don justo sierra la universidad...y la • la velocidad, sencillez y precisión con que la su madora...
TRANSCRIPT
DIVISION DE EQUIPOS DE OFICINA
AV. JUAREZ B7 MEXICO. D. F. TELS. lB-l0-70 y 38-31'"
{) i DIAS DE TRABAJO...EN SOLO HORAS! ~
POR EL DR. ALFONSO PRUNEDADirector General de Difusión Cultu'ral
línea a guiar a la nación, a gobernarlaprobablemente".-¿ Pensaba ya don] usto Sierra en el Gobierno de los uniyersitarios?- La Universidad debe serel "coronamiento de una grande obrade educación nacional". Será la encarcada de dictar sus leyes propias, lasreglas propias de su dirección científica; pero el Estado, en uso de su derecho, dará la aprobación última. Alseñalar así Don Justo Sierra las bases fundamentales de la Universidad,recordó también lo que había dicho 25años antes, que no podía haber comparación entre ella y la antigua niversidad Mexicana, que en buena hora murió porque de hecho habia muerto antes.
Yendo al encuentro de quienes defendían la autonomía de nuestra muyquerida Escuela Nacional Preparatoria, cuya cátedra de historia generalhabía honrado singularmente, y dequienes pensaban que por su índoleeducativa no cabía dentro de la nuevaUniversidad, el Ministro explicó que laincluía porque nuestra Preparatoria essui genrris; porque se basa en una serie científica establecida por uno delos grandes legisladores del pensamiento de nuestro tiempo (sin nombrarlo,aludía a Augusto Comte) ;. porque hadado pruebas de su eficacia; porque un
diferentes teclados -bancario y de diez teclas- enmodelos eléctricos y manua
les que cuentan con el moderno dispositivo para resta directa y repetida,que contribuye o hacer el trabajo tonser.lcillo, rápido y agradable como sólocon una Sumadora Victor puede TQgrarse. Solicite folletos y demostróciones, gratis y sin compromiso.
de sus tres secciones: de humanidades;de ciencias exactas, físicas y naturales;de ciencias sociales, políticas y jurídicas, y cón la ayuda de los institutos(M~dico, Patológico, Bacteriológico,Observatorio Astronómico, etc.) quedependían del Gobierno Federal y pasaban a formar parte de la Escuela deAltos Estudios en cuanto fuera indispensable para realizar sus fines.
19 días más tarde, el 26 de abril de1910, el Ministro Sierra presentaba enla Cámara de Diputados el proyedo deley constitutiva de)a Universidad Nacional de México y al hacerlo pronunciaba un discurso, elocuente como todos los suyos, del que se van a extraery comentar los conceptos fundamentales. "La Escuela Primaria ha preparado al mexicano; pero se necesita formar los grupos que deben guiar a losotros, que' deben contribuir en primera
Universidad
DISTRIBUIDORES EXCLUSIVOS
7fS~ 4' dR-,S~
S:umadora,s
y la
• La velocidad, sencillezy precisión con que la Sumadora Victor sumo, resta,multiplica, divide, hace descuentos yotros problemas numéricos; simplifica y acelero la contabilidad i por días!Silenciosa, de tamaño portátil, cómodo teclado -y amplia visibilidad paraverificar las cifras impresas y los resultados; Victor le ofrece además dos
----------cón------:--- .
SQt66qcre~r : ~.... q 1 lFillllmr 7 m N'"'''
El fracaso de la iniciativa hizo quedon Justo Sierra viera aplazado para25 años después, cuando esa base educativa era ya propicia, el cumplimientode su convicción y de su credo. En1905, el Presidente Díaz le encargabala flarnante Secretaría de InstrucciónPública y Bellas Artes, en la que culminaría su obra <1e Maestro; y ya poriniciativa suya, se expedía el 7 de abrilde 1910 la ley que establecía la EscuelaNacional de Altos Estudios, antecedente indispensable de la inminenteUniversidad, porque 'no existía un establecimient.o educativo en que se perfeccionaran estudios anteriores, en quehubiera medios para realizar investigaciones científicas y en donde se prepararan profesores de escuelas secundarias y profesionales. Tales actividades, notoriamente universitarias, las ibaa realizar la nueva Escuela, 'por medio
SierraDon Justo
Para nuestra Universidad, el mes deseptiembre no es sólo el de los aniversarios patrióticos que conmemora todoMéxico: la proclamación de nuestraindependencia en 1810 y el sacrificiode los h~roes de Chapultepec en 1847.Septiembre es también para nosotroslos universitarios, el mes en que elMaestro de Maestros don. Justo Sierrarest;¡blcció en 1910 la Universidad y,además, el mes que tres años mástarde, en 1913, marcó el fin de la existencia terrenal de tan insigne mexicano. Por eso es oportuno recordar esasfechas y, al hacerlo, rendir homenaje atan ilustre maestro y celebrar tambiénel XX XIX aniversario de la Universidad.
