de la cotidianidad
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Poemario sobre escenas de la vida cotidiana: encuentros, desencuentros, amor, desamor,relaciones,sentimientosTRANSCRIPT
DE LA COTIDIANIDAD
MARÍA DEL SOCORRO GÓMEZ ESTRADA
I
Me enseñaste el amor
a través de los ojos,
del abrazo,
de la música,
de la complicidad,
del trance de la muerte,
y del trance de la resurrección no
convenida…
Me enseñaste el amor,
con cuidado casi ternura,
con cautela casi pasión,
con y sin miedo porque se notara,
con la magia de la piel,
con el secreto de los sentidos,
con el hechizo de la palabra y
de los silencios….
Me enseñaste el amor
para escribir una historia
nueva
única
irrepetible
avasalladora,
con la certeza del amor cierto,
ese que te permite volar,
ese que me deja estar a la vera
de tus sueños y los míos…
Me enseñaste el amor
y terminaste enseñándome
la vida…
II
Si buscabas
una esposa o una amante
una dama o una puta
una amiga o una hermana
una desconocida o una de toda la vida
una madre o una advenediza
una compañera
una cómplice
o quizá a todas y a ninguna…
Si buscabas
a quién desafiar
para cobrarle en ella a la vida
tu despecho
por un amor de niño malogrado…
Si buscabas
una excusa
para esgrimirte ufano y orate
otra vez,
posando como el mejor seductor
cuando, ya habías apostado a ello
y habías fracasado…
Si buscabas
la oportunidad,
el momento preciso
para hacerte a un hogar,
o a un lugar
o al cielo
o al infierno
que yo tenía
sin comprometer
nada más de lo que
en tu bolsillo cabía…
Si buscabas
apostar
para ganarle a tu sino
jugándote
ese retazo de ilusión
que te dejaron para vivir
los bares
los garitos
y los zaguanes anónimos
que te recogían de la noche…
Si buscabas
volver
a tus raíces
o a tu pasos de hombre grande,
esos que tenías
cuando el abandono de un amor
te mostró
que el mundo te podía…
Si buscabas
Resucitar, nacer,
hacerte, conocerte
o reconocerte…
Si buscabas
un guiño que te apaciguara,
una mano
que calmara tus fiebres
o un pecho
para llorar o vencerte…
Si buscabas
no sé qué,
nunca lo supe
pero hubieras podido
seguir conmigo,
a vistas o a ciegas
porque
me hice a tu medida
y a la medida del conjuro
que me hizo invulnerable
a tus mentiras,
a todas
hasta a la más piadosa
de todas tus mentiras…
Si buscabas
que alguien te extrañara.
yo te estoy extrañando
y cada día te extraño más...
III
Para amarnos
no fue necesario
que me asaltaras
con un ramo de flores silvestres
en la calle o en una esquina.
No fue preciso
preguntar primero
en qué te ocupabas
o si algún día habrías estudiado.
Para amarnos
no se me ocurrió
pensar
si gustabas del bolero
o si de repente
eras un amante del vallenato
o un juglar o un rapero.
Tampoco imaginé
la calle en que vivías
ni tus orígenes
ni tus pasatiempos o deportes
cuando te ocupabas
de crecer.
Para amarnos
creo que recuerdas,
no quise saber
de amores antiguos
ni platónicos
ni de hoy
ni de los porvenir
ni de los otros…
No me fue preciso conocer
si sabías algo de los clásicos
si te emocionaba Benedetti
o si a escondidas
cometías poesía
o panfletos
o grafitis
que te convirtieran
en el señor de la noche…
Para amarnos
pensé en tu edad,
pero al intuir inexorable
que yo había caminado
al sol y al agua
mucho más que tú
(lo decían a gritos mi cuello,
mis manos, nuestras pieles
y mis canas saltonas)
no me preocupé,
porque los mismo gritos
debiste oír tú
y sin embargo,
seguiste dejándome ir
con los ojos cerrados
cuando habías logrado
dominar mi blusa
y con cuidado
separabas
mis piernas con tu rodilla…
Para amarnos
me bastó gustar
de tu olor a leña seca
y de esa chispa de vida alucinada
que pujaba por salir de tus ojos,
cuando tropezamos
en el mercado de esclavos,
y yo te pedí
dejarme medir una cadena
que hasta ese día
no conocía a su dueño…
IV
Quiero para mi
unos ojos que me miren
con una mirada diferente…
Ojos que sepan apreciar
el valor de lo cotidiano
el valor del apasionamiento
de lo predecible
de lo inevitable
de lo rutinario
y de todo el asombro
que se llevan para sí
las cosas mas nimias,
triviales,
casi indistinguibles, anónimas…
Y quiero para mí
unos ojos que me miren
con una mirada diferente,
porque te fatigan
tantos ojos que te siguen
pero que sólo están atentos
a lo extraordinario,
a los resultados que alcanzan
el nivel de lo prodigioso
o sencillamente a lo que de ti
siempre se espera.
En este mundo
no caben más lo ojos
con mirada de duda
o de sospecha
porque si miran así
eres de inmediato un subversivo…
Y mis ojos son de duda y de sospecha…
Pero nadie alcanza
a captar
cómo estamos algunas
ávidas de miradas
que nos digan algo y
que no sólo estén allí
para vigilarlos
ni para estar a la zaga
de sorprendernos en algo .
Quiero para mí
unos ojos que me ayuden
a nutrir mis instintos
y mi corazón,
con lo absurdo, con el color, con lo casual,
con lo fantasmal, con lo quede
de lo esencial y de lo simple.
Quiero ojos que me miren
con mirada profana
para poder emerger
del deber ser
como de una resurrección y que se me permita
como lícito
el recrearme con cosas diferentes,
andar caminos
para otros, extraviados,
y contaminarme con la vida
que se esconde
detrás de los muros,
detrás de la noche
y detrás de ese Dios castigador
con el que me arrinconaron desde niña.
Quiero para mi,
ojos que me miren
con la posibilidad del encantamiento
de lo humano,
"lo demasiado humano".
No quiero más
espías en las ventanas,
ni detrás de las cortinas,
ni agazapados
tras las páginas de un libro
hasta mal encuadernado…
Quiero que me miren ojos
que todavía me den
la posibilidad de la inocencia
y la posibilidad
de querer otra vez
volverme a perder
en una mirada,
en una de esas miradas,
que por lo menos
no me quiera casta…
V
Quedó. Algo quedó.
Con tu adiós
no pudiste llevártelo todo.
Cargaste con lo más
pesado:
te llevaste de mí, el despecho
y el rencor,
y algo de mis ganas
por comenzar con alguien
otra vez ...
Y no es que lo nuestro
hubiera sido alucinante,
pero fue lo suficiente
para que yo quisiera
echar raíces
y por qué no
completar con niños
una familia.
No sé cómo te las arreglaste,
pero me diste
la noción de la familia
sin necesidad de los niños ...
Pero aquí estoy
sin ti y sin familia
y sin el amante
que conoció lo mejor de mí:
esa facilidad para entregarme
a satisfacer hasta el delirio,
y te lo confieso,
hubiera querido en algunas ocasiones
seguir hasta la muerte ...
No sé qué haré
con esta pasión
hoy contenida,
porque de algo estoy segura
nunca aprendí ni aprenderé
a volcarme
sobre mí misma.
