dionisio areopagita - los nombres divinos (selección)
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8/19/2019 Dionisio Areopagita - Los Nombres Divinos (Selección)
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Los
nom res
divinos
Estudio filológico lingüístico
con traducción directa y notas de
P BLO
A
C V UERO
Revisión
y
comentarios l texto
por
GRACIELA RITACCO
<
o
<
l
o
J
EDITORI L LOS D
BUENOS AIRES
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rente agitación, y seguridad de los que están
en
pie, y guía
que lleva de la mano, elevándolos, a los que son conducidos
hacia Él, [112] luminosidad de los alumbrados, principio
iniciático3s de los iniciados, y principio de divinidad de los
que son divinizados, simplicidad de los que
son
simplifica-
dos, y
unidad
de los que son unificados, principio suprae-
sencialmente supraprincipal39 de todo principio bondado-
sa donación4o de lo oculto según lo permitido y para decirlo
simplemente, la vida de los vivientes esencia de los entes,
principio causa de toda vida esencÍ'a mediante la produc-
tora y cohesiva bondad suya para que los entes existan.
[4] n esto hemos sido introducidos ante los Divinos
Oráculos. Y encontrarás todo, por así decir, el sagrado him-
nario de los 'teólogos' que dispone las divinas denominacio-
nes manifiesta4I e himnoalabadoramente42 respecto de las
benefactoras procesiones43 de la Tearquía. Por ello,
en
todo,
casi, el tratamiento teológico vemos la Tearquía sagradamen-
te alabada con himnos, por una parte como mónada uni-
dad, a través de la simplicidad unicidad de la sobrenatural
indivisibilidad,44 a partir de la cual, como fuerza unificante,
somos unificados
y
acortadas supramundanamente nuestras
parciales diversidades, somos conducidos hacia la mónada
deiforme y a la unión imitadora de Dios;4s por otra parte
como [113] tríada, a través de la manifestación tripersonal de
la supraesencial fecundidad, a partir de la cual toda descen-
dencia
en
l
cielo sobre la tierra existe es nombrada ;46
por otra parte, como causa de los entes, puesto que todo fue
llevado hacia el ser a través de su bondad creadora de esen-
cias, [causa] sabia y bella, porque todos los entes que se sal-
vaguardan incorruptos47
en
su
propia
naturaleza están col-
mados de toda armonía divinamente inspirada4s de una
sagrada bella adecuación; causa especialmente amante de la
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humanidad, porque en una de sus Personas49 se hizo común
con cada
uno
de nosotros en verdad enteramente, llamando
y levantando hacia Sí misma la
humana
ultimidad, a partir de
la cual inefablemente Jesús, simple, fue combinado, y el Sem
piterno
ha
tomado
dimensión temporal, y
ha
llegado a estar
dentro de la naturaleza nuestra
el
que supraesencialmente
excede todo orden según toda naturaleza, conservando el
cimiento inmutable e inconfusoso de las propiedades. Y
cuantas otras luces teúrgicassl, en concordancia con los Orá
culos, la oculta tradición52 de nuestros guías divinamente ins
pirados [114]
nos
ofreció
por
revelación, también en ésas
hemos sido introducidos, ahora, análogamente a nosotros,
mediante los sagrados velos en que el
amor
a la humanidads3
de las tradiciones jerárquicas54 envuelve con lo sensible las
cosas inteligibles y con los entes, las supraesenciales, y rodea
las formas y figuras
con
lo informe y
no
figurado, y multipli
ca y plasma la sobrenatural y anesquemática simplicidad
con
la variedad de los símbolos parciales; y luego,ss
cuando
sea
mos
incorruptos e inmortales y alcancemos la expresión
cristiforme56 y beatísima, estaremos siempre -según el
Oráculo- con
el
Señor",s
7
colmados
por
una
parte,
en
con
templaciones totalmente puras, de su visible teofanía que
nos irradia con luminosísimos resplandores como a los discí
pulos en aquella divinísima transfiguración;ss por otra, [115]
participando de su inteligible donación de
luz59
en impasible
e inmaterial inteligencia, y de la unión por sobre inteligencia
en las ignotas y
bienaventuradas
emisiones de los rayos
suprabrillantes. En muy divina imitación de las inteligencias
supracelestiales, "seremos, pues, iguales a los ángeles", como
dice la verdad de los Oráculos, "e hijos de Dios al ser hijos de
la resurrección".6
Pero ahora,
como
es
accesible a nosotros, usamos símbo-
[ 211]
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los apropiados a lo divino, y a partir de éstos nos elevamos
luego análogamente
hasta
la simple y
unida verdad
de las
contemplaciones inteligibles, y tras
toda
la intelección de lo
deiforme a nuestro alcance, suspendiendo nuestras activida
des intelectuales,
nos
lanzamos según lo
permitido
hacia el
rayo supraesencial, en el cual todos los límites de todos los
conocimientos han presubsistido supraindeciblemente,61
[rayo]
que
no es
posible
ni inteligir ni decir
ni contemplar
enteramente de algún modo por ser s l trascendente a todo y
ser supraignoto,
6
no
sólo
habiendo
tomado
de
antemano
en
sí mismo supraesencialmente las limitaciones,63 en
conjunto
y todas, de los conocimientos y poderes esenciales
-pero con
el poder
incircunscripto de
todo- ,
sino
también estando
cimentado sobre64 las inteligencias supracelestiales. Pues si
existen los conocimientos todos de los entes y tienen el lími
te
en
los entes, el
que
está más allá de
toda
esencia también
es
trascendente a todo conocimiento.
[5] Y empero, si es más fuerte
que toda
palabra y todo
conocimiento, y [116] se cimenta en general sobre inteligen
cia y esencia,
al
ser por una parte aprehensiva de todo y com
prehensiva y anticipativa, y
por
otra
ella
misma
es inapre
hensible de modo general para todos y
no
hay percepción de
ella ni imaginación ni opinión ni nombre ni palabra ni tacto
ni ciencia, ¿cómo será examinado por nosotros el discurso
acerca de los nombres divinos, al mostrarse indesignada y
supranombrable6sla supraesencial divinidad?66
Pero,
por
lo que dijimos cuando expusimos los Esbozos
teo-
lógicos
lo uno, lo ignoto, lo supraesencial, lo
bueno
en sí mis
mo, lo que es -digo la ternaria unidad idénticamente divina e
idénticamente buena-,67 no es posible decirlo ni inteligirlo.
