ybóvedas y meter con el difunto todo su haber, mujeres y servicio, .Ymuchacantidad de comida y no poco de cántaros de chicho, a vino del queellos usan, da o entender que ellos tenían conocimiento de la inmorta-iidad del ánimo, y que en el hombre había más que el cu'!rpo mor-tal". En algunas provincias, principalmente en los del Sur, variaban elmodo de sepultar a los vasallos. En algunas de estas partes, los caba-lleros de sangre real, 1:uracas y otros magnates, eran depositados engrandes vasos de oro o de plata, en formo de urnas herméticamentecerradas. Gómara, Hist. Gen. cap. 122).

En el declive occidental de las cordilleras, construían con adobes,sepulcros en formo de hornos; y en lo sierro los hacían de piedra, cua-drados, ovales o en formo de obeliscos; 'In estos enterraban los cuer-pos de los familias principales; los de lo plebe se hallaban en hilera oen semidrculos en los cuevas o hendeduras de los rocas, o enterradosen el suelo, y sobre ellos amontonaban piedras: de estos amontonamien-tos de piedra se hallan en Honduras y en los montes de Fusagasugá,en Colombia. Tschudi y Rivera dicen que muchos de estos túmu!os pe-

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ruanos son idénticos a los que se encuentran en Asia y en la Américadel Norte.

En general, de cualquiera manera que fuese el modo de enterrar loscadáveres los antiguos peruanos, era en una postura en cuclillos,con el rostro hacia ,el oriente. Dicen Tschudi y Rivera: "Los cadáve-res se hallaban en los sepulcros revestidos de mucha ropa y envoltoriosque describiremos tales como lo~ hemos hallado en más de cincuentamomias que hemos desenterrado. A primera vista no se distingue másque una estatua tosca y sentada, en la cual tan solo es visible una ca-beza redonda, las rodillas y los pies. Una fuerte red de cabuya con ma-llas bastante anchas aprieta una estera tosco, de juncos, en la cual es-tá envuelto el cadáver. En los sepulcros del alto Perú se encuentranmomias en esteras de totora, muy parecidas a las colmenas, con unaabertura cuadrada del lado de la caro. Quitada la estera, se descubreuna faja ancha, de algodón, que envuelve todo el cuerpo de abajo arriba,fijadas cañas a los costados, a veces un palo a lo largo de la espalda;aespués de destada la faja se ve un paño de lana, rojo o de varios co-lores, que envuelve completamente la momia; y en la parte inferior,uno o dos trapos de algodón como sábanas, cosidos, como el paño, alre-dedor del cadáver; quitados estos, encontráronse algunos vasitos, ador-ros, el huafqllí con la coca; y en la mayor parte de las momias unconopa de piedra, de borro, de plato o de oro, colgado del cuello. Lacubierta interior es un paño de algodón bastante fino, probablementeblanco al principio, pero 'teñido de amarillo rojizo por el tiempo y cosi-do como las coberturas; apartada ésta, se ve el cadáver desnudo, solola cabeza envuelto con dos o tres fajas, de las cuales la superior esde un tejido fino y casi siempre con listones de diversos colores; lainferior es más angosta y más densa, a veces solo de juncos, ordinaria-mente de algodón amarillo. "La postura del cadáver es agachado, dan-do las rodillas a la barba, l,os brazos cruzados delante del pecho o sos-teniendo la cabeza, con los puños tocando las mejillas. las manos estánen general amarradas y en el mayor número de las momias una sogagruesa de tres o cuatro vueltos por el cuello; y obsérvose un palo quepasa del suelo por entre las piernas hasta la garganta, y que sirve parasostener mejor el cadáver. En la boca se halla casi siempre una pe-queña rodaja de cobre, de plata a de oro.

"la mayor parte de los cadáveres estón bastante bien conservados.

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No hay duda que el arte de embalsamar fue conocido de los Perua-nos; pero probablemente solo de cierto dase de lncas, que, teniéndolaen secreto, lo ejecutaban únicamente en los cadáveres de los Reyes yde sus mujeres legítimos, pues no fue de uso general".

Debemos hacer notar aquí que, además de la semejanza que presen-tan los ritos funerarios de los Mexicanos y de los Peruanos, éstos, lamismo que los Yucatecos y los Egipcios, encerraban los entrañas delmuerto en vasijas especial,es. Los momias peruanos, muy semejantesen sus envolturas o las de los Guanchos, de las Islas Canarias, tenlanuno red que los envolvía, como lo usaban en sus momias los Egipcios.

En los costos del Perú, el sol abrazador y lo arena calcinado secaronlos cadáveres; y en el interior el aire puro y fino de la Cordillera losconvertían en momias naturales.

Después de lo conquista, los indios reducidos conservaron la costum-bre, 01 posar por ciertos sitios de lo Cordillera, de depo~tar codo un?uno piedra en el montecillo que cubría algún sepulcro. Esta misma cos-tumbre, hemos dicho, yo, lo tenían los indios de Honduras y cerca deSon-Salvador, poro cubrir los codóveres de sus muertos.

'>Los sepulturas indígenas de Chile se encuentran diseminadas en to-do la extensión del país, desde el sitio de Blanco-Encolado hasta losr:lárgenes del río Valdivia, y según es la localidad, así es lo impor-tancia que tienen. (José Toribio Medina, Aborígenes de Chile, 1883).

Los indios de Chile, lo mismo que los del Perú, levantaban sobre sussepulcros, montecillos o pequeñas eminencias de forma redondeada.Así como en el Zenú, el tamaño de estos túmulos estaba en relacióncon la importancia del personaje que contenía.

Refiere el historiador Rosales que durante los ceremonias del entie-rro, se hacían grandes Iibaciones de chicho, y en danzas y cánticos apro-piados se celebraban los méritos del difunto. Se le depositaba adorna-00 con los mejores vestidos que tenía, con las joyas y las armas desu uso,. y si era hombre, y si era mujer, con el huso que le servía parohilar y lo piedra de moler el maíz con gran provisión de este grano yde otros alimentos. Sobre ia tumba le hacían fuego durante un año,paro que éste no le faltase en las necesidades de la otra vida.

En las regiones del Sur de Chile se han encontrado momias bien

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en lo posición que tiene el hombre antes de nacer. (José Toribioconservados naturalmente, encerrados en los cuevas y en ros sepulcros,Medina) .

Hemos recorrido los pueblos principales de casi toda la América,en este estudio histórico de las ceremonias fúnebres y de la conserva-ción de los cadóveres o momias; en él hemos hecho notar las mismosprócticas, los mismos ritos; y si el arte de conservar los cadáveres nofue de uso general como entre los Egipcios y Guanchos, lo práctico deél en los personajes más importantes .de los pueblos americanos aparececomo el reflejo o imitación de iguales costumbres de los antiguos habi-tantes de las Canarias o de las márgenes del Nilo. Parece como si 01partir del Norte se hubiera extendido hasta el Sur de lo América lomismo ola de difusión de aqLiellos antiguos usos y costumbres que enmuchos países fueron modificados o debilitados, como la onda de luzse debilito hasta extinguirse o medido que se aporto del centro de don-de partió, sin que pierdo del todo los caracteres que sirven poro re·conocerla.

Número 88. Año IV. Papel Periódico Ilustrado. Págs. 260-263.

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Ncta. sobre el origen de los ~ndjos americanos.

VCuál es el origen de los habitantes primitivos de leí América? He

aquí una cuestión que no solamente los sabios se han propuesto su re-solución desde que este Continente fue descubierto por Colón, sinoque también la natural y sencilla curiosidad del espíritu humano, aunde las personas menos interesadas por los ciencias, ha formulado con'frecuencia. Pero esta cuestión presenta dos faces diferentes: es la pri-mera, si los Americanos son autótonos, es decir, si su génesis o primitI-va aparición sobre la superficie de la tierra tuvo lugar en el Continen-te mismo; la segunda es, si lo humanidad tuvo un origen común, confor-me a los libros mosaicos, cuyo punto de partida fue al an:tiguo Conti-nente, ¿cómo se pobló la América? La primera hipótesis ha dado ori-gen también CI lo pretensión de que la antiguo civilización de 10 Amé-rica fue el centro de emigraciones que la llevaron a el Asia y a Eu-ropa. No nos ocuparemos de todas estas cuestiones por ser innecesa-rias al objeto que nos proponemos Y para el que nos es bastante laopinión que decididamente ha sido aceptada y defendida por la mayo-da del mundo científico.

Las notas que constituyen este estudio son el resumen compendIosode las observaciones y opiniones que nos han parecido mejor fundadasv autorizados por las notabilidades científicas de mayor reputación,comprobadas por datos históricos incontrovertibles Y por estudios ar-cueológic:os de las costumbres, de lo civilización, de las teogoníos, Yaun del lenguaje de los' pueblas de ambos continentes. Si nos atreve-mOs a tratar de asunto tan difícil a la par que tan importante poro laetnología prehistórica de la América, es con el objeto de complemen-tar, en lo que nos sea posible, las observociones que dejamos publi-cadas en un opúsculo sobre la civilización chibcha de los pueblos de laantigua Cundinamarca.

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Considerando geológicamente el Continente Americ~no puede serton viejo como el llamado antiguo, pues suficientemente ha demostra-do esta ciencia que hay razones para juzgar que fue simultánea laformación de ambos, y simultánea }ambién su aparición sobre la su-perficie de los mares. Pero se puede llamar nuevo al descubrimiento yconquistado por Colón, atendida la difusión de la especie humana ensus vastas regiones en uno época en mucho posterior a los primeros si-glos históricos del Continente Europeo y Asiático.

Los viajes de Humboldt, fueron a este respecto muy fructuosos pa-ra la ciencia. "Examinando, dice, atentamente la constitución geoló-gica de la América, y si se reflexiona acerca del equilibrio de los flui-dos esparCidos por la superficie de la tierra, no cabe admitir la opiniónde que el Nuevo Continente surgió de las aguas con posterioridad alantiguo. Obsérvase en aquel la misma sucesión de capas roquisas queen nuestro hemisferio, y parece probable que los granitos y pizarras delos montañas del Perú, sus yesos y gredas nacieron al nacer en los Al-pes de Suiza las rocas análogas. El globo entero ha sufrido, a no du-darlo, las mismas catástrofes. Encontramos supendidas en los picos delos Andes, a uno altura que excede a la del Monte Blanco, conchaspelágicas; huesos fósiles de elefante se hallan esparcidos en las regio-nes equinoxiales, siendo cosa de admirar que no es al pie de las pal-meras, en las llanuras ardientes del Orinoco, sino en las mesetas másfrías y elevadas de las cordilleras, donde se ven estas osamentas. En elNueva como en el Antiguo Mundo, 'generaciones de especies destrui-das han precedido a las que hoy pueblan la tierra, las aguas y el aire".

La fauna fósil del piso terrestre llamado neOComlano, pertenecienteo la formación cretácea de Colombia, fue estudiada por el Prof. AlcidesD'Orbigny, en una colección recogida por el señor Boussingault, y enella encontró aquel célebre paleontologista, un ochenta por ciento deespecies animales, que, comparadas con la fauna del piso neocomionode Francia, presentan uno identidad muy notable.

Los deducciones que propone D'Orbigny son el resultado de un exa-men minucioso, riguroso, bien comprobado, discutiendo con cuidadotodos los cosos de esta importante cuestión, y en conclusión dice: "Quele ha parecido necesario establecer esta concordancia notable de los re-sultados de la geología y de la paleontología para probar que la identi-

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tidcd de lo composición geológico y de lo poleontológico, y sobre to-do lo presencio de especies análogos en los terrenos colombiano y fran-cés anuncia una contemporonidod completo en lo época de estos for-maciones" .

"De lo presencio simultáneo de los mismas especies en los terre-nos neocomiano de Colombia y de Francia puede surgir otro observo-dón. Las fósiles remitidos por Bcussingault fueron recogidos entre los4 y 7 grados de latitud Norte, es decir, en la región más caliente dela zona ecuatorial, y los que les son análogos en Francia pertenecen olas regiones templados. Comparados estos dos países en cuanto o sufauna actual, no solamente no presentan ninguno especie de identidadf>íno que tienen géneros muy diferentes. Según las leyes Que presidenhoy o lo repartición de los seres fue necesario, paro que las especiesidénticas viviesen en los dos países a la vez, que lo temperatura fuesecasi igual entre el mor neocomiano colombiano y el parisiense. Estauniformidad de temperatura no podía provenir entonces sinO del calorpropio del globo terrestre. Se puede concluír que en esa época lo tierrotenía aun un calor propio suficientemente fuerte paro impedir lo apo-rición de las diferencias Que existen hoy entre los 4 y 49 grodos delatitud" .

Antes de estas observaciones se había comprobado yo la uniformi-dad de la repartición de las mismas especies en los terrenos siluriano,devaniano y carbonífero en todas las regiones, y D'Orbígny lo hizo no-tar respecto de los terrenos carboníferos de Bélgica y de Bolivia; perola comprobación de identidad geológico y paleontológico del terrenocretáceo de ambos continentes la dio el suelo colc;>mbiano, y es unaadquisición preciosa para la ciencia.

Si la uniformidad d~ lo fauno fósil es comparable en ambos conti-nentes hasta una época en que lo temperatura del suelo pudo ser uni-forme, no debe sorprendernos que desde el momento en que cesó estouniformidad, las influencias diferentes del globo estableciesen necesa-riamente diferencias en las especies animales en ambos continentesen uno época posterior.

No es sin reconocer lo ontiguedod del Continente Americano, ypor consiguiente lo de los razas que lo poblaron, que lo físico univer-sal, lo historio, los tradiciones cosmogónicos, las teogoníos y mitos re-

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Iigiosos, las lenguas, las geraglíficos, las monumentos y las institucio-nes políticas, arrojan una clara luz que nos deja entrever el origenprobable de los numerosos pueblos y naciones del Nuevo Mundo, apo-yando también la unidad de lo especie humana.

Mientras que el poligenismo, creando especies diferentes, ex¡plicalo pluralidad de los tipos por la diversidad de los orígenes, y conse-cuente con este principio niega el poder de las influencias físicas y so-ciales, y las de los medios en la variabilidad de los individuos de lamisma especie, el monogenismo, que sostiene la unidad de lo espe-cie humano, ve en sus diferentes tipos diferencias de roza dependien-tes de la diversidad de las medios, de las influencias físicas, de la lo-calidad, del cruzamiento y de multitud de otras causas fisiológicas.

En la exposición de nuestra tesis seguiremos esta última doctrina,sostenida y desarrollada por una escuela numerosa de sabios, a cu-yo frente se encuentra el nombre inmortal del viajero Prusiano, quevisitó y estudió nuestro suelo, y también uno de los más distinguidosantropologistas contemporáneos, el señor Quatrefagues.

¿Cómo se puede explicar la difusión de la especie humana en elContinente Americano? Una de las propiedades de la humanidad es elcosmopolitismo, propiedad característica que no posee ninguna otraespecie, ni género, ni familia del reino animal. "En todas partes, endonde la vida es posible en la superficie de la tierra, dondequiera quese encuentre una planta, un animal, {dice Mr. Hollardl allí se en-cuentra el hombre. Pero él ha extendido sus dominios modificándosebaja las influencias naturales; si cada región del globo, cada clima,tiene sus huéspedes humanos, su población lleva un sello de carác-ter particular. Las formas, las facciones, el color; después sus costum-bres, sus hábitos, el estado social, el carácter moral, cambian de ungrupo a otro; de aquí una diversidad de tipos,. o, según la expresióngeneralmente usada de razas humanas, porque estos tipos se perpe-túan en una filiación indefinida". Este ser esencialmente cosmopo-lita se ha extendido, pues, en la superficie de la tierra, por emigra-ciones accidentales y voluntarias, siguiendo la superficie de los ma-res; y por viajes o emigraciones voluntarias por el interior de loscontinentes. El señor Quatrefagues ha demostrado con gran precisión}- exactitud que tres circunstancias pueden favorecer o impedir los emi-graciones de los pueblos: las corrientes atmosféricos, las corrientes ma-

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rinas y las relaciones geográficas. Para su demostración pone en con-tribución la física general, que nos da la solución de estos problemasde la manero siguiente, respecto de las corrientes aéreas.

El calor de las regiones ecuatoriales dilata el aire y lo desaloja en-tonces en corrientes ascendentes que desequilibran la maso otmosfé-rica, que es reemplazada por corrientes de los polos sobre el Ecuador,corrientes que constituyen los vientos alisios. Cuando llegan estos vien-tos al Ecuador se calientan y se levantan a su turno, sin chocarse demanera que este movimiento es incesante.

Suponiendo inmóvil la tierra, los alisios serían en su carrera perpen-diculares al Ecuador; pero como estas corrientes aéreas se retardan,respecto del movimiento giratorio de la tierra sobre su eje, toman unadirección de Este a Oeste; así es que los alisios que soplan del Nortese dirigen del Nordeste al Sudoeste, y los del Sur del Sudeste al Nor-doeste. Estas corrientes se oponen a las emigraciones marinas del Asiasobre la Polinesia pero las favorecen en sentido contrario. Entre cadacorriente ascendente de los alisios hay una zona limitada de cada ladopor el punto en donde principia la ascensión: esta es la zona de las cal-mas o de los vientos variables, llamada anillo de las nubes (c1oudrirng) porque el aire' estó allí cargado de vapores condensadas.

Mós alió de los vientos alisios sigue la región de los vientos gene-rales, separada de los primeros por una región intermedia anóloga alc10ud ring, en donde hay también calmas completas o vientos varia-bles, temidos por los marineros.

En estas grandes corrientes atmosféricas se forman, pues, zonas biendistintas y de determinada extensión. El cambio de las estaciones oca-siona transportes de toda esta masa aérea de Sur a Norte y de Nortea Sur; y de estos movimientos resultan alternativas en las direccio-nes de los vientos .. de las que los pueblos marinos saben aprovecharse.

Ademós, todos los años los alisios cambian su dirección y esta in-versión determinan los monzones. Estas corrientes tienen una duraciónvariable en el Océano Indico, soplan alternativamente los alisios y losmonzones durante seis meses; pero no sucede lo mismo en el OcéanoPacífico, donde. no presentan esta reguloridad de cambias, y los monzo-

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nes van algunas veces en esta región hasta las Islas Sandwich yTahití.

Estas dos clases de vientos generales producen, pues, en la superfi-cie de los mares movimientos regulares en épocas determinadas de quepueden aprovecharse los pueblos marinos en sus viajes, o a los que for-tuitamente pueden encontrarse sometidas las flotas inespertas, O dé-biles. Estos fenómenos observados por mucho tiempo estón determina-dos gráficamente en las cartas arregladas por el Capitón Kerallet, ytambién han sido discutidos en los trabajos del Comandante Moury pa-ra utilidad de los navegantes en el servicio del comercia.

Simultóneomente con las corrientes atmosféricas pueden obrar lascorrientes marinas, producidas par las mismas causas que producenaquellas y favorecidas por los deshielas de las regiones polares.

El agua del mar que se caliente por el calor ecuatorial tiende a dila-tarse esparciéndose al Sur y al Norte, pero los vientos alisios la detie-nen y la llevan hacia el Ecuador. En este caso también influye lo ve-locidad del movimiento giratorio de la tierra de Oeste a Este, y seproduce en los aguas uno doble corriente de Este a Oeste, llamado co-rriente ecuatorial. Estas corrientes se bifurcan dirigiéndose al Sur yal Norte, separados por otra intermedia que marcha en sentida contra-rio, del Oeste al Este.

En el Océano Atlóntico la corriente ecuotoriol se dirige del golfo deGuinea sobre la América, y en el Coba de San Roque se rompe y se bi-furca. Una de sus romos se dirige al Sur y sigue los costas orientalescon el nombre de Corriente del Brasil; 10 otra marcha hacia el Norte,siguiendo las costas de las Guoyanas, llega al mar Caribe, y despuésde penetrar en el estrecho que forma la Isla de Cuba y la Penínsulade Yucatón, se divide en un brazo que con torneo el golfo de Méxi-co y otro que se dobla al Este, y reuniéndose al anterior en el estre-cho de Bahama, va a salir al Océano para formar la gran corriente co-nocida con el nombre de Gurf·Stream que se dirige a las costos occi-dentales de Europa.

Del Polo Artico desciende una corriente glacial por la costa orientalde Groenlandia, que uniéndose a la que parte del mar de Bafin formacon ésta la conocida con el nombre de Corriente de los Estados Unidos;

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esta sigue las castas de este extenso país, y en tiempos remotos pudobvorecer las emigraciones que partieron del Continente Europeo quellegaron a Is!anda y a Groenlandia y de estas partes se dirigieron ofueron arrojadas sobre las costas americanas.

En el Océano Pacífico también hay una corriente ecuatoriol dobleque se desprende de las inmediaciones de las costas occidentales deAmérica, y otra cO!1tra-corriente que partiendo del Asia se dirige ala América. La rama de esta corriente ecuatorial que se dirige haciael Sur, se subdivide entre Nueva Holanda y la Nueva Zelanda, y unade estas nuevas ramas pasa por el Cabo de Hornos y se remonta enel Océano Indico. La del Norte, que es la mós importante en el OcéanoPacífico, sufre una inflexión entre las Filipinas y el Japón, y encor-vóndose regresa a lo América; se subdivide sobre las costas deCalifornia, y una de sus ramas sigue las costas mexicanoShasta el Golfo de Panamó. Esta corriente ecuatorial del Nortees anóloga al Gu!.f-Stream, y lleva el nombre de Corriente de Tesson,del nombre del primero que describió su marcha; los japoneses desdetiempo inmemoriol la llaman Kuro-Sivo o Río Negro.

Si las direcciones de todos estas corrientes marinas han favorecidolas emigraciones voluntarias, las involuntarias o accidentales debieroncie seguir las mismos rutas. El Kuro-Sivo arroja sobre América cuer-pos flotantes. Mr. Morton refiere que en 1833 un junco japonés, car-gado de mercaderías, fue abandonado en el mor y la corriente lo lle-vó sobre las costas de América; y agrega que "accidentes semejantesa este han podido tener lugar en los antiguos períodos de la historia

americana" .

Hamilton Smith refiere igualmente, que otro junco japonés, aban-donado con equipajes, fue arrojodo sobre los costas de California, endonde lo halló un buque inglés a dos días de distancia de este lugar.

Los conquistadores españoles encontraron en las costas del Pacífi-co las pruebas de que a favor de las corrientes marinas fueron fócileslas comunicaciones de la América con el Asia. En las crónicas de Gó-mara, compañero de Cortés, en la conquista de México, dice: "Que€n 1.538 un religioso llamado el hermano Marco, hizo un viaje o unlugar occidental nombrado Cíbolo, a su regreso refirió las riquezas y'bellezas de este país, y D. Antonio de Mendoza consideró el proyecto

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de conquistarlo. Envió con este fin tropas comandadas por FranciscoVásquez de Cornada, de las que una parte siguió las costas ~ llegóhasta los 40 grados, de latitud, es decir, hasta el Oregón. En este pun-to, dice, nuestras gentes vieron sobre la costo del mar, navíos que te-nían las arboladuras doradas y las proas plateadas, cargadas de mer-caderías. Se juzgó que fuesen provenientes de Katay o de la Sino, por-que los de adentro hacían señales de haber flotado ya durante trein-ta dIos". Treinta días es el tiempo necesario paro la travesía del Ja-pón o la América. (Quatrefoguesl.

Las di'recciones de las corrientes marinas de que hemos hablado, ylos ejemplos citados, prueban que lo América ha podido ser accesibleo los asióticos por el N. O. a los europeq.s por el Nordeste y a los afri-canos de Oeste por los corrientes ecuatoriales que se rompen en el Ca-bo San-Roque.

Las relaciones geográficas de la América con el antiguo Continenteson evi,dentes, pues que casi se tocan. por el Nordeste, la Europa estáinmediata a la Islanda y ésta 0)0 Groenlandia; y por el Nordoeste, elAsia está apenas separada de la América por el estrecho de Behring,Que en tiempo del Capitán Cook sólo tenía ocho leguas marinas y hoytiene más de veinte leguas de ancho, y está interrumpido por las dosislas de San Diomedes, de las que la más grande está casi equidistan-te de ambos continentes y reduce la distancia a la mitad. Prescindien-do de estas islas, el estrecho de Behring no imposibilitaría la comuni-ción, porque en el invierno el veto los une íntimamente.

