editorial labor

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<www.medtrad.org/panacea.html> Semblanzas Panace@. Vol. VI, n. o 19. Marzo, 2005 63 Editorial Labor es una de esas empresas que uno querría fundar (o incluso refundar) si tuviera la capacidad dineraria suficiente para afrontar el reto. En realidad, se fundó mucho antes de que uno ni siquiera existiese. En efecto, el 16 de abril de 1915 Georg Wilhelm Pfleger, de Leipzig (Alemania), y el doctor Josep Fornés i Vila, de Barcelona, constituyeron oficial- mente Editorial Labor, empresa que se dedicaría a la edición preferente de libros científicos y técnicos (medicina, odontolo- gía, farmacia, ingeniería, comercio). La nueva empresa aplicó por primera vez en nuestro país la venta de libros a plazos, que a la editorial le dio muy buenos resultados, puesto que, cuando en 1996 desapareció, aún vendía libros y colecciones por este procedimiento (la Historia de España, dirigida por Manuel Tuñón de Lara, entre otras). No es fácil que en España o el mundo hispánico vuelva a fundarse una editorial como Labor, con sus características, modélica en su especialidad. Incluso su historia es modélica, pues fue capaz de superar infinidad de problemas, algunos verdaderamente serios, producidos tanto por los acontecimien- tos exteriores (la guerra civil, la segunda guerra mundial, las respectivas posguerras) como por las interiores (los diversos intereses en juego, los constantes cambios de propiedad en los últimos tiempos). Los fundadores nunca imaginaron que aque- lla editorial que fundaban en 1915, que tantos quebraderos de cabeza les daría por las circunstancias que había de atravesar, iba a terminar de forma tan poco elegante en 1996. Es esta una de las pruebas de que las empresas las hacen y las deshacen dos tipos de hombres. Unos, positivos y emprendedores; otros, meros garrapatas. La editorial se especializó desde bien pronto en la adquisición de derechos para la edición de libros de fondo que se reeditaban constantemente (algo que definía a la Labor era el hecho de que tal vez el noventa por ciento de su producción procedía de la tra- ducción). La primera de este tipo de obras fue la Medicamenta, aparecida a finales de 1916 y que se mantuvo en catálogo du- rante cincuenta años. Más adelante editaría varias obras de estas características, como el Diccionario de botánica, de Pius Font i Quer, que permaneció en catálogo desde 1953 (primera edición) hasta la desaparición de la empresa en 1996, con un mínimo de una reimpresión por año. Es destacable asimismo la Enciclope- dia Labor, cuya redacción comenzó en los años cincuenta. Esta enciclopedia, la mejor de su género en España y el mundo hispá- nico aún hoy, es la única citada en trabajos extranjeros cuando se estudia y analiza este tipo de trabajos. Está muy bien hecha, muy bien estructurada, y su contenido y orientación se corresponden con los más adelantados de la época. Comprende nueve tomos en diez volúmenes más tres de suplemento. Otra característica de la editorial era el establecimiento de colecciones, la primera de las cuales fue la famosa Colección Labor, subtitulada Biblioteca de Iniciación Cultural (BIC), di- vidida en doce secciones, impulsada y organizada por Manuel Sánchez Sarto y que llegó a publicar más de cuatrocientos títulos. Durante muchos años el mundo universitario hallaría entre los títulos de la colección el libro de texto necesario para los estudios de los alumnos. A esta la siguió, en 1965, la Nueva Colección Labor (NCL), ya sin subtítulo, realizada por el depar- tamento de Ediciones Especiales de Labor (bajo la dirección de Josep Maria Mas i Solench, mi primer jefe en la editorial, persona amable y conocedora del oficio de editor), por la que yo entré a formar parte de la empresa, primero interinamente (dos años) y después, a partir de 1968, fijo. Esta colección llegó a editar 181 títulos sobre los más diversos temas, siempre tratados por autores, tanto españoles como extranjeros, destaca- dos en cada una de las materias en que aquella se dividía. Los últimos volúmenes son un verdadero batiburrillo bibliológico: la colección cambia de nombre, recupera el antiguo de Colección Labor, pero comienza numeración, obviando el hecho de que la Colección Labor ya tenía sus propios números. Es decir, que la Colección Labor moderna, que teóricamente seguía a la Nueva Colección Labor, en realidad recuperaba un viejo y no- ble título, pero se le adjudicaba una