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_UNIVERSIDAD DE MEXICÓ 27
luego un nuevo orden, bastante riguroso por cierto.
Otro ejemplo elocuente y. del mismolinaj e es lo sucedido con el politonalismo. Parece éste la consecuencia naturale inevitable de la creciente independenciade las voces en el tejido polifónico. Porotra parte, ya estaba en germen en lasfugas reales del siglo XVIII y en algúnpasaje de Mozart que es hoy uh loCttsclassicus siempre que se trata de 'estacuestión. Por qué, pues, no surgió elpolitonalisl11o en el siglo XIX -que esahabría sido su hora, según la más elemeútal lógica determinista- y esperóal xx' para hacer su aparición, es cosaque se explica solamente si admitimosque el hombre sea hacedor de la historia.Los compositores románticos, creyentesen la necesidad de una totalidad únicay soberana, no podrían haber admitidolo· que el politonalismo significa. Fuenecesario que llegasen los del presentesiglo, con su afán de experimentación ysu repugnancia por todo lo que huelaa dogma, para que el politonalismo se
A L MEDIAR la penúltima semana delpasado mes de julio, se extinguióla vida del primer actor Sacha Gui
try. Con él ha perdido el teatro a quienfue una de sus más representativas figuras, en la primera mitad de este siglo.
De hecho, el actor había dejado de existir, para la escena, un par de años antes;desde que la neuritis, al privar de movimiento sus extremidades inferiores, loabatió en un sillón de inválido, del cualno volvió a levantarse.
.El escritor -dramaturgo, comediógrafo, libretista, adaptador y autor de guiones cinematográficos, ensayista y poetaaún alentó algunos meses; pero sin haberdejado de pensar en el escenario y la pantalla, donde él desarrolló una actividadtan intensa.
Comprometido heredero de un nombreque prestigió su padre -el primer actorLucien Guitry-, aunque nacido en Rusia,vivió desde su juventud en Francia, casisiempre en París, que fUe testigo de suséxitos, como autor e intérprete de suspropias comedias, tras los titubeantes comienzos en el lustro inicial de la presentecenturia.
Pertenecía Sacha Guitry a ese grupoexcepcional de actores que, ademá,s.de serlo a conciencia, escribían obras para protagonizarlas y que, en los dos planos -elde la creación literaria y e! de la recreación interpretativa-, se situaban en puntos descollaqtes.
El hombre de teatro que fue, con devoción constante, Sacha Guitry, de esemodo vivió doblemente sus creaciones, ysi en alguno de los múltiples aspectos quecon ellas abarcaba, hubo excesos en cuanto a la realización, podía explicarlo el ímpetu vital del hombre.
Alcanzó aún Sacha Guitry, en su plenitud -que se extendió generosamentedesde la anteguerra hasta días vecinos alos actuales-, esa etapa del teatro francés en la cual los autores volvían con fre-
. cuel1(~ia los ojos hacia los personajes demay<ot relieve en el pasado. Sacha Guitry- "rico en matices y recursos"
una amplia zona, que iba del campo dela historia al científico, a través de la música y la literatura.
Sus miradas se fijaron sucesivamente,para revivirlos, en los rasgos de algunoshéroes y artistas, y en aquellos.de quien,no menos heroico, se destacó por su tenacidad y su penetración, en la conquista derealidades científicas trascendentes.
De ese modo, antes de ir -con su padre como intérprete- al encuentro dePasteur, resucitó en la escena a algunode los literatos, como Jean de La Fontaine, y a un músico: Mozart, para sermás tarde el realizador de Historia'S deFrancia, y el animador, en la pantalla, deuna sombra caduca: la del mayor de losLuises.
El comediógrafo que, 'como el dramaturgo, pensaba no sólo en los espectadores -y las espectadoras- de Francia sino en un vasto público integrado, cadanoche, por gente de diversas latitudes, recorrió casi todos los caminos de la comedia, de la grave a la festiva.
En ésta, sin pretender llegar al dominio,en lo cómico, de un amo de las situacionescomo Tristán Bernard, rival sin rencillas,anduvo por todas las sendas en que suspies se sentían más seguros, antes de lainmovilidad injusta.
Dentro del triángulo habitual en la escena parisiense -cuyas artistas suavizaba a veces, no obstante las audacias desus monólogos que llegaron a hacer brotar el rubor bajo los afeites- se situó indistintamente en cada uno de los ángulosopuestos, sin preferir aquel que resultaríamás favorable para su orgullo masculino.
Como director y guía de tribu teatralcosmopolita, acogió con frecuencia elementos extraños -alguno, de origen español- que ponían en sus actuaciones eltoque exótico, el pintoresquismo propiodel "meteco" desdeñado por otras empresas y oompañías menos eclécticas que lasuya.
Fiel a una tradición que ilustró en susorígenes aquel Jean Baptiste Poquelin,llamado más tarde Moliere, combinó susamores con el arte escénico, y de cada esposa con aptitudes de actri~ -o viceversa- hizo la figura femenma central delos conjuntos que él encabezaba.
