SUPUESTOS PRÁCTICOS EDUCACIÓN INFANTIL
EDUCACION INFANTIL
OPSOCIONES
EDUCACION
INFANTIL
SUPUESTOS PRÁCTICOS. CÓMO SE RESUELVEN. 120 EJEMPLOS RESUELTOS.
¿Qué son los Supuestos Prácticos?
¿Cómo los resuelvo?
Conclusión
Parte 2. EJEMPLOS PRÁCTICOS RESUELTOS. ORDENADOS POR TEMÁTICA
Actividades (3 ejemplos)
Alimentación/Salud (3 ejemplos)
Autores Infantil (4 ejemplos)
Coeducación/Salud (5 ejemplos)
Espacio/Tiempos (5 ejemplos)
Evaluación (2 ejemplos)
Expresión Corporal (9 ejemplos)
Expresión Lingüística (17 ejemplos)
Expresión Matemática (5 ejemplos)
Expresión Musical (6 ejemplos)
Expresión Plástica (3 ejemplos)
Familia (5 ejemplos)
Lengua Inglesa (1 ejemplo)
Loe/Currículo (3 ejemplos)
Metodología (3 ejemplos)
Niños riesgo social/Extranjeros (3 ejemplos)
Periodo de Adaptación (5 ejemplos)
Personalidad/Inteligencia/Desarrollo (4 ejemplos)
Programaciones/Unidades Didácticas/Centros de interés (9 ejemplos)
Rincones/Talleres (11 ejemplos)
Salidas de Aula (5 ejemplos)
Situaciones Conflictivas (8 ejemplos)
TICS (4 ejemplos)
¿QUÉ ES UN SUPUESTO PRÁCTICO?
Los supuestos prácticos son situaciones reales que te puedes encontrar en el desempeño de tu
labor profesional como docente (en el aula, en el centro educativo, en las relaciones con todos
los miembros de la comunidad educativa, etc). Ante estas situaciones debes saber desenvolverte
de manera eficaz y tener respuesta y recursos para cada momento educativo, actuando siempre
dentro de las leyes y normas que rigen todo el sistema Educativo. (LOE, Decretos, PEC, PGA, etc)
¿CÓMO LOS RESUELVO?
Para resolver un supuesto práctico tienes que tener en cuenta estos tres principios
Hacer un diagnóstico del caso que se te presenta
Plantear soluciones válidas (resolución del supuesto)
Finalizar con una conclusión
El diagnóstico del caso requiere de todo nuestro conocimiento y rigor científico. El docente debe
tener unos conocimientos básicos adquiridos a lo largo de la carrera de Magisterio. Dicho
diagnóstico debe conllevar un análisis de todos los elementos posibles con la máxima objetividad.
A la hora de realizar un diagnóstico podemos seguir estos pasos:
¿De qué datos dispongo? ¿De dónde parto?
Recogida de datos. En este punto, debemos concretar cuáles son los elementos que
dentro del proceso educativo intervienen en nuestro caso en concreto (características de
los sujetos, del centro, del entorno, modelo educativo que queremos transmitir, etc.)
Interpretación de datos o detección de necesidades Una vez que ya tenemos los datos
los interrelacionamos para darle un sentido y comprender cuál es nuestra situación real
y la intervención más eficaz para la resolución La planificación es el punto de partida, y
para planificar debemos tener claro cuáles son los elementos con los que contamos y
cuáles son sus características.
Para dar respuesta a estas preguntas tendremos en cuenta estos elementos de análisis:
El grupo-clase. Lo primero que debemos plantearnos es quienes son los sujetos protagonistas y
sus características
Edad de los alumnos.
Características psico-evolutivas
Etapa de Infantil
Del grupo en concreto
Del sujeto en concreto
Intereses y necesidades de los niños
Infórmenes anteriores si los hubiese
Presencia de alumnos con necesidades educativas especiales. (Atención individualizada,
diferentes adaptaciones curriculares, etc)
Sujetos de forma individual. Características individuales de cada alumno, teniendo en cuenta los
siguientes aspectos
Desarrollo neurológico o madurez.
Aptitudes e Intereses.
Patrones de conducta.
Conocimientos previos y básicos del alumno.
Necesidades educativas especiales que requiere: adaptaciones de acceso, de materiales, curriculares, etc.
El centro
Dentro del centro tendremos en cuenta aspectos como (recursos humanos, materiales,
estructura, funcionamiento)
Número de unidades, biblioteca, gimnasio, patios, etc.
Estructura organizativa: órganos de gobierno, equipo docente, etc.
Participación de los padres, alumnos y personal no docente en las actividades y
organización del centro.
En el análisis del centro podemos incluir nuestra labor dentro del mismo: como tutor de aula,
miembro del equipo docente y parte integrante en el funcionamiento del centro educativo.
El entorno donde el niño se desarrolla
Es de vital importancia conocer el medio físico, social y cultural en el cual el niño se desenvuelve
si queremos que nuestra actuación sea eficaz. Por todo ello tendremos en cuenta aspectos como:
El medio geográfico: rural, urbano, extrarradio,...
El medio social: nivel socio-económico de la población, demografía,...
Servicios comunitarios: sanitarios (hospitales, centros de salud, etc.), recreativos
(parques, pol¡deportivos, centros de ocio, etc.), culturales (biblioteca, centros culturales,
museos, etc.), y de apoyo al centro educativo (Equipos pedagógicos, Centros de
Profesores y Recursos -CPR-, Equipos de Atención Temprana -EAT-, etc.)
RESOLUCIÓN
Ya hemos dado un primer paso diagnosticando el caso que se nos presenta. El siguiente paso
supone dar una solución al problema que se nos presenta aportando pautas claras, concisas de
actuación ante la situación educativa, que nos lleven a una resolución favorable.
