TrompetaEvangelizadora
Junio 2014
La Fiesta de
P E N T E C O S T É S
Contenido
Trompeta Evangelizadora 06/2014 2
l a f i e s t a D e P e n t e c o s t e s
D i a D e l P a D r e
4 Que aprovechará el hombre
5 En lo más pequeño (poesía)
6 Una experiencia personal Angustia interior, constante anhelo de profunda paz,
rebeliones y luchas en el alma - ¿Puede acontecer esto en la vida de una persona renacida? ¿Hay una salida para ello?
8 El doblegado yo Al acceso a la profunda experiencia y revelación
divina está en el camino el gran Yo. La bendición de Dios está dispuesto, si nos humillamos a su voluntad.
10 El Espíritu Santo y la iglesia
Mensaje radial
14 Los efectos del poder del Espíritu Santo Si nuestra vida es un templo de Dios, es también el
lugar donde se desarrolla su efecto.
Lo que mueve al corazón
12 ¿Necesitas paciencia? Seguramente hemos anhelado muchas
veces esta virtud.
Enseñanzas bíblicas, fáciles de comprender
16 El efecto de la santificación ¿Qué cambia después de la santificación?
17 Hollywood y la Biblia
Biografía
24 Hudson Taylor (Parte 15)
20 Reflexiones para día del padre
“¡Yo voy donde mi padre va!” 26 Consejos de un padre
“¡Y entonces, oh Señor mi hijo Helmut!”
Editorial
Trompeta Evangelizadora 06/2014
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¡Estimado lector!
¡Pentecostés es la fiesta de las bendiciones de Dios!
Dios ya había prometido a Abraham: “Y haré de ti
una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu
nombre, y serás bendición:Y bendeciré á los que te
bendijeren, y á los que te maldijeren maldeciré; y
serán benditas en ti todas las familias de la tierra
(Genesis 12,2-3). El apóstol Pablo escribe, que la
bendicion de Abraham debía venir bajo los gentiles
en Cristo Jesús y que nosotros recibiríamos el
prometido Espíritu por medio de la fe (Vease Gal. 3,14).
Muchas partes bíblicas hablan de estas
maravillosas bendiciones. El Señor Jesús mismo
llama e invita a todos: “Si alguno tiene sed, venga a mí
y beba. El que cree en mí , como dice la escritura, de su
interior correran ríos de agua viva (Juan 7,38).
Sí, torrentes de bendiciones, ¡No gotas! “Porque
yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la
tierra árida: mi espíritu derramaré sobre tu
generación, y mi bendición sobre tus renuevos
(Isaìas 44,3).
Y el profeta Amós anuncia “Antes corra el juicio
como las aguas, y la justicia como impetuoso
arroyo (Amós 5,24).
En la cruz de Gólgota murió el Hijo de Dios, el
justo murió por los pecadores e injustos. Al madero
de la tortura llevó Jesús la maldición sobre sí; por
que los que vienen a El y creen, seran salvos y
bendecidos.
Así experimentaron los discipulos de Jesús en
Pentecostés, el poder de la fuerza de Dios y el
derramamiento del Espíritu Santo. Y Él obró
Poderosamente por la palabra y por la unción del
fuego del Espíritu Santo, que 3000 almas se
convirtieron a Dios, y fueron un corazón y espíritu.
Nosotros también oramos por poderosos caudales de
bendiciones; si, querido lector, también por tí y por
mí.
H. D. Nimz
Página juvenil
18 Santidad de Dios ¿Qué podemos hacer?
Página infantil
21 ¡Amándoos unos a otros!
Página para mayores 22 Gira de oración
Un triste testimonio
23 Satisfacción
Edad fértil
27 Anuncios Pie de imprenta
28 Totalmente para ti
„
„
„
„
Trompeta Evangelizadora 06/2014 4
LA FIESTA DE PENTECOSTÉS
Qué aprovechará al hombre...
Charles T. Studd, el ricamente bendecido misionero
de China, India y África, cuenta cómo llegó a la
entrega total a Jesús. Él quería servir a Dios y oraba
para que le mostrara el camino que debía ir. “Pero”,
cuenta Studd, “allí cometí un error. En lugar de
confiar solamente en que Dios me guiaría, fui a lo de
mis amigos. Así intenté desentrañar con el
entendimiento humano la dirección de Dios. Pero no
llegué a claridad alguna, sino que sólo entré más
profundamente en la oscuridad. Inquietud y miedo me
sobrevinieron. Mi salud sufría. Tuve que ir al campo,
para recuperarme.
Después de haber leído mi Biblia y pedido a Dios que
me mostrara mi camino, luego de tres meses, regresé.
Me iba mucho mejor. Pero lo que debía hacer, todavía
no lo sabía.”
Algo estaba claro para él: No podía tener ningún
“trabajo” en el sentido normal de la palabra. No podía
pensar en ningún empleo que le prometiera
ganancias. Su conciencia no se lo permitía. Le parecía
ser directamente paradójico. Dios le había dado
mucho más de lo que él necesitaba para vivir. ¡Cómo
iba a pasar los mejores años de su vida trabajando
para sí mismo, para el honor y los placeres de este
mundo, mientras cada día miles de almas, que aún no
habían oído de Cristo, perecían!
Durante este tiempo llegó a sus manos la
publicación de un ateo. Allí leyó: “Si creyera
firmemente, en lo que según dicen millones de
personas creen, que nuestro destino en la vida
venidera depende de la religión que profesamos
activamente en la vida, entonces la religión
significaría todo para mí. Entonces las alegrías
terrenales serían basura para mí, las preocupaciones
terrenales necedades, los pensamientos y sentimientos
terrenales vanidades. Yo descartaría todo eso. La
religión sería mi primer pensamiento al despertar. Mi
espíritu debería estar ocupado con ideas religiosas
hasta el momento en el que el sueño desconecta la
conciencia. Trabajaría sólo para la religión. Dirigiría
todos mis pensamientos solamente hacia la eternidad.
Si pudiera ganar un alma para la eternidad, entonces
consideraría eso como una ganancia, que compensaría
en valor todos los sufrimientos de estos tiempos. El
pensamiento de qué consecuencias terrenales podrían
tener mi hablar o hacer, jamás debería paralizar mi
Trompeta Evangelizadora 06/2014
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mano o cerrar mi boca. La tierra, con sus placeres y
aflicciones, no debería ocupar a mi alma ni siquiera
un momento más. Me esforzaría por mirar sólo hacia
la eternidad y las almas inmortales a mi alrededor, las
cuáles pronto serían salvas para siempre o estarían
perdidas para siempre. Yo saldría al mundo y le
predicaría a tiempo o destiempo. Mi tema debería ser:
¿Qué aprovechará al hombre, si ganare todo el
mundo, y perdiere su alma?”
Estas palabras del ateo impresionaron profundamente
a Charles Studd. “Ahí vi repentinamente”, escribe él,
“sí, así debería ser la vida de un cristiano. Si miraba
hacia atrás a mi propia vida desde ese momento, ¡qué
poco lógica había sido! Llegué a la firme decisión de
que desde este momento la vacilación debía terminar.
Quería prestar atención a lo que Dios me revelaría
como su voluntad. Pero esta vez no buscaría consejo
en carne y hueso, sino que quería esperar a que Dios
se manifestara.”
En ese tiempo, Charles Studd obtuvo aún otra
enseñanza, que fue crucial para toda su obra venidera:
La enseñanza de que solamente el empeño, no le haría
un obrero exitoso en la viña de Cristo. Debía tener
poder. Él recordó las palabras: “Recibiréis poder,
cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo,
y me seréis testigos.”
Entonces cuando pidió el plan de Dios para su vida,
Dios le reveló su propia necesidad. Y le mostró que
necesitaba la plenitud del Espíritu Santo. Luego de
orar seria y persistentemente, Dios le llenó con su
buen Espíritu Santo y lo hizo un obrero bendecido
sobremanera en la viña de Dios. ¡Y este ser llenos del
Espíritu Santo es lo que todos nosotros necesitamos
tanto hoy!
En lo más Pequeño
“El que es fiel en lo poco, también en lo más es fiel,
y el que en lo muy poco es injusto,
también en lo más es injusto.”
Paciencia en sufrimiento pequeño, el pequeño mal evitará. Después de la pequeña aflicción, cantar nuevamente así lo más pequeño te trae la bendición. En pequeñas cargas practicar, el más pequeño servicio amar. Alegrarse incluso en las cosa más pequeñas, eso nos lleva más profundo en la humildad. Hacer pequeños sacrificios sin temor, regocijarse del más pequeño rayo del sol. En pequeñas cosas practicar la abnegación, entonces no vamos a entristecer al Señor. La flor pequeña no pisotear, en las pequeñas necesidades ayudar. No destruir la pequeña fe, también al consejo pequeño dar atención. En pequeñas luchas no desmayar, las pequeñas necesidades al Salvador llevar. Agradecer por el amor pequeño, fiel en el pequeño, no vacilar. El que es fiel en lo más pequeño aquí, así lo dice el Salvador, Cristo Jesús. En lo mucho también es fiel, además nuevamente quiero alentar.
Trompeta Evangelizadora 06/2014 6
A los 17 años me convertí. Mi pobre alma, que
estuvo esclavizada por varios años con las terribles
cadenas del pecado, salió ahora de las tinieblas hacia
la luz, trasladada del poder de Satanás a la libertad en
Dios. Nadie podía poner en duda que había alcanzado
el perdón de mis pecados. La gloria de esta solemne
hora, donde el amor divino me encontró, no olvidaré
jamás. Todos, los que tuvieron esta experiencia y a
quienes el Espíritu Santo les regaló el testimonio de
ser hijos de Dios, entienden qué significa haber sido
justificados por la fe y poseer la dulce paz con Dios a
través de nuestro Señor Jesucristo.
Pero esta paz con Dios condujo a la lucha con el
enemigo del alma. Pronto me di cuenta qué dura
era esta batalla. Los hábiles planes de Satanás tenían
la intención de hacerme caer. Durante el tiempo de
mis estudios, el espíritu de este mundo logró
vencerme, y abandoné la lucha contra el pecado.
Había sido salvo hacía solo unos meses, y había
probado la verdadera felicidad. Por eso las alegrías
del mundo ya no me podían satisfacer. Me sentía
miserable y desdichado. Mi vida se transformó en
una carga para mí. Pero, gracias sea a Dios, esto sólo
duró aproximadamente dos meses. Un día mi madre
entró a mi habitación con los ojos en llanto. Su amor
me conmovió a buscar nuevamente a Dios. La alegría
y la paz celestial regresaron a mi corazón, y yo pude
alegrarme nuevamente de la salvación. Yo sabía, era
un hijo de Dios, pero pronto sentí que necesitaba algo
más interiormente. Mi vida estaba colmada
principalmente con mi capacitación. Profundicé mis
estudios y luego enseñé por unos años. Me era
completamente claro que la vida espiritual de mis
padres, quienes habían experimentado la
santificación, era mucho más profunda que la mía. Si
bien la doctrina de la santificación en aquel tiempo
no era enseñada tan claramente, yo sabía exactamente
que era eso lo que necesitaba. A veces creía haber
tenido esta experiencia. Pero pronto se hacía evidente
una vez más que yo no había sido santificado. No
había llegado al punto de entrega total. Además,
tampoco sabía cómo debía llevar a cabo esta entrega.
