opejinsaj | a 'ei¡ jop uod ajuaiueAtsnpxa sop¡ni iisuoo A soaua,6oujou. aj
A souanbad Anuí saiejsi jD opeuopoaias asjaqeq ap jesad y
sej sepoj e a|qeo¡|de sa
uqpenuijuco e aoeu, as anb uqpdjjosap e| 'oiuej JOd 'eDiuijnb uqpisod
0100 e¡ urjSss lu UQpeujjo^ ap ajuatquje ¡a ur^6as ¡u sepuaja^ip asopuejj
-uooua ou 'aiuefaujas /inuj SOSSD so| sopoj ua sa opiuaiqo opeunsau |3
ap opoja,iu |a jod odijipd
ns jeuiauaiap ejed 'seDtuijnb souopjsodujoo sajuaja^ip A sapepiun saj
ip e sajuaipuodsajJOD SGJjsanuí ap uqoDD3|as eun opezi|eaj eij
ap sopoja.iAj
•|B jaujiu oup ¡p ap ajued joAetu ej aA
anb 'e¡jetuija ejijop e| ap euj¡j|r) ejsa ajua ipuadapui *epepos
-e pDi^jouuei9UJojí3vJ ejjjop ajuaipuodsaajo^ ns uoo Bi!io¡q ap
e| OLUSILU |a ua aiuonD9j¿ sa ua|qtue_L *sa|ejnjxaj A seojidq
aJPinoeiDadsa uoo 'oidoosoJDJUJ je osnpui saiqísiA 'ejMOp ap asej pun
ap s^uJ ap ppuaisixa B| oiuanoaj^ seuj sa ajJOD ajsa e sajuaipuodsajuoo
set us 'aiuaujeAipai^ 'eijjop ap eipauj uopjodojd ns ap UQp
ua 9jJSpuodsajJOD a| anb e| e jo¡jadns Anuí e¡paiu eunqoue eun ejuas
a~Jd anb 'Bjnpejjan e~1 ^P oiuey\ |a ua Pisaj^jueuj Antu sa uqpjsodtuiajq
os |pj_ 'ajuaoj joijajue ojtJDsap 'uqpisodujOD ap sapf?p |aua6ooioLiU! e op iq
-ap o]Da^a p ajuauje¡jesaoau auodonajqos as uqpeíaj ejsa v "sepTU^sp
S^LU usoajpde sauo|xa|^aJ se| ojue) uod A ejoa^jad SPUJ uqpezi |eis¡ JO eu
-njpnpOJd apand as ppeojjo^ e)¡jop sp pepi^ueo e| joAetu sa
:eot6qi ao^jed uopeiajjoD |ej_ 'sojjauj^jed soqiue auiua
o 9un ajs|xa 'ejnppjjan ^~1 ^P OJUELU t^P OSPD |a
153
obtenido indica que se trataba en realidad de ¡ntercreci míenlos de cris_
tales muy finos de una unidad a 20 A y otra a 28 A. La primera co-
rrespondería al polít ipo 2M de la mica y la segunda al llb de la clorj_
ta. En algunos casos se llega incluso a apreciar el desdoblamiento de
las reflexiones correspondientes a la mica en dos, una de moscovita
y otra de paragoni ta.
S¡ bien el período de repetición predominante en el caso de la clorita
es el de 28 A (pol i t ipo llb), puede apreciarse con mucha menos ¡ntens_¡_
dad otro de 14 A correspondiente a un politipo I. Esto indica un cier-
to desorden de apüamiento con intercalación de algunas capas de polí-
t ípo I dentro de la secuencia mayorítaria del politipo llb.
El resultado obtenido esta de acuerdo conBaíley y Brown (1962), que
establecen que el politipo estable en la zona de metamorfismo regional
y en filones hidrotermales es el llb. Este sería eí politipo que se for_
maría siempre que el ambiente geológico sea capaz de aportar la ene£
gfa necesaria para su formación. En los demás casos, a bajas temperé*
turas, se formarían los polit ipos I, menos estables. Estos mismos auto
res sugieren la posibilidad de transformación de politipos I en el llb,
si en un momento determinado reciben el aporte energético necesario.
De esta forma, las capas de polit ipo 1 encontradas tendrían probable
mente un carácter residual, no habiéndose completado totalmente la
transformación al polit ipo llb.
Una selección semejante se ha realizado con el fin de llevar a cabo
estudios por el método de Uaue. Un lauegrama da información sobre
el tipo de api lamiente de láminas cr istal i ñas para constituir unidades
ap eunSij B| soseo soj ap BjjoAeui uej6 e¡ U3 'sofBq Anuj /\ so|nGu^
ap epuajsjxa B J JBoi[dxa apand opeuapjosap ojuaiujeijde ap opouj ajs3
'SBJ 11 ¡j se| anb od|j otus|LU |ap seiuej6eip uep 'ejn^pjadujaí
efeq e ua,¡qujej sepBtujo^ 'sojsmbsaeoiuj so| ap oiusuJOLUBjaujojiaj
ap sei ijop sen 'soismbsapoiuj soj ap te anb SBJ¡ |¡¿ SBJ ap oseo
|B sounxqjd sgoi anbune 'oipatujajuj odij ap seiuej6eip uep
so~i 'ejniejadaiai jouauj ap sej ap oo¡dji oseo |9 sa A e j i t u eun B
9"!jad q ja anb sejjuaiuj *uqpBUjjo¿ ap ejniejadiuaj joAeiu ap
se| ua ep as A ou!¿ ouej6 ap oísinbsaeoiiu un B apuodsajjoo e oseo
Bjsa ue sopenjoa^a UQJSILUSUBJJ ap SBOIBJB
-anej so| us soDiJjuaDuoo so|noj[3 ap uqpjjede ej B je6n| ep anb O|
'¡00 ooojdpau afa |ap jopapaj|e Baug6oujoq ajuejseq BUJJO^ eun ap sop
-ijjedaJ A sopej ¡6 ugisa BJisanuj <e\p soui JBJSJJO sojuiiuop sajuaja^ip
so| ap oun epBD ap seoojdpaj sapaj se | oiuqo BjoajdB as OJJBJJUOO (a
uod anb ouis 'ojuaitu paj6auua ap sopmi^ap SOLU¡X^UJ ojniosqe ua UBAjas
qo as ou^qjta ua sejjuasuJ 'uqiOBiAsap ap O|n6ue ouanbad un O|qs asop
u^Ajasqo 'ojoa^jad ¡seo oiuaitueuapjo un ajsjxal ejoseo |a U3 'soLuaj^
-xa so|dLuafa sop s6ooaj 6 1 -Al ejn6¡¿ e~j 'SBpBjpn^sa se Jisaniu se] ua
opejjuooua ueq as 'so¡paujjaiu! soseo OLUOO ^se 'sapepij ¡qisod seqiuv
'(Q~6l~AI e^n6|¿) sopiui.j.ap uaiq sojund jod ap je6n| ua
sooiüiu^ouoo sojnojp jod opmiiisuoo Btuej6ane| un !? je6n| opuep (o
|e JBjnoipuadjad ouejd |ap sa|q¡sod sauopoajip se| sepoj urj6as sop
-ejuaijo soisandjadns sa|Bis|JO ap epuaisixa BJ Jod Bjsauíueuj as pep
Tnqísod Biuiiir) ejs3 fiodl 'uqpoajip eun ua Ojos aua|jUBoi as eui|BjsiJO
peppipojjad B|*opeipnjsa ¡ejs¡JO |ap e jeosa e| B 'ajuaai|BqO|6 anb eouo^
ap 'opeuapjosop o 'sauoisuaonp saJí ua |B}S tJO ouapepjaA un B je6n| gp
anb BJ3UBUJ ap 'opBuapjo jas apand oiua|LUB|idB ajsg *josoj6 joAeui ap
trC
155
interferencia se muestra como perfectamente uniáxica, cuando en real_¡_
dad la clorí ta es ópticamente biaxica de bajo ángulo 2V, pero suficien
te para permitir su medida.
N\)
(b)
Fig. IV- 19 - Ejemplos extremos de lauegramas obtenidos por transmi-
sión, perpendicularmente a (001). a) Micaesqutsto de grano f¡nob)Fi-
íita.
IV-1-4 RESUMEN Y DISCUSIÓN GLOBAL
Aunque en tos apartados anteriores, al exponer los resultados, ha sj_
do necesario realizar una interpretación de los mismos y avanzar una
discusión parcial, se estima necesario para la mejor comprensión del
problema realizar un resumen y síntesis, al f inal de este apartado.
Con ello se intenta hacer un planteamiento más global de las conclu-
siones obtenidas e hipótesis emitidas.
IV-1-4-1 |_a composición química de l¿¡ clori ta
Como ya se ha expresado en los apartados de Antecedentes y Metodo-
logía, las diferentes medidas por difracción de Rayos X permiten cono
cer dos parámetros de la fórmula de la clorita: l) Átomos pesados (fun
damentalmente Fe) y 2) AL Además, es posible distribuir el contenido
en átomos pesados entre las dos capas octaédricas de la ctorí ta. Por
otra parte, estos parámetros definen las dos series de solución sólida
principales que determinan la fórmula mineralógica de la clorita.
lV-1-4-1-1 El contenido en Fe y la relación F/FM
De acuerdo con lo desarrollado en el apartado IV-1-3-6-2 la composi-
ción química global de la roca en la que se encuentra la clorita es el
factor determinante fundamental de la relación F/FM de las mismas
(figuras 1V-12 y IV-13). Tal conclusión esta de acuerdo con lo 9eneraJ[
mente admitido en la bibliografía (Horikoshi, 1965; Kawachi, 1974*1975;
Ernst,1976; Ernst y Dal P¡az, 1978; entre otros). No obstante y a di-
ferencia de los autores mencionados, en este trabajo se encuentra que
las condiciones termodinámicas y más concretamente la temperatura,
constituye un segundo factor determinante de la composición química
(figura IV-14).
Esta influencia de la temperatura se pone de manifiesto claramente en
el escal onamiento de los valores medios obtenidos para Fe y F/FMen
las diversas unidades de acuerdo con su gradiente térmico (tabla IV-7
y figura IV-7) y en la estrecha correlación con los parámetros de las
micas, relacionados con la temperatura/ para los diversos muéstreos
157
de f i l i tas {f igura IV-8 y IV-9). Como consecuencia de la misma se pro
ducen relaciones semejantes con los diversos parámetros relacionados
con el contenido en Fe: Característ icas ópticas (figura IV-4); eje DQ
(tabla IV-5 y figura IV-5) y relaciones de intensidades de las reflexio
nes básales ( tab la IV-6 y figura IV-6).
El carácter fundamental de la influencia química y ta complicación tec:
tónica y metamórfica de la región estudiada no permiten observar una
gradación a lo largo de cada corte a excepción del de Salobreña (f i -
gura IV-10 y tabla IV-8). En todo caso, hay que señalar que la exis-
tencia de laminaciones tectónicas con reducciones de espesor no homo_
geneas hacen imposible la locaüzación exacta de cada punto de muestreo
en la serie alpujárride,
^a influencia de la temperatura se pone aun mas de manifiesto en la
existencia de diferencias de contenido en Fe entre las clor i tas de
diferentes fases dentro de una misma muestra, apreciables, a veces,
incluso ópticamente.
