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DICCIO

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75 cribe con mayor precisin. En primer lugar. se da una separacin muy clara entre ngeles buenos y malos. en oposicin constante entre s (Zac 3,ls). Por ms que sus funciones generales no havan cambiado. se les confan tareas especiale-s. Diez mil de ellos permanecen alrededor del trono de Yahveh. mientras que otros presiden los destinos de las naciones (Dan 10,13-21) o velan por los individuos (Tob 3,17; Sal 91.11; Dan 3.49s). Presentan a Yahveh las plegarias de los hombres piadosos (Tob 12,12). Tres de ellos reciben un nombre relacionado con la misin precisa que desempean: -> Rafael. Dios cura (Tob 3,17; 12,14); -> Gabriel. hroe de Dios (Dan 8.16; 9,21); Y sobre todo -> Miguel. Quin como Dios? (10,13.21; 12,1). Aparece as una jerarqua entre los ngeles, cuya cspide la ocupa Miguel como guardin de Israel y prncipe y cabeza de todos los ngeles. Los ngeles se han convertido en intermediarios obligados de Dios en su accin en los hombres. As los representarn los escritos del NT. Antes habr tenido lugar en la literatura apcrifa una extensin de su papel (Libro de Henoc etipico) y un intento de organizacin tea lgica en un sistema ms o menos coherente de parte de los escritos rabnicos. B) NT. a) Tendencias generales. Los autores del NT recogen por propia cuenta la concepcin del AT, al tiempo que incorporan a ella algunos datos del judasmo intertestamentario. Tienen la misma creencia en la existencia de estos seres celestiales pertenecientes al mundo de arriba, pero que nunca deben ser objeto de culto o de plegaria (Col 2.18; Ap 22.8s). El lenguaje utilizado para la transmisin de su mensaje es as mismo convencional. Tiende a subrayar el valor divino de la palabra dicha o de la orden dada. Su jerarqua, bosquejada en el AT, se precisa algo ms, sin quedar an fijada de manera absoluta. Adems, se encuentran las antiguas denominaciones, pero hay nombres nuevos: -> arcngeles (lTes 4,16; Jds 9), -> tronos, -> dominaciones, -> principados, -> potestades (Col 1,16) y -> virtudes (Ef 1,21). Los ngeles conservan su funcin de mensajeros divinos cerca de los hombres y generalmente a favor de stos. El papel de malo queda reservado a Satn. An ms que en el AT, la aparicin de ngeles es signo de una intervencin directa de Dios en el curso de los acontecimientos que cambiarn el destino de los hombres. Mas la gran novedad consiste ahora en la convergencia de su papel y situacin alrededor de la persona del Cristo y de su Iglesia. No obstante, hay que distinguir entre los Evangelios. en los que dicha convergencia es muy clara, el libro de los Hechos, en que se precisa el papel de los ngeles a propsito de los miembros de la Iglesia. las cartas paulinas, en las que se elaboran diversos ensayos de sn- ngel tesis sobre el tema, y el Apocalipsis, que por su mayor cercana a los escritos apcrifos incorpora masivamente a los ngeles a los acontecimientos del fin de los tiempos. b) Evangelios. Los ngeles, habitantes del mundo celestial (ln 1,51), aparecen sobre todo en los relatos de la infancia v de la resurreccin. En Lc, Gabriel anuncia'a Zacaras el nacimiento de Juan Bautista (1.11-20), y a Mara el de Jess (1,26-38). En Mt, el ngel del Seor hace saber a Jos el futuro nacimiento de Jess y le sirve de gua para el viaje a Egipto, lo mismo a la ida que a la vuelta (1.20s; 2,13-20). Toda una multitud de ngeles anuncia a los pastores la presencia del recin nacido en Beln en una cueva (Lc 2,9). Ante la tumba vaca, son tambin ngeles los que, bajo distintas denominaciones, revelan a las mujeres el misterio de la resurreccin de Jess: ngel del Seor (Mt 28,2-7), joven (Mc 16,5), dos hombres (Lc 24,4) y dos ngeles (Jn 20.12). Durante la vida pblica de Jess, la asistencia de los ngeles es menos visible. Aparte de lo que podemos considerar como las dos tentaciones de Jess. la del monte de la Cuarentena (Mt 4.11; Mc 1,13) y la del monte de los Olivos (Lc 22.43), los ngeles estn junto a Jess de forma invisible (Mt 26,53). Adems de estas diversas intervenciones en la vida de Jess, los evangelistas ponen en boca de ste toda una enseanza sobre los ngeles. Se dice claramente que esos seres no estn sometidos a la carne y que contemplan el rostro de Dios (Mt 22.30; 18,10), pero que no por ello conocen la fecha del juicio (24,36). Por otro lado. conservan su funcin tradicional de intervencin eficaz dentro de su papel de guardianes de los hombres. De modo particular velan por los pequeos (18,10), se alegran por la conversin de los pecadores (Lc 15,10) y. por ltimo, se encargan de llevar el cuerpo de Lzaro al seno de Abraham (16,22). El ngel de la piscina de Betesda toma el relevo de Rafael. asumiendo la virtud teraputica de un fenmeno inexplicado (ln 5,4). De una manera ms nueva, los ngeles representan un gran papel en el momento de la parusa. Acompaarn al Hijo del hombre en su venida (Mt 16,27) y asistirn al juicio del mundo (Lc 12,8s). Sern incluso sus ejecutores separando a los malos (Mt 13.41s) y juntando a los elegidos (Mt 24,31). Despus de haber acompaado a Jess desde su nacimiento hasta su resurreccin durante la inauguracin del reino de Dios en la tierra, estarn adems presentes y activos en el momento de la inauguracin de este reino en los cielos. c) Hechos de los apstoles. Ya en la primera mencin de los ngeles, dos hombres vestidos de blanco explican a los apstoles el sentido de la ascensin de su Maestro (Act 1.10). Est claro que habr continuidad entre