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La noche, tangos y espectáculos Tanto para la clase: alta como para los sectores medios del Centenario, la concurrencia a espectáculos a los que se podía asistir en familia, si bien era mayor que para la clase trabajadora, se limitaba, de todas mane- ras, a unas cuantas veladas teatrales brindadas por casi setenta compañías que por lo general cambiaban de repertorio cada quince días, y a un interés marcado, casi unánime por la ópera. Era frecuente que desde los años setenta, las nuevas obras se estrenasen en Europa, por lo general en la Scala de Milán en febrero y viajasen a Buenos Aires en junio o julio, con lo cual los habitantes de la capital argentina podían disfrutar. con una escasa diferencia de meses, de los mismos espectáculos que los del Viejo Mundo. Era también tiempo de circos y de salas de entrete- nimientos" que ofrecían forzudos, malabaristas, lanza- dores de cuchillos y virtuosos de tiro al blanco. De acuerdo a su clase social, o a sus actividades especifi- cas, ¡os hombres solosse reunían en clubes priva- dos como el Jockey, el Club del Progreso, o el Circulo de Armas, o en algunos cafes donde recalaba la bohemia porteña: los Inmortales, La Brasileña, El Tortoni, entre otros. También eran frecuentes los banquetes, que se da- ban con cualquier excusa y resultaban ¡nfaltables tanto para celebrar la llegada de un visitante como para despedirlo. Eran usuales cuando alguien viajaba a Eu- ropa, se casaba o se recibía, o cuando un escritor pu- blicaba un libro, cuando un dramaturgo obtenía un éxito con una pieza de teatro o cuando un funcionario era designado para un cargo de importancia. Nacido en una fecha difusa que se ubica entre me- diados de los setenta y algún momento de la década siguiente, en los primeros años del nuevo siglo c! tango comenzó a afirmarse en forma sólida, para llegar a los días del Centenario como una realidad insoslayable. l:'n los inicios el fango era locado por tríos de flauta, violín y guitarra, instrumentos fácilmente portables que permitían a los precarios intérpretes trasladarse de boliche en boliche. Los conjuntos sólo conocían de me- moria unas cuatro o cinco piezas y con ese magro ba- gaje debían cambiar con frecuencia de público, para no aburrir a la concurrencia. Por ese motivo se turnaban en los distintos piringundines de las orillas, sobre lodo en los cafetines del barrio de la Boca donde me- nudeaban los sitios donde escuchar tangos. La mayoría de esos lugares oficiaban a su vez como módicos prostíbulos en unas sórdidas piezas del interior del es- tablecimiento. Además de los cafetines de barrio, en la primera dé- cada del siglo se hicieron famosos otros sitios, como el Café de Tarima, que estaba ubicado en la esquina de las actuales avenidas Figueroa Alcorta y Sarmiento, frente al Planetario, y al que la gente llamaba Hansen por el nombre de su anterior propietario; el Tambito, que se levantaba en las cercanías de Tacana; y en es- pecial dos lugares de larga fama en la época: Lo de Laura y Lo de María la Vasca, que eran lugares especía- les para bailar. Otros sitios en donde se podía escuchar a algún conjunto interpretando tangos eran los llama- dos Cafes de Camareras. El poeta Enrique Cadícamo les dedicó una novela donde recordaba esa institución de principios de siglo, que un anónimo cronista del diario La Razón del 29 de abril de 1910 calificaba de "antros de perversión y vicio (...) que son vergüenza de los ba- rrios donde se ubican y dan a diario la nota mas saliente del escándalo sin que las autoridades tomen medidas enérgicas para terminar con este espectáculo, donde el que entra, sale invariablemente desplumado". Lo de Hansen era un restaurante al que durante el rlía solían concurrir las familias que paseaban por el Parque Tres de Febrero para -según narra el investiga- Horacio Salas

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  • La noche, tangos y espectculos

    Tanto para la clase: alta como para los sectores medios

    del Centenario, la concurrencia a espectculos a los

    que se poda asistir en familia, si bien era mayor que

    para la clase trabajadora, se limitaba, de todas mane-

    ras, a unas cuantas veladas teatrales brindadas por casi

    setenta compaas que por lo general cambiaban de

    repertorio cada quince das, y a un inters marcado,

    casi unnime por la pera. Era frecuente que desde los

    aos setenta, las nuevas obras se estrenasen en Europa,

    por lo general en la Scala de Miln en febrero y viajasen a

    Buenos Aires en junio o julio, con lo cual los habitantes

    de la capital argentina podan disfrutar. con una escasa

    diferencia de meses, de los mismos espectculos que

    los del Viejo Mundo. Era tambin tiempo de circos y de salas de entrete-

    nimientos" que ofrecan forzudos, malabaristas, lanza-

    dores de cuchillos y virtuosos de tiro al blanco. De

    acuerdo a su clase social, o a sus actividades especifi-

    cas, os hombres solos se reunan en clubes priva-

    dos como el Jockey, el Club del Progreso, o el Circulo de

    Armas, o en algunos cafes donde recalaba la bohemia

    portea: los Inmortales, La Brasilea, El Tortoni, entre

    otros. Tambin eran frecuentes los banquetes, que se da-

    ban con cualquier excusa y resultaban nfaltables tanto

    para celebrar la llegada de un visitante como para

    despedirlo. Eran usuales cuando alguien viajaba a Eu-

    ropa, se casaba o se reciba, o cuando un escritor pu-

    blicaba un libro, cuando un dramaturgo obtena un

    xito con una pieza de teatro o cuando un funcionario

    era designado para un cargo de importancia. Nacido en una fecha difusa que se ubica entre me-

    diados de los setenta y algn momento de la dcada

    siguiente, en los primeros aos del nuevo siglo c! tango

    comenz a afirmarse en forma slida, para llegar a los

    das del Centenario como una realidad insoslayable.

    l:'n los inicios el fango era locado por tros de flauta,

    violn y guitarra, instrumentos fcilmente portables que

    permitan a los precarios intrpretes trasladarse de

    boliche en boliche. Los conjuntos slo conocan de me-

    moria unas cuatro o cinco piezas y con ese magro ba-

    gaje deban cambiar con frecuencia de pblico, para

    no aburrir a la concurrencia. Por ese motivo se turnaban

    en los distintos piringundines de las orillas, sobre lodo

    en los cafetines del barrio de la Boca donde me-

    nudeaban los sitios donde escuchar tangos. La mayora

    de esos lugares oficiaban a su vez como mdicos

    prostbulos en unas srdidas piezas del interior del es-

    tablecimiento. Adems de los cafetines de barrio, en la primera d-

    cada del siglo se hicieron famosos otros sitios, como el

    Caf de Tarima, que estaba ubicado en la esquina de

    las actuales avenidas Figueroa Alcorta y Sarmiento,

    frente al Planetario, y al que la gente llamaba Hansen

    por el nombre de su anterior propietario; el Tambito,

    que se levantaba en las cercanas de Tacana; y en es-

    pecial dos lugares de larga fama en la poca: Lo de

    Laura y Lo de Mara la Vasca, que eran lugares especa-

    les para bailar. Otros sitios en donde se poda escuchar

    a algn conjunto interpretando tangos eran los llama-

    dos Cafes de Camareras. El poeta Enrique Cadcamo les

    dedic una novela donde recordaba esa institucin de

    principios de siglo, que un annimo cronista del diario

    La Razn del 29 de abril de 1910 calificaba de "antros

    de perversin y vicio (...) que son vergenza de los ba-

    rrios donde se ubican y dan a diario la nota mas saliente

    del escndalo sin que las autoridades tomen medidas

    enrgicas para terminar con este espectculo, donde

    el que entra, sale invariablemente desplumado". Lo de Hansen era un restaurante al que durante el

    rla solan concurrir las familias que paseaban por el

    Parque Tres de Febrero para -segn narra el investiga-

    Horacio Salas

  • dor Vicente Cutolo, "comer, o simplemente consumir

    una merienda o beber una cerveza. En cambio de no-

    che, cuando alcanzaba su mxima animacin, estaba

    profusamente iluminado. Desde varias cuadros descu-

    brase su ubicacin por la lnea de faroles de los ca-

    rruajes y los farolitos de colores que alumbraban las

    glorietas. All se cenaba, entre risas y farndulas, y en el

    gran patio, los parroquianos beban bajo un techo

    frondoso de glicinas y madreselvas olorosas. La reu-

    nin era amenizada por selectos conjuntos musicales

    que tocaban polcas y valses. Hasta las once de la noche

    era un pacfico restaurante, mas a partir de esa hora

    comenzaban a llegar los paseantes nocturnos, siendo

    frecuentado entonces por hombres guapos y patotas

    bravas, que le dieron gran popularidad". Se podra

    agregar que con frecuencia no faltaban provocaciones,

    peleas y agresiones entre aguerridos grupos de compa-

    dritos y nios bien. Existe una discusin que ya se ha hecho legendaria

    entre quienes afirman que en Hansen se bailaba, tra-

    dicin que recogi la cinematografa nativa, y antiguos

    testigos que sostienen que en Hansen nunca se bail y

    que all slo se escuchaba msica. Quiz la verdadera

    versin haya sido la que dio el pianista Roberto Firpo

    quien sostuvo que acaso se dieran algunas vueltitas en

    las glorietas, pero no ms. Hay que recordar, por otra

    parte, que Hansen slo funcionaba en verano y cerraba

    cuando llova, porque sus mesas de mrmol haban sido

    colocadas al aire libre. Un habitu, Felipe Amadeo

    Lastra, en sus Recuerdos del 900. precis: "Nosotros

    bamos despus de las doce de la noche. Los mosquitos

    molestaban mucho y no haba mujeres all. Haba que

    llevarlas". Tarana o Lo de Hansen cerr definitivamente

    las puertas de su edificio con aspecto de viejo casco de

    estancia bonaerense, en agosto de 1912. Tanto Lo de Mara la Vasca como lo de Laura eran

    lugares donde no se permitan desbordes ni trifulcas.