Un aspecto importante a tener en cuenta es que las pautas resolutivas que ofrezcas deben estar
relacionadas con el caso que se presenta y que cualquier resolución debe considerar a todos los
elementos implicados en el supuesto:
Alumnos implicados de forma directa
Resto de alumnos del ciclo
Maestros y tutores del alumno y del ciclo
Departamentos de orientación (PEC, PCC, etc)
Las familias
El resto de la comunidad educativa (el barrio, las instituciones municipales, servicios de
ayuda externos, etc
ASPECTOS PEDAGÓGICOS QUE DEBES TENER EN CUENTA A LA HORA DE RESOLVER SUPUESTOS
PRINCIPIOS PEDAGÓGICOS DE LA EDUCACIÓN INFANTIL
Tanto en la LOE como en los curriculum concretados en las Comunidades Autónomas se plantean
unos principios básicos que caracterizan el proceso de Enseñanza-Aprendizaje en Educación
Infantil, cuyo fin es facilitar al niño la adquisición de capacidades y aprendizajes que les haga
formarse como personas, adquiriendo cada vez una conducta más autónoma.
Principio de globalización
La percepción infantil es fundamentalmente global, es decir, que tienden a captar antes el todo
que las partes, es lo que Piaget denominó sincretismo. Las partes o detalles de un conjunto o un
"lodo" que capta el niño en determinados momentos, no se le aparecen relacionados entre sí,
sino que las entiende separadas e independientes.
Este principio es fundamental para planificar el proceso de enseñanza-aprendizaje en Educación
Infantil, ya que la enseñanza no puede partir del análisis de las distintas partes de la realidad, sino
que se la hemos de mostrar de forma global. Cuado el niño está inmerso en una actividad, por
ejemplo realizando construcciones, está adquiriendo vocabulario, conociendo el espacio,
adquiriendo sin darse cuenta precisión motriz.
Una forma de globalización directa son los denominados por Decroly (1871-1932) como "'Centros
de Interés". Para Decroly existen cuatro grandes necesidades fundamentales en torno a las que
agrupara inicialmente los Centros de Interés:
La necesidad de alimentarse
La necesidad de protegerse de las intemperies
La necesidad de protegerse de los peligros.
La necesidad de trabajar solidariamente, de divertirse, de descansar y de desarrollarse.
Hoy en día, los Centros de Interés no surge únicamente de las necesidades vitales del niño, su
concepto es más amplio y surgen de cualquier tema que para el alumnado tenga un significado
especial.
Principio del Juego
"El juego es una actitud subjetiva donde placer, curiosidad, sentido del humor y espontaneidad
se dan la mano, lo que se traduce en una conducta escogida libremente y de la que no se espera
ningún rendimiento específico". Ferland, F. (1998)
El juego es la actividad principal del niño, por lo que es una de las principales bases que sustentan
el proceso educativo en la etapa de Educación Infantil. Es una actividad que realizan de manera
natural y espontánea y a través de los diferentes tipos de juegos que realizan, los niños tienen la
posibilidad de explorar el entorno, experimentar con los sentidos y con su propio cuerpo,
desarrollar su pensamiento, relacionarse con otros niños,... todo esto les lleva a adquirir
autonomía personal, conocer a los demás y conocer el medio que les rodea.
En el proceso de enseñanza-aprendizaje, debemos considerar el juego como actividad principal,
por lo que será importante, a la hora de planificar, tener en cuenta todas las variables y
características que tiene el juego, así como los diversos tipos de juegos que los niños realizan:
Características del juego
Es una finalidad en sí misma
Tiene la capacidad de transgredir la realidad
Es un ejercicio de preparación para la vida adulta.
Clasificación del juego según distintas variables
El Espacio: Juegos de interior (en el aula) Juegos de exterior (en el patio,..)
Juego libre
Juego dirigido Los participantes
Juego individual
Juego colectivo
La actividad que desarrolla
Juegos motores
Juegos de manipulación
Juegos verbales
Juego simbólico
Juegos cognitivos
Juego Social
Juego de reglas
Los valores que desarrolla
Juegos competitivos
Juegos no competitivos
Juegos cooperativos
Principio de individualización
En educación infantil debemos considerar la individualización desde dos puntos de vista
Por un lado, el ser humano evoluciona constantemente y en la infancia esa evolución es más
notoria y frecuente. Las fases de crecimiento físico y personal se van sucediendo rápidamente y
cada una de ellas debe abarcarse y trabajarse de manera distinta.
Por otro lado, es importante considerar a cada alumno como un ser único, teniendo en cuenta
las diferencias individuales de cada uno.
Principio de socialización
Este principio tiene relevancia en cuanto que es en esta etapa educativa cuando el niño pasa de
ser egocentrista a ser una persona capaz de relacionarse con los demás, por lo tanto hemos de
trabajar bajo este principio de socialización.
Favorecer al niño la capacidad de relacionarse con sus compañeros, sentirse perteneciente a un
grupo social y familiar, y darle la posibilidad de relacionarse con su medio, le ayudará a
desarrollarse como ser humano.
Para trabajar este principio en el proceso de enseñanza-aprendizaje, podemos recurrir a
actividades tales como las dinámicas de grupo, además será importante la disposición del
mobiliario (favoreciendo el trabajo en equipo e individual), estimular la expresión verbal, el juego
(libre y dirigido),...
Aprendizaje significativo
Como indica el Diseño Curricular Base, el proceso de aprendizaje, es "un proceso de construcción
de significados en el niño, con el concurso de sus experiencias y conocimientos previos, y
habitualmente en interacción con los demás, que le lleva a atribuir un significado concreto a la
parcela de la realidad y que se erige como objeto de su interés".
Con el aprendizaje significativo los niños asocian los aprendizajes a sus conocimientos previos,
integrando nuevos esquemas que enriquecen su estructura cognitiva. Por tanto, para que un
aprendizaje sea significativo debe tener la posibilidad de conectar con lo que ya sabe y con sus
intereses.
