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EL CADÁVER DE LA BALLENA EN EL CINE CONTEMPORÁNEO EUROPEO Entre Béla Tarr, el NO-DO y la melancolía de izquierdas Adrià Guardiola Rius Tutor: Xavier Pérez Torio Curs: 2019 / 20 Treballs de Fi de Màster dels programes de postgrau del Departament de Comunicació Departament de Comunicació Universitat Pompeu Fabra

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EL CADÁVER DE LA BALLENA EN EL CINE CONTEMPORÁNEO EUROPEOEntre Béla Tarr, el NO-DO y la melancolía de izquierdas

Adrià Guardiola Rius

Tutor: Xavier Pérez Torio

Curs: 2019 / 20

Treballs de Fi de Màster dels programes de

postgrau del Departament de Comunicació

Departament de Comunicació

Universitat Pompeu Fabra

2

RESU

MEN

En 2001, Béla Tarr plasmó, en las Armonías de Werckmeister, la llegada de un

gran Circo, junto con un Príncipe y el cadáver de una enorme ballena disecada.

Una imagen icónica, en blanco y negro, que contribuyó al reconocimiento

del cineasta húngaro como faro de la modernidad. Casi medio siglo antes,

en plena dictadura franquista, las cámaras del NO-DO capturaron, en 1954,

la llegada de una ballena gigante a las calles de Madrid. El registro, aunque

bajo la formulación documental, parece invocar los mismos caracteres y

una narrativa en común: la España de lo pintoresco como Circo, el Dictador

Francisco Franco como Príncipe y la ballena en ambas propuestas narrativas.

En este trabajo se pretende analizar, comparativamente, las dos propuestas

cinematográficas —aparentemente antitéticas— unidas bajo un mismo

motivo visual: el cadáver de la ballena, el cadáver del Leviatán. Por un lado,

como expresión de la melancolía de izquierdas (a partir del concepto de W.

Benjamin); por el otro, como prueba irrefutable de la victoria final.

Palabras clave

Béla Tarr, NO-DO, Armonías de Werckmeister, Melancolía de izquierdas,

Ballena, Cadáver, Leviatán, Franquismo

3

ÍNDICE

0. Introducción

I. ¿Cómo rodar una ballena?

II. La ballena húngara

III. Literatura

IV. 1989: Free fallin’ hacia la melancolía de izquierdas

V. Esa ballena

VI. España, 1954

VII. La ballena pintoresca y la ballena extraña

VIII. Se trata de un cadáver

IX. Anexo / Comparación de fotogramas

_. Intermedio. ¿Y si el mundo pudiera cambiar?

X. Entonces, ¿hay ballenas después del tiempo?

X.I La salvación forzada

X.II El centro

X.III El tiempo del después del tiempo

del después del tiempo

X.IV Iluminaciones

XI. La ballena alegre

XII. Alguna conclusión circunstancial

XIII. Fuentes y referencias bibliográficas

XIII.I Bibliografía

XIII.II Filmografía

XIII.III Archivo NO-DO

XIII.IV Obras pictóricas y fotográficas

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4

0INTRODUCCIÓN

Cuando hace unos años vi por primera vez Armonías de Werckmeister1 viví,

con la ballena gigante en medio de la plaza, el reflejo de un sentimiento muy

íntimo, como si fuera una repetición. Fue algo parecido al ser alegremente

triste (o tristemente alegre). Unos años más tarde descubrí que el franquismo,

a través de un reportaje en el NO-DO del año 1954,2 contenía esa primera

imagen en su inequívoca jovialidad fascista. Donde Tarr figuraba el dolor, la

dictadura franquista proyectaba alegría. El cadáver era la condena para unos

y la salvación para los otros. Las palabras de Farocki se realizaban -de manera

secreta- entre Hungría y España: “Lo inimaginable era repetido para volverlo

imaginable”3. Pero ante todo, el cadáver estaba situado en un fuerte contexto

político. Por eso, como herramienta para el contraste entre ambas obras, he

utilizado un breve texto de Benjamin titulado “Melancolía de izquierdas”.4

1 TARR, Béla, HRANITZKY, Á. (dir.) Werckmeister harmóniák. 145 min. Producida por 13

Productions, ARTE, Fondazione Montecinemaverita, Goëss Film, Magyar Mozgókép Alapítvány,

Magyar Televízió Müvelödési Föszerkesztöség (MTV), Nemzeti Kultúrális Alapprogram, Országos

Rádió és Televízió Testület (ORTT), Rai 3, Studio Babelsberg, Von Vietinghoff Filmproduktion (VVF),

Zweites Deutsches Fernsehen (ZDF) [Película cinematográfica]

2 Se trata del noticiario nº599 B. Recuperado de: http://www.rtve.es/filmoteca/no-do/not-599/1480955/

3 Farocki, H. (2013) Desconfiar de las imágenes. Argentina: Caja Negra Editores.

4 Benjamin, W. (1930) Melancolía de izquierdas. Berlin: Die Gesellschaft.

“Numerosos símbolos convergen en demostrarnos, sin lugar a

dudas, que el film se ha rodado, ciertamente, en 1970. Lo que

es más difícil de mostrar, es que era invierno. Lo que todavía es

más difícil afirmar, es que era fascismo.”

Llorenç Soler, Film sin nombre, 1970.

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

5

Cuando Godard rememora en Notre Musique (Godard, 2004) la expulsión de

la población árabe de Palestina, apunta: “En 1948 los israelíes caminaron en

el agua para alcanzar la Tierra Santa. Los palestinos caminaron en el agua

para ahogarse. Campo y contra campo. Los judíos se convierten en materia

de ficción, los palestinos, de documental.” Es así cómo documental y ficción

pueden llegar a funcionar de manera tajante, esbozando una única lectura

de la realidad y prefigurando un esquema histórico en el que diferentes

“modos de representación” influyen en la lectura del material audiovisual

en tanto que archivo, en tanto que huella. Años más tarde, Ariella Aisha

Azoullay, siguiendo la misma estela del legado fotográfico de la deportación

de palestinos en 1948 nos recuerda que el aparentemente natural “conflicto

de dos bandos” se fundamentó, principalmente, en los despachos militares

de la Segunda Guerra Mundial.5 El medio del documental y el medio de la

ficción respondieron, por lo tanto, a dispositivos ideológicos del poder. La

representación binaria (ficción/documental, buenos/malos, árabes/judíos)

reduce las lecturas críticas y, ante todo, reduce el espacio para la comprensión

mutua. A medida que nos distanciamos temporalmente, historia, cine,

estética y política se desdibujan en tanto que esferas autónomas, y mezclarlas

deviene un ejercicio fuertemente político. Tal y como plantea Gaudreault,6

los puntos de ruptura, los inicios y los finales indican, antes que todo,

nuestra relación con el objeto de estudio. El cine como dispositivo artístico

autónomo fue historizado por teorías que presuponían un punto de inflexión

5 Azoullay, A. (2019) Errata. Historia Potencial de Palestina. Barcelona: Fundació Antoni Tàpies.

6 Gaudreault, A. (2011) Film and attraction. From Kinematography to Cinema. Chicago: University

of Illinois Press.

que, con el tiempo, parece desvanecerse. Tiene sentido preguntarse qué

rupturas se fundamentan en qué puntos de vista y, sobretodo, qué poder

los escribe. Por eso propongo no respetar el punto de ruptura que a priori

distanciaría el formato documental del NO-DO con la ficción de Béla Tarr y

procuro establecer relaciones en torno al análisis cinematográfico formal y

el contenido mitológico presente entre ambas autorías. Siguiendo la verdad

contenida en el humor de Cocteau: “J’ai toujours préféré la mythologie a

l’histoire, parce que l’historie est faite de vérités qui deviennent à la longue

des mensonges, et que la mythologie est faite des mensonges que deviennent

a la longue des vérités.” 7

Tan solo seis años después de la creación del Estado de Israel un cadáver de

ballena se pasea por las calles de Madrid. El NO-DO nos transporta hasta

1954 a través del aparato figurativo documental. Cuarenta y siete años más

tarde, Béla Tarr imagina la llegada de una ballena hasta la plaza de un pueblo

húngaro bajo el amparo de la ficción. En España, el poder oficial ficciona la

realidad. En Hungría, el cine de autor, para llegar al corazón de la realidad, se

representa en tanto que ficción. Las imágenes de Tarr y el NO-DO dialogan

en este extraño plano-contraplano, a través de la representación de una única

unidad; la del estado, la del pueblo, la de la identidad. Aún siendo sucesos

históricos distintos, el diálogo es fecundo. En última instancia, ambas

representan el estallido de una única unidad: la de la narrativa generada en la

modernidad cuando se explica a sí misma la naturaleza del Estado Moderno.

7 Camille P-LB (2014, enero 11) Jean Cocteau speaks to the year 2000 (1962) (Archivo de video)

Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=z-x-wNiN4Hk

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

6

El Leviatán, bajo la estética de la política contemporánea, entra en escena.

En base a esta comparación esbozo algunas reflexiones en torno a la

figuración del cadáver de la ballena en el cine contemporáneo en el marco de

un conocimiento situado,8 con especial interés en las implicaciones políticas

de dicha figuración. No planteo la ballena como un símbolo o como algo

real, sino como “maneras de unir justicia y realidad en una sola idea (…)

cuando su propia realidad no lo haga.”9 La figura de la ballena es una de

esas imágenes que atraviesa el tiempo, es una de esas “imágenes que tenían

su origen en el terror arcaico”.10 Se mantiene suficientemente intensa como

para reaparecer constantemente bajo formulaciones que la figuran con “la

mentalidad de otra época”.11 Es decir, la analizo porque considero que aparece

con suficiente fuerza bajo la formulación del medio cinematográfico, medio

contemporáneo por excelencia.

Partiendo de la pregunta: ¿Es el cadáver de la ballena una alegoría de la

melancolía de izquierdas? analizo comparativamente las aproximaciones de

Béla Tarr y el NO-DO en relación a la melancolía de izquierdas benjaminiana.

También intento dilucidar cuál es el papel que aporta Rancière en su libro

“Béla Tarr: el tiempo del después”12, ya que me muestro contrario a su tesis. En

contraste y de una manera cruzada, he contrapuesto algunas aportaciones de

8 Haraway, D. (1991) Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza. Madrid: Cátedra.

9 Kermode, F. (1988) Formas de atención. Barcelona: Gedisa.

10 Ibid.

11 Ibid.

12 Rancière, J. (2013) Béla Tarr, el tiempo del después. Madrid: Shangrila Ediciones

Tranche y Sánchez-Biosca en relación a la concepción del tiempo histórico

bajo el franquismo.13 De manera que el objetivo final para el estudio planteado

en este trabajo es dilucidar si el cadáver de la ballena es un motivo visual

relevante en el cine occidental de la segunda mitad del siglo XX y, en última

instancia, cuál es su significación. Y para empezar la investigación, enmarcada

más ampliamente en el desarrollo de una futura tesis doctoral, propongo

estudiarlo detalladamente en una de sus expresiones fílmicas más icónicas:

el film húngaro Armonías de Werckemeister. En base a este caso de estudio,

¿qué lectura podemos extraer del cadáver de la ballena como motivo? Y una

vez establecida la naturaleza histórica del evento (la exhibición de ballenas

disecadas en la Europa de la postguerra), ¿cómo dialoga esta ficción con la

intención narrativa con la que el NO-DO capturó la visita de una ballena

a Madrid? Si bien son dos casos aparentemente lejanos en el tratamiento

del motivo —y separados, asimismo, en su contexto cronológico y político—

también contienen una evidente misma manera de abordarlo. Y ante la

similitud compositiva, ante la mímesis plástica, vale la pena preguntar cómo

rodar el cadáver de una ballena desde el fascismo o desde el antifascismo.

A nivel metodológico, he procurado analizar el cadáver de la ballena en tanto

que motivo visual, es decir, como forma plástica determinada portadora

de significados que se repite, en este caso, en ambos films. Y considero la

necesidad de analizarlos a ambos porque, desde el punto de vista narrativo,

se desarrollan necesariamente en torno a dicho motivo. De esta manera,

13 Sánchez-Biosca, V., Tranche, R. (2001) NO-DO: el tiempo y la memoria. Madrid: Cátedra &

Filmoteca Española

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

7

pasa a ser como “un fragmento del mundo (un paisaje, por ejemplo) que el

pintor eligió y ante el cual plantó su caballete”.14 En este caso, un fragmento

del mundo europeo de la segunda mitad del siglo XX. No es casual, por

lo tanto, que se trate de un cadáver. Por otro lado, para realizar el análisis

interpretativo, tanto desde la perspectiva estética como desde la significación

semiótica, he intentado trazar la triple naturaleza del motivo15 en ambas

propuestas cinematográficas: su realidad (en el contexto histórico), su

tratamiento cinematográfico (en el acercamiento estético) y la singularidad

de sus autores (en el análisis de ambos estilos).

Desde que en segundo de bachillerato presenté un Treball de Recerca acerca

del Situacionismo y Guy Débord, la política vinculada con la revolución social

ha formado parte de mí. Y desde que acabé mi formación como Director de

Fotografía y me dediqué al mundo laboral del cine y el audiovisual, sentí

cómo la mayor parte de mis inquietudes intelectuales quedaban rezagadas

en un segundo plano. Hasta que por azar o por necesidad me di cuenta

—como mero espectador— de que el motivo del cadáver de la ballena se

repetía en varias películas contemporáneas. Ése fue el momento en el que

decidí realizar el Máster en Estudios de Cine y Audiovisual Contemporáneos

y, desde ese mismo momento, el motivo del cadáver de la ballena aunó

naturalmente mis dos grandes pasiones: el cine y la política. A esto me he

dedicado durante estos dos años, y espero poder dedicarme, con el mismo

amor, muchos más. Como recientemente demostró una obra del siglo de Oro

14 Balló, J. & Bergala, A. (eds) Motivos visuales del cine. Barcelona: Galaxia Gutenberg

15 Ibid.

Neerlandés (fig 1 y 2) la ballena siempre estuvo ahí: solo hacía falta verla16.

Este texto es, sin embargo, una primera aproximación a la temática.

Queda todavía por trabajar un recorrido por algunas películas relacionadas

directamente con la formulación del carácter político de la ballena, sobretodo

16 En 2014 se encontró la figura de una ballena escondida detrás de otra capa que la invisibilizaba

Figura 1. Vista de la playa de Scheveningen (Hendrick van Anthonissen, 1641). (Con ballena)

Figura 2. Vista de la playa de Scheveningen (Hendrick van Anthonissen, 1641). (Sin ballena)

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

8

con vistas al futuro figurativo de la ballena en el cine que vendrá, más allá

de la melancolía de izquierdas. Después de estos pocos meses investigando,

me he dado cuenta de la magnitud del tema y el alcance de la investigación

ha quedado muy reducido debido a la limitada extensión del trabajo, por

lo que pretendo seguir ampliando el núcleo y el alcance durante la tesis

doctoral.

Por último, me gustaría agradecer el apoyo recibido para la elaboración de

este trabajo a mi tutor Xavi Pérez, a Iván Pintor y a Gonzalo de Lucas. Y

especialmente a mi madre Mònica, a mi padre Pepelú y a Olvido.

9

I ¿CÓMO RODAR

UNA BALLENA?

Una vez bien establecidas las dos propuestas iniciales para comparar,

conviene preguntar algo profundamente simple pero con implicaciones

prácticas muy concretas: ¿Cómo rodar una ballena? Me interesa entender

si hay diferentes maneras de abordar la figura. Evidentemente, las hay, pero

yendo más allá: ¿Puede una concreción figurativa representar una tendencia

política subyacente? ¿Cómo se siguen representando los mitos? ¿Sigue

siendo la ballena una figura mítica? ¿Reside algún resto del terror arcaico en

la ballena contemporánea?

Una de las pocas atracciones que casi no han variado en los circos modernos

es el salón de los espejos. En esta particular atracción, los espejos (convexos

o cóncavos) reflejan una imagen deformada de nuestros propios cuerpos.

La imagen que resulta varía en función de las características de cada espejo

y nosotros mismos nos convertimos en monstruos. La historia del motivo

visual de la ballena sigue un paralelismo similar a la lógica de los espejos

circenses: ¿Cuáles han sido las superficies sobre las que hemos reflejado

la imagen de la ballena? Si tanto la tela blanca para la proyección cómo la

superficie del celuloide son aparentemente planas, ¿reside la deformación

del mito en el interior de nuestra mirada?

En la tradición figurativa la ballena ha pertenecido casi siempre al imaginario

pantanoso de lo indicial. Forma parte de su esencia el ser oscuro, no visible,

terrorífica: ““Todo lo que resulta adecuado para excitar las ideas de dolor y

peligro (…) o se relaciona con objetos terribles, o actúa de manera análoga

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

10

Figura 3. Circo con ballena gigante en la Plaza de la Moncloa. (Madrid, 1954)

al terror, es una fuente de lo sublime.”17 Dada su naturaleza marítima, la

ballena ha escapado durante largo tiempo a su concreción como imagen en

la mente humana. Como animal ambiguamente terrestre y acuático, “se

ha comparado su masa ovoide a la conjunción de dos arcos de círculo, que

simbolizan el mundo de arriba y el de abajo, el cielo y la tierra.”18 Es decir, que

la figura de la ballena ha sido, ante todo, una provocación, una invitación al

ejercicio de la imaginación.

Ante el caso de Béla Tarr y la pieza documental del NO-DO podemos

encontrar, buceando entre las profundas aguas del mito, tanto paradójicas

concurrencias como evidentes diferencias. Intentaré, a lo largo de este

trabajo, que ambas nos ayuden a despejar algo de la esencia inefable que la

ballena suscita en nuestro tiempo. Es decir, algo del tiempo que somos.

17 Burke, E. (2005) De lo sublime y lo bello. Madrid: Alianza Editorial18 Chevalier, J. (1986) Diccionario de los símbolos. Barcelona: Editorial Herder.

11

IILA BALLENA HÚNGARA

Si encuentran un enfermo, o un anciano, o un cadáver,

enseguida dicen: «¡la vida está refutada!» (…)

Envueltos en espesa melancolía, y ávidos de los pequeños

incidentes que ocasionan la muerte:

así es como aguardan, con los dientes apretados.

F. Nietzsche, Así habló Zaratustra (1885)

Un Circo, el cadáver de una ballena y un Príncipe arrasan lo poco que quedaba

de la vida miserable en la que sobrevivimos entre la niebla, la humedad y el

frío. La ballena, como cadáver, está expuesta ante el público para el gozo de

la rebelión. Contemplarla es arriesgado y, en cierta manera, nos invoca el

abismo. Solo el tonto del pueblo, Valuska, se atreve a mirarla directamente

a los ojos. Para los demás la ballena es invisible, la ignoran. Pero Valuska,

a cambio de unas pocas monedas le pregunta, la compadece. La ballena le

habla, pero nosotros solo escuchamos el silencio: “el animal posee secretos

que, contrariamente a los secretos de las grutas, las montañas y los mares, se

dirigen específicamente al hombre”.19

En Armonías de Werckmeister vemos, a través de Valuska, la llegada de un

extraño Circo a un pueblo húngaro. A través del joven vamos descubriendo

a los diferentes lugareños en sus respectivas actividades, centradas

fundamentalmente en sí mismos: la obsesión del señor Eszter por las

armonías post barrocas, la ambición desmesurada de la señora Eszter junto

con el jefe de policía permanentemente borracho o las desventuras de los

alcohólicos habituales en el bar de Péfeffer y la intriga que genera a Valuska

19 Berger, J. (2001) ¿Por qué mirar a los animales? México: El Jarocho Verde.

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

12

la ballena misteriosamente aparcada en la plaza del pueblo. Finalmente, una

turba violenta arrasa con la ciudad y el hospital; Valuska acabará ingresado en

el psiquiátrico ad eternum, con la mirada absolutamente turbada. El cadáver

de la ballena queda destrozado en medio de la plaza del pueblo.20 El señor

Eszter es el último en contemplarla. Entre la niebla, finalmente, desaparece.