Pero también las uniones de las santas potencias, adecuadas a
los ángeles,6slas cuales
es
necesario afirmar ya
como
emisiones
[ 212]
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encima de
la
inteligencia y de toda esencia y conocimiento.
Por ejemplo
si
a
la
supraesencial
ocultezss
denominamos Dios
o vida o esencia o luz o palabra no inteligimos otra cosa sino
las
potencias llevadas adelante desde ella hacia nosotros deifi-
cantess6
o esencializadoras o engendradoras
de
vida o dadoras
de sabiduría.s7 Y a ella nos aplicamos con independencia de
todas
las
actividades intelectuales sin ver divinizaciónss
algu-
na o vida o esencia que
sea
exactamente parecida a
la
causa
de
todo [causa] trascendente según toda.supraeminencia. [132]
A
su
vez que
el
Padre
es
divinidad fontanal y que
el
Hijo
y
el
Espíritu son
de
divinidad engendradora
de
divinidad s9
si
hay que afirmarlo así brotes de planta divina y como flores60
y luces supraesenciales lo hemos acogido de
los
sagrados Orá
culos. Pero cómo es esto
o
es posible ni decirlo ni inteligirlo.
[8] Pero hasta aquí es toda
la
potencialidad de
la
activi
dad intelectual según nosotros porque toda divina paterni
dad y filialidad es donada a partir del principio-de-paterni
dad y principio-de-filialidad6t trascendente a todo no sólo a
nosotros sino también a
las
potencias supracelestiales a par
tir de la cual
las
inteligencias deiformes llegan a ser y son
denominadas dioses e hijos de dioses y padres
de
dioses
de
modo espiritual evidentemente al cumplirse tal paternidad
y filialidad -esto
es
incorpóreamente inmaterialmente
inteligiblemente- supracimentado
el
Espíritu teárquico
sobre toda inteligible inmaterialidad y divinización y sien
do
el
Padre
el
Hijo supraeminentemente62 trascendentes a
toda paternidad y filialidad divina.
Pues
ni siquiera existe exacto parecido
de
lo causado y
de
los
causantes sino que por una parte lo causado tiene imágenes
acogidas de los causantes por otra los causantes son trascen
dentes a lo causado y supracimentados según
la
razón de su
propio principio. Y para usar
de
ejemplos relativos a nosotros
[2341
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se
dice que placeres y penas son productores del sentir placer y
del apenarse pero ellos ni placen ni apenan. Y no se dice que el
fuego que calienta y quema, [133] sea quemado y calentado. Y
si
alguien
afirma que
la vida
en sí vive
o que
la
luz en
sí es
alum-
brada, no hablará correctamente según mi razonamiento
si
no
dijera
esto
al
menos
de
otra manera, que lo propio
de
lo
causa-
do está antes, excedente y esencialmente, en los causantes.
[9]
Pero también
lo
más revelador de toda teología es la
divina plasmación63 de Jesús según nosotros, y es inefable para
toda palabra y desconocida para toda inteligencia, incluso para
el
primerísimo
de
los
muy prístinos
ángeles.
Y
el
que
Él
se
haya
esencializado varonilmente lo hemos acogido místicamente,
mas desconocemos cómo a partir de sangres virginales
se
plas-
mó con otra norma más
allá de la
naturaleza, y cómo con
pies
secos poseedores de masa corporal y de peso de materia atra-
vesó
la
esencia
líquida e inestable y
las
otras
cosas
que son
del
sobrenatural funcionamiento
natural64 de
Jesús.6s
Esto está suficientemente dicho por nosotros en otros
lugares y es alabado muy sobrenaturalmente por el célebre
guía66
según sus Elementos
teol6gicos
lo cual él o bien lo ha
acogido de los sagrados teólogos o bien lo ha visto a partir
de
una investigación científica
de
los
Oráculos, a partir
de la
mucha ejercitación [134] y ocupación en ellos, o bien fue
introducido en
los
misterios a partir
de
una inspiración muy
divina, no sólo aprendiendo sino también experimentando
lo divino y a partir de esa experiencia compartida respecto de
eso,
si
hay que afirmarlo
así
perfectamente iniciado respecto
de
la
no enseñable y mística unión y
fe
en lo divino. Y para
que ofrezcamos brevemente los muchos y bienaventurados
objetos
de
contemplación
de
la poderosísima reflexión
de
aquél, esto dice acerca de Jesús en
los
Elementos teol6gicos reu-
nidos por
él:
[ 235]
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[10] La
Causa
de todo y divinidad plenificadora del
Hijo, que salvaguarda las partes consonantes
con
la integri
dad
y
sin ser ni parte
ni
cosa íntegra, es
no
sólo cosa íntegra
sino también parte, como comprehendiendo en
sí
misma
el
todo
y la parte y lo íntegro, teniéndolos superior y anticipa
damente, es por una parte perfecta
en
lo imperfecto como
principio de perfección,67
por
otra, imperfecta en lo perfecto
como
supraperfecta preperfecta, forma formalizadora en lo
informe
como
principio de formación,6s informe en las for
mas
como
sobre forma, esencia que
~
las íntegras esencias
reposa inmaculada supraesencialmente trascendente a toda
esencia, que delimita los íntegros principios y órdenes, supra
cimentada sobre todo principio
orden.
Y es medida de
todos los entes y
es
eternidad y está sobre la eternidad y antes
de la eternidad, plena en
lo necesitado, supraplena
en
lo ple
no, inefable, impronunciable, sobre inteligencia, sobre vida,
sobre esencia. [135]
Supranaturalmente
tiene lo suprana
tural, supraesencialmente69 lo supraesencial.
De donde, puesto que ha
venido hasta la naturaleza
por
amor a la humanidad verdaderamente tomó tal esencia7o
el
Supradivino
se
hizo varón -séanos propicio lo alabado sobre
inteligencia
razón
en este hecho
71
mantiene lo supranatu
ral supraesencial, no sólo se
ha
hecho común
con
nosotros,
por
cierto inalterable e inconfusamente,n sin haber padecido
mengua alguna, respecto de la impronunciable vacuidad,
en
lo
suprapleno de
sí
sino que también
lo
más nuevo de todo lo
nuevo era supranatural
en
nuestro natural, supraesencial
en
las cosas según esencia, sobresaliendo sobre nosotros en todo
lo nuestro a partir de nosotros .
