UNIVERSIDADNACIONALDE SAN JUAN
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sumarioREVISTA LA UNIVERSIDADSEPTIEMBRE 2011AÑO VIII - NÚMERO 53
2 EEDITORIAL: EN EL BICENTENARIO DE SARMIENTO
3 TTEMA DDE TTAPA: EEL AADELANTADO CCONTROVERTIDO
5 DDICOTOMÍAS
DR. LUIS GARCÉS | DRA. ADRIANA PUIGGRÓS
8 LLA VVISIÓN DDE SSARMIENTO
ING. CARLOS GRAFFIGNA
10 SSARMIENTO YY LLA EEDUCACIÓN DDE LLA MMUJER
DRA. ANA MARÍA J. GARCÍA
12 MMÁS SSARMIENTO YY MMENOS FFLUOXETINA
PROF. CARLOS FAGER
15 EEL AASOMBRO SSARMIENTINO SSOBRE EEL FFUTURO
DR. JUAN MARIEL EROSTARBE
17 LLITERATURA
JORGE LEONIDAS ESCUDERO | A SARMIENTO
RICARDO TROMBINO | ENCRUCIJADA Y TORBELLINO
18 EEL ““INGENIERO” SSARMIENTO
ING. JULIO CÉSAR CARMONA
20 CCONFIDENCIAS SSOBRE EEL PPRÓCER SSANJUANINO
SARMIENTO EN LA MIRADA DE TRES PRESTIGIOSOS HISTORIADORES
22 EEL ZZONDA, UUN PPERIÓDICO QQUE MMARCÓ UUNA ÉÉPOCA
MG. CECILIA YORNET Y MG. GUILLERMO COLLADO
24 CCINE
CRISTINA PÓSLEMAN | SARMIENTO Y SU FILM SANJUANINO
25 SSARMIENTO PPRESIDENTE. VVIDAS PPARALELAS
MG. MÓNICA RIVERÓS DE CORRADI
27 TTEATRO
SERGIO LÓPEZ | SOMBRA TERRIBLE DE SARMIENTO
28 EEL FACUNDO COMO AANTICIPO DDE UUNA TTEORÍA DDEL DDISCURSO
ARTURO ANDRÉS ROIG
32 DDIBUJOS YY LLIBRO SSOBRE EEL PPRÓCER
“SARMIENTO”, DE JORGE RODRÍGUEZ
2 sept iembre 22001111
Benjamín KuchenRector - Universidad Nacional de San Juan
editorial
Hacer mi vida en San Juan me llevó a tener una vincula-ción más estrecha y reflexiva con el prócer que se identi-fica con la provincia sanjuanina.
La celebración del bicentenario del natalicio de DomingoFaustino Sarmiento ha movilizado a la sociedad a opinarsobre su compleja personalidad y obra. Este número deRevista La Universidad tiene la intención de poner a dis-posición del lector pensamientos y conceptos de distintaspersonas que lo han estudiado con mayor profundidad.
No hay duda de que la figura de Sarmiento se proyecta encasi todo el siglo XIX, en tanto es un hombre con una grancapacidad de acción y propuestas innovadoras para suépoca, las que realiza desde los distintos lugares en quetrabajó, especialmente en la función pública, como legisla-dor, Presidente de la Nación, ministro, gobernador, direc-tor General de Escuelas.
Imbuido del pensamiento de su tiempo, ha producido através de la escritura una amplia obra que consta de másde cincuenta tomos a la que se agrega una actividad epis-tolar dirigida a políticos, familiares, maestros, amigos, queasombra por su magnitud y calidad. La escritura de
Sarmiento no escapa al romanticismo y positivismo delsiglo XIX y revela sus intenciones políticas y sus ideassobre la determinación del medio geográfico, escritura enla cual no siempre es posible encontrar homogeneidad enel pensamiento. La dimensión de la obra sarmientina esinspiradora de comentarios contrapuestos. Se instala deeste modo un discurso de múltiples voces, heterogéneo, apartir de quienes lo leen, lo estudian, opinan, cuyo objetoes Sarmiento, pero con un denominador común en el queemerge siempre una personalidad compleja, vigorosa,apasionada, con defectos y desaciertos, con proyectos quelleva a la práctica.
Aun contextualizando sus opiniones en el ideario de suépoca, algunas de ellas son fuertemente cuestionadas. Sinembargo, su obsesión por la educación con las caracterís-ticas de pública, obligatoria, laica y para todos, lo sitúa enun lugar de gran reconocimiento. La idea de educaciónpopular para el progreso del país es central en su proyec-to político y se materializa en la Ley de Educación 1.420, laque junto con el impulso que Sarmiento también da a laciencia y a la tecnología constituyen las bases fundamen-tales para el futuro de Argentina
En el Bicentenario de Sarmiento
sept iembre 22001111 3
P O R FA B I Á N RO J A S
I L U S T R AC I O N E S J O R G E RO D R Í G U E Z
EDICIÓN ESPECIAL | DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO
El adelantado controvertidoEn el año del bicentenario del natalicio de Domingo Faustino Sarmiento, Revista LaUniversidad dedica la presente edición a reflexionar sobre este emblemático sanjuanino,uno de los estadistas y pensadores más importantes que dio Argentina, cuya obra tras-ciende largamente fronteras y tiempo.
4 sept iembre 22001111
Tal vez como nadie, en la de por sí turbulen-ta historia argentina, Domingo FaustinoSarmiento cobija atributos que lo hacenexcéntrico y lo llevan a encarnar un perso-naje absolutamente inquieto, revulsivo yextraordinario, cuya obra y pensamiento losituaron y lo sitúan tanto en lugares pletóri-cos de rosas como en otros matizados conespinas. Temperamento y verbo disparado-res de polémicas entre sus contemporáneosy su posteridad, blanco añejo de incondicio-nales adhesiones y de intransigentes críti-cas, a doscientos años de su nacimiento laevolución de la historiografía y los debatessobre su obra y persona en distintos forosparecen estar haciendo un acto de justiciacuando el sanjuanino es ubicado lejos decualquier escala de grises o términosmedios. Si el autor del Facundo trasciendelos tiempos y sigue alimentando discusionese interpretaciones disímiles, no es sólo porsu obra iniciática en torno a la educaciónlibre y laica ni por su investidura dePresidente de la Nación o Gobernador de laProvincia. Es también, y en gran medida,porque Sarmiento fue y es un personajecomplejo y de fuertes contrastes, sumergidoen un profundo y embravecido mar de ideasy ánimos que lo tornan una de las figurasmás emblemáticas y atractivas de la historiavernácula.
Si algo puja permanentemente por seguir salien-do a la luz desde las entrañas del tiempo en quevivió, es que Sarmiento fue un hombre cuyasideas se deslizaron por una muy delgada líneaentre la aceptación y defenestración porque sim-plemente no respondían o, mejor, no eran reflejode los cánones políticos, sociales y culturalesdecimonónicos de Argentina y de América Latina. Se obnubilaba con la civilización y progresoseuropeos y renegaba de la pampa y de los lastresdel colonialismo, pero a la vez soñaba e impulsa-ba emprendimientos, como la minería, en su afánde erigir esa actividad como motor de desarrollosoberano, accionado y puesto en marcha parabeneficio sólo del país y de San Juan. Fue ague-
rrido con los nativos, con la “América española,absolutista, bárbara”; con frases por demásinquietantes, como “el derecho no rige sino conlos que lo respetan; los demás están fuera de laley” (al momento de sugerirle a Mitre que “notrate de economizar sangre de gauchos”). Seencandilaba con el modo de vida, vestimenta yhábitos en ciudades estadunidenses, en desme-dro de la “barbarie gaucha” y el “salvajismo indí-gena” locales. Pero Sarmiento también supo opo-nerse a parte de las capas sociales más elevadasdel país. Atacaba a la aristocracia y esgrimíadeclaraciones punzantes contra la oligarquíaganadera terrateniente, por caso, luego de estu-diar el sistema de distribución de tierras hereda-do de las tradiciones españolas, el cual privilegia-ba a círculos de poder: “Las generaciones presen-tes no tienen un palmo de terreno donde pararse,pues sus propietarios las adquirieron (a las tie-rras) hace un siglo por distribuciones gratuitas”.
He ahí sólo un ápice del estridente eco que lega-ran pensamiento y obra de Domingo FaustinoSarmiento. Sólo un ápice, porque quien fundaracientos de escuelas, importara maestras deBoston, gobernara el país, conociera el exilio,promoviera el primer Censo nacional, enfrentaraa poderosos caudillos, fuera un escritor excepcio-nal e iniciara la novelística en el continente, ejer-ciera un periodismo combativo o se enfrentara ala Iglesia en el Siglo XIX, es meritorio de múlti-ples enfoques que de todas maneras no abarcarí-an toda la catadura de tamaña figura. Revista LaUniversidad invitó para esta edición a distintosacadémicos a reflexionar sobre este hombre naci-do en 1811 para marcar hitos en la historiaargentina y americana. A continuación, distintasmiradas, como variopinta fue la personalidad deSarmiento
Viene de la página anterior
L A S I M Á G E N E S Q U E I L U S T R A N E S TA E D I C I Ó N E S P E C I A L P E RT E N E C E N A L L I B R O “ S A R M I E N TO ” D E J O R G E RO D R Í G U E Z
Luis Garcés: Sarmiento fue un actor principal en la lla-
mada Generación del 80 y quien instauró el principio de
la “escuela pública”. Me preguntaba qué fue de todo eso,
en términos culturales, educativos, en los 130 años que
transcurrieron; qué quedó de aquello en nuestra escuela
de hoy, cómo sedimentaron o cómo se diluyeron aquellos
derechos.
Adriana Puiggrós: La obra en educación de la Generación
del 80 parte del protosistema educativo que habían orga-
nizado los caudillos con criterios a la vez localistas y
modernos, generando un sistema educativo moderno,
muy importante para la organización de la sociedad
argentina. El sistema fue consistente, como para resistir
los embates del cambio de época y de organización eco-
nómica, social y cultural que significó y significa hoy el
neoliberalismo.
L.G.: También habría que discutir si ese sistema fue el
que generó la impronta dicotómica de “Civilización y
Barbarie”, constituyendo la base de una matriz cultural
en la que los nativos fueron “bárbaros”, mientras europe-
os y estadounidenses fueron los “civilizados”.
A.P.: Sin dudas, y es ahí donde está enclavada la tragedia
argentina, en la operación que realizó Sarmiento cuando
llegó de Estados Unidos con la idea de una educación
única, común, influido por las ideas del estadounidense
Horace Mann. En la teoría de Mann la educación común
tiene como base la igualdad de los habitantes. Pero hubo
una dislocación de ese planteo porque para Sarmiento
los sujetos de la educación estaban divididos. Así, la edu-
cación común en este país no fue una idea que se funda-
mentara en la igualdad. Sarmiento en este sentido alteró
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Continúa en la página siguiente
DIÁLOGO SOBRE SARMIENTO Y ASPECTOS QUE TRASCIENDEN SU ÉPOCA
DicotomíasCivilización y barbarie, igualdad y divisiones, lo público y lo privado, inmigración y desprecio por el otro. Estasson algunas series de oposiciones que, en una charla exclusiva para esta revista, la Dra. Adriana Puiggrós, espe-cialista en educación y legisladora nacional, y el Dr. Luis Garcés, docente e investigador de la UNSJ, ubican en elcontexto político, social y cultural que rodeó a Domingo F. Sarmiento, y que incluso llegan hasta el presente.
6 sept iembre 22001111
Viene de la página anterior
el principio liberal de la escuela
moderna. Creo que entender esta con-
tradicción es comprender un problema
crucial de la política y la cultura en la
vida social argentina durante un siglo.
L.G.: Las condiciones de esa matriz
cultural han persistido en la Argentina
durante más de 100 años. Incluso hoy
resulta difícil, para gran parte de la
sociedad y hasta de la intelectualidad
argentina, despegarse de aquella
estructura maniquea, imposibilitando
la comprensión de nuestra realidad
social. A menudo la “barbarie”, como
conceptualización, sigue presente,
estigmatizando a los sectores sociales
más vulnerables.
A.P.: Hay un hilo que recorre la histo-
ria argentina que tiene nombre: “gori-
lismo”. Es un término que no sólo
refiere al antiperonismo y podría tener
como sinónimo el término “antipopu-
lar”. Es esa frase de Sarmiento en la
Introducción a “La educación popu-
lar”, cuando dice “Pobre México, pobre
Bolivia, que no acabaron con su pobla-
ción indígena”.
L.G.: “Error de España”, dirá Sarmiento.
A.P.: Sí, y puede establecerse además una corresponden-
cia con Borges y Bioy Casares en ese desprecio tremendo
que exhiben por el conjunto, expresado en ese maravillo-
so lenguaje, como lo fue también el lenguaje de
Sarmiento.
L.G.: Seguramente también fueron presos de esa matriz
dicotómica, como desde otra perspectiva lo fue el nacio-
nalismo autoritario denostando a Sarmiento. Recuerdo
aquellas sentencias, en el ‘43, cuando Martínez Zuviría
era ministro de Educación: “La escuela pública es una
invención diabólica”, y las maestras norteamericanas de
Sarmiento, “una plaga igual a la de los gorriones”. Y uno
a veces se pregunta si acaso no fue posible otra matriz,
no maniquea, que superara esa tradición hispánica con-
trarreformista de la mano de un concepto menos antité-
tico, con mayores niveles de inclusión; o si es que tal vez
ya estábamos condenados para siempre a esa continui-
dad liberal excluyente. Tal vez indagar sobre esta línea
ayude a imaginar caminos de superación hacia el futuro.
A.P.: Creo que ahí el tema central es la
vinculación entre el liberalismo como
teoría de progreso y del individualis-
mo, y el liberalismo económico de
base colonial y dependiente de
Inglaterra que se dio en Argentina.
Creo que esta vinculación fue trágica
para este país. El liberalismo decimo-
nónico no parece haber tenido fuertes
vinculaciones con procesos nacionales
de independencia. Pero también hay
que tener en cuenta el peso enorme de
la Iglesia, como gran actor conserva-
dor.
