egipto: el imperio de las arenas

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Reportaje sobre el Alto Nilo, Egipto. Publicado en Lo M+s Baix Llobregat 44 y Lo M+s Garraf 15, el 15 de abril de 2011

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    m+s

    ...B a i x L l o b r e g a tB a i x L l o b r e g a tRevista bimestral gratuita N 44

    UN PAPEL DIFCIL ENNO TENGAS MIEDO

    MICHELLE JENNER

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    Para los antiguos egipcios, el Nilo no era el Nilo. Era Iteru, o sea, el ro. As de simple, pero tambin de obvio, para una cultura que durante cientos, miles de aos, vivi aislada por las paredes del desierto, y que tena a este ro como su columna vertebral; fuente de alimentacin, comercio, transporte y comunicaciones. Desde Luxor a Aswan, un crucero de tres das permite ir descubriendo impactantes templos y colosos que fueron testigos de las pocas de gloria de la civilizacin faranica. Texto y fotos: Juan Pedro Chuet-Miss

    El imperio de las arenas

    VIAJES / EGIPTO

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    Hablar del Antiguo Egip-to signi ca trazar una parbola de ms de 3.000 aos en la Historia. Se trata de contemplar monu-mentos, inscripciones, colo-sos y emplazamientos que tienen no menos de un par de milenios a sus espaldas. Y ese desierto que protegi a de los invasores por tantos aos tambin sepult sus huellas. Paradjicamente, las arenas del tiempo cuid es-tos sitios de la degradacin, y desde mediados del siglo XIX, una frentica carrera de explo-radores y arquelogos fueron desenterrando cabezas gigan-tescas, columnas con jerogl -cos y es nges silenciosas.

    Luxor es uno de los me-jores puntos de partida para comprender las maravillas de la

    cultura faranica. Durante 500 aos, del 1550 al 1069 A.C., esta ciudad se llam Tebas y fue la capital del Imperio Me-dio, y como tal, a su alrededor se encuentran algunos de los mayores templos que se pue-den encontrar en el pas.

    Hay un rasgo que a los occidentales nos impacta: lo grandioso y monumental de las construcciones. Aunque las ruinas ya son acojonantes en cuanto a altura y volumen, ms estremece pensar cmo fueron en sus tiempos origina-les. Por ejemplo, el templo de Karnak era como una ciudad, donde vivan y trabajaban 80 mil personas, y en su gigan-tesca extensin se podran alzar 14 catedrales del tama-o de Notre Dame de Paris. La Sala Hipslita vale como

    muestra: al lado de cada co-lumna, cada turista parece una hormiga. Y hay ms de 130 de estas columnas que ya no sostienen ningn techo.

    A un par de kilmetros, est el otro palacio que se co-municaba por una avenida de es nges: el Templo de Luxor, donde un obelisco y dos colo-sos de Ramss II preparan la entrada a unas ruinas donde siempre hay que tener la vista inclinada hacia las alturas.

    Del otro lado del ro se levanta el Valle de los Reyes, donde se encuentran ms de 60 tumbas de faraones. Aun-que ahora se anunci el cierre de la tumba de Tutankamn, tampoco es para preocuparse: la tumba, pequea, lideraba el ranking de los sitios tursticos ms decepcionantes, porque

    Templos como el de Abu Simbel (izquierda) y el de Edfu (arriba) impactan por sus dimensiones. / J.Ch.

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    lo ms interesante que se podra ver, que es su fabulo-so tesoro hallado en 1922, se encuentra en El Cairo.

    Sin tener que pagar ex-tras, el turista puede visitar otras tumbas ms grandes e igual de hermosas, como las de Ramss VI o Tutmosis III, cada una decorada con visto-sos grabados y jerogl cos, donde el espritu del faran tena las instrucciones para viajar al Ms All y prepararse para el juicio de su alma.

    Viajar en crucero por el Nilo es una merecida cuota de relax para evitar el calor que aprieta, incluso, en invier-no en verano el termmetro

    supera los 60 con facilidad-. Como una procesin, las gran-des barcazas van deslizndo-se contra la corriente, y a lo largo del trayecto se percibe cmo el ro ha sido un regalo de la naturaleza para frenar la amenaza de las dunas. El atar-decer es el momento ms su-blime, ver al disco rojo del sol cuando desciende detrs de los sembrados y las palmeras es para no olvidar.

    El trayecto de tres das per-mite contemplar otros tem-plos que tambin maravillan como el de Kon Ombo o Edfu, y as hasta llegar a Aswan, donde estaba la primera cata-rata del Nilo, antigua frontera

    sur del imperio faranico. Esta ciudad ha cambiado y sigue cambiando- su sonoma por la construccin de la gigan-tesca represa, que ha puesto n al regular ciclo de inunda-ciones del Nilo. La ciudad vale la pena una visita, aunque hay que estar preparado para es-quivar el tradicional agobio de los vendedores de recuerdos tursticos.

    Pero los puntos fuertes estn en la orilla de enfrente. Se trata de alquilar una faluca, esas embarcaciones con vela inclinada que imitan a las an-tiguas barcas egipcias, y que permiten desconectar mien-tras cruza el ro rumbo a la isla

    Un paseo en faluca al atardecer, por el Nilo, es para desconectar y no olvidar. / J.Ch.

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    Dimecres mati tancat

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    Elefantina o hacia el poblado nubio que se encuentra en la otra costa.

    De acuerdo, gran parte del poblado fue reacondicionado para el turismo, con paseos en camello, tatuaje de henna y fumata en cachimba (pipa de agua) incluidos, pero es vlido para tener una idea de cmo vive esta etnia, que tuvo que trasladarse cuando las aguas del lago Nasser inundaron sus pueblos.

    Este es el lago arti cial ms grande del mundo, y se form cuando se levant la presa de Aswan. Lo que s se pudo salvar es el complejo monumental de Abu Simbel, a casi 300 kilmetros atravesan-do el desierto.

    Se trata de dos templos que fueron excavados en la roca, desmontados y vueltos a armar a 200 metros de su antiguo emplazamiento. Aun-que la montaa que ahora los cubre es de hormign, las co-losales estatuas de Ramss II que lo custodian siguen estre-meciendo. Al lado, el templo de su esposa Nefertari es ms pequeo pero tan interesante como el del faran.

    Ramss II seguramente ha sido el mandatario ms eglatra de la historia. Pero su mana de ponerse en pie de igualdad con los dioses y de construir tantos monumentos y templos en su mismo honor permiten, ms de 2.500 aos despus, viajar en el tiempo y contemplar uno de los pero-dos de grandeza de unas de las culturas ms fascinantes que ha dado la humanidad.

    Una nia nubia vende muecas a los turistas en Aswan. / J.Ch.

    Exhibicin de especias en las cercanas de Aswan. / J.Ch.

    Un joven nubio lidera su embarcacin por el Nilo. / J.Ch.