[11] Basta de esto. Prosigamos hacia la finalidad73
de
nuestro estudio, explicando los nombres comunes y unidos
de la divina distinción, según lo accesible a nosotros.
[
236]
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Y para que claramente definamos en consecuencia acerca
de
todo
afirmamos que la divina distinción como está
dicho son las procesiones de la Tearquía adecuadas al bien.
Donándose [la distinción] a todos los entes y supravertién-
dose sobre las participaciones de los bienes íntegros
por una
parte
es
distinguida unitivamente y por otra
es
pluralizada
unitariamente y es multiplicada
[136]
desde lo uno indivisi-
blemente.74 De tal modo puesto que Dios es siendo suprae-
sencialmente y dona l ser a los entes y produce las íntegras
esencias
se
dice que aquél siendo
l
uno
se
multiplica por la
producción de muchos entes a partir de
sí
mismo permane-
ciendo él sin mengua y uno en la pluralización y unido a lo
largo
de
la
procesión y pleno en la distinción por ser suprae-
sencialmente trascendente a todos los entes y por la unitaria
promoción de todo y la indisminuida efusión de sus comu-
nicaciones inmenguadas.
Pero además siendo uno y al
comunicar lo uno a toda parte e integridad a cada
uno
y a
la
pluralidad es uno supraesencialmente en su mismidad sin
ser parte de la pluralidad ni algo integrado a partir de
las
par-
tes. Y de este modo ni es uno ni participa de lo uno. Pero
muy lejos de esto 7s es uno sobre lo uno uno y pluralidad sin
partición para los entes
no
pleno suprapleno productor y
perfeccionan te y continente de todo uno y pluralidad.
Por otro lado parece y se dice que al volverse dioses
muchos seres por la diyinización proveniente de Él median-
te la conformidad a Dios de cada
uno
de acuerdo con su
capacidad hay una distinción y multiplicación del Dios uno
pero sin embargo es el Dios uno supraesencialmente arqui-
divino76 y supradivino indiviso en lo dividido unido a sí
mismo e inmixto e inmultiplicado en lo múltiple.
E inteligiendo esto Jpranaturalmente l que nos con-
dujo de
la
mano a nosotros77 y
al
guía 7s en común hacia la
[ 237]
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divina donación lumínica, muy experto en lo relativo a lo
divino, la luz del [137] mundo ,79 afirma de mo o divina-
mente inspirado esto en sus sagrados escritos: Pues también
aunque existen los llamados dioses ya en el cielo ya sobre la
tierra, como ciertamente existen muchos dioses y muchos
señores, empero, para nosotros uno es Dios, el Padre, a partir
del cual todo es y nosotros, para Él, y uno es el Señor, Jesu-
cristo, por
el
cual todo es y nosotros por Él .so Pues también
las uniones dominan sobre las divinas distinciones y las pre-
ceden y sin embargo están unidas también más allá de la indi-
visible y unitaria distinción de lo uno.
Nosotros intentaremos en lo posible alabar las comparti-
das y unidas distinciones de la íntegra divinidad o bien
pro-
cesiones adecuadas al bien, a partir de las denominaciones
divinas que las develan en los Oráculos, conocido previa-
mente esto, según está dicho: que toda benéfica denomina-
ción divina, que esté sobre cualquiera de las Personas teár-
quicas, es aplicada ella misma sin precauciones en la íntegra
integridad teárquica.
Notas
autoagathótes
es neologismo.
2 Mateo 19:17.
3
Mateo 20:15.
4
Cf.
Salmos
142:10.
Axodo 3:14.
6
Apoc 1:4. En este pasaje neotestamentario,
la
edición
crítica de BOVER·
O'CALLAGHAN
(Madrid,
BAC, 1977) lee b dw,
con
artículo, mientras MIGNE
escribe
b:;, el relativo masculino,
y
SUCHL Q l relativo
neutro, según
el acuer-
do de todos los códices.
7 Salmos 101:28.
8
Juan
15:26.
[ 238]
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IV
[ ] Sea, pues; avancemos ya con el raciocinio hacia la
denominación misma del bien,z que los teólogos 3 definen
trascendentemente a todas las cosas en tanto supradivina
divinidad, llamando, según creo, bondad misma a la teárqui
ca subsistencia y porque con
el
ser
el
bien, como bien esen
cial, extiende la bondad a todos los entes.
[144]
Pues también
como el sol entre nosotros alumbra, sin calcular o preferir
sino por su ser mismo, todo lo que puede participar de su luz,
de acuerdo con la propia condición, así también el bien
supra sol
como
el arquetipo, manteniéndose trascendente
mente sobre
una
imagen oscura-, lanza
por
su subsistencia
misma los rayos de la íntegra bondad proporcionalmente a
todos los entes.4
A través de éstos [rayos] se
constituyeron todas las inteli
gibles e intelectuales esencias y potencias y energías, a través
de éstos existen y tienen vida indefectible e inmenguada,
purificadas de toda corrupción y muerte y materia y genera
ción, y no removidas por la inestable y fluyente alteración lle
vada a
una
y otra parte de
uno
y otro modo, y son inteligidas
como incorpóreas e inmateriales,
y
como inteligencias, inte
ligen supramundanamente e iluminan apropiadamente las
razones de los entes y además transmiten lo propio hacia los
congéneres. Y ellas tienen su residencia a partir de la bondad,
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y de aquí tienen cimiento y cohesión y guarda y hogar
de
los
bienes y tendiendo a ella también tienen el ser y el estar
bien y configuradas de acuerdo con ella en tanto puedan
también son bienconformadass
y
según guía la divina nor-
ma a las que están con ellas les comunican los dones que des-
de el bien se expanden hasta ellas.6
[2] De allí [el Bien] tienen ellas los órdenes supramun-
danos las uniones entre sí las
mutuas
incursiones las
inconfusas distinciones las potencialidades elevadoras? de
las subalternas hacia las superiores las providencias de las
precedentes
en
torno de las siguientes las guardas de lo pro-
pio de cada potencia y
[145]
concentraciones indefectas en
torno
de sí mismas las mismidades y culminaciones
en
derredor del tender
al
bien y cuantas otras cosas hemos dicho
en Acerca de las particularidades órdenes ange1icos s
Pero también cuanto es propio de la jerarquía celestial
las purificaciones adecuadas a los ángeles los supramunda-
nos ascensos lumínicos y las perfectas obras de
la
íntegra per-
fección angélica todo esto existe a partir de la bondad cau-
sante de todo y fontanal desde la cual les fue
donada
también la conformidad con
el
bien y
el
revelar en
sí
mismas
la
oculta bondad y el ser ángeles como anunciantes del divi-
no silencio y proyectados cual claras luces interpretadoras de
lo que está en lo impenetrable.