Este principio requiere unas determinadas estrategias de actuación por parte del maestro en el
aula, que le permitan:
Conocer el momento evolutivo de los alumnos
Conocer los conocimientos y experiencias previas de los alumnos
Conocer sus intereses
El maestro debe planificar las actividades considerando los tres aspectos anteriores.
Principio de evaluación
Un aspecto básico en el proceso de enseñanza- aprendizaje es la evaluación que se haga de la
consecución o no consecución de los objetivos que como maestros nos hemos planteado. La
observación directa de las diferentes situaciones de aprendizaje es el medio que nos va a facilitar
hacer una evaluación objetiva y real de la situación, además las entrevistas con los padres y los
distintos modos de registro nos pueden aportar datos relevantes.
Pero al hablar de evaluación no sólo hemos de considerar la adquisición de conocimientos y
capacidades en el niño, la evaluación va mucho más allá, y con el fin de que el proceso educativo
sea lo más adecuado posible a nuestros alumnos, es importante evaluar otros aspectos de dicho
proceso:
El maestro como agente intermediario entre los objetivos del curriculum y el niño.
La interacción afectiva y de comunicación entre todas las personas implicadas en el
proceso educativo.
La organización escolar y los distintos recursos metodológicos.
La adecuación de las programaciones a las características individuales.
Estos cuatro aspectos, junto con las capacidades del niño deben ser evaluados de forma
continua, global y formativa.
EL PAPEL DEL MAESTRO DENTRO DEL PROCESO DE ENSEÑANZA-APRENDIZAJE
"El maestro es un sujeto con personalidad madura capaz de comunicar valores y de potenciar a
los demás"(Titote, 1986)
El maestro realiza una acción pedagógica creativa, participativa, comprometida y vivencial,
promoviendo el desarrollo de los educandos e impulsándoles hacia el progreso de su madurez
personal. Por lo tanto, debe atender a la dimensión total del ser humano, siendo una de sus
funciones la comunicación y transmisión de valores.
Todo buen maestro tiene que facilitar el aprendizaje a sus alumnos, ejerciendo una actividad
docente directa, sistemática, programadora, metodológica y evaluadora.
Según el pedagogo español Pozo- Pardo, las funciones del maestro como agente educador son:
Función programadora: el maestro debe ordenar los objetivos, contenidos, actividades,
y en definitiva todo el proceso de enseñanza.
Función motivadora: el maestro ha de promover la actividad y el interés de los alumnos
por el aprendizaje.
Función informadora: Es la acción didáctica para transmitir conocimientos.
Función socializadora: El maestro tiene en su mano el fomento de actitudes de
colaboración y de respeto en el grupo.
Función orientadora: El maestro orienta a sus alumnos en cuestiones didácticas,
personales, escolares, sociales, etc.
Función formadora: Con esta función el maestro contribuye a la creación de actitudes,
valores, y hábitos en el desarrollo personal.
El estilo que marque el maestro dentro de su aula determina el ambiente del aula, la relación
entre iguales y la relación entre alumno-maestro. El estilo del educador es el conjunto de
características que marcan su forma de actuar y relacionarse dentro del aula.
El estilo abarca aspectos la creatividad, la calidez que transmite a los niños, los objetivos que se
marca, la metodología de aprendizaje, la paciencia, etc., aspectos que afectan al clima del aula.
La importancia del maestro
Vamos a describir a continuación los distintos aspectos que marcan el estilo del maestro y
determinan el clima del aula: el maestro como punto de referencia, el maestro como coordinador
del grupo y el maestro como agente comunicador de conocimientos.
El maestro como punto de referencia
El maestro es punto de referencia para los niños, y por tanto tiene que asumir ese papel,
aportando seguridad y afectividad para que el niño pueda desarrollarse en un ambiente
armónico. Además, el maestro no debe olvidarse de guiar el proceso de aprendizaje.
Como transmisor de afectos, el maestro debe tener desarrolladas las siguientes capacidades:
Sensibilidad: implica un alto nivel de empatia y, por tanto, capacidad de escucha y
comprensión.
Disponibilidad física y afectiva: implica, por parte del maestro, dedicación y afecto. El
educador ha de cubrir las necesidades del alumno y utilizar el lenguaje corporal para
manifestar afectos, lo que va a proporcionar seguridad al niño
Empatia cognitiva: el maestro ha de ser capaz de fomentar la imagen positiva de los niños,
reforzando de forma positiva a través de valores de su trabajo.
Autoridad: en este aspecto, el maestro debe buscar el grado de adecuación de autoridad,
sin normas excesivas ni rigidez, pero tampoco es conveniente crear un ambiente carente
de normas.
El maestro como coordinador de grupo
El trabajo en Educación Infantil se desarrolla fundamentalmente en grupo y, por tanto, el niño
debe dominar actitudes y habilidades sociales y de trabajo en equipo. El maestro debe saber
mantener ese equilibrio entre la individualidad y la sociabilidad del alumnado, dando respuesta
personalizada dentro de una organización grupal.
Este equilibrio requiere una capacidad organizativa que facilite la visión de todo el grupo:
distribución de espacio, agrupamientos, posición del adulto, etc. Esta alternancia continuada
entre lo individual y grupal permite adelantarse a muchos conflictos, evaluar el bienestar y el
grado de actividad del grupo, identificar las necesidades de ayuda, sin dejar de prestar momentos
de dedicación altamente personalizados, aunque necesariamente breves (Palacios y Paniagua,
2005).
Dentro de la función docente, el maestro debe tener una capacidad reflexiva que evite juicios a
priori del alumnado, de tal manera que tenga en cuenta la diversidad de alumnos, que respete la
propia identidad en un marco de tolerancia.