Más allá de su simple existencia, su presencia nos invita a pensar que la

ballena habla a los humanos, pero no a todos. En la plaza del pueblo húngaro,

repleta por la muchedumbre, solo Valuska puede ver a la ballena. El temor que

genera el Leviatán está escondido en la mirada del observador corriente. Pero

la ingenuidad de Valuska es la contraparte de una locura angustiosa. Detrás

se esconde, irremediablemente, la muerte. Valuska ilustra lo incomprensible

a través de cualquier puesta en escena tan concreta como efímera,21 igual

que Blake lo hacía a través de sus visionarios grabados. Valuska es el idiota

de Simone Weil, aquél que “en el sentido literal de la palabra, que ama

realmente la verdad, aun cuando tan solo emitiera balbuceos, es en cuanto al

pensamiento, infinitamente superior a Aristóteles.”22

Tarr parece enfatizar esta simplicidad de la sabiduría mística de su

protagonista al resumir su propio film: “(…) I just wanted to make a movie

about this guy who is walking up and down the village and has seen this

20 “Ese algo que llega demasiado tarde es siempre la revelación sensible y sensual de una unidad de la Naturaleza y el Hombre. No es una simple carencia, es el modo de ser de esa revelación grandiosa.” en Deleuze, G. (1987) La imagen-tiempo. Barcelona: Paidós.21 En el inicio del film Valuska sitúa a los borrachos del pueblo en un sitio concreto del bar en el que se encuentran, y les explica el funcionamiento del Sol, de los astros y de los eclipses usándolos como marionetas que se mueven a través del espacio.22 Weil, S. (2014) La persona y lo sagrado. Madrid: Jose J. De Olañeta

whale.”23 La ballena que no simboliza nada, lo es todo. Vemos el cadáver

de una ballena a través de los ojos del personaje que solo ve el cadáver de

una ballena. Pero más allá de la escueta y siempre ambivalente aportación

de Tarr, hay algo que Kovács capta y sintetiza muy audazmente: “Valushka

cannot escape from being ruined either, but this is no moral crash; rather it is

a crash of nerves (…) This is what Werckmeister primarily owes its romantic

and melodramatic character.”24

Armonías de Werckmeister (Tarr, 2001. Minuto 41:02)

23 https://www.theguardian.com/film/2003/apr/19/artsfeatures Última consulta: marzo 2020.24 Kovács, A. (2008) The world according to Béla Tarr. Hungría: National Audiovisual Archive and Eötvös Loránd University

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

13

El cadáver de la ballena aparece como una ruina romántica, como un paisaje a

contemplar.25 La propuesta es poéticamente melancólica. Valuska, acorazado

detrás de una sensibilidad pura que le lleva al delirio extremo, es una víctima

total. El icónico plano en el que el joven mira a los ojos de la ballena atestigua

la tesis de Tarr: estamos, desde que nacemos, condenados.

Leer a la ballena como meta-texto es complicado y deliberadamente ambiguo.

Como su misma piel, como el lugar del que ha sido arrancada, es pura

oscuridad. En un cierto sentido, es posible sentir incluso el bloqueo de la

lectura simbólica desde la propia escritura de Krasznahorkai. Es la forma del

misterio artístico que más gusta a Krasznahorkai: “manifiesto en su esencia,

oculto en su presencia”.26 En un primer momento, partimos de la forma

del conflicto clásico: la venida de la Profecía, la llegada del fin del tiempo,

el Apocalipsis, el Final: la figura de la ballena es la forma más pura, más

netamente definida del “impedimento”. Pero empieza a volverse ambigua

a partir del momento en el que nos damos cuenta de que la observamos

desde la extraña sensibilidad del joven Valuska. El mal para todos representa

el bien para el incomprendido. Tiene el valor del Mesías, pero no hay un

reconocimiento de la Profecía. El valor de la ballena es relativo, según el

punto de vista desde donde se la observa. Valuska se muestra fascinado, el

impacto visual que le produce el cetáceo se ve reflejado en su mirada, en sus

pupilas. Es el héroe trágico, rodeado por la soledad de la injusticia frente a

la incomprensión de la masa informe. Formalmente es una individualidad

25 En el cortometraje Journey on the plain (Tarr, 1995) el director húngaro, junto con el compositor Vig, ponen en escena una selección de poemas del poeta Sándor Petöfi (1823-1849), principal representante del Romanticismo húngaro.26 Krasznahorkai, L. (2015) “Y Seiobo descendió a la Tierra” Barcelona: Acantilado.

rabiosamente romántica, alejada de cualquier pretensión de representar

positivamente al conjunto de la sociedad como protagonista única, por

encima del individuo. Es el relato iluminado de una experiencia única,

personal, sometida violentamente por la fuerza de la masa anónima.

¿Qué hay, en esta propuesta artística, de vivencia existencial? ¿Qué sentimos

en la expresión colérica de un Krasznahorkai de 35 años que siente como

el Realismo Socialista que le arrebata una imaginación que también se

desintegra?27 Kovács despeja cualquier atisbo de esperanza: “The slow erosion

of an authoritarian, corrupt, cynical and unproductive social and political

system seemed to be the future for generations to come”.28

27 “We wanted to do more poetic things,” Hranitzky says. “In the beginning,” Tarr adds, “we were just talking about social conflicts, and then we were opening, opening, opening. Now we had to show the landscape and the time.” Recuperdo de: https://www.theguardian.com/film/2001/mar/24/books.guardianreview (30/01/20)28 Kovács, A. (2013) The Cinema of Béla Tarr. The Circle Closes. Londres & Nueva York: Wallflower Press. p.132

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

14

Armonías de Werckmeister (Tarr, 2001. Minuto 22:04) Armonías de Werckmeister (Tarr, 2001. Minuto 39:50)

15

IIILITERATURA

Tanto Krasznahorkai como Tarr insisten en refutar cualquier lectura

simbolista de sus formas artísticas.29 “When we are making a movie (…)

we only talk about concrete situations - where the camera is, what will be

the first and the last shot. We never talk about art or God.”30 Ambos son

fieles a una voluntad transformadora de la realidad, basada en la confianza

que establecen con las posibilidades formales de su propia obra. El estilo de

escritura sin puntos finales, propio de Krasznahorkai, y la larga duración y

el ritmo pausado de los planos-secuencia de Tarr demuestran que confían,

ante todo, en el poder físico, material, temporal de sus creaciones ante el

público. Se separan del tiempo común para desplazarse, junto al público,

al tiempo del arte. Parten de kronos para transitar hacia kairós,31 algo que

Benjamin supo descifrar rápidamente en el particular lenguaje propio del

medio cinematográfico:

“Parecía que nuestros bares, nuestras oficinas, nuestras

estaciones y fábricas nos aprisionaban sin esperanza. Entonces

vino el cine y con la dinamita de sus décimas de segundo hizo

saltar ese mundo carcelario y ahora emprendemos entre sus

dispersos escombros viajes de aventuras.”32

29 La insistencia por desvincular cualquier lectura alegórica de sus películas a veces desvela incluso cierto misticismo en torno a la supuesta naturaleza ontológica del cine. Un ejemplo de declaración de Tarr en torno al rodaje de Armonías de Werckmeister: “We never thought about any political connection. The 600 unemployed men are real, in their real clothes, with the real ugliness, and this is the real poverty. Everything was real - it looks like a documentary.” (Romney, 2001) Tengo la impresión de que la clave sigue residiendo, todavía, en el aspecto y en la esencia de ese “it looks like”.30 Romney, 200131 Según las diferentes concepciones del tiempo en la Grecia Antigua existían kronos (similar al tiempo ordinario, al trabajo), kairós (más cerca del tiempo artístico, de la inspiración) y aión (situado más allá del tiempo, la eternidad).32 Benjamin, W (1973) “Breve historia de la fotografía”. Discursos interrumpidos I. Madrid: Taurus

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

16

Es decir, que tal y como apunta Badcoe: “Tarr locates this ostensible objectivity

of the film lens within cinema’s “primitive” language and its intrinsic

correspondence to “concrete” reality. Indeed, whether intentionally or not,

Tarr’s position invokes a medium essentialist “direct realism” such as was

(in)famously attributed – with a significant degree of misapprehension – to

Andre Bazin.”33

Obviamente la forma artística es mucho más que comunicación de

información. En su naturaleza hay una intención que escapa necesariamente

a la contingencia de la forma concreta: “¿Qué nos ‘dice’ un poema? (…)

lo esencial en un poema no es la comunicación ni su mensaje.”34 ¿Es

posible leer la ballena de Krasznahorkai solo como una ballena? ¿Cómo

leerla? Ante la negativa a significarla fácilmente, Tarr parece sumarse a

la lógica posmoderna de lo figural: “voir l’expression spécifique d’un contenu

innaccessible à la signification abstraite.”35 Kovács nos avisa: “we can say that

this film - unprecedented in Tarr’s oeuvre - has something that can be called a

metaphorical narration.”36 A pesar de las advertencias, intentaré desobedecer

a Tarr. Para esto es importante entender cuales son las posibilidades que

Krasznahorkai otorga a la relación entre la naturaleza formal del cine y la de

la literatura. Escribir significa, para Krasznahorkai, mantenerse vivo ante la

embestida del mundo. Sin embargo, vale la pena escuchar cuál considera que

33 Hannan, N.B. (2018) A Cosmic Wirtschaft”: Mood, Materiality and “Metacommunication” in the Cinema of Béla Tarr [Ágnes Hranitzky, Míhaly Víg, and Laszlo Krasznahorkai] (1987-2011) Sidney: University of Sidney.34 Benjamin, W. (2017) “La tarea del traductor”. Madrid: Sequitur.35 Schefer, O. (1999) Qu’est-ce que le figural?. Critique, nº630, 912-92536 Kovács, A. (2013) op.cit. p.135

es el papel del cine en su posibilidad de resistencia: “‘A movie is a defence

of nothing, defends nothing. The movies are absolutely light, easy, too soft.

(…) Béla and I - have always tried to be as far from a story as possible, but

we never have a chance to do that”37 Creo que es significativo resaltar que

este profundo pesimismo con las posibilidades del cine es posterior a todas

sus colaboraciones con Tarr. Es un duro epitafio, teniendo en cuenta que

Krasznahorkai mantiene el crédito de guionista en, por lo menos, seis de los

films realizados por el director húngaro:

“It’s a nice thing that somebody, Béla Tarr, has a mania, a wish,

always to make a movie from Krasznahorkai’s works and that’s

why I think: ok I will try to understand why he thinks that this

new movie is absolutely necessary. When I have understood

that, my second question is: what kind of movie is he thinking

about from my book? When I have understood that, my third

and last question to myself is: how can I help Béla? My aim is

to help his imaginative power.”38

El cinismo es evidente con su compañero húngaro. Krasznahorkai es duro.

Él mismo no las considera adaptaciones, ya que no cree que sus libros

necesiten ser adaptados. Lo que hace con Tarr es “colaborar”. Pero al fin y al

cabo, las películas siguen ahí para testimoniar una imaginación en común,

un punto de encuentro entre dos personalidades artísticas que, a pesar de

partir de sitios distintos, parecen saber terminar en un mismo lugar.

37 Hopkin, J. (2011) Interview with Lászlo Krasznahorkai. Recuperado de: https://www.lit-across-frontiers.org/transcript/interview-with-laszlo-kraznahorkai/38 Íbid.

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

17

Figura 4. Whalers (Turner, 1845)

18

IV1989: FREE FALLIN’ HACIA

LA MELANCOLÍA DE IZQUIERDAS

“Pero recuerda esto, camarada Pelikán:

comas cerdos o patatas, la lucha de clases se intensifica

mientras hablamos.”

El testigo, Bacsó Pèter (1969)

El film39 El testigo40 ejemplifica, a través de un humor tenso, lo kafkiano de

la política del partido comunista húngaro durante los años 50. Después

de expropiarle un cerdo al protagonista por matarlo ilegalmente, meterlo

en la cárcel, luego liberarlo para ofrecerle un cerdo asado para él solo y

luego aparecer misteriosamente con dos hombres armados en su casa, el

protagonista y su familia acaban, junto a este extraño hombre enviado por el

gobierno, comiendo patatas asadas alrededor de una mesa. Curiosamente la

patata como punto de partida en dos clásicos del cine húngaro: tanto en Tarr

(El caballo de Turín)41 como en Péter (El testigo). La aproximación estilística,

sustancialmente diferente.

Volviendo a 1989, nos encontrarnos con un joven Lászlo Krasznahorkai

publicando Melancolía de la resistencia. Ese mismo año, en Rumanía, Mircea

Cartaterscu publica Nostalgia. En 1984, Milan Kundera publicaba La

insoportable levedad del ser. Cae el muro de Berlin. El sentimiento trágico

39 El 27 de octubre de 1989, unos días antes de la caída del muro de Berlin, Tom Petty publicó el álbum Full Moon Fever, en el que se incluía la canción Free Fallin’. El vitalismo asociado a la “caída libre” no pareció ser simétrico en ambos lados del telón de acero o, al menos, en sus expresiones culturales.40 PÉTER, B. (dir.) A tanú. 105 min. Producida por MAFILM 1, Játekfilmstúdió.1969 [Película cinematográfica]41 TARR, Béla, HRANITZKY, Á. (dir.) A Torinói ló (The Turin Horse) 146 min. Producida por TT Filmmûhely, Movie Partners In Motion Film, Eurimages, Medienboard Berlin-Brandenburg, Motion Picture Public Foundation of Hungary, Vega Film, Zero Fiction Film. 2011. [Película cinematográfica]

39

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

19

del advenimiento del fin del mundo es común en el conjunto de países del

llamado bloque comunista. No hay celebración de la vida: la vida insiste en

ser una insoportable levedad irremediablemente amarga. En este sentido, es

habitual relacionar la venida de la ballena con su parafernalia circense y su

enigmático Príncipe, con la imagen sintomática de un régimen que cae lenta

y torpemente. En efecto, fue así.

La transición política de la Hungría comunista a la democracia occidental

fue cínicamente pacífica, gestionada tecnocráticamente por una élite política

que no tuvo ninguna resistencia importante frente al pueblo húngaro.42 En

mayo de 1988, con la renuncia del secretario general del Partido Socialista

Obrero Húngaro János Kádár, el colapso se aceleró vertiginosamente y se

fueron acelerando en gran medida los cambios políticos y económicos.43

Finalmente, el 23 de octubre de 1989, fecha del aniversario del inicio de

la revolución de 1956,44 dejó de existir la República Popular de Hungría y

el gobierno se convirtió en un gabinete de expertos presidido por Mátyás

Szürös.

Parece que una vez más 1989 es el nudo, el catalizador clave para entender

el cambio de estilo que configuró la filmografía de Tarr en dos períodos

más o menos delimitados. Su filmografía se fundó, en estrecha relación

42 Szilágyi, István (2012). Hungría: veinte años de democracia. Historia Actual Online (num.27)43 Bogdan, Henry (1991). La historia de los países del Este. Buenos Aires: Vergara.44 Vale la pena rememorar el film español Rapsodia de sangre (Isasmendi, 1957) en el que se rememora, incluyendo material de archivo del NO-DO, la fracasada revolución de 1956. Es impactante detectar cómo la propuesta política simbólica es equivalente a cualquier película simpatizante con los movimientos revolucionarios de izquierda, pero con el contenido diametralmente opuesto.

con los Béla Balazs Studios,45 en una estética heredera del direct cinema y

la implicación política, más o menos tolerada por la dictadura comunista.

Desde Nido Familiar46 (“esto es una historia real, no le sucedió a la gente del

filme, pero podría” reza una cartela introductoria) hasta La condena,47 vemos

un planteamiento de la ficción como registro documental, en la que el peso

de la improvisación de diálogos, el uso de actores no profesionales y el estilo

de cámara cerrado, claustrofóbico y centrado en el seguimientos salvaje de

los personajes caracteriza tempranamente la obra. Pero Tarr, poco a poco, va

abriendo el plano, confiando menos en el montaje y más en el tiempo interno.

El origen de la propuesta estética de Tarr parte de la insistencia en el plano

detalle y el montaje, centrado únicamente en reproducir rostros humanos,

para acabar finalmente en el gran plano general y el plano secuencia (en la

línea de Angelopoulos, Jancsó o Tarkovsky). El primer plano muestra los

rostros de los que sufren el concreto sinsentido de la burocracia mal llamada

comunista, las desigualdades de la lucha de clases, los abusos del machismo

institucional48 (aunque hay que resaltar que las mujeres, en la obra de Tarr, son

poco más que histéricas que atan con obligaciones matrimoniales a hombres

libertinos) y el absurdo del ser humano.49 Pero con los años, poco a poco,

45 Estudios de cine del Gobierno Húngaro nacidos en 1959 que gozaron de un cierto control por parte de los cineastas más críticos y los provenientes de la Escuela de Cine de Hungría. Dejaron de existir en 2010.46 TARR, Béla. (dir.) Családi tüzfészek (Family Nest). 108 min. Producida por Balázs Béla Stúdió. 1978. [Película cinematográfica]47 TARR, Béla. (dir.) Kárhozat (Damnation). 116 min. Producida por Mokép CO, Hungarian Television, Hungarian Film Institute. 1988. [Película cinematográfica]48 Tal y como redacta Kovács, la relación Hranitzky-Tarr es intrigante: “One could ask why the Tarr-Hranitzky filmmaking relationship is not considered in the same way as, for example, the Straub-Huillet relationship. Why do we speak about ‘Tarr films’ rather than about “Tarr-Hranitzky films”? (…) As she explains: “I have a say in everything, but it’s always Béla who has the creative initiative.” En Kovács, A. (2013) The cinema of Béla Tarr. The Circle closes. Londres: Wallflower Press49 En una escena de The Prefab People (Tarr, 1982) en la que un padre explica a su hijo la confusa

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

20

la cámara de Béla Tarr va ampliando el ángulo de visión, hasta compartir

un retrato mucho más abstracto de la angustia cósmica de unos personajes

anónimos, habitantes de un espacio imaginario y un tiempo indeterminado.

En Nido Familiar, más de la mitad del metraje está compuesto por primeros

planos; Macbeth50 (1982) ya está rodada en dos únicos planos-secuencia.

Satantango51 mantiene una duración de 450 minutos a lo largo de unos 150

planos secuencia.

La caída del régimen comunista en 1989 significa una apertura del campo de

visibilidad, literalmente. Si bien Almanaque de otoño52 prefigura claramente la

influencia de las filmografías de Tarkovsky, Jancsó (con el que tuvo una corta

pero profunda amistad) o Fassbinder (el uso del color parece rememorar el

histrionismo de Lola), La condena representa perfectamente el tránsito, el

ángulo preciso a partir del cual se desarrolla el cambio de estilo que perdurará

hasta la actualidad. Por un lado, es agobiante, turbadora y descaradamente

pesimista; pero por el otro lado desarrolla significativamente la poética

característica del segundo período, en el que el peso de lo animal, el paisaje y

lo natural absorben mucho más protagonismo. En este sentido, la aportación

realidad del momento, aflora el ácido sentido del humor “tarriano”: “El imperialismo es la forma más desarrollada del capitalismo, luego vino el socialismo. Lo que estamos viviendo es el socialismo, y más desarrollado que esto es el comunismo cuando… en el socialismo todos tienen… o en el socialismo… tus necesidades… No, en el socialismo se obtiene tanto como lo que se trabaja, con el comunismo todo el mundo consigue todo lo que necesita. El capitalismo y el socialismo existen juntos ahora, y nosotros estamos más desarrollados, pero económicamente a veces son más fuertes.”50 TARR, Béla. (dir.) Macbeth (TV). 72 min. Producida por Televisión Húngara. 1982. [Película cinematográfica]51 TARR, Béla. (dir.) Sátántangó. 450 min. Producida por Mozgókép Innovációs Társulás és Alapítvány, Télévision Suisse-Romande (TSR), Vega Film, Von Vietinghoff Filmproduktion, Magyar Televízió. 1994. [Película cinematográfica]52 TARR, Béla. (dir.) Öszi almanach (Almanac of Fall). 119 min. Producida por Mokép CO. 1984. [Película cinematográfica]

de Krasznahorkai es obvia y está fechada. La condena es el primer film en el

que colabora como guionista (1988), impregnando un estilo que configurará

sustancialmente la propuesta estética del segundo período de Tarr. Ya

Satantango (1994), film inmediatamente posterior, nos muestra una sociedad

comunista descompuesta, literalmente, entre el barro que la conforma. Lejos

de atisbar la esperada luz, la salida no está donde imaginaban. La melancolía

sustituye, al menos formalmente, la crítica política explícita.53 Si el fin de la

historia ha sucedido, ¿dónde nos encontramos ahora?

