EL MIEDO Y LA PERCEPCIÓN CIUDADANA EN LAS POLÍTICAS PÚBLICAS
DE SEGURIDAD CIUDADANA EN BOGOTA
MARÍA EUGENIA LEÓN OLARTE
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y RELACIONES INTERNACIONALES
CARRERA DE CIENCIA POLÍTICA
BOGOTÁ
2008
EL MIEDO Y LA PERCEPCIÓN CIUDADANA EN LAS POLÍTICAS PÚBLICAS
DE SEGURIDAD CIUDADANA EN BOGOTA
MARÍA EUGENIA LEÓN OLARTE
Trabajo de grado para optar al título de politóloga
GUSTAVO ADOLFO SALAZAR ARBELÁEZ
Magíster en Ciencia Política
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y RELACIONES INTERNACIONALES
CARRERA DE CIENCIA POLÍTICA
BOGOTÁ
2008
“en el comienzo de la sociedad civil
está el miedo recíproco”
Thomas Hobbes
Para mi mami por ser siempre mi apoyo,
para mi papi por todo el esfuerzo, y a Nata
por llenar mi vida de alegría.
AGRADECIMIENTOS
Agradezco a Gustavo Salazar, por la valiosa orientación a lo largo de la
elaboración del documento, probablemente sin su ayuda, el resultado no hubiera
sido el mismo.
CONTENIDO
INTRODUCCIÓN .................................................................................................. 14
1.1. Objetivos ........................................................................................................ 17
1.2 Marco conceptual: Miedo y percepción de la seguridad .................................. 17
1.3 Metodología ..................................................................................................... 18
CAPÍTULO II. PERCEPCIÓN DE LA SEGURIDAD: ABORDAJE TEÓRICO
ACERCA DEL MIEDO AL CRIMEN ..................................................................... 21
2.1 El miedo como justificación del Estado: Una mirada desde Hobbes ............ 21
2.1.1 Miedo en el escenario urbano: Anotaciones a propósito de la propuesta
de Hobbes sobre el crimen y el miedo al crimen en el Estado de Naturaleza o
de Guerra ........................................................................................................ 27
2.2 Miedo y Miedo al Crimen: Definiciones ........................................................ 29
2.3 El Miedo al crimen como problema de las ciudades .................................... 30
2.3.1 Consecuencias y Respuestas frente al miedo ....................................... 31
2.4 El miedo al crimen y la construcción de ambiente y ciudad. ........................ 34
CAPÍTULO III – EVOLUCIÓN DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE SEGURIDAD
CIUDADANA EN BOGOTÁ (1995-2007): INSTITUCIONES, GOBIERNO LOCAL,
Y SITUACIÓN DE LA PROBLEMÁTICA. ............................................................. 36
3.1 Concepto de seguridad ciudadana ............................................................... 36
3.2 Seguridad ciudadana: Presencia del tema a nivel nacional ......................... 37
3.3 Políticas públicas y panorama de la seguridad ciudadana en Bogotá ......... 44
3.3.1 Nuevas perspectivas de ciudad, nuevo manejo al tema de la seguridad
ciudadana en la capital: Mockus y Peñalosa, Bogotá 1995-2003. .................. 44
3.3.2 Luis Eduardo Garzón: ¿Continuidad o ruptura en el tratamiento del tema
de la seguridad ciudadana en Bogotá?........................................................... 49
CAPÍTULO IV PERCEPCIÓN DE LA SEGURIDAD EN BOGOTÁ ...................... 51
4.1 Herramientas para medir el miedo y la percepción de seguridad en Bogotá 51
4.1.1 Encuestas de victimización y percepción de la Cámara de Comercio de
Bogotá (CCB) ................................................................................................. 53
4.1.2 Encuesta de victimización Departamento Nacional de Planeación (DNP)
y Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) ................... 56
4.1.3 Encuesta anual de criminalidad y victimización en las ciudades más
grandes de Colombia (Fundación Seguridad y Democracia 2006 y 2007). .... 57
4.1.4 Estudio de victimización escolar (Observatorio de Violencia y
Delincuencia y la Secretaría de Gobierno Distrital) y Encuesta de victimización
de hogares (Secretaria de Gobierno, Subsecretaría de Asuntos para la
Convivencia y la Seguridad Ciudadana, y Sistema Unificado de Información de
Violencia y Delincuencia de Bogotá (SUIVD)) ................................................ 58
4.1.5 Territorios de miedo en Santafé de Bogotá: intento del Observatorio de
Cultura Urbana para explicar el miedo en la ciudad de Bogotá ...................... 59
4.1.6 Algunos ejemplos de medición del temor y la percepción de seguridad en
América Latina: Chile y Argentina ................................................................... 61
4.2 Miedo y percepción de la seguridad ciudadana en Bogotá: explicación a
partir de tres teorías sobre el miedo al crimen. .................................................. 63
4.2.1 El miedo como producto de la victimización .......................................... 64
4.2.2 El miedo como consecuencia de la avería en el control social .............. 65
4.2.3 El miedo a partir de la manera en que la gente experimenta e interpreta
el espacio urbano ........................................................................................... 66
4.3 Más allá de las tres teorías sobre el miedo al crimen: percepción y miedo en
Bogotá a partir de la propuesta teórica de Hobbes ............................................ 68
V. CONCLUSIONES ............................................................................................. 70
BIBLIOGRAFÍA .................................................................................................... 73
INTRODUCCIÓN
Ante la preocupación por la situación del crimen y el panorama de violencia
urbana que afrontan diferentes ciudades en el mundo, el concepto de seguridad
ciudadana se presenta como un tipo de protección circunscrito a las amenazas
provenientes de actos violentos o criminales, y se ubica como un aspecto
diferenciado y medular de la seguridad humana. Como resultado del encuadre de
la seguridad ciudadana en el marco de la seguridad humana, las políticas de
seguridad que tradicionalmente se centraban casi con exclusividad en la
estabilidad estatal y la conservación del régimen, corren y amplían su foco de
atención hacia el bienestar de las personas y los derechos humanos,
reposicionando a la ciudadanía como el principal objeto de la protección estatal”
(Riveros, 2006, p.7)
Ahora, el hecho de adoptar el concepto de seguridad ciudadana como condición
de la seguridad humana, implica asumir que las políticas e intervenciones
institucionales deben tender a prevenir y controlar las amenazas que provienen del
delito y la violencia (p. 7). Así, la responsabilidad de prevención, control, sanción, y
represión de la violencia y la delincuencia, recae entonces sobre el Estado, razón
por la cual es un componente de las políticas públicas; sin embargo, las
responsabilidades también recaen sobre la sociedad civil (p.11), ésta puede
entenderse como ”la esfera de relaciones sociales que no está regulada por el
Estado” (Bobbio, 1989a, Cáp. 2), la cual puede participar tanto en elaboración de
la política como en el desempeño de la misma.
En lo que atañe a América Latina, la inseguridad constituye una de las
preocupaciones de la mayoría de los ciudadanos en todos los países de la región
(Op. Cit., p.2), razón por la cual el concepto de seguridad ciudadana pasó a
ocupar las agendas de los gobiernos latinoamericanos desde inicios de la década
de los noventa. La preocupación gira en torno al hecho que la violencia y el delito
atentan tanto contra la vida, como contra sus diferentes ámbitos, lo cual genera no
solo un obstáculo en la lucha contra problemas como la pobreza, sino también
efectos negativos sobre la gobernabilidad y el desarrollo humano (p. 6).
En este contexto, Colombia también ha venido implementado políticas al respecto,
en lo que concierne específicamente al caso de Bogotá, diferentes autores
coinciden en rescatar y resaltar los avances arrojados por las distintas políticas
públicas de seguridad ciudadana implementadas desde 1995 en el distrito. Por
ello, se responderán entre otros, a interrogantes como: ¿Es posible decir qué los
resultados arrojados por las políticas y programas de seguridad ciudadana
implementados en Bogotá entre 1995 y 2007 han permitido que los ciudadanos
perciban la ciudad como más segura?, ¿Qué importancia ha tenido mirar la
sensación de inseguridad de los ciudadanos, para la elaboración de las políticas
públicas de seguridad ciudadana en Bogotá?, ¿Por qué es necesario revisar cómo
se da la sensación de miedo en los bogotanos con miras a mejorar las políticas
públicas de seguridad?
Si bien el análisis apunta a describir tanto el panorama actual como el
desenvolvimiento de la seguridad ciudadana en Bogotá, al igual que el papel de
las instituciones, el gobierno local y las políticas encargadas de garantizar una
ciudad más segura; el análisis se centrará entonces en profundizar lo que atañe a
la percepción del ciudadano frente a todo lo anterior, en la medida que no basta
con brindar más seguridad, si no que además la ciudadanía debe sentirse más
segura (Salazar, s.d). Es fundamental analizar la manera cómo en Bogotá se ha
dado la medición de la percepción ciudadana, teniendo en cuenta que en Bogotá
es muy reciente todavía el tratamiento al tema de las percepciones, a diferencia de
lugares del mundo donde hace más de dos décadas se tienen presente “el miedo
al crimen como problema más extendido que el crimen mismo” (Bannister, 2001,
p.807).
La importancia de mirar la percepción de la seguridad y de las políticas de
seguridad, se debe principalmente a que las propuestas de las diferentes políticas
apuntan entre otras cosas, a que se genere confianza entre los ciudadanos, y el
sentimiento colectivo de inseguridad vaya desapareciendo; ahora, para estudiar lo
que concierne al miedo y la sensación de inseguridad, es necesario tener en
cuenta cuestiones como: la definición de miedo, sus causas, consecuencias, y el
papel de la ciudad en la creación del mismo.
Revisar este tema es importante en la medida que los sentimientos de la gente
sobre el crimen tiene conexión directa y consecuencias sobre demás dimensiones
de la vida social (Douglas 1992 citado en Bannister 2001, p.888). En este sentido,
la calidad de vida de los ciudadanos puede ser afectada entonces en diferentes
ámbitos, primero, “los asuntos de miedo tienen impacto negativo sobre los
modelos de inversión en una ciudad, segundo, reduce el deseo de participar en
asuntos sociales, y por último, las respuestas a estos asuntos, pueden generar
mayor sensación de seguridad, pero también más desconfianza entre los
individuos” (p.808).
De otra parte, trabajar el tema de la percepción facilita el acercamiento a los
relatos sobre el crimen, y con ellos, el conocimiento de los lugares considerados
como peligrosos, estos relatos terminan sirviendo como herramienta de análisis
del desempeño de las diferentes políticas de seguridad ciudadana, como de las
autoridades encargadas de proveerla. Al respecto, es necesario “remontar las
conexiones entre las experiencias situadas del miedo y las transformaciones
culturales y económicas más grandes de cultura y economía, que presentan un
lugar como seguro o dudoso para habitar” (Sporks, Girling, y Loader, 2001, p.886).
Poder diagnosticar si los miedos de la población tienen que ver con la realidad
objetiva permitirá entonces, tomar mejores decisiones.
Por otro lado, si bien es cierto que muchos han explorado la situación del crimen
en Bogotá, al igual que las respuestas de los gobiernos frente al mismo, es
importante entonces detallar el enfoque de dichas respuestas en Bogotá, es decir,
analizar si las respuestas han sido solo en términos de aumento de policías, de
represión, o si por el contrario existen, primero, mecanismos de prevención donde
la comunidad tiene un papel activo; y segundo, si las sensaciones de la
ciudadanía hacia el crimen son tenidas en cuenta para la definición de dichas
respuestas.
1.1. Objetivos
Analizar, examinar, y explicar cómo se ha dado la percepción de la ciudadanía
bogotana en relación con el accionar del gobierno distrital en esta materia; de
manera que se logre emitir un análisis acerca de: a) cómo se da el
desenvolvimiento del miedo tanto en las políticas públicas como en el ámbito
urbano, b) cómo las políticas y programas de seguridad ciudadana desarrollados
en Bogotá por las administraciones Mockus, Peñalosa, y Garzón entre 1995 y
2007, han contribuido o no al avance de esta materia en la ciudad; al igual, y sobre
todo, a moldear la percepción de la ciudadanía frente al tema; c) se analizará
también: los enfoques de los diferentes programas para solucionar la
problemática, revisando los aportes de los diferentes programas y políticas de
seguridad ciudadana en la ciudad .
1.2 Marco conceptual: Miedo y percepción de la seguridad
Si bien es cierto que el desenvolvimiento de la seguridad ciudadana en Bogotá
durante lo últimos años es tema importante a lo largo del trabajo, la principal
categoría conceptual sobre la cual se fundamentará el análisis, es el miedo en
relación directa con la percepción de la seguridad.
A continuación se presentarán las definiciones de miedo que resultan útiles para
establecer la lógica de la relación antes descrita. Así, en primera instancia es
importante citar la definición de Hobbes, que sitúa el miedo recíproco en el
comienzo de la sociedad civil (Hobbes, 1999, Introducción, p. XXXIII), haciendo
alusión al estado de naturaleza del hombre (donde aun no existe el Estado);
Hobbes entiende que el miedo que habita en cada ciudadano, hace parte del
hecho de considerar al otro como un agresor, lo cual indica que dicho miedo hace
que los ciudadanos perciban como inseguro el ambiente y ansíen un organismo
superior que garantice la seguridad (el Estado).
De otro lado, Manonni (citado en Murcia et al p.3) sostiene que “en determinadas
situaciones el hombre se ve enfrentado a estímulos o representaciones mentales
que él siente como amenazas, y es justamente ese reconocimiento de un peligro
real o imaginario el que determina en el individuo el sentimiento de miedo” (p.3).
Dicho reconocimiento de un peligro es lo que incide de manera directa en la
percepción de seguridad; evidentemente, si un ciudadano no reconoce peligro en
un ambiente, lo percibirá como seguro.
Por su parte, para el año 2001 Bannister y Fyfe (p.812) anotan que existen tres
teorías desde las cuales puede entenderse el miedo al crimen, estas tres teorías
son: el miedo como producto de la victimización, el miedo como producto de la
avería en el control social, y finalmente, el miedo a partir de la manera en que la
gente experimenta e interpreta el espacio urbano. A partir del análisis que realizan
estos autores puede resaltarse entonces, que el miedo es definitivo en la manera
como la gente percibe la seguridad; así, revisar la manera en que se presentan
para el caso de Bogotá estas tres tesis, al igual que la propuesta teórica de
Hobbes, puede permitir arrojar algunas conclusiones sobre como se da la
percepción de seguridad en la ciudad, y cómo mejorarla.
1.3 Metodología
El análisis que se va a realizar, abarca principalmente tres cuestiones. En primer
lugar, se realiza un abordaje teórico acerca del miedo y la percepción de
seguridad; en segunda instancia, se presenta un análisis descriptivo del
desempeño de las políticas públicas de seguridad ciudadana en Bogotá teniendo
en cuenta la manera en que las diferentes administraciones de la ciudad (1995-
2007) han manejado el tema, intentando explicar en qué consisten los diferentes
enfoques de dichas políticas y sus resultados. Finalmente se analiza si el miedo y
la percepción de seguridad, son aspectos tenidos en cuenta en las políticas
públicas encargadas del tema.