    La primera estaba ubicada en la calle Europa (hoy Carlos

    Calvo) 2721, a metros de Catamarca, donde se bailaba

    con mujeres provistas por la casa a tres pesos la hora,

    bajo la hosca mirada de Carlos "El ingles", un pe-sao de

    malas pulgas (al decir de entonces) marido de

    la duea, hombre de carcter que impeda todo posible

    desmadre. Era costumbre que el baile comenzase con

    alguna polquita y concluyese cuando el reloj marcaba el

    nmero de horas contratadas. Si se decida seguir se

    volva a pagar por adelantado y la misma polca de

    apertura anunciaba que el baile continuara otro rato.

    Los msicos cobraban cinco pesos por noche. Al solitario

    piano de los comienzos se le fueron agregando luego

    violinistas algunos de la fama del Pibe Ernesto

    Ponzio-; no fallaron flautistas y con el tiempo,

    tmidamente, llegaron los bandoneones. En la casa de

    Mara la Vasca sonaron los instrumentos de algunas

    grandes figuras de la Guardia Vieja como Vicente Greco,

    Tito Roccatagliata, Alfredo Bevilacqua y Juan Carlos

    Bazn. Lo de Laura estaba ubicada en la calle Paraguay, ve-

    reda de los pares, unos metros hacia Ecuador, regen-

    teada por La Morocha Laura Monserrat, y su clientela,

    segn Sebastin Talln, "se compona de personajes

    selectos: bacanes, actores, comedigrafos, financieros;

    seores, en fin, que necesitaban ocultar sus aventuras.

    Haba una seccin vermut para jvenes y horas espe-

    ciales para viejos. La casa de Laura se distingua por-

    que saba complacer inteligentemente a todos y por la

    calidad superior de sus mujeres, que no eran asunto de

    compadritos vulgares. En su mayora eran amantes de

    los clientes mismos, o mantenidas o libres. Sin embar-

    go, la rufianesca portea de categora tambin realizaba

    en Lo de Lauro negocios pinges. Tener una mina en lo

    de Laura me dijo un homnculo de esos era poseer

    una fortuna". Se asegura que en ese lugar Rosendo

    Mendizbal estren su tango El entrerriana y que en su

    sala actuaron nombres como Vicente Greco y el do

    Gardel-Razzano. Es preciso resaltar que ninguno de los

    dos establecimientos mencionados eran prostbulos,

    sino simples salas de baile. En el ao del Centenario, los principales msicos

    del tango se repartan en diferentes cafs: Juan Maglio

    Pacho, uno de los msicos ms populares del momento,

    tocaba con su cuarteto en el Caf Garibotto, de

    Pueyrredn y San Luis, y antes de terminar el ao tam-

    bin se hizo escuchar en el Cafe La Paloma de la esqu-

  • na de Santa Fe y el arroyo Maldonado (actual avenida

    Juan B. Justo), frente a la estacin Palermo del ferro-

    carril. EI Centenario dej su marca en muchos tangos. La

    misma noche del 25, en una tarima colocada en la

    Avenida de Mayo, ante una multitud entusiasta, el pia-

    nista Alfredo Bevilacqua estren su tango Independen-

    cia, cuya partitura envi a la Infanta Isabel, que res-

    pondi con una not3 amable, en la que elogiaba el tema

    y se jactaba de ser buena conocedora de msica. Antes

    de finalizar el ao, Bevilacqua tambin registr

    Emancipacin, dedicado al centenario de la repblica

    de Chile, y los t3ngos Primera Junta y Reconquista. Por

    esos das, Vicente Greco compuso un tema que se hizo

    muy popular: La Infanta. Como se ve el espritu patri-

    tico llegaba -como no poda ser de otra manera al

    tango. Durante casi todo el ao, Genaro Spsito (el tano

    Genaro) uno de los bandoneonistas ms importantes

    de la poca heroica, actu con su trio en el legendario

    caf La Marina, de la esquina de Surez y Necochea,

    mientras el ms notable clarinetista del tango, Juan

    Carlos Bazn, se presentaba en el Veldromo, una pista

    ciclistica en la que al llegar la noche se bailaba, pues

    contaba con un bar y un palco donde ubicar la orquesta.

    Bazn tambin sola locar en Hansen. Otro lugar donde

    se escuchaban tangos en la noche era el llamado Caf de

    Loros, de Corrientes y Medrano, que tom su nombre de

    los verdes uniformes de guardas y conductores de

    tranvas Lacroze que lo haban elegido como parada de

    descanso. En tanto la mitolgica cantante Pepita

    Avellaneda, una de las primeras voces femeninas de la

    historia de la msica de Buenos Aires, se presentaba en

    distintos salones, cantando tangos y milongas, varios

    aos antes de que Carlos Gardel entonara Mi noche

    triste a comienzos del diecisiete, fecha considerada

    como inicio del tango con letra o tango-cancin. Para

    sus actuaciones nocturnas, Pepita se vesta de hombre,

    con pauelo al cuello (como luego lo haran otras

    cantantes como Azucena Maizani) y sola acompaarse

    con guitarra.

    Curiosamente quienes le muestran los espectculos

    fangueros a Georges Clemenceau. en su visita a Bue-

    nos Aires en 1910, intentaron convencer al poltico

    francs de que se trataba de una msica en completa

    decadencia y que ni siquiera a gente del pueblo la bai-

    laba ya. Sin embargo la danza comenzaba a difundirse

    en los palios de conventillo, donde hasta poco antes

    los padres de familia la haban prohibido debido a que

    esa msica recordaba sus orgenes lupanarios. Para lo-

    grar el permiso se haba llegado a una forma adecen-

    tada, que era laque los mismos compadritos permitan

    bailar a las mujeres de su familia, diferente de la danza

    sensual que ejercitaban con las mujeres de la vida. Y

    as en las fiestas de cumpleaos, casamientos y bailes

    en los patios se inici una forma de danza, casi ca-

    minada, que logr una mejor aceptacin social, en es-

    pecial entre las capas proletarias, estilo que la sabidura

    popular llam el tango de las hermanas. A su vuelta de Pars, a fines de la primera dcada

    del siglo, el tango, ya en vas de ser definitivamente

    aceptado, resultaba un producto que poda consumir la

    gente decente. Por ello se hizo necesario crear un nuevo

    mbito donde disfrutar del baile sin necesidad de recurrir

    a la clandestinidad de sitios en los que era preciso

    codearse y hasta enfrentarse- con la plebe. La

    aristocracia se haba cansado de pelear prostitutas al

    pblico orillero. Las mantenidas comenzaban a

    prolife-rar como adorno infaltable para la clase alta,

    como una manera de sealar paulas de vida. Los tiempos

    que se avecinaban presagiaban mezclas sociales y era

    preciso determinar normas de conducta para evitar

    confusiones. Las trifulcas del suburbio que haban sido

    pura diversin de muchachos caprichosos podan

    resultar peligrosas cuando la intimidad con el poder se

    hiciese ms lejana. La vida aldeana tenda a desaparecer

    y ya resultaba imprescindible establecer limites y marcos

    en los que la oligarqua y slo ella pudiera actuar en

    exclusividad. As casi sobre el final de la belle poque, como una

    marca de clase, nacieron los cabarets; de ah que fueran

    creados a imagen y semejanza de los que existan en Pa-

    rs: no poda ser de otra manera.

  • El primer cabaret, ubicado en la actual plaza Grand

    Bourg, el Armenonville, inaugurado en 1911, era un

    amplio jardn rodeado de pabellones en forma de

    quioscos, glorietas y setos. Se poda comer al aire libre,

    ya que -como Hansen funcionaba slo en verano.

    Sobre los pabellones haba reservados. En el fondo se

    levantaba un chalet de estilo europeo con amplios

    ventanales. Adems de los nmeros de tango trios y cuartetos-,

    tambin se presentaban cantores, y una noche los

    concurrentes pudieron escuchar a un do formado por

    un gordito sonriente y afinado y un oriental. Debutaron

    entonando con gusto aires camperos que la leyenda

    afirma que fueron El pangare, La pastora y El moro. Se

    llamaban Carlos Gardel y Jos Razzano. Pero pasaran

    algunos aos, hasta enero de 1917, para que uno de

    ellos, Gardel, se atreviese a cantar un tango. Los propietarios del Armenonville decidieron en

    1913 llamar a concurso para elegir una nueva orquesta

    estable de tango por el voto de los habites. Se pre-

    sentaron nada menos que Juan Maglio, el Tano Genaro

    y varios otros conjuntos, trios y cuartetos. Pero el

    triunfo lo consigui inesperadamente el pianista de

    Genaro, aislado de su grupo: Roberto Firpo. El resultado

    dej tan descontentos a varios intrpretes que uno de

    los propios guitarristas de Genaro, a manera de fe-

    licitacin, le encaj una pualada al vencedor, que debi

    ser atendido en un hospital cercano. Pero ms all de la

    ancdota, la eleccin tiene importancia porque seala la

    gnesis del reconocimiento del piano como instrumento

    conductor en las orquestas. Firpo, por su lado sera el

    notable compositor de fuegos artificiales, Alma de

    bohemio y El amanecer entre muchos otros xitos. En

    muy poco tiempo surgiran varios otros cabarets del

    mismo tipo y con igual aceptacin que el Armenonville

    (el Armenn, para aquellos que solan frecuentarlo con

    asiduidad).

    El tango haba viajado a Europa, donde obtuvo un

    exito resonante tanto en Francia, como en Italia, en

    Alemania (donde el kaiser Guillermo II prohibi bailarlo

    a sus oficiales vestidos de uniforme, por considerarlo

    lascivo) y en Gran Bretaa, donde la reina opt por

    permitirlo a las damas de la corte. Ya haba logrado

    aceptacin popular y tambin aristocrtica. El bando-

    nen le haba dado en los primeros aos del siglo su

    cadencia particular y slo faltaba que tuviera voz. Esa

    meta la habra de alcanzar gracias a Carlos Gardel, en

    1917. Pero esa ya es otra historia.

    Angel G Villoldo. "El Choclo" 1905. (cat. n 419)

    C. Reynoso Basavilbaso. "El Apache Argentino. Tango para Piano". 1913. (Cat.n

    432)

  • Los grandes planos de la arquitectura pblica

    Los grandes planos de la poca, conservados en el Centro

    de Documentacin e Investigacin de la Arquitectura

    Pblica (CEDIAP), que pertenece al actual Ministerio de

    Economa y Obras y Servicios Pblicos, reflejan las

    influencias, los ejes de inters y los modelos de una

    poca, a la vez que dan cuenta de las tensiones entre

    sus diversos sujetos sociales.

