LAS MUJERES INMIGRANTES EN LA COMUNIDAD DE MADRID
A solicitud del Foro Regional para Inmigración de la Comunidad de Madrid, Comisión de Bienestar Social
Contratación: Dirección General de Inmigración, Cooperación al Desarrollo y Voluntariado, Consejería de Servicios Sociales
Elaboración: Colectivo Ioé, S.A. (Walter Actis, Miguel Ángel de Prada y Carlos Pereda)
Madrid, noviembre de 2003
Colectivo Ioé
C/ Luna, 11-1º dcha 28004 Madrid Tf: 34-91.531.01.23 Fax: 34-91.532.96.62
e-mail: [email protected] URL: www.nodo50.org/ioe
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CONTENIDO Página
0. Presentación 1. Las fuentes demográficas : posibilidades, dificultades y lagunas a superar 2. La demografía en la Comunidad de Madrid y la presencia de población extranjera 3. Las mujeres inmigrantes en la Comunidad de Madrid
3.1. Principales nacionalidades y composición por sexo 3.2. Distribución geográfica 3.3. Estructura de edades 3.4. Inmigración y natalidad: los hijos de madres extranjeras
3.5. Régimen jurídico de residencia 3.6. Las inmigrantes poco visibles: nacionalizadas e irregulares 4. Niñas extranjeras en el sistema educativo madrileño 5. Mujeres extranjeras en los mercados de trabajo regionales 5.1. Las fuentes 5.2. Lo (poco) que se conoce 6. Cobertura sanitaria de la población inmigrante 7. El acceso de las inmigrantes a la vivienda 7.1. La situación general 7.2. La situación de las inmigrantes 7.2.1. El alquiler de viviendas 7.2.2. La compra de viviendas 8. Conclusiones y propuestas
8.1. Algunas conclusiones 8.2. Algunas sugerencias para el conocimiento de la inmigración
Bibliografía citada Índice de Tablas Índice de Gráficos
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PRESENTACIÓN
Este informe tiene su origen en una iniciativa del Foro Regional para la Inmigración
de la Comunidad de Madrid. Éste, a través de su Comisión de Bienestar Social planteó en
2002 la necesidad de realizar una amplia investigación sobre la situación de las mujeres
inmigrantes extranjeras radicadas en nuestra región. En su momento, Colectivo Ioé presentó
una propuesta de investigación que pretendía responder a dicha demanda; en la misma se
proponía realizar, por un lado, una explotación sistemática de la información estadística
disponible y, por otro, un trabajo de campo –basado en una encuesta representativa- para
conocer diversos aspectos relacionados con la inserción social que no son captados por las
fuentes oficiales. Dicho proyecto no pudo realizarse debido a que no existían recursos
presupuestarios suficientes.
Tiempo más tarde se planteó la posibilidad de realizar un informe adecuándose a las
disponibilidades presupuestarias. A partir de esa nueva demanda se presentó un proyecto
centrado casi exclusivamente en el análisis de las fuentes estadísticas, con el agregado de un
sondeo inicial respecto a las problemáticas de vivienda que afectan a las inmigrantes. La
plasmación de este último proyecto es el informe que el lector tiene en sus manos.
Antes de presentar el contenido del informe conviene, pues, recordar que el mismo no
cubre todos los campos que el Foro Regional solicitaba estudiar, y que se incluían en nuestro
proyecto original. Por tanto, hay que entender este trabajo como una aproximación parcial al
objetivo inicial fijado. Lo que ofrece es una visión actualizada de la situación de las mujeres
inmigrantes a partir del uso de distintas fuentes estadísticas disponibles. Lo que queda por
realizar es el trabajo de campo que permita recoger información directamente de la población
inmigrada, en una variedad de asuntos clave para calibrar sus estrategias de inserción social.
Puesto que nuestro trabajo se basa en fuentes estadísticas existentes, los resultados son
tributarios de las virtudes y limitaciones de las mismas. Uno de los condicionamientos más
importantes para el análisis de la inmigración es que la mayoría recoge datos sobre la
población extranjera. Esta es una categoría jurídica que remite a la nacionalidad de las
personas. La relación entre nacionalidad y condición inmigrante no siempre es directa. Por
ejemplo, las inmigrantes que se han nacionalizado españolas dejan de aparecer en estas
4
estadísticas, consecuencia lógica de su nuevo estatus jurídico, aunque en sus prácticas sociales
continúen siendo una parte significativa de la población inmigrada. Por otra parte, la
información disponible respecto a las personas que obtienen la nacionalidad española sólo
hace referencia a su nacionalidad, lo que nos impide conocer –entre otras cuestiones- su sexo
y la comunidad autónoma de residencia. Por tanto, es importante tener en cuenta que la
mayoría de la información recogida en este informe deja de lado a las mujeres inmigrantes
que han obtenido la nacionalidad española.
Por otra parte, el interés del Foro Regional se dirige hacia las inmigrantes de países no
comunitarios. En ese sentido tampoco deberíamos referirnos al conjunto de las extranjeras
sino sólo a una parte de ese conjunto: las que proceden de países ajenos a la Unión Europea (o
al Espacio Económico Europeo). A nuestro juicio, sin cuestionar la prioridad que se otorga a
la inmigración “económica” la distinción comunitarias /extracomunitarias no refleja fielmente
la distinción entre inmigración / residencia “no económica”. En primer lugar, aunque
inicialmente la población de origen europeo establecida en España eran jubilados que
decidían pasar la última etapa de su vida disfrutando de un clima y un nivel de renta mejores,
con el tiempo la situación ha cambiado y hoy la mayoría de los/las comunitarios son personas
económicamente activa. Más aún en la Comunidad de Madrid, que carece del atractivo
geográfico de las zonas turísticas del Levante, de la Costa del Sol o de las comunidades
insulares. En segundo lugar, la condición de extra-comunitarias es cambiante, en razón de las
sucesivas ampliaciones de la Unión Europea. Por ejemplo, una de las nacionalidades con una
colonia significativa de mujeres en nuestra región (Polonia) se convertirá inmediatamente en
comunitaria, y otras (como Rumania o Bulgaria) lo harán a medio plazo. Debido a ello, hemos
optado por presentar la información referida al conjunto de las mujeres extranjeras, incluidas
las comunitarias. De esta manera se ofrece un panorama más completo de la situación –y de
los cambios acaecidos a través de los años-, lo que no impide que las entidades representadas
en el Foro Regional presten atención especial a un segmento específico de esta población.
El contenido del informe se estructura en ocho capítulos. El primero presenta y analiza
las características de las principales fuentes existentes para conocer la situación y evolución
de la población extranjera en la Comunidad de Madrid. En el segundo se ofrece un análisis de
los principales cambios demográficos ocurridos en la región desde la mitad del siglo XX, con
el fin de contextualizar la incidencia de la inmigración extranjera. En el tercero se presentan
las características principales de la inmigración femenina: nacionalidades, zonas de
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residencia, estructura de edades, natalidad de las mujeres inmigradas, régimen jurídico de
residencia y estimaciones de irregularidad. El cuarto analiza la información referida al
alumnado femenino en las aulas del sistema educativo no universitario. El quinto debería
presentar un análisis de la situación laboral, basado en la explotación de las altas laborales de
la seguridad Social; dicha información no pudo ser obtenida, por lo que se analizan las
características de la fuente, lo que podría aportar, la escasa información disponible, y la
necesidad de gestionar un mejor acceso a las fuentes públicas de información. El sexto
capítulo, de breve extensión, presenta información hasta ahora no publicada referida a las
extranjeras que poseen Tarjeta Sanitaria Individual en la Comunidad de Madrid. El capítulo
séptimo se aparta de la lógica de los anteriores, ya que se dedica monográficamente a la
situación de la vivienda, combinando el análisis contextual –basado en datos oficiales- con las
opiniones de actores implicados (mujeres inmigradas y agentes mediadores del mercado de la
vivienda); su alcance es el de un primer sondeo de situación, que requeriría una ulterior
profundización para ofrecer un panorama completo de la realidad. Finalmente, en el capítulo
ocho se recogen de forma resumida las principales conclusiones obtenidas a lo largo del
informe.
Los autores quieren agradecer la colaboración que han recibido por parte del Foro
regional y de su Secretaría técnica, así como la información facilitada por la Oficina Regional
de Información de la Comunidad de Madrid (OFRIM), referida a los extranjeros
empadronados a 1 de enero de 2003, y de la Consejería de Sanidad, referida a las mujeres
extranjeras titulares de tarjeta sanitaria. Por último, expresan su deseo de que este informe se
convierta en el inicio de una serie de investigaciones que ofrezcan información fidedigna
sobre la situación de las y los inmigrantes, con el fin de planificar intervenciones basadas en
un mejor conocimiento de la realidad.
Colectivo Ioé
Madrid, noviembre de 2003.
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1. LAS FUENTES DEMOGRÁFICAS : POSIBILIDADES,
DIFICULTADES Y LAGUNAS A SUPERAR
Hasta fechas recientes han existido serias dificultades para analizar la situación de la
inmigración extranjera en España desde la perspectiva de género utilizando fuentes
estadísticas oficiales. Sólo dos de las existentes estarían en condiciones de reflejar la situación
del conjunto de dichas mujeres: la Estadística de Residentes Extranjeros, elaborada por la
Comisaría General de Documentación del Ministerio del Interior, y los Censos de Población,
realizados por el Instituto Nacional de Estadística.
La Estadística de Residentes recoge el stock de personas con permiso de residencia
desde 1955; las cifras se refieren al final de cada año natural. Los datos que se publican están
referidos a la nacionalidad de origen y a la provincia de residencia de los extranjeros, pero en
la serie histórica prácticamente no existe referencia a la edad o al sexo de las personas. Sólo
para el año 1992 se conoce la composición por sexo de cada una de las nacionalidades,
aunque no su distribución provincial. En 1993 se publicó la distribución por sexo pero ya no
referida a cada uno de los países de origen sino al continente de procedencia; además,
aumentó de forma significativa el número de personas de las que no se conoce el sexo. A
partir de entonces no se volvieron a conocer datos referidos al sexo de los residentes hasta
1997; sólo desde esa fecha se han hecho públicos de forma detallada. Por tanto, esta fuente
nos permite realizar un estudio detallado de la situación actual de las mujeres extranjeras en
situación regular; respecto a las tendencias el análisis puede referirse solamente al año 1997,
no a períodos anteriores.
En cuanto a los Censos de Población, que sí informan sistemáticamente acerca de la
edad y sexo de la población no española, existen otros inconvenientes. En primer lugar, sólo
contamos con dos registros válidos -los Censos de 1981 y 1991- debido a que anteriormente
se registraba a la población residente de hecho, incluyendo a todas las personas presentes en
el territorio español en el momento de efectuarse el Censo, cualquiera que fuera su lugar de
residencia habitual (por tanto, se incluía a extranjeros de paso, turistas, etc.). En cuanto a los
dos registros mencionados su fiabilidad y alcance debe ser puesta en cuestión en lo que se
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refiere a la población de nacionalidad no española1. El Censo de 1981 recogió un volumen de
extranjeros residentes en el conjunto de España (234.018) superior en un 18,1% al de
permisos de residencia registrados por la policía en diciembre del mismo año (198.042). Esta
situación entra dentro de lo previsible, pues el censo puede incluir tanto a residentes regulares
como a irregulares. En cambio, en el Censo de 1991, precisamente en los años en que el flujo
inmigratorio se hizo patente los extranjeros registrados fueron menos que los contabilizados -
por la policía: en 1991 sólo se censó al 78% de los residentes legales. Por tanto, nos en-
contramos con que el Censo de 1991 no llega a cubrir el volumen de extranjeros residentes
con la documentación en regla2. Como hemos tenido ocasión de señalar en otras ocasiones3,
estas consideraciones indican que los problemas de cobertura de los procedimientos censales
no se circunscriben a los inmigrantes irregulares procedentes de países pobres, pues afectan
de forma importante a la población extranjera de origen europeo, que en buena parte rehuye
este tipo de registro. Por tanto, los datos del Censo de 1991 referidos a las mujeres extranjeras
no son un buen indicador respecto al número de inmigrantes, aunque pueden resultar de
utilidad para conocer su distribución espacial. En cambio, con el Censo de 2001 nos
encontramos en la situación opuesta: sus cifras superan con creces a las de residentes
regulares, lo que permite estimar que incluye a esta población y a buena parte de la que se
encontraba entonces en situación irregular. Esta misma circunstancia se refleja en el Padrón
Continuo de Habitantes, que registra a la población de nacionalidad extranjera empadronada
en los distintos municipios: hasta finales de los ’90 su volumen se mantenía en niveles
similares –e incluso inferiores- al de residentes; pero recientemente (a partir de los beneficios
que la ley 4/2000 otorga a los irregulares empadronados) el empadronamiento ha crecido de
forma notable, y sus guarismos se constituyen en un buen indicador de la situación de la
población de origen extranjero.
1 Cabe agregar en este apartado los Padrones Municipales de 1975 y 1986. Estos, además de los inconvenientes apuntados para el Censo, no son homogéneos para todo el territorio nacional, suelen incluir menos información. 2 Estos subregistros pueden explicarse, en parte, por la fecha de realización del trabajo de campo que coincidió con un período de regularización de extranjeros. En el momento de censarse (mayo de 1991) algunos inmigrantes se encontraban en situación irregular, por lo que no les interesaba aparecer en estos registros; sin embargo, a finales de año, al cerrarse la estadística del Ministerio del Interior, aparecían ya como residentes regulares. 3 El Censo de 1991 subestima a los originarios de todos los continentes, pero especialmente a los procedentes de Asia y África (casi en un 40%). Si atendemos a los datos por países observamos que la pauta de diferencia entre ambas fuentes no es uniforme. De un lado, existen colectivos que son sobreestimados por el Censo (o bien justipreciados por éste y subestimados por el control gubernamental), entre los que destacan chilenos y venezolanos (un 25%) y, en menor medida, franceses y argentinos (5%). De otro, los que son subestimados, sea de forma abrumadora, como británicos y marroquíes (más del 40% de los residentes no están censados), o menos clara, como estadounidenses o italianos (alrededor del 20%).
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Teniendo en cuenta estas consideraciones, basaremos nuestro análisis en los datos
ofrecidos por la Estadística de Residentes Extranjeros, elaborada por el Ministerio del Interior
(que se refiere a la inmigración regularizada), en el Censo de Población de 2001 y en el
padrón Municipal de habitantes en la Comunidad, con cifras provisionales correspondientes a
enero de 2003.
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2. LA DEMOGRAFÍA EN LA COMUNIDAD DE MADRID Y LA
PRESENCIA DE POBLACIÓN EXTRANJERA
La Comunidad de Madrid es uno de los principales ámbitos de concentración de la
población española: en 2001 el 13,8% de los censados residía en nuestra región. Esta
situación es el resultado de dos grandes ciclos demográficos y de un tercero que parece
iniciarse recientemente. El primero se extiende entre 1950 y 1975 y es de signo claramente
expansivo; el segundo, comprendido entre 1976 y 1996 se caracteriza por un estancamiento
relativo; en cambio, entre 1997 y 2001 se registra un nuevo crecimiento.
Las migraciones interiores: la primera gran fuente poblacional para la región madrileña en el
siglo XX
Los datos de los distintos censos de población muestran que la población de la región
creció de forma importante en la década de los ’50 (a una media del 3,8% anual), más aún en
los ’60 (5% anual) y a un ritmo algo más lento en la primera mitad de los ’70 (3%). En esos
veinticinco años el número de habitantes pasó de 1,8 a 4,3 millones, es decir, casi triplicó sus
efectivos. Uno de los elementos básicos de este crecimiento fueron los aportes migratorios
procedentes de otras regiones españolas, especialmente las dos Castillas, Extremadura y
Andalucía. El asentamiento espacial de las nuevas poblaciones produjo una configuración
fuertemente urbana, centrada en el municipio de Madrid y en las Coronas metropolitanas de la
región, especialmente en su franja Sur.
El otro componente destacado del incremento demográfico fue la natalidad; al
finalizar este período, en 1975, la tasa bruta de natalidad se situaba en 21,2 ‰ y el número
medio de hijos por mujer en 2,9. Estos años fueron los del “baby boom”, producidos por las
expectativas de mejora en las condiciones de vida de buena parte de la población.
Fin de las migraciones interiores y recesión demográfica
A partir de 1975 el crecimiento poblacional cambió de signo: en la segunda mitad de
los ’70 se incrementó un 1,4% anual, mientras que en los ’80 y la primera mitad de los ’90 las
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tasas cayeron por debajo del 0,5%. En las dos décadas comprendidas entre 1975 y 1996 el
total poblacional pasó de 4,3 a 5 millones de personas, es decir que el incremento total fue de
unos 700.000 habitantes
Precisamente este período coincidió con el fin de las grandes migraciones internas en
España; en la región madrileña se registran saldos migratorios negativos desde 1991. Además,
se produjo un importantísimo descenso de la natalidad: en la comunidad de Madrid entre 1975
y 1996 la tasa bruta pasó de 21,2‰ a 9,3‰ y el número medio de hijos por mujer de 2,9 a 1,2.
Este cambio de tendencia tuvo importantes consecuencias sobre la estructura interna
de la población. Por un lado, en su pirámide de edades; por otro, en su distribución espacial.
En este período se ha registrado una pérdida de peso de la población menor de 14 años (de
28,2 a 14,1% del total), mientras que los ancianos se han incrementado espectacularmente (de
8,3% a 13,6%) y el grupo entre 15 y 64 años lo hizo de forma más moderada (63,5% a
72,3%). Por otra parte, se registró un cambio en las pautas de asentamiento espacial. En
nuestra región se configuró una muy marcada diferencia entre un núcleo metropolitano y la
periferia rural en el período de crecimiento (hasta 1975). En el primero se incluyen 27
municipios que acogen a más del 90% de la población; este conglomerado está integrado por
el municipio de Madrid y por cuatro Coronas metropolitanas: la Sur (Alcorcón, Fuenlabrada,
Getafe, Leganés, Móstoles, Parla y Pinto), Este (Alcalá de Henares, Coslada, Mejorada del
Campo, Paracuellos del Jarama, y Rivas-Vaciamadrid), Norte (Alcobendas, Colmenar Viejo,
Tres Cantos y San Sebastián de los Reyes), y Oeste (Boadilla del Monte, Brunete,
Majadahonda, Pozelo de Alarcón, Las Rozas, Villanueva de la Cañada, Villanueva del
Pardillo y Villaviciosa de Odón). El resto de la comunidad lo componen 152 municipios que
constituyen la periferia regional, en la que reside el 7% de la población. En los años ’80 se
inició un proceso de transferencia de población desde el municipio de Madrid, que ha perdido
habitantes, hacia las Coronas metropolitanas; el crecimiento poblacional de estas fue
generalizado pero resultó especialmente destacado el de la Corona Oeste. Paralelamente,
también ha habido un incremento de población en la periferia no metropolitana.
En resumen, durante este período la población madrileña detuvo su crecimiento, se
desplazó desde el centro hacia la periferia, redujo drásticamente su fecundidad e incrementó
su índice de envejecimiento.
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El auge de la inmigración extranjera: ¿un nuevo ciclo demográfico expansivo?
A partir de 1997 las cifras muestran un cambio de tendencia, cuya permanencia en el
tiempo no puede predecirse; por el momento no sabemos si estamos ante un fenómeno
coyuntural o ante un proceso de más larga duración. En todo caso, por primera vez en veinte
años algunas magnitudes demográficas muestran variaciones de importancia. En cinco años
(hasta 2001) el total de población de la región creció en 400.000 personas, más de la mitad del
incremento que se registró en los veinte años del período recesivo. En este lapso las
migraciones interiores arrojaron un saldo negativo (-40.000 personas entre 1996 y 2000) pero
se ha desarrollado un nuevo factor relevante: la inmigración procedente de otros países. Entre
el padrón de 1996 y el censo de 2001 el número de extranjeros pasó de 95.000 a 366.000; por
tanto, esta inmigración aportó el 68% del crecimiento total de la población (271.000 sobre
401.000)4
Por otra parte, la natalidad en la región continuó estancada hasta 1999, sin embargo,
en los dos años siguientes se registró un incremento, moderado pero continuo: el número
medio de hijos de mujer pasó de 1,2 a 1,3 y 1,4. En 2001 la Comunidad de Madrid registra
uno de los índices más elevados de toda España, superada sólo por Murcia y Baleares.
También en este aspecto ha sido importante la contribución de la inmigración extranjera: los
nacimientos de madres inmigrantes supusieron un 14,9% (en 2001) y 17,2% (en 2002) del
total de nacimientos de la región. En esos dos años nacieron 123.000 niños y niñas de madres
extranjeras en nuestra comunidad. Como resultado, se detuvo la caída de importancia de la
población menor, aunque continuó el proceso de envejecimiento (los mayores de 64 años
pasaron de 13,6% a 14,6%). Aún así, la media de edad en la región (38,8 años) es algo
inferior a la que se registra en toda España (39,3), y en la Comunidad de Madrid se
encuentran 11 de los 30 municipios con media de edad más baja del país5.
En cuanto a la distribución espacial de la población se registran las siguientes
novedades: aunque por debajo de la media regional (8,4%) vuelve a incrementarse la 4 Durante el año 2001 se produjo un nuevo saldo migratorio positivo de 125.161 personas (63.220 en el municipio de Madrid, 34.562 en la Corona Metropolitana y 27.379 en los Municipios no Metropolitanos). Casi la mitad de los inmigrantes procedían del extranjero y la mayoría (69%) se radicó en el municipio de Madrid. (Ver Estadísticas del Movimiento Migratorio de la Comunidad de Madrid, www8.madrid.org/iestadis/imigracd.htm). 5 La población regional es más “joven” (15 a 29 años) que “infantil” (menos de 15 años): la proporción del primer segmento supera la media nacional, en cambio, el índice de infancia es inferior al promedio español. Esto significa que el repunte de la natalidad no alcanza aún a los niveles existentes hace dos o tres décadas. Ver Anuario Social de España 2003, Fundación “La Caixa”, Barcelona, 2003 (www.estudios.lacaixa.es).
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población de la ciudad de Madrid (un 3,2%). El incremento más destacado se registra en los
municipios periféricos (un 41,3% en los cinco años analizados), seguidos por las coronas
metropolitanas Oeste (28,6%) y Norte (15%). En las coronas Este y Sur los incrementos son
bastante más moderados (1,8% y 5,7%, respectivamente)6.
En la primera mitad de los ’90 el saldo migratorio regional (diferencia entre personas
que se radican y se marchan) resultó negativo. Sin embargo, a partir de 1997 comienzan a
registrarse saldos positivos, que se hacen más notorios a partir de 2000. Circunscribiéndonos
a la población femenina, entre 1997-2000 se registró un saldo positivo de más de 85.000
mujeres, especialmente en los municipios de Madrid (10.000), Las Rozas y Fuenlabrada
(5.000), Rivas-Vaciamadrid, Alcobendas, Valdemoro y Pozuelo de Alarcón (3.000), Collado-
Villalba, Getafe, Alcorcón, Alcalá de henares, Boadilla del Monte y Torrelodones (en torno a
2.000). Por tanto, el mayor dinamismo en el incremento de población femenina se registra en
algunos municipios de las coronas metropolitanas Oeste, Sur y Este.
En resumen, este último período muestra incrementos de población y de natalidad, en
gran parte debidos a la inmigración de origen extranjero, un freno a la caída poblacional de
la ciudad capital y una continuidad de los desplazamientos hacia la zona nor-oeste de la
región.
6 Los desplazamientos de población dentro de la Comunidad durante 2001 muestran que el mayor flujo se dirigió hacia los municipios no metropolitanos (recibieron 30.215 nuevos vecinos), mientras que el más reducido se produjo en la Corona Norte (5.491 altas); la ciudad capital y las coronas Sur, Este y Oeste tuvieron incrementos similares (entre 13.000 y 17.000 altas), aunque el de la capital resulta menos significativo si lo ponemos en relación con el volumen total de población. Ver, Estadísticas del Movimiento Migratorio de la Comunidad de Madrid.
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TABLA 1. EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN MADRILEÑA Y ESPAÑOLA,
SEGÚN LOS CENSOS Y PADRONES (1900 – 2001)
Comunidad de Madrid - Población de derecho Año Total % anual Varones Mujeres España
% C.M. / España
1900 773.011 1,9 369.716 403.295 18.831.574 4,1 1910 831.254 0,8 400.174 431.080 20.364.392 4,1 1920 1.048.908 2,6 498.047 550.861 22.013.620 4,8 1930 1.290.445 2,3 614.732 675.713 24.026.571 5,4 1940 1.574.154 2,2 730.360 843.794 26.386.854 6,0 1950 1.823.410 1,6 838.393 985.017 28.172.268 6,5 1960 2.510.217 3,8 1.179.909 1.330.308 30.582.936 8,2 1970 3.761.348 5,0 1.800.026 1.961.322 34.117.623 11,0 1975 4.319.904 3,0 2.102.048 2.217.856 36.012.702 12,0 1981 4.686.895 1,4 2.261.419 2.425.476 37.682.355 12,4 1986 4.780.572 0,4 2.302.079 2.478.493 38.473.418 12,4 1991 4.947.555 0,7 2.383.700 2.563.855 38.872.268 12,7 1996 5.022.289 0,3 2.412.367 2.609.922 39.669.394 12,7 2001 5.423.384 2,4 2.609.984 2.813.400 40.847.371 13,8 Fuente: elaboración de Colectivo Ioé en base a datos del Instituto Nacional de Estadística.
