el dios de jesús buena noticia para nosotros

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EL DIOS DE JESÚS BUENA NOTICIA PARA NOSOTROS 1 EL DIOS DE JESÚS BUENA NOTICIA PARA NOSOTROS “Era ya medio día, cuando toda la región quedó en tinieblas hasta la media tarde, porque se había oscurecido el sol; la cortina del templo se rasgó en la mitad. Entonces Jesús lanzó un grito muy fuerte; Padre, en tus manos entrego mi vida y dicho esto murió. El Capitán Romano, viendo lo que sucedió glorificó a Dios: Realmente este hombre era inocente” Lc 23,44-47 EL MORIR En el fondo, Jesús sabe que su misión era muy breve y simple: lanzar la semilla del Reinado de su Dios y morir. No iba a ver germinar y crecer el árbol después de plantar la semilla, solo le quedaba prepararse para morir, y para esto lo único que contaba era ponerse en las manos de su Padre para vivir esa fragilidad que comporta el morir. Sembrada la esperanza había que desaparecer “Si el grano de frijol no cae en la tierra y muere, quedará solo grano, pero si muere dará mucho fruto” Jn 12,24. No es puro azar el que Jesús haya escogido la semilla como tema predilecto de sus parábolas, Jesús entendió su muerte como la parte principal de su misión. Una vez sembrada la semilla, para que esperar más? Como se lo dijo a Judas “Lo que tengas que hacer, hazlo pronto” Jn 13,27. Jesús entró en la muerte como se entra en un drama de salvación y la vivió y experimentó como quien realiza la obra fundamental de su vida. Todas las palabras que hemos escuchado nos muestran que atravesó esa noche caminando a tientas. No veía ninguna luz pero fue hasta el final. “Todo está cumplido” Jn 19,30. El Padre haría el resto. Al morir Jesús entregó el conjunto de su vida, su obra, su misión y su destino al Padre en plena libertad. Él no sabía lo que podía resultar de toda su existencia. Solamente el padre lo sabía. Era la buena noticia. EL MISTERIO DE NUESTRO DIOS: HACER UN MUNDO MÁS HUMANO ¿Cómo pudo Jesús experimentar y comunicar a su Dios como buena noticia? ¿Cómo pudieron aquellas gentes percibir en su mensaje y en su vida a Dios como algo nuevo y bueno? ¿Puede el misterio de Nuestro Dios llegar a ser buena noticia en nuestra sociedad? ¿Qué tiene que suceder para qué esto se dé? El centro de la experiencia interior de Jesús no lo ocupa propiamente Dios sino “el Reinado de Dios” pues nunca dejará a Dios de su Proyecto de Vida Plena y Abundante para el mundo.

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El Dios de Jesús buena noticia para nosotros

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EL DIOS DE JESÚS BUENANOTICIA PARA NOSOTROS

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EL DIOS DE JESÚS BUENA NOTICIA PARA NOSOTROS

“Era ya medio día, cuando toda la región quedó en tinieblas hasta la media tarde, porque se había oscurecido el sol; la cortina del templo se rasgó en la mitad. Entonces Jesús lanzó un grito muy fuerte; Padre, en tus manos entrego mi vida y dicho esto murió. El Capitán Romano, viendo lo que sucedió glorificó a Dios: Realmente este hombre era inocente” Lc 23,44-47 EL MORIR En el fondo, Jesús sabe que su misión era muy breve y simple: lanzar la semilla del Reinado de su Dios y morir. No iba a ver germinar y crecer el árbol después de plantar la semilla, solo le quedaba prepararse para morir, y para esto lo único que contaba era ponerse en las manos de su Padre para vivir esa fragilidad que comporta el morir. Sembrada la esperanza había que desaparecer “Si el grano de frijol no cae en la tierra y muere, quedará solo grano, pero si muere dará mucho fruto” Jn 12,24. No es puro azar el que Jesús haya escogido la semilla como tema predilecto de sus parábolas, Jesús entendió su muerte como la parte principal de su misión. Una vez sembrada la semilla, para que esperar más? Como se lo dijo a Judas “Lo que tengas que hacer, hazlo pronto” Jn 13,27. Jesús entró en la muerte como se entra en un drama de salvación y la vivió y experimentó como quien realiza la obra fundamental de su vida. Todas las palabras que hemos escuchado nos muestran que atravesó esa noche caminando a tientas. No veía ninguna luz pero fue hasta el final. “Todo está cumplido” Jn 19,30. El Padre haría el resto. Al morir Jesús entregó el conjunto de su vida, su obra, su misión y su destino al Padre en plena libertad. Él no sabía lo que podía resultar de toda su existencia. Solamente el padre lo sabía. Era la buena noticia. EL MISTERIO DE NUESTRO DIOS: HACER UN MUNDO MÁS HUMANO ¿Cómo pudo Jesús experimentar y comunicar a su Dios como buena noticia? ¿Cómo pudieron aquellas gentes percibir en su mensaje y en su vida a Dios como algo nuevo y bueno? ¿Puede el misterio de Nuestro Dios llegar a ser buena noticia en nuestra sociedad? ¿Qué tiene que suceder para qué esto se dé? El centro de la experiencia interior de Jesús no lo ocupa propiamente Dios sino “el Reinado de Dios” pues nunca dejará a Dios de su Proyecto de Vida Plena y Abundante para el mundo.

