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HAKUNA GEEK
“LAS MAQUINAS DE LA COMU-
NICACIÓN SON, EN EFECTO,
ESPECIES DE CAMALEONES
QUE ADOPTAN, A SEMEJANZA
DE ESOS ANIMALES CAMBIAN-
TES, LA TEXTURA DEL CON-
TEXTO EN EL QUE SE ENCUEN-
TRAN”.
Es el navegador mas po-
tente del mundo
Las búsquedas mensua-
les de Google: 11,9 mil
millones
Google tiene 53.891 em-
pleados
15% de las búsquedas
diarias de Google nunca
Foto: Fernando Echazú
EL PODER DEL “CLICK” Las nuevas tecnologías, principalmente internet, han sido creadas con el
fin de ser útiles masivamente, por ello cada vez son más amplias las posi-
bilidades de acceder a ellas a tal punto que dependemos diariamente de
estas. Sin embargo sería un error pensarlas solo como herramientas téc-
nicas.
El comunicador social Leonardo Sosa determina que existe una gran in-
fluencia de la tecnología sobre nuestro comportamiento y en la manera de
ver nuestro entorno.
“Las tecnologías operan sobre los modos del hacer social, como objetos cultura-
les a partir de los cuales el sujeto se apropia. Interioriza y constituye concepcio-
nes acerca del mundo.” Con este fragmento de “Tecnología, Sociedad y Cultura”
¿Te imaginas un día sin escuchar música, sin navegar, sin estar en las
redes sociales? Sería una tarea difícil, ya que la tecnología ha penetrado
culturalmente en nuestras vidas, adaptándose a las nuevas necesidades
tanto técnicas como sociales y evolucionando continuamente. La ciencia,
la técnica y la tecnología forman parte de la humanidad desde de que la
misma existió.
Boletín de Noticias Abril del 2015
Es así que nuestra dependencia hacia ellas es tan inmensa que un mundo sin
ellas sería sin duda una película de ciencia ficción. No obstante, su influencia
ha preocupado a muchos estudiosos. Un artículo realizado para infotechonolo-
gy.com por Lisa Pollack “como nos afecta ser Google-dependientes” pone de
manifiesto esta preocupación.
Google se ha vuelto el gran y el mejor almacenador de información, y al pri-
mero al que acudimos cuando tenemos cualquier duda. El hecho de que ten-
gamos acceso a un sin número de respuestas a tan solo un clic se ha conver-
tido en todo un fenómeno cultural y un objeto de estudio social.
Tanto Google como otras invenciones de la web conforman lo que el licencia-
do Sosa llama sistema de comunicación instantánea que se “incorporan a los
procesos de producción como medios para acelerar los tiempos de circulación
y rotación de las mercancías en vista de la creciente industrialización de la
sociedad y expansión del mercado”.
Debido a esta dependencia innegable, nos hemos vuelto seres instantáneos y
veloces, todo tiene que estar al momento, no hay tiempo para la espera. So-
mos seres insaciables, y nuestro conocimiento está más hambriento por saber
más sobre lo que no sabe o no tiene. Por ello es que hoy podemos catalogar-
nos como una “Sociedad de la Información”, o más bien la “Sociedad del Co-
nocimiento”
Foto: Fernando Echazú
LAS APARIENCIAS
ENGAÑAN
Es curioso pensar que lo
que vemos en televisión o
escuchamos a través de
un teléfono, por ejemplo,
es una fiel reproducción
de aquello que se percibe
a través de estas tecnolo-
gías. Cabe destacar en-
tonces, frente a esta pos-
tura, que son solamente
apariencias, simulacros
de la realidad, tal como lo
plantea Robert en el texto
“Máquinas de compen-
sar” en donde explica que
una persona expuesta en
la televisión no es la per-
sona en sí, sino que su
proyección como tal se
debe a:
“un arreglo de puntos lu-
minosos sobre la pantalla
catódica y la vemos con
un mejor o peor aspecto
según la incidencia de los
proyectores sobre su ros-
tro”.
Otro punto interesante, es
abolir la creencia de que
las tecnologías, en espe-
cial las Máquinas de Co-
municación disminuyen
las dificultades esenciales
a la comunicación huma-
na, ya que las personas y
los grupos se relacionan
a través de múltiples for-
mas, no sólo verbal, sino
también aplicando los
sentidos del olfato y vi-
sión, entre otros y, aun
así, el mensaje no siem-
pre llega tal cual se lo
quiere transmitir.
