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www.ts.ucr.ac.cr 1 Desafíos actuales en la enseñanza de la historia, teoría y métodos del Trabajo Social en la Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Costa Rica Mª Lorena Molina M. [email protected] * Ana Isabel Ruiz R. [email protected] Introducción Esta ponencia trata sobre el recorrido histórico de naturaleza curricular, que ha tenido la Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Costa Rica (sede Rodrigo Facio), en cuanto a la enseñanza de la historia, teoría y métodos de la profesión. El punto de partida para indagar sobre el objeto que nos ocupa es el estado de avance de la reforma curricular y la fase actual de reelaboración de los programas de los cursos de la línea curricular denominada ¨Historia, Teoría y Metodología del Trabajo Social¨, (a la cual pertenecen también los talleres o cursos de práctica pre- profesional). La pregunta base que nos planteamos es ¿cómo ha sido el enfoque de la enseñanza de la historia, teoría y métodos en la historia curricular, cuáles contradicciones en términos de avances y retrocesos se evidencian y cómo se resuelven? Es pertinente hacer algunas precisiones. En este trabajo no nos ocuparemos de los cursos taller, o sea de los siete cursos semestrales mediante los cuales los y las estudiantes reconocen el campo problemático y el trabajo profesional que se realiza desde los diversos ámbitos de intervención microsocial: las familias, los grupos y las organizaciones de base, así como desde la gestión de los programas públicos y privados de la política social. * Las autoras de este trabajo fueron directoras de la Escuela de Trabajo Social y son miembras de la Comisión Curriculo . Actualmente son docentes e investigadoras en la misma escuela.

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Desafíos actuales en la enseñanza de la historia, teoría y métodos

del Trabajo Social en la Escuela de Trabajo Social de la

Universidad de Costa Rica

Mª Lorena Molina M. [email protected]

Ana Isabel Ruiz R. [email protected]

Introducción

Esta ponencia trata sobre el recorrido histórico de naturaleza curricular, que ha

tenido la Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Costa Rica (sede Rodrigo

Facio), en cuanto a la enseñanza de la historia, teoría y métodos de la profesión. El

punto de partida para indagar sobre el objeto que nos ocupa es el estado de

avance de la reforma curricular y la fase actual de reelaboración de los programas

de los cursos de la línea curricular denominada ¨Historia, Teoría y Metodología del

Trabajo Social¨, (a la cual pertenecen también los talleres o cursos de práctica pre-

profesional). La pregunta base que nos planteamos es ¿cómo ha sido el enfoque de

la enseñanza de la historia, teoría y métodos en la historia curricular, cuáles

contradicciones en términos de avances y retrocesos se evidencian y cómo se

resuelven?

Es pertinente hacer algunas precisiones. En este trabajo no nos ocuparemos de los

cursos taller, o sea de los siete cursos semestrales mediante los cuales los y las

estudiantes reconocen el campo problemático y el trabajo profesional que se realiza

desde los diversos ámbitos de intervención microsocial: las familias, los grupos y las

organizaciones de base, así como desde la gestión de los programas públicos y

privados de la política social.

∗ Las autoras de este trabajo fueron directoras de la Escuela de Trabajo Social y son miembras de la

Comisión Curriculo . Actualmente son docentes e investigadoras en la misma escuela.

www.ts.ucr.ac.cr 2

Nuestro foco de atención está en los cursos que constituyen la línea curricular

¨Historia, teoría y metodología del Trabajo Social¨, línea que indiscutiblemente tiene

como soporte necesario las otras dos: Teoría Social y Realidad Nacional, sobre las

cuales, en algunos momentos del análisis se hace referencia, especialmente para

ubicar la comprensión de la cuestión social. Sin embargo no son parte del objeto

que nos ocupa en este trabajo.

Una vez realizada en forma sumaria la exposición del recorrido desde el primer plan

de estudios que tuvo la Escuela de Trabajo Social hasta el Plan de estudios vigente,

desde ese “corte transversal”, pasamos a sintetizar los principales nudos

problemáticos que descubre el último proceso de autoevaluación curricular.

1. La trayectoria de la enseñanza de la historia,

teoría y métodos.

La Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Costa Rica fue creada en 1942 1

y en 1947 pasó a ser parte de la recién creada Universidad de Costa Rica. Con

respecto al tema que nos ocupa y en forma resumida dada la naturaleza de este

trabajo, es pertinente identificar tres períodos que marcan la génesis y desarrollo del

proceso referido a la enseñaza de la historia, teoría y métodos del Trabajo Social.

Plantear esto es pertinente porque en nuestro camino curricular recorrido para la

formación de profesionales, podemos identificar las tendencias predominantes, los

avances y retrocesos, a fin de plantearnos los desafíos y posibles rutas para

1 Fue creada como un ente privado de interés público promovida por abogados y médicos sensibles a la cuestión social de

la época marcada por las luchas en el campo de los derechos sociales (la seguridad social, la sindicalización), las luchas del partido comunista con los obreros de las trasnacionales bananeras y los artesanos urbanos. A partir de 1974 es parte de la Facultad de Ciencias Sociales. Cfr. Campos, Ivette y otras. (1977). Evolución social de la estructura curricular en la Escuela de Trabajo Social. Universidad de Costa Rica. . Tesis para optar al grado de li cenciatura en Trabajo Social.

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encararlos. Adicionalmente, intentamos colocar estos trayectos curriculares en los

macroprocesos de la historia social costarricense y del Trabajo Social en este país.2

La delimitación de estos períodos guardan relación con las rupturas fundamentales

en los lineamientos generales que le han dado soporte a la formación profesional,

especialmente en los asuntos referidos a:

• la comprensión de la cuestión social,

• los sujetos de la intervención y

• los métodos que se enseñan.

En términos generales 3 los rasgos de tales períodos son los siguientes:

a. Del origen a la consolidación del enfoque conservador .

El primer período comprende desde la fundación de la Escuela en 1942 hasta 1972.

Cabe aclarar que desde 1947, que pasó a formar parte de la Universidad de Costa

Rica, la Escuela es una dependencia de la Facultad de Ciencias Económicas y

Sociales. Por ello, la presencia –como veremos- de cursos de las ciencias

económicas son muy influyentes en la constitución del Plan de Estudio de la época.

Es interesante destacar la conexión que se hace aquí, desde el punto de vista

curricular y de la administración universitaria, entre lo económico y lo social. Es ésta

2 No hemos tenido en más de una centuria golpes militares. A partir de 1948, el ejército es abolido, se decretó una

asamblea constituyente, de la cual deviene la actual Carta Magna en la que se plantean márgenes de discrecionalidad a los gobiernos para la definición de la política económica con una clara vocación interventora del aparato estatal para propiciar redistribución de la riqueza y solidaridad nacional, según reza en la Constitución misma, claro está respetando los valores de la propiedad privada y la libertad de empresa. En consecuencia con ello, el país construyó durante casi medio siglo un modelo económico dentro de los márgenes de la democracia representativa burguesa con las marcas de la social democracia como fuerza política dominante y, las luchas de los movimientos de los trabajadores .Sin embargo, esto se está transformando en congruencia con la lógica del capital internacional, aunque en Costa Rica no se aplicase por la vía ortodoxa el ajuste estructural las características del modelo económico-social en lugar de ampliar la inclusión alcanzada, más bien se convierte progresivamente en una sociedad excluyente, y con debilitamiento en los mecanismos redistributivos , de solidaridad y protección social.