Así fue, hasta el último día de su vidade intérprete, el amante afortunado, almenos en apariencia, que en la melancolíadel otoño -que, a los demás, parecería invierno- aún encontró apoyo firme, aimagen del Hefestos mitológico, en la áurea hermosura, para dar con decisión lospasos finales.
Próximo a su ocaso, el comediante eratodavía eje de aquel teatrito con butacasafelpadas, cuidadosamente cubiertas al finalizar la función, como un ajuar de provincia, y uno de los actores que debía conocer e! viajero curioso, al recorrer la capital de Francia.
Allí aparecía, dentro del marco de lasexhumaciones de su repertorio preferido,el primer actor -arrogante, bajo el increíble peso de casi tres cuartos de siglo- quefraseaba siempre con claridad, aun en losmomentos en que su voz llegaba al susurro, al murmurar en el oído de la amadauna frase de ternura.
Cráneo vigoroso, de ág.ui1a real, dominaba al público: la mirada vítrea de lososcuros ojos, en contraste con las mejillas que, a pesar del diestro maquillaje,
oRTSACHA GUITRYDESAPARECE
pusiese en práctica. Darius' Milhauet, dechado de despreocupación, lo llevó en seguida al extremo: un abigarramiento detonalidades tal, que es como un positivoatonalismo, es decir, lo contrario en principio del politonalisl11o, algo semejante,en fin, a ese blanco grisáceo producidoen el disco de N ewton por la fusión delos siete colores del espectro. Pero elpolitonalismo se salva con un Manuelde Falla, al subordinar las diversas tonalidades simultáneas a una principal,radical, generadora, que es la del bajo,la coal justifica o legitima a las demássegún las leyes de la resonancia natural.
He ahí, pues, a la luz de esos hechos,cómo lo que parece más revolucionario-por insólito- no es a veces sino frutode una sumisión fatalista a determinadacorriente natural. Mientras que una actitud de reacción -parada o retrocesopuede equivaler a toda una revolución.En último término, la historia de la música, como la historia en general, depende en gran part(l de la voluntad delhombre.
Por Francisco MONTERDE
Por ello, entre las reconocidas vanidades de! autor y actor de teatro y cine, delas que tanto hablaban sus compañeros-y él supo alimentar las murmuraciones,con abundantes, regocijadas anécdotas-,nunca existió la de insistir en mostrarsea los espectadores con inalterable fisonomía.
El acervo del dramaturgo -y del autor de argumentos cinematográficos, enla etapa final de su existencia- abarcó
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JDLES DASSIN: RIFIFI, SOFOCLES y PARISPor Alain LIPKES
Dassin y R. Manuel preparan el atraco de Rififi
miento de Jo estrictamente humano r.ebasa cualquier técnica. Al contacto de lavida, el realizador se ha impregnado deuna visión del mundo que no deja nadaél la fantasía, a la improvisación. Llamérnosle un vago por sus andanzas, pero unvago activo que ha visto cómo se muere,y cómo se ama.
-Si filmé mi primera película, un corto metraje, según un cuento de EdgarPoe: "El corazón revelador". Despuéshubo algo que se llamó "Agente nazi" conConrad Veidt, y varias realizaciones humorísticas como por ejemplo "Los asun-tos de Marta", mi película preferida junto con "El que debe morir". La filmé aprincipios de la guerra con un presupuesto insignificante y en 18 días. Hay muchode Lubitsch en ella. "El fantasma deCanterville" vino más tarde pero no amerita comentarios, ya que sólo acabé loempezado por N arman McLeod. De todos modos creo haber encontrado ahí miverdadera ruta.
Sus ojos límpidos se abren y se cierranrápidamente. Un teléfono verde recogelas primeras noticias de esta noche parisina. Allá las mesitas se cubren de platos olorosos. "j Hola guapas!"
-Pero, ¿ por qué diablos, entonces novolvió a filmar película de este género?
-Porque tuve la desgracia de dirigir"Nakel City" , y de cosechar el título derealista.
"La ciudad desnuda", el primer golpede Dassin; técnicamente, por las dificultades de filmar en las calles de NuevaYork, la elogiaron. Pero eso no fue todo:hubo constantemente aquel estado de gracia, aquel momento intuitivo, que lograbareunir en una misma imagen el punto devista del técnico y del artista en un equilibrio perfecto. Las palabras neo-realismo y neo-verismo no tienen valor alguno
- con él, para tratar de catalogar su aportación a la pantalla. Trata Dassin de traducir las sensaciones que le producen loscuadros de la vida cotidiana. Y la labordel director parece borrarse tácitamentedetrás de la composición vigorosa, detrásde la acción, lo que, claro, le da un relieve inusitado, una soltura sin par.