El señor Daboy de Thiersant demuestra que la constitución geoló-gica de ambos continentes en el estrecho de Behring enseña que estu-vieron primitivamente unidos por un istmo destruido 0\ fin de la época¡:-Ieocena. Esta demostración está fundada en la disposición de los te-rrenos de aquella localidad y en el aspecto de las costas paralelas, prin-cipalmente desde la península de los Kouriles hasta el Cabo Tchou-Katska, que indican un trabajo reciente de la naturaleza .

.Se halla situado el Kamchatka al frente de Aliaska, el una en Asiay el otro en América; entre estas dos penínsulas se encuentra"'" las is-las Aléuticas, Que como una cadena terrestre establecen uno relacióntal entre ambos continentes, que, según Peckering, es muy difícil de-

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Además de estos hechos, el siguiente es un apoyo no despreciableen favor de la comunicación del Asia con lo América: Lo raza de losTechuktchis habita las costos del Océano en entrambos continentes; enAsia se ven estos tribus en lo isla terminal y en los costos del estrechode Behring, Y en la América se les encuentro un poco más abajo has-ta en las islas Aléuticas, separados de sus hermanos del Asia por los

Esquimales puros.

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cir donde comienza la América y en donde termina el Asia. M. Qua-trefagues cree que es muy posible que estas islas sean las restos delhundimiento de un verdadero puente continental que existió en épocas

lejanas.Consultado el comandant!3 Maury sobre la posibilidad de lo comu-

nicación de ambos continentes Y del paso de las poblaciones asiáticasa lo América, por el estrecho de Behring, afirmó que para hacer es-to travesía no eran necesarios poderosos bajeles, pues sus mares sonmuy calmados, Y un tronco de árbol basta para pasar de uno o otrocontinente, operación tonto más fácil cuanto que los pueblos de es-tos regiones han sido buenos navegantes y prefieren contornear lasislas embarcados en sus canoas que atravesarlas directamente. Lo ro-ma de un árbol les sirve de velo y un fragmento de leña lo usan comotimón, y can semejantes arreos se internan en el mar con sus familias.El capitón Bay, comandante de un ballenero, vió en 1855 que los in-dios pasan de este modo de un continente 01 otro.

La raza turanense, pudo, pues, atravesar el istmO o el estrecho yextenderse en la América. Esto rozo fue constituída por el conjunto denumerosoS naciones designados con el nombre de Esdtos por los grie-gos y los Romanos, y que ocupó todo el Norte de lo Europa Oriental

y del Asía.

Papel Periódico Ilustrado. Número 89. Año IV. Págs. 277-279.

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Notas sobre los orígenes de los indios americanos

JI

Entre los datos históricos que se registran como prueba de la anti-gua comunicación y relaciones del Asia con la América, hay uno muyimportante, relativo a la historia de la China. El sabio orientalistaGuignes publicó en 1761 una Memoria intitulada Investigaciones so-bre los navegaciones de los Chinos, del lacio de lo AmlÍrica; en ellamanifiesta que largos y concienzudos estudios dieron a conocer a es-te historiador que los libros Chinos, y entre ellos el de Ma-touan!in, yla obra titulada Pi<a:n-y-tien, contienen hechos importantes relativosa la América. Estos libros hablan de un país llamado Frou-Sang situa-do al este de la China, más alió de los mares Y a una distancia que losepara bien lejos del límite del Asia. Guignes cree que segÚn docu-mentos chinos el Fou-Sang estaba en América.

Es verdad que Klaproth, orientalista prusiano, combatió la opll110nde Guignes con fuertes argumentos, y creía que el fou-SlIl'ig era elJapón; pero M. Paravey ha defendido científicamente las opinionesde Guignes y además hace notar que el FOlJ-'ScllIg, que la historia chi-na describe como un país rico en oro, plato '1 cobre, y el'l el c¡ua no sel1C!liaboel hieri'o, no podía ser el Japón, que no posee aquellos meta-les e:l abundancia, y sí tenía el hierro usado en su industria desdetiempo inmemorial. Se cita otro hecho de grande valor, y aun cuan-do él se refiere al año de 1718, viene en apoyo de la demostración deque existió desde tiempos anteriores al descubriimento de Colón, co-municación entre Asia y América, y revela el origen de algunas rozasemigrantes que poblaron estas últimas regiones. Un colono de la Lui-siana, llamado La. Page du Prazt, (1) ávido de investigaciones cien-

(1) Histoire de la Lousione ••• aver leurs origines. 1.758.

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tíficas, entró en relaciones con Moncacht Ape, natural de este lugar.Este indígena fe refirió que animado del deseo de saber el origen desu raza, resolvió emprender un viaje con este objeto. Partió en direc-ción del Nord-Oeste, atravesó el Mississipí y el Missurí, pasó los Mon-tes Rocallosos, alcanzó a Columbia y al Oregón hasta los 47 grados;cilí supo que hombres barbados venían todos los años a tomar en es-tos lugares maderos de tinte y jóvenes indígenas que se llevaban co-mo esclavos; estos hombres barbados usaban armas de fuego que cau-saban espanto a los naturales. Moncacht aconsejó a los indígenas ar-masen uno emboscada contra los invasores. En efecto, cuando llega-ron nuevamente, fueron atacados y muertos algunos,. Examinados loscadóveres vieron que eran de estatura más pequeña que los america-nos, muy blancos, de cabeza abultado, de cuerpo grueso respecto dela tolla, los cabellos largos pero desde la mitad de lo cabezo y los ves-tidos de algodón suave y de diferentes colores.

Es claro que conforme o estos caracteres, aquellos hombres eran deorigen asiótico, pero como dice Quatrefagues, no podían pertenecer olas poblaciones salvajes del extremo oriental del Asia; tampoco po-dran ser Chinos, pues éstos no poseen largos barbas: sus facciones ysus armas revelan que debieron ser Japoneses. Además, se sabe quelas primeros conquistadores del Japón eran de roza blanco y de esta-tura pequeña; mucho después fue que llegaron a este territorio gen-,tes de roza ararilla. Los Ainos del Norte del Japón forman una rozaparticular de tipo blanco y especial menee muy barbados y superioreso sus vecinos en cultura y en la suavidad de su carácter.

El eminente naturalista que hemos citado, agrega que en la exten-si6n del territorio que existe entre el Nord-Oeste de la América y loparte del Asia comprendida entre el Estrecho de Behring y el Sur delJapón, se encuentran fos elementos étnicos suficientes para explicarel origen de todas las razas americanas. "Principiando por el Nortese hallan las poblaciones boreales idénticas en entrambos continentes.Después se encuentran los Tchouktchis, población especial cuya existen-cia en este lugar se atribuye con evidencia a emigraciones, y que pre-senta grandes analogías con los Pieles-Rojas. Los Ainos, situados alNorte del Japón, en los que los antropolagistas han reconocido ele-mentos de la raza blanca, bien determinados, son muy barbados y su-periores a los pueblos vecinos. Vienen después los poblaciones ama~

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rillas, más hacia los trópicos; y, finalmente, en lo porte boja del Ja-pón, poblaciones negros que explican el tinte especial de los Califor-

nianosJl,

A estos apreciaciones debemos agregar el siguiente pasaje de lasopiniones de Humboldt: "La raza americana tiene relaciones muy sen-sibles con la de los pueblos mongol liS que encierran los descendientesde Hiongnu, conocidos con los nombres de Hunos, Kalkos, Kalmukos Y

Surattos" .

Este ilustre vIajero es más explícito en el pasaje siguiente: "Creoheber demostrado en la obra intitulada Panoramas de las Cordillerasy MO!'lUmento3da los pueblos indígenas de América, que los pueblosoccidentales del antiguo continente habían tenido relaciones con elAsia oriental mucho antes de la llegado de los Españoles. Lo analogíade los calendarios mexicanos, tibetano y japonés, de las pirámides degradas orientadas con toda exactitud, de los antiguos mitos acerca delas cuatro edades o los cuatro cataclismos del mundo y la dispersiónde la raza humano después de uno gran inundación, son otros tontosindicios en apoyo de esta creencia. Lo que se ha publicado después demi libro, en Inglaterra, Francia y los Estados Unidos, acerca de lossingulares esculturas ejecutados casi en .estilo india, halladas entre lasruines de Guatemala y Yucatán, da todavía mayor valor a los analo-

gías que señalaba" (2).

r-qoobstante que las relaciones del Asia con la América son suficien-tes paro explicar la existencia de las tres razas principales en este úl-timo continente, la Europa ha contribuido también; las comunica-

ciones de la América con el antiguo Continente por el Nord-Este sehan puesto fuera de toda duda, porque existen documentos históricosseveramente anotados, que enseñan que mucho tiempo antes de losdescubrimientos de Colón habían arribado emigraciones de Europa ala Amórica por el Nord-Este.

Desde el siglo IX de nup.stra Era, y en los siguientes, los Escandina-vos cuentan en sus crónicas las relaciones que establecieron con lo

(2) Clladros de la Nat·urale.l:a, por A. de Humbo!dt, traducción de

B. Giner, pág. 180.

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América. En aquella época la Groenlandia estaba habitada; numerosasco:onias islandesas y escandinavas se habían establecido allí y teníanun comercio floreciente; estas colonias se extinguieron poco a poco, yse atribuye su extinción al enfriamiento progresivo e intenso de estavasta región. Los historiadores consideran como evidente que los No-ruegos y los Daneses poblaron la Groenlandia y descubrieron la Amé-rica, y que la fecha de este acontecimiento fue posterior al descubri-miento de la Islanda, por los Escandinavos en el año de 861; pero elseñor Federico Lacroix cree que fue en una época anterior, y se fun-00 en una Bula de Gregario IV, dirigida en 835 al Obispo de Ham-burgo, en la que le habla de los misiones de la Groenlandia. El señorLacroiz dice que según las crónicas danesas los escandinavos descu-brieron la América en el año de 770.

Según Carlos Rafn, Qn p.1 año de 863 el danés Garder, descendientede una familia sueca, fue el primero que hizo conocer entre los Nor-mandos la !slanda; y en el año de 983 el irlandés Arí Marsson fuearrojado por las corrientes marinas sobre las costas americanas, a lascuales dio el nombre de Grande Irlanda lIrland it Mikla).

Este país fue visitado por Eríc Le Roux en 983 de nuestra Era, ytres años después estableció la primero colonia, compuesta de Islan-deses emigrados, sobre lo costo Sur-Oeste, y en uno de los golfos seestableció Eric Le Roux, por lo que le limaron Ericsfiord; Heriu!f, sucompañero, se radicó en un promontorio que se llamó Heriulsnes, yEinar, Rafn y Kétil, en los golfos o que dieron sus nombres.

Como se ve, pues, la raza escandinavo extendió sus descubrimientosa regiones mós distantes que la Groenlandio, y que la América boreal.El anticuario que hemos citado, Carlos Rafn, encontró en los archivosde (as familias escandinavas los nombres y porte de !a historio de nue-ve exploradores, y en su libro de A!ltig¡¡edades americanas, refiere queBiorn, hijo de Heriulf, de origen islandés, en un viaje que hizo o loGroen!andia en el año de 986, se aventuró mós lejos y después de al-gún tiempo fue arrojado al Sud-Oeste, en donde encontró otras tie-rras enteramente desconocidas. Este intrépido navegante participó sudescubrimiento a Leif, hijo de Eric Le Roux, quien deseoso de cono-cerlo se embarcó con treinta compañeros en el año de 1.000; partie-ron en la dirección señalada por Biarn y descubrieron a Helluland,

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llamada así por las piedras planas que encontraron allí (hoy Terra-Nova) a Maryland o Tierra de Madera (la Nueva Escocia) y la islade Nautrecket. Continuando en sus viajes llegaron a una región en laque según su explicación "el sol se levanta a las siete y media de lamañana y se oculta a las cuatro y media de la tarde", en los díasmós cortos". Con estos datos se ha calculado que este lugor estó enla punta de MassQchusset. A esto región la llamaron Vinlend, porqueun alemón que los acompañaba encontró viñas que había conocidoen su patria. (3)

También han conservado los Escandinavos la tradición de un prínci-pe galo llamado Madow, que con el deseo de conocer el fin del maro un nuevo mundo, se dirigió en su nave al Oeste. Después de gran-des peligros halló una tierra no conocida. Regresó a su país y arreglóuna expedición con todos los elementos necesarios para estoblecer unacolonia; emprendió un viaje de colonización, pero no se volvió a sa-ber de él en su país natal. (Brasseur de Bourbourg).·

Humboldt considera la relación anterior como muy antigua, por-que en 1.121 un Obispo de Graenlandia, llamado Eric, se embarcó pa-ra llevar la fe cristiana a los descendientes de los galos expediciona-rios; y algunos etnólogos han creído que de estos galos de Madowdesciende la tribu de los Mandans de la América del Norte, que vivenen medio de los Pieles-Rojas, no obstante que son muy diferentes deestos.

Algunos escritores, apoyóndose en Spínola y Delamare, aseguran quepescadores Vascos llegaron a la América en 1390, persiguiendo las ba-llenas y de lugar en lugar arribaron a Terra-Nova, en donde desembar-caron para secar el producto de la pesca, y dieron a algunos puntosde estas regiones nombres que aun se conservan, tales como el CaboBretón, la Bahía de Tolosa '.1 do:> Cabo rus (4). P"ro confirmon tambiénel hecho de que mucho antes Que los Vascos los Islandeses conocieronla América. Todas estas apuntaciones históricas, relativas a los Islan-deses, a los Vascos y a los Escandinavos en general y muchos otras,

(3) Hoy en América 1l0l0 vid sH'vesf're que en Colombia se llama,agrcís: esta es el VITIS TII..AEFOLIA, que descubrió Mr. WHldenovClw.

(4) SentiL'le!le des Pyré:teés, 1.847.

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afirman la opinión de que parte de los pobladores de las Américas vi-nieron voluntario o occidentalmente del Antiguo Continente desdetiempos muy remotos, y contribuyeron con su sangre, con sus cos-tumbres, creencias y civilización a formar las variadísimas tribus y no-ciones que habitaron este Continente.

* * *Veamos ahora algunos de las relaciones encontradas en América. El

iroqués Cusic refiere en la historia que escribió de su país natal, quela tribu de los Tuscaroras, que habitaban un valle de la Carolina delNorte, vió llegar a la c.osta un navío náufrago. Los indígenas recogie-ron la tripulación, compuesta de hombres que estaban cubiertos depieles. Agrega le leyenda indígena que fueron transportados o la mon-taña por los alcones. DQspués cambiaron de locoHdad, multiplicándo-se prodigiosamente, excitaron los celos de los naturales y fueron dis-persados y devorados por un monstruo de cuatro patas. Lo segundoparte de esto leyenda es como todas las leyendas americanos, mezcla-do de consejos imaginarios. Prescindiendo de la conclusión imaginario,queda como un hecho histórico posible el arribo desde· las regionesseptentrionales de una colonia ~ náufragas que poblaron parte de lostierras de la Carolina, probablemente cruzándose con las gentes yaestablecidas, y enemigas, después de luchas desastrosas.

Las tradiciones indígenas hacen mención de las emigraciones delos Quichés. Según ellas, estos pueblos llegaron de una regi6n fríoy lejana, situado al Oriente; pasaron un mar nebuloso y arribaron a

regiones tombién frías y tristes, de donde se dirigieron 01 Sur. En lospormenores de estas emigrociones se cuento que su marcha fue lentay lleno de penalidades por los rigores del clima boreal, cuyos tormen-tas de nieve amenazaban su ruina extinguiendo el fuego que encen-dían paro calentarse. Atacados por los pueblas por donde posaban, tu-vieron que sostener luchas encarnizados antes de llegar al suela dondese radicaron sus descendientes. (Brasseur de Bourbourg).

Se comprende también par las tradiciones de los indígenas, que delNard-Este se desprendieron las emigraciones que poblaron la parteSur de la Unión Americano. Todas estas tribus señalan el Oriente co-mo el punto por donde vinieron sus ascendientes, posando el Mississipí.Unicamente los Chippeways refieren al Oeste su salido, y con bastante1undamento se juzga que fueron descendientes del Asia. Dicen estos

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indios "que habitaban un lugar muy apartado hecia el Oeste, de don-de una nación maléfico los había desalojado; atravesaran un lago lle-no de islas y de neveras y desembarcaran cerca de la' ribera del Co-bre". El señor A. Adair cree que estos relatos no pueden aplicarse si-no a una emigraclon salida de la Siberia, que pasaría el Estrecho deBehring siguiendo las islas Aléuticas. (Adlli" History of the AmericonIndian:¡) •

Si la antigua nación mexicana, principalmente la parte occidental,tenía pueblos en los que predominaba y aun predomina en los indí-genas la sangre de las razas amarillas del Asia" en la parte orientalmuchas tribus cuentan en su origen sangre proveniente de las razasdel Norte de la Europa. Los hechas siguientes que refiere la historialo comprueban: Fue en las regiones septentrionales, dice el AbateBrasseur, que existió la úFtima Tula, de que hablan todas los geógrafasantiguos mu:ho tiempo antes de la Era Cristiana, y que los comentadoresmodernos colocan alternativamente en Dinamarca a en Islanda. Peraal misma tiempo los .anticuarios prueban con las tradiciones indígenasy con los dotas históricos y geográficos de Europa, que este nombrede Tulo había sido dado a muchas localidades distintas.

El anticuario danés Carlos Rafn, en una carta dirigida 01 AbateBrasseur de Bourbourg, le dice: "En un mapamundi islandés que datade la mitad del siglo XII, se encuentra al Nord-Oeste, lejos de los otrospaíses de Europa, el nombre de 'sland; más lejos, hacia el Oeste, sehalla el nombre de Tilo. Se sigue, pues, que el ontiguo geógrafo islan-dés, aplicó el nombre de Tila o de TuJa a uno de los lugares ameri-canos de3cubierto por los habitantes del Norte".

Por otra parte, un manuscrito de origen indio, llamada Cakchiquel,dice: "Cuatro gentes (vinac) vinieron de Tulan, del lado por dondeel sol se levanta, este es un Tulán. Hay otro en Xibalbay, y otro dondeel sol se acuesta, y es de allí de donde nosotros venimos; y del ladoen que el sol se acuesta hoy otro: allí estó Dios; es por lo que hay cua-tro Tulanes; y es .allí donde sol se acuesto a donde nosotros venimos aTulon, de la otra parte del mar en donde está aquel Tulan; y es allíque fuimos concebidos y engendrados por nuestros madres y por nues-tros padres".

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El señor Viollet-Le-Duc juzgo que estos cuatro Tulan correspondenG lo sucesión de cuatro establecimientos hechos por los Islandeses olos Escandinavos, después de su partida del Norte de lo Europa hastasu llegado a la América Central, y agrego:

"Tulan, en Xibalbay, es la ciudad construido por los Nahuas, des~pués de su colonización en Tamoanchan. El tercer Tulan, al oéciden-te del lado americano del Océano, puede ser el Tilo designado parRofn, que deberá colocarse en los Estados Unidos; y, en fin, el Tulanen donde está el dios, que corresponde a Tula o Tunan, una de lascapitales toltecas del Anahuac, a 14 leguas 01 norte de México, queen el día eS la pequeña ciudad de Tu!,a, en el camino de Querétaro".

Las analogías anotadas entre los datos geográficos de los Escandi-navos y las tradiciones indígenas de Tulan, y el hallazgo de piedrasrúnicas en el trayecto que debieron seguir estas expediciones no puedenser hechos fortuitos; ellos señalan hasta la evidencia de los emigracio-nes que vinieron del Norte de la Europa y que se establecieron sucesi-'lamente en diferentes lugares designados con el mismo nombre.

las piedros rúnicas de que hemos hecho mención han sido halladas~ estudiadas en el corriente siglo. En l824 el groenlandés Pélinut en-,"ontró en la Isla de Kingiktorsoak, arriba del mar de Bafin, casi fren-

~te del estrecho de Lancaster y Barrow, una piedra rúnica perfectamen-te grabada cuya traducción, según los sabios anticuarios, es la siguiente:

Erling, hijo de Sigvat, y Biarne, hijo de Thord, y. Endride, hijo deOdd, erigieron estos 'frogmellt03 de piedra, y desembaro%cron •• ~ugarel s6bado antes del día de Gagudag (25 de abril) en l135.

Posteriormente, en l859, el doctor Henry Rínk, inspector de laGroenlandia meridional, envi6 a la Sociedad Real de Anticuarios delNorte, un fragmento de una piedra rúnica hallado en Igalikko, cercode las ruinas de Brottahlid.

Es cloro, pues, Que los datos geográficOS e históricos que dejamos'tlnotados, demuestran la posibilidad de que la América fue poblado paremigraciones voluntarias o occidentales, ya siguiendo estas las comu-nicaciones de tierra-firme o salvando los estrechos del mar, ya impul-sadas a favorecidos por los vientos y las corrientes marinos y siguien-

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do los costos de los continentes. Los pueblos que Vinieron del Nord-Oeste, siguiendo el Estrecho de Behring, naturalmente debieron dirigir-se hacia el Sur de la América, extendiéndose en toda la porte compren-dida entre el Océano Pacífico y lo gran codeno de los Andes, que divi-de todo el continente desde los regiones de los Esquimales hasta la Pa-togonio. Los emigraciones que descendieron del Nor-Este por loGroenlondia, comunicarían con lo tierra del Labrador, continuorion ex-tendiéndose hacia el Sur sobre los mórgenes del Ohí6 y del Mississipl,en el litoral del Canadá; más tarde, hacia lo provincia de lo Florida.en lo Luissiono, y sobre las costos del Golfo de México hasta Yuca-tán y aun más sobre el Ecuador. En esto extensísimo región oriental dela América, comprendido entre el Océano Atlántico y lo cadena de losAndes, es en donde fueron más numerosos y variados los tribus indl-genos que hallaron los conquistadores españoles, lo que hace presu-mir que los pobladores de una y otro banda de los Andes fueron mez-clándose lentamente y adquirieron los caracteres étnicas quedan cier-to semejanza general o los diferentes tribus y pueblos americanos.

Siguiendo este sistema que desarrollo extensamente el señor Viollet-Le-Duc (5) podremos deducir con él. que si los pueblos que vinierondel Nord-Oeste pertenecían o las razas Turónicas y. Malayas, y losque vinieron por el Nord-Este eran Escandinavos o Indogermónicos,difundiéndose progresivamente hacio el Sur del Continente, debieronencontrarse primitivamente en el punto mós estrecho de la AméricaSeptentrional, comprendido entre los Costos del Océano Pacífico, cercode Tehuontepec y las costos del Golfo de México. No es de suponerseQue llegasen simultáneamente o las localidades en donde se encontra-ron, por consiguiente los emigraciones que llegaron últimos debie-ron luchar y disputar el suelo o los anteriores, establecidos en todo elterritorio de lo América del Norte, de México y de la América Central,Después de lo lucho vino la tregua, y can el imperio del vencedor loimposición de sus leyes, el cruzamiento de los costos y lo confusión desu lenguaje y de sus costumbres.

Esto explicación aparentemente hipotético alcanzo toda la fuel'%ade lo reolidad si se ponen en contribución de ellas las crónicos y apun-

(5) Ruines Americaines, 1.863.

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taciones históricas de los navegantes y conquistadores, los eSCasOs pe-ro importantes documentos históricos hallados entre los naturales, delos cuales hemos hecho ya algunos citas, documentos estudiados, inter-pretados y aun restauradas por lo paciente y hábil inquisicián de losviajeros y antrapologistas; como también el estudio de los costumbresy mitos de estos pueblos, y finalmente los monumentos y construccio-nes americanas.

No obstante de que Humboldt, dice: "Las nociones de América, conexcepción de las que se avecinan al círculo polar (los Esquimales) for-man una sola raza, caracterizada por la conformación del cráneo, porel color de la piel, por la extrema rareza de la barba y por los cabe-llos aplanados y lisos: "es evidente, según datos históricos y estu-dios étnicos de los pueblos americanos, que los tres principales razasdel antiguo Continente tenían sus representantes bien coracteri:z:adosentre las tribus y naciones hollados en América, con lo único circunstan-cia excepcional de que los tipos primitivos fueron modificóndose por lamixtión de las rozas aborígenes, por las influencias físicos y de locali-dad, y por los hábitos salvajes; y aun cuando existe una aparente uni-dad de ro:z:a, las tribus són muy diferentes. Este hecho lo reconoció tam-bién Humboldt, pues dice: "Aun cuando los pueblos indígenas del Nue-vo Mundo estón unidos por relaciones íntimas, ofrecen en sus faccio-nes móviles, en su tinte mós o menos moreno y en la altura de su ta-lla diferencias tan marcadas como las de los Arabes, los Persas y losEslavos que pertenecían o lo ra:z:a caucósica".

