decálogo del excursionista
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DECÁLOGO DEL EXCURSIONISTA
Extraído de: Campos, Andrés (2000). Madrid en Cercanías. Madrid: Catarata.
1. Amarás el silencio sobre todas las cosas
Hablar a voces, carcajearse como un loco y gritar “¡eco!” al coronar una cumbre no sólo son
síntomas de alguna disfunción mental o auditiva, sino la forma más segura de espantar a los
animales y volver a casa sin haber gozado del frufrú del viento, el repiqueteo del picapinos o la
risa cristalina del arroyo. Esta norma es extensible al canto tirolés, al silbo gomero, al tam-tam,
a la dulzaina, a la radio portátil y al himno Montañas nevadas, por muy campestres que se nos
antojen.
2. No ensuciarás
Es creencia universal que existen distintos tipos de basura: la biodegradable, la que apenas se
ve, la que recogen poco a poco las hormigas y las ardillas, y la que cívicamente se deposita en
un contenedor al final de la jornada, pero curiosamente nadie aplica este baremo de suciedad
al salón de su casa, por lo que cabe inferir que en realidad sólo existe un tipo: basura-basura.
3. Respetarás los senderos
Los caminos del monte han sido abiertos por el paso incesante de pastores, leñadores,
gabarreros, vacas, acémilas…, seres mucho más inteligentes sin duda que el listillo de turno
que, por ahorrarse cien metros atajando a campo traviesa, arruina un pimpollar, espanta para
siempre al buitre negro que incubaba, erosiona la cubierta vegetal y, con un poco de suerte, se
rompe un ligamento de la rodilla al encabestrarse en un jaral.
4. Te abstendrás de coleccionar
Aparte de que las plantas, los insectos y los seres orgánicos en general están infinitamente
mejor vivos que disecados, muchas especies animales y vegetales, por insignificantes que
parezcan, están protegidas por la ley, y lo que empezó siendo una agradable gira campestre
puede acabar en Alcalá-Meco.
5. Dejarás todo tal como estaba
Cerradas las puertas de las cercas, corriendo sin estorbo el agua por fuentes y regueras,
guardado en su caja el libro que hallarás en la peña del Arcipreste. Y así, todo.
6. No señalizarás en vano
El campo ya está saturado de senderos de pequeño y gran recorrido, vías pecuarias, sendas de
educación ambiental y caminos históricos, todos ellos señalizados con diversas marcas de
pintura, letreros o hitos de piedras. Añadir pintarrajos de cosecha propia, flechitas o lazos de
colores, como tienen por costumbre algunos pulgarcitos, sólo contribuye a acrecentar el caos.
7. Tratarás a las vacas con dulzura
Mucha gente confunde a las vacas –sobre todo, a las negras avileñas- con toros de lidia, pero
lo cierto es que estas benditas cornudas jamás se arrancan si no es en dirección contraria al
hombre, ser al que temen con razón, pues suele ir armado con palos, les corta el paso, da
DECÁLOGO DEL EXCURSIONISTA
Extraído de: Campos, Andrés (2000). Madrid en Cercanías. Madrid: Catarata.
gritos y respingos, invade sus pastos y abrevaderos, acosa a sus crías y hace, en fin, todo
cuanto puede alterar a tan sensibles criaturas.
8. No acamparás ni harás fuego
Salvo en zonas acotadas para ello.
9. Atarás corto a tu can
Podríamos llenar otro libro con las frases tranquilizadoras de los amos cuyos perros “no hacen
nada” pero se abalanzan sobre el excursionista con las fauces espumeantes.
10. Resumiendo
El buen excursionista, como el buen árbitro, ha de aspirar a pasar inadvertido en el campo, sin
dejar más rastro a sus espaldas que el que forzosamente resulta de acuclillarse tras un pino.