-¿ Cuál es su plan de trabajo?-Medito minuciosamente las posibili-
dades de cada toma. Es casi una tortura.Pero no consigo por lo general decidirmehasta tener frente alojo de la cámara losadores, o más bien seres humanos roe1eados de sus accesorios de trabajo, aml'ientados. Me muevo por supuesto conmayor agilidad en exteriores. Necesito
EN1
Alfred Hitchcock y Jules Dassin
imaginaclOn le llevaba al país libre de lafantasia, en el que sólo pudo aproximarse a
apoleón Bonaparte en su postrer fracaso.A pesar de éste, a pesar de los exce
sos y vanidades -que sólo venían a seruna confirmación de su valor humano-,Sacha Guitry dejó sin duda en el recuerdo de quienes alguna vez le vieron actuar,la convicción de que se hallaban en presencia de un verdadero actor, rico en matices y recu rsos.
La grabadora se para un instante. Losvasos se. llenan. Del bar contiguo se desprenden Jean Renoir y Leslie Caron enbusca de silencio.
-¿ Cuándo comenzó usted a escribir?-Encontré un día un productor que
me pidió que le escribiera por 50 dólaresun argumento radiofónico. El asunto quele llevé le gustó y volví a escribir varias
veces, adaptando en particular "El abrigo", de Gogol.
-¿ y el cine?-Había yo montado una obra en Nue-
va York. No _recuerdo mayor fracaso.Pero me propusieron en seguida una estancia en Hollywood en calidad de observador. Tampoco recuerdo dinero ganadomás fácilmente. Me quedé seis meses yJuego ...
-¿ y luego?~lVIe dieron las gracias. Le diré que
me había impresionado mucho el cineruso de aquel entonces. Dóvjenko, Poudóvkine, Eisenstein, Nicolas, Ekk, Vasílief lo eran todo para mÍ.
-¿ Pe¡'o 110 hubo en todo Hollywood,(luién in flu yera ... ?
-Sí. Kanin e Hitchcack. . Hitchcocksobre todo. Con él hice mi aprendizaje.Comíamos jUl1tos y acostumbraba cubrirel mantel con dibujos de las próximastomas. Pero no se apremIe a dominar unoficio c n sólo frecuentar un maestrohay que ver también el resultado de su~conocimientos plasmados en algo ...
El hombre es sencillo, amable, acogedor, por no decir inteligente. Su conoci-
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dejaban percibir las huellas de los decenios. Su rostro era ya como una expresivamásc.ara de Indonesia.
El escritor, ensayista y poeta -que enaños recientes aún fatigaba las prensas,para dar a sus versos caprichosos estuches- pretendía escaparse de la prisiónen que le encarceló su mal, con esas evasiones.
Encadenado a su sillón de enfermo, la
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SON LAS DIEZ de la noche en un Paríscaluroso. Siluetas medio desvestidas inundan en un vaivén mecánico
el apacible escenario del "Rond-point";se paran de repente, atraídas por un periódico desplegado, por un perfume desconocido; se sonríen. Alli va... ella!¿ Sería ... ? Pero ya desaparece tras elbiombo dormido de los árboles. j Un momento! Ca rreras, silbatos, y chirridos acaban delante de una escalera elíptica al final de la cual se despliega un mundo deesencias, de media luz, de cuchicheos ...
-¿ No sería su última película, "El quedebe morir", la marca de una evolución,el pasaje de un estilo realista a un estiloépico?
El rostro interrogado se arruga momentáneamente con esta sonrisa irónicaque tienen las figuras yacientes de los sarcófagos etruscos.
-Sentí en mí algo superior al instinto,rosiblemente por el respeto que le tengoa la obra original de Kazantzaki. Es ungriego, y más que un griego, un cretense.El cretense siente y ve cosas heroicas.No ve un cerro sino un monte; y mi personal admiración por la tragedia griegame llevó a comulgar en esta película conSófocles y Euripides. Tal vez no haya hecho más que teatro, y claro, teatro filmado, pero experimenté una gran alegríaal poder plantear un problema lo suficientemente tremendo para originar imágenes de suma videncia.
-Hablemos, pues, Jules Dassin, de suformación teatral, en los Estados Unidos.
Pasan bandejas cargadas con Ecores.Surgen caras curiosas y conocidas. Se instalan por grupos. Se espían.
-Desde niño supe que iba a desarrollarme a t¡-avés del teatro. Empecé a losseis años, haciendo en la escuela el papelde un árbol de navidad. Más adelante logré juntarme con el teatro yiddish, "Artef". Por un espacio de siete años estuveactuando, y a la par. acomodando al público o vendiendo programas, cuando erapreciso hacerlo. Al cumplir los 18 años.empecé a trabajar en un hotc1, y durantelos períodos de vacaciones. se detenían undía o dos compañías teatrales, a las cualestenía yo que atender en la mesa y tambiéndirigir en sus ensayos.
Pero mi concepto de dirección no eraaún bien claró, ya que a los 21 años emprendí por Europa un viaje maravillo 0,
cama vagabundo.