Un ejemplo claro de la figuración melancólica del segundo período de Tarr es

la aportacion musical de Mihaly Vig (si bien es fácil detectar el ritornelo en la

banda sonora de las Armonías de Werckmeister, ¿dónde podríamos encontrar

el galope?)54. La banda sonora extradiegética le procura un acabado, un “it looks

like” mucho más canónico que el intenso estilo documental de sus primeros

proyectos, mucho más exigente: “In fact many spectators feel that this

scene [la destrucción del hospital en las Armonías de Werckmeister] is rather

unrealistic and, with the melancholic music added, is even embarrassingly

implausible and sentimental.”55 Otro ejemplo en esta dirección puede ser

53 El carácter melancólico de la filmografía de Tarr es defendido, por ejemplo, por Király en Király, H. (2016) “Cinematic Bodies of Eastern Europe and Russia” Edimburgo: Edinburgh University Press.54 La extensa relación creativa entre Tarr y Vig parece situarnos en un estado bastante parecido al descrito por Deleuze: “para Renoir, la fuerza de vida está del lado de los presentes que se lanzan hacia el futuro, del lado del galope, así sea el del french-cancan o el de la Marsellesa, mientras que el ritornelo tiene la melancolía de lo que vuelve a caer en el pasado. De Fellini, diríamos lo contrario: el galope acompaña al mundo que corre hacia su fin, el temblor de tierra, la formidable entropía, el coche fúnebre, pero el ritornelo eterniza un comienzo de mundo y lo sustrae al tiempo que pasa. La galopada de los augustos y el ritornelo de los clowns blancos. Además las cosas nunca son tan simples, y hay algo inasignable en la distinción de ritornelos y galopes. En este aspecto la alianza de Fellini con el músico Nino Rota es extraordinaria.” En Deleuze, G. (1987) op.cit.55 Kovács, A. (2013) op.cit. p.137

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

21

la decisión de rodar todas las películas, excepto El intruso,56 Almanaque de

otoño y Journey on the plain, en blanco y negro. Si bien al principio de su

carrera los rodajes en formato de 16mm en blanco y negro podían significar

más viabilidad económica, la negativa al color y la consecuente apuesta

por el formato analógico en blanco y negro fomentan una lectura de su

apuesta estética deliberadamente alejada del cine de los inicios del siglo

XXI”.57 Obviamente, Tarr es un cineasta autoral, situado al margen de las

costumbres de las mayorías estéticas; no rinde cuentas a nadie. La elección

estética del blanco y negro no está fundamentada en criterios económicos ni

en la aceptación pública, sino en un fuerte compromiso para con su propio

estilo. Sin embargo, podemos destacar que es el único trazo figurativo que

rememora, a lo largo de toda su filmografía, el cine de sus inicios. Tal y como

nos recuerda Flusser:

“En eso consiste, de hecho, la belleza específica de tales

fotografías: es una belleza propia del universo de los conceptos.

Muchos fotógrafos prefieren las fotografías en blanco y negro

a las de color, precisamente porque revelan mejor el verdadero

significado de las fotografías: el universo de los conceptos.”58

56 TARR, Béla. (dir.) Szabadgyalog (The Outsider). 146 min. Producida por Mafilm, Magyar Televízió Müvelödési Föszerkesztöség (MTV) (I), Objektiv Studio. 1981. [Película cinematográfica]57 Kracauer ya se mostró crítico con las “aportaciones ornamentales” de la tecnología del color al medio cinematográfico: “En tanto que Pudovkin habla de la palabra montaje, se posiciona a favor de una forma de concebir el cine que (…) rasga la superficie del contexto en que se encuentran. Hay que hacer estallar las habituales imágenes cotidianas para que a partir de sus fragmentos puedan ser montadas las imágenes a las que les es inherente el significado. (…) La exclusión del color ha sido una ventaja para el cine en blanco y negro en la medida en que le ha asegurado de antemano una cierta independencia respecto del objeto.” En Kracauer, S. (1937) Sobre la estética del cine en color. Valencia: Archivos de la filmoteca.58 Flusser, V (1990) Hacia una filosofía de la fotografía. México D.F: Editorial Trillas

Kovács ha resumido este dinamismo estilístico en una tabla que, dividida en

dos períodos y un punto intermedio, representa el tránsito conceptual del

estilo de Tarr:59

El peso figurativo de lo que Kovács considera el primer período recae en un

realismo absoluto. A su vez, en el segundo período el “mundo del afuera”

(entendido como el espacio trascendental que comparten las existencias

de los personajes) sigue manteniéndose en clave realista, a la vez que los

personajes se poetizan fuertemente: Valuska es el ejemplo más extremo

de esta variación. Y Satantango es la expresión más evidente de la dureza

del “afuera” (environment); más allá de las violentas relaciones entre

humanos solo existe un mundo todavía más hostil. Ahora ¿cabe describir

el tratamiento del “mundo del afuera” cómo realista? La lluvia, el barro y la

niebla fundamentan un “mundo del afuera” desarrollado como propuesta

figurativa pesimista en la que la dureza del medio exterior es un reflejo de

las posibilidades que proyectan los personajes desde su interior íntimo.60 En

59 Kovács, A. (2013) op.cit.60 Tal y como declara el mismo Tarr, no se trata de una propuesta de la que derivan conclusiones negativas: “Un pesimista real va y se cuelga de un árbol. No se despierta a las cuatro de la mañana o sale al estudio en medio del frío para esperar que salga el sol y haya luz para grabar la escena. ¿Es eso

Environment

first period realist realist

Almanac of Fall poetic/lyrical realist

second period realist poetic/lyrical

Characters

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

22

este sentido, Rancière lo vincula también con Krasznahorkai: “Nadie le gana

a la lluvia ni a la repetición. Karrer es schopenhaueriano como su inventor, el

novelista Lászlo Krasznahorkai”.61 No es que no exista salvación en este bucle

de “schopenhauerianos”; es que, de momento, no se figura. Y es en este

punto en el que podemos vincular la filmografía de Tarr con la melancolía de

izquierdas de Benjamin.

En 1931, Walter Benjamin publicó un breve artículo en el que exponía una

reseña crítica del libro publicado por Kästner el año anterior.62 A lo largo del

texto, Benjamin carga contra lo que considera “la grotesca subestimación

del adversario”63 por parte de Kästner, hecho que deriva en que “muestra

hasta qué punto la posición de esta inteligencia radical de izquierda está de

antemano perdida”.64 Aunque vale la pena no subestimar el valor profético

de dicha crítica, el contexto es radicalmente diferente, y la tensión política

de entreguerra obliga a los intelectuales a posicionarse públicamente. Sin

embargo, el particular concepto imaginado por Benjamin parece sostenerse

a lo largo del siglo XX y el posmodernismo. La melancolía de izquierdas

se mantiene y, tal y como aclara Brown: “signifies, as well, a certain

narcissism with regard to one’s past political attachments and identity that

exceeds any contemporary investment in political mobilization, alliance, or

pesimismo? Por supuesto que no.” A pesar de que la estrategia de Tarr es eminentemente estoica, es decir, acreedora del valor de redención espiritual de la obra artística, su concreción figurativa tiende al pesimismo “schopenhaueriano”.61 Rancière, J. (2013) Béla Tarr, el tiempo del después. Madrid: Shangrila Ediciones62 Kästner, E. (1930) Ein Mann gibt Auskunft. Stuttgart, Berlin: Deutsche Verlags-Anstalt.63 Benjamin, W. (1930) Melancolía de izquierdas. Berlin: Die Gesellschaft.64 Ibid.

transformation.”65 La consecuencia es clara: “su significación política, sin

embargo, se agotó en la transformación de reflejos revolucionarios (…) en

objetos de distracción, de divertimento, que puede ser canalizados para

el consumo.”66 Parece, de todas maneras, un mal momento para levantar

cabeza.

Entonces, ¿puede la figura del cadáver de la ballena ser el reflejo de una

alegoría meramente consumible? Es difícil no caer ante el escepticismo al

leer a Benjamin: “Los poemas de Kästner se dirigen a personas de alta renta,

aquellos fantoches tristes y pesados que pasan por encima de cadáveres.”67 Si

bien no hace falta extremar los paralelismos, la herramienta que nos procura

Benjamin puede sernos muy útil si queremos seguir defendiendo la verdadera

utilidad del cine (si es que la hay, cosa que no dudo). En la actualidad más

inminente, no se trata de posicionarse a favor o en contra de la guerra, sino

de no ceder ante la igualación reificadora del cine como mera mercancía.

El fascismo y el capitalismo van de la mano. Benjamin, en su momento,

lo tenía claro: “Allí se forman la reflexión y la acción; producirlas es la tarea

de toda poesía política, que se realiza con el mayor rigor en los poemas de

Brecht”.68 ¿Podemos preguntarnos cuál es el valor activador de la ballena en

Béla Tarr? ¿O es meramente melancólica de un pasado idealizado?:69 “It is a

65 Brown, W. (1999) Resisting Left Melancholy. Durham: Duke University Press.66 Benjamin, W. (1930) op.cit. p.267 Ibid.68 Ibid.69 Aunando textos, ideas, autores y nacionalidades, citamos el texto de los profesores Serra y Selgas: “También ve Freud un carácter de fetiche en el objeto de la melancolía, en el sentido de que es un objeto a la vez real e irreal, incorporado y perdido, afirmado y negado (…) En definitiva, Freud indica que en la melancolía, a diferencia del duelo, no está claro qué se haya perdido, ni siquiera que se haya perdido algo.” En Serra, F.J, Selgas, J.G (1988) La melancolía de izquierdas. Madrid: Cuadernos de

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

23

Left that has become more attached to its impossibility than to its potential

fruitfulness, a Left that is most at home dwelling not in hopefulness but in

its own marginality and failure, a Left that is thus caught in a structure of

melancholic attachment to a certain strain of its own dead past, whose spirit

is ghostly, whose structure of desire is backward looking and punishing.”70

El “fin del socialismo” y la aparición de Krasznahorkai son decisivos en

el cambio de estilo en Béla Tarr. Y este nuevo estilo se vincula con una

figuración desesperanzada de la modernidad en la que no parece haber faro

que nos indique el norte. La ballena de Béla Tarr puede ser convertida por la

industria en producto cultural y adscribirse a la larga cola de la demasiado

habitual melancolía de izquierdas.71 Pero aunque el contexto socio-político

es importante para comprender un posible horizonte de expectativas de la

novela, vale la pena confiar un poco más en la propuesta de Kraszanahorkai

y Tarr. Vamos a sumergirnos más intensamente en la figura de la ballena

como alegoría (a pesar de Tarr y Krasznahorkai).

relaciones laborales.70 Brown, W. (1999) op.cit. p.471 Para no parecer prematuramente catastrofistas, conviene adscribirnos, aunque sea como acto de fe, al planteamiento que defiende Retamal: “Lo que quisiéramos destacar es que la melancolía como nuevo espíritu de la modernidad es un estado propio de la condición posilustrada (nótese que no posmoderna) pero que necesariamente tiene un carácter transitorio. La condición espectral de la vida no es sostenible en términos culturales y las abstracciones equivalentes no han muerto del todo. Éstas se encuentran en un proceso de resignificación social que depende de lo que acontezca con la propia herencia ilustrada. Sabemos que dicha herencia se encuentra múltiplemente asediada, sin embargo, como ya se ha indicado ésta es el sostén de las libertades que aun ejercemos y de la propia democracia.”en Retamal, C. (2016) La melancolía de izquierda y el utopismo espectral. Chile: Revista Pensamiento.

24

El impacto que revela la presencia del descomunal cadáver es importante.

Una ballena se pasea por una ciudad indeterminada de Hungría, sin

aparente motivo. La ballena, más allá del símbolo, en su misma figura, es,

principalmente, de un tamaño inimaginable. El observador que la mira,

desde abajo, se queda maravillado ante la presencia física de algo que nunca,

hasta ese momento, había podido imaginar. Y aquí nos cruzamos con una

ballena real: “Krasznahorkai’s story can be traced to real event. In 1961,

1962, and 1963, a stuffed whale, captured in 1954 off the Norwegian Coast

and named Goliath, was touring in Hungary.72 La presencia de la ballena en

la Hungría de la década de los 60 me permite profundizar en la figura, en la

forma, en la particularidad de esa ballena que recorrió esas carreteras a través

de esos pueblos concretos, existentes en un mapa. Ya no es la ballena; es esa

ballena. El carácter materialmente histórico de esa ballena como atracción

de feria la vuelve parcialmente inteligible en el sentido simbólico. Coge

fuerza la apuesta por la misma presencia, la misma carne, la ballena en sí

misma promulgada, al unísono, por Krasznahorkai y Tarr. La llegada de una

ballena es un hecho trascendental en sí mismo. Es la materialización de una

resistencia que reside en la ilusión, en la imaginación desbordada de un

niño que la observa anonadado:

“If all of this took place in the late sixties, then i would have

been a boy of about ten (…) To get around the whale one had to

get very close to it, (…) My heart throbbed feverishly, something

compressed my throat, and turning, i believe what i felt was

72 Botz-Bornstein, T. (2017) “Organic Cinema: Film, Architecture, and the Work of Béla Tarr”. Nueva York: Berghahn Books.

VESA BALLENA

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

25

compassion, shock, and shame (…) as i started at the whale and

shambled around it in the putrid interior of that contraption,

an infinte melancoly seized my soul…”73

Este fragmento de The Universal Theseus, publicado originalmente en 1993,

está incluido como capítulo en The world goes on, libro con el que el escritor

ganó el premio Man Booker International 2015 y saltó a la fama internacional.

No puede ser comprendido como una fidedigna reconstrucción documental

de su niñez, pero puede ser leído como una fantástica reconstrucción de

sus memorias, convertidas en algo más que un simple recuerdo gracias

al genial trazo de una mente adulta que escribe desde la conciencia como

acto de resistencia. La insistencia en el motivo resulta obvia: la llegada de

la ballena, la invasión de la melancolía. Pero no hay sociedad, no hay más

personajes. Solo hay un niño explicando lo que siente. Cinco años después

de Melancolía de la resistencia, Krasznahorkai depura el evento de la ballena

circense hasta la expresión más mínima, más íntima, más humana: “it was

here at this point that my especial sensitivity to melancholy originated (…)

the understanding that the road to “fundamental things”, as i used to call

them, leads through melancoly.”74

En 2017, la editorial londinense Sylph Editions publicó una cuidada

selección de textos de Krasznahorkai, junto con algunas fotografías hechas

ex profeso por el Ornan Rotem. El libro, titulado The Manhattan Project, es

un compendio de notas de un diario de viaje que el escritor húngaro recopiló

73 Krasznahorkai, L. (1993) “The Universal Theseus”. Nueva York: New Directions Publishing,74 Ibid.

después de su estancia en Nueva York, en 2014. A partir de la beca concedida

por la New York Public Library, que le cubría la estancia durante un año en

la ciudad, Krasznahorkai trazó una búsqueda literaria y geográfica del rastro

de Melville en la capital norteamericana y sus alrededores. Parece como si

de alguna manera la ballena no le deja en paz: “(…) Is there life after Moby-

Dick? Or how did Melville control punctuation in his family?”75 Cabe plantear

si la insistencia con la que el motivo visual de la ballena impregna su obra a

lo largo de más de 30 años es motivo de una especial implicación personal.

Krasznahorkai parte, indudablemente, del clásico relato de Melville. Pero al

cabo de los años, resuena como motivo inicial, como búsqueda de una figura

todavía sin comprender, como una forma que todavía encierra el misterio.

Moby Dick expresa algo muy alejado de la hipersensibilidad con la que el

moderno ser del primer mundo contemporáneo abraza su concepción de la

madre naturaleza. La confrontación, el choque y la inherente fragilidad del

equilibrio humano en la salvaje brutalidad de la supervivencia en la Tierra,

expresan el sinsentido de nuestro paso por la vida, a la vez que exaltan la

intensidad con la que deberíamos afrontarla cada día. Melville fue sometido

a la rutina como Bartleby, pero también vivió la vida como un aventurero,

como Ishmael. Está en todos, está entre ellos:

“La expresión de la cabeza del cachalote es la misma que tenía

cuando murió, aunque algunas de las arrugas más largas de

la frente parecen haberse borrado. Encuentro que esa amplia

75 Krasznahorkai, L. (2017) The Manhattan project. Londres: Sylph Editions.

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

26

frente tiene una placidez de pradera, nacida de una filosófica

indiferencia ante la muerte. Pero observen la expresión de la

otra cabeza. ¿Ven ustedes ese prodigioso labio inferior, oprimido

por accidente contra el costado de la nave como para ceñir con

firmeza la mandíbula? ¿Esta cabeza no trasunta una firme

resolución al enfrentar la muerte? Pienso que esta ballena de

Groenlandia era un estoico; y el cachalote un platónico, quizá

dedicado a Spinoza en los últimos años de su vida.”76

Melville se nutre de la efervescencia de la vida y la convierte en un acto

comunicativo. Él es la narración. Comparar dos cabezas colgadas de ballenas

muertas con las propuestas filosóficas acerca de cómo afrontar la vida es

una manera de combinar, sin miedo, lo eterno y la finitud. No son “o”; son

“y”, infinitamente. Vale la pena recordar que uno de los motivos por los que

Spinoza tituló a su Ética como demostrada por el orden geométrico fue ni más

ni menos que la influencia de alguien como Hobbes, quién creyó que era

posible aplicar las leyes geométricas a la política y a la ética, algo que quedó

bastante claro en su Leviatán.77 “En el pensamiento de Spinoza (…) su filosofía

es una filosofía de la vida y no de la muerte (…) Spinoza rompe con toda una

tradición, que se remonta hasta Platón, para quien la filosofía es aprender

a morir.”78 Pero Melville también fue un fervoroso lector de Schopenhauer.79

La influencia del pesimismo continental parece conformar el fondo a través

del cual vemos aparecer la figura de la ballena: la voluntad humana no tiene

76 Melville, H. (1851) (2008) Moby Dick. Madrid: Random House.77 Tatian, D (2009) Spinoza, una introducción. Buenos Aires: Quadrata.78 Tatian, D. (2016) op.cit. p. 5379 Stempel, D & Stillians, B. M. (1972) Bartleby the Scrivener: a Parable of Pessimism. California:

un efecto verdadero en la cadena causa-efecto. La condena se vive desde una

melancolía que naturaliza la forma de la Caída: “Accordingly, the sole thing

that reconciles me to the Old Testament is the story of the Fall. In my eyes,

it is the only metaphysical truth in that book, even though it appears in the

form of an allegory”.80 La ballena es el inicio de lo que se desdobla. Es el

reflejo más profundo, es decir, el más aterrador. Posiblemente, la figuración

histórica del cadáver de la ballena como forma melancólica está inscrita en la

literatura occidental, por lo menos, desde Melville. Y en Melville el cadáver

de la ballena no es otra cosa que el cadáver de Ahab.

University of California Press.80 Son las notas que escribió Melville al final de su ejemplar de los Studies in Pessimism de Schopenhauer, aparecidos en Nueva York en 1853. En Thompson, L. (1952) Melville’s Quarrel With God. Princeton: Princeton University Press.

27

En 1954, también en blanco y negro, una ballena llega a Madrid. El No-Do

(nº 599-B)81 da testimonio de ello. Ese mismo año, Gregory Peck disfruta de

la capital española antes de dirigirse a Canarias. Va a rodar Moby Dick bajo la

dirección de John Huston.

La ballena de Madrid también se llama Moby Dick, pero es real y se puede

tocar. Tiene vísceras, líquidos, órganos. La gran ballena, por fin cazada. Un

enorme camión circula por las calles de Madrid con el cadáver de una ballena

en su interior. Va acompañada de un una fuerte parafernalia circense. “Por

primera vez expuesta en su estado natural” reza el cartel publicitario. La

muchedumbre se amontona a su alrededor, ávida de poder observar a la

maravillosa criatura del señor. Grupos de personas buscan refugio bajo la

carpa que los protege de otro imperial señor: el abrasante Sol. Es verano, 28

de junio de 1954, y hace calor. En Madrid hay 25 grados. La niebla y el frío

ya han desaparecido…no llueve en la tierra baldía, pero si acercamos la oreja

suavemente, podemos escuchar el líquido en su interior.