3 Para ampliar sobre la historia curricular de esta escuela consúltese Romero, Mª Cristina y Mª Lorena Molina M. quienes desde 1981 al 2001 mantienen una línea de investigación en esta materia .Sus publicaciones están en la Revista de Educación y Revista de Ciencias Sociales de la Universidad de Costa Rica. La Revista Costarricense de Trabajo Social del Colegio de Trabajadores Sociales. La Revista Prospectiva de la Escuela de Trabajo Social y Desarrollo Humano de la Universidad del Valle. Cali, Colombia .Revista Acción Crítica. ALAETS- CELATS. Perú.

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la primera Escuela del área de las ciencias sociales, ubicada en la Universidad,

otras como Sociología, Sicología y Antropología, surgirán en los años sesenta. Este

ligamen se rompe progresivamente en lo curricular hasta autonomizarse y

diferenciarse y el vínculo administrativo también concluye en 1972. Pensamos

ahora que, con esta ruptura, se perdió la oportunidad de configurar una formación

más integradora de lo económico y lo social en el profesional, para dar lugar a un

constante proceso de autodiferenciación y autonomía curricular, que

progresivamente sesga su estructura hacia la preeminencia de lo social

desconectado de lo económico. Ello se constata en la revisión de los planes de

estudio de todo este período.4

Con respecto al tema que nos ocupa cabe destacar, a partir del análisis de los

documentos de la época que:

• la enseñanza de la historia y los métodos del Trabajo Social no es explícita

en la denominación de las materias curriculares de los Planes de estudio de

1942 y 1948, ya que los cursos se denominan Servicio Social I, II y III.

Inferimos que, el peso estuvo dado en el origen y estudio del método de

caso, dado que las otras materias refieren a la individualización de las

situaciones, a saber las materias de: “Psicología”, “Criminología”,

“Psiquiatría”, “Higiene mental” y “Reconocimiento de anormales” (?). Ello es

consecuente con el desarrollo del trabajo social como naciente profesión y

parece denotar una concepción de sujeto individualizado y valorado en

términos de parámetros de lo que se considera como “normalidad y

anormalidad”.

• Las materias citadas fueron acompañadas por otras que refieren a lo social: “

Medicina Social, Higiene Social, Patología Social, Bienestar Social del Niño y

la Familia, Ciencias Penitenciarias y Estadística Biodemográfica e

Investigación Social, Economía, Sociología, Doctrinas Económicas, Historia

Económica y Social de Costa Rica, Problemas Sociales Contemporáneos,

Hacienda Pública, Derecho de Trabajo, Cooperativas y Sindicatos” (Planes

4 Escuela de trabajo Social. Archivo Planes de estudio 1942 – 2003.

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de Estudios:1948- 1952). Esto denota dos asuntos centrales: la comprensión

social del contexto costarricense y una amplia visión de las problemáticas

sociales. Es importante observar la presencia de cursos de investigación

social, quizás imaginado como un necesario soporte para el estudio de los

“casos sociales”.

• En cuanto a los métodos, la enseñanza inicia con el método de caso,ya para

el curriculo de 1953: se hace referencia al método de “trabajo social

individual, método de grupo y el método de organización de la comunidad”.

Se introducen las materias relativas: la administración, la teoría de la

ocupación, de la competencia e ingreso nacional y de la ética.

• En el Plan de estudios 1954, se introduce la Práctica como materia con 12

horas semanales.

• A partir de 1965 se estructura un Plan de Estudios con menor articulación

académica a las ciencias económicas, pues hasta entonces los graduados

obtuvieron un título de Licenciatura en Ciencias Económicas con

especialidad en Servicio Social. A partir de este momento, el título consignará

sólo Licenciatura en Servicio Social y se mantienen las materias relativas a:

Administración, Estadística, Historia Económica y Social, así como las de

Psicología y Sociología. Se excluyen casi todas las materias relacionadas

con la Teoría Económica, el Derecho Laboral y las Organizaciones de los

trabajadores: Sindicatos y Cooperativas. Esto marca una ruptura con esa

inicial conexión ( aunque estamos seguras que no respondía a un enfoque

crítico) entre lo económico y social y sobre todo, con la categoría trabajo

asumida desde las organizaciones sindicales y cooperativas. Este tema se

recuperará nuevamente hasta 1976.

• Se explicita ya en el Plan de Estudios 1965 un curso introductorio, el cual se

ocupa de “ definir y analizar la naturaleza, los objetivos y los campos

profesionales atendiendo “ la naturaleza colectiva del sujeto y las normas

claras en cuanto al concepto de ayuda social.”

• En cuanto a los métodos se destaca: “el adiestramiento en la técnica del

Servicio Social Individual, poniendo énfasis en la entrevista, la relación

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trabajador social-cliente, estudio del caso, el diagnóstico de cada situación

personal para aplicar un tratamiento adecuado”. En cuanto al “servicio social

de grupo”, éste es estudiado como “modo de ayuda a personas para formar

un grupo según intereses y necesidades individuales y grupales para que

pueda llevar su vida normalmente” .Además se prepara al estudiante para

“hacer uso de la dinámica de grupo para procurar el crecimiento personal y el

ajuste del individuo”. Sobre la organización de la comunidad se destaca -en el

texto consultado- que “ se prepara al estudiante en el estudio de casos para

un mayor conocimiento de los procesos sociales ,de los métodos y técnicas

adecuadas para promover el cambio social”.

• Los cursos prácticos son fortalecidos y ampliados a seis semestres.

• Se mantiene: los cursos de Investigación, Estadística, Sociología,

Organización Económica y Social de Costa Rica, Legislación Social,

Psicología y sobre Administración ésta se mantiene, pero con menor peso

respecto a los planes de estudio anteriores con respecto al plan de estudios

anterior y se introduce la Planificación. Además están incluidos los cursos

relativos a la formación humanística.

Con el manejo de esta formación profesional, en principio relacionada con las ciencias

económicas de perspectiva clásica, pero con un peso en la comprensión de las

cuestiones sociales de la época, especialmente en los cursos de historia económica y

social, la legislación laboral, las organizaciones cooperativas y sindicales, se transita

hacia una “autodiferenciación” de la formación con, notable influencia norteamericana5

manifestada en el peso de la psicologización de los problemas sociales y la atención

individualizada para el ajuste del individuo. La introducción del curso organización de la

comunidad muestra una pequeña marca aparentemente discordante, al señalar el

objetivo del cambio social en el enfoque de los contenidos. Adicionalmente, los cursos

de administración y planificación introducen una perspectiva más amplia en el manejo

de las situaciones sociales, sin embargo, el enfoque con el cual se desarrollan, 5 Recuérdese que el director de la Escuela durante todo este periodo el Presbítero Herrera es graduado de la Universidad Católica de Washington, estimulado por Monseñor Sanabria, líder de la iglesia católica, quien luchó por la inclusión de las garantías sociales en la Constitución Política..

