el ataque de los huevos duros
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El ataque de los huevos duros
Supermandona y Supercanijo eran hijos del famoso Superhéroe
Supermelocomotodo.
A Supermandona y Supercanijo les encantaba el desayuno de los
sábados:
¡Un exquisito Superhuevo frito!
Pero un sábado pasó algo horrible...
Su padre no les preparó el Superhuevo frito de siempre, sino un
Superhuevo duro.
-¡Superhuevo duro noooo! -se quejó Supermandona-. ¡Es
superasqueroso!
-¡Puaj! ¡Esto no hay quien se lo coma! -añadió Supercanijo con cara
de asco.
-Me voy a leer un rato -dijo su padre, supermelocomotodo-. Cuando
vuelva, espero
que os hayáis comido los Superhuevos duros, ¿estamos?
Los dos superniños se quedaron mirando los huvos duros que había
en sus platos.
-¡Sois Superrepugnantes! -les dijo Supermandona.
De repente, uno de los Superhuevos duros le contestó:
-Si yo tuviese boca, ¡me comería todas las cosas de vuestro mundo!
-Ah, ¿sí? ¡A ver si te atreves!
-axclamó Supercanijo.
Como los dos Superniños tenían Superpoderes, hicieron:
¡Superzasssssssssssssss!
Y a los Superhuevos duros les salieron bocas tremendas con
Superdientes
y todo.-¡Yo me como este plato! -dijo uno, encantado.
-¡Y yo este vaso! -dijo el otro-. Está un poco duro, ¡pero nos gusta
comes
de todo!, no como a vosotros, que odiáis los huevos duros...
-añadió con mucho rintintín.
Los dos Superhuevos duros habían crecido un poquito....
-¡Este florero está riquísimo! -dijo uno de los Superhuvos duros.
-¡Pues esta botella está aún mejor! -dijo el otro.
Los dos Superhuevos duros no paraban de comer y seguían
creciendo.....
¡Ya eran del tamañano de un perro!
-Esta mesa tampoco está mal...
-¡Prueba esta silla!
-¡La nevera estaba de primera!
Los dos Superhuevos duros crecían y crecían....
¡Ya eran más grandes que los Superniños!
Los dos Superhuevos duros salieron al jardín, y mientras uno se comía
un
árbol, el otro dijo: -¡Seguro que la carne de Superniño está más
blandita
que todo lo que nos hemos zampado!
-¡Es verdad! -dijo el Superhuevo duro más gordo, que ya era del
tamaño
de una casa-. ¡Yo me pido al pequeño, que parece más tierno!
Los dos Superhuevos duros abrieron sus bocazas....
¡Y los dos Superniños, desesperados, por fin empezaron a
comérselos!
-¿Por qué no nos los comimos cuando eran pequeños? -gimio
Supercanijo estre
superbocado y superbocado.
Y Supermandona replicó:
-¡Tú como y calla!