ediciones babylon: primeras páginas de sueños en la oscuridad

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  • 7/30/2019 Ediciones Babylon: primeras pginas de Sueos en la oscuridad

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    El compromiso de Ediciones Babylon con las

    publicaciones electrnicas

    www.EdicionesBabylon.es

    Ediciones Babylon apuesta fervientemente por el libro electrnicocomo formato de lectura. Lejos de concebirlo como un complementodel tradicional de papel, lo considera un poderoso vehculo de comuni-cacin y difusin. Para ello, ofrece libros electrnicos en varios forma-tos, como ePub, PDF o Mobi, todos sin proteccin DRM, puesto que,en nuestra opinin, la mejor manera de llegar al lector es por medio de

    libros electrnicos de calidad, fciles de usar y a bajo coste, sin impedi-mentos adicionales.

    Sin embargo, esto no tiene sentido si el comprador no se involucra deforma recproca. El pirateo indiscriminado de libros electrnicos puedebeneficiar inicialmente al usuario que los descarga, puesto que obtieneun producto de forma gratuita, pero la editorial, el equipo humano quehay detrs del libro electrnico en cuestin, ha realizado un trabajo quese refleja, en el umbral mnimo posible, en su precio. Si no se apoyala apuesta de la editorial adquiriendo reglamentariamente los libroselectrnicos, a la editorial le resultar inviable lanzar nuevos ttulos. Portanto, el mayor perjudicado por la piratera de libros electrnicos, es elpropio lector.

    En Ediciones Babylon apostamos por ti. Si t tambin apuestas por

    nosotros, ten por seguro que nos seguiremos esforzando por traertenuevos y mejores libros electrnicos mantenindonos firmes en nuestrapoltica de precios reducidos y archivos no cifrados.

    Gracias por tu confianza y apoyo.

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    El contenido de esta obra es ficcin. Aunque contenga referencias a hechos

    histricos y lugares existentes, los nombres, personajes, y situaciones sonficticios. Cualquier semejanza con personas reales, vivas o muertas, empresasexistentes, eventos o locales, es coincidencia y fruto de la imaginacin delautor.

    2012, Sueos en la oscuridad2012, Sergio Plaza Vallejo2012, Ilustracin de portada e ilustraciones interiores: Dani Alarcn

    Coleccin Idun n 1

    Ediciones BabylonCalle Martnez Valls, 5646870 Ontinyent (Valencia-Espaa)e-mail: [email protected]://www.edicionesbabylon.es/

    Este libro electrnico es una muestra gratuita de la obra original.Prohibida su venta o alquiler. Todos los derechos reservados.

    No est permitida la reproduccin total o parcial de cualquierparte de la obra, ni su transmisin de ninguna forma o medio, yasea electrnico,mecnico, fotocopia u otro medio, sin el permisode los titulares de los derechos.

    ADVERTENCIA

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    A Estefana, porque a ella es a quien escriboy esta ser, siempre, su historia

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    PRLOGO

    Lucy dej de golpear la puerta con su cuerpo en cuanto se dio cuenta de quealgo, peligroso e inesperado, se deslizaba al fondo de la habitacin.

    No puede ser! se sorprendi deseando que no fuera cierto.Jake escuch los gritos de su compaera y dirigi la mirada hacia el lugar que

    tanto la aterraba. All, convirtiendo sus temores en realidad, estaba el enorme agu-

    jero de la pared que haban visto al entrar. A travs de l se estaba colando unrayo de sol que, lentamente, se diriga hacia ellos. La situacin no solo se habatransformado inesperadamente, sino que adems lo haba hecho con terribles con-secuencias. La noche que haban compartido fue maravillosa, pero la llegada delamanecer se haba encargado de esfumar sus sueos y materializar, en su lugar, lapesadilla ms terrible que jams hubieran podido imaginar. Fue entonces cuandoJake se dio cuenta de que estaban en grave peligro. La alergia que ambos padecana los rayos ultravioleta era demasiado alta como para soportar un contacto directocon la luz del amanecer; tenan que hacer algo para salir de all cuanto antes.

    Lucy, rpido! grit l antes de comenzar a pegar patadas a la puerta comoun poseso. Aydame!Su situacin no sera tan grave si no fuera porque pronto la luz tomara su-

    ficiente altura como para entrar por el espacio que dejaba un cristal sin colocar.Ahora entenda por qu todos tenan prohibido acceder a aquel piso: era el nicosin terminar y, adems, estaba lleno de agujeros que ponan en peligro la vida delos residentes.

    No puedo morir aqu! Ella comenz a desesperarse cuando vio que lapuerta se negaba a abrirse; no haba cedido ni medio centmetro.

    El temor a la muerte la rode y entonces se llev las manos a la cara, ocultandolas lgrimas que empezaron a manar de sus ojos. Dentro de su cabeza se sucedie-ron un sinfn de imgenes con rostros quemados y desfigurados que parecieronquerer avisarle del destino que la esperaba.

    Falt un segundo para que los nervios pudieran con ella y cayera desmayada,pero el chico la sac de all con un portentoso grito:

    No te pares, Lucy! continuaba pegando patadas con la esperanza de quelos anclajes de la puerta terminaran cediendo. El piso entero est a medio refor-mar. No puede ser que esta puerta resista mucho ms! Dio una ltima patada

    antes de rendirse tambin. Maldita hija de puta!!!La manta de luz continuaba deslizndose imparable por el polvoriento mr-mol. Ni los gritos de Jake ni los lloros de Lucy haran que se detuviera. Si nohacan algo, pronto sufriran una dolorosa muerte; o, en el mejor de los casos,horribles quemaduras de primer grado.