En este sentido, en el primer capítulo se presentará una breve introducción
respecto al tema de la seguridad ciudadana en Bogotá, acompañada de un marco
conceptual, en el cual se abordan algunos de los principales conceptos en los
cuales es necesario tener claridad para entender el planteamiento general del
análisis; se tendrá en cuenta además, una serie de supuestos teóricos al respecto.
Ya en el segundo capítulo: “Percepción de la seguridad: abordaje teórico acerca
del miedo al crimen”, se revisa a teóricos clásicos como Thomas Hobbes, que
permiten entender cuestiones definitivas para hablar de seguridad y miedo al
crimen; a partir de ahí, se desarrolla por qué es importante el miedo y la
percepción de la seguridad, teniendo en cuenta elementos como: el concepto de
miedo, causas y consecuencias del miedo, la construcción de ciudad en relación
con el miedo al crimen, y el papel de la comunidad.
En el tercer capítulo: “Desempeño de las políticas públicas de seguridad
ciudadana en Bogotá (1995-2007): instituciones, gobierno local, y situación de la
problemática, se aborda en primera instancia el concepto de seguridad ciudadana.
De otra parte, se realiza un análisis descriptivo de la manera en que en Colombia
se ha abordado el tema de la seguridad ciudadana, dando paso así, al análisis del
desempeño de las políticas de seguridad ciudadana en Bogotá; para ello se mira
primero lo acontecido en las administraciones de Mockus y Peñalosa, para
finalmente mirar como trató el tema la última administración de la ciudad (Luis
Eduardo Garzón).
Ya en el cuarto capítulo, se realiza el análisis de la percepción de la seguridad
ciudadana en Bogotá a la luz de las categorías conceptuales y analíticas
establecidas previamente, para efectuar dicho análisis, se parte en primer lugar,
de una revisión bibliográfica de los contados estudios que existen sobre
percepción de la seguridad en Bogotá; en segunda instancia, las entrevistas a dos
académicos que han trabajado por varios años el tema de la seguridad ciudadana:
Ángela Rivas y Pablo Casas, servirán como complemento del análisis, para dar
cuenta de la relevancia del tema, del desenvolvimiento del mismo, al igual que de
las percepciones. Finalmente, en un quinto capítulo, se enuncian algunas
conclusiones.
CAPÍTULO II. PERCEPCIÓN DE LA SEGURIDAD: ABORDAJE TEÓRICO ACERCA DEL MIEDO AL CRIMEN.
2.1 El miedo como justificación del Estado: Una mirada desde Hobbes.
En lo que atañe a la filosofía política, los aportes que el filósofo inglés Thomas
Hobbes realizó en sus diferentes escritos pueden catalogarse como esenciales
para el crecimiento de ésta; hasta el día de hoy, muchos de sus análisis siguen
teniendo validez a la hora de revisar diferentes cuestiones relacionadas por
ejemplo con: la seguridad, el miedo, la desconfianza entre los hombres, al igual
que todo lo concerniente a la conformación del estado.
Ahora bien, es evidente entonces que para tocar el tema de la seguridad, como el
de la percepción de la misma, Hobbes es un autor obligado, en la medida que la
definición de Estado emitida por este autor se fundamenta sobre el concepto de
miedo, concepto a partir del cual precisamente se evidencia la necesidad de
profundizar en el tema de la seguridad y la percepción de la misma. De esta
manera, para dar cuenta de la relación entre algunas de las ideas de Hobbes
respecto al miedo como justificación del Estado, y la manera en que los
ciudadanos pueden percibir o no a una ciudad como segura o insegura, a
continuación se presentarán entre otras cosas, algunas precisiones que Hobbes
(1999) realiza en el primer capítulo de su texto: El ciudadano, que se titula “estado
de los hombres fuera de toda sociedad”, se abordará igualmente, algunas ideas
claves que autores como: Norberto Bobbio (1989b) y John Keane (1992) han
emitido respecto a algunos de los planteamientos de Hobbes. La intención es
evidenciar el significado e importancia de la propuesta teórica de Hobbes respecto
al concepto de miedo, para luego relacionar dicha propuesta con el tema de la
percepción de seguridad en el escenario urbano.
En primera instancia, es importante iniciar diciendo que en el capítulo 1 de El
Ciudadano, Hobbes sitúa la afirmación de que “en el comienzo de la sociedad civil
está el miedo recíproco” (Hobbes, 1999, p. p. XXXIII). Así, la importancia de
revisar el planteamiento de Hobbes se hace evidente, en la medida que permite
establecer la perspectiva que dicho autor tenía entre otras cosas, respecto a las
causas del miedo. En relación con lo anterior, Hobbes anota en primer lugar, que
existe igualdad natural entre los hombres, ésto, sumado a un escenario de
recursos escasos, desemboca en la voluntad de agredirse mutuamente,
provocando así el miedo entre los hombres, de modo que no pueden esperar
seguridad ni proporcionársela a los demás, en un contexto donde nada obliga a no
agredir al otro (p.17). En dicho estado de naturaleza, Hobbes precisa que existe
voluntad agresiva por parte de todos los hombres, y que la causa más frecuente
para dicho comportamiento, es que muchos apetecen a la vez la misma cosa que
no se puede disfrutar en común, ni ser dividida; por lo anterior, se apela a la lucha
como manera para que el más fuerte se quede con la cuestión que se quiere
obtener.
A partir de dicho análisis, Hobbes evidencia de forma clara, la manera en que el
miedo está presente en la vida de los ciudadanos cuando se encuentran en estado
de naturaleza. Es ahí entonces, dónde el miedo no permite a los ciudadanos llevar
su vida de manera tranquila, en la medida que no puede esperarse que en dichas
condiciones los hombres logren conservarse de manera duradera, por lo cual,
Hobbes va concluir diciendo que es un dictamen de la recta razón, buscar paz allí
donde apareciera alguna esperanza de conseguirla (p.21), es ahí, donde se apela
a la necesidad de crear un estado de seguridad.
De otra parte, en cuanto al análisis que Norberto Bobbio realiza a las diferentes
obras de Thomas Hobbes en su libro así titulado, se encuentra una explicación
clara acerca de los planteamientos de este autor; entre otras cosas, Bobbio habla
de la inseguridad como el mal al que más teme Hobbes, a partir de ahí se
desprende la argumentación sobre la necesidad de conformar un Estado. Así, este
autor nota que la explicación se inicia a partir del “análisis de las condiciones
objetivas en que los hombres se encuentran en el estado de naturaleza” (Bobbio,
1989b, p.44), es decir, el autor para hablar del concepto de miedo, se remite en
primera instancia a analizar todo lo que atañe a la naturaleza del hombre. Ahora
bien, dicho estado de naturaleza del cual habla Hobbes, puede ser descrito a
partir de dos condiciones, la primera es la igualdad de los hombres, y la segunda
es la escasez de bienes; en este panorama, en el cual todos los ciudadanos tienen
las mismas capacidades, y a su vez desean los mismos bienes que son escasos,
la situación inevitablemente desemboca en una desconfianza recíproca, pues la
condición de igualdad hace pensar a cada hombre que es necesario prepararse
para un enfrentamiento si se quiere obtener el objetivo que también pretenden
otros hombres iguales a él, generando que vea a los demás como competidores
(p.44.).
Ahora, Bobbio encuentra que según Hobbes, lo que caracteriza principalmente a
dicho estado donde abunda la inseguridad, es “la ausencia de un poder
común”(p.37), es decir, la ausencia de un poder que atemorice a todos aquellos
que se encuentran en estado de guerra (de naturaleza); todos los hombres que se
encuentran en estado de naturaleza viven en temor recíproco y constante de una
muerte violenta (p.45), de manera que como solución a este problema, Hobbes
sostiene que existe la necesidad de conformar ese poder, un Estado en cual por la
existencia misma de éste, que implica seguridad, los hombres se liberen de la
disposición natural que tienen hacia la guerra. En relación con lo anterior,
podemos anotar entonces, que hoy en día, ante el temor al crimen y la percepción
de un lugar como inseguro, los ciudadanos acuden entonces a realizar algo muy
similar a lo planteado por Hobbes, y es el hecho de hacer un llamado para que se
establezcan autoridades y reglas que obliguen a los ciudadanos no solo a no
atentar contra los demás, sino también a saber convivir.
En síntesis, a partir del análisis que Norberto Bobbio realiza, es posible anotar que
Hobbes luego de estudiar la naturaleza del hombre, encuentra que en el estado de
guerra, en el que por naturaleza se hallan los hombres, éstos tienen miedo ante la
amenaza de morir violentamente. El temor se presenta entonces como la razón
suficiente para invocar a un poder común que se materializa en la creación de un
Estado, el miedo es definitivo en la medida que no permite a los hombres llevar
una vida tranquila, razón por la cual desean a toda costa salir de dicho estado.
Así, hasta el día de hoy, los habitantes de las diferentes ciudades del mundo,
temen a morir violentamente, razón por la cual la conformación de instituciones
como la policía, al igual que el establecimiento de reglas y diferentes autoridades,
es, a grandes rasgos, la materialización de la propuesta de Hobbes. Si la relación
de la propuesta no es directamente con lo que atañe al establecimiento del estado
como Hobbes lo concibió, es evidente que en la actualidad la esencia de dicha
propuesta, que es la creación de un poder común que obligue a los ciudadanos a
no agredirse para que puedan llevar su vida de manera tranquila, se da hoy en día
en las diferentes ciudades del mundo.
Ahora, en relación con lo anotado arriba, el académico inglés Jhon Keane (1992),
aborda a Hobbes partiendo de la definición del Estado de seguridad; si bien el
análisis del concepto de miedo no es tan claro como en el texto de Bobbio, el autor
anota varias cuestiones importantes para entender a Hobbes. Enuncia por
ejemplo, la importancia del Estado para la preservación de la paz, así, la
seguridad es entonces un elemento definitivo para mantener el orden. Keane
explica que en el Estado de seguridad propuesto por Hobbes, el hecho de que los
hombres renuncien para siempre a sus derechos es trascendental, la importancia
de este hecho reside en que da cuenta de cómo el miedo que sienten los hombres
hacia los demás, al ver su vida amenazada, puede empujarlos a renunciar a sus
derechos como manera de preservar la vida. De esta manera, puede anotarse
entonces, que si bien hoy en día los ciudadanos no renuncian a sus derechos por
intentar preservar la seguridad y liberarse del miedo al crimen, si se delega a una
institución determinada, el derecho de emplear la fuerza para velar por la
seguridad de todos los ciudadanos.
De otra parte, resulta importante presentar una reflexión en torno a los aportes de
dos autoras colombianas preocupadas por analizar los conceptos de Estado y de
política en Hobbes. El primer aporte al cual hago referencia es el de Marta Elena
Sánchez (1994) en su texto: “El concepto de Estado en Hobbes”, allí, se expone
también, como el miedo empuja a los hombres a establecer un Estado. A
diferencia de Bobbio y Keane, en este escrito se explica que
La equidad, la justicia, y la gratitud no son leyes sino cualidades en el estado de naturaleza, y en tanto cualidades puede suceder que muchos hombres no las tengan en cuenta a la hora de actuar, esta situación amenaza con arrojar un panorama de inseguridad donde el miedo entonces hace un llamado para la creación del estado en tanto garante de que las anteriores se cumplan como leyes, y no sean tan solo cualidades (Sánchez, 1994, p.97).
Ahora, otra idea que presenta Sánchez en el mismo texto, citando a Jürgen
Habermas (p.99), es que en Hobbes se puede presenciar un importante objetivo
en la conformación del Estado que él plantea, y es precisamente tanto preservar la
vida, como liberar a los hombres del miedo de modo que se garanticen las
condiciones propicias para que los hombres generen su propio bienestar. En
relación con lo anterior, debe decirse que la importancia de revisar el concepto de
estado en Hobbes, radica precisamente en que vislumbra de forma clara la
manera en que el miedo se constituye como impedimento para llevar una mejor
calidad de vida, lo cual obliga por ende a los ciudadanos, a recurrir a un poder por
encima de ellos para asegurar un panorama donde el miedo al crimen no exista, y
se pueda lograr entonces un desarrollo pleno de todos los ciudadanos al percibir
un alrededor seguro.
Finalmente, en “Los clásicos de la filosofía política” (Escobar et al.) un texto
realizado por algunos académicos de la Universidad de Antioquia en el 2003, Lucy
Carrillo profesora del Instituto de filosofía de esta universidad, expone algunas de
las tesis de Hobbes. Así, Carrillo (2003) analiza como se da el miedo, ahora, si
bien indaga y profundiza sobre los argumentos de los autores antes expuestos, la
novedad del escrito consiste en que la autora resalta la pertinencia de Hobbes
para explicar la incidencia de la mutua desconfianza en el desarrollo de cualquier
sociedad. De acuerdo con el planteamiento de que todos somos iguales en la
esperanza de conseguir nuestros fines, la autora insiste en que la idea de Hobbes
de posicionar la necesidad de instituciones para garantizar el mejor trato a los
otros puede resultar pertinente y necesaria en determinados contextos. Una
segunda idea vital de Hobbes que la autora rescata, es que el miedo a morir
violentamente afecta de manera directa el devenir de la vida diaria de cualquier
persona. Este miedo continuo “hace que no haya lugar por ejemplo para la
industria, el comercio y el cultivo de la tierra, porque el futuro se presenta como
inseguro; por ende, la vida en sociedad se hace imposible ante el temor de morir
violentamente” (p. 149).
Finalmente, a partir de todo lo anotado anteriormente, es posible concluir mirando
las dos formas cómo Hobbes analiza el miedo. En primera instancia, se encuentra
el temor a los demás, temor como ya se dijo, basado en la desconfianza hacia el
otro debido a la disposición natural del hombre hacia la guerra; este miedo se
presenta entonces porque “ante la ausencia de un poder público que garantice la
seguridad, cada hombre utiliza sus propios medios ante la sensación de
inseguridad” (Carrillo, 2003, p.138). Lo importante respecto a dicho miedo, es que
en últimas, empuja a los hombres a intentar conseguir la paz por el deseo de
disfrutar de cosas que solo se dan con la seguridad que el Estado provea.
Teniendo en cuenta lo dicho, se puede describir de forma clara, la relación entre la
propuesta de Hobbes, y el tema de la percepción de seguridad; pues teniendo
pleno conocimiento de cómo se origina el miedo en el estado de naturaleza del
hombre, al igual que de la respuesta frente a esta situación, se puede entonces
indagar respecto a si las herramientas (la policía, las políticas públicas etc..)
creadas para impedir dicha sensación de miedo, están funcionando o no a la hora
de evitar la sensación de inseguridad en cualquier ciudad.
