de markus albers -...

8
www.sony.es/futurescapes BENDICIÓN ETERNA de Markus Albers

Upload: nguyendien

Post on 27-Sep-2018

214 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

www.sony.es/futurescapes

Bendición eterna de Markus Albers

32

BienvenidoS a

FutureScapes es un emocionante proyecto de colaboración cuyo objetivo es explorar el potencial de la tecnología y el entretenimiento para crear un mundo mejor y más placentero en el 2025. No se trata de pronosticar el futuro, sino de imaginar las diferentes posibilidades. Por definición, existe un número infinito de posibles futuros. Pero está claro que el mundo en el 2025 será muy diferente del mundo en que vivimos hoy en día.

Al comenzar la vida en el 2025, en vez de hoy, FutureScapes pretende estimular un pensamiento más creativo sobre cómo puede ayudarnos la tecnología a vivir de una forma sostenible. Al compartir materiales de inmersión e interesantes estímulos de entretenimiento, como cuentos o relatos cortos, el objetivo de esta colaboración es animar a las contribuciones de los expertos de los “futuros” y de una ecléctica amalgama de pensadores, escritores, diseñadores y el público en general para aprovechar las oportunidades y enfrentarse a los desafíos de la vida en el 2025, y del papel potencial que jugará la tecnología.

FutureScapes está diseñado para ser lo más abierto y colaborativo posible, y ha sido organizado por la organización líder de sostenibilidad sin fines lucrativos, Forum for the Future, y la empresa líder de tecnología de consumo Sony.

¿cómo creeS que Será la vida en el 2025?

Para informarte o participar, visita www.sony.es/futurescapes o sigue @better_futures y #futurescapes en Twitter.

Se despertó sobresaltado, sin saber dónde estaba, ni cómo había llegado hasta allí. Todo estaba oscuro. Intentó mirar alrededor, a sus manos, pero sólo había oscuridad. “Luz”, dijo. “Ver mensajes”. Y luego, “¿Qué hora es?” En casa, estas frases habrían hecho que la habitación reaccionara de esa forma íntima y familiar a la que estaba acostumbrado. Habría hecho cosas como encender su lámpara vintage de Arne Jacobsen, la que seguía teniendo después de que Renée se marchara. O encender las VisuaWal ls con tonos gri ses y rojos en una estilizada ventana de búsqueda, y su historial de búsquedas. O con un modelo ampliado de un despertador clásico de 1985.

Pero solo había oscuridad. Intentó concentrarse, recordar. No estaba en casa, así que debía estar en un hotel. Estaba muy a menudo, nada diferente. Estaba claro que no era una de las grandes cadenas, de lo contrario sus ordenes habrían obtenido al menos la reacción estándar de la habitación inteligente. Debe ser un hotel de diseño súper chic, demasiado original para acatar las reglas universales de VoiceCom. Jolines, cómo odiaba antros pretenciosos, especialmente al despertarse con una mezcla de resaca y jetlag. Aún podía oler el whisky en el frío aséptico de la habitación.

Luego recordó, poco a poco: la agencia lo había llamado un par de días atrás. Un trabajo de investigación, algo urgente. Estaba claro que el cliente pagaría su tarifa diaria sin chistar y sin el regarteo que solía acabar en un gran descuento, según sus necesidades del momento. Cogió su bolsa Porter Longhauler y se dirigió directo al aeropuerto. Todo estaba organizado. La reserva del vuelo estaba a su nombre. Comprobador: Robert Weill, Berlín, Estados Unidos de Europa. Correcto. Uno no se podía confi ar hoy en día. Especialmente cuando se viajaba a los EAU con su seguridad tecnológica y súper estricta en inmigración. También recordó unas instrucciones detalladas que recibió su máquina que había visto al brillar contra el asiento del viejo Mercedes-ElectroTaxi eléctrico (de los que sólo quedaban en Europa) de camino al aeropuerto Willy Brandt.

Robert lo recordó todo por un momento mientras miraba por la ventanilla del taxi. La ciudad estaba dormida en una mezcla melancólica de arquitectura de alta tecnología pasada de moda, fábricas derruidas y graffi ti ya desgastado. Subió al vuelo de Etihad hacia Abu Dhabi, y pasó cinco horas a bordo viendo videos y aumentos progresivos de la persona que tenía que encontrar.