Los partidarios de la unidad de la raza americano, exceptúan o losPieles-Rojos como uno rozo particular característica de lo América delNorte, pero esta opinión ha sido destruída, porque si bien es ciertoQue tienen caracteres étnicos que les son propios y que marcan dife-rencias muy notables con los demós tribus y pueblos indígenas, su for-meciÓ", tiene explicación satisfactorid, como se comprende por Casreferencias siguientes: Mr. Hambersham, americano encontró en For-moza una ra:z:a roja enteramente semejante a los Pieles-Rojos. Otrosviajeros han testificado Que existen también en lo Palinesia, en la Me-!lesia, en Coreo y en otros países; finalmente, se sobe que existe enAfrico, en una localidad que atraviesa este país de Este (1 Oeste, par-tiendo de Abislnia, que es el centra de esto pobloci6n de piel-roja, se-mejante o lo americano. El Almirante Fit:z: Roy ha demostrado que es-

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te tipo puede aparecer por el cruzamiento y por la acción de c1rCUItancias especiales, pues lo ha visto entre las familias inglesas cru;das con polinesianos. Un origen semejante ha podido tener lo rozolos Pieles-Rojos de la América.

Popel Periódico lIustrado.-Número 90. Año IV.Págs. 292-295.

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Hotas sobre los orígenes de los j~díO$ americanos

Si la geografía y la historia del Asia Oriental y de lo Europa delNorte, y las tradiciones populares de la América Septentrional, ofrecenun interesante campo a los estudios antropológicos, porque arrojan al-guna luz sobre el origen probable de los pueblos americanos y sobrela marcha que siguieron los emigraciones del Asia y de la Europa so-bre el Continente Americano, no menos interesantes son para este aSun-to las antiguos construcciones americanos, estudiadas desde fines delsiglo pasado, y que hoy llaman tanto la atención del mundo científico.En los extensísimas valles del Missisipi, en el Ohía, y en general entodo el país; desde el IlIinais hasta los confines de México, se han des-cubierto numerosas construcciones y entre ellas muchas a manera defortificaciones en circuitos o reductos cerrados; y dentro o fuera de ellasmontecillos artificiales, túmu!os de tierra o de piedra que contienen es-queletos cuyos caracteres osteológicos no concuerdan con los de lastribus que existían al tiempo de la Conquista, lo que hace presumirque estos valles fueron habitados en épocas remotas por razas dife-rentes que desaparecieron. En estos mismos lugares se hallaron cami-nos cubiertos, especies de criptas, que, según Viollet-Le-Due, son se-mejantes a los oppida de la Europa Occidental ;y también 'rocas cu-biertos de figuras, que se supone son inscripciones geroglíficas; momiascon sus vestiduras de matas o telas de algodón, semejantes a las egip-cias y guanches; objetos de piedra silicio, de hueso y de cobre. Todasestas antiguedades de la América del Norte son análogas o las hue-llas que dejaron los poblaciones de nuestras regiones ecuatoriales, prin-cipalmente en las riberas del Orineco, en Sinú y en la antigua Cundi-namarca.

Los antiguas construcciones de la América del Norte pertenecieron(1 uno raza hoy desconocido, y: que los americanos llaman Mound

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Builders, constructores de montículos, porque al lado de sus fortifico-ciones y recintos, o en el interior de ellos construyeron innumerablesmontecillos de tierras, diseminados en los valles del Mississipi, del Chío,del Missouri, y en muchos otros portes de aquelfas extensas regiones.Garcilasa de lo Vega hace alguno mención da ellos; pero el canocimiel'l-to exacto de su existencia se obtuvo o fines del siglo posado, por con-secuencia del comercio establecido por los Americanos con los indiosQue viven mós allá de tos montes Aleganis. Carver, en 1.776, y Harte,en 1791, fueron los primeros que señalaron los mounds. Brackenridgelos describió; en 1814, y dice "Aproximándome al más grande de en-tre ellos, sentí lo mismo admiración que se experimento contemp!on-do los monumentos de Egipto". De 1845 o 1847, más de doscientosmounds fueron descubiertos por los señores Squier y Oov;s.

Estos montículos artificiales, son de formas muy variados: redondos"aveies, cuadrados, poligonales, o triangulares. (1) Su altura tambiénes variable, desde olgunos centímetros hasta 30 metros; y el diámetrode uno a trescientos metros. Algunos de los mounds que parece fuerondestinados o la próctica de ciertos ritos religiosos, están terminados poruna plataforma, o lo que se asciende por una rompa bien construida.Son muy numerosas también en el Estado de Washington, en donde. noexcede su altura de seis a siete pies; e igualmente abundon en los Es-tados del Sur, como en la Luisiana y en los valles de Arkonsos y de RioRojo. Sobre estos regiones los mounds parecen menos antiguos, comosi los constructores hubieron ido invadiendo progresivamente el terri-torio de Norte o Sur. En todas las costos del Golfo de México, desde loFlorida hasta Texos, se encuentran construcciones semejantes. En Te-><05 y en lo Carolina del Sur, los mOllnds son con más frecuencia cóni-cos y aparecen como uno transición para llegar o los Teacollis de Mé-xico. Los movnds de California, del Oregón y de los valles de El-Colora-do, no son menos interesantes aun cuando son de menores dimensio-nes. En Yucotón y en Chiopos, los monteeillos artificiales sirven de basea monumentos muy notables, que revelan una adelantado civilitación.4-os de Honduras son de grandes dimensiones; y M. Boyle los halló tam-

( ,) Nadoil1ac, La América 'rchi.tóric:c, 1.883. De este escritor he-mos tomado lo parte descriptivo de los •• oun4 •.

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bién en los desiertos que se extienden en todo lo costo del territorio de

los Mosquitos, cerco del Istmo de Panam6.

Los conos Y los pir6mides se encuentran encerrados de!'1tro de re-ductos o fortalezos; los montecillos destinados o los ritos religiosos es-tón 01 lodo de los mounds, tumulares; Y cerco de los mounds de figu-ras de cnimales se levantan los poligonates y triangulares.

Mr. $quier ha intentado clasificar todos estas construcciones de tie-rra, y los divide en seis grupos: 19 Los construcciones defensivas; 2

9

Los recintos sagrados; 3'>' los templos o adoratorios; 4'>' Los monteci-Ilos de los sacrificios; 59 Los montecillos tumulares; y 69 Los monteci-

Ilos en figuras de animales.

Todas estos construcciones fueron ejecutados con los materiales en-contrados o lo mono; cuando en lo localidad eran abundantes los pie-dras, se servían de ellos uniéndolas con borro; jamós se encuentran en

ellos el mortero.19 Toclas les fortalezas estón situados en los inmediaciones de los

dos y en puntos dominantes, Y presentan la forma de reductos, de mu-ros, de parapetos, de fosos, de circunvalaciones; construídas con regu-laridad Y que revelan grande inteligencia en el arte de los construccio-nes poro la defensa de un enemigo invasor. El General Harrison diloo lo Sociedad de Historio del Ohío: "Indudablemente que estos forti-ficaciones no fueron levantados poro detener uno invasión súbito; loaltura de los muros, lo solidez de su construcción, señalan que el pe-

, ligro contra el cual fueron destinados poro proteger los poblaciones,se renovaba constantemente. La guerra Y 10 lucho han sido en todotiempo lo triste dependencia de 10 humanidad, Y el Nuevo Continenteno podía estar mós exento de ello que el Antiguo. Estos trabajos fue-ron absolutamente extraños o los indios: entre ellos sus fortificacianesson palizados, en formo de circunvalaciones cuyo altura es de docea quince pies, con oberturas, poro que los sitiados puedan lanzor sus

flechas" .Todo lo extensión del territorio comprendido entre los Aleganis Y los

Montañas Rocallosas est6n cubiertos de recintos limitados con fortifi-caciones colosales, generalmente construidos de tierra. Squier ha re-conocido un sistema de fortjfjcaciones combinado con arte, que se ex-

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tiende diagonalmente, en el Estado del Ohío, desde las ~rtientes delos m<:>ntesAlegonis. Los ruinas de los fortificaciones de Aztolán, si-tuados sobre uno de fos brazos del río Rock, forman un porolelogromode tres costados de construcción de tierra, y el cuarto, formado por elrío, tiene uno grande analogía con los recintos del Ohío; pero segúnalgunos arquelólogos no presentan la regularidad' de las fortalezas delos Mound-S:¡ilders. Es muy digno de notarse que Aztalón significace.rca d1!1agua. Mós hacia el Ecuador, en Nicaragua, cerca de Juigalpa,existen los ruinas de un cerco de trincheras que se extienden en mu-chas millas del territorio; su anchura es de tres a cuatro metros; peropresenta, de distancia en distancia, reductos de forma oval, cuyo gran-de eja alcanza a veinticuatro metros; en cada uno de ellos se encuen-tran alternativamente dos o cuatro montículos artificiales.

29 Mr. Squier designa con el nombre de recintos sagrados o cier-tas construcciones Que se encuentran, principalmente en el Estado delOeste; tienen una forma regular, cuadrada o circular, algunas veceselíptica o paligonal. La perfecta regularidad de los figuras, lo igualdadde sus lados y sus óngulos rectos, demuestran que los constructores te-nían conocimiento de los métodos de medir las superficies y de calcu-lar los ángulos y los diámetros. Es'')s recintos están situados o los már-genes de los ríos, como los fortalezas, con lo diferencio de que éstosestán sobre puntos dominantes, como en los alturas, a veces inaccesi-bles, mientras que los primeros están en los valles dominados; así esque se cree no podían servir de defensa.

39 Los adoratorios o templos son, según Squier, pirámides o cerrostruncados, a cuya cima se llega por planos inclinados o rampas. En laparte superior presentan una plataforma que se juzga estaba destina-da a los sacrificios o a la próctica de ritos religiosos. Su formo es varia-ble: redonda, oval, cuadrada, ete. El más notable de estos mounds esel de Cahokia, en el IIlinois: se elevo en medio de sesenta más, quevarían de treinta a sesenta pies de altura, que cubren una superficiede seis acres. (W. de Hasse, Am. As. ChicGgo, 1867). Este granmGilnd domina a los demós; tiene una altura de 9] pies, o la cual sellega por cuatro azoteas sucesivas; su base mide 560 pies sobre 720;la plataforma superior tiene J 46 por 310 pies, y se calcula que en suconstrucción entraron veinte millones de pies cúbicos de tierra. Tenía

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en la parte superior un cono. pequeño, que fue demolido, y se hallaronen él numerosos osamenta s humanas, astillas de sílex, puntas de fle-chas, fragmentos de lacería s, restos de ofrendas y de sacrificios.

El profesor Swallow describe uno de estos mounds cuya eje mayortiene 900 pies en su base y 570 en su cima. Ofrece el hecho interesan-te de contener una cámara interior, formada de estacas gruesos de mo-dera de cedro, unidas entre sí por fragmentos de caños. (ArundinarioMoc:rospermo), y revestidos por pañete bruto en el exterior, y alisadocon cuidado y pintado, de rojo en el interior. Los excavaviones han da-do allí numerosos piezas cerámicas, de los cuales había una modelado~obre un cráneo humano.

49 Los montecillos artificiales, que según Squier fueron destinados olos sacrificios, son de forma cuadrado o de paralelogramos, otros vecesson redondos o elípticos. Tienen un altar colocado al nivel de su sue-lo, y formado de capas sucesivos y horizontales de cascajo o pedriscos,de tierro y de arena. Los altares están construidos, de piedras planos,de adobes o de ladrillos de arcilla. Tiene señales de haber sufrido unfuego violento, que, sepún opini6n de algunos anticuarios, era el me-dio de purificar las ofrendas que se hacían Q los dioses. Entre los ob-jetos hallados en estos mounds, bajo de los altares, se encuentran ha-chas de piedra, lanzas y puntas de flecha, de obsidiana, de cuarzo yde manganeso, muy bien trabajados. Todos estos objetos fueron calci-nados, pera se encontraron algunos intactos. En otros se han holladoadornos de cobre cubierto de uno hoja delgado de plata, retorcidas porla acci6n del fuego. Esto clase de mounds siempre est6n dentro derecintos.

59 Mejor caracterizados son los mounds tumulares o montecillosdestinados 01 enterramiento de los cadáveres, con los ceremonias fúne-bres que en todos tiempos han sido ejecutados con el respeto debidoo la memoria de los difuntos y al destino del espíritu o de su sombraimperecedero. Esto clase de mounds son los más numerosos; se encuen-tron en todos portes en donde esto ra%o de los Mound-Builder exten •.di6 sus dominios y todos ellos presentan unos mismos caracteres. Estostúmulos se refieren Q ritos muy diversos, y presenton todos los formos

usadas en el Cohtinente Europeo .

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El mound sepulcral más interesante es el de Grave-Creek, en lo con-fluencia de este río con el,Chío, cerca de Wheeling, en lo VirginiaOc_cidental (2). Este montecillo de dimensiones considerables, conteníados cámaras sepulcrales, una o 30 pies encima de la otra. Lo cómarasuperior contenía un solo esqueleto, y la infejor dos, uno de hombre yotro de mujer. Al lado de estos restos había numerosos adornos de mi-co, collares de conchas, brazaletes de cobre y algunos fragmentos depiedra esculpida. De la cámara inferior se penetraba a otro mós grande,en donde se hallaron diez esqueletos sentados. El señor Abellard, nietode José Torulinson, propietario del terreno en que se hallaba estetumulus hizo practicar, en su presencia, 1838, dos excavaciones, unahorizontal en la base y otra vertical en la cima, para reconocer la cons-trucción del mOlllld. La excavación de la cima era un pozo de diezmetros de circunferencia, y en fa profundidad de once metros y medioencontró lo bóvedo o cómara superior, y en ella se halló una inscrip-ci6n que ha llamado la atención de los sabios anticuarios. Se componeesta inscripción de veintidós caracteres colocados sobre tres líneas, deuno cruz y uno móscara grabadas sobre una piedra dura, de color os-curo, de forma elíptica, de cuarenta y cinco milímetros de longitud so-bre 40 de ancho y 5 milímetros de grueso. Los sabios no estón de aCuer-do sobre la naturaleza y origen de los caracteres de etsa inscripci6n.Del exámen resulta que cuatro de ellos son semejantes a los etruscos;cuatro a los de la inscripción de Thugga, (Africa); cinco al antiguorúnico, usado por los Escandinavos; seis o los caracteres louariks; sieteal viejo persa; hablado por los antiguos Irlandeses; diez o los caracteresfenicios; y quince a los celtiberianos. Dos sabios anticuarios de igualreputación científico, Mr. Rofn, de Dinamarca, y M. Jamard, de Fran-cia, opinaron de diferente modo respecto de esta inscripción. M. Rafndice que después de haberla observado, a primera vista se creería quefuese de origen ceftiberiano, y agrega que los caracteres tienen muchoanalogía con la escritura de la antigua gaelica, o del anglo-sajón de losbardos. M. Jomard, aludiendo probablemente a /0 opinión de Rofn, dice:"Se han comparado los caracteres de esta inscripción a los rúnicos, y aotros caracteres de las antiguas lenguas del Norte; pero la analagío esmenos notable que con los antiguas líbycas. Se encontraró iguolmen-

(2) Dr. Joly, Noturc, 1.783. T. 1. p. 168.

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te mucha analogía con el alfabeto celtiberiano, o mós bien ibérico, loque no tiene nada de sorprendente, porque es probable que este idio-ma tenga su origen en Africa. Se sabe desde luego que ·10 Iberia fueuna de las primeros y de las mós interesantes conquistas de Cartogo. (3)

De cualquier manera que sea, el hecho final es que dentro de es-te túmulo la mano del hombre del Antiguo Continente inscribió estoscaracteres en tiempos prehistóricos, y son un comprobante de las emi-graciones que vinieron a la América.

69 El sexto grupo de lo clasificación de Squier, de las obras de losMound-BuH,ders, es de los mounds en forma de animales Y del hom-bre; estas obras son de un carócter particular. Algunos americanistosjuzgan que puede ser que estos mounds estuvieran destinados o la con-memoración del totem, o el signo distintivo de la tribu constructora;este signo era ordinariamente un animal: el óguila, el lobo, el aso, eltigre, la tortuga el zorro y otros; estos animales eran figurados en losmontecillos de tierra. Mr. W. Pidgeon los descubrió Y describi6 en1853. El VVisconsin es el centro prinCipal de estos construcciones, Y lasfiguras de estos mounds son de grandes dimensiones. Hasta óe sesen-ta metros de extensión.

En el Ohío, en una colina que domina el Bl'Ifsh-Creek, se halla cons-truida una serpiente colosel; sus repliegues desarrolladas dan cerca de700 pies de longitud, y parece que tiene un huevO en la garganta, re-presentado por un montecillo elíptico, cuyo eje mayor mide 160 pies.Puede ser una alegoría o una deidad, porque la serpiente representabaun papel importante en la mitología de los antiguos Americanos. (Na-

daillacl .

Ademós de los seis géneros de construcciones de que hemos hechomención, según la clasificación de Squier, pudieron considerarse comoun séptimo grupo las construcciones hidraúlicas o canales que recien-temente se han reconocida en el Missourí. El doctor Swallow, Direc-tor de la exploración geal6gica de. aquel Estado, llamó la atención delos arqueólogos a un canal de 50 pies de ancho sobre 12 de profun-

(3) Voyoge Pittoresque dons les gronds deserts du Nouveon Mondepar Em. Domenech, pág. 292.

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didad. Después se han descubierto, en uno extensión de setenta millas,uno serie de canales, interrumpidos y obstruídos por los temblores, queponían en comunicación el Mississipí con los lagos Big, Cushion y Co-!!ins. (Cortos de Mr. Carltan citados por Conatl. Según Schoblcr!lf, losMound-Builders navegaban en estos canales, en barcos que hacían d.troncos de árboles excavándolos con el fuego, de lo mismomoneroc;ue hoy construyen sus barqueta! algunos tribus indígenas. Este mis-mo sistema fue usado en Europa en el origen de la navegación.

'"'" '"

Existe otro clase de monudentos antiguos en la América del Norte,que ocupan inmensas regiones, en los territorios de California, de Ari-zona, de N[¡evo-Méxica, de Lo-Nevado, de El-Colorado y del Pais delos Mormones. Hace paco tiempo que estos países eran enteramentedesconocidos, pues después de la Conquisto quedaron desiertos, y sola-mente algunos miserables tribus los poblaban; pero lo influencia de locivilización americana los ha cruzado en todas direcciones de ferro-carriles, '! los arqueólogos han podido estudiar y admirar las numero-sisimos ruinas de una rozo industrioso, que es preciso no confundir conlos Mound.Builders. A esto roza don los americanistos del Norte elnombre de Cliff-Dwellers, hombres que habitan las rocas, pues que sushabitaciones aparecen en la porte más encumbrada de ellas, en grietasinaccesibles y en los lugares en dandI¡! hoy hacen sus nidos las águilas.Les ruinas de los Cliff-Dwelrers, demuestran que en estos regiones de-!liertas habitaron poblaciones activas, inteligentes e industriosas, pues01 lado de los ruinas de sus pueblos se hallan fortificaciones, cisternas,rocas cubiertos de geroglíficos, figuras esculpidos, o pintados, que hanresistido a los injurias de los siglos.

',En sus relaciones el cronista Cabeza de Vaca (4) cito muchos pue-blos en ruinas y otros aún habitados al tiempo de lo Conquista: mu-chos, dice, eran más grandes que lo ciudad de México. Los cosos, fre-cuentemente de muchos pisos, retirados unos de las otras, fueron cons-truidos de piedra. Los pisos superiores eran los habitaciones de los fa-

(4) Alvaro Núñe: Cabezo de Vaca. Relación y Comentarios de loacaecido Eln las dos jornadas que hi.zo a los Indios. Valladolid 1555.

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rrilias y los inferiores servíon de depósitos o almacenes pera los víve-res. Por medio de escaleras portátiles se comunicaban los diferentes~isos, de manera que, quitado este medio de comunicación era difícil~u acceso y los habitantes podían defenderse de los enemigos que losatacasen en su domicilio. En cada una de estas construcciones podían,,¡vir muchas familias.

El profesor Hclmes que ha sido 'de los primeros en e~tudiar estas rui-nas adopta,' lo clasificación siguiente:

19 Lowlands, ciudades o pueblos en donde moraban poblaciones ver-daderamente agrícolas, situadas siempre en los valles mós fértiles, ainmediaciones de los rlos.

29 Cave-Dwellings. Cavernas artificial mente agrandados, con fre-cuencia cerradas y consolidadas con muros y paredes de adobes de ar-cilla.

39 Cliff-Housscs. Fortalezas construídas en los grietas de las rocasinaccesibles, o en sus altos cúspides, en donde probablemente se reti-r:.'lban los habitantes de los ciudades cuando les amenazaba algún pe-ligro.

En los ciudades de los Cliff-Dwellers, se observo en las construccio-r¡;s lo mismo regularidad de las obras de los Mound-Builders: los ha-(¡¡raciones estaban agrupadas en 'formo de círculos o paralefogramos.Las casos eran de piedras talladas, cuidadosamente aparejados y uni-das con borro.

Estos pueblos, aunque diferentes entre sí, conocieron las mismas ar-tes y ejecutaron los mismos industrias y las mismas costumbres: de-bieron, pues, tener el mismo origen. Si hubieran sido tribus nómades ysin residencia fija, durante' el transcurso de algunos siglos no se pa-¿ríon explicar sus sorprendentes construcciones.

¿Qué se hicieron estos rozas vigorosas e inteligentes? ¿Los actuales! .dígenas habitantes de la América del Norte son sus representantes o

cescendicntes? A estos preguntas contestan los anticuarios de dos ma-r.eras diferentes: para unos los Pieles-Rojos, posteriores a los Mouncl-1"llilden. no presentan en sus costumbres ni en su industria esta unifor-

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midad tan notable en la raza que construyó aquellas obras sorprenc:fán:"teso Con excepción de los indios Creeks ninguno de estas tribus poSeeuna tradición de alguno significación respecto de sus mayores y que seremonte o mós de un siglo. No tiene noción alguno sobre el origen· delos mounds. Los Mound-Builders, que sostuvieron constantes luchascon nuevos invasores, pudieron ser vencidos y desalojados de las regió-nes que habitaban, y arrojados hocio el Sur. Allí se confundirían conotras razas.

Para otros no es aceptable esto deducción; y si bien es cierto que nose encuentro ninguno construcción atribuible o los últimos razas ameri-canas, comparable a las de los Mound-Builders, existen testimonios h¡s~tóricos de (os conquistadores españoles, respecto del estado sociol enque encontraron las tribus americanas, que son muy importantes.

Garcilaso de la Vega, en su Historio de la Conquista de lo Florido,refiere el modo como los indios de eso época fundaban SllS ciudades:"Llevaban -dice-- cantidades considerables de tierra, con la cualformaban uno plataforma de dos o tres picos de altura, y bastante .1CIn-cha poro construír diez o doce casos, y según la necesidad, quince oveinte. Era allí donde se alojaba el Cacique, su familia y sus principa-les servidores. Al pie clel fTlontecillo artificial, trazaban un cuadrado,según lo extensión que querían dar o la ciudad; tos principales Jefesestablecían allí sus morados; el pueblo se agrupaba a su contorno".En otro porte este mismo historiador. describe la ciudad de Guachoule.situada cerca de las fuentes de la Cooso, no lejos del país de los Acha-Jeques, y dice que la casa del Jefe estaba situada sobre uno eminen-cia terminado por una plataforma. En esto construcción se encuentramucha semejanza con la de los mo-unds.