Un dato que ha quedado pendiente de explicación en el apartado corres_
pendiente es el referente a las diferencias en la desviación standard
existente para Fe y F/FM entre unas unidades y otras. Como puede a-
preciarse en la tabla IV-7 las unidades de mayor temperatura (SA y L.H)
son las que presentan una menor dispersión de valores,
En el resto de las unidades» ofrecen valores bastante semejantes entre
sf. l_a desviación standard de las cloritas de retrometamorf i smo de mj
caesquistos (MT) no indica en realidad una gran dispersión de valores
ya que» proporcionalmente al valor medio de la unidad, esta represen-
ta un valor semejante o incluso menor que los correspondientes a las
I 30
unidades def i l i tas. Dentro de estas ültirnas parece observarse una c¡e£
ta gradación con la temperatura, correspondiendo el valor mayor de üx
a Gorgoracha y el menor a Huarea.
La explicación a estas diferencias hay que buscarla: bien en ta com-
posición global de la roca, bien en la temperatura, que seyün hemos
visto son los factores determinantes de F/FM de la clorita. Parece ser
que ambas variables han podido jugar un papel combinado. Ast, Goryo-
racha es precisamente el corte que presenta una mayor dispersión de
composiciones químicas de roca total ( tabla IV-2), sobre todo en to re-
ferente a Fe y Mg. Asimismo, los micaesquistos de grano fino presen-
tan una dispersión algo menor que el resto de las unidades. No obstan_
te, este ultimo dato no parece suficiente para explicar desviaciones
standard en el Fe de la clorita, inferiores a la mitad de las encontra_
das para los cortes de fi l i tas. La explicación habría que buscarla,pues,
en un intervalo de temperaturas mas reducido para los micaesquistos de
grano fino que para las f i l i tas. Este hecho puede ser consecuencia de
los tipos de límites impueslQS a los muéstreos por las propias caracte-
rísticas de las series alpujarrides: El límite inferior (la isograda de de-
saparición de la clorita) tiene un significado fundamentalmente termodi-
namico; en cambio, el superior es estrictamente estratigráfico -sedimen
tolbgico y viene marcado por el cambio en la litología metapel i tas-car-
bonatos. Por tanto, mientras el l ímite inferior debe representar en to
dos los casos temperaturas semejantes, el superior puede representar
diferentes temperaturas en función del gradiente térmico de cada serie
muestreada. Corresponderán, pues, intervalos más reducidos de tempe-
ratura a los cortes de mayor gradiente.
Una explicación semejante puede darse para la menor desviación standard
del corte de Huarea, respecto a otros cortes de f i l i tas. Como ya se
159
mencionó en el apartado correspondiente, este corte está realizado en
una ventana tectónica y representa sólo una parte de la formación de
f í l i t a s y no la total idad de ia misma, como en el caso de ios otros cor
tes.
Como ya se ha expresado, tanto el Fe como e! ,V,g de la ciorita pueden
situarse bien en ia capa octaédrica de ia unidad 2:1 o bien en ia inter_
laminar, L_a medida de ¡as relaciones de intensidades básales permite
una buena aproximación a la distribución de estos io.no:? entre ambas
capas. De acuer'oo con ¡o expresado er: e< ¿parU:do r\/~!-3~7 e! Fe
tiende a concentrarle preferentemente en i¿¡ capa .\ciaedrica ( tob ic ;
IV-12), L..a í':;r:p::v ¿íur^ c!c formación t iene una invluencia mucho nías
marcada sobre ia cc-in "•-••-.. ic n de i a capa ocíaóur; ,::.u que sobre la d é l a
interlaminar y ia composición química de-¡ rnetasediinento repartí;' su in-
f luencia entre ambas capas, cíe fcr-rriri que e! contenido en Fe influye
más sobre la octaédrica, y ¡a concentración inicia! cíe Mg sobre ¡a in
terlaminar (tabla IV-13), Finalmente, e! Mn tiene un comportamiento pa_
ralelo al Fe.
Tanto en una capa como en otraj I os cat i ones ocupan 'huecos ocíaedrí -
drices. Sin embargo, mientras que en la octaédrica estos huecos se
presentan fuertemente deformados debido al acoplamiento de dicha ca-
ps con las dos íerraedricas entre las que se encuentra, en la iníerla_
minar la estructura es mucho más abierta. Por tanto, para los elemen
tos de transición (en nuestro case Fe y Mn fundamentalmente) los hue
eos octaédricos ofrecen posiciones más estables que ios interlamina-
res (Efecto Jahn Tel ler). Este hecho explicaría que estos elementos,
cuando existen en cantidad suficiente en la roca y pueden entrar en la
c ior i ta en función de la temperatura, lo hacen preferentemente en la
capa octaédrica, mientras la Ínter laminar está consti tuida fundamenta^
mente por Mg,
o as a
tn el apartado IV- 1-3-S se han presentado los resultados correspon-
dientes a' espaciado baso; de las cloritas estudiadas. Gomo ya se ha
expresado, 'este so encuer.i:'1^ b¡unívocamente relacionado con e! Al
'oís! de le dorita. Po,-- tantOj ';;•'. conclusiones obtenidas paro e! p¿
rámetro es r rúe i. ! . . :•••- .= ; £•.-;•; r, perfectamente extrapólateos a! químico.
Et dato fundamenta- a de; taca! - -. que sste parámetro tiene valores
'nuche más constantes •• -••'••• ¡as muestras ;:;-.;;.:d~^'~:^ que e! ocr¡íervdo
en Fe- ( tab 'a !V~ • •'• •.
Es necesario recurr i r ?. \h tercera cí f r^ décima i para observar di~
tenencias ent'^o ¡os c ;ver-:-os cortas de fi S i t a s , Í3ac;o que esta tercera
cifra tiene un valor sólo orientaí ivo !as correlaciones entre este pa-
rámetro y los de las micas para los cortes de f i l i ías (figura IV-15 y
IV-16) han de ser tomadas con mucha precaución, teniendo sólo una
uti l idad problemática. Por tanto, sblo parece probada, fuera de toda
dude, la relación de este parámetro con la temperatura, a partir de
su escalonamientc por unidades: cloritas retrometamórf i cas — f i l i tasi
— Micaesquisíos de grano fino ( tab la IV-14}, y de su estrecha rela-
ción con Fe y F/FM de las diversas unidades (figura IV-17). La pos_[
ble relación con la presiones, pues, sólo una hipótesis sin compro-
bar, basada fundamentalmente en las relaciones con ios parámetros
de las micas y en una tendencia, que parece lógica, a adoptar volCí
menes de ce ld i l la menores conforme sea mayor la presion,
- -L_a influencia de la composición química de la roca local aparece en
•este caso mucho míis c!ifu.s;•] que para el Fe ( tab la IV-15), no alean —
zándose en ningún, caso ;M Uv-s cc-':;i: ciernes de correlación ni siquiera
161
para los parámetros relacionados con el Al.
Ya se expresó en el apartado IV-1-3-8 que los coeficientes relacion_a
dos con el Fe no han de indicar necesariamente una influencia de es-
te elemento. Tan sólo parece digno de tenerse especialmente en cuen-
ta el factor referente al Mg, que es casi tan alto como el que rela-
ciona a este elemento con F/FM de la clorita. La explicación se pue-
de buscar en el hecho de que junto con el Fe, cuya cantidad viene
ya fi jada por el Fe de la roca y la temperatura, el Mg y el Al son
los elementos fundamentales de las capas octaédricas de la clorita.
De alguna forma, por tanto, un déficit de Mg en la roca ha de con-
dicionar la formación de cloritas más alumfnicas, mientras su exceso
jugaría el papel contrario.
IV- 1-4-1-3 Las c lor i tas de los fi lonci I los
De acuerdo con lo expuesto en el apartado IV-1-3-6-1 las clor i tas de
los fi lonci I los presentan una composición bastante homogénea dentrode
cada filón y en general tienen relaciones F/FM algo menores que las
de sus correspondientes rocas de caja, si bien tal relación tiende a
invertirse conforme el contenido en Fe es mayor (figura IV-M), En de_
finitiva, la ecuación que da el Fe de las cloritas de los f i tonci l los a
partir del Fe de las de su correspondiente roca de caja, se caracte
riza por una pendiente posit iva y mayor que 1 y un término indepen-
diente negativo. La pendiente implica, pues, la tendencia del Fe en
la clorita del filoncMIo a ser mayor que en la clorita de ia roca, m¡en_
tras el termino independiente negativo introduce un factor modificador
de partida que compensa tal tendencia y hace que esta sólo se manifies
te cuando el Fe tiene un valor elevado.
Tal ecuación puede ser explicada mediante tres hipótesis;
2} L_a pendiente de 1 a recta es consecuencia de diferencias de tempera
tura entre l_a roca ^ ej f i loncí I t o - EJ termino independiente proviene
de diferencias de c o mpos [clon química. Esta es la hipótesis que ha s_j_
do esbozada ya al dar los resultados e implicaría que !a clor i ta del
f i loncit lo se ha fonmado a una temperatura menor que la de la roca
de caja y que el fluido del mismo se encontraría enriquecido en Mg
y empobrecido en Fe, respecto a dicha roca. A favor de esta hipó-
tesis aboga el hecho de que el Mg tiene un carácter mas móvil que
el Fe y la posibilidad de un enfriamiento re lat ivo en el fluido del f_[
loncillo al producirse una expansión adiabática como consecuencia de
la disminución de presión.
2} La pendiente de |_a recta es consecuencia de diferencias químicas
entre la roca _^ e] fi loncillo. El termino independíente proviene de
diferencias de je mp e r a t u r a.
Esta hipótesis implicaría la existencia de una temperatura mayor enel
f i lonci l lo que en la roca y un fluido en el mismo enriquecido en Fe y
empobrecido en Mg, respecto a la roca de caja. Esta ult ima premisa
parece difícilmente justif icable. En cambio, la temperatura puede ser
en efecto, algo mayor si los filones se han formado algo después de
la cristal ización de la cloríía de la roca de caja,ya que en los Alpujli
rrides el gradiente térmico tiene un carácter ascendente con ei t lem
po.
3) La composición de l_a_ clor i ta de los fJJjDncjjJjDS es independiente de
la temperatura ^/ refleja di rectamente [a composición del fluido del
f i lonci I lo.
163
A favor de esta hipótesis aboga el hecho de que ia c lor i ta es prác-
ticamente el uní co mineral que aparece, aparte del cuarzo, en can-
tidades importantes en la mayoría de los fi loncil los. Por tanto, al no
ex ¡ st¡ r otros minerales con I os que compartí r e I contení do en ferro-
magnesianos su relación F/FM habría de ser necesariamente igual o
muy parecida a la del fíloncillo, globalmente. Por tanto, la tempera-
tura no podría jugar en los filoncillos el mismo papel que en la roca,
donde sí existen otros minerales con los que repartir Fe y Mg. S¡
esta hipótesis es cierta, la posición de la recta que relaciona las
composiciones de ambos tipos de cloritas sería consecuencia exclus_[
vamente del efecto de la temperatura sobre las cloritas de la roca,
o en todo caso a este efecto se superpondría el producido por dife-
rencias de movilidad entre el Fe y Mg al pasar de la roca al filon-
cíllo.