Abu Dhabi: The Eclipse Terrace. ¡Qué nombre tan pomposo para tal cuchitril! Posiblemente fuera un hotel de lujo hace 15 años, pero había envejecito y

markus albers es un periodista

y escritor de libros de prosa no

narrativa residente en Berlín.

markus es editor colaborador de

monocle y Brand eins, además de

socio gerente en la consultoría

de medios rethink. Ha publicado

en Gq, ad, vanity Fair, Spiegel,

Stern, SZ-magazin, Welt am

Sonntag y die Zeit. también

escribe una columna en die

Welt. markus ha publicado dos

libros, “meconomy” (2010) y

el bestseller “morgen komm

ich später rein” (2008). Sus

libros se han traducido al inglés,

coreano y húngaro.

4

Bendición eternade Markus Albers

5

estaba destartalado. No tenía iAssist, ni VisuaWalls, sólo un viejo aparato de aire acondicionado escupiendo agua por todos lados. A su cliente no le faltaba dinero para pagarle algo mejor, de eso estaba seguro. Pero el Eclipse se suponía que le ayudaría a pasar desapercibido. Pero, ¿de quién? No lo sabía. Se levantó, encontró un interruptor de toda la vida, y comprobó su máquina. Eran las diez y media de la mañana, siete y media de la mañana en Berlín. La hora exacta en que él se levantaba, estuviera donde estuviera. Renée solía bromear, lo llamaba “mi despertador”. Dios, como la echaba de menos. Cuando ocurría algo gracioso o extraño, instintivamente sacaba su máquina para contárselo a ella. Pero ya no podía.

Robert corrió las cortinas para que entrara el sol, se duchó, se colocó su traje Uniqlo ya planchado y bajo al vestíbulo para tomarse un espresso doble. Luego otro más para librarse del aturdimiento. Hoy tenía que estar alerta. Conocería al emir.

La pantalla de rayos del botones del hotel confirmó que “fuera” (una metáfora ya que toda la ciudad estaba cubierta por un techo), le esperaba su AutoDrive. Era uno de los Google-BMW para seis pasajeros que se ve por todos sitios en el Oriente Medio. En Europa casi no hay robocars, ni siquiera en Berlín. Después de desaparecer el euro en el 2013, el continente comenzó el descenso progresivo que todos había pronosticado, pero algo más rápido. Economías hundidas. Habitantes envejecidos. Nada de dinero para evitar el cambio climático de forma sofisticada y altamente tecnológica, así que la gente tenía asignados presupuestos indivduales de CarbonCreds, y tenían que respetarlos. Por eso no se veían muchos coches en Berlín, excepto algunos taxis. La mayoría de los antiguos boulevares de la parte este se han convertido en enormes franjas de jardines urbanos. La capital de los Estados Unidos de Europa es ahora un centro agricultural. ¿Quién lo habría pensado? Entonces Berlín era caldo de cultivo para artistas y vagos durante el día, y marcha por la noche. Robert sonrió.

Por supuesto que las nuevas tecnologías inteligentes ayudaban. La gente en Europa, como en la mayor parte del mundo, se acostumbró al control del uso de la energía por el gobierno. Uno aprendía a utilizar el CarbonCred racionadamente. Entre sus amigos, Robert fue el único que seguía haciendo viajes largos a menudo. Era una necesidad por su trabajo, y sus clientes pagaban los Creds. Pero aparte de eso, su vida se centraba principalmente en su comunidad, tal como todos los demás. Caminaba o iba en bicicleta, y disfrutaba de la comodidad de disfrutar del tiempo con sus amigos y vecinos en vez del consumo incesante de hacía unos años. “Ir de compras es tan del 2010”, siempre decía Renée, medio en broma. Pero él tenía la suerte de poder ver otras partes del mundo en persona, no solo en VirtuHolidays como sus amigos.

