De mi vida scoutDe mi vida scoutDe mi vida scoutDe mi vida scout
Vivencias en el Escultismo de
Tenerife desde 1961 hasta 1980
Tomás de Armas Schmölzer
De mi vida scout
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De mi vida scoutDe mi vida scoutDe mi vida scoutDe mi vida scout
Vivencias en el Escultismo de
Tenerife desde 1961 hasta 1980
Con prólogos
del aparejador, escritor y miembro
de la PEVIE
Sinesio Domínguez Suria
y
del historiador del CSIC y ex-scout
Agustín Guimerá Ravina
Tomás de Armas Schmölzer
De mi vida scout
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Dep. Legal: TF-1296/2000.
Todos los derechos han sido cedidos por el autor a la Asociación de Antiguos Exploradores, Scouts y Guías de Tenerife
Portada: Fotografía tomada por Óscar Bennasar González, que
también sirvió de portada a la revista “Jamboree” del Grupo 7 “Zebensui”
De mi vida scout
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A Carmen Pilar, paciente amiga,
valerosa compañera, amante esposa.
De mi vida scout
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“No niegues un beneficio al que lo necesita,
siempre que en tu poder esté el hacérselo”.
La Biblia - Proverbios 3,27.
“Somos la memoria que tenemos
y la responsabilidad que asumimos.
Sin memoria no existimos;
sin responsabilidad quizá no merezcamos existir”.
José Saramago.
“De poco sirve el conocimiento sin sabiduría,
no hay sabiduría sin espiritualidad,
y la verdadera espiritualidad incluye siempre
el servicio a los demás”.
Pensamiento budista.
“... andaremos por los montes, por las selvas y
por los prados, cantando aquí, endechando allí,
bebiendo de los líquidos cristales de las fuentes...”
Miguel de Cervantes, en “Don Quijote”.
“Facilitar una buena acción es lo mismo que hacerla”.
Mahoma.
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I n d i c e Página
Prólogo de Sinesio Domínguez Suria ............................................... 9 Prólogo de Agustín Guimerá Ravina .............................................. 13 Explicación del autor ....................................................................... 19 Agradecimientos ............................................................................. 23 Una introducción necesaria ............................................................ 25 En los scouts 1961 Grupo 7 "Gran Tinerfe"........... 37
............................................1962 ………………………………… 51
............................................1963 ………………………………… 57
............................................1964 ………………………………… 65
............................................1965 ………………………………… 73
............................................1966 ………………………………… 85
............................................1967 …… …………………………… 93
............................................1968 …………………………………115
............................................1969 Grupo 79 "Anaga"……………123
............................................1970 Grupo 7 "Zebensui".…………139
............................................1971 …………………………………153
En la Zona Scout - 1971 - 1976 .................................................... 163
Comisaría de Zona - 1976 - 1980 ................................................. 173
I Campamento Nacional Scout - Julio de 1979 ………… 211
A modo de epílogo ........................................................................ 237
Anexos que se citan (I Campamento Nacional Scout) ................. 243
Informe del Comisario de Zona .........................................................245
Integrantes de la Unidad de Apoyo y Servicios, miembros
del Comité Organizador y otros colaboradores ............................. 255
Integrantes del contingente de Tenerife ....................................... 257 Indice Onomástico ........................................................................ 259
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De mi vida scout
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P R Ó L O G O
D E S I N E S I O D O M Í N G U E Z
No puedo prologar un libro de Tomás de Armas
Schmölzer, Tommy para muchas personas y para mí
decididamente también, sin referirme a él, casi exclu-
sivamente, y no al libro. Tommy es de esas personas
que están tocadas por la varita mágica de la buena
mezcla, que no es otra cosa que unas dosis precisas
de honor y humanismo, unas porciones muy bien me-
didas a partes iguales de bondad y amistad y una piz-
ca de técnica, apenas un toque a gusto de cada cual.
Todo ello ha de ser bañado con una salsa de hierbas
de humor, buen hacer y, desde luego, nada de maldad
porque no encajaría en esta receta.
Cuando conocí a Tommy tendríamos escasa-
mente siete u ocho años y, con esa curiosidad casi in-
sana de los niños, nos daba risa que no se enterara
de lo que hablábamos ni de lo que le decíamos, tal era
la distancia entre su inglés natal y nuestro español. A
los cuatro meses ya hablaba perfectamente español,
al menos lo perfectamente necesario para haberse
hecho amigo de todos los compañeros del colegio.
De mi vida scout
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No he sabido hasta hoy, porque lo daba tan por
sentado, todo lo bueno que ha significado Tommy en
mi vida. Desde los tiempos, ya inmemoriales, de la
Peña Excursionista VI de Enero, PEVIE, en la que fue
persona clave para su unión y crucial para su funcio-
namiento, hasta hoy que salimos a pasear juntos y en
compañía de nuestras respectivas señoras y de otras
parejas de la Peña, que con ese nombre nos recono-
cen aún los amigos de aquel entonces. Y, ¡cosa curio-
sa!, no se sorprenden, que pudieran muy bien sor-
prenderse dado los años transcurridos, de que siga-
mos estando juntos.
Tommy es una persona exenta de maldad y,
además, soslaya y disculpa a quien la pueda tener de
una manera sinuosamente embellecedora. Si durante
nuestros paseos en su coche, que él conduce con esa
flema británica que le es innata, alguien de otro coche,
exasperado por alguna mala o lenta maniobra nuestra,
nos toca el claxon, Tommy no piensa que ese tocador
de bocinas es una persona maleducada. No. Tommy
piensa que es algún amigo, algún conocido que nos
saluda. Para no ser cruel con él y decirle que ha
hecho alguna maniobra rara y por eso nos han tocado
De mi vida scout
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la bocina, le sigo la corriente y le comento: “Me pare-
ció, por la cara, que era tal o cual amigo”. Él lo entien-
de mejor que yo, porque es más prudente, y para que
yo me dé cuenta de que él no se traga mi excusa, que
es para su bien, me contesta: “Tal o cual no debe ser,
porque ese no es su coche”, con lo que me está di-
ciendo que, aún a sabiendas de que alguien nos ha
increpado, hay que pasarlo por alto.
Tommy es un sabio, al que quiero más que a
un hermano. ¿Y del libro? ¡Me olvidaba!
¿Y quién no se olvida del libro hablando de
Tommy?
Sinesio Domínguez Suria.
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De mi vida scout
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P R Ó L O G O
D E A G U S T Í N G U I M E R Á
En recuerdo de Ramón, Walter y Finky,
con la alegría de haber compartido
muchos ratos inolvidables.
El otro día desempolvé el álbum de mi etapa
scout. En aquellas fotografías se encerraba una déca-
da feliz de mi vida y de sus páginas surgían un montón
de amigos y experiencias. A dos mil kilómetros de mi
isla, mi imaginación volaba de pronto hacia aquel fue-
go de campamento en Vilaflor, con treinta niños can-
tando el “Oro Negro” bajo la dirección de Tommy.
Aquel joven, con apellido extranjero y pelo corto que
tiraba a colorado, se había convertido en nuestro líder
hacía pocos meses.
El escultismo había supuesto para nosotros la
puerta mágica de un jardín como el de Alicia. En el
Santa Cruz de mediados de los sesenta no había de-
masiadas alternativas de expansión, como no fuesen
las excursiones colegiales, el deporte escolar, algún
De mi vida scout
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remojón en el mar, los boliches en la calle y la OJE.
Pero esta última organización juvenil simbolizaba un
régimen político al que muchos padres, de raigambre
liberal, miraban con suspicacia. La fundación de un
grupo scout en las Escuelas Pías trataba de llenar un
tanto este vacío.
Con las espaldas guardadas por los curas y un
comité de padres ─donde figuraban personas respe-
tadas por las autoridades─, unos jóvenes voluntario-
sos intentaban ofrecer a estos chicos una particular vi-
sión del mundo. Tommy fue uno de estos scouters
comprometidos. Mediante una paciencia infinita y la
dedicación de algunos colaboradores, nos descubrió
una isla recóndita, el placer de la aventura y un hori-
zonte cosmopolita.
El olor a cuero me sigue recordando aquellos
uniformes y ceremonias entrañables, donde se reafir-
maba nuestro sentimiento de pertenecer a una her-
mandad mundial, nuestro espíritu de servicio a los
demás. La sequedad del pinar de Guadarrama y el
aroma de la tierra mojada me transportan todavía a los
montes de mi tierra donde experimentábamos frío, ca-
lor, sed, cansancio y alegría durante aquellas acam-
De mi vida scout
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padas con Tommy. No sólo nos enseñó los nudos, el
morse o la orientación sino, lo más importante, nos
ayudó a forjar una personalidad, un talante distinto. A
la manera de una esponja absorbimos conocimientos
y actitudes.
Nos mostró el camino para ser independientes.
Fuimos sin saberlo ecologistas avant-la-letre y apren-
dices del compromiso social. Una especie de fuerza
interior, destinada a la futura mejora de nuestro entor-
no y la lucha contra la injusticia, se nos quedó grabada
en el mapa de nuestra adolescencia como si se trata-
se de aquella carta estelar que estudiábamos a la luz
de una linterna.
Quizás el escultismo haya perdido algo de
atractivo en relación al enorme abanico de posibilida-
des de ocio, formación y cooperación humanitaria que
ofrece nuestra sociedad actual. Quizás nos asalte una
sonrisa al rememorar algunas consignas y valores de
un tiempo distinto. Pero creo que lo esencial de aquel
mensaje permanece incólume.
Fuimos afortunados al contar con un líder como
Tommy en un momento crucial de nuestras vidas. El
legado de aquellos años inolvidables ha creado lazos
De mi vida scout
16
de amistad que aún perviven entre nosotros. Y todo
ello se lo debemos a Tommy y a los demás que nos
guiaron por aquel sendero.
Las páginas que siguen evocan muy bien una
época y un estilo de vida diferentes, pero cargados de
ilusiones. Y en este libro Tommy da fe notarial de
aquellos años ofreciéndonos una información muy
completa. Reseña los nombres sonoros de aquellas
unidades de lobatos, scouts y escultas, que evocaban
una isla primigenia, la Arcadia literaria de los guan-
ches. El autor pasa lista también a aquella pléyade de
jóvenes jefes y padres que sacrificaron mucho tiempo
libre al escultismo. ¡Cuantas cosas hicimos! ¡Cuanto
entusiasmo vertimos en aquellas marchas y acampa-
das, en aquellas reuniones de los sábados en el local!
Muchísimos niños y adolescentes de Santa Cruz so-
mos en parte deudores de aquel ambiente excepcio-
nal. Ojalá podamos contar con otros libros como el
que se nos ofrece aquí, para seguir reconstruyendo
nuestra pequeña historia.
Cuando me asalta la nostalgia me adentro en
alguna vereda de Navacerrada con la esperanza de
captar en el silencio del bosque las voces de aquellos
De mi vida scout
17
niños y su jefe scout, donde el pasado revive en otra
persona, en un adulto afortunado.
¡Buena caza!
Agustín Guimerá. Madrid, Abril 2000.
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De mi vida scout
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E X P L I C A C I O N D E L A U T O R Decía Óscar Wilde que para escribir solo se
necesitaban dos condiciones: tener algo que contar y
contarlo. Hace mucho tiempo que pensé en escribir la
historia de los primeros años del Grupo Scout 7 “Ze-
bensui”, nacido de la fusión del veterano Grupo “Gran
Tinerfe” con el más joven y efímero Grupo “Anaga”.
Una historia creo que prácticamente desconocida para
la mayoría de los actuales componentes del Grupo.
Siempre me proponía hacerlo ya y siempre
surgía algo que me obligaba a posponer para más
adelante este trabajo. Durante este tiempo algunos
antiguos componentes del Grupo hemos escrito pe-
queñas reseñas, indicando los hechos más destaca-
bles del acontecer del Grupo cada año de su vida.
Otros nos habíamos comprometido a escribir esta his-
toria en serio pero, por unas razones o por otras, nun-
ca lo hacíamos. Y así han ido transcurriendo los
años…
Pero algo me ha hecho decidirme ahora y sa-
car el tiempo necesario de donde haga falta. Creo que
ese algo ha sido ver como, en febrero de 1999, co-
De mi vida scout
20
menzaban a caer bajo la piqueta los viejos muros del
que fue nuestro “Local” de siempre, nuestro Local de
tantos años, nuestra pequeña casa de la calle Ramón
y Cajal. Al menos el local de aquellos que vivimos el
Grupo en los casi treinta años transcurridos desde
1968 hasta ya mediados los años 90 y por el que, ló-
gicamente, sólo podemos sentir especial cariño quie-
nes lo ocupamos alguna vez. A nuestro viejo y destar-
talado Local le ha llegado la hora del derribo y segu-
ramente la pequeña casa terrera será sustituida por un
nuevo edificio de varios pisos.
Así es la vida y no nos queda más remedio que
aceptarlo, pero nadie puede negarnos el derecho a
nuestros recuerdos, a la nostalgia por “nuestro Local”.
Estoy seguro que, a partir de ahora, cada vez que pa-
semos por donde estaba situado, tendremos un breve
y entrañable recuerdo para él.
Puesto a escribir la historia del Grupo “Zeben-
sui”, pronto me di cuenta que era algo imposible para
una sola persona pues, aunque los hechos siempre
son los hechos, la óptica bajo la que se los ve es dife-
rente en cada individuo. Al final iba a resultar “mi” his-
toria del Grupo y por ello mismo parcial e incompleta.
De mi vida scout
21
Así que me he decidido a escribir, efectivamen-
te, mi paso por el Escultismo activo, desde mi ingreso
en 1961 hasta mi retirada definitiva en 1980. Y al ser
uno de los fundadores del Grupo, estoy narrando
igualmente lo que para mí y según mis recuerdos re-
sulta más destacado de su historia hasta el momento
en que lo dejo en otras manos. Naturalmente, siempre
queda abierta la posibilidad de que otros completen o
corrijan mi relato.
También me refiero a las actividades y aconte-
cimientos más destacados, sucedidos durante mi paso
por la Comisaría de Zona, con lo que completo mi his-
toria.
Espero que quienes me lean y observen erro-
res o la falta de datos o hechos importantes me lo co-
muniquen, para hacer las pertinentes correcciones. O
bien que escriban su parte, y así lograr entre todos
que la historia del Escultismo en Tenerife en los años
a los que hago referencia sea lo más completa y obje-
tiva posible.
Los hechos sucedidos en los años posteriores
a mi marcha, tanto del Grupo como de la Zona, debe-
rán ser contados por quienes los vivieron de cerca, a
De mi vida scout
22
lo que desde estas páginas les animo de todo cora-
zón.
Tenerife, febrero de 1999.
De mi vida scout
23
A G R A D E C I M I E N T O S
Esta narración hubiera sido imposible sin la
ayuda de Óscar Bennasar González, quien ha suplido
parte de mi conocida y ya proverbial mala memoria,
ordenando cronológicamente algunos hechos que yo
recordaba pero no situaba adecuadamente.
Tanto a él como a Octavio Armada Vernetta,
Luis Alberto Arnay de Armas, Alberto García Rojas,
Agustín Guimerá Ravina, José Carlos Marrero Gonzá-
lez, Fernando Martín Álvarez y al Padre Fidencio Peña
Vicario debo el que me hayan recordado sucesos inte-
resantes de aquellos años.
También he recibido una importante ayuda de
mi esposa, Carmen Pilar Castro Hernández, tanto por
los recuerdos compartidos como por sus ideas para
obtener datos y fechas.
Sinesio Domínguez Suria y Agustín Guimerá
Ravina me han prologado este libro, y a ambos, en un
exceso de cariño, lo único que les ha faltado ha sido
proponer mi beatificación. Yo sabía que me arriesgaba
a eso. Ellos saben que su amistad y afecto son co-
rrespondidos.
De mi vida scout
24
Diego Hidalgo Willis y Armando Sigut Carrace-
do me han ayudado técnicamente a dar forma a este
libro, recomponiendo alguna de mis torpezas frente al
ordenador.
En fin, alguno de mis antiguos scouts y de los
scouters con los que compartí responsabilidades du-
rante esos años, enterados de mi trabajo, me han
aportado sugerencias y ánimos.
A todos, mi gratitud y mi cariño.
De mi vida scout
25
UNA INTRODUCCION NECESARIA
Yo soy “de la Peña”. En ella adquirí una parte
importante de lo que soy.
La Peña, cuyo nombre completo es el de Peña
Excursionista “VI de Enero”, también conocida por sus
siglas: PEVIE. Nombre que incluye una fecha llena de
ilusión y de felicidad para niños y jóvenes de cualquier
edad y que para nosotros, sus integrantes, simboliza
precisamente eso: ilusión y felicidad.
La Peña constituyó un grupo singular, tanto por
su esencia como por su propia creación. En lo prime-
ro, porque su actividad principal fue ─y sigue siendo,
en ocasiones─ la de caminar por montañas, valles y
barrancos, por las tierras todas de nuestras islas. Una
actividad a la que hoy podríamos darle el nombre de
senderismo y en ocasiones hasta de treeking pero que
entonces no tenía ninguna denominación específica
De mi vida scout
26
salvo, tal vez, la de excursionistas, como refleja el
nombre de nuestra Peña. No éramos exactamente
montañeros ni tampoco escaladores. Nuestra meta
nunca fue llegar a lo alto de ninguna montaña ni hacer
el camino más difícil o arriesgado. De hecho, sólo
éramos unos caminantes que disfrutaban del esfuerzo
de la caminata, de la voluptuosidad del descanso, del
espectáculo de los paisajes, de sentirnos libres en
medio de lo que la Naturaleza nos ofrecía, de montar
nuestras tiendas exactamente donde nos daba la gana
─siempre, eso sí, con el permiso de los propietarios─,
de encender nuestras fogatas sin más límites que
nuestra responsabilidad y sentido común. Eso de ca-
minar por los montes aún no estaba de moda y éra-
mos muy pocos los que lo practicábamos en nuestra
tierra. De hecho, en más de una ocasión se nos pre-
guntó, en pequeños pueblos de nuestras islas, que
cuánto nos pagaban por caminar por ahí. Y no podían
entender que lo hiciéramos por el simple gusto de
hacerlo.
En lo segundo, la Peña fue singular por haber
sido el único colectivo independiente y permanente
creado en el seno de una juventud escolar muy encor-
De mi vida scout
27
setada y dirigida, la de un colegio de curas de finales
de los años 50 del siglo XX, en la que las actividades
lúdicas se limitaban a los tradicionales deportes, como
el fútbol, el baloncesto, el voleybol y, como excepción,
algo de atletismo. La Peña la constituimos diez mu-
chachos de entre doce y trece años, siete de los cua-
les éramos alumnos del colegio de las Escuelas Pías,
del “Quisisana” y que, sin ninguna dirección por parte
de nadie, nos dedicábamos a una actividad deportiva
poco usual. Y esta circunstancia hizo que la Peña fue-
se popular en el colegio. Al fin y al cabo, y como ya di-
je, era un grupo constituido al margen de la disciplina
escolar, totalmente independiente, y que en todos los
años de vida colegial se nos conoció a nosotros, sus
integrantes, como un equipo sólido y muy unido. Ade-
más, en alguna de nuestras excursiones admitíamos
la compañía de compañeros del colegio o de amigos,
lo que hizo que se nos conociera aún más.
Y aún hoy, entre nuestros antiguos compañe-
ros, se nos sigue conociendo como “La Peña”.
Con la Peña pasé de la infancia a la adoles-
cencia. En la Peña aprendí a discutir, a argumentar, a
defender mis posturas, a aceptar las decisiones de la
De mi vida scout
28
mayoría. Nuestras reuniones eran algunas veces bo-
rrascosas, pues cada uno quería imponer sus criterios
a los demás y allí se armaba más de una vez la mari-
morena. Pero eso nos estaba enseñando, paulatina-
mente, a dialogar y a entender que no todos teníamos
que pensar lo mismo, que las cosas tienen distintas
ópticas y enfoques. Y todo ello estoy seguro que nos
sirvió a todos; por lo menos puedo asegurar que para
mí fue muy importante esa experiencia.
Otra cosa que aprendí fue a ordenar una reu-
nión. Aquellas discusiones interminables, bizantinas,
vehementes, en las que cada uno repetía hasta la sa-
ciedad su punto de vista sobre un tema determinado,
nos llevaron finalmente a todos al aprendizaje de las
bases más elementales del desarrollo de una reunión.
Si queríamos llegar a alguna parte no teníamos más
remedio que buscar el camino y así fue como, poco a
poco, empezamos a establecer y aceptar unas normas
de conducta en el desarrollo de nuestros debates. En
el arte de organizar las discusiones y llegar a un con-
senso mayoritario, algunos de nosotros terminamos
por hacernos unos verdaderos expertos. Y eso me
serviría de mucho en el futuro.
De mi vida scout
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También nos acostumbramos a compartir. Las
excursiones de varios días te hacen comprender que
la solidaridad entre compañeros marca la diferencia
entre pasarlo bien o mal, que el trabajo en equipo es
esencial para el buen resultado final. Aprendimos
también que el enfrentar las dificultades con buen
humor es tan importante como un buen conocimiento
de las técnicas.
La primera excursión de la Peña tuvo lugar el 4
de enero de 1957, cuando sus integrantes rondába-
mos los 13 años de edad. Sus actividades perduraron
oficialmente hasta 1965, aunque con posterioridad
hemos seguido saliendo esporádicamente, ya con
nuestras respectivas familias. Y así hasta hoy…
La Peña la formamos Óscar Luis Bennasar
González, Acisclo Delgado Pego, Sinesio Domínguez
Suria, Ruperto González Blanco, Gumersindo Gonzá-
lez González (“Sindo”), Roberto López Hernández (“Ti-
to”), Pedro Marrero Rodríguez, Jorge Jesús Rodríguez
Morales (“Chicho”), Néstor Santana Padrón y yo mis-
mo.
De mi vida scout
30
Y aquel pequeño grupo de amigos comenzó a
organizarse. Las cortas excursiones de un sólo día
precisaban solamente del acuerdo de unos cuantos,
pero al empezar a realizar salidas de varios días la co-
sa necesitaba cierta preparación. Y así aparece la ne-
cesidad de que alguien se ocupe de llevar un botiquín
de primeros auxilios; de que otro se asegure que lle-
vamos lo necesario para hacer nuestras comidas; que
exista un responsable de cuidar nuestras tiendas de
campaña y otro material; que otro se ocupe de contro-
lar nuestros gastos comunes; que alguno, en fin, re-
dacte una breve crónica de la excursión que nos sirva
de recuerdo.
Con el tiempo, la Peña decide que es hora de
que se nos distinga por algo más, y se elige un uni-
forme: camisa y pantalón de color beige, botas de cue-
ro, boina negra con la inscripción Pevie en letras rojas
y una pequeña silueta del Teide en color blanco, y un
pañuelo verde al cuello son los elementos más llama-
tivos del mismo.
Y la Peña continuó su singladura durante va-
rios años. Creó un Lema: Unión y Amistad. Creó su
propio Himno, con letra y música. Por lo demás, no to-
De mi vida scout
31
do eran excursiones, pues también se organizaron
fiestas y “guateques”, así como salidas en guagua con
familiares y amigos. Editábamos una pequeña revista
─en la que quedaron reflejadas nuestras actividades
de aquellos años─, confeccionamos un par de bande-
rines para obtener fondos y con igual fin organizamos
un negocio de elaboración y venta de colines,…
Y nosotros seguíamos creciendo…
Fueron años de alegría y de libertad. He de re-
conocer que las circunstancias nos favorecían en casi
todo. Cierto es que teníamos algunas carencias, pues
a la dificultad de conseguir equipo adecuado en los
comercios se unían nuestras relativas limitaciones
económicas y la dificultad generalizada en las comuni-
caciones. Pero, en conjunto, lo tuvimos prácticamente
todo a favor. La casi inexistencia de aficionados a ca-
minar los montes nos convertía en dueños casi abso-
lutos de nuestra tierra. Quien nos veía con nuestras
mochilas a la espalda podía pensar que estábamos lo-
cos pero, como siempre pedíamos permiso para
acampar cuando estábamos en terrenos particulares y
en todo momento procurábamos comportarnos ade-
cuadamente y dejar todo limpio al marcharnos, nunca
De mi vida scout
32
tuvimos ningún tipo de problema con nadie. Y así pu-
dimos hacer y deshacer lo que nos vino en gana, ca-
minar por donde nos pareció mejor, montar nuestras
tiendas en cualquier parte, convivir con gentes de los
más apartados lugares de nuestras islas, conocer a
personas increíbles ─algunas maravillosas─ en mu-
chos sitios, empaparnos de nuestra tierra y de sus
gentes.
La Peña en “Dos Aguas”, una de las entradas al Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, en la isla de La Palma.
El autor y Óscar Bennasar son el primero y el tercero por la izquierda, res-pectivamente.
(Fotografía del archivo del autor).
De mi vida scout
33
Como glosario a las mil y una anécdotas que
nos sucedieron en aquellos años me permitiré repro-
ducir aquí lo que escribí en una parte del prólogo de
la publicación restringida Recuerdos de la Peña Ex-
cursionista “VI de Enero”, y que dice:
“Nos referiremos, únicamente, a los lugares cu-
riosos en los que alguna vez tuvimos que dormir, bien
porque las circunstancias nos obligaron a ello, bien por
ser más cómodo que montar y desmontar nuestras
tiendas de campaña, y sin incluir las veces que dor-
mimos al raso ni las que ocupamos alguna cueva que
encontramos al paso ni, naturalmente, nuestras pro-
pias tiendas.
“En nuestra isla de Tenerife podríamos desta-
car la vez que nos tocó dormir en un establo en el
pueblo de Taganana, a la vera de varias rollizas y rui-
dosas vacas. También en un bar-restaurante , concre-
tamente en el del Portillo de las Cañadas del Teide.
Tuvimos angelicales sueños en una pequeña sacristía
en el pueblecito de Las Carboneras, en las cumbres
de Anaga. Finalmente, y sin que la relación sea ex-
haustiva, en una ocasión plantamos nuestras tiendas
en plena Avenida de Colón del Puerto de la Cruz,
De mi vida scout
34
cuando todavía estaba en obras, aunque a punto de
ser inaugurada.
En la isla de La Palma tuvimos el honor de
dormir en el teatro y salón de actos de un monumen-
to histórico-artístico, en la llamada casa de los Márti-
res , de Tazacorte. También en esta isla nos tocó per-
noctar varias noches en la biblioteca pública de San
Andrés y Sauces, así como una noche en el patio de
una casa particular en El Paso.
Fue en la isla de La Gomera donde dormimos
plácidamente en un pequeño empaquetado de pláta-
nos , en el bello pueblo de Hermigua y, posteriormen-
te, en medio de una fábrica de bloques del no menos
bonito Vallehermoso.
En la más pequeña de nuestras islas, El Hie-
rro, tuvieron la deferencia de permitirnos pernoctar en
el Salón de Actos del Ayuntamiento de Valverde ,
aunque previamente nos habían ofrecido hacerlo en el
aún no inaugurado Hospital. Dormimos, también, en
los salones del Casino de Sabinosa, inmediatamente
después de haber participado de forma activa en el
correspondiente baile. También, y aunque parezca
mentira en quienes se tenían por unos excursionistas
De mi vida scout
35
serios, pernoctamos una noche en una pensión en El
Pinar, ¡abonando tarifa!”
Lo anterior hará comprender lo singular de la
época que nos tocó vivir y disfrutar. En todas partes se
nos recibió con cortesía y amabilidad y ello propició
tan curiosos alojamientos, de todo punto impensables
en los tiempos actuales. Por eso afirmo que fuimos
muy afortunados.
Cuando esto escribo ya se nos han ido para
siempre tres componentes de la Peña. Primero Pedro
Marrero, muy joven, en un accidente de tráfico, y lue-
go Roberto López y Chicho Rodríguez, de distintas do-
lencias. Por su parte, Acisclo y Néstor hace años que
perdieron el contacto frecuente. Los demás, sin em-
bargo, seguimos muy unidos y continuamos disfrutan-
do de nuestra mutua compañía y amistad. Algunos in-
cluso salimos juntos casi todas las semanas. Y eso si-
gue siendo una gran suerte.
oooOooo
De mi vida scout
36
Y todo lo anterior, a quienes conocen el Escul-
tismo, ¿a qué les suena? Tanto por la edad de los
componentes de aquella Peña como por su organiza-
ción interna, por sus actividades, por su espíritu...
¿hay algo más parecido al ideal de una Patrulla
Scout?
De mi vida scout
37
E N L O S S C O U T S
1961
Y a todo esto, estamos en 1961.
Hacia la Navidad del año anterior, 1960, media
docena de chicos de entre 13 y 14 años y en su mayo-
ría alumnos del colegio “Quisisana” de las Escuelas
Pías, habían decidido crear una Patrulla Scout, a la
que llamarían “Albatros”, integrada por José María de
Cobos Sisterne, Hernán García Díaz, los hermanos
Luis y Javier Martínez González-Palenzuela, Francisco
Nóbrega Armas, José Alberto Pérez Quintero, Antonio
Piñero Mena, Amalio Tejedor Salguero y alguno más
que no logro recordar. Ellos no lo sabían, pero lo cierto
es que estaban poniendo la primera piedra de un sóli-
do, hermoso y duradero edificio.
De mi vida scout
38
Durante varios meses desarrollaron ellos solos
actividades de tipo scout, pero sabían que si querían
que su iniciativa permaneciera necesitaban la inter-
vención de adultos y de personas con experiencia en
actividades de aire libre, por lo que se pusieron en
contacto con el Padre Enrique Villegas Trujillo, quien
también desde hacía unos meses tenía casi formada
una Manada de Lobatos en el Colegio, y le pidieron su
colaboración, indicándole al mismo tiempo la conve-
niencia de ponerse primeramente en contacto con al-
guno de los miembros de la “Peña”, integrada en su
mayor parte por alumnos del último curso ─PreUni-
versitario se llamaba─ del propio colegio.
Por otra parte, desde mediados del mes de
agosto se ha ido formando, también de forma espon-
tánea, otra Patrulla Scout, a la que sus fundadores
dieron el nombre de “Halcones”, e integrada por Javier
Fernández de Villalta, Manuel Losada Cabrera, Juan
Antonio Muñoz-Reja, Ignacio Zerolo Sáez y José Luis
Zubieta Zárraga, entre otros.
El Padre Enrique contactó conmigo a primeros
de septiembre, me dio un par de colorines y revistas
en las que se decía alguna cosilla sobre los scouts y
De mi vida scout
39
me convenció para que asistiese con él a una reunión
que tendría lugar hacia mediados de mes. Reunión a
la que asistiría también Luis Martínez González-
Palenzuela, que en aquellos momentos era el Guía de
los “Albatros”, así como un montañero conocido suyo,
Javier Riquelme Soler, quien les había ayudado a for-
mar su Patrulla.
Efectivamente, la reunión tuvo lugar con la
asistencia de los cuatro citados, en el enorme caserón
de madera que las Escuelas Pías tenían por entonces
en la Rambla y donde se impartían las clases de Pri-
maria. El resultado es que allí se decidió dar vida al
Grupo Scout “Gran Tinerfe” , que sería dirigido por
Javier, mientras el Padre Enrique, además de ocupar-
se de la incipiente Manada de Lobatos, sería nuestro
Consiliario, y yo me haría cargo de la Tropa, de mo-
mento con las dos Patrullas citadas. Se determina
igualmente que el Grupo se distinguirá por un pañuelo
amarillo con cenefa negra . Por su parte, Luis Martí-
nez seguiría en su Patrulla, a la que sus miembros de-
cidieron cambiar el nombre por el de “Perdigueros”.
De mi vida scout
40
Y no era broma lo que pretendíamos hacer,
pues no debe olvidarse que por aquél entonces el sis-
tema político imperante nos consideraba ilegales, al
estar permitidas únicamente las organizaciones juveni-
les dependientes del régimen. Sin embargo, lo cierto
es que no tuvimos demasiados problemas, gracias a
algún subterfugio del que les hablaré más adelante, al
sentido común de la mayoría de las autoridades del
momento y, sobre todo, a que pronto pudo compro-
barse que ninguno de nosotros estaba allí por cuestio-
nes políticas o banderías de ningún tipo.
oooOooo
Por otra parte, hacía pocos meses que se
acababa de constituir la Asociación de Antiguos Explo-
radores de Santa Cruz de Tenerife, integrada exclusi-
vamente entonces por miembros que fueron de la Ins-
titución de los Exploradores de España , versión na-
cional de los Boy Scouts creados en Inglaterra por
Robert Baden Powell y expandidos por el resto del
mundo.
De mi vida scout
41
Uno de sus promotores e integrantes, Juan Pe-
rera Marrero, había iniciado en los primeros meses de
1959 ─en el verano de dicho año ya realizó una
acampada─ la puesta en marcha el Grupo Scout
“Ucanca” entre los muchachos de su entorno. Se tra-
taba de un hombre ordenado y disciplinado, muy im-
buido del espíritu del Escultismo original, tenaz y per-
severante, a quien su impenitente soltería le permitió
dedicar tiempo, dinero y esfuerzos a una labor impa-
gable durante muchos años. Además, fue el primero
que reunió, ordenó y conservó convenientemente una
gran parte del legado de los Exploradores, pues en su
Local, al que llamaban “El Rancho”, destinó un par de
habitaciones exclusivamente a tal menester.