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    Tanto los dos muchachos como el resto de residentes de la torre haban temidoque alguna vez pudiera pasarles algo parecido. Todos los que padecan su enferme-dad tenan una pesadilla en la que el Sol los quemaba hasta deshacerles la piel. Pordesgracia para ellos, esta vez no se trataba de un sueo del que pudieran escapar

    con tan solo despertar.Me mud aqu para vivir una vida normal sin temer al Sol, sin preocuparmede las ventanas, de las luces o de si en la habitacin de al lado las persianas estabanbajadas... se lament Lucy dejando de llorar y resignndose a lo inevitable. Yahora voy a morir aqu? En el que se supona que era el lugar ms seguro de todoel planeta? Aqu iba a ser feliz?

    Jake apret los puos, impotente. Ella tena toda la razn, era absurdo. Todoera culpa suya. l se empe en explorar el piso que tenan prohibido visitar. Sino se les permita la entrada all, era por algo. Y si les result tan difcil llegar fue

    precisamente por su seguridad. En qu demonios haba estado pensando?Lo siento, Lucy. Es mi culpa que estemos en esta situacin. S-Si Si la puer-ta no se hubiera cerrado...

    De repente ella se levant y, aunque en un principio l pens que iba a pegarle,comenz a correr en direccin opuesta, hacia el rayo de luz.

    Lucy! Qu haces?!! abri los ojos como platos y, tembloroso, alarg lamano.

    Aunque quiso detenerla, tema tanto al Sol que no fue capaz de moverse ms.Pero para su sorpresa, ella se quit la chaqueta azul que llevaba puesta y, de un

    salto, se tir contra el hueco, tapndolo en cuestin de un suspiro. La habitacinvolvi a oscurecerse al instante. Jake pudo respirar cuando fue consciente de loocurrido. Lucy, sin embargo, estaba helada. Pensaba que si se mova, aunque fueraun centmetro, el rayo entrara de nuevo y le quemara la cara, hasta que quedasetotalmente desfigurada. Durante un momento volvieron a aparecer los rostrosdeformados dentro de sus maltrechos pensamientos.

    J-J-Jake..., ayuda suplic con voz temblorosa.Su acompaante no tard en socorrerla colocando sus manos en la chaqueta y

    presionando sobre el agujero con firmeza. Ya puedes levantarte sonri.

    Iba a hacerlo, pero, en cuanto se incorpor, un torrente de luz la ceg, hacien-do que se agachara de nuevo apresuradamente.Qu ocurre?! pregunt l sin soltar la chaqueta.La luz ha entrado! La luz ha entrado! asegur tapndose la cara con ambas

    manos y apretando sus dedos contra la piel con fuerza mientras gritaba histrica.Jake mir hacia atrs y comprob, aterrado, que toda la habitacin, incluida la

    puerta, estaba baada en la luz anaranjada del amanecer. Tan solo un resquicio delcuarto, precisamente ese en el que estaban ambos, segua protegido por la oscuri-dad. Al parecer, el Sol haba alcanzado suficiente altura y ahora entraba con total

    libertad por el espacio hueco donde se tena planeado instalar la ventana.Lucy se frot los ojos y no dej de repetir que se haba quemado la cara, perotan solo eran los nervios. Jake le pidi que se calmara y, tras mirarla desde su po-sicin, la tranquiliz:

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    No pierdas la calma, vale? Te necesito serena. Solo ha sido un instante.Ests un poco enrojecida, pero ya est. No ha sido suficiente tiempo, as que cl-mate. De acuerdo? intent sonar sosegado, pero incluso ella percibi aquellosojos aterrados y desencajados que por todos los medios trataba de ocultar. l saba

    mejor que nadie que pronto se quedaran sin el resto de la sombra y que el Solcomenzara a quemarles la piel. Su madre le haba advertido tiempo atrs de lospeligros de salir al exterior en das de lluvia: si un temporal remita de repente yno tena un lugar donde ocultarse, la piel empezara a enrojecerse y despus lecomenzara a picar como si le hubieran tirado una jarra de agua hirviendo. Lasampollas creceran tanto que el dolor sera insoportable y, al final, acabara conhorribles quemaduras. Incluso algunas personas se haban pasado semanas se-miinconscientes en el hospital a causa del intenso dolor, antes de morir por lasincontrolables infecciones.

    Los minutos pasaron y su espacio dentro de la sombra se fue haciendo cada vezms pequeo; la luz ganaba terreno por momentos. Lucy se haba acurrucado enla esquina de al lado, el lugar donde ms sombra quedaba. Tena la cabeza ocultaentre las piernas y los brazos cruzados encima. Aquella imagen le dio a Jake unaltima, aunque descorazonadora, idea:

    Toma, tpate con esto le dijo mientras le devolva la chaqueta.Pero la luz! Ahora entra tambin por la otra esquina!Lucy, escchame comenz a decir mientras la ocultaba con el abrigo

    todo lo que poda. Si te quedas debajo, la luz no te afectar y podrs aguantar

    hasta que venga alguien. De todos modos, acabaremos quedndonos sin sombraen la que resguardarnos.P-P-Pero y t? No tienes nada con lo que taparte!Jake le acarici la cara en cuanto vio cmo se preocupaba por l; sin embargo,

    no dijo nada. Simplemente se agazap a su lado y la abraz; no quera pararse niun solo instante a pensar lo que estaba haciendo, saba que si lo haca tal vez searrepintiera.