EL DIOS DE JESÚS BUENANOTICIA PARA NOSOTROS

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A Dios no lo contempla encerrado en su misterio insondable, olvidado del sufrimiento humano, sordo al clamor de los empobrecidos, de los excluidos. Jesús experimenta a su Dios comprometido en hacer un mundo más humano. Por eso lo experimenta como Padre Bueno mejor como Madre amorosísima. Y no nos presenta a su Dios como una doctrina religiosa. En esta semana una joven de 15 años que cursa 10° grado me decía “Yo puedo repetir que en Dios hay tres personas distintas y un solo Dios verdadero” “pero eso de que me sirve, que sentido le da a mi vida”. Hay sabiduría y búsqueda en esta muchacha. Se coloca en la línea de Jesús que anuncia un acontecimiento, el encuentro como una persona y su Proyecto de Vida Plena y Digna como bellamente lo recordé el saliente Papa Benedicto XVI. Jesús no asocia a su Dios con un sistema religioso: culto en el templo, observancia de la ley y cumplimiento del sábado sino con la vida y la felicidad de la gente, lo primero y más importante para el Padre

Es la vida de las personas no la religión La compasión hacía los pobre no los sacrificios La curación de toda enfermedad no el respeto por el Sábado

Por esto la presencia de Jesús en Galilea es Buena Noticia: lo que le preocupa a Nuestro Dios es liberar a las gentes de cuanto deshumaniza sus vidas y los hace sufrir. “Al que tenga sed, yo le daré a beber gratis de la fuente del agua de la vida” Palabras de contenido insondable. Esta es la Buena Noticia de Dios Padre – Madre proclamada por Jesús. DIOS AMIGO DE LA VIDA PLENA Y DIGNA La vida de Jesús entregado a curar y aliviar el sufrimiento lleva a la gente a experimentar la Buena Noticia de un Dios amigo de la Vida Plena y Digna. Lucas expresa como nadie la alegría de las gentes que al experimentar los gestos curadores de Jesús sienten que “Dios lo está visitando” Lc 7,16. Qué distinto Jesús a Juan el Bautista que no registra “gestos de bondad”: No cura enfermos, no libera a poseídos por espíritus malignos, no abraza a los niños y niñas, no alivia el sufrimiento. No se sale de su objetivo estrictamente religioso. Jesús por el contrario anuncia a un Dios salvador y amigo de la vida realizando “gestos de bondad”

Cura a los enfermos aliviando su sufrimiento y soledad Toca a los leprosos eliminando las barreras de la exclusión Abraza y bendice a las niñas y a los niños, colocándolos en el centro del cuidado

y respeto que se merecen

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Libera a los poseídos por espíritus malignos trayéndoles paz y seguridad en sus vidas.

Lo nuevo está en que Jesús proclama a su Dios curando. Lo resumen hermosamente el libro de los Hechos de los Apóstoles “Ungido por Dios Padre con el Espíritu Santo y con poder, pasó la vida haciendo el bien y cuando a todos los oprimidos por el diablo porque Dios estaba con El” Hech 10,38. Podemos decir que Jesús anuncia la Buena Noticia de Dios Padre poniendo en marcha un proceso de sanación tanto individual como social “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”. Jesús nos libera de la imagen del Dios Juez, del Dios de la ley y nos introduce en el Dios amigo que solo quiere el bien, que se opone al dolor y al sufrimiento humano, a todo lo que es malo y duro para la persona humana. Al confiar su misión a sus discípulos y discípulas Jesús los quiere ver no como doctores, jerarcas, teólogos o liturgistas sino como curados y amigos de la vida: Jesús les encomienda la tarea de anunciar el Reino curando la vida “cuando entréis a una ciudad… curad a los enfermos que haya en ella y decid está llegando el Reino de Dios” Lc 10,8-9. CONCLUSIÓN Jesús vive a su Padre Dios como compasión como misericordia. Es el modo de ser de su Dios, su manera de reaccionar ante sus hijas e hijos, su forma de ver la vida y mirar a las personas. Las parábolas más bellas y conmovedoras que salieron de labios de Jesús son las que narró para comunicar a todos su experiencia de la compasión insondable de Dios Padre – Madre Lc 15,11-30 – 10,25-37. Y es en manos de ese Dios Padre – Madre, compasión y misericordia en el que Jesús entrega su vida. Y lo hace con la convicción plena de ser recibido con alegría, con satisfacción por el deber cumplido. Ese Dios Padre – Madre amigo de la Vida Plena y Digna que nos ofrece su perdón gratuito, que nos acoge si estamos maltratados por la vida, la sociedad y la religión, que se esfuerza para que sus seguidores creemos una convivencia más justa y solidaria, que se revela ante tantos legalismos, hipocresías, rigorismos, ritualismos, vacíos de amor. Un Dios Padre – Madre que envió a su Hijo a curar la vida haciéndola más digna y saludable. Quiero hacer alusión a lo dicho por el Papa Francisco en su primera semana como sucesor del Apóstol Pedro. “Lo digo humildemente el mensaje más fuerte del Señor es la Misericordia” “Dios jamás se cansa de perdonar, jamás”.