Mi mayor anhelo era ser algo especial en este mundo.
Eso estaba tan profundamente arraigado en mí, que
ponía todas mis fuerzas en esta dirección. Yo amaba
a Dios y veía mi completa dependencia de él, pero mi
amor hacia él no era completo.
Además, yo tenía un temperamento un tanto
colérico, que noté que la justificación no había
extinguido. Normalmente podía controlarlo, pero se
necesitaba solo una pequeña provocación, y se hacía
notar nuevamente. Y, me apena tener que decirlo, a
veces me provocaba remordimientos. Entonces debía
arrepentirme otra vez, para alcanzar la dulce paz. A
pesar de ello, creo que en general mis amigos más
cercanos no tenían motivo alguno para dudar de la
rectitud de mi corazón y de mi confesión cristiana.
Pero yo mismo no estaba conforme con mi estado
espiritual. Por más de ocho años supe que necesitaba
una experiencia más profunda para estar realmente
conforme. ¡Oh, cómo podía entender la íntima
oración de David por un corazón limpio! Si hubiese
sido instruido sobre la completa entrega, quizás ya
podría haber vivido poco después de mi conversión
en esta tranquilidad del alma en el Canaán espiritual.
Pero Dios fue bueno y lleno de gracia. Él me llevó
con amorosa paciencia, perdonó mis derrotas, si bien
mi corazón estaba dividido entre él y algunas cosas
en este mundo. Había dejado todo para seguir a Jesús,
pero inadvertidamente se introdujeron algunas cosas
entre Jesús y yo e impedían la relación cercana con el
Espíritu Santo.
Alrededor de un año antes de que llegara a esta paz
completa, la enseñanza de la santificación fue atacada
fuertemente. Se hacía todos los esfuerzos por refutar
la enseñanza de la segunda obra de la gracia. Yo
había leído la Biblia cuidadosa y sinceramente. Si
bien no había tenido esta experiencia, sabía que la
doctrina de solamente una obra de la gracia no era
correcta. Me era completamente claro que en el
perdón había obtenido todo lo que mi corazón
necesitaba. Pero aún así reconocí que necesitaba
exactamente eso, que la palabra „santificación“
expresaba. También las palabras y acciones de mis
semejantes, quienes creían en la segunda obra de
gracia, lo testificaban. En el invierno de 1883/84, mi
Cada uno tomará esta experiencia de otra
manera. El Hno. Jakob B. Byers (1859 – 1944)
relata aquí su camino de manera conmovedora.
LA FIESTA DE PENTECOSTÉS
Una experiencia personal
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esposa y yo tuvimos evangelizaciones con algunos
hermanos santificados. Allí reconocimos con especial
claridad que necesitabamos la santificación. El
Espíritu Santo nos hizo ver claramente que el Jordán
debía ser cruzado para ingresar a la tierra prometida.
Y si queríamos entrar en esta vida desbordante, era
inevitable una muerte. Nosotros reflexionamos,
miramos hacia adelante y hacia atrás, y reconocimos,
no había otra salida: debíamos morir a nosotros
mismos.
En una oportunidad en que yo estaba de viaje y mi
esposa estaba sola en la casa, el Señor le habló
completamente claro y le mostró un “ídolo”, que ella
necesariamente debía sacrificar. Era algo que
anteriormente considerábamos una bendición de
Dios. Pero debía ser renunciado voluntariamente.
¡Ella obedeció y experimentó la dicha de la
santificación! Cuando llegué a casa, pronto me di
cuenta que había sucedido algo maravilloso con
ella. ¡Qué asombroso cambio! Ella me contó sobre la
“muerte” que había experimentado. Yo observé que
una gloria indescriptible llenó su corazón. Ella
intentó explicarme como yo también podría
experimentar ese “morir-a-mi-mismo”. Yo quería con
gusto, pero mi propia voluntad me detuvo. Yo
pensaba en mis “tesoros”, de los cuales algunos eran
bendiciones divinas. Pero el Espíritu Santo me
exhortaba traerlos a Dios como una ofrenda total. Sí,
mi voluntad debía estar completamente sumergida en
la voluntad de Dios. Yo habré dicho: “¡Sí, Señor, yo
quiero!”, pero aún así vacilaba. Intenté sumergirme
en la voluntad de Dios, pero aún así, no con todo mi
corazón. Quería conservar aún algo de mi propia
voluntad. Pero el Señor me mostró que había un solo
camino. El testimonio en la vida de mi esposa
aumentó mi necesidad interior. Yo vi que ella tenía
algo que anteriormente no tenía. Antes de su
experiencia, ella vivía como yo esperaba de una
mujer cristiana. Pero ahora ella irradiaba una
atmósfera celestial. Ella poseía lo que mi alma
anhelaba desde hacía años. ¿Por qué yo no podía
decir “Sí” de todo corazón, morir a mi mismo y
alcanzar la vida en abundancia?
Semanas y meses pasaron, en los cuales mi vida
profesional y las cosas cotidianas mejoraron. Sin
embargo, yo estaba más instatisfecho que antes. Mi
vida espiritual alcanzó un punto crítico. Si en aquel
entonces no me hubiese arriesgado a dar ese paso de
tomar posesión de la “tierra”, habría perdido mi vida
espiritual. Quisiera describir en una imagen esta
experiencia, esta lucha conmigo mismo. La lucha era
similar a un profundo, oscuro abismo, en el que no se
podía ver el suelo. Para cruzarlo, parecía muy ancho.
Del otro lado estaba todo lo que mi alma anhelaba.
Sobre este abismo había sujeta una cuerda, que ero lo
suficientemente fuerte como para sostenerme. Yo
sostuve fuertemente esta soga, pero por mucho
tiempo no me animé a saltar. Era claro, que para
alcanzar la santificación, debía lanzarme a este
abismo, pero me parecía demasiado terrible.
La cuerda era mi propia voluntad. Quería conseguir
atravesar el abismo, pero no morir a mi mismo. Pero
ese no era el camino de Dios. Así estaba yo lleno de
miedo y tembloroso ante este precipicio tenebroso, y
sabía que el salto significaba la muerte segura. Sí, me
había aferrado a la soga, pero ahora estaba allí
colgado. No podía ni cruzar ni regresar. El Espíritu
Santo decía: “¡Suelta!” Mi angustia interior se volvió
cada vez más grande. Yo sentí que la muerte era mi
única salvación.
Entonces Dios nos envió a un mensajero, que predicó
sobre 1. Pedro 4,1-2. El punto principal de su
mensaje estaba en: “Pues quien ha padecido en la
carne, terminó con el pecado, para no vivir el tiempo
que resta en la carne, conforme a las concupiscencias
de los hombres, sino conforme a la voluntad de
Dios.” El Espíritu Santo me mostró que una muerte
completa era necesaria para alcanzar la santificación.
Finalmente solté simplemente la soga que sujetaba
con miedo de muerte y exclamé desde lo más
profundo de mi corazón: “¡Señor, sea hecha tu
voluntad!” Dios vió eso, y estoy seguro, Satanás
también lo sabía. Al final de la reunión confesé: “¡Mi
ofrenda fue traída!” Si bien no había sucedido ningún
cambio visible, sabía, mi voluntad estaba entregada y
no había absolutamente nada más entre Dios y yo.
Cuando llegamos a casa, tarde por la noche, me
arrodillé y agradecí a Dios que pude decir de
corazón: “¡Sea hecha tu voluntad!” Cuando solté “mi
cuerda” sabía que Jesús me había sostenido en sus
brazos y ahora yo había “muerto” con él.
Cuando me levanté de rodillas, me infundió tal
gozo, que me olvidé de todo lo que había a mi
alrededor y sentí solo la cercanía de Jesús y la
presencia del Espíritu Santo. La lengua humana no
puede describir esta sensación de felicidad. El cielo
pareció estar abierto sobre mí. Solo aquel, que
experimentó por sí mismo esto, puede entenderlo.
Hermano, ¿experimentaste pentecostés? Si no,
entonces quédate en “Jerusalén”, “y el mismo Dios
de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser,
espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible
para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el
que os llama, el cual también lo hará”
(1. Tesalonicenses 5, 23-24).
Jacob W. Byers
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LA FIESTA DE PENTECOSTÉS
El doblegado
Cristo espera que le amemos de todo corazón y con toda la mente.
Pero el propio Yo limita el lugar, restringe el amor y la disposición de servir.
El Yo es un serio problema, si no se encuentra bajo la voluntad de Dios.
Lleno del propio yo Dios espera poder hacer algo. ¿Puede él comenzar
en ti y en mí con esto? Dios no puede hacer nada en
nosotros hasta que estemos quebrantados.
Quebrantamiento es el comienzo de la reactivación.
El quebrantamiento es doloroso y humillante, pero
es la única salida. “No yo, sino Cristo”. El Señor
Jesús no puede vivir completamente en nosotros y
revelarse a sí mismo, antes de que el orgulloso, el
duro Yo se haya inclinado, o esté quebrado.
Esto significa simplemente que el Yo, que no
quiere entregarse, que se justifica a sí mismo, que
trata de imponer su voluntad, introduce sus derechos
y busca su propia gloria, finalmente se inclina ante
la voluntad de Dios. También se requiere una
disposición a admitir sus errores. Su propia voluntad
está subordinada al Señor Jesucristo y la persona
renuncia a su propia gloria, para que el Señor la
tenga y sea en todo. Significa hacer morir al propio
Yo. (Romanos 6,11).
El Yo vive en nosotros Cuando nos fijamos en nuestra vida de fe, vemos
cuanto de este Yo vive en cada uno de nosotros. El
Yo a menudo quiere gobernar la vida de fe.
Frecuentemente el Yo también quiere hacer el
trabajo para el Señor. Siempre es el Yo, el que está
irritado, celoso, sensible, crítico y enojado. A veces
también es tímido, confuso y reservado o incluso
estricto e inflexible ante los demás. Por eso el
hombre debe ser quebrantado. Mientras el Yo tiene
dominio, Dios puede hacer muy poco en nosotros.
Pues todos los frutos del espíritu que se enumeran en
Gálatas 5, con los que Dios nos quiere colmar, son
contrarios con un espíritu duro e inquebrantable. Es
por eso que este Yo debe ser crucificado.
Ser quebrantado es tanto la obra de Dios como la
nuestra. Él nos insta a hacerlo, pero nosotros
debemos decidir. Por amor a nosotros y para darnos
salvación, Jesús decidió ser quebrado. Él, que era
igual a Dios, inclina su cuello para cumplir la
voluntad del Padre, y ser humano. Él fue este
camino para salvarnos. Incluso sufrió la muerte de
malhechor, muerte en la cruz.
En Salmos 22,6 encontramos la palabra profética:
“Mas yo soy gusano, y no hombre”. Hay una gran
diferencia entre una serpiente y un gusano. Si
intentas golpear una serpiente, se endereza y gruñe.