Pero también tras
~ q u e l l s
sagradas y santas inteligen-
cias
las
almas y cuanto de
las
almas
es
bueno existen por la
suprabuena bondad el que ellas sean intelectuales el que
tengan indestructible la esencial vida en cuanto al ser mismo
y tendiendo a lo alto hacia
las
angélicas vidas gracias a ellas
bondadosos guías puedan elevarse hacia el principio de bien
de todos los bienes y el que lleguen a estar en participación
de las luminosidades surgidas de allí según la proporción de
[
251
]
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cada una y el que participen tanto cuanto se pueda de la
merced de esa conformidad con el bien y cuantas otras cosas
están enumeradas por nosotros en Acerca del alma 9
Pero también
si
es necesario afirmarlo acerca de las mis
mas almas irracionales o animales cuantas cortan el aire y
cuantas marchan sobre tierra y cuantas reptan en tierra y las
que tienen su vida en las aguas o anfibiamentelo y cuantas
viven ocultas bajo tierra [146] y rodeadas de tierra y simple
mente cuantas tienen el alma o vida sensitiva todas éstas
también han sido animadas y vitalizádas
por
el bien. u Y tam
bién todas las plantas tienen la vida nutritiva y cinética a par
tir del bien y cuanta esencia inanimada e invital hay existe
por el bien y por él obtuvo
la
condición esencial.
[3]
Si el bien está también sobre todos los entes como en
efecto es da forma también a lo informe. Y
en
él solo no
solamente hay supraabundancia de esencia en cuanto a lo sin
esencia sino también vida supraexcelente en cuanto a lo sin
vida y sabiduría supraelevante en cuanto a lo sin inteligencia
y cuanto está
en
el bien
es
propio de la formación supraemi
nente de lo informe. Y si es lícito afirmarlo también lo no
existente mismo tiende hacia
el
bien que está sobre todos los
entes y de alguna manera también pelea por estar en
el
bien
realmente supraesencial mediante la supresión de todo.
[4] Pero el bien cosa que se nos ha escapado
al
pasar en
medio del asunto también es causa de los celestiales princi
pios y limitaciones de este buen flujol2 inacrecentable e
inmenguado e íntegramente inalterable y de los movimien
tos sin voz si hay que afirmarlo así- del totalmente grande
recorrido celestial B y de los ordenamientos y aposturas y
luces y ubicaciones estelares y de la cambiante multimovili
dad de algunas estrellas l4 y del periódico retorno15 desde
ellas hacia
sí
mismas de las dos lumbreras que los Oráculos
[ 252]
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llaman grandes,t6 definiéndose de acuerdo
con
ellas para
nosotros los días y noches
y
al medirse, los meses y los años
[147] delimitan los movimientos cíclicos del tiempo y de las
cosas en el tiempo y los enumeran y ordenan y contienen.
¿
Q lé podría decir alguien acerca del rayo solar mismo
en
sí
mismo? Pues la luz es a partir del bien e imagen de la bon-
dad. Por ello el bien también es alabado con himnos con la
denomin ción de luz,t7 como el arquetipo revelado en la
imagen. Pues así como la bondad de la divinidad, más allá de
todo, atraviesa desde las supremas y antiquísimas esencias
hasta las últimas
y
más aún, está sobre todas, sin aventajar las
de arriba la supraeminencia de ella y sin traspasar las de aba-
jo su entorno, y alumbra, empero, todas las cosas que pueden
serlo y las forja y vitaliza y contiene y lleva a perfección, y es
medida de los entes y eternidad y número y orden y entorno
y causa y fin; así también, por cierto, la imagen manifiesta de
la divina bondad, este sol grande e íntegramente brillante y
siempreluminoso,ts apenas mínimo eco del bien,t9 alumbra
todo cuanto puede participar de él y tiene supradesplegada la
luz, desplegando hacia todo el
mundo
visible, arriba y abajo,
los esplendores de sus propios rayos.Y si de éstos algo
no
par-
ticipa, esto
no es por
la fragilidad o la cortedad de su distri-
bución luminosa, sino por el
no
desplegarse hacia la partici-
pación de luz debido a
la impropiedad para la captación de
luz.2o
Sin duda, el rayo,. traspasando muchas de las cosas que
se
encuentran en esa situación,
[148]
alumbra las que están
más allá de ellas, y nada visible hay a lo cual
no
alcance,
según la grandeza suprairradiante de su propio brillo.
Pero también contribuye al origen de los cuerpos sensi-
bles y los mueve hacia la vida y los nutre y acrecienta y per-
fecciona y purifica y renueva. Y la luz es medida y número de
horas, de días y de todo tiempo acorde a nosotros. Pues la luz
[ 253]
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misma es, como afirmó el divino Moisés21
aunque
entonces
estaba desfigurada-la que definió aquella misma primera trí
ada de los días acordes a nosotros. Y como la bondad revier
te todas las cosas hacia sí misma, también es principio con
gregante22 de lo disperso,
como
divinidad de principio
unitario y unificador, y
todo
tiende a ella como principio,
como contención, como fin.
