deuda externa ecuatoriana

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Deuda externa ecuatoriana Los problemas derivados de la deuda externa han sido los componentes principales de la historia nacional para muchos pueblos y también para el Ecuador , el manejo corrupto, en muchos casos, de las negociaciones y de los recursos obtenidos derivaron en comprometer importantes recursos económicos que al ser desviados para su servicio, desatienden otros, especialmente la salud, educación y vivienda. Para poder pagar las obligaciones del endeudamiento externo, el país debe cumplir ineludiblemente con las disposiciones de los organismos financieros internacionales (cartas de intención, planes de ajustes estructural ), lo que lleva a priorizar las obligaciones financieras del Estado, en desmedro de las obligaciones sociales para el pueblo ecuatoriano. El endeudamiento externo es una práctica que nos acompaña desde los albores de la independencia hasta nuestros días. Además de ser un compromiso financiero también es un Nudo gordiano , como lo calificó Eloy Alfaro , porque impide el desarrollo económico y social de nuestros pueblos, los programas de ajuste estructural (paquetazos económicos) son provocados por el endeudamiento externo. El Presupuesto General del Estado a lo largo de la vida republicana ha destinado altos porcentajes para el pago de la deuda en desmedro de la atención a la salud, educación, vivienda e infraestructura. Un componente importante de la deuda externa nacional es la deuda externa privada adquirida en el exterior por las entidades financieras privadas y los empresarios, en los últimos tiempos ha crecido desmesuradamente, por lo que debemos estar vigilantes ya que su crecimiento implica dificultades de pago del sector privado y puede repetirse que el Estado asuma las obligaciones como ya sucedió con la sucretización de la deuda externa privada, con lo que se aumentó la deuda externa pública. Historia de la deuda externa ecuatoriana La historia de la deuda externa ecuatoriana se inicia antes de que el Ecuador se constituyera en República. Es necesario distinguir en esta historia, dos fases, la primera es la deuda de la independencia, desde los inicios del siglo XIX, la misma que nos acompañó hasta el año 1979 en que fue cancelada. La

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Page 1: Deuda externa ecuatoriana

Deuda externa ecuatorianaLos problemas derivados de la deuda externa han sido los componentes principales de la historia nacional para muchos pueblos y también para el Ecuador, el manejo corrupto, en muchos casos, de las negociaciones y de los recursos obtenidos derivaron en comprometer importantes recursos económicos que al ser desviados para su servicio, desatienden otros, especialmente la salud, educación y vivienda. Para poder pagar las obligaciones del endeudamiento externo, el país debe cumplir ineludiblemente con las disposiciones de los organismos financieros internacionales (cartas de intención, planes de ajustes estructural), lo que lleva a priorizar las obligaciones financieras del Estado, en desmedro de las obligaciones sociales para el pueblo ecuatoriano.

El endeudamiento externo es una práctica que nos acompaña desde los albores de la independencia hasta nuestros días.

Además de ser un compromiso financiero también es un Nudo gordiano, como lo calificó Eloy Alfaro, porque impide el desarrollo económico y social de nuestros pueblos, los programas de ajuste estructural (paquetazos económicos) son provocados por el endeudamiento externo. El Presupuesto General del Estado a lo largo de la vida republicana ha destinado altos porcentajes para el pago de la deuda en desmedro de la atención a la salud, educación, vivienda e infraestructura.

Un componente importante de la deuda externa nacional es la deuda externa privada adquirida en el exterior por las entidades financieras privadas y los empresarios, en los últimos tiempos ha crecido desmesuradamente, por lo que debemos estar vigilantes ya que su crecimiento implica dificultades de pago del sector privado y puede repetirse que el Estado asuma las obligaciones como ya sucedió con la sucretización de la deuda externa privada, con lo que se aumentó la deuda externa pública.

Historia de la deuda externa ecuatoriana

La historia de la deuda externa ecuatoriana se inicia antes de que el Ecuador se constituyera en República. Es necesario distinguir en esta historia, dos fases, la primera es la deuda de la independencia, desde los inicios del siglo XIX, la misma que nos acompañó hasta el año 1979 en que fue cancelada. La segunda fase comprende el último cuarto del siglo XX, cuando el país se convierte en un rico exportador de petróleo, es la época del boom petrolero y continúa como nuestra sombra hasta la actualidad.

Nuestra primera deuda. La independencia del Ecuador y la deuda externa

A inicios del siglo XIX, los hijos de los españoles nacidos en América (criollos) eran marginados del poder político, por lo que se comenzaron a gestar las ideas libertarias del poder español.

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El proceso independentista requirió la formación y el mantenimiento de un ejército, lo que demandó la inversión de grandes cantidades de recursos económicos que se obtuvieron de aportes de la población y de préstamos externos.

En esa época eran potencias mundiales: Francia, Inglaterra y los Estados Unidos, quienes tenían sus propios intereses sobre las colonias españolas, Francia estaba en guerra con España, Estados Unidos interesado en posponer la libertad de los criollos y mestizos hasta que ellos pudieran beneficiarse y no Inglaterra, los ingleses interesados en disminuir el poderío español en América.

En estas circunstancias, el primer empréstito se lo hizo fue a Inglaterra inicialmente al 85% y en la práctica se lo hizo al 88.5%, con cobro de intereses por adelantado, por lo que gran parte de los recursos prestados se quedaron en el viejo continente, además Inglaterra aprovechó para vender, aumentando su poder político al influenciar en las nuevas economías de los países deudores que tuvieron que someterse al pago de onerosas deudas.

Además, mucho del armamento se compró a precios altos y luego se vendió como chatarra.

La deuda externa de la independencia, además de los empréstitos para las acciones libertarias; comprende también los recursos gestionados en Europa por Bolívar y los dirigentes colombianos para consolidar la independencia, proteger la agricultura y fomentar el desarrollo industrial de la naciente república de Colombia, esta es la “deuda inglesa”.

Al finalizar el año de 1822, en que se concretó la independencia de lo que había sido la Real Audiencia de Quito, y que posteriormente constituiría el territorio de la República del Ecuador, la deuda arrojaba los siguientes saldos:

Deuda Externa - Capital 576.979 pesos, 40 centavos

Intereses72.816 pesos, siete y cuartos reales

Por Deuda Interna - Capital

185.132 pesos, uno y medio reales

Intereses 72.731 pesos, un cuarto de real

Total907.759 pesos, cinco y medio reales

Page 3: Deuda externa ecuatoriana

Para 1830, año en que se produce la disolución de la Gran Colombia, la deuda inglesa estaba compuesta de la siguiente manera:

Empréstito de 18222.000.000 libras esterlinas

Empréstito de 18244.750.000 libras esterlinas

Total6.750.000 libras esterlinas

Amortizado 124.050 libras esterlinas

Saldo deudor por capital

6.625.950 libras esterlinas

Cuatro años más tarde se realiza el Convenio de Referencia en el que se establece que de cada 100 unidades de las deudas y acreencias de la antigua Colombia , corresponden a Nueva Granada 50, a Venezuela 28.5 y a Ecuador 21.5

Nueva Granada

3.312.975,00 libras esterlinas

Venezuela1.888.395,25 libras esterlinas

Ecuador1.424.579,25 libras esterlinas

Total6.625.950,00 libras esterlinas

Este reparto fue injusto si se considera que esta deuda fue contraída antes de la agregación del Ecuador a Colombia, y porque del valor de los empréstitos sólo vinieron al Ecuador 16.000 pesos y la fragata Colombia.

De 1830 a 1893

Page 4: Deuda externa ecuatoriana

De 1830 a 1854, el país vivió en moratoria (no pago de las obligaciones) con el mercado financiero internacional, en los primeros 65 años transcurridos desde su conformación como república independiente, sirvió su deuda apenas 16 años. Realizando enormes sacrificios pagó los intereses hasta 1869.

