Revista del Espacio Europeo de la Investigación
Comisión Europea
Número especial – Abril de 2009
ISS
N 1
83
0-8
00
7
El camino hacia la igualdad
Mujeres y Ciencias
edit
oria
l reseach*eu, la revista del Espacio Europeo de la investigación que pretende ampliar el debate democrático entre
la ciencia y la sociedad, está escrita por periodistas profesionales independientes. Presenta y analiza proyectos,
resultados e iniciativas cuyos actores, hombres y mujeres, contribuyen a reforzar y a federar la excelencia científi ca
y tecnológica de Europa. reseach*eu se publica en inglés, francés, alemán y español, a razón de diez números
al año, por la Unidad de Comunicación de la DG de Investigación de la Comisión Europea. research*eu
Redactor jefeMichel Claessens
Revisores de las versiones lingüísticasJulia Acevedo (español), Gerard Bradley y Tiia Raudma (inglés), Régine Prunzel (alemán)
Coordinación generalJean-Pierre Geets, Charlotte Lemaitre
Coordinación de redacciónChristine RugemerConsejera editorialMarina Marchetti
PeriodistasLise Barnéoud, Didier Buysse, Kirstine de Caritat, Christine Rugemer, Yves Sciama, Mikhaïl Stein
TraduccionesAndrea Broom (inglés), Martin Clissold (inglés), Silvia Ebert (alemán), Michael Lomax (inglés), Consuelo Manzano (español)
DiseñoGérald Alary (jefe de proyecto), François Xavier Pihen (paginación), Marie Goethals y Christophe Moloughney (coordinación y seguimiento de la producción), Daniel Wautier (corrección de pruebas en francés), Richard Jones (corrección de pruebas en inglés), Sebastian Petrich (corrección de pruebas en alemán), D. A Morell (corrección de pruebas en español)
IconografíaChristine Rugemer
Versión en líneaCharlotte Lemaitre
IlustracionesLaurent Durieux
ImpresiónBietlot, Gilly (Bélgica)
Producción generalPubliResearch
La tirada de este número es de 126.000 ejemplares.Todas las ediciones de research*info se pueden consultar en línea en la página web de la DG de Investigación:http://ec.europa.eu/research/research-eu
Editor responsable:Michel ClaessensTel. : +32 2 295 9971Fax : +32 2 295 8220Correo electrónico: [email protected]
© Communautés européennes, 2009Reproducción autorizada, si se menciona la fuente.
Ni la Comisión Europea ni ninguna persona que la represente son responsables del uso que pueda hacerse de la información que contiene esta publicación ni de los errores eventuales que puedan subsistir a pesar del esmero en la preparación de estos textos.
Las opiniones presentadas en este editorial, así como en los artículos de este
número, no comprometen de forma alguna a la Comisión Europea
Saber y Poder
Este número aborda un problema que supone un freno para la investigación europea:
la subrepresentación de las mujeres en el mundo de la ciencia, en particular, en sus
órganos de toma de decisión. Aunque hay que matizar esta afirmación, puesto que la
situación varía de un sector a otro y de un país a otro.
Pero los análisis y los testimonios reunidos en estas páginas, que abarcan geográfi-
camente desde el Atlántico hasta el Mar Negro y desde el Círculo Polar Ártico hasta el
Mediterráneo, parecen apuntar todos a las mismas preguntas: ¿La clave, en este domi-
nio, así como en muchos otros, no estará en otro nivel? ¿No podría ser que las razones
mencionadas más a menudo para explicar las dificultades que tienen las mujeres para
desarrollar una carrera completa en la investigación, ya se trate de factores relacionados con la vida personal
(maternidad, vida familiar, menor movilidad, etc.) o con el mercado laboral (perfiles masculinos, etc.), sean sólo la
punta del iceberg? Estoy obviando voluntariamente los argumentos basados en la biología, dado que la literatura
científica afirma que, entre ambos sexos, no existen diferencias estadísticamente significativas en la estructura del
cerebro o en el funcionamiento cognitivo.
Los artículos de esta revista nos recuerdan que las raíces de muchos problemas no son simplemente una selec-
ción sesgada, sino que parten de problemas culturales y de presiones sociales que atribuyen papeles particulares
a los géneros. Como botón de muestra, citemos los estudios sobre las aptitudes para las matemáticas que revelan
que dentro de un entorno sociocultural propicio para la igualdad entre hombres y mujeres, las chicas obtienen
mejores resultados. O también los estudios que destacan la influencia del contexto mostrando que la autoestima
y la interiorización de los estereotipos de género desempeñan un papel crucial en los resultados obtenidos en
diferentes tipos de pruebas.
Los mecanismos de exclusión que se aplican la mayoría de las veces a las mujeres – y no sólo en el sector de
la investigación – se explican actualmente por el entramado existente de lazos de solidaridad y de poder, así
como por los monopolios de los conocimientos. ¿Por qué nuestra sociedad, en absoluto igualitaria, iba a tratar
igual a las mujeres que a los hombres en la esfera científica?
Michel Claessens
Redactor jefe
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research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009 3
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
4 El camino hacia la igualdad
5 No salen las cuentas
ENTREVISTA
6 Volcada no sólo en la ciencia…
Susan Greenfield, política, directora de la
Royal Institution, es ante todo una científica
estrechamente vinculada a su laboratorio
de Oxford.
ESTADÍSTICAS
8 Las cifras hablan por sí solas
Hay muchas mujeres en las universidades.
Algunas entran en la investigación,
pero un gran número de ellas la abandonan.
Balance de esta situación.
INVESTIGACIÓN INDUSTRIAL
10 Ir más allá de las buenas intenciones
El 18 % de los investigadores y de los
ingenieros de las empresas europeas son
mujeres. Es una cifra baja. Muchos admiten
este déficit pero pocos están dispuestos
a transformar esta realidad.
EUROPA CENTRAL Y ORIENTAL
12 El difícil gambito de la dama
Las científicas, numerosas en los antiguos
países comunistas, pocas veces alcanzan
altos niveles de responsabilidad. Análisis
del informe europeo ENWISE.
14 Breves
15 Al diablo con los estereotipos
NEUROBIOLOGÍA
16 El cerebro, entre ciencia e ideología
Catherine Vidal, apasionada por las
cuestiones relacionadas con la ciencia
y la sociedad, particularmente con las que
estudian el problema del género, reflexiona
desde hace varios años sobre las relaciones
entre el sexo, el cerebro y el poder.
REPORTAJE
18 Pluralidad mixta
Una tarde en el CIRID, en Burdeos, donde
el carácter mixto es la norma y las
investigadoras tienen un lugar preferente.
FINLANDIA
20 La mejor alumna de la Unión Europea
Reportaje en Finlandia, país donde se
preconiza la igualdad de género, y donde las
mujeres tienen su lugar en la investigación.
GÉNERO
23 Puntos de vista masculinos
¿Qué piensan de las investigadoras sus
colegas o sus “jefes”? En todo caso,
no se dejan llevar por los prejuicios.
24 Breves
25 Entrevistas
COMPROMISO
26 Gerlind la tenaz
Gerlind Wallon dirige el programa “Women in
Science” de la EMBO. Un trabajo que le
apasiona y le permite compaginar su vida
profesional y su vida privada.
ALTA TECNOLOGÍA
28 Dos representantes de
la nanotecnología femenina
El grupo Women in Nano fue creado para
animar a las mujeres a dedicarse a la ciencia.
Entrevistamos a Annett Gebert y Ulrike
Wolff, dos de sus investigadoras.
SOCIOLOGÍA
30 La libre trayectoria
de una investigadora sueca
Boel Berner está interesada especialmente
por las profesiones tradicionalmente
masculinas y los expertos y los responsables
de las tecnologías. Análisis de este universo
bajo la perspectiva del género.
CIENCIA Y SOCIEDAD
32 Más allá de lo técnico
Christine Heller mira constantemente
más allá de su laboratorio o de sus clases,
teniendo múltiples centros de interés:
asociaciones, jóvenes investigadores,
impacto de las técnicas, ética...
34 Breves
35 Actuar donde están los problemas
ENTREVISTA
36 Los talentos de las científicas
Entrevistamos a Britta Thomsen, euro-
diputada danesa, autora de un informe
sobre el lugar que ocupan las mujeres
en las ciencias publicado por el Parlamento
Europeo.
BALANCE
38 Las políticas a prueba
Tres estudios publicados por la Unidad
“Cultura científica y cuestiones de género”
de la Dirección General de Investigación
arrojan luz sobre la cuestión del género en
el mundo científico europeo.
PREJUICIOS
40 La carrera de obstáculos
¿Por qué escasean las mujeres en las
ciencias? Veamos lo que va ocurriendo
desde la más tierna infancia. Los obstáculos
y los prejuicios se van encadenando,
uno tras otro.
42 Breves
Algunos proyectos apoyados por la Unión
Europea.
LA CIENCIA EN IMÁGENES
44 Los secretos de las gónadas
INTERVIEW
4 research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009
¿Cuál es el “peso” de las mujeres en la ciencia y la investigación en
Europa? Lo evaluamos, desde hace tan sólo una década, con esta-
dísticas que tienen en cuenta el género. Se puede ver hasta qué
punto están subrepresentadas gracias al Grupo de Helsinki, que rea-
lizó un monumental trabajo de recopilación de datos, en todos los Estados miembros,
para que se conociera la “cuota” femenina en la investigación. Todo empezó en 1999,
cuando la Unión lanzó su plan de acción “Mujeres y Ciencia”.
Estas cifras sacaron a la luz las tres principales trampas que se ciernen sobre las
investigadoras. Antes que nada, lo que se denomina en inglés “leaky pipeline” (“fugas
en la tubería”); es decir, al principio, las mujeres están muy presentes en el “pipeline”
de la investigación, pero luego esta tubería está llena de fugas y muchas de las mujeres
desaparecen. Cuando se mantienen, a menudo se topan con el segundo obstáculo,
denominado el “glass ceiling” (“techo de cristal”), invisible y real, ya que los mejores
puestos son para los científicos hombres. Paralelamente, pueden encontrar otro tipo
de traba, el “sticky floor” (“suelo pegajoso”), que las limita a tareas poco creativas,
cortándoles las alas.
Se han propuesto múltiples soluciones – poniéndose en práctica algunas, particu-
larmente a través de proyectos apoyados por la Unión Europea – para contrarrestar
estos obstáculos: cambio en la enseñanza de las ciencias, formaciones o becas espe-
cíficas para las mujeres, tutoría, creación de redes, etc. No obstante, la situación de
las investigadoras sigue siendo precaria y apenas están representadas en los pues-
tos de responsabilidad (con un promedio del 8 % de los puestos de docencia).
La conferencia Changing research landscapes to make the most of human potential
– 10 years of EU activities in “Women and Science”, organizada por la Comisión Europea,
hará un balance de esta década y evaluará el camino a seguir para acelerar este pro-
ceso de igualdad, así como los medios para conseguirlo. Se destacará la importancia
de la modernización de las universidades y de las instituciones de investigación, que se
está produciendo en numerosos países europeos. Este movimiento puede representar
una oportunidad muy especial para mejorar el entorno de trabajo de las investiga-
doras, así como de los investigadores.
Generalmente, cuando se anuncian políticas de cambio suelen aparecer algunas
palabras clave: autonomía, recursos financieros, competencia y excelencia, colabo-
raciones universidad-empresa, propiedad intelectual, etc. Pero pocas veces se men-
cionan los recursos humanos, y aún menos la igualdad entre los hombres y las
mujeres en estas profesiones. Ahora bien, aunque se esté debatiendo sobre la orga-
nización de la ciencia y de la investigación, lo que se tiene que replantear es el estatus
de todos los científicos. Las nuevas generaciones tienen toda una serie de aspiracio-
nes: el equilibrio entre la vida privada y la vida profesional, los permisos por materni-
dad o paternidad, las posibilidades puntuales de trabajo a tiempo parcial y/o de
teletrabajo y los horarios “aceptables”. Este tipo de estatus acabaría con los estereo-
tipos y los prejuicios que siguen trabando las carreras de las mujeres. Tal perspectiva
aborda el trabajo de los investigadores promoviendo la mezcla de géneros, como
garantía de un pensamiento plural y de una nueva igualdad.
Conferencia “Changing research landscapes”
http://ec.europa.eu/research/science-society
El camino hacia la igualdad
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hu
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research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009 5
No salen las cuentas
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“En la vida, no hay nada que temer, sino todo por comprender”.
Marie Curie,
Premio Nobel de Física (1903)
y de Química (1911)
6 research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009
Sus conocimientos en neurociencias le han
inspirado para escribir dos libros en los que usted
explora los fundamentos de la identidad humana.
Precisamente, en términos de identidad,
¿diría usted de sí misma: “soy una científica”
o más bien “soy una mujer científica”?
Usted no le haría esta pregunta – poco habi-
tual – a un hombre, y, según las normas del
rigor científico, debería adoptar la formulación
“neutra”. Pero sé también que se trata de una
definición muy formal. Sí, me considero antes
que nada mujer, es mi “marca de nacimiento”.
Porque, por muy importante que sea para mí
la ciencia, mi vida está también llena de otras
cosas. Por lo tanto, opto por la segunda posi-
bilidad: soy una mujer científica. Cuando
estoy en los medios de comunicación, así es
como me consideran. Por ejemplo, los perio-
distas se suelen interesar por mi vida familiar,
me preguntan si tengo hijos. No creo que
piensen tanto en este tipo de preguntas cuan-
do entrevistan a un hombre.
Reconocida a la vez como científica y como
mediadora de la ciencia, usted forma parte de
esta minoría de mujeres que han franqueado
el “techo de cristal”. ¿Cómo lo ha logrado?
Aquí siento la tentación de responder que
soy una mujer científica sin hijos, porque está
claro que los hijos son la cuestión más impor-
tante que se plantean las mujeres que tienen
una vocación científica. Las que son investiga-
doras y madres de bebés de seis meses, que
tienen entre veinte y treinta años – o más – se
ven confrontadas con un dilema permanente.
Aunque los hombres puedan ayudar mucho,
la responsabilidad ineludible de la maternidad
se añade a las angustias cotidianas del estatus
de joven investigadora, que depende la mayo-
ría de las veces de becas o de créditos tempo-
rales, que hay que renovar. Hay que responder
a convocatorias, presentar candidaturas a becas,
tratar de formar parte de equipos que propo-
nen proyectos y, además de eso, publicar con
frecuencia y sin demora. ¿Usted es joven inves-
tigadora, en los escalones inferiores de la inves-
A Susan Greenfield, neurofarmacóloga famosa por sus
investigaciones sobre las enfermedades de Alzheimer
y de Parkinson en su laboratorio de Oxford, le gusta salir
de los caminos ya trillados e implicarse en los asuntos que
atañen a la sociedad. Presente en los debates mediáticos
como Miembro de la Cámara de los Lores británica
– y poseedora del título nobiliario de baronesa –,
es también escritora de libros para el gran público,
en los que aborda la relación cada vez más íntima
de lo humano y lo tecnológico.
Volcada
ENTREVISTA
© S
tua
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lark
e
Susan Greenfield:
“Las neurociencias
no disponen de las
herramientas necesarias
para explicar la
existencia de la
mente, o el estado de
conciencia tan especial
del ser humano, pero
permiten estudiar, con
seriedad, su desarrollo,
su funcionamiento,
y los factores que
pueden influir en ella”.
research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009 7
tigación? Probablemente se quede usted ahí, ya
sea porque abandona temporalmente sus ambi-
ciones, o porque (si, a pesar de todo, decide
continuar) está en desventaja a la hora de pro-
gresar con respecto a sus colegas masculinos.
En todo caso, lo que le digo se da en el Rei-
no Unido. Hace tiempo, pasé un año en el Collè-
ge de France, en París, y me quedé sorprendida
de las facilidades que tenían las científicas fran-
cesas, por ejemplo, en lo que respecta a las guar-
derías o a la flexibilidad de horarios. Aquí, las
investigadoras tienen menos suerte. Europa es
un espacio que hay que visitar, para ver lo que
funciona mejor en otros lugares.
Cuando una científica decide tener hijos
y dedicarles el tiempo que necesitan, un aspec-
to esencial es la cuestión de su posterior vuelta
al trabajo. Hay que concebir nuevos sistemas.
Estoy pensando, por ejemplo, en lo que llama-
mos en inglés “ring fences”– fondos especiales
dedicados a la vuelta al trabajo de estas muje-
res. La Royal Institution ha atribuido una serie
de becas de este tipo en el Reino Unido, en el
marco de una cooperación con las iniciativas
de mecenazgo de la feminista empresa L’Oréal.
Pero sólo es una gota en el mar de obstáculos
a los que se ven confrontadas las científicas.
Uno de estos obstáculos es también el daño
provocado por el sexismo casi-institucional de
la ciencia. Yo creo que hay una tendencia no
declarada a infravalorar las responsabilidades de
las mujeres en la investigación, que las propias
mujeres contribuyen a agravar. Por ejemplo, com-
probamos que, en determinados campos como
la física, hay menos candidatas que candidatos
a los puestos ofrecidos.
Ése no ha sido su caso… Y, además de su
carrera de investigadora, usted acumula también
una doble responsabilidad política e institucional.
Para mí lo más importante es mi vida de
investigadora. Por nada del mundo deseo
renunciar a los días y a los trabajos que tengo,
cada semana, en mi laboratorio de Oxford.
Pero ya no soy una joven investigadora, una
luchadora aislada, como acabo de describir. Me
ayudan y puedo delegar. Cuando estos “señores
vestidos de gris” (como los llamo) me contac-
taron para presentar mi candidatura a la Cámara
de los Lores, para mí suponía una reflexión per-
sonal sobre la influencia mental que la ciencia
tiene y que tendrá cada vez más en la propia
identidad de los individuos. En esta asamblea no
hay muchos científicos, a pesar de que a menu-
do se traten temas relacionados con el lugar
de la ciencia y de las innovaciones. Pero estoy
también en la Cámara de los Lores (1) como
mujer, con un punto de vista femenino.
Los libros que usted ha escrito sobre esta
“influencia mental de la ciencia en el individuo”
describen un futuro un poco inquietante, que
puede llevar al pesimismo…
El campo que exploro depende de conoci-
mientos cada vez más profundos sobre el fun-
cionamiento del cerebro humano, sobre su
desarrollo, su plasticidad, su química y sus
conexiones, su forma de percibir, de interpre-
tar, de organizar los “mensajes” que le envían
sus sentidos y su propia historia, así como la
influencia de los genes. Precisamente estoy
reflexionando sobre el impacto de las tecno-
logías que rigen cada vez más la percepción
del mundo real que el cerebro, y el individuo
en el que está alojado, reciben de su entorno.
Al pasar de lo real a lo virtual, actuando sobre
la química de nuestras neuronas, manipulan-
do nuestras capacidades sensoriales, entramos
en una esfera que interviene en los elementos
constitutivos de la mente humana. Las neuro-
ciencias no disponen de las herramientas nece-
sarias para explicar la existencia de la mente,
o el estado de conciencia tan especial del ser
humano, pero permiten estudiar, con seriedad,
su desarrollo, su funcionamiento, y los facto-
res que pueden influir en ella. Es lo que trato
de relatar en mis libros, de forma muy libre (2).
Me han reprochado – no sin algo de razón en
cuanto a la primera de estas obras, Tomorrow’s
People –, que insisto en las amenazas inheren-
tes a las tecnologías que invaden el terreno de
la mente humana. No lo hago por pesimismo,
sino a modo de advertencia. Estoy convencida
de que la mente tiene una creatividad inago-
table, pero también veo su fragilidad.
¿Los filósofos, desde hace milenios, y los
antropólogos del siglo XX, no dijeron y escribie-
ron ya todo sobre este tema?
Lo que es nuevo, es que la ciencia puede
proponer, por sus propias vías, un enfoque
fisiológico que arroja una nueva luz sobre la
asombrosa y compleja alquimia del ser humano.
Esto me apasiona e intento explicarlo. En efecto,
se pueden dar reflexiones entrecruzadas. Hoy
en día, en lo que se refiere a la ciencia, la ten-
dencia sería ir en busca de los conocimientos
y las tecnologías más punteras del propio
campo, sin tomarse el tiempo para plantearse
las “grandes cuestiones”. No tenemos tiempo,
ya estamos lo bastante ocupados con la bús-
queda de financiación, las publicaciones espe-
cializadas (no siempre) que hay que escribir,
los equipos que hay que formar, etc. En lo que
a mí se refiere, eso no me basta. Estoy metida
de lleno en la ciencia, pero quiero expresar las
cuestiones que me evoca, aunque sepa que estas
cuestiones pueden molestar y que no tienen
respuesta forzosamente. La exigencia básica es
plantearlas bien.
Declaraciones recogidas por Didier Buysse.
(1) Susan Greenfield también es presidenta de la Royal Institution, a la vez museo y espacio de reflexión y de comunicación en el que se unen la ciencia y la sociedad. Esta noble institución está instalada en los talleres en los que Faraday inventó el electromagnetismo.
(2) Susan Greenfield, Tomorrow’s People, Penguin Books, Londres, 2004.Susan Greenfield, The Quest for Identity in the 21st Century, Sceptre, Londres, 2008.
no sólo en la ciencia…
ENTREVISTA
8 research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009
Tijeras y fugas en la “tubería” La situación global del carácter mixto de los
diferentes peldaños de la jerarquía de los estu-
dios y de las carreras se puede observar en un
sintético “diagrama de tijeras”. En la parrilla de
salida, las chicas están bien presentes. En 2003,
representaban más de la mitad de la población
universitaria y el 59 % de las estudiantes euro-
peas (UE-25 (1)) – considerando todas las disci-
plinas – acababan sus estudios universitarios
básicos (nivel de graduado, licenciatura, más-
ter), frente al 41 % de los estudiantes hombres
(véase el gráfico 1). Pero las tijeras se invertían
tan pronto como se entraba en la fase de pre-
paración para el doctorado y otros grados que
desembocaban en carreras académicas y la
investigación. No obstante, si se limitaba el
estudio a las ciencias naturales y la ingeniería,
el desequilibrio estaba presente desde la fase
de estudiante (véase el gráfico 2). Los índices
decrecientes de mujeres ilustraban las “fugas”
que se producían a medida que se iba subien-
do en los peldaños de la jerarquía académica.