De entre sus colaboradores recuerdo espe-
cialmente a Francisco Sabina Galindo, hombre animo-
so, de una gran bondad y con un espíritu eminente-
mente colaborador, quien dirigiría durante varios años
la Manada de Lobatos del Grupo, así como a Miguel
García Delgado, quien colaboraba haciendo de coci-
nero en las acampadas y como instructor en tal Espe-
cialidad.
De mi vida scout
42
Con respecto a los Exploradores de España, y
para situar los hechos en su contexto, debo recordar
que se constituyeron en nuestro país en 1911, a ima-
gen y semejanza del escultismo internacional
─aunque con algunas características que lo hacían li-
geramente diferente─, de la mano de Teodoro de Ira-
dier Herrero, por entonces capitán de caballería, y de
Arturo Cuyás Armengol, publicista y escritor. La Aso-
ciación inició sus actividades en el año 1912. Desde
entonces y hasta su suspensión una vez terminada la
guerra civil, en 1940, muchos de los instructores de la
Institución fueron también militares. Habría que indi-
car, además, que los que superaban determinado ni-
vel en los Exploradores se beneficiaban luego de una
importante rebaja en la duración de su servicio militar.
Por esa tradicional vinculación, la aparición de los
scouts en el panorama juvenil de aquellos años 60 no
fue mal recibida por el Ejército, uno de los principales
poderes del momento.
Todo esto que afirmo puede parecer ahora
pueril, pero es cierto que muchos de los primeros inte-
grantes de nuestros Grupos eran hijos o nietos de mili-
tares que habían pertenecido a los Exploradores, aso-
De mi vida scout
43
ciación de la que nosotros nos reconocíamos conti-
nuadores. Y todo ello nos daba cierta cobertura. De
hecho, las primeras siglas de nuestra Asociación fue-
ron las de ANEDE ─que corresponden a las de Aso-
ciación Nacional de Exploradores de España─ y en
cuyos Estatutos se afirma que esta asociación es con-
tinuadora de aquella. Sólo algunos años más tarde
pasaría a utilizarse la terminología scout, aceptada in-
ternacionalmente, llamándose desde entonces como
hoy, ASDE, Asociación de Scouts de España.
Como ejemplo de las raíces que nuestra orga-
nización tenía en el estamento militar, contaré una
anécdota que nos sucedería bastantes años más tar-
de: con ocasión de la organización del Campamento
Nacional celebrado en nuestra isla en 1979, visitamos
varios meses antes al entonces Capitán General de la
región, Teniente General D. Jesús González del Yerro,
para solicitar la colaboración del Ejército en la instala-
ción de las comunicaciones internas del referido cam-
pamento. Pues bien, el Teniente General nos sorpren-
dió al recibirnos sonriente en la puerta de su despacho
de Capitanía, saludándonos con la Seña Scout. Mien-
De mi vida scout
44
tras él mismo cerraba la puerta, nos explicó que en su
juventud había sido Rover-Scout...
Abundando en lo que digo, es de destacar que
el primer presidente de los Antiguos Exploradores en
la provincia sería el General D. Lorenzo Machado
Méndez, sucediéndole el Coronel D. Francisco Arriaga
Adam, así como que hasta comienzos de la década de
los 90 el Vicepresidente fue el también Coronel D. Luis
Arnay Molina.
De lo dicho anteriormente se comprende el
porqué en aquellos años ─e incluso, por parte de al-
gunos, todavía hoy en día─ se nos tildaba de “soldadi-
tos”. Cierto es que algo de la parte castrense de nues-
tro fundador, Robert Baden Powell, General en la re-
serva del Ejército británico, tenía que haber en una or-
ganización creada por él y también es verdad que en
tiempos de los Exploradores, en las décadas de los
años 1910 a 1930, muchas de las actividades tenían
ese fondo. Pero no es menos cierto, como bien sabe
el que nos conozca, que el Método Scout, como orga-
nismo vivo que es, siendo siempre el mismo, utiliza
distintos medios en función del momento que vive la
sociedad y de las preferencias de los jóvenes, por lo
De mi vida scout
45
que hoy lo poco que aún pervive de aquellas formas
originales es el espíritu de orden y disciplina, en nues-
tro caso aceptada voluntariamente y sin la cual ningu-
na organización es realmente fuerte, así como el sen-
tido del honor, el respeto a la palabra dada. Y esos
son valores siempre positivos.
Bella composición fotográfica de nuestros tradicionales sombreros, debida a la cámara de Luis Alberto Arnay.
De mi vida scout
46
En cuanto al subterfugio al que me referí ante-
riormente, consistió en aprovechar que nuestro Grupo
nacía en un colegio religioso para obtener del Obispa-
do el respaldo necesario para obviar los problemas
que una asociación no legalizada tendría ante las au-
toridades gubernativas, y aprovechando el contenido
del Concordato firmado por el gobierno español con la
Santa Sede. Ya se sabe que en aquellos momentos la
Iglesia tenía mucho poder en el país, por lo que su
ayuda venía a significar en la práctica que podríamos
desarrollar nuestras actividades con una relativa tran-
quilidad.
Y así fue. Se creó una denominada Delegación
Diocesana de Escultismo, bajo cuyo amparo actuamos
durante varios años, aunque realmente ni los grupos
ni la Asociación estaban sujetos a ninguna limitación
por este hecho, pues nuestros Grupos en Tenerife
fueron siempre multiconfesionales. Fue designado de-
legado diocesano el sacerdote escolapio que tuviese
relación con los scouts en cada momento.
De hecho, surgieron delegaciones diocesanas
de escultismo en casi todo el país, y de ellas derivarí-
an décadas más tarde algunos Grupos que, siguiendo
De mi vida scout
47
el modelo belga y francés de aquellos momentos,
constituirían a nivel nacional el Movimiento Scout Ca-
tólico, al establecer esta religión como una base más
de su programa.
oooOooo
Continuando con nuestra historia, la primera
reunión de la Tropa se celebró un sábado de finales
de septiembre en la sala de mi casa y a ella asistieron
una decena de muchachos. Yo estaba algo nervioso,
pues la verdad es que de escultismo no sabía prácti-
camente nada por aquél entonces y no tenía una idea
clara de lo que iba a decirles. Hacía poco que había
leído en alguna parte un artículo sobre la forma co-
rrecta de caminar por el campo y con esa tontería me
dio por empezar la reunión, mientras crecía dentro de
mí la sensación de que estaba haciendo el idiota.
Por suerte, a los pocos minutos alguien pre-
guntó algo acerca de las excursiones que podríamos
hacer y esa fue mi salvación: el resto de la reunión re-
sultó interesante para todos y terminó felizmente, des-
De mi vida scout
48
pués de establecer las bases de nuestra nueva Tropa
y de programar nuestra primera salida.
En la tarde del martes 11 de octubre de 1961
tiene lugar la salida de la Tropa en una excursión a la
Cruz del Carmen, del monte de Las Mercedes, pernoc-
tando en el Llano de los Viejos y retornando a Santa
Cruz en la tarde del día 12.
Se trataba de la primera actividad de aire libre
que oficialmente realizó el recién creado Grupo Scout
“Gran Tinerfe” y a la misma asistieron, además de las
Patrullas “Perdigueros” y “Halcones”, una nueva y re-
cién formada: los “Antílopes”.
Para mí aquella excursión no dejaba de ser un
simple paseo, pero si he de ser sincero me sentía bas-
tante extraño. Después de todo, yo estaba acostum-
brado a salir con “mi” Peña, en la que todos nos com-
penetrábamos perfectamente. Ahora, y sin más prepa-
ración, me encontraba al mando de docena y media
de chiquillos ─¡no olviden que yo acababa de cumplir
los 18 años y aquellos muchachos me parecían muy
pequeños!─, que me obedecían ciegamente pero que
me resultaban unos perfectos desconocidos con los
De mi vida scout
49
que por entonces no tenía absolutamente nada en
común.
Cuando acampamos y después de que cada
Patrulla se metió en su tienda, yo me retiré a la mía y
me dispuse a dormir. He de reconocer que sentía la
soledad. Mientras los oía charlando y riéndose en sus
tiendas, con sus amigos, comencé a dormirme pre-
guntándome qué demonios hacía yo allí, con aquellos
pibes, en lugar de estar con mi Peña, charlando y
riéndome yo también con ellos. Me juraba que era la
primera y última vez que me “trancaban” allí… y me
dormí.
Llevaría poco más de una hora durmiendo
cuando me despertaron unos ruidos en el exterior de
la tienda, por lo que pregunté: “¿Quién anda ahí…?”.
Me contestó Manolo Losada, Guía de los “Hal-
cones”: “Somos nosotros, Tommy. Está lloviendo y te
hemos hecho el rebaje de desagüe alrededor de la
tienda, para que no se inunde”.
A partir de aquel momento nunca más volví a
sentirme sólo con los scouts. El sentido de la solidari-
dad de aquellos chicos les hizo ganar un nuevo diri-
gente, un nuevo scouter… que permanecería en el
De mi vida scout
50
servicio activo al escultismo nada menos que dieci-
nueve años… y ligado al Movimiento Scout el resto de
su vida.
A esta primera excursión seguirían muchas
otras, pues en nuestra programación se incluía, como
mínimo, una salida mensual de la Tropa y otra de cada
una de las Patrullas. La gran mayoría de ellas eran de
fin de semana, con lo que los muchachos se acostum-
braron muy pronto a acampar y a pernoctar en tiendas
de campaña y en vivac, iniciándose igualmente en la
preparación de comidas sencillas y calientes.
De mi vida scout
51
1962
Hacia el mes de febrero de 1962 se incorpora
Óscar Bennasar González, otro componente de la Pe-
ña, a quien convencimos para que nos echara una
mano, y que llegaría a sobrevivirme en el servicio acti-
vo. Su integración en los scouts en aquellos primeros
años de andadura resultaría providencial, ya que se
trataba de una persona trabajadora, seria y siempre
de buen humor, con un carácter abierto y muy asequi-
ble para los muchachos, y cuya personalidad pasaría
a formar parte del Grupo. A lo largo de más de dos
décadas realizaría una magnífica e impagable labor en
favor del escultismo tinerfeño.
Con su colaboración las cosas fueron mucho
mejor y ya en el mes de abril la Tropa estaba al com-
pleto, con cinco Patrullas, pues se habían creado dos
nuevas: los “Murciélagos” y los “Cernícalos”.
Por estas fechas se incorporó también Jorge
(“Chicho”) Rodríguez, otro componente de la Peña,
pero sólo estuvo con nosotros unos meses, pues mar-
chó a estudiar a Madrid.
De mi vida scout
52
Las primeras Promesas de la Tropa, entre
ellas la mía, tuvieron lugar el 25 de abril de aquel leja-
no año 1962, durante una excursión realizada a las
inmediaciones de Las Raíces, del monte de La Espe-
ranza.
Mientras se desarrollaba la ceremonia se acer-
có a observarnos una pareja de turistas con su hija
adolescente, y fue una sorpresa ver como, mientras
realizábamos nuestra Promesa, el padre y la hija hací-
an la Seña Scout con nosotros. Terminado el acto
charlamos un rato con ellos y, naturalmente, resultó
que ambos eran scouts en su país, Inglaterra. Para
nosotros fue la primera prueba evidente de la univer-
salidad del Movimiento Scout.
Las primeras reuniones de la Tropa tenían lu-
gar en un salón del colegio “Quisisana” y también en
el Rincón de la Patrulla “Halcones”, quienes disponían
de uno en un bonito chalet de madera, hoy desapare-
cido, perteneciente a la familia Zerolo, con entrada por
la calle de Enrique Wolfson y situado en lo que hoy es
parte del patio de recreo del colegio de La Pureza.
(Por cierto, los “Perdigueros” tuvieron durante varios
De mi vida scout
53
años su Rincón de Patrulla en un edificio existente en-
tonces como anexo de la iglesia del Pilar).
Para otro tipo de actividades recurríamos a los
amplios terrenos de recreo del colegio de la Rambla,
ya citado, donde también se nos cedía en ocasiones
un aula de Parvulitos, donde recuerdo nos reíamos a
carcajadas al tener que “medio sentarnos” en aquellas
resistentes y multicolores sillitas.
Y valga aquí un ejemplo para confirmar que los
scouters han de estar siempre preparados para los
cambios que permanentemente se producen en nues-
tra sociedad y, por consiguiente, en el escultismo
mismo: las reuniones de la Tropa se realizaban los
sábados a partir de las cinco de la tarde, y raro era el
muchacho que llegaba tarde a las mismas. Pasados
varios meses, sin embargo, noté que el retraso se ge-
neralizaba y que los chicos llegaban a las reuniones,
sudorosos y disculpándose, bien pasadas las cinco y
media. Hechas las indagaciones del caso me enteré
que a la mayoría le encantaba una serie que la televi-
sión emitía por entonces, bajo el título de “El Virginia-
no”, y que finalizaba a eso de las cinco y cuarto. Así
que apuraban el tiempo hasta el límite y luego “vola-
De mi vida scout
54
ban” a la reunión de la Tropa. La solución fue retrasar
el comienzo de las reuniones a las seis menos cuarto
de la tarde, con lo que se acabó el problema.
En agosto de este año 1962 obtengo el diplo-
ma de Socorrista de Cruz Roja, cuyo cursillo he segui-
do desde semanas antes, y que me capacita para
prestar con ciertas garantías los primeros auxilios sa-
nitarios en caso de ser necesarios, y que yo conside-
raba fundamental para las salidas al campo con tantos
muchachos a mi cargo. Además de servirme para ins-
truir mejor a los chicos, en alguna ocasión los conoci-
mientos adquiridos me iban a servir para atender las
pequeñas heridas que casi siempre se producen en
las excursiones y acampadas y, sobre todo, me dieron
tranquilidad y confianza en mí mismo.
En este año tiene lugar el único campamento
que no llegará a su conclusión prevista. Se celebró du-
rante las vacaciones de Navidad en unos terrenos del
municipio de Tegueste y desde el primer momento ya
empezó mal, pues la lluvia caída nos obligó a instalar-
nos en medio de un barrizal. Y no mejoró la situación,
De mi vida scout
55
pues día tras día las malas condiciones meteorológi-
cas nos obligaban a rehacer continuamente el plan de
actividades, lo que, unido a la escasez de los medios
con que contábamos, hacía que incluso la preparación
de las comidas constituyese toda una aventura, pues,
mientras tres o cuatro scouts mantenían a duras pe-
nas una lona sobre él, el que hacía de cocinero trata-
ba de mantener encendido el fuego y que el agua que
caía a mares no se metiera en el caldero o, peor aún,
en la sartén. Los muchachos respondían bien ante la
adversidad, pero la absoluta imposibilidad de realizar
ninguna actividad medianamente seria nos decidió a
levantar el campo dos días antes de la fecha prevista.
De mi vida scout
56
De mi vida scout
57
1963
Llega 1963 y la presión de los propios padres
de nuestros scouts es tan grande que no podemos re-
trasar por más tiempo la definitiva consolidación de la
sección de Lobatos, que hasta entonces se ha limitado
a realizar algunas actividades inconexas en el escaso
tiempo libre del padre Enrique. Aunque durante algo
más de un año ha estado haciendo las funciones de
Akela el todavía scout José Víctor Afonso Perdomo y,
durante muchos meses, también ayudaron en la Ma-
nada los asimismo scouts Javier Fernández de Villalta
y José Alberto Pérez Quintero ─los tres de entre los
de más edad de la Tropa y los tres muy responsa-
bles─, lo cierto es que estos, además de no ser ni ac-
tuar propiamente como scouters, se veían obligados a
duplicar sus esfuerzos pues, además de las activida-
des de su unidad, incluso salían de excursión ellos so-
los con los Lobatos.
Por ello hemos de renunciar a Luis Martínez en
la Tropa, pues pasa a dirigir la Manada en calidad de
Akela, y a quien desde entonces siempre recuerdo
De mi vida scout
58
saltando y jugando con sus Lobatos y en la mayoría
de los casos “enterrado” bajo ellos.
Luis Martínez, años más tarde y ya en funciones de Jefe de
Tropa Esculta, da cuenta de su almuerzo. (Fotografía cedida por el Padre Fidencio Peña)
De mi vida scout
59
Por estas fechas se incorpora al colegio un
muchacho procedente de Puerto Rico, y que resultó
ser scout. Apellidado Jackson, estuvo con nosotros
unos meses y nos aportó un verdadero tesoro: tenía
un libro de los Scouts de los EE.UU. que incluía todas
las técnicas scouts imaginables. Desde amarres hasta
primeros auxilios, desde señales de pista hasta Morse,
desde técnicas de acampada hasta formaciones
scouts. Y nos lo regaló. ¡Nos volvimos locos con aquel
libro! Todos queríamos verlo, leerlo, tenerlo. Y todos lo
vimos y lo leímos con ansia. Fue uno de nuestros pri-
meros libros scouts y quienes lo llegamos a tener en
nuestras manos lo recordamos como algo fantástico.
Después le perdí la pista y no sé por dónde andará.
Una anécdota curiosa de 1963, y que recuerdo,
fue la vez que una pareja de la Guardia Civil de Tráfi-
co, que circulaba detrás de mí por la carretera general
entre el aeropuerto de Los Rodeos y Guamasa, y que
se mantuvo unos minutos detrás de mi coche, sin ade-
lantarme. Yo iba uniformado y me imaginé, cuando por
fin me adelantaron, que me pararían. Seguro.
De mi vida scout
60
Y así fue. Medio kilómetro más adelante me los
encontré a ambos al lado de sus motos y haciéndome
señas de que estacionara a la derecha. Como siempre
en el Cuerpo, me saludaron cortésmente y me explica-
ron que la cabeza de un tornillo de la matrícula trasera
de mi coche hacía parecer una E la F de TF, pidién-
dome que lo comprobase. Yo sabía que lo que real-
mente querían era ver mi uniforme, así que les dije,
sin bajarme del coche, que en cuanto llegase a casa
daría un poco de pintura blanca al tornillo para evitar
errores en el futuro.
Ellos insistían en que comprobase por mí mis-
mo lo que me decían. Y yo insistía en que les creía, en
que no hacía falta ver la placa, en que sí, que la pinta-
ría al llegar a casa … Les hice “rabiar” un par de minu-
tos, hasta que consideré que podían enfadarse y
aquello podía pasar a mayores, así que me bajé del
coche y fui a comprobar la matrícula.
Mientras yo observaba la presunta irregularidad
en la placa, ellos sólo tenían ojos para el uniforme
scout. Una vez satisfecha su curiosidad y tras insistir-
me en que arreglara la anomalía, se marcharon tan
contentos.
De mi vida scout
61
¿Que si el tornillo hacía aparecer la F como
una E? Bueno..., pues hasta que sí, pero no tanto…
¿Fueron o no fueron ingeniosos al encontrar
una disculpa plausible y no autoritaria para pararme y
hacerme bajar del coche?
Contaré ahora como nos hicimos en este año
con los sombreros para el Grupo. Teníamos mucha
ilusión por conseguir para todos el sombrero scout
clásico, similar al que todavía utiliza la policía montada
del Canadá, pero aquí era imposible encontrarlos y
tampoco los había en la Península. Hasta entonces
veníamos utilizando unas boinas negras que cada uno
se agenciaba como podía, pero nuestro empeño era
conseguir los sombreros.
Aprovechamos la circunstancia de que mi pa-
dre, que residió durante catorce años en Inglaterra,
tenía muchos conocidos en la capital británica y tam-
bién entre los tripulantes de la naviera Fred. Olsen,
que unía regularmente los puertos de las islas con
Londres. Así que encargó a un amigo suyo que adqui-
riese los sombreros en la Tienda Scout londinense y
se los entregase a un oficial, también amigo, del bu-
De mi vida scout
62
que “Bencomo”, quien a su vez nos los entregó unos
días más tarde a Óscar Bennasar y a mí en el puerto
de Santa Cruz. Previamente habíamos facilitado las
tallas necesarias, después de haberles tomado las co-
rrespondientes medidas a los muchachos. Y así fue
como nos hicimos con nuestro primer medio centenar
de sombreros.
Este “procedimiento” de compra se repetiría un
par de veces más en el futuro.
En el mes de octubre el Padre Enrique Villegas
es trasladado a la Península, por lo que pasa a ocupar
sus funciones de Consiliario el Padre Fidencio Peña
Vicario. Era éste un hombre permanentemente activo,
organizador de mil y una iniciativas y con una persona-
lidad desbordante, lo que en alguna ocasión le llevaría
a pequeñas fricciones conmigo y con algún otro scou-
ter, aunque realmente sin mayores consecuencias.
Su presencia vino a darle un nuevo empujón al Grupo,
pues además cedió un pequeño local en el Pious
School para reuniones y posibilitó las actividades de la
Manada de Lobatos en los jardines de este centro es-
colar, que se encontraba en un precioso palacete de
De mi vida scout
63
estilo historicista, con decoración interior de estilo ára-
be, situado en el entorno de la Plaza de los Patos, al
lado del actual edificio de Correos, y que, lamentable-
mente, fue derruido unos años más tarde para edificar
en su lugar un edificio de viviendas.
De mi vida scout
64
De mi vida scout
65
1964
El Grupo siguió su camino en 1964 sin más
novedades. Las actividades eran muy frecuentes y
creo que interesantes, tanto en la Manada como en la
Tropa. Lo que realmente nos faltaba era material de
todo tipo. Desde libros hasta bordones o escudos. Es
curioso que casi todas nuestras preocupaciones de
entonces se limitaban a esas pequeñas cosas; la lle-
gada de alguien con media docena de escudos de
Segunda Clase o de Insignias de Especialidad nos
alegraba enormemente y el problema era a quién se
les daban, pues la demanda superaba siempre a las
existencias.
Y de los libros… qué maravilla cuando alguien
traía un Escultismo para Muchachos, escrito por el
propio B.P., y que le había regalado una tía suya que
vino de visita de Caracas…, y qué locura cuando apa-
recía otro con un hasta entonces desconocido y en
parte ya anacrónico Sistema de Patrullas, que había
escrito un tal Roland Philipps… Sin olvidar el Manual
para el Jefe de Tropa o Roverismo hacia el Éxito,
De mi vida scout
66
también de B.P. ... Libros que contienen la esencia del
Movimiento Scout y a los que, a pesar de estar en par-
te obsoletos, creo que supimos extraer el espíritu y,
por ejemplo, donde ponía caballo desbocado nosotros
poníamos coche averiado … y el libro seguía siendo
igual de actual que cuando se escribió. Otro libro muy
útil fue el Pistas, escrito por una Patrulla Hurones de
los scouts católicos de Bélgica.
Me pregunto si seguirán siendo tan leídas y
admiradas esas obras hoy en día.
Otra cosa que nos ilusionaba mucho era tener
noticias de otros Grupos en otras partes del país: que
si ya había scouts en Galicia; que si en Valencia esta-
ban muy bien organizados; que si en Madrid ya llega-
ban a los diez Grupos; que si en Barcelona, a raíz de
la intervención de los scouts ayudando en las tareas
de rescate por las graves inundaciones de 1962 (que
causaron unas 700 víctimas), ya nadie les ponía im-
pedimentos para actuar libremente;…
No recuerdo los detalles con exactitud, pero
fue por esta época que alguien nos facilitó, prestado,
De mi vida scout
67
un viejo chalet situado en un descampado cercano al
Hospital General, por encima de lo que hoy es Santa
Clara, en Ofra. Por aquellos años, y para nosotros, era
como si estuviera en la Luna, por lo difícil que era lle-
gar, pues eran muy escasos los servicios de guagua
que existían para acceder hasta allí. A pesar de ello
hicimos todo lo posible por acondicionarlo para des-
arrollar actividades, de las que sólo recuerdo alguna
que otra Promesa.
Lo que sí recuerdo de aquellas fechas es que,
en una excursión de la Tropa al monte de La Esperan-
za, hallamos un tronco cortado, muy recto y flexible,
de unos diez metros de longitud. Era realmente un
mástil perfecto, por lo que la Patrulla “Halcones”, sin
pensárselo dos veces, decidió transportarlo hasta la
referida casa.
Así que aún me veo en nuestro pintoresco y
esforzado recorrido ─¡un paseíto de más de veinte ki-
lómetros! ─, con el bendito tronco a hombros, por el
borde izquierdo de la carretera general y de la enton-
ces incipiente autopista, desde el monte hasta la altura
de Taco... lo dejamos en la casa...
... y del tronco nunca más se supo…
De mi vida scout
68
En el verano de 1964 el Grupo celebró una
acampada en Las Lagunetas, del monte de La Espe-
ranza, en la que recibimos la visita del Padre Enrique,
que había vuelto por unas semanas a la isla, y donde
cada Patrulla realizó varias y muy útiles construccio-
nes en su respectiva parcela, ayudados por las expli-
caciones e ilustraciones de un libro magnífico: el Ma-
nos Hábiles, de Albert Boekholt.
Luis Martínez toma la Promesa a un scout durante el verano de 1964. De izquierda a derecha Manuel Losada, el autor, Luis Martínez, Óscar Bennasar, Javier Riquelme y el Padre Enrique Villegas.
(No se ha podido precisar la identidad de los chicos) (Fotografía del archivo del autor)
De mi vida scout
69
Durante este campamento se realizaron varios
juegos nocturnos, en los que los padres de los asis-
tentes colaboraron directamente, situándose con sus
coches con los faros encendidos, en un amplio arco
de terreno, delimitando así el espacio de juego. Y allí
se pasaron toda la noche… ¡Eso era colaborar con el
Grupo al que, desde luego, no consideraban como
una simple guardería para sus hijos…!
También creo recordar que fue por estas fe-
chas que se celebró una reunión de algunos scouters
con miembros de la Asociación de Antiguos Explora-
dores, con la finalidad de realizar alguna actividad con-
junta (ellos siempre nos invitaban a las actividades
que realizaban, y nosotros a ellos con ocasión de la
festividad de San Jorge u otra similar).
Pues bien, en la reunión y entre otras muchas
ideas, alguien propuso realizar un busto en bronce en
honor a D. Esteban Arriaga, uno de los principales di-
rigentes e impulsores del escultismo en nuestra isla de
Tenerife allá por los años 20 y 30, y uno de los miem-
bros de la Institución que recibió al mismísimo B. P.
cuando éste visitó nuestra isla de Tenerife los días 21
De mi vida scout
70
y 22 de marzo de 1929. Sir Robert Baden Powell fue
objeto de varios agasajos por parte de los Explorado-
res del valle de La Orotava, de La Laguna y de Santa
Cruz, en cuya plaza de la Constitución (actualmente
de la Candelaria) pasó revista a las Tropas de la isla.
(Una observación: en los Exploradores, los ac-
tuales Grupos recibían la denominación de Tropas, y
viceversa, y sólo había una “Tropa” por localidad, que
englobaba a todos los muchachos de la misma, que
eran luego distribuidos en los “Grupos” de Lobatos,
Rovers, etc. Y ya que estamos explicando, añadiré
que los colores de la pañoleta indicaban la Rama a la
que se pertenecía, independientemente de la “Tropa”).
Si el monumento nunca llegó a realizarse fue
por el excesivo costo de la obra. Sin embargo (y ven-
diendo la piel del oso antes de haberlo cazado), se es-
tudiaron los posibles emplazamientos... y aquí viene la
anécdota, de la que Óscar Bennasar hizo en su día
unos versos que reproduzco a continuación:
Fue tema de reunión conjunta
una idea muy arraigada:
hacer un busto que recordara
al Explorador Esteban Arriaga.
De mi vida scout
71
Surgieron lugares de ubicación
entre ellos el Mirador Los Campitos;
y es por esto por lo que
esta anécdota yo cito:
Un tal don Hildebrando,
¡que venga Dios y lo vea!,
dijo que ¡el busto allí no...
que luego van y lo mean...!
De mi vida scout
72
De mi vida scout
73
1965
Desde finales del año anterior se venía ges-
tando la creación del primer Comité de Grupo, nombre
que recibe el organismo de control y apoyo en el que
se integran los padres de los scouts, y que se consti-
tuiría finalmente a principios de este año 1965. El pri-
mer Comité de Grupo, al que desde ahora llamaré “de
Padres” o simplemente “Comité” para mejor compren-
sión, estaba integrado por Dña. Milagros Barajas de
Orozco, Dña. Josefa Yanes de Delgado, D. Sertorio
Delgado Rodríguez, D. Antonio Iboleón Zamorano, D.
Miguel Orozco Maffiotte, D. Juan Otón Vidal y D. Ale-
jandro Viota Hernández, bajo la presidencia de D.
Juan Fernández del Castillo Monje. Dicho Comité cier-
tamente resultó muy útil y colaboró intensamente con
los scouters en todas de las actividades del Grupo.
Por aquellas fechas se realiza a escala nacio-
nal una reestructuración organizativa, recibiendo los
Grupos de todo el país un número correlativo según la
fecha de su constitución y que indicará su veteranía.
De mi vida scout
74
El “Gran Tinerfe” recibe el número 7, correspondiéndo-
le al Grupo “Ucanca” el número 6, al ser casi un año
más antiguo.
Por otra parte, dividido el país en Zonas, la
provincia hermana, más diligente a la hora de presen-
tar los papeles, recibió la denominación de Zona II,
mientras nosotros seríamos la Zona VII.
Dejo la Tropa, ahora ya de Escultas por la
edad de los muchachos, en las buenas manos de Ós-
car Bennasar y me preparo para un nuevo reto. El día
12 de octubre de 1965 el Akela Luis Martínez me en-
trega en la plaza principal de la villa de Candelaria, en
una ceremonia a la que asistieron los padres y madres
de muchos de ellos, a un par de docenas de Lobatos.
Es el pase de los muchachos a la nueva Tropa scout,
que recibirá el nombre de “Tinguaro”.
Estábamos acantonados unos días en una ca-
sa terrera de la citada población, con fachada a la ca-
lle principal y trasera directamente sobre la playa. Al
no poder asistir el Padre Fidencio, con nosotros se
quedó el Padre Miguel López Baranda, quien ha sido
colaborador de la Manada durante mucho tiempo.
De mi vida scout
75
Se iniciaban así los dos años más felices de mi
vida scout. Años que compartí intensamente con
aquellos muchachos, de los que aprendí muchísimo;
más incluso de lo que yo pude aportarles a ellos. Años
de trabajo ilusionante, de alegría y de consolidación de
la Tropa y del Grupo. Esta fue la Unidad que unos
meses más tarde me impondría mi nombre scout de
“Sitting Bull”, aunque debo reconocer que no recuerdo
en qué circunstancias lo recibí.
Los lobatos se preparan para cruzar la cuerda que les introducirá en la Tropa Scout. De izquierda a derecha, Juan José Boluda Rodríguez, Miguel Angel
del Rosario Villarán, Nicolás Fernández del Castillo Massieu, Fernando Martín Alvarez, Alejandro Reygosa, Fernando Díez Rivera e Ignacio García
de la Rosa. (Fotografía del archivo del autor)
De mi vida scout
76
Entre los muchachos de los que me hice cargo
y cuyos nombres recuerdo estaban Juan José Boluda
Rodríguez, Nicolás Fernández del Castillo Massieu
(“Nico”), Federico García Barba, José Ignacio García
de la Rosa (“Dela”), Ricardo Génova Galván, Sergio
González Martín-Fernández, León González Massieu,
Agustín Guimerá Ravina (“Tino”), Fernando Martín Ál-
varez (“Fefo”), Alejandro Reygosa, Miguel Angel del
Rosario Villarán, Alfonso Sánchez Bruno, …
Con alguno de ellos, como Fernando y Alfonso,
mantengo aún hoy una estrecha relación de amistad,
ahora que la diferencia de edad se va diluyendo cada
vez más. A otros, como Ignacio o Agustín, los veo de
vez en cuando, hechos ya unos hombres maduros,
con carrera, familia y otras preocupaciones. A bastan-
tes les perdí la pista hace años… y lo lamento, pues a
todos ellos los recuerdo con intenso cariño.
En el acantonamiento me sucedió un hecho
que aún hoy me hace reír y que no puedo dejar de
mencionar. Dada la edad e inexperiencia de los mu-
chachos, nos tocó a los adultos hacer la comida para
todos, y como teníamos que arreglárnoslas por noso-
tros mismos para todo y el Padre Fidencio, que se
De mi vida scout
77
había encargado de las compras pero estaba ocupado
en otras obligaciones y no podría quedarse, le pasó al
Padre Miguel la lista que habíamos preparado con los
alimentos necesarios, encargándose éste de la com-
pra.
Pues bien, cuando, para preparar la primera
comida, pido la carne en lata para hacer un revuelto
con huevos resultó que había traído carne de ave... ;
en lugar de mantequilla, margarina... ; en vez de mer-
melada, dulce de guayaba...; frangollo por gofio; ... y
así todo...
Casi lo mato...
La verdad es que el buen hombre no tenía ni
idea de compras ni de cocina, lo había hecho con la
mejor voluntad del mundo... y al final nos arreglamos
con lo que había traído, ¡qué remedio!
Por las fechas en las que recibí a la Tropa
“Tinguaro” yo estaba haciendo mi servicio militar. Por
ello y por mi propia juventud, estaba imbuido del co-
rrespondiente espíritu de disciplina habitual en los
ejércitos. Así que es perfectamente lógico que durante
unos meses yo transmitiese a mis muchachos algo de
De mi vida scout
78
esa disciplina, lo que determinó que en unas pocas
semanas aquella Tropa actuara con el orden y la sol-
tura propias de una unidad muy entrenada: entraban
en formación con gran rapidez sin atropellarse y sin
gritos, las Patrullas montaban o desmontaban sus
tiendas de campaña en no más de cinco minutos, ca-
da uno tenía siempre su mochila en perfecto orden y
dispuesta para la marcha, así como el material perso-
nal, ...