De otra parte, la segunda óptica desde la que Hobbes analiza el temor, es a partir
del temor que debe existir hacia el poder público encargado de velar por la
seguridad, es decir el Estado; este temor nada tiene que ver con el miedo a los
demás, es más bien el temor a un poder común que les permite estar seguros.
Este temor a diferencia del miedo a los demás, si permite llevar relaciones
cordiales con cualquier hombre, la vida se desenvuelve entonces con calidad. Este
punto también tiene validez en el devenir diario de cualquier ciudad de la
actualidad, en la medida que el temor a una sanción, es lo que en algunas
ocasiones ha impedido que un ciudadano atente contra la vida del otro.
En síntesis, se puede concluir a partir de lo descrito anteriormente, que el
planteamiento de Hobbes respecto al establecimiento de una autoridad superior
que garantice la seguridad, puede arrojar dos resultados respecto al tema de la
percepción; en primera instancia, los ciudadanos pueden sentirse más seguros y
confiados ante la presencia de reglas y autoridades; pero también, a pesar de lo
anterior puede persistir no solo la desconfianza hacia los otros, sino también los
enfrentamientos, pues el temor a las sanciones que imponga la autoridad garante
de la seguridad puede resultar insuficiente.
2.1.1 Miedo en el escenario urbano: Anotaciones a propósito de la propuesta
de Hobbes sobre el crimen y el miedo al crimen en el Estado de Naturaleza o
de Guerra.
A partir de las anotaciones hechas arriba, donde se explora la presencia del miedo
como concepto para la elaboración de teorías sobre el estado; se intentará en este
apartado anotar la pertinencia de dicha teoría acerca del miedo, para hablar de
miedo al crimen en el escenario urbano y ya no en el contexto descrito por
Hobbes. De modo entonces, que tal y como se había comentado arriba, es
evidente que el planteamiento de Hobbes respecto al miedo como obstáculo en el
devenir diario de la vida de los ciudadanos, es entonces una propuesta que aún
hoy tiene vigencia y profunda relación con la realidad actual. En lo que atañe al
panorama urbano, evidentemente aplica la propuesta de Hobbes acerca de la
voluntad que existe en las personas de agredirse mutuamente ante la escasez de
recursos que muchos apetecen, y por ende, el miedo a ser agredido siempre está
presente.
Así, actualmente las ciudades se ven enfrentadas a que cada día llegue más
gente a buscar la vida en ellas, sin lugar a dudas, los recursos disponibles en
dichas ciudades no siempre alcanzan, ante este panorama, abundan quienes por
conseguir dichos recursos recurren a la agresión, situando en el otro, la sensación
de miedo. Evidentemente, tal y como lo anotaba Hobbes, el miedo se da porque
cada ciudadano toma conciencia de que puede ser agredido por otro que desee
los bienes que él ya posee.
Ahora, así como en su momento el miedo fue una de las principales
preocupaciones de Hobbes, actualmente también es una cuestión importante; el
miedo no solo afecta la percepción de seguridad en cualquier ámbito, sino que
además, mina la confianza hacia el otro, a partir de ahí, preocupa ver cómo dicha
desconfianza, hace más difícil la vida en sociedad. El hecho que la confianza
pueda verse afectada por el miedo hacia la actitud del otro, se posiciona como
tema trascendental en el panorama del desarrollo de diferentes sociedades, en la
medida que si esta confianza no se da, el resultado es el estancamiento de las
relaciones sociales que se hacen necesarias para que cualquier sociedad avance.
De la mano de lo anterior, puede revisarse entonces cómo se da en el ámbito
urbano la solución a dicha situación de miedo. Para Hobbes, el Estado era el
remedio, ahora, si bien el Estado actualmente puede dirigir varias de sus
funciones en este sentido, a partir de la existencia por ejemplo de la policía y el
ejército, los ciudadanos aclaman diversas políticas que vayan más allá de ese
elemento policivo, igual, el encargado de proveer seguridad y que los ciudadanos
se sientan más seguros, es el Estado.
Para realizar un análisis acerca de la percepción de la seguridad (en la ciudad), es
importante anotar la trascendencia que tiene ahondar en los conceptos de miedo y
miedo al crimen, en la medida que el estudio de los puntos que giran en torno a
dicha sensación, permitirá realizar algunas anotaciones acerca de cómo se da la
percepción de la seguridad en cualquier ciudad.
2.2 Miedo y Miedo al Crimen: Definiciones
En primera instancia, resulta vital abordar de manera breve el concepto de miedo;
en relación con éste, puede decirse en primera instancia, que es un estado
emocional, que se puede caracterizar como “un concepto bisagra (…), el cual
puede llegar a permear diferentes ámbitos y detalles de la vida interior de
cualquier ciudadano (Ewald citado en Sporks, Girling y Loader, 2001, p.885).
Ahora, respecto al miedo al crimen, es posible anotar numerosos y variados
aspectos. Para empezar, a continuación se presentarán tres posiciones teóricas
para elucidar que es el miedo al crimen.
En primer lugar se halla el miedo al crimen como producto de la victimización, Jon
Bannister y Nick Fyfe (2001), sostienen que diferentes investigaciones muestran
que dicha hipótesis es equivocada, en la medida que citan como ejemplo a los
jóvenes, quienes suelen ser víctimas, más su actitud no es de miedo. De otra
parte, este concepto puede entenderse además, como consecuencia de la avería
en el control social, donde la gente considera que no cuenta con la habilidad para
prevenir la victimización. En tercer lugar, se halla que el miedo al crimen se da a
partir de las condiciones de la vida urbana, es decir, tiene profunda incidencia la
manera en que la gente experimenta e interpreta el espacio urbano (p.812). Estas
diferentes posiciones, sugieren entonces, que el fenómeno del miedo al crimen no
puede ser abordado desde una sola óptica, sino que al contrario, debe intentar
abordar y tener presentes diferentes ámbitos de la vida diaria de las ciudades.
Dentro de estos aspectos de la vida de la ciudad al cual debe prestarse atención
para ampliar la definición de miedo al crimen, se encuentra el sentido de lugar que
tienen los ciudadanos, en la medida que es sobre las narrativas del lugar del
crimen, que se puede llevar a cabo la construcción del miedo a ciertos lugares
(Sporks, Girling y Loader, 2001, p. 895). En relación con lo anterior, es evidente la
dificultad que presenta hacer un análisis de la percepción de la seguridad a partir
de la oratoria de los ciudadanos respecto al crimen, porque si bien “la
conversación del crimen es importante saberla como aspecto de la difusión y
circulación del conocimiento público sobre el crimen y el orden social en las
sociedades actuales” (p.887) también muchas veces dichos relatos pueden
tornarse densos, y sin una conexión directa con la situación de crimen del lugar
descrito. Al profundizar en el tema, se nota que “la sensación de miedo de la gente
no es tanto la delincuencia predadora como la violencia que puede ser asociada
con ello” (Body-Gendrot, 2001, p.919). En síntesis, más que el crimen en sí, es el
empleo de la violencia lo que alimenta el miedo al crimen.
2.3 El Miedo al crimen como problema de las ciudades
Si bien el miedo al crimen nunca ha estado ausente de la vida de los ciudadanos,
solo hasta hace dos décadas se piensa como un problema relacionado de manera
directa con la ciudad. La preocupación por el miedo al crimen como problema, se
nutre de diferentes argumentos. El primero de ellos hace alusión a la manera en
que dicho miedo afecta de manera negativa la participación de los ciudadanos en
diferentes espacios públicos (Bannister y Fyfe, 2001, p.808); es evidente, que
dicho miedo impide a los diferentes actores que lo padecen, tomar partido en
espacios que se encuentran destinados para ello, generando así un panorama
urbano menos abierto.
De otra parte, en el plano económico y social, también se puede visualizar
claramente la manera en que el miedo al crimen se constituye como problema.
Desde el punto de vista económico, es evidente que el miedo tiene un impacto
negativo sobre el modelo de inversión (p.810), en la medida que la caracterización
de un lugar como inseguro, siempre va desincentivar a cualquier inversionista a
poner su dinero en dicho lugar, al asumir que no va a existir clientela. Ahora, en el
plano social, si bien el miedo al crimen puede hacer que se generen diversos, y
hasta efectivos sistemas de vigilancia, hace que se genere desconfianza entre
la gente, tal y como se había anotado con anterioridad, resulta claro que esa
desconfianza entre los ciudadanos dificulta entre otras cosas la vida en sociedad.
Evidentemente, la manera en que se desenvuelven cada uno de los planos antes
descritos, hace parte de la vida urbana, lo cual permite anotar de manera enfática,
que el miedo al crimen es un problema que preocupa a ciudadanos, autoridades e
instituciones. Lo que se trata entonces a continuación, es mirar por qué las
diferentes lógicas y dinámicas de la ciudad, hacen del fenómeno del miedo al
crimen, un problema de gran trascendencia.
2.3.1 Consecuencias y Respuestas frente al miedo
De otra parte, se puede apreciar que la existencia de esta sensación de miedo al
crimen tiene consecuencias directas en: los ciudadanos que habitan las urbes, en
los diferentes desarrollos y respuestas frente al crimen, como en la construcción
de ciudad. Así, a continuación se revisarán algunos puntos en lo que atañe a las
consecuencias para los ciudadanos, como en el desarrollo de los sistemas de
vigilancia encargados de prevenir el crimen; se anotarán además, algunas de las
respuestas que han adoptado diferentes países, como medio para enfrentar el
miedo al crimen. La revisión sobre la importancia del miedo al crimen en la
construcción de ciudad, se llevará a cabo de manera amplia en el próximo título.
En primera instancia, lo que se refiere a las consecuencias en los ciudadanos, se
encuentra una fuerte presencia de desconfianza hacia los demás; cada vez más,
la gente se comporta de manera hostil con los otros, al tener presente que en
cualquier momento puede emplear la violencia en su contra. Además de lo
anterior, dicho miedo choca de manera directa con la calidad de vida de los
ciudadanos, en la medida que por ejemplo cuestiones de entretenimiento como las
salidas al centro de la ciudad, o de tipo nocturno, se perciben como peligrosas,
razón por la cual se abandonan.
De la mano de lo anterior, el miedo al crimen trajo consigo como consecuencia, el
“desarrollo de importantes dispositivos para la prevención del crimen, tales como:
la doble reja, el alambre de púas, alarmas, asociación de vecinos, cámaras de TV
etc…”( Sporks, Girling y Loader, 2001, p.892); sin embargo, el uso de dichos
dispositivos se presenta como una paradoja para quienes analizan el tema de la
percepción de seguridad, pues si bien los ciudadanos pueden llegar a sentirse
seguros por la presencia de los mismos, existen quienes aseguran que el costo es
muy alto, en la medida que por ejemplo el empleo de cámaras, implica criminalizar
a los demás, y también, exponer la intimidad en pro de la seguridad (p.893). Lo
anterior da luces sobre las muestras evidentes de cómo el miedo al crimen tiene
directos e importantes efectos en la vida diaria de los ciudadanos.
En síntesis, puede decirse que a partir de la exploración de las consecuencias
sociales y personales de sentimientos de la gente sobre el crimen, al igual que de
sus conexiones con otras dimensiones de la vida social, puede notarse que el
crimen es algo que nos golpea la cabeza, para lo cual buscamos explicación y
responsabilidad (Douglas citado en Sporks, Girling y Loader, 2001, p.889) ; de
modo que se gasta mucho tiempo reflexionando sobre la presencia del miedo en
la vida diaria, dejando de lado la realización de las opciones para mejorar la
calidad de vida.
Ahora, “las respuestas frente al crimen, se constituyen dentro de culturas
diferentes, al igual que dentro de localidades y estructuras de sentir diferente (…)
es por ello que resulta importante mirar ciertas sensibilidades, fuentes, apoyos y
efectos locales hacia el crimen”(p.895). A continuación, a partir de las experiencias
de Francia, Estados Unidos y el Reino Unido, se elucidarán algunos elementos
para tener en cuenta a la hora de hablar de las respuestas frente al crimen. Dichas
respuestas son: la prevención, la represión, y el punto medio entre éstas.
En cuanto a la prevención, respuesta empleada en el caso francés, puede
anotarse que abarca estrategias que pretenden disuadir de la delincuencia a los
jóvenes, a través por ejemplo de programas sociales, comisiones locales de
prevención de la delincuencia etc...; no obstante, la política de prevención en
Francia no tuvo en cuenta los grandes macromutaciones de dicha sociedad, lo
cual generó que a grandes problemas se le asignarán soluciones menores (Body-
Gendrot, 2001, p.921.). A partir de lo anotado anteriormente, es necesario resaltar
que si bien la estrategia de prevención es importante tenerla en cuenta como
respuesta al crimen, en la medida que respeta las libertades y derechos de los
individuos, no debe focalizarse la respuesta al crimen solo en dicha estrategia,
pues se puede dejar por fuera cuestiones importantes.
En segundo lugar, se encuentran las medidas represivas, como son las sanciones,
dureza en el tratamiento de los delincuentes juveniles, más policía, más control
público etc...; dicha estrategia ha sido aplicada por las autoridades de Estados
Unidos, sin presentar mayores resultados (p. 926). “Parece ser que en el mundo
político actual está consciente de las insuficiencias de las medidas represivas”
(p.926).
Finalmente, se encuentra el punto medio entre la prevención y la represión, que es
el caso del Reino Unido, donde la política de seguridad urbana se mueve entre
estrategias de prevención, ayuda policía-sociedad y la restauración del orden con
la colaboración de la policía. De este caso cabe rescatar un punto clave, y es la
estrategia creada por ellos que se denominó “restauración del orden por etapas”
(p.926), la importancia de la estrategia reside en el hecho que nombra pasos para
tener en cuenta en cualquier sociedad a la hora de responder al crimen; algunos
de estos pasos son: en el corto plazo, vigilancia de la comunidad y la
coproducción de seguridad; a mediano plazo, un aumento de sanciones a los
delincuentes; y en el largo plazo, que los funcionarios con poder de decisión
tengan en cuenta los indicadores de riesgo. Como se nota, los anteriores se
constituyen como elementos importantes para tomar en cuenta en la formulación
de políticas sobre seguridad ciudadana, al moverse sobre los dos puntos clave
para el manejo del tema: la prevención y la represión.
2.4 El miedo al crimen y la construcción de ambiente y ciudad.
En primera instancia, debe anotarse que la construcción de ciudad y diferentes
ambientes, se encuentra desde hace varios años profundamente influenciada por
el desenvolvimiento de la sensación de inseguridad y miedo al crimen; a
continuación se abordará la manera como se ha dado dicha influencia a lo largo
del siglo XX, y actualmente (sin que ello signifique que antes no se haya dado
dicha influencia), de modo entonces que quede establecido que una de las
consecuencias más importantes del miedo al crimen puede visualizarse en el
desenvolvimiento de la construcción de cualquier ciudad.