L.G.: La Iglesia tampoco escapó a las
antinomias. La revancha clerical frente
a la Ley de Educación 1.420 de 1884 ha
estado presente durante al menos un
siglo, hasta el Congreso Pedagógico de
Alfonsín. Esa misma Iglesia que duran-
te tanto tiempo sentó las bases de un
discurso profundamente antisarmien-
tista, precisamente por la laicidad de
la educación.
A.P.: En ese Congreso Pedagógico de
1986 la Iglesia ganó una de sus más
importantes batallas, y fue cuando
consiguió que la antinomia entre edu-
cación pública estatal y educación privada fuera sustitui-
da por una nueva ecuación aceptada por derechas y por
izquierdas, esto es, que la educación pública puede ser
tanto estatal como privada. Esto fue una granada puesta
en la cultura argentina, una cultura que en grandísima
medida se apoyó en lo público y en el papel del Estado en
la transmisión de la cultura.
L.G.: Si se piensa en Sarmiento participando en ese
Congreso Pedagógico, él que había luchado tanto por la
escuela pública, difícilmente comprendería cómo de
pronto lo privado y lo público pueden ser ambos públi-
cos; ese eufemismo de lo público con posibilidad de ges-
tión privada y estatal que introdujo aquel Congreso, pero
que además luego fue entendido así por la Ley Federal de
Educación de los ’90.
A.P.: Sarmiento en el Congreso de 1986 se hubiera senti-
do muy mal, porque habría visto cómo el liberalismo, -él
era un liberal conservador, pero con principios liberales
muy fuertes- se iba tornando neoliberalismo. Habría
visto cómo el conjunto aceptaba que se fueran destru-
yendo las bases de la educación pública. Por otro lado, si
Perfil de Adriana Puiggrós
Doctora en Pedagogía de la UniversidadNacional Autónoma de México. Investigadora Principal del CONICET einvestigadora del Instituto de Ciencias dela Educación, Facultad de Filosofía y Letras(UBA). Autora de numerosas publicacionesrelacionadas con la Educación. FueProfesora titular de la cátedra Historia dela Educación Argentina y Latinoamericanade la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) yDecana de esa Facultad. Desde 2007 esDiputada Nacional y presidenta de laComisión de Educación .
Perfil de Luis Garcés
Doctor en Ciencias de la Educación de laUniversidad de Buenos Aires, Ex secretarioAcadémico de la UNSJ. Titular de las cáte-dras Historia de la Educación II y PolíticaEducativa en la Facultad de Filosofía,Humanidad y Artes (UNSJ). Vicepresidentede la Sociedad Argentina de Historia de laEducación.
sept iembre 22001111 7
Sarmiento leyera hoy lo que ocurre en Chile, también se
sentiría muy mal. Él construyó ese sistema educativo
público estatal chileno, y hoy resulta que el Estado quedó
subordinado al papel del municipio y del sector privado,
con inversiones mínimas.
L.G.: Cuando Sarmiento inicia el proceso de implementa-
ción de la educación pública en el país, lo hace de la mano
de maestros y maestras estadounidenses. Tal vez es difí-
cil que, al importar a alguien, ese alguien trabaje en un
modelo distinto de aquello en lo que se formó. ¿Qué
interacción social y política se pudo producir acá para
que el sistema se tornara más excluyente que el de
Estados Unidos, de donde ellos provenían?
A.P.: Sarmiento fue muy contradictorio y complejo, y qui-
zás es fundante de la complejidad de la cultura argenti-
na. Trajo las maestras estadounidenses por la idea de que
eran protestantes, feministas y de gran cultura, para
modernizar la cultura argentina contra el hispanismo
más arcaico. Al mismo tiempo, los valores democráticos
que portarían efectivamente quedaron limitados por ese
desprecio de Sarmiento respecto de los indígenas, los
gauchos, la población nativa de Latinoamérica.
L.G.: Tal vez lo más grave de esa matriz cultural dicotó-
mica es que impidió ver nada más ni nada menos que la
alteridad, aquella posibilidad de ver al otro, a los otros, a
esos tantos otros que pululaban en los pueblos latinoa-
mericanos. Esto es lo que quizás estuvo presente allí y
sigue presente hoy. Mientras el esquema sea civilización
“o” barbarie, será difícil que tengamos alteridad, y mien-
tras no la tengamos no podremos concebir la inclusión.
A.P.: Es cierto, y es gravísimo que en un país de inmigra-
ción haya habido una dicotomía fundante, estaba la idea
de que la propia existencia tiene como condición la des-
aparición del otro. Es tremendo que al mismo tiempo que
el país convocaba la inmigración haya primado una pos-
tura de negación de la alteridad. Rescatar la idea de la
alteridad, de la inclusión, supone una superación de ese
maniqueísmo que mencionabas, incluyendo, en términos
sociales, económicos y políticos, al conjunto de lo que se
excluyó.
L.G.: Sí, y también en el terreno de las ideas; caminar
hacia una cultura y una sociedad más abiertas, abrir las
mentes a los procesos históricos, superar la dicotomía
fundante nos permite discutir con Sarmiento, sin discutir
contra Sarmiento, entendiendo lo que fuimos, lo que
somos y lo que podemos ser
Organizado por la FFHA de la UNSJ y laSociedad Argentina de Historia de laEducación
La Sociedad Argentina de Historia de laEducación y el Departamento de Filosofía yCiencias de la Educación de la Facultad deFilosofía, Humanidades y Artes de laUniversidad Nacional de San Juan, pretendencontribuir a través de este Simposio a esti-mular un debate interdisciplinario en espa-cios de reflexión sobre aspectos que, aun ensus transformaciones, mantienen vigencia: larecuperación crítica del discurso sarmientinocomo discurso fundante del sistema educa-cional argentino, sus nexos con la constitu-ción de la Nación y con América, su legadocultural, las interpretaciones y las disidenciasde y con Sarmiento en el sistema educativoy las interpretaciones sobre la educaciónpopular en una perspectiva histórica y actual.
Ejes temáticos- Sarmiento y la construcción de la Nación- La función utópica en Sarmiento- Sarmiento y la relación con América- Las interpretaciones y las disidencias de ycon Sarmiento en el sistema educativo- Sarmiento y la producción cultural- La educación popular revisitada: proyeccio-nes de Sarmiento para el siglo XXI
ParticipantesDocentes e investigadores en el campo de laHistoria de la Educación y en las CienciasSociales en general.
Web: www.simposiosarmiento.com
E-mail: [email protected] Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes: Av. José Ignacio de la Roza 230 (oeste) - San Juan
Tel: 0264-4222643 / 4222074
Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes - UNSJ29 y 30 de septiembre de 2011
8 sept iembre 22001111
La visión de SarmientoNace el 15 de febrero de 1811, fue hijode Don Clemente Sarmiento y de DoñaPaula Albarracín de Sarmiento. Del per-fil de Sarmiento se infiere que fue unchico curioso, travieso, lector incansabley hábil con sus manos para desarrollarcualquier tarea.Intenta estudiar en la provincia deCórdoba y termina en San Francisco delMonte en la provincia de San Luis con sutío, Don José de Oro, fraile, aprendiendomucho de él e inicia su tarea comomaestro. Su tío lo forma también en sufe cristiana, y ya más grande escribe unlibro dedicado a los niños y jóvenessobre la Vida de Jesús de Nazaret.
Vuelve a San Juan, estudia y trabajacomo ayudante de topógrafo; discutesobre distintas formas de ver la socie-dad sanjuanina, tiene sus primerasescaramuzas políticas y se exila en Chileen 1831, precisamente en el pueblo dePocuro. Con su padre instalan unaescuela donde los niños asistían durantela mañana. A la tarde trabajó enseñán-doles a leer y escribir a los mineros quetrabajaban las minas de cobre. Tambiénallí él aprende cómo es el trabajo quehacían estos hombres y cómo se explo-taban los yacimientos en esa época. Esacuriosidad innata en él por todo lo que lorodeaba era lo que le permitía conocerlas culturas, oficios y problemas sociales
que estaban insertos en su tarea diariay sus ganas de avanzar en el progresode los pueblos con los que convivía.
Viajando en mula, en tren, diligencia oen vapor, acarreando siempre algunosde sus libros y discutiendo con lospobladores, Sarmiento fue un cuestio-nador de todo lo que le rodeaba y apun-taba siempre hacia el progreso de lospueblos a su manera. Esto incrementósus conocimientos y sus inquietudes lle-vándolas siempre al límite de lo posible.Hizo viajes por todo el mundo, ademásde Argentina, en Chile de 1831 a 1840,en 1846 viajó a Uruguay, Europa y Áfri-ca, y en 1847 fue a América del Norte.
En Chile enseña a leer con métodos pro-pios de lectura gradual y hace un silaba-rio que más tarde lo reconocería comomuy bueno el propio presidente chilenoMontt. Además la Universidad de Chilelo destaca como un excelente pedagogo.Sarmiento se preocupa por el bienestarde cada alumno, de su participación ensus tareas, su inclusión social e integra-ción de los ciudadanos a la nación,siempre desde la educación pública.De sus viajes y sus experiencias comoeducador y periodista, llega a vislum-brar y resolver los problemas que erancomunes en las naciones sudamerica-nas.
Por Ing. Carlos GraffignaEx docente e investigador Facultad de Ingeniería - UNSJ
En San Juan, funda el Colegio SantaRosa de Lima e insiste en la necesidadde la educación de la mujer. Impone laconsigna de “Educación para todos acosta de todos”; siembra de escuelaspúblicas y bibliotecas populares todo elterritorio nacional. Manifiesta que“Educar al soberano es y será una laborsagrada”. Para Sarmiento la indepen-dencia se construye con la instrucciónpública y señala alguna de sus herra-mientas: 1- Método de lectura gradual,2- Uso de la pedagogía de la imagen, 3-La simplificación de la ortografía, 4- Latraducción de libros y 5- Abrir ventanasal pensamiento universal de la época.
Sarmiento tuvo un proyecto de país,su pensamiento político tuvo graninfluencia en la formación de la tra-dición republicana argentina. FueGobernador de San Juan, Senadorpor la Nación, Ministro plenipoten-ciario y Presidente de la Nación.Buscó materializar sus ideas enobras concretas para las futurasgeneraciones, desarrolló el progre-so del país y su sociedad. Imaginóuna gran industria a partir de laagricultura, ganadería, minería, ma-nufactura de los recursos naturales,transportes y comunicaciones.Impulsó el comercio, la minería,contrató científicos para construirferrocarriles, telégrafos, barcos;trabajó comunicando, educando yacercando culturas.
Además de fundar escuelas primarias,crea escuelas técnicas modelo en suépoca, colegios secundarios de niñas yvarones, la Fundación para la Academiade Ciencias, el Observatorio Astronó-mico de Córdoba, la Escuela de Inge-nieros de San Juan y, pensando en lasoberanía nacional, crea el Liceo Naval yel Colegio Militar. Realiza en 1869 el pri-mer censo nacional y resulta, entre o-tras cosas, que había un millón de anal-fabetos. Entonces toma medidas parafortalecer la educación pública: en 1868había 30.000 niños cursando en escue-las primarias y en 1874 ya lo hacían100.000.En 1868 había 700 escuelas públicas yen 1874 ya había 1.644. Se crean 18escuelas normales y se fundan colegiosnacionales en casi todas las provincias.
En 1870 impulsa la Ley 1.420, queestablece la enseñanza primaria,gratuita y obligatoria gradual y laicapara todos los habitantes de laNación argentina.
Entendía que las comunicaciones eran laúnica forma de integrar la nación yfomentar el desarrollo de su mercadointerno apoyando el comercio entre lasregiones.Entre 1868 y 1874 se tendieron 5.000Km de cables telegráficos y, en 1870, elcable transoceánico. En 1868 había 573Km de red ferroviaria y, en 1874, éstaascendió a 1.331 Km. Como periodista tuvo una intensa y des-tacada actividad y en su presidencia semultiplicaron diarios y publicaciones detrabajos.
La figura de Sarmiento es una de lasmás polémicas y contradictorias. Poníatodo su empeño y coraje en favor de laeducación y se enfurecía contra las cul-turas aborígenes que no entendían losavances del progreso mundial. Otrotanto ocurrió en sus campañas milita-res, donde en el afán de armar los terri-torios hubo algunos desaciertos como laguerra del Paraguay, donde corriómucha sangre y le costó la vida de suhijo Dominguito.Con sus escritos, sus testimonios y losaños fue haciendo un balance de suvida, muy rica en acciones concretas afavor del progreso de los pueblos sud-americanos. Estaba siempre apuradopor avanzar con la educación pública,bibliotecas, capacitación en los oficiosdesde las escuelas técnicas, y tambiénpor el desarrollo de la industria en gene-ral, las comunicaciones, los transportes,como ejes fundamentales del desarrollo.
Después de Sarmiento Argentinatuvo otro empuje hacia el desarrollocon Juan Perón, que volvió a insistiren la creación de escuelas y le pusomucho motor a las industrias a par-tir de las mejoras tecnológicas quese estaban logrando en todo elmundo. Argentina en 1955 tenía el30% del PBI de los EE.UU., conmucha menor superficie de tierra ymuy pocos habitantes. 50 años des-pués, un fuerte estancamientonacional malogró la educación, elcrecimiento industrial, aumentó la
desocupación y aumentó la pobre-za, agravada por una crisis mundialque ha puesto en difícil situación alos países desarrollados. Y nueva-mente desde la inclusión social, laeducación, la ciencia y la tecnologíaal servicio del país, con más indus-trias, más energía, la Nación volvióa crecer pero ahora acompañadacon otras naciones sudamericanas,generando un aporte armónicoorganizado desde nuestros pueblos.Se advierte entonces que la granmirada de Domingo F. Sarmientosigue puesta en la educación paralograr el progreso de las naciones, ysu lema “Educar al soberano” es yserá una labor sagrada que debecontinuar sin desmayo.
Desde la óptica de Sarmiento y mirandonuestros días deberíamos decir: “Todapolítica está guiada por una ideología, yeso vale también en ciencia y tecnolo-gía. En Argentina tenemos dos opcionesprincipales: el desarrollismo y socialis-mo nacional”.