EL DIOS DE JESÚS BUENANOTICIA PARA NOSOTROS

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“En Cristo no vemos palabras de desprecio, ni de condena, solo de amor, de misericordia. Esa es la casa de Dios, la de un Padre – Madre Misericordioso que tiene mucha paciencia”. El día en que nuestras parroquias sean puntos de encuentro de todos los que sufre, ese día la Iglesia habrá encontrado al buen Dios Padre –Madre que tanto necesitamos. La única semilla que sembró Jesús fue la semilla de la Buena Noticia de que

Dios es un Padre –Madre bueno que bendice la vida y bendice a sus hijas e hijos Que este Dios Padre –Madre es un Dios cercano con sencillez y espontaneidad

“cuando oréis, decid: Padre” Lc 11,2 Que este Dios Padre – Madre cercano y bueno es para todos. Nadie es

insignificante para Él. A nadie da por perdido. Dios no separa ni excomulga; Dios abraza y acoge.

Este Padre – Madre no es el Dios vigilante de la ley atento a las ofensas de sus hijos, que hace pagar a cada uno su merecido y no concede el perdón si antes no se han cumplido escrupulosamente unas condiciones. Este es el Dios del perdón gratuito y de la vida plena: no hemos de humillarnos o auto-degradarnos en su presencia. Solo se nos pide dejarnos acoger por Él. Cuando Dios es captado como poder absoluto que se impone por la fuerza de su ley, aparece una religión regida por el miedo, el rigor, los méritos y los castigos. Este Dios es una mala noticia; lo mejor es ignorarlo y rechazarlo. Cuando Dios es experimentado como bueno, cercano, liberador, curador y perdonador, brota una religión fundada en la confianza, el gozo y la acción de gracias. Este Dios es una Buena Noticia. No aterra por su poder y su misterio, seduce por su bondad y su fuerza curadora y liberadora. Lo decía Jesús de mil maneras a los enfermos, los desgraciados, los indeseables y pecados: Dios es para los que tienen necesidad de que exista y sea bueno, que vea, se compadezca y actúe curando, sanando, liberando. Termino: Es aquí donde está el secreto y la acogida que ha recibido el Papa Francisco. Con sus gestos, con su cercanía, con su sencillez y humildad nos está llevando a experimentar a Jesús de Nazareth que curaba contando historia, tocando a las personas y acercándose a ellas, acogiéndolas, tenemos todos tanta necesidad de acogida, devolviéndoles la confianza en sí mismas, transmitiendo paz. Ser cristiano es seguir a Jesús, cargar como el Buen Samaritano con el dolor ajeno. Curar al enfermo y amar a Dios no son cosas distintas. A Jesús no le importaba tanto el pecado sino la herida. Y Él no hablaba de castigo sino de curación. Lo que necesita un enfermo no

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es un juez, sino un médico. Y la misericordia es la gran medición que nos ha regalado Nuestro Padre –Madre Dios. Si no la utilizamos la culpa es nuestra. Nos lo recuerda muy bien el lema del “escudo” del Papa Francisco. Perdonen que lo cite en latín para traducirlo al español: “Miserando atque eligendo” Jesús lo miró con ternura, con bondad, con compasión, con misericordia y lo tomó para sí, lo eligió. Eso es lo que Nuestro Dios hace con todos nosotros. Ese es Nuestro Padre – Madre Dios en quien Jesús entregó su vida llena de amor, de bondad, de misericordia. Ahí está la Buena Noticia que jamás debemos olvidar, que en palabras del Papa Francisco “no debemos tener miedo a la bondad, ni siquiera a la ternura” pero todavía lo dijo muchísimo mejor Jesús “Sed Misericordiosos como mi Padre es Misericordioso…”