    El desembarcadero de pasajeros

    Segn las "Bases de Licitacin, Capitulo I: Las obras

    consistirn en un desembarcadero de pasajeros, hecho

    de cemento armado, sobre una plataforma del mismo

    material, y de siete edificios que constituyen el Hotel de

    Inmigrantes, separados del anterior por una calle." El plano, fechado en 1905, es una vista que muestra

    la sencillez con la que estaba concebido el edificio. Las

    cubiertas de cinc, con sus membrones moldurados y

    cumbreras ornamentadas, se convierten en casi el

    exclusivo ornato de la fachada. Vernos tambin el uso

    del hierro tanto en la importante vidriera del cuerpo

    central como en el ritmo que marcan las columnas de

    "fierro" fundido de la galera. Se emplean materiales importados: "Art. 71. Todo el

    material para la pintura ser extranjero de primera ca-

    lidad. Art. 73. En las partes que se indique se colocarn

    azulejos blancos extranjeros de primera clase ..."

    La firma que se observa en el plano corresponde a

    Massini, profesional a cargo de la obra, quien tambin

    firmaba los pliegos de la licitacin. Tal como lo dispona

    la ley, era de incumbencia del Ministerio de Obras Pbli-

    cas (MOP), la construccin y estudio de lodos los edifi-

    cios destinados a prestar servicios de carcter nacional.

    Monumento a la Revolucin de Mayo

    Fue concebido para reemplazar a la Pirmide de Mayo,

    pero qued en la categora de proyecto, ya que nunca

    fue ejecutado.

    En los planos, hechos en Europa, se observan los

    bocetos del basamento del monumento, de las estatuas

    de La Patria y de La Libertad y de las que representan

    episodios de querr. Estas simbologias pretenden

    expresar, segun el folleto editado en Miln en 1909, por

    los autores L. Broizzolara y G. Moretti, "las grandes

    raices de aquel fuerte sentimiento popular que la chispa

    inicial del 25 de mayo de 1810 llev al triunfo de la

    revolucin".

    De esta base partira "un obelisco colosal de 35m de

    altura que evoca los recuerdos patriticos mas so-

    bresalientes (y terminara con] la Apoteosis del pueblo,

    de la revolucin del nuevo estado..."

    En las Memorias de Obras Pblicas qued asentado

    que hubo deficiencias de convenio y particularmente

    problemas con el precio estipulado. En la propuesta ini-

    cial los revestimientos y grupos escultricos serian eje-

    cutados con costosos materiales importados. Aunque

    las ambiciones fueron reducindose hasta aceptar el

    uso de mrmoles nacionales, los costos no permitieron

    su construccin: "Pende la aprobacin de la modifica-

    cin del contrato del Honorable Congreso Nacional".

    Colegio Nacional Central

    Maillart, autor del proyecto, desarrolla la propuesta

    global del edificio en Pars y elabora la documentacin

    entre los aos 1909 y 1911. En algunos casos, la Direc-

    cin General de Arquitectura usa como referente la

    documentacin dejada por el autor, y en otros, resuelve

    temas que ste no haba considerado.

    Alicia Cantarella

    Susana Castillo

    Lucrecia Guarrera

  • En stos planos puede apreciarse el nfasis que se

    pona en la poca en las resoluciones de fachadas, halles

    y salones principales. El del frente principal, fechado en

    Buenos Aires y firmado por el Director General de la

    Direccin General de Arquitectura (DGA), es una

    modificacin del original del autor; el plano del 1o piso

    -Sala de Actos Pblicos muestra la proliferacin de

    detalles para los elementos ornamentales, observndose

    pocas acotaciones tcnico-constructivas. El uso de las

    escalas responda a una concepcin que difiere de la

    actual: a manera de zoom, se mostraban los diversos

    detal les de la obra aumentando o disminuyendo el

    tamao del dibujo, desechando la sntesis para aqullas

    escalas ms reducidas.

    Congreso Nacional

    Meano, arquitecto-ingeniero piamonts, gest la obra

    como una unidad estructura-forma.

    Se han seleccionado estos planos para la muestra no

    slo por el preciosismo en la tcnica del dibujo sino

    porque fundamentalmente resallan el enfoque tcnico

    que conjuga belleza formal con resolucin estructural. El

    impacto visual que los planos expuestos provocan

    responde a la tcnica de copiarlo empleada, ya que no

    estamos ante originales, sino copias en ferro-prusiato, de

    uso corriente en la poca.

    Como puede verse en la Planta de Techos y Cpula,

    la torre central constituye una espina dorsal alrededor de

    la cual se desarrolla el conjunto del edificio. El plano del

    Corte en el Gran Hall muestra la torre de gran altura

    (aproximadamente 80 mts.) que sobresale claramente

    del resto de la construccin. La misma est rematada por

    una cpula muy pronunciada de estructura metlica.

    Sucesivas articulaciones van transmitiendo las cargas de

    este gigantesco cuerpo hasta que finalmente se ancla en

    el suelo mediante dos arcos invertidos, platea y pilotes

    de madera que consolidaron el terreno.

    Las exposiciones del Centenario

    El conjunto de planos presentados, de diversa factura y

    procedencia, hablan claramente de la manera en que

    fueron concebidas y desarrolladas las exposiciones. Esta

    vez no fue el Estado a travs del MOP quien tuvo a cargo

    las obras sino grupos de ciudadanos involucrados con las

    dist intas temticas, (SAC. Unin Industrial, Sociedad

    Rural, Sociedad Mdica Argentina). En cambio, segn

    las Memorias del MOP: "Cupo a esta Reparticin

    intervenir, en parte, en la distribucin de pabellones y

    locales que ocuparon las Exposiciones del Centenario,

    como tambin en lo referente a la distribucin de

    muebles y artculos diversos que se destinaron a Re-

    particiones pblicas y Asociaciones particulares"...

    Las plantas de conjunto muestran la ubicacin geo-

    grfica de las exposiciones La de Higiene se ubicaba en

    el predio que actualmente ocupa la Biblioteca Nacional;

    la de Agricultura., en lo que es hoy la Sociedad Rural; la

    de Industria en el Parque Tres de Febrero y la de Bellas

    Artes, en la plaza San Martin. La ms alejada, la de

    transporte y Ferrocarriles estaba cerca del Hipdromo.

    Es posible apreciar a la Avenida Alvear, hoy del Li-

    bertador, como elemento vinculante que conectaba las

    diversas Exposiciones y una concepcin urbanstica en

    la cual los espacios verdes prevalecen sobre la masa

    construida.

    Cada Exposicin se constituye por una sumatoria de

    parles en las que participan distintos autores. Cons-

    trucciones, -en algunos casos ordenarlas por leyes de

    simetra, y tramas circulatorias de diversa y eclctica

    concepcin, conf iguraban el proyecto.

    La mayora de los pabellones fueron desmontables

    aunque algunos de ellos, concebidos para perdurar,

    pueden verse an hoy, por ejemplo en la Sociedad Rural

    y en los cuarteles del Regimiento de Patricios.

  • Monumento a la Revolucin de Mayo

    Para levantar el mximo monumento evocatvo de la gesta

    patria en el sitio ms representativo de la ciudad y del pas

    la Plaza de Mayo- en 1907 la Comisin del Centenario llam

    a un concurso internacional en el que participaron escultores y

    arquitectos nacionales y extranjeros. Setenta y cuatro

    proyectos se presentaron en 1908 y seis fueron seleccionados

    para la rueda final. Gan, con poco margen, el presentado por

    los italianos Luigi Brizzolara (escultor) y Gaetano Moretti

    (arquitecto). El proyecto fue publicado en dos bellos libros en

    Miln, pero nunca se construy (Brizzolara-Moretti. 1914). Columnas y obeliscos, templetes y arcos de triunfos,

    escalinatas, genios, ninfas y tritones, animales marinos y

    tortugas fabulosas, componan el repertorio de las diferentes

    maquetas expuestas en la Sociedad Rural de Palermo, donde

    los concursantes exhibieron sus alegoras para glorificar la

    gesta de Mayo. El arco de triunfo y conjunto escultrico del

    argentino Rogelio Yrurtia, lejos de estos exotismos y cerca del

    corazn de muchos compatriotas, a pesar de haber sido

    seleccionado en la primera rueda fue rechazado por no

    responder a las bases del concurso (Chanourdie, 1900). Los ganadores Brizzolara y Moretti no slo dibujaron con

    precisin el monumento que en su interior albergara la

    histrica Pirmide de Mayo, sino que redisea-ron todo cl

    escenario de la plaza de Mayo. La concibieron como una

    magnfica plataforma abierta a la grandiosidad del Ro de la

    Plata; para conseguirlo, proponan demoler la casa de

    gobierno, el cabildo y los depsitos del puerto. La catedral se

    salvaba. En 1912. un par de aos despus de haberse colocado la

    piedra fundamental riel Monumento a la Revolucin de Mayo

    en mayo de 1910, con gran alarde tcnico de rodillos, poleas y

    andamios, el ingeniero Anselmo Borret dirigi las obras del

    traslado de la histrica pi-

    rmide hacia el centro de la plaza. Estaba destinada a quedar

    en la cripta de la columna-obelisco de 35 metros de altura del

    proyecto de Brizzolara y Moretti. La antigua Pirmide de Mayo,

    ya recubierta una vez en 1857, estaba en camino a ser

    nuevamente tapada y protegida y lapada (Gutirrez-Berjman,

    1995, p. 161). Las demoras en los trmites para su

    construccin, las opiniones encontradas y el comienzo de la

    guerra europea volatilizaron cl proyecto de Brizzolara y Mo-

    retti, as como la ambiciosa propuesta de demolicin del

    Cabildo y la Casa Rosada. Pero el afn de reformar la Plaza de

    Mayo, cuyas obras haban comenzado en 1884 con la

    demolicin de la recova, segua en pie, y en las decadas

    posteriores se presentaron numerosos proyectos para

    transformarla. Si bien las reformas que se introdujeron con los

    aos lomaron en cuenta algunas de las ideas discutidas,

    ninguno de esos proyectos fue realizado (Gutirrez-Berjman,

    1995).