Para empezar, debe anotarse que si bien en siglos pasados la construcción de
ciudades se daba como herramienta para la protección contra invasores, en los
últimos cien años, la ciudad tiende a asociarse con el peligro e inseguridad; dicha
asociación se da entre otras cosas, por la densidad poblacional de las ciudades, la
pobreza, y los diferentes tipos de violencia que se presentan en ellas. De modo
que ante dicha situación, aparecen diversas soluciones arquitectónicas (Ellin,
2001, p.869)
De esta manera, con el paso de los años se observan diferentes tendencias en el
urbanismo, los cambios en éstas corresponden de cierta manera al cambio en la
sensación de inseguridad de los ciudadanos. Así, para inicios del siglo XX, puede
hablarse de “miedo moderno y urbanismo moderno”(p.869); de la mano del
cambio en las ciudades por el aumento de fábricas, la aceleración social y de la
movilidad geográfica, se dio también un cambio en la naturaleza del miedo y en
las respuestas frente al mismo, pues los arquitectos y urbanistas prestaron
atención importante a la asignación de espacios y tiempos; las ciudades eran
ciudades industriales, de modo que las ciudades marchaban como máquinas,
separando funciones: alojamiento, trabajo, circulación etc.. (pp. 870-871). En estas
ciudades, se daba entonces una constelación de miedo que los arquitectos
intentaron mermar a través de su idea de urbanismo para aquellos días.
Para mediados del siglo XX, en plena segunda guerra mundial, se da una
celebración de la segregación social a través de la construcción de numerosos
edificios aislados, que evidencian el fracaso de la arquitectura moderna.
De esta manera, para 1960 se dio paso al “miedo posmoderno y al urbanismo
posmoderno” (p.872). Crece el factor de miedo, ante lo cual las sociedades
responden de diversas maneras: más intolerancia, nostalgia por volver a los
“valores tradicionales” presentes en la etapa moderna; ahora, “la marea creciente
de miedo transformó la mayoría de espacios públicos, pues se convirtieron en
espacios muy controlados” (p.874); lo anterior generó que las sociedades
abandonarán sus intenciones de participación en el escenario público, situación
con incidencia directa en el desenvolvimiento de la democracia de cualquier
sociedad.
Ahora bien, ante la situación de estos días, surge el urbanismo integral, donde si
bien el miedo no está ausente, se realiza un intento por reconocer la diferencia,
reconciliar la gente, aumentar la participación, hacer que la gente salga a las
calles; a diferencia del urbanismo moderno y posmoderno que acentuaba su
énfasis en la separación, el urbanismo integral actúo teniendo como eje de acción
la complementariedad (p. 882). Así, más que intentar erradicar nuestros miedos
urbanos, el urbanismo integral apuntó a que reconociéramos la existencia de éstos
como parte de la vida, sin dejarnos afectar por los mismos.
CAPÍTULO III – EVOLUCIÓN DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE SEGURIDAD CIUDADANA EN BOGOTÁ (1995-2007): INSTITUCIONES, GOBIERNO LOCAL,
Y SITUACIÓN DE LA PROBLEMÁTICA.
3.1 Concepto de seguridad ciudadana
Este concepto puede ser entendido desde dos ópticas, la primera alude a la
situación de bienestar que resulta de las medidas destinadas a proteger la
población de los riesgos producidos por la ausencia o las malas condiciones de
equidad, justicia, libertad etc…, así, bienestar, gestión estatal y prevención son los
ejes de una política en este campo (Camacho, 1996, p.33); desde una segunda
óptica, puede entenderse entonces como el resultado de la protección frente a
delitos que afectan directamente a las personas, en este sentido se propende por
el refuerzo de los aparatos judiciales, policiales y penitenciarios
En concordancia con lo anterior, y de acuerdo con la propuesta de Riveros (2006),
la seguridad ciudadana puede ser entendida como “un tipo de protección
circunscrito a las amenazas provenientes de actos violentos o criminales, y se
ubica como un aspecto diferenciado y medular de la seguridad humana” (p.7). Lo
anterior entonces va de la mano con la propuesta de Camacho antes expuesta,
pues la seguridad ciudadana se entiende más allá de la represión, prestando
mayor atención a lo que atañe al bienestar de los ciudadanos. Ahora, decir que es
un elemento clave para la seguridad humana, permite anotar a su vez que la
seguridad ciudadana se constituye como definitiva en la calidad de vida de
cualquier ciudadano, permitiendo o no su pleno desarrollo.
En relación con todo lo anotado anteriormente, Ángela Rivas comenta que “la
seguridad ciudadana privilegia la prevención aunque no excluye acciones policivas
de control. En ella la contención del crimen y la violencia es un aspecto
fundamental, pero no único” (Rivas, 2005, p.86).
3.2 Seguridad ciudadana: Presencia del tema a nivel nacional
Si bien, en Colombia algunos de los primeros abordajes sobre el tema de la
violencia urbana se realizaron desde la década de los ochenta, el trato al tema de
la seguridad ciudadana se dio hasta mediados de los noventa. Álvaro Guzmán y
Álvaro Camacho pueden ser denominados pioneros tanto en el tema de la
violencia urbana, como en el de la seguridad ciudadana en Colombia.
Guzmán aseguraba para 1993, que “la investigación social al respecto era
exploratoria y precaria, tanto en los aspectos conceptuales como empíricos”
(p.12). En este sentido, dichos autores consideraban prioritario el análisis del
fenómeno de la violencia urbana al igual que de la seguridad ciudadana como
alternativa a ésta y al control de temas como la delincuencia común; se trataba
entonces de plantear el tema de la seguridad ciudadana como definitivo en la
calidad de vida y el bienestar del ciudadano (p.24).
De manera entonces que primero es necesario abordar tanto el concepto, como el
contexto en el cual la violencia urbana en Colombia surge como tema importante
para diferentes académicos; en concordancia con lo anterior, se presentará
además qué entendían estos autores por seguridad ciudadana, al igual que cómo
se dio el desarrollo del tema en la agenda del gobierno nacional a inicios de 1990,
cuando el tema apenas se estaba posicionando como importante.
En primer lugar entonces, en lo que atañe al tema de la violencia urbana, se
encuentra que para 1987 la Comisión de estudios sobre la violencia emite un
informe que se titula: Colombia: Violencia y Democracia, en el cual se analiza el
comportamiento de algunas modalidades de la violencia diferentes a la violencia
política, que en conjunto generan un porcentaje mayor de víctimas, afectando a
gran número de colombianos (Sánchez (coord.), 1987, p.4). En cuanto a la
definición de violencia urbana, la Comisión sostiene que es una violencia más
social que política, (…) que abarca ámbitos propios de las relaciones
interpersonales tanto en la esfera de la vida pública como de la privada; además
de lo anterior, es posible anotar que ésta, es una violencia más difusa tanto en su
gestación como en su forma de organización y objetivos, razón por la cual también
su tratamiento no es negociable (a diferencia de la violencia política) (p.56).
Ahora, un aporte importante del estudio antes nombrado, reside en el hecho que
posiciona el tema de las múltiples caras que tiene la violencia urbana, resaltando
por ende, que resulta simplista no solo reducirla a cualquiera de sus facetas, sino
también darle tratamiento a una sola de sus caras; el informe sugiere que se debía
actuar sobre las causas de dicha violencia “incrementando la investigación judicial,
erradicando las organizaciones de justicia privada, con menos armamentismo y
menos ingestión de alcohol” (p.70). De la mano de lo anterior, el informe anota que
para esos días era notable no solo el incremento de la violencia urbana sino
también la incidencia de la misma en la calidad de vida de las personas.
De otra parte, para 1990 autores como Camacho y Guzmán en su texto Colombia:
Ciudad y violencia, se van a preocupar por indagar acerca de la naturaleza social
de la violencia urbana de aquellos días, resaltando en primera instancia, que a la
hora de estudiar dicha violencia no debe confundirse o igualarla con el delito.
Ahora, si bien el fenómeno estudiado es la violencia urbana, los autores aclaran
que aunque el espacio urbano es en el que se muestra con mayor plenitud, no
significa que sea el único espacio donde se presenta (…) ni que las ciudades por
sí mismas generen violencia (p.36).
En relación con lo anterior, en el texto se hace una revisión respecto a la violencia
urbana en Colombia con la intención responder al siguiente interrogante: ¿Puede
atribuírsele a lo urbano algún carácter explicativo o genético de la violencia?; los
autores resaltan la manera en que en la literatura sociológica sobre la violencia
existe una versión muy difundida según la cual la ciudad se caracteriza por la
diversidad de sus relaciones, el desarrollo del anonimato, el surgimiento de las
situaciones de desigualdad social y pobreza, así como la falta de adhesión a la
normatividad dominante, lo cual genera entonces las condiciones para la
frustración y la conducta violenta (p.49). Camacho y Guzmán anotan entonces,
que dicha visión tiene ciertas variaciones a la hora de aplicarla al contexto
colombiano; de manera que se diría que la urbanización del país trajo consigo
nuevos sectores con expectativas difíciles de llevar a cabo, razón por la cual se
genera el escenario propicio para que se origine y cultive la violencia.
Sin embargo, la teoría anterior no resulta definitiva para la propuesta de los
autores, al contrario, resaltan que las teorías de explicación de la violencia con
base en la frustración de algunos sectores sociales, tienen fuertes críticas. Así,
Camacho y Guzmán proponen que:
La violencia aparece como una alternativa tanto en las pugnas sobre el orden social, como en las relaciones sociales en diferentes esferas de la vida colectiva, y por lo tanto vincula a las partes que se encuentran a favor o en contra del orden establecido o el área particular del conflicto (…) lo urbano no significa por si mismo más violencia. (p.50)
Por otra parte, los autores encuentran que “para la década de los ochenta, tenía
cabida un panorama en el que sobresalía la instrumentalidad de la violencia
urbana” (p.26), es decir, se podía deducir que existían actores claramente
definidos, que recurrían a la violencia en la medida que estuvieran en juego sus
intereses, evidenciando en muchos casos la violencia como una acción
premeditada. De la mano de lo anterior, y teniendo en cuenta tanto los
instrumentos con que se llevaba a cabo el acto violento, como la selectividad de
las victimas entre otros criterios, se desprende la idea que, “aunque se tienda a
percibir que el problema de seguridad se relaciona directamente con la
proliferación de pobres en la ciudad, dicha tesis no resulta del todo acertada”
(p.27).
Los autores sin hablar todavía de seguridad ciudadana, van a decir que es
necesario que el Estado lleve a cabo acciones que tiendan a darle un tratamiento
al tema de la violencia urbana, en la medida que la generalización del temor a
causa de dicha violencia rompe los vínculos sociales y lleva a que se atomicen las
relaciones sociales del individuo, haciendo que se basen en la desconfianza (p.
32); a este hecho resulta fundamental prestarle atención, en la medida que la
desconfianza desencadena una serie de sucesos que terminan por disminuir la
democracia. La desconfianza genera ausencia de solidaridad, ausencia de
participación en el ámbito de lo público, y de la mano de ésto, se va agotando la
democracia.
Al respecto, John Sudarsky en su texto: “El Capital Social de Colombia”, aborda
de forma clara la manera en que fortalecer el Capital Social puede implicar
confianza compartida, y de la mano de ésta, la obtención de diversos objetivos
colectivos que solo se consiguen a través de la cohesión social. En este sentido, el
Capital Social se presenta como una opción para acabar con el rompimiento de
vínculos que implica la violencia (posible objetivo colectivo), de modo que la
confianza en los demás permita tomar partido en el escenario público para
resolver los problemas que aquejan a cierto grupo, lo cual de antemano actúa en
pro del fortaleciendo la democracia como escenario propicio para el avance de la
sociedad.
De lo que se trata entonces, es de combatir el temor hacia el otro a partir de
trabajar en el hecho de considerar a los demás como merecedores de confianza.
Ahora, la confianza que se genere de ahí, puede permitir que surja capital social, y
este, “lleva implícita la noción de fuertes externalidades positivas” (Sudarsky,
2000, p.7); de modo que tal y como se había anotado con anterioridad, con el
fortalecimiento de la confianza, y la generación de Capital Social, como resultado
solo es posible más participación y democracia, ya que acabar con la sensación
de miedo permite sentir motivación para actuar en espacios de participación.
Ahora bien, siguiendo con el abordaje de lo que atañe a la violencia urbana y
seguridad ciudadana en Colombia, para 1993 Álvaro Guzmán realiza un análisis
de estos temas para el caso de la ciudad de Cali (p.12), donde se presenta de
manera directa la relación entre una y la otra. Así, después de realizar una
conceptualización de la violencia urbana, de mirar la interacción entre delito y
violencia, al igual que hacer una caracterización del homicidio en dicha ciudad,
Guzmán encuentra que la seguridad es algo que debe plantearse frente a la
violencia, en este sentido, propone que el Estado moderno puede actuar sobre la
seguridad ciudadana de dos maneras: primero, a través de políticas que se
traducen en acciones en el orden económico y social, o bien utilizando la fuerza
(p.24); de modo que sugiere la interacción de las dos formas para así fortalecer la
seguridad ciudadana. No obstante, Guzmán dice que la seguridad ciudadana es
igual un asunto de interés público en el que debe intervenir tanto la
responsabilidad del Estado como de la ciudadanía.
En concordancia con lo anterior, para 1996 Álvaro Camacho profundiza sobre el
concepto de seguridad ciudadana en un artículo publicado en el anuario social,
político y económico de Colombia publicado por el IEPRI. Tal y como se había
anotado con anterioridad, Camacho va a decir que existen varias acepciones del
término: una primera acepción, hace énfasis en una situación de bienestar, que
resulta de las medidas destinadas a proteger la población de los riesgos
producidos por la ausencia o las malas condiciones de equidad, justicia, libertad
etc…, así, bienestar, gestión estatal y prevención son los ejes de una política en
este campo (p.32); una segunda acepción, sustenta entonces que la seguridad
ciudadana resulta de la protección frente a delitos que afectan directamente a las
personas, en este sentido se propende por la lucha contra la impunidad, el
refuerzo de los aparatos judiciales, policiales y penitenciarios (p.33).Camacho
sostiene que la tensión entre estas dos acepciones ha impregnado las políticas
estatales en esta materia; en la medida que mientras los documentos oficiales
buscan combinarlas, las gestiones han tendido a privilegiar la segunda (p.33).
Ahora Álvaro Camacho y Esperanza Camargo (1998) destacan que las
respuestas estatales frente al tema distan mucho de ser una respuesta eficaz y
congruente (p.340), pues no son políticas permanentes, y además para esos días
era evidente la impotencia de las ciudades en su autonomía en lo que respecta a
este campo. Ellos anotan que el primer intento frente al tema a nivel nacional se
dio en mayo de 1991, con César Gaviria y la “Estrategia Nacional contra la
violencia”, estos autores destacan la importancia de esta estrategia, en la medida
que reconocen la tesis planteada por la Comisión de Estudios de la Violencia en
1987, acerca de la multiplicidad de las violencias (p.342). Se halla que ante la
generalización de la violencia urbana, dicha estrategia va a propender por el
fortalecimiento de las autoridades locales y regionales de seguridad, por el
robustecimiento de la justicia y los mecanismos alternativos de tramitación de
conflictos entre otras cuestiones (p. 343).