Y el bien, como dicen los Oráculos, es aquello a partir de
lo cual todo
se
establece y existe como producido desde una
causa totalmente perfecta, y en lo cuál
todo
está constituido
como preservado y sostenido en fundamento todopoderoso,
y hacia lo cual todo revierte como hacia el límite apropiado a
cada uno, y a
lo cual todo tiende, lo intelectual y racional
cognoscitivamente, lo sensitivo sensitivamente, lo impartíci
pe de sensibilidad con el natural movimiento de la tendencia
vital, lo invita y solamente existente
con
la adecuación a la
sola y esencial participación.23
De acuerdo con la misma relación de aquella imagen mani
fiesta, también la luz conduce y revierte hacia
sí
misma todo lo
que puede ver, moverse, ser alumbrado, [149] calentado, lo
íntegramente contenido
por
sus resplandores;
por
ello también
[decimos] 'sol', porque hace compacto todo y conduce lo
dis-
perso.24 Y todo lo sensible tiende a ella,zs ya como al ver, ya
como al moverse y al ser alumbrado y
al
ser calentado y al ser
íntegramente contenido, tendiendo hacia la luz. Y
por cierto
no
afirmo, según el razonamiento de la antigüedad, que el sol,
siendo dios y forjador de todo esto, gobierna en nombre propio
el mundo manifiesto, sino que "lo invisible" de Dios, "como
también su sempiterna potencia y divinidad,
es
visto, desde la
creación del mundo, como inteligido en
las
creaturas .26
[5] Pero esto está en la Teología
simbólica 27
Ahora debe
mos alabar con
himnos
la inteligible
denominación
'luz'zs
[ 254]
-
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[1] Ahora
hay
que pasar a la realmente existente divina
denominación de Ser I del que realmente es. Recordemos a
tal
punto
que l objetivo, para la argumentación,
no
s reve
lar la esencia supraesencial en
tanto
supraesencial
-pues
esto
es indecible e incognoscible y totalmente irrevelable y que
supera la
unión misma-,
sino alabar
con himnos
la procesión
esencializadora, para todos los entes, del teárquico principio
de esencia.z [181]
Pues también la divina
denominación
de Bien , que reve
la las íntegras procesiones del causante de todo, no
sólo s
extiende hacia los entes y hacia los no entes sino también está
sobre los entes y sobre los no entes. La de
Ente s
extiende
a todos los entes y está sobre los entes. La de Vida
s
extien
de a todo lo viviente y está sobre lo viviente.3 La de Sabidu
ría
s
extiende a todo
lo
intelectual y racional y sensible y
está sobre todo esto.
[2]
En
efecto, el discurso anhela alabar
con
himnos
estas
reveladoras denominaciones divinas de la Providencia. Pues
no se promete explicar la bondad supraesencial
en
sí yla
esencia y vida y sabiduría de la divinidad supraesencial-en-sí,
4
la supracimentada sobre toda bondad y divinidad y esencia y
vida y sabiduría en lo escondido,
como
afirman los Orácu
los,s sino que alaba con himnos la revelada Providencia bene-
-
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factora supraerninenternente Bondad Causa de todos los
bienes y Ente y Vida y Sdbiduría la Causa esencializadora y
vivificadora y dadora de sal_
~ d u r í a
de las cosas que asumie-
ron esencia y vida e inteligencia y razón y sensibilidad.
No afirma que
el
bien sea una cosa otra el ente y otra
l
vida o la sabiduría ni que son muchas las causas diversas las
divinidades productoras de aquéllos unas supraexcelentes
otras subordinadas sino que del único Dios son las íntegras
procesiones buenas y las divinas denominaciones alabadas
con himnos
por
nosotros y que una
es
reveladora de la pro-
videncia totalmente perfecta del único Dios y otras de las
más generales y de las más particulares de Él.7 [182]
[3]
Sin embargo alguien podría decir: ¿por qué al exten-
derse [cuantitativamente]
el
ente sobre la vida y la vida sobre
la sabiduría los vivientes supraexceden a los entes las cosas
sensibles a cuantas viven a aquéllas las racionales
y
a las
racionales las inteligencias y
se
hallan éstas en torno de Dios
y más
se
acercan a Él? Sin embargo era necesario que lo que
participaba de las mayores mercedes a partir de Dios fuese
también superior y supraexcediese a las demás cosas.
Pero
si
alguien supusiera que lo intelectual
es
inesencial
falto de vida bien estaría el razonamiento. Mas si las divinas
inteligencias están sobre los demás entes viven sobre los
otros vivientes e inteligen y ono en sobre sensibilidad
razón y
junto
a todos los entes tienden a y participan de lo
bello y bueno ellas son más aún alrededor del Bien las que
participan abundosarnente de Él
y
habiendo tornado a partir
de Él las más y mayores mercedes corno también lo racional
supraexcede a lo sensible superándolo por la abundancia de
la razón también [lo hacen] unos entes por la sensibilidad y
otros por la vida. Y esto es según creo verdadero porque las
cosas más participantes del Dios único e ilimitado en doness
[ 291]
-
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Entonces Dios no tiene como propio el conocimiento de
sí
mismo mas
como
diverso el que
comprehende
todos los
entes en común. Pues la causa misma de todo conociéndose
a
sí
misma,
en
absoluto desconocerá las cosas que
son
desde
ella
misma
y cuya causa es. Efectivamente,
por
ella Dios
conoce los entes, no mediante la ciencia de los entes sino
mediante la de sí mismo. Pues también afirman los Oráculos
que los ángeles saben las cosas sobre la tierra, sin conocer los
entes sensibles mismos de acuerdo
con
sensación, sino de
acuerdo
con
la propia potencia y naturaleza de la deiforme
inteligencia.
[3] Acerca de estas cosas es necesario buscar
cómo
noso
tros conocemos a Dios, que no es ni inteligible ni sensible ni
es
por entero ninguno de los entes.
En
efecto, ¿acaso no
es
verdadero decir que no conocemos a Dios a partir de su natu
raleza
-pues
esto
es
incognoscible y supera toda razón e inte
ligencia- sino que, a partir de la disposición de todos los
entes, como proyectada a partir de Él y teniendo algunas imá
genes y semejanzas de sus divinos paradigmas,24 hacia lo más
allá [198] de
todo subimos por
camino
y orden, según
es
posible,
en
la supresión y supraeminencia de
todo
y
en
la
causa de todo?zs Por ello no sólo Dios es conocido en todas
las cosas sino también fuera de todo.
Y Dios
es
conocido a través del conocimiento y a través
de la ignorancia. Y propio de Él es intelección y razón y cien
cia y tacto y sensibilidad y opinión e imaginación y nombre
y
todo
lo demás, pero ni
es
inteligido ni
es
dicho ni
es
nom
brado. Y no es ninguno de los entes ni
es
conocido en nin
guno de los entes. Y es todo en todo 26 y nada en nada, y a
partir de todo es conocido por todo y a partir de nada
por
nada. Pues también esto decimos correctamente acerca de
Dios
y
a
partir
de los entes todos,
es
alabado
con
himnos
[ 307]
-
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según la proporción de todas las cosas de las cuales es cau-
sante.