Don Justo Sierra, nacido en Campeche el 25 de e~ero de 1848, ocupó en lavida de nuestro país un lugar de excepción, al que muy pocos mexicanos podrían aspirar justificadamente. Su actividad, iniciada desde muy joven, serealizó en campos diversos, y en .cadauno de ellos resaltaron sus altas dotesde político, escritor, poeta, historiador,periodista, diplomático y educador. Sobre todo, esto último, ya que se le considera, con justicia, como el que planteó por primera vez entre nosotros elconcepto de la Educación Nacional, ya ella consagró, con extraordinarioamor y con ejemplar actividad, los últimos años de su fecunda vida.
Dentro de esa labor educativa, 10más trascendente fué sin duda algunala fundación de la Universidad Nacional uc México, que en realidad resultaba una restauración. En ello había pensado desde mucho antes de ser en 1905el primer Ministro de Instrucción. Pública y Bellas Artes; desde 1885, enque, siendo diputado, presentó un proyecto de creación de una UniversidadNacional, lo que era para él, según susfrases textuales; "una fe, una devoción,un principio, una convicción, un credo". El proyecto no fué aceptado después de que en el Congreso se preguntópor qué se trataba de resucitar una cosamuerta, que había muerto bien, y después de que se afirmó que la Universidad, en 1833, era un cuerpo que habíacesado de tener funciones adaptables ala marcha de la Sociedad, y por eso elPartido Liberal había hecho bien enmatarla y enterrarla. También'se obje-:tó entonces que el Gobierno no podíaconsentir en desprenderse de una sumade facultades para que otro gobernara10 que el Gobierno pagaba y, por último, se arguyó que para fundar unaUniversidad se necesitaba una base suficiente de educación primaria, secundaria y profesional.
UNIVERSIDAD DE MEXICO * 21
numeroso grupo de la nuera generaciónmexicana está conforme con haber sidoeducada ahi y Yería como una especiede sacrilegio en el orden intelectualque eSe sistema se transformara fundamentalmente; porque la preparaciónque da esa Escuela es especial y propiadel método que ha de servir para la inycstigación científica, y porque si laEscuela Nacional Preparatoria dependiera del :Ministerio de Instrucción PÚblica, podría producirse alguna vez unadiferencia de orientación que pudieraperturbar las funciones de la UniYersidad. Don Justo Sierra hacía en esasfrases, no la defensa dd positivismocomo filosofía, sino del método establecido por ese sistema, el método científico. Y con cuánta razón afirmabaque eran numerosos los educados en laEscuela Nacional Preparatoria (el autor de estas líneas es uno de ellos)que estaban conformes con esa educación, a la que debimos orientacionesfundamentales, que mucho nos han ser
.vido en la vida profesional y social.
En el discurso que Se comenta, donJusto Sierra explica por qué, a pesarde haber sufrido en otros tiempos graves faltas de respeto de los estudiantes,los incluye dentro del Gobierno de laUniversidad, ya que deberían formarparte del Consejo Universitario; porque, a pesar de todo, cree que el sentimiento que los domina es el de la justicia. "En la Universida_d -dice- elelemento estudiantil es el elemento alma, forma parte integrante de ella, esella misma, por decirlo así es ella enmarcha". Pero, debe darse a los alumnos una representación genuina, natural, legal, dentro de las cuestiones cuyaresolución a ellos más que a nadie interesa; deben tener voz informativa enasuntos de métodos, programas y ·exámenes; pero no voto, en previsión deque fueran elemento perturbador. ElMaestro, que no sólo había conocido ytratado a los preparatorianos, sobre todo en su cátedra de historia general, sino también se había puesto 'en contactocon alumnos de otros establecimientos,conocía la psicología estudiantil y, quizás por la época que se vivía, abrigaba temores de su actuación. Acontecimientos posteriores y todavía más recientes han servido para definir mejoresa psicología, que, en fin de cuentas yantes que nada, es una psicología de laadolescencia o ya de la juventud. Relacionando a la Universidad con su antecesora, la Universidad de la Colonia, ytal vez sin proponérselo, el discursojustificaba la creación del "doctorado",señalando sus propósitos y sus ventajas, entre las que destacó el derecho dequien adquiriera ese grado, de ir a completar sus estudios al país escogido porél, a expensas de la 'Universidad, y laprerrogativa, a su regreso, de impartirenseñanzas en los planteles que la forman, en cursos libres o de otro orden.La trascendental iniciativa del Ministro don Justo Sierra fué acogida conpatriótico entusiasmo por el Congresode la Unión, quien la aprobó el 24 de
mayo de 1910, el año del centenario dela proclamación de nuestra independencia. Dos días después Se promulgaba laley constitutiYa de la Universidad Nacional de México, que le señaló comoobjeto primordial realizar en sus elementos superiores la obra de la educación nacional. La nueva instituciónquedó constituida por las Escuelas Nacionales Preparatoria, de J urisprudencia, de Medicina, de Ingenieros, de Bellas Artes (en 10 referente a arquitectura) y de Altos Estudios; Y tuvo desde un principio personalidad jurídicaque la capacitó para adquirir bienes dedicados a su objeto, señalándosele dosespecies de fondos: los que el GobiernoFederal pusiera a su disposición y losque, en calidad de bienes propios, adquiriera por otros medios.