Una segunda estrategia frente al tema se encuentra en 1993, también en el
gobierno de César Gaviria, dicha estrategia se titulaba “Seguridad para la gente.
Segunda fase de la Estrategia nacional contra la violencia”, se pretendía ahora
“forjar una verdadera política de seguridad ciudadana” (p.343); así, la
promulgación de la Ley 62 de 1993, se convirtió en una de las políticas de
seguridad ciudadana más significativas en la medida que reformó la policía
nacional. No obstante, estos dos autores van a decir que “predominó en dichas
estrategias la convicción de que se trataba de proteger y fortalecer el Estado,
mientras la protección al ciudadano quedó relegada a un segundo plano” (p.344).
Ahora bien, ya para 1995 en la presidencia de Ernesto Samper, el gobierno lanza
el Programa Presidencial para la Convivencia y la Seguridad Ciudadana que
constaba de cuatro estrategias; Camacho anota al respecto, que en tres de las
cuatro estrategias, predominó el concepto de seguridad ciudadana en el que el
fortalecimiento del estado y los aparatos de justicia constituyen el eje (Camacho,
1996, p.35), dejando de lado lo que concierne a las demandas de los ciudadanos
en esta materia. Haciendo un balance, Camacho va a decir que “las políticas de
seguridad ciudadana se mueven en la ambigüedad entre la concepción
convivencial-preventiva y la punitiva-policial, donde predomina la segunda visión,
impidiendo una verdadera política de seguridad ciudadana basada en la
convivencia y el bienestar” (p.38).
En relación con lo antes anotado respecto a la violencia urbana, Mauricio Rubio
(1997) va a compartir la misma tesis de Camacho y Guzmán (1990), asegurando
que, “a partir de la evolución de la criminalidad y de la estructura espacial en
Colombia para esos días, no parece adecuarse entonces la idea arraigada en la
criminología latinoamericana, que la pobreza, la inequidad, la falta de educación y
de oportunidades son los factores determinantes del crimen (p.27).
Siguiendo con Mauricio Rubio, se encuentra que dicho autor, en su texto: “Crimen
e impunidad” se preocupa por presentar algunos puntos clave a la hora de
acercarse y emitir análisis sobre la violencia; Rubio luego de revisar el trabajo
realizado por la Comisión de estudios sobre la violencia en 1987, anota entre otras
cosas, la necesidad que existe de formular explicaciones e hipótesis con
suficiente respaldo empírico, de modo que los análisis no se limiten a presentar
argumentos de tinte ideológico.
El autor insiste en lo importante que resulta mirar con cuidado lo referente al
comportamiento de los actores, de manera que no solo se emplee la aproximación
sociológica en el sentido de explicar los fenómenos exclusivamente de manera
colectiva, pues también resulta útil mirar a nivel individual todo lo que atañe a la
violencia, sobre todo por la importancia que tiene acercarse a lo relacionado con el
comportamiento de los agresores (Rubio, 1999, p.75) Lo anterior entonces, deja
establecido, que para tratar el tema de la violencia en Colombia, es necesario
saber que es un fenómeno en el cual intervienen diversas variables que es
necesario tener en presentes si se desea emitir, primero, un estudio serio sobre el
tema, y segundo, si el interés consiste en abordar y aplicar de la mejor manera,
todo lo concerniente a las políticas de seguridad ciudadana, destinadas a actuar
sobre dicho ámbito.
3.3 Políticas públicas y panorama de la seguridad ciudadana en Bogotá
Este apartado se divide en dos, en primer lugar, se realiza una revisión sobre los
principales enfoques y teorías que se han tenido en cuenta para la elaboración de
las política de seguridad en Bogotá, a la vez se anota cuáles fueron algunos de los
aportes que dejaron estas políticas públicas de seguridad ciudadana
implementadas en las administraciones de Mockus y Peñalosa entre 1995 y 2003.
En segunda instancia, se revisa la presencia y desempeño del tema en la
administración de Luis Eduardo Garzón 2003-2007.
3.3.1 Nuevas perspectivas de ciudad, nuevo manejo al tema de la seguridad
ciudadana en la capital: Mockus y Peñalosa, Bogotá 1995-2003.
En lo que atañe a los principales enfoques tenidos en cuenta para definir las
políticas públicas de seguridad en Bogotá en las administraciones Mockus y
Peñalosa; Fabio Sánchez, Silvia Espinosa y Ángela Rivas en su texto: ¿Garrote o
Zanahoria?, realizan un importante análisis donde se explica la existencia de
ciertas líneas de continuidad en algunas iniciativas y políticas de seguridad de
dichas administraciones. Ahora, los cuatro enfoques a los cuales se hace
referencia son: el primero, Zanahorias (carrots) o medidas de impacto en las
condiciones económicas, el segundo, las medidas garrote (sticks); en tercer lugar,
la teoría de la ventana rota; y por último, las medidas que los autores rescatan, se
denominan zanahoria-garrote, pues combinan el enfoque preventivo con el uso de
incentivos y sanciones (Sánchez, Espinosa y Rivas 2006, p.17). No obstante, a
continuación se exploran solo los tres últimos enfoques.
En primera instancia, en cuanto a las medidas garrote, denominadas así porque
implican sanciones a los delitos de impacto social, los autores anotan que en el
caso bogotano dichas medidas se presentaron en programas como: el
fortalecimiento de la Policía Metropolitana y la Justicia Punitiva. El fortalecimiento
de la Policía Metropolitana se puede visualizar en hechos como la modernización
de los sistemas de comunicación, en el mejoramiento de la calidad del servicio de
los Centros de Atención Inmediata (CAI), así como en programas tales como:
Frentes Locales de Seguridad y Zonas Seguras(Sánchez, Espinosa y Rivas 2006,
pp.18-19). Respecto a la justicia punitiva, la intención de la política se centró en
mejorar las condiciones de cumplimiento de la penas.
De otra parte, las medidas zanahoria-garrote (p.20), que emplean formas
alternativas para incidir en el comportamiento de los ciudadanos, se presentaron
en las políticas de seguridad para Bogotá a través de programas sobre: cultura
ciudadana, desarme, autorregulación y regulación interpersonal del consumo de
alcohol; la intención era entonces acercar a los ciudadanos y las instituciones
gubernamentales.
Por último, se encuentra la teoría de las “Ventanas Rotas”, dicha teoría comenta
que “un espacio público que se abandona y del cual se permite un deterioro inicial,
se convierte en un espacio propicio para que ocurran actividades ilícitas” (Martin y
Ceballos, 2004, p.331), los programas en materia de seguridad orientados por
esta teoría fueron: la recuperación del espacio público y de los entornos
deteriorados, entre otros.
De otro lado, al mirar cuándo y como se posicionó el tema de la seguridad
ciudadana en Bogotá, se encuentra que existen quienes aseguran que después
del periodo de La Violencia, “el contexto se encontraba caracterizado por: la
ausencia de una política pública coherente para promover la seguridad ciudadana,
al igual que por la falta de definición clara de responsabilidades en los diferentes
niveles de gobierno y las instituciones encargadas de velar por la garantía de este
ámbito” (p.101). En este sentido, es evidente que a pesar del alto nivel en el que
se encontraban los indicadores de seguridad1, los gobiernos del momento
parecían no preocuparse por el fenómeno.
1 En relación con estos indicadores es importante tener presente que la mejora en éstos no necesariamente
significa más seguridad.
Así, teniendo claro el contexto anterior de finales de los setenta, los ochenta e
inicios de los noventa, Martin y Ceballos en su texto: “Bogotá: anatomía de una
transformación. Políticas de seguridad ciudadana 1995-2003”, van a decir que la
llegada tanto de Mockus como de Peñalosa a la Alcaldía de Bogotá en el periodo
1995-2003, “muestra un mejoramiento significativo en los indicadores de
seguridad en Bogotá, al igual que múltiples evidencias que permiten asegurar que
la políticas locales implementadas por estas administraciones, de la mano de las
estrategias desarrolladas a nivel nacional por esos días, le permitieron a Bogotá
afrontar el tema de manera integral”(p.124). Dichos autores aseguran que “la
excelencia en la gestión publica, al igual que la integralidad de las políticas y la
prioridad otorgada al tema de la seguridad en las administraciones de Mockus y
Peñalosa, resultaron relevantes para la sostenibilidad a largo plazo de las políticas
de seguridad ciudadana” (p.37). Así, estas dos administraciones “concibieron el
tema de la seguridad dentro de un todo programático, de modo que la seguridad
ciudadana no podía ser entendida sin tener en cuenta los diversos ejes temáticos
del plan de desarrollo” (p.165).
De este modo se evidencia entonces la importancia que este tema ha tenido en la
agenda del gobierno distrital, por ende, hablar de seguridad ciudadana en Bogotá
es prioritario, en la medida que es necesario no solo describir lo esfuerzos
realizados en las últimas administraciones, sino también revisar la importancia de
dichos esfuerzos a la hora de mejorar este ámbito de la vida de la ciudad.
De otra parte, para poder dar cuenta de la relevancia del tema en nuestro
contexto, es importante revisar lo concerniente al desempeño institucional de
todos aquellos organismos encargados primero, de velar porque las metas en este
sentido se cumplan, y segundo, de divulgar la situación y resultados de los
programas y políticas. En relación con lo anterior, Martin y Ceballos (p.122)
sostienen que la debilidad institucional es el componente principal de las
deficiencias en materia de seguridad no solo a nivel local, sino en todo el territorio
nacional; razón por la cual revisar el comportamiento de las instituciones es
fundamental a la hora de dar cuenta que sucede en materia de seguridad
ciudadana en Bogotá.
De la mano de dichos autores (cáp.6), se puede anotar que existen varios aportes
de estas administraciones (Mockus y Peñalosa) al progreso de la seguridad en
Bogotá; uno de estos aportes fue la progresiva institucionalización del tema de la
seguridad en el ámbito distrital con la creación de diferentes organismos.
Un primer aporte en este sentido fue la instauración de la subsecretaria de
asuntos para la convivencia y la seguridad ciudadana, creada en 1996, dicho ente
se constituye como factor esencial en los avances de la política pública de
seguridad; de otro lado, también en 1996 se crea la Dirección de Seguridad,
organismo que sirve de apoyo a la subsecretaria de asuntos para la convivencia y
la seguridad ciudadana, a la vez que colabora con las alcaldías menores y la
policía en las temáticas que requieran. Por otro lado, organismos como el
Consejo de seguridad ampliado (2001-2003), los Consejos locales de seguridad
(2000), al igual que instrumentos como el Sistema Unificado de Información de
Violencia y Delincuencia de Bogotá (SUIVD), y el Plan maestro de equipamientos
de seguridad ciudadana, defensa y justicia (2003), pueden citarse también como
aportes significativos de estas administraciones a la institucionalización del tema
en Bogotá. Es importante anotar, que el hecho de haber suscrito un crédito con el
BID, permitió avances prácticos en el tema, es decir, los recursos del crédito,
fueron destinados a partir de 1998, al trabajo con jóvenes, población de zonas
marginales, entre otras cosas (Buvinic, M, 2000, p.43).
Ahora, Martin y Ceballos (p. 264) también destacan las implicaciones que tuvo
para el tema de la seguridad y su manejo la visión de ciudad en la administración
Peñalosa (1998-2001); los autores aplauden esta visión que concibe la mejora de
la seguridad en Bogotá en relación directa con la profunda transformación
urbanística de la ciudad, esta transformación iniciada por Mockus, profundizada
con Peñalosa e intensificada por la segunda administración Mockus, es adoptada
por los autores como una causa directa de la reducción de la inseguridad y de la
percepción ciudadana de la misma. En síntesis, la reflexión de estos analistas
apunta a destacar que en lo que atañe a las políticas de seguridad y convivencia
en Bogotá los alcaldes Peñalosa y Mockus rompieron con dos paradigmas, el
primero, el de la seguridad como tarea primordial del gobierno nacional para así
asumir que el papel de los alcaldes es garantizarla, promoverla y mantenerla; y
segundo, rompieron con un esquema en el que las prioridades en temas de
seguridad se encontraban limitadas en las responsabilidades sectoriales de la
Secretaria de Gobierno, optando así, por una interrelación armónica entre
diferentes entes con miras a una gestión integral del tema (Martin y Ceballos,
2004, p.169).
De otra parte, se encuentra que María Victoria Llorente apoya esta visión, ella
sostiene que “las políticas de seguridad y convivencia implementadas en Bogotá
en el período 1995-2003 se han constituido en ejemplo pionero de las
posibilidades que hay para gestionar programas desde lo local con aparentes
resultados exitosos en cuanto a la reducción del crimen y de la sensación de
inseguridad de los ciudadanos” (Llorente, 2005, p.110). Agrega además que el
caso de Bogotá parece esperanzador para la región, su análisis detalla así, el
impacto de las medidas tomadas en Bogotá respecto al tema entre 1995 y 2003.
En concordancia con lo anterior, María Victoria Llorente, junto con Ángela Rivas
en su texto: La caída del crimen en Bogotá: Una década de políticas de seguridad
ciudadana, se suman a los autores que destacan la importancia de las políticas
emprendidas en las administraciones de Mockus y Peñalosa entre 1995 y el 2003,
no solo en cuanto a indicadores, sino en el mejoramiento mismo de este ámbito en
la ciudad (Llorente y Rivas, 2004).
Ahora, en contraposición con todos los autores citados anteriormente, Pablo
Casas en su texto: “Políticas de seguridad y reducción del homicidio en Bogotá:
Mito y Realidad”, va a resaltar el hecho que “no son solamente las políticas locales
las que exclusivamente inciden sobre el fenómeno de reducción del crimen (…) el
aumento o reducción de este indicador está sujeto también a coyunturas
nacionales y a las dinámicas propias de los diversos agentes de la violencia”
(p.287). Lo que quiere anotar el autor, es que las políticas de seguridad
implementadas entre 1995-2003 en Bogotá, pudieron fortalecer la tendencia de
reducción del homicidio, más resalta, que no son la causa inicial para ese
descenso (Casas, 2005, p. 279).
Si bien es cierto que los argumentos aducidos por Casas (p.257), resultan
pertinentes para explicar la reducción del homicidio en Bogotá y otras ciudades de
Colombia, en la medida que explica detenidamente las políticas que fueron
implementadas a nivel nacional y tuvieron incidencia en el fenómeno,
evidentemente los avances en seguridad ciudadana no solo pueden anotarse en
relación con este indicador; la seguridad ciudadana va más allá de la reducción del
homicidio, y es precisamente en aquellos elementos como la mejora en la
convivencia ciudadana, que han actuado de manera eficaz las políticas locales de
seguridad puestas en marcha entre (1995-2003).
