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El juego geopolítico en el mar de la China

Por Alejandro Pino Alamillo

El mar de China Meridional o mar de la China ( 南海) comprende

aproximadamente 3.500.000 km², donde se localizan cientos de islas agrupadas en

archipiélagos que son objeto de reclamaciones sobre su soberanía por parte de las

naciones vecinas. Pekín reclama la soberanía de las Islas Paracelso y de las Islas

Spratly. Mientras que en el mar de China Oriental (东海), con una superficie de unos

752.000 km², China reclama las Islas Senkaku.

Tras los hechos acontecidos en 1989 en la plaza pequinesa de Tian’anmen,

conocidos como la masacre o la revuelta de Tian’anmen, el gobierno de Pekín

comprendió que no podía comprometer el futuro de China como gran potencia, por lo

que decidió llevar su programa de política exterior por la senda de una posición

sustancialmente defensiva, observadora, subordinada al imperativo de crear un ambiente

internacional estable para el desarrollo del país. Las directivas del líder chino Deng

Xiaoping consistían en enfriar la situación, intensificando las buenas relaciones con los

países vecinos, y rechazando las ambiciones de alcanzar una leadership. Hablamos de

un periodo que sería conocido como el Ascenso Pacífico de China.

Sin embargo, en los últimos años, China ha tomado un giro en su política

exterior, cada vez más asertivo, que lleva a tensiones constantes con los países

limítrofes, y a provocaciones crecientes. Su posición como potencia regional, y segunda

economía global, le está permitiendo adoptar un papel más arrogante y agresivo, tal y

como explicaba la profesora Barbara Onnis, experta en Política Internacional del Asia,

en la Università degli Studi di Cagliari (Italia).

Pekín reivindica la soberanía de las islas mencionadas anteriormente, y el uso

exclusivo de sus aguas territoriales, suponiendo el 80% del mar de China Meridional,

que viene llamado incluso “el Lago Chino”. La situación actual llega al límite en el

cual, China ha considerado estas islas de interés fundamental, es decir; de core interest.

Este concepto, tiene un significado muy importante, ya que es el mismo título que

China le da al Tíbet, a Taiwán y a la Región Autónoma de Sinkiang. Sobre el core

interest, Pekín considera cada interferencia extranjera como una intromisión en sus

asuntos internos, por lo que podría intervenir militarmente para defender sus intereses, y

lo que considera parte integrante de su territorio.

El valor estratégico de las islas, no reside en la extensión de sus tierras, de

tamaños minúsculos o incluso a veces sumergidas por debajo del nivel del mar, sino en

sus aguas ricas en bancos de pesca, y yacimientos de gas natural y petróleo. En estas

reclamaciones, tanto en el mar Oriental como en el mar Meridional, China se está

viendo envuelta en enfrentamientos diplomáticos con los gobiernos de Japón, de

Vietnam, de Corea del Sur, de Taiwán, y en menor medida, con los de Filipinas, Brunei

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y Malasia. Algunos de estos conflictos, han llegado a verse intensificados por

encuentros en alta mar, donde se han visto involucradas naves de la Guardia Costera

Japonesa, o se han llevado a cabo despliegues de militares chinos. A estas disputas

territoriales, debemos añadirle el hecho de que la República Popular de China, tomó la

decisión en 2013 de ampliar su zona de defensa aérea, decisión que eleva aun más las

tensiones con el gobierno de Tokio.

Esta situación crea un verdadero ambiente de inestabilidad en la región asiática,

que podría suponer un problema para la seguridad internacional. La seriedad del asunto,

ha llegado hasta Washington, donde en 2010, el presidente Barack Obama tomaba la

decisión estratégica de devolver un rol importante a los Estados Unidos en la zona de

Asia Oriental y del Pacífico, para garantizar la seguridad.

Las negociaciones entre los actores asiáticos de la región son difíciles, y están

caracterizadas por el papel belicoso y expansionista que desarrollaron en el pasado. Los

expertos en geopolítica y politólogos, ven en la zona una situación que podría llevar a

una inestabilidad más peligrosa que la que los gobiernos occidentales han intentado

controlar en Medio Oriente. Y no es para menos, ya que los actores involucrados, no

solo son grandes potencias militares y económicas, también se verían involucrados

países con arsenal nuclear. Además, en los últimos años, países como Malasia, Vietnam

o Filipinas, han incrementado la demanda en la compra de armas, de modo que

pequeños actores regionales se están armando, en principio con motivos defensivos.

Todo esto caracterizado por una estrategia conocida como el containment, que suscita

dudas sobre la estabilidad regional.

Mientras el gobierno de Pekín no llega a acuerdos con sus vecinos asiáticos, ni

comparte opiniones con el gobierno de Washington, lo que es un juego geopolítico en el

mar de la China, debería captar mayor atención de la comunidad internacional, ya que

se sabe cómo empieza una disputa diplomática, pero nunca cómo puede acabar.

Alejandro Pino Alamillo 26/04/2014

[email protected] Twitter: @Elrondpino

Università degli Studi di Cagliari


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