Los datos de la Tabla 1, representados en el Gráfico 1, muestran la evolución de la
población según sexo en la Comunidad de Madrid. Puede observarse que el número de
mujeres ha sido tradicionalmente más alto que el de hombres, y que la evolución de ambos
grupos ha sido similar a lo largo del último siglo. Sin embargo, en la década de los ’40 se
produjo un mayor crecimiento del número de mujeres, como efecto de la guerra civil; sólo en
los años ’70 el incremento del contingente masculino recuperó el ritmo y desde entonces ha
sido superior al de las mujeres, especialmente en el período 1970-1981.
GRÁFICO 1. POBLACIÓN DE DERECHO EN LA COMUNIDAD DE MADRID, SEGÚN SEXO
(Evolución 1900-2001)
0
500.000
1.000.000
1.500.000
2.000.000
2.500.000
3.000.000
1900
1910
1920
1930
1940
1950
1960
1970
1975
1981
1986
1991
1996
2001
Varones Mujeres
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Evolución reciente de la inmigración de origen extranjero
Desde 1960 el volumen de la población extranjera en Madrid experimentó un
crecimiento constante (ver Tabla 2), aunque entre 1960 y 1990 se produjo a un ritmo
moderado -su peso pasó del 0,5% al 1,2% de la población madrileña- y se aceleró
notoriamente en los años ’90 -en 1996 eran el 2,2%, en 1999 el 3,1% y en 2003 alcanzan el
5,5%; según el censo de 2001 representan el 6,8%. La importancia de Madrid como polo de
atracción de inmigración es indudable: en los ’70 reunía al 20% de los extranjeros radicados
en el país, la cifra se redujo progresivamente en los ’80 (hasta el 15%, debido a un más rápido
crecimiento de la inmigración hacia otras regiones) y se volvió a recuperarse en los ’90 (según
el censo de 2001, 23 de cada 100 extranjeros residen en nuestra comunidad).
En este período, el incremento cuantitativo fue acompañado por cambios en la
composición de los flujos migratorios. Así, en 1960 el 69% de los extranjeros procedía de un
país del “primer mundo” (los países del actual Espacio Económico Europeo, América del
Norte y Japón). El predominio de este grupo se redujo, pero se mantuvo por encima del 50%
hasta la mitad de los años ’80. A partir de entonces se consolidó el predominio de la
inmigración de países menos desarrollados: eran el 69% en 1995, el 73% en 2000 y el 82% en
2003.
En resumen, a partir de 1985, pero especialmente en la segunda mitad de los ’90 la
inmigración extranjera en la región creció rápidamente a partir de flujos procedentes del
“tercer mundo”. En un primer momento destacaban las personas procedentes de Marruecos,
Filipinas, República Dominicana y Perú; más tarde las llegadas más numerosas eran las de
Ecuador, Colombia, Rumania, Bulgaria o Ucrania.
15
TABLA 2. EVOLUCIÓN DE LA INMIGRACIÓN EXTRANJERA
EN LA COMUNIDAD DE MADRID Y ESPAÑA (1960 – 2003)
Año Residentes C. Madrid
% increm.
Residentes España
% increm.
extr. C.M./
España
% extr. Com.
Madrid 1960 12.766 - 64.660 - 19,7 0,5 1970 29.706 13,3 148.400 13,0 20,0 0,8 1980 31.710 0,7 183.422 2,4 17,3 0,7 1985 38.959 4,6 241.971 6,4 16,1 0,8 1990 61.014 11,3 407.647 13,7 15,0 1,2 1995 93.021 10,5 499.893 4,5 18,6 1,9 1996 111.116 3,9 538.984 1,6 20,6 2,2 1998 148.070 16,6 719.065 16,7 20,6 2,9 1999 158.885 3,7 801.329 5,7 19,8 3,1 2000 169.979 3,5 895.720 5,9 19,0 3,3 2001 231.295 18,0 1.109.060 11,9 20,9 4,3 2002 272.692 8,9 1.324.001 9,7 20,6 5,1
jun-03 298.628 4,8 1.442.555 4,5 20,7 5,5 Censo 01 366.099 --- 1.572.017 --- 23,3 6,8
Fuente: elaboración de Colectivo Ioé en base a Estadística de residentes (varios años)
y Censo de Población 2001.
16
3. LAS MUJERES INMIGRANTES EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Tal como planteamos al comienzo de este informe, no resulta fácil describir con
precisión las características de la población de origen extranjero, debido a las divergencias
existentes entre diversas fuentes. Encontramos una constatación de este hecho comparando las
cifras que arrojan el censo de Población de 2001 y la Estadística de Residentes del Ministerio
del Interior: el primero de ellos contabilizó 188.968 mujeres extranjeras en la región; sin
embargo, dos años más tarde, la estadística de residentes (junio de 2003) sólo incluía 147.335;
por su parte el Padrón de habitantes de fecha 1 de enero de 2003 contaba una cifra
ostensiblemente superior: 307.114 mujeres extranjeras. Según estos datos, en 2003 había en
la región alrededor de 160.000 mujeres empadronadas que carecen de permiso de residencia.
Volveremos sobre este grupo al analizar la situación de las migrantes en situación irregular.
Aquí analizaremos el panorama de la inmigración femenina que se deriva de las cifras
policiales, que se refieren sólo a las personas “con papeles”. Respecto al conjunto de la
población femenina de la región (algo más de 2.813.000 mujeres), las extranjeras residentes
suponen el 5,2% y el total de empadronadas un 10,9%.
3.1. Principales nacionalidades y composición por sexo
Los últimos datos de residentes extranjeros -conocidos a la hora de redactar este
informe- corresponden a junio de 2003 (ver Tabla 3). Su análisis nos permite ofrecer una foto
fija de la situación en dicha fecha. En esta los grupos más numerosos de mujeres procedían de
Ecuador (el 19,3% del total), Marruecos (11,2%), Colombia y Perú (8-9%), República
Dominicana (5,9%), China y Rumania (4%). Estas siete nacionalidades representan el 61%
del total de extranjeras residentes en la Comunidad. A continuación aparecen varios grupos
procedentes de la Unión Europea (Francia, Portugal, Italia, Gran Bretaña, Alemania) junto
con otros colectivos extra-comunitarios (Polonia, Filipinas, Argentina, Cuba, Bulgaria).
Además de su volumen absoluto, es necesario conocer cuál es la importancia relativa
de los sexos dentro de cada colonia migrante, dado que -por lo general- las principales
personas de referencia y redes de solidaridad se establecen con individuos de la misma
nacionalidad. Desde una perspectiva de género no es lo mismo pertenecer a un grupo
17
caracterizado por el equilibrio entre sexos (situación que, en principio, facilita la reproducción
de los roles de la sociedad de origen), que a otro donde las mujeres constituyen una mayoría
clara (circunstancia más propicia a un cambio de los papeles tradicionales), o a un tercero en
el que las mujeres son minoría (lo que puede reforzar el control social masculino). En el
conjunto de los extranjeros con permiso de residencia, la población femenina representa el
49,3%; por tanto, existe un notable equilibrio numérico entre ambos sexos. Sin embargo, la
situación es diferente si analizamos lo que ocurre con cada grupo nacional. Así, encontramos
algunos en los que las mujeres son mayoría destacada: Cabo Verde, Rusia, Brasil, Guinea
Ecuatorial, República Dominicana, Filipinas, Venezuela, Colombia, Méjico o Perú. Por el
contrario, en otros grupos existe un claro predominio masculino: Nigeria, Marruecos,
Rumania, Italia, Holanda, Gran Bretaña, Bulgaria, Bélgica o China. En otro grupo aparecen
los que están más cercanos al equilibrio entre los dos sexos: Ecuador, Ucrania, Cuba, Chile,
Argentina, Polonia, EE.UU., Portugal, Francia, Suecia y Alemania.
18
TABLA 3. RESIDENTES EXTRANJEROS EN LA COMUNIDAD DE MADRID, SEGÚN
NACIONALIDAD Y SEXO (Junio de 2003)
Nacionalidad Mujeres Hombres N.C. %
mujeres TOTAL 147.335 151.115 178 49,3 Ecuador 28.434 24.786 6 53,4 Marruecos 16.528 26.306 15 38,6 Colombia 13.184 9.271 9 58,7 Perú 11.660 9.301 22 55,6 R. Dominicana 8.660 5.400 17 61,5 China 5.857 7.251 2 44,7 Rumania 5.344 8.101 4 39,7 Francia 4.587 4.765 0 49,0 Polonia 4.026 3.882 8 50,9 Portugal 4.024 4.043 3 49,9 Italia 3.983 5.791 0 40,8 Filipinas 3.848 2.618 0 59,5 Argentina 3.112 2.991 5 50,9 Gran Bretaña 2.880 3.717 1 43,6 Alemania 2.770 3.135 2 46,9 Cuba 2.384 2.179 1 52,2 EE.UU. 2.285 2.259 3 50,3 Bulgaria 2.117 2.703 2 43,9 Guinea Ecuatorial 1.700 994 1 63,1 Ucrania 1.638 1.445 0 53,1 Brasil 1.417 810 2 63,6 Venezuela 1.312 889 3 59,5 Chile 1.162 1.085 7 51,6 Bolivia 1.103 801 1 57,9 Méjico 1.096 809 0 57,5 Nigeria 898 1.482 1 37,7 Rusia 775 364 0 68,0 Fuente: elaboración de Colectivo Ioé a partir de datos de la D.G.P.
(Comisaría general de Documentación y Extranjería)
19
Este panorama es el producto de un cambio importante registrado en los últimos años.
Tomando como referencia comparativa las cifras de 1999, podemos ver cómo se ha
modificado en sólo tres años y medio. Como puede observarse en el Gráfico 2, a finales de
1999 había tres grupos de mujeres destacados: las originarias de Marruecos, Perú y República
Dominicana. Tras estas aparecían dos nacionalidades comunitarias (Francia y Portugal),
seguidas por las mujeres de Ecuador y China.
En el período 1999-2003 el número total de mujeres extranjeras se incrementó en un
75,6% (ver Tabla 4):
Algunas nacionalidades registraron un descenso (India, Estados Unidos,
Portugal, República Dominicana, Dinamarca, Suiza o Irán), producidos por
la nacionalización española de una parte de las mujeres o por un retorno al
país de origen; en todo caso, en estos grupos no se registraron flujos de
entrada significativos.
En otros casos, en cambio, se registró un incremento destacado, muy
superior a la media; es el caso de las mujeres llegadas de Ucrania, Ecuador,
Rumania, Colombia o Bulgaria, que incrementaron su número entre un
200% y un 400%.
Un tercer grupo experimentó un aumento importante, pero menos notorio
(entre el 75% y el 200%): aquí encontramos a las inmigrantes de Bolivia,
Rusia, Nigeria, Venezuela, Italia, China y Argentina.
El último segmento lo integran las que experimentaron un crecimiento
inferior a la media del conjunto de mujeres: destacan varias de la Unión
Europea (Gran Bretaña, Irlanda, Alemania, Suecia, Austria, Francia,
Holanda, Bélgica) junto a las mujeres de Filipinas, Cabo Verde, Chile,
Méjico. Uruguay, Cuba, Perú, Brasil, Argelia, Marruecos y Guinea
Ecuatorial.
20
GRÁFICO 2. CAMBIO DEL PERFIL NACIONAL DE LAS MUJERES EXTRANJERAS EN LA
COMUNIDAD DE MADRID (1999 – 2003)
Mujeres residentes 1999
Marruecos
Perú
R. Dominicana
Francia
PortugalEcuadorChinaGran Bretaña
FilipinasAlemania
Resto
Mujeres residentes 2003
Ecuador
Marruecos
Colombia
PerúR. DominicanaRumania
ChinaItalia
Francia
Portugal
Resto
21
TABLA 4. EXTRANJERAS RESIDENTES EN LA COMUNIDAD DE MADRID.
Evolución diciembre 1999 – junio 2003
Nacionalidad 1999 2003 % variación TOTAL 83.913 147.335 75,6 Marruecos 11.216 16.528 47,4 R. Dominicana 8.812 8.660 -1,7 Perú 8.388 11.660 39,0 Ecuador 5.204 28.434 446,4 Portugal 4.096 4.024 -1,8 Francia 3.986 4.587 15,1 Filipinas 3.812 3.848 0,9 Colombia 3.294 13.184 300,2 China 3.140 5.857 86,5 Gran Bretaña 2.795 2.880 3,0 Alemania 2.624 2.770 5,6 EE.UU. 2.426 2.285 -5,8 Italia 2.013 3.983 97,9 Cuba 1.851 2.384 28,8 Polonia 1.808 4.026 122,7 Argentina 1.778 3.112 75,0 Rumania 1.103 5.344 384,5 Guinea Ecuatorial 1.026 1.700 65,7 Brasil 1.002 1.417 41,4 Chile 984 1.162 18,1 Méjico 891 1.096 23,0 Japón 662 623 -5,9 Venezuela 650 1.312 101,8 Holanda 602 695 15,4 Bulgaria 594 2.117 256,4 Cabo Verde 571 578 1,2 India 548 418 -23,7 Suecia 510 545 6,9 Nigeria 428 898 109,8 Bélgica 427 502 17,6 Bolivia 399 1.103 176,4 Irlanda 383 400 4,4 Uruguay 367 460 25,3 Rusia 352 775 120,2 Suiza 323 318 -1,5 Iran 267 265 -0,7 Dinamarca 201 185 -8,0 Austria 193 222 15,0 Argelia 188 271 44,1 Ucrania 93 1.638 1.661,3
Fuente: elaboración de Colectivo Ioé a partir de datos de la D.G.P. (Comisaría general de Documentación y Extranjería)
22
3.2. Distribución geográfica
La presencia de mujeres de origen extranjero es una característica destacada de la
inmigración asentada en la Comunidad de Madrid. Según las estadísticas de residentes por
cada 100 hombres extranjeros 19 viven en la Comunidad autónoma de Madrid, en cambio,
entre las mujeres la cifra asciende hasta el 23%. En otros términos, la inmigración en nuestra
región está más feminizada que en el conjunto del país.
Entre los colectivos nacionales más numerosos, algunos destacan por su alta
concentración en esta comunidad. En primer lugar, las polacas (el 63% de las residentes en
España está afincado en la Comunidad autónoma), seguidas por peruanas, ecuatorianas y
ecuatoguineanas (en torno al 44%), filipinas o bolivianas (40%). En cambio, las mujeres de
otras nacionalidades muestran un bajo índice de concentración en Madrid, a pesar de que
están presentes en número considerable. Entre éstas cabe mencionar a las inglesas o alemanas
(menos del 10%), marroquíes, cubanas, argentinas, francesas, brasileñas o venezolanas (entre
15% y 18%).
La distribución de la población inmigrante femenina dentro del territorio de la
Comunidad de Madrid no puede analizarse utilizando las estadísticas de permiso de
residencia, que no incluyen otra desagregación que la de ámbito provincial. Sin embargo,
contamos con información suministrada por el Censo de población de 2001 (ver Tabla 5). En
primer lugar, podemos comparar las pautas de asentamiento de las mujeres españolas con las
del conjunto de extranjeras. Así, vemos que las inmigrantes se concentran más en el
municipio de Madrid (63% vs. el 55% de las autóctonas), concretamente en la llamada
“almendra central” de la ciudad (25% vs. 18%, respectivamente) y en la Corona
Metropolitana Oeste (5,2% vs. 4,6%).
Una visión más matizada se obtiene si distinguimos la situación de las mujeres
extranjeras en función del continente de origen. Así, se constata una fortísima concentración
de asiáticas (76%) y americanas (71%) en la ciudad capital, aunque las primeras están más
presentes en la almendra central y en la periferia noroeste, mientras las segundas se reparten
casi en igual proporción entre la zona central y la periferia sur. En cambio, las africanas y
europeas del Este viven mayoritariamente (alrededor del 60%) en municipios distintos a la
capital, especialmente en las coronas metropolitanas (algo más del 40%). Mientras las
23
africanas se concentran especialmente en la corona Sur (27%), las europeas del Este lo hacen
en la corona Este (24%). Por su parte, las mujeres de la Unión Europea (15 miembros) radican
más habitualmente que las españolas en la ciudad de Madrid (almendra central y periferia
noroeste) y en las coronas metropolitanas Norte y Oeste.
En función del tamaño de municipio, excluyendo la capital, africanas y europeas
orientales tienen más presencia en ciudades con más de 100.000 habitantes; en el otro
extremo, más del 10% de las africanas y europeas comunitarias viven en localidades que
tienen menos de 20.000 habitantes.
24
TABLA 5. PAUTAS RESIDENCIALES DE LAS MUJERES EXTRANJERAS EN LA
COMUNIDAD DE MADRID (en %)
Lugar de residencia Españolas Extranjeras U.E. 15 O. Europa América África Asia
TOTAL 100 100 100 100 100 100 100ZONA METROPOLITANA ÁREA METROPOLITANA 89,7 90,1 86,8 84,1 92,6 83,6 96,0 Municipio de Madrid 55,1 62,8 57,6 39,9 71,0 41,5 75,6 Madrid: Almendra central 17,8 25,2 29,0 9,3 29,1 11,5 40,2 Madrid: Periferia Noroeste 13,5 13,3 18,2 7,3 14,8 7,0 15,0 Madrid: Periferia Este 6,7 4,4 3,1 6,0 4,6 3,6 2,6 Madrid: Periferia Sur 17,2 19,9 7,1 17,4 22,5 19,4 17,8 Corona Metropolitana 34,6 27,3 29,2 44,2 21,5 42,2 20,4 Corona Metropolitana Norte 4,1 3,9 8,3 2,2 3,8 2,8 3,6 Corona Metropolitana Este 8,2 7,1 4,4 23,5 4,3 8,0 3,5 Corona Metropolitana Sur 17,7 11,2 7,0 15,2 8,2 27,4 8,5 Corona Metropolitana Oeste 4,6 5,2 9,6 3,3 5,2 4,0 4,8 MUNICIPIOS NO METROPOLITANOS 10,3 9,9 13,2 15,9 7,4 16,4 4,0TAMAÑO DE MUNICIPIO < 10.001 habitantes 5,4 4,8 8,2 7,3 3,3 9,1 1,4 De 10.001 a 20000 hab. 2,6 2,5 3,8 3,3 1,8 4,2 1,7 De 20.001 a 50.000 hab 7,3 6,5 7,5 11,1 5,6 6,9 3,8 De 50.001 a 100.000 hab. 10,6 11,0 15,1 14,3 9,7 12,7 9,0 Más de 100.001 hab. (sin Madrid) 18,9 12,4 7,8 24,0 8,6 25,6 8,5MUNICIPIOS > 100.000 Hab. (sin Madrid) Alcalá de Henares 3,2 2,9 1,7 11,2 1,6 2,8 1,2 Alcorcón 2,8 1,6 1,0 2,1 1,2 3,6 1,5 Fuenlabrada 3,3 1,7 1,2 1,7 1,1 5,0 1,5 Getafe 2,8 1,9 1,0 3,2 1,5 3,8 1,2 Leganés 3,2 2,0 1,0 2,2 1,6 5,2 1,0 Móstoles 3,6 2,2 1,8 3,6 1,5 5,2 2,1
Fuente: Instituto de Estadística de la Comunidad de Madrid (datos avance censo 2001).
La “tasa de feminización” de la población extranjera varía en función del ámbito
geográfico analizado. En el conjunto de la región el 50,2% de los extranjeros empadronados
son mujeres. Sin embargo, en las coronas metropolitanas Sur y Este, y en el conjunto de
municipios no metropolitanos hay mayoría masculina (las mujeres son el 45-47%). En la
ciudad de Madrid y en la Corona Norte el predominio femenino es moderado (52%) mientras
que en la Corona Oeste existe una mayoría clara (56%). (Ver Gráfico 3).
25
GRÁFICO 3. PORCENTAJE DE MUJERES EN EL TOTAL DE POBLACIÓN EXTRANJERA,
SEGÚN ÁREA DE RESIDENCIA.
Fuente: elaboración propia en base a Observatorio OFRIM, Padrón municipal 1-1-2003. Si queremos una observación más específica de la distribución espacial, referida a las
nacionalidades más numerosas podemos recurrir a las cifras del Padrón municipal de 1 de
enero de 2003, recogidas por el Observatorio de la Oficina Regional para la Información de la
Comunidad de Madrid (OFRIM). En la Tabla 6 presentamos la distribución de las 22
nacionalidades que tienen más de 4.000 efectivos en los catorce municipios con mayor
presencia de mujeres extranjeras7.
En primer lugar, se observa que se ha reducido algo la concentración de extranjeras en
el municipio de Madrid (pasó de 62,8% en 2001 a 60,9% a comienzos de 2003). No obstante,
en dicha ciudad vive una gran mayoría de las ecuatorianas, filipinas (más del 80%),
bolivianas, chinas, peruanas y dominicanas (más del 70%). Por el contrario, las que menos
presentes están en la capital son las mujeres de Guinea Ecuatorial (26%), Rumania (31%),
Polonia (36%) Ucrania y Marruecos (41-42%).
En los otros 13 municipios de la tabla reside el 24% de las mujeres; un 15% se
distribuye por el resto de la región. Algunas de las pautas residenciales más destacadas son las
siguientes:
7 No se conoce la distribución por nacionalidad y sexo en Majadahonda y Galapagar (con 3.237 y 2.688 mujeres empadronadas), que ocupan los dos lugares siguientes en la lista.
40 42 44 46 48 50 52 54 56 58 60
Madrid capital
Corona Norte
Corona Sur
Corona Este
Corona Oeste
Resto CAM
26
• Las colombianas muestran una presencia moderadamente destacada en Torrejón de
Ardoz, Getafe, Leganés, Collado Villaba y Las Rozas (por encima de la distribución
media del conjunto de extranjeras).
• Las rumanas destacan claramente en Alcalá de Henares y Coslada, que acogen al 25%
de esta colonia.
• Las marroquíes en municipios de la corona sur: Fuenlabrada, Leganés, Parla, Móstoles
y Alcorcón reúnen al 19% de esta colonia.
• Las argentinas en ayuntamientos de las zonas oeste (Collado Villalba, Las Rozas y
Pozuelo) y sur (Móstoles y Alcorcón).
• Las polacas en la zona Este (Alcalá de Henares y Torrejón de Ardoz) y Sur (Móstoles,
Getafe, Parla, Alcorcón y Fuenlabrada).
• Las chinas en Alcorcón y Fuenlabrada, en la corona metropolitana Sur.
• Las búlgaras están repartidas en municipios de diferentes áreas: Alcalá de Henares
(Este), Collado Villalba (Oeste), Getafe y Móstoles (Sur).
• Las ucranianas se concentran especialmente en el Este (Alcalá de Henares) y el Sur
(Móstoles, Alcorcón, Leganés, Getafe y Fuenlabrada).
• Las portuguesas en la corona Sur (Móstoles y Fuenlabrada) y Norte (Alcobendas).
• Las francesas en Alcobendas (Norte).
• Las cubanas en el Sur (Móstoles, Getafe y Fuenlabrada) y Este (Torrejón).
27
TABLA 6. MUJERES EXTRANJERAS EMPADRONADAS, PRINCIPALES
NACIONALIDADES Y MUNICIPIOS DE RESIDENCIA (1-1-2003)
Nac
iona
lidad
TOTA
L
Mad
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es
Mós
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IPIO
S
TOTAL 307.114 60,9 3,4 2,3 2,1 2,0 2,0 2,0 1,9 1,9 1,3 1,3 1,3 1,2 1,2 15,5Ecuador 81.265 81,0 0,8 1,1 1,1 1,1 1,2 0,7 1,5 0,9 0,9 0,2 0,8 0,6 0,4 7,6 Colombia 40.166 60,9 2,8 1,8 2,9 2,2 3,0 3,3 1,9 2,0 2,1 0,6 0,9 1,3 2,3 12,0Rumania 21.510 30,5 13,3 1,5 2,1 1,8 1,7 2,8 0,4 1,4 0,3 12,0 0,7 0,9 0,7 30,1Marruecos 20.607 42,1 1,3 3,4 4,3 3,2 3,9 2,5 1,3 4,2 3,2 0,4 1,2 3,7 1,3 24,1Perú 15.232 74,1 1,3 2,1 2,5 2,1 1,1 1,2 1,7 1,4 1,1 0,7 1,0 0,9 1,1 7,8 R. Dominicana 12.734 70,8 2,1 1,7 0,9 0,9 0,9 2,6 2,8 1,7 0,7 0,4 3,4 1,8 1,0 8,3 Argentina 8.428 55,0 3,5 3,0 1,3 2,6 1,8 1,3 2,1 1,5 2,3 0,9 1,8 0,5 2,3 20,2Polonia 7.479 36,4 13,8 8,1 2,4 3,7 4,8 5,6 0,5 3,7 1,1 0,7 0,5 3,9 0,8 13,8China 6.547 74,4 1,9 2,1 1,5 3,0 2,2 1,0 1,0 3,0 0,4 0,8 0,4 1,0 0,4 6,8 Bulgaria 6.468 46,4 10,0 3,3 2,2 1,4 6,4 0,8 0,7 1,7 6,7 0,4 0,6 0,9 0,4 18,0Bolivia 5.331 76,7 0,6 1,8 2,0 1,7 1,3 0,3 1,2 1,4 0,3 1,0 1,7 0,3 0,8 9,0 Ucrania 5.073 40,6 10,3 6,2 4,4 5,8 3,9 1,7 1,7 2,5 0,8 0,8 2,0 1,4 1,2 16,7Portugal 4.612 56,8 2,1 3,4 2,9 1,7 2,2 0,9 3,1 3,3 1,4 0,6 2,4 1,4 1,7 16,2Francia 4.521 63,5 1,7 1,3 0,8 0,7 0,5 0,8 7,6 0,9 0,7 0,3 2,5 0,2 1,9 16,7Filipinas 4.499 83,6 0,6 0,6 0,2 0,8 0,2 1,1 3,4 0,5 0,0 0,3 1,9 1,1 1,6 4,1 Cuba 4.002 64,2 3,1 3,8 1,6 2,1 2,4 2,9 1,4 2,1 0,9 0,7 0,9 0,9 1,1 11,6Guinea Ecuat. 3.938 25,5 8,3 15,3 6,5 8,9 4,5 11,8 0,3 12,4 0,1 0,3 0,1 2,0 0,0 4,0 Italia 3.688 62,6 2,9 2,1 0,8 1,3 1,2 1,6 3,1 1,1 1,8 0,7 2,7 0,3 2,7 15,2Brasil 3.479 67,0 4,0 1,6 1,1 1,4 1,8 2,0 2,4 1,6 1,8 0,4 0,9 0,8 1,2 12,0Chile 3.337 54,7 3,8 2,8 1,9 3,5 2,5 2,8 1,8 3,4 2,1 0,5 1,0 0,9 1,3 17,0EEUU 3.286 55,3 2,6 1,4 0,3 0,6 0,7 2,1 5,4 0,2 0,9 0,6 5,6 0,3 3,5 20,5Venezuela 3.036 63,1 3,2 1,5 1,6 1,3 1,7 1,1 2,0 1,4 1,2 0,3 2,6 0,6 2,3 16,2
Fuente: elaboración propia en base a Observatorio OFRIM, Padrón Municipal de Habitantes a 1/1/2003.
