editorial

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EDITORIAL 161 Mucho se ha escrito ya y se ha hablado sobre la re- ciente secuenciación del genoma humano, obtenida por dos grandes grupos de investigación: el consorcio público Genoma Humano y la compañía privada Ce- lera Genomics. Desde que ambos grupos dieron a conocer sus re- sultados, se ha especulado, quizás de forma exagera- da, sobre la futura aplicación clínica de los nuevos co- nocimientos. Sin embargo, esta aplicación clínica se halla aún muy lejos de ser una realidad, como bien han dicho quienes conocen el problema a fondo y no buscan la espectacularidad en sus opiniones. En efecto, la investigación sobre la herencia del ser humano está recorriendo un largo y lento camino ha- cia su conocimiento. Se puede decir que ese camino se inició hace casi un siglo cuando Mendel postuló sus leyes sobre la herencia; llegó después el mejor co- nocimiento de los cromosomas y la definición de la base molecular de la herencia, con el descubrimiento de la doble hélice de ADN; con posterioridad, y tras muchos años de esfuerzo investigador, se fueron com- prendiendo algunos de los mecanismos biológicos que utilizan las células para leer la información obte- nida en los genes; y, más tarde, se consiguió la se- cuenciación de los primeros genes. Tras los resultados de este formidable esfuerzo de la investigación biomédica, el panorama actual no puede ser más alentador. Pero se impone la cautela ante informaciones «desin- formadas», que crean expectativas que aún tardarán muchos años en convertirse en realidad, desde el pun- to de vista de la aplicación clínica. Una vez más se hace imprescindible discernir entre lo que es información y lo que es conocimiento. Quienes sólo proporcionan información lanzan ya las campanas al vuelo sobre la inminencia de cambios espectaculares en el ámbito terapéutico y en el campo de la prevención. Quienes proporcionan conocimiento son mucho más comedidos en sus afirmaciones, porque saben que lo que queda por saber probablemente supera lo ya conocido. Como alguien ha dicho, los resultados hasta ahora obtenidos nos dan a entender que sólo se ha iniciado un camino, probablemente trascendental, pero que todavía hay que recorrer en los próximos años o dé- cadas.

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Page 1: Editorial

EDITORIAL

161

Mucho se ha escrito ya y se ha hablado sobre la re-ciente secuenciación del genoma humano, obtenidapor dos grandes grupos de investigación: el consorciopúblico Genoma Humano y la compañía privada Ce-lera Genomics.

Desde que ambos grupos dieron a conocer sus re-sultados, se ha especulado, quizás de forma exagera-da, sobre la futura aplicación clínica de los nuevos co-nocimientos.

Sin embargo, esta aplicación clínica se halla aúnmuy lejos de ser una realidad, como bien han dichoquienes conocen el problema a fondo y no buscan laespectacularidad en sus opiniones.

En efecto, la investigación sobre la herencia del serhumano está recorriendo un largo y lento camino ha-cia su conocimiento. Se puede decir que ese caminose inició hace casi un siglo cuando Mendel postulósus leyes sobre la herencia; llegó después el mejor co-nocimiento de los cromosomas y la definición de labase molecular de la herencia, con el descubrimientode la doble hélice de ADN; con posterioridad, y trasmuchos años de esfuerzo investigador, se fueron com-prendiendo algunos de los mecanismos biológicosque utilizan las células para leer la información obte-

nida en los genes; y, más tarde, se consiguió la se-cuenciación de los primeros genes.

Tras los resultados de este formidable esfuerzo dela investigación biomédica, el panorama actual nopuede ser más alentador.

Pero se impone la cautela ante informaciones «desin-formadas», que crean expectativas que aún tardaránmuchos años en convertirse en realidad, desde el pun-to de vista de la aplicación clínica.

Una vez más se hace imprescindible discernir entrelo que es información y lo que es conocimiento.

Quienes sólo proporcionan información lanzan yalas campanas al vuelo sobre la inminencia de cambiosespectaculares en el ámbito terapéutico y en el campode la prevención.

Quienes proporcionan conocimiento son muchomás comedidos en sus afirmaciones, porque sabenque lo que queda por saber probablemente supera loya conocido.

Como alguien ha dicho, los resultados hasta ahoraobtenidos nos dan a entender que sólo se ha iniciadoun camino, probablemente trascendental, pero quetodavía hay que recorrer en los próximos años o dé-cadas.