Esta es una verdadera imagen del yo. Pero el gusano
no se resiste. Puedes hacer con él lo que quieras. Lo
puedes pisar o aplastar bajo tus pies, como alguien
que no tiene derecho. Jesús estaba dispuesto ser para
nosotros, un gusano y no un hombre.
El Salvador nos llama que seamos sus imitadores
y su voluntad es que tomemos esa posición. Toda la
doctrina del sermón del monte, de no hacer
resistencia, amar a nuestros enemigos y ser
abnegado, se reconoce que hemos tomado esa
posición. Solo el amor de Jesús, que ha demostrado
en el calvario, nos permite hacerlo.
“¡Señor quebrántame!” Hacer morir al Yo, no es algo que podamos hacer
para siempre. Tiene que haber una muerte
fundamental cuando Dios nos muestra estas cosas
por primera vez. Pero luego tiene que ser algo
constante. Solamente así el Señor Jesús se puede
revelar constantemente en nosotros. Debemos
entregarnos una y otra vez a nuestro prójimo.
Nuestra dedicación a Dios se mide con la dedicación
a nuestro prójimo. Cada humillación, todo aquel que
nos provoca y molesta, es un instrumento de Dios
para quebrantarnos, para que en nosotros haya más
espacio para la vida con Cristo.
yo
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Debemos llevarle nuestro vacío y quebrantado Yo, y dejar
que él lo llene. Andrew Murray dijo: “Como el agua siempre
busca el punto más bajo y lo llena, fluye en el momento que
Dios te ha humillado, te encuentra vacío, y lo llena de gloria
y poder dentro de ti”.
La mayoría de la personas piensan que serán infelices si
muere el Yo en ellos. Pero el caso es que es exactamente lo
opuesto. Si te niegas a hacer morir el Yo, serás infeliz.
Cuanto más sabemos que el Yo está muerto, tanto más
aprenderemos de su vida y tendremos verdadera paz y
alegría.
Lleno de Dios Lo único que impide a Jesús que nos llene es el pecado. El
Señor Jesús no llena vasos sucios.
Todo lo que viene de nuestro propio Yo, es un poder de
auto-satisfacción en el servicio. La autocompasión en
pruebas y dificultades, egoísmo en los negocios o en el
trabajo para el Señor, la auto conservación, la sensibilidad, el
resentimiento cuando otros nos lastiman, preocupaciones
innecesarias, todo esto viene de nuestro Yo y nos contamina.
Por todo esto murió Jesús. Si le mostramos lo que hay en
nosotros, le traemos nuestros pecados y pedimos perdón,
entonces él nos purifica con su preciosa sangre que aun hoy
fluye para los pecadores. Si, su sangre nos limpia de toda
mancha y pecado.
Pero también es válido subordinar nuestro Yo, de manera
que él pueda utilizarlo en su servicio de acuerdo a su
voluntad. El deseo de Dios es consagrar a su pueblo, por eso le
agradan las oraciones por el Espíritu Santo. Aquellos que lo
piden, los quiere llenar de poder espiritual.
Sin embargo, el previo requisito para esto es que tengamos
un corazón puro, que seamos libres de pecados y sirvamos a
Dios de todo corazón. Los que con un corazón sincero lo
piden, Él, que conoce los corazones, le dará su Espíritu
Santo. Pero esto solo puede suceder, si sometemos nuestro
Yo a Dios.
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LA FIESTA DE PENTECOSTÉS
El Espíritu Santo y la Iglesia
Necesitamos al Espíritu Santo en la Iglesia, para que la
Iglesia permanezca en el poder de Dios y sea próspera.
Cuando Noé recibió la misión de construir el arca,
recibió la instrucción de hacer una ventana arriba. El
arca, a diferencia de todos los demás barcos que se
hayan construido, no tenía timón. Esto demuestra que
el arca estaba bajo el cuidado y era protegida por
Dios. Noé creyó a Dios y estaba completamente bajo
su protección. Y Dios había permitido solo una
ventana, que indicaba arriba - hacia el cielo y no a los
lados. Por ella entraba luz de lo alto al arca, y había
una conexión con el cielo. Si tomamos esto ahora en
comparación con la iglesia y sus miembros, podemos
decir, que la barquilla de la iglesia es gobernada por
Dios y Él la ha conducido victoriosamente a través de
los siglos. Él también la seguirá cuidando.
Pero esta iglesia tiene una sola ventana, solo una
manera de mantenerse en contacto con Dios, y es a
través del Espíritu Santo. Él es la luz, que atraviesa y
manifiesta la gloria de Dios. Así También tenía el
tabernáculo, similar al templo, solo un lugar de
dónde provenía la luz. A pesar de que no tenía
ventana, en el centro estaba el candelero de oro, y
este candelero esparcía luz a toda la habitación. Así
también es el Espíritu Santo en la Iglesia. Él es quien
nos revela la divina verdad y los misterios de Dios.
Nos conduce de la oscuridad a la luz, de un nivel
inferior a uno superior. Necesitamos el Espíritu Santo
para ser personas iluminadas y ver en la luz la luz.
¿Por qué actualmente hay tantas falacias?, ¿por
qué se deslizan tantas falsas doctrinas en la
congregación? Es porque las personas no le dan
espacio al Espíritu Santo para que pueda entrar con
su luz plena. Es por eso que entran en errores y caen
en el engaño de Satanás. Porque este Espíritu
perdurable de Dios no pudo entrar e iluminar todo
con su luz, muchos lugares fueron dañados. La
iglesia necesita esta luz divina, ella necesita el Espíritu
Santo para que la gloria de Dios permanezca en la
congregación.
Si observamos el movimiento de la reforma de la
Iglesia de Dios en el siglo IXX, nos asombrará. Estas
personas estaban totalmente convencidas de las cosas
que Dios les había encomendado. Ellas no dudaban
ni discutían, si es así o quizás así. ¡Estaban
completamente unidos en la doctrina, en el trabajo y
en los objetivos! Yo he conocido este movimiento en
su comienzo y puedo decir: la maravillosa unidad de
este pueblo de Dios, que yo pude ver en ese
momento, supera cualquier cosa que he
experimentado. Cuando visité por primera vez el
congreso de la Iglesia de Dios en Prusia Oriental,
me conmovió luego el pensamiento: Aquí habían
pastores de Alemania Occidental, de Estados Unidos
de América y de Polonia, todos por una obra en
completa armonía y concordancia. Sus corazones se
unían entre sí. Esto también era un ejemplo en el
ministerio pastoral. Mientras que el hermano de
Estados Unidos aplicaba la palabra como un martillo
que rompe la roca en pedazos, y las personas fueron
conmovidas y angustiadas, vino el hermano de
Alemania en su ayuda y dejó que la palabra sea como
un arma de doble filo, que penetre y revele los
secretos más profundos. En los oyentes, este mensaje
tuvo un tremendo impacto. Después que todo estaba
“destrozado”, el tercer hermano fue de uno a otro, al
igual que un paramédico, vendando las heridas y
conduciendo las almas a Cristo. Nunca me olvidaré
de esto, la impresión era demasiado fuerte. En ese
entonces yo pertenecía a otra congregación y no
conocía la Iglesia de Dios, en ese momento ella me
era completamente desconocida. Pero no puedo
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olvidar la impresión que causó en mí esta unidad del
espíritu.
Necesitamos este Espíritu Santo en la Iglesia, para
que nos ilumine, nos una, para que nos fusione
juntos, que no sólo representemos una aleación, sino
que seamos un corazón y un alma. Para esto la iglesia
necesita el Espíritu Santo: En la iglesia local, para
que todos los miembros sean un corazón y un alma, y
como un todo en un país, para que toda la obra sea un
corazón y un alma. Necesitamos al Espíritu Santo.
Por lo tanto deberíamos orar fervientemente al Padre
que nos dé la poderosa obra del Espíritu Santo en
nuestra iglesia local. Él obrará la completa unidad en
Cristo.
Además necesitamos el Espíritu Santo, para que el
pueblo de Dios pueda ser purificado y santificado. La
palabra “santificación” no solo tiene el significado de
consagración, separación y entrega. Estas son
algunos ejemplos que pueden surgir aquí y allá, pero
el sentido principal de esta palabra “santificación” es
pureza. Lo puedes encontrar en el Antiguo
testamento y también confirmado en el Nuevo
Testamento. Santificación incluye pureza, esta pureza
es necesaria.
Quiero ilustrar esta idea de forma clara con un
ejemplo teórico. Vamos asumir que Adán y Eva
tuvieron hijos antes de la caída en el pecado. Después
de la caída nacen más niños. ¿Estaríamos ante una
diferencia moral entre los niños que nacieron antes o
después de la caída en el pecado?
Seguramente diremos: naturalmente hay diferencia
entre los dos grupos. Porque los niños nacidos antes
de la caída nacieron en una condición y una relación
diferente a los del otro caso. De hecho, todos los
descendientes de Adán nacieron fuera del paraíso.
Esta imagen nos muestra claramente, que la
humanidad desde Adán tiene una postura más baja,
de la que fue provista originalmente para el ser
humano, antes del pecado. Por el pecado la
naturaleza humana ha sido contaminada. Sin
embargo esta contaminación no se elimina en la
conversión. Lo que se elimina en nuestra conversión,
lo que es limpiado, son nuestros pecados, las obra del
pecado. Ellos son apartados, pero la inclinación al
mal, que se introduce en la vida del hombre, la
misma no puede ser perdonada, por ella nadie puede
arrepentirse. Por eso Dios ha tomado la moderación
de la santificación. Jesús ora en su oración
sacerdotal: “¡Santifícalos!” Y si ahora el Padre fue
llamado para que santifique a los hijos de Dios,
entonces esto es un hecho, un acto de Dios por
adelantado. Ciertamente Jesús no hubiese podido
orar, sino hubiera sido necesario un acto de Dios:
“Santifícalos en tu verdad, tu palabra es verdad”
(Juan 17,17). Y por la palabra de Dios nos es
revelada la verdad, que debemos ser santificados.
Cristo murió y padeció fuera de la puerta. Para
santificar a su pueblo, y con este único sacrificio
serán completos los que son santificados.
La sangre siempre es el elemento purificador. Sin
sangre no hay remisión de pecados, sin sangre no hay
purificación del corazón. La sangre de Cristo tiene
que ser utilizada. Si ahora la sangre de Cristo
desempeña un papel en la santificación, ¡entonces
también está conectada a una pureza! Y debido a que
la naturaleza humana está contaminada, debe ser
purificada o santificada por el Espíritu Santo, como
Pablo también habla de su trabajo a los Romanos:
“para ser ministro de Jesucristo a los gentiles,
ministrando el evangelio de Dios, para que los
gentiles le sean ofrenda agradable, santificada por el
Espíritu Santo” (Romanos 15,16). Por lo tanto el
Espíritu Santo santifica. Jesús le pide al Padre, que el
Padre santifique. Jesús dio su vida para que nosotros
seamos santificados. Estos tres elementos están
juntos y santifican al pueblo de Dios. Si queremos ser
una iglesia Santa y pura, entonces también debe estar
presente este elemento sagrado del Espíritu de Dios.