La Universidad fué inaugurada solemnemente en el Anfiteatro de la Escuela N. Preparatoria el 22 de septiembre de 1910, en una ceremonia extraordinaria, cuyo brillo y cuya significación quedaron grabados indeleblemente en todos los que tuvimos la fortunade asistir a ella y que se vió coronadapor la también inolvidable procesiónuniversitaria, en la que tomaron partelos miembros del primer Consejo Universitario; los delegados de las 28 universidades extranjeras invitadas, entreellos los de las de París y California,que con la de Salamanca habían sidodesignadas madrinas de la nueva institución mexicana; el Presidente de laRepública y su Gabinete; señalandocon la presencia de tan altos funcionarios el interés que el Gobierno de laRepública tenía por la naciente institución, can la cual se reanudaba en nuestro país la tradición universitaria. Alfundarse la Universidad fueron designados como sus primeros doctores honoris causa diez personalidades nacionales y extranjeras, entre las que conviene recordar ahora al insigne hombrede letras español don Rafael Altamiray Crevea, que actualmente vive en estacapital; los ilustres sabios Carlos Alfonso Laveran, Emilio Adolfo Behringy José Lister; el generoso filántropodon Gabriel Mancera y el egregio historiador don Agustín Rivera; y reci-
bieron entonces el grado de doctoresex-of ficio los directores de las escuelasuniversitarias doctor Manuel Flores, licenciado Pablo Macedo, doctor Eduardo Licéaga, ingeniero Luis Salazar,arquitecto Antonio Rivas Mercado ydoctor Porfirio Parra, y otros igualmente distinguidos catedráticos mexicanos, entre los cuales se recuerdaahora a los que siguen: licenciado donJoaquín Casasús, doctor Jesús Díaz deLeón, ingeniero Valentin Gama, licenciado Julio García, arquitecto CarlosLazo, licenciado Emilio Pardo, profesor Francisco Rivas, doctor Jesús Sánchez, ingeniero Miguel E. Schulz, arquitecto Nicolás Mariscal, profesor Rafael Sierra, doctor José Terrés, doctorManuel Toussaint, doctor Manuel M.Villada, doctor Regino González y doctor Fernando Zárraga, quienes se habían destacado señaladamente en la cá~
tedra, en la investigación científica oen su vida profesional. De ellos viventodavía para satisfacción de sus familiares, amigos y discípulos, los arquitec
tos Lazo y Mariscal.El primer Consejo Universitario se
instaló con siete consejeros ex-officio,que fueron los directores de las escuelas universitarias y el director generalde educación primaria, siendo éste elcontacto que se establecía entre· esarama tan importante de la educaciónnacional y la Universidad; cuatro consejeros nombrados por la Secretaría deInstrucción Pública y Bellas Artes; 16consejeros profesores y 10 consejerosalumnos, representantes de sus respectivas escuelas y elegidos por el personal de las mismas. El Consejo, establecido así, fué la verdadera representación democrática de la Universidad,por más que ésta no perdía su dependencia del Gobierno Federal. Lós motivos de esta relación fueron explicadoselocuentemente, en la sesióñde instalación del Consejo, por el licenciadoEzequiel A. Chávez, Subsecretario de•Instrucción Pública y Bellas Artes,colaborador insigne del Maestro JustoSierra, y cuya valiosa participación enla obra educativa que éste realizó sedebe siempre tener en cuenta por ser
de absoluta justicia. En el discurso queentonces pronunciara el también inolvidable Maestro Chávez, dijo textualmente 10 que sigue: "No sería prudenteque la Universidad Nacional, destina4aa realizar la independencia espirit,ualen México, naciera desde luego con absoluta libertad del Gobierno que la funda. No sería prudente porque ningunade las escuelas que la integran estáacostumbrada a la vida propia y la experiencia de la libertad se encuentrallena de peligros. La Universidad principia, como principia a vivir todo ser·nuevo: fortalecida por sus padres, sostenida por ellos; pero está destinada ala existencia plena, a la independenciaperfecta." La Universidad Nacional deMéxico no nacía, pues, autónoma; perodesde que nació ya se anunciaba su autonomía, que le fué concedida 19 añosdespués y de la que, en ocasiones, parece no haber hecho el uso debido.