El temible cetáceo es expuesto bajo el pretexto de una exposición cultural y

científica. La ballena solo se puede ver. La respuesta de la masa es innegable:

no hay peligro de sublevación, no hay peligro de Apocalipsis. El Principe reina

despóticamente bajo el sagrado imperativo de restaurar al gran Leviatán. El

Apocalipsis ha terminado hace ya 15 largos años y todo está escrito de la

manera adecuada. Se trata solamente del cadáver de una ballena, expuesta

objetivamente con fines científicos para que el público lo recorra por dentro

81 Recuperado de: http://www.rtve.es/filmoteca/no-do/not-599/1480955/

VIESPAÑA, 1954

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

28

sin miedo, por fin. La realidad se puede desgranar sin temor, el análisis no

es peligroso. Las ballenas, afortunadamente, solo significan cosas en las

películas de ficción americanas. Los americanos como Melville saben cuál es

el papel de Moby Dick y (parece que todavía ahora) son modernos y tienen

el dinero para contarlo mediante efectos visuales de un coste económico

astronómico. Un año antes, en 1953, Berlanga intentó contar qué pasa

realmente con los milagros americanos: pasan de largo.82 Pero lo importante

82 En 1953 se estrenó Bienvenido, Mr Marshall.

es disfrutar del conocimiento que puede ofrecer un gigantesco cetáceo, bajo

el amparo científico de un Principe que reina para siempre en el Gran Circo.

El 17 de febrero de 1954, la Dirección General del Turismo y la Secretaría

General para la Ordenación Económica y Social estudian un plan para

revalorizar el turismo en la Costa del Sol.83 El Gran Circo debe expandirse.

Ahora sí: el milagro económico ya está aquí. Todo el mundo debe admirar la

gran belleza del circo, todo el mundo tiene derecho a admirar nuestro circo.

Después del Apocalipsis, después del Final, siempre hay un gran principio.

83 Pack, Sasha D. (2006) Tourism and Dictatorship. Europe’s Peaceful Invasion of Franco’s Spain. Nueva York, Palgrave Macmillan US.

NO-DO nº599-B (NO-DO, 1954. Minuto 01:51)

Figura 5. Rodaje de la película Moby Dick (Lessing, 1954)

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

29

La sección del No-Do en la que se proyecta la noticia de la ballena es

“Pintoresco y extraño”. Una época se define por sus atributos, y el Estudio

para la Ordenación Turística de la Costa del Sol tiene muy claro su objetivo:

un “embellecimiento general” del paisaje español. Por eso debe haber una

“declaración de interés paisajístico a lugares pintorescos y de gran belleza

natural”.84 Las cosas hay que observarlas por su belleza natural a la par que

instructiva. La costa española es pintoresca, por eso hay que exhibirla, hay

que explotarla. La ballena de Madrid también es pintoresca, y por eso se

pasea. Pero inevitablemente sigue siendo extraña… Al fin y al cabo, es un

cadáver. Aún estando en el centro del Circo, sigue manifestándose como lo

extraño, lo intruso, cuerpo externo no asimilado en el interior: “la extrañeza

no tenía que venir de afuera más que por haber surgido de adentro.”85 A

pesar del comentario amable de la voz en off, los niños le siguen teniendo

temor: no hay ningún buen motivo para meterse en la boca del Leviatán.

Al Príncipe le gustaba cazar ballenas y lo hacía virilmente cada año,86 pero

esta ballena está fuera del agua, está seca y se pasea por la tierra, se mueve

sobre ruedas, a motor, aunque por dentro tiene agua y busca expandirse y por

eso se descompone y se pudre y desaparece misteriosamente.87 En Madrid,

84 Ibid.85 Nancy, J.L. (2006) El intruso. Buenos Aires: Amorrortu ediciones.86 Como relata heroicamente el Gobernador Civil de La Coruña Max Borrell: «Una vez que uno le conoce y le ha visto perseguir cachalotes, llega a comprender todos los éxitos de su carrera política… es admirable por la constancia y la perseverancia con que sigue al cachalote… Estoy seguro que aunque ese cachalote le llevara a Rusia, Franco no dejaría de perseguirle hasta matarlo». Consultado el 10-12-19. Fuente: https://blogs.publico.es/strambotic/2017/10/franco-el-capitan-ahab-espanol/87 El periodista Alberto Insúa apuntó satíricamente en La Vanguardia del 16 de julio de 1954 que: “Ahora bien, con cierto adobo, la carne de ballena “puede comerse”. Y esto podría ser una solución en vista de los precios astronómicos de la vaca, la ternera y el cerdo...Alguien ha llamado a las ballenas “las vacas de Neptuno”. Hay que tenerlo en cuente para la hora de “las vacas flacas.”

bajo el régimen franquista, impera la mirada de lo pintoresco. En Hungría,

sin embargo, la ballena de Béla Tarr es un cadáver extraño. Como recuerda

Rancière: “Un acontecimiento extraño, una criatura venida de otra parte

(…) divide a la comunidad en dos partes (…) los que creen ver el diablo por

primera vez y los que -a menudo simplemente el mismo- dan cuenta de lo

extraño o lo monstruoso.”88 Siguiendo la tradición escatológica hobbesiana,

el franquismo vivió el convencimiento, fundado en la destrucción real del

enemigo interno, de que Behemoth y Leviatán habían estado luchando a

muerte durante tres años, hasta el día de la “proclamación de la paz”, es

decir, hasta la llegada del final de los tiempos. En este sentido, si Agamben

propone que Hobbes planteó una visión escatológica del Leviatán que llevaría

finalmente al Reino de Dios (hecho que Schmitt leyó desde la realización

del nazismo)89 propongo que dada la influencia de la teología política de

Schmitt en el franquismo -como ideología generadora de un nuevo Estado-90

el análisis escatológico del Leviatán también puede aplicarse, desde la

perspectiva fascista, al régimen de Franco. Esta ballena es el cadáver que

atestigua, indudablemente, la victoria del vencedor.

Y, todavía más importante, este podría ser el hilo histórico que consagra,

hasta la desintegración de la URSS, la figuración de la ballena como símbolo

del acto intrínsecamente violento contenido en la política del ser humano. El

cadáver como muestra de la victoria se enfrenta al cadáver como muestra de

la derrota final.

88 Rancière, J. (2013) op.cit89 Agamben, G. (2015) Stasis. La guerra civil como paradigma político. Buenos Aires: Adriana Hidalgo Editora.90 Fernández-Crehuet, F. (2017) El Leviathan franquista. Granada: Comares.

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

30

En este sentido, la pieza de vídeo adjunta en este trabajo completa la propuesta

teórica desde la práctica del ensayo audiovisual.

Link: https://vimeo.com/422370009

Contraseña: leviatan

Figura 6. Franco cazando ballenas en el Azor (1957)

31

La ballena divide al pueblo según su mirada. La mirada obsesiva de la política

destructora de los melancólicos como Tarr ve en ella la posibilidad del diablo

y la destrucción; el régimen postapocalíptico del Generalísimo contempla

a la ballena como si fuera un paisaje en sí misma, en su inmensidad, en

su terreno genuinamente agrietado, en su árida geografía. El cadáver

de la ballena como paisaje pintoresco. Un paisaje que de alguna manera

se observa desde “el tiempo del después”. ¿Dónde reside la insistencia en

mantener el cadáver de la ballena fuera del tiempo? ¿Puede no simbolizar

nada? Tal y como señala Kermode: “Quizás las formas autónomas que se

llaman investigaciones sobre la autonomía de las formas (…) reflejen nuestra

conciencia de que en lo profundo de la celda hacemos uso de las sombras,

solamente, porque hemos perdido aquella confianza que nos permitía

interesarnos por los hechos y las concordancias humanas.”91

Franco (y lo pintoresco) no parece haber perdido la confianza en las grandes

formas92; sin embargo, el binomio Krasznahorkai/Tarr (y lo extraño) parecen

adaptarse perfectamente a la propuesta de Kermode. En la poesía posmoderna

de las formas autónomas es difícil no ceder ante la nostalgia. Y lo pintoresco

en el franquismo es, en cierta forma, una expresión que intenta subsanar

esta falta de concordancia. Pero no es una expresión de la conciencia del

límite; prefiere crear un equilibrio engañoso, un juicio fascista, en vez de

contentarse con la mera observación. No es crítico; rellena lo que no encaja

91 Kermode, F. (2000) La necesidad de un final. Barcelona: Editorial Gedisa.92 No podemos evitar pensar también en la “gran forma” cinematográfica, expresión que Deleuze toma prestada de Burch y que representa con la fórmula S-A-S’.

VIILA BALLENA PINTORESCA Y LA BALLENA EXTRAÑA

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

32

con la lógica del poder dominante. Cree en un Arriba y en un Abajo. Kermode

continua ejemplificando:

“Era un mundo de los seis días porque Dios lo creó en ese

tiempo. La música tenía seis notas, una para cada día de la

creación, cuya armonía se reflejaba en cada melodía. Toda

armonía tiene esta estructura hexámera. (Ahora puede tener

la estructura de doce tonos en la secuencia arbitraria inventada

dentro de la celda).”93

Quizás las Armonías de Werckmeister sean, para Tarr, la conciencia de la celda:

una forma cinematográfica liminal. ¿Acaso son todo lo que nos queda? “Ut

queant laxis re sonare fibris mi ra gestorum fa muli tuorum, sol ve polluti

la bii reatum”.94 La música brota de las palabras divinas del Himno a San

Juan Bautista para convertirse en una práctica adaptación tonal en el siglo

XVII. La obsesión del Señor Eszter, el único amigo de Valuska, consiste en

analizar incansablemente el alcance de la legitimidad de este cambio de

paradigma, es decir, la legitimidad de las armonías del compositor Andreas

Werckmeister. Su duda es pura crisis: “¿En qué basamos nuestra creencia de

que esta armonía, el núcleo de cada obra maestra, refiriéndose a su propia

irrevocabilidad, realmente existe o no?” se pregunta. La afinación en base

al temperamento de Werckmeister se convierte para el señor Eszter, en el

93 Ibid.94 Himno creado por Pablo el Diácono en el siglo VIII, fue la base léxica de las tonalidades que en siglo XI propulsó Guido de Arezzo, creando las notas del solfeo moderno occidental a partir de las primeras sílabas del texto: “Para que puedan, Con toda su voz, Cantar tus maravillosas, Hazañas estos tus siervos, Deshaz el relato de, Nuestros manchados labios”.

gran engaño, en la gran celda. A cada cual le corresponde aceptarla o no. El

señor Eszter está convencido de que la conciencia de la celda no es suficiente

motivo para la vida, tiene que haber algo más.

La duda sobre las grandes formas es, al fin y al cabo, una duda de alcance

existencial: “Lo bello ya no es objetivo, sino subjetivo: lo “bello romántico” es

precisamente lo bello subjetivo, característico, mutable, que se contrapone

a lo “bello clásico”, objetivo, universal, inmutable.”95 Ante la caída de la

estructura aparece el esqueleto de la celda, y ante ella, el sujeto liberado ante

la angustia. Desde esta perspectiva: ¿cuál es el alcance político de la forma

del cadáver de la ballena como símbolo? ¿Significa lo mismo la ballena como

algo pintoresco y la ballena como algo extraño? ¿Qué distancia establecemos

con el cadáver en los dos casos?

Tal y como reza la definición de la RAE, pintoresco es una cualidad aplicable

tanto a objetos físicos como inmateriales: “Se dice de los paisajes, escenas,

tipos, costumbres y de cuanto puede presentar una imagen peculiar y con

cualidades plásticas.”96 Pero lo pintoresco es también una categoría estética

que regenta el poder normalizador del que mira: “lo pintoresco adquirió

un valor normativo. (…) Gilpin afirma que “buscamos lo pintoresco en

el conjunto de los ingredientes del paisaje: en árboles, rocas, terrenos

escarpados, bosques, ríos, lagos, planicies, valles, montañas y también en la

95 Argan, C.G. (1991) El arte moderno. Del iluminismo a los movimientos contemporáneos. Madrid: Akal.96 REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de la lengua española, 23.ª ed., [versión 23.3 en línea]. <https://dle.rae.es> [Febrero 2020].

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

33

distancia.”97 Lo pintoresco es lo añadido por la mano del artista para la que

la belleza imaginada aparezca, lo que su ojo ansía pero no ve y quiere ver y

por eso su mano actúa: “Surge así lo que Malcolm Andrews llamó “turismo

pintoresco como una experiencia estética controlada” (…) Y lo pintoresco

se constituye en un camino para asimilar esta experiencia, vale decir, para

domesticar lo desconocido y reorganizar lo desestructurado.”98 Lo pintoresco

es la obsesión estética del gobierno de la dictadura franquista en 1954. Es la

obsesión de un régimen que quiere ser bello. Todavía más, es la búsqueda

obsesiva de concordancia entre un régimen político fascista y su régimen de

visión, también fascista:

“Emphasizing Mediterranean seaside tourism was the

pragmatic course for tourism development, but also the one

most likely to create political problems. This “modern” form of

leisure was penetrating Spain to an extent some of the regime’s

ideologues found uncomfortable.”99

Lo pintoresco es una manera de mirar: tiene que explotarse tanto en la ballena

como en el turismo. Lo pintoresco, como categoría estética afín a la burguesía

que viaja buscando lo exótico, se desarrolla en base al colonialismo europeo

y acaba conformando una la Sagrada Familia fotografiada por japoneses. Es

una categoría estética afín a la mirada ordenadora y totalizadora del poder,

sea económico, cultural o político: “La poética de lo pintoresco facilita el

97 Diener, P. (2007) Lo pintoresco como categoría estética en el arte de viajeros. Apuntes para la obra de Rugendas. Historia,º 40, Vol. II, 285-309.98 Diener, p.290.99 Pack, p.79.

paso de la sensación al sentimiento: es precisamente en este proceso que

va de lo físico a lo moral cuando el artista educador hace de guía para sus

contemporáneos.”100 Lo pintoresco se estructura según el criterio político del

franquismo. Las fronteras deben ser claras y ni el paisaje ni la ballena pueden

ser ambivalentes o extraños. Entonces, ¿por qué “Pintoresco y extraño”? ¿Por

qué “y”?

En el Reino de la paz, el gran animal marino no es ni melancólico ni

destructivo, porque no hay un Leviatán: “Tal vez el concepto fundamental del

pensamiento de Hobbes es el de “cuerpo” (…) pero a condición de precisar

(…) que el pueblo no tiene un cuerpo propio.”101 La ballena, en el “tiempo

del después”, está alegre y sonriente porque la victoria del franquismo ha

renovado el pacto fundacional: “La aparente contradicción (…) se distingue,

como hace Hobbes, entre la “multitud desunida”, que precede al pacto, y la

“multitud disuelta”, que es posterior a él.”102 Por eso, en 1960, la caravana de

automovilistas “Wally Beam” es recibida por las cámaras cinematográficas

del régimen en la soleada Costa de Barcelona, en Castelldefels. (NO-DO

nº927B)103 Su destino: el camping “La ballena Alegre”. En efecto, el periodo

del “franquismo desarrollista”104 de esos años generó las pautas para el

crecimiento económico y la explotación turística del modelo “Spain is

different” y la categoría estética de lo pintoresco resulta crucial para entender

100 Argan, p.8.101 Agamben, G. op.cit. p.54102 Ibid.103 NO-DO nº927B. Edición del 10 de octubre de 1960. Recuperado de: http://www.rtve.es/filmoteca/no-do/not-927/1469759/104 ¿Cómo podemos seguir aceptando dicho eufemismo?

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

34

el alcance ideológico de esa política, todavía hoy activa, de la auto-explotación

del paisaje y las costumbres. Pero a costa de que no ya no rija la “multitud

desunida” sino que ahora se ha reformulado una nueva “multitud disuelta”.

Por otro lado, caracterizarse a uno mismo como pintoresco resulta por lo

menos paradójico si se asume que se impide la genuina realización de esa

misma mirada al ser dicho carácter autoproclamado por el propio gobierno

local. No se puede ser exótico de uno mismo, pero se puede ser lo que se

quiera si se es afín al capitalismo liberal. En todo caso, el triunvirato Príncipe-

Circo-Ballena que décadas después formulará Armonías de Werckmeister le

servía al régimen fascista de Franco cómo arma ideológica para convencer al

mundo de su éxito político. En el Plan de Turismo Nacional se proclamaba:

“…dirigir inteligentemente sus pasos (del turista, evitando) decepciones e

inconvenientes, ya que (…) es preciso que el turista que nos visita no solo

vuelva a hacerlo, sino que se convierta en el más activo propagandista

de nuestra Nación, acrecentando de este modo nuestro prestigios en el

mundo.”105

A través de este viaje del año 2001 a 1954, a través del tránsito de la ballena

extraña hacia la ballena pintoresca, podemos recordar algo fundamental para

el conocimiento crítico: las condiciones para la paz se fundan siempre en

tiempos de guerra. La ballena como objeto simbólico, como ficción, puede

servir para re-conectar hechos distantes, escritos en clave de ficción por

Krasznahorkai y sucedidos documentalmente en España en los años 50:

“Tales ficciones satisfacen una necesidad. Parecen realizar lo que Bacon dijo

105 Pack, Sasha D. (2009) La invasión pacífica: los turistas y la España de Franco. Madrid: Turner.

Figura 7. Cartel periódico ABC (1954)

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

35

que podía lograr la poesía: “dar alguna muestra de satisfacción a la mente,

cuando la naturaleza de las cosas parece negárselas”106. ¿Qué buscamos en

el cadáver de la ballena, sino la mirada de una época? La ficción de Béla Tarr

está profundamente arraigada a la historia del fascismo en España.

Giulio Argan puntualiza una peculiar coincidencia: “Las características de lo

sublime fueron definidas por Burke (1757) casi en los mismos años en que

Cozens definía lo pintoresco”107. Aunque en este análisis no contemplamos

lo sublime en sí sino lo extraño como antítesis de lo pintoresco (y, de alguna

manera, lo extraño se nos acerca a lo sublime, en tanto que incipiente terror),

lo intrigante del capítulo documental del NO-DO es el uso de unas categorías

estéticas tan aparentemente contrapuestas dentro de un mismo apartado:

lo pintoresco y lo extraño. Quizás sea, por esta misma contradicción, una

genuina expresión de la agitada situación política en la post-guerra española.

No en su mera superficie, sino en el interior soterrado: comparar las dos

ballenas en busca de algo escondido profundamente…

106 Kermode, p.66.107 Argan, p.9.

NO-DO nº599-B (NO-DO, 1954. MInuto 01:43)

36

No hay que olvidar que, ante todo, observamos el cadáver de una ballena.

Por un lado, en la ballena de Madrid, el tratamiento de lo pintoresco aplana y

sistematiza la aparente ausencia de significado alegórico. En el lado opuesto,

Béla Tarr plantea un cadáver de una ballena eternamente extraño, inasible,

enigma fundador de una duda existencial, mucho más cercano a lo abismal

y, por ende, a lo sublime. Adentrándonos un poco más en esta ambivalencia

estética inaugurada por Burke nos encontramos con la clásica dicotomía

kantiana, repleta de ejemplos que, a partir de una sencilla sintomatología

emocional, discierne la gravedad de lo sublime frente a la ligereza de lo bello:

“El brillante día infunde una activa diligencia y un sentimiento de alegría. Lo

sublime, conmueve; lo bello, encanta. La expresión del hombre, dominado

por el sentimiento de lo sublime, es seria: a veces fija y asombrada.”108 La

alegría de Madrid se contrapone a la inquietud de Hungría. Son dos cines,

dos formas del tiempo: “otra cosa está pasando en el cine llamado moderno

(…) Los personajes (…) son puros videntes que ya no existen más que en el

intervalo de movimiento y que tampoco tienen el consuelo de lo sublime, que

los permitiría volver a unirse a la materia o conquistar el espíritu”109. En el

fondo, ver un cadáver y no atemorizarse es, en cierta forma, algo inquietante.

En las imágenes de Madrid vemos que solo los niños le tienen miedo. Todos

los locos, en ese momento, están en el exilio.

La puesta en escena simbólica en la que se pasea un cadáver ante la multitud

108 Kant, I. (2004) Lo bello y lo sublime : ensayo de estética y moral. Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Recuperado de: http://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmckh0h8109 Deleuze, G. (1987) op.cit.

SE TRATA DE UN CADÁVER

VIII

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

37

es, inevitablemente, una expresión arcaica de sometimiento y control público.