No solo, que creamos, que Cristo murió por nosotros
- eso es correcto -, pero el Espíritu de Dios debe ser
parte de la iglesia, para que la iglesia sea santificada
por el Espíritu Santo. Y por esto debemos orar.
He descubierto que la santificación hace una gran
diferencia en la vida de los hijos de Dios. Las
personas que han tenido esta experiencia, que han
experimentado esta purificación o santificación se
conducen de una manera diferente. No que ellas sean
orgullosas y enaltecidas, sino que tendrán más
humildad y poseerán más gracia para servir al Señor,
más gracia para tolerar la injusticia, más gracia para
entregarse al Señor para su divino servicio. Al recibir
el Espíritu Santo llegaron a una mayor profundidad
en su vida espiritual. Ellos mismos no se ven como
mejores personas, sino, que con toda humildad
solamente glorifican la gracia de Dios, que les fue
dada.
Gustav Sonnenberg (1898-1980)
Trompeta Evangelizadora 06/2014 12
C. W. NA YL OR - LO QUE MUEVE AL CORA Z ÓN
¿Necesitas paciencia?
¿Quién no conoce la frase: “Si sólo tuviera mas paciencia!”? Especialmente en tiempos de
mayor carga, la tensión y el estrés producen falta de claridad en estos momentos.
¿No has oído muchas veces a las personas decir: “Lo
que más necesito es paciencia!”? Tal vez te sientes de la
misma manera. Probablemente no haya escasez, que se
manifieste de manera clara y consistente, como la falta
de paciencia. Su ausencia no permanece oculta, porque
la necesitamos a diario. Muchas personas reconocen
que necesitan paciencia. Pero a veces no entienden la
verdadera esencia de la paciencia o la forma en que
pueden recibir más paciencia.
Muchos consejos y enseñanzas sobre este tema
demuestran ser ineficaces, porque al maestro, las
relaciones reales no les son claras. A veces se enseña
que toda impaciencia tiene su origen en el pecado, y que
si alguien todavía tiene falta de paciencia, es porque no
esta santificado. Esta enseñanza revela que no se ha
entendido los hechos (la realidad). La santificación es
algo maravilloso y causa cosas maravillosas en
nosotros. Ella limpia, suaviza y transforma nuestra
naturaleza; pero a nuestras habilidades no las hace
perfectas. Y la paciencia es uno de estos talentos. Sin
embargo hay también un estado de la impaciencia
enraizada en el pecado y por lo tanto es pecaminosa. La
sangre que purifica alcanza y destruye ese tipo de
impaciencia. También hay impaciencia natural. Cuanto
poseemos de esto, depende de nuestro carácter. Almas
entran en gran angustia si no pueden distinguir entre
estas dos formas de impaciencia. Esta distinción es
necesaria para entender en absoluto el tema de la
paciencia.
La paciencia es una cuestión del temperamento, de la
gracia y el desarrollo personal. Algunas personas son
pacientes por naturaleza. Pueden aceptar todo con
paciencia. Su carácter es tranquilo y sereno, a veces
tienen poco impulso interno o entusiasmo. De todos
modos, esa persona en el estado redimido tendrá más
paciencia natural que otra persona que tiene un
temperamento muy diferente. La salvación no destruye
nuestra disposición natural.
La gracia de Dios es extensa, cuando se trata de
hacernos pacientes. Pero a esa gracia hay que añadirle
también nuestro desarrollo personal. La palabra de Dios
nos instruye “administrar la paciencia” (2. Pedro 1,6).
Esto significa, que no obtenemos toda nuestra paciencia
por gracia, sino que debemos adquirir una cierta
cantidad a través de nuestro propio trabajo. En nuestro
estado pecaminoso promovíamos nuestra impaciencia,
en cuanto cedíamos a nuestros sentimientos de
impaciencia. Cuanto más rienda suelta dábamos a
nuestros sentimientos de impaciencia, más impacientes
estábamos. Cuando nacemos de nuevo y somos
redimidos, comenzamos a vivir la paciencia, cuanto más
lo hacemos, más paciente será nuestra naturaleza.
La paciencia es principalmente una cuestión de la
correcta aplicación de nuestra voluntad. La Biblia no
nos dice: “Sentir con paciencia , porque nuestros
sentimientos suelen ser involuntarios. No, la Biblia
dice: “ten paciencia”, es decir actuar con paciencia,
porque podemos actuar de acuerdo a nuestra voluntad.
Hay personas que no pueden permanecer un momento
sentados quietos, cuando esperan el tren. Ellos caminan
de un lado al otro por la plataforma y miran
constantemente su reloj. Se sientan, se levantan son
muy impacientes. Otro en cambio es tranquilo y sereno.
No le molesta si tiene que esperar un poco. Para él no es
una tarea difícil ser paciente, su temperamento es
paciente. En cambio el otro es exactamente lo contrario.
Pero por esto no podemos decir que una persona es más
salva que la otra. Cada una de ellas se siente natural. La
diferencia entre ambas está en su temperamento y no en
su corazón.
”
Trompeta Evangelizadora 06/2014
13
El hecho de que siempre somos exhortados a ser
pacientes, nos muestra que la práctica de paciencia es
una cuestión de nuestra voluntad. Independientemente
de la pureza de nuestro corazón, nuestra paciencia será
puesta a prueba. Un corazón puro no es un corazón
“automático” que es independiente de la voluntad. Si
tenemos un corazón puro, nuestra voluntad está
totalmente orientada a hacer el bien, y es nuestra
voluntad la que regula nuestros actos, de modo que
estos sean buenos y correctos. Aunque nuestros
sentimientos pueden estar influenciados por nuestra
voluntad, ellos no están totalmente controlados. Si
ciertas experiencias afectan nuestras emociones, no
podemos evitar estar triste o feliz. Y así tampoco no
podemos impedir que en diversas ocasiones se
presenten sentimientos de impaciencia en nosotros.
Cuando diferentes situaciones ponen a prueba nuestra
paciencia, nos daremos cuenta que nuestras emociones
reaccionan sobre ella. Y es por eso que no podemos de
otro modo, que a veces dejar que surjan en nosotros los
sentimientos de impaciencia. Es decir ciertas cosas
pondrán a prueba nuestra paciencia y nos daremos
cuenta que nuestros sentimientos en cierto grado
reaccionarán sobre ella. La medida de nuestra respuesta
dependerá de nuestro temperamento, de la gracia que
tenemos, y también de la paciencia que hemos
cultivado.
No olvides, no somos exhortados a sentirnos paciente,
sino a ser pacientes. Debemos tener cuidado, de ser
posible, controlar nuestros sentimientos a través del
poder de nuestra voluntad. Cuando los sentimientos de
impaciencia ascienden en nosotros, podemos hacer dos
cosas. O consentimos con ellos, lo llevamos a cabo, o
nos resistimos a ellos y conservamos la paciencia. Esto
ultimo es siempre la manera correcta. Si somos alegres
y felices y todo funciona con éxito, se estima
rápidamente que uno posee mucha paciencia. Pero en
momentos de estrés y pruebas, si somos atacados
físicamente o estamos sufriendo, si estamos cansados o
desanimados, entonces nos sentimos más impacientes.
Esto no quiere decir que en esos momentos por lo
general tenemos menos paciencia, pero la impaciencia
se muestra con mayor facilidad. Siempre debemos
resistir cualquier sentimiento emergente de impaciencia.
Pero no debemos condenarnos por los sentimientos
inevitables. No debemos inmediatamente dudar de
nuestra santificación, si no somos siempre tan pacientes,
como nos gustaría ser.
Es natural, que una persona redimida anhela tener más
paciencia para sufrir y soportar. Debemos hacer todo lo
que está en nuestro alcance para aumentar la paciencia.
Pero te preguntas “¿cómo puedo adquirir más
paciencia?”. Hay dos cosas que hacer. Primero: Ora. Y
segundo: Entrénate en la paciencia. Hazte un hábito
diario, de no ceder a los sentimientos de la impaciencia.
Que esta actitud sea visible en palabra y en hechos.
Observa la paciencia de Jesús y explora el ideal bíblico
de la paciencia. Si tu paciencia es puesta a prueba,
entonces actúa y habla por el poder de tu voluntad, así
como debe ser. Si tú obedeces esta regla, tu paciencia
va en aumento. Esta es la única manera posible de
aumentar la paciencia.
Nuestras acciones afectan nuestra naturaleza y nuestro
carácter. Las acciones repetidas logran buenos hábitos.
Los buenos hábitos promueven el buen carácter. Los
buenos hábitos no pueden salvar nuestra alma, y
tampoco pueden reemplazar a la gracia, pero son
necesarios para el desarrollo del carácter cristiano.
“Más tenga la paciencia su obra completa, para que
seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna”
(Santiago 1,4).
•
Porque tenéis necesidad de
paciencia, para que cuando hayáis
hecho la voluntad de Dios, obtengáis
la promesa.
Hebreos 10; 36
Trompeta Evangelizadora 06/2014 14
Mensaje Radial Mensaje de Salvación Friedrich Krebs, Kitchener (CA)
Los efectos del poder del Espíritu Santo
“Y cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba entregado por entero a la
predicación de la palabra, testificando a los judíos que Jesús era el Cristo” (Hechos 18,5).
“Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo
hablar la palabra en Asia” (Hechos 16,6).
Estamos comprometidos en una amplia y estable
gratitud por el efecto del poder del Espíritu Santo. La
divina obra del Espíritu Santo se puede experimentar
solamente donde este Espíritu encuentra un lugar
irremplazable. Queremos indicar algunas referencias
bíblicas sobre el Espíritu Santo, a través del cual
definitivamente vale la pena pensar.
1.Los efectos del poder del Espíritu Santo están testificados expresamente en la Biblia Esto encontramos en muchos lugares y ocasiones
claramente confirmado. El Espíritu Santo se
manifestó en su pleno poder el día de pentecostés
(vea Hechos 2). Jesús había preparado previamente a
sus discípulos para este día tan especial. Ellos
esperaron este día de bendición, la instrucción de
Jesús en la fe y oraron aquí seriamente por el envío
del Espíritu Santo. Luego leemos: “Cuando llegó el
día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos”.
Ellos experimentaron este anunciado suceso como un
sonido poderoso del cielo, y todos fueron llenos del
Espíritu Santo.
Es notable la predicación del apóstol Pedro en el
poder espiritual. Incansablemente señala
primeramente el rechazo, la crucifixión de Jesús y
luego el hecho de su resurrección. Textualmente dice:
“Al oír esto, (la multitud) se compungieron de
corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles:
Varones hermanos, ¿qué haremos? Ellos estaban
profundamente convencidos de sus pecados y estaban
preparados para declinarse al arrepentimiento. Pero
esta milagrosa tendencia no había sido trabajo de
Pedro, sino que fue el poder del Espíritu Santo a
través de Pedro. Así comenzó y siguió adelante.