En falta con sus acreedores vivió hasta mayo de 1893, cuando volvió a servir la deuda hasta julio del año siguiente. Razón por la cual durante mucho tiempo del siglo pasado nuestro país no fue objeto de crédito de la banca internacional. Esta situación hizo que Eloy Alfaro considerara la deuda inglesa como “Gordiana”, es decir, insoluble.

El 14 de marzo de 1896, Eloy Alfaro, Jefe Supremo de la República, emitió un decreto que en su artículo 1ª disponía: "Suspéndese el pago de la deuda externa hasta que se obtenga un arreglo equitativo y honroso con los tenedores de bonos".

Con el objeto de conseguir recursos en los mercados internacionales para la construcción del ferrocarril Guayaquil – Quito, el gobierno de Alfaro recompra deuda al 35% de su valor nominal y así transformó gran parte de la deuda en bonos para esta empresa.

Deuda Externa para la construcción del ferrocarril del sur

US$ 17.289.816

Acciones del ferrocarrilUS$ 12.283.000

De 1931 a 1958

Hasta 1931 se logró mantener el servicio de la deuda, A partir de 1936 se mantuvo una situación de moratoria casi total hasta mediados de los años cincuenta. En 1958, cuando comenzaron a presentarse dificultades económicas el país se vio obligado a acercarse al Fondo Monetario Internacional, en busca de un crédito contingente o stand by.

En la medida en que se agudizaba la crisis económica con la consiguiente inestabilidad política, el Ecuador recurrió otra vez al apoyo financiero del FMI, contratando nuevos créditos, y el país tuvo de aceptar las recomendaciones fondomonetaristas y adecuarlas a su política económica.

La década de los 70

A inicios de la década de los 70, el boom petrolero cambió substancialmente la estructura económica del país. A partir de 1972, la producción y comercialización externa del petróleo toman impulso. Las condiciones del mercado internacional propician una notable mejora en los términos de intercambio dado el constante incremento del precio del crudo en el

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mercado mundial, el cual, entre 1972 y 1980 ascendió de 2.5 a 35.2 dólares el barril.

Este período se da "durante el triunvirato militar encabezado por el vicealmirante Alfredo Poveda, empezó el endeudamiento agresivo de la Dictadura Militar, paradójicamente cuando nuestro país tenía una economía boyante, producto de la explotación y exportación petrolera." (http://www.auditoriadeuda.org.ec/index.php?option=com_content&view=article&catid=46&id=58&Itemid=56)

A nivel internacional, los bancos árabes tenían gran acumulación de dólares "producto de la subida del precio del barril de petróleo (como consecuencia de la conformación de la OPEP), y no supieron qué hacer con el excedente monetario. En esa coyuntura, el asesor del Banco Central Saudita sugirió a los bancos árabes colocar sus fondos en bancos de los Estados Unidos."[1]

Durante la primera mitad de la década existió un endeudamiento moderado debido a que la dictadura militar dispuso cautela para el endeudamiento externo, pero esta actitud cambió en la segunda mitad de los años 70 regida también por militares.

En 1975 se produjo un debilitamiento en la economía debido al incremento de las importaciones y limitaciones a las exportaciones petroleras, el gobierno adquirió nuevas deudas, lo que motivó el crecimiento desmesurado de la deuda.

Algunas cifras del endeudamiento externo del Ecuador en los años 70

AñoDeuda pública en millones de

dólaresDeuda privada en millones de

dólares

1970

229.3 12.2

1971

248 12.8

1972

324.6 19.3

1973

366.2 14.2

197 277.2 32.8

Page 6: Deuda externa ecuatoriana

4

1975

456.5 56.2

1976

635.8 57.3

1977

1.173,8 89.9

1978

1.818 496.2

1979

2.847.8 706.3

Entre 1970 y 1979 crece el endeudamiento público 12,41 veces y el privado crece 57,89 veces, por lo tanto crece la sangría de recursos hacia el exterior.

Año

Deuda Total Pública y privada

Millones de dólares

Servicio de la deuda

Millones de dólares

Deuda Per

cápita Dólares

Deuda externa como % del PIB%

Deuda externa como % de las

exportaciones %

1970

242 15% 127.2

1971

261 16% 131

1972

344 4.403 50,34 18% 105.4

Page 7: Deuda externa ecuatoriana

1973

380 7.127 58,36 15% 71.5

1974

410 7.547 61,10 11% 36.5

1975

513 7.466 72,23 12% 57.2

1976

693 27.979 97,49 13% 61.5

1977

1.264 44.743 172,72 19% 88

1978

2.314 70.194 307,41 30% 154.9

1979

3.554 131.446 458,98 38% 163.6

Entre 1976 y 1979, el país vivió un endeudamiento agresivo tanto público como privado, aumenta la deuda y su servicio, como consecuencia de los nuevos endeudamientos para pagar lo anteriormente prestado. Aumenta también el endoso de la deuda a cada ecuatoriano/a , de 50,34 dólares en 1972 pasa a 458,98 en 1979, crece también la desatención a los servicios de salud, educación, vivienda y otros.

En el período de la Dictadura, la deuda externa pasó de 636 millones a 3530 millones de dólares. Fuente: BCE: 75 Años de Información Estadística hasta el año 2001; Boletines mensuales, Boletín de deuda; Elaboración: CEIDEX.

Contexto de los años 70 que favorecieron el endeudamiento agresivo

1. La demanda de préstamos de los países empobrecidos y el mal uso de los recursos obtenidos, no son las únicas causas de los problemas del endeudamiento, también lo es la oferta de recursos financieros en los países desarrollados, especialmente en los Estados Unidos En los años 70 se produjo una afluencia masiva de eurodólares debido a los desbalances que provocó la guerra de Vietnam y la eliminación de la convertibilidad del dólar en oro, en agosto de 1971.

Page 8: Deuda externa ecuatoriana

2. Crecimiento de los recursos financieros del Norte con los petrodólares, lo cuales fueron orientados al sur a fin de lograr su utilización productiva.

3. Debido al incremento de las exportaciones petroleras el Ecuador se convierte en un atractivo sujeto de crédito para la banca y las empresas transnacionales.

4. Facilidades para adquirir deudas, a sola firma y con intereses bajos del 1 al 2 %.

Pago de la deuda inglesa

Para 1976, en la bonanza petrolera, y después de más de 160 años de su contratación inicial, el país termina de cancelar la deuda inglesa convertida luego en la del ferrocarril, cuando esta representaba 1.5% del total, y su valor equivalía a 3.2 millones de dólares. Se cancela esta deuda pero se adquieren nuevas deudas con el Fondo Monetario Internacional.

La década de los 80

Los años ochenta se inician con cambios importantes de orden político y económico, estos son: el retorno en 1979 al régimen democrático y, el agravamiento de los desequilibrios económicos que venían acumulándose desde la década anterior.

A esto se sumó un contexto internacional desfavorable, caracterizado por:

1. La moratoria de la deuda externa mexicana y la imposibilidad de pago de los compromisos financieros adquiridos por parte de los países en desarrollo, que determinaron el cierre del financiamiento externo para América Latina.

2. La elevación de las tasas de interés en el mercado internacional, los intereses de los préstamos convenidos en los años 70 al 1 y 2 % aumentan al 18%, elevando el servicio de la deuda externa a niveles preocupantes.

3. la contracción del comercio internacional debido a la baja en los precios y demanda de productos primarios y, a restricciones al comercio por parte de Estados Unidos.

4. El debilitamiento del mercado petrolero.

Posteriormente a la crisis de 1982 la banca privada internacional y los organismos financieros internacionales, para evitar el colapso del sistema financiero internacional privado desplegaron mecanismos de préstamos que consistían en la concertación de paquetes de refinanciamiento anuales, junto con la provisión de nuevos créditos conocidos como "dinero fresco" destinados a cubrir el pago de intereses y la aplicación de estrictos programas de ajuste que serían supervisados por el Fondo Monetario Internacional como condición previa a la suscripción de nuevos acuerdos de reprogramación.

La deuda privada también crece excesivamente, en 1979 era de 706.3 millones de dólares, y llega hasta los 1.628.5 millones en 1982.