Homero nos recuerda, rememorando la cruel revancha de Aquiles: “Gran

polvareda levantaba el cadáver mientras era arrastrado: la negra cabellera se

esparcía por el suelo, y la cabeza, antes tan graciosa, se hundía en el polvo.”110

Quien pasea un cadáver no deja duda acerca de su rango, de su posición, de

su poder.111 La violencia, inscrita en la no-reconciliación de la guerra, sigue

impresa en los tiempos de paz. El cadáver es la prueba de la aniquilación

definitiva del enemigo.112

Este complejo sistema simbólico de exposición violenta está enraizado en

el discurso que el primer franquismo, más combatiente y políticamente

incorrecto con las presiones pacifistas de su etapa final, expuso en sus discursos

públicos. Vale la pena destacar, dentro de la lógica simbólica del régimen,

el uso político absolutamente consciente y deliberado que se pretendía

recuperar en la figura de las ruinas de la guerra. Ruinas equiparables, en su

función figurativa, al cadáver expuesto ante la muchedumbre. La búsqueda

del impacto emocional para el ejercicio despótico del poder:

110 Homero, Ilíada, vv. 395-405 México: Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa. Recuperado de: http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/Colecciones/ObrasClasicas/_docs/Iliada.pdf111 En el terreno de la política internacional contemporánea, el valor de la imagen del cadáver sigue siendo profundamente siniestro. La fotografía del Che o el video de baja definición con el que se grabó el cadáver del ex-líder libio Gadafi son paradigmáticos y, de alguna manera, extrañamente arcaicos. Desde esta perspectiva, Harun Farocki plantea el vigor de este tipo de imágenes en su film Videogramas de una revolución (Farocki, 1992), en el que la retransmisión de la ejecución del dictador Ceaucescu y su mujer presenta un aspecto de inevitable venganza al alcance de la mayoría. El papel de los medios de comunicación modernos en la distribución masificada de la imagen del cadáver afecta sustancialmente a la naturaleza de este símbolo en la contemporaneidad.112 Algo tan inesperadamente post-moderno como la ausencia de cadáver en el caso del asesinato de Osama Bin Laden, el enemigo más mediático que Occidente ha tenido en el último siglo, no ha levantando ningún tipo de sospecha con verdadero calado social. La prueba, en este caso, se fundamenta mediante el acto de fe que significa asumir la veracidad no documentada de las evidencias mediatizadas del asesinato.

España pintoresca; fin de semana para álbum de fotografías,

bailando flamenco, inmolando toros o cimbreando el talle de

sus bailarinas ante los hombres rubios del Norte, con gesto

generoso de conquistador. Pero ya está Toledo derruido; es

decir edificado. (…) No os asusten camaradas, los jeremías

aburguesados, los marxistas de la derecha, los agoreros tripudos

y egoístas. Es mentira que España esté en ruinas; nunca Toledo

ha estado más completo. (…) Benditas las ruinas porque en

ellas están la fe y el odio y la pasión y el entusiasmo y la lucha

y el alma de los hombres.113

En efecto, la propuesta de Foxá, como la de parte del bando nacional,

era mantener la ruina en su formato de evidencia científica del poder

destructor del mal hasta el fin de los tiempos. El impacto de las ruinas sería

suficientemente aleccionador para las generaciones futuras. El enemigo,

de esta manera, quedaba inscrito “naturalmente” en el origen de la lucha

entre el bien y el mal, lucha en la que el bando victorioso representaba,

irremediablemente, el bien.114

La pedagogía de la sumisión y la violencia de Foxá legitima la exposición del

113 Foxá, A. (1937) Arquitectura hermosa de las ruinas. Revista Vértice, nº1. s.p114 También resulta interesante la presencia de la cita hacia lo pintoresco. Hay una cierta disconformidad, dentro del fascismo español, hacia el aspecto superficial con el que se presentaba la imagen de España. Lo trágico, lo heroico, no podían aflorar ante la pretendida normalidad turística de esos años. La mirada exotizadora del viajero acaudalado era también una mirada sometedora para el falangismo más radical. Algo que nos recuerda las tensiones internas que se disputaron en el poder dentro del régimen de la dictadura. La victoria fue concedida, como bien se sabe, al aspirante que mejor se adaptó a los imperativos del nuevo capitalismo global.

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

38

cadáver arquitectónico, de la ruina del Alcázar de Toledo que, como en el

mito de Troya, aguantó heroicamente el asalto de las fuerzas republicanas. Y

para que conste ejemplarmente, debe ser observado, analizado, oficialmente

historizado bajo el signo de lo eternamente trágico. La historia, agotada en

el gesto apocalíptico final, se demuestra en la ruina.115 Aunque se tenga que

embalsamar como la ballena, su existencia se fundamenta en la existencia

antitética del enemigo; una existencia situada en los albores del tiempo.

La ruina es la expresión negativa más pura del “otro”; la condición para

la supervivencia del poder establecido. Cuando se exhibe, por lo tanto, es

porque está absolutamente sometida. No nos encontramos ante las alegorías

de la ruina características del Romanticismo, evocando un poético pasado

idealizado, sino ante el uso político de la ruina como fundamento legitimador

del orden social dominante. No son ruinas melancólicas, no son ruinas

nostálgicas, sino ruinas fundadoras del nuevo porvenir. Una expresión del

caos primigenio, de la oscuridad de la que inevitablemente surgió la luz.

La ruina, como fundamento figurativo de un origen mítico, es equiparable

al cadáver. Pasear una ballena disecada, pretende significar su superación

simbólica. Como mayor es la ballena, mayor es la victoria.

Pero en Armonías de Werckmeister Béla Tarr parece sentirse cómodo ante

el desarrollo de una lectura ambivalente del cadáver de la ballena. No se

115 Es interesante ver la lógica del fatalismo virtual actualizada en la contemporaneidad a través del género ruin porn, categorizado improvisadamente por el bloggero James Griffioen en 2009. Si bien mantiene un distanciamiento idéntico a la de la burguesía interesada en la ruina pictórica (como retrata magnificamente Sokurov en Hubert Robert: una vida afortunada [Sokurov, 1996] el ruin porn fotografía catástrofes sociales históricamente reales (como la paradigmática Detroit en Estados Unidos) en pos de un distanciamiento que haría levantar a Brecht de su tumba.

fundamenta en el orden redentor del Apocalipsis a partir del cual nace

el régimen, sino que se sitúa en el momento inmediatamente anterior a

la destrucción final. La ballena de Tarr es el advenimiento, la señal, la

indicación irremediable. El circo, en el Madrid de 1954, se reconforta ante la

victoria sobre una destrucción que ya ha sido superada. En ambas se juega,

curiosamente, con un fuera de campo común: la no-visión del hecho bélico

trascendental.

Béla Tarr es un faro de la modernidad cinematográfica porque juega con el

uso nostálgico del presente. Entre la fijación hacia un porvenir irremediable

y la certeza de la destrucción como fundamento del pasado, puede quedar

atrapado ante una forma melancólica de la belleza, entre la fascinación y

el remordimiento. Tal y como nos recuerda Boym: “This modernity is

contradictory, critical, ambivalent and reflective on the nature of time; it

combines fascination for the present with longing for another time.”116

La estética de la fatalidad alcanza una dimensión alegórica clara en la figura

del cadáver de la ballena. A través de figuraciones misteriosas podemos

leer el punto de no retorno al que estamos condenados. Y la significación

profunda del cadáver como “antecedente inmediato” de la liberación remite

a la tradición cristiana: “La originalidad de Holbein reside pues en una visión

de la muerte de Cristo desprovista de patetismo e intimista por su trivialidad

intrínseca. (…) En oposición al entusiasmo gótico, la melancolía se invierte

y se convierte en humanismo y parsimonia.”117 En Armonías de Werckmeister

116 Boym, S. (2001) The Future of Nostalgia. Michigan: Basic Books.117 Kristeva, p.129.

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

39

solo Valuska es capaz de ver a la ballena. En Madrid, todos se agolpan a su

alrededor, pero solo ven la carne, solo ven el corte. En Hungría solo Valuska,

desde su inconsciencia, desde su delirio, desde su mirada desprovista de

significantes compartidos puede mirarla directamente a los ojos.118 Solo

Valuska es capaz de verla en su “trivialidad intrínseca”.119 Pero nosotros no

somos Valuska. Tarr lo sabe y por eso no consiente que Valuska sea el único

que vea a la ballena. Sería insoportable y poco honesto. Al final del film,

después de dejar al joven en un psiquiátrico del que no saldrá nunca, el

señor Eszter visita la ballena en la plaza, después de los (elididos) disturbios.

Ya no hay camión, ya no hay atracción. Ya no hay masa de gente, solo hay

niebla. Solo queda la ballena en medio de la plaza. Por primera vez la vemos

entera. La vemos junto a un señor Eszter que se acerca lentamente, y la

vemos tan entera que parece desnuda. El señor Eszter es capaz de ver el

cadáver de la ballena solo después del apocalipsis, después de la destrucción:

no pueden compartir esa mirada con nadie, más que con el espectador/a. Si

fuera posible compartirla, el mundo sería distinto. El señor Eszter es capaz

de ver a la ballena como la vemos nosotros: no por empatía mística, sino

como condena terrenal, justo después de la última opción para cambiar el

mundo. Es únicamente a través de la mirada del señor Eszter que podemos

conectar la ballena de Tarr con la ballena de Franco: en su mirada no hay

nada más allá que el cadáver de una ballena. Lo demás está escrito.

118 Hajnal Király también defiende una relación figurativa melancólica entre Tarr y Holbein en Király, H. (2016) “Playing Dead: Pictorial Figurations of Melancholia in Contemporary Hungarian Cinema” Edimburgo: Edinburgh University Press. Su análisis relaciona la austeridad de Holbein sobretodo con la última película de Tarr, El caballo de Turín.119 Tal y como señala Tarr, todos sus films son la misma película rodada de diferentes maneras. Depurando las formas, el personaje de Valuska podría ser la versión esencializada del protagonista de El Intruso (1981).

Parte de la sensación de contradicción a la que alude Boym se fundamenta

en esta relación imposible entre la fatalidad y la salvación. La conciencia

trágica se desarrolla en el momento en el que se evidencia lo irreversible

de la pérdida cuando todavía no se ha agotado. Es la lógica del limbo: el

sufrimiento se concentra cuando nos percibimos entre dos espacios-tiempos

antagónicos absolutos que nunca acaban de realizarse. El presente se

convierte en un eterno limbo, en un eterno momento trágico (¿del que es

posible disfrutar estéticamente?). Eso que acertadamente detecta Deleuze:

“Es la idea, o mejor dicho la revelación de que algo llega demasiado tarde.”120

En este sentido, la lógica estética de la ballena como ruina, como cadáver en

descomposición, se vincula con el elemento líquido tanto en Visconti como

en Tarr.121 La presencia del agua como elemento catastrófico en Muerte en

Venecia122 o el cadáver al lado del agua en Senso123 o en Rocco y sus hermanos,124

estilizan la lógica de la descomposición y su figuración líquida. Visconti,

parece entender el “demasiado tarde” desde la explicación expiatoria de la

catástrofe; Tarr, presenta una imagen más ambigua y menos evidente en la

que no se tiene porque avanzar:

120 Deleuze, G. (1987) op. cit.121 El análisis de Zunzunegui en torno a la imagen melancólica en el cine contemporáneo también contempla la semejanza entre descomposición y liquidez en Visconti, véase Zunzunegui, S. (2017) Bajo el signo de la melancolía: cine, desencanto y aflicción. Madrid: Cátedra. En esta dirección, el análisis anterior procede del citado Deleuze.122 VISCONTI, L. (dir) Morte a Venezia. 127 min. Producida por Alta Cinematografica. 1971 [Película cinematográfica]123 VISCONTI, L. (dir) Senso. 115 min. Producida por Lux Film. 1954 [Película cinematográfica]124 VISCONTI, L. (dir) Rocco e i suoi fratelli. 170 min. Producida por Titanus, Les Films Marceau. 1960 [Película cinematográfica]

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

40

El demasiado-tarde no es un accidente que se produzca en

el tiempo, es una dimensión del tiempo. Como dimensión

del tiempo es, a través del cristal, la que se opone a la

dimensión estática de un pasado que se sobrevive y que

pesa en el interior del cristal. Es una sublime claridad que

se opone a lo opaco, pero le toca llegar demasiado tarde,

dinámicamente. Como revelación sensible, el demasiado-

tarde concierne a la unidad de la naturaleza y el hombre,

en cuanto mundo o medio. Pero como revelación sensual,

la unidad se hace personal.125

Observar el cuerpo inerte con la mirada tranquila y sosegada, no dejarse

llevar por la angustia o el desasosiego que genera la presencia de un cadáver

de ese tamaño es imposible sin la certeza absoluta de que nunca más volverá

a despertarse. Por eso Tarr nos reta: la muerte de la ballena, aparentemente

irreversible, depende de un renacimiento vinculado con la utopía.126

125 Deleuze, p.132.126 Király, H. en Eve-Marie Kallen (ed.): Béla Tarr 60. Hommage for a Great Cinéaste. Budapest: Bukovina Publishing House.

En el otro extremo Franco la da por muerta: nunca más se levantará. De

alguna manera, es tan probable que eso pase como que sea posible cambiar el

mundo. Solo a través de la fe en una perspectiva científica absoluta podemos

desenvolvernos naturalmente en esa mirada inanimada y considerarla fértil

en sí misma, finalidad en sí misma, y satisfacernos con ello. Para William

Blake “las sensaciones, que la tradición empirista había considerado como

principios de conocimiento, pasan a ser ilusiones vanas que impiden captar

las verdades supremas, expresada a través de signos y símbolos ocultos”127.

Este mismo punto de vista parece acercarnos mucho a la lógica poética de

Krasznahorkai y Tarr.

En Y Seiobo descendió a la Tierra, Krasznahorkai busca el rastro de la belleza

alrededor del mundo a través de varios relatos. Uno de ellos, titulado Christo

Morto, retrata la obsesión con la que un visitante observa en Venecia el cuadro

del mismo título pintado por Tiziano, Tintoretto, Bellini y otros en los siglos

127 Argan, p.10.

Figura 8. Il corpo di Cristo morto nella tomba (Holbein, 1521)

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

41

XV y XVI.128 La obsesión del visitante roza el delirio, deslizándose entre la

realidad y la visión paranoica: “(…) PERO QUÉ OSCUROS son esos ojos,

se le ponían los pelos de punta al percibir que, si bien EFECTIVAMENTE

LOS ABRÍA CASI POR COMPLETO, apenas se podían ver las pupilas.”129

Tal y como señala Kristeva, lo extraño de Il corpo di Cristo Morto nella tomba

de Holbein, es que se desenvuelve en esta aparentemente frívola, analítica,

anatómica mirada para profundizar más intensamente en la mística de la

Resurrección: “La iconografía italiana (…) sobretodo lo rodea de personajes

sumidos en el dolor y en la certidumbre de la Resurrección (…). Al contrario,

Holbein deja el cadáver extrañamente solo.” 130 No hace falta creer literalmente

en la Resurrección de Cristo; solo es necesario entender el fundamento que

128 Parece que Krasznahorkai se inspira, a su vez, en el relato existencialista de Sartre, “Venecia, Tintoretto”.129 Krasznahorkai, L. (2015) op.cit. En mayúsculas en el original.130 Kristeva, J. (2017) El Sol negro, melancolía y depresión. Girona: Wunderkammer.

sostiene una mirada sosegada frente a la duda, de inspiración poética, de una

mirada angustiosa que recurre a la metáfora para entenderse a sí misma.

Pero, ¿y si la resurrección sucediera? ¿Y si el mundo pudiera cambiar?

¿Podemos pensar el mundo más allá de la lógica del Final? ¿El cadáver

de nuestras ballenas, mantiene esa certidumbre? La certeza de que no es

posible un resurgimiento carnal, físico, es presumible en la exhibición del

trofeo científico del régimen franquista. En Europa, por esas fechas, fue una

costumbre socialmente aceptada pasear ballenas disecadas para exaltar su

valor científico. Solo ante la seguridad absoluta de que no hay alternativa

imaginable ante un cadáver definitivamente muerto es posible rodearlo de

una masa incrédula, cercana, sin miedo.

La condena (Tarr, 1988) Rocco y sus hermanos (Visconti, 1960)

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

42

Senso (Visconti, 1954) Armonías de Werckmeister (Tarr, 2001)

Muerte en Venecia (Visconti, 1971)

43

¿Cómo rodar una ballena que llega, en un enorme camión, a la ciudad? En

esta tabla comparativa he dividido la acción que comprende el desplazamiento

del camión (Figura A, A’), la primera vez que como espectadores vemos la

ballena en plano detalle (Figura B, B’), y el plano general que nos la muestra

hacia el final de la secuencia (Figura C, C’) en las dos propuestas fílmicas. De

esta manera, la selección de fotogramas responde a un desarrollo narrativo

natural dentro de ambos films, a la vez que ejemplifica distintos tamaños de

encuadre (Gran Plano General, Plano Detalle y Plano General).

El primer rasgo que llama la atención en la pura superficie de la imagen

es el blanco y negro que compone ambas propuestas. Una pátina histórica

con connotaciones técnicas concretas las iguala. En este sentido, vemos que

resulta significativa la decisión de Tarr de rodar en blanco y negro: tomada a

parte, la película se muestra como parte de un estilo que caracteriza la autoría

cinematográfica de parte del siglo XX. Pero en inmediata comparación con el

archivo histórico del NO-DO, la estética autoral se diluye en pos de un halo

realista, a la vez que simula una estética de época. La ausencia de información

temporal y espacial deliberadamente oculta en la narrativa del film empieza

a deshacerse y la imagen parece que se concreta en un período histórico,

al menos en parte. Por otro lado, de la misma naturaleza de este blanco

y negro cabe destacar una importante diferencia técnica. El NO-DO, por

características de la producción (formato documental de actualidad, ausencia

de gran presupuesto), no podía recibir ni la atención ni el tratamiento de color

que si recibió el film de Tarr. De esto deriva, entre otras cosas y en contra de

lo que su pudiera pensar de entrada, un contraste más alto en las Armonías

IXANEXO / COMPARACIÓN

DE FOTOGRAMAS

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

44

Figura A. Minuto 01:31 Figura A’. Minuto 19:21

Figura B’. Minuto 41:02Figura B. Minuto 01:56

Figura C’. Minuto 43:50Figura C. Minuto 01:52

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

45

de Werckmeister (tanto el blanco como el negro son más profundos), algo

que repercute en un mayor dramatismo estético. Desde luego, el franquismo

quería alejarse de la estética promulgada por el neorrealismo, por lo que en

la escala tonal del NO-DO hay una escala de grises más amplia que en el

tratamiento contrastado de propone Tarr.

Desde el punto de vista de la composición, es sorprendente comprobar la

similitud entre ambos fotogramas. Resulta divertido tener que imaginar que

ambos camiones decidieron venir desde la izquierda de cámara (Figura A

y A’), así como en ambos casos la cámara se situó en la derecha del ojo de

la ballena para hacerle un plano detalle (Figura B y B’). Obviamente, el ojo

cerrado del NO-DO no deja volar tanto la imaginación como el ojo cristalino

de Tarr, hecho que evidencia una licencia narrativa muy habitual en el cine

(en la realidad, lo más probable es que el ojo de una ballena disecada no

exista, ya que su contenido es absolutamente acuoso). La composición

en la que en ambas propuestas se encuadra la ballena desde la izquierda,

apuntando hacia la fuga, con aire a la derecha en Plano General (Figura

C y C’) también despierta una extraña coincidencia compositiva. Lo único

que las diferencia es la orientación del cuerpo de la ballena. Además, al

contrastar ambas figuras (C y C’) también aflora la naturaleza expresiva

del cine narrativo convencional, en la que el desarrollo de la acción está

absolutamente vinculado con el punto de vista de un protagonista explícito

(Valuska, en este caso). De este contraste resulta una curiosa imagen en la

que el dispositivo estético del NO-DO parece tener en cuenta la masa (tan

importante para la consagración social del siglo XX) como co-protagonista a

la vez que mantiene al espectador como sujeto con la visibilidad aventajada

del medio cinematográfico: el pueblo está representado para su propio goce.