Definitivamente, algo quedó,
porque me cuesta creer
que todavía
es como un hábito
buscar en las mañanas
el hueco de tu cabeza en la almohada,
la toalla tirada en el baño
y esa manía
de hacer planes para dos,
cuando quedé más sola
que un remordimiento.
Algo quedó. Si.
Porque aún me cuesta trabajo
conciliar el sueño
sin tener en donde dejar caer
mi rodilla izquierda levantada.
Te acordarás?
Yo dormía del lado derecho.
Hoy todos los lados de mi cama
son derechos ...
Algo quedó definitivamente,
además de tu crema de afeitar
a medio gastar,
de un resto de tu loción de combate,
de tu cepillo de dientes
y de un par de cordones blancos
que el mismo día que te fuiste
habías comprado para tus tenis,
algo quedó…
Me quedó el consuelo
al ser razonable cuando
bendita la hora
no quise saber
de quién se trataba
la nueva conquista
que te llevó de mi.
Por lo menos me quedó el consuelo
de fantasear a que es mayor que yo.
Algo quedó.
Si… Me quedaron
tus historias de niño
que me contabas después de hacer el amor
como a manera de exorcismo
para arrancarnos de las garras
de la pasión.
Las historias se fueron acabando
y la pasión también ...
Pero quedaron además
en mi memoria
dos o tres chistes
sobre elefantes
que siempre contabas
cuando alternabas con alguien
a quien veías
por primera vez.
Pero ... Si ... Estoy segura.
Lo que más quedó en mi
fue el recuerdo de tus mejillas mojadas
y el sudor de tus manos que movías como ringletes
cuando me dijiste:
Lo pasé bien…
Hasta aquí llegamos…
Y lo peor
me aseguraste
que no volverías por mi.
Afortunadamente,
de mi te llevaste
el despecho y el rencor
y sin tú saberlo,
los pétalos secos de unas rosas
cuando celebramos
tener una familia
y que te puse
en la bolsa de tus medias.
Pero, sí, después de todo...
Algo quedó...
VI
Cada día
estoy más complacida:
cada uno
está respetando
el espacio del otro
y no me vas a negar:
te he dejado tranquilo.
Por fin entendí
que trabajas muy duro
para sacar la familia
adelante
y asegurar un futuro
para todos.
Entendí que en tu tiempo
libre
debes hacer deporte
porque como tú mismo
dices:
" Mente sana”
in corpore sano”
y con razón
llegas a casa
realmente exhausto.
Entendí
que en los balances
de fin de mes
estás muy estresado
porque cualquier cifra
puede representar
tu salud mental.
Entendí
que caigas rendido en las noches
a dormir
porque tienes razón,
tienes que vivir actualizado
porque:
"Camarón que se duerme
se lo lleva la corriente".
Entendí
que no juegues
con los niños
porque sí, esto de criar
es cosa de mujeres
y para qué buscar
entre los dos
pleitos innecesarios.
Entendí
que la ternura entre dos
está bien
para las novelas
de Corín Tellado
y como tú dices:
para hombres tiernos
ya es suficiente
con la abundancia
de afeminados
apostados en la calle.
Entendí
que la palabra deseos
no es más que una palabra
que está antes
de la palabra sexo
sólo en el diccionario.
En la vida diaria
no se dan ni los deseos
ni el sexo
porque como tu mismo
apuntas:
esas cosas
son un desgaste innecesario
en esta época
de ciencia y tecnología
cuando ya está inventado
el orgasmón.
Entendí
que lo pasas
bien contigo mismo
y de que verdad
teníamos que llegar
al punto de hoy:
respetarnos
nuestros espacios.
Por lo pronto
para mi espacio
yo compré
un espejo gigante
para hacerme
el amor
y espero que con él
no te sientas invadido.
VII
Tengo un problema:
Desde que te conocí
y como casi al mismo tiempo
me enamoré de ti,
pensé que lo mejor,
para que lo nuestro funcionara
y llegara a ser
la envidia de quienes nos conocían,
era asumirme
como una parte de ti
de manera que no tuvieras
que amoldarte a mi,
pues al fin y al cabo,
nunca me pareció ser digna
de emular a alguien
y más bien yo,
enajenada por el impacto
que me produjo
el que me pidieras ser tu novia
y más tarde tu esposa
fuera la que me hiciera
a imagen y semejanza tuya.
Además, qué mejor,
yo que nunca supe de mi identidad,
lograr una al lado tuyo.
Y parece que no lo hice
nada mal:
empezaron a llamarme
la novia de tal
y más tarde la esposa de tal.
y más tarde la madre de los hijos de tal.
Aprendí todos tus gestos
y manías
para hacerlos los mismos míos,
mi dieta
se restringió a tus apetencias
gastronómicas
y mis horarios fueron
los que me dejaran la
mayor parte del tiempo
para atenderte,
aunque inicialmente, te lo confieso,
pensé que era el mayor tiempo posible
para amarte.
No supe de más gustos
que los gustos tuyos
y hasta los niños
llevan el nombre que tú quisiste
que ellos llevaran.
Si me pedían opiniones,
que nunca fue frecuente,
siempre te miraba
buscando tu ayuda o tu aprobación.
Los niños aprendieron a hacer lo mismo,
creo que para fortuna tuya, no de ellos,
cedí para ti mi espacio
y mi derecho a la soledad consentida,
accedí a que las únicas necesidades
fueran las tuyas
y no olvido que acepté
hasta el hecho que fueras tú
quien llevará siempre la iniciativa
cuando de amarnos se trataba...
Dejé de lado mis pasatiempos,
aunque pensándolo bien,
creo que nunca tuve,
y aprendí a no distraerme
en cuanto a satisfacer los tuyos.
Ha pasado el tiempo
y orgulloso nos muestras
a los otros
como si fuéramos un trofeo
cuando con tus amigos
se ufana
de ser cada uno,
el que lleva mejor los pantalones
en su casa.
Jamás, por supuesto,
te hicimos quedar mal.
Nunca he dudado, ni por un segundo,
que eres tú,
quién ha llevado los pantalones en casa.
Y es ahí, cuando. aún con timidez,
me atrevo a decir:
Tengo un problema.
Solo me detiene el contarlo
el hecho que no tengo
a quien contárselo.
En aras, tú de llenar todos los espacios
para que no nos rozara
ni a mis hijos ni a mi.
ni siquiera el "pétalo de una rosa".
(me parece oírtelo decir)
me quedé sin nadie.
Es más, mi familia
me consideró tan bien casada
y siempre me ve tan contenta
y solicita
que se olvidaron de preguntar por mi
y tan solo sé de ellos
en los cumpleaños y para la Navidad.
Insisto,
Tengo un problema, óiganlo bien:
mi problema es que
qué tal,
que por esos reveses
de la vida
me quieras algún día dejar.
Y he pensado,
que no quiero contrariarte nunca
y por ello me preocupa
que para cuando me quieras
dejar,
yo ya esté muerta…
VIII
Si me dejaras
serían muchas las cosas
que echaría de menos:
nuestras mañanas
cuando suena el reloj
y nos peleamos el baño
para alcanzar el agua caliente,
los desayunos
terminados casi siempre de afán
en el vestíbulo de la casa
y ese beso
que recibe el aire cuando nos
despedimos.