28
3.3. Estructura de edades
Hasta aquí la única diferenciación interna que hemos introducido entre la
población de mujeres extranjeras ha sido la nacionalidad. Con ser importante, esta no es
la única a tener en consideración. Entre otras, es crucial atender a la estructura de
edades de esta población, puesto que resulta obvio que las necesidades de niñas,
mujeres adultas o ancianas no son siempre coincidentes.
En la Tabla 7 se presenta la distribución en tres grandes grupos de edades (niñas
y jóvenes, menores de 16 años; adultas en edad laboral, entre 16 y 64 años; y ancianas, a
partir de 65 años). La información procede del Censo de población de 2001, y recoge
las 25 nacionalidades con mayor número de mujeres afincadas en la Comunidad de
Madrid, además del perfil de edad por continente de procedencia8. Esta última
información queda recogida también el Gráfico 4, en el que se observa que la
importancia de la población infantil es similar entre las mujeres españolas y las
extranjeras, con la excepción de las africanas y –en menor medida- las asiáticas que
muestran una mayor incidencia de la “segunda generación” (menores de 16 años).
GRÁFICO 4. EXTRANJERAS EN LA COMUNIDAD DE MADRID, POR ZONA DE
PROCEDENCIA Y GRUPOS DE EDAD (2001)
0% 20% 40% 60% 80% 100%
Españolas
América del Sur
Otros de Europa
África
Unión Europea
América Central
Asia
América del Norte
< 16 años 16 a 64 65 y más
8 Los datos del Padrón que hemos podido consultar, correspondientes a 1-1-2003, no incluyen la desagregación por sexo y grupos de edad.
29
Queda claro, además, que el envejecimiento es mucho mayor entre las
autóctonas (el 17,8% tiene 65 o más años), y que sólo norteamericanas y europeas
comunitarias llegan a valores próximos a la mitad de ese porcentaje (7 a 8%). Las
mujeres de origen extranjero pertenecen mucho más habitualmente (83%) que las
españolas (68%) al tramo de edad laboral, lo que indica –por un lado- el carácter
económico de gran parte de la inmigración y –por otro- su carácter reciente, que no ha
permitido aún que un porcentaje considerable alcance la edad de jubilación.
Si nos referimos a las nacionalidades más numerosas llaman la atención las
siguientes características:
• el alto porcentaje de niñas marroquíes (25%) y ecuatoguineanas (21%), que
indica una fuerte implantación de grupos familiares, así como una estructura de
edad muy joven, que garantiza el “reemplazo generacional” en estos colectivos,
aún en ausencia de nuevas migraciones;
• el mayor envejecimiento corresponde a las mujeres procedentes de Alemania
(13%), seguidas por las de Estados Unidos, Argentina y Cuba (10%). Algo más
atrás figuran las de Chile, Reino Unido y Perú. La importancia de este segmento
obedece a dos factores: por un lado, la llegada de mujeres adultas-ancianas; por
otro, la antigua radicación en Madrid de algunas colonias latinoamericanas se
traduce en el envejecimiento de parte de esas poblaciones;
• la proporción de mueres que tiene edad laboral es elevadísima entre las
procedentes de Ucrania (92%) y alcanza valores superiores a la media de todas
las extranjeras entre las brasileñas, peruanas, filipinas, búlgaras, ecuatorianas,
dominicanas, polacas o colombianas.
30
TABLA 7. MUJERES DE NACIONALIDAD EXTRANJERA, SEGÚN GRUPO DE EDAD
Procedencia Total < 16 16 - 64 65 y + < 16 16 - 64 65 y +
Total 188.968 28.011 156.085 4.872 14,8 82,6 2,6 América 117.592 16.111 98.834 2.647 13,7 84,0 2,3
América del Sur 100.111 13.852 84.384 1.875 13,8 84,3 1,9 América Central 13.372 1.700 11.224 448 12,7 83,9 3,4
América del Norte 4.101 555 3.222 324 13,5 78,6 7,9 Europa 39.952 5.458 33.008 1.486 13,7 82,6 3,7
Unión Europea 16.617 2.189 13.192 1.236 13,2 79,4 7,4 Resto Europa 23.335 3.269 19.816 250 14,0 84,9 1,1
África 21.736 4.973 16.352 411 22,9 75,2 1,9 Asia 9.518 1.442 7.754 322 15,2 81,5 3,4 Oceanía 116 13 98 5 11,2 84,5 4,3 Ecuador 46.970 6.622 40.070 278 14,1 85,3 0,6 Colombia 28.415 4.353 23.673 389 15,3 83,3 1,4 Marruecos 15.006 3.769 10.988 249 25,1 73,2 1,7 Perú 11.355 1.058 9.845 452 9,3 86,7 4,0 R. Dominicana 9.393 1.339 7.910 144 14,3 84,2 1,5 Rumania 9.131 1.360 7.724 47 14,9 84,6 0,5 Polonia 5.274 821 4.406 47 15,6 83,5 0,9 Argentina 4.003 525 3.064 414 13,1 76,5 10,3 Francia 3.735 585 2.878 272 15,7 77,1 7,3 Portugal 3.676 460 3.025 191 12,5 82,3 5,2 China 3.628 590 2.941 97 16,3 81,1 2,7 Bulgaria 3.614 505 3.086 23 14,0 85,4 0,6 Filipinas 3.315 355 2.866 94 10,7 86,5 2,8 Cuba 2.711 203 2.246 262 7,5 82,8 9,7 Ucrania 2.595 205 2.382 8 7,9 91,8 0,3 Bolivia 2.475 399 2.050 26 16,1 82,8 1,1 Guinea Ecuatorial 2.433 510 1.828 95 21,0 75,1 3,9 Italia 2.426 320 1.888 218 13,2 77,8 9,0 Estados Unidos 2.389 350 1.788 251 14,7 74,8 10,5 Alemania 2.254 241 1.721 292 10,7 76,4 13,0 Reino Unido 2.186 274 1.791 121 12,5 81,9 5,5 Brasil 2.178 225 1.915 38 10,3 87,9 1,7 Chile 2.087 303 1.653 131 14,5 79,2 6,3 Venezuela 1.800 278 1.456 66 15,4 80,9 3,7 México 1.569 185 1.318 66 11,8 84,0 4,2
Fuente: censo 2001, datos avance.
3.4. Inmigración y natalidad: los hijos de madres extranjeras
Como planteamos al comienzo de este informe, la inmigración extranjera ha
permitido recuperar una dinámica demográfica de crecimiento en la región; en parte por
la llegada de ciudadanos procedentes de otros países y en parte por el nacimiento de
31
hijos de mujeres inmigrantes. En 2001, el 26,6% de los nacimientos de madres
extranjeros registrados en España se produjeron en la Comunidad de Madrid (8.895
sobre 33.475). Durante los ocho años comprendidos entre 1995 y 2002 en el territorio
de la Comunidad de Madrid hubo 43.478 nacimientos de madres extranjeras. La
evolución ha sido siempre creciente, de modo que en 2002 el número de nacimientos se
multiplicó por cuatro respecto a 1995. El mayor incremento se produjo en el período
1999-2001; aunque los datos de 2002 son aún provisionales las cifras indican que se ha
moderado el ritmo de incremento de nacimientos (fue del 15,6% en 2002 frente a un
36,1% en 2001 y 41,1% en 2000). Por tanto, estamos ante un fenómeno que no admite
una conclusión clara: por un lado, las madres inmigrantes han contribuido al incremento
de la natalidad en la Comunidad de Madrid; por otro lado, el ritmo de aumento de
nacimientos alcanzó el nivel máximo en 2000, fecha a partir de la cual se ha moderado.
Los años venideros dirán si se trata del fin de un “mini boom”, o de un “enfriamiento
coyuntural”. En todo caso, en comparación con los nacimientos de madres españolas, la
aportación de las mujeres inmigrantes es creciente: en 2001 representaban el 15% del
total de nacimientos registrados en la región y en 2002 llegaban al 17%; en los mismos
años la incidencia en el conjunto de España fue de 6,2% y 8,2%, respectivamente. Las
diferencias resultan indicativas del importante aporte demográfico de las mujeres
inmigrantes en la región madrileña. Uno de sus efectos es que, a partir de 1998, el
número medio de hijos por mujer en Madrid supera los valores medios del conjunto de
España, después de haber registrado cifras inferiores desde 1978 (ver Gráfico 5).
32
GRÁFICO 5. NÚMERO MEDIO DE HIJOS POR MUJER EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Y ESPAÑA (1975 – 2001)
Fuente: elaboración propia con datos de INE, Movimiento Natural de la Población. Si tenemos en cuenta la distribución de la población femenina extranjera en el
territorio, no llama la atención que el grueso de los nacimientos se haya producido en la
ciudad de Madrid (el 63,5% del total). A continuación, las zonas más destacadas son la
Corona Metropolitana Sur (12,4%), el conjunto de municipios no metropolitanos (9,8%)
Y las coronas metropolitanas Este (6,4%), Oeste (4,4%) y Norte (3,6%).
Dentro de la ciudad capital (ver Tabla 8) los distritos con mayor número de
nacimientos son los de Centro, Carabanchel, Ciudad Lineal, Latina y Tetuán, todos por
encima de los 2.000 alumbramientos. Entre el resto de municipios destacan Móstoles y
Alcalá de Henares (los únicos que superan los 1.000 nacimientos), Fuenlabrada,
Torrejón de Ardoz, Leganés, Alcorcón y Getafe (por encima de 800). Es decir,
municipios de las coronas metropolitanas Sur y Este.
Respecto a la dinámica general (crecimiento continuo hasta el año 2000,
crecimientos menores a partir de dicho año) existen algunas diferencias según la zona
geográfica. En las coronas Este y Norte el número de nacimientos descendió en 2001
pero volvió a incrementarse en 2002, debido a las dinámicas registradas en Alcalá,
Torrejón, Alcobendas y San Sebastián de los Reyes. Por su parte, en la Corona Oeste y
en los municipios no metropolitanos el crecimiento sólo se hizo más lento en 2002.
1,01,21,41,61,82,02,22,42,62,83,0
1975
1977
1979
1981
1983
1985
1987
1989
1991
1993
1995
1997
1999
2001
Nº m
edio
de
hijo
s po
r muj
er
EspañaMadrid
33
TABLA 8.
NACIDOS DE MADRE EXTRANJERA EN LA COMUNIDAD DE MADRID, MUNICIPIOS MÁS IMPORTANTES Y DISTRITOS DE MADRID (1995-2002)
Municipio / Distrito 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 *
1995-2002 %
Comunidad 2.795 3.010 3.478 3.837 4.633 6.538 8.901 10.286 43.478 100Madrid capital 1.706 1.879 2.192 2.438 2.945 4.153 5.769 6.510 27.592 63,5 Centro 232 265 287 276 315 416 552 602 2.945 6,8 Carabanchel 117 119 180 182 256 403 564 628 2.449 5,6 Ciudad Lineal 120 155 161 188 282 387 526 523 2.342 5,4 Latina 131 141 172 194 248 322 499 503 2.210 5,1 Tetuán 139 126 174 237 217 334 451 460 2.138 4,9 Puente de Vallecas 111 111 132 169 170 284 372 525 1.874 4,3 Arganzuela 84 80 117 130 170 227 319 360 1.487 3,4 Chamberí 108 118 112 140 168 233 291 294 1.464 3,4 Fuencarral-El Pardo 95 116 121 141 154 182 244 228 1.281 2,9 Salamanca 90 102 117 107 142 165 266 266 1.255 2,9 Usera 64 79 76 94 129 184 268 338 1.232 2,8 Villaverde 43 45 80 97 92 156 260 324 1.097 2,5 Chamartín 101 88 106 118 128 173 183 199 1.096 2,5 Moncloa-Aravaca 71 82 89 74 100 145 202 180 943 2,2 Hortaleza 53 72 85 83 79 129 172 168 841 1,9 San Blas 31 36 44 52 90 106 164 163 686 1,6 Retiro 49 64 56 56 71 87 144 133 660 1,5 Moratalaz 21 22 22 33 52 85 113 125 473 1,1 Vicálvaro 10 17 20 26 37 60 66 84 320 0,7 Villa de Vallecas 16 20 21 20 24 45 66 71 283 0,7 Barajas 20 21 20 21 21 30 47 38 218 0,5 No consta 0 0 0 0 0 0 0 298 298 0,7Móstoles 66 98 114 103 123 154 208 248 1.114 2,6Alcalá de Henares 66 73 77 89 97 148 207 342 1.099 2,5Fuenlabrada 64 56 70 98 109 141 193 214 945 2,2Torrejón de Ardoz 63 69 61 64 97 129 180 212 875 2,0Leganés 56 43 60 62 84 154 177 215 851 2,0Alcorcón 44 49 57 71 93 113 168 224 819 1,9Getafe 54 61 63 72 78 157 182 147 814 1,9Alcobendas 56 62 69 91 91 118 128 149 764 1,8Parla 45 37 46 55 71 100 157 175 686 1,6Pozuelo de Alarcón 65 69 50 78 70 75 103 100 610 1,4Collado Villalba 31 33 44 43 66 92 128 146 583 1,3Majadahonda 47 37 50 29 52 61 85 101 462 1,1Las Rozas 47 39 54 46 43 63 72 97 461 1,1
(*) Los datos de 2002 son provisionales Fuente: Instituto de estadística de la Comunidad de Madrid.
Una vez analizada la dinámica general de la natalidad de las extranjeras, veamos
cuáles son las nacionalidades de las madres. A lo largo del período considerado (1995-
34
2002) se han producido cambios importantes: al comienzo las mujeres marroquíes
aportaban el 15%, las peruanas el 8%, y las chinas, dominicanas y polacas algo más del
5% cada una. En cambio, en 2002 la primera posición estaba ocupada por las madres
ecuatorianas (30% de los nacimientos), seguidas por colombianas y marroquíes (12%
cada una); a continuación aparecen las rumanas (6%) y más atrás chinas y dominicanas
(algo más del 3%). La evolución del número de nacimientos entre los siete principales
colectivos de madres extranjeras de la región, queda reflejada en el Gráfico 6.
GRÁFICO 6. HIJOS DE MADRE EXTRANJERA EN LA COMUNIDAD DE MADRID,
PRINCIPALES NACIONALIDADES DE LA MADRE (1975-2002)
Fuente: elaboración propia con datos del Instituto de estadística de la Comunidad de Madrid. 3.5. Régimen jurídico de residencia
A partir de la aprobación del Tratado de Maastritch la Unión Europea sentó las
bases para la construcción de una ciudadanía comunitaria. Ésta se define como la suma
de los nacionales de los estados miembros: es decir, deben ser considerados
comunitarios todos aquellos que posean la nacionalidad de uno de los estados de la
Unión; por tanto, los residentes extranjeros de países no comunitarios quedan excluidos
de dicha definición. La “ciudadanía europea” no otorga los mismos derechos que la de
cada uno de los estados miembros, aunque existen algunos desarrollos jurídicos que
tienden a ampliar los derechos de los europeos que residen en otro país distinto del
suyo: entre ellos la libertad de circulación, de residencia y de sufragio activo y pasivo en
0
500
1.000
1.500
2.000
2.500
3.000
3.500
1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002
Núm
ero
de h
ijos
Ecuador
Marruecos
Colombia
Perú
Rumania
China
R. Dominicana
35
elecciones municipales y al Parlamento Europeo. Como consecuencia de la firma de
dicho tratado, en España se produjo una reforma de la Constitución de 1978 con el fin
de incluir los derechos políticos de los residentes de países miembros de la UE.
Además, desde 1992 estos residentes quedan exentos de solicitar permiso de trabajo
para realizar actividades económicas en España y su permiso de residencia se tramita
con menos dificultades que para los demás extranjeros. Por otra parte, en 1991 España
solicitó su ingreso al Acuerdo de Schengen, tratado que pretende asegurar la libre
circulación de los ciudadanos comunitarios entre los países firmantes a cambio de
dificultar las entradas a los no-comunitarios por sus fronteras exteriores. A raíz de ello
se implantó la exigencia de visado a los nacionales de 120 países y se fortaleció la
vigilancia policial de las fronteras9. En 1994, además, se reformó la ley de Asilo con el
objeto de restringir el número de solicitantes.
En este contexto, la administración española ha desarrollado dos regímenes
diferenciados para la tramitación de permisos de residencia. Por un lado el Régimen
General, marcado por criterios restrictivos inspirados en el convenio de Schengen. Por
otro, el Régimen Comunitario, que exime de la necesidad de contar con permiso de
trabajo, que se aplica a todos los ciudadanos de países de la Unión Europea o del
Espacio Económico Europeo (U.E. más Noruega, Islandia y Liechtenstein) pero
también a los familiares directos de estos o de ciudadanos españoles. Por tanto, todas las
personas residentes originarias de países la U.E. o del E.E.E. tienen acceso directo a este
régimen. Pero, además, lo tienen aquellas mujeres procedentes de “países terceros” que
tienen vínculos familiares directos (cónyuges, hijas, madres) con personas que ostentan
la “ciudadanía europea”. Esta circunstancia otorga importancia tanto a los llamados
matrimonios mixtos (en nuestro caso, entre europeos comunitarios y mujeres
extracomunitarias) como a la posibilidad que tienen los inmigrantes de terceros países
que adoptan la nacionalidad española para reunificarse con familiares directos a través
de esta vía.
Por tanto, es importante conocer cuáles son las mujeres de nacionalidad no
comunitaria que cuentan con permisos expedidos bajo el Régimen Comunitario, puesto
que éstas gozan de mayor estabilidad jurídica que sus connacionales adscritas al
9 En 2003 son ya más de 133 los países a los que se exige el visado para hacer turismo; Colombia y Ecuador son los dos últimos incluidos en la lista.
36
Régimen General. Los datos correspondientes a mediados de 2003 muestran (ver Tabla
9 y Gráfico 7) que las más beneficiadas son algunas nacionalidades latinoamericanas.
Los mayores porcentajes de mujeres con permisos del Régimen Comunitario se
registran entre las cubanas y venezolanas (en torno al 70%), seguidas por las brasileñas,
argentinas, mejicanas, uruguayas y estadounidenses. Por el contrario, son escasas las
mujeres africanas (gambianas, senegalesas, caboverdianas, marroquíes, argelinas),
asiáticas (chinas, filipinas) o europeas del Este (rumanas, polacas, búlgaras) que
acceden a dicho estatus, al igual que algunas latinoamericanas de más reciente
inmigración (ecuatorianas, peruanas).
GRÁFICO 7
MUJERES NO COMUNITARIAS. PRINCIPALES NACIONALIDADES. % CON PERMISO DEL RÉGIMEN COMUNITARIO (2003)
Fuente: elaboración de Colectivo Ioé a partir de datos de la D.G.P. (Comisaría general de Documentación y Extranjería), junio 2003.
Estas diferencias son un indicador relativo del grado de implantación de las
distintas redes migratorias en la sociedad española, pues puede suponerse que a mayor
arraigo existen más posibilidades de entablar vínculos familiares con autóctonos u otros
0 10 20 30 40 50 60 70
TOTAL no-E.E.E.Ecuador
MarruecosColombia
PerúR. Dominicana
ChinaRumania
PoloniaFilipinas
ArgentinaCuba
EE.UU.Bulgaria
Guinea EcuatorialUcrania
BrasilVenezuela
ChileBoliviaMéjicoNigeria
37
europeos, o bien de acceder a la nacionalidad española. Tales vínculos tienen relación
con la antigüedad de los flujos migratorios pero no de forma directa, pues parece
evidente que los factores culturales y la política inmigratoria juegan aquí un papel
importante. Los grupos que, por propia iniciativa o por rechazo de los autóctonos,
mantienen pautas de relación principalmente “endogámicas” y/o encuentran mayores
dificultades para obtener la nacionalidad española se ven abocados al Régimen General,
sea cual sea su antigüedad como residentes en España.
La comparación entre residentes de ambos sexos muestra que las mujeres tienen
más facilidad que los varones para acceder al Régimen Comunitario. Por
nacionalidades, las mayores diferencias se observan (Tabla 8) entre los inmigrantes
llegados de Cuba, Brasil y Rusia. Pero también existen excepciones, en las que son los
hombres los que tienen más acceso al Régimen Comunitario: se trata de los nacionales
de República Dominicana y Filipinas. A falta de datos más precisos no cabe una
explicación única de estas diferencias. Como hipótesis, puede suponerse que las mujeres
del primer grupo, pertenecientes a colectivos no demasiado numerosos y de reciente
implantación en el país, desarrollan estrategias matrimoniales con varones españoles;
cuando la relación se formaliza mediante el matrimonio, la mujer pasa al Régimen
Comunitario. Aunque en el segundo grupo también se registra dicha estrategia, una
parte significativa de las mujeres ha accedido ya a la nacionalidad española; este
segmento, por un lado, desaparece de la estadística de residentes y, por otro, desarrolla
un importante proceso de reagrupación familiar, mediante el que buena parte de sus
hijos, maridos o padres llegan a España en tanto familiares de ciudadanas españolas (por
tanto, incluidos en el Régimen Comunitario).
38
TABLA 9. PRINCIPALES NACIONALIDADES DE RESIDENTES
NO-COMUNITARIOS SEGÚN RÉGIMEN ADMINISTRATIVO Y SEXO Mujeres Hombres
Nacionalidad R. Gral R. Com. % R. Com R. Gral R. Com % R. Com TOTAL E.E.E. --- 21.256 100 --- 25.127 100,0 TOTAL no-E.E.E. 107.593 18.486 14,7 112.295 13.681 10,9 Ecuador 27.750 684 2,4 24.464 322 1,3 Marruecos 15.706 822 5,0 25.286 1.020 3,9 Colombia 11.449 1.735 13,2 8.564 707 7,6 Perú 9.953 1.707 14,6 8.217 1.084 11,7 R. Dominicana 6.321 2.339 27,0 2.954 2.446 45,3 China 5.587 270 4,6 7.101 150 2,1 Rumania 5.153 191 3,6 7.855 246 3,0 Polonia 3.656 370 9,2 3.732 150 3,9 Filipinas 3.424 424 11,0 2.207 411 15,7 Bulgaria 2.022 95 4,5 2.611 92 3,4 Ucrania 1.549 89 5,4 1.425 20 1,4 Argentina 1.340 1.772 56,9 1.747 1.244 41,6 Guinea Ecuatorial 1.261 439 25,8 766 228 22,9 EE.UU. 1.103 1.182 51,7 1.190 1.069 47,3 Bolivia 1.000 103 9,3 747 54 6,7 Cuba 887 1.497 62,8 1.258 921 42,3 Brasil 848 569 40,2 607 203 25,1 Chile 778 384 33,0 876 209 19,3 Nigeria 727 171 19,0 1.150 332 22,4 Venezuela 625 687 52,4 452 437 49,2 Méjico 542 554 50,5 508 301 37,2 Cabo Verde 541 37 6,4 161 29 15,3 Rusia 507 268 34,6 291 73 20,1 Japón 375 248 39,8 405 114 22,0 India 302 116 27,8 315 68 17,8 Argelia 229 42 15,5 533 102 16,1 Iran 214 51 19,2 301 120 28,5 Uruguay 205 255 55,4 291 198 40,5 Angola 162 14 8,0 294 38 11,4 El Salvador 159 40 20,1 72 23 24,2 Corea del Sur 158 25 13,7 161 14 8,0 Moldavia 158 7 4,2 217 5 2,3 Honduras 126 62 33,0 71 19 21,1 Suiza 98 220 69,2 108 240 69,0 Resto países 2.678 1.017 27,5 5.358 992 15,6
Fuente: elaboración de Colectivo Ioé con datos de la D.G.P. (C.G.E.D.), junio 2003.
39
3.6. Las inmigrantes poco visibles: nacionalizadas e irregulares
Según el censo, el 4,2% de las extranjeras residentes en la Comunidad de Madrid
ha nacido en España, por tanto, no se trata de inmigrantes sino de hijas de extranjeros
que no cuentan con la nacionalidad española. En el caso contrario se encuentran las
mujeres que son españolas de derecho pero han nacido en otro país. En 2001 eran casi
67.000 y responden a dos perfiles diferenciados: por un lado, las hijas de emigrantes
españoles que “retornaron” a España; por otro, inmigrantes de origen extranjero que
han adquirido la nacionalidad.