    Durante el resto de los minutos ambos estuvieron callados. Tan solo algunossollozos entrecortados de ella borraron, durante un segundo, el susurrante viento

    que soplaba y entraba por el mismo lugar por el que se aproximaba su anaranjada yluminosa muerte. l miraba con temor la lnea que delimitaba el espacio en el quepodan estar. Cada vez era ms pequea y no solo estaba empezando a dejarles msarrinconados, sino que, adems, l ya estaba empezando a sentir dolor. Era como siestuviera dentro de una sartn. El cuerpo se le estaba enrojeciendo y notaba cmosus diminutos poros explotaban en insoportables escozores y picores. Finalmente,y sin poder evitarlo, Jake peg un respingo en cuanto sinti el calor directo de laluz del amanecer en su pierna. Ya estaba ah. Para l fue como si un monstruo, delcual haba estado huyendo durante toda su vida, lo hubiera alcanzado por fin y lo

    estuviera arrastrando de un pie para engullirlo.Un movimiento involuntario hizo que se estremeciera completamente y queLucy se percatase de todo lo que estaba pasando. Si l tuviera que describirlo denuevo, no sera capaz de contar lo que sucedi despus. Slo supo que ella selevant de repente, que l qued bajo la perfumada chaqueta y que Lucy, abra-

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    zndolo con fuerza, grit que l era ms importante para ella que su propia vida.T eres ms sensible al Sol que yo! An tengo una oportunidad escuch

    sorprendido. A-Adems..., s-si te pasara algo, nunca me lo perdonara. Des-pus ella bes su cabeza a travs de la tela. Te quiero termin por susurrarle.

    l iba a levantarse, de verdad que iba a hacerlo. Pero las palabras de Lucy, o talvez el propio miedo a lo que pudiera pasarle, le impidieron moverse. Dej que unalgrima escapara de sus ojos y luego acerc a Lucy con fuerza. Su cuerpo tembl y,tras abrir la boca varias veces para decir algo, desisti, dejando que ella cargara conlas consecuencias, consciente de que l era un cobarde.

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    TORRE DE MADISON

    Bienvenidos a la Torre Madison

    Plazas de aparcamiento:

    Recepcin:

    Lavandera y reas exclusivas para empleados:reas recreativas para residentes:

    Dormitorios de residentes de nivel 8:

    Dormitorios de reisidentes de nivel 7:

    Dormitorios de reisidentes de nivel 6:

    Dormitorios de reisidentes de nivel 5:

    Dormitorios de reisidentes de nivel 4:Dormitorios de reisidentes de nivel 3:

    Dormitorios de reisidentes de nivel 2:

    Dormitorios de reisidentes de nivel 1:

    Atencin sanitaria:

    Centro acadmicos:

    reas deportivas y de esparcimiento:Biblioteca:

    Restaurantes:

    rea D:

    Almacenes y salas de mquinas (acceso retringido):

    Despacho de la directora (pedir cita previa):

    Residencia de la directora (acceso restringido):Azotea:

    RELACIN DE INSTALACIONES Y FACILIDADES

    Pisos subterrneos 2 y 1

    Planta baja

    Pisos 1-6

    Pisos 7-14

    Piso 15

    Piso 16

    Pisos 16-17

    Pisos 19-20

    Piso 21 Piso 22

    Piso 23

    Piso 24

    Pisos 25-29

    Pisos 30-34

    Pisos 35-37Piso 38

    Piso 39

    Piso 40

    Pisos 41-45

    Piso 45

    Pisos 47-48Piso 49

    ENOBRASPORREFORMA. pROHIBIDOELACCESO

    Plazas de aparcamiento:

    Recepcin:

    Lavandera y reas exclusivas para empleados:

    reas recreativas para residentes:

    Dormitorios de residentes de nivel 8:

    Dormitorios de residentes de nivel 7:

    Dormitorios de residentes de nivel 6:

    Dormitorios de residentes de nivel 5:

    Dormitorios de residentes de nivel 4:

    Dormitorios de residentes de nivel 3:

    Dormitorios de residentes de nivel 2:

    Dormitorios de residentes de nivel 1:

    Atencin sanitaria:

    Centros acadmicos:

    reas deportivas y de esparcimiento:Biblioteca:

    Restaurantes:

    rea de

    Almacenes y salas de mquinas (acceso restringido):

    Despacho de la directora (pedir cita previa):

    Residencia de la directora (acceso restringido):Azotea:

    RELACIN DE INSTALACIONES Y FACILIDADES

    Pisos subterrneos 2 y 1

    Planta baja

    Pisos 1-6

    Pisos 7-14

    Piso 15

    Piso 16

    Pisos 16-17

    Pisos 18-20

    Piso 21

    Piso 22

    Piso 23

    Piso 24

    Pisos 25-29

    Pisos 30-34

    Pisos 35-37Piso 38

    Piso 39

    Piso 40

    Pisos 41-45

    Piso 45

    Pisos 47-48

    Piso 49

    ENOBRASPORREFORMA. pROHIBIDOELACCESO

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    BIENVENIDA A CASA

    El recepcionista de la entrada a la torre de cristalcasi haba terminado sujornada. Ya saboreaba la cena y se frotaba las manos pensando en la ducha de aguacaliente que iba a tomar. Intent, por todos los medios, acelerar el paso de losminutos observando el reloj de aguja que colgaba sobre la entrada principal. Este,impasible ante cualquier deseo, continu contando el tiempo con profesionalidad