Por otra parte, desde el primer momento les in-
culqué los buenos hábitos que yo había adquirido
después de años de experiencia en la “Peña”. En las
excursiones, procuraba que no se bebiera agua mien-
tras caminábamos ─aunque sí estaba permitido mo-
jarse los labios─, ya que sólo podíamos hacerlo duran-
te las comidas. Al atardecer no estaba permitido po-
nerse ropa de abrigo hasta un rato antes de que em-
pezase realmente a hacer frío, con lo que se mantení-
an activos, haciendo cosas para conservar el calor. De
igual manera, me preocupé porque siempre tuviesen
un cuidado muy especial con sus pies.
Además de todo ello, procuré desde un primer
momento aplicar en la Tropa algunas técnicas y trucos
De mi vida scout
79
específicamente scouts por lo que, por ejemplo, nos
aplicábamos con entusiasmo en adquirir un buen co-
nocimiento de las señales de pista o de los medios de
comunicación a nuestro alcance (código Morse y Se-
máforo de banderas), o utilizábamos con cierta fre-
cuencia el paso scout para avanzar con mayor rapidez
(alternando cincuenta pasos corriendo con otros cin-
cuenta a ritmo de paseo rápido).
Pasado muy poco tiempo y como las salidas al
campo eran muy frecuentes ─lo habitual entonces
eran dos al mes─, la Tropa estaba curtida, endureci-
da, muy disciplinada, bien uniformada,... y se notaba
el orgullo de aquellos chicos, que rivalizaban sana-
mente por lograr que sus respectivas Patrullas estu-
viesen siempre a la altura esperada. Cada muchacho
procuraba avanzar en su Carnet de Pruebas ─que tu-
vimos que reproducir a multicopista, porque no era fá-
cil de conseguir─ y se esforzaba por alcanzar las dis-
tintas Especialidades de su gusto.
El día en que me hice cargo de la nueva Tropa
Scout “Tinguaro” asistió a la ceremonia mi entonces
novia y hoy esposa, Carmen Pilar Castro Hernández.
De mi vida scout
80
El listo de Luis Martínez aprovechó la ocasión para
comerle el coco y convencerla para que asistiese a
una reunión de la Manada que se celebraría el sábado
siguiente, día 16 de octubre. Y fue.
Carmen Pilar Castro fue la primera mujer en incorporarse al
escultismo de Tenerife, en el año 1965. (Fotografía del archivo del autor)
De mi vida scout
81
Y así se integró en el escultismo de Tenerife la
primera mujer de su historia, que se inició como Ayu-
dante de Manada y que se haría cargo de la misma,
como Akela, en la primavera siguiente. Ella sería una
de las que, años más tarde, desarrollarían las Mucha-
chas Guías en nuestra provincia, y que existirían hasta
su definitiva fusión con Scouts de España.
Carmen Pilar, con su sentido de la responsabi-
lidad y su carácter dulce y al mismo tiempo enérgico,
con su facilidad para hacerse querer y obedecer por
los niños, daría un nuevo estilo a la Manada. Al propio
tiempo, propiciaría la posterior integración de más mu-
jeres en el escultismo, la mayoría de las cuales aporta-
ría su alegría, su seriedad en el trabajo, su prudencia,
su buen hacer, su especial sentido de la solidaridad.
Si mi memoria no me falla ─que suele hacer-
lo─ fue durante las Navidades 1965-66 y creo que por
iniciativa del Padre Fidencio, que el Grupo organizó
una Cabalgata de Reyes muy particular. Los padres
del Comité, debidamente transformados en Reyes
Magos y acompañados por scouts uniformados, visita-
ban las casas de los miembros del Grupo y del Pious
De mi vida scout
82
School que tuviesen niños pequeños, llevándoles un
obsequio como adelanto de los que “les traerían” la
noche del 5 de enero. También visitaron “nuestros”
Reyes a los pequeños internados en el Hospitalito de
Niños. Era el equivalente de trasladar a nuestra cultu-
ra la costumbre anglosajona de la visita a domicilio de
Papá Noel.
Como pueden imaginar, la idea tuvo un enorme
éxito, pues para los chiquillos resultó algo maravilloso
el poder recibir personalmente y en casa a los perso-
najes que tanta ilusión les produce, y no pararon de
hablar de ello en las semanas siguientes, aderezando
la historia con toda su fantasía.
Lo que ya no resultó tan fantástico fue que, en
una circular a los padres de los alumnos del colegio
para explicar la iniciativa, el Padre Fidencio se refirió a
la cabalgata oficial del ayuntamiento de Santa Cruz,
que por aquél entonces era algo bastante pobre y mal
organizado, como “una mascarada” o algo así. La re-
acción del Gobierno Civil fue inmediata y contundente:
el Padre Fidencio y los responsables del Grupo debe-
ríamos presentarnos a declarar y a explicarnos sobre
el caso.
De mi vida scout
83
Ya nos veíamos multados y hasta encerra-
dos… pero la verdad es que todo quedó finalmente en
agua de borrajas y a ninguno de nosotros le pasó na-
da. Cómo se arregló el tema sólo lo sabe el propio
Padre Fidencio, e imagino que algún miembro del
Comité. En cualquier caso, mal lo tuvimos que pasar
cuando no se repitió la experiencia en los años si-
guientes…
Como se puede ver, entre los muchos éxitos
de estos primeros años de andadura del Grupo, se in-
tercalaban de vez en cuando algunos errores. Y era
muy natural. Recuerdo alguna otra equivocación en la
que incurrimos, como el denominado cuero scout: en
algún momento alguien trajo la noticia de que cuando
un muchacho realizaba alguna acción que la Tropa
consideraba indebida, era “costumbre” entre los
scouts el que sus compañeros le castigaran dándole
golpes con los pañuelos. De donde salió la noticia
nunca lo supe y el tal castigo, que tenía más de psico-
lógico que de físico, se puso de moda durante una
temporada, para jolgorio de muchos, aunque por for-
tuna pronto se consiguió que pasara al olvido.
De mi vida scout
84
Otra moda pasajera fue la de derribar por la
noche la tienda de campaña de los novatos o la de
pintarrajearle a alguno la cara con pasta de dientes,
mientras dormía. Estas bromas sí que se logró que
fueran erradicadas de inmediato, siendo sustituidas
muy pronto por otras más sutiles y elegantes, como
enviar al despistado novato a buscar por todas partes
las “llaves del campamento”, el “radio-transistor de
agua” o la “funda del mástil”.
Lo que nunca se logró desterrar del todo fue
algo que nadie sabe exactamente de donde vino: los
escultas pueden fumar, siempre que sea en cachimba.
No tengo idea de quién se inventó tal norma, que por
lo que yo sé jamás ha sido refrendada en ninguna par-
te, pero lo cierto es que los escultas, año tras año, se
aferraban a ella, plenamente convencidos de su dere-
cho, y a los scouters no nos quedaba más remedio
que claudicar e intentar convencerles para que al me-
nos fumaran lo menos posible. Hasta hace pocos años
sé que esta peculiar norma seguía “en vigor”.
De mi vida scout
85
1966
El 6 de febrero de 1966 realiza su Promesa la
Ayudante de Manada, Carmen Pilar Castro, durante
una breve excursión a los alrededores de la Mesa Mo-
ta. Semanas más tarde, en el mes de marzo, Luis
Martínez se hace cargo de la Tropa Esculta, quedando
Carmen Pilar al frente de la Manada, en la que recibirá
durante unos meses la ayuda de Nanane Fernández
del Castillo.
Hacia el segundo trimestre de este año, el
Comité de Padres, en contra del parecer de los scou-
ters, decide cambiar el color del pañuelo por otro con
fondo azul y cenefa blanca , por ser estos los colores
de Tenerife. Ya digo que los scouters no estábamos
de acuerdo con esa decisión, pero la fuerza del Comi-
té era entonces muy grande e impusieron finalmente
su criterio a pesar de nuestra oposición.
El Comité facilitó mucho la celebración del
campamento de scouts y escultas del verano de 1966,
De mi vida scout
86
consiguiendo los permisos pertinentes, un coche pres-
tado por la empresa Golding para el servicio del cam-
pamento ─un viejo “Austin” que para que arrancara
había que empujarlo o dejarlo siempre en bajada─ y
resolviendo un sinfín de otros detalles. A esta acam-
pada, celebrada entre los días 4 y 15 de julio en los al-
tos de Vilaflor, en el lugar conocido por Barranco Las
Lajas, asistió por primera vez Diego García González,
más conocido entre nosotros por “Quillo”, en funciones
de cocinero, resultando de una enorme ayuda para mí
y posibilitando que pudiésemos dedicar mucho más
tiempo a las actividades scouts al no tener que hacer-
nos la comida. Además, su permanente estado de
buen humor y su facilidad para tratar con los chicos le
convertían en un apoyo muy importante para los scou-
ters, pues a lo dicho unía un alto sentido de la respon-
sabilidad y una habilidad increíble para resolver los
más difíciles problemas culinarios. A partir de este
campamento, Diego se convertiría en una pieza indis-
pensable para el Grupo, muy especialmente en los
acantonamientos y en las acampadas de los Lobatos.
De mi vida scout
87
El autor impone las insignias de Ayudante de Jefe de Tropa Scout
a Octavio Armada Vernetta y Luis Felipe La Roche Owen. (Fotografía cedida por el Padre Fidencio Peña Vicario)
También actuaron aquí por primera vez como
Ayudantes en la Tropa los hasta entonces escultas
Octavio Armada Vernetta (“Tayo”) y Luis-Felipe La
De mi vida scout
88
Roche Owen, quienes luego me acompañarían duran-
te muchos años en diversas funciones dentro del es-
cultismo.
Tayo era un joven muy serio y capaz; exigente
a la hora de programar las actividades, muy organiza-
do y buen conocedor de los objetivos del escultismo.
Resultó, además, ser muy habilidoso en manualidades
y un colaborador insustituible en todos los sentidos.
Por su parte, Luis-Felipe, atildado y elegante,
siempre estaba dispuesto a ayudar y transmitía con
soltura sus conocimientos y su estilo a los muchachos,
con quienes se entendía con facilidad. Buen conver-
sador, resultaría fundamental en nuestro equipo de di-
rigentes.
Se han incorporado nuevos scouts a la Tropa,
entre quienes consigo recordar a Antonio Arozena
Concepción, Ramón Balagué del Pozo, Carlos Esta-
rriol Jiménez, Fernando Orozco Barajas, Tomás Sán-
chez Peraza, los hermanos Antonio y José María Sán-
chez del Toro,…
Por cierto, en este campamento se rodaron las
primeras imágenes del escultismo canario para Televi-
sión Española. Fue el cámara Jorge Perdomo quien
De mi vida scout
89
se desplazó hasta allí y filmó un amplio y bonito repor-
taje, del que días más tarde se dieron algunas imáge-
nes en un informativo de TVE-C. A pesar de las varias
gestiones realizadas hasta hoy, nunca hemos podido
obtener una copia del reportaje en cuestión, aunque
no perdemos la esperanza de que no esté definitiva-
mente extraviado y que algún día podamos tenerla.
Del 19 al 25 de julio de este año 1966 tiene lu-
gar en Las Lagunetas un campamento de la Manada
de Lobatos, al que asisten Carmen Pilar Castro y el
Padre Miguel, con el apoyo de Diego García, “Quillo”,
en sus funciones de cocinero. El Padre Miguel invita
también a Mª Flor Galán García, quien permanecerá
después en el Grupo como Ayudante de Manada y
que destacaría por su lealtad y apoyo a Carmen Pilar y
por su facilidad para organizar los juegos de los loba-
tos. Las acompañó y colaboró en este campamento la
hermana menor de Óscar, Juana Maria Bennasar
González.
El día siguiente a su llegada se instalaron al
otro lado de la carretera los integrantes de una unidad
del Ejército de Tierra, cuyos mandos vinieron a salu-
De mi vida scout
90
darles y les indicaron que sus servicios de vigilancia
nocturna también harían sus rondas alrededor del
campamento de la Manada, como así lo hicieron.
Una tarde, los scouters invitaron a la merienda
a los mandos de la citada unidad, asistiendo cuatro de
ellos. Finalizada la misma y habiendo llegado el mo-
mento de arriar banderas, formaron todos para la ce-
remonia, saludaron y… la bandera nacional se atas-
có… A pesar de los esfuerzos de los lobatos de turno
y de los scouters, no hubo forma de que subiera ni ba-
jara… y todos, militares incluidos, serios, en posición
de firmes y saludando… y los Lobatos partidos de risa.
Enfadada, nerviosa y medio contagiada por la risa de
los niños, finalmente Carmen Pilar mandó descanso y
cada uno volvió a sus ocupaciones.
La bandera por fin fue arriada algo más tarde y
sin más ceremonias. Por cierto, ¡fue el único día que
se trabó!
Cierto día de finales de octubre, el Delegado
Provincial de Juventudes, D. Antonio Durán, que al
propio tiempo era profesor de Educación Física y de
Política en el colegio de las Escuelas Pías, me envió
De mi vida scout
91
aviso por medio de los chicos de que quería verme.
Imaginé problemas, pues al fin y al cabo era el “jefe”
de las juventudes del régimen...
Nos encontramos a la puerta del Pious School,
y cuál no sería mi sorpresa cuando, tras un saludo
muy cordial, me felicitó efusivamente. La verdad es
que yo iba preparado para cualquier cosa menos para
una felicitación, así que seguro que notó el descon-
cierto en mi cara.
Se explicó. Como yo ya sabía por propia expe-
riencia, los chicos que eran castigados en el colegio
por hablar en clase o en filas o por cualquier otra falta,
tenían que cumplir una sanción asistiendo los sábados
por la tarde al colegio, a un estudio de dos a cuatro
horas. Pues bien, algunos muchachos, sancionados
por él, habían ido a pedirle que si les podía cambiar
sus castigos pasándolos al domingo, lo que sin duda
significaba endurecer aún más la sanción.
Preguntados acerca del porqué de aquella soli-
citud, los chicos le habían confesado que era “para no
perderse las reuniones de la Tropa scout”, que se ce-
lebraban precisamente los sábados por la tarde. Y eso
a él le había impresionado mucho, por “el entusiasmo
De mi vida scout
92
que demostraban los scouts por su asociación juvenil
y sus actividades”.
Comprenderán si les digo que el orgullo me sa-
lía por todas partes y que durante algún tiempo cami-
nara como sobre una nube.
De mi vida scout
93
1967
El 5 de enero de 1967 nuestro Grupo colaboró
estrechamente en la organización de la Cabalgata de
Reyes capitalina. Junto a los organizadores habitua-
les, aportamos uno de los Reyes Magos ─un padre de
nuestro Comité, el siempre dispuesto y colaborador D.
Miguel Orozco Maffiotte, aceptó incluso que lo emba-
durnáramos de negro para hacer de Baltasar─, los es-
cultas actuaron como pajes y la Tropa scout “Tingua-
ro” al completo, que acompañó en perfecto orden a
Sus Majestades bajo la dirección de Luis-Felipe La
Roche. La presencia de la Tropa, impecablemente uni-
formada para la ocasión, significó un nuevo aldabona-
zo publicitario ante la población infantil y juvenil de la
ciudad.
Este mismo mes de enero el Grupo recibió a
una nueva scouter, tratándose esta vez de Laly Diez
Rivera, que actuaría también como Ayudante de Ma-
nada y que pronto se haría fundamental para la misma
al resultar una joven de muy buen carácter, siempre
De mi vida scout
94
dispuesta a aportar ideas y con muy buena mano para
tratar con los lobatos. Su permanencia en el escultis-
mo será también muy prolongada.
La Manada de lobatos se despide en el patio del Pious School. A la izquierda, de medio lado, Ibrahim Trujillo. Desde la izquierda,
Laly Díez, Mariano Reymundo, Sebastián Vives, Michael Golding, Antonio Pintor, Juan José Sánchez, Alberto Cortés, Padre Miguel López y Manuel
Ravina. De espaldas Carmen Pilar Castro y a su lado Miguel Orozco.
(Fotografía cedida por el Padre Fidencio Peña)
Ya no recuerdo de quién partió la idea ni cuá-
les fueron los pasos seguidos para llevarla a efecto,
aunque imagino que sería cosa del Presidente de
De mi vida scout
95
nuestro Comité, D. Juan Fernández del Castillo Monje,
que había sido concejal de Tráfico del Ayuntamiento
de Santa Cruz.
Lo cierto es que, después de una preparación
anterior de varias semanas, desde el mes de febrero
de 1967 y hasta final de curso, los scouts de la Tropa
colaboraron con la Policía Local ─entonces Municipal─
en la regulación del intenso tráfico a la altura de la es-
tatua, en la Rambla, en su confluencia con la calle
General Ramos Serrano. Era ─todavía lo es─ un pun-
to muy conflictivo, especialmente en horas de entrada
y salida de clase de los varios colegios situados en
sus cercanías, con centenares de chicos y chicas cru-
zando de un lado a otro.
Tal habilidad adquirieron los scouts en el des-
empeño de esa labor que el día 13 de mayo siguiente,
conmemoración de Nuestra Señora de Fátima, y con
el fin de que todos los miembros del cuerpo de Policía
pudiesen disfrutar del día de su Patrona, los mucha-
chos se ocuparon en exclusiva de regular el tráfico en
toda la ciudad, sin que hubiese que registrarse ni un
sólo incidente. Debo destacar que en aquellas fechas
De mi vida scout
96
no había semáforos, por lo que todo se hacía “a ma-
no”.
Estas actividades fueron muy importantes para
la imagen pública de nuestra asociación, ya que nos
dimos a conocer a una gran parte de la población. Se
nos veía en la calle. También fue importante para con-
solidar nuestra presencia en el propio Colegio, ya que
hubo que obtener permiso de los distintos profesores
para que los scouts a quienes correspondía servicio
cada día pudiesen incorporarse a clase unos minutos
más tarde de la hora o salir del aula un poco antes,
todo ello con el fin de poder estar en sus puestos du-
rante el tiempo necesario y con la antelación suficien-
te. Y, además, los scouts de servicio asistían a clase
perfectamente uniformados, con el lógico impacto que
eso significaba ante sus compañeros no scouts.
Las solicitudes de alta en el Grupo se dispara-
ron; y no nos vimos desbordados gracias a que las
inscripciones en el Grupo no se aceptaban después
del 30 de marzo de cada año, con el fin de que los
chicos tuviesen tiempo para adquirir un mínimo de co-
nocimientos y experiencia, con vistas a su participa-
De mi vida scout
97
ción en la actividad anual más importante para ellos: el
Campamento de verano. El que de verdad quería en-
trar en los Scouts esperaba sin problemas hasta el si-
guiente mes de septiembre...
Mientras tanto, las actividades habituales se-
guían su curso y así, del 6 al 10 de abril, la Tropa rea-
lizó un Campamento Volante en el valle de Güímar,
con salida desde Candelaria. Con una Tropa ya muy
“veterana”, fue la primera ocasión en que realizába-
mos un campamento de este tipo y resultó tan gratifi-
cante que se repetiría la experiencia en alguna otra
ocasión posterior.
Me recuerda Agustín Guimerá ─con cara de pi-
llo y sonrisa malévola─ que en esta actividad el bueno
de Fernando Martín, “Fefo”, que por entonces prepa-
raba su Segunda Clase y andaba liado con temas de
orientación y topografía, aburrido ya de que se le do-
blasen y estropeasen los mapas, se llevó consigo una
especie de enorme carpeta, pesada y aparatosa, que
se confeccionó él mismo con cartón-piedra o algo si-
milar y a la que incluso le puso unas bisagras. Así que
tuvo que cargar con aquel incómodo armatoste a to-
De mi vida scout
98
das partes, además de sufrir el continuo cachondeo de
los demás integrantes de la Tropa. Aunque, eso sí, lo-
gró preservar sus mapas.
El día 21 de mayo de 1967, por iniciativa de la
asociación de Antiguos Alumnos del colegio de Escue-
las Pías y en conmemoración de no recuerdo qué, ce-
lebramos en el campo de deportes del antiguo colegio
de la Rambla un desfile de todas las Unidades del
Grupo, al son del Himno de los Exploradores ─inter-
pretado en directo por la Banda Municipal de Música─
de Santa Cruz de Tenerife.
A los actos, que incluyeron también el montaje
de una representación de un campamento en los te-
rrenos del colegio y el desarrollo de un Gran Juego,
asistieron los componentes de la Junta Directiva de la
Asociación de Antiguos Alumnos de Escuelas Pías,
así como también la de los Antiguos Exploradores,
presididas ambas por Antonio Daroca Sicilia. También
estaba presente nuestro entonces Comisario de Distri-
to, D. Angel H. Alonso Pinto.
Para la ocasión habíamos logrado que todos
los chicos se uniformaran totalmente, que todas las
De mi vida scout
99
Patrullas tuviesen en orden sus Banderines, que las
Unidades portasen sus Guiones y que el Grupo se
hiciera confeccionar su Bandera. Esa inversión signifi-
có una muy buena uniformidad durante varios años y
la culminación de un objetivo en lo que se refiere a la
imagen del escultismo.
Detalle de la concentración del 21 de mayo de 1967. Uniformidad casi perfecta.
En primer término la Tropa “Tinguaro”. En segundo término la Manada. (Fotografía cedida por Maloli Sánchez Bruno)
En contra de algunas modas que cíclicamente
nos invaden, siempre he creído que el uniforme es al-
go que identifica a quienes lo utilizan y les hace pre-
gonar que pertenecen a una organización, a un grupo,
a un equipo, de los que, supuestamente, se sienten
De mi vida scout
100
orgullosos. Es cierto que el hábito no hace al monje,
pero no es menos cierto que un monje con hábito pa-
rece lo que es y sin hábito puede parecer cualquier
cosa. Si algo me enoja de una Unidad scout es verla
vestida de forma anárquica, pareciendo el famoso
“ejército de Pancho Villa” y desacreditando a la orga-
nización a la que voluntariamente se pertenece. Y que
no se me diga que a veces los medios económicos
impiden lograr una buena uniformidad, pues una ca-
misa y unos pantalones económicos e iguales para to-
dos no son difíciles de conseguir. Se trata sólo de una
cuestión de buen gusto.
Curiosamente, la mayoría de los que abogan
por la eliminación de cualquier atisbo de uniformidad
son los primeros que luego se ven enganchados, sin
darse ni cuenta, por una uniformidad peor y aún más
alienante: la de las modas “globales” impuestas ahora
desde determinados países, en la que todos los chicos
y chicas parecen cortados por la misma tijera, con ro-
pas semejantes, con expresiones semejantes, con
formas de actuar semejantes, con una “cultura” seme-
jante,… Sin duda se trata de uno de los inconvenien-
tes de la globalización, que hace que los pueblos pier-
De mi vida scout
101
dan su identidad y que los individuos, que son lo ver-
daderamente importante, se vayan convirtiendo en
simples clones los unos de los otros. Sostengo que si
queremos ser consecuentes con el espíritu del escul-
tismo debemos manifestarlo claramente y luchar co-
ntra la mundialización de la mediocridad.
Para terminar con esta parrafada que me ha
salido, debo insistir en que considero lamentable que
muchos de los que se integran en el escultismo en
funciones de scouter ignoren sistemáticamente la ver-
dadera esencia del Movimiento y prefieran inventarse
su escultismo, tomando un poco de aquí y otro poco
de allá, dejando atrás lo que les molesta o incluyendo
“novedades” que han aprendido en alguna parte pero
que no son verdadero escultismo. Reitero lo que ya he
dicho anteriormente y es que lo importante, el espíritu
del Escultismo, está en las obras que dejó escritas
nuestro fundador, Baden Powell, aunque, por supues-
to, actualizando el lenguaje y las situaciones y apli-
cando las técnicas y los medios de hoy en día.
No por estar ya muy cerca de cumplirse el cen-
tenario del inicio del escultismo dejan de ser las mis-
mas raíces las que aportan vida a su existencia. Y es-
De mi vida scout
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to parece que lo olvida demasiada gente, que no ha
visto el “Escultismo para Muchachos” ni por el forro.
A finales del mes de mayo se integra una vo-
luntariosa Mª Luisa Cabrera Pérez-Armiñán, en fun-
ciones de Ayudante de Manada, y que un par de años
más tarde pasaría al Grupo de Guías “Tajinaste” como
responsable de la Unidad de Alitas.
Correspondiendo a una invitación que nos
hizo el Sr. Durán, Delegado Provincial de Juventudes,
varios scouters y la Patrulla de Guías del Grupo “Gran
Tinerfe” asistimos el 30 de mayo de aquel año a los
actos celebrados por la OJE (Organización Juvenil
Española) en conmemoración del día de su Patrón,
San Fernando. Actos que tuvieron lugar en la Ciudad
Juvenil existente entonces en la calle de la Amargura
del barrio del Toscal.
Debe recordarse que esta era la única organi-
zación juvenil reconocida oficialmente por el régimen,
la única que recibía ayudas oficiales, la única legal.
Para alguno (afortunadamente una minoría) de los in-
tegrantes de aquel Frente de Juventudes nosotros
De mi vida scout
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éramos unos intrusos y probablemente nos hubiera
metido entre rejas de muy buena gana.
Nos recibieron y atendieron con cordialidad
(entre los chicos, incluso, curiosidad) y nosotros co-
rrespondimos con corrección y respeto. Estoy seguro
que aquella demostración de tolerancia mutua de los
dirigentes de ambas organizaciones ante nuestros
respectivos muchachos hizo que en el futuro nunca
tuviéramos mayores problemas con ellos en nuestra
provincia. Cosa que no sucedió siempre en otros luga-
res del país, donde en ocasiones sí hubo incidentes,
alguno de ellos bastante serio.
Por cierto que aquí debo manifestar que gra-
cias a la actitud de D. Antonio Durán, de su tolerancia
y sentido común, las cosas fueron bastante más fáci-
les para todos nosotros y que, aunque nunca recibi-
ríamos ayudas oficiales de ningún tipo, siempre se nos
trató con un mínimo de corrección. Afortunadamente,
igual actitud sería la de su sucesor en el cargo, Sr.
Romero Luque, así como la de la gran mayoría de los
responsables de Juventudes de la época.
De mi vida scout
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El Grupo había crecido mucho. Teníamos diri-
gentes en abundancia y los muchachos no dejaban de
llegar, por lo que se hacía prioritario conseguir un Lo-
cal propio.
Desde los primeros meses de este año 1967 se
estaba negociando el alquiler de una casa terrera en
la calle San Vicente Ferrer nº 32, necesario para con-
solidar la independencia del Grupo y para dar mayor
operatividad al desarrollo de las actividades de las dis-
tintas Unidades.
Aunque los primeros contactos con la propieta-
ria de la casa los había hecho un scouter, las negocia-
ciones las mantenía el Comité del Grupo, que preten-
día, naturalmente, obtener el mejor precio posible.
Fueron pasando las semanas y no se llegaba a
un acuerdo. Mientras tanto, los scouters nos desespe-
rábamos mientras el Comité seguía negociando, muy
parsimonioso a nuestro entender. Varios meses de
negociaciones y seguíamos sin local.
Hasta que una llamada de la propietaria al
scouter que primeramente había hablado con ella,
afirmando que o nos decidíamos ya o lo alquilaba a
otra persona interesada, hizo movilizarse al Consejo
De mi vida scout
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de Grupo, decidiendo unilateralmente aceptar el último
precio negociado por el Comité. Y firmamos el contra-
to.
Aquello significó para el Grupo la pérdida del
Comité, cuyos integrantes, lógicamente molestos por
nuestra injerencia, presentaron en bloque la dimisión.
Y fue una pena, porque el Comité era muy bueno y
eficiente, y pasaría bastante tiempo antes de que tu-
viésemos otro parecido.
A mí siempre me quedó la sensación de que
fue un poco la venganza de los scouters por habernos
obligado a cambiar el color del pañuelo de Grupo.
¡Qué bobería, ¿verdad?! Pues lo cierto es que así lo
sentí siempre: que los scouters forzamos la situación
un poquitín por despecho. Espero que finalmente se
nos haya perdonado.
Pero ganamos un local ─el primero totalmente
independiente del Colegio que tuvo el Grupo, aunque
en realidad nunca perderíamos el contacto del todo─.
De mi vida scout
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Mientras Agustín Guimerá pasa el puente de cuerdas y Antonio Sánchez del Toro observa, el Padre Fidencio le da instrucciones y Luis Felipe La Roche, siempre preocupado por su impecable figura, se coloca bien el sombrero.
(Fotografía cedida por el Padre Fidencio Peña)
De mi vida scout
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Había habitaciones disponibles para cada Uni-
dad del Grupo. Los lobatos tuvieron su Cubil, cubrien-
do el techo y las paredes de su habitación con papel
pintado y creando una magnífica cueva. Las distintas
Patrullas scouts y escultas tuvieron cada una un Rin-
cón donde reunirse y guardar sus pertenencias.
Además del baño y un pequeño patio trasero, había un
cuarto para guardar el material del Grupo y otro para
la Secretaría, que también servía para las reuniones
de los scouters y para nuestra Tienda Scout. Aun-
que, eso sí, el alquiler ─de 4.000 pesetas al mes─, re-
sultaba en cualquier caso bastante importante para
nuestros siempre escasos recursos.
Con aportaciones de distintos miembros del
Grupo, nos hicimos con algunas sillas, un sillón des-
vencijado, una mesa y algunos otros muebles más. De
entre lo que nos llegó, todo de segunda mano, hay
que destacar un mueble realmente útil y valioso: Luis
Felipe La Roche Owen se trajo un viejo buró que
había pertenecido a su abuelo; se trataba de una sóli-
da pieza de finales del siglo XIX, hoy una verdadera
pieza de anticuario, con gavetas a ambos lados y con
muchos pequeños compartimentos en el frente. Este
De mi vida scout
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mueble se convirtió desde entonces en un elemento
básico para la burocracia del Grupo, al que ha acom-
pañado en sus distintas mudanzas y que en la actua-
lidad continúa presidiendo la Secretaría. En cierto
modo este entrañable y muy veterano mueble se ha
convertido en una referencia para todos los que algu-
na vez fuimos integrantes del Grupo “Gran Tinerfe” (o
más tarde del “Zebensui”), pues es casi lo único que
no ha cambiado en nada con el paso de los años. De-
bo confesar que cuando visito el nuevo y flamante lo-
cal del Grupo es precisamente la presencia de este
humilde y vetusto buró lo que más me hace sentirme
en casa.
Por estas fechas nos llegaron las primeras no-
ticias de que, bajo los auspicios de algún Hermano de
La Salle y de varios estudiantes universitarios, se es-
taba constituyendo en La Laguna un nuevo Grupo,
con el nombre de “Aguere” , cuyo primer jefe sería
José Ángel García Hernández, y que sería registrado
un par de años más tarde con el número 70 nacional.
La aparición de este Grupo significó la consoli-
dación definitiva del escultismo en Tenerife, pues no
De mi vida scout
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sólo era el primero que surgía fuera del ámbito muni-
cipal de Santa Cruz sino que, al ser el tercero de la
provincia, vendría a darnos a todos una gran seguri-
dad en el futuro, pues la posible desaparición de algu-
no de los dos ya existentes no significaría que el otro
se quedase absolutamente sólo. Además, y como el
tiempo se encargaría de confirmar, este nuevo Grupo
mantendría una personalidad propia muy fuerte y
aportaría nuevas ilusiones al conjunto del escultismo
tinerfeño, contribuyendo con su sola presencia a limar
la, en ocasiones, excesiva rivalidad entre los Grupos
“Ucanca” y “Gran Tinerfe”. De entre los incontables
scouters que sirvieron en este Grupo a lo largo de los
años me vienen ahora a la memoria y en tropel los
nombres de Valentín Santos Elorrieta, Carmen Elvira
Ubach Benítez de Lugo, Candelaria Alonso González,
José Carlos Marrero González, Raúl de la Rosa Fuen-
tes, Miguel Angel Artiles Viera, Miguel Luis Cataño
González, Maite Hormigo Martín, Pablo Reyes Núñez,
Carlos González Segura, Domingo García Viera Pa-
lenzuela, Carmen Lourdes Parrilla Martín, los Jefes de
Grupo Óscar Rodríguez Estévez y Manuel de León
Tejera, así como los miembros del Comité de padres
De mi vida scout
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Raúl de la Rosa Rodríguez y Ángela Bello Delgado
(“Angelita Sigú”), …
Como ya indiqué más arriba, desde sus co-
mienzos este Grupo estaría muy vinculado al Colegio
Nava-La Salle, actuando como Jefe del Grupo durante
un tiempo el Hermano Antonio Barba Barba, así como
constituyéndose en uno de sus puntales durante algu-
nos años el Hermano Néstor Ferrera Pardillo quien,
además de realizar las labores de Consiliario, curraba
como un scouter más y, ciertamente, era uno de los
que hacían funcionar al Grupo.
A comienzos del verano, del 24 al 30 de junio
de 1967, la Manada de Lobatos realiza un acantona-
miento en la llamada “Casa del Capitán”, en Las Chafi-
ras, del término municipal de San Miguel de Abona.
Con Carmen Pilar asisten Laly Diez, Mª Luisa Cabrera,
Mª Flor Galán y el Padre Miguel. Como refuerzo se lle-
van a Octavio Armada y a Luis Felipe La Roche.
La guagua tardaba, entonces, más de cuatro
horas en unir Santa Cruz y Las Chafiras, aunque un
permiso especial conseguido por alguno de los padres
permitió que parte del recorrido se hiciese por algún
De mi vida scout
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tramo aún no inaugurado de la todavía en construc-
ción autopista del Sur, lo que acortó algo el tiempo de
los desplazamientos.