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responden al desarrollo teórico de las ciencias administrativas, notablemente

permeadas por Taylor y Fayol cuyos planteamientos para la empresa productiva

capitalista en gran escala, son congruentes con los requerimientos del desarrollo del

capital.

Con este soporte teórico metodológico, el trabajo profesional hizo frente a las

manifestaciones de la cuestión social de la época resultantes del decadente modelo

agroexportador capitalista y sus formas precapitalistas de producción en el campo,

( aparcerías, medierías) el impulso al cooperativismo agrícola y los desplazamientos de

los artesanos urbanos (zapateros, sastres, pequeños comerciantes) ante los inicios del

proceso de sustitución de importaciones al iniciar los años sesenta.

Las consecuencias sociales de este proceso pueden reseñarse brevemente en:

migraciones del campo a la ciudad, los conflictos agrarios por la tenencia de la tierra,

los efectos de la proletarización en el agro y en los centros urbanos, los crecientes

cinturones de miseria y toda la complejidad social que ello conlleva. Como respuestas a

esto está la efervescente lucha de los trabajadores y las acciones estatales que van

configurando una amplia y no menos fragmentada política social, hasta caracterizarse

al concluir los años setenta por su tendencia hacia la universalización. Las principales

áreas desarrolladas en el país fueron: salud, seguridad social, educación, acceso a la

vivienda, a la definición de la protección a los derechos del trabajador (salarios

mínimos, jornada laboral, pago de cesantía, décimo tercer mes, protección de los

desocupados y a los pobres , protección especial a la mujer y a los menores de edad

en su trabajo), ampliación del acceso a la educación y subsidios escolares para la

alimentación a la niñez desnutrida, para citar algunas áreas de servicios sociales, así

como inversión social en electricidad , telecomunicaciones, acueductos y

alcantarillados, e infraestructura escolar.

Esta tendencia ampliada de la política social es frenada por la crisis capitalista

agudizada a mediados de los años setenta y cuyas manifestaciones aún vivimos.

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b. El inicio de la ruptura con el conservadurismo

y las contratendencias

El segundo período comprende de 1973 a 1993. En estas dos décadas encontramos la

ruptura con la tesis conservadora del trabajo social de raíces positivistas, pragmáticas y

de marcada influencia norteamericana. Esta ruptura es expresada en el Movimiento de

Reconceptualización del Trabajo Social Latinoamericano en sus diversas

manifestaciones.

En este período, la reflexión, estuvo potenciada por el incremento de la pobreza y la no

efectividad de las respuestas microsociales en la solución de problemas de origen

macroestructural, la crítica a la supuesta neutralidad profesional vs. el desafío ético de

posicionarse a favor de las transformaciones necesarias para mejorar las condiciones

de vida de las mayorías. Esto estuvo apoyado también en las transformaciones de la

misma Universidad de Costa Rica, promulgadas en el III Congreso Universitario en

1972. La síntesis de estos procesos históricos marcan la principal ruptura en las

premisas ontológicas, epistemológicas, pedagógicas y metodológicas en la formación

profesional en Costa Rica. Todo ello se expresa en el Plan de estudios 1973 y

fundamentalmente en el de 1976 y sus versiones ajustadas de 1979 y 1981. Durante

estas dos décadas observamos que:

• Es notable en la expresión de los fundamentos curriculares, la ruptura en la

concepción de la realidad, del sujeto y de las responsabilidades ético políticas

del profesional. La expresión “ajuste del individuo al medio” da paso a “las

transformaciones de la sociedad”, con el relativo mesianismo que tal frase

refleja.

• El estudio de la cuestión social y sus manifestaciones en lo rural y urbano, en el

mundo del trabajo -visto desde las cooperativas agrícolas y los sindicatos- , lo

cual manifiesta la presencia de una categoría de clase en la comprensión de los

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sujetos sociales: campesinos, obreros agrícolas, cooperativistas, parceleros,

obreros industriales, pobladores desempleados de los tugurios o villas miserias.

Todos ellos resumidos en la categoría ¨grupos sociales populares¨.

• La permanencia del mismo enfoque en la enseñanza de la historia del Trabajo

Social, en la que se privilegia la tesis evolucionista, pues no existía a tal fecha,

investigación desde otro paradigma con respecto a este objeto.

• Podemos afirmar que se intentó romper desde la enseñanza de la metodología

con los métodos clásicos como tales, para dar lugar al estudio de categorías del

materialismo histórico como: totalidad, clases sociales, el trabajo humano, el

papel del estado capitalista y las políticas sociales, así como la comprensión de

la historia nacional y latinoamericana desde la teoría de la dependencia. En

materia de métodos el peso estuvo dado en el método Belo Horizonte, los

aportes de Mª Angélica Gallardo, el método psicosocial de alfabetización de

Paulo Freire. Luego vino la investigación acción de Fals Borda y sus derivados y

la educación popular.

• Las formas de intervención individualizada no ocuparon un lugar relevante en la

primera mitad de este período, pero luego se revitaliza la enseñaza de los

métodos clásicos, hasta reposicionarse en el período siguiente. Aquí se gesta

una contratendencia hacia la ruptura paradigmática, la cual se afianza

progresivamente, en un terreno académico insuficientemente abonado con el

estudio de la teoría social crítica de tradición marxista. Adicionalmente a ello, el

trabajo profesional seguía anclado aquí, en la individualización de los problemas

sociales, en el manejo de grupos de apoyo y otros de carácter promocional y

socioeducativo especialmente en el sector salud, pues desde 1978 se

incrementa en la política de salud el tema de la participación social, así como en

la política agraria dirigida a empresas comunitarias campesinas, cooperativas

agrícolas y de comercialización.

• Es meritorio destacar el avance significativo en el desafío académico de lograr la

triple integración de: la docencia, la investigación y la acción social, como

respuesta a la cátedra autónoma y descontextualizada del estudio de los

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problemas sociales, característica del período anterior. Durante este período se

institucionalizan orgánicamente estos vínculos en atención a problemas de

investigación y de enseñanza afines al campo profesional, relevantes

socialmente y generadores de conciencia crítica y propositiva entre la

comunidad académica y los sectores populares vinculados a la acción social

universitaria.

• Este esfuerzo orgánico integrador de la investigación, la docencia y la acción

social en todos los niveles del plan de estudios y con equipos docentes

interdisciplinarios, apoyados en el taller como método pedagógico en la Escuela

de Trabajo Social, ha sido irrepetible, pues en el período siguiente, si bien se

incrementa la investigación, ésta será sólo en algunos núcleos docentes que

articulan los objetivos y acciones a determinados cursos talleres.