En principio, no hay ningún criterio definitivo para pronunciarse por
una de las tres hipótesis en concreto. Parece diftci I de admití r la se_
gunda, ya que no parece probable que el fluido del fi loncil lo esté eri
riquecido en Fe y empobrecido en Mg respecto a la roca. Por tanto,
resulta más fáci l admitir que la solución se encuentre próxima a la
primera o a la tercera, o tal vez, se t rate de una intermedia entre
ambas, que en realidad no resultan tan diferentes como a primera vis_
ta pudiera parecer. En todo caso se ha dejado al margen de esta dis
cusión la posible influencia que sobre la composición de las cloritas
haya podido jugar la presión, por no contar con datos suficientes pa_
^a abordar tal problema.
Finalmente hay que señalar que el espaciado basal y por tanto el con
tenido en Al de las cloritas de los filoncillos es extraordinariamente
semejante al de la correspondiente clor i ta de tu roca de caja (tabla
IV-14).
IV-1-4-2 Otras característ icas de la ciori ta
Se recogen en este apartado caracter fs t ícas estructurales y textura^
les de la el orí ta, no relacionadas de forma directa con su composi-
ción.
i
Ua medida de la anchura de las reflexiones básales a mitad de altu-
ra ha revelado que para las cloritas metamórfic as del Complejo Al-
pujárride, esta es sólo ligeramente superior a la de una reflexión
cercana de la pasti l ia. de Si, usada como standard (tabla IV-16). A-
pticando a los resultados obtenidos la fórmula propuesta por Klugg y
Alexander (1954) se obtienen en todos los casos tamaños de crístal_[
tos superiores a 1000 A, interpretables como indicadores de una cris_
talínidad perfecta. Para tales casos la medida de la anchura de la r£
flexión no se puede considerar relacionada con el tamaño de los cris,
tales. Adiciona I mente, no son los filonci líos los que dan reflexiones
mas estrechas, a pesar de presentar cristales en muchos casos ma -
croscópicos. Por tanto, no se puede considerar la anchura de las
reflexiones básales como una medida del grado metamórfico. De hecho
no se observa ninguna relación con el mismo al individualizar dicha
medida por unidades geológicas ( tabla IV-17). Cabe pensar que dicha .
medida alcance un valor mínimo y se estabi l ice al pasar de la diagé-
nesis al metamorfismo.
Las pequeñas diferencias encontradas de unas unidades a otras se ex
pilcan en base a otros factores tales como pequeñas deshomogeneida-
des de composición (tabla IV-18) y proporción de clorila en la roca
(figura IV-18).
_os pequeños fragmentos, con apariencia de monocrísta! de clorita,
aislados con el fin de llevar a cabo estudios de cristal ünico revel¿
ron al realizar los mismos estar consti tuidos en casi todos los ca-
sos por finos ¡ntercrecimientos de mica (moscovita y a veces parcí-
gonita) y clorita.
En cualquier caso, todos los especímenes estudiados presentaban p¿
-a la clorita un politipo llb con intercalación de algunas capas, siem
ore minoritarias, de politipos I. Este resultado está de acuerdo con
el de Bailey y Brown (1962) que consideran como polit ipo estable en
el ambiente metamórfico y en los filones hidrotermales el llb. Las
capas de pol i t ipo I tendrían de esta forma un carácter residual, no
Habiéndose completado totalmente la transformación al politipo llb.
_os lauegramas realizados perpendícul ármente a los planos básales
han revelado la existencia de desórdenes de apilamiento de las lamj_
ñas de clorita, al constituir unidades de mayor grosor. Este deso£
den es total para tas muestras de menor temperatura de formación,
mientras que para las de mayor temperatura se observa un ordena
miento casi perfecto (figura iV-19). Este tipo de desórdenes es el
causante de la existencia general¡¿ada de ángulos 2V iguales a O,
IV-2 COMPLEJO NEVADO-FILASR1DE
De los tres complejos que constituyen las zonas internas de la Cordille-
ra Bélica, el Nevado-F¡ lábri de es el que ocupa la posición tectónica in-
ferior.
En relación al estudio de las cioritas ofrece aspectos muy diferentes res_
pecto al Alpujárride. En este caso no se cuenta con potentes formaciones
metapel í t ícas de bajo grado metamórfico en que la clor i ta sea una parte
principal de la paragenesis, de! t ipo de las que han constituido la base
fundamental de este estudio en el Complejo Alpujárride. l_a clor i ta en el
Nevado-Filábride sólo aparece como constituyente mayori tari o en determi-
nadas masas de ai teración (clor¡titas), I igada a fi Iones hidrotermales o en
relación a procesos metasomáticos (yacimientos de talco, entre otros). En
el resto de los casos es siempre una fase minoritaria de la roca. Por o-
tra parte, la compleja historia metamórfica del Nevado-Filábride, con va.
rias fases de deformación y blastesis, hace frecuente la existencia de
clorítas pertenecientes a diferentes fases. Todo ello hace imposible un
estudio por difracción de Rayos X del tipo realizado para el Complejo
Alpujárride. Tampoco e! tipo de muestreo realizado en este Complejo es
válido para el Nevado-Filábride.
Por tanto, el estudio de las cioritas de este úl timo Complejo se ha real]_
zado sobre muestras seleccionadas del estudio de Gómez-Pugnai re (1981), y
ha consistido en un estudio petrográfico y un análisis químico de la roca
total y de la el orí t a, este ül t imo por micros onda e lee tónica.
IV-2-1 CONTEXTO GEOGRÁFICO Y GEOLÓGICO DE LAS MUESTRAS
.ANALIZADAS
Las muestras estudiadas corresponden a la Sierra de Baza, que se si —
tüa en el E de la Provincia de Granada, al S del pueblo del mismo no_m
bre (Fig. IV-2O). En esta Sierra se encuentran materiales alpujárrides
y nevadofilábrides. Estos 01 timos afloran sobre todo en la Sierra de
Charches y una ventana tectónica situada más al N ( ventana de Gcr)
SITUACIÓN DÉINVESTIGADAS
EYE N D A
c)» B3ilator,j-Cjctiar*n (Ulrtlvmj
i no-anal ai m>.t »«>• •••<• I*1**MoUrkil«i po«t-monto»
AlpujorridUK "r»fBnel"«(•fin. - »«io
C Mclcguld*"ri|un€l '
'»'i - c . ;ESQUEMA TECTÓNICO DE LA ZONA BETlCA
Fig. IV-20- Localización geográfica y geológica de la Sierra de Baza
{segün Gómez Pugnaire, 1981)
Dentro del complejo N evado- Fi labride en este Sector, Gómez Pugna'ire
(op. cit. ) distingue dos unidades: "Unidad de Cerro Bermüdez" y "Unidad
de Charches". L_a primera corresponde en su total idad al zócalo paleo-
zoico y la segunda incluye materiales correspondientes al zócalo y a la
cobertera. L_as muestras estudiadas correspondan en su totalidad a es-
ta ultima y concretamente a la formación de la "R ambla del Agua", pro
bable mente de edad y l i to logia correlacionable con las series permo~we£
fenienses alpujar r¡ des. Esta está constituida por un potente tramo de met_a
pe litas que hacia e,! techo presentan lechos delgados y discontinuos de
rocas carbonatadas. Es frecuente, también, la presencia de rocas basj_
cas y uitrabasicas en relación con las metapelitas y a veces con los ni-
veles de carbonates. Gómez- Pugnaíre (op. c i t . ) c las i f ica las rocas bá-
sicas en dos tipos: El tipo \e cuerpos discordantes con ta So que
conservan las texturas porfídicas y ofíticas propias de la roca ígnea or]_
ginat. Se trata de rocas verdes oscuras y muy compactas, con escaso
desarrol lo de las estructuras alpinas. Las estructuras originales permi-
ten clasi f icar las como metabasal tos, metagabros, etc.
El tipo II, en cambio, presenta esquistosidad bien desarrollada y parale-
la a la de las rocas encajantes. Se trata, en general, de anfibolítas gra^
na t fieras, con frecuentes cambios de composición hacia epidoti tas y otras
variedades de rocas con sil icatos calcicos.
Desde un punto de vista petrográfico la autora diferencia tres tipos de ro
cas:
1) Eclogilas. Son rocas con un origen ígneo claro, tanto desde el punto
de v is ta estructural, como desde el químico. El metamorfismo alpino en-
mascara parcialmente estas características: Los fenocristales se trans —
forman en un agregado de minerales y la matriz es recristal izada. Se
distinguen a su vez dos clases: Eclogi tas corontticas y eclogi tas no co-
roníticas. Las primeras se carácter! zan por la existencia de la es truc—
tura coronítica, consistente en una corona de granates que rodea a otros
169
minerales. El conjunto procede cíe antiguos fenocrisíales de la roca ígnea,
probablemente de plagioclasa. L_as no cor onf ticas representan, en cambio,
texturas porfídicas y a veces or'íticas. En determinados casos pueden re-
presentar un término de transición al tipo siguiente.
2) Me tabas altos. Son rocas de textura porfídica. Los fenocrí stales, de co_
t or verde y desorientados están reemplazados por paragonitu, que puiMe
estar acompañada de clorí ta, albita y epidota. La matriz de color verde
está cons ti luida por anfi bol 4-^9 + E-pi + 3 + Mica incoloraí bi oti ta + el orí ta.
3) Anfibolitas. Se t(rata de rocas donde la textura metamórfica es ya do
minante. Presentan un buen desarrollo de estructuras foliadas. Tanto su
situación, en ei borde de afloramientos de eclogi tas y metabesal tos, como
sus característ icas químicas y estructurales sugieren que en la mayoría
de I os casos se t rata del producto de la acci ón progresiva del me t a mor -
fismo alpino sobre otras metabasitas. No obstante, en otros casos, si
bi en el ori gen ígneo es claro, no hay pruebas de un estad! o anterior co_
mo eclogi ta o metabasalto en fases metamórficas previas.
En la Tabla 1V-19 se recogen las paragenesis minerales correspondien —
tes a cada tipo de melabas! ta, así como las probables relaciones de trans^
formación enlre unos tipos y otros.
Hacia el techo de la formación de la "Rambla del Agua", y estratif icadas
de forma concordante entre los niveles metapelít i eos y los carbonatados
superiores, es frecuente la presencia de rocas con si Meatos calcicos. Es_
tas rocas no presentan ninguna evidencia que haga posible pensar en un
origen ígneo. De ser cierto este origen.se trataría de antigua coladas
oasica.3 metamorf izadas, semejantes a rocas parecidas interpretadas de
esta forma por Puga (1971) . Gómez-Pugnaire (op. ci t . ) , a partir de argu-
mentos tanto químicos como estructurales, plantea la posibilidad de que
¿e trate de rocas sedimentarias del t ipo de una marga o grauvaca.
conviene señalar la presencia de cuerpos de c lor í t i tas, ro
cas constituidas mayori tari amenté por clor i ta, procedentes de ¡a altera
ción de anfibol ¡tas.