    a la vez que la tormenta desatada fuera luchaba por entrar.Un suspiro del recepcionista cruz toda la sala y se perdi entre el silencio. Lossofs de estilo zen de color carbn, las mesas de madera decolorada y envejeciday los cientos de revistas eran sus nicos compaeros. Estaba cansado de su traba-jo, pero en el fondo se alegraba de no estar poniendo ladrillos en cualquier tristesolar mientras le llova encima. Por suerte, el sueldo era bueno y no sola tenermucho trabajo. Unas veces llamaban buscando informacin y otras los inquilinoslo hacan para pedirle algo, pero, por lo general, se pasaba el rato mirando el reloj.En el fondo se senta un hombre con suerte, y lo era; no resultaba fcil para un

    exconvicto terminar de recepcionista en un edificio de tal magnitud.Como si el destino hubiera estado leyndole el pensamiento, la puerta se abriy una joven con maleta y chaqueta entr escapando de la tormenta. La chica alejla vista del suelo en cuanto estuvo a salvo y mir hacia la recepcin recolocndosesu exuberante melena negra con suaves brillos azulados. El hombre le dedic unaforzada sonrisa mientras permaneca tras su mesa de trabajo: un murete con formade boomeranglacado en un blanco nuclear que haca que las hojas de papel deposi-tadas sobre su superficie fuesen prcticamente imperceptibles.

    Puedo ayudarla en algo, seorita? ampli su sonrisa.

    La maleta traquete mientras su duea la arrastraba, empapada, hasta que ter-min apoyada contra el murete.S, h-hola... son temblorosa y avergonzada, pero en realidad se deba al

    cansancio. El viaje haba sido muy largo y an tena nauseas. Me llamo LucyShepard. Vengo a vivir aqu.

    Un momento, por favor. Tecle y mir la pantalla que apenas sobresalade la base de la mesa. Cuando hall la informacin que buscaba le pidi a Lucyque se sentase mientras venan a buscarla. La estbamos esperando indicantes de agarrar el telfono y marcar una corta numeracin.

    La sala de recepcin ocupaba gran parte del primer piso de aquel atpico hotel,si es que poda considerarse como tal. Ms que un lugar donde pasar unos das, otal vez semanas, se trataba de un hogar donde uno poda hacer su vida sin preocu-parse de nada ms que de lo realmente importante. Lucy termin por sentarse enel sof que le pareci ms cmodo, junto a una mesilla que apilaba unas cuantas

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    revistas ordenadas milimtricamente unas encima de otras. Mientras agarraba laprimera, ech un rpido vistazo a su alrededor. El aspecto general de la crcel,como ella haba decidido llamarla, mezclaba la elegancia de los aos treinta con loltimo en tecnologa; pantallas planas de alta definicin, colgadas en puntos estra-

    tgicos, mostraban diferentes imgenes de las instalaciones. Prcticamente todoslos actores de la funcin eran jvenes residentes. Aunque haba algunos trabaja-dores y, por lo que pareca, otros podan estar visitando a supuestos familiares, lainmensa mayora estaba compuesta exclusivamente por los inquilinos.

    Lucy decidi apartar la vista, ya que le estaban entrando ganas de vomitar contanta Casa de la praderajunta.

    Las puertas de un ascensor, hasta entonces ocultas al ojo poco observador, seabrieron de repente de par en par, mostrando por dnde se suba a la zona resi-dencial. Estaba justo detrs de recepcin, en una pared que, a simple vista, pareca

    eso mismamente: una pared. Lucy supuso que para llamar al ascensor desde aquelpiso, deba hacerse desde el ordenador del recepcionista. Sin duda eran cuidado-sos, haba que admitirlo.

    Marty, tienes un momento? pregunt alguien desde el interior.Aunque Lucy se esforz por intentar ver a quin perteneca la voz, no fue ca-

    paz. Se estir hacia atrs sin despegarse del sof y pareci como si el reactor de unavin estuviera intentando lanzarla bien lejos.

    Eh? Oh, no. Estoy esperando a que vengan a por una nueva residente queacaba de llegar. Por qu? contest el recepcionista tras ver de quin se trataba.

    Una cabeza asom entonces por el reborde de las puertas hidrulicas y mirdirectamente hacia los sofs. Lucy vio a un chico guapsimo, de gran estatura.Tena el pelo azabache y engominado hacia arriba. Los ojos del joven parecieronatravesarla de tal manera que se le eriz el vello como si fuera un puercoespn.

    Ah! solt un gritito y se recoloc en el sof, incrustando la primera pginade la revista en su cara para eliminar el contacto visual. Madre ma Qu ojosms Ms M-M-Ms pens un momento azules termin.

    Bueno, cuando puedas, avsame, quieres? Y despus, el ascensor se cerr.El recepcionista continu con sus quehaceres y rpidamente las pulsaciones

    del nervioso corazn de la joven y enrojecida Lucy volvieron a la normalidad.Cuando se dio cuenta de que tena la revista apenas a dos centmetros de susojos, cay en la cuenta de que pareca tonta; o miope.

    Bueno, ya que estamos... susurr colocndola a una distancia saludable.La Torre Madison les da la bienvenida a su nuevo hogar... ley en voz alta.Luego aadi para s misma, sonando con ms rabia de la deseada: Y un huevo...

    Marty, el recepcionista, escuch la ltima frase, y tras observarla durante uninstante de reojo, volvi a mirar el reloj de la entrada antes de suspirar y decir:

    Novatos...