• Durante los años ochenta en el contexto nacional, se tematizó sobre la creación

del sector de la economía laboral, refiriendo al cooperativi smo agrario

principalmente como una medida de la socialdemocracia a favor de los

trabajadores pero el proyecto no pasó de esto. La situación social y financiera

del aparato público redefine las urgencias. La década manifiesta la crudeza de la

crisis de acumulación capitalista evidenciada desde la mitad de los años setenta:

la creciente inflación con recesión y los efectos de la fuerte devaluación de la

moneda tiene expresiones devastadoras: se amplía el desempleo y la pobreza,

la carencia de viviendas, la necesidad de medidas asistenciales para los pobres,

con lo mínimo para la sobrevivencia. Todo ello, enfrentado a una política social

que pierde su carácter universalista para pasar, en algunas áreas, a la

focalización, a la reducción del gasto y al manejo más restrictivo, para ofrecer

servicios sociales en forma consecuente con la estrategia neoliberal en ascenso.

Además de lo propio del país, las migraciones crecientes de los

centroamericanos, ya sea como refugiados o desplazados económicos, también

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presionan la estructura del empleo, de los servicios públicos y sociales de la

salud, la vivienda, la educación principalmente.

Toda esta complejidad, resultante histórico-social, que define a los sujetos en su

particularidad y singularidad y en la que ellos se ven como actores aplastados por la

inmediatez de la sobrevivencia y con débiles mecanismos de defensa y exigibilidad de

derechos, nos sorprende con la “insuficiencia metodológica” para abordar los

problemas sociales desde la perspectiva del materialismo histórico. Nos atrapa y

sentimos que la caja de herramientas está vacía, posiblemente porque como bien lo

señaló Consuelo Quiroga “por las invasiones del positivismo en la lectura de un

marxismo sin Marx”, pues estudiamos manuales de Marta Harneker, Mao Tse Tung,

Paulo Freire, Barreix, Gallardo Clark, Kisnerman, para citar algunos por un lado y

también por otro lado a Helen Harris Perlman y Caroline Ware y Mario Bunge. En

realidad lo que se estaba vaciando éra el posicionamiento ético político de crítica y la

propositividad con la amenazante sentencia del fin de la historia.

Al término de este período estaban gestadas las base para dar lugar a una

deshistorización de los sujetos, abstraídos de la clase social para organizarlos en ejes

socioculturales. Fuimos diluyendo las categorías de totalidad, clase social, estado,

como condensación de interese de clase y las políticas sociales como resultante de

esos intereses en conflicto. Todo ello se manifiesta en las jornadas de evaluación y

reforma curricular de la época.

Este tema metodológico, o sea lo referido a la supuesta insuficiencia desde el

materialismo dialéctico, se recupera en los procesos de evaluación curricular, iniciados

en 1987 y que dieron lugar a un nuevo Plan de estudios 1993 con el cual concluye

este período ( Romero y Molina: 1999). Pero, como veremos, la forma de resolver la

contradicción existente, fue con la “restauración modernizadora de los métodos

clásicos”, con un mayor refinamiento en lo tecnológico y una pretensión de integración

de la investigación, la docencia y la acción social.

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c. La restauración modernizadora y

el retorno al camino de ruptura.

El tercer período comprende de 1993 hasta 2003. Se inicia con un Plan de Estudios

que mantiene formalmente los fundamentos cr íticos del Plan de Estudios 1981 y sus

antecedentes de 1973 y 1976. No obstante, podría señalarse la incongruencia que se

fue gestando, pues la crisis de recesión con inflación potenciada en la década de los

ochenta y el repliegue en el gasto social público, dejó al descubierto el incremento del

desempleo y su correlato de la pobreza con todos sus derivados (violencia en todas

sus manifestaciones, delincuencia y adicciones, migraciones y pobreza, carencia de

viviendas, todo asociado a la tugurización del espacio urbano , el desempleo expresado

en la informalidad laboral, la niñez trabajadora y la deserción escolar, la explotación

sexual, el resurgimiento de enfermedades otrora controladas, el VIH-SIDA y la pobreza,

la discapacidad y la tercera edad sin protección social, para citar algunas

manifestaciones). Ante esta situación la enseñanza de la teoría y metodología 6 para la

intervención directa con las poblaciones hace una mezcla, como respuesta a las

tendencias, a veces en conflicto, sobre la comprensión del Trabajo Social en esta

unidad académica. Se fragua una “cuasi resolución” al conflicto político ideológico de la

década del ochenta, manifestado en su apariencia en el tema de la metodología y la

conceptualización de los sujetos de la atención profesional.

Por otro lado se fortalece el estudio de la epistemología y la investigación social cuanti

y cualitativa. A la par de ello, se mantiene y fortalece la línea socioeducativa

promocional con énfasis en la investigación - acción, acompañándola de un

posicionamiento crítico y de un arsenal tecnológico; el estudio del por qué y los

procedimientos para la asistencia social como derecho de la población excluida del 6 A partir de los resultados de un proyecto de investigación referido a Las concepciones, las formas de atención y de gestión de las políticas sociales, se genera una discusión sobre la intervención profesional y desde allí se cuestiona la preeminencia de método sobre la realidad. Ello da lugar a insistir en que es el objeto específico de intervención en su context o y los sujetos intervinientes lo que define el procedimiento de la intervención sea este: asistencial, socioeducativo promocional y terapéutica , según corresponda. Para ello confróntese: Molina, Mª Lorena Y Mª Cristina Romero (1996 a 2001) en informes de investigación y en el texto titulado Modelos de atención asistencial , socioeducativo promocional y terapéutico en Trabajo Social .Editorial Universidad de Costa Rica.

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acceso al trabajo, se obvian en el proceso de enseñanza del Trabajo Social. Desde la

restauración de los métodos clásicos de caso y grupo se retorna a una psicologización

de los problemas sociales con una perspectiva ecosistémica y homogenizante del

método de caso social individual.

Por otro lado, se gesta una contratendencia referida al enfoque de la metodología. Ello

da lugar, al cuestionamiento de la primacía del método sobre la realidad y su carácter

único, como procedimiento “estándar”. Se plantea la necesidad de encarar las premisas

ontológicas y epistemológicas en que se sustentan las intervenciones.

Para estos años, el estudio de las categorías de totalidad, trabajo y clases sociales de

tradición marxista fueron excluidas del contenido programático de los cursos de teoría y

métodos. Se mantiene el tema del Estado y las políticas sociales y desde allí se

acompaña un desarrollo alternativo a la enseñaza de la administración de programas

sedimentado en Taylor y Fayol y la escuela neoclásica de Gullick y Urwick. Ello da

lugar a la génesis de un enfoque de la gerencia social, que cuestiona el enfoque

administrativo de los servicios sociales y sus premisas clásicas y neoclásicas. Este

enfoque cobra auge durante este período a partir de la investigación y reflexión

sistemática de algunas de las docentes de la Escuela, acompañado de la crítica al

enfoque BID, como respuesta a la atención de la pobreza.