Por último, el maestro como coordinador de grupo, tiene que se ecuánime en sus relaciones con
el alumnado, no mostrando preferencias o rechazo por determinados alumnos. Esta ecuanimidad
no se traduce en una dedicación por igual a todos los alumnos, ya que la individualidad tiene que
primar. Lo que el maestro debe mostrar es un trato justo y equilibrado con todos los alumnos.
El maestro como agente comunicador
El lenguaje que usa el maestro es importante, tanto para la relación con los niños, como para la
adquisición que éstos están haciendo del mismo, siendo los adultos más cercanos al alumno los
que les sirven de modelo. El estilo comunicativo viene marcado por distintas variantes; entre ellas
la expresividad que el maestro utiliza para comunicarse con los alumnos, es decir, la velocidad, el
tono, la intensidad y la gesticulación son determinantes para mantener la atención de cualquier
interlocutor y, más concretamente, la atención del niño en situaciones grupales.
Ser expresivos en la comunicación no tiene por qué significar hablar muy alto, se puede ser muy
expresivo utilizando un tono de voz moderada, lo que además relaja el clima del aula.
El maestro como coordinador del grupo tiene que intervenir frecuentemente y llevar el hilo de
las conversaciones, sin olvidar que el niño está en plena adquisición del lenguaje, por lo que hay
que dejarles intervenir y escucharles, pero además hay que estimular las interlocuciones entre
los niños sin que el adulto intervenga.
Por otra parte, durante estos años, los niños cometen continuos errores al hablar, por ejemplo,
en ocasiones pueden decir "me he ponido el abrigo", en esta ocasión la intervención del docente
debe ir encaminada a repetir el mensaje del niño de forma correcta y no a interrumpir su discurso
para corregirle y decirle que "así no se dice", de esta manera conseguiremos estimular al niño en
el uso del lenguaje y que el proceso de adquisición esté integrado en el propio quehacer diario
de los niños.
Como comunicador, el maestro también debe tener en cuenta de qué habla y cómo se expresa.
Es evidente que conforme más mayor es el niño, más complejos pueden ser los diálogos, pasando
de hablar de forma muy sencilla, con mensajes cortos y referidos a una realidad muy cercana, a
utilizar un lenguaje más amplio, estilizando el lenguaje para relacionar, comparar, preguntar,
analizar, etc.
Perfil del maestro
Se pueden destacar dos perfiles opuestos: Estilo directivo y Estilo inclusivo
El estilo directivo. Dentro de este perfil se encuentran aquellos maestros que imponen lo
que hay que hacer con un lenguaje imperativo. Por regla general estos docentes se
centran menos en la atención individualizada y más al grupo, toleran más la diversidad,
realizan actividades estructuradas o semi estructuradas; son poco dados a una
organización del aula más dinámica, como los rincones; favorecen más las actividades
manuales, aquellas que un trabajo sentado en la mesa manteniendo una disciplina de
orden, desarrollando menos tareas cooperativas.
El estilo inclusivo. El maestro con este perfil tiene una mayor actitud de respeto y
valoración de la diversidad, aceptando a cada niño como un ser individual distinto al
resto. El estilo inclusivo significa que el maestro se muestra interesado por todos sus
alumnos, se muestra comprensivo con todos ellos, transmite afectividad, prefiere
actividades semiestructuradas y libres, organiza el aula por rincones o áreas de trabajo,
favorece distintos tipos de actividad y fomenta actividades de cooperación entre iguales.
EL ESPACIO EDUCATIVO COMO RECURSO PEDAGÓGICO: EL AULA
"El espacio escolar es el conjunto de la edificación escolar, tanto en sus espacios y equipamientos
interiores como exteriores emplazados en su contexto social y ambiental" (Pol y Morales, 1986)
El espacio educativo debe organizarse según se entienda la enseñanza, el aprendizaje y los
recursos como método de instrucción, de tal modo que sea un contexto de aprendizaje
congruente.
La organización espacial tiene una gran importancia a la hora de priorizar determinados objetivos,
favorecer la interacción entre iguales y la interacción alumno-maestro, flexibilizar el tiempo,
favorecer el entendimiento que se tenga de la enseñanza y por tanto de la actividad del alumno,
de los recursos de los que se disponga y del uso que se les dé.
La distribución espacial en el aula tiene un carácter especialmente relevante, pues no sólo guía el
método de trabajo del maestro, sino que algunos aspectos vinculados a la distribución de
mobiliario y materiales pueden ser cruciales para obtener resultados óptimos del aprendizaje.
La organización del aula ha de contribuir a dar una respuesta ajustada a las necesidades del
alumnado, por tanto debe contribuir a:
Potenciar un tipo de actividades y reducir otras.
Estimular el aprendizaje.
Favorecer agrupamientos homogéneos.
Favorecer el uso de los materiales y los ritmos.
Tipo de actividades
Dentro del tipo de actividades que podemos planificar en el aula, existen tres tipos: Actividades
dirigidas y actividades libres y un término medio, las actividades semidirigidas o semilibres:
Actividades dirigidas Se desarrollan generalmente en grupo y el maestro guía la actividad.
Las actividades las marca el adulto sin posibilidad de flexibilizarlas. Para que estén
ajustadas al nivel de todos los niños estas tienen una dificultad intermedia. Estas
actividades se pueden plantear y desarrollar de muy distintas formas, desde posiciones
muy rígidas hasta posiciones más flexibles. Desde esta última posición es desde donde
las actividades dirigidas tienen validez, así considerando la atención a la diversidad, la
tolerancia y la ayuda, podemos plantear actividades dirigidas muy válidas, sobre todo en
momentos críticos, como el periodo de adaptación.
Actividades libres. Estas actividades se caracterizan por la falta de intervención del
adulto, son actividades muy abiertas que dan una mayor respuesta a la diversidad, ya que
cada niño actúa según sus intereses y sus motivaciones. Este tipo de actividades pueden
resultar caóticas si no se cuida que el material y la distribución del espacio sea el
adecuado, por lo que el maestro aunque no interviene directamente en la actividad del
niño, tiene que tener controlados los demás elementos.
