don juan manuel vii centenario

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DON JUAN MAINU EL VII CENTENARIO s rd t !R Y. F f S. - ° d 4 ~ r nor A Y r r ACADEMIA ALFONSO X EL SABIO

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Articulos sobre D.Juan Manuel

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  • DON JUAN MAIN UELVII CENTENARIO

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    ACADEMIA ALFONSO X EL SABIO

  • DON JUAN MANUELVII CENTENARIO

  • DON JUAN MANUELVII CENTENARIO

    11 .1m

    UNIVERSIDAD DE MURCIAACADEMIA ALFONSO X EL SABIO

    d . i~

  • En la realizacin'y coordinacin de este librohan participado, junto a la Academia AlfonsoX el Sabio, el Vicerrectorado de Investigacin,los Departamentos de Literatura Espaola yde Historia Medieval y el Secretariado dePublicaciones e Intercambio Cientfico de laUniversidad de Murcia,

    Edicin conjunta de laUniversidad de Murcia y laAcademia Alfonso X el SabioImprenta : Tipografa San Francisco - MurciaDep. Legal: MU-610-1982ISBN: 84-86031-19-2Murcia, 1982

  • Pensaba en s mismo don Juan Manuel, y que no quedara olvidado,cuando cambi el sentido del refrn muri el onbre et muri el nonbre pormuri el omne, mas non muri el su nonbre en el exemplo XVI del CondeLucanor?

    No poda quedar en el olvido el VII Centenario del nacimiento de donJuan Manuel para la Universidad de Murcia y para la Academia Alfonso Xel Sabio, ya que en mltiples aspectos la relacin Murcia-Don Juan Manuelfue estrecha y continuada . - Lo sera en el orden polticq, pues desde 1284,cuando slo contaba dos aos de edad, iba a ser nombrado adelantarlo ma-yor del reino, oficio que desempeara con alternativas muy dispares hasta1339, en que deja paso a su hijo Fernando, que le sucede en el cargo . De suactuacin controvertida, especialmente en su permanente enfrentamientocon los ciudadanos murcianos, iba a provocar cuestiones y choques quedejaran profunda huella y que motivaran el tener que prestar atencinpermanente a una situacin de difcil arreglo .

    Unido a ella est el aspecto que pudiramos denominar seorial, pues nofue slo su extenso seor de Villena, integrado por entero unas veces o par-cialmente otras en el mbito territorial del reino murciano, sino la posesinde gran nmero de comarcas y poblaciones cuyo seoro mantuvo por causasmuy diversas, ya que si unas lo eran en propiedad, tenencia ofianza de pres-tamos, otras fue su simple ocupacin, justificada por razones peculiares altanto de las circunstancias, lo que le permitira escribir al rey de Granadaque con excepcin de Mula y la capital todo el reino estaba bajo su dominio .Y relacin personal qu se suma a las del poltico y seorial por sus largas es-tancias en el adelantamiento y seoros, as como por su incansable andadu-ra por las tierras murcianos. El Libro de la Caza es el mejor exponente de suconocimiento personal de un territorio que recorri en todas direcciones, de-jando amplia memoria de las posibilidades cinegeticas que ofreca .

  • A estas razones histricas ; murcianasn, que entendemos coma de obli-gada iniciativa de la Universidad y de la Academia, se unen otras an mspoderosas por cuanto supuso su obra literaria, tanto en la aportacin personal o transmisiva de otras forneas, como las de iniciativa o apertura anuevas formulaciones literarias . Y a todas ellas dedican sus variados estudiosla larga lista que ofrecemos de quienes han querido celebrar con nosotros es-te Centenario : hispanistas y espaoles, que con entusiasmo acudieron anuestro llamamiento y con admirable exactitud cumplieron compromisos yplazos .

    La Universidad de Murcia, a travs de sus Departamentos de HistoriaMedieval y de Literatura Espaola, y la Academia Alfonso X el Sabio, alofrecer este libro homenaje, agradecen a todos los que han colaborado en el,su generosa aportacin y al mismo tiempo-manifiestan su esperanza de ha-ber cumplido su propsito de un mejor conocimiento de la vida y obra dedon Juan Manuel .

  • Francisco Abad

    LUGAR DE DON JUAN MANUELEN LA HISTORIA DE LA LENGUA

    Don Juan Manuel no es slo nuestro primercuentista en el tiempo, sino tambin nuestroprimer conceptista .

    J. M. BLECCTA (1)

    I .

    Don Juan Manuel era un hombre de recelo hacia los dems y pru-dente (esto es, avisado) ante las cosas del mundo ; le importaba estar atento aguardar su estado, y asi es un representante doctrinal de la concepcin organicista de la Edad Media, segn la cual la sociedad es un todo orgnico en elque a cada miembro cabe un papel y por ello un puesto en esa totalidad so-cial (2) . Con razn decia Menndez Pidal que ni don Juan Manuel ni JuanRuiz, el Arcipreste de Hita, alardeaban de ms ciencia que la ciencia de lavida (3), y cmo asi don Juan se preocupa en sus escritos por declarar la eter-na verdad objetiva de las cosas (4) .

    (1)

    JosE MANUEL BLECUA : La vida como discurso, Zaragoza, 1981, pg. 119 .(2)

    Cfr. A . D . DEYERMOND : Historia de la literatura espaola . La Edad Media, Barcelona,1973, pgs . 241-245, y j . A . MASAVALL : La sociedad estamental castellana y la obra de don JuanManuel, Estudios de historia del pensamiento espaol, Madrid, 19732 , pgs . 483-503, referencias tenidas en cuenta en el texto. El artculo de Maravall, a su vez, toma como punto de partidaun libro importante que ha de considerarse : Luciana de Stfano: La sociedad estamental de labaja Edad Media espaola a la luz de la literatura de la poca, Caracas, 1966 .

    (3)

    R . MENENDEZ PIDAL : De Alfonso a los dos Juanes . Auge y culminacin del didactismo,Studia . . . Lapesa, I, Madrid, 1972, pgs . 63-83 ; pg . 76 .

    (4)

    Ibd., pg. 79 .

    9

  • Adems de su lucidez y sabidura mundanas, don Juan Manuel se halla-ba preocupado de veras por la fama literaria ; ese afn de reputacin litera-ria le lleva a mostrar su propia conciencia de estilo, de modo que en el Librode los estados incluye estas palabras referidas a otra obra suya, el Libro delcavallero et del escudero: Sabet -dice- que ., . todas las rrazones que en else contienen son dichas por muy buenas palabras et por los ms fermosos la-tines que yo nunca o dezir en libro que fuese fecho en romane (5) . Igual-mente procede -nos parece- de tal anhelo de logro artstico el empeo(que not Mara Rosa Lida) en borrar al escribir las huellas de taller, esdecir, en omitir las referencias a fuentes para que el discurso aparezca comoobra madura y original (6) .

    A la vez creemos coherente con la ambicin humana y literaria denuestro autor su vocacin didctica, pues quien se siente seguro en el domi-nio de las cosas y deseoso de una obra artistica lograda por su individualidady perdurabilidad es lgico que tienda a exponer su saber . La vocacin didac-tica de don Juan Manuel -interpreta Maravall, matizando nosotros la letradel aserto- es concomitante con su afn de dominio (7) .

    II .

    Qu caracteriza a don Juan Manuel en la historia de la lengua lite-raria? Por una parte, la crtica ha subrayado su afn de una prosa didctica,sin equvocos (8), atenta por ello a acumular en el periodo trabazn lgca ;insiste -en efecto- en el encadenamiento lgico del discurrir del pensa-

    (5) D . JUAN MANUEL: Libro de los Estados, ed . de R . B . Tate - I.R . Macpherson,Oxford, 1974, pg . 185 . Y en El Conde Lucanor, como es muy sabido, ruega a los lectores veanel manuscrito de sus textos corregido por l de su letra si encuentran algn pasaje de sentidopoco ntido . Vid. El condeLucanor, ed. de J.M. Blecua, Madrid, 1969, pgs . 47-48 y n . 14, en laque Blecua reproduce la declaracin concordante del Prlogo generab> de sus obras .

    (6)

    Cfr . M . R. LIDA: Tres notas sobre don Juan Manuel, Estudios de literatura espaola ycomparada, Buenos Aires, 19692 , pgs . 92-133 ; pgs . 128-129 .

    (7)

    MARAVALL; loe . cit ., pg . 491 .(8)

    En contraste con la prosa del siglo XV (escribe Mara Rosa Lida), prendada del adornolatino, la de don Juan Manuel, prolija a puro deseo de resultar absolutamente inequvoca-didctica, en suma, y no esttica- parece haber tomado como modelo el latn escolstico,todo claridad y sin pretensin de belleza, de la Summ Theolgica, por ejemplo (Loc . cit .,pg. 126 n .)

    10

  • miento (9) . Nuestro autor aspira a dar su razonamiento por completo, condiafanidad y nitidez, sin necesidad de descender al dato complementario oel detalle ; asi lo expresa en varios pasajes concordantes del Libro de los esta-dos (caps . LXI y ss ., XC, XCVIII), en los que en esencia se pronuncia porexpresarse declarada y cumplidamente, y a la vez slo con las palabras justaspara ello (10) .

    Pero no aspir a escribir solamente asi don Juan Manuel, pues mantuvotambin otro ideal estilistico de oscuridad, segn se ve en El conde Lucanor.Oponindose con buen sentido a Menndez Pelayo, cuando afirmaba que elcuentista castellano se halla libre de todo amaneramiento retrico, la propiaMaria Rosa Lida supo percibir muy bien -aunque no lleg a la ejemplifica-cin concreta- cul es el lugar en la historia del estilo y de la lengua litera-riacastellana de nuestro autor; don Juan Manuel, decia, fiel a la pauta deAlfonso el Sabio, muestra aun ms clara conciencia de la autonomialingistica del castellano, y asi intenta reproducir en el romance el orna-mento preconizado por las artes dictaminas, aunque (por otra parte) procedeen el lxico con riguroso purismo (11) . Podemos interpretar esto asi : donJuan Manuel escribe segn un ideal de oscuridad que ha de entenderse comodificultad vencible por el entendimiento, dificultad creada a partir del usodel castellano mismo (esto es,sin necesidad de acudir a la latinizacin lexi-ca, etctera) .

    En convergencia con Maria Rosa Lida, Fernando Lzaro ha expresadopor su parte con notoria claridad la significacin lingistica de don JuanManuel en estos prrafos :

    Se preocupa -e insiste en ello- por ser completo y breve,claro y escueto . De todas estas cualidades, prefiere la claridad,lo cual le obliga a no dejar ningn cabo suelto, aunque tenga

    (9)

    R. MENNDEZ PIDAL: Antologa de prosistas espaoles, Madrid, 19699 , pgs . 29-30, yPoesa rabe y Poesa europea, Madrid, 19635 , pgs . 150-157 ; R. LAPESA : Historia de la lenguaespaola, Madrid, 1981 9 , pg. 249 .

    (10)

    En tal que lo dixieSedes declaradamente -escribe en un momento-, que fuese en lasmenos palabras que vs pudiesedes (Libro. . ., pg . 118; semejantemente, vid . pg. 185) .

    (11)

    M. R . LIRA : loe . cit ., pgs . 130-131 . O dicho a modo de frmula: En lugar de echarmano del latn como auxiliar lxico, supresin de latinismos aunque, a la vez, imitacin del orna-mento estilistico latino (bid ., pg. 133) .

