diseño de un manual de conservación y preservació
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Diseño de un Manual de Conservación y Preservación del Material
Bibliográfico de la Biblioteca “Rosa María Díaz” del Liceo Bolivariano
“Hernán Valera Saavedra”
INTRODUCCION
En la actualidad algunos de los problemas que se presentan en las instituciones de información
en el país y en todo el mundo es como garantizar la conservación y preservación de los fondos
documentales que poseen.
La conservación y preservación es el cuidado y recuperación del material dañado, con ella se
aplican las técnicas para evitar y reparar el deterioro y daños sufridos a un documento.
Por otra parte un manual es un libro que comprende lo más sustancial de una materia, en pocas
palabras lo fundamental y lo adecuado para ejecutar las normas que contengan, son herramientas
elementales en toda organización, los cuales imparten conocimientos a los usuarios dependiendo del
tipo de centro en que se encuentren, por tal razón es de suma importancia manejar un manual, el
cual permite obtener información especializada de un tema en particular.
Se aborda la relación existente entre los diagnósticos de las necesidades, la prevención del
deterioro de las colecciones y el diseño e implementación de políticas.
Por tal motivo se ha establecido diseñar un manual de conservación y preservación del material
bibliográfico, que ofrezca información relacionada con el uso y cuidado correcto de los
documentos, el ambiente adecuado y los diversos factores que intervienen en el deterioro del fondo
documental.
1. Ambientales
Involucra a todos aquellos elementos de tipo medio-ambiental, como la temperatura, humedad
relativa, luz, los contaminantes atmosféricos y el material en forma de partículas en superficie, que
por fluctuaciones o acción permanente, degradan directa o indirectamente los diferentes soportes y
técnicas de registro.
Las alteraciones producidas por estos agentes se manifiestan en los documentos de muy
diversas formas y pueden condensarse en: el debilitamiento y pulverización de los soportes, el
reblandecimiento del encolado, las manchas, la deformación, la fragilidad, la perdida de resistencia
estructural, la decoloración de los soportes y registros; así como la acumulación de suciedad y
oxidación.
Temperatura y Humedad
La humedad relativa se obtiene de la relación entre la cantidad de vapor de agua que
contiene un metro cúbico de aire en un momento determinado y la que tendría si, a la misma
temperatura y presión estuviese saturado. La temperatura por su parte, es la expresión de la
intensidad del calor, es decir, de la energía que producen los cuerpos.
Uno de los puntos en los que parece existir mayor acuerdo en el campo de la conservación
es sobre la necesidad de controlar las variables temperaturas y humedad como una forma eficaz de
retardar el deterioro de las colecciones, en especial, en bibliotecas y archivos. Niveles inaceptables
de estos valores contribuyen significativamente a que la vida potencial de los documentos se
reduzca sensiblemente.
Daños que produce la Humedad
Aunque existen materiales hidrófobos (que rechazan la humedad) la mayoría de los
materiales que soportan los documentos y obras de arte son higroscópicos, es decir, que absorben
humedad entre estos materiales destacan por su higroscopicidad, el papel, el cual se hincha
notablemente cuando observan humedad, se deforma, pierde su natural rigidez y se hacen pesados;
en ocasiones se observa corrimiento de las tintas y colorantes que soporta, pero la más grave es que
se hace sumamente receptible o la proliferación de hongos, los cuales producen manchas o puntitos
moteados que al principio no se notan, pero luego de algún tiempo atacan el soporte hasta que lo
debilitan totalmente.
Daños que produce la Temperatura
El calor acelera el deterioro: la mayoría de las reacciones químicas, incluyendo el deterioro,
aumenta hasta casi duplicarse con cada incremento de temperatura de los 10ºC en el caso de la
celulosa, las pruebas artificiales de envejecimiento indica que cada incremento de 5ºC casi duplica
la taza de deterioro, aun en ausencia de la luz, contaminantes y otros factores.