En el nivel más alto (grado A), en las univer-
sidades y los centros de investigación, las muje-
res contaban con una sola representante (15 %)
por cada siete colegas masculinos (85 %).
Por lo tanto, el mundo académico europeo
contaba, en 2003, con el 15 % de profesoras. La
proporción era mayor en Rumanía (29 %) y en
Letonia (26,5 %), y menor, con alrededor del 9 %,
en Alemania, los Países Bajos, Austria y Bélgica.
El “grado A” (2004 – UE-25) variaba también
según las especialidades, existiendo más pre-
sencia femenina en las ciencias humanas
(23,9 %), las ciencias sociales (16,6 %) y las
ciencias médicas (15,6 %).
No obstante, si observamos más de cerca la
participación femenina en los campos de las
ciencias “duras” y en ingeniería, descubrimos
que no se daba ni siquiera el fenómeno de las
“tijeras”. A todos los niveles de las formacio-
nes, la proporción de las tituladas o de las estu-
diantes no superaba la mitad de los chicos. A lo
largo de los diferentes grados, las mujeres iban
abandonando la carrera y, en el grado máximo
de los puestos directivos, sólo quedaba una
mujer por cada nueve hombres.
El empleo femenino, motor de los recursos humanos
Según el último informe de la OCDE, el
empleo de los recursos humanos en ciencia
y tecnología (HRST) “sigue aumentando a un
ritmo mucho más rápido que el empleo total
en todos los países, al ritmo del 2,5 % anual,
por término medio, en los Estados Unidos,
y del 3,3 % en la UE-15 (2). Esta aceleración se
debe principalmente al aumento del empleo
femenino y a la expansión del sector servicios”.
Las cifras de Eurostat confirman esta dinámica:
según los países, en 2004, los efectivos de titu-
ladas de la enseñanza superior censados en el
empleo total en la mayoría de los casos eran
equivalentes o moderadamente inferiores a los
de los hombres. Entre 1999 y 2004, la propor-
ción de mujeres licenciadas en ciencia y tec-
nología creció más rápidamente (4 %) que la
proporción masculina (2,2 %).
Siempre según Eurostat, las “trabajadoras
cualificadas en CyT” ocupaban principalmente
los “servicios de alta intensidad de conocimien-
tos” en los que trabajaban la mayoría de los
licenciados superiores en CyT, a razón del 77 %
La prueba la aportan los
gráficos. Aunque hay
mujeres en la ciencia,
en su mayoría no son tan
“visibles” como sus colegas
masculinos.
ESTADÍSTICAS
Las cifras hablan por sí
1. Carácter mixto de todas las disciplinas
Niveles de estudios y de responsabilidades de investigación en el mundo académico
54
524448
46
41
56
59
4643 42
32
0
20
40
60
80
100
Hombres 1999Mujeres 1999Hombres 2003Mujeres 2003
ISCED 5A
Estudiantes
ISCED 5A
Licenciados
ISCED 6
EstudiantesISCED 6
LicenciadosGRADO C GRADO B GRADO A
15
44
38 37
30
13
56
62 63
70
87
54 57 58
68
85
2. Carácter mixto en las disciplinas de ingeniería y de ciencias naturales únicamente
7168 68
7074
83
92
91
77
7066
0
20
40
60
80Hombres 1999Mujeres 1999Hombres 2003Mujeres 2003
ISCED 5A
Estudiantes
Grado A: Puestos de dirección y decisión en el campo de la investigación
Grado B: investigadores experimentados
Grado C: investigadores postdoctorandos
ISCED 5A: licenciados o estudiantes de tercer grado (escuelas superiores especializadas)
ISCED 6: licenciados o estudiantes de tercer grado (nivel de doctorado)
ISCED 5A
Licenciados
ISCED 6
EstudiantesISCED 6
LicenciadosGRADO C GRADO B GRADO A
6466
70
30
34
32
3634
30
23
17
8
9
26
3032
29
Fuente: Informe She Figures 2006, Dirección General de Investigación.
% 100 %
research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009 9
de mujeres y el 56 % de hombres. En cambio,
en los sectores de alta tecnología con vocación
más específicamente industrial, que emplea-
ban a escala europea a más de 8,7 millones de
científicos e ingenieros en 2004, las mujeres
ocupaban sólo el 29 % de los empleos “de titu-
lados”. A este nivel, su presencia tendía a estan-
carse mientras que la proporción de hombres
aumentaba en un 2 %.
Más mujeres con el doctoradoEn 2003, el 43 % de los 88.000 doctorados
concedidos por las universidades europeas lo
obtuvieron mujeres, un número cada vez
mayor, y bastante impresionante si se lo com-
para, por ejemplo, con Japón dónde tan sólo
es del 25 %. Comparado con 1999, el aumento
de títulos de doctorado otorgados a mujeres
(7 %) fue mucho más elevado que en el caso
de los hombres, el 2 %. Los países que conta-
ban con las proporciones más elevadas de
mujeres que alcanzaban el nivel del doctorado
eran, en particular, los Estados miembros de la
Europa Central y Oriental, caracterizados por
un ámbito científico tradicionalmente de carác-
ter mixto.
En términos de especializaciones, estaban
más representadas en las ciencias de la vida
y menos en ingeniería (véase el gráfico 3). Sin
embargo, esta última cifra no siempre era baja
en todos los países: en Hungría, el 33% de las
mujeres tenían un doctorado de alguna rama
de ingeniería, en Finlandia y en Francia eran
el 25 %, frente a sólo el 7 % en Alemania.
¿Dónde estaban las investigadoras?Cerca del 30 % de los efectivos europeos que
trabajaban en el campo de la investigación eran
mujeres. Formaban más del tercio de los recur-
sos de “materia gris” de las universidades (y otros
centros de enseñanza superior) y de la inves-
tigación llevada a cabo en los numerosos labo-
ratorios públicos. En cambio, apenas estaban
presentes en los laboratorios privados, donde
tan sólo había una mujer por cada cinco hom-
bres (véase el gráfico 4). Cabe decir que, como
de costumbre, las diferencias nacionales
podían ser bastante importantes.
¿Será una cuestión de competitividad?Otra cuestión concierne a los índices de éxi-
to en materia de financiación de las investiga-
ciones. Allí también, las diferencias de género
son muy visibles, por razones que preocupan
a diferentes expertos. Un cuestionario sobre
esta problemática fue elaborado minuciosa-
mente por el Laboratorio Europeo de Biología
Molecular (EMBL, por sus siglas en inglés),
para su informe Gender and science, publica-
do en la revista Nature en 2007. El 76,6 % de
las mujeres encuestadas consideraban que el
sector de la investigación estaba dominado por
los hombres – opinión compartida por la mitad
de ellos. El 75 % de ellas, frente al 33 % de sus
colegas masculinos, pensaban que se les asigna-
ban sobre todo las tareas administrativas y subor-
dinadas, pero el 55 % de las investigadoras
también consideraban que las mujeres no
tenían las mismas bazas en términos de com-
petitividad, tanto para conseguir financiación
para la investigación como para obtener pues-
tos de alta responsabilidad (idea compartida
solamente por el 27 % de los hombres). Una
causa establecida es que las mujeres, debido a
sus cargas domésticas y familiares paralelas a
su vida de investigadoras, deben limitar más el
tiempo del que disponen para trabajar. Por otra
parte, los autores del estudio EMBO achacan
también el “menor éxito” de las mujeres en la
obtención de financiación para los proyectos,
al prejuicio cultural que impregna, consciente
o inconscientemente, al mundo científico y que
les deja un poco al margen de las ayudas pro-
fesionales y de las redes.
Para reequilibrar este aspecto, la Comisión
pretende aumentar en lo posible el número de
las mujeres implicadas en el funcionamiento
del programa marco de investigación. Y para
lograrlo, amplía su programa “Ciencia en la
sociedad” con acciones concretas de supervi-
sión, de gestión de los trabajos de investiga-
ción y de redes dedicadas a las científicas.
D.B.(1) UE-25: Estados miembros de la Unión Europea antes
de las adhesiones de Bulgaria y de Rumanía.(2) UE-15: Estados miembros de la Unión antes de
la ampliación de 2004.
ESTADÍSTICAS
solas
She Figures 2006
Estadísticas reunidas por la Dirección
General de Investigación
www.ec.europa.eu/research/science-
society/pdf/she_figures_2006_en.pdf
Science, technologie et industrie:
Tableau de bord de l’OCDE, 2007
www.oecd.org/sti/tableaudebord
Eurostat – L’emploi des femmes dans
les sciences et les technologies
http://epp.eurostat.ec.europa.eu/
cache/ITY_OFFPUB/KS-SF-08-010/FR/
KS-SF-08-010-FR.PDF
EMBO – Gender and Science
www.embo.org/publications/reports.
html
Ciencias
de la vida
Ciencias físicas Arquitectura
e ingeniería civil
Ingeniería-
industrial
3. Proporción de las mujeres titulares de un doctorado
en la Unión por grandes áreas científicas (2003)
Fuentes: D.G. de Investigación – Science in Society
Doctoras
Doctores
Investigadoras
Investigadores
Todos
los sectores
Centros
de estudios
superiores
Sector
gubernamental
Empresas
4. Proporción de las investigadoras activas en la Unión
por sector en 2003 (en % de los efectivos de CyT)
Fuentes: D.G. de Investigación – Science in Society
0
20
40
60
80
100 %
0
20
40
60
80
100 %
54 %
33 %31 %
17 %
46 % 67 % 69 % 83 %
29 %
71 % 65 % 65 % 82 %
35 % 35 %
18 %
10 research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009
El sentimiento general es que los avan-
ces son lentos, demasiado lentos y,
sobre todo, más lentos que en el sec-
tor académico. Y, no obstante, la situa-
ción está evolucionando: conocemos cada vez
mejor las razones que hacen que las mujeres
tengan dificultades en integrarse en los centros
de investigación privados y que desarrollen allí
su carrera profesional; las buenas prácticas van
emergiendo y difundiéndose; pero sobre todo,
las empresas empiezan a comprender que les
conviene más tener un personal de I+D mixto.
Más allá del principioDe hecho existen dos argumentos para
defender la idea de que las mujeres deben ocu-
par un lugar más importante en la investiga-
ción industrial. El primero es una cuestión de
principios: como la igualdad entre ciudadanos
forma parte de los valores fundadores de la
Unión Europea, los hombres y las mujeres, con
competencias comparables, deben tener un acce-
so igual a todos los empleos científicos, tanto
privados como públicos. La dificultad de esta
posición es que cuesta aplicarla. Tan legítimo
es que la acción pública se fundamente en estos
principios éticos, como difícil poder imponer-
los a las empresas; por supuesto, siempre que
no ejerzan ninguna discriminación ilegal. De ahí
que exista una segunda argumentación mucho
más pragmática: las mujeres deben ocupar un
lugar más importante en la investigación indus-
trial porque su participación permitirá mejorar
los resultados de las empresas y, por lo tanto,
la competitividad europea.
Un trayecto con numerosos obstáculosEn un contexto de envejecimiento de la
población que obliga cada vez más a las
empresas innovadoras a contratar a jóvenes
científicos con talento, la subrepresentación
femenina es un desperdicio, porque el nivel de
calificación de las mujeres avanza con rapidez:
representaban al 30 % de los doctores de cien-
cias en 1999 (el 38 % de todos los doctorados)
y el 34 % cuatro años más tarde (el 43 % en
todas las materias). Es pura aberración econó-
mica privarse de este vivero de competencia.
No obstante, es lo que está pasando, a medida
que avanzan sus carreras. Por desgracia, no
disponemos de estadísticas tan completas
como las de las trayectorias académicas, pero
sin duda alguna la “tubería” tiene fugas en
varios puntos.
Ruth Graham, del Imperial College de Lon-
dres, que realizó medio centenar de entrevistas
a mujeres de todas las edades que trabajan en
la investigación privada, identifica tres trampas
al menos. La primera es la autoexclusión que
lleva a determinadas mujeres a no presentarse
a puestos en sectores que saben que son mayo-
ritariamente masculinos, particularmente en
las tecnologías de la información y la comuni-
cación. La segunda es la dimisión o el cambio
a puestos no relacionados con la I+D cuando
tienen unos treinta años, la edad en la que sue-
len tener hijos. La tercera es menos conocida,
como reconoce Ruth Graham, que explica
“cómo se quedó asombrada por el número de
mujeres que se quejan de consecuencias
desastrosas para su carrera por su implicación
en programas o reflexiones sobre el tema
Las mujeres sólo representan
el 18 % de los ingenieros
e investigadores de las empre-
sas de la Unión Europea, y el
7 % de los autores de paten-
tes. Ya en 2003, la Comisión
Europea había comprobado
que estaban muy poco
representadas en la I+D
privada, como figuraba en
su informe “Women in indus-
trial research: A wake up call
for European industry” (“Las
mujeres en la investigación
industrial: despertemos
a la industria europea”).
Seis años más tarde,
¿cuál es la situación?
Ir más allá de las buenas intenciones
INVESTIGACIÓN INDUSTRIAL
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research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009 11
‘Mujeres y ciencias’. Estas investigadoras a menu-
do se han visto apartadas, aisladas y marginadas
en la empresa, llegando en ocasiones a ser des-
pedidas o a dimitir”.
Uno de los aspectos más insidiosos de estas
desigualdades se refiere a la manera en la que
se atribuyen los ascensos. Así como explica
Irene de Pater, de la Universidad de Ámsterdam:
“Aparentemente, sólo se evalúa el mérito. Los
investigadores, ya sean hombres o mujeres, que
han llevado a cabo una misión delicada se ven
recompensados por la atribución de mayores
responsabilidades”. ¿Pero a quién se confían
estas misiones delicadas? ¡Mucho más a menudo
a los hombres que a las mujeres! “Las mujeres
están excesivamente presentes en los proyec-
tos que no se refieren directamente a la I+D
más básica, sino más bien a su acompañamien-
to comercial o a la relación con la clientela”,
confirma la economista Laure Turner, de la
Escuela Nacional de Estadística y Administra-
ción Económica de París. Las mujeres científicas
que consiguen superar los obstáculos que tien-
den a eliminarlas de las empresas se encuen-
tran así encerradas en estas “áreas más suaves”
como son los servicios de comunicación o de
gestión, lejos del centro estratégico de la I+D.
Auténtica pérdida para la sociedad, estos
abandonos o estas limitaciones en las carreras
son también perjudiciales para las empresas.
Las mujeres que dejan los centros de investi-
gación privados no lo hacen porque sean
menos profesionales que sus colegas masculi-
nos, sino porque la organización de la empresa
las obliga a escoger entre su trabajo científico
y otros aspectos de su vida, sobre todo del
ámbito privado. “Ante la importancia de las
inversiones en capital humano de las empre-
sas de alta tecnología, les conviene adoptar
medidas que permitan un buen equilibrio entre
la vida familiar y la vida profesional si quieren
mantener a sus trabajadores altamente cualifi-
cados de ambos sexos”, explica Daniela Del
Boca, de la Universidad de Turín.
¿En qué se basan los resultados?¿Podríamos ir más allá en esta argumenta-
ción económica y decir que una empresa
tiene mejores resultados cuando emplea
a numerosas mujeres? Los investigadores en
gestión de empresas están debatiendo mucho
este problema porque, en realidad, tiene dos
vertientes.
La primera es saber si se pueden relacionar
los resultados de una empresa con la propor-
ción de mujeres entre sus ejecutivos. Un estu-
dio de 2.500 empresas danesas – el mayor
sobre este tema en Europa – tiende a dar una
respuesta afirmativa pero con matices: ¿no es
posible que simplemente estas empresas ten-
gan una gestión más eficaz de los recursos
humanos, y que la consideración de las carre-
ras femeninas sea sólo un aspecto?
La segunda es saber si los equipos de inves-
tigación mixtos tienen mejores resultados que
los equipos constituidos mayoritariamente por
personas del mismo sexo. En esto también son
contradictorios los resultados, porque dependen
de la manera en la que la empresa gestione esa
“mezcla”, tanto en lo que respecta al género,
como al origen o la formación. Así, el grupo
petrolero Shell concluyó que: “La diversidad, par-
ticularmente la de géneros, tiene un efecto posi-
tivo sobre los resultados de un equipo si cada
uno de sus miembros se siente integrado, pero
un efecto negativo en el caso contrario”. Sea
como fuere, la gestión de los recursos humanos
desempeña un papel esencial en esta cuestión.
Por lo tanto, estas investigaciones no permi-
ten concluir claramente que exista un “autén-
tico argumento económico” a favor del empleo
de las mujeres en la investigación industrial –
lo que demuestra además que es esencial
defenderlo en términos de principios. No obs-
tante, estas investigaciones tienen el mérito de
destacar la importancia de una buena gestión
de empresa para que las mujeres puedan apor-
tar su contribución al éxito de la empresa ple-
namente. No se trata sólo de organizar en el
lugar de trabajo un sistema de guardería para
los niños – o el día de mañana, para los mayo-
res – ni de contentarse con “días de la mujer”
u otras iniciativas no mixtas que les permitan
conocerse y hablar libremente sobre sus dificul-
tades en el trabajo. Tales iniciativas son útiles,
pero no atacan el problema de raíz, a saber “el
funcionamiento de la esfera privada, que ha
sufrido un cambio radical en las últimas déca-
das, sin modificar apenas la organización de
las empresas para adaptarse a dicho cambio”,
como lo explica Margo Brouns, de la Univer-
sidad de Groningen. Y hay que añadir que “en
numerosas empresas, sigue prevaleciendo la
vieja imagen del ejecutivo que puede dedicarse
totalmente a su trabajo porque su esposa se
ocupa de los quehaceres domésticos”.
Schlumberger, Infineon, Intel y otras muchas
grandes empresas europeas son conscientes
de esta nueva situación creada por la aparición
de generaciones de mujeres científicas alta-
mente cualificadas, que no piensan sacrificar
su vida personal por su carrera. Multiplican las
soluciones (teletrabajo, trabajo a tiempo par-
cial, horarios adaptados) para que puedan
seguir sus carreras al mismo ritmo que sus
colegas, sobre todo en el período delicado de
la treintena. Quién sabe si los hombres, que
cada vez se ocupan más de sus hijos, no van
a terminar queriéndose beneficiar de dichas
medidas a su vez…
Mikhaïl Stein
INVESTIGACIÓN INDUSTRIAL
Página web de Women in Industrial
Research (WIR)
http://ec.europa.eu/research/
science-society/women/wir/
index_en.html
Informes publicados por la Comisión
Europea, que se pueden descargar
en Internet:
Informe del grupo Strata-Etan
– “Women in industrial research:
A wake up call for European industry”,
2003
http://ec.europa.eu/research/
science-society/women/wir/pdf/
wir-report_fr.pdf
WIR – Good practices in companies
across Europe, 2003
http://ec.europa.eu/research/
science-society/women/wir/pdf/
wir-best-practice_en.pdf
WIR – Analysis of statistical data and
good practices of companies, 2003
http://ec.europa.eu/research/
science-society/women/wir/pdf/
wir-ulb_en.pdf
WIR – Speeding up changes
in Europe, 2005
http://ec.europa.eu/research/
science-society/women/wir/pdf/
wir_proceedings_en.pdf
Women in Science and Technology
– the Business Perspective, 2006
http://ec.europa.eu/research/
science-society/pdf/wist_report_final_
en.pdf
12 research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009
Es la paradoja de Europa del Este.
Todos los países que entraron en la
Unión Europea desde el 2004 están
por encima de la media europea del
29 % de mujeres en las profesiones científicas
(salvo la República Checa, con el 28 %). Pero,
al mismo tiempo (a excepción de Rumanía)
son también los países en los que “la incidencia
del techo de cristal”, que mide las diferencias
entre las progresiones de las carreras científi-
cas de los hombres y de las mujeres, es la más
elevada. Para comprender las causas de esta
paradoja, el grupo de trabajo ENWISE (ENlarge
Women In Science to East), constituido por la
Comisión Europea en 2003 con la perspectiva
de la adhesión de estos países a la Unión, había
sugerido estudiar la larga historia de Europa Cen-
tral, los Países Bálticos o los Balcanes. Este estu-
dio se plasmó en el informe “Waste of talents:
turning private struggles into a public issue”.
Cruce de herencias Estos países tienen en común el haber estado
mucho tiempo bajo el dominio de un imperio
tradicionalista, ya sea el austro-húngaro, el ruso
o el otomano. Cuando accedieron a la indepen-
dencia, a menudo después de la Primera Guerra
Mundial, todos aplicaron una política audaz de
modernización que beneficiaba a las mujeres.
Obtuvieron el derecho al voto casi en todas par-
tes (treinta años antes que en Bélgica, Francia
o Italia) y representaban la cuarta parte de los
efectivos universitarios, dentro de un sistema edu-
cativo mixto, algo excepcional en otros lugares.
Aunque no todo era de color de rosa: excepto
una pequeña élite de la burguesía, las mujeres
no trabajaban apenas en los laboratorios, y el dis-
curso nacionalista tendía a confinarlas a su papel
tradicional de guardiana del hogar.
Sin embargo, hubo un impulso que la llegada
al poder de los regímenes comunistas, después
de la Segunda Guerra Mundial, reforzó aún
más. La igualdad de los sexos se convirtió en
un objetivo político prioritario, acompañado de
medidas voluntaristas: incitación a las jóvenes
a realizar estudios universitarios, promoción de
las mujeres a los puestos de responsabilidad,
múltiples disposiciones colectivas para el cui-
dado de los niños... con buenos resultados.
