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CAIMÁN CUADERNOS DE CINE FEBRERO 2013 17
tema a la música del spaghetti-western,y de ahí a esa caprichosa inclusión queobedece a un simple subidón de adrena-lina, no a alguna oscura relación textual
para críticos avezados. Cabe pensar tam-bién que el detalle de que el personaje in-terpretado por Christoph Waltz se llameKing surge del deseo de incluir la estu-penda canción de Bacalov para el film Lochiamavano King (1971). El método decita creativa de Tarantino ha dejado deser un simple adorno o un guiño cómpli-ce para convertirse en el verdadero prin-cipio articulador de sus ficciones, en elmotor que les da vida.
LA REDENCIÓN DE LA HISTORIA
A diferencia de la fascinante arquitectu-ra coral y dispersa de Malditos bastardos (2009), Tarantino adopta aquí una es-tructura lineal clásica, basada en el reco-rrido del héroe. Pero esto no le impideregresar al modelo de díptico que habíaensayado en Death Proof (2007) y cons-truir el film sobre dos partes claramen-te diferenciadas. Una es ágil, luminosay dinámica, y se centra en una relaciónmaestro-discípulo que enlaza con cier-ta tradición del spaghetti-western, espe-cialmente con dos de las mejores cintas
que Lee Van Cleef rodó lejos de la égidade Leone: De hombre a hombre (1967) y
El día de la ira (1967). La otra, morosa,oscura y claustrofóbica, es un gigantes-co segundo acto que nos sumerge en elpútrido ambiente de Mandingo y en elfurioso discurso del cine blaxploitation.Nueva asociación de ideas: al acompañarun decorado sureño con > pasa a pág. 18
(1) Esa tendencia se dio tanto en las producciones
de Hollywood como en una pequeña variante de
western blaxploitation en los terrenos de la más
pura serie B. Entre las primeras, recordemos títuloscomo Duelo en Diablo (Duel at Diablo, 1966), Ca-
mino de la venganza (The Scalphunters, 1968), 100
ries (1969), Los trotamundos (Skin Game, 1971) o
Buck y el farsante (Buck and the Preacher, 1972);
en la segunda, flmes menos recordados hoy (pero
seguramente bien conocidos por Tarantino): Con
el odio en el alma (The Legend of Nigger Charley,
1972; relato sobre un esclavo fugado convertido en
pistolero que también se iniciaba con una canción
soul sobre planos de la dura vida en una planta-
ción), Soul Soldier (1970), Man and a Boy (1971),
Adiós, amigo (1975) o Drum (1976). Incluso hubo
presencia afroamericana en el spaghetti-western,
como la estrella blaxploitation Vonetta McGee en el
flm de Corbucci El gran silencio (Il grande silenzio,
1968), otro título de cabecera de Tarantino.
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Gran angular
18 FEBRERO 2013 CAIMÁN CUADERNOS DE CINE
DJANGO / TARANTINO
La inesperada estrella de Malditos bastardos no fue ninguno de
los bastardos del título, sino aquel cínico oficial de las SS, Hans
Landa, interpretado por Christoph Waltz, tan capacitado para los
idiomas como para convertirse en agente doble… si fuera nece-
sario. Landa podría ser el perfecto personaje comodín, válido para
una película bélica o un western; Landa es el epítome del cine de
Tarantino, de sus personajes y su modo de entender los diálo-
gos. En Django desencadenado, aquel oficial nazi se reconvierte
en un dentista cazarrecompensas que viaja
por el Sur de EE UU poco antes de la Guerra
de Secesión. No nos dejemos engañar por los
ropajes y el contexto histórico: King Schultz esen realidad Hans Landa. Y era inevitable que
Landa, es decir, Christoph Waltz, fuese recom-
pensado con un papel protagonista, pese a
que un cicatero Tarantino le haya hurtado la
gloria de ver su nombre en el título de la pelí-
cula. Django desencadenado podría (o debería)
haberse titulado ‘Schultz deslenguado’.