Ahora bien, otro asunto sobre el cual llama la atención la investigación desarrollada 7

por miembras de la Comisión de Planificación y Evaluación Curricular, es sobre el

estudio – aún no suficiente- de la cuestión social o los asuntos sociales que convocan

la intervención profesional, en tanto son los desencadenantes del quehacer del

7 MOLINA, Mº Lorena y ROMERO, Mª Cristina (2002). “Las cuestiones sociales y la intervención profesional”. En: Revista Costarricense de Trabajo Social. Nª 13. Costa Rica. MOLINA, Mª Lorena y ROMERO, Mª Cristina (1996) “Situaciones críticas de la intervención profesional: retos para la formación académica”. En: Revista Costarricense de Trabajo Social. Nª 11.Costa Rica. MOLINA, Mª Lorena y ROMERO, Mª Cristina (1996) “Las concepciones subyacentes en el currículo de Trabajo Social”. En: Cuadernos de Trabajo Social. Nª9. España. Universidad Complutense de Madrid

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Trabajador Social, así como sobre la diversidad de los sujetos sociales que configuran

la población meta del trabajo profesional. Estos sujetos son estudiados ahora no con la

categoría de ¨grupos sociales populares¨ como lo fue en el segundo período, sino con

criterios transclasistas, privilegiándose el etáreo con algunos amagos de la categoría

género.

Así las cosas, la enseñanza de la historia, teoría y métodos se configuró en los últimos

años del siglo pasado como una mezcla de eclecticismo teórico, que a nuestro modo

de ver, en la actualidad conjuga lo siguiente:

• Un estudio de las manifestaciones de la cuestión social en: un curso

denominado “Problemas macro y micro sociales de la sociedad

costarricense”, pero en éste, no se penetra el estudio de la totalidad social

para articular el estudio de los asuntos particulares. El estudio desde los

cursos taller está referido a los asuntos específicos en torno a los cuales gira

cada taller. Otros cursos en los que se tratan las manifestaciones de la

cuestión social son los “Seminarios I y II” y en el curso “Organizaciones y

movimientos sociales”.

• La estructuración de los cursos de la dimensión microsocial está compuesta

por el estudio del método individual, el método de grupo y la terapia familiar

sistémica. En cuanto al método de comunidad, éste se complementa con

otros métodos para dar lugar a una dimensión socioeducativa promocional. Lo

asistencial se omite en la formación actual, al igual que en el período anterior.

• La estructuración de una dimensión socio gerencial, conformada por cursos

que contienen el enfoque de la gerencia social de sello nacional y el

instrumental tecnológico referido a la investigación evaluativa, la planificación

social, la formulación, la gestión y evaluación de proyectos sociales

enmarcado en el estudio de políticas sociales sectoriales.

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En este período, desde 1996 al 2001 esta elaboración de una hibridación

metodológica, genera discusiones al interior de los equipos docentes de cada nivel

del plan de estudios y luego se amplían en las Jornadas de Reflexión

Epistemológica y Metodológica,8 en el proceso de evaluación curricular, el cual se

engancha con la Autoevaluación, Autorregulación para la Acreditación (AAA)9 y se

acentúa en la reflexión permanente de la Comisión Currículo.

El proceso de reforma curricular concluida en el año 2003 y la transformación

programática en proceso de construcción en el año 2004, buscan asumir de una

mejor manera estos asuntos como se explicará en el apartado siguiente.

2. Los nudos pedagógicos a resolver

con la reforma curricular

La reflexión que permite el señalamiento de nudos pedagógicos, proviene procesos

señalados en el apartado anterior. 10

8 En estas Jornadas se presentaron conferencias sobre las premisas neopositivistas, interpretativas y sociocríticas, así como sobre la epistemología posmoderna con énfasis en el construccionismo social y el constructivismo pedagógico. También se presentaron los resultados de proyectos de investigación sobre la aplicación de los métodos de grupo y desarrollo comunal en Costa Rica y los resultados de una tesis sobre la aplicación del método de Caso. Se analizaron las premisas y los enfoques predominantes en las prácticas académicas de los cuatro niveles del Plan de Estudios. Las actas de la Comisión Currículo dan cuenta del debate sostenido. 9Esto corresponde a los procesos de decisión voluntaria de las unidades académicas y se realiza según los parámetros definidos por el Sistema Nacional de Evaluación de la educación Superior SINAES. Consiste en un proceso participativo de autoevaluación en función de las metas definidas por la carrera y en el planeamiento de las medidas autorreguladoras para someterse a la acreditación. Como epílogo de esto La Esuela de Trabajo Social de la Universidad de Costa Rica fue la primera en acreditarse en 2001. 10 del Proyecto de Investigación ¨Políticas sociales: concepciones y estrategias de atención y gestión de la Escuela

de Trabajo Social de la Universidad de Costa Rica, cuyos resultados se encuentran publicados en Molina Ma.

Lorena y Ma. Cristina Romero (1994), (1999) (2000); de las Jornadas de Reflexión Epistemológica y Metodológica

(1996-1997), Proceso de autoevaluación, autorregulación para la Acreditación, las reflexiones de la Comisión

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Entendemos por nudos pedagógicos, al conjunto de asuntos identificados como

críticos, que encierran complejidad y traban el avance en la formación profesional de

Trabajo Social y por tanto, requieren una solución de orden curricular, programática y

pedagógica. Los nudos que se plantean son los siguientes:

• En el proceso de formación profesional, la comprensión de la realidad como campo de problemas o áreas significativas al Trabajo Social, no es suficiente ni sistemática para fundamentar su abordaje desde la especificidad de la intervención profesional.

• En el proceso de formación profesional, la comprensión de los sujetos de la intervención profesional ha perdido, en muchos momentos, su carácter histórico para dar paso a la comprensión de sus características humanas y menos a su posición histórico social, a su condición de sujetos con una ubicación concreta en la sociedad, con trabajo o sin él, incluidos o excluido.

• En el proceso de formación profesional la enseñanza de los métodos de intervención es fragmentada y deshistorizada. Está desarticulada en su contenido, en su ubicación estructural en el Plan de estudios y en las características de la experiencia práctica que la acompaña.

• Como resultado de los anteriores nudos en la formación profesional, la dimensión ético política no es aún suficiente para el desarrollo óptimo de habilidades y destrezas para la intervención, tampoco es óptimo el compromiso social y la capacidad crítica y propositiva, congruente con los fundamentos curriculares y las exigencias de las manifestaciones de la cuestión social.

Explicaremos cada uno de estos nudos.

Currículo (1999-2000), la investigación documental de los programas de los cursos y del Plan de Estudios de la

Carrera de trabajo Social y de la consulta a múltiples sujetos del proceso educativo mediante cuestionario.

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1. En el proceso de formación profesional, la comprensión de la realidad como

campo de problemas o áreas significativas al Trabajo Social, no es suficiente ni

sistemática para fundamentar su abordaje desde la especificidad de la

intervención profesional.

La Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Costa Rica, ha definido un conjunto

de áreas significativas que han servido para orientar la investigación, la selección de

centros de práctica para los cursos Taller y para la selección de temas para los trabajos

finales de graduación de las y los estudiantes . Estas áreas pretenden sintetizar los

principales campos de intervención profesional en el país. En su definición más

general, son las siguientes:

• De la pobreza a la calidad de vida en igualdad de oportunidades.