3.3.2 Luis Eduardo Garzón: ¿Continuidad o ruptura en el tratamiento del
tema de la seguridad ciudadana en Bogotá?
Para anotar lo que atañe al tratamiento del tema de la seguridad ciudadana en la
administración de Luis Eduardo Garzón entre los años 20003-2007, debe decirse
que el Plan de Desarrollo2 es el principal insumo para poder rescatar qué quería
hacerse durante esos años en materia de seguridad. Así, se encuentra que de los
tres ejes en los cuales estaba dividido el plan de desarrollo, el tema de la
seguridad y convivencia ciudadana se sitúa en el tercer eje, denominado: Eje de
2 Toda la información que se presenta a continuación fue obtenida en: “Bogotá Sin Indiferencia. Un
compromiso social contra la pobreza y la exclusión”[En línea] disponible en:
http://www.dapd.gov.co/www/resources/gfa_acuerdo_119_a_bsi_segunda_edicion.pdf
reconciliación. En este eje, de los 12 programas presentes, 6 tendían a influir de
manera directa en el mejoramiento de la seguridad y la convivencia en la ciudad.
Al revisar los recursos destinados por programa, se encuentra que el programa de
Atención integral de violencia, delincuencia, y orden público fue el que tuvo
mayores recursos (46, 9% del total); así, entre algunos de los proyectos prioritarios
de dicho programa se encontraban: el fortalecimiento del Sistema Unificado de
Información de Violencia y Delincuencia de Bogotá (SUIVD), fortalecer la Policía
Metropolitana de Bogotá, y capacitar su personal, al igual que propender por el
desarme. De esta manera, teniendo como línea de base los Frentes Ciudadanos
de Seguridad, una de las metas de este programa apuntaban a adelantar acciones
de prevención, atención y control por parte de los organismos de seguridad del
estado como de la sociedad civil para fortalecer la seguridad ciudadana.
A partir de lo anotado anteriormente, puede decirse que en algunos programas
como el antes descrito, se aprecia continuidad en el tratamiento del tema de la
seguridad por parte de la administración del distrito 2003-2007. No obstante, a
diferencia de la relación directa que por ejemplo se estableció en la administración
de Peñalosa (1998-2001) entre el mejoramiento del espacio urbano y un ambiente
más seguro, en la administración de Luis Eduardo Garzón, para programas como:
el mejoramiento integral de barrios, las operaciones de renovación urbana, que se
encuentran en el segundo eje del plan: Eje urbano regional, no se establece
ningún tipo de relación con el tema de la seguridad; así sucedió con otros muchos
programas, que en anteriores administraciones se interrelacionaban con el tema
de la seguridad, y para la administración 2003-2007 fueron tratados como temas
aparte y sin incidencia directa en la seguridad ciudadana. Finalmente, es
importante rescatar que a diferencia de lo sucedido en las administraciones
anteriores, se realizan algunos esfuerzos para medir el miedo en la ciudad, este
ejercicio no se realizaba desde 1998. La encuesta de victimización a hogares
(junio 2006) y el estudio de victimización escolar (diciembre de 2005), se
constituyen como esfuerzos importantes por parte del gobierno local, con miras a
afectar las políticas y programas en materia de seguridad.
CAPÍTULO IV PERCEPCIÓN DE LA SEGURIDAD EN BOGOTÁ
Con base en lo abordado anteriormente respecto al miedo al crimen en la ciudad,
al igual que en lo que atañe a la seguridad ciudadana en Bogotá durante las
últimas administraciones, es posible pasar a revisar y describir la manera cómo se
ha dado la percepción ciudadana del tema; para ello, a continuación se abordará
en primera instancia, cuales han sido y qué anotan las principales herramientas
empleadas para medir la percepción de la seguridad ciudadana en Bogotá, se
revisa brevemente además, a modo de ejemplo, cómo se ha realizado este
ejercicio de medición en Chile y Argentina de manera que se puedan evidenciar
enseñanzas importantes para tener en cuenta para el caso bogotano.
Así, en segundo lugar se realiza el análisis de la percepción, teniendo en cuenta
algunos elementos que arrojan las encuestas de victimización y percepción, al
igual que el texto de Territorios de Miedo, de modo que pueda anotarse
finalmente: primero, cómo se presenta para el caso de la percepción ciudadana de
la seguridad en Bogotá cada una de las tesis sobre el miedo al crimen (descritas
en el apartado 2.2 del presente texto); y segundo, la explicación de la percepción
de seguridad en el caso bogotano a propósito de la propuesta teórica de Hobbes
acerca del miedo en la sociedad.
4.1 Herramientas para medir el miedo y la percepción de seguridad en
Bogotá
Para empezar, es necesario aclarar que los ejercicios de medición del miedo y la
percepción de seguridad, se constituyen como herramienta importante para la
elaboración y mejoramiento de las política públicas en diferentes lugares de
Latinoamérica y el resto del mundo, en este sentido, luego de abordar los
ejercicios realizados en Bogotá, se presenta de manera breve, cómo y qué
resultados han arrojado estos ejercicios de medición para el caso de Chile y
Argentina, al igual que algunas enseñanzas.
En primer lugar, debe anotarse que en lo que atañe al caso de Bogotá, las
herramientas de medición de la percepción de seguridad han sido muy pocas. La
primera encuesta de victimización y percepción la realizó la Cámara de Comercio
de Bogotá para el año 1996, dicha encuesta contenía preguntas muy básicas al
respecto, no obstante, a lo largo de once años, que es lo que lleva siendo
aplicada, los cuestionarios han ido mejorando, sin ser aun óptimos. Un segundo
esfuerzo por medir el miedo en la ciudad de Bogotá lo hizo el Observatorio de
Cultura Urbana (entidad a cargo del Instituto Distrital de Cultura y Turismo (IDCT)),
en 1998, este organismo se encarga de publicar el texto: Territorios de Miedo en
Santafé de Bogotá, donde intenta revisar la manera en que los ciudadanos
perciben la urbe, intentando evidenciar las lógicas del miedo en la ciudad.
Para el año 2004, el Departamento Nacional de Planeación (DNP) y Departamento
Administrativo Nacional de Estadística (DANE), realizaron la encuesta de
victimización para tres ciudades: Bogotá, Cali y Medellín, dicha encuesta si bien se
denomina como encuesta de victimización, indaga además sobre el tema de
percepción de la seguridad en estas ciudades.
Es importante destacar también el aporte de la Fundación Seguridad y
Democracia, al realizar una encuesta de criminalidad y victimización en las
ciudades más grandes de Colombia. Dicha encuesta fue realizada tanto en el año
2006, como en el 2007; su importancia reside en que además de ser aplicada a
seis ciudades, abarca diferentes aspectos para dar cuenta no solo de la
victimización y percepción, sino también del desempeño de las autoridades que se
encuentran a cargo de manejar el tema de la seguridad en cada ciudad.
Finalmente, para el año 2005, el Observatorio de Violencia y Delincuencia y la
Secretaría de Gobierno Distrital, elaboran un estudio de victimización escolar, si
bien no abarca el tema a nivel distrital, es importante tenerlo en cuenta, en la
medida que ahonda en relación con el tema de percepción de seguridad y
confianza. Ya en el año 2006, se halla un esfuerzo por parte de la administración
distrital, de la mano la Secretaria de Gobierno, la Subsecretaría de Asuntos para la
Convivencia y la Seguridad Ciudadana, y el Sistema Unificado de Información de
Violencia y Delincuencia de Bogotá (SUIVD), realizan la encuesta de victimización
a hogares, presentando además algunos elementos importantes con relación al
desenvolvimiento de la percepción de la seguridad en la ciudad.
4.1.1 Encuestas de victimización y percepción de la Cámara de Comercio de
Bogotá (CCB)
Dichas encuestas son hechas por la Cámara de Comercio de Bogotá a través del
Observatorio de seguridad de Bogotá desde el año 1996, la intención es realizar
un seguimiento periódico a estos temas e indicadores relacionados con la
seguridad de la ciudad. El objetivo de la encuesta es entonces, por un lado,
establecer los factores subjetivos que complementan las cifras oficiales de
criminalidad, y por otra parte, analizar los principales aspectos que afectan las
seguridad ciudadana (Observatorio de Seguridad de Bogotá No.30, Abril de 2006,
p.46).
Ahora bien, resulta pertinente detenerse a mirar lo que presentan las encuestas de
victimización y percepción de la seguridad en Bogotá (2000-2005) (2006) y (primer
semestre de 2007)3. Así, en cuanto a la Encuesta de Victimización (primer módulo
de la encuesta), puede anotarse que las preguntas giran en torno a: si se ha sido o
no víctima de un delito, de cuál delito, y si se realizó o no la denuncia. Al respecto,
el indicador de victimización para el periodo 2000-2005 se mueve entre 39% (año
3 Toda la información que se presentará a continuación fue obtenida en: “Observatorio de Seguridad No. 30
32 y 33. Balance año 2005, 2006 y primer semestre de 2007”[En línea] disponible en:
http://camara.ccb.org.co/documentos/965_2006_6_22_16_38_46_obs_bogota30.pdf, recuperado 27 de Abril
de 2008
2000) y 31% (año 2005), tan sólo en el 2002 el porcentaje aumenta de manera
significativa 42%; en lo que atañe al año 2006, el porcentaje es 34%, y en el
primer semestre de 2007 se registra un 29%. La encuesta presenta además, que
los delitos contra el patrimonio son los que más afectaron a los bogotanos; así, el
atraco es la modalidad con la mayor frecuencia, mientras el asalto a residencias
es el delito de mayor crecimiento en el periodo 2000-2005 (p.47). En cuanto al
indicador de denuncia, se nota que en el transcurso del periodo estudiado tiende a
aumentar, el porcentaje más bajo fue en el año 2000, 23%, ahora, desde el 2001
al 2005 el porcentaje oscilo entre 36% y 39%; en el año 2006, fue del 35%,
mientras en el primer semestre de 2007, se registro 40%. En relación con los
delitos con un alto nivel de denuncia, se encuentran: el robo de vehículos, atracos,
robo a comercio, entre otros. La principal razón expuesta por los ciudadanos para
realizar la denuncia, es que la consideran un deber ciudadano; sin embargo, existe
quienes no denuncian sosteniendo como razones principales: la falta de confianza
en las autoridades, y la falta de pruebas.
De otra parte, en cuanto a la encuesta de percepción (segundo módulo), hay que
decir que ésta profundiza en relación con la manera en qué los ciudadanos sienten
los siguientes aspectos: sensación de inseguridad, causas de la inseguridad, delito
que más les afecta o preocupa, sectores más inseguros de la ciudad, alternativa
que les inspira más seguridad, entre otras cosas.
De manera entonces, que a continuación se revisarán algunos de los aspectos de
la encuesta que son considerados relevantes. Así, respecto a la sensación de
inseguridad, y ante la pregunta ¿Usted cree que la inseguridad en el transcurso de
este año ha aumentado, sigue igual, ha disminuido?, para el periodo 2000-2005,
se aprecia que la respuesta con porcentaje más alto, es que la inseguridad ha
aumentado, oscilando entre 50% para el año 2000, y 47% en el año 2005; tan solo
en el 2003 se aprecia un porcentaje bajo en dicha respuesta, 38%. Ahora, para el
año 2006 fue de 42%, y en el primer semestre de 2007 34%, lo cual indica que
desde el año 2005, de cierta manera la percepción ha dejado de ser tan negativa,
en la medida que la respuesta con mayor porcentaje en dicho periodo (2005-2007)
es que la inseguridad sigue igual, más no que ha aumentado, cómo anteriormente
se registraba.
En general, para el periodo 2000-2005 las razones que se asocian al fenómeno
de aumento de la inseguridad son de tipo socioeconómico: desempleo y falta de
solidaridad. Ahora, quienes sostienen que existe disminución de la inseguridad, la
asocian a la presencia de la policía (p.48). En lo que respecta al delito que más
preocupa a los bogotanos, el atraco aparece con el porcentaje más alto, la
encuestas presentan que para el año 2000, el 58% de los ciudadanos
encuestados expresaron su preocupación por dicho delito; ya en el año 2007 con
un porcentaje menor, pero siendo igual el porcentaje más alto respecto a las
demás opciones de respuesta, sigue siendo el atraco el delito que más preocupa.
Lo anterior, coincide con el delito más denunciado, tal y como lo indica la encuesta
de victimización.
Finalmente, con relación al último módulo: Opinión del servicio de policía, el
análisis de la encuesta gira en torno a: si los ciudadanos acuden a la policía, por
qué razón, y cómo califica la prestación del servicio. Se nota entonces, que entre
el 2000 y 2004 se mantiene entre 21 y 23% el porcentaje de ciudadanos que
acudieron a la policía, no obstante, para el 2005 se redujo. De otro lado, se
aprecia además que la razón principal por la cual los ciudadanos acuden a la
policía es la denuncia de un delito, le siguen razones como denunciar actividades
sospechosas y pedir ayuda. Finalmente, durante este periodo, en general, los
ciudadanos se sintieron bien atendidos por la policía (p.50).
En síntesis, tal y como Pablo Casas sostiene, es importante anotar que las
encuestas de victimización y percepción permiten tener una estimación más
cercana a la realidad (…) por ello, y porque brinda datos vitales por ejemplo
respecto al desempeño de las instituciones encargadas de garantizar la seguridad,
es que resulta importante realizar estos ejercicios de medición de la percepción4.
Ahora, Ángela Rivas anota que estos ejercicios son necesarios para el gobierno
cuando se hacen políticas públicas, para saber, primero, si lo que se está
haciendo es lo más adecuado, y segundo, si funciona o no5.
Finalmente, cabe decir que si bien las encuestas presentan análisis de numerosas
variables relevantes para estudiar el fenómeno de la sensación de inseguridad en
Bogotá, es importante anotar que dichos análisis pueden prestarse para intentar
establecer si existen o no relaciones de causalidad por ejemplo, entre el miedo en
la ciudad y el fenómeno de la victimización. Lo anterior arrojaría elementos
importantes para profundizar en la manera que perciben la seguridad los
habitantes de Bogotá.
4.1.2 Encuesta de victimización Departamento Nacional de Planeación (DNP)
y Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE)
La encuesta realizada por el DNP y el DANE, presenta varios elementos que no
son tenidos en cuenta en las encuestas de victimización y percepción de la
Cámara de Comercio de Bogotá. Debe anotarse que aún cuando la encuesta se
denomina tan solo de victimización, revisa diversas variables en relación con la
percepción. A diferencia de la encuesta de la Cámara de Comercio, esta encuesta
registra el total de los delitos denunciados, no denunciados, y si fueron
consumados, o tentativos; además, trabaja variables como: edad, sexo, estrato,
nivel educativo para presentar las respuestas dadas dependiendo de la variable.