Actividades semidirigidas o semilibres. Entre decirles a los niños lo que tienen que hacer
y dejarles que hagan lo que quieran, podemos encontrar muchos puntos intermedios, el
más generalizado es aquél en el que el maestro se plantea unos objetivos para trabajar
con sus alumnos, propone los materiales y distintas propuestas de actividad para trabajar
estos objetivos y dejar que el niño actúe de forma libre, sin tiempo de intervención, sin
pautas de trabajo, sólo el niño eligiendo actividades y materiales.
De esta manera el niño encuentra un ambiente estimulante, dotado de múltiples recursos
materiales y sociales y aportando un amplio abanico de formas de trabajo que favorezca su
desarrollo motor, cognitivo, social, afectivo, etc. Este tipo de actividades supone mucho trabajo
para el maestro, preparando y organizando los materiales y la distribución del aula
continuamente, según las necesidades del alumnado. El aula debe ser un medio estimulante que
favorezca el aprendizaje significativo y constructivo, y promueva la interacción entre iguales.
Agrupamientos en el aula
Los agrupamientos en el aula tienen que ser distintos en función de la actividad que se desarrolla,
de esta manera se deben favorecer agrupamientos en pequeños grupos (5 ó 6), agrupamiento de
todo el aula, agrupamiento de 2 ó 3 niños e interacciones individuales. Todos los tipos de
agrupamiento son positivos en determinados momentos, sin abusar de ninguno de ellos y
flexibilizando los tiempos.
La organización espacial
"Una adecuada organización del ambiente, incluyendo espacios y recursos materiales, facilitará
la consecución de las intenciones educativas.
Es necesario que el espacio escolar tenga en cuenta las necesidades de los niños, que les permita
hacerlo suyo y situarse en él a partir de sus experiencias y relaciones con objetos y personas. Para
cumplir con estas condiciones, el espacio, su distribución y las dependencias del Centro de
Educación Infantil deben adecuarse a las variadas y cambiantes necesidades de los niños" (Diseño
Curricular Base para la Educación Infantil)
La organización del espacio y del tiempo es uno de los principios metodológicos que han de
tenerse en cuenta a la hora de planificar el proceso educativo. La importancia de estos dos
aspectos metodológicos es la función estimuladora y potenciadora que cumplen en la asimilación
de los aprendizajes.
La importancia de la organización espacial en el proceso educativo se debe a que el niño aprende
a través de sus experiencias con el medio, su desarrollo está totalmente vinculado a la interacción
que desde el nacimiento tiene el niño con su entorno.
Por lo tanto, el Centro educativo debe favorecer el desarrollo integral del alumnado, atendiendo
a todas las capacidades: cognitivas, motoras, afectivas, perceptivas, sociales, etc.
En la distribución del espacio se han de tener en cuenta las necesidades del niño y el tipo de
educación que se le va a dar, con el fin de que exista una coherencia entre todos los elementos
que intervienen en el proceso.
Gran parte de la motivación de los niños vienen determinada por la vista, por eso la distribución
espacial del aula debe contar con una imagen atractiva y agradable para el alumnado, cubriendo
así uno de los objetivos psicológicos más importantes para el aprendizaje.
Una vez asimilada la importancia de la imagen física del aula, debemos tener en cuenta que la
distribución espacial cubra todas las necesidades del alumnado:
Necesidades primarias.
Atendiendo a necesidades
Fisiológicas: alimentación, asco, etc.
Físicas: espacios amplios, luz, ventilación, etc.
De confort: temperatura, silencio, materiales, etc.
Necesidades ambientales y personales. El espacio debe favorecer un ambiente
Limpio y ordenado.
Alegre.
De afectividad. Acogedor.
Que permita atención individualizada.
Necesidades educativas. El aula debe aportar
Creación de hábitos.
Aprendizajes de tipo sensorial.
Aprendizajes de tipo motor. Aprendizajes de lenguaje.
Concepto del propio cuerpo y el espacio.
Desarrollo de la inteligencia.
Desarrollo de la imaginación.
Evaluación del alumnado.
Necesidades psicológicas. El aula debe aportar
Puntos de referencia físicos.
Puntos de referencia humanos.
Fácil orientación.
Interés por la investigación y el aprendizaje.
Afirmación de la personalidad.
Seguridad y confianza.
El espacio debe estar dotado de una cierta flexibilidad, para ir ajustando este a los diferentes
momentos evolutivos por los que pasa el alumno.
Pero no sólo debe atenderse a la organización del aula, el centro educativo como tal debe tener
unas características específicas que permitan acceder a él de forma cómoda para todos los
participantes del proceso educativo.
Así, el centro educativo debe quedar abierto:
A los alumnos y profesores, permitiendo una movilidad por todas sus dependencias.
A las familias para que puedan tener acceso al centro educativo de los más pequeños,
disponiendo de salas para reuniones que les resulten cómodas y agradables.
Al entorno más cercano (barrio, pueblo, etc.)
La organización del espacio ha de favorecer la actividad, la exploración, la autonomía personal, la
socialización, la imaginación y su desarrollo cognitivo. Para ello el espacio debe contar con puntos
de referencia claros que hagan que los niños se puedan orientar con facilidad. Estos puntos de
referencia bien pueden quedar definidos por la distribución por rincones, si por el contrario no
se utiliza esta metodología, para la enseñanza los puntos de referencia pueden ser elementos de
decoración visibles y los propios materiales distribuidos con coherencia (material de plástica
junto, juegos juntos, etc.).
El espacio debe favorecer un fácil cambio en la distribución del material, de tal manera que pueda
cambiarse en función de las necesidades de los alumnos o para favorecer una determinada
actividad.
