educación cívica: ¿moda o necesidad?

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Germán Gómez Veas Consultor e Investigador en Educación [email protected] D esde hace mucho que la propuesta de introducir en la enseñanza escolar un plan de formación cívica ha sido materia de propaganda política. Tanto ha sido, que se está convirtiendo en una moda algo fatigosa. En efecto, luego de cada descubrimiento de hechos de corrupción tanto en la adminis- tración del Estado como en los agentes privados del mercado, o al constatar que la participa- ción en elecciones políticas, es abrumadoramente muy escasa, entonces los ciudadanos hemos sido espectadores de que legis- ladores y dirigentes políticos salen por todos los medios de comunicación a señalar que una de las soluciones es que se esta- blezca la enseñanza cívica en los colegios. Sin embargo, como estos eventos vienen creciendo en forma sostenida desde hace tres décadas, bien se podría pen- sar que se han convertido en una costumbre. Y de esta forma, la proclama de los políticos suena vacua, frívola, y en cierta medi- da sospechosa. A fin de recuperar la confianza y animar esperanzas convendría especificar al menos: ¿se procu- ra un curso típico, con pedago- gos de formación tradicional?, ¿qué objetivos de aprendizaje se buscarían?, ¿a qué competen- cias cívicas se apunta?, ¿cómo se evaluará la calidad de esta temá- tica? Merece la pena subrayar en todo caso, que la educación cívi- ca para ser efectiva tendría que tener una perspectiva práctica antes que teórica o procedimen- tal. A mi entender además, y de acuerdo con las agudas obser- vaciones de De Jouvenel en lo concerniente a la teoría políti- ca, en los niños y jóvenes este proceso formativo debería tener en mente como perfil humano performativo no tanto las carac- terísticas del homo sapiens, sino más bien las del homo docilis. Y esto porque si bien somos seres libres que nos pasamos la vida en busca de un dominio autónomo de nuestro existir, sin embargo somos en simultáneo seres a la vez dependientes y eminente- mente interdependientes. De manera que el comportamiento cívico, en todo momento, no podría menos que tener presen- te la referencia hacia los demás: respecto de nuestros familiares, amigos, compañeros, vecinos, conocidos, extraños y extran- jeros. En este sentido, sin ánimo de proponer un detallado progra- ma, al menos me parece necesa- rio plantear un criterio básico y unos pocos objetivos temáticos, sin los cuales estimo no se logra- rán cambios hacia una relación social mejor a la que tenemos hoy. En primer lugar, parece insu- ficiente un plan de formación cívica centrado únicamente en el curriculum escolar. Para que una iniciativa de esta naturaleza sea efectiva, es necesario conti- nuarlo en la educación superior. De esta forma, las capacidades y el espíritu cívico tendrían posi- bilidad de arraigar en cultura. En segundo término, debería tener al menos ocho ejes: pro- moción de la integridad moral, educación de un recto sentido de la justicia, formación de una sólida ética de la responsabili- dad, formación de un espíritu de servicio, fomento del principio del hacer bien hecho, instruc- ción práctica de una genuina capacidad para valorar la dig- nidad humana, el cultivo de la amistad cívica y la práctica de la cortesía como pórtico a las vir- tudes sociales. YO DISCREPO

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La propuesta de introducir en la enseñanza escolar un plan de formación cívica se está convirtiendo en una moda algo cansadora.

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  • www.ladiscusion.cl

    DOMINGO

    EDITORIAL3Domingo 31 de mayo de 2015

    LA DISCUSINDirector: Francisco Martinic Figueroa Representante legal: Daniel Seplveda H. Domicilio: 18 de septiembre 721 Fono: 422201 200 Propietario: Empresa Periodstica La Discusion S.A.

    Correo electrnico: [email protected] Sitio web: www.diarioladiscusion.cl Impresor: Impresora La Discusin S.A. Empresa Corporacin Universidad de Concepcin.