Pero todos sabían que las innovaciones vanguardistas venían de fuera, principalmente China y el Oriente Medio. Al principio no se notaba. Pero al regresar de sus viajes se daba cuenta de la división. En Europa las infraestructuras se habían deteriorado. París y Londres finalmente habían adquirido ese aspecto de cualquier tiempo anterior fue mejor que siempre distinguió a ciudades como Lisboa y Berlín. Era pintoresco. A los coreanos y kuwaitis que visitaban Europa les encantaba ese aspecto. La vida no era mala. Especialmente en Alemania donde la economía seguía siendo robusta y la gente

solía reciclar la basura. Ahora también cultivaban alimentos. Incluso a Robert cuatro pequeños manzanos en su terraza. Todos estos huertecitos de vegatales y frutas, y la gente por las cafeterías y aceras (casi todos demasiado viejos para trabajar aunque tampoco había muchos empleos) le daba a la ciudad un aspecto mediterráneo que a él le encantaba. La temperatura había subido una media de dos grados Celsius que tampoco molestaba mucho. Y por supuesto, lo que una vez se llamó “progreso” se pasó a otras partes del mundo. Al igual que el dienro y sus clientes.

El AutoDrive lo despertó con un sonido animado. La puerta se abrió. Casi esperaba enfrentarse a una avalancha de aire tórrido, como habría ocurrido antes cuando por primera vez viajó por la región. Además del techo sobre la ciudad, el coche se hacía hermético en el edificio en el que estaba a punto de entrar. El gran flujo de aire acondicionado del vestíbulo hizo que estornudara. Bueno, pensó, la Funcación Mark Zuckerberg había ampliado la vida un 35 por ciento en los últimos 10 años, erradicamdo el SIDA además de las formas más agresivas de cáncer (e impotencia masculina), pero aún tenía los resfriados normales de cuando tenía ocho años.

“Sr. Weill, bienvenido a Saabar Investment”. Un hombe atractivo con la barba recortada y ojos tristes y vestido con los tradicionales thawb y guthra se acercaba a él, haciéndole señas hacia el bar. Lo conocía de las sesiones de instrucciones del avión. Había dirigido el departamento de transporte del país cuando la infraestructura de edificios era todavía una de las principales prioridades. “Rashid Al Dhakwan”, el hombre se presentó, ”director del Ministerio de Vida Eterna”, MVE.

En Europa, la gente llegaba a vivir hasta los 90 o 100 años como máximo, que él consideraba bastante. Su padre murió el año pasado a los 95 años de edad, su madre tenía 96 y seguía bien. ¿Pero aquí? En cómo evitar la muerte era donde el gobierno invertía más recursos. El ciclo vital de los árabes ya llegaba hasta los 120 años. Y, tras la fuga de cerebros del año pasado, también tenían a las personas más inteligentes investigando cómo alargar la vida de sus residentes, quizás de forma eterna, comenzando por la familia real.

La última tecnología, la que Robert había estado investigando, se llamaba BB, o BrainBackup. Se trataba de crear una réplica digital del cerebro mediante ingeniería inversa, y cargar el contenido de los recuerdos de los muertos en un potente disco duro. Tal como sugería el nombre, sólo se trataba de una copia y no se podía interactuar con ella. Pero pronto se podría, o al menos los expertos lo esperaban. Finalmente cuando eso ocurriera se podría descargar a un replicante del individuo, creando así la vida eterna. Era como resucitar a los muertos, al menos a aquellos lo suficientemente ricos para permitirse este procedimiento. Los científicos creían que les faltaba de tres a cinco años para alcanzar este resultado.

Robert se preguntaba la razón que tendría Rashid para reunirse con él en mayor empresa de inversión del país, en vez de en su oficina gubernamental. Sabía que Saabar estaba muy relacionado con el MVE. Y sabía por experiencia propia que preguntar demasiadas preguntas no era nada práctico. Robert sabía escuchar, y dicha cualidad era parte integral de su éxito profesional.

6 7

8

El bar era un lugar sofisticado en verde y blanco donde se servía más de 30 tipos de cafés con el nombre de “Saabarbucks”. Recordó que hacía nueve años había comprado la popular cadena americana de cafeterías Starbucks. Un buen paso, teniendo en cuenta la fascinanción irracional que los hombres de negocio árabes tenían por los productos Starbucks. Saabar puso cafeterías Saabarbucks en todos los edificios oficiales. Rashid pidió un café con hielo recién molido, aunque evidentemente no había nadie detrás de la barra para molerlo, sino la pantalla de siempre, y Robert un espresso doble.