Echaría de menos
la llamada a medio día
para preguntar la hora
de llegada por la tarde
y esa desazón
que produce la inquietud
de pensar que alguna
demora
inequívocamente
tiene sabor a traición.
Si me dejaras
se me acabaría el pretexto
de esperarte en el sofá,
después que los niños
se han acostado.
y hacer como si durmiera
cuando pones la llave en la puerta.
Echaría también de menos
el ruido del horno en la cocina
cuando calientas la cena
y dejas goteando
la llave del fregadero.
Si me dejaras
los día de quincena
perderían ese algo
que nos dice
que se nos juntaron todas
las cuentas
y ese no se qué
que nos hace sentir cómplices
en aras de mantener el hogar;
con el sentimiento de indispensabilidad
que da el hecho
de cubrir con el salario
la supervivencia familiar.
si me dejaras
echaría de menos
almidonar los puños y cuellos
de tus camisas
y el toque mágico del domingo
cuando en la mañana
te ayudo a lavar tu carro,
tu consentido,
con la expectativa de un paseo
con los niños en la tarde.
Echaría de menos
la pleitesía que en familia le rendimos
al televisor
cada domingo que llueve
y el carro debe conservar su brillo y su
luminosidad
guardado en el garaje.
Si me de dejaras
serian muchas las preguntas
que me asaltarían en mi desvelo:
Por ejemplo,
Por qué desde hace un par de años,
justamente desde que nació
el menor de nuestros hijos,
nunca me volviste a decir te amo,
o te necesito, o te deseo, o me gustas,
o cualquier cosa
que me dijera
que todavía sentías algo por mi…
También tendría que preguntarme
por qué de nuestra intimidad
nada se quedó,
salvo el lecho nupcial,
que nuestros hijos,
gracias a la persecución
de sus terrores nocturnos,
resolvieron que fuera
el lecho familiar.
Si me dejaras
tendría que mirarme con otros ojos
en el espejo
y nada raro que para ese momento
me espante
por lo que allí pueda ver:
años hechos canas y arrugas
y la figura amorfa de mi cuerpo,
envuelta en vestidos sin talle
para que pudieras disimular
esos kilos de más,
que a lo mejor , ni tú,
nunca has notado,
porque ha sido más importante
la marcha de la casa
que mi propia marcha…
Si me dejaras
echaría de menos
firmarme con el "de"
para pasar a ser nuevamente
solo hija de mis padres;
y ese deber de extrañarte
cuando por algo
has tenido que ausentarte
de la casa.
Si me dejaras
no se qué haría sin ti,
pero viéndolo bien, y lo peor:
Si me dejaras
no sabría bajo qué excusa,
arrancada al vacío.
te volvería a buscar ….
IX
Si pudiera
obrar milagros,
hay uno que quisiera
obrar para mí:
el milagro
de volverte a ver ...
Y a pesar
de lo que tu,
en soledad,
(no tienes otra manera)
puedas sentir y pensar,
yo siento y pienso
que lo nuestro fue bonito
y encuentro por ello
injusto
que por el devenir de la vida,
me hayas
sometido al olvido ....
Olvido eterno ....
Y quisiera
volverte a ver,
no para escribir
la segunda parte
de nuestra historia
ya que la primera
nos quedó escrita a medias,
sino por el inmenso
deleite
de volver a perderme en tus ojos ...
Tus ojos
que supieron en su momento
mirarme
como desde niña
siempre quise que me miraran.
Pero entiendo,
con tus ojos vendrías todo tú
y eso complicaría
las cosas ...
Bien sabes
que los finales,
tienen por lo general,
un sabor a rancio
un sabor a impotencia
y un sabor profundo
e infinito a melancolía ...
Y nuestro final
no fue distinto .... Ni el tuyo ....
Pero insisto,
si pudiera obrar milagros
obraría para mi
el milagro
de volverte a ver
para perderme
en tus ojos…
Ah! y otra cosa:
obraría el milagro
que los míos te hechizaran
y que pudiera
hacerte olvidar,
de una buena vez,
que fui yo
quien
te quitó la vida.
Ojalá
que alguien
logre aclararme,
si es lícito
pretender
desde una cárcel
obrar milagros....
X
Veo crecer a mi hijo
y me sobrecoge
esa incertidumbre,
esa que nos acompaña
a todas las mamás
y a todos los papás del mundo,
si lo habremos hecho bien ....
Y cuando digo
hacerlo bien
me refiero con ello
a que si las alas
que le he dado
le serán suficientes
para levantar
su propio vuelo ....
De lo otro,
de velar por su bienestar;
de tener su ropa al día;
de marcarle los horarios;
de vigilar sus tareas
y con ellas vigilar
la limpieza de sus cuadernos
para que no me fuera a cuestionar
la maestra
por ser indolente;
de enseñarle a repetir
sin sentido
(como me lo enseñaron a mi)
el Ángel de mi guarda
Y para momentos de crisis
el consabido Dios Mío
o Virgen Santísima;
de hacerla recoger sus juguetes
para que con ello
ya pudiera recoger la vida;
de hacerlo callar como es debido, .
porque las visitas son para los grandes;
de tener buenos modales
sobre todo saludar y decir gracias
y mantener la sonrisa congelada
frente a ellas;
de no hablar
con la boca llena
y no poner los codos
encima de la mesa
a la hora de almorzar;
de exigirle el si señora
siempre
antes que el si a secas,
de no levantarme la voz
y no fruncirme los hombros
porque Dios todo lo ve
y viene y te regala
al viejo limosnero de la esquina;
de aprender a apreciar
los muñecos
hasta que entendiera
que ellos estaban mejor en la vitrina
o colgados en el techo del cuarto;
de que aprovechara
mi tiempo junto a él
ya que yo no le iba a durar
toda la vida;
de hacerle ver
que yo a su edad fui más aventajada;
y de hacer le ver,
también
que mientras yo lo mantenga
sólo puede hacer
lo que yo digo?
Si, de esa buena educación
le di todo ...
Pero, ahora, haciendo ejercicio
para contemporizar,
es cuando me pregunto
si las alas
que le di
están bien,
y que cómo
es
que
hay
que
hacer
para
abrir
su
jaula ...
XI
Tengo todavía
tu pijama
estrujada contra mi boca
como queriendo
suspender tu presencia
y creer que no te has ido aún.
A veces pienso
que qué sería de mi
si me avisaran
que de ninguna manera volverías.
Claro yo siempre pienso
en un accidente
o en un de repente,
pero no me gusta consentir
la idea
que es que de pronto
tu decidirías no querer volver.
Por lo que fuera. Por lo que yo no sé.
Claro, esto último
no tendría por qué suceder,
amándonos
como creo que hoy nos amamos.
A veces quienes
opinan (y me lo dicen)
que a mi el amor se me nota más.
Frente a esto
lo que yo les digo
es que las mujeres estamos hechas
para mostrar los sentimientos
y que en cambio los hombres
son para cosas más trascendentes.
Están hechos
para mostrar inteligencia y capacidad.
Es cierto, tu no eres
muy expresivo
conmigo y menos en público,
pero yo sé
que a tu manera
tu me amas…
Mi amiga del alma
me advirtió un día,
no seas tan cauta
el hombre que te dice
que te quiere a su manera
es porque no te quiere.
Que el que quiere de verdad
no ama a su manera
sino a la manera del otro,
de su amor ...