En resumen, aquello que debemos tener en cuenta a la hora de distribuir el espacio es:
Que sea un espacio estimulante y ordenado que favorezca la autonomía del niño.
Debe ser cálido y confortable.
Que favorezca la manipulación.
Óptimo para el encuentro con otros
Que favorezca tanto actividades en grupo, como individuales.
Flexibilidad.
Que tenga una distribución por zonas como puntos de referencia.
Facilidad para la observación y la evaluación.
Ambiente sano y seguro.
En la organización del espacio también tiene especial importancia la disposición del material
educativo, de tal manera que deben cuidarse los siguientes aspectos
Visibilidad El material debe estar a la vista de todos.
Accesibilidad. Debemos poner el material a su altura para que lo puedan manejar.
Transporte El material debe ser de fácil transporte dentro del aula
Clasificación Los criterios por los que esté clasificado el material deben conocerlo los
niños, colocando símbolos que lo identifiquen. Por ejemplo, si tenemos material de
disfraces, podemos poner como símbolo en la zona o rincón una máscara.
Almacenaje Todo el material ha de tener un lugar concreto donde guardarlo, conocido
por los alumnos.
Distribución descentralizada Debe haber materiales por todo el espacio,
descentralizando al maestro y su labor educativa.
Conservación Es un factor educativo de primer orden. El cuidado y conservación del
material ayuda al desarrollo de destrezas manuales y sociales.
Volviendo a la distribución espacial, a la hora de organizarlo, hemos de tener en cuenta la creación
de diferentes escenarios donde los niños puedan manejarse con facilidad.
En un aula no debemos olvidar crear:
Un espacio de encuentro: zona de alfombra, asamblea, etc.
Un espacio para el trabajo: pintura, manualidades, fichas, etc.
Un espacio de biblioteca: acercando los libros y la lectura.
Por lo tanto, la distribución espacial debe ir en consonancia con la concepción metodológica que
se tenga y se aplique en el aula.
En la etapa de la Educación Infantil, el cuidado del espacio y su distribución cobran especial
interés en la medida en que es en ese espacio donde el niño va a desarrollar su autonomía, donde
va a realizar importantes aprendizajes cognitivos, donde va a aprender las normas sociales y de
convivencia, y a relacionarse con sus iguales.
Actualmente existen dos propuestas de organización espacial bastante generalizadas en el medio
educativo: la distribución por rincones y la distribución por talleres. A continuación se desarrollan
dichas propuestas metodológicas:
EL AULA POR RINCONES.
Los rincones son espacios organizados dentro del aula. Deben ser polivalentes, de tal manera
que se pueda trabajar en ellos de distinta manera y para la consecución de diversos objetivos.
En los rincones, los niños tienen la posibilidad de investigar, crear, manipular, jugar y relacionarse,
sin tiempo limitado, es decir que los niños actúan libremente según sus intereses y sus
preferencias.
Se puede diferenciar entre rincones de juego y rincones de trabajo, siendo los primeros
destinados a la actividad lúdica y el aprendizaje por este método, y los segundos al refuerzo de
objetivos a través de actividades específico
El trabajo por rincones permite realizar actividades adaptadas a las características de todos los
niños del grupo-clase, permitiéndoles progresar paulatinamente en sus capacidades.
Cada rincón sirve para la consecución de determinados objetivos en función de la actividad que
se realice en el rincón, el tipo de juego, los tiempos de permanencia, etc. A grandes rasgos
podemos enumerar unos objetivos generales que se trabajan en el aula por rincones:
Favorecer el desarrollo mental del niño. Propiciar el desarrollo autónomo. Posibilitar
aprendizajes significativos. Desarrollar su creatividad e imaginación.
Favorecer el desarrollo social (comunicación intergrupal y comunicación profesor -
alumno).
Desarrollar el pensamiento lógico.
Favorecer la comunicación oral.
Construir la imagen de uno mismo, descubriendo sus posibilidades y limitaciones.
Favorecer el desarrollo psicomotriz.
Favorecer el conocimiento de las diversas formas de expresión y comunicación oral,
plástica, musical, etc.
Potenciar la adquisición de las normas de comportamiento.
Desarrollar la capacidad de investigación, superar el miedo a nuevas experiencias.
Favorecer el aprendizaje por descubrimiento.
Además de estos objetivos generales, el maestro debe plantearse unos objetivos más concretos
y en función de éstos distribuir los rincones por el espacio del aula.
Por tanto, para que el espacio responda a nuestras intenciones educativas, el maestro debe tener
en cuenta los siguientes principios:
El espacio y la distribución por rincones tiene que ser convergente con nuestra
metodología, basada en los objetivos anteriormente descritos
El espacio debe favorecer la comunicación entre iguales. Es importante, en este caso, que
se formen grupos de manera espontánea porque nos va a permitir trabajar mejor sobre
nuestros fines educativos, ya que al formarse de manera natural no suelen ser
homogéneos y, por tanto, compensar diferencias individuales y desigualdades. Por
ejemplo, se mejora el rendimiento de los alumnos que van, en el proceso de aprendizaje,
por debajo de la media, mientras se favorece que los alumnos más avanzados mejoren
en aspectos de cooperación, empatia, desarrollo social, autoestima, etc.
El espacio debe propiciar diversas alternativas de trabajo y, para ello, el maestro tiene
que contar con diversos recursos.
En la distribución del espacio por rincones tiene que haber unas determinadas normas
de comportamiento y cuidado que el alumno debe conocer y respetar, y deberá ser
sancionado en caso de no cumplir dichas normas. Estas normas tienen que estar
encaminadas a mejorar la autonomía del niño, les debe proporcionar seguridad, tienen
que contribuir a la formación de hábitos y control de emociones y frustraciones.