“Cuando tienes que disparar, dispara. No
hables”, decía Tuco (Eli Wallach), el feo de El
bueno, el feo y el malo. En su cine hay mucho
de Sergio Leone, pero Tarantino no ha querido
seguir este consejo y en su última película se
habla más que lo que se dispara. Mucho más de lo conveniente,
me atrevería a decir, en particular cuando entra en escena el
personaje de Leonardo DiCaprio, Calvin J. Candie, y el film se
convierte durante una larga y tediosa hora en un duelo dialéctico
entre este y Schultz al que el pobre Django (Jamie Foxx) asiste
impertérrito, mordiéndose la lengua, hasta que por fin…
Estamos ante la película más autocomplaciente de Tarantino,
lo que de por sí no tendría que ser algo malo, pues se trata de
un cineasta que brilla más cuanto más fiel es a
sí mismo. Para el firmante de Kill Bill el género
siempre ha sido poco más que un paisaje en
el que el arquetipo se ha reducido a una colec-ción de estereotipos. Para Tarantino y para
Godard, habría que recalcar. Un estereotipo no
tiene vida propia. O, al menos, encuentra mejor
acomodo en un relato fragmentario que en una
narración lineal donde sus costuras quedan en
evidencia. Si algo se echa en falta en Django
desencadenado es que Tarantino haya renun-
ciado a jugar con la estructura temporal del
relato y a imponer su mirada de cineasta-ana-
lista sobre la del cineasta-narrador. Más que
un Django desencadenado, quien esto firma
hubiese preferido un Django deconstruido.
Hans Landa en el OesteJAIME PENA
una canción en italiano de Ennio Morri-cone, se desvela el denominador comúnde estas dos expresiones de la culturapopular, que no es otro que la explosión
de sadismo derivada de un insoportableestado de las cosas. Como en Malditos
bastardos, Tarantino vuelve a utilizar elespacio ritual del cine de género comofantasía compensatoria que nos redimade los males de la Historia, y asume porello el motivo de la venganza de maneralúdica y desinhibida. En la consecuciónde su noble objetivo, el héroe se ensucialas manos en una escena particularmentecruel y escabrosa, pero este hecho, lejosde hacerle vacilar en su camino, reafirmasu propósito y cumple la función precisa
en ese cine de género que nada sabe deprejuicios morales: que la revancha finalsea mucho más gozosa.
Ciertos productores y directores de ci-ne de acción de Hollywood cometen elmismo error que algunos músicos de rock
cuando hacen versiones de sus temas pa-ra orquesta sinfónica con la intención de
Nacionalidad EE UU, 2012
Dirección y guion
Quentin Tarantino
Fotografía Robert Richardson
Montaje Fred Raskin
Intérpretes Jamie Foxx, Christoph Waltz,
Leonardo DiCaprio
Producción The Weinstein Company
Distribución Sony Pictures
Duración 165 minutos
Página web http://unchainedmovie.com/
Estreno En salas
Django desencadenado(Django Unchained)
ma de prestigio. Si el cine de Tarantinosigue siendo tan admirable es porque él,en cambio, entiende que la belleza del ci-ne popular consiste precisamente en ha-
cer alarde de todo aquello que la alta cul-tura es incapaz de proporcionar. En unostiempos en los que hasta el mismísimoJames Bond deja pasar de largo chicasguapas por culpa de sus problemas per-sonales, los héroes de Django desencade-
nado son hermosos porque no tienen másvirtudes que su tenacidad y su objetivo,que no es otro que recuperar a la personaamada y liberarse de la esclavitud. Un ob-
jetivo que tiene esa inabarcable sencillezpoética de la épica y la narración mítica,y que el propio Tarantino hace explícita
cuando nos cuenta el final de su propiapelícula a través de la leyenda germánicade Sigfrido y Brunilda. Porque, en defini-tiva, el gesto final de Kerry Washingtontapándose los oídos antes de la explosiónfinal nos dice mucho más sobre la bellezade los héroes que las obras completas deJoseph Campbell.
que se les tome más en serio: creen quecargar a los héroes de traumas paraliza-dores y reflexiones psicológicas es sínto-
Christoph Waltz / King Schultz
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