Es protagonista activo y pasivo del espectáculo cinematográfico sin apenas

contenido crítico. Contrariamente, Tarr, siguiendo la lógica estética del

protagonista único, parece escoger a un solo individuo que se muestra visible

en los tres fotogramas seleccionados (en la Figura A aparece justo después,

cuando el camión hace un paneo hacia la izquierda, en la Figura B está justo

al lado del ojo y en la Figura C está en el último término). De esta manera,

me gustaría resaltar que en esta simbiosis formal siempre sale perdiendo

un único sujeto: la multitud. En el caso franquista, como protagonista de

una estética populista en la que el espejo cinematográfico es un evento en

sí mismo (solo hace falta fijarse en la cantidad de gente que está mirando

a cámara, en vez de al gigante acuático para comprender cuál de los dos

espectáculos era más inusual). En la ficción de Tarr, la multitud aparece como

sujeto alienado, como masa violenta, como populacho irrazonable del que

Valuska huye constantemente. Por lo que, de la lectura de ambas propuestas

fílmicas parece difícil creer en un pensamiento en el que la comunidad puede

generar una actividad política coherente. En ambos extremos, las propuestas

estéticas ofrecidas como representación de la multitud aparecen como lo

inmediatamente contrario al sujeto empoderado y transformador. Desde

luego, ambos films parecen expresar una común ausencia de confianza en el

sujeto político de la comunidad, sea porque es de naturaleza irracional (Tarr)

o porque debe ser perennemente tutelada en base a la violencia explícita

(franquismo).

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

46

En este sentido, me gustaría plantear un experimento en torno a la opacidad

del sujeto contemporáneo. ¿Cuál sería la presencia de la multitud y el

individuo si se genera una composición sincrónica mediante una opacidad

variable? Podría abrir caminos hacia una lógica estética crítica en torno al

concepto de comunidad, formada a partir del imaginario estético de un

régimen compositivo en el que no parece haber espacio para la figuración

de una multitud comprometida (Figura D). El protagonista-individuo

romántico, mezclado entre el anonimato de la multitud, puede perder el hilo

del desarrollo narrativo convencional. Por otro lado, su perspectiva crítica con

cualquier agrupación, fusionada con la presencia del grupo, puede generar

un espíritu crítico que beneficie también a la comunidad.

Figura D

47

“Para acordarme de porqué he nacido,

vuelvo a ti, mar.”

J. R. Jiménez, Espacio (1954)

La ballena inmóvil, disecada, permanentemente inválida, empezaría a mover

lentamente su cuerpo tullido por el paso del tiempo y la presencia de cuerdas y

sujeciones. La cola, el principal propulsor de este gigante cetáceo, empezaría a

proyectar una curva hacia los lados, con una fuerza que tumbaría a los allegados

con la facilidad con la que aplastamos una hormiga. Su boca, hábilmente encallada

con el palo de madera se cerraría otra vez, engullendo a los niños que en ese

momento se encontraban dentro y destrozando el rudimentario útil. Los pulmones

se hincharían otra vez con ese aire que extrañamente compartimos con ella, y el

cuerpo del gigante acabaría en el suelo, agitándose como una violenta cuerda con

extraños movimientos compulsivos. Un ruido sordo, lejano, acompañado de un

temblor creciente empezaría a provocar la caída de todos los objetos circundantes;

la tierra empezaría a moverse. A través de un fuerte olor a salado y podrido

veríamos como una inmensa ola trae al imperioso mar hasta el centro del Reino,

hasta Madrid, y arrasaría con todo lo que encuentra, hasta impactar con la ballena,

que en ese momento volvería a sentir, por fin, el agua liberadora a su alrededor. Su

piel volvería a estar húmeda, la tierra ya no sería baldía.

Una marea de cuerpos inertes, casas destrozadas, automóviles y demás enseres

materiales rodearían la escena del suceso durante un tiempo, hasta que la gravedad,

más sutil pero igual de imperturbable debajo del agua, acabaría depositando los

cuerpos y las cosas en el fondo del paisaje, marino esta vez. El cuerpo antes varado

se movería grácil entre los cadáveres hundidos, entre cuerpos flotando. Lo imposible

habría sucedido. Franco no habría muerto en su cama por causas naturales.

INTERMEDIO. ¿Y SI EL MUNDO

PUDIERA CAMBIAR?

_.

48

“Torno a decir, como quién ha visto y tratado muchas personas

de este mal, que no hay otro remedio para él, si no es sujetarlas

por todas las vías y maneras que pudieren. (…) Téngase cuenta

con que no coman pescado, sino pocas veces.”

Santa Teresa de Ávila,

De cómo se han de haber con las que tienen melancolía (1610)

Llegados a este punto, y dada la continua ambigüedad ante la lectura del

cadáver de la ballena como motivo melancólico, me gustaría plasmar más

profundamente la disputa en torno al análisis interpretativo que suscita la

obra de Tarr. Y en este sentido, uno de los principales defensores teóricos de

la ausencia de figuración melancólica en la obra de Béla Tarr es Rancière. En

su libro acerca de la obra del cineasta titulado El tiempo del después, Rancière

propone un análisis que supere la lectura nostálgica que, a priori, puede

derivar de la obra del cineasta húngaro. Por lo tanto, ¿puede el cadáver de la

ballena no ser una alegoría de la melancolía de izquierdas? ¿Qué opina alguien

como Rancière de la melancolía de izquierdas? ¿Puede ser “el tiempo del

después” una aproximación ambigua a una lectura post-histórica? Intentaré

discutir, desde la admiración más profunda hacia la obra de ambos autores

y desde la más absoluta conciencia de mi profunda falta de experiencia en

torno a semejante diatriba, la lectura que el filósofo propone de la obra de

Tarr para comprender la importancia de la figura del cadáver de la ballena en

el panorama de la teoría crítica actual.

En El tiempo del después encontramos un recorrido por las películas de Tarr a

XENTONCES,

¿HAY BALLENAS DESPUÉS DEL TIEMPO?

X.ILA SALVACIÓN FORZADA

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

49

partir de un comentario de carácter marcadamente poético practicado por el

mismo Rancière. No explica las películas, sino que propone una traducción

propia. Entiendo, por lo tanto, que la defensa acérrima de la obra del cineasta

húngaro que el filósofo francés inscribe a lo largo del ensayo es una muestra

de la fascinación que siente por su obra. Pero cabe plantearse hasta qué

punto la admiración puede provocar sesgos en un filósofo comprometido

con el pensamiento de izquierdas, pensamiento que arrastra, pese a quién le

pese, un cierto aire melancólico.

Rancière, buscando rastros de activación política en la propuesta

cinematográfica de Tarr, escribe: “Estas dos palabras (honor y orgullo) (…)

expresan una creencia que anima toda la obra de Béla Tarr: la capacidad de

los seres más mediocres de afirmar su dignidad.”131 Parte de las propuestas

de cualquier programa de emancipación cultural crítico consisten en una

puesta en práctica del valor del individuo, sobretodo por encima de proyectos

totalitarios que consiguen difuminar el respeto mutuo, la solidaridad y la

justicia social: “No existe inteligencia allí donde existe agregación, atadura

de un espíritu a otro espíritu”.132 Es decir, la capacidad de afirmar la dignidad

de uno mismo aparece cuando se establece una perspectiva crítica con la

situación o el contexto vivido, por lo que:

Béla Tarr no es un cineasta formalista que filma brillantes

planos secuencia sobre historias pesimistas. La forma es

invariablemente, en Béla Tarr, el despliegue del espacio-tiempo

131 Rancière, J (2013) El tiempo del después. op. cit. p.54.132 Rancière, J. (2003) El maestro ignorante. Barcelona: Editorial Laertes.

en el que opera la tensión misma entre la ley de la lluvia y de

la miseria y la frágil pero indestructible capacidad de afirmar,

contra dicha ley, “el honor y el orgullo.”133

En este sentido, la propuesta estética de Tarr es en sí misma una forma de

resistencia, ya que se basa en el honor y el orgullo: “virtudes éticas a las

que corresponde una virtud cinematográfica: la de poner los cuerpos en

movimiento, cambiar el efecto que el entorno produce sobre los cuerpos,

lanzarlos a trayectorias contrarias al movimiento en círculos.”134 Pero, ¿quién

modela a los cuerpos? ¿quién decide sobre sus nuevas direcciones? “En

este aspecto, el cineasta es cómplice de Irimias, del que acentúa el carácter

de profeta iluminado.”135 Volviendo un poco atrás, ¿puede ser realmente

transformadora la capacidad de afirmar la dignidad de uno mismo si procede

de un ente superior, de un supra-movimiento del que se desconoce su

verdadera naturaleza? ¿Hay revolución formal en una gradación tan rotunda

de la mediocridad, ajena a la naturaleza del artista creador? ¿O es Tarr un

maestro ignorante, alter ego cinematográfico de Rancière, necesario, a pesar

de lo suscrito, para la emancipación?

La gran estafa a la vida nueva es también el impulso que

imprime a los cuerpos una nueva dirección en línea recta. Los

conduce a un espacio que ya no está modelado por su propia

fatiga. No los confronta más a la grisura de la noche, no más a

133 Rancière, J. (2013) op.cit.134 Rancière, J (2013) op. cit. p.54.135 Ibid.

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

50

la lluvia y al lodo sino al vacío, no mas a la repetición sino a lo

desconocido.136

La metodología empleada por Irimias en Satantango (y, según Rancière,

por el mismo Tarr) es ambivalente y confusa, como las profecías mismas

o el comportamiento contradictorio de Dios (por eso se obedece mediante

la fe). De hecho, Irimias es claramente un estafador: se fundamenta en un

desprecio descarado hacia la razón. Pero la justificación de los medios (es

decir, la necesidad de un estafador que incite a la liberación) parece repetir

las concepción cristiana del pecado, con su dolor y su expiación, como

condición necesaria para el cambio de rumbo que conduce al verdadero

camino correcto. Así, por un lado, el estafador aparece como una simple

representación del mal, y por el otro, el idiota es la genuina representación

del bien. ¿No puede ser eso una clásica ironía dramática llevada al extremo?

Según Rancière, la aportación de Tarr es que la representación del bien que

presenta el idiota se sustenta en la duración: “lo que diferencia las historias

de idiotas en Béla Tarr es la manera en la que torna sensible el medio a través

del cual la niebla penetra en los cerebros y la sombra moviliza los cuerpos, es

decir, la duración.”137 El idiota, como ser naturalmente bondadoso e ingenuo,

es el único capaz de extraer del tiempo “los atajos (…) donde importan, en

principio, el comienzo y el fin.”138 Se contrapone a la “eficiencia” generalizada.

El idiota es el único ser capaz de desvincularse de la caduca relación causal

de los argumentos, encontrando su propio devenir en la imagen-tiempo.

136 Rancière, J (2013) op.cit. p.55137 Rancière, J (2013). op.cit. p138 Rancière, J (2013) op.cit. p.51

Pero la acción desencadenadora inicial no le pertenece, sino que sigue

siendo potestad única del estafador; el idiota sigue entendiéndose después,

a remolque suyo. Tarr no parece confiar en la capacidad auto-activadora

del ser humano, sino que la somete a la previa irremediable presión de la

injusticia, sea cósmica o mundana, aunque tiene todo el aspecto de lucha de

clases. Sigue necesitando al mal para narrarse. Hablo del mismo mecanismo

melancólico que Mulvey critica en la formulación de la mujer bajo la lógica

del falocentrismo: “El deseo de la mujer está sometido a su imagen portadora

de la herida sangrante; ella solo puede existir en relación a la castración,

sin poder trascenderla.”139 Y de este enfrentamiento, solo se puede salvar el

“idiota”, en el sentido de que es el único que tiene “la capacidad de absorber

totalmente el entorno y la de apostar contra él”140, es decir, el único capaz de

realizar una contradicción imposible para la mayoría o, en última instancia,

un “salto de fe”. ¿No es esta perspectiva una formalización de la irresoluble

contradicción que sustenta la melancolía?141 ¿Y por lo tanto la melancolía de

izquierdas? Tal y como recuerda Brown:

It is a Left that has become more attached to its impossibility

than to its potential fruitfulness, a Left that is most at home

dwelling not in hopefulness but in its own marginality and

failure, a Left that is thus caught in a structure of melancholic

attachment to a certain strain of its own dead past, whose spirit

139 Mulvey, Laura (1975) Placer visual y cine narrativo. Screen, nº16, 6-18.140 Rancière, J (2013) op.cit. p.48141 El duelo por un “objeto imaginado”, según Freud, es (entre otras cosas) lo que diferencia al luto de la melancolía.

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

51

is ghostly, whose structure of desire is backward looking and

punishing.142

Las Armonías de Werckmeister no tienen por qué contener una propuesta

emancipadora de las formas, aunque esto no niegue que pueda devenir

imagen-tiempo y faro de la modernidad cinematográfica. Pero el cadáver de

la ballena puede ser, en este sentido, una figuración condensada de la alegoría

de la melancolía de izquierdas: su naturaleza de cadáver la presenta como un

“demasiado tarde”, como una posibilidad caducada en un tiempo que, si bien

puede ser roto (como la promesa del círculo abierto), se funda en un pasado

arcaico de representación fatal (el colapso de la URSS). Valuska sufre por

la ballena idealizada, que está destinada a ser destruida por la irremediable

violencia de la muchedumbre, es decir, por la materialidad que la condena a

sentir también la melancolía como paso del tiempo: “Puesto que este objeto

está sometido a la decadencia, solo puede ser poseído incondicionalmente

en la medida que se pierde, en su pérdida.”143 Y siguiendo el paradigma

romántico del ideal iluminado, solo Valuska es capaz de captar la belleza.

Adentrándonos un poco más, Rancière, en El espectador emancipado, analiza

“críticamente la crítica” que Brecht, Debord y demás agitadores culturales

establecieron en torno a un ideal concepto de “unidad”144. ¿No es este

precisamente el motivo por el cual Béla Tarr es melancólico? Pone es escena

constantes descomposiciones de la unidad, aunque sea sarcásticamente. Y

142 Brown, W. (1999) Resisting left melancholy. Duke University Press.143 Zizek, S. (2002) ¿Quién dijo totalitarismo? Valencia: Pre-textos.144 Rancière, J. (2010) El espectador emanicipado. Buenos Aires: Manantial.

aquí, tal y como nos recuerda Kovács, hay una apreciación importante: las

Armonías de Werckmeister es el film menos irónico y más ligado a las formas

del modernismo cinematográfico: “It is, however, in Werckmeister Harmonies

where this combination (blanco y negro contrastado, composición en

profundidad con tensión) becomes the main stylistic effect of the form.”145

Es decir, que Armonías de Werckmeister puede ser, sin duda, la propuesta más

clásica de toda su filmografía.146 El cadáver de la ballena es el símbolo de esa

descomposición clásica: el Estado, irónicamente, muestra su potencia en la

figura de una ballena que en sí no es otra cosa que descomposición, cadáver

putrefacto. Pero como el Estado “está equivocado”, no es consciente de esta

contradicción, no lo ve como presagio de su propio final. Y en efecto, no lo

es. Después de la destrucción de la ballena, todo vuelve a ser igual que antes:

el orden vuelve a mandar y el Estado se recompone, aunque sea bajo otro

orden de las cosas. Esa es la “contradicción” inherente al colapso del sistema

comunista: se celebró la consumación de su “separación” (y la consecuente

descomposición) como un proceso de “liberación” que unificaba al mundo

comunista con una unidad superior realmente existente: la del capitalismo

neoliberal. Pero tanto Krasznahorkai como Tarr desconfían de cualquier

unidad liberadora, así como del relato liberador de la caída del muro. Y eso

es lo que tratan sus novelas y sus films. ¿Quita esto que no puedan basar

145 Kovács, A. (2013) op.cit.146 “This is what we might call the classicisation of the Tarr style. While Damnation is full of aesthetic distance and avant-garde references, Satantango is full of irony, Werckmeister Harmonies lacks aesthetic distance in the avant-garde sense almost entirely and includes minimal irony (basically limited to the scene of the hotel porter’s lunch and the police commander’s drunken babble), cultural references in The Man from London are changed from avant-garde to classical modernism (Bresson, Fassbinder, film noir), and the only scene in which there is some aesthetic distance is the bar dance with the snooker ball and the chair.” En Kovács, A. (2013) op.cit. p.88

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

52

sus estrategias narrativas en una unidad pasada, no vinculada con ningún

sistema político concreto, sino con un “estado energético” más puro, en una

belleza ideal? Si fuera así, que sean críticos con el relato hegemónico no les

excluye de seguir ejerciendo la melancolía de izquierda.

Por eso ni Tarr ni Valuska, el protagonista de las Armonías de Werckmeister,

celebran la figuración de la ballena como muestra de una “separación

liberadora”. Mientras la “multitud” cede a la presión de la historia vulgar,

viendo en la ballena el presagio de la separación de una falsa unidad, Valuska,

en un intento místico propio del carácter “angélico” del personaje, lo celebra

como genuina expresión de una unidad anterior al tiempo: “¡Observe qué

gigantesco animal puede crear el Señor! Cuán misterioso es, que se divierte

con este tipo de criaturas” dice el joven extasiado. El pueblo llano desconfía,

Valuska confía. Valuska no cede a la narrativa de la historia común, siempre

llena de errores vinculados con lo subjetivo, sino que se lo explica bajo el

pretexto de otra narrativa, fundamentada en un génesis todavía más unitario:

el de la creación divina.

El cadáver es destrozado por la multitud en la plaza del pueblo porque el

vulgo cede a la pretensión fascista de la “restauración de la unidad”. Valuska

es encerrado en el manicomio porque su capacidad de imaginar la “unidad

verdadera” pondría en peligro la restauración de la “unidad fascista”; la

izquierda clásica ni existe. No hay alternativa al poder de la bestia en las

Armonías de Werckmeister. Pero Rancière sesga la definición de la melancolía

de izquierdas: “nos invita a reconocer que no hay ninguna alternativa al

poder de la bestia y a confesar que estamos satisfechos con eso.”147 No es

verdad: podemos estar perdidos, dudando acerca del lugar donde reside la

posibilidad de emanciparse, pero sin negar que, de momento, no somos

capaces de localizar ninguna alternativa al poder de la bestia. Y eso es

precisamente lo que hace Tarr.148

147 Rancière, J. (2010) op.cit p.44.148 Sobre la relación entre arte, melancolía y Bloque Comunista, véase Czirak, A. (2013) Melancholy and Politics. An Introduction. Atenas: Institute for live arts research.

53

Vale la pena destacar que una de las diferencias principales entre la novela de

Krasznahorkai y el film de Tarr es la primera vez que Valuska ve a la ballena.

El momento en el que Valuska observa a la ballena en el interior del camión

es sustancialmente distinto en las respectivas aproximaciones. En la novela,

Valuska ve al monstruo marino rodeado de gente, apretujado, empujado

entre las miradas indiferentes de odio y destrucción que suscita el inmenso

cadáver. En las Armonías de Werckmeister, la escena se desarrolla desde un

punto de vista absolutamente despojado de personajes secundarios: Valuska

observa el cadáver de la ballena desde la más profunda y vívida soledad.

Hay un desplazamiento importante del centro narrativo en la adaptación

cinematográfica de la Melancolía de la resistencia. Krasznahorkai escribe una

novela descentralizada en la que cada personaje tiene un devenir propio que

puede o puede no ser cruzado con los demás. No hay un todo abstracto que

unifique todas las tramas. Pero Tarr prioriza un único punto de vista, el de

Valuska, y la ballena simboliza esa unificación. “Werckmeister Harmonies

is the only film which focuses not only on a single protagonist but on a

protagonist who does not have any traits that would make him repulsive,

ridiculous, frightening or despicable.”149 Rancière lo acepta parcialmente, a

regañadientes: “Esto se ajusta al principio de Béla Tarr: en el cine la situación

se juega por entero sin filtro subjetivo. Sin embargo, extrae de este principio

una consecuencia que parece contradecir la oposición de las situaciones y de

las historias.”150

Este desplazamiento del centro incluye algo que Deleuze, el mismo año en

149 Kovács, A. (2013) op.cit. p.131.150 Rancière, J (2013) op.cit. p.57.

X.IIEL CENTRO

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

54

que Krasznahorkai escribe Melancolía de la resistencia, apunta cuando

divide a los personajes de Melville según dos ordenes que se repiten en el

análisis que hace Rancière de los personajes de Tarr: “en un extremo, los

monomaníacos o demonios, que detentan una preferencia monstruosa (…)

en el otro extremo, los ángeles (…), casi estúpidos, criaturas de pureza e

inocencia (…) que prefieren… ninguna voluntad en absoluto.”151 Serían los

falsos profetas y los idiotas en Rancière, y este último podría ser Valuska en

las Armonías de Werckmeister. Pero Deleuze añade un tipo de personaje más:

“En Melville hay además un tercer tipo de personajes, que están del lado de

la ley, (…) son los profetas.”152 En el caso de Moby Dick, es Ishmael. Pero en el

cine de Béla Tarr, incluso el profeta parece haber cruzado el umbral del mal

(Irimias, el Príncipe, son estafadores). Pero habitando este vacío, ¿acaso no

podría ser el tercer personaje de Melville (según Deleuze) el punto de vista del

espectador, desarrollado de manera invisible en el medio cinematográfico?