Según Sánchez, “los efectos perniciosos de la humedad y el calor no solo se reduce a la
desestabilización de los soportes, sino que afecta de manera significativa los elementos
sustentados”. Y sostiene “que la mayor parte de los casos de empalidecimeinto o cambios de color
deben atribuirse al exceso de la humedad y no como se ha supuesto generalmente a un exceso de
exposición a fuertes luminosos indeseables”.
La Luz
Es energía en forma de ondas electromagnéticas, al igual que los rayos x, gamma, las ondas
de radio y los microondas. Estas ondas se ubican dentro del aspecto electromagnético, según su
longitud de onda, los diferentes colores de la luz visible (desde la violeta hasta el rojo), tienen una
longitud de onda específica. Al lado del violeta se encuentra la luz ultravioleta, y al lado del rojo se
encuentra el infrarrojo, ambos invisibles al ojo humano.
El factor físico principal que provee la rápida destrucción del papel y los colorantes es la
luz. Las consecuencias de las radiaciones luminosas dependen generalmente de la intensidad de las
radiaciones, de la extensión de las ondas, del tiempo de exposición, así como de la capacidad de
absorción y sensibilidad a la luz de lo material.
Daños que produce
La luz acelera el deterioro de las colecciones de bibliotecas y archivos, y actúa como un
catalizador en su oxidación. Conduce al debilitamiento y friabilidad de las fibras de celulosa y
puede hacer que el papel se decolore, se torne amarillo o se oscurezca, provoca que las tintas
palidezcan o cambien de color, con lo que se altera la legibilidad y apariencia de los documentos.
Cualquier exposición a la luz, incluso por un breve lapso, es desfavorable, y el daño es acumulativo
e irreversible.
La luz es absorbida por los cuerpos, puede provocar diversos efectos cuando se calienta,
una reacción química o una pequeña corriente eléctrica.
La exposición prolongada de los objetos sea luz natural o artificial, puede causar grandes
daños en las obras como: desecamiento, descolocación, craqueladuras, etc.
El total de daños es una función tanto de la duración como de la exposición de los
documentos a la luz (natural o artificial).
Existen dos tipos de Luz
La luz natural
La luz artificial
La luz natural o luz solar directa debe evitarse debido a su intensidad y alto contenido de
rayos ultravioleta. Esta última radiación es invisible al ojo humano y puede causar mucho daño,
tanto a la piel de las personas como a los documentos.
La luz artificial es preferible a la luz natural por ser más controlable. Hay varios tipos:
halógena, fibras ópticas, incandescente, estas emiten una luz fría. Las lámparas fluorescentes más
luz ultravioletas. Las incandescentes tienen menos radiación ultravioleta pero generan más calor,
por lo que deben colocarse a distancia de los objetos.
Contaminantes Atmosféricos
Los agentes contaminantes contribuyen fuertemente al deterioro de las colecciones de
bibliotecas y archivos. Los dos tipos principales de agentes contaminantes son los gases y las
partículas. La primera sustancia que actúa sobre el documento y lo envejece es el oxigeno del aire.
El dióxido de azufre, el sulfato de hidrogeno, los óxidos de nitrógenos y el ozono poseen una
comprobada acción destructiva.
El dióxido de azufre es lanzado en la atmosfera, principalmente por la quema de los
combustibles fósiles empleados en los hornos industriales y los automóviles, que al combinarse con
el oxigeno se transforman en trióxido de azufre; esta reacción química se cataliza por pequeñas
partículas metálicas. Asimismo, la combinación de trióxido de azufre y el agua, sea de la humedad
o del papel, forman el acido sulfúrico que promueve la hidrólisis de la celulosa. Este acido ocasiona
manchas y la pérdida de la resistencia del papel.
Material Particulado en Superficie
El polvo contiene partículas constituidas por sustancias químicas cristalinas y amorfa, tales
como tierra, arena, hollín, y una gran diversidad de microorganismos; así como residuos ácidos y
gaseosos provenientes de la combustión en general y de las actividades industriales.