Del 9 al 16 de julio, es la Tropa quien estable-
ce su campamento en el mismo lugar, en un ambiente
totalmente nuevo para nosotros dada su aridez y ca-
racterísticas del terreno.
Integrantes de la Tropa “Tinguaro” saludan durante una Promesa.
De izquierda a derecha, Miguel Angel del Rosario Villarán, Alfonso Sánchez Bruno, León González Massieu,
Juan José Boluda Rodríguez y Fernando Martín Álvarez. (Fotografía cedida por el Padre Fidencio Peña)
De mi vida scout
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En aquellos tiempos el Sur no era lo que es
hoy. Durante esta acampada nos sucedieron algunas
anécdotas especialmente curiosas, como la del día
que, según nuestro plan de comidas, teníamos previs-
to que el menú incluiría huevos, así que nos fuimos a
comprarlos.
Pero resultó que en las pocas y mal surtidas
tiendas de la zona (en las que no existían ni por aso-
mo las neveras de hoy en día), sólo traían huevos
frescos dos días a la semana y el que nosotros
habíamos elegido “no era de huevos”. Así que no nos
quedó más opción que cambiar el menú. ¡Qué reme-
dio!
Otro día, en el que nos habíamos ido de excur-
sión a Las Galletas, hubo una llamada telefónica de la
madre de Octavio Armada “Tayo” (al número “6 de Al-
dea”, pues tal era el que correspondía al teléfono de la
casa en la que nos quedábamos), y que la telefonista
no pudo pasar, pues no estábamos allí. Por la tarde,
ya de regreso, Tayo pidió a la telefonista de Aldea
Blanca (que lo fue durante muchos años y se llamaba
doña Jovita), que lo conectara con su casa.
De mi vida scout
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Mientras la llamada se solicitaba a San Miguel
y de allí a Granadilla para que de aquí la pasaran fi-
nalmente a Santa Cruz, la siempre jovial y dicharache-
ra doña Jovita le dijo a Tayo: “Tu mamá llamó esta
mañana para decirte que habías aprobado la Reváli-
da”. ¡Así que probablemente medio sur de la isla se
enteró de su aprobado antes que el propio Tayo!
Durante la acampada practicamos muchas téc-
nicas del Carnet de Pruebas scout. Entre ellas el Se-
máforo (alfabeto de banderas), para lo cual situamos
una estación de transmisión y recepción en el campa-
mento, desde el que se enviaba un mensaje a una es-
tación intermedia, que a su vez lo repetía desde lo alto
de una montaña visible también para la estación ter-
minal, situada en Aldea Blanca.
Naturalmente, las estaciones primera y terminal
no podían verse entre sí debido a la orografía del te-
rreno. Los mensajes que se enviaban eran siempre
verdaderos y los chicos sabían que cualquier error iba
a repercutir directamente en la comida de todos noso-
tros, pues lo que se transmitía era... ¡la lista de la
compra!
oooOooo
De mi vida scout
114
Aseguro que intenté evitarlo y comencé el
nuevo curso con ganas y entusiasmo, pero mis dife-
rencias con el entonces Jefe del Grupo, excesivamen-
te teórico, que provenían de mucho tiempo antes, y
dada la imposibilidad de que me dejase trabajar con
libertad, me forzaron a presentar a finales de diciem-
bre mi dimisión como Jefe de Tropa, limitándome des-
de entonces a las funciones de Tesorero del Grupo,
que ya ejercía también desde hacía meses.
De mi vida scout
115
1968
A mediados de marzo de 1968, Carmen Pilar
Castro obtiene el diploma de Socorrista de la Cruz Ro-
ja, lo que la capacita para atender mejor los primeros
auxilios a sus lobatos en caso de necesidad. Afortuna-
damente, sólo tendrá que atender alguna pequeña
contusión y heridas sin mayor trascendencia.
El 23 de abril se celebró una concentración de
Distrito en Articosa, con motivo de la celebración del
día de nuestro Patrón, San Jorge. Fui nombrado Jefe
de Campo, con la misión de coordinar las distintas ac-
tividades que tuvieron lugar ese día, especialmente las
formaciones y competiciones programadas. Y como
casi siempre que celebramos San Jorge en el campo,
el tiempo se nos mostró poco propicio, pues en esta
ocasión hizo un frío horroroso, con alguna que otra
chispita de agua. Debo aclarar que por entonces lo
que hoy llamamos Zona era denominado Distrito y po-
día ser más reducido territorialmente, aunque en nues-
tro caso cubría igualmente toda la provincia.
De mi vida scout
116
Creo recordar que fue Óscar Bennasar, ya a
principios de este año 1968, quien primero me habló
de otro local, también una casa terrera, y propiedad de
D. Juan Luis Quintero Pérez, padre de uno de nues-
tros scouts. Estaba situado en la calle Ramón y Cajal
nº 32 y al parecer podríamos alquilarla por un precio
bastante más razonable ─2.500 pesetas al mes─. El
único problema era que probablemente la perderíamos
a los dos o tres años, pues pensaba derribarla para
construir un nuevo edificio en su lugar.
Sinceramente, y en principio, la idea no me
acababa de convencer, tal vez por aquello de que vale
más malo conocido que bueno por conocer y, sobre
todo, pensando adónde iríamos el día que lo perdié-
ramos.
Consultado y analizado el tema por el Consejo
de Grupo, finalmente se decidió por unanimidad el
traslado, que tuvo lugar en el mes de junio del citado
1968.
Y lo que son las cosas. Primeramente, y como
el Grupo siempre andaba escaso de fondos, le vini-
mos a pagar a D. Juan sus alquileres como pudimos,
varios años después, y sin que nunca nos presionara,
De mi vida scout
117
ni tan siquiera cuando su hijo ─Luis Quintero Ayala─
dejó de pertenecer al Grupo.
En segundo lugar, aquellos dos o tres años de
uso que en un principio calculábamos se convirtieron
en ¡más de cinco lustros! Y no sería hasta 1995 que el
Grupo se trasladó a su actual emplazamiento, en el
número 127 de la calle Calvo Sotelo.
Y nuestro entrañable local de tantos años está
siendo derribado precisamente cuando escribo estos
párrafos, en febrero de 1999. Como indico al comien-
zo de este trabajo, es muy probable que el ver caer
sus viejas paredes sea lo que finalmente me ha deci-
dido a relatar mis vivencias como scout.
En la primera quincena del mes de julio de
1968 la Manada de Lobatos da su primer salto fuera
de la isla. Habían estado reuniendo fondos para el via-
je durante todo el curso y asistieron una veintena de
lobatos, junto a la Akela Carmen Pilar Castro y sus
ayudantes Laly Díez y Mª Luisa Cabrera Pérez-
Armiñán. Con ellos fue también el Padre Miguel, así
como Diego García, nuestro querido cocinero “Quillo”.
De mi vida scout
118
Como apoyo, les acompañó el scouter de Tropa Luis
Martínez.
Y se van de acampada a La Gomera, estable-
ciéndose en el monte de El Cedro, junto a un riachue-
lo. Lo que disfrutaron allí ya lo pueden imaginar: ex-
cursiones a pie, visitas en guagua a Hermigua y Valle-
hermoso, divertidos baños en una medio presa que
hicieron en el riachuelo, búsqueda general de berros
para hacerse un potaje de película, juegos, canciones,
bromas, risas, …
Durante el Campamento recibieron la visita del
Delegado Provincial de Juventudes, D. Antonio Durán,
quien permaneció con ellos todo un día.
Se conceden tres Insignias Mowgli a otros tan-
tos lobatos: Eduardo Muiños Callado, Mariano Ray-
mundo Izard y Juan José Sánchez Peraza.
Terminados los campamentos de verano, a fi-
nales de julio de aquél año 1968 y principalmente por
mis continuas diferencias con el Jefe del Grupo, decidí
causar baja voluntaria en el “Gran Tinerfe”. Fue una
decisión muy desagradable, sobre todo por los chicos
De mi vida scout
119
a quienes dejaba definitivamente, por el desconcierto
de alguno de los scouters y por el disgusto que di a los
miembros del Comité de padres D. Antonio Pintor Mar-
tínez y D. Juan Luis Quintero Pérez.
…--o--…
Estuve unas semanas algo alicaído y disgus-
tado, pero la realidad es que no podía sustraerme al
gusanillo. Estaba convencido de haber realizado una
buena labor con la Tropa “Tinguaro” y quería seguir
trabajando en lo que me ilusionaba, ayudando a for-
mar mejores ciudadanos con el mejor y más versátil
método aplicado hasta hoy entre la juventud: el Escul-
tismo. Creo que mi enganche de tantos años al Méto-
do Scout se debe a mi convencimiento de que siempre
será necesario algo que acerque a los jóvenes a la
mejor comprensión de la Naturaleza y les dé una for-
mación complementaria que habitualmente no reciben
ni en su familia ni en la escuela, ya que en las Unida-
des scouts aprenden a practicar actividades de aire li-
bre y a respetar el medio natural, a trabajar en equipo,
a compartir, ser generosos y ayudar a los demás, a
De mi vida scout
120
ser tolerantes y solidarios, a conocerse y confiar en sí
mismos y en sus propias decisiones, a tener ideas
propias, a ser razonablemente libres y también, en
ocasiones, a liderar.
No era desdeñable tampoco otro aspecto for-
mativo muy poco utilizado en general por los scouters:
el sistema de Especialidades scouts, que ha ayudado
en muchas ocasiones a los muchachos y muchachas
a encontrar su vocación laboral futura.
En cualquier caso, para todo ello necesitaba el
apoyo de alguna institución que me facilitase el lugar
para desarrollar las actividades scouts y me ayudase
así a consolidar la continuidad del Grupo. Así que
hacia finales de noviembre me fui a ver a D. Manfred
Scholtz, director por aquellas fechas del Colegio Ale-
mán, ubicado por entonces en la calle Enrique Wolf-
son, y le expuse mi idea de fundar allí un Grupo Scout
y otro de Muchachas Guías. Busqué un colegio mixto,
en el que había que facilitar el acceso al escultismo
tanto a los chicos como a las chicas, porque entendía
que ya era hora de que ambos sexos tuviesen cabida
y se formasen bajo la misma organización, cosa por el
momento imposible. (Debo explicar que por entonces
De mi vida scout
121
los Scouts de España eran una organización exclusi-
vamente masculina, que no se convertiría en mixta
hasta algunos años más tarde, en 1976, y que las chi-
cas pertenecían por aquellos años a la asociación
hermana de las Guías de España).
Naturalmente, el Director del colegio tenía una
idea bastante clara de lo que era el escultismo, pero
aún así me pidió le detallase por escrito mi proyecto.
Unos días más tarde le preparé y entregué algunos fo-
lletos y unos folios en los que resumí lo que pretendía
y lo que necesitaba. Pasados unos pocos días más, y
después de consultar con sus profesores y los padres
de su consejo escolar, me dio su conformidad.
Mientras tanto, convencido de que mi propues-
ta sería aceptada, yo había ido reclutando a algunos
ex-scouts y scouters para formar el equipo dirigente
del nuevo Grupo. Entre ellos, Alberto García Rojas
(ex-miembro del Grupo “Ucanca” al que tuve la fortuna
de repescar mientras paseaba por la calle del Pilar y
que además se convertiría en un puntal para el escul-
tismo de la Zona, tanto por su carácter voluntarioso
como por su permanente disponibilidad y conocimien-
tos), José María de Cobos Sisterne (cofundador de la
De mi vida scout
122
Patrulla “Perdigueros”), Laly Diez Rivera, Octavio Ar-
mada y Luis-Felipe La Roche ─que se vinieron conmi-
go del “Gran Tinerfe”─ y Jaime Rodríguez Quintero
(compañero de Alberto en el Grupo “Ucanca” algunos
años antes).
Por su parte, Carmen Pilar Castro, que también
había dejado el Grupo “Gran Tinerfe” a primeros de
octubre y por las mismas razones que yo, consiguió la
colaboración de Mª Luisa Cabrera, Teresa Gironella
Giménez, Gloria Morales Morales y Julia Pérez Pérez
para dirigir el Grupo de Muchachas Guías.
De mi vida scout
123
1969
Recibida la autorización del Colegio Alemán,
nos reunimos todos el día 29 de enero de 1969 en un
aula del mismo y fundamos el Grupo Scout “Anaga”
que, por supuesto, luciría el pañuelo amarillo con ce-
nefa negra, y que recibiría meses más tarde el número
79 en los registros de ASDE.
Aunque Carmen Pilar Castro había iniciado
contactos con la Asociación de Guías de España des-
de mediados de 1967, no sería hasta este día que se
creó el Grupo de Guías “Tajinaste” , que sería el pri-
mero de Muchachas Guías existente en nuestras islas,
con Carmen Pilar en el cargo de Responsable del
mismo, que simultanearía con el de Jefe de la Manada
del Grupo “Anaga”, ayudada en esta última unidad por
Laly Díez y Gloria Morales.
Los dos Grupos serían independientes, pero li-
gados estrechamente entre sí a través del Comité de
Padres, que sería común a ambos, y compartiendo
asimismo el Local, las finanzas y el material que se
fuese adquiriendo.
De mi vida scout
124
Mi primera preocupación como jefe del nuevo
Grupo fue visitar con algunos scouters las distintas au-
las del colegio, informando al alumnado de la creación
del mismo y repartiendo unas hojas de preinscripción.
En muy pocos días tuvimos solicitantes más que sufi-
cientes y entonces convocamos a sus padres para in-
formarles a ellos.
Y así se iniciaron las actividades del nuevo
Grupo Scout “Anaga”, consolidándose en muy pocas
semanas. Añadiré que el Comité de Padres, que tam-
bién se formó de inmediato, era excepcional, con lo
cual al Grupo no le faltaba de nada, salvo un local
propio que, aunque prometido, acabaría por no llegar.
Nos dejaron un pequeño cuarto para guardar el mate-
rial y disfrutábamos de todas las instalaciones deporti-
vas y de recreo del colegio, celebrando las reuniones
en distintas aulas. Lo mismo hacían las chicas del
Grupo “Tajinaste” que, además, consiguieron algunas
semanas más tarde que el párroco de la Cruz del Se-
ñor les cediera el uso de un pequeño salón en la pa-
rroquia para desarrollar alguna de sus actividades,
principalmente reuniones.
De mi vida scout
125
Teníamos así un Grupo de Scouts y un Grupo
de Guías trabajando en estrecha colaboración, en los
que además se daba una circunstancia creo que alta-
mente enriquecedora: en ambos Grupos convivían y
trabajaban juntos chicos y chicas de religión católica y
protestante, e incluso algún judío. En ningún momento
hubo el más mínimo problema. Y se comprobaron las
ventajas de las que llamamos oraciones scouts, váli-
das para cualquier religión, y entre las que me gusta
destacar la de la bendición de la mesa: “Unos tienen y
no pueden, otros pueden y no tienen. Nosotros que
tenemos y podemos, bendigamos al Señor”.
En el mes de marzo se incorpora a la Manada
una nueva scouter, Ana Mª López Velásquez, que
había pertenecido a los Scouts de Venezuela y estaba
en posesión de la Insignia de Madera, rama Lobatos.
Aportaría al Grupo su trabajo entusiasta, su carácter
perfeccionista y los conocimientos adquiridos allá.
Nuevamente fui nombrado por la Zona como
Jefe de Campo, para coordinar las actividades que tu-
vieron lugar en la concentración de Distrito celebrada
De mi vida scout
126
el día 25 de mayo en Las Raíces, para conmemorar la
festividad de nuestro Patrón, San Jorge. Como ya iba
siendo tradicional que el tiempo se portase mal cuan-
do celebrábamos esta festividad en abril ─con mucho
frío y lloviznas─, este año decidimos retrasarlo al mes
de mayo... y en esta ocasión nos “obsequió” con un
calor bochornoso.
oooOooo
Con el Grupo plenamente en marcha, y por
causas profesionales ─pues acababa de terminar mis
estudios de Turismo y necesitaba mejorar mis idio-
mas─, viajé a Londres a finales de mayo, donde traba-
jé en un hotel hasta finales de septiembre. Aproveché
mi estancia en la cuna del escultismo para adquirir en
la Tienda Scout de Buckingham Road varios objetos
que aquí no encontrábamos ni con lupa, así como pa-
ra relacionarme con scouts de muchas partes del
mundo, al integrarme en el Club Scout Internacional,
con sede en Baden Powell`s House, y a cuyas activi-
dades acudía regularmente los sábados por la tarde.
De mi vida scout
127
Pero lo más importante es que pude realizar un
sueño, pues me inscribí en el Curso nº 14 de Insignia
de Madera (Rama Comisarios y Jefes de Grupo), que
tuvo lugar del 20 al 26 de septiembre en el Campo In-
ternacional de Adiestramiento de Gilwell Park. Como
lo había llevado conmigo desde Tenerife, asistí con mi
uniforme completo, salvo el sombrero, que sustituí por
una boina verde de los scouts ingleses, mucho más
manejable para viajar.
Coincidió mi estancia con el 50 Aniversario de
Gilwell y para la ocasión confeccionaron un escudo
especial para ser grabado a fuego en los cinturones, y
que desde entonces adorna el mío. (Ahora lo utiliza mi
esposa porque, curiosamente, debe haber encogido y
me veo obligado a utilizar uno bastante mayor).
Y aquello sí que fue una gozada. El lugar es
una verdadera belleza, un remanso en medio de zo-
nas edificadas, carreteras, estaciones de tren y hasta
una gran central productora de energía. Este campo
internacional de adiestramiento está lleno de escultis-
mo: los paseos, las edificaciones, los lugares de
acampada, hasta los numerosos árboles que allí exis-
ten parecen destilar permanentemente el espíritu del
De mi vida scout
128
Movimiento Scout. Para mí resultó una semana inolvi-
dable.
En Gilwell vi por primera vez uno de esos sa-
cos de dormir con perneras y con brazos, cuya hechu-
ra permite a quien lo utiliza el levantarse y deambular
de un lado para otro sin necesidad de quitárselo aun-
que, eso sí, con todo el aspecto de un “yeti” o de un
muñeco de “michelín”. Este saco de dormir que men-
ciono tenía además dos características que me llama-
ron la atención: por una parte disponía de unas finas
suelas (de quita y pon) que ayudaban a andar sin mo-
lestias en la planta de los pies y al mismo tiempo evi-
taban que se manchara; y por otra, ¡disponía en el lu-
gar adecuado de una pequeña cremallera que permi-
tía al usuario varón orinar sin tener que quitárselo…!
Otra cosa que me llamó la atención en Gilwell
Park fue que, entre tantísimas banderas que tenían,
de prácticamente todos los países del mundo, no dis-
pusieran de una española. La busqué personalmente
entre docenas de ellas perfectamente ordenadas, pero
me quedó claro que no estaba allí. Sin embargo, sí
que tenían la escocesa y como es igual que la de Te-
nerife, pues pedí y logré que la izaran con las demás
De mi vida scout
129
de los países representados en el curso. No era lo
mismo, pero...
(Tras mi regreso a Tenerife, el Grupo enviaría
como regalo a Gilwell, el 3 de mayo de 1970, una
bandera española, que imagino habrá ondeado más
de una vez desde entonces).
Esta pequeña anécdota ayudará a comprender
la situación del escultismo en la España de entonces.
Pues, simplemente, nosotros no existíamos para la
Conferencia Scout Mundial, al no estar reconocidos
por nuestro Gobierno (requisito indispensable para el
reconocimiento del escultismo de cualquier nación).
Por supuesto, ya sabían que el escultismo se estaba
reiniciando en nuestro país y que ya existían contactos
de la Oficina Nacional española con la Oficina Mun-
dial. Pero, de hecho, para que finalmente se me admi-
tiera en el curso citado, tuvo que intervenir personal-
mente nuestro entonces Jefe Scout Nacional, Enrique
Genovés Guillén, a quien desde estas líneas aprove-
cho para reiterar mi cariño y admiración por su trabajo
de tantos y tantos años en favor del escultismo en Es-
paña. Hombre esencialmente bondadoso, fue quien
me enseñó que el servicio a los demás se realiza tanto
De mi vida scout
130
en una labor como en otra, y que si hoy te toca ser je-
fe de lo que sea, mañana puedes ayudar igualmente
pegando sellos en una oficina de Zona o haciéndote
cargo del cuidado del material o de la correspondencia
de un Grupo cualquiera.
Pocos meses más tarde recibí mi certificado
de haber superado la Insignia de Madera. Y no voy a
ser modesto en absoluto: me sentí muy orgulloso de
ella, pues fue la primera obtenida por un scout de Ca-
narias, y además en unos tiempos muy difíciles. Por
otra parte, estoy convencido de que el saberme po-
seedor de la misma hizo que más de uno se esforzara
por obtenerla él también lo antes posible.
oooOooo
Mientras tanto, el Grupo “Anaga” había reali-
zado su Campamento de Verano del 3 al 9 de julio, en
Las Lagunetas, del monte de La Esperanza. Acampa-
ron allí la Tropa scout, con Alberto García, Octavio
Armada y Luis Felipe La Roche al frente, y también la
Manada de Lobatos, dirigida por Carmen Pilar Castro
De mi vida scout
131
con la ayuda de Gloria Morales. Un centenar de me-
tros más allá estaba acampado el Grupo de Guías
“Tajinaste” al completo, con Teresa Gironella, Mª Luisa
Cabrera y Julia Pérez.
Como Jefe de Campamento ─de ambos─ figu-
raba el Jefe de Tropa Alberto García, quien en teoría
no debía abandonar en ningún momento el área de
acampada.
Lobatos del Grupo “Anaga”. De izquierda a derecha, Francisco Perera, Guillermo Cabrera, Carlos Capote, Pedro Suárez, Emilio Perera y Helmut Rash.
En primer término la Alita Cristina González Massieu, del Grupo de Guías “Taji-naste”.
(Fotografía cedida por Francisco Perera Molinero)
De mi vida scout
132
Pero como en nuestros campamentos todo el
mundo tenía que hacer de todo, un día Alberto tuvo
que ausentarse temporalmente ─a buscar no sé qué
suministros en La Esperanza o en La Laguna─, mien-
tras la Tropa salía a realizar una actividad con Octavio
Armada y Luis-Felipe La Roche.
Dio la casualidad de que fue precisamente en
ese momento cuando vino de visita de inspección el
funcionario de la Delegación de Juventudes D. Antonio
Acha Meneses. Y allí había que ver a todo el mundo,
viéndolo llegar, pensando en qué hacer. Finalmente
Carmen Pilar, muy preocupada, se hizo cargo del visi-
tante, mostrándole las dos zonas de acampada mien-
tras se inventaba la bola de que Alberto estaba en una
breve excursión por los alrededores.
Después de hacer tiempo con un lento recorri-
do por las instalaciones, que adrede hizo interminable
y minucioso, y mientras tomaban un café, por fin, y pa-
ra alivio de todos, se les unió el bueno de Alberto
quien, recién llegado de su salida y rápidamente avi-
sado de la situación, se incorporó poniendo su mejor
cara de inocencia …
De mi vida scout
133
Y el amigo Acha o no se enteró o, más proba-
blemente, se hizo el sueco y aparentó que se tragaba
la trola.
oooOooo
El primer día de octubre pasé de Inglaterra a
Francia, a París. Allí me matriculé en un curso de
francés y, naturalmente, visité la Oficina Nacional
Scout francesa. Mi interés era mantener contacto con
scouts locales y, por estar ubicado muy cerca de don-
de yo vivía, decidieron enviarme a un Grupo Scout
formado exclusivamente por judíos israelitas, que te-
nía su Local en una sinagoga cercana. Y fue una nue-
va e interesante experiencia para mí. Entre otras co-
sas, y aún sabiendo que era cristiano, me recibieron
sin ningún tipo de reservas, o al menos yo no las noté.
Su local, situado como ya dije en una sinagoga,
lucía en una pared un enorme mapa de Israel, con va-
rias rutas marcadas sobre el mismo y que comprendí-
an todo el país. Los chicos y chicas ─se trataba de un
Grupo mixto, algo también nuevo para mí─ iban ade-
lantando una pequeña placa con su nombre a lo largo
De mi vida scout
134
de una de dichas rutas según iban superando las dis-
tintas pruebas de Clase. Era una forma original de vi-
sualizar los avances de cada uno. Llegados al final de
la primera ruta ─que representaba la 3ª Clase─, esta-
ban en condiciones de realizar su Promesa Scout.
Otras rutas servían para indicar los avances en Se-
gunda y Primera Clase.
Con este Grupo israelí hice también un par de
salidas al campo, de un sólo día, lo que se lograba
después de viajar bastante tiempo en tren, tanto para
la ida como para la vuelta. Y en el campo era yo el
dueño de la situación. La verdad es que sus técnicas
de campismo eran bastante pobres, aunque todos se
aplicaron con entusiasmo en aprender lo que pude
enseñarles en tan poco tiempo. Tampoco eran muy
duchos en juegos al aire libre, que también hicimos.
Por todo ello puedo asegurar que conmigo se lo pasa-
ron “pipa”, tanto los muchachos y muchachas como
sus scouters.
Y una última cosa que en aquel momento me
llamó la atención de ellos: para comer no se dispersa-
ban en pequeños grupos o por Patrullas, sino que lo
hacían todos juntos, formando un gran círculo. Tam-
De mi vida scout
135
poco se descubrían, sino que sustituían sus gorras por
el pequeño casquete tradicional en su religión. Así es
que yo también permanecí cubierto con mi boina del
uniforme, aunque la verdad es que me sentía un poco
raro, más que nada por la falta de costumbre de co-
mer cubierto.
Durante todo este tiempo mantuve el contacto
con el Grupo por carta y cuando regresé a Tenerife a
finales de diciembre, volví a retomar mis funciones,
que habían sido perfectamente cubiertas durante mi
ausencia por el Consejo.
oooOooo
Mientras tanto, en el Grupo Scout “Gran Tiner-
fe” se concedían dos nuevas Insignias Mowgli, a que
se hicieron merecedores Pablo Hurtado Zamorano y
Francisco Lorenzo Speranzini.
Por otra parte, el padre Fidencio Peña era des-
tinado a la Península, ocupando su lugar como Consi-
liario del Grupo el padre Miguel López Baranda, hom-
bre de carácter abierto y cordial, con quien “conectarí-
De mi vida scout
136
an” enseguida y sin problemas todos los integrantes
del Grupo, pues no en vano había colaborado con to-
dos, y especialmente con la Manada, durante los últi-
mos años.
oooOooo
Un par de días después de mi retorno, finali-
zando ya el año 1969, me llamó Óscar Bennasar para
tratar sobre el futuro de ambos Grupos. Él permane-
cía, junto con el incombustible Luis Martínez, en el
Grupo “Gran Tinerfe”, que disponía, como ya sabe-
mos, de un magnífico Local así como de bastante ma-
terial, pero no tenía suficientes scouters, pues para
entonces sólo quedaban en activo ellos dos. Por mi
parte, el Grupo “Anaga” disponía de scouters más que
suficientes para sus Unidades pero aún no había teni-
do tiempo de hacerse con material suficiente y, sobre
todo, adolecía de un local propio, ya que en el colegio
patrocinador seguían sin concedernos uno fijo.
Me sugirió la posibilidad de unir los dos Grupos
en uno sólo, aprovechando las ventajas de ambos y
resolviendo de paso sus respectivas carencias, al
De mi vida scout
137
tiempo que me informó que había solicitado y conse-
guido la conformidad de su Comité de Padres antes
de dar este paso.
El autor (de pie, con gafas) con su Patrulla “Pájaros Carpinteros”
durante el curso de Insignia de Madera en Gillwell Park. (Fotografía del archivo del autor)
Convoqué al Consejo del Grupo 79 “Anaga”, a
las responsables del Grupo de Guías “Tajinaste” y a
nuestro Comité de Padres conjunto, para transmitirles
la propuesta y, tras el estudio de los pros y contras de
la fusión y de un amplio cambio de impresiones, se
acordó en un primer momento aclarar algunos temas
con los scouters del Grupo 7 “Gran Tinerfe”...
De mi vida scout
138
De mi vida scout
139
1970
Después de algunos días de conversaciones
llegamos al convencimiento de que para todos era
conveniente la fusión, así que, para confirmarla, se
convocó a una reunión a todos los padres de los inte-
grantes de los tres Grupos ─“Anaga”, “Gran Tinerfe” y
“Tajinaste”─, para informarles de la nueva situación.
La reunión tuvo lugar el día 12 de enero de 1970 en
los salones del Círculo Mercantil de nuestra capital,
acordándose allí que el Grupo resultante recibiría el
nombre de “Zebensui” , manteniendo el pañuelo ama-
rillo con cenefa negra del grupo “Anaga” y el número 7
de registro nacional correspondiente al “Gran Tinerfe”.
Por su parte, las respectivas Tropas scouts re-
cibirían el nombre del Grupo de origen, manteniendo
las demás Unidades los que tuviesen.
Todos los scouters se mantuvieron en sus Uni-
dades, salvo algunos que pasaron de las Tropas y
Manadas del anterior Grupo “Anaga” a reforzar las del
anterior “Gran Tinerfe”. La Manada “Seeonee” siguió
bajo la responsabilidad de Carmen Pilar Castro, mien-
De mi vida scout
140
tras la “Gran Tagoror” pasó a dirigirla Ana María Ló-
pez. La Tropa scout “Anaga” estaba coordinada por
Alberto García y la Tropa scout “Gran Tinerfe” por Luis
Martínez. Yo me hice cargo de la jefatura del nuevo
Grupo, mientras Óscar, además de coordinar la Tropa
Esculta, se convertía en AJG (Ayudante de Jefe de
Grupo), figura no contemplada hasta entonces en los
Estatutos de la asociación, pero que se justificaba so-
bradamente por las características del Grupo, con cin-
co Unidades completas y con un muy numeroso equi-
po dirigente, constituido por un total de quince scou-
ters y dos Instructores.
En cuanto al Grupo de Guías “Tajinaste”, se
acordó que compartiría el Local y utilizaría libremente
sus instalaciones, considerándolo como su sede ofi-
cial, aunque al no haber suficientes habitaciones dis-
ponibles no disfrutaría de ninguna en exclusiva y se-
guiría utilizando igualmente el salón a ellas cedida en
la parroquia de la Cruz del Señor.
El Comité de Padres sería igualmente el mismo
para ambos Grupos. Bajo la presidencia de D. Antonio
Pintor Martínez, se completaba con Dña. Margot Rash,
Dña. Natividad Ruiz de Lindemann, D. José Ballsells
De mi vida scout
141
Llácer, D. Rufino Chiscano Gutiérrez, D. Francisco
Fumagallo Sánchez-Pinto, D. Juan Luis Quintero Pé-
rez y D. Juan Sbert Rotger.
Fotografía del Certificado de Cargo de
Óscar Bennasar como Subjefe de Grupo.
Por estas fechas se incorpora Amalia Bonnet
Moreno en funciones de Ayudante de Manada y pro-
cedente del Grupo de Muchachas Guías “Guanapay”,
constituido meses antes en el colegio de La Asunción.
Destacó por su serenidad y dulzura, así como por
mantener siempre una actitud positiva y risueña.
De mi vida scout
142
En este mismo año 1970 el scout de Primera
Clase José Ignacio García de la Rosa termina su pre-
paración para optar a la máxima distinción a la que
puede aspirar un scout: la de Caballero Scout. Su ex-
pediente es presentado por nuestro Grupo al Jefe
Scout Nacional y éste no duda en concederla. El Gru-
po celebra una serie de actos en el Teatro del colegio
“Quisisana” de las Escuelas Pías para homenajear a
Ignacio, a los que acude nuestro JSN Enrique Geno-
vés Guillén, quien le impone personalmente la insignia
correspondiente.
Debo destacar que se trata del primer Caballe-
ro Scout concedido en toda España y no puedo evitar
mencionar que es un scout de mi Tropa “Tinguaro”, de
la que me había hecho cargo cinco años atrás.
A finales de abril, y por ser más necesaria en el
Grupo de Guías “Tajinaste”, Carmen Pilar Castro deja
definitivamente la Manada “Seeonee”, pasando a
hacerse cargo Gloria Morales como responsable de la
misma. Procedente de su Grupo de Guías y en servi-
cio como scouter, Gloria aportaba a la Manada su
De mi vida scout
143
temperamento bondadoso y siempre preocupado por
el bienestar de los lobatos, a quienes sabía escuchar
con cariño y paciencia.
Se incorpora al Grupo de Guías “Tajinaste” la
nueva dirigente René Sierra Rodríguez, en funciones
de Ayudante de la Unidad de Pioneras.
En el verano de este año se celebró por prime-
ra vez un Campamento de Zona, entre el 21 de julio y
el 3 de agosto, al que asistieron todos los Grupos exis-
tentes entonces: el “Ucanca” y el “Zebensui” de Santa
Cruz, el “Aguere” de La Laguna y el por entonces de-
nominado Grupo “Ucanca nº 1” de Juan Perera ─que
pasados los años se convertiría en el actual Grupo
Scout número 446 “Anambro” ─. Acudieron también
los integrantes de un Grupo creado por libre en el Co-
legio Salesiano “San Isidro”, de La Orotava que, bajo
el nombre de “Arautápala”, funcionaba desde un par
de años antes y que lamentablemente desaparecería
algunos meses más tarde al ser trasladado a la Pe-
nínsula el sacerdote promotor del mismo.