El valle del Mississipi, principalmente las regiones que forman losEstados de Alabama, de la Florida y de lo Georgia, eran habitados entiempos de la Conquisto por naciones belicosas que cultivaban la tie-rra;vivían en ciudades fortificados, y sus templos estaban situados so-bre eminencias frecuentemente artifjciales y adoraban al Sol. Las for-tificaciones eran murallas de tierra que rodeaban las ciudades; y te-nían torres de defensa y muchos fosos, en los que navegaban en sus ca-noas. Esto roza indígena fue la que rechazó al conquistador Narvóezcuando quiso apoderarse de la Florida; y contra ello luchó también Her-

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n6ndez de Soto, durante cuatro años, antes de someterlo al yugo es-;.:añol. El profesor Sco!lhall, en su obra sobre el origen reciente del hom-bre americano, demuestro que los '.roqueses tenían un gobierno quecomprendía cinco naciones: cuyos habitantes sobran cultivar la tierra,y conservaron su independencia por cerco de dos siglos, luchando con-tra los Holandeses y contra los Franceses; conocían lo navegaci6n ysabían construír cosas y tenían poblaciones. No debemos sorprender-nos que 01 tiempo de lo Conquista se encontraran estos numerosas po-blaciones de la América del Norte en un estado de decadencia relativa,.¡ que estas tribus no correspondiesen, ni con mucho, a los AntiguosMound-Builcfers, pues que en estos el progreso de su constitución socialfue interrumpido a cado poso por guerras sangrientos, como lo demues-tro el sistema defensivo Que establecieron. Estos luchas y derrotas debie-ron de aniquilar todos los elementos de prosperidad, y lo disociaci6n fueia consecuencia natural de lo inseguridad, del constante botollor y de laimpotencia. Diseminados los restos de esto antiguo roza industrioso, enun inmenso territorio, se resolvieron en parcialidades o tribus. Entre-Gados o la vida errante y salvaje, perdieron las nociones de los medios()vilizodores, y hasta los tradiciones de su origen. Finalmente se modi-ficaron en su naturaleza Hsico por los influencias del c1imo, por elcruzamiento con inmigrontes de otros rozas y por los hábitos nueva-mente adquiridos. Este fen6meno se observo de uno manero muy no-icb!e en todos los países de entrambos Américas.

Papel Periódico Ilustrado. Número 91. Año IV. pógs. 308-311.

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Notes !lobre los ori¡Je¡¡es de tos indios c.mericancs.

IV.

A medido que se ovanza hacia el Sur, en el territorio del bojo Mé-xico, se noto que las construcciones eran de un carácter mós levanta-do, mós numerosas, más regulares y los tllmlllu~ tenían fa forma degrandes pirámides. Algunos anticuarios han creído que en esta diferen-cia se encuentra lo marcho ascendente del genio de los Americanoshacia un estado de civilización más adelantado, opinión que el Abatel:rasseur de Bourbourg, apoya, fundado en que, aun cuando los emi-graciones secundarios, o las cuales pertenecieron los Quiches que sedifundieron en lo América Central, no pudieron ser ton numerosos quepoblaron estas extensas regiones, si pudieron en su tránsito mezclar-se más o menos por cruzamiento con las poblaciones ya radicadas, yles enseñaran a construír estos grandes obras. Esta civilización pro-gresiva bien pudo ser el origen dé las importantes construcciones de losAztecas y de Yucatán.

El cruzamiento de las razas que llegaron en emigraciones diferen-les, está comprobado por la circunstancia de que, siendo evidente lovenido de poblaciones de la raza Ariana, en lo general no se ha con-servado el tipo primitivo en todo su pureza, y todos los rasgos holla-dos en los individuos en sus utensilios, en sus mitos, en sus costum-bres y en sus construcciones, aun en los grandes monumentos del bojaMéxico y de Yucotón, parece que pertenecen o descendientes mesti-zos, de lo rozo blanco en alto grado, y de los razas' asiáticos, y aunde lo Maloyo.

Algunos viajeros que han visitado el país de los Notches, los costosorientafes de lo América del Norte y lo Florido, refieren que los notu-'

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ra!es de estcs regiones pretendían haber venido a ocupar este territorio,después que la América Central había sido ocupada por gentes blan-cas, y no tenían conocimiento de quienes habían hecha aquellas cons-trucciones ni con Qué fin.

Las construcciones monumentales de México fueron de un orden mósgrandioso, y pertenecían a la civilización de pueblos bastante adelan-tados y radicados definitivamente en estas localidades. Estas obras nose puede confundir/as con los establecimientos de un arden inferiorpertenecientes a pueblas de épocas muy remotas, y que según pareceocuparon transitoriamente las valles del Mississipi, del Missourí y delOhío. No obstcrlte estas diferentes construcciones, en opinión de hom-hres versados en lo arquitectura, presentan analogías muy notables.la naturaleza de los obras mexicanos revela que fueron el resultadode una civilización comparable a la de los pueblas asiáticos. Se creeque México recibió su cu!tura de los pueblos situados hacia el Norte, losque indudablemente fueron emigrantes de algunas naciones del Asia,y a este respecto Humboldt se expreso en los términos siguientes:

"Si las lenguas no prueban sino muy imperfectamente lo antiguac.omunicación entre los dos mundos, esto comunicación se manifiestade una manera indudable en los monumentos, en los cosmogonías yen las instituciones de los pueblos de la América y del Asia.

"Un corto número de pueblos, bastante lejanos unos de otros, los[truscos, los Egipcios, los Tibetanos y' los Aztecas, ofrecen sorprenden'-tes analogías en sus edificios en sus instituciones religiosas, en sus di-visiones del tiempo, sus ciclos de regeneración v sus ideas místicas".Según el mismo ilustre viajero, cuya autoridad hemos invocado, "lascbras de los primeros habitantes de México tienen un lugar intermediaentre las de los pueblos Scitas y los monumentos antiguos del Indostán".Aunque los pueblas qLle sucesivamente se esparcieron en el territoriomexicano, entre ellos los Toltecas, Chibchimecos, Acolhues, Tlascal-tecas y Aztecas, tuvieron sus diferencias en el orden político, todoshablaron el mismo lenguaje, profesaron el mismo culto, y lo que esmós notable, entre sus edificios levantaron muchos pirámidoles queconsideraban como los cosas de sus dioses. (Teocallis).

Estos Teocallis, de lo misma formo pero de dimensiones variables(,;on pirámides de muchas gradas, y sus Iodos seguran exoctamente la

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¿irecc;én del meridiano y del paralelo del lugar; orientación que tam-biín tenían las pirámides egípcias. Una escalera proporcionado con-ducía o lo cllsp¡de truncada de lo pirámide, en lo que, sobre una pla-taforma, se hallaban una o dos capillas de forma de torres, que conte-nían los ídolos colosales o quienes estabo consagrado el Teocalli, y sumterior servía de sepulcro o los reyes y a los nobles.

Las pirámides de Teotihuacán estaban situadas en el valle de Mé->:ico, ocho leguas 01 Norte de la ciudad, y en el plano llamado Mi-coatl a comillo de las muertos. Dos de ellas, consagrados al Sol y a laLuna, estaban rodeadas de otras pequeñas, que formaban calles diri-g;das de Norte a Sur, y de Este a Oeste. Humboldt hace notor queen Egipto se ven también, alrededor de las pirámides de Clteops y deMyccrinu5, ocho pirámides pequeños, colocadas con simetría y parale-1:Js a los lados de las grandes.

,En el descenso de la Cordíllera, hacia el Golfo de México, hay unbosque llamado Tajín, en el que se levanta la pirámide de Papantla,construído con piedras de corte regular y de tamaño extraordinario.las gradas estaban adornadas con esculturas, geroglificos y pequeñosnichos dispuestos con mucha simetría. Según Humboldt el número denichos parece que hace alusión a los 318 signos, simples y compuestosde los dios del Calendario civil de los Toltecas llamado Cempohuali-

huita.

Se dice que el más grande y más antiguo de estos monumentos pi-ramidales es el de Chalula: se encuentra en el camino de Cholula oPueblo. Fue orientado según los cuatro puntos cardinales; tiene cua-tro gradas o cortes de 54 metros de altura total, y' su base es mayorque las de Egipto; mide 439 metros de lado. En su interior había unopieza cuadrado constrnuída con piedras y sostenido por vigas de ci-prés; contenía figuras de borro y un gran número de vasos pintados ybarnizados con arte, 01 lado de cadáveres momificados. En la cimade; esta pirámide había un altar dedicado a Quetzolcoatl. "Es imposi-ble {ex::lama Humbaldtl, leer las descripciones que Herodoto y. Dio-doro nos han dejado del templo de Júpiter Belus, sin sorprenderse de losemejanza que ofrece este monumento babilónico con los Teocallis del

Anah uoc" .

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Tanto lo pirámide consagrada al dios Belus, como los Teocallis me-xicanos, servían al mismo tiempo de templos o adoratorios, y de sepul-cros. los sacerdotes mexicanos (TeopisquO observaban la posición delos astros desde la altura del Teocalli, y anunciaban al pueblo, con elr~ido de trompetas, las horas de la noche; y, según refiere Diodoro deSicilia, el templo de Belus servía también de observatorio astronómi-co o ros Caldeos.

En los edificios mexicanos los pied¡Qs están unidos con mortero, ylos grandes piedras que forman las puertas triangulares de los pasajesee las fortalezas, tienen en su interior esculturas de personajes cuyotipo es, según Charney, muy diferente de los personajes de las escul-turas de Palenque. Las esculturas mexicanos están modeladas y escul-pidas en piedra en un estilo muy semejante al egipcio.

Un hecho muy notable, que mereció lo atención de Humboldt, es losemejanza de un busto mexicano esculpido en basalto negro muy duro,con las estatuas egipcias, principalmente el velo o calántica de la ca-te;za de Isis y de muchas otras estatuas de este país~con el tocado dell.,usto mexicano y mucho más la semejanza de este tocado con el pañoestriado que cubre las cabezas que existen enclavadas en los capite-les de las columnas de Tentyris, y termina la descripción de este bustomexicano diciendo:

"Entre los pueblos del Antiguo y Núevo Continente, existen puntos denotable semejanza, lo prueban lo que hemos indicado del 'ca/ántica dela cabeza de Isis con el tocado mexicano, las pirámides de grados análo-gas a las del Foyum y Sakharah, el uso frecuente de la pintura gero-glifica, los cinco días complementarios que añadían al año mexicano,y que recuerdan las epagómenas del año menfítiCO, no obstante que elaño mexicano es diferente del egipcio".

los edificios de Yucatán, como los de México, se distinguen de losáemás de la América del Norte, no solamente por ser aquellos de carác-ter permanente, y por ser el resultado de una civilización más adelan-tada, sino porque las piedras que los forman están unidas con morteroa argamasas, mientras que las otras están unidos en seco sin mortero.Son muy interesantes las observaciones que en este asunto hace el se-

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i:cr Viollet-Le-Duc: (1) "Cuando el mortero aparece en una construc-ción, se puede asegurar que los hombres que la han hecho han tenidoen sus venas sangre turanense o finnesa. No son propias las construc-ciones en piedras secos, o sin mortero, sino de los Arianos y de los Se-mitos puros; no obstante, la presencia de la sangre ariana, en dosisbastante, puede aparecer de uno manera evidente en los constructo-les de las obras de Yucatón y de México. Si fue propia de los Ariano-semitos o de los Semitos solos, unir las piedras sin mortero, es a losArianos puros, que se deben atrib,-,ir las construcciones de madero.Dondequiera que veamOs aparecer una construcción de maderos reu-nidos, podemos estor seguros que la influencia de las razas aria nos seha hecho sentir. Todos los monumentos, los más antiguas de- la India,bien que sean tallados en la roca, o construidos de piedras, dejan verL'na tradición perteneciente a las construcciones en madera. Lo mismosucede con los monumentos asirías, los egipcios y aun los jónicos".

"Si los monumentos de México no estón construidos con madera, esimposible no reconocer, en su disposición general y en ciertos de susmiembros arquitectónicos, tradiciones de las construcciones de made-ro. Si, al lodo de estos tradiciones, se comprueba la presencia de tiposoe figuras humanos, pertenecientes a las razas blancas, seró necesa-rio admitir que estos extraños monumentos fueron levantados por pue-blos formados de una mezcla de razas blancas venidas del Nord-Es-te, y de razas amarillas, aborígenes, o llegadas del Nord-Oeste, es-tablecidas éstas en México antes de llegar las primeras" .

.Las ruinas de los monumentos de la América Central son de un or-den superior a los construcciones de los Mound-Buitders. En opiniónde viajeros ilustres que los han estudiado, estos ruinas recuerdan losc.onstrucciones de los Egipcios y de los Asirios, de los Indús y de losChinos, pues son templos, palacios, monalitos, estatuas, bajos relie-ves, que presentan muchas y sorprendentes analogías con las de aque-

llos países.,Estudiando los magníficas fotogra~ias que de estos sorprendentes

monumentos tomó M. Charney, la imaginación se remonta a épocas re-

\ 1\ Ruines Americoines por D. Chorney. Texte par M. Viollet-Le-Due. Architeete du Gouvernement.-París, 1863.

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motos de una civilizcción omericano prehist6rico, cuyos principales cen-iras fueron México, Yucatón y Guatemala; civilización de lo cual lospueblos conquistados par los Españoles solo conservoron los rostros detradiciones confusas y de relaciones da rozas emigrantes diseminados.E~tos pueblos, como la generalidad de los Americanos, estobon yo enuno decadencia notable; no obstante los conquistadores quedaron ma-ravillados de su enérgica resistencia y de su organización político y re-ligioso, aunque mezclada de elementos de barbarie.

Existen otros onalogíos que son 01 presente de un gran valor en tacuestión que venimos trotando. El culto de lo serpiente fue muy gene-ral en lo América: en primer lugar, lo enseño el gran m.un. de Brush-Creek. en el 011;0, que figuro una serpiente colosol, tragándose unhuevo; y en segundo, se cito uno escultura mexicano semejante o· loanterior. Ambos figures, dice Nadoillac, se refieren visiblemente a /0cosmogonía de lo India, yola concepción del huevo del mundo, deGonde solió un Dios creador. Sobre los edificios sagrados de Chiopos yde Yucatón, sobre los muros del gran templo de México, 01 pie de losedificios de Quemado, y sobre los monumentos del Cuzco, se encuen-tro lo serpiente, y en e/los ve Humbo!dt un recuerdo de lo serpienteKoliyo o Kof.jnago, vencida por Vichnou, mito de grande significaciónen los onoles de lo India. Los indios de América no tenlon ningunaideo del elefante, ni conservaban tradición alguna que hiciese alusi6n(l su existencia anterior. Los huesos f6siles del mastodonte, que les sir-vieron para idear sus fóbulos de rozas humo nos de· gigantes, después sehan hollado como resultado de lo destrucción de estos provoscidlanosen todo el continente por un cotaClismo general; pues, como dice Hum-boldt, no es .al pie de los palmeras de los regiones ardientes del Orl-noca donde yacen, sino en las altos y fríos planicies de los Andes. Su-puestos los condiciones del clima, necesarios paro lo vida de este ani-mal el transporte de sus restos o esos alturas inadecuadas paro suel(istencia, no se puede atribuir sino 01 leyantamiento de esto enormecadena de montañas, fenómeno necesariamente anterior Q lo apari-ción dei hombre en los regiones habitables de lo América. Sin embargo

"<€le esto Yef'dad, muchos de los principales monumentos de Chiapos y deWucatán tienen como decorociones trompas de elefantes: y en uno de los~a¡os relieves del palacio de Palenque la capucha de uno figura hu-

mano imita lo cabeza de elefante, hecho Que recuerdo que Goneso, el

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dios de lo sabiduría de lo mitología india, está figurado con la trom-pa de este animal. En el Museo de La-Paz, en Bolivia, se conservandos V,lSOS de lo antigua cerámica aymara, y en cada uno de ellos hoyfigurado, con color negro, un elefante lIevondo un palanquín. Todosesos descubriimentos, y muchos otros, se citan, como recuerdos delI\sia, conservados por los pobladores de lo América.

Parece fuera de toda duda pues, que pueblos numerosos se han di-rigido durante siglos del Norte 01 Mediadlo, unos empujondo o los otros,como Lino 010 impele la ola que le precede. El Marqués Naidollac"comparo estos invasiones sucesivas a aquellas de los razas bárbaras,cue, en los primeros siglos de lo era cristiana, se di~putoron los frag-mentas del Imperio Romano, o mejor el de los Arias, que del fondo delAsia se arrojoron en ardas compactas sobre la India y sobre lo Per-sia, y después sobre diversos lugares de lo Europa, llevando o los ven-cidos, como precio de su derroto, una civilización seguramente superiore la que ellos habían poseído hasta entonces".

"Una lucha prolongado -dice Humboldt- entre dos sectas religio-sos, la de los Brohamanes y la de tos Budistas, terminó por emigracio-r.es de los Chomons 01 Tibet, a lo Mongolia, a la Chino y 01 Jap6n. Silas tribus de roza tártaro han posado sobre lo costo Nord-Oeste de loAmérica, y de allí 01 Sud y al Este hacia los riberas del Gilo y a lasGel Missaurí, como parecen indicarlo los Investigaciones etimol6gicas,no debe causar sorpresa enconUor entre los pueblos semi-bárbaros delNueva Continente, ídolos y monumentos de orquítectura, una escritu-ra geroglífico, conocimiento exacto de la duración del oño, tradiciones,obre el primer estado del mundo, que recuerdan los con()(;imientos delos p~eblos asiáticos en los artes y en las opiniones religiosos".

los profundos estudios de los ame(iconistassobre lo historia de los(Q:tos del Norte, demuestron que los pueblos que se establecieron su-cesivamente en lo América Central, los Olmecas~ Toltecas, Mistecas,Lopotecos, Chichimecos y Aztecas, son ramas de lo rozo conquistadora"omado Nahuotl; y Que antes que éstos, habían llegada los Mayos,c.ve fueron desalojados y se refugiaron en otros ~egiones meridionales.

Les tradiciones refieren que el imperio Maya fue fundado por un('~Iviedo del $01 llamado Votán, que vino de países donde hace 50mb ••del otro lodo del mor. Este misionero de la civilización Mayo estoble-

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dó un imperio después de uno serie de combates, de victorias, de de-rrotas y de luchas intestinas con los pueblos que le fueron tributa-rios. En la historio de los pueblos escandinavos de los tiempos heroi-cos, existe el nombre de Vodcin u Odln, que reinó entre los Scytas, ycuya raza dio reyes o un gran número de pueblos.

Posteriormente a la época de la civilización Mayo, esto raza fue'vencida por nuevas invasiones de la roza Nahuatl, y de las nacionessometidas unas aceptaron e! yugo de las invasoras y otros se retirarona Yucatán, a Guatemala, y es posible que a la América del Sur, en dan-ce sus descendientes, mezclados con otras razas, conservaran tradicio-ICes, hábitos y costumbres semejantes o los de los pueblos del Norte.

* 01<

Muy interesantes son, en el estudio de los aborígenes de lo Amé-rica, las pinturas y figuras grabadas sobre las rocas, que tonto han preo-cupado lo imaginación de los anticuarios, y los que por su carócter ge-neral y uniformidad, tienen una alta significación respecto de las emi-graciones que se extendieron por toda lo América, pues que sin estehecho no se puede explicar su existencia en todo el Continente, la se-mejanza de sus formas y lo identidad de su situación en ias inme-diaciones de los ríos, y del material con que fueron ejecutadas, sin quese puedan atribuír a un sencillo entretenimiento del pintor, porque es-tán en alturas casi inaccesibles, que debieron de exigir un trabajo ím-probo. Unas son trazadas con color rojo, o blanco, otras grabadas enhueca a uno profundidad que varía entre un cuarto y medio pulgada.

Haremos un breve resumen de lo pictografia y grabados principa-les de lo América del Norte, que pertenecen a una remoto antigiie-dad. Entre éstas se encuentran los de las riberas del San Juan, o diezmillas de distancia, próximamente, de la desembocadura del Plato. Enella se ven una serie de hombres, cuadrúpedos y de aves de cuello lar-go y patas largas, dirigidos todos en el mismo sentido, y según algu-ros escritores parece que se refieren a emigraciones. Cerco de Ma':-Elmo se encuentron multitud de figuras que cubren uno superficie de60 pies cuadrados: éstos son hombres, lagartos y otros animales.

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Dice Bandelier (2) que en las inmediaciones de los ruinas del ríoPecas hay pinturas que representan impresiones de pies de hombres oee niños, una figura humana y un círculo que contiene cúpulas seme-jentes a las que existen en los l'I'legalitos.

En las riberas del Zuñí, afluente del Colorado-Chiquito, hay dibujosc,ue, según Molhausen, parecen verdaderos geroglíficos.

Cerco de lo capital actual de los Mormones, los rocas del gran La-go-Salado, están cubiertas de grabados que recuerdan las pinturasegipcias; (3) algunos de estos son figuras humanos de tamaño natu-tal, esculpidas en un granito azul, a más de 30 pies sobre el suelo

En el Vermont, el rio Conecticut baña rocas que contienen graba-GaS, en una veinte cabezas, y en otra la figura del hombre. Exploradaslas cavernas de Nicaragua se hallaron en las paredes figuras semejanteso las del Conecticut, y se juzga que son de remota antigUedad. Unafigura muy interesante, cerca de Nihapo, representa una serpiente cu-bierta de plumas, ¿Sería la imagen de Quetzalcoatl? Es muy probable,según el significado de esta palabra, o nombre del civilizador delAnahuoc.

Como inscripciones geroglíficas, se citan las de Cahorca, en cuy<...':;cercanías se levanta un montículo de rocas, de forma redondeada. $0-bre la superficie plana de estas piedras hay numerosos signos en serieslineales, y de figuras simétricas. En las rocas del Arizona ray figurassemejantes.

\Las Montañas-Blancas,. entre Columbus de Lo Nevada y Bentonde California, contienen figuras grabadas sobre las rocas, que repre-~entan al hombre, animales y signos particulares. En las Montañas-Negras, cerca de las fuentes del Tennessee, descubrió el Profesor Kerrfiguras de la misma clase, y entre ellas el Sol y la Luna, pintados conocre rojo en alturas inaccesibles.

Sobre una roca que domina el Big-Harpeth, exi~te grabada la figuracel Sol, de dimensiones colosales.

(2) Ruins of Río pecos, Bandelier, p. 92.(3) Ren'lY and Brenchely, A. Journey to the Great Solt Loke City,

London 1.862.

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Más h;:;cia el EcuGdor, en HondLlras, se ve la extensa superficie deuna roca cubierto de figuras del hombre( de animales, de plantas gra-badas en hueco, en uno profund!dad de dos pulgadas.

Esto pintura y grabado era en general figurativa o artística, llama-do Kirio!ógica, reproduce con mayor o menor exactitud, la imágende los objetos y revelo el grado más rudimental en el sistema gráficode trasmisión de las impresiones humanos. Vino después de ésta, comoun progreso; la pintura simbólica o gerog!ífiCQ que representa. de unamanero abreviado o convencional lo imagen de los objetos; y final-mente lo fonético, en lo que lo imagen o geroglífico trota de repre-sentar el nombre del objeto, y no el objeto mismo. Estas tres clases depinturas se hoHaron entre los Mexicanos, principalmente en sus manus-critos, que han sido el objeto de estudios muy detenidos, pues son losanales que trazan los primeros inmigraciones de este pueblo.

Estos manuscritos, dice Humboldt, se parecen a los rollos de po-pirus, encontrados en las envolturas de las momias egipcios, y debenconsiderarse como de un género mixto, porque los caracteres geroglí-ficos aislados están agrupados con imágenes o figuras que representanLino acción personal.

Los Aztecas tenían verdaderos geroglíficos poro el agua, el aire, latierra, el viento, el día, la noche, la media noche, !a palabra, el mo-vimiento; los tenían también paro lo? números, los días y los mesesdel año solar. Estos signos, agregados a la pintura de un suceso, de-terminan si la acción tuvo lugar de día o de noche; asimismo signifi-can la edad de las personas, y si hablan o no. También tenían los Me-xicanos geroglíficos fonéticos.

Las imágenes o geroglíficos convencionales marcan un período ade-lantado en la evolución intelectual del hombre. Estos se encuentran~jrabados sobre granito y sobre pórfido, en los monumentos de Chiapas,en Yucatán, sobre los muros de Palenque, en Chichen-Itz:a, y en mu-chas otras partes de lo América Central.

Las-Casas dice Que en tiempo de lo Conquisto había entre los na-turales quienes conocían la escritura y la lectura correcta de estossignos; pero la clave se perdió con el tiempo, porque eran geroglífi-cos hieráticos o de carácter sacerdotal, pues solamente los sacerdotes

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estaban iniciados en ella, y se encontraba en los manuscritos mayos.