Pero también tuvieron un efecto secundario
potencialmente devastador: a causa del empe-
ño político a favor de la igualdad de los sexos,
las sociedades se volvieron “ciegas a la cues-
Los antiguos países comunistas tienen los índices más
altos de mujeres en las profesiones científicas. Ahora bien,
como han demostrado las expertas que elaboraron el
informe ENWISE, pocas veces ocupan puestos prestigiosos.
Desde 2004, varias iniciativas se esfuerzan por volver
a poner la cuestión del género en el centro de la política
de investigación.
El difícil gambito de la dama
EUROPA CENTRAL Y ORIENTAL
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research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009 13
tión del género”, como escribieron las exper-
tas de ENWISE, dirigidas por Ene Ergma, física
y política estonia. “El techo de cristal existía,
pero ni las mujeres, ni los investigadores en
ciencias sociales lo veían, ni lo criticaban”,
sobre todo por la prohibición de los movimien-
tos feministas organizados de la preguerra, cali-
ficados de “burgueses”.
Las paradojas de la transición¿Cómo una herencia histórica tan compleja
iba a ejercer una influencia sobre el lugar de
las mujeres en la ciencia una vez desapareci-
dos los regímenes comunistas? Las expertas de
ENWISE estiman que durante los años de tran-
sición las mujeres no dejaron el mundo del tra-
bajo, aunque sólo fuera debido a las dificultades
económicas, por la necesidad de dos salarios en
la familia. Pero con el desplome de la inversión
en ciencia y tecnología, siendo éstos sectores
mimados de los regímenes comunistas, muchos
hombres dejaron los laboratorios de su país
para irse al extranjero y, sobre todo, hacia los
sectores mucho mejor remunerados de las
finanzas o del comercio. Las mujeres se que-
daron, incrementando aún más su presencia
en la esfera científica, sin que aumentara la
concienciación acerca de la desigualdad. Como
recogía el informe ENWISE – y es una triste
realidad que se aplica a toda la Unión Europea
– cuanto más invierte un país o un sector de
actividad en la investigación, menos se preocu-
pa por la presencia de mujeres.
Por lo tanto, la explicación de esta parado-
ja que se produce en Europa del Este se
encuentra en la historia del siglo XX: estos paí-
ses cuentan con más investigadoras, pero tam-
bién se dan allí más desigualdades entre
científicos hombres y mujeres. Esta historia ha
dado un nuevo giro con la adhesión a la UE,
en la que la igualdad entre géneros es una de
las piedras angulares de su política científica.
“Desde el 2004, en parte gracias a los esfuer-
zos de los diferentes proyectos financiados por
la Unión, los dirigentes políticos consideran la
cuestión ‘mujeres y ciencias’ como ‘aceptable’.
Tanto las diferentes agencias gubernamentales
encargadas de la política científica como el minis-
terio a cargo de la igualdad de las posibilidades
financian ahora iniciativas sobre este tema”, mani-
fiesta complacida Dora Groo, presidenta de la
Asociación de las Mujeres Científicas Húngaras
creada a finales de 2008.
La hora de las iniciativas…La Unión Europea ha apoyado numerosas
iniciativas para que esta cuestión sea tratada
a nivel nacional. Fue así como desde 2005 el
Central European Centre for Women and Youth
in Science (CEC-WYS), que reúne a equipos
checos, eslovacos, eslovenos y húngaros, ha
estado organizando sesiones de formación
sobre cómo integrar la cuestión del género en
los proyectos científicos europeos. También se
ha esforzado por integrar en el debate público
de estos países la cuestión de la igualdad entre
hombres y mujeres en la ciencia. “Esta cues-
tión era completamente marginal para los res-
ponsables políticos, los protagonistas de la
investigación y los periodistas”, testimonia la
socióloga checa Marcela Linkova, que dirigió el
CEC-WYS. “Y cuando se abordaba este problema
era para ver cómo las mujeres podrían conciliar
mejor el trabajo y la vida familiar. Las medidas
contempladas estaban previstas para que se
pudieran adaptar mejor a las carreras masculinas,
en lugar de intentar concebir de nuevo la propia
noción de carrera, para que se pudiera llevar
a cabo sin sacrificar la vida personal”.
Sin duda es uno de los frutos del paciente
trabajo de sensibilización llevado a cabo por
el CEC-WYS, aquel artículo del principal perió-
dico eslovaco que, en junio de 2007, se inquie-
taba por la pequeña proporción de mujeres en
las universidades del país. “Es un problema
porque, al igual que la política, es un área
importante de la vida pública en la que falta
el voto de las mujeres”, denunciaba el perio-
dista. O la publicación en Praga de un libro
titulado El gambito de la dama (1) – por el nom-
bre de la famosa jugada de ajedrez que hace
posible que la dama domine el centro del
tablero – que cuenta cómo, en los últimos
años, muchas jóvenes han emprendido una
carrera científica, con éxito. O también aque-
lla difusión en la televisión húngara de un
documental con el mismo tema.
… y de los cambiosUno de los desafíos decisivos es que en las
jóvenes generaciones aparezcan imágenes
positivas de mujeres científicas, para contra-
rrestar los estereotipos sexistas que siguen
vivos y la débil conciencia feminista. A pesar
de los esfuerzos de las asociaciones de inves-
tigadoras, la cuestión del género en la ciencia
queda a menudo como secundaria, incluso se
percibe como una manía “de Bruselas”. “Para el
público culto, la cuestión de la igualdad entre
los géneros se asimila a una problemática de la
época comunista, sin relación con la historia
cultural nacional, lo que contribuye a que se deje
de lado esta cuestión. Y, no obstante, la Asocia-
ción de las Mujeres Universitarias Búlgaras se
creó en 1924”, observa Nikolina Sretenova, filó-
sofa de las ciencias.
Como reveló un estudio del Baltic States Net-
work Women in Science and high Technology,
las investigadoras estonias siguen culpándose
a sí mismas si tienen carreras menos brillantes
que las de los hombres, sin ver que esto no se
debe a sus decisiones personales ni tampoco
a que tengan menos méritos, sino, en gran
medida, al propio funcionamiento del sistema.
La generación que conoció la época comunista
y su ideal declarado de igualdad empieza a ser
sustituida por una nueva generación con dife-
rentes aspiraciones y, a menudo, como reco-
nocía el informe ENWISE, sensible a los cantos
de sirena que preconizan la vuelta de las muje-
res a sus papeles tradicionales.
Ahora bien, los expertos del proyecto
Women in Science Debate, que sucedió al CEC-
WYS, temen que estas voces puedan tener cada
vez más influencia a medida que la investiga-
ción científica vaya recobrando prestigio en
estos países que se orientan a su vez hacia una
economía del conocimiento. “En los países de
la semiperiferia de Europa, ya se han observa-
do muchas veces tales vaivenes, y esta mezcla
variable de ideas progresistas y conservadoras
incluso forma parte de la cultura política local”.
La historia sigue estando presente.
M.S.(1) Queen’s Gambit. The Launch of a Research Career, Institute
of Sociology of the Academy of Science of Czech Republic Prague, Barbora Tupá (editores), Praga, 2007.
EUROPA CENTRAL Y ORIENTAL
ENWISE: rapport Waste of talents.
Podrá descargar este documento en:
http://ec.europa.eu/research/science-
society/women/enwise/enwise_
report_en.html
CEC-WYS:
www.cec-wys.org/html/
Women in Science Debate:
http://wsdebate.tetalap.hu/
Baltic States Netwok Women in
Science and high Technology:
www.basnet-fp6.eu/
14 research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009
BREVES
Los análisis de WIST
En el marco del grupo de trabajo
europeo Women in Science and
Technology y su estudio “WIST:
the business perspective”, Laure
Turner, profesora en la ENSAE
(Escuela Nacional de Estadística y
Administración Económica – París),
llevó a cabo un estudio sobre los
“challenging projects”, que supo-
nen desafíos). “Las mujeres están
mucho más presentes en áreas y
proyectos que no están considera-
dos como aportaciones esenciales
en los resultados, que eran preci-
samente el objeto de este estudio.
En consecuencia, se suele
subestimar el impacto positivo
de la diversidad en los resultados”.
El grupo WIST continuó sus estudios
en 2008, analizando las políticas
de armonización entre la vida
privada y la vida profesional
implantadas por una quincena
de compañías multinacionales,
especialmente en su departamento
de I+D. El informe final de este
análisis se publicó en el primer
semestre del 2009. Está disponible
en la página web comunitaria de
Ciencia y Sociedad.
http://ec.europa.eu/research/
science-society/pdf/
wist_report_final_en.pdf
¿Por qué no elegir la ingeniería?
Dos proyectos europeos, WOMENG
y PROMETEA, pretenden descubrir
las razones por las cuales tan
pocas chicas optan por las carreras
de ingeniería, y lo que podría
cambiar esta situación. Los siete
socios académicos de WOMENG
(2000-2005) centraron sus trabajos
en tres temas: las elecciones (o no
elecciones) de estos estudios; los
éxitos y los fracasos en las carreras
femeninas; la influencia de la
organización cultural y social
predominante en estas especiali-
dades. A lo largo del tiempo, en
esta triple temática se observaron
obstáculos comparables. Para
superarlos, los investigadores
sugieren numerosas pistas:
aumentar la autoestima de las
chicas durante su escolaridad y en
la universidad; comunicar “de otro
modo” sobre estas profesiones
y valorizar los servicios que
prestan a la sociedad en vez de
insistir en su aspecto de jungla
competitiva; dar más visibilidad
a las investigadoras durante los
días de puertas abiertas de los
laboratorios; introducir la multidis-
ciplinaridad en los estudios
(lenguas, ética, etc.) además de las
asignaturas técnicas; dar un nuevo
aire a las culturas de empresa
y de la investigación para que las
mujeres puedan desarrollar a la vez
una carrera y una vida familiar sin
que se vean perjudicadas por ello…
El proyecto PROMETEA tomó el
relevo a WOMENG con una finali-
dad similar: estudiar con deteni-
miento la situación de las
ingenieras y proponer recomenda-
ciones para el mundo académico
e industrial, así como para las
políticas de investigación nacionales
y europeas. PROMETEA organiza,
entre otras cosas, una serie de
acontecimientos propicios para los
intercambios de ideas y de reflexio-
nes. Entre ellos ha estado la primera
conferencia europea Gender and
Diversity in Engineering and Science,
celebrada en Dusseldorf (Alemania),
en septiembre de 2009.
www.womeng.net/intro.htm
www.prometea.info/
Las asiáticas y la informática
En la Facultad de Informática y de
Tecnologías de la Información de
Kuala Lumpur (Malasia), la decana
es una mujer, así como las respon-
sables de departamento. En la
Universidad de Penang, el 65 %
de los estudiantes de informática
son chicas. No ocurre lo mismo en
Europa o en los Estados Unidos.
Según Isabelle Collet, informática
e investigadora en ciencias de
la educación, las mujeres que
eligieron esta especialidad hablan
positivamente de la diversidad de
su trabajo, de la posibilidad de
actuar en diferentes sectores
profesionales, del aprendizaje
continuo, del trabajo en equipo.
¿Por qué no difundir esta visión
positiva de las profesiones relacio-
nadas con la informática en vez
de reforzar la imagen masculina
y guerrera del pirata informático?
Con esta idea, Isabelle Collet
escribió “L’informatique a-t-elle un
sexe ? Hackers, mythes et réalités”
(Editorial L’Harmattan, París, 2006).
resultados individuales, y colectivos,
obtenidos en equipos con distinto
grado de “diversidad”. Esta diversi-
dad se basaba en la proporción
entre hombres y mujeres dentro
del grupo. La encuesta se llevó
a cabo, entre el 2004 y el 2006, en
departamentos de investigación
de cuatro grandes empresas: Air
Liquide, EDF, Shell y Schlumberger.
Los resultados son significativos
en lo que respecta a los resultados
individuales. Fueron mejores en
el caso de las personas que
formaban parte de los equipos
más mixtos. Las conclusiones
también destacan el impacto
positivo de la diversidad en los
resultados de los proyectos. Laure
Turner señala que, según los datos
utilizados, hay más mujeres en los
proyectos relacionados con el
marketing y la comercialización
que en los que tienen una relación
directa con la I+D (los denominados © S
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research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009 15
Al diablo con los estereotipos
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“Es mejor dar más vida a los días que más días a la vida”.
Rita Levi-Montalcini,
Premio Nobel de Fisiología
y Medicina (1986)
a
16 research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009
Comencemos por una pregunta abrupta:
¿el cerebro tiene un sexo?
Paradójicamente, la respuesta científica es:
sí y no. Sí, porque el cerebro controla las fun-
ciones de reproducción. Por lo tanto, los cere-
bros de los machos y de las hembras no son
idénticos, y esto ocurre en todas las especies,
incluida la nuestra, ya que la reproducción
sexuada implica sistemas hormonales y com-
portamientos sexuales diferentes, controlados
por el cerebro.
Pero la respuesta también es no, porque si
se consideran las funciones cognitivas, obser-
vamos antes que nada una gran diversidad
cerebral, independientemente del sexo. De
hecho, para que emerja el pensamiento, el cere-
bro debe ser estimulado por el entorno. Cuando
nacemos, sólo el 10% de nuestras 100 mil millo-
nes de neuronas están conectadas entre sí. El
90 % de las conexiones restantes se van cons-
truyendo progresivamente a merced de las
influencias de la familia, la educación, la cultura
y la sociedad. De este modo, en el transcurso
de su desarrollo, el cerebro va integrando ele-
mentos externos asociados a la historia de cada
uno. Es lo que se denomina plasticidad cere-
bral. Por ello, cada persona tiene un cerebro
diferente. Y las diferencias entre los individuos
del mismo sexo son tan importantes que son
más significativas que las existentes entre los
sexos.
En realidad, su pregunta encierra el proble-
ma fundamental de determinar la parte innata
y la adquirida en los comportamientos – una
cuestión esencial discutida por los filósofos
y los científicos desde hace siglos. En la actua-
lidad sigue siendo un tema muy impregnado
de ideología y que interesa enormemente a los
medios de comunicación.
Precisamente, los medios de comunicación
a menudo se hacen eco de estudios según los
cuales la especialización cerebral es diferente en
los hombres y en las mujeres. Por ejemplo, según
ellos, sólo las mujeres realizan las funciones del
lenguaje con ambos hemisferios. ¿Qué piensa
usted de esto?
Las teorías sobre las diferencias hemisféri-
cas entre los sexos en el lenguaje empezaron
hace más de treinta años. No han sido confir-
madas por los recientes estudios de conforma-
ción de imágenes cerebrales que permiten ver
el funcionamiento de un cerebro activo. Estas
teorías a menudo se basaban en observacio-
nes realizadas con muestras muy pequeñas
(a veces, con una decena de personas)…
Seguimos citando estos estudios mientras que
existe otra realidad científica contemporánea
muy distinta. Así, los metanálisis, que sacan
conclusiones del conjunto de experimentos
publicados en la literatura científica y que se
refieren a varios centenares de hombres y de
mujeres, revelan que estadísticamente no exis-
te diferencia significativa entre los sexos en la
distribución hemisférica de las áreas del len-
guaje. Esto se explica porque las localizacio-
nes de estas zonas del lenguaje varían mucho
de un individuo a otro, y dicha variabilidad es
más significativa que una posible variabilidad
entre los sexos.
Otro prejuicio: el cerebro masculino sería
más apto para los raciocinios abstractos,
en particular, para los matemáticos.
Estas concepciones no tienen ningún fun-
damento biológico, como lo ilustran dos estu-
dios importantes publicados el año pasado en
la revista Science. Ya en 1990 se hizo una pri-
mera investigación en los Estados Unidos, y se
refería a una muestra de 10 millones de alum-
nos. Estadísticamente hablando, los chicos
tenían más éxito que las chicas en las pruebas
de matemáticas. Algunos habían interpretado
este resultado como la prueba de una ineptitud
del cerebro femenino en este campo. La misma
investigación, realizada en 2008 (1), reveló esta
vez que las chicas obtenían resultados tan
Catherine Vidal, neurobióloga, Directora de
Investigación en el Instituto Pasteur (Francia), no se
limita a sus trabajos fundamentales (sobre el dolor,
la memoria o las enfermedades neurodegenerativas,
entre otros). Esta especialista del cerebro también se
dedica a la divulgación de la ciencia y a las relaciones
de ésta con la sociedad.
El cerebro, entre ciencia e ideología
NEUROBIOLOGÍA
© S
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research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009 17
buenos como los chicos. ¡No cabe imaginar
que hubiera habido, en menos de dos déca-
das, un cambio genético que les hubiera hecho
más dotadas para las matemáticas! Estos resul-
tados simplemente se deben al desarrollo de la
enseñanza de las ciencias y a la mayor mezcla
entre sexos en las ramas científicas. Otro estu-
dio (2), realizado en 2008 a aproximadamente
300.000 adolescentes de cuarenta países, reve-
ló que cuanto más favorable fuera el entorno
para la igualdad entre los hombres y las muje-
res, más chicas obtenían buenos resultados en
las pruebas matemáticas. En Noruega y en Sue-
cia, los resultados fueron comparables. En
Islandia, las chicas superaban a los chicos, pero
éstos ganaban en Turquía y en Corea.
A menudo se esgrime un argumento para
explicar la desigualdad de los resultados en
matemáticas: que los hombres realizan mejor las
tareas de tipo geométrico en las tres dimensiones
del espacio. ¿En qué se basa esta idea?
En efecto, una serie de trabajos de psicolo-
gía experimental revelan que obtienen mejo-
res resultados en pruebas de representación
mental de objetos tridimensionales. Pero no
precisan la influencia del contexto que deter-
mina estos distintos resultados entre hombres
y mujeres. Si, antes de realizar esta prueba en
una clase, se anuncia a los alumnos que se trata
de un ejercicio de geometría, los chicos gene-
ralmente obtienen mejores resultados. Pero si
se le dice al mismo grupo que se trata de una
prueba de dibujo, los resultados de las chicas
serán similares a los de sus compañeros. Estos
experimentos revelan claramente que la auto-
estima y la interiorización de los estereotipos de
género desempeñan un papel crucial en los
resultados obtenidos en este tipo de pruebas.
Finalmente, ¿cuáles son los desafíos de las
investigaciones sobre las diferencias cerebrales
entre hombres y mujeres?
La investigación de por qué se producen
estas diferencias, más allá de su simple des-
cripción, es algo apasionante. Puede explicar-
se por la biología, pero sobre todo por la
historia, la cultura, la sociedad… Uno de los
grandes avances de las investigaciones en neu-
robiología es haber revelado las extraordina-
rias capacidades de plasticidad del cerebro. Ya
no se pueden esgrimir las diferencias biológi-
cas entre los sexos para justificar la diferente
distribución de roles entre los hombres y las
mujeres en la sociedad.
Pero esta visión “predominantemente bioló-
gica” sigue gustando, porque representa una
especie de aprobación científica ante la exis-
tencia de manifiestas desigualdades. Así, ¿como
vamos a apoyarnos en la teoría de la evolución
para explicar que los hombres supuestamente
se orientan mejor en el espacio porque, en tiem-
pos prehistóricos, salían a cazar los mamuts
mientras que las mujeres se quedaban en la
cueva ocupándose de los niños? ¡Esta argumen-
tación es completamente especulativa: nadie
estaba allí para saber si esto era así! Y los espe-
cialistas de la prehistoria dirán que ningún
documento (fósiles, pinturas rupestres, sepul-
turas, etc.) revela tales precisiones sobre la
organización social y la distribución de las
tareas de nuestros antepasados.
¿Cómo explica usted que se haya reavivado
el interés por estas cuestiones, desde hace dos
décadas?
Primero, porque estos estudios pueden tener
visibilidad en los medios de comunicación, un
aspecto que por desgracia interesa a los edito-
res de las revistas científicas, incluyendo las
más prestigiosas. Segundo, por el desarrollo de
las técnicas de conformación de imágenes
cerebrales, que dio un nuevo aire a las viejas
teorías sobre la desigualdad entre los hombres
y las mujeres, explicadas por las diferencias en
sus cerebros. Pero, como ya he dicho anterior-
mente, cuanto más avanza la conformación de
imágenes cerebrales, más comprobamos el
papel crucial de la plasticidad del cerebro y la
variabilidad de su funcionamiento de un indi-
viduo a otro, independientemente de su sexo.
Siento que estudios cuyo valor científico es
discutible sigan teniendo tanta repercusión.
Pero otros elementos me hacen ser más optimis-
ta. Si el premio Nobel de Fisiología y Medicina
2008, que recompensaba el descubrimiento del
virus del SIDA, fue atribuido conjuntamente
a Luc Montagnier y a su principal colaboradora,
Françoise Barré-Sinoussi, es prueba de que las
mentalidades evolucionan. Antes sólo se
recompensaba al jefe del laboratorio... Recuer-
do a Rosalind Franklin, biofísica británica que
desempeñó un papel crucial en el descubri-
miento de la estructura de doble hélice del ADN,
pero cuyos trabajos fueron recuperados por
James Watson y Francis Crick, que obtuvieron el
Nobel de Fisiología y de Medicina en 1962. Esta-
mos ante una verdadera concienciación sobre
el papel de las mujeres en la investigación.
Pero esta evolución es lenta. Por desgracia, la
creencia de que se producirá un cambio es más
fuerte que el propio cambio…
Declaraciones recogidas por Mikhaïl Stein
(1) C.Guiso et al., Culture, Gender and Math, revista Science (2008), 320: 1164-1165.
(2) J.S. Hude et al., Gender Similarities Characterize Math Performance, revista Science (2008), 321: 494-495.
NEUROBIOLOGÍA
Algunas publicaciones
de Catherine Vidal
Sexe et pouvoir, con Dorothée
Benoit-Browaeys, París, Editorial Belin,
2005. Esta obra está traducida al
italiano, al japonés y al portugués.
Féminin/Masculin: mythes et idéologie,
Paris, Belin, 2006.
Hommes, femmes: avons-nous le même
cerveau?, Paris, Le Pommier, 2007.
