Cuando el sol se está escondiendoy la luna está brillando es hora de que
Pablo se ponga su pijama y se meta en la cama.
Cruzando planeta tras planeta y estrella tras estrellaPablo y Drooly, su amigo almohada, al fin llegaron.
Un mágico barco pirata era donde estaban.
“¡Aha, Pablo! ¡Que empiece la aventura!” “¡Yo-Ho-He-Ho! ¡Yo-Ho-He-Ho!” Drooly empezaba a cantar.
“¡Espera! No sabemos dónde estamos.” Pablo decía mientras lo seguía.
“Braaak ¿Quiénes son? ¿Quiénes son? Braaak”preguntaba Mango, un perico verde.
“Braaak ¡El pirata los va a ver! ¡El pirata los va a ver! Braaak”
Las botas del pirata sonaban cada vez más cerca.“Braaak ¡Están en problemas! Están en problemas! Braaak”
Decía Mango mientras volaba lejos.
Pablo y Drooly se escondieron con miedo esperando no ser encontrados.
“¡Ahhh! ¡Ahhh! ¿¡Quiénes son!?”El pirata barbón y miedoso les
preguntó al encontrarlos.
El Capitán Barbong teniendo un aspecto rudo y tenebroso le tiene miedo a cualquier cosa que se mueva.
“Perdón por asustarte, pirata” Pablo le dijo.“¿Qué podemos hacer para remediar el susto?”
“¡Di lo que quieras! No hay nada que no podamos hacer.” Dijo Drooly.
“Pues... Hay una cosita.”“Tengo un mapa del tesoro, pero tengo
mucho miedo de salir a buscarlo” Contestó el Capitán Barbong.
“¡No digas nadita más! Nosotros nos encargamos.” Dijo Drooly arrebatándole el mapa.
Un cofre de tesoro enorme lleno de dulces fue lo que encontraron.
Cruzando montaña tras montaña y palmera tras palmera, al fin llegaron.
Ni un segundo pasó y Drooly estaba encima de todos los dulces.
Gritaba Drooly mientras aventaba los dulces al aire.
“¡Soy rico! ¡Soy rico!”
Drooly babeaba por todo el cofre que encontrarony justo cuando iba a abrir el primero...
Pablo se lo quitó de las manos.
“¡Los dulces no son nuestros, Drooly!”“Se los tenemos que llevar al Capitán.”
Dijo Pablo.“¡Solamente uno, mira qué deliciosos se ven!”
El babeado de Drooly decía.
“¡No! Se lo prometimos al Capitán.” Pablo se puso firme.
“Pero... pero no se dará cuenta.” Insistía Drooly.
Pablo cerró el cofre y lo regresó al barco.
“No!”
Llegaron al barco con el cofre lleno de dulces.
El Capitán Barbong estaba tan contento,que hasta compartió los dulces con
Mango, Drooly y Pablo.
Después de comerse todos los dulces, era momento de regresar a casa.
Pablo y Drooly se subieron a su cama transportadora y volaron despidiéndose de Mango y el Capitán.
Después de comerse todos los dulces, era momento de regresar a casa.
Pablo y Drooly se subieron a su cama transportadora y volaron despidiéndose de Mango y el Capitán.
Cruzando planeta tras planeta y estrella tras estrella, al fin llegaron.
Una cama cómoda y calientita era donde estaban.
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