Y existe además el divinísimo
conocimiento
de Dios
conocido
a través del desconocimiento,z
7
según la
unión
sobre inteligencia,
cuando
la inteligencia, alejándose de
todos los entes, luego también dejándose a
sí
misma,zs es uni-
da a los rayos suprabrillantesZ9 desde allá, iluminada también
allí por la inescrutable profundidad de la sabiduría. Sin
embargo, también a partir de todo, cpmo dije, hay que cono-
cerlo; pues
él
es,
según
l
Oráculo,3o
el
creador de todo y
el
que siempre armoniza todo y es causa de la indisoluble armo-
nización y orden de todo, y
el
que siempre coliga los fines de
las
cosas precedentes a los principios de las siguientes, y
el
que trabaja bellamente31 la única concordia y armonía de
todo.
[4]
omo
palabra Dios es alabado con himnos
por
los
sagrados Oráculos32 no sólo porque es promotor33 de razón y
de inteligencia y de sabiduría, sino porque también aprehen-
dió de antemano, monoformemente en Sí mismo, las causas
de todas las cosas, y porque se extiende a través de
todo 34
[199]
atravesándolo, como dicen los Oráculos, hasta
l
fin de
todo, y antes de todo, porque la divina Palabra está supra-
simplificada de toda simplicidad, y se halla desligada de
todo, sobre todas las cosas, según lo supraesencial. Esta pala-
bra es la simple y realmente existente verdad, en torno de la
cual está la divina fe
como
conocimiento purificado e ine-
rrante de las cosas todas, firme cimiento de los que han creí-
do, que cimienta a éstos en la verdad y, en ellos, la verdad, .al
tener ellos, con inflexible identidad,
el
simple conocimiento
de la verdad de lo creído. Pues
si
el conocimiento es unifica-
dor
de los que han conocido y de las cosas conocidas, mas la
ignorancia
es
siempre causa de cambio y de división de sí
[ 308]
-
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y límite
en
cada uno y salvaguarda los órdenes y lo bien insti-
tuido de la totalidad para su propio bien, resguarda indem-
nes las inmortales vidas de las angélicas unidades, y hace que
las esencias y órdenes celestiales y lumínicosiz y astrales sean
inalterables que los siglos puedan existir, distingue
las
cir-
cunvoluciones del tiempo
con
las progresiones, pero las reúne
con
los restablecimientos, y hace inextinguibles las potencias
del fuego e indefectibles los flujos del agua, y limita la difusión
aérea y cimenta la tierra sobre nada y .guarda incorruptos sus
partos generadores de vida, y salva inconfusa e inseparableB la
armonía mezcla de elementos entre sí, contiene la conjun-
ción de alma y
cuerpo
y moviliza las potencias nutritivas y
acrecentadoras de los vegetales sostiene las esencializadoras
potencias de las cosas todas y asegura la indisoluble residencia
del todo
dona
la divinización misma, procurando potencia
para esto a los que están deificándose.I4 [203]
Y resumidamente, ninguno de los entes existe por entero
despojado de la todopoderosa seguridad y
contención
de la
divina Potencia. Pues lo que no tiene por entero potencia
alguna, ni existe, ni es algo ni hay en absoluto ubicación algu-
na de él.
[ ]
En verdad afirma el mago Elimas:Is si Dios
es
omni-
potente ¿cómo es
dicho
por vuestro 'teólogo'I6
que
Él no
puede hacer algo?
Insulta
al
divino
Pablo que afirma que
Dios
no
puede
negarse a sí mismo ,17 Al proponer esto,
temo
demasiado que,
por
necedad, me expondré a risa, pre-
tendiendo
derribar construcciones de
niños juguetones
hechas en arena y débiles, y así dar en
un
blanco inaccesible,
afanándome por
un
razonamiento teológico acerca de esto.
Pues la negación de sí mismo es decaimiento de verdad,
pero la verdad es ser y el decaimiento de la verdad es decai-
miento del ser. Entonces, si la verdad
es
ser la negación de
-
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la verdad es decaimiento del ser, Dios no puede decaer del ser
y
no
es el no-ser,
como
alguien podría afirmar,
no
puede el
no-poder y no sabe el no-saber
por
privación. Al no inteligir
esto,
el
sabio imita a los atletas inexpertos en victoriasts quie
nes,
suponiendo
muchas veces que
son
débiles sus antago
nistas, según lo
que
les parece, y
combatiendo
virilmente
contra ausentes, como sombras, y pegándole corajudamente
al
aire
con
golpes vacuos, creen haber
dominado
a sus adver
sarios y lo proclaman ellos mismos
sin
conocer la potencia
de aquéllos.
Pero nosotros, teniendo en la mira
al
'teólogo', en tanto
sea posible, alabamos
con
himnos al Dios
suprapotente
como omnipotente,
como
bienaventurado y único podero
so, como dominante
en
el poderío de su eternidad, como
para nada decaído de los entes,
[204]
más bien supratenien
do y preteniendo todos los entes de acuerdo
con
su potencia
supraesencial y tras haber donado a todos los entes,
con
efu
sión carente de envidia,
el
poder ser, y este ser, por
un
exceso
de sobreabundante potencia.
[7] omo justicia , además, Dios
es
alabado con him
nos como el que atribuye a todos lo acorde a su valort9, y el
que define, para cada uno, buena mesura y belleza y buena
disposición ordenamiento todas distribuciones órdenes
de acuerdo
con
el límite realmente justísimo, siendo para
todos causante de la libre acción o de cada uno de ellos. Pues
la Justicia divina ordena todo
y
lo delimita
y,
salvaguardando
todo
inmixto e inmezclado de todo,Zt
dona
a todos los entes
lo conveniente a cada uno de acuerdo con
el
valor que se
aplica a cada
uno
de los entes.
Y si afirmamos esto correctamente, cuantos insultan a la
divina Justicia, sin darse cuenta votan contra su propia injus
ticia manifiesta, pues afirman que la inmortalidad debe estar
[ 315]
-
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en los mortales y en los imperfectos lo perfecto y en los que
se
mueven por
sí
mismos la necesidad movida
por
otra cosa
y en las cosas cambiantes la identidad y la potencia perfec
cionadora22 en las cosas débiles y que son perpetuas las cosas
temporarias e incambiables las que
se
mueven
por
naturale
za y eternos los placeres ocasionales
y
en resumen asignan
las cosas de unos a los otros. Hay que saber que la divina Jus
ticia realmente en esto es verdadera justicia que a todos atri
buye lo propio de acuerdo con el valor de cada uno de los
entes y salvaguarda la naturaleza de
tada uno
en el orden y
potencia propios.