    Nadie la conoca an, por lo que no podan saber lo infinitamente descontentaque estaba con la idea de vivir en un edificio de ms de cuarenta plantas de altura,situado en medio de un valle solitario de un pas del Norte donde solo se vea unmontn de vacas y ninguna tienda a menos de tres horas en coche. Bsicamente, yresumiendo: odiaba estar en el culo del mundo.

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    Ya se lo haba temido en el viaje de ida, cuando observ estupefacta que el taxise alejaba cada vez ms y ms de Dubln, a donde haba llegado en avin tras unhorroroso viaje lleno de turbulencias.

    Al menos, ya no me tendr que preocupar de volver a viajar brome

    buscndole el lado positivo a algo que, en su opinin, no lo tena.Era consciente de que le quedaban muchos aos por pasar en la crcel, yaunque haba intentado convencer a sus padres, ni las amenazas ni las splicashaban servido de nada. Lucy decidi dejar ocultos, en algn rincn de su cabeza,los recuerdos sobre la pelea que tuvo con ellos y se centr en leer la revista, queclaramente se trataba de un burdo panfleto publicitario sobre ese mismo lugar.Supuso que estaba inocentemente colocado para las visitas de los residentes, oincluso para los propios inquilinos que, como ella, an no conocan nada de lallamada Torre Madison.

    Situada a ms de veinte kilmetros de cualquier pueblo o monumento tu-rstico ley, esta vez completamente centrada y seria, la Torre Madisonles asegura una agradable y tranquila estancia. Con la ms moderna tecnologa ylos mejores cuidados, podemos garantizar al cien por cien una estancia sin preocu-paciones para todos los niveles de fotosensibilidad a los rayos UV. Nunca hasoado con una vida sin miedo al Sol? Nunca ha deseado poder levantarse por lamaana y abrir una puerta sin preocuparse de lo que haya al otro lado?.

    Todas aquellas preguntas le resultaban familiares a Lucy; y saba la respuesta.Sin embargo, no poda creer que la solucin para su desastrosa vida fuera acabar

    encerrada en una enorme infraestructura arquitectnica de metal y cristal. Pero,aun as, aunque le doliese, lo cierto era que hasta entonces su vida no haba sidomuy diferente de lo que describa aquella maldita revista. An recordaba la mono-tona de cada una de sus maanas: se levantaba con la persiana totalmente bajada,por supuesto, y se vesta bajo una lmpara con la intensidad de la luz ajustada a supiel para evitar riesgos; finalmente, sala al pasillo, tambin a oscuras. Abajo todoestaba igualmente adaptado a sus necesidades; sus padres haban hecho el esfuerzode preparar toda la casa a lo que ella requiriera. Y aunque era sin duda algo de agra-decer, Lucy no poda evitar sentirse culpable. Saba que algunas familias ideaban

    una serie de habitaciones excluidas de la zona segura para que los no afectadospudieran descansar la vista, y otras que suban las persianas del cuarto cuando elenfermo sala y las bajaban cuando iba a volver a entrar. Aunque era incmodo ypoco prctico, a Lucy le pareca mejor opcin que la que haba escogido su familia.Sin duda, para ellos su hija estaba ante todo, pero lo que tanto odiaba, precisa-mente, era que sacrificaran todas sus comodidades por ella. Incluso el dormitoriode sus padres estaba preparado para que pudiera entrar por si acaso, provocando,con el tiempo, que su padre empezara a perder visin de manera alarmante. Nisiquiera su madre poda leer a gusto un libro sentada en el sof; tena que utilizar

    una estpida minilinterna que se anclaba a la tapa y que haca ms mal que bien.Tras ignorar unos cuantos prrafos llenos de autoalabanzas, termin por pasarpgina y quedarse a cuadros con la fotografa que ocupaba de arriba abajo la hoja.

    Madre de Dios! exclam.Qu otra cosa poda decir tras ver con todo lujo de detalles el monstruo gi-

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    gantesco que resultaba ser la Torre Madison? All estaba, rodeada por un pradocoloreado al leo y desdibujado por sus extremos. Su aspecto emulaba el de unapirmide de base cuadrangular estirada ms de lo normal y con un estrechamien-to menos evidente, que terminaba con un ltimo piso plano y sin punta alguna.

    Cientos de ventanales negros ocupaban toda la extensin de las planas paredes yapenas podan apreciarse otros detalles; pareca una torre pulida y perfecta. A piede la imagen haba una leve, pero detallada, informacin que aclaraba la altura totaldel edificio, un dato que sin duda sorprendi an ms a la, ya de por s, preocupa-da Lucy. Cuarenta y nueve pisos, trescientos metros de altura, ms de trescientashabitaciones individuales, veinte tiendas, servicio de cafetera y restaurante, seispisos acondicionados y preparados con los ltimos avances hospitalarios y especia-lizados en quemados y, por supuesto, un instituto, una universidad, una bibliotecae incluso un supermercado.

    Tienen que estar de coa espet cerrando la revista y echando la cabezahacia atrs.N-N-No, no lo estn una voz son tras de s provocando en Lucy un leve

    bote y que el sobresalto se viera reflejado en su plida piel.Un chico de mediana estatura, de pelo corto castao y revuelto, estaba de pie

    observndola. Llevaba una sudadera con rayas blancas y negras. Pareca nervioso.P-Perdona, te he asustado? pregunt, aunque la respuesta era obvia.Pues claro! All estaba Lucy, mostrndole a un desconocido lo terrible-

    mente agradable que poda llegar a ser. Es que no sabes que est mal escuchar

    las conversaciones de los dems?P-Pero si no ests hablando con nadie...Lucy podra haberle contestado. Sin embargo, se lo qued mirando con ganas

    de arrancarle la cabeza de un mordisco; seguramente incluso lo imagin. Despus,volvi de nuevo la cara hacia la revista. No pasaron ni dos segundos hasta quecomenz a sentir un leve, pero molesto, golpecito en el hombro. Era de nuevo l.