Al nacer nuestra Universidad ~onta
ba con un personal docente formadopor 380 personas, de las que 238 eranprofesores y 142 ayudantes. El númerode alumnos fué de 1,969, distribuídoscomo sigue: 991 de la Escuela Preparatoria, 229 de la de Jurisprudencia, 443de la de Medicina, 232 de la de Ingenieros, 31 de Arquitectura y 43 quehacían estudios en el Museo N. de Arqueología, institución que en esa actividad docente, entró a form8.r ,parte de laflamante Escuela de Altos Estudios. Elprogresivo crecimiento del profesoradoy del alumnado de nuestra Universidaden los 39 años que se acaban de cumplir, indica que no se equivocó don J usto Sierra al señalarle la ruta que debíaseguir para honor y provecho de nuestro México, camino que en ocasiones seha visto obstaculizado por propios yextraños, pero que sigue y seguirá recorriendo a la sombra augusta de suinsigne fundador.
El autor de estas líneas, que tuvo lasatisfacción de colaborar con sus ilustres maestros don Justo Sierra y donEzequiel A. Chávez, de 1905 a 1910, yque de 1924 a 1928 disfrutó la' honrade ser Rector de la Universidad, considera que el homenaje que estas líneassignifican, será más patente si se glosacomo se va a hacer, conservando aveces sus frases textuales, el magnífico discurso que pronunciara don J usto Sierra en la ceremonia de inauguración de la Universidad. Refiriéndoseal pasado, decía: la Universidad no tiene antecesores, tiene precursores; laReal y Pontificia Universidad no es elantepasado, es el pasado. Dentro delcriterio liberal, esa Universidad no ha~
bía sido sino una parlante casa de estudios; la base de su enseñanza era laescolástica; con el tiempo se convirtióen un caso de vida vegetativa y después en un ejemplo de vida monacal.Firme creyente en la obra de la Ciencia, al comparar aquella institución dela Nueva España con la nueva Universidad, don Justo hizo la apología delconocimiento científico que, según dijo,
22 * UNIVERSIDAD DE MEXICO
INSTITUTO TECNOLOGlCO DE MEXICODE LA.
ASOCIACIÓN MEXICANA DE CULTURA, A. C.
Escuela Preparatoria49 y 59 años
Escuela de EconomíaJ9, ~, 39 Y 49 años
Escuela de Admini&tracwn de Negocios19, 29 Y 39 años
Palma Norte, 518, 69 piso. Te1s.: 18-68-43 y 36-35-74MEXICO, D. F.
Director General:LIC. EDUARDO GARCIA MAY~EZ
no cupo en la institución colonial, y sepreguntó con la duda angustiosa que noen raras ocasiones le atenaceó: "¿ Seráque la ciencia del hombre es un mundoque viaja en busca de Dios?" Y siguiendo el parangón, agregaba "decimos a los universitarios de hoy: la ver-'dad se va definiendo, buscadla". "Soisun grupo en perpetua selección dentrode la substancia popular, y tenéis encomendada la realización de un idealpolítico y social que se resume así: democracia y libertad". Conceptos atrevidos en la época en que se iniciaba laUniversidad, pero que le señalaban uncamino bien definido, que habría decristalizar en el lema que le diera suilustre, fundador: "En el amor de laciencia y de la patria está la salud delpueblo."