En fín, como yo no hice
sino hasta sexto,
no me voy a poner a discutir
con personas
que han cursado carreras
y se han dejado
manosear
con tanto discurso barato
que trajeron en los 60
los comunistas
y los hippies.
A mi me gusta
que me quieras a tu manera.
Y seguiré oliendo
cada mañana tu pijama
para prolongarte en el ambiente
y en mis sentidos.
Además, como tú me sacaste
de trabajar,
entre oficio y oficio
tengo tiempo para echar globos
e inventar
muchas formas
de hacer las cosas
para que te sientas bien casado,
que a la larga
fue lo que siempre deseó
tu madre para ti.
Conmigo creo que te sientes
bien.
Por lo menos
nunca he sabido
que hayas ido en busca
de otras mujeres
y menos de las que hay
que pagarles
para que estén con uno.
Desde que me diste
permiso
para hablar un poco más
en nuestra y de nuestra
intimidad
ya no tengo que fingirte
orgasmos inacabables
y de lo que hablan
algunas amigas
los orgasmos alucinantes de Freud.
A mi siempre
me ha causado curiosidad
cómo hizo Freud
para pontificar sobre el orgasmo
femenino
siendo él un hombre.
Pero, bueno, creo que así es la ciencia
y el señor es muy famoso
entonces estará en lo cierto.
A mi me consuela
que siempre que estamos los dos
tú nunca quedas dormido
de una,
porque sacas el tiempo
para tu cigarrillo ...
Y cuando apagamos la luz
y ponemos el despertador
tu siempre me dices
que estuve bien.
Bueno, yo te digo que te amo
y no es que te reclame
que tu no me lo digas a mí,
al fin de cuentas
tú me quieres a tu manera
y para mi es suficiente.
Hoy más que nunca
tengo tu pijama
literalmente pegada a la cara.
Y no sé,
es que vi tu maleta y una cajas
empacadas en el estudio
y me dio un susto
porque no sé de algún viaje
que tengas,
pero igual
yo sé que antes de irte,
porque vi en tu agenda
una reserva para dos
a República Dominicana,
me vas a dar la sorpresa:
¡viajamos por nuestro aniversario!
El año pasado no te acordaste
pero para compensar
sé que esta sorpresa es para mi,
con razón anoche
estuviste más cariñoso
que de costumbre
y con razón, también,
me dijiste
que estuviera preparada
porque según tú, “uno nunca sabe".
Yo por si las moscas
voy a preparar mi neceser
con el vestido de baño
rojo, el que compré
para llevar a la Costa
y que no se me olvide
mi gel adelgazante
porque por nada del mundo
dejaré mi rutina de belleza.
Huelo tu pijama
y tu olor ácido como a la lima
me transporta ...
Es algo que nunca podría
olvidar de ti,
tu olor a lima.
Ah! se me olvidaba,
no he mirado lo cuenta del teléfono
porque como que
le cambiaron el color a los sobres.
Menos mal
que me lo dejaste
en el respaldar del sillón
para que no nos sorprenda
un recargo.
Separaré el dinero
y me pondré a arreglar la casa,
para que cuando
vengas por mi
para lo del viaje
yo me haga como la desentendida,
porque, pobrecito,
por nada del mundo
echaría a perder
la sorpresa que me tienes
y más si es la primera.
Lo único que no tengo claro
es, por qué tú al salir
dijiste mientras abrías el carro:
¡por fin! y que sea lo que Dios quiera.
Bueno,
al fin de cuentas
y sea lo que sea
tu siempre me has querido
a tu manera…
XII
Algún día
quise contarte
un cuento
a mi pequeña hija:
después de acariciar
suavemente su cabecita,
me ocupé
de impostar la voz
y le dije:
- "Erase una vez
un señor don gato ...
" La niña me replicó:
- Por qué todos los cuentos
empezarán por lo mismo?
Yo proseguí
para variar la introducción:
" En un país lejano…"
Mi hija de nuevo:
- Por qué todos los países
son siempre lejanos?
Tranquilizándola con un ademán
continúe:
- "Bueno, este era un gato
que decía a sus gatitos” .....
- Pero mamá! (me interrumpió la niña)
desde cuando sacas tú
que los animales hablan?
Con una leve sonrisa
de desconcierto
intenté variar mi cuento:
" Este era un rey que tenía .....
" Ay mami, (de nuevo la niña)
no ves que los reyes
ya no existen
porque son todos escandalosos?
- Pero hijita, no todos ...
(repliqué).
- A poco no lees las revistas
contestó la niña
con un mohín
desesperanzador…
Rápidamente
volví a repasar
mi bagaje literario
y apunté:
-" En cierto bosque vivía ... "
- Por Dios mami,
qué cosas dices!
En clase de Ecología
nos han dicho
que los bosques
todos están
vía a la extinción ...
Con mi paciencia
resquebrajada
y apoyándome
en una invariable postura
de reciprocidad,
reté a mi encantadora hija:
- A ver, mi amor,
entonces tu a mí
cuéntame un cuento ....
La niña sin dudarlo
me tomó las manos
en las suyas
Y me dijo:
- Mami, para cuentos,
tengo el ordenador…
Por qué mejor no
pruebas a darme un beso
y a dejar la luz del cuarto
encendida
hasta que me duerma?
No te das cuenta
que por dormirme con afán
mientras me dices cuentos,
nunca sé
si me besas para irte
y me impones la oscuridad
que me da miedo,
porque después
quién va a pagar la cuenta?
XIII
Algún día quise jugar a ser poeta...
Para ello, puse
toda mi sensibilidad
en las cosas lindas de la vida,
porque hacer poesía es eso:
exaltar lo bello ...
Mis poemas hablaron
todos
de los días soleados,
del milagro del color
en el arco iris,
de los prados verdes
y florecidos,
de los manantiales
transparentes como diamantes,
de la sabiduría
de la naturaleza,
del equilibrio ecológico,
de las sanas costumbres,
de los hábitos edificantes,
de los valores que dan la vía
libre
a la santidad y al culto,
del amor entre los próximos
y los no tan próximos,
de la verdad
en boca de los seres buenos
que al poeta se le ocurren
son casi todos;
y de los sueños y deseos y convicciones
que conducen a la nirvana,
y de todo lo mesiánico
que pueda encontrarse
para exaltar lo bello ...
Al fin y al cabo,
eso es poesía ...
Me creí poeta;
cerré con cuidado las esquelas
y me fui al editor ...
Mientras llegaba a su casa,
me fue preciso desviar el camino
por un torrencial aguacero
que aseguró un día negro
para todo el día,
vi cómo fue atracada una anciana
en una esquina,
alguien desde un carro
desocupó en la vía
un bote de basura,
me asaltó un mendigo
en el semáforo,
el mismo mendigo
que pasó a robar mi limpia brisas;
me preocupó la forma
cómo una mamá daba de golpes
a su hijo
a la salida de un supermercado,
leí la noticia
en un diario de la tarde
sobre una bomba incendiaria
que dejó incontables muertos,
me asombraron las colas
en los cines
para la proyección de cine X,
niños que no han salido
de una primera infancia
y ya me ofrecieron frunas
y cigarrillos
en una parada obligatoria,
grifos de agua rotos
a lo largo de tres cuadras,
con el agua a borbotones
desperdiciada,
y al final,
la casa de mi editor
con un grafiti en una
de sus paredes:
"a tirar, a tirar,
que el mundo se va a acabar ...