La información disponible no nos permite discernir ambas situaciones, aunque
en muchos casos los “retornos” los protagonizan mujeres hijas o nietas de españoles que
han nacido y se han socializado en otros países, lo que permite considerarlas como
inmigrantes de hecho, aunque jurídicamente no sean extranjeras. Por tanto, los datos de
la Tabla 10 pueden servir como indicador indirecto de la importancia del núcleo de
mujeres inmigrantes que han adquirido la nacionalidad española y residen en la
Comunidad de Madrid. Se trata de casi 67.000 mujeres que no aparecen en las
estadísticas de extranjería, de las cuales se conoce muy poco.
40
TABLA 10. ESPAÑOLES RESIDENTES EN LA COMUNIDAD DE MADRID,
NACIDOS FUERA DE ESPAÑA
País nacimiento Mujeres Hombres Total 66.691 53.345Francia 7.446 5.852Marruecos 6.665 6.172Argentina 5.247 4.928Alemania 5.303 4.658Perú 4.205 2.699R. Dominicana 4.070 1.655Cuba 3.063 2.619Venezuela 2.720 2.499Suiza 2.443 2.341Colombia 2.735 1.838Reino Unido 1.731 1.305Estados Unidos 1.551 1.178México 1.461 1.195Filipinas 1.691 792Brasil 1.367 1.102Portugal 1.551 800Guinea Ecuatorial 1.181 941Uruguay 1.029 948Bélgica 1.005 918Ecuador 1.056 749Chile 798 596Rusia 521 490Italia 500 420China 572 292Países Bajos 409 326Canadá 336 311Bolivia 363 284Siria 126 448Rumania 271 280Resto de países 3.099 2.319
Fuente: Censo de Población 2001. Datos Avance.
El caso opuesto, desde el punto de vista jurídico-administrativo lo constituyen
las extranjeras que viven en nuestra comunidad y no cuentan con autorización para
hacerlo. Estas “irregulares” administrativamente hablando no constituyen un todo
homogéneo, puesto que su precariedad jurídica puede verse aumentada o mitigada en
función de factores como su nacionalidad (comunitarias o extracomunitarias), sus
vínculos familiares con extranjeros en situación regular, el arraigo en la sociedad
madrileña, etc.
41
Por definición, resulta imposible cuantificar de forma precisa el volumen de la
inmigración que se encuentra en situación irregular, puesto que escapan a la mayoría de
registros administrativos. Existen, no obstante, algunas formas –siempre provisionales y
no muy precisas- de valorar tanto su importancia numérica como algunas de sus
características principales. En la actualidad, debido a la importancia que adquiere el
hecho de empadronarse para adquirir unos derechos mínimos, buena parte de los
“irregulares” se registran en los municipios donde residen. Por tanto, el contraste entre
el volumen de empadronados y el de personas que poseen un permiso de residencia nos
permite aproximarnos al fenómeno.
Antes de analizar datos conviene realizar algunas observaciones.
En primer lugar, el hecho de estar empadronada y carecer de permiso
de residencia no es sinónimo automático de irregularidad, pues
puede que la persona se encuentre en trámite de regularización, o
tenga alguna autorización (como la tarjeta de estudiante) que no es
contabilizada en el total de residentes.
En segundo lugar, la cobertura del padrón no es homogénea en todos
los colectivos extranjeros: unos se preocupan de empadronarse, como
estrategia de inserción, mientras otros no están interesados o
desconocen las ventajas de hacerlo, mientras un tercer segmento
elude el empadronamiento como estrategia de ocultamiento para
preservarse de posibles represalias gubernamentales.
En tercer lugar, aunque el permiso de residencia se expida en una
provincia, cuando tiene larga duración la persona puede haber
cambiado de domicilio sin que las estadísticas del Ministerio del
Interior lo registren; así, podemos encontrarnos con dos casos
diferentes: por un lado, extranjeras que obtuvieron su permiso de
residencia en otra provincia y luego se han instalado y empadronado
en Madrid (no aparecen como residentes y, por tanto, las
contabilizaríamos erróneamente como irregulares), por otro, las que
tienen permiso de residencia en Madrid pero viven y están
42
empadronadas en otra provincia española (aparecen como residentes
no empadronadas).
En cuarto lugar, estamos comparando registros cuyos efectos no
coinciden en el tiempo: el reflejo del empadronamiento es casi
automático en las estadísticas, en tanto que entre la solicitud y la
obtención del permiso de residencia suelen transcurrir varios meses.
Todas estas observaciones redundan en la precaución con la que debemos
considerar las cifras de la Tabla 11; más que retener las cifras absolutas conviene tener
en cuenta el orden de magnitud y los grandes porcentajes.
Con las precauciones del caso, comparando el total de mujeres con permiso de
residencia en junio de 2003 (147.000) con el de empadronadas el 1 de enero del mismo
año (307.000) nos encontramos con que el volumen de “irregulares” (159.000) superaría
al de regularizadas. En otros términos, algo más de la mitad (52%) de las extranjeras
que residen en la Comunidad de Madrid carece de permiso de residencia.
Este panorama, referido al conjunto de la población femenina extranjera,
presenta variaciones significativas en función de la nacionalidad de origen. Por ejemplo,
algunas de las de la Unión Europea (15 miembros) presentan un indicador de
irregularidad negativo, sea porque de hecho no viven en Madrid o porque no cumplen
con el requisito del empadronamiento. Los casos más llamativos son los de británicas e
italianas; con cifras más discretas aparecen también francesas y alemanas.
43
TABLA 11. ESTIMACIÓN DE LA IRREGULARIDAD FEMENINA A PARTIR DE DATOS
OFICIALES, SEGÚN NACIONALIDAD
Nacionalidad (a)
Res 6/03
(b) Padrón
1/03
Diferencia
(a – b) %
“irregulares” TOTAL 147.335 307.140 159.805 52,0 Ecuador 28.434 81.265 52.831 65,0 Marruecos 16.528 20.607 4.079 19,8 Colombia 13.184 40.166 26.982 67,2 Perú 11.660 15.232 3.572 23,5 R. Dominicana 8.660 12.734 4.074 32,0 China 5.857 6.547 690 10,5 Rumania 5.344 21.510 16.166 75,2 Francia 4.587 4.521 -66 -1,5 Polonia 4.026 7.479 3.453 46,2 Portugal 4.024 4.612 588 12,7 Italia 3.983 3.688 -295 -8,0 Filipinas 3.848 4.499 651 14,5 Argentina 3.112 8.428 5.316 63,1 Gran Bretaña 2.880 2.588 -292 -11,3 Alemania 2.770 2.760 -10 -0,4 Cuba 2.384 4.002 1.618 40,4 EE.UU. 2.285 3.286 1.001 30,5 Bulgaria 2.117 6.468 4.351 67,3 Guinea Ecuatorial 1.700 3.938 2.238 56,8 Ucrania 1.638 5.073 3.435 67,7 Brasil 1.417 3.479 2.062 59,3 Venezuela 1.312 3.036 1.724 56,8 Chile 1.162 3.337 2.175 65,2 Bolivia 1.103 5.331 4.228 79,3 Méjico 1.096 2.637 1.541 58,4 Nigeria 898 2.496 1.598 64,0 Rusia 775 1.456 681 46,8
Fuente: elaboración propia en base a datos de residentes (Ministerio del Interior, junio de 2003) y
Padrón municipal de habitantes (Observatorio OFRIM, enero 2003).
En el extremo opuesto, con índices de irregularidad superiores al del conjunto de
mujeres extranjeras, destacan las inmigrantes procedentes de Bolivia y Rumania (más
del 75% de las empadronadas carece de permiso de residencia). Sigue un grupo de siete
nacionalidades con porcentajes comprendidos entre 63% y 67%: ucranianas, búlgaras,
colombianas, chilenas, ecuatorianas, nigerianas y argentinas. Más allá de la exactitud de
las cifras, podemos considerar que en estos colectivos se están registrando flujos de
nuevas llegadas, puesto que estas personas son las que más dificultades tienen para
acceder a la regularidad.
44
Otras nacionalidades con un número importante de mujeres en Madrid presentan
cifras de irregularidad sensiblemente más bajas que las del conjunto de inmigrantes. En
esta situación destacan las procedentes de China, Portugal10 y Filipinas (menos del
15%), seguidas por las originarias de Marruecos, Perú (en torno al 20%), Estados
Unidos y República Dominicana (alrededor del 30%). Manteniendo el razonamiento
aplicado en el párrafo anterior, en estos casos estaríamos ante núcleos de inmigración
asentados que reciben pocos flujos nuevos y, además, en el caso de las marroquíes
rompe el tópico que identifica a éstas con irregularidad.
En resumen, exceptuando el caso del colectivo nigeriano, las nacionalidades más
afectadas por la irregularidad corresponden a los dos grandes núcleos de origen de la
reciente inmigración hacia Madrid: América latina y Europa del Este.
Podemos, además, analizar las diferencias de los índices de irregularidad en
función del sexo para conocer si las mujeres se ven más, o menos, abocadas a esta
situación que los hombres de su misma procedencia. Si analizamos al conjunto de la
población extranjera de cada sexo, observamos que las mujeres presentan un “índice de
irregularidad” más elevado que el de los varones (52% y 50,2%, respectivamente). Sin
embargo, la situación presenta matices importantes si tomamos en cuenta la
nacionalidad de los inmigrantes. Así, encontramos grupos en los que se confirman los
índices más elevados de las mujeres: es el caso de las personas procedentes de China,
República Dominicana, Perú, Rumania, Nigeria o Polonia. En cambio, la carencia de
permiso de residencia es más frecuente entre los hombres originarios de Rusia,
Marruecos, Cuba, Venezuela, Brasil, Colombia, Ucrania, Filipinas, Guinea Ecuatorial,
Bolivia o Argentina. Entre la inmigración más numerosa, la originaria de Ecuador, la
diferencia entre ambos sexos es poco significativa. Para interpretar la causa de estas
diferencias sería necesario realizar un estudio basado en trabajo de campo con las
principales comunidades inmigrantes.
10 Considerando la normativa vigente, resulta extraño que existan portuguesas en situación irregular, puesto que –en tanto ciudadanas comunitarias- su acceso a un permiso de residencia es relativamente sencillo. Sin embargo, desde el prisma social se explica esta situación debido a la existencia de situaciones de desinformación, desarraigo y falta de medios de vida (requeridos para tramitar la residencia).
45
4. NIÑAS EXTRANJERAS EN EL SISTEMA EDUCATIVO
MADRILEÑO
Como hemos visto, existe una franja significativa de la población femenina de
origen extranjero que está en edad escolar. Según el Censo de 2001 eran casi el 15%,
unas 28.000 niñas y adolescentes. Si esa misma proporción se hubiera mantenido a
comienzos de 2003 el número total ascendería a unas 45.000; sin embargo, es probable
que entre los nuevos flujos predominen las personas en edad laboral, por lo que el
volumen total de niñas en edad escolar podría estar situado en torno a las 40.000.
En este capítulo queremos ofrecer la información existente respecto a la
escolarización de esta población. Para ello hemos de hacer uso de cifras oficiales pero
poco conocidas. De hecho, hasta la fecha las publicaciones oficiales de datos de
alumnado extranjero no incluyen de forma sistemática la distinción por sexo. La
información que utilizamos en este capítulo ha sido preparada específicamente por la
Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid: las cifras del curso 2003-2004
han sido facilitadas específicamente para esta investigación; las correspondientes a los
cursos 1998-99, 1999-2000 y 2001-2002 fueron elaborados para otra investigación que
este equipo ha realizado recientemente para el CIDE y el Instituto de la Mujer11. Sería
deseable que, en adelante, los organismos responsables ofrecieran habitualmente al
público interesado los datos de alumnado desagregados en función del sexo (además de
la nacionalidad, el nivel educativo, la titularidad del centro y el municipio o zona de
ubicación del mismo). Las principales características son las siguientes:
La primera constatación que cabe hacer es que en los seis cursos comprendidos
entre 1998-1999 y 2003-2004 el volumen de alumnas extranjeras se ha
multiplicado 2,7 veces, pasando de 10.600 a 39.000. Puede decirse, por tanto,
que el fuerte crecimiento de la inmigración extranjera en los últimos años se
refleja también en las aulas de la comunidad madrileña.
11 Ver COLECTIVO IOÉ, La escolarización de hijas de familias inmigrantes, CIDE / Instituto de la Mujer, Madrid, 2003.
46
En segundo lugar, la distribución de este alumnado entre los distintos niveles
educativos12, muestra un predominio de la educación Primaria, que acoge al
44% de las niñas extranjeras escolarizadas en la región madrileña. A
continuación las matriculadas en E.S.O. (26%) y en la enseñanza Infantil (22%).
Por tanto, estos tres niveles, que comprenden los tramos de enseñanza
obligatoria en España, reúnen al 92% de las menores de origen inmigrante. El
restante 8% se distribuye básicamente entre el Bachillerato (4,7%) y la
Formación Profesional (2,7%). Además de esta foto fija de situación (que queda
plasmada en el Gráfico 8) conviene analizar cuál ha sido la evolución a lo largo
de los últimos seis cursos escolares. Se observa que ha perdido peso la matrícula
en Bachillerato (-3,5%) y en Educación Primaria (-0,9%) mientras que lo ha
ganado en Infantil (4%) y E.S.O. (0,7%). Estos datos muestran que la llegada de
niñas inmigrantes a los centros escolares madrileños, en los años recientes, se ha
producido especialmente en el tramo inferior de la enseñanza obligatoria (etapa
Infantil), mientras que en la etapa no obligatoria ha crecido más la matrícula en
la Formación Profesional que en Bachillerato.
En tercer lugar, la distribución por nacionalidades muestra un clarísimo
predominio del alumnado procedente de Ecuador, que supone el 27% de todas
las niñas extranjeras escolarizadas. A continuación figuran colombianas (12,8%)
y marroquíes (10,7%). Estos tres grupos representan la mitad del alumnado
femenino. Más atrás aparecen los contingentes rumano (6,2%), peruano y
dominicano (algo más del 4,5% cada uno) y argentino (3%). Por continentes de
procedencia, las niñas americanas suponen el 61%, las africanas el 15%, las
europeas extracomunitarias el 13% y las de la Unión Europea el 7%.
12 Se trata de Educación Infantil, Primaria, Enseñanza Secundaria Obligatoria, Bachillerato, Formación Profesional (distinguiendo Ciclos de Grado Medio y de Grado Superior), Garantía Social (para alumnos que han superado la edad de escolarización obligatoria sin completar la E.S.O.) y Educación Especial.
47
GRÁFICO 8. DISTRIBUCIÓN DEL ALUMNADO FEMENINO POR NIVELES
EDUCATIVOS (curso 2002-2003).
Primaria
E.S.O.
FP-GS
FP-GM
G. soc ial
E. Es pec ial
Inf antilBac hillerato
Fuente: elaboración propia con datos de la Consejería de Educación (Servicio de Estadística).
En cuarto lugar, la proporción entre niñas y niños muestra una tendencia
al equilibrio: en el curso 1998-99 las chicas eran el 47,9% y en 2003-04
habían incrementado su presencia hasta un 49%. Si analizamos la
situación de las 20 nacionalidades con más numero de alumnas, se
observa que la gran mayoría se encuentra próxima al equilibrio (tienen
entre 48% y 52% de niñas). Sin embargo, en algunos grupos se presentan
perfiles más diferenciados en función del sexo: entre el alumnado de
Ucrania, Venezuela, Bolivia y Guinea Ecuatorial hay una mayoría
marcada de mujeres (entre 53% y 55%); en cambio, el alumnado
marroquí se caracteriza por una clara mayoría masculina (56%). En la
Tabla 12 se recoge el porcentaje de alumnas en función del continente de
procedencia y de las principales nacionalidades, para cada uno de los
niveles educativos. Aparecen destacados los valores que más se alejan
del promedio general, sea por la baja proporción de mujeres (en color
rojo) o por su presencia mayoritaria (cifras subrayadas).
48
TABLA 12. PORCENTAJE DE MUJERES SOBRE EL TOTAL DE ALUMNADO DE CADA
NACIONALIDAD O CONTINENTE, SEGÚN NIVEL EDUCATIVO. PRINCIPALES NACIONALIDADES (CURSO 2002-2003)
Nacionalidad
Todo
s
Infa
ntil
Prim
aria
E.S.
O.
Bac
hille
rato
FP-G
M
FP-G
S
G. s
ocia
l
TODOS 49,2 48,7 48,4 49,6 57,8 55,4 58,8 27,5 América 50,0 48,4 49,0 51,1 60,1 55,3 64,5 30,1 África 45,5 46,3 46,0 44,4 53,7 58,3 35,3 24,1 Resto de Europa 50,3 51,0 48,5 51,2 59,6 53,4 59,2 23,1 Unión Europea 49,6 50,4 48,8 49,3 52,0 53,3 50,0 0,0 Asia 48,3 51,8 48,1 45,0 52,5 37,5 43,3 28,6 Oceanía 53,3 0,0 45,5 55,6 80,0 0,0 100,0 0,0 Ecuador 49,6 47,4 49,2 51,3 58,1 53,0 72,4 23,8 Colombia 49,6 48,9 48,2 51,2 61,3 48,4 58,6 31,6 Marruecos 43,8 45,9 45,5 40,0 54,8 52,5 32,4 19,5 Rumania 49,7 51,9 46,9 51,2 62,1 71,4 58,8 7,7 R. Dominicana 50,3 49,3 49,7 50,0 68,2 68,8 71,4 36,6 Perú 50,3 47,0 47,2 50,8 64,1 55,9 67,4 28,1 China 48,4 55,2 48,1 44,4 50,7 0,0 33,3 0,0 Argentina 51,2 49,6 50,8 51,3 54,5 52,6 63,1 50,0 Polonia 51,4 50,7 50,3 50,8 59,3 38,9 92,0 45,5 Bulgaria 49,0 47,2 49,4 48,5 55,7 60,0 45,5 25,0 Francia 50,3 50,0 51,7 48,1 53,4 0,0 30,8 100,0 Bolivia 52,9 55,0 52,4 50,5 65,8 61,5 33,3 75,0 Filipinas 47,7 51,5 45,2 47,3 66,7 20,0 75,0 0,0 Portugal 51,4 56,4 49,0 50,7 50,0 66,7 57,1 40,0 Venezuela 53,4 54,9 48,6 59,6 63,2 50,0 59,4 0,0 Chile 49,2 49,4 48,0 50,0 45,2 63,6 56,5 66,7 Reino Unido 49,4 45,5 50,3 53,2 51,5 100,0 0,0 0,0 Italia 47,4 52,0 43,7 47,7 49,4 40,0 58,8 0,0 Guinea Ecuatorial 52,5 57,1 51,4 55,9 53,2 53,3 39,4 Ucrania 55,3 50,0 54,1 57,0 62,5 75,0 0,0 0,0 EE.UU. 48,7 49,0 47,0 45,2 62,7 100,0 50,0 Cuba 49,5 49,0 52,2 41,9 71,4 58,3 83,3 0,0
Fuente: elaboración propia con datos de la Consejería de Educación (Servicio de Estadística).
Las cifras del conjunto del alumnado femenino muestran que la proporción de
mujeres es mayor en los niveles no obligatorios (bachillerato y formación profesional).
Esta circunstancia parece indicar que –en general- las chicas continúan estudiando en
mayor proporción que los varones. Esta circunstancia se verifica especialmente entre el
alumnado procedente de América, África y Europa del Este. Incluso entre la
nacionalidad con menor porcentaje femenino ocurre algo similar: el alumnado
procedente de Marruecos es predominantemente masculino –y de forma creciente- en
49
Infantil, Primaria y E.S.O.; en cambio, en bachillerato y en la formación profesional de
grado medio existe una mayoría femenina (que desaparece en los módulos de grado
superior). Además, en Garantía social, que recoge el “fracaso” de la E.S.O. el
predominio masculino es abrumador (80%). A la vista de los datos correspondientes a la
educación obligatoria surge una duda respecto a este colectivo: ¿el predominio
masculino se debe la existencia de niñas no escolarizadas? En una reciente
investigación, desarrollada en Madrid y Barcelona, tuvimos la oportunidad de indagar y
descartar esta hipótesis: el predominio masculino se da dentro y fuera de la escuela, por
tanto, no existe subescolarización, sino una estructura demográfica descompensada
entre los inmigrantes en edad escolar.
Por último, podemos analizar cómo se distribuyen los principales colectivos en
los distintos niveles educativos. Tomando como referencia los porcentajes promedio del
conjunto del alumnado extranjero femenino (en color azul en la Tabla 13),
identificamos los perfiles más diferenciados, sea por exceso (cifras subrayadas) o por
defecto (cifras en color rojo). Comencemos analizando la presencia de niñas en los
niveles educativos no obligatorios que –con la salvedad de los módulos de Garantía
Social- son un indicador de “éxito de integración”, en la medida en que las niñas
continúan su proceso de formación más allá de lo estrictamente obligatorio. Por
continentes de origen destaca claramente el caso de las niñas de países de la Unión
Europea, pues casi el 11% cursa estudios no obligatorios; además de estas, sólo las
procedentes del continente americano superan (8%) la media del conjunto de
extranjeras. Esto significa que africanas, europeas del Este y asiáticas encuentran más
dificultades para estudiar más allá de los niveles obligatorios13.
Además, las distintas trayectorias escolares en los niveles postobligatorios son
un indicador, aunque imperfecto, de las estrategias de inserción y reproducción social.
En general, la opción del bachillerato prefigura la intención de prolongar la
escolarización hacia niveles superiores; en cambio, la formación profesional –si bien no
excluye la formación universitaria- tiende a la búsqueda inmediata de inserción laboral,
(especialmente los módulos de grado medio). Por tanto, podemos considerar –sólo de
forma provisional- que a mayor porcentaje de alumnas en formación profesional existen
13 Ver “En busca de explicaciones para las diversas distribuciones por sexo del alumnado extranjero “, en COLECTIVO IOÉ, o.c., págs. 85-94.
50
más urgencias por ingresar en el mercado laboral, y a mayores niveles de matrícula en
bachillerato más expectativas de “reproducción social ampliada” a través de una
titulación superior. Las cifras muestran nuevamente al alumnado de la Unión Europea
en mejores posiciones, puesto que predominan de forma destacada las alumnas de
bachillerato. En situación similar se encuentran las alumnas procedentes de Asia. El
extremo opuesto lo configuran las jóvenes africanas, el único grupo continental en el
que las estudiantes de FP superan a las de bachillerato. También las latinoamericanas
tienen una proporción de estudiantes de FP más alta que la media del alumnado
extranjero.
Si centramos el análisis en las nacionalidades de origen encontramos algunos
matices de interés. Por una parte, los índices más elevados de chicas en niveles no
obligatorios corresponden a algunas nacionalidades de la U.E. (italianas y británicas)
pero también a dominicanas, venezolanas, chilenas, búlgaras o chinas. En cuanto al tipo
de enseñanza postobligatoria, la vía del bachillerato predomina con claridad sólo entre
italianas y búlgaras; en cambio, las matrículas en FP superan la media entre
dominicanas, chilenas, británicas y venezolanas, en tanto que las chinas se encuentran
en situación intermedia. En el otro extremo, los menores porcentajes de estudiantes en
niveles postobligatorios corresponden al alumnado marroquí (apenas el 3,5% del total),
seguido por rumanas, filipinas y ecuatorianas.
Las diferencias consignadas no obedecen necesariamente a pautas culturales de
las familias de origen respecto a la importancia de la escolarización. Junto a este
condicionante existen otros que pueden obrar con más fuerza, tales como la estructura
de edad de la “segunda generación” (un bajo número de niñas en niveles no obligatorios
puede deberse simplemente a que hay pocas personas en esas edades), la estabilidad o
debilidad de las redes familiares (la existencia de núcleos familiares incompletos
pueden dificultar la prolongación de estudios de las niñas) o la situación económica del
grupo migrante (a mayor estabilidad más facilidades para la escolarización de las hijas).
La identificación más precisa de las distintas estrategias de inserción, y del papel que en
ellas juega la formación escolar, requiere un estudio en profundidad que trasciende los
límites de este informe.
51
TABLA 13. DISTRIBUCIÓN DEL ALUMNADO FEMENINO EXTRANJERO
POR NIVELES EDUCATIVOS, SEGÚN COTINENTE DE ORIGEN Y NACIONALIDAD, CURSO 2002/03
Nacionalidad Todo
s
Infa
ntil
Prim
aria
E.S.
O.