    Qu quieres ahora?!Eres... um... Lucy Shepard, verdad? mova tembloroso los ojos al hablar.

    Pareca que se trataba de un tic nervioso, pero nada ms lejos de la realidad. Lo

    cierto era que Lucy, cuando se enfadaba, impona ms de la cuenta. Era un defectode nacimiento, algo que contrastaba y chocaba a todo el mundo dado su cuerpodelgado y aparentemente dbil.

    Cuando escuch su nombre, se levant y se ruboriz al darse cuenta: l erala persona a la que estaba esperando. Genial. Acababa de sacarle las uas a quiensupuestamente tena que dirigirla hacia su habitacin. Y si ahora se tomaba ven-ganza y la dejaba encerrada en el ascensor? O, an peor, y si decida confinarlaen algn cuarto oscuro hasta que se muriera de hambre? Evidentemente el mu-chacho jams hara algo as, pero la imaginativa, y en ocasiones absurda, cabeza de

    Lucy empez a temer excentricidades varias.Encantada! le ense los dientes intentando mostrar una bella y bonitasonrisa, a pesar de que lo nico que le dej claro al muchacho era que tena unadentadura envidiable.

    El joven le indic que lo siguiera y agarr la maleta de la chica, provocando que

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    ella se sintiera an ms culpable.Genial Adems es un caballero, pens para sus adentros.Cuando ambos estuvieron en el ascensor, Lucy se percat de lo increblemen-

    te espacioso que este era, adems de moderno. Podan caber perfectamente diez

    personas dentro, con maletas incluidas, y an habra espacio para alguien ms. Laspuertas se cerraron hermticamente y un leve vaivn indic que estaban ascen-diendo. Despus, todo se estabiliz.

    A qu piso vamos? pregunt sin quitarle la vista de encima a la pantallitaque iba contando las plantas. Rez para que no subieran mucho.

    Pues... intent recordar. Al veintitrs.Tan alto?! No podra ser uno ms cercano a tierra firme? Y si hay un

    incendio o un ataque terro...? se mordi la lengua al darse cuenta de lo estpidaque estaba sonando, y resumi: Es que tengo un poco de miedo a las alturas,

    sabes?Lo siento, pero los pisos estn repartidos por nivel de sensibilidad a la luz.T eres de nivel dos, por lo que debes vivir en el piso veintitrs. Pareca queestaba recitando algo que se haba aprendido de memoria.

    Eh? Nivel qu?S, nivel dos. Desde el piso diecisiete hasta el piso veinticuatro, estn repar-

    tidas las habitaciones. El ltimo piso es para los de nivel uno, el ms sensible a laluz, as que como t eres de nivel dos segn los expedientes de ingreso...

    Ya, s, bueno. Yo tengo que estar en el veintitrs, lo he entendido. Se call

    un momento, pero an no se haba dado por vencida, as que volvi a la carga:No crees que est muy mal pensado?El joven la mir sin abrir la boca y esper a que ella continuara.Los residentes ms sensibles a la luz solar, y por lgica ms propensos a ac-

    cidentes, son los que viven en el piso ms alto de la zona residencial No serams normal que estuvieran lo ms cerca posible del suelo para que se les trasladasems rpidamente a un hospital?

    Por eso el hospital ocupa los pisos veinticinco, veintisis, veintisiete y vein-tiocho. Adems, tenemos un pequeo helipuerto en la azotea para emergencias.

    Ah... Joder. No supo qu otra cosa decir.Las puertas, finalmente, se abrieron en cuanto llegaron al piso veintitrs, y esodio al chico un poco de tranquilidad. En cuanto Lucy sali y estuvo en el pasillo,qued tan impresionada que la discusin anterior se esfum junto con el ascensor.Fue entonces cuando se dio cuenta de que estaba en un lugar ms propio de laciencia ficcin que del mundo real. El pasillo era de cristal, aunque ahumado, paraimpedir que se viera nada a travs de l. A los lados estaban las distintas habitacio-nes, adornadas cada una con un letrero de plata colgado justo encima del marcode la entrada.

    Pero, pero... Mi habitacin tambin tiene las paredes de cristal?S, pero no te preocupes. Es cristal ahumado, no se ve nada. Adems, es muyresistente y no se rompe. Segn he ledo, est prensado con ms de diez capas ylo han preparado de tal modo que no deja entrar ni salir la luz. No hay de qupreocuparse.

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    Pareces un vendedor. Lucy apret los ojos, agotada.El muchacho sonri por primera vez y ella termin por imitarle.S que soy muy pesada, te pido perdn. Slo ests haciendo tu trabajo. Era

    la primera vez que lo trataba con dulzura y tambin la primera en la que se fijaba

    realmente en su cara. Pareca triste, con unas grandes ojeras rodeando y tatuandolos bordes de sus ojos tono almendra.Trabajo? Oh, no, no. Yo no trabajo aqu. Soy residente, como t.Entonces qu haces ensendome todo esto?! Lucy pens que, al

    final, tal vez s que fuera un psicpata.Marty me lo ha encargado. Normalmente, cuando llega alguien nuevo suele

    mandar a otro residente para que le d la bienvenida. As conoce a sus vecinos yse va relacionando.