De mi vida scout
144
Como siempre, los oportunos permisos los ob-
tuvimos por una parte del Gobierno Civil, donde acu-
díamos al oficial mayor D. Antonio Belda Alcaraz, y por
otra, en el Distrito Forestal, donde siempre nos recibie-
ron con manifiesta cordialidad tanto el Ingeniero Jefe,
D. Marcos Peraza Oramas, como el Ayudante de Mon-
tes D. Antonio Lorenzo.
Se instaló el Campamento en el lugar que no-
sotros llamamos desde siempre “Articosa”, aunque en
la mayoría de los mapas figura como Orticosa. Fui de-
signado para dirigirlo y resultó una experiencia tan in-
teresante que se repetiría en los dos años siguientes.
Tenía la ventaja de poder hacer grandes juegos con
amplia participación y los fuegos de campamento re-
sultaban en ocasiones espectaculares. Otro aspecto
muy positivo fueron las grandes construcciones con
troncos, en las que las Tropas se sentían muy motiva-
das y rivalizaban entre sí al hacer sus puentes y torres
de observación.
Durante el campamento, los bomberos de San-
ta Cruz y los de CEPSA, así como el Servicio contra-
incendios del Distrito Forestal, realizaron para los
De mi vida scout
145
acampados una espectacular y al mismo tiempo diver-
tida demostración de extinción de incendios.
De todo lo anterior realizó TVE-C un reportaje,
emitido días más tarde, y del que tampoco tenemos
El autor y Fernando Martín, “Fefo”, observan el panorama desde lo alto de una torre construida por los scouts del Grupo “Zebensui”.
(Fotografía cedida por Luis Alberto Arnay)
De mi vida scout
146
copia. También el periódico “El Día” publicó en sus pá-
ginas información relativa al campamento.
En cuanto a la operatividad, la parte más com-
plicada se centraba en los suministros, muy cuantio-
sos por el número de acampados.
Por otra parte, no debe olvidarse que cada
Grupo es totalmente autónomo, por lo que cada uno
tenía libertad para desarrollar su programación en to-
dos aquellos horarios no comprometidos para las acti-
vidades comunes. Y el problema fue que algún Grupo
no tenía previstas actividades en algunos horarios ni
fue capaz de improvisarlas, con lo cual sus integran-
tes, paseando y holgazaneando, interferían en las de
los demás Grupos. Este fue el único problema de cier-
ta importancia del Campamento ese año.
En este Campamento actúa por primera vez
como scouter del Grupo 7 “Zebensui” nuestro anterior
scout Fernando Martín Álvarez, en funciones de Ayu-
dante de Jefe de Tropa. De “Fefo” casi podría escribir
un libro: serio de carácter, habilidoso, atlético, perse-
verante, de verbo monocorde, campechano y con su
peculiar sentido del humor, pocos son los que desco-
De mi vida scout
147
nocen las hazañas de este scout de corazón y, sobre
todo, buenísima persona.
Agustín Guimerá me recuerda (¡se la sigue
sabiendo de memoria, el tío!) la canción que, con mú-
sica combinada de “La Alpispa” de los “Sabandeños”
y, para el estribillo, una parte del “Baile de los Enanos”
de La Palma, confeccionamos los scouters del Cam-
pamento, dedicada a las Patrullas con las que comía-
mos diariamente, por turnos. Dice así:
Estas Patrullas,
todos los días,
hacen comida...
¡puaj!, ¡qué porquerías!.
Los pobres Jefes,
siempre “jambriando”,
pero los muy canallas
matan callando,
ando, ando, ando, ando.
(Estribillo) No es por falta de comida
sino que cocinan mal
y confunden, para colmo,
el azúcar con la sal.
De mi vida scout
148
Trabajamos como enanos
para esto organizar
y en “Articosa 70”
ya nos quieren enterrar.
Y así sigue la canción, citando los calderos su-
cios, los platos engrasados, la sopa aguada, los hue-
vos quemados, la carne cruda...
Carmen Pilar y yo nos casamos el 6 de octu-
bre de este año 1970, en la parroquia de la Cruz del
Señor, en la que las Guías tenían su Local para reu-
niones. Naturalmente, ofició el matrimonio el Padre
Miguel, nuestro Consiliario, quien dio a la ceremonia
una atmósfera muy cordial e íntima porque nos cono-
cía mucho a ambos y por dirigirse a nosotros y a nues-
tros invitados con la llaneza que da la familiaridad.
Por su parte, las guías y los scouts de los Gru-
pos “Tajinaste” y “Zebensui” nos tenían preparada una
sorpresa, pues a la salida y bajo la consabida lluvia de
arroz, nos hicieron pasar bajo un arco de honor que
formaron con sus bordones. Para nosotros resultó
muy emotivo.
De mi vida scout
149
En octubre de este año 1970 se integró en el
Grupo una nueva Tropa, la “Chimisay”, formada por
los miembros de la hasta entonces independiente
“Echeyde” ─que había fundado nuestro anterior scout
Agustín Guimerá Ravina (una de las personas más ca-
rismáticas de la Zona, conocido por todo el mundillo
scout por su carácter abierto y alegre, por su simpatía
personal y por su sempiterna disposición de servicio)
en el colegio La Salle-San Ildefonso─ junto a un par
de Patrullas que se habían constituido en el colegio
Hispano-Inglés bajo el nombre de Tropa “Acaymo”, y
promovidas por un scouter peninsular que se nos unió,
llamado Luis Mª Palacios del Valle Lerchundi.
Con ella, nuestro Grupo creció aún más, te-
niendo ahora dos Manadas de Lobatos, tres Tropas
Scouts y una Tropa Esculta.
Por su parte, el Grupo “Tajinaste” disponía de
una Ronda de Alitas, una Compañía de Guías y una
Unidad de Pioneras, por lo que, algunos días, el trajín
de chicos y chicas que entraban y salían del Local era
algo digno de verse. ¡Y gracias que utilizábamos con
mucha frecuencia la plaza de San Fernando, situada
De mi vida scout
150
enfrente mismo del Local, y a que las chicas desarro-
llaban la mayoría de sus actividades en su otro local
de la Cruz del Señor!
El 14 de noviembre de 1970 el Grupo se hace
con los servicios de un nuevo scouter, Luis Alberto Ar-
nay de Armas, que inicia su colaboración en funciones
de Ayudante en la Tropa “Gran Tinerfe”. De su segun-
do apellido es fácil deducir que se trata, efectivamen-
te, de un primo hermano mío. Con un carácter extro-
vertido, campechano y expresivo, y con un claro espí-
ritu organizador, su disponibilidad en las filas del es-
cultismo le llevará a colaborar años después en el
Grupo “Aguere”, luego a fundar el Grupo “Taborno” en
La Laguna, seguidamente a trabajar para la Zona VII
y, finalmente, a ostentar la jefatura del Grupo “Ucan-
ca” durante los últimos diez años de su servicio activo.
Varios años más tarde, después de mi retirada
del servicio activo, también se integrará en las filas del
escultismo y por un largo período de tiempo mi primo
Tomás Arnay de Armas, hermano del antes citado.
De mi vida scout
151
Del 27 de diciembre de 1970 al 15 de enero de
1971, en varios fines de semana (uno de ellos largo,
de jueves a domingo), asistimos Octavio Armada y yo
a un curso impartido por la Delegación de Juventudes
para obtener el título de Jefe de Campamento, exigible
entonces para poder dirigir tal tipo de actividad. El cur-
so incluía una acampada de varios días, que se cele-
bró en el campamento de “La Victoria”, algo más abajo
de Las Raíces, en el monte de La Esperanza y en el
que recuerdo que sufrimos un frío muy intenso. En el
transcurso de la misma hicimos una salida a las Ca-
ñadas del Teide, durante la cual ambos tuvimos la
oportunidad de acampar por primera vez en la nieve,
en Montaña Blanca, y donde, a pesar de la altura su-
perior a los 2.200 metros, pasamos bastante menos
frío que abajo, en el monte.
Esa fue una de esas ocasiones en las que la
utilidad de nuestros sombreros se puso claramente de
manifiesto, pues además de mantener nuestras cabe-
zas calientes en el frío ambiente, nos servían perfec-
tamente en el monte, donde podíamos caminar entre
las ramas de los pinos y el monte bajo sin temor a
golpearnos, ya que las anchas alas de los sombreros
De mi vida scout
152
apartaban la mayoría de los obstáculos que hallába-
mos al paso.
Recuerdo también un curso para scouters ce-
lebrado años más tarde en Articosa y que sólo pudi-
mos terminar con éxito gracias a que nuestros som-
breros nos protegían del constante aguanieve que ca-
yó durante dos días seguidos. Las alas de mi sombre-
ro llegaron en algunos momentos a tener encima una
capa de hielo y nieve de bastante más de un centíme-
tro de espesor.
De mi vida scout
153
1971
El día 14 de febrero de 1971 ─día de San Va-
lentín y domingo de Carnaval─ y con motivo de la
Promesa de Luis Alberto Arnay, alquilamos una gua-
gua para trasladarnos al monte de Las Mercedes,
donde se celebró una convivencia de los scouters de
los Grupos “Zebensui” y “Tajinaste”, en una casa que
por entonces tenía prestada ICONA al Grupo Scout 70
“Aguere”, de La Laguna.
El Grupo tenía desde hacía algún tiempo una
revista bastante buena, de nombre “Jamboree”, que
se publicaba cada mes o dos, cuando había material
suficiente. Ahora conseguimos publicarla con una cu-
bierta a todo color, en cuya portada figura una hermo-
sa torre de troncos construida durante el Campamento
de Zona anteriormente citado, mientras en la contra-
portada aparecen, con su uniforme de lobato y de
scout, respectivamente, los hermanos Fernando y
Carlos Estarriol Jiménez, mostrando una cartilla de la
Caja General de Ahorros, patrocinadora de la cubierta
De mi vida scout
154
en cuestión, ayuda que obtuvimos “llorándole” al en-
tonces Presidente de la entidad, D. Juan Ravina Mén-
dez.
La portada de dicha revista es la que ahora he
tomado para que sirva igualmente de portada de este
libro.
El 21 de marzo del año 1971, el Instituto para
la Conservación de la Naturaleza, ICONA, cedió al
Grupo el uso de la llamada “Choza de la Loca”, situada
sobre un pequeño promontorio, en el propio lugar de
Articosa. Se trataba de una pequeña casa, bastante
antigua y con sólo dos habitaciones: una muy peque-
ña, de unos siete metros cuadrados, y otra de mayo-
res dimensiones, unos cuarenta metros cuadrados con
una hermosa chimenea en un lateral. Esta casa la
habíamos utilizado de vez en cuando como lugar de
almacenamiento de material en alguna acampada, pe-
ro su mal estado no daba para mucho más.
Conocida de antemano la noticia de la cesión,
dos días antes, el día 19, y ante el mal estado de la
casa, casi en ruinas, nos pusimos manos a la obra pa-
ra limpiarla y arreglarla, convirtiendo la habitación pe-
De mi vida scout
155
queña en una cocina, y la grande en un peculiar dor-
mitorio de literas, especialmente pensado para los lo-
batos. En los meses siguientes se añadiría al conjun-
to una habitación de entrada, construida por los pro-
pios scouts del Grupo, de unos diez metros cuadra-
dos, y que serviría a partir de entonces como almacén
para herramientas, cuerdas, bidones para agua y otro
material diverso.
Al aljibe se le construyó un nuevo brocal, al
tiempo que se vació totalmente el mismo para limpiar-
lo, pues además de agua sucia tenía el fondo total-
mente lleno de piedras y basura. Por cierto, el verano
anterior se me había caído dentro mi navaja suiza mul-
tiusos y el bueno de Fernando Martín, “Fefo”, la resca-
tó de entre lo que se sacó. Debo decir que, una vez
eliminado el limo que la cubría, se mostró rutilante y
sin el más mínimo deterioro, lo que demuestra la cali-
dad de estas navajas. Aún la conservo, en perfecto
estado.
Y así quedó la casa lista para recibir a partir de
entonces a un número incontable de scouts que en
ella han disfrutado, a lo largo de los años siguientes,
de acantonamientos, acampadas, cursos de todo tipo
De mi vida scout
156
y múltiples otras actividades que han acogido sus vie-
jos muros.
En abril, el Grupo de Guías “Tajinaste” celebró
un campamento en El Sauzal, en la enorme y hermosa
casa que allí tiene la familia de Agustín Guimerá. Sería
el último dirigido por Carmen Pilar Castro, pues estaba
embarazada y ya le iba costando atender a tanto aje-
treo.
Integrantes del Grupo de Guías “Tajinaste” posan para la posteridad,
en El Sauzal. (Fotografía del archivo del autor)
De mi vida scout
157
Como ya adelanté en su momento, este año
1971 volvió a repetirse la experiencia de un solo Cam-
pamento de verano para toda la Zona, y que también
dirigí. Nuevamente se celebró en Articosa, entre los
días 7 y 19 de julio.
Esta vez se obvió el problema de los scouts
ociosos advirtiendo de antemano a sus dirigentes que
Unidad sin actividad significaba Unidad a disposición
de la dirección del Campamento, para lo que había-
mos previsto un pequeño equipo de scouters. La posi-
bilidad de quedar en mal lugar ante sus muchachos
hizo que ningún dirigente de Tropa olvidase tenerlos
ocupados con actividades de uno u otro tipo.
A este campamento asistieron media docena
de muchachos herreños, acompañados por el Padre
Antonio María Hernández, párroco entonces en la isla
y quien desarrolló actividades de tipo scout durante
unos años de forma un tanto sui géneris, amoldándo-
se a las características del lugar. Actividades que no
pervivieron una vez que fue trasladado fuera de la isla.
En el último Fuego de Campamento, la noche
del 18, y que recuerdo como uno de los mejores de mi
vida, las distintas Patrullas lo “bordaron” en sus can-
De mi vida scout
158
ciones con divertidas críticas burlonas hacia los scou-
ters, a las que nadie escapó. Y quienes asistieron al
mismo recordarán sin duda el magnífico papel como
animador de la velada del entonces Jefe del Clan de
Zona “Añazo”, José Navarro Zamorano (“Pepe Nava-
rro”).
--*--
Por no ser actividades habituales de un Grupo
Scout y constituir fundamentalmente el reflejo de una
actitud de servicio y solidaridad, me referiré en un blo-
que y sólo de pasada a algunas otras actividades des-
arrolladas por los scouts en todos estos años.
Por ejemplo, con ocasión de un acto celebrado
en la avenida 3 de Mayo, con la asistencia de varios
miles de personas convocadas por el Padre Peyton
para el rezo colectivo del Rosario, los scouts colabora-
ron en cubrir la seguridad física de los presentes des-
perdigándose entre la multitud y ayudando a los
miembros de la Cruz Roja para atender y trasladar a
las personas afectadas por el calor o el cansancio.
De mi vida scout
159
Por otra parte, en varias ocasiones intervinimos
en la búsqueda de niños pequeños extraviados en los
montes cuando acudían allí con sus familias a pasar
unas horas. Recuerdo el caso de una niñita en La Es-
peranza y el de un niño en los montes de Vilaflor. Afor-
tunadamente, siempre se les encontró a tiempo.
Con motivo de un fuerte terremoto en Nicara-
gua, en el año 1971, los scouts se movilizaron para
disponer los envíos de ayuda humanitaria, colaboran-
do en recoger el material y en preparar los paquetes
que habrían de enviarse a aquel país.
Como no podía ser de otra manera y sin que
haya que explicar mucho al respecto, en varias oca-
siones se organizaron recogidas de basura en nues-
tros montes y se intervino en la plantación de árboles,
colaborando con distintas instituciones o por iniciativa
de la Zona o del propio Grupo.
Y también, como por desgracia sabemos mu-
chos, fuimos necesarios para colaborar en la extinción
de los incendios que de vez en cuando asolaban nues-
tros montes. El que nunca ha luchado contra un in-
cendio forestal no puede hacerse una idea exacta de
lo que es. El humo, el ruido del incendio, la incerti-
De mi vida scout
160
dumbre que ocasiona el no saber qué dirección toma-
rá el viento en las próximas horas o minutos, hacen
parecer aún más caótico el propio caos del fuego. Y
para mayor dificultad, los medios eran muy escasos,
tanto en material como en hombres. Nosotros, scou-
ters, escultas y alguno de los scouts de más edad,
acudíamos adonde se nos mandaba y hacíamos lo
que podíamos, que no era mucho, esa es la verdad.
Durante varios años aportamos lo que pudimos y en
alguna ocasión incluso llegamos a jugarnos la vida en
el empeño. Pero lo sentíamos como una obligación y
lo hicimos.
--*--
Terminaba el mes de agosto de este año 1971
cuando varios scouters plantearon inopinadamente la
necesidad de dejar de compartir el Local con el Grupo
de Guías “Tajinaste”. Aquello resultó un mazazo to-
talmente inesperado para mí, pues no hacía ni un año
y medio que se había acordado compartirlo como sede
de ambos Grupos, al ser una de las condiciones a las
que me comprometí personalmente con ellas para lle-
De mi vida scout
161
var a cabo la fusión, y no encontraba razón alguna pa-
ra dejarlas “en la calle”, ya que no ocupaban ninguna
de las habitaciones del Local y solamente lo utilizaban
de vez en cuando para reuniones de sus Responsa-
bles o como lugar de partida y llegada de sus excur-
siones.
A pesar de mi oposición manifiesta, en los días
siguientes la discusión continuó, por lo que finalmente
propuse la celebración de un Consejo extraordinario
para efectuar una votación al respecto. Tuvo lugar en
la tarde del 4 de septiembre de 1971, efectuándose la
votación a mano alzada, y resultando de la misma tres
abstenciones y una gran mayoría a favor de la separa-
ción. Sólo Agustín Guimerá y yo votamos a favor de la
continuidad.
Aún hoy sigo sin entender qué es lo que pasó
para que, de pronto y sin razones aparentes, los scou-
ters tomaran una decisión tan drástica y, para mí, ab-
surda. En los años siguientes, rememorando aquello,
he preguntado a varios de ellos acerca del asunto y,
curiosamente, nadie consigue recordar de dónde y
porqué surgió el tema.
De mi vida scout
162
En cualquier caso y además, aunque alguno de
ellos no acabara de entenderlo en aquel momento, a
mí sólo me dejaban una salida posible: la de dimitir.
Eso fue lo que hice.
oooOooo
Ese día terminó mi relación directa con el Gru-
po Scout nº 7 “Zebensui”, al que ayudé a nacer diez
años antes con el nombre de “Gran Tinerfe”, y al que
me sentiré ligado por el resto de mi vida.
Y valió la pena...
De mi vida scout
163
E N L A Z O N A S C O U T
Habiendo cesado en mis funciones en el Gru-
po Scout 7 “Zebensui”, me puse a disposición de la
Zona VII, a cuyo frente se hallaba entonces Pepe Na-
varro, hombre de carácter abierto y cordial, eminente-
mente extrovertido y muy apreciado por los scouters
de la Zona. A partir de septiembre de 1971 y durante
poco más de dos años mi actividad se limitó a colabo-
rar en los distintos Cursos que se impartían, la mayo-
ría de ellos en Articosa, y el primero de los cuales, un
curso Preliminar de Insignia de Madera, rama Scout,
tendría lugar el 29 de junio de 1972.
Durante el año 1972 se solicita y obtiene del
J.S.N. la distinción de Caballero Scout para Francisco
J. Nodal Castañer, integrante del Grupo “Zebensui” y
que lleva varios meses preparándose para ello.
De mi vida scout
164
En la segunda semana de enero de 1973 hube
de trasladarme por motivos profesionales a Cartagena
de Indias, en Colombia, preciosa ciudad a la que me
enviaban para iniciar las actividades de una Escuela
de Turismo, y donde permanecí hasta principios del
mes de abril.
En el viaje de regreso y en razón de las co-
nexiones aéreas, tuve que pasar un día completo en
Caracas, en Venezuela. Paseando por la avenida Ur-
daneta, en una calle transversal vi un anuncio de
“Tienda Scout” y allí me dirigí para adquirir, ¡por fin!,
mi pañuelo y mis cuentas de Insignia de Madera, ob-
tenida más de dos años atrás y que me había sido im-
posible conseguir antes en casa, en España. Esto lo
cuento para hacer comprender que todavía entonces
las penurias eran el pan nuestro de cada día.
En el mes de enero de 1974, embarazada por
segunda vez, mi esposa Carmen Pilar Castro deja la
jefatura del Grupo de Guías “Tajinaste” en manos de
René Sierra, retirándose definitivamente del escultis-
mo después de más de ocho fructíferos años de servi-
cio activo.
De mi vida scout
165
A principios de este año 1974 Pepe Navarro
me nombra Ayudante de Comisario de Zona, a cargo
de la Expansión.
Empecé entonces un período en el que colabo-
ré en la programación y desarrollo de Cursos de In-
formación, dirigidos principalmente a los padres y fa-
miliares de nuestros asociados, así como a aquellas
personas que habían manifestado interés por conocer
más de cerca los fines y la organización de nuestra
asociación. Estos cursos se impartían en los locales
de los Grupos que lo solicitaban e incluso, en un par
de ocasiones, tuvieron lugar en los salones de confe-
rencias de algún hotel.
Cualquier actuación que significase difundir y
mejorar la imagen de los scouts facilitaba su expan-
sión, por lo que también se iniciaron actividades en tal
sentido, alguna de las cuales se citan más adelante.
Sin embargo, mi función principal era la de
asesorar y ayudar a la formación de nuevos Grupos,
en lo que tuve un número similar de éxitos y de fraca-
sos, pues si bien se pudo colaborar en el asentamien-
to definitivo de los nuevos Grupos “Taborno” y “Tama-
ragua”, por contra no terminaría de cuajar el intento
De mi vida scout
166
de crear un grupo en el Valle de San Lorenzo, en el
sur de nuestra isla, ni se conseguiría la consolidación
del Grupo “Benahoare”, en la isla de La Palma que,
aunque llegó a constituirse y obtener su número de
registro nacional, no perduró mas que unos pocos
años.
Como ya adelanté, este año 1974 se fundó en
La Laguna el Grupo Scout “Taborno” , promovido por
Luis Alberto Arnay y con la ayuda inicial de Laly Diez,
Los hermanos Carlos y Fernando Aguilera, scouts del Grupo
“Taborno”, realizan prácticas de orientación en Articosa. (Fotografía cedida por Luis Alberto Arnay)
De mi vida scout
167
Ángela Garma Pons, Constantino Criado Hernández,
Damián Pérez Esquivel y Alejandro Reyes Marrero. El
Grupo obtendría el número 231 en el registro nacional.
La primera actividad a la que asistieron fue un
acto celebrado el 18 de agosto por los Antiguos Explo-
radores en la zona recreativa de Las Raíces, en el
monte de La Esperanza. Posteriormente se incorpora-
rían a este Grupo otros scouters, como los hermanos
Mª Carmen y Miguel Izquierdo López y, en años poste-
riores, Juan Manuel Morón García, Felipe Siverio Her-
nández, Virginia González Gallardo y los también
hermanos Antonio y Calixto Ferrer Hervás, entre otros.
Por estas fechas nos llegaron noticias de un
supuesto Grupo constituido en la isla de La Gomera,
concretamente en Hermigua. Hechas las oportunas
averiguaciones y contactos, resultó tratarse de un gru-
po de muchachos de ¡cerca de treinta años!, que se
ponían un pañuelo al cuello y decían que eran algo pa-
recido a los scouts. Pero nada más. En ningún mo-
mento les interesó organizar seriamente un Grupo
scout.
De mi vida scout
168
Del 20 al 27 de abril de 1975 tiene lugar en los
salones del Círculo de Amistad “XII de Enero”, en San-
ta Cruz, la primera Exposición Filatélica Scout cele-
brada en Tenerife. Un matasellos especial concedido
por Correos conmemorará el evento, que es visitado
por cientos de personas que así pueden admirar miles
de sellos con motivo scout emitidos en prácticamente
todos los países del mundo, expuestos por coleccio-
nistas especializados y algunos de ellos enviados ex-
presamente para la ocasión desde la Península. Des-
tacaron las colecciones presentadas por nuestros
compañeros Enrique Genovés Guillén, de Madrid, y
Miguel Angel Artiles Viera, de La Laguna, así como la
de D. Juan López Martínez, de Santa Cruz y padre de
la scouter Ana Mª López.
En octubre de 1975 se inician los contactos con
Francisco Delgado Díaz, quien en los meses siguientes
dará forma al Grupo de Scouts Marinos “Tamaragua” y
se convertirá durante unos años en una referencia obli-
gada en la Zona. Su carácter emprendedor, su facilidad
para conseguir colaboradores y sus ideas en ocasiones
De mi vida scout
169
Reproducción en blanco y negro de dos de los sobres especiales matasella-dos con motivo de la “I Exposición Filatélica Scout”,
celebrada del 20 al 27 de abril de 1975 en los salones del Círculo de Amistad “XII de Enero”.
De mi vida scout
170
inverosímiles a la hora de realizar actividades, marcarán
su presencia en el escultismo de nuestra provincia. Co-
laboradores del Grupo fueron su esposa Mª Carmen de
Arrate Segura, Miguel Arriaga y López de Vergara, Ber-
nardo Parrilla Alemán, Diegoberto Rodríguez Gil y Be-
goña Rodríguez Rodríguez, entre otros muchos.
En enero de 1976, con la presencia de Forma-
dores venidos de la península y bajo la dirección de
Enrique Genovés, tiene lugar un Curso Básico
─denominado anteriormente Curso Preliminar─ de In-
signia de Madera, Rama Scout.
Como el tener una Insignia de Madera en una
Rama determinada no implica que no se pueda obte-
ner en otra, me inscribí como participante. Como cu-
riosidad, pues es el único dato del que dispongo, rela-
ciono a continuación los nombres de los cursillistas
asistentes, con indicación de sus respectivas Patrullas:
Cabras: Luis Alberto Arnay de Armas, Miguel
Angel Artiles Viera, Juan Jesús Blanco González,
Francisco Delgado Díaz, Luis Angel Heredero Abón y
Bernardo Parrilla Alemán.
De mi vida scout
171
Viejas: Javier Blanco González, Ginés Galtier
Martínez, José Ortiz Comerma, Antonio Pérez Batista,
Gabriel Roca Gironés y Óscar Rodríguez Estévez.
Camellos: Pedro Miguel Coello Perdomo, Fran-
cisco Palmer Carbonell, Alejandro Reyes Marrero, Mi-
guel Rodríguez Palmero, Joaquín Vázquez de la Rosa
y yo mismo.
Bajo la divertida mirada de Enrique Genovés, el autor y Francisco Palmer hacen alguna “salvajada”, mientras Alejandro Reyes y Javier Blanco “hacen
el oso”. (Fotografía del archivo del autor).
De mi vida scout
172
Los primeros días del mes de mayo de 1976
estamos mi esposa Carmen Pilar y yo, con nuestros
hijos Mª Belén y Tommy, en Funchal, capital de la isla
de Madeira. Allí tuvimos la oportunidad de hacer un
amistoso contacto con los scouts locales, asistiendo
incluso a un Fuego de Campamento que celebraron
en las cercanías de la ciudad.
Entre otras muchas cosas, hablamos de la po-
sibilidad de intercambios durante los campamentos de
verano, cosa que nunca llegó a hacerse realidad por
las dificultades en las comunicaciones en aquellos
tiempos y el elevado costo de las mismas.
De mi vida scout
173
C O M I S A R I A D E Z O N A
El 22 de octubre de 1976, terminado el manda-
to de José Navarro, la Asamblea de Zona decide por
mayoría nombrarme Comisario de Zona.
Como Ayudantes, nombré a mi vez a Alberto
García Rojas para la rama Scout, Luis Alberto Arnay
de Armas en la rama Lobatos, Octavio Armada Ver-
netta en Expansión, como Secretario a Luis-Felipe La
Roche Owen y como Secretario de Actas a Bernardo
Parrilla Alemán.
Algún tiempo más tarde, reestructurado el
equipo, se integraría Alfonso Sánchez Bruno en fun-
ciones de Secretario y también José Carlos Marrero
González en la rama Lobatos, pasando Luis Alberto
Arnay a Expansión y actuando desde entonces Octa-
vio Armada como ACZ sin cartera.
De mi vida scout
174
Empezaba para mí un nuevo período en el es-
cultismo, pues como responsable provincial se me
avecinaban algunos viajes a Madrid ─al tener que
asistir en representación de la Zona a las sesiones del
Consejo Scout Nacional─, contactos con todos y cada
uno de los Grupos, con la gran mayoría de los scou-
ters… y prácticamente ninguno con los muchachos
objeto de nuestros esfuerzos.
Venía a complementar la labor de anteriores
Comisarios, el primero de los cuales fue D. José Pa-
drón Campos, un antiguo Explorador nombrado Comi-
sario de Distrito por la Oficina Nacional allá por 1961 y
a quien no recuerdo haber conocido nunca personal-
mente, pues con nuestro Grupo no creo que tuviera
contacto alguno. Le sustituiría hacia mediados de los
60 el también antiguo Explorador D. Angel Honorio
Alonso Pinto, y con quien sí tuvimos varias reuniones,
acercándonos él algo más al Grupo “Ucanca”, dirigido
por un siempre animoso y entusiasta, aunque algo
aprensivo y excesivamente personalista, Juan Perera
Marrero.
En los últimos años 60 resultó elegido, ahora
por los Grupos y con la nueva denominación de Comi-
De mi vida scout
175
sario de Zona, el ex-Presidente del Comité de Padres
del Grupo “Ucanca”, D. Francisco Aznar Ortiz, quien
sería a su vez reemplazado a principios de los años 70
por D. Antonio Pintor Martínez, a la sazón Presidente
del Comité del Grupo “Zebensui”.
Mi último antecesor fue, como ya indiqué, José
Navarro Zamorano, el primer Comisario que accedía al
cargo después de ejercer como scouter en un Grupo.
Y eso se notó en la Zona, pues fue el primero con
quien los scouters podían hablar de tú a tú y que les
comprendía totalmente, pues él había padecido sus
mismos problemas e inquietudes. Y todo ello sin des-
merecer de los anteriores, que hicieron lo que pudie-
ron en cada momento, con la mejor voluntad y esfuer-
zo.
Por mi parte, tenía muy claros mis objetivos
como Comisario. Entre ellos, organizar periódicamente
actividades conjuntas que terminasen con las peque-
ñas rencillas y discusiones entre Grupos, así como
exigir una formación mínima a los scouters, sanear en
lo posible las finanzas, seguir mejorando la imagen
pública de la Asociación y consolidar en lo posible el
De mi vida scout
176
ya iniciado crecimiento del escultismo en la Zona,
además de establecer un reglamento de régimen inter-
ior para la misma.
Para lo primero consideraba que era importan-
te celebrar siempre la festividad de nuestro Patrón,
San Jorge, con una actividad conjunta, de absoluta-
mente todos los Grupos, por lo que procuré que tal ce-
lebración se programase en la Zona y se comunicase
a los Grupos con la antelación suficiente y que luego
no apareciese nadie diciendo que le coincidía con una
“importante actividad” de su Grupo. Desde el mes de
septiembre ya se establecía la fecha exacta de cele-
bración de San Jorge, en abril o mayo siguientes.
También intenté que se celebrara alguna acti-
vidad de toda la Zona a comienzos de cada curso,
hacia octubre o noviembre, alguna de las cuales men-
ciono más adelante.
Por otra parte, la gran mayoría éramos cons-
cientes de ser unos legos en materia educativa, que
suplíamos con experiencia y muy buena voluntad,
siempre insuficientes. Tampoco pretendíamos conver-
tirnos en “enseñantes”, pues eso sería desvirtuar la
De mi vida scout
177
idea de Baden Powell y destruir en parte el encanto
del Gran Juego que es el escultismo. Pero lo cierto es
que necesitábamos ponernos a la altura de las cir-
cunstancias y para ello se hacía imprescindible una
formación adecuada, una formación específica en es-
cultismo, que evitase eso tan frecuente de que al final,
en algunos casos, cada uno termina haciendo lo que
él entiende que es scout y quien nos ve desde fuera
acaba pensando que sólo somos una caja de grillos,
cantando cada uno por su lado.
Perdiendo de vista el objetivo último de su exis-
tencia y a causa de la endémica escasez de scouters,
algunos Grupos tendían con mucha facilidad a encar-
gar de las Unidades a quien fuera con tal de superar
una situación “provisional” que a veces se eternizaba.
Y, en ocasiones, teníamos formando y educando a
nuestros muchachos a personas muy buenas y volun-
tariosas, pero que, simple y llanamente, no tenían ca-
pacidad para ello, no servían para ese trabajo.
Por ello establecimos en el Consejo de Zona
un calendario de formación, con diversos cursos Pre-
certificado, Básicos de Insignia de Madera y Especiali-
zados, buscamos a los que pudiesen impartir dichos
De mi vida scout
178
cursos y dimos un plazo para que absolutamente to-
dos los scouters de la Zona superasen las distintas
etapas de formación. Pasado dicho plazo, quedaba
expresamente desautorizada cualquier actividad a cu-
yo frente no estuviese un scouter con la debida forma-
ción. Y lo mismo se aplicaba a los nuevos scouters
que se incorporaban, quienes no recibían su Certifica-
do de Cargo hasta no haber superado el nivel básico
de formación. Se acordó que a los distintos cursos
asistiesen también los padres integrantes de los Comi-
tés, lo que les hizo entender mucho mejor los objetivos
y métodos del escultismo y, sobre todo, les motivó a
realizar su labor de apoyo, control y colaboración con
mayor conocimiento y eficacia.