El Obispo Diego de Landa habla de un sistema gráfico, del cual se con-servaba un alfabeto de 33 signos, escritos sobre papel de agave, so-bre pieles preparadas o sobre telas de algodón. Muchas hojas se ha-llaron reunidas entre planchas de madero, ricamente adornados, y selos llamaba Ánaltees. (4).

De todas 'las inscripciones de lo América del Norte, la que más haI~amado lo atención de los anticuarios, es la de Dightan-Rock, situadaen la embocadura del Tauton, en la bohío de Narangoset, doce leguasal Sur de Bastan. En lo superficie pulimentado de esta roca hay gra-bado un gran número de signos que se consideran como geraglíficoskiriológicos y simbólicos. Los Pieles-Rojos que habitaban este lugar entiempo del establecimiento de los primeros europeos, conservaban unatrac:.:ición antiguo, según lo cual extranjeros habían llegada navegandoen casas de madera, y subieron el río Tautón, llamado entonces Assa-('net. Estas extranjeras, después de vencer a los indígenas, grabaronccracteres en la roca, que en el día estó cubierto par las aguas del río.Los señores Yottes y Moulton, en su Historia del Estado de Nuevo York,cpinan que esto inscripción es de origen fenicio, por lo semejon:z:a quetienen algunos de estos signos, con tos caracteres fenicios. M. Mothieu,escritor froncés, pretende que los geroglíficos del Tauton fueron tra:z:a-dos por Atlántidas; dice que In,' hijo de 11Ideos rey de Atlántido, esnombrado en lo iniscripción como Jefe de una expedición que fue has-t(. la América con el objeto de establecer relaciones de comercio; queeste mismo In fue padre de una familia distinguida de China, y viviócesde el tiempo de Yas, cuarenta y ocho años después de la desapari-ción de la Atlántido, 1.800 años antes de la era cristi,ano. SegÚn elmismo escrit:¡r, estos caracteres son los que emplean los Chinos en su,;¡stema numérico y que se parecía o los usados por los Romanos, loscuales pretendían haberlos recibido de los Pelosgianas, quienes a suvez los tomaron de los Atlóntidas.

(4) Pedro Mártir. Dec. IV, lib. VIII. Juan de Villogutiérrez y So-")rr\cyor, Hist de la Ccnquisto de la Provi'nciCl de ItzCl, Madrid, 1701.

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En oplnlOn del Abate Domenech, (5) esta inscripción indica sola-mente un hecho histórico, un combate en el cual hubo cierto ryúmerode muertos, y se refiere a un guerrero ilustre, que él y sus descendien-tes quisieron perpetuar el recuerdo de esta empresa militar. Pero cual-quiera que sea la verdadera interpretación que se dé a estas figurase inscripciones todas ellas están demostrando que fueron ejecutadas poruna roza anterior y diferente de la que encontraron los conquistadoresque descubrieran estas regiones.

Los Iroqueses y los Hurones, según Laffitau, pintaban sobre made-ra geroglíficos de gran semejanza con los de los Mexicanos, lo quehace presumir que algunas tribus Toltecas se mezclaron a las nacio-nes que en otros tiempos vivían a las orillas del Mississipi y sobre elOcéano Atlántico.

Papel Periódico Ilustrado. Número 92. Año IV. Págs. 324-327.

(5) Voyage píttores dans les Grands Deserts du Noeveau Monde,par rAbbé E. M. Domenech, 1862.

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Notas sobre !~s orígenes de :Ios indios americonos.

No .existe ningún dato histórico que confirme las relaciones entrelos tribus y nociones de lo América Austral y los pueblos quevivieron 01 Norte del Istmo de Panamó. Sin embargo, es de suponerseque existieron estos relaciones, pues los viajeros que han estudiodo lospoblaciones indígenas de entrambos Américas, hallaron sorprendentesanalogías en sus tradiciones, en sus teogonías, en sus costumbres fu-!1erorias, en sus tradiciones, y en su pictografía.

Humboldt dice: "Los Caribes del Orinoco conservan tradiciones queparecen indicar comunicaciones antiguas entre las dos Américas. Tolhecho merece atención particular, cuolquiero que sea el grado de en-vilecimiento y de barbarie que encontraron los europeos 01 fin del sigloXV, en todos los pueblos no montañeses del Nuevo Continente".

Los ·Mexicanos tenion lo tradición de largas emigraciones, cuyo re-cuerdo se ha conservado en los 'geroglíficos y en la escritura picto-grófica de esta gran Nación. En ellas se encuentran fijadas los épo-cas y las causas que motivaron estos desalojamientos de emigrantes,los nombres de los Jefes que los condujeron desde las regiones desco-nocidos del Aztlón y de Teolhuocán, sobre las planicies del Ana-huac; y no es absurdo suponer que pueblos acostumbrados a viajar enlegiones desconocidas, se aventurasen, después de luchar con tribusradicodas, sobre los regiones meridionales, mós alió del Istmo, en cu-yos inmediaciones habían construído ciudades papulosas; y también quelas tribus combatidos por hordas más numerosas y guerreros, fuesendesalojados e impelidas hacia el Sur.

En lo América boreal las emigraciones del Norte, difundieron los.:'ementas de las tres razas principales del antiguo continente, de los.ue, por cruzamiento, se derivaron los numerosas tribus que lo pobla-

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r:;n. Fenómeno igual debió suceder en lo América Austral, según ser,ue de colegir también de los tipos de los tribus que se encontraronen ello y de algunos datos históricos.

Respecto de la existencia de las razas negra y blanca, las opinionesson contradictorias: algunos antropologistas, entre ellos Humboldt, Gobt,neau I D'Orbygny, opinan que con excepción de los verdaderos- tiposde los negros y de los blancos, se encuentran en América todos los i"~termedios de estos razas y de sus mezclas con la amarilla, Sin embar-go, el profesor Quatrefogues, cuyo opinión es respetable, asegUt'Q1<3 existencia de las verdaderas razas negra y blanco, y se apoyo .n at-gunas refaci.mes históricos y en el dicho de los viajeros.

López de Góma~o, dice que cuando Núñez de Balboo oyó hablar delmar del Sur, partió en su busca, con 140 hombres, y atraves6 el estr.-cho del Oarién. En su marcha batió al Cacique Careca, y en losdominios de este encontr6 algunos prisioneros o esclavos negros; pre-!;untando a los indios de donde eran estos negros, únicamente pudQ sa.ber Que en lo vecindad de esta tribu había hombres de este color, CM"los que estaban en constante guerra, t 1)

La existencia de una tribu aislada, de piel negra, fue camproba-ca en medio de razas. muy diferentes, en la Isla de San Vicente, si-tuada en la entrado del Golfo de México. Esta tribu fue conocido cQn••1 nombre óe Caribes negros desde 1492 hasta 1495, Se dice que losespañoles no pudieron engañarse en el conocimiento de ésta; además,podía ser el resultado del cruzamiento de verdaderos negras con lo ra-za indígena o amarilla, cuyos descendientes, de piel negra, cOnser-"varían el pelo lasio. Por otra parte: la tribu de los Charruas del Bra.sil, exterminada par su ferocidad, era de tipo negro.

Como prueba de la posibilidad de emigraciones africanos sobre a/Continente americano, dice Quatrefagues:

"La corriente ecuatorial ha llevado cuerpos flotantes de Oriente aOccidente. Este hecf1a fue testificado porCol6n, en. su segundo viaje,en el que descubrió la isla de Guodolupe; encontró 0111 un tim6n que

( 1) Historio Genercat de los Indias, por Francisco Lópezo Góm.ro1'oragoza. 1554.

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no podía pertenecer a las bajeles dlil sus compañeros. Este solo testi··monio basta paro explicar lo presencia de los negros en América; siéstos han sido poco numerosos, depende únicamente de que no sonmuy dados a las costumbres marinas". Agrega o estas observaciones,que es de notorse que todos los puntos del Nuevo Mundo, en don-de se encuentran tipos negros, son precisamente aquellos o donde vie-nen o chocar las corrientes que parten de Africa. Lo corriente ecuato-r¡al que parte del Golfo de Guinea se bifurca en el Coba San Roque; una,.~ma se dirige al Sur, siguiendo las costas. del Brasil, y lo otro sigue 01mar Caribe y continúa en el Golfo de México; es decir, que estas co-rrientes bañan las castas de los países en qonde se encuentran las tri-bus de piel negra. En la América del Norte se halló, en California, unotribu de piel negra en lugares o donde llego el Kuro-Siva, que pudotraer lo roza de este color, que habita la parte boja del Jap6n.

Si estos hechos no son suficientes poro evidenciar la emigración dela raza negra africano, sí tiene una gran significación en la historiade los caracteres étnicos de lo raza de piel negra de lo AméricaEcuatorial.

En cuanto o la verdadero raza blanco, se cree que es menos difícilde lo que parece lo demostración de su existencia en América Meri-dional, o pesar de que las influencias de los climas, de los ardores delsol sobre su desnudez, y aun más el cruzamiento, han podido· cambiarsus caracteres distintivas. Se citan los siguientes ejemplos:

Cuando Cristóbal Colón llegó a Guananí (San Salvador), lo prime-ro tierra de· América, que descubrió, encontró allí uno rozo indígena,de lo cual dice: "Son de mediano estatura, bien proporcionados, tienenel aire vigoroso, y su color es ligeramente aceitunado como el de losCanarios y el de las gentes del campo, tostado por el sol". En SantoDomingo encontró uno población .mucho más bello y más blanco quelos que había hollado en otras islas.

Pedro Mártir de Anglería, que escribió en el siglo XVI, époco muypróxima 01 descubrimiento de América, hablando de los indios del Gol-fo de Paria, en donde desembocan algunos brazas del Orinoco, dice:

"Utrius que sexus indigenae albi veluti rastratis praeter eos qulsub sole versatur". Más adelante: "Pariae ¡ncolae albi¡ capitis oMan-gis, pro~nsis, f1l1vis". Quatrefagues insiste sobre el volar de lo pala-

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!:ra flovii, la que no puede traducirse sino por rubios (blondsl. El his-toriador Gómaro dice de los indígenas de Cumanó (Vene%uelo\:

"Los mujeres que permanecían en sus casas estaban desnudas eranbellos y blancas; los indios que ibon o los campos son ennegrecidoS otostados por el sol". Esto mismo acontece a la ro%a blanca europeo. (21.

De épocas posteriores se encuentran aun datos bien interesantes.El marinero Dixan vio en el Port-Fronc:ais los tipos de la raza blancaentre ¡as tribus salvajes. "Gustan de pintarse, dice, con diferentes eo-Icre5, de suerte que no es fácil descubrir el tinte de su piel. No obs-tante, pudimos con instancias y con presentes comprometer a uno mu-jer o que se lavara lo coro y los manos. El cambio que esta ablusi6n pro-dujo en su coro nos causó grande sorpresa. Su tinte tenía todo la fres~curo V el colorido de nuestros jóvenes inglesas lecheras, y el encarna-cio de lo juventud que brillaba en sus mejillas, constrataba con la blah-Cl,lra de su cuello, y le daban un aire encantador. Sus ojos eran negrosy de una vivacidad singular; tenían también negras las cejas y admira-biemente arqueadas. Su frente era tan limpia que se podía seguir encila las venas a%ulosos hasta en sus más pequeñas sinuosidades. Enfin, hebría podido posar por una belleza aun en Inglaterra; pe-ro. esta perfección de facciones es destruido po, lo costumbre singu-lar del botoque".

Prescindiendo de \0 porte exagerada que puedo tener esta descrip-c.ión, por lo impresión que causó en Dixon encontrar belleza en una in-dia, es de notarse que el azulado de las venas no es visible sino 01 tra-vés de una piel verdaderamente blanca. Por otra parte: esto relaci6nse hallo confirmada por la siguiente apreciación del señor Mourelle,~:egundo Comandante de la favorita, en 1780: "Mejor vestidas, dice.muchas de los mujeres salvajes de este lugar, podrían disputar las gra-dos can las mós bellas mujeres españolas".

La Perouse, que visitó el Puerto de Francia en 1785, a 1788, vioniños blancos como los europeos, pero que la exposición al aire en-I'elgrece o vuelve el color moreno muy pronto.

R~pecto o lo roza amarilla, es un hecho evidente y fuero de todo

.. (11 Historia Gener,,, de las 'n"ios, por Francisco Lópu de Gómo•.••1.55".

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duda, que existe er1 América Meridional, lo mismo que en la Sep-tentrional, porque así lo demuestran los caracteres étnicos de lastribus de este continente, y las analogías de las costumbres de lastradiciones religiosos, y del régimen político de los principales pue-blos y naciones americanos comparadas con las asiáticas.

Humboldt dice: "Observaciones recientes (1 .816)' pruebdn¡ que nosolamente los habitantes de Hunalaska, sino también muchos pue-blos de lo América Meridional, indican, por caracteres ostealógicos dela. cabeza, que hoy un paso de la raza americana a la mangólica".

Entre los testimonios más recientes, tenemos los siguientes: El se-ñor de Castelnau, que recorrió la América del Sur, y conoció los tipos desus tribus, fue después Cónsul General de $iam, y viendo a sus servi-dores siomeses, se creía en América: tal era la semejanza de estosrazas.

Según el Príncipe Neuwied, los Chinos, en América llamaban a losBocotudos sus paríentes, admirados de su recíproco semeja.nza.

Sin embargo de que son numerosos los ejemplos que se citan comopruebas de la existencia en América, de tipos de los tres rozas prin-cipales del Antiguo Continente, en lo general los tribus americanas, én

tiempo de la conquisto, estaban formadas de mezclas en diferentesproporciones, de sangre de aquellas razas, a tal punto, que algunosviajeros ilustres juzgaron que el Nuevo Continente estaba poblado poruna raza especial y única; pero las tribus presentaban entre sí dife-rencias muy notables considerados en los pormenores de su filiación.

¿Cómo vinieron las razas que formaron la población de la Améri-ca del Sur? Las ramas de la gran corriente del Pacifico, llamada Kuro-Sivo, que llevó emigraciones a los costas de México, pudieron tambiéntraerlos a las regiones ecuatoriales, arrojados por la continuación dele, corriente de California, que entra en el golfo de Panamó. El Gulf-Stream fadlito las relaciones entre las Canarios y las costas del morCaribe. (3) Las hordas traídas por estos corrientes, y los del Norte,venidas por Tierra-firme se irán mezclando y extendiéndose en el in-terior de Tierra-firme y en el litoral de ambos Océanos. Las innu-merables islas del Pacifico, que han desaparecido por los cataclismos

(3) Amegino. (Antigiiedod del Hombre>.

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submarinos, seria n también otras tantas estaciones para las emigra-ciones marinas que alcanzaron las costas de la América Meridional.

Investigaciones científicas permiten creer en la exi~encia de lo A.t-lántida; y en opinión de muchos escritores, antes de su desapariciónpor alguna convulsión submarina o continental, la América estaba uni~da a el Africo, según lo indican los formaciones geológicas y las direc-ciones de los cabos y prQmontorios de entrambas continentes, 'f segúnse· puede conjeturar por la situación de los islas intermédios y por losU)ndajes que se han practicado en esto dirección. Según esto doctri-na las islas Azores, las Canarias, la de Madera,. la de Cabo-V,rde,los Lucayas, y, en 'general, las Antillas, son restos de este undimien,.to, son los puntos mós culminantes de este continente que desapareciódebajo de los aguas, antes de lo cual pudieron pasar por esto partepobladores de la América. Sin necesidad de recurrir o este sistemamás o menos probable, hemos visto ya las que cO!l!'ientes marinos sonsuficientes poro explicor la población del Nuevo Continente par emi-grac;iónes accidentales o voluntarias de diversas regiones del Antiguo

f Mundo.

Lakey cree que las pueblos salvajes de las dos Américas se derivande la raza mongólico o scita; y que la civilización americana provi-no del Sur del Asia y del Egipto; su opinión la funda en los caracteresde las lenguas, en las formas osteológicas o anatómicos, en los cono-cimientos astron6micos, en los mitos, en los geroglíficos y pigtogrofias,en los hábitos y costumbres, y en los construcciones orquitect6nicas, yde ornamentación de sus edificios (41.

(En 1.669 publicó Jorge Horn un libro sobre los orígenes de los ame-ricanos, y en él dice: "Todos los indicios son de Que por el Istmo dePanamá se hallaron los orígenes de la población que se extendió o unoy o otro lodo; que lo América Septentrional se civilizó primero, habien-00 recibido co'municaciones por tres portes: los Fenicios del Oriente,los Scitos del Septentrión, los Chinos de! Occidente, y, por intervalos,también otras gentes. (51

El Abate Brasseur de Bourbourg ha tratado de demostrar, con un

(4) An ¡"quierer into the .ri,in .1 the Antiq •• f Arnerico.(5) Geor,i Horni. De originibu$ Amerieo"is. Hemipoli. 1.669.

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gran fondo de erudición, fundándose en las costumbres, en los mitCJISy e:'\ las lenguas, "que las p~blccianes de México, de la América Cen-tral, hasta las embocaduras del Orinoco, son Caribes, de lo mismo ro-zo Que pObló a Cuba, Haití, y las demás Antillas, y Que los Caribesse extendieron hasta el Perú. (61

Este sabio historiador hace derivar estos pueblos de los Cares delantiguo continente: cree Que" los Cares deiaron hueHas de su paso enlos Canarias, coma éstas las dejaron en las Antillas; y que esta razaocupó una "grande extensión en lo América: cita a Cares o Ceriar; enHonduras; "Caribe, Carácera, Carabacos, Cerecell, Corios, etc. en la,.••.mérica ecuatorial.

D'Eckestein, a quien cita el historiador Brasseur, dice que lo rozode los Cares, dominó el antiguo mundo antes Que los Arios, y fueronlos predecesores de los Fenicios. Los Cores, extendieron sus relacionesy poder en Europa, Asia y Africa. Se les designaba con el nombre deBarbarophania (Que hablan lo lengua de los Bárbaros I nombre Que fuegeneralizado por los griegos y por los romanos; y que en Asiafueron los vecinos mós notables de los griegos, y célebres por su antI-guo dominación en los mores. Por todos estos circunstancias, y por losdemostraciones y analogías relativas a sus costumbres y ritos, Bras-seur de Bourbourg, dice, no debe sernos sorprendente Que se encuen-tren los Cares o Caribes en todo lo América.

El señor. Bachiller y Morales opoya las opiniones de Horn, escritorantigua, quien juzgo Que los emigraciones de América portieron delIstmo de Panamó, en donde se hablaba una lengua que era común enlos islas mayores, y cuyos nombres se encuentran usados en gran nú-mero del resto de las Indios Occidentales. Este sabio americonista cu-DORO, fundado en largos y eruditos estudios, se pronuncia en contradel origen yucoteco de lo santiguas habitantes de Cubo y Hoitl, y de-muestro los estrechas relaciones de los Caribes de estos islas con los de11erra- Firme, en donde tuvieron su origen.' (71 Como corroboraciónde su opinión emitido desde 1.842, cito el siguiente pórrafo de Pes-chel: "Las pequeños y grandes Antillas, como. los Bahamos, fueron

(61 Revue Orientele et Americeine. t. VII. póg. 288.(7) Cuba Primitiva. Origen de los ¡'ndios de las Antillas mayores

y de les LucClyes. Habono-1883.

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habitadas antes de 1.492 por una rozo en extremo pacífica que VanMortius ha llamado Tcini. Los restos de su lengua que nos quedan,aunque no don cloro indicio de su origen, se ha visto recientemente queestán relacionados con los Araguas de Sud-América que aun habitanlos Guayanas". (The Roces of Man, 1876).

'El señor Bachiller dice: "Si se examino 10 situaci6n de los Antillas,parece indicarse que su población, si no ha sido anterior o la forma-ción de los islas de! ,A...rcnipié!ago, de etfas y del mar Caribe, vino porporte del continente meridional en que existían numerosos caribes, eindios semejantes a los que hallaron en las islas los conquistadores es-pañoles. Todos unos, como dijeron 01 verlos, y con idénticos costum-bres". El mismo autor ogrego más adelante, refiriéndose o las anota-ciones históricos de Brasseur de Baurbourg: "De estas curiosos inves-tigaciones históricos, resulto mucho conjetural: los pueblos de Africa,los Etiopes de Occidente, los Carel, los Carias, los Caribes y demáspueblos que se citan, no pueden borrar los variedades de la especieamericano (nosotros diríamos los variedades de los rozas america-nos); no es posible que un hijo de América confunda a un YucotecoCon un Floridono, ni o un Caribe con el primero. Hoy en el Yucotecomás de Asia que de otra parte, hasta en su mirada. No quedQ dudoc;ue al descubrir las españoles lo América, no encontraron las ro%os~ue construyeron los edificios cuyos ruinas, casi egipcios, se encoritro-ron mucho después. No queda duda que ni íos Mexicanos ni los Pe-ruanos, eran tampoco la familia que desde los vertientes del Orinacohasta las islas de su Archipiélago constituían la raza Caribe". Efec-tivamente. los razonamientos del señor Bachiller son concluyentes, yse ha exagerado mucho lo difusión de lo raza Caribe; pero 01 mismotiempo creemos que los observaciones del Abate Brasseur de Bourbourgcomprueban o venido a lo América de emigraciones de lo raza de losCares, y que contribuyeron con su sangre o la formación de lo rozode los Caribes.

LDs variados tribus americanas nos enseñan que al través de lostiempos hubo confusión de los diferentes sangres de sus oborígenes, yque en unos puntos predomino la sangre de uno de los rozas primi-tivos, y en otros, las de otra concurrente, de donde resultan los se-mejanzas ya en un sentido, ya en otro, de sus facciones, de sus hóbi-tC's y costumbres, y aun de sus fenguajes, y de aquí, que todos encuen-

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tren razones mós a menOs plausibles para sostener sus oplr1lones sis-kmótlcas diferentes, respecto del origen de las razas amer:canas.

Desde les rE;giones del Istmo de Panamá, en toda la América del Sur,~e repiten las figuras y geroglíficos de la América del Norte, ya gra-bados sobre las rocas, yo pintados con tinto rojo indeleble, a pesar deltranscurso de los siglos, y colocados en alturas casi inaccesibles. Enúmbas Américas se nota que estas pinturas y g~abados están en lasorillas de los rías.

No trataremos por ahora de los gerog1íficos existentes en el terri-torio colombiano, de los que nos ocuparemos en lugar carréspondiente;y seguiremos desde Venezuela hacia el Orinoco por toda la porte Nor-te y Oriental de lo América del Sur.

El señor Aristides Rojas tomo como punto de partido de lo zonade los gerogHficas, del territorio Vénezolano, la roca de San Estlilian.En este sitio, entre las numerosas geroglíficos, y figuras de Campanero,cice, sobresalen los que imitan una embarcación, líneas en forma defortjficaciones, Y una serie de medias lunas que van elevándose hastallegor o lo imagen del sol. (81 Dibujos semejantes o estos se hallan:¡rabados en la cordillera que recorre la costa desde el Estado de Bar-quisemeto, como también cerco de Siquisique, del Estado de Falcón,cuyas dilatadas regiones fueron habitados por los Caiquetios. En elEstado de Yarocuy son abundantes las rocas grabadas, principalmenteen el río Son Pedrito, entre Yaritagua y Urachiche; pero, según el se-ñor Rojos, son mós notables los descubiertas por el señor Muñoz To-var en los cerrillos de Padilla, en colinas de gneis, aisladas en mediodel valle que se extiende al Este de Yaritagua. En estas figuras no seven las de animales, sino círculos algunas veces conexionados con II~neos rectos y curvas que forman compartimentos rectangulares; enotros portes hay líneas caprichosas que terminan en círculos sencillos,mientras que del lado opuesta tienen un punto central.

:En el Estado de Carababo, se hallan, 01 Oeste de Valencia, figuras

(8) Estudios I"digenos, por Aristides Rojas. 1878 Caracas.

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entre las cuales,en opinión del señor Rojos, sobresale el Ibis, símbo-lo del corazón entre los Egipcios.