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En 1983 el gobierno del Dr. Oswaldo Hurtado,uno de los mas grandes e ilustrados políticos y estadistas ecuatorianos, con la inevitable disyuntiva de evitar la quiebra de las empresas y estabilizar el sistema financiero, asume la deuda privada en dólares de los empresarios, banqueros y personas particulares, a cambio, éstos se comprometieron a pagar su equivalente en sucres al Instituto Emisor, a tasas de interés bajas,medida polémica en alto grado púes, le hacía blanco de las críticas a ultranza de sectores extremistas que miraban la medida fuera del complejo contexto económico que vivía el Ecuador y que no dejaba margen de maniobra.

Esta medida conocida como la "sucretización" representó la más grande transferencia de recursos del Estado al sector privado, realizado en medio de una de las más graves crisis económicas de nuestra historia. En el gobierno de León Febres Cordero, el plazo de pago en sucres al Banco Central se amplió de tres a siete años y se congelaron los intereses, así la deuda del estado frente a los acreedores crecía constantemente por la devaluación del sucre frente al dólar, mientras que para los empresarios esta deuda era cada vez más pequeña.

La violenta baja en el precio del petróleo en 1986 y el terremoto de marzo de 1987, determinaron que el Ecuador empiece a acumular atrasos en los pagos de la deuda externa bancaria, lo que significó la restricción de nuevos desembolsos externos por la suspensión del servicio de la deuda externa, hecho que incidió en la caída de su valor en el mercado secundario.

Algunas cifras del endeudamiento externo del Ecuador en los años 80

AñoDeuda Pública en millones de

dólaresDeuda Privida en millones de

dólares

1980

3.530,2 1.071,1

1981

4.415,8 1.452,3

1982

5.004,3 1.628,5

1983

6.242,4 1.138,3 Sucretización

1984

7.368,8 227.2

Page 10: Deuda externa ecuatoriana

1985

7.955,4 155,3

1986

8.977,5 85,2

1987

10.233,3 102.2

1988

10.535,5 133.3

1989

11.365,9 166.7

El traspaso de la deuda externa privada a deuda externa pública determinó que ésta baje de 1.138,3 millones de dólares en 1983 a 227,2 millones de dólares en 1984.

Año

Deuda Total Pública y privada

Millones de dólares

Servicio de la deuda

Millones de dólares

Deuda Per

cápita Dólares

Deuda externa como % del PIB%

Deuda externa como % de las

exportaciones %

1980

4.601,3 143.227 577,95 39 183.6

1981

5.868,1 206.427 717,10 42 230.9

1982

6.632,8 234.484 788,76 50 296.4

1983

7.380,7 179.734 854,46 66 331.6

198 7.596 196.224 856,54 66 289.9

Page 11: Deuda externa ecuatoriana

4

1985

8.110,7 243.359 891,39 68 279.2

1986

9.062,7 256.693 971,39 86 414.6

1987

10.335,5 407.026 1.080,95 109 535.7

1988

10.668,8 198.708 1.102,87 117 486.4

1989

11.532,6 342.951 1.149,96 119 489.9

La deuda crece y también los pagos, y los y las ecuatorianas vemos aumentar nuestra participación en la deuda, de 577,95 dólares por persona en 1980 a 1.149,96 dólares en 1989. Y continuamos pagando y seguimos debiendo cada vez más.

Los años 90

En el año 1987, el gobierno del Ecuador tenía un atraso en los pagos que alcanzó al 7% del total de la deuda y en 1990 el porcentaje de atraso llegó al 25%. El país no tenía recursos, al igual que otros países latinoamericanos, entonces la banca acreedora propuso en mayo de 1989, la aplicación del Plan Brady como mecanismo de reducción voluntaria de deuda atrasada, y así salvar a los bancos acreedores que tenían pocas posibilidades de cobrar los préstamos y además en los mercados de valores los títulos de la deuda no se vendían ni al 15% de su valor nominal, situación que pudo ser aprovechada para renegociar la deuda a los valores del mercado, pero no se hizo así sino que se revivió la deuda.

En 1994, el Ecuador acepta el Plan Brady, en el gobierno de Sixto Durán Ballén, Alberto Dahik y Ana Lucía Armijos, la deuda alcanzó los 13.758 millones de dólares., de los cuales 6.990 estaban vencidos.

Con este Plan Brady, el Banco Central intercambia deuda vieja devaluada por deuda nueva al emitir de títulos de deuda garantizados con Títulos del Tesoro de los Estados Unidos que también fueron comprados con préstamos a organismos financieros internacionales. El 52% de la deuda externa se convierte en bonos Brady, cada bono valía 250.000 dólares el pago del capital se lo haría en 30 años plazo (en el año 2025 pagaríamos todo), los

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intereses se pagaban en febrero y agosto de cada año (160 millones de dólares cada semestre) , estas condiciones de pago originaron , que los especuladores de divisas (bancos y personas particulares) aprovechen la situación , aumenten la cotización del dólar , para ganar dinero fácilmente perjudicando a la economía nacional.

En esta negociación también se incluyeron 1.600 bonos que correspondían a la deuda externa privada de los empresarios y banqueros. Además este Plan incluye la prohibición de que el gobierno recompre deuda a valores bajos, si quiere recomprar tiene que ser a la par (valor nominal).

Algunas cifras del endeudamiento externo del Ecuador en los años 90

AñoDeuda Pública en millones de

dólaresDeuda Privada en millones de

dólares

1.990

12.052 170

1.991

12.629,5 172,4

1.992

12.537 258,2

1.993

13.025 605,9

1.994

13.757,8 831,6

1.995

12.378,9 1.555,1

1.996

12.628 1.958,1

1.997

12.579,1 2.520,1

Page 13: Deuda externa ecuatoriana

1.998

13.240 3.159

1.999

13.372

Año

Deuda Total Pública y Privada

millones de dólares

Servicio de la deuda

millones de dólares

Deuda per

cápita dólares

Deuda externa como % del PIB%

Deuda externa como % de las

exportaciones %

1990

12.222 480.359 1.190.75 116 448.7

1991

12.801,9 415.248 1.219.05 111 449

1992

12.795,2 468.630 1.191.27 103 412.5

1993

13.630,9 431.340 1.241.32 94 444.6

1994

14.589,4 611.122 1.300.19 86 379.4

1995

13.934 1.400.755 1.215.88 77 315.9

1996

14.586,1 828.752 1.246.89 76 298.3

1997

15.099,2 1.363.605 1.264.91 75 290.9

Page 14: Deuda externa ecuatoriana

1998

16.204.3 1.312.347 1.330.95 76 395.1

1999

16.700 1.344.85 114

Es el año 1999, el peor de la crisis, el servicio de la deuda abarca las tres cuartas partes de los ingresos corrientes del Estado, es decir, de los impuestos recaudados y de los ingresos del petróleo.

Hacia los años 2000

En enero del año 2000 se impuso la dolarización de la economía, la misma que sirvió como garantía para iniciar las conversaciones con los acreedores. En marzo del 2000, el monto de la deuda representa un 140% del PIB, en diciembre del mismo año fue de 118%, debido a los atrasos en el pago del servicio de la deuda.

Para el 4 de abril del 2000 se suscribe la Carta de Intención que contiene la receta básica para el ajuste estructural y las privatizaciones. El Ecuador dolarizado requería recuperar la confianza de los organismos internacionales, por lo que se inicia el canje de los Bonos Brady (cuya vida había sido programada para 30 años como una solución definitiva al problema de la deuda) con menos de 5 años de vigencia por los bonos Global.

A los acreedores, se les entregó antes de su vencimiento, los bonos cupón 0 del Tesoro de los Estados Unidos por un valor de 722 millones de dólares, que recién debían recibirlos en el año 2.025 como parte de pago del capital. Además los bonos norteamericanos fueron comprados con deuda contratada por el gobierno ecuatoriano en el banco Mundial (BM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Corporación Andina de Fomento (CAF).