Es importante resaltar,
que las mencionadas
“Máquinas de Comunica-
ción” nacen bajo situacio-
nes de la comunicación
que tienen rasgos comu-
nes, el denominado
“desequilibrio” que el in-
ventor quiere atenuar o
suprimir gracias a su in-
vento. Este desequilibrio,
según el autor Robert, se
refiere:
“tanto al espacio como al
tiempo. Romper la sole-
dad, crear un lazo, son
formas de organización
del espacio (…) De ese
modo, los inventores in-
tentan evitar que la socie-
dad no se tambalee hasta
el naufragio por las olea-
das del espacio y del
tiempo”.
Vemos entonces que
siempre ha sido necesa-
rio en nuestra sociedad, a
través del tiempo y las
distintas generaciones de
la humanidad, crear ins-
trumentos que faciliten la
existencia y el desarrollo
de las diversas activida-
des que llevamos a cabo
día a día, pero no sólo
esto, sino que además,
hay un sin fin de produc-
ciones de sistemas de
organización y, sobre to-
do, en estos últimos tiem-
pos, elementos de comu-
nicación que permiten
estar en contacto con
personas cuyo espacio
geográfico no es la mis-
ma. En este aspecto, la
televisión y el teléfono
han sido dos inventos
fundamentales para el
desarrollo de la comuni-
cación a distancia.
Foto: Nicole Juarez
¿Comunicados o incomunicados? Estos últimos años se han caracterizado por un gran avance en la tecnología;
desde nuevos celulares “inteligentes” con multiplicidad de funciones en un
solo dispositivo hasta nuevos relojes capaces de recibir y emitir llamadas. Pe-
ro, ¿estamos verdaderamente comunicados?, lamentablemente, aunque sur-
jan nuevas invenciones la comunicación sigue teniendo sus problemas más
típicos. La charla cotidiana frente a frente presenta en si muchos conflictos, ya
que existen dificultades a la hora de entendernos, a pesar de que se utilicen
gestos, tonos de voz y entonaciones que parecen adecuadas muchas veces
es imposible hacernos entender.
Las nuevas máquinas de la comunicación son solo herramientas que posibili-
tan que interactuemos de manera indirecta, pero no ha mejorado nuestra ca-
pacidad de comunicarnos. Además muchas resultan sumamente limitadas
como es el servicio de mensajería “Whatsapp”, que solo permite escribir o en-
viar audios, sin posibilidad de realizar video llamadas. Es por eso que pode-
mos concluir con la afirmación de Jacques Perriault: “Las máquinas de la co-
municación no disminuyen las dificultades inherentes de la comunicación hu-
mana”.
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Y… ¿dónde está la ciencia y la tecnología? Los que habitamos suelo Latino Americano hemos sido testigos del lento
avance de la ciencia y de la tecnología, o en el peor de los escenarios del
avance de la misma en manos de empresas privadas que solo ven por sus
propios intereses y no así por el desarrollo productivo y cultural de un país,
ya que tal como señala Ricardo Ferraro en su texto ¿Para qué sirve la cien-
cia y la tecnología?, “las ciencias y las tecnologías son medios -no fines-
que han de integrarse en todas las ramas del hacer humano. Sus alcances
y características deben ser en función de los objetivos que fije un país para
alcanzar el aumento del bienestar general”.
Otro tema que llama la atención, tiene que ver con la intervención de países
extranjeros en el desarrollo de tecnologías que buscan ser un beneficio pa-
ra la sociedad, pero que a raíz de esta extrañeza, en cuanto a conocimiento
sobre las áreas o el país sobre el cual se planean desarrollar a las mismas,
terminan resultando inútiles. Un ejemplo de esto es la promoción de celula-
res con 4G en la ciudad de Salta y sus alrededores, cuando en realidad es-
ta señal solo cubre el macrocentro salteño.
Por otro lado, en los últimos años se ha visto pequeños cambios con res-
pecto a la aplicación de la tecnología y la ciencia por parte del Estado Ar-
gentino, quien empezó a tomar conciencia sobre la necesidad de la socie-
dad del correcto desarrollo de las mismas, en este sentido se puede tener
presente el ejemplo del colegio del Alfarcito ubicado en la provincia de Salta
a 2.800 metros sobre el nivel del mar, el cual cuenta con una biblioteca digi-
tal y una sala de computación de última tecnología, todo esto a bases de
energía solar, sin embargo falta un largo camino por recorrer en cuanto a la
implementación de la ciencia y la tecnología como un recurso social.
Foto: Fernando Echazú