Para la ideología desarrollista, existenpaíses en un estado superior de progre-so lineal y único concebible, a quienesdebemos imitar y alcanzar. Esos paísesnos dan las pautas de consumo, produc-ción tecnológica y científica. Los proble-mas de política tecnológica y científicason entonces sólo tácticos, pues laestrategia viene dada desde afuera;sólo se trata de “cerrar brechas”. Seacepta sin discusión la dependencia cul-tural y nuestro orgullo nacional se redu-ce a mostrar que somos discípulos aven-tajados. El socialismo nacional, en cambio, exigeotra concepción de la economía quepodemos llamar “democéntrica”, porqueparte de las necesidades populares y“constructivas”, porque su problemaestratégico es construir un sistema pro-ductivo, capaz de satisfacer esas necesi-dades, sin despilfarrar recursos, niestropear las condiciones de contornoque deberán vivir las próximas genera-ciones. La mirada de Sarmiento sigue sien-do un desafío, actualizando políti-cas y haciendo que el progreso seaun bien social, cultural, democráticoy al servicio de todos los sereshumanos
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Sarmientoy la educación de la mujer
La historia de las mujeres constitu-ye un tema de estudio e investiga-ción de gran actualidad, impulsadopor movimientos historiográficosrenovadores del siglo XX, que propi-ciaron el progresivo ensanchamien-to del campo histórico. A medidaque los historiadores se interesabanpor las conductas y mentalidades delos hombres comunes, se desarrollala historia de género.A comienzos de la década de los ’90,Duby y Perrot escribieron la primera his-toria general de las mujeres, y en suintroducción se preguntaban si hay queescribir una historia de ellas. “Durantemucho tiempo la pregunta careció desentido o no se planteó siquiera.Destinadas al silencio de la reproducción
maternal y casera, en la sombra de lodoméstico, que no merece tenerse encuenta ni contarse ¿tienen acaso lasmujeres una historia?” La actividad his-toriográfica de las últimas décadas indi-ca una voluntad de saber sobre su pasa-do, antes inexistente. Escribir la historia de las mujeres signi-fica, según estos autores, tomarlas enserio, otorgarles un peso en los aconte-cimientos o en la evolución de las socie-dades.Ubicado el tema en la historia argentina,cabe un capítulo importante del mismoa Domingo Faustino Sarmiento, referidoa su pensamiento y acción. Su preocu-pación casi obsesiva por la educación laextendió a la mujer, convirtiéndola enautora privilegiada de este proceso.
Varios trabajos de sus Obras Completasestán dedicados a la mujer, a su situa-ción histórica y a su condición actual, yabunda, fiel a su estilo, en argumentospara defender la legitimidad de sucausa, que no era otra que convencer alEstado de la necesidad de educar a la“mitad invisible de la historia”, segúnexpresión del historiador Luís Vitale.De estos textos se nutren las reflexionessiguientes.Con respecto a la situación histórica, elcamino recorrido por el género femeni-no muestra su huella de servidumbre yhumillación. Sarmiento estaba con-vencido de que “puede juzgarse elgrado de civilización de un pueblopor la posición social de sus muje-res”, situación que dependía de la opi-
Por Dra. Ana María J. GarcíaInstituto de Historia Regional “Héctor D. Arias”Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes - UNSJ
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nión de los hombres y del rol que lefuese asignado en la sociedad a las mis-mas.Entre los pueblos salvajes se ocupabande las tareas domésticas más duras,como el transporte de las tiendas decampaña durante las migraciones o lalabranza de la tierra, mientras que enlos pueblos bárbaros de Asia las muje-res son vendidas en los mercados, paraproveer a los goces de los poderosos.Un paso inmenso hacia el futuro de suposición en la sociedad fue el momentoen que el hombre reconoció sólo unamujer legítima, asignándole desdeentonces el alto rango de compañera.Misión que completó el cristianismo alcolocar a la familia en un lugar de privi-legio. En la carrera hacia la civilizaciónque han hecho las sociedades,Sarmiento reconoce que el siglo XIXse plantea una gran cuestión, cuales la preocupación por mejorarintelectual y socialmente la condi-ción de la mujer. “Todo concurre aprepararle un nuevo y noble porve-nir”. La herramienta apropiada paraello sería la educación, que ya apli-caban con éxito algunos países deEuropa y Estados Unidos, más avan-zados en la valoración y en laimportancia asignada al papelfemenino. Una educación apropiada a su condicióny al momento en que vivían, permitiríaa las mujeres “gozar con mesura y dis-creción de la libertad de la que de hechodisfrutaban”. Además de prepararlaspara desempeñar con dignidad el rol deesposas y madres, ya que les corres-ponde una alta misión social, a travésde la formación de sus hijos, los futurosciudadanos de la patria, y de la conser-vación y multiplicación de la civilización.No menos importante fue la convicciónsostenida por el sanjuanino en torno aque la instrucción y los conocimientosgeneraban, en la mujer, una compensa-ción más adecuada para sobrellevar losavatares o contingencias de la suerte yel azar, que no siempre podía superarcon las cualidades morales o las virtudesdomésticas. Domingo Faustino Sarmiento pudo apli-car y dar forma a sus ideas en su pro-vincia natal. El 23 de marzo de 1839, de
regreso de su primer exilio en Chile,fundó en San Juan el Colegio deSeñoritas de la Advocación de SantaRosa de América, en colaboración condamas de la sociedad local y del ObispoOro. El júbilo que generaba esta expe-riencia inicial privada ha quedadoimpreso en las páginas del periódico ElZonda, cuyos dos primeros númerospublican los discursos que se pronuncia-ron en oportunidad de la apertura desus aulas.El gran objetivo que debía cumplir unestablecimiento de este tipo, el primeroen su género en la provincia, según loestablecía el Prospecto de creación,redactado por el propio Sarmiento, fuepreparar a sus destinatarias para cum-plir las funciones que su época lesdemandaba a través de: mejorar susfacultades intelectuales, ponerlas anivel de las exigencias de la socie-dad moderna, ilustrarlas sobre susdeberes, predisponerlas a ser espo-sas tiernas y tolerantes, madresilustradas y morales, cabezas defamilia hacendosas y económicas.El plan de estudios fue redactado por elinspirador del colegio, para lo que reu-nió cuantas obras elementales de edu-cación pudieran servir a sus intereses, yestableció relaciones con jóvenes ilus-trados de Buenos Aires y de la Repúblicade Chile. Las materias de estudio constituían todauna novedad, porque permitirían unaformación integral de las jóvenes a tra-vés no sólo de la lectura, escritura yortografía, sino de disciplinas como arit-mética, gramática, idiomas, geografía,
religión, moral, música, baile e indus-trias. No olvidemos que Sarmientosiempre sostuvo que la naturalezadotó a la mujer de dones innatospara el ejercicio sublime de educary formar a los niños y jóvenes comomaestras, sin desmedro de la poste-rior instalación de las EscuelasNormales.Espíritu visionario el de Sarmiento, quefue capaz de escribir en el año 1841 que“de la educación de las mujeres depen-de la suerte de los Estados”, y que“jamás podrá alterarse la manerade ser de un pueblo sin cambiar pri-mero las ideas y hábitos de lasmujeres”
12 sept iembre 22001111
Más Sarmientoy menos Fluoxetina (1)
Llegan las épocas de elecciones y algu-nos políticos apuestan al intelecto,apuestan a la sensibilidad literaria,apuestan a la reflexión religiosa,…apuestan.El discurso pragmático de la propuestade campaña se mecha con la reflexiónsesuda y profunda cuando aparece unmicrófono periodístico que hace las pre-guntas cuyas respuestas, se piensa,marcará la orientación del voto.Cuestionario “simpático” que pretendemostrar un aspecto más “humano”, más“social” (de la sección Sociales).Preguntas que remiten a los hábitosfamiliares y domésticos de los fines desemana. “Y… los domingos estamos todala familia junta en torno a la mesa”. Unporoto. Luego de otras tan esclarecedo-ras como la anterior, viene la infaltable eineludible: ¿Cuál es/son su/s libro/s decabecera? Y entonces… la “de manual”;la que se repite como un ritual. Y claro…los rituales hay que mantenerlos. Y mássi otorgan réditos. “El Martín Fierro y laBiblia”. ¡Cómo no! Y uno espera que enese momento el periodista haga justiciay comience una requisitoria que pongaen evidencia la actuación. Pero eso nova a suceder. Nobleza (y desconocimien-to) obliga.De esa manera se cubren dos frentes: Elindividuo ama lo nacional y es un pro-fundo conocedor de la religión que,como él sabe o debería saber, suscribesin demasiadas disquisiciones lo judío ylo cristiano al mismo tiempo. Otro poro-to.
Y si debe responder a objeciones dealgún competidor, entonces surge laotra frase “de manual”: “Como dijo DonQuijote: ‘Ladran Sancho, señal quecabalgamos’”, prueba irrefutable de quejamás leyó la obra del de Alcalá deHenares, en la que no figura la frase encuestión. Claro, si no leyó a Cervantes,ni hablar de la obra poética de Goetheen la que sí encontraría una paráfrasisen el poema Kläffer (Ladrador): “Pero sus estridentes ladridos
Sólo son señal de que cabalgamos”
Doscientos años despuésDomingo Faustino: ¡cuántas barbarida-
des se dicen en tu nombre!
Este es, justamente, año electoral. Yvaya si lo es. Consulta popular; Prima-rias abiertas; Elecciones generales. Ycasualmente, también en este año secumplen doscientos años del nacimientode Domingo Faustino Sarmiento, másque prócer. Y digo más que prócer, por-que a doscientos años de su nacimientoy en año electoral, Sarmiento es lapanacea. Sirve para todo y para todos.Es cierto que Sarmiento despierta senti-mientos diversos en propios y ajenos.Pocos connacionales han soportado ensu historia tantas y opuestas adjetiva-ciones que van desde “padre del aula”hasta “vendepatria”; y en el medio unalarga lista de “atributos” positivos ynegativos como es esperable que suce-da en cualquier visión que pretendainterpretar el pasado. Sólo para mencio-
Por Prof. Carlos FagerDocente e investigadorFacultad de Ciencias Sociales - UNSJ
Yo sé que hay gente que me quiere.Yo sé que hay gente que no me quiere.
Silvio Rodríguez (“Esta canción”)
nar dos referentes, rescato dos posicio-nes ideológicas contrapuestas que para-dojalmente hacen un extraño rescate deél: Jauretche: “Sarmiento es un Facundoque agarró pa´ los libros”.Jorge Luis Borges: “Sarmiento sigue for-mulando la alternativa: civilización obarbarie. Ya se sabe la elección de losargentinos. Si en lugar de canonizar elMartín Fierro, hubiéramos canonizado elFacundo, otra sería nuestra historia ymejor”.Por lo menos esta última ya pone encuestión el “pensamiento sarmientino”que ha instalado la historia oficial.Es cierto, también, que pocos puedenostentar una hoja de vida como la deDon Domingo Faustino. Se desempeñóen muchos oficios y/o profesiones, almargen de su gestión de gobierno y supasión literaria, pero… ¡¿cuánto de míti-co hay en todas estas facetas?! Personalmente diría que muy pocos lite-ratos en la Argentina pueden escribircon la pureza y claridad de estilo con laque Sarmiento produjo más de cincuen-ta obras. Nadie como él en el correctísi-
mo uso del gerundio… Pero, diránmuchos, ¡a quién le importa! Lo impor-tante de Sarmiento es que fundó escue-las; que fue presidente de los argenti-nos, que era periodista, que fue minero,que era escenógrafo, mozo, y pintor pormano propia de la Casa Rosada.Nada es suficiente para los panegiristas.Y menos si encuentran alguna facetaque “sirva” a los intereses de su discur-so: fijar pautas de conducta; imponeruna política resistida; hacerlo militantede nuestra causa política, social o reli-giosa; mostrarlo como sostenedor denuestras posiciones en lugar de, en todocaso, ser coincidentes con las suyas…Hay un Sarmiento a la medida de cadauno.Leer su obra demandaría algún tiempoque muchos de los que opinan sobre élno se han tomado en lo absoluto.Obsecuentes y utilitarios deberían, porlo menos, seguir el ejemplo de uno desus principales enemigos. Deberíanleerlo. “El libro del loco Sarmiento es delo mejor que se ha escrito contra mí: asíes como se ataca, señor; así es como seataca: ya verá usted cómo nadie me
defiende tan bien, señor”, dijo Rosas alleer el Facundo.A los fines de la explotación minera acielo abierto, Sarmiento pasó a ser elminero número uno de la Argentina. Fueminero, es cierto, y eso le permitióescribir sobre el tema. (“El mineral esuna gran propiedad común que toda lapoblación explota a su manera y de lacual depende su existencia” [X-194-1845]. “No son minas como las deCopiapó [las de California], que enrique-cen a una veintena de propietarios, sinmejorar en nada la condición de lamasa…” [XXIII-68-1849])En el acto de inauguración de unaescuela rural, en un discurso políticolegitimador de la consulta popular, elgobernador nos decía (refiriéndose aDFS): “Este gran sanjuanino que segu-ramente nos está mirando desde elcielo, nos está diciendo sigan, siganadelante”.2
Y el sacerdote que bendijo (en el mismoacto) las nuevas instalaciones, tambiénse sintió inspirado para recordar al pró-
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14 sept iembre 22001111
cer y no encontró mejor referencia para“cristianizarlo” que diciendo: (parafra-seo) “Invocar a Dios en este acto esalgo que Sarmiento valoraría profunda-mente porque, como ustedes saben, élescribió el libro ‘Vida de nuestro SeñorJesucristo’ porque era profundamentecristiano”.No voy a dudar de que el cura hubieraleído ese libro. Pero seguramente nohabía leído muchos escritos epistolaresy periodísticos del “Gran sanjuanino”.“Los sacerdotes son de baja extracción.Hay exceso, por lo que habrá quematarlos y expatriarlos”. (tomo 9 ObrasCompletas)“El catolicismo es cruel, rencoroso, tirá-nico, perseguidor, expoliador y opresorde los débiles”. (tomo 48 ObrasCompletas)También se le escapó que Sarmiento eraMasón, positivista influenciado porDarwin y su teoría sobre la evolución delas especies (rechazada por la IglesiaCatólica); impulsor nada menos que dela Ley 1.420 que establecía la educacióngratuita, obligatoria y… laica. En el mismo sentido (el de utilizar alprócer), un diputado de la provinciamanifestaba en una entrevista que “siSarmiento viviera sería kirchnerista”.Muy cercano está el discurso del presi-dente de la Sociedad Rural Argentina,antes ganadero, hoy “sojero de la pri-mera hora”. Tan justo él se permitiópararse en el bicentenario. “Aristocraciacon olor a bosta, pues la riqueza les
viene de la pujanza de los toros alzadosde sus estancias”, diría DFS de los gana-deros debido a que privilegiaba el traba-jo agrícola. “Él había imaginado dos grandes moto-res que impulsarían a esa Argentinapujante y progresista: el Estado y laSociedad.”. “Una sociedad integrada,móvil y democrática, capaz de crearoportunidades de progreso para todos.”,diría en su discurso el de La Rural. “¿Lograremos exterminar los indios? Porlos salvajes de América siento unainvencible repugnancia... (“El Progreso”,1844)“Tengo odio a la barbarie popular… Lachusma y el pueblo gaucho nos es hos-til… (“El Nacional”, 1857).Mientras haya un chiripá no habrá ciu-dadanos, ¿son acaso las masas la únicafuente de poder y legitimidad?...”(Carta a Mitre, 1861), diría Sarmientopara contradecirlo. Y agregaría “(losargentinos son) una dañosa amalgamade razas incapaces e inadecuada para lacivilización”.“Los argentinos somos pobres hombresllenos de pretensiones y de inepcia,miserables pueblos, ignorantes, inmora-les y apenas en la infancia” (Argiró-polis).Mientras tanto, en muchas escuelas (élfundó ochocientas) siguen rescatando elanecdotario que reduce una figura enor-me a un catálogo de buenas conductasa imitar (no mentir, estudiar, ser obe-diente, no faltar a clase, no llegar tarde,
etc. etc.)En tanto que él mismo (si lo hubieranleído…) en “Mi defensa” (1843) recono-ce que su libreta de calificaciones era“abominable”; que tenía conducta defi-ciente y que se aburría sobremanera enla escuela.