Gómez (XXañoXX), destaca la capacidad higroscópica del polvo, que, en condiciones de
elevada humedad relativa, provoca la absorción del agua y de los contaminantes bajo la forma de
ácidos.
Los componentes químicos del polvo, estos pueden actuar como agente activo para la
conservación química de los contaminantes del aire, y formar así, sustancias químicas que
favorecen la degradación de la celulosa. Los microorganismos y sus esporas, presentes en el polvo,
también se adhieren a los materiales orgánicos si encuentran condiciones adecuadas para su
desarrollo, prolifera y causan alteraciones.
2. Bióticos
El termino biodeterioro agrupa a todos los tipos de deterioro causado por insectos, roedores,
aves, mamíferos y microorganismos-hongos, bacterias y actinomicetos.
Las condiciones ambientales que proporcionan un rápido desarrollo de los agentes bióticos
son: los ambientes húmedos, cálidos, oscuros y de poca ventilación. Se conoce que los limites
críticos de temperatura y humedad para el desarrollo de los microorganismos se encuentran por
encima de 22ºC y una humedad relativa mayor de 65%, esto se agrava por la presencia de polvo y
suciedad, rinconeras y zonas ocultas, canalizaciones o acceso directo al exterior, la presencia de
materiales contaminados y la ausencia de revisiones periódicas y tratamientos curativos.
Los materiales más susceptibles al ataque biológico son los de origen orgánico, por lo que,
el papel, los textiles, la madera, las pieles, las colas y otros componentes de los documentos y los
libros se dañan frecuentemente en archivos y bibliotecas.
Entre los microorganismos son los hongos los más dañinos, ellos degradan una gran
diversidad de materiales mediante la producción enzimas específicas. Además, producto de su
metabolismo producen ácidos orgánicos – oxálicos, fumárico, nítrico, que actúa igualmente sobre
los materiales.
Las bibliotecas, con un ambiente interno, son lugares actos para la aparición y desarrollo de
los hongos, que causan severos daños a las colecciones y a las personas que trabajan y las utilizan.
“la mayoría de los hongos presentes en los ambientes internos son saprofiticos, porque ellos
obtienen lo que necesitan para su metabolismo de materiales muertos, materia orgánica o sustratos
como madera, papel, pintura, suelo, polvo, piel y alimentos.
Entre los géneros de hongos conocidos como mohos, que atacan con más frecuencia los
bienes culturales, se encuentran los géneros:
Asperguillus: producen manchas de diferentes colores, degradación y acidificación.
Penicillum: producen manchas micelares verdosos, degradación de fibras y acidificación.
Cladosponillum: producen decoloración del papel, manchas micelares azul, violeta y rosa.
Alternoria: producen manchas micelares de color pardo.
PH: los hongos prefieren un medio ligeramente acido para crecer, siendo PH6 cercano al nivel
optimo para la mayoría de las especies. Existe cierta evidencia anecdótica que el PH, ya sea en el
rango superior o inferior de la escala, inhibe el crecimiento, pero este puede deberse a otras
variables. La investigación ha mostrado que el PH afecta significativamente la intensidad de las
manchas y el color. El PH del sustrato puede alterarse por los productos metabólicos del hongo
(MLF).
Daños que producen los Hongos
• Daños en el papel: atacan el almidón de fibra, causando un lento proceso de
descomposición de la celulosa. Las manchas se producen por la excreción de subproductos
durante el proceso de hidrólisis de la celulosa, además de que producen pigmentos que
causan cambios extensivos en el color del sustrato.
• Daños en la tela de encuadernación: la tela de algodón y lino son fabricados con base en
la celulosa, razón que los hace ser vulnerables a los hongos debido a que proporcionan una
fuente de nutrientes para ello.
• Daños en el cuero de la pasta: el cuero – canino no es atacado por hongos sino que se
deben mas a un exceso de humedad, sin embargo los materiales de acabado,
acondicionadores y lubricantes favorecen el crecimiento de los hongos.