Tras intercambiar impresiones sobre el viaje, la salud, los últimos levantamientos contra los CarbonCreds en los EE. UU., Rashid fue directo al grano. “Desgraciadamente Su Alteza Sheikh Muhammad no podrá verle hoy”, dijo sin ni siquiera parecer que lo sintiera. Muhammad ibn Zayid Al Nahyan, quien gobernaba el país, había sustituido hacía cuatro años a su hermano Chalifa. “Pero continuaré con las instrucciones para que pueda comenzar su trabajo inmediatamente”, Robert asintió. Sabía que nunca había estado en los planes que él se reuniera con el emir. Era el intento típico de cortesía. Uno siempre hablaba con los secuaces, a menudo familiares lejanos de poca importancia. Bueno, era así. Robert ya sabía todo lo necesario para este trabajo tras estudiar la información en el avión. Pasaba por l os niveles de las diferentes jerarquías. Para ellos tan solo era un mercenario de un país pobre, un hombre con una destreza especial.

Hacía años, Robert Weill era lo que se llamaba un “periodista”. Hoy ese concepto era muy anticuado, incluso difícil de explicar a los niños. Ya no existía la ronda de los periódicos, ni los canales de televisión. La gente transfería el contenido a medida desde sus máquinas a cualquier medio. El contenido provenía de otras personas. Cuando Robert era joven eran especiales y se llamaban “bloggers”, hoy se trataba de todo el mundo comunicándose a la vez. O también podía ser contenido superior especial para las empresas. No era tan malo como pueda sonar: uno accedía exactamente a la información, o entretenimiento, que quería y cuando quería. Configurabas los filtros de las redes sociales para que eligieran lo que era relevante para ti, según tus necesidades en vez de las de los editores o directores de los programas del pasado. Las marcas habían aprendido a interactuar con el público a nivel personal en vez de comercial. Uno quería quedarse con ellas para siempre. Por supuesto, la privacidad había pasado a la historia, ¿de lo contrario cómo podrían saber las marcas y streamers cómo alimentar tus deseos más íntimos? El sistema era cómodo, según el contexto, y personalizado. Lo único que ya no era periodismo como tal.

Así que era consciente que pertenecía a una clase en extinción. Si los editores ya no lo necesitaban, él decidió que otras empresas necesitarían su especial habilidad. Ya no se llamaba periodista. “Reportero” también sonaba totalmente anticuado. El perfil GlobalBusinessProfile (GBP) de Robert decía: “Profesional de la investigación”. Un título lo suficientemente abstracto para que todo tipo de clientes lo llamara, al menos hasta que su clientela empezó a incluir los nombres de grandes empresas. Y por supuesto que lo llamaban, agencias de branding en busca del reconocimiento de los patrones de moda, laboratorios R&D con sed de información sobre sus rivales,

que le asignaban todo tipo de proyectos sin importancia para los que tenía que jurar confidencialidad total.

Robert pronto se dio cuenta de que con este tipo especial de trabajo freelance —que era todo lo que había con una cifra de desempleo en Europa del 30 por ciento— podía ganar bastante dinero sin trabajar mucho. Especialmente viviendo en una ciudad tan barata como Berlín y cultivando su propia fruta. Verdad: hoy en día la gente podía utilizar sus pantallas para buscar las nubes invisibles de datos que rodeaban a todas las personas, las ciudades, empresas, y en cuestión de nanosegundos encontrarían lo que buscaban. Excepto cuando no era así. Entonces entraba en juego la gente como Robert.

Robert no sólo buscaba etiquetas, palabras clave y metadatos. Pero no era un algoritmo. Él hablaba con la gente. Tenía que comprobar en el mundo físico, más allá de los proyectores de realidad aumentada que había en todos los salones. Tenía que cuestionar los datos que encontraba. Hacía búsquedas con una herramienta que las máquinas todavía no habían aprendido a utilizar: el cinismo.

Por eso no creyó la información que el tal Rashid había enviado. Peter Masch, un científico alemán de Múnich, había sido contratado por Saabar y el DVE. Era considerado el mejor neuroingeniero del mundo. Y parecía que trabajaba en algo relacionado con BrainBackup. Pero, hace cinco días, Masch desapareció de Abu Dhabi. Y Saabar quería localizarlo, y rápido. Robert le preguntó: “¿20 millones de dírhams al año más la nacionalidad y aún así no ha logrado que se quedara?”

“No sabemos si se ha marchado voluntariamente”, respondió Rashid jugando con el vaso de cartón. “De hecho en el DVE creen que no fue así. Por eso es por lo que contactamos con usted”.

“¿Y si se hubiera largado con el dinero?”