¿Y más concretamente, en los planos secuencia de Tarr? ¿Podría ser el punto

de vista cedido al espectador cinematográfico la transposición del profeta

melvilliano, propia del medio literario? Tarr, oculto bajo el imperativo de la

“suspensión de la incredulidad” propia del cine narrativo más convencional,

desarrolla la tarea naturalizada del narrador, del profeta melvilliano interno

en la trama, que es el verdadero protagonista: “son más bien los Testigos, los

narradores, los intérpretes.”153 Puede parecer invisible pero no lo es.

151 Deleuze, G. (1989) Bartleby o la fórmula en Preferiría no hacerlo. Valencia: Pre-textos.152 Deleuze, G. (1989) op.cit.153 Ibid.

Otra diferencia sustancial más entre la novela de Krasznahorkai y el film

de Tarr es el final: Krasznahorkai nos cuenta, a través de un narrador

omnisciente, la descomposición del cadáver de la madre de Valuska bajo

la tierra, siempre húmeda. El mundo de los microbios parece sucumbir a

las mismas reglas que el de los humanos (¿o es al revés?). Aniquilación,

guerra, ataques, formaciones explosivas que destruyen irremediablemente.

Toda las tramas de la novela, de alguna manera, quedan empequeñecidas

al ser consideradas como un fenómeno natural más. Por otro lado, Béla

Tarr cierra el film con un plano general del cadáver de la ballena en la plaza

del pueblo. No hay hipérbole final de la destrucción como la que transmite

Krasznahorkai: hay una libre (y legítima) interpretación de Tarr, que decide

insistir en la presencia del cadáver de la ballena. Y Rancière apunta: “La

literatura tenía, en esta tarea, una doble ventaja. Por un lado no debía someter

lo que pintaba a la prueba de la mirada.” Así, lo que Tarr hará es “continuar

el movimiento al precio de que la persona que mira no sea sino una masa

negra que obstruye el mundo en lugar de reflejarlo. (…) Y el cineasta no está

allí para hacer de sí mismo el centro que ordene lo visible y su sentido.” Pero

¿acaso Tarr no está ejerciendo la función del intérprete al guiar la cámara

lentamente, aunque sea a través de imágenes-tiempo? ¿Cómo podría evitar

ser el centro?

55

Ahora queda intentar dilucidar la naturaleza oscura del concepto de

“el tiempo del después”. La clave de toda esta disertación es que, si bien

podríamos reconocer fácilmente una tendencia pesimista en la propuesta

formal cinematográfica de Béla Tarr (sin negar, por otro lado, algún atisbo de

esperanza) la lectura que de ella hace Rancière presume de encontrar algo más

recóndito. Para Rancière, en efecto, las últimas películas de Tarr representan

una búsqueda del “tiempo del después”, tiempo que representa “el tiempo

del después de las historias, el tiempo en el que uno se interesa directamente

por la materia sensible en la que ellas tallaban sus atajos entre un objetivo

proyectado y un objetivo cumplido.”154 Sería, para Rancière, un ejemplo de

la imagen pensativa propuesta en El espectador emancipado. Encuentra algo

más allá de la propuesta narrativa vinculada con la acción, pues en efecto

se interesa por esos “acontecimientos materiales puros contra los que se

mide la creencia”155 que merecen “ser llamadas imágenes-tiempo, imágenes

donde se hace manifiesta la duración, que es la materia misma con la que

se tejen esas individualidades que uno llama situaciones o personajes.”156

Resuena Sartre y Débord. Para eso, Tarr usa los planos-secuencia, a través

de los cuáles “penetramos en algo más esencial, la duración misma en el

seno de la cual las cosas los penetran y los afectan (a los personajes)”157, es

decir, una igualación de los elementos (humanos y no-humanos) que deriva

en “un mundo absolutamente realista, absolutamente material”. De esta

manera, “en el continuum de la secuencia, todo los elementos son a la vez

154 p.70.155 p.17.156 p.42.157 p.74.

X.IIIEL TIEMPO DEL DESPUÉS

DEL TIEMPO DEL DESPUÉS DEL TIEMPO…

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

56

interdependientes y autónomos”158. Los personajes, las cosas, la lluvia o la

ballena son “un lugar ejemplarmente banal donde pueden acompasarse

la espera de lo idéntico y la esperanza del cambio”. Rompiendo la lógica

causal, sin esperanza, Godot espera. Bartleby desaparece bajo el imperio de

las cosas cuando responde “I prefer not to”: “La búsqueda de este hombre

anónimo, regicida y parricida, Ulises de la modernidad (“Mi nombre es

Nadie”) atraviesa todo el siglo XIX: el hombre anonadado y mecanizado de

las grandes metrópolis, pero de quien se espera que surja, quizás, el Hombre

del porvenir o de un mundo nuevo.”159

Los personajes de Tarr están efectivamente anonadados, sea porque se han

convertido en estafadores o porque se han convertido en idiotas. Pero lo

más importante, es que según Rancière, Tarr “libera la realidad a la que se

desea fiel de las expectativas y los encadenamientos que ligan la lógica de la

ficción a los esquemas temporales de las retóricas del poder.”160 Sin embargo,

Kovács opina que “circularity for Krasznahorkai, just like for Tarr, does not

appear in a static closed form, but rather in the form of an eternal return of

the same situation, always flashing the possibility of a change and always

falling back to the same misery.”161 La solución para romper este bucle eterno

nietzscheano, según Rancière, se sitúa más allá del tiempo, por lo que aparece

la posibilidad de caer en la proposición de una estética post-histórica. Y aquí

es dónde, a pesar de que el contenido es radicalmente opuesto, encontramos

un atisbo de conexión con la propuesta estética, a lo largo de 40 años, del

158 Ibid.159 Deleuze (1989) op.cit.160 Rancière, J. (2013) op.cit. p.14.161 Kovács, A. (2013) op.cit. p.123.

NO-DO franquista:

No se trata (…) de una concepción lineal del tiempo, ni mucho

menos; tampoco de una concepción cíclica clásica; se trata de

una especie de negación pura y simple del paso del tiempo,

de una percepción casi simultánea de acontecimientos

clasificados no según la cronología, sino de acuerdo con una

escala maniquea de valores, una suerte de cuarta dimensión

que remite a la noción de eternidad. De este modo, Covadonga

resurge en el presente y así también los “soldados de la nuevas

legiones” dialogan más allá del tiempo con los héroes muertos,

en un mismo día de gloria.162

No son dos propuestas equiparables en contenido, pero se mantienen

erguidas sobre estructuras conceptuales que pueden llegar a ser similares. El

tiempo del después exige una ruptura con el tiempo de las historias, a costa de

(y quizás ese es el paradigma común) seguir contando, irremediablemente,

nuevas historias. ¿O Tarr no sigue contando una historia cuando se desplaza

en plano secuencia a lo largo de un paisaje ruinoso? ¿Pasamos a ser pura

superficie sensible al no mantener un personaje, en escorzo o frontalmente,

en el cuadro, o seguimos insertos en la narración, a pesar de transformarse

circunstancialmente en no-aristotélica, en tanto que parece romper la

relación causa-efecto? Hay momentos en los que Tarr rompe la lógica clásica,

pero sus films se fundamentan en ella. La cronología desaparece en ambos

162 Citado de Barachina, M.A (1998) Propagande et culture dans l’Espagne franquiste 1939-1945. Grenoble: Ellug, en Sánchez-Biosca, V., Tranche, R. (2001) op.cit.

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

57

casos: lo que cambia es la escala maniquea (o no) de valores. “La moraleja es

que, por muy refinadas que sean nuestras posiciones intelectuales, siempre

estamos dispuestos de algún modo a esperar el fin y un nuevo principio;

instantáneamente, identificamos nuestro momento como de transición.”163

La venida del “tiempo del después” parece situar nuestro presente en esta

transición contínua que es la postmodernidad, vinculando las nuevas formas

con una ruptura final: “Dicho de otra manera, cuando hemos logrado lo que

Lyotard llama la “incredulidad hacia las metanarrativas”, sin duda hemos

inaugurado una nueva época. Si, además, negamos toda historia dirigida hacia

un fin, hemos eliminado apocalípticamente el pensamiento apocalíptico.”164

Parece que así, todos y todas jugamos al bucle sin fin.

Obviamente, la diferencia sustancial entre Tarr y el franquismo es clara: “El

tiempo del después no es el tiempo de la razón recobrada ni el tiempo del

desastre previsto.”165 En el franquismo hay una razón recobrada; en Tarr no.

Pero sí hay un desastre previsto. Si bien podríamos celebrar la esperanza

que propone Tarr como un espacio todavía vacío, de posibilidad, tampoco

podemos negar que la figuración estética en la que se erige su propuesta

es melancólica en tanto que se fundamenta en la ruina. La ruina puede no

ser melancólica; puede ser realista, en tanto que herramienta emancipadora

activada para combatir el sinsentido y la barbarie, pero no parece ser el caso de

ninguno de los personajes ni de ninguna de las tramas de Tarr. A diferencia

de Benjamin, en Tarr, los “ángeles de la historia” son irremediablemente

163 Kermode, F. Aguardando el fin. En Bull, M. (comp.) (1998) La teoría del Apocalipsis y los fines del mundo. México: Fondo de Cultura Económica.164 Kermode, F. (1998) op.cit. p.147.165 Rancière, J. (2013) op.cit. p.70.

o estafadores o idiotas. Más de medio siglo los separa, y la confianza en el

mesías ha ido desapareciendo (¿afortunadamente?) en el pensamiento de

izquierdas de después de la Segunda Guerra Mundial. “América (…) Rusia

(…) el mesianismo del siglo XIX tiene dos rostros, y se expresa tanto en

el pragmatismo norteamericano como en el socialismo que ha terminado

siendo ruso.”166 Pero no hubo socialismo, y a Tarr se le suma el colapso de la

URSS. Muchas ruinas se acumulan en Occidente y rememorar la presencia

de éstas en la historia puede devenir un ejercicio de melancolía que, nadie

sabe todavía por qué, parece que sigue perteneciendo a la izquierda.167 “I wish

to make one more film about the end of the world and then I am done with

making films.”168 Béla Tarr desarrolla la representación del fin del mundo

como cineasta situado en el epicentro de la espiritualidad moderna. Aunque

se certifique la aparente desbandada del sentir religioso, su forma todavía

perdura. Por lo tanto, la obra de la segunda etapa de Béla Tarr puede ser una

reformulación de la “procadencia” que Deleuze rememora en Fellini, pero

sin la certeza de pertenecer, como Visconti, a un centro consciente.169

Rancière defiende la propuesta de Tarr porque considera que se adapta a su

objetivo: “La emancipación de los trabajadores comienza con la posibilidad de

construir maneras de decir, maneras de ver, maneras de ser que rompan con

las que están impuestas por el sistema dominante.”170 La pregunta entonces

166 Deleuze, G. (1989) op.cit.167 ¿El escritor Yukio Mishima podría ser un ejemplo opuesto? El asesinato del gato por parte de los niños en El marino que perdió la gracia del mar (1960), recuerda a la frustración violenta que ejerce Estike sobre su gato en Satantango.168 Kovács, A. (2013) op.cit. p.145.169 Deleuze, G (1987) op.cit. p.126.170 Rancière, J. (2012) op.cit p.388.

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

58

es, parafraseando a Débord, ¿podemos estar seguros de que “ninguna

contestación real será llevada a cabo por individuos que, al exhibirla, vienen

a estar un poco más elevados socialmente de lo que estarían absteniéndose

de ello”?171

En este sentido, Bordwell se muestra igual de analítico pero menos

vehemente: “Tarr’s severe parables, grotesque and sarcastic in the manner

of Kafka, don’t exude the religiosity we can find in some of this music or

filmmaking, but, at least for me, they share the impulse to lament humans’

inability to transcend their brutish ways.”172 Dentro de un contexto concreto,

Tarr encuentra un sitio. Es menos apasionante pero dialoga con su tiempo y

su espacio. ¿En qué se podría basar la predilección de Rancière? En parte, en

el vinculo establecido entre el estilo personal de narrar caracterizado por una

ausencia de propuestas delimitadoras a priori (con la consecuente imagen-

tiempo) y en la desconfianza acerca del rol asignado al director de cine por

el propio Béla Tarr (con la consecuente retirada del mundo del cine): “Tarr is

the cinematic equivalent of Jacotôt. (…) With him, Rancière can effect (…) a

critique of dominant neoliberal strategies of representation, as well as of those

all manner of left-wing artists and intellectuals who claim for themselves the

roles of experts.”173 El gesto de Tarr es indiscutiblemente valioso, porque pone

en práctica una decisión que problematiza con la profesionalización del arte.

171 DÉBORD, G. (dir.) In girum imus nocte et consumimur igni. 100 min. Producida por Simar Films. 1978. [Película cinematográfica]172 Bordwell, D. (2007) The sarcastic laments of Béla Tarr. En http://www.davidbordwell.net/blog/2007/09/19/the-sarcastic-laments-of-bela-tarr/173 Barotsi, R: The lesson of Rancière en Mak, E. & Flanagan, M. (ed) (2016) After the time after. Reflections on Jacques Rancière on Béla Tarr. Londres: Lumen II.

Y Rancière, efectivamente, critica la estetización del arte crítico; pero puede

estar cayendo en la misma metodología “de lo absoluto sin fisuras” al querer

amplificar excesivamente “el tiempo del después” y no aceptar, por otro lado,

que la obra de Tarr puede ser leída también como expresión melancólica.

Tarr es, para Rancière, un ejemplo de maestro emancipado. Pero ¿es un ser

histórico, el maestro emancipado? ¿O está peligrosamente situado más allá

del tiempo, en “el tiempo del después”? ¿Este tiempo, evade los límites del

etnocentrismo europeo-blanco-masculino? ¿O es una conciencia parcial,

dentro de un continuo proceso de autoconocimiento? El peso fundamental

que otorga al maestro, más allá de la ardua y honrosa tarea de no imprimir

ninguna ideología sometedora en las cabezas de sus alumnos, continúa

absteniéndose de preguntarse algo tan sencillo como: ¿soy necesario en

cualquier parte? A veces no lo parece, como cuando leemos que: “hay que

anunciarlo y prestarse a su comprobación: hablar al pobre, hacerle hablar de

lo que es y de lo que sabe; mostrarle cómo instruirá a su hijo.”174

¿Hacer hablar al pobre o dejar de obligarlo a hablar?175 ¿Y qué lenguaje?

¿Cuál es el papel de la mujer en las imágenes-tiempo de Tarr? ¿Consiguen

trascender el machismo izquierdista del tiempo que les ha tocado vivir, o

ni tan siquiera opinan?176 Por más que Rancière lo relativice, en Tarr sigue

174 Rancière, J. (2003) op.cit p.56.175 O, tal y como lo presenta Spivak: “¿Puede realmente hablar el individuo subalterno haciendo emerger su voz desde la otra orilla, inmerso en la división internacional del trabajo promovida en la sociedad capitalista, dentro y fuera del circuito de la violencia epistémica de una legislación imperialista y de programa educativo que viene a complementar un texto más temprano?” En Spivak, G. C. (1998) ¿Puede hablar el sujeto subalterno? Orbis Tertius, 3 (6), 175-235. En Memoria Académica. Disponible en: http://www.fuentesmemoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.2732/p r.2732.pdf176 Como pequeño apunte para comprender la misoginia generalizada, Jay formula de manera condensada la tesis psicoanalítica que Kristeva plantea en Sol Negro (Kristeva, 1987): “el vínculo

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

59

habiendo juicios finales, condenas sin misericordia y violaciones estetizadas.

Un ejempo puede ser la violación que acontece en Nido Familiar. Generó una

gran controversia y tuvo respuesta por parte de un grupo feminista alemán.177

Tarr, por su parte, respondió: “And then came eight representatives of the

Frankfurt feminist party, saying that this is not true. A humiliated woman

doesn’t go drinking with her rapists. Sure she does! She is humiliated

every day, and still she drinks with the man afterwards. What is worse, she

even lives her entire life with him.”178 Puede que tanto la pregunta de las

feministas como la respuesta de Béla Tarr se ignoren mutuamente. Puede

que entiendan el cine desde puntos de vista significativamente distintos.179

Estamos presumiblemente evocados a la conciencia fatal de nuestra propia

existencia, la cual se vertebra como acción colectiva en el sentimiento de la

compasión: “Tarr’s most fundamental artistic attitude can be summarised

by the idea of compassion without moral judgement.”180 La compasión es el

primer paso, pero no el único. Avanzar puede ayudarnos a crear herramientas

para luchar contra la reducción de todo nuestro potencial emancipatorio, más

allá de la vida como condena a la supervivencia entre fatales hostilidades.

que forja Kristeva entre la melancolía y un duelo incompleto por el objeto materno.” Pues nos ayuda a comprender el tono con frecuencia intensamente misógino de gran parte del pensamiento apocalíptico. Es decir, la identificación narcisista con la madre, de cuya necesaria “muerte” no se ha hecho el duelo, da por resultado esa inversión que, según Freud, es característica de la melancolía en general. Expulsada de la psique antes que integrada simbólicamente, la madre de la identificación retorna, por así decirlo, como la vengadora “hetaira de Babilonia” y “madre de las rameras”, tan ferozmente injuriada por San Juan de Patmos y su progenie”.177 Kovács, A. (2013) op.cit. p.152178 Ibid.179 Sigue siendo indudable que la tendencia a incluir violaciones en pantalla proviene mayoritariamente de directores que de directoras, hecho que podría ser sintomático de una cierta falta de empatía masculina hacia la víctima sexual, la mayor de las veces femenina. En este sentido, el artículo de Sherezade Atiénzar puede aportar alguna luz: http://revistamutaciones.com/el-cine-y-la-cultura-de-la-violacion/180 Kovács, A. (2013) op.cit. p.154.

La descripción destructiva que evoca la desesperación de Yeats podría

figurarse en cualquier paisaje de la segunda etapa de la obra de Béla Tarr. Los

mejores sin convicción real, los peores dirigiendo intensamente. La lluvia, la

niebla y el barro se acumulan, todo se deshace sin remedio. Pero Tarr no cree

en la Seguna Venida: a pesar de suponer de la misma manera el presente, no

espera ningún cambio inmediato en el futuro. Y este es el giro postmoderno:

“Los posmodernistas tienen su propia manera de registrar la transición, y

celebran la pérdida de los engañosos grands récits que caracterizaron no sólo

el modernismo sino también su pasado o sus pasados.”181 En eso se basa el

estilo irónico de Tarr: sus personajes todavía creen que las grandes formas

existen; él no. Él, como artista, se sitúa más allá de la espera. Kermode

describe hábilmente esta espera constante, que se alarga indefinidamente:

“vemos así que “transición” es el término clave, y reconocemos su presencia o

su principio en los signos inconfundibles de la decadencia.”182 Y un poco más

allá, según precisa Jay, el pensamiento postmoderno “promueve en cambio

una actitud emocionalmente distante de indiferencia estética, que abandona

las nociones tradicionales de resolución dramática o narrativa a favor de una

fascinación inextinguible por estar en el borde de un final que nunca llega.”183

Es decir, la transición perpetua como estado constante al borde de un final

“no es simplemente Apocalipsis ahora, sino Apocalipsis para siempre.”184

181 Kermode, F. (1998) op.cit.182 Kermode, F (1998) op.cit.183 Jay, M (2003) Campos de fuerza: Entre la historia intelectual y la crítica cultural. Buenos Aires: Paidós.184 Ibid.

60

X.IVILUMINACIONES

¿Hay ballenas entonces después del tiempo? Para responder nos hará falta

diferenciar, por un lado, al autor de las ballenas fílmicas y al analista de las

formas emancipadoras. Por parte de Béla Tarr, no hay significación más allá

de la figuración misma del cadáver de la ballena. Pero en esta insistencia

por endosarnos el punto de vista de Valuska, puede leerse un reverso

postmoderno ampliamente generalizado: la indiferencia que Tarr nos

reclama, esa obligación moral como espectadores “objetivos” de la forma,

es decir, esa crítica áspera que nos achaca impertinentemente al creernos

incapaces de “ver” solamente lo que nos muestra, conforma el paradigma

artístico de la postmodernidad: el arte sigue existiendo, pero no hay final, no

hay finalidades. El artista que ya lo sabe sigue creando, y el problema lo tiene

el público, que es incapaz de liberarse por sí mismo, víctima de la inercia

aristotélica de las grandes formas reconciliadoras. De esta manera, Béla Tarr

puede rechazar el Apocalipsis a costa de integrarse en él, perpetuamente.