    Margarita Gutman

  • Festejos y exposiciones

    Las celebraciones del Centenario en 1910 lanzaron a la

    ciudad hacia su futuro en el siglo XX, aun cuando pro-

    clamaran y consolidaran la memoria de su pasado. Las

    iniciativas diplomticas que trajeron a la Infanta espaola para

    que se uniera al Presidente argentino en la inauguracin de

    las ceremonias del Centenario demostraron el deseo de la

    Argentina de ubicarse en igualdad de condiciones entre las

    naciones lderes del hemisferio occidental. Los planes para el

    desarrollo urbano de Buenos Aires fueron diseados en

    respuesta a las directivas de los organizadores del Centenario

    y establecieron un programa para el embellecimiento de la

    ciudad que la convertira en una de las capitales ms

    admiradas en el mundo. En los predios feria les del

    Centenario, los productos industriales de Europa Occidental y

    de Amrica exhibidos presagiaban que Argentina se

    convertira en un mercado creciente para sus fabricantes.

    Simultneamente, las exposiciones auspiciadas por las

    provincias argentinas mostraban productos para exportacin

    que ya entonces eran requeridos por socios comerciales en el

    exterior. La Exposicin de Bellas Artes reflejaba las corrientes

    internacionales de gusto y estilo en las que invertan los

    consumidores adinerados. La Exposicin de Higiene y los

    congresos vinculados con el tema ponan de manifiesto la

    forma progresiva en que la Argentina se involucraba en la

    investigacin cientfica y el rol decisivo que la salud pblica

    iba a jugar en la construccin de la nacin. A nivel popular, as

    comisiones de! Centenario para las esculturas pblicas y as

    medallas conmemorativas. as como las narraciones

    histricas, poemas e himnos, educaban a la nacin de

    inmigrantes acerca de su formacin y fomentaban el orgullo

    nacional. Con mucha anticipacin, en junio fe 1904, se discutieron

    en el Congreso las leyes para proyectos vinculados con el

    Centenario. Las propuestas incluan una

    Carol McMichael Reese y Thomas F. Reese

    exposicin internacional, un monumento a la revolucin de

    Mayo y estudios y trabajos relacionados con la historia de

    Amrica. Marco Avellaneda, que haba sido nombrado

    Ministro del Interior por el Presidente, fue designado para

    supervisar la legislacin sobre las celebraciones y su

    ejecucin a travs de un Comit central y de pequeas

    comisiones, cada una con sus intereses especficos. La labor

    de Marco Avellaneda consista en solicitar asesoramiento y

    participacin no slo de las sociedades argentinas de artes,

    ciencias, comercio e industria sino tambin de los gobiernos

    provinciales y de los gobiernos extranjeros con los que

    existan buenas relaciones diplomaticas. Las primeras discusiones en el Congreso presentan un

    amplio espectro de consideraciones sobre los propsitos y la

    conveniencia de los programas del Centenario. Avellaneda

    puso nfasis en su aporte educativo tendiente a crear una

    cultura nacional de costumbres argentinas, que seria

    comprendida y reverenciada por todos los ciudadanos,

    muchos de los cuales eran inmigrantes. En efecto, cuando se

    efectu el censo del Centenario, aproximadamente el

    cuarenta por ciento del milln y cuarto de los habitantes de

    Buenos Aires era extranjero de nacimiento y los "extranjeros"

    -incluyendo inmigrantes y su progenie de primera generacin-

    comprendan casi el sesenta por ciento de la poblacin. En

    contraste con lo propuesto por Avellaneda, Bartolom Mitre

    (fallecido en 1906), pona el nfasis en las exposiciones

    internacionales, para los eventos del Centenario, y se

    mostraba preocupado por la posibilidad de que ciertos

    programas conmemorativos pudieran resultar slo

    "simulaciones" de celebracin. La voz moderada de Mit re fue

    ahogada en medio del clamor del Centenario. Los actos cvicos ms importantes del Centenario

    argentino tuvieron lugar durante las dos ltimas se-

  • manas de mayo de 1910, a travs de recepciones pblicas,

    desfiles, juegos olmpicos, colocacin de piedras

    fundamentales y festivales comunitarios que involucraban a

    toda la poblacin y a las dos visitas ms importantes de jefes

    de listado la Infantil Isabel de Espaa y el Presidente Pedro

    Montt de Chile. Los das entre el 23 y el 27 de Mayo fueron

    declarados feriados nacionales, con el da 25 como da

    central, que inclua concentraciones de escolares en la Plaza

    de Mayo, la colocacin de la piedra fundamental del

    Monumento a la Revolucin de Mayo y la entonacin del

    nuevo himno nacional, encargado con anterioridad. El

    impulso financiero y turstico de la Argentina del Centenario

    consisti en la instalacin de exposiciones internacionales.

    Estaba planeado inaugurarlas en mayo, pero fueron

    abrindose al pblico poco a poco desde junio a octubre de

    1910; frustradas algunas veces por ambiciones desmedidas,

    ulteriores retrasos en la llegada de materiales y huelgas en

    los sindicatos de pintores y carpinteros, entre otros. La Comisin del Centenario, cuyo Vicepresidente era el

    Intendente de la ciudad de Buenos Aires, nombrado por el

    Presidente, no escatim esfuerzos para presentar a la ciudad

    segura de su ingreso en el futuro, lista para embarcarse en la

    construccin de rascacielos, la red de subterrneos y la

    densidad de poblacin que tales edificios y sistemas de

    transporte favorecan. Cuatro intendentes encabezaron el

    gobierno municipal de Buenos Aires durante el periodo en

    que se llevaron a cabo los esfuerzos para planificar el Cen-

    tenario: Carlos Rosetti (1904-1906), Alberto Casares (1906),

    Torcuato de Alvear (1906-1908), Manuel Gi-raldes

    (1908-1910). Con mucha anticipacin, en 1905, la

    Municipalidad propuso proyectos para mejoras urbansticas

    que ya tenan en cuenta las celebraciones del Centenario.

    Ms importante an, en 1907 durante la intendencia de

    Torcuato de Alvear, la ciudad y el gobierno nacional

    cooperaron para que traer al ingeniero francs Joseph

    Bouvard, Director de Obras Pblicas de Pars, con el

    propsito de que elaborara un plan general para el desarrollo

    de la ciudad. El informe preliminar de Bouvard de 1907 fue

    completado en 1909

    con ilustraciones grficas, que fueron publicadas con el

    informe final en 1910. El ambicioso plano para el Centenario de Bouvard

    consideraba a la ciudad como un todo. Asimismo, incorporaba

    ideas presentadas con anterioridad sobre la reforma de la

    ciudad, especialmente la construccin de grandes avenidas

    para acceder a los parques, dea que fuera sugerida por el

    Director de Parques y Plazas, Carlos Thays, que colabor con

    Bouvard, as como el trazado de las diagonales a travs de la

    cuadrcula colonial que ya resultaba un lema controvertido en

    1905. La fuerza del plan de Bouvard, aunque utpico,

    consista en la creacin de un programa abarcador para situar

    y enlazar los edificios pblicos ya existentes y los futuros con

    los espacios abiertos. Bouvard planific nuevos parques y

    plazas a travs de toda la ciudad pero sobre lodo en los

    barrios pobres del sur y del oeste. Lo ms importante para las

    actividades planificadas para el Centenario era que su plan

    fortaleca las conexiones que establecan las grandes

    avenidas entre el puerto -cerca del centro de la ciudad- y los

    parques ubicados en el norte: la Avenida Alvear (actualmente

    Libertador) y la Avenida Centenario, (actualmente Fi-gueroa

    Alcorta) se convirtieron en "paseos del Centenario" que

    llevaban hacia los lugares en que se celebraban las

    exposiciones internacionales y siguen siendo hoy un legado

    clave del Centenario. Entre 190B y 1910, aos de intensa produccin vinculada

    con el Centenario, fueron inaugurados, aunque no

    finalizados, grandes proyectos arquitectnicos y proyectos de

    parques. Estos proyectos parecan proclamar que la ciudad

    inverta en una creciente infraestructura de construcciones

    funcionales para el bienestar de sus ciudadanos. Algunos de

    los ms importantes fueron los edificios destinados a la salud

    pblica y a los sistemas sanitarios, como por ejemplo el

    matadero, el asilo "Torcuato de Alvear", que fue inaugurado

    en 1910, y los Hornos Baker o incineradores municipales, as

    como proyectos de complejos habitaconales como las

    Viviendas pata Obreros de la ex Quema de Thays. Nuevas

    plazas y parques que resaltaban la presencia cvica de estos

    nuevos edificios pblicos fueron inau-

  • gurados tambin en los aos previos al Centenario, tal como

    la Plaza Lavalle en la que se estaba construyendo el Palacio

    de Justicia. Entre estas nuevas plazas. la de mayor

    impacto simblico es la que se encuentra frente al Palacio

    del Congreso, construida por el gobierno en forma

    apresurada en honor al Centenario. El eje de la Avenida de

    Mayo, entre la nueva Plaza del Congreso y la ant igua y

    colonial Plaza de Mayo, result el camino ms importante

    para el desfile del Centenario, simbolizando el nacimiento de

    una nacin moderna. Por supuesto, abundaban los

    antecedentes urbanos europeos -parisienses

    especficamente pero tambin se inspiraban en los

    espacios de la monumental Washington. La escultura monumental tambin se articul per-

    fectamente con el plan del Centenario de Bouvard para la

    ciudad. Estas obras de arte pblico fueron una clave

    fundamental de los objetivos del programa del Comit del

    Centenario para embellecer el entorno urbano c instruir a los

    ciudadanos; en la historia nacional. El proyecto de escultura

    ms imponente y ambicioso fue el del Monumento a la

    Revolucin de Mayo. La Plaza de Mayo fue el lugar escogido

    para emplazarlo y se convoc un concurso internacional para

    el diseo del monumento que tambin seria un trabajo ar-

    quitectnico destinado a albergar un panten nacional o

    museo de historia. Durante mayo y junio de 1908 se realiz

    una exhibicin de ms de 30 maquetas presentando el

    resultado del concurso, pero el proyecto nunca se llev a

    cabo. En segundo lugar estaba el Monumento a los Dos

    Congresos conmemorando la Asamblea de 1813 y el

    Congreso de Tucumn en 1816, ubicado en el extremo oeste

    del eje de la Avenida de Mayo, en la nueva Plaza del

    Congreso. En toda la ciudad, las esculturas del Centenario

    confirieron dignidad e identidad tanto a los barrios y distritos

    como a las vas que los comunicaban. La estatua del

    Almirante Brown, por ejemplo, estaba situada en el barrio

    portuario sureo de la Boca, mientras que la estatua del

    Presidente Carlos Pellegrini (1000-1892) estaba ubicada en

    la plaza residencial de un barrio elegante cerca de la zona

    norte, donde la Avenida

    Alvear comentaba su camino hacia los parques de Pa-lermo

    y los terrenos destinados a las Exposiciones. La

    impresionante cantidad de medallas del Centenario, los

    numerosos retratos y pinturas histricas que se expondran,

    los vastos subsidios para publicaciones histricas y la

    incipiente coleccin de lbumes de caractersticas populares

    para ser comercializada, demuestran que el culto por las

    hazaas de los hroes y su memoria permeaban y def inan

    la produccin artstica y literaria de la Argentina del

    Centenario.