    HUMOR

    Otra mirada

    Efemrides

    Germn Gmez VeasConsultor e Investigador en [email protected]

    !n este momento hay 54 proyectos de inversin pblica en la Provincia de uble que estn a la espera de obtener la recomendacin favorable por parte del Ministerio de Desarrollo Social (MDS), tr-mite clave para optar al financiamiento, tanto secto-rial como regional.Estas iniciativas suman ms de 21 mil millones de pesos y entre ellas se cuentan obras emblemticas, como la piscina temperada municipal de Chilln, el centro cultural de San Nicols, la cancha de ftbol de csped sinttico del estadio ANFA de Chilln, el edificio con-sistorial de Quirihue o el estadio municipal de Ninhue.Los 54 proyectos, sin embargo, no han podido sortear esta valla administrativa, pero ello no necesariamente significa que no reportan una rentabilidad social mnima exigida por el sistema. Existen otras causas que explican su demora en la tramitacin, donde las responsabilidades son compartidas entre el MDS y los propios municipios.Si bien es cierto el nmero de iniciativas que deben ser evaluadas por dicha cartera es alto, lo que explica la lenta tramitacin en algunos casos, desde la Seremi del ramo explican que algunos proyectos no avanzan porque los certificados tcnicos son muy complejos, porque los terrenos no estn regularizados, porque no est determinada en forma especfica la demanda y tambin por el desconocimiento de los requisitos establecidos por el Sistema Nacional de Inversiones.Dicho de otra forma, los equipos profesionales de los municipios o de las consultoras que contratan los muni-cipios para formular sus proyectos estn al debe en esta materia, puesto que no adjuntar los antecedentes sufi-cientes para respaldar una iniciativa o la deteccin de errores tcnicos en la presentacin, son consecuencia de la falta de especializacin de dichos profesionales o, lisa y llanamente, del bajo estndar de calidad de su trabajo.

    Si eso ocurre con proyectos formulados en el municipio de Chilln, que es el ms rico de uble, qu se pue-de esperar de otros ms pobres, como El Carmen, San Ignacio o Trehuaco, por nombrar a algunos?Ciertamente, existe consenso respecto de la baja profesionalizacin en los municipios de uble y de la urgente necesidad por dotar a stos de equipos que puedan formular proyectos con altos estndares tcnicos, que superen sin problemas la evaluacin del MDS, y adems, que sean capaces de postular un mayor nmero de iniciativas.Lamentablemente, hoy los municipios son bolsas de empleo para pagar favores polticos y rara vez la exce-lencia profesional es el requisito clave en la seleccin del personal.De igual forma, el estrecho margen presupuestario para nuevas contrataciones en la mayora de los municipios de uble impide conformar equipos de alto nivel capa-ces de formular proyectos de calidad. En ese sentido, no es ningn misterio que las prioridades de los alcaldes apuntan ms bien a atender necesidades urgentes, que tienen que ver con el gasto social y cubrir dficit opera-cionales, as como tambin con el asistencialismo.Por ello es importante que el Gobierno pueda trabajar de la mano con los municipios desde el origen de los pro-yectos, entregando capacitacin a sus equipos de plani-ficacin, pero tambin se hace necesario que el Estado disponga de recursos especficos para profesionalizar el trabajo de estos equipos, brindndoles la posibilidad de contratar expertos de buen nivel, apuntando a romper una gran brecha de inequidad, en que paradjicamente, hoy son los municipios ms ricos del pas los que tienen mayores opciones de acceder a financiamiento pblico para sus proyectos, en desmedro de los ms pobres, que son precisamente los que ms inversin necesitan.

    Hoy son los municipios ms ricos del pas los que tienen mayores opciones de acceder a financiamiento pblico para sus proyectos, en desmedro de los ms pobres, que son precisamente los que ms inversin necesitan.

    Inversiones en espera

    Tenemos la maldita costumbre de creernos los ms desgracia-dos del mundo, nos regodeamos muchas veces en nuestro tormen-to al creer, paranoicamente, que todo lo bueno le pasa a los otros.

    Cuando esto ocurre en el pla-no social es mucho peor. Al sufrir conmociones derivadas de situa-ciones catastrficas o convulsio-nes polticas como las de este ao, la sensacin de abatimiento nos lleva a extremos en que se tapa lo positivo que pueda haber en medio del desastre y donde podramos hallar consuelo y esperanza.

    Mal de muchos, consuelo de tontos dice el refrn con relativa razn. Lo dice porque si bien es cierto que nuestros males y pro-blemas son nuestros y deben ser resueltos por nosotros mismos sin compararlos con los de los dems, tambin es verdad que saber que nuestros conflictos son idnticos o similares a los de los otros, nos puede ayudar a compartir sin-sabores y a salir de la depresin extra de pensar que somos los nicos a los que le ocurren cala-midades y tragedias (incluidas las polticas).