Bac
hille
rato
FP-G
M
FP-G
S
G. s
ocia
l
Obl
igat
oria
Pos
tobl
igat
oria
TODAS 38.997 21,9 44,3 26,1 4,7 1,2 1,5 0,4 92,3 7,7América 23.591 20,1 45,5 26,4 4,5 1,3 1,9 0,4 92,0 8,0África 5.692 26,0 42,8 25,0 2,5 1,8 0,8 1,0 93,9 6,1Resto Europa 4.901 22,2 42,7 28,5 4,9 0,6 0,9 0,1 93,5 6,5Unión Europea 2.700 26,4 39,2 23,8 9,0 0,6 0,9 0,0 89,4 10,6Asia 2.032 24,7 46,2 22,9 5,2 0,3 0,6 0,1 93,8 6,2Oceanía 16 0,0 31,3 31,3 25,0 0,0 12,5 0,0 62,5 37,5Desconocida 62 0,0 50,0 3,2 46,8 0,0 0,0 0,0 53,2 46,8Ecuador 10.652 21,2 48,6 24,5 3,6 0,8 1,0 0,2 94,3 5,7Colombia 4.990 18,9 46,9 26,9 3,7 1,2 1,9 0,5 92,7 7,3Marruecos 4.189 27,8 46,1 22,4 1,5 1,0 0,3 0,9 96,3 3,7Rumania 2.401 22,6 42,4 30,0 4,2 0,4 0,4 0,0 95,0 5,0Perú 1.863 16,8 41,4 34,4 3,4 1,9 0,6 1,7 92,5 7,5R. Dominicana 1.781 16,5 35,4 30,5 7,6 3,3 6,2 0,5 82,4 17,6Argentina 1.181 24,2 43,7 27,7 4,2 0,0 0,2 0,0 95,6 4,4Polonia 915 23,8 41,7 22,4 7,7 0,8 3,5 0,2 87,8 12,2China 904 27,8 42,3 20,5 5,6 0,8 2,5 0,5 90,6 9,4Francia 845 15,4 44,6 33,1 4,8 1,3 0,7 0,1 93,1 6,9Bulgaria 713 27,3 38,9 23,8 9,3 0,0 0,5 0,1 90,1 9,9Bolivia 602 23,9 44,9 24,3 4,2 1,3 1,0 0,5 93,0 7,0Guinea Ecuat. 475 29,8 48,4 16,9 3,9 0,2 0,7 0,0 95,1 4,9Portugal 474 25,1 45,4 22,2 4,4 1,7 0,8 0,4 92,6 7,4Venezuela 445 20,0 43,1 26,5 5,4 0,7 4,3 0,0 89,7 10,3Chile 412 21,1 40,5 28,4 4,6 1,7 3,2 0,5 90,0 10,0Filipinas 409 28,3 43,7 23,0 4,8 0,3 0,0 0,0 95,0 5,0
Fuente: elaboración propia con datos de la Consejería de Educación (Servicio de Estadística).
52
5. MUJERES EXTRANJERAS EN LOS MERCADOS DE TRABAJO
REGIONALES
5.1. Aproximación a las fuentes
Después de superado un período de investigación inicial, empieza a estar claro
entre los estudiosos que las estadísticas oficiales, hasta ahora disponibles, no permiten
un conocimiento suficientemente matizado y preciso de la actividad laboral de los
extranjeros afincados en España. Veamos las principales razones que avalan esta
afirmación.
La Estadística de Permisos de Trabajo ha sido hasta fechas recientes la fuente más
utilizada y fiable, aunque referida sólo a los extranjeros adscritos al Régimen General.
Esta estadística se elabora a partir de los permisos concedidos a extranjeros en las
delegaciones provinciales del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social o directamente
por la Dirección General de Ordenación de las Migraciones. Se dispone de datos
generales desde 1984; desde entonces las series anuales experimentaron dos rupturas:
una en enero de 1987, a causa de los cambios introducidos en la normativa como
consecuencia de la aprobación primera Ley de Extranjería (1985) y su Reglamento de
aplicación (1986); otra desde enero de 1992, al eliminarse del stock de permisos de
trabajo a los ciudadanos comunitarios (excepto Luxemburgo) que se emplean como
asalariados (en 1994 se excluyó también a los ciudadanos de los nuevos países
miembros incorporados a la U.E. en 1993).
La principal limitación de esta estadística es que no abarca ni la economía
sumergida o semisumergida (por ejemplo los vendedores ambulantes que han obtenido
un permiso municipal, etc.) ni tampoco otras categorías que no precisan obtener permiso
de trabajo, o que son excluidas de la estadística por decisión administrativa. Otra
limitación importante es que hasta 1988 sólo existen estadísticas de "flujo", es decir,
referidas al número de permisos extendidos, pero no al de trabajadores extranjeros con
autorización legal presentes en el país (por ejemplo, todas las personas con permiso de
duración plurianual aparecen en las estadísticas sólo en los años de aprobación y
renovación de dicho permiso). En 1988 el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales
53
elaboró la primera estadística tipo stock (total de trabajadores extranjeros con permiso),
que recogía sólo las autorizaciones concedidas o renovadas en 1987-1988 y que per-
manecían en vigor a 31 de diciembre de 1988; por tanto, los permisos con duración de
cinco años otorgados entre 1984 y 1986, aún en vigor, no estaban incluidos. En los años
posteriores ha ido aumentando la cobertura de los datos stock, de tal manera que para
finales de 1990 se incluyeron los permisos correspondientes a los cuatro últimos años
(1987-90). La metodología utilizada durante esos años no permite establecer series tem-
porales ya que cada año se produce un incremento de stock que no responde a un
aumento real de trabajadores extranjeros sino a una actualización administrativa.
Por tanto, sólo a partir de 1991, cuando se incluye buena parte de los extranjeros
regularizados ese año, el stock de permisos de trabajo comenzó a reflejar más
adecuadamente la realidad social. Sin embargo, a partir de entonces únicamente
podemos analizar la evolución de los trabajadores no comunitarios pues, a efectos
administrativos y estadísticos, los procedentes de países comunitarios han dejado de ser
“trabajadores extranjeros”14.
En todo caso la Estadística de Permisos de Trabajo ofrece una imagen
distorsionada de la inserción laboral de las mujeres extranjeras. Por definición esta
fuente sólo incluye a las mujeres residentes incluidas en el Régimen General; por tanto,
deja de lado a todas las extranjeras procedentes de países del Espacio Económico
Europeo y a un segmento importante de las no-comunitarias, según vimos
anteriormente. De esta manera una gran parte de mujeres en edad laboral puede estar
trabajando en situación regular pero queda fuera del control de la Estadística de
Permisos de Trabajo.
Para paliar estas deficiencias se hace necesario recurrir a otras fuentes de
información. Una de las posibilidades es utilizar la Encuesta de Población Activa,
elaborada por el Instituto Nacional de Estadística. Aunque en la publicación trimestral
de datos no existe información referida a las extranjeras ocupadas o paradas, existe una
Encuesta de Migraciones de la EPA que pretenden incluir a toda la mano de obra 14 Ver MINISTERIO DE TRABAJO Y SEGURIDAD SOCIAL, Estadística de Permisos de Trabajo a Extranjeros. 1987 y 1988, Madrid, 1990, pág. 13-14; y ASOCIACIÓN DE SOLIDARIDAD CON LOS TRABAJADORES INMIGRANTES, Cuestiones puntuales sobre la extranjería en España, informe elaborado para Cáritas Española, Madrid, 1991, pág. 13.
54
extranjera, incluyendo a la que procede de países comunitarios. Lamentablemente,
como reconoce el propio organismo responsable15, hasta la fecha la EPA cubre con
deficiencias sus objetivos respecto a esta población, por lo que no resulta útil para
nuestros propósitos.
Otra fuente estadística de carácter oficial procede del sistema de Seguridad
Social, y da cuenta de las personas extranjeras que están de alta por motivos laborales
en alguno de sus regímenes (General, de Autónomos, de Empleados de Hogar, Agrario,
del Mar y de la Minería del Carbón). Los datos referidos a personas de origen extranjero
sólo se publican desde 1999, por lo que las tendencias temporales no pueden
establecerse para fechas anteriores; además, el alta en la Seguridad Social no siempre
refleja la actividad económica real de la trabajadora (es posible cotizar en un Régimen y
estar trabajando irregularmente en otro o incluso no tener empleo), no incluye a los
trabajadores de origen extranjero que han adoptado la nacionalidad española y,
obviamente, no capta la actividad de quienes están empleados en la economía
sumergida. Existen, no obstante, algunas ventajas importantes de esta fuente: por un
lado, no se trata de una encuesta (como la EPA) sino de un censo, puesto que registra
todas las altas; por otro, incluye a todos los extranjeros (al contrario que los PT),
independientemente de su nacionalidad y régimen administrativo de residencia. En este
sentido ofrece un panorama más completo de la realidad laboral de los extranjeros.
15 “Diversas circunstancias determinan una infraestimación (...). Por un lado, se excluyen a los extranjeros que residen en hogares colectivos. Además, solo se considera a los extranjeros cuyo tiempo de residencia en nuestro país sea igual o superior a un año (...) La cobertura de la EPA en la estimación de los extranjeros es un poco más de la mitad (53,8%) que la del Ministerio del Interior”. INE, EPA. Encuesta de Migraciones 1998, pág. 53-54. Por nuestra parte, comparando los resultados del segundo trimestre de 2003 con los de afiliación a la Seguridad Social de abril del mismo año, constatamos que la EPA sólo cubre el 65% de la ocupación registrada en la Seguridad Social. Los mayores déficit de cobertura se producen respecto a los trabajadores procedentes de África (sólo capta el 40%) y de la Unión Europea (44%).
55
Por último, para conocer la situación de las trabajadoras desempleadas
contamos con dos fuentes oficiales. Una, la Encuesta de Población Activa, cuyas
limitaciones ya conocemos. La otra, las estadísticas de Movimiento Laboral Registrado
elaboradas por el INEM, que ofrecen información acerca del número de demandantes de
empleo, así como de los perceptores de prestaciones por este motivo. Lamentablemente,
no se publican sistemáticamente datos referidos a la población extranjera ni, mucho
menos, distinguiendo la situación específica de las mujeres.
5.2. Lo (poco) que se conoce
Teniendo en cuenta las ventajas y limitaciones de cada una de las fuentes, el
planteamiento inicial de este estudio era realizar una explotación específica de la
información de las altas laborales de la Seguridad Social, referidas al territorio de la
Comunidad de Madrid, puesto que los datos conocidos no permiten analizar en
profundidad la situación de las mujeres inmigrantes.
Sin embargo, la solicitud de datos a la Tesorería General de la Seguridad Social
encontró una respuesta negativa. Dicho organismo no pudo facilitar información en
formato de tablas (más allá de datos genéricos) alegando –con razón- que hacerlo
alteraría su plan de trabajo, que no consiste en aportar datos estadísticos. Pero tampoco
aportó los datos en bruto, para que pudiéramos analizarlos, argumentando –a nuestro
juicio sin fundamento16- que se pondría en riesgo el anonimato de las personas
concernidas. En todo caso, la falta de acceso a estos datos nos pone ante una
circunstancia evidente para los investigadores pero poco conocida socialmente: la
dificultad existente para conocer la realidad laboral de las personas inmigrantes, más
allá de datos referidos a grandes agregados. Podemos saber el número de trabajadores
de una nacionalidad, y la cantidad de extranjeros que se dedica a cierta actividad, o el
reparto en función del sexo, pero no cuantas mujeres de cierta nacionalidad trabajan en
una actividad. Y mucho menos si, además, el análisis se refiere a una región o
provincia, y no a todo el territorio español. 16 El fichero solicitado excluía todo dato de identificación personal, y contenía variables como el sexo, la edad, la nacionalidad, la rama de actividad o el régimen de cotización. Todo ello referido al conjunto de la Comunidad de Madrid (es decir, sin desagregación municipal). Por tanto, no se entiende cómo esta información pudiera permitir la identificación de personas concretas.
56
Por tanto, la principal conclusión que podemos ofrecer en este punto al Foro
Regional es la siguiente: es imprescindible realizar las gestiones correspondientes para
garantizar que la información existente sea accesible (preservando el derecho a la
intimidad de las personas) para quienes se dedican a la investigación y planificación de
políticas sociales.
Una vez sentada esta primera conclusión, sólo podemos presentar la –escasa-
información disponible respecto a la situación en la Comunidad de Madrid. En la Tabla
14 se muestra la evolución de la afiliación de trabajadores extranjeros en la región, sin
distinción de sexo. En menos de cinco años la cifra ha crecido un 180%, pasando de
75.000 a 210.000 personas cotizantes. Este fortísimo incremento es, con todo, algo
inferior al que se registró en el conjunto del país; en todo caso, a lo largo de este período
en la Comunidad de Madrid radica algo más de la quinta parte de los trabajadores
extranjeros (en situación regular) que viven en España. En el territorio de la región
madrileña el conjunto de la afiliación a la seguridad Social creció sólo un 18%, diez
veces menos que la afiliación de extranjeros; como consecuencia el porcentaje de
cotizantes extranjeros ha ido incrementándose: si en 1999 había 3,5 inmigrantes por
cada 100 afiliados, a mediados de 2003 la cifra se había elevado hasta el 8,3.
TABLA 14.
AFILIACIÓN DE TRABAJADORES EXTRANJEROS EN MADRID Y ESPAÑA (evolución 1999-julio de 2003)
Afiliados extranjeros
Año Madrid España % Madrid /
España
Afiliación total
C. Madrid
% extranjeros
C. de Madrid1999 75.140 334.976 22,4 2.131.806 3,5 2000 89.415 402.711 22,2 2.275.431 3,9 2001 124.323 557.074 22,3 2.396.842 5,2 2002 173.658 766.470 22,7 2.473.575 7,0
VII/2003 210.175 947.254 22,2 2.524.695 8,3 Incremento 99-03 135.035 612.278 22,1 392.889 4,7 % incremento 179,7 182,8 *** 18,4 ***
Fuente: Tesorería General de la Seguridad Social. Elaboración propia. La distribución entre los distintos regímenes de cotización muestra el
predominio de los trabajadores por cuenta ajena que cotizan al Régimen General (el
75,8% del total), seguidos por los del régimen especial de Empleados de Hogar (17,7%)
y en tercer lugar los trabajadores Autónomos (5,8%). Esta distribución contrasta con la
57
de los trabajadores autóctonos que, comparativamente, se concentran más en los
regímenes General y Autónomos y mucho menos en el de Empleados de Hogar. Sin
embargo, si distinguimos entre los extranjeros procedentes de la Unión Europea y el
resto, observamos diferencias importantes: mientras los comunitarios presentan un
perfil similar al del conjunto de los afiliados, con mayor porcentaje de trabajadores
autónomos (ver Gráfico 9), los de países terceros se especializan más en el sector del
servicio doméstico. Dicha especialización resultaría más marcada si dispusiéramos de la
información desagregada en función del sexo de los trabajadores..
GRÁFICO 9. COTIZANTES AUTÓCTONOS Y EXTRANJEROS, SEGÚN RÉGIMEN DE
AFILIACIÓN (2003)
La nacionalidad con mayor número de cotizantes en la región madrileña es
Ecuador (25,1% del total), seguida por Colombia (10%), Marruecos (9%), Perú (8%) y
Rumania (6%). Con menor número de afiliados figuran República Dominicana y China
(3,5%), Polonia e Italia (2,5% cada una). En la Tabla 15 puede verse cómo se
distribuyen los principales grupos entre los regímenes de cotización.
• En el Régimen General se concentran especialmente marroquíes e italianos, dos
grupos caracterizados por un predominio marcado de los hombres.
• En el Régimen de Empleados de Hogar encontramos de forma destacada a
filipinas, dominicanas, polacas, ecuatorianas, peruanas y colombianas.
0%10%20%30%40%50%60%70%80%90%
100%
Total Extranjeros
General Autónomos Empleados de Hogar Otros
58
• En el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos el caso más destacado es el
de los trabajadores chinos (un tercio del total de afiliados), seguidos por varios
comunitarios (británicos, italianos, alemanes, franceses) y argentinos.
• En el Régimen especial Agrario sólo destacan –por encima de la media-
portugueses y marroquíes.
TABLA 15. EXTRANJEROS CON ALTA LABORAL EN LA COMUNIDAD DE MADRID, SEGÚN RÉGIMEN DE COTIZACIÓN Y PRINCIPALES NACIONALIDADES
(agosto de 2003)
Nacionalidad Total General Hogar Autómomos Agrario Mar Todos 207.751 75,8 17,7 5,8 0,6 0,1No- U.E. 185.721 74,5 19,5 5,4 0,6 0,1Unión Europea 24.030 80,0 2,3 17,3 0,4 0,1Ecuador 52.128 75,4 23,3 0,9 0,4 0,0Colombia 20.434 73,4 22,1 4,3 0,2 0,0Marruecos 18.994 82,9 11,6 4,1 1,5 0,0Perú 17.257 74,0 22,8 2,8 0,1 0,3Rumania 12.527 76,7 18,1 4,0 1,2 0,0R. Dominicana 7.475 66,0 31,2 2,6 0,1 0,0China 7.249 60,6 4,5 34,8 0,1 0,0Polonia 5.254 65,9 26,1 7,8 0,2 0,0Italia 5.221 81,7 0,3 17,9 0,1 0,1Portugal 4.722 73,5 10,6 14,3 1,6 0,0Francia 4.689 85,8 0,2 13,9 0,1 0,1Filipinas 4.524 50,6 48,4 0,8 0,2 0,0Argentina 4.255 82,7 4,3 12,9 0,1 0,0Bulgaria 4.060 76,6 19,5 3,7 0,3 0,0R. Unido 3.197 77,2 0,0 22,7 0,1 0,0Alemania 2.844 80,6 0,1 19,1 0,0 0,2Resto no-U.E. 31.564 76,7 12,6 9,4 1,2 0,1Resto U.E. 3.357 80,6 0,4 18,9 0,1 0,0
Fuente: Tesorería General de la Seguridad Social. Elaboración propia.
La distribución por regímenes de los trabajadores extranjeros presenta un perfil
claramente diferenciado respecto a los trabajadores autóctonos. Como consecuencia de
estas diferencias, la importancia de los inmigrantes (el porcentaje de extranjeros
respecto al total de cotizantes) varía de forma sensible en función del régimen de
cotización. Si en el total de afiliados los extranjeros representan el 8,2%, en el régimen
especial de empleados de hogar la incidencia es muchísimo mayor, ya que dos de cada
tres trabajadores son extranjeros (el 66,5% del total). También en el régimen especial
59
agrario la incidencia supera la media (los inmigrantes son el 24,7%, aunque sobre una
cifra de cotizantes muy reducida, puesto que el empleo agrícola es escaso en nuestra
región). En cambio, la incidencia es inferior a la media en el régimen general (7,4%), en
el de trabajadores autónomos (3,8%) y en el de trabajadores del mar (2,2%, también
respecto a un total de cotizantes muy reducido). Estas cifras –representadas en el
Gráfico 10- muestran una sobreespecialización de los inmigrantes en el servicio
doméstico y los empleos agrícolas.
GRÁFICO 10.
PORCENTAJE DE EXTRANJEROS SOBRE EL TOTAL DE COTIZANTES, POR REGÍMENES.
0 10 20 30 40 50 60 70
del Mar
Autómomos
General
TODOS
Agrario
Empleados de Hogar
Fuente: Tesorería General de la Seguridad Social. Elaboración propia.
60
6. COBERTURA SANITARIA DE LA POBLACIÓN INMIGRANTE
FEMENINA
El sistema sanitario público garantiza la cobertura universal de prestaciones a la
población española. Respecto a la población extranjera entre 1985 y 2000 sólo se incluía
a los residentes regulares, mientras que los “irregulares” sólo podían acceder a la
atención urgente. A partir de la Ley 4 de 2000, y su posterior reforma por la Ley 8 del
mismo año, tienen derecho a la asistencia sanitaria pública todos los extranjeros que se
encuentren empadronados en algún municipio español, sea cual sea su situación
administrativa. Respecto a los no empadronados rige la misma política que se aplicaba
anteriormente a los “irregulares”: sólo pueden ser atendidos en casos de urgencia, salvo
si son menores de 18 años o mujeres embarazadas, quienes tienen derecho a una
atención continuada.
Por tanto, a partir de 2000 se ha producido un importante incremento de la
población inmigrante con derecho a la atención sanitaria (basta con recordar el fortísimo
incremento de empadronados durante los últimos años). Administrativamente el sistema
distingue dos formas de acceso a la Tarjeta Sanitaria Individual (TSI): una, la vía
“contributiva”, para aquellos extranjeros –y sus familiares directos- que son cotizantes
a la Seguridad Social; otra, la vía “asistencial”, reservada a adultos sin recursos17 y a
menores titulares de tarjeta.
A partir de una gestión realizada desde el Foro Regional, la Consejería de
Sanidad de la Comunidad de Madrid nos ha facilitado datos de los titulares no españoles
de TSI en agosto de 2003. En esa fecha el total de extranjeros beneficiarios superaba los
534.000 y algo más de la mitad (el 53%) era titular de una tarjeta por la vía
“asistencial”. Las cifras suministradas por la Consejería de Sanidad detallan la edad y el
sexo de estos titulares, pero no de los que han ingresado por la vía “contributiva”. En la
Tabla 16 presentamos un resumen de los datos, incluyendo una estimación del total de
mujeres extranjeras titulares de TS. Según esto, en la Comunidad de Madrid habría
17 Obviamente, las inmigrantes “sin papeles” que están empadronadas no pueden justificar ingresos económicos porque, en caso de tenerlos, se trata de actividades en la economía sumergida. Por tanto, al margen de cuál sea su situación económica real, la falta de permiso de residencia y/o trabajo coloca automáticamente a las personas en el apartado administrativo de los “sin recursos”.
61
281.000 mujeres titulares, de las cuales casi 150.000 lo son por la vía “asistencial”. Es
decir, más de la mitad (el 53%) no ingresa al sistema por la vía “normalizada”. En
este punto la incidencia de la política migratoria, que dificulta enormemente la
regularización a las personas llegadas a partir de 2000, puede estar afectando
negativamente el balance presupuestario de la Seguridad Social, puesto que existe un
importante contingente de mujeres inmigrantes con derecho a recibir asistencia pero
imposibilitada de cotizar, no porque se encuentre fuera del mercado de trabajo sino
porque no puede hacerlo de forma regular.
La administración sanitaria divide el territorio regional en once áreas de salud,
compuestas por distritos sanitarios que, a su vez, comprenden varias zonas básicas que
integran municipios más pequeños o secciones censales18:
Área 1. Sur-Este: el distrito sanitario de Arganda y los distritos municipales de
Moratalaz, Retiro y Vallecas.
Área 2. Centro-Norte: distrito sanitario de Coslada, y los distritos municipales de
Chamartín y Salamanca.
Área 3. Este: distritos sanitarios de Torrejón de Ardoz y Alcalá de Henares.
Área 4. Noreste: distritos municipales de Ciudad Lineal, Hortaleza y San Blas.
Área 5. Norte: distritos sanitarios de Alcobendas, Colmenar Viejo, Fuencarral y
Tetuán.
Área 6. Oeste: distritos sanitarios de Collado-Villalba, y Majadahonda y distrito
municipal de Moncloa.
Área 7. Centro-Oeste: distritos municipales de Centro, Latina y Chamberí.
Área 8. Sur-Oeste I: distritos sanitarios de Navalcarnero, Alcorcón y Móstoles.
Área 9. Sur-Oeste II: distritos sanitarios de Fuenlabrada y Leganés.
Área 10. Sur I: distritos sanitarios de Getafe y Parla.
Área 11. Sur II: distrito sanitario de Aranjuez y los distritos municipales de
Arganzuela, Carabanchel, Usera y Villaverde.
18 Ver Decreto de zonificación sanitaria de la Comunidad de Madrid: decreto 187/1998, de 5 de noviembre, Consejería de Sanidad y Servicios Sociales, B.O., Comunidad de Madrid, 19 de noviembre 1998 nº 275; rectificación B.O. Comunidad de Madrid, 3 de febrero 1999 nº 28.
62
Los municipios de menor población están adscritos a cada una de estas áreas en
función de su ubicación geográfica.
El mayor número de mujeres en posesión de la TS se encuentra en el área de
salud Sur I (el 18% del total), seguida por el centro-oeste de la ciudad capital (14%) y
por las áreas Norte y Oeste (el 11% cada una). Esta distribución es coherente con las
pautas de asentamiento geográfico de las mujeres inmigrantes en el territorio regional.
En la zona Oeste se registra el porcentaje más alto de feminización de la población
extranjera con derechos sanitarios (56%); los valores más bajos (en torno al 51%)
corresponden a las zonas Sur I, Sur-Oeste II y Centro-Oeste.
TABLA 16.
EXTRANJEROS CON TARJETA SANITARIA EN LA COMUNIDAD DE MADRID, SEGÚN SEXO Y TIPO DE TARJETA (2003)
Extranjeros con tarjeta – TOTAL
Extranjeros con tarjeta- SIN RECURSOS
Área Sanitaria
( a )
Total
( b ) Mujeres
(estimación)
( c )
Total
( d )
Mujeres %
(d) / (c) %
(d) / (b)
TOTAL 534.629 281.397 284.162 149.566 52,6 53,2 1 Sur-Este 57.797 29.963 30.815 15.975 51,8 53,3 2 Centro-Norte 34.385 19.095 15.578 8.651 55,5 45,3 3 Este 27.936 14.493 15.341 7.959 51,9 54,9 4 Noreste 51.882 27.121 28.788 15.049 52,3 55,5 5 Norte 59.455 32.218 30.372 16.458 54,2 51,1 6 Oeste 56.152 31.237 27.991 15.571 55,6 49,8 7 Centro-Oeste 79.734 40.655 40.823 20.815 51,0 51,2 8 Sur-Oeste I 27.793 14.337 14.590 7.526 51,6 52,5 9 Sur-Oeste II 20.946 10.657 10.134 5.156 50,9 48,4 10 Sur I 23.843 12.131 12.414 6.316 50,9 52,1 11 Sur II 94.706 49.719 57.316 30.090 52,5 60,5
Fuente: elaboración propia en base a datos suministrados por la Consejería de Sanidad (Dirección General de Aseguramiento y Atención del Paciente).
Comparando la incidencia de las tarjetas “asistenciales” respecto al total
otorgado en cada zona sanitaria, se observa que la mayor precariedad (61%) se registra
en el área Sur II, en tanto que la mejor situación corresponde a la Centro-Norte (45%).
Lamentablemente, los datos disponibles se refieren al conjunto de la población
extranjera, sin distinción de nacionalidad, lo que nos impide conocer la situación
diferencial de los principales colectivos.