    Las esculturas donadas por las colectividades de

    naciones extranjeras al pueblo argentino en conmemoracin

    del Centenario fueron ubicadas en lugares prominentes de

    los parques y en los privilegiados paseos de la zona norte.

    Aunque las esculturas que recalaron en estos

    emplazamientos urbanos fueron completadas en los aos

    posteriores a 1910 -excepto la que provena de Francia la

    idea de expropiar terrenos para disear plazas que llevaran

    el nombre de las democracias amigas que haban donado las

    esculturas se origina en el impulso planificador del

    Centenario.. Una torre reloj inglesa fue erigida enfrente de la

    nueva y ampliada Estacin Retiro del norte, vinculada a los

    inversores britnicos que desarrollaron el sistema ferroviario

    argentino. El pasco correspondiente al rea norte a travs del

    extendido parque y las grandes avenidas que conducan

    hacia los terrenos de las exposiciones incluan las plazas

    dedicadas a Francia, Uruguay, Chile. Alemania, y Espaa. El

    Monumento de los Espaoles se desplegaba orgulloso en el

    centro del proyecto de parques del Centenario y su simblica

    prominencia resultaba apropiada para los deseos argentinos

    de una separacin respetuosa de Espaa y una redefinicin

    de su papel independiente de la Madre Patria. El

    monumento italiano (Cristbal Coln), representando a la

    comunidad de inmigrantes ms numerosa, estaba

    emplazado cerca del antiguo centro colonial de la ciudad

    hacia el extremo final, del lado del puerto, del paseo

    gubernamental de la Avenirla de Mayo. Aunque el

    simbolismo poltico y cultural de los lugares que ocupan

    estos monumentos puede pasar inadvertido en el Buenos

    Aires ac t ua l , siguen siendo obras notables de

  • gran calidad que embellecen y enriquecen las sendas por la

    que circula el t rnsito ciudadano. No slo las esculturas sino tambin los exposiciones

    internacionales dejaron su importante legado urbano en

    avenidas, parques y otros espacios pblicos abiertos. Se

    deben mencionar cinco exposiciones internacionales muy

    importantes: la Exposicin de Agricultura y Ganadera,

    Ferrocarriles y Transportes urbanos, Industria, Higiene y

    Bellas Arles. Todas ellas fueron organizadas por lites

    econmicas c intelectuales, a travs de lo que podran

    llamarse emprendimientos de cooperacin pblicos y

    privados que, posteriormente. se consolidaran como parte de

    una tradicin argent ina de ferias de comercio e industria,

    siendo la ms importante la Exposicin de Agricultura y

    Ganadera presentada anualmente por la Sociedad Rural. Se

    trataba de despliegues impresionantes a los que el pblico

    estaba invitado aunque deba pagar una entrada. Eran

    presentadas como bazares del progreso y el consumo que

    ofrecan tiempo libre, instruccin y entretenimiento. A pesar

    de que miles de personas esperaban cada da la apertura de

    las exhibiciones, slo a Exposicin de la Industria obtuvo

    ganancias. Si desde el punto de vista monetario las muestras

    fracasaron, sin duda alcanzaron algunas de las metas que

    se haban propuesto sus organizadores: despertar en el

    consumidor el deseo de productos modernos y servicios en la

    ciudad capital, af ianzar los acuerdos comerciales y

    celebrar nuevos acuerdos. Podra aadirse que las ferias del Centenario se

    convirtieron en terreno de ensayo para la incipiente pol tica

    laboral de comienzos de siglo y el legado de las huelgas all

    organizadas por obreros de la construccin es significativo en

    la historia del movimiento obrero en Buenos Aires. Despus

    de los movimientos organizados por los carpinteros y los

    albailes a efectos de convocar a una huelga, el gobierno

    municipal respondi en forma severa, enviando a la polica a

    destruir las imprentas de los peridicos anarquistas que

    buscaban influir sobre las ideas de los trabajadores. De esta

    manera, el gobierno acall el descontento popular pero las

    huelgas demoraron la inauguracin de todas las

    exposiciones.

    La seccin correspondiente a la ganadera de la Ex-

    posicin de Agricultura fue la primera en abrir sus puertas al

    pblico, recin el 27 de mayo. La Exposicin de Agricullura

    era administrada por la Sociedad Rural, que haba organizado

    exposiciones anuales sobre tcnicas de cultivo, ganadera y

    productos en el mismo lugar en el barrio de Palermo desde

    1078, en terrenos asignados a la Sociedad por la

    Municipalidad. Es posible que la habilidad organizativa de

    esta sociedad de ricos agricultores y criadores pudiera

    contrarrestar las dilaciones impuestas por las huelgas, pero

    resulta importante tener en cuenta que esta exposicin fue la

    ms favorecida en trminos de presupuesto, ya que obtuvo

    dos millones de pesos en subsidios. Los gastos alcanzaron

    3.800.000 pesos pero la Sociedad logr como consecuencia

    de este acuerdo la propiedad de los edificios de la exposicin,

    alguno de los cuales an se util izan en la actualidad. La Exposicin de Higiene se inaugur el 3 de julio, y

    aunque permaneci abierta durante seis meses, no cont con

    numerosa asistencia. Sin embargo, sirvi como lugar de

    intercambio internacional, albergando un Congreso Cientfico

    Panamericano durante el ao del Centenario. Aunque no

    quedan rastros de ella en la ciudad, el legado cultural de la

    Exposicin de Higiene del Centenario reside en su asociacin

    con la promocin de la salud y del ejercicio fsico. Un campo

    de juego era su aspecto destacado, remarcando la importan-

    cia de proveer comodidades para los deportes en los

    espacios pblicos abiertos de la ciudad e iniciando una

    tradicin vigente hasta nuestros das. La Exposicin de Bellas Artes se inaugur poco despus

    de la de Higiene, el 12 de julio. Promovida por la Sociedad

    Central de Arquitectos y ubicada en la plaza San Martn -en

    uno de los ms importantes y selectos barrios residenciales-

    se encontraba alejada de las otras exposiciones del

    Centenario, muy cercanas unas de otras en el rea de ios

    parques de Palermo, hacia el norte. Sin embargo, sus

    instalaciones conectaban la Plaza San Martin y el adyacente

    Museo de Bellas Artes con la nueva gran avenida del

    Centenario. Asimismo el cercano Hotel Plaza, que abriera sus

    puertas en 1900,

  • alberg dignatarios visitantes entrelazando riqueza, poder,

    entretenimiento y consumo de arte. En realidad, los objetivos

    de la Exposicin de Bellas Arles eran empresariales, ya

    que las obras en exhibicin estaban a la venta y tambin se

    vendan Fotografas de las obras. De acuerdo con la

    contabilidad Final, la exposicin perdi 230.000 pesos,

    vendiendo slo el 15,0 % del material exhibido. Las Exposiciones de Transportes e Industria fueron

    emprendimientos gigantescos que requirieron la importacin

    de materiales; se embarc maquinaria pesada en puertos

    tan lejanos como los de Inglaterra o Alemania. La Exposicin

    de Transportes fue inagurada el 17 de julio y cerr sus

    puertas con un df icit de. 816.000 pesos, dejando un legado

    urbano de terrenos mejorados que durante muchos aos se

    utilizaron para fines pblicos (antes de que fueran ocupados

    por los militares), as como el nico pabelln que se

    conserva de las exposiciones del Centenario -el Pabelln de

    Fiestas, Correos y Telgrafos. Finalmente, la Exposicin Industrial fue la ltima en ser

    inaugurada el 25 de septiembre de 1910, habiendo sufrido

    las consecuencias de las huelgas en mayor medida que las

    otras muestras, situacin que se reflej en los retrasos en su

    construccin. Se le asign un lugar privilegiado dentro del

    Parque Tres de Febrero, en un terreno que inclua dos

    pintorescos lagos y el Rosedal. Sin duda, result la

    exposicin ms popular de todas. A su ubicacin en un

    parque e legante y apto para el entretenimiento, se le

    agregaron atracciones como un tranva areo, un ferrocarril

    en miniatura y un tobogn de agua y se realizaron conciertos,

    proyecciones de pelculas y espectculos de marionetas. En

    esta Exposicin Industrial construyeron pabellones las

    provincias argentinas que contaban con medios suficientes

    para ello. Monumentos, parques, terrenos dedicados a Expo-

    siciones y certmenes atlticos fueron proyectados como

    logros de carcter internacional que simbolizaban la

    grandiosidad urbana y la modernidad de la Argentina. De la

    mayor importancia result la demostracin del papel clave

    de la Argentina en las importaciones y exportaciones de la

    economa agrcola, y en segundo

    lugar de la industria. Los burgueses placeres urbanos

    relacionarlos con el ocio, los deportes y la alta costura,

    imitando todo aquello que resultara sofisticado,

    metropolitano y europeo, estaban representados y eran

    exhibidos. La mayora de actos fueron planificados para

    diplomticos, visitantes extranjeros y clases dominantes:

    los pierios de los "actos pblicos" excluan a las clases

    obreras. El sector comercial, publicitario y de promocin as

    como la proliferacin de lbumes, medallas, y objetos

    conmemorativos, todo para la venta, eran parte del

    espectculo. Los empresarios estaban por todas partes.