Alguien me puede explicar
para qué rayos existen los poetas?
Y para qué mismos rayos
existe la poesía?
XIV
La noche de anoche
la menciona
una conocida ranchera
y habla de alguien que aflora
de nuevo volvería a vivir ...
Yo si quisiera
para mi
que volviera
mi noche de anoche…
Y tu noche de anoche
fue como uno
de esos días de fiesta pero de anoche
en que nos engalanamos
y apostamos para todo el tiempo
la mejor de las sonrisas
y con la sonrisa,
el mejor de los ánimos para lo que
pueda suceder
y nos pueda seducir ...
La noche de anoche
fue para mi noche de fiesta:
lograste romper la rutina
de tus acostumbradas:
- que tengas buena noche, y te quedaste a vivir
en mis ojos
mientras acomodabas
el almohadón
bajo mi espalda ...
No olvidaré
cómo cambiaste tu emisora
con tu fiel Cabalgata Gillette,
para sintonizar
esa de música estilizada
de la que te había hablado
el mes pasado ...
Ya para ese momento,
supe que algo fuera de lo común
me iba a suceder.
Y así fue:
Pude adivinar otra vez
en todos tus gestos
ganas de tu mujer
aunque tu ímpetu
no cedió
y la mesura siguió su curso,
pero el reconocerte
ganas por mi
fue suficiente
para sentirme avasallada,
presa de tu furor
y de no poca desazón
por no recordar de un tajo
todos los rituales,
uno por uno
que en situaciones como ésta,
tú disfrutabas
y te enardecían
y te hacían por momentos
parecer ser otro;
ese otro
que también habita en ti,
pero que sólo yo,
robándole un espacio
a la pasión desbordada
he logrado reconocer muy a tu pesar
en ti ...
De ese otro no te hablo
es cierto,
pero anoche lo quise
de nuevo para mi ...
El sentir que me aproximabas
como en otro tiempo,
contra el hueco
de tu vientre
para dejarte finalmente
caer sobre mi,
me venció y me abandoné.
No sé como lo hice
y no sé
si volverás otra vez
a buscarme
y a mostrarme en tus ojos
ganas de tu mujer,
pero vencida y abandonada,
moviéndome pesadamente
en el poco espacio
que dejaba tu cuerpo
sobre el mío
y que contenía mi fiebre
represada de siglos,
(porque cada día sin tenernos
es un siglo para mi)
juré que era una diosa
y así vencida y abandonada
a tu merced
al servicio de tu piel y tu sudor
como diosa me reventé
para dominarte
en uno, pero el más delirante
de los espasmos
de toda mi vida..
Entre advertir tus ganas de tu mujer
y mi silenciosa
pero aturdida vocación
de diosa,
no pasaron
cinco minutos…
Los mejores cinco minutos
de los últimos,
ya muchos,
meses sin ti.
Cinco minutos
que para mi fueron
toda la noche
y toda de fiesta.
Por eso, hoy en la mañana,
mi voz se deja ir
con una canción en la radio:
"Si la noche de anoche volviera.....
XV
Tengo una imagen
que cuidar,
que se me vea
como esos seres
que raramente pensamos
que puedan tener vida propia
o en el mejor de los casos,
algún vestigio de vida ... Soy una celebridad ...
Importa porque se mantenga
la máscara y la pose
por la que me pagan
y por la que puedo demandar
mejores dividendos
si logro sostenerla indefinida
e inamovible ...
Y a quién le digo
que soy una persona
que todavía hace listas
para el mercado
y hace igual el mercado,
que le tengo pereza
a algunos oficios
pero que pago por quién
me los haga ...
Que me espantan muchas
de las cuentas
que debo pagar ...
Que me agobia sentir y saber
que mis hijos viven
sus vidas
y yo no tengo injerencia
en ellas ...
Que digo malas palabras
en los trancones de tránsito
y que a escondidas
me emociona
transgredir de vez en cuando
las normas ...
Que me fatiga madrugar
a maquillarme
para que no me asalte
ningún imprevisto
fuera de lugar ...
Que le tengo miedo a la oscuridad
y que me impresionan
los lugares cerrados ...
Que siento deseos irrefrenables
por saberme amada
y ser a secas una mujer ...
Que soy compulsiva
a la hora de comprar
desodorizantes para el ambiente ...
Que odiando las mentiras
suelo de vez en cuando
decir con desenfado algunas
sin sentir ninguna contrición…
Que pego con esmalte los puntos idos
de mis medias veladas,
para creer que con ello
contribuyo
a la austeridad del gasto
en mi casa ...
Que sueño con el día
en que se acaben los teléfonos
y no me puedan
invariablemente
localizar ...
Y a quién le digo
que soy una persona
si mi propio marido
subasta
al mejor postor
las cartas de amor
que le escribo?
XVI
Todo!
El mundo
en el que te moviste
y en el que nos movimos
quienes conformamos tu familia,
todo, te recuerda ...
No existe empresario pujante
que no te emule, y así mismo,
te invoque ...
No existe obra benéfica
en la que no se te exalte
y se te agradezca ...
No existe culto ni fe
en la que no se te encomiende
y se te loe ...
No existe club social
en el que no se te celebre
y no se consideren como legendarios
tus gracejos y ocurrencias ...
No existe centro educativo nacional
en el que no se te reconozca
como eje directriz e intachable ejecutor ...
No existe premio nacional
en el que no se te convoque
como paradigma y gloria …
No existe debate público
en el que no se extrañen
tu brillante oratoria
ni tu poder de convencimiento ...
No existen puestas en escena
ni encuentros de las letras y la cultura
en los que no se dé testimonio
de tu mecenazgo e inspiración ...
No existen hijos más orgullosos
que tus hijos
y los hijos de tus hijos .
Todo y todos te recuerdan… .
A mi,
me hubiera bastado
un "te amo" tuyo para mi,
algún día, de cualquiera
de los muchos y todos los años
que estuviste conmigo,
para recordarte
con un sabor distinto,
como algo más,
que como se recuerdan
las primeras piedras
de los edificios
que un día
pasan a ser
Patrimonios de la Humanidad.
XVII
Definitivamente
no logré entenderte:
desde que te conocí
a la fecha,
cuando ya hemos cumplido
bodas de perlas,
cuando nuestros hijos
son todos universitarios,
cuando nunca
hemos dejado de lado
atender
todos los asuntos de la casa
y de nuestras vidas,
solo entre tus parientes
y los míos,
porque alguien distinto,
sería siempre
un intruso
para cosas que debían constituir
solo
un estricto asunto de familia ...
En nada
se te ha contrariado:
nuestra boda
la planeamos solos,
por ser un asunto de familia.
Nuestras vacaciones
siempre
carecieron de asesor turístico
porque era
otro asunto de familia.
Los colegios y universidades
de los niños
fueron las que los dos quisimos,
porque admitir sugerencias
era ignominioso, para otro,
que era solo asunto de familia ...
Las inversiones anuales de tus dividendos
dejaron poca rentabilidad,
ya que se desecharon
propuestas de expertos y corredores de bolsa,
sólo, porque este era otro
asunto de familia ...
A tus hijos y a mí
nos fuiste cercando
con postes de incomunicación
porque todo lo que saliera
de los vínculos familiares
era inconveniente
y transgredía
tu inamovible régimen del culto
a los "asuntos de familia".