    1 1

  • que repetirse una y otra vez . Con ello, resulta no pocas vecesprolijo . Comparte con Alfonso X una misma tendencia casticis-ta: evita en lo posible el latinismo . . . En gran parte, la importan-cia de don Juan Manuel en la historia de nuestra lengua resideen su acusado inters por proporcionarle una total independen-cia respecto del latn . . ., en hacerla apta para el raciocinio, ladialctica y la abstraccin . . . Realiz, adems, experimentosestilsticos tendentes a crear una expresin difcil, que dieran alcastellano categora artstica comparable a la del latn . : . Paraello, no recurre al procedimiento de latinizar la prosa -como sehar en el siglo siguiente-, sino que crea la dificultad dentrodel castellano mismo .

    Fuera de esas experiencias -concluye Lzaro- la claridad fue su nor-ma, y -siempre que le pareci posible- la concisin (12) .

    111 .

    Las partes segunda, tercera y cuarta de El conde Lucanor ofrecenel deseo manuelino de hablar oscuro, cae tal manera que en algunas cosasconvern de aguzar el entendimiento para las entender (13) . Los artificiosmediante los que construye el discurso son distintos; en primer lugar, la pro-sa se presenta con ritmos marcados . He aqu ejemplos respectivos de los tipos-/-, ---1- , --_--/-, -/_/ /-/-, --/-/-/ 1- y -/--1-1-1 1- c

    - Los que non creen verdaderamente en Dios, razn es quenon sean por el defendidos .

    - . Quanto es el orrine mayor, si es verdadero omildoso, fallarms gracia ante Dios .

    (12)

    F. LAzARo CARRETER : Lengua Espaola : Historia, Teora y Prctica, Madrid, 1975, 1,pgs . 112-113. He aqu un caso de esas repeticiones prolijas que se dan en nuestro autor:-Seor, ass contesi que un omne bueno ava un fijo, commo quier queera maga segundsusdas, era asaz de sutil entendirniento . Et cada que el padre alguna cosa quera fazer, porque po-cas son las cosas en que algn contrallo non puede acaeser, dizal el fijo que en aquello que lquera fazer, que vega l que podra acaeser el contraria (El cande,, ., pgs . 62-63),

    (13)

    El conde. . ., pg. 280 .

    1 2

  • -

    Todos los omnes se engaan en sus fijos et en su apostura eten sus vondades et en su canto.

    -

    Qui cuyda aprender de los omnes todo lo que saben, yerra;qui aprende lo aprovechoso, aierta .

    -

    Usar la verdat, seer fiel, et non fablar en lo que non apro-vecha, faz llegar a omne a grand estado .

    -

    Largueza en mengua, astinenvia en abondamiento, castidaten manebia, omildat en grand onra, fazen al omne mrtirsin escarnimiento de sangre (14) .

    Y an hay ritmos marcados ms complejamente (15) .

    Otras veces aparecen lo que podemos llamar anacrusis sintcticas msdos clusulas rimadas o paralelas, a saber :

    -

    Non es de buen seso el que cuyda entender por su entendi-miento lo que es sobre todo entendimiento .

    -

    Parese la vondat del seor en qules obras faze, qules le-yes pone.

    Don Juan Manuel hace uso tambin de anttesis ;

    -

    El mejor pedao que ha en l'omne es el corapon ; esse mismoes el peor.

    -

    Todo omne es bueno, mas non para todas las cosas,

    e igualmente de juegos de palabras :

    -

    El seso da seso al que non ha seso .-

    Vida sin vida, non es vida .

    Otras figuras presentes en su estilo son estas :

    (14)

    Todos los ejemplo en El conde. . ., pgs . 263-283.(15)

    Vid, las sentencias cuarta de la pg. 271 y segunda de la pg. 272; la cuarta de la pg.276; la sptima de la pg. 282; etc.

    13

  • a) paradojas:

    -

    El que sabe, sabe que non sabe; el que non sabe, cuyda quesabe .

    -

    Lo caro es rehez, lo rehez es caro .

    b) derivaciones:

    - Qui ama ms de quanto deve, por amor ser desamado .- El rey rey, reyna; el rey non rey, non reyna, mas es rey-

    nado .

    c) gradaciones:

    -

    Espantosa cosa es ensear el mudo, guiar el ciego, saltar elcontrecho ; ms lo es deir buenas palabras et fazer malasobras .

    d) paralelismos:

    -

    Todas las cosas nasn pequeas et _creen ; el pesar nasegrande et cada da mengua .

    -

    Qui non a vida non da vida; qui es vida da vida .

    e) amplificaciones:

    -

    El yerro es yerro; del yerro nase yerro; del pequeo yerronase grand yerro; por un yerro viene otro yerro; si bienbiene del yerro, siempre torna en yerro ; nunca del yerropuede venir non yerro .

    f) recurrencias:

    -

    Si el poder es grand poder, el grand poder ha grand saber .Bien se ve que algunos de estos proverbios (o los restantes que podramos

    haber citado) sirven para ejemplificar a la vez ms de un artificio . Por ulti-mo haremos notar cmo don Juan Manuel altera a veces por completo elorden de palabras, dando as oscuridad a la sentencia :

    14

  • -

    Demengua seso es muy grande por los agenos grandes tenerlos yerros pequeos por los suyos.

    IV .

    Conclusiones.

    La consideracin de la bibliografia disponible, ascomo la lectura y anlisis concreto de los textos del prncipe don Juan Ma-nuel, nos llevan a establecer estas conclusiones acerca de su lengua :

    1 .

    Don Juan Manuel opta por la claridad y toda la posible concisin .El suyo es un discurso deseoso de resultar inequvoco y persuasivo ; de ahque pueda desprenderse del mismo una cierta prolijidad, prolijidad tambinexigida por la probable transmisin oral de sus obras en lectura ante audien-cias analfabetas .

    2.

    Ensaya asimismo un ornamento estilstico valindose para ello de so-lo el castellano, por lo que su lxico es de un riguroso purismo y con apenaslatinismos.

    3.

    Esa ornamentacin dota al discurso de oscuridad que resulta seruna dificultad superable .

    4 .

    En definitiva don Juan Manuel_se preocupa por construir una len-gua estilsticamente valiosa por ella misma y apta para el raciocinio y ladialctica (*) .

    (')

    Estando ultimando este articulo me llega la noticia del fallecimiento de Ignacio Prat .Permtaseme dedicarlo a la memoria del amigo querido ycrtico excepcional, como io llam donJos Manuel Blecua.

    15

  • Reinaldo Ayerbe-Chaux

    DON JUAN MANUEL Y LA CORONA DE ARAGON,LA REALIDAD POLITICA Y

    EL IDEAL DE LOS TRATADOS

    El cuadro social y poltico que del sistema estamental presenta don JuanManuel constituye un todo armnico con la armona propia de lascreaciones de Dios . Tres estados: los oradores, encargados del bien espiritual ; los defensores, encargados de gobernar; y los proveedores : mercaderes,campesinos y artesanos (1) . Como regalo de Dios, el hombre nace en deter-minado estado y su honor social se deriva en parte de la estirpe pero ms quenada del cumplimiento de los deberes de su estado . Existen jerarquias encada uno de ellos y en el de los defensores, que es el que ms preocupa a donJuan Manuel para la salvacin de su alma (2), estn el rey a la cabeza y lanobleza . Entre la nobleza ocupan un puesto singular y difcil los hijos de in-fante ya que por su estirpe pertenecen a la realeza . Ello les da privilegios yresponsabilidades especiales. El sistema no es fortuito sino establecido direc-tamente por Dios para el bien de la sociedad y permanece en s inmutable ybueno .

    Los tratados de don Juan Manuel y en especial El libro de tos estadoscontienen la exposicin doctrinal ms completa sobre la organizacin de la

    (1)

    JUAN MANUEL: Libro de los estados, ed . R . Brian Tate y Ian R. Macpherson, Oxford atthe Clarendon Press, 1974, pg. 192. RUTH MOHL : The Three Estates in Medieval and Renais-sance Literature, New York, 1933 .

    (2)

    R . BRIAN TATE: The Infante don Juan de Aragn and Don Juan Manuel, en Juan Ma-nuel Studies, ed. Ian R. Macpherson, London, Tamesis, 1977, pgs . 169-179.

    17

  • sociedad y el papel del noble en ese sistema de los estamentos (3) . Pero dichadoctrina puede representar ms un ideal, una abstraccin que una realidad .Comenzamos a descender del ideal a la realidad cuando ese orden se rompepor la falta del rey o del noble en el cumplimiento de sus deberes, cuandodeber y privilegio dejan de diferenciarse y se vuelven uno, por ejemplo,al insistir don Juan Manuel en la guarda de la fazienda, de la anca et del es-tado .

    En este homenaje con ocasin del septimo centenario de su nacimiento,he credo importante hacer un examen de la correspondencia o coleccindiplomtica publicada por Andrs Gimenez Soler (4) para buscar en ellacul fue la realidad poltica que vivi don Juan Manuel . Ello nos dar un as-pecto de su vida no suficientemente sealado por los bigrafos, aspecto quepuede considerarse clave para entender no slo ciertas acciones de su vida si-no su misma produccin literaria .

    Al leer la correspondencia de don Juan Manuel, lo primero que salta a lavista es que no existia la unidad armnica presupuesta por la organizacinestamental . La Espaa del siglo XIV no era un reino sino bsicamente dosreinos cristianos, dos reyes unidos par alianzas familiares y posturas cuyopoder y proteccin poda contraponerse en juego en momentos de crisis .Nada ms contrario al cuadro de armona bsica que brindaba el ideal delostratados .

    Don Juan Manuel a ciencia y conciencia rindi vasallaje a )aime II deAragn ms bien que fidelidad a su rey natural . Los Infantes de la Cerdahablan donado el territorio de Murcia a la corona de Aragn y en un documento fechado el 26 de junio de 1289 (doy nuestra nomenclatura) renovarondicha donac en favor de Jaime II (5) . Ante esta violacin de sus derechos,don Juan Manuel, joven e inexperto, aprob la declaracin de hostilidades

    (3)

    LUCIANA DE STEFANO: La sociedad estamental de la baja edad media espaola ala luz dela literatura de la poca, Caracas, Universidad Central, 1966, pg. 9 .

    (4)

    ANDRS GIMENEZ SOLER: Don Juan Manuel . Biografa y estudio crtico, Zaragoza, 1932 .(5)

    A. GIMENEZ SOLER : op. cit., pg. 221 . De aqu en adelante las citas de las doe~scnentosirn en parntesis incluidas en el texto, con las iniciales GS, el nmero del documento en cifrasromanas y la pgina.

    18

  • por mar con una galera armada contra la corona de Aragn, bajo el pretextode que Jaime 11 haba roto la promesa de matrimonio con la hija deSancho IV :

    Ya sabedes de como el Rey daragon ovo de casar con la fija denuestro sennor el Rey Don Sancho et teniendola en Aragon et en su po-der sabet que es ydo casar con la fija del princep (as se refiere a Blancade Anjou) e desempara la fija de nuestro sennor el Rey . (10 de nov .1295 . GS 111, 223) .

    Al dar este paso- no haba medido el poder de su adversario y con impo-tencia vio venir sobre Alicante las fuerzas aragonesas . Caida Alicante, fueatacada Elche en 1296, que era lo mejor de su patrimonio en Murcia ya quese hallaba en tierra que no dependia jurdicamente ni de Castilla ni de Ara-gn y por lo tanto no requeria juramento de fidelidad a ninguno de los dossoberanos. Al capitular, don Juan Manuel perdi la jurisdiccin en Elche,pero le fue posible conservar la propiedad. El documento de capitulacinprometia la ayuda a don Juan Manuel de veinte caballeros encabezados pordon Jaime de Xerica y entre los que se encontraba don Pedro seor de Ayer-be, si el rey no guardaba los trminos del tratado :

    t

  • Et pues vos esto fallades por derecho ruego uos que tengades porbien de mandarlo guardar as a los vuestros vassallos que algo an en elreyno de Murcia . (Marzo de 1298 . GS XVI, 239) .