    La Argentina enfoc su diplomacia durante el Centenario

    hacia Espaa pero no descuid a Italia, Francia, Alemania y

    los Estados Unidos, cuyas delegaciones oficiales tuvieron

    una fuerte presencia. Argentina tambin aprovech la

    oportunidad del Centenario para lograr un importante rol en

    el proceso de mediacin de la paz en el Cono Sur y en

    Sudamrica, tal como lo demuestra la gran importancia que

    cobr el Congreso Panamericano que tuvo fugar durante las

    celebraciones.

  • Arquitectura ldica: los pabellones del Centenario

    Desde aos antes del Centenario se vena programando la

    realizacin de una magna Exposicin que tendra variadas

    alternativas temticas. Un primer proyecto fue realizado por

    el urbanista de Pars, Joseph Bouvard, contratado para

    proponer soluciones de embellecimiento edilicio para Buenos

    Aires. Bouvard defini la zona del Parque 3 de Febrero como a

    ms apropiada para el evento, lauto por su ubicacin cuanto

    por la existencia de un ambiente paisajstico que contribua a

    valorizarlo. El plano de su proyecto de Exposicin, dado a

    conocer en 1907, ubica la entrada sobre Ia Avenida Alvear con

    un eje paralelo a la calle Salguero y otro perpendicular a la

    misma y paralelo a la costa del ro. En el cruce de los ejes se

    localizaba una gran rotonda. El contraste entre la parquizacin '"organicista" de Thays y

    el alineamiento axial de los pabellones que se vea en esta

    primera aproximacin fue luego modificado por la

    fragmentacin de los mbitos expositivos donde se realizaran

    las diversas "Exposiciones Internacionales" de Transportes

    Terrestres y Ferrocarriles, de Higiene, de Agricultura o la

    Industrial del Centenario. En ellas la parquizacin externa a

    los pabellones mostraba la coherencia con el paisajismo

    pintoresquista en boga. Las arquitecturas desplegadas para el evento fueron

    variadas pero respondieron predominantemente a la idea de

    la modernidad expresada por el anliacademicis-mo dominante

    en la primera dcada de! siglo XX. Las libertades formales que

    se plantean los movimientos del art nouveau francs y belga,

    la secession vienesa, el Liberty a el Floreale italianos, el

    JungendstiII alemn y el Modernisme cataln se

    manifestarn transgresoramen-te en el contexto academicista

    de la "Pars de America". Ello era to lerado en el ambiente fest ivo de las ex-

    posiciones, un mbito que se pensaba inocuo a los efectos

    urbanos y edificios por su carcter efmero y

    pasatista. Esto posibilitaba una tolerancia sin acidas crticas

    aunque el impacto de las exposiciones no era tan inocente,

    como lo demostrara palmariamente la Exposition des Arts

    Dcoratifs de Pars en 1925. Los pabellones constituan, o pretendan hacerlo, la

    imagen del pas o de la institucin que los eriga. Ma-

    nifestaban en el imaginario pblico la ostentacin de la

    "riqueza", del "progreso", de la "modernidad" ms all de los

    valores de una arquitectura que expresaba "belleza", "solidez"

    y "funcionalidad" como valores inherentes a su propia

    concepcin. Nuestra. Exposicin del Centenario no fue ajena a e sta s

    modalidades, Ello explica la cuidadosa seleccin efectuada

    en varios pases para cubrir los diseos que representaban a

    la nacin: tal el caso de Italia que adjudica la obra al

    prestigiado Gaetano Moretti a quien acompaar el eximio

    dibujante Mario Palanti, junto con el ingeniero Luigi Bianchi,

    de la firma Arcari y Fon-lana de Miln, que recurre en Buenos

    Aires a Francisco Terecio Gianotti para el montaje del

    Pabelln. "El conjunto de las arquitecturas de la Exposicin fue

    notoriamente eclctico; no podra haber sido de otra manera

    porque la Exposicin implicaba emblemticamente el gesto

    de individualismo y la exigencia de prestigio de Ia que cada

    obra deba ser portadora. Lo esencial no era la unidad sino la disonancia, la

    singularidad, el muestrario de materiales y formas diversas,

    en fin, todo aquello que llamara la atencin en el sublime

    espacio de la competencia. Parecera que los Pabellones

    implicaban por una parte un alto grado de contenido

    simblico, como expresin acabada de aquella imagen

    representativa, pero a la vez podan darse las licencias que se

    toma toda arquitectura que se reconoce como efmera y de

    corto aliento. Las arquitecturas de hierro y de montaje en seco

    encontraron un mbito adecuado para facilitar la m-

    Ramn Gutirrez

  • portacin de los pabellones ultramarinos, aprovechar a!

    mximo las carencias de tiempo y potenciar una eventual

    reutilizacn de las estructuras. El Pabelln Italiano en la Exposicin Ferroviaria mostraba

    amplias superficies vidriadas y estructuras de hierro

    decoradas que contrastaban, no solamente con el Pabelln

    de acceso a la Exposicin resuelto con una arquitectura

    ladrillera, sino tambin con el propio interior del pabelln

    donde un abigarrado y multifac-tico conjunto de expositores

    creaba un clima de ostentoso recargamiento ornamental.

    Este contraste entre continente y contenido era otro de los

    efectos previsibles de aquella "competitividad" que presidia

    las relaciones de contigidad entre los expositores, donde

    sola perderse de vista la exigencia de la "imagen" que el

    continente volcaba hacia el exterior. Es que nunca una

    sumatoria es igual a una integracin. El pabelln de acceso sobre la calle Santa Fe defina en

    su envolvente una suerte de muralla medieva-lista, con

    almenas y garitas que sealan las libertades propias del

    historicismo eclctico y que encerraba, a la vez, las

    manifestaciones mas estridentes de la modernidad de los

    pabellones interiores. El Pabelln Argentino recordaba claramente la frontal

    dad de una estacin ferroviaria, con el mismo diseo de la

    Estacin Mapocho en Santiago de Chile, flanqueada por dos

    pesados contrafuertes con bandas decorativas y remate

    modernista. En el cuerpo central un gran reloj y un escudo

    con las fechas del Centenario pareca recordar que el tiempo

    no haba pasado en vano. La vinculacin entre la imagen y la propuesta formal de

    los Pabellones es otro de los elementos de mayor inters

    para analizar. El Ministerio de Obras Pblicas de la Argentina,

    que eleva su pabelln central en la misma Exposicin

    Ferroviaria, adopta un planteo modernista con una fachada

    curva, peristilo de columnatas, dos contrafuertes coronados

    de esculturas y una amplia claraboya vidriada rematada por

    un templete con conjuntos escultricos. No encontraremos en

    ninguna de las edificaciones pblicas de un Ministerio ya

    caracterizado por sus compromisos con el academicismo

    afrancesado, que mantendr hasta varias dcadas

    despus, una libertad creativa como la que muestra este

    Pabelln. Se articula con el lenguaje del Pabelln de Fiestas y

    ambos se reconocen tributarios de las obras li-berty que

    iniciara Raimondo O'Oronco en la Exposicin de Turin (1902)

    y que Sebastiano Giuseppe Locati potenciara en la fastuosa

    Exposicin de Miln de 1906. Curiosamente los pases americanos estuvieron

    presentes en esa Exposicin con un pabelln conjunto

    resuelto por el Arquitecto Orsino Bongi en un lenguaje

    academcista y carente de toda propuesta innovadora

    mientras que los crticos consideraban los esfuerzos artsticos

    de Locati corno de una "sustancial vulgaridad" propias de una

    "mana de grandeza" En la misma linca liberty podemos identificar el Pabelln

    central de la Exposicin Industrial con un hemiciclo de

    columnatas y un cuerpo central cuya cpula va rodeada de

    conjuntos escultricos, que vienen a conformar una parte

    sustancial de los recursos deco-rativistas y escenogrficos de

    los pabellones. El interior de estos pabellones mostraba

    adems el recargamiento generado por la competencia de los

    stands y kioscos de diversas empresas, como puede

    constatarse paradigmticamente en la de los productos

    alimenticios. Una mayor austeridad parece percibirse en los Pa-

    bellones de la Exposicin de la Higiene y en la de Agricultura.

    La primera, que tena su ingreso sobre la Avenida Alvear,

    recurre tambin a una edificacin desplegada con jardineras

    frontales. El prtico de acceso qued flanqueado por dos

    torres que preceden al edificio de cuerpo central y a las

    avanzarlas respetando las rigurosas simetras del

    academicismo. Por su parte el conjunto de la Exposicin Rural In-

    ternacional de Agricultura presenta pabellones de diversa

    expresividad. Algunos de ellos muestran una arquitectura

    liviana de paneles prefabricados, donde predomina con

    nitidez el lleno sobre los vacos, y o tros ms prximos al

    liberty con fuerte formalidad volumtrica y los consabidos

    remates de torres con mstiles embanderados. Una construccin de ntido carcter modernista es la

    definida por el argentino Julin Gaicia Nez, graduado en

    Barcelona, para el pabelln de Espaa. All

  • recurre a un fastuoso prtico de columnas que actan

    como basamentos de esculturas, articuladas por arcos

    de hierros y decoraciones de forja a la usanza de la

    "renaixensa" catalana. El curioso hemiciclo que forma

    el pabelln muestra la importancia que Garca Nez

    otorga a la definicin de un espacio interior abierto,

    especie de plaza autnoma para el visitante, mientras

    una suerte de loggia o galera superior abierta flan-

    queaba el volumen central del conjunto. Quizs la expresin ms acabada de la distancia

    entre el ser y el querer ser est demostrada en el Pa-

    belln del Paraguay, una notable construccin art

    nou-veau en madera que no reconoce antecedentes ni

    consecuentes en la arquitectura de aquel pas. Tal

    manifestacin de una modernidad esquiva, que slo en-

    cuentra parangn en alguna obra del modernismo ca-

    taln en Asuncin, muestra la angustiosa necesidad de

    estar "a la altura de los tiempos" sin que por ello importe

    demasiado sacrificar los valores culturales del propio

    espacio. Una identidad sesgada, obliterada u ocultada, acta

    como una mscara en el juego ldico de estos es-

    pejismos que las efemrides del Centenario vienen a

    potenciar. Arquitecturas efmeras que sin embargo fi-

    jarn imgenes e instalarn sin dudas elementos adi-

    cionales a la incipiente crisis que padeca el afrance-

    sado destino que imaginaba la lite gobernante para la

    "Pars de Amrica".