2.El Espíritu Santo manifiesta su trabajo en la iglesia, así como en el ámbito de la misión
En pentecostés tres mil personas se convirtieron
sinceramente a Dios. Pero ¿Cómo sabemos que estas
conversiones fueron verdaderamente sinceras? Esto
se demuestra claramente en Hechos 2,42, pues dice:
“Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la
comunión unos con otros, en el partimiento del pan y
en las oraciones”. Pero esta permanencia de la
mencionada actitud no tenía límites, sino también en
las futuras persecuciones. Leemos de una gran
persecución contra la iglesia en Jerusalén. Pero la
iglesia fue afirmada por la palabra de Dios en la fe,
formada, instruida y fortalecida.
El Espíritu Santo los mantiene unidos y los
consuela en sus amenazas y sufrimientos. La multitud
de los fieles oraban y el lugar se conmovió. A pesar
”
Trompeta Evangelizadora 06/2014
15
de todo peligro testificaban la resurrección de su Señor, y había
“abundante gracia sobre ellos”. Esta situación no fue efectuada por
la gente, sino por el Espíritu Santo. Y si vemos, como en una
imagen a los doce apóstoles que remaban un pequeño bote en el
vasto mar para expandir la bendita obra a todos los pueblos,
confirmamos las últimas palabras de Marcos que dice:
“Ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales
que la seguía”. Estos efectos del poder del Espíritu Santo
encontramos ampliamente especificado en los Hechos de los
Apóstoles. Estaban conmovidos y enérgicos que los de afuera
proclamaban con confusión: “Estos son los que trastornan el
mundo entero.”
3.El Espíritu Santo trabaja de diferentes maneras y métodos Esto está confirmado al comienzo de nuestros textos. En el
primer versículo bíblico Pablo testifica que el Espíritu Santo le
insta en Corintios a dar testimonio de Jesucristo. El segundo
versículo se dice que este mismo Espíritu le resiste a él y a sus
colaboradores a continuar con la proclamación de la Palabra en Asia.
El gran momento maduró de hecho, para comenzar la
proclamación del Evangelio en Europa. Así fue la voluntad de
Dios. De acuerdo a este plan y voluntad, el Espíritu Santo guiaba a
los siervos del Señor. Cuando las personas de fe reconocen y
siguen esta guía celestial, a pesar de muchos obstáculos, pueden
ver el fruto y la bendición de su trabajo. Las ideas y las
instrucciones por medio del Espíritu Santo son beneficiosas para
nosotros. También los simples y sencillos hijos de Dios, pueden
experimentar en su vida de fe. Por lo tanto todos debemos
aprender y respetar estas sugerencias y orar con David: “¡ Tu buen
espíritu me guíe a tierra de rectitud! ”
4.El Espíritu Santo anima interiormente y da nueva animaciones bajo el pueblo de Dios
Él es espíritu de poder, de amor y de dominio propio
(2 Timoteo 1,7), y Pablo escribe: “Donde está el Espíritu del Señor,
allí hay libertad” (2 Corintios 3,17)
No se trata de la libertad en la que cada uno puede hacer lo que
quiera, pero se trata de la libertad de todos los vicios y
discapacidades, ser libres en la salvación y la santificación,
para que podamos vivir para Dios y poder hacer su voluntad. El
Espíritu Santo quiere guiarnos en toda verdad y en la
profundización espiritual.
Muchos cristianos e iglesias enteras sufren de decaimiento y
estancamiento interno, porque no conocen o han perdido la viva
relación con el Espíritu Santo. El Espíritu Santo quiere despertar y
avivar en nosotros y darnos experiencias personales con Jesucristo.
Por sugerencia del Espíritu Santo, Simeón (Lucas 2) lo experimentó
en el templo. Lleno de gratitud pudo exclamar: “Mis ojos han visto
tu salvación”.
Por lo tanto, querida alma, ábrete al Espíritu Santo y su benéfica
obra, para que puedas tener esta importante y bendita experiencia.
Trompeta Evangelizadora 06/2014 16
ENSEÑA NZA S BÍBL ICA S - FÁ CIL DE COMPRENDER | L ECCIÓN 36
El efecto de la santificación
¿Qué es diferente después de la santificación?
Cuando hablamos con los hermanos acerca de nuestra
conversión, sobre lo que sentimos y vivimos
previamente, en el momento y después de ello, nos
encontramos que es un poco diferente en cada uno. Hay
ciertas cosas que se encuentran en cada renacer de
nuevo, pero hay otras cosas que cada uno ha vivido y
experimentado de manera diferente. Nuestra
personalidad resuena en una forma maravillosa junto a
esta experiencia. Así como los humanos todos somos
diferentes, experimentamos esta obra espiritual de
modo distinto.
Cuando hablamos con nuestros hermanos y hermanas
sobre la experiencia del bautismo del Espíritu Santo,
sobre la santificación, observamos que son mucho más
fuertes las diferencias en la experiencia de esta obra de
Dios. Como Dios conduce a cada uno a esta
experiencia, lo que es importante, qué y cómo cada uno
percibe de acuerdo a la experiencia un cambio
significativo en la vida, es muy diferente para cada uno.
Por lo tanto, no podemos aquí plantear ninguna medida
y definir exactamente, cuáles son los efectos que
debe causar la experiencia de la santificación en cada
hijo de Dios. Lo que podemos y queremos describir
aquí son los resultados, que menciona la Biblia.
1. Poder de lo alto Las palabras finales de Jesús antes de ascender al cielo,
son: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre
vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en
Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último
de la tierra” (Hechos 1,8). En Hechos vemos el efecto
de esta experiencia. Los discípulos que huyeron
asustados antes de Pentecostés, cuando Jesús fue
arrestado, que se escondieron, después de
Pentecostés se ponen de pie y predican el evangelio sin
temor. Y - hay una fuerza, un poder notable en la
proclamación. Las personas se compungieron de
corazón. Bajo el poder del Espíritu de la palabra
proclamada no pueden ser indiferentes. Ya sea que se
arrepientan como en Hechos 2, o silencian a
Esteban para siempre como en Hechos 7. Este es el
testimonio de muchos hombres fieles de Dios. Después
de esta experiencia, hay un poder, una fuerza
transformadora en sus vidas y en sus predicaciones,
como nunca antes ha habido.
2. Descanso de sus propias obras Leemos en Hebreos 4: “Por tanto, queda un reposo para
el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su
reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios
de las suyas. Procuremos, pues, entrar en aquel reposo,
que ninguno caiga en semejante ejemplo de
desobediencia” (Hebreos 4,9-11). Estimado lector, para
una mejor comprensión tome su Biblia en manos y lee
todo el contexto de Hebreos 3,7 hasta 4,17. Aquí habla
la palabra del reposo de sus propias obras. Este es el
reconocimiento y la comprensión de que en nuestra
vida se trata del reino de Dios. Es su reino, es su obra.
No es mi obra. No he de hacer algo forzozamente para
Dios y su reino. Yo debo. Es el reconocimiento de que
soy un instrumento y que Dios está obrando conmigo y
a través de mí. Es descansar en Dios.
Interesantemente, este reposo no causa que hagas
menos por Dios, sino todo lo contrario. Esto lo vemos
en los Apóstoles y en las vidas de los santos, que eran
mucho más eficaces en las manos de Dios después de
haber entrado en este reposo.
3. Lo que no causa la santificación Hay una serie de cosas que se atribuyen a la
santificación que no encontramos ni en las Escrituras ni
aún en la vida de los fieles.
Trompeta Evangelizadora 06/2014
17
Algunas personas creen que la santificación nos libra
de las tentaciones y luchas. Eso no es bíblico. Santiago
escribe: “Sino que cada uno es tentado, cuando de su
propia concupiscencia es atraído y seducido”
(Santiago 1,14). Si los santos estarían exentos de la
tentación, no podría escribir “cada uno”.
Otros creen, que la santificación nos libera de nuestra
naturaleza humana y nos hace semejantes a los ángeles.
Tampoco vemos esta representación en las Escrituras.
Vemos como Pedro es humano y por miedo a los
judíos fingió, por lo que Pablo tuvo que
reprenderlo.
En el principio, hemos señalado que la experiencia de
esta práctica es diferente en cada uno. Por lo tanto, no
es adecuado elevar su propia experiencia como
referente para los demás. Tampoco podemos hacer que
la presencia del Espíritu sea un determinado don, como
condición para la autenticidad de esta experiencia
(1. Corintios 12).
La experiencia de la santificación es una promesa de
Dios para cada hijo suyo. Lo necesitamos, para que
nuestra vida repose en la voluntad de Dios y por su
poder podamos vencer permanentemente.
Robert Witt, Gifhorn (DE)
Hollywood y la Biblia
¿Por qué no mirar películas cristianas de Hollywood, por
ejemplo, la muy actual película “Noé”?
Debemos ser muy cuidadosos cuando reunimos términos
como “cristiano” y “Hollywood”. Ellos simplemente no
encajan. Cuando leo lo que otros escriben sobre la
película “Noé”, entonces creo que es peligroso mirar
esta película. Aquí hay algunas voces de Internet:
“Dios se representa completamente distorsionado; Él se revela a Noé incomprensible, y en claves (en contraste con las claras instrucciones para la construcción del arca en la Biblia), él es cruel, por lo que pide a Noé que asesine brutalmente a su nieto que era un bebé (lo que a Noé nunca le pasó por el corazón) entre otras cosas. La Biblia dice que Noé era un hombre justo y piadoso, un modelo a seguir como Job y Daniel (Ezequiel 14, 14- 20), y un “pregonero de justicia” (2. Pedro 2,5); en la película lo retratan como psicópata exéntrico. Que este hombre tiene el encargo (para sojuzgar a la tierra), y fue creado a imagen de Dios como su representante en la tierra, sobre este hecho teológico importante, la película presta atención solo “al villano” Tubal-Cain; la enseñanza bíblica es representada aquí como un argumento expuesto por gente malvada.”
(Editorial Betania)
“Noé está cooperando con los demonios. Los llamados guardas son inventadas figuras de ángeles que no aparecen en el relato bíblico de Noé. En la película, se describen como los ángeles que fueron expulsados del cielo, porque se han rebelado contra Dios. A nuestro entender, estos son los demonios. El problema de la humanidad es totalmente tergiversado. En la película hay una inundación, porque las personas son castigadas por abusar del medio ambiente. Sabemos que el problema del hombre es mucho más profundo que eso. La película está llena de hechicería y elementos paganos. Matusalén, el abuelo de Noé, no es más que un curandero con poderes mágicos. Sin embargo, Dios no tiene nada que ver con los eventos sobrenaturales en la película. Por el contrario, se basan en la magia pagana.”
(Danny Fröse)
Se podrían alegar aquí muchos otros puntos en los que la
película modifica las verdades bíblicas y mezcla con la
mística y la magia. Pero lo que está aquí es suficiente
para demostrar que Hollywood en este caso, no ha
producido una película bíblica ni mucho menos cristiana.
Solo podemos advertir y desaconsejar a cada uno, tomar
verdades de estas turbias fuentes.