Rashid pareció sorprendido: “¿A dónde iría… a Múnich?” Lo dijo sonriendo sutilmente, y después dejó entrever algo de desprecio: “¿A los EE. UU.?”

Robert no respondió, pero sabía lo que quería decir Rashid. Nadie se iría de aquí a no ser que se viera forzado. Estaban en el año 2025, y comparado con otras partes del mundo, la EAU era un paraíso, si te gustaban los AutoDrives dorados y el aire acondicionado 24 al día. A Robert no le gustaba todo eso. Pero como Renée ya no estaba, y Berlín se estaba convirtiendo en una ciudad de granjeros post industriales, sabía que almenos él haría lo que fuera por quedarse. Además, quizás estos jeques pudieran ayudarle a recuperar a la mujer que amaba. “Necesito un mes”, dijo Robert.

RRashid negó con la cabeza y los ojos todavía más entristecidos: ”Doce días a partir de hoy. El 26 de febrero tenemos la presentación trimestral en presencia del emir. Si Masch no ha vuelto para entonces…” Su voz se atenuaba. Se recuperó. “Doce días”, dijo. “Y una bonificación de 100.000 dírhams por cada día antes que resuelva el caso”.

8 9

10 11

Robert se quedó en silencio durante un rato. Miró al vaso de papel vacío que tenía en sus manos, al amplio vestíbulo con VisuaWalls de cristal y al suelo que mostraba metáforas gráficas en movimiento de las muchas actividades de Saabar Investment. Fuera se oía el ronronear de la flota de AutoDrives. Se preguntó cuál exactamente sería el concepto de paraíso religioso que estaba presenciando. Echaba de menos su huerto de micro manzanos y el desenfado desordenado y sucio de Berlín. “Quiero la nacionalidad”, dijo, mirando a Rashid, intentando no parpadear.

“Imposible”, respondió Rashid.

“Entonces no puedo aceptarlo”.

Rashid lo miró fijamente durante un minuto y luego suspiró fuertemente. “Déjeme que lo consulte. Esta tarde se lo comunico”.

Robert observó cómo alrededor de 20 robots de limpieza, del tamaño de una mano, se lanzaban a uno de los VisuaWalls para eliminar manchas invisibles, intentando pulir todavía más la inmaculada superficie. Miró a su reflejo tras los infográficos en movimiento. Tenía que afeitarse, pensó. Su camisa estaba arrugada. Parecía cansado. Quizás fuera el entorno que le hacía sentirse realmente en el viejo mundo. Cuando volvió en sí, Rashid ya se había ido.

“Agua sin gas”, le pidió Robert a la pantalla del bar: “No, que sea Hendricks y tónica”.

“Disculpe, no se sirve alcohol en estas instalaciones”, respondió la pantalla con cierto acento suizo.

Robert cogió el agua y se metió en el AutoDrive que le esperaba. De vuelta al hotel, volvió a pensar cómo sería vivir aquí. La inmigración era todavía más estricta que la última vez. Ya no dejan pasar a nadie, pensó, y no me extraña. Entre el 2000 y el 2020, la UAE utilizó todo el dinero del petróleo para impulsar el turismo y la cultura. Luego se dieron cuenta, con el avance del cambio climático, que el viejo mundo se había obsesionado cada vez más con el control de la producción de carbono de sus ciudadanos. La mayoría de europeos y americanos pensaban que sus gobiernos actuaban con demasiada cautela. Los que podían intentaron emigrar a Asia y al Oriente Medio. Con sus enormes granjas solares en medio del desierto, el mundo árabe era ahora uno de los pocos lugares donde se podían utilizar sin pensarlo dos veces los CarbonCreds y vivir una buena vida.

Así que los EAU comenzó a rechazar visitantes, invirtió menos dinero del petróleo en hoteles y más en tecnología. Algo que les prometía lo que el dinero no podía comprar: una vida más longeva. Abu Dhabi era hoy el centro de empresas MPV. Los ricos de todo el mundo buscaban MPV, o medicinas de prolongación de la vida. Y el emir se había dado cuenta de que al promocionarlas, podía incluso conseguir más dinero que con el turismo y podría alcanzar la vida eterna para sí a la vez. Si alguien pudiera transformar los BrainBackups en personas reales de nuevo —resucitar a los muertos— serían los emires y su plantilla de científicos internacionales.