Estimo que los resultados fueron muy buenos,
pues una gran mayoría de los scouters asistieron a
distintos cursos, casi siempre de fin de semana, don-
de, además de formarse, compartían y comentaban
sus experiencias personales con dirigentes de otros
Grupos, lo que les formaba aún más y creaba un me-
jor ambiente en toda la Zona. En cuanto a los padres,
nuestra sorpresa fue que bastantes terminaron con el
pañuelo al cuello tras asistir como simples oyentes a
De mi vida scout
179
los cursos, integrándose con entusiasmo en los equi-
pos de scouters de sus respectivos Grupos y consoli-
dando así la labor de los mismos. Bien es cierto que
algunos resultaron unos simples “controladores” de las
actividades de sus hijos, pero en su mayoría resulta-
ron scouters de verdad y continuaron en los Grupos
incluso después de la inevitable marcha de sus hijos,
años más tarde.
Con la formación se logró, además, limitar bas-
tante otro problema que por entonces teníamos en la
Zona. La poca presencia entonces de lo que hoy co-
nocemos como organizaciones no gubernamentales
hacía que muchos problemas no específicamente
scouts fuesen cayendo sobre los Grupos y, especial-
mente, sobre los scouters, quienes, en su afán de co-
laborar con todo el que lo pedía, llegaban en algunos
casos a convertir sus Unidades en asociaciones orni-
tológicas, protectoras de animales y plantas, de apoyo
a minusválidos, ecologistas, de bomberos forestales o
de lo que fuera. Y una cosa era dedicar parte de las
actividades a colaboraciones que resultaban aleccio-
nadoras y positivas para todos y otra muy distinta era
pretender ser los salvadores del mundo, abarcando y
De mi vida scout
180
resolviendo todas y cada una de las necesidades de la
sociedad. Un mejor conocimiento de la metodología y
de los objetivos del escultismo les hacía bajar de las
nubes y optimizar sus esfuerzos.
Por cierto que en uno de estos cursos de for-
mación sucedió el único accidente grave que recuerdo
de mis años de escultismo activo. Fue a finales de no-
viembre de 1977, en Articosa, mientras se celebraba
una actividad complementaria de un curso, más con-
cretamente el tradicional juego de tirar de la cuerda.
Formaba parte de uno de los dos equipos el scouter
Felipe Siverio Hernández, quien tuvo la mala idea de
hacer un lazo a la cuerda para afianzarla mejor, pero,
con las prisas y sin darse cuenta, utilizó un nudo co-
rredizo.
Comenzado el juego y habiendo tirado cada
equipo de su lado, el nudo se deslizó de golpe y atra-
pó dos dedos, el medio y el anular, de la mano iz-
quierda de Felipe, quien dio un grito de dolor. Parali-
zado inmediatamente el juego, comprobamos que el
nudo se había cerrado casi completamente alrededor
de los dedos, por lo que tuvimos que cortar la cuerda
para liberarlos. Puede imaginarse el horror de los pre-
De mi vida scout
181
sentes, que incluso dio lugar a casi desvanecimientos
entre alguna de las personas participantes y dejó pa-
ralizado a más de uno.
Mientras tanto el propio Felipe, con un valor,
una entereza y una sangre fría increíbles, era el que
trataba de tranquilizarnos a todos, quitando importan-
cia al asunto y sin dar la más mínima muestra del do-
lor que sin duda sentía. Aunque él quería irse sólo y
en su propio coche, el herido fue inmediatamente tras-
ladado por los scouters Abel Cedrés Ramallo y Mi-
guel Angel Artiles Viera, ─de los anímicamente más
enteros después del accidente─, al Hospital General,
donde lamentablemente nada pudieron hacer para
salvarle los dos dedos.
Cuando tres o cuatro scouters fuimos a visitarle
al hospital a última hora de la tarde, lo encontramos en
su cama, tan tranquilo, tan hablador como siempre y
preocupado sólo de si el cursillo había terminado bien
… ¡Todo un personaje nuestro amigo Felipe Siverio!
En cuanto a las finanzas, el tema era más
complejo. Por aquellas fechas eran los Grupos los que
disponían de algún dinero, recaudado con el trabajo
De mi vida scout
182
de sus miembros y con las cuotas que abonaban
mensualmente los padres que podían hacerlo. La Zo-
na se nutría de las pequeñas cuotas que cobraba de
los distintos Grupos, en función del número de asocia-
dos. En definitiva, la Zona venía siendo una rémora
para los Grupos.
Yo entendía que había que intentar que la si-
tuación fuese a la inversa, en que la Zona aportase a
los Grupos más que lo que obtuviese de ellos. Y con
ese fin nos pusimos todos a pensar, en busca de al-
guna solución.
Y las encontramos. Además de poner en práctica los
sistemas habituales entonces de las comidas, búsqueda
de patrocinadores, etc, en el año 1977 editamos un “Di-
ploma” muy particular. Se trataba de certificar que el
poseedor del mismo “… ha visitado en el día de la fecha
el Circo de Las Cañadas y el volcán Teide, que con sus
3.718 metros de altitud constituye el punto más elevado
de España…”. Todo ello en español, inglés y alemán,
con espacios en blanco para el nombre y la fecha y un
par de firmas y sellos preimpresos, además de una bella
composición a todo color con una imagen del Teide
flanqueado por un ejemplar de tajinaste y otro de viole-
De mi vida scout
183
Reproducción en blanco y negro del diploma que comercializó la Zona, durante varios años, en las Cañadas del Teide.
De mi vida scout
184
tas del Teide. Este documento se vendía en el Parador
de Turismo de Las Cañadas, en los distintos restauran-
tes de la zona y en las oficinas del Teleférico, a cambio
de una comisión para los vendedores. Si no recuerdo
mal, el precio era de 125 pesetas cada diploma, de las
cuales 25 quedaban para el vendedor. Las cien restan-
tes menos el costo de edición significaban unas 75 pe-
setas para la Zona. Como se llegaron a vender muy
pronto varios cientos cada mes, la tesorería de Zona
pudo comenzar a impartir sus cursos a precios muy ra-
zonables para los asistentes, a facilitar medios a los
grupos en formación, a dar buenos premios en los con-
cursos que organizaba y a nutrirse de sus propios fon-
dos para hacer frente a la inevitable burocracia.
Incluso se pudo alquilar (desde mediados de
1979) un local propio en la calle El Peso nº 40 de La
Laguna, en una casa terrera que por aquellas fechas
allí se encontraba y en donde a partir de entonces es-
tableció su sede y tuvieron lugar los Consejos de Zo-
na, así como lo que llamábamos consejillos, que se
celebraban semanalmente (los lunes, creo recordar) y
a los que acudían libremente los scouters que quisie-
De mi vida scout
185
ran para compartir sus ideas o plantear sus problemas
puntuales, aunque la verdad es que, salvo los Jefes
de Grupo, pocos otros scouters lo hacían, tal vez por
falta de tiempo. Pero al menos disponían de esa posi-
bilidad.
En los consejillos no existía ningún orden del
día ni temario preestablecido, por lo que cada uno sa-
caba el tema de su preferencia. El sistema funcionó
bastante bien, evitando sobre todo muchas pérdidas
de tiempo en los Consejos de Zona, pues casi todos
conocíamos los temas con anterioridad y teníamos
una idea clara sobre ellos, lo que nos permitía evitar
muchas aclaraciones y discusiones y resolverlos con
mayor presteza cuando llegaban al Consejo. Por otro
lado, permitía que cualquier scouter de cualquier Uni-
dad de la Zona tuviese un contacto directo con otro de
cualquier otra función, por lo que de ahí nacieron, por
ejemplo, algunas actividades conjuntas por Rama.
Por lo que se refiere al crecimiento de la Zona,
por propia experiencia sabía lo complejo que es for-
mar un Grupo Scout y, sobre todo, lo difícil que es
mantenerlo en marcha y la carga de responsabilidad
De mi vida scout
186
que significa un compromiso de esas características.
Pero también sabía que, con las ayudas imprescindi-
bles, con el asesoramiento suficiente y con el respaldo
de un equipo comprometido, era posible encontrar al-
gunas personas dispuestas a crear nuevos Grupos y a
mantenerlos.
Y esto también se logró en parte, aunque natu-
ralmente con algunos fracasos. Con bastantes dificul-
tades, se mantuvo activo el Grupo “Benahoare” de La
Palma, aunque finalmente terminaría desapareciendo.
Por otra parte, se logró consolidar un nuevo
Grupo en La Orotava, que al parecer había existido
entre los años 1966 y 1969 sin que nosotros llegára-
mos a saberlo nunca, y fundado por el párroco del ba-
rrio de San Antonio, Padre Carlos Arceniega. Unos
años más tarde, en 1977, uno de sus antiguos scouts,
Ruperto Hernández Rodríguez, intentó revitalizarlo,
para lo que entró en contacto con la Zona y en unos
pocos meses logró que el Grupo Scout “Betzenuhya”
obtuviese su registro definitivo, con el nº 305. Con Ru-
perto colaborarían, entre otros muchos, los hermanos
Milagros y Manuel Sáiz Mesa, así como Rafael Ramos
Álvarez y Carmen Machado.
De mi vida scout
187
Además, se logró el despegue (¡nunca mejor
dicho!) del Grupo de Scouts Aéreos “Tigot” , de nueva
creación y fundado por el scouter Miguel Angel Artiles
Viera, con la colaboración inicial de Baltasar Carballo y
Melchor Ruiz Benítez de Lugo y con el patrocinio de la
compañía aérea Iberia, que incluso les cedió el uso de
un pequeño local en el aeropuerto Tenerife Norte. Es-
te Grupo se fundó en noviembre de 1978 y en él se in-
tegrarían también varios empleados de la mencionada
compañía aérea, como Bernardo García Ruiz, Elsa
Hernández Acosta y Jorge Tabares, así como otros
scouters entre quienes recuerdo a Mª Cruz Ravelo
Ramos y Mercedes Rodríguez Moreno.
En cuanto al reglamento de régimen interior de
la Zona, se trataba de unificar criterios y de aclarar de-
terminadas formas de actuar que nadie tenía claras,
pues aunque en la reglamentación nacional (el cono-
cido P.O.R. ─Principios, Organización y Reglas─) en
ocasiones se establecía lo que había que hacer, no
siempre se especificaba el cómo, el quién o el cuándo
había que hacerlo. El reglamento de Zona aclaraba
estos extremos además de establecer normas especí-
De mi vida scout
188
ficas para nuestro territorio, como actuaciones de los
scouters en formación, del Secretario o Tesorero de
Zona, de administración interna, de duración de los
nombramientos, etc.
oooOooo
Del período en que fui Comisario de Zona re-
cuerdo varios hechos relevantes para la Asociación:
El primero tuvo lugar el 31 de enero de 1977 y
consistió en el reconocimiento de nuestra Asociación
de Scouts de España, ASDE, por parte del Gobierno,
en Consejo de Ministros de tal fecha. Por fin, después
de tantos años de ser simplemente tolerados, de tener
que medir con exquisito cuidado cada uno de nuestros
pasos, adquiríamos todos los derechos de una asocia-
ción plenamente legalizada. La importancia de este
hecho sólo la podemos entender en toda su extensión
los que sufrimos los primeros años del renacer del es-
cultismo, y eso que, como ya he hecho constar, en
nuestras islas nunca tuvimos problemas de verdadera
entidad.
De mi vida scout
189
Como complemento a esta importante novedad
en nuestro status, en el Consejo de Ministros celebra-
do el día 1 de diciembre del mismo año 1977 se decla-
ró a la Asociación de Scouts de España como de Utili-
dad Pública. ¡Lo que habían cambiado las cosas para
nosotros en unos pocos meses!
Sólo unos meses más tarde, el 16 de marzo
de 1978, la Oficina Scout Mundial, cumplido el trámite
necesario de la autorización del Gobierno de España,
reconoce oficialmente a la Federación de Escultismo
de España. Así, el escultismo español, que fue funda-
dor de la citada Oficina Mundial, vuelve por fin a ser
parte integrante de la misma después de una ausencia
obligada de casi cuarenta años.
Por cierto que este reconocimiento internacional viene a
confirmar en nuestro país el éxito de la estrategia de
división que desde hace varios años venían propiciando
determinados estamentos interesados en que en Espa-
ña no existiese una sola asociación scout. Además de
las ya previstas deserciones provocadas por el desarro-
llo natural de las cosas, ─que hace que determinadas
regiones creen “su” asociación propia, caso de los cata-
De mi vida scout
190
lanes─, los personalismos de algunos y las pocas luces
de otros harán que florezcan asociaciones scouts o
pseudo-scouts por todo el territorio nacional, aunque
finalmente la Oficina Scout Mundial pondrá un poco de
El autor, secundado por Luis Alberto Arnay, explica el Escultismo durante un curso de Información, en la sala de conferencias de un hotel de Santa Cruz.
(Fotografía cedida por Luis Alberto Arnay
De mi vida scout
191
orden y sólo reconocerá a las más representativas y
“serias”, integradas en la denominada Federación de
Escultismo de España, de la que formarán parte los
Scouts de España -ASDE-, el Movimiento Scout Católi-
co -MSC- y los Mignons de Cataluña.
Pero el daño estaba hecho. La autonomía que
siempre han tenido habría facilitado que, aún en una
sola Asociación, cada Grupo scout eligiese una opción
para el desarrollo del escultismo, ya fuese haciendo
hincapié en determinados aspectos regionales, ya
aplicando técnicas específicas ─emisoras de radioafi-
cionado, submarinismo, ciclismo, esquí o cualquier
otra─ o incluso acentuando su compromiso con una
fe concreta.
Pero no salieron así las cosas y hoy, en lugar
de una sola Asociación fuerte y más eficaz, tenemos
varias, más débiles, menos eficientes e incluso en
ocasiones claramente enfrentadas entre sí. ¿Cómo se
le explica a la sociedad, al público en general, que en
realidad y en el fondo todos somos la misma cosa si,
por ejemplo, unos se hacen llamar Escultas y otros se
denominan Pioneros, y más si (existiendo, como exis-
te, el nombre exclusivo y universalmente aceptado de
De mi vida scout
192
scouter) a unos se les llama Responsables y a otros
Coordinadores?
Los adjetivos algunas veces confunden, y esta
es una de ellas, pues se pregunta más de uno: ¿si
aquellos son “católicos”, éstos qué son…? ¿si los de
allí son “de Baden Powell”, éstos de quién…? Cada
uno dirá lo que quiera, pero desde fuera, desde la ca-
lle, estas cosas no se entienden.
Y creo que a peor ha ido la cosa en los últimos
tiempos pues, y entre otras razones para obviar pro-
blemas reales y graves como el de la responsabilidad
civil de los scouters o el amoldarse al nuevo Estado de
las Autonomías, la imaginación sólo ha dado para
crear de hecho pequeñas “asociaciones”, lo que mu-
cho me temo facilita aún más la disgregación y mina el
imprescindible principio de cohesión y autoridad.
Y así nos ha ido... El crecimiento del escultismo
en España ha estado condicionado por estas circuns-
tancias y donde debería haber miles sólo hay cientos.
Algo tan simple como una cuestión de imagen. A fe
que quienes esparcieron la cizaña sabían perfecta-
mente lo que se hacían.
De mi vida scout
193
¿Habrá voluntad, en un futuro cercano, para
unir lo que nunca debió separarse? Sé que a escala
nacional será muy difícil, al menos por el momento,
pero también sé que a niveles territoriales más reduci-
dos sólo hace falta un poco de diálogo y de buena vo-
luntad. Ya se ha dicho: pensar a escala global y actuar
a escala local. Ojalá suceda.
El 12 de octubre de 1977, día de la Hispani-
dad, a bordo de un remolcador del puerto de Santa
Cruz y con la asistencia de representantes de cada
uno de los Grupos de la Zona y de Luis Alberto Arnay
en representación de ésta, se realizó el lanzamiento
en alta mar de un salvavidas con un mensaje para los
scouts del continente americano, que las corrientes
marinas (eso esperábamos) se encargarían de llevar a
su destino. Fueron lanzadas igualmente tres botellas
con mensajes similares y con igual fin. Resultó un acto
sencillo, emotivo y ciertamente novedoso para casi to-
dos (salvo para los scouts marinos, que se encontra-
ban en su elemento), aunque… hasta la fecha no hay
noticias de que nadie de la otra orilla las recibiera…,
pero…
De mi vida scout
194
Durante dos fines de semana, entre los días
18 y 26 de marzo de 1978, se celebró en Articosa un
Curso Avanzado de Insignia de Madera - Rama Scout,
dirigido por Paco Aznar Vallejo con la asistencia de
Fernando Salinas Sánchez, del equipo nacional. A mí
me incluyeron en el equipo, en funciones de ayudante.
Asistieron como cursillistas Luis Alberto Arnay,
Óscar Bennasar, Paco Delgado, Alberto García, Pepe
Navarro y Óscar Rodríguez. Junto a ellos, los scouters
de Las Palmas Prudencio Lorenzo Santana
─Comisario de aquella Zona II─, Agustín Manuel Per-
domo Pérez, Sergio Ramírez Galindo y Juan Antonio
Ramos Santos.
Del 14 al 21 de abril se celebró la “Expo Scout
78”, en los salones de la Escuela de Arquitectura Téc-
nica, en La Laguna, con entrada libre. Se trataba de
una exposición de fotografías, maquetas, material de
acampada, bibliografía y todo aquello que permitiese
adquirir al público en general un mejor conocimiento
de lo que era el escultismo. Por las tardes se daban
charlas sobre distintos aspectos de nuestra actividad,
también con entrada libre.
De mi vida scout
195
Se finalizó esta denominada Semana Scout
con una acampada de los Grupos de la Zona en Arti-
cosa, los días 22 y 23 de abril, asistiendo el último día
una amplia representación de los Antiguos Explorado-
res, quienes habían aportado material muy valioso pa-
ra la exposición citada anteriormente. El día 23, festi-
vidad de San Jorge, realizaron sus respectivas Pro-
mesas los scouters del Grupo “Betzenuhya”, de La
Orotava, aunque la intensa lluvia les obligó a finalizar
la ceremonia, tras el correspondiente traslado, en las
Cañadas del Teide, ahora bajo un sol esplendoroso.
Del 29 de abril al 1 de mayo de 1978 se cele-
bró, nuevamente en Articosa, un Curso Básico de In-
signia de Madera - Rama Lobatos, nuevamente bajo la
dirección de Paco Aznar y actuando como Ayudantes
Luis Alberto Arnay y Alberto García. La unidad de
apoyo del curso, dirigida en esta ocasión por mí, la in-
tegraban además Ligia Parrilla Suárez, Miguel Angel
Artiles, Óscar Bennasar, Ruperto Hernández Rodrí-
guez, Miguel Izquierdo López, Mario Rodríguez Díaz y
nuestro imprescindible cocinero, Diego García. Asistie-
ron 21 cursillistas de Tenerife y 8 de Las Palmas.
De mi vida scout
196
Los días 18 y 19 de noviembre de 1978, tuvo
lugar una actividad de Zona, en forma de Gran Juego,
a la que se denominó “Operación Tosca”, en un circui-
to por el exterior de los límites de los amplios terrenos
que por entonces ocupaba la hoy desaparecida reser-
va de animales que se llamó Safari Park “Kudú”.
Consistió en una especie de competición por
Patrullas, en la que tenían que superar una serie de
pruebas, algunas de ellas puramente scouts, como
encender un fuego, hacer señales y pistas, realizar
amarres, atender supuestos “heridos”, montar una
tienda de campaña o cosas por el estilo, y otras total-
mente novedosas, como tirar al blanco, cambiar la
rueda de un coche o interpretar a coro una canción,
entre otras.
En esta actividad tuve mi primer encontronazo
con algunos scouters. Se me ocurrió proponer al Con-
sejo de Zona, y este lo aceptó, que los scouters de
Unidad participasen también en la actividad, intentan-
do superar las mismas pruebas que los muchachos.
Aquello, a algunos les sentó muy mal, pues pensaban
que corrían el riesgo de quedar mal ante los integran-
De mi vida scout
197
tes de sus Unidades. Por contra, mi argumento y el del
Consejo era que si estaban adiestrando a los chicos y
“examinándolos” en las pruebas de Clase, era lógico
pensar que también deberían ser capaces ellos mis-
mos de superar la mayoría de esas pruebas.
Finalmente, y a pesar de una cierta tensión y
de que casi se produjo un motín de media docena de
scouters, se celebró la actividad con pleno éxito, con
la participación de todos y sin mayores traumas para
nadie, aunque me temo que mi posición de liderazgo
quedó dañada para siempre ante más de uno.
Siendo Luis Alberto Arnay Ayudante de Comi-
sario de Zona para Lobatos, en el año 1978, se cele-
bró el denominado Primer Rally de Lobatos, en las in-
mediaciones de la montaña del Púlpito, por la zona de
Los Rodeos. En forma de Gran Juego, reunió a todas
las Manadas de la Zona, dando la oportunidad de co-
nocerse e integrarse mejor a los scouters de los Gru-
pos menos veteranos.
Otras actividades con éxito fueron los concur-
sos por Patrullas, entre los que destacaron el de con-
De mi vida scout
198
fección de sus propias tiendas de campaña ─recuerdo
que resultó ganadora la Patrulla “Perdigueros”, del
Grupo “Zebensui”─ y el de presentación de canciones,
gritos y tradiciones de Patrulla.
Aprovechamos también una publicación de la
Oficina Scout Mundial que, editada en colaboración
con el Fondo Mundial para la Conservación de la Na-
turaleza, nos fue enviada hacia mediados de 1978. Vi-
sité al entonces director del periódico “El Día”, D. Er-
nesto Salcedo Vílchez y convinimos en preparar una
página semanal dedicada al escultismo y a la protec-
ción del medio ambiente. Utilizando como base el con-
tenido de la publicación citada y añadiendo algunas in-
formaciones sobre los scouts y la conservación de la
naturaleza, estuvimos saliendo en el citado periódico
durante varios meses, en su mayor parte ocupando la
última página, lo que nos daba aún mayor proyección
pública.
Por su parte, José Carlos Marrero, nuevo Ayu-
dante de Comisario de Zona para la Rama Lobatos,
organizó varias actividades conjuntas con las distintas
De mi vida scout
199
Manadas de la Zona. Una de ellas, celebrada con
ocasión del Año Internacional del Niño, tuvo lugar en
el mes de noviembre de 1979 y consistió en que los
Lobatos pintaran con su “estilo propio” y con diversos
colores y motivos ─especialmente niños con animales
y plantas─ el muro que circundaba las obras, entonces
paralizadas, del que luego sería edificio “El Chapatal”,
en la chicharrera avenida de Bélgica, en su confluen-
cia con las Ramblas. Debo mencionar que, además de
las brochas, pinturas y delantales, también llevaron
periódicos viejos para cubrir las aceras y no dejar hue-
llas en ellas. Y así se logró que un simple muro blan-
co, casi siempre lleno de pintadas, se convirtiera en
una pequeña obra de arte, que perduró hasta que fi-
nalizaron las obras del edificio y el muro fue demolido.
Otra de las actividades de la Rama de Lobatos
fue la celebrada en la primavera de 1980 en el Parque
de La Granja y a la que se denominaría El día de la
Cometa.
El objetivo final era que los chicos y sus pa-
dres, lobatos o no (pues estaba abierta a quien quisie-
De mi vida scout
200
Vista parcial del Día de la Cometa en el Parque de La Granja. El autor tam-bién quiere demostrar sus habilidades “cometeriles” a sus hijos Tomás y Mª
Belén. (Fotografía del archivo del autor).
ra asistir), compartieran una jornada elevando al cielo
sus cometas. Muchos padres pudieron así demostrar a
sus hijos que eran unos “expertos” creadores, al confec-
cionarlas allí mismo con cañas, papel, creyones, trapos,
cuerdas y pegamento, material que facilitaba la organi-
zación a quien lo solicitara. Resultó un completo éxito,
siendo incluso retransmitido en diversos momentos por
la emisora Radio Club Tenerife.
Y aquí sucedió algo curioso y que no puedo de-
jar de mencionar. Poco antes, José Carlos Marrero
De mi vida scout
201
había finalizado sus estudios de Aparejador, profesión
que empezaba a desarrollar, mientras colaboraba al
mismo tiempo y como simple aficionado en un pro-
grama deportivo y pregrabado, sobre carreras de co-
ches, en la citada emisora. Ya antes había hecho al-
gún pinito en Radio Juventud. Sin embargo, ahora, su
intervención en vivo y en directo ante los micrófonos
fue tan brillante y divertida, entrevistando a chicos y
mayores y describiendo con amenidad y simpatía lo
que acontecía en cada momento del Día de la Come-
ta, que el entonces director de la emisora, Francisco
Padrón, le ofreció hacer otros programas. Y allí giró el
rumbo de su vida, seguramente que para bien, pues
desde entonces se ha dedicado al mundo de la comu-
nicación ─inicialmente formando equipo con la tam-
bién scouter Dulce Lite Otazo─, y hoy en día es, como
todos sabemos, el director y máximo responsable de
la Cadena Cope - Radio Popular, en Tenerife.
oooOooo
Un muy importante acontecimiento para la Zo-
na comenzó a larvarse a finales del verano de 1978.
De mi vida scout
202
Me parece recordar que fue nuestro compañero Paco
Aznar, antiguo componente del Grupo Scout “Ucanca”
y a la sazón miembro de la Oficina Nacional, quien nos
hizo la propuesta en un Consejo de Zona que cele-
bramos en el local que el Grupo Scout “Aguere” de La
Laguna, tenía por entonces en la calle Marqués de Ce-
lada 40. Se trataba, ni más ni menos, de que nuestra
Zona se comprometiese a celebrar un Campamento
Nacional Scout en el verano del siguiente año, 1979,
declarado por las Naciones Unidas como Año Interna-
cional del Niño.
Es decir, que nos encargaríamos de organizar
para la Asociación Nacional un evento que no se cele-
braba desde los tiempos en que aún existían los Ex-
ploradores, y que para ello dispondríamos de tan sólo
nueve meses.
La propuesta suscitó inmediatamente el entu-
siasmo de la mayoría del Consejo, pues por aquellas
fechas ya nos sentíamos capaces de organizar cual-
quier cosa que nos pusieran por delante. Sin embar-
go, observé que dos de los scouters de más edad no
parecían compartir totalmente la alegría generalizada.
Óscar Rodríguez Estévez, Jefe del Grupo 70 “Aguere”
De mi vida scout
203
y Francisco Calvo Rodríguez, Jefe del Grupo 6 “Ucan-
ca”, permanecían más serios, con sólo media sonrisa,
y esta provocada más que por otra cosa por el mani-
fiesto contento de los demás. Creo que fueron los úni-
cos que se dieron cuenta en aquellos momentos de
que el “peso” de aquel Campamento podía ser excesi-
vo para una Zona relativamente pequeña como la
nuestra, con menos de una decena de Grupos y con
los scouters justos para desarrollar una buena labor,
pero nada más.
En cualquier caso, el reto estaba planteado y
los miembros del Consejo de Zona abandonaron la
reunión eufóricos, aunque advertidos claramente de
las dificultades que el asunto presentaba, y dispuestos
a plantear la cuestión en sus respectivos Grupos para
tomar una decisión final.
En los días siguientes y ya con la cabeza más
fría, se discutió ampliamente el tema, tanto en los
Grupos como en la Zona, haciéndose especial hinca-
pié en el trabajo que un evento de tal naturaleza com-
portaba para todos.
Llegado el momento de decidir, sólo un Grupo
se manifestó inicialmente contrario a la organización
De mi vida scout
204
del Campamento Nacional, aunque finalmente tam-
bién votó a favor, comprometiéndose con todos a tra-
bajar por su buen resultado.
Yo era consciente, y así lo manifesté, de que
en las fechas en que se celebraría el Campamento, en
pleno mes de julio, yo no podría colaborar plenamente
a su desarrollo. Mi trabajo como agente de viajes, en
plena temporada de ventas, me iba a impedir estar
presente la mayoría de los días. Por ello puse como
única condición para dar mi visto bueno ─al fin y al
cabo era el Comisario de Zona y principal responsable
de lo que pasara─ que el esfuerzo fuese de todos y
que el Presidente de la Comisión Organizadora y lue-
go Jefe del Campamento fuese un hombre entusiasta
y con carisma para involucrar a toda la Zona en los
trabajos que se nos avecinaban, aunque por otra parte
su experiencia en la organización de este tipo de
eventos era más bien escasa. Se trataba de Francisco
Delgado Díaz, del activo jefe del Grupo de Scouts Ma-
rinos “Tamaragua”. Éste, después de dudarlo sólo
unos instantes, aceptó.
De mi vida scout
205
Paco Delgado muestra a varios scouts marinos la forma de tensar un obenque, en el velero de un amigo, mientras Luis Alberto Arnay (con gafas de sol)
sólo atiende al fotógrafo. (Fotografía cedida por Luis Alberto Arnay)
De mi vida scout
206
Y empezaron semanas y meses de gestiones.
La primera fue obtener la conformidad de la Asamblea
Nacional Scout, a la que también asistió el entonces
Presidente Nacional de la Asociación, D. Cristóbal Co-
lón de Carvajal y Maroto, Duque de Veragua. Para ello
nos desplazamos a Madrid en el mes de noviembre
media docena de scouters de la Zona para explicarles
nuestro proyecto, que aceptaron unánimemente y
también entusiasmados con la idea.
Luego hubo que decidir el emplazamiento, ob-
tener los permisos pertinentes, recabar colaboraciones
del Ejército para la instalación de teléfonos de campa-
ña en los puntos neurálgicos del campamento ; de la
compañía Telefónica para que instalara teléfonos pú-
blicos para que los chicos pudiesen efectuar o recibir
llamadas ; de médicos antiguos scouts o amigos que
atendiesen “in situ” las incidencias menos graves ; ex-
pertos en vulcanología, hidrología y otras disciplinas
que diesen charlas a los acampados ; personajes y
grupos del Carnaval que les hiciesen una demostra-
ción en vivo en el propio lugar de acampada ; conse-
guir una firma que patrocinase una película sobre el
evento ─lo hizo Coca-Cola─ y un etcétera tan largo
De mi vida scout
207
que precisaría varias páginas sólo para relacionarlos,
entre los cuales había que incluir a nuestros propios
Grupos, para que designaran y prepararan al contin-
gente de nuestra Zona que asistiría al Campamento.
Por su parte, Paco Aznar demostró sus habili-
dades y diseñó un precioso y modernista escudo para
el Campamento, con nuestro Teide como motivo cen-
tral, cuya reproducción figura en la página 211 de este
libro.
Además, había que facilitar a todas las Zonas
de España, en varios envíos sucesivos, información
sobre el Campamento, como las fechas de celebra-
ción, ubicación, días de llegada y salida, posibilidades
de hospitalidad por parte de nuestros Grupos antes y
después del Campamento, cuota por acampado, fecha
límite de inscripciones… y mil datos más.
Tampoco debemos olvidar las gestiones de los
Grupos de la Zona para hacer una selección de otros
scouts dispuestos a colaborar en la Unidad de Apoyo y
Servicios, integrada por una docena de scouters y
De mi vida scout
208
hasta medio centenar de scouts y cuya misión era la
de hacer funcionar el Campamento en todos los senti-
dos, incluyendo la asistencia en los traslados de llega-
da y salida de los acampados, el transporte y distribu-
ción de las raciones alimenticias, el acompañamiento
en las excursiones a pie y en guagua, los servicios de
seguridad de día y de noche, los primeros auxilios, el
servicio de limpieza, y todas las demás tareas, casi to-
das ingratas, que son necesarias en un evento de esta
envergadura. Ellos fueron los verdaderos artífices del
éxito del Campamento y desde estas páginas quiero
reiterarles mi felicitación y mi agradecimiento personal
por su sacrificio y esfuerzo.
(En el informe final sobre el Campamento figu-
ra la lista de integrantes de esta Unidad de Apoyo y
Servicios y de todos los demás miembros del Comité
Organizador y otros colaboradores, que reproduzco
como anexo a este libro, en honor de sus integrantes y
en el mismo orden en el que figuran en dicho informe.)
A ellos habría que añadir a José Navarro Za-
morano, que facilitó la totalidad del equipo contra-
incendios, y a muchos otros que pusieron su granito
De mi vida scout
209
de arena y de los que ahora recuerdo a D. Juan Flo-
res, Practicante de Santa Úrsula, así como a Manuel
Sáiz Mesa, Nicolás Machado Benítez, Rafael Ramos
Álvarez, Diego Torres Perdiguero, Juan Manuel Morón
García y a D. Juan Studer, y alguno de los cuales ni
tan siquiera figura en el listado de colaboradores.
Para probar el lugar seleccionado, celebramos
en abril la festividad de San Jorge en los terrenos ele-
gidos para celebrar el Campamento. Habiéndose en-
cargado con total éxito el Grupo Scout 305 “Betzenuh-
ya”, de La Orotava, de toda la infraestructura necesa-
ria, pudimos comprobar que el terreno parecía reunir
todas las condiciones necesarias.
De la importancia que el Campamento Nacio-
nal Scout iba adquiriendo da idea el hecho de que
S.A.R. Don Felipe de Borbón y Grecia, Príncipe de As-
turias, aceptase la Presidencia del Comité de Honor
del evento.