A los 722 millones de dólares se suman las obligaciones vencidas por aproximadamente 161.1 millones de dólares que fueron pagados al contado de las arcas fiscales, en total se entregaron en efectivo 883.1 millones de dólares que pudieron servir para la recompra de los deprimidos bonos Brady si se hubiera trabajado por los intereses del país.

El canje de los bonos Brady por los bonos Global, también contempla la obligación de recomprar deuda por lo menos en un 3% anual de la cifra original desde el año 13 de la emisión de los Bonos Global A (30 años) y para los bonos Global B (12 años) la recompra es obligatoria en un 10% a partir del sexto año.

Este canje se negoció con tasas de interés superiores a las existentes en el mercado, se negoció para que los intereses de los bonos Global pasaran del 4% al 10%, con un ritmo de crecimiento de un punto porcentual ( en el 2005

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el interés de estos bonos es del 8%), los intereses de los bonos Global se pactaron al 12%.

El Gobierno de Gustavo Noboa y su Ministro de Economía Jorge Gallardo, anunciaron como beneficios de la renegociación, la reducción del servicio de la deuda de 1.500 millones de dólares en los primeros 5 años.

Según documentos oficiales, se debían emitir Bonos Global A (a 30 años) "aproximadamente" por 2.700 millones de dólares y Bonos Global B (a 12 años) por 1.250 millones de dólares; la suma de estas cifras da un valor total de 3.950 millones para los Bonos Global, lo cual comparado con los 6.946 millones de dólares que representaban los Bonos Brady [7] y los Eurobonos significaba una rebaja de un 43%, descuento que podría ser mayor por efecto de la recompra programada de los nuevos bonos en el mercado secundario.

Pero tomando en cuenta todos los pagos en efectivo, realizados en esta negociación, en realidad el descuento es inferior al 30%. Si calculamos el valor nominal del servicio pendiente, constatamos que el servicio de los Bonos Global comparado con el servicio de los Bonos Brady, luego de una reducción en el corto plazo, vuelve a crecer.

Y a la postre el servicio total de los Global sería superior en 3.000 millones de dólares al de los Brady, lo que representa, en la práctica, un nuevo endeudamiento.

De hecho el propio gobierno entre las metas de la renegociación planteó: “Maximizar pagos por adelantado y flujo a los inversionistas durante la vida de los bonos”.

Además -en medio de la crisis- con bonos Global y dinero fresco, se cancelaron 42,6 millones de dólares en bonos Global y 5,7 millones de dólares en efectivo en calidad de comisiones a la compañía Salomón Smith Barney y otras empresas que asesoraron al gobierno en la renegociación de los bonos Global.

Para mantener sostenible el plan de pago se necesitaría como base un crecimiento inmenso de las exportaciones, variable que a tan corto plazo escapa prácticamente a la capacidad del gobierno, más aún si se parte de que la economía está dolarizada. Además, el aumento de la deuda interna del Ecuador como consecuencia de la crisis bancaria y el peso de la dolarización puedan desarrollarse como un factor clave que afecta negativamente la capacidad de pago futura.

También se debe mencionar el uso indebido de recursos de un saldo no canjeado de la emisión de bonos Global por un total de 126,4 millones de dólares habría sido negociado en el mercado para convertirlos en 52,7 millones de dólares que habrían sido destinados a Filanbanco y al Banco del Pacífico, Jorge Gallardo, presidente de la Comisión Negociadora de los Bonos Global, fue el presidente ejecutivo del Banco del Pacífico.

Estos bonos Global habrían sido vendidos con un descuento del 60% y con los recursos obtenidos de esa venta se compró al Banco del Pacífico bonos

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del propio Estado, emitidos por el Ministerio de Economía, con un descuento de apenas el 10%, “otro negocio inconveniente y perjudicial a los intereses del Estado, en palabras de Marco Flores T, a más de que resultó una operación no autorizada legalmente.

Como dato, aparentemente anecdótico, la negociación fue aprobada a un ritmo nunca visto en la burocracia estatal. En la sesión del 29 de julio del 2.000 se resolvió toda la negociación, se realizaron 32 trámites públicos. Acosta, 11-2-2.005 Cómo complemento de la renegociación de la deuda comercial, el equipo renegociador acudió al Club de París y de acuerdo a los voceros oficiales, los resultados también habrían sido muy buenos.

Nuevamente un análisis detenido demuestra que lo conseguido en París, en septiembre del 2000, no fue novedoso, ni suficiente. Dicho cartel de acreedores “Club de París” , por séptima ocasión desde julio de 1983, aceptó una reprogramación convencional de sus acreencias con el Ecuador.

Los créditos concedidos en términos comerciales se cancelarán, con tasas de mercado, en 18 años, con un período de gracia de 3 años. Los créditos considerados de ayuda para el desarrollo (ODA) se pagarán en 20 años, con 10 de gracia, en términos concesionales. En total, se habrían conseguido un refinanciamiento de la deuda del Club de París por 899 millones de dólares.

No hubo ninguna reducción nominal de deuda, menos aún del valor presente neto en términos de su servicio. Lo que se ofreció fue algunos canjes a ser negociados bilateralmente, con la posibilidad de conseguir una conversión del 100% en la deuda concesional (90 millones de dólares) y en la comercial, que es la más costosa, hasta por un 20% (160 millones de dólares); la “generosidad” aflora en las deudas concesionales, mas no en las comerciales que son las realmente impagables. Al tenor del discurso oficial, en el marco de la renegociación con el FMI, el Ecuador volvería a conversar con los acreedores en el Club de París. Los intereses no pagados durante el período de gracia, se capitalizarán.

Entonces, cuando empiecen los pagos, el Ecuador enfrentará cuotas mucho mayores. Es más, el país, que no estaba pagando una parte sustantiva de la deuda bilateral, sirvió en el 2000 unos 109 millones de dólares de los 459 millones solicitados en mayo por el Club de París; el saldo también se capitaliza.

Lo renegociado no fue suficiente para los acreedores, en el mismo gobierno de Gustavo Noboa se consolidaron nuevos beneficios a través de la llamada “Ley de Transparencia Fiscal” con la que se creó el Fondo de Estabilización, Inversión y Reducción del Endeudamiento Público FEIREP, y se preasignaron desde el 2.002 cuantiosos recursos petroleros para anticipar la recompra de los bonos de deuda, asegurando de esta manera, mantener elevada su cotización.

De los recursos del FEIREP, por ley, 70% va para la recompra de deuda pública interna, 20% para estabilización y apenas el 10% para inversión social.

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En el 2.004, el gobierno del coronel Lucio Gutiérrez propone a los acreedores la renegociación de los bonos Global a 12 años, presentando los resultados de una economía estabilizada y en crecimiento, pero la realidad es otra.

Año 2.000 2.001 2.002 2.003 2.004

Deuda Pública

10.987

11.338

11.337

11.484

11.059

Deuda Privada

2.229 3.038 4.899 5.102 5.949

Total13.216

14.376

16.236

16.586

17.008

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CRISIS INSTITUCIONA Y DEUDA EXTERNAUna cuestión que tiene que ser objeto de debate porque está en el transfondo de la actual crisis institucional es el futuro de la política de endeudamiento externo. Hasta ahora el gobierno argentino, de la mano de su ministro de Economía, Amado Boudou, ha emprendido una operación tendiente a recomponer lentamente su relación con el FMI.

Se trata de renegociar los denominados holdouts, y así “resolver” un problema que impide la “vuelta” a los mercados financieros internacionales y el acceso a nuevo endeudamiento externo. Claro está, presumiblemente no se emprenderían los ajustes y condicionamientos de antaño. No se querría volver a políticas de los turbulentos años 1990 y 2000, que nos llevaron a la crisis más importante de nuestra historia.

Se crea el denominado Fondo del Bicentenario integrado con parte de las reservas acumuladas en años recientes. Tendría por finalidad “darles señales a los mercados” respecto de la

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intencionalidad del gobierno.