Cerveau, sexe et liberté, DVD Gallimard/
CNRS, colección “La recherche nous est
contée”, París, 2007.
Catherine Vidal: “En el transcurso de su desarrollo,
el cerebro va integrando elementos externos
asociados a la historia de cada uno”.
© C
NR
S
18 research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009
Lejos de los muelles del río Gironda,
a algunos kilómetros del centro de la
ciudad, existen dos hospitales entre los
que está la Universidad de Burdeos 2
(Francia). Allí se estudian las ciencias de la
vida, las ciencias humanas y la salud. Y allí
también se llevan a cabo investigaciones fun-
damentales en colaboración con el mayor de
sus centros médicos, el Hospital Universitario
Pellegrin. El conjunto tiene aire de campus
urbano: edificios bajos y funcionales, amplios
aparcamientos de coches, algunos árboles. En la
primera planta del edificio 1, se encuentra el
CIRID (1).
En este complejo hay muchas mujeres. Dos
de ellas están a la cabeza de dos ramas de
investigación que estudian los sistemas inmu-
nitarios, y las células madre, correspondiente-
mente. Las investigadoras también ocupan
puestos de responsabilidad en diferentes
subgrupos. El carácter mixto y la igualdad pre-
dominan dentro de un clima de unidad, cuyo
carácter se debe mucho a la personalidad del
“jefe”, Jean-François Moreau.
Lo importante son las capacidades, no el género
Julie Déchanet-Merville, de 42 años de edad,
con tres hijos, dirige a los equipos que trabajan
en una de las dos grandes temáticas de investi-
gación, la inmunología. “Mi trayectoria de bió-
loga es muy corriente. Nunca he tenido
ninguna dificultad real para trabajar con hom-
bres y no puedo decir que nadie me haya fre-
nado por ser una mujer. Tanto los investigadores
hombres como mujeres desempeñamos un
trabajo comparable y las diferencias dependen
más de la personalidad que del género”. Según
Vincent Pitard, ingeniero biólogo, que trabaja
con Julie desde hace unos doce años y que ha
visto cómo ascendía: “El que nuestra jefa sea
una mujer no cambia nada. Está igual de dispo-
nible y presente de lo que estaría un hombre
y sus circunstancias personales no perjudican
en absoluto su vida profesional”.
El grupo de Julie estudia un virus que for-
ma parte de los herpes virus. “Estudiamos célu-
las del sistema inmunitario tratando de
comprender cómo actúan para luchar contra
este virus y cuáles son los mecanismos de reco-
nocimiento del mismo. Por lo tanto, trabajamos
mucho en coordinación con el hospital”. Pierre
Merville, profesor de universidad y médico
hospitalario, además de ser el marido de Julie,
también forma parte de este equipo. El carác-
ter mixto del CIRID tiene esto de especial, que
no se da sólo en términos de género, sino de
profesión.
La mayoría de los hombres que trabajan en
esta unidad proceden de centros hospitalarios
universitarios. Los médicos y los biólogos tie-
nen una visión diferente de la investigación.
Visitamos un viernes por
la tarde un laboratorio un
poco especial, en el que las
investigadoras no están
en puestos secundarios.
Pluralidad mixta
REPORTAJE
research*eu NUMÉRO SPÉCIAL | AVRIL 2009 19
Para los primeros, es necesario tratar una cues-
tión precisa, un problema determinado, presen-
te en un paciente, y que exige llevar a cabo una
investigación para quizás darle una respuesta.
Para los segundos, se trata de una visión más
fundamental cuyo objetivo es aportar nuevos
conocimientos, desmontar mecanismos, correr
el riesgo de obtener resultados que les lleven
a tomar otros caminos. Estas diferencias de
enfoque enriquecen el trabajo.
Siempre buscando el equilibrio Según Charlotte Behr, jefa de equipo en la
rama de inmunología: “Los médicos en cierta
forma están en una situación comparable a la
de las mujeres con niños, a caballo entre el hos-
pital y la investigación, siempre hay que hacer
malabares porque tienen que ver a un pacien-
te, acabar algunas pruebas, teniendo la impre-
sión de no hacer jamás lo suficiente”. Charlotte,
de 46 años, con dos niños de 9 y 7 años de
edad, estudia una serie de células que podrían
desempeñar un papel importante en la elimi-
nación del parásito plasmodium, agente de la
malaria. Estuvo varios años en el Instituto Pas-
teur (París) antes de llegar a Burdeos, tenién-
dose que enfrentar allí con las dificultades
típicas de las investigadoras cuando tuvo que
participar en largas misiones en África. “Mi vida
privada frenó mi vida profesional, no tanto por
las cuestiones prácticas, que pude solucionar,
sino por razones psicológicas. A veces tene-
mos la impresión de ‘hacer todo mal’, y es un
conflicto interno permanente. El otro día, mi
hijo me dijo: ‘Eres la única mamá que no ha
estado en ninguna excursión de la clase’”. Pero
“hacer todo mal” no sólo se aplica a los niños.
“Los investigadores podrían trabajar día y noche.
Nada se acaba nunca, siempre hay que leer
informes, o escribir artículos, hacer experimen-
tos… Por lo tanto, se tiene siempre el senti-
miento de culpabilidad con respecto al trabajo”.
Diferencias y complementariedadesEn el Instituto Pasteur, Charlotte Behr estuvo
en un contexto mucho más masculino. Allí
empezó a hacerse una opinión sobre las dife-
rencias de comportamientos entre los investiga-
dores y las investigadoras, pero quiere precisar
que se trata de un punto de vista muy personal.
Para ella, los hombres tienen un espíritu más
pionero y aventurero, “están preparados para
avanzar sin pensárselo dos veces”, mientras
que las mujeres toman más en cuenta los ele-
mentos “externos” al trabajo, por ejemplo, las
dificultades personales que alguien pueda
tener en un momento dado. “Los equipos mix-
tos tienen la ventaja de equilibrar estos dos
tipos de sensibilidad”, estima. “Hacen falta
luchadores, si no, no se avanza y otros que
digan: ‘cuidado, vamos a pararnos un momento
y a pensárnoslo mejor’”.
En ese momento Giulia entra en el despa-
cho, un poco incómoda por haber abierto la
puerta sin llamar y encontrarse con una visita.
“Entra… El punto de vista de Giulia también
puede interesarle. Tiene una beca Marie Curie
y está en su tercer año de tesis”. Giulia Costa
está muy a gusto en el CIRID. “Tengo mucha
suerte de estar en un equipo donde podemos
actuar y expresarnos con gran libertad. En las
reuniones se escucha a todo el mundo, ya sean
hombres o mujeres, jefes de proyecto o estu-
diantes. No sé si llegaré a ser una buena inves-
tigadora, pero veo aquí a numerosas mujeres
que ejercen esta profesión y que tienen una vida
familiar y niños. Su ejemplo me da ánimos”.
El interés comúnUn poco más lejos está el espacio de los
“experimentos” donde se encuentra Vincent
Pitard. Antes de llegar a Burdeos, trabajó en el
servicio I+D de una PYME escocesa y en la
Universidad de Oxford. Cree que por regla
general “los hombres tienen más ambición por
destacarse y por que se les reconozca su traba-
jo. Las mujeres necesitan menos estar en instan-
cias de representación, lobbies o comisiones en
las que posiblemente podrían obtener algunos
beneficios. En Oxford, tuve un jefe que hacía
todo lo posible por encontrarse en el lugar pro-
picio para ‘mover sus fichas’ e impulsar sus
proyectos y su carrera. Con Jean-François, esto
se ve mucho menos, aunque una parte de su tra-
bajo sea la de obtener fondos y destacar nuestra
credibilidad científica”.
Jean-François Moreau, director del CIRID,
está ubicado en el mismo pasillo. Su despacho
no es más grande ni más suntuoso que el de los
investigadores. Tiene el espacio suficiente para
guardar una flamante bicicleta negra, afirmación
de su compromiso con la movilidad sostenible.
A la vez facultativo hospitalario y profesor de uni-
versidad, investigador desde hace 31 años, este
director está considerado como bastante atípico,
sabe estar a la escucha de los demás y tiene la
capacidad de delegar y de impulsar a la vez.
“Una excepción a la regla del poder”, resume
Charlotte.
Jean-François Moreau comparte su tiempo
entre el hospital, un lugar donde debe reinar
“una organización de orden militar”, y los labo-
ratorios del CIRID, donde el ambiente es muy
distinto. “No se consiguen investigadores
inventivos coaccionándolos y estresándolos.
Lo importante es que se impliquen libremente.
Hay que dejarles escoger sus caminos para que
pongan en práctica sus ideas”.
No obstante, estos investigadores e investi-
gadoras, en su búsqueda individual, forman
parte de equipos. “Creo que un grupo de hom-
bres forzosamente no tiene el mismo compor-
tamiento que un grupo que integre a mujeres.
El carácter mixto científico es positivo. Por
regla general, diría que las mujxeres están más
sensibilizadas sobre el interés común que los
hombres. Además, descubren más rápidamente
este interés común, mientras que ellos, a menu-
do, siguen aferrándose a sus ideas”.
Christine Rugemer(1) Véase el cuadro.
REPORTAJE
Inmunidad y pluripotencia
Las investigaciones llevadas a cabo por
el CIRID (Componentes Innatos de la
Respuesta Inmunitaria y de la Diferencia-
ción) asocian al CNRS (Centro Nacional de
Investigación Científica) con los hospitales
de la Universidad de Burdeos. Se centran en
cuestionamientos muy básicos en dos campos
punteros de la biología molecular. Una primera
rama de investigación estudia los mecanismos
de defensa – o de desarreglo – del sistema
inmunitario, que se basan en las “respuestas” de
los linfocitos T a las agresiones microbiológicas.
Los investigadores analizan con más deteni-
miento las defensas inmunitarias contra los
herpes virus y contra el plásmido de la malaria,
las respuestas a los carcinomas (cánceres de
la piel) y a los linfomas, y además estudian la
enfermedad autoinmune denominada lupus.
La segunda rama estudia la pluripotencia
y las primeras etapas de diferenciación de
las células madre.
www.umr5164.u-bordeaux2.fr
20 research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009
Con el 42 % de mujeres en su parla-
mento, un gobierno con mayoría
femenina, es decir, un parlamento
y un gobierno prácticamente parita-
rios y una mujer jefe de Estado desde hace casi
diez años, Finlandia es un ejemplo en materia
de igualdad de sexos para la mayoría de los
países europeos. Y no es nada nuevo: Helsinki
fue la primera capital del mundo que dio no
sólo el sufragio universal sino también dere-
chos políticos idénticos a las mujeres y a los
hombres, ya en 1906. Finlandia destaca en un
segundo terreno, a primera vista independiente
del primero: la inversión en la investigación.
Con el 3,75 % de su PIB dedicada a ella, y una
pro porción de 26 investigadores por cada 1.000
habitantes, el país está entre los primeros del
mundo, superando a los Estados Unidos y Japón
– por no hablar del resto de Europa...
Esta doble excelencia se traduce en un índice
especialmente elevado (el 23,5 %, el más ele-
vado de la Unión) de mujeres en los puestos
de responsabilidad de la investigación. Una de
ellas, Teija Kujala, es directora de la Cognitive
Brain Research Unit de la Universidad de
Helsinki y, a sus 45 años, afirma que “nunca se
ha sentido discriminada en el transcurso de su
carrera”. Fue la primera mujer de su laborato-
rio, y ahora son mayoría entre las 30 personas
de la unidad – una situación excepcional en
las neurociencias, disciplina tradicionalmente
Visita entre bastidores de
la investigación finlandesa,
una de las que más implica
a las mujeres en el “viejo
continente”.
La mejor alumna de la
FINLANDIA©
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Helsinki, la capital de un país ejemplar
en la cuestión de los géneros.
Pirjo Helena Mäkelä, bacterióloga, que
tiene ahora 78 años, fue la primera mujer
que entró a formar parte de la Academia
Finlandesa de las Ciencias, en 2003.
research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009 21
muy masculina. “No es que discriminemos a
los hombres, sino que nos interesa más este
campo”, sonríe.
La regla de la aperturaEn realidad todo el contexto de la investiga-
ción en este país ofrece condiciones particular-
mente favorables para las mujeres. La Unidad
de investigación espacial del Instituto Finlan-
dés de Meteorología, instalado en flamantes
edificios en el centro del campus científico de
Helsinki, es un magnífico ejemplo de ello. Sin
embargo, Tuija Pulkkinen, su directora, no tie-
ne nada de pasionaria feminista como cabría
esperar a la vista de su reputación y de su
popularidad entre sus estudiantes: con una
mirada tranquila y voz calmada, jamás respon-
de a una pregunta sin haberle dedicado un
breve tiempo de reflexión. Pero tiene las ideas
claras sobre las cuestiones de género. “Para mí,
es tan importante que un laboratorio de inves-
tigación esté abierto a las mujeres como a los
investigadores de otros países o de diferentes
edades. Es el tipo de diversidad que produce
la mejor ciencia”. Pero no por ello dice que las
mujeres tengan un modo diferente de investi-
gar al de los hombres: “En la física, hay que
resolver ecuaciones y encontrar leyes que no
tienen nada que ver con el género”, pero pre-
cisa que las mujeres son “cuidadosas, pacien-
tes, comprueban sus resultados y realizan
mediciones precisas”.
Tuija Pulkkinen (madre de un adolescente
de 15 años de edad) es consciente de que las
cargas familiares, que recaen principalmente
sobre las mujeres, reducen su disponibilidad
en determinados periodos. Más aún cuando en
Finlandia se puede prolongar el permiso por
maternidad, de ocho meses. Tuija considera
que estas “ausencias” se pueden gestionar y no
deben ser pretextos para la discriminación.
“Hay años en los que algunos científicos son
más productivos que otros, y luego el movi-
miento se invierte. Podemos adaptarnos a eso,
y hasta velar por que esta situación no perju-
dique una carrera, autorizando, por ejemplo,
que alguien firme publicaciones aunque su
aportación no haya sido esencial. La ciencia es
un trabajo en equipo. Nuestros proyectos espa-
ciales a menudo abarcan un periodo de diez
años o más. Por lo tanto, hay que juzgar la pro-
ductividad tomando en cuenta periodos así. Si
dejamos que alguien trabaje a tiempo parcial,
o en su casa durante un tiempo, estamos gene-
rando gratitud, compromiso y, en general, el inte-
resado lo compensa más tarde. Estoy convencida
de que la felicidad aumenta la creatividad”.
La perspectiva empresarialIncluso en Nokia, el gigante mundial de alta
tecnología, objeto de un auténtico fervor nacio-
nal, las condiciones planteadas a las investiga-
doras darían envidia a muchas europeas. Ello
no impide que la empresa sea líder mundial
de su categoría, en un entorno altamente com-
petitivo. Virpi Roto, de unos cuarenta años de
edad, dinámica y sonriente, es Principal Scien-
tist (o científica principal) en el centro de
investigación de Nokia de Helsinki, un impre-
sionante edificio de cristal donde el visitante
sólo puede entrar debidamente acompañado,
identificado, y sin cámara de fotos. Está espe-
cializada en la adaptación del Internet móvil a
las necesidades de los usuarios. Fue contrata-
da con un diploma de informática, obtuvo un
doctorado en ciencias sociales gracias al 10 %
de reducción de tiempo de trabajo que la empre-
sa otorga a todos sus asalariados que deseen per-
feccionar su formación. Trabaja 37,5 horas a la
semana, y cogió íntegramente sus dos permisos
por maternidad. Cuando las circunstancias fami-
liares exigen su presencia en casa (por ejemplo,
si su marido está de viaje), sus superiores
Unión Europea
FINLANDIA
Con la ayuda de la ley
El avance de las mujeres en la investigación finlandesa se debe ante todo a sus propios méri-
tos, pero nunca habría tenido tal envergadura sin una presión política continua, que se remonta
a los años ochenta. “Hubo una primera ‘Ley sobre la Igualdad de los Géneros’ en 1987, que era
principalmente un catálogo de buenas intenciones pero que, no obstante, supuso un avance”,
indica Liisa Husu, especialista de las cuestiones de género en la ciencia.
Sentada ante un chocolate caliente en el Café Engel, bien
conocido por los amantes de la repostería de Helsinki, la
socióloga todavía recuerda su experiencia como ayudante
del “Defensor del pueblo para la Igualdad”, una especie de
mediador de la República importante en Escandinavia, nom-
brado con ocasión de esta legislación. “En aquella época era
joven y estaba en un avanzado estado de gestación. Mi jefe,
que era un antiguo ministro, y yo nos presentamos en las oficinas de todos los decanos de uni-
versidad para incitarlos a promover y explicar la nueva Ley y el avance de las mujeres. ¡Tuvimos
mucho éxito!” Esta ley, que penaliza la discriminación, hizo posible una serie de juicios que, aun-
que fueran muy pocos, tuvieron una gran repercusión. Luego fue reforzada en 1995.
“Entre otras medidas, cada universidad tenía que presentar un ‘Plan para la igualdad de los
géneros’ y, lo más importante, todos los comités de dirección de la investigación debían contar
por lo menos con una proporción del 40 % de mujeres”. Según Liisa Husu, esta última medida
hizo mucho por la paridad. Desde aquellos años, en los que se produjo un cambio radical, el país
ha estado produciendo periódicamente un “Barómetro de la igualdad” que permite medir los
efectos de estas políticas. La edición de 2008 señala el aumento de la insatisfacción de las mujeres
con más estudios sobre las cuestiones de igualdad de géneros, al mismo tiempo que el nivel educa-
tivo de las mujeres se ha ido elevando globalmente. Según Liisa Husu, es la prueba de que queda
mucho por hacer, a pesar de los avances ya logrados, para conseguir verdaderamente aprovechar
el alto potencial científico de las finlandesas.
© Y
ves
Sci
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a
Liisa Husu
22 research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009
FINLANDIA
bacterióloga y primera académica finlandesa,
de 78 años de edad, “Ahora existen muchas
más mujeres científicas que en otros tiempos,
por lo que es un poco más difícil apartarlas,
pero los prejuicios siguen ahí. Lo peor es que
la mayoría de las discriminaciones se hacen de
forma inconsciente. Hay tanta gente insensible
a las aspiraciones y a los sentimientos de las
mujeres. Por eso yo sería más ‘feminista’ hoy
que cuando era joven…”
Aunque sea consciente de que se trata de
declaraciones políticamente incorrectas, Pirjo
Helena Mäkelä se cuestiona a veces los bene-
ficios de los largos permisos de maternidad,
ella que crió a cuatro hijos al mismo tiempo
que desarrollaba una brillante carrera acadé-
mica. “Si alguien se para demasiado tiempo,
puede dañar irremediablemente su trayectoria
científica”. No por ello hay que renunciar a la
vida familiar – una idea que con sólo oírla la
enfurece. ¿Cuál es la solución para poder com-
paginar todo? “Saber organizarse. Mientras los
hombres sólo tienen que planificar su día,
nosotras debemos planificar la semana entera,
no echar a perder nuestros experimentos para
no tener que volverlos a hacer...” Y concluye:
“Lo importante es que las mujeres no se con-
formen con puestos secundarios en los que
solamente hagan cosas interesantes de vez en
cuando. La verdadera ciencia implica tener un
fin y la voluntad inquebrantable de alcanzarlo”.
El futuro dirá si las científicas finlandesas
acabarán por superar los obstáculos que les
separan de los puestos de mucha responsabi-
lidad. Lo que es seguro, es que de este país,
que hace apenas medio siglo era pobre y rural,
ha salido una ola excepcional de mujeres con
estudios superiores, que ahora están presentes
en todos los sectores de la vida social. El
reciente estudio Pisa (1), llevado a cabo por la
OCDE, reveló que los alumnos finlandeses de
15 años tenían los resultados escolares cientí-
ficos más elevados del mundo. “Yo creo que
esto se debe al excelente nivel educativo de
sus madres”, anota Liisa Husu. “Reconozco que
aún no se ha demostrado esto. Pero es evidente
¿no?”. A decir verdad, sí.
Yves Sciama
(1) El Programa Internacional de la OCDE para el Control de los Conocimientos de los Alumnos (PISA) tiene por objeto evaluar con regularidad en qué medida quienes acaban la enseñanza obligatoria poseen los conocimientos y las calificaciones requeridas para desempeñar plenamente su papel en la sociedad. www.ocde.org
do los niños son pequeños, tienen carreras más
cortas y discontinuas. Este esfuerzo debería
estar más repartido entre ambos sexos”. Dicha
tendencia se está empezando a ver en Finlan-
dia, donde algunas jóvenes parejas de univer-
sitarios se reparten el permiso parental.
“Cuando voy a coloquios o seminarios en el
extranjero, mi marido se ocupa de los niños,
ya que viaja mucho menos”, relata otra cientí-
fica. Antes de suspirar: “Él lo sobrelleva, pero
la familia no lo ve con muy buenos ojos…”
También es necesario que las investigado-
ras no se autolimiten. Ahora bien, sabemos que
con frecuencia las mujeres tienden a tener
menos confianza en sí mismas y menos el refle-
jo de pedir un ascenso que los hombres. Lo
que confirma Tuija Pulkkinen: “Cuando quedó
vacante el puesto de vicepresidente de la Euro-
pean Geophysical Union, lo primero que pen-
sé fue: ‘ya tienes demasiado trabajo de por sí,
jamás lograrás hacerlo todo’. Luego reflexioné.
Me dije que al final seguramente iba parar a un
hombre, un hombre tan ocupado como yo pero
que pensaría ‘tengo todo el talento necesario
para llevarlo a cabo, soy capaz de hacerlo’. Así
que presenté mi candidatura para este puesto…
¡y lo obtuve!”