Tabla IV-19' . . . . ' • • - . • ; ; • . - = = 3 = s = = = = i = = - ,
AuicijucmC) mini-rjIngiiM ini mjiljs ni Ui tIiMint4i fotiv ilc , iiitipiivi tun lij-u j. iluurtlo Ut (js,i\r mcumurf ¡<>ma jlfliun I •" p'>uMti reaccio
ni-, iiiri.iiiiuif iüís, i-n CfliiS'IJj t>if UHIIII.4Í > infijhisjllut, ísti'i gr j f>C4nwrtf ir^iL-icn!J.lji pe» u i»"i*U(i»i' con It ntlutmu <>>ircipundietite a
lucí "inci- En Ui .nucuooncs tlcl vijuiido aco'Uectttiic'itu alpino, lli¡unoi III.M;TJlcs \n jcmn^.t .jil-n Je i-lfOi enltc pucru-sti, tus tm\f.tt(xt
í*-nrin Ijv U-.>i CUM jluui pffcviiiíiiirt.
PRJMtRA KA-.E DE MI.TAMORftSMO ALPINO ' . - SEGUNDA Y T E R C F R A FASfS
Df. M( 1 AMORFISMO ALPINU
KIKJS ion "l'ili'i n i-oí KIKJÍ *m
RÜL\t A El I OU I AS MI I \HASAI füb K t UOITAS ANKIUÜLITl/Ai ION
UKK.INAI. t ÜKlJM Hl AS - NÚ i t'KUNI I lí.AS
PU(;iiKl.iiJ uní jnU • hoi nlik-flilj pju^onilJ > oni jtiu tn:i[)¡iri.liN (onljiíUi
; nuj;i«'SJ<,j ^uhi jlt.iiJ* iOmU Kljtin>lji)j tnu rhlfiilj
mica HKuh>f4 ' ¿ijn^lc U .ni.--..: luj lgi.iin.uuni)
: Mdir» onUnU-J i f i i » l<U gLiumljru * t m - m p u j Ki .n ii-- IV Ibut i t t ¿i.nuit I I I !
\iUKtd
gi jn.ilt < |
JlllWlliJ VllH.iUll) •
O^JCOV
ci'.c/o
.j'bo.-.,,^. t.^jun-,
.ipjtliü
¿Oís tí ' í'jnjlc II jlti.U
AM MiUt IlAi
jitmiiiitJ \ubi.ikim • ,; in.TC IM * - Ibu'dC de jliiitj'
opuus i:i.ii:,ntjna
Ll.i:i|'>iJv pXl KIU f-iiiiiu)
vnj'-'o .'fi,il.i hi.iiiu i|;tjtijics¡
i:ti r.t npjii (!-tnia
ij:l'i)l>Jti/ • ¡it m,i Mi'S « 'ui>I.i* ((¡i jn.tK'^l
. . . . . tjttdtwr-.)
Ibioliljl
(Segün Gómez-Pugnatre, 1981) . ' - _
De entre las numerosas muestras estudiadas petrográficamente y cuando
fue posible (ctor¡tilas) por difracción de Rayos X, se han seleccionado
para un estudio químico más detallado, un metabasalto (GW- 136"' ), un me
tagabro (CH-46), tres anfibol ¡tas (GW-122'; GW-98 y C-773), una roca
con silicatos calcicos (CH-33-H) y dos clorititas (C-162 y C-13).
IV-2-2. A ná_j_j_^_j_s_ petrográfi cp .' • . . . / . -
CH-46. Se t ra ta de un metagabro que conserva, en la muestra de mano,
la textura ígnea original, consistente en un entramado de cr is ta les de
171
- = gioclasa alargados, entre cuyos intert ic ios se encuentra una matr iz de
-¿-ácter máfico. Uos antiguos cr is ta les de pagiodasa se encuentran com-
i etamente alterados a un agregado de cr istal inos de epidota y sericita.
^-eden quedar, no obstante, algunas partes de pagioclasa sin alterar. Ua
— a t r i z rnáfica está constituida por un agregado de cr is ta les grandes de an
"'30! verde azul (t ipo ferropargasf ti co) y anffbol de la serie actinol i ta-tremol Ua
en el borde. Son frecuentes los agregados de agujillas de los dos tipos de anff-
DO!, rodeando los cr istales de mayor tamaño. Este mineral presenta abundantes ¡n
efusiones de rutilo. El anfíbol pseudomorfí za antiguos cristales de piroxeno 1gneq
ael cual aparentemente procede.
_os agregados seri cítíco-epidbti eos y el anffbol conservan una textura se-
mejante a la ofítica, con grano de tamaño medio.k
Agregados de rutilo y/o ¡imenita se encuentran dispersos en la roca, en
jna disposición que recuerda las lineas de exfoliación de antiguos cris—
tales de magneti ta-i Imetí ta.
_a clori ta se encuentra en cr is ta les de tamaño comparable a los de los
anffboles más grandes, maclada y con textura decusada. Ocasionalmente
se encuentra transformando al anffbol.
GW-136".' Se trata de un metabasaltq que conserva la textura ígnea ori-
ginal. Los antiguos cristales de pagioclasa pueden llegar a medir hasta
1,5 cms de largo por 1 de ancho. Se encuentra transformada en albita,
epidota y ser ic i ta, y en ningün caso se conservan restos de la plagio-
clasa ígnea original. La matriz tiene un tamaño de grano mas fino que en
la muestra anterior y está formada por un agregado de cristales alarga-
dos de anfíbol, sin orientación preferencia!. A veces pueden formar a
modo de esferulitos.
Son también comunes los c r i s ta les de ruti lo. La c lor i ta es del mismo
tipo que en la muestra anterior y se encuentra siempre en la matriz, en
cristales relativamente grandes con textura decusada. Ocasionalmente a-
parece intercrecida con un f i los i l i ca to de color marrón jb io t i ta ?).
3W-98. Es una anfibolita, con fuerte desarrollo de esquistosidad. Esta se
encuentra marcada por la orientación paralela de los ejes c de los anfTbo
les y el bandeado de las capas de anfíbol y las escasas micas blancas.
Asimismq hay cristales pequeños de epidota y rutilo que siguen la esquis-
tosidad. Son frecuentes las ventilas de cuarzo de exudación, de poca con-
tinuidad lateral.
Son muy comunes los granates, a veces rotacíon¿iles, con halos de flatte-
ning bien desarrol lados. En las zonas de sombra de los mismos hay re—
cristalización de clorita y cuarzo.
La clorita aparece en do¡5 fases diferentes: la primera, de cristales pe-
queños, intercrecida con el anfíbol y orientada segün la esquistosidad. L_a
segunda está consti tuida por cr is ta les mas grandes, que aparecen des o—
rientados cortando a la esquísti sidad o bien en halos de flattening del gra
nate. Esta ultima fase ha sido la anal¡2ada en este estudio.
CH-33-H. Se trata de una roca con si Meatos calcicos de grano muy frno,
con un desarrollo muy marcado de estructuras foliares. Presenta bandas
bien marcadas de diferente composición. l_as bandas son de dos tipos: una
de ellas es muy rica en clinozoisita y cuarzo; eventualmente aparecen car;
bonatos. El otro tipo es muy rico en anffbol y, ^obre todo, pistacia.
El granate es extraordinariamente abundante y se encuentra más o menos
homogéneamente distribuido en toda la roca. Sus cr istales son práctica—
mente idiomorfos.
El rutilo es poco -abund¿inte y aparece, sobre todo, como inclusiones de
los granates.
Uocalmente existen algunas venil las de cuarzo > on textura granoblástica
poligonal! en las que exís íe una a l ta concentración de granates, también
idiomorfos, de menor tamaño que !os del resto de la roca,
L_a clorita se encuentra en agregados redondeados con textura decusada,
bien pseudomorfizando al gránale o bien completamente discordante con
173
ia estructura de la roca.
C-773. Es una anfibolita micácea, constituida por bandas paralelas y al-
ternantes de anfíbol y mica. Ambos minerales aparecen fuertemente orí en
tados, dando lugar a la esquís tos i dad principal. Pequeños cristal i I los de
rutilo y mena opaca se disponen paralelos a dicha esquistosidad.
L_a roca ha sufrido una nueva fase de plegamiento, con desarrollo de plie
gues de est i lo similar, que no ha desarrollado una nueva foliación, nada
más que muy [ocalmente. En las charnelas de estos pliegues los anfíbol es
y las micas aparecen doblados.
Una nueva fase de recristalización, posterior al plegamiento, viene mar-
cada por la formación de anffboles transversos ¿i las charnelas de los
pl ¡egues mencionados y albi ta en cr istales redondeados con textura cía—
r amen te he I ic f t ica.
El cuarzo es muy poco abundante y se concentra en venil las de exuda—
ción metamórfica, de muy poca continuidad lateral y muy poca potencia,
con textura granoblástica.
_a clorita se encuentra en cr istales transversos a las charnelas de los
pl legues o a las superficies axiales de los mismos.
GW-122" . Es una roca rica en pl agioclasa, que se encuentra afectada
Dor una cataclasis muy fuerte. Esta catad asís ha dado lugar a una in-
tensa recristal i zación de ctor i ta, que sustituye al mineral mafico ante
rior (probablemente anffbol). L_a asociación de minerales actual es en-
teramente relacionable con dicha deformación catadas ti ca,
C-162. Es una cioritita, producto de la alteración de una roca básica.
3e esta sólo quedan algunos relictos de epidota y rutilo. El resto ha
5 do transformado en un agregado de c lor i ta con textura decusada, sal-
x o en algunas zonas donde se orienta rniméti camente siguiendo una an-
tigua esquistosidad.
~- 1 3. Es también una cloritita, producto de la alteración de una roca bá
sica.
puedan relictos de cristales muy alargados de epidota. Estos se disponen
paráleos entre sí y están efectados por pliegues de tipo similar. También
aparecen cristales de hemati tes muy alargados y relativamente grandes,
que han sido, asimismo, afectados por di chos pliegues.
El resto de la roca es una masa de clorita, que en parte sigue mimética_
mente la antigua esquistosiclad y en parte está completamente desorientada
con respecto a e t ta .
IV-2-3. Resultados
La tabla IV-20 recoge tas fórmulas estructurales correspondientes a las
clori tas anal izadas, calculadas a partir de los datos de microsonda elec-
trónica recogidos en el Apéndice 2 ( tab la A-b). A partir de estas fórmu- (
las se han estudiado las posibles relaciones entre los diferentes paráme-
tros químicos de la clorita ( tabla IV-21, Fig. 1V-21 y IV-22) y se hanrea
I izado diagramas triangulares con el fin de estudiar las diferencias de
composición entre las distintas muestras y establecer posibles agrupacio-
nes.