• Del deterioro de la salud a la salud integral.

• De la crisis del Estado de bienestar a la Reforma del Estado.

• Del deterioro del ambiente al desarrollo sostenible.

• De la violencia social a la democratización de la vida cotidiana y la

convivencia social.

• Del autoritarismo y la exclusión social a la participación social y la ciudadanía

plena .

• De la formación técnica instrumental a una formación con solidez histórico

teórica, compromiso ético político y competencia metodológica.

Esta definición es básica para orientar en el proceso formativo, las prioridades en el

conocimiento y la acción. El proceso de autoevaluación vivido por la Escuela entre

1999 y el 2000, permitió ratificar la vigencia de estas áreas, en tanto los graduados y

graduadas, así como los empleadores, las señalan como las áreas en las que

predominantemente se desarrolla el ejercicio profesional y docentes y estudiantes de

la Escuela las ratifican como expresión de una lectura adecuada de la demanda social.

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El problema reside en que el abordaje del campo de problemas, elemento fundamental

en la precisión del objeto de intervención profesional, se asume fundamentalmente,

desde las prácticas académicas, con lo cual se restringe su comprensión a lo posible y

pertinente desde la experiencia particular de cada estudiante en dichas prácticas. Su

estudio no cruza sistemáticamente el Plan de estudios y en aquellos cursos en que se

abordan estas áreas temáticas, se hace principalmente, con un carácter descriptivo

analítico pero no a partir de su definición como objeto específico de intervención.

Esto hace pensar que hay una preocupación preponderante por una lectura

actualizada del contexto pero no es clara la preocupación por su explicación a partir de

la teoría social, los enfoques epistemológicos, las perspectivas ético-valorativas y las

construcciones metodológicas desarrolladas por el Trabajo Social.

Hemos esclarecido que no es suficiente el conocimiento de las áreas significativas al

Trabajo Social en sí, sino en cuanto objeto disciplinario y profesional en el cual se

desea influir de alguna manera.

Estas áreas significativas al Trabajo Social deben ser abordadas en el Plan de

Estudios, desde categorías que, como dice Matus (op. Cit.:18), “permitan mostrar una

realidad persistente y múltiple”, su heterogeneidad y permanente cambio y

especialmente, desde las subjetividades de las personas que las viven. Nuevas

“cartografías” señala Matus para hacer referencia a nuevas formas de acercamiento a

lo social en las que según la autora , se requiere una función mediadora que debe

“contener la posibilidad de recuperar la unidad de lo razonable dejando escuchar sus

múltiples voces”(op cit:67) , haciendo evidentes las diferenciaciones y contradicciones,

logrando los análisis que aún no se han hecho, rompiendo con las dominaciones de

los discursos económicos, médicos, jurídicos e integrándolos a un discurso nuevo.

Para ello, es necesaria la investigación de lo social y, especialmente, el desarrollo del

compromiso con el conocimiento permanente. Así mismo, el estudio de estas áreas

significativas al Trabajo Social debe “incentivar la capacidad de creación, de inventiva

rigurosa, de propuesta de buen nivel ”(op.cit.:102) .

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Sólo entonces es posible la enseñanza de los métodos, afianzada en una mediación

con la realidad particular en el nivel local y en torno a las particularidades de los grupos

y personas que la componen.

Entendemos que la problematización de la realidad, su fundamentación teórica y

empírica, debe ser fortalecida con el propósito de que en el proceso de formación

profesional, se coadyuve en la definición del Objeto genérico y objetos específicos de

intervención profesional así como en las construcciones metodológicas para la

intervención.

Esta comprensión supone entender el campo de problemas como la expresión de los

nexos entre la cuestión social y las problematizaciones entre sujetos y necesidades.

Esta relación como lo plantea Margarita Rozas (1998:59), es una construcción teórico

práctica que se estructura a partir de la cotidianidad de los sujetos. Entendemos que

esta construcción supone:

• No solo la comprensión de la manifestación empírica de la magnitud y

características de los problemas sociales, sino de comprensión estructural y

coyuntural (general, regional y local), así como sus explicaciones teóricas.

• No solo el reconocimiento de un conjunto de problemas sociales sino la

comprensión de su heterogeneidad, diversidad y contradicción que encierran y su

precisión como campo específico de intervención en el que el Trabajo Social piensa

y construye su intervención como colectivo profesional.

• No solo su comprensión como necesidades sino también como derechos humanos,

cuya garantía, protección y exigibilidad debe ser garantizada desde los sistemas

sociales.

Teresa Matus (1999:27) señala que “Trabajo Social constituye su especificidad, por

tanto, en las mediaciones de un modo particular de ver que tiene como resultado un

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hacer particular”. En otras palabras, “hay una relación mediada insustituible entre

intervención y un sistema de comprensión social constituido al menos, por cuatro

dimensiones relacionadas aunque no homologables: los cambios existentes en el

contexto, las diversas perspectivas de teorías sociales, los enfoques epistemológicos y

los marcos ético-valóricos”. Para intervenir es necesario saber sobre qué se actúa y

por qué. La misma autora señala “la imperiosa necesidad de dilucidar el objeto sobre

el cual se quiere influir y el aspecto bajo el cual ejercer esa influencia” (op.cit:36)

En directa relación con este campo de problemas es necesario fortalecer la enseñanza

de la cuestión social en cuyo marco es posible la comprensión de la expresión singular,

particular y universal de los asuntos sociales, así como la comprensión del sentido de

la intervención profesional.

2. En el proceso de formación profesional, la comprensión de los sujetos de la

intervención profesional ha perdido, en muchos momentos, su carácter

histórico para dar paso a la comprensión de sus características humanas y

menos a su posición histórico social, a su condición de sujetos con una

ubicación concreta en la sociedad, con trabajo o sin él, incluidos o excluidos.

En este nudo se expresa la urgencia de que la formación profesional recupere los

sujetos de la intervención profesional desde la categoría clase social y sólo después de

ello, considerar los criterios de edad, sexo, étnia, y otras condiciones socio- culturales.

Esta recuperación en el proceso de formación supone el estudio de la cotidianidad de

las personas, escenario, que como señala Margarita Rozas

(1998:40), es el que marca las coordenadas más importantes para resignificar el campo

problemático en la intervención profesional. En este contexto, la cercanía a la vida de

dichos sujetos, es la clave para desentrañar cómo se expresa la conflictividad de la

cuestión social hoy ¨.

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Se trata de recuperar la dimensión ontológica del ser social, junto a su historicidad, la

expresión de la categoría trabajo y junto a ella, los procesos de desarrollo de la

conciencia y de participación política en la sociedad. Se trata de aprender a reconocer

cómo las situaciones que los sujetos problematizan y que pueden conceptualizarse

como necesidades o derechos violentados, están ligados a la historia de las personas y

los grupos.