Robert Witt, Gifhorn (DE)
PÁGINA JUVENIL
Trompeta Evangelizadora 06/2014 18
EL SANTO DIOS
A veces hablamos ligeramente de un Dios santo. Pero,
¿qué quiere decir “santo” en referencia a Dios? Si nos
fijamos en el significado de las palabras hebreas y
griegas para santo, vemos allí que hay dos
significados. Uno es el “aislado, separado de todo lo
ordinario”. Este significado tiene sentido, si pensamos
en los utensilios en el templo, que fueron santificados
y eran sagrados. Ellos se separaron mediante el uso de
lo común y destinados sólo para el servicio a Dios.
Pero, ¿qué sentido tiene este significado en relación
con Dios?
También Dios está de alguna manera separado de
toda cosa ordinaria. Hay una enorme diferencia entre
todo lo que vemos, sentimos, percibimos, y Dios.
Todo lo que existe fue creado - solo Dios no fue
creado. Hubo un eterno largo tiempo en el que la
Trinidad ha existido y nada más. Dios es
completamente diferente de todo lo que ha creado. Él
habla por medio del profeta Isaías: “¿A quién me
haréis semejante, para que yo me asemeje? dice el
Santo” (Isaías 40,25). No existen ni en lo visible, ni
en el mundo invisible algo que podemos comparar
con Dios. El sol puede ser comparado con los miles
de millones de otras estrellas. La tierra podemos
comparar con los miles de millones de otros planetas.
Puedo compararme con 7 mil millones de personas.
Puedo mostrarle a cualquiera de ellos con el dedo y
decir: “Yo soy como él, sólo que no tan grande, o
simplemente con el pelo más corto.” Pero no hay nada
en que Dios podía señalar con el dedo y decir: “Soy
como eso,” simplemente... “Él es completamente
diferente a todo lo que existe”.
El otro significado de “santo” es “ser dueño de todo
un poder terrenal superior.” “Que habita en la luz
inaccesible; a que ninguno de los hombres ha visto ni
puede ver” (1 Timoteo 6,16). En un sentido más
amplio de este poder también significa pureza,
claridad y perfección en contraste con el pecado de la
humanidad. Él es la bondad absoluta en oposición al
mal. ¿Qué importancia tiene la santidad de Dios para
nuestra vida? ¿Tiene una referencia práctica a nuestra
vida diaria? ¡Una muy grande! Al igual que todos los
atributos de Dios este conocimiento tendrá un impacto
directo en nuestras vidas, cuando tratamos con ella,
cuando crecemos en el conocimiento de Dios.
La santidad de Dios obra en nosotros
el temor de Dios
Cuando Salomón oró en la dedicación del templo,
cayó fuego del cielo sobre el sacrificio y la gloria de
Dios llenó el templo. Esto tuvo un efecto. Todo el
pueblo de Israel que Salomón había reunido en
Jerusalén y los que se situaron alrededor de él,
mientras oraba, se pusieron de rodillas con el rostro en
tierra y adoraron a Dios. Todos - como un hombre.
Nadie les había dicho eso, pero cuando vieron la
santidad de Dios, no pudieron hacer otra cosa.
Cuando Isaías vio la gloria de Dios en su templo,
dijo: “¡Ay de mí!, que soy muerto.” En ambos casos,
las personas no han visto a Dios, porque ningún
hombre puede ver a Dios. Era sólo un pequeño
momento, una extremadamente pequeña visión hacia
Dios. Y el pueblo se llenó de temor de Dios. Si se
trata de Dios y su santidad, el temor de Dios obra en
ti. Si tú buscas su presencia en la oración y en realidad
Él te encuentra, obra el temor de Dios en ti.
El Santo Dios nos ordena: “¡Sed santos, porque yo
soy santo!” Y eso tiene el mayor impacto en nuestra
vida diaria. Una de las preguntas frecuentes de los
jóvenes es: “¿Puedo hacer esto o aquello?” La
respuesta a esta pregunta: “Sed santos, porque yo soy
santo” La pregunta que tu puedes hacerte a ti mismo
para todo es: “¿Es eso santo?” Amigos de la escuela o
compañeros de trabajo te invitan a ir al gimnasio de
musculación. Dicen, eso es saludable. ¿Qué hay de
malo en ello, tener un físico musculoso y tonificado?
Pero esa no es la cuestión. ¿Es eso santo? Esa es la
pregunta que tienes que responderte.
Es una hermosa mañana, que nos promete un día de
verano maravilloso. Te paras frente al vestidor y estás
pensando, lo que te has de vestir. Pregúntate mientras
sostienes con la mano la prenda que has de vestirte:
¿Es esto Santo? Estás sentado delante del ordenador y
estás en Internet. Hemos de tener momentos de
SERIE: LAS PROPIEDADES DE DIOS
II VERDAD
III OMICIENCIA
IV SANTIDAD
Trompeta Evangelizadora 06/2014
19
tranquilidad. Mira si la página en la que te encuentras
es recta, y luego pregúntate: ¿Es esto santo?
¿Eleva esto el santo nombre de Dios, el Nombre que
está sobre todo nombre? ¿Honras con ello a su Hijo,
que ha comprado con su sangre tu salvación? ¿Serás
más semejante a él? ¿Es eso santo? Dios es santo, y la
escala que Él aplica con nosotros, es santidad. Tal vez
no podremos medirnos en todas las situaciones con esta
escala, pero no debemos nunca soltar de nuestras
manos esta escala.
Robert Witt (DE)
“¿QUÉ PODEMOS HACER
PARA MEJORAR EL MUNDO?”
…Se le preguntó a un anciano, sabio hombre. Su
respuesta fue: “En mi juventud era un idealista, y
me imaginaba todo lo que podía hacer para mejorar
el mundo”. Desde entonces era mi única oración:
“Señor, dame fuerzas para cambiar el mundo”.
Cuando fui mayor y a medida que entraba a la mitad
de mis años, me di cuenta, que hasta esa altura no
pude mejorar a una sola persona. Entonces he
cambiado mi oración, a partir de entonces fue:
“Señor, dame gracia de mejorar a todos los que
están cerca de mí, solo mi familia y un par de
amigos, entonces ya estaré feliz.”
Mientras tanto fui envejeciendo y ya pasó la
mayor parte de mi vida, sin siquiera haber mejorado
a nadie ni a nada en este mundo. Nuevamente
cambié mi oración. A partir de ahora solo ruego:
“Señor dame la gracia para mejorarme a mí mismo”.
Ahora me doy cuenta de lo difícil que es esto. Pero
si yo hubiera seguido desde el principio esta
intención, tal vez, mi vida podría haber sido más
apropiada.”
La historia de este hombre sabio nos enseña una
lección importante: Si queremos mejorar el mundo,
debemos en primera línea permitirnos mejorar. De
nuestras propias fuerzas, tenemos la capacidad
limitada. Pero hay un camino, que puede obrar un
completo cambio (2. Corintios 5,17): “¡De modo
que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las
cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas
nuevas!”
Este cambio también experimentó el apóstol
Pablo. Significaba que ya ni siquiera quería mejorar
el mundo, sino que preguntó: “Señor, ¿Qué quieres
que yo haga?” Y Dios pudo de aquí en adelante usar
esta persona para mejorar el mundo. ¿Cuál es tu
respuesta a la pregunta arriba mencionada?
de personas jóvenes. Así también en el ámbito espiritual existen muchas preguntas, que mantienen ocupados a los jóvenes actualmente. Preguntas sobre la doctrina y sobre cristianismo práctico.Preguntas, que involucran nuestra época y nuestra generación, que en
tiempos anteriores y en generaciones previas no habían surgido. Perotambién preguntas, que fueron actuales a través del tiempo. En estas páginas, con la ayuda de Dios queremos dar respuestas a algunas de estas preguntas. Tenemos preguntas que nos fueron
dirigidas en conversaciones personales, en reuniones de jóvenes o en eventos con jóvenes (por ej. días bíblicos juveniles). Igualmente nosalegrará mucho si ustedes nos envían preguntas que los inquietan personalmente a: [email protected]
Preguntas y la búsqueda de respuestas es algo muy natural en la vida
Trompeta Evangelizadora 06/2014 20
DÍA DEL PADRE
Reflexiones para día del padre Celebramos el día de las madres y les agradecemos por su amor, por la atención y el
esfuerzo que ella dedica a sus hijos. No en todas partes la idea del día del padre es
familiar. Pero, ¿cómo es con el padre? ¿Él no es responsable, no se preocupa por su
familia? Aunque en muchas familias se le da la responsabilidad a la madre, especialmente
con la educación espiritual. Sin embargo, ¿Qué dice la escritura de Abraham? “Porque yo
se que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová,
haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado
acerca de él.” (Génesis 18,19). Así también Dios espera que los padres sean un ejemplo y
Él les da la responsabilidad y el deber de la educación de sus hijos.
Y, ¿qué dice el Señor a los niños? “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres,
porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con
promesa; para que te vaya bien , y seas de larga vida sobre la tierra.” (Efesios 6,1-3) Así
que, aquí está el mandamiento de Dios. “¡Honra a tu padre y a tu madre!” el padre lleva
toda la responsabilidad y educación de la familia ante Dios. Pero aquí el Señor no le dio a
los padres solamente derechos y obligaciones, para ejercer dominante y arbitrariamente,
sino que Dios nos dio límites a los padres. Porque escrito está: “Y vosotros padres, no
provoqueis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación en el Señor”
(Efesios 6,4). ¡Oremos por todos los padres, para que el Señor los bendiga especialmente!
H.D.N.
“¡Yo voy
donde mi padre va!” El pequeño Richard, hijo del médico de la familia
desde hace mucho tiempo, es un niño muy
animado, con ojos celestes y magníficos rizos
rubios. Regularmente viene a la escuela dominical
y estoy satisfecho por la atención del niño. En una
oportunidad, di la lección sobre la venida de
Jesucristo y la alegría de los redimidos. Con la
esperanza de que Richard ame al Salvador - tiene
una madre devota y hermanas fieles - le pregunté:
“Bueno, Richard, ¿Por quién te alegras más en el
cielo?” imaginen mi sorpresa, cuando respondió
con calma y decididamente: - “Tío, yo no voy al
cielo” -“¿Tú no vas al cielo?” - pregunté. “No,” y
agregó, “mi mamá y mis hermanas van al cielo. Pero
yo voy donde va mi padre.” Por los demás niños,
interrumpí la conversación y continué con la
enseñanza.
Cuando al cabo de unos días el doctor me visitó.
Le conté lo que su pequeño hijo había dicho y le
pregunté seriamente: “Doctor, ¿hacia dónde va su
camino? ¿Hacia dónde le sigue su pequeño hijo?”
Él no supo que responder. Inquieto caminada por
la habitación de un lado a otro; y apenas pudo
mantener la situación. Entonces se fue conmovido.
Padres y madres. ¿Hacia dónde van? ¿Hacia dónde
van sus hijos cuando siguen sus pasos? ¡Solamente
si ustedes mismos están en el camino hacia el cielo
pueden mostrar el camino correcto a sus hijos!