El caso es que Sarmiento es como elAloe Vera. Sirve para todo/s, pero muypocos “leen el prospecto”. Si lo hicieranpodrían rescatar un progresista y unadelantado de su época. Un hombre bri-llante. Pero fundamentalmente eso: unhombre. Con profundos aciertos, perotambién con enormes errores. Un hom-bre que, si hoy se levantara de sutumba la emprendería, en primer lugar,contra sus panegiristas, y luego contratodos aquellos que mezquinamente hanhecho de él un objeto de uso interesado
1- Parafraseando título de libro “Más Platón y menos Prozac”, de LouMarinoff2- Demás está decir (o quizás no) que al finalizar su único mandatoen 1874, Sarmiento se retiró de la presidencia para ser ¡DirectorGeneral de Escuelas de Buenos Aires! y continuar con el periodismo.
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El asombro sarmientinosobre el futuro de la Patria
Quien se asombre reinará: Platón asegura en el Timeo:
“Los griegos veían en la admiración el más alto estado de
la existencia humana”.
Para proyectarse hacia el futuro hay que tener memoria
y Sarmiento creó su propia memoria y la de la Nación
mediante un verdadero acto de creación. Sarmiento vivió
asombrado porque supo hacer suyo el concepto de liber-
tad. Pensaba que se podía ser libre únicamente por el
conocimiento. Vio a Argentina y América como la imagen
de un Prometeo encadenado y vislumbró el Prometeo
liberado. En un discurso en 1885 en el que aparece la voz
de Sarmiento al entregar la medalla de oro al astrónomo
norteamericano Benjamín Gould en nombre del Instituto
Geográfico Argentino, dice: “Hay otros títulos más tier-
nos para fundar el patriotismo y son los dolores del cora-
zón que nos ligan a la tierra, pero esos dolores se tornan
en dicha cuando los que representan a su país respeta”.
El respeto al saber fue una primicia en el planeamiento y
la política científica del prócer. Esto se entendía como
respeto por el otro, en que esa actitud era considerada
por él como el pilar de la libertad y del ordenamiento y
también de la paz de su país. Nadie es libre si no es edu-
cado. He aquí el asombro y la admiración de Sarmiento
por la educación que encierra la justicia para hacer el
futuro de la patria.
Por Dr. Juan Mariel Erostarbe Docente e investigadorFacultad de Filosofía, Humanidadesy Artes - UNSJ
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16 sept iembre 22001111
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Tuvo Sarmiento visiones e ideales románticos cuando
dibujó con su pluma la siguiente imagen: “Figuraos que
la República alada este detrás de sus hijos y que nuestros
hijos también alados se sonrían desde lo alto viendo a la
justicia”
Estas visiones casi neoclásicas aparecían en su época con
la idea tan griega del vuelo y de las alas que está siempre
presente en todas sus imágenes.
En “Recuerdos de Provincia” Sarmiento cuenta cuando
trabajó de ayudante de topógrafo en trabajos catastrales,
lo que nos hace reflexionar que dominaba completamen-
te el espacio tanto terrestre como aéreo. Fundamental-
mente siempre estuvo interesado por el ciudadano, en su
nivel de vida y su destino. Su libro de cabecera fue el
famoso “Cosmos”, de Alexander von Humboldte.
Sin embargo, a pesar de todo su asombro del universo
científico de la época, Sarmiento no era fácil de influen-
ciar. Su idea sobre la existencia de un plan divino fue
siempre muy fuerte y no hay libro ni obra sarmientina en
donde no se encuentre un providencialismo de base reli-
giosa.
Fue el Primer y único Presidente de Argentina que hizo
publicar 44.000 catecismos para la Enseñanza Religiosa
de la Escuela Primaria Argentina.
Por todo su esfuerzo en educación fue proclamado como
El Primer Educador de América en el Congreso de
Panamá de 1943.
Ricardo Rojas destaca la misión de Sarmiento con la
frase: “Educar al Soberano “.
La educación desde la Presidencia de Sarmiento es la
base de todo el Gobierno Republicano ¿Qué nos queda
hoy en el año 2011 de Sarmiento? ¿Estarán vigentes la
fundación de las ideas de Libertad, Igualdad y Gratuidad
en la Educación para todos a costa de todos?
El asombro Sarmientino fue su confianza en todas aque-
llas voces con que se rodeó y que sirvieron para demos-
trar que el honor tiene un lugar en la derrota. También
quien se asombra por la pequeñez de los milagros de
vida deja un legado en la frase: “Lo escrito permanece”.
Este pensamiento contiene la idea de la comunicación y
del concepto de red que eran impensables en el siglo XIX
pero que sin embargo Sarmiento con una visión proféti-
ca estableció Redes de relaciones personales.
Estas redes de comunicación las logró a través de los
periódicos, las cartas, las esquelas, la publicación de
sus obras y la creación de una red de bibliotecas esco-
lares.
Todo este conjunto de redes de información de esta
generación de 1837 ayudaron a la conformación de
Bloques Regionales de poder. Una Red que Sarmiento
ayudó a crear para descifrar el proceso de construc-
ción de la Nación ya fuese desde el exilio o desde insi-
lio, o muerte cívica, que es la otra forma más cruel de
la muerte. Si reflexionamos esta estructura podría ser-
vir como germen a la informática, donde algunos
núcleos fueron muy importantes ya sea en esa red
pública o bien privada.
Esas conversaciones textuales y epistolares y también
periodísticas nos permiten vislumbrar el asombro de
Sarmiento frente al diálogo y a su idea personal del regis-
tro y archivo de la información.
Finalmente habrá que meditar que el motivo principal de
la consolidación de esa red como entramado relacional e
identificatorio de un ideal fue el exilio de donde podría-
mos pensar que está vigente todavía aquel mensaje
secreto entre dos personas sentenciadas a muerte en un
gobierno dictatorial: “El amor que no es todo dólar no es
todo amor”
sept iembre 22001111 17
Encrucijada y torbellinoa Domingo Faustino Sarmiento
Sangra la pluma del insomne entre las sombras.Batalla el puño pensamientos en trama de las horas.Llaga es la historia en las sienes y en el gestohay afonía de grito y reclamo por el punto cardinalde cada rasguño con nombre de impaciencia.
Son muchas las voces que esculpen esa sangre,ajetreos, pasiones, búsqueda empecinada,el prodigio de tanta palabra empeñosa de acción,mapa bifurcado en aciertos y errores de lucha,figura que dibuja su propia figura en el tiempo.
Siempre será llave y retumbo,puerta abierta de intento y huella,sendero de provincia y universo,encrucijada y torbellino.
No alcanza toda la tintasobre la tinta de todo lo que alcanza.
A Sarmiento
Corazón de gran puerto cabeza de atalayaquisieras de la estatua hoy bajarte,estar entre nosotros poner el hombro versi hacer andar lo que no anda.Y esos niños ahí bajo tus alas ¿qué? Ah,estudian futuro.
Don Domingo Faustino es, se llama;pero aquí los antiguos suponíanquestaba mal de la cabeza lo que hablabade escuelas, minería, el gusano de seday pan para todos, el que todavía no alcanza.
El viento nuestro fuerte fue su guía.Así corrió este genio desveladoalumbrándose a velas para leermucho de lo que hizo.
Es que sacó de su ciudad de adobesno sé qué empuje ir y fue a otros países,chapucero de idiomas, a traeralgo de lo que faltaba.
Nadie podrá sacarte ni siquiera unahoja del laurel que te adorna la calva, nadiepodrá atajar los palos que diste merecidos.
Y me despido ya con el mayor respeto.Gracias don Sarmiento,deseo que continúe con buena salú.
Prof. Ricardo Luis TrombinoPoeta sanjuaninoDocente e investigadorFacultad de Filosofía, Humanidades y Artes - UNSJ
Jorge Leonidas Escuderopoeta sanjuanino
Doctor Honoris Causa UNSJde su libro “Aguaiten” (2000)
18 sept iembre 22001111
El “ingeniero” Sarmiento
Hablar de Domingo Faustino Sar-miento es un ejercicio fácil y a lavez ciertamente complejo. Se tratade la personalidad más trascenden-te que la Argentina crió proyectadahacia el mundo.
De Sarmiento se ha escrito tanto, tanvariado, a favor o en contra, que esmucho más útil elegir un libro sobre él yconocer detalles de su vida y su perso-nalidad. O mejor, alguno de sus propioslibros y, ahí sí, aprender. Esto es lo másrecomendable.
Pero siempre se puede hacer ejerciciosintelectuales, y eso es lo que intentohacer con este ensayo.
Faustino (porque así se llamaba, lo deDomingo era “postizo”), fue esencial-mente un genio curioso, no había paraél temas prohibidos, todo quería cono-cer y experimentar. Si bien su obsesiónfue la educación, quizá por no haberpodido asistir a la escuela formal, o porcomprender que la democracia sólo eraposible si el ciudadano estaba debida-mente educado, su inclinación fue LACIENCIA, así, con mayúscula, precurso-ra del progreso humano.
Y de su vocación científica, esa quelo cautivó en sus viajes por Europay EE.UU., no es aventurado proyec-tarlo al siglo XX. Faustino nació enplena revolución industrial, cuandola ingeniería salió de los ejércitos yse difundió en la sociedad civil, lle-vando (y adaptando) la tecnologíaal servicio de mejorar la calidad devida de la gente. Si recordamos quelos estudios formales de ingenieríaen esta parte del mundo se crearonen 1860, tendremos una visión de laescasez de ingenieros en esa época. Faustino pudo haber sido un verdadero
ingeniero sin título, porque leía voraz-mente de todo y quería experimentartodo lo que aprendía, como cualquieringeniero. Tenía una cabal comprensiónacerca de la vinculación entre la inge-niería y el futuro, el control de la natu-raleza y el progreso.
A veces lo imagino ciudadano de estemundo actual, con sus salidas geniales ysu carácter rebelde, desbordante. Porsupuesto, provocando y polemizandoaquí, allá y mas allá. Pero paladeandocada novedad tecnológica en todos loscampos.
Lo veo “twiteando” en siete idiomas,mientras escribe su nuevo libro sobremodernización del ferrocarril para dupli-car la red ferroviaria articulada a lanueva red de autopistas que ha pro-puesto en su libro anterior.Por supuesto que ha fundado su propiaeditorial e-book, que tiene abierta alpueblo para estimular a lectores y escri-tores. No se priva de nada, no hay tira-no que lo amordace, no necesita tenerdinero para darse el gusto de discutir deigual a igual con Obama o con Krugman.Mientras lee y escribe, escucha músicaen un i-pod flamante, adquirido luegodel implante cloquear con un equipo deúltima generación con el que disimula lasordera.
La semana próxima viajará a Shangaipara apuntalar un convenio que permiti-rá instalar un nuevo observatorio deradiofrecuencias en El Leoncito, puessigue siendo un impulsor incansable dela investigación espacial. La parteargentina será pagada con aceite desoja.
Faustino es miembro honorario delINTA, y por ello tiene acceso a los pro-gramas de investigación más avanza-
Por Ing. Julio César CarmonaEgresado Facultad de Ingeniería - UNSJ
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dos. Particularmente está interesado enla reforestación de flora autóctona de lapampa semi-húmeda argentina, devas-tada por la instalación del ferrocarril enel siglo XIX y olvidada hasta hoy.También sigue de cerca las investigacio-nes de variedades transgénicas en cere-ales y hortalizas, pues sostiene que lahumanidad tiene en la ciencia la res-puesta al hambre de muchos pueblosdel mundo, y al deterioro del equilibrionatural del planeta.
El mes pasado Faustino participó de undebate en la Universidad Nacional deCuyo, donde rebatió en gruesos térmi-nos (¡cuándo no!) la opinión de algunostécnicos mendocinos que intentan limi-tar la proliferación de pasos internacio-nales entre la Argentina y Chile.Sostiene que la única posibilidad de cre-cer económicamente es multiplicar lasvías de comunicación y transporte parafacilitar el comercio, tema que –depaso- desarrolló en un seminario el añopasado en Brasil.