numeración nueva, a partir del 1. O sea, que la Colección Labor tiene dos números 1, dos números 2, etcétera, lo cual era un disparate desde el punto de vista de la biblioteconomía, como se encargaron de poner de manifiesto los bibliotecarios, que tuvieron que hacer encaje de bolillos para catalogar esas obras repetidas. Para entonces ya regía nuestros destinos el señor Sanglas i Muchart. Cuando yo entré en la editorial a principios de 1966 era su director Manuel Mas i Martínez de Huete, quien en 1968 dejaría el cargo por motivos de salud. En la primavera de 1965 se había celebrado el cincuentenario de la empresa y esta parecía haber remontado todos los problemas derivados de las cortapisas impuestas por los vencedores en la segunda guerra mundial (inclusión de la editorial en las listas negras por la presencia de alemanes en sus órganos de decisión). La presencia en Hispanoamérica era intensa a la sazón, por lo que las celebraciones adquirieron carácter internacional. Sin embargo, en el seno del consejo de administración habían surgido tensiones por la diferencia de criterio en torno a lo que la empresa debía ser de allí en adelante. Así, mientras unos consejeros eran partidarios de seguir la senda cientifico- técnica que hasta entonces le había dado buenos resultados, pero cuyas ventas se producían especialmente a plazos (por consiguiente, la recuperación de la inversión era lenta), otros Mi paso por Editorial Labor * José Martínez de Sousa ** * Capítulo 5 del libro Antes de que se me olvide: una aventura tipográfica y bibliológica personal e intransferible, con las memorias profesionales de José Martínez de Sousa, de próxima aparición en Ediciones Trea, de Gijón (<www.trea.es>). Ofrecido en primicia a Panace@ por cortesía del autor y del editor. ** Bibliólogo. Barcelona (España). Dirección para correspondencia: [email protected].

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catáñlogo de obras de la editorial labor, editorial mexicana que de mediados del siglo XX, promovedora del pensamiento conserador

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SemblanzasPanace@. Vol. VI, n.o 19. Marzo, 200563EditorialLaboresunadeesasempresasqueunoquerra fundar(oinclusorefundar)situvieralacapacidaddineraria suficienteparaafrontarelreto.Enrealidad,sefundmucho antes de que uno ni siquiera existiese. En efecto, el 16 de abril de1915Georg WilhelmPfleger,deLeipzig(Alemania),yel doctor Josep Forns i Vila, de Barcelona, constituyeron oficial-menteEditorialLabor,empresaquesededicaraalaedicin preferente de libros cientficos y tcnicos (medicina, odontolo-ga, farmacia, ingeniera, comercio). La nueva empresa aplic por primera vez en nuestro pas la venta de libros a plazos, que a la editorial le dio muy buenos resultados, puesto que, cuando en 1996 desapareci, an venda libros y colecciones por este procedimiento(laHistoriadeEspaa,dirigidaporManuel Tun de Lara, entre otras).NoesfcilqueenEspaaoelmundohispnicovuelva afundarseunaeditorialcomoLabor,consuscaractersticas, modlicaensuespecialidad.Inclusosuhistoriaesmodlica, puesfuecapazdesuperarinfinidaddeproblemas,algunos verdaderamenteserios,producidostanto por los acontecimien-tosexteriores(laguerracivil,lasegundaguerramundial,las respectivasposguerras)comoporlasinteriores(losdiversos intereses en juego, los constantes cambios de propiedad en los ltimos tiempos). Los fundadores nunca imaginaron que aque-llaeditorialquefundabanen1915,quetantosquebraderosde cabezalesdaraporlascircunstanciasquehabadeatravesar, iba a terminar de forma tan poco elegante en 1996. Es esta una delaspruebasdequelasempresaslashacenylasdeshacen dos tipos de hombres. Unos, positivos y emprendedores; otros, meros garrapatas.La editorial se especializ desde bien pronto en la adquisicin de derechos para la edicin de libros de fondo que se reeditaban constantemente (algo que defina a la Labor era el hecho de que tal vez el noventa por ciento de su produccin proceda de la tra-duccin). La primera de este tipo de obras fue la Medicamenta, aparecidaafinalesde1916yquesemantuvoencatlogodu-rante cincuenta aos. Ms adelante editara varias obras de estas caractersticas, como el Diccionario de botnica, de Pius Font i Quer, que permaneci en catlogo desde 1953 (primera edicin) hasta la desaparicin de la empresa en 1996, con un mnimo de una reimpresin por ao. Es destacable asimismo la Enciclope-dia Labor, cuya redaccin comenz en los aos cincuenta. Esta enciclopedia, la mejor de su