Al igual que la encuesta de victimización y percepción, revisa las razones por las
cuales los ciudadanos no denuncian, y halla que la mayoría no lo hacen porque
piensan que las autoridades no hacen nada.
En esencia, en lo que atañe a la percepción, la encuesta presenta que los
ciudadanos de Bogotá para el periodo 2003-2004, se sentían inseguros. En
4 Casas, P. (2008, 22 de mayo), entrevistado por León, M., Bogotá. 5 Rivas, Á. (2008, 23 de mayo), entrevistada por León, M., Bogotá.
relación con el año anterior los ciudadanos sienten que la seguridad está igual,
más no que ha aumentado. Ahora, al indagar por las razones de la sensación de
inseguridad, la razón más citada, es que hay muy poca policía. Finalmente, en lo
que atañe a la calificación de la labor de los organismos de seguridad, justicia y
control, es evidente que esta encuesta va más allá, en la medida que no solo
pregunta por el servicio de policía, sino que también revisa cómo perciben los
ciudadanos el papel de los demás organismos encargados de la seguridad.
4.1.3 Encuesta anual de criminalidad y victimización en las ciudades más
grandes de Colombia (Fundación Seguridad y Democracia 2006 y 2007).
Esta encuesta destaca en primer lugar lo que alude al tema de la victimización con
miras a presentar la criminalidad real en las ciudades donde fue aplicada, en
cuanto a Bogotá, se anota que presenta niveles bajos de victimización en
comparación con las otras ciudades. Ahora, en el segundo componente de la
encuesta: la percepción, Bogotá tiene uno de los peores índices; la encuesta
indaga en este apartado entre otras cosas: la sensación frente a la presencia del
narcotráfico y los desmovilizados en la ciudad.
Finalmente en lo que atañe al servicio de policía como uno de los entes
encargados del tema de la seguridad, la encuesta presenta que la peor opinión la
tienen los ciudadanos bogotanos, la corrupción se anota como razón para la mala
opinión del organismo. Ahora, respecto al último componente de la encuesta que
es la evaluación de los demás organismos encargados de la seguridad en la
ciudad, se encuentra que la Alcaldía, es un ente en el cual confían los bogotanos.
En síntesis, la importancia de la encuesta reside en que compara la situación de
cada uno de los indicadores en las seis ciudades, dicho objetivo no había sido
importante para alguna institución antes, solo se compara con la encuesta de
victimización del DNP y el DANE, quienes la realizaron en tres ciudades, no
obstante no se establece comparación alguna.
4.1.4 Estudio de victimización escolar (Observatorio de Violencia y
Delincuencia y la Secretaría de Gobierno Distrital) y Encuesta de
victimización de hogares (Secretaria de Gobierno, Subsecretaría de Asuntos
para la Convivencia y la Seguridad Ciudadana, y Sistema Unificado de
Información de Violencia y Delincuencia de Bogotá (SUIVD))
En primer lugar, en cuanto al estudio de victimización escolar iniciado en el 2005,
debe resaltarse que realiza un primer intento por mirar entre otras cosas, la
manera en que ahondar en el conocimiento de percepción de seguridad y de la
confianza en instituciones por parte de los estudiantes puede permitir el diseño de
políticas con miras a prevenir la violencia y mejorar la convivencia en el entorno
escolar6. En cuanto a la percepción de seguridad y violencia, se mira cómo se da
en relación con el entorno barrial y el entorno escolar; respecto a la confianza, se
revisa hacia las instituciones escolares y sociales. Algunas de las preguntas para
medir la percepción indagan acerca del miedo que los estudiantes pueden sentir al
pasar por determinados lugares del colegio o el barrio; el estudio resalta entonces
que profundizar sobre estos aspectos, puede presentar como logro, ser un insumo
para políticas públicas, al igual que un instrumento de medición de efectividad de
las mismas.
De otra parte, se encuentra la encuesta de victimización de hogares (junio 2006)7,
en ella, además de caracterizar algunos aspectos relacionados con la criminalidad,
y profundizar en lo que respecta a la victimización en Bogotá, se revisa también
algunos puntos de la percepción de seguridad. En relación con ésta, se encuentra
entre otras cosas: que el 40% de los ciudadanos afirma no salir de noche nunca
por miedo; más del 60% de los ciudadanos se sienten inseguros o relativamente
6 Toda la información que se presenta a continuación fue obtenida en: Bogotá, Observatorio de Violencia y
Delincuencia, y Secretaría de Gobierno Distrital (2005), “Estudio de Victimización Escolar” [documento de
trabajo] 7 Toda la información que se presenta a continuación fue obtenida en: Bogotá, Secretaria de Gobierno,
Subsecretaría de Asuntos para la Convivencia y la Seguridad Ciudadana., y SUIVD (2006) “Primeros
resultados, encuesta de victimización de hogares” [documento de trabajo]
seguros, anotan como la causa principal de dicha percepción la ausencia de
policía, al igual que la presencia de grupos de delincuentes; los sectores más
temidos de la ciudad son el centro (50,1%), Ciudad Bolívar (12,12%) y el Cartucho
(11,84%). El tener conocimiento de todo lo anterior, permite a las autoridades
encargadas, analizar entre otras cosas qué mejorar en cuanto a prevención,
seguimiento y del delito, con miras a satisfacer a los ciudadanos en lo que a
provisión de seguridad se refiere.
4.1.5 Territorios de miedo en Santafé de Bogotá: intento del Observatorio de
Cultura Urbana para explicar el miedo en la ciudad de Bogotá
Si bien el miedo en la ciudad no es un tema ampliamente abarcado por los
académicos de este país, el texto: “Territorios del miedo en Santafé de Bogotá”
puede definirse como un aporte importante para acercarse a tratar el tema del
miedo en nuestra ciudad, en la medida que abarca numerosos puntos importantes
para “desentrañar la lógica de los miedos urbanos en Bogotá” (Murcia et al., 1998,
p. xiii).
En la primera parte del texto, se presenta un idea importante, y es el hecho que si
bien el miedo existe en si mismo conceptualmente, aparece solo cuando se
establece una relación entre entidades, las cuales pueden ser del mismo o
diferente tipo (...) para que el miedo se de, debe existir entonces un dominante y
un dominado. Sin embargo, los autores resaltan que no existe de antemano una
situación típica de alto miedo, ni reacción típica que la caracterice, solo el sujeto
sabe cual es la intensidad de su sensación (pp. 7-9). En este sentido, la relación
con el espacio urbano, da cuenta importante de la sensación de miedo en la
ciudad.
Por otra parte, el texto también explora el nivel de miedo, los factores de miedo,
los sectores de miedo, entre otros. Además, realiza un análisis de diferentes casos
que se referencian como lugares de miedo en la ciudad. No obstante, la idea
importante es que si bien la imagen de ciudad productora de miedo responde en
parte a los hechos de violencia que se presentan, también tiene un peso
importante el imaginario creado a partir del flujo de información tanto de los
medios de comunicación, como del rumor, la interacción que se establece con los
grupos de socialización etc, pues refuerza la idea de ciudad peligrosa, violenta y
que produce miedo (Murcia et al., 1998, p.51). De la mano de lo anterior entonces,
los autores pasan a anotar la importancia de la imagen que las personas tienen de
la ciudad, para así, presentar en qué consiste el miedo imaginario y revelar
entonces las implicaciones de lo anterior en la forma que los ciudadanos viven la
ciudad.
En relación con lo anterior, se encuentra que existen dos tipos de sujetos, el
primero, prevé una situación de riesgo, pero asume el reto de vivir la ciudad; el
segundo, vive prevenido de la ciudad, razón por la cual sin haber vivido la ciudad,
se niega a estar en ella. Así, el miedo que habita en el imaginario es capaz de
provocar sensaciones a partir del modelamiento de imágenes relacionadas con
espacio, sujetos, etc (…) que pueden ser asociadas de alguna manera entonces,
con situaciones generadoras de miedo.
En síntesis, los autores anotan que el mundo imaginario tiene un efecto social
concreto, tanto individual como colectivo en el comportamiento de los ciudadanos,
al igual que en la forma como interactúan; de modo que los imaginarios
relacionados con la inseguridad y el riesgo, modifican la posibilidad de tener una
relación interpersonal, así, se producen los estados de prevención y sospecha, de
construcción autónoma de posibles agresores, de tensión social, entre otros, lo
cual dificulta la vida en la ciudad (Murcia et al., 1998, p. 103 ).
De otro lado, se encuentra entonces que “el miedo es una forma de interacción
social” (p.107), de modo que requiere de dos personas o situaciones que
interactúen. En este sentido, este apartado rescata la manera en que el común de
los ciudadanos en Bogotá asume su comportamiento en relación con los otros, en
lo que atañe específicamente a las situaciones de miedo, dicho comportamiento
puede dividirse en tres momentos claramente explicados en el texto: reacciones,
estrategias y medidas (p.108 ).
Finalmente, entre algunas de las conclusiones a las que llega el texto
encontramos:
Que el miedo es un sentimiento muy marcado en la ciudad, que debilita, fragmenta
y aísla a quienes vivimos en ella; razón por la cual es necesario prestar atención a
todas aquellas circunstancias y condiciones que han contribuido en el proceso de
aprendizaje de dichos miedos, para así combatirlas y entonces poder vivir y
disfrutar la ciudad. Resulta importante estudiar el miedo en Bogotá, de modo que
los estudios permitan la generación de políticas para mejorar la convivencia en la
ciudad, y no primen, como hasta el día de hoy, la desconfianza recíproca y el
aislamiento como norma de convivencia (p.133).
Puede anotarse entonces, que la importancia de revisar dicho texto reside en que
no solo aborda de manera amplia la forma en el miedo permea y afecta de manera
negativa las relaciones, sino que además profundiza en la manera en qué los
ciudadanos se relacionan con el espacio urbano a partir de sus imaginarios y
sensaciones de miedo; abordar estos elementos, puede implicar una mejora en los
estudios sobre percepción de seguridad en Bogotá. Como puede apreciarse, el
documento es un aporte importante, en la medida que rescata la relevancia que
tiene mirar cómo se da el miedo en la ciudad, con miras a mejorar la acción estatal
en el manejo del tema de la seguridad ciudadana.
4.1.6 Algunos ejemplos de medición del temor y la percepción de seguridad
en América Latina: Chile y Argentina
Con la intención de resaltar la importancia que ha tenido en otros lugares del
mundo la medición del miedo y la percepción de seguridad, al igual que rescatar
enseñanzas para el caso de Bogotá, como analizar la manera en qué se realiza la
medición y su utilidad para los gobiernos de dichos países, a continuación se
revisarán los casos de: Chile y Argentina.
En primer lugar, en lo que respecta al caso chileno, fue el Centro de Estudios en
Seguridad Ciudadana (CESC), que hace parte de la Universidad de Chile, quien
emite un estudio realizado por dos investigadoras del centro de estudios: Lucía
Dammert y Alejandra Lunecke; las investigadoras analizan los factores que inciden
sobre la victimización y el temor, a partir de la revisión de una encuesta de
victimización realizada por el Ministerio del Interior en el 2001. Así, se plantean
tres hipótesis respecto a la victimización y el temor, y más adelante, al realizar un
análisis multivariado se comprueba la validez de dichas hipótesis, para finalmente
enunciar algunas conclusiones.
De modo entonces, que en cuanto a las hipótesis, la primera señala que la
participación comunitaria tiene influencia significativa sobre la disminución del
temor, la segunda hipótesis anota que mayores niveles de estabilidad residencial
se relacionan con menor nivel de inseguridad, finalmente, la última hipótesis dice
que el temor se vincula significativamente con la percepción del desorden social
(Dammert y Lunecke, 2002, p.39). A partir del análisis, se encuentra además, que
“las variables que influyen de mejor forma en la probabilidad de presencia del
temor son: edad entre 35 y 49 años; el sexo femenino, la percepción de desorden
y la victimización” (p.42).
Ahora, la importancia de revisar el estudio de medición del temor y la victimización
en Chile, es que rescata la importancia que tiene para el gobierno tener en cuenta
la manera en que se da el temor en el país. Se destaca entonces, que “la
presencia de la victimización y el temor, dieron lugar al diseño e implementación
de políticas y estrategias para prevenirlos y controlarlos” (p.18).
De otro lado, en cuanto al caso de Argentina, se encuentra el estudio:
Victimización en Buenos Aires: Evolución y principales características 8, en él, se
registran los resultados de encuestas realizadas a ciudadanos mayores de 15
años, para los años comprendidos entre 1995-1999; las preguntas de la encuesta
apuntan a profundizar en el fenómeno de la victimización: población victimizada
general, por delito, en delito contra la propiedad, pero también en el de la
sensación de inseguridad; es evidente, que al igual que en Chile, se presenta una
preocupación por el miedo y la victimización. El caso argentino es importante de
revisar, en la medida que muestra cómo el gobierno a través del Ministerio de
Defensa, es quien se apropia de realizar dichos estudios y análisis, de manera que
se nota la importancia que tiene para la elaboración de política pública, el prestar
atención a la sensación de inseguridad de los ciudadanos.
4.2 Miedo y percepción de la seguridad ciudadana en Bogotá:
explicación a partir de tres teorías sobre el miedo al crimen.
Si bien es cierto que el fenómeno de la percepción de la seguridad se encuentra
atravesado por diversos elementos que se mueven entre el miedo y el riesgo de
verse afectado por un delito, para efectos del análisis de la percepción de la
seguridad ciudadana en Bogotá, se mirará la manera en qué el miedo afecta dicha
percepción, se develará entonces cómo se ha dado el fenómeno, a partir de
algunos elementos presentados en las encuestas de victimización y percepción9,
al igual que de las otras herramientas antes expuestas, se intenta mirar el
desenvolvimiento en Bogotá de las tres tesis sobre el miedo al crimen abordadas
en el apartado 2.2 del presente documento.
8 Toda la información que se presenta a continuación fue obtenida en: Buenos Aires, Ministerio de Justicia y
Derechos Humanos de la Nación – Dirección Nacional de Política Criminal – Departamento de
Investigaciones (2000), “Victimización en Buenos Aires: Evolución y principales características” [documento
de trabajo] 9 Revisar documentos Observatorio de Seguridad, ”[En línea] disponible en:
http://camara.ccb.org.co/documentos/965_2006_6_22_16_38_46_obs_bogota
4.2.1 El miedo como producto de la victimización
De esta manera, en primera instancia se encuentra en la literatura sobre el miedo
al crimen quienes explican el fenómeno a partir de la victimización; no obstante,
también existen académicos (Ver Bannister y Fyfe, 2001, p.812) que a partir de
diferentes argumentos, sostienen que la hipótesis es equivocada, comentando por
ejemplo, que aún cuando las personas entre 18 y 24 años son las que más riesgos
objetivos presentan en cualquier parte del mundo (…) parece ser que son menos
miedosos (p.812)
Al respecto, para el caso bogotano debe anotarse dos cosas. La primera, si bien
es cierto que las cifras presentadas por la encuesta de victimización y percepción
de la Cámara de Comercio entre los años 2000 – 2007, al igual que las cifras de la
encuesta del DNP-DANE para el año 2007, evidencian que la victimización
siempre es menor que la sensación de inseguridad, no por ello se debe dejar de
lado la relación existente entre victimización y miedo. De acuerdo con lo
expresado por Ángela Rivas10, la victimización si es un detonante del miedo,
aunque no sea el único o más importante. Evidentemente la relación entre
victimización y miedo puede estar funcionando de la siguiente manera, no existe la
necesidad de haber sido víctima de un delito, porque conocer que alguien que
hace parte de nuestro ambiente fue víctima, puede ser un motivo para sentir
miedo.