A propósito, se ha convertido en campe-ón del Mercosur. No en vano se parece aesa vieja utopía de Argirópolis, soñadacon la Argentina en la vanguardia, peroigualmente fantástica para concretar elsueño de los Estados Unidos de Americadel Sur de los próceres fundadores.No se olvida de su origen humilde, y esolo mueve a visitar muy a menudo loshospitales de las afueras, allí dondeparece que la sociedad del conocimientono llegó, donde el médico lucha aisladocontra la enfermedad como si estuvieratrasplantado al siglo XIX, pues los apa-ratos de la moderna bioingeniería estántirados, meros trastos inservibles por lamala gestión de la autoridad.
De todo esto también escribe, mandacorreos francamente agresivos para con
los responsables. Putea sin rodeos con-tra la maquinaria asistencialista, queenseña al pobre a haraganear. No levengan a dorar la píldora a él, el prime-ro en arremangarse cuando de hacer setrata.
Se ha convertido en el paladín de laminería. Sueña con sumar muchosRickard a los miles de ingenierosargentinos que se empeñan en abrirlas montañas para crear más rique-za, más recursos que impulsen eldesarrollo de la Nación. Pero hapropuesto un sistema de asociaciónpara que los argentinos reciban suparte de tamaña riqueza. Lo vio enChile y lo mejoró.
También está empeñado en integrarverticalmente la actividad, para realizaren el país las tareas de fundición y refi-nación de metales y exportar con másvalor agregado.
Lo veo tan fogoso y entusiasta como
siempre, pero embelesado con estemundo lleno de promesas e investiga-ciones, proyectado al futuro como lasociedad del conocimiento. Y también loveo combativo y terminante a la hora decondenar la claudicación moral e inte-lectual de los dirigentes indignos. Me imagino combativo por sus irreve-rencias, pero seguidor incondicional desu genio impar.
Claro que estoy seguro: Faustino, dehaber nacido en este siglo, sería sindudas ingeniero y habría multiplicado sugenio transformador, de la mano de latecnología disponible.
Quizá nunca pueda ser el artífice de laconciliación de los pueblos. Su potenciaejecutiva, su dimensión humana, lometen siempre en la confrontación, enel vértigo del progreso.
Me parece que cada vez que leo algunode sus escritos, vuelvo a imaginarlo acá,entre nosotros, luchando para avanzar
20 sept iembre 22001111
SARMIENTO EN LA MIRADA DE TRES PRESTIGIOSOS HISTORIADORES
sobre el prócer sanjuaninoDomingo Faustino Sarmiento es un per-
sonaje tan insigne como singular y polé-
mico dentro de la historia argentina.
Matices y rasgos de su vida pública y
privada se han ido completando y
saliendo a la luz a través del paso de los
años, merced al trabajo de historiadores
e investigadores. Brillante y controverti-
do, Sarmiento es pasible de loas y de crí-
ticas. Por esos andariveles se deslizan
los historiadores Pacho O’Donnell, José
Ignacio García Hamilton y Felipe Pigna,
autores del libro “Historia Confiden-
cial”, editado en 2006, en el que vierten
no sólo datos objetivos sino –sobre
todo- sus puntos de vista sobre la obra y
el pensamiento del sanjuanino. Lo que
sigue es un breve compendio de ese
capítulo dialogado entre los tres histo-
riadores.
El alborotador
Felipe Pigna: Sarmiento forma parte del
panteón de los próceres con el mote de
“padre del aula”. Lo han condenado a ser
el gran educador de la Argentina, lo que
me parece una injusticia porque hizo
mucho más que eso. La educación fue su
obsesión durante gran parte de su vida
pero, además, se destacó como un gran
polemista, un notable intelectual, uno de
los grandes pensadores de la Argentina.
Tenía opiniones muy categóricas, algunas
realmente irritantes, lo que lo expuso y lo
expone a críticas.
La personalidad, el pensamientoy la obra de Domingo FaustinoSarmiento son considerados enun capítulo del libro HistoriaConfidencial, en el que debatenFelipe Pigna, Pacho O’Donnell yJosé Ignacio García Hamilton.
Confidencias
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Pacho O’Donnell: Aquello que pensaba lo
decía o lo escribía, aunque fuese contra-
dictorio con lo que había dicho o escrito
poco tiempo antes. Tampoco le importa-
ba quién se sintiera ofendido.
José Ignacio García Hamilton: En mi libro
lo llamé “el cuyano alborotador”, porque
así lo calificaron en Chile. Donde él esta-
ba había bochinche, conflicto, debate.
Pero “alboroto” viene de “albor”, del alba
que rompe las tinieblas de la noche y
anuncia un nuevo día. Eso fue Sarmiento.
(…) Trató de divisar una nueva Argentina
que rompiera definitivamente con el atra-
so, con los valores coloniales. Fue un
hombre del siglo XX que le tocó vivir en el
siglo XIX.
País a la europea
P.O.: Sarmiento estaba convencido de que
no se podía construir un país a la euro-
pea, que era lo que él entendía por “civili-
zación”, con los orilleros, los indios, los
gauchos, los mulatos, que eran los reales
pobladores de nuestro territorio. La gran
incógnita de Sarmiento era cómo desha-
cerse de esa “chusma”. Alberdi, en Las
bases, escribirá: “Haced pasar el roto, el
gaucho, el cholo, por todas las transfor-
maciones del mejor sistema de educa-
ción: en cien años no haréis de él un obre-
ro inglés que trabaja, consume, vive digna
y confortablemente”. Ése era el pensa-
miento de muchos de nuestros prohom-
bres. Sarmiento se conformará después
con educarlos en vez de matarlos…
J.G.H.: Cuando regresó de los Estados
Unidos como presidente electo, Sarmien-
to expresó: “Vengo de un país donde la
educación lo es todo, y por eso allí hay
democracia; y mi programa va a ser tie-
rras y escuelas, es decir, darle al gaucho
un pedazo de tierra para que trabaje y
escuelas para sus hijos”. El hombre que
decía que hay que enseñarles a todos lo
mismo, para que todos sean iguales, y
puso en práctica ese proyecto, es alguien
que quería a su pueblo.
Gauchos
P.O.: El desprecio por lo nuestro, por la
supuesta barbarie, es muy brutal en
Sarmiento cuando le escribe a Mitre: “No
trate de economizar sangre de gauchos.
Éste es un abono que es preciso hacer útil
al país. La sangre de esta chusma criolla,
incivil, bárbara y ruda es lo único que tie-
nen de seres humanos”.
J.G.H.: La palabra “gaucho” en el siglo XIX
tenía un significado distinto del actual.
Cuando Sarmiento le dice a Mitre “no aho-
rre sangre de gauchos, es lo único que tie-
nen de humano”, está hablando de
Urquiza, es decir, de un empresario y
ganadero muy rico. Gaucho quería decir
marginal, delincuente o, políticamente,
intolerante. Por eso a Rosas y a Urquiza
les decían gauchos en este último sentido,
es decir, caudillos bárbaros, que no per-
mitían el disenso.
Educación
P.O.: ¿Por qué Sarmiento entra en conflic-
to con la Iglesia, además de por ser
masón?
F.P.: Porque cuando propone la Ley 1.420
la Iglesia se siente atacada ya que, de
alguna manera, hasta ese momento
monopolizaba la educación, lo que, ade-
más de un beneficio ideológico, le repor-
taba un beneficio económico, porque las
escuelas eran pagas. La Iglesia perdía
demasiado con esa ley que establecía la
educación gratuita, obligatoria y laica.
P.O.: Sarmiento coincide con Rivadavia en
que la educación en manos de la Iglesia
dificulta el proceso “civilizador” (…).
Importa maestras norteamericanas, no
casualmente protestantes.
J.G.H.: Eso le achacó la Iglesia Católica…
pero él no las trae porque fueran protes-
tantes sino porque había que formar
maestras argentinas en las escuelas nor-
males que se estaban fundando. Sarmien-
to introduce a la mujer en la educación
porque decía que los hombres creamos
leyes pero las mujeres crean hábitos (…)
Con su modelo de educación pública,
Sarmiento logra un éxito singular.
Posiblemente ningún país del mundo ha
tenido los éxitos que Argentina tuvo en la
educación primaria. En 1915 ya teníamos
el 80 por ciento de la población alfabeti-
zada.
La Patagonia
F.P.: Sarmiento odiaba profundamente a
Rosas.
P.O.: Llega al punto de insistir que la
Patagonia era chilena para crear un con-
flicto internacional que perjudicara a
Rosas (…).
J.G.H.: Sarmiento está en el exilio en los
tiempos de Rosas. No conozco a ningún
exiliado que ame al dictador que lo ha lle-
vado al destierro. Se le podría preguntar a
todos los exiliados del ’76 al ’83 si aman
a Videla, a Viola o al Galtieri.
P.O.: No se justifica bajo ningún concepto
que, por razones políticas, alguien hiciera
campaña, como la hizo Sarmiento en el
diario El Progreso de Chile, para que un
país extranjero se apropiase de la mitad
de nuestro territorio.
J.G.H.: Cuando está en Chile promueve
desde El Progreso que se funde una
población sobre el Estrecho de Magalla-
nes para fomentar la navegación. Se
fundó entonces Punta Arenas. Cuando
Sarmiento llega a presidente, Chile pre-
tende derechos sobre la Patagonia, pero él
contesta que la existencia de Punta
Arenas sobre el estrecho no le otorga pri-
macía sobre las zonas patagónicas.
P.O.: Las consecuencias fueron que el 21
de septiembre de 1843 la Armada chilena
tomó formal posesión del Estrecho de
Magallanes.
J.G.H.: Sarmiento tiene otras cosas critica-
bles, pero no ésa
En 1839 Domingo Faustino Sarmientotenía 28 años. Hacía tres que habíavuelto de su primer exilio en Chile.Desde 1838 estaban de regreso en SanJuan los jóvenes que habían podidoseguir estudios en Buenos Aires. Entreellos estaba Antonino Aberastain yManuel Quiroga Rosas, que llegó “carga-do de libros a la moda” que Sarmientodevoró. “Durante dos años consecutivos-dice el mismo Sarmiento- prestaronestos libros materia de apasionada dis-cusión por las noches en una tertulia, enla que los doctores Cortínez, Aberastain,Quiroga Rosas, Rodríguez (Dionisio) yyo, discutíamos las nuevas doctrinas,las resistíamos, las atacábamos, conclu-yendo al fin por quedar más o menosconquistados por ellas”. Fue en estasreuniones, en casa de Quiroga Rosas, enel café del Carmen o el café Aubone,donde nació la idea de fundar laSociedad Literaria de San Juan y tam-bién fue el germen de El Zonda.Gobernaba San Juan Nazario Benavides,el “caudillo manso” que había decididola reapertura de la Escuela de la Patria,permitió el regreso de la Compañía deJesús y aceptó la creación del “Pensio-nado de Niñas y Señoritas de SantaRosa de América”, por iniciativa deSarmiento y el mismo grupo de jóvenes.
Seis ediciones que harían historia
Con una periodicidad semanal, El Zondaapareció los días sábados 20 y 27 dejulio, y 3, 10, 17 y 25 de agosto de
1839. Tenía formato de “medio pliego depapel de imprenta” (aproximadamenteun tabloide actual). Sus cuatro primerosnúmeros tuvieron cuatro páginas y losdos últimos, seis. Aunque no hay seccio-nes, sí están diferenciados los conteni-dos periodísticos de los avisos.Dentro del espacio periodístico, ElZonda publica en cada edición uno o dostextos extensos que desarrollan losprincipales temas; a éstos siguen textosde menor despliegue, fundamentalmen-te cartas, reproducciones de contenidosde otros periódicos e informacionessobre el movimiento de presos o laentrada y salida de personas de la pro-vincia. Los avisos siempre ocupan laúltima página.
Para despertar a los sanjuaninos
El Zonda indica claramente en su primernúmero: “Nosotros nos ocuparemos conpreferencia en el discurso de nuestraspublicaciones, de nuestro gusto másbien que del de nuestros lectores...”.Los seis números evidencian la voluntadde cumplir con este propósito, que tienecomo finalidad “despertar” de su ador-mecimiento al pueblo sanjuanino.Para cumplir este objetivo, todos losámbitos temáticos podían ser aborda-dos; la sola condición parecía ser la dellamar la atención sobre el estado deatraso en que se encontraba la provin-cia, así como los caminos a tomar, gene-ralmente imitando a otros países. Ya sea porque no era ese su objetivo o
22 sept iembre 22001111
El Zonda, un periódico que marcó una época
Por Mg. Cecilia YornetMg. Guillermo ColladoDocentes e investigadoresDepartamento Ciencias de la Comunicación Facultad de Ciencias Sociales - UNSJ
Corría el año 1839. Gobernaba San Juan el caudillo federal Nazario Benavides. Un grupo de jóvenes, que ya había fundado una escuela para mujeres, decide publicar un periódico.
por preservar la existencia de la publica-ción, El Zonda no critica al gobiernolocal, como tampoco opina sobre la polí-tica nacional o porteña. El mismoSarmiento lo dice, en “Recuerdos deProvincia”, que su periódico “fustigabalas costumbres de aldea, promovía elespíritu de mejora, y hubiera promovidobienes incalculables, si el gobernador, aquien El Zonda no atacaba, no hubiesetenido horror a la luz que se estabahaciendo”.
Cómo eran los textos
Gran parte de los textos publicados enEl Zonda responden a una estructuracronológica. Prácticamente todos inclu-yen situaciones imaginarias que hacenlas veces de disparadores para que elautor pueda hacer llegar al lector aque-llo sobre lo que quería comunicar susideas.Tanto la preferencia por textos narrati-vos como la invención de personajes osituaciones pueden ser encuadradas enla necesidad de llegar a un público queno posee hábitos de lectura.Junto a los textos narrativos es posibleencontrar desarrollos claramente argu-mentativos, con estructuras que hacengala de la mejor tradición retórica.Además hay en los seis números otragran variedad de formatos: avisos queprestan algún tipo de servicio, chistescon formato de avisos, diálogos, conse-jos, cuadros “estadísticos”, versos y car-tas.