Pero además, cabe destacar dos aspectos circunstanciales. Por un lado, las

Armonías de Werckmeister es el film más romántico de toda su filmografía,

debido a su formulación narrativa y formal. Tal y como hemos apuntado, y tal

y como propone Rancière: “en un tono “romántico”, la película se desarrolla

claramente en torno a un solo personaje.”185 Podríamos leer al cadáver de la

ballena como alegoría de la melancolía de izquierdas porque todo el film

es inevitablemente romántico. Y todavía podría enfatizarse todavía más el

carácter melancólico de la figura del cetáceo, atendiendo a la crudeza con

la que Béla Tarr rodó su siguiente proyecto, El hombre de Londres.186 Fue una

185 Rancière, J. (2013) op.cit. p.59.186 TARR, Béla, Hranitzky, Á. (dir.) A Londoni férfi (The Man from London). 132 min. Producida o-production Hungary-France-Germany. 2007. [Película cinematográfica]

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

61

especie de respuesta íntima ante el excesivo romanticismo de su película

anterior. Por otro lado, la decisión de Béla Tarr de dejar de dirigir películas

después de El caballo de Turín responde a una sinceridad artística poco habitual

en la mayoría de artistas consolidados.187 Tal y como él mismo apunta, podría

estar haciendo películas hasta el final de sus días, pasando una y otra vez

por la misma repetición, o cambiar bruscamente de dirección: “Eso es todo

lo que podíamos decir. Y realmente no quiero repetirme a mí mismo. (…) Y

podríamos hacer 10 o 15 más, pero (…) no quiero ser un burgués ridículo y

estúpido que va a las alfombras rojas haciendo algo que es falso.”188

Así como sus propios personajes deciden romper el círculo, Tarr ha decidido

romper con la repetición a la que obliga la industria del cine para dar ese salto

al vacío que supone finiquitar una carrera cinematográfica en un momento

aparentemente maduro. Tarr parece haber puesto en práctica el apocalíptico

monólogo del extraño vecino de El caballo de Turín, asimilando, de un modo

schopenhaueriano, que todo margen de libertad se limita a no participar en

el círculo central del Poder:

Porque para su victoria incondicional, es también esencial la

colaboración de los otros. Es decir, todo lo que es excelente,

grande en algunos aspectos y noble, no debe participar en

187 Cabe destacar que, como era de esperar, no ha dejado de rodar. Sus últimas obras, catalogadas como Expanded Cinema son Muhamed (2017) y Missing People (2019). Ambos films se mantienen en un registro cinematográfico de contenido social pero ya no se exhiben como tales, sino en espacios museísticos, como performances o bajo formato teatral.188 En Filme. (2011, octubre 25) Bela Tarr, sobre la vida diaria y su retiro definitivo (subtitulada). [Archivo de vídeo]. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=nXVV2QTKGGQ

ningún tipo de lucha. No debería haber ningún tipo de

forcejeo, sólo la repentina desaparición de una parte, significa

la desaparición de todo lo excelente, lo grande, lo noble.189

Ante todo, cabe destacar la autoestima del disidente. De alguna manera,

es consciente de su propio empoderamiento porque cree que sin él se

acelera la destrucción del mundo, condenado por los pecadores (en este

caso, el del mundo de los poderosos y los ricos). Quizás, en este sentido,

también podamos entender que el mundo solo se despedaza ante aquéllos

que alguna vez han creído tener algo. Es decir, comprendiendo la obra de

Béla Tarr como un conjunto disforme de películas en las que se establecen

relaciones contradictorias, podemos llegar a apreciarla mejor; o, al menos,

más sinceramente.

Por eso la lectura que hace Rancière de la filmografía de Béla Tarr es

absolutamente inspiradora hasta el momento en el que intenta dar un

aspecto compacto, lineal y lógico a toda la obra del cineasta. De alguna

manera, parece como si él mismo cayera en el sesgo teleológico por el que

Béla Tarr actuó y actúa siempre consecuentemente, con un fin establecido

del que nunca se aparta ni para respirar. Por un lado, las aportaciones de

Rancière aportan luz porque él mismo practica una escritura artística,

inspirada por la obra del cineasta, que persigue adaptar las formulaciones

fílmicas del director a sus esquemas de pensamiento propio. En ese cotejo

mutuo hay ideas iluminadoras. Pero por otro lado, en el momento en el que

189 Diálogo del film, transcrito directamente por mí.

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

62

teoriza fuertemente para generar el concepto de “el tiempo del después”,

pueden aparecer contradicciones como las que se ha intentado establecer a

lo largo de este capítulo. El “tiempo del después” es un concepto que puede

ser criticado por querer aspirar, presuntuosamente, a algo a lo que ni el

mismo director aspira. En el caso de que tan solo fuera la opinión del filósofo

analista, respetable por ser su propia percepción de la obra del cineasta,

cabría preguntarse por qué no hay ningún atisbo de contradicción a lo largo

de toda la obra analizada, ya que la analiza toda sin ningún tipo de crítica

constructiva. En este sentido, la fluidez y la armonía absoluta solamente

pertenecen a los iluminados o a las divinidades; o, circunstancialmente, a

los que se dejan iluminar por ciertas divinidades.

Puede que no haya ballenas después del tiempo, pero no por eso dejan de

ser menos inspiradoras. Puede que no sean mera melancolía de izquierdas,

sino un sincero reflejo de un estado íntimo del cineasta, en relación con la

compleja realidad social en la que se desarrolló la obra. Por eso quizás no

hace falta que las ballenas vayan más allá del tiempo, sino que cada tiempo

tenga sus propias ballenas.

63

Parece que el cinismo se erige ante la repetitiva derrota de la izquierda contra

la eterna victoria de la derecha. Parece que para los desesperanzados la victoria

de la realidad sucumbe a la ficción. El cadáver solitario de la ballena es el

plano final de Armonías de Werckmeister. Es el último rastro simbólico de la

melancolía en la mirada humana: “Sin la negatividad de la muerte, la vida se

anquilosa volviéndose algo muerto. La negatividad es la fuerza vivificante de

la vida”190 dice Han. En el final de Armonías de Werckmeister, el cadáver de la

ballena finalmente desaparece, poco a poco, entre la niebla que la desdibuja,

como la memoria, como los recuerdos que pierden forma, como las historias

cuando pierden su contorno. Como la imposible anamnesis que, formalizada

en la niebla fantasmal, acaba por impedir la imagen.

La ballena sigue viva en el imaginario simbólico de nuestra época. En su

representación más homogeneizada está liberada de todo atisbo de melancolía

y se ha transformado en un incesante existir alegre y consumista. Y podemos

encontrar un rastro, un indicio, una semilla del proyecto ideológico actual en

la estética de lo pintoresco que promulgó audazmente el franquismo, de la

mano del capitalismo más maleable. Ya lo advertía Disney, sagazmente, en

1946: el destino de las ballenas está atravesado, fatalmente, por el camino

hacia la realización del ser humano. 191

190 Han, Byung-Chul. (2017) La sociedad del cansancio. Barcelona: Herder.191 En su cortometraje de animación protagonizado por una ballena cantora. GERONIMI, C. LUSKE, H. (dir.) The whale who wanted to sing at the Met. 15 min. Producida por Walt Disney Productions, RKO Radio Pictures. 1946 [Película cinematográfica]

XILA BALLENA ALEGRE

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

64

The whale who wanted to sing at the Met (Disney, 1946)

De esta manera, la victoria de lo pintoresco frente a la caduca concepción de

lo extraño convierte las posibilidades utópicas de la vida en meras propuestas

diferenciales y desaparece, fácilmente, la profundidad: “A la diferencia le

falta, por decirlo así, el aguijón de la extrañeza, que provocaría una violenta

reacción inmunitaria. También la extrañeza se reduce a una formula de

consumo. Lo extraño se sustituye por lo exótico y el turista lo recorre.”192

Al hilo de la tesis de Byung Chul-Han, creo que se puede entender el cadáver

de la ballena melancólica como una propuesta política que sigue necesitando

de la otredad para entender el mundo como campo de batalla inmunológico.

La ballena muerta, descompuesta, es la expresión de esa otredad. Es una

192 Han, B.C (2017) op.cit. p.16.

expresión puramente negativa de lo real, del presente. Y en manos de los

directores que la representan, esa otredad es lo que queda, lo “fantasmal” de

la utopía que caracterizó la posibilidad de un pensamiento revolucionario en

la última mitad del siglo XX. Podemos reivindicar lo extraño como categoría

estética de la resistencia, del cambio, de lo inestable, de la identidad y de

lo intrínsecamente efímero de nuestra propia existencia, no para generar

temor o dogma, no para representar el “salto de fe”, sino para reafirmar el

eterno diálogo inestable entre el pasado, el presente y el futuro: “se apunta

una política en la cual serán igualmente respetados el deseo de justicia y

el de lo desconocido”193. Lo extraño puede ser esa sensación de “vacío” que

representa el momento previo al pretendido entendimiento. Y el vacío que

deja un cuerpo gigante como el de una ballena es un espacio enorme.

Pero si el vacío no aparece, nuestra existencia puede devenir arrogante. Si la

ballena reside en lo meramente pintoresco, la derrota puede ser inevitable.

La vinculación entre la forma de la ballena como símbolo, la explotación

económica de los recursos y el advenimiento del turismo de masas en España

es un hilo sin concluir que, de alguna manera, intenta arrojar luz sobre la

rabiosa incomprensión del agitado presente. Toda perspectiva crítica debería

empatizar con lo extraño para seguir siendo realmente vital. No sucumbir al

terror, sino seguir perseverando en lo posible. De otra manera, la alegría sin

fundamento puede ser signo de docilidad.194 El estudio comparativo entre el

carácter pintoresco del franquismo y el trazado clásico de la ballena como

símbolo político en Europa (particularmente en Hungría) permite aflorar esa

193 Lyotard, J.F (1979) La condición postmoderna. Madrid: Ediciones Cátedra.194 Para no dejar dudas, me sumo a la reivindicación explícita de Boym: “Creative nostalgia reveals

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

65

lucha simbólica entre dos opciones políticas situadas en las antípodas. “La

Bestia es real, pero su realidad está en nuestra propia conformidad y nuestro

miedo. Debemos reconocernos a nosotros mismos en la Bestia de la historia

(…) Y entonces debemos afrontarlo tal y como es.”195 De alguna manera,

según la distancia que nos separa de un punto concreto establecemos una

perspectiva. Pero solo cuando nos acercamos sin miedo, aparece, consciente

de su existencia, la distancia.196 ¿Dónde residen, entonces, las nuevas

distancias? ¿Puede el cadáver de la ballena resucitar inesperadamente?

A partir de ahora…Hic sunt dracones.

the fantasies of the age, and it is in those fantasies and potentialities that the future is born. One is nostalgic not for the past the way it was, but for the past the way it could have been. It is in this past perfect that one strives to realize the future.” en Boym (2001) op.cit. p.898.195 Thompson, E.P (1984). Dentro y fuera de la ballena. Madrid: Editorial Revolución.196 Bruno Latour satiriza la evidente ceguera de las grandes formas a través del comentario titulado “El Leviatán es una pelota de redes”: “Ninguna mano visible o invisible viene de pronto a poner orden en átomos individuales dispersos y caóticos. Los dos extremos, lo local y lo global, son mucho menos interesantes que las disposiciones intermediarias aquí llamadas redes” en Latour, B. (2012) Nunca fuimos modernos: ensayos de antropología simétrica. Buenos Aires: Siglo XXI Editores.

Camping la ballena alegre (NO-DO, 1960)

Camping la ballena alegre (Particular, 1985)

Camping la ballena alegre (Youtube, 2019)

66

A lo largo de este trabajo he trazado algunas similitudes y diferencias

contenidas entre dos propuestas distanciadas por el tiempo y la forma, pero

que bajo mi punto de vista pueden ser unidas por el paraguas de un signo

común: la figura del cadáver de la ballena. Y dicho signo común puede

expresar algo que no está contenido en la naturaleza explícita de lo fílmico,

sino aquello que puede formar parte de lo arraigado en un legado común, algo

cuya expresión más cercana se encuentra en la naturaleza contemporánea de

lo figural.

Por un lado tenemos la propuesta de Béla Tarr: partiendo de una tradición

documental explícita muy politizada en sus inicios, acaba desarrollando

parte de su estilo posterior en base a una figuración fuertemente anclada

en el imaginario romántico europeo —por lo menos en las Armonías de

Werckemeister—, hecho que implica poner en escena la figura del cadáver de

la ballena como un signo, como una pista de algo parecido a la procadencia

felliniana de Deleuze, es decir, como parte de una inefable sensación de

irremediable fracaso que pertenece, desde la caída del muro, a la melancolía

de izquierdas. En este sentido, si bien es cierto que no vale la pena fijar

excesivamente a los creadores y artistas a su contexto, creo que sí resulta

pertinente haber investigado parte de la relación con el escritor de Melancolía

de la resistencia Krazsnahorkai y su vivencia común en la Hungría comunista

y la Europa de después de 1989. Béla Tarr (junto a Krasznahorkai y Agnés

Hranitzky) configura el cadáver de la ballena como representación de la

última catástrofe sucedida en parte de occidente: el colapso del URSS. Pero

es demasiado escéptico como para creer en una unidad original en el terreno

XIIALGUNA CONCLUSIÓN

CIRCUNSTANCIAL…

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

67

de lo político. Ya no impresiona la táctica que practicó el franquismo; ya

no se cree en el cadáver como prueba definitiva. Apunta, inefablemente,

a una reconstrucción deliberadamente naïf de la unidad en los ojos de su

protagonista, Valuska. Anclado en una constelación semi-religiosa, la figura

del cadáver de la ballena en Armonías de Werckmeister está condenada a la

destrucción, de la que deriva una postura estética fuertemente anclada en la

política contemporánea.

Por otro lado, el carácter deliberadamente pintoresco del formato documental

fascista del NO-DO me ha ofrecido la posibilidad de poder situar el mismo

motivo del cadáver de la ballena en lo que son, a priori, las antípodas del

pensamiento político de Tarr. Parte de la inspiración para la nueva creación

del Estado Franquista estuvo fuertemente marcada por el imaginario

hobessiano del Leviatán que, a través de Schmitt y su política del enemigo,

marcó el horizonte de lo político en los primeros años de la dictadura. Algo que

influyó en la percepción estética que el régimen franquista impuso gracias

al formato cinematográfico ideado para tal fin: el NO-DO. El NO-DO del 28

de junio de 1954 representa la versión más burda de la aparente dominación

que se configura al pasear un cadáver descompuesto ante la multitud. No hay

melancolía porque no se cree que la unidad esté despedazada: Franco la está

reconstruyendo a partir del cadáver expuesto. La presencia del cadáver de la

ballena en los registros audiovisuales del franquismo representa la sátira, la

superioridad moral con la que el fascismo se consideró amo y señor, verdadero

Leviatán. El cadáver de la ballena representa, en el NO-DO, la reconstrucción

unitaria de lo real, es decir, la certeza acerca de la verdad contenida en el

estado fascista. Su figuración circense está destinada a entretener a un

pueblo que desea reconfortarse ante la ausencia de conocimiento crítico. El

estado les quiere impresionar: el cadáver es la demostración de su valentía.

Consecuentemente, se acomodan —torpemente— a lo vagamente científico

con absoluta normalidad.

De esta manera, un mismo evento histórico sucedido en partes distintas de

un mismo continente acaba siendo representado, tanto en la inmediatez del

documental fascista como en la reflexión artística del autor húngaro, bajo

formas distintas, pero con resultados estéticos en parte similares. La figura

de la ballena, tanto en Tarr como en el franquismo, se presenta como una

alegoría de la unidad previa a la separación, como totalidad en tanto que

conformación absoluta de la realidad en un momento y un tiempo concretos,

siguiendo la “noción de que de alguna manera todo está unido y de que

por fin se podría comenzar a demostrar de qué manera.”197 Quizás así se

demuestra, en parte, cómo la esencia de las formas (cinematográficas en este

caso) es, entre las diferentes adscripciones políticas de un momento histórico

concreto, más común de lo que muchas veces pensamos. Más fácilmente

varía entre generaciones diacrónicas que entre generaciones sincrónicas. Y

eso es lo que examino críticamente en Rancière: parte de su alegato a favor

de Tarr puede llegar a caer en una mistificación romántica del autor como

portador del verbo original, de la perfecta armonía, del círculo cerrado o

abierto (según se quiera entender).

197 Kermode, F. (1988) op.cit. p.127.

El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

68

Pero, por encima de todo, la figura de la ballena se mantiene como reflejo

fidedigno de los vaivenes del pensamiento metafísico occidental, algo que

el cine capta en toda su plenitud. La unidad religiosa mantenía al enemigo

alejado, el Estado moderno lo secularizó, el industrialismo casi lo aniquila

y el capitalismo contemporáneo lo mantiene en coma (y monetarizado).

Consecuentemente, el cadáver sería la prueba, la representación de la

separación fatídica de la unidad tanto política como religiosa y ecológica. Y

un cadáver, en la necropolítica contemporánea198, puede ser otra forma de

unidad.

La figura del cadáver de la ballena parece situarse, tanto en Tarr como en

el NO-DO en el terreno de lo liminar, en el punto de sutura que junta justo

el antes con el después. Creo que la figura del “tiempo del después” es tan

inspiradora como ambigua, por lo que vale la pena intentar comprenderla

críticamente. La ballena, como figura política inscrita en la tradición del

pensamiento filosófico-político occidental, parece evocar inevitablemente

—a través de su extraña presencia— la otrora categoría estética de lo sublime,

en tanto que figura que remite a lo más profundamente humano: el terror.

Finalmente, me gustaría destacar que todas las propuestas cinematográficas

sugeridas a lo largo de esta reflexión escapan con creces a la estrechez de

su análisis. La naturaleza del medio cinematográfico resiste impertérrita a

las ideas de un solo individuo: el cine proyecta todo su potencial en el seno

de la sensibilidad colectiva. De igual manera, la traducción a las palabras de

198 Mbembe, A. (2011) Necropolítica. España: Melusina.

aquello que ha sido evocado como imagen y sonido siempre será efímera,

circunstancial, limitada. Ninguna obra necesita ser comentada por ningún

espectador necesariamente; deben ser comentadas desde la conciencia de lo

accesorio, de lo posterior al verdadero goce, al deleite sensitivo. Y para ello se

necesita un distanciamiento que nos puede ocultar lo más obvio. En la forma

de la ballena, su naturaleza acuática nos aleja de nuestra naturaleza terrestre

pero su naturaleza como animal mamífero nos acerca repentinamente.

Hay algo que difícilmente puede ser explicado si no se vive: su tamaño

inconmensurable nos enfrenta con la irracionalidad que, todavía ahora, se

expresa habitualmente en la naturaleza de lo divino. Y yo, a través de Béla

Tarr y el NO-DO, he tratado de acercarme a esta irracionalidad estética lo

más que he podido.1

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El cadáver de la ballena en el cine contemporáneo europeo

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XIII.IV Obras pictóricas y fotográficasFigura nº1-2:VAN ANTHONISSEN, H. Vista de la playa de Scheveningen. 1641. [Pintura]

Figura nº3:ANÓNIMO. Circo en la Plaza de la Moncloa. 1954 [Fotografía]

Figura nº4:TURNER, J.M.W. Whalers. 1845. [Pintura]

Figura nº5:LESSING, E. Rodaje de la película Moby Dick. 1954. [Fotografía]

Figura nº6:CAMPÚA, J. Franco en el Azor. 1957 [Fotografía]

Figura nº7:Cartel publicitario periódico ABC (1954) [Fotografía]

Figura nº8:HOLBEIN, H. Il corpo di Cristo morto nella tomba. 1521. [Pintura]

Figura nº9:ANÓNIMO, Ballena disecada en Madrid. 1954. [Fotografía]

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Figura 9. Ballena disecada en Madrid (Anónimo, 1954)