Es un fondo sugerido por Mario Blejer, un hombre del FMI a quien también se le ofreció la jefatura del BCRA. ¿Significa esto una nueva adhesión a las versiones más ortodoxas del neoliberalismo económico, después de emprender una suerte de neodesarrollismo en los años posteriores a la crisis del 2001-2002? De todos modos, tras los recientes acontecimientos y movidas por parte de jueces y abogados nacionales e internacionales el Fondo puede que no sea concretado.

Lo que no se ha discutido lo suficientemente es la conveniencia de volver a los mercados financieros internacionales y con ello a una política de endeudamiento que conlleva a los tradicionales condicionamientos del FMI.

El Gobierno ahora plantea que, con ello, se tendría acceso a un financiamiento a tasas de interés más bajas, lo cual permitiría impulsar el desarrollo del país. No es algo que se pregonara hace algunos años, cuando se hizo patente que dicho endeudamiento y sus condicionalidades constituían elementos esenciales del neoliberalismo económico aplicado a rajatabla en el país.

Frente a esta política lo que debe discutirse es una política de desendeudamiento. Achicándose la deuda se reduciría los servicios de la misma, y los superávit fiscal y del comercio exterior podrían ser utilizados para otras finalidades. Claro que todo ello supone un cambio de modelo.

En la actualidad una política de desendeudamiento entraña diversas cuestiones: en primer lugar, retomar nuevamente la investigación realizada por Alejandro Olmos y que derivó en una sentencia del Juez Jorge Ballestero, declarando que gran parte de la deuda era “odiosa” (contraída durante una dictadura militar) e “ilegítima” al comprobarse múltiples irregularidades en los préstamos otorgados. Al prescribir la acción penal las actuaciones fueron transferidos al Congreso en donde a todos sus efectos prácticos quedaron cajoneadas.

Es el momento para que se revea esta cuestión: seguramente se establecería un monto de deuda mucho menor a la que se maneja en la actualidad. También está la posibilidad de recomprar los títulos de la deuda en los mercados internacionales, especialmente en momentos en que éstos se hallan fuertemente devaluados. Es algo que hizo recientemente Ecuador.

Surge entonces nuevamente la pregunta: ¿por qué seguir endeudándose? El país creció mucho más sin nuevo endeudamiento externo. Cabría pensar en acciones conjuntas con otros países latinoamericanos, para reducir al máximo sus respectivas deudas externas. Durante la reciente crisis el G-20 reafirmó su confianza en el FMI y le otorgó nuevos fondos. No hubo por parte de ese organismo ningún cambio sustancial de política.

*Economista, Investigador Superior del Conicet en el Instituto Gino Germani de la UBA. 29

Simón Bolívar

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Antecedentes

La deuda externa resulta eterna.1 Sus dificultades son tan antiguas como la formación de muchas repúblicas latinoamericanas a principios del siglo XIX. Las soluciones, impulsadas y controladas por los acreedores, de acuerdo siempre con sus intereses, no han resuelto el problema. Es más, teniendo a Ecuador como ejemplo, lo han agravado: véase el tan promocionado acuerdo Brady de 1995 que no duró 5 años o los 7 inútiles arreglos con el Club de París desde 1983, que no impidieron una nueva moratoria en 1999 (impulsada curiosamente por el propio FMI); "soluciones" que a la postre ahondaron la crisis.

La deuda es un mecanismo de exacción de recursos desde los países pobres y de imposición de políticas desde los países ricos. La deuda ha sido y es, en términos de Karl von Clausewitz si hubiera abordado las finanzas y no la guerra, la continuación de la política con otros medios. Desde esta lógica la gestión de la deuda externa engarza con otro axioma del propio Clausewitz, según el cual la deuda es un acto de violencia cuyo objetivo es forzar al país deudor a hacer la voluntad de los acreedores. Entonces, la deuda no solo frena el desarrollo por su carga de obligaciones, sino que abre la puerta a las influencias y aún a la directa intervención de poderes extranjeros en los asuntos de los países subdesarrollados endeudados. Desde esa perspectiva, cabe replantear las alternativas reconociendo el carácter global del reto de la deuda externa, que no pueden quedarse en simples acciones discursivas o en parches aislados.

Para entender la lógica de la deuda externa, en consecuencia, hay que estudiar su contexto sistémico. La deuda en sí es otra manifestación de la evolución del propio sistema capitalista. Y como tal las crisis de deuda se suceden cíclicamente, con una serie de elementos nuevos y otros que ya se vivieron en épocas anteriores.

La deuda, para empezar, no puede tratarse exclusivamente en el ámbito de lo financiero, resaltando sus aspectos técnicos. Hay que tener conciencia que no se llegó al endeudamiento externo simplemente por la escasez de capitales, es decir porque el ahorro interno de los países empobrecidos es insuficiente y porque eso obliga a recurrir al ahorro externo, como un complemento financiero. Esa visión esconde una posición tecnocrática y una posición política ideologizada. Aunque hay que poner este aspecto en la mesa, no hay que centrarse sólo en él.

Otro problema importante es el desperdicio de los recursos contratados, pues la ineficiencia es compañera inseparable de las crisis de deuda externa. A esto se suma la corrupción en la que los deudores no son los únicos actores, pues desde el lado de los acreedores ésta ha sido potenciada por las prácticas financieras y por los marcos jurídicos que, por ejemplo, permiten descontar de los impuestos en los países industrializados todos aquellos rubros orientados a "aceitar" las negociaciones internacionales. Sin embargo, sin desconocer factores como la corrupción y la ineficiencia, cabe tener conciencia de que los problemas del sobreendeudamiento tampoco se entienden solo desde esa perspectiva. Es más, las crisis de deuda no constituyen hechos aislados o nuevos, registrados en algunos países.

La deuda tiene orígenes sistémicos y por tanto sus crisis son cíclicas. No son crisis que se originan simplemente en los países donde se contrata la deuda; la deuda en sí está vinculada con los ciclos de evolución del sistema capitalista y por tanto responde en

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gran medida a las necesidades de acumulación de capital. En términos históricos, entonces, se constata la existencia de crisis de deuda recurrentes: 1825, 1870-1890, 1930, 1982... Por lo tanto, la contratación y aún el uso de créditos externos no dependen solamente de la voluntad de un gobierno y de la necesidad de recursos que tenga un país.

En realidad los detonantes de las crisis están en las políticas y en las instituciones de los grandes países acreedores. Son sus intereses los que condicionan los procesos de endeudamiento y de ajuste. Por eso las acciones adoptadas en momentos críticos por los organismos miltilaterales de crédito han estado destinadas a proteger los intereses de los acreedores antes que las necesidades de los países empobrecidos, obligándolos , por ejemplo, a mantener abiertas y sin restricciones sus cuentas de capitales o a abrir sus mercados para los productos provenientes del mundo industrializado. Como reconoce la UNCTAD en su Informe anual del 2001, "casi todas las crisis importantes en los mercados emergentes han estado relacionadas con variaciones de los tipos de cambio y las políticas monetarias de los principales países industrializados"; variaciones que tienen una explicación sistémica en última instancia.

Hay determinadas épocas en que los capitales se expanden, buscan mercados fuera de sus economías y salen en forma de créditos baratos y abundantes cuando no pueden ser colocados en las economías líderes, en las economías dominantes. Eso se experimentó en los años 70. De un momento a otro los países del mal llamado "tercer mundo" se encontraron con que era muy fácil endeudarse: con relativa facilidad y de una manera rápida se conseguían los créditos, anteriormente tan esquivos.

La demanda de préstamos no es la única razón para la existencia del endeudamiento externo y su mal uso tampoco la única explicación de las crisis. La actual crisis de sobreendeudamiento encuentra sus orígenes en la oferta de recursos financieros en los países desarrollados, especialmente en los EEUU.