Tabla 1V-2O
Fórmulas estructurales
•
GW-136'"
CH-46
CH-33-H
GW-98
C-773
GW-122'C-162C-13 ,
: X
°X
Si
2, 512, 72
2,48
2, 60
2,47
2, 58
2, 42
2,47
2,53
0, 09
de las cloritas analizadasIV
Al
1,49
1, 28
1,521,40
1,53
1,42
1, 58
1, 53
1,47
0, 09
Mg
4, 264, 30
2, 543, 27
3,71
3, 25
3, 78
3, 19
3,56
0, 55
Fe
0, 86
0, 78
2, 20
J , 54
1, 36
1,69
1 ,38 i
1, 79
1,45
0,44
V/fAl
0, 88
. 0, 92
1, 25
1, 18
0,9*1, 06
0,82
1, 00
1 , 0 1
0, 14
Mn
0, 00
0, 00
0, Oí
0, 01
0, 00
0, 00
0, 01
0, 02
0, 01
0, 01
í_a tabla IV-21 recoge los coeficientes de correlación y Decías de regre-
sión obtenidos al relacionar los diferentes parámetros químicos de las
fórmulas estructurales de las el or i tas analizadas.
JaWa ]V-21
^e.aciones entre los diferentes parámetros gujmicos de la_ cjorj ta
x1 V
AlIV
AlIV
AlIV
Al
Al 'Vt
Al
Ai1
Al1
Al1VI
AlVI
AlVi
AlFe
X.t
AlVI
AlFe
Mg
F/FMV
AlFe-
Mg
F/FMFe
Mg
F/FM
Mg
£
0, 462
0, 135
0,444
G, 326
0, 421
0,816
0, 917
0, 938
0, 933
0, 735
0, 836
0, 769
0, 986
a
0, 792
-0, 207
2, 161
-1, 994
0, 440
0, 730
2, 598
-3, 348
0, 569
2, 326
-3, 3320, 523
-1, 241
b
1 ,31
1*31-1, 72
6,46
-0, 35
-0, 80
-4, 98
1 1, 82
-1, 11
-0, 89
6,89
-0, 23
5, 33
:n coeficiente de correlación entre Pe y Mg demuestra claramente que este par
ce elementos constituye la principal serie de sustitución sólida de la capa octa-
édrica de la clorita y por tanto el contenido en estos dos elementos constituye
prácticamente un solo parámetro químico cuantizable en la forma de F/FM.
Sn cuanto al Al, ex i s te una es trecha relación del contenido total en
este elemento con el grado de sustitución de Fe por Mg, de forma que al
ser mayor e! Fe y menor el Mg, el Al presenta valores más elevados. (F¡g._
IV-21). Es decir las el orí tas más ferríferas son a su vez más a lumínicas.
No obstante este Al no se reparte proporcional mente entre ambas capas. Así
mientras el valor de Ai depende en gran medida del contenido total en Al,IV
el Al es prácticamente independiente de este valor (Fiy. IV-22, Tabla IV
-21). Finalmente, como consecuencia de lo anterior, existe una relación cía
ra de Al con F/FM, mientras que Al es independiente de éste.
_a Fig. 1V-23 presenta un diagrama triongulor relacionando AlV', Fe y Mg ,
para las clori tas analizadas. Se observa la existencia de cuatro grupos de
composiciones, claramente individualizadas. Las diferencias vienen marca-
dos, fundamentalmente por la relación F/FM, si bien se observa una Üge
176
ra tendencia en el A)V ' a incrementarse conforme es mayor F/FM, de a
cuerdo con lo expuesto en párrafos anteriores.
F/FM
0.5
0.1 •
0 . 0
r . d 9 3 3
Al
2.0 2-1 2.2 2.3 2.¿ 2.5 2 6 2.7 2.3 2.9
Fig. IV-21. Relación entre el contenido en Al y el parámetro F/FM
Ante la disyuntiva de explicar esta diferenciación en grupos por diferen—•
cías, bien en la composición química global de la roca o bien en las va—
Hables termodinámicas intensivas del metamorfismo, so estimo necesario
realizar análisis químicos de roca global, ya que en principio estos cuatro
grupos no parecen responder a diferentes fases metamórficas o conjuntos
de condiciones de formación. Por otra parte la situación de las dos clorj_
t i tas analizadas en dos grupos diferentes, parece abundar en la hipótesis
de que existe una influencia clara de la composición de la roca original
¿obre la de la clorita, ya que estos cuerpos de clorititas corresponden a
una Cínica fase de metamorfismo (Gómez-Pugnai re, comunicación personal).
177
i »
i i
j.*
11
t.i
11
11
i *
i >
* i
0 *
1 I
a i
rig. IV-22. Esquema representativo de la distribución del Al entre las ca
pas tetraedrica y octaédrica.
Por tanto se han seleccionado muestras correspondientes a cada uno de los
grupos de la Fig. IV-23 y se han llevado a cabo análisis de roca total, ot)
teniéndose ios resul tados recogidos en la Tabla IV-22
Tales resultadosse recogen gráficamente en forma de diagrama triangular
en la Fig. IV-24, con el fin de establecer una comparación con el día--
grama análogo realizado con las composiciones de las clori tas (Fíg. IV-23)
Entre ambos diagramas se observa una analogía general, lo que no exclu-
.-e ciertas matizaciones que es necesario señalar. Así los cuatro grupos
de composiciones de clor i tas de la Fiy. IV-23, responden en realidad só-
!o a tres grupos de composiciones de roca total, de forma que las rocas
correspondientes a los grupos 2 y 3 de clori tas, tienen composiciones e><
iraord¡nariamente semejantes.
Mg
\i
Fig. IV-23. Relación entre Al , Mg y Fe para las cioritas analizadas.
MgO FeO*Fe,0,
r ¡g. 1V-24. Diagrama representativo de las relaciones de Al, Fe y Mg, co
rrespondiente a los anal ¡sis de roca total (porcentajes moleculares)
179
Tabla 1V-22
Análisis de roca total
GW- !36'"<x)
47, 60
19, 92
6, 15
3, 883, 10
0, 079, 50
0,44
4, 3 8
1, 38
1 3, 22
CH-32-H
46, 63
18, 27
3, 27
9, 755, 99
0, 13
1 1, 92
0, 26
0, 88
1, 16
2, 71
GvV-98
43, 16
17,58
8, 37
6, 97
6, 20
0, 14
9,82
0, 82
2,441, 19
3, 06
C-77J
48, 16
16, 24
9, 15
8, 17
2, 630, 10
7, 54
0, 452, 94
0, 553, 19
GW-122'
79,58
7, 12
3,45
2, 68
1,56
0, 04
0, 55
0, 22
1, 70
0, 63
2( 28
5' °2AI2°3Mg O
-e O
^e2 °Mn O
Ca O
K O
Na O
Ti °2p. c-
TOTAL 99, 44 100, 97 99, 75
(x) Datos tomados de Gómez-Pugnai re ( 1 9 8 1 )
99, 12 99, 81
Por otra parte la distribución de composiciones en el diagrama es muy pare-
cida para el caso de cloritas y el de roca total, sobre todo en lo referente a
la relación F/'FM, Es decir, salvo el caso de los grupos 2 y 3, las diferen
c¡ as en el parámetro F/FM de la clorita parecen ser consecuencia de dife-
rencias en la composición de la roca. En el caso del Al estas diferencias
carecen tener una influencia mucho menor que sobre la composición de la clorj_
ta, que en lo referente a este elemento es mucho más homogénea.
i_a Fig. IV-25 recoge la relación del parámetro F/FM de la c lor i ta con FeO/
FeCHMgOde la roca y da la clave sobre el desdoblamiento del grupo central
de composiciones de roca en los grupos 2 y 3 de composiciones de clorita.
Las tres muestras de estos grupos, que han sido analizadas presentan com
posiciones de roca muy semejantes. Sin embargo las muestras GW-122 y GW
-98, presentan razones F/FM de la c lor i ta anormalmente al tas respecto al
valor previsible a partir de la composición de la roca. La c lor i ta en estas
oos rocas es claramente tardía y puede ser reí acionada con la tercera fase
de metamorfismo de Gómez-Pugnai re, 1981 ( fací es de los esquistos verdes).
Las otras tres muestras corresponden en cambio a la segunda fase de me-
tamorfismo (segün Gómez-Pugnai re, op. c¡ t. ) y no han sido reequi I tbradas
posteriormente, habiéndose formado por tanto a mayor temperatura que las
anteriores. Como se indica en la fíg. IV-25, la línea que -me estas tr*S
muestras podría separar diferentes fases de matamo'~f¡siTx>_
0.30 •
0.20 •
0.3 as
FtO
F c O - M g O(Roca)
Fig. IV-25. Relación entre ei parámetro F/FM de la clorita y
Fe O/FeO + MgO de la roca.
Por tanto, si bien la composición de la roca es el principal Tactor determ¿
nanle de la composición de la clorita, el grado metamorfico constituye un se
gundo factor que modifica sustanci almente ta composición previsible, a par-
tir del primero, de forma que las T mas altas determinan relaciones de
F/FM mas bajas,
SÍ bien es necesario un estudio más detallado, realí^adc sobre más mues-
tras, y este apar ti:.-' de ser conbiuorado mas bien ce ava .c3 de!
mismo, a la espera de poder contar con los r : ... >ara com
pietarlc, las conclusiones obtenidas sobre ebías mue^. . • Complejo Ne_
vado-Fi lábride son plenamente coincidenteb con las del esluo. o mas amplio
y basado en otra metodología sobre e! Complejo Alpujarride, previamente
expuesto.
t 8 1
IV- 3 DEPRESIONES POSTOROGEN1 CAS
El estudio de las elori tas correspondientes a las Depresiones de Grana-
da y Guadix-Baza se ha realizado sobre las muestras previamente reco-
gí das y parcialmente estudiadas por Ortega Huertas ( 1 978) y Sebasti án Pardo
( 1979J , Estos autores llevaron a cabe, en sus respectivas Tesis Docto-
•-alesun estudio mineralógico de ambas Depresiones (op. cit.}. Por tanto, este apartado h
consistido en un estudio mas exhaustivo de aquellas muestras que presentaban una rique
za suficiente en clorita que permita la medida de sus parámetros y cuyos resultados
parciales han sido ya publicados (Nieto et at., 1980).
Ambas depresiones intramonlañosas están formadas por materiales post-t
orogeni eos, que aparecen discordantes sobre los términos más antiguos,
plegados en la Orogénesis Alpina. Se han individual izado después de la
etapa principal de plegamiento.
La Fíg IV-26 recoge la situación geográfica y geológica de las series
estudiadas en la Depresión de Granada. Todas el las corresponden al cori
glomerado de borde denominado "Block Formation" (Von Drasche, 1878),
"Formación de Torrente" (Lhenaff, 1965), o "Formación de Pinos Genll"
iGonzález Donoso, 1967). Se trata, en resumen, de un depósito detrítico
que aflora en los sectores N, NE y SE de la Depresión y al que los di-
ferentes autores atribuyen una edad Messiniense-PI ioceno basal (González
Donoso, 1967; Dabrio et al. 1979). Ocasionalmente (afloramientos del "Rfo
Torrente11 y de "Dflar-Gójar") este depósito conglomera ti co incluye níve-
ies de paleosuelos rojos (Ortega Huertas, 1978, 1980).
l_as muestras estudiadas corresponden a los cantos de los niveles de con
glomerado, a la matriz del mismo y a los paleosuelos intercalados.
r íg. IV-26. Situación geográfica y geológica de las series estudiadas enla Depresión de Granada(segün esquema de González Donoso; 1967, en Nie
to et al. 1980. -1. Serie "Carretera de VÍznar". -2. Serie "Quejar Sierra",3. Serle "Quejar Sierra Este". -4. Serie "Monachí I'.1 -5. Serie "Dflar-Gójar"6. Serie "Nigüelas". -7, Serie "Río Torrente".