3. En el proceso de formación profesional la enseñanza de los métodos de

intervención es fragmentada y deshistorizada. Está desarticulada en su

contenido, en su ubicación estructural en el Plan de estudios y en las

características de la experiencia práctica que la acompaña.

Este nudo parte del cuestionamiento a la enseñanza de los métodos según tamaño del

sujeto (caso, grupo y comunidad). A ello se agrega necesariamente la

descontextualización de los referentes histórico- teóricos de estos métodos.

Ello condujo a señalar la necesidad de asumir la reflexión de la enseñanza de la

metodología desde tres ejes: lo ontológico (problemáticas – sujetos) epistemológico, y

lo metodológico (historia, valores e instrumental)1).

El nudo plantea también la necesidad de trascender la racionalidad instrumental en la

enseñanza de la metodología 2). Entendemos este trascender en el sentido de un

dominio técnico instrumental que se selecciona o construye sobre la base de una sólida

comprensión de la realidad y de su interpretación- problematización a partir de los

marcos de la teoría social crítica que constituye la fuente de las decisiones para

seleccionar el instrumental que todo trabajo humano y desde luego profesional,

requiere.

1) Molina, Ma. L. y Ma. Cristina Romero: 1999, 2000. 2) Consúltese UCR, Escuela de Trabajo Social, Sección Docencia. Memoria de Jornadas de Reflexión Epistemológica y Metodológica: 1998-1999.

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A partir de cada fenómeno concreto, es necesario comprender su historia, las

categorías teóricas en él implicadas y el camino para interpretarlo e intervenir en él. En

ese camino para conocer, se requiere incorporar la perspectiva de totalidad,

historicidad y contradicción, para comprender tales fenómenos en sus múltiples

determinaciones, sus vínculos con otros fenómenos y su carácter dinámico – procesal y

contradictorio.

Es fundamental reconocer que el Trabajo Social se mueve entre los ejes organizadores

de la vida social o sea la producción de la vida material, la producción de las relaciones

sociales y la reproducción de las formas de conciencia y representación de la vida

social.

En el entramado de estos ejes el Trabajo Social se enfrenta a las desigualdades

sociales que se recrean y configuran, a diversas formas de subsistencia y defensa de la

vida y a la creación y reinversión de nuevas formas de solidaridad en la vida cotidiana.

Estos cambios desafían la formación académica en el sentido de pensar sobre el para

qué de lo asistencial, terapéutico y socioeducativo promocional desde el

posicionamiento ético político que venimos sosteniendo, o sea, pensar la cuestión

social desde la complejidad de las demandas de la población, en su heterogeneidad y

desde los ámbitos laborales tradicionales y emergentes de la profesión.

La autoevaluación permite reconocer que el método de intervención asistencial, base

del quehacer profesional, está ausente en la formación profesional y más aún, se

construye en el proceso formativo, un criterio peyorativo a esta práctica profesional

cotidiana con lo cual no se aporta a la construcción de procesos de asistencia social

rigurosos con los cuales se transite a procesos que apunten a enfrentar de otro modo

la pobreza y el desempleo, con una perspectiva de clase y teniendo como base los

procesos de trabajo.

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La misma autoevaluación permite comprender que la formación para la intervención

con una finalidad socio-educativa y promocional es aún débil en la generación de

procesos fortalecedores de la democracia, la ciudadanía y la vivencia y exigibilidad de

los derechos humanos. Es necesaria la enseñanza de un trabajo social de grupo que

supere la finalidad burocrática, recreativa, socio operativos y de apoyo emocional.

Finalmente, no hay formación para la intervención en situaciones de crisis ni para la

intervención terapéutica. La dimensión de las relaciones interpersonales es inherente a

la vida humana y forman parte de la persona y conjuga las condiciones socio

económicas y socio culturales, de ahí su importancia en la formación profesional.

4. Como resultado de los anteriores nudos en la formación profesional, la

dimensión ético política no es aún suficiente para el desarrollo óptimo de

habilidades y destrezas para la intervención, tampoco es óptimo el compromiso

social y la capacidad crítica y propositiva congruente con los fundamentos

curriculares y las exigencias de las manifestaciones de la cuestión social.

Nos ocupa el asunto de la formación desde nuestra posición de docentes y nos ha

llamado poderosamente la atención en los últimos años una disminución de la

capacidad de respuesta innovadora, retadora, osada de nuestros estudiantes. Más allá

de que estemos atacados por el virus de que todo pasado fue mejor.

Es nuestro interés encontrar algunas respuestas a las preguntas que nos estamos

haciendo:

¿Será posible que nuestros estudiantes esten evadiendo el reto de pensar en nuevas

alternativas? ¿Porque el estudiante no cuestiona?, todo lo acepta, es que necesita la

seguridad que le ofrece la tradición? Necesita la seguridad que le ofrece la autoridad

del docente? Se presenta el mundo tan peligroso y amenazante que teme el reto de

desafiarlo con nuevas ideas, nuevas propuestas? Con cambios? ¿ Hay robotizamiento,

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confianza en lo conocido, lo probado?. O se encuentra ante un vacío de ideales, de

construcción de propuestas de mundo humano? Cómo revertir estos resultados no

deseados del proceso de formación de profesionales en Trabajo Social?

Esto redunda en el nivel de exigencia que está dispuesto a negociar el estudiante.

Aparentemente, hay una serie de negociaciones que siempre tienden a bajar el nivel de

exigencia, eliminar trabajos, exámenes, hacer exámenes en la casa, trabajos grupales,

entre otros. De manera tal que con el ánimo de reducir el estrés, se sacrifica la

formación con profundidad, porque lo que resulta es una visión superficial, sin análisis

profundo o sea, “light”, sin fuerza, sin reto, sin demasiada exigencia.

Pareciera que la respuesta está en que el proceso que se siguió hasta hoy, pasó de la

total instrumentalidad, un trabajo social al servicio del ajuste del individuo al medio

como tan sinceramente lo rezan los propósitos profesionales de esos días, a un

propósito liberador reivindicativo de causas populares, y en la década perdida, a una

posición de instrumentalidad reciclada 11que se ha ido manteniendo hasta estos días

que despojó de un plumazo toda connotación de compromiso social aunque se

mantuvo en las letras no fue así claramente en la pedagogía concreta. Se desdibujó el

para qué y el por qué que sostenía el entusiasmo y lograba un colectivo que

legitimaba la identidad profesional.

No puede olvidarse el contexto y por supuesto, la desmembración de las sociedades,

el debilitamiento de las culturas locales, el imperio de la individualidad, el temor por un

futuro incierto e inseguro, la búsqueda febril de un bienestar económico y material, ha

determinado una juventud diferente con valores y metas diferentes.

El sistema sociocultural actual lleva a desvalorizar lo público, lo colectivo como espacio

de construcción de cultura, de intereses, de no-alienación, en pos de una racionalidad

instrumental del sistema capitalista y en su necesidad de legitimación ha debido poner

11 Ver Plan de Estudios 1995 Escuela de Trabajo Social Universidad de Costa Rica

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el énfasis en el individualismo, el cientificismo, la concurrencia, (representada en la

ideología del rendimiento), el individua lismo de la propiedad y la orientación hacia los

valores de cambio y de una ética estratégico–utilitarista.