Las cartas y un juego con los lecto-res
La gran mayoría de las cartas publicadasen El Zonda era inventada. Esta era una
estrategia muy utilizada en el periodis-mo de entonces: el recurso al géneroepistolar para introducir de maneraatractiva temas que el redactor quieredesarrollar, así como aclarar dudas quesupone existen en su público. Ante lafalta de iniciativa de ese público paraexpresarse, el editor lo hace con unacarta que él mismo responde.Dentro de este estilo, una particularidades el uso habitual que Sarmiento hacede la modalidad de la impostación,cuando adopta una voz y un seudónimo,según aquello que quiera comunicar y elefecto que desee lograr.El sanjuanino usa hábilmente el “efectoseudónimo”, vinculando el nombre ele-gido con la temática o usándolo pararidiculizar a sus críticos. Don Serio, DonRudo, Don Gurdo, son algunos de losnombres elegidos para supuestos lecto-res que envían cartas que critican alperiódico y que de esa manera sonmenospreciados por no tener sentidodel humor, por no ser educados o porrechazar los cambios.
Otra de las cartas de El Zonda está fir-mada por la Señora Josefa Puntiaguda,de Angaco. Sarmiento toma la voz y elnombre de una mujer para dirigirse pre-cisamente a otras mujeres, a las cualesquiere ganar como lectoras y para lasque explica algunos temas que él, comohombre y como autor, considera impor-tantes. El juego está en que el públicosabe o adivina que es Sarmiento y noJosefa quien escribe esa carta.
Otro de los recursos es la introducciónde personajes y diálogos, así comomodalidades a través de las cualesSarmiento, evidentemente principalredactor, “habla” todo el tiempo a suslectores y no lectores, les avisa, lesordena, les enseña, los provoca.
Destinatarios de los contenidos
A diferencia de sus contemporáneoscomo Alberdi o Echeverría, Sarmientono escribe para un público selecto sinopara todo el pueblo. De ahí que lo suyoconstituyera un doble desafío: no basta-ba con escribir de manera tal de serentendido, era necesario construir unhábito de lectura.
El público al que con tanta insistenciainvoca en casi todos sus textos es unapreocupación siempre presente: “Lapoblación asciende a 30.000 habitantespor lo menos. De éstos, los 25.000 nisaben leer corriente, quedan 5.000. Deéstos, a 4.000 se les ha olvidado porfalta de ejercicio, o lo que es lo mismo,porque no se había publicado nuestroperiódico. De los mil que quedan, a 600no les importa nada lo que nosotrosescribamos”. La hipótesis, publicada enel primer número, es que El Zonda podíacontar con 50 suscriptores.
Una empresa a pérdida
De la misma manera que para todas laspublicaciones periódicas de la época enel país, no puede hablarse en el caso deEl Zonda de una empresa cuyo objetivofuera lucrar. Sin embargo, todo indicaque Sarmiento y sus amigos estimabanque, con un capital inicial para el papeldel primer número, en adelante los cos-tos podrían cubrirse con las suscripcio-nes. Lo cierto es que El Zonda no consi-guió ni siquiera las 50 suscripciones quehabían calculado sus editores.
Cierre y testamento
En la interpretación de algunos historia-dores, no fue sólo la falta de suscripto-res lo que provocó el cierre de El Zonda.Para la época de publicación de esteperiódico, estaba en vigencia en SanJuan un decreto en el que, en 1825,Salvador María del Carril había contem-plado que cualquier habitante pudiera
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Una plataforma
Son escasísimos los textos de El Zonda quehacen referencia a hechos ocurridos en lasemana transcurrida entre una publicacióny otra. No faltan autores que afirmen que,en realidad, los escritos publicados a modode capítulos de una obra mayor, constitu-yen un programa de gobierno, una plata-forma que después Sarmiento intentaríaaplicar en la gobernación de San Juan.
El periodismo en épocas deSarmiento
El periodismo era, en la época deSarmiento, una actividad exclusivamentemasculina, ejercida en general por jóvenesilustrados que tenían otras claras metasprofesionales o políticas. No se utiliza lapalabra “periodista” (sí redactores o edito-res) y su tarea en ningún momento escaracterizada como una profesión u oficio.
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imprimir periódicos, si encomendaba suventa a la imprenta del gobierno (laúnica existente) para que ésta se cobra-se. A este recurso legal quisieron aco-gerse Sarmiento y sus compañeros,pero chocaron con la interpretación deBenavides, que insistió en cobrar por laimpresión de cada pliego una suma quelos editores no podrían reunir.Otros analistas interpretan la actitud deBenavides como sólo un pretexto parasacarse de encima a este grupo que consus ironías había pasado ciertos límites,como la publicación de un verso satíricoque parecía aludir a la esposa del gober-nador.El Zonda se despidió de sus lectores conun recordado testamento
La investigación
Este artículo fue elaborado a partir delanálisis realizado, entre otros, al periódicoEl Zonda, en el marco del proyecto“Periodismo y Opinión Pública en SanJuan, 1825-1934”, desarrollado en elGabinete de Estudio e Investigación enComunicación (GEICOM) del Departa-mento de Ciencias de la Comunicación dela Facultad de Ciencias Sociales.
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Cristina PóslemanInstituto de Expresión Visual - FFHA - UNSJ
Anticipándose al año del Bicentenario, Pepe de la Colina estrena el
19 de agosto de 2009, el film "Sarmiento, un acto inolvidable". A dos
años de esta "gesta", felicitamos a los integrantes del equipo por su
capacidad de realización y su sentido de la oportunidad. Intentemos
a continuación, una crítica.
Desde lo anecdótico, podemos encontrar ciertos aciertos. Como la
elección de los escenarios, algunos muy familiares para los sanjuani-
nos, como la Escuela Normal de la calle Alem. La selección de los
actores, también de acá: Boy Segovia (Sarmiento adulto), Viviana
Moya (Betina, la maestra), Antonio De Tommaso (el profesor) y Ana
María Vedia (Doña Paula), entre otros. Además, se nota inversión y
voluntad. Pero, ¿hay algo más?
Vamos a una lectura de las estrategias narrativas. Una serie de "cli-
chés" superpuestos las conforman. Por aludir a algunas, la alternancia
del pasado y del presente, demasiado literal y repetida: Dominguito -
Sarmiento niño- por un momento, el adusto y a veces fastidioso adul-
to seguidamente. El juego con las dimensiones realidad y fantasía,
que se hace obvia en la recurrente aparición del espectro del prócer
multifacético. Recurso infantil, incluso si a Pepe de la Colina se le
hubiera ocurrido -en el mejor de los casos-, sacar a la luz de la con-
ciencia nuestro inconsciente sarmientino. Nada diferente que decir
de la aparición de Sarmiento-Boy Segovia en el acto del día del
Maestro y el gesto de complicidad del actor, en el primer plano final
de la película.
Claramente la película pretende vehiculizar un "mensaje". Pero en la
pobreza del guión literario, en el extremo reduccionismo de las aris-
tas de un discurso que se va haciendo cada vez más complejo, en la
redundancia en la personificación de un héroe abstracto, por
momentos suprasensible, el mensaje se convierte en otro muy distin-
to.
En definitiva, el mensaje se desnuda al salir de la sala. Los funciona-
rios en el hall del Teatro Municipal, claramente satisfechos, es la cere-
za del postre -y permítanme algunos clichés- que nos dejó a los
espectadores listos para sumergirnos en una acequia de la Mitre
SSaarrmmiieennttooyy ssuu ffiillmm ssaannjjuuaanniinnoo
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Según Toynbee, el crecimiento de lascivilizaciones no es un proceso automá-tico. El crecimiento exige sucesivas res-puestas creativas por parte de personaso grupos que ofrezcan soluciones a losproblemas que surgen, y que obviamen-te no pueden ser los que los precedie-ron, ya que ellos han sido la causa delestado de cosas que ocasiona el nuevoproblema. Dicho de otra manera: losque antes gobernaron y dejaron al país
en crisis no son hoy los indicados parahablar o emitir juicios. Deben asumir lacuota de responsabilidad que les com-pete y retirarse dejándole abierto elcamino al que viene.Siguiendo esta idea, podemos afirmarque Sarmiento formó parte de estaminoría creadora ya que, comprendien-do el contexto general en que se encon-traba nuestro país cuando asumió lapresidencia, lo hizo con un claro objeti-
vo: “Póngase a mi lado detrás, espaldacon espalda los otros; sostengan midebilidad y, por mi madre y porDominguito, prometo que levantaré lapiedra y la subiré sobre la montaña.Tengo la convicción íntima de que puedohacer el bien, porque sé en qué consis-te”. (Noble, 1960)Al reflexionar sobre sus proyectos
Sarmiento PresidenteVidas paralelas
Por Mg. Mónica Riverós de CorradiDocente e investigadoraDepartamento de Ciencias Políticas Facultad de Ciencias Sociales - UNSJ
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expresó: “Piden gobierno y trabajo; nola palabra sino la cosa; no el frutomaduro que nadie sembró, sino la plan-ta regada con sudor, que dará el fruto.Pediríanme que realizara lo que tantasveces he comenzado en la escuela, en elEjército, en Chivilcoy, en San Juan, enla prensa…”. Esta carta cuyos párrafoscitamos fue publicada como su progra-ma de gobierno en el diario La Tribunadel 20 de noviembre de 1867. Al asumir la primera magistraturaen octubre de 1868 recibió un paísinvolucrado en una guerra impopu-lar, profundamente pobre y atrasa-do. Cuando en 1869 se llevó a cabo
el primer censo nacional éramos1.836.490 habitantes, de los cualesel 71% era analfabeto. El 75% de lapoblación vivía en la pobreza y tansolo el 1% del total eran profesio-nales. (Pigna, 2006). Estos resulta-dos explican su obsesión por la edu-cación.Es interesante analizar la presidencia deSarmiento a partir de las cartas que leenvió a su amigo y ministro en losEstados Unidos Manuel R. García. Estacorrespondencia revela no sólo cuálesfueron sus planes y objetivos, sino quedetalla sus obstáculos. De su lecturasurge que el gran opositor de SarmientoPresidente será Bartolomé Mitre. Ésteocupa una banca por Buenos Aires en elSenado de la Nación en mayo de 1869.Desde el comienzo, él y sus partidariospasaron a la oposición, y desde elCongreso y la prensa se opusieron enforma sistemática a los proyectos delgobierno. A diferencia de Sarmiento, elex presidente tenía un partido político
propio y gran influencia en la opiniónpública a través de su diario La Nación. Sarmiento inicia su presidencia en unpaís sin comunicación, sin ferrocarrilesni telégrafos. Sus proyectos, hoy alaba-dos por todos, en aquel momento tuvie-ron una oposición sistemática en elCongreso. En todo este proceso Mitreserá su principal obstáculo: Sarmientose quejará de que “creía entonces elgeneral que el pueblo elige un presiden-te legalmente en toda la República paraque desde el Senado gobierne el ex pre-sidente”. (Luna, 1999)En setiembre de 1871 y en víspera determinarse las sesiones ordinarias del
Congreso, hace el siguiente balance enuna carta escrita a García: “El Congresoes hoy un niño grande…”. ”No es quesean enemigos, sino que son adversa-rios del Ejecutivo como sus abuelos, yque compuesto por mayorías bien inten-cionadas se dejan impresionar por losdemagogos que, como Mitre y otros,creen lo más glorioso y democrático yrepublicano crearle dificultades algobierno”.No podemos hablar de la oposiciónsin mencionar la Sociedad Rural,considerando el comentario realiza-do por Biolcatti. Sarmiento no deja-rá de criticar a lo largo de su vida laconcentración de la propiedad terri-torial y desde el gobierno intentaráconcretar algunos proyectos, comola fundación de colonias de peque-ños agricultores. Sin embargo, cuan-do intentó concretar su idea se encontrócon la cerrada oposición de la SociedadRural, la cual en la persona de uno desus fundadores y presidente, don
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Enrique Olivera, le hizo saber que consi-deraba “inconveniente implantar colo-nias como Chivilcoy donde ya estabaarraigada la industria ganadera”.Posteriormente Sarmiento afirmaráhablando sobre ese tema: “Nuestroshacendados no entienden jota delasunto (…), quieren que el gobier-no, quieren que nosotros que notenemos una vaca, contribuyamos aduplicarles o triplicarles su fortunaa los Anchorena, a los Unzué a losPereyra, a los Luros…y a todos losmillonarios que pasan su vidamirando como paren las vacas. Eneste estado está la cuestión, y comolas cámaras (del Congreso) estántambién formadas por los ganade-ros, veremos mañana la canción desiempre” (Pigna, 2006)Los diarios opositores no le dieron tre-gua durante su presidencia. En octubrede 1870 Sarmiento le describe a Garcíala situación de la prensa: “Es la expre-sión no de círculos sino de propietariospolíticos. Mitre, La Nación; Oroño, LaRepública; Quintana, El Nacional. Cadauno para sí y todos contra el gobierno”.El 14 de enero de 1871 continua: “Laprensa de Buenos Aires es toda hostil algobierno, simplemente porque detrásde cada diario está un empresario polí-tico, Mitre Quintana, Castro, Oroño,todos hostiles entre sí pero de acuerdoen incomodar al gobierno”. Cuando Horacio Verbitsky en Página 12el 21 de agosto del corriente año afirma“El problema no son los medios, sino suarticulación con el poder económico ypolítico”, está describiendo los conflictosa los que se enfrenta Sarmiento. Esta presidencia es un claro ejemplo deldesarrollo del conflicto entre el Ejecu-tivo y el Congreso en un sistema repu-blicano. Con el apoyo de algunos diariosla oposición hará lo posible por bloquearlos proyectos del Presidente, peroSarmiento logra imponerse y el 7 sesetiembre de 1869 escribe: “Ya habráusted visto las discusiones del Congre-so, y la formidable oposición. Pues bien:hemos hecho las cosas como quería-mos. Ha sancionado el Congreso cuantaley le hemos propuesto”. Y continua:“Creo que la renovación del Congresotraerá una mayoría definida, en cuantoa oponerse a una oposición cínica e
26 sept iembre 22001111
Sergio López
Programa DICDRA - FFHA - UNSJ
En septiembre el Elenco de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes (FFHA)
estrenó Los rayos de aquel sol. La obra es puesta en escena durante todo el mes en
la sala de teatro de la Biblioteca Franklin. La pieza fue escrita
por la directora del grupo, Susana Lage, y por Fabián Torres,
profesor de la FFHA. En el año del bicentenario del natalicio
de nuestro máximo prócer provincial, la dupla de dramatur-
gos se entrega a la ardua tarea de indagar varias de las múl-
tiples facetas de la sombra terrible de Sarmiento. Propongo
a los lectores un avance desde el análisis textual de la obra.