    Es slo un ejemplo (6) pero revela en qu forma don Juan Manuel prepa-raba con destreza su pacto de Jativa con el rey de Aragn, dndole pruebasde su poder y llevndole a la conviccin de que era mejor tenerle por aliadoque por enemigo. Murcia estaba en poder de Aragn y aunque la reina doaMara de Molina organiz una campaa para desalojar a los aragoneses deese territorio castellano, sta fracas (enero de 130(3) . Creo que ello conven-ci definitivamente a don Juan Manuel de la necesidad de aliarse con el mspoderoso .

    En los primeros aos del siglo XIV las relaciones entre Castilla y Aragnse hallaban en peligrosa tensin . Un grupo de nobles castellanos disidentesescogi a don Juan Manuel para iniciar conversaciones con Jaime II y seentrevistaron en Jtiva . Don Juan Manuel aprovech la oportunidad paranegociar lo suyo y obtuvo del rey un pacto por el cual : 1 . Obtenia la manode Constanza su hija; 2, Elche y dems territorios le eran devueltos ;3 . Jaime II, su futuro suegro, se comprometa a defender a don Juan Manuelcontra cualquier enemigo, especialmente contra el rey de Castilla . No esdifcil medir la trascendencia de este pacto de vasallaje por el cual don JuanManuel se pasaba literalmente al reine contrario, Reconoca a Jaime IIcomo su seor natural y como rey del territorio de Murcia. A esto se si-guieron las vistas de Ariza en las cuales tomaron parte tambin otros noblescastellanos levantiscos como el Infante don Enrique (el del cuento del lende Tnez del exemplo IX del Libro del conde Lucanor) y don Diego Lpezde Haro, seor de Vizcaya (G$ LXVIII, 280) . Los intereses privados delnoble se anteponian a los intereses del rey y del reino de Castillla ; y todo,cuidadosamente manipulado por la corona de Aragn . No vale la pena juz-gar a don Juan Manuel . Lo que importa es reconocer la realidad de un

    (6)

    Vase, por ejemplo, la carta de Bernardo de Sarria a Jaime II, en la cual expresa su te-mor ante las hostilidades de don Juan Manuel en Murcia (GS XXVI, 245) . El mismo rey le escribe a don Juan Manuel quejndose de que ha quebrantado los trrnin" del tratado :

    con grangente de cauallo e de pie entrastes en el reyno nuestro de Murcia e aqui talando logares fegiestesmuytos daynos e males e matastes homnes partida e leuastes ende muytos homnes catiuvs(GS XXX, 247) .

    20

  • mundo poltico complejo y conflictivo que no podemos percibir claramenteen la abstraccin de sus tratados ni en los bocetos biogrficos que se dansobre su vida . Fernando IV de Castilla, enfurecido, intent hacerle asesinarpero don Juan Manuel fue avisado afortunadamente por Gonzalo Garca,emisario del rey de Aragn, octubre de 1303 (GS LXXXIV, 292) .

    Consideremos ahora otro aspecto importante en estos cambios de va-sallaje . Los vnculos de parentesco poltico establecidos por el matrimonioeran ms serios y ms fuertes que el vinculo natural entre noble y rey . Encarta del 2 de julio de 1304 informa don Juan Manuel a Jaime II que acabade acceder a los planes del rey de Castilla pero con el fin de ayudar los inte-reses de Aragn : E esto guise entendiendo que uos podra seruir alla en al-gunas cosas . Y el 12 de septiembre : et sennor lo que es uuestra uoluntadque yo faga enuiatmelo mandar e faserlo e muy de grado (GS CIII, 306) .La correspondencia de don Juan Manuel con Jaime II est llena de expre-siones semejantes que, a pesar de su carcter formulario, revelan claramenteel puesto primordial que tenan para l los intereses de la corona de Aragn .

    Por su parte, Jaime II se mostraba generoso y leal para con su yerno . Alhacerle favores le agradeca no slo el beneficiado sino el rey de Castilla porhaber ayudado a calmar las exigencias de un sbdito tan poderoso. Porejemplo, debido a la intervencin de su suegro, don Juan Manuel haba to-mado posesin de Alarcn en marzo de 1305 . Vale la pena citar las reac-ciones favorables en cartas al rey don Jaime. De don Juan Manuel, 30 deabril de 1305 :

    Et enbio uos lo desir por que se que uos plasera e ueredes uos sennorque por quanto fisiestes en este pleyto que desto e de lo que he de todouos uerna seruiio . (GS CXVIII, 314) .

    Del sacristn de Tarazona, mayo de 1305 :Con don Johan Manuel faule e tiene que uos lo acedes heredado

    de Alarcn e die que as vos sera mandado siempre como faria a supadre . (GS CXX, 316) .

    Del Infante don Juan a nombre de Fernando IV, 29 de mayo de 1305 :Sabed que uos gradesce mucho el Rey porque mandastes librar

    fecho de Cartagena ca tien que fesiestes mucho en esto por el en

    21

  • guisardes [sic] vos como fincasse don Johan Manuel asosegadamienteen el su seruipio . Et otros uos lo tiene don Johan Manuel en merced catiene que por vos es el heredado de Alarcon. Et sed vierto que por estosennaladamientefinca asosegado don Johan Manuel para ser siemprea seruio del Rey de Castiella e uuestro, e de seer siempre otros moamigo e en la mi ayuda . (GS CXXIII, 317) .

    Las relaciones de don Juan Manuel con Jaime 11 no carecieron de ten-siones pero nunca llegaron al rompimiento como con el rey de Castilla . Alrecrudecerse las hostilidades contra el'reino de Granada, la infanta doaConstanza, prometida de don Juan Manuel, estaba en Villena . A peticindel rey, don Juan Manuel hizo abastecer el castillo, pero en carta del 7 demayo de 1310 se queja de que sus repetidos ruegos para trasladarla a lugarms seguro no hayan sido escuchados (7) . An ms, su carta a GuillnPalacin el 18 de julio (GS CCX, 381), negndose a recibirle como enviadodel rey de Aragn, culpa al soberano de favorecer a sus enemigos y de ha-cerle mal deliberadamente . Ello motiva una de las cartas ms duras de la co-leccin en la que dice Jaime II :

    no conviene que nos alonguemos la respuesta e assi a lo primero quedesides que fasta aqu manfiestament entendiades en como nosobrauamos contra uos que agora muy a oa lo veyedes . Maravellamosnos mucho que obras son aquellas que uos entendedes que nos contrauos auamosfecho que no son buenas. Ca nos por tal nos tenemos quenuncha fisiemos sino buena cebra a qui la ociemos de faner. E s vosconosiessedes o vos acordassedes quales cebras avemos fechas contravos non diriades tal rasan ni auriades acido sospecha de nos sino de

    (7)

    Et uossennor dixiestes me que nona oaporque auer ningun recelo en Vllena et que te-niedes por bien que fincase as el pleito et como quier que me peso ende mucho pues que vi queuos as lo quisiedes ouelo a pasar pes (s por pero] que finque depues aca con grand rreelo endeet segund los fechos se yo que se can parando ueo que cada da es mas mester et non se deue tar-dar et quando los fechos estan en tal estado non deue omne fablar encubierta mente . Et porqueyo non fallo otra carrera porque la infanta sea bien segura et uos et yo estemos sin ningun recelouos pido por merced que tengades por bien que uenga la infanta aalgun lagar de los mos queseabien alongado de la guerra . Et todas las cosas que uos quisieredes que yo faga por que Dos seadesseguro que la vuestra onrra et de la infanta et quanto yo he puesto conuusco sera todo guardadofaserlo he muy de grado. (CS CCVI, 375) .

    22

  • todo bien que si en sospechas quisiesemos entender mas con razon nospodriemos auer de uos . (GS CCXII, 382) (8) .

    Una de las razones de disgusto era el matrimonio de la infanta aragone-sa, doa Juana, con el infante don Pedro, hermano del rey de Castilla . Esaalianza matrimonial entre los dos reinos despertaba los celos de don JuanManuel, quien en Castilla queria ser el nico aliado matrimonial de la coro-na de Aragn . El rey en la antedicha carta slo dice al respecto : a cada quenos conoscamos que se pueda faser en guisa que cumpla, no avemos por quelexarlo . La sagacidad politica de Jaime II al arreglar dicho matrimonio ibaa dar sus frutos en los aos siguientes ya que la influencia de don Pedro enlos asuntos de Castilla fue notable hasta su muerte . La animosidad entre losdos yernos tuvo slo breves treguas, casi todas ellas forzadas (9) . Muerto donPedro, Jaime II exhorta a don Juan Manuel a que se cuide del reino :

    Lunes XVI dias andados del mes de julio sopiemos este desauentu-rado caso que es acaescido de la muerte del infante don Pedro e del in-fante don Johan . E touiemos que complia de'escriuir uos rogando uosas carament como podemos que agora parecca la uuestra bondat e de-des a entender qui sodes e de qual lugar venides. Porquefase menesterdon Johan que uos prendades en tal guisado los afferes del Rey don Al-fonso uuestro sobrino que es muy moco . (GS CCCXLVII, 478) .

    La carta est fechada el 17 de julio de 1316, un da despus de haber re-cibido la noticia de la muerte de los dos regentes . Asi como don Jaime habapodido mantener una influencia innegable en la corte castellana por mediode don Pedro, su intencin era conservarla ahora por medio de don JuanManuel .

    (8)

    Otra carta fuerte del reyes motivada por el hecho duque donJuan Manuel haba arres-tado al Maestre de Calatrava cuando ste haba ido a verle a nombre de Jaime II. (GSCCLXXXIX, 443) .

    (9)

    En febrero de 1314 se hace un pacto de concordia por el cual don Juan Manuel reconocecomo tutores del rey Alfonso a doa Mara de Molina y a don Pedro. En cambio, se le reconoce ael como adelantado de Murcia y Mayordomo del rey. Otrosi que don Johan e don Pedro seanamigos de amigos et enemigos de enemigos . (GS CCLXXXVI, 440) . Sin embargo, en no-viembre del mismo ao don Jaime tiene que escribir sendas cartas a sus yernos tratando de impe-dir el rompimiento (GS CCCXIV, 460) . En febrero de 1316, el infante don Juan le escribe al reyde Aragn acerca de sus esfuerzos para hacer avenir a los dos yernos : Pero que tengo que estacarga que fuera vuestra de tomar. Et de uos enxetar en ello pues que amos son nuestros yernos ean tan buen debdo convusco . (GS CCCXXVIII, 468) .

    23

  • Slo en este cuadro de influencias politicas y de la importancia que enellas adquirian las alianzas matrimoniales se comprende lo que significpara don Juan Manuel la propuesta de matrimonio de Alfonso XI can suhija . Se podria pensar que su ambicin le ceg y le hizo tomar por definitivauna simple conversacin o propuesta del rey . Sin embargo, la corresponden-cia de estos meses revela que se trataba de unos esponsales en forma . DonJuan Manuel los anunci a las autoridades de Murcia (10) ; y a su suegro encarta del 13 de octubre de 1325 : E este pleito es ya firmado por cartas e porarrehenes . (GS CCCC, 517) . Constanza le escribe a su abuelo especifican-do el lugar y la fecha: Facemos uos saber que loado sea Dios somos ya casa-da con (el Rey de Castiella) e casamos en las Cortes de Valladolit juevesveynte et ocho dias de nouiembre era 1363 . (GS CCCCV1, 523) . En juliode 1326 le escribe nuevamente dndose el titulo de reina de Castilla y deLen : De mi donna Constanza por essa misma gracia Reyna de Castiella etde Leon salut como a Rey et a abuelo para quien querria mucha vida con sa-lut et mucha onrra . El mismo rey Alfonso en un documento fechado el mesanterior dice: Et nos el sobredicho Rey don Alfonso regnant en uno con laReyna donna Constanza mi muger (GS CCCCXVII, 531) . Las posturas,pactos, negociaciones y concesiones fueron dejadas de lado . Alfonso XI, enuna serie de represiones y golpes audaces, quiso no slo quebrantar el poderde don Juan Manuel, sino, en mi opinin, romper sobre todo la cadena deinfluencia aragonesa en los asuntos de Castilla . Es muy significativo quefuera doa Juana, la viuda del infante don Pedro, quien anunci a su padreque don Juan, hijo del infante don Juan, haba sido asesinado por el rey enToro . Cuando era claro que Alfonso rompa los esponsales, el rey don Jaime-no lo pudo creer:

    E nos non creemos en ninguna manera quel Rey de Castiella fi-ziesse lo de que vos dubtades de lexar la reyna vuestra filla e nietanuestra . Porque en esto faria desonrra muyt grant a vos qui sodes de lasu casa de Castiella e a nos e.sso mismo e ahun que seria obra muymala, (GS CCCCXXXIV, 541) .