"Al Norte de Victoria, sobre una meseta de la lomo Moya, se en-cuentran muchos rocas con figuras humanos y de animales. Esto clo-se de rocas esculpidos se hallan también en el descenso de lo monto-ño, hacia los vertientes del río Tuy y sobre lo costo del mor Caribe".Los extensísimas regiones del Orinoco contiene numerosos pinturas einscripciones misteriosos, desde la desembocadura de este gran río hos-to lo Cordillera de los Andes. Humboldt, vi6 estos figuras sobre el gra-nito y la syenito, el Sur de Encaramado, en un espacio comprendidoentre los ríos Orinoco, Cosiquiori, Negro y Atabapo, y tombién en losdesiertos de Parima.

Son muy notables los de Caicaro, en lo desembocadura del río Apu-re, en el Orinoco; y los de Son Rafael de Capuchino, frente a Cabru-ta. Al Sur de Coicoro hoy uno roca llamado por los indios Tepu-Mere~.(roca pintada) .con imágenes del Sol y de lo luna, y figuras de oni-moles gigantescos.

'En un sitio llamado "los-Escudillas" distante 24 kilómetros del Ori-noca, existe uno roca granítico con figuras esculpidas, entre las quesobresale lo rano y uno barco. El señor Aristides Rojas dice que losC/loimos, Cumonogotos, Tamanocos y otros naci ones originarias delpueblo Caribe, adoraban el Sol y lo luna, y que paro ellos la rano fueél dios de las aguas, mito anólogo ai de ios Muiscas.

El hecho más notable es el siguiente: Un misionero franciscano, lla-mado Ramón Bueno, tuvo que refugiarse en uno coverna formado porlo separaci6n de algunos rocas, en lo cadena de montañas que siguedesde lo aldea de Urabana (vertientes del Orinoco a 79 de latitud);encontró en sus paredes geroglífiCos o caracteres reunidos en muchosgrupos, y sobre lo mismo línea. Humboldt obtuvo uno copio, y auncuando duda de lo fidelidad con que hubieron sido copiados por el mi-sionero, cree que puede haber alguno semejanza can el alfabeto fe-r.icio. En esto comarca hoy multitud de rocas cubiertos o grandes al-turas, de imágenes del Sol y de la luna, de figuros de animales, ~los astros y de signos simbólicos y geroglíficos.

En los catorotas del Orinoco, se ve, en sus rocas, los imógenes delSd y de la luna; y entre estas rocas hay uno llamado K.rí, es decir

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roca de lo Luna, porque tiene una mancha blanca que resplandece a loIt"jos, con rayos plateados, y en ella .veían los indios la imagen de esteestro. En la rOCa basóltica, que se halla en la isla de Vi.vitari, frente(J Kerí, veneraban un disco, en el cual veían la imagen del Sol, que:tomaban Comosí. Estas dos rocas singulares tienen su frente, la pri-mera al Poniente, y la segunda al Levante, circunstancia muy intere-sante en los ritos de estas tribus. Se ha creído por algunos anticuariosque la palabra Camosí es semejante a Camasch, nombre del Sol en unode los dialectos fenicios. (Humboldtl.

Mr. Schomburgk, que visitó las regiones del Orinoco por los años de1835 o 1849, fija lo zona de los geraglíficos en una extensión com-prendido entre los 79 10' y 19 40' de latitud Norte; y entre los 579 30'y 669 30' de longitud Occidental del Meridiana de Greenwich.

En las Guayonas se éncuentran figuras toscas que representan elSol, fa Luna y animales grabados sobre rocas de granito, y ,Humbaldtdice: "Que ellos atestiguan la existencia anterior de pueblos muy di-ferentes de los conocidos en el Orinoco. Cualquiera que sea la signifi-{cción de estas figuras y el fin con que fueron esculpidos, no por estotienen menor interés; aun suponiendo que lejos de ser simbólicas seanel resultado de los ocios de las pueblos cazadores, es necesario siem-(re admitir la existencia de una raza muy diferente de la de los hom-bres que habitan hoy los orillas del Orinoco. (9 l

Wallace, .viajero inglés, en 1848 halló multitud de rocas con ge-roglíficos en las regiones del Amazonas, en las serranías de Monteale-['re, en la desembocadura del río Bronco y en las orillas del Vaupés.Todas estas figuras parecen haber sido ejecutadas por la misma rozo,pues son de. fa misma naturaleza que las del Orinoco; imógenes del:JoI y de la Luna, de animales, embarcaciones, caras humanos, figurosr;eométricas etc.

Siguiendo más hacia el Sur de la banda occidental de la AméricaMeridional, entramos en las saledodes del Paró y de Piahuy, en dan-Ge los grabados y pinturas de ocre rojo recuerdan que estos soledade,tueron habitados, o que por ellas pasó una roza semejante o los delJrinoco, O desprendida de su seno. No se pueden otribuír estos dibu-

(9) Viaje o los regiones e-quinoxioles. Liv. VII, cap. XXXIV.

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jos del Brasil y del Uruguay, a les tribus Guaraní que encontraran losEspañoles, nado induce a suponer que estos salvajes tan degradadost~vieran intención de perpetuar hechos que debieron de tener lugar el'\toda la América; ni que dispusieran de las medios adecuados poro eje~cutar estos pinturas y grabados. Se componen estas de hombres en oc-titudes muy variadas, de animales, de figuras geométricos, espirales,arobescos, etc. 110}

M. Phillippe Roy señala en la sierra de Onza, sobre las rocas que do-minan lo ribera derecha del Río-Doce, dibujos trazados con tinto ro-jo, yo aislados, yo agrupados, sin orden aparente.

Inscripciones geroglíficas fueron hallados en Cearó, por M. 1. Whil-field, en las partes más poblados de bosques en el interior; las que,según algunos anticuarios, recuerdan las de Escandinavio. El señor A.de $oir.t-Hilaire cito rocas semejantes en Tijuco. (I})

Refiriéndose a otra región del Brasil, cuento Franz Keller, que cer-co de los CQta~atas del Madeira descubrióQlgunos grabados en unopiedra de superficie pulimentado, especialmente semi-círculos. Mas ha-cia el Poniente halló ot;a piedra cubierto con líneas espirales y anillosconcéntricos. Prosiguiendo sus investigaciones encontró otro con líneasperfectamente ordenados, que no es posible, dice, atribuirlos o simplesentretenimientos de los indios. Los geroglificos de los cercanías de loCotC!rata del Madeira, recuerdan los situados a 'millares de leguas dedistancio en lo Catarota dé Corantín, del Esequivo en las mórgenesdel Orinoco.

Papel Periódico /lustrado. Número 93. Año IV. Págs. 340 o 343.

( 10) Debret, Viaje pint, e histórico al Brasil, 1839.(11) Second voyage QU Brasil. Tam. 2 p. 73.

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Notas sobre los origenes de los indios omericanos.

VI.

Al tratar de los aborígenes del territorio colombiano, es necesariorecordar que el hecho dominante en todas las leyendas recogidos en 'a~nociones americanos mós adelantados, fue la venido o estos países d~l>xtranjeros blancas y barbadas que les enseñaron o los indios yo ra·dicados nuevos doctrinas, les instruyeron en los artes y les impusie-ron leyes que corregían sus costumbres salvajes. Los jefes principolesde estas emigraciones a misioneros, de una nueva civilización, fueron:Quetzalcoatl, o lo. serpiente cubierto de plumas en el Anahuac; Ida-<::anzas, Luz del Universo, llamado también Nenqueteba, en Cundina-marca, y Manco-Copac, el hijo del Sol, en el Cuzco. Es muy notablelo identidad de los medios de que se valieron para civilizar a los pue-blos que encontraron, según lo tradición, en estos regiones de la Amé-rica, separadas por grandes distancias. por inmensísimos bosques ydesiertos, en medio d€' los cuales se han hallado, como lozas de unión'Je estos tres grandes centros, vestigios que atestiguan el paso de unocivilización muy remota del mismo carácter. Estos' tres personajes apa-recen semejantes, en sus costumbres y en sus propósitos, como SI hu-bieron partido de un origen común. Algunos escritores han juzgadoque fueron náufragos del Continente Europeo, de profundos conoci-mientos sociales, o Escandinavos, que con sus emigraciones posaron dE!as regiones boreal es, de la Islandia y de la Groenlandia o lo Améri·ea, y se esparcieron 01 acaso en el Nuevo Mundo; pero Humboldt, opo-yrdo en el estudio de los costumbres y civilización que introdujerc!'lEonestos países, principalmente en los épocas de las primeras emigra-c:ones de los Toltecas, y en las instituciones monásticos, en los sim-(Jolos del culto, en los calendariOS y formos de los monumentos de Cho-

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lulo, de $ugamuxi y del Cuzco, juzgo- como más acertado la suposi-ción de que estos tres emigrantes o viajeros no tomaron los códigos ql.Zeimpusieron o los pueblos de que se hici•. on Jefes supremos, del Nor-te de la Europa, sino más bien del Asia Orientar: de ros pueblas quecamunicon con los Tibetanos Samanistas y con los Aihos barbados delas Islas de Jeso y Sacalin.

Naturalmente ocurren ras cuestiones de si los pueblos de lo an-tiguo Cundinamarca haUados por los Españoles, serían ¡os restos deuna antigua nación en decadencia, cruzada con tribus conquistódorasque invadieron estas altiplanicies; y si hubo uno civilización anterioren épocas muy remotos que dejara en lo roza Chibcha vestigios de sUpaso.

Aun cuando lo Conquisto española, posó sobre estos países comoun cataclismo destructor, que todo lo aniquiló, o juzgar por los eSCa~50S trodiciones recogidas por los cronistas, la civilización de los Chib-chos se remonta a lo época de lo aparición de Idaconsos, época en mu~eho posterior al desague de los lagos superandinos: sus numero~Qs co-sos de modera y de tierra, bien construídas, de amplios alojamientos,y cuyo aspecto y forma le valió o estos comarcas el nombre españolde 'Valle de los Arcállares; su interior, cómodamente omueblado, nocarecío de gusto en sus adornos de caños y de cordones de fique te-ñidos de vistosos coiores; estaban resguardados por cercados de tierray madero, semejantes' a los circuitos hallados en lo América del Nor-te, y además la sencillez de las costumbres de los indios, su régimenpalítico.y religioso, su sistemo de computar el tiempo, lo agricultura~ las artes a que estaban consagrados, y el gran templo de Iroca en$ugamuxi, demuestran que no estaba en decadencia absoluta esto na-ción, que ofrecía muchos puntos de semejanza con los pueblosPe-ruanos y Mexicanos, con los Asiáticos y aun con los Malayos.

En ausencia de datos históricos relativos a las rózas que contribu-yeron a formar lo roza Chibcha, encontramos algunos hechos y tra~diciones, preciosas porque son de gran significación étnico, y porqueforman un proceso concluyente en asunto tan importante.

Uno de estos hechos está consignado en la historia del Padre Si-món y en lo del Obispo Piedrahito, pero como simple exposición his-tórico, de Jaque hasta ahora no se ha fijado conclusión alguno, aun

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cuando es suficiente poro juzgar que concurrieron rozas diferentes enlo formación de lo rozo Chibcha o Muisca.

'En lo historio tradicional de los dinastías de los Jefes socerdotolesde traca, los indígenas referían que en cierto vacante del puesto deesto dignidad, perteneciendo lo sucesión o los Tobaza, según el or-den establecido por los electores, acaeció que un caballero de Fira-bitoba, de barba larga y rubia, usurpó el poder con el auxilio que leprestaron seis hermanos suyos, aprisionaron 01 elector de Gómeza yle impusieron públicamente penas severos y después lo muerte, porhaberse opuesto o este atentado. Convocado el pueblo por los Electo-res libres, ordenóronJe el desconocimiento de lo autoridad i1egitima delBermejo, llamado así en el lenguaje de los indios, y se declaró lo gue-rra 01 temible usurpador; pero este hombre de aptitudes superiores,triunfó de sus contrarios. Los Electores promulgaron entonces lo im-posición de lo peno capital poro los que secundasen los intentos deldéspota; y los Sugomuxi, que formaban lo mayor porte del ejércitodel Bermejo, lo abonc!anoron posándose o los filas de los Electores. Elusurpador perdió lo vida en el encuentro de los ejércitos, pero dandomuestras siempre de los grandes dotes con que naturalmente había si-do privilegiado. Los hermanos de éste defendieran el cadóver con au-dacia y volar, y lo sepultaron en un lugar desconocido, poro sustraer-lo de los vejaciones de sus enemigos.

¿A Qué rozo pertenecía este hombre de barbo rubio, de intrepidez yvalor, dotes no comunes, cuyo superioridad era reconocido, que ha-bía violado los derechos sagrados de lo sucesi~n en el puesto del granSacerdote de Iroca, atentado imposible de ser ejecutado por un indrgeno"aturalmente inclinado o lo superstición y 01 respeto de sus dogmasy doctrinas religiosas y políticos? Evidentemente que este hombre ysus hermanos fueron de diferente rozo de lo de los demós indios; de-bieron de tener compañeros, y es muy probable que fueron descen-dientes de los emigrantes que llegaron con Idacansos, no confundidosenteramente con los indios aborígenes.

lSegún los tradiciones de los Muiscas, Nemquetebo o Idoconsos lle-gó o Cundinamarca de los regiones de Oriente en donde estón situadoslas extensos mórgenes del Meto y del Orinoco; y debemos recordarc.quí ro que dice Pedro Mártir de Anglería de los naturales del Golfo

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de Paria, en la desembocadura de uno de los brazos del Oril'1Oco:"Po-riae incolae albi, capittis oblongis, protencis, flabis". La palabro flabis(rubios) expreso uno cualidad físico, de grande significación étnicó,en esta raza de "Tierra-Firme", probablemente relacionada con lospoblaciones de la antigua Cundinamarca, como vamOs o verlo.

La existencia en una época muy remoto de una rozo diferente y su-perior o lo rozo Muisca, lo demuestran muchos hechos, y entre elloslas calzadas o cominos empedrados; de los que el principal en C\Jn-dinamo reo, recorda una grande extensión, atravesando la CordilleráOriental en dirección de los llanos de San Juan, regados por leís ver-tientes del Arauca y del Meto, afluentes del Orinoco. Aun cuando deestos caminos dicen los cronistas que los construyeron los Muiscas po-ro conmemorar lo venida de Idoconsas, esta es una explicación tradi-cional de los indios, que no satisface, porque esta obro colosal, qú'e de-bió de exigir mucho tiempo, muchos esfuerzos y un gran número de ope-rarios, mós tiene el carócter de necesario en la vida de relación delos pueblos que unía, que de mero capricho o de simple recuerdo de'un acontecimiento interesante. Por otra porte, estos caminos son de lamisma naturale::a que los que recordan las regiones de lo América Me-ridianol, desde el Ecuador hasta Chile, y cuyo ejecución se atribuye alo rozo de los Incas. El camino empedrado que de Cundinamarca se di-rigía 01 Oriente, uniendo estas altiplanicies con las mórgenes del Me-'ta y del Arauca, no es una obra única aislado en el territerio colom-,biano: existen vestigios de otros, En el Estado del Tolima, separado porel Magdalena de Cundinamarca, existen los restos de una gran calza-da o camino empedrado, que atraviesa lo Cordillera Oriental en direc-,ción de los Llanos regados por las vertientes de Ariari, que tambiéndesemboca en el Orinoco (1). Esto es otro vía de relación de estos re-giones con los valles del Tolima, en donde yacen las ruinas de SanAgustín.

De la arquitectura de orden superior o lo pracficada por los Muis-cas, solamente se conocen los restos de un antiguo edificio, descubier-to por el señor D. Manuel Vélez, en Gachantivó, a ¡mediaciones de la

( ,) El conocimiento- de este comino lo debemos al señor D. NazorioLortJnzana, que nos refirió verbalmente su descubrimiento por la Com-pañía quinera de Colombia.

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Villa de Leiva, (Estada de Boyacá). Estas ruinas constan principalmen-te de 29 columnas cilíndricas de piedra, enterradas verticalmente ymuchas otras, y fragmentos trabajados por la mano del hombre, espar-cidos en una extensión de dos millas, y que en opinión del señor Vé-lez debió de ser el asiento de una ciudad perteneciente a uno naciónmás antigua que los Muiscas.

lo único tradición de este pueblo, que puecfe aplicarse a estas rui-nas, es la siguiente: Un hombre extraordinaria, llamado Gorancha-cha, que pretendía ser hijo del $01, usurpó el Zacazgo de Hunza, ypara vencer a su padre, ordenó la construcción. de un gran templo depiedra y madera; hizo acopio de mc:1teriales, y principió lo obra; perono tuvo tiempo de verlo terminada. En este hombre se ve el tipo de tinoraza diferente de los Muiscos de la Conquista, pues que conocía laarquitectura de piedra, el modo de labrar columnas, y por consiguien-te tenía obreros inteligentes en el arte; ademós, se llamaba hijo delSol, preocupación análoga a la de lo raza de los Incas, que dej6 enel Perú sorprendentes construcciones de piedra.

No muy distante de las ruinas de Gachantivá, se hallan los de SanAgustín, en el Estado del Tolima, concordantes con los caminos empe-drados de estas regiones. Se componen de numerosos restos de unoc.ntiguo escultura colosal, y aun de dimensiones menores; se distinguenentre estos monumentos piedras talladas en figura de mesa sostenidapor cariátidas, tal es la llamada piedra de los sacrificios, semejantea los clolmenes célticos hallados en la antiguo Iberia; (2) también hoyen San Agustín uno construcción de lámina de piedra verticales y cu-biertos con otra horizontal semejante a los oppiclo o caminos cubier-tos, de origen céltico, que se hallan en España, y que se juzgo fuerondestinados o la proclamación de los Jefes. Todos estos trabajos hacensuponer que existió en aquellas localidades del Tolima, en tiempos muyremotos, uno raza vigoroso e inteligente, desconocida de los indios, puescuando penetraron en estos comarcas los conquistadores españoles so-lamente encontraron las tribus de los Pijaos, de los Pant6goras y otras,lotables por su brovura, pero incapaces de ejecutar estos obras y aunee dar razón de su origen.

(2) Dolmen es lo polabra céltico, que significo mesa, pi~dro. Créeseque estos monumentos sirvieron de altar d. socrificiDS.

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No cabe dudo que las ruinas de Gachantiv6 en la antigua Cundino-P!arco, pertenecen a lo misma época yola misma raza a que perte-:.ecen las ruinas del Valle de San Agustin, y las calzadas o caminos em-¡:edrod05 que se dirigen al Oriente, en entrambos Estados.

¿Qué se hicieron aquellas ciudades donde moraban los habitantes deGachantivá y de San Agustín? Desaparecieron cubiertos por el polvode los siglos, como desaparecieron multitud de pueblos cuyos vestigiosCOnfirman su existencia, desde las regiones de la América del Norte,hasta los extremos de la América del Sur. "Los grandes edificios deTiahuanuco, en la América Meridional, dice Humboldt, sirvieron de mo-delos á los monumentos que en el Cuzco levantaron las Incos; y hor-'das' de cazadores salvajes atraviesan hoy las vastas llanuras del altaCanadá, de la Florido y de los desiertos limitados por el Orinoco, el Co-~iquiore y el Guainío; comarcas, que, a juzgar por los diques de cón-~iderable extensión, por las armas de bronce, por las piedras es-culpidos que allí se encontraron, fueron en un tiempo asiento de pue-blos industriósos" ..

Prp,boblemente de aquellos pueblos extinguidos que dejaron huellClsde s~u paso hacia el Sur, cruzados con tribus bárbaros, provinieron lóshabitantes de las altiplanicies de Cundinamarca, de épocas mós re-cientes; Nación que apenas conservaba las enseñanzas y los. restos deuna civiii:l:ación anterior debiiitada por los guerras continuadas en lodisputo de un suelo que si exigía labor para adquirir la subsistencia,era de climas benignos y apropiados para la radicación definitivo.

Dijimos ya en otro porte de "El Dorado", que los diferentes dialec-tos de los numerosos pueblos que componían lo Noción Chibcha, losvariantes de sus mitos, con tendencia a confundirse en uno solo de lomisma significación, y los caracteres cranoscópicos encontrados por elProfesor Broca, en dos series de cráneos que le fueron enviados de es-tas regiones chibchas; caracteres que corresponden en uno serie o losbraquicéfalos, y en otra, a un medio mesaticefólico con tendencia o lodolicocefalia, prueban que de la fusión de rozas diferentes provino laroza chibcha, y que en úna época anterior existió uno roza distinta,

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A las analogías señalados por Humboldt, entre los Muiscas y los

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Japoneses, M. Paravey, agregó, en 1826 nuevos detalles positivos quelos confirman, y aun también con los Arabes y los Vacas. (3)

Comparó Poravey uno o uno' ros caracteres numerales, cursivos ygeroglíficas de ros Muiscas, descubiertos por Duquesne, con los formascursivos de los caracteres japoneses, del ciclo de horas, y señaló entreellos una identidad tanto más evidente que en el Japón, un mismo ca-rócter se abrevia hasta de diez maneras diversos, cuando se traza enlo forma cursivo. Mostrados los caracteres de los Muiscas, por Siebold,a algunos sabios japoneses en Nangasoki, estos reconocieron que sonidénticos, en mucho, o su escritura cursivo.

¡En lo serie de los diez números o de los días que se cuentan en elJapón, agregando Ka a coda nombre del número, como lo hacen losChinos, y algunos pueblos del Cáucoso, se reforma el numeral del día,este hecho tiene analogía con la terminación de fos numerales de rosdías Muiscas, ya bajo la forma de ea o de la ha aspirada; siendo no-labilísima la identidad de los nombres de los días 29, 39 y 59. Japo-neses y Muiscas respectivamente: 29 Bous-Ka, Bo~-a; 39 Mi-ka, Mi-ea;59 Its-ka, His-ea( etc.

Humbo!dt nos ha enseñado que en el Japón, en China, y en Cundi-no marca las lunaciones se dividen en tres décadas, y entre ellos lasintercalaciones tienen lugar como entre ros Griegos. Igualmente obser-vó que el ciclo de 60 años de los Joponeses y de los Chinos, divididoen cuatro indicaciones de quince años codo uno, usado en Europa entiempo de Canstantino, existió también entre los Muiscas, según losdescubrimientos de Duquesne. Este período de 60 años, dice Paravey,este artificio de series periódicas, es de origen puramente Caldeo o 50-beno, pues que esta división sexagesimal en los oños, en los días y enlos horas, dio nacimiento o la división astronómico en minutos, se-gundos, etc.

No solamente estudió Poravey las relaciones de tradición, de cuI-ta, de lenguaje, de arquitectura, de gobierno, de Calendario, que exis-

(3) Memoire sur I'origine japanais, arabe et basque de fa civiliza-tíon des peuples du plateau de B090ta d'aprés les tra'(lilux recens deM. Al. Humbdldt et Siebold, par M. De Poravey. París 1835.

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tieron entre los Japoneses y los Muiscas, sino que investig6 01 mismotiempo si los primeros, ton intrépidos navegantes, como los Vascos delos Pirineos, recibirían, como estos últimos y como los de Cundinomar-ca antiguo, colonias sabenees, fenicios o de árabes antiguos. Hace no-tar en su estudio que el nombre de Sabences o Sobenos, pueblo co-merciante y .novegantes -de lo Caldeo antiguo, se encuentro en el Ja-pón en el nombre de la lengua de este pueblo, llamado el Sewa o Sebo.Este nombre de Sebo o Chiba se encuentro también en lo palabra Chib.cha, nombre con que se designaban los Muisccis, y nombre de su len-guaje (cha en Muisca y so en Japonés, significo hombres). Se encuen-tra igualmente en los nombres muiscas de los lugares llamados Suba,SWoehoquo, Zipaquirá, citados también por Humboldt; y en el deCibola, país del Norte de California.

Estas nombres de Sobo, Sobl, que se encuentran en lo lengua Chib-cha, se han conservado en el Jop6nen los palabras sobol, nombre delos mercaderes, como eran los fenicios y los Sobences; en lo polabrasobaini" que sirve paro designar el que tiene un empleo, como losSobenees civilizadores; y, finalmente en el nombre de Sobo, del trigonegro o .sorraceno, trigo de los Arobes o de los pueblos del país deSoba.