• Daños en los pegantes: se dan los hongos en los engrudos, los colores, las gomas y los
pegantes sintéticos esteres de la celulosa y los adhesivos termosensibles, aunque no son
resistentes no son enteramente inmunes.
• Daños en los materiales fotográficos: toda la estructura de la fotografía son susceptible de
sufrir ataque de hongos. El aglutinante (gelatina) es un rico medio nutriente como también
el papel, el vidrio son vulnerables, debido a que de la matriz del vidrio extrae minerales
importantes para su proceso digestivo.
Como detectar los Hongos
Si hay humedad al tocar el material
Si huele a moho, o ha guardado
Se debe revisar la temperatura o la humedad relativa
Se debe examinar bajo lupa o en microscopio
Si hay crecimiento filamentoso en forma de grama sobre la superficie del papel, se debe
realizar una prueba con un pequeño pincel de palo de camello, para comprobar si es hongo o no,
porque no siempre las manchas en el papel significan que hay hongos.
Los insectos devastadoras de archivos y bibliotecas son numerosos. Ello puede llegar a los
depósitos con algún material contaminado, con el viento, o atraídos por la mala calidad de la
madera de los estantes. Producen abrasión, galerías y grandes pérdidas en las hojas y las
encuadernaciones, así como la acumulación de excrementos y estratificaciones productos de su
actividad, además llevan adheridos en su patas y abdomen esporas de hongos que incrementan la
contaminación microbiana en los materiales.
Principales insectos que atacan los archivos y las bibliotecas son:
Pececillos de plata
Cucarachas
Termitas
Piojo de los libros
Polillas
Ratas y ratones
Características
- Provisto de un esqueleto extremo (exoesqueleto).
- Cuerpo dividido en tres regiones: cabeza, tórax y abdomen.
- Poseen tres pares de patas unidos al tórax.
- Presentan dos pares de alas unidas al tórax.
- Poseen una elevada tasa de reproducción (alta adaptabilidad).
Los ratones acuden a los
depósitos en busca de alimentos y
desperdicios, pero causan sobre
los documentos una gran
destrucción mecánica. Además
son portadores de una gran carga
de microorganismos en muchos
casos perjudiciales para la salud
del hombre.
3. Desastres:
Los desastres constituyen
el factor de mayor gravedad en la
destrucción de los documentos
archivos y bibliotecas son
víctimas de siniestros en todo el
mundo y las experiencias han
Agente Causal
Material que ataca Tipo de daño que deja
Pececillos de Plata
Cucarachas
Termitas
Piojo de los Libros.
Polillas
Ratas y ratones
Cola, engrudo, papel, aderezo de telas principalmente.
Pergaminos, piel, papel, encuadernaciones.
Devoran principalmente madera, papel, materia con
celulosa.
Engrudo y microorganismos que se desarrollan en las
encuadernaciones, pueden comer ocasionalmente
papel.
Plumas, lanas, pieles, pelos, papel, cartón,
encuadernaciones de piel y pergaminos.
Libros, madera, cuero, adhesivos de las
encuadernaciones, textiles, etc.
Erosión superficial e irregular del material.
Daño superficial. Manchas oscuras. Huecos
y depresiones por las mordeduras.
Construyen galerías.
Daño superficial cerca del lomo del libro o la encuadernación.
Las larvas con sus enzimas salivales
construyen galerías. Dejan gran cantidad de heces y capullos adheridos a los
materiales.
Dejan excrementos y marcas de dientes en los
materiales
demostrado que proyectarse anticipadamente para enfrentar cualquier tipo de emergencia garantiza
que ella no convierta un total desastre.
Daños causados por el fuego y el agua pueden vincularse a causas naturales, como
terremotos, erupciones volcánicas, huracanes o fuertes tempestades; los rayos y descargas en la red
eléctrica provocan incendios, y el rompimiento de tuberías de agua, la obstrucción del sistema de
desagüe de los edificios y la elevación del nivel de los ríos y las costas son causas de inundaciones.