[205]
[8] Pero alguien podría decir: o es propio de la justicia
dejar inauxiliados a hombres piadosos maltratados por los
malos. Respecto de esto hay que decir que si los que afirmas
piadosos aman las cosas sobre tierra buscadas celosamente
por
los materialistas ellos han decaído totalmente del divino
amor-erótico y no sé
cómo
podrían ser llamados piadosos
los que injurian con
lo
indigno de celo y de amor-erótico lo
realmente amable y divino considerado
no
santamente por
ellos. Pero si ellos aman eróticamente lo realmente existente
es necesario que los que tienden hacia algo se gocen cada vez
que alcanzan aquello a lo que tienden. ¿O no se acercan
entonces más a las angélicas virtudes toda vez que como sea
posible por tendencia a las cosas divinas se alejan del apasio
namiento por
las
cosas materiales ejercitándose respecto de
esto muy varonilmente en lo concerniente al bien? De tal
modo
es
verdadero decir que
es
más pertinente a la divina
justicia el no seducir y hacer perecer la masculinidad de los
excelentes con donaciones de cosas materiales ni en caso de
que alguien emprendiera hacer aquello dejarlos inauxilia
dos 23 sino cimentados en una situación bella y no despiada
da y asignarles a tales seres lo acorde a su mérito.
[ 316]
-
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suficientemente en los Esbozos teológicost acerca de estos
dones supranaturales de los que nos da vehemente testimo
niot4 la sagrada inspiración de los Oráculos.
[6] Pero puesto
que
también otras veces
por
cartats me
interrogaste qué afirmo que
es
entonces el ser-en-sí, la vida
en-sí, la sabiduría-en-sí, y dijiste
no
tener solución respecto
de cómo afirmo a veces que Dios es la vida-en-sí y a veces el
sustento de la vida, creí forzoso,
oh
reverendo hombre de
Dios, resolverte también esta aporía gue está en nosotros. Y
en primer
lugar, para retomar
también
ahora las cosas mil·
veces dichas, no es contradictorio decir que Dios
es
la poten
cia-en-sí o la vida-en-sí y
el
sustento de la vida-en-sí o de la
paz o de la potencia. Pues lo
uno
se dice a partir de los entes
y más aún de los primordialmente [222] entes, como causan
te de todos los entes, lo otro como supraexistente supraesen
cialmente sobre todas las cosas, incluso sobre los primordial
mente entes.l6
¿q yé cosa en resumen -afirmas-, decimos que
es
el ser
en-sí o la vida-en-sí o cuanto existe absoluta y primi
geniamentel7 y lo que sostenemos que ha existido primera
mente a partir de Dios? Esto, afirmamos,
no
es
retorcido sino
recto y de simple aclaración. Pues afirmamos que el ser-en-sí,
como causa de que todos los entes existan, no es esencia algu
na divina o angélica pues es solamente principio y esencia y
causante de que existan todos los entes y
el
ser mismo supra
esencial-, ni es otra divinidad generadora de vida más allá de
la supradivina vida, causa de todo cuanto vive y de la vida-en
sí, ni es, para decirlo resumidamente, esencias y sustancias
principales y forjadoras de los entes, a las que algunos impro
visantes proclamaron
no
sólo dioses sino también forjadores
de los entes, de los cuales ni ellos ni sus padres supieron ts
hablar veraz y autorizadamente, ya que nada de esto es Pero
[ 336]
-
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afirmamos que ser-en-sí y vida-en-sí y divinidad-en-sít9 son
por una parte primordial y divina y causalmente el único
principio y causa supraprincipal y supraesencial de todas las
cosas;
por otra
parte participativamente [ellos] son las
potencias providenciales dadas a partir de Dios impartícipe
-la. esencialización-en-sízo vitalización-en-sízt divinización
en-sí22- de las cuales los entes
no
sólo son sino se dicen par
tícipes de modo apropiado a
sí
mismos y existentes y vivien-
tes y divinamente inspirados y las demás cosas [223] de
modo
similar. Por ello también
se
dice que el bien
es
susten-
to primeramente de las mismas cosas ya de lo íntegro ya de
lo parcial ya de lo enteramente participante ya de lo parcial
mente participante.
Y ¿qué
es
necesario decir acerca de esto? Pues algunos
de nuestros sacros maestros23 en cosas divinas afirman que
la
suprabuena
y
supradivina
bondad-en-sí y
divinidad
es
sustento de la bondad-en-sí y divinidad
l
decir que
es
divi
nidad la merced benéfica y deífica venida de Dios y que
es
belleza-en-sí la efusión hacedora de belleza-en-sí y la belle
za entera y belleza parcial y lo enteramente bello y lo bello
en
parte y cuantas otras cosas están dichas y
habrán
de
decirse según
el
mismo
modo
revelador de providencias y
bondades
participadas
por
los entes
provenientes
del
impartícipe Dios y
que suprabullen
con inenvidiosa efu
sión24 de
modo
que el Causante de
todas
las cosas esté
exactamente más allá de
todo
y
que
lo supraesencial y
supranatural supraexceda en
todo
las cosas que según algu
na esencia y naturaleza existen.
[ 337]
-
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X
[ ]
Y acerca de esto
ya
es
suficiente. Pero,
si
parece bien,
pasemos a lo restante, lo más grave para la cuestión. Pues
también la Teología atribuye
al
Causante de todo no sólo
todo sino todo a
la
vez, y lo alaba con himnos como perfec
to I y como uno .z
Es Perfecto , por cierto, no sólo
como
perfecto-en-sí y
como que
se
define monoformemente por
sí
mismo según Él
mismo, y como enteramente perfectísimo en todo, sino tam
bién como supraperfecto según lo que supraexcede a todo y
lo que define toda ilimitación, supraexpandido sobre todo
límite y no contenido o asido por nada, pero extendiéndose
a la vez a todo y sobre todo, con
las [ 7]
indefectibles dona
ciones e interminables actividades. Se le dice perfecto, por
otra parte, también como inacrecentable y siempre perfecto
y
como
inmenguado,
como
que precontiene
en sí
mismo
todo y suprabulle según
la
única liberalidad incesante e idén
tica y supraplena e indisminuida, según
la
cual todas las cosas
perfectas llegan a perfección y se colman
de la
propia perfec
ción.