Lo que queda por hacerSea como fuere, la historia no acaba ahí. El
avance de las mujeres (que sigue dándose)
parece ahora como ralentizado. Algunas inves-
tigadoras hasta evocan la aparición de una nue-
va generación “machista”, que se aprovecha de
que hay cierto relajamiento en la vigilancia de
la igualdad. Para Pirjo Helena Mäkelä, médica,
le autorizan a trabajar desde casa sin
que esto plantee el menor problema. No obs-
tante, matiza que si tuviera un puesto de respon-
sabilidad en la gestión de su departamento,
seguramente tendría menos libertad de movi-
mientos. Sin embargo, insiste en que no por
ello no ha querido aceptar este tipo de puesto
en repetidas ocasiones, sino porque lo que más
le interesa es la investigación. En Nokia la ges-
tión de empresa sigue siendo todavía una for-
taleza masculina.
Y ése es el mayor escollo, como ocurre en
toda la investigación académica, aunque en este
caso sea en menor medida. “Hoy en día, el prin-
cipal problema para las investigadoras es la
toma de responsabilidades”, estima Tuija Pulk-
kinen. “Mientras que en los laboratorios la pro-
porción de mujeres es del 50 %, representan sólo
el 20 % de los puestos directivos. Es un desper-
dicio de recursos. Bajo mi dirección, dos de cada
cuatro responsables de equipo son mujeres,
y trabajan muy bien. Consideran a sus subordi-
nados de forma más general que los hombres,
que se suelen limitar al plano profesional”. Tuija
reconoce que con la toma de responsabilidades,
el trabajo es menos científico, “pero estamos en
posición de facilitar y orientar la investigación,
lo cual es muy importante”.
¿Y los hombres?¿Qué se puede hacer para que las mujeres
suban en la jerarquía? Teija Kujala manifiesta:
“Una parte de la respuesta consistiría en que
los hombres se sensibilizaran más sobre las
cuestiones familiares, ya que son las mujeres
quienes generalmente dejan de trabajar cuan-
Bebé de un día del
que se mide, con
métodos suaves,
el funcionamiento
cerebral en la Cognitive
Brain Research Unit
de la Universidad
de Helsinki.
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research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009 23
Subjetividad
“Se diría que el principal problema es el
reparto del poder. Coordiné un proyecto sobre
las mujeres y la ingeniería, en el que había
investigadoras dedicadas a estudios sobre
el género por militancia feminista. Trabajar
en un equipo en el que la autoridad científica
estaba ejercida por un hombre constituía para
ellas una dificultad – e incluso una aberración.
La cuestión de la conciliación entre el
compromiso y el enfoque “puramente”
científico, que busca la objetividad,
seguirá suscitando debate”.
André Béraud, antiguo profesor en el INSA
(Francia), miembro del equipo de investigación
Eschil (INSA).
La “caja de desaparición”
“Nuestra investigación sobre la condición
de las mujeres en la CyT partió de una idea de
Carol Kemelgor, una de nuestras estudiantes,
que entrevistó a directores de grupos de
investigación, explorando la hipótesis de
considerar dichos grupos como si fueran
‘prácticamente empresas’. Su constatación
de que las mujeres se organizan de modo
más colegial y menos jerarquizado y saben
establecer límites en el tiempo de trabajo
para preservar su esfera privada, inspiró el
programa de investigación Athena Unbound.
La experiencia de Carol la había llevado
a formular que ciertos aspectos de la
organización de los grupos de investigación
se basan en artefactos culturales propios de
la experiencia masculina, en vez de en una
cultura universal para la realización de trabajos
científicos. Luego estudiamos, a nivel europeo,
la dimensión del género en las profesiones
relacionadas con las transferencias de
tecnologías, las incubadoras y el empresariado.
Esto nos llevó a identificar un mecanismo de
‘caja de desaparición’: mujeres muy formadas
que desaparecen de los canales académicos
y que luego ‘reaparecen’ en organismos de
transferencia tecnológica, en la interfaz entre
la ciencia y la economía”.
Henry Etzkowitz, Director de Creatividad
y Empresa, Newcastle University Business School,
Reino Unido.
Equilibrio
“El aporte de diversidad en un grupo de trabajo
se hace real cuando se cumplen determinadas
condiciones: debe construirse sobre un terreno
de igualdad, encontrarse el equilibrio de forma
natural a todos los niveles y hay que dar la
ocasión, los medios y el tiempo de que se
exprese. Viví este cambio en mi empresa en
primer lugar con la diversidad cultural y, desde
1994, la de los géneros, ambas con una fuerte
preocupación de igualdad de oportunidades
en las carreras. Más recientemente, trabajé en la
diversidad con grupos y en foros ampliamente
dominados por mujeres. Aprendí mucho y mis
ideas evolucionaron, pero siempre constaté
la ausencia de los hombres (por lo tanto,
de auténticos debates), es una lástima”.
Pierre Bismuth, Consejero Jefe – Recursos
Humanos, Schlumberger.
Poder
“La cuestión no se plantea tanto en términos
de número como de poder. Así, en los equipos
mixtos, cuando todos los líderes son masculinos,
es probable que haya resistencias para plantear
la cuestión del género de modo crítico. No se
trata de explicar esto por un determinismo
biológico, sino más bien a través de diferentes
posiciones sociales y distintas experiencias.
Añadiré que la mayoría de los equipos que
tienen un grupo étnico dominante se plantean
raramente cuestiones sobre la raza y la etnia
en términos críticos. Pero el dominio de una
categoría o de un grupo social suele ser algo
misteriosamente invisible para sus propios
miembros. Estos asuntos son especialmente
importantes cuando la propia investigación
se refiere a cuestiones de poder social,
de control de los recursos o de violencia”.
Jeff Hearn, profesor en la Hanken School
of Economics (Finlandia), la Universidad
de Linköping (Suecia) y la Universidad
de Huddersfield (Reino Unido).
Química
“En mi laboratorio, pude ver todas las
combinaciones posibles de mezcla de
géneros… No vi ninguna diferencia en lo que
se refiere a la química entre personas. A veces
hay alguien que no encaja muy bien con los
demás, pero puede ser tanto un hombre
como una mujer. Tampoco noté jamás típicos
comportamientos exagerados, como el que
las mujeres tuvieran puntos de vista más
cortantes. Varios de mis postdoctorandos han
contribuido enormemente en los trabajos del
laboratorio y, para ser preciso, se trata de dos
hombres y dos mujeres. Creo que los chicos
eran más tenaces a la hora de conseguir los
mejores puestos en las clasificaciones de las
publicaciones. Pero esta situación apenas
se dio, por lo que no estoy seguro que sea un
buen criterio de comparación”.
Frank Gannon, Director General de la Science
Foundation, Irlanda.
Breve sondeo a algunos profesionales que han vivido
y analizado la cuestión de la mezcla de géneros.
Puntos de vista masculinos
GÉNERO
24 research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009
BREVES
Las TIC con aire femenino
Los investigadores del proyecto
europeo WWW-ICT, que reúne
a siete países, quisieron comprender
por qué hay tan pocas mujeres
que se sientan atraídas por las
tecnologías de la información y de
la comunicación (TIC) en Europa
y qué argumentos se podrían
esgrimir para “atraerlas”. Examinaron
la situación de estas profesiones
sobre el terreno, entrevistaron
a 107 mujeres y a 33 hombres,
probaron las condiciones de
trabajo, la manera en la que la
profesión se presentaba a los
más jóvenes, etc.
En 2004 publicaron, entre otras
cosas, tres folletos de sensibilización
(en inglés y en francés) destinados
al ámbito empresarial y al docente,
así como a las organizaciones de
mujeres (asociaciones, sindicatos,
etc.). Uno de los argumentos
utilizados fue demostrar la diversi-
dad de oficios y disciplinas (ciencias
humanas, biotecnologías, edición,
medicina) donde las TIC desempe-
ñan un papel importante. Estos
documentos también presentan
las “formaciones transversales”
que ofrecen posibilidades de
reorientación profesional.
www.ftu-namur.org/www-ict/
Un estilo especial de gestión de empresas
Dos informes Women Matter,
publicados en 2007 y 2008 por la
consultoría McKinsey, analizan la
relación entre el carácter mixto
y los resultados de las empresas.
El primer estudio reveló claramente
el impacto positivo de las mujeres
en las instancias de dirección.
El segundo analizó las razones
de este fenómeno. Para realizarlo,
McKinsey se basó en una lista
“propia” de nueve comportamien-
tos de liderazgo que mejoran los
resultados de las empresas en
términos de organización. Sacó
a la luz que las mujeres adoptan
más frecuentemente actitudes
etiquetadas como “desarrollo de
los demás”, “expectativas y reco-
nocimiento”, “ejemplaridad”,
“inspiración” y “toma de decisiones
participativa”. Los hombres solían
adoptar más una actitud de
“control y acciones correctoras”.
Más allá de la práctica igualitaria,
McKinsey insiste sobre todo en
la ventaja competitiva que ofrece
el carácter mixto, a un alto nivel,
y hasta lo describe como “factor
de supervivencia” y estrategia que
permite adelantar a la competencia.
Por lo tanto, las ejecutivas de alto
nivel podrían ser muy codiciadas
dentro de poco…
Por otro lado, diferentes consul-
torías han realizado un estudio
sobre la representación femenina
en los puestos directivos de las
300 primeras empresas mundiales
cotizadas en bolsa. Las mujeres
representan menos del 10 % de
los miembros de las instancias de
control y dirección de estas
grandes empresas. Frente
a esta ausencia, los evaluadores,
en colaboración con el Women’s
Forum for the Economy and Society,
tuvieron la idea de crear The
Diversion Trophy, un premio
concedido a las empresas que
hayan aumentado el número de
mujeres en los puestos directivos,
pero también en sus equipos.
www.mckinsey.com/
locations/paris/home/
womenmatter_french.asp
http://womens-forum.com/
zzRestofsite/a_PastEditions.
php?edition=z06_06
¿Que el lenguaje es sexista?
Sin duda. En 1985, la administra-
ción federal canadiense publicó
una clasificación de la feminiza-
ción de los nombres de las profe-
siones. En 1995, el Comité para la
Igualdad de Oportunidades del
University College de Cork (Irlanda)
editó una guía sobre el lenguaje
no sexista: “Non-Sexist Language
– A Guide”. En cuanto a la UNESCO,
edita con regularidad su obra Pour
l’égalité des sexes dans le langage,
en francés y en inglés. Los autores
destacan particularmente la
persistencia del empleo del
masculino dominante (por ejem-
plo, “hombres”, con el sentido de
“seres humanos”, que podría ser
sustituido por “personas”) o de
estereotipos anticuados, del
estilo “la mujer de la limpieza”
y “el hombre de negocios”. Se pasa
revista a la feminización de los
de la consideración del análisis
según el género.
En cuanto al Observatorio para
la Igualdad de la Universidad
Autónoma de Barcelona (UAB),
propuso en 2008 una New Guide
to the Use of a Non-Sexist Language
at the UAB. Esta obra permite
encontrar la “palabra adecuada”
en catalán, español e inglés.
Sus autores tienen dos objetivos:
aumentar la visibilidad de las
mujeres en todas las áreas y todas
situaciones, y evitar el uso genérico
del masculino cuando sea posible.
Pour l’égalité des sexes dans le
langage, Guidelines on Gender-
Neutral Language, UNESCO, 3ª
ed., 1999. Documento que podrá
descargar en: http://unesdoc.
unesco.org/images/0011/
001149/114950Mo.pdf. Existe
una versión posterior de la guía
adaptada al español: “Recomen-
daciones para un uso no sexista
del lenguaje”, que puede descar-
garse en: http://unesdoc.unesco.
org/images/0011/001149/
114950so.pdf
New Guide at the UAB
http://selene.uab.es/
observatori-igualtat/Angles/
Index.html
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términos de profesiones. El libro
también permite esclarecer los
conceptos introducidos por el
inglés, como “género” (gender)
que, además de su primer sentido
gramatical, designa a partir de
ahora los rasgos socioculturales
considerados como propios de
los hombres y de las mujeres,
o también el mainstreaming,
o gender mainstreaming, que
quiere decir la sistematización
research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009 25
Entrevistas
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“Doy gracias por la suerte que tengo de haber podido ser cientí-fica. Poca gente en el mundo tiene la posibilidad de hacer cada día lo
que le gusta, como lo hago yo”.
Linda B. Buck – Premio Nobel
de Fisiología y Medicina (2004)
26 research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009
Esta observación de su superior marcó
el inicio de una trayectoria comple-
tamente atípica. Gerlind, nacida en
Kiel, a orillas del mar Báltico, des-
cubrió la química a los doce años de edad.
Ya entonces, fascinada por esta ciencia “que
explica el por qué y el cómo de las cosas”,
sabía que quería dedicarse a ella. Una vez obte-
nido su título de ingeniería, estuvo un año ana-
lizando las características químicas del asfalto,
yéndose luego a Boston donde, en 1996, defen-
dió su tesis de bioquímica en la Universidad de
Brandeis. Fue una experiencia particularmente
enriquecedora, que le hizo comprender que
los alemanes eran conservadores en un aspecto
determinado: “En los Estados Unidos, ya no era
nada excepcional el que una mujer ocupara un
puesto importante”.
El valor del ejemploDurante sus seis años de tesis, se codeó con
Susan Lovett, una científica que iba a ejercer
una gran influencia en el desarrollo posterior
de su carrera: esta mujer, responsable de labo-
ratorio, también era madre de dos niños. Un
ejemplo de que la vida profesional se podía
compaginar con la vida familiar. De vuelta
a Alemania, en mayo de 1996, Gerlind entró
en el célebre Laboratorio Europeo de Biología
Molecular (EMBL, por sus siglas en inglés) de
Heidelberg. Es allí donde entró en contacto
con la Organización Europea de Biología Mole-
cular (EMBO, siglas en inglés) (1), la institución
que la contrataría algunos años más tarde,
y que primero le ofreció una interesante beca
post-doctoral de dos años.
Pero la doctoranda que trabajaba horas
y horas en el laboratorio tuvo dos niños en esa
época. Eso inevitablemente atrasó sus investiga-
ciones. Entonces le pidió a la EMBO la posibili-
dad de prolongar su beca debido a su maternidad.
“Eso es problema suyo”, le respondieron. Por
suerte, su marido, también químico, era autó-
nomo. “Como trabajaba en casa, se hacía cargo
“Usted nos ha demostrado que también podíamos contratar
a ingenieras”. Esta frase, Gerlind Wallon jamás la olvidará.
Recién titulada en ingeniería química, la joven alemana
descubrió el mundo laboral en la empresa que la contrató.
“Descubrí sobre todo que, como mujer, no formaba parte
de los suyos, poco importaban mis títulos”.
Gerlind la tenaz
COMPROMISO
Gerlind Wallon: “La poca presencia
de las mujeres se debería más bien
a una presión social que dicta los
papeles familiares con arreglo
a los géneros”.
research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009 27
de una gran parte de las obligaciones familia-
res”, explica la científica, a menudo tachada de
“madre negligente” por su apretada agenda.
Luego, en el año 2000 se planteó si seguir
o no su carrera. Gerlind Wallon dudó: “No me
veía como responsable de un equipo y distri-
buyendo mi tiempo entre la investigación y el
trabajo administrativo. Acababa también de
tener a mi segundo hijo y ya no podía quedar-
me tanto tiempo en el laboratorio, por lo que
me sentía frustrada”. Entonces vio un anuncio
de la EMBO, donde buscaban a un científico
en biología molecular para supervisar los pro-
gramas y conceder las becas de este organismo
europeo. Un puesto que obtuvo en junio de
2000 y en el que sigue estando muy a gusto hoy
en día.
Los trabajos de la EMBOSe acabaron entonces las mesas de labora-
torio, los tubos de ensayo y las reacciones quí-
micas de todo tipo. Nuestra científica se centró
exclusivamente en la organización de la inves-
tigación dentro de la EMBO, sin que le pesara.
“Este trabajo me permite tener una visión más
amplia de la ciencia, tengo la impresión de
poder hacer aquí mucho más que delante de
mis pipetas…”. Su primera gran tarea fue
luchar contra la poca presencia de mujeres en
la investigación. Por ello, en 2001, creó el pro-
grama Women in Science, que pretende no
sólo evaluar y cuantificar las desigualdades de
género en las ciencias, sino también proponer
soluciones concretas para aumentar el porcen-
taje de mujeres en los puestos con cierto nivel
de responsabilidad (2). Una de las primeras medi-
das consistió en implantar lo que le habían
negado algunos años antes: ¡una prórroga de
tres meses de la beca post-doctoral en caso de
maternidad! “Lo más sorprendente, es que no
tuve que luchar para obtener esta prórroga. En
realidad, todos estaban de acuerdo, sólo que
nadie había pensado nunca en eso”. Entre otras
medidas para ayudar a las mujeres de forma
más eficaz durante su carrera, la EMBO ofrece
ahora la posibilidad de prorrogar hasta 36 meses
la duración de las becas post-doctorales para
poder trabajar a media jornada, una ayuda
financiera adicional para las investigadoras que
tienen a su cargo a niños menores de 6 años
o incluso un programa de ayuda específica
para quienes hayan interrumpido durante un
año su carrera por razones familiares.
Otro objetivo del programa Women in Science
consiste en recoger el mayor número de esta-
dísticas sobre el papel de las mujeres en la
ciencia. E intenta responder a una cuestión de
fondo: ¿por qué hay menos investigadoras con-
forme se van subiendo los escalones en la
jerarquía? De hecho, aunque más de la mitad
de los estudiantes europeos de biología sean
mujeres, tan sólo representan el 15 % de los
profesores de universidad. ¿Cómo se puede
explicar este “techo de cristal”, como algunos
denominan a este fenómeno? Esta cuestión
apasiona a Gerlind Wallon. Para responder a esta
pregunta, llevó a cabo una investigación origi-
nal con varios colegas dentro de la propia
EMBO (3). Se pretendía probar una hipótesis
muy difundida de la existencia de una selec-
ción sesgada que beneficia a los hombres.
La influencia de los rolesEn 2006, la EMBO decidió borrar cualquier
indicación del género en los documentos de
los candidatos en su proceso de selección de
becarios. Los examinadores sólo tuvieron acceso
a la trayectoria y a las publicaciones científicas
de los estudiantes para hacerse una idea de
ellos. El resultado fue sorprendente: a pesar de
esta selección a ciegas, los jurados siguieron
escogiendo mayoritariamente a hombres. El
índice de éxito de las mujeres no cambiaba,
con alrededor del 20 % menos de posibilida-
des de obtener una beca que sus colegas mas-
culinos. Por lo tanto, ¿qué elementos permiten
distinguir a los candidatos de las candidatas
que tienen la misma edad y experiencia seme-
jante?. Eso sí, las mujeres tenían muchas menos
publicaciones que los hombres. Entre 1999
y 2006, ellas publicaban por término medio seis
artículos frente a ocho en el caso de los hom-
bres. Sin embargo, la calidad de sus trabajos
era similar, como indica el factor de impacto
medio (4) de estas publicaciones.
De ahí que la cuestión se plantee bajo otra
perspectiva: ¿por qué las jóvenes investigado-
ras son menos productivas que sus colegas? Se
enviaron cuestionarios a todos los candidatos
para intentar comprender esta diferencia, que
arrojaron como resultado que las mujeres,
durante su carrera, suelen trasladarse más que
los hombres para seguir a sus parejas. Por lo
tanto, les cuesta más encontrar un laboratorio
en el que puedan ejercer sus competencias.
Además, la mayoría de los maridos trabajan
más de 46 horas semanales, lo que implica que
ellas deben hacerse cargo de la mayoría de las
obligaciones familiares.
“De esta investigación se desprende que la
poca presencia de las mujeres no se debería
a una selección sesgada sino más bien a un
problema cultural, a una presión social que
dicta los papeles familiares con arreglo a los
géneros”, concluye Gerlind Wallon. Las muje-
res suelen hacerse cargo de las obligaciones
parentales adaptando sus carreras para poder
ocuparse de su familia. Por eso tendría que
cambiar la cultura en general para romper este
“techo de cristal”. ¿Pero cómo? “Pidiendo pri-
mero a todos los centros científicos que hagan
un balance de la representatividad de las muje-
res, trabajando luego en la sensibilización
sobre esta diferencia entre los sexos, para ter-
minar animando a las mujeres a proseguir sus
carreras. También habría que incitar a los hom-
bres a que asuman más obligaciones paternas
y organizar permisos de paternidad y trabajo
a tiempo parcial para ellos también”.
En las conferencias que da sobre “gestión de
laboratorios” y en las que participan numerosos
estudiantes, Gerlind Wallon trata de enfocar
estos temas. A menudo, quienes la escuchan se
sorprenden al comprobar que todavía existen
estas discriminaciones. Otros afirman que todo
esto se explica por diferencias genéticas, afir-
mación que consigue sacarla de quicio…
Lise Barnéoud
(1) La Organización Europea de Biología Molecular (EMBO), con sede en Heidelberg (Alemania), fue creada en 1964 con el fin de promover esta especialidad en Europa. La EMBO está financiada por 27 países europeos y en ella trabajan más de 1.300 científicos (48 de ellos recibieron un Premio Nobel). Propone becas y programas a investigadores seleccionados con mucho rigor.
(2) Véase por ejemplo la conferencia SET-Routes que se celebró en Heidelberg del 9 al 11 de mayo de 2007: www.set-routes.org/conference/index.html
(3) Podrá descargar el estudio en la siguiente dirección: www.embo.org/gender/gender_study.pdf
(4) El factor de impacto (impact factor) sirve para medir la importancia de las revistas científicas. Evalúa la frecuencia media con la cual los artículos de una determinada revista son citados por las demás revistas indexadas, durante tres años.
COMPROMISO
28 research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009
Annett Gebert y Ulrike Wolff tienen
muchos puntos en común. Ambas
son químicas en el IFW de Dresde (1),
están a punto de cumplir cuarenta
años, están apasionadas por las nanociencias,
trabajan unas cincuenta horas a la semana
y dedican de buena gana el poco tiempo que
les queda a proyectos sociales, incluso si eso
significa trabajar cada día hasta muy tarde o los
fines de semana.
Annett Gebert, la primera, oyó hablar de una
convocatoria de proyectos de la Comisión
Europea sobre el lugar de las mujeres en la
ciencia por una colega rumana, Mariana Calin.