gnero en Espaa y el mundo hisp-nico an hoy, es la nica citada en trabajos extranjeros cuando se estudia y analiza este tipo de trabajos. Est muy bien hecha, muy bien estructurada, y su contenido y orientacin se corresponden conlosmsadelantados de la poca. Comprendenuevetomos en diez volmenes ms tres de suplemento.Otra caracterstica de la editorial era el establecimiento de colecciones, la primera de las cuales fue la famosa Coleccin Labor,subtituladaBibliotecadeIniciacinCultural(BIC),di-vidida en doce secciones, impulsada y organizada por Manuel SnchezSartoyquellegapublicarmsdecuatrocientos ttulos.Durantemuchosaoselmundouniversitariohallara entre los ttulos de la coleccin el libro de texto necesario para los estudios de los alumnos. A esta la sigui, en 1965, la Nueva Coleccin Labor (NCL), ya sin subttulo, realizada por el depar-tamentodeEdicionesEspecialesdeLabor(bajoladireccin deJosepMariaMasiSolench,miprimerjefeenlaeditorial, persona amable y conocedora del oficio de editor), por la que yoentraformarpartedelaempresa,primerointerinamente (dosaos)ydespus,apartirde1968,fijo.Estacoleccin lleg a editar 181 ttulos sobre los ms diversos temas, siempre tratados por autores, tanto espaoles como extranjeros, destaca-dos en cada una de las materias en que aquella se divida. Los ltimos volmenes son un verdadero batiburrillo bibliolgico: la coleccin cambia de nombre, recupera el antiguo de Coleccin Labor,perocomienzanumeracin,obviandoelhechodeque laColeccinLaboryatenasuspropiosnmeros.Esdecir, que la Coleccin Labor moderna, que tericamente segua a la Nueva Coleccin Labor, en realidad recuperaba un viejo y no-ble ttulo, pero se le adjudicaba una numeracin nueva, a partir del1.Osea,quelaColeccinLabortienedosnmeros1,dos nmeros 2, etctera, lo cual era un disparate desde el puntode vistadelabiblioteconoma,comoseencargarondeponer de manifiesto los bibliotecarios, que tuvieron que hacer encaje de bolillosparacatalogaresasobrasrepetidas.Paraentoncesya rega nuestros destinos el seor Sanglas i Muchart.Cuandoyoentrenlaeditorialaprincipiosde1966era sudirectorManuelMasiMartnezdeHuete,quienen1968 dejaraelcargopormotivosdesalud.Enlaprimaverade 1965sehabacelebradoelcincuentenariodelaempresay estaparecahaberremontadotodoslosproblemasderivados de las cortapisas impuestas por los vencedores en la segunda guerramundial(inclusindelaeditorialenlaslistasnegras por la presencia de alemanes en sus rganos de decisin). La presenciaenHispanoamricaeraintensaalasazn,porlo quelascelebracionesadquirieroncarcterinternacional.Sin embargo,enelsenodelconsejodeadministracinhaban surgidotensionesporladiferenciadecriterioentornoalo quelaempresadebaserdeallenadelante.As,mientras unos consejeros eran partidarios de seguir la senda cientifico-tcnicaquehastaentonceslehabadadobuenosresultados, perocuyasventasseproducanespecialmenteaplazos(por consiguiente, la recuperacin de la inversin era lenta), otros Mi paso por Editorial Labor*Jos Martnez de Sousa*** Captulo 5 del libro Antes de que se me olvide: una aventura tipogrfica y bibliolgica personal e intransferible, con las memorias profesionales de Jos Martnez de Sousa, de prxima aparicin en Ediciones Trea, de Gijn (). Ofrecido en primicia a Panace@ por cortesa del autor y del editor.** Biblilogo. Barcelona (Espaa). Direccin para correspondencia: [email protected]@. Vol. VI, n.o 19. Marzo, 2005preferanobrasdeotrocarcter,quetuvieransalidaenlas libreras y permitieran la recuperacin rpida de las inversio-nes. En definitiva, la seccin de ediciones se escindi en dos: EdicionesGenerales,dirigidaporJoanVinyoli,yEdiciones Especiales, puesta a cargo de Josep Maria Mas i Solench. De-trs de esta decisin estaba Ramon Trias i Fargas, asesor del consejo de administracin desde finales de los aos cincuenta, quienadquiriracadavezmayorinfluenciaalsernombrado secretariodelconsejoydespusconsejerodelegado(loera cuando yo entr en la editorial). Finalmente, Trias i Fargas quedaba al frente de la empresa como consejero delegado desde 1968 y daba entrada en ella a JoanGuitart,queaosdespus,delamanodelpropio Trias, formarapartedelGobiernocatalndeJordiPujol,primero comoconsejerodeEnseanzaydespuscomoconsejerode Cultura de la Generalitat de Catalunya por Convergncia i Uni (CiU).TriasiFargas,alpropiotiempojefedelServiciode EstudiosdelBancoUrquijo,fueundirectorarbitrario,con una concepcin personalista, no siempre profesional, de lo que eraunaeditorialycmohabaquedirigirla.Comobotnde muestra,secontrataronlosserviciosdeespecialistasenla