El espacio tiene que estar distribuido de manera que:
El maestro pueda observar fácilmente a sus alumnos
Los alumnos puedan acceder autónomamente y con facilidad a cada rincón y a los
materiales
La estética llame la atención del alumno.
La actividad por rincones puede realizarse de dos modos: de forma libre o con tareas dirigidas.
Juego por rincones de forma libre
Esta modalidad da la posibilidad de que el niño descubra, construya, elija actividad, observe,
actúe e invente de manera espontánea y autónoma. El juego libre, además, supone para el niño
tener que elegir actividad, planificarla, escoger materiales para llevarla a cabo, controlar el
tiempo que quiere dedicarse a ella y hacer una evaluación o reflexión personal sobre la actividad
y sobre sus actuaciones en ella.
Juega un papel muy importante la motivación del alumno ya que el grado de implicación y
participación del niño dependerá mucho de este factor.
Las tareas que pueden realizar y que ellos libremente deben elegir, podrán ser:
Las que posibiliten los propios rincones y los materiales que en ellos se encuentren.
Las que reflejen las unidades didácticas
Las que surjan de forma espontánea por los propios niños
Juego por rincones dirigido
En este caso las tareas se realizan de forma individual. Las actividades están totalmente pensadas
de antemano y estructuradas, con unos objetivos ya determinados, aunque se debe dejar cierta
libertad de elección al niño, es decir que dentro de la consecución o trabajo sobre un objetivo, el
niño tenga la posibilidad de elegir entre varias actividades (por ejemplo, a la hora de realizar una
ficha, darle la posibilidad de elegir una entre cuatro o cinco)
En la metodología por rincones el papel del maestro es muy laborioso, desde la preparación,
planificación, elección de espacios, selección de rincones, elección de material, etc., hasta la
evaluación de los alumnos pasando, por supuesto, por el proceso de aprendizaje de los mismos,
donde debe hacer de observador, de cómplice, atender y escuchar a sus alumnos, cubrir sus
necesidades, ayudarles en momentos determinados, motivarlos, despertar su interés e intervenir
siempre que sea necesario para adecuar los espacios a las necesidades y aprendizajes de los
alumnos.
Cuando tenemos un alumno con necesidades educativas especiales, ya sea por trastornos físicos,
motores o psíquicos, el aprendizaje por rincones resulta especialmente interesante ya que si para
cualquier niño esta distribución potencia aspectos ya mencionados, como la autonomía y la
autoestima, en alumnos con NEE esta metodología es mucho más significativa y eficaz, ya que
facilita una atención más personalizada con materiales más adaptados a sus capacidades, menos
posibilidades de frustración y un mayor desarrollo normalizado. El espacio por rincones favorece
la integración de todos los alumnos y la actitud positiva de respeto y solidaridad hacia las
características de todos los niños del aula.
A continuación, proponemos posibles rincones que podemos crear en nuestra aula:
Rincón de la alfombra: Este rincón es donde se realizan las asambleas, donde se cuentan
cuentos, donde se reúne toda la clase.
Rincón de la construcción: Donde el niño realiza juegos con elementos en tres
dimensiones, es decir, juegos de construcción, lotos, puzzles, bloques, etc. Esto le da la
posibilidad de conocer mejor el espacio, desarrollar habilidades manipulativas y de lógica.
Rincón del juego simbólico: En este rincón es donde mayormente se desarrolla la
imaginación, además les sirve para expresar emociones, ya que adquieren roles distintos
que les hacen perder miedo. Es un buen lugar también para el desarrollo del lenguaje, la
comunicación y la socialización. Aquí los niños, de forma individual o en grupo juegan a
las casitas, con disfraces (este también puede ser un rincón aparte), a las tiendas y a todo
aquellos que forma su entorno más cercano.
Rincón de plástica: Este rincón contribuye al desarrollo de la creatividad y al desarrollo
de habilidades de manipulación y motricidad fina. Normalmente tiene una pila de agua
cercana.
Rincón de la lectura: Este rincón, con una pequeña biblioteca, contribuirá a despertar en
el niño su gusto por la lectura, también favorece la imaginación.
Rincón de movimiento: Está indicado para los más pequeños. Contribuye al desarrollo de
la motricidad gruesa, al reconocimiento del cuerpo y de las propias posibilidades, al
equilibrio, etc. Aquí el niño encontrará triciclos, carros para empujar, módulos de goma-
espuma, pelotas, etc
Rincón de experimentos: En este rincón el niño despierta su capacidad científica, de
investigación, experimentación y descubrimiento y da la posibilidad de manipular, activar
y transformar objetos a través de sus actos. Aquí podrán encontrar utensilios (adaptados
a su edad) que no encontrarán en otro lugar, cómo balanzas, lupas, bastidores, pesas,
etc.
Rincón de la naturaleza. Aquí el niño conoce su medio físico y natural y adquiere hábitos
de cuidado y respeto a la naturaleza, tiene la posibilidad de plantar, ver crecer plantas a
través de su cuidado e incluso, en ocasiones, cuidar algún pequeño e inofensivo animal
(una tortuga, un pez, gusanos de seda, etc.)
Rincón de matemáticas o rincón de los números: En él los niños experimentan con
números, cuentan, manipulan,, realizan adiciones y sustracciones, en definitiva, sin darse
cuenta se acercan a las matemáticas. En este rincón podrán encontrar materiales tales
como: figuras geométricas, tarjetas numeradas, elementos para numerar, tablillas, etc,
LA ORGANIZACIÓN POR TALLERES
Muchas veces se equiparan de forma errónea los términos rincones y talleres. Sin embargo se
diferencian en muchos aspectos: los talleres tienen una duración determinada y se realizan con
la pretensión de desarrollar actividades que no pueden encajar de forma permanente en el aula,
pero que, sin embargo, tienen un valor educativo de gran consideración. Por otra parte los
talleres no permiten la actividad libre, sino que se realizan actividades muy dirigidas, planificadas
y con un planteamiento de progresión continua.