    El ao de 1327 termina para don Juan Manuel con el repudio humillante

    (10)

    GS GCGGI, 51&.

    24

  • de su hija y las muertes de su esposa y de su suegro . El andamiaje de alianzapoltica se haba derrumbado . Don Juan Manuel, de acuerdo a las leyes deCastilla, poda declararse en rebelda contra su seor natural y as lo hizo(11) . Ya que no haba lugar para las negociaciones el camino lgico era el dela violencia . Las hostilidades se rompieron cuando don Juan Manuel entren negociaciones con los moros de Granada . El rey intercept a los mensaje-ros y los hizo castigar con increble crueldad sacndoles los ojos . La tensinpoltica lleg a tal punto que hubo de intervenir el Papa y, llegados por fin aun acuerdo, nunca se pudo borrar la mutua desconfianza entre seor ysbdito .

    Lo que he expuesto intenta resaltar la importancia de la divisin de laPennsula entre Aragn y Castilla para poder interpretar el juego politicodel siglo XIV espaol . Este dependa en gran parte de si el fiel de la balanzase inclinaba hacia Aragn o hacia Castilla y de la agresividad y audacia decada uno de los dos soberanos . Los nobles, y en especial don Juan Manuel,comprendieron las alternativas y que las obligaciones del sbdito naturalpodan fcilmente suplantarse por la libre eleccin del vasallaje (12) .

    Pero hay un aspecto ms que vale la pena subrayar y es el problema tan .-tas veces debatido acerca de la relacin entre la vida del escritor y su obra li-teraria . Nada ms ajeno a mis convicciones que el autobiografismo simplista: tratar de ver detalles de la vida de don Juan Manuel como puntos de par-tida, por ejemplo, de algunos de los cuentos de Patronio en el Libro del con-de Lucanor. El exemplo 5-de la zorra y el cuervo como representacin delengao de Alfonso XI en los esponsales de Constanza ; la alianza de los pode-rosos del exemplo 22 entre el len y el otro para referirse a las tensiones de laalianza entre el autor y Jaime II de Aragn . Lo gratuito de tales teoras per-mite fantasear y fantasear indefinidamente . La verdad es que don Juan Ma-nuel, cuando se refiere en sus escritos a experiencias de su vida, lo declara asespecficamente como lo hace (slo un ejemplo) en el capitulo LXX de

    (ll)

    Escribe don Juan Manuel en El libro de los estados, pg . 178: Et, sennor infante, se-gund la costunbre de Espanna, si el sennor faze cada una destas tres cosas contra el su natural etgelo afruenta ante los mayores omnes de su casa, [et] nol faze aquella emienda que fallare por de-recho quel deve fazer, dende adelante puedese desnaturar db .

    (12) Estados, pg. 175 .

    25

  • El libro de los estados (13) . El problema al cual me refiero aqui es muy dis-tinto . Hablo de la disparidad que inicialmente indiqu entre el ideal politicosocial que trazan los tratados y el caos que en realidad vivi el autor . Entiempos de crisis personal o social la elite intelectual se escapa al nivelideolgico bien para desarrollar una filosofa de la vida que explique la con-fusin viviente, bien para resucitar un ideal ya pasado, ya ido y, como ido,inobtenible . El breve cuadro politico que he trazdo basndome unicamen-te en la correspondencia de don Juan Manuel lleva a comprender la gnesisde sus tratados, en especial de El libro de los estados, en el cual hace vivir unideal de vida no slo en lo referente a la doctrina del origen y objetivo del serhumano sino de la divina organizacin social en que deber funcionar en es-ta vida . La gran produccin literaria de don Juan Manuel tiene lugar preci-samente en los aos tormentosos que siguen al derrumbamiento de su anda-miaje poltico . Su famosa sintesis doctrinal revela esa penosa antinomia: or-den divino esttico y realidad. humana cambiable y contradictoria .

    Syracuse University, New York, USAFebrero de 1982

    (13) Estados, pg. 132 .

    26

  • Mariano Baquero Goyanes

    PERSPECTIVISMO EN EL CONDE LUCANOR

    1 .

    El engao visual .

    La presencia, en El conde Lucanor, de no pocos efectos perspectivisticosconfiere a la coleccin de dan Juan Manuel una coherencia y compacidadposiblemente superiores a las de otros fabularios de la poca e, incluso, pos-teriores .

    De esos efectos, los ms estn referidos a conductas, moralidades e inten-ciones, escaseando, en cambio, los basados en el tan manejado recurso deierror ptico, del deficiente o equivocado punto de vista .

    En una coleccin como el Calila, abundan los cuentos de engaos vi-suales como el del perro que pierde la tajada que lleva en la boca por cogerla reflejada en el rio, o el del len a quien una liebre hace combatir contra elsupuesto rival oculto en el pozo, que no es otro que su reflejo en el agua, o eldel nade que confunde el brillo de la luna en el agua con la palpitacin deun pez, etc .

    En El conde Lucanor no aparece ningn relato de este tipo, y tan slo elejemplo XXXII, De lo que contespio a un rey con unos burladores que fi-zieron el pao, guarda relacin con una modalidad de autoengao visual,que lo es, sobre todo, de cara a la opinin pblica, pero que, en realidad, noimplica confusin alguna, allegable a las del perro, el len o el nade del

    27

  • Calila. El rey y sus cortesanos saben sobradamente que no hay pao algunoque ver ni admirar, aunque otra cosa finjan para quedar a salvo de la san-cion moral anunciada por los burladores .

    Distinto es, en un plano asimismo dominado por lo visual, el caso dedoa Vascuana, la esposa de Alvar Hez, tal y como se nos cuenta en lasegunda historia incluida en el ejemplo XXVII, De lo que contesi a un emperador et a don Alvar Hez Minaya con sus mugeres. Lo que aqui fun-ciona es una suerte de autoengao visualmuy diferente al fingido del cuentode los burladores quefizieron el pao. Casi cabria hablar, en el caso de doaVascuana, de una perspectiva del afecto, de la confianza, de la fe; tanciega sta, que lleva a la esposa a entender que todo lo que don Alvar H-ez diza et fazia, que todo ello tenia ella verdaderamente que era lo mejor(1), y esto no por - halagar al marido, sino por no admitir doa Vascuanaposibilidad alguna de error en el . Como es sabido, Alvar Hez prueba,ante su sobrino, esta fe de la esposa, al insistir en que unas vacas son yeguas,y unas yeguas, vacas, o al asegurar que un rio que da en un molino fluyecontra corriente . Doa Vascuana acepta siempre la palabra de su marido,viendo realmente lo que ste dice ver, sin fingimiento alguno :

    Et quando doa Vascuana esto vio, commo quier que ella tenaque aqullas eran vacas, pero pues su cuado le dixo que diza don Al-var Hez que eran yeguas, tovo verdaderamente ella, con todo su entendimiento, que ellos erravan, que las non conosan, mas que donAlver Hez non errara en ninguna manera en las conosper; et puesdiza que eran yeguas, que en toda guisa del mundo, que yeguas eranet non vacas (2) .

    No se contenta doa Vascuana con ver lo que su marido afirma, sinoque, con la mayor habilidad y elocuencia, trata de demostrar a los demsque la verdad est de parte de don lvar Hez y que son los otros los que seengaan .

    Obviamente, el cuento guarda una clara relacin con el tan famosoejemplo XXXV, De lo que contesi a un mancebo que cas con una mujer

    (1)

    DON JUAN MANUEL: El conde Lucanor, ed . de J . M. Blecua, Castalia, Madrid, 1969,pg. 162 . Todas las citas se referirn a esta edicin .

    (2)

    Id., pg. 164.

    28

  • muy fuerte et muy brava, segn lo explica la leccin moral que Patronioextrae del relato : cumple mucho que para el primer da que el omne casa,de a entender a su muger que el es el seor de todo, et quel faga entender lavida que an de pasar en uno (3) .

    Y otro tanto proclaman los versos finales :En el pri[mer]o da que omne casare deve mostrar

    qu vida a de fazer o commo a de pasar (4) .

    Con lo cual, los engaos visuales que pueda padecer doa Vascuana, sediran el resultado de un hbito, aprendizaje o doma, no demasiado distantede la que el mancebo del otro cuento ensaya, recin casado, con su bravamujer .

    Distinto -pero allegable- es el caso de aquel religioso que, en un cuen-to del Calila, compra un ciervo para facer sacrificio, y es engaado portres astutos individuos; los cuales, apostndose en diferentes lugares del camino por donde el religioso ha de pasar con el ciervo, le preguntan, uno trasotro, por el can que lleva tras s . Despus del tercer encuentro, el religiosoacepta que es can y no ciervo, el animal que lleva, ponindolo en libertad;circunstancia que aprovechan los engaadores para tomarlo, degollarlo yrepartrselo (5) .

    El religioso ha ido perdiendo la fe en la informacin que sus ojos le pro-porcionaban, para ir aceptando, encuentro tras encuentro, la suministradapor las ajenas miradas, que acaban por merecer ms crdito que la suya propia . A doa Vascuana le es suficiente el punto de vista proclamado por donAlvar Hez, para renunciar al suyo . El ritmo ternario, tan caracterstico

    (3)

    Id ., pg. 168 .(4) Ibid .(5) Puede verse el cuento en la ed . del Calila y Dimna, de A. G . Solalinde, Calleja,

    Madrid, 1917, pg. 166,-Luis Galindo recogi en sus Sentencias filosficas y verdades morales(1660-1668) un cuentecillo semejante, el del labrador que estando en un mercado vendiendo unlechoncillo, se juntaron cuatro estudiantes, y lleg cada uno separadamente a ponrsele un pre-cio, dicindole que cunto quera por aquel ganso . Riose del primero, y porfi con el segundo .Mas cuando oy que el tercero y cuarto le decan cada uno que era ganso el que venda, metiosedebajo del capote y llegse a otros compaeros, casi persuadido y ya dudoso, y preguntles :-Amigos ste es ganso o lechoncillo? .

    29

  • del cuento tradicional, de los sucesivos encuentros con los tres engaadores,fue necesario para que el religioso viese un can donde venia viendo un cier-vo . Un solo encuentro no habria bastado, a diferencia de lo que le ocurre adoa Vascuana, capaz de ver, al momento, yeguas donde haba visto va-cas, tan pronto como as lo proclama su marido .

    Una situacin, en cierto modo, relacionable con la del religioso del Cali-la, es la que encontramos en el ltimo cuento -el Ll- de la primera partedel Conde Lucanor, el ejemplo de Lo que contespo a un rey christiano queera muy poderoso et muy soberbioso .