Recuérdese que el surgimiento del endeudamiento en los años setenta del siglo XX se debió a la afluencia masiva de los llamados eurodólares, por efecto, entre otros factores, de los desbalances que provocó la aventura imperialista de Washington en Indochina, mucho antes del alza de los precios del petróleo. La masa de estos dólares fuera de EEUU se amplió con la eliminación de la convertibilidad del dólar en oro, en agosto de 1971. En lugar de corregir internamente los desequilibrios de la balanza de pagos, el gobierno norteamericano violentó las reglas básicas del sistema monetario internacional, de manera unilateral, sin sonrojos ni complejos de culpa, al anunciar el presidente Richard Nixon que a partir de entonces el dólar no sería convertible en oro. Con esta decisión se recusó el régimen de tipos de cambio fijos que caracterizó el sistema de Bretton Woods inaugurado en 1944. Y desde 1973 el mundo ingresó al régimen de tipos de cambio flexibles o flotantes.

Con esta decisión unilateral los dólares que poseían los países del mundo se devaluaron de facto, convirtiéndose en abultada deuda flotante de EEUU, adjudicada y distribuida compulsivamente alrededor del mundo. A partir de entonces, la oferta del dólar -y lo que ella representaba en el ámbito financiero y monetario mundial- parecía limitada, en lo esencial, por las decisiones de la política económica de los propios EEUU.

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La carrera expansionista de las disponibilidades financieras a nivel internacional, encontró su punto de partida, a más de los problemas derivados de la guerra de Vietnam, en la pugna comercial entre las grandes potencias. Vistas así las cosas fueron los EEUU los que originaron la primera fase del proceso de endeudamiento, la danza de los millones. Ellos, según Aldo Ferrer, "tuvieron el privilegio de financiar su desequilibrio 'exportando' su moneda nacional. La liquidez se fue acumulando en los bancos centrales y se filtró progresivamente hacia la banca privada, aumentando su capacidad prestable".

Luego el monto de recursos financieros se incrementó con los petrodólares, los cuales, al no encontrar utilización productiva en el Norte, fueron canalizados alegremente hacia el Sur, tradicionalmente marginado de los mercados financieros internacionales. En ese entonces los acreedores "se olvidaron" de tomar en consideración la capacidad de pago de los deudores.

Además, las tasas de interés bajas, inferiores a la inflación, eran una invitación para endeudarse por parte de los países pobres. Por eso la demanda de necesidades financieras represadas en el "tercer mundo" no fue motivo suficiente para que se movilizara el flujo de los recursos externos requeridos.

De lo anterior se desprende que la elevada liquidez internacional de los años setenta tampoco surgió simplemente como consecuencia de las alzas de los precios del petróleo. La cual, sin duda, contribuyó a aumentar la disponibilidad de dólares en el mercado mundial.

Posteriormente, también en los EEUU se generó la reversión del flujo de capitales, sobre todo en los años 80, cuando sus desequilibrios económicos le transformaron en una aspiradora de capitales. A raíz del "reaganomics", se experimentó un proceso de recuperación de capitales por parte de los países del Norte a través de un sostenido incremento de las tasas de interés. Estas que habían fluctuado entre 4 y 6%, se elevaron hasta alrededor del 20%.

Esta elevación repentina y arbitraria de las tasas de interés fue la que provocó el reflujo masivo de capitales que hemos mencionado: los países pobres endeudados fueron "amarrados a la pesada rueda del interés compuesto". En la fijación de las tasas de interés no funciona la lógica del mercado. En la práctica los grupos financieros más poderosos imponen sus condiciones; la tasa de interés es un precio fijado en condiciones oligopólicas, es el resultado de decisiones de cartel. En este contexto juegan un papel importante los organismos de crédito -FMI, Banco Mundial, BID- y aquellas empresas especializadas en determinar el "riesgo-país", a través del cual se discrimina a los países y a las empresas en función de los intereses de los acreedores y, por cierto, de los principales grupos transnacionales.

Desde principios de los ochenta, con tasas de interés altas, los EEUU atrajeron capitales. Y América Latina exportó esos capitales, destinados a financiar las grandes transformaciones tecnológicas en el Norte, sobre todo en los EEUU. Entonces se volvió a sentir a la deuda externa como un problema; y empezó una nueva crisis similar a las anteriores. Este proceso, una vez más, vino acompañado con una reducción de la demanda de las materias primas, con la consiguiente caída de su cotización.

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Entre el año 80 y el año 90 América Latina realizó una transferencia neta negativa por 238 mil millones de dólares a los acreedores, sobre todo a los EEUU. Transferencia que se calcula sumando los nuevos préstamos al monto de deuda existente en 1980: 257 mil millones de dólares, y restando el pago del capital e intereses. Al año 1990, la deuda externa, como por arte de magia, alcanzó los 440 mil millones de dólares. En términos netos se pagó una suma enorme: 238 mil millones, mientras que la deuda creció en casi 220 mil millones. Esta deuda, en palabras de Franz Hinkelammert, adquirió vida propia. Se instauró la locura financiera, la lujuria especulativa, la sin razón de los intereses usurarios que se cobran sobre los intereses atrasados. La deuda se volvió impagable.

1. La deuda externa del Ecuador

La historia de la deuda externa en el Ecuador se inició antes de su constitución como República independiente en 1830. Sin embargo, la actual crisis de endeudamiento tiene sus orígenes inmediatos en la década de los setenta del siglo XX. La deuda y la crisis que de ella se derivó determinaron la adopción de medidas de ajuste estructural impuestas por los organismos multilaterales (FMI, BM, BID, etc) para el pago del servicio de la deuda, medidas cada vez más regresivas en términos de garantías sociales. Dicho de otra manera, se ha favorecido la apertura de los mercados ecuatorianos, mientras aumentó la dependencia de los capitales externos y la vulnerabilidad del mercado ante los choques externos a cambio de condiciones de vida cada vez más dramáticas para los 12 millones de ecuatorianos.

A finales del 2000, luego de renegociar los Bonos Brady y transformarlos en Bonos Global, la deuda externa del país (pública y privada) alcanzó los 13.372 millones de dólares, lo cual implica que la deuda externa del país representó el 98% del Producto Interno Bruto (PIB). Es decir que para pagar la deuda externa, el país debería destinar casi toda su producción de un año exclusivamente para cumplir con este compromiso. Asimismo el país debería destinar más del doble de sus exportaciones (235%) al pago de la deuda externa; lo cual es a todas luces IMPOSIBLE.

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Fuente: Boletines mensuales del Banco Central del Ecuador

El pago de la deuda externa y el cumplimiento de estos programas de ajuste estructural (PAE) han implicado una repetida violación de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC) de la población ecuatoriana, en especial del derecho a la educación2, a la salud3 y al desarrollo4, dado que el presupuesto destinado al servicio de la deuda externa rebasa con mucho al destinado a la educación y salud en particular y al área social en su conjunto.

Un país NO ES FINANCIERAMENTE SOSTENIBLE si debe destinar más al pago de la deuda externa que a satisfacer las necesidades básicas de la población: para el servicio de la deuda externa, en el año 2000, se destinaron 1.905,1 millones de dólares, cerca de tres veces más recursos que para el gasto social (educación, salud, y desarrollo agropecuario), que fue de 690,5 millones de dólares, es decir alrededor del 275.9%.

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Fuente: Boletines mensuales del Banco Central del Ecuador.

En un país en el cual el 60,6% de la población se encuentra por debajo de la línea de pobreza y el 75,8% de la población rural presenta necesidades básicas insatisfechas (SIISE 2000), destinar únicamente el 2,5% del PIB a los servicios sociales básicos5 con respecto a un 13% para el servicio de la deuda externa, significa estar en contra de los derechos humanos y del desarrollo sustentable del país. Aún más, en muchos casos estas decisiones políticas contravienen expresas normas constitucionales y de instrumentos internacionales en materia de derechos humanos que el Ecuador ha firmado y ratificado.