63
Conocemos, sin embargo, la distribución por edades de las mujeres extranjeras
que poseen TS por la vía “asistencial”. Unas 36.000 (el 24% del total) tienen menos de
20 años, y menos de 3.000 (el 2%) son mayores de 65 años. Es decir, alrededor de la
cuarta parte no está en edad laboral. El resto, unas 110.000 tienen entre 20 y 64 años
pero no han accedido a su tarjeta sanitaria a través de la vía “contributiva”. En el
Gráfico 10 se muestra la distribución por grupos de edad de estas mujeres en cada una
de las áreas de salud. Puede observarse el mayor peso de las menores de edad en las
zonas Sur y Sur-Oeste. En todas ellas, excepto la SurOeste II, se registran los
porcentajes más altos de titulares con 65 o más años. A falta de conocer la distribución
por nacionalidades, los datos parecen indicar que en los municipios de la Corona
Metropolitana Sur y en los distritos del suroeste de la ciudad de Madrid existen más
núcleos familiares, caracterizados por la presencia importante de una “segunda
generación” y otra, mucho más incipiente, de una “tercera edad”. En cambio, la mayor
concentración de mujeres en edad laboral se registran en distritos de la ciudad de
Madrid (áreas de salud Centro-Norte, Centro-Oeste y Sur-Este) y en los municipios de
Arganda y Coslada.
GRÁFICO 11. MUJERES EXTRANJERAS CON TARJETA SANITARIA “SIN RECURSOS”,
SEGÚN GRUPO DE EDAD Y ÁREA DE SALUD (2003)
Fuente: elaboración propia en base a datos suministrados por la Consejería de Sanidad (Dirección General de Aseguramiento y Atención del Paciente).
0% 20% 40% 60% 80% 100%
TOTALSur II
Centro-OesteNorte
Sur-EsteOeste
Nor-EsteCentro-Norte
EsteSur-Oeste I
Sur ISur-Oeste II
0-19 20-44 45-64 65 y +
64
65
7. EL ACCESO DE LAS INMIGRANTES A LA VIVIENDA
Este capítulo recoge un sondeo preliminar acerca de las principales
problemáticas que enfrentan las inmigrantes a la hora de procurarse un alojamiento.
Previamente, con el fin de contextualizar las estrategias y situaciones que enfrentan las
mujeres extranjeras, ofrecemos una breve caracterización de la situación en la sociedad
española y en la Comunidad de Madrid. En lo que se refiere a los actores sociales, el
material que ofrecemos procede de un primer sondeo que se refiere exclusivamente a las
opiniones y expectativas de las inmigrantes y otros agentes sociales19; un estudio más
pormenorizado requeriría contrastar dichas valoraciones con las situaciones de hecho
existentes, además de los juicios y prejuicios del resto de agentes implicados en el
mercado de la vivienda20.
7.1. La situación general
El acceso a una vivienda, en las condiciones que resultan aceptables en una
sociedad, constituye uno de los ejes básicos de la “inserción social”. El “derecho a la
vivienda” es proclamado por distintas instancias y normas sociales; como tal derecho
debería dar pie a la construcción de un sistema de garantías que velase por el acceso al
mismo especialmente por parte de los sectores sociales más débiles. En España, sin
embargo, la dedicación de las políticas sociales a este asunto resulta escasa y
contradictoria. Aunque, por una parte, existe una –cambiante- línea de apoyo a la
vivienda social, por otra el estado pone el énfasis en el aspecto mercantil e inversor: la
estrategia principal es favorecer el acceso a la propiedad. El gasto de compra de una
vivienda es considerado una inversión, no un gasto normal, aunque se trate de una
vivienda protegida; la política fiscal –mediante un sistema de desgravaciones- fomenta
la compra de vivienda con el fin de dinamizar el crecimiento económico y la generación
19 Este sondeo se ha realizado mediante dos grupos de discusión con mujeres inmigrantes (asentadas y recién llegadas, respectivamente) y entrevistas a agentes de mediación en el mercado de la vivienda (dos directores de entidades financieras, tres responsables de agencias inmobiliarias, dos representantes de asociación sin fines de lucro que actúan como mediadores en el mercado de vivienda para inmigrantes). 20 Para una descripción de las intervenciones institucionales en materia de vivienda, ver COMISIÓN DE BIENESTAR SOCIAL del Foro Regional para la inmigración de la Comunidad de Madrid, “Inmigración, alojamiento y vivienda en la Comunidad de Madrid: situación y alternativas”, en Trabajo Social Hoy, Nº 37, tercer cuatrimestre 2002, pág. 71-86.
66
de empleo (a través del impacto sobre el sector de la construcción y anexos)21. La
disyuntiva entre políticas de crecimiento y políticas sociales ha conducido en ciertos
períodos a limitar las inversiones públicas destinadas a vivienda, en la medida que se las
entiende como “gasto”, no como “inversión productiva”.
Como resultado, se puede describir la situación existente en España, y en la
Comunidad de Madrid, como una “sociedad de propietarios”. Durante la segunda mitad
del siglo XX se produjo un proceso de constante incremento de la compra como vía de
acceso para la mayoría de hogares: en 1950 el 46% de las viviendas estaban ocupadas
por sus propietarios, en 1991 el porcentaje ascendía al 79% y en 2001 al 85%22. Esta
dinámica tiende a reducir y marginalizar el mercado del alquiler, cuya oferta no ha
crecido en las últimas décadas, a pesar del importante incremento del parque de
viviendas. También en este aspecto jugó un papel esencial la política estatal: la Ley de
Arrendamientos Urbanos desincentivó la oferta de pisos en alquiler al dificultar la
actualización de las condiciones y precios. Aunque desde 1985 los requisitos legales se
flexibilizaron, favoreciendo los intereses de los propietarios, ya se habían puesto en
marcha poderosos mecanismos que favorecían la “cultura de la propiedad”.
Además, en los últimos años se ha producido un descenso abrupto en la
construcción de Viviendas de Protección Oficial, uno de los principales mecanismos
para facilitar el acceso a la población más desfavorecida. En la primera mitad de los ’80
estas representaban alrededor del 60% del total de viviendas construidas; en cambio, a
comienzos del siglo XXI no llegan al 10%.
El proceso de segmentación social que acompañó al crecimiento económico de
las dos últimas décadas se reflejó también en el ámbito de la vivienda. Entre 1970 y
1991 el número total de viviendas creció un 38% pero el de viviendas ocupadas lo hizo
sólo un 22,7% mientras las residencias secundarias (138,5%) y las vacías (75,2%)
fueron las que más aumentaron. Estas cifras indican la existencia de un doble proceso:
21 Según el Banco de España “la inversión residencial representa el 7% del PIB. El funcionamiento del mercado de la vivienda y la evolución de sus precios tienen, pues, implicaciones notables sobre el crecimiento de la economía”. SERVICIO DE ESTUDIOS, El mercado de la vivienda en España, Boletín Económico del Banco de España, Madrid, setiembre 2002. 22 Datos procedentes de Censos de población (1950 y 1991) y Encuesta Continua de Presupuestos Familiares (2001).
67
• El desarrollo de los hogares con dos viviendas: en torno al 25% de los hogares tiene una vivienda secundaria, además de su residencia habitual. Estas responden a distintas tipologías: viviendas de pueblo vacías, viviendas construidas por emigrantes en el exterior, viviendas de ocio y/o de inversión especulativa de sectores acomodados, y las destinadas a oferta turística de temporada.
• La existencia y perpetuación de un parque de viviendas desocupadas, que se viene manteniendo en torno a un 13% del total (unas 282.000 en 1996).
Así, aunque se haya producido un importante incremento del número de viviendas
construidas, no se han cubierto las necesidades de toda la población. Por un lado,
algunos sectores cubren holgadamente sus necesidades mientras, por otro, subsisten
diversas formas de precariedad como el chabolismo, el hacinamiento y la ocupación de
viviendas deterioradas o en malas condiciones. En este sentido, una parte importante de
pisos de los centros urbanos antiguos o de los barrios periféricos construidos en los años
’50 y ’60 requieren importantes obras de reforma y acondicionamiento que, de no ser
apoyada por políticas oficiales activas, conducirán al continuo deterioro de la oferta y,
con ello, a la constitución de nichos marginales ocupados por los sectores sociales más
débiles.
Nos encontramos, pues, en un contexto en que la vía de acceso mediante el alquiler
es minoritaria, y tiende a reducirse continuamente. Por otro lado, la mayoría de este
parque de viviendas pertenece al sector privado: el alquiler “social”, a precios
subvencionados, de viviendas de titularidad pública sólo alcanza al 2% del total de
viviendas en alquiler. Esta cifra es la más baja de toda la Unión Europea (15 miembros),
y contrasta fuertemente con las de Holanda (35%), Alemania, Reino Unido, Austria o
Suecia (por encima del 20%)23. Tampoco existe en España un sector de viviendas
privadas en alquiler mediante convenios con administraciones públicas (en Alemania
alcanza al 26%). Además, la oferta está atomizada en una miríada de propietarios
individuales, lo que dificulta la negociación de posibles orientaciones sociales del
alquiler. Finalmente, en España no existe un sistema de ayuda al pago de alquileres, más
allá de esporádicas deducciones fiscales del inquilino; estas no benefician en nada al
propietario, por lo que no constituyen un incentivo para incrementar la oferta.
23 TRILLA, C., La política de vivienda en una perspectiva europea comparada, Colección Estudios Sociales Nº 9, Fundación “La Caixa”, Barcelona, 2002 (disponible en www.estudios.lacaixa.es).
68
En la Tabla 17 podemos ver cuál es la importancia de las distintas formas de
tenencia de la vivienda, según los datos obtenidos por el censo de 2001. En el conjunto
de la región el 80% corresponde a la propiedad, cifra que es mayor en la Corona
Metropolitana (87%) y los Municipios no metropolitanos (81%) pero claramente
inferior en la ciudad capital (77%). En otros términos, la modalidad de alquiler es más
habitual en la ciudad de Madrid, pero muy especialmente en la denominada almendra
central de la ciudad (el 24% de las viviendas). Que la modalidad de alquiler sea ínfima
en las coronas metropolitanas Sur (8%) y Este (9%), además de la Periferia este de la
ciudad capital (8%), se explica porque se trata de zonas de expansión que se han
desarrollado en las tres últimas décadas, precisamente en base a la construcción y venta
de viviendas a sectores que no podían adquirirlas en la capital o en zonas periféricas
más caras. Pero conviene recordar el hecho de que en las coronas Sur y Este se
encuentra buena parte de la inmigración femenina procedente del extranjero.
TABLA 17. RÉGIMEN DE TENENCIA DE LA VIVIENDA EN LA COMUNIDAD DE
MADRID, SEGÚN ZONA
Área geográfica Propiedad Alquiler Gratuita Otra Toda la Comunidad 80,4 13,5 1,9 4,3 ÁREA METROPOLITANA 80,3 13,7 1,8 4,1 Municipio de Madrid 76,8 16,3 2,2 4,8 Almendra Central 68,4 24,0 2,8 5,4 Periferia Noroeste 79,9 13,6 1,9 4,3 Periferia Este 85,6 8,1 1,6 4,5 Periferia Sur 80,5 12,9 1,8 4,7 Corona Metropolitana 86,7 9,2 1,1 2,8 Corona Metropolitana Norte 81,1 13,6 1,4 3,2 Corona Metropolitana Este 87,0 8,9 1,2 3,0 Corona Metropolitana Sur 88,7 7,7 1,0 2,5 Corona Metropolitana Oeste 83,2 11,5 1,3 3,5 MUNICIPIOS NO METROPOLITANOS 80,6 11,2 2,3 6,0
Fuente: Instituto de Estadística de la C. de Madrid en base a Censo de población y viviendas 2001
69
Los precios medios de la vivienda en la Comunidad de Madrid han sido siempre
superiores a los del promedio de España, pero la diferencia ha aumentado a partir de
2001. A su vez, dentro de la región, los precios en la capital son más elevados que los
del resto de la comunidad24. La evolución a partir de 1987 permite distinguir tres
periodos diferenciados (ver gráfico 12):
• 1987-1991= período de fuerte incremento, coincidiendo con el ciclo de
recuperación económica tras la crisis económica de los años 1979-1985.
• 1991-1998= período de estancamiento de los precios, que coincide con la crisis
1991-94 y se mantiene al comienzo del nuevo ciclo expansivo, en una época de
intereses bancarios elevados (en 1992 el 15,4%).
• 1998- …= nuevo crecimiento de precios, especialmente notable a partir del año
2000, en un contexto que combina intereses hipotecarios bajos (en torno al 4%),
descenso del desempleo y aumento de la oferta de viviendas construcción.
GRÁFICO 12. EVOLUCIÓN DEL PRECIO DE LA VIVIENDA EN ESPAÑA, COMUNIDAD
DE MADRID Y MADRID CAPITAL (1987-2002) (euros por m2)
Fuente: Ministerio de Fomento, Boletín Estadístico.
24 Obviamente, hablamos de valores medios. En la práctica hay municipios periféricos (Majadahonda, Las Rozas, por ejemplo) donde los precios son mayores que en algunos distritos de la ciudad capital (por ejemplo San Blas o Puente de Vallecas).
0
500
1.000
1.500
2.000
2.500
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
Eur
os
España C. de Madrid Madrid ciudad
70
En resumen, el contexto general muestra una escasez estructural de oferta de
viviendas en alquiler, y un encarecimiento importante del precio de venta, que en la
Comunidad de Madrid se sitúa entre los más elevados de España. Así, la dinámica del
mercado de la vivienda tiende a favorecer los intereses de los sectores sociales más
pudientes mientras dificulta el acceso a los que se encuentran en posiciones más
precarias. Un indicador de estas dificultades es el alargamiento de la fase de
permanencia de las generaciones jóvenes en el hogar paterno: en las últimas dos
décadas ha aumentado el porcentaje de hijos en edad laboral que continúan viviendo en
casa de sus padres, ante la imposibilidad de emanciparse trasladándose a una nueva
vivienda. Según la E.P.A. el incremento entre 1987 y 2000 ha sido notable entre las
personas de 30 a 34 años (un 55% más), las de 25 a 29 (45% más) y las de 35 a 39
(39%)25. Una de las cuestiones que se plantea a partir de esta constatación es ¿hasta
cuándo podrá seguir actuando la solidaridad residencial de las familias como
amortiguador de las necesidades no cubiertas?
Sin embargo, existen ciertos procesos sociales que pueden constituir un freno, y
un posible reverso, al descenso continuo del porcentaje de viviendas ocupadas en
régimen de alquiler. Entre ellos cabe citar al menos los siguientes:
1) Cambios en la dinámica familiar y de los hogares: crece el número de
personas adultas “sin familia”, o en situación de transición. Este sector conforma
una demanda de vivienda por períodos cortos, hasta definir su situación.
2) El incremento de la temporalidad laboral y las nuevas normas que obligan a
los desempleados a aceptar ofertas alejadas de su lugar actual de residencia
resultan poco compatibles con la compra de vivienda, que supone estabilidad
residencial. Puede considerarse que el objetivo gubernamental de conseguir una
movilidad generalizada de la fuerza de trabajo sólo puede lograrse con un
incremento significativo de los porcentajes de viviendas en alquiler.
3) El importante crecimiento de la inmigración también tiende a cambiar el
mercado de vivienda: al menos en la primera fase migratoria, la débil inserción
económica y/o las necesidades del proyecto migratorio (deudas, remesas, etc.)
plantean como única opción el alquiler. 25 Según la Encuesta de Población Activa, a finales de 2000 vivían en el hogar paterno el 63% de los jóvenes que tenían entre 25 y 29 años. Una década antes el porcentaje era del 44%.
71
En sentido contrario, la permanencia de tipos de interés bancario bajos y la
extensión del plazo de pago de los créditos hipotecarios continúan fomentando la
compra de la vivienda. En esta dinámica una parte de la población, especialmente la
más joven, corre el riesgo de convertirse en una suerte de propietarios-inquilinos
(pagando cuotas indefinidamente), en la medida en que la duración del crédito se
extienda a casi toda la vida de las personas. Por lo demás, un encarecimiento de los
tipos de interés y/o un incremento de la precariedad laboral puede suponer la pérdida de
la propiedad para aquellos sectores que no puedan seguir afrontando el pago mensual de
sus hipotecas.
7.2. La situación de las inmigrantes Según lo expuesto hasta aquí, la inmigración de origen extranjero se encuentra
en un contexto en el que el acceso a la vivienda se caracteriza por dos rasgos
principales: a) una dependencia estrecha respecto al poder adquisitivo de las personas;
b) unas condiciones que favorecen la capacidad de negociación de los propietarios
(escasos) frente a los demandantes de alquiler (numerosos). A estas características “del
mercado” se añaden otras propias de la condición de inmigrante, que se pueden resumir
en una posición de mayor debilidad negociadora, debido a factores como la
irregularidad o precariedad jurídica, la falta de información y de redes de apoyo, la
carencia de avales, de nóminas y contratos de trabajo o la escasez de medios
económicos.
Por lo demás, no todas las personas procedentes de la inmigración se encuentran
en igual situación en cuanto al alojamiento. En principio, cabe distinguir diferencias en
función del tiempo de estancia en Madrid, pues parece que no se enfrenta la misma
situación en el momento de llegada que tras un tiempo de residencia más o menos
prolongado. Trilla y Aramburu distinguen tres etapas, a las que corresponderían
típicamente ciertos problemas relacionados con el alojamiento.
72
FASE RIESGOS Llegada Ocupación ilegal
Hacinamiento Vivir en la calle
Regularización / Contratación
Recelos y desconfianza Estafas Infraviviendas
Estabilización Conflicto con vecinos Desalojo
Fuente: elaboración propia basada en TRILLA, C. y ARAMBURU, M.26.
Una vez estabilizada la presencia en la sociedad madrileña, las problemáticas de
muchos inmigrantes son similares a las de otros colectivos (jóvenes con empleo
precario, hogares monoparentales, etc.) que tienen ingresos esporádicos, o estables pero
insuficientes. Además, eventualmente pueden surgir conflictos con el vecindario, tanto
por estilos de vida que entran en conflicto como por el rechazo y hostilidad
manifestados por parte de la población autóctona.
También Labrador y Merino27 han distinguido la situación existente en tres
“momentos” del proceso de asentamiento de los inmigrantes respecto a los usos de la
vivienda. En el primer momento (próximo a la llegada), el desconocimiento del medio
y la urgencia por encontrar ubicación hacen que la vivienda se convierta en un refugio
(más o menos provisional); por tanto, quedan postergados elementos como la
comodidad o la elección de personas para la convivencia, la forma más habitual de
alojamiento es el alquiler de una habitación, en muchas ocasiones compartida. En un
segundo momento, una vez obtenido un conocimiento del mercado de vivienda y el
ocupacional, y contando con ciertos recursos, es posible la elección de un espacio de
convivencia, generalmente buscando alquilar un piso con familiares o amigos
seleccionados. En una fase ulterior, en la que se pone énfasis en la estabilidad
relacional, se plantea la posibilidad de establecerse en una vivienda habitual,
generalmente alquilada pero en ocasiones adquirida, y se pone el acento en sus
condiciones de habitabilidad y equipamiento.
26 TRILLA, C. y ARAMBURU, M. “Políticas de vivienda para la inmigración”, en Seminario Las Corporaciones locales ante el reto del alojamiento y la vivienda social, Consorcio Pangea, Alicante, octubre 2002. 27 LABRADOR, J. y MERINO, A., “Características y usos del hábitat que predominan entre los inmigrantes de la Comunidad Autónoma de Madrid”, en Migraciones, Nº 11, junio 2002, págs. 173-122.
73
Por nuestra parte, consideramos que el “momento” del proceso migratorio está
relacionado con el tiempo de estancia en Madrid, pero no de manera lineal. El
conocimiento del medio y de los mecanismos de acceso a la vivienda, la inserción
laboral o el establecimiento de redes no dependen sólo del tiempo transcurrido, e
inciden de manera diversa sobre distintos grupos migrantes. Así, algunas inmigrantes
pueden acceder con cierta facilidad directamente a una vivienda estable, mientras otras
continúan en la provisionalidad aunque llevan varios años de residencia entre nosotros.
Incluso, según algunos de los testimonios que hemos recogido, muchas de las
inmigrantes recientes se encontrarían en mejor situación que las que arribaron hace
tiempo, puesto que éstas desarrollaron una estructuras de acogida y solidaridad que
aprovechan aquéllas.
A continuación veremos cómo se expresan algunas de estas cuestiones, en
opinión de las inmigrantes y de agentes sociales involucrados en el mercado de la
vivienda, distinguiendo las principales vías de acceso: el alquiler y la compra.
7.2.1. El alquiler de vivienda En principio existe un diagnóstico respecto a que la búsqueda de vivienda sitúa
en posición de desventaja a toda la población que no tiene importantes excedentes
económicos, independientemente de su origen nacional. Las opiniones recogidas
muestran que el mercado de alquiler es percibido como una jungla en la que se impone
la ley del más fuerte (el propietario):
- Entonces, todo el mundo hace lo que le da la gana, no sé si en Madrid y en este país no sé cómo son las cosas, pero yo no sé si hay alguien que controle la vivienda, los precios, cómo la gente te pide lo que le da la gana, cómo la gente hace… todo el mundo lo que le da la gana, no ya por el hecho de ser extranjero. Entonces yo pienso que ya no por el hecho de ser extranjera, yo a veces yo pienso que la gente es abusona, que se pasan…
- Yo he venido a España cuando tenía como veinte años o así. Primero he vivido con mis padres y luego he estudiado fuera de Madrid, he vivido como estudiante de alquiler, más o menos como todos los estudiantes ¿no?, igualmente te tratan como tú dices, como estudiante pasa un poco también, te ponen cualquier cosa en cualquier habitación y te cobran lo que quieren.
(…) - Pero el problema fundamental, tanto en la compra como en el alquiler que
parece que nos estamos (…) Cuando tú vas a entrar en una tienda, tú eres el cliente ¿no? y ellos son los que venden, quienes tienen que tratarte bien son
74
ellos para atraerte a comprar, pues no sé cómo es el mercado aquí, que tú eres al que le hacen el favor.
- Tú pagas y ellos te hacen el favor, En este contexto las prácticas dominantes en el alquiler de vivienda a
inmigrantes se mueven entre dos polos: por un lado, la explotación y los abusos por
parte de los propietarios; por otro, la desconfianza y las reticencias a alquilar.
La desconfianza y reticencias se expresan en términos de temor al mal uso y
deterioro de la vivienda, a tener problemas con los vecinos, a la desvalorización del
inmueble si la zona llega a ser catalogada socialmente como “de inmigrantes”, etc. Estas
preocupaciones de los propietarios se traducen en dos actitudes principales: unos
rechazan directamente alquilar a inmigrantes mientras otros lo hacen pero aplicando un
sobreprecio que compense los riesgos.
- Nosotras estábamos buscando, yo hablando con las viejas del barrio me dijeron que el del estanco tenía un piso en alquiler. Pues me fui a donde el señor del estanco con mi carita fresca y le dije quien era y que por favor, yo quería ver su piso. Me dijo: “no, es que yo no le alquilo a extranjeros”. Yo le dije: “¿usted qué quiere a un extranjero, que le pague o que no le pague?”. Al final dijo que lo hablaría con su mujer, y al día siguiente me salió con que “no, es que mi mujer dijo, que para la chica que se va a casar el año que viene”. Y como a los tres días lo alquiló a un señor, un señor que vivió dos años y pico, nunca le pagó un mes, se gastó no sé cuanto en abogados hasta que lo sacaron a la calle ¿no? - ¿Y era español, el señor? - Sumamente español, hecho aquí. Y un día paso y veo los muebles del señor en la calle. Entonces fui al estanco y le dije al señor: “hola, buenas tardes” dije: “¡uy!, he visto lo que ha pasado con su inquilino, qué vergüenza ¿no?”. Y yo sigo viviendo ahí y él me ve todas las tardes y voy a su estanco, o sea, esto es como una bofetada para que él vea que no estamos todos en el mismo saco.
Precisamente, los prejuicios negativos de una parte de los madrileños inducen a
pensar que la inmigración supone una mejora en calidad del alojamiento de los
inmigrantes, a los que se supone originarios de zonas míseras, caracterizadas por las
infraviviendas. Sin embargo, ésta no es la tónica dominante; más bien muchas
inmigrantes resienten una caída de su calidad de vida en lo que hace a la vivienda,
puesto que se ven constreñidas a vivir en pisos muy pequeños, que obligan a tener a los
vecinos “encima” y a convivir en un entorno más ruidoso. Además, la precariedad
económica de las inmigrantes, la necesidad de ahorrar para ayudar a la familia y los
altos precios de la vivienda en Madrid suelen generar condiciones de hacinamiento en la
75
vivienda que no tienen antecedentes en el país de origen: se trata de una consecuencia
no deseada de la experiencia migratoria:
“- Cuando me vine a vivir a Madrid, intenté vivir de alquiler, pero me pasó eso, empecé a buscar y buscar hace como tres años y no encontraba nada, o sea, parecía que por ser de fuera tendría yo que buscar un piso con una calidad inferior a lo que yo considero digno - Limpio, solamente que lo tuvieran limpio. - Sí, bueno, yo no estoy hablando de 100 m2. Yo en mi país he tenido una casa grande, nunca he sido rica tampoco, pero una casa grande, espacio, un jardín, un sitio donde aparcar el coche dentro de mi casa, una habitación con un baño, o sea, espacios amplios, esos de cajoneras y armarios y techos altos y aquí todo es muy reducido y te cobran infinidad de dinero.”