    Sabido es que este rey, tan soberbio como para suprimir del Magnificatel verso Deposuit potentes de sede et exaltavit humiles, es castigado por Diosen ocasin de estar en unos baos, haciendo que un ngel tome sus ropas y lesuplante. El desposedo monarca ha de vestirse con unos paizuelos muybiles et muy rotos que el ngel dej, intentando recuperar su trono, sin con-seguirlo nunca, escarnecido y tomado por loco por todas las gentes de sureino -incluso la reina- que han aceptado al ngel como monarca . Talvez, el momento ms pattico del relato es aquel en que el rey despojado em-pieza a aceptar, ante el ngel, que l, efectivamente, es un loco, ya que tan-tas gentes as lo proclaman :

    Digovos, seor, que yo veo que so loco, et todas las gentes metienen por tal et tales obras mefazen que yo por tal manera ando gran-de tiempo a en esta tierra . Et commo quier que alguno errase, nonpodra seer, si yo loco nonfuese, que todas las gentes, buenos et malos,et grandes et pequeos, et de grand entendimiento et de pequeo, to-dos me toviessen por loco (6) .

    Los estudiantes que hicieron dudar al labrador de si pretenda vender unganso o un lechoncillo, o los engaadores que convencieron al religioso deque portaba un can y no un ciervo, tienen aqui su equivalente en todas esasgentes que han tomado por loco al rey despojado, hasta convencer a ste deque tal es, realmente, su condicin . Con todo, aqu fue necesaria una mi-lagrosa suplantacin para que un ngel con la apariencia del rey, redujese aste a esa condicin, tan patticamente asumida.

    (6)

    Ed. cit., pg . 260.

    30

  • Lo de menos, en definitiva, es el engao visual colectivo . Lo importantees el desengao experimentado por el monarca, capaz, con tal suceso, de cu-rarse para siempre de su soberbia.

    Y fuera de estos casos, pienso que no cabria hablar ya de engaos pti-cos,vinculables a los antes recordados del Calila . Lo que si hay son erroresde interpretacin, como el padecido, en el ejemplo XIII, por aquellas perdi-ces que han caido en una red y son apresadas por el cazador:

    Et asst como las yva tomando, matvalas et maavalas de la red, eten matando las perdizes, dval l viento en los ojos tan regio que/farallorar . Et una de las perdizes que estava bina en la red comen a dezira las otras:

    -Vet, amigas, lo que faze este omnel Commo quiera que nosmata, sabet que a gran duelo de nos, et por ende est llorando/ (7) .

    Obsrvese bien que la perdiz no se equivoca respecto a lo .que ve -llantode un hombre- y si tan slo en la interpretacin de su origen o causa . No esun error ptico tan grosero como el del perro del Calila que confunde la ta-jada reflejada con la real, o el del nade que identifica el centelleo de la lunaen el agua con el movimiento de un pez. Ni tan siquiera es un error ptico,puesto que no hay sustitucin o deformacin alguna de lo visto .

    Sin embargo, la errnea interpretacin de un gesto puede acarrear con-secuencias tan fatales como las que se nos presentan en el ejemplo XLII, Delo que contesci a una falsa veguina. Recurdese cmo opera sta para encizaar y destruir un matrimonio . Aconseja a la mujer que para recuperar elamor de su marido, se haga con unos pelos de la barba con los que, despus,realizar un encantamiento . Al marido le descubre que su mujer ha pensadomatarle mientras duerme, degollndole con una navaja . Asi queda prepara-da la terrible escena siguiente:

    Quando el marido esto oy, tuvo por cierto lo quel dixiera la falsabeguina, et por provar lo que su muger fara, echose a dormir en suregao et comen de dar a entender que dorma. Et de que su mugertovo que era adormido bien, sac la navaja para le cortar los cabellos,

    (7)

    Ed, cit., pgs . 103-104 .

    3 1

  • segund la falsa beguina le ava dicho . Quando el marido le vio la na-vaja en la mano cerca de la su garganta, teniendo que era verdat loque la falsa beguina le dixiera, sacol la navaja de las manos et degoll-la con ella (8) .

    Ocurre, pues, que esa especie de femenino Yago que es la hipcrita be-guina, ha operado con la distinta interpretacin asignable a un gesto, queigualmente puede considerarse como pacifico e inofensivo -cortar labarba- o rotundamente mortal -cortar el cuello- . El error interpretativoque el marido comete, engaado por la beguina, desencadena el trgicocrescendo de muertes que da fin al relato.

    Asi las cosas, se ve claro que, aunque este cuento no tenga nada que ver,temticamente considerado, con el de las perdices, si presenta, como curiosacoincidencia, la del error interpretativo en que puede incurrir una mirada albuscar el origen de un gesto o de una actitud.

    Y esto es todo lo que da de si -me parece- el motivo de lo visual-como fuente de engao- en El conde Lucanor: fingir ver lo obviamenteinvisible -tejedores del pao mgico- ; ver de verdad y sin simulacin alguna, unas vacas como yeguas o viceversa, por razn de fe ciega en lo queotra persona dice ver, verse a si mismo como lo ven los dems, segn leocurre al rey tomado por loco ; o ver, simplemente, algo que es real en cuan-to estricta informacin visual, equivocando, sin embargo, su lectura, su in-terpretacin .

    Pero lo que, en definitiva, nos presenta don Juan Manuel en El condeLucanor, no es un laberinto ptico, sino moral, y siempre descifrado comotal laberinto . El repertorio de errores visuales de que hemos hecho mencines slo un indicio, un aviso que nos prepara para situarnos, adecuadamente,frente a una problemtica que, en lo esencial, transcurre almas adentro .

    II .

    Perspectivismo de la opinin .

    Obviamente El conde Lucanor est presidido por el signo del dualismo,y a ello alude ya la doble mencin o titulacin con que la obra suele conocer-se: Libro de Patronio o del Conde Lucanor.

    (8)

    Ed. cit., pgs . 210-211 .

    32

  • Resulta, pues, que los dos personajes que dan titulo a la ficcin estnpresentes, siempre, en el marco de los cuentos, sealando una dualidad, unsostenido juego de puntos de vista ; de los cuales uno se caracteriza por lo dubitativo -el de Lucanor-, en tanto que el otro, el de Patronio, se configu-ra como rotundo y decisorio a la hora de dar consejos frente a tal o cualproblema de moral o de conducta .

    Si el ms conocido bigrafo de don Juan Manuel, A . Gimenez Soler,pudo ver en el escritor a un hombre contradictorio y hasta antagnico (9),no puede sorprender demasiado la configuracin literaria que este modo deser alcanza en la dualidad y aun oposicin Patronio-Lucanor . Con todo, esaposible oposicin no llega a funcionar como tal, ya que la fe del conde en suayo es tan grande como para no permitirle nunca dudar de los consejos quePatronio le da, aceptndolos y ponindolos en obra con excelentes resul-tados .

    El conde casi siempre se muestra, en sus consultas Patronio, comohombre desconcertado, indeciso, agobiado por la incertidumbre, mal acon-sejado por gentes indeterminadas . Frente a tales indecisiones, Patronio ac-ta, en sus consejos, con claridad y decisin .

    Cabria hablar, entonces, de un cierto perspectivismo de la opinin, deun constante fluctuar y cambiar -de puntos de vista, correspondientes a lasestimativas y actitudes de unas gentes, de una confusa colectividad; frente ala cual el unipersonalismo de Patronio supone toda una leccin de coheren-cia moral, de bien mantenido, nitido y responsable punto de vista .

    Obsrvese que, muy frecuentemente, el conde Lucanor se siente descon-certado por la confusa multiplicidad de consejos que recibe de gentes inde-terminadas, que le hacen dudar de sus propios y posibles puntos de vista .

    Es lo que sucede en el arranque o marco del ejemplo XXXIII, De lo quecontesi a un falcn sacre del Infante don Manuel con una guila et conuna garca :

    (9)

    Don Juan Manuel es uno de los hombres contradictorios de si mismos : entre su vida ysu obra hay una oposicin enorme, antagonismo completo . Donde mejor se observa este hecho,por ser el ms constante y ms visible, y aun el ms aparatoso, es en el aspecto guerrero que ofrece su biografa (A . GtMENEZ SOLER : Don Juan Manuel, biografa y estudio crtico, Zaragoza,1932, pg. 119) .

    33

  • Fablava otra vez el conde Lucanor con Patronio, su consegero, enesta manera,

    -Patronio, a m contenci de aver muchas vezes contienda conmuchos omnes; et despus que la contienda es pasada, algunos con-seianme que tome otra contienda con otros . Et algunos consianmequefuelgue et est en paz, et algunos consianme que comience guerraet contienda con los moros . Et porque yo s que ninguno otro non mepodra conseiar meior que vos, por ende vos ruego que me conseiedeslo que faga en estas cosas (10),

    En estas introducciones suele aludirse, con frecuencia, a muchos omnes,muchas gentes, etc . ; es decir, una amorfa e indeterminada masa o colectivi-dad, caracterizada por el juicio inseguro, por la pluralidad y aun oposicinde opiniones ; o bien, por la pluralidad de interpretaciones, de soluciones,de matices . Recurdese, en el ejemplo XLII, De lo que contesci a una falsaveguina, cmo el conde formula a Patronio la consulta que dar lugar al re-lata :

    Patronio, yo et otras muchas gentes estvamos fablando et pre-guntvamos que qul era la manera que un omne malo podra averpara fazer a todas las otras gentes cosa porque ms mal les veniesse . Etlos unos dizan que por seer omne reboltoso, et los otros dizan que porseer omne muy peleador, et los otros dizan que por seer muy malfechor en la tierra, et los otros dizan que la cosa porque el omne malopodra fazer ms mal a todas las otras gentes que era por seer de malalengua et assacador. Et por el buen entendimiento que vos avedes,rugovos que me digades de qul mal destos podra venir ms mal a to-das las gentes (11) .

    En este caso, Patronio, tras narrar el exemplo, se inclinar por la ltimade las propuestas citadas por el conde : la de quienes juzgaban que el peorhombre era aquel de mala lengua et assacador . En tal categora parecequedar incluida la falsa veguina, de acuerdo con la conclusin de Pa-tronio :

    (10)

    Ed. cit ., pg. 183.(11)

    Ed. cit., pg. 207 .

    34

  • el pior om, ne del mundo et de que ms mal puede venir a las gen-tes, sabet que es el que se muestra por buen christiano, et por omnebueno et leal, et la su entenpin es falsa, et anda asacando falsedadeset mentiras por meter mal entre las gentes (12) .

    Muy significativo es, asimismo, el ejemplo XV, De lo que contespi a donLorenpo Surez sobre la perca de Sevilla. Tambin aqui la introduccinrefleja el desconcierto de Lucanor ante la conveniencia de mantener o deromper la paz con un rey muy poderoso, al que tuvo por enemigo: Et al-gunos, tambin de los suyos commo de los mios, metenme muchos miedos, etdizenme que quiere buscar achaque para ser contra mi (13) .

    Patronio, antes de contar la historia de don Loreno Surez, se hace car-go de la gravedad de la cuestin y pasa revista a los diferentes consejos que elconde puede recibir, y a las distintas intenciones e interpretaciones que cabeasignar a los mismos:

    -Seor conde Lucanor -dixo Patronio-, ste es muy graveconseio de dar por muchas razones: lo primero, que todo omne que vosquiera meter en contienda ha muy grant aparejamiento para lo fazer,ca dando a entender que quiere vuestro servicio et vos desengae, etvos apercibe, et se duele de vuestro dao, vos dir siempre cosas paravos meter en sospecha; et por la sospecha, abredes a fazer talesaperpibimientos que sern comienpo de contienda, et omne del mundonon podr dezir contra ellos; ca el que dixiere que non guardedesvuestro cuerpo, davos a entender que non quiere vuestra vida; et elque dixiere que non labrades et guardedes et bastescades vuestras for-talezas, da a entender que non quiere guardar vuestra heredat; et elque dixiere que non ayades muchos amigos et vasallos et les dedesmucho por los ayer et los guardar, da a entender que non quierevuestra onra; nin vuestro .defendimiento; et todas estas cosas non se fa-ziendo, seriades en grand periglo (14) .