El fuego, por su acción, causa daños irreparables. En los casos de incendios, la temperatura
en el interior del edificio puede llegar a niveles altísimos, y los documentos cuando se queman, se
dañan de forma irreversible; por otra parte, debido al intento de apagar las llamas, el uso del agua u
otras sustancias aumenta los daños al material.
Para cualquier biblioteca, el riesgo de un desastre es una combinación de peligros
ambientales sumado a la vulnerabilidad del edificio, de los sistemas mecánicos y de las colecciones,
es por ello, que debe apoyar su gestión en un programa de planificación que contemple los
diferentes tipos de emergencias y desastres que la institución puede enfrentar y debe incluir planes,
tanto para una repuesta inmediata como para el rescate a largo plazo, así como para la recuperación
del material afectado.
4. Antropogénicos:
Su acción deteriorante involucra todos aquellos manejos y métodos, de carácter
permanente, ejecutados durante los procesos básicos de organización, manipulación y depósito. Los
deterioros se deben principalmente al uso indiscriminado de deficientes medios de agrupación-
clips, ganchos, etc.-, unidades de almacenamiento- carpetas, cajas, etc.- y depósito; ausencia total de
efectivos programas de mantenimiento, malas manipulaciones y, ocasionalmente, acciones de tipo
vandálico, realizadas por personal mal intencionado. Los consecuentes indicadores o
manifestaciones, abarcan desde deterioros de tipo físico-mecánico – roturas, rasgaduras, dobleces,
deformaciones, fragmentación, abrasiones e inscripciones-, hasta deterioros de tipo físico-químico –
hidrólisis acida y oxidación.
Normas de Manipulación:
Lavarse muy bien las manos al manipular libros y documentos, o usar guantes de algodón.
Tomar los libros por el lomo, nunca por la cofia.
Para mover un documento suelto, tomarlo con ambas manos y colocarlo sobre una base
auxiliar.
No portar más de un documento a la vez, salvo que lleven separadores entre sí.
Manipular lo menos posible libros raros y documentos históricos; hacerlo siempre bajo el
cuidado de una persona experimentada.
Por lo tanto existen otras Normas generales de manipulación según Pérez (1999);
No Mutilar: la mutilación y el robo son tan antiguo como las propias bibliotecas. Prevenirlos,
una tarea imposible. La falta de civismo de los bibliómanos y de algunos lectores carentes de
escrúpulos, causan grandes daños al patrimonio bibliográfico, no sólo por el volumen sino
también por la selectividad de sus actuaciones. Sin embargo, la publicación de informes con
estadísticas sobre los gastos generados por la necesidad de sustituir o de restaurar las obras
dañadas y la elaboración de carteles y fotografías en los que se muestren ejemplos de materiales
mutilados, puede reducir notablemente el problema.
No Subrayar o anotar: las marcas de bolígrafos, rotuladores y plumas estilográficas se
eliminan con gran dificultad y suponen una molestia para el resto de investigadores. Al
igual que en la mutilación o el robo, la falta de sentido cívico anima al usuario a subrayar
los materiales de estudio como si se tratara de posesiones particulares. En este sentido, los
únicos instrumentos de escritura autorizados en las salas de trabajo han de ser lapiceros de
grafito, debiendo prever la existencia de un cierto número de portaminas o instrumentos
similares a disposición del público. Nuevamente, la revisión de los ejemplares en el
momento de la devolución, aunque fastidiosa puede servir como elemento de disuasión.
No forzar la apertura: las estructuras antiguas de encuadernación, los ejemplares con
cosido metálico, a diente de perro o las encuadernaciones “perfectas” ofrecen una notable
resistencia a la apertura. Forzar la encuadernación para fotocopiar o microfilmar el
ejemplar, para exponerlo o tomar las notas más cómodamente, tendrá consecuencias
irreversibles en el lomo y la rotura de los refuerzos y de las colas. En estos casos se deben
dar instrucciones precisas a los operarios o lectores, recomendándoles encarecidamente la
necesidad de no abrir en un ángulo superior a 120º.