redaccin de una Biblia, pero el trabajo, despus de dos o tres aos y una fuerte inversin, fue suspendido. Para organizar el funcionamientodelaempresaenloquealtrabajoserefera (ruta del libro, tiempos, plazos, etctera) contrat los servicios deunafirmacuyasconclusionesnovariaronniunpicela forma de actuar hasta aquel momento (que, por otra parte, era lamsnormalylgica,conloquepodranhaberseahorrado elimportedelestudio).Lanicamaterializacindelpasode aquella empresa por Labor fue una obsesin por que quedara constanciaenunrecibodequinenviabaunaobraaquin. Los recibos firmados por unos y por otros iban y venan cada vezquelaobradabaunpasomsensucicloderealizacin. Lleg un momento en que ya no se saba qu hacer con tanto recibo... Un buen da alguien tuvo la brillante idea de olvidarse de ellos.Por lo que a m respecta, recuerdo a Trias i Fargas, por un lado, como el nico director que, en mis ms de cuarenta aos de trabajo en el mundo editorial, me impuso una sancin, junto con mi compaero de departamento, porque, desde lejos, nos habavistohablandoy,sinsabersitratbamosdeproblemas del trabajo o del juego del F. C. Barcelona, nos sancion con un da sin sueldo (no sin empleo), aunque, inseguro de la jus-ticia de su decisin, pidi que no constara en el expediente. El problema radicaba en que a quien quera sancionar era a otra persona, pero, como no le era fcil por su posicin en la em-presa, la emprendi con nosotros. En la parte positiva, Trias i Fargas firm el contrato para la edicin de mi primer libro, el Diccionario de tipografa y del libro, con la indicacin de que se me comunicara que estaba satisfecho de firmar un contrato de edicin con uno de sus empleados. Estos buenos deseos no se compadecieron con el comportamiento posterior, por cuanto, dentro de las banderas que existan en la editorial, de los jefes de las respectivas secciones unos eran partidarios de publicar ellibroyotrosderechazarlo.As,enestetirayafloja,pa-saroncasitresaos,yTriasiFargas,quesehabamostrado tansatisfechodefirmarelcontrato,permanecacallado.Yo notenaotrasolucinqueesperaryver,puestoquehubiera sido torpe por mi parte rescindir aquel contrato del que Trias i Fargas estaba tan orgulloso... al principio. En este rechazo se distingui un personaje apellidado Trullols que haba entrado recientementeenlaeditorialparadirigireldepartamentode contabilidad.Comolasinversionesdependandel,lasque corresponderan a la edicin de mi libro se destinaban sistem-ticamente a editar otro. Un da le hice saber personalmente mi indignacin por lo que estaba haciendo con mi obra, y parece que aquello surti efecto, porque al ao siguiente el libro figu-raba en el plan de ediciones.Trias i Fargas haba trado a la editorial, en calidad de direc-tor de produccin, a una persona que careca de conocimientos tcnicos y que lo nico que poda alegar a su favor para ocu-parelpuestoeraquesupadrehabatenidounaimprenta.Es lo cierto que cuando Trias i Fargas lo presentaba a alguien le deca que Manuel Estrada era el jefe de produccin ms caro de Espaa... Este hombre tan caro fue mi jefe poco despus de que Mas i Solench dejase la empresa (1972). Era seco y fro, desconfiado,temerosodequealguienlequitaseelpuesto. Aparte de que no tena conocimientos profesionales, tampoco disfrutabadecualidadesparaelmando.Desdeelpuntode vista tcnico, le sac las castaas del fuego quien haba desem-peadoelcargoantesquel,CarlosOliverasEstragus,que era el que realmente conoca y aplicaba la produccin editorial en Labor. En 1974 Trias i Fargas facilit el pleno desembarco en La-bor de la Unin Explosivos Ro Tinto con el 51 % de las accio-nes de la empresa (Ro Tinto ya era accionista, con el 26,5 %, desde 1972, siempre de la mano de Trias i Fargas). A propuesta de Trias, la empresa de explosivos nombr director general a Francisco Gracia Guilln (consejero en representacin de Ro Tintodesde1972ymsadelantedirectorgeneraladjunto), quienseapoytcnicamente,entreotros,enEstrada,alque finalmente, aos despus, a principios de los ochenta, dejara expulsar de la empresa durante una de sus ausencias. En junio de 1980, Trias i Fargas renunci a sus cargos en la editorial con motivodesunombramientocomoconsejerodeEconomay Finanzas en el Gobierno cataln. Falleci en Badalona en 1989 mientras pronunciaba un mitin.En1973,laeditorialhabaabsorbidoaBarralEditores, S. A.