Pues bien,
ahora ,
que te he puesto la cara
y no te niego
mi furtiva relación con Ricardo,
tu hermano,
por qué no lograrás
entender
que no deja de ser
otro "asunto de familia" y nada más?
XVIII
Qué bueno
que llegué a vieja,
contigo a mi lado;
desde siempre
quise ser de una sola
persona
y así ha sido,
aunque no me han faltado
en la vida
los "qué hubiera pasado si .....”
Creo que a tu lado
quise todo lo que
se me dio:
aprendí y me desempeñé
como la mejor
ama de una casa
hice rendir el dinero
hasta el punto
de ahorrar
para mis pequeños antojos
y mi único vicio:
el cigarrillo.
Crié a los niños
con alma de orfebre
y puse a flor de piel
en cada uno
su máximo potencial
de sensibilidad
y unas enormes ganas
de triunfar
sin llorar por las
leches derramadas
que nunca faltaron.
No he querido a mis nietos
más que a mis hijos
como dicen la mayoría
de las abuelas,
pero los he querido
lo suficiente
como para no meterme
en sus vidas
ni en los cuentos propios
de su generación.
Y me han tenido.
Ahí he estado...
No tuve problemas
con el servicio
porque afortunadamente
no quise nunca
convertir el día a día
en una lección sofocante
del "como hago yo las cosas, nadie .....”
y aprecié
que por lo menos
nunca les faltó voluntad
ni para mi, ni para los de la casa.
Fui algo parca
con mis parientes
y los tuyos
pero eso no me privó
de darle a cada cual
su valor
ni de reconocerles
su fraternidad
y en ocasiones, su generosidad.
Qué bueno
que llegué a vieja
contigo a mi lado.
No fui más de lo que
quise ser
y no creo que tú
tuvieras vacíos
en tu vida conmigo.
Te acompañé
te enseñé a llorar
de felicidad
y traté de apaciguarte
cuando fuiste presa
de la ira o de la inconformidad
o de los sueños no cumplidos ...
Hoy te despido,
me trajiste de la mano
hasta llegar a vieja
hasta cerrar tus ojos…
Te despido
sin una lágrima
sin ninguna cuenta
por saldar,
sin nada de reclamos
y mucho de gracias.
Qué bueno
que llegué a vieja
contigo a mi lado ...
De hoy en adelante
sólo me resta, hacerme más vieja,
y como decía el poeta,
tejer y tejer ...
XIX
Ayer fue como siempre,
como es
desde el día en el que me enamoré,
como es
desde el día en el que habité en ti
y tú en mi
y como lo prometimos:
para siempre ...
Y no ha sido fácil
estar a tu asecho
para cuidarte para mi
sin nada que te roce
sin que nadie te inquiete
sin que la vida
te cobre un sobresalto
ni te regale
emociones de más ...
Te he cuidado para mi
porque mi amor
da para todo.
Para emocionarte,
para encontrarte,
para recobrarte,
y a mi
para darme la certeza
que me basta amarte
de esa manera
para ser feliz
y no querer más.
En cada noche
en las que se confunden
el ardor con lo ya conocido,
yo me recobro
fuerte y viva y vigorosa
para cuidarte para mi.
Nunca se me ha ocurrido
pensar que me faltaras
porque al perderte a ti
me perdería yo también
y no me gusta jugar
y menos sufrir
por las suposiciones
o por el manido
"debes estar preparada
para lo peor”
porque "nunca se sabe"…
Mi amor por ti
lo he conjugado en presente
cada uno de los días
que nos hemos pertenecido
y así será
porque sé que los dos
lo queremos así.
Que peco de arrogante
porque no me dejo vencer
por el temor a ese porvenir
que no conocemos?
Que peco de suficiente
porque no dejo espacios
para que te alimentes
de otros aires?
Que peco de posesiva
porque te sé mío
y porque sé a tu manera
ser tuya?
Que peco de ilusa
porque podría
jurar
que sólo sueñas conmigo
y que vives igual,
sólo para mi?
No me asiste
la culpa
por esos que podrían
parecer
pecados capitales.
Suficiente he tenido
con haber renunciado
a tener unos hijos
y a prolongar este amor
en otros ojos
y en otros brazos.
Renuncié a ellos
porque podrían haberme
robado
tiempo y corazón
para ti
y así ha estado bien.
y así hemos estado bien.
Total y como hasta hoy nos cumpliremos
cada promesa que nos hemos hecho,
me basta saber
que nuestro pacto
de no sobrevivirnos
será el sello de nuestro amor
para ganar la eternidad:
y al fin y al cabo
no hemos querido
jamás
saber de moral
o de ataduras
de pánicos existenciales…
El amor tiene todo
en sí mismo
culpa o señala
pero también exonera y perdona.
Y con delirio
nos hemos amado
y así será
hasta la muerte,
ayer como siempre
hoy como ayer
mañana como hoy
y por los días
de los días. Amén.
XX
Todavía sobre tu cuerpo
cae el sudor
gota a gota
como cae siempre
que me entrego a ti
después de jugar,
como tú me enseñaste,
el juego de la seducción
en el que al final
desdoblo cada pliegue
de mi piel
para que te cubra
uno a uno tus ardores
y apacigüe esa fiebre
que te va llenando
hasta embotar los sentidos,
para hacerte estallar
en mi pecho
y en mi vientre;
para renacer de ellos
y poco a poco
volverte a recobrar.
Y en todo esto
voy derramándome en ti
gota a gota
y gota a gota
me vas recogiendo
porque el tiempo
no apremia
y es preciso
hacerlo de nuevo
otra vez
y otra vez
y otra vez
hasta la agonía
en la que ninguno de los dos
sabe del otro,
porque así es el amor
y así es el amor
cuando se le escapa a la carne
y nos lleva
a perderlo todo,
incluso la vida,
porque bien vale la pena
desprenderse de ella
cuando se ha dejado el súmmum
de la propia esencia
revertida en otro cuerpo
que no es más, en el momento,
que el Universo,
todo el Universo entero ...
XXI
Cómo nos hemos
quedado tan solos,
después de entregar
la vida
a unos hijos
que si bien
aprendieron a vivir
de nuestra vida
no nos dejaron
nada más
que el espacio
para esperarlos
cuando es de rigor
es decir,
para algún día de cumpleaños
o para un saludo
de Año Nuevo,
porque siempre tendrán
cosas más importantes
en qué pensar
y lugares más interesantes
para visitar.
El repasar
los caminos y los afectos
que sirvieron de cuna
y enmarcan las edades
hasta que llega
la suficiente
para que por propia cuenta
la vida se eche a andar,
no es dado en jóvenes
ávidos de aventuras
y ávidos también
de sepultar sus historias
para que todo
lo que fueron sus cimientes
se convierta en raíces
cada vez más y más
afincadas a la tierra.
Cómo hemos quedado
tan solos
y tan desconocidos
los unos para los otros.
Pareciera
que el amor
en esta casa
hubiera sido de fábula
y como en la fábula,
se lo hubiera
devorado el monte
sin dejarnos nada
a cambio,
ni siquiera un nombre
ni siquiera el consuelo
de una fe
ni siquiera el solaz
por el deber cumplido...
Cómo hemos quedado
tan solos
y agotados
únicamente llenos
de recuerdos
recuerdos que sólo tendremos
los que aquí quedamos
exhaustos,
desangrados.