    1817. El comandante Freire, enviado por OHiggins con 35 hombres a someter las ciudades de ultra Bo-Bo, dej sometida a Nacimiento, Santa Juana, Colcura y Arauco.

    1838. Se concede a los buques mercantes de bandera espaola, la facultad de poder ser recibidos en los puertos chilenos.

    2013. Un inusual tornado afecta la ciudad de San Carlos, ocasionando daos de consideracin.

    Hace 50 aos Para maana se anunci la visita a esta ciudad del prefecto de Investigaciones de Concepcin Juan Gore Galleguillos, quien viene a hacer entrega a los detectives locales de un moderno Land Rover.

    Hace 25 aos El Servicio Agrcola y Ganadero regional inform que ha decidido reinstalar barreras sanitarias en zonas fronterizas con Argentina, en la comuna de San Fabin de Alico, en la parte nororiental de uble.

    Postergacin del casino

    - Ya he perdido $1.500 millones!

    Todo lo bueno le pasa a los otros

    Desde hace mucho que la propuesta de introducir en la enseanza escolar un plan de formacin cvica ha sido materia de propaganda poltica. Tanto ha sido, que se est convirtiendo en una moda algo fatigosa.

    E n e f e c t o , l u e g o d e c a d a descubrimiento de hechos de corrupcin tanto en la adminis-tracin del Estado como en los agentes privados del mercado, o al constatar que la participa-cin en elecciones polticas, es abrumadoramente muy escasa, entonces los ciudadanos hemos sido espectadores de que legis-ladores y dirigentes polticos salen por todos los medios de comunicacin a sealar que una de las soluciones es que se esta-blezca la enseanza cvica en los colegios. Sin embargo, como

    estos eventos vienen creciendo en forma sostenida desde hace tres dcadas, bien se podra pen-sar que se han convertido en una costumbre. Y de esta forma, la proclama de los polticos suena vacua, frvola, y en cierta medi-da sospechosa.

    A fin de recuperar la confianza y animar esperanzas convendra especificar al menos: se procu-ra un curso tpico, con pedago-gos de formacin tradicional?, qu objetivos de aprendizaje se buscaran?, a qu competen-cias cvicas se apunta?, cmo se evaluar la calidad de esta tem-tica?

    Merece la pena subrayar en todo caso, que la educacin cvi-ca para ser efectiva tendra que tener una perspectiva prctica antes que terica o procedimen-tal. A mi entender adems, y de acuerdo con las agudas obser-vaciones de De Jouvenel en lo concerniente a la teora polti-ca, en los nios y jvenes este proceso formativo debera tener en mente como perfil humano performativo no tanto las carac-tersticas del homo sapiens, sino ms bien las del homo docilis. Y esto porque si bien somos seres libres que nos pasamos la vida en busca de un dominio autnomo de nuestro existir, sin embargo somos en simultneo seres a la vez dependientes y eminente-mente interdependientes. De manera que el comportamiento

    cvico, en todo momento, no podra menos que tener presen-te la referencia hacia los dems: respecto de nuestros familiares, amigos, compaeros, vecinos, conocidos, extraos y extran-jeros.

    En este sentido, sin nimo de proponer un detallado progra-ma, al menos me parece necesa-rio plantear un criterio bsico y unos pocos objetivos temticos, sin los cuales estimo no se logra-rn cambios hacia una relacin social mejor a la que tenemos hoy.

    En primer lugar, parece insu-ficiente un plan de formacin cvica centrado nicamente en el curriculum escolar. Para que una iniciativa de esta naturaleza sea efectiva, es necesario conti-nuarlo en la educacin superior. De esta forma, las capacidades y el espritu cvico tendran posi-bilidad de arraigar en cultura.

    En segundo trmino, debera tener al menos ocho ejes: pro-mocin de la integridad moral, educacin de un recto sentido de la justicia, formacin de una slida tica de la responsabili-dad, formacin de un espritu de servicio, fomento del principio del hacer bien hecho, instruc-cin prctica de una genuina capacidad para valorar la dig-nidad humana, el cultivo de la amistad cvica y la prctica de la cortesa como prtico a las vir-tudes sociales.

    YO DISCREPO