    Vecinos? Quieres decir que... Lucy temi acabar la frase, pero de ello ya

    se ocup l.Soy tu vecino. Vivo en la puerta que est frente a la tuya, la doscientos treintay cuatro. Le acerc una tarjeta y, tras ponrsela en la mano, le indic que ellaestaba en la doscientos treinta y cinco. No la pierdas, son caras.

    Lucy se repuso con dificultad de la sorpresa y abri su piso pasando la llaveelectrnica por un lector de seguridad que liber el cierre.

    Si necesitas cualquier cosa, ya sabes dnde estoy. Si no, tienes un telfonodentro. Puedes preguntar lo que sea a recepcin, aunque creo que ya se habrmarchado; es algo tarde. Despus se dio media vuelta y se alej desendole

    buenas noches.La conversacin habra finalizado entonces, pero Lucy se asom de nuevo alpasillo y le pregunt cundo se desayunaba o si tena que hacer algo en particular.

    Ah, s! contest l. Se me olvidaba: tienes un folleto con los horarios enla mesilla de noche. Acurdate de pasarte por la oficina de la directora, le gusta darla bienvenida a todos los nuevos... Es muy agradable Te gustar

    Vale, gracias... Esto... Lucy se dio cuenta de que l an no se haba pre-sentado.

    Lean, me llamo Lean. Volvi tras sus pasos y le estrech la mano mientras

    la miraba por primera vez directamente a los ojos.Por fin el viaje haba terminado. All estaba Lucy, dentro de su nuevo hogar, conla maleta tirada en medio y an sin saber muy bien qu hacer. Tena que reconocerque el lugar era acogedor. Meda unos sesenta metros cuadrados y dispona de unbao con ducha, una pequea cocina, un dormitorio con armario y dos mesitas yun comedor con sof para sus ratos de relax. Pero todo aquello qued en segundoplano cuando se dio cuenta de que tena una enorme ventana que daba al exterior.Bueno, tcnicamente no lo era, ya que las cuatro paredes de su piso eran de cristalahumado. Pero haba un espacio, del tamao de una ventana, sin oscurecer, para

    que pudiera echar un vistazo al exterior.No ser esto peligroso? Por aqu podra entrar luz murmur antes dedesechar la idea.

    Saba que estaba en un edificio realmente lujoso y dedicado exclusivamentea la gente que padeca alergia al Sol. Nadie en su sano juicio iba a cometer una

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    estupidez tan mayscula. Pronto se acord: cuando an viva con sus padres es-tuvieron a punto de instalar unos paneles de cristal que hacan que la luz entrarams suave. Era un efecto curioso que hacia rebotar los rayos UV mientras dejabapaso a los menos dainos. Por desgracia, resultaron ser muy caros, y, al final, no

    pudieron permitrselo. Supuso que se trataba de algo similar, aunque seguramenteera incluso ms complejo.No puedo creer todava que mis padres hayan podido pagar esto...Se dirigi hacia la cama y, tras sentarse en ella, permiti que sus energas la

    abandonasen mientras se dejaba caer. Un pequeo quejido se escap de entre suslabios y, tras cerrar los ojos durante un rato, decidi que lo mejor que poda hacerera acostarse.

    Ya me preocupar de deshacer la maleta maana.El folleto sobre el que Lean le haba hablado estaba donde deba estar, en la

    mesilla de noche, justo al lado de una lmpara de pie. Al otro lado de la cama habauna diminuta hoja arrugada de papel cuadriculado. Agarr el folleto y le ech unvistazo, momento en el que fue partcipe de la inmensidad arquitectnica y tecno-lgica que de verdad esconda la Torre Madison. Un detallado croquis informaba,mediante leyendas y planos, de los servicios de los que dispona cada una de lasplantas; desde la primera hasta la ltima. Despus de cotillear unos segundos,decidi dar media vuelta a la pgina y buscar los horarios. All estaban, tras unabreve introduccin en la que le deseaban una feliz bienvenida. Una fila mostrabalas horas del da, mientras que la columna contigua detallaba el piso y servicio que

    poda utilizarse a dicha hora.El desayuno es de siete a nueve de la maana. Agh! puso los ojos en blan-co durante un momento. Horario ingls, cmo lo odio, con lo bien que sientalevantarse a las nueve o diez y desayunar con tranquilidad...

    No deba preocuparse de comer hasta la una de la tarde, por lo que tendratiempo suficiente para presentarse a la directora y dar una vuelta por las tiendas.Cuando tuvo claro el plan que iba a seguir al da siguiente, volvi a recostarse en lacama, an con el papel en la mano, y busc con la mirada el telfono. Estaba al otrolado de la cama, en la mesilla del papel arrugado. Se acerc arrastrndose como si

    llevara das movindose por el desierto sin nada que llevarse a la boca y lo agarr.Era inalmbrico, no poda ser de otra manera. Al descolgar, escuch una voz queempez a hablarle:

    Bienvenido a la Torre Madison!Lucy se sorprendi al escuchar a una seorita al otro lado de la lnea.Oh! Buenas noches. Quera... empez, pero la otra voz se interpuso en-

    cima de la suya y continu hablando. Lucy se senta estpida: era una malditagrabacin.

    Nos consta que esta es la primera vez que va a usar la lnea telefnica. El servicio est

    activado sin cargo alguno, por lo que puede utilizarlo sin sorpresas.Yupi... contest.Puede llamar libremente si lo desea a otro pas sin adquirir tampoco ningn tipo de

    recargo. Si desea recibir alguna llamada directamente a su cuarto desde el exterior, recuerde quedebe marcar el nmero de telfono de informacin, aadiendo al final su nmero de habita-

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    cin. Si, por el contrario, desea llamar a algn otro piso, tan solo debe marcar asterisco ms elnmero de habitacin. Muchas gracias, esperamos que sea feliz con nosotros.