Se acercaban las fechas del Campamento Na-
cional… y les seguiré contando lo que pasaba…
De mi vida scout
210
De mi vida scout
211
El denominado “I Campamento Nacional
Scout” tuvo lugar en los terrenos conocidos como “La
Quinta”, en el término municipal de Santa Úrsula, del 7
al 16 de julio de 1979, con la asistencia de más de 400
scouts de muchos lugares de España, así como de
cuatro Rovers ingleses, cuatro scouts portugueses y
un scout estadounidense. A los asistentes se les exi-
gía tener como mínimo la 2ª Clase Scout, pues ade-
más de una cuestión de imagen para la Asociación se
pretendía incentivar y premiar el esfuerzo de los mu-
chachos por mejorar.
Y constituyó un rotundo éxito en prácticamente
todo. Los servicios del Campamento, en su gran ma-
yoría, funcionaron perfectamente y con agilidad. La
imagen pública de los Scouts se consolidó definitiva-
mente en todos los sentidos, pues a partir de ese mo-
mento la gran mayoría de la gente dejó de preguntar
De mi vida scout
212
”qué es eso de los scouts”. Y para los asistentes, co-
mo ellos mismos se encargaron de repetir una y otra
vez, todo salió a la perfección y se llevaron un recuer-
do imborrable de su visita a Tenerife.
Al acto de inauguración del Campamento Na-
cional, presidido por Santiago Matas Utrilla, Jefe Scout
Nacional, entre otros muchos invitados asistieron di-
versas autoridades representando a varios ayunta-
mientos, Cabildo Insular, Capitanía, Comandancia de
Marina, ICONA, etc., muchos de los cuales formaban
parte del Comité de Honor. Fue una sorpresa la
transmisión por los altavoces de un mensaje enviado
por el astronauta Neil Armstrong, primer hombre que
pisó la Luna y también él scout, quien se llevó consigo
una Insignia Scout Mundial en su viaje a nuestro saté-
lite natural. Había sido especialmente invitado al Cam-
pamento pero sus ocupaciones no le permitieron venir,
por lo que envió una cinta magnetofónica con un men-
saje en el que, tras un emotivo saludo a todos los
acampados, les animaba a seguir la senda del escul-
tismo y a no cejar en la consecución de sus ilusiones y
objetivos en la vida. (No sé que se haría luego de la
cinta, pues no he vuelto a saber de ella).
De mi vida scout
213
Entre las diversas actividades realizadas des-
tacaron las excursiones, una de ellas a pie al cercano
Puerto de la Cruz donde, después de visitar el Jardín
Botánico, disfrutaron de un baño en las instalaciones
del Lago Martiánez. Otra excursión fue en guagua a
Las Cañadas del Teide, donde recibieron una amplia
información sobre las características de nuestro Par-
que Nacional y de su flora y fauna, accediendo luego
al Observatorio que en Izaña tiene el Instituto de As-
trofísica de Canarias, donde el profesor D. Félix Herre-
ra les hizo una amplia exposición de la utilidad del
mismo. Una nueva salida en guagua les dejó en la
santacrucera Playa de las Teresitas donde, además
de disfrutar del baño, realizaron una divertida, espec-
tacular y competida travesía en balsas confeccionadas
por los propios acampados con rolos de platanera, tra-
tando así de emular la epopeya de la “Kon-Tiki”, del
explorador y científico noruego Thor Heyerdahl.
Entre las actividades desarrolladas en el propio
campamento, donde también disponían de una piscina
climatizada con energía solar (acondicionada por D.
Juan Studer), destacaron los juegos y los talleres,
principalmente de orientación, nudos y amarres, vida
De mi vida scout
214
de los pieles rojas y primeros auxilios. Cada contin-
gente tenía su zona de acampada y cada Patrulla su
parcela, en las que los que quisieron realizaron cons-
trucciones de mesas, bancos, torres y puentes con los
troncos, recortes de corteza y cuerdas aportados por
la organización. Un día recibieron incluso la visita de
los hombres pájaro, integrantes del Club “Tamarán” de
Ala Delta, quienes les instruyeron sobre las caracterís-
ticas de este bello y arriesgado deporte.
Los atardeceres constituyeron momentos es-
peciales: sobre una enorme plataforma cada contin-
gente tuvo la posibilidad de demostrar a los demás
acampados parte de la cultura de sus regiones de ori-
gen, quién con una representación teatral, quién con
bailes y canciones.
Cada tarde se celebraba una velada, en algu-
nas de las cuales, con el fin de ampliar los conoci-
mientos de los presentes sobre diversos aspectos de
Canarias, intervenía algún experto. Y así, el geólogo
D. Telesforo Bravo disertó sobre la formación volcáni-
ca de las islas y el profesor D. Roberto Oliva Niebla
sobre la vida y costumbres de los guanches.
De mi vida scout
215
La última velada, la de la despedida, fue apo-
teósica. La intervención de Olga Ramos y su grupo
“Los Zebensui”, con lo mejor de nuestros bailes y can-
tares, y la demostración del juego del palo a cargo de
D. Tomás Déniz y otros colaboradores, fueron la ante-
sala del gran fin de fiesta, en el que el ritmo y la ale-
gría de la comparsa “Los Rumberos”, la gracia de
nuestro “Charlot” D. Pedro Gómez Cuenca y las ocu-
rrencias de una inefable “Madame Ibisco” (el propio
Paco Delgado debidamente caracterizado) y el grupo
“Badá-Badá-Badú” (integrado por José Carlos Marrero
y Dulce Lite, entre otros que no recuerdo), llevaron a
todos los acampados, disfrazados con lo que se les
ocurrió y encontraron a mano, a participar en un diver-
tido y colorista carnaval, que constituyó una más que
explosiva despedida a un magnífico y recordado I
Campamento Nacional Scout.
Como ya he indicado, se filmó una película del
Campamento, en formato 16 Mm. y sonora, auspicia-
da por la firma Coca-Cola. El guión y la realización co-
rrieron a cargo del polifacético y conocido pintor pal-
mero Roberto Rodríguez del Castillo, quien, basándo-
De mi vida scout
216
se en la Ley y la Promesa Scout y con imágenes de
las distintas actividades llevadas a cabo durante el
Campamento, obtuvo una preciosa película (en la que
yo destacaría también la magnífica combinación musi-
cal), de poco más de media hora de duración, y que
hoy constituye el principal recuerdo del acontecimien-
to. Años más tarde se hicieron copias en vídeo de esta
película, soporte mucho más práctico.
El único fallo importante que he detectado en la
organización del Campamento Nacional lo he venido a
descubrir ahora, cuando busco material para mi libro.
Parece que nadie se acordó de realizar un reportaje
fotográfico, por lo que ahora no he podido encontrar ni
una sola fotografía para ilustrar esta parte del trabajo.
(El contingente de asistentes de la provincia de
Santa Cruz de Tenerife estuvo formado por miembros
de los distintos Grupos de la Zona y, según el informe
final del Campamento, fueron los que relaciono en
anexo al final de este libro.)
De mi vida scout
217
La gran mayoría de los scouters que se habían
comprometido con la organización del Campamento
Nacional desarrollaron una magnífica labor, dedicando
sus esfuerzos y su tiempo durante varios meses al
mejor fin de este evento. Cada uno aportó lo que supo
y lo que pudo. Además de Paco Delgado, yo recuerdo
especialmente a su esposa Mary Carmen de Arrate,
así como a Miguel Arriaga, Óscar Bennasar, Luis Al-
berto Arnay, Alberto García, Laly Diez, Francisco Cal-
vo, Pablo Reyes Núñez, Bernardo Parrilla, Antonio y
Calixto Ferrer, Néstor Ferrera Pardillo, Óscar Rodrí-
guez, Diego Berto Rodríguez Gil, Abel Cedrés, Diego
García, José Díaz Cayol y Jesús Cruz García, entre
otros muchos, y alguno de los cuales tampoco figura
entre los colaboradores oficiales del citado Campa-
mento.
Pero lo que nadie pudo evitar fueron los pro-
blemas de última hora, especialmente provocados por
el reiterado incumplimiento en los plazos de inscrip-
ción y sus consecuencias. Los esfuerzos realizados
habían llevado hasta el límite a la gran mayoría de los
implicados en la organización. Determinadas y concre-
De mi vida scout
218
tas disfunciones, aunque no repercutieran ante los
acampados, sí que produjeron un enorme stress en
varios dirigentes de la Zona, especialmente en Paco
Delgado y sus más cercanos colaboradores, quienes
en las últimas cuatro se-manas previas al Campamen-
to dedicaron cada minuto del día y de la noche a re-
solver lo ya previsto y, además, las docenas de impre-
vistos que provocaban las demoras injustificadas de
más de uno.
(Para una mayor información al respecto, remi-
to al lector interesado al Anexo incluido al final de esta
obra).
Una vez terminado el Campamento y liberados
ahora los scouters de sus responsabilidades en el
mismo, comenzaron a romperse algunas cuerdas.
Primero soterradamente y luego de forma más abierta,
empezaron las acusaciones de unos a otros por los
errores u omisiones en sus respectivas labores y res-
ponsabilidades. Y como casi siempre ocurre en estos
casos, la mayoría veía la paja en el ojo ajeno pero no
la viga en el propio.
De mi vida scout
219
Con el paso de los días, que dio posibilidades a
la reflexión en frío, y sobre todo por la falta de contac-
tos que el resto del verano significó, la mayor parte de
las diferencias o pequeños enfrentamientos produci-
dos se redujeron a la nada o se aminoraron de forma
importante.
Hacia finales de septiembre, sin embargo, al-
guno de los interesados comenzó a exigir que “roda-
ran cabezas”. Concretamente, algunos pedían nada
menos que expulsiones de la Asociación por errores
cometidos por otros en su trabajo durante el Campa-
mento. Y eso, además de constituir una actitud muy
poco scout, era algo que ni el resto del Consejo de
Zona ni yo como Comisario estábamos dispuestos a
admitir, pues al fin y al cabo todos los implicados en la
preparación y organización del Campamento eran vo-
luntarios y habían dado lo que podían en cada mo-
mento, ofreciendo sus esfuerzos pero también sus li-
mitaciones, que todos conocíamos de antemano.
Además, había que tener en cuenta que alguno de los
incidentes negativos (que siempre se limitaron a la
comisión organizadora y en ningún caso afectaron a
los acampados) tuvo su origen en la lógica limitación
De mi vida scout
220
presupuestaria que un evento de sólo unos días de
duración imponía en la calidad de las infraestructuras,
así como que la mayoría de los fallos venían inducidos
específicamente por los retrasos en las inscripciones
de los contingentes, que no permitieron conocer el
número final de acampados hasta ¡el día siguiente! al
de comienzo del Campamento.
Para mí estaba claro: una cosa era estudiar
cada caso y redefinir la posición de cada uno en el es-
cultismo y otra muy distinta exigir responsabilidades
más allá de lo justo y razonable.
Lo que sí hice fue poner mi cargo a disposición
de la Asamblea de Zona, ya que entendía que si algo
había salido mal, esa era en primer lugar mi respon-
sabilidad, por ser el jefe de la Zona y por haber acep-
tado en su momento que el Campamento se celebrara
aquí, sabiendo de antemano ─porque lo sabía y así lo
advertí en varias ocasiones antes de que se tomase el
acuerdo de organizar el evento─ que el resultado para
nosotros podía ser catastrófico, al quemar a mucha
gente necesaria para la continuidad de los Grupos.
Debo explicar aquí que, aunque no era obligatorio,
desde mi nombramiento cada año había puesto mi
De mi vida scout
221
cargo a disposición de la Asamblea, siendo confirma-
do siempre en mis funciones. En esta ocasión había
aún más razones para hacerlo y sin embargo nueva-
mente fui ratificado en el cargo por la gran mayoría.
Al margen de lo que estoy relatando, debe ob-
servarse que, entre los meses de octubre de 1979 y
mayo de 1980, prácticamente un curso escolar, no
hago mención a ninguna actividad importante de la
Zona ─excepción hecha de la Rama de Lobatos, me-
nos afectada por la crisis─, lo que puede dar idea del
colapso generalizado en el que habíamos caído tras la
celebración del Campamento Nacional.
El día 12 de febrero de 1980, el Rey Don Juan
Carlos I, Presidente de Honor de nuestra Asociación
desde el año anterior, recibió en audiencia especial al
Consejo Nacional Scout, del que yo formaba parte. El
hecho de que renuncié a asistir, siendo consciente de
que perdía una ocasión única para satisfacer una cu-
riosidad casi universal, dará una idea de mi estado de
ánimo de entonces.
De mi vida scout
222
Naturalmente que no podía dejar las cosas
simplemente como estaban, por lo que propuse en el
siguiente Consejo de Zona un estudio de la situación
lo más sosegado posible, así como una serie de con-
versaciones con las tres o cuatro personas implicadas
en los fallos más trascendentes habidos en el Cam-
pamento, con el fin de evitar situaciones similares en
el futuro e incluso tomar las medidas que fuesen ne-
cesarias, pero sin acusaciones extemporáneas ni ac-
tuaciones injustas. Y así lo aceptó el Consejo.
Sin embargo, Paco Delgado y la mayoría de los
scouters de su Grupo, disconformes con esta solución,
optaron por presentar su baja en la Asociación,
haciéndose una especie de harakiri colectivo. A pesar
de alguna gestión por medio de scouters menos impli-
cados en el problema, no habíamos logrado hacerles
entrar en razón, llegando a romper sus relaciones con
nosotros de una forma realmente inadecuada y muy
poco elegante, como recordarán sin duda los miem-
bros del Consejo de Zona de aquella época. El cómo
fue ya no viene al caso. (Alguno de ellos, consciente
del error en las formas, se disculparía conmigo meses
más tarde).
De mi vida scout
223
Las cosas iban a precipitarse. Los que habían
causado baja voluntaria, renunciando así a sus dere-
chos, apelaron después a la Oficina Nacional para que
interviniese en el tema. Y parecerá increíble, pero
desde la citada oficina en Madrid deciden intervenir. Mi
incredulidad se basa en el hecho de que confiaron en
la Zona VII para organizar prácticamente solos un
Campamento Nacional, pero parece que no nos con-
sideraban preparados para resolver, igualmente solos,
nuestros problemas internos. Estoy convencido, por-
que conocía muy bien a Paco, de que sin esa inter-
vención externa es muy posible que las cosas hubie-
sen vuelto a la normalidad en unos pocos meses.
Dadas las explicaciones del caso y tras una se-
rie interminable de consultas y contactos, acordamos
finalmente celebrar una Asamblea de Zona en el mes
de mayo de 1980, con carácter extraordinario y con la
finalidad de estudiar todas las circunstancias del Cam-
pamento Nacional. A dicha Asamblea asistió el enton-
ces Jefe Scout Nacional, Santiago Matas Utrilla, aun-
que ni yo ni el resto del Consejo de Zona podíamos
aceptar que asistiesen a la misma los que previamen-
te se habían dado de baja de forma tan abrupta.
De mi vida scout
224
Creía que en la Asamblea íbamos a hablar del
Campamento, de sus resultados positivos para la Aso-
ciación en general y de sus consecuencias negativas
para esta Zona en particular pero, para mi sorpresa y
la de algún otro, Santiago Matas indicó, nada más
comenzar la reunión, que algunos scouters opinaban
que mi actuación en general como Comisario de Zona
era personalista, que mis decisiones eran abusivas y
tomadas sin consultar con nadie, que yo hacía y des-
hacía en la Zona a mi antojo. En definitiva, y sin que él
utilizara esta palabra, pues se limitó a transmitir lo que
le habían dicho, yo me sentí calificado en ese momen-
to poco menos que de indeseable.
Reconozco que estaba desconcertado ante
aquel inicio de la sesión, así que guardé silencio, a la
espera de la reacción de la Asamblea. Un joven scou-
ter de Tropa a quien, sinceramente, no recuerdo, in-
tervino para decir que, efectivamente, yo actuaba co-
mo un dictador y que mangoneaba la Zona.
Luego intervinieron otros dos scouters. En pri-
mer lugar el Jefe del Grupo “Ucanca” Francisco Calvo
y luego Jesús Cruz, que desde hacía varios meses era
el nuevo Secretario de la Zona, afirmando ambos que
De mi vida scout
225
lo dicho era incierto y defendiendo mi forma de actuar
a lo largo de todo mi mandato como Comisario,
haciendo alusión al hecho de que todas las activida-
des realizadas en la Zona en los últimos años habían
sido acordadas siempre en los Consejos y que absolu-
tamente todas las decisiones se tomaban por votación
mayoritaria. Finalizaron recordando que incluso había
implantado la costumbre de poner cada año mi cargo
a disposición de la Asamblea, por lo que si hubiese ac-
tuado tal y como se me acusaba ya haría tiempo que
no sería Comisario, pues simplemente no me habrían
reelegido, al resultar rechazado por la mayoría.
Pero el resto de la Asamblea, mucho más de
medio centenar de personas, guardó el más absoluto
de los silencios. Yo hice exactamente lo mismo pues,
aunque ya me había repuesto en parte de mi sorpresa
inicial, decidí continuar callado, aunque era consciente
de que, como afirmaba Cicerón, “la verdad se corrom-
pe tanto con el silencio como con la mentira”. Si he de
ser totalmente sincero, diré que hacía bastante tiempo
que me sentía hastiado de tanta discusión inútil y,
¿por qué no decirlo?, también en cierta forma traicio-
nado ahora por la mayoría de los allí presentes, que
De mi vida scout
226
tomaban la postura cómoda de esperar a que hablase
otro, de no involucrarse, no comprometerse.
Del Campamento Nacional, tema específico de
la convocatoria, prácticamente ni una palabra. Con lo
cual se dio por terminada la Asamblea. Y como tantas
veces ocurre, se perdió la oportunidad de acumular
experiencias para el futuro y para aclarar la situación
de una vez por todas. Pensaba que yo no era tan im-
portante como para dedicarme en exclusiva una
asamblea extraordinaria, pero no dije nada, pues en
aquellos momentos me daba todo igual y sentía que
aquellos temas ya no iban conmigo.
Unos días más tarde convoqué al Consejo de
Zona, donde comuniqué mi decisión irrevocable de
dimitir, aunque estando dispuesto a seguir figurando
como Comisario hasta la siguiente Asamblea, con la
finalidad de evitar más traumas, y dejando al propio
Consejo a cargo de la gestión hasta que eligiesen
nuevo jefe. En cualquier caso, sólo adelantaba tres o
cuatro meses la finalización de mi mandato de cuatro
años, plazo que habíamos establecido en el Regla-
De mi vida scout
227
mento de Régimen Interior de la Zona, y que estaba a
punto de concluir.
Y así se hizo. Ya no intervine en nada más
hasta la celebración de la Asamblea Ordinaria que tu-
vo lugar el 20 de septiembre de 1980, ocasión y fecha
en las que me despedí definitivamente de la Zona y
del escultismo activo.
Y por fin, después de los últimos meses de
preocupaciones e insomnios, esa noche, como siem-
pre ha sido habitual en mí, caí dormido nada más
acostarme y descansé toda la noche de un tirón.
Yo no sé por qué, pero en los scouts siempre
recibía este tipo de sorpresas, que me obligaban, por
dignidad, a dimitir. Hoy, con la perspectiva de los casi
veinte años transcurridos desde entonces, en ocasio-
nes aún me pregunto qué le sucedió a la Asamblea.
Estoy absolutamente convencido que la inmensa ma-
yoría de los scouters presentes en la misma -- que
eran prácticamente todos los de la Zona -- considera-
ban positiva mi actuación puesto que, como ya he in-
dicado anteriormente, año tras año, y aunque lógica-
mente nunca de forma unánime, me habían confirma-
De mi vida scout
228
do por mayoría absoluta y de forma democrática en
mis funciones. El por qué sólo dos de ellos se levanta-
ron para contar su verdad e intentar aclarar la situa-
ción lo achaco a mi propio silencio. Era conocida por
todos mi machacona defensa de mis propias opinio-
nes y convicciones, y el hecho de que yo permanecie-
se callado, sin decir ni una palabra en mi defensa,
probablemente los desconcertó de tal manera que
anuló cualquier otra iniciativa por su parte. Me reafir-
ma en tal creencia el hecho de que ni tan siquiera in-
terviniesen el resto de los integrantes del Consejo de
Zona ─los Jefes de Grupo y los Ayudantes de Rama─,
que eran quienes mejor conocían mi actuación por
haber dirigido la Zona conmigo y por haber estado
presentes en la toma de todas las decisiones durante
los años anteriores. Ellos sabían de mi preferencia y
cierta habilidad para convencer en lugar de obligar.
Pero repito que lo que me resulta aún más difí-
cil de asumir y aceptar es que ahí terminara el análisis
de los problemas acontecidos durante el Campamento
Nacional, con lo que se perdió una ocasión única para
estudiar a fondo la realidad de un evento de estas ca-
racterísticas y su problemática, lo que sin duda hubie-
De mi vida scout
229
se servido como experiencia para el futuro. Además,
la situación creada impidió que se aclarasen los des-
encuentros y desacuerdos provocados por la organi-
zación del Campamento, que era lo que realmente
debía interesar a todos. Como muchas veces sucede,
el debate se desvió hacia cuestiones secundarias y de
forma, en lugar de ir al fondo de los problemas. Y lo
realmente importante quedó soslayado. Una lástima.
Otro aspecto ciertamente triste e irrecuperable
de la cuestión fue que no se pudieron aprovechar las
circunstancias favorables que la celebración del Cam-
pamento propició en nuestra provincia. Ya dije que los
problemas, por fortuna, se circunscribieron al ámbito
de los dirigentes de la asociación y que la imagen pú-
blica del Campamento fue inmejorable, por lo que
hubiese sido el momento más adecuado para obtener
un beneficio práctico de esa imagen y lanzarnos a un
programa de expansión del escultismo tanto en la pro-
pia isla de Tenerife como en las demás. Pero con tan-
tas discusiones, el trauma vivido hizo que los Grupos
se “encerrasen” en sí mismos y el equipo de Zona,
especialmente por mi culpa, se mostrase desmotivado
e indiferente. Esta fue, ciertamente, la mayor pérdida
De mi vida scout
230
que sufrimos como consecuencia del Campamento
Nacional, pues durante el curso 78-79 nos volcamos
casi en exclusiva en organizarlo y durante el 79-80 en
tirarnos los trastos unos a otros. Y así, ni se continuó
con la Expansión proyectada en la Zona ni se aprove-
chó la buena imagen dejada por el evento entre las
autoridades y el público, que nos habría facilitado
enormemente las cosas para crecer.
En cualquier caso, esa fue mi salida del escul-
tismo activo. Y hasta hoy sigo pensando que hice bien
lo que hice, naturalmente que con errores y con algún
que otro momento tenso, e incluso desagradable. Pe-
ro, al fin y al cabo, a quien se le otorga el mando tiene
la obligación de mandar, a quien se le hace responsa-
ble tiene que asumir esa responsabilidad hasta el final
y aceptar que por muchas opiniones que escuche, fi-
nalmente él deberá decir la última palabra, y a quien le
toca coordinar debe hacerlo de la mejor manera que
sabe. Y el cargo, sea cual sea su denominación, lleva
implícitas esas tres funciones, además de la del lide-
razgo. En caso contrario estará frustrando las espe-
ranzas de quienes le han elegido. Yo no era ningún
De mi vida scout
231
fuera de serie, pero creo sinceramente que no fui un
mal Comisario.
--*--
Como dato curioso, me permito llamar la aten-
ción sobre el hecho de que por esas fechas se cum-
plían casi exactamente diecinueve años, día más o día
menos, desde que ingresé en la Asociación y por pri-
mera vez me hice cargo de una Unidad scout.
Mientras todas estas cosas suceden, el lógico
papeleo en la oficina nacional de Madrid sigue su cur-
so y así, el 12 de octubre y con el registro número 53,
la Escuela de Aire Libre de la Asociación me otorga mi
segunda Insignia de Madera, ahora en la Rama Scout.
Naturalmente, sólo me llegó la certificación del otor-
gamiento, aunque nunca llegué a lucirla ni me fue en-
tregada oficialmente.
--*--
De mi vida scout
232
Volví al Local de Zona sólo una vez, hacia el
mes de noviembre, pues se me pidió que asistiese a la
toma de posesión de la persona elegida para susti-
tuirme, que resultó ser un perfecto desconocido para
mí ─al parecer se trataba de un padre de algún Comi-
té de Grupo─ y a quien obsequié con mi barra y mi
penacho morados de Comisario.
oooOooo
Créame el lector que de ninguna manera qui-
siera terminar este relato dejando una sensación de
amargura o de tristeza en su final, cosa que en ningún
momento he pretendido. Los hechos, para mí, suce-
dieron tal y como los cuento y eso yo no lo puedo
cambiar, ni aunque quisiera. Sabemos que en una
asociación como la nuestra, en la que todos servimos
voluntariamente, la mayoría de los que ─por la razón
que sea─ la dejamos, lo hacemos momentáneamente
quemados por el esfuerzo, las incomprensiones, las
dificultades y, en ocasiones, por el exceso de respon-
sabilidades asumidas, que siempre nos quitan tiempo
De mi vida scout
233
y dedicación a nuestras otras actividades personales,
familiares y profesionales.
Pero pasa el tiempo y aquello que se nos anto-
jó en su momento como muy grave e importante llega
a convertirse en algo secundario y anecdótico, y pron-
to se olvida. Eso me sucedió a mí, y como además
tengo la suerte de que los enfados y el mal humor no
me duran mucho y de no ser en absoluto rencoroso,
muy pronto en mi memoria sólo quedaron los buenos
momentos, el compañerismo, la buena labor realizada
con otras muchas personas a lo largo de muchos
años, la satisfacción de haber ayudado a los demás, la
alegría de ver fructificar y perdurar una idea y un espí-
ritu.
oooOooo
Debo mencionar también que, desafortunada-
mente, mis hijos no han llegado a formar parte activa
de la gran familia del Escultismo, a pesar de conocerlo
bastante bien desde muy pequeñitos.
Mi hija mayor, Mª Belén, ingresó en la Manada
del Grupo 7 “Zebensui”, pero su fuerte temperamento
De mi vida scout
234
chocó con el de su Akela, también mujer de carácter, y
a las pocas semanas se dio de baja. Un par de años
más tarde se integró en la Tropa del Grupo 6 “Ucan-
ca”, dirigida entonces por Mario Rodríguez Díaz, con
la mala suerte de que la primera actividad de aire libre
que le tocó resultó una excursión tan dura que volvió a
casa con los pies en llaga viva y tomó la decisión de
renunciar definitivamente a los scouts, a pesar de las
explicaciones que intentamos darle en casa.
En cuanto a mi hijo Tomás, estuvo también
unas semanas en la Manada del “Zebensui”, pero al
no encontrar allí a ninguno de sus amigos y por no
sentirse enteramente a gusto, también decidió mar-
charse, y luego, ya con la edad scout, no quiso volver
a intentarlo. Por fortuna, se acostumbró con nosotros
a las salidas al campo y efectúa con cierta frecuencia
excursiones y acampadas con un grupo de amigos del
colegio, en una especie de “peña”.
Me reconforta, sin embargo, que ambos co-
nozcan y aprecien el espíritu del escultismo.
oooOooo
De mi vida scout
235
Decía B.P. que “una vez scout, siempre scout”.
Y yo he seguido siéndolo y sintiéndome scout siempre.
Y ahora hago lo que puedo por el escultismo
desde las filas de la asociación de Scouts Veteranos,
en la que ingresé.
De mi vida scout
236
De mi vida scout
237
A M O D O D E E P I L O G O
La realización de este trabajo ha significado
volver a bucear en mi memoria para recordar hechos y
personas. Puedo asegurar que el reencuentro ha sido
siempre grato y, en ocasiones, emocionante.
Y lo mejor de todo ha sido el contacto que nue-
vamente he mantenido con algunas de esas personas
a las que cito en esta obra y con quienes no había
vuelto a encontrarme personalmente desde hacía mu-
chos años. En casi todos he hallado el mismo espíritu
y el mismo entusiasmo de entonces, aunque también
es verdad que de alguno de quien esperaba mucha
ayuda he recibido menos, mientras de muchos otros
de quienes no esperaba casi nada he recibido muchí-
sima colaboración: la vida siempre nos está enseñan-
do. En cualquier caso, en todos y por todos he vuelto
De mi vida scout
238
a sentir la amistad y el afecto, como si el tiempo no
hubiese pasado.
oooOooo
Por otra parte, me siento en la obligación de
decir, antes de finalizar, que en algunos momentos he
sentido una gran frustración al comprobar que la ma-
yoría de los documentos, fichas, fotografías, libros y
demás recuerdos de los primeros años del resurgi-
miento del escultismo tinerfeño están ilocalizables en
los archivos del Grupo 7 “Zebensui”, así como en los
de la Zona VII, a pesar del esfuerzo por catalogarlos y
guardarlos – que me consta – de algún que otro scou-
ter.
Tampoco parece quedar mucho de los que con
cariño y esfuerzo guardó Juan Perera, fundador y “al-
ma mater” del Grupo Scout “Ucanca 1” original.
¿Habrán desaparecido para siempre?
En parte será achacable a las mudanzas, pero
también y muy principalmente a la desidia y falta de
visión de los que tenían la responsabilidad de ordenar-
los y conservarlos y no lo hicieron. Dicho queda.
De mi vida scout
239
Como dije en su momento, la Asociación de
Antiguos Exploradores estaba integrada inicialmente
sólo por personas que hubieran pertenecido a aquella
Institución, por lo que mi primera preocupación fue la
de convencerles de que era necesario hacer una pe-
queña modificación en su Reglamento para poder
aceptar a ex-miembros del escultismo reciente, tanto
de los Scouts como de las Guías.
En abril de 1982 la Junta Directiva de la Asociación de Antiguos Exploradores de Tenerife celebra diversos actos en conmemoración de la festividad de San Jorge. En la fotografía, de izquierda a derecha, el autor, Luis Bobet García, (?), Miguel
Arriaga López de Vergara, Luis Arnay Molina, Antonio Daroca Sicilia, (?), (?), Juan Pérez Castro, Rafael González Brunetto y José Guillermo Cruz.
(Fotografía del archivo del autor)
De mi vida scout
240
Conseguido el objetivo, la actual denominación
es la de Asociación de Antiguos Exploradores, Scouts
y Guías de Santa Cruz de Tenerife a la que, ante un
nombre tan largo, denominamos coloquialmente y de
forma ahora también oficial, de “Scouts Veteranos”.
Asociación de la que el entonces presidente,
Miguel Arriaga (que había sucedido a Antonio Daroca
en el cargo en noviembre de 1983), me nombró vice-
presidente en mayo de 1984. Su renuncia diez años
más tarde, en octubre de 1993, provocó unas eleccio-
nes en las que me cupo el honor de ser designado pa-
ra presidir la Asociación, cargo en el que continúo de
momento.
Sería deseable que se integrasen en la asocia-
ción de Veteranos el mayor número posible de ex-
scouts (incluso corriendo el riesgo de que se nos ta-
che de anticuados, de carrozas o de lo que sea), tanto
para compartir nuestros recuerdos de una época pre-
ciosa de nuestras vidas como, sobre todo, para ayudar
con todas nuestras fuerzas y dentro de nuestras posi-
bilidades personales al escultismo activo, a todos
aquellos que hoy siguen en la brecha.
De mi vida scout
241
Y así tratar de devolver una pequeña parte de
lo que cada uno de nosotros recibió.
oooOooo
Hasta aquí lo que tenía que contar. Reitero
que se trata de “mi” historia, con posibles errores en
fechas y situaciones y con los lógicos lapsus de la
memoria después de transcurridos tantos años, pero
así es como éste scouter, uno más de entre tantos
que vivimos aquella época, recuerda los hechos y así
los ha contado, asumiendo el riesgo de equivocarse.
Por supuesto, no pretendo haber escrito la his-
toria completa del Escultismo de aquellos años, pero
creo haber aportado una parte importante de la mis-
ma. Suplico sinceramente se me perdonen los inevita-
bles olvidos de circunstancias y, sobre todo, de perso-
nas que sin duda merecerían ser citadas en este tra-
bajo y que mi mala memoria ha dejado injustamente
sin mencionar.
Pero ya dije que este libro queda “abierto”, y
prometo incorporar los datos que mis lectores ama-
blemente me recuerden en el futuro.
De mi vida scout
242
oooOooo
Las últimas palabras del prefacio de Baden
Powell en su libro “Escultismo para Muchachos” dicen
” … yo espero que gocéis tanto siendo scouts como yo
he gozado”.
Para terminar, sólo me resta decir que yo pue-
do contestarle a B.P. que, en mi caso, se ha cumplido
su deseo.
¡Buena caza!
Santa Cruz de Tenerife. Septiembre de 2000.
De mi vida scout
243
A N E X O S Q U E S E C I T A N
De mi vida scout
244
“No cabe duda que debe ser mucho mejor producir hombres que sepan hacer algún trabajo positivo que hombres para escribir sobre lo que ellos opinan que otra gente hizo o pudo hacer.” (Rudyard Kipling, Premio Nobel, en “Mar y Tierra”).
INFORME DEL COMISARIO DE LA ZONA VII DE LOS
SCOUTS DE ESPAÑA, SOBRE EL I I I I CAMPAMENTO
NACIONAL SCOUT - (16 AL 23 DE JULIO DE 1979) A principios del curso scout 1978/79 esta Zona VII
decidió proponer a la Asamblea Nacional de la Asociación la
celebración del I CAMPAMENTO NACIONAL SCOUT en es-
ta isla de Tenerife. La propuesta se llevó a la Asamblea y fue
aprobada por unanimidad, desde el momento en que no
hubo ninguna voz discrepante.