Entonces, ¿vivir aquí? ¿sin ser un rico de verdad? Merecía la pena intentarlo, pensó Robert en la cama de su habitación. Aquí podría ofrecerle a Renée una nueva vida, pensó; una vida de bendición eterna. Solo tenía que conseguir que Rashid le dejara quedarse. Debía encontrar a Masch. Mañana comenzaría la búsqueda en Múnich.

En la anticuada habitación de hotel no había pantallas que controlaran su actividad, ni máquinas esperando sus órdenes. Una habitación sin multialimentadores, ni el detector de patrones AI, y los escáners de CarbonCred que generalmente estaban en su vida constantemente. Su ausencia le hizo sentirse bien, anónimo. Por primera vez hoy sintió relajarse los músculos alrededor de los ojos.

Robert pensó de nuevo tomar una copa, pero en su lugar sacó una VisuaPage flexible del bolsillo. La miró fijamente, sus dedos sobre la imagen en movimiento como si quisiera acariciarla, no exactamente. La pantalla emitió una suave risa que llenó toda la habitación. Cuando consiguió dormirse, se le cayó de entre los dedos al suelo. En ella se veía un videoclip de una joven con pelo negro haciendo muecas frente a la cámara. En la imagen se veía una simple línea en fuente Helvetica: “Renée Hoffmann – 1993-2025.”

10

1312

Sobre Forum for the FutureForum for the Future es una organización sin fines de lucro que colabora a nivel global con las empresas y las administraciones para crear un futuro sostenible. Contamos con 15 años de experiencia inspirando nuevas ideas, formando colaboraciones creativas y desarrollando proyectos prácticos de innovación para cambiar el mundo. Nuestro objetivo es transformar los sistemas cruciales de los que todos dependemos, como los alimentos, la energía o la economía, para cumplir con los desafíos del siglo XXI.

Forum colabora con más de 100 socios del sector empresarial y del sector privado. Somos especialistas en un enfoque de “innovación del sistema” en lo que respecta a la sotenibilidad, y en el uso de potentes herramientas como los “futuros”, el desarrollo de un modelo empresarial sostenible e innovador para contribuir al éxito de todas las empresas. Compartimos nuestra filosofía y herramientas con todo el mundo, incluida la organización de un máster para los líderes del futuro y la publicación de una importante revista sobre las soluciones medioambientales y los futuros sostenibles, Green Futures.

El papel de Forum for the Future en FutureScapes es diseñar y ofrecer el proceso para el futuro y el conocimiento sobre la sostenibilidad.

www.forumforthefuture.org

Sobre SonySony es una empresa líder global innovadora en el campo del audio, vídeo, comunicaciones y productos de la tecnología de la información tanto para los consumidores como para los profesionales. Ofrece la cadena completa de alta definición con sus negocios de productos electrónicos, música, imagen, juegos y servicio on-line, y es una de las marcas de entretenimiento digital líderes del mundo que emplea a más de 170.000 personas en todo el mundo.

Sony reconoce que sus negocios tienen un impacto directo e indirecto en las sociedades en que opera y considera la sostenibilidad como parte integral de la filosofía y actividades de nuestra empresa. Nuestras colaboraciones con organizaciones no gubernamentales como WWF, UNICEF y Save the Children respaldan nuestro papel de empresa global responsable. Nuestro plan medioambiental global “Road to Zero” confirma nuestro objetivo a largo plazo de alcanzar un medioambiente con impacto ecológico cero (con el control del cambio climático, la conservación de los recursos, el control de las sustancias químicas y la biodiversidad) en todo el ciclo vital de nuestros productos y actividades empresariales para el 2050, además de fijarnos metas específicas a medio plazo en línea con dicho objetivo.

Sony considera que la tecnología puede contribuir positivamente a la solución de conflictos sociales y medioambientales, tanto hoy como en el 2025. Tenemos un gran historial en innovación abierto a la sostenibilidad con nuestras iniciativas Forest Guard y Open Planet Ideas.

El papel de Sony en FutureScapes es utilizar el alcance de nuestra marca y nuestro conocimiento tecnológico, imaginación e innovación para animar a la participación del mayor público posible en una colaboración abierta para que todos podamos contribuir e innovar mejor para un futuro incierto.

Para informarte sobre nuestras actividades corporativas de sostenibilidad, visita: www.sony.es/eco

ilustraciones de Scriberia

www.sony.es/futurescapes