El nombre de 1roca, en donde estaba el templo del Sol, en Sugamu-xi, y residencio del Idaconsas, civilizador 6~ este pueblo, es anófogoeal lugar de residencio de los Sobences, la Caldea, que es llamada tam-bién lroe, el lrae-arábigo. Lo Biblia Samaritano ha dado este mismonombre de lrae o Llloe o lo antiguo ciudad de Babel, l/amado aunHilloc o HIRach, donde existen ruinas cuyos ladrillos est6n cubiertasde geroglíficos.

Uno de los nombres de Idacansos fue Nemquethebo, y dice Humboldtque si se escribe N.meque-ThebCl contiene, como Turmequé, lugar don-de se hacia cada tres dIos un mercado célebre entre los Muiscos, elnombre de M.que, es decir, Mecque o Mecah, mercado célebre tambiénen Arabio, y lugar sagrado en donde se adoraba 01 Sol y lo Luna, comolb hocion los Sabences y los Muiscos.

En cuanto a los relaciones con los Voscos, pueblo cuyos palabras

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han sido reconocidas como árabes, hebreas o fenicias (4) parece queHumbaldt las sospechó, pues observa que tanto los Vascos cama losMuiscas proceden por veintenos en su numeración. Veinte se expresapor oguci en Vasco, y en Muisca por gue, que significo casa.

A esta notable idel'ltidod de sonidos debe agregorse, según Paravey,que uno se dice fito en Japonés, de donde se puede sacar fácilmente,foto, foto, boto, lo que significa hombre o ser hermanos; y se dice otoen Muisco y bot en lengua Vasco; hoy, pues; aquí relación de sonidosde este número entre pueblos Que se aproximan par otros lados.

Sucede lo mismo con el número dos: bi, en Vasco bis de los Lati·nos, pronunciado bo, bus, bos, da el baso de los Muiscos, y fouto de losJaponeses, pues en el Japón la b se cambia en f, y lo t en ts, de suerote que fouto ha podido venir a ser foutso, bouto, basa. También se ex-presa en Japonés el dos diciendo ni, que es evidentemente el bi de losVascos y el bis conocido generalmente.

M. Paravey hace observar que los Vascos, no menO!!!hábiles en elmor que los Phocenses, son citados como los primeros navegantes enel mar del Norte y hacio lo Américo; y que en Terro-Nova, la tierrode Boeeoleos, llevo aun el nombre Vasco e Italiano de la merlliza obaecrloo.

Finalmente observo que el arte de trabajar los metales, conocido delos pueblos de Cundinamarca, fue cultivado por los Vascos y por losJaponeses.

Este ilustre anticuario cito dos hechos muy importantes relativos alo presencia de los Arabes de los Caldeas, de los Indus y de los So-bences en algunos puntos de la China y del Jap6n, de donde pudie-ron venir o la América: los habitantes de las Islas Lciov-Kieou, 01 Sud-Oeste del Japón, san barbadas, de facciones árabes, usan turbantes yvestidos rayados cama los Arabes. En el fo-Kien, sobre /0 costo Sud-Este de la Chino, frente al Japón, vive un puebla de más de 20 millo-nes de habitantes, diferente de los Chinos, por su lenguaje llamadotchiu-teheo, por sus facciones y por su intrepidez cama navegantes,e,¡náloga Q lo de las Vascos y Japoneses; Y. M. Paravey, demuestra que

(41 Anden Journa' Asiatique. t. 111, p. 229.

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estas son colonias que partieron de Arabio y del Mor Rojo, en los flo-tas de Ophir, bajo el nombre de pueblo Ou.

Estos hechos son apoyados por los libros Chinos y por lo relación his-tórico del viaje de dos Arabes a la China, publicada por el sabio Aba-te Ronudot, en el que describe o los Chinos del año de 851 como unpueblo bórbaro visitado por innumerables mercaderes Arabes, Judíos ySabences, los que penetraron en el Japón y se mezclaron o sus habitan"tes, y con la rozo tártaro, lIevóndoles su culto de los astros, su lengua-je, su calendario, sus ciclos. Fue entonces según Paravey, que los nú-merosos bajeles debieron de ser arrastrados por la corriente tempestuosode los mores de la Chino y del Japón, sobre las costas occidentales delas dos Américas; pues que los señores Votentyn, Raempfer y Kotse-bue citan Casos de que juncos japoneses, fueron traídos a los costosamericanos por los tempestades, y después regresaron o su país. Deesta manero se explico como han podido lIegor sobre las planicies deCundinamarco los emigrantes que vinieron con Idacansos o con Bochi.ea, civilizador de los Muiscas. De la mismo ~anera debió de llegar Ama-I¡baca, que civilizó los Tomanocos sobre las riberas del Orinoco. Respec-to de las regiones accidentales del río Magdalena, encontramos en uncuriosísimo libro de Menasseh Ben Israel, teólogo y filósofo hebreo (51Que troto este rabino Portugués de probar Que lo raza hebrea fue loprimitiva pobladora de algunas regiones americanos, seguido de lasTórtaros, quienes les hicieron lo guerra hasta reducirla a las montañasrecónditas. El autor apoyo su opinión en relaciones históricas de Amé-rica, Asia y Oceonía, y en el relato de Montesinos, Judío, llamado Ahronlevi: se refiere 01 territorio colombiano.

En 1644 llegó Montesinos o Amsterdam, y declaró con juramento,delante de varios Portugueses, la siguiente relación: Dos años antes sa-lió del puerto de Honda, en los Indias Occidentales, paro hacer un via-je a lo Gobernación de Papían (Popay6n I o provincia de Quito, llevópor compañero y arriero o un indio Itamado Francisco, o quien los in-dias que iban con él denominaban Cacique. Durante lo travesía de lomontaña, los penalidades del comino les hicieron prorrumpir en que-

(5) Origen • fos Am~rlc:anos. Esto es, Espetoftu de ¡lraol. Libr.de Menoneh Den Isroel. AlIlsterdam. , 650.

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jas por su malo suerte, a la que se creían acreedores, lo mismo que 01mal trato que. les daban ros Españoles, por haber perseguido o una gen-te muy bueno; pero el india Francisco les decía que en breve se veríanvengados por eso gente oculto y poderosa. De regresa Montesinos, enHonda, buscó 01 india Francisco, y solicitó de él le llevase o donde es-taba aquello gente oculta, y después de vencer lo repugnancia del in-dio, emprendieron viaje. Caminaron nueve dios y llegaron a un río ma-yor que el Duero, en donde Francisco, que conocía yo que Montesinosera de la rozo Judaico, le dijo: "Aquí has de ver a tus hermanos",Hicieron .uno señal con una bandera arreglado con paño de algodón,lo que fue contestado con un huro.azo y otra bandera; de allí a un ra-to, tres hambres y una mujer vinieron en uno canoa, miraron deteni-damente a Montesinos, y después de los informes del india, le abra-zaron y recitaron el versa del Deuteronomio, cap. 6.4; y agregaran,sirviendo de intérprete Francisca, y haciendo gesticulaciones:

19 Mi padre es Abraham, Isaac, Jacob, Israel, y después, Rubén;29 Los que quisieren venir a vivir con nosotras, les doremos tierras;3Q Joseph vive en medio del mor; 49 Saldremos unos pocos o ver y apisar; 59 Un día ,",obraremos pocos; 69 irá mensajero; 79 Franciscodirá un poquito mós; 89 Donas lugar poro que nos apercibamos; 9Q En-vío 12 hombres de todos, que escriban".

Después de decir esto, otras tres hambres volvieron o repetir lo mis-mo; pues lo canoa llevaba unos y traía otros, hasta que hubieron pasa-do 300, mós o menos. A Montesinos no le permitieron pasar 01 otro lado.

:Estas gentes, según lo descripción de Montesinos, eran de cuerpobien formado, tenían el cabello largo algunos, otr.os cortado por parejo,y en lo cabezo .llevaban rodeado un paño.

No tenemos dotas poro juzgar del grado de verdad de lo relaciónde Montesinos; pero él lo dió jurado hasta en lo hora de lo muerte, yal ser cierta no se puede creer que estos gentes estuviesen radicados enlas regiones del Couco, ya bastante explorados por los conquistadores, sinomás bien en las regiones montañosos de Antioquía, cuyos habitantes:mestizos presentan hoy rasgos de lo rozo Judaico, al decir de las co-nocedores.

)EI Abate Brosseur, tratando de la existencia de la raza hebraica, enAmérica dice: "La fuente común de las diez tribus de Israel, llevadO'

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cautivas por Salmanazar, ha sido empleado por un gran número de es-critores. Lo magnífico compilación de Lord Kingsborough será sin dudael último y más notable de los monumentos levantados a este sistema.No por esto queremos negar de una manero absoluto que hubiera Is-raelitas en América, antes del. siglo XV: etsamos íntimamente persuadi-dos de lo contrario; solamente rechazamos todo sistema que tenga potobjeto hacer de lo antiguo civilización americano la dependencia espe-cial de uno Noción cualquiera que sea, africano, europea o asiático. He-mos tenido io ocasión frecuente de admirar entre los pobladores indíge-nas de México y de América Central, tipos Judíos y Egipcios: más de unavez hemos observado·, también en estos centros, perfiles semejantes olos del Rey de Judá, esculpidos entre los ruinas de Karnak, y hemos vistoindios que, en su feo desnudez, se asemejan, sin equivocación alguno, alas bellos estatuas egipcias del Museo del Louvre o de Turín, Multitudde extronj8los, Franceses, Belgas, Alemanes, e Ingleses, han notado congran sorpresa, como nosotros, en ciertos villorrios guatemoltecos las cos-tumbres órabes de los hombres, y las costumbres judíos de los mujeres def!lolin y de los riberas del lago de Amatitlán, ton perfectos y tan belloscomo en las cuadros de Horacio Vernet",

*. *••

Lo pictogrofío!rimb6/íco hollada en el territorio colombiano, fue eje•.cutada por una rozo 'diferente de los indios, conquistados por los Es-pañoles, En general tiene el mismo carácter que lo de los valles y cor-dilleras de Venezuela, y de los márgenes del Orinoco; y aun cuandohasta hoy ha sido imposible descifrarla, parece que pertenece a lo mis-mo rozo, o m~ido que fueron extendiéndose de Norte o Sur, los emi-grociones que 'os ejecutaron. Todos tíenen figuras comunes en todoel Continente,

Oiego Gorcio Palacios, en su corto al Rey de España, en 1576, 'ha-bla de los figuras pintados en el Itsmo del Oarién, reconocidos por losconquistadores desde 1.520. M. Pinard, descubrió no hoce muchoti,empo, en Panamó, muchos rocas de las montañas costaneras cubier-"$ de gerogllficos dignos de estudio.

'En el ~stado del Cauro, se hallan piedras grabados, en la margen

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izquierda del río "Chinchiná" y en- el "Alto-del-Chagualo", cerca delo Aldea de María; en estas dos localidades las figuras más notablesson triángulos isóceles en los que el ángulo formado por los lados igua-les está dividido parcialmente por una línea que les da el aspecto decuñas; hay también líneas en forma de X, y otras formando ánguloSperfectos. Semejantes o estos son los grabados de la piedra de la que-brada llamado "La-Fria", cerca de la aldea de Pereira; pues hay mu-chos triángulos, pero acompañados de líneas curvas terminadas enespirales concéntricas. También se encuentran piedras pintadas configuras simbólicas sobre las riberas del majestuoso Río Cauca, cerca deTimba, entre Cali y Gelima, y en el páramo de Guanacas. Interroga-dos los indios sobre estos caracteres, deelan que ellos existían ya cuan-do sus antepasados llegaron a estas regiones. En esta parte es impor-tante hacer notar que en el Cauca se encuentra el nombre de Tuhía,de una ciudad, y el de Tulcán, en el Ecuador, que recuerdan el deTula o Tulán, ciudad de los Toltecas, en el Anahuac, y también nom-bre de los Escandinavos o de las regiones del Norte de la Europa. (6)Al mismo grupo de monumentos de San Agustín, y de calzadas de pie-dra en el Estado del Talima, pertenecen innumerables geroglíficos gra-bados sobre rocas de arenisca y de pórfido que cubren su suelo. En unsitio denominado "Seboruco", seis leguas distante de la ciudad de Nei-va, y sobre las orillas del Magdalena, hay una piedra enorme con unainscripción de 120 figuras grabadas, a la altura de veinte varas so-bre el nivel actual de las aguas; en medio de ellas se encuentran cin-co figuras humanas, de las que una es de mujer y cuatro están co-gidas por las manos; al del extrema izquierdo está separada, peroen la misma línea, inclinada como en actitud de contemplar la co-rriente del caudaloso río; parece que la emigración que representanhubiese sido detenida en su marcha por la profundidad de su cauce;la del otro extremo apoya su mano derecha sobre un grande corazónque nos imaginamos puede simbolizar la fuerza de voluntad de queestuvieran animados para vencer este obstáculo. No aseguramos queesto sea la interpretación que deba darse o estas figuras; transcribi-mas únicamente la impresión que han causado en nosotras; pues queaquellas gentes figuraban en sus pinturas y grabados los objetos que -veían y las impresiones que recibían.

(6) Véase el artícufo 11, pág. 294 de este periódico. 188S,

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Estos figuras humanas de "Seborucb" y sus actitudes, nos recuer-dan lo tradición de los Tapace o Colimas y lo de los Muzos, pueblos con-finantes con los Muiscas, y separados por el río Magdalena de los re-giones del Tolima, y en cuyos mórgenes estón los piedros de Seboruco.Esto rozo fue conquistadora, pues o su llegado combatieron con losMuiscas, los desalojaron orrajóndolos o lo porte alto de lo cordillera,y se establecieron en su 'lugar. Referían el arribo de sus anteposadoso la margen opuestá del Magdalena, es decir, o los regiones del To\i-mc. ¿E,I paso def río ,Ay\agdoleno pOf estas emigraciones tendrá oigunarelación con lo inscripción de Sebo ruco? ¿Será uno pógina históricade este grande acontecimiento? Es posible, pero muy difícil de compro-bar; todo lo mós que se puede alcanzar es uno presunción.

Los demás figuras de lo piedra de "Seboruco" son misteriosos y ocu-pan uno grande extensión de su superficie; entre ellos hoy notablescorazones que se repiten, unos sencillos, otros con líneas en forma decruz o con espirales que parten de su base en sentido opuesto. Aquíencontramos la mismo figuro de lo piedra de lo quebrado "Lo-Frío"del Estado del Cauco, distante mÚchas leguas de "Sebo ruco", y sepa-parados por lo cordillera central. Esto figura es lo U, de cuyos extre-mos porten espirales concéntricas en sentido opuesto. Igualmente lla-man la atención líneas quebrados en ángulos y pareados en posiciónhorizontal como el símbolo de los aguas de 10$ antiguos Egipcios; 10$

figuras de la rana, de la serpiente, la mano y lo coro del hombre, la-gartos, la figura de lo P, y otros en T, sencillas y dobles, rombos, {¡n-nulos, etc.

De caracteres semejantes esuro inscripción geroglífica grabada, enuno piedra situado 01 sur de la ciudad de Honda, en las mórgenes dela quebrado "Luiso" a inmediaciones del río Magdalena; en ello laimaginación puede ver tombién figuras egipcios, pues tiene .scudiltGsQ especies de cestas en forma de segmento de esfero, idénticos o lafigura egipcio que significo totalidad o maestría, y otras cestas conuna línea por debojo que en geroglífico egipcio Significo "Señor de lotierro"; esta figura no eS aislado en este lugar, se hallo también enVenezuela en lo piedra llamado de los Eseudíllcls. En lo "Luisa" se re-piten las caras humanas triangulares y redondos, rambos inscritos, lacruz, triémgulos; y, además, es notable una figura humano de dos co-

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bE;zas muy imperpfecta, la planta de un edificio, la mano del hom-bre, grecas, etc.

Lo pictografía más interesante de Cundinamarca, por estar en ungrupo de rocas el más numeroso conocido en estos regiones, es el del valleFacotativá, se encuentran' un grupo de rocas gigantescas llamadasmente al pie de la cordillera que la limita por este lado. Este valle oexplanada está separado del resto de lo Sabana por una serie de coli-"lOS que se dirigen de Norte a Sur; al principio, y cerca del pueblo deFacatativá, se encuentran 'un grupo de rocas gigantescas llamadas"Piedras de Tunja", 01 Sur: el encuentro de las colinas con la cordille-ra Occidental, forma una garganta en donde comienza la regián de"Corito" localidad poblada de cantos roquisos de enormes dimensiones,cubiertos de antiguas pinturas con tinta roja, que ha resistido la acciónde lo intemperie en siglos numerosos. Más hocia el sur, sobre la cordi-llera, y en una altura moyor que el valle, (100 metros próximamen-te) se encuentro la planicie denominada "Valle de la Chaguya" endonde termina, por este lado, la región de los piedras pintadas; y con-tinúa en "Fute", cerca del Tequendama. En todas estas piedras de su-perfilZie pulido por el embate de los aguas del antiguo lago que las cu-bría, se hallan figuras muy variadas, pero semejantes o los que he-mos estudiado ya; se nota en ellas la ausencia de animales colosalesque caracterizan las piedras pintadas del Orinoco y de las Guayanas,tal vez por na hallarse en la Sabana estos animales, Los principales fi-guras de estos tres grupos, son: líneas en zic-zoc pareados y en posi-ción horizontal unos, otras verticales; círculos con puntos centrales osin ellos; dobles o triples círculos concéntricos; con rombos inscritosotros; rombos sencillos o dos y tres veces inscritos o en series verticales;cuadrados en series horizontales o aislados; rectángulos ligados entresí en series verticales; ángulos en diversas combinaciones; triángulosinscritos y con puntos; series de puntos; la figuro de la H, aisl.ada oen series verticales; pentágonos dobles, inscritos y con puntos; seriesde líneas dobles en formo de escuadra; líneas cruzadas en formo deX: cruces de doble línea grandes, otras pequeñas, en series o en gru-pos ordenados; líneas que figuran plantas de fortificociones, de(¡oble o triple línea con ángulos rectos o ogudos; reductos exagonales;'gados por caminos de doble línea; diseños semejantes a plantas de6dificios; líneas triples que figuran ríos que se encuentran; dos fi<;/I.I-

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ros semejantes, la uno 01 geroglífico Muisca de gueta o veinte, sr","bolo de la abundancia, y la otra, el gerogtifico de hisc;a o cinco, símbo-lo de la conjunción y de lo fecundidad, descritos por Duquesne; uno fi-guro semejante o la seraste lineal de los Egipcias, muchas veces repe-tido; uno bello figura de grecas; las imógenes de la Luna y del Sol,la de este se halla en una piedra con cuerpo humano, figurado tosca-mente con varios líneas, tiene un brazo tendido, y la mono posada sobreuna figuro humano pequeña lo figuro de la rano, muchos veces repetido,en algunas con cabezo romboidal, y en otros, de carócter ontropom6r-fico; lo figuro del hombre y de lo mujer en Hneos angulosas; lo impre-si6n de lo mano muchos veces repetido.

Lo figura de la mano aparece en estas rocas como en los de "Sebo-ruco" y la "Luisa", en el Tolima; en las de Soboy6, en Boyacó, nocomo un capricho del pintor, pues como hemos dicho yo, tuvo que ven-cer grandes dificultades poro ejecutorIa en alturas cosi inaccesibles; in-dudablemente es una representación significativa, pues que se encuen-tro en todo lo América; nos parece importante citor los ejemplos si-guientes:

En los rocas del Ohío y del Wyomuig, hoy monos 01 lodo de gel'Oglí-fi~os (7). En uno roca del "Monte-del-Moro" en lo Sierro de Zuñí,hay manos pintockJs 01 lado de fortificociones y de zic-1:oc, idénticosa los de Facatativó. los montañas de Ojaca tienen algunos grutas enaonde existen figuras pintados con ocre rajo, y entre ellos se distin-guen impresiones de monos de color negro. En Sonoro descubrió Pinorduno roca bosóltica cerco del río Busaniag, grabada, y una de sus ca-ras tiene una mono debajo de dos círculos concéntricos. Estos impre-siones de manos, se ven también, según Stephens, sobre los muros delos ruinas de los edificios antiguos de Uxmal ,en lo América Central.En Venezuela 01 Norte de Victoria, en la colina "Tovar" se encuentranmuchos rocas que contienen lo impresión de lo mono 01 lodo de coroshumonas, de serpientes, de lo imagen del Sol y de lo luna, etc. (8)También en el Estoo de Guarico, en la cordillera que se extiende en susuelo, hoy dibujos hechos con ocre rojo, y 01 lodo de figuras geométri-cas se ven lo figuro de la rano y de la mono del hambre. Finolmen-

(7) WhitUesey, Ánn. Ass. Indianáp~'is. 187!.(8) Estudios Indígenos, por Aristides Rojas. 1.87 8.

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te, en el Perú, en el valle de Paucar- Tambo, hay una gruta de que ho-b~an los viajeros, llamado Infiernillos: sobre sus paredes se ve lo figu-ro de la mano repetido muchas veces, con tinto rojo; en la entradahoy figuras toscas de personajes de los dos sexOs.

Papel Periódico lIustrado.-Número 94.-Año IV. Págs. 355 o 359.

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Notos sobre !Os origenes de los indios americano..

VII

~n lo época en que los Españoles conquistaron lo América, el Im-perio del Perú se extendía por todo lo costo del Océano Pacífico, des-de lo línea ecuatorial, próximamente, hasta los treinta y siete gra-nn~_J:l",Jntjturl:SUL Hor.lo_f'IJ=<;ÍlLSf'_dUotobcu;¡n_"aIios9artes mós olióde las pendientes orientales de lo Cordillera de los Andes, confinandocon los regiones del Brasil, habitados por tribus bárbaros. (1)

Lo población de estos regiones lo constituían entonces varios tri-bus, pero los Quichuos, y los Aymaros dominaban el pais: estos eranromos americanos muy semejantes por su aspecto físico y por sus cua-lidades morales; de lenguaje diferente, pero de idéntico naturole4o, opertenecientes o lo mismo familia. En los castos del Pacifico vivíantribus diferentes de los regiones ondinas: familias de uno rozo de pes-cadores, de estatura pequeña, que se habían establecido en esos regio-nes bajos desde tiempos muy remotos. Estos habían yo disminuido con-siderablemente por lo invasión de los Y.••ncas, raza conquistadora queadquirió una gran cultura, pr¡ncipa~mente las tribus de los Chim•••Mós tarde las Quichuas, habitantes de los regiones montañosos de losAndes, y bajo el dominio de los Incas, sometieron a los Yuncos. (2).

En el territorio conquistado por los Incos, estaba comprendido el deQuito. El nombre de esto tierra fue dado por los tribus de los Quitvsprimitivos pObladores compuestos de familias dispersos, bárbaras y de

( 1) Ciezo de León. Crónica del Perú. Gorciloso de lo Vega, C~m•••-torias Reales.

(2) Girord de Riolle, Les Peuples de L'Afirque et de A'Amerique.formo de bolsos, de moderas unidos unos con otros. Esto clase de em-

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idiomas muy variados. Estos pueblos fueron. conquistQdCis por una No-ción de extranjeros emigrantes, los que, según su misme¡.tradición, lle-garon a lo América, por el Occidente, navegando en embarcaciones deborcociones, sobre los Que se puede construír una habitQción ocoberti-%0, se han usado desde tiempo inmemorial en aquellos costas. (31.

Lo Nación conquistadora de los Quitus tenía por Jefe o un Scryris,Iseñor 1 llamado Caran. los Caras o Caraques, construyeron uno ciu-dad sobre la bahía, llamada Cara; y sobre las ruinas de esta, que eraneJe piedra muy bien labrada, fundaron los Españoles una pequeña ciu-dad que conservó el mismo nombre, pero fue abandonada por lo insa-lubl'ldod del clima.