    (12)

    Ed . cit., pg. 211 .(13)

    Ed . cit., pg. 107.(14)

    Ed . cit., pg. 108.

    35

  • Este es, posiblemente, uno de los pasajes ms significativos con referen-cia a la dificultad que supone el tener que orientar la conducta y el adoptardecisiones, tras escuchar los variados consejos que emanan de la opininpblica . Reiteradamente Patronio habla de sospechas, de dar a entender,consiguiendo as una adecuada imagen del desconcierto humano ante la plu-ralidad de.opiniones, y la rectitud o doblez de las intenciones que tras ellaspuedan subyacer .

    Ocurre, adems, que el exemplo narrado por Patronio, en que tres ca-balleros cristianos participan en un arriesgado hecho de armas contra losmoros de Sevilla, funciona tambin perspectivsticamente; por cuanto lasdiferentes actitudes de los tres caballeros suscitan una especie de juicio, pre-sidido por el rey Fernando . Perseguidos los tres caballeros por una muche-dumbre de moros, uno de ellos -cuyo nombre no es capaz de recordarPatronio-, en vez de huir, los acomete, en tanto que los otros dos, donGarcia Prez de Vargas y don Lorengo Surez Gallinato se estudieronquedos . Al acercarse ms los moros, Prez de Vargas fuelos ferir ; et donLorengo Xurez estudo quedo, et nunca fue a ellos fasta que los moros lefueron ferir ; et desque comengaron a ferir, metise entrellos et comeng afazer cosas marabillosas d'armas (15) .

    De manera semejante a cmo en un cuento del Sendebar los sabios delrey discuten acerca de quin es responsable del fallecimiento de unas gentesque tomaron leche envenenada, por haber cado en ella unas gotas de laponzoa contenida en la culebra que llevaba un milano : si ste, la culebra,la moza que llevaba la vasija de leche descubierta sobre la cabeza, etc . ; deforma parecida, en este relato del Conde Lucanor, el rey Fernando,

    mand llamar quantos buenos omnes eran con el, para judgar quldellos [es decir, de las tres combatientes] lo fiziera mejor, Et desquefueron ayuntados, ovo entre ellos grand contienda: ca los unos dizanque fuera mayor esfuerco el que primero los fuera ferir, et los otrosque el segundo, et los otros que el tercero. Et cada unos dizan tantasbuenas razones [que] parescan que dizan razn derecha : et, en ver-dad, tan bueno era el fecha en s, que qualquier podra ayer muchas

    (15)

    Ed, cit pg. 11Q .

    36

  • buenas razones para lo alabar, pero, a la fin del pleito, el acuerdo fueste. que si los moros que bintan a ellos fueran tantos que se pudiessenvener por esfuerpo o por vondad que en aquellos cavalleros oviesse,que el primero que los fuesse a ferir, era el meior cavallero, puescomenpava cosa que se non podra acabar; mas, pues los moros erantantos que por ninguna guisa non los podran venper, que el que yva aellos non lo faza por venperlos, mas la vergenpa le faza que non fu-yesse; et pues non ava de foyr, la quexa del corapn, porque nonpoda soffrr el miedo, le fizo que le(s) fuesse ferir . Et el segundo queles fueferir et esper ms que el primero, tovieron por meior, porquepudo sofrir ms el miedo . Mas don Lorenzo Xuarez que sufri todo elmiedo, et esper fasta que los moros le ferieron, aqul iudgaron quefuera meior cavallero (16) .

    Obsrvese que, desde la pluralidad de opiniones, se llega a la convergen-cia de las mismas y a la conclusin de considerar a Lorenzo Surez como elmeior cavallero . Ello, tras una serie de razonamientos lgicos que han ser-vido para ir unificando los, inicialmente, dispares puntas de vista .

    Como quiera que sea, en los dos planos del relato -introduccin yexemplo- cabe advertir la presencia del que venimos presentando comoperspectivismo de la opinin pblica; inspirador asimismo del ms significativo de todos los cuentos de este tipo, contenidos en El conde Lucanor, elejemplo II, De lo que contespi a un omne bueno con su filo .

    Sabido es que el padre y el hijo que van al mercado de la villa, llevanconsigo una vestia sin ninguna carga, y yendo ambos a pie, van teniendosucesivos encuentros con gentes que opinan de forma distinta sobre la conveniencia o inconveniencia de su caminar as ; procediendo, pues, a montar elhijo en la cabalgadura, luego el padre, seguidamente ambos, para volver ala disposicin inicial . El resumen -y subsiguiente moraleja- de lo ocurri-do es puesto en boca del padre :

    -Filo, bien sabes que guando salimos de nuestra casa, que amosvenamos de pie et tragamos la vestia sin carga ninguna et t dizas

    (16)

    Ed . cit ., pgs . 110-111 .

    37

  • que te semejava que era bien . Et despus, fallamos omnes en el cami-no que nos dixieron que non era bien, el mand[te] yo subir en la vestaet finqu de pie; et tu dixiste que era bien . Et despus fallamos otrosomnes que dixieron que aquello non era bien, et por ende despendistet et sub yo en la vesta, et t dixiste que era aquello lo mejor. Et por-que los otros quefallamos dixieron que non era bien, mandete subir enla vesta comigo; et t dixiste que era mejor que non fincar t de pie etyr yo en la vesta. Et agora estos quefallamos dizen quefazemos yerroen yr entre amos en la vesta; et t tienes que dizen verdat. Et pues queasst es, ruegote que me digas qu es lo que podemos fazer en que lasgentes non puedan travar; ea ya fuemos entramos de pie, et dixieronque non fazamos bien; et fu yo de pie et t en la vestia, jet] dixieronque errvamos, etfu yo en la vesta et t de pie, et dixieron que erayerro; et agora ymos amos en la vesta, et dizen quefazemos mal . Puesen ninguna guisa nos puede ser que alguna destas cosas non fagamos,et ya todas las fiziemos, et todos dizen que son yerro, et esto fiz yo por-que tomasses exiemplo de las cosas que te aeaesViessen en tu fazienda;ca Vierto sey que nunca faras cosas de que todos digan bien (17) .

    La recapitulacin peca, posiblemente, de reiterativa y prolija, pero sedira que, en la mecnica del cuento, tena que funcionar as, para que, atravs de tan machacn repaso a lo ocurrido, quedara patente el riesgo quesupone una aceptacin demasiado ingenua de la opinin pblica, dado locambiante y aun contradictorio de sta . Baltasar Gracin, tan buen lectorde don Juan Manuel (18), pudo inspirarse en este relato para transportar lasituacin, nada menos que al comportamiento de la Muerte, en sus primerosaos de actuacin entre los hombres ; cuando, cualquiera que sea la vctimaelegida -el mozo o el viejo, la mujer bella o la fea, el sabio o el necio, el ricoo el pobre, etc .-, nunca creer acertar, tales son las reproches que sus ac-tuaciones merecen a la opinin publica (19) .

    (17)

    Ed. cit ., pgs . 65-66 .(18)

    Vid. ERASMo BUCETA : La admiracin de Gracin por el infante don Juan Manuel, enRevista de filologa espaola, X, 1924, pgs, 63-66.

    (19)

    Sobre este punto, vid . mi estudio PErspectivismo y stira en El Criticn, incluido enel libro Temas, formas y tonos literarios, Prensa Espaola, Madrid, 1972, especialmente pginas39-41 .

    38

  • Obsrvese que, en el cuento del Conde Lucanor, don Juan Manuel, a di-ferencia de otros relatos en los que maneja igualmente la pluralidad de opi-niones, no se inclina por una u otra, ni tan siquiera llega a una convergenciay unificacin de estimativas -segn ocurre en el cuento de don LorenzoSurez Gallinato-, limitndose a presentar como plausibles y aceptables-desde la perspectiva del mozo que viaja con su padre- todas las sucesivasopiniones que las gentes van formulando,, a lo largo del viaje . El mismo nodesemboca en ninguna conclusin escptica, como tal vez cabra sospechar,sino en la recomendacin de que el mozo ajuste su conducta a su conciencia,sin sentirse trabado o condicionado por el dicho de las gentes .

    Claro es que, entonces, el problema se conecta con el tan sustancial deposeer una conciencia recta, para cuya consecucn bueno parece contarcon algn educador, orientador o consejero como el propio Patronio resultaserlo con relacin a su amo, el conde. Justamente porque ste es un ser fre-cuentemente indeciso y hasta desconcertado, necesita de ese constante apo-yo y brjula que suponen los consejos y los exemplos de su ayo . En cierto mo-do, los propios protagonstas del ejemplo 11, el padre y el hijo, funcionan co-mo (in eco o duplicado de la dualidad Patronio-Lucanor . El conde esadoctrinado por su ayo, a travs de los exemplos que ste le proporciona . Elmozo lo es, igualmente, por su padre a travs de un exemplo en accin. Estepasa a convertirse de vivido en narrado, cuando se articula en el marco delos personajes equivalentes al padre y el hijo : Patronio y el conde .

    El perspectivismo dual parece, pues, conectarse claramente con el otro,el que hemos llamado de la opinin pblica o de la pluralidad de opiniones .Sobre estas dos bases se asienta la estructura del Conde Lucanor, slida, sen-cilla y extraordinariamente eficaz .

    A esta luz, no deja de ser significativo el que, en la Segunda parte dellibro, puedan encontrarse sentencias o aforismos, caracterizados precisa-mente por su configuracin dualista, v . gr . :

    -Del fablar biene mucho bien; del fablar biene mucho mal .-Del callar biene mucho bien; del callar biene mucho mal (20) .

    (20)

    Ed . cit., pg. 270.

    39

  • Alguno de ellos podria haber funcionado como cierre o moraleja de undeterminado ejemplo . Asi, la afirmacin que del fablar biene mucho mal,bien podria haber sido utilizada como corolario del cuento de la falsa ve-guina .

    III .

    Ser y parecer .

    Por este camino, el del dualismo y el de casi la paradoja -Del fablarbiene mucho bien ; del fablar biene mucho mal-, Patronio puede llegar,en la Segunda parte del . libro, a formulaciones tan complejas como la si-guiente :

    -Todas las cosas paresen bien et son buenas, et paresen mal etson malas, et paresen bien et son malas, et paresen malas et sonbuenas (21) .

    Tan paradjicas aseveraciones no deberan sorprender demasiado al lec-tor que ha llegado a esta parte del libro, tras haber leido, en la anterior, al-gunos cuentos que ejemplificaban adecuadamente el sentido y alcance de loahora dicho por Patronio .

    Todo gira en torno al conflicto ser-parecer, que tanto juego ha de dar,manejado literariamente, en la poca barroca, y que acab por convertirseen eje y sustancia del Quijote cervantino (22) .

    Por supuesto, en la obra de don Juan Manuel, tal conflicto carece de lassutilezas y complejidades -y, sobre todo, de las intenciones- que cabe per-cibir en la de Cervantes ; pero, con todo, resulta evidente la presencia en Elconde Lucanor de un perspectivismo relacionable con tal oposicin; la delser y el parecer.