No apoyarse sobre los libros para escribir, tomar notas o hacer calcos: la dificultad en
mantener la apertura o la falta de espacio para trabajar cómodamente, puede obligar a tomar
las notas apoyándose en el libro abierto, tanto los lápices como los bolígrafos, obligan a
apretar firmemente contra el papel, de modo que los trazos quedan marcados sobre la
superficie de las hojas que sirven de apoyo. La presencia de mobiliario adecuado al formato
será, por tanto, fundamental durante la consulta y el desarrollo de las actividades
bibliotecarias, siendo preferible reducir el número de puestos de lectura a soportar daños
generados por este tipo de prácticas. El calco de materiales debe de estar totalmente
prohibido, de forma que ha de facilitarse al lector una reproducción a tamaño real sobre la
que puede trabajar.
Evitar la acumulación de ejemplares: amontonar materiales en espera de ser procesados o
permitir que las mesas de trabajo se vean atestadas con volúmenes sin consultar, crean una
imagen nefasta de desorden y despreocupación. Los objetos están expuestos a posibles
accidentes y daños físicos que ocasionarán gastos en encuadernación y reparación. Para
prevenir problemas, la biblioteca debe disponer de un numero suficientes de carros, mesas y
encimeras donde los documentos puedan permanecer correctamente colocados en los
periodos de espera, hasta el momento de ser reubicados o procesados. En las salas de
lectura, se incidirá en la conveniencia de solicitar únicamente aquello que pueda ser
consultado con comodidad. La norma tradicional de no prestar más de tres ejemplares
simultáneamente es suficiente para garantizar una consulta cómoda aunque, cuando se trata
de obras excesivamente pesadas o voluminosas, puede ser conveniente limitar el número de
préstamos, quedando el resto de depositado provisionalmente en mostradores o estanterías
de acceso restringido. Si por el tipo de estudio o de materiales es necesario consultar más de
tres ejemplares a la vez, se pondrán a disposición del usuario mesas de mayores
dimensiones.
Para evitar esta acumulación, se dispondrán mesas auxiliares o carros donde puedan ser
depositados de forma adecuada hasta su recolocación. La presencia de carteles en los que se
recuerde la necesidad de cerrar los volúmenes tras la consulta y que soliciten la
colaboración de los usuarios, será de gran ayuda. Periódicamente el personal auxiliar deberá
despejar las mesas.
No maltratar las encuadernaciones: la encuadernación desde sus orígenes, tiene la misión
de proporcionar protección al cuerpo de libro y fue concebida como un amortiguador de las
agresiones externas. Hasta el siglo XVIII, sus estructuras eran extraordinariamente tenaces
pero, la aparición de la costura a la griega y de la encuadernación industrial, supuso
sacrificar la resistencia en beneficio de productos más baratos, ligeros y estéticos. Los
curtidos ácidos y la sustitución del cuero por materiales baratos, como el plástico, la tela y
el papel, contribuyeron a reducir notablemente la fortaleza de elementos claves en la
estructura de la encuadernación, como la cabeza, los cajos o bisagras y las puntas.
Normas de Almacenaje:
Los estantes deben ser metálicos, de acabado liso y con tramos ajustables al tamaño de los
libros.
Deben asegurarse al piso, techo y paredes; el primer tramo debe estar por lo menos a 10cm
del piso.
Almacenar los libros verticalmente, ni muy holgados ni muy apretados. Solo los libros muy
grandes o débiles se pueden colocar horizontalmente.
Los dibujos, mapas, copias heliográficas, planos, se guardan horizontalmente en gavetas,
planeras o en cajas grandes, extendidos entre soportes auxiliares. No deben enrollarse ni
plegarse.
Solo se pueden apilar libros y documentos de igual peso y tamaño, pero jamás abiertos.