Ulrike Wolff se les unió justo después, seguida
de otras nueve investigadoras de alto nivel en
el área de las nanociencias. “Muy rápidamente,
nos surgieron muchas ideas sobre las acciones
que podríamos llevar a cabo en nuestra especia-
lidad”. Y finalmente, se convirtió en un grupo de
doce mujeres, de nueve países europeos, que
lanzó en octubre de 2005 Women in Nano (2),
bajo la dirección de este consorcio inédito:
Annett y Ulrike.
Trayectorias poco convencionalesSin embargo, nada hacía presagiar que estas
dos investigadoras iban a implicarse en la lucha
Dos investigadoras que representan a un grupo
de una docena de mujeres (todas ellas, excepto
una socióloga, investigadoras en el campo de
las nanociencias). Un grupo cuyas acciones
excedieron la esfera de su especialidad para
impulsar la cuestión del género en toda Europa.
Dos representantes de la nanotecnología femenina
ALTA TECNOLOGÍA
Annett Gebert (a la izquierda) y Ulrike Wolff: “Muchas mujeres abandonan su carrera después de su post-
doctorado porque no tienen suficiente confianza en sí mismas y porque no saben cómo ‘vender sus méritos’”.
research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009 29
contra la discriminación de las mujeres en la
ciencia. Su trayectoria parecía ya trazada, desde
la facultad de química hasta su puesto actual
en el IFW, pasando por una tesis obtenida en
Dresde, un post-doctorado durante el cual des-
cubrieron las nanociencias, así como un año
en el extranjero. En ningún momento se sin-
tieron perjudicadas a causa de su sexo. “Posi-
blemente, incluso nos beneficiamos de
determinadas discriminaciones positivas”, aña-
de Ulrike. Sin embargo, no vacilaron un segun-
do en entrar en un proyecto cuyo objetivo
precisamente era apoyar y animar a las mujeres
a trabajar en las ciencias. ¿Por qué? “¡Porque
sabíamos que nuestra trayectoria profesional
no era la más habitual!”, responde Annett. “Había-
mos oído hablar de la situación de colegas nues-
tras, sobre todo fuera de Alemania, que tenían
más dificultades por ser mujeres. A través de
Women in Nano no quisimos defender nuestros
propios derechos sino mejorar una situación
global en absoluto igualitaria”.
En un primer momento, las doce embajado-
ras de Women in Nano se esforzaron por exami-
nar la situación de las mujeres en las nanociencias
y por intentar comprender por qué había tan
pocas. Realizaron varias encuestas, tanto en
centros de investigación como a científicos.
Pero los resultados fueron decepcionantes,
incluso inexplotables. “Las nanociencias abar-
can un área muy amplia. Nos fue difícil iden-
tificar a todos los grupos de investigación en
un sector tan interdisciplinario y encontrar a la
persona de contacto adecuada. Por otro lado,
las pocas respuestas que recibimos no fueron
satisfactorias, probablemente por falta de tiempo
o de interés”. Aún así, el estudio revela que las
diferencias entre países, en términos de planes
de carrera y de estructuras de promoción, tienen
poca incidencia sobre el lugar de las mujeres en
la ciencia. Todo apunta a que los aspectos cul-
turales desempeñan un papel mucho más
importante.
Mujeres y jóvenes Entonces llegó la segunda fase del proyec-
to, dedicada a atraer el interés de los jóvenes
por las nanociencias y a animar a las mujeres
a continuar su carrera: actividades con escolares,
participaciones en acontecimientos públicos,
pero sobre todo, organización de una universi-
dad de verano (en Comarruga, España) y una
de invierno (en Kranjska Gora, en Eslovenia).
“Estos dos talleres fueron los mejores recuer-
dos que tengo de esta campaña”, cuenta Ulrike
Wolff. “Las participantes eran muy entusiastas
y querían aprender lo más posible…”. El obje-
tivo de estas “universidades fuera del campus”
era no sólo ofrecer clases de alta calidad sobre
diferentes temáticas de las nanociencias, sino
también mejorar la capacidad de las estudian-
tes de presentar sus resultados científicos, de
forma tanto oral como escrita.
“Muchas mujeres abandonan su carrera des-
pués de su post-doctorado porque no tienen
suficiente confianza en sí mismas y porque no
saben cómo ‘vender sus méritos’”, precisan
ambas científicas. A menudo las mujeres tienen
menos autoestima que los hombres y proyectan
esa imagen relativamente negativa a su futuro
jefe. Por lo tanto, para subsanar este punto
débil y aumentar la confianza en su trabajo,
hicieron ejercicios sobre la presentación de sus
resultados. Por ejemplo, una de las clases se
refirió exclusivamente al modo de comportar-
se delante de un auditorio. “Gracias a nuestro
profesor, descubrí que, en el momento de las
presentaciones científicas, los hombres gene-
ralmente estaban bien erguidos, mirando a sus
interlocutores a los ojos mientras que las muje-
res no tenían aplomo, se movían sin parar y
no miraban apenas a los oyentes”, precisa
Ulrike. En las sesiones de presentación de los
resultados posteriores, los progresos fueron
increíbles. “La confianza en sí mismo es algo
que se aprende”, confirma Annett. ¡Y de eso ella
sabe mucho! Al poco tiempo de su regreso de
su último año post-doctoral en la escuela poli-
técnica de Montreal (Canadá) le propusieron
hacerse cargo de la dirección del grupo Electro-
chemical Properties of Functional Materials en
el IFW de Dresde. “¡Me daba pánico aceptar
tanta responsabilidad! Pero la verdad es que hay
que tirarse al agua para ir ganando autoestima”.
Las superdotadas de la organizaciónEstas universidades de verano y de invierno
representaron también un lugar de debate
sobre cuestiones sociales, particularmente sobre
los problemas de desigualdad entre hombres
y mujeres. En esos debates surgió una pregunta
recurrente: ¿realmente es posible compaginar la
vida familiar con la carrera científica? Difícil
para Annett y Ulrike de responder a esta cues-
tión, puesto que no tienen hijos. “No ha sido
por mi profesión”, asegura Ulrike. “Sin duda ha
sido en parte por mi carrera, pero no sólo por
eso…”, responde por su parte Annett. En todo
caso, las dos afirman que es posible conciliar
ambas. Prueba de ello es que más de la mitad
de las doce científicas del equipo consiguen
compaginar su vida familiar con una carrera de
alto nivel. “Probablemente, hace falta organizar-
se mejor en el trabajo diario”, admite Ulrike.
“Sobre todo, hay que crear las condiciones para
facilitar la vida de las mujeres que tienen hijos”,
señala Annett. Por ejemplo, en el IFW los direc-
tores de laboratorio son completamente cons-
cientes de las dificultades que pueden tener los
jóvenes padres y madres, y dan más flexibilidad
a los científicos que se encuentran en esa situa-
ción. El Instituto también ofrece facilidades
para encontrar una plaza en una guardería.
En el marco del proyecto Women in Nano
se organizaron reuniones con altos responsa-
bles universitarios, industriales y políticos con
el fin de evocar las estrategias de igualdad de
los sexos a implantar. ¿Qué medidas de acom-
pañamiento podrían ser útiles para las mujeres?
¿Es necesario conceder fondos especiales para
hacer posible que las investigadoras continúen
sus carreras? ¿Cómo se puede transformar el sis-
tema educativo para que anime a las jóvenes
a optar por las carreras científicas?
Es difícil responder a estas preguntas con
una respuesta concreta y breve. El consorcio
Women in Nano recibió la financiación de la
Comisión Europea por un periodo de treinta
meses que finalizó en marzo de 2008, en un
último taller dedicado a la difusión de los resul-
tados. Pero la aventura no acaba ahí y este año
ha empezado un nuevo proyecto (3). Implicará
a 11 países europeos y durará tres años. Tiene
como objetivo reforzar la posición de las muje-
res en los puestos científicos de toma de deci-
siones, pero también mejorar la solidaridad y la
implicación de los hombres en la lucha por la
igualdad de los sexos. Esta vez, se espera que
participen sus colegas masculinos. Pero Annett
y Ulrike ya no lo harán. Para estas dos científi-
cas de alto nivel era difícil seguir sin la menor
pausa, dedicando de nuevo tanto tiempo y ener-
gía al margen de su trabajo…
L.B.
(1) Leibniz-Institut für Festkörper- und Werkstoffforschung Dresden (Instituto de Investigación sobre los Cuerpos Sólidos y los Materiales).
(2) www.womeninnano.de (3) Improving the gender diversity management in materials
research institutions.
ALTA TECNOLOGÍA
30 research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009
Para Boel Berner, se diría que el tiem-
po nunca se para. Esta socióloga de
la Universidad de Linköping no deja
de plantearse nuevas preguntas. Hija
de un ingeniero y de una profesora de idiomas,
vivió desde pequeña en un ambiente lleno de
debates. No hay que olvidar que creció en Suecia,
un país avanzado en lo que respecta a la igualdad
de género. Allí las mujeres, cuando luchan por
sus derechos, se ven respaldadas por una tradi-
ción de igualitarismo, autonomía y una lógica
de resolución de los conflictos. “Mi madre era
una persona comprometida y, gracias a ella
y a muchos amigos de mis padres, de menta-
lidad abierta, siempre tuve la impresión de que
las mujeres eran importantes para construir una
sociedad moderna. Tenían que desarrollar sus
conocimientos y participar en la vida pública”.
En Lund, Boel cursó un bachillerato cientí-
fico interesándose a la vez por las ciencias
sociales y humanas. Luego se fue a la London
School of Economics y seguidamente estuvo
algunos años en París, donde descubrió, entre
otras cosas, las enseñanzas del filósofo y soció-
logo Nicos Poulantzas. Su marido por enton-
ces era doctorando en genética en Oxford. Esas
circunstancias le hicieron conocer los contras-
tes entre Francia y el Reino Unido y entre los
universos de las ciencias “duras” y las “blandas”.
Durante esos años conoció a unas francesas (1)
con quienes entabló una larga amistad y que,
como ella, reflexionaban sobre el nuevo papel
de las mujeres en la evolución de una sociedad
sacudida por los movimientos estudiantiles
y obreros de mayo del 68.
La técnica sigue perteneciendo al universo masculino.
Desde los ingenieros industriales de los últimos siglos
hasta los expertos y los responsables de las tecnologías
más avanzadas actuales, Boel Berner analiza el mundo
de las “máquinas” bajo la perspectiva del género.
La libre trayectoria de una investigadora sueca
SOCIOLOGÍA
Boel Berner: “Siempre hay un desequilibrio
de poder en las decisiones y en la gestión de
la mayoría de los sistemas técnicos que estructuran
nuestras vidas”.
research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009 31
La ingeniería, todo un símbolo En 1975, participó en una primera investi-
gación internacional para el informe Women
in science and technology solicitado por la
administración sueca de enseñanza superior.
Luego entró a formar parte de la primera aso-
ciación de mujeres científicas de su país, par-
ticipando en los primeros estudios sobre las
mujeres de la Universidad de Lund. Este campo
de investigación quedó englobado luego en un
departamento de estudios sobre el género – toda
una primicia en Suecia, en aquella época – que
Boel Berner dirigió por un breve periodo más
tarde.
En 1981, defendió una tesis socio-histórica
sobre el universo de los ingenieros suecos. Un
campo que le era familiar, puesto que su padre
ejercía esta profesión considerada como pres-
tigiosa. Los estratos de la empresa estaban cal-
cados a los de la jerarquía militar. Lo que
interesó a la joven doctoranda fue estudiar el
mecanismo de funcionamiento de este poder
reservado a los hombres, su monopolio de los
conocimientos prácticos y científicos que les
daban las claves de la modernización económi-
ca, e igualmente, como otra cara de la moneda,
el lugar dejado a las mujeres en el mundo
industrial de los siglos XIX y XX. “Me pregunté
por qué las mujeres estaban excluidas, pero
también por qué los hombres tenían tan asi-
milado este papel y por qué eran mayoritarios
en los sectores de la ciencia y la tecnología”.
Boel Berner, historiadora y socióloga, analiza
el poder de estos conocimientos en la socie-
dad y la industria y la manera en la que fun-
cionan las redes sociales masculinas, desde la
universidad, y luego en el transcurso de toda
la carrera. Si hasta el año 1921 las mujeres no
pudieron estudiar ingeniería, fue sobre todo
porque se pensaba que la formación para este
oficio, que implicaba movilidad y el ejercicio
de responsabilidades, utilizaba métodos peda-
gógicos que no les convenían. “Estos estudios
se desarrollaban en un entorno que favorecía
la emergencia de la solidaridad entre los hom-
bres y un sentimiento de destacarse, no sólo
con respecto a las mujeres sino con respecto
a quienes tenían un nivel menor de formación”.
Estos modelos de poder masculino no han
desaparecido. En el año 2000, Suecia publicó
un Libro Blanco sobre la igualdad de los sexos
que revelaba que este país, a pesar de su ima-
gen, estaba lejos de ser el paraíso de la igual-
dad de géneros. Basándose en estos datos,
Boel Berner coordinó un estudio que reveló
cómo la distribución del trabajo explica las
diferencias de situación económica entre los
sexos. Aunque las mujeres estén haciendo ofi-
cios “masculinos” (desde ingenieras hasta mecá-
nicas especializadas), las empresas prefieren
contratar a hombres para estas especialidades.
“La aptitud para dirigir está aún asociada con
cualidades masculinas y los hombres consiguen
los puestos más altos. Esta tendencia está refor-
zada por el hecho de que, tradicionalmente,
los hombres pasan más tiempo en el trabajo
y menos en casa”. Un prejuicio contraprodu-
cente para los propios hombres puesto que
quienes “dan la impresión de conciliar la vida
familiar con la profesional tienen una carrera
más brillante que los solteros”.
Los enfoques de la técnicaBoel Berner, actualmente profesora en la
Universidad de Linköping, jefa del departamen-
to de Tecnología y cambio social, sigue inves-
tigando (2), explorando las relaciones entre la
tecnología y el género: la identidad masculina
y femenina en estos campos, los cambios socia-
les provocados por las evoluciones técnicas,
el papel de las mujeres en esta transformación,
la evolución de la enseñanza científica, la per-
sistencia de las barreras del género y de los
símbolos vinculados con la técnica…
Por ejemplo, estudió las relaciones entre las
evoluciones técnicas y la ideología que preva-
lecía en los hogares a partir del año 1900. “Toda
una serie de consejos y manuales respaldaban
los conocimientos de higiene exigidos a las
mujeres de la clase media. El significado de la
limpieza se puede relacionar con ‘el miedo al
bacilo’ difundido por la ciencia del siglo XIX,
pero también con el deseo de distinción y de
respetabilidad de la clase media. Reencontra-
mos ahí el modelo de una burguesía patriarcal
en la cual las mujeres deben tener habilidades
en todas las tareas domésticas, siendo comple-
tamente dependientes de sus maridos en lo
económico”.
Al estudiar un período más reciente, Boel des-
cubrió también que las mujeres, a menudo apar-
tadas del proceso de decisión en las cuestiones
tecnológicas, desempeñan un importante papel
de “observadora externa crítica”. Reaccionan ante
determinadas opciones sensibles, como la uti-
lización de las armas de destrucción masiva,
la contaminación medioambiental o el desarro-
llo de las biotecnologías. Sin embargo, cree que
los hombres y mujeres siguen siendo desiguales
en la técnica: “Creo que siempre hay un desequi-
librio de poder en las decisiones y en la gestión
de la mayoría de los sistemas técnicos que
estructuran nuestras vidas (sólo hay que ver la
energía o las comunicaciones), así como en un
gran número de proyectos prestigiosos en cam-
pos tales como el espacio, las biotecnologías
o las tecnologías militares. Son importantes
esferas de poder principalmente masculino. En
cambio, es interesante comprobar que los nue-
vos campos de investigación relacionados con
la medicina, la biología o el medio ambiente,
son menos masculinos porque no pertenecen
al mundo tradicional de las máquinas. En ellos,
las mujeres encuentran más fácilmente su lugar”.
Nuevas generaciones, otras culturasLa unidad de la que es responsable Boel
Berner presenta un ligero desequilibrio a favor
de las mujeres, en cuanto a los doctorandos
y paridad entre ambos en el profesorado.
Varios investigadores hombres trabajan en las
temáticas “género y tecnología”. “Nuestro
departamento es multidisciplinario. Las dife-
rencias de enfoque y de sensibilidad vienen
más del bagaje intelectual y/o de la personali-
dad de cada uno que de su sexo”.
Boel Berner se siente muy a gusto en este
ambiente universitario que escogió como vida
profesional. “Esta vida plantea desafíos, pero en
el sentido positivo, porque favorece la aparición
de nuevas iniciativas y de nuevas ideas. Desde
mi tesis, siempre quise seguir enseñando
e investigar a la vez”. En Linköping, los estu-
diantes sugieren enfoques a veces inesperados,
a los doctorandos se les considera como cole-
gas, están contratados y participan activamente
en la vida cotidiana del departamento, los pro-
fesores son tutores. “En lo personal, es muy
estimulante supervisar a alguien, y ver cómo va
ganando confianza en sí mismo y adquiriendo
madurez intelectual”.
Christine Rugemer
(1) Boel Berner tradujo numerosos textos sociológicos, publicados en Francia y desconocidos en su país. Escribió, con Elisabeth Elgán y Jacqueline Heinen, una obra sobre el poder económico femenino (Suède: l´égalité des sexes en question, Les Cahiers du Genre, l’Harmattan, París, 2000) y continúa una actividad transnacional a través del grupo MAGE (Mercado laboral y género en Europa www.mage.cnrs.fr/).
(2) www.tema.liu.se/tema-t/medarbetare/berner-boel?l=en
SOCIOLOGÍA
32 research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009
Hasta la edad de 13 años, Christine
Heller del Riego se sentía muy
estadounidense. Creció en los
Estados Unidos hasta la adolescen-
cia y posiblemente se le quedó una impronta
de su vida en el Nuevo Continente: “Por ejem-
plo, creo que soy más pragmática en el enfoque
de mi trabajo y más directa en mis relaciones
profesionales”.
Christine es ingeniera, como su padre, que
siempre la animó a que siguiera la vocación
que ella sentía también. “Mi madre es artista
plástica. Ella siempre quiso que mi hermana
y yo tuviéramos una profesión más segura que
la suya, para que por lo menos fuéramos inde-
pendientes en el plano económico”.
En 1985, cuando empezó a estudiar inge-
niería en la Universidad Pontificia Comillas de
Madrid (que pertenece a la orden de los Jesui-
tas), sólo el 4 % de los estudiantes eran chicas.
Hoy en día y ahora que es profesora en esta
universidad, esa proporción ha subido al 25 %.
“Durante mis estudios universitarios, tuve
a profesores muy condescendientes y paterna-
listas, y a otros que hacían bromas y comenta-
rios sexistas. Pocas mujeres enseñaban en esa
época, excepto en química y en matemáticas,
pero jamás daban clases técnicas”.
“A menudo, las mujeres
se sienten obligadas
a adaptarse a su entorno,
con el riesgo de hacerse más
duras que los hombres…”
Entrevistamos a Christine
Heller del Riego, ingeniera,
profesora de universidad,
que siempre consiguió evitar
lo que le parecía “un gran
escollo profesional”.
Más allá de lo técnico
CIENCIA Y SOCIEDAD
Christine Heller del Riego: “Olvidamos
fácilmente que la finalidad del desarrollo
tecnológico es dar respuesta a las necesidades
de la sociedad y no sólo a los intereses del
mercado”.
research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009 33
París y EuropaRecién obtenido su título de ingeniera,
Christine quiso ampliar sus horizontes. Obtuvo
una beca europea (Human Capital Mobility
Programme) y permaneció tres años en París
(1993-1996). Cursó una especialización en la
Universidad Pierre et Marie Curie, obteniendo
un doctorado en ingeniería eléctrica. En esos
tres años, también se apasionó por la cultura
francesa y se interesó por la política científica
europea. Christine se implicó de lleno en la Marie
Curie Fellowship Association (1) que acababa de
crearse y que reagrupaba a los beneficiarios de
esta beca de movilidad. Entrar en contacto con
investigadores de diversas disciplinas, de dife-
rentes países y orígenes, que habían vivido una
situación “de expatriados” comparable, le daba
“la impresión de pertenecer a una nueva gene-
ración de europeos”. La asociación organizaba
debates, discusiones, seminarios en los que los
investigadores contaban sus experiencias, así
como sus problemas. Los obstáculos encontra-
dos por los jóvenes científicos se tomaron en
cuenta en un documento publicado por la
Comisión, en 2005, que reunía dos vertientes:
la Carta Europea del Investigador y el Código
de conducta para la contratación de investiga-
dores (2). “Es muy alentador ver cómo nuestros
esfuerzos se plasmaron en algo concreto”.
Las preocupaciones de Christine Heller del
Riego van mucho más allá de la ingeniería eléc-
trica, de la que es especialista y profesora en la
Universidad Pontificia Comillas desde hace doce
años. Además, se plantea cómo se pueden trans-
mitir mejor los conocimientos. “A veces es difícil
saber cómo motivar a los estudiantes para que
se esfuercen por asimilar conceptos complejos.
Por eso es importante tener una buena relación
con ellos y asegurarse de que se establece una
dinámica constructiva de grupo”. En determi-
nados casos, la tutoría sirve para que algunos
estudiantes comprendan una asignatura. “Sería
un primer paso. Luego, se les puede ayudar más
allá de las clases. Es muy instructivo, sobre todo
cuando se puede acompañar a un alumno en
las diferentes etapas y en su éxito profesional”.