(fundadaen1970),aladquirirel51%delasacciones. Carlos Barral fue nombrado director general adjunto de Labor y director de ediciones. Cuando Gracia accedi a la direccin general,seprodujounmalentendidolamentablequenodej de tener repercusiones notables y enojosas. Un redactor de La Vanguardia le hizo una entrevista a Barral y en el texto se des-liz una inexactitud: se deca que Barral era el director general delaempresa,sinmatizaciones.Entreotrascosas,esteinci-dente,queimaginofortuito,marclasrelaciones,esquivasy difciles, entre Barral y Gracia a lo largo de los aos (probable-mente con anterioridad ya exista cierto rechazo mutuo). Barral escribi entonces un artculo, Fin de captulo, en Cuadernos delNorte,deOviedo,enelquevertaciertasafirmacionesy leaplicabaapelativosporlosqueGraciallevaBarralalos tribunales. Aunque la eleccin de Barral como senador (1982) pareci salvarle de las consecuencias de aquel escrito, Gracia SemblanzasPanace@. Vol. VI, n.o 19. Marzo, 200565recurri ante el Tribunal Constitucional, en amparo por la de-negacin de la solicitud al Senado (suplicatorio) por parte del Tribunal Supremo para juzgar al senador Barral. El 22 de julio de 1985 el Tribunal Constitucional declar nulo el acuerdo del PlenodelSenadode23denoviembrede1983porelquese deneg la autorizacin para procesar al senador Carlos Barral. Por lo que yo s, Barral vivi afectado por este hecho los aos quelequedabandevida.Muriel12dediciembrede1989. Aqueldaconoclanoticiamientrasibaentaxidespusde recoger en la Fundacin Germn Snchez Ruiprez el primer ejemplar de la primera edicin del Diccionario de bibliologa y ciencias afines.Barral cuenta algunas de estas y otras cuestiones en Cuan-dolashorasveloces.Enestaobra,ensupgina206,Barral escribe,refirindosealoqueeraunatardetpicaenLabor, cuandoyatodoelmundosehabamarchado:Inclusolos sabios gramticos como el seor Duval, el lexicgrafo Mar-tnez de Sousa y otros menos esclarecidos o el ingeniero Pa-lop haban terminado ya sus tareas casi escolares. La primera vez que habl con Barral fue en la editorial, recin ingresado l en su alto puesto. Hablamos de nuestros gustos tipogrficos: l me confes que detestaba la negrita y la negrita cursiva que yo empleaba en los ttulos y subttulos, respectivamente, y yo le manifest mi horror por los ttulos y subttulos compuestos en versales y versales cursivas, respectivamente, que empleaba l. Tuve oportunidad de charlar con l largo y tendido en 1986, cuandolossocialistasyahabanganadoporprimeravezlas elecciones generales, un da, en la presentacin de un libro de unamigocomn:RamnCarnicer(Las Amricaspeninsula-res: viaje por Extremadura). Y la ltima vez que lo vi fue en una ocasin en que yo iba en coche calle de Ganduxer arriba ylesperabaenunpasodepeatones,envueltoensucapa,a pasar de una a la otra acera...AdemsdeBarral,einclusoantesquel,Laborhaba tenido entre sus trabajadores personas de mucha vala, incluso derepercusininternacional.Porejemplo,PiusFontiQuer, director del Diccionario de botnica y de Plantas medicinales: el Dioscrides renovado; Manuel Snchez Sarto; el poeta Joan Vinyoli; los hermanos Clotas Cierco (Salvador e Higinio, po-lticos, y Pedro, comercial); Mauricio Wacquez; Joan Manuel Gisbert, y entre los colaboradores externos (en mayor o menor medida),JosepComasiSol,JosCamnAznar,Vicente Aleixandre, Andrs Amors,JacintoBenavente,JosManuel Blecua, Manuel Calvo Hernando, Guillermo Daz-Plaja, Wen-ceslao Fernndez Flrez, Carlos Castilla del Pino, Camilo Jos Cela,SalvadorDal,IgnacioErrandonea,MelchorFernndez Almagro,SalvadorFernndezRamrez,JosFernandoFil-gueira Valverde, Vicente Garca de Diego, Santiago Genovs, DanielGiralt-Miracle,RicardoGulln,MigueldeGuzmn, Pedro Lan Entralgo, Fernando Lzaro Carreter, Jos Luis Lpez Aranguren,JuanJosLpezIbor,RamnMargalef,Ramn Menndez Pidal, Jos Mara Mills Vallicrosa, Ral Morodo, TomsNavarroToms,SeveroOchoa,JoanOr,Eduardo RipollPerell,MartdeRiquer,JordiSabaterPi,Antonio Skrmeta,GonzaloTorrenteBallester, AntonioTovar,ngel ValbuenaPrat,JuanVilValent,JoaqunZamacois,Xavier Zubiri y otras plumas distinguidas. TantoconTriasiFargascomoconGracia,lavidaenla editorialfuedifcil.Eluno,engoladoylejano;elotro,total-menteajeno. Yocreoqueaunoyotrolamayorpartedelas personas que trabajaban en Labor o para ella les tenan miedo oprevencin(elrespetoesotracosa).ComodecaBarral,la editorial tena mucho de fabril, a juzgar por su arquitectura y porlavidaquearrastrabanlosqueenellatrabajaban.Labor habaatravesadodasmejores,peroesoshabanpasadopara siempre. Lo que se avecinaba era mucho peor.Francisco Gracia fue un director que ignor a todo el mundo, salvoquelaspersonasestuvieranmuycercadelytuvieran