En la Depresión de Guadix-Baza se han estudiado las formaciones corres^
pendientes at Püoceno -Pleistoceno. Ua fig. IV-27 muestra la situación de]
las columnas estudiadas.
Se pueden distinguir dos tipos de formaciones: las de origen fundamentaj_
mente detrítico ("Guadix" y "Serón-Canítes") y las de precipitación quí-
mica predominante ("Gorafe-Huelago" y "Baza"). Todas ellas están cons-
tituidas por materiales subhorizontales, discordantes sobre el Mioceno o
sobre materiales mas antiguos. .
Una observación que conviene hacer notar es qur ,-se de mues-
tras de rocas sedimentarias, sedimentos o suelos, y por tanto de peque
ño tamaño de grano, no ha sido posible realizar separaciones mediante
las técnicas utilizadas en este trabajo para rocas metamórficas. Por cor¿
siguiente, las medidas efectuadas presentan necesariamente una exactitud
menor e incluso, en determinados casos extremos, pueden tener sólo un
valor meramente orientativo.
1 83
x • - : . ^ - t . . rS i- - V,/ ,3'VG f
t(tt ,. "" 'V! ^' ^ -'•", \ "'"
-ig. IV-27. SitMacibn geográfica y geológica de las series estudiadas en
a Depresión de Guadix-Baza (segün Vera, 1970). G: Formación de Guadix;
SE: Formación de Serón-Can¡ ies;GH: Formación "Gorafe-Huél ago11; B:
— ación de Baza.
No obstante, a fin de mejorar al máximo los resultados, se ha trabajado
siempre sobre la fracción más enriquecida en clor i ta (normalmente (a frac
clon de tamaño limo entre 2 y 20 n ). Además en ios casos en que la mués.
t^a contenía caolinita, las medidas se realizaron en el diagrama resultan-
te de la solvatación de la muestra con dimeti Isulfóxi do, a fin de evitar el
solapamiento de la reflexión (002) de este ultimo mineral sobre la(004)de
ia clorita.
se han medido dos parámetros; el espaciado basal y el contenido en Fe,
a partir de las relaciones de intensidades. No ha sido posible llevar a
caoo una med¡d.a del parámetro b , debido a que la reflexión (060) no a
Dórece visible para las proporciones de clori ta que contienen las mues-
t-as.
IV-3-1. EL CONTENIDO EN FE
IV-3-1-1. DEPRESIÓN DE GRANADA
En cada serie se han obtenido valores medios diferentes para las clori-
tas correspondientes a cantos de rocas, matriz del conglomerado y paleo
suelos intercalados. La tabla IV-23 recoge dichos valores individual ¡za_
dos por seríes, así como las medias globales.
Tabla 1V-23
rtal de la Depresión de Granada
Cantos
Carretera de yíznar
GÜejar Sierra Este
Güfejar Sierra
MonachilOllar- GójarMiguelas
Río Torrente
TOTAL
2
2
2
20
1
2
1
X
,36,20
, 10, 15,98,70
,09
,99
de
00
000
0
0
0
rocas
°x
,87
,83
,75
,95,24
,60
,37
,87
Matri z del conglomerado
X
1,
1,
1,
1i2,
2,
1,
1,
90
12
991200
30
55
66
0
0
000
0
0
o,
°x
,57
, 58
,73, 33
,00
,70
, 65
72
Paleosuelos
x <U
1, 88 0, 36
0,67 0, 12
1 , 50 0, 57
Las cloritas correspondientes a cantos de rocas presentan valores semejan-
tes en casi tod^s tas series, excepto para la de "DHar-Gojar" y, en menor
medida "Miguelas". La desviación de estas dos series de la tónica general
tampoco es secura, ya que son series con muy pocas muestras, 5 y 2 res-
pectivamente, yt en consecuencia, el valor estadístico de los datos es muy
pequeño.
Por tanto, salyo estas desviaciones, el valor de Fe obtenido se puede con-
siderar muy constante, ya que las oscilaciones del mismo entran totalmente
dentro del margen de error medio que cabe esperar en este tipo de medidas.
1 85
Teniendo en cuenta que salvo para la sene de" Carretera de Vf znar1^ el área
fuente es la misma (mantos del Veleta y del Mulhacen), esta gran semejan-
za no es de extrañar en materiales que no han debido de sufrir ningún cam
bio importante, al menos desde el punto de v is ta químico, durante los pro-
cesos de transporte y sedimentación y han de poseer característ icas prác-
ticamente iguales a las del área fuente.
En contraposición, las ctoritas correspondientes a la matriz del conglome-
rado presentan una gama de valores mucho más variada. Estos valores son
generalmente menores que los correspondientes a los cantos de roca. Aquí,
por tanto,se deja ya sentir la hf bencia de los procesos sedimentarios, En este caso, al
:-atarse de partículas de pequeño tamaño, tos cristales de clorita han debido estar
-ecesari amenté en contacto con agentes alterantes. Incluso una buena par-
te Je esta matr iz debe, en buena Ibgica, provenir de la alteración y ero-
= bn de los cantos de rocas,
E proceso de alteración sufrido debe corresponder al descrito por Nieto
> Rodríguez Gallego (1980), para el caso de removí I ¡zacibn frecuente de
iz Aciones. Estos autores establecen de forma experimental, que en este
30 de procesos la clorita sufre un empobrecimiento en Fe, como conse-
2 + 3 +;-encia de la oxidación Fe -* Fe, y posterior expulsión de parte del mis_
— o.
Es;e empobrecimiento se pone aun más de manif iesto en las clor i tas co--
-"espondientes a paleosuelos. Hay que señalar, en primer lugar, el ca-
- - c t e r muy diferente de los paleosuelos de Dílar-Gójar y Río Torrente.
_ :s primeros (Fluventic xerochrepts) son suelos menos evolucionados y
-esarrot lados que los segundos (Rhodoxeralf calcico y Palexeralf haplico).
£- general las clor i tas de los paleosuelos presentan menos Fe que las de
r= cantos y la matriz y, en particular, las de los paleosuelos mas evolu-
: ;-^ados presentan menos Fe que las de los menos evolucionados, (Fíg.
. -28)
2-
03-*—O•+—
0)
3
Fig. IV-28. Variación del contenido en Fe en los paleosuelos de ¡a Depresión
de Granada. A) Paleosuelos de "Río Torrente" ( muy evolucionados). B) Pa—
leosuelos de Dílar-Gójar (menos evolucionados).
IV-3-1-2. DEPRESIÓN DE GUADIX-BAZA
L.OS datos en este caso corresponden a niveles detríticos finos (arenas, li-
mos y arcillas) y a niveles de precipi taci ón química (calci luti tas, margas y
otros niveles calcáreos). No se pueden u t i l i za ren este caso datos corres-
pondientes a cantos de rocas, ya que éstos son de naturaleza calcárea, ni
a paleosuelos, ya que no se han detectado en los sedimentos objeto de es-
te estudio.
La tabla IV-24 recoge ¡os valores medios de contenido en Fe encontrados
para cada una de las formaciones estudiadas.
Es clara la diferencia de contenido de Fe entre las formaciones detríti-
cas y de precipitación química (Fig. lv-29). Tal diferencia es lógico si
se tiene en cuenta que también el proceso de alteración sufrido por las
cloritas de unas y otras ha sido muy diferente. Así, en el caso de las
formaciones detríticas el proceso os muy semejante al descrito anterioj:
mente para la Depresión de Granada, De hecho el valor medio obtenido,
1,44, es sólo ligeramente inferior al correspondiente a la matr iz del
conglomerado en dicha Depresión, 1,66. Por otra parte, es lógico que
en este caso sea algo inferior, ya que el carácter mas fino de los ma-
1 87
ter ia les detrít icos indica la posibilidad de una meteort zac¡6n y erosión
mas intensa y/o un transporte más largo.
Tabla IN/^24
Valores medica de contenido en Fe, para las formaciones estudiadas en la
Depresi ón de Guadi x-Ba¿a
Guadix 1, 38 O, 32
Serón-Cani les 1,50 O, 40
TOTAL FORMACIONES
DETRÍTICAS 1, 44 O, 37
Gorafe -Huelago 2, 57 O, 50
Baza 2, 14 O, 61
TOTAL FORMACIONES
QUÍMICAS 2 , 2 5 0 , 6 1
OJ 2+-O
0)u. 1-
B
>- ig. IV -29. Valores de contenido en Fe para las c tor i tas de la Depresión
de Guadix-Baza. A) Formaciones detr't icas. B) Formaciones con precipita-
ción química.
En cambio el proceso de alteración sufrido por las cloritas pertenecientes
a formaciones de carácter químico es netamente distinto. En este caso se
trata de un depósito en un medio acuoso tranqui lo, con lamina de agua estable y
por tanto con escasa o nula remobí üzac¡6n de soluciones . Es decir, corres^
ponde al proceso descrito por Nieto y Rodríguez Gallego( 1960} como "sin
removí I ¡zacibn frecuente de las soluciones alterantes11.
En este caso, segün estos autores, se produce un empobrecimiento en
Mg, y el Fe permanece en la red. Por lo tanto, el contenido de Fe de
cloritas que han sufrido este proceso de alteración es netamente supe-
rior ai de las formaciones detrf tr icas.
De esta forma el proceso de alteración sufrido por una cloríta varía se_
gün las características del medio en que este se desarrolla: Mientras qje
para ambientes con removilización frecuente de soluciones se produce un
empobrecimiento en Fe, para aquellos con escasa o ñuta removí lizacibn
se produce un enriquecimiento en dicho elemento. Este mismo resultado
fue encontrado por Uiebling y Scherp (1976) en depósitos aluviales del
Devónico superior. Estos autores establecen que las cloritas de meandros
estrangulados ("oxbow-lake") y terrazas fluviales (Hoverbank food-plain de
pos i t") son más ricas en Fe que las de los taludes ("sllp-off slope depo-
si ts"), aun procediendo de la misma área fuente y atribuyen las diferen-
cias al distinto tipo de drenaje entre uno y otro ambiente.
IV- 3- 2, EL ESPACIADO BASAL
l_a tabla 1V-25 recoge los valores medios de los espactados básales, pa-
ra las diferentes series y tipos de materiales de la Depresión de Grana-
da.
El primer hecho que se observa es una cierta dispersión de los valores
correspondientes a cantos de rocas, de unas columnas f i lo lógicas a otras.
1 6 9
A diferencia del contenido en Fe, en el caso del espaciado basal no ex¡s_
le una perfecta homogeniedad. Necesariamente hay que pensar en la exis_
tencia de pequeñas diferencias en cuanto al área fuente. En cambio, no
existen, en general, grandes diferencias entre los espaciados básales, cp_
rrespondientes a cloritas de los cantos y de la matr iz del conglomerado.