Lage y Torres revisitan la figura de nuestro prócer máximo.
El público sanjuanino ha tenido oportunidad de disfrutar,
de un tiempo a esta parte, de diversas manifestaciones
artísticas y espectaculares que tienen a Sarmiento como
personaje ¿Con qué nos encontramos en esta nueva pro-
puesta teatral?
En una especie de limbo donde corre un zonda eterno y
proliferan las alusiones a Dante, personajes históricos y
otros puramente ficcionales aportan sus voces y visiones
sobre Sarmiento, que aparece sólo desde la evocación
pero que gravita con todo su peso sobre la obra:
Aberastáin recuerda a su amigo, Procesa, a un herma-
no pequeño temeroso de los cuentos de fantasmas,
Aurelia, al amante y sus afiebradas confidencias de
alcoba, Rosas, a su Némesis y Facundo, a su autor, un
autor profundamente atraído por su personaje. El conflicto es doble. Por un lado,
los personajes no han saldado su historia personal con Sarmiento, por otro, sus dis-
cursos se traban con los del resto en el presente de la escena.
Los autores diseñan una puesta en la que el personaje principal de la historia pro-
vincial no está físicamente en escena: hay una discusión de la historia, no una repre-
sentación. Lage y Torres nos explican, multiplican las voces para darnos una visión
de nuestro prócer que no está hecha de bronce y mármol sino de un continuo
movimiento reflexivo. Pero es difícil urdir una trama y es ese el comienzo autorre-
ferncial del texto. La palabra crea el mundo, pero es un mundo poliédrico. Las
voces no descansan, ni la de los personajes ni las que oyen en sus cabezas. La poli-
fonía conduce a una verborrea desenfrenada porque el discurso de la historia no
se puede detener y es precisamente la del telar la metáfora que rige la obra, un telar
que nunca deja de tejer el destino de los hombres y de los pueblos
Susana Lage y Fabián Torres replican en Los rayos de aquel sol, el acto de creación
del Facundo. Evocan, no a Sarmiento, sino a sus allegados, los llaman a escena para
tratar de develar el secreto que explique, no ya la nacionalidad argentina como en
el clásico sarmientino, sino el ser provincial, aquí y ahora
SSoommbbrraa tteerrrriibblleeddee SSaarrmmiieennttoo
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interesada como la de hoy, que estámoral y científicamente vencida; porqueese ha sido el resultado de las disensio-nes: mostrarles que no sabían nada”.Cuando leemos su afirmación enoctubre de 1869: “Pues con unCongreso que principió hostil y haconcluido sin plan ni espíritu, hemostriunfado en todas las cuestiones”,sentimos que está describiendo alCongreso en el presente, que siendomayoría no pudo capitalizarlo pre-sentando proyectos que se concre-ten en leyes. Sin embargo, es optimis-ta. En febrero de 1870 le confiesa aGarcía: “Tengo, pues, la tela de que sehace la gloria, tierra, emigrantes, crédi-to y plata al contado”. Su proyecto seestá haciendo realidad. Si inspirándonos en Plutarco toma-mos a la presidencia de Sarmiento ya la de Cristina Fernández y hace-mos un paralelo entre ellas, encon-traremos similitudes: una prensaopositora en forma sistemática, unCongreso que no puede presentarproyectos pero sí puede obstaculi-zar la tarea del Ejecutivo, un ex pre-sidente que no entiende que ya nogobierna y una oposición que notiene claro tampoco cuál es supapel. Hoy, a 200 años del nacimiento deSarmiento, conviene releerlo, analizarloy buscar las causas de la repetición de lahistoria. El sanjuanino cosechó enemi-gos a lo largo de su vida: como gober-nador, como candidato presidencial, enel ejercicio de la primera magistratura yhasta su muerte. Son los gajes de lapolítica. Recordemos, empero, la frasede Gracián: “Triste cosa es no teneramigos, pero más triste debe ser notener enemigos, porque quien enemigosno tenga, señal de que no tiene: nitalento que haga sombra, ni valor que leteman, ni honra que le murmuren, nibienes que le codicien, ni cosa buenaque le envidien”
28 sept iembre 22001111
El Facundo, obra romántica
Luis Juan Guerrero, en su clásico ensa-yo sobre el Facundo, consideró que ellibro sarmientino era una manifestaciónde nuestra literatura romántica.Hablando de esto nos decía que “en eldrama romántico el escenario adquiereun relieve tan pronunciado que terminapor constituirse en el eje de toda la obra(el subrayado es nuestro). La voz -agre-gaba- nos llega transfigurada por el ecomisterioso de las cosas, y la acciónhumana aparece anegada en la inmensi-dad del ambiente”, en fin, “el paisaje -concluía- nunca es el mero telón defondo” (Tres temas de filosofía argenti-na en las entrañas del Facundo, BuenosAires, Imprenta López, 1945, p. 22).Esta lectura del Facundo, en el aspectoque señala en este caso Guerrero, teníaya su antecedente en el siglo XIX. Sitenemos en cuenta la valoración -positi-va, por cierto- que hace Juan BautistaAlberdi de la genial obra sarmientina,nos encontramos con que subraya coninsistencia el intento de “demostrar porla filosofía, la raíz normal del poder arbi-trario en la República Argentina”. Se tra-taba de una “filosofía” que sentabacomo principio la relación entre el paisa-je y el hombre, afirmando -dentro de lostérminos de un cierto determinismo his-tórico característico de los románticos-el poder conformador del paisaje. Deeste modo el “caudillo” venía a ser un“resultado normal”, tesis que el propioAlberdi nos recuerda, había sido sosteni-da también por él y los compañeros delexilio montevideano (Cfr. Cartas Quillo-tanas, Segunda Carta, Buenos Aires, Ed.Claridad, s/f, p. 52-59).Ahora bien, ¿qué es lo que impulsó abuscar aquella “filosofía”, aquella expli-
El Facundo como anticipode una teoría del discurso
Por Arturo Andrés Roig
Prof. de Filosofía y LetrasInvestigador de FLACSO y CONICET
Distinguido como Doctor Honoris Causa, Profesor Honorario yVisitante Ilustre por distintas universidades argentinas y
latinoamericanas. Autor de más de 30 libros dedicados a laFilosofía. Reconocido como Maestro de la Filosofía Argentina
en el Segundo Congreso Internacional de Filosofía (2007)
13 de setiembre de 1987
cación del modo de ser del hombreargentino y de su vida? Esta preguntanos conduce a lo que nosotros entende-mos que nos permite ver la raíz delhecho romántico. El motivo de base seencuentra en la experiencia histórica delo social, vivido y visto como conflictivi-dad y como encuentro de aquellos dosvalores paradigmáticos, los de lo “bajo”y de lo “sublime”, ahora considerados enun pie de igualdad. La nota románticade los escritores de esa época seencontraría, conforme lo que acaba-mos de señalar, no tanto en aquel“determinismo histórico”, como enuna comprensión de lo social, hechoque abre las puertas para una visiónconflictiva en la que el protagonis-mo se encuentra tanto en el “hom-bre de frac”, como en el “hombre dechiripá”.Atendiendo a estos dos símbolos deldesencuentro social -que para Sarmien-to era a su vez un desencuentro de cul-turas, expresado en aquel célebre pasa-je en el que nos habla de las “dos civili-zaciones”- el “determinismo histórico”se atempera y no se nos presenta el“escenario” o “paisaje” como el “eje”desde el cual se puede explicar a todoslos actores que se mueven en el “granescenario de la lucha”. En efecto, lasoledad de la pampa, o en general lasoledad de los desiertos argentinos, queno todos son pampas, si bien podía sercausa de modalidades específicas del“hombre de chiripá”, no explicaba losmodos de ser propios del “hombre defrac”. El “determinismo histórico” queexplicaría a Facundo como personajedentro de su propia obra resulta innega-ble. Sí quedan explicados ambos desdeuna nueva comprensión de la realidadhumana, que ha dejado de ser política,al modo de los ilustrados, para pasar aser social. Es el hecho social, la “guerrasocial”, como lo llamó el propioSarmiento, lo que nos aproxima a lo quepodría ser el “eje” de esta visión román-tica. Frente a la estética neo-clásica que nohabía llevado al escenario al hombrerudo, al hombre de la campaña, o el dela plebe de las ciudades, ahora apareceun intento literario totalizador en el que
no basta con lo “sublime” al modo neo-clásico, pues, también “lo bajo” poseesu “sublimidad”. Recordemos losmomentos de admiración que el propioSarmiento expresa respecto de la figu-ra, para él bárbara, de Facundo Quiroga.
El Facundo desde una teoría del dis-curso
Y todavía debemos agregar algo más,que vitaliza de modo radical la presen-tación de la sociedad conflictiva que senos quiere hacer. Los personajes queaparecen en ella y que se mueven en el“escenario paradigmático”, la extensiónpampeana, poseen voz, hablan, másaún, son poseedores de determinadasformas de saber y hasta de poiesis artís-tica. La “densidad discursiva” del Facundosurge justamente de ese hecho capital,a saber, el del reconocimiento de “voz”al personaje popular que luego habrá deencarnar el drama argentino.Entendemos por “densidad discursiva”la cualidad de determinados discursosgracias a la cual, a través de una múlti-ple referencialidad a las otras formasdiscursivas de la época, podemos apro-ximarnos a la “totalidad discursiva” dela misma. La riqueza de Facundo -más allá de las contradicciones pro-fundas que lo atraviesan- deriva deque más que un “discurso” consisteen un “sistema de discursos”, orga-nizados, lógicamente, desde unaperspectiva, la que le imprime elautor.Conforme con lo que vamos diciendo,nos parece que la determinación o elseñalamiento de los “discursos referi-dos” que integran el discurso sarmienti-no y, sobre todo, el modo como sonreferidos, nos abre a la posibilidad dever, desde el texto, su contextualidad.Agregaríamos que el texto, en estecaso, y debido a aquella riqueza, es a lavez contexto, o si se quiere, la contex-tualidad lo atraviesa y le da esa modali-dad a la que nos hemos referido cuandohablábamos de “densidad discursiva”. Frente a este hecho cabe que nos pre-guntemos cómo se juega en el caso con-creto del Facundo la “referencialidad
discursiva” o, dicho en otras palabras,cómo en este caso el “discurso románti-co” asume las otras manifestacionesque integran el “universo discursivo”que integran el “universo discursivo”epocal. ¿A qué alude? ¿Qué elude? ¿dequé manera pretende hacernos caer enla ilusión de que estamos ante el únicodiscurso válido e inclusive el único posi-ble? Es decir, ¿de qué manera se jueganlas categorías de alusión, elusión e ilu-sión?De este modo, no proponemos caracte-rizar nuestro “hecho romántico” latinoa-mericano desde la relación establecidaentre un “escenario” y los “personajes”,sino desde el punto de vista de los “per-sonajes” que suben al “escenario”.Quiénes son, de qué modo son asumi-dos sus “discursos”, aun cuando se tratede la lisa y llana elusión. Creemos quees posible proponer una definición delhecho romántico nuestro desde losmodos de “referencialidad discursiva”,tal como se juega dentro del ámbito deldiscurso, visto como “sistema de discur-sos referidos”.De este modo, es la voz o el discursoque el personaje pronuncia en el esce-nario -para continuar con la metáforasarmientina- lo que define más propia-mente a aquél. Y esto sucede aun en elcaso extremo en el que Sarmientointenta “eludir” un discurso al que hahecho “alusión” sin embargo de lamanera más amplia, en aquel momentoen el que hace retroceder la figura “bár-bara” del caudillo, hacia una especie de“salvajismo” o brutalidad primitiva, en laque desaparecería todo discurso. Eneste momento se habría producido lapérdida de humanidad, señalada preci-samente por la “pérdida del lenguaje”.