- “Yo llegué a Madrid en el 95, en julio, y me fui primero a compartir una casa que tenía tres habitaciones: en la primera habitación dormían dos chicas dominicanas; en la segunda, una chica de Cuba, compañera mía que la conocía de aquí y allá y que estaba aquí llevaba un mes, dormíamos nosotras dos en la segunda habitación; en la tercera, dormían un ecuatoriano y un cubano y en el salón dormía otro cubano. La convivencia no era mala, pero… - (…. mi primo) entraron a vivir cuatro personas en un piso y terminaron siendo 18. A él le dejaron el dormitorio porque era el médico, el dormitorio sólo para él, pequeño pero sólo para él, pero 18 ahí. Él me decía: ‘yo creo que voy a enloquecer’. - Yo no creo que nadie que vivan 18 personas, ninguno de los 18 está a gusto. Por algo lo hacen porque si tú trabajas o no tienes trabajo.., ahora mismo, sin papeles, no hay trabajo y entonces ¿qué haces?, no puedes dormir en la calle tampoco. - Claro, no hay nadie que quiera vivir así; si la gente vive apiñada no es por gusto, sino por necesidad. Y al final acabas teniendo problemas. Y siempre estás deseando tener más intimidad y vivir en mejores condiciones. - A mí me pasó que éramos mi hermano y yo, luego llegó mi hermana pequeña, éramos tres ¿no?, teníamos una habitación para cada uno y vivíamos como queríamos. Luego llegó ya mi hermana la mayor, con su marido y sus tres hijos. Bueno, éramos familia y nos apañamos: mi hermana la pequeña y yo nos cogimos una habitación, una para los niños, una para mi hermana… Aunque nos llevábamos bien no estamos acostumbrados, yo específicamente no estoy acostumbrada a vivir apiñada, entonces yo me sentí fatal. Hasta que al año mi hermana y su marido arreglaron su situación y se fueron…”
Las posibilidades de abusos por parte de los propietarios se incrementan cuando,
en un contexto de oferta insuficiente, los inmigrantes tienen necesidades perentorias y/o
carecen de información acerca de las prácticas habituales en el mercado inmobiliario
local. Entre estas prácticas resultan habituales el alquilar viviendas que no están en
condiciones aceptables; no asumir los gastos de equipamiento mínimos; modificar
arbitrariamente las condiciones del alquiler; etc. De esta manera, mientras unos
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propietarios recelan de alquilar pisos en buenas condiciones, otros “ponen en valor”, y
obtienen ganancias, de inmuebles que en otras condiciones no tendrían ocupantes:
- “Yo vivo en un piso hace seis años, era un piso que los dueños nos lo dieron como les dio la gana, porque ellos sabían con quien trataban, o sea, estaba en el Segunda Mano y no lo quería ni dios. Nosotros lo pedimos, pues ellos encantados, pero claro siempre con sus condiciones, o sea, las condiciones las ponían ellos, todos. Nosotros lo único que podíamos hacer era pagar, nada más; ni me limpias esto, ni me arreglas esto, ni me lo das limpio, ni nada ¿no?. Entonces, yo siento que me maltrataron mucho cuando yo iba a coger ese piso, que no me trataron como a un ciudadano cualquiera, o sea, como una mierda, no como una más. (…) Bueno, cogimos el piso, el señor nos trataba peor que a las fregonas ¿no?, luego un día llegué y estaba harta, que el señor tenía como que una forma muy especial, pues yo le cogí al señor y le dije tres cosas: “mire, llevo seis meses aquí, dígame qué día le he fallado cuando le pago…”. Como que la esposa era más inteligente, sacó al señor del juego y ya ella se entendía más con nosotros. Entonces, ahora nos llevamos bien porque nosotros no le pedimos nada, no le exigimos nada, ella nos entregó un piso de porquería y ha visto que se lo hemos cuidado, no tiene queja de los vecinos y… Pero yo insisto en que esa señora nos trata mal, porque no pone el piso en condiciones”. (inmigrante dominicana) - “A nosotras nos pasó con una vivienda del portero, en un edificio, que estaba muerto de asco, ahí nadie lo miraba ¿no? que era la vivienda del portero, vamos ¿cuál señorona de esas se va a meter en esa vivienda?, nadie la quería. Pues a mí me ofrecieron eso (…), el piso eran cuatro paredes nada más. Una señora dijo que ella se hacía responsable de mi y de lo que yo haga y que me den ese piso ¿no?. Bueno, pues estuvimos acondicionando el piso, poniéndolo habitable y como al mes y pico, fue que la gente en verdad reaccionó “que ahí había tres chicas extranjeras” - ¡Qué horror! - En pleno Arturo Soria. No tenían ninguna queja de nosotras. A mí la señora de arriba no me dejaba dormir porque a las cuatro de la mañana ya estaba metiendo bulla, pero yo aguantaba lo que me echen. Nunca hubo quejas de nosotras, pues al año, todos los vecinos querían el piso para algo, todo el mundo se inventó cosas. Bueno, pues cuando cumplimos un año, yo entiendo que tienen que subir el IPC, el IPC de 50.000 pesetas son mil y pico pesetas ¿no?, pero el administrador me dijo: “pues este mes, tenéis que pagar 60.000. Esto son lentejas, o lo tomas o lo dejas” textualmente, con su respectivo golpe en la mesa. Yo me quedé muerta de susto: “¡dios mío, qué he hecho!”. Yo las pagué porque bueno como estábamos cómodas y no sabíamos lo que nos correspondía y nada, pues las pagamos (…) Yo estaba sola, sin familia, yo no sabía donde ir y entonces seguí pagando todo el dinero. (inmigrante peruana) “- En mi primer piso, por ejemplo, yo no tenía nómina, pero mi compañera de piso empezó a trabajar como médico y ya sí tenía una nómina y tenía que hacer la declaración de la renta. El dueño nos dijo que si hacía la declaración de la renta pues nos teníamos que ir del piso. - Porque eso era dinero negro para él.
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- Si declarábamos el alquiler, aunque fueran 40.000 pesetas que para él era insignificante. Bueno, nos dijo palabrotas y todo que nosotras nos quedamos heladas. (…) Hablamos con él: “usted lo quiere en dinero negro, pero nosotras no, porque para usted 40.000 pesetas son insignificantes, pero para nosotras lo que nos devuelvan es muy importante porque es lo mínimo que tenemos”. El caso es que nos tuvimos que ir. Muy mal.”
El ejemplo contrario de estas prácticas es el de los propietarios que no establecen
diferencias en función del origen de los demandantes de alquiler. Incluso los hay
solidarios o comprensivos ante la situación específica de los inmigrantes;
lamentablemente la comprensión se acaba cuando algunos inmigrantes hacen un mal
uso de los inmuebles. Buena parte de las inmigrantes conocen actitudes incorrectas de
algún connacional, lo que las lleva a comprender la desconfianza de los propietarios,
aunque se resienten de la generalización de estereotipos negativos aplicados a toda la
inmigración:
- “…yo tengo la experiencia de mi hermano que vino en el 2000. Otro cubano, que vino en el 61, conocía a un señor que tenía un piso en la misma glorieta de Cuatro Caminos; el señor vivía en Astorga y tenía el piso cerrado hacía años. Este cubano le habló, y el señor rehabilitó el piso para que mi hermano, mi cuñada y mi sobrino a vivir a ese piso. ¡Y les cobraba sólo 60.000 pesetas en el año 2000, en plena glorieta de Cuatro Caminos, con cuatro habitaciones! El contrato estaba a mi nombre porque mi hermano acababa de llegar y no tenía nada (…). Después a mi hermano le salió trabajo en Toledo y se marchó, dejó a otro chico cubano que tenía trabajo pero las 60.000 pesetas no las podía pagar el solo, así que buscó a un chico ecuatoriano y lo llevó para allí para la casa. Pero el chico ecuatoriano se apareció con otras seis personas más, las metió allí en la casa, se sentaban en la escalera a tomar a cerveza y a beber ron y por supuesto toda la comunidad estaba en desacuerdo. Al final tuvo que venir el señor de Astorga, me llamó a mi, yo tuve que ir a poner denuncias a la Plaza de Castilla… Bueno, para no hacer la historia tan larga, pasaron allí como seis meses -que se van que si no se van- y al final tuvo el propietario que darles a los ecuatorianos unas 300.000 pesetas, encima sin pagar los seis meses de alquiler, para que se fueran de allí. [los propietarios] tienen experiencias muy, muy desagradables. (…) este cubano es una persona muy preparada, no viene del medio del monte, y mira en el rollo que me metió. Ahora yo misma no recomendaría a ningún cubano a un español para que le alquilara. - Yo no recomiendo a dominicanas, porqué, por ejemplo, porque yo llevé a una niña a vivir conmigo, bueno y me hizo lo divino y lo humano, o sea, desde poner la música todo lo que la daba la gana y yo decía: “no, que el contrato está a nombre mío y a la que recomendaron fue a mí, vamos a bajar la música”. A nosotros en nuestro barrio los vecinos se nos respeta a mucho. Pero es lo que pasa, yo hablo por los dominicanos, muchos dominicanos no se quieren adaptar y de ahí vienen gente que dice: “no, no, yo mantengo mi piso cerrado, no se lo
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alquilo a esta gente” (…) Pero son las mismas personas que llegan las que han provocado esta situación, nosotros mismos. - Posiblemente eso es un problema de a quién recomendáis, pero no porque sean peruanos, ecuatorianos, dominicanos; son algunas personas, no por el hecho de ser de otro país.”
Los mediadores en el mercado de alquiler: impotencia ante el muro de la desconfianza y
espacio para negocios ilícitos
Las situaciones descritas hasta aquí muestran las dificultades que experimenta una
buena parte de las inmigrantes para acceder a una vivienda en régimen de alquiler,
incluso cuando están en condiciones económicas de pagar la renta exigida. A raíz de
estas circunstancias han surgido diversas instancias –en principio desde la iniciativa
social, a la que posteriormente se sumaron algunas administraciones locales- que
intervienen como mediadores entre propietarios e inmigrantes que buscan vivienda. Las
intervenciones son de distinto tipo: algunas del todo informales (simple
“recomendación” de algún inmigrante ante un propietario) y otras más formalizadas
(actuando como avalistas comprometidos mediante contrato), pero tienen en común un
mismo objetivo: paliar los efectos negativos de los temores y prejuicios de los
propietarios frente a este sector de la demanda.
Los distintos mediadores se constituyen en un factor de accesibilidad a la vivienda
pero sólo pueden ser eficaces para el segmento de demanda inmigrante que resulta
solvente a precios de mercado (y en condiciones socialmente normalizadas). Vale decir
que la mediación no tiene posibilidades de éxito si los inmigrantes no cuentan con
ingresos suficientes y/o pretenden convivir en número elevado para poder afrontar los
gastos de la vivienda. Aún así, limitados a trabajar con la parte más solvente de la
demanda, encuentran resistencias importantes. Toda la capacidad de mediación que se
emplee no puede contrarrestar los condicionantes estructurales de un mercado de
alquiler reducido, que permite a los propietarios fijar condiciones a su antojo. Por ello,
alguna entidad con larga experiencia como mediadora en el mercado de alquiler se ha
planteado abandonar esta área y pasar a trabajar en la de la compra-venta, si no se
incrementa de forma sustancial la oferta de alquiler –a raíz de políticas públicas
decididas.
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La experiencia de buena parte de las instancias mediadoras indica que, en general,
no se verifica el prejuicio negativo de que los inmigrantes no son buenos inquilinos. Al
menos en cuanto al pago de las rentas mensuales, el responsable de una agencia
inmobiliaria importante sostiene que son incluso mejores pagadores que la media de
españoles. Desde este lugar en el mercado de la vivienda se opina que las mayores
dificultades no provienen de los inmigrantes (sus comportamientos, sus escasos
recursos) sino de los propietarios:
“Una idea tópica es la del inmigrante como mal pagador, la posible morosidad. Es falsa. Probablemente porque las condiciones tan duras en las que se encuentran le exigen no buscarse problemas, el inmigrante realmente -desde nuestro conocimiento estadístico- es incluso mejor pagador que el cliente español. Igual que la relación que se establece entre inmigración y delincuencia, la estadística desmiente la asociación inmigrante-morosidad. El alquiler debemos francamente admitir que está imposible: el arrendador es aquí el principal escollo, el obstáculo en esta vía de acceso a la vivienda. Es un asunto un poco dual, un poco doble, pero que al fin y al cabo responde al mismo fenómeno. En primer lugar vemos como inmobiliaria que existe por parte de los propietarios un autentico animo discriminatorio, ya es una cancioncilla, ya es una frase muy cotidiana que por parte del propietario se dice: “no, mira, es que me traes un arrendatario que, claro, no quiero perjudicar a mis vecinos, estoy empobreciendo mi capital inmobiliario y el de mis vecinos de toda la vida y no puedo alquilárselo a un inmigrante pese a las garantías económicas que me estás ofreciendo”. También existe otro tópico referido a la morosidad, el miedo tópico que tiene el propietario a la morosidad, que debe combinarse seguramente con el régimen proteccionista de la ley de Arrendamientos Urbanos. Porque la reconducción forzosa a los 5 años mínimos de duración del contrato tiene seguramente muchos beneficios sociales, pero también algunos costes que a mi se me hace muy difícil de ponderar. Y, claro, con el síndrome del eterno desahucio, es decir, con una ley de Enjuiciamiento y con un sistema judicial que es lento, naturalmente el propietario, de una forma más o menos consciente, lo toma en consideración. Incluso se suele exigir en muchos casos el aval bancario, algo que además de generar un gasto adicional queda generalmente fuera del alcance del extranjero. En la mayoría de los casos por las cuestiones de insensibilidad de los propietarios.” (testimonio responsable de agencia inmobiliaria).
No todas las intervenciones mediadoras se hacen con ánimo de apoyo a los
inmigrantes o desde una estrategia comercial honesta: el desconocimiento y las
necesidades perentorias de una parte de la inmigración (notablemente la que lleva
menos tiempo afincada en Madrid) da lugar a la aparición de actuaciones fraudulentas.
Por ejemplo, las de supuestas agencias inmobiliarias que cobran a los buscadores de
vivienda por el simple hecho de facilitarles una lista de inmuebles en alquiler, sin
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realizar ninguna gestión efectiva para garantizar la firma de un contrato. En los casos
extremos se trata de estafas descaradas, puesto que las listas facilitadas incluyen
viviendas que no están en alquiler actualmente.
“- Bueno, también vino mi primo de Cuba hace cuatro años, es médico y está trabajando como médico y el vino y estuvo, cómo se llama esto, que te buscan piso, que te dicen… - Sí, sí, yo también conozco gente que han estafado en eso. Les cobran como 25.000 pesetas. - Claro y a él le estafaron en la agencia unas 25.000 pesetas. Es una estafa, tú das 25.000 y te dicen que te buscan el piso, pero nada de nada.”
7.2.2. La compra de viviendas
El alquiler no es la única opción posible para acceder a una vivienda. Como queda
dicho, en España en realidad ésta es una posibilidad reservada a una minoría de la
población. La opción de compra permite a las personas procedentes de otros países
eludir algunos de los problemas que afrontan en el mercado de alquiler. En concreto, los
prejuicios de los vendedores tienen menos importancia, ya que al desprenderse de la
vivienda no suelen preocuparse por la identidad del comprador, siempre que éste aporte
el precio estipulado. Por otra parte, se eliminan las posibilidades de abusos, que sólo
pueden cometerse al fijar el precio de venta, pero éste suele mantenerse dentro de las
posibilidades del mercado. Por tanto, la compra es una posible solución a los
inconvenientes apuntados anteriormente. Lamentablemente, en la situación actual de
escalada de los precios y de precariedad de una gran parte de las inmigrantes, se trata de
una posibilidad remota, que sólo queda al alcance de una minoría.
Incluso para el grupo que cuenta con estabilidad jurídica e ingresos suficientes
demostrables a través de una nómina, la disponibilidad de recursos para la compra está
en función de la situación del grupo familiar y de su distribución entre el país de origen
y el de destino: cuando el envío de remesas es una prioridad, las posibilidades de ahorro
e inversión en España disminuyen o desaparecen. En ocasiones se mantiene el alquiler
de una vivienda en malas condiciones, pero barata, con el fin de ahorrar con vistas a una
futura compra, incluso aunque no parezca probable a corto plazo:
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“- Yo me he quedado ahí (en un piso en malas condiciones), digo: mira, me voy a quedar en este piso pagando religiosamente hasta que pueda comprarme uno. Porque eso es lo que yo pienso, pero ahí es lo duro: comprarte uno; porque cuando yo hablaba de comprarme un piso quería uno que estaba en mi mismo edificio que valía 10.000.000 hará dos años, yo la nómina que tenía era muy baja, no tenía aval, el banco te pide algo que tú no tienes ni vas a conseguir… Bueno, entre cuento y cuento el piso se vendió, pues la misma porquería de piso que yo quería ahora piden 26.000.000. Y es un barrio no muy bueno, ¿eh?, es un barrio de porquería.”
Otras mujeres, en cambio, sostienen que la opción por la compra supone un
compromiso económico que constituye una esclavitud; el pago de las letras de la
hipoteca, más los impuestos y gastos habituales de la vivienda impedirían disfrutar de
otros alicientes de la vida –precisamente al alcance de las mujeres que han salido de su
país-, como la posibilidad de viajar y conocer otros lugares. En esta concepción la
compra de la vivienda aparece como antagónica a la posibilidad de disfrutar la vida:
- También yo no tengo hijos ¿no?, pero yo no estoy muy preocupada por tener un piso propio ¿no? porque venimos de nuestros países, por ejemplo, yo dejé un piso en la Habana, claro, yo dejé mi piso en la Habana lo pude traspasar a mi hermana (…), pero yo me he venido aquí y yo digo: ‘yo pago alquiler’, porque de todas maneras si yo me meto en una hipoteca hipoteco también mi vida. Yo puedo decir que tengo cuatro paredes, el techo, el piso, pero ni me puedo ir a Zurich, ni me puedo dar un viaje a Roma, ni me puedo dar un viaje a Portugal, ni puedo recorrer todo el norte de la península, ni todo el sur, ni me puedo bañarme en una playa francesa allá. (…) tú sabes que estás viva hoy, pero mañana no sabes. Y a lo mejor pago el piso pero me muero y me he perdido conocer todo.”
La demanda para la compra de viviendas por parte de las inmigrantes se estructura,
por una parte, en función del proyecto migratorio familiar y, por otra, de las
posibilidades económicas y de financiación que encuentran en la Comunidad de Madrid.
En cuanto al primer aspecto, la importancia de las redes y las perspectivas de
reagrupación familiar marcan la demanda, que se dirige de forma dominante a cierto
tipo de vivienda:
“- La característica principal de la vivienda que busca el inmigrante es tres habitaciones, es la palabra con la que entra el inmigrante que intenta comprar una vivienda. Es el criterio que se tiene por encima de metros cuadrados, distribución, altura del piso, comedor, que tenga ascensor, reformas, que tenga interior-exterior, más o menos luminosidad. Necesitan habitaciones y metros cuadrados, cuantas más mejor. El fenómeno del chabolismo vertical es evidente. El inmigrante que accede a la compraventa de una vivienda, tiene como es lógico, la intención de traer el mayor número de familiares posibles y/o
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subsidiariamente intentar el realquiler de la vivienda. A la hora de buscar una vivienda hemos constatado que más importante que la proximidad al trabajo es el realquiler por habitaciones o la proximidad a la familia.” (responsable de agencia inmobiliaria)
Por su parte, los condicionantes económicos hacen que gran parte de las
inmigrantes que acceden a la propiedad de su vivienda habitual lo hagan hecho en un
escenario muy limitado: priman las viviendas antiguas y/o situadas en barrios
periféricos o céntricos degradados:
“- Cuando he conseguido un primer trabajo con una nómina más o menos que me pudiera permitir el pagar un alquiler que es cuando han empezado a subir los alquileres como hace dos o tres, dos años más o menos ¿no?, me compré un piso en el centro de Madrid, más o menos mi núcleo de amistades, de relaciones y de trabajo estaba en el centro en Lavapiés, pero claro, mi nómina, las nóminas normales se supone que tienes que pagar el 30% aproximadamente de tu nómina puede ser una letra de una hipoteca, entonces mi nómina que tampoco era tan baja no daba para un piso normal tampoco y posiblemente opté por una solución que una persona de aquí que tiene otras posibilidades no lo hiciera. Yo me compro un piso que era una ruina para poderle hacer una obra con mis compañero que es rumano y poderle hacer una obra digamos así como pudiéramos a tirar paredes y hacer cosas y podernos ir a vivir allí, esto hace dos años, hasta ahora no nos hemos podido ir a vivir allí porque en Lavapiés dan subvenciones para la rehabilitación, pero no podemos mantener un piso de alquiler más un piso en compra, más los arreglos, más los impuestos, más todo. Tenemos un niño, no se puede, entonces optamos por subarrendarlo a unos compañeros rumanos que ellos fueran pagando pues lo que pudieran que cumplieran la hipoteca que no son 50.000 pesetas, que es poco y que a ellos también les supone poco porque viven un montón, pero no les cobramos nada más que la hipoteca, no sé que podría pasar lo contrario, yo sé que podría cobrar el doble, pero como creo que normalmente también me lo hubieran hecho a mí pues no hemos aprovechado la circunstancia. Pero es que como los de la comunidad de vecinos saben que no vivimos en el piso y como no podemos pagar la cuota que nos piden por la obra del edificio, aparte de nuestra hipoteca nos piden 50.000 pesetas mensuales hace dos años por rehabilitar la finca, entonces eso no lo podemos sostener. No podemos ir a un piso que no tiene ni 40 m2 a pagar 600 euros mensuales, imposible. Y entonces seguramente lo venderemos para volver a plantearnos el volver a comprar y el volver a meternos al círculo ese…”
Otra opción es el acceso a una vivienda de promoción social, tasada a precios
inferiores a la media del mercado inmobiliario. Este es un factor valorado muy
positivamente por las mujeres inmigrantes, que recuerdan cómo hace años sólo podían
aspirar a un piso protegido quienes habían accedido a la nacionalidad española, mientras
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que en la actualidad pueden hacerlo las que cuentan con residencia regular. De hecho,
esta opción es ampliamente conocida y algunas mujeres han optado –sin éxito-en
repetidas ocasiones a los cupos que periódicamente se ofrecen. Estas citas son una
muestra de la importancia que, para la inserción social de las inmigrantes, tendría un
relanzamiento importante de la construcción de viviendas “protegidas”:
“Yo he conseguido el piso por medio del PSV, que es muy famoso ¿no?. Eso fue hace siete años ya. Bueno, claro, al principio, hay que gastar los dineros, y se necesitan abogados. Pero ya estamos viviendo ahí. Yo llevo ya más de veinte años aquí en Madrid, siempre trabajando en la misma casa. Antes, los día que libraba iba a la iglesia donde estábamos todos, el centro de filipinos; pasaba el día y luego a dormir a la casa, que trabajo de interna. - ¿Y para qué quieres el piso, entonces? - No, pero ahora ya, porque ya tengo la niña y claro, bueno, niña, ya es mayor, para que ella tenga su… donde tiene que ir, claro - ¿Y para conseguir el piso ¿qué tuviste que hacer? - ¡Ay!, muchos requisitos, claro ya estoy nacionalizada española ya, porque si eres extranjera creo que no te dan. - No. - Ahora sí, ahora sí, pero antes no. - Te pedían la nacionalidad y muchas cosas más, ya no sé, porque tienes que rellenar un montón de papeles y luego entregar, volver y mucho lío. Tienes que elegir el sitio también, si te vale el sitio lo coges pero si no lo dejas y a esperar otra oportunidad. Y al final ya hemos cogido en Carabanchel Alto, cerca del Carrefour, ahí está. Son veinte años para pagar, ya llevo siete, me quedan trece años - Te queda poco. (risas) ¿Y piensas trabajar trece años más aquí? - No lo sé. Pues sí, para pagar el piso.”
- Yo, por ejemplo, he ido a eso [solicitar viviendas de protección oficial], he ido tres veces, las tres veces he llegado hasta el concurso y no he tenido suerte. Yo, por eso ni me enfado ni nada porque yo sé que no me ha tocado la suerte, pues ayer acabo de ver que estoy en las listas por cuarta vez. Entonces, ahora a ver el concurso. (…) He visto el año pasado que salieron las listas y a cantidad de dominicanos y árabes, o sea, me dio mucha alegría. (…) O sea, yo fui al concurso y no me tocó, pero me dio mucha alegría de ver que le están abriendo a los extranjeros, muy despacito ¿eh?, pero están abriendo - Posiblemente no les queda otra que abrirlos porque seremos los que más tenemos problemas de vivienda. - No, tienen que ceder, es que están cediendo en muchas cosas, lo que pasa es que España es un país que se está abriendo a la inmigración, pero se está abriendo muy despacito porque de estar totalmente hermética se está abriendo despacito, pero sí estamos ganando espacio en muchas cosas. A mi me da mucha alegría eso.”
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Según esta última opinión, las viviendas sociales aparecen como una puerta, si
bien estrecha y sometida a los designios del azar (“no me ha tocado la suerte”), para
afrontar las necesidades de vivienda de las inmigrantes. Se ha dado un paso importante
al reconocer el derecho de las residentes regulares a optar a las mismas. Sin embargo,
las estrecheces de esta vía se mantienen, tanto por la limitación de la oferta existente,
como por la exclusión del importantísimo contingente de inmigrantes que no ha
conseguido su regularización.