Ir más allá de lo técnico Además de las cuestiones técnicas, Christine
siempre ha sido una apasionada de la filosofía
y la psicología, que ha integrado en su vida
profesional, desde 2005, colaborando en la
Cátedra de Ciencia, Tecnología y Religión de
la Universidad Pontificia Comillas. “Esta cátedra
proporciona una educación holística a los inge-
nieros, incluyendo temas como la ética (parti-
cularmente de cara a las nuevas tecnologías,
como las de la información y de la comunica-
ción), la deontología, el desarrollo sostenible
y el respeto al medio ambiente, la responsa-
bilidad social, etc. Estos enfoques son muy
importantes y apenas están incluidos en los
cursos ofrecidos a los ingenieros. Se trata
entonces de asignaturas optativas con pocos
alumnos, al preferir los estudiantes las clases
de gestión de empresas, propuestas desde que
la industria lo requirió. Olvidamos fácilmente
que la finalidad del desarrollo tecnológico es
dar respuesta a las necesidades de la sociedad
y no sólo a los intereses del mercado”.
Christine Heller del Riego canaliza sus pre-
ocupaciones también en su participación en la
asociación Euroscience (3). Fue miembro del
comité de dirección del Euroscience Open
Forum (ESOF 2004) donde coordinó el grupo
de trabajo sobre el desarrollo de las carreras
de los jóvenes científicos. En el último foro del
ESOF (Barcelona, 2008) organizó una sesión
titulada Mind, human perception and social
evolution, así como una exposición y un debate
sobre el tema Constructive Engagement of
Science and Humanities – reflexión que espe-
ra poder continuar a través de un proyecto
europeo multidisciplinario, cuyo objetivo es
aumentar la visibilidad de las ciencias sociales
y humanas. “Estas actividades internacionales
son importantes. Me han permitido integrarme
en una red y me dan la posibilidad de trabajar
en temas que van más allá de las posibilidades
ofrecidas por un sólo departamento de la uni-
versidad”.
El escollo de la adaptaciónEstar en un entorno predominantemente
masculino no siempre ha sido tarea fácil para
esta ingeniera, pero no cree que su personali-
dad haya cambiado por eso. “A menudo, las
mujeres se sienten obligadas a adaptarse a su
entorno, con el riesgo de hacerse más duras
que los hombres… Esto siempre me ha pare-
cido un gran escollo profesional que hay que
evitar, aunque eso implicara cierto aislamiento
de cara a los propios colegas de trabajo. Creo
que las mujeres pueden elegir una carrera con-
siderada ‘masculina’ sin cambiar de personalidad.
Christine Heller habla con conocimiento de
causa sobre este tema, que ha tratado en diver-
sos talleres y encuentros. Así, en la conferencia
Speeding up changes in Europe (4), organizada
por la Comisión en 2003, participó en el taller
“Cómo motivar a las jóvenes a emprender una
carrera profesional en la investigación industrial”.
En una Europa en la que faltan ingenieros
y científicos, en un mundo en el que el desa-
rrollo económico conlleva la omnipresencia de
la tecnología, le parece indiscutible que hagan
falta las aptitudes de las mujeres. “Las chicas
que deciden estudiar ingeniería a menudo
obtienen buenos resultados en la universidad.
Las mujeres pueden tener éxito en una carrera
de ingeniería, llegar hasta un nivel muy alto, pero
(como siempre) se ven más obligadas a demos-
trar su talento que los hombres que se encuen-
tran en situaciones comparables”.
Desde el nacimiento de su hija Angelina, en
2006, Christine ha optado por trabajar a tiempo
parcial. Una decisión que no considera en
absoluto como un paso hacia atrás a nivel pro-
fesional. “Recuerdo haber visto estadísticas sor-
prendentes que revelaban que las científicas
que tenían hijos conseguían mejores resulta-
dos que las que no los tenían, o eran solteras.
También leí muchos testimonios de mujeres
que decían que, al tener una familia, se con-
centraban más en su trabajo, por la sencilla
razón de que no tenían tiempo que perder.
Ahora puedo afirmar que es verdad. El equili-
brio y la integración de estas dos dimensiones
son importantes para el desarrollo personal.
Nunca es fácil, pero le da a una más recursos
y despierta la creatividad…”.
C.R.
(1) http://mcfa.eu(2) www.europa.eu.int/eracareers/europeancharter
– Puede descargarse este documento en la dirección: http://ec.europa.eu/eracareers/pdf/eur_21620_en-fr.pdf
(3) www.euroscience.org(4) Podrá descargar este documento en:
http://ec.europa.eu/research/science-society/women/wir/pdf/wir_proceedings_en.pdf
CIENCIA Y SOCIEDAD
34 research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009
BREVES
Miguel y Silvana, dos investigadores con dos hijos
“Conocí a Silvana en Suecia,
cuando participábamos en una
universidad de verano. Éramos
los dos post-doctorados en física,
yo lo había obtenido en Berlín
y ella en París. Un año más tarde,
conseguí un trabajo de asistente
en Portugal y Silvana obtuvo un
puesto fijo en París. Tratamos
de encontrar una solución para
trabajar en el mismo lugar y,
tras haber pasado algunos años
viviendo a caballo entre París
y Portugal, finalmente obtuve un
puesto en Lyon y nos fuimos allí.
El ser una pareja de investigadores
tiene sus complicaciones, puesto
que generalmente hay que cam-
biar de ciudad o de país cada dos
años antes de conseguir un puesto
fijo – y antes de obtenerlo en el
mismo lugar… Suele ocurrir en
torno a los 35 años y la mayoría de
las veces (como ocurre en muchas
otras profesiones) son las mujeres
las que siguen a sus maridos
y se ocupan de los niños.
En nuestro caso no ha sido así.
Silvana y yo hemos conseguido
trabajar en el mismo laboratorio
y en la misma oficina.
Colaboramos en muchos proyectos
y en numerosas publicaciones,
aunque queremos seguir siendo
independientes en algunas líneas
de investigación específicas.
Nos estimula el poder hablar de
nuestro trabajo, aunque mi mujer
opina que exagero a veces y que
sólo hablo de física en casa…
En nuestro caso, no creo que
pudiéramos hacernos la compe-
tencia ya que trabajamos juntos.
Es más interesante colaborar
y ayudarnos recíprocamente.
Samuel tiene tres años y cursa
preescolar en el colegio inglés de
Lyon. Sara tiene un mes y medio,
pero irá a la guardería infantil
cuando tenga tres meses. Desde
que Samuel nació, nos hemos
mudado seis veces. Habla cuatro
lenguas, aunque todavía no las
hable muy bien… No podemos
decir que sea una vida tranquila.
Viajamos mucho, no tenemos
familia ni amigos en Lyon que
puedan ayudarnos con los niños,
así que les llevamos a veces al
trabajo o a conferencias…
Me ocupo de ellos tanto como
su madre.
Miguel Marques, LPMCN,
Universidad de Lyon
Integración en Zurich
Si acaban de nombrarle profesor
en la ETH de Zurich (Escuela
Politécnica Federal) y llega desde
el extranjero con su familia,
si usted no sabe dónde estarán
escolarizados sus hijos y a su
esposa o marido le gustaría
encontrar trabajo… el servicio
Dual Career (DCA) se ocupa de
todo. Se esfuerzan por que los
profesores puedan conciliar sus
horarios con su vida privada
y adaptarse a la cultura. No hay
ningún problema con los niños:
la ETH posee tres guarderías
infantiles. “Facilito la integración
de toda la familia en Zurich”,
señala Madeleine Luethy, respon-
sable del DCA. Aquí no reciben
ayudas financieras pero sí un
servicio que vale su peso en oro.
www.dca.ethz.ch/index_EN
La ayuda del tutor
Aparentemente, una de las
soluciones más eficaces para
que las investigadoras encuentren
un valioso asesoramiento en los
momentos clave de su carrera es
el consejo de un tutor. Aunque los
tutores les ayuden a resolver las
dificultades prácticas relacionadas
con la organización de la vida
académica y la realización de su
proyecto científico, también esta
relación les estimula en su propio
trabajo y en su implicación social.
Diversas asociaciones de tutoría
han creado redes para establecer
contactos europeos y tratar
las cuestiones planteadas a los
tutores y a sus “asesoradas”
a través de una visión más
internacional.
TANDEMplusIDEA es el primer
programa de este tipo y está
apoyado por la UE durante
el periodo 2007-2010. Reúne
a universidades británicas,
holandesas, suizas, alemanas
y francesas. Pretende promover
el alto potencial científico de
las investigadoras y aumentar
su número en los puestos
estratégicos, particularmente
como profesoras. Acabará con
una evaluación de sus objetivos
de desarrollo de carrera y con
la difusión de buenas prácticas
sacadas de sus conclusiones.
EUMENT-NET (European network of
mentoring programmes for women
in academia and research), proyecto
más reciente, está formado por
cuatro socios (Austria, Bulgaria,
Alemania y Suiza). En él se refuerza
este aspecto de “red” para favorecer
las conexiones entre los tutores,
así como las relaciones entre
investigadoras de distintas
generaciones.
www.eument-net.eu/
default.aspx
www.idealeague.org/
tandemplus
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Actuar donde están los problemas
“Que la ciencia sea un campo por explorar con la única finalidad
de aportar algo beneficioso para la humanidad”.
Françoise Barré-Sinoussi,
premio Nobel de Fisiología
y Medicina (2008)
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research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009 35
36 research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009
¿Cuáles fueron sus motivaciones cuando,
en el año 2008, hizo un balance sobre la situación
de las mujeres en las ciencias?
Creo que debemos reformar un mercado
laboral tan marcado por las desigualdades de
género. Como punto de partida tenemos una
constatación: en la Unión Europea, más de la
mitad de los estudiantes de enseñanza superior
son chicas. En la vida profesional de los inves-
tigadores y de los científicos, este porcentaje
desciende al 35 % en el sector público. Y si
observamos el número de mujeres presentes
en los altos puestos de las universidades, apenas
alcanzan el 15 %. ¿Qué ocurre en la vida de estas
mujeres? ¿Dónde desaparecen? Es el tan cono-
cido fenómeno denominado en inglés “leaky
pipeline”, es decir, “fugas en la tubería” que
simboliza el hecho de que las investigadoras,
relativamente numerosas al principio, van des-
apareciendo en el transcurso de la carrera cien-
tífica. Escogen otras opciones, o se estancan
en un momento dado y quedan apartadas de
los puestos más interesantes y de los órganos
de toma de decisiones.
Ahora bien, en lo que se denomina “una
sociedad del conocimiento”, el acceso a dicho
conocimiento es fundamental. El tratado de
Ámsterdam y la estrategia de Lisboa destaca-
ron la necesidad de garantizar la igualdad entre
los hombres y las mujeres en este punto. Esto
no es así, en absoluto, y no deberíamos acep-
tar la situación actual simplemente porque no
es democrática… La persistencia de la des-
igualdad me llevó a profundizar en este tema
y a hacer propuestas.
Pero cuando se habla de sociedad del
conocimiento, existen segundas intenciones
económicas…
De hecho, el otro motivo que justificaría una
mayor presencia de las mujeres en la ciencia
y la investigación sería de tipo económico.
400.000 investigadores europeos se encuentran
en los Estados Unidos mientras que en Europa
hacen falta más científicos. Europa va a tener
que contratar a 700.000 investigadores más en
los próximos años. En ese caso, ¿realmente
podemos prescindir de la mitad de nuestros
cerebros? Si no actuamos para hacer frente a la
competencia mundial, tendremos problemas de
recursos humanos. Al final es una cuestión de
sentido común.
En torno al año 2000, la Unión Europea
publicó numerosos textos sobre la cuestión
“Mujeres y ciencia”. Diez años más tarde,
tenemos la impresión de que la situación apenas
ha evolucionado. ¿Por qué?
¡Porque no tenemos la legislación necesaria!
La Unión Europea tiene multitud de ideas, pla-
nes de acción, pero no una auténtica legislación
sobre la materia. El desafío, hoy en día, consiste
En 2008, la eurodiputada danesa Britta Thomsen redactó
un informe de propia iniciativa sobre el lugar que ocupan
las mujeres en las ciencias. Un área donde persisten la
discriminación y la subrepresentación, a pesar de que las
instancias europeas llevan años esforzándose por cambiar
la situación.
Los talentos de las científi cas
ENENENENNNENNNTRTRTRTRTRTRTRTRTT EVEVEEVEVEVEVVVEVEVVEEVEVVEVVVVE IISSSSSSISISISSSSSSSSSTATATATATATATATATATAATATTAATATAAAA
Britta Thomsen: “¡Hay que encontrar medidas que
contrarresten el sistema actual y sus tradiciones que,
la mayoría de las veces, discriminan positivamente
a los hombres!”
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research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009 37
en inscribir estas propuestas en la realidad, pero
de una forma eficaz.
Le pongo un ejemplo. Personalmente, estoy
a favor de una política de cuotas porque com-
probamos que la situación de desequilibrio no
ha cambiado. En Noruega, el ministro encar-
gado de establecer las cuotas para los órganos
de dirección de las empresas me repite que los
hombres maniobran para que las mujeres estén
fuera de estas instancias, pero igualmente las
mujeres, por su parte, dudan a la hora de asumir
estas responsabilidades. Por lo tanto debemos
decirle también a las mujeres (lo antes posible,
desde que son escolares) que necesitamos sus
talentos.
Lo que nos lleva a la cuestión de los
estereotipos sexistas…
¡Estamos inmersos cotidianamente en estas
percepciones, tan arraigadas en nosotros! Estos
estereotipos incitan a la conservación de
papeles específicamente masculinos y feme-
ninos y a la segregación entre hombres y muje-
res en el trabajo. Según estos prejuicios, las
características típicamente masculinas consis-
tirían en el interés por las cuestiones técnicas,
las habilidades analíticas, la prioridad dada a la
carrera, la ambición profesional, la capacidad
de hacerse oír, la dominación, el egoísmo, el
deseo de “impresionar la jerarquía”… En cam-
bio, entre las especificidades atribuidas a las
mujeres, estarían que les gustan los niños, se
interesan por la familia, privilegian la armonía
y son comprensivas, emotivas y altruistas.
Para preparar a las jóvenes para una carrera
científica debemos trabajar en estas percepcio-
nes desde su más tierna infancia. El apoyo y los
estímulos de sus familias, así como de sus pro-
fesores, constituyen una baza importante para
conseguirlo. Además, observamos con frecuen-
cia que las estudiantes en ciencias e ingeniería
tienen un padre (incluso los dos) que trabaja
en estas disciplinas.
¿No se está poniendo de relieve esta cuestión
de la presencia de las mujeres en la ciencia?
Y de no ser así, ¿qué se tendría que hacer para
que se incluya dentro de las prioridades?
No creo que esta cuestión se manifieste clara-
mente a todos los niveles… En esferas profesio-
nales fuertemente dominadas por los hombres,
como determinadas facultades universitarias, no
es fácil sensibilizar sobre la existencia de este
problema de subrepresentación femenina. Esta
cuestión no forma parte de su mundo. Por lo
tanto, la primera etapa, la sensibilización, no es
en absoluto algo trivial.
Además, creo que hay que reservar algunos
fondos de investigación o becas a las mujeres.
Otra propuesta crucial, que se encuentra en
el informe votado por el Parlamento Europeo,
es actuar en la composición de los grupos de
evaluación y de los comités de selección. Éstos
deben contar con el 40 % de mujeres como
mínimo. El impacto se hará sentir en términos
de contratación y de carrera. Actualmente,
como decía, muy pocas mujeres alcanzan un
puesto de profesor titular porque muchas
abandonan por el camino, por falta de posibi-
lidad de ascenso. Esta medida de cuotas es
también una forma de ejercer una influencia
sobre el entorno de trabajo, y de ahí sobre las
mentalidades. Vemos los efectos en algunos
países. Por ejemplo, en Italia, las investigado-
ras de física son muy numerosas mientras que
en Dinamarca esta área es aún tan sexista que
las mujeres no dudan en abandonarla…
Asimismo, se tendría que actuar para cam-
biar la definición de lo que se considera como
excelencia y las dotes de un “buen investiga-
dor”. Las investigadoras con frecuencia contri-
buyen en el mundo científico aportando
perspectivas diferentes y con temas de inves-
tigación que les son propios, por los que los
hombres no suelen interesarse. De ahí que
aporten diversidad a la investigación.
En resumidas cuentas, estoy a favor de las
medidas de discriminación positiva con respec-
to a las mujeres, aunque no sean una finalidad
en sí misma. ¡Hay que encontrar medidas que
contrarresten el sistema actual y sus tradicio-
nes que, la mayoría de las veces, discriminan
positivamente a los hombres!
¿Algunas de las ideas presentadas en su
informe van a figurar en el próximo programa
marco?
Todavía no se ha preparado el Octavo Pro-
grama Marco de investigación, que formará
parte de la próxima legislatura. Pero es eviden-
te que la dimensión del género estará muy pre-
sente. Tendremos que fijar reglas y reservar
una parte de la financiación para mejorar la
situación y hacer posible que haya más muje-
res que encuentren su sitio en la investigación
y se sientan a gusto en este ámbito.
Kirstine de Caritat
ENTREVISTA
Las pistas del Parlamento Europeo
El 21 de mayo de 2008, la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género del Parla-
mento Europeo aprobó el informe sobre las mujeres y la ciencia de Britta Thomsen.
Este informe, que hace balance de la situación de las mujeres científicas, destaca que el principio
de igualdad dista mucho de ser una realidad, aunque haya habido avances desde 1999, año de una
resolución sobre la mujer y la ciencia del Consejo Europeo.
El nuevo informe del Parlamento Europeo enumera una serie de ideas y de propuestas para
acabar con los prejuicios sexistas y cambiar la cultura en los órganos de decisión de las instituciones
de investigación. Se proponen diversas orientaciones. Algunas pretenden facilitar las carreras de las
investigadoras con el fin de que puedan ocuparse de sus hijos sin verse penalizadas, entre otras
cosas, añadiendo más flexibilidad a sus horarios y permitiendo interrupciones en sus carreras.
Asimismo, se insta a los centros de investigación a que no tengan diferencias salariales entre hombres
y mujeres. Otras orientaciones pretenden reforzar la idea de los role models (o modelos a seguir), estas
científicas “ejemplares” que podrían animar a las chicas que acaban de emprender estudios de
ciencia o de ingeniería. Modelos que se pueden encontrar en las redes de investigadoras, que la
Comisión y los Estados miembros deberían reforzar. Estas redes son esenciales para atraer al mayor
número de mujeres hacia las carreras científicas e incitarlas a participar en el debate político
y a mejorar su evolución profesional.
Página web del Parlamento Europeo:
http://www.europarl.europa.eu/news/public/default_fr.htm
Página web de la Comisión sobre derechos de la mujer e igualdad de género
del Parlamento Europeo:
www.europarl.europa.eu/activities/committees/homeCom.do?language=FR&body=FEMM
38 research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009
El “Grupo de Helsinki”, llamado así por
el lugar en el que se constituyó, en
noviembre de 1999, es una estructura
pionera que se sumergió de lleno en
la cuestión de la representación de las mujeres
en la ciencia (y, por primera vez, con un baremo
de comparación a escala europea). Para hablar
de semejante problemática, antes que nada, era
necesario recopilar datos concretos, por lo que
los estadistas nacionales que componían el gru-
po se dedicaron a elaborar un censo, tomando
en consideración el género.
Esta recopilación y el tratamiento de datos
nacionales heteróclitos y aislados se realizaron
porque Europa se estaba sensibilizando sobre la
necesidad de mejorar el lugar de las mujeres en
la ciencia y la tecnología. El Grupo de Helsinki,
que se reunía dos veces al año, (y que suponía
también un foro permanente de intercambios
y debates), consiguió reconstituir, pieza a pie-
za, el mosaico de las diversas situaciones en
las que se encuentran las científicas en toda
Europa, así como de las medidas para favore-
cerlas.
Un balance decenalEn el 2008, el Grupo publicó un importante
estudio comparativo, titulado Benchmarking
policy measures for gender equality in science,
que constituye el panorama completo, país por
país (miembro o no de la UE), no sólo de la
evolución de los datos estadísticos disponibles,
sino también de todos los dispositivos existen-
tes para fomentar la presencia de las mujeres
en la investigación y la enseñanza superior. Lo
que más destaca de este panorama es la gran
variedad de situaciones particulares, tras las
últimas ampliaciones de la Unión Europea.
El porcentaje de mujeres en las estructuras
científicas de los antiguos países comunistas es
tradicionalmente el más elevado – aproximada-
mente, del 30 al 50 % de los empleos en el
sector de la I+D, frente al 20 – 35 % en los países
de la Europa de los 15. En cambio, los presu-
puestos de investigación van en sentido con-
trario: la mayor presencia femenina en los
nuevos Estados miembros se acompaña a menu-
do de medios muy limitados.
Diez años después del primer plan de acción
“Mujeres y Ciencias” y de la creación del Grupo
de Helsinki, lanzados en 1999 por la Comisión
Europea, ¿qué resultados se han obtenido y cuáles
son los nuevos ejes políticos de la lucha contra
la subrepresentación de las mujeres en el Espacio
Europeo de Investigación? Tres estudios recientes (1)
arrojan luz sobre esta doble cuestión.
Las políticas a prueba
BALANCE
research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009 39
Sin embargo, visto lo que ocurre en los paí-
ses más comprometidos en el Espacio Europeo
de la Investigación, el informe subraya en sus
conclusiones que “no cabe esperar en absoluto
que la elevación del nivel de las ciencias y las
tecnologías, resultado de un crecimiento del
desarrollo económico, aporte una solución a los
problemas de las desigualdades relacionadas
con el género. Porque si sólo actuaran las
‘fuerzas del mercado’ se produciría lo contrario.
Por ello, si se desea impedir que aumenten las
discriminaciones de género, se tendrá que hacer
hincapié en las políticas en este campo que
acompañen el desarrollo económico”.