Facundo y los orígenes de la semió-tica en América Latina
La realidad social, como hecho conflicti-vo, se pone de manifiesto en un comple-jo mundo de contrarios a lo largo de laspáginas del Facundo: ciudad-campaña;campaña-desierto; civilización-barbarie;
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barbarie-salvajismo; frac-chiripá; rojo-azul; movimiento-inercia; vida-muerte;circularidad-linealidad; caballería-infan-tería; materia-inteligencia; ciudad delinterior-ciudad portuaria; en fin, pasa-do-futuro y tantas otras. Y a su vezestos contrarios se expresan a través desus símbolos o son directamente símbo-los. Podríamos considerar alFacundo -sin peligro de error- comoun intento de crear una simbólica ode retomar ciertos símbolos yadados y darles vida dentro de un“sistema”. El mismo Sarmiento lodeclara abiertamente, cuando nosdice que “quiere explicar las cosaspor sus símbolos”.¿Cómo se entiende lo simbólico enSarmiento? En contra de una línea defi-nicional que habrá de tomar cuerpo afines de siglo y según la cual el símboloes siempre un signo que mantiene algu-na semejanza icónica con lo simboliza-do, Sarmiento, sin dejar de lado por
cierto ese concepto, utiliza una visiónmás amplia. El símbolo es, tal comopuede vérselo en el modo como apare-ce construido, un significado segundo,una direccionalidad semántica particulardada a cualquier signo. De este modotambién las palabras son utilizadascomo símbolos, aun cuando ellas, talcomo se lo ha afirmado, sean respectode lo significado, convencionales y arbi-trarias y no muestran relación icónica ofigurativa alguna.Aquella presencia de conflictividad,expresada en los contrarios que señala-mos antes, da la estructura de toda estasimbólica, la que nos muestra una orga-nización de sistemas antagónicos desímbolos. Y lógicamente, el enfrenta-miento se resuelve en estructuras axio-lógicas contrapuestas, que permiten,bajo las categorizaciones establecidas,adivinar un antagonismo de clases. Latemática del “traje”, que supone todauna semiótica de la vestimenta, mues-
tra, tal vez, uno de los ejemplos másclaros de lo dicho.Resulta importante notar, a propósito delo que venimos diciendo, que si Sar-miento crea y recrea símbolos, les atri-buye a la vez una misma actitud a losgrandes personajes que juegan en eldrama de las guerras civiles argentinas.Facundo, para Sarmiento, tenía concien-cia de lo simbólico, inventaba símbolos;inventó, por ejemplo, la bandera negray el uso del color “rojo” como distintivodel federalismo y, además, adoptabaconscientemente actitudes simbólicas.Cuando el caudillo riojano llegó a SanJuan “...habitó bajo un toldo, en el cen-tro de un potrero de alfalfa, y ostentó(porque era ostentación meditada), elchiripá”. No es necesario tal vez recor-dar que el “toldo” era la habitación delos indígenas del desierto (los “salva-jes”), que la alfalfa era alimento de lacaballería, la misma que había hechoposible las “masas a caballo”, expresión
del campesinado en armas y, por últi-mo, el chiripá, ostentado, era un reto aluso de la vestimenta europea de la clasesanjuanina culta y propietaria.Tal vez podríamos decir que elesfuerzo de Sarmiento de “ilustrarpor sus símbolos el carácter de laguerra civil”, permite ver el secretode la unidad de la obra y las dospartes de la misma que han sidoseñaladas: por un lado, un costum-brismo donde lo estético juega unimportante papel y en donde senota una actitud comprensiva y de
simpatía hacia la población campe-sina y, frente a eso, un “proyectoideológico” -como le llama NoëlSalomón- que venía a negar aquellaactitud. Ese “proyecto ideológico”,puesto al desnudo y desarrollado entodo lo que tenía de negativo y hasta derepudiable, es precisamente el que haráde base en Conflicto y armonías de lasrazas en América. Pues bien, regresan-do al Facundo, sus dos momentos apa-recen integrados, aun cuando se man-tengan como contradictorios, por obrade la voluntad de símbolo que domina atodo el texto. Y esa “voluntad de símbo-lo” ¿no podría, acaso, ser vista comouna manifestación de la voluntad depoder?A más de este recurso consciente, el decrear un universo simbólico llevado a talextremo que la tarea de simbolizaciónacaba por cubrir la totalidad del textocon una riqueza ciertamente sorpren-dente, Sarmiento nos presenta al hom-bre del desierto desde el punto de vistade los signos que ese hombre, en mediode su ignorancia, lee y descifra.Podríamos afirmar que la “barba-rie” como un “estado normal dentrode la “campaña” (el “salvajismo”tendría lugar, por el contrario, en el
“desierto”) es un grado y nivel decultura sígnica que anuncia, desdeun punto de vista en cierto modoevolutivo y genérico, otros nivelessuperiores, entre ellos, aquél en elque se encuentra el propioSarmiento como representante dela cultura de “ciudad”.De hecho, el único discurso que resultafrancamente “eludido” es el de la pobla-ción indígena mapuche, incluida todaella, sin titubeos, dentro de una etapacasi pre-humana, la del “salvajismo”,posición compartida con otros, que
habrá de justificar más tarde la repre-sión e inclusive la destrucción de esaspoblaciones americanas. El discurso dela barbarie se encuentra, por el contra-rio, aludido e incorporado dentro del sis-tema de discursos referidos que es elFacundo. Ese discurso supone lenguajesy es a la vez, frente a un discurso de“ciencia”, una forma de saber pre-cien-tífico. El caudillo riojano, FacundoQuiroga, se habrá de mover, según noslo pinta el autor, entre la “barbarie” y el“salvajismo”, como un ser que seencuentra en un estado de pérdida dehumanidad, aun cuando tenga su origenen esa humanidad, la campesina y, lógi-camente, ya como “bárbaro”, ya como“salvaje”, en lucha contra la “civiliza-ción”.Frente a todo esto lo que deseamosdestacar es que la “barbarie” es unlenguaje y que el “bárbaro” posee,además, formas de lectura que leson propias, por lo mismo que hacodificado la naturaleza. Los “tiposoriginales” de los que nos hablaSarmiento son fundamentalmente “ori-ginales”, porque ellos han ordenado suvida sobre determinados sistemas designos en su lucha contra la naturaleza.Se trata, según palabras del propio
Sarmiento, de “especialidades notables”que permiten distinguir a aquellos“tipos” por los sistemas de códigos conlos que han organizado un cierto camposignificativo. De este modo, el “tipo”,que de alguna manera se reproduce entodo campesino, es un hombre queposee un cierto grado de “ciencia”, y poreso mismo una especial capacidad de“lectura”. De esos tipos, “el más esen-cial y conspicuo” es el rastreador, queha hecho de la huella un sistema sígni-co; lo es también el baquiano, que consu lectura de indicios se nos muestracomo una especie de “topógrafo”, asícomo lo es también el cantor -tipo delque se siente el propio Sarmiento comosu realización más acabada- quien con-firma y ordena el mundo de preferen-cias y de rechazos que regulan la vidacampesina, recurriendo, de modo “inge-nuo” a la misma actitud simbolopoiéticaque se ve a lo largo de las páginas delFacundo.El interés por mostrarnos los len-guajes de la “barbarie” nos ponefrente a aquella comprensión socialdel hombre americano, sobre la quede alguna manera vendrá a enca-balgarse la antigua visión políticaque fue propia del común de losilustrados. Más de una vez se hahablado de la permanencia de rasgosiluministas en nuestros románticos,hecho que vendría a darles una ciertaespecificidad. De todos modos, hay unaprofundización social, una mirada social,y en eso creemos nosotros se encuentralo propio del romanticismo en su épocade florecimiento en nuestras tierras,hecho que no se habrá de producir en laetapa de lo que de modo acertadoGramsci denomina como “bajo romanti-cismo”.Del mismo modo, si bien con diferenciaspersonales en cada caso, en AndrésBello, en Simón Rodríguez y, por último,en el Facundo sarmientino, es posibleseñalar importantes atisbos y anticipa-ciones de lo que en nuestros días se hadado en llamar -retomando un términoque ya manejaron nuestros ilustradosde fines de siglo XVIII- semiótica. Y otrotanto deberíamos decir de la “teoría deldiscurso” implícita que rige la construc-ción de las nuevas formas expresivasque caracterizaron a nuestro siglo XIX
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Del mismo modo, si bien con diferencias personales en cadacaso, en Andrés Bello, en Simón Rodríguez y, por último, en el Facundo sarmientino, es posible señalar importantes atisbos y anticipaciones de lo que en nuestros días se ha dado en llamar -retomando un término que ya manejaron nuestrosilustrados de fines de siglo XVIII- semiótica. Y otro tanto deberíamos decir de la “teoría del discurso” implícita que rige la construcción de las nuevas formas expresivas que caracterizaron a nuestro siglo XIX.
32 sept iembre 22001111
EXPOSICIÓN SOBRE SARMIENTO EN ELEDIFICIO CENTRAL DE LA UNSJ
Dibujos y librosobre el Prócer
Como parte de las celebraciones por el añodel bicentenario de Domingo FaustinoSarmiento, el sábado 10 de septiembre seinaugurará en el foyer del Edificio Central dela Universidad Nacional de San Juan la mues-tra “Sarmiento”, del dibujante Jorge Rodrí-guez. La exposición consta de unas 100 imá-genes relacionadas con la vida del prócersanjuanino distribuidas en 50 cuadros de 35por 50 cm. Se trata de dibujos originales queforman parte del libro también titulado“Sarmiento”, cuya autoría es de JorgeRodríguez y será presentado en la mismaexposición. Algunos de los dibujos sonhechos a lápiz, otros al bolígrafo y otros conmicrofibra. El resto está pintado a la témpe-ra. Cada cuadro tiene un epígrafe que acom-paña a cada imagen. Además se exhibiráalgunos bocetos hechos a lápiz y los fondosde paisajes y ambientes.
Jorge Edgardo Rodríguez, quien nació y vive enSan Juan, dibuja desde 1957 y desde 1970 lo haceprofesionalmente. Ha realizado ilustraciones deartículos y columnas, caricaturas, humor gráfico ehistorietas en medios gráficos locales y naciona-les. También en numerosas publicaciones ha rea-lizado los diseños de tapas e ilustraciones, tareasque también realizó en proyectos de investigacióny extensión en ámbitos académicos de laUniversidad Nacional de San Juan. Además ha diseñado material educativo para elárea de Educación para la Salud de la Secretaría Desde 2003 es el ilustrador de las tapas deRevista La Universidad. Rodríguez ejecuta desde 1994 un proyecto perso-nal en el que une su oficio, el dibujo, y su pasiónpor la historia. Es por ello que dedica su tiempo ailustrar hechos históricos que luego vuelca en his-torietas, algunas de ellas publicadas, otras en edi-ción y en preparación
La Dirección General de Asistencia Médica SocialUniversitaria (DAMSU - San Juan) fue creada por OrdenanzaNº 43/74 del Rectorado de la Universidad Nacional de SanJuan.Según su estatuto, los objetivos de DAMSU son los siguien-tes:a) Servicios Médicos Asistencialesb) Servicios de Turismo y actividades conexas por cuentapropia y/o de terceros, con el fin de promover el bienestarpsico-fisico de los afiliados y/o facilitar el traslado de afiliadoscon fines de atención medico-asistencialesc) Otras prestaciones tendientes a promover el bienestarsocial de sus afiliados.d) Provisión de especialidades medicinales a través deFarmacia Social a sus afiliados.Los servicios y beneficios precedentemente enunciados seproporcionarán por administración o por contratación con-forme a la reglamentación que a tal efecto dicte el ConsejoDirectivo.El 29 de agosto DAMSU cumplió 37 años. Pasó y superómuchos escenarios y crisis. Personalmente creo que estelogro se debe a una gran fortaleza de nuestra Institución: esuna obra social solidaria, cada uno de nosotros tiene elmismo derecho a la Salud. No podría ser de otra manera:DAMSU es la Obra Social de la comunidad universitaria san-juanina y sabemos que comunidad es sinónimo de solidari-dad. Este principio se evidencia, además, entre otras cosas, enlos aportes, la accesibilidad de las prestaciones, la igualdad deoportunidades y la administración ad-honoren por sus pro-pios afiliados.Hoy, celebrando estos 37 años, reforcemos esta idea decomunidad. ¿Cómo podemos hacerla efectiva desde cadauno? Cuidando la Obra Social, que es nuestra, haciendo unuso “personal” y racional de la misma, denunciando irregula-ridades, adhiriendo al FES (Fondo Especial Solidario), si aúnno estamos asociados. Se trata de pequeñas acciones quesumadas ayudan a construir. Creo fervientemente que entretodos se puede consolidar nuestro DAMSU, humano y soli-dario.
Rosario Osvaldo GrossoVice-presidente de DAMSU - San Juan
37 años de DAMSU
DAMSUDirección de Asistencia Médico Social Universitario
Rivadavia 431 (Este) San JuanTel: 0264 - 4224318
Web: www.damsusj.com.arE mail: [email protected]
Este libro es una historia ilustrada que sealterna con el recurso de la historieta. Estádestinada al entretenimiento y a la compren-sión del personaje por parte del lector, cual-quiera sea su edad. Se basa en documenta-ción bibliográfica de varios autores y en unconsiderable bagaje gráfico de vestimentas,vehículos, arquitectura y armamento de laépoca, para que el lector comprenda no sóloel acontecer de los hechos sino los escena-rios de la vida cotidiana en los comienzos dela Nación.A lo largo de la vida de Sarmiento puedenotarse cómo van cambiando varios aspectosde la sociedad. Su casa misma expresa estoscambios. Así, la primera construcción, acargo de Doña Paula, tenía el aspecto de lasconstrucciones chilenas del siglo XVIII, y aúnpuede verse algunas casas similares en Chile.Los vehículos tirados por caballos, comocarrozas, galeras, diligencias, si bien no pre-sentan grandes cambios en su estructura,con el paso del tiempo van introduciendo encada vez más piezas el uso del metal. Sepasa de la sopanda, con gruesas correas desuela, al elástico curvo de hierro que amor-tigua las irregularidades de los caminos. Lavieja carreta de ruedas con ocho o diezrayos, tirada por bueyes, es reemplazada porcarros más livianos, de ruedas recubiertaspor llantas de hierro, de catorce o dieciséisrayos, maza de hierro y tirados por mulas. Las armas van cambiando en su mecanismode fuego. A partir de Caseros, 1.852, el par-que armamentístico se moderniza y se vuel-ve más eficaz que los sistemas de chispa. Sarmiento comienza sus viajes por mar abor-dando una nave de propulsión a vela con
casco de madera. Y en el ocaso de su vida,viaja en naves a vapor con más capacidad decarga, más veloces y su casco construido enacero.El rostro de Sarmiento ha sido compuesto enorden descendiente, tomando como modelolas numerosas fotografías que hay de él en sumadurez y senectud, y sus retratos pintadosal óleo. Al presentar en todos sus retratosrasgos faciales muy elocuentes, JorgeRodríguez construyó un rostro cada vez másjoven hasta llegar a la niñez. Con el recurso de la imagen de Sarmiento elautor procura que el lector sienta en suboca, sus ojos y sus oídos la mezcla de lasequedad cerril y áspera de la siesta sanjua-nina envuelta en polvareda de galopes, relin-chos y alaridos; la voz clara y vigorosa delpolítico que polemiza; el sollozo desgarradodel diplomático que pierde a su hijo en laguerra; el susurro íntimo del amante; elruido ensordecedor de la batalla.
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SarmientoJORGE EDGARDO RODRÍGUEZ
2011164 páginas