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EDITORIAL
Clin Invest Gin Obst 2004;31(4):117 117
Constantemente se producen avances que in-corporan al arsenal terapéutico nuevas posibilida-des que, en general, sin desplazar a los tratamien-tos ya establecidos, ofrecen otras perspectivas alclínico.
Desde hace unos años, han ido apareciendo enla literatura médica trabajos que plantean la posi-bilidad de tratar los fibromas uterinos mediantesu embolización arterial. De acuerdo con los da-tos que ya se poseen, el procedimiento es útil,bastante efectivo y con escasas complicaciones,todas ellas propias de los procedimientos de em-bolización (complicaciones secundarias a la pun-ción arterial, la inyección de contraste, la cateteri-zación arterial, etc.), y casi siempre dependientesde la experiencia del operador.
Realmente, las complicaciones hasta ahora co-municadas tras el empleo de la técnica en variosmiles de casos son escasas, por lo que se debe
convenir que esta nueva terapia puede conside-rarse ya incorporada al quehacer clínico del tra-tamiento de ciertos casos de fibromatosis uterina.
No cabe duda de que la miomectomía (ya seapor vía laparotómica o laparoscópica) y la histe-rectomía siguen siendo los tratamientos funda-mentales de la mencionada problemática, pero,en casos bien analizados, la embolización arterialya puede dar frutos, si se aplica con selectividady por operadores expertos en la mencionada téc-nica.
De todos modos, dado que se trata de un pro-cedimiento invasivo, totalmente nuevo en elcampo de la ginecología y no exento de eventua-les complicaciones graves, aunque escasas, espreciso aconsejar la máxima prudencia antes deque cada clínico se decida a emplear esta técnica,máxime cuando la rentabilidad clínica de loshasta ahora utilizados está muy bien establecida.
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