responsabilidades. Recuerdo que la primera vez (la nica, para ser exactos) que me llam a su despacho fue por culpa de una modestapublicacininternaqueyodirigaenlaquelosem-pleadosponamoslibrementedemanifiestonuestrosproble-mas y aadamos las posibles soluciones desde nuestro punto de vista. Se hizo en ella mucho hincapi en la irracionalidad de los horarios, que obligaban a los trabajadores a permanecer en la empresa un montn de horas divididas en dos partes, con lo que era imposible, o poco menos, dedicarse a otra cosa, culti-var una aficin, pasear, ir al cine o a otro espectculo, etctera. Comotodaslaseditoriales,Labortratabamuybien,desde elpuntodevistasalarial,alosaltoscargos(queenmuchos casos eran los que menos lo merecan), pero los puestos de la tropa,queeranlosquerealizabaneltrabajo,sedespachaban conunossueldosmisrrimos. Ynohabamaneradecambiar lasituacin.Simplemente,eldirectorsenegabaahablardel asunto; a veces, ni con los jefes de departamento. Cuandomellamasudespachotardpocoenmeterla revistillaenlaconversacin. Yoyasabaqueibaairporah (suponerotracosanotenasentido).Medioaentendermuy claramentequelarevistapodatratarmuchostemasydesde muchos puntos de vista, pero que no le gustaba que se tratasen las reivindicaciones de los trabajadores. Yo le pregunt que si loquemeestabasugiriendoeraunarevistaconpoesasala primavera, a lo que respondi que s.Bien. Esa revista no se la har yo le dije.Ah acab la entrevista. Yo dej la direccin de la revistilla (lahabaaceptadoconlacondicindepoderhablarclaro)y nunca ms se me llam a la direccin.Empresarialmente, a Gracia le toc la peor parte. La crisis de los aos setenta y ochenta aconsej efectuar un parn en la produccin, lejos ya de los alegres y no bien meditados tiem-pos de Trias, en un intento por sacarse de encima los abultados almacenamientos que ocupaban toda la planta baja, grandiosa, de la empresa, abarrotada de libros. La pertinacia de esa crisis oblig a deshacerse de ciertos edificios o locales propiedad de la empresa que a estas alturas ya no cumplan los fines para los cuales fueron adquiridos. Por lo que supe, los haba en Palma de Mallorca, Madrid, Bilbao, Buenos Aires y tal vez otros lu-gares. Fueron cayendo uno tras otro y el patrimonio de Labor era cada da ms escaso. A finales de 1977 la empresa decidi, por un lado, comen-zar los trabajos editoriales de la Historia de Espaa que haba dirigido Manuel Tun de Lara a partir de una idea de Barral queahoraaprovechabaGracia,trabajoqueseencomend alredactorJosBalil,yporotro,iniciarlosestudiosparala Semblanzas66Panace@. Vol. VI, n.o 19. Marzo, 2005redaccin de un volumen de suplemento al Diccionario enci-clopdicoLabor,cuyaprimeraedicin,enochovolmenes, dirigida por JosRubert Candau, se haba realizado en la su-cursal de Madrid, a cargo de la cual estaba Javier Lasso de la Vega. Despus de algunos tumbos a ciegas, la realizacin del volumen suplementario fue encomendada a un equipo editorial formadoporArmandoDuval,JaumeEstruchyyomismo, con un ilustrador y documentalista, Luis Polanco. La tarea era inmensa.Empezamospordefinireldiccionario,calculamos suscontenidostextualeseicnicos,elnmerodepginas idneo en funcin de los volmenes anteriores y una serie ms de pasos que a quien no sea lexicgrafo ni siquiera se le ocu-rren.Paraempezar,laedicinoriginalnoeraundechadode virtudes y aciertos (en parte, fruto de la poca). En la edicin delvolumensuplementarionosimpusimoslanecesidadde corregir los mayores desaciertos cuando ello fuera posible, al propio tiempo que tratbamos de mantener calidad y equilibrio interno en el nuevo volumen. Creamos un lemario lo ms ex-haustivo posible y lo desdoblamos por campos semnticos, de tal manera que en orden alfabtico aparecan todas las palabras unas a continuacin de las otras, pero en el segundo lemario se agrupaban las palabras de geografa, medicina, tcnica, ciencia, etctera. Se busc un equipo de colaboradores a los que se les pidi exactitud en el cumplimiento de los plazos de entrega de los materiales y el compromiso de no copiar lo que al respecto dijeranotrosdiccionariosoenciclopedias.Elplazodadopor laempresaparalaconfeccindelvolumeneradeunao. Despus de ajustar los clculos, el trabajo propiamente dicho sepusoenmarcha.Losoriginalessecorregandeestilo,se revisaban,secompletaban,ibanyvenanyenelcaminose cruzaban con las galeradas y estas con las compaginadas. Todo se haca al mismo tiempo: la redaccin, la revisin, la correc-cindeestilo,lacomposicin,lacorreccindegaleradas,la