Síntesis de la encíclica Rerum Novarum del Papa León XIII (1891).
Óscar Javier Úbeda Úbeda - Doctrina Social de la Iglesia.
La encíclica Rerum Novarum fue publicada en la Ciudad de El Vaticano por el Papa
León XIII el 15 de mayo de 1891. Es la primera encíclica de corte social emitida
por un pontífice sobre cuestiones sociales. Marca las líneas de acción hacía
políticas más justas en favor de aquellos desfavorecidos, en este sentido marca
una línea directa a la remuneración justa y apropiada de los patronos hacia los
empleadores.
El papa enfatizaba que la riqueza estaba en manos de unos pocos y la pobreza
estaba siendo acarreada por la mayoría, es así como se proponen las bases del
sentido solidario. Defiende la propiedad privada como un proceso de justo derecho
de aquellos que han trabajado para lograrlo y lo propone como un medio de
sobrevivencia ya que “poseer algo en privado como propio es un derecho dado al
hombre por la naturaleza” (n°, 4) y de esta forma es “de necesidad conceder al
hombre no solo el uso de los bienes, cosa común a todos los animales, sino
también el poseerlos con derecho estable y permanente, y tanto los bienes que se
consumen con el uso cuanto los que, pese al uso que se hace de ellos, perduran”
(n°, 4). Se considera la propiedad privada y el acceso a la misma como un derecho
de ley natural propuesto por Dios en el momento de la creación.
En cuanto a la familia se la considera como una sociedad domestica la que debe
tener sus propios derechos y derechos y en consonancia a ello pretende que el
hombre como cabeza de hogar tenga el derecho a la propiedad privada que
asegure sustento a esa pequeña sociedad. Que la parte civil es la encargada de
velar por el cumplimiento de los derechos de cada uno de los integrantes de la
familia y si a ésta le llegara a faltar algo el Estado está en la obligación de
auxiliarle.
Defiende que la Iglesia es también parte integradora en el proceso de resolución
de conflictos porque Ella “saca del Evangelio las enseñanzas en virtud por las
cuales se puede resolver por completo el conflicto, o, limando sus asperezas,
hacerlo más soportable; ella es la que trata no sólo de instruir la inteligencia, sino
también de encauzar la vida y las costumbres de cada uno con sus preceptos; ella
la que mejora la situación de los proletarios con muchas utilísimas instituciones;
ella la que quiere y desea ardientemente que los pensamientos y las fuerzas de
todos los órdenes sociales se alíen con la finalidad de mirar por el bien de la causa
obrera de la mejor manera posible, y estima que a tal fin deben orientarse, si bien
con justicia y moderación, las mismas leyes y la autoridad del Estado” (n°, 12).
Según el documento no debe haber guerra entre clases sociales, sino mas
concordia, armonía, equilibrio. Las clases sociales son necesarias puesto que
“ambas se necesitan en absoluto: ni el capital puede subsistir sin el trabajo, ni el
trabajo sin el capital” (n°, 14), esto se logra en el cumplimiento de derechos y
deberes de ambos por igual, de forma justa.
A los patronos los insta a tratar a los obreros como personas y que el trabajo no es
cuestión que denigre a la persona sino que le da sentido de pertenencia y valor a
la vida, el trabajo debe de estar acorde con las exigencias propias del cuerpo
(edad, fuerza, etc.) y que los obreros sean impulsados por sus patronos al ahorro
y la piedad.
Los bienes de la Tierra pertenecen a todos y no a unos pocos, todos tienen
derechos naturales sobre ellos y obligaciones para con ella. La Iglesia se propone
como ejemplo de de interesada en sacar a los proletarios de sus situaciones
deplorables a través de la educación y las virtudes; considera que lo que “más
contribuye a la prosperidad de las naciones es la probidad de las costumbres, la
recta y ordenada constitución de las familias, la observancia de la religión y de la
justicia, las moderadas cargas públicas y su equitativa distribución, los progresos
de la industria y del comercio, la floreciente agricultura y otros factores de esta
índole, si quedan, los cuales, cuanto con mayor afán son impulsados, tanto mejor
y más felizmente permitirán vivir a los ciudadanos” (n°, 23) y que es el Estado el
encargado de velar por el bien común de los habitantes, “No es justo, según
hemos dicho, que ni el individuo ni la familia sean absorbidos por el Estado; lo
justo es dejar a cada uno la facultad de obrar con libertad hasta donde sea
posible, sin daño del bien común y sin injuria de nadie.” (n°, 26), otros de los
deberes del Estado consiste en asegurar la salud pública, la libertad religiosa (que
se practique la religión), el florecimiento de costumbres públicas y privadas, que la
justicia sea integra.
La clase pública está totalmente bajo la tutela del Estado, se respeten los días de
fiestas (descanso de días festivos). Se vela por la integridad de los obreros en
cuanto al trabajo de horarios justos, regula el trabajo a mujeres y niños además de
propiciar para ellos los trabajos concernientes a su edad y condición. El ahorro
producto de salarios concernientes a justas remuneraciones por el trabajo
realizado obtendría “notables ventajas, y en primer lugar, sin duda alguna, una
más equitativa distribución de las riquezas” (n°, 33).
El derecho de los obreros a integración de gremios o asociaciones tanto mixtas
como específicas, a las asociaciones religiosas que tiene y ha aprobado la Iglesia y
que colaboran con el bien común en diversos espacios de la sociedad.