1.os Caraques se extendieron hacia el Norte en busco de mejores cli-mas, sObre la mismo costa del mar; y se internaron siguiendo el río quehoy se /loma Esmeraldas, novegando en sus balsas hosta las cercaníasCJeQuito. Esto Nación fue numerosa confundiéndose con los Quitus, y(;c)nserVaron este np'mbre; fundor~n un gobierno civil regular, e impu-sieron su idioma, que era muy semejante al de los Incas del Perú; se;vestía.n con pieles. y con telas de lona y de algodón, y computaban su añosolo':"por los solsticios de uno manera semejante o lo astrología perua-na. Todas estos circunstancias aoólogos entre estos dos pueblos henhecho creer que provirneron del mismo origen. Tanto los tradicionesde los Incas como la de los Scyris refieren al Occidente su arribo so-bre .los costas americanos; por esta parte tuivéron sus navegacioneslos Peruanos, según los tradiciones de los indios de leo y Aric~ (4). Aeste respecto, el Padre Velasco, en su historio, hace uno apreciaciónbastante juicioso: "Se conoce claramente, dice, que lo parte principolde su establecimiento, fue donde al presente. existe la isla de Dovis ode Pascua, donde permanecen aun muchos monumentos; y que habien-do sido esta porte del gran continente sumergida, o o lo menos muchomayor de lo que es ahora, se hubieran botado los· hombres en sus bol-sas por no perecer en el conflicto; echóndose de esta suerte a /0 vo-luntad de los' corrientes, fueron, sin duda, orrojado~ por los vientos olos costas americanas. {"Así lo imaginó también Acosta). Los Caras

(3) Historio del Reino de Quito, pQr el P. Don Juan Velosco. 1844(4 ¡ Acosta, Hi.taria de Indias.

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adoraban el Sol y lo Luna, y para su culto construyeron en Quito dostemplos: de piedra labrada el del Sol, de forma cuadrado y cubiertapiramidal, estaba en una altura, tenía la puerta 01 Oriente paro quelos primeros rayos del Sol fuesen a herir su imagen de oro brillante co-locada sobre el altor. Lo puerta estaba guarnecida de dos grandes co-lumnas que eran los obser~(ltorios de los solsticios, en los cuales

se hadan las dos fiestas principales del año; en contorno tenía el templodoce columnas mós pequeños o gnomones poro señalar par su orden,con la sombra del Sol, el primer día de cada mes. El templo dedicadoa la Luna, en una altura inmediata a la del Sol, era redondo, (5) canvarias ventanas redondas en contorno, dispuestas de manero que siem-pre entraban por alguna de ellas los rayos de la Luna, que iluminabansu imagen de plata colocada en medio del templo. Tenía este un cie-lo azul, echo de lienzo de algodón, adornado con muchas estrellas deplata.

"Es muy digna de notarse que en estas regiones se encuentron losnombres de Caran, Cara, Caras, Caraque., semejantes o derivados deCares, nombre de la raza, que en opini6n del profesar Bourbourg, vino¿el continente antiguo o poblar las regiones ecuatoriales de América,(,sunto de que hemos tratado yo en el artículo V.

El país gobernado por los Incas fue conocido con el nombre de TCl-

vanti.uuyu, que significa las cuatro partes del mundo (6) porque es-tc.ba dividido pollticamente en cuatro partes, cada una de las cuatesse distinguía por un nombre especial. El centro de este imperio fueel Cuzco, que significo ombligo, y de él partían cuatro grandes cami-nos, que conducían respectivamente o coda una de las cuatro seccio-r.es en que estaba dividido el país. El Cuzco estaba igualmente divi-dido en cuatro barrios, correspondientes o los cuatro partes del impe-rio, y en coda una de ellos habitaban familias que usabon un vestidoespecial y distintivo de la regi6n o que pertenecían.·

.EI nombre de Perú se dice que tuvo su origen de lo palabro pehí o

(S) Los Muiscas tenían también templos para •• Sol y l. Luna. endonde veneraban sus imógene •• El de lo Luna o Chía ero redondo.

(6) Ondegardo, ReJociqnes primer ••. MS. Gorciloso de lo VegofComentarios Reoles.

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bel'Ú, que en el idioma indígena significa río. (7) Los indias pronun-ciaron esto palabra en contestación a alguna pregunta que .en rela-c.ión 01 país les hicieron los Españoles, y estos creyeron que este eróel nombre del lugar. Sin poner en duda la explicación de Ondegardo,nos parece importante lo que a este respecto dice Paravey: En los tiem-pos rematas de Salomón las flotas de Ophir y de TharsíS, penetraronen el mor de Purvaíl\l o del Oriente extremo; porque Purvo o Peruvo,es, en 5anscrito el nombre de la playa oriental; de aquí se derivan losnombres de Perou y de Paro, con tal o cual otra terminaci6n, nom-bres muy frecuentes en el país situado 01 este de la India y en las re-

giones americanas: tales son Paragllo o Pcllawan, uno de las islas Fi-lipinas; Poroguoy, río célebre de la América Meridional; Perl)u O Perú,país de los 1ncas; Purac:é volcán de Colombia; Perote y Porote,en Mé-xico, Pará, río afluente del Amazonas; Purus, otro afluente; Pet'IIosa,Poracotu, Pcroná, embocaduras del Amazonas; Poromaribo, en Gua-vana; Panamá, por alteración de Paramá, en el Istmo de Colombia, ymuchos otros nombres semejantes.

Estas flotas semi-fenicias y judías, agrega Paravey, fueron tripu-ladas por Nabathon05. o por marineros Ismae'itas y Arabes, que, losrrimeros, llevaron alguna civilización alas lugares marítimos de losIndias y de· lo Chino.

La civilizoción incócica partió del Cuzco, de donde se difundi6 entodo el país. Los tradiciones indígenas refieren que en tiempos muyremotos las antiguos rozas peruanas, corno todos los demás pueblOlamericanos, estaban sumergidos en lo barbarie, pero el Sol, padre dela naturaleza y lumbrera de todas las generaciones, envió o dos d",sus hijos, Manco Copae y Momo Oello, poro que, congr~ndolos erlhabitaciones cómodos y arreglados, les e";s~basen los artes y les dic-tasen leyes civilizadoras.

'J:sto tradición es una de las que revelaron los indios Pot<'o.Ionoscuan-do fueron interrogadas sobre su origen; pero era aun más general lacreencia de que ciertos hombres barbados y blancos salieron de las ori-

(7) GarcilOso, Comentarios Reales. Ondegardo, Relaciones Prime-ras. M5.

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E LDO. R A D °Has del lago Titicaca y sojuzgaron a sus habitantes y las condujeronpor la vía de las enseñanzas y prácticas civilizadoras que les eran des-c.onocidas, hasta entonces. Estos fueron los primeras indicios halladosen este pueblo, de una grande emigración llegada de regiones desco-nocidas.

Del estudio de los monumentos antiguos, o de sus ruinas existentes,deducen los señores Rivera y Theschudi, que el arte peruano pas6 porcos épocas diferentes: una antes y otra después de la llegada del pri-mer Inca. A la primera corresponden las majestuosos restos del pala-CIO llamado ruinas del gran Chimu, en el departamento de la Liber-tad¡ las ruinas de Huanuco el viejo¡ las del templa de Pochamoc¡ losde las islas del lago Titicaca¡ la formdable pirámide¡ colosos de piedray estatuas de Tiahuanaco, en lo orilla meridional del lago Chucuito. Ala segunda época o periodo incácico corresponden las ruinas del depar-tamento del Cuzco y de otras lugares.

La antigua ciudad del Cuzco fue el centro de la civilización de losIlIcas, progresivamente fue creciendo en población y en riqueza ma-ft;rial. Esta población vigorosa e inteligente levantó muros colosales pa-ra su defensa.

De la misma naturaleza era todo el sistema de fortificaciones de to-do el- país, y su construcción igual a todas las construcciones que ca-racteriza aquella época prehist6rica. Obras sólidas, de aspecto im-ponente, aunque toscas, levantadas con grandes bloques de rocas, cu-yos bordes, tallados perfectamente, hacian una unión intima, y atra-cedas las piedras grandes con las pequeñas sin orden ni simetrfa, sinosegÚn lo irregularidad de su forma.

En todo el Tavantisuyu, principalmente en los regiones centrales delas llanuras elevadas, se hallan innumerables vestigios de una civili-:tación antigua y de una raza fuerte e industriosa: restos de templos,c'e palacios, de fortalezas, de montañas terraplenedas, de cominos mi.Iiteres muy extensos, de acueductos y de otras obras que recuerdanlas construcciones mexicanos y las de lo!) Maund-Builders, de la Amé-rica del Norte. Mucho de los caminos o calzodas, semejantes o los delos Chibchas, recorrían diferentes portes del imperio; pero los másconsiderables eran los que, partiendo de Quito, llegaban 01 Cuzco, y

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de allí seguían necio el Sur, hasta los regiones de Chile, que fuerClpconquistados por los Incas. Uno de estos cominos recorría lo gran tlQ~nura de la región elevado, y el otro las tierros bajos a orillas del Po:".,dfico. En el primero habla leguas de galedas tollados en raca duro;ctravesaba los ríos por puentes suspendidos, construídos de bejucos yde troncos de árboles, con pisos de tablas y barandas laterales; salva-ban los precipicios de los barrancos con construcciones de ladrillo' ypiedra de poredes sólidas. Se calculo que lo extensión del comino prin-cipo!, o juzgar por sus vestigios, tenío mil quinientos o dos mil miilasde longitud. En todo esto exténsión se levantaban columnas de piedraque medían distancias, próximamente de uno legua. Componíanse es~tos vlas de grandes lajas de piedra cubiertos en algunos partes C(ln

una mezclo bituminoso. (8).

1$1 el origen de estos pueblos es un misterio indescifrable, es UAO

verdad que se derivaron de emigraciones de polses lejanos. En el estu-dio d6 los' analogías que presento n los instituciones, los costumbres. ylas practicos religiosos de los Peruanos 'con .los pueblos del antiguo CO~-tinente, se pueden citar autoridades respetables que s.e han ocupadode este asunto. Prescott hace observar muchos puntos semeiantes entrelas instituciones peruanos y algunos de los gobiernos del Asia Oriental:estas miSl'nos observaciones los había hecho Humboldt.

Como. en todos los pueblos americanos que habían llegado o ungrado superior de adelantos sociales, los Peruanos y los Chibc~ te-nlan grandes"anologías con los Egipcios en los mismos puntos indico-d~, como también en sus ideas sobre uno existencia futuro que losincitaba o dade suma importancia a lo conservación de sus cadáveresy a sus ceremonias fúnebres (91 y también en lo formo de algunos desus constrUCFiones, principalmente de los puertos de sus edificios.

Los Incas extendieran sus dominios, en virtud del derecho de conquis-to, tanto 01 Norte como al Sur de lo América Meridional'. El IncCl

(8) Prescott, Historio 4e lo conquisto del Perú.(9) De estos hechos hemos tratado )'0 lO'l0lftellte en los .rtículot

.re tu ••.mios, publicodo. en este periódico, ,.9r,,0. 139 )' l~OtoMO IV.

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Huayria Capac, de grandes dotes militares, trajo su ejército conquis-tador hasta el Ecuador, y agregó el poderoso reina de Quito al impe-rio del Perú. El padre de éste, el famoso Topo Inca Yupanqul, hablaya, a mediados del siglo XV, avasallado los tribus bárbaros e infe-r;ores del territorio de Chile, y fijó los límites de su reino E:n el doMaule.

Los indios chilenos llamaban a los primeros hombres de los cualesdesciende, gluche, que significa hombres del principio O primitivos;también los designan con las palabras peñí epaf'uft, es decir, herma-nos hepatun, y con estos nombres los invocaban junto con sus deida-des, en sus funciones relig iosas (1 O) •

:Respecto del origen de los tribus que poblaran o Chile, las tradicio-nes de los naturales no dan noción de lo que se puedo sacar algunadeducción satisfactorio; únicamente los hacen derivar de estirpe ex-tranjera, y que sus progenitores llegaron de las partes OcCidentales, esdecir, del Pacífico.

El cronista D. José Pérez Gorcía adopto la doctrina de las invasio-nes sucesivas que siguieron el camina del Norte hacia el Sur: "No ca-biendo ya, dice en el Perú, sus habitadores, los Antisuyos, de lo par-te Oriental, juntándose con, los Chinchasuyos de hacia el Norte, vero-símilmente declararon lo guerra a los Collasuyos que estaban haciaChile, los cuales, como eran menos, huyeron de los más y entraron enChile y lo poblaron con el nombre de moluches, cuyo voz acredito es-ta Nación, pues molum es decir declarar guerra, y che gente, y mo-luches, gentes a quienes se les declaró la guerra. (11)

\Esta doctrina de las emigraciones del Norte, ha sido apoyado porel sabio americanil?ta Brasseur de Bourbourg, quien comparando lostradiciones indígenas del Perú con los cánticos históricos de los Amau-tos (sacerdotes) dice que ellos han transmitido el recuerdo de lasprimeras tribus que muchos siglos antes de nuestra era habían poble-do 01 Perú, desde los costos que se hallan boja el Ecuador hasta losconfines de Chile. Estas tribus habían llegadO indistintamente de los

(1 O) Molina.(11) Histqria cte Chile, inédita, citada por D. José Toríbio Medino.

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Andes de Tierra Firme y por el mor del Sur; permanecieron en paz du-rante un período de cerca de dos siglos, y después se hablan levanto-do querellas entre ellas sobre lo posesión de los fuentes y de los pas-tos, lo que produjo los primeros guerras.

Poro este sabio anticuario, Chire fue poblado por emigraciones lle-gados del N~rte. El foco de los primeros rozas sud-americanos estuvoradicado en los orillas del Orinoco, en tribus que se hallaban en dife-rentes grados de civi!izoc!ón y de barbarie, pero que perteneclcn.ofa mismo familia, y se extendieron por todo lo de América del Sur. (2),.'

Hay uno opinión ant<!lrior o lo que dejemos expuesto, que se refieree6pecialmente a Chile, y fue iniciado por el Podre Gregario Gordo! Sé-gún .6sta, los primeros pobladores de Chile fueron los habitantes de lol=riSlandia o lo Frisia. Los Frisios eran expertos navegantes desde épo-cas muy remotos, conocían el arte náutico ton bien. que se cuento queeY oño mil de nuestra era, varios nobles del pais, seguidos de algunosaVl!lntureros, emprendieron uno expedición que se cree llegó hasta Cu-bo .. ( 13 J El Podre Gorda agrega: Que de Frisio parece derivarse efnombre' de fresolano, Que usaba lo familia de que hace mención Er-cillo en su poema.

Otro, historiador (14) dice que "supuesto la destreza en lo nove-gación de los Frisios, V el deseo de ver tierras nuevos, no es difícil di.ducir Que los aborígenes de Chile y aun los del Perú, desclendondt!ellos; y que esto suposición es apoyado por .el famoso D. Alonso de Er-cilla, o quien lo india Glaura, refirléndole sus aventuras, le aseguró.que ero descendiente de lo antiguo sangre de Frisia.

Cuando llegaron los conquistadores Españoles o Chile hallaron entreestos indios lo figuro del óguila de dos cabezas, figura que era muycomún en 'Frisia. Broxhormio acepto esto opini6n y se esfuerzo en de-mostrar Que los irlandeses fueron de los antiguos Frislos. O 5 )

Lo uniformidad de la pictografío Americano, es el complemento del

(121 'opo( Vuh. El libro Sagrado. París 1.861.(131 Hormi. o. originibu. americonis. Lib. IV.n4J Sufrido Pedro, citado por D. José Toribio Medino.(15) José Toribio Medina. Aborisenea l. Chite, 1.883.

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estudio Que venimos haciendo del problema de lo difusión del génerohumano; y lo de las regiones peruanas es tan interesante como lasdemós que dejamos anotadas. Todas las figuras del Perú, son sin dudaalguna, correspondientes a tiempos anteriores a la dinastía de los In-cas, y los principales son los sIguientes: "La Piedra del León", llama-do así en Macaya, parque tiene un grupa que figuro la lucho del hom-bre con un puma. Los grabadas sobre granito, hallados en Caldera, cer-ca de Arequipa, que representan figuras de animales, flores y fortifi-c?ciones. En el pueblo de Huaitaró, de lo provincia de Castro-Virey-no, existen los ruinas de un grande edificio, con uno gran masa degranito que contiene grabados toscos, semejantes o los de Caldera.Cerca de Noria se ven los llamados "Pintados de las rayas" que sonfiguras geométricas variados. En la provincia de Toracap6 hoy rocasde anchos superficies, con figuras humanas ~ de onimoles, grabodascon notable ejecución; y contienen también caracteres que parecenescritos verticalmente. El profesor Liberani, descubrió en el Valle deSanta Moría de Catamorca (República Argentina) figuras animadas, 01lodo de puntos, de líneas y de figuras geamétricas; todos ellos repetidosen lo misma línea. Amehgino cree que son caracteres de un sistema deescritura completo: porte de él compuesto de figuras simbólicos, y otroporte de caracteres fonéticos. (16) Según Montesinos, esto escritura fueproscrita por Pachocuti, Inco tradicional, predecesor de los lncos his-tóricos. (1 7 ) .

Chile no podía quedar fuero de este cuadro, cuyos páginas históri-cos son uno continuación de lo vida de los pueblos del antiguo Perú.Según los observaciones del doctor Fhilippi, cerco del pueblo de Ma-chuco, en las inmediaciones de Atocomo, existe en el comino de "LosPintadas" uno pared de piedra trabajado artificialmente, perpendku-lar, y cubierto en uno extensión de seis pasos, con figuras de huonu-tOS de todas tamaños, perros, zorros, serpientes, pájoros, imágenes delhombre, sin coros o imperfectamente dibujados. (18).

\Siguiendo hacio el Sur, en el valle de Ri6pantu, de lo provincia deSantiago, se encuentro una piedra de cuatro metros de largo, cubierto

( 16) Lo anhgilet:lod del hombre, por Ameghino.(17) Memoria hist6rieo dero antigilo Perú.(18) Viaje al Q$ierto Q Atacama, pá,. 64.

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de grabados que, segÚn Humboldt, acusan lo exi~ia de una razadiverso de lo que los Españoles y los Peruanos encontraron en Chile,(19) pues no conocía el significado de ellos.

En la cordillera cuyos faldas son el asiento de Malloa, pueblo de loprovincia de Colchaguo, se ve en los piedras perfectamente represen-tado la imagen del Sol. (20) .

...•

lIo *En la épocCl del reinado de los Incas, no se usaba en el Perú ningún

sistema de escritura geroglífica o fonético; únicamente conocían, po-<o los usos ordinarios, los quipes, que son cordeles que llevan cardeli-l/os de longitud variable y con determinados nudos. El color de los hi~los, el núm~ro y lo distancia de los nudos, y lo formo, tenían uno sig-nificación histórico o numérico. (21) Garcilaso de lo Vega refiere quelos caltipos que relataban lo historia de los Incas, eran ejecutados y cui-dadosamente conseravdos por el Quipo-Camoyol.

!$e orlota como un hecho digno de atención, pues que enlazo entresí pueblos muy distantes unos de los otros, que los quipos fueron cono-cidos también por los indios Porahuas, antes que los lncas; por los Ca-ribes y los TQmonacos de 10$ llanuras del Orinoco; por 10$ ¡ndiosd.MéxicQY del Canadá; y, además, los usaron en tiempos muy remotosen la Chino, en !a Indio, y en otros paises del Asia. Los Chinos antesde ,gobernar el Emperodor Fo-Fli (3.300 años antes de Jesucristo) noconadan lo escritura y se servian de qvipos. Se encuentra en los escri-tos de Confucio un pasaje que lo confirmo: "Lo.s hombres dé lo t1nti.guedad, dice, se servían de cuerdas con nudos, para dar órdenes. losQue ,.les sucedieron los sustituyeron con signos y figuras". (22 L

/Servíonse los pueblos del Anahuac, antes de lo introducción de lopintura geroglífico, de esos hilos y nudos de colores. Boturin'i, logró ob-tener verdaderos quipos mexicanos llamados Cl'&pohuoltzitzin. El usode tos geroglíficos y de lo pintura simbólico reemplazó en México eo-

(19) JOVI'ltCl! of Anfhropologieol Institute. 1.873.(20~ Aborígenes de Chile, por José Toribio Medino, 1883.(21) Saffray, Noture, t. 11. pág. 405. 1876.l22) Soffray. Noture.

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mo en la China, el de los nudos que se hallaran en el país de losilascaltecas.

Humboldt, dice, hablando de los quipos: "En las grandes emigracio-nes de los pueblos, los de América pasaron del Norte al Sur, como tosIberos, los' Celtas y los Pelasgos refluyeron del Este al Oeste; y es fó-cil que ros antiguos habitantes del Perú atravesaran la meseta de Mé-xico, pues Ulloa, familiarizado con el' estilo de la arquitectura perua-na, nos dice que llamó su aeención la extraordinaria semejanza quepresentaban, por la distribUción de las puertas y nichos, algunos edifi-cios de la Luissiana Occidental, con los tambas mandados construír porlos Incas; siendo no menos notable que las antiguas tradiciones reco-gidos en Lican, antigua capital del Reino de Quito, nos indiquen} queros Puruays, conocieron los quipos, mucho tiempo antes que los descen-dientes de Monco-Capoc les subyugasen".

Hemos terminado esta revista de. etnología americana, en' la quehemos agrupado brevemente los hechos m6s íntimamente relacionadosentre si, y con el problema del origen de la primitiva población del Nue-vo Continente y de su antigua civilización, sin' m6s pretensi6n que dedor una ligera idea de una de las fases de esto gran cuestión que hapreocupodo grandes inteligencias y numerosos escritores, como tambiénla de incluir en ello los pul'1tos m6s notables, relativos o los primitivospobladores de las regiones colombianos, cuyo historio es poco conocido.Con temor hemos emitido nuestros opiniones sobre hechos concretos,y según nuestro entender bien determinados; y de muchos que hastoahora no se han ocupado las anticuarios. Como deducciones de este bre-ve estudio histórico, creemos se pueden formular los siguientes con-clusíoryes:

1<? Los razas americanos no SOn autótonas, es decir, no se desarro-llaron por vio de evolución. Los pobladores del Nuevo Continente vi-nieron del antiguo desde tiempos muy remotos.

29 Los civilizaciones prehistóricas de algunas naciones' de Améri-ca fueron el resultado de emigraciones, de pueblos adelantados en. la

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vidQ sociol, derivados de diferentes portes de Asia, de Europa 't dfAfric:o.

~9' Los guerras sangrientos en la disputo del suelo conquistado, en..tre las emigraciones que se suced'eron en el trans:urso de los tiem-pos, con las ya radicados, aniquilaron los centros de civilizaci6n, que-dando ton solo vestigios de su origen, restos de su antiguo esplendor,en pueblos gObernados aun por un régimen po~ltíco regular, tales co-mo los Mexicanos, íos Yucotecos, los Chibchas y los Peruanos; y hordaserrantes entregadas a lo vida nómade y salvaje.

49 La aparente uniformidad físico y moral de las tribus y pueblos ho-llados por los Españoles, provino del cruzamiento de las rozas degra-dodos, de lo influencia de climas uniformes y de la vida salvaje. Noobstante estos tribus presentaban en los caracteres de su filiación di-ferencias,. muy notables que destruian esa uniformidad de la pretendidoespecie americana.

Papel Periódico Ilustrado. N9 96. Año IV. Págs. 373 o 376.

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INDICE DE "EL DORADO"

CAPITULO I .[lAPITULO II . ..[)APITULO III . .. '" .~APITULO IV '" "" "" . ., .~APITULO V ..... ..,. '" "" '" .«:APITULO VI '" '" '" " .:ftAPITULO VII .....

CAPITULO VIII '">CAPITULO IX .CAPITULO X . ..ARTICULO I .ARTICULO II . ..!RTICULO III .... ... . ..ARTICULO IV . .. ... . ...ARTICULO V '" '" '" '" '" '" . ..ARTICULO VI .,. . .. '''' .El Tequendama y el Mito Chibcha . . .. .. ..Jose Domingo Duquesne .. .. .. .. .. .. .. .. .. ..Anillo astron6mico de los Moscas: .. .. .. ... ... ..

I De los Geroglificos .. .. " .. .. .. .. ..II De los numeros ..... ... .... '" . .. ..... . ..III Orlgen de los numeros . .. . .. .. ....

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INDIOJil

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¡,.í,mblesde sus vlctimas ..... '" ... '" '" '" 1'1f>:p:lcaeión.~~ los símbolos del siglo ..• " " " " " .. 18',f'.",) i IcacióUde la tabla de 198 Moscas " " " .. " ..... -191]"1,.1 ¡CCI0nesque se derivan de los manuscritos de Duquesne 19Z.·l':i"iasObrelas antigiied;tdes de' la Nueva Granada " .. 20'.;'JC, dpclón. de.algunos objetos ~ndígenas " " " , .. , .. 2lf¡;::j c'ltoa lOsanimales en las diferentes razas de la especie

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