    La grabacin termin dando paso al zumbido caracterstico de la lnea telefni-ca, la cual esper a que Lucy marcase.

    Nueve... empez a pulsar hasta acabar de marcar todos los dgitos. Unmolesto pitido zumb entre sus tmpanos y, despus, dej paso a otra grabacin,de mucha menos calidad y en galico.

    Joder, es verdad, el prefijo. Cul es el prefijo de mi pas? Se ech el tel-fono a la frente y se dio golpecitos con l. No me acuerdo... Su mano terminpor derrumbarse junto al inalmbrico y ella desisti.

    Lucy pens que seguramente sus padres estaran durmiendo, ya que eran lasdos de la maana y en casa apenas haba diferencia horaria palpable. Una hora ms,una hora menos.

    Tal vez sea mejor dejarlo para maana. S. Entonces, se dio cuenta de quehaba llegado a las tantas. Lean haba estado aguantndola sin quejarse y, por loque saba, ni siquiera era su obligacin Seguro que estaba durmiendo, ge-nial! Ahora se senta an peor. Lo haba tratado fatal. Maana me disculparcon l. Total, es mi vecino, as que seguro que me lo encuentro. No pudo evitarsonrer al escucharse a s misma decir esa palabra. Vecino... Siempre se habaimaginado siendo una chica independiente, pero ahora lo era de verdad. Eraesto lo que queras para m, mam? Esto es a lo que te referas cuando me decasque deba vivir mi propia vida?

    No pudo evitar acordarse de la discusin que protagonizaron las dos en elcomedor de casa. Su padre estaba callado con las manos tapndose la boca y escu-chando atentamente lo que ambas decan. Si tuviera que compararse con otra cosa,lo ms parecido sera un juez de lnea de un partido de tenis. Siempre observando,siempre silencioso, siempre preparado para cualquier contratiempo.

    Os queris deshacer de m?! Es eso? empez Lucy en cuanto le ense-aron una pgina web impresa que hablaba de la Torre Madison. Aquel trozo depapel era en ese momento su peor enemigo y la razn de sus llantos y preocupa-ciones. Su familia llevaba un tiempo buscando alguna cura a su fotosensibilidad y

    pareca que, finalmente, se haban dado cuenta de que la adaptacin era la nicacura posible para ella. Sin embargo, aquella idea le pareca una locura.No queremos deshacernos de ti! Cmo puedes decirme eso?! replic

    su madre roja como un tomate. Pareca que iba a explotar.Su padre, entre dientes y distante para no llevarse los gritos de su hija, coment

    casi sin sonido que lo hacan por su bien. Por supuesto, Lucy no escuch ni unapalabra.

    Os parece normal mandarme hasta Irlanda para que viva en una crcel ale-jada del mundo? cogi el papel e hizo una bola con l. Una mierda!

    Hija! La madre respir hondo y se calm, intentando que su tono suavela ayudara a hacerle entrar en razn. Acaso en casa no sientes que ests en unacrcel? No puedes salir a la calle nunca, ni siquiera cuando llueve por si se despeja.C-Cuando es verano y llaman a la puerta, no puedes abrir y tienes que alejarte delpasillo. Hemos comprado bombillas de baja intensidad para que no te daen y

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    nunca has tenido amigos con los que jugar ni hablar.Las bombillas ya te he dicho que no daan la piel, hasta el mdico te lo ha

    repetido mil veces. Y s tengo amigos.No sabemos cmo puede afectarte, hija. Y si eres alrgica tambin a esa

    luz? Y hablar a travs de un ordenador con alguien no es tener amigos.Y qu quieres que haga? Me pongo un absurdo traje antirrayos ultravioletay una mscara para que todos me miren como si fuera un astronauta?

    Es mejor que no salir de casa en veinte aos!Lucy se levant de la silla e hizo ademn de marcharse para subir a su cuarto,

    pero entonces su padre habl:Siempre haremos lo mejor para ti, cario. Lo nico que queremos es que

    seas feliz y puedas vivir una vida normal. No tienes por qu hacerlo si no quie-res..., pero nos alegrara que aceptases. l hablaba poco, pero cuando lo haca,

    saba lo que tena que decir, sin duda.Yo solo quiero que vivas tu propia vida, Lucy aadi su madre al ver quesu hija se lo estaba pensando.

    Las siguientes palabras que Lucy pronunci le costaron tanto que se arrepintinada ms decirlas:

    Est bien, si es lo que queris...Pero ya no haba vuelta atrs.Se despert en su habitacin de la torre Madison a las tantas, con la luz an

    encendida y la maleta en medio del pasillo.

    Vaya, me he quedado sopa...Mir un reloj que colgaba justo enfrente de la cama y observ que apenas ha-ban pasado veinte minutos. Se incorpor, dej el telfono en su sitio y, despus,hizo lo propio con el horario.

    Un momento... abri los ojos con terror. Acababa de fijarse en la otra hojaarrugada que no haba mirado hasta ahora. Tena una frase, que pisote los nimosde Lucy, escrita con bolgrafo azul. No puede ser... Tengo que ir a...? se la-ment antes de leer en voz alta lo que tena puesto.

    No llegues tarde maana, el campus est en el piso treinta y tres. Pregunta al

    conserje cuando llegues. Nos vemos en clase. Lean.

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