L_os valores medios obtenidos -14, 135 y 14, 136- son extraordinariamente
semejantes. Por tanto, el espaciado basal se ha visto, en este caso, poco o nada
afectado por ¡os procesos sedimentarios sufridos por la clorita.
Tabla ÍV - 25
yajores medios de espaciado basai^ para _c_ada__ser ie__y cada tipo de mate-
rial de Ja DejDresíón de Granada
Cantos de rocas Matriz del conglome rado Palé os uejoS
Carretera de Vfznar
3-éjar Sierra Este
3-éjar Sierra
Monachil
3f i ar-Gójar
\s
^'o Torrente
TOTAL
14, 12 O, 03 14, 15
14,14,14,14,14,14,
141512151514
o,o,o,o,o,o,
030302010103
14,14,14,
14,
14,14,
141412141013
0,04O, 01
O, 02O, 02O, 00 14, 15 O, 01
O, 00
O, 03 14, 17 0,01
14, 14 O, 03 14, 14 O, 03 14, 16 O, 02
En el caso de los paleosuelos sí se observa un ligero incremento, sobre
lodo para los mas evolucionados, que corresponden a la serie de "RTo To
rrente11.
En la Depresión de Guadíx-Baza (Tabla 1V-26), las diferencias encontradas
son mínimas, sobre todo teniendo en cuenta la gran variedad de áreas fuen
te que pueden aportar materiales a esta Depresión. Únicamente la Forma—
cíbn de "Gorafe-Huélago" muestra un valor ligeramente diferente. Sin emba^
go, esta diferencia no es, en realidad, muy signif icativa, pues sólo se han
podido estudiar tres muestras de ia misma. Por otra parte, las formaciones
de origen químico presentan globalmente un valor ligeramente más alio c-^
las de origen detrítico, si bien en cualquier caso esta pequeña diferencia
podría ser explicada simplemente por la existencia de di stintas áreas fuen
''• fy.;"'-^.1*?*'*'';' 'f • '. . » : ••.- •• '••' •'. -..-.,' . i ' '.. ••• - - ; . . .
••'••'VtO>M%v'*V^»: l f; - " : ; • - • . - " — . . • ; ' •Tabla IV-26
Valores medios de espaciado basa!, p¿ira las formaciones estudiadas en la
Depresión de Guadix-Baza
Guadix 14, 17 O, 02
Serón-Canites 14,17 0,03
TOTAL FORMACIONES DETRÍTICAS 14,17 0,02
Gorafe-Huélago 14 ,21 0,05Baza 14, ie O, 03
TOTAL FORMACIONES QUÍMICAS 14,19 0,04
Parece claro, pues, que los procesos de alteración experimentados duran-
te la erosión, el transporte y la sedimentación no han afectado apreciable-
mente al espaciado basal, salvo en caso de procesos de fuerte degrada —
cíón, como puede ser el de los paleosuelos de Río Torrente. En este sen
tido, los datos concuerdan con los establecidos por Nieto y RodrTguez-Ga
llego (1980) de forma experimental, en el sentido de que los procesos de
alteración no afectan apreciablemente a la capa tetraedrica de la clorita,
ya que los cationes removí I izados proceden en todo caso de ambas capas
octaédricas. Np obstante, cuando el proceso de alteración sea muy inten-
so, la formación de huecos en las capas octaédricas puede afectar el es-
paciado basal. En ultimo extremo se Meya a la formación de un interestra
tificado clorita^vermiculita y una clorita residual netamente diferente de
la de partida.
1 9 1
C A P I T U L O V
DISCUSIÓN SOBRE ASPE CTOS METODOL. OGICOS.
Uno de los objetivos planteados al comenzar el presente trabajo era determj
nar de entre los diversos métodos de estudio propuestos en bibliografía los
más apropiados para las muestras de las Cordilleras Béticas y completar los
mismos mediante la aportación de otros nuevos que cubrieran las posibles l_a
gunas existentes.
i
Tal objetivo ha sido cubierto en la medida de lo posible y a lo largo del ca-
pítulo de Metodología (Cap. III) se propone todo el esquema para el estudio
de la clorita, especificando las condiciones de trabajo y de preparación de
muestras que se han estimado como más convenientes, justificando en cada c a -
so la elección de las mismas. Al mismo tiempo, en el apartado llí-B se des_
criben las nuevas aportaciones propuestas.
No vamos a repetir, pues, aquí, los detal les de dicha metodología y nos limi-
taremos a hacer una valoración de las diversas fórmulas y modelos propuestos,
justificando en cada caso la elección realizada de entre los diversos posibl es.
Finalmente hay que señalar que s¡ bien las valoraciones realizadas y la meto-
dología propuesta puede tener validez para cualquier tipo de clorita, es con-
c-etamente para los diversos casos correspondí entes a las Cordilleras Béti-
cas, descritos en este trabajo, para los que se han contrastado y por tanto,
3ara los que ofrecen una mayor seguridad.
'ara realizar esta valoración se ha usado un esquema semejante al ut ¡ I izado por
1 92
Bailey (1972), ya descrito en el apartado 11-4-1. Este autor ut i l iza cua-
tro muestras, con una variada composición química, analizadas por microsonda
electrónica, como test de los diferentes métodos de RX propuestos.
En nuestro caso se han seleccionado ocho muestras correspondientes a dife-
rentes unidades y con la gama de composiciones mas amplia que ha sido po-
sible encontrar dentro del ámbito de las Cordilleras Bfeticas. Tres de las
muestras corresponden a filoncillos alpujarrides {dos al manto de Murtas y
una al de Alcázar), dos a clor i t i tas nevadofi tábrides, dos están en relación
con yacimientos de talco y una en relación con masas ofTt icas. Las cinco
primeras se han analizado por microsonda electrónica y las tres ültimaspor
absorción atómica. La tabla V-l recoge las fórmulas encontradas para las
mismas.
TABLA V-l
FORMULAS ESTRUCTURALES DE LAS CLORITAS ANALIZADAS COMO
TEST DE LOS MÉTODOS DE
MUESTRA
PILONCILLOS
MU-2-H (1)
MU-9-H (1)
ALC-I6-H (1)
CLORITITAS
C-162 (1)C-13 (1)
Si
2, 892,41
2, 51'
2,422,47
A.'V
1, 11
1, 59
I, 49
1, 58
1, 53
Me,
2, 983, 10
2,74
3, 78
3, 19
ESTUDIO POR RAYOS
Fe
1,47
1, 00
2, 13
1, 38
1, 79
Mn A!VI
0,02 1,38
0 ,01 1,08
0, 01 1, 13
0,01 0.82
0,02 1,00
X
A)«ota.
2,49
2, 67
2, 62
2,40
2, 53
RELACIÓN TALCOS
A
B
2, 91
2, 98
1, 09
1, 024, 06
4, 310, 65
0,64
— 1, 12
0,87
2, 21
1, 89
RELACIÓN OFITAS
2, 87 13 4, 35 0,48 — 1, 15 2, 28
U Dates de microsonda electrónica
V-1. El calculo del contenido en Al a partir del espaciado basal
La tabla V-2 recoge los espaciados básales y los contenidos en Al calcula-
dos mediante el uso de las diferentes fórmulas propuestas (ver aparta-
do li-4-1-1), así como los valores obtenidos mediante análisis químico. Hay
que señalar que mientras dos de las fórmulas obtienen Al tetraedrico, la otra
da Al total. No obstante, ya se ha justif icado en el apartado 111-5-1-2-4 que
el cálculo de ambas a partir de un sólo parámetro es un simple artif icio ma-
temático y no tiene validez.
I A I 3 I . A V-?.
MUESTRA
MU-2-H
MU-9-H
ALC-16-H
C-162
C- 13
A
BE
ANAL
Al
2,2
2,
2,
2.2,
1,
TtST
PARA I:L
_ISI5 QUÍMICO
Al
49
67
62 |40
53
21
892,28
, ' l
. 59. 49
, 58
. ",09
, 02, 13
ix: LAS
CALCULO [X- Al A r
PROPUESTAS
•ARTin DLL (I.lili
BHINLU-EY ( 1961) Allí
d
1414
1414
14
14
14
14
nni A'13
1 1
. '2
, 17, 16
. 22, 26, 23
.''5, 52, 46, 31, 34
. '«, (1O. 10
% ERROR
.lo, «e'1,40
0,48
17, 07
12, 10
4, 40
1, 96
'¿, 65x-9, 19
Al
2,
Z,
2,2,
2,
2,1,j
-..- ( 1 962) Kttprrlnntias 1 1965)
%(j()ROM Al %f CÍHOi
79 12,
93 9,
86 9,50 i,
57 1.
14 3,
86 1,07 9,
;- 6,
OS . 18 24, 32
7316
Ifi
5H
17
59
21
.42 10,69
, ' iO f>. 0»
.7.7 19.62
,79 f5, 62
, 1 3 1, 67
, Oí O, 98
. 1 1 1. 77
31 *- 10, 34
Elegiremos, pues, de entre las tres fórmulas la que da mejores resultados
en nuestro caso. Aunque las diferencias en los errores medios no son ni rmj
cho menos decisivas se observa que es en la fórmula de Albee (1962) en
la que éste es menor y por otro lado presenta un margen de variación más
reducido, no produciéndose errores mayores del 12%. Por otra parte, es-
te resultado coincide bastante bien con el obtenido por Bailey (]972), que
también encuentra el menor error para la fórmula de Albee (1962).
Por tanto, aunque hubiera sido perfectamente val ido el uso de cualquiera de
las tres fórmulas, en nuestro caso hemos optado por la de Albee (1962) y
la proponemos como la más apropiada en los estudios de cloritas de las
Cor di I leras Be ticas.
V-2. El cálcul_g_ dej_cont_e_n¡ do_ _en Fe a partí r del eje ^p
La tabla V-3 recoge los ejes bo medidos y los contenidos en Pe calculados
mediante el uso de las diferentes fórmulas propuestas (ver apartado 11-4-
-1-2) y los errores respecto al valor obtenido mediante análisis químico. La
relación se ha llevado a cabo, tal y como propone Bailey (1972), con res-24- 3+
pecto al contenido total en átomos pesados (Fe , Fe y Mn),
TA3LA V-J
J^AS t CUMULAS PRO^Ul.b TAj; PAPA ,_Q_
CALCULO Dfcl^CgNTENIDO L-N ÁTOMOS PLSADQS A P AHÍ I R DEL JPA.R AMf l_JTí OJj
Aníi 1 i sis
qulniíco
MUESTRA
MU- 2-H
MU-9-H
Al. C- (6-H
C-162
C-13
A
O
E
Fe,
1,1,2,
1,
),
0.
0,0,
+ MM
49
81
14
39
81
6564
48
bo
9, 252
9, 272
9, 282
9, 254
9. 27B
9, 235
<», 236
9 . 2 3 1
JP '"*.•!<ir~c1l(1942)
1 »
1, 14
1, 86
2 , 2 1
1, 212, 07
0, 54
0, 5?