Con la conciencia tranquila
pero desarraigados.
No quedaron en los dos
ni ganas
para voltearnos a mirar
a los ojos.
Y yo creo
que es mejor así
para que no se nos note
la vergüenza
por haber dilapidado un amor
que prometía futuro
y del cual no reservamos
para nosotros
nada que se le parezca
o por lo menos
nada que nos ayude
a edificar de nuevo la vida,
porque ya la entregamos
a unos hijos
que es lo mismo
que decir al portador
y lo que es peor,
sin ninguna garantía ...
XXII
Yo sé que hoy es distinto:
Ámame,
no te de miedo
no te detengas
ahora
que le has dado la espalda
a tu pudor
y se te asoma
a los ojos
una lujuria
con sabor a miel.
Ámame,
no te resistas
a probar
este viento nuevo
que no te dejara
regresar
a tu dolor de antes
a esa timidez
que en otro tiempo
te venció.
Ámame
no importa
que sea tu primera vez
persiste en esta búsqueda
que no te dejará
con las manos vacías.
Ámame
que para mi
serás
como el primero
porque nunca vi en unos ojos
confundidos la pasión
y la niñez, con la premura
y el miedo ...
Despréndete
de una vez
y abandónate
a este abismo
que no es otro
que mi amor por ti
y mi deseo
demencial
por probar de ti
esa inocencia hecha carne
y esa perplejidad
que asoma a tus ojos
frente al milagro consumado.
Ámame
suéltate de ti
pero no te sueltes de mi,
porque me sobra
coraje
para llevarte de la mano
a mis confines
y para traer te de vuelta
con la misma cordura
que tienes hoy
pero con un poco más
de ilusión
y mucho del desarraigo
que deja el haber penetrado
lo desconocido…
Ámame
no temas
voy contigo
te aprenderé
y me viviré uno a uno
los poros de tu piel
inexperta,
para que nazcas
al delirio
a lo alucinante
a la simplicidad
a todo lo que nos lleva
ese misterio
de vernos reducidos
a un vértigo
a un espasmo
a un segundo de inconsciencia
a una pequeña muerte.
Ámame,
estoy ávida
por aprender de ti,
porque nunca nadie antes
me mostró su desnudez
sin verla
y porque nunca nadie antes
me trató
como si fuera una virgen,
a pesar
de mi oficio,
a pesar
que no se me es dado
enamorarme,
a pesar de mi anonimato,
a pesar
que no se nos otorga
gentileza
cuando se nos paga…
Ámame
y te prometo
ser tuya cada noche o
cada día
porque tus ojos
se me incrustaron
y a través de ellos,
me viviré la vida…
XXIII
Realmente
a veces me sorprendo
cómo puedo obviar
tantos ojos
hurgando en mi vida
que no es otra
distinta
a la de cualquier
persona.
Vengo de una familia
algo pintoresca
pero con un caudal
de amor
que ha dado para sostener
varias generaciones.
Se me inculcó
el sentido del deber
y del trabajo
y por ello
sin esfuerzo
pero con mucho de ganas
me hice un profesional
con desempeño decoroso
y con aportes en ocasiones
brillantes
que me han estimulado
para no estancarme.
El trabajo
me ha dado para todo
y cuando digo todo
me refiero
a la comodidad material
y al fortalecimiento personal.
Como todo ser humano
creí tener derecho al amor
y me he enamorado.
Al principio
y como todo principiante
fui aprendiz del amor
con no pocas aventuras
pero en ningún caso
lastimando de más
y sufriendo solo
las despedidas abruptas
los adioses anticipados
y mi miedo a comprometerme….
He madurado
que para mi quiere decir
que he tomado con seriedad
cada experiencia
y a través de cada una
he procurado
que queden más motivos
y menos culpables
para repartir…
He madurado
que para mi quiere decir
que he aprendido
cada vez
a respetar más,
a no ir en contra
del libre albedrío del otro
y a ser humilde
en cuanto reconozco
que los demás
también nos ayuden
a edificar la vida…
En el amor
no me puedo quejar
me han amado
pero ha sido para mi
más importante
sentirme capaz de amar
y no guardarme nada
de lo que en aras del amor
debo entregar.
Soy intenso
soy profundo
aunque no por ello
dejo de disfrutar
los placeres de la vida
que casi siempre
todos califican
de frívolos.
Sí he sido frívolo,
pero también soy de los que
toman tiempo para si mismos
esto le ha valido
a mi pareja
saber que cuenta
con alguien que sabe
lo que entrega
porque no deja
los sentimientos al azar
ni en manos de un furor
ni a la apuesta
por un golpe de suerte.
Hay personas
que dejan en la suerte
su explicación
cuando encuentran una buena
persona
a su lado.
No es la buena suerte
sino nosotros mismos
los que convocamos
los buenos y malos momentos
los buenos y malos amores.
Sin recurrir a la buena suerte
me han querido bien
y yo creo haber querido mejor…
Nunca dejé
sin respuestas a mi amor
nunca desatendí
nuestro diario vivir
y me cuidé de dejar
espacios
para cada uno.
Los suficientes
como para que pudiéndose ir,
deseara quedarse conmigo
y compartir, otro día, uno más ...
Compartir la vida
con sus grandes cosas
con sus pequeñas cosas
con los hábitos sedentarios
y sus intempestivos imprevistos.
Pero mientras duró
siempre el amor fue lo primero
y la pareja
la primera persona,
al fin y al cabo
es la que creemos
nos conoce más,
la que recrea
nuestras manías
y la que cuida
de nuestros fetiches y rincones.
Con cada amor
ha sido una nueva historia
pero todas con algo
en común,
mi deseo auténtico
por celebrar a diario el encuentro
y mi convicción
al sentirme responsable
por la emociones de ese amor.
Aún, por encima
de mis momentos aciagos,
me viví cada relación
con la suficiente conciencia
para no querer
en el futuro
una carga adicional
de cuentas pendientes,
además,
de las que vamos dejando
con uno mismo…
Sí, el amor
me ayudó a madurar
y no fue fácil
hacer de cada una de mis
relaciones
el eje de mis vivencias
en su momento.
Eludir las presiones
de afuera
esquivar la malidicencia
sobrepasar los saludos impostados
y los gestos señaladores,
tampoco fue fácil.
Pero todo ello
me dio fuerza interior
en lugar
de pretender la vida convencional
que llevan los otros.
Me afianzó
y me pude regalar
para mi
lo más preciado:
el respeto propio
por mi esencia
y el respeto por la esencia
de los otros.
Nunca me he sentido menos
por amar
como se me fue dado amar
porque al fin de cuentas
yo no elegí
mi forma de sentir
ni de vibrar, ni de gustar.
Y no me voy a traicionar.
Y no voy a vender
falsas expectativas a nadie.
Soy un ser humano
con todo lo que implica
el ser humano
pero ante todo
soy un ser dotado
con la capacidad para el amor
y hasta donde
me sea dado
me voy a amar
yo mismo
y dejaré siempre
abiertas
las puertas de mi corazón
al amor,
no me importa
que otros rotulen
mi manera de amar
como algo torcido
antinatural
o vicioso;
me importa no defraudar
a los que
sí han creído en mi
y a los que si me han respetado
y a los nunca
les causó inquietud
con quien compartía mi cama
y con ella toda mi vida ...