Fuente: Boletines mensuales del Banco Central del Ecuador

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Si agregamos a esto el hecho de que la generación de mayores ingresos fiscales proviene de la aplicación de más impuestos indirectos (IVA) y de la eliminación de subsidios a los servicios básicos (energía, agua, transporte público), mientras que los impuestos directos (IR) se mantienen inalterados, observamos que el impacto sobre los sectores más pobres o más vulnerables de la población (niños, mujeres, indígenas) es tremendo, acentuando aún más la desigualdad en la distribución del ingreso.

La aplicación de los Programas de Ajuste Estructural (PAE) determina la necesidad de generar excedentes externos (ya sea vía exportaciones o vía mayor endeudamiento externo) para -paradójicamente- pagar la deuda externa previamente adquirida. En un país tan dependiente de las exportaciones primarias (petróleo, banano, camarón, madera, y flores) un incremento de éstas conlleva graves impactos a nivel humano y ambiental.

En el siguiente gráfico podemos observar que los ingresos fiscales obtenidos con el petróleo se han destinado mayormente al pago del servicio de la deuda, mientras que sólo una porción pequeña se ha destinado a la inversión en educación y salud. Es decir, que la riqueza del país se ha destinado a pagar la deuda, mas no a mejorar las condiciones de vida de la población ecuatoriana.

Fuente: Boletines mensuales del Banco Central del Ecuador

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Se observa entonces una tendencia de las políticas gubernamentales hacia la agricultura "moderna" (monocultivos de exportación), desfavoreciendo la agricultura tradicional (maíz, cebada, etc.) que se ve desprotegida por la inexistencia de políticas de desarrollo agrario (comercialización, crédito, etc.) y la apertura a productos importados, lo cual significa una disminución en la producción tradicional y un desplazamiento de estos productos de la dieta, poniendo en peligro la seguridad alimenticia6 interna del país, con lo cual se afecta el derecho a la alimentación adecuada en cuanto a calidad de productos y a acceso a los mismos.

2. La deuda externa latinoamericana y andina

Los problemas derivados de la deuda externa, subsistentes en los albores del siglo XXI, no son nuevos en la historia latinoamericana. Desde los primeros empréstitos extranjeros, contratados a principios del siglo XIX, hasta la actual deuda, las economías de la región han atravesado por una serie de períodos recurrentes de auge y crisis, estrechamente vinculados a los ciclos de las economías capitalistas centrales. Este proceso, que fue cobrando fuerza en la medida que se consolidaba y difundía el sistema capitalista y la integración sumisa de la región al comercio mundial, afianzó la dependencia de las economías latinoamericanas.

Sin embargo, esta relación con el mercado internacional no tuvo siempre las mismas repercusiones en todas las economías de la región. Su impacto varió en función de la significación de cada país en la división internacional del trabajo; esta apreciación es importante para comprender las diversas situaciones registradas en cada uno de los países de la región, diversidad que no aflora en toda su riqueza en estas líneas por las limitaciones de espacio impuestas a un trabajo de esta naturaleza.

Desde los años setenta en el siglo XX, América Latina ha vivido un proceso constante y creciente de endeudamiento, que según datos del Banco Mundial7, pasó de 587.814 millones de dólares en 1994 a 813.352 millones en 1999, es decir, que se incrementó en 38%, llegando a representar el 42% del Producto Interno Bruto (PIB) de la región.

PAÍSES DEUDA TOTAL (en millones de US$)Variación %

1994 1999 Variación

Argentina 75139 147881 72742 97%

Barbados 618 589 -29 -5%

Bélice 200 351 151 76%

Bolivia 4877 6157 1280 26%

Brasil 151209 244673 93464 62%

Chile 24728 37762 13034 53%

Colombia 21940 34538 12598 57%

Costa Rica 3909 4182 273 7%

Dominica 98 108 10 10%

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Rep. Dominicana 4275 4771 496 12%

Ecuador 15075 14506 -569 -4%

El Salvador 2210 4014 1804 82%

Granada 116 152 36 31%

Guatemala 3430 4660 1230 36%

Guyana 2062 1527 -535 -26%

Haiti 763 1191 428 56%

Honduras 4436 5333 897 20%

Jamaica 4317 3913 -404 -9%

México 140193 166960 26767 19%

Nicaragua 11909 6986 -4923 -41%

Panamá 7129 6837 -292 -4%

Paraguay 1985 2514 529 27%

Perú 26528 32284 5756 22%

St. Kitts y Nevis 58 136 78 134%

St.Lucía 114 181 67 59%

St. Vicente y las Granadinas 115 192 77 67%

Trinidad y Tobago 2505 2462 -43 -2%

Uruguay 5075 7447 2372 47%

Venezuela 36853 35852 -1001 -3%

Fuente: Global Development Finance 2001. Banco Mundial.

El pago de esta deuda obliga a los países a aceptar condiciones económicas y sociales sumamente difíciles, entre ellas los Programas de Ajuste Estructural (PAE) impuestos por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), que según un estudio de la CEPAL (CEPAL, 2001) no han podido reducir las condiciones de pobreza de la población:

El monto destinado al pago de la deuda externa en 1999 fue de 42% del PIB, mientras que el monto para inversión social (salud, educación, vivienda y bienestar social, y seguridad social) representó únicamente el 13.1% del PIB, en ese mismo año.

La cantidad de personas en situación de pobreza e indigencia se incrementó de 201.5 millones en 1994 a 211.4 millones en 1999

Existe una elevada inequidad en la distribución del ingreso, donde el 10% más rico de la población, en la mayoría de los países, capta más del 35% del ingreso total.

Mientras que el 70% de la población se encuentra en niveles de ingreso por debajo del promedio.

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La misma tendencia se observa en los países que conforman la Comunidad Andina de Naciones (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú, y Venezuela), los cuales también se han caracterizado por procesos de endeudamiento externo acelerado, lo cual ha generado que la deuda externa represente un valor significativo del Producto Interno Bruto (PIB) de esos países. En el gráfico siguiente se observa que en promedio la deuda externa representa más del 50% del Producto Interno Bruto de los países andinos, a diciembre del 2000, considerando la deuda externa pública y privada.

Fuente: IMACRO. La Deuda Externa de los Países Andinos. Reporte Económico de la Comunidad Andina de Naciones. Lima, mayo del 2001.

Para la construcción de una propuesta global8

Reconozcamos que los gobiernos de los países sobreendeudados siempre han mantenido su actitud sumisa, condescendiente con la banca internacional, las transnacionales, los organismos multilaterales de crédito, los gobiernos de los países ricos. Sus elites dominantes, por su complicidad con los acreedores, sea por que se transformaron en tenedores de papeles de la deuda o sea por el miedo al "gran garrote", nunca plantearon salidas conjuntas, siempre se impusieron los clubes de los acreedores. Y, en concreto, viabilizaron el gran mecanismo reciclador de las relaciones de poder que permite que unos pocos gocen de los créditos, mientras que las mayorías los pagan.

Frente a esta realidad, la anulación o cancelación total y sin condiciones de las deudas externas públicas es una posición contundente en términos éticos y aún económicos; hay suficientes argumentos para exigirla. El no pago se justifica legalmente porque muchos créditos contratados caen en el ámbito de las deudas odiosas,

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usurarias o corruptas, que por definición deberían ser nulas. Hay otras deudas que su servicio se ha visto imposibilitado por las condiciones impredecibles y fuera del control impuestas a los países deudores. Una situación explicable por los desbalances de poder existentes en los diversos procesos de negociación y porque, en muchos casos, se ha partido de condiciones que luego resultaron equivocadas o que de antemano eran imposibles de cumplir.

El impacto de una anulación masiva de las deudas en la economía mundial no sería desestabilizador. Si la deuda pública externa del "tercer mundo" fuera totalmente anulada sin ningún tipo de indemnizaciones a los acreedores, solo representaría una pérdida del 5% para sus carteras. Además, una decisión de este tipo podría ser procesada en un contexto amplio para evitar sobresaltos en el mercado financiero internacional, el cual debe ser urgentemente civilizado, es decir controlado y normado.