[ ] Es Uno porque
es todo
unitariamente, según la
supraeminencia
de
la única unidad, y es causante de todo, sin
separarse del Uno.3 Pues nada de los entes hay impartícipe
del
Uno,
sino que como todo número participa de la móna-
[ 342]
-
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da, también se dicen uno la díada y la decena, y uno la
mitad, y
uno
el tercio y el décimo, así todas las cosas y cada
parte de todas participan del Uno, y
por
existir l
Uno
exis-
ten todos los entes. Y lo Uno causante de todo no es uno de
muchos, sino que existe antes de todo
uno
y pluralidad, y
es
definidor de todo uno y pluralidad. Pues ni siquiera la plura-
lidad deja de participar, de alguna manera, del Uno, sino que
lo mucho en partes es uno en lo entero, y lo mucho en acci-
dentes es uno en lo subyacente, y lo mucho en número o en
potencias es uno en la forma, y lo mucho en las formas es
uno en
el
género, y lo mucho en las procesiones
es
uno
en
l
principio, y nada hay de los entes que
no
participe de alguna
manera del Uno, que ha comprehendido de antemano uni-
tariamente, en su total unicidad, todas las cosas, y todo en su
integridad, e incluso
las
contrarias. Y sin l Uno no existirá
pluralidad, mas sin pluralidad existirá lo Uno, como [228]
también hay mónada antes de todo número pluralizado. Y
si
alguien supone todo unido a todo, todo será uno en la inte-
gridad.
[ ]
Por otra parte, también hay que saber esto, que según
la forma preconcebida de cada cosa singular,
se
dice que
están unidas las cosas unidas, y lo elemental en todo
es
el
Uno. Y si quitas el Uno, ni integridad ni parte ni ninguna
otra cosa de los entes existirá. Pues l U no ha tomado de
antemano y contenido,en sí mismo todas las cosas unifor-
memente. Así efectivamente la 'Teología' alaba con himnos
la entera Tearquía, como causa de todo, con
l
sobrenombre
de 'Uno', y único Dios
es
l
Padre y único señor
es
Jesu-
cristo y único y l mismo Espíritu ,
por
la indivisibilidad
que sobrepasa la entera Unidad divinal, en la cual todas las
cosas convergen unitivamente y están supraunidas y existen
además supraesencialmente.
[ 343]
-
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Por ello también a Ella todas las cosas
se
refieren y atri
buyen justamente, por la cual y a partir de la cual y a través de
la cual y en la cual y hacia la
cual4
todo existe y está coordi
nado y permanece y
es
contenido y colmado y
se
revierte. Y
no podrías encontrar ninguno de los entes que, por el no
-según el cual toda la divinidad
es
nombrada supraesencial
mente-,
no
sea eso que
es
y sea perfeccionado y salvaguarda
do. Y
es
necesario también que nosotros, revertidos de lo
mucho
al
Uno, por la potencia de la divinal Unidad, alabe
mos con himnos, unitariamente, la entera y única divinidad,
el no causante de todo, lo que es antes de todo uno y plu
ralidad, y parte y entero, y confin infinitud, y límite e ilimi
tación, lo que define todos los entes y el ser mismo y
es
a la
vez y antes [229 de todo y sobre todo, y unitivamente cau
sante de todo y de todo en su integridad, y que
por
encima
de lo uno existente mismo también define el uno existente
mismo, dado que lo que
es
uno en los entes
es
numérico y
el
número participa de la esencia. El no supraesencial define
no sólo lo que es uno sino también todo número,
él
mismo
es
principio y causa y número y orden del uno y del número
y
de todo ente.
Por ello también, alabada como mónada y tríada, la divi
nidad sobre todas las cosas
no es
ni mónada ni tríadas cono
cida por nosotros o por algún otro de los entes; pero, para
que alabemos con himnos verdaderamente también lo
supra unido de ella y su divina fecundidad, denominamos a la
que está sobre todo nombre con la divina denominación ter
naria y unitaria, que
es
supraesencial a los entes. Ninguna
mónada o tríada, ni número ni unidad o fecundidad, ni nin
gún otro de los entes o de los entes conocidos por alguien
explica la ocultez6, sobre toda razón inteligencia, de la
Supradivinidad7 supraexistente supraesencialmente sobre
-
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todas las cosas, y no existe nombre ni razón de ella, sino que
es trascendente en lo inaccesible.
Y ni
siquiera le asignamos,
como
armonizándolo
con
Ella, el
nombre mismo
de 'Bondad', sino
que con
el deseo de
inteligir y
decir
algo acerca de aquella naturaleza inefable,
consagramos primeramente a Ella el más venerable
de
los
nombres.
Y podríamos
concordar
también en esto con los
teólogos ;
pero
estaremos alejados
de
la verdad de los
hechos. [230] Por eso, ellos
también
han privilegiado l
ascenso a través de negaciones,
como que
saca l alma de las
cosas afines a ella y la encamina a través de todas las divinas
intelecciones, las
que son
trascendidas por lo sobre
todo
nombre s y sobre
toda
lógica y conocimiento, coligándola a
Ello en los extremos de todo, en cuanto
es
posible también
para nosotros coligarnos a Aquél.
[4]
Habiendo
reunido estas inteligibles denominaciones
divinas, nosotros las explicamos hasta donde es posible, ale
jados no sólo de sus exactos significados (pues
también
los
ángeles afirmarían esto, en verdad), sino [alejados] asimismo
de la alabanza de ellas l modo de los
himnos
angélicos (pues
incluso los mejores de los 'teólogos' a nuestro lado distan de
los últimos
de
los ángeles), y [alejados] en verdad no sólo de
los teólogos mismos y de los ejercitados tras ellos o segui
dores suyos, sino también de los que están en igual nivel que
nosotros, en nuestra posición última e inferior.
De
tal
modo,
si es correcto lo dicho-y en la medida en que alcanzamos, con
nuestro raciocinio, la explicación relativa a la divina denomi
nación,
hay que
atribuir este hecho al Causante de todos los
bienes
que dona
primero el hablar mismo, luego el hablar
bien.
Y si algo de valor equivalente ha sido dejado de lado, será
necesario también que nosotros lo suplamos según los mis-