Debemos resolver el enigma de integrar estos nuevos valores con la recuperación de la

visión social de la formación académica de trabajo social, la búsqueda de la

propositividad y la creatividad para salir de la instrumentalidad opacante y egoísta y

adentrarse en imaginar nuevos compromisos con nuevos sujetos y nuevos propósitos,

pero todos humanos al fin.

De lo que se carece es de la propositividad y la creatividad para inventar un nuevo

compromiso social , que pareciera que no es hoy hacer prácticas con campesinos, con

sectores marginales, sino intervenir en el nivel de los efectos psicosociales del nuevo

mundo globalizado y amenazante o en una instrumentalidad más compleja hacia la

atenuación de efectos crueles para la calidad de vida de grandes grupos sociales e

incluso para su pervivencia mediante proyectos “focalizados” o más bien,

discriminatorios?

Entre los principales riesgos que conlleva las situaciones planteadas podemos

considerar que nuestros estudiantes están ante el peligro de que la fragmentación de

”lo social”, junto a los procesos de tercerización de los servicios sociales y de los

profesionales, los ubique en el riesgo de descontextualizar el análisis los objetos de

intervención, que son , en apariencia focalizados, atomizados y diluidos en prácticas de

cuño asistencial, o de solidaridad local y no los vean como resultantes de procesos que

se desarrollan a nivel macrosocial.

El riesgo en este contexto de predominancia del pensamiento neoconservador y de la

falacia de neutralidad de la ciencia y la tecnología, es que las ciencias sociales y

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humanas en general reproduzcan bajo consignas modernizadoras y academicistas el

discurso del fin de las utopías.

La desideologización es un riesgo que corren todos los trabajadores sociales, si no es

enfrentada con la preparación teórica y política necesaria para analizar las demandas

particulares y articularlas con el conocimiento de la demanda social de esos sectores.

De esta manera se supera la atomización y la descontextualización de la demanda

social y se está en condiciones de transformar la oferta institucional. Por ejemplo, las

políticas focalizadas en derechos ciudadanos y humanos con lo cual se tiende a

superar el asistencialismo instrumental.

Se sugiere entonces, construir el Área de Historia, Teoría y Métodos, considerando

respuestas a las siguientes interrogantes generales:

¿Cuáles son las premisas de los paradigmas de la teoría del conocimiento

que permiten comprender la relación sujeto – objeto desde tres ámbitos del

saber: la primacía del objeto sobre el sujeto; la primacía del sujeto sobre el

objeto y la mutua implicación sujeto – objeto y cómo impactan el Trabajo

Social?

¿Cuáles son los factores condicionantes y la heterogeneidad de las

manifestaciones de la exclusión social y los asuntos problémicos en los

microcontextos (familias, grupos, organizaciones – movimientos sociales)

que suscitan la intervención profesional? O sea cuáles son las áreas

socialmente significativas que convocan el conocer, el hacer y la a para qué

del Trabajo Social.

¿Cuáles son los diversos grupos humanos según condición social de vida,

edad, género, etnia, que en su práctica social, familiar, comunal, laboral

experimentan el impacto de la exclusión social, las diversas formas de

discriminación, de desprotección e inaccesibilidad a los satisfactores que

garanticen realización de los derechos humanos?

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¿Cuáles son y cuáles características presentan, las estrategias de

intervención y de gestión de los servicios sociales sistematizadas y

abstraídas de prácticas profesionales (pasadas y presentes), que se

relacionan con la diversidad de los objetos particulares y según la

heterogeneidad de los grupos humanos y de las organizaciones productoras

de servicios sociales?

¿Cuáles estrategias de intervención construir en esa relación de mutua

implicación sujeto – objeto? ¿Cuáles son los para qué, cómo y porqué de las

construcciones teórico – metodológicas'?

¿Cuáles lecciones aprendidas derivamos a partir de la sistematización de las

experiencias?

¿Cuáles conocimientos derivamos de la investigación que se desarrolla?

La enseñanza – aprendizaje de la teoría y metodología del trabajo pasa también por

comprender que este acervo es variable, dependiente en su configuración de diversos

procesos involucrados entre sí que pasan por el reconocimiento de que la práctica

profesional del Trabajo Social es una práctica social especializada del mundo del

trabajo, y, por ello, puede ser comprendida como parte de las mediaciones de la

relación capital – trabajo, en tanto y en cuanto, el origen y desarrollo de esta profesión

está vinculada a las transformaciones del capital (comprendido no como "cosa" sino

como relaciones sociales), que configuran un ámbito profesional socialmente

legitimado, para atender los efectos sociales perversos de la acumulación de la

ganancia expresados en problemas sociales".

En tanto que es una práctica profesional con tal característica, es influida por la

reorganización de las relaciones y los papeles que asume el Estado. Por ello, los

procesos de privatización, descentralización, participación de la sociedad civil, influyen

no sólo en su quehacer, como camino socio-técnico, sino también, en las modalidades

de contratación, que pasan de la relación salarial con garantías y derechos sociales, a

las relaciones típicas de los procesos de "tercerización", caracterizados por la

inseguridad laboral y condiciones precarias de contratación como lo es la contratación

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por tarea y la recalificación permanente de su trabajo ya sea en instituciones públicas,

ONG, empresas, gobiernos locales o cooperativas.

El estudio crítico del desarrollo histórico disciplinario del Trabajo Social, visto desde las

abstracciones teórico – metodológicas desarrolladas, dan cuenta de una diversidad de

opciones y que requieren ser reaprehendidas desde sus fuentes epistemológicas

subyacentes y sus repercusiones en la práctica profesional, así como los contextos

socio históricos que les dieron origen.

Con base en lo anterior se nos presentan como principales retos el trascender: la

formulación de diagnósticos en torno a estos temas y propiciar discusiones que

generen conocimiento y acciones propositivas alternativas; el retomar y fortalecer los

espacios comunes, teórico-políticos, al interior del Trabajo Social y con otras disciplinas

y otros actores que coincidan en esta búsqueda de transformación de los espacios

institucionales de intervención; el repensar las prácticas buscando formas alternativas

y solidarias que permitan desde la conceptualización teórica, epistemológica y

metodológica, realizar una práctica integrada, que cuestione la fragmentación

económica, política, social e ideológica que impregna los discursos y condicionan las

opiniones y los valores.

En lo pedagógico se plantean desafíos en el aprendizaje cognitivo, en el aprendizaje

por simulación de situaciones, por demostración e imitación y el aprendizaje en

ejercicio de la actividad profesional. Estos desafíos nos obligan a replantearnos la

actividad docente para contribuir y construir con los y las estudiantes estrategias que

generen la búsqueda de lo importante sobre lo accesorio, derivar lecciones aprendidas

a partir de la reflexión de las prácticas en general, como las mencionamos arriba sobre

la base de una apropiación

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