I
y a cn otro lugar de su admirablediscurso, afirmaba qUe "el interés dela ciencia y el interés de la patria debensumarse en el alma de todo estudiantemexicano". Y en otro párrafo, particularmente expresivo, agregaba: "LaUniversidad tendrá la potencia sufi-.ciente para coordinar las Hneas directrices del carácter nacional y. delantede la naciente conciencia del pueblo mexicano mantendrá siempre alto, paraque pueda proyectar sus rayos en todaslas tinieblas, el faro del ideal, de unideal de salud, de verdad, de· bondady de beIleza." Hay que tener fe en laciencia, en el método, en el cómo delUniverso, no en el porqué; pero laUniversidad no adopta un credo filosófico, que entonces hubiera podido ser elpositivismo, porque el Maestro era unescéptico de la filosofía, como todavíalos hay y seguirá habiéndolos. Tambiénparecía serlo de la ciencia por la ciencia, de la cienCia pura.
Sería una desgracia, anotaba con fir~
meza, que se formase u~acasta de laciencia, cada vez más alej.ada de su función terrestre, cada vez más alejada del
.suelo q~e la sustenta, cada vez másindiferente a las pulsaciones de la realidad social, turbia, heterogénea, consciente apenas, de donde toma su savia.y añadía: "Nosotros no queremos queen el templo que hoy se erige se adoreuna Atena sin ojos para la Humanidady sin corazón para el pueblo; queremos
.. que aquí vengan las selecciones mexicanas en teorías incesantes para adorara Atenas promaka, a la Ciencia que·defiende a la Patria." Es preciso na:'cionalizar la Ciencia, mexicanizar el saber. Aplicar el telescopio y el micros-
. copio a nuestros fenómenos; ~cuparnos
de nuestra geografía; estudiar nues
tros fenómenos sociales, económicos,demográficos, históricos. Su principalpreocupación, me atrevo a interpretaryo, era saber cómo eran entre nosotros
esos fenómenos. Señalaba de ese modoinnumerables pero inaplazables temasde estudio para nuestros obreros inte
lectuales; ya don Justo les llamaba asíhace 39 años.
Porque era un sociólogo, cuando todaví,a .no se profesaba estadiscipliná
en nuestras cátedras, pero sobre todoera fundamentalmente un educador entoda la extensión de este nobilísimo vocablo, le oímos decir también en el discurso que se está glosando: en el fondo, todo problema, ya social,' ya políti~o, implica necesariamente un problema pedagógico, un problema de educación. Y como asimismo era un hombreque sentía y amaba la bondad y la belleza nos señaló en la forma que él sabía hacerlo que "es preciso imantar deamor a los caracteres; precisa saturaral hombre de espíritu de sacrificio para hacerle sentir el valor inmenso de lavida social, para convertirlo en un sermoral en toda la belleza serena de laexpresión". ¿ Por qué afirmaba esto alinaugurar la Universidad? Seguramente porque estaba convencido d~ queella debía saturarse de esos nobles propósitos, ya que la veía "encargada de laeducación nacional en sus medios superiores e ideales".
Don Justo Sierra no era solamenteun gran mexicano; se considerabamiembro activo de la Humanidad. Poreso afirmaba: "No es lícito al universitario pensar exclusivamente parasí mismo; no podremos normalmeriteolvidarnos nunca ni de la Humanidadni de la Patria." Por eso agregaba sentenciosamente: "El dí,a en que las Universidades se liguen y confederen en lapaz y el culto qel ideal en el progreso,se realizará la aspiración profunda dela historia humana." Asi vislumbradalos venideros movimientos de cooperación intelectual, especialment~ universitaria, y así también resuftaba el precursor de las reuniones, como las recientes de Holanda y de Polonia, comola que acaba de celebrarse en Guatemala, en que los hombres de estudio, losintelectuales como también se les llama,han afirmado Sl}S propósitos de trabajar por la concordia entre las na<;ionesy por la paz mundial.
Las preocupaciones idealistas delilustre fundador de nuestra Universidad no le hacían olvidar las finalidadesinmediatas y pragmáticas _de la nuevainstitución. Teniéndolas muy en cuenta decía: el Estado encarga a la Universidad que prepare para las carrerasprofesionales, "porque juzga necesarioal bien de todos que haya buenos abogados, buenos médicos, ingenieros yarquitectos; así 10 exigen la paz social,la justicia social, la riqueza y el decoro social, satisfaciendo necesidades deprimera importancia". Dé nuevo resal-·ta el educador sociólogo; el hombre quepiensa en la nación y en sus necesidades. Y, al referirse a la naciente Escuela de Altos Estudios, con la que se completaba la obra universitaria, señalaba'que "nuestra ambición sería que en esaescuela se enseñase a investigar .Y apensar, investigando y pensando, y quela substancia de la investigación y elpensamiento no se cristalizara en ideasdentro de las almas, sino que esas ideasconstituyeran dinamismo permanente-'mente traducidas en enseñanza y en acción, que sólo así las ideas pueden
llamarsé fuerzas". De ese modo, comento yo, la Ciencia se pondrá al servicio de la Patria, como el Maestro 10deseaba.