El acceso al crédito inmobiliario: clave del proceso de compra. Bancos y agencias
intermediarias
Salvo en el caso de familias con altos niveles de renta, la compra de vivienda
pasa por la obtención de un crédito hipotecario. En líneas generales, las entidades no
financian más del 80% del valor del inmueble, lo que obliga a los compradores a
disponer de recursos para afrontar el 20% más el coste de la operación (que supone
alrededor de otro 10%). Por otro lado, generalmente no se acepta que la cuota mensual
supere el 35% o 40% de los ingresos mensuales netos de los solicitantes. En cuanto al
tiempo de financiación, actualmente se tramitan créditos por 25 o 30 años, dependiendo
de la edad de los solicitantes. Estas condiciones, típicas del “mercado libre” de
financiación de la vivienda, pueden ser matizadas en función de la entidad y de las
características de la clientela pero, en general, la obtención de un crédito impone unos
requisitos mínimos: contar con ingresos demostrables para afrontar las cuotas
mensuales, y disponer de efectivo para afrontar alrededor de un 30% de la operación. A
estas condiciones genéricas del mercado se imponen otras específicas para la población
extranjera:
“- Veamos las principales dificultades que nos encontramos hoy a la hora de intermediar una compra-venta a un inmigrante. El problema número uno es el de los papeles: permiso de residencia, permiso de trabajo. Si sólo hay permiso de residencia el banco exige inmediatamente que el avalista sea nacional, pues quiere que el último garante del crédito tenga arraigo (que falta por saber qué se entiende por arraigo). El segundo problema es que difícilmente el contrato de trabajo sea fijo y, si los es, el sueldo es bajo. Entonces un personaje muy importante en el tema de la compraventa inmobiliaria por parte de extranjeros el avalista. En el crédito hipotecario lo que pretenden las entidades financieras es que sea antes un español que no un paisano del comprador, pues le importa más la fiabilidad que incluso la capacidad de ahorro del avalista. Dos como mínimo y uno de ellos con
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contrato fijo. También es un problema el perfil del avalista: lo más habitual, y lo que la realidad permite, es que sea un paisano del extranjero con mayor estabilidad económica. Avalista que ya ha comprado, que ya ha tenido una serie de años para establecer una mínima capacidad de ahorro. Esto es un problema porque el paisano avalista en el durísimo argot del mercado vendríamos a decir que es un avalista “infectado”. ¿Por qué?, porque figura registrado como una persona que ya tiene mas cargas, figura en el CIRBE [Centro de Información de Riesgos del Banco de España], y por tanto es una persona, que aún teniendo esa capacidad económica para poder avalar realmente va a encontrar la dificultad burocrática del banco para llevar a cabo ese ejercicio de solidaridad con un compañero de su comunidad.” (responsable agencia inmobiliaria)
Según este diagnóstico, las inmigrantes que no cuentan con contrato de trabajo o
lo de tienen de corta duración y/o perciben ingresos bajos sólo pueden acceder a un
crédito en la medida en que estén insertos en una red de relaciones amplia, que incluya a
personas (inmigradas o autóctonas) que estén en condiciones de prestar su aval a la
operación. En la medida en que las relaciones con los españoles se desarrollen
“horizontalmente”, entre personas con condiciones socioeconómicas similares, será
difícil encontrar avalistas solventes. Más facilidad para establecer lazos con personas
“prósperas” se dan entre paisanos, debidos a la densidad de las redes migratorias, pero
en este caso encontramos las dificultades que enuncia el informante anterior: existen
pocos avalistas potenciales para un número amplio de aspirantes a crédito. En este
sentido parece abrirse un campo importante de acción para instituciones y asociaciones
interesados en fomentar el acceso a la vivienda propia de las inmigrantes: las
intervenciones como avalistas no tienen por qué limitarse al campo del alquiler.
En todo caso, en la situación actual ¿cuáles son las políticas de las entidades de
crédito respecto a la población inmigrante? En este aspecto las opiniones recogidas
difieren, según se emitan desde fuera o desde dentro de la banca. Para unos, por
ejemplo, existe un sector de la banca que se caracteriza por su insensibilidad, cuando no
por sus políticas discriminadoras, respecto a los extranjeros:
“Una idea muy extendida es que el inmigrante no ofrece el banco la seguridad del arraigo. Este es el verdadero “coco” del acceso a la vivienda por parte del inmigrante: la concepción que tiene la entidad bancaria de que “este señor no me va a hacer frente a la hipoteca”, “este señor se me va a marchar a su país a medio crédito porque tiene aquí las cosas muy difíciles”. Es otra idea tópica discutible. Estos problemas [los papeles, exigencias respecto a los avalistas, etc.], nos llevan a constatar una insensibilidad bancaria o una discriminación a la
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igualdad de condiciones económicas entre el nacional y el extranjero. Esta insensibilidad bancaria no es la misma si se trata de bancos o de cajas de ahorro. Las cajas son más sensibles al problema y están presentando operaciones de compra-venta con inmigrantes. Eso sí, esa accesibilidad tiene un precio: el crédito es sencillamente más caro y es más estricta la tasación. Cuando falta el avalista nacional la entidad de crédito sube el listón económico: exige un contrato fijo, avalar operación con la propiedad de un paisano, incluso la reducción del ratio de endeudamiento del 35 al 30% (lo que exige una mayor renta familiar para cubrir las cuotas).” (responsable agencia inmobiliaria).
En cambio, en las entrevistas realizadas con directores de oficinas bancarias se
niega esta afirmación; estos informantes afirman que a la hora de tramitar créditos
hipotecarios se utilizan los mismos criterios y no se aplica ninguna prima de riesgo
especial a los inmigrantes (puesto que la posibilidad de que la persona se marche a su
país no es problema ante la existencia de avalistas y la garantía de la propiedad). En
todo caso, en el ámbito de la Comunidad de Madrid no hemos detectado ninguna oferta
específica de la banca destinada a la población inmigrante; a pesar de su crecimiento
cuantitativo aún no se ha constituido en segmento de mercado “apetecible”, al cual
dirigirse específicamente28.
Por tanto, el panorama se caracteriza por las reticencias o, cuanto menos, la
insensibilidad por parte del sistema financiero a la situación específica de las
inmigrantes. A esto se suman algunas dificultades propias de éstas, quienes no siempre
conocen la mecánica habitual para acceder a un crédito hipotecario. Esta situación ha
facilitado el desarrollo incipiente de agencias mediadoras que se dedican a gestionar
todo el expediente crediticio ante un banco o caja de ahorro, cobrando una suma al
comprador sólo en caso de concretarse la operación. Dichas agencias acompañan todo el
trámite de solicitud del crédito, facilitando el papeleo y orientando acerca de las
opciones reales de las solicitantes; en ese sentido ofrecen a las personas inmigrantes un
apoyo a la hora de realizar gestiones ante las entidades de crédito. Sin embargo, no 28 Un ejemplo en sentido contrario se desarrolla en la Región de Murcia, en un entorno con fuerte concentración de inmigrantes que trabajan como jornaleros agrícolas (por tanto, difícilmente cuentan con un contrato de trabajo e ingresos “demostrables”. En dicha situación una entidad crediticia (Caja de Ahorros del Mediterráneo) está desarrollando una experiencia piloto dirigida a fomentar el crédito hipotecario entre esta población. Aunque las condiciones del crédito no son especialmente ventajosas, la oficina tiene una infraestructura (incluido personal con dominio de varios idiomas) que le permite facilitar el contacto con los clientes, y una política de valoración de riesgos adaptada a las características de esa población; por ejemplo, la “garantía” de ingresos del trabajador puede ser el compromiso verbal de su actual empleador de seguir contratándolo en las próximas temporadas de recolección. Como se ve, en la medida en que a la banca le interese expandirse hasta este sector de población –que seguirá creciendo- existe la posibilidad de adecuar la oferta crediticia a las posibilidades de la demanda.
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parecen tener capacidad de incidir en una mejora de las condiciones del crédito, salvo
conseguir una mejor tasación del inmueble, para que el crédito cubra mayor parte de la
operación. Este tipo de actividades es desarrollado principalmente por algunas agencias
que trabajan en el mercado inmobiliario madrileño desde hace tiempo, aunque algunas
han surgido recientemente con el fin de trabajar específicamente con población
inmigrada; en ocasiones están recogidas por inmigrantes ya asentados en Madrid.
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8. CONCLUSIONES Y PROPUESTAS
En este último capítulo presentamos de forma sintética algunas de las
conclusiones que se derivan de la información presentada a lo largo del informe. El
objetivo es destacar las cuestiones que parecen de mayor interés a la hora de abordar la
reflexión por parte de las entidades participantes del Foro Regional para la Inmigración.
Aquí nos limitamos a enunciar las distintas cuestiones, ya que la argumentación
correspondiente se ha desarrollado en el correspondiente capítulo del informe.
8.1. Algunas conclusiones
* En primer lugar, parece pertinente recordar que este informe no presenta un estudio
completo sobre la situación de las mujeres inmigrantes en la Comunidad de Madrid, tal
como se pretendió en la propuesta inicial del Foro Regional. Se trata, en cambio, de un
informe basado sólo en fuentes estadísticas oficiales –además de un sondeo inicial de
opiniones acerca de la vivienda-. Como tal, es tributario del alcance y de las
limitaciones de dichas fuentes. Para complementar la información que aquí presenta
sigue siendo necesario realizar una investigación que recopile información, mediante
técnicas cuantitativas y cualitativas, directamente de la población inmigrante.
* La actual inmigración extranjera constituye un aporte demográfico impactante, pero
no desconocido en la región: la configuración social contemporánea de la Comunidad
de Madrid es en buena parte producto de un importante proceso migratorio, procedente
de otras provincias españolas, producido durante el período 1950-1975. Tras dos
décadas de inversión de los flujos migratorios, de caída de la natalidad y envejecimiento
de la población, a partir de 1996 parece iniciarse un nuevo ciclo de expansión
demográfica, basado en buena parte en la llegada de inmigrantes de origen extranjero.
El crecimiento reciente de esta población ha sido explosivo, pero por el momento
está lejos de alcanzar los porcentajes que se registraron en los años ’50 y ’60 del
siglo XX.
* Según los datos que hemos presentado, actualmente viven en la región unas 150.000
extranjeras en situación regular. Pero las empadronadas son casi 310.000; por tanto,
algo más de la mitad de las inmigrantes en la Comunidad de Madrid se encuentran
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“sin papeles”. La importancia numérica de esta población, sumada a las enormes
dificultades que la actual política migratoria opone para su regularización, constituye un
enorme handicap para cualquier política de integración social que pueda plantearse. Las
nacionalidades más afectadas por la irregularidad son bolivianas y rumanas, seguidas
por ucranianas, búlgaras, colombianas, chilenas, ecuatorianas, nigerianas y argentinas.
* En el otro extremo del abanico legal se encuentran las mujeres de nacionalidad no
comunitaria que cuentan con permisos expedidos bajo el Régimen Comunitario. Los
datos muestran que las más beneficiadas son algunas nacionalidades latinoamericanas.
Los mayores porcentajes de mujeres con permisos del Régimen Comunitario se
registran entre las cubanas y venezolanas (en torno al 70% de las regulares), seguidas
por las brasileñas, argentinas, mejicanas, uruguayas y estadounidenses. Por el contrario,
son escasas las mujeres africanas (gambianas, senegalesas, caboverdianas, marroquíes,
argelinas), asiáticas (chinas, filipinas) o europeas del Este (rumanas, polacas, búlgaras)
que acceden a dicho estatus, al igual que algunas latinoamericanas de más reciente
inmigración (ecuatorianas, peruanas). La comparación entre residentes de ambos sexos
muestra que las mujeres tienen más facilidad que los varones para acceder al Régimen
Comunitario.
* Además de las 310.000 extranjeras, existe un sector menos conocido y de
cuantificación difícil: se trata de las inmigrantes que han accedido a la nacionalidad
española. Su número puede situarse en torno a las 50.000.
* Las extranjeras suponen ya cerca del 11% de la población femenina de la región.
Según las estadísticas de residentes por cada 100 hombres extranjeros 19 viven en la
Comunidad autónoma de Madrid, en cambio, entre las mujeres la cifra asciende hasta el
23%. En otros términos, la inmigración en nuestra región está más feminizada que
en el conjunto del país.
* Existen pautas de asentamiento espacial diferenciado según el lugar de origen de
las inmigrantes: se constata una fortísima concentración de asiáticas (76%) y
americanas (71%) en la ciudad capital, aunque las primeras están más presentes en la
almendra central y en la periferia noroeste, mientras las segundas se reparten casi en
igual proporción entre la zona central y la periferia sur. En cambio, las africanas y
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europeas del Este viven mayoritariamente (alrededor del 60%) en municipios distintos a
la capital, especialmente en las coronas metropolitanas (algo más del 40%). Mientras las
africanas se concentran especialmente en la corona Sur (27%), las europeas del Este lo
hacen en la corona Este (24%). Por su parte, las mujeres de la Unión Europea (15
miembros) radican más habitualmente que las españolas en la ciudad de Madrid
(almendra central y periferia noroeste) y en las coronas metropolitanas Norte y Oeste.
En las coronas metropolitanas Sur y Este, y en el conjunto de municipios no
metropolitanos hay mayoría masculina entre los extranjeros (las mujeres son el 45-
47%); en la ciudad de Madrid y en la Corona Norte el predominio femenino es
moderado (52%) mientras que en la Corona Oeste existe una mayoría clara (56%).
* Se trata de una población joven: la importancia de la población infantil es similar
entre las mujeres españolas y las extranjeras, con la excepción de las africanas y –en
menor medida- las asiáticas que muestran una incidencia aún mayor de la “segunda
generación”. En total, las menores de 16 años suman alrededor de 40.000 mujeres. El
envejecimiento es mucho mayor entre las mujeres autóctonas (el 17,8% tiene 65 o más
años), y sólo norteamericanas y europeas comunitarias llegan a valores próximos a la
mitad de ese porcentaje (7 a 8%). Las mujeres de origen extranjero pertenecen mucho
más habitualmente (83%) que las españolas (68%) al tramo de edad laboral, lo que
indica –por un lado- el carácter económico de gran parte de la inmigración y –por otro-
su carácter reciente, que no ha permitido aún que un porcentaje considerable alcance la
edad de jubilación.
* Natalidad e inmigración: en comparación con los nacimientos de madres españolas,
la aportación de las mujeres inmigrantes es creciente: en 2001 representaban el 15% del
total de nacimientos registrados en la región y en 2002 llegaban al 17%; en los mismos
años la incidencia en el conjunto de España fue de 6,2% y 8,2%, respectivamente. Las
diferencias resultan indicativas del importante aporte demográfico de las mujeres
inmigrantes en la región madrileña. Uno de sus efectos es que, a partir de 1998, el
número medio de hijos por mujer en Madrid supera los valores medios del conjunto de
España, después de haber registrado cifras inferiores desde 1978. Esta dinámica sugiere
que las inmigrantes contribuyen también a reforzar la demanda de servicios destinados a
la infancia.
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* Sanidad: con la promulgación de la Ley Orgánica 4/2000, a partir de ese año se ha
producido un importante incremento de la población inmigrante con derecho a la
atención sanitaria (basado en el fortísimo incremento de personas empadronadas).
Actualmente en la Comunidad de Madrid hay unas 281.000 extranjeras titulares de
tarjeta Sanitaria, de las cuales casi 150.000 lo son por la vía “asistencial”. Es decir, más
de la mitad (el 53%) no ingresa al sistema por la vía “normalizada”. En este punto
la incidencia de la política migratoria, que dificulta enormemente la regularización a las
personas llegadas a partir de 2000, puede estar afectando negativamente el balance
presupuestario del sistema de Seguridad Social, puesto que existe un importante
contingente de mujeres inmigrantes con derecho a recibir prestaciones pero
imposibilitada de cotizar, no porque se encuentre fuera del mercado de trabajo sino
porque no puede hacerlo de forma regular.
* Vivienda: en un mercado de alquiler con escasa oferta, la posición de los
demandantes es más débil que la de los propietarios. En ese marco, el acceso de las
inmigrantes al alojamiento en régimen de alquiler está signado, de una parte, por la
desconfianza y el rechazo de los propietarios y, de otra, por prácticas de abuso y
explotación. Las intervenciones mediadoras de instituciones y asociaciones constituye
una ayuda limitada, que incide –de manera no siempre exitosa- sobre la fracción
“solvente” de los demandantes de alquiler. En cuanto al acceso a créditos hipotecarios
para la compra de vivienda, las prácticas de las entidades financieras oscilan entre la
indiferencia y la discriminación negativa respecto a los extranjeros. Muchas de las
inmigrantes sólo pueden aspirar a ser propietarias a través de una promoción de
vivienda social (que resulta manifiestamente escasa) o consiguiendo un avalista para el
crédito hipotecario en el mercado “libre”. En ambos terrenos las administraciones
públicas tienen un amplio campo de intervención para mejorar las opciones de
integración de esta franja de la población madrileña.
8.2. Algunas sugerencias para el conocimiento de la inmigración
La elaboración de este informe ha supuesto, en algunos casos, la recopilación de
datos que no son del dominio público; algunos porque suelen permanecer inéditos y
otros porque son publicados con considerable retraso. Además, en algún caso ha sido
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imposible acceder a información estadística existente, de indudable interés. Aunque en
los últimos años se ha avanzado en la elaboración y accesibilidad de información
estadística referida a la inmigración por parte de algunas entidades públicas (véase el
caso del Instituto nacional de Estadística), en otros se mantiene cierta inercia que no
permite ahondar suficientemente cuando se trata de analizar las situaciones diferenciales
en función del sexo. Por ejemplo, las estadísticas conocidas de alumnado extranjero
siguen sin distinguir entre alumnos y alumnas inmigrantes. O, en el caso de las cifras de
residentes del Ministerio del Interior, si se conoce el sexo no es posible identificar,
simultáneamente, la edad de las personas. Más grave es la situación en el ámbito
laboral, puesto que el principal instrumento de conocimiento de la realidad laboral (la
Encuesta de Población Activa) cubre muy deficientemente a los trabajadores extranjeros
y las altas laborales de la Seguridad Social no están accesibles para realizar análisis
detallados (por ejemplo, en un ámbito regional y distinguiendo el sexo de los
trabajadores).
En resumen, en España la información referida a la población extranjera existe
de manera dispersa y a veces poco accesible. Las dificultades que se derivan de esa
situación se agudizan en los ámbitos autonómicos, cuando los datos publicados no se
desagregan a ese nivel. Por ello, una tarea que el Foro Regional podría tomar en
consideración es la demanda de creación de una entidad que se dedique a recopilar,
sintetizar y poner a disposición de la sociedad toda la información existente referida a la
población inmigrante y/o extranjera. Parece imprescindible realizar las gestiones
correspondientes para garantizar que la información existente sea accesible
(preservando el derecho a la intimidad de las personas) para quienes se dedican a la
investigación y planificación de políticas sociales.
Con todo, el aprovechamiento de la información estadística, con ser necesaria,
no resultará nunca suficiente para conocer las dinámicas migratorias y las necesidades
sociales de estas poblaciones. Para ello debería impulsarse una política de investigación
que recogiese, con cierta periodicidad, información directamente de las poblaciones
concernidas (a través de encuestas y otros métodos de investigación).
Por otra parte, el conocimiento de las experiencias desarrolladas en otros países
o regiones puede alimentar de manera provechosa los debates y las iniciativas de los
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agentes sociales concernidos por los procesos migratorios. En ese sentido, parece
oportuno reforzar el conocimiento acerca de dichas y experiencias y de análisis
producidos en otros ámbitos, por ejemplo, mediante la implicación de aquellas
asociaciones de inmigrantes que dispongan de información pertinente o mediante el
desarrollo y la coordinación de centros de documentación especializados en temas
migratorios.
Finalmente, y ampliando la perspectiva, parece de interés tener en consideración
la actuación de los medios de comunicación social sobre la opinión pública madrileña.
A menudo las informaciones que transmiten no se adecuan a la realidad que describen
los “datos” disponibles y, otras veces, los presentan con marcados tintes
discriminatorios, contraviniendo la Directiva Comunitaria 2000/43CE sobre aplicación
del principio de igualdad de trato de las personas, independientemente de su origen
racial o étnico. Tal directiva prevé la creación de un Organismo Independiente para
supervisar comportamientos discriminatorios, estudiar posibles soluciones y proponer
actuaciones específicas para con los afectados. Este puede ser un campo de intervención
para las iniciativas que pueda proponer el Foro Regional de la Inmigración.
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BIBLIOGRAFÍA CITADA Anuario Social de España 2003, Fundación “La Caixa”, Barcelona, 2003 (www.estudios.lacaixa.es) ASOCIACIÓN DE SOLIDARIDAD CON LOS TRABAJADORES INMIGRANTES, Cuestiones puntuales sobre la extranjería en España, informe elaborado para Cáritas Española, Madrid, 1991. BANCO DE ESPAÑA. SERVICIO DE ESTUDIOS, “El mercado de la vivienda en España”, Boletín Económico, Madrid, setiembre 2002 COLECTIVO IOÉ, “La inmigración extranjera en Madrid”, en OFRIM Suplementos, diciembre 1997, pág. 19-72. COLECTIVO IOÉ, La escolarización de hijas de familias inmigrantes, CIDE / Instituto de la Mujer, Madrid, 2003. COMISIÓN DE BIENESTAR SOCIAL del foro regional para la inmigración de la comunidad de Madrid, “Inmigración, alojamiento y vivienda en la Comunidad de Madrid: situación y alternativas”, en Trabajo Social Hoy, Nº 37, tercer cuatrimestre 2002, pág. 71-86. INSTITUTO DE ESTADÍSTICA DE LA COMUNIDAD DE MADRID, Estadísticas del Movimiento Migratorio de la Comunidad de Madrid, www8.madrid.org/iestadis/imigracd.htm LABRADOR, J. y MERINO, A., “Características y usos del hábitat que predominan entre los inmigrantes de la Comunidad Autónoma de Madrid”, en Migraciones, Nº 11, junio 2002, págs. 173-122. LORA TAMAYO, G., “Evolución reciente y perfil de la población extranjera residente en Madrid, en Migraciones Nº 13, junio 2003, pág. 7-59. MINISTERIO DE TRABAJO Y SEGURIDAD SOCIAL, Estadística de Permisos de Trabajo a Extranjeros. 1987 y 1988, Madrid, 1990. TRILLA, C., La política de vivienda en una perspectiva europea comparada, Colección Estudios Sociales Nº 9, Fundación “La Caixa”, Barcelona, 2002 (disponible en www.estudios.lacaixa.es). TRILLA, C. y ARAMBURU, M. “Políticas de vivienda para la inmigración”, en Seminario Las Corporaciones locales ante el reto del alojamiento y la vivienda social, Consorcio Pangea, Alicante, octubre 2002.
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ÍNDICE DE TABLAS Página Tabla 1: Evolución de la población madrileña y española, según los censos y padrones (1900-2001). Tabla 2: Evolución de la inmigración extranjera en la Comunidad de Madrid y España (1960-2003). Tabla 3: Residentes extranjeros en la Comunidad de Madrid, según nacionalidad y sexo (junio de 2003). Tabla 4: Extranjeras residentes en la Comunidad de Madrid. Evolución diciembre 1999-junio 2003. Tabla 5: Pautas residenciales de las mujeres extranjeras en la Comunidad de Madrid (en %). Tabla 6: Mujeres extranjeras empadronadas, principales nacionalidades y municipios de residencia (1-1-2003). Tabla 7: Mujeres de nacionalidad extranjera, según grupo de edad. Tabla 8: Nacidos de madre extranjera en la Comunidad de Madrid, municipios más importantes y distritos de Madrid (1995-2002). Tabla 9: Principales nacionalidades de residentes no-comunitarios según régimen y administrativo y sexo. Tabla 10: Españoles residentes en la Comunidad de Madrid, nacidos fuera de España Tabla 11: Estimación de la irregularidad femenina a partir de datos oficiales, según nacionalidad. Tabla 12: Porcentaje de mujeres sobre el total de alumnado de cada nacionalidad o continente, según nivel educativo. Principales nacionalidades (curso 2002-2003) Tabla 13: Distribución del alumnado femenino extranjero por niveles educativos, según continente de origen y nacionalidad. Tabla 14: Afiliación de trabajadores extranjeros en Madrid y España (evolución 1999-julio de 2003). Tabla 15: Extranjeros con alta laboral en la Comunidad de Madrid, según régimen de cotización y principales nacionalidades (agosto de 2003). Tabla 16: Extranjeros con tarjeta sanitaria en la Comunidad de Madrid, según sexo y tipo de tarjeta (2003). Tabla 17: Régimen de tenencia de la vivienda en la Comunidad de Madrid, según zona.
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ÍNDICE DE GRÁFICOS Página Gráfico 1: Población de derecho en la comunidad de Madrid, según sexo (evolución 1900-2001). Gráfico 2: Cambio del perfil nacional de las mujeres extranjeras en la Comunidad de Madrid (1999-2003). Gráfico 3: Porcentaje de mujeres en el total de población extranjería, según área de residencia. Gráfico 4: Extranjeras en la Comunidad de Madrid, por zona de procedencia y grupos de edad (2001). Gráfico 5: Número medio de hijos por mujer en la Comunidad de Madrid y España (1975-2001). Gráfico 6: Hijos de madre extranjera en la Comunidad de Madrid. Principales nacionalidades de la madre (1975-2002). Gráfico 7: Mujeres no comunitarias. Principales nacionalidades. % con permiso del régimen comunitario (2003). Gráfico 8: Distribución del alumnado femenino por niveles educativos (curso 2002-2003). Gráfico 9: Cotizantes autóctonos y extranjeros, según régimen de afiliación (2003). Gráfico 10: Porcentaje de extranjeros sobre el total de cotizantes, por Regímenes. Gráfico 11: Mujeres extranjeras con tarjeta sanitaria ‘sin recursos’, según grupo de edad y área de salud (2003). Gráfico 12: Evolución del precio de la vivienda en España, Comunidad de Madrid y Madrid capital (1987-2002) (euros por m2).
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