Desde el primer momento, tanto las distintas Zonas
como la Oficina Nacional ofrecieron su colaboración y ase-
guraron su ayuda a la celebración de este Campamento.
La Zona VII decidió dedicar prácticamente todos sus
esfuerzos a lograr que este Campamento Nacional resultase
un éxito, no sólo por lo que ello podía significar de beneficio
ante la sociedad para la propia Zona VII, sino porque se en-
tendía que la realización del mismo significaba un hito en la
historia moderna de nuestro escultismo, porque serviría de
motor de arranque para la celebración futura de eventos si-
milares y porque serviría como una demostración de la pre-
De mi vida scout
246
sencia de los Scouts de España en la vida de todo el Esta-
do.
Uno de los primeros aspectos a considerar por los
organizadores fue el de elegir el lugar apropiado para cele-
brar el Campamento. Desde el momento en que se decidió
eliminar cualquier lugar en el monte, por lo que de degrada-
ción iba a significar la presencia masiva y continuada de va-
rios cientos de personas, y teniendo en cuenta que el lugar
debería contar, como mínimo, con agua en cantidad sufi-
ciente, con luz eléctrica, con accesos convenientes y con te-
rreno suficiente, se hizo una selección previa de posibles lu-
gares.
Realizada la selección, fueron eliminándose unos
por la dificultad de comunicaciones, otros por su aridez,
otros por hallarse cerca de algún lugar peligroso y, en defini-
tiva, se optó por la finca denominada “La Quinta” en el tér-
mino municipal de Santa Úrsula y propiedad de D. Isidoro
Luz Cárpenter, antiguo miembro de los Exploradores de Es-
paña.
El terreno, de cerca de 400.000 metros cuadrados,
disponía de agua y luz y se hallaba prácticamente al lado de
la autopista del Norte de la isla de Tenerife. Desde todos sus
puntos se divisaba el mar, así como también los montes
cercanos y el Teide (aunque durante el Campamento, por
razones climatológicas, no tuvimos ocasión de ver el vol-
cán). Desde sus cercanías podía apreciarse una completa
perspectiva del Valle de La Orotava y del Puerto de la Cruz.
De mi vida scout
247
Desde el primer momento, toda la Zona, los distintos
Grupos, dedicaron sus esfuerzos a planificar y a organizar el
Campamento. En Consejo Scout de Zona se tomó la deci-
sión de dar prioridad absoluta a la organización del Campa-
mento sobre cualquier otra actividad dentro de la provincia.
Se era perfectamente consciente de que la organización de
este Campamento Nacional implicaba para todos un gran
esfuerzo, desde el momento en que únicamente contaba
con ocho Grupos.
Empezaron entonces días, semanas y meses de
preocupaciones, de correr de un lado para otro solicitando
ayudas de todo tipo, de dar en alguna ocasión marcha atrás
en algún aspecto concreto, de gestiones de toda índole que
fueron poco a poco cansando a algunos, amargando a otros
y, afortunadamente, entusiasmando a la mayoría.
Para hacer frente a la organización se dio forma a
un organigrama basado en experiencias anteriores, en otros
varios países, de eventos scouts de similares característi-
cas. Dicho organigrama situaba bajo las directrices del Pre-
sidente de la Comisión Organizadora una estructura de tres
grandes Departamentos: Servicios Administrativos ; Instala-
ciones y Servicios ; y Programación y Actividades.
Iniciadas las gestiones, recibimos en todo momento
ayuda de las entidades, organismos, empresas y personas,
tanto a nivel local como provincial, e incluso regional. Desde
los Ayuntamientos hasta la Capitanía General de Canarias,
desde el Gobierno Civil hasta la Junta de Canarias, desde la
De mi vida scout
248
Delegación Provincial de Cultura hasta el Cabildo Insular.
Todo el mundo se volcó en ayudarnos, al menos en los nive-
les a los que nosotros podíamos llegar. Por supuesto que
conseguir esta ayuda no fue siempre tarea fácil y que siem-
pre implicaba visitas reiteradas, antesalas interminables,
desatención a nuestras respectivas ocupaciones, escritos de
todo tipo y, en definitiva, una gran pérdida de tiempo y de es-
fuerzo humano.
Hacia principios de abril el Campamento estaba ya
estructurado y planificado, al menos sobre el papel.
La fecha tope que originalmente se había dado para
las inscripciones llegó sin otros resultados que los contin-
gentes aproximados de dos Zonas. El 31 de marzo sólo sir-
vió para demostrar que la mayoría de las Zonas del país no
sólo no se habían preocupado de inscribir a sus contingen-
tes sino que ni tan siquiera habían comunicado las causas
de la demora ni su interés real por el Campamento Nacional
Scout. Ante esta situación hubo de ampliarse el plazo de
inscripción hasta mediados de mayo.
Llegada esta nueva fecha, nos encontramos con
que estábamos en las mismas y, ante ello hubo de ampliar-
se más el plazo de inscripciones, que se decidió hacerlo in-
definido. Prácticamente hasta el día antes de inaugurarse el
Campamento Nacional la Secretaría del mismo estuvo reci-
biendo inscripciones.
Ha de tenerse presente que esta situación implicaba
dos cosas: por una parte, que la respuesta que hasta ese
De mi vida scout
249
momento se había recibido de las Zonas era tan pobre que
la impresión que daba la Asociación era de que no le intere-
saba el Campamento Nacional. En esas fechas los integran-
tes de la Comisión Organizadora estaban francamente ner-
viosos y disgustados, porque entendían que si a la Asam-
blea General de la Asociación no le interesaba el Campa-
mento lo podría haber expresado en su momento, y así se
hubiesen evitado muchas preocupaciones y mucho trabajo
inútil.
Por otra parte implicaba, y esto es lo más importan-
te, que casi toda la organización previa al Campamento se
venía a tierra, ya que las principales condicionantes del
evento se basaban en la cantidad de personas que habrían
de asistir al mismo.
Los organizadores se hallaban, pues, a mediados de
mayo, a sólo sesenta días del Campamento, entre la espada
y la pared. La publicidad del Campamento en TV, prensa y
radio que se había realizado y la cantidad de organismos,
entidades, empresas y personas involucradas en su organi-
zación hacían prácticamente imposible suspender la cele-
bración del Campamento, como en algún momento llegó a
pensarse. Ello hubiese significado un fracaso tan grande
como no deseado, especialmente para la Zona organizado-
ra, en la que el escultismo seguramente hubiese dejado de
existir por mucho tiempo.
Ante esta situación, y rotos todos los moldes de or-
ganización previstos hacía meses, se decidió celebrar el
De mi vida scout
250
Campamento fuese como fuese y costase lo que costase,
aún sabiendo que muchas cosas iban a fallar y que algo se-
guramente saldría mal al tener que dedicar la atención a una
serie de asuntos que, según la planificación, tendrían que
haber estado hechas y superadas meses antes, desviando
los esfuerzos y las personas de otros aspectos del Campa-
mento que tenían que haberse atendido en estas semanas
anteriores a su inauguración.
Como última medida, el Presidente de la Comisión
Organizadora se dedicó a telefonear a todos los Comisarios
de Zona de los que se tenían datos, que eran prácticamente
todos. Y todos ellos, con muy buenas palabras, fueron con-
testando que sí, que muy interesante. Algunos tenían previs-
to enviar un contingente, pero aún estaban pendientes de
asuntos diversos, por lo que no podían facilitar ni tan siquie-
ra aproximadamente en número de asistentes. La mayoría
aún estaba en el período de consultas, a ver si podían enviar
a alguien. Y aún los hubo que no habían comunicado la ce-
lebración del Campamento a los miembros de sus respecti-
vas Zonas, por lo que más de un Grupo, e incluso algún mu-
chacho por su cuenta, se puso en contacto directo con los
organizadores para inscribirse. En definitiva, la mayoría se-
guía sin dar respuestas concretas de las inscripciones.
Hasta prácticamente diez días antes de la inaugura-
ción del Campamento se estuvo telefoneando a las Zonas,
lo que da una idea de la seriedad de algunos en este tema.
Hubo alguno, algo más honesto, que por lo menos en mayo
De mi vida scout
251
ya comunicó que no pensaba mandar a nadie, por razones
diversas.
Algo parecido a lo anterior hicieron algunos Grupos
que, habiendo recibido el boletín informativo, no se molesta-
ron en difundir su contenido entre sus miembros.
A la Zona VII le correspondía organizar el Campa-
mento, es decir, dar forma a la estructura necesaria para
desarrollar el mismo. En cuanto a la programación de activi-
dades, era parcialmente responsable de las mismas, especí-
ficamente en lo referente a excursiones, visitas culturales y
actos oficiales y festivos.
El programa de actividades específicamente cam-
pamentales correspondió desarrollarlo a las respectivas
Ramas Scout y Esculta a nivel nacional. Ha de mencionarse
también que las necesidades para algunas de estas activi-
dades fueron comunicadas a los organizadores sólo treinta
días antes de iniciarse el Campamento, por lo que también
en esto todo fueron prisas de última hora. Valga decir aquí
también que ninguna de las dos Ramas supo con cuántos
acampados habría de realizar las actividades hasta prácti-
camente el momento de iniciarse las mismas.
Del Campamento en sí poco puedo decir. Mantuve
el contacto por teléfono diariamente con los principales or-
ganizadores, pues mis obligaciones profesionales no me
permitían otra cosa. Aún así, en varias ocasiones estuve en
el Campamento principalmente para ayudar a resolver algu-
no de los problemas que se iban presentando. El ambiente
De mi vida scout
252
en general lo encontré francamente alegre en los acampa-
dos y lógicamente serio y en ocasiones tenso entre los scou-
ters responsables de la organización, preocupados por sol-
ventar la multitud de pequeños y grandes problemas que se
iban presentando.
En cuanto al estudio crítico del Campamento en sus
distintos aspectos, he intervenido, junto a los demás organi-
zadores, en la redacción de conclusiones del informe gene-
ral, que no creo necesario repetir aquí.
Como Comisario de Zona me llegaron rumores, opi-
niones y comentarios de todo tipo que, una vez contrastados
y comprobados, han resultado ser en unos casos reales y en
otros no tanto. En todo caso, pertenece a una esfera de de-
cisiones que se salen del contenido de este informe.
En cuanto a la imagen exterior del Campamento
Nacional, ante autoridades y público en general de la región,
puedo decir que ha sido francamente positiva. Las visitas y
contactos mantenidos con posterioridad al Campamento han
dado por resultado una muy amplia mayoría de felicitaciones
y comentarios favorables por parte de autoridades, padres
de los asistentes, personas que de alguna forma estuvieron
relacionadas con el Campamento por razones de suminis-
tros o de servicios y, en general, de todos aquellos que tu-
vieron conocimiento del mismo.
Lo que ha causado el impacto ha sido indudable-
mente el aspecto positivo que cada una de las actividades,
De mi vida scout
253
que cada una de las realizaciones del Campamento tuvo
como creadora de imagen para la Asociación.
Finalmente he de indicar que en el aspecto econó-
mico y gracias a aportaciones de todo tipo y a una equilibra-
da gestión en casi todos los departamentos del Campamen-
to, el costo del mismo puede considerarse como muy bajo,
tanto para cada uno de los asistentes en particular como pa-
ra la Asociación en general. Salvados, naturalmente, los
costos de transporte al Archipiélago, ajenos al del Campa-
mento en sí mismo. Y posiblemente se hubiera podido inclu-
so mejorar el costo de haber contado con más medios y
más tiempo para su organización, que estuvo reducido en
este caso a menos de nueve meses.
Si vale un resumen, diría que la celebración en
Tenerife del
I Campamento Nacional Scout ha sido una aporta-
ción indudablemente positiva a la vida de la Asociación de
Scouts de España, una experiencia para el futuro y una lec-
ción de sacrificio, de entusiasmo y de entrega de una doce-
na de hombres y mujeres en beneficio de una idea, de un
espíritu y de un estilo de vida. En definitiva, y sin falsos triun-
falismos, un éxito casi total que, eso sí, habrá de ser mejo-
rado en el futuro.
Firmado: Tomás de Armas Schmölzer.
Comisario de Zona VII. Santa Cruz de Tenerife, noviembre de 1979.
De mi vida scout
255
LISTADO DE LOS INTEGRANTES DE LA UNIDAD DE APOYO Y SERVICIOS, MIEMBROS DEL COMITÉ ORGANIZADOR Y OTROS COLABORADORES DEL 1er CAMPAMENTO NACIONAL SCOUT – JULIO 1979.
Félix Carrancho Montero, Albert Manuel Martín Cugno,
Domingo Domínguez Mesa, Antonio Vilar Martín, José
Muñoz de Bustillo Barrasa, Miguel Angel Navarro Mede-
ros, José Fernando de Luis Escudero, Elena Gortázar
Díaz-Llanos, Magdalena Pérez Coello, Candelaria Alon-
so González, Carmen Lucía Benito Salazar, Mª del
Carmen Pérez Martín, Rosa Elena Rapp Luz, Pilar Rapp
Luz, Mercedes Benito Salazar, Angeles Robles Moreno,
Candelaria da Silva González, José Guillermo Hernán-
dez Pérez, Diego Marrero Fernández, Alfonso Damián
Rodríguez Díaz, Mª Angeles Gortázar Díaz-Llanos, Mª
Lourdes de León Lugo, Pilar Cañibano Rodríguez, Isa-
bel Farrugia De la Rosa, Cristina del Castillo González,
Luz Teresa Hernández Rodríguez, Gustavo Javier Mar-
co Jorge, Juan Luis Álvarez Sánchez, Óscar Rafael Ca-
bello Almazán, Alejandro López de Vergara y Méndez,
Antonio Barro Rois, Eliezer Arbelo Tejera, María Malfaz
Vázquez, Víctor Manuel Pestano Almeda, Ana Esther
Vázquez González, Isabel Velasco Pérez, Sergio López
De mi vida scout
256
Hernández, Carmen Angeles Hernández Hernández,
José Luis López Hernández, Alberto García Álvarez,
Ramón Cao Jiménez, Alexis Rojas Negrín, Gerardo An-
tonio Alonso González, Manuel del Castillo González,
Fernando Paniagua Quevedo, Mª de los Angeles Solís
Estévez, Carmen González Martín, José Suárez Her-
nández, Mª Begoña Ormazábal de la Merced, Carmelo
José de la Cruz Cruz, Mª Itziar Iceta Rodríguez, Dulce
María Lite Otazo, Mercedes Sánchez Martínez, Mª Pilar
Rodríguez Rueda, Mª Cristina Fernández García, Calixto
Ferrer Hervás, Juan A. Mosegue Bermúdez, Ramón
Cano Rosa, Santiago Ramos Martínez, Ginés Galtier
Martínez, Juan N. González García, José A. Calvo Al-
berto, Mario Díaz González, Ángela Bello Delgado, Mª
Carmen Arrate Segura, Óscar Rodríguez Estévez, José
Díaz Cayol, José Carlos Marrero González, Óscar Luis
Bennasar González, Antonio Ferrer Hervás, Alberto
García Rojas, Luis Alberto Arnay de Armas, Tomás de
Armas Schmölzer y Francisco Delgado Díaz.
Están relacionados igualmente cuatro scouts
venidos como apoyo desde Las Palmas, y que fueron:
Carlos Romero Limiñana, M ª del Pino Manzano Sosa,
Rita López Santana y Pedro Aguilar Doreste.
De mi vida scout
257
INTEGRANTES DEL CONTINGENTE DE TENERIFE
1er CAMPAMENTO NACIONAL SCOUT – JULIO 1979
Herminia Mª Cataño González, José F. Velasco Pérez,
Martín J. Padrón García, Nicolás Rodríguez Afonso,
Aníbal Rojas Negrín, Juan R. Hormigo Martín, Sonia
Vázquez González, Agustín Gil Iglesias, Francisco J.
Cásteres Olarreaga, Eduardo Rosenberg Wallerstein,
Juan I. Caballero Fernández, Pablo E. de Armas Pérez,
Enrique J. Rodríguez González, Álvaro Acosta García,
Fernando Sabaté Bel, George Zerené Hawach, Jesús D.
Hernández Rodríguez, Víctor Ostva Aránega, Otto Rapp
Luz, Bernardo Saiz Mesa, Francisco Cruz Abreu, Juan
M. Rodríguez Torres, Diego Hidalgo Willis, José Mª Es-
teve de la Torre, Luis Malfaz Vázquez, Ángela D. Sigú
Bello, Mª Dolores Bello Izquierdo, Sara Carballo Her-
nández, Mª Candelaria Martín Luis, Josefina García Mo-
rales, Mª José Rodríguez Salazar, Mª Dolores Delgado
de Arrate, José C. Hernández Morón, Alicia R. Martínez
Guadalupe, John Ray Cessac, Carmen L. Parrilla Mar-
tín, Ruperto Hernández Rodríguez, Mª Teresa Hormigo
Martín, José L. del Molino Almazán, Juan M. García de
Sola Moyano, José C. Afonso Gil, César A. González
De mi vida scout
258
Real, Fernando Martín Hernández, David Rojas Negrín,
Ignacio Sicilia Sosvilla, José C. Fernández Quintero,
Luis F. Cuende Tascón, Francisco J. Diez Cardellach,
Pedro Onandía Soler, Francisco Soler Vigil, Néstor Pa-
rrilla Suárez, Juan C. Rojas Guadalupe, Antonio J. Álva-
rez de Armas, Domingo Afonso Rodríguez, Jorge Blan-
co González, Narciso Hernández Rodríguez, Salvador
Gil-Roldán Docet, Norberto González Riverol, Pelayo
Rodríguez Salazar, Gilberto Sigú Bello, Miguel González
Ayala, Juan J. Viera Paramio, Juan M. Martín Herrera,
Francisco Hernández Díaz, Hermann L. Dait Yanes,
Carlos Borges Pérez, Antonio M. González Cordobés,
Miguel L. Cataño González, Rafael Rodríguez Afonso y
José A. Rodríguez Afonso.
De mi vida scout
259
Í N D I C E O N O M Á S T I C O
Los números normales indican referencia en página de texto. Los números en negrita indican referencia en fotografía incluida en la página. No están relacionados los incluidos en los listados de la Unidad de Apoyo y Servicios del I Campamento Nacional Scout ni los del Con-tingente de Tenerife en dicho Campamento.
A
ACHA MENESES, ANTONIO 132 AFONSO PERDOMO, JOSE VICTOR 57 AGUILERA, CARLOS 166 AGUILERA, FERNANDO 166 ALONSO GONZALEZ, CANDELARIA 109 ALONSO PINTO, ANGEL HONORIO 98, 174 ARCENIEGA, CARLOS 186 ARMADA VERNETTA, OCTAVIO 23, 88, 87, 110,
112, 122, 130, 132, 151, 173
ARMAS CASTRO, TOMAS TINGUARO DE 172, 200, 234 ARMAS CASTRO, MARIA BELEN DE 172, 200, 233 ARMSTRONG, NEIL 212 ARNAY DE ARMAS, LUIS ALBERTO 23, 150, 153,
166, 170, 173, 190, 193, 194, 195, 197, 205, 217
ARNAY DE ARMAS, TOMÁS 150 ARNAY MOLINA, LUIS 44, 239 AROZENA CONCEPCION, ANTONIO 88 ARRATE SEGURA, MARIA CARMEN DE 170, 217 ARRIAGA ADAM, ESTEBAN 69, 70 ARRIAGA ADAM, FRANCISCO 44 ARRIAGA LOPEZ DE VERGARA, MIGUEL 170, 217, 239,
240
De mi vida scout
260
ARTILES VIERA, MIGUEL ANGEL 109, 168, 170, 181, 187, 195
AZNAR ORTIZ, FRANCISCO 175 AZNAR VALLEJO, FRANCISCO 194, 195, 202,
207
B
BADEN POWELL, ROBERT 40, 44, 69, 177 BALAGUE DEL POZO, RAMON 88 BALSELLS LLACER, JOSE 140 BARAJAS DE OROZCO, MILAGROS 73 BARBA Y BARBA, ANTONIO 110 BELDA ALCARAZ, ANTONIO 144 BELLO DELGADO, ANGELA 110 BENNASAR GONZALEZ, JUANA MARIA 89 BENNASAR GONZALEZ, ÓSCAR 23, 29, 32, 51,
62, 68, 70, 74, 116, 136, 140, 141, 194, 195, 217
BLANCO GONZALEZ, JAVIER 171, 171 BLANCO GONZALEZ, JUAN JESUS 170 BOBET GARCIA, LUIS 239 BOEKHOLT, ALBERT 68 BOLUDA RODRIGUEZ, JUAN JOSE 75, 76, 111 BONNET MORENO, AMALIA 141 BORBON Y BORBON, JUAN CARLOS I 221 BORBON Y GRECIA, FELIPE DE 209 BRAVO, TELESFORO 214
C
CABRERA, GUILLERMO 131 CABRERA PEREZ-ARMIÑAN, MARIA LUISA 102, 110, 117,
122, 131 CALVO RODRIGUEZ, FRANCISCO 203, 217, 224 CAPOTE, CARLOS 131 CARBALLO, BALTASAR 187
De mi vida scout
261
CASTRO HERNANDEZ, CARMEN PILAR 23, 79, 80, 85, 89, 94, 110, 115, 117, 122, 123, 130, 132, 139, 142, 148, 156, 164, 172
CATAÑO GONZALEZ, MIGUEL LUIS 109 CEDRES RAMALLO, ABEL 181, 217 CHISCANO GUTIERREZ, RUFINO 141 COBOS SISTERNE, JOSE MARIA DE 37, 121 COELLO PERDOMO, PEDRO MIGUEL 171 COLON DE CARVAJAL Y MAROTO, CRISTOBAL 206 CORTES JAUBERT, ALBERTO 94 CRIADO HERNANDEZ, CONSTANTINO 167 CRUZ GARCÍA, JESUS 217, 224 CRUZ, JOSE GUILLERMO 239 CUYAS ARMENGOL, ARTURO 42
D
DAROCA SICILIA, ANTONIO 98, 239, 240 DE LA ROSA FUENTES, RAUL 109 DE LA ROSA RODRIGUEZ, RAUL 110 DEL ROSARIO VILLARAN, MIGUEL ANGEL 75, 76, 111 DELGADO DIAZ, FRANCISCO 168 170, 194,
204, 205, 215, 217, 218, 222
DELGADO PEGO, ACISCLO 29 DELGADO RODRIGUEZ, SERTORIO 73 DENIZ, TOMAS 215 DIAZ CAYOL, JOSE 217 DIEZ RIVERA, FERNANDO 75 DIEZ RIVERA, LALY 93, 94, 110,
117, 122, 123, 166, 217
DOMÍNGUEZ SURIA, SINESIO 23, 29 DURAN, ANTONIO 91, 102, 103,
118
De mi vida scout
262
E
ESTARRIOL JIMENEZ, CARLOS 88, 153 ESTARRIOL JIMENEZ, FERNANDO 153
F
FERNANDEZ DE VILLALTA, JAVIER 38, 57 FERNANDEZ DEL CASTILLO MASSIEU, NANANE 85 FERNANDEZ DEL CASTILLO MASSIEU, NICOLAS 75, 76 FERNANDEZ DEL CASTILLO MONJE, JUAN 73, 95 FERRER HERVAS, ANTONIO 167, 217 FERRER HERVAS, CALIXTO 167, 217 FERRERA PARDILLO, NÉSTOR 110, 217 FLORES, JUAN 209 FUMAGALLO SANCHEZ-PINTO, FRANCISCO 141
G
GALAN GARCIA, MARIA FLOR 89, 110 GALTIER MARTINEZ, GINES 171 GARCIA BARBA, FEDERICO 76 GARCIA DE LA ROSA, JOSE IGNACIO 75, 76, 142 GARCIA DIAZ, HERNAN 37 GARCIA GONZALEZ, DIEGO 86, 89, 117,
195, 217 GARCIA ROJAS, ALBERTO 23, 121, 130,
131, 132, 140, 173, 194, 195, 217
GARCIA RUIZ, BERNARDO 187 GARCIA HERNÁNDEZ, JOSE ANGEL 108 GARCIA DELGADO, MIGUEL 41 GARCIA-VIERA PALENZUELA, DOMINGO 109 GARMA PONS, ANGELA 167 GENOVA GALVAN, RICARDO 76 GENOVES GUILLEN, ENRIQUE 129, 142, 168,
170, 171 GIRONELLA GIMENEZ, TERESA 122, 131 GOLDING, MICHAEL 94 GOMEZ CUENCA, PEDRO 215
De mi vida scout
263
GONZALEZ BLANCO, RUPERTO 29 GONZALEZ BRUNETTO, RAFAEL 239 GONZALEZ DEL YERRO, JESUS 43 GONZALEZ GALLARDO, VIRGINIA 167 GONZALEZ Y GONZALEZ, GUMERSINSO 29 GONZALEZ MARTIN-FERNANDEZ, SERGIO 76 GONZALEZ MASSIEU, CRISTINA 131 GONZALEZ MASSIEU, LEON 76, 111 GONZALEZ SEGURA, CARLOS 109 GUIMERÁ RAVINA, AGUSTÍN 23, 76, 97, 106,
147, 149, 156, 161
H
HEREDERO ABON, LUIS ANGEL 170 HERNANDEZ ACOSTA, ELSA 187 HERNANDEZ RODRIGUEZ, RUPERTO 186, 195 HERNANDEZ Y HERNANDEZ, ANTONIO MARÍA 157 HERRERA, FELIX 213 HEYERDAHL, THOR 213 HIDALGO WILLIS, DIEGO 24 HORMIGO MARTIN, MARIA TERESA 109 HURTADO ZAMORANO, PABLO 135
I
IBOLEON ZAMORANO, ANTONIO 73 IRADIER HERRERO, TEODORO DE 42 IZQUIERDO LOPEZ, MARIA CARMEN 167 IZQUIERDO LOPEZ, MIGUEL 167, 195
L
LA ROCHE OWEN, LUIS FELIPE 87, 88, 93, 106, 107, 110, 122, 130, 132, 173
LEON TEJERA, MANUEL DE 109 LITE OTAZO, DULCE 201, 215 LOPEZ BARANDA, MIGUEL 74, 77, 89, 94,
110, 117, 135, 148
De mi vida scout
264
LOPEZ HERNANDEZ, ROBERTO 29, 35 LOPEZ MARTINEZ, JUAN 168 LOPEZ VELAZQUEZ, ANA MARIA 125, 140, 168 LORENZO SANTANA, PRUDENCIO 194 LORENZO SPERANZINI, FRANCISCO 135 LORENZO, ANTONIO 144 LOSADA CABRERA, MANUEL 38, 49, 68 LUZ CARPENTER, ISIDORO 246
M
MACHADO BENITEZ, NICOLAS 209 MACHADO MENDEZ, LORENZO 44 MACHADO, CARMEN 186 MARRERO GONZALEZ, JOSE CARLOS 23, 109, 173,
198, 201, 215 MARRERO RODRIGUEZ, PEDRO 29, 35 MARTIN ALVAREZ, FERNANDO 23, 75, 76, 97,
111, 145, 146, 155
MARTINEZ GONZALEZ-PALENZUELA, JAVIER 37 MARTINEZ GONZALEZ-PALENZUELA, LUIS 37, 39, 57, 58,
68, 74, 80, 85, 118, 136, 140
MATAS UTRILLA, SANTIAGO 212, 223 MORALES Y MORALES, GLORIA 122, 123, 131,
142 MORON GARCIA, JUAN MANUEL 167, 209 MUIÑOS CALLADO, EDUARDO 118 MUÑOZ-REJA, JUAN ANTONIO 38
N
NAVARRO ZAMORANO, JOSE 158, 163, 165, 173, 175, 194, 208
NOBREGA ARMAS, FRANCISCO 37 NODAL CASTAÑER, FRANCISCO 163
De mi vida scout
265
O
OLIVA NIEBLA, ROBERTO 214 OROZCO BARAJAS, FERNANDO 88 OROZCO BARAJAS, MIGUEL 94 OROZCO MAFFIOTTE, MIGUEL 73, 93 ORTIZ COMERMA, JOSE 171 OTON VIDAL, JUAN 73
P
PADRON, FRANCISCO 201 PADRON, JUAN 174 PALACIOS DEL VALLE LERCHUNDI, LUIS MARIA 149 PALMER CARBONELL, FRANCISCO 171, 171 PARRILLA ALEMAN, BERNARDO 170, 173, 217 PARRILLA MARTIN, CARMEN LOURDES 109 PARRILLA SUAREZ, LIGIA 195 PEÑA VICARIO, FIDENCIO 23, 62, 74, 76,
81, 106, 135 PERAZA ORAMAS, MARCOS 144 PERDOMO PEREZ, AGUSTÍN MANUEL 194 PERDOMO, JORGE 89 PERERA HERNANDEZ, EMILIO 131 PERERA MARRERO, JUAN 41, 143, 174,
238 PERERA MOLINERO, FRANCISCO 131 PEREZ BATISTA, ANTONIO 171 PEREZ CASTRO, JUAN 239 PEREZ ESQUIVEL, DAMIAN 167 PEREZ Y PEREZ, JULIA 122, 131 PEREZ QUINTERO, JOSE ALBERTO 37, 57 PHILLIPPS, ROLAND 65 PINTOR DIAZ, ANTONIO 94 PINTOR MARTINEZ, ANTONIO 119, 140, 175 PIÑERO MENA, ANTONIO 37
De mi vida scout
266
Q
QUINTERO AYALA, LUIS 117 QUINTERO PEREZ, JUAN LUIS 116, 119, 141
R
RAMIREZ GALINDO, SERGIO 194 RAMOS ALVAREZ, RAFAEL 186, 209 RAMOS SANTOS, JUAN ANTONIO 194 RAMOS, OLGA 215 RASH, HELMUT 131 RASH, MARGOT 140 RAVELO RAMOS, MARIA CRUZ 187 RAVINA MENDEZ, JUAN 154 RAVINA PISACA, MANUEL 94 RAYMUNDO IZARD, MARIANO 94, 118 REYES MARRERO, ALEJANDRO 167, 171, 171 REYES NUÑEZ, PABLO 109, 217 REYGOSA, ALEJANDRO 75, 76 RIQUELME SOLER, JAVIER 39, 68 ROCA GIRONES, GABRIEL 171 RODRIGUEZ DEL CASTILLO, ROBERTO 215 RODRIGUEZ DIAZ, MARIO 195, 234 RODRIGUEZ ESTEVEZ, ÓSCAR 109, 171, 194,
203, 217 RODRIGUEZ GIL, DIEGOBERTO 170, 217 RODRIGUEZ MORALES, JORGE JESUS 29, 35, 51 RODRIGUEZ MORENO, MERCEDES 187 RODRIGUEZ PALMERO, MIGUEL 171 RODRIGUEZ QUINTERO, JAIME 122 RODRIGUEZ Y RODRIGUEZ, BEGOÑA 170 ROMERO LUQUE 104 RUIZ BENITEZ DE LUGO, MELCHOR 187 RUIZ DE LINDEMANN, NATIVIDAD 140
S
SABINA GALINDO, FRANCISCO 41 SAIZ MESA, MANUEL 186, 209 SAIZ MESA, MILAGROS 186
De mi vida scout
267
SALCEDO VILCHEZ, ERNESTO 198 SALINAS SANCHEZ, FERNANDO 194 SANCHEZ BRUNO, ALFONSO 76, 111, 173 SANCHEZ DEL TORO, ANTONIO 88, 106 SANCHEZ DEL TORO, JOSE MARIA 88 SANCHEZ PERAZA, JUAN JOSE 94, 118 SANCHEZ PERAZA, TOMAS 88 SANTANA PADRON, NÉSTOR 29 SANTOS ELORRIETA, VALENTIN 109 SBERT ROTGER, JUAN 141 SCHOLTZ, MANFRED 120 SIERRA RODRIGUEZ, RENE 143, 164 SIGUT CARRACEDO, ARMANDO 24 SIVERIO HERNANDEZ, FELIPE 167, 180 STUDER, JUAN 209, 213 SUAREZ LOPEZ DE VERGARA, PEDRO 131
T
TABARES, JORGE 187 TEJEDOR SALGUERO, AMALIO 37 TORRES PERDIGUERO, DIEGO 209 TRUJILLO MORA, IBRAHIM 94
U
UBACH BENITEZ DE LUGO, CARMEN ELVIRA 109
V
VAZQUEZ DE LA ROSA, JOAQUIN 171 VILLEGAS TRUJILLO, ENRIQUE 38, 39, 57, 62,
68, 68 VIOTA HERNANDEZ, ALEJANDRO 73 VIVES MAS, SEBASTIAN 94
Y
YANES DE DELGADO, JOSEFA 73
Z
ZEROLO SAEZ, IGNACIO 38 ZUBIETA ZARRAGA, JOSE LUIS 38
De mi vida scout
268
Tomás de Armas Schmölzer nace en Londres (Reino Unido)
el 27 de septiembre de 1943, de padre tinerfeño y madre
austriaca, aunque su vida discurre prácticamente en su
totalidad en la isla de Tenerife.
Comienza su afición por las actividades de aire libre a
finales de 1956, con un grupo de amigos del colegio, en la
Peña Excursionista “VI de Enero”.
Ingresa en el Escultismo en el
año 1961 y desde entonces siempre ha mantenido el
contacto con el Movimiento Scout, habiendo obtenido la
Insignia de Madera en la “Rama Scout” y la de
“Jefes de Grupo y Comisarios”.
Su profesión de agente de viajes (Técnico de Empresas
Turísticas) le ha posibilitado viajar y conocer el escultismo en varios países y contrastar
sus actividades con las que se realizan en Canarias.