Trompeta Evangelizadora 06/2014
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PÁGINA INFANTIL
¡Amándoos unos a otros!
Eva debería estar feliz. Mañana sería su cumpleaños y su
madre le había permitido invitar a algunas de sus amigas
para su fiesta. Pero Eva no estaba feliz. Se había peleado
con su mejor amiga Marie. “!No¡”, se dijo a sí misma.
“!No la voy a invitar¡ eso seguramente la molestará. El
enojo era porque me había empujado en el charco y mis
zapatos blancos se ensuciaron todo ¡Eso le vendría
bien!”
“!Date prisa, tienes que estar lista para ir a la escuelita
dominical!” dijo la mamá de Eva. “!Se hace tarde!” Un
momento después Eva se apresuraba camino a la
escuelita dominical. Generalmente iba con Marie, pero
esta vez no la esperó. En la clase se sentó lo más lejos
posible de ella. Cuando esta la miraba, Eva miraba a otro
lado. La maestra era buena como siempre, pero Eva ni
siquiera escuchaba lo que ella decía. Solo pensaba en su
fiesta de cumpleaños y en Marie. Cuando la maestra le
hizo una pregunta, no supo responder y se puso
rubicunda. Después de esto prestó atención. “Vamos a
recitar todos juntos nuestro versículo bíblico” dijo la
maestra. Eva se puso de pie con los demás y repitió: “Un
mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros;
como yo os he amado, que también os améis unos a
otros.” (Juan 13,34) Luego la maestra les explicó cuanto
nos amó Jesús. Y si nosotros lo amamos, entonces
debemos demostrarlo siendo amables, y perdonándonos
unos a otros. “¿Quieren pedir que Dios nos ayude a
amarnos siempre?” Preguntó la maestra. Ahora Eva tenía
lágrimas en los ojos. Ella amaba al Señor Jesús, y se dio
cuenta que errada era su actitud queriendo devolver a
Marie, mal por mal. Al finalizar la clase, se acercó a
Marie. “Siento mucho haberte empujado al charco” dijo
Marie. “Oh, está bien” dijo Eva. “Yo creo que no lo
hiciste apropósito. ¿Puedes venir mañana a mi fiesta de
cumpleaños?” Felices regresaron las niñas a sus hogares.
Eva había obtenido una gran victoria sobre sí misma.
De: “Beautiful Way”
Trompeta Evangelizadora 06/2014 22
Página para mayores
Gira de Oración
La señora Berger fue fiel a la religión en la que había
sido educada. Recién a una edad avanzada se dio
cuenta, que para la salvación se necesita más que una
religión y encontró la fe viviente en el Señor
Jesucristo. Desde entonces ella era una mujer feliz, aún
cuando tuvo que estar postrada por mucho tiempo de
sufrimiento, y con frecuencia estaba sola en su
habitación. Ella usó su soledad para la fiel y constante
oración. Quien la visitaba se sorprendía por su carácter
alegre y la profunda paz en su alma.
Un día, la volví a visitar y me dijo: “hoy hice mi
viaje”. “¿Su viaje?”, le pregunté sorprendido “¿Cómo
puedo entender esto? ¿Usted no puede salir de su
cama?”
“Mi gira de oración”, contestó ella, sonriendo. Y
como yo la miré inquisitivo, ella contestó: “Si, este
viaje lo hago a menudo. Primero, Dios me dio la gracia
de orar por mis hijos. Entonces encontré en Efesios 6,
18-19 el mensaje para interceder por todos los santos,
sobre todo en este tiempo de gran angustia, así como
para los siervos del Señor, cerca y lejos. Pido a Dios
que los guarde, que los fortalezca, que los bendiga y
los colme de gracia para proclamar el evangelio en
todas partes con audacia, y llevar la palabra sobria y
pura. Pido al Señor que le dé una puerta abierta para
que la palabra corra y sea glorificada y traiga muchos
frutos. Seguidamente oro para que a muchos pueblos
les sean abiertos sus ojos, que se conviertan de las
tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios.
Luego recuerdo a los enfermos y a los que están en
sufrimientos, y a los que están de luto; además por los
viejos y débiles, y no menos por las madres de familia.
¡Oh, mi viaje es amplio y prolongado!”
Yo escuchaba en silencio y tuve que decirme: que
fuerte bendición es un alma sencilla de fe, olvidarse de
sí mismo, de su sufrimiento y de la soledad, e
interceder por los demás ante el trono de gracia.
Hoy, la señora Berger se encuentra en la paz y el
gozo de su Señor y Salvador. Pero sus oraciones han
sido eficaces: Dios ha dado su atención. En su aldea
ocurrió un profundo y prolongado avivamiento. A prox i-
madamente cincuenta almas testificaron que han conocido
y encontrado a Jesús como su Salvador por la fe en su
sangre. Los creyentes de aquel lugar con los cuales la
señora Berger estaba en comunión, fueron
especialmente bendecidos. El trabajo que ella ha hecho
en silencio, de todo corazón para Cristo y para los
suyos, tuvo resultados maravillosos.
Que deseable sería que más almas hicieran cada día su
gira de oración de esa manera. Nuestro tiempo urge a
los fieles a la oración, con súplica e intercesión
en el temor de Dios.
Un triste testimonio
Un objeto que evoca especial interés entre los
visitantes de Ocean City en la costa de Nueva Jersey,
es el naufragio de un barco antiguo que está medio
enterrado en la arena. El capitán había llevado su
carga en todo el camino desde Japón hasta Cabo de
Hornos. Llegó a América para la época navideña, y
como había tenido un viaje exitoso, quería por lo tanto
recompensar a la tripulación por su buen trabajo y
cumplimiento del deber. Les dio bebidas
espirituosas en abundancia, hasta que toda la
tripulación estuvo embriagada. El naufragio varado le
dice el resto de la historia. Perecieron cuando su largo
y peligroso viaje estaba a punto de terminar.
¡Oh gente mayor; abuelos y abuelas, y todos los
demás, sed fieles hasta la muerte!
Trompeta Evangelizadora 06/2014
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Satisfacción
Estaba frente a la estufa. Con el rostro arrugado en una abrumadora
oscuridad, y afuera había un verdadero día de primavera. “¿Bueno,
que más falta para que te entierres como el tejón en un edifico?”
“Reverendo, en una palabra está todo dicho. No se debería llegar a
viejo. Viejo significa solo, y solo significa miserable. Estos días he
visto un cuadro, que pintó un hombre viejo, que se llama Ludwig
Richter. Él está sentado sobre la tumba de su esposa, y el viento de
otoño agita su pelo blanco, abajo está escrito: quisiera estar allí en el
hogar y que el mundo no existiera más. Exactamente así me siento”.
“Sí, pero escucha, el mismo hombre que pintó este cuadro, se ha
unido con sus hijos y nietos y cada vez que venía, todos se
regocijaban. Era como si un rayo de sol entraba en la casa. Fíjate que
ese hombre mantenía su dolor y nostalgia en el corazón, y se dijo a sí
mismo: mientras estoy en este mundo, tengo que servir para algo.
Debo irradiar tanta luz en los hogares y corazones, cuanto espacio
haya. Así también usted debe hacerlo, llevar en el corazón la
nostalgia por el cielo y en rostro la brillante luz del sol, como si
estuviera ya en el cielo. Dígame: ¿N o sería el envejecimiento entonces
una gran bendición?”
Edad Fértil
Platón escribió a los 74 años sus “leyes”, y murió ocupado
escribiendo, con 81 años; Sócrates, su contemporáneo, escribió su
elogio a los 94 años; Aischylus y Sófocles, dramas de sus amos entre
los 65 y 90 años de sus vidas; Goethe creó incluso en sus 80 años;
Humboldt terminó su “cosmos” en sus 90 años de edad.
Ranke comenzó con 85 años su obra principal, la historia del
mundo. Miguel Ángel arqueó con 85 años la cúpula de San Pedro y
trabajó con 89 sus frescos. Tiziano completó con 77 años su “última
cena” y pintó hasta los 89. Händel compuso entre los 54 y 74 años,
Haydn entre los 60 años, Rossini su “Messe solenelle” con 73. El
general austríaco Radezky triunfó con gran éxito en la victoria en
Navarra con 83 años. La gloria de Molktes y Zeppelin brillaron recién
en sus 70 años. Hindenburg se convirtió en presidente del reino con
78 años y ha guiado a Alemania en tiempos difíciles hasta los 87 años.
Moisés tenía 80 años cuando fue mensajero de Dios. Juan, el discípulo
de Jesús, recibió la revelación a la edad de 96 años en la isla de
Patmos. Hermann Menge terminó con 81 años la nueva traducción de
la Biblia. Así se podría continuar mencionando, desde la antigüedad
hasta el presente los benditos testigos de Dios.
Al leer las imágenes de sus vidas se puede constatar que Dios les ha
usado más en la edad avanzada para su reino y el mundo, después que
hubieron pasado por tribulaciones, angustias y purificaciones.
Trompeta Evangelizadora 06/2014 24
La palabra y la experiencia de muchos hombres de Dios, nos enseñan con cuanta intensidad Dios
prepara a sus vasos escogidos. Esta escritura de Dios se puede reconocer también en la vida de
Hudson Taylor. Dios lo llamó cuando aún era un joven. Abrumado recibió el mandato de Dios:
“¡ve por mí a China!” Obediente puso su vida al servicio divino, y Dios lo preparó. Primero en el
más pobre de los contextos de Londres, luego seis años en el campo misionero en China. Sin
embargo el trabajo de la vida de este hombre de Dios requería más preparaciones. Así le siguieron
varios años de estadía en Londres. Aquí Dios abrió su visión, profundizó su fe, y en la compleja
traducción de la Biblia, le enseñó la grandeza de la palabra de Dios.
De estos misteriosos años de trabajo y espera en la
guía de Dios, no sabríamos mucho si no se hubieran
encontrado una serie de pequeños diarios que
hablaban del tiempo del final del estudio de su
carrera de medicina. Registros diarios con una clara
caligrafía llenaban las páginas y dejaban fluir el
espíritu que lo llenaba en los siguientes tres años.
Después de eso no pasaba un día en que no llegaba
una carta, recibía visitas, se celebraban reuniones o
charlas, se visitaba enfermos, o se ayudaba a
vecinos necesitados, se participaba en conferencias
para la dirección de los hogares, o se cumplían
obligaciones generales o privadas. ¡Todo esto
paralelo al trabajo de la traducción! Que esto último
era su ocupación principal y a la que le dedicó una
devoción especial, lo podemos ver en sus registros.
Pero no solo el trabajo, sino más bien las pruebas
de fe y paciencia de aquel año fueron muy
fructíferas para el futuro. En la edición del nuevo
testamento se presentaron muchas dificultades, y las
necesidades básicas apenas cubiertas acarrearon
varios problemas.
Ya en aquel entonces reconoció la importancia de
la absoluta independencia del trabajo de las
personas. Hacía mucho el se había acostumbrado a
esperar solo en el Señor para las cosas terrenales,
como las espirituales. Con cuanta frecuencia Dios
había confirmado su promesa: “El no le dejará faltar
bien a los que andan con sinceridad delante de Él.”