Porque tenía esa convicción, explicaba que el Estado, al fundar la Universidad, con las prerrogativas que le daba y que se exaltaban por la época enque esto sucedía, "espontáneamente seha desprendido para constituirla de unasuma de poder que nadie disfrutaba,convencido de que el gobierno de laCiencia en acción debe pertenecer a laeiencia misma" ; pero se preguntaba enseguida ¿Sabrá el nuevo organismorealizar ese fin? Y con gran fe en eldestino de la Universidad, se respondía; "Lo esperamos y 10 deseamos."
Nos preparamos a celebrar en septiembre de 1951 el cuarto centenario dela fundación de la Universidad de México, de la Universidad en México; ycon ese motivo· se ha preguntado si alhacerlo nos olvidamos de lo que donJusto Sierra pensaba en cuanto a lasrelaciones entre la Real y PontificiaUniversidad y la que él vió nacer en1910. La respuesta se encuentra si selee detenidamente el admirable disctitrso alrededor del cual se ha pensadorendir el homenaje que se está rindiendo. En uno de sus párrafos, el Maestro dice textualmente: "La imprentaengendró el libro, que puso al espkituen contacto consigo mismo, y el descubrimiento de América completó a lahumanidad que se sentía deficiente, 'yreemplazó la fe teológica con la fe científica. De entrambas nació la edad moderna: de entrambas nació la Universidad de México que, con la de Lima,constituye la primera tentativa de losmonarcas españoles para dar alas alalma americana, que comenzaba a formarse dolorosamente." Y ya para concluir, al explicar y agradecer por qué·la Universida'd Nacional de México había escogido como una de sus tres madrinas a la Universidad de Salamanca(las otras dos fueron la de París y lade Califomia), don Justo dijo: "LaUniversidad de Salamanca, en cuyosestatutos se sembró la planta exóticade nuestra Universidad Colonial, porque representa nuestra tradición, porque en ella queremos proclamar nues-
tro abolengo, del que, a riesgo de sertenidos no sólo como ingratos, sino incapaces de sentido histórico, es decir,por incapaces de cultura, no podemosrenegar, como no renunciamos tampocoa nuestro abolengo indígena; dígalonuestro orgullo al refundir en la mismareligión cívica las memorias del aztecaCuauht~oc, del ,criollo Hidalgo y delzapoteca Juárez". Es indudable que enlas .frases trascritas, su autor, el insigne fundador de la Universidad Nacional de MéxicO;, el que por eso fUé elilustre restaurador de la Universidaden Méxi~o, reconoce que ésta nació en1551. La vida que desde entonces hallevado, con sus variadas peripecias(que a veces la tuvieron clausurada),refleja la vida de nuestro México, quese ha reflejado en la Universidad comoen todas las instituciones nacionales.
Lo que se ha dicho justifica por quéla Dirección General de Difusión Cultural quiso que no pasara el mes' deseptiembre sin recordar el testableéimiento de la Universidad en 1910 y sinrendir homenaje al' tr~s veces ilustremaestro don Justo Sierra, cuyo nombreestá ya asociado para siempre al denuestra instituCión.
La fecha recordada marca el iniciode una etapa de gran trascendencia enla vida de México. La actividad .creciente de la Universidad y los cambiosnaturales propios de una vida intensano la han hecho apartarse fundamentalmente ge la ruta que le trazara donJusto Sierra. Quienes creemos en laUniversidad; quienes la amamos y poreso estamos resueltos a servirla en lamejor forma posible, cualquiera quesea nuestra situación dentro de ella;quienes pensamos que su progFeso requiere el orden y, por eso, condenamostodo lo que, interno o externo, tiendaa perturbarlo; todos, alumnos, profesores, investigadores y autoridades, celebramos que el 22 de septiembre de 1910haya resurgido la Universidad en México, y al hacerlo, rendimos respetuosoy cordial homenaje al tres veces ilustreMaestro· don Justo Sierra, a quien porsus altos merecimientos, se está llamando ya en diversos países de nuestroContinente: Maestro de América.
UNIVERSIDAD DE MEXICO * 23