Sin embargo, una anulación incondicional de la deuda externa liberaría de sus obligaciones a aquellos grupos reducidos en los países del Sur que sí se beneficiaron de dicha deuda y hasta ampliaría la disponibilidad de recursos a gobiernos que podrían dar rienda suelta al despilfarro fiscal; liberaría recursos dentro de las economías endeudadas para que sean gastadas a voluntad de los gobernantes y de los grupos dominantes y quién sabe si en poco tiempo volverían a endeudarse de manera irresponsable. De allí la necesidad de idear "un sistema debidamente regulado que garantice que en un futuro los niveles de vulnerabilidad derivados del endeudamiento externo sean menores", como recomienda el economista español Jaime Atienza.

Por lo tanto, sin minimizar el justo reclamo de la anulación de las deudas, que podría ser el punto de partida para el establecimiento de un nuevo sistema financiero internacional, hay que rescatar la necesidad de que una posible eliminación de las deudas se haga en el marco de condicionalidades positivas para impedir que las elites dominantes de los países endeudados sean beneficiarias de este tipo de soluciones temporales. De allí la necesidad de poner condiciones a los gobiernos de los países deudores por parte de su propia sociedad civil, respaldada de ser preciso por la sociedad civil de los países del Norte, para impedir que el manejo de la deuda siga siendo una fuente de financiamiento de privilegios o una herramienta imperial en manos de determinados gobiernos acreedores. Y más que eso, hay que diseñar estrategias que, además, impidan la reedición de alegres procesos de sobreendeudamiento externo, que conduzcan a la reconstrucción de las viejas estructuras de dominación que se desea superar.

Para evitar una marcha continuada detrás de un fantasma, la solución del problema de las deudas pendientes debe replantearse a nivel global en el marco de instituciones que aseguren la vida en el planeta. Cuando los problemas se tornan globales también ha de globalizarse la solución, esto es, adoptar una responsabilidad global y construir estructuras que posibiliten una acción Global. Recuérdese que se está cada vez más, nos guste o no, frente a problemas que afectan a la humanidad en su conjunto, por lo que las soluciones a estos problemas son inevitablemente internacionales. La globalización de los peligros y los retos demanda políticas internacionales que van más allá de los temas nacionales.

Acción global que implica revitalizar la discusión política, oprimida por el economicismo.

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El establecimiento de proyectos más eficaces de desarrollo y aún de mejoramiento de las estructuras macroeconómicas y políticas a nivel nacional, no pueden garantizar por sí solas un desarrollo global sostenible. Son necesarias reformas de las condiciones marco en la economía mundial. Se precisa un ordenamiento del comercio mundial, de la competencia, del sistema monetario mundial, de la estructura social y medioambiental mundial, sin descuidar el establecimiento de nuevas normas para resolver el reto del sobreendeudamiento externo de los países empobrecidos.

Las consideraciones teóricas para muchas de estas normatividades están planteadas desde hace rato. La coyuntura y la experiencia de las últimas décadas en especial imponen una acción de gran envergadura para configurar un nuevo orden de la política mundial que dome al capitalismo salvaje y desenfrenado. Por otro lado, las actuales instancias normadoras y controladoras existentes están seriamente cuestionadas, por ejemplo el FMI y el Banco Mundial, con poco más de siglo de funcionamiento, muestran pobres resultados de sus políticas y estrategias; la racionalidad de la Organización Mundial de Comercio (OMC) tampoco es ampliamente aceptada; y, el rechazo masivo al Acuerdo Multilateral de Inversiones (AMI) habla de la necesidad de esquemas reguladores que no intenten simplemente establecer garantías para la acumulación del capital. Sin embargo, una de las ausencias más notables es la de un código financiero internacional.

La falta de disciplina monetaria externa favorece la desestabilización interna. Además, el problema de las relaciones entre competencia y moneda, que producen distorsiones en la economía mundial, no se puede solucionar, en una economía global, con medidas nacionales o regionales. Por ello se hace imprescindible un nuevo ordenamiento de la economía mundial. Así se reducirían los incentivos para la huida de capital y la emigración. Los países subdesarrollados conservarían su dinero y el producto de su ahorro y estarían en disposición de invertirlo en su casa de manera segura y rentable. Habría más financiamiento propio y menos endeudamiento y dependencia del capital externo.

Aún cuando la viabilidad política de estas transformaciones es un punto que está por dilucidarse, considerando sobre todo el riesgo de que en éstas se refleje las mismas desigualdades del poder dominante, urge reflexionar sobre estos aspectos teniendo presente que el desarrollo es un tema global.

Esto implica, dentro de la lógica global para abordar el problema, la necesidad de introducir objetivos de política económica entre los principales bloques procurando armonizarlas no en función de equilibrios coyunturales o nacionales, sino considerando las crecientes demandas derivadas del empobrecimiento de la mayoría de habitantes del planeta, estableciendo los mecanismos que permitan manejar las épocas de crisis. Desde esta perspectiva, vigilancia y concertación, con la participación activa y democrática de los países subdesarrollados, serían pilares para la construcción de una nueva economía mundial.

En este contexto surge con fuerza la necesidad de desinflar la gran burbuja especulativa mundial, cuya lógica de acumulación ha subordinado sin piedad la racionalidad social, cultural y hasta ecológica. El mercado financiero internacional ha colonizado a la economía real y hasta la misma política. Esto conduce a reforzar e integrar propuestas como la del Impuesto Tobin (a ser impuesto a los flujos financieros

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internacionales), a través del cual se desea frenar el engranaje especulativo de las finanzas internacionales y conseguir recursos para el desarrollo de los países empobrecidos, estableciendo un fondo para enfrentar los desequilibrios en el mercado financiero internacional a favor de los países empobrecidos. Siguiendo estas reflexiones aparece la urgencia por desarmar los paraísos fiscales. Igualmente hay que incorporar en la discusión el análisis de diversos mecanismos de control de los flujos de capital a nivel nacional, regional y mundial. Por igual hay que fortalecer el reclamo de la deuda ecológica, en la cual los países subdesarrollados son los acreedores. Esta deuda, que no tiene necesariamente que expresarse y pagarse en términos convencionales, coloca en el centro de la discusión el tema ambiental a nivel global y anticipa, desde ya, el mayor reajuste económico y geopolítico de la historia moderna.

Desde esta perspectiva, lo que se busca es "civilizar" el mercado financiero internacional. Sin embargo, puede que no representen a primera vista una salida radical como sería la que se conseguiría con la cancelación definitiva de todas las deudas del mundo pobre, pero lleva implícita la modificación profunda de las reglas del juego. Es una apuesta en construcción por un futuro diferente -¡otro mundo es posible!-, que no se logrará simplemente con discursos y posiciones radicales carentes de propuesta.

Finalizar el dialogo con un espectador Finalizar el dialogo con un espectador •Dirige el final de tu respuesta a otra parte del público y Dirige el final de tu respuesta a otra parte del público y fíjate si alguno levanta la mano. fíjate si alguno levanta la mano. •Cuando lo veas hazle un Cuando lo veas hazle ungesto gesto para que inicie sus preguntas para que inicie sus preguntas •En caso contrario solicita preguntas

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En caso contrario solicita preguntas ¿Alguien más quiere ¿Alguien más quiere realizar alguna pregunta? realizar alguna pregunta? •Si el que pregunta persiste más de lo razonable dile Si el que pregunta persiste más de lo razonable dile“Creo “Creo que ya hemos tratado ese tema y hay otras personas que que ya hemos tratado ese tema y hay otras personas que también quieren hacer preguntas” también quieren hacer preguntas”

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No intentes ignorar lasobjeciones objeciones, admítelas y , admítelas y argumenta a favor y en contra de ellas. argumenta a favor y en contra de ellas. •Si percibes que la pregunta puede ser fruto de un Si percibes que la pregunta puede ser fruto de un malentendido malentendido, acláralo. , acláralo. •Si no entiendes una pregunta dilo Si no entiendes una pregunta dilo claramente y pide que claramente y pide que te la reformulen te la reformulen. .

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