  • Iconografa y artes visuales del Centenario

    El Centenario es una fecha emblemtica que seala el

    comienzo del desplazamiento de los actores y las prc-

    ticas de las ltimas dcadas del siglo XIX por nuevos

    sujetos y estrategias distintas. Carlos Ripamonte, uno de

    los protagonistas, lo enunci con simpleza: su ge-

    neracin vena a reemplazar a los maestros cansados.

    As, la academia nacionalizada en 1905 reemplaz a la

    Sociedad Estimulo de Bellas Artes convertida desde

    entonces en una institucin residual; las becas para

    estudios en Europa se reglamentaron y controlaron; la

    Comisin Nacional de Bellas Artes desplaz en la deci-

    sin de las adquisiciones a los antiguos representantes

    del gusto finisecular como Eduardo Schiaffino, exone-

    rado del Museo Nacional de Bellas Artes en 1910; las

    galeras profesionales consolidaron su papel en el mer-

    cado de arte; y el Saln Anual, desde 1911, afirm el

    papel de las instituciones artsticas y consolid el dis-

    curso esttico de lo nacional con la seleccin de los te-

    mas de asunto tradicional, paisajes y tipos locales. En

    este perodo un grupo de artistas, que haban sido co-

    nocidos como Nexus entre 1907 y 1908, establecieron

    redes slidas que los llevaron a ocupar los principales

    cargos institucionales y acadmicos, ser jurados en los

    certmenes artsticos, otorgar y recibir premios. Estos

    beneficios no se contraponan con el desacuerdo ideo-

    lgico, en algunos casos, con el rgimen conservador.

    Otro aspecto central del Centenario fue la definicin de la

    iconografa patritica como constructora del sentido

    histrico en el mbito escolar y en el espacio urbano con

    el objetivo de homogeneizar la nacin. Sentido que

    acompaaba a la bsqueda de otra definicin: la de los

    fundamentos visuales de una esttica y un arte nacional.

    Panoramas y concursos de pintura histrica

    Entretener c instruir fue la idea rectora de los espect-

    culos visuales organizados para los festejos populares.

    Si el cine fue una tcnica moderna para el espectculo

    histrico -ejemplo de ello son los filmes de Mario Gallo-

    durante el Centenario se desarrollaron tambin formas

    tpicamente decimonnicas como los panoramas, un

    espectculo habitual en las exposiciones universales.

    Giacomo Grosso, artista italiano, realiz el Panorama de

    la Batalla de Maip para los festejos del Centenario. Entre

    sus colaboradores se destac Augusto Ferrari, quien

    luego, radicado en la Argentina, ejecut los panoramas

    de La batalla de Salta y La Batalla de Tucumn para el

    Centenario de 1916. El panorama riel Centenario se

    realiz en Turn, y se embarc desde Genova hacia

    Buenos Aires. Para la exhibicin se construy una

    estructura de hierro y cemento armado con frontispicio de

    piedra y lecho de cristal sobre la calle Paran. El

    dimetro del saln era de 40 metros, las medidas de la

    tela eran de 120 metros de ancho por 13,50 de alto. La

    representacin panormica daba importancia al paisaje,

    ya que era considerado un elemento primordial para dar

    la sensacin de vista en el espectador. As, en La Batalla

    de Maip la accin se desarroll en una inmensa llanura,

    a un lado los Andes coronados de nieves, y pequeos

    detalles como un molino de viento y un torrente con su

    puente como hitos visuales en la estructura circular. EI

    pblico poda acceder por 20 ct-vos. a un folleto

    explicativo del episodio histrico basado en la Historia de

    San Martin de Bartolom Mitre, o adquirir otro con

    detalles de la larga tela. Un aviso en la prensa inform de otro panorama en la

    calle Rivadavia 1018 y 1028: El Piso de los Andes por el

    ejrcito libertador al mondo de San Martin. La obra era

    un teln de fondo con modelado en alto relieve re-

    Roberto Amigo

  • presentando la cordillera. La ejecucin debe haber sido

    apresurada ya que una critica seal las deficiencias en

    las figuras del primer trmino y la poca importancia

    concedida a la figura de San Martin. La pintura histrica

    estuvo a cargo de Carlos Ripamonte y Po Colli-vadino,

    el paisaje de Jos Guarro y la parte escultrica de Juan

    Ferrari. La cuestin de la conformacin de un pblico para los

    panoramas como extensin del espacio educativo

    tradicional y su carcter de control de la diversin po-

    pular queda de manifiesto en un pedido de terrenos

    municipales con objeto de instalar "panoramas patri-

    ticos en ocasin de las prximas fiestas del centenario.

    En esos panoramas sern exhibidas vistas de hechos

    histricos nacionales, destinados a la ilustracin y al

    solaz de los nios de las escuelas pblicas, de los ma-

    rineros de las embarcaciones nacionales y extranjeras

    que para esa fecha se encuentren en este pas y de la

    masa obrera en general" [La Prensa, 29/1/1910). Posi-

    blemente hayan sido salas de vistas; los lugares solici-

    tados p3ra su instalacin fueron ci mercado Florida, una

    plaza de la Boca, una fraccin del parque de los Patricios

    y una quinta de Palermo Chico. Entre los espectculos

    histrico urbanos se destac el desfile de los carros

    alegricos de la Independencia Argentina realizados

    para el concurso de los cigarrillos Centenario. Los dos

    primeros premios los obtuvo Julio Vila y Prades y el

    tercero Jos Soriano Torrejn. Los carros estaban

    repletos de figuras alegricas aludiendo al progreso, al

    comercio a la agricultura y a la libertad; y entre ngeles y

    soldados, ilustraciones de la gesta san-martniana. La iconografa de los proceres y los smbolos patrios

    se extendi de las aulas escolares al espacio urbano. La

    Comisin Nacional del Centenario imprimi 250.000

    tarjetas postales para repartir durante los festejos y

    afiches con retratos de San Martn, el Himno Nacional y

    la Bandera de los Andes. Un empresario explic la

    necesidad de esta distribucin de imgenes:

    "En los das consagrados a los festejos, van a

    desf ilar por las calles de Buenos Aires o delante

    de los monumentos de nuestros proceres millares

    de nios de escuelas, y tambin muchos miles de

    conscriptos, a quienes esa II.. Comisin tendr

    que obsequiar con algn recuerdo apropiado a la

    gloriosa fecha que se conmemora [...] Un

    hermoso retrato de San Martn o de Belgra-no [...]

    una vez repartidos, los encontrar adornando

    doscientos mil hogares argentinos, donde ahora

    slo se ven los retratos de Garibaldi, Napolen.

    Alfonso XIII, el Emperador de Alemania y otros

    personajes europeos".1

    Adems, el mercado ofreca los objetos ms diversos

    como soporte fsico de imgenes patriticas, desde pa-

    uelos a platos. Un cronista flncur relata de esta ma-

    nera la inundacin patritica mercantil que azot a

    Buenos Aires:

    "Las vidrieras constituyen, en efecto, otras de la

    notas de celebracin. El ingenio comercial ha

    trabajado aguzndose para encontrar un motivo

    de ornamentacin patritico que destaque el

    establecimiento. El bronce de saln en actitud

    triunfal y el mueco capaz de sostener un uni-

    forme que recuerde de cualquier manera al gra-

    nadero o al patricio; la cromolitografa del procer y

    el viejo manuscrito, el maniqu disfrazado de

    repblica y la marca de fbrica que la acert

    lomando el sol por emblema han sido puestos a

    contribucin para hacer su papel patritico or-

    namental entre pliegues, cintas o papeles celeste

    y blanco. Y hay pequeas vidrieras de barrios

    lejanos que son un poema de patriotismo co-

    mercial. lodo el lujo de la miseria se despliega en

    ellas abrumando de los mas heterogneos

    abalorios un San Martin o un Belgrano con los

    ojos dilatados por lilogrfico terror." [El Diario,

    25/5/1910).

    Adems de estas iniciativas particulares, la elaboracin

    de una iconografa patritica fue uno de los objetivos

    principales del rgimen conservador: abarc desde im-

  • portantes obras decorativas en edificios pblicos, corno

    el plafond Apoteosis del primer Centenario del saln ce

    recepciones de la Casa de Gobierno realizado por Luis

    de Serv, hasta una serie de estampillas con

    ilustraciones histricas basadas en aguadas encargadas

    al artista Guillermo Da Re. Desde luego el principal

    emprendimiento fue la estatuamania del Centenario con

    sus discutidos encargos a escultores extranjeros y el

    concurso del Monumento a Mayo; pero un concurso

    menos conocido c igual de polmico en su momento fue

    el de Cuadros Histricos. El funcionamiento de la

    Comisin, del jurado, la ausencia de muestra colectiva

    re las pinturas presentarlas, y el otorgamiento de los

    premios fueron objeto de fundamentadas etlicas. Carlos

    Zuberbhler, por ejemplo, afirm que lo conveniente era

    realizar un "concurso de bocetos" y no solicitar pinturas

    de tres por cuatro metros ya terminadas, y que las

    diversas categoras tematicas eran poco estimulantes

    para los artistas, salvo la de "costumbres nacionales de

    cualquier poca". Al igual que Eduardo Schiaffino,

    consider que lo ms acertado hubiera sido encargar,

    mediante concursos sucesivos, una iconografa

    patritica como figuracin def initiva de los proceres.