La distribución del tiempo en los talleres tiene que ser muy flexible, y debe ser adaptada a la edad
y características del niño que participa en los talleres, así como a las posibilidades espaciales que
ofrece el centro.
En la organización escolar por talleres, el maestro debe seguir las siguientes premisas:
Alternar actividades grupales que favorezcan actividades de consenso, escucha,
tolerancia, aceptar otras opiniones, etc., con actividades individuales donde el alumno
muestre su iniciativa y su autonomía.
Compaginar actividades que requieran más esfuerzo mental con aquéllas que requieran
más esfuerzo físico.
Planificar actividades acordes a los intereses del niño, que se sienta motivado para una
participación activa.
Considera los ritmos de trabajo que demanden los niños, siendo flexible en la duración
de las actividades.
Tener una actitud de escucha hacia los niños.
Contar con la participación de las familias.
La realización de talleres en el aula tiene, además de los objetivos pedagógicos de cada taller en
concreto, unos objetivos generales que rigen esta metodología:
Aprender distintas técnicas de trabajo.
Favorecer las relaciones sociales entre alumnos y con los adultos.
Adquirir hábitos de respeto y cuidado de las cosas.
Adquirir hábitos de conducta positiva.
Aprender a utilizar y aprovechar el uso de los materiales.
Apreciar los trabajos propios y ajenos realizados en los talleres.
Realizar aprendizajes significativos. Aprender de forma globalizada
Favorecer el desarrollo de la autonomía en el niño.
Hacer lúdicos determinados aprendizajes.
Además de estos objetivos, los talleres contribuyen a que los niños:
Adquieran capacidad de observación a los fenómenos que les rodean.
Adquieran capacidad de análisis, dándose cuenta de las características de los objetos.
Conozcan distintas vías de lograr un objetivo, sabiendo elegir el modo que mejor le venga
en función de sus posibilidades personales y materiales.
Desarrollen la atención y la memoria. Mejore su rendimiento. Desarrolle la lógica.
Dé sentido de utilidad a lo aprendido.
Al igual que en la metodología por rincones, en los talleres el papel del maestro es fundamental.
El maestro tiene que actuar desde diversos frentes:
Como organizador: preparando el material, distribuyendo el espacio y el tiempo,
haciendo grupos, etc.
Como observador: haciendo anotaciones de sucesos que puedan resultar interesantes,
evaluando el equipo de trabajo, los materiales y, trimestralmente, cada taller,
observando la actitud de los alumnos en cada taller (motivaciones, dificultades, etc.) y las
relaciones entre iguales y alumno-maestro.
Como mediador entre los talleres y los niños: es decir, que la maestra es la encargada de
dar las explicaciones pertinentes, dirigir el aprendizaje de las distintas técnicas, dialogar
con los niños de su taller y escuchar sus opiniones, dificultades y propuestas, ayudar en
los momentos necesarios, introducir al niño en el dominio de ciertas técnicas.
Los talleres no se realizan a diario, ni durante toda la jornada laboral, se suelen determinar varios
días a la semana durante un tiempo limitado (por ejemplo, dos días por semana tres horas), es
importante pedir colaboración a las familias para su planificación y desarrollo.
Generalmente por cuestiones de espacio, en cada aula se realiza un taller y así se facilita el
movimiento y el trabajo, tanto en pequeños como en mayores. Cada maestra se encarga de la
coordinación y ejecución del taller que se lleva a cabo en su aula y los niños van rotando por los
distintos talleres, de tal manera que cada día de talleres pasen por uno diferente y en cada uno
de ellos jueguen, experimenten y aprendan nuevas experiencias que a posteriori puedan aplicar
a su vida cotidiana.
A continuación se ofrece una lista de los talleres más comunes y que mejores resultados pueden
dar en la etapa de Educación Infantil, no siendo la única, pues la lista de talleres puede ser tan
amplia como nuestra imaginación nos permita.
Taller de papel: en él el alumno aprenderá a plegar, picar, cortar y realizar distintas
técnicas de trabajo con el papel. En este taller se trabaja fundamentalmente la motricidad
fina, la coordinación ojo-mano, habilidades manuales, imaginación, percepción de
formas, etc.
Taller de cocina: es donde los niños realizan recetas fáciles que luego prueban. Este taller
suele gustar por lo sorprendente que supone cocinar en la escuela. En este taller se
favorece sobre todo la imaginación, el desarrollo de la autonomía, la coordinación motriz,
la manipulación, la experimentación, el pensamiento matemático (pesar, medir,...), el
orden y la limpieza.
Taller de pintura y modelado: desarrolla fundamentalmente la creatividad, la
manipulación y la discriminación de texturas (arcilla blanda, arcilla seca, etc.) En este
taller se suelen realizar figuras de barro, pintura de camisetas, pintura de murales, etc.
Taller de informática: actualmente muy en auge. Se pretende familiarizar a los niños con
el ordenador y sus posibles usos, desarrolla además hábitos de cuidado del material.
Taller de teatro: desarrolla la creatividad, la capacidad de dramatización, el movimiento,
el desarrollo del lenguaje oral y el lenguaje corporal. En este taller los niños aprenden a
realizar representaciones tanto de teatro como de títeres.
LA ORGANIZACIÓN DEL TIEMPO
Tanto la organización espacial, como la organización temporal dentro del aula, cumplen una
función estimuladora y potenciadora de los aprendizajes.
La organización del tiempo en educación infantil debe responder a las necesidades del niño y a
su desarrollo evolutivo, debiendo mantener una secuencia estable de las actividades que les
proporcione seguridad, manteniendo cierta flexibilidad para ir adaptándose a los ritmos de los
niños y a sus actividades y, dando cabida a la actividad lúdica como principal vía de aprendizaje
del alumnado.