¿t_J9
M
Ir r
21.2,
3,
12,
U.16,
10,
IB.'2,
ror
49
76
27
95
36
9294
7593
ro/u
( ISSBf
Fe
1,1,1,1,t ,0,0,
0,1
Ofl
5«8511
7o64
6?
51<
Error
27,
l¿.13,
18.
3.
1,
4.
12,
> ',
521555
71
87
54
69
5082
t3r 1 *~i(Jtf*y
1 1 96 i )
1, 14
1. 6S
1,95
1 , 19
1, 84
0, 68
0, 70
0,57
í
Err,>,
23, 49
7, 1Ha, Re
14, 1»
1. 66
4. 62
9, IB
1(^75
1 1,04
t!£t I jaitas I oyj c'j1954) (1062)
1 , 79 19, S-S ». 71 51. ni
2, SO IB. \ !, 'ifi 2?. ft*i
2, B6 1J, f,.i 1 , 7 ) 11, K-
1,66 3 3 , 6 1 0.00 4r ,ü r .
2. 71 4«. Oo i. 6n 1 ', 611
t, Ifl 81. V. O. 17 7.1, «S
I, 2 t H9, 06 O, ?0 fifl- 75
'j_ri_ ' I6j ft Oi_? J _ *1[ 7Í
" x " "57, ni " " - "~'»7. «ü
1 95
Las fórmulas de V. Engelhardt, Shirozu y Brindley dan resultados relati-
vamente coherentes. En cambio, las de Hey y Radoslovich se alejan de fo£
ma manif iesta de la realidad. En cualquier caso, los resultados obtenidos
son bastantes pegres que los correspondientes al d , estudiados en el a-
partado anterior. Ya se argumentó en el apartado 11-4-1-2 la d i f icul tad del
uso del parámetro bQ para este tipo de medidas, debido a la influencia que
sobre dicho parámetro ti enen numerosas característ icas estructurales y quí
micas de la clori ta, fundamentalmente la existencia de lugares vacantes en
las capas octaédricas (cierto carácter dioctaédri co). Es el caso de ia cío
rita MU-2-H, que según puede comprobarse en la tabla V-1 sólo íiene o cu
padas 5,85 posiciones de las seis posibles. Este cierto carácter dioctafedri co se ref le
ja en un bo mucho menor del que le correspondería a tenor de su conteni-
do en átomos pesados. De hecho es la muestra que da errores más altos.
l_as tres fórmulas que dan lugar a resultados más apropiados presentan u-
na gama de errores muy semejantes, con una media en torno al 12% y valo
res máximos en torno al 25%. Si no se tiene en cuenta la muestra MU-2-
-H ( por su cierto carácter díoctaédri co) la val idez de las fórmulas mejo-
ra sensiblemente, descendiendo el error máximo a un valor en torno al 19%.
En principio hay que pensar que los resultados obtenidos con las fórmulas
de Shirozu son algo mejores que los de V. Engeldhardt. Ua corrección de
Brindley (1961) mejora ligeramente el resultado obtenido. Por tanto, hemos
utilizado la fórmula de Brindley en el desarrollo del presente trabajo.
A grandes rasgos, el resultado obtenido concuerda bastante bien con el de
Bailey (1972), que propone el uso de una de las tres fórmulas menc¡ona_
das, con márgenes de error parecidos.
V-3. El cálculo del contenido en Fe a partir de las relaciones de inten
si dades
De acuerdo con IQ desarrollado en el apartado M-4-1-3 un método alterna-
tivo a la medida del bo para calculo del contenido en átomos pesados sería
el basado en la medida de relaciones de intensidades básales. Este método
aporta además la posibilidad de conocer la distribución de dichos átomos
entre ambas capas octaédricas. No obstante, tiene el inconveniente de una
exactitud mucho menor. De los métodos propuestos hasta el mo -
mentó el único que da resultados con errores inferiores al 25%, segün el
test de Bailey (1972), es el de Petruk (1964), siendo no obstante aun muy
elevado (19, 3%). Por otra parte, hay que tener en cuenta que en su prue_
ba Bailey ut i l iza directamente los factores de estructura obtenidos del refi_
namíento de la estructura de la clorita. Es decir, no se valoran por tanto
los errores provenientes de la relación entre factores de estructura e in -
tensidades. Esta relación viene dada por una curva diferente para cada a-
parato, cada modo de preparación de la muestra y cada tipo de condiciones
de registro. Por tanto, si se parte directamente de intensidades medidas
con un difractómetro de polvo y no de las teóricas calculadas a partir de
los factores de estructura, determinados por métodos de cristal ünico, el
error es necesariamente mayor del ] 9% obtenido por Bailey (1972). De he-
cho, para nuestro caso, segün se observan en ia tabla V-4, e! error me-
dio alcanzado por el método de Petruk es de 47, 25%. Por tanto, estimando
este error como demasiado elevado para las necesidades de este trabajóse
ha desarrollado el método descrito en el apartado lll-B-2, con el finde re_
ducir las causas de error al máximo.
Como puede observarse en la tabla V-4, el método propuesto reduce muy no
tablemente el error medio, quedando este dentro de unos tTmiíes aceptables.
Es tan sólo 2 ó 3 puntos superior al cometido mediante el uso del bQ. Por
otra parte, e! error máximo encontrado en las muestras analizadas es de
23,08%, del mismo orden que los errores máximos por el método del bQ y
muy inferior a los obtenidos mediante el uso de los gráficos de Petruk, que
en algunos casos extremos pueden dar errores hasta del 100%. Por otra
parte, en este ultimo método es frecuente la aparición de resultados absur
dos tales como una asimetría mayor que el valor del contenido en Fe.
TABLA V-4
TEST DE LOS MÉTODOS PROPUESTOS PARA EL
CALCULO DEL CONTENIDO EN ÁTOMOS PESADOS A PARTIR
DE LAS RELACIONES DE INTENSIDADES
VUESTRA
MU-2-H
MU-9-H
ALC-16-H
C-162
C-13A
BE
ANÁLISIS
QUÍMICO
Fe 4- Mn
1, 491,81
2, 14
1, 39
1 , 8 1
0, 650, 64
0, 48
PETRUK
Fe
1,00,8
1,60,6
1, 8
0,2
0,4
0,0
(1964)
ERROR
32, 89
55, 80
25, 2356, 83
0, 5569, 2337, 50
100, 00
ESTA
Fe
1,2
1,8
2, 5
1,2
2, 00,8
0,6
0,4
MEMORIA
ERROR
19,46
0, 55
16, 82
13, 6710,50
23, 08
6, 2516, 67
x - 47, 25 x = 13,36
Para una mayor seguridad se han uti l izado también como test las muestras
sobre las que ha sido posible realizar una medida del bQ. En este caso se
ha obtenido sobre un tota l de 63 muestras un 18,94% de error medio res-
pecto a la medida mediante el b0, para el método propuesto en esta memo-
ria, mientras que para el método de Petruk el error medio se eleva a un
3 1 , 08.
Teniendo en cuenta que, en este caso, a los errores propios del método se
sumarfanen determinados casos ( cuando fueran del signo contrario) los
propios de la medida del DQ, el error medio obtenido de 18, 94% parece es_
tar bien de acuerdo con ios recogidos en las tablas V-3 y V-4. Por otra
parte hay que tener en cuenta que en muchas muestras las medidas basa-
das en el bn y 'as basadas en relaciones de intensidades no corresponden
exactamente a la misma población de clor i ta ya que mientras la primera re
coge las cloritas orientadas segün la esquistosidad principal la segunda co
rresponde a una media de toda la población de la muestra (ver apartados
111-5-1-1-1 y 1V-1-3-6-1).
Por tanto, consideramos que en los casos en que sea necesaria la aplica-
ción de métodos basados en la medida de relaciones de intensidades, para
el cálculo del contenido en Fe, el modelo que ofrece los mejores resulta-
dos es el presentado en esta memoria en el apartado lll-B-2,
V-4 Resjjmen deMji^rriejpdología propuesta para ei estudio de c lor i tasde
L-AS Cor di 1 leras Béticas
El objetivo de este apartado es resumir el esquema de trabajo propuesto
para afrontar el estudio de una clorita, remitiendo a los diversos aparta-
dos donde se describen los métodos correspondientes,
.
Ua tabla V-5 presenta este esquema. Naturalmente, el objetivo del mismo
es tan sólo orientativo. Cada investigador, para cada problema concreto,
habrá de adaptar el esquema a las necesidades de la investigación que 11e_
ve a cabo y en todo caso muchos de los estudios propuestos se podrían
omití r.
Sobre una lámina delgada sin cubrir, orientada perpendicularmente a la es_
quistosidad, se puede real izar, aparte de! estudio óptico y textural la me-
dida del bQ de micas, clori tas y otros f i losi t icatos que se estimaran con-
venientes segün el método descrito en el apartado ni-5-1-1-1 y, en los ca-
sos en que fuera posible, un análisis por microsonda electrónica que obvia-
ría la mayor parte de las técnicas restantes.
Una molienda fina, de una fracción suficientemente representativa de la ro-
ca total, permitiría llevar a cabo los estudios de mineralogía global (ap. III-
-5-1-2-1), análisis químico {ap. 111-6) y medida del parámetro M-P {ap. III-
-5-1-1-3)
De una molienda gruesa, tamizada al tamaño más apropiado {se propone amo
do de orientación 125-60n ), se puede obtener una fracción enriquecida en
clorita, por el uso de los medios de separación usuales. Se propone como
rutina el separador isodinámico, pudiendo completarse con otros medi os co
mo líquidos densos, plano inclinado, etc. Con esta fracción se puede pre-
parar: l)un AO, para la medida de relaciones de intensidades básales, es-
paciado basal y anchura de la reflexión 003 {aps. l l l -5-l- l-2y IV-1-3-9),
2)Un polvo desorientado, que en determinados casos permitirla la medida
del bQ de la clorita y la determinación del polttipo 3)Crístales ünicos,pa_
ra estudios por el método de L_aue, determinación del polit ipo y otras ca-
racterísticas estructurales mediante cristal rotatorio, y finalmente determi-
nación de la estructura {aps. 111-5-2 y IV-1-3-10).
Finalmente, si como es el caso más frecuente, se cuenta sólo con datos ó£
ticos y de difracción de RX, se puede calcular la fórmula aproximada de
la clorita mediante el esquema propuesto en los apartados 111-5-1-2-3 y
111-5-1-2-4. SÍ se cuenta con datos de análisis quím¡co,se puede determi-
nar la fórmula más exactamente. Este cálculo se puede hacer en base a
16 oxígenos, si el análisis químico se ha llevado a cabo por vía húmeda y
2+ +se cuentan por tanto con datos de Fe y H~O . En caso de haber real i-
éá
zado el análisis mediante microsonda electrónica, es más conveniente hace£
lo en base a 10 cationes, pues no se dispone del dato del H2O (1) ni del
estado de oxidación del Fe, ambos fundamentales en los cálculos en base a
16 CT.
(1) También es posible la presencia de cantidades variables de F~~, de las
que tampoco se disponen de datos por este método.