    Tambin consider la dificultad de juzgar en los temas

    costumbristas, ya que incluan "la febril agitacin de la

    metrpoli" o "la melanclica poesa de la pampa" o "el

    fogn criollo" (La Nacin, 18/06/1909). Los premiados

    fueron Po Coltivadino y Carlos Ripa-monte, Cesreo

    Bernaldo de Quirs y Antonio Alice, ms os chilenos

    Pedro Subercasseaux y Rafael Correa no sin fuertes

    presiones de la embajada transandina. As, los

    principales premios fueron para ios que haban integrado

    el segundo Nexus. Un caso particular fue el de

    Collivadino, que haba sido designado miembro del

    jurado en calidad de director de la Academia de Bellas

    Artes pero renunci a participar, ya que haba recibido

    encargos del Estado para los festejos. Junto a

    Ripa-monte, otro de los premiados, fueron responsables

    de la decoracin con escudos y flores nacionales del

    techo del Palacio de la Exposicin Internacional de Arte;

    adems Collivadino fue el encargado de las ilustraciones

    de los diplomas de las exposiciones.

    Algunos de los cuadros que participaron en el con-

    curso dieron forma, por su vasta difusin escolar, al

    imaginario histrico de los argentinos. Esto llevara a

    sostener que el objetivo del concurso de cuadros his-

    tricos fue logrado. Sin embargo, no puede dejar de re-

    marcarse que este episodio menor de los festejos legi-

    timadores del rgimen conservador condensa sus acti-

    tudes polticas: falta de transparencia, dictmenes a

    puertas cerradas y clientelismo en el otorgamiento de

    los premios.

    Un encargo municipal

    El anlisis positivista negativo acerca de la raza espaola

    perdi fuerza ante la bsqueda de una tradicin que

    permitiese corregir el programa de modernizacin

    integrando sectores de esa "catarata de inmigrantes",

    en definicin de Ernesto Quesada. La bsqueda espiri-

    tual produjo una valoracin del pasado colonial como

    programa esttico para un arte nacional, y un

    panhis-pansmo enfrentado al destino manifiesto

    norteamericano. Nacionalismo y regionalismo

    sostenidos en la lengua, olmo parens de la nacin y de

    la raza. Dentro de la retrica hispanista cobr

    importancia la afirmacin del origen espaol del pas, y

    especialmente de la ciudad de Buenos Aires. El

    Centenario se presentaba como el momento clave para

    cubrir la ausencia de la representacin plstica de la

    fundacin de Buenos Aires; as lo entendi el historiador

    y numismtico Enrique Pea, promotor y encargado de

    la comitencia de la Municipalidad de la Ciudad de

    Buenos Aires al pintor espaol Jos Moreno Carbonero

    del cuadro La fundacin de Buenos Aires, exhibido hoy

    en el saln Blanco del Palacio Municipal. El encargo de

    la Municipalidad apunt a consolidar un concepto: el

    origen y la tradicin de la ciudad cosmopolita en la

    hispanidad. La obra pictrica fue realizada rpidamente.

    Debido a su posterior modificacin (en 1924), la

    primitiva versin slo es conocida por fotografas,

    ilustraciones y un pequeo boceto. El centro

    compositivo de La fundacin de Buenos Aires est

    ocupado por el rollo pblico con el bando clavado. El

    contenido simblico se potencia con

  • el recorte de la cruz y el estandarte en el ciclo: la religin y

    la monarqua. La figura principal del cuadro es Juan de

    Garay con la media armadura y el bando carmes del

    conquistador. Para el Centenario la recuperacin de su

    imagen fue total: discusin sobre la autenticidad de sus

    retratos, estatua y obras histricas. El tema histrico de la

    fundacin de la ciudad tambin ocup al art ista Jos

    Bouchet (1840-1919) con su pintura La Primera Misa en

    Buenos Aires, cuadro conmemorativo del Centenario.

    Bouchet representa las tres edades de la civilizacin: la

    indgena, la espaola, y la moderna, simbolizada la

    ltima en las nubes recortadas como el perfil de la ciudad

    moderna.

    La Exposicin Internacional de Arte

    El 12 de julio de 1910 se inaugur la Exposicin de Bellas

    Artes en el Pabelln Argentino con 2311 obras: 1625

    pinturas y G86 esculturas, grabados y dibujos. Pedro de

    Rojas ilustr la portada de La Vida Moderno del 27 de julio

    con el pblico dirigindose a la muestra, muy frecuentada

    segn los informes del cierre, ocurrido el 13 de noviembre

    del mismo ao. La Exposicin Internacional de Arte fue la

    puesta a gran escala del mercado internacional de arte,

    que consideraba a Buenos Aires una boca de salida para

    la sobreproduccin de los talleres europeos. La exposicin estuvo organizada por secciones na-

    cionales y una internacional, con la presencia de co-

    lecciones de Alemania, Austria Hungra, Blgica, Chile,

    Espaa, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Italia, No-

    ruega, Pases Bajos, Suecia y Uruguay. Entre tanta me-

    diana internacional de art istas hoy en olvido, se des-

    tacaban entre las cuatrocientas ochenta obras del envo

    francs dos obras de Claude Monet y una de Edouard

    Vuillard, ms las bien conocidos en Buenos Aires Odilon

    Redon, Jean Raffaelli, Alfred Roll y Augus-te Rodin;

    entre las mas de doscientas del envo italia-

    no una pintura de Felice Casorati y esculturas de

    Trou-betzkoy. En el espaol el gran triunfador fue Ignacio

    Zuloaga con su espaolismo de majas y campesinos;

    seguido por Anglada Camarasa, colgado en la seccin

    internacional, con su modernismo deudor del simbolismo;

    y los paisajes de Santiago Rusiol -que frecuent los

    actos anarquistas de Buenos Aires- y Elseo Mei-fren,

    entre mas de una centena de art istas que aspiraban a

    ingresar al mercado consolidado por el empuje de ios

    marchantes Jos Artal y Jos Pinelo. Los envos chileno y

    uruguayo se sostuvieron en sus figuras histricas corno

    Pedro Lira y Juan Manuel Blanes. Paraguay estuvo

    representado en la seccin Internacional con obras de

    Pablo Alborno y Juan Samudio. La aceptacin de las obras mediante jurados

    pro.-dujo conflictos locales, art istas que no aceptaron

    presentarse tal vez a ello se deba la ausencia notoria

    de Martn Malharro y otros escasamente representados

    por los rechazos que sufrieron sus obras: las cinco

    pinturas no aceptadas de Walter de Navazio, con otras

    tantas de! becario Jorge Bermdez. Esto ocasion una de

    las tantas criticas al jurado ya que gran parte de las salas

    la ocupaban miembros del mismo como Carlos

    Ripamonte, con once pinturas, y Po Collivadino con tres

    grandes lienzos y una serie de aguafuertes, que se

    sumaban a las de otros jurados como Eduardo Sivori,

    Eduardo Schiaffino, Emilio Artigue, Reinaldo Giudici -con

    seis pinturas, y Arturo Dresco. Adems, hubo rechazos

    de obras consideradas inmorales, accin que alcanz

    desde una escultura de Pedro Zonza Briano hasta

    Verano del aclamado Ignacio Zuloaga [Athinae, ao III,

    nm. 23, julio 1910). En Europa las discusiones no fueron

    menores, llegando a realizarse asambleas de pintores

    en Italia contra el sistema de seleccin que impeda el

    acceso a un mercado en expansin a los artistas. Algo de

    razn tenan, a juzgar por las cuarenta obras que adquiri

    la Comisin Nacional de Bellas Artes.

    Diploma Medalla de Ore al Ingeniero Julio Krause. Diciembre de 1910.

    (Cot.n"3Gl}

  • En la seccin argentina figuraron los artistas activos

    desde la dcada del ochenta, con los que integraron el

    grupo 'Nexus", y la presencia de algunos becarios. El

    pblico poda comprender el arte argentino desde la

    esttica finisecular de Reposo de Schiaffino hasta los

    tipos espaoles de Jos Terry y el criollismo de

    Ripa-monte. De la misma manera ocurra con el paisaje,

    pese a importantes ausencias y rechazos, con El Omb de

    Schiaffino, los paisajes de Cupertino del Campo y Wal-ter

    de Navazio. Tambin se expusieron las pinturas

    premiadas en el concurso de cuadros histricos. La de

    mayor inters es Carreras (Se sortijas en dio patrio de

    Quirs: confluencia en el mismo lienzo de la pintura de

    tema criollo que desarroll el tradicionalismo en las

    dcadas siguientes con la pintura espaola a la Zuloa-ga.

    Es interesante sealar ciertos dilogos que se entablaron

    en la exhibicin entre este cuadro de Quirs con la

    pervivencia de representaciones criollistas entroncadas

    con el desarrollo del gnero en el siglo XIX, bajo la

    influencia de la literatura de folletn, como el pendant

    naluralista Hogar Feliz y Cobo de ao de Reinaldo

    Giudici, y a la vez con obras como La vuelta de la

    vendimio o 05 brujas de San Milln de Ignacio Zu-loaga

    que anunciaban el nuevo camino para la representacin

    de los tipos nacionales. As, la pintura de tipos se

    consolidaba como genero en Buenos Aires aunque no sin

    fuertes crticas, como la de Carlos Giambia-gi, paisajista

    seguidor de Malharro: "Los que slo conocen el gaucho

    de 'ledas', que no vivieron en el teatro de sus hazaas,

    nos harn gauchos de carnaval con melena postiza y

    facn de madera, sobre paisajes llenos de afectacin

    melanclica"2.

    Notas

    i. Carta tic Antonio Mentruyl de la Iibreria y Papelera Modelo. AGN, san Vil.

    Comisin Nacional del Centenario, Mesa de Entradas, Comisin V. letra

    "M", n. 173, 24/4/4309. 2. Alh'muc, ao III, n. 24, agosto 1910, pp. G-7.

    Jos Moreno Carbonero, fundacin de buenos Aires por Juan de Caray.

    1910. (Cm. iv 631)

    pauelo 1910 (Cat. n'690)