    Un ejemplo muy significativo a este respecto es el XXVIII, De commo

    (21)

    Ed. cit ., pg. 271 .(22)

    Aeste respecto, recurdese lo dicho por AMERICO CASTRO : En Cervantes, por ejemplo,el verbo parecer, en torno al cual se articula su estilo, no refiere a la distincin entre fenmenos yesencias racionales, sino a algo como esto : dado que soy as, o estoy en tal situacin, tal objeto seme aparece en tal forma . Una existencia seria el resultado de una indefinida serie de pareceres.Se procede en la vida segn parece que hace al caso, sin aislar nunca el caso de la vida (A.CASTRO : Espaa en su Historia, Losada, Buenos Aires, 1948, pg . 434) .

    40

  • mat don Lorenco Surez Gallynato a un clrigo que se torn moro en Gra-nada. La paradoja reside aqu en cmo la mejor obra que el protagonistapueda haber hecho, ante los ojos de Dios, tiene toda la apariencia de unterrible pecado :

    -Seor conde -dixo Patronio-, don Lorenco urez biva conel rey de Granada . Et desque vino a la merced del rey don Ferrando,preguntol un da el rey que, pues l tantos deservidos fiziera a Dioscon los moros et su ayuda, que nunca Dios avre merced del et queperderte el alma.

    Et don Lorenco ures dixol que nuncafiziera cosa porque euyda-se que Dios le avra merced del alma, sinon porque matara una vez unclrigo misacantano .

    El el rey volo por muy estrao; et preguntol cmo podra estoser (23) .

    En la explicacin de esta paradoja -cmo el renegado vuelve, en ciertomodo, a la fe cristiana, al jugarse la vida, entre los moros, matando al clri-go, ms renegado an, que profanara una hostia consagrada- consiste todoel cuento, cuya moraleja resume bien la oposicin ser-parecer:

    Muchas cosas paresen sin razn,et qui las sabe, en s buenas son (24) .

    Obviamente, este pareado se relaciona con las antes recordadas pginasde la segunda parte : Todas las cosas paresen bien et son buenas, etparesen mal et son malas, et paresen malas et son buenas .

    De manera semejante, en el ejemplo III, Del salto quefizo el rey Richal-te de Inglaterra en la mar contra los moros, el ermitao al que, por revela-cin divina, se le hace saber que ser compaero, en el Paraso, del reyRichalte de Inglaterra, se siente humillado por ese emparejamiento, al saberque tal monarca

    (23)

    Ed . cit., pg. 169 .(24)

    Ed . cit., pg. 171 .

    41

  • era omne muy guerrero et que ava muertos et robados et deseredadosmuchas gentes, et sienpre le viera fazer vida muy contralla de la suyaet aun, que parespa muy alongado de la carrera de salvacin: et poresto estava el hermitao de muy mal talante (25) .

    Cuando todo queda aclarado en el cuento, y el ermitao comprende elvalor que, a los ojos de Dios, mereci la conducta heroica del rey, queda asi-mismo revelado cun frecuentemente se produce el desajuste entre la deficiente perspectiva de los hombres y la ilimitada de Dios . Por virtud de eseconflicto de perspectivas, y habida cuenta de que Dios puede escribir de-recho con lneas torcidas, las cosas que parespen malas son buenas .

    Recurdese, a este respecto, el episodio L'Hermite del Zadig del Vol-taire, en que el comportamiento del ermitao que acompaa al hroe, llegaa parecerle monstruoso a ste, sobre todo cuando priva a una viuda de susobrino de catorce aos, plein d'agrment et son unique esperance, arro-jndole a un torrente, en el que se ahoga . Ms adelante, el ermitao, des-cubrindose a Zadig como el ngel Jesrad, le revelar el oculto porqu de susactos : el saber, por ejemplo, que el muchacho ahogado habria sido, de vivir,el asesino de su propia tia (26) .

    El mal puede ser slo apariencia y, tras l, subyacer el bien, segn ocurreen el tan conocido ejemplo XVIII, De lo que contesCi a don Pero Melndezde Valds quando se le quebr la pierna. Tambin aqui entra en conflicto lalimitada perspectiva humana -para la cual el accidente sufrido por don Pe-ro Melndez se configura como un mal- con la perspectiva de Dios, segnviene a confirmarlo el tan repetido dicho de don Pero: Que todo )o que Diosfaze, que aquello es lo mejor .

    Cabria, pues, observar que, a despecho de la variedad temtica, hay, enel Lucanor, una serie de cuentos, caracterizados todos ellos -en lo que a suleccin moral atae- por la repetida proposicin de que el mal puede encubrir el bien ; correspondiendo al hombre declinar su limitada perspectivaen favor de la de Dios . En todos esos relatos se descubre, al final, que

    (25) Ed. cit ., pg . 70 .(26)

    Sobre esto vid . mi estudio Perspectivismo y desengao en Feijooa, incluido en la yacit, ob . Temas, formas y tonos literarios, especialmente las pgs . 93-99, dedicadas a la Limitadaperspectiva de los hombres .

    42

  • hay que desconfiar de las apariencias, que el mal puede ser bien y que, endefinitiva, lo torcido de la escritura est en el ojo lector y no en Dios, que esquien escribe ; de manera semejante a cmo el palo recto, hundido en elagua, no ha perdido rectitud, aunque parezca quebrado al ojo humano .

    Este motivo, el del engao visual, el del error ptico interpretado en cla-ve moral, ha sido siempre uno de los mas manejados por los escritores de ta-lante perspectivista, como Mateo Alemn, al recordar que los prados sloson bellos en apariencia, vistos de lejos, pero no contemplados en la realidadde su cercana (26 bis), o como Quevedo y Gracin, al anticipar casi el cam-poamori-to motivo del cristal con que se mira .

    Don Juan Manuel no llega a formulaciones perspectivisticas de tal tipo,pero, con todo, en El conde Lucanor funciona muy reiteradamente el moti-vo de la falaz y engaadora apariencia . En l lo que importa no es tanto elrepertorio habitual de engaos pticos, como su dependencia de algo que seconvirti en obsesin para el escritor : la captacin y descubrimiento de lasintenciones, tantas veces deformadas o disfrazadas socialmente .

    IV .

    Apariencias e intenciones .

    El mozo que, en el cuento de la falsa veguina, mata a su mujer porcreer que se disponia a degollarlo, se deja engaar por la apariencia del ges-to y procede arrebatadamente .

    De otra manera acta el protagonista del ejemplo XXXVII, De lo quecontespi a un mercadero quando fall su muger et su fijo durmiendo enuno . Conocida es la trama de este relato, en el que un mercader, al regresara su casa, tras estar ausente ms de veinte aos, cree sque el mozo que acom-paa siempre a su mujer y que incluso duerme en su cama, pueda ser suamante, hasta que cae en la cuenta de que es el hijo que esperaban, cuandodex a su muger en inta . Al equivoco inicial contribuye el hecho de que,

    (26 bis)

    En el Guzmn de Alfarache, cap . 1 del Libro 111 de la primera parte, cabe leer :parecernos mejor lo pasado consiste slo que de lo presente se sienten los males, y de lo ausentenos acordamos de los bienes, y si fueron trabajos penosos alegra el hallarse fuera de ellos, como silo hubieran sido . As los prados, que mirados de lejos, es apacible su frescura, y si llegis a ellosno hay palmo de suelo acomodado para sentaros : todo son hoyos, piedras y basura .

    43

  • para recordar siempre al marido ausente, la mujer acostumbra llamar ma-rido . al hijo . Observado todo esto por el escondido mercader, le perturbatanto como para impulsarle al crimen, pero una y otra vez reprime sus arre-batos, hasta descubrir la oculta verdad que subyacia tras la engaosa apa-riencia .

    Los versos finales resumen la moraleja y`marcan la oposicin entre laconducta del prudente mercader y la del arrebatado mozo, a quien engala beguina:

    Si con gran rebato cosa fazierdes,ten que es derecho si te ar[r]epintieres (27) .

    Creo que todo el ejemplo LX, De las razones porque perdi el alma unSiniscal de Carcassona, tiene que ver con el motivo que ahora nos ocupa. Enapariencia, todo lo que el senescal hace para salvar su alma, cuando se veprximo a la muerte, tiene la traza de las buenas obras, visto desde la pers-pectiva de los frailes con quienes dispone lo relativo a la fazienda de su al-ma . Cuando, por revelacin de una posesa, los frailes se enteran de que elalma del senescal est en el Infierno, se resisten a creerlo, hasta que quedaclaro _que

    commo quier que l fizo buena obra, non la fizo bien, ca Dios nos ga-lardona solamente las buenas obras, mas galardona lasque se fazenbien . Et este bien fazer es en la entenin, et porque la entenin delsenescal nonfue buena, ea fue quando non deva seer fecha, por endenon ovo della buen galardn (28) .

    Por su tema, este cuento podria relacionarse con algunos otros, medieva-les tambin, como varios de los que se encuentran en la coleccin de Cle-mente Snchez de Vercial, relativos a casos de avaricia, a usureros que pretenden, con caridades falsas e hipcritas, obtener la salvacin de sus almas :as, el cuento LXI del usurero y el abad Llaudomerio ; o el LXXVII, de laiglesia que levanta otro usurero con sus mal ganados dineros y que es ocupa-da por el diablo; o el LXXVIII, que es, quizs, el ms fcilmente rela-cionable con el del senescal de Carcasona :

    (27)

    Ed. cit ., pg. 195 .(28)

    Ed. cit., pgs . 201-202.

    44

  • Dicen quefue otro usurero que dej muchos dineros, e los monjesprometironle que le daran sepultura, e rogaran a Dios por el. E lle-vndolo muerto a la iglesia, cantando vigilias por el, levantose adeshora del lleeho, e arrebat un candelero e dio en los monjes que es-taban cantando, e a unos mat e a otros dio tan grandesferidas. E fa-ciendo esto a grandes voces deca: `Estos ladrones prometeronmemucho perdn e gloria, e agora soy condenado a tormento parasiempre' (29) .

    Si en este relato los frailes parecen ser los engaadores, en el de don JuanManuel ms bien actan como engaados por la aparente conversin del se-nescal, desconocedores de las intenciones ltimas de ste. En el juego entreapariencia e intencin reside toda la fuerza del cuento del Lucanor. El otro,en cambio, se dira un curioso anticipo de un relato de Clarn, el tituladoProtesto.

    Obsrvese que don Juan Manuel, aunque pueda dar a entender que el se-nescal se sirve de su dinero para asegurarse su salvacin, no lo diceexplcitamente; insistiendo, por el contrario, en la muy oculta intencin quemovi al personaje ; tan oculta que fue capaz de engaar a los frailes . Losversos finales destacan la leccin :

    Faz bien et a buena entenin en tu vida,si quieres acabar la gloria conplida (30) .

    Esto es lo fundamental, y por eso en el ejemplo que cierra la primeraparte del libro, el LI, Lo que contesi a un rey christiano que era muy po-deroso et muy soberbioso, cabe leer un pasaje tan significativo como el si-guiente:

    Et bien cred, seor conde, que quantosfazen romeryas et ayunoset limosnas et oraciones o otros bienes qualesquier porque Dios les de olos guarde o los acrespiente en la salud de los cuerpos o en la onra o enlos vienes temporales, yo non digo que fazen mal, mas digo que si

    (29)

    Estos relatos y otros relacionados con esa temtica, de SNCHEZ DE VERCIAL, puedenleerse en el tomo 51 de la BAE, ed. Gayangos del Libro de los Enxemplos, especialmente en laspgs . 462-466 .

    (30)

    Ed, cit ., pg. 203 .

    45

  • todas estas cosas fizieren por aver perdn de todos sus pecados o poraver la gracia de Dios, la qual se gana por buenas obras et buenasenteniones sin ypocrisia et sin infinta, que serie muy mejor, et sindubda avre[n] perdn de sus pecados et abra[n] la gracia de Dios: cala cosa que Dios ms quiere del pecador es el coran quebra[n]tado etomillado et la entenin buena et derecha (31) .