Por encima de ser
un vulgar marica
soy yo mismo,
siempre,
porque nunca bajo la frente
ni cuando me lo gritan
a la cara….
Y no es por orgullo o soberbia
es por simple consideración,
porque tiene uno
que sentirse muy desgraciado
cuando ve a otro
amar de verdad
y saber para sí mismo
que él nunca estará
dentro de los elegidos por la vida
para el amor.
Si, soy un marica;
no dejarán de decírmelo
porque personas necias y mediocres
las que hay en todas
las generaciones,
pero soy un marica
que apostó su vida al amor
y hasta la fecha
no he sabido
del primero que señalen
por haber
amado de más…
XXIV
Mientras nos duró
nuestro amor fue eterno
y además fue bonito
y también nos enseñó cosas,
como a besar
a caminar en puntillas
a calentar con los pies
los pies del otro
a hacer mercado
sin traer cosas de más
y a controlarnos
la presión arterial
cada mes de todos los años.
Mientras nos duró
nuestro amor fue paciente
y además fue tierno
y también nos enseñó cosas
como a no dejar la tv. prendida,
ni a fumar
en lugares cerrados de la casa,
a no hablar de la
familia de cada uno,
a dejar para navidad
los regalos sorpresa,
a leernos el pensamiento
cuando esperamos
algo del otro
y a no contradecir
en público
errores de apreciación,
cuando se habla
de la vida en común.
Mientras nos duró
nuestro amor fue todo
y fue eterno
y fue paciente
pero lo sorprendió la muerte
un día viernes
que me olvidé de ti
a la hora en la que
acostumbro
hacerme el amor ...
XXV
Volverlo a ver:
volver a soñar
con noches
quebradas a galope
cuando el coloso
que me doma
se rompe igual
conmigo
y al montar
delirante
me desboca ...
dulce locura
y dolor mojado,
todo fuera de su sitio
en la manía de jugar
con el asombro;
recreados como fieras
y más
y mejor
y como nunca
encadenados…
XXVI
Desde abajo
veo crecer el mundo
cuando me domina
el gigante que amo.
Llega la agonía:
una cara
y algunos de sus gestos
me someten
y me redimen.
Vuelvo a ser estallido.
Antes de abandonarme
creo sonreír
y me siento por igual
perdida
e inagotable…
XXVII
Cuando sales
para el trabajo
y te veo ir bien vestido,
oliendo a tu colonia
que a mi
se me antoja
como del otro mundo,
y con esa cara
de ir dispuesto
a devorarte la ciudad
y todo lo de ella
que tenga que ver
contigo,
y un coraje
salido como de la chistera
de un mago
y que te hace parecer
irresistible
y que te convierte
en un seductor,
me quedo
como pensando,
y después de encomendarte
a Dios,
se me propone
volverme celosa
y me pregunto
si mientras estás fuera
no te llenarás
de motivos
para querer
retrasar
tu vuelta,
mientras
yo aquí
tejo y destejo
la rutina propia de una casa
para hacértela
parecer
como tu refugio perfecto
y que no quieras
nunca dejarla
y que tampoco
quieras nunca dejarme...
El amor
me juega
la mala pasada
de haberme vulnerable
y con el paso del día
paso yo también
a perder la certeza
de saberte mío
y de saberme
la mejor, lo mejor que te pudo ocurrir
en la vida.
Y se me acomoda
un miedo
parecido al del amor
cuando se asoma,
pero más inmovilizador
y más enajenante.
Todo vuelve a su lugar
cuando escucho
tu particular forma
de anunciarte
y llegas a nuestra casa
bien vestido,
oliendo a tu colonia,
que a mí
se me antoja como del otro mundo,
y con la cara
de llegar dispuesto
a recuperar tu lugar
como si hubieras
estado
a punto de perderlo,
así,
como también
yo estuve
a punto de perderte
y que no es otra cosa
que un amor
que se resiste a la costumbre
que todavía
juega a sorprender
que le gusta
hacerse notar
y que se hace invitar
a diario
como huésped de honor,
hasta cuando decida
por nuestro propio bien
abandonarnos…
XXVIII
A veces, me parece,
que no sé
en qué tiempo vivo
y si todavía
se conjugará
el verbo amar en presente
o si se dejaría
como lo dejó García Márquez
sólo para los tiempos del cólera.
Y es que a veces,
no sé en qué tiempo vivo
porque
he dejado tanto de mis años
en la rutina
y en la casa
y en las cosas de la casa,
que me parece
que mi vida se ha ido solo
en sobrevivirlas.
No sé en qué momento
le perdí la pista al amor,
ese que nos sorprende
y que nos deja sin aliento
pero sembradas de vida nueva.
Y es que cuesta trabajo
despojarnos de la ciudad
para habitarnos
sólo a nosotros mismos
y a quien amamos.
Se nos va la vida
cuidando la casa
como si ésta hiciera el hogar
y perdemos el rumbo
y confundimos los sentidos
y envolatamos con las llaves
también el amor
ojalá que el verbo amar
se conjugue
todavía en presente
y haga caso omiso
del pasado
y si estamos de suerte,
que nos permita hacer
fantasías de futuro,
de futuro enamorado,
antes del tiempo
en que nos sorprenda su ausencia
que es lo mismo a decir
que nos sorprenda la muerte…
XXIX
Hoy es uno de esos días
en el que me encuentro
que me quedé
a medio vivir ...
Porque todo
lo hice a medias:
de mi infancia
no tomé lo que debía
por estar esperando
hacerme grande
para vivir a lo grande…
Cuando crecí
me dio miedo
comprometerme
porque los compromisos
eran para cuando
uno quisiera
sentar cabeza…
Cuando quise sentar cabeza
y entregarme a fondo:
en el amor, en la intensidad,
en el deseo
por recuperar esa mitad de mi
que se llevó la inercia,
la vida me pasó
la cuenta
en forma
de olvidos…
De lejos
puedo ver lo que perdí
por haber bebido
de la vida a medias
y ya es tarde
y hoy estoy aquí
sola,
porque a quien amé
y quien me amaba
también
como yo,
lo hacía a medias ...
XXX
Hoy he sentido
particularmente
tu ausencia de mi,
de la casa,
de nuestros hábitos
que son de dos,
pero que cuando
no estás
son solo míos.
Aquí empiezo a entender
la importancia
que existan días festivos,
aunque románticamente
para mi,
al sentirme de ti enamorada,
son todos como fiesta,
pero mucho más
si estás conmigo.
Hoy he sentido
particularmente,
mi necedad,
de querer saberte solo mío
y que nada
te distraiga
y que nada
te entretenga
en tu afán
de hacerme sentir
que a mi lado
es cuando más
te sientes vivo.
Y hoy es uno
de esos días
en que particularmente
cuelgo de tu voz
y se me antoja
que es la mejor voz
la más dulce, la más acariciadora,
la que se le va a mis oídos
y el teléfono
cobra una importancia
inusitada
porque me la trae tranquilizadora y mágica.
Hoy es uno
de esos días
en el que no sé cuantas veces
me he encontrado mirando
los relojes de la casa
y esperando que ellos
te traigan
de vuelta
y siempre me parecerán
que tardan
y es como si se confabularan
y se propusieran no caminar
como caminan
los deseos míos.
Hoy he sentido,
con urgencia,
que te necesito ...
MARÍA DEL SOCORRO GÓMEZ ESTRADA