Sus años transcurridos en el este de Londres se
caracterizaron por difíciles pruebas en ese sentido.
Algunas dificultades nunca se repetían, como las del
año 1863. Sobre ellas escribió:
“Lunes 5 de octubre. Nuestro dinero
prácticamente se acabó, pero pudimos pagar a todos
los que debíamos, comerciantes y empleados.
Encontré una promesa maravillosa para nosotros
mientras traducía. Está en 1. Crónicas 28, 20.
Siete horas trabajando en la corrección.
9 de octubre, nuestro dinero se acabó. Nuestra
esperanza oh Señor, está en ti. Seis horas y media de
traducción. Visita del Sr. Jones con los niños, y el
Sr. Lord de Bristol.
10 de octubre. Nueve horas y media trabajando en
la revisión. Acompañé al Sr. Jones al médico, el dr.
Jonathan Hutchinson, quien tuvo la amabilidad de
no cobrar sus honorarios. Aunque ahorramos
mucho, apenas nos quedaba dinero, pero lo puedo
tener todo y en abundancia, ya que Dios está
conmigo.
Hudson TaylorParte 15
EL M ISIONERO EN CHINA
Trompeta Evangelizadora 06/2014
25
Domingo 11 de octubre. Por la mañana con Lae djün.
Por la tarde oración. A la noche escuché la
predicación del sr. Kennedy. Se realizaron colectas
en la fe, lo que consideramos un deber para el
Señor.”
Dios recompensó su confianza. Le envió pruebas
de su especial cuidado durante la semana.
Probablemente tenía motivos para probar su fe, pero
no olvidó su necesidad de dinero. A principios de la
semana lo visitó la sra. Jones que vivía en el campo.
Ella les regaló a sus amigos un ganso, un pato, un
pollo, entre otras cosas buenas. Uno o dos días más
tarde una familia le dio treinta libras para su uso
personal.
¿Pero cómo estaba el trabajo que la sociedad
bíblica le había confiado? Una correcta traducción
del Nuevo Testamento en impresión latina, que
reprodujera el dialecto Ningpo y se pudiera leer más
fácil que los caracteres chinos, era una tarea que
exigía un sacrificio importante. Con el sr. Goughs,
Wang Lae-djüns y la ayuda de María, esperaba
concretarlo en determinado tiempo. No fue por falta
de diligencia lo que había obstaculizado el progreso
de la obra, sino que la tarea resultó mucho mayor de
lo esperado. Ya que con las traducciones debían
adjuntar comentarios. De repente la Sociedad
Bíblica tuvo una feroz oposición por parte de
personas influyentes. Una y otra vez parecía ser que
la traducción debía ser abandonada, y esto no al
comienzo, sino después de años de trabajo
intensivo. Habían pasado dos o tres meses y la
situación era particularmente difícil. Humanamente,
apenas le quedaban esperanzas - pero confiaban en la
guía y sabiduría de Dios. Luego de un par de
semanas obtuvieron la respuesta anhelada: la
Sociedad Bíblica se mostró satisfecha con su
trabajo, y le pidió que continuara con el mismo.
Esto fue una clara respuesta a la oración. Hudson
Taylor se sintió más que nunca responsable por esta
parte del trabajo. Entre tanto pasaron los años. Con
las fuerzas reestablecidas, creció su deseo de regresar
a china. Desde la muerte del Sr. Jones, los cristianos
de la calle del puente apenas podían ser
supervisados. Meadows, quien perdiera esposa e
hijo por la muerte, necesitaba urgente un
compañero, y los nativos ayuda espiritual. Viéndolo
humanamente todas las circunstancias apuntaban al
regreso de Taylor.
Él mismo anhelaba directamente el trabajo
misionero. ¿Pero no le impedían las oraciones
contestadas en su país, para terminar el trabajo que
había empezado?
¿Pero que era ese particular y perseverante
llamado al interior de china? ¿Cómo se podía
deshacer del llamado de esos millones sin Cristo,
por quienes nadie parecía interesarse? En la pared
frente a su escritorio había un mapa del enorme
imperio, y sobre su escritorio estaba siempre su
Biblia abierta. Entre ellos esperaba el llamado.
Siempre que se acercaba y gozaba en la palabra de
Dios, el mapa le recordaba la lejana China - China
con sus millones. No la podía olvidar. Sobre ello
escribió: Durante mi estadía en China, mis tareas
eran tan variadas, que aun la mayor necesidad del
país no me quitaba el sosiego. Pero durante el
tiempo de mi estadía en Inglaterra, mientras tenía el
mapa del lejano país ante mis ojos, sentía al vasto
territorio tan cerca, como los pequeños distritos que
conocía. Solamente en oración aligeraba el peso de
mi carga.”
“
Trompeta Evangelizadora 06/2014 26
DÍA DEL PADRE
Consejos de un padre
De “la última voluntad” del escritor de los himnos
Paul Gerhardt (1607-1676), para su hijo de 14 años,
Paul Friedrich:
1. No hagas nada malo, con la esperanza de que
quedará en secreto, porque no hay nada tan
finamente hilado, que no salga a la luz.
2. No te alteres. Si te das cuenta que el furor te ha
irritado, mantén la calma y no hables antes de que
hayas orado fervientemente.
3. Avergüénzate de los deseos carnales
pecaminosos; y si llegan esos años en que puedes
casarte, cásate con Dios y que estés con las personas
de buenos consejos, fieles e inteligentes.
4. Haz siempre el bien a las personas, por más que
ellas no tengan como recompensarte.
5. De la avaricia huye como de los demonios; déjate
satisfacer en lo que has conseguido con honor y
buena conciencia, por más que no fueran muchos. Si
Dios te concede muchas cosas, pídele que te proteja
y te guarde de no derrochar; y que te guarde en lo
bueno.
Resumen:
Ora diligentemente, estudia lo honesto, vive
pacientemente. Sirve con honestidad y mantente
coherente en tu fe y compromiso, así algún día
morirás y te iras de este mundo complaciente, alegre
y feliz. Amén.
“¡Y entonces, oh Señor,
mi hijo Helmut!”
Helmut era un niño obediente que intentaba hacer
felices a sus padres. Al muchacho le atormentaba
escuchar en casa de sus padres, una y otra vez;
“Helmut ¿cuándo querrás finalmente tomar en serio
y entregar tu corazón al Señor Jesús?” A esa
pregunta Helmut no podía contestar. - ¿No era él
obediente? ¿No oraba diariamente su oración
matutina y por las noches? ¿No era un buen
muchacho, mucho mejor que algunos otros que él
conocía?
Al fin llegó el día de la libertad de Helmut. Él pudo
salir de la 'estrecha' casa de sus padres para ir a
estudiar a una ciudad distante. Ahora él podía creer
y establecer su vida como le parecía.
Naturalmente, en vacaciones regresó a su casa. Y
sí, nuevamente oyó la pregunta: “Finalmente
¿cuándo entregarás tu corazón al Señor?” Pero
ahora Helmut se sentía grande y crecido. “Escucha
padre, no soporto más esa pregunta. Una y otra vez
la misma y vieja canción. Ya no la puedo escuchar
más y lamento haber vuelto a casa”. El padre
respondió: “Hijo mío, te amo y por eso te hago esta
pregunta. Pero ahora, ya no te la haré más, pero una
cosa seguiré haciendo. Cada día pediré al Señor por
el alma de mi hijo que no quiere venir al Señor
Jesús.”
Pasaron los meses. - Durante unos días que
Helmut estaba en su casa, una mañana muy
temprano escuchó la voz de su padre, en la
habitación de al lado. Él estaba orando. De repente
pensó: Alto, quiero escuchar si mi padre mantuvo
su palabra de que oraría por su hijo pródigo. Apoyó
la oreja a la puerta. - Y, realmente el padre estaba
orando. Él derramaba su corazón ante Dios, como
lo hacía diariamente. Había muchas cosas que
conmovían el corazón del padre. Entonces, por fin
Trompeta Evangelizadora 06/2014
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La TROMPETA EVANGELIZADORA es una escritura cristiana que se presenta clara y decididamente para la plena salvación en Cristo, la unidad de los hijos de Dios, y revelar todas las verdades de la Santa Palabra. Publicado en intereses de la Iglesia de Dios. Editor responsable: Hans-Dietrich Nimz (CA) Colaboradores: Sieghard Schulz (CA), Ron Taron (CA), Dieter Jeske (DE), Hermann Vogt (DE) Los editores se reservan el derecho de resumir o no publicar los artículos recibidos. Preguntas o sugerencias pueden ser enviadas a: [email protected]
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La Trompeta Evangelizadora es distribuida gratuitamente. Los costos se sustentan por donaciones.
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PIE DE IMPRENTA Año 120
llegó una pequeña pausa. Entonces Helmut oyó claramente,
como su padre con voz agitada hablaba: “¡y entonces - oh
Señor - mi hijo Helmut!” Eso fue suficiente para el duro
muchacho. Fue Profundamente tocado. Finalmente Dios
conmovió su corazón y arrepentido llegó al Salvador pidiendo
perdón por sus pecados. ¡Qué alegría fue para los padres
cuando se enteraron! Helmut estuvo muy feliz y la casa de sus
padres ahora era la residencia más bienaventurada y querida.
A N U N C I O S
Congresos 2014 A l e m a n i a
7 al 9 de Junio 2014
Lugar: 32051 Herford, Templo Zimmerstrasse 3
Comienzo: Sábado 07.06.2014 a las 10:00 horas
Otras informaciones en: www.gemeinde-gottes-herford.de
o al Tel. 05221/342934
3 al 8 de Agosto 2014
C a n a d á
28 al 29 de Junio 2014
2 al 4 de Agosto 2014
Conferencia de Pentecostés en Herford:
Días bíblicos juveniles en Tunningen:
Congreso en Aylmer:
Congreso y 60 aniversario en
Chilliwack:
11 al 13 de Octubre 2014 Congreso en Edmonton:
Año 120
Totalmente para Ti
Señor, totalmente quiero vivir para ti
totalmente para ti quiero estar.
Quiero toda mi fuerza
y mi vida darte a ti.
Todo lo que soy y tengo,
de tu mano todo viene.
Ayúdame y dame gracia,
para ver este hogar.
Señor, tú conoces mi anhelo.
Quiero ser una bendición
y alguna pobre alma
traerte al hogar.
Resistir muchas tormentas
tu pueblo debe aquí.
Ayuda Señor, que todos vamos
contigo a la eternidad.
Señor, protégenos de la pereza,
como el mal obrero fue.
Danos ánimo para tu obra,
y tu gracia valorizar.
Ayúdanos Señor, y danos gracia,
como hombre, firme estar.
Por tu obra y la verdad,
que nada más nos dañará.
Cuando el enemigo enfurecido,
con todo el infierno viene.
Aún, tu pueblo alabarte puede,
porque tú estás con él.
Todo poder y toda honra,
sea al Cordero de Dios.
Solo él en esta tierra
salvación nos puede dar.
Arnold Schmidt