    Que el tema preocupaba hondamente a don Juan Manuel_ lo revela, asi-mismo, el que en la quinta parte del libro, cuando Patronio habla al condede los Sacramentos, del Paraiso, del Infierno, etc ., reaparezcan tales motivos, se recuerde el evento del senescal de Carcasona (32), e incluso se ofrezcaotro ejemplo de sentido contrario ; es decir, una variacin del reiterado mo-tivo de Todas las cosas paresen bien et son buenas, et paresen mal et sonmalas, et paresen bien et son malas, et paresen malas et son buenas .

    Si a los frailes les parecan bien las obras del senescal, desconocedores desu intencin, al rey Fernando pudo parecerle mal el crimen cometido porLorenzo Surez en la persona de un clrigo . Y ahora, tras el recuerdo y glosadel cuento del senescal, Patronio puede decir al conde:

    Et asst commo vos d por enxiemplo de[l] senescal de Carcaxonaque fizo buena obra, pero porque la non fizo bien non meresi avernin ovo por ello galardn, ass vos dar otro enxiemplo de un cavalleroque fue ocasionado et mat a su seor et a su padre; commo quier quefizo mala obra, pero la non fizo mal nin por escogimiento, non fizomal nin meresi ayer por ello pena, nin la ovo (33) .

    Se dira que don Juan Manuel, puesto a rizar el rizo de estas paradojasmorales, ha perseguido aqui el mas difcil todava .

    Por el contrario, el motivo de las intenciones y de las apariencias fun-ciona, sin complicacin alguna, en el tan conocido ejemplo XLVI, De lo quecontesi a un philsopho que por ocasin entr en una calle do moravanmalas mugeres. En el mismo cabe observar el repetido empleo de la vozsemejana como equivalente de apariencia. Y una vez ms, en El conde

    (31)

    Ed. cit., pgs. 258-259. Los subrayados son nuestros .(32)

    Ed. cit ., pg. 293 .(33)

    Ed. cit ., pg. 293-294 .

    46

  • Lucanor, est presente el perspectivismo de la opinin, el punto de vista delas gentes que, engaadas por las semejanas (las apariencias), interpretanmal la conducta del filsofo protagonista . Obligado ste, por una necesidadfisiolgica, a remediarla sin espera, entra en una calleja en que morabanlas mugeres que pblicamente biven en las villas faziendo dao de su almaet desonra de sus cuerpos, ignorando tal circunstancia :

    Et por la manera de la enfermedat que l ava, et por el granttiempo que se detovo en aquel lugar et por las semejanas que en elparespieron (. . .] todas las gentes cuydaron que entrara en aquel logarpor otro fecho que era muy desbarrado de la vida que l sola et devafazer (34) .

    El propio filsofo, al enterarse de todo, caer en la cuenta de que elhombre debe evitar no slo el hacer mal, sino tambin el meterse en sos-pecha nin en semejana porquel deva venir alguna desventura o mala fama(35) . Y, por boca ya, no del filsofo, sino de Patronio, extrayendo del cuentolos adecuados consejos para el conde, se insiste en el cuidado que debe pres-tarse a las semejanas:

    la terera cosa es que por fecho, nin por dicho, nin por semejana,nunca fagades cosa porque las gentes puedan tomar sospecha (36) .

    Con todo, la leccin final con que Patronio concluye su historia, implicael contar de nuevo con la perspectiva de Dios, como correctora de la de loshombres . Estos podrn ser engaados por las semejanpas, pero no Dios, aquien no se le ocultan -para bien o para mal- las intenciones:

    Et devedes saber que en las cosas que taed a la fama, que tantoaprovecha o empepe lo que las gentes tienen et dizen como lo que esverdat en s; mas quanto para Dios et paral alma non aprovecha ninempepe sinon las obras que el omne faze e a qul entenin son fe-chas (37) .

    (34)

    Ed. cit., pg . 228.(35)

    Ed. cit ., pg. 230.(36) Ibd .(37)

    Ed. cit ., pg . 231 .

    47 1

  • V .

    Perspectivismo temporal.

    El mas famoso de los cuentos de don Juan Manuel, el que, alguna vez, hasido considerado el mejor cuento de toda la literatura espaola (38), esel que hace el nmero XI de la coleccin, De lo que contesio a un den deSanetiago con don Ylln, el grand maestro de Toledo.

    Muy conocida es su trama, as como su descendencia literaria, en la quefiguran obras tan dispares como La prueba de las promesas de Ruiz de Alar-cn, y El desengao en un sueo del duque de Rivas . De ahi, que en estas ultimas consideraciones sobre los modos perspectivistas del Conde Lucanor,quepa prescindir de tales aspectos, para fijarnos tan slo en la curiosa suertede perspectivismo temporal que aqu supo manejar don Juan Manuel .

    Pues, como es sabido, toda la magia, toda la fuerza del cuento, residenen la imbricacin de dos tiempos de fluencia distinta, que corresponden a losdos personajes centrales . El narrador argentino, Enrique Anderson Imbert,recordado en la ltima nota, resume bien la situacin :

    Nos ponemos a leer y que vemos? Que la carrera eclesistica delden se desliza normalmente por un tiempo simple, uniforme, lineal,continuo e irreversible . Slo al terminar la lectura nos enteramos, degolpe, que se tiempo del den-arzobispo-obispo-cardenal-papa sehaba abierto dentro de otro tiempo, el de las perdices vivas, busca-das, cazadas, muertas, aderezadas y asadas (39) .

    S, en ese truco tan hbilmente manejado por don Juan Manuel est eltoque capaz de proporcionar al cuento toda su eficacia : en el enterarnos, degolpe, de la calidad mgica e ilusoria del tiempo vivido por el den, en tantoflua el otro tiempo, el de las perdices puestas a asar, el tiempo de don Ylln;el tiempo, digamos, real .

    Si don Juan Manuel, en vez de esconderlo, hubiera anticipado ese dato,informndonos de que el den iba a ser sometido a una prueba con la que

    (38)

    Vid. a este propsito, el relato de ENRIQUE ANDERSON IMBERT: Un ejemplo de Don juanManuel, incluido en el libro El leve Pedro, Alianza Editorial, Madrid, 1976, pgs . 110-114 . Estanarracin constituye un homenaje a don Juan Manuel y un ingenioso testimonio de la imposibili-dad de conseguir un cuento mejor que el XI del Lucanor .

    (39)

    ANDERSON IMBERT : ob. cit ., pag . 113 .

    48

  • calibrar la sinceridad de sus promesas, parece indudable que la eficacia y elencanto del relato habran quedado muy rebajados . Quiere decirse que no essolamente el den el engaado, en cuanto a la condicin ilusoria del tiempoen que cree estar viviendo y durante el cual se va produciendo su ascendentecarrera eclesistica . Tambin, en cierto modo, el lector es vctima de ese en-gao, al no habrsele revelado la mgica irrealidad de tal tiempo .

    Por ello, quizs convendra aadir a los dos tiempos hasta ahora tenidosen cuenta y que funcionan como dos bien distintas perspectivas temporales-tiempo mgico del den, tiempo real de don Ylln, que se correspondecon el poner a asar las perdices-, un tercer tiempo que no es otro que el delrelato mismo, el de los minutos invertidos en su lectura por un lector que loleyera de corrido . En tanto van pasando aos y aos por el tiempo del den,el otro tiempo, el del lector, supone tan slo unos cuantos minutos que, mso menos, se corresponderan con los de la espera sealada, antes de poner lasperdices a asar.

    La superposicin de estos tres tiempos es la que comunia al cuento suincreible vitalidad, su fascinador tono moderno . Pinsese, a este respecto, enlas extraordinarias posibilidades cuentsticas que algunos narradores modernos han sabido extraer del adecuado manejo de la contraposicin de dostiempos : el que, convencionalmente, llamaramos real, dado por .el deslizar-se de las manecillas de un impecable reloj, funcionando sin defectos ; y elotro tiempo interior, subjetivo, personal, no siempre reductible al sealadomecnicamente .

    Recurdese, a este respecto, un tan impresionante relato como An oc-currence at Owl Creek Bridge del norteamericano Ambrose Bierce ; precisa-mente recordado por Anderson Imbert en otro de sus cuentos, el tituladoFrancamente, no (40) . La consideracin de que unos minutos o, incluso, se-gundos de agona, pueden equivaler, dentro del misterio de ese tiempo

    (40)

    ANDERSON IMBERT resume as el cuento de BIERCE : Ahorcan a un hombre en un puen-te . El ahorcado siente en el cuello el tirn de la soga ; siente tambin que la soga se rompe, quecae al arroyo, que le persiguen a balazos, que nada por debajo del agua, que sale a la orilla, quese interna por un bosque, que llega a su casa, que su mujer acude a sus brazos . . . Pero a todo estoel hombre sigue colgando del cuello en el puente : fue en el instante de morir que, en un derramede la conciencia, imagin esa huida (Ob. cit ., pg. 84) .

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  • subjetivo, a horas y aun meses o aos, es lo que llev a Bierce a jugar, en eserelato, con el contrapunto de los dos tiempos, escondiendo tambin hasta elfinal la clave y solucin del hecho; por ms que, ahora, sta pueda resultarms fcilmente adivinable que en el caso del den de Santiago .

    Posiblemente, Jorge Luis Borges, tan buen conocedor de la literatura enlengua inglesa, debi inspirarse en An occurrence at Owl Creek Bridge, pa-ra uno de sus ms complejos y elaborados juegos de tiempo en su esplndidorelato El milagro secreto .

    Con todo esto, no pretendo sugerir, ni muchisimo menos, que Bierce yBorges deban algo al cuento de don Juan Manuel . Se trata de una relativacoincidencia, dada por la existencia de ese perspectivismo temporal, frutode la superposicin de dos tiempos : el del reloj, el de las perdices o comoquiera llamarse, y el mgico, ilusorio o subjetivo, en que creen vivir el ambi-cioso den de Santiago, el sudista que es ahorcado en el relato de Bierce, o elescritor jadio fusilado por los alemanes en el de Borges .

    En cualquier oaso, lo que importaba sealar es cmo, al lado de los mo-dos perspectivisticos del Conde Lucanor, caracterizados por una intenciona-lidad fundamentalmente tica, este otro de los dos tiempos, sin carecer deempeo moral, no deja de configurarse, literariamente y en lo que atae -a latcnica narrativa, como un juego muy ingenioso, montado todo el sobre laencrucijada de los tres tiempos antes reseados . El que uno de ellos corres-ponda al lector, y el que ste, de algn modo, sea victima del mismo engaoque don Yllan teji para probar al den de Santiago, supone algo as como elreconocimiento de una extraordinaria maestria : la de don Juan Manuel, se-vero moralista, si, pero tambin divertido orquestador de uno de los ms in-geniosos contrapuntos temporales que se haya dado nunca en el arte delcuento .

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  • Bernard DarbordACERCA DE LAS TECNICAS DE LA EXPRESIONALEGORICA EN LA OBRA DE D. JUAN MANUEL

    Et dizen que dixo el Arobispo que stas armas deuisaua en esta guisa porestas razones que se siguiran daqui adelante . Et en el primer quarteronblanco va el ala et la mano et el espada, as que la primera cosa que va enel quarteron es la espada . Et esta espada sinifica tres cosas: la primera for-taleza, porque es de fierro ; la segunda iusticia, porque corta de amas laspartes ; la tercera la cruz .

    Libro de las Armas.

    0 .

    Parbola, fbula, ejemplo, simbolos o emblemas varios (1) -asi las ar-mas de la familia de D . Juan Manuel- son componentes imprescindibles dela didctica medieval . Es licito distinguir las obras de doctrina moral, enque el ejemplo no es ms que una gala retrica, de los libros que otorgan alcuento el lugar central . D . Juan Manuel, en el prlogo del Libro de