compaginacin, la ilustracin, la correccin de compaginadas, la comprobacin de las remisiones, etctera. En aquel trfago febril,yo,quehabadejadoeltabacodosaosantes,volva fumar. Haba sido tal la intensidad del trabajo (que, por cierto, se termin un mes antes de lo prometido: se complet en once meses), que por una vez, sin que sirviera de precedente, la di-reccin de la empresa reconoci el esfuerzo del equipo director (Duval, Estruch y yo) y lo premi con una paga extra. Ladireccindelaeditorialconsiderabaqueaquelvolu-men se vendera fcilmente, pues se ofrecera a los que ya po-sean la obra en ocho volmenes (la venta a plazos tena esta ventaja:seconservabanlasdireccionesdelosclientes).En efecto,asfue.Sevendieronnomenosdetreintamilejem-plares, y ello permiti dar un respiro a la editorial, mientras seseguatrabajandoenlaHistoriadeEspaa,de Tunde Lara. Esta obra, que empez a venderse de inmediato por el sistema del crdito y el regalito de un televisor, una radio, un microondas, una bicicleta o cualquier otro artilugio a quien la comprase, se convirti en la estrella de la editorial. Ello hizo posible que esta prestase atencin a sus lneas tradicionales, especialmentealasobrastcnicasycientficas,altiempo queseguavendiendounaobra,lahistoria,queparecano tener techo. En 1986 Unin Explosivos Ro Tinto vendi sus acciones a una empresa llamada Alianza Holdings, de la que era principal accionistaDiegoHidalgoSchnur,tambinaccionistamayori-tarioen AlianzaEditorial.En1989FranciscoGraciaGuilln presentsudimisincomodirectorgeneral.DiegoHidalgo vendi sus acciones de Alianza a Anaya y las de Editorial La-boraunaempresahastaentoncesdesconocidaparanosotros, Telepublicaciones.EstanombrdirectorgeneralaManuel SanglasiMuchart,antiguodelegadodeLaborenArgentina. Alfredo Plana i Giner presida el consejo de administracin. La editorial haba dado un vuelco total en todos los sentidos. Como si la azotase un vendaval incontenible, pronto perdi sus seas deidentidadyseconvirtienunaempresaanodina,vulgary sin rumbo. Poco antes de la hecatombre o poco despus de ella, casi todas las personas de cierto relieve intelectual desaparecie-ron de la editorial y nunca ms se les volvi a ver el pelo. No es fcil imaginar la inmensa tristeza que se apoder de todo, vital o amorfo. Ya no eran los mismos los pasillos, los despachos, las personas... Lejos quedaban los tiempos de Carlos Barral, Luis Izquierdo, Juan del Solar, Joaqun Romaguera, Mauricio Wac-quez,SalvadoreHiginioClotas,JosepMariaMasiSolench, Joan Vinyoli, Montse Mateu, Alberto Lzaro Tinaut y otros.Eldepartamentodeediciones(yafusionadasenunasola unidad las Ediciones Generales y las Especiales) desde 1977 habacorridosuertevaria.ConlasalidadeMasiSolench (1972),Graciahabaasumidoladireccindeediciones (1974),queposteriormente(afinalesdeladcadadelos setenta)delegenGermnMarnattulodesubdirectorde este departamento. Rodeado de calculado misterio, de Marn se deca que vena de Chile, pero no se saba mucho ms. Es lociertoqueaterrizunbuendaenlaeditorial,nosesabe cmo ni por qu, siendo ya director Francisco Gracia y poco despus se le encomend ese puesto. Cuando desapareci de la editorial, a principios de los aos ochenta (aprovechndose para despedirlo una ausencia de Gracia, como antes se haba hecho con Estrada [cuya salida propici el mismo Marn]), el directorencomendsusfuncionesaLuisToms.Estepoda valercomojefedeproduccin,perocomosubdirectorde edicionesnavegabaenmaresprocelosos,lomismoquesu inmediatoantecesor.Hombreconservadorhastaextremos inconcebibles, le tena a Gracia algo ms que respeto; sin su anuencia no daba ni un solo paso si no exista un precedente quepudieraaducir. Anteestasituacin,Graciabuscunre-cambio,quealfinencontrenJonKepa Akordagoikoetxea, queyahabacolaboradocomotraductorconLaborycon Scientific American (una empresa participada por Labor para laedicinespaoladelarevistaestadounidenseScientific American). Akorda(comolollambamosfamiliarmente)no era, en principio, un editor, pero s un intelectual. No le cost mucho, pues, acomodar sus conocimientos al nuevo escenario ydominarelterreno(nosinhaberaprendidoaesquivarlas andanadas de su antecesor en el cargo, que segua como jefe de produccin). l dot de calidad a las ediciones y dirigi la seccin con verdadera sabidura. La empresa, entretanto, fue trasladada a la calle Arag. El edificio de la calle de Calbria fue vendido y posteriormente un conjunto de pisos surgi en SemblanzasPanace@. Vol. VI, n.o 19. Marzo, 200567su solar. Akorda estuvo en Arag