Así, si al conocimiento que se tiene de la ciudad se le suma la aprehensión de la
información que circula sobre la ocurrencia de delitos, lugares de miedo, entre
otras, la victimización de manera indirecta llega a incidir en la sensación de miedo.
En síntesis, puede que tal y como los sostienen diferentes académicos, las
personas victimizadas no necesariamente sientan más miedo, pero cuando el
fenómeno de la victimización hace parte del diálogo entre los ciudadanos, empieza
10 Rivas, Á. (2008, 23 de mayo), entrevistada por León, M., Bogotá.
a tener incidencia sobre la sensación de inseguridad. De ahí, que pueda anotarse
entonces, que si bien la situación de victimización mejora, la percepción de
seguridad puede verse afectada producto de los diálogos en relación con ésta,
diálogos que se sostienen con personas que se encuentran en nuestro alrededor y
fueron victimizadas. Lo anterior se diferencia de la victimización indirecta de la
hablan las encuestas, la cual hace referencia a si conocemos la victimización de
algún miembro del hogar, pero no toma en cuenta el conocimiento de la
victimización de personas con las cuales compartimos espacios distintos al hogar.
4.2.2 El miedo como consecuencia de la avería en el control social
Esta teoría considera el miedo como consecuencia de la avería en el control
social, es decir, la gente siente miedo porque no cuenta con la habilidad para
prevenir la victimización. En relación con ésta, en las encuestas de victimización y
percepción a las cuales se hizo alusión anteriormente, se encuentran elementos
importantes para tener en cuenta11. En este sentido, en una apartado de la
encuesta de percepción (desde el año 2005) se pregunta a los ciudadanos ¿Qué
medida toma usted por su seguridad y la de su familia?, a partir de ahí, puede
rescatarse entonces que ante la preocupación de ser agredido, la sensación de
miedo se evidencia en: primero, si se toman o no medidas para protegerse, y
segundo, qué medidas se toman.
Así, en el 2005, el 76% de ciudadanos encuestados aseguró tomar medidas por
seguridad, en el 2006 un 83%, y para el primer semestre de 2007, un 79%. Las
medidas que se toman con mayor frecuencia son las de protección a la residencia,
como: rejas, alarmas (2005: 33%, 2006: 37%, 2007: 44%); en segundo lugar, se
encuentra no salir de noche (2005: 20%, 2006: 19%, 2007: 26%), como se
aprecia, estas dos opciones de respuesta presentan un incremento en la últimas
mediciones (Observatorio de Seguridad de Bogotá, No. 33, p, 32).
11 Debe aclararse que en las encuestas no se hace explicita la relación entre dicha teoría y el análisis hecho.
Todo lo comentado en este apartado es inferido.
Evidentemente las actitudes y medidas que los ciudadanos toman, tales como:
controlar con circuitos cerrados de televisión edificios y centros comerciales,
contratar vigilantes, no salir después de determinadas horas, quitarse las joyas
para salir a la calle etc…, demuestran de forma clara el ambiente de miedo que se
vive en la ciudad (Murcia et al., 1998, p. xv). De modo que, “entre más
precauciones se tomen, peor es la percepción de seguridad que se tiene”
(Restrepo, E. et al., 2006, p.41).
De la mano de lo anterior, debe decirse entonces, que profundizar en lo que atañe
a las medidas de prevención que los bogotanos toman frente a la inseguridad, es
fundamental, pues va a permitir a las autoridades encargadas, estudiar la manera
de fortalecer los aspectos que puedan tener débiles y que están generando la
sensación de inseguridad en la gente. Resulta pertinente que se ahonde en el
hecho de mirar si los ciudadanos están tomando ciertas precauciones al ver que
las autoridades encargadas del tema no alcanzan a velar por completo por su
seguridad, ante la inhabilidad que ellos mismos pueden tener para defenderse.
4.2.3 El miedo a partir de la manera en que la gente experimenta e interpreta
el espacio urbano
A diferencia de las dos teorías antes abordadas, en esta se explora el miedo al
crimen a partir de la manera en que los ciudadanos sienten las condiciones de la
vida urbana. Al respecto de esta teoría, si bien no se hace explícita la relación, en
el texto: Territorios de Miedo en Santafé de Bogotá, tal como se explicó
anteriormente, es un estudio que toca diferentes puntos que dan cuenta del miedo
en nuestra ciudad a partir de la forma en que la gente experimenta el espacio
urbano.
Así, a partir de lo expresado por Ángela Rivas, es posible anotar que esta teoría
es la que permite explicar mejor la manera en que funciona el miedo y la
percepción de seguridad en Bogotá. En la medida que la sensación de miedo es
cultural, se aprende, es decir, las prácticas cotidianas y la aprehensión de la
ciudad es lo que hace que los ciudadanos sientan que existen lugares y
situaciones no seguras12. La forma de vivir la ciudad no se puede desligar
entonces de la sensación de inseguridad, el conocimiento que se tiene del
funcionamiento de la ciudad, genera en los ciudadanos que no sea fácil superar
dicha sensación, aún cuando no haya sido victimizado, y por el contrario las cifras
presenten que la situación mejora; el miedo se alimenta del conocimiento que ya
se tiene de los diferentes lugares de la ciudad, al igual que de la información que
circula y sitúa en las conversaciones diversos lugares y tiempos, como peligrosos.
En esta instancia, es importante anotar que los medios de comunicación de una u
otra forma, resultan importantes en la creación de esas conversaciones e
imaginarios que los ciudadanos tienen sobre la ciudad, además, a través de
imágenes o posicionamiento del tema, refuerza en muchos ciudadanos las
impresiones que tengan sobre el desenvolvimiento de la seguridad en la ciudad.
Con base en todo lo dicho, debe anotarse que para las autoridades encargadas
del tema de la seguridad, resulta casi imposible tener conocimiento de la manera
en que todos sus ciudadanos experimentan la ciudad, pues esto depende de la
naturaleza de cada sujeto, es por ello, que las administraciones locales deben
actuar sobre temas que están a su cargo en el ámbito urbano, lo que Pablo
Casas13 denomina variables accesorias en lo que atañe específicamente al tema
de la seguridad y el papel de los alcaldes. Casas anota que con miras a mejorar la
seguridad y la percepción de la misma, la alcaldía puede trabajar sobre variables
accesorias, es decir: tener programas para jóvenes, controlar la rumba, organizar
la vida de la ciudad, programas para la población vulnerable, mejoramiento de
espacios, control de alcoholemia por parte de la policía etc.
12 Rivas, Á. (2008, 23 de mayo), entrevistada por León, M., Bogotá. 13 Casas, P. (2008, 22 de mayo), entrevistado por León, M., Bogotá.
Lo anterior, repercute en la percepción, en la medida que los ciudadanos sienten
que pueden vivenciar los diferentes espacios de la ciudad que están dispuestos
para que la ciudadanía los aproveche; la sensación de seguridad va ser mejor
cuando los ciudadanos sientan no solo la presencia activa de las autoridades
encargadas de velar por la seguridad, sino también, cuando vea el cambio en el
espacio que los rodea, a partir de la puesta en marcha de programas como los
antes descritos.
4.3 Más allá de las tres teorías sobre el miedo al crimen: percepción y miedo
en Bogotá a partir de la propuesta teórica de Hobbes
En primera instancia debe rescatarse que la propuesta teórica de Hobbes respecto
al miedo se presenta como complemento a la teoría antes expuesta acerca del
miedo en la ciudad a partir de la manera en que los ciudadanos experimentan e
interpretan el espacio urbano.
Así como Hobbes en su momento, a partir del estudio de la naturaleza del hombre
entendió que los hombres en su afán de conseguir unos recursos que son escasos
emplean la violencia, actualmente, los ciudadanos asumen como cierto que
fenómenos como el desplazamiento y la pobreza (presentes en Bogotá) generan
en quienes los padecen el empleo de la agresión como medio para conseguir los
recursos que en la ciudad parecen no alcanzar para todos.
Ahora, es fundamental rescatar, que tal y como lo anota Rubio (1997) y Llorente
(2001), para Bogotá parece no aplicar la tesis de que la pobreza, y la desigualdad,
entre otras (tesis de las “causas objetivas”), explican la violencia urbana en la
ciudad; a pesar de lo anterior, el hecho de que los ciudadanos tengan presente la
existencia de dichos fenómenos, puede estar influyendo en la percepción, aun
cuando no sean las causas productoras de la violencia en la ciudad.
De modo entonces, que las relaciones sociales se fundamentan en la
desconfianza y miedo hacia el otro, pues se sitúa al estereotipo del ciudadano
menos favorecido, como peligroso; la clave está en entender que la percepción de
seguridad en Bogotá se ve afectada porque los ciudadanos asocian la producción
de violencia por parte de algunos ciudadanos, como respuesta al escenario de
recursos escasos que significa Bogotá. Es evidente que a pesar de la existencia
de autoridades encargadas del tema de la seguridad, la ciudadanía se siente
insegura por el conocimiento que tiene acerca de las malas condiciones sociales
en que se encuentran algunos de sus ciudadanos.
V. CONCLUSIONES
El miedo, no solo debe situarse como una sensación ante una amenaza o peligro,
además, se debe tener presente que puede incidir y afectar de manera importante
el devenir de la vida de cualquier persona, y de la mano de ello, el funcionamiento
de toda una sociedad; al respecto, diferentes académicos y teóricos han
enunciado sus ideas. Hobbes (1999) por ejemplo, se presenta como el teórico más
antiguo que habló sobre el tema, situándolo tan importante y fundamental, que a
partir de dicha sensación justifica la existencia del Estado.
Ahora, actualmente debido a la sensación de miedo, la percepción de seguridad
de los ciudadanos se torna negativa; ahí, donde las relaciones sociales se ven
afectadas por dicha sensación, y el ambiente presenta un sentimiento
generalizado de temor hacia el otro, donde la sociedad tiene como sustento la
desconfianza, evidentemente el bienestar y la calidad de vida de los ciudadanos
se ven afectados de manera negativa, impidiendo en ocasiones, el desarrollo
adecuado de cualquier sociedad.
Así, a partir del análisis descriptivo realizado acerca del miedo y la percepción
ciudadana en las políticas de seguridad ciudadana en Bogotá, pueden emitirse
conclusiones principalmente respecto a tres cuestiones, primero, en relación con
la importancia del tema en las políticas públicas de seguridad del distrito; segundo,
en lo que atañe al desenvolvimiento de la percepción en Bogotá, y finalmente,
sobre la importancia que debería tener el tema en las políticas públicas, con miras
a mejorar la seguridad misma en la ciudad.
En primer lugar entonces, evidentemente el tema del miedo y la percepción no ha
sido un tema de interés y/o presente en las políticas públicas de seguridad
ciudadana en Bogotá. Por un lado, respecto a la medición del tema, a excepción
de los tres intentos: el texto: Territorios de Miedo en Santafé de Bogotá (1998), el
estudio de victimización escolar (2005), y la encuesta de victimización en hogares
(2006), la administración distrital no se ha apropiado del tema, siempre es el
sector privado, o entidades a nivel nacional como el DANE y el DNP quienes han
mostrado preocupación por el tema. De otra parte, en las políticas públicas de
seguridad ciudadana tampoco se encuentra alguna alusión al tema; las causas de
este hecho residen en qué la medición de la percepción o incluir el tema cómo
importante, demanda numerosos recursos tanto económicos como en tiempo, lo
cuál tiene un peso importante a la hora de elaborar política públicas; además,
frente a problemas considerados prioritarios como un efectivo tratamiento a los
delitos de mayor impacto, medir la percepción de la seguridad queda como tema
relegado. Sería importante entonces, abrir un espacio para tener en cuenta la
medición del miedo y la percepción en la elaboración de las políticas públicas de
seguridad, en la medida que tal y como se demostró anteriormente, atacar la
sensación de inseguridad, desemboca en el mejoramiento de la calidad de vida de
cualquier ciudadano.
Ahora, en lo que atañe al desenvolvimiento de la percepción de la seguridad en
Bogotá, puede explicarse entonces a partir de la combinación de las tres teorías
sobre el miedo al crimen, es decir, tanto la victimización incide en la percepción,
como la sensación de indefensión, pero sobre todo, la manera en que se
experimenta el espacio urbano resulta fundamental para dar cuenta del fenómeno;
sin olvidar la importancia que tienen las encuestas de victimización y percepción, a
la hora de dar cuenta de cómo se presenta el fenómeno. De otra parte, es
importante destacar que si bien la situación de seguridad ha mejorado en la ciudad
durante las administraciones revisadas, no ocurre lo mismo con la percepción,
debido, tal y como se anoto con anterioridad, a la manera en qué los ciudadanos
han aprehendido las dinámicas de la ciudad.
Finalmente, cabe resaltar entonces que tocar el tema del miedo y la percepción
dentro de las políticas públicas de seguridad ciudadana del distrito es importante.
Primero, porque si el tema logra entrar en la agenda de gobierno como importante
no solo puede mejorar la seguridad, sino también la calidad de vida de los
ciudadanos, a partir de ahí, la administración del distrito puede trabajar en el
hecho de situar la confianza entre los ciudadanos como prioritaria para el
desarrollo de la ciudad, es decir, si se analizan las lógicas del miedo en la ciudad,
y se apunta a combatirlo, intentado una ciudad basada en relaciones de confianza
entre sus ciudadanos, se crea capital social en la ciudad, y de la mano de este, se
facilita el desarrollo de la misma.
Segundo, es primordial anotar en qué reside la importancia de la realización de
dichas encuestas en lo que atañe a la tarea de gobernar; la cuestión se centra en
que las encuestas se constituyen como insumo para la administración distrital en
la definición y ajuste de estrategias para mejorar la seguridad de Bogotá, en la
medida que se presentan como una fotografía de la realidad en el tema de la
seguridad ciudadana. Incluir la medición como instrumento de la política de
seguridad ciudadana, presenta a los ojos del gobierno local entre otras cosas,
lugares de miedo para intervenirlos, delitos a combatir, fallas por corregir en las
instituciones encargadas de proveer seguridad, etc, lo cual, si se revisa con
cuidado y se trata debidamente, desemboca inevitablemente en mejorar no solo la
percepción, sino la seguridad misma.
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