Señalar el laberinto con balizasPor lo tanto, ya es hora de volverse a movili-
zar a escala europea tomando como referencia
el balance de una década, en el transcurso de la
cual se han llevado a cabo múltiples iniciativas,
estudios y creación de redes, y, en diversos Esta-
dos miembros, se han aplicado medidas políticas
nacionales específicas (cuotas, permisos de pater-
nidad, presupuestos reservados a las mujeres,
etc.). Un grupo de expertos denominado Women
In Research Decision Making (WIRDEM), creado
por la Comisión, se dedicó a analizar, en los dife-
rentes países y organismos europeos de inves-
tigación, todas estas acciones positivas que
pretendían subsanar la escasa representación
de las mujeres en los órganos de decisión cien-
tíficos, en particular, en los niveles más elevados.
En 2008, el grupo publicó su informe Mapping
the maze, que propone un cambio de perspec-
tiva sobre la cuestión del “poder de decisión
en el ámbito científico”.
Del análisis emergen tres temas. Primero, la
exigencia democrática de una distribución más
equitativa de la presencia de las mujeres en la
“gestión de los flujos financieros de la investiga-
ción”. Este objetivo clave – Follow the money –
consiste en llegar a un umbral equitativo de
por lo menos el 40 % en términos de represen-
tación en las instancias de selección y de deci-
sión de atribución de los presupuestos de
investigación. Una segunda pista política se basa
en la cuestión de una participación mucho más
igualitaria y transparente de las mujeres en “los
procedimientos de nombramiento y contrata-
ción”. A medida que se asciende en la jerar-
quía de los poderes de decisión, hay que
luchar contra numerosas prácticas basadas muy
a menudo en redes informales y de cooptación
entre “homólogos” mayoritariamente masculi-
nos. Y finalmente, el tercer paradigma en el
que insisten los autores de Mapping the maze
es considerar la gestión de la igualdad de los
sexos como un elemento integrante de la “ges-
tión de la calidad”. “La igualdad del género tie-
ne que ser una prioridad para los altos cargos
de las organizaciones de investigación, no sólo
en los discursos sino también en los hechos.
Es algo vital”.
Transparencia para los “guardabarreras”
A partir de las recomendaciones de WIRDEM,
se creó un nuevo grupo, Gender and Excellence,
para que realizara un inventario sistemático
y analítico de esta cuestión de la transparencia
en el acceso de las mujeres a la financiación de
las investigaciones. Sus conclusiones, presenta-
das en la Conferencia de Praga (2) con el título
The Gender challenge in research funding, ana-
lizan la dimensión y la dinámica del género en
todos los mecanismos de financiación públicos,
nacionales e institucionales, desde la investiga-
ción básica hasta los proyectos aplicados, pasan-
do por las becas individuales para los
investigadores. Este estudio abarcó 33 países
(los 27 Estados miembros y seis países asocia-
dos – Croacia, Islandia, Israel, Noruega, Suiza
y Turquía).
En este panorama financiero europeo, un
primer grupo de “buenos alumnos” nórdicos –
Finlandia, Noruega, Suecia, Dinamarca e Islandia
– destaca por sus políticas “proactivas” sobre
el género. Pero la situación va cambiando en
varios países donde la representación de las
mujeres hasta ahora era pésima. El estudio
señala los cambios aportados por medidas polí-
ticas recientes en Austria, Alemania, Suiza, Paí-
ses Bajos y España. No obstante, en numerosos
Estados aún se nota la escasez de iniciativas.
Los procesos de decisión en la financiación
de la investigación están controlados por “guar-
dabarreras”, incorporados a los consejos de
investigación, a los consejos de administración
y a los equipos ejecutivos, y presentes entre
los miembros de los comités y de los grupos
de evaluación. Los expertos de Gender and
Excellence destacan que, en general, todas
estas instancias “siguen estando dominadas por
hombres, incluso de forma desmesurada. En
muchos países, aún existen órganos de selec-
ción formados sólo por hombres, aunque la
representación de las mujeres sea bastante ele-
vada. Tampoco son claros los procedimientos
de contratación, en particular el de los encar-
gados de las revisiones por evaluadores, cuyas
decisiones pueden ser determinantes”.
El que hubiera más mujeres en los mecanis-
mos de selección no significaría automáticamen-
te que la proporción de las mujeres seleccionadas
fuera a aumentar. Existen también otros obstá-
culos a nivel de los criterios de elegibilidad,
que no tienen en cuenta las limitaciones de
tiempo familiares (maternidad y cuidado de
niños), a las que se enfrentan las investigado-
ras a la hora de organizar su carrera científica.
Aún así, los autores añaden que, por lo
menos, “un mejor equilibrio en la composición
de los ‘guardabarreras’, además del acceso que
eso permite a las decisiones sobre la agenda
de las investigaciones, garantizará a las muje-
res un lugar propio en el sistema de su finan-
ciación. Así tendrán más posibilidades de
aprender cómo funciona dicho sistema y de
integrarse en las redes más importantes”.
Didier Buysse(1) Véase información a seguir.(2) “Changing research landscapes to make the most of human
potential – 10 years of EU activities in “Women and Science”. Conferencia organizada por la Unidad “Cultura científica y cuestiones de género” de la Dirección General de Investigación - Praga (República Checa) – 14-15 de mayo de 2009.
BALANCE
Benchmarking policy measures for
gender equality in science
2008 – Informe del Grupo de Helsinki
http://ec.europa.eu/research/science-
society/document_library/pdf_06/
benchmarking-policy-measures_en.pdf
Mapping the maze: getting more
women to the top in research
2008 – Informe WIRDEM
(Women In Research Decision Making)
http://ec.europa.eu/research/science-
society/document_library/pdf_06/
mapping-the-maze-getting-more-
women-to-the-top-in-research_en.pdf
The Gender challenge in research
funding
2009 – Informe del Grupo Gender and
Excellence
http://ec.europa.eu/research/science-
society/document_library/pdf_06/
gender-challenge-in-research-funding_
en.pdf
40 research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009
Vista a un bebé de azul, llámelo
Adán. Coja luego al mismo bebé,
póngale ropa rosa y llámelo Eva.
Preséntelo a un grupo de adultos
y tome nota de lo que digan. En el primer caso,
dirán que es “muy vivo” y que es “vigoroso”, en
el segundo caso dirán que es “linda” y “femeni-
na”. Se han llevado a cabo múltiples experi-
mentos de este tipo que llevan a las mismas
conclusiones: nuestras expectativas y nuestra
imagen mental de un niño, desde su naci-
miento, están muy orientadas por su género.
La naturaleza y los efectos de este contexto
social sobre la relación de las mujeres con la
ciencia se están empezando a estudiar en pro-
fundidad. Todas estas reflexiones apuntan a que
las mujeres, durante todo su desarrollo, desde
su más tierna infancia hasta la edad adulta, están
inmersas en una serie de opiniones y de creen-
cias sociales que contribuyen a condicionar su
futuro.
Infancia y adolescenciaRosalind Barnett, del Woman Studies Research
Center de la Universidad de Brandeis (Estados
Unidos), se expresó así en una conferencia orga-
nizada por la asociación SET-Routes (1): “Los años
preescolares y el ciclo de primaria constituyen
una base sobre la cual actúan luego otras
influencias”. La investigadora se apoya en estu-
dios diversos que muestran diferencias notables
de trato según los sexos. Así, cuando se graba
en vídeo a un grupo de niños en un museo
científico, los chicos y las chicas pasan aproxi-
La carrera de obstáculos
PREJUICIOS
Desde las prácticas de sus
profesores a los prejuicios
de sus directores de investi-
gación, una multitud de
frenos ponen trabas a la
carrera científica de las
mujeres.
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Dicen que las chicas
no se interesan por las matemáticas?
El mero hecho de repetírselo
es la mejor forma de que pierdan
el interés.
research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009 41
madamente el mismo tiempo delante de cada
elemento expuesto, pero los padres dedican el
doble de tiempo a dar explicaciones a sus hijos
que a sus hijas. Por lo tanto, se pueden condi-
cionar precozmente el interés y la aptitud por
la ciencia. Y el prejuicio corriente en virtud del
cual las mujeres tendrían menos facilidad para
estas asignaturas (especialmente para las mate-
máticas) puede generar lo que los anglosajo-
nes denominan “the self-fulfilling prophecy”.
Esta “profecía que se cumple por sí misma”
consiste en que el niño integra una opinión
compartida por los adultos – padres y profe-
sores – que termina siendo “verdad”.
Asimismo, en estos primeros años se van
forjando otros rasgos de la personalidad, entre
otras cosas, algunas actitudes que luego serán
decisivas en una carrera científica. Los autores
de Athena Unbound (2) relatan cómo, en una
clase de primaria, los chicos interrumpen al pro-
fesor con comentarios ocho veces más a menu-
do que las chicas. Sin embargo, se les
reprende más a estas últimas, y se les pide que
levanten la mano antes de hablar. En general,
la educación valoriza la autoafirmación y las
actitudes competitivas entre los chicos mientras
que las chicas tienden a ser recompensadas por
su modestia y su buen comportamiento colec-
tivo. Henry Etzkowitz añade: “Cuando llega la
pubertad, estos mensajes culturales acumulados
se ven reforzados por la imperiosa necesidad
de verse aceptadas y aprobadas por sus seme-
jantes”. Esto demuestra lo realmente difícil que
es escapar de los estereotipos sociales…
No obstante, un artículo firmado por dife-
rentes investigadores de la universidad finlan-
desa de Turku (3), que estudió a chicos y chicas
de 12 años de edad, reveló que los alumnos de
ambos sexos sacaban notas más o menos equi-
valentes en una prueba de matemáticas, pero
que los chicos, antes de recibir sus resultados,
en general eran más optimistas sobre su puntua-
ción que las chicas. Parece ser que la mayoría de
las mujeres científicas también experimentan esta
falta de seguridad en sí mismas. El estudio tam-
bién afirmaba que las estudiantes se sienten
desorientadas más rápidamente por las dificul-
tades y que para ellas es más importante la
figura del tutor. Numerosas investigadoras
recuerdan cómo tal o cual profesor o director
de tesis desempeñó un papel clave en su carre-
ra profesional gracias a los estímulos o los con-
sejos que les dio en etapas decisivas. Este tipo
de relación suele ser determinante para evitar
el síndrome de las famosas “fugas en la tube-
ría” (the leaky pipeline), metáfora que ilustra
las numerosas “fugas” (es decir, los abandonos)
que se producen en cada etapa de la trayecto-
ria profesional de las científicas, desde la uni-
versidad hasta la obtención de un puesto de
responsabilidad.
Techo y suelo Por su parte, Annalisa Casini, psicóloga
social en la Universidad Libre de Bruselas, estu-
dió el famoso fenómeno del “techo de cristal”,
es decir, la barrera invisible que bloquea a las
mujeres en su carrera (4). Es evidente que el
sexismo tiene mucho que ver. “Pero también
entran en juego otros factores que relegan a las
mujeres a las tareas subalternas como, por
ejemplo, su tendencia a la especialización
excesiva, que hace que sean indispensables allí
dónde están y menos capaces de trasladarse.
Hablamos entonces de ‘suelo pegajoso’”, precisa.
Catherine Marry, socióloga francesa y directora
adjunta del grupo MAGE (Mercado del trabajo
y género) nos da la respuesta: “Los éxitos pro-
fesionales más frecuentes de los investigadores
hombres están relacionados con su mayor
capacidad de delegar en otros – la mayoría de
las veces, mujeres – las preocupaciones de
organización práctica: tanto en la esfera priva-
da como en la profesional”.
Según estos trabajos, estamos prácticamente
ante las normas de la división tradicional de los
papeles, que vinculan a las mujeres al espacio
privado (la familia) y a los hombres a la esfera
pública (el trabajo). Por lo tanto, el deseo de
excelencia y la ruda competencia, sobre las que
se basan las meritocracias y, entre otras, la cien-
cia al más alto nivel, corresponderían más a los
modelos masculinos.
Parejas y redesPero otra amenaza se cierne sobre su vida pro-
fesional, es el denominado en inglés “two-body
problem” que se da en las parejas en las que
ambos quieren desarrollar su carrera – a veces
se trata de parejas de científicos. Un estudio de
la EMBO, publicado en 2007 (5), revela que el
lugar donde se establecen generalmente
depende de la carrera del hombre, que escoge
el postdoctorado y luego el empleo que mejor
corresponde con sus habilidades o intereses,
mientras que a su esposa o pareja no le que-
da otra que adaptarse. Por lo tanto, ella corre
el peligro de no encontrar el centro de inves-
tigación que mejor le convenga, de publicar
menos y en revistas de menor importancia. Las
carreras siguen desequilibrándose tras el naci-
miento de los hijos. Las mujeres a menudo
cogen dos o tres meses de descanso por per-
miso de maternidad, mientras que los hombres
no interrumpen su trabajo. Llegamos así a la
sorprendente conclusión de que las investiga-
doras no sólo tienen carreras menos interesan-
tes que los investigadores, sino que tienen, por
término medio, menos hijos…
Una ventaja masculina adicional parece ser
la aptitud de entrar a formar parte de redes.
Ahora bien, según Henry Etzkowitz, el éxito
científico es el resultado de una conjunción
entre el “capital personal” (las cualidades indi-
viduales) y el “capital social” (las redes). Los
científicos de alto nivel (hombres casi siempre)
se presentan en cierto modo como los “ban-
queros del capital social”. Cuando encuentran
a un joven prometedor, lo incorporan a su
“grupo”, con el compromiso de que este último
les devuelva el favor cuando haya progresado
en su profesión. Estos “mandarines” confían más
en los hombres prometedores que en las muje-
res – lo que explica, entre otras cosas, que los
hombres obtengan mejores puestos.
Por lo tanto, no hay que extrañarse de que,
incluso en un área como las ciencias de la vida,
en la que la mitad de los doctorandos son
hombres y la mitad mujeres, del 15 al 20 % de
los puestos de profesorado sean atribuidos
a mujeres. Una cifra que Franck Gannon, ex
presidente de la EMBO y actual director gene-
ral de la Science Foundation – Ireland, califi-
caba de “flagrante injusticia” en un editorial
titulado The women issue (5). Antes de advertir
que este tema de debate no va a “desaparecer
sin más ni más; quedará ahí, atormentándonos,
hasta que desaparezca la desigualdad”.
Yves Sciama
(1) www.set-routes.org www.set-routes.org/conference/pdf/procedures.pdf
(2) Henry Etzkowitz, Carol Kemelgor y Brian Uzzi, Athena Unbound: The Advancement of Women in Science and Technology, Cambridge University Press, 2000.
(3) Anu Nurmi, Markku Hannula, Hanna Maijala & Erkki Pehkonen, On Pupils’self confidence in mathematics : gender comparisons- Puede descargarse este documento en la siguiente dirección: www.eric.ed.gov/ERICDocs/data/ericdocs2sql/content_storage_01/0000019b/80/3d/5c/f9.pdf
(4) M.Sanchez Mazas & A.Casini, Femmes au pouvoir... mais quel pouvoir ? Le plafond de verre en question. in S. Stoffel (Ed.), Femmes et Pouvoir, Université des femmes, Bruselas, 2007 – Otras publicaciones: www.ulb.ac.be/is/gps/frameanna.htm
(5) www.nature.com/embor/journal/v8/n11/pdf/7401100.pdf
PREJUICIOS
Todos los proyectos financiados en el transcurso
del Sexto Programa Marco, mencionados
a continuación, acaban de terminar o están en su
último año de funcionamiento. El 7PM también
apoya otras iniciativas, que están empezando,
por ejemplo, los proyectos IRIS y PRAGES.
BREVES
Proyectos apoyados por
42 research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009
Género e investigación
UPGEMComprender el rompecabezas del
género en Europa: el éxodo de los
cerebros en ciencias físicas a través
del espejo de la cultura.
www.dpu.dk/site.aspx?p=8581
KNOWINGConocimiento, instituciones y género:
un estudio comparativo entre el Este
y el Oeste.
www.knowing.soc.cas.cz/
PROMETEAFavorecer las carreras de las
ingenieras en la industria
y la investigación académica.
www.prometea.info
CEC-WYSEuropa Central – Centro para las
mujeres y los jóvenes en el área
de las ciencias.
www.cec-wys.org/html/
UNICAFEEncuesta comparativa sobre la carrera
universitaria de las mujeres en las
ciencias de la vida y las disciplinas
técnicas.
www.unicafe.ee
WOMENCORELas mujeres y la elaboración
de la investigación científica.
www.women-core.org/web/
news.php
GB MANAGEMENTLa gestión presupuestaria,
un medio de promover la
igualdad de oportunidades en
las organizaciones científicas bajo
la perspectiva del género – El caso
de las universidades.
www.neww.org/en/description/
index/0.html
Educación
ROBERTA EULas chicas descubren los robots.
www.roberta-home.eu
Roberta, los robots y las chicas
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GENDER BASICPromover la consideración de las
cuestiones de sexo y de género en
la investigación europea, en el área
de las ciencias de la vida.
www.genderbasic.nl/
ELSAExcelencia en el área de las
ciencias de la vida: integración
de la dimensión del género.
http://ki.se
TRANSGENPretende fomentar la consideración
del género en la investigación y las
políticas del sector del transporte:
establecer una base de conocimientos
e identificar las buenas prácticas.
www.sociology.ku.dk/
koordinationen/transgen/
WOSISTEREnfoque de “género” en el ámbito
de las científicas implicadas en I+D
tecnológico.
www.fpi.lu.se/en/research/wosister
Papel de las científicas
WONBITMujeres y biotecnologías:
enfoques científicos y feministas.
www.wonbit.net
WS DEBATEPara estimular el debate político
sobre la cuestión “Mujeres y Ciencia”
en Europa Central.
http://wsdebate.tetalap.hu/
PRAGESCon el fin de aplicar en la práctica la
igualdad de los géneros en la ciencia.
www.cfa.au.dk/da/forskning/
forskningsprojekter/prages/
EUROWISTDOMEl lugar de las científicas en las series
de televisión europeas.
www.euroscience.org/
eurowistdom.html
IFACCarreras femeninas en ciencia,
ingeniería y tecnología.
http://ifac-project.eu/ifac-project
Investigadora en biología de
la reproducción del Instituto
pluridisciplinario Hubert Curien
(Francia) extrayendo sangre de
un pingüino real en el Archipiélago
de Crozet.
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BREVES
research*eu NÚMERO ESPECIAL | ABRIL 2009 43
Elección de una carrera
WOMENGCrear culturas de éxito para las
ingenieras.
www.womeng.net
IRISLos avances de la investigación sobre
la educación inclusiva en los centros
escolares.
www.irisproject.eu
Tutores, modelos y redes
TANDEM PLUS IDEAEstablecimiento de un desarrollo
estratégico internacional entre
universidades técnicas europeas
cuyo fin es aumentar el número de
profesoras de ciencias naturales
e ingeniería.
www.idealeague.org/
ADVANCEFormación avanzada para las mujeres
en la investigación científica.
www.advance-project.eu
ENCOUWOMSCISeminarios de formación para
científicas.
www.cews.org/encouwomsci
PLATWOMSCIPlataforma europea para las
científicas.
www.epws.org
SET-ROUTESRed de científicas.
www.set-routes.org
WOMENINNANOReforzar el papel de las científicas
en las nanociencias.
www.ifw-dresden.de
DIVALa ciencia de otra manera.
www.irpps.cnr.it/diva/
PALLAS ATHENEEmbajadoras para las mujeres y la
ciencia. Las mejores prácticas para
reforzar la situación de las mujeres
en la investigación.
www.dkfz-heidelberg.de/en/pallas/
EUMENT NETRed europea de programas de tutoría
para las mujeres en las carreras
académicas y la investigación.
www.eument-net.eu/default.aspx
BASNETRed de los Estados bálticos: mujeres
y ciencia en alta tecnología.
www.basnet-fp6.eu
NEWSRed sobre las científicas y el carácter
étnico.
www.newscientist.ulb.ac.be/
divers/a_propos.htm
Change research landscapes
El 14 y 15 de mayo de 2009, se celebró la conferencia
“Changing research landscapes to make the most of
human potential – 10 years of EU activities in Women
and Science”, bajo los auspicios de la Comisión Europea
y de la presidencia checa. Se hizo el balance de diez
años de las actividades “Mujeres y Ciencias” apoyadas
por la Unión Europea y se debatieron pistas para
mejorar la igualdad en la investigación. Diferentes
ponentes europeos hablaron de sus experiencias
sobre la problemática del género. Se organizaron tres
sesiones paralelas sobre la cuestión de las ciencias en
la escuela, así como sobre las medidas nacionales
e institucionales que pretenden introducir cambios
en las organizaciones y el entorno profesional de
la investigación.
http://ec.europa.eu/research/[email protected]
la Unión EuropeaGAPPSensibilización al género en
los procesos de participación.
www.gendergapp.eu
Innovación y empresas
ESGIEstudios estadísticos y analíticos
europeos sobre el género
y las invenciones.
www.esgi.eu
FemStartEl lugar de las mujeres en las
empresas start-ups creadas en el
seno de las universidades.
www.femstart.eu/
WISTLas mujeres en la innovación
científica y tecnológica.
http://wist.ncl.ac.uk/index.htm
Banco de datos
DATAWOMSCIBanco de datos sobre las científicas.
www.cews.org/cews/en/prokoo.php
Investigación sobre nuevos
materiales catalíticos para
aplicaciones de química sostenible.
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LA CIENCIA EN IMÁGENESK
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Los secretos de las gónadasObservación a través de un microscopio de un corte histológico de ovario
embrionario de ratón. Un protocolo de immunohistoquímica que utiliza
anticuerpos específicos asociados a marcadores fluorescentes logra
resaltar las proteínas específicas de este tejido. La imagen obtenida
permite caracterizar el sexo y el estadio de diferenciación de la gónada
utilizada. Esta investigación la lleva a cabo el Instituto de Genética
Humana de Montpellier (Francia) con un equipo dirigido por una
mujer y compuesto por nueve personas, de las cuales seis son mujeres.
Esta observación ha sido realizada por Brigitte Moniot, bióloga, cuyas
investigaciones están basadas en el estudio de la expresión de los genes
y de las proteínas en el transcurso del desarrollo y del posicionamiento
de las gónadas.