poco tiempo. Sali en cuan-to pudo y yo volv a encontrrmelo no muchos aos despus, en Biblograf, donde gracias a sus buenos oficios trabaj algo ms de un ao, cuando sal de Labor.EldirectordeTelepublicaciones(alprincipionosupimos concertezaqueraestaempresa,quinestabadetrsdelos nombres,aquinpertenecaelcapital,aunquessabamos quemuchosdesusmiembrosdirectivos,pornodecirtodos, pertenecan al Opus Dei), Alfredo Plana, decidi un da relevar a Sanglas de la direccin general y ascenderlo a no se sabe bien qu en otras esferas, para lo que reuni al personal en la sede de la calle Arag y as hacer ms solemne su decisin. Se vea claro que de lo que se trataba era de apartar a Sanglas de ladireccingeneral.Sinembargo,paraasombrodepropios yextraos,aldasiguienteSanglasseguasiendoeldirector generaldeLaborporqueyanadieseacordabadelodichoel da anterior solemnemente por Plana ante todo el personal. Por cierto, en el mismo acto haba sido nombrado director general un directivo opusdesta directamente ligado a las ventas, pero tampocotomnuncaposesindesucargo...Entretanto,la seccin de ediciones, ya sin el director, Akordagoikoetxea, tena unnuevodirectorenlapersonadeJosepM.FrancsiPort, miembrodelOpusDeicomotodosocasitodoslosrestantes (dePlanaparaabajo).Nosdimoscuentaentoncesdeque EditorialLabor,aquellaempresamodlicacreadasetentay cinco aos antes por Pfleger y el doctor Forns i Vila, estaba recorriendo, ya exhausta, desnortada y sin aliento, los ltimos metros de su recorrido vital. Quien conoci sus mejores aos, intelectualmente insuperables, y contemplaba ahora el nfimo nivel cultural a que haba llegado, no poda evitar un gesto de contrariedad, pena y conturbacin.En 1990 se celebraban las bodas de platino (setenta y cinco aos) de la editorial. Como si nada sucediera, se prepar una celebracinsolemneyampulosa.Seeditunapublicacin conmemorativa(Barcelonacultural,1915-1990),porJaume SerratsiOll,conuntrabajohistricorelativoalaeditorial porJosepM.MasiSolench(redactadoencataln,textoque yo traduje al espaol), y el da 9 de mayo de 1990 se celebr una cena en el Palacio Real de Pedralbes con asistencia de la infantaElena.Dabalaimpresindequeallnosucedanada especialydequelaeditorialtenavidaparamuchosaos, pero,lastimosamente,quienesestbamosdentroyvivamos cadadasusachaquessabamosqueallnohabafuelle,que losdirectivoscarecandemritosparaocuparsuspuestos yqueningunodeellos,desdeningnpuntodevista,estaba preparado para desarrollar su funcin en una editorial con se-riedad y garantas. No basta nombrar a un director de ediciones paraqueesteseaunbuendirectordeediciones.Loserrores, los atrevimientos, la falta de conocimientos y de prudencia..., todo nos deca que en su estado actual Editorial Labor no era viable.Ensuimparablemovimientodeinvolucin,laeditorial fuetrasladadaasupenltimasede(laltima,unaignorada calle de Cerdanyola del Valls), en la calle Escoles Pies, cer-ca del paseo de la Bonanova, donde estaba instalada la cpula del Planetrium. All se llevara a cabo el ltimo simulacro de vida normal de una editorial que estaba herida de muerte y que lo saba, lo que aumentaba, si cabe, su tragedia. Cuantos ms personajesdelOpusseacumulabanentre aquellasparedes(y no eran pocos), ms dbil se senta la empresa. En una ltima escaramuza cuyo significado y causa desconocamos, Manuel Sanglas y Luis Toms fueron relevados de sus cargos y el pri-mero sali de la editorial de la noche a la maana.Finalmente, los das 22 y 23 de diciembre de 1993 los pro-fesores Jos Antonio Prez Bouza, Miguel Casas Gmez y yo mismo en representacin de Labor presidimos una mesa redon-da titulada Mara Moliner a la luz de la lexicologa y lexico-grafa modernas durante el X Congreso de lenguajes naturales ylenguajesformales,celebradoenReus(Tarragona).Cuando volvalaeditorial mecomunicaronqueyanopertenecaala empresa. Conmigo se iban a la calle algunas personas ms para las cuales se generaba un tremendo problema: hallar un trabajo hasta que les llegara el momento de la jubilacin, para algunos deloscualesfaltabamuchotodava.Laempresaansigui tratando demostrar que poda serdirigida por una tripulacin que no saba qu era el palo de mesana. El 1 de agosto de 1994 hizo suspensin de pagos. En 1996 quebr y cerr. Desapareca as, ochenta y un aos despus de su fundacin, una de las mejores editoriales que ha tenido el pas en toda su historia. No mereci morir, porque Editorial Labor, bien condu-cida, con mano sabia y firme, podra haber durado muchsimos ms aos para bien y gloria de la cultura espaola.